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1 PATRICIA VERDUGO "LOS ZARPAZOS DEL PUMA"

Zarpasos Del Puma

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    PATRICIA VERDUGO

    "LOS ZARPAZOS DEL PUMA"

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    Captulo 1: El hombre del golpe * - Usted es el hombre, mi general -dijo el coronel con tono solemne, al mismo tiempo que detena la marcha y rubricaba sus palabras con un asentimiento de cabeza. * - No, no puede ser, contest el general Sergio Arellano Stark. * - Por qu no, mi general?, insisti el coronel. * - Usted lo sabe tan bien como yo... Cmo voy a pasar por encima de 18 generales ms antiguos que yo? Usted sabe lo que eso significa para el Ejrcito -replic el general Arellano. * - S, lo s. Pero el hecho es que nosotros estamos con usted, mi general, insisti el coronel. El general Sergio Arellano Stark era "el hombre" del golpe militar, al promediar el invierno de 1973, para los que complotaban en el Ejrcito, la Fuerza Area y la Armada, pese a que prcticamente no tena mando de una gran tropa. Estaba a cargo del Comando de Tropas de Pealoln; en el sector oriente de la capital chilena . que inclua Telecomunicaciones y Aviacin militar. Pero su innato don de liderazgo, sumado a sus conocimientos de la poltica local, su anticomunismo y sus contactos con el Partido Democratacristiano (haba sido edecn militar del Presidente Eduardo Frei), lo haban llevado a dirigir la iniciativa golpista que se mova sigilosamente en cuarteles y academias uniformadas. Despus del fallido "tanquetazo" del 29 de junio de 1973, los complotadores lograron un biombo autorizado por el Alto Mando para justificar sus encuentros y acciones: el "Comit de los Quince", un grupo de trabajo formado por cinco altos oficiales de cada rama que deban estudiar la situacin y proponer soluciones al Ejecutivo. No todos los generales y almirantes participaron del secreto. Pero el general Arellano no dio puntada sin hilo. Se encarg del "Plan Campana", cuyo objetivo era averiguar la capacidad de fuego de los cordones industriales y proponer la frmula para anular el peligro. Y para ello debi tomar contacto con los oficiales de la Academia de Guerra del Ejrcito. De la zona cntrica no se preocuparon: el peritaje balstico ordenado por el general Augusto Lutz, director del Servicio de Inteligencia, indicaba con claridad qu tipo de armamento y desde dnde se haba disparado contra los militares en la intentona golpista del 29 de junio. Los complotados creyeron estar en serio peligro, a fines de agosto, tras la dimisin del general Carlos Prats a la comandancia en jefe del Ejrcito . Porque en la primera reunin con su sucesor, el general Augusto Pinochet, le escucharon decir con abierto enojo que "lo que han hecho a mi general Prats se lavar con sangre de generales" y, acto seguido, les pidi sus renuncias. Los generales Arellano, Palacios y Viveros no entregaron sus renuncias por escrito. Y, al paso de las horas, temieron que todo se fuera por la borda si Pinochet los destitua. El general Arellano decidi, entonces, que haba llegado la hora. Encarg a su hijo abogado - del mismo nombre- que se contactar con el hijo del Contralor General de la Repblica, Hctor Humeres, y lograra un aviso inmediato si el decreto de destitucin llegaba a la Contralora, as como procurar que detuviera el proceso de "toma de razn".

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    El tenso fin de semana debi culminar con el "vamos" al golpe militar el lunes 27 de agosto para entrar en accin el mircoles 29 . Los generales Arellano, Palacios, Nuo y Viveros afinaron todos los detalles: los profesores de la Academia de Guerra traspasaran la orden a los comandantes de unidades. Se esperaba contar con gran parte del Ejrcito y la totalidad de la Armada y la Fuerza Area. Por Carabineros, el general Yovane aseguraba que podra neutralizar las fuerzas en pro del gobierno. Pero el propio general Pinochet se encarg de desarticular el movimiento. Ese mismo da lunes 27 se reuni con el alto mando militar y -sorpresivamente- cambi su discurso: en lugar de insistir en las renuncias, habl de estrechar filas dentro del Ejrcito y con las otras ramas armadas... y plante la posibilidad de una "intervencin militar" si las circunstancias lo hacan necesario. Qu hacer? Era fiable o no el general Pinochet?.. Hasta entonces, "todos creamos que Pinochet se opona al golpe", recuerda el general Nicanor Daz Estrada, uno de los principales gestores del complot por parte de la Fuerza Area. Federico Willoughby, participante del complot por el grupo de civiles del movimiento militarizado de extrema derecha "Patria y Libertad" (vocero del gobierno militar tras el golpe), explic as lo sucedido: * - Pinochet era un hombre de mucha confianza para Allende...Si lo nombr comandante en jefe! Hay una mistificacin en torno a la personalidad del general Pinochet que lo pudiera hacer aparecer como un traidor, en el sentido de que es un hombre que cambia demasiado rpidamente de una posicin a otra. Mi explicacin, por lo que yo conozco, es que l es ciento por ciento militar, un hombre que entra a los quince aos al Ejrcito, es decir, lleva casi sesenta aos en la institucin, y tiene que mantenerse dentro del Ejrcito para avanzar y para subir, siguiendo las corrientes de la poca, siguiendo las opiniones predominantes, porque el que no lo hace as, se va, es expulsado por el sistema. Entonces, si hay que ser catlico, es catlico; si hay que ser masn, es masn; si hay que cuadrarse antes los polticos, se le cuadra a los polticos, si es Fidel Castro, se le cuadra a Fidel Castro. Por eso no lo ha hecho solamente Pinochet, lo han hecho todos los que permanecen en las instituciones uniformadas, siempre. El que ha sido siempre el ms leal colaborador de su jefe. Entonces, claro, era el hombre de mayor confianza para el general Prats. A su turno tambin puede sucederle. Lo que pasa es que Pinochet no le solt prenda a nadie. Fue absolutamente cauteloso y desconfiado. Igualmente cauteloso y desconfiado , el general Arellano discuti largamente el asunto con los otros conjurados. Toda la Armada, toda la Fuerza Area, la mayor parte del Ejrcito y buena parte de Carabineros parecan asegurar el triunfo. Obviamente se minimizaban los costos si se lograba que el comandante en jefe del Ejrcito encabezara la accin, dada la prusiana formacin castrense. Decidieron que Pinochet sacara la misma cuenta. El da clave para el general Arellano fue el sbado 8 de septiembre. Ya el golpe tena su da "H". No poda ser ms all del 19 de septiembre, para no tener que rendirle honores al Presidente Allende en la Parada Militar y... evitar el peligro de ser detenidos todos juntos si el complot se hubiera filtrado. No poda ser en da lunes, porque los mnimos preparativos en la vspera -domingo- daran motivo de alerta. S, deba ser un martes. Que sea el martes 11!

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    Willoughby seala: "Efectivamente, circul la especie de que el general Sergio Arellano Stark visit al general Pinochet el da sbado 8 de septiembre para sealarle que si l no iba, se iba a quedar abajo no ms. As fue. Para todos los efectos prcticos, Arellano, es cierto, era el hombre que representaba estos sentimientos dentro del Ejrcito, era la voz cantante del desencanto". Y el general Daz Estrada, casi diecisis aos despus, en su departamento de la comuna de Providencia, record: * - Ya estbamos a punto y nadie haba hablado con Pinochet. Yo haba estado hablando solamente con Arellano. El sbado 8, por la maana, le insist: "Y bueno, cundo van a hablar con Pinochet?" Me respondi: "Esta tarde voy a ir a su casa". Como el almirante Carvajal estaba en Via y volva con noticias esa noche, le dije a Arellano: "Juntmonos en la casa de Carvajal a las nueve y media" Arellano no lleg a la reunin. Recuerdo que le coment a Carvajal: "Deben haberlo tomado preso despus de hablar con Pinochet". Porque jugbamos con fuego, no sabamos cmo iba a reaccionar Pinochet. Y sigue Daz Estrada: * - Me desped a Carvajal a las once y media de la noche. Tom mi auto y me dirig hacia la salida de la Quinta Normal, por calle Santo Domingo. Justo voy doblando cuando aparece el general Arellano, caminando, muy elegante: * - De dnde viene, general? -le pregunt Daz Estrada. * - De un matrimonio -contest Arellano, muy tranquilo. * - Habl con el general Pinochet? -insisti Daz Estrada. * - No, no habl -dijo, lacnicamente Arellano. * - Y, entonces, qu viene a hacer aqu? Alz su voz ronca el general de la FACH, molesto consigo mismo por haber temido que Arellano estuviese preso. La versin de Daz Estrada agrega que dos capitanes de navo - que haban salido de la reunin, se acercaron y les insinuaron seguir hablando en la casa de uno de ellos para evitar tan peligrosa discusin en plena calle. "El general Arellano no se atrevi a hablar con Pinochet", asegura Daz Estrada. Pero el general Arellano tiene otra versin. Ese sbado 8, tras informar a otros generales de Ejrcito, lleg a la casa del general Pinochet alrededor de las 20,30 horas: "Su reaccin fue una mezcla de sorpresa y molestia. Al tomar conciencia de que slo se requera su adhesin a una decisin ya tomada, pareci abrumado". Y cuando Arellano le dijo que el comandante en jefe de la Fuerza Area estaba esperando su llamado telefnico, Pinochet "pidi unos minutos, asegurando que luego lo hara. Por ahora necesitaba reflexionar". En ese momento conforma la clave de la posterior defensa del general Arellano: el momento en que revela a su comandante en jefe que la accin golpista est en la recta final y le ofrece su conduccin. El hecho es que el general Leigh no recibi llamada alguna ese da. Y cuando ya tena escrita la proclama del golpe, decidi ir a la casa de Pinochet, como a las cinco de la tarde del domingo 9, interrumpiendo la fiesta de cumpleaos de la pequea Jacqueline. Su recuerdo de esa conversacin indica que Pinochet efectivamente haba hablado con Arellano: * - Estaba en una posicin muy tranquila, me escuch el planteamiento en el sentido que no le veamos vuelta al asunto. "Qu piensas hacer t? Porque lo

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    que es nosotros, no damos ms. Creo que estamos ya en un punto en que, si no actuamos, el pas va al caos", le dije. * - Y qu le contest el general Pinochet? * - Me dijo: "T has pensado en que esto nos puede costar la vida a nosotros y a muchos ms?". Lo he pensado, respond. La reunin fue interrumpida por la llegada de los enviados del almirante Jos Toribio Merino: los almirantes Carvajal, Huidobro y el comandante Gonzlez. Traan el breve texto manuscrito que sellara el golpe. Leigh firm de inmediato. Pinochet vacil. "Si esto se filtra, puede sernos de graves consecuencias", dijo Pinochet, segn lo recuerda Leigh. * - Pinochet dud unos instantes y el general Leigh lo empuj dicindole: "Decdase, mi general, firme". Pinochet fue a su escritorio, abri un cajn, sac lapicera y un timbre. Y finalmente firm -recuerda - Daz Estrada. *** A partir de ese momento, la alerta roja invisible comenz a ulular sin descanso. A treinta y seis horas del golpe militar, el general Augusto Pinochet pasaba a formar parte del complot. Si algo le suceda, sera reemplazado por el general Oscar Bonilla. Uno de los primeros acuerdos fue poner a salvo a las familias para el caso de que algo fallara. Cada uno decidira su lugar ms seguro. El general Pinochet eligi la Escuela de Alta Montaa. A una hora no determinada del lunes 10, Luca Hiriart de Pinochet y sus hijos menores llegaron al recinto militar comandado por el coronel Renato Cantuarias Grandn. Qu razn le dio ella para justificar la presencia de la familia del comandante en jefe? Qu necesitaban un descanso ante la tensa situacin de la capital? Lo que estaba claro es que ella no poda hablarle del golpe inminente porque el coronel Cantuarias estaba catalogado como "no fiable" por los computados. Por qu eligi Pinochet la Escuela de Alta Montaa y al coronel Cantuarias como el "lugar seguro" para su familia? Una respuesta la da su primo, el ex ministro Orlando Cantuarias, quien ocup la cartera de Minera durante la Administracin Allende: "Mi primo era un caballero, muy correcto, leal y noble. Y no tengo duda que, si el golpe hubiera fracasado, l se habra jugado por sacar de Chile a la esposa y a los hijos de Pinochet. No me cabe duda alguna que los habra puesto al otro lado de la frontera, que est a tan pocos kilmetros". Otra explicacin, dada en fuentes castrenses, fue ms dura: "Pinochet, dirigi el golpe desde Pealoln, donde dispona de helicpteros para llegar rpidamente a la Escuela de Alta Montaa. Si el golpe fracasaba, poda escapar por esa va y cruzar la cordillera. Incluso ms. Si lo decida a tiempo, poda usar al coronel Cantuarias -conocido como proclive a la Unidad Popular- para iniciar desde all la ofensiva contra los insurgentes y tratar de salvar la situacin, mantenindose en el poder castrense".

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    La versin de lo que realmente ocurri en la Escuela de Alta Montaa qued sepultada junto con el acribillado cuerpo del coronel Cantuarias antes de que terminara ese mes de septiembre. Quince aos despus, Willoughby respondi al periodista Sergio Marras: * - Hubo resistencia en el Ejrcito? * - Que yo sepa, no. Entiendo que hubo lugares donde no se acataron las rdenes y de inmediato tomaron medidas disciplinarias con esa gente. Precisamente donde se haba ido la familia Pinochet, en el Regimiento Guardia Vieja, en Los Andes, muri el comandante Cantuarias. All pas la seora Luca con los nios el da 11 de septiembre. * - Se resisti el comandante? * . No s detalles, pero Canuarias muri. El general Daz Estrada dijo: "Al coronel que estaba a cargo de la Escuela de Alta Montaa -justamente donde se refugi la seora de Pinochet para el da 11- lo trajeron preso al da siguiente a la Escuela Militar y le dejaron un revlver sobre la mesa para que se suicidara. * - No lo fusilaron? * - No, se suicid. Qu sucedi realmente? Orlando Cantuarias vio a su primo poco antes de morir y recuerda, con emocin, el encuentro: Despus del 18 de septiembre de 1973, yo andaba escondido en operaciones de desmantelamiento del aparato del Partido Radical. Un da se me ocurri que ya no me buscaban y volv a mi casa. Ese mismo da llegaron a buscarme. Registraron todo. El oficial de Carabineros, luego de dirigir el allanamiento y no encontrar nada anormal, me dijo que desgraciadamente me tena que llevar a la Escuela Militar porque tena instrucciones. "Cuando estaba en la Escuela, me hicieron pasar a una oficina y, de repente, baj Renato, con uniforme de campaa, y con el pauelo de color fuerte que usaban. Me dijo: "Compadre, qu est haciendo a esta hora aqu?" Respond: Qu se yo, pues, compadre, me hicieron venir ac" Y l me dijo: Qu va a decir mi ta? Me va a matar si sabe". "Yo lo vi normal. O quizs el perturbado era yo. Qu si estaba armado? No lo recuerdo. Llam a un teniente y le orden... * Poda dar rdenes? * - S, todo pareca normal. Era algo as como ayudante del Estado Mayor. Despus lo he pensado mejor y creo que era un sutil prisionero. Lo tenan ah a buen recaudo, sin mando de tropa. El hecho es que llam al teniente que era su ayudante, de apellido Allende, y le orden que tomara un jeep y me fuera a dejar a la casa con escolta. Al despedirse me dijo: "No le vaya a decir nada a mi ta, compadre, porque qu va a decir!... l quera mucho a mi mam. "A las dos y tanto de la maana me fueron a dejar a la casa. Y poco despus me vi obligado a entrar a la embajada de Suecia, de la que sal luego. Tres o cuatro das despus de lo ocurrido en la Escuela Militar, supe que mi primo se haba suicidado. Nada ms. Nunca averig nada ms. * - Y le parece posible el suicidio? * - No. Era muy catlico y muy vital. Alguien me dijo, como explicacin oficial, que haba operado un tribunal de honor, tribunal que haba estimado que al no cumplir

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    la orden de bombardear a los obreros de la Minera Andina, lo que corresponda era la degradacin o el suicidio. Pero estoy convencido de que, de una u otra manera, lo mataron... El teniente coronel Olagier Benavente, en cambio, supo -en el Regimiento Talca- que el coronel Cantuarias fue castigado por no llegar a tiempo con sus tropas a Santiago. En el curso de una exhaustiva investigacin, el periodista Ignacio Gonzlez estableci que el movimiento de tropas de Los Andes el lunes 10 de septiembre "se haba originado en una orden impartida desde Santiago: deban dirigirse a la capital un batalln del regimiento Andino, parte de la Escuela de Montaa y un regimiento de San Felipe" No hay ms datos fidedignos al respecto. Sobre el coronel Cantuarias no puede hablarse con su familia directa. La sola mencin hecha por el general Daz Estrada en 1988 le signific la indignada visita de la viuda y la hija, exigiendo que se retractara. Y es que la viuda -Mara Antonieta Bernal Cantuarias, prima a su vez del fallecido coronel- volvi a casarse con un alto oficial de Ejrcito. La hija tambin tuvo contrajo matrimonio con otro oficial y el hijo tambin lo es, ambos del Ejrcito. El ex ministro Cantuarias lo recuerda como "un hombre buena persona, cordial, muy alegre. Amaba la vida. Tena una gran aficin por la lectura, lo que lo haca distinto a otros militares. Mi padre, que era profesor de Historia, tena una gran biblioteca y recuerdo a Renato leyendo mucho. Aseguraba que "no era un hombre de Izquierda ni mucho menos. Si se daba cuenta de la necesidad del cambio, del progreso, de que mejorara la condicin de los sectores desposedos, pero sin afectar el marco de la sociedad en que estaba inserto como militar. Y tena un respeto irrestricto - en eso era tan dogmtico como en la religin catlica que profesaba por la voluntad popular. Por eso se senta cercano a Schneider y a Prats. Ambos lo haban distinguido con su amistad, tanto como pareca distinguirlo Pinochet hasta el golpe militar". Lo vi muchas veces durante el gobierno de la Unida Popular. Iba a verlo al regimiento de Los Andes "Guardia Vieja", donde era segundo comandante, y l vena a verme a m. Luego fue comandante de la Escuela de Alta Montaa, cerca de Portillo. S que cuando fue all el Presidente Allende, Renato, le dijo: "Presidente, bienvenido, aqu tiene el mando y, desde este momento, la responsabilidad por su seguridad est a mi cargo, a los miembros de su escolta les tengo preparado todo, con las mejores atenciones, afuera. Porque a mi regimiento no entran". Le molestaba la guardia presidencial personal de los GAP, as como s que le molestaba que no furamos capaces de terminar con el problema del desabastecimiento de productos esenciales record, el ex ministro Cantuarias. De lo sucedido al coronel Cantuarias supo tambin el mayor Fernando Reveco Valenzuela -quien actu como presidente del consejo de guerra en el Regimiento Calama- cuando lo sometieron a la primera sesin de interrogatorio. * - Dijeron que era un traidor a la patria.. Lo mismo que al mayor Ivn Lavanderos Lataste, quien fue mi compaero de curso y dicen que se suicid en la Academia de Guerra del Ejrcito. En la primera sesin que tuvo conmigo el "polaco" Rodrguez, me amenaz diciendo: "Ya se han matado dos, Cantuarias y Lavanderos".

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    * - Se suicid Lavanderos? * - No creo en su suicidio. Era soltero, hijo nico de madre viuda, sin ninguna tendencia a la depresin. Dicen que tena a un grupo preso, que se le abland el corazn y lo dej frente a una embajada. Y despus, algo ocurri en la Academia de Guerra: lo obligaron a pegarse un tiro o lo mataron. Otra versin asegura que el mayor Lavanderos Lataste fue fusilado en el Estadio Nacional, al igual que otro centenar de prisioneros. Respecto de la accin que le cost la vida, se aclara que "decidi evitar la muerte de 41 uruguayos y los entreg al embajador de Suecia en Chile". Captulo 2: De qu guerra me habla, mi general? La noticia de la extraa muerte del coronel Cantuarias se esparci rpidamente por cuarteles y casinos. En el Regimiento Talca, el comandante Efran Jaa Girn recuerda que "alguien me dijo que se haba suicidado en la Escuela de Alta Montaa. Conociendo a Cantuarias, me pareci muy raro. Porque era tan vital, tan correcto, un militar a la antigua. Pero reconozco que en esos das estaba con tanto trabajo que no hice nada por averiguar ms". El segundo comandante del Regimiento Talca, teniente coronel Olagier Benavente, asegura que "todos sabamos que lo haban matado. Porque no puede ser que, estando detenido en la Escuela Militar y declarando en su proceso, pida permiso para ir al bao y se suicide, se dispare. Todos sabamos que un militar detenido no puede estar armado.. El proceso? Supimos que no lleg a tiempo cuando le ordenaron trasladar tropas de la Escuela de Alta Montaa. Y se deca que era uno de los coroneles leales al general Prats, por eso lo enjuiciaron". El teniente coronel Benavente, quien actuaba como fiscal militar, tena muy presente el caso Cantuarias el domingo 30 de octubre de 1973 cuando el helicptero militar Puma aterriz y lleg al Regimiento Talca el general Sergio Arellano Stark y su comitiva. As lo record: * - La caravana del general Arellano lleg un domingo sin aviso previo. Me llamaron por telfono a la casa y part de inmediato. Yo viva muy cerca. Me extra todo desde el principio, porque el general Arellano lleg con una proteccin militar inusitada, todos de cascos y ametralladoras en mano. De hecho, cuando llegu a la oficina de la comandancia, l estaba instalado ah y su guardia no me permiti entrar. Como haba tantos vericuetos, me met por otra sala y entr no ms... El teniente coronel Benavente evoca la escena con claridad: * - Estaba el general Arellano usando el telfono directo, el que no pasaba por la compaa, hablando a Concepcin. Cuando colg, me pregunt que problemas tena en Talca. Yo le responda que, afortunadamente, no tenamos problemas. El insisti en saber cules eran los casos ms difciles entre los presos polticos. Yo le dije que ninguno en ese momento, porque una semana antes habamos fusilado al intendente Castro en el regimiento". * - En qu calidad actuaba? * - Me dijo que vena con amplias atribuciones del comandante en jefe del Ejrcito, como delegado de l.

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    * - Conoca a algunos de los integrantes de su comitiva? * - S, conoca al menos a dos de los que andaban con l. Marcelo Moren Brito haba sido teniente mo en Cauquenes y tena un historial de locuras, porque era muy exaltado. Estaba tambin Antonio Palomo, piloto del helicptero y tambin subteniente mo en Cauquenes. Un muy buen muchacho. Entre tanto, el comandante del Regimiento Talca estaba en la oficina de la Intendencia. Ah lo llam el teniente coronel Benavente para decirle que el general Arellano quera verlo de inmediato. * - Tom mi jeep y llegu al Regimiento en un par de minutos. El general Arellano me recibi en el Casino de Oficiales. De pie en el saln, con un vaso en una mano y en la otra una metralleta. Omiti el saludo de rigor observado entre caballeros y hombres de armas. Se limit, en forma tajante, a preguntarme el nmero de bajas registradas en mi jurisdiccin. El comandante Efran Jaa recuerda que se sinti sorprendido y ofendido en su doble calidad de Comandante de Regimiento y anfitrin. Y le respondi: * - Mi general, la guarnicin de Talca sin novedad. * - Cmo que sin novedad? Cuntas bajas? -inquiri- con molestia Arellano. * No hay bajas ni procesos en curso, mi general. El nico problema que tuvimos, y que pudo haberse evitado con rdenes oportunas, ya fue resuelto. El ex Intendente fue procesado y fusilado - respondi el comandante Jaa. * - Acaso no sabe que estamos en guerra!- dijo el general Arellano, alzando la voz. * - No s de qu guerra me habla, mi general -contest- Jaa, masticando las palabras. "Yo poda hablarle as, porque l haba sido alumno mo. Yo actu, en el Estado Mayor, como profesor de Inteligencia de los agregados militares. Palacios, Lagos, Alvarez, Benavides y Arellano fueron mis alumnos. Adems, Arellano me escriba desde Espaa llamndome "mi querido amigo". As que cuando lo vi en el casino de mi Regimiento, arrogante y fro, no pude evitar contestarle en tono golpeado". "Le dije que para nosotros era un orgullo que en Talca todo estuviera normal. Le cont que cuando Inteligencia del regimiento me inform que era posible que la cosecha fuera quemada por campesinos descontentos, haba ido en mi jeep, sin armas y slo con el conductor, a entrevistarme con mil 200 campesinos. Que todo se haba aclarado y ellos terminaron apoyando mi gestin como autoridad local. Y que lo mismo hice con los obreros en una reunin en el Estadio Municipal. Le dijo que yo entenda que la Junta Militar necesitaba que el mximo de gente se plegara activamente al apoyo de la nueva gestin gubernamental". * - Y este bando, qu significaba este bando! .interrumpi el general Arellano. El comandante Jaa mir el papel que Arellano lanz sobre la mesa y se lo explic: "Era un bando en que yo llamaba a la ciudad de Talca al reencuentro, a reconciliarnos, en que peda que nos olvidramos de posiciones antagnicas., que el pueblo se uniera a sus Fuerzas Armadas para as mantener la paz interna. El general Arellano me rechaz la explicacin. Estaba muy enojado. Despus lo entend: yo estaba llamando a la amistad cvico-militar en un momento que no calzaba con los planes superiores, justo cuando se buscaba exacerbar la furia militar contra la Izquierda usando el llamado Plan Zeta. Pero Talca no calzaba con

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    el plan. Estaba todo tranquilo, justo cuando se requeran muchos presos y procesados para acusarlos por el Plan Zeta". El comandante Jaa recuerda que, finalmente, le dijo al general Arellano que el coronel von Chrimar haba revisado todo lo obrado en Talca y haba rendido informe al general Washington Carrasco, jefe de la Divisin, quien haba mostrado su total conformidad: "No quera escuchar. Estaba muy molesto." Le orden que esperara en una sala prxima a la Comandancia. Y se reuni con otros oficiales del regimiento: "Yo esper con un estado anmico especial, tranquilo por haber cumplido con mis deberes y preocupado por la actitud del general Arellano". "Una hora despus me comunic que en su calidad de Delegado del Comandante en Jefe del Ejrcito y de la Junta de Gobierno, yo debera entregar el mando para continuar mis servicios en el Estado Mayor del Ejrcito". * - Tmese el tiempo necesario para este efecto - dijo finalmente Arellano. * - A primera hora entregar el mando - respondi el comandante Jaa y de inmediato hizo el saludo militar de rigor, dndose la media vuelta. El general Arellano comunic al teniente coronel Benavente que deba asumir transitoriamente el mando del Regimiento y se fue tras firmar el siguiente documento, con carcter de "Reservado". RESERVADO Ejrcito de Chile. Comando de Tropas del Ejrcito. Delegado Junta Militar de Gobierno. Talca, 30 de septiembre de 1973 ORDEN N 1 DEL DELEGADO DE LA JUNTA MILITAR DE GOBIERNO Y DEL COMANDANTE EN JEFE DEL EJRCITO CONSIDERANDO: 1- Que el Intendente de Talca y Comandante del Regimiento de Montaa N 16 "Talca", TCL. EFRAIN JAA GIRON no ha dado debido cumplimiento a lo dispuesto por la Junta Militar de Gobierno en Jefe del Ejrcito. 2- Que los allanamientos a partir del 11.IX.973, se efectuaron con retraso y no con la intensidad que el caso aconsejaba. 3- Que no se cumpli la orden del Cdte. En Jefe de la III D.E., transmitida el martes 11.IX.973 por el Jefe del Estado Mayor, CRL., LUCIANO DIAZ MAIRA, de nombrar Director del Hospital Regional al CAP. De Sanidad CARLOS VALVERDE VILDOSOLA en vez del Dr. Alberto Contreras Garrido de filiacin comunista, el cual se mantuvo en funciones hasta el jueves 13.IX.973, fecha en que se nombr al CAP. De Sanidad de Carabineros CARLOS CAPONASSI. 4- Que se mantuvo en sus puestos a los Jefes de Servicio de la Unidad Popular hasta el jueves 13.IX.973, con todos los problemas que ello significaba y proporcionndoles la oportunidad de destruir documentacin comprometedora y

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    de cometer todo tipo de irregularidades. Todo ello sin considerar el peligro a que pudo haberse sometido el regimiento ante la reaccin desfavorable de la poblacin civil si hubiera sido incitada por los Jefes de Servicio de la UP que se mantuvieron en sus puestos los das 11, 12 y 13 IX. 973. 5- Que no se cumpli la orden de detener al ex Intendente de la Provincia GERMAN CASTRO, de filiacin socialista, impartida telefnicamente por el Cdte. En Jefe de la III D:E. General de Brigada WASHINGTON CARRASCO FERNANDEZ, el martes 11.IX.973 a las 08.30 horas, ya que en vez de enviar en forma inmediata una patrulla a cargo de un Oficial, le avis telefnicamente al interesado que se presentara al Regimiento en calidad de detenido, lo que aprovech para fugarse, organizar una guerrilla y asaltar el retn de Carabineros de Paso Nevado el mismo da a las 12.30 horas, ocasionando heridas graves al Cabo ORLANDO DEL C. ESPINOZA FAUNDEZ, quien falleci posteriormente. Que la comunicacin a la Prefectura de Carabineros para que cumpliera la orden de detencin lleg tarde ya que GERMAN CASTRO, debidamente advertido por la llamada telefnica antes mencionada, se haba fugado de la Intendencia. ORDENO: 1. -Relvase con fecha 30 de septiembre de 1973 de su cargo al Intendente de la Provincia de Talca y Comandante del Regimiento de Montaa n 16 "Talca" al TCL. EFRAIN JAA GIRON. 2. EL TCL. OLAGIER BENAVENTE BUSTOS pasar a desempearse , a partir de esta fecha y en forma interina, como Intendente de la Provincia de Talca y Comandante del Regimiento de Montaa N 16 "Talca". 3- El TCL. EFRAIN JAA GIRON se presentar al Jefe de Estado Mayor general del Ejrcito, General de Divisin don ORLANDO URBINA HERRERA, el lunes 1 de Octubre de 1973. SERGIO ARELLANO STARK GDB Oficial Delegado del Presidente Junta de Gobierno y Cdte. En Jefe del Ejto. DISTRIBUCION: 1. - Sr. Presidente de la J:M. de Gobierno. 2. - Sr. Jefe del Estado Mayor General del Ejrcito. 3. - Sr. Cdte en Jefe de la III D.E. 4. - TCL. Efran Jaa Girn. 5. - TCL Olagier Benavente Bustos 6. - GDB. Sergio Arellano Stark. La copia del comandante Jaa Girn nunca lleg a sus manos. Casi 16 aos despus, revisamos juntos los cargos y escuch sus descargos, evocando el contexto de esos das entre el golpe militar de 1973 y la visita inspectiva del general Arellano que puso brusco fin a su impecable carrera militar. * - Se efectuaron realmente los allanamientos con retraso y sin la intensidad que el caso aconsejaba?

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    * - Mire, hasta el da 11 de septiembre mis fuerzas estaban desplegadas en un dispositivo de defensa para garantizar la estabilidad constitucional y mantener la seguridad en las reas de inters estratgico. Incluso la noche del 10 de septiembre increment los efectivos de patrullaje ya que se haban identificado los atentados terroristas. * - Quienes eran los terroristas? * - Gente de extrema derecha.. Quemaban neumticos para montar barricadas, ponan miguelitos en calles y carreteras, hacan explotar bombas, disparaban. As que esa noche del 10 al 11 estuve hasta las seis de la maana pasando ronda por diferentes reas. Dorm apenas un par de horas en mi oficina y me despertaron cuatro oficiales para decirme que algo estaba ocurriendo en Santiago. Era el golpe... * - Cuntos oficiales haba en su regimiento? * - Slo 22 * - Discutan la situacin poltica antes del golpe? * - Cuando recib el mando del regimiento, el general Prats me dijo: "Mire, Jaa, los mandos del 73 han sido especialmente seleccionados porque queremos hombres que se la puedan, queremos comandantes que no sean desbancados del mando por aventureros como ocurri en el regimiento Tacna en 1969". El hecho es que recib un regimiento con la moral muy baja, porque en Talca la situacin fue muy mala para el paro de octubre del 72. Hice un estudio y propuse frmulas para contrarrestar la situacin. Y mi superior directo, el general Carrasco, decidi hacerlo extensivo a toda la divisin. Yo vea cmo la gente de Patria y Libertad buscaba ganarse a mis oficiales. As que busqu estar con ellos en todas las actividades, para impedir que fueran penetrados". * - Pero lleg el golpe militar... * - Y de tener un a mi regimiento desplegado en accin defensiva del gobierno legalmente constituido, tuve que pasar bruscamente a replegar mis fuerzas y reorganizarlas. Haba una confusin terrible entre mis oficiales. Ahora, recordando esos das, me pregunto qu consideraba el general Arellano como "intensidad debida" en los allanamientos. Sera acaso el empleo de la violencia fsica contra mis conciudadanos, utilizar elementos comprometedores contra funcionarios pblicos, provocar reacciones innecesarias de parte de los afectados, destruir bienes y documentos? * - Y qu se responde? * - Esa es una respuesta que la historia le exige al propio general Arellano. Pero nadie mejor que yo poda conocer la situacin real de mi jurisdiccin y, por tanto, tena autoridad profesional para determinar las prioridades. As lo hice y de lo resuelto se inform de inmediato al general Carrasco, quien lo aprob. "Adems, los hechos confirmaron el acierto de mi apreciacin: no se produjo alteracin del orden ni vctimas innecesarias. En mi doble funcin de Comandante y especialista en Inteligencia Militar, quise evitar que se crearan situaciones ficticias, que se encontraran armas en donde antes no las haba , que se originaran enfrentamientos con ciudadanos desarmados, causando injustos y graves daos a personas inocentes". "Todas esas consideraciones influyeron para otorgar a los allanamientos segunda prioridad, resolucin que ahora - pasados ya tantos aos - mis compaeros de

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    armas podrn comprender en su lgica estratgica. No puedo dejar de preguntarme qu habra sucedido si en Talca hubiera habido procesados cuando lleg el general Arellano". * - Y si responde? * - Que los deudos de las vctimas de Calama, La Serena, Copiap, Antofagasta, Cauquenes y Santiago conocen la dolorosa respuesta. Como oficial de Ejrcito, en cumplimiento de funciones de servicio, jams dej de cumplir una orden, pero siempre antepuse la reflexin debida para evitar arrepentimientos tardos de parte de quienes la daban y de quienes la ejecutaban. * - La primer orden que recibi el da del golpe fue la detener al Intendente, el socialista Germn Castro. Qu sucedi? Lo ayud a fugarse como sostiene la acusacin? * - Recib esa orden como a las ocho y media de la maana, a travs de un llamado telefnico desde Concepcin. La recepcin era dificultosa. Entend que se trataba del general Washington Carrasco. "El mensaje fue lacnico: proceda a detener al Intendente. Y se cort. Me sorprendi y resolv confirmarlo. Pero no obtuve comunicacin. Design entonces a dos capitanes para que detuvieran al Intendente. Pero despus de una rpida reflexin, decid que - por razones de tiempo y espacio - Carabineros estaba en mejores condiciones para cumplir esa tarea: se encontraban situados frente a la Intendencia". * "Decid llamar al Intendente y decirle, diplomticamente, que se trasladara de inmediato al cuartel para su propia seguridad y proteccin. Me respondi que lo hara de inmediato. Colgu y llam al general Gallardo, jefe provincial de Carabineros de Talca, para que procediera a detenerlo y lo trasladara al cuartel". * - Y le pareci correcto llamar al Intendente, pidindole que se presentara al regimiento? * - Fue la misma peticin que muchos comandantes de Regimiento hicieron, el de Curic, el de Linares. Incluso lo hizo el general Forestier, comandante en jefe de la Sexta Divisin: llam por telfono al Intendente Burgos, de Iquique. Es que normalmente se da una cierta amistad entre el comandante de Regimiento y el Intendente local. * - As era en 1973? * - As era, porque no podemos ignorar que las relaciones humanas con los jefes polticos y altos representantes del Ejecutivo, eran - en provincia - tradicionalmente armnicas, en donde se observaba un alto grado de colaboracin y respeto mutuo. Por eso, la mayora de los jefes militares provinciales actuamos en forma similar, dentro de los cnones establecidos por la consideracin, el respeto y la significacin relevante de los cargos que ellos desempeaban. Obviamente, resultaba muy difcil para nosotros utilizar la violencia intempestiva para cumplir una orden de esta naturaleza, que nos compulsaba a detener a funcionarios con quienes hasta el da anterior mantenamos intercambios informativos de toda la situacin que se viva. * - Era su caso? * - No en lo que respecta a la amistad. Porque Castro era un tipo inteligente, pero muy inmaduro y descriteriado. Fjese que para la ceremonia de homenaje a O'Higgins, el 20 de agosto, lleg todo desgreado, sin afeitarse, en botas. Me vi obligado a decirle que no cumpla las mnimas normas de deferencia que un

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    representante del Ejecutivo debe tener ante las fuerzas que van a desfilar ante l. "Las tropas vienen con su mejor tenida y usted no", le dije y le ofrec mi auto y mi chofer para que fuera a arreglarse. Se neg argumentando que l era un revolucionario. Entonces le dije que no iba a presidir el acto, que lo iba a hacer yo. Estuvo de acuerdo y se qued entre el pblico. * "Inform de lo sucedido y luego me llam el propio Presidente Allende, pidindome disculpas. Me dijo que estaba ordenando el cambio de Intendente porque hace tiempo le estaba creando problemas". * - El hecho es que el Intendente huy... * - Y creo que lo hizo por terror a Patria y Libertad, no porque temiera de nosotros. As las cosas, mientras conversaba por telfono conmigo, un jeep con motor encendido lo esperaba en la puerta de la Intendencia, para emprender la fuga con tres hombres ms. El grupo se enfrent a Carabineros, en su huida por la cordillera, y result malherido el cabo Espinoza. Ms tarde los cuatro fueron capturados por carabineros, los que estuvieron a punto de lincharlos. Intervino una patrulla militar, a cargo del capitn Meza y los trajeron al regimiento. * - Los someti a consejo de guerra? * - Claro que s. El fiscal militar fue el teniente coronel Benavente y el auditor fue de Carabineros. El juez militar, el general Carrasco, dictamin pena de muerte para los cuatro. Yo intervine y plante que era injusto la pena de muerte para los acompaantes, porque el jefe del grupo era el Intendente. Finalmente se les rebaj la condena y salvaron la vida. * - Dnde fusilaron al ex Intendente? * - El fusilamiento se cumpli en el Regimiento. Me negu a ordenar a mi gente que lo fusilara. Y ped voluntarios: todos fueron carabineros. Antes llam al obispo de Talca, Carlos Gonzlez, para que lo atendiera. Y a minutos de ser fusilado, el Intendente me dijo: "Perdneme por todos los males que le he ocasionado. Muero por lo que creo, por mi causa. Y estoy seguro de haber actuado bien". * "As, el 30 de septiembre slo haba dos bajas en Talca. El carabinero y el Intendente. Y las dos pudieron haberse evitado si me hubiesen advertido de las medidas que deb prever para el 11 de septiembre. En Talca, mis tropas controlaban la ciudad desde un comienzo, sin derramamiento de sangre..." * - Finalmente, el general Arellano lo acus de haber mantenido en su puesto al director del Hospital de Talca -militante comunista - as como a otros altos funcionarios pblicos, por dos das, hasta el 13 de septiembre... * - As fue y se lo voy a explicar. Al director del Hospital, doctor Alberto Contreras, lo haba tratado en tres oportunidades. La primera cuando hice una inspeccin al hospital el 29 de junio de 1973, con motivo del levantamiento del regimiento Blindado en la capital. La segunda cuando elabor el plan de calamidades pblicas de Talca y por ltimo, durante la ceremonia del juramento a la bandera del Contingente. En esta ltima ocasin, tuve la oportunidad de presenciar un interesante dilogo entre el doctor Contreras y el Obispo Gonzlez, que me impresiono favorablemente respecto a la personalidad de este funcionario. * "As, no lo consideraba un personaje que pudiera vulnerar la seguridad del recinto hospitalario ni nada parecido. Y tuve razn. Cuando proced a cumplir la orden, opt por reemplazarlo por el mdico de Carabineros porque me informaron

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    que ya anteriormente se haba desempeado como director del Hospital, luego tena experiencia. La lgica me indicaba que el mdico militar sera ms necesario al frente de su servicio logstico, en caso de anormalidades en mi jurisdiccin. Inform al Comandante de la Divisin de los elementos de juicio que me indujeron a modificar el nombre designado. El general Carrasco dio su aprobacin a lo decidido por m". El segundo comandante, teniente coronel Benavente, recuerda que ese episodio motiv la intervencin del propio General Pinochet: * - Dos das despus del golpe, llam el general Pinochet en persona y, como el comandante Jaa no estaba, tuve que atender yo. Me dijo: "Mire, qu es lo que pasa en Talca! Dgale al comandante Jaa que me cambie de inmediato al director del Hospital, porque yo no acepto ninguna huev y esto se hace altiro".. Le avis al comandante Jaa de inmediato en la Intendencia y ese mismo da se hizo el cambio. Pero en vez de nombrar al mdico del Ejrcito de Talca, nombr al de Carabineros de Linares. Porque el de Ejrcito, el doctor Valverde, era muy duro. Y el comandante Jaa crey que la gente estara ms protegida con el de Carabineros, que era ms humano. Los ms "duros" en Talca eran, en todo caso, "los civiles de Derecha y uniformados en retiro, que llegaban al regimiento denunciando a la gente de Izquierda y presionando para que acturamos en su contra", recuerda Benavente. Y agrega: * - Una vez me acusaron en la comandancia porque haba citado a declarar a un seor Venegas, un contador prestigiado. Nosotros llambamos a declarar a travs de bandos que publicbamos en el diario. Este seor Venegas se present con su abogado y me acuerdo que vena muy asustado. Me cont que haba sido muy amigo del Presidente Allende y que incluso se alojaba en su casa cuando pasaba por Talca. Lo escuch y le dije que eso era todo, que quedaba libre. Qu ms poda hacer si no haba cometido ningn delito?...Al comandante Jaa le lleg una nota firmada por el Partido Nacional de Talca donde "me instrua cmo deba actuar como nueva autoridad local. La consider un insulto y se la envi al director de Inteligencia, general Lutz. En otra ocasin, lleg un primo del ex Presidente Alessandri y me llev una lista de gente que deba ser detenida. Le pregunt qu delitos estaba denunciando. Me respondi: ste es comunista, ste es socialista, ste es radical... Le dije que en ningn cdigo estaba tipificado la militancia poltica como delito. Se fue muy molesto". * - Y quin le orden reemplazar a los jefes de servicios por militantes del Partido Nacional y la Democracia Cristiana? * - As lo orden el jefe del estado mayor de la Divisin. Yo, finalmente, decid nombrar slo a democratacristianos. Pero el 30 de septiembre -tras ejercer slo 19 das como Intendente de Talca - el comandante Jaa fue castigado por el general Arellano. "En esa fecha se impuso la niebla en mi pequeo campo militar", asegura parafraseando lo dicho por el general Carlos Prats en sus "Memorias". * - Le quit el mando en forma inmediata y eso no es normal. Siempre se hace entrega del mando y viene un coronel desde Santiago para revisar que todo est en orden para la entrega -apunta el teniente coronel Benavente.

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    * Esa noche, el comandante Jaa comi con sus oficiales sin entender del todo lo que haba sucedido: * - Estaban emocionados. Con palabras o con gestos, todos me decan: "mi comandante, esto es una injusticia". Esa noche, los oficiales decidieron ponerme una guardia de dos conscriptos frente a la puerta de mi departamento, para protegerme de cualquier atentado. Estaba claro que yo haba cado en desgracia y poda pasar cualquier cosa. "Al da siguiente, me desped de todo el regimiento formado. Les ped que siguieran cumpliendo con su deber y les dije que su Regimiento poda estar orgulloso de que ningn ciudadano chileno haba sido tratado injustamente. Yo estaba tan triste como desorientado. Haba tenido la mejor calificacin de mi vida profesional mientras fui comandante, estaba en el mejor puesto dentro de la Divisin, haba obtenido tres notas siete en las calificaciones. No poda entender qu pasaba. Me vine en mi auto, con un oficial que se ofreci a acompaarme: el teniente Gumucio". Y en el Regimiento Talca -un regimiento combinado con unos mil 200 hombres- "qued la tendal", segn lo reconoce el comandante interino Benavente. * - As es, qued la tendal con esto de que nos sacaron al comandante de la noche a la maana. Y cualquiera versin que uno diera, no se la tragaban los oficiales y suboficiales. Me preguntaban: "qu pas con mi comandante, lo fusilan o no? Yo les contestaba que cmo se les poda ocurrir algo as. Pero yo tambin pensaba que podan matarlo... * - Cmo poda pensar eso? * - Es que antes pas lo del coronel Cantuarias y todo el Ejrcito lo supo... * - Tuvo miedo? * - S, mucho temor. Y ese miedo que el general Arellano nos provoc en Talca, cundi por todo Chile como reguero. Todos se enteraron en pocas horas y, de ah en adelante, todos supimos que haba que inclinarse si l apareca. Haba que aceptar lo que ordenara, sin chistar ni poner inconvenientes. * - Cambi su actitud despus de ese episodio? * - S, claro que s. Yo entend que el procedimiento cambiaba, que haba que ser ms duro si se quera sobrevivir... * - Y no haba oficiales duros en su regimiento? * - No, todos ramos de una misma lnea. A algunos les gustaba jugar a los cowboys. Recuerdo que el mismo Once yo fui a almorzar a mi casa en mi jeep. Pero un capitn, a las diez de la maana, ya tena descapotado el suyo, con una ametralladora atrs. Diferentes caracteres no ms. Al principio, los oficiales ms jvenes y los conscriptos queran jugar al jovencito de la pelcula. Pero despus eso pas y se normaliz todo. Hasta que lleg el general Arellano... * El teniente coronel Benavente recuerda que, estando al mando del regimiento, recibi la orden del Servicio de Inteligencia capitalino de enviar una lista con las cien personas ms adictas al gobierno de la Unidad Popular. "El capitn a cargo de Inteligencia, recin llegado, me pregunt a quin poner. Yo tampoco lo saba. As que tomamos las listas que nos hacan llegar la gente de Derecha y escribimos no ms. Aos despus, un primo que estaba en Inglaterra me pidi ayuda para poder volver a Chile. Hice la gestin y ah sali: proclive al Partido Comunista segn oficio nmero tanto del Regimiento de Chilln. No pude hacer

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    nada contra eso. Y record que yo haba hecho lo mismo con cien personas en Talca. Todava deben estar fichados as. Qu horror!. El teniente coronel Jaa, entretanto, viva su pesadilla en Santiago: * - Llegu a mi casa en Las Condes y me ordenaron, telefnicamente, que me presentara al Estado Mayor. Yo saba que mi carrera se haba terminado. Me esperaban los generales Lutz, Urbina y Alvarez, Director de Inteligencia, Jefe de Estado Mayor y Jefe de Personal respectivamente. Me dijeron que la Junta Calificadora de Oficiales haba resuelto llamarme a retiro. Tiene algn reclamo?, pregunt uno de ellos. Yo saba que todo era un absurdo, as que respond que anda sacaba con reclamar y me retir. * - - Esa noche nos fuimos con mi mujer a dormir al hotel Sheraton, como una forma de celebrar el inicio de una nueva etapa. Claro que no haba nada que celebrar. Al otro da vi dos camionetas de Investigaciones afuera. Supe que me estaban controlando. Llegamos a la casa y ya la haban allanado. Llam al general Baeza, de Investigaciones, con quien era amigo. Pero no estaba y un oficial dijo que me necesitaban para hacerme unas preguntas. Por qu no va, por favor, al regimiento Blindado? Fui de inmediato y me dejaron detenido ...por tres aos. * - Lleg al regimiento y lo detuvieron. Hizo algo, reclam? * - Qu iba a hacer? La situacin era atemorizante. Me acordaba de cosas que haba odo, de un par de capitanes que haban desaparecido, lo del coronel Cantuarias... Me qued paralizado. Como dos horas despus apareci un oficial y me dijo: "Qu hace aqu, mi comandante?" Era amigo de mi hijo. Luego llegaron otros oficiales, me sacaron y me llevaron a tomar t. * - Cmo reaccionaron al saber lo que le haba sucedido? * - Estaban consternados, sostenan que lo mo era una injusticia. Ese mismo da me cambiaron de regimiento, me llevaron a la Escuela de Telecomunicaciones. Ah me incomunicaron prcticamente Slo poda ver a mi mujer y a mi abogado. Mi hijo, que estaba en la Escuela Militar, fue una vez tambin. * - Qu deca su hijo? * - Estaba muy amargado, sufri mucho. Yo le dije que no se avergonzara de su padre, que el tiempo me dara la razn. * - Lo interrogaron? * - Claro que s. Y una vez me llevaron a la Academia de Guerra Area para ser interrogado. Me fue a buscar el "polaco" Rodrguez, Manuel, que era muy amigo mo. Me dijo: "Para qu quieren estos imbciles llevarte al AGA? Yo le dije que cumpliera la orden, que no se preocupara. Llegamos y nos recibi el comandante Lavn, de la FACH, que era muy amigo mo tambin. Me salud con aspavientos. Yo, muy serio. Se disculp diciendo que no saba por qu me haban llevado all. Un auditor me hizo un par de preguntas y eso fue todo. Rodrguez, al regreso, me dijo que lo estaba sucediendo no tena pies ni cabeza. Incluso nos bajamos en el camino a tomar un trago. * "Varias veces tuve cambio de guardias porque los sancionaban por hablar mucho conmigo. Muchos de ellos estaban desconcertados por el cambio de situacin, tenan miedo, saban que si no obedecan ciegamente les poda llegar un tiro por la espalda. Otros estaban contentos con lo que suceda. Yo nunca me call. Siempre les expuse que el Ejrcito estaba desvirtuando su funcin, que

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    estbamos siendo instrumento de la Derecha econmica, que al Ejrcito esto le iba a pesar finalmente". * "Los oficiales, suboficiales y conscriptos comentaban barbaridades que se hacan en otras partes. Pero nunca nadie me dijo que haba participado en algo directamente. Se comentaba de los malos tratos a prisioneros, de que se lanzaba gente de los helicpteros en el mar o en la montaa. * - Estuvo los tres aos detenido en la Escuela de Telecomunicaciones? * - No, despus me llevaron a la Escuela de Infantera. Me sacaron en un jeep, con escolta armada. Despus, el capitn a cargo de la operacin me confes que l me llev para ser fusilado en el cerro Chena. Yo tambin intu algo muy malo y dej una nota de despedida a mi mujer. Pens que podan fusilarme. Lo que pasa es que mi concuado, el coronel Figueroa, haba dicho a mi mujer que me acusaban de traicin a la patria. Y eso es pena de muerte. "Pero all, en lugar del pelotn, me esperaba un mayordomo a quien haba conocido y me dieron la suite para las visitas de alto rango. Mi mujer me iba a ver dos veces por semana. Despus me llevaron a una pieza del casino de oficiales y me tapiaron la ventana. Saqu las maderas y no volvieron a cerrarla. "El 7 de junio es Da de la Infantera. En los preparativos, abr la ventana y me puse a observar la tropa. Al pasar por el frente me rindieron honores. Recuerdo que sent un escalofro y cerr la ventana. A la ceremonia misma, fue el general Pinochet. Un capitn le pregunt por qu yo estaba preso. Le respondi: "Mire capitn, esa pregunta no debi haberla hecho. Pero tengo entendido que est detenido por sus ideas socialistas. Pero le aconsejo una cosa, capitn, no se meta en las patas de los caballos"... "A fines del ao 74, me llevaron al Estado Mayor a un careo con dos oficiales, interrogndome por mis contactos polticos. Me preguntaban por mi relacin con Carlos Lazo, quien haba sido compaero de curso mo en la Escuela Militar. Ah vi a Lazo, muy a maltraer. "Ah empez el consejo de guerra, donde se me acus de incumplimiento de deberes militares. El juez militar fue el propio general Arellano. Juez y parte, me conden a tres aos de presidio menor en su grado medio. Me llevaron a la Crcel Pblica, a dormir en el suelo de una celda. El oficial de Inteligencia que me llev a estaba muy afectado por la situacin. Y luego me trasladaron al anexo Capuchinos. Ah pas otro ao y medio". * -Y en qu estado anmico sali? * - No me derrotaron como preso. Mantuve la moral en alto. Pel papas, barr celdas, hice todo lo que tena que hacer igual que todos. Con orgullo, con dignidad. Y luego se me conmut la pena por exilio: Colombia, Holanda y Venezuela. Una injusticia ms, que me cost la dispersin de mi familia. Captulo III: Ya se han matado dos, mayor... Y si el 30 de septiembre de 1973 se inocul una fuerte dosis de miedo en el Regimiento "Talca", el 2 de octubre le toc el turno al Regimiento "Calama". Ese da fue detenido el mayor Fernando Reveco Valenzuela, quien presidi los procesos contra los presos polticos. Tuvo 458 das de pesadilla hasta que fue condenado por el general Sergio Arellano Stark a 270 das! de crcel por

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    "incumplimiento del deber militar". Casi diecisis aos despus del episodio que marc su vida y la de su familia, recordamos lo ocurrido en su casa de Rancagua, vecina al local donde funciona su pequea ptica. * - Qu sucedi en su regimiento el da del golpe militar? * - Nadie saba que ese da se iba a dar un golpe. Eso me consta, ni el coronel, ni el oficial de Inteligencia, ni nadie saba. A las 8.00 de la maana, poco despus que nos enteramos, me llam el comandante -coronel Eugenio Rivera - y me pregunt cmo vea yo el problema. Le dije: "Mi coronel, la cosa es muy sencilla. Si hay un levantamiento encabezado por un comandante de Divisin o de Regimiento para ir contra el gobierno legalmente constituido, yo me opongo. Ahora, si el Ejrcito de Chile, con sus mandos legalmente constituidos, como institucin, toma una posicin... yo pertenezco al Ejrcito de Chile y estoy con esto. Me imagino, coronel, que los generales han pesado el paso que van a dar. Lo nico que cabe es ser leal a la institucin". Me dio la mano, diciendo: "Reveco, agradezco mucho sus palabras y vaya a hacerse cargo del mando de su unidad". * - Todos los oficiales apoyaron el golpe? * - Todos, salvo uno. El capitn Jaque... * - Estaba en contra? * - As es. En la misma maana del da 11, se present en la oficina del coronel Rivera y dijo que l no participaba. Habl conmigo antes. Yo le manifest mi opinin en orden a no ser factor de ruptura en el Ejrcito, que se deba acatar. Pero dijo que no poda, que tena a su padre o su hermano en La Moneda, que un golpe militar no iba con l. As se present al coronel y le dijo que se iba a quedar en el casino. Se autodetuvo... * - Qu pas con l? * - Supe despus que el "polaco" Rodrguez lo agarr tambin y parece que lo maltrataron... * - Antes del golpe, usted haba manifestado alguna opinin en contra de esa posibilidad? * - En las reuniones que hacamos todos los lunes, de evaluacin poltica, algunos oficiales mostraban los dientes ante la posibilidad de un golpe. Yo siempre calmaba los nimos, advirtiendo que estbamos sirviendo a un gobierno legal y que la nica actitud que caba era la de obediencia a nuestras autoridades militares. Yo era partidario de la continuidad legal del sistema. Y es posible que - por eso - algunos se hayan hecho la imagen de que yo era partidario de la Unidad Popular. * - De acuerdo a lo que usted conoca al Ejrcito y a los oficiales de su Regimiento, cree que los nimos estaban para ser muy duros y sanguinarios a partir del 11 de septiembre? * - No, de ninguna manera. Mire, nuestro regimiento era grande y representativo. Haba infantera, artillera, todo. Era combinado. A mi juicio, el Ejrcito estaba dividido en un 25 a 30 por ciento de oficiales que estaban con el rgimen anterior. No eran socialistas ni marxistas. No. Eran constitucionalistas, en la lnea del general Scheneider y del general Prats. Un porcentaje entre el 10 y el 15 por ciento estaba abiertamente por la ruptura, por dar un golpe. Y lo decan... * - Y el resto?

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    * - Es la masa, los que se quedan silenciosos y tratan de pasar inadvertidos, los que no expresan opinin y estn asustados. Los que finalmente se quedan con la posicin vencedora. * - Y cuntos tenan una postura dura contra los marxistas, como para matar a sangre fra? * - Si me lo hubiera preguntado antes del golpe, le habra dicho que ninguno. Despus, haba algunos que s queran ver correr sangre; Ravest, Robles, Minoletti, Santander. Recuerdo que el capitn Ravest deca que en Santiago estaban asaltando al Regimiento Maipo, que debamos salir a la calle. Y nosotros le decamos que Calama estaba en calma, que no podamos allanar casas y detener gente por lo que estaba ocurriendo en Santiago o Valparaso. Nosotros en Calama tenamos un oasis de paz. Al punto que la gente de la Unidad Popular confi en nosotros y se entreg el primer da... * -Tambin se entreg el gerente general del mineral de Chuquicamata, el ingeniero comunista David Silberman? * - S, se entreg en el regimiento al coronel Rivera. Yo estaba arriba en Chuquicamata en ese momento. * -Qu haca all? * - El coronel Rivera me orden hacerme cargo del mineral. Y le cuento algo ridculo? Cuando yo estaba preso, apareci en el Boletn que me ascendan a teniente coronel y me condecoraban con la medalla "Presidente de la Repblica" por haber participado en acciones de combate y por haberme tomado Chuquicamata. Nunca recib la medalla obviamente... * -Y combati en Chuquicamata? * - Nunca. Fjese que el jefe de los carabineros de Calama nos haba mostrado - muy tenso y nervioso - un croquis con la ubicacin de las armas automticas. As, con esos datos, llegamos armados hasta los dientes. Orden detener los vehculos como a cien metros y corr con mi fusil de asalto. Dej la columna afuera, con el grupo de artillera, e inici el asalto de la gerencia general de Chuqui. Y resulta que no haba nada. Todo tranquilo, ni un arma. Incluso hice el ridculo al abrir la oficina de Silberman de una patada... y bastaba con abrir la manilla. Claro, era ms heroico entrar as! Despus comenc a abrir los cajones, todos sin llave, y a revisar la documentacin. * "Ah comprob que era un tipo honestsimo. Viera usted las peticiones que le hacan sus camaradas y con qu decencia las paraba en seco! Todo estaba muy claro... * - Usted presidi el Consejo de Guerra contra Silberman? * - S... * - Y qu condena sugiri al juez militar? * - Veinticinco aos... y lo condenaron a trece aos finalmente. * - Por qu? * - Porque cometi el error de no entregarse de inmediato. Se fue hacia el interior. Y cremos que lo haba hecho para organizar a la gente y tratar de detener la produccin de cobre. Ms tarde, se entreg al coronel Rivera en el regimiento. * - Qu reaccin tuvo cuando supo que finalmente, en octubre de 1974, Silberman fue sacado por la DINA de la Penitenciara de Santiago y desapareci?

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    * -Qu indignacin! Casi no poda creerlo. Pero la DINA dej su impronta, como siempre... * - Quienes formaban un Consejo de Guerra? * - Cinco oficiales, adems del fiscal que presentaba el caso al Consejo, un secretario sin derecho a voto y el defensor, quien era un oficial que reciba el encargo un par de horas antes. * - Procedimiento regular? * - No, era altamente irregular. Se cumpla con la formalidad no ms. En el fondo, la condena se iba a dar con o sin defensa. * - Y haba oficiales muy duros? * - S, pedan penas de muerte para las faltas ms nimias. Haba uno que tena sus buenas razones. Haba sido el oficial de Inteligencia y manejaba dlares cuando era una moneda inalcanzable. Nos sorprendi a todos, incluso con el segundo comandante comentamos de dnde sacaba los billetes de cien dlares que mostraba. Por eso quera matarlos de inmediato, porque quera ocultar que le haban pasado dinero... * - Quienes? * - De la gerencia e finanzas de Chuqui -que haba estado a cargo de Haroldo Cabrera - parece que mensualmente le tenan asignada una cuota de dlares. Y l les deca que no se poda informar a nadie porque era para financiar tareas de Inteligencia, para pagar a los agentes chilenos que estaban en Bolivia. Por eso quera que murieran antes que hablaran. La misma noche del 11 de septiembre, empez a promover la idea de matarlos. Nosotros nos extraamos y lo comentamos con el segundo comandante. * "Esa misma noche del golpe, Haroldo Cabrera envi por m y nos entrevistamos. Ah me cont que estaba atragantado con este asunto, que le haba dado al mayor R alrededor de mil dlares para labores de Inteligencia y que eso poda servir como demostracin de que jams haba actuado contra el Regimiento. * "Esa misma noche se lo dije al coronel Rivera y ste se enfureci. Dijo que no poda aceptar que se pusiera en tela de juicio a uno de sus oficiales. Yo propuse que se hiciera una investigacin, un sumario en resguardo del honor del oficial y para tranquilidad de todos. Pero el comandante Rivera -a pesar de ser un hombre honorable y justo - no quiso hacer nada para averiguar una denuncia tan grave como sta. Era muy amigo del mayor R..." * - Alguna condena a muerte en los consejos de guerra que usted presidi? * - No, ninguna. Emit condenas para diecisis presos, condenas que fueron entre 61 a 20 aos de prisin. * - Fue realmente una sorpresa cuando lo detuvieron el 2 de octubre o ya saba que no estaban conformes con su actuacin? * - No, nada. Incluso ms. Yo estaba mandando la unidad ms poderosa que tena el regimiento. Me la habran quitado si no estaban conformes o tenan dudas. Fjese que yo estaba a cargo del grupo de artillera reforzado con tres compaas de Ingenieros. Era la unidad de combate ms poderosa y estbamos arriba, en Chuqui... Cada vez que subi el coronel Rivera, me dijo que estaba contento y agradecido por lo bien que actubamos... * - No recibi antes presiones o sugerencias de que se cuidara en los Consejos de Guerra, que fuera ms duro?

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    * - S, hubo una situacin bien difcil. Mientras estbamos en el Consejo, parece que el oficial de Inteligencia -Luis Ravest- se quej al coronel porque yo estaba llevando las cosas de forma muy blanda. Entonces el coronel decidi relevarme y me dijo que me fuera a Chuqui. A m no me gustaba presidir el Consejo de Guerra, era una tarea muy dura, pero por otro lado vi que la medida poda tener consecuencias graves. Le dije -con toda franqueza - que yo era su nica garanta, como cristiano muy observante, de que no se cometieran crmenes irreparables. Porque matar a un hombre con estos Consejos de Guerra, sin defensa, con el poder enorme que tenamos nosotros con las armas, era un asesinato. Y el da de maana, esto se iba a juzgar como asesinato y quienes participbamos de esto, bamos a ser los asesinos. Le dije que pro favor reconsiderara la medida, que l saba que haba otros oficiales deseosos de mancharse las manos con sangre... * - Qu respondi? * - Lo acept y segu presidiendo. Pero al da siguiente me volvi a relevar. Fue una situacin tragicmica. Me dijo que lo lamentaba mucho, pero tena que sacarme del puesto porque la informacin de que la cosa segua muy suave poda tener consecuencias... Volv a argumentarle lo mismo y volv a convencerlo. Yo cre que esto no haba trascendido. Que slo lo saba el coronel y yo. Nunca lo coment pblicamente hasta ahora Incluso le dije que, por ltimo, los poda condenar a todos a cadena perpetua. Porque a un preso se le puede sacar de la crcel, pero condenar a muerte no tiene vuelta, porque no se puede sacar de la tumba. Y as pude terminar el juicio el 29 de septiembre. Hasta esa fecha presid todos los Consejos de Guerra de la zona... * - Ratific el coronel Rivera sus condenas? * - S, incluso rebaj un par de ellas. * . Cmo fue su arresto, ese 2 de octubre? * - La orden lleg de Santiago, va Antofagasta. Yo estaba en la oficina de la gerencia de Chuquicamata, al mando de mi unidad, cuando lleg el segundo comandante, Oscar Figueroa Mrquez. El estaba muy complicado. Me dijo: "Fernando, perdname, me han pedido que te lleve a Antofagasta y de ah irs a Santiago porque la Junta quiere hablar contigo".. Yo me extra. No entenda de qu se trataba. Le dije que estaba en derecho y posicin de negarme. El dijo que eso sera un paso gravsimo. Yo respond que lo que se estaba haciendo conmigo era tambin gravsimo, que mientras no me dieran explicaciones clarsimas no me mova. * "No habl de detencin. Yo preguntaba en qu condiciones iba y l responda que no poda afirmar nada, que la Junta me llamaba a Santiago. Le dije que entenda, entonces, que estaba arrestado y que iba a tomar alguna medida para defenderme. Qu locura! No saba que hacer y, de hecho, hice llamar a mi gente y orden preparar vehculos... * - Para qu? * - Para ir hacia la frontera... * - Hizo preparar vehculos para qu? * - Tem que pudiera pasar algo gravsimo, que me pudieran arrestar y, sabiendo que las cosas se hacan sin juicio... * - Pero, en definitiva, se entreg...

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    * - S, pero exig llevar mi arma. El me dijo que no tena rdenes de quitrmela. Dije entonces que iba a ir con mi escolta y l no lo acept, dijo el comandante Figueroa que tena que ir con la suya. Cuando llegu a Antofagasta, me metieron en la oficina del cuartel general de la Divisin. Entr un oficial amigo y me dijo: "Fernando, por favor, entrgame la pistola". Yo me negu y exig que me explicaran para qu me haban llamado. Porque quitarme la pistola era lo mismo que quitarme las insignias de grado. Finalmente entraron los cinco comandantes de Regimiento de Antofagasta, en actitud amenazante para quitarme la pistola. El coronel Sergio Cartagena, que era mi amigo, me dijo que no hiciramos escndalo. Porque yo alegaba que se pasaba por encima de la majestad de mi grado, adems de que jams imagin que compaeros me hicieran eso... Finalmente, tir la pistola al suelo: "Tomen esta huevada, si tanto les preocupa", dije. Me llevaron a un dormitorio y pusieron a un soldado en la puerta. * "Al da siguiente, un comandante me acompa en un avin de lnea comercial a Santiago. Me entrevist con el general Brady, quien me dijo que senta mucho que yo estuviera ah, pero que tuviera confianza porque "muchos han vuelto".. Tal cual... Yo pregunt qu significaba eso, qu pasaba con los que volvan. Respondi que nada ms poda decirme. * "De ah me entregaron en manos del "polaco" Rodrguez, en el regimiento Tacna. Manuel Rodrguez haba sido designado fiscal para investigar todos los casos de supuesta intromisin marxista en el Ejrcito. Despus lleg a general y lo mandaron de embajador en Austria... * "Sabe? A Rodrguez no lo perdono. Ni a l ni a Quinteros, quien actu como secretario, en ese seudojuicio. Actuaron de la forma ms indigna... * - Lo interrogaron en el Tacna? * - No. Me llevaron al da siguiente a la Academia de Guerra de la Fuerza Area. Ah me interrogaban. Y me llevaron al Regimiento Blindados donde, incluso, estuve seis meses incomunicado... * - No era extrao que un oficial de Ejrcito fuera interrogado en la Academia de Guerra de la FACH? * - Por supuesto. Era rarsimo... * - Los interrogadores, eran del Ejrcito o de la FACH? * - Yo estaba encapuchado, pero s que quien me interrogaba era el "polaco" Rodrguez. Fue el nico que me interrog. En la primera sesin, me amenaz diciendo: "Ya se han matado dos, Cantuarias y Lavanderos"... * - Fue torturado? * - S...(comienza a temblarle la barbilla) * - Rodrguez estaba presente? * - Creo que s. Yo estaba encapuchado. * - Qu torturas recibi? * - ...(silencio, los ojos se humedecen, tiembla ms el mentn). * - Qu tipo de torturas? * - Prefiero no hablar de eso... * - Electricidad? * - No... * - Lo colgaron? * - S...(lgrimas empiezan a surcar su rostro y la respiracin se hace agitada)

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    * - Lo hundieron en agua? * - No...(muy alterado)...Me patearon mucho, pero yo respond tambin y por eso me pateaban ms... Yo no los vea, les gritaba que eran unos maricones. * - Mientras estuvo 458 das detenido, entenda que los suyos fueran capaces de hacer todo eso? * - No, no poda entender y la verdad es que, con una ingenuidad estpida, hasta el ltimo momento me deca que el tribunal se iba a dar cuenta de mi inocencia y me iba a pedir disculpas. * - Y respecto de las torturas? * - Me pareca tan increble que oficiales pudieran torturar, que todo el rato pensaba: "a estos gallos los van a pillar y los van a liquidar"... * - Eso pensaba realmente? * - Claro...porque entenda que la institucin no poda tolerar algo tan brbaro. Aos despus me enter por un oficial -el mayor Cons, quien fue comandante del Grupo de Artillera en el Tacna- que personajes muy importantes iban a presenciar las torturas arriba de los "rastrillos". * - Qu son los rastrillos? * - Donde se guardan las piezas de artillera. Tienen arriba unos pasadizos areos donde se guardan las partes ms delicadas y los caones estn abajo. * - Usted crey posible un gobierno militar sin necesidad de matar y perseguir a los militantes de Izquierda? * - S. Pens que iba a ser una cosa seria, que se iba a "barrer" un poco y, a corto plazo, se llamaba a elecciones y se volva a la democracia. * - Y cundo comprendi que no era as? * Cuando estaba detenido en el Blindados. All sucedi algo que me dej helado. Cuando termino la incomunicacin de seis meses -y pude ver a mi mujer- me cambiaron de habitacin y me dejaron junto con el coronel Nelson Fuenzalida, quien estuvo detenido un ao conmigo. * "El haca vida de casino y conversaba hasta tarde con los oficiales. Yo no lo haca porque estaba muy amargado con lo que me pasaba. Estaba reconcentrado en mi problema y cerrado a la posibilidad de que se estuvieran cometiendo atropellos afuera. Por eso no averig ms, no me pregunt siquiera a qu obedeca que algunos oficiales lloraran despus de operativos nocturnos, o que gritaran en sueos. * "Pero una noche de fines de octubre o comienzos de noviembre de 1974, lleg el coronel Fuenzalida al dormitorio, con algunos tragos de ms, y me despert muy conmocionado. Me cont llorando que haba estado hablando con su hermano, que era mayor de Ejrcito, y le haba contado que los estaban quemando... * - Quemando? * - Porque ya haba empezado el calor y los perros haban comenzado a hacer hoyos en Peldehue, atrados por el olor de los cadveres. Incluso, -me explic- algunos cadveres haban sido desenterrados. Entonces se orden hacer un horno ah mismo en Peldehue y se estaban quemando los cuerpos. El estaba muy alterado: "Igual como se hizo con los judos, Fernando, los estn quemando", me dijo. * "Ah entend realmente lo que pasaba. Estuve varias noches sin dormir..." * - Recuerda algn otro hecho ocurrido en el Regimiento Blindados?

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    * - S, hay otro episodio que me dej muy preocupado. Recuerdo que en varias oportunidades fue el general Pinochet al Blindados y se quedaba a comer con los oficiales. Despus de un da que estuvo Pinochet en el casino, habl esa noche con el comandante del Regimiento y l me coment, intempestivamente, algo as: "Y qu te parece este desgraciado de Bernardo Leighton, las cosas que anda haciendo afuera!". A m me llam la atencin, porque hasta entonces crea que sobre Leighton exista la idea generalizada de que era una especie de fraile buena persona. Cuando escuch esas frases tan duras, me extra y pens que seguramente el comandante haba odo algo al respecto de boca del mismo Pinochet. Pens que seguramente Pinochet lo haba calificado de traidor a la patria o algo parecido delante de los oficiales...Y no pasaron quince das cuando se supo del atentado contra Leighton y su esposa en Roma. * - Sugiere que les prepararon el nimo para aceptar el atentado? * - Por supuesto! No hay otra explicacin. Y se reaccionaba en manada: ah est el enemigo, todo medio para eliminarlo es vlido y punto. Sin razonar... El teniente coronel Fernando Reveco est seguro de que su arresto - el 2 de octubre de 1973 - dio paso a un tratamiento ms duro contra los presos polticos de Calama: "El coronel Rivera era un buen comandante, muy catlico, no estaba por ensuciarse las manos con sangre inocente. Pero despus de mi detencin, no tengo dudas en cuanto a la presin que ese hecho signific, sumada a la presin de los oficiales duros". Cuatro das despus del arresto de Reveco, el 6 de octubre, fueron fusiladas tres personas en el Regimiento Calama: Luis Busch, Andrs Rojas y Francisco Valdivia, condenados a muerte por participar en un supuesto sabotaje de la planta de la Empresa Nacional de Explosivos (Enaex). Busch era ingeniero agrnomo, de nacionalidad boliviana, 36 aos, casado con una chilena. Valdivia, de 34, era presidente del Sindicato de Obreros de Enaex, y Rojas era chofer de ambulancia del Hospital de Calama. * - "Yo no supe nada de ellos. No los proces", asegura el teniente coronel Reveco. Y tiene razn porque fueron detenidos el 4 de octubre. ************ La respuesta haba que buscarla con el entonces comandante del regimiento, el coronel Eugenio Rivera Desgroux. Este fue nuestro dilogo, en lo que respecta a ese triple fusilamiento y la detencin de Reveco. * - Coronel, qu sucedi en la planta de Enaex que signific la detencin de varios trabajadores? * - Primero fueron detenidos un dirigente sindical, creo que Francisco Valdivia, junto con el chofer de la ambulancia del Hospital de Calama, Andrs Rojas, y un seor boliviano de apellido Busch, reconocido activista internacional. Los tres fueron detenidos por Carabineros y se los someti a proceso. El consejo de guerra los conden a muerte. Y fueron fusilados... * - Eso fue el 6 de octubre de 1973... * - No me acuerdo de la fecha. Debe ser esa, porque fue con posterioridad ala venida del mayor Reveco a Santiago...

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    * - A la detencin de Reveco, para ser exactos. * - S, a su detencin. * - Recuerda quin presidi ese Consejo de Guerra que los conden a muerte? * - Debe haber sido alguno de los mayores de la poca, Ravest, Robles o Aracena Romo... * - Por qu a esos tres acusados se los conden a muerte, justo cuando ya el mayor Reveco dej de presidir los Consejos y usted design en su lugar a un oficial ms "duro"?. * - Porque ese fue un intento de sabotaje efectivo, que fue denunciado por autoridades de la planta de Enaex y se comprob que haban colocado cargas explosivas en el permetro de la planta... * - Usted ratific esas condenas a muerte. Visto hoy, tiene la plena seguridad de que eran culpables? * - No, no la tengo. Fue una simple situacin difcil y, despus que el Consejo de Guerra me propuso la pena de muerte, yo habl con los tres. Especialmente lo hice con Rojas, el chofer de la ambulancia, porque lo conoca mucho. El iba a buscar el pan todos los das al regimiento, porque nosotros abastecamos al Hospital. Y en mis rondas, muchas veces me encontraba con l y lo trataba con una expresin media campesina, como "mi regaln". * "Fui al tribunal a hablar con ellos. Les pregunt si estaban arrepentidos. Y los tres dijeron que mantenan su actitud, que siempre actuaran contra la accin inconstitucional del Gobierno militar". * -Le confesaron haber puesto las cargas explosivas? * - No. La verdad es que no se los pregunt directamente. Reconozco ahora - porque despus de quince aos he aprendido bastantes realidades - que no deb proceder de esa forma por ningn motivo. * - Qu aprendi en estos aos? * - Mire, despus de trabajar en Enaex por once aos y ser Jefe de Seguridad por un tiempo, me di cuenta de que era imposible volar la planta. Pero, en 1973, el subgerente de la empresa, el ingeniero Claudio Silva Ldiz, me hizo ver los tremendos peligros que se haban cernido sobre Calama y la hecatombe que habra significado una explosin importante en la planta... * - Le fue doloroso ratificar la condena a muerte? * - Imagnese lo que significa firmar una sentencia de muerte siendo yo catlico activo! Mi seora me dice siempre: "Por qu no me consultaste antes?". Yo no poda estar preguntndole al obispo, porque yo era el jefe, yo tena que resolver en conciencia. As que, por un lado, yo tena el problema personal como catlico, en que deba rechazar la pena de muerte. Pero en ese momento, yo era militar y tena la responsabilidad de decidir. Le juro que busqu los atenuantes, que me dijeran que estaban arrepentidos. Pero no fue as y tuve que resolver. * - Tuvieron derecho a defensa? * - Una defensa formal. Nada ms. Porque no tuvieron un abogado elegido por ellos. Design a uno de los dos abogados asesores que yo tena, no recuerdo a quin. * - Entreg los cuerpos a sus familias?

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    * - Claro que s. Se utiliz el procedimiento reglamentario. El capelln Luis Jorquera los confes, les dio la extremauncin, se los fusil y se entregaron los cadveres... * - La viuda de Luis Busch, Grimilda Snchez, dice que no lo hizo, que la familia tuvo que encontrar el cuerpo con ayuda del panteonero del cementerio... * - Detalles de la entrega no le puedo dar. No s, no lo presenci. Yo orden que entregaran los cuerpos, pero no me consta que lo hayan hecho. No s si ser aversin a los cadveres o a las muertes, pero yo -despus que se resolvi este asunto - orden que se entregaran, pero no quise participar... * "Respecto de doa Grimilda Snchez, ella estaba incluida para ser fusilada y yo le rebaj la pena por cadena perpetua. Despus una pariente fue a hablar conmigo, me dijo que tena un cncer y que me pedan autorizacin para sacarla a Francia. Yo lo aprob de inmediato y ella sali de Chile. * - Puede que en su decisin haya influido el hecho de que no slo qued viuda, sino que pocos das despus mataron a su hijo. Coronel, la seora Snchez estuvo detenida junto con los tres que fueron fusilados y ha declarado que presenci "las brutales torturas a que fue sometido Valdivia, en un recinto especialmente habilitado para ello en la planta de Enaex"... * - De eso no s nada. Lo juro. * - Examinemos el caso del mayor Reveco. Recibi usted presiones de algn tipo para relevarlo de la presidencia de los Consejos de Guerra? * - No. Y lo cierto es que los consejos de guerra que l presidi no fueron importantes. Las condenas fueron menores, casi puras relegaciones, con excepcin de los casos de Silberman y Miranda. Si los nicos casos que tenan armas eran cuatro o cinco guardias personales en Chuquicamata... Si all no hubo armas, porque lo que yo recog despus del Once no tena ninguna importancia. * - Nadie le coment que las sentencias del mayor Reveco eran muy "blandas"? * - No, porque no fue "blando". Lo que pasa es que, en el mundo en que nosotros vivimos, el soplonaje y la accin subterrnea ante nuestra actitud profesional conmovi a la zona. * - Explquese, por favor... * - Yo me recib de la Gobernacin de El Loa sin tener ninguna dificultad con el gobernador de la Unidad Popular. Envi al gobernador a su casa, sin carcter de detencin domiciliaria, porque qu iba a aducir yo para detenerlo y meterlo en la crcel? El haba sido una autoridad legtima y conmigo haba mantenido una muy buena relacin. * "Lo cierto es que ninguna autoridad opuso resistencia y el mineral de Chuquicamata continu trabajando normalmente, al igual que todos los servicios pblicos. A mi me ordenaron asumir la gobernacin a eso de las nueve y cuarto de la maana y el prefecto de Carabineros Abel Galleguillos -quien luego lleg a ser general - me inform que toda la zona estaba tranquila. Orden una reunin de todas las autoridades locales y jefes de servicios pblicos. Y antes de esa reunin, la primera persona que me pidi audiencia fue un amigo que era el mximo dirigente de la Derecha local y el jefe de la Masonera de la zona. Me entreg una lista, la lista de la gente que haba que tomar presa o remover de sus cargos...

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    * - As que la primera presin por "mano dura" provino de la Derecha local... * - As fue. Yo no le dije nada, pero tampoco hice nada. Tom esa lista y la met al bolsillo... Lo cierto es que hubo mucho presin por parte de los civiles, llegaban infinidad de annimos delatores. Y se produjo un tremendo problema porque no consider para nada esa lista y, por el contrario, a las diez de la maana confirm a todo el mundo en sus cargos, exigiendo s -imagnese qu brutalidad!- que si yo no vea sonrisas renovadoras, que si alguien se quejaba de no ser atendido con el mximo de eficiencia y respeto, yo iba a proceder con mi instrumento de trabajo. Y lo dije palpando ostensiblemente mi pistola. Porque los instrumentos de trabajo nuestros son las armas... * "Como a las once de la maana, me avisaron que haba problemas en Chuquicamata, pese a que estuvo presente en la reunin un representante de la gerencia general. Entonces cambi mis rdenes y nombr al mayor Reveco como jefe de plaza. Yo ni siquiera haba pensado en la ocupacin militar de Chuquicamata ni nada parecido, porque todo estaba tranquilo. * "El mayor Reveco se fue a Chuquicamata con cierto atraso y despus lo acusaron de haber obstaculizado la ocupacin del mineral. Pero si yo le contara la infinidad de problemas que tuvimos... porque no tenamos vehculos, porque hubo falta de decisiones adecuadas por parte de mis subalternos, etctera. Con decirle que los camiones que yo tena eran del Mopare, de los camioneros adictos a la Unidad Popular. Lleg all la autoridad local del Mopare y puso a disposicin ma los camiones. As, el mayor Reveco - que estaba viendo los problemas en Enaex - se enter tarde de mi orden de subir a Chuquicamata. Su unidad se demor en organizarse y, despus de la una de la tarde, cuando estaban todos en los camiones, resulta que no haba choferes. Qu haba pasado? A la hora de almuerzo, los choferes fueron autorizados por un subalterno mo para ir a sus casas en lugar de llevarlos al casino del regimiento. Con razn Reveco se atras, pero igual se consign ese episodio entre los considerandos del fallo del general Arellano para condenarlo. * "Con David Silberman, el gerente general de Chuquicamata, yo tena una muy buena relacin. Era muy joven y su esposa era hija del coronel Abarza. As que cuando Silberman vio llegar una unidad militar hasta con artillera a ocupar la mina, pens que les habamos declarado la guerra y se fue con un grupo, en camionetas, hacia el interior. * "Yo sub al mineral como a las cuatro, y luego de conversar con el mayor Reveco, emit un Bando para que se constituyera la Gerencia a las diez de la noche. No lleg Silberman ni Haroldo Cabrera, el gerente de finanzas. Ah nombr a don Orompeyo Zepeda como gerente general, confirm a todos los gerentes presentes y reemplac a los que faltaban por los que eran sus segundos. El seor Zepeda era uno de los segundos de Silberman. * "As, Chuquicamata comenz a funcionar en el primer turno del da 12 de septiembre, sin usar ni toque de queda. Porque no se poda coordinar el movimiento de 14 mil trabajadores, en los tres turnos, con toque de queda. * "Y de ah comenz el problema de las listas delatoras. Empez la protesta por parte, segn supe, de un grupo de marinos en retiro que trabajaban tanto en Chuquicamata como en la central termoelctrica de Tocopilla. Yo no consider

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    esas delaciones annimas para nada. Pero siguieron con cartas a Antofagasta y a Santiago. * "El ms afectado, porque apareca como responsable, era Reveco. El era la autoridad local, pero lo cierto es que segua mis instrucciones. Desde Antofagasta enviaron a un grupo investigador, dos capitanes, a fines de septiembre. Nunca aclar con el general Lagos - mi jefe de Divisin - este hecho. Ellos dijeron venir en su nombre a investigar algunas cosas que no me parecieron importantes. Los conoca, haban sido cadetes mos... * - De quin recibi la orden para detener al mayor Reveco? * - Del general Lagos. Recib su llamado como a las seis de la tarde del 2 de octubre. Me dijo que haba recibido rdenes de Santiago para mandar detenido a Reveco. Le manifest mi extraeza, que no vea razones para hacerlo. El insisti en la orden: "Mndelo en calidad de detenido". Yo confiaba en Reveco. As que decid que fuera no como detenido, sino que conservara su arma. * - Supo que fue torturado? * - Me enter despus. * - Crey posible que pudiera estar siendo maltratado? * - No, jams. Era imposible que eso sucediera en nuestro Ejrcito. No poda concebirlo...El hecho es que Reveco desapareci de Calama y yo esperaba que, como su jefe, me pidieran todos sus antecedentes para su proceso. Me tenan que pedir su hoja de vida, sus calificaciones, todos los antecedentes que corresponden a un proceso normal. Pero nunca pidieron nada. Jams me imagin que le iban a hacer un proceso irregular. Y el caso del mayor Reveco - adems de lo sucedido en Calama ms tarde - me cost la carrera militar. * - Explquese, por favor. * - Se me sancion por todo esto en 1974. En lo formal, porque no me ascendieron a general. En lo de fondo, porque dej de ser fiable. Yo haba sido designado agregado militar en el Per y deba partir a mediados de julio. Cuando fue al Estado Mayor el 4 de marzo del 74, le dije al general Arellano que estaba preocupado por el mayor Reveco, porque estaba en muy malas condiciones. Incluso le agregu: "se dice que est condenado a muerte y a m, su comandante, no se me ha pedido ningn antecedente. Estoy quedando frente a Reveco como un desleal". El general Arellano, lacnico, me contest: "Muy bien, lo voy a llamar a declarar". Yo no capt la diferencia: me iba a llamar a declarar en el juicio, en circunstancias que se me requirieran los antecedentes como su superior directo. * "En la Semana Santa de ese ao, el jueves, el auditor Melo me dijo que bajara a su oficina para declarar. Yo, el ingenuo, baj y relat todo el desempeo de Reveco que, aparentemente, contradeca todas las otras declaraciones que se haban reunido en su contra en el proceso. A los pocos das, en abril, me lleg una comunicacin firmada por el general Pinochet postergando mi viaje a Per hasta junio. Yo entonces trabajaba en la Direccin de Operaciones del Ejrcito, en la reestructuracin del Ejrcito. * "En junio fui a la secretara del Comando en Jefe para hablar con Escauriaza, quien haba sido cadete mo. Llegu diciendo: "Aqu estoy, listo para irme". La situacin fue tensa. "Oiga mi coronel"- me dijo sacando un documento - "es que mi general Arellano ha pedido que usted quede a disposicin del tribunal". Me

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    sent bastante molesto y fui a hablar con el jefe de Estado Mayor, el general Bravo. Reclam, se arm una tremenda zafacoca y hubo momentos bien difciles. Por primera vez, en mi carrera, sent que no tena jefes. Por ltimo, el general Bravo me dijo que hablara con el general Arellano. Baj rpidamente y le dije a Arellano: "Usted me ha metido en este asunto". Me mir seco y respondi: "No, usted es el que se ha involucrado". Insist en que le deba lealtad a Reveco por ser su comandante. "Yo no lo defiendo, general, slo exig que se me considerara como su comandante, porque no puedo dejarlo botado". Arellano, tras discutir el asunto, me dijo: "Presntese a declarar de nuevo". Respond: "No tengo ningn inconveniente, general". Me llamaron a declarar y decid entregar copia de mi declaracin a todos mis jefes. Vino entonces la Junta de Generales y yo, que era el segundo de los coroneles para ascender, fui pasado al decimoprimer lugar. Ascendieron diez compaeros mos. Cosa anormal, porque siempre ascendan a cuatro o cinco. A m me ofrecieron "complemento". Una situacin especial en que a uno lo sacan de la lnea de mando y lo dejan en actividades secundarias. Yo no acept y me retir". Captulo IV: Slo volvi el jeep del coronel... El teniente coronel Olagier Benavente dice que, de Talca, el general Sergio Arellano sigui a Cauquenes ese 30 de septiembre de 1973. Es posible que el temor y el desconcierto ante la inslita situacin - quedar de un da para otro sin comandante y tener que asumir como interino - le haya enredado las fechas. * - Tengo la sensacin de que no pasaron muchas horas cuando nos enteramos de lo sucedido en Cauquenes. Nosotros abastecamos al regimiento de all, que era nuevo y pequeo. Yo tena comunicacin diaria con ellos, porque nuestro regimiento lo atenda logsticamente aunque, en mando, dependa de la Tercera Divisin - asegura Benavente. Lo cierto es que fue el 4 de octubre cuando el helicptero militar Puma lleg al Regimiento "Andalin", portando al general Sergio Arellano Stark y su comitiva. No est determinada la hora exacta, pero fue a media maana, porque hay testigos que reconocieron a dos de ellos. En el Banco del Estado de Cauquenes, por ejemplo, vieron entrar al mayor Marcelo Moren Brito a las once de la maana (lo conocan porque haba estado en la ciudad siendo teniente y se hizo notar como "exaltado"). Se reconoci tambin al capitn Antonio Palomo Contreras, piloto del helicptero, quien no slo haba estado all como teniente, sino que se haba casado con una joven del lugar, Amrica Domnguez. Y al general Arellano lo vieron almorzar, en el Club Social Cauquenes, con el teniente coronel Rubn Castillo White, comandante del "Andalin" e intendente local. Como a las cuatro y media de la tarde, del cuartel de Investigaciones sali una caravana de vehculos: el jeep militar del comandante Castillo White, un bus con militares, un camin y otro jeep - del Banco del Estado - donde iban cuatro jvenes presos polticos. Al da siguiente, en la maana, la radio local - cuya trasmisin se escuchaba por altoparlantes en la plaza principal - anunci que haban sido fusilados por haber intentado escapar y atacar a los uniformados.

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    El texto de ese anuncio radial debi ser muy parecido a la informacin publicada luego por el diario "EL Maulino", ya que en esos das toda comunicacin era escrita por mano militar o pasaba por la censura castrense. EJECUTADOS EN FUNDO EL ORIENTE POR ATENTADO CONTRA LAS FUERZAS ARMADAS "El jueves 4 del presente a las 17.45 horas, en el lugar denominado fundo El Oriente de la provincia maulina, cuando personal militar trasladaba a los detenidos: Claudio A. Manuel Lavn Loyola, Pablo Renn Vera Torres, Miguel Enrique Muoz Flores y Manuel Benito Plaza Arellano, para ser interrogados y reconstituir la escena del lugar en que organizaban gue