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publicacin quincenal www.lajiribilla.cu www.lajiribilla.cubaweb.cu 2 4 200 5 MARZO Ilustración: David & Sarmiento James D. Cockcroft EE.UU. ay una dialéctica de poder y debilidad en el imperialismo estadounidense. El poder mi- litar es innegable, pero hay debilidades estructurales. Estas vulnerabilidades son económicas, polí- ticas y aun militares, fácilmente vistas en Iraq con la compleja resistencia del pueblo iraquí y en el crecimiento desigual, pero combinado, de los movimientos sociales y antiguerra en América Latina y otras partes del mundo. De- bido al fracaso del neoliberalismo y a las nubes que se extienden por el horizonte de la crisis económica mundial, el capitalismo con- temporáneo refuerza todas las formas posi- bles de jerarquización y, de manera más obvia, las que se basan en el género y la raza. Busca una «solución final» a sus problemas de la forma más jerarquizada existente, es decir, la militar. Bajo el mando del presidente Bush y sus consejeros y amigos, el imperialismo confron- ta la crisis de su propia legitimidad y la de su ideología de globalización neoliberal o glo- bocolonización, no solo con una respues- ta militar, sino con un complejo de tácticas sofisticadas. Es verdad que hay un fortaleci- miento de poder de los ultraneoconservado- res en posiciones clave del gobierno; escalada en el uso o amenaza de fuerza, Guantanami- zación y AbuGraibización para quienes se opongan, incluyendo la autorización de tor- tura en una orden enviada a las tropas en Iraq por Bush, según un documento del 19 de mayo de 2004 hecho público por el FBI. Con- tinúa una militarización y una represión y cri- minalización de los movimientos sociales y voces de protesta. (…) Sin embargo, hay señales de un crecimien- to en la resistencia de los pueblos contra el súper poder, no solamente en América Latina, sino también en otras partes del mundo. Por ejemplo, las amenazas imperialistas han re- sultado en una nueva alianza entre Siria e Irán apoyada por Rusia. H continúa en la página 10 Entrevista con Vicente Battista Sergio Vitier sobre Donde vive la mœsica Korda y el Che Ojo con lo que nos quieren quitar Aurelio Alonso

yelChe - epoca2.lajiribilla.cuepoca2.lajiribilla.cu/pdf/jiripapel/Jiribilla42.pdf · ... quien era uno de los escritores que ... España publico Como tanta gente que anda por ahí

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� publicación quincenal � www.lajiribilla.cuwww.lajiribilla.cubaweb.cu

242005

MARZO

Ilustración: David & Sarmiento

James D. CockcroftEE.UU.

ay una dialéctica de poder ydebilidad en el imperialismoestadounidense. El poder mi-litar es innegable, pero haydebilidades estructurales.

Estas vulnerabilidades son económicas, polí-ticas y aun militares, fácilmente vistas en Iraqcon la compleja resistencia del pueblo iraquí yen el crecimiento desigual, pero combinado,de los movimientos sociales y antiguerra enAmérica Latina y otras partes del mundo. De-bido al fracaso del neoliberalismo y a lasnubes que se extienden por el horizonte de lacrisis económica mundial, el capitalismo con-temporáneo refuerza todas las formas posi-bles de jerarquización y, de manera más obvia,las que se basan en el género y la raza. Buscauna «solución final» a sus problemas de laforma más jerarquizada existente, es decir, lamilitar.

Bajo el mando del presidente Bush y susconsejeros y amigos, el imperialismo confron-ta la crisis de su propia legitimidad y la de suideología de globalización neoliberal o glo-bocolonización, no solo con una respues-ta militar, sino con un complejo de tácticassofisticadas. Es verdad que hay un fortaleci-miento de poder de los ultraneoconservado-res en posiciones clave del gobierno; escaladaen el uso o amenaza de fuerza, Guantanami-zación y AbuGraibización para quienes seopongan, incluyendo la autorización de tor-tura en una orden enviada a las tropas en Iraqpor Bush, según un documento del 19 demayo de 2004 hecho público por el FBI. Con-tinúa una militarización y una represión y cri-minalización de los movimientos sociales yvoces de protesta. (…)

Sin embargo, hay señales de un crecimien-to en la resistencia de los pueblos contra elsúper poder, no solamente en América Latina,sino también en otras partes del mundo. Porejemplo, las amenazas imperialistas han re-sultado en una nueva alianza entre Siria e Iránapoyada por Rusia.

H

continúa en la página 10

Entrevista con

VicenteBattista

Sergio Vitier

sobreDondevive la música

Kordayel Che

Ojo con lo quenos quierenquitarAurelio Alonso

l argentino Vicente Battista no es solo un hombrede pipa en mano. Es un periodista y, sobre todo,un excelente escritor; el autor de Gutiérrez, asecas, título que, desde su presentación en laXIV Feria Internacional del Libro, se ha converti-

do en un suceso en la Isla, dio una mirada a su vida y su quehacerprofesional. Trajo de vuelta los días del exilio, sus primerasnovelas, su mención Casa de las Américas con Los muertos ynos regaló su mirada entrañable hacia Cuba: «La Habana esbella, recalcó, y yo soy un ortodoxo de la Revolución».

Vicente, usted fue fundador de la revista Nuevos aires enArgentina. ¿Resultaron ciertamente nuevos los aires? Nuevos aires nos la habíamos planteado como una revistacultural con Mario Goloboff, el otro fundador; pero la situa-ción política de Argentina nos obligó a ir cambiando su perfily a conducirla hacia un pensamiento crítico. Allí aparecieron elDiario de Inti Peredo, la guerrilla en toda su magnitud, y muchosotros temas, aunque siempre desde una perspectiva marxis-ta... Estuvo saliendo hasta que tuve que marcharme para España.Mario se fue para Francia.

¿Está hablando del 73, cuando se exilió? Efectivamente, y la causa fue Nuevos aires. Les molestaba el

tópico Cuba, que se abordaba con frecuencia. Recuerdo tambiénque cuando el triunfo de Allende se presentó el artículo «Laotra cara de La Moneda». Así que comenzaron a venir visitasextrañas a mi departamento (en la publicación aparecía mi di-rección particular). En Buenos Aires había que estar muy biencon el encargado, porque se te acercaba y te decía: «estuvoalguien a preguntar por usted». Andaba buscando informa-ción. La cosa se puso muy pesada. Había que irse.

Por aquel entonces, yo había realizado el guión de La familiaunida esperando la llegada de Hallewyn, película que ganó elGran Premio del Festival Internacional de Manheimm, Alemania.El director estaba allá, y luego bajó a Barcelona con muchafama, así que me convidó a que me le uniera.

Usted no ha abandonado del todo el periodismo...

En mi país sucede como en casi todas las partesdel mundo, que difícilmente se puede vivir de laliteratura, aun cuando salga un libro que tenga éxito.

Cuando gané el premio Planeta en 1995, con Sucesos argenti-nos, se comerciaron 10 mil ejemplares, pero lo que recibessolo alcanza para vivir unos meses. Por tanto, los escritores noslas arreglamos haciendo talleres, impartiendo cursos y reali-zando trabajos periodísticos.

Si bien ambas profesiones emplean la palabra como ins-trumento, en mi caso se hace un corte esencial. Si un editorquiere contratarme poniendo condiciones sobre el número depáginas y el tiempo de término, no lo acepto, porque no puedohacer literatura por encargo; en cambio, si me llama un editorpara que haga una nota sobre los argentinos que se volvieronlocos por la llegada de extraterrestres, por ejemplo, me acomo-do a sus exigencias, si me conviene. Para mí, el periodismo esun medio de vida; y la literatura, un modo de vida. Yo piensoconstantemente en la literatura. Jamás en el periodismo, contodo el respeto que le tengo a esa labor.

Los muertos, su primer libro, tuvo la «suerte» de ganar una

mención en Casa de las Américas. ¿Qué significó ese reconoci-miento?

Vamos a contextualizarnos. Estaba en El escarabajo de oroy tenía 26 ó 27 años, cuando envié el volumen a Cuba. Nuncahe podido olvidar el momento en que recibí la carta de la Casade las Américas, firmada por Haydée Santamaría —todavía laconservo—, donde decía: su libro ha obtenido una mención.Fue grandioso, sobre todo en un momento en que Cuba esta-ba prohibida. Mi triunfo era un galletazo.

Los premios literarios casi siempre están amañados, peroyo desconocía a los miembros del jurado. Con el tiempo meenteré de que en él se encontraba Mario Benedetti. Alguien

leyó Los muertos y lo consideró premiable. Imagínate, mi primerlibro... Ese reconocimiento tiene su historia. En aquella época,estaba muy cerca de un hombre maravilloso, Leopoldo Marechal,quien ya pasaba los 50, pero era tan sabio como Thiago deMello. Y él, como viajaba a Cuba pues era jurado de novela, mepidió el libro para traerlo, solo que yo había enviado el originala Suiza. No obstante, insistió y mi mujer, Gloria, se encargó demecanografiar una copia. Un día, después del Premio, fuimosa visitar a Dalmiro Sáenz, quien era uno de los escritores queevaluaron los cuentos, para que me relatara sobre Cuba y mecomentó: «con tu libro pasó una cosa curiosa. Había una solacopia, la cual fue circulando entre todos», es decir, que estabapara ganar, porque de lo contrario nadie, posiblemente, sehubiera fijado en Los muertos.

Usted hizo el guión de un filme, ¿por qué no más cine? Con el cine me ocurre igual que con el teatro. Terminando

las chicas el período escolar el 15 junio del 84, el primero dejulio ya yo estaba en Argentina. Para bien, ubican al frente delCentro Cultural San Martín a Javier Torre, escritor y director decine, quien era joven y muy abierto a todas las tendencias,excepto al fascismo.

Él me llamó un día por teléfono para decirme que queríamontar una obra mía. Yo le agradecí, pero le expliqué que notenía ninguna, y entonces me soltó simplemente: ¡escríbela!Por eso hice Dos almas en el mundo, una pieza con dos muje-res. Se estrenó y estuvo seis meses en cartelera, con un éxitotremendo. ¿Por qué todo esto? Porque yo escribo cuentos ynovelas y termino publicándolos. Y en el caso del teatro y el cineme ocupo si me lo piden, máxime cuando no soy dramaturgo.

Su primera novela no aparece hasta el 84... En realidad, yo me voy de Argentina con un libro de cuentos,

Los muertos, otro que se titula Esta noche reunión en casa y enEspaña publico Como tanta gente que anda por ahí. Luego mepuse en función de mi primera novela: El libro de todos losengaños, que iba a ser contratada por la Editorial Bruguera, lacual entró en una crisis económica. Sin embargo, como suhomóloga en Argentina era independiente, asumió los origi-nales de los autores argentinos.

E

José LuisEstradaBetancourtCuba

La literatura,mi modo de vida

Ilustración: Sarmiento

A○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○

lguna ventaja tiene que algunosamigos sean personas públicas.Siempre he tenido en cuentaque la agradable, simpática,dulce Pura Ortiz nació, como

yo, bajo el signo de Piscis. Pero de no ser porla mención en el Noticiero, olvido la fecha, nohago la llamada, me pierdo la oportunidad derecordarle mi afecto. Tendría que adquirir lacostumbre de Tania, que cuenta con una fértilmemoria para los aniversarios de la gente alle-gada. La especialidad de mi mujer son los másjóvenes, esa hilera de primos que le han naci-do en Pinar del Río en los últimos tres lustros.

Purita —el diminutivo, porque su madre sellamó Pura y hasta tuve tiempo de conocer sueficaz sonrisa— acaba de cumplir 70 años. Unola menciona y piensa en un piano abierto, unasmanos seguras, un cantante cerca. Ha brilladoen la orquesta y en formatos más pequeños;en Cuba y en otras latitudes. En su casa delVedado, el piano sobresale espacial y mentalmen-te. Puede faltar algo, tal vez una silla esté pi-diendo reemplazo después de miles de visitas

y tertulias, pero las teclas están ahí y la dueñade casa no se hace demasiado de rogar paraejecutarlo. Recuerdo medianoches con danzashermosas, que aquietan los murmullos y hacencoincidir intereses diversos. Pero cada vez haymenos tiempo para los encuentros familiares.Pura debe partir hacia un ensayo, un recital,una gira. A la edad en que legalmente podríaacogerse al retiro, ella ha multiplicado la utili-dad de sus dedos y su alma. Siempre meproduce un vuelco en el corazón la forma, espe-cialmente deferente, con que el maestro LeoBrouwer la saluda al final de los conciertos.

Cuando la conocí amaba a un obrero delarga experiencia industrial y vital. Bromeabacon el hecho de que después de un gran actory un relevante artista plástico había preferidoponer los pies en el suelo. El consagrado in-térprete y su hijo, también teatrista, son visitafrecuente en su casa. Renecito de la Cruz dis-fruta —como pocos— de la elegancia, la noble-za de unos padres que insistieron en ser amigosdespués del amor de juventud, para beneficiodel retoño y de tantos amigos que hemos

De regreso a mi país en el 84, ya tenía dos novelas conclui-das: El libro... y Siroco, pero no deseaba que salieran al mismotiempo y que la gente pensara que soy muy prolífico, porqueno es la verdad. Por eso hay una diferencia de un año entre unay otra. Después vino un largo descanso, a pesar de que ibatomando vida El final de la calle (cuento), con el que me otor-garon el Premio Municipal de Literatura, que significó unsubsidio vitalicio. Por Editorial Emecé llega más tarde y nueva-mente Siroco, y yo publico Sucesos argentinos, hasta que en el2002 aparece Gutiérrez, a secas.

No obstante, aunque Siroco sale después, camina con mejor

pie que El libro... Siroco vio la luz en Francia por Éditions Le Mascaret, al

igual que Sucesos argentinos, que apareció con el título Letango de l’homme de paille (Éditions Gallimard), algo así comoEl tango del hombre de paja.

Vayamos a Gutiérrez, a secas, ¿cuánto tiene el protagonis-

ta de Vicente Battista? Gutiérrez es mi Mr. Hyde —por suerte, no lo despierto nunca

y no tengo la inyección que se ponía Jekyll. Fíjate, es un tipoamargado, no se ríe nunca, no tiene prácticamente sentimien-tos (al no ser hacia la electrónica y la computación). En fin, notenemos nada en común. Es un escritor que está pensando enhacer una novela que no va a terminar nunca; y mientras tanto,escribe por encargo. Ese antagonismo entre nosotros es loque me permite tomar distancia y verlo con mayor amplitud,para saber que es un personaje que puede funcionar.

Esta novela representó un desafío interesante. Con la an-terior, Sucesos argentinos, me rotularon de escritor policiaco.No tengo nada en contra de este género —de hecho me gustaleerlo y hasta imparto cursos sobre él—, pero no es así. Enton-ces, me propuse crear una historia que no se pudiera sindicar.Se me ocurrió la primera frase y la última, pero no sabía si setransformaría en una novela o un cuento. Finalizó convirtién-dose en Gutiérrez, a secas. El personaje tomó identidad propia, alpunto de que ni yo mismo sabía hacia dónde me iba a llevar.Opté por no emplear los pronombres, así que Gutiérrez sevuelve una especie de cantinela, pues se repite 1 756 veces. Enun inicio, el lector lo rechaza, pero luego termina sentándoseen él y cabalgando.

En Gutiérrez, a secas se muestra la relación escritor-co-rrector-editor. ¿Cuál es su visión sobre este vínculo?

Los correctores en Argentina son bastante cuidadosos. Elde Editorial Emecé me daba la novela corregida. Si había algúnerror de tipo gramatical, te ponían un cartel que rezaba: «sedebería decir así..., queda al criterio del autor». Sin embargo,por razones económicas, las editoriales prescinden cada vezmás de ellos, porque hay que pagarles. Los grandes diarios delpaís no tienen. Le piden al autor que presente la novela lista yte la dan después para que la revises, y punto. En cambio, enGutiérrez, a secas los convierto en figuras dantescas.

La novela ya se había publicado en Argentina y en España.En Cuba me sucedió de otro modo; envié el texto y al tiempome llegó un primer correo con algunas sugerencias y correc-ciones, al que le siguieron otros tantos. Te aseguro que en mivida me había encontrado con alguien que se leyera mi librocon tanto cuidado, pasión y rigor como lo hizo Isabel, la edito-ra, lo cual agradezco sobremanera.

¿Qué significa ser escritor en Argentina? De pronto, no ser nadie. Hasta no mucho —y yo soy un

hombre que va a cumplir 65— cuando iba a un hotel y mepreguntaban la profesión, ponía periodista, porque como es-critor me decían: «Sí, de acuerdo, pero de qué trabaja». Si yoquiero sacar una tarjeta de crédito tengo que demostrar misingresos. ¿Y el escritor cómo lo hace? Ojo, usted podrá sermuy famoso, muy leído; salir por televisión y por radio, pero enArgentina no se le da crédito a la fama, sino a su economía. Lagente piensa que uno la pasa de lo más bien, pero lo cierto esque trabajo muchísimo, solo que en lo que me gusta. A vecesme va bien y otras no tanto. Hubo una época en que el escritortenía una importancia esencial para la política del país. Cuandolos fascistas militares antisemitas de Francia atacaron a Dreyfus,Emile Zola escribe su célebre «Yo acuso» y eso crea un notableantecedente. Otra carta célebre, que pagó con su vida, es la deRodolfo Walsh a los militares argentinos, pero hoy en día, yaen democracia nuevamente, no importa lo que opine este oaquel escritor. Tendrá peso para el hecho político, mas lo inte-resante es el criterio de un economista o un empresario, perono de un intelectual. En EE.UU., por ejemplo, poco ayudó quela inteligencia demostrara el tipo que es Bush. Al final resultóelecto. No existe esa comunión que yo veo en Cuba entre elescritor y el lector.

Y sin embargo, usted insiste en ser escritor... Desde el primer día que me dediqué a la literatura, porque

me da gozo, me hace feliz; me siento bien. Tuve una época deestar con la justa. Los primeros años en España comía fideo

con margarina, porque no nos alcanzaba ni para la mantequi-lla. No obstante, de la misma manera que no me arrepentí deretornar a Argentina, no me arrepiento de elegir como modode vida a la literatura.

Después de Gutiérrez, a secas, ¿qué viene? Tengo una novela casi terminada, que está por publicarse y

tendrá cierto corte policial. Trata sobre un comisario muy po-pular que había en mi país y se llamaba Meneses. Y tengoentre manos otra, cuya idea surgió antes —lo aseguro— queMemorias de mis putas tristes, de García Márquez. Me desper-té una mañana y se me apareció esta frase: «La puta con la quedebuté se tuvo que haber muerto. Hoy tengo 65 años, ella mellevaba 20. Si no se murió está en un Geriátrico. He decididoencontrar a esa mujer». Y es un tipo que, sin ninguna razón,decide buscar a alguien de quien ya no recuerda ni el nombre.En realidad, esa es la excusa, pues lo que persigue es replan-tearse todo en el último momento de su vida.

Por otro lado, quisiera escribir una novela que esté conta-da en primera por el personaje; y en tercera persona por elautor, donde los dos lenguajes se vayan cruzando. Todo unjuego narrativo.

¿La Habana y su Feria Internacional del Libro? Antes había estado una semana en visita no oficial, hace

cuatro años. La Habana es bella y yo soy un ortodoxo de laRevolución. Desde 1959 se encendió ese faro y no ha dejadode alumbrarnos. Caminar por esta ciudad, ver a los cubanos,hablar con ellos, me da la esperanza de que no todo está per-dido y que vamos adelante. La Feria me parece algo increíble.Es imposible contarla a quien no la ve, hacerle entender esaconexión que hay entre el lector y el autor. Aquí el concepto decompañerismo está llevado a su expresión más profunda. Nolo dudes.

http://www.lajiribilla.cu/2005/n197_02/197_29.html

AmadodelPino

Cuba

podido compartir a la vez con Pura y con René.A los tres les quiero, pero debo aceptar que (apesar del amor nacional por el padre o el ejer-citado carisma del hijo) mi colega preferida entertulias, más o menos húmedas, ha sidosiempre Pura. Ella es un ser repleto de ingenio,de anécdotas y, aunque los temas afluyen concultura y variedad a su conversación, su diálo-go, como su vida, está centrado ejemplarmen-te en la música. La recuerdo en nuestra boda,eufórica y traviesa. Cuando le preguntaba cómose sentía, nos regalaba una mirada cómplicedentro del tumulto y se limitaba a exclamar—como los músicos para atacar el lugar exactode la partitura—: «¿Y...?». Lo demás era elhomenaje de su presencia, la oportunidad deverla como invitada después de haberla vistolucirse tantas veces como anfitriona. Y... nada,un estímulo, una advertencia, un empujoncitopara llegar con tanto Arte a los 70.

http:/ /www.laj i r ib i l la.cu/2005/n200_03/lacronica.html

puropiano

DONDEVIVE LAMÚSICA:

Un libro compuesto como una canción

n esta época en que se proclama el finde la Historia, la ausencia de identi-dad, el consumo desenfrenado y unmundo apoyado sobre valores en losque priman el egoísmo y el lucro, nos

alienta y conmueve la irrupción de este libro de Marta,donde se siente el pulso de la verdad y el misterioespiritual que atesora este grupo de grandes artistasde nuestra música popular.

Donde vive la música es un libro compuesto comosi fuera una canción de la autora, tiene esa síntesis,esa delicadeza y esa sabiduría. Creo que no pudierahaberlo escrito otra persona, por muy preparada queestuviera, ya que en él se conciertan la relación deamistad lograda por Marta a través de muchos añosde compartir la vida con estas personas, y el profundoconocimiento que tiene ella de ese difícil arte que esla música.

En este libro se manejan conceptos que trascien-den lo anecdótico. Conceptos sobre la continuidadde la cultura cubana. Expone cómo va evolucionandola canción cubana hasta nuestros días. Cómo va trans-formándose y enriqueciendo los planos armónico, me-lódico, rítmico, literario e interpretativo de la misma,así como aspectos relacionados con sus bases socia-les, su entorno y sus estamentos económicos y co-merciales. Pero que nadie se engañe: el testimoniodirecto de algunos de nuestros principales composi-tores e intérpretes y los análisis que de ellos hace lapropia autora logran que los aspectos conceptualesse deslicen de forma implícita e íntima, como unadescarga de feeling en la sala de una casa.

Vamos a presenciar en este libro desde el naci-miento de figuras espléndidas como Miriam Ramos yTeresita Fernández hasta los albores de Gema y Pavel,pasando por los viejos trovadores Rosendo Ruiz yGraciano Gómez para llegar a Silvio Rodríguez. Van aconocer a Doris de la Torre, esa flor oculta de nuestracanción, y en un periplo conmovedor oiremos tocar,hablar y pensar a nuestros entrañables Elena, JoséAntonio, César, el Niño Rivera, Frank Emilio, ElaO’Farrill, Urfé, Frank Domínguez, Ñico Rojas, VicenteGarrido, Arcaño, Enriqueta, Piloto y Vera... y otrosmuchos, para llegar con un nudo de sangre en lagarganta a la española Martirio.

Marta Valdés irrumpió en el mundo musical cu-bano por la puerta grande con su canción «Palabras»,muy joven, cuando la mayor parte de los protagonis-tas de este libro ya eran figuras consagradas.

Con los años, fue adquiriendo una cultura huma-nística y una preparación musical sólida, que le per-mitió abordar formas musicales de gran variedad ycomplejidad, para convertirse en una excepcionalcompositora e intérprete, que —sin perder su imbri-cación con lo más genuino de nuestra tradición po-pular— ha realizado aportes técnicos y estéticosnotables. Simplemente reseñar su obra sería motivopara otro trabajo, pero ella ha querido entregar el yopor el nosotros, y ese es el fiel que rige la concepciónde este libro.

Pero aun en contra de su voluntad, cuando lee-mos Donde vive la música, sentimos que todos losque ahí están han reconocido en ti, Marta, además dela amiga y compañera, a una referencia obligatoria enel quehacer de la música de nuestra América, porquetú perteneces a esa pléyade maravillosa de compo-sitores que, como Sindo Garay, Vicente Garrido,Chabuca Granda..., nos pertenece a todos los quecreemos que la música vive, y siempre vivirá donde túestés.

Palabras de presentación del libro Donde vive la música, de MartaValdés, en la XIV Feria Internacional del Libro de La Habana, febrero de2005.

http://www.lajiribilla.cu/2005/n201_03/201_37.html

E

Ilustración: Sarmiento

Sergio VitierCuba

los 21 años Marta Valdés escribió suprimera composición, el bolero «Pa-labras». Era 1955 y aunque eso quelos cronistas suelen llamar «el granpúblico» no tuviera apenas noticias

de la creciente pujanza del movimiento filin, ya estavertiente de la música cubana daba señales de noser el fruto de un arrebato festinado, sino la llamacada vez más amplia y persistente de una actitudhacia la canción que no se apaga como las aparato-sas flores exóticas.

A los once, Marta recibió las primeras nociones de guitarra,cuatro años más tarde integra un trío bajo la dirección de LasHermanas Lago y participa en coros bajo la dirección de CucaRivero. A partir de sus modestas posibilidades, hay en ella muypronto el interés por cultivar esa pasión por la canción, que pudopercibir en la misma pubertad, pero sin duda, es por definiciónuna artista popular. Concepto que su trayectoria posterior hacontribuido a dignificar. El artista de fuerza natural para brindar losuyo, nunca desperdicia la oportunidad para alimentar los donescreativos que le han sido dados.

En cuanto pudo entrar en contacto con los pioneros del filin,se dio cuenta de que estos a quien les profesaba el mayor respeto,eran sus cómplices, lo que la impulsa a componer y a cantar en losespacios que se fueron abriendo.

Dueña ya de la certidumbre de que su sino era el filin dentro denuestra música, Marta arbola sus intrincadas armonías con la saviade la más antigua canción nuestra, las sonoridades que inmedia-tamente le preceden y un empeño por descubrir el misterio de losacordes de los días por venir.

Se cierra el círculo de su ya infaltable obra con la lírica de suscanciones. Nadie ignora que uno de los más conocidos aportesdel filin a la cancionística cubana, es el cuidado de los textos. Lapreocupación por dar la ilusión de la conversación íntima. Sin darlugar a la frase almibarada o a los términos desalmados, Marta,que comenzó a tocar la guitarra justo para poder cantar — segu-ramente algunas canciones de los «muchachos del feeling»—,tomó en cuenta esa propuesta artística. Y a partir de ella, ya inmer-sa en las transformaciones totales que se operan a partir de 1959,logra una expresión poética muy suya. Canciones de esa arquitec-tura bella y difícil en el plano musical, se resuelven en letras queson la metáfora de las más sencillas conversaciones, muy posiblementeescuchadas en cualquier calle, como fragmentos de la pequeñavida importante de la gente de a pie, que somos casi todos.

Es importante comentar, para que se enteren los menores deedad o los adultos distraídos, que ella, además de poder decir dela manera más cautivadora sus canciones ha tenido la posibilidadde escucharlas en muchas de nuestras más altas voces: FernandoÁlvarez, Vicentico Valdés, Elena Burke, Miriam Ramos, SaraGonzález y en la década del 90 del siglo pasado, importantesmúsicos españoles como Chano Domínguez, Martirio y RaúlRodríguez, se han interesado en su importante catálogo y hanestado juntos trabajando.

Sin embargo, pienso que tan importante como su difusión enotras tierras y las recopilaciones de los álbumes con su obra, es lalección de vitalidad que Marta Valdés nos está brindando ahora mismo.Yo dijera, obligándonos con su ejemplo, a defender desde el terrenode la sencillez el edificio de la cultura cubana, para lo cual no valesentarse a escuchar en las respetables grabaciones del pasado, aquellascanciones hechas hace muchos años. Hay que estar prestos, me pare-ce escucharle a la autora de «Hay todavía una canción», a interpretar-las como nuevas y desde la energía que nos dejen sembrada,soltar al viento las canciones que apunten sus luces a los cami-nos venideros, bajo el amparo de la espiritualidad de los mejo-res guardianes de la Isla.

http://www.lajiribilla.cu/2005/n201_03/201_35.html

BladimirZamoraCéspedes

Cuba

Ilustración: Raupa

Dueña ya de lacertidumbre de

que su sino era elfilin dentro denuestra música,

Marta arbola susintrincadas

armonías con lasavia de la másantigua canción

nuestra.

INXILIOSomienzo estas líneas invitandoal lector para que me acompa-ñe a meditar sobre la palabraque le da título al artículo. Enel que intento acercarme a la

etimología imposible de un vocablo com-pletamente inventado, en esa sonora sole-dad donde todo creador es como una suertede Penélope, condenado a hilvanar y deshil-vanar infinitamente su propio lenguaje, delmismo modo que la reina de Ítaca, segúnnos cuenta La Odisea, lo hacía cada nochecon su tela mientras escrutaba con incerti-dumbre el oscuro horizonte mediterráneo.

No son casuales los referentes mitológi-cos a los que acudo, para con ellos no soloexpresar la virtud que hay en la fidelidad quetodo creador les debe a las palabras, sino alas virtudes mucho menos reconocidas, dela paciencia y la perseverancia. Penélope nosolo fue virtuosa gracias a la lealtad demos-trada a su esposo, el astuto Ulises, mientrasfuera de sus aposentos rondaban promis-cuos los príncipes pretendientes, lo fuetambién gracias a la paciencia más esmera-da. Y del mismo modo que la reina en lasnoches de su soledad deshebraba agujas,cada autor tiene que enhebrar cada día lapalabra: la hembra más fiel y avasalladorade su expresión.

Así estamos ante la palabra Inxilios. Es-crita en plural porque son varios. Cada unode nosotros puede tener, si lo busca o así loprefiere, su propio inxilio personal, delmismo modo que abundan las glorias y losinfiernos particulares.

Cada comunidad latina ha tenido, aquíen Norteamérica, su propio modo de asumirsu presencia nacional. Su propia idea de laasimilación y la adaptación. Su particularísi-ma resistencia. Pero, no es a ese vasto exiliohistórico y social al que quiero referirme hoy.Hablo de otra soledad y de otros exilios. Elexilio que algunos pensadores contemporá-neos han llamado el exilio interior. El exiliodonde se refugia nuestra asediada subjeti-vidad individual. Por ende, el más humano ylimitado de todos los exilios: el íntimo y ado-lorido exilio de nuestra conciencia. En fin, elInxilio.

Singular exilio, mas no por ello carentede vínculos con el exilio populoso, cotidia-no y difícil en el cual vivimos la mayoría delos hispanos en ciudades como Nueva York,Los Ángeles, Chicago, Miami...

El irlandés Jame Joyce acostumbraba adecir que existía un exilio económico y otroespiritual. En mi más reciente artículo yoagregaba: ambos exilios son correlativos.Por lo demás, el debate entre si somos loshispanos en los EE.UU. exiliados o inmigran-tes no pasa de ser en el fondo un debatesemántico. Porque lo importante sería llegaralguna vez a definir qué es lo que realmen-te somos, más allá del debate sobre el signi-ficado de cualquier vocablo en uso.

Conversando un día con una escritoradominicana volvimos al símil de Penélopede Ítaca, y mi amiga inteligentemente mecomentaba: en América Latina hay, y hubo,infinidad de Penélopes. El largo período deLa Conquista dejó a muchas de nosotras pa-radas en el balcón por donde vimos un día

partir a los esposos rumbo a TierraFirme. En los tempranos siglos XVIy XVII nacía así, entre nosotros, lasoledad histórica de la mujer

antillana, latinoamericana. Y con ella que-daba culturalmente abierto en América el es-pacio interior donde puede solazarse nuestraíntima subjetividad. Es que para mí resultainsoslayable la raíz femenina de toda subje-tividad. En ella es que radica el Yin original yperpetuo de cualquier inxiliada soledad.

Uno de los más grandes problemas quele tocará resolver con justicia al siglo querecién acaba de comenzar, es el de las grandesmasas migratorias que se desplazan desorgani-zadamente desde el sur, buscando comometa países de mucho mayor desarrollo eco-nómico situados generalmente al norte. Unproblema, que aunque universal y milenarioreviste en la actualidad connotaciones muyespeciales. Los exilios del mundo portan entodas partes una ineludible raíz socioeco-nómica. Cada comunidad inmigrante es unapoblación extrañada de sí misma, la cualdebe aprender a sobrevivir en el complejoborder line en los que pueden coincidir laasimilación aculturalizada de los valores queles impone la nación extranjera, en la quehan alcanzado nuevo domicilio, y la búsque-da allí, no necesariamente fallida, de unaprogresiva estabilidad económica.

No obstante, lo que hay en nosotros deinxiliados aunque puede ser concreta expre-sión de una problemática histórica que nosasalta en nuestra frágil individualidad, es, ala vez, del todo correlativa a la particular con-dición existencial de cada cual. Cuando elescritor franco-argelino, Albert Camus, pu-blicó en 1942 El extranjero estaba creandolos antecedentes literarios que narran la inadap-tación cultural. Camus creó con su obra unpostulado existencial el cual no es para nadatransitorio. Ser extranjero es una postula-ción radical imposible de negociar en nin-guna de las cancillerías del planeta. Serextranjero, aunque es, como hemos dicho,una circunstancia cultural que puede muybien aludir a un exilio real, define muchomás una condición psicológica, una carac-terística intrínseca de nuestro espíritu, queel simple hecho de no haber nacido y nohaber sido educado en el país donde se vive.Ser extranjero no es un atributo accidentaldel ser humano, es por el contrario, una rea-lidad axial de la existencia que describe elhecho de no poder pertenecer a ninguna parte.Se es extranjero como se es judío.

Mas regresando de nuevo a la palabramisma, Inxilio pudiera ser traducido delmismo modo que se entiende en inglés elvocablo «incide» con su sufijo in. Haciadentro, en el interior. Pues obviamente lapalabra inxilio es un término aculturado. Escasi un anglicismo más, creado por el ociode algún intelectual inmigrante. Debo ad-mitir que el término no es de creación mía.Lo pude ver alguna vez citado en El NuevoHerald por una crítica de arte de paso. En LaHabana me aseguran que fue creado allí.Inxilio a domicilio. Inxilio dentro del exilio.Escritor exiliado de su propio exilio. Exiliadoen sí mismo. Acuclillado en el rincón de suinxiliada autoconciencia. Exiliado en el insidede myself.

Algo ha fracasado en todos los exilios.Algo incluso fracasa siempre en el soterradointerior de nuestra conciencia. Cuando el fi-lósofo español Ortega y Gaset quiso expli-carnos, en unos de sus mejores libros, elconcepto de modernidad, la tradujo al len-guaje de la historia como pérdida progresiva de

legitimidad. Han existido varios momentosde la historia en que el hombre ha sido con-temporáneo de su propia modernidad, desu propia deslegitimidad. La encontramosen la época de la diáspora helenística, y laencontramos en el período final del ImperioRomano de Occidente. Esos dos anterioresmomentos —pudieron existir otros— hansido correlativos a una gran crisis civilizato-ria, que en el orden espiritual sacudía a lasinstituciones culturales y religiosas, y en elorden humano provocaba una enorme dis-persión social, la cual ponía en entredichoel sentido de la vida y el papel del individuoen la comunidad. En ambos momentos seasistió a oleadas migratorias y a la constante in-teracción, muchas veces traumática, de disí-miles culturas.

En la época actual el llamado inxilio nuestrode cada día conforma una entidad nada es-peculativa porque parte de la vívida expe-riencia de un exilio real. Máxime un exiliotan singular como el de los EE.UU. Un paísdonde ni siquiera se puede ser consideradoun extranjero. Lo que sería un término sepa-rativo y a la vez compensativo, ya que seríacomo delimitar y a la vez reconocer una sin-gularidad real en cada inmigrante. Por elcontrario, el término inmigrante estandari-za. Niega paradójicamente toda singularidadreal: el de ser alguien que esencialmente noes de aquí. El término inmigrante busca im-plicarnos en una concepción globalizada delo que muchas veces no somos o no quere-mos ni necesitamos ser.

Y desde esa macroconcepción se impo-nen gustos, apetencias y razones para expli-car por qué estamos aquí. Pues esamacroconcepción sabe operar como unaimperativa ideología silente. Cada inmigran-te se convierte así en la práctica, en activoexpositor de supuestas verdades pasteuri-zadas. Cualquier argumentación de pesofrente a esto no puede ser tomada en cuenta.Entre otras cosas porque no hay tiempo.

Para decirlo con palabras de Albert Camuspero, haciéndolas extensivas a nuestra con-temporánea y dolorosa modernidad: «Si unhombre fracasa en conciliar la justicia y lalibertad, fracasa en todo».

Para casi finalizar este artículo: El inxilio,como toda condición de la conciencia, presu-pone una medida propia del tiempo. En nuestrospaíses de origen, el tiempo y las mareas noesperan a nadie; sin embargo, aquí en losEE.UU. el tiempo posee para el inmigrante otraunidad de medida. No es que sea más corto omás rápido que el tiempo habitual, lo que enrealidad ocurre es que tiene otra forma demanifestarse en nuestras vidas. El Inxilio, comoel mundo, es ancho y ajeno. Y a quienes les hasido dado habitar su tiempo, oscilan dramáti-camente en él como quienes van, sin soluciónde continuidad, de la esperanza al cinismo.

El tiempo humano, el tiempo psicológi-co de todos los días, devino materia de re-flexión filosófica desde la época de losprimeros cristianos. Fue para ellos entendi-do como una intuición y una actitud de pa-ciente espera. De esperanzadora soledad quehabía que ir llenando de alguna forma. Eloficio del escritor que quiere habitar su len-guaje como se habitan las patrias originalesdel hombre, es uno de los tantos modos enque puede llenarse y colmar de esperanza alvacío existencial que muchas veces irrumpecon fuerza en nosotros. Por eso la intermi-nable tarea de desenhebrar y volver a enhebrarcada palabra, cada fijeza, cada humana per-severancia, siempre en pos de un sentido.En pos de la belleza que nos aporta el senti-do. Intentando aquel punto numinoso enque toda lengua, en que toda patria, se vuelvenhumanamente habitables, universales, únicas ydel todo concomitantes con otras patrias,con otras lenguas...

Exilio, inxilio, desenxilio, todos los exilios;cada inxilio, cada palabra, cada cuestión thisis the cuestion.

http://www.lajiribilla.cu/2005/n201_03/201_11.html

Julio PinoEE.UU.

Ilustración: Nelson Ponce

C

Los gobernantes norteamericanos, y mucho nos tememosque también los de muchos países, suelen recurrir com-

pulsivamente a las llamadas al patriotismo para lograrla adhesión ciudadana a sus decisiones por muy desca-belladas que sean. Con mucho acierto el norteamerica-

no Michael Parenti, con algo tan sencillo como el sentido común,desmonta todo ese discurso patriótico de justificación.

La primera pregunta que se plantea es; ¿qué significa amara nuestro país?, ¿amar sus paisajes?, ¿alguien conoce todoslos rincones?; ¿su cultura?, ¿todas las manifestaciones cultu-rales?; ¿su historia?, ¿también el genocidio de los indios?;¿sus habitantes?, ¿a todos los habitantes?

Es evidente que «si la prueba de patriotismo solo consiste enapoyar al líder siempre que este agite la bandera, entonces lo quetenemos es una forma de dictadura, pero no una democracia».

Parenti desmonta tópicos patrióticos como el de ese llama-miento desde el poder ser el Número Uno: «Ninguno de estoslíderes explicó nunca por qué es tan importante ser el NúmeroUno o el más grande ni qué supone realmente estar en lo altodel escalafón. ¿Qué rasgos específicos nos cualifican paraestar en esa posición? ¿En qué somos exactamente el NúmeroUno?». Puesto que EE.UU. no es el número uno en finanzas,herencia cultural, industria, comercio, cocina, Michael Parentillega a la conclusión de que son número uno en dos cosas:riqueza y poder militar. Para a continuación señalar que «nece-sitamos cuestionarnos por qué ser el Número Uno en capaci-dad de matar es una gran hazaña».

Sí tengo una discrepancia con el autor. Aunque afirma que«uno podría preguntarse por qué el apelativo América tieneque ser acaparado por alguien en particular», al final terminadeclarando que «en este libro yo aplico los términos América yamericano al referirme a los EE.UU. y a sus ciudadanos, porqueeste es el inevitable idioma nacionalista en el que me estoyexpresando». Un sofisma para apropiarse del gentilicio comúnde todos los pueblos americanos.

Pero el autor sí recuerda que EE.UU. sí es el Número Uno enciertas cosas que raramente mencionan sus líderes. Es el Nú-mero Uno en homicidios y muertes por armas de fuego, enpoblación recusa per cápita, en libertades bajo fianza, endesequilibrios comerciales y déficit presupuestario. NúmeroUno de todas las naciones industriales occidentales en núme-ro de preescolares que viven en la pobreza y en número depersonas que carecen de seguro médico. «Los EE.UU. tambiénson el Número Uno en granjas familiares que quiebran, encomida modificada genéticamente, en plantaciones que usanpesticidas y herbicidas y en cantidad de antibióticos y hormo-nas inyectadas al ganado», afirma Parenti. Y también entre lasnaciones industriales en «desigualdad de salarios y sueldos delos ejecutivos».

La utilización del patriotismo en este país provoca que «lasceremonias patrióticas son siempre para conmemorar la histo-ria militar de la nación más que la historia de su lucha por laigualdad político-económica, la paz y la justicia social». «Elmensaje es claro: patriotismo y militarismo van juntos. Unabandera en una mano, un arma en la otra; eso es lo que hace

grande a América; eso es lo que supuestamente nos hacelibres e independientes, seguros y prósperos». Con esa estra-tegia «cualquier crítica a lo militar corre el riesgo de ser conde-nada por antipatriota».

El discurso patriota también recurre a otros elementos pasio-nales como el deporte o la religión. Eso se refleja en la informa-ción olímpica, donde no se suelen mencionar a los ganadores demedallas si no son norteamericanos.

Con la religión los líderes norteamericanos hacen como conel militarismo, los no creyentes, al igual que los antimilitaristas,también corren el riesgo de ser tachados de «no-americanos».Por eso, dice Parenti, «todos los presidentes americanos que vana la guerra alistan a Dios en sus filas». El autor nos recuerda undiscurso de Bush el 27 de junio de 2003: «Dios me ha indicadoque ataque a Al Qaeda y yo lo he hecho, y después me ha dadoinstrucciones de atacar a Saddam, lo que también hice, y ahoraestoy resuelto a resolver el problema de Oriente Medio». «Ver-daderamente es una cadena de mando inquietante», remachaMichael Parenti. No parece que la patología visionaria se diferen-cie mucho de la de Bin Laden. «La idea de que los EE.UU. ha sidola nación señalada por Dios, la historia o el destino para jugar unpapel único y superior en el mundo, cogió fuerza pronto en nuestrahistoria como parte de la conciencia nacional», es la triste conclu-sión a la que llega el autor.

Esa visión mesiánica del patriotismo provoca que «como unaespecie de entidad suprema, la nación no conoce otra restricciónque la impuesta por sus propios deseos y su poder. La violenciamás despiadada —insoportable en la sociedad civil— se aplaudecomo heroísmo cuando se comete en nombre de la nación».

Parenti explica cómo la apelación al patriotismo puede des-pertar la más miserable de las reacciones humanas, la guerra.Para ello nos trae las elocuentes palabras del líder naziHermann Goering durante el juicio por crímenes de guerra enNuremberg: «Porque desde luego el pueblo no quiere la guerra:¿Por qué debería querer un pobre sujeto que trabaja en unaguerra arriesgar su vida en una guerra, cuando lo más quepuede conseguir en ella es volver a su granja de una pieza?Naturalmente la gente corriente no quiere una guerra; ni enRusia ni en Inglaterra ni en América ni por supuesto, enAlemania. Eso se entiende. Pero son los líderes los que deter-minan la política y siempre es un asunto fácil arrastrar a lagente... El pueblo puede ser atraído por el mandato de loslíderes. Eso es fácil. Todo lo que hay que hacer es decirle queestá siendo atacado y denunciar a los pacifistas por su falta depatriotismo y por exponer al país al peligro. Funciona delmismo modo en cualquier país». Muy recomendable sobreeste tema es la obra Principios elementales de la propagandade guerra, de Anne Morelli.

Pero el patriotismo no solo tiene como objetivo lograr lasumisión y aceptación de la población a la política exteriornorteamericana, también ofrece sus réditos dentro del país.Así, «la compañía Ford patrocinó programas de americaniza-ción para sus empleados: el patriotismo se equiparaba a ladisciplina y a la sumisión laborales. Otras empresas desarrolla-ron programas basados en el de la Ford». EE.UU. es también

hoy «la tierra de las comunidades cerradas con vallas, las torresde apartamentos fuertemente vigiladas y millones de vecinda-des armadas con pistolas dispuestas a disparar a todo el queentre sin identificarse». Ya en 1992 Parenti escribía que despuésde bastantes días, meses y años consumidos los medios deentretenimiento y diversión norteamericanos «podemos estardispuestos a votar a los candidatos autoritarios con la ley y elorden, apoyar la pena de muerte, incrementar el gasto militar,bombardear a Iraq, comprar una pistola y disparar a cualquieraque pise nuestro césped después del anochecer». Y es que «lagente asustada que necesita protección no desea dirigentesque sean escrupulosos con los métodos que utilizan. Prefierenlos que no se paran ante tonterías como las leyes internaciona-les y la justicia».

Parenti deja en evidencia a los plutócratas que engañan alpueblo norteamericano con su patriotismo: «Los dirigentes plu-tócratas están entre los principales proveedores del entusiasmopatriótico, pero ellos raramente practican lo que predican. De-fiende la idea de una «América sana» y, sin embargo, se resistena los programas de atención sanitaria general (...), nos urgen aque hagamos grandes sacrificios económicos y dependamos denosotros mimos y nos dicen que no esperemos «donaciones delgobierno», mientras que ellos y sus enormes empresas se embol-san anualmente miles de millones de dólares en préstamos ga-rantizados con el gobierno». Del mismo modo, «los plutócratassuperpatriotas también manifiestan poco interés en conservar eltesoro medioambiental de América», recuerda que «el coste deldelito callejero de bajo nivel en 2002 fue de 18 000 millones dedólares, mientras que el coste de las violaciones de la ley antimo-nopolio y otros delitos corporativos fue de 250 000 millones». Esevidente que «no puede ser muy patriótico esquilmar los fondoslocales, estatales y federales». «Los plutócratas —añadeParenti— nos hablan de su dedicación a construir una Américapróspera para todos. Sin embargo, muchas compañías se llevansus fábricas más allá de nuestras fronteras buscando los mercadoslaborales con sueldos bajos».

Es en la guerra donde más evidente se aprecia el engaño a losestadounidenses: «mientras colman de alabanzas a quienes‘sirven a su país’, ellos mismos raramente se alistan. Los hombresy mujeres que lo hacen proceden de una forma desproporciona-da de familias de clases media y baja. (...). Los graduados de Yale,Harvard y Princeton raramente se alistan en los marines». El autordenomina «halcones-gallina» a esos líderes privilegiados quepregonan con virulencia la guerra, pero que se evaden tenazmen-te del servicio militar, como Bush y Dick Cheney. Ellos «escapan alreclutamiento por medio de prórrogas, informes médicos dudo-sos e influencias familiares», «están dispuestos a enviar a los hijosde otras familias al combate, pero no a los suyos. Equiparan elmilitarismo con el patriotismo y piden sacrificio y devoción a labandera. Sin embargo, su propio sacrificio consiste en llevar unainsignia con la bandera americana en la solapa de su chaqueta».

Todos esos pobres desgraciados engañados por las arengaspatriotas son ignorados y humillados cuando han sido utilizados:«Más de 200 000 veteranos de guerras anteriores tuvieron queesperar seis meses o más para pasar a la Administración de Vetera-nos. Miles de ellos habían esperado incluso años para obtener unaplaza en los hospitales abarrotados y recibir asistencia a su discapa-cidad, a menudo siendo incapaces de pagar sus propios gastos desubsistencia en la vida civil».

Para finalizar, Michael Parenti nos ilustra sobre lo que es unverdadero patriota. Quienes se «preocupan por su país y quierenmejorarlo» y «saben que la democracia no es solo tener eleccio-nes». «Los verdaderos patriotas se informan sobre la verdaderahistoria de su país y no están satisfechos con el ondear de bande-ras que pasa por la historia», están orgullosos de «la lucha por laemancipación, el movimiento abolicionista, el movimiento por lapaz, la seguridad en el trabajo, la justicia racial y la igualdad degénero». Ellos «quieren un gobierno que vaya hacia una produc-ción que no busque beneficios. Quieren el juego limpio de em-presas controladas por los trabajadores y de propiedad pública»y abrir el sistema político norteamericano «a nuevos partidos po-líticos, no solo a los dos partidos capitalistas, globalistas, cons-tructores del imperio».

Su mensaje final es optimista: «Más pronto o más tarde losamericanos descubrirán que no pueden vivir solo ondeando labandera. Empezarán a introducirse en la realidad, enfrentándosea las irracionalidades e injusticias de un sistema que produce lasextravagancias sin fin del superpatriotismo, les agobia a impues-tos, origina una deuda nacional y un presupuesto militar aplas-tantes, ensangrienta las tierras extranjeras y olvida tristemente lasnecesidades internas, negando el pan y la prosperidad a los ciu-dadanos».

Estamos ante un breve libro que nos ayuda a entender cómose embauca a los norteamericanos. Ojalá fuera leído pormuchos de ellos, quizás entonces puedan entender esa tanrepetida duda de que «por qué les odian» y alcanzar a descu-brir cómo son engañados en nombre de algo tan virtual comouna tela con barras y estrellas.

Tomado de Rebelión

http://www.lajiribilla.cu/2005/n199_02/199_16.html

Pascual SerranoEspaña

Es en la guerra donde más evidentese aprecia el engaño a los

estadounidenses: «mientras colman dealabanzas a quienes ‘sirven a su país’,

ellos mismos raramente se alistan.Los hombres y mujeres que lo hacen

proceden de una forma desproporcionadade familias de clases media y baja». Ilustraciones: Idania

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l 5 de marzo de 1960, y enmedio de la vibrante concen-tración de centenares de milesde cubanos, se hallaba el fo-tógrafo —como ya era habi-

tual desde hacía un año del tr iunforevolucionario—, con su cámara en buscade la imagen apropiada. Durante unos se-gundos un estremecimiento lo sacudió, en elvisor apareció repentinamente aquella inusitadamirada: el rostro del Che. A partir de eseinstante en que apretó el obturador, quedaríaluego y por siempre eternizado, gracias a laintuición creativa y también al oficio de unartista del lente como Korda.

A 45 años de esa instantánea que que-daría fijada como uno de los iconos y sím-bolos más emblemáticos de la culturapolítica de la época contemporánea, la Fo-toteca de Cuba expone una muestra colecti-va que ha titulado La Imagen, en francaalusión a lo que el propio creador consi-deró como su «aporte a la historia, a la hu-manidad, ese retrato único del Che». Veintefotógrafos seleccionados, luego de la con-vocatoria de esa institución en homenaje ala obra del prestigioso fotógrafo, ofrecensus creaciones a partir no solo de la icono-grafía en sí, sino también de su sentido.

Considerada la imagen más reproducidaen la historia de la fotografía, no fue dada aconocer precisa e inmediatamente despuésde aquella jornada inolvidable del sepeliode los mártires en el sabotaje del vapor LaCoubre, sino sería en el 68 que un editoritaliano, Gian Giacomo Feltrinelli, a partir delfragmento del negativo del Che, que el propiofotógrafo cubano le diera, publicó unmillón de carteles (se dice que sin propor-cionar el debido crédito al autor, lo que luegoKorda obtendría).

A partir de esa divulgación, el retrato delChe ha sido emblema e icono excepcionalde la historia sociopolítica mundial y una delas más publicitadas del arte contemporá-neo durante casi medio siglo. Quizá la pu-blicidad de esa foto ha obnubilado las otrasfacetas que conforman el conjunto de unaobra única y coherente del artista en cuantoal criterio selectivo de una estética, cuya in-condicionalidad esencial, pudiera decirse,fue una suerte de culto a la percepción de labelleza y a la fuerza expresiva de la imagenfotográfica.

La de Korda fue, sin duda, una sensibili-dad original dentro de la fotografía documen-tal y el fotorreporterismo de aquellos años 60y 70, obras de dos décadas que posteriormen-te cierta crítica ha querido depreciar en virtuddel ascenso de corrientes posteriores. Lamen-table menoscabo que no enfoca las interac-ciones del arte en su contexto y la valoraciónnecesaria y justa, por tanto, de acuerdo a aquellacoyuntura histórica del arte cubano.

Aunque la muestra La imagen se centraen el rostro del Che que recorrió el mundo,como reza el documental de Pedro Chaskel,es justo también mencionar que la obra deKorda fue más extensa y variada. Su laborcreativa en los Estudios Korda fue intensa.Entre 1959 y 1962 fue fotógrafo del perió-dico Revolución y acompañó a Fidel en muchosde sus itinerarios. Mas también cultivó la foto-grafía submarina y en especial la foto demodas y publicitaria, pero lo interesante esque siempre lo realizó desde un ángulosumamente personal, que lo identificaba entreel resto y que a la vez poseía una organici-dad en la propuesta, que se manifestabadesde la más política hasta la más estrictamentesensual.

En la Fototeca, el recorrido exhibe esasotras tantas apropiaciones o también recrea-ciones y nuevo arte sobre la conocida ima-gen del Che. En la de Raúl Corrales, porejemplo, los hombres del pueblo se van agol-pando y solo sirven de escenografía al pro-tagonismo del cartel donde aparece la frasedel Guerrillero y su retrato.

Cristóbal Herrera lo documenta de otromodo, esta vez es Korda empapelando la fotogigantesca del Che en un muro. Figueroaemplea otro modo de relación con el artista,al que rodea en su estudio, como en pose,rodeado por un piso tapizado del retrato enlas más variadas publicaciones. Sarabia lotoma cruzando el medio de las calles 23 y12, con un portafolio cuya contracubierta esla imagen del Guerrillero.

Guerrillero Heroico, 5 de marzo de 1960,firmada a los 30 años de su realización por sucreador, se halla en la curaduría como fuenteimprescindible y original de donde partieron losdemás creadores para realizar sus homenajes.

Pedro Abascal retoma el carácter de lafoto de los 80, su viaje es introspectivo alcorazón de los pobladores sencillos de unbarrio común, y el protagonista de su fotoes un viejo que ha estampado como tatua-jes imperecederos en su pecho ese Che de Korda yla hoz y el martillo.

Liborio Noval es uno de los pocos queenfoca un ángulo polémico desde una pers-pectiva abiertamente crítica: el de la banali-zación que implica el comercio exorbitantedel icono.

Aun cuando la muestra es selectiva y sehan reunido obras de calidad, el homenajea la foto de Korda pudiera, de hecho, habersido más extenso en cantidad y variedad depropuestas. Quizá los ajustes y las dificulta-des por las que hoy atraviesan los fotógra-fos artistas, las instituciones y los especialistas,hayan incidido en ello. Por lo pronto, esjusto reconocer el esfuerzo y el llamado enrememorar aquel instante que proporcionóel surgimiento de esa imagen, como uno delos paradigmáticos de la historia del arte delTercer Mundo.

La Imagen: Exposición colectiva de foto-grafía y diseño de carteles. Relación de ar-tistas: José Alberto Figueroa, Pedro Abascal,Raúl Corrales, Gonzo González, CristóbalHerrera, José Julián Martí, Mario Díaz, LissetteSolórzano, Al f redo Sarabia , Ju l io La-r ramendi, Liborio Noval, Osvaldo Salas,Enrique de la Uz, por el Aniversario 45 de lafoto del Guerrillero Heroico, tomada el 5 demarzo de 1960.

http://www.lajiribilla.cu/2005/n200_03/200_13.html

CarinaPinoSantos

Cuba

EFoto: José Julián Martí

Foto: Pedro Abascal

A 45 años de esa instantáneaque quedaría fijada comouno de los iconos y símbolosmás emblemáticos de lacultura política de la épocacontemporánea, la Fototecade Cuba expone unamuestra colectiva que hatitulado La Imagen, en francaalusión a lo que el propiocreador consideró como su«aporte a la historia, a lahumanidad, ese retratoúnico del Che».

o me asombra ver al trovador con la guitarrabajo la lluvia. En el espíritu de Silvio Rodríguezhabita un duende que lo impulsa a ir con-tracorriente, adelantado, transgresor, desde lostiempos en que un puñado de seguidores

—unos realmente convencidos de que la era y sus cancionesestaban pariendo un corazón; otros por el prurito de lamoda— se reunían para escucharlo en la pequeña sala delteatro Hubert de Blanck a la vuelta de un viaje con pescado-res o aplaudían su osadía de cantar «Resumen de noticias»,vestido de jeans y calzado con botas cañeras, en un festivalde Varadero dominado por el pop y las lentejuelas.

No me asombra verlo plantar un desafío al mal tiempo.En 1989, exactamente el 28 de enero, emprendió otra giranacional por donde casi nadie imaginó fuera posible: en lapunta del Pico Turquino. Después vendría la apoteosis delas masas en los estadios y plazas, inundadas por el podero-so sonido de la banda que lo acompañó entonces, Afrocuba,con la gente coreando de memoria sus canciones antiguas yrecientes. Pero allí estaba el símbolo de la voluntad poética,junto al busto que Celia y otros buenos cubanos sembraronen la mayor altura de la Isla, a casi 2 000 metros sobre elnivel del mar, en un fin de mañana frío y transparente, solocon voz y guitarra el trovador.

No me asombra que Silvio se haya prodigado en la Esca-linata. Seguro estoy de que si las lluvias del frente frío nohubieran sido impertinentes, el número de personas se habría

multiplicado. Pero de haber estado dos personas únicamen-te, Silvio también habría cantado. A fin de cuentas, comoalguna vez dijo el escritor argentino David Viñas, dos perso-nas ya son una multitud. Y para esas pequeñas y enormesmultitudes, el trovador se entrega, como en los primerosdías de abril de 1980, tras protagonizar un extenso y espec-tacular concierto en el Estadio Nacional de Chile, a solo tressemanas del retiro de Pinochet del reino del terror. Silvio, elempresario chileno Fernando Meza, su manager Tito Márquez,el médico Jorge Lage y yo entramos a la Prisión Municipal deSantiago. El cantor quería saludar a los presos políticos, ensu mayoría combatientes del Frente Manuel Rodríguez. Sinembargo, en medio de la conversación, que debía ser brevey era vigilada por elementos militares de rostros severos enlos que se adivinaba la sorpresa del cambio de la situaciónen el país, apareció una guitarra. Y Silvio interpretó doscanciones: «Historia de una silla» y «Pequeña serenata diurna».A qué más.

No me asombra que el signo de los tiempos de Silviosiga siendo el de la renovación y la aventura. Las cuerdaspulsadas del trío Trovarroco, la flauta de Niurka González yel discreto despliegue percusivo de Olivert Valdés me recor-daron su vocación por experimentar los más diversos forma-tos acompañantes, desde la muy sui géneris constelaciónde los tiempos del Grupo de Experimentación Sonora delICAIC hasta la hazaña sinfónica emprendida junto a LeoBrouwer que conmovió a quienes asistieron a la Plaza de la

Foto: Iván Soca

Pedro de la Hoz

Cuba

Días,girasy flores

N

Revolución en el verano del 2004, sin olvidar el convivio conun estupendo Irakere para la presentación chilena.

No me asombra que Silvio sea Silvio y prosiga entrela rabia, los días y las flores.

http://www.lajiribilla.cu/2005/n200_03/200_16.html

Ilustración: Sarmiento

Viene de la página primera

Esta ponencia trata de abrir un debatesobre el carácter único del imperialismo estadouni-dense y los métodos principales contempla-dos para imponer, según su doctrina «TheNational Security Strategy of the United States ofAmerica» circulado por Internet a mediadosde septiembre de 2002, «un dominio espec-tral completo... a través de la guerra preventi-va, global e infinita».

Los autores clásicos sobre el imperialismo—Hobson, Lenin y Luxemburgo— lo han defi-nido como la expansión necesaria del capita-lismo en su etapa de dominación por el capitalmonopólico. Actualmente, los EE.UU. contro-lan casi la mitad de las mayores compañías ybancos en el mundo. Además, aquellas em-presas estadounidenses reciben más de la mitadde los lucros de sus filiales en el exterior (encomparación con el caso de las empresasextranjeras de otros países que recibenapenas una tercera parte de sus lucros desdeafuera). Aunque muchas de las inversionesestadounidenses son entrelazadas con empre-sas europeas o asiáticas, las cifras económicasindican que el poder imperialista principal y lomás dependiente en las inversiones afuera delpaís tanto como en las inversiones de otrasnaciones en su país es los EE.UU. 1

En realidad, toda la palabrería y los hechosprincipales de «la globalización neoliberal y laguerra contra el terrorismo» son una manifes-tación del imperialismo, como aún los líderesprincipales de los EE.UU. lo anotan. Por ejemplo,la más alta representante comerciante estadouni-dense pronunció una vez que «La globaliza-ción es los EE.UU.» Y sobre América Latina yCanadá el ahora ex secretario de Estado, ColinPowell, ha declarado que «Nuestro objetivoes garantizar para las empresas nacionales elcontrol de un territorio que se extiende desdeel Ártico hasta la Antártica».

Powell es el que mentirosamente justificóla invasión a Iraq frente al Consejo de Seguri-dad de la ONU y escribió la introducción alinforme de 440 páginas de la Comisión esta-dounidense sobre Cuba para contribuir a una«Cuba libre» (mayo de 2004.) La diferenciaentre aquellas dos intervenciones de Powelles que en la última el imperialismo declara suintento de anexar a Cuba a través de un pro-grama detallado de «cambio de régimen» queincluye la privatización de todas las propieda-des estatales, cooperativas agrarias con sus400 000 asociados, y programas sociales desalud y educación, para entregarlas a corpora-ciones e individuos estadounidenses bajo unrégimen de control militar, sin ningún pretex-to de la posible existencia de armas cubanasde destrucción masiva. 2

En suma, la llamada globalización es elimperialismo. En este sentido, el ALCA (Áreade Libre Comercio de las Américas) representaun intento de anexar a América Latina. El PlanPuebla Panamá, el Plan Colombia y la Iniciati-va para la Integración Regional Sudamérica,presentados como planes de «integracióneconómica y desarrollo sustentable», consti-tuyen en realidad el ala militar del ALCA, unaforma de recolonización de América Latina. (…)

Hay que subrayar que las tácticas militaresy las guerras implementadas por el imperialis-mo brindan el consentimiento para la violen-cia contra las mujeres, ya muy visible hoy enColombia y en algunos lugares de Centroaméricay México, sin mencionar Iraq. A causa del pa-

triarcado y de todas sus institucio-nes (que se remontan a épocasanteriores al capitalismo) las muje-res son de forma abrumadora las

víctimas «socialmente aceptadas» de la vio-lencia en el mundo militarizado de nuestrosdías. Una de las principales consecuencias delas guerras modernas es la privación de dere-chos a las mujeres. La vinculación afectiva quese produce entre los militares, en las fuerzas mer-cenarias que se contratan y en los paramilitares,establece una equivalencia entre poder y sexo,lo que a su vez refuerza la violencia contra lasmujeres. Debido a ello y al papel de la mujeren la acumulación de capital y en los movi-mientos sociales contra el sistema dominante,es obligatoria la incorporación de la teoría delpatriarcado y la triple explotación de las muje-res en cualquier análisis de clase y debatesobre el imperialismo y los movimientos so-ciales. Por eso, la cuestión fundamental de losderechos de las mujeres surge tan fuertemen-te hoy en día no solo en los movimientos fe-ministas como la Marcha Mundial de Mujeres,sino en los movimientos de redención socialen general. 3 (…)

El movimiento alter-mundialista ha avan-zado bastante. Ya muchas personas se dancuenta de que el emperador está desnudo bajosu vestido nuevo de globalización. Siguen losfracasos imperialistas en las guerras deAfganistán, Iraq y, en menos escala, Colombia,las Filipinas y Palestina. La Unión Europea (UE),a pesar de su apoyo del fundamentalismo del«mercado libre» (libre para los ricos), está endesacuerdo con mucha de la política interna-cional estadounidense y confronta sus propiosdesafíos de alter-mundialistas europeos opuestosa sus prácticas neoliberales e imperialistas. Elgobierno de Bush trata de arreglar las cosascon los gobiernos principales de la UE, y la UEle devuelve el favor ahora que ambos imperia-lismos confrontan crecientes dificultades. Aunen su propia casa, hay señales de incipientesdivisiones en la clase dominante estadouni-dense, y el movimiento contra la guerra harecibido un apoyo a través de una carta es-crita por 16 diputados federales al pre-sidente Bush exigiendo el retiro de lasfuerzas militares de Iraq.

No es sorprendente que la clasedominante estadounidense comienceen fin a mostrar señales de duda o divi-sión —dentro de ambos partidos polí-ticos, de las Fuerzas Armadas y de lamisma Casa Blanca (donde una mi-noría de neoconservadores, menos«ultras,» ha salido del consenso.)Estas divisiones no tienen que vercon la meta final de dominar aluniverso, sino con cuáles estrate-gias y tácticas se deben seguir paralograr tal dominio. ¿Unilateralis-mo o multilateralismo? ¿Legalizarla tortura o no? ¿Más mercenarios,ejércitos privados y contratistasparticulares o menos o ningunos?¿Honrar a las Convenciones de Ginebrao no? ¿Continuar con la ONU, el FMI,el Banco Mundial y la OMC o modifi-carlos o aun echarlos?

A la vez, en parte debido a talesdudas, las figuras neoconservadorasprincipales en Washington están centrali-zando y consolidando su poder en unproceso de introducir por etapas una dic-tadura si la democracia tradicional «life»no les sirve en su intento de crear un nuevoimperio supuestamente invulnerable. (…)

Con el tiempo, es probable que fracasa-rá todo el proyecto ultraneoconservador de-bido a varias contradicciones internas, erroresmúltiples, números mayores de los 16 diputados

protestando, una crisis económica y, sobretodo, crecientes movimientos sociales de re-sistencia dentro y fuera de los EE.UU.

En enero de 2005, mi último artículo sobreAmérica Latina describió los vientos positivosde cambio, impulsados por los crecientes mo-vimientos sociales e insurrecciones popularesespontáneas, soplando desde Latinoaméricay llegando al resto del mundo. El artículo reve-ló los papeles clave de los indígenas, la juven-tud, las mujeres, los pobres, el campesinado,los nuevos sindicalistas y la internacionaliza-ción de las luchas populares. Se describió cómoen las últimas elecciones esos vientos de cam-bio han inclinado el péndulo político latino-americano desde la extrema derecha (ocentro-derecha) hacia el centro o centro-iz-quierda, aunque una vez elegidos, muchospresidentes puedan apoyar el moribundo modeloeconómico neoliberal. 4

Los movimientos populares ayudaron aderrotar el programa de la Organización Mundialdel Comercio en Cancún, México, en el 2003,al que contribuyó el alineamiento de Brasil conChina e India en el «bloque de los 22,» e hi-cieron imposible la implementación del «ALCALite» en enero de 2005, la fecha escogida porel imperialismo. Los TLC actuales o propues-tos de los EE.UU. con Chile, los países andi-nos, Centroamérica y México ya no andan bien.La ofensiva comercial y financiera de España yChina en América Latina está recibiendo unabienvenida en muchos países. 5

Por eso, y debido a sus frustraciones en elOriente Medio, el imperialismo, a pesar de supreocupación con la guerra en Iraq, tiene en lamira a América Latina. En Washington sehabla frecuentemente de un nuevo «eje delmal» —Brasil, Venezuela y Cuba— que ame-naza la «libertad». (…)

A causa de la profunda crisis económicaen América Latina, con el desplome de susmonedas y de las exportaciones de materiasprimas y el crecimiento de su ominosa deudaexterna y debido a la magnitud de la presencia

imperialista y el impacto del neoliberalismocon su desmantelamiento de la nación-esta-do, los espacios para los supuestos «progresis-mo» y «nacionalismo» casi han desaparecido.El fracaso de la alianza gubernamental decentro-izquierda en Argentina en el 2001 ylas dificultades del Gobierno del presidenteLuiz Inacio Lula da Silva en Brasil, que son re-flejo de esa nueva realidad, han favorecido laemergencia de la alternativa transnacional bo-livariana patrocinada por el presidente HugoChávez de Venezuela, a la cual Lula se va uniendocada vez más. 6

Para subrayar la realidad del terrorismoimplementado por el imperialismo contra lospueblos latinoamericanos y su amenaza delanzar una nueva guerra sangrienta si la estra-tegia del ALCA y su ala militar Plan Colombia yPlan Puebla Panamá, junto con la desestabili-zación y actos de terror estilo Plan Cóndor,como el secuestro del representante de Rela-ciones Exteriores de la guerrilla colombianaFARC, Rodrigo Granda, en territorio venezola-no en diciembre de 2004 no logren sus obje-tivos, hay que entender la amenaza alimperialismo que representan los procesosrevolucionarios de Venezuela y Cuba.

El proceso revolucionario de base deVenezuela y el presidente Chávez han influidoen los movimientos sociales latinoamericanos,en los partidos políticos e incluso en algunos go-biernos, con su convocatoria hacia una nuevaunidad bolivariana sin precedentes desde laproclama de Simón Bolívar durante las guerrasde independencia contra España, Portugal yotras potencias europeas. Ahora, la exigenciaes la de una segunda y verdadera indepen-dencia —en esta ocasión no solo política, sinoeconómica y militar— sobre todo, una inde-pendencia de las corporaciones y bancos trans-nacionales y de las ensangrentadas garras deláguila imperial estadounidense. 7

En la reunión de noviembre de 2004 quemantuvieron los ministros de Defensa ameri-canos, 16 países, con Brasil al frente, votaron

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contra la propuesta estadounidense —apoya-da por Colombia— de imponer una fuerzamultilateral de intervención en Colombia eintegrar las fuerzas armadas latinoamerica-nas a la campaña estadounidense de «com-bate al terrorismo internacional». El votoprovocó un impulso adicional al llamamien-to previo de Chávez para constituir un bloquemilitar regional en defensa de la soberaníanacional de la «Gran Patria» contra el impe-rialismo. Chávez no dice «Patria o Muerte»,sino «Unión o Muerte» —la Gran Patria so-ñada por Bolívar.

Al proclamar la muerte del ALCA, Chávezy Fidel anunciaron en La Habana la puestaen marcha de un marco alternativo para laintegración económica (la Alternativa Boli-variana para las Américas.) Al estrechar losintercambios económicos y culturales bene-ficiosos para ambos países, entre los que seincluye el petróleo a un precio reducido paralos cubanos y miles de maestros, médicos ybecas cubanas para los venezolanos, el con-venio implica similares acuerdos futuros parael resto de Latinoamérica y el Caribe, muchosde cuyos países ya están recibiendo petró-leo venezolano a precios reducidos. El obje-tivo principal del ALBA no es el comercio, sinolo social, la ayuda mutua y la eliminación de lamiseria y la pobreza. Otros países del Caribe ydel Cono Sur ya están cooperando de distin-tas maneras con el ALBA.

A mediados de diciembre de 2004, el in-ternacionalismo de Chávez se apuntó unnuevo tanto al reunirse en Ayacucho conotros dirigentes de Sudamérica para crear laComunidad Sudamericana de Naciones, unaespecie de «Unión Europea» (sin su riqueza,pero con inmensas reservas de petróleo,agua, minerales y biodiversidad). Junto conla Comunidad Caribeña (CARICOM), el Mer-cado Común Centroamericano y el ALBA, talcomunidad sudamericana constituye unaalternativa factible para la integración de laeconomía latinoamericana con una divisaindependiente de EE.UU., Chávez propusola creación del Fondo de Emergencia Social.

En este mismo espíritu de unión, hatomado la iniciativa de lanzar el Petrosur; laTelevisora del Sur (Tele Sur o Tele Sud enBrasil), una alternativa participativa y enalianza con otros canales comunitarios paracombatir los desinformes de CNN; y muchasotras iniciativas muy raras en la historia delcontinente.

En diciembre de 2004, Caracas acogiódos importantes reuniones internacionales.El Encuentro Mundial de Intelectuales y Ar-tistas en Defensa de la Humanidad, al queasistieron 370 participantes de 52 países,mostró su solidaridad con Venezuela, Cubay «los pueblos de Iraq, Palestina, Afganistán,y de todos aquellos que se resisten a la ocu-pación y agresión imperiales». El encuentrose comprometió «a pasar a la ofensiva» me-diante «la creación de una ‘red de redes’ deinformación para actividades artísticas, soli-daridad y movilización, que relacione a inte-lectuales y artistas con las luchas popularesy con los Foros Sociales y que garantice lacontinuidad de esos esfuerzos uniéndolosen un movimiento internacional ‘en defen-sa de la humanidad’», para terminar con «laconvicción de que otro mundo no solo esposible, sino imprescindible». Desde enton-ces se han creado varias redes en defensade la humanidad en muchos países de lasAméricas y Europa.

La otra reunión de Caracas fue el II Con-greso Bolivariano de los Pueblos, en el queparticiparon unos 180 dirigentes de parti-dos políticos latinoamericanos y caribeños yactivistas de movimientos sociales que secomprometieron a la defensa permanentede la Revolución Bolivariana de Venezuela yde la Revolución Socialista de Cuba. Al de-signar el año 2005 «Año de la Ofensiva yProgreso de la Unidad de los Pueblos de La-tinoamérica y del Caribe», convocaron unForo de los Trabajadores del Sector Energé-tico para finales de año. Al mismo tiempoque exigían cambios humanísticos, pluralistas

culturalmente y participativos, para obligara los gobiernos de la región a preocuparsepor sus pueblos y a abordar un desarrolloeconómico sostenible, proclamaron su res-peto a las leyes internacionales y a los de-rechos humanos establecidos en la Cartade Naciones Unidas. Finalmente, crearonun Secretariado Permanente en Caracas,anunciando su propósito de convertir elCongreso en un movimiento internacio-nal mediante la creación de una serie deredes bolivarianas políticas, de comunica-ción y de control de la producción por lostrabajadores.

En sus discursos de los últimos meses,Chávez ha urgido a que la gente lea «La re-volución permanente», de León Trotsky, in-dicando que en el la hay mucho queaprender y que Trotsky tenía razón en sudisputa con Stalin. «No existe una revolu-ción nacional», insiste Chávez. Para que enun país sobreviva y progrese un proceso re-volucionario «la revolución tiene que llegara ser internacional». Mientras se proclamaorgulloso de ser cristiano con preocupacio-nes sociales, Chávez ha llamado la atenciónsobre el resultado lógico de los cambiosque está realizando el gobierno democrá-tico bolivariano, participativo y popularde Venezuela, que es socialismo. En sudiscurso concluyendo el quinto Foro SocialMundial en Porto Alegre, Brasil, Chávezaceptó la realidad de la contrarrevoluciónen la misma manera de como lo explicóTrotsky en su ensayo de 1911 sobre «el lá-tigo de la contrarrevolución». Chávez con-cluyó que otro mundo no es posible dentrodel capitalismo y que se necesitan una re-volución y un socialismo.

En Venezuela, fortalecido por sus victo-rias abrumadoras en las quinta y sexta elec-ciones populares y sumamente democráticasde agosto y noviembre de 2004, Chávez haproclamado la necesidad de «profundizar enla Revolución». El proceso favorece la fusiónde los movimientos sociales venezolanos enla coalición Conexión Social que aboga porla participación popular en el sector estataldel petróleo, por la democratización de losmedios de comunicación y por la erradica-ción de la corrupción y la burocracia para«terminar con el viejo y corrupto Estado».Hay una aceleración de la reforma agraria;una profundización de la democracia parti-cipativa; una refundación de la instituciona-lidad del Estado incluyendo una campañacontra la corrupción; una nueva Ley de Res-ponsabilidad Social de Radio y TV; y una for-talecida autodefensa contra el imperialismo,incluyendo una alianza informal con Cubasignificando, en efecto, que si el imperialis-mo agrede a una de las dos naciones tendráque agredirlas a las dos. 8

Por su parte, los cubanos, debido a surevolución, a través de las generaciones hantenido que defenderse de un imperialismoextremadamente agresivo. Los mantienenbloqueados económicamente desde hace 45años en una forma de genocidio gradual conun daño económico de 73 miles de millonesde dólares y los fallecimientos de más de3 500 personas. El imperialismo ha invadidosu isla, les ha declarado una guerra con armasquímicas y ha llevado a cabo innumerablesintentos de asesinato de su popular Presiden-te. Es decir, los que mandaban y siguen man-dando en los EE.UU. no pudieron y no puedentolerar cualquier intento de crear una alterna-tiva a su sistema capitalista.

Claro que Cuba no es una utopía ni muchomenos, pero ofrece, con todas sus fallas hu-manas, una alternativa política y social a laexplotación y degradación ecológica impues-ta por el imperialismo y su «globalización».Además, miles y miles de cubanos —médicos,dentistas, maestros, técnicos y obreros— prac-tican un internacionalismo sin precedente enla historia humana. Sabiendo eso, el gobiernoestadounidense en el 2004 incrementa suintento de romper el espíritu de todo un pueblopara que se anexionara al país en las con-diciones de esclavitud anterior, o sea, la

esclavitud salarial, racista y sexista actual dela mayoría de los países de lo que llamó JoséMartí «Nuestra América». La verdad es quecuando se dice Cuba, se dice dignidad.

Cinco jóvenes cubanos, dos de ellos ciu-dadanos estadounidenses, están encarcela-dos en EE.UU. cumpl iendo una largacondena por la falsa acusación de «conspi-rar» con el espionaje y el asesinato, mientraslos terroristas espiados por ellos en Miami—gentes como Orlando Bosch,a quien el propio Departamen-to de Justicia considera respon-sable de más de 30 atentadosterroristas y de la muerte dedecenas de personas inocen-tes— gozan de plena libertady hasta aparecen junto a BushII y otros funcionarios públicosque los tratan como héroes. 9

Parece posible que hayainmensos depósitos de petróleoen la parte cubana del Golfo deMéxico. Todo esto ha provocado enel gobierno estadounidense que se incre-mente la campaña de «cambio de régimen»contra los pueblos de Venezuela y Cuba,creando un peligro bastante grave para todaAmérica Latina. 10 (…)

Las circunstancias de soberanía de las na-ciones y para los movimientos sociales lati-noamericanos son más difíciles hoy que encualquier otro momento desde la pasadaépoca de las «guerras sucias». Esa es larazón más importante para que el interna-cionalismo de solidaridad en defensa de lahumanidad y la lucha antimperialista fueranmás decisivos que nunca. Con tal interna-cionalismo, es posible que el Congreso Bo-livariano de los Pueblos tenga razón en suproclamación de que estamos viviendo «unmomento histórico favorable de cambio paralos pueblos en la correlación de las fuerzaslatinoamericanas y caribeñas, expresadas enlos avances y victorias de los procesos elec-torales y de la lucha por la consecución deunos modelos de desarrollo humanista queofrezcan una alternativa a las políticas delcapitalismo neoliberal».

Si José Martí estuviera vivo hoy, a lomejor nos ofrecería de nuevo su vida, estavez: a impedir a tiempo con la segunda ver-dadera independencia de Nuestra Américaque se extiendan por todo el planeta losEE.UU. y caigan, con esa fuerza más, sobre lahumanidad.

Notas:1. Véanse Elidio A. Marques, «Imperialismo y Economía», yClaudio Katz, «Hegemonía con dominación limitada»,Correspondencia de Prensa, septiembre 17 de 2004.2. Comisión para Asistir a Una Cuba Libre, Buró deAsuntos del Hemisferio Occidental, Departamento deEstado de EE.UU., 2004. El presidente Bush ya habíapuesto a Cuba en su lista de «estados malvados» y en ladel «eje de mal» y había dicho en octubre de 2003 quesu gobierno «planea para los bellos días, donde ya noexista el régimen de Castro.»3. La doctora Susan Caldwell ([email protected]) hacompartido conmigo su muy útil marco teórico para elanálisis de género que se basa en la reconceptualiza-ción del Departamento III de Producción de Marx.Para un resumen, véase James D. Cockcroft, «GenderedClass Analysis: Internationalizing, Feminizing, and LatininizingLabor’s Struggle in the Americas», Latin American Perspectives,nº. 103, 25:6 (noviembre 1998), 42-46, y La espe-ranza de México (México: Siglo veintiuno editors, 2001),146-151.4. James D. Cockcroft, «Vientos de cambio e internacio-nalismo desde Latinoamérica», www.rebelion.org, 04-01-2005.5. España se ha convertido en el primer inversor enAmérica Latina, donde el total de las inversiones extran-jeras ha bajado desde el año 2000, mientras la transfe-rencia de beneficios, el pago de los intereses de ladeuda exterior y el reciclado intercambio de dólares delnarcotráfico y del comercio sexual, han ido aumentandolos beneficios de los bancos y empresas extranjeras. Almenos el 70% de la mano de obra latinoamericana tra-baja ahora en la economía informal, a consecuencia delgenocidio económico gradual cometido durante más dedos décadas por la globocolonización neoliberal. Cienmil seres humanos se mueren por día a causa del hambrey las enfermedades curables, y la mitad de la humanidadno tendrá agua potable en el 2025.6. Las esperanzas suscitadas por décadas de moviliza-ciones de la clase trabajadora y de construcción delPartido del Trabajo (PT) brasileño con su consecuenteenorme triunfo electoral de Lula han quedado defrauda-das por el fracaso del Gobierno para aumentar el nivelde los indicadores económicos y sociales de las clasesobreras. El pago de la deuda absorbe el superávit conse-

guido por los trabajadores brasileños. Como resultadode todo ello, el PT se ha escindido dando lugar a unonuevo, el Partido Socialismo y Libertad (PSOL) que haconseguido casi medio millón de firmas de apoyo pararegistrarse como opción electoral.7. Para más información sobre «la segunda revoluciónpor la independencia» de América Latina, véase JamesD. Cockcroft, «América Latina y EE.UU.: historia y políti-ca país por país», en especial la «conclusión».8. Las empobrecidas masas de Venezuela a través de losCírculos Locales Bolivarianos defienden a su Presidentey a su Constitución. Además, ahora hay «Círculos Boliva-rianos» de solidaridad con Venezuela en toda AméricaLatina, así como en EE.UU. y Europa.9. El segundo «presidente» Bush frecuentemente diceque «los que dan refugio a terroristas son tan culpablescomo el propio terrorista». El primer presidente Bush,presionado por su hijo Jeb Bush (actualmente goberna-dor de Florida), liberó a Bosch. ¿Según la definición delseñor Bush II, significa esto que su papá y su hermanoson terroristas?10. Uno de los más importantes movimientos sociales enLatinoamérica hoy es lo que está teniendo lugar en Cuba,tal como revela la inesperada manifestación en las callesde La Habana en mayo de 2004, en la que participó unadécima parte de la población del país, más de un millónde personas, en respuesta al anuncio público de losdetallados planes de la comisión Powell.

Publicado en Rebelión con el título: Cómo el imperialismoestadounidense confronta sus debilidades y los desafíoslatinoamericanos. (Fragmento).

James D. Cockcroft: Miembro de la ONG canadienseAlternatives y del International Institute for Research andEducation (Instituto Internacional para la Investigación yFormación de Amsterdam); es profesor de la State Universityof New York y un emprendedor especialista en AméricaLatina. Es uno de los organizadores de la campaña interna-cional En Defensa de la Humanidad y del Tribunal BenitoJuárez de la sociedad civil que se reunirá en abril de 2005en México para juzgar el terrorismo estadounidensecontra Cuba. Ha escrito 35 libros, entre los que seencuentran América Latina y EE.UU.: historia y políticapaís por país (México & Buenos Aires: Siglo veintiunoeditores, 2001, y La Habana: Ciencias Sociales, 2004); Laesperanza de México (México: Siglo veintiuno editors, 2001);y Precursores intelectuales de la Revolución mexicana(México: Siglo veintiuno editors, 23a ed. 2003.)

http://www.lajiribilla.cu/2005/n199_02/199_15.html

L

El ejemplo de

Iraq

a situación creada por la agresión imperialista contraIraq es una fuente de enseñanzas: las unas previsi-

bles, pero de una importancia que los pronósti-cos más lúcidos no siempre habían calculado, ylas otras menos esperadas, que han surgido como

consecuencia de las primeras. Tal como afirmaba José Martí,«en lo político, lo real es lo que no se ve».

La guerra propiamente dichaLa imagen tradicional y cuidadosamente idealizada de la guerra

no resistió la prueba de los hechos. Los estrategas del Pentágono,más confortables en sus oficinas climatizadas que en los hornosdel desierto, habían anunciado un trabajo limpio, rápido y casiterapéutico y no temían hablar de «ataques quirúrgicos» o deuna opción de «cero muertos». Por supuesto, en esto último sereferían a sus esbirros, pues el adversario no entraba en suscuentas. Ahora bien, al cuadro clásico y banalizado de las destruc-ciones de ciudades 1 y de las matanzas de civiles vino a añadirse elde las torturas infligidas a los presos, que fueron sistemáticas ydecididas por las instancias más altas. Tras Guantánamo, que creóde manera artificial el concepto de «combatientes irregulares» yque negó a centenares de hombres la calidad de sujetos de dere-cho, surgió Abu Ghraib, que añadía las humillaciones «numéri-cas» a los sufrimientos físicos. Los heraldos de la campaña delBien contra el Mal y del respeto de los derechos humanos muestranlo que significa el «choque» de civilizaciones dando rienda sueltaa la barbarie: el texano analfabeto saquea una civilización toman-do como modelo la «seguridad» de los pozos de petróleomientras se abandona al pillaje el museo más antiguodel mundo. La soldadesca implanta sus campamen-tos en el corazón de la antigua Babilonia ante ladesesperación de los arqueólogos 2. En cuanto alliberalismo, realiza la proeza de mercantilizar yprivatizar la guerra. Estados mayores y personali-dades, a salvo en su «zona verde», confían suseguridad a 20 000 mercenarios. Es verdadque la ventaja de estos «militares privados»no es poca. Sobre la base de los contratosfirmados directamente por sus empresarios—sociedades estadounidenses o sudafri-canas, asimismo privadas— con el ejérci-to de EE.UU., pueden llevar a cabo operaciones tanto de seguridadcomo ofensivas, sin preocuparse de rendir cuentas a nadie, esdecir, de forma ajena al derecho y en el más absoluto secreto. Escierto que están bien pagados, pero su costo es muy inferior al delsoldado más modesto, que depende, ya se sabe, de una infra-estructura material y humana mucho más compleja que lade Viet Nam. Sus muertos, por añadidura, no se contabilizan.Pero el cuadro está incompleto si no se le añade la desigualdadentre ambos adversarios. El «primer ejército del mundo» se jactade ir a aplastar a unos cuantos miles de hombres, de mujeres y deniños ya ampliamente disminuidos por la anterior agresión, un blo-queo de 12 años y —esto se conoce menos— ferozmente em-pobrecidos 3. La vieja máxima de «quien vence sin peligro triunfasin gloria» encuentra aquí una hermosa ilustración.

La guerra como políticaInvirtiendo la famosa fórmula de Clausewitz, George W. Bush

ya había promovido la guerra al grado de una política cuyo éxitodebía estar asegurado por la supremacía de la potencia militar. Seconocen sus fines: prohibir cualquier desarrollo nacional que in-tente escapar del mando estadounidense, establecer el control delos recursos energéticos más importantes del planeta (eso queCarlos Fuentes llama el «petropoder») y, en el caso de OrientePróximo, mantener el escudo nuclear israelí. De manera todavíamás radical, se trata de poner en marcha una fuerza militar sinprecedentes que asegure la conservación de la hegemonía deldólar, amenazada por una deuda, también sin equivalentes, y porla expansión del euro. El método escogido consiste en desmem-brar los Estados previamente diabolizados («estados bandidos»).Tras la partición de Yugoslavia en entidades sumisas (Croacia,Eslovenia) o duraderamente conflictivas (Bosnia, Kosovo), la esci-sión de Iraq en tres partes —la chiíta, la sunita y la kurda— era elobjetivo considerado, mientras que se sigue incitando a ladesagregación de la antigua URSS en estados meridionales talescomo Azerbaiyán o Georgia y actualmente Ucrania, cuya revolu-ción «naranja» ha sido cocinada a fuego lento en el Pentágono.¿Acaso la orquestación de la campaña internacional que denun-ció el «genocidio» en Darfour no busca castigar a Sudán, culpa-ble de vender su petróleo a China que, tal como lo había anunciadoBrzezinski 4, es la obsesión estratégica a largo plazo? ¿Acaso noestá programada la implosión de Irán, siempre en nombre de lademocracia? 5 ¿Y quién es el que no ve que el proyecto denomina-do del «Gran Oriente Medio» expone cínicamente la voluntad derecomponer un mapa de países musulmanes árabes conforme alos intereses imperialistas menos disimulados? El desprecio de laONU, su debilitación y el servilismo de su Consejo de Seguridad—por otro lado, obsoleto— solo sirven a la ambición hegemóni-

ca. Lo cierto es que la matanza de los indios, Hiroshima ola cascada de golpes bajos contra las naciones de

América Latina confirman que la guerra es la manerade existir para EE.UU. Un observador privilegiado, el

jefe indio Alfred Red Cloud («Nube Roja»), homónimo de sucélebre antepasado, acaba de repetirlo sin tapujos: «La historia serepite: EE.UU. se comporta en Iraq de la misma manera que secomportó en otro tiempo con mi pueblo. Invaden la tierra,destruyen los lugares, masacran a los habitantes y se apo-deran de las riquezas» 6. En 1945, Harry Truman ya definióa la perfección la asociación de la guerra «preventiva» con laexportación de la «democracia» al proclamar su doctrina: «Hacerde América [sic] el arsenal de la democracia».

El discurso del terrorismoLas ventajas a favor de la lucha contra el terrorismo y del dis-

curso que le presta una base ideológica, son considerables. Nosolo consisten en hacer que las industrias de la defensa marchena todo gas, sino que se traducen en enormes inversiones en inves-tigación (el bioterrorismo da ya trabajo a 2 000 científicos), desa-rrollo tecnológico (nuclear, misiles, programas de simulación, etc.)y en la provisión de equipos de alerta (siete mil millones solo paraAfganistán). De paso, los montajes alarmistas, que alimentan laultraseguridad, son de una gran ayuda electoral. Tal como se hapodido comprobar, las reiteradas mentiras de Bush y Blair a pro-pósito de las armas de destrucción masiva que supuestamenteposeía Saddam Hussein o de la complicidad de este con Bin Laden

forman parte de la puesta en escena. La obsesión constantemen-te alimentada de ataques de todo tipo, tiene como consecuenciaen todas partes, más allá de EE.UU., la inflación de los presupues-tos del ejército, de la policía y de los servicios de Inteligencia, elfortalecimiento de las medidas autoritarias y la arbitrariedad de larepresión, el sacrificio de las experiencias sociales y las regresionesde la democracia, cuyo peor enemigo es el imperialismo, tal comosabemos desde los tiempos de Lenin. Ninguno de nuestros paísesdesarrollados, europeos y libres, escapa a este esquema, tan favo-rable que refuerza los poderes dominantes —de la derecha o dela socialdemocracia— y provoca la anestesia de las tensiones declase, que al mismo tiempo no deja de atizar. Benjamin Barber, elantiguo consejero de Clinton, lo ha dicho con toda claridad: «Elterrorismo puede incitar a que un país tenga tanto miedo que sevea sumido en una especie de parálisis» 7. Al Qaeda puede man-tener indefinidamente la política de la guerra. La invención deeste enemigo, tan inalcanzable que ni siquiera dispone de unabase geográfica nacional y que, por eso mismo, puede atacar encualquier sitio, sirve para propagar el terrorismo con un vigoranálogo al del discurso que lo denuncia «en nuestra propia casa»,en Italia, en Francia, en Alemania, en España o en Gran Bretaña,incluso si en otros sitios las cosas son peores. Por ejemplo, en unpaís miserable como Uzbekistán un régimen dictatorial, que au-torizó el establecimiento de la mayor base militar estadounidensedel Asia Central, «encarcela a destajo en nombre de la guerracontra el terrorismo» y, según Le Monde (18 de junio de 2004),«arroja en brazos del islamismo a una parte de la población».China invoca también la «lucha contra el terrorismo» para repri-

mir el nacionalismo de los uiguros de Xinjiang, califi-cados de islamistas. En Palestina, donde a partir del

11 de septiembre el presidente y Premio NobelArafat fue comparado con Bin Laden y luego con

Saddam Hussein, el ejército de ocupación sedio carta blanca para proseguir la empresa

del «Gran Israel»: la edificación del murodel apartheid que preparaba la estrategia

de la «transferencia». Además, con fan-farronadas muy similares, los gobier-

nos que habían manifestado unaamable hostilidad hacia la agresióncontra Iraq empezaron poco a poco

a pedir perdón y a entrar en el redil, preparando el recurso a laONU y a la intervención de la OTAN o bien, como en el caso deFrancia, votando a favor de la resolución estadounidense en elConsejo de Seguridad y restableciendo sus relaciones diplomáti-cas con los payasos instalados en el poder en Bagdad. Además,todo el mundo ha de someterse al control policial impuesto enlos aeropuertos por la Administración de EE.UU. Aquí y allá, lasperoratas oficiales contra el antisemitismo, ideológicamente aso-ciado con el antiamericanismo —evidentemente «primario»—dispensan a la Unión Europea de toda medida que sancione aIsrael. Con la superpotencia en la cúpula, se acabó el tiempo delos enfrentamientos intraimperialistas abiertos. El «trío» hacefrente común.

Se trata de una política deliberada y concebida desde hacetiempo, antes de los atentados del 11 de septiembre, que soloproporcionó la coartada ideal. Estaba claro que, una vez en el sacoel asunto afgano, el siguiente objetivo de la empresa petroleraera Iraq. Incluso si nos burlamos —con toda razón— de lasupuesta «misión» civilizadora de EE.UU. y todavía más del mitode la exportación de la democracia, estamos ante una empresa delargo aliento, necesaria para la conservación de la superpotencia.No iba a ser el valiente soldado John Kerry quien dijera lo contra-rio, pues durante su pobre campaña electoral no cesó de afirmar(el 10 de agosto pasado) su total acuerdo con la cruzada de suadversario y que «volvería a votar a favor de la guerra».

La resistenciaNo obstante, la situación iraquí nos ofrece otra lección de

enorme importancia: la certeza de que la agresión ha fracasado.Ha fracasado por dos veces. Sobre el terreno, el ejército más pode-roso del mundo, dotado de la tecnología más avanzada y demedios inigualados de destrucción, carente por añadidura decualquier escrúpulo moral o «humanitario», no logra controlarun país que ya habían asolado ni a una población que suponíade rodillas. La «victoria de la coalición», celebrada con tanto énfa-sis, no tuvo lugar. ¡No hay más que recordar que para Berlusconise trataba solo de «unos cuantos beduinos»! Incluso si olvida-mos por un momento el error estratégico —que ya cometieron enViet Nam y que puede sucederle a cualquier estado mayor— deimaginar que nada se le resiste a quien posee el hierro y el fuegoy si olvidamos asimismo esa miseria cultural y congénita que úni-camente ve en el adversario, sobre todo si es árabe, lo infrahuma-no, lo cierto es que es imposible olvidar que, por mucho que lahumildad no sea una virtud de los yanquis, su arrogancia batecualquier récord cuando se considera la nulidad de los pronósti-cos que hicieron. No, la población no tendió sus brazos a suslibertadores y, si lo hizo, fue para estrangularlos. No, el ejércitoiraquí no se hundió, únicamente cambió de táctica. No, el tejidosocial no se desgarró, y ello a pesar de los golpes recibidos duran-te una década: sunitas y chiítas no se mataron entre sí. Al contra-rio, los «vencedores» cuentan sus muertos y sus heridos por

Georges LabicaFrancia

Ilustraciones: Darien

Las ventajas a favor de la luchacontra el terrorismo y del discursoque le presta una base ideológica,

son considerables. No solo consistenen hacer que las industrias de la

defensa marchen a todo gas, sinoque se traducen en enormesinversiones en investigación.

millares y se esfuerzan por disimularlosante su opinión pública. A pesar de queno se publican, las negativas de serviren el ejército e incluso las desercionesexisten. El Congreso incrementa sincesar los créditos de guerra y el Pen-tágono el número de sus tropas, asícomo la duración del reclutamiento.La resistencia, cuyo nombre niegan demanera tan patética los medios de co-municación serviles —que solo hablan de «te-rroristas» o «rebeldes»—, no solo seorganizó, sino que todo indica que está for-mada por el conjunto de las fuerzas políti-cas sin distinción, confesionales o no, y quea pesar de algunos grupos manipulados omafiosos, goza de un apoyo popular muyamplio, lo cual le permite intervenir deforma simultánea en todas las regionesdel país. ¿Acaso es necesario precisarque nuestra solidaridad de occidenta-les no nos permite dar consejo algunoa la resistencia iraquí, cualesquiera quesean las reservas que podamos tener ante a tal o cual exceso, puesni siquiera sabemos si se trata de puro bandolerismo en ese caosmonumental que las fuerzas de invasión han creado en el país?No tenemos derecho alguno a juzgar las formas que adopte. Talcomo ha dicho en fechas recientes Walden Bello, presidente deFocus on Global South, «esto ha de ser una lección para la izquier-da… los movimientos progresistas occidentales deben aceptar lainsurrección y la resistencia iraquíes tales como son y no dictar loque deberían ser». ¿Nos habríamos acaso negado en el siglo XVIa apoyar a los campesinos alemanes que se levantaron contra susseñores, solo porque el sacerdote Thomás Münzer se encontrabaa su cabeza? La supuesta recuperación de la soberanía y los anun-cios del calendario, bajo la batuta de Iyad Alaui, un jefe de Gobier-no que es al mismo tiempo agente de contraespionaje, y de J. D.Negroponte, un procónsul que fue supervisor de escuadrones dela muerte en Honduras y en otros lugares, no han hecho, sinoagravar la situación y multiplicar las acciones contra el ocupante.La farsa electoral, anunciada con gran refuerzo de propaganda,ha sido tan convincente, popular y democrática como lo fueel régimen de Laval en la Francia nazificada o el del emperadorBao-Dai en la Indochina colonial, más cercanos de nosotros, fran-ceses, que el de Karzai en el Afganistán liberado. ¿Será precisoañadir que la rapacidad financiera, tan claramente expuesta porMichael Moore en su Fahrenheit 9-11, todavía no ha alcanzadosus objetivos y que Halliburton sigue sin recuperar sus inversio-nes? El precio del oro negro sube y los contribuyentes se angus-tian por la factura.

El segundo fracaso se sitúa en el plano de la conciencia, perono solo en la de la nación iraquí, sino en esa que sin exageracio-nes podemos denominar universal. Recordemos el extraordinariomovimiento de opinión —sin precedentes históricos— que entodos los países se expresó contra la agresión. En realidad setrataba menos de opinión pública que de pueblos y los más deci-didos fueron precisamente los pueblos de los gobiernos de la«coalición», lo cual dejó clara, dicho sea de paso, la auténticanaturaleza de las democracias burguesas. En contradicción con

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las cobardías o las complicidades de los dirigentes, este movi-miento no se debilitó. Incluso obtuvo algunos nuevos éxitoscon la retirada de las tropas que impusieron las manifestacio-nes (España, Filipinas). ¡La opinión favorable que tenían lospropios sujetos del imperio de la aventura iraquí ha disminui-do desde un porcentaje superior al 80% a menos del 50%!Estamos en presencia de una conciencia de masas que no sedeja engañar por las proclamaciones grandilocuentes sobre elDerecho, la Democracia o los Valores ni por las mentiras enbusca de legitimación guerrera «preventiva» ni por las mani-pulaciones que utilizan el chantaje del miedo ni tampoco porlas campañas de desinformación. El discurso del terrorismoproduce sus propios anticuerpos, cuyas redes y cuya eficacia, sibien no han ganado la partida, son tan dominantes que hanabierto una perspectiva de lucha.

Esta lucha «antimperialista» no es de ninguna manera unconcepto teórico o una abstracción. No quebrantará de lanoche a la mañana el yugo del orden hegemónico, pero deahora en adelante dispone de medios para enfrentarse con

ella. Tiene por vocación el reunir a las fuerzas todavía disper-sas que a veces se buscan entre sí, y ello a través de los

foros sociales, los movimientos antiglobales o las or-ganizaciones progresistas más clásicas, con vistas aconstituir «un frente internacional de resistencia de-mocrática», que no puede excluir el recurso a la vio-lencia revolucionaria. Su primera tarea, cuyo ejemplomás inédito y decisivo lo constituye la resistencia deIraq, es inseparable de las manifestaciones militan-tes de solidaridad hacia quienes se encuentran enlos puestos avanzados: el pueblo iraquí y, junto a él,

el pueblo palestino y todos los parias de la Tierra,tanto del Norte como del Sur, de cuya esperanzason el estandarte.

Una versión ligeramente más breve de estetexto apareció en L’Ernesto (Roma, agosto de2004) y Utopie critique (París, septiembre de2004).

Notas1. Faluya ha engordado la lista de ciudades mártires, junto con Guernica,

Dresde, Coventry, Oradour, Hiroshima o Nagasaki. Una reproducción del lienzo dePicasso sobre Guernica, editada por el Ministerio venezolano de la Cultura, llevaen sobreimpresión la palabra «Faluya».2. Los especialistas hablan, incluso, de «genocidio cultural». El doctor Curtis,director de las antigüedades del Oriente Próximo en el British Museum ha entrega-do un informe sobre las destrucciones de sitios arqueológicos cuyas informacioneshan sido calificadas de «terroríficas» por Lord Redescale, presidente de la Comi-sión Parlamentaria británica de Arqueología (véase Joëlle Penochet, Combat-Nature, nº 143, noviembre de 2003).3. El Iraq conquistado ha tenido que pagar enormes «daños de guerra» a susvencedores; por ejemplo, 16 000 millones de dólares a Kuwait, 2 000 millones a la«Comisión de indemnización» de la ONU, que entregó 70 millones a EE.UU. y aGran Bretaña. Las multinacionales se llevan la parte del león de esta mina: 18millones a Halliburton, 7 a Beschtel, 2,3 a Mobil, 1,6 a Shell, 2,6 a Nestlé, 3,8 aPepsi, 1,3 a Philip Morris y 321 a Kentucky Fried Chicken; en 1999, Texaco habíarecibido 505 millones de dólares.4. Véase Le grand échiquier.5. Véase la última producción del propio Brzezinski, Le vrai choix.6. Véase la entrevista aparecida en Le Monde des religions, enero-febrero de2005.7. Véase L’Empire de la peur.

Traducido para Rebelión por Manuel Talens

http://www.lajiribilla.cu/2005/n200_03/200_04.html

tra vez se discute en Ginebra,como cada año, sobre dere-chos humanos. Son los repre-sentantes de 61 países que sesupone valoren y acuerden

sobre las cosas que debemos tener o quese nos quiere dar en materia de libertades y

derechos. Para eso se cree que nos concertamosy nos asociamos en el mundo y no para justificar y

bendecir que se nos quiera quitar lo poco que yahemos alcanzado.

Pero es este sinsentido lo que ha sucedido y sucedecada año con Cuba, y seguramente en alguna medida conotros países, en esa Comisión que cada año discute enGinebra.

Lo que le quieren quitar a Cuba es lo mismo que noquieren que tengan otros, en América Latina y en el restode los países periféricos del mundo.

Que no haya una sola persona que tenga que acostar-se un día sin comer, aunque no se coma bien todos losdías ni se tenga acceso a los disfrutes de la gastronomía.

Que no haya enfermo que quede sin atención médi-ca, y medios de prevención, aunque sea insuficiente elequipamiento, afecte la falta de recursos, y la escasez demedicamentos obligue a incómodas racionalizaciones.

Que no haya quien carezca de un techo bajo elcual abrigarse y un lugar para dormir, aunque sea fre-cuente que dos o más familias tengan que compartirel espacio de una, y que el deterioro de la viviendallegue a ser apreciable, en tanto la capacidad de cons-trucción no pueda alcanzar a la demanda que crece.

Que no haya familia que no pueda educar a sushijos, desde la enseñanza primaria hasta la universi-taria, sin que se vean en la disyuntiva de tener queinterrumpir sus estudios para incorporarse al mer-cado laboral, para contribuir, aunque sea precaria-mente, a la subsistencia familiar.

Que no exista ciudadano o ciudadana en edadlaboral sin la posibilidad de un empleo remunera-

do, aunque los salarios solo alcancen para asegurarniveles de vida muy austeros.

Que ni una sola familia, por humildes que sean suscondiciones de vida, esté privada de un funeral dignopara sus seres queridos, sin que un negocio de la muertelos lleve a endeudarse por años.

Que nadie tenga que vivir en la zozobra de unas fi-nanzas domésticas que nunca alcanzan, sin saber si podránpagar los gastos de salud, la educación de los hijos, lavivienda, el pan de cada día o el funeral de la abuela.

Podría hacer mayor el inventario, pero no hace falta.Nada más que intento pasar revista al balance entre loque se nos quiere quitar y lo que se nos quiere dar,porque la resolución que año tras año los represen-tantes del más encumbrado y abusivo de los pode-res imperiales de la historia humana hacen votarcontra Cuba, presume de dar algo que les falta a

los cubanos y oculta la verdadera intención. La de quitarlesa los cubanos lo que han logrado ya conseguir. No solo sinsu ayuda, sino a pesar de los obstáculos y agresiones a quelos han sometidos durante casi medio siglo.

Causa mucho dolor, e incluso vergüenza, ver en Ginebra arepresentantes de países que tienen que padecer, incluso elflagelo del hambre en grandes proporciones, plegarse a laspresiones de EE.UU. para condenar al sistema cubano. Paísesque, en sentido opuesto, votan año tras año en la AsambleaGeneral de Naciones Unidas por el levantamiento del bloqueonorteamericano a Cuba y, sin embargo, en Ginebra no alcan-zan a resistir las presiones humillantes de las que se les haceobjeto y terminan dando su voto a la infamante escaramuzahegemónica armada por el imperio.

Como si no se viera qué es lo que se le quiere quitar aCuba, y no se quiere que otros tengan, y nada que en Cubafalte, lo que esconde la tinta de esas resoluciones. Subrayo, loque no se quiere que otros tengan, porque en el fondo esacondena de año tras año no va dirigida contra Cuba solamen-te. Yo diría que ni principalmente contra Cuba. Va dirigida aun concierto de países sometidos a un estado de dependenciapara cuyos pueblos el imperio ha decretado hace mucho queno hay oportunidades de justicia, seguridades, equidad y paz.Por eso es particularmente triste ver que los representantes demuchos de esos países acaben alineándose en contra de suspropios intereses, y no solo contra Cuba.

Tampoco quiero decir que en Cuba no falten cosas, en elplano material o en el institucional. Pero lo que no puedeaceptarse siquiera es la discusión a partir de la agenda dequien quiere privarte de todo. Especialmente cuando es, en elfondo, contra esa agenda, contra la que votamos abrumado-ramente cada año en la Asamblea General, sin que el imperiosiquiera se dé por enterado.

En Cuba no pueden exhibir crimen político, torturas, desapa-recidos, un nivel de violaciones en el cual nuestros acusadoresincurren, y ya ni siquiera pueden disimular. Y no tienen otroargumento que centrar la atención en una casuística, muy po-lémica por cierto, de restricciones a la formación de una oposi-ción organizada. Lo desproporcionado de esta agendaevidencia que lo primero que nos quieren quitar es la sobera-nía. Y por supuesto se trata también de algo que no se quisieraque otros tengan. De hecho, aquí se trata de algo que quisieranque más nadie tenga ni siquiera sus principales aliados. Lavisión de la soberanía que solo admite un soberano, comodemuestra la ruta que va de Kosovo a Iraq.

Esta es una discusión que no se limita a Ginebra y al casode Cuba. Ginebra tiene que cambiar. La agenda de la discu-sión de los derechos humanos tiene que cambiar, porque enlos últimos años está creciendo el mapa de las resistencias y loque hace hoy la Comisión de Ginebra se vuelve anacrónico.

http://www.lajiribilla.cu/2005/n202_03/202_01.html

AurelioAlonso

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A veces, con el periódico del díaen las manos, me pregunto quése hubiera escrito, qué habríapasado, si hubiera sido en unaprisión cubana en la que 135

presos mueren achicharrados mientras uno delos guardianes, con la llave en la mano, alega:«ahí no hay ningún familiar mío».

A veces, mientras reviso la actualidad diaria, me pregunto quéhubiera pasado de haber sido miembros del Ejército cubano losautores de la emboscada y el ametrallamiento de una periodistaitaliana en Cuba, qué hubiera pasado, qué se hubiera escrito, dehaber sido soldados cubanos los que dieran muerte a un agenteitaliano.

Me pregunto qué estaríamos diciendo de ser en Cuba donde,en los últimos tres años, los policías fusilaran a 500 alegados delin-cuentes, en los pretendidos intercambios de disparos.

Qué pasaría de haber sido el ejército cubano quien secuestrara,asesinara y descuartizara a un grupo de pobladores, incluyendoniños, como el infame crimen cometido en estos días por las tropasde Uribe en Colombia.

A veces, mientras oigo los informativos, me pregunto qué hu-biera pasado de haber sido en La Habana donde las discotecasorganizan a la franca, impunemente, concursos tan execrables comoel ocurrido en estos días en la discoteca dominicana Le Blanc Danceand Louge, en el que dos jóvenes murieron tratando de ganarse losdiez mil pesos de pago a quien bebiera más tequila.

Me pregunto qué se estaría diciendo si en un centro de recogidade menores del Estado cubano, fuesen violadas más de veinte niñasdurantes los últimos dos años.

Me pregunto qué estarían comentando algunos locales hace-dores de opinión si los «disidentes» cubanos estuvieran presos enlas condiciones en que están los secuestrados en Guantánamo porel gobierno estadounidense.

Me pregunto qué estaríamos hablando de haber sido el tratodel ejército cubano a los «disidentes» de la Isla, semejante al obser-vado con los presos en poder de las tropas invasoras en Iraq.

Me pregunto qué estaríamos diciendo de Cuba si el Congresode ese país respaldara a sus miembros en el tráfico de chinos ode ilegales, qué estaríamos hablando ante la diaria apariciónen La Habana de cadáveres, especialmente de mujeres, a vecesdescuartizados.

Me pregunto... si hubiera sido en Cuba.

http://www.lajiribilla.cu/2005/n201_03/201_20.html

KoldoRepública Dominicana

Si hubierasido en

CubaCuba

Ilustración: Idania

repiteEl libreto se

Ángel Guerra CabreraMéxico

El representante de EE.UU. en la Junta de Gobernadores del OrganismoInternacional de Energía Atómica (OIEA), Jack Sanders, reiteró en unareunión en Viena que ese órgano directivo «no puede ignorar para siempre suobligación estatutaria de elevar esta cuestión al Consejo de Seguridad delas Naciones Unidas». La «cuestión» es notoria: Washington insiste en queIrán se propone fabricar armas nucleares. Días antes, el subdirector generalde la OIEA, Pierre Goldschmidt, había proporcionado a los miembros de laJunta una actualización del informe de noviembre último preparado porlos inspectores de la OIEA en Irán, quienes verificaron que Teherán había

suspendido voluntariamente sus actividades de enriquecimiento de uranio cuando inició negocia-ciones sobre el tema con Alemania, Francia y el Reino Unido. Verificaron, además, que Irán acata lasobligaciones que contrajo como Estado parte del Tratado sobre la no proliferación de armas nuclea-res de la ONU y de su Protocolo adicional. Pero W. Bush no lee esos documentos y a los neoconser-vadores poco les importan. Sus bocas dictan cuál es la realidad.

Goldschmidt señaló al presentar el informe que Teherán ha incrementado sustancialmente sucolaboración con la OIEA y permitido «el acceso oportuno a sus instalaciones y materiales nuclearesen virtud del acuerdo de garantías». Da igual. W. Bush afirmó sin pruebas que Iraq ejecutaba unprograma de rearme nuclear, que poseía enormes depósitos de armas biológicas y químicas y quemantenía estrechas relaciones con Al Qaeda. Nada de eso resultó cierto, pero por qué privarse ahorade usar la técnica encontrada. La nueva secretaria del Departamento de Estado, Condoleezza Rice,asevera que Teherán incumple sus obligaciones internacionales, aunque el tiempo no le alcanza parademostrarlo. De Iraq se dijo que no cumplía las resoluciones del Consejo de Seguridad, aunque sí lohacía. Cabe señalar de paso que W. Bush y sus acólitos nunca mencionan el robusto arsenal nuclearde Israel, que nunca adhirió al Tratado de no proliferación y nunca permitió que la OIEA lo inspeccio-nara. Es que una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa.

La Casa Blanca hizo caso omiso de las inspecciones de la ONU que no encontraban armas dedestrucción masiva en Iraq. Tampoco ahora escucha al diplomático egipcio y director general de laOIEA, Mohamed El Baradei, quien señala que ni los datos de inteligencia ni la labor de sus inspecto-res han aportado evidencias de que Irán se propone tener armas nucleares (The Washington Post,16/2/05). Teherán reitera que el reactor de agua pesada que construye en Arak, localidad del centrodel país, y que se terminará en cuatro años más, servirá para incrementar el suministro de energíaeléctrica para la población y la industria. «Lo que el petróleo hizo por Irán durante más de cien años,la tecnología nuclear puede hacerlo en 20», afirmó el ex viceministro de Defensa iraní, Alireza Akbari(The International Herald Tribune, 7/3/05). Y luego: el petróleo no durará para siempre.

En una conferencia poco habitual de expertos nucleares —tres de ellos norteamericanos— quese llevó a cabo en Teherán el fin de la semana que pasó, Hassan Rowhani, director del proyectonuclear iraquí, advirtió que si EE.UU. empuja al Consejo de Seguridad a imponer sanciones a Irán «laseguridad y la estabilidad de la región se tornarían problemáticas». Y no solo: «(las sanciones)causarían problemas en el mercado energético regional, pero también en la economía europea ytodavía mayores en EE.UU.» (The Australian, 7/3/05). Por su parte, el ex presidente Hashemi Rafsanjanirecalcó que el Tratado sobre la no proliferación de armas nucleares faculta a los Estados parte aconstruir centrales nucleares con fines pacíficos y que ese es un derecho al que Irán no renunciará.«No podemos detener nuestro programa nuclear —asentó— y no lo haremos. No se le puede quitara un país la tecnología que ya tiene» (Fox News, 6/3/05).EE.UU. y varios países europeos acordaron enla década de los 70 instalar 20 centrales nucleares en el Irán del Sha, pero rompieron el compromisode inmediato en 1979, cuando el Ayatola Jomeini tomó el poder. Lo dicho: una cosa es una cosa yotra cosa es otra cosa.

Teherán llegó con desconfianza a la segunda ronda de negociaciones con Alemania, Francia y elReino Unido que se iniciaron en Ginebra el martes 8.

Los europeos exigen que Irán detenga el enriquecimiento de uranio como único «acuerdo degarantías» posible a cambio de algunos incentivos económicos. Pero «Europa no ha presentadoningún plan o propuesta ni tomado iniciativa alguna respecto al establecimiento de garantíasobjetivas», declaró a la agencia noticiosa IRNA, Hossein Moussavian, representante iraní en lasnegociaciones (www.channelnewsa sia.com, 6/3/05). Entre las promesas europeas figura la posibili-dad de que Irán ingrese en la Organización Mundial de Comercio, un derecho de todo país cuyo

Juan GelmanArgentina

ejercicio EE.UU. ha vetado sistemáticamente a Teherán. Para los «halcones-gallina», las sanciones que elConsejo de Seguridad aplicaría a Irán abrirían la puerta de otra invasión. Obcecados por su sueño imperial,no los arredran ciertos hechos: que Irán es un país montañoso y no llano como Iraq; que tiene casi 70millones de habitantes y no 25 como Iraq; que su ejército cuenta con armas modernas a diferencia del Iraqde Hussein. Los 1 500 muertos y casi 20 000 heridos que la guerra de Iraq le viene costando al pueblonorteamericano son bajas que en Irán podrían aumentar abruptamente.

http://www.lajiribilla.cu/2005/n201_03/laopinion.html

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