Contenido
Sinopsis .................................................................................................................................................. 3
Prólogo .................................................................................................................................................. 4
Capítulo 1 ............................................................................................................................................. 6
Capítulo 2 .......................................................................................................................................... 16
Capítulo 3 ........................................................................................................................................... 25
Capítulo 4........................................................................................................................................... 37
Capítulo 5 ........................................................................................................................................... 46
Capítulo 6 ........................................................................................................................................... 58
Capítulo 7 ........................................................................................................................................... 71
Capítulo 8........................................................................................................................................... 82
Capítulo 9 ........................................................................................................................................... 89
Capítulo 10 ......................................................................................................................................... 98
Capítulo 11 ........................................................................................................................................ 105
Capítulo 12 ....................................................................................................................................... 113
Capítulo 13 ....................................................................................................................................... 127
Capítulo 14 ....................................................................................................................................... 137
Capítulo 15 ....................................................................................................................................... 144
Capítulo 16........................................................................................................................................ 151
Capítulo 17 ........................................................................................................................................ 162
Capítulo 18 ....................................................................................................................................... 172
Epílogo ............................................................................................................................................... 179
Siguiente libro: The Billionaire’s Final Stand ........................................................................................ 180
Prólogo .............................................................................................................................................. 181
Sobre la Autora: “Melody Anne” ........................................................................................................ 185
Créditos: ............................................................................................................................................. 186
Sinopsis
Joseph y George Anderson están una vez más haciendo parejas en el
sexto libro de Billionaire Bachelors.
Bree ha tenido suficiente de hermanos sobreprotectores y un padre
entrometido, así que decide huir a un pequeño pueblo, donde puede
demostrar que puede hacerlo por su cuenta. Lo único malo de esta
situación es que hay un acosador tras ella, decidido a hacerla suya, o bien
poner fin a su vida.
George contrata a Chad, el mejor amigo de Mark y ex-marino para
proteger a Bree. Ella está furiosa de su padre este enviándole una niñera.
Las chispas y las balas vuelan entre Bree y Chad. Abre las páginas
para encontrar humor, amor, misterio y mucho más.
Prólogo Traducido por Carmen_tbc
Corregido por Auroo_J
—Rummy1, — dice George mientras ponía sus cartas sobre la mesa y
le sonrió a su hermano.
Ambos eran competitivos por naturaleza y siempre trataban de
superar al otro, pero nunca causando resentimientos.
—Es el tercer partido consecutivo. Creo que estás haciendo trampas
de alguna manera, — dijo Joseph mientras miraba a su hermano.
—No seas un mal perdedor, — respondió George, se puso de pie y se
dirigió a la barra a preparar a cada uno de ellos una bebida. — ¿Qué
quieres?
—Solo un sprite para mí. El maldito médico dijo que nada más
fuerte que la carbonación para mí, hasta que mi presión arterial baje. —
Joseph murmuró.
George le vertió a Joseph un sprite y para él mismo un buen vaso de
whisky envejecido. Recibió una mirada cuando se sentó, sorbiendo en
frente de Joseph.
—Mira, yo no soy el que tiene los problemas de salud, — dijo George
con una sonrisa.
Joseph se encogió de hombros y se recostó. Era tarde y Katherine lo
esperaría pronto.
—¿Ningún progreso con Bree, todavía?,— Preguntó Joseph.
—No sé lo que está pasando con ella últimamente. Está inquieta. Si
tan solo pudiera establecerse, — George se fue apagando.
1 Rummy: es un juego de naipes; se juega con la baraja francesa o de póker o bien con
fichas (numeradas del 1 al 13 y en 4 colores o palos).
—Sabes de la vuelta a casa de Chad— Joseph dejó que asimilase su
frase.
—Mmm..., definitivamente hay posibilidades ahí, ese chico no se
deja intimidar fácilmente, — George contestó mientras las ruedas en su
cabeza comenzaron a girar.
Bree apenas podía mirar a un hombre antes de que sus hermanos lo
asustaran. Ahora, Chad no sólo era fuerte, pero había sido amigo de Mark
y de sus hermanos desde que eran niños. Él no era fácil de empujar y
George tenía la sensación de que podía aguantar mucho sin romperse.
—Tal vez sea el momento de tener una cena familiar, una buena
fiesta de bienvenida para Chad, — dijo George, sus ojos se iluminaron.
Tenía miedo de que Bree estaba yendo tan lejos de él de donde nunca
podría recuperarla. También había recibido algunas cartas preocupantes,
últimamente. La mayor parte del tiempo su personal de seguridad estaba
asegurándole que el correo de odio era inofensivo, pero un tipo de carta en
particular había llegado en varias ocasiones. Temían que era de la misma
persona... y el hombre no se echaba para atrás.
—Creo que tienes razón. Vamos a cenar el viernes, — coincidió
Joseph. Los dos hombres hicieron planes a lo largo de la noche, sus
espíritus estaban rejuveneciendo con otra misión de casamenteros en el
horizonte.
Capítulo 1 Traducido por Carmen_tbc
Corregido por Auroo_J
—Es tan bueno tenerte de vuelta, Chad. ¿Estás en casa de forma
permanente?
—Sí, es hora de que me retire del ejército y siente cabeza, —
contestó Chad a Joseph.
Estaban sentados en el estudio de Joseph, poniéndose al día. Chad
había estado fuera del país más que dentro en los últimos veinte años. Se
había unido al ejército justo al salir de la escuela secundaria con sus
misiones de máximo secreto, no era a menudo capaz de hablar con sus
amigos durante meses.
—Me alegro de tenerte en casa, — dijo Mark. Había echado de menos
a su amigo. Sabía que Chad estaba luchando con muchos demonios, pero
esperaba que el estar con amigos lo ayudaría.
Chad y Mark tenían una gran cantidad de características similares,
ambos eran altos, de pelo oscuro y ardientes ojos azules. Cuando ellos
habían sido más jóvenes, habían utilizado esas similitudes cuando
estaban a la caza de mujeres.
Chad era prácticamente un tercer hermano para Mark. Chad
originalmente se había unido al ejército al salir de la escuela, pero después
de cinco años y varias misiones exitosas, fue reclutado por el Grupo de
Operaciones Especiales para ser un SEAL2.
Sólo había tenido veintitrés años en ese momento y estaba
emocionado de ser llamado en las filas. Después de un par de años, se
había convertido en algo secreto.
2 Comandos de la marina. Los SEAL, para abreviar, están formados por aspirantes de
otras unidades especiales de los Rangers, los Marines y los Delta Force. Incluso así, sólo
alrededor de un 40% de los aspirantes a formar parte de los SEAL supera las pruebas de
admisión.
Luego hace unos diez años, se había cerrado por completo. Ellos
sabían que él estaba involucrado en misiones de alto secreto y sabían que
su vida estaba siempre en la línea, pero no pudieron hacer nada para
detenerlo. Lo único que podían hacer era ofrecerle su apoyo cuando
volviera a casa. Estaban agradecidos de que había decidido retirarse. Mark
pasó seis años en las reservas.
Había pensado en hacer una carrera fuera de los militares, pero
había cambiado de opinión. Tenía demasiado amor por la tierra y por su
libertad personal.
Sabía que dabas todo o nada. Esos hombres dependen unos de
otros para sobrevivir. Mientras observaba a su amigo, casi deseaba que
hubiera ido con él. Tal vez entonces Chad no tendría tantos demonios con
los que luchar. Fuese cual fuese su última misión, no había sido
agradable. Tal vez algún día se abriría con ello.
—Es el momento, — respondió Chad antes de tomar otro sorbo de su
botella.
—¿El momento para qué, Chad?,— preguntó Mark.
—Eso es lo que quería decirte. He comprado el rancho, al sur de tu
casa. Todo fue cerrado hace un mes pero quería esperar hasta que te viera
para decir algo — respondió Chad, con el rostro estallado en una sonrisa
por primera vez en esa noche.
—¿En serio? ¡Eso es genial! Estaba pensando en la obtención de ese
pedazo de tierra, pero me dijeron que alguien ya lo tenía. Ellos no dijeron
quién, — exclamó Mark.
Había estado molesto cuando se enteró de que la tierra fue
comprada sin ser puesta en el mercado. Les había pedido a los anteriores
propietarios de darle a él la primera opción, pero el viejo gruñón a quien
pertenecía, le dijo a Mark que tenía suficiente tierra y que no necesitaba
nada más. Mark no había peleado con él sobre el tema pero esperaba que
algún día la tuviera y expandiera los terrenos de su rancho. Ya no le
importaba, porque él preferiría tener un vecino como Chad a que añadir la
superficie, que realmente no necesitaba.
—¿Te acuerdas de Jed? Él era amigo de uno de los hijos del anciano.
Me dijo que el chico quería mudarse a un clima más cálido, así que salté
sobre ello. Necesito algo físico para mantenerme ocupado. DC me ofreció
un trabajo de oficina, pero no hay manera, — dijo Chad con entusiasmo.
—Demonios sí, — Lucas saltó en la conversación. —Estoy pensando
que voy a estar con ustedes en lugar de encerrado en la oficina todo el día.
—No voy a salir de mí retiro, así que no pienses en alojarte allí
demasiado, — dijo Joseph con una mirada dirigida a su hijo mayor.
—No se me ocurriría, — Lucas respondió con una sonrisa.
—Ahora que tienes la tierra, ¿cuándo vas a llenarla con niños?, —
preguntó Joseph, haciendo que todos los hombre gimiesen.
— No hay nada malo con el matrimonio y los niños. La mitad de
ustedes en esta sala ya están tomados, así que dejen el gemido, —
intervino George.
—No soy tan fácil de atrapar como estos chicos, por lo que da
marcha atrás, —- dijo Chad con una sonrisa, a pesar de que miró a Joseph
por un segundo extra para asegurarse de que él sabía que Chad no lo
quería jugando a la casamentera. Tenía la sospecha de que el viejo tenía
algo que ver con los matrimonios de sus hijos y sobrinos.
George y Joseph eran hermanos gemelos y tenían en la cabeza la
idea de que la vida no estaba completa sin una manada entera de los
nietos que suban por todo su cuerpo.
Chad no era uno de sus hijos, pero al ser el mejor amigo de Mark lo
hacía un blanco perfecto. Prácticamente podía sentir la flecha dirigida
directamente hacia su pecho.
—No sé de qué estás hablando, muchacho, pero una buena mujer
para calentar tu cama por la noche no es lo peor, — dijo Joseph.
—Tengo un montón de mujeres para calentar mi cama. No necesito
ponerle un anillo a cualquiera de ellas — le contestó Chad.
Joseph negó con la cabeza y volvió a hablar con su hermano. Los
chicos se rieron, felices con su pequeña victoria. Chad podría tener la suya
propia cualquier día de la semana. Aunque todo el mundo estaba ocupado,
Chad entró en el balcón, necesitando unos momentos a solas. Había
estado mintiéndole a Joseph. Desde luego, no era un monje, pero apenas
tuvo tiempo para sí mismo, y mucho menos encontrar millares mujeres.
Él no estaba interesado en atarse a sí mismo en una relación. Había
demasiadas complicaciones.
Él miró hacia el patio trasero y suspiró. Había pasado mucho tiempo
desde que había sido capaz de relajarse y oler las flores. No estaba seguro
de si la jubilación era algo bueno o malo. Al menos con su propia tierra,
podía trabajar noche y día si lo deseaba. Él no tenía que responder a otra
persona, y lo más importante, no sería responsable de la vida de otras
personas.
—Es hora de la cena, — llamó Katherine.
Chad respiró con calma, luego salió por la puerta. Besó a Katherine
en la mejilla al pasar. Ella era como una madre para él. No sabía cómo su
vida hubiera resultado, si no hubiera sido por Joseph y Katherine.
Eran el tipo de padres que cada niño soñaba con tener. Haría hasta lo
imposible por ellos, lo único que tenían que hacer era pedir.
Estaba harta. Mientras que ella amaba a cada uno de sus hermanos,
estaba cansada de sus prepotentes tácticas, eran sobre protectores. Tenía
que alejarse por un tiempo, tener tiempo para ella y para demostrar que no
era una flor delicada que necesitaba supervisión veinticuatro horas.
Brianne Lynn Anderson, o Bree como todo el mundo la llamaba, era
la más joven de cuatro niños. Sus hermanos eran rebeldes, hombres
fuertes, alfas que la trataban como si ella todavía tenía diez años, a pesar
de que tenía veintiocho años y un graduado en la universidad.
No había logrado mantener un novio por más de unas pocas semanas,
porque una vez que conocían a sus hermanos se iban corriendo por las
colinas. Estaba tan disgustada con los cobardes por correr que ella ni
siquiera se molestaba cuando se iban. Sin embargo, le gustaría descubrir
lo que era realmente ser tratada como una mujer. Probablemente era la
virgen más antigua en vida de los Estados Unidos. A sus hermanos les
gustaría que muriera una solterona.
Ella saltó en su coche y rápidamente golpeó el pedal del acelerador.
Su padre la había llamado a la mansión de Joseph para una fiesta de
bienvenida para un amigo de Mark, pero ella pensaba que era el momento
perfecto para escapar de su familia sobreprotectora. Saltó a la autopista y
comenzó a conducir al sur, cuanto más se alejaba, su sonrisa se hacía
más grande. La libertad destellaba una y otra vez en su mente.
A pesar de que estaba nublado y frío abrió su techo y sacó la mano al aire
libre. Se echó a reír de alegría pura por lo que estaba haciendo. Tal vez
para el momento en que regresara, su familia se daría cuenta de que no
era una niña y que podían dejarla vivir su propia vida.
Los amaba, pero sólo podía soportar una cantidad de mimos.
Chad se sentó en el sofá con un vaso de whisky de color ámbar
profundo, sonriendo mientras disfrutaba del calor tanto del licor como de
las llamas en frente suyo.
El whisky de sesenta años, Macallan Single Malt, era como la
mantequilla en la lengua. Se reía con la idea de que alguien llegara a pagar
sesenta mil dólares en una sola botella de alcohol, incluso uno que sabía
tan bueno como el que estaba bebiendo. Chad era increíblemente rico para
los estándares de cualquiera, pero sesenta mil...
En los últimos veinte años, Chad no había tenido que gastar nada de
lo que él ganó. Cada centavo que recibió fue derecho en inversiones. Por
suerte, las apuestas habían dado sus frutos, dejándolo con millones.
Había pagado en efectivo por su rancho y eso ni siquiera había hecho
mella en su cuenta.
Había estado toda su vida con un presupuesto fijo, cambiar sus
maneras no iba a ser fácil. Al igual que su comandante le había dicho
muchas veces, tenía que vivir un poco, lo que demonios sea que eso
significara.
Los Anderson le hacían parecer como un mendigo, sin embargo.
Pensó que cuando el gobierno de los EE.UU. necesitaba ser rescatado en
una situación de crisis, era a Joseph Anderson a quien llamaban.
Él podía ser un poco exagerando, pero aun así, la familia era como la
realeza de América. Chad no sabía por qué había sido llamado de vuelta la
casa de Joseph. Justo había estado allí la semana anterior para la cena y
necesitaba obtener su rancho arreglado.
Sin embargo, cuando Mark llamó y pedía un favor, siempre lo dejaría
todo y estaría allí para él, al igual que él sabía que lo mismo se aplicaba a
Mark. Si Chad lo necesitaba, él estaría allí, y con respaldo. Mientras Chad
miró a su alrededor, los hombres Anderson empezaron a entrar.
Mark lo había en el sofá mientras cazaba a su padre. Estaba
teniendo los labios apretados y las sospechas de Chad aumentaron cuando
vio caminar dentro de la habitación a los primos de Mark. Ellos lo
miraban con recelo y él no retrocedió. Los miró fijamente a los ojos y se
preguntó por qué se sentía como si de repente estuviera en territorio
enemigo.
Él había traído una gran cantidad de heridas de la guerra de sus
años de servicio, no sólo mentalmente, pero físicamente, también.
Inconscientemente se frotó la costilla donde una bala lo había golpeado.
Una pulgada más a la izquierda y habría estado muerto. Sólo quedaba
una cicatriz menor, pero era algo que veía a menudo para recordarse a sí
mismo que debía de tener cuidado en quién confiar. La bala había venido
de alguien que se suponía que iba a estar en el mismo lado que él.
—Siento haberte hecho esperar tanto tiempo, Chad, — dijo Joseph
cuando entró en la habitación seguido por Mark.
Si Chad hubiera estado cabeceando, la resonante voz de Joseph sin
duda lo habría despertado. El hombre tenía una manera de hacer que la
gente estuviese de pie en posición de firmes, lo hacía mejor que el
antiguo comandante de Chad.
—No ha sido un problema. He estado disfrutando de su whisky, —
Chad respondió mientras tragó lo último del líquido ámbar.
—Tienes un gusto excelente, muchacho. George me dio la botella por
mi último cumpleaños. Está casi acabada así que tendré que dar caza a
otra. Es difícil encontrar productos realmente excepcionales en estos días,
— respondió Joseph, ni siquiera parpadeando por el valor del whisky de
los cinco mil dólares, que Chad había bebido y sin saborear.
—¿Cuál es la gran emergencia?, — Preguntó Chad. No quería ser
grosero, pero tenía mucho de lo que ocuparse y no quería estar alrededor
discutiendo de licor.
—Me gusta un hombre que va directamente al punto, — respondió
Joseph, sin responder a la pregunta de Chad. Chad miró de nuevo a los
primos de Mark y se sintió como si estuviera siendo evaluado, y lo
encontró alarmante.
—Está bien, si no quieres decirme por qué me querías aquí,
¿quieres explicar por qué tu sobrino, Max, parece como si quisiera
arrancarme la cabeza?, — dijo Chad.
Él sonrió a Max, que parecía que estaba pensando en pasar por
encima y estrangular a Chad. Después de un segundo, Chad levantó las
cejas hacia él en un gesto de ‘adelante’, y luego sonrió al ver a Austin
agarrar del brazo de su hermano cuando parecía que estaba a punto de
dar un paso hacia adelante.
Chad no había estado tan cerca de los primos de Mark, sólo los vio
un par de veces cuando se estaba quedando en la ciudad, pero no lo
suficiente como para sentir que realmente conocía a ninguno de ellos.
Nunca antes habían sido hostiles, y no podía entender por qué sentían en
la necesidad de actuar de repente de macho.
—Lo siento por mis hijos, Chad. Tenemos un problema y mi
hermano y yo hemos llegado a una solución por la que los chicos no están
demasiado entusiasmados. No pueden con su hermana por lo que quieren
llevar sus frustraciones contigo, — dijo George mientras daba un paso
hacia adelante
—¿Qué tengo que ver con eso?, — Preguntó Chad, queriendo saber
lo que estaba pasando. Estaba harto de ellos dejando de lado el tema.
—No hay forma de decir esto, pero tiene que ser dicho, Bree ha
desaparecido, — dijo George. Chad se tensó al instante, todo su
entrenamiento militar llegó a la parte delantera. Esto era algo que podía
manejar.
—¿Has hecho un informe de persona desaparecida, contrataste a un
investigador?¿Ha habido amenazas hechas contra ella? — Chad disparó
preguntas.
—No, no, no es nada de eso. Se sentía un poco abrumada por sus
hermanos y primos. Encontramos dónde está. Ella no es buena en
esconderse, y hemos sido capaces de rastrear sus tarjetas de crédito. Se
aloja en un pequeño pueblo de Oregón. Fui allí para tratar de averiguar lo
que estaba pasando y ella se negó a volver a casa. Ella dijo que estaba
siendo asfixiada y está decidida a hacerlo por su cuenta. Al parecer, ella se
niega a volver hasta que cada uno retroceda, — dijo George un poco
tímidamente.
—Entonces, no entiendo cuál es el problema, — dijo Chad
confundido. Ella no estaba realmente desaparecida después de todo. ¿Por
qué estaban actuando como si se tratara de una emergencia?
—Bree ha estado muy protegida toda su vida. Ella no sabe sobre el
peligro en el que está envuelta, viniendo de una familia como la nuestra.
Ella está decidida a hacerlo por su cuenta, pero es un objetivo, siendo mi
única hija. He recibido cartas de amenaza antes sobre todos mis hijos,
pero últimamente ha habido varias dirigidas a Bree. Tengo vigilancia sobre
ella en este momento, pero necesito a alguien en quien pueda confiar.
Mark se refiere a ti como el mejor hombre que conoce, — George se fue
apagando.
—¿Quieres que la cuide? — Chad preguntó con horror.
Ellos estaban pidiendo un poco más de él si querían que mantuviera un
ojo en una heredera mimada.
—Sé que es mucho pedir. — Dijo Joseph en un hilo y Chad se volvió
hacia el hombre que lo había mantenido fuera del sistema legal. Si no
fuera por la intervención de Joseph que asumió la responsabilidad de lo
que había sido un adolescente enojado, él nunca se hubiera formado para
arriba. No se habría unido al ejército y ciertamente no tendría la misma
vida que ahora tenía. ¿Cómo podía negarle nada?
—No nos gusta pedirte que hagas esto, pero si alguien de la familia
va allí sabemos que va a tratar de escapar de nuevo. Ella quiere tener
independencia, cosa que puedo entender, pero debe ser vigilada. Esta
última carta que llegó, nos alteró, — dijo Mark intervino.
Chad tomó la nota que Mark tenía en la mano. Las palabras
enviaron un escalofrío por su columna vertebral. Alguien estaba
encaprichado con ella y Chad sabía cómo eso podría llegar a torcerse. Si se
negaba al hombre y él no tenía esperanza de conquistarla, muy bien
podría tomar su vida.
—¿Qué te hace pensar que no se marchará si estoy en la foto?, —
preguntó.
—Pensamos en eso, también. No le gustará tenerte allí, pero ella no
te considera como una amenaza contra su independencia. Desde que me
mudé con la familia al este hace tantos años, ella no ha estado a tu
alrededor. Sé que no le va a gustar la idea de que seas su niñera, pero yo
no creo que ella vaya a correr de nuevo sólo porque estás allí — ofreció
George.
—Mierda, están pidiendo mucho. Si algo llegara a sucederle a ella en
mi guardia, nunca me lo perdonaría, — Chad dijo mientras pasaba una
mano por su pelo y empezó a caminar por la habitación. Se sentía como si
estuviera condenado si lo hiciera y maldito si no lo hacía.
—No vas a dejar que le pase nada, — dijo Mark con plena confianza.
Chad miró a su mejor amigo desde hace mucho tiempo y una
mirada pasó entre ellos. Mark tenía razón, Chad tomaría una bala antes
de que él dejara que nada le sucediera a una persona que estaba
protegiendo. Su mano frotó las costillas, una vez más, de forma
inconsciente. Nunca más volvería a perder a una persona bajo su
mandato, que podría sobrevivir, no después de su hermana.
—Dame los detalles, — ordenó, poniéndose en control total. Estaba
en modo operaciones y no iba a dejar que la familia Anderson se viniera
abajo. Joseph y George suspiraron de alivio, mientras que los hermanos de
Bree endurecieron sus hombros. Ellos no estaban contentos con los
arreglos.
—Esto es estúpido, papá. Yo digo que la arrastremos de vuelta aquí
y la encerremos en el sótano. Si quiere actuar como una niña mimada, hay
que tratarla como a una, — Max gruñó cuando empezó a caminar.
—Tu hermana es mayor de edad y puede ir donde quiera. ¿Quieres
llevarla más lejos? Esto es lo mejor que podemos hacer por ella. Si quieres
ser el que destruya su mundo y haga que tenga miedo hasta de salir de su
apartamento, entonces adelante, — dijo George mientras se encontraba a
su total de seis y una pies de altura media. Podía estar haciéndose mayor,
pero todavía era un hombre intimidante. Max se echó atrás, y no de miedo,
sino de respeto.
—Lo siento, papá, estoy frustrado. Hemos tenido algunos años
difíciles desde que perdimos a mamá, y pensé que por fin conseguíamos
poner eso detrás de nosotros. Estoy preocupado por ella, — se disculpó
Max.
—Todos estamos preocupados, — dijo George mientras colocaba una
mano sobre los hombros de Max.
—Ya sabes, Redington, si pones una mano encima a mi hermana de
alguna manera, voy tirarte los diente, — dijo Trenton con una sonrisa de
anticipación.
Chad se rió rotundamente de él. No era de extrañar que ella huyera,
realmente actuaban como si ella fuese una adolescente, en lugar de una
mujer de veintiocho años. —Te diré algo, Anderson, si ella no lo hace
primero, vamos a tener una oportunidad, — dijo Chad.
Trenton lo midió por un momento, antes de que sus hombros se
relajaran y se diera cuenta de lo idiota que había sido con él. Finalmente
se echó a reír y el resto de la tensión abandonó el cuarto.
—Creo que nos llevaremos muy bien — dijo Trenton mientras le
tendió la mano. Chad se sentía como si hubiera pasado algún tipo de
prueba que no sabía que estaba tomando hasta que había terminado.
Estrechó la mano del hombre, entonces todos se sentaron y le dieron a
Chad los detalles sobre dónde Bree estaba y qué esperar una vez que
llegara allí.
Sabía que iba a ser duro, pero de pronto se anticipaba su deber de
niñera. No era difícil y sentía curiosidad por el fuego que él sabía que
estaba justo debajo de la tensa superficie. En realidad podría encontrar los
próximos meses agradables. Como si Trenton pudiera leer los
pensamientos de Chad, enterreró los ojos en él por un momento.
Los dos hombres se miraron el uno al otro antes de que Lucas dijera
algo y se rompiera el momento. A Chad siempre le había gustado un reto y
parecía que dos fueron colocados delante de él.
Primero tenía que domesticar de alguna manera a la princesa, y en
segundo lugar, sus hermanos no lo querían cerca de ella. Luchó contra la
sonrisa que quiso extenderse a través de su rostro. No tenía necesidad de
hacer la situación más tensa en ese momento.
Capítulo 2 Traducido por andiita92
Corregido por AriannysG
Bree sintió como si alguien la estaba observando. Miró alrededor y
no vio a nadie, pero podía sentir los pequeños pelos de su cuello erizarse.
Algo no estaba bien, se sentía como si alguien estaba allí, mirando
profundamente en ella. Estaba oscuro y se sentía incómoda caminando
sola hacia su auto. Normalmente, nunca lo pensó dos veces. Estaba en
una pequeña ciudad, prácticamente sin crímenes que hablar y sabía que
no tenía nada de qué preocuparse.
Pero aún así…
Retomó sus pasos, moviéndose más rápido hacia el estacionamiento.
Buscando en su cartera, frenéticamente buscando sus llaves. Se sentiría
mejor una vez asegurada dentro de su auto. La única razón por la que
estaba paranoica era la frustrante conversación telefónica que había
tenido con su padre temprano en la noche.
Él había tratado de exigirle que regresara a casa inmediatamente,
diciendo que su seguridad estaba en peligro. Ella sabía que era
simplemente su familia exagerando, una vez más. Estaba harta de los
mimos. Era una mujer adulta y les probaría que podía estar por su cuenta.
Ellos conseguirían un puntazo con el hecho de que estaba temblando
mientras se acercaba a su auto.
Bree volteó su cabeza de nuevo y miró alrededor, entonces rió por
dentro de su propia paranoia. Nadie estaba ahí, el cuco no fue tras ella.
Bajó la mirada y buscó en su bolso de gran tamaño, murmurando bajo su
aliento que a primera hora en la mañana finalmente compraría un clip
para poder colocar las llaves en el mango. Siempre le tomaba una hora
para encontrar las malditas cosas.
Después de varios frustrantes minutos, se dio cuenta que las llaves
del auto no estaban en su bolso. Debió dejarlas en su escritorio, agarrando
las llaves de su oficina en su lugar. Lo había hecho a menudo para evitar
que sucediera. Suspiró y volvió a caminar hacia dentro. Su empleo era
un trabajo sin sentido, pero le daba un cheque y no tenía que gastar de su
fondo fiduciario. Estaba decidida a vivir por su propio dinero, no el de su
familia.
Pensando que estaba siendo ridícula, cerró su mano alrededor de su
cartera. Sabía que no era un arma, pero contenía tantas cosas que si
golpeaba a alguien en la cabeza con eso, probablemente lo aturdiría el
tiempo suficiente para escapar. Estaba irritada sobre lo paranoica que
estaba actuando. La llamada de su padre debió haberla asustado más de
lo que creía.
Lentamente hizo su camino hacia la oficina, tratando de actuar lo
más normal posible. Deseó que al menos hubieran otras personas, así no
estaría totalmente sola. A pesar de su corazón acelerado, mantuvo su
cabeza en alto y salió por la parte trasera del edificio, a la entrada de
empleados. Miró alrededor de la estructura de dos pisos, como si las
sombras cambiaban en todos los rincones. Sacó su teléfono y pulsó un
botón lateral para que la pantalla se iluminara. La hacía sentir mejor tener
un rastro de luz. Tenía que hablar con el director sobre el arreglo de la
iluminación exterior. No era seguro para los empleados que iban de
entrada y salida del callejón en la noche completamente negra.
Justo cuando estaba a punto de dar la vuelta, un gato chilló, luego
pasó junto a sus piernas, su pelo rozando sus pantorrillas desnudas.
Debió haber saltado cinco metros en el aire. El sonido podría haber sido
embotellado y utilizado en una película de terror.
Se dio cuenta del humor de la situación y de inmediato se echó a reír
incontrolablemente en voz alta. Tenía que dejar de ser tan paranoica.
Finalmente se recompuso y volvió a la parte trasera del edificio, se golpeó
contra algo sólido.
Tratando de recuperar el aliento y moviéndose al mismo tiempo, se
dio cuenta de que no era un muro con lo que había chocado. Unos brazos
se estrechaban a su alrededor en un abrazo de muerte y su visión era
borrosa a medida que el aire dejaba su cuerpo. Estaba momentáneamente
paralizada por el miedo. Sabía que tenía que gritar, patear, morder, hacer
cualquier otra cosa que quedarse allí. Todavía había personas dentro de la
oficina. Si pudiera conseguir su atención tendría algo de oportunidad.
Bree finalmente logró arrastrar una bocanada de aire y abrió la boca
para dejar salir un grito. Como si él supiera lo que iba a hacer, su mano se
cerró rápidamente en la boca de ella, impulsando su pánico. No podía
morir en un callejón detrás de una oficina de mierda. Empujó su mano y lo
mordió, complacida cuando consiguió morder algo de la carne de su
palma.
—¡Mierda! Deja de hacer eso. No estoy tratando de hacerte daño —
gruñó el hombre. Su voz no era tranquilizadora. Tampoco era una
adolescente estúpida que creía que su asaltante sólo quería hablar.
Ella continuaba girando su cuerpo, pero era como luchar contra los
barrotes de un vagón de la montaña rusa. Él no se movió ni veinticinco
milímetros. Cuanto más luchaba, más fuerte la sostenía.
Tratando de levantar el pie, golpeó su tacón de setenta y seis
milímetros sobre su pie. Él dejó escapar un grito y liberó su agarre.
Ella no tuvo tiempo de girar, pero comenzó a correr por la calle. Sólo
hizo un par de pasos cuando las manos de él agarraron su brazo y fue
empujada hacia arriba, contra él. Esta vez la levantó del suelo. Siguió
luchando, sabiendo que sólo necesitaba un buen golpe a su cuerpo. Si ella
pudiera escapar por segunda vez, dejar los zapatos y correr por toda su
vida valdría la pena.
—Si te calmas, te dejaré ir. —ordenó. Sí, claro. Ella no compraba eso
tampoco.
Se las arregló para girar el codo hacia atrás y lo conectó con sus
abdominales, duro como piedras. Ella inmediatamente gimió en cuanto el
dolor atravesó su brazo. Pudo bien haber golpeado su codo con una pared
de ladrillo.
—Maldita sea, tu papá podría haber dicho que eras el infierno sobre
ruedas —murmuró mientras dio unos pasos hacia la pared, luego volteó
su cuerpo, de ese modo estaba frente a él. Las palabras de él tomaron el
viento de sus velas.3 ¿Qué tenía que ver con su padre? Había oído de
secuestradores diciendo que un miembro de la familia estaba enfermo para
que te fueras con ellos, que tenía que ser eso.
3 His words took some wind from her sails: Expresión que demuestra que sus palabras
le restaron determinación a la otra persona.
Cuando salió a la calle, la luz brilló sobre ellos y obtuvo su primer
vistazo de su atacante. Los ojos de Bree se abrieron con sorpresa. Sabía
que el hombre estaba construido como un camión, ya que había sido
presionada contra él por varios minutos, pero su rostro era impresionante.
Se olvidó de luchar contra él mientras sus glaciales ojos azules
miraban hacia ella. Incluso en la oscuridad de la noche podía ver que eran
inusuales en color, casi púrpura contra el azul. Tal vez él estaba usando
coloridos lentes de contacto como un disfraz o la luz tenue estaba jugando
con su cabeza. Pero, no pudo ocultar sus rasgos cincelados. Parecía que
estaba labrado en granito, con su fuerte mandíbula, altos pómulos y nariz
perfecta, que se ensanchaba en el momento. Tenía una pequeña cicatriz
desde la esquina de su ojo a la oreja que sólo se añadió a su atractivo. Su
cabello era de corte militar, haciendo que se preguntara si él era un tipo de
mercenario.
Bree se dio cuenta de que lo estaba comiendo con los ojos, y lo
ridículo que era. Ella se recompuso y puso su expresión altiva. Crecer con
tres hermanos mayores le había enseñado al menos proyectar confianza,
incluso si realmente no lo sentía.
—No soy estúpida. He escuchado todos los trucos que los asaltantes
usan. No hay manera de que me lleves en tu auto. No me importa si dices
que conoces al maldito Papa. Si me dejas ahora, no presentaré cargos —le
espetó.
Ella se enfureció cuando sus labios se crisparon, como si lo
entretuviera. Él pensó que era graciosa. Estaba lista para sacarle sus ojos,
y cualquiera podía ser testigo que ella no era normalmente propensa a la
violencia, pero él la tenía en contra de su voluntad y luego tuvo el descaro
de burlarse de ella.
—De alguna manera no te creo en ese aspecto, pero como no estoy
atacando, no tengo nada de qué preocuparme.
—Si no eres ningún loco acosador, entonces ¿quién eres? —
Demandó saber, orgullosa que su voz no estaba temblando. Sabía que se
quebraría si salía con vida, pero se mantenía fuerte, al menos por el
momento. No sabía si sus rodillas se rendirían una vez que él la liberara
pero esperaba que la adrenalina la mantuviera en su posición erguida
hasta estar a salvo.
—Si te libero, ¿tratarás de correr otra vez o vas a escucharme? —
preguntó con otra sonrisa de suficiencia. Ella estaba tan cabreada que se
encontró curiosa de lo que él quería. ¿Quién era tan arrogante para tratar
de secuestrar a alguien y luego tener el descaro de querer conversar?
Obviamente este hombre.
—Escucharé lo que tengas que decir, pero como puedes ver, mi
teléfono está en mi mano y activé el botón de emergencia. El sheriff está en
camino aquí, ahora. —Lo engañó. Él miró su mano, luego arriba a sus
ojos. Ella tenía la sensación de que sabía que estaba mintiendo pero él no
se lo dijo, dándole la ilusión de recuperar algo de control en la extraña
situación.
Chad le sonrió a Bree. Se encontró con que se estaba divirtiendo
muchísimo con la prima de Mark. Sabía que iba a ser algo histérica
cuando descubriera que fue enviado para cuidar de ella, incluso más loca
de lo que ya estaba, pensando que era un loco acosador sexual.
—Chad Redington —dijo finalmente y ella lo miró con una mirada en
blanco. Dijo su nombre como si ella debería saber inmediatamente quién
era. Tal vez él se había escapado de un hospital mental. Ella dio un paso
atrás y él inmediatamente entornó sus ojos. Ella sacó una respiración
entrecortada. Estaba tratando de ser cuidadosa, no queriendo provocarlo,
porque no quería causarle que la atacara.
Luego sus ojos se abrieron mientras se concentraba en su nombre.
Lo había oído antes. Buscó en su memoria tratando de recordar por qué el
nombre le sonaba familiar. Lo miró otra vez en sus jeans oscuros, camiseta
ceñida y botas desgastadas de vaquero. Todo lo que necesitaba era un
sombrero, espuelas, un caballo y estaría montando en las páginas de un
libro de Louis Lamoure. Su mente debe estar jugándole malas pasadas
porque, aunque el nombre le sonaba familiar, no lo conocía. Decidió que
era hora de irse.
Bree se volvió rápidamente mientras se preparaba para escaparse,
pero una vez más sus brazos se deslizaron alrededor de ella y de repente
se quedó atrapada contra la pared, su cuerpo presionado firmemente
contra el suyo. Sintió cada milímetro de sus sólidos muslos, marcados
abdominales y brazos de acero tocándola. Olvidó cómo respirar.
—Escucha, te he dicho que no estoy aquí para robar tu virtud. Tu
padre me envió —dijo, su aliento rozándole cara, sus labios a escasos
milímetros de los suyos.
Bree había tenido miedo y molestia ante sus palabras, pero su
cabeza sobre explotó cuando dijo que fue enviado por su padre. Si estaba
mintiendo, necesitaba ser más creativo. Si decía la verdad, sus familiares
estarían muertos, cada uno de ellos. De ninguna manera necesitaba, ni
quería, una niñera.
Los ojos de Chad bajaron su mirada hacia su boca. Ella lo sintió
empujar un poco más cerca y supo que él finalmente se había dado cuenta
de que estaban apretados contra una pared de ladrillos en un apartado
callejón. De repente era consciente que sus pechos estaban fuertemente
apretados contra su pecho, haciendo que su ritmo cardíaco se acelerara.
Se volvió aún más furiosa de sentir nada realmente que no fuera el miedo
y el odio hacia el hombre manteniéndola cautiva.
Él aflojó su agarre y movió su cuerpo atrás, fuera de su alcance,
pero sus manos se quedaron plantadas en la pared a cada lado de su
cabeza, enjaulándola. Su cercanía no ayudaba a su cerebro para funcionar
correctamente.
—¿Por qué mi papá te enviaría para acecharme?
—No lo hizo. Estoy aquí para protegerte. Me dijo que estás
consciente de las amenazas en tu contra —dijo Chad. Terminó de jugar.
Ella lo estaba afectando de una manera que no esperaba, y que
ciertamente no quería. Él estaba allí para un trabajo y nada más.
—Te diré lo mismo que le dije a mi padre. Todos hemos recibido
amenazas en todo la vida. Va con el territorio de ser de una familia como la
mía. No voy a validar este patético hombre o adicción de mujer al vivir mi
vida en el miedo. No necesito, ni quiero un guardaespaldas. Puedes volver
con mi padre y decirle: No, gracias —espetó, luego miró fijamente a sus
brazos de restricción. Él estaba a punto de ser mordido de nuevo y esta vez
ella hundiría sus dientes más profundo.
–—Tu padre me dijo que dirías eso. También me dijo que te dijera
que: era el encargado, y contra viento y marea no dejaré tu lado, así que
tómalo o déjalo, pero estoy aquí para quedarme —dijo con una sonrisa.
¿Cómo podría exasperarla a ella y a su cuerpo al mismo tiempo?
Quería tomar un bocado de él, pero no estaba tan segura de que iba a
causar dolor, nunca más.
—Voy a llamar al sheriff local y decirle que alguien me está
acechando —dijo con confianza, mientras le sonreía. Sabía sus derechos.
No podía acosarla sin consecuencias.
—Continúa y dale al Capitán Mosquete una llamada. Nos conocemos
desde hace mucho, de hecho, servimos en el mismo equipo por varios años
—respondió. Los ojos de Bree brillaron con furia ante sus palabras.
¡Hombre! Y todos estaban juntos.
—¿Puedes por favor soltar la jaula de tus brazos para que pueda
obtener mis llaves y volver a casa? Estoy cansada, irritada y realmente he
terminado con esta conversación.
—Después de ti —dijo mientras daba un paso atrás. Ella pasó por su
lado y entró para agarrar las llaves. Se sentó y llamó a su padre. Solo
porque él dijo que su padre lo había enviado no necesariamente significa
que estaba diciendo la verdad.
—Hola. —La voz de su padre llegó sobre la línea. Él estaba
respondiendo a su propio teléfono, lo que significaba que sabía que iba a
llamar.
—¿Realmente contrataste a una niñera para mí? —Bree no tuvo
tiempo para decir hola. Sabía que no necesitaba decir quién estaba
llamando. Si su padre realmente había contratado a Chad, sabría
exactamente de lo que le estaba hablando. Si no, tendría toda la Guardia
Nacional en su oficina en menos de cinco minutos.
—Es tan bueno saber de ti dos veces en un día —respondió George.
Por haber ignorado su pregunta, ella tenía su respuesta. Se quedó en
silencio mientras luchó contra la urgencia de gritar en el micrófono del
teléfono. Sabía que no podía pasar más palabras por su garganta así que
por primera vez en su vida, le colgó a su papá.
Merecía saber lo increíblemente cabreada que estaba.
Chad fue ciertamente enviado por su padre. Sabía que podía
suplicar, amenazar y gritar pero no le haría ningún bien. Su padre no lo
sacaría de su asignación. En opinión de su padre, si ella insistía en estar
sola, entonces tendría que hacer frente a una sombra. Después de tomar
unos minutos para quitar sus mejillas sonrojadas, decidió que estaba
abandonando a su escolta no deseado.
Se deslizó hasta la parte delantera del edificio y escapó por las
puertas principales. Con suerte podría despistarlo y marcharse antes de
que él se diera cuenta de que se había ido. Estaba segura de que sabía
dónde vivía, pero si podía vencerlo hasta su casa, entrar y cerrar la puerta,
se levantaría con un mejor plan al siguiente día.
No había manera de que pudiera manejar al muy atractivo Chad
Redington colgando a su alrededor, día tras día, sin eventualmente rasgar
su camisa con sus dientes, botón por botón.
Bree llegó a su coche sin indicios de Chad, y rápidamente saltó y
arrancó del estacionamiento. Se sentía bastante presumida y muy
orgullosa de sí misma hasta que se dio cuenta de los faros de un coche
detrás de ella. No había manera de que podría haberla alcanzado tan
rápidamente.
Afortunadamente sólo era otro conductor pero tenía la sensación de
que era él. Cuando el coche la siguió por el camino de entrada a su
increíblemente pequeño alquiler, sabía que estaba atrapada. Lo más
probable era que la iba a sermonear el segundo en que salieran de sus
autos.
Se puso en frente de su casa y voló desde el asiento del conductor.
Sus manos temblaban mientras saltaba por las escaleras y trató de poner
la llave en la cerradura. Estaba pensando en cerrar la puerta antes de que
tuviera la oportunidad de seguirla.
—¿De verdad crees que puedes deshacerte de mí tan fácilmente?
Estoy entrenado para perseguir gente —dijo Chad, sorprendiéndola. Se
volvió de su pomo terco y allí estaba él, apoyado contra la barandilla del
porche como si no tuviera preocupaciones en el mundo. Ni siquiera había
oído el golpe de la puerta del auto, ni los pasos normalmente ruidosos
cuando vino detrás de ella. Tenía que ser más consciente si realmente era
un acosador por ahí.
—Te lo dije en la oficina, nadie quiere hacerme daño. Nadie va a por
mí. Mi padre y hermanos siempre han sido demasiado sobreprotectores.
Solo están enojados porque me escapé justo debajo de sus narices
arrogantes. Tengo que probar en algún momento que soy perfectamente
capaz de cuidar de mí misma. Vete, estás invadiendo mi privacidad. —
Soltó Bree cuando finalmente consiguió su llave en la terca cerradura.
—Por lo tanto, esas cartas amenazantes no significan nada.
—Ya te lo he dicho, viene con el territorio. Si yo fuera a esconderme
cada vez que recibo una patética carta, entonces no saldría de la casa.
—Tu padre dijo que ha estado aumentando. Si está preocupado lo
suficiente como para contratarme, entonces tienes algo de qué
preocuparte. —Bree se rindió. No tenía sentido discutir.
—Mira, no estoy tratando de asustarte, pero tu padre ha hecho
vigilancia cerca del lugar en el que trabajas y han habido actividades
sospechosas. No tengo todos los detalles pero parece que ha habido un
auto estacionado cerca de tu oficina, con alguien tomando fotos —dijo,
esperando finalmente llegar a ella.
—Estoy segura que no tiene nada que ver conmigo —dijo, aunque un
escalofrío le recorrió la espalda.
—Eres ridículamente terca. ¿Te importa tan poco tu propia vida? —
Espetó.
—Estoy cansada y necesito una taza de café. Puedes irte ahora.
—No voy a ninguna parte —respondió cruzando los brazos.
—Bueno, disfruta tu tiempo en el porche entonces, porque no estás
invitado dentro —Espetó mientras abría la puerta.
Bree levantó la mirada y su corazón dejó de latir por un momento.
Todo su cuerpo se tensó y se sintió mareada.
Alguien había estado en su casa, y sus pertenencias estaban
colgadas por todo el lugar. El mensaje en la pared fue lo que la tuvo cerca
del desmayo, sin embargo.
Eres mía.
Estaba escrito con lo que parecía sangre.
Capítulo 3
Traducido por Dama
Corregido SOS por Auroo_J
Chad la vio tensarse e inmediatamente se enderezó de su posición
relajada. Agarró su arma, le sacó de su camino y caminó por la puerta
principal. Bree no pudo sino mirar como él andaba. ¿Qué pasa si la
persona todavía estaba allí? Ella comenzó a seguirlo.
—Espera aquí, — ordenó. Ella lo fulmino con la mirada, pero sabía
que él se mantendría firme así que ella se cruzó los brazos y espero
mientras buscaba en su casa, en modo sigiloso. Contuvo el aliento,
preocupada porque no podía hacer nada más que estar allí
congelada. Cuando sus pulmones se sintieron como si fueran a explotar,
finalmente dejo el aire salir e inhalo aire fresco.
Chad caminó a través de cada habitación, él estaba en alerta
máxima. Estaba en su elemento, el cazador, buscando a su presa. Odiaba
dejarla sola en el porche delantero, pero no vio otra alternativa hasta que
revisara la casa. Calladamente hizo su camino a través de la pequeña
vivienda, revisando cada centímetro cuadrado. Finalmente, se relajó,
satisfecho porque la casa estaba vacía.
Chad miró alrededor su lugar era hogareño, comenzó a creer que
puede no ser a quién al principio creía que era. Sabía que tenía un fondo
fiduciario de siete cifras, pero su casa era pintoresca. En vez de obras de
arte llamativas o mobiliarios demasiado caros, vio piezas usadas,
tiernamente restauradas, y afganos caseros colgando del respaldo del sofá.
Su padre le dijo que rechazaba tocar su fideicomiso, pero Chad no había
creído que fuera capaz de resistirse. De ninguna manera podría ir desde
ser una princesa mimada a una chica que traba diario. No lo veía pasar...
pero la evidencia estaba delante de él.
Hizo su camino de regreso hacia el porche, incómodo con cuánto
tiempo llevaba allí sola. La escena del crimen estaba fresca, lo que
significaba que la gente que lo había hecho podría estar escondido cerca,
esperando una oportunidad de poner sus manos en ella.
—No están en la casa, — dijo Chad cuando se unió a ella en el
pequeño porche. —Ahora, ¿Entiendes la necesidad de un guardaespaldas?
No están jugando, Bree. ¿Y si hubieras venido a casa cuando todavía
estaban aquí? Esta noche podría haber terminado mucho peor de lo que
puedes imaginar — Dijo. Ella no dijo nada, mientras pasaba por el umbral.
Su una vez acogedora casa estilo cabaña estaba destruida.
El estrés de la situación, finalmente, entro en el cuerpo de Bree y
comenzó a temblar, mientras miraba las palabras divulgadas en su
vestíbulo. ¿Por qué alguien la aterrorizaría? Ella no podía comprenderlo,
no había hecho nada para merecerlo. No había ni un rastro de corazones
rotos a su paso. No podía pensar en una sola persona que quisiera hacerle
daño o aterrorizarla.
Bree se sintió violada cuando miró sus pertenencias dispersadas a
través del suelo. Habían destruido cuadros, mobiliario antiguo, y habían
tratado sus posesiones como nada más que basura. Una lágrima se deslizó
por su mejilla como ella recogió el afgano que había hecho su madre
destrozado más allá de la reparación.
—¿Por qué alguien haría esto? — Se atragantó, tenía dificultades
recuperando las palabras más allá de su garganta cerrada. Artículos
irremplazables se habían ido para siempre. Frotó su cara contra el
tejidoque su madre pasó interminables horas creando, también destruido.
Como si rasgarlo en pedazos no hubiera sido suficiente para ellos,
derramaron un líquido asqueroso en él. Lo dejó caer de sus dedos y
revolotear al suelo.
—No hay ninguna explicación de ello. Algunas personas disfrutan
aterrorizar a otros. Quienquiera que hizo esto, no ha terminado. La
quieren asustar, pero también le advierten. Si mira estadísticamente, verá
un patrón. Muchos delitos se podrían haber prevenido si las víctimas sólo
hubieran prestado atención a las señales de advertencia. —Creo que
debería irse a casa, pero si insiste en quedarse, no voy a ninguna parte, —
dijo Chad, compadeciéndose de ella y envolviendo un brazo sobre sus
hombros. Ella sabía que tenía que alejarse, pero necesitaba consuelo y no
podía traer a luchar contra él.
—Si me voy a casa, ellos ganan. No les daré la victoria, junto con la
satisfacción que recibieron causando este daño — insistió.
Chad suspiró cuando la jalo más cerca. Era terca, mucho más que
sus hermanos, no pensó que sería posible. Se sentiría mucho mejor si ella
se diera cuenta del peligro en el que se encontraba y volviera a casa, pero
él sabía que eso no iba a pasar, al menos no todavía. No estaba lo bastante
asustada.
—Si vas a insistir en quedarte entonces haz algo útil y ayúdame a
limpiar esto. — Bree caminó lejos de él y agarró una bolsa de basura.
Chad no dijo nada más, tranquilamente estaba parado a su lado y la
ayudó a limpiar. Dentro de un par de horas la casa volvió a la normalidad,
con todos los artículos dañados escondidos o tirados a la basura.
—He tenido un día difícil, voy a la cama, — Bree declaró y salió de la
habitación. Ella sabía que no conseguiría que se fuera y no tenía la energía
para luchar más y dejó las frustraciones de la noche detrás de ella
mientras caminaba a su dormitorio.
Chad vio a Bree caminar por el pasillo. Se mostraba fuerte, pero
pudo ver el peso del mundo sobre sus hombros. Ella era fuerte, pero
incluso la persona más fuerte debía dejar que otra persona llevara la carga
por un tiempo.
Unos minutos después de cerrada la puerta, escuchó su ducha
abierta y su cuerpo se apretó con necesidad. ¿Qué pasaba con él? Ella era
su misión, nada más, no sentía simpatía, ira y ciertamente no deseo. Era
hora de salir de la casa por un rato. Haría una revisión del perímetro
alrededor de la propiedad.
Incluso con ella fuera de vista, sus pensamientos se negaron a pasar
de ella. Bree era impresionante, pero obviamente no intentaba destacar
sus activos, en su lugar las escondía debajo de capas de ropa. Sabía lo que
había debajo de su ropa, puesto que ella había estado presionada
firmemente contra él. Él gimió más fuerte mientras que sus pantalones
crecieron. Nunca había tenido tantos problemas distanciándose, aunque,
nunca había tenido una asignación tan hermosa.
Con suerte, ella recapacitará y se iría a casa. Entonces, no tendría
que preocuparse por las consecuencias de dormir con la prima de su mejor
amigo. Maldita sea, todos sus hermanos estarían parados en línea para
patearle el trasero si sabían que estaba pensando en tocar a Bree.
Sonrió, pensando en una buena pelea le haría bien a su libido.
Necesitaba algo para que su mente no fuera hacia ella desnuda, mojada y
debajo de un chorro de agua caliente.
Contrólate, no eres un chico cachondo de dieciséis años, Chad se
reprendió a sí mismo. Luego troto al bosque circundante al lado de la casa.
Tenía que vivir en medio de la nada. ¡Por qué no hacerlo más fácil para el
demente tras ella!
Completó la búsqueda de su propiedad y sabía que era tiempo de
volver a la casa. No había nadie alrededor y por suerte había sólo una
calzada que lleva a la casa por lo tanto si un coche se acercara, lo oiría. En
el lado malo era el hecho que alguien se podría poner increíblemente cerca
a pie antes de que se alertara. Los arboles estaban dentro de veinte yardas
de su puerta trasera. Tendría que establecer la mejor vigilancia. Le
prometió a su familia no pasaría nada con ella y que iba a asegurarse de
que nada ocurriera bajo su tutela. Él caminó adentro y su estómago se
anudo. ¿Qué estaba tratando de hacer con él?
Bree se volvió y le dio una sonrisa tentativa cuando Chad entro. Ella
frunció el ceño cuando vio el ceño cubriendo sus rasgos. No entendía cuál
era su problema. Vio detrás de él y nada parecía mal así que se encogió de
hombros y volvió a la cocina. Ella no era quien había pedido su invasión
en su vida y no veía por qué estaba de mal humor. Si alguien tenía
derecho a ser un gruñón, era ella.
Chad apretó los dientes cuando vio a Bree cocinando, usando solo
un par de pantalones cortos mostrando demasiado de sus largas y
hermosas piernas y un top ajustado. ¿Estaba tratando de ver cuánto
podría empujarlo antes de perderlo? ¿Quería que envolviera sus brazos
alrededor de ella y la tomara contra la pared de la cocina? Estaba cerca de
hacer precisamente eso.
Se sentó y ajusto sus pantalones por lo que se sentía por enésima
vez y trato de enfocarse en cualquier lugar y no en ella. Él sabía que debía
irse, salir de la habitación. Encontrar cualquier otro lugar, apártese unos
pocos metros de ella, pero sus ojos se mantenían a la deriva hacia la curva
bien formada de sus muslos. Fácilmente podía ver que era una corredora.
Sus piernas estaban tonificadas y bronceadas, y parecían que se extendían
un kilómetro y medio.
Sólo tenía unos cinco y medio pie de altura, haciendo que su cabeza
encajara perfectamente debajo de su barbilla. Ella tenía la altura correcta
para que su cuerpo se adaptase como un guante mientras yacía encima de
ella, empujando dentro. ¡Mierda! Él mismo se amonestó en silencio.
Absolutamente no podía ir por ese camino. Estar en su presencia era lo
mismo que lanzar un cerillo encendido en un campo de heno seco. Estaba
ardiendo.
Antes de que se diera cuenta de lo que estaba haciendo, se movió
detrás de ella. Él parecía no detener el avance. Toda su conferencia interior
y las autopalabras de aliento no penetraban su propia cabeza.
—¿Necesitas ayuda?, — preguntó, sorprendido en su propio tono
ronco. Él no se estaba controlando bien. Podía imaginar lo que su equipo
pensaría en su comportamiento. Probablemente se matarían de la risa, no
más que probable, es que reirían a carcajadas a su costa.
—No, lo tengo… — Bree comenzó a decir mientras se dio la vuelta.
Cuando se dio cuenta de lo cerca que estaba, sus ojos se ampliaron. Vio
como ella veía su cuello, luego inclino su cabeza hacia arriba, arriba,
arriba para mirar fijamente a sus ojos. Una vez que alcanzaron su azul
profundo, los de ella se ampliaron aún más.
Sus miradas permanecieron juntas y estaba perdiendo la batalla
para mantener la distancia. Sólo un beso, él mismo podría permitir que un
momento de placer. Eran dos adultos, y nadie podría ser lastimado por un
simple beso. Estaba seguro de que no sería tan genial como él esperaba.
Un beso, entonces él podría volver a su trabajo de vigilarla, con menor
tensión sexual.
Chad deslizó su brazo alrededor de su espalda. Si ella daba una
pizca de protesta o se resistía de alguna manera, entonces tal vez
conseguiría un poco de sentido de regreso a su cabeza. Pero en cambio se
derritió como mantequilla en su contra. Nunca sustrajo los ojos de él y su
cuerpo parecía haber sido hecho para encajar solamente
con él. Se hundió en su contra, sus ojos aparentemente sorprendidos por
su comportamiento. Una probada, él se prometió. Sólo tendría una
probada de ella, luego él lo dejaría ir y obtendría su relación sobre una
base estrictamente profesional. Si no podía, le diría a George que buscara
alguien más para cuidar de su hija. Él no podía protegerla si no podía
mantener la profesionalidad.
Su corazón golpeaba cuando se inclinó hacia adelante. Su cuerpo se
apretó aún más, y el suspiro que escapo de sus labios puso su corazón a
correr. Ella lo estaba poniendo de cabeza.
—Sólo un beso, — murmuró en voz alta sin un pensamiento
consciente. Sus ojos se cerraron cuando acerco sus labios. Ella
abiertamente le invitaba, no estaba haciendo nada malo.
Antes de que sus labios hicieran contacto con ella, hubo un fuerte
golpeteo en la puerta. Chad quería despedazar a quien se atrevía a
interrumpirlo. Maldijo en voz alta antes de que él fuera capaz de detenerse
a sí mismo. Los ojos de Bree se abrieron ligeramente cuando ella lo miró
con confusión. Era obvio que no sabía nada del golpe. Ella preguntaba por
qué no cerró esa brecha final entre ellos.
Los golpes en la puerta delantera se volvieron más fuertes y Chad se
alejó, forzándose a concentrarse. No pensaba que el acosador iba a hacer
su trabajo tan fácil como llamar a la puerta, pero por otro lado, había
criminales tan estúpidos.
Sacó la pistola que llevaba en el cinturón y silenciosamente se
acercó a la puerta de la casa. No llegó a ver el miedo en los ojos de Bree a
la vista del arma letal. La había llevado durante tanto tiempo, que su
mano sentía vacío sin ella, algo faltaba. Cuando vio a través de la cortina,
respiro frustrado, causando que Bree casi entrara en pánico.
—Está bien, — le aseguró antes de dirigirse a la puerta y voltear la
cerradura. ¿Sus hermanos habían desarrollado un radar? Nuestra
hermana está a punto de ser violada por su guardaespaldas, será mejor que
nos apresuremos. Estaba agradecido durante sus muchos años de servicio;
por otra parte no creyó que fuera capaz de componerse tan rápidamente.
Cuando cuatro hombres enormes caminaron a través de su puerta,
Bree fue de estar asustada a estar enfadada en dos segundos. Amaba a
sus hermanos y primos, pero se había ido para alejarse de su
interferencia, no tenerlos siguiéndola. Confiaba en que Chad no diría
nada con ellos sobre el robo o realmente se asustarían.
—¿Dónde están Mo, Larry y Curly? — Bree preguntó con una
sonrisa inocente.
—Lucas, Mark y Austin no pudieron venir, — contesto Trenton
acercándose, sabiendo exactamente a quién se refería. — Charlie se ofreció
a ocupar su lugar, sin embargo— terminó, señalando a su mejor amigo
desde hace mucho tiempo.
—¿Cómo estás, chica? — Charlie le preguntó, se adelantó y la
envolvió en un abrazo de oso. Todo el aire fue exprimido inmediatamente
de su cuerpo por el abrazó demasiado apretado. Había estado haciéndolo
desde que eran niños y eso siempre le hacía sentir incómoda.
Charlie siempre había sido el friki de la banda con la cara llena de
granos, pero creció unos ocho centímetros en la escuela secundaria y se
unió al equipo de fútbol, donde él y Trenton se habían vuelto inseparables.
Prácticamente vivió en su casa. Ahora, él trabajaba para la Corporación así
que se había trasladado con ellos durante la mudanza unos años atrás.
Ella estaba contenta que estuviera allí, pero podría hacerlo sin todo el
manoseo.
Charlie observó a Chad guardar su arma y se estrechó sus ojos ante
el arma, pero guardó silencio. Nadie creía que estaba fuera de lugar que
Chad llevara un arma mortal en la pequeña sala de Bree.
—¿Papá los envió? — Bree pregunto cuando Charlie finalmente la
liberó y pudo respirar otra vez. Ella se dio cuenta inmediatamente cuando
Chad caminó muy cerca de ella en una forma de guardaespaldas. ¿De
quién diablos la estaba protegiendo? ¿De sus hermanos? Le gustaría
librarse de los hombres sobredimensionados, machos, pero no necesitaba
protección de ellos. Ella lo miró con curiosidad pero el no quito sus ojos
del grupo de hombres.
Miró fijamente de acá para allá de sus hermanos, primo y Charlie, a
Chad, y encontró casi gracioso cómo estaban de pie todos tan rígidos, casi
preparados para una pelea. Sabía que, su familia había contratado a Chad
así que ¿por qué parecía como si quisieran destrozarlo?
El libido de Chad estaba acelerando aún, y por la mirada en los
rostros de la familia de ella, lo sabían, y no estaban contentos con eso.
Miraron de él, a la habitación, luego de regreso, parecieron darse cuenta
de que había saltado a su hermana de la sartén en el fuego. Ella
necesitaba protección, pero era obvio que estaban pensando que podría
necesitar un cinturón de castidad, al menos en su presencia.
Probablemente tendrían razón.
—¿Hay algo malo con visitar? — Max preguntó cuándo
finalmente rompió el extraño silencio y camino hacia adelante. Le dio a
Bree un abrazo mucho más suave antes de retroceder. Pareció que esto
provocó a los demás para adelantarse y abrazarla. Cuando terminaron,
suspiró y se dirigió a la cocina.
—Me imagino que no, siempre que esto es todo lo que estén
haciendo aquí. Voy a hacer un café, — ofreció. Mientras más rápido
llegaran al verdadero motivo de la visita, cuanto antes la dejaban en paz.
Tenía que demostrarles que no era necesario que volviera a casa.
Después de que su casa fuera destrozada, ella necesitaba demostrárselo a
sí misma. Se encontraba muy débil por su estresante día.
—Es bueno saber que somos tan bienvenidos,— Alex dijo con
sarcasmo, pero la sonrisa que le envió demostró que no tenía ningún
resentimiento.
—No hay mucho espacio pero deberíamos ajustarnos alrededor de la
mesa, — dijo Chad, apoderándose y llevándolos a su comedor apenas
adecuado. Los hombres vieron con escepticismo las sillas, pero con cautela
se sentaron, dejando salir relevados suspiros cuando las sillas no se
rompieron. Chad permaneció en pie contra el mostrador y Bree se dio
vuelta así no la vería sonreír. Todavía estaba en modo de perro alfa,
protegiéndola, tal vez sin comprender totalmente que lo hacía.
—Te estas poniendo muy cómodo en este lugar, ¿no?-- Charlie
pregunto, su actitud gritando fuerte y claro que a él no le agradaba Chad y
que no lo quería en casa de Bree. Parecía que Charlie estaba un poco
celoso. Decidió molestarlo un poco.
—Nos las arreglamos, — dijo con una sonrisa perezosa. Su
comentario le ganó miradas de los cuatro hombres. Chad sabía que los
podría manejar, o era bastante creído para pensarlo, pero no querría
hacerle esto a Bree, eran su familia.
—Está bien, suficiente de esta postura. No sé qué demonios está
pasando en esta sala, pero la testosterona es repugnante en el aire.
Pensaba que ustedes eran los que contrataron a Chad en el primer lugar,
— Bree dijo, su tono lleno de irritación.
Nadie habló durante varios minutos, a continuación, Trenton rio a
carcajadas y pronto Max y Alex se unieron a él. Charlie siguió
fulminándolo con la mirada. —Lo siento, hermanita. Papá quería a Chad
para cuidar... Es decir actuar como guardaespaldas — corrigió
rápidamente. —Ninguno de nosotros estaban encantado de tener a
alguien tan... bueno... eh... — Trenton se apagó, aparentemente perdiendo
las palabras por primera vez en su vida.
Castidad finalmente junto las piezas del rompecabezas y su sonrisa
se separó en victoria. ¡La diversión que va a tener por toda la basura que
su familia le hizo pasar!
Ella se alejó de la cafetera y se paró frente a Chad, que la miraba
sospechosamente. Sabía que ella estaba tramando algo, pero no tenía ni
idea de que. Ella pudo ver la preocupación en sus ojos. Bueno, él había
jugando con sus hormonas; era hora de jugar con las de él.
Antes de que pudiera detenerla, Bree se inclinó hacia él,
presionándose firmemente contra su cuerpo y poniendo sus labios en su
boca ceñuda. Sus brazos lo acercaron y tiraron su cabeza hacia ella.
Estaba tan asombrado, que le permitió control sobre él por dos-segundos.
Entonces, su cuerpo asumió el control.
La electricidad entre ellos le hizo olvidar todo su entorno y su familia
en la sala. Se olvidó de todo y se centró exclusivamente en la forma en que
Bree se sentía en sus brazos. Se sentía mejor que un lago fresco en un
caluroso día de verano. Sus brazos serpenteaba alrededor de ella y él
inmediatamente profundizó el beso. Justo cuando estaba dispuesto a
recogerla y llevarla al dormitorio, ella se alejó con piernas temblorosas.
Bree respiró, su corazón palpitando mientras trataba de controlar su
reacción al beso. Ella no había sabido haría girar su cabeza. Estaba
tratando de hacer un punto y en su lugar se sentía como si estuviera en
un barco en medio de la tormenta perfecta. Se volvió para ver a los cuatro
hombres disparando dagas a ella y Chad. Bueno, había sido la reacción
que ella quería. Ayudó a calmar su corazón atronador.
—¿Tan, qué, Trenton? ¿Joven? ¿Masculino? — Bree se burló. Les dio
una sonrisa del gato de Cheshire cuando se volvió al mostrador y sacó seis
tazas para café. Las puso en la mesa como si nada estuviera mal, luego
comenzó a verter el líquido caliente en cada taza.
Trenton estaba en shock por el comportamiento de Bree pero
finalmente se compuso y le envió primero ella y luego a Chad una sonrisa.
Era obvio que Chad no apreciaba ser usado. Pudo ver al instante que Bree
jugaba con todos ellos y no le daría la victoria de saber que había hecho
un gran trabajo causándole más tensión. Agarró su taza y tomó un gran
trago, ni siquiera se estremeció cuando el líquido caliente quemó su lengua
y garganta.
—No me importa cómo reacciones, Bree. Necesitas a alguien para
protegerte, Mark y el tío Joseph responden por Chad así que parece que
estás con él. Si quieres actuar de esa manera, a por ello, — dijo Trenton,
criticándola por su farol. Sus hombros se desplomaron cuando su plan
fracasó. Había olvidado cuan buenos eran sus hermanos para pujar.
—Bien, como pueden ver, estamos cómodos aquí. No hay necesidad
de que todos ustedes estén alrededor — dijo mientras se sentaba.
—Lo siento por acosarte, Chad, pero entiende que nos preocuparnos
por Bree, — Max dijo, Bree estaba impactada. Parecía que estaban
decidiendo era lo más inteligente para hacer equipo con Chad y no luchar
contra él. Ella pensó que sabían que si era amigo suyo, ya no querría
ponerse de lado de él. Se convertiría en un enemigo más que un amigo.
Tenían razón.
—Me sentiría igual si fuera mi familia. Mark es como un hermano
para mí, y Bree siendo su prima es una razón suficiente para querer
protegerla,— Chad respondió, todas su animosidad aparentemente
evaporada. Genial, simplemente genial, fue el pensamiento de Bree, lo
siguiente es que van a cantar 'Salva al mundo' y comenzar una fogata.
—¿Ha ocurrido algo desde que llegaste? — Alex pregunto. Bree se
tensó, no quería que Chad hablara sobre el allanamiento. La ignoró
mientras miraba a los hombres.
—Alguien entró a su casa, — respondió él, ya tenía a los cuatro
hombres sentados otra vez en sus asientos.
—¡Qué demonios, Bree! ¿Por qué no has dicho nada antes?, — gritó
Trenton. Esperaba este tipo de respuesta de él.
—En primer lugar, no te dije porque sucedió hoy. En segundo lugar,
soy una chica grande y puedo cuidar de mí misma. Finalmente, ustedes
contrataron este guardaespaldas para mí, así que nadie tiene una
oportunidad de estar cerca de mí, de todos modos.
—Alguien ya se acercó bastante, — Max interrumpió.
—Yo no estaba aquí, — Bree se defendió.
—Esto es ridículo. Debería tirarte encima de mi hombro y
arrastrarte, te guste o no — Trenton amenazó.
—Sobre mi cadáver — gritó Bree.
—No vas a estar actuando tan ruda cuando un maníaco te golpee en
la cabeza y te arrastre lejos, — dijo Charlie, hablando por primera vez en
mucho tiempo.
—Eso no va a suceder. Todos necesitan calmarse. He accedido a
quedarme con Chad, así que cálmense.
—Tu obstinación te va a conseguir demasiados problemas, uno de
estos días, — dijo Max.
—Estoy tratando de tener una vida normal. No creo que este
pidiendo demasiado. Me dan la oportunidad de vivir un poco, luego sere la
buena niña y regresare a casa. Me aseguraré de ser agradable y estar
embarazada, correr alrededor de la casa descalza y servirlos en todo —
Bree dijo con sarcasmo, pero también dolor real se escuchaba en su voz.
Necesitaba que confiaran en ella, que la dejaran vivir.
Max fue el primero en derrumbarse. No podía soportar ver a su
hermana sufriendo. Se levantó de la mesa y tiró la silla para que pudiera
abrazarla. —Sabes que sólo te queremos demasiado para dejar que te
pase nada malo, ¿no?
—Lo sé, — ella admitió.
—Puesto que has aceptado que Chad se quede, nosotros vamos a
retroceder. Pero, nos sentiríamos mucho mejor si decides venir a casa. Me
comprometo incluso retroceder si lo haces.
—Sé que tratarías, pero sería imposible para ti. Dame un poco de
tiempo mientras veo lo que es hacerlo por mi cuenta. Prometo que si la
situación cambia para peor, o si me siento amenazada, voy a ir a
casa. Apenas he llegado aquí, sin embargo necesito más
tiempo. — Bree no quería que su familia se entrometiera, pero estaba
dispuesta a hacer algunas concesiones, especialmente cuando estaban
siendo razonables en vez de amenazarla o tratar de ejercer su voluntad
sobre ella.
—No me gusta, pero estoy de acuerdo. Todos te queremos, y sabes
que haríamos cualquier cosa que sea adecuada para ti — dijo Trenton. —
Nos vamos por ahora, pero recuerda, estamos a sólo una llamada de
distancia. Sabes, descalza y sirviendo bebidas es lo suficientemente bueno.
No hay necesidad de quedar embarazada, — terminó en un intento de
hacerla sonreír. Funcionó, como él sabía que lo haría. Su hermano era de
los buenos, sólo tenía que aprender que ya era adulta, no la hermanita de
cinco años en coletas.
—Creí que el plan consistía en arrastrarla a tu espalda, aunque ella
estuviera pataleando y gritando — Charlie protesto. Chad le disparó una
mirada.
—Bree es una adulta. Creo que hizo un punto válido, — dijo Chad.
—Le dejaremos saber a papá que estás bien, — Max, dijo.
—Tratare de impedir que acampe en la puerta, — añadió Trenton.
—Jessica dijo que puedes alojarte en nuestra casa en cualquier
momento. También me dijo que te dijera que nos mantendría a todos
nosotros chicos demasiados entusiastas lejos de ti. Sus palabras, no mías,
— declaro Alex con una sonrisa avergonzada.
—Dile a Jessica que pensaré en eso. Ahora, salgan de aquí. Los amo
a todos, — dijo, relajándose desde que había ganado una pequeña
victoria. Ella también sabía que no duraría. Irían a casa e inmediatamente
comenzar a preocuparse por el allanamiento, luego volverían otra vez,
tratando de llevarla a casa. Sin embargo debería tener al menos una
semana o dos de paz.
Capítulo 4 Traducido por Auroo_J
Corregido por Ama
Chad recorrió la pequeña casa de un lado al otro pero se sentía como
su pudiese romper una ventana en su lugar. Él solo tomo como seis pasos
antes de que alcanzara el otro lado y tuviese que darse la vuelta otra vez.
La familia de Bree se había ido solo hace unas horas y ella aún
estaba ocultándose en su habitación, a donde corrió tan pronto como la
puerta delantera se había cerrado.
Él no quería presionarla pero sabía que necesitaba hablar. Ellos no
habían tenido oportunidad de discutir el beso que casi se les salía de las
manos. Ellos también necesitaban discutir la situación de convivencia. No
le gusta la pobre seguridad de su casa y sentía que podía hacer un mejor
trabajo protegiéndola en una locación más segura. Ella podía ser
fácilmente emboscada donde vivía pero convencerla de irse no iba a ser
una tarea fácil.
Se acercó a su puerta y escucho, sintiéndose como un entrometido.
Finalmente, toco pero no hubo respuesta. Comenzó a preocuparse así que
abrió la puerta asomando su cabeza dentro, sabiendo que estaría furiosa
con él, pero deseando tomar el riesgo. Viéndola sentada en la cama con su
cabeza en sus manos, luciendo derrotada no era lo que él quería. El crujir
de las bisagras de las puertas rápidamente la hicieron levantar la cabeza y
ella arreglo su cara, pero era muy tarde, él había visto el dolor, y quería
arreglarlo.
—Te dije que necesitaba estar sola por un tiempo —espeto.
Él tomo una relajante respiración antes de entrar dentro de su
pequeño espacio. Trato de ignorar el hecho de que estaban juntos en su
pequeña habitación. Lucía tan tentadora sentada encima de su colcha
morada.
Ella trato de mantener su mirada centrada en él pero él podía ver el
miedo detrás de su bravuconería. Estaba frustrada y no quería correr a
casa, pero su familia había traído más preocupación al frente de su mente.
Él se sentó para reconfortarla. Ella se estremeció cuando él extendió la
mano.
—No necesito a nadie más mimándome.
—Yo sé que no, pero has tenido mucho para manejar el último par
de semanas, e incluso el más fuerte de nosotros puede utilizar a un amigo
para desahogarse a veces —respondió con calma.
—Sé que mi familia quiere mantener mi seguridad y sé que tienes un
trabajo que hacer, pero estoy harta de sentirme sofocada. Me tratan como
a una niña, en lugar de una adulta. He venido aquí para obtener
independencia, pero me parece que ni siquiera se me permite eso. —
Hizo un mohín. Chad tenía que componer cuidadosamente sus
características para asegurarse de que una sonrisa no llegara a través.
Probablemente se armaría de valor y lo golpearía si veía siquiera la
insinuación de una sonrisa.
Ella decía que era un adulto y no quería ser tratada como menor de
edad, pero en el momento estaba teniendo una pequeña rabieta. La
situación era divertida y ayudaba a aliviar la ira dentro de él que se había
estado construyendo desde que vio su casa revuelta.
—Voy a compartir algo contigo que no le he dicho nunca a nadie —
susurró en voz baja. —Yo tenía una hermana, era la niña más linda del
universo. Yo tenía diez años más que ella y adoraba el suelo que pisaba. —
El tono de su voz al instante puso en alerta a Bree. Ella no creía que su
historia tendría un final feliz, sobre todo cuando usó la palabra, tenía.
—Mi madre no era una gran persona, ni siquiera en lo más mínimo,
y mi hermana no estaba planeada. Mi mamá estaba en tan mal estado que
ni siquiera se dio cuenta de que estaba embarazada hasta que tenía cinco
meses. Trató de abortar, pero ya era demasiado tarde en ese punto y los
médicos se negaron a hacerlo. Madre trabajaba en un pequeño restaurante
cuando todo esto sucedió y el gerente era un tipo realmente decente. Al
parecer, había estado enamorado de mi madre durante mucho tiempo por
lo que no dejó pasar la oportunidad de salir con ella. Ella no tenía ni un
centavo, y estaba en la búsqueda de un hombre rico, y él era el único que
se lo ofreció, así que aceptó. Nos mudamos a vivir con él y su lugar era el
paraíso en comparación con el apartamento de mala calidad en el que
habíamos estado viviendo. —Chad habló con voz monótona. Bree le agarró
la mano sin que ninguno de ellos se diera cuenta.
—Mi madre era una aprovechada, tomó todo lo que pudo de Ray. Él
era muy agradable conmigo. Ella dejó de consumir drogas durante el
tiempo suficiente para pasar el resto de su embarazo, pero sólo lo hizo
porque le gustaba vivir en casa de Ray. No tenía que preocuparse por las
facturas, o alimentos. Tuvo a mi hermana y quería darla en adopción, pero
sabía que la época dorada se acabaría si lo hacía, así que ella la trajo a
casa.
Chad hizo una pausa y Bree se sorprendió al ver la humedad en la
esquina de su ojo. Dio media vuelta y se tomó un momento para serenarse
antes de continuar.
—Mi madre no tenía nada que ver con Jackie desde el día que llegó a
casa del hospital. Ray y yo la nombramos. Nosotros fuimos los que la
alimentamos y cambiamos. Era increíble. No sé cómo algo tan perfecto
podía salir de alguien tan horrible, pero ella era un ángel. Casi nunca
lloraba y tenía esa sonrisa que ilumina la habitación. La primera vez que la
vi ella se echó a reír, yo no podía dejar de unírmele. Parecieron sólo unos
días, pero, de repente, tres años habían pasado. Mi madre se había ido
más y más y pude ver cuánto molestaba a Ray. Él se ofreció a casarse con
ella, pero ella siempre se las arreglaba para retrasarlo. Los dos sabíamos
que estaba con otro hombre, a veces ella se iba por unos días, y luego
regresaba como si no pasara nada. Jackie ni siquiera la llamaba mamá.
Bree se horrorizó al escuchar a Chad hablar de su pasado. Desde
luego estaba enfadada con su familia, pero sabía lo mucho que la amaban,
y ella los amaba sin duda. Se habían distanciado después de que su madre
murió, pero ella nunca había dudado de su amor. Todos ellos solo
necesitaban tiempo para recuperarse de la trágica pérdida de su madre.
—Yo estaba cuidando a Jackie, lo que no era nada nuevo. Me
encantaba pasar tiempo con ella. Sé que suena extraño, porque en ese
momento yo tenía trece años, y la mayoría de los niños de esa edad se
sentiría sofocado por tener que cuidar a un hermano bebé, pero yo la
amaba por lo que nunca fue una carga. Además, sabía que me necesitaba.
—Su voz se hizo más ronca mientras más hablaba.
Bree sabía que no podía interrumpir, aunque quería detener lo que
se avecinaba.
—Estábamos en el parque viendo un par de niños jugando fútbol
americano. Quite mis ojos de ella por un momento, ni siquiera la mitad de
un minuto. Estaba jugando en el gran fuerte y riendo, pasándola muy
bien. Miré el juego, por primera vez, sintiendo un poco de envidia de que
no podía jugar con ellos. Oí a alguien gritar y sacudí mi cabeza de nuevo a
donde la había visto la última vez. Ella se estaba agarrando de la
barandilla en la parte superior. Salté, pero antes de que me pusiera de pie,
ella resbaló y cayó al suelo. Era como todo el evento sucedió en cámara
lenta. Un minuto ella estaba riendo y al siguiente ya estaba cayendo. Ni
siquiera era tan alto, pero ella era tan pequeña, y aterrizó mal. Su cuello se
rompió, ella murió en el acto.
El dolor en su voz rasgó a Bree. Él estaba luchando para mantenerlo
dentro, pero incluso décadas más tarde, la herida era sólo un rasguño de
distancia, justo debajo de la piel que había pensado era tan impenetrable.
Ella ni siquiera podía comprender por lo que había pasado.
Las lágrimas corrían por sus mejillas mientras le escuchaba hablar
de los últimos momentos de su hermana. ¡Qué cosa imaginable que el
atestiguara! ¿Por qué le decía al respecto? ¿Qué podía hacer para terminar
el dolor?
—Parece que había un poste que se soltó. Se apoyó en el, y se cayó a
través. Cogió otra barra, pero antes de que alguien pudiera ayudar, se
resbalo. Si yo hubiera estado a su lado, ella todavía estaría viva hoy. Mi
madre se presentó en su funeral, llegó incluso a obligar a algunas
lágrimas. Ella comió la simpatía de los extraños. Hubo un gran artículo en
el periódico y las multitudes de personas inundaron el servicio. Los
odiaba, a todos y cada uno de ellos. ¡¿Qué derecho tenían que estar allí?!
Se suponía que debía vigilarla. La culpa me rasgó en dos. Mi madre obtuvo
una enorme compensación del gobierno de la ciudad y se fue en medio de
la noche. Nunca miró hacia atrás y yo nunca he tratado de ir a verla.
Cuando se fue, Ray no pudo manejarlo. Yo estaba enojado y conteniendo
tanta culpa que yo estaba molestándolo, a todo el mundo.
Bree se acercó más y envolvió su brazo alrededor de forma
temblorosa de Chad. Él estaba en otro lugar en ese momento, pero parecía
atraer la comodidad lo que estaba haciendo así que se quedó presionada
contra él.
—Ray finalmente me dejó en una oficina de servicios humanos y
entré en cuidado de crianza. Fui de casa en casa. Nadie quería hacer
frente a un niño desordenado como yo. Finalmente, terminé en los
tribunales de menores. Ahí es donde conocí a Mark y Joseph. Me salvaron
la vida. Yo estaba en un camino de autodestrucción, pero no me dejaron.
Ellos estaban haciendo trabajo voluntario y me tomaron bajo su ala. Mark
y yo nos convertimos en los mejores amigos, y Joseph me ayudó a darme
cuenta de que la muerte de Jackie no fue mi culpa. Todavía, al día de hoy,
me siento responsable, pero sé que no le cause la muerte. Nunca quiero
volver a perder a alguien a quien se supone que estoy cuidando. Tu familia
se siente de la misma manera, Bree. Ellos te aman, y si algo llegara a
sucederte, los destruiría. —Finalizó.
Sus palabras hicieron que Bree se sintiera cerca de dos pulgadas de
alto. Ella estaba tan bendecida con una familia que la amaba lo suficiente
para salir de su camino para ella, y estaba siendo terca. Ella todavía tenía
que demostrar su independencia, pero debía aceptar tener su propio
guardia personal sin quejarse de ello.
—Lo siento —dijo finalmente, sintiendo que las palabras eran
inadecuadas. Ella sabía que no podía quitar el dolor, pero se sentía
incapaz de hacer nada más. ¿Qué le dices a alguien cuando se abre de la
forma en que él lo había hecho?
—Fue hace mucho tiempo. Yo sólo quería que entendieras lo mucho
que tu familia te ama, y también que entendieras por qué no puedo dejar
que te pase nada. Ellos nunca se perdonarían a sí mismos si esas
amenazas en tu contra fueran reales y no hicieran nada para detener al
hombre. No puedo sentarme atrás y no darlo todo, me he comprometido a
cuidarte, y ¿no es mejor ser sobreprotector que no ser suficiente
protección? Todo se hace por las razones correctas.
Ambos guardaron silencio durante unos minutos y Chad finalmente
se dio cuenta de que Bree estaba prácticamente ceñida a él. El calor de su
cuerpo era más eficaz en la curación de su alma herida que cualquier
cantidad de terapia a la que había ido, por la insistencia de Joseph.
Cuando cerró los ojos y sintió la caricia de su mano acariciando su
brazo, y la presión de su pecho redondeado empujando contra su pecho,
sintió el dolor siempre presente, aliviarse y en cambio su cuerpo volvió a la
vida.
De repente la necesitaba con vehemencia. Él sabía que podía hacer
desaparecer el dolor. El toque de sus pequeñas manos, el tacto de su piel
sedosa, el dominio de su cuerpo. Sin pensarlo bien, se inclinó y su boca se
conectó con la de ella.
El beso no fue suave. Estaba lleno de desesperación y necesidad. Él
estaba tratando de alejar sus demonios y saciar su sed. Bree se detuvo por
un momento antes de que ella le devolviera el beso con su propia hambre
necesitada.
El cuerpo de Chad al instante se endureció. La atrajo a su regazo y
sus manos exploraron su espalda, moviéndose a lo largo de la pendiente
esbelta de su columna vertebral. Ella gimió en el beso, encendiendo el
fuego en su interior. Movió las manos por debajo del dobladillo de su
camisa y rompió el beso sólo el tiempo suficiente para tirar de su camisa.
Entonces, antes de que cualquiera de ellos pudiera entrar en razón, su
boca estaba conectada con la de ella otra vez.
Su lengua empujó contra la barrera de sus labios y se deslizó en el
interior de las cavidades cálidas de su boca. Él tomó con avidez todo lo que
pudo de ella, pero ella no era una víctima. Ella le arañó la cabeza, tirando
de él hacia ella, gimiendo en su boca.
Él desabrochó el sujetador y tiró a un lado, necesitando sentir sus
pechos sin ataduras apretadas contra él. Se retiró para quitarse su propia
camisa, luego sacó su cuerpo apretado contra el suyo. La sensación de sus
pechos desnudos empujando contra su pecho intensificó el dolor en su
ingle. Sus pezones estaban duros mientras presionaban contra su piel,
enviando un escalofrío directamente a través de él.
La tendió en la cama y tomó un momento para mirar hacia abajo a
su cuerpo hermoso. Ella era impresionante, con la piel enrojecida por la
excitación, sus pechos subiendo y bajando con las respiraciones profundas
que tomaba. Sus ojos azules brillaban de emoción.
Moviendo la cabeza por su cuello, probó un ligero toque de coco en
su piel.
—Chad —gritó cuando él rodeó su lengua alrededor de la parte
superior de sus pechos llenos. Ahuecó su peso perfecto en sus manos y
pasó los pulgares por sus apretados brotes rosados. Su espalda se arqueó
fuera de la cama, rogándole que la llevara a la boca. Le mordisqueó
suavemente la piel alrededor de los picos, pero no dándole lo que ella
quería desesperadamente.
Ella empujó sus caderas hacia arriba, moliendo su pelvis contra su
tensa erección. Él gimió mientras el movimiento causo que el sudor
rompiera a través de su cuerpo acalorado. Finalmente, tomó uno de sus
picos en su boca y ella gritó de placer mientras chupaba suavemente en lo
profundo de su boca, luego se movió hacia atrás y suavemente rastrillo sus
dientes a través del sensible pezón.
Le agarró la cabeza entre las manos, acercándolo más. Se movió de
un pico a otro, dándoles la misma atención, mientras sus manos se
movían por su cuerpo y le desabrochó los pantalones. Cuando paso su
boca por la suave pendiente de su estómago, pellizcando la piel, calmando
suavemente las picaduras de color rosa con la lengua, se arqueó hacia él.
Ella sabía a gloria. Llegó a la parte baja del estómago e inhaló su
dulce aroma, amando la sensación de su cuerpo tembloroso. Era suave y
tersa y tenía las curvas más suculentas. Sus caderas encajaban
perfectamente en sus manos grandes. Tomó todo su poder para no
despojarla y hundirse profundamente dentro de sus pliegues calientes. No
podía recordar nunca querer tanto a una mujer que le doliera.
Poco a poco, bajó sus pantalones cortos, que se deslizaron más allá
de sus pies y en el suelo. Con su lengua magistral arrastrando a lo largo
de la parte interior de sus muslos, ella continuó gimiendo debajo de él, con
las piernas abiertas en invitación. Levantó la vista hacia el satén rojo que
cubriéndola de su vista y su hombría pulsante saltó dentro de sus
pantalones, lo que le hizo gritar. Se puso de pie y se quitó los vaqueros y
sus bóxers en un movimiento rápido.
Casi se perdió de nuevo a la vista de la lujuria en sus ojos cuando
vio su cuerpo desnudo. No había escondido su reacción de él, el deseo era
evidente en sus ojos y su cuerpo tembloroso. Se dejó caer de nuevo a la
cama y pasó la lengua por sus muslos, haciendo una pausa en la unión de
sus muslos.
—Por favor, Chad —imploró, extendió sus manos hacia abajo,
tratando de tirar de él hacia ella.
Él rasgó sus bragas, luego se inclinó hacia delante y deslizando su
lengua a lo largo de sus pliegues de seda. La primera prueba de ella hizo
girar su cabeza. Casi se viene antes de que tuviera la oportunidad de
hundirse en su interior.
Chad inserto dos dedos en sus labios suaves y gimió cuando sintió lo
preparada que estaba para él. Tomó la piel palpitante en su boca y movió
su lengua alrededor de la protuberancia hinchada mientras movía sus
dedos dentro y fuera de ella. Su cuerpo comenzó a estremecerse, entonces
ella se tensó y gritó cuando él la agarró con fuerza. Pasó la lengua por ella
un par de veces más, con ganas de sacar su placer.
—Por favor, es demasiado —gritó, y él finalmente levantó la cabeza.
Maldición, ella era hermosa, con sus ojos medio cerrados, su piel
sonrojada y sonrisa de satisfacción. Él tenía que unirlos.
Rápidamente se arrastró hasta su cuerpo y llevó su boca de nuevo a
la suya. Ella trató de volver la cabeza, agotada de hacer el amor, pero él
sabía que podía darle más placer.
Le agarró las dos manos con las suyas y las mantuvo por encima de
su cabeza mientras él arrastró sus labios a través de los suyos, entonces
por su garganta hasta sus pechos, donde le prodigó atención en sus
pezones hinchados. Sus caderas comenzaron a moler suavemente contra
él y luego más intensamente, señalando que estaba lista para que la
tomara.
Movió su cuerpo por encima del de ella, con la cabeza hinchada
presionó contra su apertura. Sus ojos se abrieron cuando él comenzó a
empujar en su interior. Estaba tan mojada y apretada, tuvo que hacer una
pausa a mitad de camino en el interior, o correría el riesgo de terminar de
hacer el amor antes de que pudiera estar satisfecha.
—Más —exigió ella, lo que trajo una sonrisa a su cara. Entonces
movió sus caderas y todo el humor huyó. —Chad empujó profundamente
dentro de ella con un movimiento rápido y su cuerpo se puso rígido
cuando la longitud total de él la estiró. Con miedo de que la estuviera
lastimando, trató de retirarse, pero a medida que su cuerpo se ajustaba, se
relajó y apretó las piernas alrededor de su espalda. Ella empujó sus
caderas hacia arriba, no queriendo liberarlo y no él no pudo aguantar más.
Chad le soltó las manos y movió sus brazos hacia abajo por lo que
pudo agarrar sus caderas. Sostuvo la carne suave cuando él comenzó a
moverse dentro y fuera de su cuerpo apretado. Ella gimió cuando la
presión comenzó a construirse de nuevo, y él sintió que lo apretaba aún
más.
Todo su cuerpo estaba cubierto de sudor, haciendo que se deslizaran
juntos maravillosamente.
Empujó su parte superior del cuerpo hacia arriba, presionando sus
caderas apretado juntos para que ella pudiera mover sus labios por la
columna de su garganta, girando su lengua alrededor de su pulso
acelerado, y luego más allá, hasta que tomó su pezón en la boca y lo
mordió suavemente.
Perdió el control por completo y rápidamente empujo dentro y fuera.
Ella ansiosamente salió al encuentro, empujando hacia arriba, sus caderas
chocando. Sintió que ella se tensaba en su brazos segundos antes de que
dejara escapar un grito de placer, entonces empezó a pulsar su alrededor.
Se metió dentro de ella, dentro y fuera, entonces se derrumbó cuando él
derramó su semilla profundamente dentro de sus pliegues húmedos.
Ninguno de los dos habló mientras ganaban el control de su
respiración de nuevo. Estaba ardiendo por dentro y por fuera, y tratando
de encontrar la energía para moverse, cuando ella lentamente movió sus
caderas debajo de él. Todavía estaba enterrado profundamente dentro y se
sintió agitado a su movimiento. Sus ojos se abrieron con asombro. No
podía entender cómo era posible que sintiera alguna pasión después del
mejor orgasmo del mundo que acababa de tener.
—Piedad, te lo ruego —imploro mientras finalmente salía de su vaina
y los movía, así estaban en sus costados uno frente al otro. Su rostro se
puso rojo cuando ella lo miró.
—Yo... yo... no estaba... —Intentó decir.
—Gracias —dijo, mientras la besaba suavemente. Sintió el
agotamiento total alcanzarlo mientras yacía a su lado. Ella se tensó por un
momento, pero él no estaba dejando retirarse. Podían pelear cuando
llegara la mañana. En ese momento, se sintió mejor de lo que nunca antes
y sólo quería abrazarla.
No dejaría que la culpa lavara a través de él, o pensar en el trabajo
que se suponía que debía hacer. Él se quedaría dormido con ella en sus
brazos, y cuando llegara la mañana, podrían tratar con el mundo.
Extendió la mano y apagó la luz, entonces la atrajo contra su
cuerpo, y se durmió con una sonrisa aún en su rostro.
Capítulo 5 Traducido SOS por Auroo_J
Corregido por Ama
Chad se despertó con Bree presionada con fuerza contra él. Se tomó
un momento para mirar su cara, tan inocente en el sueño. Parecía joven y
despreocupada en las horas tempranas de la mañana. De mala gana, él se
desenredó de sus brazos y piernas, casi cambiando de opinión cuando ella
se quejó en su sueño.
Se sentó en el borde de la cama mientras ella se dio la vuelta,
extendiendo su brazo. Finalmente encontró la almohada y se la puso
contra su pecho, y luego suspiró mientras reanudó su profunda
respiración.
Chad uso rápidamente la ducha y se vistió, luego se asomó por la
puerta a su forma dormida todavía. Sonrió, esperando que ella no se
despertara antes de que él hubiese terminado con su sorpresa. Había
pasado por mucho en las últimas veinticuatro horas, y que se merecía a
despertar a algo positivo.
Buscó en su nevera, agradecido de encontrar todo lo que necesitaría,
y luego se puso a trabajar.
A la media hora ya estaba listo y se encontró una bandeja
improvisada que cargó y llevó a su habitación. Ella comenzó a moverse
cuando se sentó en su colchón. El olor del café recién hecho debe haberla
despertado.
—Mmm —gimió mientras sus ojos se abrieron lentamente y miraba
alrededor.
—Buenos días. —Chad dijo mientras se inclinaba y la besaba
suavemente en los labios. Ella se tensó mientras sus ojos se abrieron
completamente.
—¿Qué... Qué hora es? —Tartamudeó, sin saber cómo actuar a la
mañana siguiente.
—Tienes un montón de tiempo para llegar al trabajo, son sólo las
seis y media —respondió.
Ella miró de su cara a la bandeja en su mesita de noche. La había hecho
su plato especial, la única cosa que sabía cocinar a la perfección, una
tortilla de Denver con tocino crujiente, patatas fritas y tostadas en el
lateral.
—Siéntate y te entrego la bandeja. Pensé que después de la jornada
que tuviste ayer, el desayuno en la cama podría ser justo lo que recetó el
doctor.
Bree se levantó lentamente y Chad puso la bandeja sobre el regazo.
Miró hacia abajo mientras luchaba por contener las lágrimas. Ningún
hombre jamás había hecho algo tan dulce para ella y estaba teniendo un
momento difícil manteniendo la compostura.
—Gracias. —Ella finalmente murmuró mientras tomaba el café y
tomó un sorbo. Era perfecto.
Levantó el tenedor y le dio un mordisco a la tortilla y una vez más,
sus ojos se abrieron cuando la obra maestra esponjosa prácticamente se
derretía en la boca.
—Esto es delicioso —exclamó antes de empujar otro bocado y antes
de darse cuenta, su plato estaba limpio y ella le dio una sonrisa tímida.
—Nunca puedo comer tan bien. Por lo general se me está haciendo
tarde y tengo suerte si tengo tiempo para un pedazo de pan tostado. Esa es
una cosa que extraño de casa. Papá tiene la mejor cocinera del mundo —
dijo Bree. Ella bebió el resto de su café, luego supo que tenía que
levantarse y prepararse para su ajetreado día.
—Me alegro de que te haya gustado —dijo Chad, sintiéndose
satisfecho de sí mismo.
—Gracias —dijo Bree. —No quiero ser grosera, pero tengo que
prepararme para el trabajo... —Se pretendió cubrir. No quería salir de la
cama desnuda, y actualmente estaba sentada allí, envuelta en nada más
que una sábana de algodón fino.
—Antes de que te prepares, tengo un regalo para ti —dijo Chad con
una sonrisa.
Bree lo miró a la pequeña caja en su mano. Sus ojos se redondean
en la emoción mezclándose con el miedo.
—No te preocupes, no es nada demasiado extremo —dijo mientras
dejaba la caja en frente de ella.
Alargó la mano tentativamente como si el pequeño paquete de
alguna manera fuera a golpearla si se movía demasiado rápido. Chad le dio
una sonrisa alentadora.
Desató el moño y abrió la caja.
—Oh, Chad, es hermoso. —Ella jadeó cuando sacó el collar. Era un
pequeño medallón en una fina cadena de oro. —Ayúdame a ponérmelo. —
Le pidió mientras expuso la esbelta columna de su garganta.
Con las manos casi temblando, Chad sostuvo la cadena delicada y
juntó alrededor de su cuello. La ligera sensación de su piel satinada envió
través de él la conciencia a contenerse. Tuvo que salir.
—Voy a tomar esto. —Chad dijo mientras sus ojos se dirigieron a las
olas de sus pechos, en los que la sabana se había deslizado. Se tensó
nuevamente mientras él agarró la bandeja y salió de la habitación.
Bree apoyó la cabeza contra la pared y se quejó. Oh, el hombre
debería venir con una etiqueta de advertencia. Era extremadamente
atractivo, hacía el amor como un dios, y sabía cocinar, también.
Ella nunca sobreviviría si él estaba cerca de noche y día. En ese
momento se decidió a tomar un día a la vez.
Los días comenzaron a pasar, uno tras otro y antes de que Bree se
diera cuenta, había pasado un mes entero. Ella y Chad habían encontrado
un ritmo fácil, cómodo en la presencia del otro, pero él no trato de llevarla
a la cama de nuevo. Casi deseaba que lo hiciera. Ella no podía hacer el
primer movimiento, pero tampoco se resistiría si él lo hacía.
Ellos vieron películas juntos, rieron, gritaron y tuvieron algunas
disputas bastante intensas. Él todavía estaba demasiado sobre la raya la
mayor parte del tiempo, pero también podía que ver un lado de él, que ella
estaba segura de que no mostraba a demasiada gente.
Abría las puertas para ella y sacaba las sillas. Él insistía en pagar
cuando salían a comer, aunque ella le recordaba que no era una cita, él
murmuraba acerca de las mujeres obstinadas y sacaba su tarjeta de
crédito.
Lo que asustó a Bree más fue lo dependiente que se estaba volviendo
de él. Fue invitada por sus compañeros de trabajo a menudo en las noches
de viernes, pero ella se negó. Sabía Chad estaría lejos de su camino,
quedando en un segundo plano, pero se encontró con que no quería salir
con alguien que no fuera él.
¿Qué le había sucedido a su deseo de estar sola?
Ella continuó yendo a trabajar, él la siguió. Dejaba el trabajo y
estaba allí. No más amenazas se produjeron, todo parecía volver a la
normalidad por lo que no veía ninguna razón para que se quedara, aunque
quería que lo hiciera. La idea de hacer que se vaya tiraba de su intestino.
Ella tenía que reafirmar su decisión y decirle que sus servicios ya no
eran necesarios, porque él estaba creando estragos en su cuerpo, que no
quería escuchar a su mente. Lo que realmente quería hacer era extraer
hasta el último pedazo de su ropa lejos y subir encima de él.
Los últimos días había logrado dejar de hablar con él, que parecía
hacerla morir un poco en el interior.
—¿No crees que la ley del hielo está un poco vieja? —Bree casi saltó
fuera de su piel cuando Chad la sobresaltó de su charla interior.
—Creo que es hora de que admitas que no necesito un
guardaespaldas. No hay más cartas de amenazas, no hay merodeadores al
acecho en las esquinas. He llamado a mi padre y le dije, e incluso él parece
pensar que puede haber sido una reacción exagerada.
—Eso no es lo que me dijo. Él no siente que estés a salvo por tu
cuenta. Si regresas a casa, puedes deshacerte de mí —dijo con una sonrisa
burlona.
—Tú eres el hombre más frustrante que he conocido —dijo mientras
se levantó de un salto y lo enfrento. No fue una tarea fácil de lograr,
teniendo en cuenta que él era unos buenos ocho centímetros más alto que
ella, pero con sus tacones, hizo un poco de la diferencia. Ser baja no era
una ventaja cuando se trataba de un musculoso hombre de Neandertal de
seis pies con cuatro.
—Eso es un poco de la olla diciéndole negro al caldero, ¿no crees? —
dijo Chad con una sonrisa.
Hundió el dedo en su pecho, su temperamento escalando, junto con
su deseo. Ella estaba furiosa con su cuerpo traidor por querer al hombre
insufrible.
Chad deslizó su mano y agarró su muñeca, tirando de ella fuera de
balance y haciendo que su pecho cayera contra el suyo. Cuando sintió la
intensidad de su toque, ella inmediatamente se humedeció, su cuerpo
preparándose en previsión de él.
Cuando Bree hizo un sonido bajo en su garganta, todo el cuerpo de
Chad volvió a la vida. Él se había estado matando a sí mismo tratando de
luchar contra su atracción por ella. Era el diablo disfrazado y sabía que
sería su final. Simplemente viéndola hacer la más mundana de las tareas,
tales como agacharse para recoger algo, enviaba a su cuerpo a toda
marcha. Una noche de amor no había sido suficiente y estaba furioso por
su falta de autocontrol. Parecía que todas las reacciones racionales
estaban fuera de la ventana en lo que a Bree Anderson se refiere.
Él pasó los dedos por sus sedosos mechones de pelo y apretó sus
labios contra los de ella antes de que pudiera detenerse. Tenía que
probarla, sólo durante un minuto. Un momento de debilidad no los
mataría.
Tenía que detenerse. Su trabajo consistía en protegerla, no seducirla
en el medio de un parque público. Estaban a la intemperie con decenas de
personas caminando. Él no era capaz de hacer llegar el mensaje a su
cerebro, sin embargo. Sus labios acariciaron los de ella hasta que su boca
se abrió y sintió la punta de la lengua lamer contra su labio inferior.
Su ingle saltó a la vida y él presionó su espalda contra la pared del
parque, con las manos tirando de su cabello, sosteniendo su boca
firmemente en su lugar bajo su propia cuando su lengua se extendió a lo
largo de sus labios.
Su mente dijo que parara, pero su cuerpo necesitaba más.
Profundizando el beso, se olvidó de todo a su alrededor hasta que
oyó las risas de unos niños, y luego el sonido de ruidos de besos.
Finalmente, logró sacar la cabeza clara y se volvió para ver a un grupo de
niños que se reían de los dos de mientras besaban sus manos.
Bree lo miró a través de la pasión llenando sus ojos, inclinándose
hacia él, cuando por fin oyó a los niños. Sus ojos redondeados cuando ella
volvió la cabeza, y luego con las mejillas encendidas al darse cuenta del
espectáculo que habían dado.
Ella empujó contra su pecho y él podía decir que estaba mortificada
por lo que habían estado haciendo. Chad seguía tratando de decirle a su
cuerpo altamente excitado que fue sólo un beso, no valía la pena alistarse.
—No más —dijo ella sin aliento mientras se alejaba otro pie,
poniendo distancia entre ellos. Quería seguir y arrastrarla de nuevo, pero
él sabía que era inteligente alejarse.
—Lo sé. Tiendo a perder la cabeza a tu alrededor —admitió.
Ella se mostró sorprendida por su honestidad. —No podemos
trabajar juntos. Obviamente, no uso el mejor criterio a tu alrededor, y al
contrario de lo que puedas creer, no suelo dormir con hombres que apenas
conozco. Voy a dar un paseo. Así que ayúdame, si me sigues, voy a llamar
al sheriff y le diré que me estás atacando — amenazó.
Tenía la sensación de que no era una mentira. Decidió darle un poco
de espacio. No demasiado, él todavía no estaba seguro de su seguridad,
pero como no había pasado nada en un mes, que era seguro tomar un
corto paseo.
Bree se volvió y caminó por el sendero arbolado. Cuando llegó a la
esquina, él comenzó a seguirla. Acababa asegúrese de mantenerse fuera de
su vista. Lo que ella no sabía no le haría daño, después de todo.
Después de cinco minutos de caminar, pensó que estaba a unos
treinta metros por delante de él. Fue entonces cuando oyó su grito y todas
las apuestas estaban fuera, no debería haber permitido que ella se alejara.
Él cogió su pistola y se fue, corriendo por el sendero. Se dio la vuelta de la
esquina para encontrar Bree tirada en el suelo.
—¿Qué pasó? —exigió mientras examinaba que la topografía de la
zona. No vio a nadie, pero eso no quería decir que no había peligro.
—Un hombre trató de agarrarme. Él tiro de mi brazo, pero me tiró al
suelo. Tenía un cuchillo. Lo levantó cuando grité. Él estaba a punto de
agarrarme de nuevo cuando oyó que te acercabas y se fue por ese camino.
—Ella jadeó mientras señalaba a un pequeño sendero.
Chad no quería dejarla sola, pero tenía que tratar de atrapar al tipo.
Si este fue su acosador, podía llevarlo tras las rejas, donde pertenecía.
—Ve de vuelta al parque, ¡ahora! —exigió, a continuación, se fue por
el sendero. Esperaba que por una vez ella de verdad le hiciera caso.
Él no la quería en la pista aislada. Necesitaba estar rodeada por las
otras personas en el parque, sentía que era más seguro entre una
multitud.
Cuando Chad siguió rápidamente el camino, oyó el sonido de ramas
romperse delante, y pensó que el tipo tenía unas cien yardas ventaja sobre
él. No debería ser un problema para atraparlo.
Recogiendo su ritmo, su arma todavía afuera, escuchó los cambios
en el patrón del tipo. Si las ramitas se dejaban de romper, o si había un
silencio repentino, podría ajustar su propio paso, pero el autor ni siquiera
estaba tratando de ocultar su partida.
Chad comenzó a escuchar los sonidos de los coches y la gente y se
dio cuenta de que habían hecho un lazo grande y se iban a salir de la pista
en un minuto. Si este hombre se metía en una gran multitud, Chad podría
muy fácilmente perderlo. Él aceleró el paso, pero cuando oyó el chasquido
de las ramas detenerse, supo que era demasiado tarde.
Se puso aún más rápido y corrió hacia el campo de césped que rodea
el parque. La gente se arremolinaba alrededor, pero no vio a nadie
corriendo. Echó una mirada a la zona, en busca de alguien que estaba
fuera de lugar. Se pasó la mano por la frente, la frustración que le hizo
querer gritar.
Se volvió hacia los columpios, donde vio a Bree caminando hacia su
coche. Bueno, ella estaba bien.
Se movió en la dirección de la zona de aparcamiento. El tipo tenía
que estar allí en alguna parte. Él tuvo que enfundar su arma para que no
tuviera a alguien llamando a la policía. Fácilmente podría explicarse, pero
para el momento en que saliera de una explicación, el autor sería cosa del
pasado.
Justo cuando estaba a punto de darse por vencido y regresar a Bree,
vio un coche negro rápidamente salir de un espacio. Las ventanas tenían
tintes oscuros, pero el lado del conductor estaba ligeramente hacia abajo,
permitiendo que la parte superior de la cabeza de un hombre fuera visible.
Él sabía que era su tipo. Corriendo con el coche a toda velocidad, vio
la cabeza del hombre voltearse, cuando los neumáticos de coche chirriaron
en el asfalto del estacionamiento, casi golpeando a una familia, que saltó
fuera del camino en el último segundo. Chad se acercó al coche cuando
una nota revoloteó por la ventana, a continuación, el conductor acelero y
se había ido. No había manera de que él pudiera atraparlo.
Chad miró al vehículo sin matrícula, por lo que era imposible que él
le diera los números de la placa a la policía. Corrió y agarró la nota que el
hombre había echado. Tenía miedo de leer lo que estaba escrito en él.
Furia lo recorrió mientras levantaba la nota. ¿Qué demonios quería
el tipo de Bree? El monstruo la había tocado, casi lograron secuestrarla.
Chad estaba actuando como un novio enfermo de amor en lugar de su
guardaespaldas.
Un mal presentimiento comenzó a agitarse en el estómago de Chad.
El peligro aparentemente había desaparecido, pero había aprendido de sus
muchos años de servicio a nunca ignorar sus instintos. Se dirigió
rápidamente hacia Bree, sintiendo una urgencia en sus movimientos.
Chad estaba a medio camino a través del estacionamiento, cuando
sonó un disparo a través del aire. Varias personas gritaban, mientras
cuerpos caían al suelo, madres lanzando rápidamente sus cuerpos sobre
sus hijos.
Chad llegó a Bree y se arrojó al frente de ella, mientras que ella se
arrastraba detrás de un coche grande. Una vez que se aseguró de que
estaba a salvo abajo, él sacó la cabeza y buscó alguna señal del tirador. No
podía ver a nadie. Debían tener un francotirador, lo que significaba que no
estaban seguros en ninguna parte. Tenía que ponerla a salvo.
Chad podía sentir a Bree temblando al lado de él, tal vez ella
finalmente se dio cuenta de la cantidad de peligro que corría. No era el
momento de darle una conferencia, tenía que llevarla a la seguridad. Hubo
un extraño silencio a través del parque. Cada pocos segundos oyó el
sollozo de algunas de las personas aterrorizadas, que sólo habían estado
fuera pasando un rato agradable con sus familias.
Tenían que moverse, eran demasiado vulnerables donde estaban.
—Voy a conducir a través de los coches. Somos cebo donde estamos.
Necesitas seguir directamente detrás de mí, y cuando diga que te muevas,
no lo dudes. —Chad susurró con autoridad en su tono. Bree asintió, con
los ojos enormes en su rostro pálido.
—No les importa a quien le hacen daño, ¿verdad? —Bree
prácticamente sollozaba. Ella estaba mucho más aterrorizada por todos los
niños inocentes en todo el área de juego de lo que estaba por ella. No
quería morir, pero si un niño recibía un disparo por ella, nunca sería
capaz de perdonarse a sí misma.
—No, no les importa. Es a nosotros a quien quiere, no a los niños.
Sólo tenemos que sacarte de aquí ahora mismo.
—A nosotros no, a mí —respondió ella.
—Mira, he estado en situaciones mucho peores en otros países. Se
esto es un pedazo de pastel, en comparación. No voy a dejar que te pase
nada. Haz lo que te digo y vamos a salir de aquí —dijo con confianza. Su
voz de mando tenía una manera de calmarla.
Ella puso su confianza en él y asintió.
Cuando empezaron a moverse, lo hicieron tres coches hacia adelante
sin más disparos. Bree podía ver su coche cerca de cinco espacios hacia
abajo. Ella no sabía cómo iban a entrar y salir de allí sin recibir un
disparo, pero tenían que tener un objetivo en mente, y en ese momento, el
objetivo era su coche. Si de alguna manera pudieran llegar a él, entonces
todo estaría bien.
—Hay una brecha demasiado grande entre el último coche y el tuyo.
Dame la llave. Voy a hacer una carrera hacia el. Y a entrar, lo acercare a ti.
Tan pronto como me levante quiero que te metas en la puerta de atrás y te
acuestes en el piso. Vamos a salir de aquí. Sin mirar atrás. —Le dijo. Su
intestino se apretó con miedo. Ella no quería que se separaran, ni siquiera
por unos pocos segundos.
Chad echó a correr antes de que ella pudiera discutir más. Se
arrodilló temblando al lado del pequeño coche rojo, pero se mantuvo
concentrada. Vio cómo se acercaba a su coche, llaves listas. Un suspiro de
alivio escapó mientras abría la puerta y empezó a subir.
Luego otro disparo sonó y ella vio con horror como su cuerpo se
sacudió y se golpeó en el costado de su coche. Ella miraba, paralizado por
el miedo, como una mancha carmesí se propagaba a través de la parte
posterior de su camisa.
¿Dónde le había dado? ¿Era fatal? Él cayó al suelo y se deslizó un gruñido
gutural de su garganta. ¿Quiénes eran estas personas? ¿Por qué la
buscaban, y por qué Chad tenía que tomar una bala destinada para ella?
Vio a un hombre en el paso negro de entre una furgoneta y un
camión a unos cincuenta metros de distancia. Se dirigía directamente
hacia Chad, ella sabía que él planeaba terminar lo que había empezado.
Quería asegurarse de que Chad estaba muerto. No podía permitir
que eso sucediera. Si él no estaba fatalmente herido ya, desde luego, no se
escondería, mientras que era asesinado ante sus ojos.
Bree se levantó de un salto, exponiéndose a las personas detrás de
ella. Miró a su alrededor con ojos frenéticos, entonces su mirada se
encontró con la del hombre que se acercaba sigilosamente a Chad.
—Estoy aquí, cobarde. —Le gritó. Él sonrió con satisfacción y cambio
su dirección. Negándose a estar allí y hacerlo más fácil para él, ella sabía
que tenía que llevarlo lejos de todas las personas inocentes, lejos de Chad.
Se dio la vuelta y empezó a correr hacia la carretera. Ella se movió
en forma de zigzag, como le habían enseñado a hacer si alguien estaba
persiguiéndola con un arma. Corrió más rápido de lo que había pensado
que podría.
Oyó las pisadas atronadoras detrás de ella y sabía que estaba
ganando velocidad. Le pareció oír a Chad clamar por ella, pero sabía que
tenía que ser su imaginación. Quería tanto que él estuviera vivo, que
estaba empezando a imaginar su voz. Fue en esos momentos terribles de
lucha o huida que se dio cuenta de lo mucho que se estaba enamorando
de Chad.
Había logrado colarse en su vida sin su permiso. Era protector y leal,
tenaz y encantador, fuerte, pero suave. Por favor, que este bien, ella lloró
en silencio.
Bree escuchó los neumáticos chillando sólo unos segundos antes de
que una mano se cerró alrededor de su cintura. Tal vez era Chad, tal vez él
no se hubiera lastimado. Ella sabía mejor, pero ella tuvo que aferrarse a la
esperanza.
Hubo un crujido cuando una puerta corrediza se abrió, entonces ella
sintió que su cuerpo volaba hacia arriba, cuando fue empujada más o
menos en el interior del vehículo en movimiento. A través de los ojos llenos
de terror, miró a los tres hombres, todos con máscaras negras y una
sonrisa de triunfo.
Ella abrió la boca para gritar, cuando una mano sucia se estrelló en
sus labios. Ella fue amordazada automáticamente con el gusto vil de los
dedos repugnantes sobre ella. Tuvo que luchar para no vomitar.
Comenzó a temblar incontrolablemente cuando se dio cuenta de la
situación desesperada que estaba.
Chad estaba probablemente muerto. Ella estaba siendo secuestrada,
y llevada a quién sabe dónde, y podría nunca llegar a ver a su familia. Qué
tonta había sido pensando que era invencible. Debería haber escuchado a
su padre.
Bree se negó a darle a los hombres la satisfacción de verla llorar.
Miró a cada uno de ellos mientras el vehículo rápidamente aceleró por la
carretera. Cada milla que viajaba, ella sabía que las posibilidades de
rescate se hacían cada vez más difícil.
Uno de los hombres se apoderó de su pelo y tiró la cabeza hacia
atrás, con una sonrisa maliciosa en su rostro. —Me gustaría tener un poco
de tu sabor —dijo, con los ojos llenos de lujuria. Ella se estremeció,
dándose cuenta de que había cosas peores que la muerte.
—Pete, ya basta. Conoces las órdenes. —Otro hombre gruñó. Pete la
miró con frustración. Tenía la sensación de que si fueran sólo ellos dos,
estaría en una situación mucho peor de lo que ya estaba.
Pete se acercó más y aspiró el aroma de su cabello. Ella echó la
cabeza hacia atrás tanto como pudo, con la mano sin soltar su pelo, y
escupió en su cara. Prefería que él le diera un puñetazo a poner sus labios
cerca de ella. Sus ojos se abrieron con rabia y ella pensó que podía
habérsele acabado el tiempo.
—¡Basta ya! —Otro hombre gritó. Ella sintió otra mano presionada
sobre su boca, pero éste tenía en la mano un paño. De repente, el mundo
empezó a girar negro y su último pensamiento, antes de desmayarse, fue
la forma en que esperaba que Chad lograra salir con vida.
Capítulo 6
Traducido por Julieta9768
Corregido SOS por Auroo_J
Chad se puso en pie. Su hombro estaba en llamas, pero parecía que
el disparo había ido a través. Rápidamente se aclaró la mente y se
reorientó, sabiendo que tenía que llegar a Bree. Su herida fue olvidada
cuando hizo una búsqueda en el estacionamiento.
Volvió a tiempo para ver que un par de hombres fornidos le
arrastraban a una furgoneta grande negra y salían por la calle. Saltó a su
coche y tiró las llaves en el contacto, sólo para llegar a nada. Manipuló la
llave otra vez y nada.
Chad dio un puñetazo en el tablero, causando una enorme grieta y
una maldición cayó de sus labios. Los bastardos habían desmantelado el
motor. ¿Cómo podía haber sido tan estúpido?
Ellos habían caminado directamente a una trampa. Fue entrenado
para evitar este tipo de situaciones. La falta de cualquier actividad durante
el mes pasado le había hecho crecer laxos en su trabajo, eso y el hecho de
que se estaba enamorando de Bree.
Encontraría una manera de recuperarla. Había hecho esto un millón
de veces a lo largo de las misiones. Brevemente pensó en cablear el coche
al lado del de él, pero los secuestradores estaban muy lejos, era mejor
pedir ayuda.
Chad tomó un suéter de la espalda de su asiento y apretó la herida.
Él no tenía tiempo para desmayarse y lo haría si perdía demasiada sangre.
A continuación, hizo una llamada telefónica a George Anderson. No estaba
esperando que el otro hombre respondiera.
George contesto al segundo timbre, y quedo en silencio mientras
Chad le puso al corriente de la situación. No tuvo tiempo para muchas
explicaciones, tenían que localizar a Bree y garantizar su retorno seguro.
—Necesito que me lleves ahora. Tengo un plan. —Chad dijo con
autoridad en su tono.
—Vas a tener un paseo en veinte minutos, — George dijo antes de
desconectar la línea. Chad apoyó la cabeza contra el respaldo del asiento y
esperó por su viaje, la frustración irradiando de él.
—Señor, señor, ¿está bien? — Una mujer preguntaba mientras se
acercaba lentamente.
Chad volvió la cabeza y miró a sus ojos que se llenaron de temor. No
tenía tiempo para tranquilizar la gente que estaba empezando a llegar
temblorosamente sobre sus pies. Vio que sacaban teléfonos celulares fuera
y pensó que la policía llegaría en breve.
Los idiotas no podían abrir fuego en un lugar público y no esperar
que la policía respondiera. Chad se sentó un poco más erguido,
preguntándose donde estaba la ley. ¿Por qué no habían llegado ya? Un
escalofrío le recorrió la espalda al pensar en la posibilidad de que tal vez
los ataques de Bree fueran mucho más profundo que una sola persona
acosándola. ¿Y si tenían ayuda de la policía, o de otras personas de
poder? Iba a obtener respuestas y él rápidamente redujo su lista de en los
que podía confiar.
Cuando, no si, cuando tuviera a Bree de regreso, no le dejaría fuera
de su vista hasta que supieran exactamente quién estaba detrás de ella, y
lo colocara tras las rejas. Ella era vulnerable y no sabía hasta qué punto el
anillo de forajidos se había extendido.
—Estoy bien, revise a las otras personas, — Chad respondió
despidiendo a la mujer como persona inofensiva.
—Pero... usted... le dispararon, — ella tartamudeó, como si él no
supiera que una bala había pasado a través de él. En realidad, casi había
olvidado la herida. Había sido herido mucho peor en lugares mucho más
peligrosos, y tenía muchas cicatrices para probarlo.
—Estoy bien, — le espetó. No le gustaba ser frío pero él quería que
se fuera. Tenía un rescate en que pensar y no tenía ganas de hacer una
pequeña charla.
Su rostro palideció ante su tono y ella rápidamente se escapó.
Varias cabezas se volvieron a su camino, pero nadie más se acercó,
tomando la pista de que no necesitaba ni quería ayuda.
Veinte minutos más tarde, no se sorprendió al escuchar el sonido de
las hélices de un helicóptero, ni cuando el helicóptero de los Anderson
aterrizo en un parche de hierba a un par de docenas de metros de él. Mark
saltó y corrió hacia él.
—Tenemos un médico esperándote en la casa de papá. Vamos a
llevarte a curarte para que podamos averiguar adónde se han llevado a
Bree y luego traerla a casa, — dijo Mark, no tomando ningún momento
para una reunión. Chad aprecio que no hubiera necesidad de hacer una
pequeña charla.
En el momento en que el helicóptero aterrizó, quince minutos más
tarde en el césped detrás de la mansión Anderson, Chad se llenó de una
rabia increíble. Cuanto más pensaba en esos idiotas colocando sus manos
en Bree, más sentía la necesidad de romper algo.
Los dos hombres entraron en el interior de la mansión y Chad volteo
los ojos mientras miraba alrededor de la habitación. Toda su familia
estaba allí, usando diferentes expresiones, que iban desde la preocupación
a la ira y a la culpa. Él sabía cómo se sentían. El sentía lo mismo en su
interior, ella nunca debería haber sido capturada.
—Siéntate, Chad. Tenemos que mirar tu brazo, — dijo Joseph,
mientras le llevó a una silla con una mesa médica junto a él. Un caballero
mayor de inmediato cortó la camisa y comenzó a hurgar en su brazo,
enviando fuego al rojo vivo hasta la punta de los dedos de sus pies. La
herida no le había molestado a él hasta que el maldito hombre derramó su
llamada medicina sobre él. Chad dejo de observar al médico, e ignoró el
dolor y en su lugar se centró en George, que se veía como si hubieran
pasado diez años después.
Las preguntas comenzaron a volar y Chad esperó un momento antes
de que él les contara la historia. Cada par de ojos se centró en él cuando él
empujó las palabras de sus labios apretados. Necesitaba un ordenador,
pero era más fácil de explicar la situación, y luego pedir acceso a Internet,
le ahorraría tiempo.
—Toma esto, — el doctor ordenó, dándole un par de pastillas y un
vaso de agua.
—No los necesito, — dijo, mientras miraba al hombre a los ojos.
Después de quejarse de hombres ridículos, el médico guardo las pastillas y
los dejó.
—Necesito un ordenador. Le di a Bree un regalo, hace
aproximadamente un mes, un collar. Sé que ha estado usándolo a diario.
Dentro del relicario hay un dispositivo de rastreo. Voy a obtener el lugar
donde la tienen, en menos de dos minutos, y luego me voy detrás de ella,
— anunció Chad. Todo el mundo se quedó inmóvil, mirándolo con
diferentes grados de shock y respecto.
Una computadora portátil se colocó ante él y como dijo, él tenía su
ubicación en un par de minutos. Ella no se movía, por lo que parecía que
los hombres ya estaban en su destino. Chad frunció el ceño mientras
sacaba una imagen satelital del edificio de aspecto abandonado. No iba a
ser fácil acercarse sigilosamente a ellos, y temía que si sabían que iba a ir,
le hicieran daño. Eso no era aceptable.
—Yo voy contigo, — insistió Trenton.
—Tú no estás entrenado, sólo me vas a hacer más lento. No
podemos perder el tiempo, no con Bree en manos de estos hombres, —
Chad respondió, sabiendo que iba a ser una discusión. Los dos hombres
se miraban el uno al otro para ver quien se retiraría primero.
Por último, Trenton levantó las manos y se volvió hacia su padre.
Era eso o los dos hombres iban a terminar en una pelea a puñetazos.
—Mete algo de sentido común en él, porque no hay manera de que
no esté ayudando con esto. Estamos perdiendo el tiempo aquí. No puedo ni
siquiera empezar a pensar acerca de lo que estos bastardos trastornados
están haciéndole.
—Chad, usted sabe que sus hermanos no se van a quedar de brazos
cruzados, así que ¿por qué no le dices lo que tienen que hacer, les das un
curso de acción, lo que se necesita de ellos?, porque estoy de acuerdo con
Trenton. Ente más sean, más posibilidades tienes de un rescate seguro, —
dijo George. Él estaba hablando en un tono razonable, pero había una
corriente subterránea de autoridad en su voz también.
—Ella es nuestra hermana, vamos, — Austin insistió.
—Está bien, pero no hagan ningún movimiento a menos que sea
específicamente autorizado, — anunció Chad.
—Al diablo con eso, — gritó Trenton.
—Es eso o puedes esperar aquí a que volvamos, — dijo Chad
mientras se movía para colocarse de pie cara a cara con Trenton. Él no
cedería ni un centímetro y ciertamente no iba a poner en peligro la
seguridad de Bree. Lo que realmente Chad quería hacer era golpear la
cabeza de Trenton, pero él sabía que no era el momento adecuado para
entrar en un combate de boxeo, no importaba cuánto mejor le haría sentir.
—Está bien, — reconoció Trenton.
—Tenemos que llamar a la policía, — dijo Amy cuando ella entró en
la habitación. Los hombres se volvieron en su dirección. Estaba pálida y
tenía los ojos hinchados por las lágrimas que había derramado. — He
estado tratando de convencerlos a todos ustedes de ello por lo menos
durante una hora.
—Te lo dijimos, nena, no podemos hacer eso. Si la policía se
apresura, Bree podría ser lastimada. Además, como Chad ha explicado, no
sabemos hasta qué punto esto se extiende. Si estas personas tienen a los
policías en su bolsillo y al notificarles a las autoridades, podríamos estar
advirtiéndoles de nuestra llegada. Ellos pueden averiguar que Bree tiene
un dispositivo de rastreo en ella, y eliminarlo, haciendo que sea imposible
localizarla otra vez, — dijo Lucas mientras envolvía sus brazos alrededor
de su esposa. Ella tembló en sus brazos cuando sus lágrimas empezaron a
fluir de nuevo. Ella y Bree habían llegado a estar muy cerca con los años y
estaba aterrorizada por su amiga.
—Los coches están listos, señor, — dijo un hombre en silencio
mientras entraba en la habitación. Dio un paso atrás cuando siete
hombres grandes se volvieron hacia él. —Las llaves están en ellos, —
finalizó, entonces hizo una rápida retirada.
—Gracias, Armon, — Joseph respondió: la tensión evidente en sus
ojos.
Joseph puso su mano sobre el hombro ileso de Chad y el gesto al
instante le calmo. El hombre parecía tener la magia dentro, porque había
sido capaz de hacer lo mismo mientras Chad creció. Podría estar
escupiendo enojado o sentirse completamente derrotado, y al toque más
pequeño de Joseph de alguna manera le calmaba.
—Ve a buscar a tu chica, — dijo Joseph en un tono de complicidad.
Todos en la sala escucharon sus palabras y se volvieron para mirar a
Chad. Ignorándolos, camino hacia la puerta principal. Joseph estaba a su
derecha. No sabía cómo ni cuándo había sucedido, pero lo hizo pensar en
Bree como suya. Él oró porque se encontrara sana y a salvo, mientras se
dirigía a donde estaba.
Bree se despertó y la oscuridad que la rodeaba casi la envió por
encima del borde, en pánico. Ella trató de moverse, y luego le dio más
pánico, cuando se dio cuenta de que sus brazos estaban atados a algo.
Ella luchó por varios largos minutos, contra las cuerdas que sujetaban sus
brazos, rompiendo su carne. Por último, cuando el dolor era insoportable,
ella se recostó en silencio.
Cálmate, tienes que mantener la calma, se dijo. Poco a poco volvió la
cabeza y miró alrededor de la oscura habitación pequeña. Estaba atada a
un viejo catre de campaña y no importaba lo mucho que tirara, ella sabía
que no había ninguna posibilidad de que rompiera la cuerda o la cama de
metal. Ella tenía que encontrar otra manera de liberarse.
Tomando varias respiraciones profundas, Bree aguzó el oído para ver
si ella podía escuchar algo. ¿Estaban sus atacantes cerca? Ella no podía
oír un sonido. Escuchó un rato más antes de abandonar. Eso tenía que ser
una buena señal. Nadie venía detrás de ella durante al menos unos
cuantos minutos. Eso le daba un tiempo para liberarse.
Esforzó su memoria para averiguar la última cosa que recordaba.
Ella podía recordar estar en la camioneta con varios hombres grandes,
entonces el mundo se volvía negro. Deben haberle dado cloroformo. Eso
explicaría el furioso dolor de cabeza.
Se concentró en su entorno. Ella estaba en una pequeña habitación
con las ventanas muy arriba. Se veía como una casa, tal vez una
abandonada. No sabía su ubicación, incluso si ella lograra liberarse,
podría estar en medio de una gran finca, por lo que sabía. Trató de no
dejar que la desesperanza llenara todo su cuerpo. Ella era un Anderson, y
no se daban por vencidos. Su padre le disertaría durante años si fuera a
tirar la toalla.
Su muñeca latía horriblemente, pero las cuerdas no estaban
demasiado apretadas. No tenía nada más que tiempo, por lo que ella
comenzó a trabajar en los nudos, agradecida de poder mover sus manos
entre las cuerdas.
Después de lo que parecieron horas, ella estaba dispuesta a empezar
a llorar. Estas no cedían. Oyó pasos y se congelo.
Se oyó un ruido como si alguien insertara una llave en una
cerradura, y luego la puerta comenzó a abrirse. Hizo su cuerpo yacer
inmóvil y cerró los ojos.
—¿Cuánta basura estaba en esa tela?, — alguien pregunto.
—No lo sé. Solo lo rocié, — otro hombre habló.
—Si ella no se despierta, estamos muertos. Asegúrate de que está
respirando, — dijo la primera voz.
Oyó pasos, y entonces una gran mano se envolvió alrededor de su
cuello, apoyándose contra su pecho. Ella se obligó a no entrar en pánico y
tomar profundas y uniformes respiraciones, pero fue difícil cuando las
manos del hombre se demoraron demasiado tiempo. Cuando por fin se
detuvo alejándose, su mano se deslizó sobre sus pechos, arrastrándola
sobre su piel.
—Ella aún está viva, — el hombre gruñó, como si ni le importara
una cosa u otra.
—¿Por qué no tratamos de despertarla?, puedo pensar en algunas
maneras en que puede ser divertido para todos nosotros. — Bree se
estremeció por dentro y espero que el miedo a su jefe fuera lo
suficientemente grande para que alejaran de ella. No había manera de que
pudiera luchar contra ellos en la posición en que estaba.
Ella luchó contra el estremecimiento cuando otra mano acarició su
cuerpo. Le tomó toda su fuerza no tensarse, mientras sus manos se
movían sobre su forma.
—Tentador, pero no lo suficiente para conseguir un tiro, — el
hombre espeluznantemente susurró.
—¿Cómo va a saberlo?, — El otro tipo se quejó.
—Se lo diría, imbécil, — el hombre espetó.
—¿Quién dice que no lo hará de todos modos? Podemos también
conseguir algún placer si él va a pensar que lo hicimos.
El otro dudó y pudo darse cuenta de que estaba empezando a ceder
a los deseos de su amigo. Se tragó las lágrimas presionando contra su
garganta. Tenía la sensación de que su vida estaba a punto de tomar un
giro terrible para peor, se imaginó su familia, Chad, y un día caluroso de
verano. Ella podría sobrevivir a esto, ella era fuerte, trató de convencerse a
sí misma, pero cuando la mano del hombre aterrizó en su muslo, ella
sabía que no podía. ¿Cómo podría alguien hacerlo?
—Pete, Dave, bajen aquí, — otra voz gritó desde lo que parecía la
parte inferior de una escalera. Ella debía estar en un piso superior, lo que
era al menos algo útil, si se las arreglaba para conseguir las cuerdas
desatadas.
—¿Que lo hace el jefe? — Uno de los hombres gruño y la mano que
le apretaba el muslo, se movió al alza por un segundo. Pensó que iban a
hacer caso omiso de la orden. Ella estaba preparándose para lanzar sus
piernas. Ella sabía que no iba a ganar, pero lucharía con todas sus fuerzas
por lo que valía la pena.
—¡Ahora! — La voz gritó aún más fuerte.
La mano finalmente dejó su pierna y ella recibió con bienvenida el
sonido de que los dos hombres retirándose de su habitación. La puerta se
cerró y ella quedó en silencio mientras los escuchaba a moverse por las
escaleras. Se dio cuenta de que no habían vuelto a bloquear la puerta. Fue
una brizna de esperanza en su mundo aparentemente sin esperanza. Si de
alguna manera podría conseguir quitarse las cuerdas, luego, tal vez ella
podría salir de la casa.
Trabajó en las cuerdas, con la mente a la deriva. Esperaba que Chad
hubiera sido rescatado. Nunca olvidaría la visión de su camisa tiñéndose
de sangre carmesí. Ella oró por conseguir volverlo a ver con sus propios
ojos. Ella no se preocupó por cualquier otra cosa, sólo quería la
oportunidad de estar en la seguridad de sus brazos una vez más. Ella ni
siquiera se opondría a su omnipresente guardia.
Se imaginó sus manos moviéndose a través de su pelo, sus labios
suaves acariciando los suyos. Fue lo único que le sostuvo mientras que
trabajó horas en las cuerdas que la mantenían amarrada. Ella sabía que la
sangre goteaba hacia debajo de sus brazos, pero a ella no le importaba.
Por lo menos el dolor le hizo saber que estaba viva, lo que le daba
esperanza.
Finalmente, comenzó a sentir que la cuerda de la derecha cedía un
poco. Había hecho algo y la presión en la muñeca comenzó a aligerarse.
Ella se echó a reír en voz alta en la pura alegría que sentía ante su
pequeña victoria. Ella comenzó a mover sus dedos alrededor de la pieza
suelta de la cuerda y después de más lucha, sintió el desenganche de la
cuerda y sacó su mano libre. Giró su cuerpo, para ver mejor ver la otra
cuerda y comenzó a trabajar en el nudo.
Lo hizo mucho más rápido pudiendo ver lo que estaba haciendo. Ella
sacó su segunda muñeca y luego se sentó en la cama. Era sólo el comienzo
de su vuelo hacia la libertad, pero era una gran victoria. Miró a sus
hinchadas muñecas en la pálida luz que se filtraba a través de la parte
inferior de la puerta, y se encogió. Estaban bastante mal heridas, pero no
podía sentir dolor en ese momento con la cantidad de adrenalina corriendo
de manera constante a través de su cuerpo.
Se puso de pie y rápidamente volvió a caer abajo a la cama cuando
su cabeza empezó a girar. Se había levantado muy rápido. Hizo una mueca
cuando la cama hizo un chillido estridente, aguzando los oídos para ver si
los hombres se habían dado cuenta. Se sentó inmóvil unos cinco minutos
antes de que se permitiera respirar con normalidad. No parecía como si la
hubieran escuchado.
Está bien, me voy de aquí, pensó para sí misma con determinación,
mientras se alejaba de la cama. Ella se detuvo justo antes de abrir la
puerta, porque oyó gritos y el sonido de un disparo de arma de fuego.
—Hay una importante actividad en la casa y las ventanas están
cerradas. No puedo señalar su ubicación exacta, pero sé que está allí, —
dijo Chad al grupo de hombres que estaban escondidos entre la maleza
frente a la aparente casa abandonada. No había otras casas en kilómetros
y no podían detectar cualquier medida de seguridad en su lugar. Los
hombres eran arrogantes o simplemente estúpidos. Chad contaba con esto
último.
—Me comuniqué con mi amigo que es un policía en él que sé que
puedo confiar. Ahora que estamos en el lugar, puedo necesitar su equipo
para que nos respalden. Deben estar aquí en unos quince minutos por lo
que necesitamos movernos rápido. Ustedes tres tomen la parte de atrás,
Lucas y yo iremos por el frente, — dijo Trenton.
—Voy a esperar un minuto. Mientras que los llevas a un punto
muerto, luego voy a encontrar a Bree, — Chad dijo estando de acuerdo con
el plan de Trenton.
—Es ahora o nunca, muchachos, — Trenton dijo, entonces los
hombres entraron en modo sigilo y rápidamente corrieron hacia la casa.
Chad conto hasta veinte, mientras los veía acercarse a la casa. Trenton dio
un paso atrás, usando su ventaja y se estrelló en la puerta desvencijada.
Inmediatamente, disparos estallaron. Al diablo lo de esperar un
minuto, Chad pensó mientras corría, Él tenía que llegar a Bree, rápido. No
había manera de que él quisiera estar en cualquier otro lugar, cerca de la
línea de fuego.
—Consigan a la maldita chica, — escuchó a alguien gritar, y luego
vio a un hombre correr hacia la escalera. ¡Encima de mi cadáver! Chad
ataco al hombre y lo atrapo por sorpresa. Golpeó con la culata de su arma
la cabeza del hombre, haciéndole desmoronarse en el suelo. Luego cargo
de tres en tres por las escaleras al mismo tiempo.
—Bree, — llamó. Ser discreto ya no era una opción, ya que la casa
era una erupción de caos. Él tenía que evacuarla del lugar lo antes posible
y luego notificar a los chicos que se retiraran. Ella era su única
meta. Dejaría que los policías se enfrentaran al caos de los
secuestradores.
—Chad, — oyó la voz de Bree llena con esperanza. Una puerta se
abrió, y allí estaba. Algo pálida, temblando y él ni siquiera quería pensar
en lo que estaba pasando con ella y sus muñecas, pero ella estaba viva.
Chad la tomo en sus brazos, y estrelló sus labios contra los suyos
por un instante, y luego la empujó detrás de él y comenzó a descender las
escaleras, con mucha más cautela que en la forma en que había subido.
Ella no dijo nada, simplemente lo siguió a él, su cuerpo rozaba el suyo con
cada paso.
Llegaron al pie de la escalera y Chad olio el humo. La casa era tan
vieja que no haría falta mucho, para que se convierta en un infierno si un
incendio ya había comenzado. Tenía que conseguir sacarla. Miró alrededor
de la esquina y no vio a cualquier persona por lo que la empujó con fuerza
contra su costado y corrió a través de la habitación, directamente por la
puerta, las llamas empezaban a deslizarse por las paredes detrás de él.
Miró rápidamente de lado a lado y no vio a nadie por lo que la atrajo
a la seguridad de los matorrales. Una vez que estuvieron fuera de la vista
habló por el micrófono en la camisa.
—Ella está a salvo y fuera de la casa, salgan, — dijo Chad. Hubo
varios reconocimientos, más explosiones, y luego vio a los chicos corriendo
de la casa en llamas, cubriendo sus espaldas mutuamente.
Chad mantuvo a Bree detrás de él mientras levantaba su arma y
disparó a la casa, cubriendo a los hombres que corrían de las llamas.
Nadie iba a morir en su guardia. Una vez que los hombres estaban a buen
recaudo, finalmente se centró en Bree.
Le pasó las manos por su cuerpo, comprobando las lesiones.
Cuando llegó a sus muñecas, ella dejó escapar un pequeño grito de
asombro. Él miró la piel dañada a la luz del día y tuvo que luchar contra la
rabia que quería hervir. No deseaba nada más que para volver a esa casa y
destruir los hombres que habían sido lo suficientemente tontos como para
hacerle daño.
En cambio, levantó suavemente su mano a la boca y suavemente
rozó sus labios contra su carne hinchada y ensangrentada. Quería llevarse
el dolor lejos ya que debería haber sido capaz de impedirlo.
—Estoy bien, Chad. Gracias,— Bree le dijo con voz ahogada por las
lágrimas. Él tiró de ella de nuevo en sus brazos y la abrazó con fuerza,
mientras que esperaba que su familia se uniera a ellos. Oyó el sonido de
las sirenas en la distancia. Su respaldo había llegado.
—Lo siento, Bree. Te prometí que no dejaría que nada te sucediera.
Nunca deberían haber sido capaces de estar cerca de ti, y mucho menos de
secuestrarte.
—Yo fui la que actúo como una tonta. Tú eres el que me rescató.
Estaba tan aterrorizada cuando yo te vi caer al suelo. Siento que te hayan
disparado, — susurró. Ella apenas podía hablar, se sentía tan culpable por
haberlo puesto en peligro.
—Ellos te.... ellos no te... debemos llevarte al hospital, — se
atragantó. Él no podía atreverse a preguntarle qué tan grave había sido su
tortura. Ella pareció darse cuenta de lo que estaba tratando de decir.
—Mis muñecas son lo peor de mis lesiones. Me golpearon en la
camioneta y cuando desperté estaba atada a la cama. Me tomó un largo
tiempo salir de las cuerdas. Luché mucho, tanto que corte mi piel en el
proceso. Ellos no hicieron nada aparte de eso, — le aseguró.
No necesitaba saber lo cerca que los hombres habían llegado a estar
de hacer exactamente lo que temía. Ni siquiera podía pensar en ello sin
sentir pánico.
—Necesitamos que te revisen, de todos modos, — dijo, pero ella oyó
el alivio en su voz.
—No sabría qué hacer si un hombre en mi vida no estuviera
tratando de tomar el control, — dijo con un pequeño intento de humor. Él
le dio una media sonrisa antes de levantarse. Él vio la ambulancia voltear
en la esquina y él quería llevarla a su interior.
—Chad, cuidado, — él oyó a Trenton gritar. Todo se ralentizó y se
volvió hacia Trenton, quien estaba lanzando sus brazos al aire. En primer
lugar se refirió a su arma, lo que indicaba que estaba sin balas, y luego
señaló a su izquierda. Chad se volvió y se dio cuenta de que uno de los
hombres armados había logrado escapar de ellos. Había una pistola
apuntando directamente a Bree y a él.
Chad se inclinó hacia delante para empujar a Bree de nuevo a la
tierra, pero ella vio al pistolero al mismo tiempo que él. Esquivó la mano,
poniéndose en peligro.
Chad sacó su pistola y puso una bala en la cabeza del hombre, pero
era demasiado tarde. Él vio con horror como Bree gimió sólo antes de que
sus ojos se posaran en su cabeza y la sangre corrió por un lado de su cara.
Ella comenzó a caer al suelo, pero Chad la agarró antes de que
cayera a la superficie sólida. Trenton corrió hacia ellos, con lágrimas
corriendo por sus mejillas, cuando vio la mirada sin vida en el rostro de su
hermana. Le habían disparado en la cabeza.
Capítulo 7 Traducido por Julieta9768
Corregido por Pily
Chad se encogió al ver a Bree conectada a tantas máquinas. Los
cables corrían de sus brazos a los monitores que constantemente
controlaban sus signos en su cama de hospital. Se veía tan frágil en la
austera habitación.
Nunca había sentido más miedo que en los momentos en los que se
había desmayado en sus brazos, la sangre huyendo de un lado de su
cabeza. La bala afortunadamente sólo había rozado la sien. Sin embargo,
había perdido mucha sangre, demasiada. Una pulgada más y estaría
muerta y no en un estado de coma.
Ella había estado así durante dos meses, y los médicos no sabían
cuándo se iba a despertar. Él prácticamente vivía a su lado, la culpa lo
consumía.
El perseguidor de Bree no ha sido capturado, los hombres, que la
habían estado teniendo cautiva, dijeron que nunca habían conocido al
hombre para el que estaban trabajando en persona. Todo se hacía a través
del teléfono.
Quienquiera que fuese, los había asustado lo bastante, que preferían
sentarse en la cárcel que decir algo sobre él, lo que hizo pensar a Chad que
había algunos hombres de nivel superior involucrados.
La familia de Bree era rica, más allá de lo que la mayoría de la gente
podría imaginar. Con una gran riqueza llegaba un poder aún mayor. Había
gente por ahí que codiciaba el poder que los Anderson tenían.
No tenían miedo de utilizar el terror, la fuerza o incluso asesinar
para conseguir lo que querían. Chad no sabía quién estaba detrás de la
búsqueda de Bree, pero lo averiguaría y pagarían.
Había discutido con los médicos innumerable veces ya, insistiendo
en que no estaban haciendo todo lo posible por ella. Debería haber
despertado ya.
¿Cómo podía su cuerpo estar trabajando, pero su mente negarse a
permitir que ella despertara? No podía entenderlo.
La familia de Bree estaba en el hospital tanto como Chad. Sus
hermanos tomaron cada oportunidad para dispararle miradas sucias,
aunque ellos sabían que él había hecho todo lo posible para salvarla. Ellos,
como él, necesitaban un culpable, por lo que era el blanco más fácil.
—Señor Anderson, tenemos algunos resultados de las pruebas de los
que necesitamos hablar —dijo el médico, mientras caminaba en la
habitación.
—Adelante —respondió George.
Se veía como el infierno, con ojeras tomando como residencia
permanente sus ojos, y había perdido alrededor de veinte libras. Estaba
enfermo de tanto preocuparse. Fue duro para él estar de nuevo en el
hospital. Volvieron a abrirse las heridas del dolor por la pérdida de su
esposa, y había causado todo un nuevo período de luto para él y el resto de
la familia. Incluso su voz sonaba casi muerta, derrotada, algo que nunca
había esperado Chad del hombre poderoso que había llegado a conocer.
—Tenemos que hablar en privado —dijo el doctor.
—Todo lo que tiene que decir acerca de mi hija, todos en esta sala
pueden escucharlo —respondió George cansinamente.
El médico asintió con la cabeza, antes de que les diera el susto de su
vida.
—Bree está embarazada de dos meses.
La sala quedó en completo silencio cuando todos los hombres
volvieron lentamente sus miradas del doctor a la cara atónita de Chad. Era
obvio que no eran las palabras que esperaban oír.
—¿Estás seguro? —Finalmente George se quedó sin aliento. El
doctor asintió.
De repente la cara de George estalló en una pequeña sonrisa, la
primera que había dado desde que Bree había sido secuestrada y luego
recibido un disparo. Todo el mundo estaba sorprendido por su reacción.
—Bueno, voy a ser... —se interrumpió. —Tomó la mano de Bree en
la propia y miro a su hija con cariño—. Sé que nos puedes escuchar, Bree.
Vas a ser madre, por lo que deberás luchar muy duro y despertar —
susurró en una voz ahogada.
Chad se dio cuenta de que no respiraba y tomó una enorme
bocanada de aire. Iba a ser padre. Las palabras fallaron para describir la
extrema cantidad de sentimientos que circulan por él.
Miedo.
Emoción.
Amor.
Cada emoción lo tambaleaba. Él iba a ser papá. Él miró el estómago
plano de Bree y tuvo que combatir la picazón en la garganta.
—Fuera, Redington —espetó Trenton.
Chad se paró al instante. Le vendría bien una buena pelea. Parecía
que era hora del espectáculo. Él siguió a Trenton a la sala, y el resto de la
habitación se vació detrás de ellos. Nadie quería perderse el
enfrentamiento.
Chad sonrió a Trenton, tratando de empujar sus botones. Tenía que
golpear a alguien, pero no iba a lanzar el primer golpe y tener a Bree sobre
él cuando se despertara, porque ella se despertaría.
Trenton dio un paso amenazador hacia adelante y Chad sintió la
patada de la adrenalina corriendo. Había pasado un tiempo, pero había
estado en muchas misiones de combate, y la lucha era una segunda
naturaleza para él.
—No lo creo, muchachos —habló Jennifer, mientras se interpuso
entre los dos hombres—. La última vez que los miré, que yo sepa, los dos
eran adultos — espetó.
—Este pedazo de mierda violó a mi hermana —espetó Trenton. Su
mujer le miró y él al instante se echó atrás. Chad estuvo a punto de
sonreír.
—Tu hermana no es una niña, Trenton y esto no es el siglo XVIII. Si
hicieron el amor, fue una decisión mutua, y no es tu problema —continuó
Jennifer.
—Pero... —Trenton trató de hablar, pero Jennifer volvió a
interrumpir.
—No hay ningún pero, sin embargo. Tienen que hablar de esto, y
buscarle solución, y nos guste o no, parece que tu hermana tomó su
decisión y éste es el padre de tu sobrina o sobrino. ¿De verdad deseas
iniciar una relación con una pelea?
Se veía como si todos quisieran exactamente que Trenton lo quisiera
hacer.
—Por mucho que me gustaría cubrirte de golpes, Ahora, Redington,
mi esposa tiene razón. ¿Qué infiernos fue lo que sucedió? Tenías que estar
protegiéndola, no seduciéndola.
—Eso no es asunto tuyo —espetó Chad, frustrado por no conseguir
la pelea que quería desesperadamente. Trenton gruñó algo y empezó a
caminar por los pasillos.
—Me falta el aire —dijo, en dirección a las puertas.
—No estoy muy contento por esto, pero Jennifer tiene razón. Bree es
una chica grande y puede tomar sus propias decisiones. Te advierto, sin
embargo, que si dejas a mi hermana en la estacada, no habrá una mujer
alrededor para protegerte —dijo Austin.
—Te permitiría patearme el culo, si se lo hiciera a ella —dijo Chad, lo
que significa que estaba dispuesto a llevarla derecho a la corte de Justicia
en ese momento. Llevaba a su hijo, él se haría cargo de ella.
Los hombres se miraron el uno al otro por varios momentos y Austin
debe haber quedado contento con lo que vio, porque sorprendió a todos
cuando dio una palmada en la espalda Chad cuando caminaba por el
pasillo. Parecía que tenía al menos la aprobación de uno de los hermanos.
No pasó mucho tiempo para que la noticia se difundiera a través de
la familia. Después del choque que recibieron con la información, todo el
mundo entró en modo de planificación.
Con optimismo de que se despertara pronto, porque ahora tenían
dos personas irreemplazables, que estaban indefensas en la cama.
Bree trató de abrir los ojos y sintió terror instantáneo. Se estaba
ahogando.
No podía respirar, y la cabeza le palpitaba. ¿Dónde estaba ella? ¿Por
qué tenía cables tirando de los brazos? Forzó los párpados más y miró
alrededor de la pequeña habitación que tenía un pitido supervisando junto
a su cabeza.
Su corazón se aceleró y la máquina comenzó a hacer un sonido
agudo. Su único pensamiento era que ella estaba en peligro y tenía que
alejarse. No sabía cómo había llegado a esa habitación.
—Está bien, Señora Anderson. Usted está segura —dijo una mujer
mientras daba un paso al lado de ella. ¿Quién era la señora Anderson?
¿Era ella? No sabía quién era. El pánico se encendió aún más cuando
empezó a revolverse en la cama, los cables conectados a ella se sentían
como cadenas.
—Tiene que calmarse. Vamos a darle algo para ayudarle. No estamos
tratando de hacerle daño —la mujer habló de una manera tranquila.
Bree no le creyó. ¡Peligro! Había peligro. No sabía cómo ni por qué,
sólo que ella sabía que era peligroso.
—Llame a su médico ahora, y notifique a su familia —dijo la misma
mujer a otra persona, que salió rápidamente de la habitación.
La mujer asomó una aguja en uno de los cables colgando de su
brazo, mientras que un hombre sostenía las manos hacia abajo para que
no pudiera desconectarse.
Sintió un lavado de calma instantánea sobre ella. Seguía estando
asustada, pero el pánico fue menguando.
—¿Dónde estoy? ¿Quién eres tú? —Ella tenía la voz ronca, las
palabras lastimaban su garganta. Hizo una mueca. La puerta se abrió de
nuevo y un hombre entró rápidamente y miró hacia su lugar y sus ojos se
clavaron juntos. Se sentía como si debiera conocerlo, pero no lo hizo.
—Bree —preguntó inquisitivamente, como si no supiera si se trataba
de ella.
Ella lo miró sin comprender. ¿Estaba hablando con ella?
—Bree, estás despierta —gritó prácticamente mientras se
adelantaba. Ella se estremeció cuando él se agachó y le apartó el pelo de la
cara.
—Parece que ella puede tener amnesia. Hemos llamado al médico —
dijo la mujer cuando Chad la miró.
—Hola Bree, soy el Doctor Bailey. Sé que tienes un poco de miedo en
este momento, pero voy a ver si puede ayudarte, ¿de acuerdo? —dijo el
hombre.
Bree asintió con la cabeza, tranquilizada por el tono de su voz. Él
poco a poco se acercó a la cama y comenzó a revisar sus signos vitales sin
dejar de hacerle preguntas.
Después de unos veinte minutos, la puerta se abrió de nuevo y unos
desconocidos entraron.
Bree se volvió hacia el médico, sin saber lo que debía hacer o decir.
La habitación estaba demasiado llena de gente, demasiados extraños.
—Todo va a estar bien, Bree. Es su familia. Voy a salir y hablar con
ellos durante unos minutos, ¿de acuerdo? —dijo el médico.
Bree no tuvo más remedio que asentir. Ella vio como todos salieron
de la habitación, pero la mujer, que originalmente había estado adentro, se
quedó con ella, tranquilizándola. Ella no quería estar sola.
—Parece que su hija está sufriendo de amnesia, algo que no es
inusual en un paciente en coma. Voy a hacer más pruebas, pero la buena
noticia es que está despierta —dijo el Doctor Bailey, una vez que estaban
en el pasillo.
George y Chad estaban sin palabras por unos momentos. El médico
esperó que ellos asimilaran la información a través de sus pensamientos.
—¿Hasta cuándo? —preguntó Chad finalmente. Lo que parecían las
únicas palabras que podían llegar más allá de su garganta.
—No hay manera de saberlo con certeza. Ella podría recuperar su
memoria en cualquier momento, o podría tomar meses. Puede incluso
perder algo de memoria del todo. No hubo daños permanentes en el
cerebro por la herida de bala, pero no soy capaz de dar respuestas
definitivas —dijo el Doctor Bailey disculpándose.
—¿Podemos llevarla a casa? —preguntó George.
—Tengo que hacer más pruebas. Lo que hay que recordar es que no
se puede obligar a que su memoria vuelva. Tiene que venir por sí sola. Si
se le presiona demasiado a la vez, puede hacer que se aleje aún más. Sé
que usted ha tenido un tiempo difícil en los últimos dos meses, pero
necesita sanar. Voy a tener más respuestas para usted una vez que haya
realizado esas pruebas —dijo antes de volverse y alejarse.
—¿Qué hacemos? —preguntó Chad, sintiéndose impotente.
—Por mucho que no me gusta, esperaremos —respondió George.
Ninguno de los dos era del tipo de esperar por nada, ni a nadie, por
lo que ambos tomaron unos momentos para componerse ellos mismos
antes de caminar de regreso a su habitación.
A su regreso, los ojos de Bree estaban cerrados y Chad se sintió
como si fuera a vomitar. No debería haber estado ausente tanto tiempo.
—Está bien, sólo está durmiendo. Sé que parece que eso es todo lo
que ha estado haciendo, pero esto es diferente. Va a despertar de nuevo,
pero sólo va a estar despierta por períodos cortos —les aseguró la
enfermera.
George se sentó a su lado durante un tiempo antes de salir para
hacer llamadas telefónicas. Chad se negó a salir. Quería estar ahí cuando
ella se despertara de nuevo. El médico llegó un par de horas más tarde,
pero no tenía noticias positivas. No había una razón física para la amnesia,
y todo lo que ellos podían hacer era esperar y rezar que recuperara su
memoria.
Chad se quedó dormido con la cabeza apoyada en su cama y su
mano firmemente fijada en la suya.
Bree se despertó de nuevo en la habitación con poca luz, pero ella no
se sentía tan asustada como la primera vez.
Miró hacia abajo y vio el mismo hombre que había entrado la vez
anterior, estaba durmiendo cerca de ella, con su mano agarrada a la suya.
Tomó un momento para estudiar su cara, que parecía más suave en el
sueño.
Tenía corto el cabello y estaba construido como un tanque, pero por
alguna razón no la asustaba. Se sentía segura con él, lo que la confundió,
teniendo en cuenta que no sabía quién era. Tenía que ser una buena
persona, sin embargo, si el hospital le permitía estar en su habitación.
Levantó la mano y le rozó los dedos contra la mejilla, que tenía un
par de días de crecimiento de bello en ella. El movimiento debió
sobresaltarlo, porque sus ojos se abrieron de golpe, totalmente alerta, y
fueron capturados, mirándose ambos, uno al otro a los ojos, ambos
conteniendo el aliento.
—¿Cómo te sientes? —preguntó.
—No lo sé —respondió ella. Su cabeza no le dolía tanto, pero estaba
confusa, desorientada y asustada.
—Lo siento —dijo.
—¿Por qué?
—No deberías estar aquí.
—¿Dónde debería estar?
No sabía qué contestarle. Ella debía estar segura, y en cualquier
lugar que no fuera un hospital. Debía ser libre de hacer lo que quisiera, no
tener que ocultarse, no necesitar de un guardaespaldas. No sabía lo que
debía decirle.
—En casa. Segura —dijo finalmente.
Ella lo miró con curiosidad.
—Dijeron que mi nombre es Bree. ¿Quién eres tú?
—Chad, tu novio —contestó, sabía que la mentira podría llegar a
morderlo en el trasero, pero no le importaba.
Ella llevaba a su hijo y no sabía cuándo conseguiría que su memoria
volviera, por lo que sería mucho más fácil si se suponía que eran una
pareja. Sintió una punzada de culpa por mentirle, pero la empujó hacia
atrás. Tenía que protegerla y a su bebé por nacer.
Sus ojos se abrieron ante sus palabras y podía ver que estaba
buscando en su memoria, pero no encontró nada.
—No creo que me gusten los hospitales —dijo finalmente, haciéndolo
sonreír por primera vez en meses.
—No creo que te gusten, y a mí tampoco. No soy muy aficionado a
ellos en estos días, pero éste te ha mantenido a salvo —respondió con una
sonrisa.
Su risa la hizo sonreír y un ligero rubor llegó a su rostro llenándole
de alegría que no pensó que podía sentir de nuevo.
Chad no pudo resistirse a tirar de ella en sus brazos. Necesitaba
sentirla cerca de él, para tranquilizarse de que realmente estaba despierta
y todo estaría bien. Ella se puso rígida, pero sólo por un momento, luego
dejó que la abrazara.
—Esto se siente familiar —susurró ella finalmente. La grieta en su
voz acabo con él, pero al menos estaba oyéndola hablar.
—Estoy tan contento de que estés despierta —dijo sin pensar.
—¿Cuánto tiempo he estado dormida?
Chad se puso tenso. No sabía si él debía responder a eso. El médico
dijo que debían mantenerla calmada.
—Por favor, dímelo —suplicó.
—Dos meses —respondió, y vio que el color de su cara se drenaba
una vez más—. Vas a estar bien, Bree —rápidamente le aseguró, tirándola
hacia sí de nuevo.
Bree sintió los muros cernirse en ella. Había estado dormida durante
meses y no podía recordar nada. ¿Cómo podía sucederle esto a una
persona? Sintió una necesidad imperiosa de salir de ahí. Luchó contra las
lágrimas queriendo escapar. De alguna manera sabía que no era de esa
clase de mujer, ella no perdería el control.
Él frotó suavemente su espalda, calmándola, y ella tomó una
respiración profunda. No podía cambiar el pasado, así que tenía que seguir
adelante.
Sabía muy poco de cuántos más golpes venían en su camino. Sentía
que el cansancio empezaba a superarla a de nuevo y no entendía cómo
podía estar tan cansada cuando había estado dormida durante meses.
—¿Qué pasó? —preguntó finalmente. Ella tenía que saber.
—Tenemos que esperar a que llegue el médico y tu familia —dijo.
Él no iba a ser responsable de dar más información que podría poner
en peligro su salud.
—Por favor, necesito saber —lo intentó, pero se mantuvo firme.
Tenía que averiguar qué información era segura para darle a ella, y
cual no lo era. No iba a hacer nada más que pudiera causarle mayor daño.
El Doctor Bailey entró en el cuarto, volteo los ojos hacia él.
—Es bueno verte despierta otra vez, Bree —dijo mientras se acercó y
miró sus gráficos.
—Necesito respuestas. ¿Por qué estoy aquí? —Ella fue derecho al
grano.
El Doctor Bailey se sentó en una silla junto a su cama y la miró por
un momento antes de hablar. —Creo que esa es una discusión que usted
puede tener con su familia. Estoy aquí para decirles que, su salud se ve
bien. Si usted puede comer algunos alimentos sólidos y trabajar duro
durante la próxima semana, podemos dejarla salir de aquí —respondió,
evitando su pregunta.
—Pero ¿por qué estoy aquí, en primer lugar? —preguntó, con la voz
quebrada aún más por su frustración.
—Su familia le informará de todo eso, pero tengo una gran noticia
para usted. Es la razón por la que hay que centrarse en comer todo lo que
pueda —dijo el Doctor Bailey. Chad se puso tenso. Él no quería que el
doctor dejara escapar la noticia, pero el hombre estaba ignorándolo o no
quería tener en cuenta lo que quería.
—¿Qué? —preguntó Bree, momentáneamente distraída.
—Tiene cerca de ocho semanas de embarazo.
Hubo un silencio puro cuando las noticias le golpearon, los ojos
sorprendidos de Bree fueron del médico a Chad, que logró reunir una
sonrisa alentadora.
—Yo...yo... —Bree parecía no poder encontrar palabras.
—Todo va a estar bien, Bree —dijo Chad, a pesar de que no sabía
cómo hacer algo bien. Bree había perdido la memoria, aún había hombres
desconocidos detrás de ella, y no sabía cómo luchar contra una fuerza
invisible.
Su mano se deslizó sobre su estómago y vio cómo las lágrimas
brillaron en sus ojos.
—¿Es nuestro?
—Sí —respondió con cero vacilaciones.
Ella le dedicó una sonrisa vacilante, y todas sus otras preguntas
fueron olvidadas cuando contempló la realidad de la maternidad
inminente.
Capítulo 8 Traducido por andiita92
Corregido por Pily
—Después de tu ecografía, si todo está bien con el bebé, serás libre
para irte —dijo el Dr. Bailey antes de que Bree fuera capaz de abrir la
boca.
Había salido del coma hacía dos semanas pero aún estaba confinada
a su habitación en el hospital. Bueno, no exactamente de la habitación, se
le permitió caminar a la cafetería e incluso sentarse fuera en ocasiones,
siempre y cuando tuviera a alguien con ella, pero aun así, estar confinada
en un hospital, aunque sea bueno, la hacía sentirse atrapada.
Había tomado bien las cosas durante la primera semana y media,
pero luego su irritación por la situación se hizo muy evidente para todos.
Ahora estaba acostumbrada a la puerta giratoria de los visitantes que se
hacían llamar su familia, a pesar de que todavía no había recuperado su
memoria, pero solo quería irse. No sabía dónde estaba su casa, pero
cualquier cosa tenía que ser mejor que la habitación estéril del hospital.
—Parece que te conoce bien —dijo Chad con una sonrisa.
Bree le lanzó una mirada y luego se arrepintió. Chad era la única
persona con la que se sentía "bien" estar cerca. Pensó que debieron ser
increíblemente cercanos, porque cuando él entró por la puerta, sintió
mariposas en el estómago. Provocaba cosas en su interior que no podía
comprender plenamente.
Pensó que podría estar enamorándose de él, a pesar de que tenía
que amarlo si habían hecho un bebé, ¿verdad? Odiaba empezar a tener
esos pensamientos porque hicieron que su cabeza doliera tratando de
juntar las piezas de su memoria rota.
—¿Me lo prometes? —preguntó al médico, ignorando el comentario
de Chad.
—Lo prometo, pero sólo si la ecografía dice que todo está bien —le
recordó.
Se negaba a pensar que algo podría estar mal.
No había sentido los movimientos del bebé, no mostraba ningún
síntoma de embarazo todavía, pero aun así, ella tenía una conexión con su
bebé. Estar embarazada le daba esperanza de que su mente en blanco
tendría que aclararse algún día.
Tenía una enorme, obviamente amorosa familia, que la visitaba
todos los días. Y ella no podía definir a Chad. Él estaba a su lado día y
noche, y era tan... Ni siquiera podía poner en palabras lo que era.
Masculino.
Encantador.
Viril.
Guapo.
Había miles de descripciones, estaba segura de que lo podría
describir mejor.
—Estoy lista —dijo, emocionada de ver las primeras imágenes de su
bebé. Tal vez ver las imágenes de su bebé estimularía su cerebro de alguna
manera y recuperaría su memoria. En secreto cruzó los dedos.
Otra persona entró en la habitación, empujando una mesa con una
máquina y monitor grande en él. Sintió nervios fluir a la vista. Estaba a
corta distancia.
Chad se sentó en silencio junto a Bree mientras observaba el
personal del hospital moviéndose alrededor de su habitación. Había
estado en misiones de combate en las que no había derramado una sola
gota de sudor, pero a la espera de ver las primeras imágenes de su hijo por
nacer fue como estar en un agujero anticipando la primera granada a caer.
Estaba aterrorizado de que algo podría estar mal con el bebé, pero muy
contento de ver a su hijo o hija.
Sin pensarlo se acercó y agarró la mano de Bree. Ella estaba más
fuerte cada día y esperaba que su hijo también.
Ella se tensó ante la frialdad del gel sobre su estómago, pero pronto
hubo una borrosa imagen en la pantalla.
Ambos se miraron intensamente mientras el técnico movió el
pequeño instrumento de mano alrededor de su vientre, deteniéndose cada
pocos segundos y haciendo clic en su monitor. Chad quería estrangular al
chico y exigirle que les dijera que todo iba a estar bien.
Chad miró, pero no podía ver nada ni una especie de parecido a una
persona en su interior. ¿Estaba algo mal? Tuvo que luchar para no gritar.
—Sólo estoy tomando unas cuantas fotos de la matriz en este
momento. Su bebé es muy pequeño ahora. Ni siquiera del tamaño de un
maní sin cáscara, y hay un montón de fluido y otras cosas internas en el
camino, así que es difícil tomar una buena foto, pero dame un momento
más —dijo finalmente el chico.
Fue algo bueno, porque Chad no se creía capaz de soportar mucho
más silencio.
El médico se inclinó y miró un lugar en el monitor donde el técnico
se había detenido. Ambos hablaron en silencio por un momento y Chad
sintió una gota de sudor correr por su frente. Se sorprendió por la
intensidad de sus emociones. Nunca había pensado que era posible amar
tanto algo que ni siquiera sabía que él quería.
—Estarán contentos de saber que el bebé se está desarrollando
exactamente como debería en este punto del embarazo. Esta primera
máquina nos dio información valiosa que necesitábamos. Ahora, Henry
está conectando nuestra ecografía tridimensional. Su bebé está en una
excelente posición, así que van a obtener una imagen bastante clara de él.
A lo largo de las diez semanas, su hijo es de aproximadamente una
pulgada de largo y pesa menos de una onza —explicó el Dr. Bailey.
Ambos soltaron respiraciones aliviadas por las palabras del médico.
Bree se volvió hacia Chad y le envió una sonrisa impresionante que lo
habría hecho caer de rodillas si no estuviera sentado. Ella tenía color otra
vez y parecía aún más radiante que nunca. El embarazo era hermoso en
ella, como todo lo demás.
—Por lo tanto, me puedo ir a casa, ¿no? —preguntó.
—Sí. Lo estás haciendo bien. Todas las señales apuntan hacia una
recuperación completa y un embarazo saludable —respondió el Dr. Bailey.
Dejó a un lado la amnesia. Ellos no se preocupaban por eso ya que
se esperaba que pueda recuperarse con el tiempo.
—Aquí está tu bebé —dijo y se volvieron hacia la pantalla. Ante ellos
estaba la imagen de su bebé.
Era obvio que el bebé estaba despierto y moviéndose. Chad estaba
aturdido al ver lo que parecían brazos pequeños moviéndose frente una
gran cabeza. La imagen lo hizo parecer más grande que una nuez.
—Recuerden, esta imagen está ampliada, pero el bebé está casi
completamente desarrollado. Ellos crecen rápidamente en esta etapa del
embarazo. En unas pocas semanas él, o ella, estará totalmente formado,
sólo tiene que crecer mucho más. Los primeros tres meses de embarazo se
mueven más rápido en términos de desarrollo —informó el Dr. Bailey.
Tampoco podían quitar los ojos de la pantalla y sólo asintieron
distraídamente a sus palabras. Fue increíble ver al pequeño bebé
moviéndose dentro de su cuerpo.
—¿Les gustaría escuchar los latidos del corazón ahora?
—Sí. —Los dos contestaron al unísono y luego se sonrieron el uno al
otro.
Chad ya estaba lleno de amor increíble para su hijo o hija, pero
cuando el sonido de su corazón latiendo llenó la habitación, pensó que su
corazón podría estallar. Era un fuerte sonido para algo tan pequeño.
Bree no estaba preparada para la avalancha de amor y protección
que la invadió. No recordaba nada de su vida, pero no importaba. Nada lo
hacía. Ante ella estaba la imagen de la vida que lleva dentro de ella, y la
habitación se llenó con el fuerte sonido de su corazón latiendo. Chad
estaba sosteniendo su mano, se sentía completa. Su estrés lejos y quería
permanecer en el momento por tanto tiempo como fuera posible.
—Debido a las condiciones médicas, quiero verte la semana que
viene. Si todo sigue yendo bien, vamos a verte cada dos semanas durante
un par de meses. Te quiero ver un poco más de lo normal, sólo para
asegurarme de que tú y el bebé se mantengan sanos y seguros. Si puedes
prometer eso, firmaré los formularios de alta —ofreció el Dr. Bailey.
Bree aceptó rápidamente. Ella cedería a cualquier cosa para salir,
pero quería mantener un ojo en el bebé, mucho, así que acceder a las
visitas adicionales con el médico no era una dificultad.
El Dr. Bailey los dejó solos para poner sus emociones bajo control,
mientras que el técnico les imprimía las primeras imágenes de su hijo.
—Gracias, Bree. Gracias por este regalo —le dijo Chad una vez que
estaban solos.
Bree lo miró y sintió a su corazón aletear. Tenía tantas preguntas,
pero ninguna de ellas le importaba en ese momento. Lentamente se puso
de pie, ansiosa por vestirse, cuando Chad la sorprendió yendo por el lado
de la cama y levantándola del suelo en un abrazo estremecedor.
Ni siquiera pensó en resistirse, ella quería sus brazos a su alrededor.
Quería más, mucho más. Chad aflojó su agarre, pero no la soltó. De
repente estaban parados pecho a pecho, con los rostros a sólo pulgadas de
distancia, y el aliento de Bree enganchado de nuevo. No de los nervios o
miedo, sino de pura emoción.
Podía comprender cómo había quedado embarazada. Su estómago se
tensó de necesidad, el deseo corriendo a través de su sangre.
Observó cómo los ojos de Chad se oscurecieron, respondiendo a la
necesidad de su propia cara. Ella sintió la presión en su estómago a
medida que su necesidad se dio a conocer, presionando contra su
suavidad. El conocimiento de que ella había hecho esto en la vida del
hombre duro, hizo que sus rodillas temblaran. Dejó escapar un gemido sin
darse cuenta, y Chad cerró rápidamente la brecha entre ellos.
A medida que sus labios rozaron los de ella, Bree gimió de nuevo.
Sensaciones corrieron a través de su cuerpo mientras moldeaba su boca
contra la suya. Ella rápidamente se abrió a su lengua, y sintió una
tormenta de nubes construyéndose en su interior.
Empujó contra su dureza, sintiendo el poder cuando tembló contra
ella. Estaba convirtiendo a este hombre fuerte en una masa temblorosa.
Quería más, quería hacerlo gritar, como él se lo estaba haciendo.
Pasó sus manos por sus brazos sólidos, barriendo sus uñas cortas
contra su piel bronceada. Llegó a su cuello y hubiera sonreído si no
hubiera tenido ocupados sus labios, cuando sintió los golpes aparecer en
su piel. Él profundizó el beso, metiendo su lengua hasta el interior de las
cavidades de su boca.
Chad movió sus manos a la espalda de su bata de hospital,
fácilmente deslizándose dentro de la fina tela. Ella se estremeció cuando
sus grandes manos hicieron contacto con su piel desnuda. Mucho. Tenía
que tener todo de él.
Ella perdió el control total y no le importó. Era deseada. Era
necesitada. Era necesaria. Lo amaba, de alguna manera lo sabía.
Chad se agachó para levantarla en sus brazos, teniendo toda la
intención de ponerla sobre la dura cama de hospital y tomarla justo ahí,
cuando un golpe en la puerta lo detuvo en seco. Era mejor que una ducha
helada. Rápidamente protegió el cuerpo de Bree, para darle tiempo para
conseguir su bata de regreso cuando la puerta se abrió.
—¿Estás decente, cariño? —Preguntó George mientras entreabría la
puerta—. El médico me dijo que me perdí el ultrasonido pero que tenías
algunas fotos para mí.
George entró y miró de la cara sonrojada de Chad a la forma de Bree
sacudiéndose detrás de él, y rápidamente puso dos y dos juntos.
—Siento interrumpir. Voy a esperar aquí afuera —dijo mientras
comenzaba a cerrar la puerta.
Bree se sintió mortificada de haber sido atrapada desnuda, por su
padre, sin embargo, aún si ella no lo recordaba siendo su padre. Ella sabía
que la quería, porque había estado en el hospital casi tanto como Chad.
—Está bien pa... papá —tartamudeó. Aún trastabillaba con el
nombre, pero se sentía mal llamarlo George. Él le había dicho que estaba
bien si ella lo necesitaba, pero lo había dicho con los ojos
sospechosamente húmedos—. Acabamos de terminar el ultrasonido y
Chad estaba listo para salir para que pueda vestirme —terminó.
Estaba de color rojo brillante mientras dijo las palabras, pero George
la dejó seguir con la mentira.
—Voy a esperar afuera con tu padre —dijo Chad.
Su cuerpo entero estaba en llamas, y sabía que iba a ser difícil
caminar, pero ella necesitaba unos minutos para recobrar la compostura y
vestirse. Él había tenido la esperanza de ayudarla a vestirse... después de
que se deshiciera de la bata y se hubiera hundido profundamente en ella.
Trató de librarse de esos pensamientos. No estaba ayudando a su
situación, y realmente no ayudaba al dolor en su parte inferior del cuerpo.
Se movió mientras se levantaba torpemente junto a George. Él realmente
necesitaba estar a solas, y en una cama.
—Vamos a estar justo afuera, entonces —contestó George con una
sonrisa antes de dar un paso atrás hacia la puerta.
—No creo que se vuelva más embarazoso que esto —dijo Bree con
una pequeña risa.
—Podría haberlo sido si hubiera entrado dos minutos más tarde —
dijo Chad.
Él se echó a reír al ver el terror en su rostro. Luego dio un paso a las
puertas y apoyó la cabeza contra el frío metal. No era capaz de mantener la
calma a su alrededor. Estaba empezando a pensar que no era tan malo.
Capítulo 9 Traducido por Auroo_J
Corregido por AriannysG
—No me gusta —dijo Trenton con los brazos cruzados sobre el
pecho. Parecía que todos estaban en su contra en la materia, sin embargo.
—Creo que es más seguro. El médico dijo que no debería ser
obligada a nada, además, de esta manera Chad todavía puede mantener
una vigilancia sobre ella —argumentó George.
—Él no parece estar haciendo un gran trabajo —espetó, al instante
lamentó sus palabras porque sabía que Chad se estaba comiendo a sí
mismo por el hecho de que Bree haya sido lastimada. No era culpa de
Chad que a Bree le hayan disparado—. Lo siento. Eso estuvo fuera
de lugar —añadió rápidamente.
—Entiendo —respondió Chad. Él habría tomado con mucho gusto
esa bala, pero no podía pensar en ello. No tenían más remedio que seguir
adelante, y en ese momento estaban discutiendo a dónde iría Bree después
de que le dieran de alta en el hospital.
—Mira, esta cómoda a mí alrededor. Puedo cuidar de ella y de mi
bebé. Mark está a sólo un par de kilómetros de distancia y puedes
acampar en mi patio trasero si quieres —dijo Chad. Quería a Bree con él y
no comprometería el tema.
—No es como si pudieras embarazarla más —añadió Mark con una
risita.
Trenton lanzó dagas con los ojos a su primo.
—Como si fueras un monje —añadió Alex. Trenton sentía que
estaban haciendo equipo en su contra. No le gustaba ni un poco.
—No estamos discutiendo sobre mí —dijo Trenton, pero sabía que
tenían razón. Su hermana ya no era una adolescente. Se imaginó que los
sentimientos de protección nunca se fueron. Se sentía como si Chad se
estuviese aprovechando de la situación.
—Escucha, entiendo cómo te sientes. Pero tienes que darte cuenta
en algún momento que Bree es un adulto y que no resultó herida cuando
tomó la decisión de dormir conmigo. Lleva a mi hijo. Eso significa mucho
para mí. Mi plan es casarme con ella.
—Además, su memoria va a volver, y si está en casa cuando ocurra,
va a ser un infierno para pagar. Nos acusará de aprovecharnos de la
situación, entonces podríamos perderla de forma permanente. Creo que
tiene que quedarse con Chad por ahora. Él va a mantenerla a salvo —
intervino Austin. Trenton a regañadientes asintió, pero era evidente que no
estaba contento con la situación.
—Ahora que tenemos eso resuelto, debemos dejar de pelear antes de
que Bree doble la esquina y se pregunte de qué se trata. No le haría
ningún bien a su recuperación saber que tiene un acosador —les recordó
George.
A los pocos minutos, Bree se reunió con ellos en la sala de espera.
Tenía una sonrisa vacilante en su rostro mientras miraba hacia la puerta,
obviamente queriendo salir del hospital antes de que el médico cambiara
de opinión y le dijera que no podía salir.
—Vamos a salir de aquí, ¿de acuerdo? —dijo Chad, poniendo su
brazo alrededor de su espalda. Ella parecía un poco perdida, pero estaba
más que feliz de seguirlo desde la sala estéril.
—No hemos hablado de a dónde voy. Ni siquiera sé dónde vivo —dijo
Bree, empezando a sentir sus primeros movimientos de pánico. Se
desorientaba al no saber nada acerca de su vida.
—Nos vamos a casa —respondió Chad simplemente.
—¿Vivimos juntos?
—Sí —respondió un tanto con la verdad. Había estado viviendo con
ella, por lo que no era exactamente una mentira. Tenía la sensación de que
iba a volver y morderlo más tarde, pero él se ocuparía de eso entonces.
—Está bien —dijo ella, no parecía segura, pero puso su confianza en
él, de todos modos.
—Nos encontraremos en el rancho —dijo George antes de darle a
Bree un rápido abrazo.
—¿No crees que todos ustedes deben esperar un día o dos antes de
abrumarla? —preguntó Chad. Su pregunta fue ignorada cuando todo el
mundo se dirigió a sus vehículos. Ellos ya tenían una fiesta de bienvenida
prevista, y si Bree estaba lista o no, se encontraría a punto de ser
inundada con la familia.
Chad ayudó a Bree a subir su camioneta, luego dio la vuelta y se
metió en el asiento del conductor. Encendió la radio a una estación de
country y en silencio comenzó a conducir el vehículo, dejando que se
acostumbrara a la idea de finalmente estar libre de lo que ella consideraba
una prisión.
—¿A qué distancia está la casa?
—Se trata de una media hora desde el hospital.
—¿Me gusta vivir en el campo?
—Acabo de comprar esta propiedad. Antes de que ingresaras al
hospital, nos alojábamos en una pequeña casa en las afueras de la ciudad.
Creo que realmente vas a disfrutar de la estancia, sin embargo. Tenemos
caballos, vacas, gallinas, cabras y algunas otras criaturas corriendo —
contestó él, con la voz llena de emoción.
Bree sintió una agitación de familiaridad con sus palabras. Tal vez
ya había pasado el tiempo en un rancho antes. Empezó a sentir la emoción
al salir de la ciudad y deslizarse por lo últimos campos de heno, que
soplaban suavemente en la brisa.
No pareció pasar mucho tiempo cuando Chad salió de la carretera
principal y comenzó a viajar por un largo camino de grava. Volvió la cabeza
de lado a lado mientras trataba de tomar todo lo que la rodeaba.
Miró hacia los árboles frutales y prácticamente podía sentir la
explosión de sabor en su lengua. Sabía que había pasado el tiempo
trepando a los árboles de manzana y arrancando frutos de sus ramas.
Simplemente no sabía cuándo lo había hecho.
Doblaron una curva de la carretera y sus ojos se abrieron en el
número de automóviles en fila delante de una enorme casa de tres pisos.
Oyó a Chad maldecir y se volvió en su dirección.
—Le dije a tu familia que lo tomara con calma y dejaran que te a
ajustaras primero, pero parece que no escuchan. Sólo se suponía que los
miembros de tu familia inmediata estarían aquí, pero parece que trajeron a
toda la pandilla. Si quieres que me dé la vuelta y te lleve a un hotel para
pasar la noche, lo haré —le ofreció cuando vio su expresión de miedo.
—No, voy a estar bien. Es obvio que mi familia me ama, lo cual es
genial. Es mejor ser abrumado, que no tener a nadie en absoluto —
respondió ella. Chad iba a ver si todavía se sentía de esa manera en un par
de horas.
—Estás en casa. Estoy tan contenta de que estés bien —dijo Jennifer
mientras corría y echaba los brazos alrededor de Bree en cuanto se bajó
del vehículo.
—Tía Bree, te extrañe —gritó Molly mientras corría hacia ellas y se
unía al abrazo.
—También te extrañé —contestó Bree automáticamente. Las abrazó
a las dos, a pesar de que todavía no reconocía a nadie. Luego fue a pasar
de un par de brazos a los siguientes durante varios minutos. Le trajo
lágrimas a los ojos, todo el amor que estaba recibiendo. Parecía ser una
persona muy afortunada.
—Tenemos una parrillada, prima. Ve a sentarte y relajarte por un
rato — dijo Mark cuando finalmente llegaron a la casa. Miró alrededor de
la gran entrada con escasos muebles.
—Sal de nuevo, cariño. Tenemos una bonita silla, todo listo para ti
— llamó Joseph con una voz que hizo saltar a Bree. Ella sabía que él era
su tío, pero el hombre era un poco intimidante. Era tan grande como una
montaña, con una voz que podía comandar fácilmente un ejército.
—Joseph, estás asustando a la pobre chica. Deja que se instale —
dijo Esther dijo mientras se acercó y puso su brazo alrededor de Bree.
—Tonterías. Mi sobrina nunca tendría miedo de mí —protestó
Joseph.
—Hum —respondió Esther antes de alejar a Bree. Bree tuvo que
admitir que estaba agradecida por la interferencia de la mujer.
—Lo siento, todo esto es un poco abrumador —admitió Bree en voz
baja a la amable mujer llevándola a un espacio aislado en el patio trasero.
—Está bien, querida. Tu familia tiene buenas intenciones, y te aman
profundamente, pero a veces pueden ser un poco difíciles de controlar —
dijo Esther con un guiño de complicidad.
—Parece de esa manera.
—Soy Esther. He trabajado para los Anderson durante muchos años.
Ahora estoy retirada, pero se han vuelto una parte tan importante de mi
familia, que me parece que no puedo mantenerme al margen —dijo con
una risa suave. Bree se sintió muy a gusto con ella.
—Parece que no te dejarían ir, incluso si quisieras —dijo Bree con
los ojos muy abiertos mientras miraba el patio lleno de gente, jóvenes y
viejos, todos ellos riendo y haciendo bullicio. Sonrió cuando vio un par de
niños pequeños en un extremo de un balancín y Chad en el otro lado. Él
estaba empujándolos en el aire, enviándolos a un ataque de risa
contagiosa.
Bree sintió un destello de registro de memoria. Se vio volando alto en
un columpio con Jasmine junto a ella, las dos riendo. Bree sonrió, luego se
rió, superada con la felicidad de la pequeña pieza de su pasado. Por
primera vez desde que se despertó de su coma, se sentía como que
realmente era su familia.
Chad miró hacia ella y sus ojos se encontraron, enviando un rayo de
electricidad comprimido en el aire. Su estómago se apretó con una
necesidad tan abrumadora que tuvo que sentarse rápidamente porque ella
no creía que sus piernas soportarían su peso por más tiempo.
Cuando vio el calor instantáneo en los ojos de Chad, causó que su
cuerpo fuera de caliente a combustión lenta. Al instante deseó que
estuviesen solos. Tal vez cuando ella estuviera de nuevo en sus brazos, se
inundaría su mente con recuerdos de su vida antes del accidente. De
repente, quería tener sus recuerdos de vuelta más que nada. Parecía que
tenía una vida muy plena.
—Más arriba. —dijeron los niños en el columpio y lo llamaron
impacientes con su pausa momentánea. Desvió su mirada de la de ella y,
comenzó a jugar con ellos de nuevo. Bree se dio cuenta de que había
dejado de respirar y respiró fuertemente.
—¿Ves el calor volar entre esos dos? —le preguntó George a su
hermano con una sonrisa de satisfacción.
—Me sorprende que la hierba seca no se encienda —confirmó
Joseph.
—No me gusta que mi hija haya pasado por tantas cosas, pero estoy
muy feliz de que Chad entrara en su vida. Creo que otra boda puede estar
en un futuro cercano. —Sonrió George.
—Estoy feliz por ti, hermano. Te mereces la alegría en tu vida.
Hablando de eso, creo que he detectado algunas chispas entre tú y Esther
—dijo Joseph con un brillo en sus ojos.
—Ahora, no empieces a emparejarme. Esther y yo somos sólo amigos
— dijo George en voz baja mientras miraba alrededor, asegurándose de
que nadie los haya escuchado. Si sus hijos incluso sospecharan que tenía
sentimientos por Esther, estarían sobre él. Sabía que tenían sus propias
sospechas acerca de Joseph y lo de entrar en las vidas y emparejar a sus
hijos.
—Sólo estoy diciendo... —Joseph se fue apagando. Vio cómo los ojos
de George buscaban a Esther cada pocos minutos o menos. Para él lucía
como si su hermano podría haber encontrado una segunda oportunidad de
ser feliz en la vida. Se lo merecía. La pérdida de su mujer fue devastador
para él, y Esther era una buena mujer.
—Bueno, no andes diciendo nada. Y ni siquiera piense en poner
cualquier tonta idea en tu cabeza —dijo George antes de que él se fuera a
hablar con otra persona. Las carcajadas de Joseph lo siguieron a través
del patio.
—Mi papá y Esther, ¿eh? No me lo hubiera ni siquiera imaginado —
le dijo Austin a su primo, Lucas.
—El espionaje definitivamente tiene sus beneficios —dijo Lucas
mientras veía a su tío alejarse.
—Él ha estado de luto durante el tiempo suficiente. Creo que sería
genial si fuera capaz de encontrar un pedazo de felicidad de nuevo —dijo
Austin.
—Creo que es hora de la revancha. No puedo demostrarlo, pero sé
que papá y el tío George se han entrometiendo en nuestras vidas. Piensan
que son tan resbaladizos, pero empezaron a llorar por nietos y, de repente,
tienen más de una casa llena. Eso parece como algo más que una
coincidencia para mí. —Reflexionó Trenton.
—Lo bueno es que soy más inteligente que el resto de ustedes —
respondió Austin con aire de suficiencia.
—Claro, primo, vamos a ver lo listo que eres. —Rió Trenton. Austin
miró a su primo antes de alejarse.
—¿Qué están haciendo? —le preguntó Jennifer mientras se acercaba
y envolvía sus brazos alrededor de su marido.
—Parece que papá puede estar enamorándose. Creemos que es el
momento de hacer algo de intromisión de nuestra parte —respondió
Trenton, besando rápidamente su esposa.
Él no era capaz de tener suficiente de ella, no importaba cuánto
tiempo pasara a su lado.
—¿Qué quieres decir? —preguntó ella, luciendo confundida.
—No sé cómo los ancianos lo han hecho, pero sé que han estado
entrometiéndose en nuestras vidas amorosas. No es que me queje, me llevó
a ti —añadió Trenton. Amaba a su esposa y no cambiaría nada entre ellos.
—Entonces, ¿por qué quieres venganza?
—No es venganza, mi querida, es revancha —dijo con un brillo en
sus ojos.
—Hombres —dijo ella antes de besarlo y de regresar a las otras
mujeres, que hacían mucho más sentido. Trenton disfrutaba mirándola
mientras se alejaba. Cuanto más tiempo estaba con ella, más se
enamoraba. Ella sólo se volvía más bella cada día.
—¿Cómo lo llevas? —le preguntó George.
—Todavía estoy de pie —respondió Bree. No creyendo que ninguno
de ellos planeara dejar el rancho en el corto plazo. Todos ellos habían
estado allí durante varias horas y la fiesta estaba en pleno florecimiento.
Estaba cansada, pero no quería admitir su debilidad ante ellos.
Tenía la sensación de que no era normal que se quejara de las cosas.
—Voy a empezar a reunir a todo el mundo. Están tan felices de
tenerte de vuelta en casa —dijo George.
—No tienes que hacer eso, estoy bien —respondió de forma
automática. Se sentía como si fuera una ingrata, cuando todo el mundo
había sido más que amable con ella.
—Está bien estar cansada, Bree. Has pasado por mucho. Tus
hermanos siempre han sido protectores sobre ti, y los años de tiempo
perdido cuando todo el mundo lloraba la pérdida de tu madre los ha hecho
aún más. Demasiado tiempo se perdió, y ahora todos quieren estar
seguros de que nada va a rasgar a nuestra familia de nuevo —explicó.
Bree lo amaba, no lo recordaba siendo su padre, pero era un amable
y gentil hombre, sabía más allá de toda duda que amaba a su padre. Ella
le echó los brazos a su cuello y se aferró durante varios momentos.
Cuando ella se retiró, había lágrimas en sus ojos.
—Gracias, papá. Estoy segura que con tiempo todo volverá a mí,
pero una cosa que sé es que te amo. Puedo sentirlo en mi corazón, aunque
mi mente se cierre por el momento.
—Eso es lo mejor que puedas decirme. Te amo también, cariño.
Ahora, voy a sacar a todos estos hombres llenos de testosterona de aquí
para que puedas acostarte y descansar. Estás gestando a mi hermoso
nieto, después de todo.
Bree se rió mientras dejaba que la llevara del brazo y la condujera al
porche. Pensó que una siesta sonaba bastante celestial en ese momento,
sin embargo. Ella se pasó alrededor una vez más mientras todo el mundo
dijo adiós. Todos los niños pequeños necesitaban un abrazo y un beso de
ella, y, una vez más sintió un brillo cálido en su corazón cuando los abrazó
con fuerza contra su pecho. A ella obviamente le encantaba esta gran
familia caótica.
Con memoria o no, se sentía como en casa, a gusto con su mundo.
Se puso de pie al lado de Chad, despidiéndose de los últimos
miembros de la familia en salir.
—Lo siento por eso, Bree. Cuando tu familia se hace una idea, no
hay nada que pueda pararlos. Esa es una de las cosas que me gusta de
ellos la mayoría de las veces —le dijo Chad mientras la llevaba dentro.
Bree se derrumbó en la silla cómoda, sintiendo como si sus párpados
pesaran cincuenta toneladas.
—Me encantó. Son un poco abrumadores, pero es obvio que me
quieren. Creo que mi memoria va a volver. Tengo un buen presentimiento
sobre esto... —Su voz se desvaneció.
Sus palabras provocaron una flecha de pánico en Chad. Cuando ella
se diera cuenta de que había mentido, iba a estar furiosa. Él tenía que
asegurarse de que ella se enamorara de él antes de eso sucediera para que
no se quisiera ir.
—Eso es genial. Tengo que ir a atender a los animales —dijo en tono
seco cuando se dirigió a la puerta. Trató de ignorar la mirada de asombro
en sus ojos, y el flash del daño causado por sus palabras.
Limpió los establos de los caballos hasta que sus músculos estaban
gritando y el sudor goteaba de su frente. Se empujó con fuerza, esperando
que en el momento en que entrara en la casa, sería capaz de caer de
bruces en la cama y perder el conocimiento.
No funcionó. Después de una ducha de agua caliente, se metió en la
cama, donde se sentó durante horas, con la mente llena de pensamientos
de Bree, y deseando que yaciera a su lado. Él habría probable cedido y
dirigido a ella, si no hubiese estado tan profundamente dormida.
Ella quería su propia habitación hasta que se sintiera más cómoda
en su relación. Se había reído de ello, acariciando su estómago, pero dijo
que se sentía mal que durmieran juntos cuando él se parecía demasiado a
un desconocido todavía. A pesar de que podría no sobrevivir, no había
discutido con ella. Pero él no pensaba que no iba a tener ningún descanso
con ella durmiendo a tan sólo unos metros de distancia.
Capítulo 10 Traducido SOS por Auroo_J
Corregido por Maniarbl
Chad respiró hondo y enderezó los hombros. Él quería casarse con
ella, y de preferencia antes de que recuperara su memoria. Ella llevaba a
su hijo, no iba a dejar que el bebé creciera sin un padre. Estaría allí para
proteger siempre a los dos.
Bree estaba sentada en la cocina cuando llegó a la esquina. Ella le
dedicó una sonrisa vacilante, sin saber por qué se había alejado de ella la
noche anterior.
—Vamos a casarnos ahora —le espetó, y luego deseó poder retirar
sus palabras, cuando sus ojos se abrieron y ella se sentó con una mirada
de asombro en su rostro. Él debería haber abordado el tema con cuidado.
Podía ver una infinidad de pensamientos en su mente. Él sabía que ella
pensaba que era probablemente una locura. Caliente, entonces frío. No
sabría qué pensar.
— ¿Acaso discutimos el matrimonio antes del accidente? —le
preguntó, sin apartar la vista de él. Él podía mentir, pero no iría tan lejos.
—No, pero las cosas estaban bien entre nosotros.
—No quiero un matrimonio de conveniencia. Lo sé, no sé cómo, pero
sé que sólo puedo casarme por amor. Apenas puedo comprender estar
embarazada, y me gustaría tener mi memoria, pero no voy a casarme
contigo sólo porque dormimos juntos. Cada vez que te pregunto por el
pasado, contestas con evasivas. ¿Por qué?
—El médico me dijo que no forzara nada sobre ti.
—Esa es una salida fácil y lo sabes —respondió ella, irritándose con
él.
—Es la verdad —insistió.
—¿Me hubieses pedido que me casara contigo si no estuviese
embarazada?
Chad se quedó allí como un ciervo encandilado por los faros. Todo lo
que tenía que decir era “sí”, pero él sabía que era una mentira. Tal vez con
el tiempo le hubiera preguntado, trató de razonar consigo mismo. Pero
siempre había jurado no casarse. Tener un bebé cambiaba las cosas, sin
embargo. Tenían que poner por delante las necesidades del bienestar de su
hijo que las de sí mismos. Ella debía entender eso.
—Esa pregunta no importa, es irrelevante —que pretendió cubrir.
—No estoy de acuerdo. Creo que es totalmente pertinente.
—Quiero criar a mi hijo. ¿Eso me hace una mala persona?
—Puedes estar activo en la vida de tu hijo sin casarte conmigo. Ni
siquiera te conozco, no realmente. Tal vez me voy a sentir de manera
diferente una vez que mis recuerdos vuelvan, pero no estás ayudando de
hecho, actuando como un hombre Neandertal —lo regañó.
—Eres mi responsabilidad. No eludiré lo que es correcto.
—Así que, ahora que no soy nada más que una responsabilidad.
Otra tarea diaria de la que te encargas.
—Estás torciendo mis palabras —resopló con frustración. Chad se
movió por la habitación, pasando los dedos por su pelo, tratando de
encontrar la manera de llegar a ella. ¿Por qué tenía que ser tan terca?
Se acercó a la nevera y comenzó a sacar artículos. Tenía que hacer
algo con las manos o temía que pudiese colocarlos alrededor de su
pequeño cuello y estrangularla. Él sonrió a sí mismo. Él nunca, en un
millón de años, le haría daño a una mujer. Quería matar a los hombres
que se atrevieron a hacerle daño. Hasta que fueran capturados, ella
todavía estaba en peligro. Si ella estuviese de acuerdo en casarse con él,
podía protegerla a ella y a su bebé. Incluso con amnesia, ella era pura
Anderson, terca, incluso hasta el punto de auto-sacrificio. Chad lanzó un
bocadillo delante de ella y se sentó a la mesa y le dio un buen mordisco a
su sándwich. Estaba enojado, y ella se sentía frustrada.
—Tal vez debería ir a casa de mi padre. Creo que a él le gustaría eso.
—No.
—No puedes decirme que no. Soy un adulto, en caso de que no lo
hayas notado —dijo con una mirada.
—Tú te quedas aquí —le ordenó. Realmente estaba regañándola.
—Eres un cerdo insufrible. ¡Ni se te ocurra tratar de decirme qué
hacer! —le espetó ella, poniéndose de pie tan rápido que su silla salió
volando detrás de ella.
Chad saltó de su asiento al mismo tiempo. Estaba furioso consigo
mismo, con el acosador, con la situación, con casi todo. Trató de
calmarse, recuerda que sólo ha estado en casa un día.
—Me voy a la granja —dijo, volviéndose para marcharse. Estaba
orgulloso de la restricción que fue capaz de utilizar. Su pasión siempre se
encendía cuando él estaba en la misma habitación con ella, infiernos, en el
mismo condado.
—¿Asustado de una chica? ¿O es que no puedes manejar la
situación cuando una mujer no se tira tratando de complacerte? Apuesto a
que estás acostumbrado a que los hombres, mujeres y niños se inclinen
todo sobre sí mismos para hacer tu voluntad —dijo ella, luego se volvió a
hacer lo que ella esperaba que fuera una salida dramática. ¡Hombres!
Chad le envió una mirada ardiente que se desperdició en su espalda
retirándose.
—¿Qué? ¿A la princesa Bree no le gusta que alguien esté en
desacuerdo con ella? Tienes todo mal, dulzura. Creo que tú eres la que
está tan acostumbrada a salirse con la suya, que no puede manejar la
situación cuando no consigue la última palabra, o ganar el argumento.
Bree nunca en su vida había querido golpear a alguien, pero ella
sintió que sus puños se encrespaban mientras luchaba contra el impulso
de ir y pegarle en la boca petulante. Él la estaba llamando a una princesa.
Miró a su alrededor de su impresionante casa con una risa burlona. Claro,
había aprendido que ella tenía dinero, pero él no parecía estar tan mal, a sí
mismo.
—Lo siento. No parece como si te gustara eso. ¿Te gustaría que me
ponga de rodillas y pida perdón? —dijo con una sonrisa.
—Eso funciona muy bien para mí —respondió ella.
—Buena suerte con eso —gruñó.
—Me voy —respondió ella, y dio un paso antes de que él la agarrara
del brazo y le diera la vuelta para mirarlo.
—No entiendo qué es lo que me haces, pero no puedo resistirme, ni
siquiera por tu propio bien —gruñó antes de agarrar un puñado de su pelo
y tirar de ella contra su cuerpo. Dejó caer la cabeza y su boca se conectó
con el dulce cielo de sus labios.
Los ojos de Bree se abrieron cuando la ira se transformó en pasión
en toda regla, pero su cuerpo sabía lo que quería, y ella rápidamente se
agarró a su camisa, abrió la boca, y se sostuvo como si de ello dependiera
su vida.
Bree al instante se derritió cuando él la sedujo con sus manos y su
boca. El hombre, literalmente, podría besarla hasta dejarla sin sentido. No
le importaba que no hubieran resuelto nada. Ella tenía hambre de él, y
sólo él podía alimentar su deseo.
Su cuerpo se sentía como el acero debajo de sus manos. Quería
sentir la piel contra piel. Sus pezones estaban dolorosamente duros
mientras presionaban en el encaje de su sostén. Necesitaba que se fuera,
había demasiada ropa en su camino.
Movió sus manos a su camisa y tiró de ella, con ganas de pasar sus
dedos a lo largo de los contornos de su pecho masculino, abajo al lavadero
que era su estómago, y más abajo a su dureza, actualmente presionando
firmemente en su estómago.
Chad captó la indirecta y se movió un centímetro hacia atrás para
poder rasgar su camisa, luego en el segundo siguiente sacó la de ella y la
arrojó en algún lugar detrás de ellos. Sus manos se movieron de nuevo a
su pelo, tirando de cerca, lo que la hizo gritar de placer.
—Más, necesito más —exclamó, mientras sus manos se movieron a
su cuello, luego bajó a desabrochar su sujetador. Ella dejó escapar un
suspiro de alivio cuando el aire fresco de la tarde golpeó sus pezones
doloridos, entonces jadeó en éxtasis mientras su boca rodeada el brote
estrecho de uno, luego el otro. Se sentía tan bien, que era casi doloroso.
Sus dientes tomaron medidas drásticas en su sensible brote, por lo
que arqueó su espalda, y un gemido gutural escapó de su garganta seca.
Pasó la lengua por la piel bien querida, y luego volvió a subir la suave
columna de su garganta y ella con avidez mordió su labio. Él gimió y ella
sintió que el calor de su cuerpo se elevaba a otro nivel.
Chad quitó sus pantalones y sus bragas con un movimiento suave, y
luego la levantó en el contador sin separar su boca de ella. Frotó sus
pezones contra su pecho sólido, tratando de aliviar el dolor. Sólo alimentó
más las llamas.
—Ahora —le ordenó. Necesitaba sus cuerpos conectados, tenía que
sentirlo dentro de ella, o se moriría de la frustración sexual—. No puedo
esperar más —Chad gimió mientras separaba sus muslos, dando un paso
entre ellos. Bree apenas alcanzó a ver su impresionante hombría antes de
que su cabeza estuviera empujando contra su apretada entrada.
—Sí —gritó mientras empujaba ligeramente en su interior. Él se
detuvo y ella le pasó los dedos por la espalda a su trasero firme y lo atrajo
hacia sí. Con un gemido, él finalmente empujó dentro de ella, y Bree vio
luces apagarse detrás de sus párpados cerrados. Tan llena, tan completa.
Se sentía completa mientras llenaba cada centímetro de ella,
estirándola en la mejor manera. Pensó que no se podía sentir nada mejor
de lo que ella sentía en ese momento, hasta que él empezó a moverse.
Chad comenzó a empujar dentro y fuera de ella, lento al principio, pero
aumentando rápidamente su velocidad. Bree no podía hacer otra cosa que
agarrarse fuerte mientras sus cuerpos se deslizaban juntos, construyendo
la presión, hasta que finalmente estalló en una fusión de la luz. Ella se
sacudió a su alrededor mientras bombeaba dentro de ella un par de veces
más, antes de que su cuerpo se cerrara fuertemente contra ella y él se
estremeciera bajo su tacto.
Su aliento caliente rozaba su cuello mientras se apoyaba en ella,
estremecimientos consumiéndolo. Ella pasó los dedos por su espalda, su
piel caliente al tacto. Él le mordisqueó suavemente el hombro, luego le rozó
la lengua por la punta, aliviando cualquier pellizco. Ella no quería dejarlo
ir. Sentía más emoción encerrada en sus brazos, de la que había sentido
desde que se despertó del coma. No quería dejar ir la sensación.
—¿Estás bien?, — le preguntó.
—Mejor que bien. No sé si voy a ser capaz de moverme por lo menos
durante un mes —suspiró.
—Deja que te ayude con eso —dijo perezosamente mientras él la
cogió en brazos, sus cuerpos todavía uno, y la llevó a su habitación. Ella se
tensó al mirar a su enorme cama, preguntándose si era un paso
demasiado íntimo para ella para subir con él. A medida que su cuerpo se
tensó, se aferró a su condición de hombre, aún duro en su interior, y
provocó que otro gemido escapara de él.
—Ninguna otra mujer me ha hecho esto —gimió mientras su cuerpo
se encendió en llamas una vez más. Él los puso en la cama juntos con ella
encerrada herméticamente en sus brazos y comenzó a moverse dentro de
su cuerpo todavía temblando.
No le llevó mucho tiempo para sentir la presión que se acumula de
nuevo, y pronto todas sus preocupaciones fueron olvidadas, al menos por
un rato.
Bree se tragó grandes sorbos de agua fría como el hielo. Terminó un
vaso, y luego se despachó otro rápidamente. Mientras estaba de pie junto
al fregadero hidratando su cuerpo, ella no podía dejar de reír.
Había pasado un día entero en la cama con Chad, haciendo el amor
una y otra vez. Ella se sorprendió y estaba encantada de lo bien que
conocía su cuerpo, por dentro y por fuera. Entre hacer el amor, ella había
conseguido dormir un poco, pero no le había importado cuando él la
despertaba, sólo para enviarla a volar de nuevo. Él era un amante
increíble, y ella tuvo que luchar para no gritar, sí, oh, sí, me casaré contigo,
en cualquier momento. La lujuria y el amor no son la misma cosa.
Se pasó la mano sobre su estómago y sonrió. Era obvio que no
tenían ningún problema en el dormitorio, pero ella no sabía lo bien que
podrían hacerlo fuera de él. Había permanecido a su lado todo el tiempo
que había estado en el hospital por lo que eso significaba algo, pero aun
así...
Bree cerró el grifo y se quedó por un momento, sin saber qué debía
hacer. Chad estaba en la ducha y no había discutido si ella iba a pasar la
noche en su habitación. Ella asumiría que la quería allí, teniendo en
cuenta que no habían sido capaces de desvincularse entre sí durante todo
el día, pero que si quería que se fuera a su habitación ahora.
— Estoy siendo estúpida —murmuró en voz alta, y luego saltó ante
el sonido de su propia voz, lo que la hizo reír. Oyó la ducha cerrándose y
decidió quedarse donde estaba. Ella quería ir a su cama, y al mismo
tiempo, quería que él la buscara. No había nada malo con el
mantenimiento de su orgullo, aunque ella había dejado de lado hasta el
último gramo de autocontrol de ese día, ya.
Miró por la ventana y notó movimiento en el patio trasero. Ella no
pensó en nada desde que el rancho estaba rodeado de animales. Lo más
probable era que fuera uno de sus perros, o tal vez incluso un gran
mapache. Pero algo parecía fuera de lugar.
La luna llena iluminó la zona y la luz del granero estaba echando
sombras misteriosas por el suelo. Un escalofrío le recorrió la espalda y ella
se inclinó más cerca de la ventana. Una vez se aseguró que no era nada
más que un animal y al no ver nada más, decidió que acababa de hacer
una montaña de una topera. Tenía que haber sido una sombra. El viento
azotaba en el área. Era más probable una rama moviéndose. Ella estaba a
punto de darse cuando otro movimiento le llamó la atención.
Algo le estaba dando escalofríos suficientes que no podía girar sus
ojos lejos de la mancha. Ella se acercó más al cristal frío, la piel de gallina
apareciendo en su piel. Algo estaba por ahí. Un animal, tenía que ser un
animal. Ella estaba lista para ir a la puerta de atrás para que pudiera
tener una mejor visión, cuando una nube se movió y ella consiguió una
visión más clara del patio trasero. Era una persona.
Alguien estaba de pie cerca de la granja, mirándola directamente a
través de la ventana. Bree hizo contacto visual y sintió un estremecimiento
ondulando a través de ella. Estaba tan sorprendida, que se quedó inmóvil
durante varios minutos, hasta que él dio un paso amenazante hacia ella.
Ella abrió la boca y gritó.
Capítulo 11 Traducido por Dama
Corregido por Auroo_J
Chad se puso la toalla alrededor de su cintura cuando oyó gritar a
Bree. Inmediatamente saltó a la acción, apoderándose el instinto.
Agarró su arma sin parar corrió desde la habitación y corrió a la
vuelta de la esquina, que lo llevó a la cocina donde encontró a Bree
mirando por la ventana, su cuerpo temblando.
—Un hombre, hay un hombre, y él estaba mirándome fijamente, —
gritó.
—¡Agáchate ahora! — le mando. La autoridad en su voz altero su
miedo y cayó al piso de la cocina.
Chad golpeo el interruptor de la luz sobre la estufa, dejando la
cocina en la oscuridad, haciéndole más fácil ver el exterior.
—¿Qué está pasando? — Bree susurró. Veía como Chad tenía una
pistola.
—No sé, — respondió, pero pudo ver que no le creyó.
Ella se quedó callada, hasta que él se acercó lentamente y miró por
la ventana. —Puede no ser nada, pero te juro que estaba mirándome, —
susurró, con su voz llena de miedo.
—Bree, tienes que meterme en el pasillo. Hay demasiadas ventanas
aquí y si es un ladrón y dispara, no quiero que seas golpeada por el vidrio,
— Chad ordenó una vez más.
Vio como Bree hizo lo que le pidió. Luego, fue al mostrador y levantó
su teléfono. —Ven aquí, — dijo en el dispositivo antes de colgar
rápidamente. Ella no sabía a quién había llamado, pero obviamente no
necesitaban más explicación que esa.
Bree miraba con los ojos abiertos mientras Chad apareció
lentamente y miró por la ventana. Mantuvo su cuerpo hacia el lado, con
solamente una porción de la cabeza en la ventana mientras buscaba en el
patio.
—¿Dónde lo viste?
—Por el granero.
—¿Estás segura que era un hombre?
— Sí, nuestras miradas se encontraron. Definitivamente era un
hombre, — dijo con confianza.
—Puede haberse acercado a la casa, o tu grito podría haberlo
asustado. Aún no veo si ha pasado el riesgo. Tienes que ir al baño y cerrar
la puerta. No me importa lo que escuches, no abra esa puerta. Debajo del
neceser, palpando, hay una puerta secreta, y dentro encontrarás un arma.
Sácala. Si alguien viene a través de esa puerta, dispara primero, pregunta
después. No entraré sin llamar y avisarte que soy yo, — le dijo
—No lo entiendo. ¿Compartimientos secretos con armas?
¿Acosadores locos? ¿Qué está pasando?
—No tenemos tiempo en este momento, por favor, haz lo que te pedí,
— Ordenó. Bree paso lejos al final del pasillo y esperó al otro lado. No
estaba lista para ir al baño.
Ella enterró su cabeza viendo como Chad prendía la luz del porche
trasero y miraba por la ventana. Ella lo vio mirando, buscando en cada
dirección. Se trasladó a la puerta de atrás y miró a través de esta también.
No parecía real, con él parado en nada más que una toalla, sosteniendo un
arma mortal, una pistola negra en su mano, con todas las luces apagadas
dentro.
Entonces el primer disparo sonó, haciendo eco por toda la casa. La
ventana de la cocina estaba destrozada y Bree sentía que el color de su
cara se drenaba. Ella decidió que era el momento de escuchar, y se
apresuró al cuarto de baño, cerro y bloqueo de la puerta.
La luz de la noche proyecta su sombra en la sala. Aunque no había
ventanas, todavía rastreó debajo del neceser donde sintió el
compartimiento secreto del que Chad habla.
Le tomó varios minutos, pero finalmente encontró el pestillo y abrió
la puerta, metió su mano dentro y sacó la pistola. Su dedos temblaron
cuando ella tomó el arma en su mano, y luego se arrastró sobre a la pared
trasera y se acurruco allí.
Por favor, no tenga que usar esto, por favor, que no tenga que usar
esto, repitió una y otra vez en su cabeza. ¿Qué pasa si disparaba y le daba
a Chad? ¿Y si se daba en su propia pierna? Ella no estaba acostumbrada a
las armas y no sabía nada sobre cómo disparar. Sólo esperaba que no
tuviese que tener su primera lección con una verdadera persona en vivo.
Chad espero oír el chasquido de la puerta del baño antes de que se
trasladara hacia adelante otra vez. No sabía dónde estaba el hombre, ni
siquiera sabía si estaba solo, o tenia ayuda. Todo lo que sabía era que él
no iba a dejarlos acercarse a Bree, no mientras aún estuviese vivo. Él miró
hacia afuera y cogió un destello de luz metálica brillando. Era una bandera
roja instantánea y rápidamente se dejó caer al suelo mientras el disparo
sonó y pasó a través de la ventana de la cocina.
Cubrió su cabeza mientras la ventana se destrozaba a su izquierda,
ensuciando el piso de la cocina con fragmentos de vidrio. Mantuvo sus
oídos atentos hacia la parte posterior de la casa, asegurándose de que la
puerta no se abriera. Bree debía quedarse afuera. Se podría ocupar, pero
necesitaba saber que ella estaba a salvo.
El próximo disparo resonó y golpeo las columnas de piedra en su
porche. Sabía que sólo tenía que esperar. Quería precipitarse al patio,
derribar a los bastardos por atreverse a disparar en su casa, pero no podía
dejar a Bree. Eso era probablemente lo que ellos esperaban.
Chad se movió al vestíbulo ya que más balas sitiaron la casa.
Escuchó durante varios momentos, notando un patrón en los tiros.
Tocaban exactamente cada dos minutos. Esperó, conto, y muy seguro, el
siguiente tiro vino justo a tiempo.
En cuanto sonó el disparo, se volvió hacia la ventana y alcanzó su
punto máximo en su patio. Vio el brillo metálico entre los árboles cerca de
su establo. Hubo un ligero movimiento, entonces exactamente dos minutos
después, otro disparo sonó. ¡Dios Santo! No era una persona disparando.
Tenían algún tipo de dispositivo configurado. Necesitaba llegar a Bree.
Oyó otro vidrio rompiéndose en uno de los dormitorios de atrás y
corrió inmediatamente a esa zona. El arma no era más que una distracción
para mantenerlo ocupado. El acosador venía tras ella.
El cuerpo de Chad se tensó, hizo su camino por el pasillo, mirando a
través de cada puerta, pasando por ellas. Llegó a la habitación de la que
había oído la rotura de cristales y miró dentro. Un hombre que llevaba una
máscara de negra, estaba mirándolo a través de la ventana abierta. Chad
levantó su arma y disparó un tiro, pero el hombre se agachó fuera del
camino en el último minuto.
Él nunca apareció de nuevo y Chad se debatía entre perseguirlo y
poner fin a la caza de Bree, o quedarse en la casa para mantenerla a salvo.
Si el hombre tenía un compañero y Chad dejaba la casa nunca se lo
perdonaría.
—Chad, soy yo, — gritó Mark mientras corría dentro a través de la
puerta principal, no teniendo en cuenta su propia seguridad.
—Atrás, — llamó, y oyó los pasos de Mark haciendo eco en el pasillo
mientras corría a través de la casa a oscuras.
—¿Dónde está? — Mark exigió, sosteniendo su propia arma.
—Acabo de dispararle a través de la ventana. Bree está en el cuarto
de baño, ve a verla, voy detrás de ese tipo — dijo Chad, se adelantó para
saltar a través de la ventana. Mark agarró su brazo.
—Los chicos están en camino, junto con el sheriff. Ponte unos
pantalones y protege a Bree. Iré tras él, — dijo Mark antes de apresurarse
tras la ventana.
Chad quería discutir, pero Mark tenía razón. Necesitaba vestirse.
Era demasiado vulnerable en nada más que una toalla. —Muy bien, —
hizo una mueca cuando Mark saltó por la ventana.
Chad entro en acción rápidamente y corrió a su habitación, donde se
puso sus pantalones, un par de zapatos y la pistolera del arma en menos
de veinte segundos. No se molestó con una camiseta, no había tiempo.
Rápidamente corrió a la ventana por la que Mark había saltado hacia fuera
y no vio nada. Quería perseguirlo, pero que no dejaría a Bree.
—Chad, — llamo Trenton. Chad cambió de dirección y corrió hacia la
puerta.
—Justo aquí, — respondió así que sabían que era él. — Bree está en
el baño. Llama y dile que eres tú antes de abrir la puerta. Le dije que
disparará primero si alguien intentaba entrar — Chad le advirtió a Trenton
y salió corriendo por la puerta principal.
Permaneció abajo en el suelo cuando un disparo sonó cerca de su
establo. Tenía que salir. Él bordeó el granero y apareció detrás de los
árboles, buscando en cada dirección, asegurándose de no dirigirse a una
emboscada.
Al igual que otro disparo sonaba, él había rodeado de la parte
posterior del granero y había descubierto el artefacto disparando hacia su
casa. Chad se llenó de ira cuando acercó al arma girando. Él rápidamente
la desarmó, tratando de tener cuidado de no tocar muchas áreas, por si
acaso eran capaces de sacar huellas del arma. Tenía la sensación que el
acosador era lo suficientemente inteligente para no dejar huellas, sin
embargo.
—Chad, ven aquí, — gritó Mark.
Chad se giró ante la voz de Mark y se desplazó al frente de la casa.
—¿Qué has encontrado? — preguntó Chad.
—Voy a matar a alguien, — respondió Mark. Chad se sorprendido
por sus palabras. Mark era normalmente del tipo más tranquilo, siendo su
mejor amigo sin duda sabía eso. Tenía miedo de que era lo que lo había
conseguir irritarlo.
—Dejaron esto.
Chad se volvió para ver una maldita muñeca en sus escalones con un
papel atado a ello.
La capturamos una vez, la capturaremos de nuevo.
—Quiénes son estas personas,— gritó Chad. Rápidamente se calmó.
Tenía que ser fuerte, no podía permitirse el lujo de perder la compostura.
Bree estaba temblando en el baño. Oyó a los hombres gritando en el
pasillo. Trenton estaba allí, junto con Mark. Ella no sabía quién más. No
podía moverse, sin embargo. Todavía agarraba el arma en su mano,
señalándola hacia la puerta. Con miedo de que cualquier pequeño
movimiento la haría disparar, pero no podía obligar a sus brazos a bajar el
arma.
Ella escuchó los pasos corriendo de arriba hacia abajo en la sala,
puertas cerrándose y voces gritando. ¿Qué estaba pasando? ¿Quién quería
hacerles daño? Chad no parecía sorprendido, eso la confundió aún más.
¿Por qué no le dijo que pasaba algo? ¿Realmente sería tan estúpido como
para pensar que ella no podía manejar esa información?
Teniendo en cuenta que realmente no sabía lo que podía manejar o
no, quizás tenía razón en no decirle. Los pensamientos sólo corrían sobre
ella misma a través de su mente, dejándola en un estado constante de
terror, esperó a que Chad volviera.
La peor parte fue la imagen de aquel hombre mirándola. No pensaba
que nunca conseguiría sacar la imagen de esos mortales ojos de su mente.
El momento parecía estirase para siempre, sus ojos encadenados. Un
escalofrío corrió por su espalda.
Bree cerro los ojos y movió la cabeza, tratando de disipar aquel
hombre de su mente. Chad nunca dejaría que algo le pasará. Ella sabía
que, de alguna manera tenía plena confianza en el hombre, fe de que
nunca dejaría que le hicieran daño, no si lo podía evitar.
Finalmente, los disparos cesaron. Ella no sabía que los había
contado hasta que se hizo el silencio en la noche. Diez disparos, diez
agonizantes booms en la noche. Cada vez que el arma se disparaba, ella
tenía las manos apretadas, rezando que cada una de esas no golpearan a
Chad.
El silencio era casi peor que el sonido de las balas. Al menos sabía
que algo estaba pasando, podía precisar dónde estaba el peligro. En el
silencio, sus oídos se tensaron, tratando de recoger cualquier sonido.
¿Qué estaban haciendo? ¿Por qué no venía nadie a tranquilizarla?
¿Estaban muertos?
Estaba aterrorizada y colgando de un muy corto hilo. No le
importaba lo que le había dicho Chad. Si alguien no venía pronto, se iba
del baño. Ella prefería enfrentar al hombre enmascarado que sentarse en
la oscuridad, sin saber, débil con la agitación.
—Bree, soy yo, Trenton. Voy a abrir la puerta del baño ahora.
Puedes bajar el arma, ¿de acuerdo?
Tomó un par de segundos para que las palabras se procesaran en su
cabeza. Miró el picaporte cuando lentamente comenzó a girar. Sus brazos
no se movieron, el arma todavía dirigida directamente a quien venía a
través de la abertura.
—Bree, puedes contestarme. Preferiría no ser disparado, — dijo
Trenton con una risita nerviosa.
Abrió la puerta y miró alrededor. Se encontró con sus ojos; Ella
seguía en estado de shock, el arma apuntando hacia él. —¿Vas a soltar la
pistola, Bree? Ya terminó. Estás a salvo.
No se movió, no dijo ni una palabra, lo miró sin comprender.
—Escucha, hermanita, estás en shock. Tienes que bajar el arma. Ni
siquiera tienes que dejarla ir, sólo tendrás que bajarla. A continuación, voy
a venir a ayudarle, ¿bien?
No podía moverse. Sabía que debía hacer lo que le dijo, pero su
mente no podía hacer que sus músculos obedecieran.
—Chad, — llamo Trenton. No tenía miedo de recibir un disparo, pero
no quería que Bree se traumatizara más de lo que ya estaba.
Evidentemente ella no era de hacerle frente a las crisis, y si ella le
disparaba, se llenarían con pesar y tristeza.
Chad rápidamente llegó corriendo a través de la casa, llegando a la
puerta y mirando a dentro. Los ojos de Bree parecieron borrar una fracción
cuando vio a Chad ahí.
—Está bien, bebé. Voy a entrar ahora, y realmente apreciaría que no
dispararas, — Chad dijo como si hablara con un niño. Lentamente él
caminó dentro del baño y empezó a caminar hacia ella. Se quedó cerca de
la pared, tratando de mantenerse fuera del alcance del arma, por si acaso
movía su dedo y le dispara accidentalmente.
Al llegar a ella, rápidamente se sentó. Volvió la cabeza e hizo
contacto visual con él, su cuerpo comenzando a temblar en serio.
—¿Voy a llevarme el arma, está bien? —preguntó, soltando
suavemente sus dedos del arma, deslizando la pistola a través del suelo
hacia Trenton, quien estaba parado atrás y viendo. Tan pronto como se
llevó el arma, bajó los brazos y se vertieron las lágrimas de sus ojos.
—Está bien, todos estamos bien, — le aseguró Chad, la arrastró a su
regazo y comenzó a balancearla. —Está bien, Bree. Tu familia está aquí,
no hay ningún rastro del tirador.
Se cayó contra él ya que el shock se convirtió en miedo y se meció en
sus brazos. Sus propios brazos se enrollaron alrededor de su cuello y él
continuo meciéndola, corriendo sus dedos a través de su pelo, dándole
tiempo para gritar su miedo y confusión.
Finalmente, Chad estaba parado con ella acunada en sus brazos y
salió del baño. Trenton había encendido las luces, lejos del bastidor la
sombra inquietante. Chad fue directamente a su habitación, donde
suavemente puso le sobre su cama, continuamente susurrando palabras
reconfortantes en su oreja.
—Nos aseguraremos de que el área este segura, — dijo Trenton. Era
obvio Chad no podía dejar a Bree sola. — El doctor está en camino.
El doctor apareció después de una media hora y ayudo a dormir a Bree.
Chad la sostuvo en sus brazos hasta que la medicina hizo su trabajo y se
quedó dormida.
Dejó a Trenton y Mark cercar el lugar, ninguno de ellos se iría. Se
asegurarían de que la casa estaba segura mientras que él se aseguraba de
que Bree estaba bien. No quería que se despertara sola, no después de la
noche que había tenido.
Capítulo 12 Traducido por: andiita92
Corregido por Mariaph
Bree se despertó y se estiró, con una sonrisa en sus labios, ya que
por un momento ella felizmente olvidó sobre la noche anterior. Estiró los
brazos y entró en contacto con músculos sólidos. Lentamente volvió la
cabeza y se encontró mirando a los penetrantes ojos azules de Chad.
Ella parpadeó, momentáneamente desorientada por la hipnotizante
calidad de sus ojitos azules con abundantes pestañas negras. Pero cuando
ella se inclinó hacia adelante, los eventos de la noche empezaron a llegar
de nuevo y su cuerpo se tensó. ¿Cómo podía haber olvidado, siquiera por
un momento?
Chad no dijo nada mientras se sentaba. Bree se deslizó de la cama y
se dirigió hacia el cuarto de baño, en silencio cerrando la puerta detrás de
ella. Apoyó la cabeza contra ella, tomando unas cuantas respiraciones
profundas.
Sólo necesitaba una ducha caliente y un par de minutos a solas para
poner sus pensamientos en orden. Casi se rió de la idea, considerando que
amaría tener una lista de las memorias, en lugar de las pocas nuevas que
había obtenido desde que despertó en el hospital.
Ella se metió bajo el pulsante rocío de la ducha y se sintió como si el
agua lavó sus preocupaciones por el desagüe. Era casi irónico como una
buena ducha podía limpiar su mente y cuerpo. Se quedó el tiempo
suficiente que ella sabía que Chad estaría preocupado, pero ella no era
capaz de arrastrarse fuera.
Cuando finalmente salió y se cepilló los dientes en el baño lleno de
vapor, estaba agradecida que el espejo estaba empañado y no tiene que ver
su reflejo. Ella estaba segura de que su rostro estaba demacrado, con
ojeras bajo de los ojos. Fue una buena cosa que Chad era demasiado
caballero para decir algo al respecto.
Bree salió por la puerta y encontró a Chad acostado en el mismo
lugar que ella lo había dejado. Él la vio entrar en la habitación con su
túnica grande que había encontrado colgando en la parte posterior de la
puerta. Ella sintió sus espíritus ascender desde la forma en que sus ojos
se estrecharon en el deseo. La hizo sentir como una mujer lasciva en lugar
de sólo una víctima.
Caminó hacia la cama, su corazón acelerando cuanto más se
acercaba a él. Ella quería que sus manos sobre ella. Quería respuestas
sobre la noche anterior, pero su cuerpo lo necesitaba más. Siempre podían
hablar más tarde, con suerte, mucho más tarde.
Ella se inclinó hacia abajo, notando que sus ojos nunca la dejaron.
Exploraron la abertura de la túnica, donde sólo un toque de escote se
mostró, luego se trasladó a vislumbrar sus piernas, ya que alcanzó su
punto máximo a partir de la parte inferior de la prenda de gran tamaño,
explorando cada centímetro de ella.
De repente él se movió, lo que la hizo desplomarse sobre él. No dudó
en besarla. Fue duro con urgencia mientras trabajó sus dedos en sus
hebras húmedas de cabello, usándolo para acercarla más.
Rápidamente torció sus cuerpos por lo que estaba encima de ella,
atrapándola bajo su sólida masa de músculos mientras él seguía haciendo
estragos en su boca. Ella extendió la mano y agarró sus hombros, sus
uñas clavándose en su carne, abrumada por el deseo consumiéndola.
Había una urgencia en sus relaciones sexuales, como si ambos
sintieron que no podrían sobrevivir si no podían unirse. Se sentía
peligroso, caliente y explosivo, y ella quería más.
Movió sus manos por su espalda, raspando a lo largo de su carne
mientras alcanzaba su trasero desnudo. Ella se apoderó de él, tirando de
él en el calor de sus muslos mientras se empujaba contra él.
Retrocedió unos centímetros para rasgar la túnica para que se
pudieran tocar, carne con carne. Su erección palpitante fue acunada en el
corazón de ella, pero no penetrante. Ella sacudió sus caderas, esperando
que él capte la indirecta y se entierre profundamente en su interior en su
más que cuerpo listo.
Aun así, él sólo sacudió sus caderas, deslizando su carne sólida a lo
largo de la parte exterior de su núcleo dolorido. Se rozó contra ella, lo que
la hizo gritar de dolor y placer.
— Tómame. — ella exigió mientras ponía los labios en los suyos. Él
le dirigió una sonrisa maliciosa y le dio el más mínimo movimiento de
cabeza, negándole.
Bree lo miró, su cuerpo en llamas, necesitando completarse. Su
toque la estaba volviendo loca.
Ella inclinó la cabeza en su hombro y le mordisqueó la piel, haciendo
que se incline hacia atrás y sonreír de nuevo. Él pensó que tenía todo el
poder, pero después de un día completo de hacer el amor, ella sabía cómo
ponerlo de rodillas.
Ella pasó su lengua por su garganta, antes de pasar por el cuello, lo
que le causó arquearse mientras disfrutaba la sensación de su exploradora
boca. Ella le rodeó el pecho y tomó su pezón en la boca y lo mordió
suavemente, causando a su estómago temblar.
Cuando él era masilla en sus manos, ella fácilmente lo empujó hacia
su espalda, entonces no perdió tiempo escalando sobre sus muslos. Ella
miró a su lujuria llenando sus ojos antes de que ella se incline y besarlo de
nuevo. Sus labios le dolían por saborearlo mientras cruzaban sus lenguas
juntas.
Él puso sus manos en sus caderas, atrayéndola hacia él, tratando de
frotar su virilidad contra su calor.
¡Finalmente!
Se sentó, moviendo sus caderas hacia delante de manera que su
hinchada cabeza estaba a su apertura. Lentamente, sin apartar los ojos de
él, ella se deslizó por su duro personal, casi explotando mientras él la
llenó.
El cuerpo entero de Chad se tensó mientras ella se acomodaba
plenamente en él, su resbaladizo calor haciendo más fácil para ellos de
deslizarse juntos.
— Eres la mujer más impresionante que he visto jamás, — dijo con
un gemido mientras sus ojos viajaron hasta su garganta, senos y suave
estómago. Ella le sonrió antes de levantarse, y luego caer rápidamente
hacia abajo, disfrutando cada centímetro de su cuerpo en movimiento
dentro de ella.
Bree se inclinó hacia delante mientras Chad llevó las manos a sus
pechos. Saltaron contra sus manos mientras ella apretó el paso,
moviéndose continuamente arriba y abajo su vara palpitante.
— Sí, — dijo entre dientes cuando él tiró de ella para poder tomar su
pezón en la boca. Bromeó el pico hinchado sin piedad antes de que se
moviera a la otra. Ella lo montó más y más rápido mientras él amaba sus
pechos.
Ella se sentó, la sensación casi llegando a ser demasiado difícil de
soportar. Apoyó las manos en sus piernas detrás de ella, dándole más
poder y aceleró su paso una vez más. Estaba tan cerca, necesitaba sentir
la explosión que sabía iba a venir.
Chad alcanzó su mano hacia adelante y movió sus dedos sobre su
piel sensible, enviándola por encima del borde en un torbellino de placer.
Se dejó caer contra sus muslos mientras ella apretó alrededor de él
una y otra vez. Ella ni siquiera podía abrir los ojos el placer y el cansancio
era tan incontenibles.
Chad de repente les dio la vuelta así ella estaba por debajo de él, su
cuerpo todavía plenamente en su interior. Él agarró su pierna, tirando
hacia arriba y comenzó a empujar dentro y fuera de ella. Demasiado,
quería llorar cuando su orgasmo se intensificó hasta el punto de que su
cuerpo entero se sintió en llamas.
Él empujó con fuerza en ella, llegando más profundo de lo que creía
posible, y los fuegos artificiales estallaron de nuevo antes de su primer
orgasmo incluso terminado. Ella gritó mientras su cuerpo temblaba de
placer, cada pulgada de su piel hormigueando.
—Por favor, — ella imploró.
Él parecía saber exactamente lo que necesitaba y se alejó de ella, su
propia respiración saliendo en jadeos. Se pusieron lado a lado mientras
sus respiraciones se tranquilizaron y sus cuerpos finalmente no estaban
temblando.
— Creo que puedo haber perdido un par de años de mi vida, — dijo
Chad con una risita. Bree sonrió, sabía cómo se sentía.
— No puedo abrir mis ojos, — murmuró, sintiéndose mejor que
cualquiera debería posiblemente estar permitido sentir.
Chad la atrajo hacia sí y se quedó dormida en cuestión de segundos.
Cuando Bree despertó de nuevo, Chad estaba al lado de la cama de
poniéndose los pantalones. Ella adormilada se puso de pie y se puso la
bata descartada encima. Su mente se aclaró rápidamente, y puesto que su
cuerpo estaba saciado temporalmente, sus preocupaciones regresó a la
vanguardia.
Ella inclinó la cabeza y señaló hacia la cocina, luego salió de la
habitación. Se vestiría después. Se sentía mareada y no quería nada más
que una taza de café caliente. Incluso había tratado de comer una rosca o
panecillo. Ella sabía que su estómago necesitaba algo en ella que no sea
ácido.
Bree se acercó a la cafetera y empezó a elaborarlo, luego se sentó a
la mesa. Chad entró en la habitación detrás de ella, agarrando un paquete
de la alacena y uniéndose a ella en la mesa. Se veía increíble en la mañana
con la barba salpicando su barbilla, y pantalones de pijama bajos.
Ella no sabía lo que estaba mal con ella, pero ella quería meterse en
el regazo para la segunda ronda y olvidarse de todo excepto el placer que le
trajo.
— Toma, come esto, — Chad le dijo mientras colocaba un pastel
delante de ella. Ella lo empujó hacia atrás, la dona azucarada revolviendo
su estómago. — Tienes que comer. Ya has perdido demasiado peso, —
insistió mientras lo empujaba de nuevo a ella. Ella lo miró por un
momento, pero él no dio marcha atrás, por lo que finalmente se lo llevó.
Bree desprendió un trozo y se lo puso en la boca, sorprendida por la
explosión de sabor en la lengua. Tal vez ella tenía hambre. Después de
todo, había tenido bastante ejercicio intenso hace poco tiempo. Dio otro
mordisco tentativo, luego comiendo por completo la rosquilla en menos de
un minuto. Chad deslizó otra en frente de ella y ella comenzó a tomarla,
mordisqueando pequeños bocados. Echaba de menos la sonrisa de
complicidad en su rostro.
— ¿Conseguiste alguna información anoche? ¿Quiénes eran? ¿Lo
que ellos querían? ¿El sheriff te dijo algo? — Bree lanzó preguntas a Chad,
sin poder mantenerlas más tiempo. Esperaba que no la trate como una
niña. Ella necesitaba saber.
Ella observó mientras él respiró hondo, como si estuviera luchando
consigo mismo, antes de que finalmente lo soltó y miró la profundamente a
los ojos. Se sentía casi mareada cuando se dió cuenta que iba a decirle
algo real - no tratando de proteger sus sentimientos frágiles como sus
hermanos seguían haciendo.
Mientras Bree se sentó allí, tuvo un pequeño recuerdo de las
carreras por el camino con su mano en el aire. Ella había estado
huyendo... Perdió el pensamiento y frunció el ceño en señal de frustración.
— ¿Qué es? — Chad preguntó con preocupación.
— Me acordé de algo, pero... — empezó a decir, aun concentrándose.
— ¿Qué recordaste?
— Nada enorme, demonios. Sólo que mis hermanos son
sobreprotectores. Estaba tratando de alejarme de ellos, tratando de
demostrar que podía hacerlo por mi cuenta. ¿Así es como terminé
contigo?
— Algo así, — respondió vagamente, lo que le dieron ganas de tirar el
resto de su rosquilla en él.
— Se ha ido ahora, ¿qué ibas a decir?
— El sheriff no encontró nada anoche. Quienquiera que estuviera
por ahí se había ido al tiempo que formamos una búsqueda adecuada.
Fueron inteligentes. ¿Seguro de que estás para toda la historia, Bree? Creo
que sería mejor para ti no saber, — evadiendo. Ella tuvo que empujar
hacia abajo los estribos. No quería guantes de seda4 – quería la verdad.
— Puedo manejarlo, — dijo con los dientes apretados.
— Está bien. Tienes un acosador. Ha estado tras de ti por meses. Él
es la razón por la que estabas en el hospital, y al parecer no se ha rendido,
como lo prueba la otra noche. No tenemos ninguna pista sobre quién es, o
cómo consigue su información. Él no debería haber tenido ninguna
manera de saber que estabas aquí anoche, pero lo hizo, — dijo Chad, corto
y al grano.
— T... tal vez nos siguió, — Bree tartamudeó. Ella estaba tratando de
actuar como si sus palabras no estaban afectándola, pero era mucho para
tomar. Alguien quería matarla. ¿Por qué?
— Creo que sería útil si pudiera recordar mi pasado, — dijo
finalmente.
— En realidad no. No sabíamos nada antes de que te dispararan.
Retorciste tu cerebro tratando de averiguar quién podría ser. Hemos hecho
verificaciones de antecedentes en ex-novios, viejos amigos, la gente con las
que has hecho contacto. Todos ellos han tenido coartadas para el tiempo
en que se dieron los eventos. Hemos conseguido nada más que callejones
sin salida, — se detuvo con frustración.
4 Kid gloves: trato especial o sensible.
— Tal vez nos siguió desde el hospital, — dijo ella, tratando de
mantener el miedo en su voz. Ella le pidió que fuera honesto con ella, ella
no quería que él se arrepienta de esa decisión.
— Estaba revisando eso, no es posible.
Bree se sentó y pensó en ello. Deseaba poderse despertar y que todo
esté bien con su mundo. ¿Había llevado una especie de doble vida que su
familia no sabía nada? ¿Era realmente un agente doble, con información
secreta? En realidad, ella no sabía quién era ella. Por lo que sabía, podría
ser una persona horrible que merecía ser cazado como un animal.
— No es tu culpa. Puedo ver las ruedas girando en su cabeza. Quien
sea que este asqueroso sea, no es sobre ti, se trata de él. No has hecho
nada para merecer esto, — le aseguró Chad. Ella no sabía si le creía.
— No debería estar aquí. Parece decidido a llegar a mí, y cualquiera
que esté en su camino podría salir herido, — dijo, tratando de sonar
razonable.
— ¿De verdad crees que te dejaría lidiar con esto por tu cuenta?
Incluso si no llevaras mi hijo, no dejaría que te vayas de mi lado. Voy a
mantenerte a salvo.
— No sé por qué, pero se siente como que hemos tenido una
discusión como esta antes, — dijo con una sonrisa en su voz.
— Mi lema es servir y proteger.
— Por lo tanto, ¿nos limitamos a escondernos como víctimas, o
podemos tener algún tipo de vida mientras esperamos que el otro zapato
caiga?
— Nunca he sido de los que se esconden. Tendremos seguridad,
asegurándonos de que los guardias estén de guardia veinticuatro, siete, y
vamos a vivir un poco normal. No quiero que vayas sola a ninguna parte,
sin embargo, ni siquiera al patio trasero.
— No voy a ser tratada como una niña. Puedo estar de acuerdo con
la seguridad, pero estás siendo absurdo, — replicó ella.
— Me encanta cuando te pones de exasperada, — dijo mientras
lentamente se puso de pie. Bree no estaba de humor para juegos, pero
podía ver que él sí.
— Todavía estoy enojada contigo, Chad, — dijo ella, pero poco a poco
se levantó de la mesa y dió un paso atrás.
— No me molesta. Te enojas conmigo mucho.
— Entonces tal vez deberías cambiar tu forma de actuar, — dijo
mientras rodeaba la mesa. Poco a poco la siguió, haciendo su corazón
acelerarse.
— No he tenido muchas quejas sobre mi forma de actuar,
ciertamente no esta mañana temprano, — contestó él mientras hacía un
rápido giro de la derecha. Ella lo esquivó y lo mantuvo a una distancia
segura, o eso creía ella.
— Tal vez no quería herir tus sentimientos, — dijo ella, pero no pudo
evitar la risa cuando casi se deslizó sobre la baldosa lisa.
— También gemiste mucho cuando estás debajo de mí, — dijo. Se
dio cuenta de sus pantalones en expansión. Su broma lo estaba
encendiendo. Envió una flecha de deseo hacia ella. Ella no sabía cómo
posiblemente podía quererlo otra vez después de estar tan plenamente
satisfecha.
— No es muy propio de un caballero decir eso.
— Nunca he reclamado ser un caballero.
— Por fin dices algo que tiene sentido, — dijo riendo. Él se lanzó de
nuevo, pero ella se las arregló para evadirlo. Sabía que estaba jugando con
ella. Si él realmente quería atraparla, ella estaría en el suelo en un
momento. Él permitiéndole pensar que tenía un tipo de poder era
estimulante, sin embargo. Sabía cómo quería terminar su juego.
Chad la miró a los ojos y levantó la mano a la cintura de sus
pantalones de franela. Su respiración espesándose mientras esperaba. Su
cuerpo era pecaminoso en su perfección. Sus ojos se quedaron pegados a
sus largos dedos mientras se deslizaban bajo el elástico.
Ella prácticamente babeaba cuando cayeron al suelo y se puso de
pie frente a ella sin nada encima. Podía sentir la saliva en su boca. Quería
probarlo, correr su lengua por sus firmes abdominales, directamente hasta
su hombría, y deslizar su cabeza profundamente en su boca.
Se dio por vencida en el juego de persecución y dio un paso hacia él,
sus ojos finalmente levantándose a sus ojos, que se estrecharon en deseo.
Las profundidades de sus ojos azules se oscurecieron con el color de un
océano tormentoso.
En el momento ella tenía todo el poder, y sin embargo, ninguno en
absoluto. Él podía llevarla a sus rodillas, pero sabiendo que podía hacer lo
mismo con él, la hizo capaz de soportar.
Los problemas de Bree con acosadores, pérdida de memoria, y balas
volando todo desvanecido. Se olvidó de todo excepto la profunda necesidad
dentro de su estómago, la ardiente sensación invadiendo su cuerpo.
Sonó el teléfono.
— Ignóralo, — ordenó mientras daba un paso hacia ella.
Sonó una y otra vez.
— ¿No tienes un contestador automático? — Ella preguntó con
frustración.
— No pensé que necesitara uno. Estoy lamentándolo ahora, — dijo
mientras seguía sonando. Su interlocutor era persistente.
Finalmente Chad pisoteó hacia el teléfono y prácticamente la
arrancó de la pared.
— Más vale que sea importante, maldita sea, — gritó en el teléfono.
Hizo una pausa mientras escuchaba, y Bree miró con frustración
mientras respondía en cortas sílabas. En un minuto, él estaba agarrando
los pantalones y deslizándolos de regreso. Ella casi gritó de frustración
sexual.
Obviamente la llamada era importante. Se había olvidado
rápidamente de su juego.
— Estaremos ahí, — dijo finalmente, luego colgó el teléfono.
Se volvió hacia ella y sabía que no iba a conseguir cumplir sus
necesidades. Era obvio desde el enojo en su rostro.
— Ese fue su hermano. Hubo una destrucción en tu casa anoche.
Estamos asumiendo que fue después de que el bastardo se fuera de aquí.
Esta es la segunda vez, ahora. Deberíamos haber mantenido el lugar bajo
vigilancia, pero no creímos que volvería, — dijo con frustración mientras
pasaba sus dedos por la cara. — Estoy en tu presencia por treinta
segundos y parezco olvidar cómo hacer mi trabajo, — suspiró, casi como
una idea tardía.
— ¿Qué quieres decir con tu trabajo?
Chad lucía como un perro que acababa de mojarse en la alfombra.
— Repito, ¿a qué trabajo te refieres?
— No te salgas de tus casillas5. Sólo quería decir... tengo que estar
atento a ti, — trató de cubrir.
— Eso es una estupidez y lo sabes. Dime la verdad, ahora, — exigió.
— Ok, bueno, tus hermanos estaban preocupados por ti, y con
razón, porque este cretino estaba enviando todo tipo de cartas acerca de
cómo deberías estar con él, por lo que pensaron que necesitabas
protección, — dijo.
— ¿Eres mi maldito guardaespaldas? — Ella exigió saber.
— No es así, Bree. — Él trató de calmarla.
— Lo eres, ¿verdad?
— En un principio, sí, se me pidió que te proteja. Pero no estoy
siendo pagado por hacerlo. Yo quería, — dijo en una verdad a medias. Él
no había querido cuidarla en el principio, pero ahora no podían pagarle
para mantenerse alejado.
— Esto se pone cada vez mejor. Entonces, ¿qué? Estabas
protegiendo a la princesa, te aburriste y decidiste llevarme a la cama para
pasar el tiempo, — prácticamente gritó.
— No fue así. Dormimos juntos porque ninguno de nosotros podía
mantener las manos fuera del otro. Nunca te has quejado, así que no
actúes toda arrogante, — gritó de regreso.
Su mañana no iba como él quería que fuera, y él preferiría estar
haciendo estragos en la ropa que peleando por algo insignificante.
— Tenemos que estar listos e ir a tu lugar, — dijo mientras se dirigía
a la habitación.
5 Bent out of shape: sacar de casillas, enojado, insultado.
Bree estaba justo detrás de él.
— No voy a ninguna parte hasta que me expliques todo, — ella
atacó.
Bree miró con asombro como él ignoró su rabieta y se dirigió al
cuarto de baño, cerrando la puerta con un clic sonoro. Pensó en golpear la
madera hasta que volverlo loco, pero finalmente decidió simplemente
vestirse. Él no iba a ninguna parte, ella conseguiría la información de una
manera u otra.
Capítulo 13 Traducido por Julieta9768
Corregido por Mariaph
Bree entró en su casa y miró alrededor. Ella esperaba que el entorno
familiar sacudiera su memoria, pero cuanto más veía sus artículos, más
frustrada se sentía. Ella no sentía una conexión personal con nada de eso.
Nada, ni siquiera una punzada.
—Está bien, Bree. Tú no pasas aquí mucho tiempo. No hay que
esperar que una avalancha de recuerdos venga volando de vuelta— le
aseguró Chad, leyendo las emociones en su rostro.
Ella vio como Chad se unió a ella y a sus hermanos y miraron a
través del apartamento. Sus artículos estaban esparcidos por el suelo y
ella miraba con horror a su ropa desgarrada. ¿Por qué alguna persona
querría destruir sus cosas? Eso no tendría ningún sentido.
—¡Fuera de mi camino! ¿Dónde está mi hija? ¿Por qué no me
llamaron ayer por la noche? — Bree escucho la voz inconfundible de su
padre. Ella sonrió, ya sentía que ella lo conocía bien.
—No vimos una razón para alarmarte. Tuvimos la situación bajo
control — oyó a Chad decir, a lo que George empezó a protestar de nuevo.
—¡Bajo el control! Mi hija recibió un disparo, y usted dice que la
situación estaba bajo control. Yo debería llevarte a la parte de atrás y
golpearte, muchacho — George rugió. Bree pensó que era un buen
momento para salir y salvar a los hombres.
—Hola, papá— dijo mientras se acercó y le dio un abrazo. Su ira se
evaporó cuando la tomó en sus brazos y la abrazó con tanta fuerza que no
podía respirar. Cuando ella empezó a jadear en busca de aire, finalmente
la soltó.
—¿Estás bien, cariño? He estado tan preocupado. Deberían haberme
llamado — dijo en un torrente de palabras.
—Estoy bien, papá. Ellos realmente manejaron todo. Era tarde— dijo
ella, lamentándolo al instante que vio la luz del fuego retroceder en sus
ojos.
—Tuve que enterarme sobre el tiroteo por un amigo que trabaja en el
ayuntamiento. ¿Cómo crees que me hace sentir? Mi hija recibe un disparó,
y un virtual desconocido es el que me habla de ello. Me gustaría pensar
que yo había criado a mis hijos lo suficientemente bien para que me
llamara en una crisis— dijo en tono más de daño que enojado.
Bree rápidamente lanzó sus brazos hacia él, y tuvo que luchar
contra las lágrimas que querían caer. No podía soportar herir a este
hombre que se había portado tan bien con ella.
—Lo siento, de verdad. La próxima vez, vamos a llamarte a la hora
que pase algo — ella prometió.
—Ciertamente, pero espero que no haya una próxima vez. Creo que
tienes que volver a casa— dijo como si eso fuera a resolver todos los
problemas.
Bree vio como Chad se tensó al otro lado de la habitación. Pensó en
tomar la salida fácil y volver a casa. Hasta trató de convencerse a sí misma
de asentir, pero se encontró sacudiendo la cabeza negativamente, en su
lugar. No importaba lo que ella quisiera aceptar, su cabeza no quería
escuchar. Ella seguía temblando, no.
Se dio cuenta de que Chad se relajó visiblemente ante su negativa.
—Yo no lo entiendo. Sigues siendo tan testaruda como siempre,
incluso con amnesia — dijo, pero también había orgullo en su tono. Ella
podía ver que estaba orgulloso de que ella tomara una postura, por alguna
razón, su aprobación significó mucho para ella.
—Yo sólo quiero mantenerte a salvo— declaró.
—Sé que lo haces. Estoy abrumada con todo el amor que me has
dado. Sé que no va a tomar mucho tiempo para que me acuerde de todo.
Con una familia como la mía, tengo que hacerlo. Sería un crimen perder
una gran vida, obviamente— dijo ella, calmando sus sentimientos.
A pesar de que estaba tratando de hacer que se sintiera mejor, se
encontró con que ella quería decir las palabras. Ella quería recordar su
pasado, su familia. Aunque lo peor sucediera y nunca recuperara su
pasado, le encantarían ellos de todos modos.
—Bree, tal vez sería mejor si regresas a casa. Sé que usted no ha
recuperado su memoria, pero como la única persona imparcial en la
habitación, creo que puedo hablar honestamente sin muchas emociones
involucradas. Alguien obviamente está tratando de hacerte daño, y usted
no sabe quién es. Parece que lo más inteligente sería ir a casa, donde su
familia puede mantenerla a salvo— dijo Charlie. Bree lo miró sin
comprender, no tenía ni idea de quién era.
—Lo siento, Bree. Este es Charlie, mi mejor amigo. Te acordarás de
todo el mundo después de un tiempo. Quería venir al hospital, pero estaba
en un viaje de negocios — dijo Trenton.
—Lo siento, Charlie. Todavía no recupero mi memoria— dijo Bree,
sintiéndose mal cuando vio la expresión de dolor en su rostro.
Bree miró a Chad que estaba mirando a Charlie coma lanzándole
dagas y ni siquiera trataba de ocultarlo. Parecía que a Chad no le gustaba
que otro apuesto hombre estuviera en la habitación y que no estuviera
relacionado con ella. A pesar de las ampollas, Bree se puso de pie y le dio a
Charlie un abrazo, en parte para compensar por no saber quién era, y en
parte para demostrarle a Chad que podía hacer lo que quisiera. Podía jurar
que le oyó gruñir. Ella sonrió.
—Podemos sentarnos y tratar de resolver esto — les dijo a George y a
Charlie cuando la soltó. Bree pensó que era sabio, teniendo en cuenta que
Chad dio un amenazante paso hacia ellos. Ella decidió dar marcha atrás
antes de que una pelea a puñetazos comenzara.
Se sentó en el sofá, donde Chad rápidamente se unió a ella, cortando
a Charlie. La testosterona estaba volando por la habitación. Bree quería
levantarse y abrir una ventana, pero obedientemente se quedó dónde
estaba.
—Puede que no recuerde nada, pero yo sé que quiero mi
independencia. Me siento seguro con Chad en el rancho, y no creo que
haya ninguna necesidad de que me mueva. Yo no soy una niña, y yo no
necesito correr a casa cada vez que tengo miedo. Espero que todos puedan
entender eso — dijo Bree con poca emoción en su voz. Ella quería hacer un
señalamiento sin herir los sentimientos de nadie.
—Sabes que estamos todos preocupados por su seguridad. Si
vuelves a casa hasta que la persona que esta tras de ti haya sido atrapada,
entonces ninguno de nosotros se quejará cuando quieras de nuevo tu
independencia— dijo Trenton.
—¿Corres a casa cada vez que recibes una amenaza? — preguntó
Bree. Trenton rió como si lo que dijo fuera divertido, hasta que levanto la
ceja, haciéndole saber que ella estaba esperando una respuesta.
—Eso es diferente, Bree —dijo Trenton.
—¿Cómo es eso?
—Bueno... um... ya sabes — contesto pretendiendo cubrirse.
—No, obviamente, no lo sé. Así que por favor explícame —dijo ella.
—Es sólo que, bueno, yo soy un hombre— dijo, y sus ojos se
dispararon. Si las miradas mataran, Trenton estaría muerto donde estaba
sentado.
—Eso es completamente machista y tú lo sabes. Sólo porque soy una
chica, no significa que soy menos que cualquiera de ustedes. Me las he
arreglado obviamente para seguir con vida por mucho tiempo. Voy a
admitir, que recibir un disparo y que perder la memoria no es la
experiencia más divertida que he tenido, no es que me acuerdo de mi
momento más divertido, pero aun así. Ustedes no me pueden tratar como
una niña de cinco años. Están actuando como cerdos — dijo ella mientras
miraba a los ojos de cada hombre en la habitación.
Todos incómodamente, miraron hacia abajo, entonces Chad le
apretó la mano. Ella se volvió hacia él.
—Yo sé que elegí permanecer contigo, pero lo mismo va para ti. Yo
sólo voy a quedarme porque yo creo que es importante para mí saber sobre
el padre de mi hijo. Yo no seré tratada como una inválida, sin embargo—
dijo ella, haciendo que una sonrisa cayera de sus labios.
—Yo no... —comenzó.
—Sí, lo hace, y tiene que parar. A mí no me importa que deseen
protegerme, pero no me mantengan alejada de la información nunca más,
y tú me trataras como a un igual. Mi hijo o hija no pensara que su padre
es el todo poderoso, mientras que su madre es un ser débil —dijo. Chad
sonrió antes de inclinarse y besarla en la boca, llevándose lejos el resto de
sus palabras.
—Muy bien — dijo, estando de acuerdo, pero ella podía ver el brillo
en sus ojos. Hablarían una vez más, cuando estuvieran en privado.
—Estoy orgulloso de la mujer fuerte en que te has convertido, Bree.
Pero no voy a dejar nunca de preocuparme por ti, y ten por seguro que me
preocupo igual por tus hermanos insufribles. Soy un padre, y eso es lo que
hacemos. Pronto entenderás lo que siento — dijo George mientras
deliberadamente miraba a su estómago. Estaba visiblemente molesto pero
tratando de ocultarlo.
Bree odiaba saber que había trastornado a su padre, pero no podía
dar marcha atrás o nunca recuperaría el terreno que había logrado forjar
por sí misma. Tenía que permanecer firme, aunque el que lo hiciera
significara que tuviera que ser cruel.
—Todos ustedes confiaron en Chad lo suficiente para nombrarlo
como mi niñera personal, por lo que deben confiar en él lo suficiente como
para que continúe con el trabajo — Bree dijo, mirando a Trenton, que se
retorcía en su asiento.
—¿Estás embarazada? — Charlie preguntó en aturdida incredulidad,
haciendo que todas las miradas a su vez se dirigieran a él.
—No puedo creer que no te lo dije— dijo Trenton —, Con todo lo que
ha ocurrido, yo lo olvide. Lo siento, amigo.
—Y tú eres el padre — Charlie prácticamente escupió a Chad—, Tal
vez si te hubieras preocupado más por su seguridad, en lugar de llevarla a
la cama, ella no habría recibido un tiro.
Los ojos de Chad se abrieron mirando a Charlie ante sus palabras, y
Bree le sintió tenso a su lado. Ella sabía que estaba a punto de saltar y
sacudir al tipo.
—Escucha, hijo de... — Chad comenzó a decir.
—Vamos chicos. No vamos a dejar que esto se salga de control—
Trenton interrumpió, poniéndose de pie para poder jugar de árbitro si las
cosas se intensificaban.
—¿En serio vas a dejar esta pieza de trabajo a solas con ella? —
Charlie prácticamente gritó.
—¿Bromeas? No sé, pero estás fuera de lugar. Me gustaría volver a
retroceder si fuera tú — Chad habló con tanta autoridad, que Bree espero
que Charlie retrocediera, pero el hombre era un idiota o tenía deseos de
morir.
—Bree, este tipo se ha aprovechado de ti. Es evidente que no puede
mantenerte a salvo. Él parece más preocupado por llevarse tu inocencia
que en hacer su trabajo— dijo, y Charlie hizo un movimiento para tomar
su mano.
Chad saltó entre Charlie y Bree tan rápidamente que Trenton no
tuvo tiempo de abrir y cerrar los ojos, y mucho menos de detenerlo. Chad
le dio un puñetazo en el pecho a Charlie, mandándolo a volar hacia atrás y
lo inmovilizó contra la pared.
—No me importa si eres el mejor amigo de Trenton. Si intentas volver
a tocarla, no lograras caminar por un mes ¿He sido claro?
—Bueno, esto es ridículo. Chad, déjalo ir. Él está preocupado por
Bree. Él la ha conocido a ella desde que era una niña —dijo Trenton,
tirando del hombro inmovible de Chad.
—¿Podemos irnos ahora? — Bree susurró, deseando que se fueran
antes de que la situación se pusiera peor de lo que ya era. Chad respondió
de inmediato a ella y dejó caer a Charlie como si no fuera nada más que
un saco de patatas.
—Lo siento — dijo, lamentando sinceramente la pérdida de los
estribos.
—Bree, lo siento, estoy tan preocupado por ti— Charlie gritó
mientras se dirigía a la puerta principal. Se dio la vuelta y miró al hombre,
que estaba cerca del llanto. Ella se sintió mal por él. Se debía preocupar
mucho por ella, y ella no tenía ni idea de quién era.
—Lo sé, Charlie, pero necesito salir de aquí— dijo, y salió de la
habitación con el brazo de Chad a su alrededor. Su padre la siguió a ella
por la puerta, pero sus hermanos le dieron espacio.
—Ya sea que consigas recordar de nuevo o no, querida, pronto
descubrirás que nuestra familia es apasionada. Las emociones siempre
son altas, pero si alguien a quien amamos está en peligro, disparan a
través del techo. Sólo sabemos que te encantará y puedes contar con
nosotros para cualquier cosa — dijo George, dándole un abrazo de
despedida.
—Lo sé, papá. Estar aquí no está sirviéndome de algo, sin embargo.
Preferiría salir de aquí, hasta que todo el mundo se enfríe. Te prometo que
te llamaré más tarde esta noche, ¿de acuerdo? — dijo, con la esperanza de
que entendiera.
—Está bien. Me sentiré mejor si lo haces— él contesto.
—Lo haré, lo prometo —George dejó de caminar y Bree se sintió más
tranquila al instante en que se sentó en la camioneta familiar de Chad.
Ella no quería ir de regreso al rancho, pero ella podía hiperventilar si se
hubiera quedado en ese lugar un momento más.
—¿Qué tal si vamos al cine? —Chad preguntó. Ella lo podría besar,
estaba feliz con su sugerencia. Una película tranquila era justo lo que
recetó el doctor.
—Eso suena maravilloso, pero sólo si se trata de una comedia
romántica— replicó Bree. Chad gimió pero condujo el camión hacia el
complejo del Cinemark. Estudiaron las elecciones, y Bree casi saltó hacia
arriba y abajo cuando vio, The Lucky One de Nicholas Sparks.
Chad gimió, pero de mala gana compro los boletos y la llevó a ver la
película. Disfrutaba viendo a través de sus ojos. Ella lloró, rió, y se
acurrucó cerca de él. Fue un buen descanso de la tensión que parecía
consumir siempre sus vidas.
—Gracias de nuevo, Chad. Eso fue sólo lo que necesitaba— dijo Bree
mientras caminaban hacia su camión.
—No hay nada que no haga por ti— él le dijo, dándose cuenta de que
quería decir las palabras. Ella podía pedirle la luna, e iba a hacer todo lo
posible para conseguirla para ella. Ella lo miró a los ojos y algo cambió.
Bree no sabía cuál de los dos se movió primero, pero de repente ella
se derretía en sus brazos cuando su boca acarició suavemente sus labios.
El momento se alargó, llenándola de un sentido de lo correcto y de amor.
Él podría ser apasionado y agresivo, o amable y cariñoso. Parecía saber lo
que ella necesitaba y exactamente cuándo lo necesitaba.
Su teléfono celular sonó y Chad en serio, considero lanzarlo contra el
edificio de enfrente de la calle. No le importaba quién llamaba, él no iba a
interrumpirse de nuevo.
—Woo hoo, monta ese vaquero — alguien gritó y Chad gimió contra
su boca. Parecía que no quería tomar un respiro. De mala gana, se apartó,
casi cambiando de opinión cuando vio las mejillas de Bree enrojecidas y
los labios hinchados. Sus ojos lentamente abiertos, llenos de confusión,
preguntando ¿Por qué se detuvo? Él iba a llevarla a una isla desierta,
donde no hubieran teléfonos, ni adolescentes, ni acosadores.
Su teléfono sonó de nuevo y sacó el dispositivo molesto de su
bolsillo. Bree justo hundió la cabeza en su hombro, al parecer tan
frustrada como él.
—¿Qué? — Espetó en su teléfono. Después de una pausa, volvió a
hablar.
—¿Es necesario? Ha pasado por mucho en los últimos días.
—Está bien —respondió, y luego colgó.
—La policía tiene a alguien en custodia. Ellos piensan que
deberíamos ir— Chad le dijo.
Los ojos de Bree se abrieron, pero estaba impresionada por la
rapidez con que se cuadró de hombros y se recompuso.
—Entonces será mejor que lleguemos allí— ella dijo sin dudarlo.
—Puedo lidiar con esto por mi cuenta— Chad ofreció.
—No, quiero respuestas. Yo quiero que esto se termine — respondió
ella, y oyó el acero en su voz.
Capítulo 14 Traducido por Jhos
Corregido por Mariaph
El estómago de Bree se revolvió cuando entraron dentro de las
enormes puertas dobles en la estación del sheriff. Echó un vistazo a la
zona de recepción con las personas que gritaban a cabo las órdenes y el
caos reinante. En algún lugar entre la multitud de individuos estaba
alguien que podría ser responsable de la interrupción de su vida,
dispararle en la cabeza, y perseguirla sin fin.
Ella apretó la mano de Chad firmemente en la suya. Estaba al tanto
de Chad establecer el entorno de la habitación, en busca de posibles
salidas, notando a cualquiera de aspecto sospechoso. Ella se sentiría más
tranquilizada si pudiera ver cuanto el estaba al tanto de todos y todo a su
alrededor.
Este podría ser el final de la persecución. Ella posiblemente podría
empezar a centrarse en su vida y conseguir sus problemas resueltos, sin
tener para mirar por encima del hombro cada cinco minutos. Si la persona
detrás de ella fue capturada, entonces podría centrarse en su hijo, y si ella
se relajaba, entonces tal vez ella tendría su memoria de regreso.
Ella sonrió ante la idea. Ella realmente quería saber su pasado - su
familia.
Chad la llevó al escritorio de recepción donde una mujer pareciendo
acosada en uniforme apenas apartó la mirada de la pantalla de su
ordenador, mientras se acercaban.
—¿Cómo puedo ayudarles?— Ella prácticamente gritó, metiendo la
mano en su desordenado cabello y agarrando una pluma que había visto
días mejores.
—Estamos aquí para ver al capitán Musket — respondió Chad. Eso
pareció espetar su atención.
—¿Nombre?
—Chad Redington y Bree Anderson.
Ella escribió algo en el teclado de su computadora, dejando caer la
pluma sobre el escritorio.
—Identificación, por favor — dijo mientras se extendía su mano,
todavía sin levantar la mirada. Chad alcanzó su cartera, al mismo tiempo
que Bree tiró de su monedero delante. Entregaron sus identificaciones y
esperaron mientras ella escribió algo más.
—Diríjanse a la puerta en el extremo derecho. El Comisario Mitchel
les dejara pasar —dijo sin tanto como una sonrisa. Bree se sintió como un
criminal por toda la calidez que la mujer mostraba. Odiaría estar en el lado
equivocado de la ley.
—Por este camino, por favor —dijo el Comisario Mitchel cuando Bree
tomó demasiado tiempo para seguir adelante. Ella saltó ante el sonido,
entonces siguió los pasos asegurados de Chad mientras se abría camino
hacia el gran oficial. Miró alrededor de la habitación, su mano sobre su
arma, antes de abrir la puerta para ellos.
— Vayan por este pasillo, a la derecha. Es sala de interrogatorios
número dos. Esperen allí y el capitán se reunirá con ustedes.
Chad empujo a Bree ya que hicieron su camino por el simple,
estrecho pasillo. Pasaron una puerta en la que escuchó a alguien gritar y
un escalofrío le recorrió la espalda. El lugar le daba escalofríos.
Bree siempre había sentido curiosidad como era una cárcel desde el
interior. ¿Cómo se ven las celdas, si las salas de interrogatorio eran en
realidad la mismas que aparecían en sus dramas de crimen favoritos.
Ahora que ella estaba allí, su curiosidad cayó en picado. No podía esperar
a regresar hacia el aire fresco. No entendía cómo los prisioneros podían
soportar el espacio confinado, día dentro y día fuera. Era demasiado.
Se quedaron donde el oficial les dijo y esperaron.
— ¿Estás bien? — Preguntó Chad, sobresaltando a Bree fuera de sus
pensamientos.
—Estaba pensando que no me gustaría estar encerrada en uno de
estos lugares. De pie aquí en el pasillo es suficientemente intimidante—
respondió con una risa nerviosa.
—Esto es de lujo, aunque no lo creas. He estado en lugares en el
extranjero que todavía me dan pesadillas — dijo con una voz que hizo Bree
darse cuenta de que no quería oír hablar sobre esos lugares. Si él quería
hablar, ella escucharía, pero sabía que iba a rasgarla. Ella no sabía nada
de su vida, nada en absoluto sobre el padre de su bebé nonato.
—Lo siento por hacerte esperar, Chad, Bree —dijo el Capital Musket
mientras se acercó a ellos con la mano extendida. Él era al parecer un
hombre agradable, que aparenta estar en sus sesenta años; probablemente
unos cinco pies y siete, con un vientre redondeado. A pesar de su peso, él
todavía parecía ser capaz de acabar con un criminal si la necesidad surgía.
Por el brillo en sus ojos, Bree tenía un sensación de que le encantaría que
alguien se vaya de las manos. A ella le gusto al instante.
—Comprendemos. Usted es un hombre muy ocupado —Chad
respondió.
—Demos un paso en la sala de observación de modo que Bree pueda
mirar a quien tenemos —dijo el capitán mientras que abría la puerta. Bree
fue la primera en entrar, encontrándose cara a cara con un hombre de
aspecto terrible. Ella no tenía ni idea de quién era, pero miraba
directamente dentro de la ventana a ella.
—No te preocupes, Bree. Él no puede verte. Sólo sabe que podemos
verlo y él está tratando de intimidarte. Esta habitación está insonorizada
por lo que incluso sabemos que estamos seguros aquí dentro. El
simplemente está asumiendo —el capitán le aseguró.
El hombre parecía estar mirando directamente en ella, congelándola
con su mirada fría. Entonces, ella observó mientras colocaba sus manos
en la ventana y se inclinó su cabeza hacia adelante. Él sacó la lengua y
balanceo en el cristal. Bree saltó espaldas, completamente disgustada.
Chad apretó su puño, teniendo que luchar el impulso de golpear el
cristal a prueba de balas, haciendo sonar la ventana, sorprendiendo al
repugnante.
—Él es un ganador —dijo el capitán con una suspiro de disgusto —,
¿Hay algo que viene a ti, Bree?
—No, no tengo idea de quién es él ni lo podría querer.
— ¿Quieres quedarte aquí y ver la entrevista?
—No, él dijo que quería hablar conmigo, así que voy a entrar ahí. Me
niego a dejar que me intimide —dijo con determinación.
El capitán le dio unas palmaditas la espalda, y luego abrió la puerta
y esperó. Bree respiró hondo antes de que ella dar un paso fuera. Ella
podía hacer esto. No permitiría que cualquier persona controlara sus
emociones, en especial un inquietante, hombre patético.
—Hey, sexy señora. Puedes usar mi regazo si quieres un asiento más
cómodo —dijo el hombre con una mirada lasciva cuando Bree entro.
Escucho a Chad maldecir detrás de ella, y ella le tendió la mano para
tocarlo, haciéndole saber que ella estaba bien.
—Estoy bien en una silla. ¿Qué quieres?
— ¿Es esa la manera de actuar cuando un hombre te llama?
—Puedes cortar la actuación, o sentarte en una celda. Tu elección—
dijo el Capitán Musket, doblando abajo sobre la mesa y presionando su
rostro de cerca a la del hombre.
—No eres divertido, ¿verdad? — Él se burló, pero él se echó hacia
atrás, intimidado por el Capitán.
—No con bolsas sucias como tú.
—¿Qué diablos es lo que quieres ? Suéltalo— Chad dijo mientras
tomaba asiento frente al hombre.
Bree se sentó lentamente junto a Chad, su pierna cepillando contra
la de él, manteniendo soportada, asegurándose que él estaba justo allí.
—Mira, he estado tratando de conseguir un puesto de trabajo
honesto en esta ciudad por un año, pero debido a mis antecedentes, nadie
quiere darme una oportunidad. Así que este chico se me acerca y me
pregunta si quiero hacer algo de dinero. Por supuesto que quería hacer
dinero, no es como si alguien está repartiendo puestos de trabajo.— el
hombre comenzó a hablar.
—¿Qué hombre? —Chad interrumpió.
—Él no es el tipo de persona que te da un nombre, ¿sabes? Yo sólo
lo llamé el Sr. X. Bueno, se supone que yo tenía que escribir esas cartas y
esas cosas. Seguir una chica. Nada grande, nada que podría meterme en
problemas reales, y que él iba a pagar bien, muy bien —continuó el
hombre.
—¿Tienes en cuenta que asustar a un inocente mujer es un crimen?
—exigió Chad.
—No rompí la ley. No era como si tratara de tocarla ni nada— el
hombre se defendió.
Chad se levantó de la mesa, se inclinó hacia abajo y se puso en la
cara del hombre. El chico se escabulló hacia atrás en la silla, el miedo
apareció en sus ojos.
—Está bien, eres un maldito boy scout. ¿Tienes alguna información
útil para nosotros? — El Capitán interrumpió antes que las cosas se
salieron de las manos.
—Bueno, las cosas empezaron escalando. El Sr. X quería que
irrumpiera en su casa y tomara algunos artículos. Yo no iba por esa
mierda. Soy conocido por romper y entrar. Sólo se suponía que sería la
sombra de ella, ¿sabes? No estoy para el material del centro duro. He
limpiado mis actos, aprendí la lección— dijo con una falsa sonrisa.
Bree sabía que el hombre estaba lleno de ello. Ella no lo pondría por
delante de él para hacer cualquier cosa por unos pocos dólares.
—Además, no conseguí el pago después de la última vez que me
entregó una nota. Estoy por ahí arriesgando mi reputación y me fiambres
— el hombre dijo.
Bree se dio cuenta de por qué estaba tan dispuesto a entregar a su
jefe. Él no estaba recibiendo dinero por más tiempo, así que no tenía nada
que perder. Pensó tal vez podría salir de los cargos si venía hacia adelante
en lugar de ser arrestado.
—¿Cómo hago ponerme en contacto con este hombre? —preguntó el
capitán.
—Él se pone en contacto conmigo. Yo no tengo información de
contacto. Pero, creí que podría hacer uno de esos tratos de alambre
pequeño o algo así. Estaría dispuesto a arriesgar mi vida... si hubiera
algún beneficio para mí—sonrió.
— ¿Crees en serio que vamos a pagarte después de lo que has
hecho? vas a tener suerte de salir de la cárcel en los próximos cinco años
— trono el capitán. Era evidente que estaba furioso a lo que se ve cada vez
más como una pérdida de todo su tiempo.
—Mira, yo no tengo que seguir adelante —el hombre dijo, empezando
a sudar mientras se retorcía en su silla.
—Seguiste adelante porque pensaste que de alguna manera te
podrías beneficiar, pedazo de mierda— dijo Chad. Estaba harto de hablar
con el matón de poca monta, y no creía que fueran a obtener algo útil de
él.
—¡Espera! — Gritó cuando era obvio que había perdido su atención.
—, Yo sé que él va a llamarme pronto. Dijo que tiene algo realmente grande
planeado para las próximas fiestas —dijo el hombre, tratando de
enganchar el anzuelo.
—No voy a escuchar esto. Obviamente estás donde debes estar —dijo
Bree. No podía soportar el hedor del hombre ningún momento más y
quería salir de la habitación. Se sentía como si las paredes estaban
empezando a cerrarse en torno a ella.
—Tú alta y podría b... — Empezó a decir, cuando Chad extendió la
mano y le dio con el reverso de la mano a través de la habitación.
—Atrévete a completar la frase —Chad dijo, con ganas de golpearlo.
El hombre lo miró, luego giro la cabeza y escupió un chorro de
sangre.
—Eso es asalto. Yo quiero presentar cargos —le gritó al capitán, que
estaba mirando hacia la puerta.
— ¿Qué? Yo no vi nada. Parece como si tropezaste con las patas de
la mesa. Realmente deberías trabajar en tu balance —El capitán dijo con
una cara seria.
—Todo lo que es alto y pedazo de mierda permanecen juntos. Te voy
a demandar, todos ustedes. Sé que tienes un montón de dinero, niña. El
Sr. X habló de todo acerca de la familia rica de la que vienes. Poseeré todo
lo que tienes. Esto es brutalidad— gritó.
Bree tuvo que luchar contra el impulso repentino de reír. El hombre
era patético y no lo pudo evitar. Sus esperanzas se habían elevado para
nada. Ella dio un paso por delante de él, y al último momento enterró su
tacón de tres pulgadas en el pie descalzo. Él gritó, pero Bree estaba en la
puerta antes de él pudiera lanzarse por ella.
Chad lanzó su codo hacia atrás, conectando con la cabeza del
hombre, enviándolo expandido al suelo. Su griterío se detuvo cuando fue
noqueado inconsciente.
—Vamos— le dijo Chad. Ninguno de los dos miró hacia atrás cuando
el capitán ordenó a uno de sus Comisarios que encerrara al hombre.
— ¿Ha verificado su nombre? ¿Hecho un verificación de
antecedentes? — Chad preguntó mientras se su camino por el pasillo.
—Conseguí su nombre. Robert Loren. Sólo un ladronzuelo de poca
monta. Sirvió unos cinco años de seguridad del estado y ha estado fuera
por dos. Él no ha tenido un trabajo de más de dos semanas, pero no creo
que sea capaz de ser el cerebro detrás de esto. Creo que está diciendo la
verdad— declaró el capitán.
—Estoy de acuerdo. Tenía la esperanza de que tuviera información
útil cuando llamaste, sin embargo.
—Yo también, siento haberles hecho perder su tiempo— dijo el
capitán.
—Me alegro de haber venido, y conseguimos alguna información. Al
parecer, el Sr. X no ha terminado con sus juegos — dijo Bree. Ella estaba
más furiosa que asustada en ese momento.
—Ve a casa. Si tengo cualquier otra información, voy a llamar de
inmediato— dijo el capitán mientras que los lleva de vuelta al vestíbulo.
—Ha sido un día difícil. Vamos a empezar de nuevo mañana— Chad
le dijo mientras la conducía por la escaleras y hacia su camioneta.
Él la ayudó a entrar, luego caminó alrededor y arranco el vehículo.
Se quedaron en silencio de camino a casa, ambos perdidos en sus propios
pensamientos.
Capítulo 15 Traducido por Jhos
Corregido por Maniarbl
Bree se despertó con una hermosa y brillante, mañana soleada y
decidió que necesitaba un paseo. Ella sabía que Chad se pondría furioso,
pero había pasado una semana y nadie había disparado contra ella, dejado
notas amenazadoras, o tratado de secuestrarla. El rancho estaba rodeado
de hombres de seguridad y era seguro caminar la corta distancia hasta el
lago. Ella había de hacer frente a la conferencia de Chad, era la pena por
conseguir una poco de tiempo a solas.
Rápidamente se duchó y se vistió en un ligero vestido de verano,
afortunadamente para un día raro de calor en el impredecible clima de
Washington. No se molestó con el maquillaje o hacer su pelo, simplemente
lo tiró en un moño desordenado y se dijo a sí misma que estaba bien. Su
mal humor en los últimos días habían seguido a Chad hasta el granero, y
hasta incluso causó que sus hermanos retrocedieran. Estaba cansada de
ser tratada como la princesa que Chad la había llamado. Ella era una
mujer, y era hora de que él lo supiera.
Chad no siquiera la besó en toda la semana, y ella pensó que podría
morir de frustración sexual, no quería ser la que diera el primer paso, que
era el trabajo de él. Su idea de que ellos teniendo intimidad nublara su
capacidad para protegerla la estaba poniendo de los nervios. Tal vez si ella
aceptara casarse con Chad, él en verdad la llevaría a la cama de nuevo.
Bree llegó al estanque y se sentó, agarrando un puñado de rocas y
tirándolas al agua, una por una, observando como las olas flotaban más
lejos de ella.
Ella inclinó la cabeza hacia atrás y disfrutó los sonidos a su
alrededor. Podía oír las vacas mugiendo en el pasto, los caballos
relinchando, y todo tipo de criaturas del bosque que jugaban en el bosque
cercano. Era tranquilo, relajante, y pronto se encontró durmiendo a la
deriva.
Bree se agitó inquieta en el suelo, su pesadilla causando que su
cuerpo sudara y sus músculos tensarse. Chad estaba de pie a una corta
distancia. Él estaba gritándole algo, pero ella no podía oírlo. Ella pudo ver
su boca moviéndose, pero ningún sonido salía.
Luego, hubo un hombre que llevaba una máscara oscura. Tenía una
pistola y estaba apuntándole directamente a Chad. ¡No! Ella gritó, pero
Chad encaraba al hombre. De repente un tiro resonó y vio cómo se
desplomó al suelo. Bree se despertó de golpe, las lágrimas cayendo sobre
su rostro. Volvió la cabeza, tratando de conseguir sus cojines. ¿Dónde
estaba? ¿Dónde estaba Chad? Él fue herido, tenía que ayudarlo. Una vez
que llegó a estar completamente despierta, se dio cuenta de que sólo había
estado soñando, y los vívidos detalles de su pesadilla empezaron a llegar
de nuevo a ella, abrumándola en su intensidad. De repente la niebla en su
mente comenzó a levantarse y los colores llenaron su lugar, con los
recuerdos perdidos de su vida.
Ella recordó todo. Chad recibiendo un disparo, los hombres
capturándola, Chad salvándola, y el hombre frente a ellos, disparando su
pistola. Ella se estremeció, recordando el miedo al ver que una pequeña
bocanada de humo salía directa de su pistola antes de que la bala le diera.
Bree se sentó al lado del agua por otra media hora, demasiado
conmocionada para moverse. Con sus recuerdos de nuevo, no pudo
detener las abrumadoras emociones que vinieron con ellos.
Después de recopilar todas las piezas de los últimos meses juntos, sintió
tal alivio al ser capaz de visualizar de nuevo. Ella estaba cien por ciento
enamorada de Chad. Había empezado enamorarse de él antes de que ella
fuera herida, pero estaba incluso más enamorada ahora.
Había estado a su lado la noche y el día, arriesgando su propia vida
por ella. No podía imaginar estar sin él. Su mano se movió hacia abajo a
su todavía plano estómago cuando ella plenamente comprendió que iba a
tener un hijo suyo. Habían hecho un bebé juntos. Su hijo era fuerte como
su padre. Su embarazo sobrevivió al ser disparada, en el hospital en
estado de coma, y todo el estrés que era sabido ser causa abortos
involuntarios.
Bree se llenó con increíble diversión de como su vida había
cambiado tanto en solo unos pocos cuantos meses. Tenía que encontrar a
Chad. Su búsqueda de mantenerlo platónico estaba a punto de terminar,
porque si no la llevaba a la cama pronto, podía ver una verdadera rabieta
de la princesa. Ella se echó a reír en voz alta de su propia broma.
Ah, echaba de menos a Jennifer, la esposa de su hermano. Se
habían vuelto bastante cercanas desde que se había casado con Trenton.
Bree le dolía pensar en cuán difícil debía haber sido para su mejor amiga.
Jennifer no había mostrado lo herida que debía de haberse sentido
teniendo a Bree sin recordarla, pero Bree sabía que si la situación se
invertía y Jennifer no sabía quién era ella, ella estaría devastada. Tenía
que llamarla. Bueno, después de que ella pasara un tiempo a solas con
Chad.
—Bree —oyó el grito de Chad. Ella sonrió con anticipación. Su tono
sonaba furioso, mezclado con una punzada de preocupación. Ella había
roto la regla de no ir sola a ninguna parte. Provócalo, pensó. Sus peleas
siempre terminaban más satisfactoriamente.
—Por aquí —gritó, y luego oyó sus pasos corriendo hacia ella. Ella
sonrió más. Sabía que él podía moverse en silencio a través del bosque. Él
quería que ella supiera que iba a venir. Su estómago se apretó con
necesidad cruda. Chad se detuvo a cinco metros delante de ella.
Rápidamente escaneando el área antes de girarse de nuevo para mirarla.
Ella le sonrió dulcemente. No estaba preparada para decirle que su
memoria estaba de regreso. Había jugado con ella, ahora era su turno
jugar con él.
—No se supone que vayas afuera por ti misma —dijo finalmente con
los dientes apretados.
—Necesitaba un paseo —respondió dulcemente.
Ella vio cómo su frente se arrugó. Prácticamente podía escucharlo
contando en su cabeza. Oh, cómo amaba empujar sus botones.
—Es por tu propia seguridad —finalmente murmuró.
—Como puedes ver, estoy viva y bien —respondió en el mismo tono
que sabía estaba rechinando en sus nervios. Sus pezones se endurecieron,
y sintió calor. Trató de decirse a sí misma que anticipación era parte de la
diversión, pero cuando estaba a punto de acabarse la paciencia. Estuvo
salivando ante la idea de su gruesa erección sumergiéndose en ella. Miró
por su cuerpo y lamió sus labios cuando vio lo tenso a su mirada
excesivamente sexual.
—¿Qué estás... que está pasando? —tartamudeó.
—Tengo hambre, Chad, simplemente hambrienta —ella miró sus
pantalones vaqueros pegados al cuerpo, la camisa abierta, y el sexy
sombrero de vaquero y se sintió como si llamas fueran encendiéndose
sobre ella. Su piel quemaba y su núcleo pulsaba. Ella estaba a punto de
salir sin un solo toque de él. Era todo un hombre, y él era suyo.
Ella lo vio moverse, observó sus pantalones vaqueros apretados
cuando se dio cuenta de su excitación. Él se movió mientras trataba de
mantener su ira, pero ella vio sus ojos dilatarse. Supo que había ganado.
Bree alcanzó y desabrochó el botón superior de su vestido. Entonces ella
se movió lentamente hacia abajo y soltó el siguiente. Se sentía triunfante
mientras sus ojos prácticamente saltaron de sus órbitas cuando se movió
por su vestido, dejando al descubierto su tentador escote a su vista.
—Bree —gimió. Él no se movió, solo observó mientras ella
desarrollaba su striptease.
—Sí —ella jadeó mientras su vestido cayó abierto, dejando al
descubierto su sujetador de encaje verde. Sus pezones estaban
rebordeando en capullos duros y hurgando incómodamente contra la tela,
pero incluso eso era erótico.
Metió las manos en la cintura de su vestido y con un balanceo
rápido, flotó al suelo, dejándola allí de pie delante de él en nada más que
su sujetador de encaje y bragas a juego que apenas cubrían su feminidad
a su vista.
Chad finalmente se adelantó y apretó su cuerpo contra el suyo. Su
beso hambriento la dejo incluso más sin aliento y ella levantó la mano y
agarró un puñado de su cabello, sosteniéndolo como si ese gesto fuera a
salvar sus vidas.
—Deberíamos ir dentro —dijo con voz entrecortada mientras
retrocedía una fracción de pulgada.
—Ahora —exigió, no queriendo tomar tiempo para ir a ninguna
parte. El sol se sentía increíble en su cuerpo casi desnudo, sus brazos
estaban alrededor de ella, y ella se sintió libre de la prisión en la que había
estado encerrada durante meses. Se inclinó hacia adelante y se mordió el
labio inferior, provocando otro gemido de él. Él agarró su trasero y tiró
hacia arriba, rectificado su feminidad húmeda a través de la tela de sus
pantalones vaqueros. Ella envolvió sus piernas alrededor de su cintura y
movió las caderas, deslizándose contra él, tan cerca de terminar con
apenas un toque.
Chad profundizó el beso, su lengua moviéndose lentamente dentro y
fuera de su boca, imitando hacer el amor que ella tan profundamente
deseaba. Lo quería dentro de ella, llenándola. Seductoramente molió
contra él de nuevo, parecía tomar la pista. Los movió hacia atrás a una
enorme roca junto a la orilla del bosque.
El lugar ofrecía una apariencia de privacidad, no es que alguno de
los dos se diera cuenta, pero mejor sin embargo, les ofrecía un lugar para
sentarse. Se empujó sobre él cuando sus pies tocaron la roca, dándole un
apalancamiento para un mejor movimiento.
—Lo que me haces… —gimió cuando sus pechos empujaron contra
él. Arrancando su camisa abierta, que luego se dispersó con el sujetador y
tomó los pechos pesados. Ella se inclinó hacia atrás, dándole un mejor
acceso y él inclinó la cabeza y tomó su pezón en la boca, alternando entre
morderlo y deslizar su lengua a través de los pequeños capullos rosados.
Él los apretó juntos, moviendo su cabeza hacia atrás y hacia delante,
conduciéndola a la locura mientras él les daba placer a sus pezones una y
otra vez.
Extendió las manos hacia abajo desabrochando los botones de sus
vaqueros, empujando la mano dentro de la mezclilla apretada hasta que
envolvió sus dedos alrededor de su erección suave como la seda. Ella tiró
de él libre, frotando su pulgar en la cabeza, cuando la humedad casi
vertiginosa goteando hacia fuera, mostrando su grado de lo preparado que
él estaba para ella.
Chad gritó cuando ella pasó la uña a través de la punta sensible,
luego por su larga longitud. Entonces ella le agarró con fuerza y movió el
puño arriba y abajo varias veces. Con otro gemido, Chad soltó sus pechos
y arrancó las bragas, dejándola desnuda en su regazo. Cerró la boca sobre
la de ella al mismo tiempo que él empujó con fuerza dentro de su caliente y
húmedo núcleo.
—Oh... te he extrañado Chad —ella gritó, la intensa sensación de
placer causándole tantas emociones corriendo a través de su recién
encontrada mente. No quería suave. Ella no lo quería lento. Lo quería
rápido y duro ¡y ahora! Apretó contra él, su protuberancia hinchada
frotando contra la base de su erección, haciéndola gritar. Él la agarró por
las caderas firmemente en la suya y empujo arriba en ella.
Bree se aferró a sus hombros y los músculos de sus muslos
quemaron cuando los dos se movían juntos, pero lo ignoró. Ignoró todo
menos las inmensas sensaciones a través de ella.
—Si... —dijo mientras su cuerpo convulsionaba por la liberación.
Ella lo agarró con fuerza mientras ola tras ola de placer la invadía.
Entonces él gritó cuando él empujó con tanta fuerza contra ella, que no
sabía dónde terminaba él terminaba y comenzaba ella.
Bree se agotó. No podría mover un solo músculo si tenía que hacerlo.
Apoyó la cabeza en el hombro de Chad y empapados del sol sobre su
espalda y la sensación de las manos de él acariciando su piel húmeda.
Tomó el momento, la intensidad, el amor. Chad no se movió durante varios
minutos. Eventualmente él puso su mano debajo de su barbilla y levantó
su cara, así ella no tuvo más remedio que mirarlo. Ella le dio una sonrisa
tímida.
—¿Qué demonios fue eso? —preguntó.
—Te quería.
—Yo siempre te quiero —contestó con su propia sonrisa. Parecía que
su lucha había terminado—. Pero por lo general tengo más restricciones
que saquearte al aire libre, sin embargo.
—Me alegro de que no te resististe —dijo, luego se inclinó y chupó el
labio inferior en su boca. Chad rápidamente agarró sus caderas y la movió
fuera de él tan de repente que sus piernas casi dejan de funcionar. Se
contuvo en el último segundo.
—No es una casualidad. Necesitamos conseguirte un vestido, antes
de que una de mis manos venga errante aquí —ordenó mientras se giraba.
Ella se acercó y rodeó con sus brazos alrededor de su espalda, arrastrando
los dedos por su estómago.
—¿Estás seguro?
—Estás tratando de matarme, ¿no es así? —dijo con una sonrisa. Se
dio la vuelta y le dio un rápido beso en la nariz, antes de inclinarse para
recuperar su vestido. Él lo deslizó sobre su cabeza antes de que se diera
cuenta que su sostén aún seguía en el suelo. Él negó con la cabeza, luego
cogió el encaje verde y se lo metió en el bolsillo. Bree se rindió y comenzó
abotonarse el vestido. Había satisfecho su picor inicial, podía esperar diez
minutos para llegar a su dormitorio antes de iniciar la segunda ronda.
—Si esto es causa de muerte, entonces sí, lo estoy. Nos vemos en el
dormitorio y yo... —ella susurró el resto en su oído y sintió extremo orgullo
cuando vio el aire salir de su cuerpo y él la miró boquiabierto. Ella se dio
la vuelta y corrió hacia la casa. Lo oyó alcanzando rápidamente detrás de
ella. Justo cuando corrió a través de la puerta de la cocina, el teléfono
sonó.
—Puede esperar —dijo mientras la inmovilizó a la pared.
—Sabes que podría ser importante —contrarrestó. Ella quería
ignorarlo, pero todavía no tenía un estúpido contestador automático.
—¿Por qué este maldito teléfono suena en los peores momentos
posibles —fue el saludo de Chad. Ella se rió mientras pasaba sus manos a
lo largo de la protuberancia en sus pantalones vaqueros.
—¿Cuándo? —el tono de su voz detuvo a Bree. Algo estaba mal—.
Estaremos ahí —dijo antes de colgar. Se dio la vuelta y la mirada en sus
ojos hizo que Bree deseara correr. No quería saber lo que tenía que decir.
—Bree... —comenzó.
—No, no quiero saber —dijo, sosteniendo su mano.
—Cariño, lo siento. Es tu padre. Ha tenido un ataque al corazón —
Bree se desmayó, apenas dándole tiempo a Chad de atraparla antes de que
cayera al suelo de la cocina.
Capítulo 16 Traducido por Isabel 229
Corregido por Pily
—¿Qué? —preguntó Bree mientras volvía en sí. Chad presionaba
una compresa fría sobre su cara—. ¿Qué está pasando?
—Tenemos que irnos. Tu padre tuvo un ataque al corazón. No sé qué
tan grave sea, sólo dijeron que bajáramos allí en seguida —contestó Chad.
La preocupación en sus ojos hizo apretar a su estómago. Los
recuerdos volvieron a ella… No podía perder a su papá, todavía no. Era
demasiado joven, tan lleno de vida. Su familia no podría sobrevivir la
pérdida. La pérdida de su madre fue bastante difícil.
—Lo siento, vamos —dijo mientras se puso en pie. Sus rodillas
temblaban pero se decidió a permanecer fuerte.
Chad colocó su brazo alrededor de ella cuando la llevó a su camión.
Estuvieron silenciosos en el camino al hospital, la tensión les impidió
hablar. Bree no pudo decirle a Chad que había recuperado su memoria,
pero eso podría esperar.
Chad hizo el normalmente viaje de treinta minutos en la mitad de
tiempo, pero todavía sentía que tardó una eternidad. Bree saltó del camión
antes de que lo tuviera parqueado. Rápidamente la siguió mientras ella
corrió atravesando las puertas de la sala de emergencia.
—George Anderson, por favor —exigió Bree.
—Un momento por favor —contestó la enfermera mientras tecleaba
en su teclado.
Bree tamborileó sus uñas en el mostrador, mirando un agujero a
través de la cabeza de la enfermera. Después de tomar mucho más tiempo
del que Bree pensó que era necesario, la enfermera finalmente miró hacia
arriba.
—Él está siendo atendido por el doctor, ahora. Si toman un asiento
en la sala de espera, alguien le notificará de su progreso tan pronto como
sepamos algo —dijo la mujer, entonces miró de vuelta abajo a su
ordenador.
—¿Eso es todo? No me puede dar ninguna otra información. ¿Cómo
quisiera que usted estuviera su padre allí atrás? ¿Querría sólo sentarse
silenciosamente y esperar? —gritó Bree a la fría mujer.
—Lo siento, señora, pero no hay ninguna otra información que
tengamos en este momento. Los doctores hacen todo que pueden —
contestó la mujer tranquilamente. Ella estaba más que acostumbrada a
los preocupados miembros de familia gritándole.
—Bree —llamó Joseph cuando corrió a través de las puertas.
Bree dio vuelta y corrió hacia su tío. Él la agarró en el abrazo del
oso y ella sollozó en su pecho.
—Estará bien, Dulzura. Tu padre es un hombre fuerte. Un ataque
cardíaco no le contendrá —dijo Joseph.
Trataba de tranquilizarle pero oyó la preocupación en su tono. Tenía
miedo por su hermano.
—No me dirán nada —sollozó.
—Acaba de llegar hace aproximadamente diez minutos. Tu hermano
te llamó desde el helicóptero. Estábamos todos en la casa, bebiendo y
visitando, cuando su cara se tornó verdaderamente pálida y agarró su
pecho. Conozco los signos. He visto a un hombre tener un ataque cardíaco
antes. Lo trajimos aquí rápido, Bree. Dicen que los treinta primeros
minutos son los más importantes. Vamos a sentarnos y vamos a esperar al
buen doctor —dijo Joseph, hablando mucho más silenciosamente de lo
normal.
Su tono la asustó peor que el no saber. Su tío Joseph se suponía
que era ruidoso, no sobrio.
Pronto, su familia entera estaba en la sala de espera, conversando
silenciosamente, echando un vistazo al reloj, la tensión claramente visible
en sus caras. A ninguno de ellos le gustaba el cuarto estéril; todos ellos
rezaron para que George estuviera bien.
Habían pasado varios meses en el hospital cuando su madre moría.
Había sido desgarrador verla desaparecer lentamente. Bree no podía
soportar el silencio más tiempo. Saltó y comenzó a pasearse por el cuarto.
Chad mantuvo un ojo en ella.
—¿Trenton Anderson? —llamó la enfermera del escritorio.
Cada uno se puso de pie y dio vuelta a la vez, haciendo que su
profesionalidad patinara antes de que ella se recuperara rápidamente.
—Soy Trenton —dijo cuando caminaba.
—El doctor está en camino —dijo, haciendo que Bree quisiera
golpearla.
Todos ellos dieron vuelta hacia las puertas del S.U6 y esperaron.
Pronto, la puerta se abrió y un hombre salió, mirando abajo una
carpeta en su mano. El cuarto estaba completamente silencioso.
Finalmente alzó la vista y Trenton anduvo adelante.
—¿Es Trenton Anderson?
—Sí.
—Soy el doctor Michaels. ¿Quisiera usted seguirme así podemos
hablar en privado?
—No, esta es toda la familia y todo lo que tenga que decir, van a
tener que escucharlo —dijo, quedándose plantado en el lugar.
—Esta es su elección, señor Anderson. Lo tenemos en una lista
como el contacto de emergencia, por lo tanto le daré la información y la
puede transmitir. Su padre tuvo un ataque cardíaco leve conocido como
un Infarto Posterior, también conocido como el Infarto Inferior. Había
obstrucción en una de las ramas de su arteria coronaria derecha. Fuimos
capaces de ayudarle a tiempo, y su condición es estable ahora mismo —
dijo el doctor.
La cabeza de Bree fue volando entre su hermano y el doctor, no
entendiendo de qué hablaban. ¿Infarto posterior? ¿Infarto inferior? ¿Qué
demonios? Sólo tenía que ver a su padre, físicamente ver que estaba bien.
—¿Qué significa esto? —preguntó Trenton.
6 S.U.: Sala de Urgencias. sus siglas en ingles son E.R.
—Tenemos que hacer más pruebas, puede necesitar la cirugía, pero
sus órganos vitales son estables ahora mismo, lo que es alentador. Está en
el S.U. por lo tanto sólo puede tener dos visitas a la vez, y ustedes tienen
que quedarse tranquilos y apoyarlo. No queremos elevar su tensión
arterial, y si él cree que ustedes están estresados, le pueden causar stress
también.
—Entiendo. ¿Lo puedo ver ahora?
—Sí, puede traer a una persona.
—¿Por favor, Trenton? —preguntó Bree.
La miró y ofreció su mano. Ella la tomó y siguieron al doctor a través
de las dobles puertas.
Caminaron abajo por un vestíbulo blanco largo y Bree miró sólo
adelante. Podía oír el llanto de uno desde uno de los cuartos y tuvo que
luchar contra las lágrimas que ahogaban su garganta. Esperaba no tener
que pisar otro hospital durante muchos años. Sabía que salvaban vidas,
pero estar allí drenaba su alma.
—Por aquí. Sólo diez minutos —dijo el doctor cuando señaló a una
puerta cerrada. Trenton no vaciló cuando silenciosamente tiró para abrir
la puerta.
Bree rápidamente parpadeó ya que vio a su padre lo más grande de
su vida tendido en la pequeña cama de hospital con cables que colgaban
de sus brazos. Estaba tan pálido, excepto por sus mejillas al rojo vivo.
—¿Papá? —susurró.
Si dormía, no quería despertarle, pero realmente tenía que oír el
sonido de su voz.
—Bree, ven acá, corazón —dijo con voz ronca, y ella corrió hacia su
lado de la cama y se hundió en la silla, rápidamente agarrando la mano
que le ofrecía.
—Recuerdo, papá —dijo, necesitando decirle. Sus ojos se
ensancharon y se aclararon bajo las luces del brillante hospital.
—Ah, bebé, eso es tan maravilloso. Sabía que era sólo cuestión de
tiempo.
Él sabía exactamente de lo que ella estaba hablando, por supuesto
que lo sabía, era su papá. Ella sorbió su nariz mientras le daba una
sonrisa acuosa.
—Te prometo, voy a estar bien. No hay ningún modo de que vaya a
abandonarlos niños. Además, tengo un nuevo nieto viniendo a este mundo
quien va a necesitar un montón de malacrianza —dijo con una sonrisa
suave.
—Te amo tanto, papá. No me vuelvas a asustar así otra vez —exigió
Bree.
—Intentaré no hacerlo, Princesa —contestó, volviendo a lo que le
decía cuando era sólo una pequeña.
—Nos diste a todos nosotros un verdadero susto, papá —dijo
Trenton cuando tomó el asiento en el lado opuesto de la cama.
—Ah, muchacho, sabes que tu viejo es demasiado resistente para
dejar que algunas arterias obstruidas lo dejen caer. El doctor apestoso
trata de culpar a la comida y al licor, pero dame una semana y estaré
bailando en círculos alrededor de ese jovencito —dijo George.
—Voy a casa y me aseguraré de que te quedes en cualquier dieta
que el doctor te ponga. No eres invencible —le reprendió Bree suavemente.
—Amaría tenerte en casa, Bree, pero yo soy el padre aquí —trató de
sonar imponente, pero no lo pudo llevar a cabo completamente acostado
en una pequeña cama conectada a las máquinas.
Bree arqueó sus cejas.
—Hablaremos de ello más tarde —prometió Bree. No quiso causarle
estrés entonces.
—¿Tanto como te quisiera en casa, Bree, qué pensará Chad de eso?
—preguntó George.
Bree lo miró durante un momento sin tener una respuesta.
Ella estaba muy confundida. Apenas había recuperado su memoria
y era necesario analizar qué es lo que realmente había sucedido desde que
lo conoció. Habían avanzado tan rápidamente en su relación,
constantemente bajo circunstancias extremas.
—Honestamente, no lo sé, papá —respondió.
A pesar de que estaba herido, todavía era su padre, y él siempre
parecía tener las respuestas.
—¿Lo amas? —preguntó.
—Sí —contestó mientras se inclinaba y le daba un suave beso en la
mejilla. No había ninguna razón para mentirle.
—Señor y señora Anderson, se acabó tiempo —interrumpió una
enfermera mientras esperaba en la puerta.
—Vamos, Betsy, acaban de llegar —murmuró George.
—No te atrevas a contestarme, George —dijo, y era obvio que los dos
se conocían bien.
—Dos minutos más —contestó seriamente antes de volver a ver en el
reloj, luego hacia ellos. Cerró silenciosamente la puerta y Bree tuvo la
sensación de que ella estaba esperando en el exterior, mirando su reloj.
—Mejor nos vamos, papá. Sabes que el resto de la banda está
ansioso por regresar aquí. Si no me equivoco, Esther parecía muy
preocupada mientras se paseaba de arriba a abajo por el pasillo —dijo
Trenton con una chispa en sus ojos.
—No estés iniciando rumores —dijo George, pero Bree notó un poco
más de color infundir sus mejillas. Le parecía que su padre y Esther puede
que estuvieran tiendo algo de romance.
—Yo pensaría eso —respondió Trenton.
Él se levantó y besó la mejilla de George antes de caminar hacia la
puerta y esperar a Bree despedirse.
—Te amo, papá —dijo ella, se inclinó hacia abajo y se aferró a él,
tomando una respiración profunda del especial aroma de su papá.
—Te amo más de lo que podría imaginar. Ahora, prométeme que no
vas a preocuparte por mí. Te tienes que concentrar en mi nieto.
—No puedo prometerte no preocuparme sólo un poquito, pero
prometo cuidar bien de este bebé —dijo Bree.
—Me puedo conformar con eso —dijo George con una pequeña
sonrisa —. Ahora envíen a las tropas.
La enfermera pasó atrás y los miró.
—Nos vamos —se quejó Trenton. Ella era la encargada de hacer
cumplir el reglamento.
—Te veo en el vestíbulo. Tengo que usar el baño —dijo Bree.
Él pareció querer pararla, pero ella frotó su estómago como un
recordatorio.
—Bien, pero no tardes. Estoy seguro de que Chad ya está
paseándose por el vestíbulo mientras espera a que regreses —dijo
Trenton.
Comprendió que su hermano finalmente tenía respeto por Chad.
Esto era una cosa buena si hubiera la posibilidad de tenerlo como su
marido.
Bajó por el pasillo y se dejó caer en el baño, donde se apoyó contra
la puerta y respiró hondo. Permitió que las lágrimas se cayeran mientras
se hundía en el piso. No había sido fácil para ella ver al hombre más fuerte
que conocía viéndose tan frágil.
Finalmente se levantó, lavó su cara y se consideró lista para salir.
Sin embargo cuando salió del baño, su cuerpo tomó hacía la izquierda en
vez de hacía la derecha. Aún no quería volver al vestíbulo. Necesitaba unos
minutos más antes de que afrontara a la pandilla.
Bree dio vuelta algunas esquinas y se encontró pérdida. Sabía que
eso no estaba bien. Chad no iba a estar feliz con ella cuando no volviera
enseguida. Bien, él tendría que superarlo. Ellos estaban en un hospital
público donde nada le podía suceder. Había cámaras de seguridad y
policías por todo el lugar.
Encontró una señal de salida y anduvo atravesando la puerta,
tomando una profunda respiración de aire fresco. Era mucho mejor que el
olor antiséptico del hospital. Se alejó y miró a su alrededor tratando de
averiguar dónde estaba. Parecía que se encontraba en la parte posterior
del edificio. Empezó a andar por el pasaje cubierto, imaginándose que
tenía un largo camino antes de que volviera a la entrada S.U.
—Bree —alguien llamó.
Ella se tensó mientras miraba alrededor. Estaba siendo ridícula. No
había ningún modo de que cualquier daño podría venir a ella en un lugar
público. Había gente a su alrededor.
—Bree —la voz llamó otra vez y dio vuelta, suspirando aliviada
cuando vio a Charlie acudir a ella.
—Me asustaste, Charlie —dijo con una sonrisita aliviada.
—Lo lamento. Todos te están buscando. Parece que te diste a la
gran fuga —dijo Charlie con la misma sonrisa que recordaba de su
infancia.
—No era mi intención. Sólo quería unos minutos para mí antes de
tener que sentarme en esa atestada sala de espera otra vez —explicó.
—Entiendo. Todavía está bastante intenso allí. ¿Quieres caminar por
el estanque? Enviaré a Trenton un mensaje de texto y le avisaré donde
estamos así dejan de preocuparse —ofreció.
Sabía que no debería. Chad iba a hacer una rabieta. Pero luego ella
tensó sus hombros y decidió que le gustaría muchísimo.
Chad iba tener que acostumbrarse a que ella tuviera una mente
propia.
Estaban en terrenos del hospital y no estaba sola, estaba con un
amigo de la familia.
—Eso suena perfecto, Charlie. Sin embargo asegúrate de avisarle a
Trenton, de esa manera la conferencia no será demasiado mala cuando
regresemos —dijo.
Charlie sacó su teléfono y tecleó un mensaje, antes de colocarlo
atrás en su bolsillo.
Charlie sacó su brazo y Bree colocó su mano a través de él y le
siguió a lo largo de un camino de flores esparcidas. Podría oír el gorjeo de
los pájaros y sonrió de placer cuando una ardilla corrió directamente
delante de ellos y escaló un árbol. Dio vuelta e hizo ruidos hacia ellos como
si estuvieran irrumpiendo en su casa.
Bree se rió en voz alta por la expresión en su cara.
—Me aprendí este hospital de dentro y fuera cuando mi papá estuvo
aquí el año pasado —dijo Charlie mientras se movían más lejos del
hospital.
Cuanto más cerca llegaban al estanque, mas pacifica se sentía Bree.
Ella no se había dado cuenta de cuánto le estresaba el edificio.
—Oí sobre eso, Charlie. Siento tanto que lo perdieras —respondió
Bree.
Tantas muertes innecesarias. Su padre sólo tenía cincuenta cuando
un camionero se había cerrado de golpe en su pequeño coche, poniéndole
en estado crítico. Había resistido durante tres meses antes de que su
cuerpo finalmente se rindiera.
—Fue un tiempo duro —dijo Charlie silenciosamente. Ella apretó su
brazo, ofreciendo su apoyo.
Siguieron en silencio hasta que alcanzaran una pequeña corriente
que alimentaba un bonito estanque. Había una familia de patos que
nadaban y un par de bancos al lado. Nadie más estaba alrededor, lo
cual Bree agradeció. No quería conversar con extraños.
—No puedo creer que estés embarazada —murmuró Charlie.
—Lo sé, yo tampoco —contestó Bree, frotando su mano a través de
su estómago llano. Si tuviera un bulto, parecería todo más verdadero.
—Sabes que haría cualquier cosa por ti, ¿no es así? —dijo Charlie
cuándo dio vuelta y la tiró cerca de él. Bree comenzó a sentirse un poco
incómoda del gesto íntimo. Se tuvo que recordar que era Charlie, el mejor
amigo de Trenton durante muchos más años de los que podría recordar.
—Lo sé, Charlie. Eres como un hermano para mí —contestó cuando
tiró contra él, tratando de hacerle saber de manera sutil que la dejara ir.
En vez de responder a sus señales, la tiró apretando contra su
cuerpo, y sintió que su estómago daba vuelta cuando sintió que su
erección apretaba contra ella.
—Podría ser mucho más que eso, Bree —dijo mientras rápidamente
doblaba su cabeza y cubría sus labios con los suyos.
—¿Cómo esta papá? —preguntó Austin mientras Trenton salía por
las puertas.
Chad miró detrás de él, pero las puertas se cerraron sin Bree
siguiéndolo.
Anduvo adelante, queriendo saber dónde estaba. Esperó durante un
minuto antes de acercarse a Trenton.
—¿Se quedó Bree con tu papá?
—No, viene detrás de mí. Tuvo que usar el baño. Creo que
sólo necesitaba un minuto para sí. Quería llegar aquí para que así los
siguientes dos pudrieran visitarlo —contestó Trenton.
—Esos seriamos Esther y yo —dijo Joseph, no dando a nadie más
una opción. Recogió el brazo de Esther e hicieron su camino a través de
las puertas dobles.
—Creo que podemos tener otra boda aquí bastante pronto —dijo
Trenton dijo miraba a los dos desaparecer.
—Puedes tener razón —dijo Lucas con una sonrisa—. No dijiste
cómo estaba tu papá.
—No me gusta verlo conectado a aquellos monitores, y parece
demasiado pálido, pero es un luchador. Sé que va a salir adelante.
—Eso es lo que teníamos que oír —dijo Lucas mientras palmeaba la
espalda de Trenton.
Chad siguió mirando la puerta. Estaba teniendo un mal
presentimiento en su interior, y si Bree no salía de ahí pronto, la buscaría.
Mientras miraba el reloj, decidiendo que ella tenía cinco minutos
más, las puertas se abrieron y Joseph salió con Esther a su lado. Ella
tenía los ojos llenos de lágrimas, pero no tan preocupados como se veían
antes de que ingresara.
Chad esperaba que Bree viniera con ellos. Las puertas otra vez se
cerraron sin ningún indicio de ella.
—¿Vieron a Bree? —preguntó Chad.
Todos se volvieron, alertados por su tono.
—No, no estaba en el vestíbulo —dijo Joseph, su frente arrugándose
de preocupación.
—Tenemos que hacer una búsqueda —ordenó Chad, su cuerpo en
alerta inmediata.
Nadie discutió con él. El acosador todavía no había sido capturado, y
ellos no estaban corriendo riesgos.
—Pasaremos por la S.U. —dijo Mark.
—Alertaré la seguridad y veré si la pueden encontrar por las
cámaras —dijo Lucas mientras andaba a la recepción.
—El resto de ustedes abarque el exterior. Comprueben todas las
puertas y el estacionamiento. Todos ustedes tienen mi número si la
encuentran —dijo Chad mientras se apresuraba por las puertas
principales.
Trató de no entrar en pánico. Lo más probable es que hubiera salido
por aire fresco. Sabía que no podía soportar el olor del hospital. Trató de
llamarla, pero con su prisa para llegar al hospital, había dejado su teléfono
en el rancho.
Chad trató de tranquilizarse pensando que aun si hubiera ido fuera,
no había ninguna manera de que el acosador supiera que ella estaba allí, o
sería capaz de secuestrarla con la seguridad por todas partes. Si pudiera
sacudirse el mal presentimiento, se sentiría mucho mejor.
Capítulo 17 Traducido por Isabel 229
Corregido por Pily
Bree luchó contra Charlie cuando profanó sus labios, tratando de
tener acceso a su boca. Trató de decirle no, y eso le dio la apertura que
buscaba. Su lengua serpenteó y bajó dentro de su boca.
Tuvo náuseas cuando la asaltó. No podía descubrir lo que había
entrado en él. Su mano se arrastró abajo por su espalda y agarró su
trasero, tirándola duro contra su cuerpo, mientras empujaba sus caderas
adelante, forzando su excitación contra ella.
—¡Detente! —gritó cuando él soltó su boca.
Ella agarró el pelo de él, tirando su cabeza, de esa manera
conseguiría la pista de que ella no quería que él la besara.
—¿Qué estás haciendo? —exigió.
—Te amo, Bree. Siempre lo hecho y siempre lo haré —dijo como si
eso fuera obvio—. Te he esperado por tanto tiempo para que estés lista
para una relación, y luego quedas embarazada por ese completo pedazo de
mierda. Puedo ser tu marido y criar a tu hijo. Él no te merece. No te
conoce como yo —dijo Charlie en un discurso apasionado.
—Charlie, no sé qué se te ha metido, pero esto no es lo que quiero —
dijo.
Sus ojos se oscurecieron de rabia y estiró su mano en alto y la
abofeteó duro. Bree sintió al miedo clavarse a través de ella mientras
luchaba para no desmayarse. ¿Quién era este hombre que creía que
conocía?
—¿Crees que eres demasiado buena para mí sólo porque no tengo
tanto dinero como tu familia? Siempre he estado allí para ti, Bree. Sólo
tenemos que alejarte de aquí. Pensé que si empezaban a suceder cosas y te
asustabas, me necesitarías. Podría haber sido tu salvador, rescatarte del
loco acosador —dijo.
Sus ojos estaban amplios cuando hizo su discurso. Bree comprendió
que no estaba exactamente estable en ese momento.
—Charlie, lo siento. Tienes razón, realmente nos tenemos que
sentar y hablar. No he sido muy buena contigo últimamente, he estado
demasiado ensimismada —dijo, dispuesta a hacer algo para conseguir
volver a la vista de otras personas. Nunca se debería haber ido con él.
Sus hombros se relajaron con sus palabras, pero ella sabía que no
estaba fuera del peligro aún.
—Ahora mismo estoy muy preocupada por mi padre, Charlie.
¿Podemos pasar y verlo brevemente, luego podemos salir y hablar de
nosotros? —preguntó Bree en lo que esperó era una voz convincente.
—No, no podemos volver allí. Si lo hacemos, Chad no te dejará ir.
¿No puedes ver cuán obsesionado está él contigo? —preguntó Charlie
mientras ella se estremecía, asegurándose de que estaba escuchándolo.
Bree creyó que estaba loco, llamando a Chad posesivo, cuando le
había estado acechando, irrumpiendo en su casa, y la tenía sostenida en
contra de su voluntad en aquel mismo instante.
—Lo sé, Charlie. Él no me da un tiempo a solas, pero nos podemos
mover sigilosamente por la puerta trasera, y puedo espiar a mi padre. No
tengo que entrar hasta su cuarto —suplicó.
Si pudiera ingresar en hospital, podría notificar a seguridad y
escaparse del hombre psicótico.
Le vio considerar su solicitud, entonces con su estómago dándole
vueltas ante el pensamiento de tocarlo, levantó su mano y ahuecó su
mejilla, tratando de actuar de manera que pensara que ella realmente se
preocupaba por él.
Él se inclinó y la besó otra vez, y ella forzó a su cuerpo a no
tensarse.
Estaba tan cerca de que la llevara de vuelta. La tiró fuertemente
contra él una vez más y luchó contra las lágrimas que querían caer. Si
viera un indicio de su repugnancia, nunca le dejaría en público otra vez.
Él se apartó y miró en sus ojos, luego la estrechó.
—Casi me engañaste. Solo estas tratando de escaparte de mí… Si te
llevó ahí, vas a salir corriendo. Sin embargo, sé que llegarás a amarme.
Sólo tengo que alejarte de Chad y de todos los demás por un tiempo —
rugió Charlie.
Agarró su brazo y comenzó a conducirla alrededor del estanque, más
lejos del hospital. Si la llevara demasiado lejos, sabía que sus posibilidades
de supervivencia se harían más escasas de lo que ya eran. Comenzó a
luchar contra él, pero la jaló más fuerte, riéndose como si disfrutara del
terror de ella.
Chad corrió por el estacionamiento de las terrenos del hospital,
buscando alguna señal de Bree. Comprobó cada auto mientras pasaba,
buscando algo extraño. ¡Nada! Pareció que ella había desaparecido sin un
rastro.
Su teléfono sonó.
—Dime que tiene buenas noticias —vociferó al micrófono.
—El video de seguridad mostró que ella salió de la puerta trasera
hace aproximadamente veinte minutos —dijo Trenton con vacilación. Chad
se tensó.
—Un hombre la encontró fuera; charlaron durante unos minutos,
luego anduvieron hacia la parte trasera del hospital. El camino conduce
abajo a un estanque de serenidad para los visitantes. Chad, vi el video,
era Charlie. No sé si algo está mal, pero yo sólo… no puedo imaginarme
que ella desapareciera así, no con mi papá aquí así… —la voz de Trenton
se desvaneció.
Chad cambió de dirección todavía sosteniendo el teléfono a su oído.
—¿Cuán bien conoces a Charlie?
—Le conozco desde la escuela secundaria. Yo no… no hay
manera… no puedo imaginar que él esté involucrado en nada de esto. Tal
vez, de alguna manera el acosador averiguó que ella estaba aquí y los
emboscó — Trenton se calló.
Chad podía oír el dolor en la voz de Trenton.
Trenton no quería admitirlo, pero parecía que podrían haber
encontrado a su perpetrador. Su estómago dio vuelta mientras pensaba en
el hombre con ella. Debería haber hecho una mejor verificación de sus
antecedentes, pero era el amigo de Trenton… Chad no tenía tiempo para
excusas. Él tenía que llegar a Bree. Esperaba que solo estuviera sentada
en el estanque, visitándolo con un viejo amigo, pero su tripa le dijo que
este no era el caso.
Encontró el rastro y silenciosamente lo siguió.
—Estoy saliendo. Estamos justo detrás de ti —dijo Trenton antes de
desconectar la llamada. Sabía que Chad estaba cerca y no diría nada más.
No la debería haber dejado fuera de su vista en el hospital. Los
podría haber escoltado al cuarto y haber esperado fuera. Tenía
muchos “que sí” pasando por su cabeza, pero sabía que aquellos no le
hacían ningún bien.
Chad sintió su adrenalina a alta velocidad cuando se acercó al
estanque. Escuchó el grito de Bree y su cuerpo entró en el modo de lucha.
Él obtuvo su respuesta. Ella estaba en el peligro.
Sacó su arma mientras hacia su camino por los últimos metros. Vio
a Charlie arrastrando a Bree por el camino. Pareció que la llevaba al otro
lado. Debe tener alguna estrategia de salida prevista. Charlie había
subestimado a Chad.
Chad se escondió entre los árboles mientras los rastreaba
aproximadamente a unos cincuenta yardas detrás de ellos. Él se tensó
cuando notó el arma en la mano de Charlie. Había tenido miedo de esto.
No podía arriesgarse a que Bree recibiera un disparo en el calor de la
batalla.
Se movió más cerca mientras trataba de conseguir una buena
puntería en Charlie. No tenía ningún problema pegándole un tiro al
hombre amenazando a Bree, pero no quería que el arma de Charlie se
accionara de alguna manera y le hiciera daño a ella. Tenía que conseguir
que él apuntara el arma hacia otra parte.
—¿Quieres que te dispare aquí mismo? —gritó Charlie cuando ella
siguió luchando contra él.
—¿No frustra eso tu objetivo de estar esperando para que estemos
juntos? —chasqueó ella.
—No tengo que matarte, Bree. Puedo pegarte un tiro en la pierna,
luego lanzarle a mi hombro. El dolor es insoportable, pero estarás
demasiado ocupada concentrándote en eso que dejaras de luchar contra
mí — amenazó.
Chad quiso darle a una sangrienta paliza.
—Sólo déjame ir —pidió Bree mientras una lágrima se caía. Pareció
que esto lo detuvo de su camino.
—No puedo, no lo entiendes. Realmente te amo.
—Esto no es amor, Charlie —sollozó.
—Me amarás, lo harás —dijo con determinación.
Chad comprendió que el hombre había perdido el juicio
completamente. De alguna manera creía que la podría hacer amarlo.
Cuando comprendiera que eso no iba a pasar, no tendría otra opción, al
menos en su mente, que matarla. No le importaría si estaba embarazada.
Demonios, tan retorcido como estaba, él probablemente esperaría hasta
que el bebé naciera, luego la mataría y tomaría al niño, creyendo que
siempre tendría al menos una pieza de ella.
Chad nunca dejaría que la situación llegara tan lejos. No saldrían de
su vista. Siguió rastreándolos, arrastrándose más cerca mientras esperaba
su oportunidad para atacar.
Charlie agarró su brazo otra vez y la tiró cerca y Bree echó su cabeza
hacia atrás mientras se retorcía intentando alejarse. Dio vuelta en la
dirección de Chad y sus ojos se encontraron. Trató silenciosamente de
darle una señal para que no se rindiera con él, pero sus ojos se
suavizaron y sus labios se levantaron en un atisbo de una sonrisa
aliviada.
Charlie no se perdió el cambio de su comportamiento. Se movió más
rápido de lo que Chad esperaba y azotó sus cuerpos alrededor de tal
manera que Bree estaba escudándolo mientras el sostenía el arma afuera y
examinaba los arbustos, directamente hacia donde Bree había estado
mirando fijamente.
Presionó su dedo y el arma disparó, la bala voló hacia Chad. Por
suerte para él, Charlie era un mal tirador. La bala impactó en el árbol dos
pies a su izquierda, astillando la madera. El hombre tampoco había sido
bastante listo para colocar un silenciador en el arma. Acababa de dar su
posición al resto de la familia de Bree y probablemente a la fuerza entera
de seguridad del hospital.
—Se terminó, Charlie. Sólo déjala ir. No hagas esto peor para ti —
dijo Chad tranquilamente, manteniendo su cuerpo bloqueado detrás de un
árbol grande.
Sabía que el hombre no dudaría en poner una bala en él y no sería
de ningún utilidad para Bree si él estuviera muerto.
—Llegaste aquí más rápido de lo que esperaba, Chad. Si das un paso
más cerca, voy a poner una bala en tu hijo bastardo —gruñó Charlie.
Chad no tenía ninguna duda de que lo haría.
—Cómo crees que esto va a terminar, Charlie. Sabe que no puedo
dejar que te la lleves.
—No tienes elección —gritó el hombre mientras tomaba unos pasos
hacia abajo por el camino, arrastrando a Bree con él. Ella miró a Chad,
sus ojos llenos de lágrimas.
—¿Charlie, cómo planeas irte?
Chad sabía que tenía que seguir diciendo su nombre. Cuanto más lo
humanizara, más pensaría en las opciones malas que estaba haciendo.
Miró hacia Bree, pero sólo durante un momento. Tenía que mantener su
ojo en Charlie. Si pudiera sólo ponerle un disparo dentro, eso sería todo lo
que necesitaría para poner fin a este asunto.
Bree comenzó a tirar contra él y Chad quiso gritarle que no lo
hiciera. No quería que por casualidad le pegara un tiro. Sabía que Charlie
realmente no quería disiparle a ella y sólo iba a hacerlo si sentía que no
tenía otra opción.
Charlie le vociferó a ella, luego la sacudió contra su pecho, haciendo
que su cabeza chocara contra su cuerpo. Pagaría por la agonía que le
infligía a Bree.
—Por qué, Charlie. ¿Por qué haces esto? —preguntó Chad.
—¿Tienes realmente que preguntar? Ella es mía y siempre lo ha sido,
desde la primera vez que la vi. Era demasiado joven entonces, así que
esperé. La observé salir con otros hombres, pero sabía que no era serio.
Luego, se puso en eso de ser independiente. Me imaginé que ese era mi
momento perfecto para estar con ella. No quería que su familia la sofocara,
pero necesitaba a alguien. Pensé que si la asustaba un poco, ella vendría
corriendo a mí. Era perfecto, también, porque había estado recibiendo
cartas amenazadoras. Trenton me mostró. No era difícil escalar cosas al
robo y al acoso. Todo esto habría funcionado, también, si no te hubieras
involucrado —escupió Charlie.
—Aun si Chad y yo no nos hubiéramos involucrado, no habría
venido a ti, Charlie. No buscaba una relación. Sólo quería concentrarme en
mí por un tiempo. Lo que pasó entre Chad y yo no estaba planeado.
Sólo pasó —dijo Bree suavemente. Trataba de apelar al muchacho que
conoció hace mucho tiempo.
—Te equivocas, Bree. Me habrías necesitado, lo sé —discutió
Charlie.
Ella le estaba diciendo que ellos nunca hubieran tenido una
oportunidad, aun así él se decidió a hacerla cambiar de opinión.
Chad no quería que él se diera cuenta que ella nunca sería suya.
Una vez que él no tuviera nada que perder, ella ya no le serviría de nada.
—Necesitas ayuda, Charlie. Sólo deja ir a Bree y te conseguiremos
toda la ayuda que necesitas. Trenton esta de camino. ¿No quieres que él te
vea apuntándole un arma a su hermana, verdad?
—Entenderá. Hizo un comentario una vez, en la escuela secundaria,
que sería estupendo si Bree y yo nos casáramos, porque entonces
seríamos hermanos verdaderos. Supe entonces que estaría de acuerdo con
nosotros estando juntos, no importa cómo sucediera.
Si Trenton oyera ese comentario, se trastornaría. Si tuviera alguna
noción de que había jugado una parte en la situación de su hermana,
estaría de rodillas.
—Por qué no sólo nos sentamos y hablamos de esto—ofreció Chad.
—¡Aléjate! No lo diré otra vez —gruñó Charlie. Señaló su arma hacia
Chad otra vez y disparó, no llegando cerca. Chad estaba agradecido de que
el hombre tuviera mala puntería.
Charlie se movía más lejos del camino hacia abajo y Chad continuó
siguiéndolos. Se mantuvo cubierto, pero no les dejó alejarse más de veinte
pies delante de él.
Charlie debía tener un carro cerca. Él tendría que exponerse a ese
punto y ahí es cuando Chad tomaría su oportunidad. No había ningún
modo de que podría dejar a Charlie conducir lejos con ella.
—Bree, aprenderás a amarme, lo prometo. Soy un buen tipo. Este
día solo se acaba de estropear. Criaré a tu bebé, luego haremos más. Nos
podríamos deshacer de éste si quisieras. Por supuesto que eso es lo que
quieres, por lo tanto tendremos que hacer eso. Puedes no creerlo, pero no
querrás a su bebé creciendo dentro de ti. Si sólo nos deshacemos de él,
puedo plantar mi semilla en ti. Seremos una familia.
Los ojos de Bree se ensancharon con horror ante sus palabras.
Comenzó a arañar su brazo alrededor de su garganta. Chad trató de
enviarle algo sencillo para que se calmara, pero Charlie estaba
amenazando a su hijo y los instintos de madre la habían pateado, en su
máxima potencia.
—Deja de luchar. Sólo vas a hacerte daño. Si no paras ahora, te
dispararé, lo haré, luego me aseguraré de que mi tiro no fallé en Chad. Él
correrá adelante, tratando de salvarte, haciéndolo un blanco fácil —se
mofó Charlie.
Sus palabras hicieron su truco. Ella no quería ver que Chad
recibiera un disparo, y sabía que Charlie tenía razón. Si le disparaba a
ella, Chad correría adelante, desatendiendo su propia seguridad. Ella no se
podía escapar de él, por lo tanto tuvo que esperar a que Chad no la
perdiera de vista. Era la única cosa a la cual se tuvo que agarrar.
Charlie alcanzó el otro lado del estanque y comenzó a descender por
otro camino. Podía oír el tráfico cerca. El corazón de Bree palpitó ya que
comprendió que se les acababa el tiempo. Si lograba llevarla a su vehículo,
Chad no sería capaz de encontrarlos.
—¿Qué estás haciendo, Charlie? —La voz de Trenton llamó cuando
dobló sobre una esquina, ni siquiera tratando de cubrirse.
—Trenton, sé que esto se ve mal, pero es lo que siempre hemos
querido. Se suponía que Bree sería mía, y luego seriamos familia. Ella solo
lo arruinó, estando alrededor de Chad. Estará bien —suplicó Charlie a su
amigo para que entendiera.
—Charlie, deja ir a mi hermana. Nos sentaremos y hablaremos. Le
estás haciendo daño —dijo Trenton cuando tomó unas pasos hacia
adelante.
—Estas molesto ahora mismo, Trenton. Bree realmente no sabe lo
que quiere. Chad le ha lavado el cerebro —dijo Charlie.
—Vamos, Charlie. Hemos sido amigos durante mucho tiempo. No
quieres hacer esto. Deje ir a Bree y hablaremos. Podemos resolver esto.
—¡No! Tú también tienes lavado el cerebro. Este hombre ha llegado
a todos ustedes. ¡Bree me ama, me ama! Quiere que nosotros estemos
juntos —gritó Charlie.
La mano que sostenía el arma contra el estómago de Bree temblaba.
Comenzaba a perderse realmente y con Trenton distrayéndolo, Chad se
acercó. Se tenía que mover pronto o podría perder a Bree.
—Esto ha ido demasiado lejos. ¡Déjala ir! —gritó Trenton.
Dejó de hablar como un amigo y habló con fuerza en su voz.
Los ojos de Charlie se ensancharon ante el tono, y Chad vio el
cambio en su expresión. Iba a hacer un movimiento.
—No me puedes hablar así —gritó Charlie cuando levantó su brazo y
señaló con el arma a Trenton.
—Agáchate —gritó Chad mientras saltaba, su arma apuntando a
Charlie.
Los próximos segundos fueron a cámara lenta mientras que varias
cosas pasaron a la vez. Bree se sacudió contra Charlie aflojando el
agarre y se cayó a la tierra a sus pies. El arma de Charlie disparó, la bala
apuntando directamente a Trenton. Chad presionó su dedo, su objetivo
mortal cerrándose de golpe en el pecho de Charlie.
Bree se desmayó mientras su cabeza se golpeaba en una roca en el
suelo.
Ella no tuvo tiempo de saber si su hermano o Chad estaban bien.
Capítulo 18 Traducido SOS por thelovestory
Corregido por Pily
Chad corrió hacia Bree, demasiado tarde para agarrarla de caer. Sus
entrañas se apretaron cuando vio la sangre fuera de su sien. Tenía que
asegurarse de que Charlie estuviera acabado antes de que pudiera
ocuparse de ella, sin embargo.
Rápidamente se acercó al hombre y pateó su pistola caída fuera del
camino. Se arrodilló junto a él y colocó sus dedos en la garganta.
Muerto.
Charlie no iba a lastimar a nadie más nunca más.
—Bree —llamó Trenton mientras tropezaba hacia adelante.
Chad lo miró, sorprendido por la sangre.
—Parece que su puntería mejoró cuando estaba apuntando hacia mí
— dijo Trenton, cubierto de sudor en su frente.
—¿Dónde diablos está todo el mundo? —gritó Chad.
Trenton había recibido un disparo en el estómago. Tenía que ser
admitido para cirugía de inmediato y Chad todavía no sabía cuan mal Bree
se había golpeado la cabeza.
Se arrodilló junto a Bree cuando oyó voces que se acercaban. Le
levantó ligeramente la cabeza, aliviado al ver sólo un pequeño corte. Las
heridas en la cabeza siempre sangraban más que el promedio. Sabía que
no estaba tan mal, pero aún deseaba que la revisaran en el hospital.
La levantó en sus brazos cuando varias personas llegaron, gritos
resonando a su alrededor. El personal de seguridad estaba allí con sus
armas en la mano, y varios miembros médicos se movían hacia él. Uno se
detuvo para ayudar a Trenton, ordenando que una camilla fuera traída de
inmediato. Otro se acercó a Bree.
—Yo la tengo. La llevaré hasta el hospital —insistió Chad. Él no iba a
dejarla fuera de sus brazos hasta que la soltara en una cama de hospital.
—Será mejor que alguien empiece a hablar ahora —gritó el sheriff
mientras se acercaba a la escena. Una persona muerta en el suelo, una
desmayada, y otra sangrando, apenas capaz de mantenerse en pie.
—Este es el acosador de Bree Anderson. Él estaba tratando de
secuestrarla. Yo estaba en la búsqueda. Su hermano se presentó, y la
situación se agravó. El autor, Charlie, apuntó y disparó a Trenton
Anderson, Bree se interpuso, así que no tuve más remedio que disparar.
No fallé —explicó Chad.
No había ninguna necesidad de entrar en una explicación más
detallada en ese momento; lo harían una vez que Bree y Trenton fueran
curados. Él sabía todo acerca de los trámites burocráticos cuando alguien
era asesinado, fuera en defensa propia, o no.
—Todo el que no se necesita de inmediato, lárguese de mi escena del
crimen. Adjunto, encinte esta área. El resto de ustedes, póngase en
movimiento. Lleve a los heridos al hospital y cualquiera que haya sido
testigo de esto, ni siquiera piense en salir. Quiero declaraciones —mandó
el sheriff. Chad tenía respeto instantáneo por el hombre.
Él asintió, luego se movió rápidamente por el sendero y se fue con
Bree hacia la sala de emergencia. Ella fue admitida en forma inmediata,
todo el mundo ya estaba hablando sobre el tiroteo en el estanque de la
serenidad.
Bree se despertó en una cama de hospital una vez más y de
inmediato se sacudió hacia adelante. ¡Chad! ¡Trenton! Ella miró a su
alrededor frenéticamente.
—Está bien, Bree. Todo el mundo está bien —le aseguró Chad
rápidamente.
—¿Qué pasó? —preguntó ella, calmándose al ver a Chad sentado a
su lado luciendo fuerte y seguro.
Chad rápidamente llenó sus espacios en blanco, haciéndole saber
que Charlie estaba muerto. Ella bajó los ojos, sintiendo empatía por el
hombre.
Lo había conocido toda su vida y no había querido verlo muerto. Él
había necesitado ayuda, pero ella no podía luchar contra la punzada de
alivio al saber que no iba a ir tras ella otra vez.
—Trenton está bien. Recibió un disparo en el estómago, pero le erro
todos los órganos principales. Él salió de la cirugía hace un par de horas y
tu familia ha estado yendo y viniendo entre tu habitación, la de tu
hermano y la de tu padre. El hospital está lleno de Andersons —terminó
con una pequeña sonrisa.
—Compadezco al personal —dijo Bree con un intento de humor.
—Sí, pueden irse a la huelga en cualquier momento si Joseph no se
calma.
—Estás despierta —dijo Joseph cuando entró en la habitación y le
dio un codazo a Chad para que pudiera acercarse a Bree—. He estado muy
preocupado por ti. Tu padre está fuera de sí.
—Estoy bien, tío Joseph. En serio, lo estoy —le aseguró Bree.
—Has pasado por mucho. Lo siento, pequeña niña.
—No soy pequeña, tío —dijo ella, pero no había ningún dolor en sus
palabras. Joseph se inclinó y la besó en la frente.
—Chad, no sé cómo podría alguna vez expresar mi gratitud hacia ti
—dijo Joseph.
—Sabe que no es necesario, Joseph. Su familia siempre ha estado
ahí para mí, y estoy más que feliz de hacer cualquier cosa por ti —
respondió Chad.
—¿Eso se aplica a mí, también? Tengo un par de cosas que me
gustaría para hicieras por mí —dijo Bree con un guiño. Ella consiguió una
inmensa satisfacción al ver la expresión de asombro en el rostro de él.
—Iría a los confines de la tierra por ti —contestó Chad. Bree no
sabía si hablaba en serio o no. A veces, ella simplemente no podía leerlo en
absoluto.
—Gracias por salvarme la vida. Tú eres todo lo que había deseado
como un padre para mi hijo. Fuerte, apasionado, feroz, y el mejor hombre
que conozco —dijo Bree. Ella lo amaba mucho. Aún no había tenido la
oportunidad de decirle que tenía su memoria de nuevo.
—Sólo porque tú me haces de esa manera —respondió él cuando se
inclinó y la besó suavemente.
—Tengo algo que decirte.
—¿Qué es? —preguntó.
—Debería haber dicho algo antes, pero ha pasado de todo. Mi
amnesia ha desaparecido —dijo finalmente.
Bree vio cómo los ojos de Chad se redondeaban. Podía ver el
nerviosismo en él, pero no entendía por qué. Pensó que él estaría feliz de
que ella tuviera sus recuerdos de vuelta.
—Eso está muy bien, nena —dijo finalmente, a pesar de que todavía
se veía molesto.
—Tengo otra confesión —dijo ella, su estómago dando un vuelco.
—No hay nada que puedas decir que me moleste —dijo él.
—Te amo, Chad. Te amo tanto que la idea de no estar contigo me
mata —susurró mientras ella lo miraba con ojos redondeados.
Chad se la quedó mirando con asombro durante varios minutos,
antes de que su rostro se quebrara en una enorme sonrisa. Se inclinó y
tomó su boca con la suya, besándola con todo su amor y pasión. Llevó la
mano y le acarició la cara, amándola tanto, se sentía a punto de estallar.
—Estoy a favor de momentos felices, pero creo que voy a dejarlos a
los dos solos —dijo Joseph con una sonrisa, luego ellos oyeron la puerta
silenciosamente cerrarse detrás de él.
—Te amo, también, Bree. Tanto es así que la idea de no tenerte en
mi vida es insoportable. No puedo soportar la idea de no estar contigo, ni
siquiera por una noche. Tú lentamente pero seguro te has labrado un
lugar en mi corazón, y ahora, no hay vuelta atrás.
Todos dejaron de hablar cuando él estiró suavemente su cuerpo
junto al de ella en la cama y la besó con tanta intensidad, que sus
monitores comenzaron a perder el control.
Tuvieron que detenerse cuando el personal de enfermería se
precipitó adentro, pensando que algo andaba mal.
—Esto es muy inapropiado, señor Redington —regañó la enfermera
al tiempo que lo hacía salir de su cama.
—Lo siento —murmuró Bree. La enfermera le dirigió una mirada
severa antes de salir de la habitación.
—Eso fue humillante —admitió Bree.
Chad empezó a reírse antes de que él se inclinara y le diera un
último beso suave.
—Voy a ver que tan pronto te puedo sacar de aquí. Quiero llevarte
a casa —dijo Chad mientras corría por la habitación para encontrar el
médico.
Bree se quedó allí y se preguntó cómo algo que había empezado tan
terriblemente podría terminar tan bien. Ella había ganado su
independencia sólo para descubrir que no la necesitaba. Tenía una familia
maravillosa que amaba mucho y que siempre sería sobreprotectora, que
ahora no parece ser tan malo. También tenía un hombre maravilloso que
había entrado en su vida y la había tomado completamente por sorpresa.
Su vida se había ido de un extremo al otro y eso estaba muy bien con ella.
No pasó mucho tiempo para que su familia se apresurara a través de
sus puertas, rodeando su cama y haciéndole decenas de preguntas sobre
su salud. Ella sonrió, disfrutando cada segundo de ello.
—Hemos estado muy preocupados por ti —exclamó Jennifer
mientras se inclinaba y le daba un abrazo.
—Tienes que dejar de entrar en tiroteos —añadió Amy con una
sonrisa.
—Sí, hay mejores maneras de conseguir un día de mimos que no
sean ser admitida a un hospital —añadió Cassie.
—Estoy pensando que un spa sería supremamente más cómodo
que aquí —se unió Jessica con una risita.
—¿Sabes qué? Creo que tienes razón. Tan pronto como estas
personas se den cuenta de que estoy bien, puedes llevarme lejos para un
día de mimos. Creo que me lo he ganado —dijo Bree.
Adoraba a sus primos y su familia política. Eran mujeres
maravillosas. Se dio cuenta de que los hombres estaban empezando a ser
superados en número por lo menos, con todos los matrimonios y los bebés
que nacían. Finalmente no se sentía como una minoría.
Los hombres finalmente dejaron a las mujeres para charlar y Bree se
sintió relajada, disfrutando de ponerse al día sobre los últimos chismes de
la familia.
Un po co más tarde, Chad atravesó la puerta llevando un enorme
ramo de flores mixtas y una bolsa grande de chocolate. Ah, un hombre
conforme a su propio corazón. Él se detuvo en seco al ver la sala llena de
mujeres. Bree tuvo que luchar contra la risita que quería escapar a su
mirada de pánico.
—Puedo volver en un rato —dijo mientras dejaba el florero sobre la
mesilla de noche.
—Tonterías, puedes estar aquí, también —habló Jennifer.
—Voy a esperar. Quiero hablar con Bree a solas.
—Sabes que ella sólo va a decirnos todo lo que digas, por lo que más
bien podrías hablar con ella con nosotras aquí. Te ahorra tiempo —dijo
Cassie con su sonrisa marca registrada.
Chad miró a cada una de las mujeres, luego a Cassie. Él cuadró sus
hombros, luego bajó la rodilla al lado de su cama. Los ojos de Bree se
abrieron cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo. La habitación se
convirtió al instante en silencio mientras todos los ojos se movieron de
Chad a Bree y viceversa.
—Brianne Lynn Anderson, sé que lo pregunte antes, y no de la mejor
manera, pero ahora las circunstancias han cambiado. Te quiero con todo
mi corazón y te quiero a mi lado cada día. Quiero ver el cambio de tu
hermoso cuerpo con el crecimiento de nuestro hijo, y luego quiero hacerlo
todo de nuevo tantas veces como quieras. Voy a tratarte como la realeza,
adorándote día y noche. Te amo y sería el mayor honor si aceptaras ser mi
esposa —preguntó Chad. Su voz se oyó un poco ahogada al final.
Bree ni siquiera trató de detener las lágrimas que caían por su
rostro. Él era todo lo que ella jamás hubiera querido y mucho más. Nunca
lo dejaría escapar. De su bolsillo, Chad sacó una pequeña caja y la abrió,
mostrando un hermoso diamante solitario enclavado en una exquisita
montura.
—Sí, nada me haría más feliz —respondió ella.
Chad agarró su mano, la suya propia temblando ligeramente
mientras le deslizaba el anillo en su dedo. Ella miró a sus dedos unidos y
supo que así sería su vida.
Hubo una ronda de aplausos y muchas felicitaciones cuando todo el
mundo le sonría a la feliz pareja.
—¿Acabo de oír que tenemos una boda que planear? —dijo Joseph
mientras entraba en la habitación. Bree se volvió los ojos atónitos a su tío.
Él podría estar a miles de kilómetros de distancia y escuchar la palabra
boda si se hablaba de uno de los miembros de su familia.
—Sí, tío Joseph, nos vamos a casar —dijo Bree mientras le sonrió,
luego levantó la mano para mostrarle su hermoso anillo.
—Ah, eso me hace muy feliz —dijo—. Voy a ir a ver a tu padre.
Tenemos mucho que hacer... mucho que hacer —murmuró, con la cabeza
ya en el modo de planificación. Bree se rió cuando él salió de la habitación.
—¿Quieres correr a Las Vegas? —preguntó Chad, sólo en parte
bromeando. Él sabía lo que Joseph era.
—Nunca podríamos comenzar nuestro matrimonio de esa manera.
Tú sólo tendrás que lidiar con mi familia —dijo ella, sabiendo que era lo
suficientemente hombre como para el desafío.
Epílogo Traducido por Carmen_tcb
Corregido por Auroo_J
—Sabía que podíamos hacerlo, incluso con la guerra que nos dio tu
hija durante todo el camino—, dijo Joseph mientras llevaba a su hermano
a la próxima boda de Bree.
—Odio que me limité a esta cama apestosa. Estos médicos están
haciendo el ridículo, — George hizo un puchero.
—Estoy con los médicos en esto, hermano. Nos diste un buen susto.
—dijo Joseph con los ojos sospechosamente brillantes.
—No empieces, con eso otra vez, — George se atragantó.
—Sólo hemos tenido nuestra familia de nuevo junta por un par de
años. No quiero que nada suceda ahora. Tenemos una boda que planear—
dijo Joseph al tomar la mano de su hermano en la suya.
—Y todavía tenemos un hijo que casar — añadió George, con un
brillo de nuevo en sus ojos.
—Tengo la sensación de que va a ser una tarea fácil. La amiga de
Cassie, Kinsey ha estado aquí todo el día y las chispas siguen volando
entre ella y Austin. Creo que los dos sólo necesitan un pequeño empujón.
Están corriendo asustados, y creo que tengo el plan perfecto para darles el
empujón que tanto necesitan —, dijo Joseph con deleite.
—No me dejes colgado, Joseph. Necesito algo que hacer aparte de ver
esta terrible televisión y mirar a mis monitores — exigió George.
Joseph se inclinó y la planificación empezó.
Siguiente libro: The
Billionaire’s
Final Stand
Cuando el jefe de la familia Anderson,
Joseph, sufre un accidente de automóvil que
cambia la vida, su familia se esfuerza por
encontrar una manera de sobrevivir si no
sale del coma en el que el accidente lo ha
colocado.
Tome el viaje mientras el último de los
Anderson, Austin, se envía en un torbellino de emociones, mientras
persigue a la mujer, Kinsey, de la que se está enamorando. Para hacer las
cosas aún más duras para él, está lidiando con el estrés de la posibilidad
de perder a su tío.
Escucha la rememoración sentida de Katherine mientras cuenta la
historia de su romance con Joseph mientras se sienta junto a su cama, sin
perder nunca la fe que él va a volver a ella.
Ríete con la gran familia, mientras dan vuelta a los papeles y
empiezan a tramar en contra de George mientras trata de ocultar sus
crecientes sentimientos por Esther.
Prólogo Traducido por Auroo_J
Corregido por Auroo_J
—No puedo creer cómo ha pasado el tiempo. Parece que fue ayer que
estaba sentado en mi casa vacía, preocupado de que nunca tendría nietos.
Ahora, no sólo tengo una camada de ellos subiendo por las paredes, sino
también varias sobrinas y sobrinos. No puedo imaginar la vida siendo
mucho mejor que esto.
—No se oyeras ninguna discusión de mí parte. Antes de decidirme a
trasladar a la familia de vuelta a casa, estábamos cayéndonos a pedazos.
Mírame ahora. Soy un abuelo, y nuestra vida es como debe ser. Voy a
extrañar a mi Amelia, hasta el día que muera, pero al final me siento como
que está bien dejar ir el dolor que ha estado presente desde su muerte. Lo
que me ayuda más es tener a mis hijos cerca de casa, y esos nietos míos
han traído alegría a mi vida que nunca pensé posible experimentar de
nuevo, — George le respondió a su hermano gemelo, Joseph.
Los dos hombres volaban por la autopista, la conduciendo con la
capota abajo, disfrutando de una cálida noche rara en la ciudad
normalmente fresca de Seattle. Ellos actuaban más como adolescentes,
que como hombres en sus sesentas, mientras su risa se la llevaba
rápidamente el viento, en el fondo del cielo brillante.
—Pensé que Katherine te dijo que te deshicieras de esta trampa
mortal hace varios meses, — comentó George.
—Ella lo hizo, así que será mejor que no le digas lo que hemos
estado haciendo. Un poco de viento en nuestro pelo y bichos en nuestros
dientes rejuvenecen estos viejos cuerpos mucho más que esos balnearios
apestosos a los que me arrastra. Lo que ella no sabe no puede hacerle
daño. O a mí — Joseph se rió de su propia broma.
No pasó mucho tiempo para que George se uniera a él.
Sabiendo que estaba haciendo algo un poco peligroso se sentía bien.
Su médico le dijo que tenía que reducir el consumo de sal. Su esposa dijo
que tenía que hacer más ejercicio. Estaba cansado de hacer todo lo que era
sano y bueno para él. Él no veía nada malo en buscar la aventura de vez
en cuando. Cuando sintió un antojo de un subidón de adrenalina, era
quedarse en casa y volverse loco, o sacar el convertible del garaje.
—Sólo un chico más para casarse. ¿Qué vamos a hacer una vez que
nos encarguemos de Austin?, — preguntó George.
—Yo diría que estás buscando casarte, tu mismo, — Joseph
respondió rápidamente.
—Ni siquiera intentes emparejarme, Joseph Anderson. Somos un
equipo. No conspiramos contra el otro, — dijo George en una rabieta.
Joseph se echó a reír al ver la expresión amarga en el rostro de su
hermano.
—Ah, no te preocupes por eso, George. No se me ocurriría hacer eso,
— dijo finalmente, a pesar de que se aseguró de que cruzar los dedos.
Sabía que algo estaba pasando entre George y Esther, pero no había sido
capaz de atrapar a los dos con todo, sólo denle tiempo...
—Sé que no hablamos de eso, George, pero desde tu ataque al
corazón, he sentido mi mortalidad un poco más con cada día que pasa, —
dijo Joseph, su voz cada vez más tranquila, apenas audible por encima del
viento azotando fuertemente el coche.
—Tenía miedo, Joseph. Más asustado de lo que deje que nadie
supiera. No estaba preocupado acerca de la muerte. He vivido una buena
vida. Yo estaba preocupado por mi familia. Ellos han tenido suficiente con
la pérdida de su madre. No tienen que pasar por esto otra vez, — dijo
George, su propia voz baja.
—Tal vez debería vender este coche, aunque me encanta. No quiero
admitir que estamos de envejecimiento, pero envejecer tiene sus ventajas.
Tengo la oportunidad de ser abuelo, que es mejor de lo que jamás imaginé
que sería, más tengo la oportunidad de ver a mi esposa volverse más
hermosa con cada día que pasa. Tengo mucho que agradecer como para
tirarlo a la basura.
—Bueno, entonces, hermano, estoy muy feliz de que hayamos
conseguido un último viaje, — dijo George a carcajadas.
Mientras se acercaban a su salida, Joseph a regañadientes aminoró
la marcha y salió de la autopista. El viento de su trayecto de cien
kilómetros por hora se redujo a medida que desaceleró a treinta y doblaron
una esquina. Ninguno de los dos estaba listo para que la noche finalizara,
pero Katherine estaría pronto en casa, y ellos tenían que tener el coche
aparcado y darse prisa en el interior, o serían descubiertos.
—Definitivamente había algo entre Austin y Kinsey el año pasado,
pero no salió nada de ello. Los he visto desde entonces, y sin duda hay
chispas volando. Ha estado persiguiéndola, a pesar de tratar de ser bueno
de esto, y ella está corriendo como si los perros del infierno le estuviesen
pisando los talones. También he notado un poco las miradas hirvientes
que ella le dispara cuando piensa que nadie está prestando atención. Creo
que es hora de empujarlos juntos. Sé que es sólo cuestión de tiempo antes
de que no puedan resistir la tentación.
—¿Qué tienes en mente? — George preguntó ansiosamente.
—Bueno… — Joseph comenzó.
—¿Qué dem…? — George gritó.
Joseph volvió la cabeza en dirección a George, justo a tiempo para
que su corazón saltara a su garganta cuando luces brillantes se
abalanzaron sobre ellos. Él ni siquiera tuvo tiempo de parpadear antes de
que una camioneta de tamaño completo se estrellara en el lateral de su
vehículo, enviando al coche a volar por el aire.
Joseph miró a su hermano por un interminable y aterrador segundo,
el tiempo se detuvo mientras flotaban por encima del suelo.
—Lo siento... — Joseph susurró, sin saber si las palabras salieron de
su garganta, y mucho menos si George lo había registrado.
Su coche se precipitó al suelo con un crujido repugnante. Cristal se
hizo añicos mientras el metal se retorcía sobre sí mismo, lo que hizo el
convertible irreconocible.
El único movimiento era una de las ruedas girando en círculos en el
pecio de un coche destrozado.
Por un breve segundo el silencio reinó en la ajetreada ciudad de
Seattle.
Las luces de las casas empezaron a parpadear en la medida que las
personas se apresuraban a abandonar sus hogares para investigar el
ruido. Varios ciudadanos valientes corrieron hacia adelante para ver si
había alguna esperanza para las personas en el coche.
Ni Joseph ni George, se agitaron cuando las sirenas rompieron el
silencio misterioso de la noche oscura. Aún no había movimiento cuando
llegó la ambulancia, los paramédicos que luchaban a través de los restos
retorcidos del vehículo en su intento de llegar a los dos hombres. Ellos
sacudían sus cabezas cuando empezaron con la respiración de boca a boca
y las compresiones en el pecho. No se veía bien...
Sobre la Autora:
“Melody Anne” Melody Anne es la autora de la popular serie
Billionaire Bachelors y Baby for the Billionaire. Ella
también tiene una serie para jóvenes adultos:
Midnight Fire y Moon Midnight —Rise of the Dark
Angel. Ella ha estado escribiendo durante años y
publicó en 2011. Tiene un título de licenciatura en
negocios, por lo que le encanta escribir sobre fuertes
y poderosos empresarios.
Cuando Melody no está escribiendo, le gusta pasar tiempo con su
familia, amigos y mascotas. Vive en un pequeño pueblo que ama, y está
involucrada en muchos proyectos comunitarios.
Puedes visitar su sitio web en: www.melodyanne.com. Ella responde a
todas sus fans. También puedes unirte a ella en Facebook en:
www.facebook.com/authormelodyanne, o en twitter: @authmelodyanne.
Ella espera con mucho interés tus opiniones y espera que disfrutes
de sus historias.
Créditos: Moderadora:
Auroo_J
Traductoras: Andiita92
Auroo_J
Carmen_tcb
Dama
Jhos
Julieta9768 Thelovestory
Correctoras: AriannysG
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Revisión y Recopilación: Auroo_J
Diseño: Auroo_J