1. LAS VSPERAS DE NUESTRO TIEMPO. EL
PERODO DE ENTREGUERRAS
La Primera Guerra Mundial marc el inicio real del tiempo histrico del siglo XX. La primera consecuencia de gran calado fue la instauracin de un modelo de sociedad comunista sobre las cenizas del extinto (y recortado territorialmente) imperio zarista. El miedo al contagio comunista fue una de las claves del perodo de entreguerras que, por otra parte, asisti al declive de la democracia liberal y al auge de los totalitarismos como aparato de encuadramiento de masas. Desde el punto de vista nazi-fascista, los estrechos lmites del parlamentarismo liberal resultaban ineficaces para desactivar el fantasma del paro y la amenaza de la revolucin. Eran tiempos difciles para el capitalismo y la democracia liberal, sumidos en una crisis sin precedentes, pues la gran depresin desestabiliz las estructuras polticas y sociales. La depresin econmica dividi el mundo occidental entre pases que buscaban una solucin parlamentaria a la crisis y los que consideraban que era ms eficaz imponer una dictadura. Mientras en Europa se iban reduciendo el nmero de estados que conservaron las instituciones parlamentarias y los derechos bsicos, en Espaa se experimentaba, a inicios de los aos treinta, un Estado social y democrtico que result fallido ante la doble amenaza de las fuerzas revolucionarias y contrarrevolucionarias, la debilidad de la cultura poltica democrtica y los propios errores de los sectores reformistas.
Curso 2014-15
ngel Luis Lpez Villaverde HISTORIA DEL MUNDO ACTUAL. Facultad de Periodismo, Cuenca, UCLM
Curso 2014-15
2 1. LAS VSPERAS DE NUESTRO TIEMPO. EL PERODO DE ENTREGUERRAS
H I S T O R I A D E L M U N D O A C T U A L . F a c u l t a d d e P e r i o d i s m o , U C L M
Pgina 2
1. LA CRISIS DE LA DEMOCRACIA LIBERAL Y EL AUGE DE LOS
TOTALITARISMOS
1.1. Las culturas polticas contemporneas
El trmino cultura poltica ha generado un amplio debate epistemolgico en las ciencias
sociales y ha sido empleado desde diferentes
puntos de vista. Si lo entendemos como sistema de
representaciones culturales compartidas por los
grupos humanos resulta til como instrumento para
explicar los comportamientos polticos y las
motivaciones de los actos de los grupos humanos en
un momento dado, pues remite a un sistema de
valores, normas y creencias compartidas, de
representaciones sociales y de aspiraciones de
futuro. En realidad, habra que hablar en plural
(culturas polticas), pues dentro de una nacin existe una pluralidad de culturas o subculturas
polticas, con zonas comunes o valores
compartidos. Si stos son fuertes, entonces se
establece una cultura poltica dominante sobre las
otras (sub)culturas polticas contemporneas.
Cada cultura poltica supone una respuesta
ante los grandes problemas y crisis de su historia y
esa respuesta requiere de un tiempo determinado y
de canales socializadores: la familia, la escuela, el
trabajo, los partidos polticos, etc. Naturalmente, se
trata de un fenmeno evolutivo. La cultura poltica,
elaborada y difundida a escala generacional,
necesita irse adaptando a los nuevos tiempos,
enriquecindose con aportes de otras culturas
polticas vecinas.
Pues bien la cultura poltica democrtica fue la
gran novedad del siglo XIX. Entre sus componentes
estn: la ciudadana, la participacin, el
asociacionismo y la deliberacin, la secularizacin,
la competencia cvica, la legalidad, la pluralidad, la
cooperacin y una autoridad polticamente
responsable.
Pero fruto de esa variedad comentada, en
permanente tensin y dialctica con la cultura
poltica democrtica nos encontramos
(sub)culturas polticas diversas y especialmente
significativas en esta poca, como la liberal, la
socialista, la comunista, la nacionalista, la fascista, la
catlica, la anticlerical, la feminista, etc.
1.2. La primera oleada democratizadora
La primera ola democratizadora (HUNTINGTON) supuso la instauracin de las
democracias liberales primitivas, en un largo
proceso que arranc en el segundo tercio del siglo
XIX, avanz significativamente en el trnsito de los
siglos XIX al XX y padeci, a modo de contra-ola, los totalitarismos del perodo de entreguerras.
El concepto de democracia va ligado al de ciudadana. Los revolucionarios franceses, a fines del s. XVIII, slo consiguieron imponer la ciudadana
legal o la igualdad civil. La primera ola
democratizadora introdujo la ciudadana o
igualdad poltica durante las ltimas dcadas del
siglo XIX. Y la segunda ola democratizadora (tras la
II Guerra Mundial), trajo la ciudadana social.
Los indicadores de esta democratizacin son
varios. En primer lugar, la adopcin del sufragio
universal (masculino). En segundo, el creciente
influjo de la opinin pblica en la marcha de la
poltica, merced al creciente papel de la prensa y
la aparicin de partidos de masas. En tercer lugar,
el nacimiento de nuevos movimientos polticos y
sociales que demandan participar en la vida
pblica y en la vida educativa de forma
generalizada. En resumen, la democratizacin en
este perodo tiene que ver con el proceso por el que
la poltica pas a integrar el horizonte vital de un
nmero creciente de poblacin, obligando a los
partidos a buscar el voto de las masas empleando
un lenguaje popular y contando con una prensa
afn y una buena organizacin.
El avance de la democracia se complement
con otras iniciativas gubernamentales para paliar
los problemas. Por un lado se acentuaron las
polticas de nacionalizacin de las masas por medio
de las fiestas polticas, smbolos identificadores
(banderas, himnos, fiestas nacionales) o, incluso, la
generalizacin del deporte, cuya capacidad de
nacionalizacin se ha ido incrementando desde
entonces hasta el presente; de esta manera, la
democracia poltica se haca ms viable gracias a
la existencia de un patriotismo de Estado. Por otro
lado, se adoptaron las primeras medidas
encaminadas a construir un incipiente Estado social
(antecedente del futuro Estado de bienestar) en el
Imperio alemn (Bismarck puso en marcha un serie
de medidas paternalistas de proteccin de la vejez,
el desempleo y la atencin mdica, entre 1883-
1889, para desactivar el auge socialista) y Gran
Bretaa (para contrarrestar el creciente influjo del
movimiento obrero).
En realidad, los partidos socialdemcratas no
slo haban reclamado la institucionalizacin del
sufragio universal y un marco amplio de legislacin
social, sino tambin una reforma fiscal progresiva y
una reforma constitucional que instaurara un
verdadero rgimen parlamentario. Sin embargo, a
estas reformas se opusieron las elites polticas
(parapetadas tras los partidos conservadores,
nacionalistas o catlicos), que se mantuvo en el
3 1. LAS VSPERAS DE NUESTRO TIEMPO. EL PERODO DE ENTREGUERRAS
H I S T O R I A D E L M U N D O A C T U A L . F a c u l t a d d e P e r i o d i s m o , U C L M
Pgina 3
poder, por lo general, pero aument su inquietud
ante el proceso irreversible de decadencia de los
notables. En definitiva, aunque a fines del XIX el
ejercicio de la poltica todava quedaba reservado
a una minora de gobernantes (en ocasiones de aire
aristocrtico y de comportamiento autoritario), su
legitimidad dependa cada vez ms del consenso
de la ciudadana y del recurso a las consultas
electorales y al papel de la opinin pblica.
Otra de las caractersticas a destacar es el
incremento del gasto gubernamental, por la
necesidad de atender el creciente proceso de
urbanizacin, la carrera armamentstica y la
llamada cuestin social. Era imprescindible buscar
vas de financiacin para equilibrar el presupuesto,
pero las soluciones variaban en funcin de las
distintas opciones polticas.
El avance del sufragio universal, unido a la
adopcin de polticas proteccionistas, al
intervencionismo estatal o al imperialismo puso en
crisis el liberalismo clsico, que tuvo que
evolucionar, bien adoptando posiciones de
liberalismo radical (que buscaba el voto de las
clases medias e incluso del voto obrero en
ocasiones, y apoyaba reformas polticas y fiscales),
bien confluyendo con el conservadurismo en el
rechazo de las reformas, como ocurri con el
partido liberal britnico.
En este juego de contrastes que suponen las
innovaciones y las continuidades, hay que destacar
otra caracterstica del perodo de entresiglos. Se
trata de la continuacin del predominio de la
monarqua en Europa como forma de Estado (con
la excepcin de la republicana Francia), si bien hay
diferencias notables entre los diferentes sistemas
monrquicos: mientras la Corona britnica se
mantuvo al margen de los partidos polticos y
favoreci la progresiva democratizacin de pas, en
otras estados los soberanos conservaron amplios
poderes y obstaculizaron los intentos de reforma.
En cualquier caso, conviene establecer
diferencias notables en cuanto a los ritmos y
profundizacin de los avances democrticos, pues
no todos los pases europeos siguieron el mismo
rumbo. As, mientras en la monrquica G. Bretaa y
la republicana Francia se haban cumplido los
principales postulados de la democracia moderna
a mediados de los ochenta del siglo XIX y en los
pases escandinavos fructificaron las reformas
sociales y polticas ms profundas desde los primeros
aos del siglo XX, en el Sur de Europa los sistemas
constitucionales no echaron las mismas races que
en Europa Occidental, pues su atraso social dificult
la integracin de las grandes masas en el sistema.
1.3. La debilidad de la democracia liberal en el
perodo de entreguerras
Al terminar la I Guerra Mundial pareca que la
democracia era el sistema triunfante. Con el
desmoronamiento de los imperios centrales
(Alemania y Austria-Hungra), cayeron sus regmenes
autoritarios. Los nuevos pases nacidos de los
tratados de Pars (1919) adoptaron constituciones
(formalmente) democrticas y en la mayora de los
casos (a excepcin de Yugoslavia) se convirtieron
en repblicas. Salvo en URSS, todos los regmenes de
europeos de posguerra eran parlamentarios.
Pese a las apariencias, no se haba conseguido
el sueo del presidente norteamericano Wilson de
que el fin de la guerra supusiera la sustitucin del
liberalismo (como sistema poltico dirigido por una
minora de gobernantes ilustrados) por un sistema
de carcter democrtico y parlamentario (en el
que los parlamentos y la opinin pblica ejercieran
su capacidad de controlar el poder). Dicho de otra
manera, fue muy dura la transicin desde un mero
parlamentarismo liberal, puesto en cuestin en
1914, a una verdadera democracia parlamentaria,
anclada en un Estado social y de Derecho, que no
ver la luz hasta 1945.
Y, lo que es an ms grave: en las dos dcadas
siguientes, la democracia fue cediendo terreno a
las dictaduras. Cuando termin la II Guerra Mundial,
slo cinco pases europeos (G. Bretaa, Finlandia,
Irlanda, Suecia y Suiza) conservaban sus
instituciones democrticas sin interrupcin.
Cules fueron las causas del retroceso de la
democracia liberal en el perodo de entreguerras?:
a) En primer lugar, qued en evidencia la
estrechez del marco poltico e ideolgico para
poder asimilar la profunda modificacin de la
estructura social y de la actividad poltica. En otras
palabras, el marco poltico liberal en que se haba
movido la sociedad burguesa del s. XIX quedaba
obsoleto en pleno s. XX. La incorporacin de las
masas a la participacin poltica, el reforzamiento
del papel del Estado y el fortalecimiento de los
partidos de masas puso en dificultades a los partidos
tradicionales para adecuarse a las nuevas reglas de
juego y, en consecuencia, provoc la reaccin de
las oligarquas frente al cuestionamiento de su
poder tradicional. En opinin del historiador marxista
britnico HOBSBAWM, la mayor amenaza para la
democracia de entreguerras proceda de la
amenaza derechista, que se preparaba a hacer frente a una supuesta revolucin social
propugnada por la izquierda.
b) Por otra parte, con el sometimiento de las
decisiones polticas a los grupos de presin, los
4 1. LAS VSPERAS DE NUESTRO TIEMPO. EL PERODO DE ENTREGUERRAS
H I S T O R I A D E L M U N D O A C T U A L . F a c u l t a d d e P e r i o d i s m o , U C L M
Pgina 4
parlamentos quedaron deslegitimados, al
desplazarse el protagonismo de las decisiones hacia
las organizaciones sindicales, agrarias o patronales.
De esta manera, perdieron peso los parlamentarios
en la negociacin de los conflictos y sometieron a
una mayor debilidad a los gobiernos que deban
sustentar. Una consecuencia fue la sensacin de las
clases medias de los pases industrializados de estar
desamparados ante la crisis y que la creciente
inflacin y su empobrecimiento o las incertidumbres
sobre su futuro se deban al poder de los sindicatos
y al enriquecimiento de los especuladores,
culpando de ello al sistema y constituyendo as una
base social de apoyo al fascismo.
c) Porque el marco socioeconmico del
perodo de entreguerras estuvo marcado por
permanentes dificultades econmicas y una
agudizacin de los conflictos sociales. Los
problemas de la reconstruccin de posguerra
(primero), la fragilidad de la prosperidad
econmica (despus) y la depresin econmica
(finalmente) puso en entredicho todas las ilusiones
de progreso y bienestar material. Las consecuencias
sociales fueron la extensin del desempleo, la
proletarizacin de la vieja clase media de los pases
industrializados y, en contrapartida, la aparicin de
nuevas fortunas (los nuevos ricos). Los gobiernos de
las democracias europeas nunca se recuperaron
plenamente de la Gran Depresin antes de la II
Guerra Mundial y tuvieron que asumir pesadas y
nuevas responsabilidades sociales (en especial, la
proteccin contra el desempleo y la miseria).
d) A los problemas anteriores, se sumaron las
tensiones nacionalistas (por la disociacin de
nacionalismo y democracia) provocadas por la
alteracin del mapa europeo tras la I Guerra
Mundial y la imposicin de duras condiciones a los
vencidos. La diversidad tnica, lingstica y religiosa
de los nuevos estados propici movimientos
irredentistas y conflictos entre minoras.
e) Al catlogo de dificultades hay que sumar la
irrupcin de nuevas ideologas, como el fascismo y
el comunismo, que catalizaban buena parte de los
descontentos y se proponan la conquista violenta
del poder al margen del Derecho.
Durante los aos veinte, las democracias se
quebraron bajo la tensin de la revolucin y la
contrarrevolucin (Hungra, Italia, Portugal) o de los
conflictos nacionales (Polonia, Yugoslavia) y en los
treinta padecieron la Depresin. En este ambiente
la democracia era ms bien un mecanismo para
formalizar las divisiones entre grupos irreconciliables.
Para hacer frente a los nuevos problemas, los pases
democrticos tuvieron que experimentar pruebas y
ajustes polticos, como las alianzas electorales
amplias (uniones nacionales y frentes populares, en
especial). Pero no siempre fueron la solucin por s
solas. Algunos autores han destacado las
condiciones bsicas que necesitaron los sistemas
polticos de estos aos para mantenerse dentro de
las reglas del juego democrtico. Y todas ellas (o la
mayor parte) tuvieron que darse simultneamente:
a) Ante todo, era necesaria la presencia de una
tradicin democrtica y constitucional antes de la I
Guerra Mundial. Slo si el sistema poltico gozaba de
consenso y aceptacin generales poda soportar las
dificultades crecientes.
b) Tambin necesitaba un nivel de desarrollo
econmico y de modernizacin (en otras palabras,
que hubiera riqueza y prosperidad suficiente). De
ah que se llegara a decir que la democracia slo
era conveniente para pases ricos o prsperos y que
no era la forma ms apropiada de dirigir los Estados
en la era de las catstrofes. c) As mismo, era necesario un cierto grado de
compatibilidad entre los diferentes componentes
del pueblo con el fin de solucionar los problemas fundamentales de religin, integracin regional y
tensiones sociales.
d) Tuvieron ms xito en el mantenimiento del
sistema democrtico aquellos pases que haban
sido neutrales o haban resultado victoriosos durante
la I Guerra Mundial
Aunque la crisis de la democracia fue general,
sin embargo hubo particularismos nacionales.
1.4. El derrumbe de la civilizacin occidental y la
crisis del capitalismo
Las tres dcadas transcurridas entre las dos
guerras mundiales marcaron el derrumbe de la
civilizacin occidental. Cinco eran las bases
fundamentales del orden que se tambaleaba: a) el
capitalismo en lo econmico; b) el liberalismo en lo
poltico; c) la sociedad burguesa; d) los avances de
la ciencia y el conocimiento; y e) el papel de Europa
como posicin central de este sistema.
En la descomposicin de los valores
occidentales confluyeron tres procesos paralelos: a)
la aparicin de las nuevas ideologas antisistema y
el deterioro de la legitimidad democrtica; b) el
avance de fuerzas irracionales en las
construcciones cientficas y filosficas (que supuso
un serio golpe a la cultura de la modernidad
mientras la cultura del pesimismo se extenda entre
la intelectualidad de posguerra, abriendo el debate
sobre el agotamiento de la civilizacin occidental;
c) y, por ltimo, el inadecuado funcionamiento del
sistema econmico internacional. En ste ltimo
punto nos centraremos a continuacin.
5 1. LAS VSPERAS DE NUESTRO TIEMPO. EL PERODO DE ENTREGUERRAS
H I S T O R I A D E L M U N D O A C T U A L . F a c u l t a d d e P e r i o d i s m o , U C L M
Pgina 5
Desde la revolucin industrial, la historia
econmica mundial se haba caracterizado por un
progreso tcnico acelerado, un crecimiento
econmico continuo y sostenido aunque desigual y
una creciente divisin del trabajo a escala mundial.
Sin embargo, durante el perodo de entreguerras
hubo cambios. Mientras el progreso tcnico sigui
acelerndose, el crecimiento econmico se
desaceler y la mundializacin de los flujos
migratorios y del comercio internacional se vieron
interrumpidos durante la Gran Depresin. Vamos a
ver las causas y las consecuencias de este proceso.
Ya antes de la Primera Guerra Mundial, los
fundamentos del capitalismo liberal del XIX
(predominio econmico britnico, el patrn oro y el
funcionamiento del mercado internacional) se
estaban fracturando. La guerra aceler an ms la
desintegracin del viejo modelo econmico, pues
los intercambios internacionales quedaron
dislocados. Se interrumpi el grueso del trfico
internacional (que hasta ese momento se daba,
bsicamente, entre Gran Bretaa, Francia,
Alemania y Estados Unidos) y los estados
intervinieron los precios y sus recursos econmicos
para adecuarlos a la marcha de la contienda
(economas de guerra). Cuando aqulla termin,
fue preciso reconvertir las economas para la paz.
Pero el deseo de restaurar el modelo de desarrollo
capitalista de preguerra acab fracasando a causa
de las distorsiones de posguerra y la deficiente
recuperacin de los aos veinte. La Gran Depresin
anunciar el fin del viejo liberalismo econmico.
1.4.1. El declive europeo. El estancamiento
econmico, 1918-24
La crisis de los fundamentos de la civilizacin
occidental conlleva, como se ha dicho, la quiebra
de la tradicional supremaca europea. El declive
europeo se relaciona con varios aspectos. En primer
lugar, con el coste demogrfico y econmico de la
guerra. Tambin con la quiebra del consenso
poltico y la modificacin de la correlacin de
fuerzas sociales, merced al desprestigio de las clases
dirigentes y al creciente protagonismo de los
sindicatos y partidos obreros. Pero especial atencin
hay que reservar a la desintegracin del espacio
econmico nico de la preguerra a raz del nuevo
orden territorial: la gran reestructuracin de
fronteras y la cuestin de las reparaciones crearon
ms problemas de los que resolvi, pues desmantel
grandes espacios econmicos, balcaniz la Europa centro-oriental e impidi una ms eficaz
reconstruccin econmica.
Se pueden establecer tres etapas en cuanto a
la evolucin econmica del perodo de
entreguerras que, bsicamente, coinciden con las
mismas fases desde el punto de vista de las
relaciones internacionales. As, la primera fase, de
estancamiento (hasta 1924), se corresponde con la
que en poltica internacional coincide con la
Europa de Versalles; la segunda, de bonanza
econmica (1924-29) se vincula a la Europa de
Locarno; y la tercera, la depresin (a partir de 1929)
corresponde con el incremento de las tensiones
internacionales y los virajes hacia la guerra.
Vamos a centrarnos ahora en la primera de
ellas. Los aos de posguerra son una poca de
estancamiento econmico, como consecuencia
de los efectos demoledores de la I Guerra Mundial
sobre la vida econmica y social: prdida de vidas,
incremento de la mortalidad por la desnutricin y a
malas condiciones sanitarias, cada de la natalidad,
destrucciones materiales, inflacin crnica, pago
de indemnizaciones por parte de potencias
centrales y excedentes de bienes y servicios
improductivos y destructores.
La guerra perjudic no slo las economas de los
pases vencidos, sino tambin de los neutrales (que
se haban beneficiado temporalmente de la
contienda) y de los vencedores. En realidad slo se
beneficiaron econmicamente Estados Unidos y
Japn. Los factores bsicos de esta poca son la
crisis de 1920-21, la inflacin, las deudas y las
indemnizaciones.
La crisis hizo pensar que para restaurar la
economa internacional era preciso volver al
consenso y a la colaboracin. Pero los tratados de
paz fueron un fracaso porque no esbozaron nuevas
reglas de juego para el funcionamiento de la
economa internacional y dificultaron la
reconstruccin econmica de Alemania (clave
para el restablecimiento econmico europeo).
Desde el punto de vista interno, los estados
inauguraron prcticas intervencionistas para llevar
a cabo reconversiones industriales complicadas por
los procesos inflacionistas. La inflacin se dispar tras
la I Guerra Mundial a niveles desconocidos hasta
entonces. Esto resultaba ms chocante entonces
porque durante el siglo XIX los precios fueron ms
bien bajando o estabilizndose.
Las causas de este incremento espectacular de
la inflacin son variadas. En primer lugar por el auge
del proteccionismo y del dominio de los mercados
por crteles y monopolios. En segundo lugar porque,
tras el racionamiento, se increment la demanda
reprimida. Y, por ltimo, tambin aliment la
inflacin la bsqueda de materias primas. Ahora
bien, las respuestas fueron diferentes. Mientras en los
6 1. LAS VSPERAS DE NUESTRO TIEMPO. EL PERODO DE ENTREGUERRAS
H I S T O R I A D E L M U N D O A C T U A L . F a c u l t a d d e P e r i o d i s m o , U C L M
Pgina 6
pases neutrales, en los anglosajones y en Japn se
practicaron polticas deflacionistas (volviendo a los
viejos principios de moneda estable y el patrn oro),
desde Alemania a Rusia se registr un hundimiento
espectacular del sistema monetario y se emiti
moneda a gran escala, lo que increment an ms
la espiral inflacionista. La economa alemana
representa el caso extremo en ste ltimo sentido:
aqu la moneda perdi completamente su valor, se
esfum el ahorro privado y su economa se vincul
estrechamente a los crditos exteriores, lo que
caus su vulnerabilidad al llegar la Gran Depresin.
Son tambin aos en que se tuvo que afrontar el
pago de las deudas de guerra. Los aliados haban
contrado deudas respecto a G. Bretaa y sta
tambin deba a Estados Unidos, aunque fueron las
deudas francesas a los norteamericanos las que
aguijonearon los malos sentimientos nacionalistas.
Pero no hay que confundir las deudas con las
indemnizaciones. En el Tratado de Versalles se
responsabilizaba a Alemania de la guerra y se la
castigaba con el pago de unas indemnizaciones
cuyo montante se pospona para una comisin
interaliada que se reunira al efecto en marzo de
1921 en Londres, cuyo montante result exagerado
y contraproducente. Fue necesario renegociar las
indemnizaciones y la ocasin lleg en 1924, con la
participacin norteamericana, mediante el Plan
Dawes, que redujo el montante de las reparaciones
(para colocar a Alemania en condiciones de pagar
a los aliados y que stos pudieran pagar a Estados
Unidos) y fortaleci el marco alemn, mediante
prstamos e inversiones de capital norteamericano
en Alemania, permitiendo un principio de
reactivacin econmica alemana desde 1926.
1.4.2. El ascenso de EE.UU. Produccin en masa,
sociedad de consumo y americanizacin de
las costumbres
El centro de gravedad de la economa
internacional se desplaz al otro lado del Atlntico,
a Estados Unidos, como nuevo titular del poder
financiero y monetario, poniendo fin al ciclo
marcado por la europeizacin del mundo. El
dominio financiero norteamericano resultaba
evidente, desplazando Wall Street a la City y
quebrando definitivamente el papel internacional
de la libra esterlina. La economa norteamericana
se convirti en la nica gran financiadora de la
reconstruccin europea y el dlar en la nica
moneda convertible en oro. En consecuencia,
irrumpi un nuevo modelo cuya influencia se
extendi por la propia Europa y el resto del mundo,
el llamado americanismo, que no se limit al sistema
productivo, sino tambin a las pautas de consumo,
las costumbres o las formas de esparcimiento.
La hegemona norteamericana llevar a los
gobiernos europeos a tratar de imitar un modelo de
crecimiento basado en los siguientes principios: a) la
produccin en masa y el extraordinario crecimiento
de la oferta relacionados con el incremento de la
productividad; b) la creciente capacidad de
consumo; y c) la propagacin de la prosperidad a
escala mundial mediante un sistema internacional
de relaciones comerciales y financieras basados en
un orden comercial y monetario estables.
a) La produccin en masa
Los avances en la produccin en masa se
concentraron bsicamente en EE.UU. en los sectores
industriales nuevos y en la energa petrolfera,
gracias a la mayor productividad vinculada a la
racionalizacin de la produccin. La industria
automovilstica sirve de paradigma: su produccin
mundial se cuadruplica entre 1921-29 (con un lugar
de privilegio para la Ford), acortndose el proceso
de fabricacin por unidad de manera
espectacular.
Los logros en la productividad se relacionan con
los siguientes procesos: mecanizacin (sustituyendo
el trabajo humano y la mquina de vapor por
motores elctricos y de combustin); taylorismo
(gestin cientfica del trabajo para racionalizarlo,
aumentar la productividad y bajar los costes con el
cronometraje) y fordismo (produccin en cadena);
y concentracin empresarial (favorece los avances
tecnolgicos y controla la competencia).
b) Consumo y sociedad de masas
El incremento de la produccin implicaba
tambin cambiar las pautas del consumo de las
sociedades industriales. Para ello eran necesarios
varios factores. En primer lugar, un imparable
avance de la publicidad para aumentar las ventas.
En segundo lugar, la expansin del crdito a gran
escala entre los consumidores, multiplicando la
capacidad de consumo y de endeudamiento
personal en crditos a corto y largo plazo, con
Estados Unidos como referente.
El incremento del consumo esboz la aparicin
de una sociedad de masas. El crecimiento de las
grandes aglomeraciones urbanas fue el escenario
ideal para el desarrollo de los medios de
comunicacin social, el espectculo y la cultura de
masas. La prensa de masas busc tiradas millonarias
a base de ilustraciones y noticias sensacionalistas y
dando satisfaccin a todo tipo de pblico lector. La
radio irrumpi con una fuerza espectacular en los
hogares de millones de europeos y norteamericanos
7 1. LAS VSPERAS DE NUESTRO TIEMPO. EL PERODO DE ENTREGUERRAS
H I S T O R I A D E L M U N D O A C T U A L . F a c u l t a d d e P e r i o d i s m o , U C L M
Pgina 7
durante los aos veinte. El cine se convirti en el
entretenimiento preferido de la poblacin, con
grandes compaas monopolizando la produccin
(Universal, Paramount, Warner BROS, etc.) y una
poltica de precios populares en las salas donde se
proyectaba. Precisamente fue el cine de Hollywood
el mejor agente para extender los cnones
norteamericanos (el americanismo), que se reflej
en la renovacin no slo de la esttica musical sino
tambin de la personal y de la moda.
c) El marco internacional: el restablecimiento del
patrn oro
Para que funcionara el modelo econmico, se
necesitaba un adecuado marco institucional que
aportara seguridad. Tras la inflacin y el caos
monetario de posguerra (que impedan la
recuperacin y amenazaban con arruinar las
certidumbres burguesas basadas en el ahorro y la
moral de trabajo), los acuerdos internacionales
fueron encaminados a la estabilidad monetaria y el
restablecimiento de la convertibilidad de las
monedas en oro. Pero la regulacin monetaria y la
vuelta al patrn oro no impidieron en la prctica
elementos de inestabilidad en la produccin, el
consumo y los intercambios internacionales.
1.4.3. El mito de la poca dorada o los lmites de la
prosperidad de los aos veinte. Bonanza
econmica (1925-29) y signos precursores de
la depresin
La revisin o disminucin de las indemnizaciones
y la intensificacin de intercambios y transferencias
de capital (tras el Plan Dawes), los avances
tecnolgicos, la ampliacin de mercados (por el
crecimiento demogrfico, pese a los desastres de la
guerra) y los adelantos de las comunicaciones
(telfono, radio) dieron origen a un nuevo marco
econmico y de relaciones internacionales que
culmin cuando los pases vencedores volvieron a
examinar el tema de reparaciones y aprobaron el
Plan Young en 1928; fundamentado en la creencia
de que los pagos exigidos a Alemania eran an
excesivos, esta plan alivi la carga de las
reparaciones mientras se retiraban las tropas
francesas de Renania.
En esta etapa de optimismo econmico,
magnates como Ford o Rockefeller se permitan el
lujo de hablar del final de los ciclos y del comienzo
de la era de crecimiento ininterrumpido. Antes de
1929 pareca que el sistema funcionaba muy bien,
pues el comercio estaba conociendo una
expansin sin precedentes y los precios se
mantenan estables. Sin embargo, la expansin
econmica de los aos veinte fue ms una
caracterstica norteamericana que europea, donde
aqulla lleg de forma ms tarda o marginal. Este
es el caso de G. Bretaa, que sacrific su
produccin interior al mantenimiento de una libra
fuerte que compitiera con el dlar, lo que repercuti
negativamente en sus exportaciones y en tasas de
paro superiores a otros pases industrializados. En
Francia, la recuperacin econmica (confiada en
el pago de las reparaciones alemanas) no se
produjo hasta la definitiva estabilizacin del franco
en 1928. En Alemania, la situacin fue catastrfica
hasta 1926. En Centroeuropa, las dificultades
econmicas corrieron paralelas a las
desmembracin del espacio econmico del
antiguo imperio austrohngaro. En Europa
mediterrnea (Italia y Espaa), con regmenes
dictatoriales, fue el Estado el inductor del
crecimiento (mediante infraestructuras y obras
pblicas para lograr el pleno empleo).
La prosperidad de los aos veinte se
circunscribi bsicamente a Estados Unidos. La
situacin del resto del mundo industrializado fue
menos brillante. La poca dorada fue un mito
porque el crecimiento ni fue tan homogneo en el
tiempo y el espacio, ni la expansin fue uniforme en
el conjunto de la estructura econmica.
Lo que pareca un retorno a la normalidad se apoyaba en bases poco slidas; las apariencias no
podan ocultar signos preocupantes, como la
depresin de la agricultura, la inadecuada
estructura industrial europea o las limitaciones de la
demanda o los obstculos a la libre circulacin (de
hombres, mercancas y capitales).
En el mbito agrcola se incrementaron los
stocks, por la sucesin de unos aos de cosechas
excepcionales (crisis de superproduccin) y por una
baja demanda (crisis de subconsumo), que oblig
a sostener los precios polticamente por acuerdos
internacionales hasta 1929. En realidad, la depresin
de la agricultura reflejaba la incapacidad del
mercado internacional para absorber una
produccin creciente a precios remuneradores.
Tambin haba superproduccin industrial,
causada porque desde 1925 Europa recuper los
niveles de produccin de preguerra pero los pases
de ultramar (cuyas exportaciones industriales se
haban incrementado durante la guerra para suplir
la falta de produccin europea) no redujeron la
suya, lo que increment los stoks (pues el consumo
no aument en proporcin a la produccin). El
problema estructural de la industria europea estaba
en el excesivo peso de la produccin de industrias
bsicas y tradicionales y en la poca adaptacin a
los cambios en las pautas de la demanda.
8 1. LAS VSPERAS DE NUESTRO TIEMPO. EL PERODO DE ENTREGUERRAS
H I S T O R I A D E L M U N D O A C T U A L . F a c u l t a d d e P e r i o d i s m o , U C L M
Pgina 8
Otro signo intranquilizador lo representaba la
desigual distribucin de la riqueza (que provocaba
que la oferta superara la demanda), ya que los
asalariados (mayoritarios) no tenan el poder
adquisitivo suficiente para absorber la creciente
produccin industrial, mientras los ms ricos
(minoritarios) usaban parte de sus ingresos para
ampliar sus empresas y crear otras nuevas para
aumentar su produccin.
En cuarto lugar, el paro era patolgicamente
alto (por encima del 10%) en la mayor parte de los
pases occidentales (con la excepcin de Estados
Unidos, cuya economa funcionaba a pleno
rendimiento y apenas tena un 4% de paro).
Por ltimo, la especulacin (a pesar del desfase
produccin y ventas) no dejaba de subir pues los
costes de produccin se afrontaban gracias a
prstamos bancarios (para poder repartir altos
beneficios) y el sistema bancario orientaba sus
fondos ms a respaldar a los especuladores que a
invertir en sectores productivos.
Por otra parte, las dificultades econmicas
nacionales se incrementaron por los desajustes
internacionales en materia de inmigracin o
proteccionismo. Esto supuso una manifiesta
incompatibilidad para Estados Unidos como pas
prestamista a escala mundial, pues las elevadas
tarifas entorpecieron las ventas de los pases
deudores, que no pudieron devolver los intereses de
los prstamos.
Tambin las perturbaciones monetarias (por la
crisis del patrn oro y la ausencia de un sistema
monetario internacional, con dos divisas rivales
como la libra y el dlar) coadyuvaron a la limitar la
expansin econmica. La inexistencia del grado
necesario de cooperacin entre Estados Unidos, G.
Bretaa y Francia as como el escaso esfuerzo
norteamericano por asumir el papel dominante
representado por G. Bretaa antes de la guerra,
impidi que el sistema monetario mundial careciera
de una direccin eficaz.
1.4.4. La crisis del 29 y la gran Depresin
Sin negar la importancia del crack burstil
norteamericano, la depresin tuvo races ms
amplias y su naturaleza fue diversa.
La versin tradicional insista en las races
americanas de la depresin. Aunque la I Guerra
Mundial haba provocado graves problemas
econmicos en Europa, haba beneficiado a la
economa norteamericana de manera
espectacular, situndola como principal productor,
acreedor y exportador mundial. Y fue la Gran
Depresin la que interrumpi momentneamente
esta situacin de predominio econmico
norteamericano (al ser la principal vctima de la
crisis) y lo que explica su alcance mundial. Las
conmociones y deudas contradas durante la I
Guerra Mundial, la posguerra y los problemas
polticos europeos as como las reparaciones
impuestas a Alemania (que la obligaron a recurrir a
crditos norteamericanos) hicieron de esta pas, en
particular, y de Europa, en general, economas muy
vulnerables al descenso de los crditos
norteamericanos. Por eso, al cortarse stos tras la
crisis de Wall Street, el entramado se derrumb.
Pero las races fueron ms complejas. Es una
simplificacin vincular el inicio de la depresin con
la crisis burstil norteamericana pues la economa
internacional ofreca mltiples focos depresivos
antes del otoo de 1929 (la cada de precios se
generaliz desde 1927, la actividad econmica
alcanz su techo entre marzo y julio en diversos
pases y la cada burstil empez antes en Europa)
y su violencia fue consecuencia del sincronismo de
los cambios en la economa internacional.
a) El crack del 29
Durante varios aos, la especulacin burstil
haba hecho ganar dinero fcil a muchos inversores
que, aprovechando el alza de la bolsa, recurra a
prstamos para comprar acciones.
El primer signo de recesin se apreci en 1928,
ao en que la industria de la construccin sufri una
cierta contraccin; no obstante, la euforia alcista
de bolsa continu de forma general hasta que, en
septiembre de 1929, la tendencia de bolsa se
estabiliz y pareci amagar a la baja.
El crack de la bolsa de Nueva York tuvo lugar la
ltima semana de octubre (entre los das 24 al 29)
de 1929. Al bajar las acciones, muchos inversores
tuvieron que vender sus valores para hacer frente a
las deudas, contribuyendo as a bajar an ms las
cotizaciones. Al iniciarse el pnico, muchos
impositores retiraron su dinero de los bancos y stos
tuvieron que vender sus acciones para aumentar su
liquidez, negando la concesin de nuevos crditos
y la refinanciacin de los existentes, lo que no
impidi que se iniciara una espiral fatal que oblig a
declararse en quiebra millares de bancos. La crisis
burstil provoc la ruina de muchas empresas (por
la restriccin de crditos y la bajada de precios) y el
incremento espectacular del paro.
El hundimiento fue mucho ms espectacular en
Estados Unidos, donde se haba reforzado la
demanda con una gran expansin del crdito a
consumidores. Pero la recesin se extendi por
Europa y el resto del mundo. Afect antes a los
pases con mayor dependencia econmica exterior
9 1. LAS VSPERAS DE NUESTRO TIEMPO. EL PERODO DE ENTREGUERRAS
H I S T O R I A D E L M U N D O A C T U A L . F a c u l t a d d e P e r i o d i s m o , U C L M
Pgina 9
y los ms industrializados pero pronto sacudi a los
pases agrcolas (pues el descenso de los productos
agrcolas fue ms rpido que el de los industriales).
En Europa, Alemania fue la ms afectada, pues
los bancos americanos repatriaron enseguida los
capitales para afrontar la crisis. Francia, por el
contrario, fue de los pases europeos menos
afectados por su menor nivel de industrializacin y
su agricultura ms diversificada. Gran Bretaa, an
no haba superado la crisis econmica posblica
pero dispona de ciertas ventajas para enfrentarse a
la crisis de 1929 (posea oro en sus dominios, dispona
del mayor imperio mundial y se benefici del mayor
descenso de precios de materias primas y
alimentos), aunque tuvo que adoptar medidas
drsticas, como el abandono de librecambismo y
del patrn oro as como la devaluacin de la libra.
Hacia 1932, haba consenso general en que la
solucin pasaba por un acuerdo internacional sobre
aranceles, comercio y crditos. La Conferencia de
Londres (1933), en la que participaron las grandes
potencias para buscar soluciones a la reduccin del
comercio mundial y a la crisis de los medios de
pago, fue un fracaso. Desde entonces, cada
nacin se ocupar exclusivamente de s misma.
A partir de 1933, el mundo estaba empezando
poco a poco a salir de la crisis econmica, aunque
no se produjo ningn relanzamiento espectacular.
Y, tras unos aos de mayor actividad, sobrevino una
nueva crisis (1937-38), aunque de proporciones ms
modestas que la de 1929.
b) Las consecuencias sociales de la depresin. El
desempleo y otras lacras sociales
Las consecuencias fueron de amplio calado y
afectaron a mbitos muy variados. Empezaremos
por las de tipo econmico. Mientras los crticos del
capitalismo encontraron el gran argumento (tanto
tiempo esperado) en esta coyuntura, los defensores
del mismo hubieron de revisar los mecanismos de
desarrollo (para evitar que otra crisis similar acabara
con el sistema) y apostaron por una mayor
intervencin por parte del Estado para corregir los
desequilibrios econmicos. De hecho, tras la II
Guerra Mundial el pleno empleo fue el objetivo
bsico de la poltica econmica en los sistemas
capitalistas democrticos reformados. El
keynesianismo propugnaba la eliminacin del
desempleo generalizado (por ser social y
polticamente explosivo) fomentando polticas de
demanda, pues la demanda de los trabajadores
ocupados estimulara las economas deprimidas.
Por otro lado, las diferencias entre los sectores
agrcola e industrial continuaron. El hundimiento de
los precios agrarios supuso la ruina de los
agricultores que dependan del mercado de
exportacin, lo que oblig a los gobiernos a
proteger y subvencionar la agricultura para
garantizar los precios al productor.
Desde la perspectiva social, lo ms visible fue el
paro generalizado en cantidad y tiempo
inimaginables y sin precedentes. La situacin fue
ms dramtica an porque los sistemas pblicos de
seguridad social o no existan o eran insuficientes. En
estas circunstancias, la imagen ms visible de la
poca la ofrecan los comedores de beneficencia y
los ejrcitos de desempleados que se dirigan hacia
las capitales para denunciar a los que crean
culpables de su situacin. Los gobiernos tuvieron
que dar prioridad a las consideraciones sociales
sobre las econmicas en la formulacin de sus
polticas, pues, de lo contrario, el peligro de
radicalizacin de la izquierda y la derecha creca
de manera amenazadora. Ahora bien, no todos los
grupos sociales sufrieron la crisis con la misma
intensidad; las consecuencias fueron nefastas para
los profesiones liberales (se arruinan sus clientes), los
accionistas (se arruinan) y los obreros (descienden
sus salarios o van al paro); pero otros sectores se
beneficiaron, como los propietarios de inmuebles,
rentistas o funcionarios, pues mantuvieron sus
ingresos mientras bajaban los precios.
Desde el punto de vista demogrfico se aprecia
una disminucin de la natalidad, que detuvo el
incremento de la poblacin y la concentracin
urbana, a la vez que se paraliz la emigracin
intercontinental.
La poltica sufri tambin las consecuencias. El
desempleo tuvo un impacto poltico traumtico y
derrib a los gobiernos que estaban en el poder
durante la Depresin. No debe extraar que
repercutiera tambin en el descrdito de la
democracia y que coadyuvara al triunfo casi
simultneo de regmenes nacionalistas y belicistas
en potencias militares como Japn (1931) y
Alemania (1933). Por tanto, la depresin abri las
puertas para la II Guerra Mundial.
c) El ocaso del capitalismo liberal
Si la I Guerra Mundial haba puesto punto final al
sistema poltico vigente, la depresin del 29 tuvo un
papel semejante respecto al sistema econmico.
Aunque era habitual que el capitalismo
experimentara fluctuaciones econmicas, lo que no
poda esperarse es que fuera tan extendida y de
tanta magnitud, pues por primera vez, las
fluctuaciones econmicas del capitalismo parecan
poner en peligro al sistema. De modo que la
economa capitalista mundial pareca derrumbarse
en el perodo de entreguerras y nadie saba cmo
10 1. LAS VSPERAS DE NUESTRO TIEMPO. EL PERODO DE ENTREGUERRAS
H I S T O R I A D E L M U N D O A C T U A L . F a c u l t a d d e P e r i o d i s m o , U C L M
Pgina 10
podra recuperarse. En este sentido, y siguiendo al
mismo autor, hay que valorarla como una catstrofe
que acab con cualquier esperanza de restablecer
la economa y sociedad del XIX.
Se desterr el viejo liberalismo econmico
durante medio siglo (incluso en Gran Bretaa).
Aunque el comercio mundial disminuy el 60% de
1929 a 1932, los estados levantaron barreras
comerciales cada vez mayores para proteger sus
mercados nacionales y sus monedas, provocando
una guerra de aranceles a gran escala. Adems, se
incrementaron los impuestos y se abandon
definitivamente el patrn oro.
En realidad, se estaba produciendo una
transicin que estaba alumbrando un nuevo
modelo econmico global que sustituyera al
capitalismo liberal del XIX. Y este alumbramiento
econmico tuvo tal calado que, como afirma
HOBSBAWM, Si no se hubiera producido la crisis econmica no habra existido Hitler y, casi con toda
seguridad, tampoco Roosevelt. Adems,
difcilmente el sistema sovitico habra sido
considerado como un antagonista econmico del
capitalismo mundial y una alternativa al mismo... El
mundo de la segunda mitad del s. XX es
incomprensible sin entender el impacto de esta
catstrofe econmica.
1.5. El ascenso de los totalitarismos
En el periodo de entreguerras, tuvo lugar en
Europa, Japn y Amrica Latina una eclosin de
regmenes polticos de naturaleza fascista. Mientras,
se fortaleca la URSS bajo la frrea dictadura
comunista de Stalin.
Tanto la emergencia de los fascismos (en forma
de dictaduras autoritarias y totalitarismos) como del
totalitarismo comunista se producan cuando ms
dificultades encontraban las democracias liberales
en los estados europeos. Porque los factores que
explican la emergencia de los totalitarismos de los
aos veinte y treinta son muy parecidos a los que
provocan la debilidad de las democracias. A las
dificultades ya comentadas de la transicin de
varios pases europeos hacia un sistema
democrtico y parlamentario, en especial entre los
estados perdedores o los que haban nacido a raz
de los tratados de paz, se suman los efectos de la
crisis econmica mundial y la influencia ejercida por
el pas de los sviets. Paradjicamente, el
comunismo, que apareca como una amenaza
para la democracia, daba alas a un enemigo
comn, el fascismo. Porque lo que se vea como
amenaza o peligro bolchevique entre amplios sectores de las clases medias y acomodadas
(infundadas porque Stalin no pretenda exportar la
revolucin) explica el rechazo a admitir como socios
gubernamentales a los socialistas y a la
decantacin de las fuerzas conservadoras hacia
posturas autoritarias o fascistas.
Pero antes de continuar, conviene hacer
algunas precisiones. Segn E. HERNNDEZ
SANDOICA, totalitarismo significa un perfeccionado
y moderno aparato de encuadramiento de masas, slo aplicable a la Alemania nazi, la Italia
fascista (incluso, el italiano es un totalitarismo imperfecto) y el estalinismo sovitico. Las principales caractersticas del totalitarismo son:
a) El control absoluto del individuo por el Estado.
Toda forma de asociacionismo debe estar bajo
control del Estado, decidiendo qu formas de
corporativismo son compatibles. Incluso se extiende
a los aspectos ms ntimos o privados. El Estado
ejerce su control mediante la propaganda, la
instrumentalizacin de los conocimientos cientficos
y tecnolgicos para llevar a cabo aquel control
hasta su extremo y, por supuesto, la represin (no
slo por la polica, sino tambin por las bandas
paramilitares). En relacin a sta ltima, se pone en
marcha un sistema terrorista de control policaco
(que llega hasta donde el partido no lo hace, y
ejerce, al mismo tiempo, una supuesta vigilancia y
garanta de anticorrupcin) y una evidente arbitrariedad en la actuacin de la polica poltica,
cuyas purgas de dirigen no slo contra los enemigos
del rgimen, sino tambin a los suyos, y reprime
determinados sectores de poblacin, explotando
sin limitacin tica los avances de la psicologa
cientfica y el potencial de la propaganda y los
medios de comunicacin de masas.
b) Existencia nica de un partido (de masas)
encargado de la difusin de una nueva ideologa
totalitaria hasta el ltimo rincn de sociedad. Se
trata, por un lado, de un partido fuertemente
jerarquizado y fundido absolutamente con la
organizacin burocrtica del gobierno. Por otro,
destaca su gran componente milenarista, que
aspira a la renovacin absoluta de la sociedad y de
sus individuos, y a su sustitucin radical por una
especie de hombre nuevo, proponiendo para ello
soluciones globales (pues su visin del hombre y del
mundo va ms all de lo poltico). Practica, por
tanto, lo que se ha venido a denominar religin poltica, en la que se busca sustituir las religiones sobrenaturales por el culto a la personalidad y
dogmas y parasos ms terrenales. Por ltimo,
practica un control centralizado de la economa
bajo la rgida direccin del Estado.
Pero dentro de los sistemas totalitarios, hay
notorias diferencias entre el totalitarismo nazi-
11 1. LAS VSPERAS DE NUESTRO TIEMPO. EL PERODO DE ENTREGUERRAS
H I S T O R I A D E L M U N D O A C T U A L . F a c u l t a d d e P e r i o d i s m o , U C L M
Pgina 11
fascista y el comunista. En realidad, el fascismo
viene a ser la versin conservadora del Estado
totalitario, que niega la existencia de la lucha de
clases, incide de manera ms acusada en el
racismo y el nacionalismo y defiende la
absolutizacin del Estado. Mientras que el
comunismo tiene una dimensin internacionalista, promete la extincin de la lucha de clases y aboga
(en teora) por la provisionalidad del Estado
comunista ya que considera que la dictadura del
proletariado es una etapa previa a la necesaria
desaparicin del Estado.
Ms complejo es llegar a un acuerdo sobre la
correcta utilizacin de trminos que, en ocasiones,
se emplean como sinnimos mientras, en otras, se
establecen ciertas diferencias. Fascismo,
totalitarismo, autoritarismo o dictadura se emplean
en ocasiones para definir todos aquellos regmenes
polticos que se caracterizan por su negacin del
pluralismo poltico y el ejercicio carismtico del
poder. Numerosos autores prefieren diferenciar
trminos como autoritarismo y totalitarismo. Aunque
en este terreno nos movemos entre debates
abiertos, se suele reservar el vocablo autoritarismo o
dictadura para sociedades ms tradicionales,
menos avanzadas, en este proceso generalizado
de socializacin poltica de las masas si en dichas
sociedades se producen procesos histricos
reconocidos como dictatoriales. Sera, por tanto, un
grado de control poltico y policaco menor y una
elaboracin ideolgica ms difusa. Lo que no tiene
que llevar la semntica es a infravalorar las
dictaduras o sistemas autoritarios por el hecho de
ser menos duras y la represin ms selectiva; y
mucho menos a ignorar el paso de sistemas
autoritarios a otros totalitarios (como ocurri en la
Italia fascista) o a la evolucin inversa, por motivos
coyunturales (como en la dictadura franquista).
1.6. El fascismo: caractersticas, orgenes y desarrollo
La aparicin y naturaleza de los fascismos es uno
de los hechos histricos que mayor atencin e
interpretaciones ha merecido. Aunque el elenco de
problemas que suscita este asunto es enorme, nos
centraremos en su concepto, el contexto histrico
en que desarrolla, sus caractersticas y
trascendencia como sistema poltico.
Es complejo definir el trmino fascismo. ste, en
un contexto internacional marcado por la
brutalizacin de la vida poltica (MOSSE), se caracteriza ms por sus negaciones, estilo y
organizacin que por un programa
verdaderamente slido (PAYNE). Aunque en los
ltimos aos, su interpretacin ha ido perfilndose
ms como sacralizacin de la poltica (GENTILE). Se trata sobre todo de una tcnica de conquista
del poder, subordinando todo lo dems al espritu
de lucha, disciplina militar y accin. Dicho de otra
manera, es ms importante la forma que el
contenido. Su obsesin por hacerse con el poder
slo se explica como reaccin contra algo o
alguien, de manera que son ms notables las
negaciones fascistas que su propia ideologa: define a sus enemigos pero no dice qu o quin
colocar en su lugar. Un ltimo factor se suma a esta
complejidad: el fascismo genrico es una abstraccin que no existe nunca en forma emprica
pura, pero sirve de procedimiento conceptual para
clasificar el anlisis de fenmenos polticos
individuales (PAYNE). Otra cuestin conviene dirimir: es un
movimiento dependiente de un contexto histrico
o geogrfico determinados o existen caracteres
bsicos para definir como tal a otros regmenes de
otras pocas o pases? De optar por una u otra
concepcin se han establecido dos grandes formas
de concebirlo: bien como un concepto genrico, o
bien como una forma concreta.
Los autores ms beligerantes y quienes lo
combatieron directamente con las armas no han
dudado en emplear un concepto genrico del
fascismo, incluyendo en el mismo todos aquellos
movimientos antidemocrticos de derecha que
tienen como meta un Estado nacional autoritario de
un slo partido, y que ha de ser visto como
contragolpe frente a los ordenamientos estatales y
sociales comunistas y socialistas, pero tambin
liberales-democrticos. En este sentido, no es
patrimonio de una poca ni de un lugar.
Pero en la historiografa actual, el trmino se suele
restringir a una forma concreta de desarrollo
histrico limitada a Alemania (aos 30), Italia (20-30),
Japn y las prolongaciones derivadas de los
regmenes subordinados al nacionalsocialismo en la
Europa ocupada por Hitler en la II Guerra Mundial.
Las causas que explican la aparicin de
regmenes fascistas tambin han suscitado
controversias. Ni la crisis del capitalismo ni el temor
al socialismo explican por s solos la aparicin del
fascismo ni su triunfo. Por qu la burguesa iba a
sacrificar a sus representantes polticos tradicionales
y dejar el aparato del Estado en manos de grupos
polticos incontrolados? Por qu surge el fascismo
slo en algunos pases si la crisis afectaba a otros
ms? Hace falta buscar otras variables.
En primer lugar, el fascismo triunf en pases
donde la prdida de los referentes tradicionales
(familia, comunidad local, Iglesia) no haban sido
12 1. LAS VSPERAS DE NUESTRO TIEMPO. EL PERODO DE ENTREGUERRAS
H I S T O R I A D E L M U N D O A C T U A L . F a c u l t a d d e P e r i o d i s m o , U C L M
Pgina 12
sustituidos sin sobresaltos por otros propios de una
sociedad pluralista moderna. As, la falta de canales
de integracin deriva en una sociedad de masas (constituida por individuos aislados, atomizados e
inseguros), donde sus miembros son fcilmente
instrumentalizados por grupos que, como los
fascistas, invocan programas de salvacin colectiva
(nacin, raza, historia del pueblo, etc.) y consideran
el autoritarismo o totalitarismo como nica forma de
soldar el grupo; de hecho el fascismo triunf (salvo
Alemania) en pases donde nunca haba acabado
de asentarse una sociedad moderna (Italia, Espaa,
Portugal, pases balcnicos, Hungra).
Por supuesto, habra que aadir otros factores,
propios de la poca (la guerra y la crisis
econmica). Los efectos de la I Guerra Mundial
fueron decisivos, no slo en el modo en que
trastocaron las estructuras de la sociedad, sino en
haber forjado una mstica belicista que, en tiempos
de paz, mantuvieron vigentes las legiones de ex
combatientes, que tanto protagonismo tuvieron en
los primeros pasos dados por los partidos y
organizaciones fascistas (freikorps alemanes o los
fasci di combattimento italianos).
Por otra parte, el impacto de la depresin de
1929 fue, tambin decisivo en la quiebra de la
Repblica de Weimar y en el ascenso del nazismo
en Alemania. Y sin el triunfo de Hitler, el fascismo no
hubiera alcanzado una dimensin mundial, pese a
su amplia difusin ya desde la dcada de los veinte
en numerosos pases europeos.
Adems de las causas nos interesan sus
consecuencias, su significado. En relacin a la
forma de acceso al poder, tanto en Italia como en
Alemania, accedi al poder por procedimientos
constitucionales, ante la debilidad de los partidos
tradicionales y un clculo errneo de sus
verdaderas intenciones por parte de la clase
poltica tradicional; pero la novedad del fascismo
fue que, una vez en el poder, se neg a respetar las
viejas normas del juego poltico y, cuando le fue
posible, impuso una autoridad absoluta: llev ms
tiempo en Italia (1922-28) que en Alemania (1933-
34), pero una vez conseguida, no hubo ya lmites
polticos internos para lo que pas a ser la dictadura
ilimitada de un lder populista supremo. Para HOBSBAWM, hay que rechazar dos tesis
incorrectas sobre fascismo. La primera es que no
hubo una revolucin fascista (tesis fascista, pero
adoptada por muchos historiadores liberales), pues
el fascismo revolucionario no tuvo ningn
predicamento: Hitler elimin a los que se tomaban
en serio el componente socialista del nombre de su partido y el fascismo italiano era ms claramente
un rgimen que defenda los intereses de viejas
clases dirigentes. Y, la segunda, es que el fascismo
no era la expresin de los intereses del gran capital
monopolista en mayor medida que el gobierno
laborista o la Repblica de Weimar, pues el gran
capital poda entenderse con cualquier rgimen
que no pretendiera expropiarlo, si bien es cierto que
el fascismo presentaba importantes ventajas para el
capital que no tenan otros regmenes: eliminando
al movimiento obrero impidi la revolucin social y,
por otra parte, moderniz y dinamiz las economas
industriales, aunque no tuvo tan buenos resultados
como las democracias en la planificacin cientfico-
tecnolgica a largo plazo.
A partir de este momento podemos analizar las
caractersticas esenciales del fascismo (siguiendo
bsicamente a S. PAYNE).
1.6.1. Negaciones fascistas
Como ya se ha sealado anteriormente, el
fascismo se entiende mejor desde sus negaciones
que desde sus propuestas, basadas,
verdaderamente, en la conquista del poder. La
primera es su antiliberalismo, rompiendo as con la
concepcin individualista liberal (los derechos
inalienables de la persona definidos ya durante las
revoluciones liberales: libertad, igualdad jurdica y
propiedad) y con el sistema poltico pluralista que se
monta sobre ella. Frente al individuo, la tolerancia,
las libertades y la limitacin del poder propuestos
por el liberalismo, el fascismo contrapone la
organicidad del todo (patria, nacin, raza), la
unidad desde arriba, la imposicin del bien comn
por la jerarqua y el poder totalitario.
El otro gran enemigo era el comunismo
(antimarxismo). El bolchevismo apareca como
enemigo declarado por oponerse a la propiedad
privada y su visin internacionalista de la lucha
proletaria. Para combatirlo, el fascismo intenta
recurrir a las mismas armas: los movimientos de
masas, la jerarquizacin dentro del partido y una
retrica socializante (para atraer a sus filas a los
sectores menos ideologizados de la clase obrera);
no hay que olvidar que Mussolini haba sido un
destacado militante socialista hasta 1915 y que el
fascismo alemn se llamaba nacional-socialismo.
Ms dbiles, aunque calculadas, era su
aparente anticapitalismo y anticonservadurismo.
Las declaraciones anticapitalistas tenan un
carcter ms estratgico que doctrinal y no se
concretaban en claras medidas de reforma
profunda del sistema productivo; de hecho, su
discurso anticapitalista era titulado en su jerga
como antiplutocrtico. Por su parte, el
anticonservadurismo responda a la necesidad
13 1. LAS VSPERAS DE NUESTRO TIEMPO. EL PERODO DE ENTREGUERRAS
H I S T O R I A D E L M U N D O A C T U A L . F a c u l t a d d e P e r i o d i s m o , U C L M
Pgina 13
tctica de delimitarse frente a otros grupos de la
derecha. En este sentido, como seala PAYNE, al ser
unos recin llegados, fueron muy hostiles contra las derechas, el centro y la izquierda para abrirse un
espacio poltico propio, pero esto se complic
cuando tuvieron que buscar aliados en su marcha
hacia el poder; y como surgieron en pases con
regmenes parlamentarios bien establecidos no
pudieron llegar al poder mediante golpes de estado
o guerras civiles revolucionarias sino con alianzas
con otras fuerzas, en especial de la derecha
autoritaria radical. Estas alianzas exigan
concesiones tcticas o programticas. Hitler y
Mussolini empezaron su gobierno con coaliciones
de partidos. Adems, las doctrinas derechistas
autoritarias eran ms claras y articuladas que la
fascista y podan influir ideolgicamente en ella. Sin
embargo el fascismo se diferenciaba de la nueva
derecha autoritaria en su talante antitradicional,
secular y vitalista y sus mtodos violentos.
1.6.2. Ideologa y fines
Ms que una ideologa coherente, los
movimientos fascistas posean filosofas bsicas,
eclcticas y no racionalistas.
Frente a la tradicin liberal, el fascismo desplaza
el centro de gravedad de su concepcin de la
poltica desde el individuo hacia el Estado o, al
menos, a organizaciones supraindividuales de
carcter orgnico y corporativo. Es su respuesta a la
necesidad de encuadrar polticamente a las masas,
haciendo depender a los individuos de una
voluntad externa. Pero las aspiraciones fascistas no
se limitaban a modelos tradicionales de Estado
(monarqua, mera dictadura personal o
corporativismo) sino que afirmaba un sistema
secular radicalmente nuevo y fuerte, un Estado
nacionalista fuerte (concepcin absoluta del
Estado), mxima encarnacin de la nacin. Fuera
del Estado no puede haber ni individuos ni grupos
(sindicatos, asociaciones, clases), pues no es la
nacin la que crea el Estado, sino ste a aqulla,
siendo as el Estado representante de la voluntad
poltica universal y creador de derechos y deberes.
Ese modelo de Estado debe controlar todos los
aspectos de la vida de sus sbditos, y, por tanto,
defiende el totalitarismo. Los otros ingredientes
ideolgicos son el liderazgo (principio del caudillaje,
llamado Fhrer, Duce, o Caudillo, jefe al que se
atribuye atributos carismticos y se rinde culto,
buscando la conversin de clases en masas, slo
unidas por su relacin por arriba con el jefe); la jerarquizacin y el protagonismo de las elites (slo
una minora debe gobernar, en aplicacin del
darwinismo social, como expresin de un proceso
de seleccin biolgica, y rompiendo con la
concepcin de igualdad democrtica basada en
la tradicin judeocristiana que considera a todos los
hombres hijos de Dios).
Otro de sus pilares ideolgicos es la
desconfianza en la razn. Frente la tradicin
racionalista legada de Grecia y defendida por la
Ilustracin, el fascismo adopta posturas
antirracionalistas (fanatismo, dogmas, tabes). Se
basa en el vitalismo e idealismo para crear un
hombre y cultura nuevos, pues la decadencia de la
sociedad slo podra ser superada por una nueva
cultura revolucionaria, encabezada por nuevas
elites que sustituiran a las del liberalismo,
conservadurismo y la izquierda.
En cuanto a su poltica econmica, el fascismo
era contrario tanto al liberalismo econmico como
al colectivismo comunista. Apostaba por subordinar
las cuestiones econmicas al Estado y al mayor
bienestar de la nacin, pero sin negar el principio
de la propiedad privada. De ah que los regmenes
fascistas practicaran un constante nacionalismo
econmico. Por otra parte, la mayora de los
movimientos fascistas eran corporativistas, con el fin
de integrar capital y trabajo (se prohiban las
huelgas, y creaba una nueva relacin de
produccin mediante un estricto control y
reglamentacin gubernamentales), aunque la
forma ms desarrollada, la de Alemania, lo
rechazaba explcitamente.
Otros rasgos no son aplicables a todos los
Estados fascistas o no son especficos del mismo
aunque le diera un tinte especial. Por ejemplo, el
racismo era esencial en el nazismo, pero no tanto
en Italia. El imperialismo (en aplicacin del
darwinismo social a la lucha de razas o como
supervivencia) no es monopolio del fascismo, pero
adquiere tintes nuevos bajo la teora del espacio vital nazi. En cuanto a las relaciones con las confesiones religiosas, fueron mejor con Mussolini
(Pacto de Letrn, de 1929) que con Hitler.
1.6.3. Estilo y organizacin
Tiene enorme inters, porque el contenido
doctrinal pasa a un segundo trmino. Lo ms
importante es la forma. De este modo, lo simblico,
lo ritual, el performance resulta fundamental, pues
se pretende buscar una exaltacin anmica para
anular resistencias racionales del pblico (a modo
de catarsis que mueva al oyente a tener fe ms que
a convencerlo). Para ello, se insiste en la estructura
esttica de los mtines porque el fascismo entendi
la era contempornea como una era visual en la
14 1. LAS VSPERAS DE NUESTRO TIEMPO. EL PERODO DE ENTREGUERRAS
H I S T O R I A D E L M U N D O A C T U A L . F a c u l t a d d e P e r i o d i s m o , U C L M
Pgina 14
que dominara la cultura visual. Gran atencin
mereca as mismo el lenguaje, cerrado, en el que
imperaba el monlogo, pues no buscaba la
comprensin, sino la obediencia: ordena y apela a
lo irracional. En este contexto hay que entender
tambin la militarizacin (uniformizacin, desfiles,
marchas militares) y la intensa movilizacin de
masas, buscando no slo la destruccin de la
identidad personal, sino la adhesin emocional y
entusiasta al jefe y a los valores de la patria; este
encuadramiento poda hacerse por medios
persuasivos (propaganda o enseanza) o
coercitivos (violencia y tctica del terror). El objetivo
era la milicia de masas del partido.
Los valores en los que se insista
machaconamente eran el principio masculino y la
dominacin masculina. Tambin se exaltaba la
juventud, por encima de las dems generaciones
por no estar contaminadas de los valores tradicionales y por su concepto orgnico de nacin
y de la juventud como su nueva fuerza vital.
Relacionado con los principios de caudillaje y la
rgida jerarquizacin est su tendencia al estilo de
mando personal: desde la figura del jefe, se marcan
distintas escalas con smbolos y uniformes y se
representa en forma gestual el orden jerrquico.
Tambin su evaluacin positiva y uso de violencia.
No hay totalitarismo sin violencia (fsica, psquica o
moral) y se emplea para exigir sumisin, crear
fantasmas (judos, masones, bolcheviques) o purgar a los sectores ms rebeldes del partido. Uno de los principales objetivos del fascismo fue la
destruccin de la dignidad moral de los individuos y
su plasmacin ms extrema son las limpiezas tnicas
o genocidios de los campos de exterminio.
1.6.4. Bases sociales
Est admitido casi sin discusin que su soporte
sociolgico eran las clases medias y medias bajas
(tanto urbanas como rurales), sobre todo de los
pases en que no haba demasiado arraigo
democrtico; estas capas sociales vean que
haban perdido seguridad y estabilidad desde el fin
de la guerra, que les haban surgido nuevos
competidores entre la nueva burocracia y no tenan
instrumentos organizativos propios. Especial
atractivo tuvo entre los jvenes de clase media y ex
oficiales que consideraban decepcionante su
regreso a la vida civil. Fueron los temores los que
determinaron la inclinacin de la clase media.
Y ya una vez que los gobiernos fascistas
adquirieron legitimidad pblica, muchos
trabajadores que antes haban simpatizado con
comunistas y socialistas ingresaron en el partido nazi.
Donde consigui menos apoyo fue en elementos
tradicionales de la sociedad rural. Al respecto,
conviene tener en cuenta una reflexin del
historiador BAHAMONDE MAGRO: el radicalismo de los movimientos fascistas fue proporcional al grado
de profundizacin democrtica de la sociedad que
trataba de cambiar. En los estados dbilmente
desarrollados, el fascismo se apoy en sectores
clericales o militares para alcanzar el poder o
sostenerse en l (Hungra, Polonia, Portugal o
Espaa); en cambio, all donde la movilizacin
democrtica haba sido profunda, como en la
Alemania de Weimar, fue donde adquiri mayor
capilaridad social, alcanzando hasta los ltimos
confines de la sociedad. Algunos elementos
definidores del fascismo, como pueden ser el
radicalismo xenfobo y antisemita, el gusto por lo
irracional y la crtica al liberalismo, ya existan antes
de la guerra. La novedad del periodo de
entreguerras es que estas ideas encuentran arraigo
sociolgico. Los elementos potenciales para el
desarrollo del fascismo existan, pero stos no
conducan necesariamente al mismo. Fueron la
guerra, la crisis social subsiguiente, el miedo
bolchevique y, finalmente, la crisis de 1929, los
elementos que precipitaron la difusin por toda
Europa de los regmenes fascistas. Esta diversidad
de orgenes y de procesos es lo que explica no slo
su triunfo, sino las manifestaciones que presenta y su
diferente implantacin en el tiempo.
1.6.5. Fases
- 1, 1918-22), desarrollo del fascismo italiano
durante la crisis socioeconmica de posguerra.
- 2, 1922-33), el fascismo italiano est en el poder
mientras el nazismo alemn lucha por
alcanzarlo y se dan las primeras imitaciones y
extensin a otros pases europeos.
- 3, 1933-43), plenitud del fascismo y nazismo
(dominan Europa y la guerra), a la vez que otros
pases establecen regmenes anlogos o
satlites (Francia de Vichy, Espaa de Franco,
Portugal de Salazar).
- 4, 1943-45), final de fascismo: a la cada de
Mussolini (1943, aunque establece una efmera
Repblica de Sal que es derrotada definitivamente en 1945) se suma la derrota de
Hitler (1945) y la cada de los fascismos europeos
tras victoria aliada. Slo queda el fascismo
residual (Espaa, Portugal y Grecia).
1.7. El totalitarismo comunista
15 1. LAS VSPERAS DE NUESTRO TIEMPO. EL PERODO DE ENTREGUERRAS
H I S T O R I A D E L M U N D O A C T U A L . F a c u l t a d d e P e r i o d i s m o , U C L M
Pgina 15
El totalitarismo estalinista, pese a sus diferencias
con el nazi-fascismo, comparti numerosos objetivos
y tcticas. De l hablaremos ms detenidamente
en temas posteriores.
2. LA SEGUNDA REPBLICA ESPAOLA Y LAS GRANDES
DEMOCRACIAS OCCIDENTALES EN LOS AOS TREINTA
2.1. Las democracias occidentales y las respuestas
nacionales a la crisis
Gran Bretaa fue el pas que mejor haba
sorteado la crisis de la democracia en el perodo de
entreguerras. Su tradicional cohesin poltica,
basada en la monarqua parlamentaria y el
bipartidismo poltico (conservadores y liberales en el
XIX; conservadores y laboristas tras la I Guerra
Mundial), as como la capacidad de adaptacin a
los nuevos tiempos, le posibilit superar dos
obstculos tan difciles como la crisis econmica y el
problema secesionista de Irlanda. Se mostraba as la
paradoja de que la democracia ms estable se
asentaba en una economa tambaleante.
La trayectoria de Francia fue diferente a la
britnica. No slo diferan sus sistemas polticos
(Repblica, en Francia, Monarqua, en G. Bretaa),
tambin sus bases econmicas. Tras la guerra,
Francia fue el pas ms beneficiado econmica y
territorialmente a consecuencia del Tratado de
Versalles. Pese al gran endeudamiento contrado
con Estados Unidos durante la guerra, la devolucin
de las ricas regiones de Alsacia y Lorena facilit su
recuperacin econmica en poco tiempo.
La economa de la III Repblica francesa result
ms resistente a la crisis aunque sus gobiernos
fueron ms dbiles (ms de 40 entre las dos guerras),
lo que se reflej en una alternancia pendular (de la
derecha a la izquierda) consecuencia de un
sistema electoral de representacin proporcional.
No obstante, las dificultades no impidieron que
Francia siguiera confiando en las instituciones
democrticas republicanas. Afront los problemas
econmicos y sociales sin suspender la vigencia
constitucional y sin hacer uso de medidas represivas
excesivas (salvo en los aos posteriores a la guerra).
A diferencia de las naciones europeas, Estados
Unidos no vivi incertidumbres polticas en el
perodo de entreguerras (pese a la Depresin),
debido a la fortaleza de sus instituciones y a su
menor esfuerzo blico, del que, sin embargo,
obtuvo unos fuertes beneficios, al convertirse en la
primera potencia econmica, poltica y militar. Al
finalizar la I Guerra Mundial, era el principal
acreedor mundial: los europeos deban unos diez mil
millones de dlares, lo que origin una fuerte
dependencia econmica de las principales
potencias europeas (Francia, Gran Bretaa y
Alemania, sobre todo) respecto a la economa
norteamericana y convirti al dlar en la principal
moneda de pago.
La depresin econmica originada por el crack
dispar la tasa de desempleo en Estados Unidos. Las
elecciones de 1933 castigaron la incapacidad del
presidente republicano Hoover para hacer frente a
la situacin econmica y social y otorgaron la
presidencia al demcrata Franklin Delano Roosevelt
(1933-45), cuya presidencia estuvo marcada por el
impulso de reformas sociales para combatir la
depresin y el incremento del poder presidencial.
Su programa, New Deal (Nuevo Trato), supona
un intervencionismo estatal para reactivar la
economa con incentivos a la iniciativa privada y el
fomento de obras pblicas para favorecer el
consumo y el empleo. Se trataba de un programa
de poltica econmica basado en las tesis del
economista britnico J. M. Keynes, que propona
recetas heterodoxas (ms gasto social e
intervencionismo econmico) para salir del
marasmo econmico y salvar el capitalismo. Pese a
todo, la reactivacin econmica norteamericana
fue lenta y hubo que esperar al estallido de la
Segunda Guerra Mundial para que se resuelva en
EE.UU. el problema de desempleo.
Como respuesta a la crisis, en Europa hubo un
fuerte giro a la derecha (excepto en Escandinavia
y, temporalmente, en Espaa). En pases con una
dbil tradicin democrtica (como Alemania) se
apoy a un hombre presidencial con ideas
totalitarias (Fhrer). Paradjicamente, la crisis del
capitalismo provoc un retroceso de la izquierda.
Los socialistas europeos atravesaron momentos
bajos y el movimiento comunista (fuera de la URSS)
alcanz una debilidad tal que qued en agua de
borrajas la temida revolucin social en Europa. En Gran Bretaa se incrementaron las
prerrogativas del poder ejecutivo. Para
salvaguardar las instituciones parlamentarias,
plenamente consolidadas, funcionaron gobiernos
de concentracin nacional, compuestos por
ministros de los tres principales partidos
(conservadores, liberales y laboristas), con el fin de
arrinconar a los partidos ms extremistas
(comunistas o fascistas), bastante ms dbiles aqu
que en otros pases europeos. Desde esta
perspectiva, se explica que se consensuara la
poltica econmica, basada en la devaluacin de
la libra y el abandono del patrn-oro (para
favorecer la exportacin), los acuerdos
preferenciales con las colonias y polticas de
inversiones en la construccin.
16 1. LAS VSPERAS DE NUESTRO TIEMPO. EL PERODO DE ENTREGUERRAS
H I S T O R I A D E L M U N D O A C T U A L . F a c u l t a d d e P e r i o d i s m o , U C L M
Pgina 16
En Francia la crisis poltica se vino a sumar a la
social y poltica. La alternancia de gobiernos de
derecha e izquierda tuvieron su traduccin en la
poltica econmica de Francia. Frente a las polticas
deflacionistas practicadas por los gobiernos de
centro-derecha (que, destinadas a favorecer las
exportaciones, fueron lesivas para los trabajadores,
el consumo interno y las inversiones), el gobierno del
Frente Popular (presidido por el socialista Lon Blum)
impuls un giro en materia econmica, teniendo
como horizonte la reactivacin del consumo y la
reduccin del paro. Las medidas ms significativas
fueron la devaluacin del franco, la subida de los
salarios, la reduccin de la jornada laboral a 40 h.,
las vacaciones anuales pagadas (de 15 das), la
creacin de la Oficina del Trigo (para evitar la cada
de los precios agrarios) y la institucionalizacin de los
convenios colectivos. Con estas medidas, el
gobierno del Frente Popular consigui solucionar el
problema del paro pero no el de la produccin.
El nico pas importante inmune a las
consecuencias de la depresin fue la URSS, pues
haba rechazado el capitalismo una dcada antes.
Estaba inmersa en un proceso de industrializacin
acelerada, con la aplicacin de planes
quinquenales, que consiguieron triplicar la
produccin industrial en los aos treinta a la vez que
eliminar prcticamente el desempleo. Aunque sus
consecuencias sociales fueron tremendas, sus logros
econmicos impresionaron a los observadores
extranjeros de todas las ideologas y, a partir de
entonces, los trminos plan y planificacin estaban en boca de todos los polticos. Incluso los
nazis plagiaron la idea cuando Hitler inici un plan cuatrienal.
Este fue el contexto sociopoltico internacional
con el que convivi la Segunda Repblica
espaola, un intento, a la postre fallido, de construir
un Estado social y democrtico.
2.2. La Segunda Repblica espaola
2.2.1. La proclamacin y su significado
El amplio apoyo urbano de la candidatura
republicano-socialista en toda Espaa desconcert
al Gobierno y a la oposicin, dudando ambos la
estrategia a seguir. El Gobierno buscaba una salida
que salvase la monarqua, pero el paso del tiempo
jugaba en su contra, conforme se pona de manifiesto
su desorganizacin y desnimo.
El Comit Revolucionario solicit a la Monarqua,
el da 14 de abril que se sometiese a la voluntad popular expresada en las urnas abandonando el pas y a primeras horas de la tarde, inst a sus
correligionarios de las diversas provincias a que se
manifestasen en la calle. Ya a primera hora de la
maana se haba proclamado la Repblica en Eibar
y otras ciudades siguieron su estela a lo largo de la
maana. Pero fue por la tarde cuando se extendi la
insurreccin popular por las principales ciudades
espaolas.
En Madrid, entre las 6 y las 8 de la tarde del 14
de abril se vivi una dualidad de poderes: el
Gobierno segua siendo monrquico, pero el control
de algunas localidades y capitales era de los
republicanos. La insurreccin popular urbana
aprovech unas horas de una especie de vaco de
poder para acabar con el gobierno del almirante
Aznar que, con l, arrastr al Rey.
Romanones negoci la salida hacia el exilio de
Alfonso XIII y aquella misma tarde del 14 de abril se
proclam la Repblica, dirigida por un Gobierno
Provisional presidido por el catlico Alcal Zamora
(ex ministro liberal de Garca Prieto en 1917 y 1922 y
ahora lder de la Derecha Liberal Republicana) y
completado por otros lderes republicanos (Miguel
Maura, del partido del Presidente; Alejandro Lerroux,
del histrico Partido Republicano Radical; Manuel
Azaa, de Accin Republicana; o Marcelino
Domingo, del an ms izquierdista Partido Radical
Socialista) y socialistas (con Indalecio Prieto,
Francisco Largo Caballero o Fernando de los Ros).
La Repblica no se origin, pues (a diferencia
de los cambios polticos decimonnicos) a travs de
un golpe militar con apoyo civil, sino de manera
pacfica (como en la I Repblica all en 1873),
aunque ahora en medio de una gran fiesta popular, algo de lo que haba carecido la primera experiencia republicana. Despus de mltiples
experiencias, fue la insurreccin popular de las
ciudades la que acab con la monarqua, como lo
reconoci das despus el propio Alcal Zamora al
asegurar que los de las provincias son los que han trado la Repblica.
Con la proclamacin de la II Repblica en abril
de 1931 se abran inmensas perspectivas de
cambios polticos, econmicos y sociales,
pospuestas durante decenios. A diferencia de lo
sucedido en 1868, no slo se pretendan reformas
polticas, sino que tambin se quera atacar el
problema de fondo, mediante un cambio profundo
de las estructuras sociales, econmicas y culturales.
Las expectativas que suscitaba el nuevo Gobierno
entre los sectores populares (la llamada esperanza republicana) no tendra parangn en ningn momento anterior de nuestra historia
contempornea, pero, precisamente por eso, era
muy difcil poder dar cumplida satisfaccin a las
mismas.
17 1. LAS VSPERAS DE NUESTRO TIEMPO. EL PERODO DE ENTREGUERRAS
H I S T O R I A D E L M U N D O A C T U A L . F a c u l t a d d e P e r i o d i s m o , U C L M
Pgina 17
Era necesario, pues, poner en marcha un
ambicioso programa de reformas (demasiadas a la
vez) que, en sentido figurado, lograra poner en hora
las manecillas de un reloj que atrasaba demasiado.
Sin embargo, no era especialmente adecuado el
contexto internacional (dominado por los fascismos
y sistemas autoritarios as como por una depresin
econmica internacional cuyas consecuencias
estaban an en pleno auge) y los obstculos fueron
superiores al mpetu de las reformas. Dichos
obstculos fueron de orden interno y, sobre todo
externos.
Los internos estn relacionados, por
Recommended