«El cocodrilo sabio», «El motociclista enamorado», «Me marcho con losgatos»,«Elmundoen lata»y«Eldoctorestá fuera»sonalgunosde los26relatosbrevesqueintegranestevolumen.
En ellos, Gianni Rodari plantea y describe de forma magistral situacionesllenas de humor, imaginación y fantasía, para ofrecernos su genial visióncríticaydesbordantedeironíadelmundoquenoshatocadovivir.
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GianniRodari
CuentosescritosamáquinaePubr1.0
viejo_oso08.06.13
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Títulooriginal:NovellefatteamacchinaGianniRodari,1973Traducción:EstherBenítezIlustracióndeportada:EmilioUrberuaga
Editordigital:viejo_osoePubbaser1.0
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Elcocodrilosabio
Un cocodrilo se presenta en la sede de la Radio-Televisión, calleMazzini, 14,Roma,ypideserrecibidoporeldirectordelprogramaDobleonada.Elporteronoquieredejarlopasar.Elcocodriloinsiste:
—Noveo ningún cartel que prohíba la entrada a los cocodrilos. ¿Acaso quiereustedsabermásqueloscarteles?
—Esperealmenosquepegueuntelefonazo.—Muybien.Notengonadaencontradelusodelteléfono.ElporterollamaaldespachodeljefesupremodeDobleonada.—Profesor,hayaquíuncocodrilo.—Ah—dice el profesor, que, como habla siempre por dos o tres teléfonos al
mismotiempo,laspalabraslargaslasentiendesóloamedias—,elseñorCoco.Estábien,dígalequesuba.
El cocodrilo semonta enel ascensor.Seveobligadoa inclinarseunpocoparaentrarporquemidedosmetrosdealto,másunachisteravioleta.Visteunlargoabrigoamarillo.Unaseñorasedesmayaporelcontrastedecolores.
LasecretariadelgranjefedeDobleonadaesmiopeyselimitaadecir:—Pase,señorCoco.Elprofesorloestáesperando.Alprofesor,quenoseesperabaenabsolutouncocodrilocontodosesosdientes
enhilerabajolasgafasdesol,ledaunviolentoataquedetos.Elcocodrilo,consantapaciencia,esperaaqueselepaselatos;despuésdice:
—Conque, vamos a ver, etcétera, etcétera; tengo también una carta derecomendación de mi hermano. Tengo intención de participar en su magnífico einstructivoprograma.
—Yaveo,ya.¿Cómoestásuhermano?—Unpocoapretado.Yasabe,acostumbradoalNilo,noseencuentraasusanchas
enelestanquedelzoo.—Yusted,discúlpeme,¿enquétemaesexperto?—Encacadegatos.—¿Nolepareceuntemaunpoquitínfecal?—Tambiénfelino,sinembargo.—Claro,nosemehabíaocurrido.Entonces, estamosde acuerdoymepresento el sábado.Mihermano se pondrá
muycontento.Elprofesorenjefesemeteenlabocauncaramelodementaalseltzyselotraga
enteropordistracción.Semeteotroenlabocayempiezaasudar.—¡Quéraro!—reflexiona—,estoscarameloshacensudar.Elcocodriloagitalachisteraenseñaldedespedidayseva.ElgranjefedeDoble
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onada llama a su secretaria,manda que le traigan un café triple y le dice que seocupeelladetodo.
Los periódicos de la tarde anuncian: «El próximo sábado el señor Coco seenfrentaráenDobleonadaconeldoctorUsmardiylaseñoraFiutaburro.[1]Cuentanmaravillasdeestenuevocampeónydesuabrigoamarillo.Peroeltemaenelqueesexpertoseguardaconescrupulososecreto.Sesabesóloquetienealgoqueverconelculto de laDiosa-Gata en elAntiguo Egipto. ¿Cómo de antiguo? ¿Los faraones oNasser? A esta pregunta se ha negado a responder hasta el portero de la calleMazzini».
Loslectoresdelosperiódicossedivideninmediatamenteencincopartidos.ElprimerpartidosostienequeeldoctorUsmardi,especialistaencarnedegallina
desde el siglo XIV al XVII, hará albondiguillas con el señor Coco, se lo comerásazonadoconajo,aceiteyguindilla,ydaráloshuesosasugato.
El segundo partido garantiza que la señora Fiutaburro, especialista en quesosafricanos, pondrá de rodillas al nuevo concursante y lo obligará a reconocer lasuperioridaddelrequesónsudanéssobreelquesoblandodelaValtellina.
El tercer partido está seguro de que sonará lamarcha triunfal deAida para elseñorCoco.Elcuartopartidoestáindeciso.
Alquintoleimportaunpepinoyseinteresasóloporelcampeonatodefútbolyporelajedrez.
Llegaeljueves,despuntaelalbalanochedelviernes.Yaestamosasábado.El cocodrilo aparece en todas las pantallas, salvo en las apagadas, pero el
presentador del tele-concurso, un tal Mike Bongiorno, sigue llamándolo «SeñorCoco», ateniéndose a las instrucciones recibidas. «Señor Coco por aquí», «SeñorCocoporallá».Peronoestáciegoylodaaentender.
—SeñorCoco,¿sabequesepareceustedmuchoauncocodrilodelNilo?—Éseesmihermano,señorMaique:yosoyoriundodellagoTana.—¡Viva,viva!Porfin tambiénnosotros,enDobleonada, tenemosunoriundo,
comolosequiposdefútbol.Ydígame,dígame,señorCoco,¿cómose leocurrió laideadeespecializarseencacadegatos?
—¡Qué quiere, señor Maique! Me crié en un país subdesarrollado, pobre enquesos,carentedeltododemúsicabarroca,absolutamentedesprovistodehistoriadelas remolachas. Me he hecho a mí mismo, con fuerza de voluntad y espíritu deobservación.Soyunautodidacto,comoGiuseppeVerdi.
—¡Alegría, alegría! ¡El señor Coco resulta también un experto en música deópera!
—Enmisbuenostiempos—revelaelcocodrilo,conlosojosmodestamentebajos—mecomíuntañedordecontrabajoylolloréensibemolmayor.
EldoctorUsmardidaseñalesdeasco.LaseñoraFiutaburro,conaireindiferente,
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se saca del bolso un queso Gorgonzola, obligando al presentador a pasar a laspreguntas.
Todos los concursantes han de responder a diez preguntas sobre diez. DeCopenhague, en un vuelo chárter, llegan numerosos aficionados para hacer dehinchasdelcocodrilo.Lostrescampeonesentranenlascabinas.EldoctorUsmardiagarraalvueloun«doble»enarquitecturapero,invitadoaconcretarcuántoshuevosduros podría contener la torre de Pisa si en vez de ser un campanario fuera undepósitodehuevosduros,seequivocaenlarespuesta.
Elcocodrilosaltadesucabina,muerdealdoctorUsmardiyselotragaenterito,escupiendosóloelrelojdeorofabricadoenGinebra.
—Pero,señorCoco—exclamaelpresentadorriéndose—,¿sabequeesustedungolfillo?¡Nosecomeasíalosconcursantes!
—Hasidomásfuertequeyo—sedisculpaelcocodrilo—.SiemprehetenidounasecretapasiónporlatorredePisa.
—Yaentiendo—diceMikeBongiorno—,pero,porlomenos,nodebíaescupirelrelojdeorofabricadoenGinebra,queeselmejor.
—Perdone,señorMaique.—Estábien,porestavezloperdono.LetocaalaseñoraFiutaburro.¡Debedecirsilosbantúesdelsudoesteponenenel
quesodeovejaperejilomermeladadearándanos!—Perejil—respondelaseñoraFiutaburro.Perosecorrigeenseguida—:No,no,
¡queríadecirmermeladadearándanos!—¡Novale!—truenaelcocodrilo—.¡Laprimerarespuestaeslaquecuenta!YsecometambiénalaseñoraFiutaburro,engulléndolasinmasticar.—Vamos,vamos,señorCoco—diceelpresentador,agitandodeunladoaotroel
índicedelamanoderechaenseñaldecariñosoreproche—.¡Noestánadabienhacereso! Con las damas hay que ser caballeroso. Y mucho más cuando estamos enEurovisiónynosventambiénenBellinzonayenAmsterdam.
—¿YnosvenenFriburgodeBrisgovia?—preguntaelcocodrilo,alarmadísimo.—Natural.—Losiento,prometonovolverahacerlo.—Ah,claro,perodemomentosehacomidoalosotrosconcursantes.Nisiquiera
sésipodremoscontinuarlacompetición.¿Quédiceelseñornotario?—El señor notario dice que el reglamento no prevé sanciones contra el
canibalismo.Eljuegopuedeproseguir.—Pues entonces, dígame, señor Coco —sigue el presentador—, por cuatro
millonesdekilómetrosysetecientosveintisietemiriagramos,¿dóndelahizolagatadeCarlomagnoeldíaenquesudueñofueproclamadoemperador?
—EnRoma,delantedelPanteón—respondeelcocodrilosinvacilar.
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—¡Respuestaexacta!—gritaelseñorMaique.Perodepocolesirve.Enefecto,elcocodrilo,volandofueradesucabina,se le
echa encima y lo ingiere antes de poder contar hasta tres. Se oye la voz delpresentadorenlabarrigadelcocodrilo,queprotesta:
—Señor Coco, está usted exagerando. ¡Y pensar que nos ven también enBruselas!
El cocodrilo se endereza la chistera, porque se le había torcido, y mira a sualrededorconairedepreguntar:«¿Quedaalguienmás?».
—Estoy yo —responde la azafata Sabina, con su sonrisa de estudiante defilosofía.
Los espectadores contienen la respiración. Se prepara un emocionante duelo.¿Conseguirá el cocodrilo tragar también a Sabina, cuando ya tres personas sedisputanelespaciodesuestómago,elásticosólohastaciertopunto?¿ConseguiráelnotariosalvaraSabinadeldragón,obtenersumano,casarseconellaypartirenviajedebodasporlasmáshermosaspáginasdelasmásconocidasrevistas?
Mientraslagenterespondecomocreeaéstasyaotraspreguntas,laencantadoraSabinanopierdelacalma.Engañaalcocodriloconunasonrisa,loagarraporlacola,lolevantaaunmetrocincuentadealturaylegolpealacabezaenelsuelo.
—¡Novale!—protestaelcocodrilo—.¡Estecapítulonoestáenelreglamento!—Puesyotehagohaceralgodemovimiento—replicaSabina.Siempre sujetando al cocodrilo por la cola, lo hace girar en torno a su cabeza
como si fuese la caldereta de la leche: una vez, dos veces, tres veces, a velocidadcreciente.
—Apelo al notario—vocifera el cocodrilo—.La señorita, con todo respeto, semuestramuyinjusta.
—Yyoteutilizocomounafusta—anunciaSabina.Ponemanos a la obra con la habilidadde un cowboydelCircoAmericano.El
cocodrilosilbayrestallaenelairequedagustooírlo.Trascadarestallido,golpeaelsueloconlosdientes.Lachisteraharodadolejos.Elabrigoamarillosetensacomounavelaendíademistral.
—Una—diceSabina—,dos,tres…Alllegaraldiez,delabocadelcocodrilosaltaMikeBongiorno,abrochándosela
chaquetilla, porque un presentador debe estar siempre presentable. Al once saledespedidalaseñoraFiutaburro,murmurando:
—¡Quémalasuerte!Teníalamermeladadearándanosenlapuntadelalengua.AldocesaledepuntillaseldoctorUsmardiyseponeenseguidaabuscarsureloj
deoro.—¡Basta!—implora el cocodrilo—. ¡Piedad! ¡Socorro! ¡Ya he devuelto lo que
comí!
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—Puesentonces,ahora,yotedoylavueltaati—diceSabina.Lemeteunamanoenlagarganta,leagarralacolapordentroyvuelvealcocodrilocomouncalcetín.
—¿Le parece bonito? —llora el cocodrilo dado la vuelta—. Se lo diré a mihermanito.
Pero ya es una sombra del invencible concursante de hace un rato. Con susúltimasfuerzasseajusta lapiel,sedesempolva lasescamasyelabrigo,se lava losdientesysearrastrafueradeallífarfullandooscurasamenazas:
—¡Volveremos!¡Volveremos!—¡Quélástima,señorCoco!—comentaMikeBongiorno—.Hacometidousted
unfeoerror:deberíadecir«volveré»,ensingular.—No —responde el cocodrilo, enjugándose las lágrimas con la chistera—,
porque la próxima vez vendré con mi hermano. De modo que «volveremos», enplural.
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ElprofesorTerríbilisoLamuertedeJulioCésar
Hoyel profesorTerríbilis esmás alto de lo normal.Le sucede siempre eso losdíasdeinterrogatorio.Losestudiantesmidenconmiradasdeprecisiónsuestatura:hacrecido por lo menos veinticinco centímetros. Ha crecido tanto que se le ven loscalcetinesvioletaalfinaldelospantalonesmarrones,yporencimadeloscalcetinesunafranjadechichablanca,quedeordinariosetienepúdicamentecubierta.
—Ya está—suspiran lasmasas estudiantiles—,mejor sería irnos a jugar a losbolos.
ElprofesorTerríbilishojeasusexpedientesyanuncia:—Oshe convocadoaquípara saber laverdadyde aquíno saldréisni vivosni
muertoshastaquemelahayáisdicho.¿Estáclaro?Quesalga…veamoslalistadelosencausados:Albani,Albetti,Albini,Alboni,Albucci…Estábien,quesalgaZurletti.
ElalumnoZurletti,queeselúltimoporordenalfabético,seaferraalpupitrepararetrasarelinstantefatalycierralosojosparahacerselailusióndeencontrarseenlaisla de Elba de pesca submarina. Por fin se levanta, con la lentitud con que selevantanlasnavesdesietemiltoneladasalláenlasesclusasdelCanaldePanamá,searrastrahacialatarimadandounpasohaciadelanteydoshaciaatrás.
El profesor Terríbilis le atraviesa varios puntos del cuerpo con ojeadasincandescentesylopinchaconnumerosasfrasespunzantes:
—QueridoZurletti,selodigoporsubien:cuantoantesconfiese,anteslopongoenlibertad.Ustedsabe,porotraparte,quenomefaltanmediosparahacerlohablar.Dígame,pues,a todaprisaysin reticencias,cuándo,cómo,porquién,dóndeyporquéfueasesinadoJulioCésar.PrecisecómoibavestidoesedíaBruto,cómoeradelarga la barba de Casio y dónde se encontraba en ese momento Marco Antonio.Agregueelnúmerodezapatoqueusabalamujerdeldictadorycuántohabíapagadoesamañanaenelmercadoporelquesofrescodebúfala.
Ante esta tempestad de preguntas, el alumno Zurletti vacila… Sus orejastiemblan…Terríbilisselasasaetearepetidamenteconpalabrascomoflechas…
—¡Confiese!—apremia el profesor con voz apremiante, alzándose otros cincocentímetros(ahoraalfinaldelospantalonessevecasitodalapantorrilla).
—Exijounabogado—murmuraZurletti.—Nohaynadaquehacer, amigo.Aquíno estamosni en laComisaríani en el
Tribunal.Usted tiene tantoderecho a un abogado comoaunbillete gratis para lasAzores.Debelimitarseaconfesar.¿Quétiempohacíaeldíadelcrimen?
—Nomeacuerdo…—Naturalmente. Me imagino que usted ni siquiera se acuerda de si Cicerón
estabapresente,sillevabaparaguasounatrompetilla,sihabíallegadoallugarentaxi
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oencalesa…—Nosénada.Zurletti se está tranquilizando ligeramente.Notaque la clase lo sostiene en sus
titánicosesfuerzospararesistirsealapresióndelinquisidor.Alzalacabezadegolpe:—¡Nohablaré!Aplausos.Terríbilis:—¡Silencio,omandodesalojarlasala!Pero Zurletti ha agotado ya sus energías y se derrumba desmayado. Terríbilis
llamaaunbedel,quellegacorriendoconuncubodeaguayloarrojasobreelrostrodelmalaventurado.Zurlettiabrelosojos,lamegolosamenteelaguaquecorreporlasinmediacionesdeloslabios:¡Diosmío,esaguasalada!Noharásinoacrecentarsustorturas…
AhoraelprofesorTerríbilisestanaltoquechocaconlacabezaeneltechoysehaceunchichón.
—¡Confiesa,bribón!¡Hasdesaberquetengoatufamiliacomorehenes!—Ah,no,esono…—Puessí.¡Bedel!ElbedelreapareceempujandoantesíalpadredeZurletti,detreintayochoaños,
empleadodeCorreosyTelégrafos.Tienelasmanosatadasalaespalda.Estáconlacabezagacha.Sedirigeasuhijoconunhilodevozquenolebastaríaparamusitar«diga»porteléfono.
—¡Habla, Alduccio mío! Hazlo por tu papá, por tu madre que se derrite enlágrimas,portushermanitasenelconvento…
—Yabasta—intimaelprofesorTerríbilis—.Retírese.Zurletti padre se va, envejeciendo a ojos vistas. Mechones de pelo blanco se
desprendendesucabezaveneranda,caensobrelasbaldosassinruido.ElalumnoZurlettisolloza.DesupupitreselevantaentonceselalumnoZurlini,
siempregeneroso,yconvozfirmeproclama:—Profesor,¡hablaréyo!—Porfin—seregocijaelprofesorTerríbilis—.Dígamelotodo.Lasmasas estudiantiles se horrorizan al pensar que han criado un espía en su
propioseno.AúnnosabendeloqueescapazelgenerosoZurlini…—JulioCésar—dice,fingiendoruborizarsedevergüenza—cayóatravesadopor
veinticuatropuñaladas.ElprofesorTerríbilisestádemasiadoestupefactoparareaccionarinmediatamente.
Suestaturadisminuyevarioscentímetrosdeunasolavez.—¿¿Cómo??—balbucea—.¿Noeranveintitrés?—Veinticuatro,profesor—confirmaZurlinisinvacilar.
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Muchoslohancomprendidoalvueloyapoyansudeclaración:—Veinticuatro,¡veinticuatro,Señoría!—Peroyotengolaspruebas—insisteTerríbilis—.Constaenautoslacélebreoda
de nuestro Poeta y Vate, allí donde describe los sentimientos de la estatua dePompeyo en elmomento en que el general cae a sus pies bajo los puñales de losconjurados.Heaquílacitaexacta,talycomoresultadelasactas:
Pompeyo,enelgélidomármolcalladitopiensajubiloso:¡Cayo,yaestásfrito!YmientraselCésarcaejuntoasuspiesélcuentaagujeros:¡ysonveintitrés!
—Ya han oído, señores: veintitrés —prosigue Terríbilis—. Y no traten deenturbiarlasaguasconconfesionesfalsificadas.
Perodelaclasesealzaunsologrito:—¡Veinticuatro,veinticuatro!Le toca a Terríbilis, ahora, conocer los tormentos de la duda. Se empequeñece
cadavezmás.Yaesmásbajitoquelaprofesoradematemáticas,peronosequedaasí:su frente ya está a la altura de la superficie de la mesa; para vigilar a las masasestudiantilesseveobligadoasubirsealasilla,abrincarsobrelaspuntasdelospies.
Ante esavisión se conmueveel alumnoAlberti, que tieneuncorazóndeoroytodosdicenqueganaráelpremioalabondadeldíadeNochebuena.
—Profesor —comienza—, el testimonio de la estatua de Pompeyo puede sercomprobadoconfacilidad.BastahacerunviajedeestudiosalaantiguaRoma,asistiralasesinatodeCésarycontarnosotrosmismoslasheridasconnuestrospropiosojos.
Terríbilisseaferraaestaáncoradesalvación.EnunperiqueteentraencontactoconlaagenciaCrono-Tours,laclaseseembarcaenlamáquinadeltiempo,elpilotoajustalosmandoshacialosidusdemarzodelaño44antesdeCristo…Bastanunoscuantosminutos para atravesar los siglos, que producenmuchomenos roce que elaireyelagua…AlumnosyprofesorseencuentranentrelamuchedumbrequeasistealallegadadelossenadoresalSenado.
—¿Ha pasado ya Julio César?—pregunta Terríbilis a un fulano que se llamaMengano.Estenoloentiendeysedirigeaunamigosuyo:
—Eh,tú,¿deondesalenestospaletos?Terríbilis se acuerda a tiempo de que en la antiguaRoma todos hablan latín y
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repitelapreguntaendichalengua.Perolosantiguosromanosnoentiendenunasílabaysecarcajean:
—Pero¿sepuesaberdeondehanllovidoestosbárbaros?Míatúquécosa,lospuenaplastar…VienenaRomaynosemolestanpaaprenderachapurriarromano.
Esinútil,el latínde laescuela,parahablaren latín,nosirvemuchomásqueelmilanésoelkarakalpac.Losalumnossemuerenderisa.Peronotodos.Zurliniestápreocupadísimo.ParasalvaraZurlettihadichounamentira.Peroahorasedescubriráque las puñaladas son efectivamente veintitrés; y él hará el papel del liante y delsaboteador. Se ganará como mínimo quince años y tres meses de sanción. ¿Quéhacer? Ahí está Terríbilis que se ha preparado una hojita con veinticuatroredondelitos dibujados y tiene el lápiz dispuesto: a cada puñalada anulará unredondelito…Mambretti, el guasón de siempre, está inflando veinticuatro globos:hará estallar uno a cada puñalada y grabará los ruidos en el magnetofón… Losempollones se han traído minicalculadoras japonesas de transistores… Bragugliaempuña el tomavistas para filmar el experimento con película pancromática, doblefiltroyteleobjetivo.
«Malditasea»,piensaconcisamenteZurlini.En ese momento aparece en escena una caravana de turistas americanos, que
hacen mucho ruido mascando chicle. Arman tal follón que tapan los tañidos detrompetadelosmaceros,queanuncianlallegadadeCésar.
Cae también por allí un grupo de la televisión italiana, que debe filmar undocumentalparaunanunciodecuchillosdecocina.Eldirectorseponeadarórdenes:
—Conjurados,¡unpocomásalaizquierda!Un intérprete traduce las órdenes al romano antiguo. Muchos senadores se
empujan para que los saquen, empiezan a hacer «hola, hola» con lamanita. JulioCésarestájorobadísimoperonopuedehacernada;ahorayanomandaél.Eldirectorle hace empolvarse un poco la calva, para que no brille. Después las cosas seprecipitan.Losconjuradossacanlospuñalesyasestanunatandadegolpes.Peroeldirectornoestácontento:
—¡Alto! ¡Alto! Se agolpan ustedes demasiado, no se ve brotar la sangre.¡Vuelvanaempezar!
—¡Quérollo!—rezongaMambretti—.Hedesperdiciadotreceglobosparanada.—¡Clack!—diceunavoz—:¡MuertedeJulioCésar,segundatoma!—Acción—ordenaeldirector.Los conjurados vuelven a golpear, pero todo se va a paseo porque un turista
americanohaescupidoalsuelosuchicle:BrutoresbalaenélyvaacaeralospiesdeunaseñoradeFiladelfiaqueseasustaypierdeelbolso.Arepetirdenuevo.
«Malditayremalditasea»,piensafebrilmenteZurlini.De repente su tortura finaliza. La clase entera se encuentra de nuevo en la
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máquinadeltiempo,deviajehaciaelsigloXX…—¡Traición!—gritaelprofesorTerríbilis.—Profesor—explicaelpiloto—,elcontratoeraporunahora,yhapasadouna
hora.Miempresano tiene laculpasinohanvisto todo loquequerían; reclámenledañosyperjuiciosalaTV.
—¡Sabotaje!—gritan las masas estudiantiles. Ahora se lo pueden permitir, envistadecómosehanpuestolascosas.
—Detodosmodos—continúaelpiloto—,tengounabuenanoticiaparaustedes:¡la casaCrono-Tours les ofrece comoobsequio una parada de cincominutos en laEdadMediaparaasistiralainvencióndelosbotones!
—¿Botones?—repite Terríbilis—. ¿Nos ofrecen botones a cambio de puñales?¡Quénosimportanlosbotones!
—Puessonimportantes—explicadébilmenteelpiloto—.Sinotuvieranbotones,selescaeríanlospantalones.
—Yabasta—ordenaTerríbilis—.Devuélvanosinmediatamenteanuestrosdías.—Por mí, totalmente de acuerdo —dice el piloto—. Me bajo antes y me da
tiempodeafeitarmeparairalcine.—¿Quévaaver?—lepreguntanlasmasasestudiantiles.—¡DráculacontraelratónMickey!—¡Formidable!Profesor,¿vamostambiénnosotros?ElprofesorTerríbilisreflexionaaojosvistas.Hahabidoalgúnerrorduranteesta
perversamañana.Pero¿cuál?Quizáenlamísticapenumbradeuncinepodrámeditarsobreestapreguntayhallarlarespuestaexacta.
—ValeDrácula—suspira.ZurlettiyZurliniseabrazan.Otrosentonancantosdejúbilo.Pero Alberti, el corazón de oro, deja caer fuera de la máquina del tiempo,
mientras vuelan sobre el siglo pasado, su cuchillo de caza, con el cual estabadispuestoaasestarahurtadillaslavigésimocuartapuñaladaaCésar,paraimpedirquelamentiradeZurlinifueradescubierta.RealmenteesunbuenchicoesteAlberti:ysieldíadeNochebuenaledanelpremioa labondad,haránmuybien,peroquemuybien.
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Patronoycontableo
Elautomóvil,elviolínyeltranvíadecarreras
El comendador Mambretti es el dueño de una fábrica de accesorios parasacacorchos en Carpi, provincia de Módena. Posee treinta automóviles y treintapelos.
—Cuántosautomóviles—dicelagente.—Quépocospelos—suspiraelcomendadorMambretti.Nosesabeporqué;al
finyalcabo,treintaesigualatreinta,¿no?ParairalafábricaelcomendadorMambrettieligeunautomóvildedocemetros
delargo:elmásgrande,elmáslujoso,elmásamarillodetodalaregióndeEmilia-Romaña.Todas lasmañanas,mientrasconduce,elcomendadorMambrettipreguntaalespejoretrovisor.
—Espejito,lindoespejito,¿cuáleselautomóvilmásbonitodelpaís?—El suyo, comendador Mambretti —responde el espejo con voz de saxofón
tenor.Satisfecho con la respuesta, el más famoso productor de accesorios para
sacacorchosdelValledelPopisaelaceleradoryelcochesedeslizacomounreydelacarretera.
Unlunesporlamañana,comosiempre,elcomendadorMambrettiguiñaelojoylepreguntaalespejoretrovisor:
—Espejito,lindoespejito,¿cuáleselautomóvilmásbonitodelpaís?Yyasepreparaparasaborearlarespuestacomounbombóndewhiskycondoce
añosdeenvejecimiento,cuandoelespejoresponde,convozdetuba:—EseldelcontableGiovanni.—Maldita sea —dice el comendador Mambretti, pisando el freno. Es una
expresión que ha aprendido en el cine—.No es posible—grita—. ¡Qué te dé unaconjuntivitis!ElcontableGiovanniesunmuertodehambre,¡tienesólounabicicletasinbombín!
Peroelespejo,interrogadomásveces,loremachaconfirmeza.Pesealaamenazadeserhechopedazos,vendidocomoesclavo,recubiertoconpapeldeseda,nomudasusentencia.
El comendador Mambretti estalla en llanto, y un guardia le pone una multaporqueinterrumpeel tráfico.Paga,semarcha,correalafábrica.EnsudespachoelcontableGiovanniestárepasandoensuviolínelconciertodeMaxBruch.
ElcontableGiovanniesunhombrecilloenjuto,depeloblanco.Loteníayablancodepequeño,tanblancoquesuscompañerosloapodaronBlancanieves.
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Enlaempresahacedetodo.Abrillantalosaccesoriosparasacacorchos,sirvedemesaasuprincipalcuandodaunavueltaporlafábricaytienequetomarnotas(lastomasobre laespaldadelcontableGiovanni)yseocupade lamúsicadefondo.ElcomendadorMambretti no quiere sermenos que los personajes de las telenovelas,quenohablansinohayunamúsicade fondo; inclusocuandohuyenpor lanoche,tienensiempredetrásunaorquestaentera(alomejorestáenuncamión)quelestocatremendassinfonías.Eneldespachohayunbiombo.CuandollegaunclienteatratarunnegocioelcontableGiovanniseponedetrásdelbiomboconsuviolín.Porlavozdelprincipaldeducesitienequetocarunadagio,unandantinoounprestomolto.
—Buenosdías,comendador—diceelcontableGiovanni,apartandoelarcodelascuerdas.
Elcomendadorlomiralargamente,conunamiradapesimista,ycuandohablalohace con una voz tan triste que el contableGiovanni se siente en la obligación deiniciareltemadelamuertedeIsolda.
—Nohaymanera,nohaymanera,Giovanni—diceelcomendador—,ydejeenpazaWagner.Todasestasnovedades…estosautomóviles.
—Ah,¿yasehaenterado?—Soncosasquesesaben.Lagentemurmura…—Pero ¡no tiene nada demalo!Hamuertomi tíaGiuditta,meha dejadounos
cuartos,yasímedecidíacompraresecochecito.—¿Cochecito,eh?Ande,ande…—Pero¿quédice,comendador?Míreloconsuspropiosojos.Allá, en un rincón del patio, se observa con algún esfuerzo un minúsculo
automóvilrojodetresruedas,nomásaltoqueuntaburete.Pareceunautomóvilquesequedócanijoporfaltadevitaminas.
«¿Y eso es el automóvil más bonito del país? —reflexiona el comendadorMambretti, sonriendo con un solo diente—. Está visto quemi espejo se ha vueltotontodenacimiento.Asíleentrelaurticaria».
Mientras tanto se ven unos obreros que cruzan el patio para ir a su trabajo.YtodosseparanamirarelautomóvildelcontableGiovanni.Unolehaceunacaricia,otroledesempolvaelguardabarrosconelpañuelo;unterceroestátandistraídoqueenciendedospitillosalavez.YningunoparecedarsecuentadequejustamenteesamañanaelautomóvildelcomendadorMambrettitieneunaantenanuevaparalaradio,todadelapislázuli,yuncuadronuevodeAnnigonienelsectorartístico.
—Subversivos—rezongaelpatrono—.Bastaconqueveanalgorojo.Después,alregresaracasa,elcomendadorMambrettipreguntaporúltimavezal
espejoretrovisor:—Dime,peronomientas,¿cuáleselautomóvilmásbonitodelpaís?—EseldelcontableGiovanni.
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—Pero¿porqué?—EseldelcontableGiovanni.—Pero ¡si ni siquiera tiene instalación de ducha caliente y fría, samovar y
magnetofóndecasete!—EseldelcontableGiovanni.—Asítesalgaunpanadizo—exclamaelcomendadorMambretti.Elespejocallamuydigno,reflejandodepasouncamiónconremolquellenode
cerdos,caminodeunafábricadeembutidosdeReggioEmilia.EsamismanocheelcomendadorMambrettidecideiralcineparaolvidarsedesu
disgusto.AnteelCineStarencuentraautomóvilesparados,tanabundantescomolospinosenelpinar,lasencinasenelencinarylasguindasenelfrascodeaguardientedeguindas.Mientrasbuscaunsitioparaaparcarsusupercoche,descubreallímismo,a dos metros de su parachoques delantero, el molinillo, el miniescuerzo, elmicrogarabatodelcontableGiovanni.Laplazaestádesierta.LosdeCarpiestántodosenel cine, encasaviendo la televisiónyenel café jugandoalmus.Nocirculaunalma,nohayguardacochesfraudulentosalavista,lalunatieneunafaltajustificada.
—Ahoraonunca—decideelcomendadorMambretti.Bastaunapisaditaalacelerador.Elpoderosomorrodelasupercilindradaselanza
sobreelcochecitorojo,queademás,alserdenoche,parecenegro.Loaplastacomounacordeón.Freno.Marchaatrás.Primeraysegunda.Ylargoatodogas.Nadiehavistonada.Nisiquieraelespejoretrovisor,porquemirabahaciaelotroladoyenlaprácticaestabadecomparsa.
AlasalidadelcineelcontableGiovannivesucochereducidoaalgointermedioentreuncoladoryunapizzaalanapolitanaysedesmaya.Muchaspersonasloasistenamorosamente, ledanpequeñasbofetadas, lehacenolersalesypimientasparaquevuelvaensí.
—Pobredemí—suspiraelcontableGiovanni—.¡Adiós,hermosossueñosfelicesdelpasado!
—Ánimo,noselotomeasí—dicelagente—.LoarreglaráSietemanos.—¿Quién?—El carrocero, ¿no?Ese a quien llaman Sietemanos por lo bueno que es, que
parecequetienedeverdadsietemanosenvezdedos.—Ah,Sietemanos.—¿Quiénmellama?—preguntaunhombretónquesaleelúltimodelcine.—Justamente hablábamos de usted, señorMalagodi, llamadoSietemanos.Mire
quédesastre.—Bah,loshevistopeores.Yoloarreglo.¿Puedollevármelo,Giovanni?—Sí,muchasgracias.Conunasolamano,Sietemanoslevantaelcarrucho,selometebajoelbrazoyse
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dirigeasutallerentredoshilerasdegente.Esa noche el contable Giovanni duerme en el suelo del taller, abrazado a la
chatarra de su coche. A la mañana siguiente, Sietemanos se pone al trabajo y elcontable Giovanni ni siquiera va a la fábrica y se queda mirándoloquejumbrosamente.
ElcomendadorMambrettitieneunaentrevistadenegociosconuncomerciantedeEstocolmo;sientemucholafaltadelamúsicadefondoperofingequenopasanada.DespuésdecomermandaaunespíaaespiarloquesucedeeneltallerdeSietemanos.Elespíaregresacasienseguida.
—¿Yqué?—EseSietemanosesunverdaderofenómeno,comendador.Elcochehaquedado
como nuevo. Sietemanos lo está pintando y el contable Giovanni lo acompaña alviolín.
ElcomendadorMambrettisueltaunpuñetazosobre lamesay larompe.Conlodifícilqueeshoyencontrarunbuenebanista.Despuésmandaal espíaaotro sitio.Hay que saber que Mambretti es el jefe secreto de una banda de ladrones deautomóviles.Asusórdenes,labandaseponeenmarcha.PrimeropasauntipoporeltallerallamaraSietemanos:
—Hadichosumujerquevayaacasa,porquelehanrobadolospolvosdetalco.—¿Otra vez? —estalla Sietemanos—. Es ya la tercera en una semana. Voy
enseguidaaver.Usted,señorGiovanni,espéremeaquí.Sietemanos corre a su casa. Entonces pasa por el taller otro tipo e invita al
contableGiovanniaunheladodenata.ElcontableGiovanniloaceptacomoseñaldesolidaridad por sus desgracias, pero en el helado hay un somnífero. En cuanto elcontable Giovanni se duerme, llega la banda y hace desaparecer el coche. LlegatambiénSietemanos,muycontentoporquelodelrobodelospolvosdetalconoeraverdad;vealcontableGiovannidurmiendo.Noveelcoche,quehadesaparecido;locomprendetodoyseechaallorar:nolesvaamandarlafacturaalosladrones…
Inmediatamentedespuésllegaelcartero:—UntelegramaparaelcontableGiovanni.—¡Pobrecito!Acabanderobarleelcoche,yahoraencimauntelegrama.Yonolo
despierto.Tambiénamímegustaríadormirasí…PorfinlacosaacabaenqueelcarteroseocupadedespertaralcontableGiovanni.
Eltelegramadice:«MuertatíaPascualina,venrecogerherencia».—Menosmal—dice Sietemanos—. A lo mejor con la herencia se compra un
cochedecuatroruedas…Al día siguiente, mientras va a la fábrica, el comendador Mambretti pregunta
malignamentealespejoretrovisor:—Espejito,lindoespejito,¿cuálesahoraelautomóvilmásbonitodelpaís?
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Yelespejo,convozdebalalaica:—EseldelcontableGiovanni.ElcomendadorMambretti,conelsusto,sesaltaunsemáforoyseganaunamulta.
Corre a la fábrica, manda a llamar al contable Giovanni, lo ve muy contento,dispuestoatocarelMotoPerpetuodePaganini.
—Nohaymanera,Giovanni.Todasestasnovedades,estosautomóviles…—Pero¿quéautomóvil,comendador?Mireustedmismoconsuspropiosojos.ElcomendadorMambrettimirapor laventana.Enun rincóndelpatio, rodeado
por la admiración de obreros y empleadas, con el hocicometido en un saquito deavena,hayuncaballoblancoquegolpeaconuncascoenelsueloyhace«toc, toc,toc»,comodiciendo:«Sírvaseustedmismo».
—MelohadejadomitíaPascualina,almorirensulechodemuerte.«Quiénmehabrámandado—piensaelcomendador—contrataruncontablecon
tantastíasmoribundas.Afortunadamentesoyeljefesecretodeunabandadeladronesde caballos y antes de mañana estará solucionada también la herencia de la tíaPascualina.Peroelespejotendráqueexplicarmeporquélegustamáseserocínquemiautomóvil,¡quetieneveintisietecaballos!».
El espejo, en cambio, no explica nada. Sigue repitiendo que el caballo delcontableGiovannieselautomóvilmásbonitodelpaísyelcomendadorMambrettiseenfada,tantoquesetiradelospelos.Asílequedansóloveintiocho.
—Espejodeldiablo—grita—.Ereselpeordíademivida.Asítedenlaspaperas.Cuandolerobantambiénelcaballoblanco,elcontableGiovanniquierevolverse
locodedolor,perono loconsigue.Entoncesagarraelviolíny tocaunamúsicadefondo tanbonita, tanbonita,que lagente llegahastade lospueblosde la comarcaparaoírla.LlegatambiénunmaestrodelaScaladeMilán.SehabíaparadoaechargasolinaenlaAutopistadelSolyhabíaoídoelviolín.
—¿Quiéntocatanbien?—preguntaalgasolinero.—EselcontableGiovanniqueponemúsicadefondo.—Quieroconocerlo.Selopresentanyledice:—Usted es el mejor violinista del mundo. Si viene conmigo, ganará dinero a
espuertasyaúnmás.El contable Giovanni vacila. A pesar de todo está encariñado con la empresa
Mambrettiylegustanlosaccesoriosparasacacorchos.Perosientetantolafaltadelcaballo que acepta la propuesta. Se va a Milán. Trabaja de mejor violinista delmundo.Ganaunmontónderupiasy,por fin,puedecoronarelsueñosecretodesuvida:¡Comprarseuntranvíadecarreras!
CuandovaaMódenaconsutranvíadecarreras,todoscorrenaaplaudirle.Salenhasta lasmonjas de los conventos y el comendadorMambretti se encierra en casa
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paranover,paranooír,paraquenoleentrenganasdearrancarseotropelo.
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Elmotociclistaenamorado
El comendador Mambretti, propietario de una fábrica de accesorios parasacacorchos enCarpi, provincia deMódena, tieneunhijo llamadoEliso, que tienedieciocho años. Viste siempre un pesado chaquetón impermeable con acolchadointerior pespunteado, pero debajo se pone unmono bicolor separable en la cinturaconcremallera,yenlacabezallevauncascointegraldefibra,conacústicaperfecta,yviserarecambiable.Ensuma,unmotociclistapropiamentedicho.
UnamañanaElisosepresentaenlaempresadesuseñorpadreydice:—Papá,quierocasarme.ElcomendadorMambretticontesta:—Menosmalquetehanentradoganasdehaceralgo.Midesunmetronoventay
uno,pesasochentaysietekilos,nohasacabadoelBachillerato,losaccesoriosparasacacorchos no te interesan, has gastado más en botas de motocross que yo encuadrosdelmaestroAnnigoni…Oigamos.¿Esrubiaomorena?
—Esroja—respondeEliso.ElcomendadorMambrettireflexiona.—Roja —dice—. ¡Pues sí que es un colorcito adecuado para el hijo de un
industrial!Yamepareceoírlascarcajadasdelacomisiónobrera.—Siquieres,puedopintarladeblanco—diceEliso,pordarlegusto.ElcomendadorMambrettireflexionaunpocomás.Elisoaprovechaparaagregar
otrosdetalles:—Esjaponesa.—¡Ah, qué bien!Encima extranjera.No estoy de acuerdo, hijo: el caballo y la
mujerdetutierrahandeser.¿Nombre?—YolallamoMinina.—Claroquesí,Eliso,emparentemosconlosfelinos.—Noesunagata,esunamotocicleta.QuierocasarmeconmimotoSetecientos
cincuenta.ElcomendadorMambrettisuspira:—Hijomío,nuncatehenegadonada;estoyaquíparadartelafelicidad.Pero¿no
piensasennuestrahonra?EnelterrenodelosaccesoriosparasacacorchossomoslosprimerosdelValledelPoylossegundosdeEuropa,equiparablesconlosKruppdeSolingen. Y tú vas a elegir una mujer de clase inferior. Tu madre se morirá decongoja.EllaqueríadartealaSusi,hijadelaFirmaMambrini,queproducecollaresparacuellosdebotella.Ésasíqueseríaunamujerparatiyelconsuelodemivejez.
—Nisiquieratieneespejoretrovisor…—Síquelotiene;lollevaenelbolso,selohevistoyo.Perosinotegusta,nohe
dicho nada. Estaría también la Foffi, hija de la firma Mambroni, que produce
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accesoriosparaperrosguardianes.—Pero¿tieneencendidoelectrónico?—preguntaEliso.—Claro,loutilizaparaencenderloscigarrillos.Perosinotegusta,amén.¿Yla
Bambi,hijadelafirmaMambrinelli,queproducetapasparaollasyollasparatapas,eh?
—No,ésano.Séconseguridadquenotienebujíasconelectrododecobre.Nolaquiero.QuieroamiMininaconelcambioalaizquierda.
—Alaizquierda—seenfureceelcomendadorMambretti—.¡Alaizquierda!TehaestropeadoelPaeseSera.[2]Yabasta.Esabodanosecelebrará.Cambioycorto.Yapartirdehoy,puedesirdespidiéndotedelascienmillirasdepagasemanal.
Eliso palidece. Quisiera responder algo, pero siempre ha sido flojo en lenguaitalianaynotieneamanoundiccionario.Porlotantoselevantayseva.
Anda que te andarás, va al garaje y saca suMinina, la pone enmarcha con elencendidoelectrónico,cruzaconestruendopueblosyciudades,todosseechanaunlado, los chiquillos corren a ver. Eliso se siente fuerte, poderoso, envidiado,invencible;seríacapazdeganarelGranPremiodeMonzayGorgonzola,deganarselos aplausos de unmillón de personas, de hacer perder la cabeza a quinientasmilchicas suecas;veya su fotografíaen la revista¿Doscilindroso tres?, y devez encuandogrita:«¡Abajolosaccesoriosparasacacorchos!».
CuandolaMininaseparasignificaquesehaacabadolagasolina.Cuandoseparadel todo significa que se ha acabado el dinero. Pero Eliso no se desanima. Paramantenera suMinina lavaplatosen los restaurantes, sededicaa recogerpielesdeconejo, trabaja de levantador de pesos en las ferias, de guarda en el Museo delTriciclo,encienoficios.Nopiensaregresarjamásasucasa.
LaMininaparece contenta con esta nuevavida y damuchas pruebas de buenavoluntad. Alcanza los ciento cincuenta por hora en cuatrocientosmetros, toma lascurvas parabólicas a doscientos; es tan escrupulosa que pide que le compre unacabecita magnética para medirse las vibraciones. De vez en cuando, claro, algúncaprichito; todas lasmujeres los tienen, ¿no?LaMinina se porta bien una semanaenteraparaque le regalenunmegáfonoqueaumentael ruidodel tubodeescapeytambién Eliso está encantado con ese invento, porque así cuando acelera lo oyenhastaenSuizayenHungría.
Con el tiempo laMinina se aficiona a las transformaciones. Primero quiere undepósito de colores psicodélicos, después pide una horquilla con amortiguadoresoscilantes inferiores,congrandesmuellesdelantedelcabezaldedirección,despuésexigeunmanillardeángulosrectosyelsoportedelespejoretrovisortienequeserdehierroforjado,retorcidoenformadecandelabrodelsigloXVII.
Elisoprotestatímidamente:—Minina,miraquenoestoymuydeacuerdo.Unamotoserianoandaporahícon
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elfarolillotraseroenformadeorquídea.LaMinina, por toda respuesta, exige un tubo de escape tipo tubo de órgano y
manda sujetar un pequeño trombón bajo el sillín. Después tampoco el sillín le vabien; lo cambia todos los días.Y acaba queriendo, en lugar del sillín, un sillón dedentista.
—¡Cuestaunojodelacara!—exclamaElisoconlágrimasenlosojos—.Tendréque trabajar hasta de noche, como el Pequeño Escribiente Florentino,[3] paracomprártelo…Sincontarconque,aestepaso, túyanoeresminiña,comodice lacanción: te me estás volviendo una… casi me da vergüenza decirlo… Te estásvolviendounachopper.
La Minina, calladita. No le peta discutir. Eliso compra el sillón de dentista aplazos y para pagar los plazos trabaja veinte horas al día: de deshollinador, deafilador,deherrador,defísicoatómico,devendedordepedales,ycienoficiosmás.TrabajandoasíseveobligadoadescuidaralaMinina,lehacepocacompañía,lasacararamente de paseo, nunca la lleva al cine. La Minina, taimada, no habla, perodemuestraqueestápocosatisfechaconesaexistencia,queparaunamotojovencitacomo ella debe de ser más aburridilla que nada. A lo mejor piensa que se leenmohecenloscaballosyelfrenodelanterodediscoconmandohidráulico;perosilopiensanolodice,silodicenadielaoye,sialguienlaoyenovaporahícontándolo.
Sin embargo, una noche Eliso llega a casa y Minina no está. Ya no está. Hadejadoallíunembragueautomático,sevequeselohacambiado,ysehaescapadoconunladróndechoppersquesecompadeciódeellaalverlatansolayabandonada.
—¡Vuelve a casa, Minina! —llora Eliso acariciando tiernamente el embragueautomático. Pero la Minina está ya en Monticelli de Ongina, está ya enMassalombarda, está ya en Falconara Marittima con su guapo ladrón, quién sabedóndeestará.
Elisoparteensubusca,apie,enjugándoselosojosconunpañuelosucioparaverbien la carreteray los alrededores.Hace auto-stop en la autopista, tomaautobuses,automotores,autotanques,autofurgones.Denocheduermebajo losviaductos,entrelossetosdelasisletas,oapoyadoenunquitamiedos.Cadavezestámástriste.Pesasólosetentaycincokilos,peronohadisminuidodeestatura.
Así, ahora, por las carreteras haymuchos buscando. Está Eliso que busca a laMinina.YestánlosagentessecretosdelcomendadorMambrettiquebuscanaEliso.Enefecto,elcomendadorMambrettinoseharesignadonuncaalafugadesuamadohijo,tambiénacausadequesumujer,doñaOsvaldina,lehapuestolacabezacomounbomboafuerzadereproches:
—Ya podías dejarlo casarse con quien quisiera; ¿te parece que hoy en día unamotojaponesanoesunamujer tanbuenacomocualquiera?Todopor tuorgullodefabricantedeaccesoriosparasacacorchos.¿Yanoteacuerdasdequetumadrequería
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que te casaras con la FirmaMambrucci, productora de desodorantes para gatos yafines,yamínomequería,porqueerahijadesimpleslatifundistas?
El señor Mambretti, que en secreto es también propietario de una agencia deagentessecretos,mandabuscaraElisoportierraypormar,contodoslosmediosdecomunicación y de transporte. Durante meses y meses los agentes le mandaninformes sin sustancia, por telégrafo, por correo y enmano pormotoristas: «Elisolocalizado en Bordighera disfrazado de jubilado de Ferrocarriles stop Conocidamotocicleta camuflada de plantación de claveles»; «Huellas de moto japonesa enMontBlancstopSiguendetalles».Ydespuéslos«detalles»consistenenunatarjetapostalconunaflechaquetendríaqueseñalarlassupuestashuellasyencambioseñalaunventisquero,conunaspectonadamotociclista.
ElcomendadorMambrettirespondeaestosmensajesconamenazasencendidasyfuriosas: «Si no encontráis ami hijo osmando exilados a Portugal stopDejad debuscarlodondenoestá.Buscadlodondeseencuentra,listillosstopCordialessaludosdeX15,75».
«X 15,75» es el nombre secreto del comendador Mambretti para estascircunstancias.
PorfinelagenteKappaCero—uncontabledeBagnacavalloapasionadoporelespionaje— tieneuna ideaquevalepordos: sedisfrazadecartelónpublicitariodeunamarca de guardabarros y bastidores y se coloca en laAutopista del Sol, entreOrvieto y Bomarzo, a la espera de los acontecimientos. Y ocurre que Eliso pasajustamente por allí, a bordode un bólido conducido por un fraile capuchino, ve elcartelyexclamaenseguida:
—Padre,mequedoaquí.Graciasporelviajeyhastalavista.El fraile pega un frenazo en seco en cuarenta y dos metros y veinticinco
centímetros.Elisosebajaycorreacontemplarlosguardabarrosybastidores,quesonsupasión.ElagenteKappaCeroloreconoceyempiezaahablarledepapáquellora,demamáquereza,de laseñoritaSusiMambrinique loespera,de laseñoritaFoffiMambroniquepiensaenél,delaseñoritaBambiMambrinelliquesueñaconélporlanoche.
—¿Ycómosueñaconmigo?—preguntaEliso.—Vestidodeángel—respondeelagenteKappaCero.—Nome va—dice Eliso—, habría preferido que soñase conmigo con faja de
ante,laamigadelmotociclista,queseadhiereagradablementealapielpreservandoelabdomendelascorrientesdeaire,mantieneunagratatibieza,peronohacesudaryademásnoseenrolla.
—¡También yo la llevo! —grita con entusiasmo el agente Kappa Cero. Sedesabrocha la camisa y demuestra que dice la verdad. Eliso, a causa de la faja,simpatizaconél.Vanatomaruntéfríoaunrestaurantedelaautopista,abriéndose
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pasoentrediversosautobusesdeturistasholandeses.Mientrastomanelté,elagenteKappaCerosededicaaconvencerlo.
—Vuelve la primavera —dice—, vuelven las golondrinas al nido, vuelve elasesinoallugardelcrimen,¿porquéereselúnicoquenoquierevolver?
—Esomismomepregunto—diceElisoperonoséquéresponder.Nuncahasidomifuerteresponderalaspreguntas.
—¿SiguesamandoaMinina?—susurraconfidencialmenteKappaCero.Eliso,imitandosinsaberloasupadre,reflexionaunpoco.Despuésresponde:—No,ahoraquelopiensosetratódeunachifladurapasajera.Hasidoelprimer
amorquejamásseolvida,peroahoraestoyunpocoharto.Casi,casiregresoacasa,conlacondicióndequemipadremedevuelvalapagasemanal.
—¡Te loaumenta!—comunicaelagenteKappaCero,que tieneplenospoderes—.Telosubeacientocincuenta.
—PeroquierounFerrari—continúaEliso.—Concedido—anunciaKappaCero—,ytambiéntendrásunStanguellini.—Y además—acaba Eliso—, quiero casarme con unamotocicleta. No con la
Minina,quemetraicionóconotro.—¡Cuentasconlabendicióndetuspadres!—anunciaKappaCero—.Tumadre
teacompañaráalgarajeyalaltar.—Entonces,deacuerdo—concluyeEliso.EmprendenviajeenelcochedelagenteKappaCero,queesunJaguardisfrazado
dePorschedeincógnito.Porelcamino,paranodescuidarlacosacultural,visitanelcastillodeFrancisca
de Rímini, la iglesia de Polenta y la Exposición del Calzado de Bolonia. Yprecisamente en Bolonia, bajo los soportales, Eliso se detiene fascinado ante unescaparate. Kappa Cero, desconfiadísimo, trata de arrancarle el secreto de esafascinación.Miraa la tiendayveunadependientamorena,decientosesentaydoscentímetrosdealtosintacones,conojosdeterciopeloverde,unasonrisatanamablequesóloconverlaseoyentañerlascampanas.
—Preciosa—diceKappaCero—,realmentepreciosa.—¿Verdad?—agregaEliso—.Mecasoconella.Oconninguna.Hedicho.Se suceden otras preguntas y respuestas y por finKappaCero comprende que
Elisonosehaenamoradodelabellísimadependienta,sinodeunalavadoraexpuestaenelescaparate.Unmilagrodelatécnicaelectrodoméstica.Laperfeccióndiseñadaporungranartista.LaMissUniversodelaslavadoras.
Elisono semuevedel escaparate,noquieredarunpasomás.El agenteKappaCeroseveobligadoausarsuradioreceptotransmisoraquellevaenlaboca,metidaenundientepostizo.ConellaadviertealcomendadorMambrettiyunahoradespuésallíestán,elcomendadorMambrettiydoñaOsvaldina.Élnoestádeltodofelizcon
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eseproyectomatrimonial,perolaseñoraestáenelséptimocielo.—¡Figúrate!¡Tenerunanuera lavadora!Seré laprimeraen toda laprovinciade
Módena.Yademásserámuycómodo,paralacolada.En resumen, piden la mano de la lavadora. Ella no dice que no; quien calla
otorga.Elisosecasaconellayvivenfelicesycontentos.DeMininanosevuelveatenernoticias.PerosabemosquesehaconvertidoentricicloyvivepacíficamenteenBustoGarolfo,juntoaBustoArsizio.
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MarcoyMirkocontralabandadelospolvosdetalco
Marco yMirko son gemelos, pero es fácil distinguirlos entre sí porqueMarcollevaunmartilloconmangoblancoyMirkounmartilloconmangonegro.Nuncaseseparandesusmartillos,nunca;preferibleeljabónenlosojos.
SuspadressondonAugustoydoñaEmenda,tambiénfácilesdedistinguir,porquedonAugustoespropietariodeuna tiendadeelectrodomésticosydoñaEmenda,encambio,espropietariadeunatiendaderopaparaperros.Porlamañana,antesdesalirdecasa,dirigenasushijoscariñosasenseñanzas:
—MarcoyMirko, por favor, no abráis lapuerta anadie, porque andanpor ahíesosterriblesladronesdetalco.
—Sí,mamá,sí,papá.Naturalmente,encuantolospadreshandesaparecidodelhorizonte, losgemelos
corren a abrir la puerta, con la viva esperanza de descubrir un ladrón de talco alacecho en el descansillo. Desilusión. No hay nadie. Entonces salen a la terraza aentrenarse con los martillos, a los que están enseñando a comportarse comoboomerangsyotrosmuchosjueguecitos.Losmartillosvuelanporelcieloyregresan.Bajan a plomoa la calle, dan tres vueltas en tomoal sombrerodeun transeúnte ysubendenuevoalaterrazasilbando.
—Silban—observaMarco—,todavíanohacenunbuenpitido.—Silbandoseaprende—dicepacientementeMirko.Deimproviso,en lafachadadelchalecitodeenfrenteseabredeparenparuna
ventana,seasomaunaseñorasinquitarselasmanosdelacabeza,yunhorriblegritosaledesusdientes:
—¡Socorro!¡Socorro!¡Mehanrobadolospolvosdetalco!—Vansiete—haceconstarMarco,quellevalacuentadelosrobosenelbarrio.—¡Socorro!¡Auxilio!—agregalapobremujer.—Laseñoradeayer—observaMirko—teníalosdientesmásblancos.Peroyaunnuevoespectáculoapelaalespíritudeobservacióndelosdosgemelos:
por la verja del chalecito sale un hombre enmascarado, de modales bastantesospechosos.Estrechacontrasusenovariosbotesdetalcoymanifiestavisiblementesuintencióndedirigirseatodaprisaaotrolado.
—Laocasiónqueesperábamos—diceMarco.—Justamente—diceMirko—,laocasiónlapintanladrona.Los martillos salen disparados. Esta vez, al cruzar el aire, producen como un
principio de aullido. El hombre enmascarado mira hacia arriba, pero haría mejormirándosealospies,porqueelmartillodemangoblancoestáapuntandoasuzapatoizquierdo,mientrasqueeldemangonegroapuntaasuzapatoderecho.Podríaahora,siquisiera,abrirlospies.Peroencambioabrelosbrazos,dejacaerlosbotes,sinla
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menorcoherencia,yseponeagritarasuvez:—¡Socorro!¡Auxilio!Losmartillosgiranavelocidadvertiginosaentornoasuspiesynolepermitenel
menordesplazamiento.—¡Basta!—suplicaelhombreenmascarado—.¡Merindo!—Demasiadopoco—diceMarco.—Primeroqueremosunaconfesióncompleta—precisaMirko—.Quiénesusted,
porquérobael talco,quiénessonsuscómplices,quiénessujefe,cómosellamaycuántosañostienelamujerdeljefe,etcétera.
—Yo me llamo «el hombre enmascarado». Robo por cuenta ajena. Quien metransmitelosencargoseselconocidomalhechorLentoLento.Nosémás.Corto.
—¿DireccióndeLentoLento?—Avenida Garibaldi, 3567 y medio, interior dos, llamar cuatro veces,
canturreandolacanciónquedice:«Ramona,oyeseltimbrequetellama…».Elhombreenmascaradoespuestoenlibertadbajopalabra.Losmartillossubena
la terrazaconunalegresilbidoy laconcienciadeldebercumplido.Peroenseguidavuelvenabajar,porotrocamino,albolsillodelosgemelosquesedirigenavisitaralconocidomalhechorLentoLento.
Encuentran la dirección indicada. Llaman cuatro veces. No hay respuesta.Vuelvenallamarcuatroveces.
—Novale—gritaunavozdesdedentro—.Tenéisquecantartambiénlacanción,sino,noabro.
—Ah,sí,lacanción.Marco y Mirko entonan el Himno de Garibaldi, pero Lento Lento responde
muertoderisa:—Todoequivocado.Vueltaaempezar.EstavezMarcoyMirkousanlosmartillosylapuertaseabre.—Lo sentimos—dicen—, la canción esa de «Ramona, oyes el timbre que te
llama»lahemosolvidado.—Mehabéisdestrozadolapuerta—protestaLentoLento.—Perdónenosporestavezydíganostodalaverdadsobrelabandadeltalco.—¿Dequésetrata?¿Estáishaciendounaencuestaparaelcolegio?LentoLento, sin saberlo,ha tocado la teclamásdolorosa.Ante el sonidode la
palabra«colegio»losgemelosvacilan,losmartillossevuelvenpequeños,pequeñitos,paranosercapturadosporlamaestra.LentoLentosehamarcadounpunto,peronosedacuenta:
—¿Os habéis escapado de casa para enrolaros en la Legión Extranjera? ¿OsembarcaréiscomogrumetesenunmercantequesaledeBríndisihaciaPatrás?
—SisuúltimapalabraesPatrás—contraatacanMarcoyMirko,aprovechándose
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desuimprudencia—,esustedhombreacabado.Lleganlosnuestros.LentoLentomirahacia lapuertayseequivoca,porquelosmartillos leprueban
losreflejosdelasrodillas.—¡Ay! ¡Ay! ¡Verdugos! ¿Qué queréis de mí? Yo soy un simple organizador.
Veintisiete hombres amis órdenes roban los polvos de talco y los entregan enmialmacén. Todas lasmañanas pasa a retirarlos un hombre calvo con una camionetaverdeymelospagaapesodeoroydeplata.Findelatransmisión.
—¿Aquéhora?—Dentrodedosminutosjustos.Escondeos.Loveréistodo.Losdosminutospasansinprisa,indiferentes.Llegalacamionetaverdeconducida
porelhombrecalvo.LentoLentocargalossacosdetalco,tiendelamanopararecibirsupagayelhombrecalvoescupeenellariéndoseburlonamente:
—¡Ja,ja!,laúltimaremesasepuedepagartambiéndeestamanera.Vaamarcharse,peronopuedeporqueelmartillodeMarcoleinmovilizalamano
izquierdasobreelvolanteyelmartillodeMirkoleinmovilizalamanoderechasobrelapalancadecambio.
—¿Os parece bonito golpear así, a traición y sin previo aviso?—lloriquea elhombrecalvo.
—Pagueaestehonradoprofesional—intimanMarcoyMirko.LentoLentorecibeunoslingotesdeoro,selimpialasmanosenlospantalonesy
huyealLíbano.MarcoyMirkosaltanalacamioneta.—Vámonos—ordenan.—Ahoramismo—diceelcalvo,recobrándose—.Vamosal jardínzoológico;os
comprarédospaquetesdeavellanasparadárselasalosmonos.—Dezoo,nada,vamosaveraljefe.—¡Ah,no!—imploraelhombrecalvo—.¡Aljefe,no!¡Prefierouncaféconleche
sinazúcar!Losmartillosloobliganapensárselomejoryaarrancar.Mientrasvan,elhombre
calvolesabresucorazón:—EljefeeseldoctorDiabolus.—¿Quién?¿Elfamosocientíficodiabólico?—Unhombreterrible.Sinoleobedezcoentodo,conunasimpleojeadahaceque
me entre dolor de barriga. ¿Sabéis cómo me ha obligado a convertirme en suayudante?
—No,nuncanoslohadichonadie.—Mandándomeensueñosamiabuelo,quemedababofetonestodalanoche.Me
despertabaconcardenales.¡Ypensarquemiprofesiónpreferidaesladeobservadordeplátanos!
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—¿Cómosehace?—Se escoge un plátano, se pone debajo una hamaca y se observa. Se hacen
observacionesinteresantísimas.Apropósito,mellamoSegundo.—Volvamosaltalco.¿QuéhaceconéleldoctorDiabolus?—Lo necesita para Anselmik, un robot dotado de supermente, fabricado por
DiabolustrasañosdeestudiosyllamadoasíporelnombredesutíoAnselmo.—YAnselmik,¿quéhaceconeltalco?—Se lo come. Come un quintal diario. Se pasa el tiempo comiendo talco y
pensando.—¿Yenquépiensa,donSegundo?—SelodicesóloaldoctorDiabolus.Cuandohablanentresímemandanfueraa
partirleña.Peroyallegamos.¿Veisesechalecitoblancoconpintasazules?MarcoyMirkomiran:¡sorpresa!Eselchalecitodondeviven,enelsegundopiso,
consuspadresysusmartillos.—El laboratorio está en el sótano —les explica su guía—. Diabolus sale
solamentedisfrazadodecomerciantedegrifos.—¡El señorGiacinto!—piensan al tiempoMarcoyMirko—, el quedevez en
cuandonosregalagrifosviejosparajugar.Loquesonlascosas.ElseñorGiacinto,vestidodecientíficodiabólico,seenfadamuchísimocondon
Segundocuandove a los dosgemelos.Anselmik, en cambio, ve sólo el talcoy seponeabailardealegría,gritando:
—¡Lapapilla!¡Lapapilla!¡Vivalapapilla!Seata la servilletaal cuelloyatacael talcoconunacuchara.Mientras tantoel
doctorDiabolus,consuojeadadiabólica,tratadedarlesdolordebarrigaaMarcoyMirko, para quitárselos de encima. Pero no consigue concentrarse, porque losmartillosgiranululandoentornoasusorejasyleentranmareos.
—Noofrezcaresistencia,señorGiacintoDiabolus.Estárodeado.Elcientíficosedoblegallorando:—¡Basta!¡Basta!¡Dirélaverdad!Peronopuededecirla,almenosdemomento,porqueAnselmik,alzandolaboca
delplato,lanzaunchillidoquevalepordos:—¡Loencontré!¡Loencontré!Escucha,amo:«EltalcoNixonnosloquitandelas
manos».¿Entiendeslasutilalusión?EldoctorDiabolussehundeaúnmás,murmurandoentresollozos:—Esto es demasiado. Precisamente hoy había decidido renunciar a la empresa,
porserdemasiadodifícil.YahoraAnselmikhafuncionado,perocondosminutosderetraso, porque vosotros me habéis descubierto y desenmascarado. ¡Cuántascualidadesdeunasolavez!Ypensarqueestaballegandoalametademivida…
—¿Quémeta,infernaldoctorDiabolus?
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—EncontrarunafraseparaellanzamientodeltalcoNixonenlatelevisión.HabéisdesaberquehacediezañoslacasaNixonmecontratóconesteencargosecretísimo.Fabriquéun robotmaravilloso, hecho todo conmoneditas de cinco liras…Yaveisque es verdad.Anselmik, con su super-mente, debía producir la frase. Para eso loalimentabacontalco.Yseguíalimentándoloinclusocuandolaempresainterrumpiólas remesas y me vi obligado a recurrir al robo. Ahora vosotros me denunciaréiscomojefedelabandadeltalco;mecondenaránapresidio;quizáenlacárcelmedenunnúmeropar,¡amí,quesólomegustanlosnúmerosimpares…!¡Quétragedia!
Anselmikseguíabrincandoporlagranhabitación,cantandoentodoslostonos:—«EltalcoNixonestanbueno,¡quenosloquitandelasmanos!»—Yabasta—leordenaMarco.—EltalcoNixonesunaporquería—agregaseveramenteMirko.—¿Deveras?—diceAnselmik,sorprendido—.Nosemehabíaocurrido.Ytambiénélestallaenllanto.—Vamos,vamos—loexhortanMarcoyMirko—.¿Nosetehabrámetidojabón
en losojos?Hagamosunacosa.Nodenunciaremosanadie, conestascondiciones:primero, el doctor Diabolus presentará la dimisión, se dedicará totalmente alcomerciodegrifosydevolveráeltalcoalosquehansidorobadosporcorreo.
—¿Ycómohago?¡Notengolasdirecciones!—Las encontrará en el listín de teléfonos. Segundo, don Segundo podrá
consagrarselibrementealaobservacióndelosplátanos.—¡Viva!¡Corroahoramismoacomprarmeunahamaca!—Tercero,Anselmikseráencerradoenelarmarioysólosaldráunavezaldía,a
las diecisiete horas, para hacer los deberes del colegio para nosotros y nuestrosamigos.Conestefinsealimentarádelibrosescolares.
—¡Hurra!—gritaAnselmik, entusiasta—. ¡Los libros escolares son tan buenosquenoslosquitandelasmanos!
Ycorreaencerrarseélmismoenelarmario.Despuésabrelapuerta:—¿Empezamoshoy?—No,despuésdelasvacaciones.—Esperaréconansiaelfinaldelasmismas.¿Queda algo que hacer?No, nadamás.Marco yMirko pueden despedirse del
señorGiacintoyvolveracasa.Justoatiempo.TambiénvuelvendonAugustoydoñaEmenda,muycontentosdeencontrarasushijitossanosysalvosensunido,alabrigodelospeligrosdelametrópoli.
—Habéissidomuybuenos—dicedoñaEmenda—.Comopremio,hoyoslavarélacabeza.
MarcoyMirkopreferirían unpar de bofetadas, pero sondemasiadoorgullososparademostrarsuterror.¡Ay!,notodaslascosasdelavidasontanagradablescomo
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darcazaalabandadelospolvosdetalco.
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Losmagosdelestadioo
ElBarbaranocontraelInglaprusia
ElpresidentedelaAsociaciónBalompédicaBarbaranoestádesesperadoporquesuequipo,pesealapresenciadeelementosdeclaravalía,comoBroccoIyBroccoII,ydejóvenespromesas,comoBroccoIII,BroccoIVyBroccoV(aquienloshinchasllamanMeniscodeoro),pierdetodoslosdomingosylasotrasfiestasdeguardar.Trashaberpedidoconsejoasusconsejeros,chambelanesymayordomos,lanzaunbandoensureino:«Daré—diceelbando,quetodoslosdiariospublicanenprimeraplana—mihijaporesposayelcastillodeSantaLilailaderegaloaquiensalvealBarbaranodeldescenso».
Al día siguiente se presentan muchos jóvenes prometedores, algunos yasecretamenteenamoradosdeLauretta,laespléndidahijadelPresidente,quemideunosetenta y cinco de alto y tiene los ojos verdes, estudia para campeona olímpica yaprendeatocareltocadiscos.ConocennumerosossistemasinfaliblesparaqueganeelBarbarano: por ejemplo, comprar aRiva,Rivera,Netzer yBeckenbauer; regalarsetas venenosas a los adversarios; ofrecerle al árbitro un coto de caza de jabalíes.Pero para comprar a Beckenbauer hay que estudiar primero alemán; es unacomplicación.Todosesossistemassonpocoprácticos.
Hacia el atardecer, los últimos serán los primeros, se presenta un talRocco dePisciarelli,conocidomásquenadacomotratantedepielesdeconejo.ComoprimeramedidapidequeleenseñenlafotografíadeLauretta,laestudiaafondoysemuestrabastantesatisfecho.
—¿Quéreferenciasfutbolísticastieneusted?—lepreguntaelPresidente.—Bueno,desegundonombremellamoHelenio—diceRocco.—Esoyaesunarecomendación.¿Yademás?—Hagamosunacosa—proponeRocco—.Elpróximodomingo,enelpartido,me
pone usted en el banco al lado del antiguo entrenador, y si el resultado le gusta,volvemosahablarenpresenciadetestigos.
—Deacuerdo—diceelPresidente.Eldomingo,conocasióndelencuentroconelFormelloFootballClub(quejuega
concamisetasblancasconlistasblancas),Roccoentraenelcampoysevaasentarjuntoal antiguoentrenador,unhombredesilusionadode lavidaydel campeonato,triste como una canción sin palabras, que difunde a su alrededor un perfume decrisantemos marchitos. El árbitro pita el comienzo como si nada ocurriese. Y enquinceminutoselFormellomarcatrestantos,másotrosnueveanuladosporfueradejuego.
DuranteeldescansoRoccovaalosvestuarios,pasadeunjugadoraotroyatodos
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les dice unas palabritas al oído.El Presidente se da una vuelta entre los jugadoresdespuésqueél:
—¿Quéoshadicho?—Amímehadicho:trespornueveveintisiete—revelaBroccoI.—Yamí:seisporcuatroveinticuatro—confíaBroccoII.—La tabla de multiplicar la sabe —observa el Presidente meditabundo—.
Veremosquépasa.Se reanuda el juego. Pasa un minuto y Brocco I marca de un cabezazo. Dos
minutos después marca Brocco II, con la izquierda. Marcan con la derecha,sucesivamente, Brocco III, Brocco IV y Brocco V (a quien los hinchas llamanMeniscodeoro).BroccoVIconlarodilla.BroccoVIImarcaconlasamígdalas.ElBarbaranoganapordoceatres.ElPresidentesedesmayadeemociónynisiquierasedacuentadequeloshinchaslosacanahombros,poresonoleproporcionaelmenorplacer.
Cuandovuelveensí,mandallamaraRocco,queestabamontandoensuvespinopararegresaraPisciarello,y locontratacomonuevoentrenador.ElviejoseexilaaOporto,enPortugal.
—Yahora—diceelPresidente—,¿mecuentastusecreto?—Nohaysecretos—explicaRocco—.Elcomerciodelaspielesdeconejodeja
muchotiempolibre,demodoqueheestudiadoparapsicologíaymeheconvertidoenunmago del fútbol. Puedomandar el balón a donde quiera con la pura fuerza delpensamiento. Puedo espantar a los jugadores contrarios provocándoles terriblesalucinaciones.Cosassencillísimas,comove.
—Deacuerdo.Peroserámejorquelaprensanosepanada.—Amímebastaconlagloria—diceRocco—,yelcastillodeSantaLilaila.¿A
suhijalegustanloscallos?—Sí,¿porqué?—Sóloporsaberlo.Mihobbypreferidoesrecogerinformaciones.EnpocassemanaselBarbaranoseponealacabezadelaclasificaciónyganael
campeonato.RoccoyLaurettasecasan,sevanaviviralcastillodeSantaLilailaycomencallosunavezporsemana.
EnpocosañoselBarbaranoasciendeaprimeradivisión,gana laLiganacional,conquistalaCopadelosCampeones,laCopadelasCopas,elTorneonocturnodelaTolfa,etcétera.Seconvierteenelequipomásfamosodetodoslostiempos.Roccoseconvierteenelentrenadormásfamosodelmundo.
—Usted—le dice una vez un periodista—, conseguiría enseñar a una cabra ametergoles.
—Claro—respondeRocco.Manda a buscar una cabra, coloca en la portería a doce porteros de primera
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división, codocon codo,y cuando la cabra chuta todos caenpatas arriba. ¡Gol!Elcasoesquelosdoceporteros,enlugardelbalón,hanvistoqueselesveníaencimaunpiano de cola. Pero se avergüenzan de decirlo, porque, pasado elmomento, ya noestánsegurosdesieraunpianodecolaounórganoelectrónico.
Sólounavez,entantosaños,Roccopierdelacalma.Unárbitrohapitadounfuerade juego a BroceoV (a quien los hinchas llamanMenisco de oro), que estaba encambio en posición correcta. Un instante después se ve a aquel señor conpantaloncitosnegrostreparporelpalodelaporteríaeirasentarseenellarguero.
—Pero, Rocco, ¿qué haces? —susurra nerviosamente el Presidente delBarbarano.
Roccosedacuentadequehaexageradoconsussuperpoderesparapsicológicos,ariesgo de inspirar desconfianza a cualquier mente desconfiada. Deja al árbitro enlibertaddebajarysecontentaconmandarlelaalucinacióndelaanaconda:elárbitro,mientras corre, tiene continuamente la impresión de poner los pies sobre unaserpienteanacondadediezmetrosycincuentacentímetrosdelargoyparaesquivarlada preciosísimos saltitos. El público le aplaude. ElBarbarano gana por cuarenta ysieteaceroytodossusjugadoressonnombradosCaballerosdeSantaLilaila.
Después,undía seoyecontarqueallá en Inglaprusiahaaparecidootroequipoque gana siempre por cuarenta, cincuenta a cero, y derrota incluso a Alemania, yBeckenbauer, humillado, abandona el fútbol y se convierte en propietario de unbanco.
Rocco, disfrazado de industrial textil en viaje de instrucción, va a ver unencuentroentreelRobur(asísellamaelequipoinglaprusiano)yelVetralla.Lebastaunaojeadaparareconocerenelentrenadoraunfamosomagotibetano,caracterizadodebrisgoviés.Parahacerunaprueba, seconcentra, reúne todossus superpoderesytransforma al extremo derecho del Inglaprusia en un grillo que chilladesesperadamente, «cri-cri», por miedo a que lo aplasten. Pasan tres segundos, elgrillo se transforma de nuevo en extremo derecho, recoge un pase y marca.Desplazandoel balón conel pensamiento,Rocco lograhacermarcar alVetrallaunpar de tantos, pero a la tercera no lo consigue: el pensamiento del mago tibetanoparecemásfuertequeelsuyo.¿Noseráporquepiensaentibetano,lenguadeantiguasmagias?
ARocco,delapreocupación,lesaleun,orzuelo.Sabequeundíauotro,yquizáantes, losdosmejoresequiposdelmundo tendránqueenfrentarse.Paraprepararse,Rocco se pone a estudiar tibetano.En tres días y tres noches aprende dememoriacuarentamil vocablos y decide que bastan. Para estar verdaderamente dispuesto atodoaprendetambiénchino,indostanoyunadecenadedialectosbantúes.
Y llega el día del superpartido. Se juega en el Estadio Olímpico de Roma.Conexión radiovisual con ciento dieciocho países. Presentes veintemil periodistas,
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muchos de ellos con su señora y su cuñada. En las tribunas son incontables losministros,losarzobispos,lostratantesdepielesdeconejo,losnoblesarruinados,losladrones en libertad provisional, los licenciados, los calvos, los mancos. Los dosentrenadores,antesdedirigirseasusbanquillosrespectivos,seestrechanlamanoysedicen:«¡Queganeelmejor!» enarameo,paranodar a entender susverdaderossentimientos.Enelmomentodelapretón,losdedosdelmagotibetanosetransformanen víbora de mortal picadura. Rocco responde inmediatamente transformando suspropiosdedosenpuercosespines,grandescomedoresdevíboras.Naturalmentenadiehanotadonada.Losfotógrafossacanfotografíassinlamenorsospecha.
Inmediatamentedespuésdelpitidodelárbitro,Roccomandaalcampounrebañodedinosaurios,perolosinglaprusianos,instruidosporsumago,niseinmutan.
«¡Fueralospulposgigantes!»,ordenamentalmenteRocco.Invisiblesalosojosdetodos,peronoa losde los jugadoresdelRobur,bajanal terrenocomooncepulposgigantes,unoporcabeza.Tienententáculosdeveinticuatrometrosdelargo,conloscualespodríantrituraraunaballena,arrastrarbajoelaguauntrasatlánticoycortarenlonchitas —como se merece— un submarino atómico. Pero los jugadoresinglaprusianos, adiestrados por su mago, les sacan la lengua, y los pulpos,ofendidísimos,seretiranalanada.
En esemomentoBrocco I tieneunavisión.Se le apareceBlancanieves, que lepregunta:
—Perdone,¿havistoamissieteenanitos?BroccoI,asombradísimo,pierdetiempoenresponderle:—No, señorita, lo siento. Pero mire que aquí no se puede estar: se celebra el
partidodelmilenio.—¿Quémedice? ¡Yyoquenosabíanada!—diceBlancanieves—.Seabueno,
explíquemeporquétodosandanapatadasconesapobrepelota,quenolehahechodañoanadie.
Mientras Brocco I charla con la chica, los inglaprusianos le soplan el balón einicianun irresistible avancehacia la portería delBarbarano.El portero se preparaparaparar,peropasadelantedeélCenicienta,atodocorrer,jadeante.
—Señorita—legritaelportero—,¡haperdidounzapato!—Noimporta—respondeCenicienta—.Tengootro.Y mientras tanto el delantero centro inglaprusiano dispara un cañonazo que
derribaría,lasmurallasdeViterbo.Porsuerte,apelandoatodossusrecursos,Roccoconsiguedesviarmentalmenteeltiroyhacerquedéenellarguero.
«Conque ésa es tu táctica—piensa Rocco, dirigiéndose mentalmente al magotibetano—.Estupendo,teresponderécuentoporcuento».
UninstantedespuéslosinglaprusianosvenentrarenelcampoaCaperucitaRojaperseguidaporelLoboFerozynopuedendejar,porcaballerosidad,detomarpartido
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por la pobre niña y perseguir al lobo.ElBarbarano se aprovechaymarca. ¡Uno acero!Sietemildoscientosdieciochohinchassedesmayandeemociónysonsacadosencamillas.
ElmagotibetanorespondeconunHadadelosCabellosAzules,queestáapuntode ser frita en la sartén por el Pescador Verde:[4] los jugadores del Barbarano sedistraenparasalvarlelavidayelInglaprusiaempata.¡Unoauno!Sedesmayanotroscuatromilhinchasytrescientoscamilleros.
A partir de esemomento los dosmagos ya nomiden sus golpes. El campo sepuebla de brujas, ogros, diablos, geniecillos, madrastras, hermanastras, princesas,lamparillas remotas, caballos parlantes, guerreros, bandidos, músicos de Bremen,camellos y camelleros; y de nuevo monstruos pasados, presentes y futuros, deltiranodonteaKingKong,aloshombres-lagarto;lluevensobrelosjugadoreselratónMickey,Superman,NemboKid,Diabolik,BarbaAzulyPulgarcito.Lagentenovenada.Omejor dichove a veintidós jugadores y al árbitro que corren de un lado aotro,comolocos,mientraselbalónestásolo,olvidadoymelancólicoenlalíneademediocampo.Lomaloesquelosdosmagosyanoconsiguenhacerdesaparecerlosfantasmasevocadospor susmentes.Elcampoestáyaatestadísimo,ni siquierahaysitioparacorrer.Losjugadoressesientanenelsuelo,sinresuello.Elpúblicosilba.
Derepenteocurreunacosarara.RoccoyelmagotibetanopiensanaltiempoenelflautistadeHamelinypiensantanintensamentequeelflautistanosóloapareceenelcentro del campo, sino que resulta visible para todos los espectadores, incluidosministros,periodistasycalvos.
¿Quéhaceaquelflautista,enelcentrodelestadio?Se produce un gran silencio. Se oiría caer una hoja si en el estadio hubiese
árboles,yfueraotoño,ysoplaseunvientofríoparahacercaerlashojas.Yencambioseoye…Seoyealflautistaquetoca…¿Yquétoca?¡Asombro!¡EslabadineriedelaconocidaSuitedeJuanSebastiánBach!
Elflautistatocalapartedelaflautadiecisieteveces,porqueesmásbiencortitay,paraapreciarlabien,nobastaconoírlasólodieciséisveces.
Cuandoacaba,seencaminahacialasalida.Losjugadoreslasiguen.Elárbitrolasigue.Los dosmagos enemigos la siguen.El público la sigue.Todos se van a suscasas,olvidanelpartido,olvidaneljuegodelfútbol(durantetresmeses)yaprendenatocarlaflauta.
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ElcarterodeCivitavecchia
EnCivitavecchia,comoenunaciudadcasigrandedondeademásestáelpuertodelosbarcosquevanaCerdeña,haymuchoscarteros.Haymásdedoce.Elmásjovenesel carteroGrillo.En realidadse llamaGianGottardoAngeloniyen loscírculospostales es conocido porTrotillo, porque siempre va al trote. Pero en la ciudad lollamanGrillo,queerayaelapododesuabuelo.
Grillo es tan joven que ni siquiera está casado. Tiene sólo una novia llamadaÁngela, muy mona, muy deportista. Es hincha del Ternana, ya que su padre eraoriundo de Terni; aunque un oriundo cualquiera, no de esos que juegan al fútbol.ÁngelaessobretodohinchadeGrillo,yledice:
—Eres elmejor cartero deCivitavecchia y de todo elTirreno.Nadie llevaunabolsa tanpesadacomola tuya.Si tedanuntelegramaparaentregar,vas tanrápidoqueavecesllegaseldíaantes.
Ángela loquiere tantoquecuando llueve lesecaelparaguasconsusecadordepelo.
AGrillo lodestinana laentregadepaquetespostales,peroparaélesunjuego:llevahastaveinticuatroalavezynisiquierasuda,yasíseahorraelpañuelo,conloquecuestaeljabón.
Unamañana, en vez de un paquete, lo encargan de entregar un tonel de vino.Pesadísimo, era vino de catorce grados, figuraos. Él lo pone en el manillar de laVespino y sale corriendo. Se acaba lamezcla, laVespino nomarcha. No importa,Grillosecargael toneleneldedopulgaryse lo llevaaldestinatario.Regresaa laoficina,sujefelollama:
—Vamosaver,¿cómoesquellevasuntonelconeldedopulgarynisetetuerceunpoco?
—Un tonel no es nada del otromundo, jefe. Estoy acostumbrado a las cargas.Tengoamicargounafamiliamáslargaqueundíasinpan:mimamá,miabuela,dostías solteronas y siete hermanos llamados Rómulo, Remo, Pompilio, Tulio,Tarquinio…
—Alto.¿NosonlosnombresdelossietereyesdeRoma?—Natural.AlfinyalcaboRomaeslacapital.Mipadreeraunbuenpatriota.—Oye—diceel jefe—,¿porquénotededicasal levantamientodepesos?Alo
mejorteconviertesenungrancampeón.—Lopensaré.—¿Cuándo?—Estatardealassieteymedia.Alassieteymedia,GrilloseencuentraconÁngelayella,conlodeportistaque
es,sevuelveenseguidahinchadellevantamientodepesos.
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—Pero—sugiere—entrenémonosaescondidas,asítepresentasporsorpresa,losderrotasatodos,conquistaslagloria,tehacenunaentrevistaenlaradioydicesquetienesunanoviallamadaÁngela.
Seponendeacuerdo.Encuantooscurece,ytodosloshabitantesdeCivitavecchiaseencierranensuscasasaverlatelevisión(hacenlomismoenMilán,NuevaYorkyVillaconejos), Grillo comienza el entrenamiento. Primero levanta una motocicletajaponesaquepesadosquintales,despuésunseiscientos,despuésunafurgonetadelasgrandesy,porúltimo,uncamiónconremolque.
—EresmásfuertequeMaciste—diceÁngela,muycontenta.Macisteesundescargadordelpuertoquelevantaunacajadepernosconunasola
mano;peronotieneasucargounaabuelaytienesólodoshermanos,demodoquenoestátanentrenado.
AlamañanasiguienteeljefellamaaGrilloasudespacho:—¿Telohaspensado?—Sí, desde las diecinueve treinta a las once cuarenta y cinco. Pero durante un
pocodetiempoquieroentrenarmeensecreto.Sivieneestanochealasdoceenpuntoyaverá.
—Amedianoche,realmente,sevemuypoco.—Minoviallevaráunalinternadebolsillo.Amedianochevanalpuerto,sesubenaunabarquita.Ángelainsisteenremarella
paraqueGrillonomalgastesusfuerzas,eljeferezonga:—¿Noiremosenbuscadeballenasparalevantarlas?Grillo se pone el bañador, se tira al agua, se acerca a un carguero de bandera
turca,demilquinientastoneladasdearqueoydice:—¡Hale-hop!—paraquetodoestéenregla,ylevantaelbarcohastaquesevela
hélice.Abordoalguiengritaunpardepalabrasturcas,peroGrillo,quenoconoceesalengua,noresponde.
—¿Havisto,jefe?—diceÁngela,apagandolalinternadebolsillo.El jefe,entusiasmado,se lanzavestidoalagua,abrazaaGrilloycasi loahoga.
PorsuerteÁngelahatraídounsecadordetransistores,ypuedesecarlosalosdosytambiénlasropasdeljefe,incluidoelpañuelodelbolsillodelachaqueta.
—Serás lagloriadeCorreosyTelégrafos—diceel jefe—.Pero,porfavor,a lachitacallando.Nadiedebesabernadahastaeldíadelasorpresaydeltriunfo,asítehacenentrevistas en la radio, tepreguntanquién tehadescubierto, y tú respondes:«Mijefe,donFulano».
—YdicetambiénquesunoviasellamaÁngela—agregaésta.—¿Puedodecirlo?—preguntarespetuosamenteGrilloasujefe.—Claroquepuedesdecirlo—respondeÁngela.A la noche siguiente se van a Roma, fingiendo ir a Viterbo, para hacer otro
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entrenamiento secreto.Grillo levanta elColiseo,desprendiéndolode sus cimientos,despuéslovuelveaponerensusitiocontodocuidado.
—Demasiadodeprisa—criticaeljefe—.Casinomehadadotiempodeverlo.Lohacestododemasiadorápido.
—Bueno,jefe,unotienequeserrápidoalafuerzacuandotieneunamadre,unaabuela,dostíassolteronasysietehermanosasucargo.
—Yademás—agregaÁngela—unotieneintencióndecasarse.—Esonoloentiendo—lediceel jefeenvozbajaaÁngela,mientrasGrilloha
idoalavarselasmanosalafuente—.Unachicatanguapacomousted,deunosetentay tresdealto,decincuentaycuatrokilosdepeso,condospreciososojosverdesytantopelo,¿cómoselashaarregladoparaenamorarsedeuncarterotanbajitoytancargadodefamilia?
—Oiga—le responde Ángela—, que yo también soy un poco levantadora depesos.Simevieneotravezconestasconversaciones,losientoenloaltodelArcodeConstantino.Ydespuésyaveremosquésucede.
—Nohedichonada—diceeljefe—.Pensemosennuestrocampeón.Dentrodequincedíassonloscampeonatosdelmundo.Yopagolacuotadeinscripción.
Hacenotrospequeñosentrenamientosyelbuencartero,animadoporlachicayeljefe, levanta sucesivamente: las tumbas etruscas de Tarquinia, lasminas del CanalMonterano, una isla del lago de Bolsena, el monte Soratte, la Cantina Social deCerveteri, etcétera. Y con eso basta. Sólo queda esperar el día y la hora de loscampeonatosmundiales, que se desarrollan en Alejandría, en Egipto. El jefe pagatambién el viaje de Ángela, que en el barco hace un buen papel; casi todos losmarineroslepreguntansitienealgunahermanacasadera.
Grillo está unpoconervioso, le entranmanías como aquella vez que tenía quellevarunacartaurgenteysediotantaprisaquellegóantesdequeremitieranlacarta.
—Calma—le recomienda el jefe—. Eres el levantadormás fuerte del sistemasolar,noloestropeestodoconlasprisas.
—Estábien,jefe—murmuraGrillo—.EsquenoestoyacostumbradoaperdereltiempoyestebarcoparecequenotieneningunaganadeiraEgipto.
Pero al fin llega, los levantadores de pesos entran enAlejandría, encuentran elhotel,yeljefeyÁngelaledicenaGrillo:
—Echaunsueñecito,asísetepasaránlosnervios.Mientrastantonosotrosvamosainspeccionarelgimnasioparatenerlaseguridaddequenoutilizanpesosfalsosyengañosos.
Grillo se va a dormir, pero duerme tan deprisa que se despierta el día anterior.Miraelcalendarioyvequeeslunes,cuandoelloshabíanllegadoelmartes.
«Yaestamos—piensa—,ahorametocadormirtodoesetiempoparaponermealdía…».
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Vuelve a dormirse, pero duerme tan deprisa que se despierta tres o cuatromilañosantes.Sedespiertaeneldesiertoporqueelhotelaúnnoexiste,yallíalladohayuntipovestidodeantiguoegipcioquelepregunta:
—¿Quickqueckquackyquock?—Noentiendouncuerno—respondeGrilloeducadamente—.EnCivitavecchia
hablamosdistinto.El tipo hace dos o tres veces más: «¡Quick! ¡Quick!». Después llama a dos
esclavos,queobliganalcarteroalevantarse,lometenenunabarcallenadegenteconuniformedeantiguosegipciosyleponenunremoenlamano.
—Quack—diceelcomandantedelabarca.—Esoloentendí—diceGrillo—,significa:rema.En cuanto él empieza a remar lo dejan todos los demás, porque ya no hay
necesidad:bastaGrilloparahacervolar labarcaNiloabajoa talvelocidadque loscocodrilosseapartanprotestandoylosavestruces,enlaorilla,sequedanrezagadosunbuen trecho.Elcomandantede labarcaestá tancontentoquesevuelve locodealegría,ylotienenqueatar.
Grillomientras tanto sehaolidoque lo están llevandoa echarunamanoen laconstruccióndelaspirámidesdeEgipto.Yasíes,enefecto.Allíeneldesiertohayuna pirámide a medias, miles de esclavos que corren de un lado a otro llevando,empujando, arrastrando piedrazas enormes; y está el Faraón, que regaña a sussecretarios.Tambiénélhace:«¡Quick!¡Queck!».PerosecomprendeperfectamentequeelFaraónestédescontentoporquelasobrasavanzanhaciaatrásysussecretariosselahacenencimademiedodeperderlacabeza,orejasincluidas.
«Les echaré unamano—piensaGrillo—, nome cuesta nada. Pero después decomer,seacabó.Sitehevistonomeacuerdo».
Levantaaquellasespantosaspiedrazascomoquienlava.Cargadocealavezconuna sola mano y doce con la otra, mientras de todas partes llega gente a decir:«¡Olé!»«¡Olé!»y«¡Queck!¡Queck!»,yelFaraónsedesmayadeasombroytienenqueponerleungatobajolanarizparaquevuelvaensí(usanzafaraónica).Enunparde horas la pirámide está acabada: rancho especial para los de las obras, festejospopulares(piñatas,carrerasdeburros,palodelacucaña).ElFaraónquiereconoceralesclavoextranjeroy, enparte con lasmanos, enparte conpalabras, lepreguntadedóndeviene:
—¿Babilonia?—No,Excelencia.Civitavecchia.—¿SodomayGomorra?—Yaselohedicho,faraón:Civitavecchia.ElFaraónsehartadel interrogatorioydicealgoasícomo:puesveteaesepaís.
Grillomantieneunprudentesilencio:enlos interrogatorios,yasesabe, lomejores
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decirlomenosposible.Comeloqueledandecomer,bebeloqueledandebeber,ydespuéslehacenseñasdequepuededormirbajounapalmera.
«Menosmal—piensaGrillo—.Yahoraintentemosdormirdespacito,largamente,pararegresaranuestrosdías».
Durante un rato consigue hacer pasar siglos y milenios, pero después, con suimpacienciadecostumbre,empiezaapreguntarse:«¿Seráhoradequemedespierte?¿Noseráhoradequemedespierte?».
SedespiertaatiempodeecharunamanoenlasexcavacionesdelCanaldeSuez,dondeporsuerteencuentraaunodeCivitavecchia,quesellamaMartinoAngeloniyhasidocompañerodeescueladesutatarabuelo,yloinvitaaunascopas.
Cuando se vuelve a dormir, ha aprendido la lección. Pero la ha aprendidodemasiado bien. Se despierta en el hotel de Alejandría cuando los campeonatosmundiales han acabado ya. Ganaron todosmenos los de Civitavecchia. El jefe haregresadoaItaliaenelprimeravión,furiosísimo.AllíestáÁngela,removiendoconlacucharillaunatazadecafé.
—Tómatelo—dice—.Yaestará frío,porque lohan traídohace tresdías.Sevequetehanhechountrucoparaimpedirteganar:tehandadounsomníferopoderoso.Eljefehadichoquesequerellará.Noimporta.ElañoquevienesonlasOlimpiadas.Ylasganarás.
—No—diceGrillo—,noquieroganarnadadenada.Conlafamiliaquetengoamicargo,esinútilqueandedandovueltasporeluniversolevantandootrascargas.
—Entonces,¿yanotecasasconmigo?—Mecasoenseguida,inclusolasemanapasada.—No,amímebastaconmañana.AntesdeiraCivitavecchiaacasarse,sinembargo,hacenunbuenviajecitohasta
las Pirámides. Grillo reconoce enseguida la que ha hecho él, con sus manoscorreotelegráficas. Pero no dice nada. Los grandes campeones son modestos. Tanmodestosquesunombrenolosabenadie.Todoslosdíasdesuvidalevantanpesosespantosos,peronisiquierapiensanenqueleshaganentrevistas.
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ElpescadordelPuenteGaribaldi
El señorAlberto, llamadoAlbertone, esmás que nada un pescador de ciudad:pesca desde el Puente Garibaldi, en las aguas del Tíber, o también desde otrospuentes,conelmismosedal,peronosiempreconelmismocebo,porquehaypecesalosquelesgustanloshigos,aotroslosgrillos,aotroslalombriz.LomaloesquelospecesnoquierennadaalseñorAlbertone.Nopicanensuanzuelonieninviernonienverano.Elesesequepasadíasenterosapoyadoenelpretilesperandoqueunaperca,oalmenosunamíseraboga, secompadezcandesu flotadory ledenese tirónquearrastra bajo el agua hasta el corazón del pescador de ley. Pasad en coche por elpuenteviniendodelaavenidaTrastévereendirecciónalacalleArenula,alasochode la mañana; volved a pasar al ocaso, repitiendo el mismo recorrido en sentidocontrario; encargad a un amigo que pase y repase por el puente, a distintas horas,mientrasvosotrosestáiseneltrabajo,paracomprobarlo:Albertoneestásiempreallí,deespaldas.Quizáalatardecersehavueltounpocomáspequeñoporladesilusión,perosiguesiendoél.
A tresmetros de Albertone, a un fulano que de pescador no tiene nada y quecomomuchopodríavenderenciclopediasaplazos,niledatiempoaquitarelsegurodel carrete y a lanzar al agua su hilo, sabiamente equilibrado con plomos, cuandoinmediatamenteacudeunalochacoleando,porasídecirlo,paraquelasaquenfueracon todos sus reflejosplateados.Midecuarenta centímetros, pesaráunosdoskilos.Comoparanocreérselo.
El fulano la mete en la cesta, engancha un gusanito cualquiera y, en treintasegundos,sacaunbarbodeunkiloochocientos.Parecesonreírdefelicidadbajosuscuatrobigotes.
—Aesetipolospecesselostraenenlapalmadelamano—farfullaAlbertone.Tambiénelfulanofarfullaalgocadavezquelanza.Albertoneseacercayoyeque
dice:
Pez,pececillo,venconGiuseppino.
Yelpezpicainmediatamente.Albertonenopuedemás.—Perdone,donGiuseppino—dice—,noespormetermeensuscosas,pero¿me
explicacómohace?—Esmuyfácil—respondesonriendoelfulano—.Fíjesebien.Lanzadenuevo,ydenuevofarfullaatodaprisaesajaculatoria:
Pez,pececillo,
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venconGiuseppino.
Ysacaunaanguila,quenormalmentenisiquieradeberíaestarporestapartedelTíber.
—Esestupendo—diceAlbertone,estupefacto—.¿Medejaprobar?—Nofaltaríamás—respondeelfulano.Albertoneprueba,peroconélelsistemanofunciona.—Meolvidaba—diceelotro—,¿sellamaustedGiorgio?—No,pero¿quétienequever?—Síquetienequever—diceelotro—.YomellamoGiorgio,aliasGiuseppino.
Por eso los peces me hacen caso. Ya sabe, con los encantamientos hay que serexactosenuncienporcien.
Albertone lía sus bártulos y se va corriendo a la calle Bissolati, donde está laCrono-Tours, la agencia que organiza viajes al pasado. Explica su problema alprofesordeguardia.Éstehaceunascuantascuentasconuncerebroelectrónico, lascompruebaconunábaco,programalamáquinadeltiempoydice:
—Yaestá,siénteseenestabutacaybuenviaje.Unmomento,¿hapagadoya?—Claro.Ahítieneelresguardo.El profesor aprieta un botón y Albertone se encuentra en 1895: el año de
nacimientode supadre.Élesun incluseroqueestáenelhospicio.Pasaunosañosinfernaleshastaquesale,vaatrabajaralaEmpresaMunicipaldeTransportes,dondetrabajatambiénsupadre;sehacenamigos.Cuandosupadresecasaylenaceunhijo,Albertoneleaconsejaporsubien:
—LlámaleGiorgio,aliasGiuseppino.Yaverásquésuertetiene.Supadrediscuteunpoco:—Realmenteamiprimerhijo lequeríaponerAlberto.Perohagamos loque tú
dices.Nace el niño y lo llaman Giorgio, alias Giuseppino. Va al jardín de infancia,
despuésalaescuela,etcétera.Todoexactamenteigualqueantes;lamismavidaquehatenidoAlberto,perocondistintonombre.Albertone—queahorasellamaGiorgio,aliasGiuseppino—se aburreunpocoal volver a andar todo ese camino.Es comorepetircuarentacursosseguidos,porqueéltienequellegaralaedaddecuarentaañosy cinco meses para regresar al puente Garibaldi en el momento justo. Pero seconsuelaconlaideadequeestavezlospecestendránqueobedecerlealafuerza.
Llegadoeldía,llegadalahora—esdecirelmismodíaylamismahoradelprimerencuentro con el pescador afortunado— el exAlbertone corre al puente,monta lacaña,poneelcebo,lanzaelhiloymientrastanto,conelcorazónenunpuñoporlaemoción,susurramarcandobienlassílabas:
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Pez,pececillo,venconGiuseppino.
Nada.Esperaunpoco.Nadadenada.Esperaotropoco.Siemprenada.Lospecesseríendeéldeunaformaindecente.Tresmetrosa la
derechadeAlbertone-Giorgio-Giuseppino,estáelotropescadorcociendomaízenunhornillodealcohol.Despuéspinchaungranobiencocidoenelanzuelo, lo lanzaysacaunacarpadedocekilos,conlasaletasrojasdealegría.
—Novale—gritaelexAlbertone—.¡TambiényoahoramellamoGiorgio,aliasGiuseppino!¿Porquélospecesvansóloausted?¡Esoesunaverdaderainjusticiayvoyapresentarquerella!
—¿Cómo?—dice el otro—. ¿No sabe que ha cambiado la contraseña? Fíjesebien.
Preparaelcebo,lolanza,ymientraselanzuelocaealagua,dicealegremente:
Pez,pececillo,venconFilippino.
Dichoyhecho.Sacaotracarpa,quedebedeserlagemeladelaprimera,yquesinopesadocekilospesacontodaseguridaddiezkilosdoscientos.
—Pero¿quiéneseseFilippino?—Esmihermano—diceelpescadorafortunado—.Esfísicoatómicoynotiene
tiempodevenirapescar.Yo,encambio,tiempotengomuchoporqueestoyparado.«¡Maldita sea!—reflexiona Albertone—. ¿Y quién tiene un hermano llamado
Filippino?Yo tengosólounahermana,yencimase llamaVittoriaEmanuela.¿Quéhago?».
VuelvealaagenciaCrono-Toursyexponesuproblemaalprofesordeguardia,elcualselopiensaunpoco,interrogaalacalculadoraelectrónicaytelefoneaaunatíasuya.Despuésdice:
—Vayaalacajaaretirarelresguardo.Esta vez Albertone tiene que retroceder muchos siglos en el tiempo, hacerse
amigo del retatarabuelo, ir con él en peregrinación a Santiago deCompostela paratener la oportunidad de dormir en la misma posada. Mientras duerme le pone aescondidasunainyecciónyaconsecuenciadeesainyecciónladescendenciacambiaunpoquitocadavez,tanpocoquenadieloadvertirá.PerocuandotendríaquenacerVittoria Emanuela, en su lugar nace un varoncito, a quien le ponen el nombre de
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Filippo, con la intención de llamarloFilippino.Todo eso lleva un poco de tiempo,perocuandoAlbertoneregresaanuestrosdías tieneunhermano llamadoFilippino,detreintayseisaños,cocineroabordodeuntrasatlánticoytodavíasoltero.
Albertoneagarralacaña,correalPuenteGaribaldi,haceunlanzamientodeunaelegancia tal que un tranviario, desde la ventanilla de su trolebús, le grita: «¡Muybien!».
Ymientrastanto,naturalmente,recitalanuevacontraseña:
Pez,pececillo,venconFilippino.
Comosinada.Escomohablarconlapared.Elotro,encambio,pescaunaboga,peronisiquierasetomaeltrabajodedesprenderladelanzuelo:ladejaenelaguaunmomentito y he aquí quemuerde el cebo vivo, según su costumbre, unmagníficolucio-perca,quenormalmentetendríaqueviviralnortedelapresayque,sihabajadoporelTíberhastaestas latitudes,debedehabersidosóloparaprocurarleunplacerpersonalalpescadorafortunado.
—¡Novale!—gritaAlbertone,conunavozqueprovocaunatascoenel tráficodesdelaplazaArgentinaalaplazaMastai—.MellamoGiorgio,comousted;mialiasesGiuseppino, comousted; tengo un hermano llamadoFilippino, como el suyo; yfíjesequeparatenerlohedebidosacrificaramihermanaVittoriaEmanuela,alaquequeríamuchísimo.Y a pesar de todo los pecesme esquivan como si yo tuviera laescarlatina.¡Nomediráquehavueltoacambiarlacontraseña!
Pez,pececillo,venconFrayMartino.
—¿YquiéneseseFrayMartino?—Esmi cuñado, que semetió franciscanoy no tiene tiempode venir a pescar
porquedebedeandarporahíhaciendolacolecta.—¡Ahoraledoyyocolecta!—gritaAlbertone.Selanzasobreelpescadorafortunado,loalzasobreelpretilyloarrojaalTíber,
mientras se lo reprocha en vano unamaestra jubilada que ha llegado a verlo tododesde una ventanilla del trolebús número Setenta y cinco y se asoma a exclamar,llenadeindignación:
—Jovencito,¿esésalaeducaciónquelehanenseñadoenlaescuela?Albertone no la oye.Ni siquiera la ve.Ve sólo que allá abajo, bajo el puente,
cientos de peces levantan al pescador afortunado y lo llevan a la orilla, teniendomuchocuidadodequenosemojelachaqueta.Pordesgraciaunaolaleempapalos
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pantalones,peroenseguidaunpezselossecaconunsecadordepilas(enelTíbernohayenchufes).
El señor Giorgino Giuseppino sube por la escalerilla, muy sonriente, justo atiempo para liberar a Albertone de dos guardias de la Seguridad Pública que loestabandeteniendoporlanzarpescadoresdesdeelpuente.
—Noesnada—explicaelseñorGiorginoGiuseppino—.Hasidounabroma,conunlevematizdeequívoco.Juegosdechiquillos,¿entienden?
—¡Peroestehombrequeríaahogarlovivo!—¡Ahogarme! ¡Vamos, no exageremos! Salgo fiador por el señor Albertone y
encabezounasuscripciónparacomprarleunanuevacañadepescar,porquelaotraselehacaídoalrío.
Escierto.Albertone,furioso,hatiradolacañaalospeces,queestánjugandoalajabalina con ella. En resumen, todo se arregla. Los guardias se van al cine, lostranseúntessedispersanenvariasdirecciones,lacirculaciónreanudasumarchafataly,mientrasAlbertonesequedaallí enfurruñadoysilenciosomirándose losbotonesdelchaleco,elseñorGiorgioGiuseppinoempiezaapescar.
Pez,pececillo,venconFrayMartino.
Y venga a salir peces.Ahora llegan hasta de Fiumicino para picar. Llegan delmar, a la carrera, róbalos y salmonetes, lenguados y besugos, gallos y lubinas,mújoles,escorpinas,atunes,caballas,intercambiándosefuertescabezazosycoletazospara ser los primeros en dejarse pescar. Para sacar un cazón, el señor GiorgioGiuseppino debe pedir ayuda a dos tranviarios del Sesenta y a dos barmans de laplazaSonnino.PerocuandoasomapordetrásdelaislaTiburtina,lanzandofestivoschorros, un cachalote que parece el primo de Moby Dick, el señor GiorgioGiuseppinohaceseñasdequenoconeldedoyseniegaapescarlo,declarando:
—¡Nadademamíferos!¡Sólopeces!Albertoneobservaycalla.Haenloquecido,peronoselodiceanadie,paraqueno
lometanenelmanicomio.Puedevérselosiempre,enunpuenteoenotro,dedíaodenoche,mientrasespía locamente lasaguasdelTíber.Quienpasacercadeél looyefarfullar:
Pez,pececillo,venconRobertino…Pez,pececillo,venconGennarino…venconErnestito…conGoffredino…
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conGiocondino…conCaterino…conTeresino…conAvelino…conlabatalladeBorodino…
Busca la contraseña que al final tendrán que obedecer los peces, animalesmáshuidizos que ningún otro. No nota el sol en verano. En invierno no siente latramontana,cuandodesciendeporelValledelTíberabarrerlospuentes,yhastalaslochas, en las aguasgélidas,quisieran llevarunabrigodepielesy en la cabezaungorrodeastracán.Buscadesesperadamentelapalabritaexacta.Peronosiemprequienbuscaencuentra.
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Esfácilconvertirseenpezo
HayquesalvarVenecia
ESCENAPRIMERA
—¡To…!—diceelseñorTòdaro,agentedeSeguros,alaseñoraZanze,mujerdelseñorTòdaro—,miraesto,oyeloquediceelperiódico:SegúnelprofesorSeYoSeYo, de la Universidad de Tokio, en 1990 Venecia estará totalmente bajo el agua.EmergerásólodelalagunalapuntadelcampanariodeSanMarcos.Faltapocopara1990.Eshoradeponerleremedio.
—¿Ycómolovasapermitir,tonto?Iremosavivirconmihermana,enCavarzere.—Nada de eso—replica el señor Tòdaro—.Esmejor que nos convirtamos en
peces,asínosacostumbraremosavivirbajoelagua.Yademástambiénahorraremosenzapatos.Tocaenseguidaaformar.
LaseñoraZanzetocalacorneta.Lleganalacarreralostreshijos,Bepi,NaneyNina,queestabanjugandoenCampoSanPalo.LlegatambiénlasobrinaRina,hijadelahermanadeCavarzere,queestabaenelportalbuscandonovio.
—Vamos a ver—anuncia el señor Tòdaro—, nos transformaremos en peces yafrontaremosvictoriosamentelacatástrofeecológica.
—Amínomegustaelpescado—proclamasuhijoBepi—.Megustanmás loscallos.
—¡To…!—diceelseñorTòdaro—,quienacallosmata,acallosmuere.Ylelargaunabofetada.—Pero,entonces—sehorrorizaBepi—,¡eresunpadreautoritario!—Estábien,peces—dicesuhijoNane—,pero¿dequéclase?—Yoquieroconvertirmeenballena—anunciasuhijaNina.—Cero—concluyeel señorTòdaro—.¿Nosabesque laballenanoesunpez?
Perononosperdamosenociosaspolémicasclasificadoras.—¿Quésignificaeso?—Significa: manos a la obra; quien bien empieza bien acaba, no dejes para
mañanaloquepuedashacerhoy,yloqueseasonará.Vamos.LaseñoraZanze:—Pero ¿adónde, tonto?Esnoche cerrada; todas las buenas familias venecianas
estánalabrigodelatibiezadeldomésticonido,mientraslamadre,queeselángeldelhogar,enciendeeltelevisor.
—¡To…!—lacortaensecoelseñorTòdaro—,eslahoraexacta.Pronto,enfila,alineaos y cubríos, barriga para dentro, pecho sacado, de frente, ¡march! Un
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momento,quecojomisombrero.Van a la orilla del canal, entran en el agua y se azacanan para convertirse en
peces.—Primerolasaletas,porfavor—enseñaelseñorTòdaro—.Hayquehacercrecer
unaenelbrazoderechoyunaenelbrazoizquierdo.—Lasescamas—preguntasusobrinaRina—,¿dequécolormelashago?Quizá
violeta,yaquesoyrubia.La señora Zanze quisiera una cola roja, pero mientras tanto se le pasa por la
cabezaunaidea:—¡To…!,Tòdaro,¿cómoselasarreglaránmañanalosniñosparairalcolegio?—Notedistraigas,Zanze,concéntrate.Perolosniñoshanoído.Laperspectivadelaimprevistavacaciónseiluminaante
elloscomoelGranCanallanochedelaregatahistórica.Redoblansusesfuerzosyenpocos instantes obtienen magníficas aletas laterales que asoman agujereando losjerséis.
—¡To…!¡Losjerséisnuevos!—chillalastimeramentedoñaZanze.—¡Muybien!¡Muybien!—apruebaencambiodonTòdaro.También él, por lo demás, ha entrado en el agua con chaqueta y las aletas le
horadanlasmangas.—¿No nos iremos a convertir en peces chicos, para que luego nos coman los
grandes?—preguntasuhijaNinaaRina.—Alcontrario, seremos lospecesmásgordosde la lagunaynoscomeremosa
todoslosdemás.—Yoprefiero loscallos—remachasuhijoBepi, coleandopor lacuentaque le
tienelejosdelpadreparanoganarseotrobofetón.
ESCENASEGUNDA
Mañana brumosa sobre el Gran Canal. Lanchas que van, lanchas que vienen.Góndolasymotorasenordenabierto.ElPatrónRocco,almandodeunabarcazadecarga, cargada de mostaza, mientras mira al agua ve un gran pez que se quitaeducadamenteelsombreroyledirigelapalabra:
—¿Qué? ¿Hace o no hace ese seguro?Mire qué niebla. Si tiene un accidente,pierdeeldineroylamostaza.Pienseensushijos,¡to…!
—Don Tòdaro… pero ¿es usted? Pobrecito, ¡si lo encuentran los guardiasurbanos!YasabequeestáprohibidobañarseenelGranCanal.
—Nosoyunbañista,soyagentedeseguros.Delaslanchas,delasgóndolas,delasmotoras,todaslascarassevuelvenhaciaeseladoparaveralpezparlante.Sólounturistaingléssevuelvehaciaelotrolado,disgustado,murmurando:
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—¡Diosmío!Loquetieneunoquever:unsombreromarrón…conuntrajegris.Quécosasmásraras.
ESCENATERCERA
Desde el Puente de la Academia, el joven Sebastiano Morosini, de Padua,estudiante de Bellas Artes, heredero de una mansión con frescos de Tiépolo y decuatrofincasenlasqueseproducevinoyvermuts,observatristementelaesteladeuna barcaza de carga, cargada demermelada de arándanos. Está enamorado de lacondesaNovellaperolacondesahapreferidoaundoctoreneconomíaycomerciodeCosenza,conelcualsehamarchadoaEgipto;pasaránlaNavidadenloaltodelaspirámides. El joven Sebastiano medita sobre si le conviene suicidarse al punto,tirándose del puente, o hacer primero un crucero a las islas Galápagos para ver,aunquesóloseaunavez,iguanasenlibertad.
Derepente—¿sueñooestoydespierto?—vecolearelegantementeenelaguaaRinadeCavarzere,hijadelahermanadelamujerdelseñorTòdaro,másguapaquenuncaconsusescamasvioletasquecontrastandeformadeliciosaconelpelorubio.Palidece con la comparación, el recuerdo de la condesaNovella, que tiene el pelooxigenadoylanariz,adecirverdad,demasiadolarga.
—Señorita—gritaeljovenSebastiano,presadeunainspiración—,¿mepermiteacompañarla?
Rinanotaqueel joven tiene losojosazulese intuyequeeselherederodeunamansión con frescos deTiépolo.Le sonríe, para darle a entender que su compañíaserá apreciada comosemerece.El jovenSebastiano, sinvacilar, se zambulle en elagua, se convierte en pez y pasea con la hermosa Rina de un lado a otro de loscanales, describiéndole una a una sus cuatro fincas. Le cuenta la historia de susdesdichadosamoresconlacondesaNovella;leilustraalgunosdesusproyectosparael futuro, como, por ejemplo: pintar las aguas de la laguna, de blanco el lunes, deamarilloelmartes,derojoelmiércoles,etcétera;unirItalia,AustriayYugoslaviaenunsoloEstado,concapitalenVenecia;escribirunanovelademilpáginashechatodaysolamentedepuntosycomas,sinunasolapalabra,etcétera.
LahermosaRinaloescuchayesfeliz.
NUEVOSACONTECIMIENTOS
LaseñoraZanzellevaaBepi,NaneyNinaanadarhaciaelCannaregio.Muchosniñosdelpopularbarrio,conunimpulsodesanaemulación,selanzanalaguaypidenaloshijosdelseñorTòdaroquelesenseñenatransformarseenpeces.Lospocosqueno loconsiguenvuelvena laorillayvanasucasaacambiarsedepantalones.Los
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otrosestánexultantes,agitandolasnovísimasaletas.Pordesgracialosvedesdesuazoteaunaviejamaestrajubilada.Envezdepensar
ensusasuntos,laentrometidaseñora,viudadeunexpertojugadordebolos,piensa:«Lástima que tantos chiquillos, al convertirse en peces, tengan que renunciar alcolegio.Aloslibrosdelectura,queadoran.Alostextoscomplementariosdehistoria,geografía y ciencias, que tanto les gustan. A los lindos dictados, redacciones yproblemasquelosvuelvenlocos».
Cuantomáslopiensamásseexcita,comosuelesuceder.Alfinalseponesuviejoyqueridouniformedemaestra,besa lafotografíadeldifuntocampeóndebolos,semeteenelcanalyseconvierteenunpez-maestra.
—¡Niños!¡Todosaquí!—ordena,batiendolasaletas.Ellos, como peces, querrían inmediatamente nadarmar adentro, haciaMurano,
haciaBuranoyhastamásalládeTorcello;pero,comoniños,estáncondicionadosporlavozdelamaestrayobedecensinrechistar.Empiezanenseguidaadarseempujones,ahacerelchivato,asacarselalenguayaejercitarseenelsistemamétricodecimal.
LosmásdesilusionadossonBepi,NaneyNina,queseesperabanunasvacacionesperpetuasdesunuevacondición.LaseñoraZanze,encambio,estácontenta,porque,mientras la maestra entretiene a los niños, ella puede cotillear con las comadres,sentadas a desgranar guisantes a la orilla del agua. Su cola roja despierta un graninterés.
Otros notables acontecimientos se producen en otros barrios de la ciudad. Elseñor Tòdaro, aprovechándose de la curiosidad del vulgo respecto a él, consiguefirmar numerosos contratos de seguros de vida, contra incendios, contraenvenenamientosdepescadopodrido,etcétera.Perollamalaatenciónunpoquitín.Elrumor de que un gran pez vaga por los canales, sacándose de vez en cuando elsombrero,atraeatodotipodedesocupados,entreellosaldueñodelacasadelseñorTòdaro.
«¡To…!—piensaconsumentevenal—,miraquésistemahasinventadoparanopagarmeelalquiler.Ingenioso.Peroamínomeladas».
Sezambulle,seconvierteenpezypersiguealseñorTòdaro,gritando:—¡Eh!¿Yesascuarentamilliras?¿Esascuarentamil?Aloírhablardedinero,unvendedordeelectrodomésticosrecuerdadeprontoque
elseñorTòdaronohaterminadodepagarlelosplazosdeltelevisor.Ytambiénélselanzapuenteabajo.
Junto a las Zattere, un cura ve pasar a la hermosa Rina y al joven Sebastiánabsortosensuconversación.Hombreperspicazyactivísimo,adivinainmediatamentequelosdosnovios,alhaberseconvertidoenpeces,nopodráncasarseporlaIglesia.Y al instante concibe el proyecto de convertirse en pez-cura, para proporcionarasistencia religiosa a los nuevos peces. Dicho y hecho, ahí está nadando con dos
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aletasenformadealasdearcángel.Lalagunasepuebla.
ÚLTIMASNOTICIAS
Al pequeñoBepi no le gusta el sistemamétrico decimal. Losmilímetros no ledicennada.Loshectolitroslodejanmásbienfrío.Legustanmásloscallos,comoyasabemos.Poresoenciertomomentodecidealejarsedelasaguasescolaresyretirarseal fondoameditarenorgullosasoledad.Y¿quées loquedescubre?Que la lagunaestátotalmentecegada.Alláabajo,dondedeberíahaberblandasarenasytibiolodo,mejillonesydátilesdemar,(esundecir),hayencambiomontonesdeexpedientesnodespachados, guardados en pesadísimas carpetas. Hay miles de metros cúbicos,quintalesdetoneladas,megatoneshastanuncaacabar.
—¡To…!—diceBepi—, ahí están losmales del sistemamétricodecimal.A lafuerzahasubidotanpeligrosamenteelniveldelagua.Megustaríaversufregadero,detantotirarpapelotes.
Noestáclaroaquiénserefiereese«su»,peroelasuntononosconcierne.ElhijoBepi,porlodemás,hacorridoyaadarlaalarma.Paralalanchadelosbomberoseinformarápidamentealjefedesudescubrimiento:
—Vamosaver: todalaculpaesdelosobstáculosburocráticos.Si loseliminan,todosearreglará.
—¡To…!—exclamaeljefe—.Pero¿tútieneslalicenciadepez?Naturalmentediceesoporque,alserveneciano, legustabromear.Perodespués
nopierdenadadetiempoenpreguntarlequiénessupadre:movilizaalosbomberosya los hombres-rana y empieza enseguida a dragar los canales para eliminar losmentadosobstáculosburocráticos.Paramatardospájarosdeunsolotiro,losmandatransportaralosMurallonesyrefuerzalasdefensascontraelmar.Trasunadocenadeviajessemanifiestan losbeneficiososefectosde laoperación.Elnivelde la lagunabaja, el subsuelo, aligerado de esos pesosmonstruosos, se alza. Islas y cimientos,puentesysoportalesselevantanhastaalcanzarundecenteequilibrioconlasuperficiepalustre. ¡Veneciaestá salvada!«¡Dingdong,dingdong!» (Son lascampanasde laciudadquetocanafiesta.)
ElseñorTòdarocongregaasufamilia,comunicaquelaalarmahacesadoyguíaasusseresqueridosfueradelagua:
—Yanoesnecesario—dice—serpeces.Podemosvolveraservenecianos.¡Muybien, Bepi! ¡Esta noche festejaremos el acontecimiento con una buena fritada degambasycalamares!
—¡No!—gritasuhijoBepi,fueradesí—.¡Quierocallos!Tambiénsumadreysushermanosleechanuncapote.YhastalahermosaRinay
eljovenSebastián,quemañanasecasanysemarchanaMestredeviajedebodas.
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—Estábien—diceelseñorTòdaro—,parati,callos.Yalargaelpaso,paradistanciarsedelosacreedores.
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MísterKappayLosNovios
Alasdiez,clasedeletras.ConelviejoprofesorFerrettilascosasmarchabandemodoymaneraque losalumnospodíanen laprácticausaresosvaliososcincuentaminutospara intercambiardeunpupitre aotro, deuna fila aotray tambiéndeunsexoaotrocartasdevariadaextensiónsobrelosmásfascinantestemas,como:elcinealemánentre lasdosguerras,el juegodel fútbol,eldesarrollomotociclísticode lasislasjaponesas,elamor,eldinero(darytener,parapizzaoensaimada),elcomerciodelostebeos,elcuradodeltabaco,etcétera.PerolascosasyanoocurrendeesemodonideesamaneradesdequeenelaulasehainstaladoelprofesorFerrini.Conélletrasquiere decir literatura, literatura quiere decirLosNovios: es la hora fatídica de losresúmenes.
El profesor Ferrini, armado con el gato de nueve colas, se pasea por el aula einspecciona los cuadernos, para asegurarse de que contienen todos el resumen delcapítulo duodécimo de la inmortal novela y de que dichos resúmenes no estáncopiadosunosdeotroscomolasimágenesenlosespejos.
Tiembla el estudiante De Paolis, que ha resumido sólo el primer periodo y elúltimo, llenandoelespacio intermedioconuntrozodeprosaperiodísticacopiadoatodaprisadelartículode fondodePaeseSera.Con locual su texto, enunaatentalectura,sonaría:«EnestecapítuloelAutorrecuerdaquelacosechadetrigo,en1628,resultó aúnmásmísera que el año precedente. Pero sólo una batalla que en ciertomodo replantee la discusión, en el país antes aún que el ámbito político, de losactualesdesequilibriossociales,puedeabrirdenuevoalossocialistaselcaminodelgobiernoencondicionestales,etcétera,etcétera».
PorfortunaelprofesorFerrinisetranquilizaconlavisióndelapalabraAutorydesu legítima mayúscula y pasa a otro. Pero he aquí que lanza un aullido: hadescubiertoqueelestudianteDePaulis,paraahorrarpapelypluma,hafalsificadoeltítulo del resumen precedente, corrigiendo «Capítulo undécimo» en «Capítuloduodécimo». El malaventurado recibe sobre la marcha siete latigazos en lospantalones.Sinunlamento,dichoseaensuhonor.
Inmediatamente después el severo rostro del profesor Ferrini adopta unaexpresióndelamásacendradacomplacencia.
—Una vezmás—proclama, agitando un cuaderno de la serieDiabolik—,mismás encendidos elogios para la alumna De Paolottis, por su impecable resumen,como siempre completo y elegante, agudo en su análisis y seguro en su síntesis,ejemplar en cuanto a la puntuación. Ya saben ustedes, señores, cuánto apreciabaManzonilabuenapuntuación.
LaalumnaDePaolottisbajamodestamente losojos tras lasgafasyse tocaunatrenzaenseñaldegraciosaconfusión.Chicosychicaslafelicitan,mandándoleramos
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de floresy cajasdebombones con llavero incorporado.En el llavero sedestaca elsignodelzodiacodelamuchacha,queesjustamenteVirgo.Delicadodetalle.
PerocuandoelprofesorFerriniregresaasumesa,selevedeprontodesencajarlosojosdehorrorypalidecerdeasco,comosihubiesetocadounaescolopendra.Congestonerviosoarrugaunahojitayselameteenelbolsillo.Después,pretextandounataquedepolineuritis,abandonaelaulayelinstituto,correatomaruntaxiymandaque lo lleveaver aMísterKappa, elmáscélebreymejorpagado investigadordelLacio.
AMísterKappaniledatiempoahablar:—Espere—le recomienda perentoriamente—. Siéntese ahí. Sombrero marrón,
corbatanegra…Profesordeinstituto,¿no?No,no,noresponda.Laspreguntascorrentodaspormi cuenta.Daclasesde letras, diría, a juzgarpor sus zapatosdepunteraredonda.¿AlgorelacionadoconLosNovios,verdad?
—¿Cómolohaadivinado?—Noloheadivinado.Lodedujedesunerviosismo.Cuéntemelotodo.—Una carta anónima acusa a la alumnaDe Paolottis, lamejor de la clase, de
copiar sus resúmenesde la inmortalnoveladeuncuaderno secreto.Yono locreo,pero…
—Naturalmente.Laverdad ante todo.Se imponeuna investigación.Quinientasmildeanticipoycienmildiariasparalosgastosmenudos,¿levabien?
ElprofesorFerrinivacila.Consusueldo…conloquecuestaeljamón…Tendráquevenderhastaelsombreroparapagar lacuenta.Peronoimporta: laverdadantetodo,acualquierprecio.
—Deacuerdo.Añadatambiénelcaféamicuenta.—Gracias.Regresedentrodesetentaydoshorasaestahora:sincronicemoslos
relojes.AlsalirelprofesorFerrini,quedelaemociónsecaeporlasescalerasyserompe
el paraguas, Míster Kappa pone inmediatamente manos a la obra. Se camufla devendedor de enciclopedias infantiles a plazos, se dirige a casa de la alumna DePaolottis,que justamente tieneunhermanodenueveañosyseismeses,ymientrasilustraante lafamiliareunidalosméritosdelaPequeñaBibliotecadelInvestigadoren trescientos cuatro volúmenes y noventa y ocho diccionarios, coloca hábilmenteunacámaraespíadetelevisiónenunjarróndeflores,unmagnetofónbajoelteléfonoy un cerebro electrónico de pilas detrás del retrato del abuelo, con uniforme deteniente de bersagliero. Después concede a la familia ocho días de tiempo paradecidir la compra de la enciclopedia y se esconde en el sótano en la caldera de lacalefacción (es muy resistente a las altas temperaturas). Gracias a los citadosinstrumentosyalasmedidasdescritas,enelcursodeunashorasseentera:
Primero, de que, en efecto, la alumnaDePaolottis copia de vez en cuando los
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resúmenes de un cuaderno secreto, que custodia celosamente en el cajón de lasmedias.
Segundo,dequedichocuadernose lo regalóporsucumpleañosunaprimaqueviveenBérgamoAltaenlatemporadabajayenBérgamoBajaenlatemporadaalta.
Tercero, de que la prima en cuestión se llama Roberta, tiene diecinueve años,midecientosetentacentímetrosdealtoytienelosojosverdes.Justamentesutipo.
Sin perder un segundo, Míster Kappa se precipita a Bérgamo en su aerojetprivadodecombate,sepresentaa laprimaRoberta,hacequeseenamoredeélyacambiodelanillodepedidaconsigueunaconfesióncompleta:
—¿LosresúmenesdeLosNovios?Sí,querido,imagínate:compréesecuadernitohaceaños,porunaastilladecigarrillosamericanos,aunchicodeCantúaquienselohabíaprestadosutíayquenuncaselohabíadevuelto.
—¡Sunombre!—Quiénseacuerdaahora:quizáDamián,quizáTeofrasto.—No,elnombredelatía.—Angelina Pedretti,BustoArsizio, paseoManzoni número 3456, interior 789.
¿Adóndetevasahora?—Tengo que despachar un asuntillo. Vuelvo mañana a casarme contigo:
sincronicemoslosrelojes.MísterKappa vuela aBustoArsizio, desafiando la intensa niebla.Encuentra la
direccióndeAngelinaPedretti.Interrogaastutamentealaporterayseenteradeque«la señorita Angelina» ha muerto hace unos meses por haber comido setasenvenenadas.
¿Quéhacer?MísterKappacompraelperiódico,hojeafebrilmentelaspáginasdelos anuncios por palabras y encuentra lo que busca: «M.M.M. MÉDIUM de primera.ComunicacionesgarantizadasconUltratumba.Noseaceptancheques».
LamédiumviveenBrisighella,enlaRomaña,ylegustaeldulce.Porcienkilosdecaramelosdeanísorganizarápidamenteunasesióndeespiritismoenelcursodelacual se presentan primero el espíritu deVercingetórix y el deCarlomagno, que nointeresan.Ala tercera llamadasepresenta laseñoritaAngelina.Esella laquehacebailarelvelador.Pareceenvenadeconfidencias.Los«toc-toc»delveladorparecenunaametralladora.Elmaridodelamédiumtraduce.
—¿LosNovios?No,nolosheleído.—Pero¿noteníaqueestudiarlosenlaescuela?—¡Faltaríamás!—Yentonces, ¿aquel cuadernitode resúmenesque leprestóusteda su sobrino
Damián,oalomejorTeofrasto?—No,noexactamenteTeofrasto:sellamaGabriel.—Ylosresúmenes,¿loshabíahechousted?
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—¡Porfavor!Elcuadernoloheredédemipobreabuela.—Ah,esoes.Conqueloshabíahecholaabuela.—¡Jamásdelosjamases!Tambiénaellaselosregalaron.—¿Yquién,poramordelcielo?—Un garibaldino con el cual había estado prometida, antes de casarse con el
abuelo.UnoqueestuvoconGaribaldienBezzeca.Unguapomozo,decíalaabuela.Pero el abuelo eramásguapoy tenía una zapatería enVigevano.Demodoque secasóconélynoconelgaribaldino.
MísterKappano se esperabaestepatriótico relato,peronopierde lapaciencia.Dicealamédium:
—Pregúntele a la señoritaAngelina si puede hacer una pequeña investigación,encontraraesegaribaldinoyhacerquevengaaquíatestificar.
—Probaré—respondelaseñoritaAngelina—,perosenecesitarátiempo.Somostantosporaquíyhaytalconfusión…Denmeporlosmenoscincominutos.
MísterKappaylamédiumenciendenuncigarrillo,peronisiquieratienentiempodeacabarlo,pueslamédiumcaedenuevoentrance,murmurando:
—Hayalguien,hayalguien…—SeñoritaAngelina,¿esusted?—preguntaMísterKappa.—No—respondeconclaridadunavozdebarítono.—¡Quémaravilla!—comentaelmaridodelamédium—.Nisiquierahacefaltael
velador,ahorallegandirectamentelasvoces.—¿Ereselgaribaldino?—preguntalamédium.—Soy —responde la voz— el secretario particular del senador Alessandro
Manzoni.—¿El inmortal autordeLosNovios?—exclamaMísterKappa, dejando caer la
cenizaenelchalecoconlaemoción.—¡Quémaravilla!—diceelmaridodelamédium—,¡unsenador!—Su Excelencia —prosigue la voz— me encarga de advertirles que esos
resúmeneslosescribióél,desupuñoyletra,paraayudaraunsobrinodesumujerqueteníaproblemasconelprofesordeletras.
—Esdecir—seapresuraadeducirMísterKappaconsuhabitualagudeza—,queelcuadernosecretoqueelgaribaldinoleregalóalaabuela,yactualmenteenpoderde la alumna De Paolottis, ¿es nada menos que un autógrafo manzoniano deinestimablevalor?
—Ni se lepasepor la cabeza—respondeel secretarioparticular—.Se tratadeunasimplecopia.SuExcelenciaordenóasusobrinoquehicieradocecopiasdelosresúmenesyquequemaseeloriginal.Elsobrinoregalólasdocecopiasasusmejoresamigos, cada uno de los cuales, obedeciendo las disposiciones de donAlessandro,hizootrasdocecopias.Yasísucesivamente.
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—¡Quémaravilla!—exclama elmaridode lamédium—. ¡Entonces, este señorManzonieselinventordelacadenadeSanAntonio!
Míster Kappa se sume en una prolongada meditación, al término de la cualpreguntaalespíritu:
—Omeequivoco,oenelmomentoactualdebencircularporItaliaporlomenossesentaydosmilochocientasveintinuevecopiasdelfamosocuaderno…
—Exacto—confirmael espíritu—.Pero todoestodebepermanecer secreto.Niuna palabra a las autoridades académicas y a los periodistas.Orden deAlessandroManzoni.¿Entendido?Cambioycorto.
Míster Kappa se desalienta. El caso está técnicamente resuelto. Pero al asuntosuperaconmucholacartaanónimarecibidaporelprofesorFerriniydesborda,porasí decirlo, la amable personita de la alumnaDe Paolottis. En lamente deMísterKappaselibraunmortaldueloentredosdeberesencontrados:eldedecirlaverdadalclientequepagayelotro,igualmenteterrible,derespetarlavoluntaddelPoetaqueexigeunsilenciodetumbasobreloocurrido.Aconsecuenciadetalduelolacabezade Míster Kappa se inflama. Le da una jaqueca con cuya mitad bastaría paraenloqueceraunbúfalo.Entoncestomadosaspirinasyselepasa.
Pagaalamédium,correaBérgamoacasarseconRoberta,lallevaaRomaensuaerojetmatrimonialyllegaasuoficinacuandofaltanapenastresminutosparalacitacon el profesor Ferrini. Durante ciento ochenta segundos Míster Kappa siguepreguntándose:
—Yahora,¿quéledigoaése?Cuandosuenalahoraexactallamanalapuerta…peronoeselprofesorFerrini.
Es un cartero que trae una carta de su puño y letra. La carta dice: «IlustreMísterKappa, le ruegoque suspenda las investigaciones.La alumnaDePaolottis, con unespontáneoimpulsodesugenerosocorazón,mehaconfesadoelinocenteengañodelos resúmenes. Pero no he podido castigarla, porque la noche anterior soñé conGiuseppe Garibaldi que me miraba fijamente con bastante severidad y me decía:"¿Cómopretendesqueunchiquillocualquierapuedadecirenpocaslíneasloqueungranescritorsólohapodidodecirenmuchaspáginas?".OpinoqueelHéroedeLosDos Mundos tiene, como siempre, toda la razón. Quédese con el anticipo.Agradecidísimoasusatenciones,GuidobertoFerrini».
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Memarchoconlosgatos
Don Antonio, jefe de estación jubilado, tiene un hijo, una nuera, un nieto denombreAntonio, al que le llamanNino, una nietecita llamadaDaniela, pero nadiequelehagacaso.
—Recuerdo —empieza a contar— cuando era subjefe de estación enPoggibonsi…
—Papá—lo interrumpe su hijo—, ¿me dejas leer el periódico en paz? EstoyvivamenteinteresadoporlacrisisdegobiernoenVenezuela.
DonAntoniosedirigeasunuerayvuelveaempezarporelprincipio:—MeacuerdodecuandoerajefedeestaciónadjuntoenGallarate…—Papá—lointerrumpesuseñoranuera—,¿porquénosevaadarunavuelta?
¿NovequeestoyabrillantandoelpavimentoconlaceraChas,quebrillamás?Don Antonio no tiene más suerte con su nieto Nino, el cual tiene que leer el
apasionantecómicSatáncontraDiabolus,prohibidopara losmenoresdedieciochoaños(éltienedieciséis).Ponetodassusesperanzasensunietecita,alaquepermitedevez en cuando tocarle con su gorra de jefe de estación para jugar al choque deferrocarril con cuarenta y sietemuertos y ciento veinte heridos; peroDaniela estámuyocupadayledice,enefecto:
—Abuelo, no me hagas perderme el programa infantil de la tele, que es muyinstructivo.
Daniela tiene siete años, pero le gustamuchísimo la instrucción. DonAntoniosuspira: «En esta casa nohay sitio para los jubilados de losFerrocarrilesEstatalesconcuarentaañosdeservicios.Undíadeéstosagarroymevoy.Palabra.Memarchoconlosgatos».
Yenefecto,unamañanasaledecasa,diciendoquevaacomprarlotería;peroencambiosevaa laplazaArgentina,dondeentrelasruinasdelaantiguaRomaestánacampadoslosgatos.Bajalospeldaños,saltalabarradehierroqueseparaelreinodelosgatosdeldelosautomóvilesyseconvierteengato.Enseguidaempiezaalamerselaspatas,paraestarcompletamentesegurodenoarrastrar,ensunuevavida,elpolvodeloszapatoshumanos,ymientrastantoseleacercaunagataunpocopeladaquelomira.Ylomira.Ylomirafijamente.Finalmenteledice:
—Perdona,¿túnoeresdonAntonio?—Noquieroniacordarme.Hepresentadoladimisión.—Ah,yameparecía.¿Sabes?,yoeralamaestrajubiladaquevivíaenfrentedetu
casa.Mehastenidoquever.Oquizáhasvistoamihermana.—Oshevisto,sí:ospeleabaissiempreacausadeloscanarios.—Esoes.Estabatanhartadepelearquedecidívenirmeavivirconlosgatos.DonAntoniosequedasorprendido.Creíaserelúnicoenhabertenidoesabuena
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idea. Pero se entera de que entre aquellos gatos de allí, de laArgentina, apenas lamitad son gatos-gatos, hijos de madre gata y de padre gato; los demás son todospersonas que han presentado la dimisión y se han convertido en gatos. Hay unbarrenderoqueseescapódelasilodeancianos.Hayseñorassolasquenosellevabanbienconlacriada.Hayunjuezdelostribunales:eraaúnunhombrejoven,conmujerehijos,coche,unpisodecuatrohabitacionescondoscuartosdebaño,nosesabeporquésehavenidoaestarconlosgatos;peronosedaaires,ycuandolas«mamásdelosgatos»lleganconcucuruchosllenosdecabezasdepescado,pielesdeembutidos,restos de spaghetis, cortezas de queso, huesecitos y asaduras, agarra su parte y seretiraacomerlaenelescalónmásaltodeuntemplo.
Losgatos-gatosnoestáncelososdelosgatos-personas:lostratanabsolutamentecomoiguales,sinsoberbia.Entresí,devezencuando,murmuran:
—Puesanosotrosnisenospasaríaporlacabezaconvertimosenhombres,conlocaroqueestáeljamón.
—Somosungrupo realmente simpático—dice lagata-maestra—.Yestanochehayunaconferenciadeastronomía.¿Vendrás?
—Natural,laastronomíaesmipasión.RecuerdoquecuandoerajefedeestaciónenCastigliondelLagocoloquéuntelescopiodedoscientosaumentosenlaazoteaypor la noche observaba el anillo de Saturno, los satélites de Júpiter, todos en filacomolasbolitasenelábaco,lanebulosadeAndrómeda,quesepareceaunacoma.
Muchosgatosseacercanaescuchar.Nuncahantenidoentreellosunexjefedeestación; quieren saber muchas cosas sobre los trenes, preguntan por qué en losváteresdeloscochesdesegundafaltasiempreeljabón,etcétera.Cuandoeslahoraexacta y en el cielo se ven bien las estrellas, la gata-maestra pronuncia suconferencia.
—Vamos a ver —dice—, mirad hacia allá: esa constelación se llama la OsaMayor.EsaotraeslaOsaMenor.Volveoscomoyomevuelvo,miradaladerechadelaTorreArgentina:ésaeslaSerpiente.
—Mepareceunzoo—diceelgatobarrendero.—AdemásestálaCabra,elCarnero,elEscorpión.—¡Hastaeso!—seasombrauno.—Allí,aquellaconstelacióndeallí,eselCan.—Malditasea—rezonganlosgatos-gatos.El que rezongamás es elCorsarioRojo, así llamadoporque es completamente
blanco,perotieneuncarácteraventurero.Yéleselquepreguntaenciertomomento:—¿YhayunaconstelacióndelGato?—Nolahay—respondelamaestra.—¿No hay ni siquiera una estrella, aunque sea pequeña, pequeñísima, que se
llameGato?
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—Nolahay.—Esdecir—estallaelCorsarioRojo—,quehandadolasestrellasaperrosya
cerdos,yanosotros,nada.Muybonito.Seoyenmaullidosdeprotesta.Lagata-maestra alza la vozparadefender a los
astrónomos:ellossabenloquehacen,cadaunoalosuyo;ysihancreídoconvenientenollamarGatonisiquieraaunasteroide,habrántenidosusbuenasrazones.
—Razonesquenovalenloquelacoladeunratón—replicaelCorsarioRojo—.Oigamosquéopinaeljuez.
El gato juez precisa que él presentó su dimisión justamente para no tener quejuzgarnadanianadie.Peroenestecasoharáunaexcepción:
—Misentenciaes:alosastrónomos,¡pesteycuernos!Aplausos fragorosos. La gata-maestra se arrepiente de su admiración por los
hechos consumadosy promete cambiar de vida.La asamblea decide organizar unamanifestacióndeprotesta.SeenvíanmensajesespecialesenmanoatodoslosgatosdeRoma:alosdelosForos,alosdelosmataderos,alosdelSanCamilo,alineadosbajolasventanasdelassalasalaesperadequelosenfermoslestirenelrancho,estáclaroquedebede serunasco.A losgatosdelTrastévere, a losvagabundosde losarrabales, a los bastardos de las chabolas. A los gatos de clase media, si quierenasociarse,olvidandoporunavezlasventajasdelpulmónpicado,delcojíndeplumas,delacintitaalcuello.LacitaesamedianocheenelColiseo.
—Magnífico—diceelgato-donAntonio—.HeestadoenelColiseodeturista,deperegrinoydejubilado,perodegatotodavíano.Seráunaexcitanteexperiencia.
A lamañana siguiente se presentan a visitar el Coliseo americanos a pie y enautomóvil,alemanesenautobúsyencalesa, suizosconsacodedormir,abruzzesescon la suegra,milanesesconel tomavistas japonés;peronopuedenvisitarnadadenadaporqueelColiseoestáocupadoporlosgatos.Ocupadaslasentradas,lassalidas,elcirco, lasgradas, lascolumnasylosarcos.Casinisevenlasviejaspiedras,sinosólogatos,cientosdegatos,milesdegatos.AunaseñaldelCorsarioRojoapareceuna pancarta (obra de la maestra y de don Antonio) que dice: «Coliseo ocupado.¡QueremoslaestrellaGato!».
Turistas, peregrinosy transeúntes—queporquedarse aver sehanolvidadodetransitar—aplaudenconentusiasmo.ElpoetaAlfonsoGattopronunciaundiscurso.No todos entienden loquedice, pero sólo conmirarlo es evidenteque si se puedellamar«Gato»unpoeta,tambiénpodrállamarseasíunaestrella.Unabellísimafiesta.DelColiseopartengatosviajeroshaciaParís,Moscú,Londres,NuevaYork,Pekín,Monteporzio y Catone. La agitación se desplegará en el plano internacional. Estáprevista laocupaciónde la torreEiffel,delBigBen,de las torresdelKremlin,delEmpireStateBuilding,delTemplode laPazCeleste,delestancode laesquina;ensuma, de todos los lugares ilustres. Los gatos de todo el planeta presentarán su
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petición a los astrónomos en todas las lenguas.Un día,mejor dicho una noche, laestrellaGatobrillaráconluzpropia.
A la espera de noticias, los gatos romanos regresan a sus sedes. También donAntonio, con la gata-maestra, se encamina a buen paso hacia la plaza Argentina,haciendoproyectosparasucesivasocupaciones.
—Québienestaría—piensa,ylodice—laCúpuladeSanPedrotodaadornadadegatosconlacolatiesa.
—¿Yquéteparecería—preguntalagata-maestra—ocuparelestadioOlímpicoeldíadelpartidoRoma-Lazio?
Don Antonio empieza a decir «¡formidable!», con sus signos de exclamación,peronolleganialamitaddelapalabraporquerepentinamenteseoyellamar:
—¡Abuelo!¡Abuelo!¿Quién será? ¿Quién no será? Es Daniela que está saliendo del portal de la
escuelaylohareconocido.DonAntonio,queyahaadquiridociertaprácticadegato,fingenohaberoído.PeroDanielainsiste:
—Abuelo,malo,¿porquétehasmarchadoconlosgatos?Hacedíasquetebuscoportierraypormar.Vuelveahoramismoacasa.
—¡Qué niñamás guapa!—dice la gata-maestra—. ¿En qué curso está? ¿Tienebuena letra?¿Se limpiabien lasuñas? ¡Noseráunadeesasqueescriben«abajoelbedel»enlapuertadelváter!
—Es muy buena—explica don Antonio, un poco conmovido—. Casi, casi laacompañounratito,asítengocuidadodequenocrucelacalleconeldiscorojo.
—Ya comprendo—dice la gata-maestra—. Bueno, yo también iré a ver cómoestámihermana.Alomejorlehadadoartritisdeformanteynoconsigueatarseloszapatosellasola.
—Vamos,abuelo,vente—ordenaDaniela—.Lagentequelaoyenoseasombra,porque cree que aquel gato se llamaAbuelo. No tiene nada de raro: hay tambiéngatosquesellamanBartoloméoGerundio.
En cuanto llega a casa el gato-donAntonio salta a su butaca preferida y agitadignamenteunaorejaenseñaldesaludo.
—¿Hasvisto?—diceDanielamuycontenta—.Eselabuelo.—Escierto—confirmaNino—.Tambiénelabueloeracapazdemoverlasorejas.—Está bien, está bien —dicen los padres ligeramente confusos—. Y ahora,
moraleja:alamesa.Pero los mejores bocados son para el gato-abuelo. Para él chicha, leche con
azúcar, galletas, caricias y besos.Quieren ver cómo ronronea.Hacen que les dé lapatita.Lerascanlacabeza.Leponendebajouncojínbordado.Lepreparanunváterconserrín.
Después de comer el abuelo sale al balcón. Al otro lado de la calle, en otro
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balcón,estálagata-maestraquevigilaaloscanarios.—¿Quétalhaido?—lepregunta.—Comolaseda—respondeella—.Mihermanametrataacuerpoderey.—Pero¿tehasdadoaconocer?—¡Nosoyboba!Sisabequesoyyo,esmuycapazdehacerquemeencierrenen
elmanicomio.Mehadadolamantadenuestrapobremamá,queantesnimepermitíamirar.
—Yonosé—diceelgato-donAntonio—,aDanielalegustaríaqueyovolvieseaserelabuelo.Mequierentodosunabarbaridad.
—Qué necio. Te encuentras en Jauja y lo echas a perder. Ya verás cómo tearrepientes.
—No sé—repite él—, casi, casi lo echo a cara o cruz. Tengo tantas ganas defumarmeunatagarnina…
—Pero¿cómoharásparacambiardegatoaabuelo?—Essencillísimo—dicedonAntonio.Yenefecto,vaalaplazaArgentina,saltalabarradehierroensentidocontrarioa
la primera vez y en lugar del gato reaparece un anciano señor que enciende sucigarro.Regresaacasaconunpocodesusto.Daniela,cuandolove,saltadealegría.Enelotrobalcónlagata-maestraabreunojoenseñaldebuenasuerte,perofarfullanparasí:«Quénecio».
En el balcón está también su hermana, que mira a la gata con ojos dulces ymientrastantopiensa:«Nodeboencariñarmedemasiadoconella,porquedespués,sisemuere,sufroymedanpalpitaciones».
EslahoraenquelosgatosdelosForossedespiertanysalenacazarratones.Losgatos de la Argentina se congregan a la espera de las mujercitas que les llevancariñosos cartuchitos.Los gatos del SanCamilo se disponen en los parterres y lossenderos,unobajocadaventana,esperandoquelacenaseamalaylosenfermosselatirenaescondidasdelamonja.Ylosgatosvagabundosqueanteseranpersonas,seacuerdandecuandoconducíanautomotores,hacíangirartornos,escribíanamáquina,eranguaposyteníanunanovia.
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MissUniversodeojosdecolorverde-venus
Delfina,¿quiénes?EslaparientapobrededoñaEulaliaBorgetti,quetieneunalavandería en seco en Módena, en Canal Grande. Las hijas de la viuda Borgetti,SofroniayBibiana,seavergüenzanunpocodeunaprimatanpobre,siemprevestidacon una bata gris, siempre en la lavandería ajetreada con lasmáquinas, limpiandochaquetasdereno,planchandopantalonesycamisas.Entreellasdoslallaman«esatipa».Sabenquesumadrelatieneporcaridad,porcompasión,yporquerindecomodos obreras y no cuesta un chavo de impuestos. Pero a veces también ellas seconmueven y la llevan al cine, donde lamandan al gallinero,mientras ellas van abutaca.
—Tienenuncorazónmuygrande,miscrías—dicedoñaEulalia,muypendientedequeDelfinanosesirvaunasegundalonchadecerdo.
Pero Delfina no se la sirve. Y bebe agua. Y al postre come manzanas, noclementinas. Y lava los platos, mientras Sofronia y Bibiana comen bombones. Yhastavaamisa,porquealguiendelafamiliatienequeir.
NovaalgranbailedelaeleccióndePresidentedelaRepúblicadeVenus.Vansutíaysusprimas,en laastronavede laCámaradeComercio.VamediaMódena,vamediaEuropa.Mirandoalcielosevencientosdecohetesconcolasdefuego,comomuchasestrellasquecayeranhaciaarriba,envezdehaciaabajo.DicenquelosbailesdeVenussonunamaravilla.LleganallájóvenesymuchachasdetodoslosrinconesdelaVíaLáctea.Naranjadaachorros,chupa-chupsgratisparatodos.
Delfinasuspirayentraen la tienda.Tienequeacabardeplancharel trajede laseñoraFoglietti,queselopondrámañanaporlanocheparairalaópera,dondeechanlaCenicientadelmaestroRossini.Un trajeprecioso, todonegro,bordadoenoroyplata:pareceunanocheestrellada.ParaelbailedeVenuslaseñoraFogliettinopuedeponérselo,porque lo llevóyahacedosmesesa laeleccióndeotropresidente.Alláarribanombrantantospresidentesparapoderdarmuchosbailes.
Delfinapiensa(erróneamente,peroellanopuedesaberlo)quenosucederánada,nibuenonimalo,sisepruebaeselindovestido.Yenefecto,seloprueba,ylesientademaravilla,comodiceelespejo,guiñándoleunojo.Delfinadadosotrespasosdedanza,llegaalapuertadelalavanderíay,comolacalleestádesierta,salealexteriorbailandodeuna acera aotra.De repenteoyevoces, un rumordepasos.Diosmío,tienequeesconderse.Justamentehayunaastronavedetipofamiliaraparcadaallíallado.SellamaHadaII,peroesonoleimpidetenerlaportezuelaabierta.Delfinasecueladentro,sehundeenelasientoposterior.¡Ah,quéhermososeríapartir,así,irsedepaseoentrelasestrellas,sinmeta,sindeberes,sintíasadustas,sinprimascotillas,sinclientespelmas…!
Lospasosylasvocesseacercan,estánaquí.Laportezuelaanteriordelmisilse
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abre.ADelfina le da tiempo de reconocer a la pareja que entra, y se deja caer alsuelo,parapoderfingirquenoestáallí:
—¡Madremía!¡LapropiaseñoraFoglietti!Simeveconsutraje…—Peroquenosenoshagatarde—estádiciendolaseñoraFogliettiasumarido,
elcaballeroFoglietti,propietariodeunafábricadeaccesoriosparaabrelatas—.Alasdoce en punto nos venirnos, porquemañana quiero ir a Campogalliano a comprarhuevosfrescos.
ElseñorFogliettifarfullaunarespuestaconFirmailegible.Rascaunacerillaparaencenderse el pitillo; simultáneamente aprieta la tecla de la puesta en marcha. Elcohetedaunsaltoalavelocidaddelaluz(másdoscentímetrosalsegundoinmuto)y,antesdequeseapaguelacerilla,yahanllegadotanricamentealplanetaVenus.
DelfinaesperaaqueelseñorylaseñoraFogliettidesciendanatierraysealejen;después dice: «Bueno, ya que estoy aquí, voy también yo a echar un vistazo a lafiesta.HabrátantagentequeseguramentelaseñoraFogliettinomeverá,niauníniasutraje».
El palacio de la presidencia está allí a dos lasos. Tiene unmillón de ventanasiluminadas. En la sala de baile hay setecientos cincuenta mil bailarines que estánaprendiendolanuevadanza,llamadaSaturn.Elsitioidealparabailardeincógnito.
—Señorita,¿mepermite?ElquesehadirigidoaDelfinaesunguapomozoalto,elegante,conlafuerzade
losnerviosrelajados.—Acabodellegar,noséaúnelSaturn.—Es facilísimo; yo le enseño. Se parece un poco al tango-vals y a la samba-
gavota.Escasicomoandar.¿Havisto?—Sí,essencillo.Nosotros,sabe,estamosaúnconelminué-twist.—Ustedesterrestre,¿no?—Sí,deMódena.Yustedesvenusiano:senotaporelpeloverde.—Perotambiénustedtieneunabellísimacosaverde.Yverde-venus:susojos.—¿Deveras?Misprimassiempredicenquetengoojosdecolorachicoria.Delfinayel jovenvenusianobailanesebaileyveinticuatromás.Lodejansólo
cuando la música calla y los altavoces, en todas las lenguas de la Vía Láctea,difundenelanunciodequedentrodeunosminutoselPresidentedeVenuspremiaráalamásbelladelafiesta.
«¡Felizella!—piensaDelfina—.Pero¿noseráhoradequeescape?Menosmal,sonapenaslasonceymedia.LosFogliettisemarchanalasdoceenpunto.Tengoporfuerzaqueregresara la tierraensuastronave.Meesconderéenelasientodeatrás,comoalavenida».
Mientras ella reflexiona sobre estas y otras cosas demáxima importancia, dosseñoresconuniformedegalase leacercan, laagarrandeunbrazoy laacompañan
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haciaelpalcodelaorquesta.«Adiós —piensa Delfina—. Quizá la señora Foglietti me ha visto y me ha
denunciadoporrobodetrajedenoche.Quiénsabeadóndemellevanestosguardiasvenusianos».
Lallevanalmismopalco.Asualrededorestallanlosaplausos.«Esquiroles —piensa poco amablemente Delfina—. Ni siquiera dudan de que
puedatratarsedeunerrorjudicial:aplaudenalosguardiasquemedetienen.Peroyonohablomásqueenpresenciademiabogado».
—Señorasycaballeros—dicenlosaltavoces—,aquíestáelPresidente.¿Qué?¿ElPresidente?Pero¡eseljovenquehabailadoconDelfinatodalanoche!
Lo único que faltaba es que… Exactamente. Es el Presidente (le la Repúblicavenusiana.ProclamaaDelfina«MissUniverso»ylesonríe,mientrasloslacayosdelapresidenciadepositan a lospies deDelfina toda clasede regalos: una estupendanevera, una lavadora automática con veintisiete programas, frasquitos de champú,tubitosdedentífrico,cajasdepastillascontraeldolordecabezayelmareoespacial,unabrelatasdeoro(ofrecidoporlaempresaFoglietti(leMódena,Tierra),etcétera.
—ElPresidente—proclamaelaltavoz—entregaráahoraa la señoritaunanilloconunapiedradelcolordesusojos.
LosdedosletiemblanaDelfinamientraselPresidenteestáapuntodeponerleelanillo… Pero de pronto sus ojos corren al relojito de pulsera: ¡falta un minuto ymedioparalasdoce!¡laastronave!¡lalavanderíaenseco!
Delfina seestremececomosi lehubierapicadounaavispa.Dejacaer el anillo,salta del palco, hiende a la carrera lamuchedumbre, que naturalmente sabe cómocomportarseyporesoleabrepaso.ElHadaIIestáaúnallíenelparking;porsuerte,losFogliettisehanretrasadounpoco.Sevequehanqueridoasistiralaproclamaciónde «Miss Universo».Mejor eso que perder el paraguas cuando llueve. Delfina sedeslizaensusitio,fingiendoestarenotrolugar,yespera.
—Quéraro—dicelaseñoraFogliettiasumaridomientrassepreparanparapartir—,lachicaquebailótodalanocheconelpresidente,laqueestabanpremiandoahoramismo…
—Guapamuchacha—diceelseñorFoglietti—.¿Vistecuántoagradeciónuestroabrelatasdeoro?Esunaentendida.
—Quería decir —continúa la señora—, ¿no te parece que llevaba un vestidoidéntico, clavadito almío?Ya sabes, ese negro bordado de oro y plata que cuestaquinientas…
—¡Quéva!—Sinosupiesequemitrajeestáenlalavandería…ElseñorFogliettienciendeuncigarrillo.Ytocantierra,enMódena,antesdeque
hayatenidotiempodeecharlaprimeranubecitadehumo.
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A lamañana siguiente Sofronia yBibiana van a presumir a la lavandería, anteDelfina,detodoloquehanvisto,hecho,dicho,sentido.
—CasihemosbailadoconelPresidente.—Yocasiletoquéenunbrazo.—Lástimaquetengaesedefecto.—¿Quédefecto?—Bueno,esepeloverdecomolaachicoria.Yo,sifuerasumujer,seloharíateñir.—¿Estácasado?—Casi. Dicen que se casará conMiss Universo. Una rubita un poco chalada.
Figúrate que a medianoche escapó porque, dicen, si vuelve a casa después de lasdoce,sumadrelepega.
YDelfinacallada.Por la tarde todaMódenaestáalborotada.EmbajadoresdelplanetaVenusestán
recorriendolaciudad,casaacasa,paraunamisiónextraordinaria,condoblesgastosdeviajepagados.
—¿Quéhacen?¿Québuscan?—Figuraos:dicenquelaMissUniversoeraunadeMódena.—DeMódenaodeRubiera.—Conlaconfusiónseolvidarondepreguntarlecómosellamaba.YelPresidente
venusianoquierecasarseconellahoymismo,sinopresentaladimisiónyseretiraaunaestacióndegasolina.
Losembajadoresvanporahíconunanillo,comparanelcolordelapiedraconeldelosojosdelasmuchachas,perojamáslosencuentraniguales.
Sofroniacorreaprobarseelanillo.—Señorita,¡peroustedtienelosojosnegros!—¿Quéimporta?Tengolosojoscambiantes.Ayerporlanochepodíatenerlosdel
colorquedicenustedes.CorreBibianaaprobarseelanillo.—Señorita:ustedtienelosojoscastaños.—¿Quéquieredecir?Sielanillomeva,soylaqueustedesbuscan.—Señorita,déjenostrabajar.Anda que te andarás, llegan alCanalGrande; están en las inmediaciones de la
lavanderíaBorgetti.PeroantesqueellosentraenlalavanderíalaseñoraFoglietti,arecogersutraje.
—Aquílotiene—diceDelfina,temblorosa.—Pero¡aúnnoestáplanchado!—protestalaseñoraFoglietti.—¿Quésignificaesto?—dicedoñaEulalia—.¡Teníaqueestarlistoyaayerala
puestadelsol!¿Quéhistoriassonéstas?Delfina palidece. Y como en ese mismo momento aparecen en el umbral los
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embajadores venusianosdeuniforme, y ella los confunde conguardias, y creequehanvenidoporelrobodelvestido,seleocurredesmayarse.
Cuandovuelveensí, seencuentrasentadaen lamejorsillade la tienda,yasualrededorembajadores,primas,tías,clientesyunagranmultitud,dentroyfueradelapuerta,todosenéxtasis,todosalaesperadequeabralosojos.
—¡Esoes,mirad!—gritanlosembajadores—.Ahítienenlosojosdecolorverde-venus.
—¡Y ése es el vestido que Miss Universo llevaba ayer por la noche! —gritatriunfantelaseñoraFoglietti.
—Yo…—balbuceaDelfina—,yo…melopuse…peronolohiceapropósito…—Hijamía,¿quédices?¡Esetrajeestuyo!¡Quéhonorparamí!¡Quéhonorpara
mí! ¡Qué honor para Módena y Campogalliano! ¡Nuestra Delfina Presidenta delplanetaVenus!
Etcétera,etcétera.Sesucedenlasfelicitaciones.Esa misma noche Delfina parte hacia Venus, se casa con el Presidente de la
República, el cual, para estar en su compañía, presenta la dimisión de su cargo yvuelve a su trabajo, en un surtidor de carburante fotónico para astronaves. A losvenusianoslestocaelegirotroPresidenteydarotrobaile.VaaéltambiénlaseñoraFoglietti,llevandoaDelfinarecuerdosdesutía,deBibianaydeSofronia,quesehanidoatomarlasaguasalastermasdeChianciano.Ylellevatambiénunaestupendadocenadehuevosfrescos,compradosenCampogalliano.
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PianoBillyelmisteriodelosespantapájaros
Alláarriba,alláarriba,entrelosmontesdelaTolfa,dondelassetassonsiemprerobellones y los castaños nunca tienen gusanos; pero a veces también allá abajo,abajo,enlaLlanuradelasBabosas,dondelasaguasdelMignonevagansinunaideaconcreta,merodeaunsolitariocowboy.EsBillElOriolés,asíapodadoporqueeshijodeunganaderodeOrioloRomano.Lostolfetanos,porevidentesrazones,lellamanelForastero.PerosuverdaderonombredebatallaesPianoBill.
OísenelairelascélebresnotasdelaCancióndelaZorra,delMicrocosmosdeBélaBartok,número95,volumentercero,página44.EsBillquienlatoca,ensufielpiano. Juntos escalan las laderas delMonteTosto, o acampan allá, hacia laRiberaRoja,dondedenuevovaganrevueltas lasaguasdelMignone.Juntoscabalgan,Billdelante en su caballo blanco, el piano detrás en su caballo negro Pianoforte Bill.PianoBill.Cuandosedetieneporlanocheelsolitariocowboy,antesaúndemontarlatienda y de encender el fuego paramantener a distancia a los sheriffs, descarga elpianoeiniciafugazmentelasTreintayTresVariacionesdeBeethovensobreunvalsdeDiabelli.
Loscampesinosdelvalle,mientrassevanalacama,sedicenunosaotros:—Ahí está Piano Bill que inicia fugazmente las Treinta y Tres Variaciones.
Excelentepulsación.ElSheriffdelaTolfa,quedesdehacedíasydíasdacazaaPianoBillparaponerlo
alasombra,sigueelecocomounapistasonorayseregocijaparasí:—Estavez,Forastero,notemeescapas.Yenefecto,mientraselsolitariocowboysaboreauncochinilloasadoalabrasa,
elSheriffseleacerca,seleacercaaúnmásymás,estádispuestoasaltarennombredelaLey.PeroBill,quetieneunoídomuyfino,advierteeldesplazamientodelaireysinsiquieravolverseledice:
—Quieto con esas esposas, Sheriff. Aquí estamos en territorio de CanaleMonterano;notieneustedlamenorautoridadsobremínisobremifielpiano.
—Eresastuto,Forastero—barbotaelSheriff.PeronotelibrarásconunaMazurcadeChopineldíaenqueteechemano.
PianoBillalzasinesfuerzoaparenteunaceja:—Toco muy raras veces Chopin —dice—, y más que nada los Estudios. He
notadoquelasMazurcashacenllover.Yporotrapartequisierasaberporquémeestápersiguiendocontantasaña.
—Eres curioso, Forastero. Pero te lo diré. En los últimos tiempos handesaparecido numerosos espantapájaros. Más de doce, para ser exactos. Diversostestigosdeambossexosteacusan.ElAyuntamientohacompradoyalacuerdaparaahorcarte.Sehaconvocadounconcursoentreloscarpinterosparapreparartelacaja.
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Nosotros,conlosladrones,hacemoslascosasenregla.PianoBillreflexiona.Tambiénélhanotado,ensusvagabundeossolitarios,cierto
enrarecimientodelosespantapájaros.Estádispuestoaapostarporsuinocencia;perono dice nada. Toca algunas Escenas del Bosque de Schumann y se acuestatranquilamenteensusacodedormir,trashabertapadoalfielpianoconlaadecuadafunda de plástico gris. El Sheriff se acuesta no muy lejos, decidido a capturar alOriolésconunaestratagemacuandoestébiendormido.Perosucedequeseduermeprimeroél.Cuandolooyeroncar,PianoBillvuelveacargarelpianoenelcaballo,montaalasillaélmismoyreanudasufatalmarcha,bordeandoelcursodisparatadodelMignone.
Andaque te andarás, llega a la fuente del aguamineral, bajo laRota, y baja abeber.Esunaguaquefacilitaladigestión,yquienbiendigierellevamediocaminoandado.Enefecto,mientrasbebeselepasaporlacabezaqueprecisamenteallí,enelcampocontiguo,hanrobadounespantapájarosydecideiraecharunvistazoodos.Al segundo vistazo descubre un valioso rastro: una minúscula escama de jabóndesodoranteBelnik,conocidocomo«elamigodelaschicas».
«Bill—sediceasímismoelsolitariocowboy—,dichojabóndedichamarcanopuedehaberpertenecidoelespantapájaros,sinoaunapersona,masculinaofemenina,que combina la escucha de la publicidad radiofónica con la higiene de las axilas.Busca,pues,eltransistoryelladrónserátuyo».
Pone loscaballosal trote, repasandomentalmente lasVariacionesGoldberg, deJuan Sebastián Bach (especialmente la Quince, canon a la quinta conmovimientocontrario, andante, con dos bemoles en clave) y explora con atención la campiñacircundante, baja al cañón de las Termas de Stigliano, hace una parada en lasEscalerillas, vuelve a subir entre las ruinas deMonterano.Así durante días y días,deteniéndosesóloparalavarselospiesdondeelMignone,olaLenta,disminuyendosucarrera,formanmodestoslaguitosquelaspoblacionesribereñasllamanjustamente«bañaderos».PianoBillselavalospiesenelbañaderodelTártaro,enelBañaderodeTomasín,enelbañaderodelOvejero (llamadoasídesdeeldíaenqueseahogóunpastortratandodesalvaraunaOveja;cosaqueaPianoBill,queposeedeincógnitoelrécordmundialdeloscincometrosrana,nolehabríaocurrido).Yporfinunbuendía detiene los caballos con perfecta maniobra y se pregunta sonriendo: «¿Meequivoco,o esamúsicaes laEstrelladeNovgorod, tocadapor la orquesta de fieroPiccioni?No,nomeequivoco.Dondeestá laEstrelladeNovgorod está una radio;dondeestáunaradioestáeljabón;dondeestáeljabón,estáelladrón».
Siguiendo la Estrella, Piano Bill descubre la entrada de una tumba etruscaabandonada a su suerte por laDirecciónGeneral de BellasArtes yAntigüedades.Echa pie a tierra, sin descargar su fiel piano. Se acerca a la abertura. Escuchacautelosamente.Mira. Estudia la situación. Pero no la estudia bastante bien: se le
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escapaelSheriff,queestáalacechosobreunaencinay,comounmentirosoquees,finge de maravilla estar en otro sitio. ¡Cuidado, Bill! No hay nada que hacer. ElSherifflohaatrapadoalazoysepermitetodavíareírsesatánicamente:
—No daría un cuarto de dólar ni un cuartillo de blanco seco por tu cuello,Forastero.Tupianonotesirvedegranayudaenestemomento.Porotraparte,telohedichomásdeunavez:lamúsicaesinútil,ysienvezdeBachhubieranacidounacabra,habríasidomuchomejorparaelcabrero.
Oyendo insultar a su músico preferido, Piano Bill siente una punzada en elcorazón.
—¡Teharétragaresaspalabras!—exclama.ElSheriffseleríeensucara.Despuéssaltadelaramadirectamentealasilladel
caballo, como ha visto hacer en el cine. Pero de la tumba etrusca sale un osadojovenzuelo, que corta la cuerda con su cuchillo de boy-scout, provisto también desacacorchos, lima de uñas ymechero de gas.Así, cuando el Sheriff pica espuelas,galopa hacia la Tolfa, arrastra tras sí la cuerda, sí, pero a la misma no va sujetoprisioneroalguno.
EljovenzuelohaceentraraPianoBill,asuscaballosyasufielinstrumentoenlatumbaetrusca.ElSheriffsedacuentadequelacuerdaesligera,sevuelve;vesólounavacaquepastaapaciblementeysedaríadepatadasderabia,peronoloconsigue.Vuelvesobresuspasos,pidelosdocumentosalavacaparaestarsegurodequenosetrata de Piano Bill disfrazado de bovino en estado silvestre. La vaca respondeeducadamente:«¡Muuuu!»,queseguramentesignificamuchascosas,peroelSheriffnoentiendeniunasola.
Mientrastanto,enlatumbaetrusca,PianoBillysuosadosalvadorsepresentan.—YosoyBillElOriolés.—Encantadísimo.YosoyVincenzino.Delasentrañasdelatumbaseadelantaotrojovencito.—¿Vincenzinotambiénusted?—No,yosoyVincenzina—respondeunavozfemenina.¡Sorpresa!¡Eljovencito
esuna jovencita!Peroa laexpertamiradadePianoBillno se leescapaundetallesignificativo:Vicenzinavisteunachaquetadecuadrosverdesymorados,descosidaporvariossitios,queelcowboyrecuerdahabervistoaunespantapájaros…
—¿UstedutilizajabóndesodoranteBelnik?—preguntaaquemarropa.Lachicarespondeingenuamentequesí.—Esa radio ¿es suya?—acosa con astuciaPianoBill, señalandoun aparatode
transistores del que se difunde un aria deChaikovsky transcrita para zambomba ydulzaina.
—Esmía—confiesaVincenzina—.Sinmiradio,mesentiríahuérfana.—Conqueesusted—concluyePianoBill—laladronadeespantapájaros.
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—Cuidadoconlaspalabras,Forastero—seentrometeVincenzino—.¡Yotesalvola vida y tú ofendes a mi novia!Más bien, en vista de que tenemos un enemigocomún,¿porquénonosentendemos?
Un punto de interrogación tras otro, Piano Bill se entera de la entera historia.VincenzinoyVincenzinaestánenamoradosensecreto;peroenVincenzinahapuestosusojoselSheriff,dándoseairesdeDonRodrigo;[5]poresosehanechadoalmonte,yvivendebayas,raícesypecespescadosamanoentrelosguijarrosdesordenadosdelMignone.
Vincenzina ha huido con su minifalda, su radio y su jabón desodorante; paraproporcionarleropasmásapropiadasparaunachicaperseguidayprófuga,Vicenzinorobalosespantapájaros.
—Comprendo—dicegenerosamentePianoBill—,pero¿porquémásdedoce?—Cadamujertienesupuntoflaco—leconfíaVincenzino.Lollevanaotrapartedelatumba,queesundoshabitacionessinservicios;allí
están todos los trajes de los espantapájaros colgados en hilera, como en unguardarropa.
—Tengo que tener algo para cambiarme—se justificaVincenzina, bajando lospárpadossobrelosojazos—.Novoyasalirtodoslosdíasyatodaslashorasconelmismotraje.
—Másquejusto—reconocePianoBill,corazóndecaballero.Al atardecer, tras haber concertado con Vicenzino las oportunas medidas para
desenmascararalSheriff,enemigodelamoryde lamúsica,abandona la tumba,nosinrecomendaraVincenzinaquebajeelvolumendeltransistor.
—Eincluso—agrega—,pruebaporunavezaescucharelTercerPrograma.HoyradianunconciertodelpianistaEmilGilels,quetocaráobrasdeScarlatti,ProkofievyShostakovich:nadamejorpara robustecerelespírituante la inminenciadelchoquefinal.
Andaque te andarás, al llegar a las cercanías de laTolfa ata sus caballos a uncastaño, esconde el piano detrás de una vaca, se disfraza de peregrino que haciaRomacaminaparaquelocaseelPapaconsuprima,atraviesaelpueblodeincógnitoymetebajolapuertadelSheriffunanotaquedice:«Teesperomañanaamediodíadefuegoparaunretoinfernal.PianoBill».
Vuelve sobre sus pasos, da una vuelta por los campos para poner todos losespantapájarosensusitioyseretiraalasoledadaensayarensufielpianoElartedelafugadeBach,queningúnpianistadelmundohalogradojamástocarenteroporsísolo.
—Huele a pólvora —dicen los campesinos, estremeciéndose en sus lechos—.PianoBill estáensayandodenuevoElartede la fuga.Excelente,por lodemás, lapulsación.
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A las doce menos cinco todos los tolfetanos se retiran a sus casas, atrancanpuertasyventanasyengullensusspaghetis.AlasdocemenostreselSheriffapareceporunextremode laplaza, conunapistola encadamano,otrasdosmetidasenelcinturón y una quinta oculta bajo el sombrero.A las docemenos uno, por el otroextremo de la misma plaza (¡mira qué casualidad!) aparecen el Oriolés, su piano,VincenzinoquellevadelamanoaVincenzinayVincenzinaquellevaenlamanoeltransistor. Piano Bill se apea del caballo, descarga el piano y lo empuja sobre lasadecuadasruedecitas.
—¡Novale!—gritaelSheriff—.¡Enlosretosinfernalesnoseadmitenescudos!—Tehagoobservar—replicaPianoBill—,queyonollevoarmas,porqueestoy
encontradelhumodelosdisparos.Pretendohacertefrenteconmipiano,dehombreahombre.
ElSheriffsecarcajea,alzaunapistola,estáapuntodeapretarelgatillo…Peroenesemomentosaledelpianountemadetalfuerzaqueelindignorepresentantedelaleysienteunapunzadaenelbazo,otraenelpíloro,unaterceraenlanuezdeAdán.Sellevalasmanosalcuello,caealsuelo,ruedaporelpolvo.Lostolfetanosabrenlasventanasatiempodeoírlosollozar:
—¡Basta!¡Basta!¡Confieso!¡Bachesgrande,elOriolésesinocente,Vincenzinapuedecasarseconsuprimeramor,quejamásseolvida!
Esoes cuantoqueríaoírledecirPianoBill.El restopuede imaginarse.LosdosjóvenescontraenjustasnupciasyquierenquelosacompañePianoBill.
—TocarásparanosotroselAveMaríadeSchubert—diceVicenzina.Unamuecadedolorsedibujaenelrostrodelcowboy,curtidoporlaintemperie:—No puedo—murmura—, de Schubert, si os empeñáis, os toco la parte del
pianoenelquintetoLaTrucha…PeroVicenzina quiere a toda costa elAveMaría, porque antes que ella la han
tenido la hija clel alcalde, la hija de lamaestra, su hermana Carletta y su cuñadaRossana.
—Losiento—murmuraconunhilodevozelhonradocowboy—.Essuperioramisfuerzas.Disculpadme,amigos.
PianoBillespoleaelcaballoysealejaalgalope,paravolverasusoledad…Puesbien, vete, solitario cowboy: que las aguas irracionales delMignone te acompañencuando tocasMozarten tu fielpiano,yhasta lasnubescruzanelcielodepuntillasparanoperdernisiquieraunafusadeesamúsicadivina.
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MarcoyMirko,eldiabloylaseñoraDeMagistris
MarcoyMirko,comoyahedichounavez(despuésnolovolveréadecir),sondoshermanosgemelos,igualesentodoyportodo.Peroesfácildistinguirlos,porqueMarco lleva siempre consigo sumartillo demango blanco yMirko sumartillo demango negro. Sus padres, en cambio, se distinguen porque el padre, donAugusto,tiene una tienda de electrodomésticos mientras que en cambio su madre, doñaEmenda,tieneunatiendaderopaparaperros.¿Estáclaro?
Marco y Mirko están solos en casa haciendo los deberes. «Tema—dicen losdeberes—:hablardeldiablo».
Trashaberescrito«Redacción»,losdoshermanosseconsultan:—Y,ahora,¿quédecimosdeldiablo?—Digamosqueesbobo—sugiereMirko.—Pormí,sí—apruebaMarco—.Perohayquedecirporqué.—Eldiabloesbobo—diceMirko—porquematamoscasconelrabo.Mientras escriben esta importante proposición, sin olvidarse de poner con b la
palabra«rabo»,llegaunruiditodelacocina.Seoyecomoalguienqueestálanzandoalairechorritosdealgo:«fishhh,fishhh,fishhh».Hacenunadescubierta:eseldiablo,queseestádedicandoauntrabajito.
—Vaisaverahora—diceeldiablo—.Yahematadocincomoscasconsprayyahoravoyamatarcincomás.Asídejaréisdeescribirestupideces.
Es un diablillo no muy grande, pero enfadadísimo. Se puede deducir por loscuernosquehumeanyporlacolaquegolpeaconviolenciaelsuelo.
—Enmiopinión—observaMarco—seríapreferibleunmatamoscas.—Tambiénpiensolomismo—diceMirko—.Porque,paramatarlasdecincoen
cinco,tedabaigualhacerloconelrabo.—Notratéisdeconfundirmelasideas—diceeldiablo—.Porqueenestacocina
hay muchas moscas, y tengo mucho que hacer para matarlas sin usar el rabo. Ycuandohayaacabado,osmeteréenunaolla,ostaparébientapadosyosherviré.
—Imposible—diceMirko.—Claro—diceMarco—.Hoyhayhuelgadegas.Dehervir,nada.—Meimportaunpepinolahuelga—diceeldiablo—,siquierofuego,melohago
yomismo.—Pues entonces es también un esquirol —concluyen con una ojeada los dos
gemelos,escandalizados.—Yaestá—diceeldiablo—.Noquedaniunamoscaconeste spray.Paraque
luegomevenganconviejosproverbios.—Veamos—diceMarco—, lanza sumartillo contra el bote de insecticida, que
hace«¡deng!»yrocíaelfregadero.
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—Teníaquehacer«¡dang!»,no«¡deng!»—criticaMirko—.Sevequehausadounmaterialinferior.Veamosahoraesaolla.
ElmartillodeMirkovuelaagolpearlaolla,quehace«¡dong!»ycaealcubodelabasura.
—Está todo equivocado—dice Marco—. Ha hecho «¡dong!». Cosa de locos.Jamásnosdejaremoshervirenunaollatanfalsaysofisticada.
—Esoyaloveremos—anunciaeldiablo,recogiendolosobjetosperdidos.—¿Quéesloqueveremos?—preguntaMirko.Mientrastantolosmartillos,trashabercumplidoconsudeber,regresancorriendo
alasmanosdelosdosgemelos,porquesonmartillosamaestrados:paraellosimitarunboomerangesunabromadecuandonotienennadaquehacer.
—Veremoscuántotardaréisencoceros—diceeldiablo—.Einmediatamentesedacuentadequehadichounamentira,comoauténticopadredelamentira,porqueloquevesonlasestrellas,acausadelosmartillosquelepicoteanloscuernoscomosituvieranquehacerseenellosunnido.
—¡Ay!—chillaeldiablo.—Biendicho—apruebanMarcoyMirko.—¡Novale!—protestaeldiablo—.Teníaisquetemblarcomoazogados,arrojaros
a mis plantas a pedir perdón, vertiendo lágrimas amargas. Y acabad ya con esosmartillos,quemeestáentrandodolordecabeza.¡Ayyyyyyy!
—¿Terindes?—Merindo.—¿Cómotellamas?—Osvaldo.—Puesvuelvealinfiernoytómateuncaldo.El diablo se avergüenza mucho, golpea el suelo con un pie y desaparece. Lo
último que se ve es una nubecita que semete entre las baldosas, rápida como unciempiés cuando escapa perseguido por una escoba. Se presenta al mando de sulegión,yhacesuinforme:
—Como looís, losgemelosMarcoyMirkono sientenelmenor respetoporeldiablo.
Elcomandanteseponehechounafuria.Estáqueselollevantodoslosdiablos.Agarraaunoyleordenaqueregresealatierra,calletal,númerocual,paradarunalecciónaesosdosgolfillos.
Estossiguenhaciendolosdeberes.—¿Quéescribimosahora?—preguntaMirko.—La pura verdad —dice Marco—, lo que hemos visto: que el diablo tiene
pantalonesdecuadritos.No les da tiempo a escribir esta histórica proposición pues se oye llamar a la
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puerta.«Toc-toc.»—¿Quiénes?—Soyeldiablo.—¿Eldeantesuotro?Portodarespuestaeldiabloentraporelagujerodelacerradura,conunsilbido.
Primeroesfinocomounpelo,peroencuantotocaelsueloseconvierteenunperroloboconorejasqueechanhumoy,trashaberladradounpardeveces,seconvierteenunbúhoconojosdefuego.Vaacolgarsedelaaraña:todaslasbombillasseapaganyquedanencendidossólolosojos.
—¿Yquémás?—preguntanMarcoyMirko.—¿Nooshabéisasustado?—No,porquenohashecho:«¡bu-bu,tururú!».El búho salta al suelo y se convierte en un Drácula, con unos dientazos
puntiagudosquedesprendenchispas.—¿Oshemetidomiedo?—Ni pizca. Te has vuelto a olvidar de hacer: «¡bu-bu, tururú!». Y eso que
acabábamosdedecírtelo.Tieneslosdienteslargos,perolamemoriacorta.—Menos cuentos—anuncia el diablo—.Ahora osmeto enmi saco y os llevo
conmigo.—Ni lo sueñes —dice Marco—. Mamá no quiere que salgamos de casa, y
nosotrossomosniñosobedientes.—Poreso,ahora—concluyeMirko—,tepartimoslosdientes.Los martillos salen a toda velocidad en dirección exacta y los colmillos de
Drácula rompenencienpedazos,quecaenen lasbaldosasyhacen«ding,ding»,ydespués se disuelven et un ligero chirrido demantequilla en una sartén, diablo setransformaenunamoscayvaaposarseenelcristaldeunaventana.
—Aquínopodréis hacermenada—dice—. ¿Noquerréis romper los cristales amartillazos,no?
—Elhermanodepapáescristalero—comunicaMarco.—Ynosponeloscristalesgratis—precisaMirko.—¡Untíocristalero!¡Esoesdemasiado!—chillaeldiablo.Golpea con una patita en el cristal y desaparece, dejando unamarquita negra,
exactamenteigualqueunacagaditademoscaynadamás.Cuandosepresentaenlalegiónahacersuinforme,elcomandantesedaatodos
losdiablos.—¡Soisunostragafuegosdepega!—chilla,echandohumoporlasnaricesypor
lasuñas—.¡Ahorasuboyoyosenseño,atrasadosmentales!MarcoyMirkosiguenhaciendosusdeberes.Escribenensuscuadernos(con la
manoizquierda,porqueconladerechadebensujetarlosmartillos):«Eldiablotiene
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muchomiedoalosniños».Eldiablocomandantedelalegiónaparecedirectamentesobreloscuadernos,en
formadedibujito.Undibujitoraro,queguiñaelojo,sueltaoloraazufreyproduceunsilbido ensordecedor.Después sale del dibujito y es un diablazo de tresmetros dealto,anchocomounsofá,queconunamanoagarraaMirko,conlaotraaMarcoyaúnlequedalacolaparaprivarlosdesusmartillos.
—Maleducado—dicen por turno los dos gemelos—.No se entra en las casasajenassinpedirpermiso.Selodiremosanuestropapá.
Eldiablazolosmantienealzadosantesunarizparaobservarlosasusanchas.—Tienelosojosrojos—diceMarco—,nolevendríamalunpocodecolirio.—Siquiere—remachaMirko—,puedoaconsejarleunbuendesodorante.Aunque
quizá bastase con que se duchara un pocomás amenudo.Apesta a chamusquina,¿sabe?
Eldiablazosecarcajea:—Bla-bla-bla,yaveremossitenéisaúnconsejosquedarmecuandooshayaasado
afuegolento.Enesemomentoseoyeunruidodellaveenlacerradura.Lapuertaseabreyuna
vozcavernosadice:—Bu-bu,tururú.EldiablazoseespantaydejacaeraMarco,Mirkoylosdosmartillos.¿Quiénserá,quiénnoserá?EslaseñoraDeMagistris,unasolícitavecinadela
casaa la cual lospadresdeMarcoyMirko, cuando se ausentan, encomiendan sustesoros.Vieneacomprobar sinecesitanalgo, sihan rotodemasiadosplatos, sihanderruidoalgúnarmarioempotrado.
LaseñoraDeMagistrisvealdiabloescondidodetrásdelsofáyvaporlaescoba:—¿Quiénesusted?¡Salgainmediatamentedeahí!Eldiablo,cuandovelaescoba,sealegraunabarbaridad,pensandoquelaseñora
DeMagistrisesunabruja.Salealdescubiertoytrataderecobrarelterrenoperdido,pero los dosmartillos no le dan oportunidad: el delmango blanco lo golpea en lacola,eldelmangonegrologolpeaenloscuernos,sinpiedad.
—Señora —ruega el diablo entre una mueca y otra—, ¡hágales que se esténquietosdeunavez!
—Vamos, vamos —dice la señora De Magistris—, dejad en paz a ese pobrediablo.Veoquenotienemalasintenciones.Nohayquetratarasíalospobrecillosquepiden limosna, sinodarles las sobrasde la comiday a lomejor unamoneda falsa,paraquesepuedanhacerilusiones.
—Muybien,señora—diceeldiablo—,biendicho.MarcoyMirkoleconcedenunatregua,queeldiabloaprovechaparadesaparecer.
LaseñoraDeMagistrisnisiquierasedacuenta,porquehaidoalacocinaenbuscade
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restos.Vuelveconunplatodepulmónpicado,queeslacomidadelgato,peronohaencontradootracosa.
—¿Se hamarchado? ¿Lo habéis hecho huir?Amíme parecía un buen diablo.Bueno,paciencia.Venid aquí ahora, queparaque seospase el sustoos contaré lahistoriadeCaperucitaRoja.
MarcoyMirkopalidecen.Untemblordeespantolosatraviesacomounasacudidaeléctrica.
—No—serebelan—.¡Porfavor,no!¡CaperucitaRoja,no!—Pero¿porqué?—dicelaseñoraDeMagistris—.¡Siesuncuentoprecioso!A
mímegustabamucho,cuandoerapequeña.Conque:Éraseunavezunalindaniña…MarcoyMirkoseaprietanunocontraotroparadarsevalor.Eslacentésimavez
que escuchan el cuento de Caperucita Roja, pero cada vez es como la primera. Eincluso peor. Porque la primera vez no sabían que en cierto momento entraría enescenaelloboferoz…Ahoralosaben…Sabenconcretamenteenquémomentoharásu terrorífica aparición… Se asustan sólo de pensarlo. Tiemblan en la espera. Enresumen,tienenuncanguelodeldiablo…
La señora De Magistris avanza inexorable. Caperucita Roja se despide de sumamá…Echaaandardandobrincos…Entraenelnegrobosque…Yheaquíquededetrásdeunamata…Yaestá:esel loboferoz.MarcoyMirkoseescondenbajoelsofá,entrechocandolosdienteseimplorandomisericordia.Seabrazanmuyfuerteycontienen la respiración.Susmartillosyacenenel suelocomoobjetosolvidadosalmargendelahistoria.
—¡Basta!¡Basta!—imploran.PerolaseñoraDeMagistrisnolosoye,porqueescuchasólosupropiavoz;yno
los ve, porque está avanzando diligentemente en su labor de ganchillo. Y así laencuentrandonAugustoydoñaEmenda,al regresaracasadespuésdeuna intensajornadadegirosy letrasdecambio.Alprincipionovenasushijitos,sinosólosuszapatos:elrestoquedaocultobajoelsofá…
—¡Queridosdiablillos!—diceconternuradoñaEmenda.—¡Salid,miedosos!—exclamafestivamentedonAugusto.MarcoyMirkoseprecipitan.Estánasalvo,agarradosconfuerzaalaminifalda
desumamá,quesonríemuchoydice:«¡Aquíestánmismartillos!».
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¡Clonc!¡Scrash!Lleganlosmarcianos
Una buenamañana llegan los marcianos. Primero vuelan sobre Roma con susplatillos de plata, difundiendo, en señal de amistad, una docena de madrigales deGesualdo de Venosa, entre ellosCaro, amoroso neo yGelo haMadonna in seno(letradeTorcuatoTasso),alternadosconcancionespopularesydelhampa,comoAtocchiatocchilacampanasona.Cuandopiensanqueyasehanganadounafestivaacogida, aterrizan en el Circo Máximo, donde hay más sitio que en la Plaza deEspañayadondeacudeenseguidaelSubjefedepolicíaFiorillo,almandodesietemilcamionetas.
Losplatillossontres.Ytresmarcianossacanlacabezaporlascupulitas.Sondeunpreciosoverdeprimaveraytienenantenasenlafrente,exactamenteigualquelagente se los imagina. Pero no es cierto que sean bajitos: al contrario, miden tresmetrosymediodealto.Vistentúnicasamarillas,adornadasconbordadosfolklóricosbastante parecidos a los que se usaban en Calabria el siglo pasado. Rarezas delcosmos. Uno de los marcianos, al aparecer, se golpea la cabeza en la tapa de lacúpula.Deinmediatosaledesucabezaunanubecitaconlainscripción:«¡Clonc!».
—Ésadebedesersubandera—comentaelsargentoMentillo.—¿Yesootro,quées?—preguntabajosusbigoteselcomisarioFiorillo.En efecto, de la cabeza del marciano ha salido otra nubecita, en la que está
escrito:«¡Aag!».—Ah,claro—comentaunchavalque,no se sabecómo, sehacoladoentre las
sietemilcamionetas.—Claro,¿enquésentido?—seescamaMentillo.—TambiénelPatoDonald,cuandoel tíoGilito ledaunpapirotazoen lachola
dice:«¡Aag!».—¡Ea!,vetealaescuela—ordenaelseñorFiorilloalchaval.—Nopuedo—respondeelchaval—.Tengoturnodetarde.Mientrastantolostresmarcianos,paraacentuarlasensacióndepazyconcordia,
seponenaaplaudir.Ytambiéndesusmanossalennubecitassumamenteelegantes,conletreros,todosenletrasdemolde:«¡Clapp!¡Clapp!».
Despuésunodelostres,elquesehadadoelcabezazo,haceseñasdequequierehablar.Desuantenaderechasaleunanubecitaenlaquelospresentesleen,unosdecorrido y otros silabeando, las siguientes palabras: «¡Salud! Como veis, somosmarcianos, y hemos venido con intenciones cariñosas. Conque presentémonos. YosoyelcomandanteAB17».
Cuandotodoshanacabadodeleer,lanubecitadesaparece.Peroesraro:lavozdelmarcianonosehaoído.
—Buenosdías—respondealfinelcomisario—.YosoyelseñorFiorillo.
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Tres nubecitas aparecen sobre las tres cabezas marcianas: «¿Qué ha dichousted?».
—QuesoyelseñorFiorillo,enrepresentacióndelseñorJefedePolicía.Los marcianos se consultan rápidamente, mientras en sus nubecitas se lee:
«Hummm…Hummm…».—Pero¿quéhacen?—preguntaelsargentoMentillo.—¿Es que no lo ve?—replica el chaval—.Están reflexionando.TambiénPato
Donald…—Oye…—comienzaelseñorFiorillo.Pero no puede terminar su declaración porque los marcianos están dando
golpecitosconlasmanosensusplatillosparaatraersuatención.Delospuntosdondelas manos han tocado el metal salen numerosas nubecitas, que llevan escrito:«¡Tlank!¡Tap!¡Tap!¡Tump!».
«En resumen —dicen ahora las nubecitas de los marcianos— ¿por qué nocontestáis?Oscreíamosmásamables…¡Glub!».
—Malditasea,diceelseñorFiorillo,enrepresentacióndelJefedePolicía.Lasnubecitasinsisten:«Novemosvuestrasnubecitas…¡Blep!».—Están un poco deprimidos—observa el chaval—, pues si no habrían dicho
«Brrr»o«¡Augh!».ElseñorFiorilloreflexionasobreelextrañomensaje:—¿Nuestrasnubecitas?Yaveráscómo…Derepentesuinteligenciadeductiva,ejercitadaenañosdeinvestigacionessobre
toda clase de delitos, le hace vislumbrar la verdad: los marcianos hablan en plantebeoyentiendensólolostebeos…
El comisario pide un trozo de papel, recorta una nubecita en la que escribe:«Esperadunmomento».Yse laacercaa laboca.De lasastronaves lerespondeunfestivobrotardenubecitasenlasquelosagentesdelassietemilcamionetas,loscienmilromanosquesehancongregadoenelparajeyelchavalyavariasvecescitado,leen,algunosmentalmente,otrosproduciendoundifusoretumbardetrueno:
—¡Porfin!—¡Clapp!¡Clapp!—Oshabéisdecididoahablar.—¡Ulp!—¡Clinc!—¡Yupiii!Deunade lasnubecitassale lacabezadeunperritomarciano, tambiénconsus
antenitas,tambiénconsuletrero,queladradegozo:—¡Yap!¡Yap!¡Yark!Mientras tanto han llegado los expertos de la policía científica, el ministro de
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Comunicacionesy el deTransportes, algunosprofesoresuniversitarios, unadocenademonseñores, ciento veintiocho periodistas, un alcalde, un señor que no esmidaperoconsiguecolarseentrelasautoridadesporquetieneunaperillamuyautorizada.Buscandesesperadamenteaalguienquesepahablarentebeo,peronoloencuentran.
—Lástima—diceelprofesorDeMauris,catedráticodelingüísticaytañedordeinstrumentosdepercusión—.Lalenguadelostebeosyolaleoylaescribo,peronolahablo.Quéquierenustedes,ennuestrasescuelas,enlahoradelenguasextranjeras,sehacenmuchosejerciciosdegramática,perocasinuncaconversación.
—Escierto,escierto—apruebanlospresentes—.Tambiényoleoinglés,peronolo hablo… Yo escribo el cabardino-balcárico, pero no lo leo… Yo tengo buenosconocimientosliterariosdelsuahili,peronoloentiendo…
Hayque resignarseacomunicarconcarteles.Llegaunagente,aquienel señorFiorillohamandado a la papelería a comprar cincuentakilosde cartulinablancaydiez pares de tijeras. Todos trabajan recortando nubecitas. Un guionista de cine,especialmentebuenoen losdiálogos, estápreparadoconel pincel.Así, degolpeyporrazo,acabanenterándosedequesetratadeundeplorableequívocoespacial.Losmarcianoshabíanrecibidodeunagentesecreto,enviadoalaTierraen1939,algunosejemplaresdeuntebeoysehabíanhecholaideadequelosterrestreshablabanconnubecitas…
—¡Sisupieraisquétrabajo—cuentan—aprenderahablarasí!Ytodoparanada.¡Ufff!
ElseñorFiorillo,pormediodeuncartel,preguntasitambiénellostienenvoz.Portodarespuestalostresmarcianosseponenacantarelhimnomarciano:unacosadeltipo de la polifonía barroca, algo así como elMagnificat de Bach. Los romanosaplauden.Pordesgraciaseoyeelruidodelosaplausos,perodelosmilesdemanosquegolpeanunacontraotranosalenilasombradeunanubecita.
—Nolosabemoshacer…—comentatristementeelchaval.Derepentesevealperritodelosmarcianosquehace:—¡Sniff!¡Sniff!—Haolidoalgo—diceelsargentoMentillo,queensusratosperdidosleecómics
prohibidosparamenoresdedieciochoaños.Unperritoterrestre,deslizándoseentremillaresdezapatos,hallegadojustamente
bajolasastronavesyladracongranestruendo.—¡Guau!¡Guau!—respondelanubecitadelperromarciano.El perrito queda perplejo un momento, porque no se lo esperaba. Después,
tambiénde suhocico salecomounabocanadadevaporblancoenelqueaparecenalgunasletrastemblonas:
—¡Grrr!¡Grrr!—Estáfurioso—traduceelprofesorDeMaurisamonseñorCelestini.
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—¡Yap!¡Yap!—insisteamistosamenteelmarciano.Elperritodeporaquísedejafinalmenteconvenceryrespondeatono:—¡Yap!¡Yap!—«Yap, yap» significa «Bau Bau» —traduce el profesor De Mauris a los
periodistasquetomannotas.—¿Enmarciano?—¡No!…Entebeano.Enmarciano,simisinformacionessonexactas,«BauBau»
sedice«KrkKrk».Entre los dos gozques se establece una apretada conversación de nubecitas. El
chavaldeantesyotrosdieciochomilchavales,quesehancoladoentrelaspiernasdelas fuerzas del orden, se divierten tanto que estallan en carcajadas. Pero no enitaliano, sino también ellos en tebeano. Sobre sus cabezas crepitan alegrementeminúsculos cirros, nimbos, cúmulos y estrato-cúmulos, en los que todos (salvo losanalfabetos)leen:«¡Yuk!¡Yuk!¡Oh!¡Ja!».
Unaniñaemiteporerrortambiénunparde«¡Ulk!»,perosecorrigeenseguida,porqueésaes la exclamación típicadequienestáapuntodeperderel equilibrioycaerenunasima;peroenelCircoMáximonohaysimas.
El señor Piorillo reflexiona en representación del Jefe de Policía: «Estosmarcianosnosestáncorrompiendoalosniños…».
Ynosedacuentadequetambiéndesusombreroestásaliendounnubarróndetemporal,enelcuallospresentes,consumoasombro,leen:«¡Hummm!¡Hummm!».
El sargento Mentillo, entusiasmado con la habilidad de su superior, quisieragritarle«¡Muybien!»,peronoconsigueponerenmovimiento suscuerdasvocales.De la nariz, en cambio, le sale un cirro en forma de cuña, con el letrero:«¡Snap!¡Snap!».
Laescasapráctica lehahechoconfundir laexpresión«Muybien»conel típicoruidodeunapersonaquehacerestallarlosdedos(adviértase,empero,que¡Snap!estambién el ruido producido por una cintametálica que se aplasta, como bien diceGiochinoPorteensudiccionariodeltebeo).Peroaprenderá,aprenderá.Todosestánaprendiendo, sin elmenor esfuerzo, a producir formaciones nubosas ilustradas conletrasdelalfabeto.ElprofesorDeMaurisestanexpertoquecuandoselesueltaunbotón consigue hacer salir de la chaqueta la adecuada nubecita, que dice, sinequivocarse:«Clic».
—Debe de ser un caso de sugestión colectiva —observa monseñor Celestini,emitiendo,porrazóndesuoficio,unanubeenformadeaureola.
UngransilenciohacaídosobreelCircoMáximoenlosúltimosinstantes.Todoshablanentebeo.Inclusolosqueleenlosletrerosdelosotrosnolosleenyaenvozalta,sinoconotroletrero.Lassietemilcamionetas,quedeacuerdoconlasórdenesrecibidashabíanmantenidolosmotoresenmarcha,dejansalirdeloscapósyporlos
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escapes blancas nubecitas en las cuales se lee: «Rroooarr…Rroooarr…», que es,precisamente, y sin que quepa lamenor duda, el ruido delmotor encendido de uncocheparado.Yasesabequesielcocheviajaseacientonoventaporhoraharíaencambio:«¡Vrooommm!».
—Ahorapodemoshablar—tebeanlosmarcianos.—Decid laverdad—respondeconunanubecitaelcomisarioFiorillo—.Habéis
usadoalgúngasparaparalizarnoslascuerdasvocales.—¡Qué gas ni qué ocho cuartos! —replican, hube a nube, los marcianos—.
Teníaiseltebeanoenlapuntadelalengua,esperandoparasalir.Así,unanubetrasotra,empiezanlasnegociacionespacíficas.Losmarcianosylas
autoridadessetrasladanalaRealAcademia.Losplatillosvolantesquedanacargodeun abrecoches furtivo, oriundo de Castellammare de Stabbia. Lamuchedumbre sedispersatebeandoyllevandoelcontagiodecasaencasa,hastaelTibuninoTerzoyCasalotti.Lostimbresaprendenrápidamenteahacer«¡Ring!»,laslocomotorasatodamarchaaarrastrarunnubarrónvolantequedice«¡Fiuuuuuu!», en losbaresdevíaVénetoelseltz,alsalirdelsifón,hacesubuen«¡Frrr!»yloschavalesquevenantesusnarices laconsabidasopaemiten,enseñaldedisgusto,unelocuente«¡Puaff!»,sin olvidar los signos de exclamación. Así se ganan un buen par de bofetadas entebeo:«¡Chaf!¡Chaf!».
Por supuesto, el gobierno aprovecha inmediatamente para declarar el tebeano«lengua de Estado» y abolir la libertad de palabra. Los pocos que quieren seguirhablando con palabras, en vez de con letreros, deben reunirse por la noche en lossótanosyhablarenvozbaja,puessinolosdetienenpor«escándalonocturno».
Parecía muy bonito y cómodo que los huevos, al romperse en el borde de lasartén, produjeran sólo una bolita con «Splif» o «Scrash», según fueran del día oconservados.Peroluegosehavistoqueesunrollo.
¿Cuántossonlosqueinsistenenquererhablarhaciendoruido,envezdehumo?Nosesabe.Peroesperemosquemuchos.
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LosmisteriosdeVeneciao
Porquéalaspalomasnolesgustalanaranjada
ElseñorMartinis, jovenexpertopublicitariomuyprometedor,vaaVeneciaconun cargamento de cebo para palomas, disfrazado de baldosas del suelo, y con unencargo secreto de su empresa, productora de la naranjada Frinz. Él piensa,justamente:«AntesdequeVeneciaseatragadaydigeridaporlalaguna,utilicémoslaaunquesólo seaparaanunciarunproducto tanútil,particularmente recomendadoalosniños,alaspersonasancianasyalosarzobispos».
El señor Martinis, cierta mañana, hará esparcir el cebo por la plaza de SanMarcos, perono sin tonni sonni a tontasy a locas, sino segúnunplanprefijado:cuando las palomas, atraídas por esa golosina, se posen en la plaza, formarán unletrerodeochentaycuatrometrosdelargo,quedirá:«¡BEBEDFRINZ!».TalletreroseráfotografiadoporelseñorMartinis,quevolarápersonalmentesobreélenhelicóptero.La fotografía se publicará en los periódicos de todo el mundo y la gente dirá, enmuchaslenguas:
—¡Ah!PorfinsehacealgoporVenecia.Todomarcha demaravilla y sin siroco.El señorMartinis contrata en secreto a
numerososporteadoresdecebo,haciéndolesjurarsobrelachapadeunabotellitadenaranjadaqueguardaránsilenciohastalatumbayaunamasallá:
—Recordad—dice—,niunapalabraavuestrasmujeres,niunasílabaalbacalaoalaportuguesa,niunsuspiroalPuentedelosSuspiros.
Lamañanafijadalosporteadoresesparcenelceboporelpavimentodelaplaza,elseñor Martinis alza el vuelo con su helicóptero privado, las palomas bajan delcampanario,delascúpulas,delostejados,detodaslasalturascircundantes,selanzanen picado y… nada. Vuelven a alzar el vuelo a toda prisa, farfullando frasesincomprensibles,haciasuselevadasresidencias.
—Pero ¿qué hacéis? —grita el señor Martinis—. ¿Qué bromas son éstas,insignificantesvolátiles?Setratadeuncebodeexcelentecalidad,lafirmaFrinzosquieremucho, ¡yomismo he sido condecorado por la Protectora deAnimales porhabersalvadoaunapalomaapuntodeserdevoradaporungatodeangora!
Laspalomasnisiquieralooyen.Silooyen,noloentienden.Siloentienden,sehacenlastontas.
ElseñorMartinisaterrizaconelhelicópteroenelcentrodelaplaza,provocandoeldesmayodedosancianasseñoritasdeHamburgo.Seprecipitaarecogerunpuñadodecebo,hundelanarizenél,lopruebaconlapuntadelalenguaeinmediatamenteselibradeél,escupiendoaesteyoeste.
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—¡Traición!—exclama—.El cebo apesta fuertemente a felibilina, la ingeniosasustancia estudiada adrede para alejar a las palomas, pues les produce espantosaspesadillas, durante las cuales se sienten rodeadas por miles de gatos hambrientos.Pero¿quiénpuedehaberenvenenadomicebocondichasustancia?
El señor Martinis congrega a los porteadores de cebo y pasa lista. Falta uno,llamadoBepideCastello.
—Éseeseltraidor—concluyeMartinis,juiciosamente.—¡To…! —protestan los porteadores—. ¿Bepi un traidor? No es cierto, han
venidoabuscarloporquesuabuelatieneelsarampión.—Esyalaterceraabuelaqueseleponemala,¡pobrecito!—¿Cómo,latercera?—preguntaMartinisturulato.—Nosotrosnosabernos—dicenlosporteadores—,perosabemosqueaBepide
CastellolollamantambiénBepieldelasTresAbuelas.ElseñorMartinisnutreunaligerasospechadequelosporteadoresleestándando
gatoporliebre,peronoreplica.Mientrassedalavueltaparamarcharse,notaentrelamultitudunfulanoqueseríesatánicamente…¡Peronoesunfulanocualquiera!Eselseñor Martonis, joven experto publicitario muy prometedor, que se encuentra enVeneciadeincógnitoparaponerenprácticaunfantásticoproyecto:hacerescribiralaspalomasenelpavimentodelaplazadeSanMarcos,atrayéndolasconapetitososyabundantes cebos: «NO PIDÁIS UNA NARANJADA, ¡PEDID FRONZ! SE TOMA A CUALQUIER
ALTITUD SOBRE EL NIVEL DEL MAR, SOLOS O ACOMPAÑADOS. MILITARES A MITAD DE
PRECIO».Calculaqueparaformarelletrerosenecesitaráncienquintalesdeceboytreintay
nuevemilochocientasnoventapalomas.—¿Erestú,Martinis?—diceMartonis,fingiendosorpresa,amabilidadysimpatía.—¿Erestú,Martonis?—repiteMartinis,conlasmismasarmas.Losdosrivalesestánfrenteafrenteconlasonrisaenloslabiosyelbazookabajo
elimpermeable.—Me encuentro en Venecia —explica Martonis— para admirar las obras
maestrasdeTintorettoenlaEscueladeSanRoque.Martinisnolecree,perosedejaInvitarde todosnodosaunaperitivo.Después
correaencargarmásceboparalaspalomas.Alamañanasiguientevaainspeccionarla plaza de SanMarcos y ¿qué es lo que ve? ¡Los hombres deMartonis la estándecorandocon sucebo!AMartinis está apuntodedarleunataquedeamigdalitis,perosecuraenseguidaporquelaspalomassecomportanconlanaranjadaFronzdelamismamaneraquecon lanaranjadaFrinz: se lanzanenpicado,olfateanunpocoyvuelven a remontarse en desorden a los azules valles del aire de los que habíandescendidocontantoapetito.
¡Sorpresa!TambiénelceboFronzapestaa felibilina, la ingeniosasustanciaque
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apestaagatoyprovocapesadillasenlaspalomas.MartinisyMartonisseabrazan,unidoseneldolor.—Hemos sido traicionados ambos por terceras personas —exclaman entre
sollozos—.AlguienodiaimparcialmentealanaranjadaFrinzylanaranjadaFronz.Losdosjóvenesexpertos,trashaberseinvitadorecíprocamenteaunosaperitivos
para consolarse (aceitunas y patatas fritas son gratis), deciden desarrollarinvestigacionescomunes,paraahorrarengastosgenerales.Sussospechasrecaen,porelmomento,sobreBepideCastello.LovanabuscaryloencuentranenlaposadadelosTresMorosbebiendovinoblanco,porqueaúnnoesmediodíayélsólobebevinotintoporlatarde.
—¿Cómoestánsusabuelas?—lepreguntaadecuadamenteelseñorMartinis.—Una tiene el sarampión, la otra está convaleciente y la tercera está ya
totalmenterestablecida,muchasgracias.—¿Cómoselasarreglaparatenertres?—preguntaelseñorMartonis,quenoestá
altanto.—Notieneimportancia—respondeBepideCastello—.Porlodemás,yaséque
ustedesestánaquíparaelasuntodelaspalomas.Peroyonotengonadaquever.EstamañanahetenidoqueiralaposadadeCannaregioalainauguraciónoficialdeunadamajuanadeMerlot.
—¡Mentira!¡ElMerlotestintoyustedporlamañanasólobebeblanco!—Hehechounaexcepciónalaregla.Aquítienenelcertificadodelposadero…Y
ahílasdeclaracionesfirmadasdedocetestigos…Ésteesmicertificadodebautismo.¿Senecesitaalgomás?
Antetantaspruebasdeinocencia,MartinisyMartonissehalenenretirada.Vaganlargamentesinmetadeunpuentecilloaotro,confiándosesuspenas.
—Despuésdesemejantebochorno—suspiraelseñorMartinis—¿cómoregresara laempresa?Mejorcambiardeprofesión.Depequeñosoñabaconsercampanero:quizáéstasealaocasión.
—Sí—apruebaelseñorMartonis—,mepareceunadecisiónexcelente.Yocriarécerdossalvajes.
—¿Porquésalvajes?—Porque la comida se la buscan solos y propietario sólo le queda el simple
trabajodevenderlosyembolsarseeldinero.Mientrashacenproyectosparaelfuturacaedenuevolanoche.Lanocheesasí,
nohacemásquecaer;hayquecompadecerla.Entretantohallegadoelnuevocargamentodeceboparapalomasencargadopor
elseñorMartinistrassuprimerfracaso.Losdescargadoreselecebohanamontonadolossacosenelsótanodecostumbre,alquiladoparalatarea.
—¿Sabesloquevamosahacer?—preguntaelseñorMartonis.
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—No,aúnnomelohasdicho—respondeMartinis.—Hagamos esto: nos escondemos en el sótano y vigilamos tus sacos, así
cogeremosconlasmanosenlamasaalenvenenadordecebos.—Excelenteidea,quequizámepermitirárehabilitarmeyensalzarlosméritosde
lanaranjadaFrinzcomosemerecen.—¡Ya!¿YquéhacemosconlanaranjadaFronz?¡Laideafuemía!—¡Peroelceboesmío!Deciden que echarán a suertes entre Frinz y Fronz, quien pierda, cambiará de
oficio.SacanunachapaFrinzyunachapaFronz,extiendensobreellaslasmanosyjuran respetar lealmente el pacto. Después se ocultan en el rincónmás oscuro delsótano,causandonotablesmolestiasaunacucarachaqueseveobligadaamudarsecontodasufamilia.
La oscuridad no es tan completa como dicen, algo de claridad penetra por unventanucoquedaauncanal;sevepasarunagóndolaconsugondolero,sevepasarun gato en equilibrio sobre el parapeto, a un palmo del agua negra y gravementecontaminada.Pasaotrogato.Eltercero,envezdepasar,entraenelsótano,sedaunpaseíto entre los sacos y semarcha. Llega otro gato y repite punto por punto susmovimientos.Llegaungatomás,llegandos,llegansietejuntos…Pasanrevistaalossacos,losolfatean,seacurrucansobreellosunosminutosysevan.
—Ya he contado veintinueve —susurra el señor Martinis—, y aún no heentendidoquésetraenentremanos.
—NolohasentendidoporqueestásresfriadodiceelseñorMartonis.—¿Quétienequeverelolfatoconelintelecto?—Ciertasideas,queridocolega,entranporlanariz.¿Sabesloquetedigo?—Dímelo,ydespuéstedirésiloséonolosé.—Esosgatosvienenaquídentrosóloparahacerpis.¿Hascomprendidoahoraque
dosydossoncuatro?Estesótanoessuretrete.Lohacenaquíparanocontaminaraúnmás las aguas de la laguna. Al parecer los gatos venecianos tienen una exquisitaconcienciaecológica.
—Pero,entonces…—Exactamenteeso.Nadade felibilina.Ningúnsabotaje.Hansido losgatos los
queimprimieronanuestrocebo(elmíoestabaenunsótanoigualqueéste)elhedorque ha asustado a las palomas y que nosotros henos tomado por un ingeniosohallazgode laquímicamoderna.Vámonos, loquehabíaqueoleraquídentroya lohemosolido.
Losdosexpertosvuelvenalaluz.Sealzaelalba,queesestupendaalzándose…Nohafalladoniunasolavezdesdequeelmundoexiste.
MartinisyMartonisvanadarunavueltaporlaplazadeSanMarcospararespirarunpocodesmog.Losparaunaviejaalpasar:
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—¿Quierendardecomeralaspalomas,señores?Cienliraselcartucho.—¿Cómoyadepie,abuela?Haypocosturistasporaquí,aestashoras.—¿Qué quieren, señores? A mi edad se duerme poco. Yo trabajo también de
noche,saben.—¿Deverdad,deverdad?—Sí,benditosmíos,porlanochedoydecomeralosgatos.Haytantosgatosen
Venecia,¿saben?Ymeconocencasitodos,yaven.Yyolosquieromucho,leshablo.—¿Yelloslaentienden?—Loentiendentodo,señores.Todito,benditosmíos.Yyolesrecomiendoqueno
se peleen, la higiene, la limpieza, y muchas cositas más, pobrecitos. Entonces,señores,¿quierenlacomida?Lesdoytrescartuchospordoscientasliras;aquienmecompracincocartuchosledoytambiénpuntos-regalo,condiezmilpuntos-regalosetienederechoaungato.
LosseñoresMartinisyMartoniscompran trescartuchosporcabeza.Mirana lavieja, laremiran, laestudianconosifueseunaasignaturade laescuela,digamoslageografía.Martinistieneunasospecha.
—¿Cómosellamausted,buenamujer?—¿Yo?YosoylaabueladeBepideCastello.—Ah…—¿Laprimeraolasegunda?—preguntaasuvezelseñorMartonis.—Latercera,benditomío.—¿Ycómoeseso?—Verán,laprimeraeslamadredesumadre,lasegundaeslamadredesupadre.
Yyosoylaabueladesumujer.Soyunaabuelapolítica,¿entienden?Ay,quéquieren,señores,sehaceloquesepuede…
MartinisyMartonislamiranconcrecientedesconfianza.AsímiraronlosjuecesdelaSerenísima,antaño,alpobreFornaretto.[6]Asílosinquisidorestraspasaronconlamiradaa laspobresbrujasdeotros tiempos.Pero laviejecita, embolsándose suscuartos,sealejaporsuscanales.
Entornoasucabezarevoloteancientosdepalomas.Trassusfaldascaminanenfila,conlacolatiesa,cientosdegatos,conmilesde
patasdeterciopelo.MartinisyMartonissequedanunbuenratoconlabocaabierta.Después,porfin,
conuninvitadorestruendodepersianasmetálicas,seabreelprimercafé.
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Elmundoenlata
LafamiliaZerbini,quehaestadodepicnicenlosmontesdelaTolfa,sepreparapararegresaralaciudad,alacalleCivitavecchia.ElseñorZerbini,queesamantedelanaturalezaydelorden,recomiendaalosotrosZerbini(sumujerOttavia,sushijosAngeloyFiero,suhijaRosellaconsunovioFierluigi)quenodejenpapelesporahí:
—Colocadlosbien.Notodosenmontón,comodecostumbre.Miradaquellanata,nohabéispuestoniunvasodecartón.Vamos,vanos,quecadaplantarecibalosuyo.No seamos parciales. Las servilletas sucias allí, bajo aquella encina. Las botellasvacíasbajoaquelcastaño.Así,¡oh,québonito!
Lasbotellasvacíassontres:unadecerveza,unadenaranjadaylaterceradeaguamineral.Alospiesdelcastañoformanundeliciosogrupo.AngeloyFieroquerríanjugarunpocoaltiroalblancoconpiedras,peropordesgracianoquedatiempo,hayquemeterseenelcochesinolvidareltransistor,saludaralosbosquesconunalegretrompetazoypartirhacialaurbe.
Ya van, ya van. Cuando están a la mitad de la bajada de Allumiere, los hijosAngelo y Fiero, apostados tras la luneta posterior para hacer muecas a losautomovilistasquevienendetrás,notanqueelcascodesechabledelacervezanohasido desechado en absoluto, sino que trota hábilmente por el asfalto, a unoscentímetrosdelparachoques.
—Mira, papá —exclaman fraternalmente los dos hermanos—, la botella decervezavienedetrásdenosotros.
—Miraréyo—dicedoñaOttaviaasumarido—.Túocúpatedeconducir.Mirayvequeelcascodelanaranjadayeldelaguamineralsehanunidoaldela
cervezaparaformaruntríosaltarínybailoteante,conclarasintencionesdenoperderelcontacto.
—Exactamente igual que tres perritos —observa la señorita Rosella, con laaprobacióndesunovio.
—Venga,papá—exhortanAngeloyPie-ro—,acelera,asílosdejamosatrás.PeroelseñorZerbininopuedeacelerar,porquedelantedesucochehayotro,y
también detrás de ese coche corre repiqueteando por la carretera una botella decerveza.Nosola,sinembargo,sinoacompañadaporunbotedecarneenlatayunode melocotones en almíbar. Vacíos, claro. Y también detrás del coche de grancilindradaqueenestemomentoadelantaalmodestoutilitariodelosZerbini,conunresoplidodedesprecio,brincanalacarrera,saltanyruedan,rebotanyresbalanotrosenvasesvacíos,entreellosunabotelladeCiró, tresgaseosas,dos latasdesardinas,unalatitadecaviar,unadocenadeplatosdepapelplastificado,etcétera.Estosobjetosproducenunadiscretacharanga,unconciertitodeinstrumentosdepercusiónmásqueapreciable.
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—Yaveis—concluyeelseñorZerbiniquelessucedeatodos.Unpinchazohabríasidomuchopeor.
Avanzaahora,por lavíaAurelia, un largocortejode coches, cadaunocon susenvases de vidrio, de lata, de plástico a la cola; cada objeto con su especialrepiqueteo, con su ritmo personal, avanzando a pequeñísimos pasos o a grandessaltos, con fuertes bandazos en las curvas. En conjunto, un espectáculo que daalegría. El señor Zerbini se acuerda de que de niño ha tocado los platillos en la«bandadelfollón»,lamismaenquesutío,antesqueél,habíatocadoelcubodelabasura y el tubo de la estufa. Angelo y Fiero, ahora, recomiendan a su padre queafloje lamarchaparaverseadelantarporvelocesbólidosseguidosporgarrafasconfunda de paja, elegantísimas en la carrera, por relucientes bidones de cinco y diezlitrosyportodotipoderecipientesdignosdeobservación.
Alguna complicación a la llegada, en el umbral del ascensor. Las tres botellasvacíaspertenecientesalafamiliaZerbinisemetenlasprimerasenlacabina,sincederel paso a doña Ottavia; no se están quietas un segundo, magullan los pies de loschiquillos,rompenlosleotardosdeRosella,fastidianaljovenPierluigihurgándoleenlas vueltas de los pantalones. Está ya claro que los cascos no se consideransatisfechosconelpaseo.Entranencasa,correteanporelpasillo,saltanalascamas.
La botella de cerveza se acuesta bajo el almohadón del señor Zerbini. La denaranjadasemetebajolaalfombradedoñaOttavia.Ladelaguamineralsetumbaenelbidé.Haygustosparatodo.
Losniñosseestándivirtiendo.Losadultos,unpocomenos.RosellaseconsuelaenparteconeltelefonazodelasbuenasnochesdesuPierluigi,quelecuenta:
—¿Sabes?Enmicamahayunalatavacíadetomatespelados.¡Ypensarqueyolapastalatomosiempresinsalsa!
Por lo demás, latas y botellas, al parecer, se duermen pronto.Duermen sin darpatadas, sueñan sin roncar.En suma, allí, nomolestan nada.Por lamañana van alcuartodebañoantesquenadieylodejantodoenorden.Mayoresypequeñossalen;unosvanalaescuela,otrosaltrabajo;doñaOttaviasevaalmercado.Losenvasessequedanencasa.Ahorasoncuatro,porquedelcubodelabasurahasaltadounalatadecafémolido, aún con su etiqueta, y se está aseando en el fregadero. Hacemuchoruido,peronorompenada.
«Porlacuentaquemetiene—piensadoñaOttavia—hoynodebocomprarlatasnuevas».
Por el camino, de vez en cuando, encuentra un envase que va a sus asuntos,teniendobuencuidadodecruzarconelverde.Seveunseñorquemeteunacajadecartón,deesasdezapatos,en lapapeleramunicipalcolgadadeunfarol,a laalturajusta.Encuantoelseñordamediavuelta,lacajasaltaalsueloy—«toc,toc,toc»—sepegaasustalones.Seoyensuspirosdealivio.Menosmal,nohayprivilegiospara
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nadie.Alahoradecomer,encasadelosZerbini, lastresbotellasyelbotedecafése
quedanenelbalcóntomandoelaire.—Pero¿quéintencionestendrán?—preguntadoñaOttavia.—Enmiopinión,demomentopiensanenengordar.—¿Quésignificaeso?—Míralotúmisma,labotellitadecervezasehaconvertidoyaenunbotellónde
doslitros.¿Decuántoeraelbotedecafé?—Demediokilo.—Esoes.Ahoraesdecincokilos,comopoco.—¿Con qué se alimentan? —preguntan Angelo y Piero, que tienen intereses
científicos.—Estánvacíos,sealimentarándelvacío,meimagino.Los periódicos de la tarde le dan la razón al señor Zerbini. Recogen una
declaración del profesor Envasino, experto en contenedores, embalajes y afines,profesordeTarrologíaenelPolitécnico,quedice:
—Setratadeunfenómenonormalísimo.Acausadeunefectoquenoconocemos,y que por eso llamamos «efecto Equis», los envases manifiestan una tendencia avolverse cada vezmás vacíos. Para estarmás vacíos deben sermás grandes, ¿estáclaro?Serámuyinteresante,ahora,versialfinalestallanono.
—¡Piedad!—exclamadoñaOttavia,observandolabotelladeaguamineralquesehavenidoacolocarjuntoasusillaparaleerelperiódicoporencimadesuhombro—.Siestalla,¡romperáelespejodelaparador!
Labotella,despuésdelacena,esyatanaltacomolanevera.Lasotrasdos,másomenos.Elbotedelcaféestangrandecomounarmarioyllenaamediaslahabitacióndelosniños,dondehaidoafisgonear.
—El profesor, aquí, dice que el fenómeno es normalísimo—explica el señorZerbini—. No es un fenómeno fenomenal, ¿entiendes? Claro que tú no entiendesnadadefenomenología.
—Yono entiendo nada, claro—replica doñaOttavia—.Pues tú que entiendes,dimedóndevamosadormirestanoche.
Diciendoesto,doñaOttaviaguíaasumaridoparaquecompruebequesucamaestáocupadayaporlabotelladenaranjadayporladecerveza;doslindasmontañitasabultan bajo las mantas, dos cuellos sin cabeza, o sea sin tapón, descansandulcementeenlosalmohadones.
—Nohayproblema,nohayproblema—diceelcabezadefamilia—,dondecabendos,cabencuatro.Nodebemossertanegoístas.
Enelcursodeunasemanaelbotedecafésehavueltotangrandequeocupacasitoda la habitación de los niños. La única solución es colocar las camas dentro del
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bote, con sus lindasmesillasdenoche.AngeloyPiero sediviertenunbuen ratoyjueganaserjudíasenlata.EnlahabitacióndeRosellahacrecidountubodecremaantiacnéquepuedecontenerelsofácama,eltocador,lacoleccióndela«PinacotecadelosGenios», tresmacetitasdecactus,elmanifiestodelosBeatles,el tocadiscos,laszapatillasorientalesquesunoviolehatraídodeSarajevo,elgrancestodondelamuchachaconservasusmuñecasy,cuandoestá,elgato.Elbotellóndeaguamineral,enlacocina,hatenidoelsentidocomúndecreceralolargo,fueradelaventana,porlaqueasomaahoracomounabocadecañón.Pormuchasventanasde lavecindadasomanotrosmuchoscañonesdevidrio,porloquenadieseasombra.
Enlacamade losseñoresdeZerbini lasbotellasque lahanocupadocrecenenposiciónhorizontal,sinmolestarenlomásmínimoenelsentidodelmovimiento.Lacosatienesusventajas,paraacostarselosdosexcelentescónyugesnotienensinoquemeterse dentro de las botellas. La señora en la de naranjada, porque no puedesoportar el olor de la cerveza. Es muy bonito verlos dormir en botella, comotranquilos veleros fabricadospor viejos lobosdemaro, con infinita paciencia, porsolitariospresidiarios.Esdecir,seríabonitoverlos,peronosevenporquelaluzestáapagada.
Entodaslascasasdelaciudadsucedelomismo.Lagenteaprenderápidamenteaentrarysalirdelasbotellas,delostarritosdemermelada,delascajasdecongelados.Losabogadosrecibenasusclientessentadosdentrodeunacajadezapatosodeunafundadelibros.Cadafamiliatienesusenvases,cadaenvasesufamilia.Vivirenlatanopresentainconvenientes.
Losenvasesquenoencuentransitioenunpiso,dadalaescasezdeviviendas,sedisponenenlasplazas,enlascalles,enlosjardines,enlascolinasdelosalrededores.Una lata de filetes de caballa contiene ahora el monumento a Garibaldi. La tapa,enrollada en toda regla en torno al abrelatas incorporado, obstaculiza un poco eltráfico, pero el Ayuntamiento, siempre solícito, ha mandado construir encima undeliciosopuentecillodemadera,porelqueloscochestrepanconfacilidad.Rosellaysunovioseencuentran,ahora,enunbotedesetasenaceitequecontieneunbanquitoverde.Parasoñar,todoslossitiossonbuenos.Elolordelassetasnoesdesagradable.
Pero ¿quién nos manda, ahora, ocuparnos de las pequeñas vicisitudes de lafamiliaZerbini, tan igualesa lasdeotrascienmilfamilias?Muydistintasmetasseestá proponiendo el poder de las cajas. Una mañana, una gran caja de pastaMambretti («Si no sonMambretti, ni parecen spaghetti») engulle elColiseo de unsolobocado.PorlatardedeesemismodíalacúpuladeSanPedrodesaparecedentrode un cilindro de lata en el cual se lee a simple vista, desde gran distancia:«Mermelada».Los periódicos dicenque en la clínicaSantaLiberata doñaSettimiaZerbotti ha dado a luz dos gemelos en lata; su marido, loco de felicidad, le haregaladounabrelatasdeoro.La televisión transmiteendirectoel enlatamientodel
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Cervino,delaTorreEiffelydelcastillodeWindsor.Estupendo,comosiempre,ensucomentario,TitoStagno.
Mientras tanto, un astrónomo del observatorio de Bochum, enAlemania, y uncolegasuyodelMontePalomar,enAmérica,intercambianencifranoticiassobreunobjeto singularquedesde remotos espaciosparecemoverse endirecciónalplanetaTierra.
—¿Uncometa,profesorBox?—Yonodiríaeso,profesorSchachtelmacher.Notienecola.—Ya.Tieneunaformaextrañísima…Separecea…—¿Aqué,profesorSchachtelmacher?—Bueno,esoes,profesorBox;aunacaja…unacajaza…—Unasupercaja,sí.LobastantegrandeparaenlatarjuntasalaTierraylaLuna…
¡Caray!—Apropósito,¿recibiólacajadecigarrosquelemandé?—Sí,gracias.Seduermemuycómodamenteensuinterior.Yausted,¿lellegómi
tarritodecamarones?—¿Cómono?Tengoenéllalibreríayelequipoestereofónico.—Entoncesbuenasnoches,profesorSchachtelmacher.—Buenasnoches,profesorBox.
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Eljardíndelcomendador
El comendador Mambretti, propietario de una fábrica de accesorios parasacacorchos,delcualhemoshabladoyamásveces,sehahechounbonitojardín,consuzonadehuerto.EljardinerosellamaFortunino.
—Qué nombre tan raro le ha puesto su padre —observa el comendadorMambretti,encuantoseentera.
—EnhonordelmaestroVerdi,comendador.—Pero¿VerdinosellamabaGiuseppe?—Sí,Giuseppe,perotambiénFortuninodesegundo.Ydetercero,Francesco.—Estábien, está bien—dice el comendadorMambretti—.Hablemosdeperas.
Mañana vienen a comer conmigo el comendador Mambrini y el comendadorMambrilloyquieroquepruebenlasperasdemihuerto.Mándenosunabuenabandejadeperasalamesa.
Fortuninopalidece:—Comendador,noestamosprecisamenteentemporadadeperas.Mambrettilomiraconairecompasivo.—Veamos—dice—,elperalparecefuerte,sano.—Siesporeso,lohetratadobien;abono,insecticida,poda,etcétera,todoconel
mayoresmero.—Estupendo,asísehacreídoquemihuertoeraJauja.Unpardepalosdevezen
cuando,¿seloshadado?¿Lehapuestouncuatroenelcuadernodenotas?—¿Enquécuaderno,comendador?—Ah,conquenisiquierallevausteduncuadernodenotas.Meimaginoqueestáa
favorde lossistemasmodernos,me lo imagino.QueridoFortunino,con lasplantashacefaltaseveridad.Disciplina,autoridad,¿meexplico?Fíjeseenesto.
ElcomendadorMambrettiagarraunpalo,seloescondealaespaldayseacercaalperalque,sipudiera,sepondríaacantar:«Veohuellasdepasosdespiadados».
—Demodoque—diceMambretti—,nos andamos con caprichos, ¿eh?Senoshanmetidoenlacabezaideítasequivocadas,¿no?
—Pero—lointerrumpeFortunino—,comendador…—¡Ustedcállese!¿Quiénesaquíeldueño?—ElcomendadorMambretti.—Esoes,muybien.Ycomosoyeldueño,ahorausaréelpalo—ydescargaunos
garrotazossobreeltroncodelperal,quedelsustopierdetodaslasflores.—Bastará con esto —dice el comendador Mambretti, tirando el palo para
enjugarseelsudordelafrente—.Tampocohayqueexagerar.Unacosajusta.Yaverámañanaporlamañana,quélindasperitasecharánuestroamigo.
AlpobreFortunino legustaría replicarque ahora eseperal yanodará fruta, ni
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mañananidentrodeseismeses,porquehaperdidolasflores.Perocomonoesmuyrápidoparahablar,antesdequeabralaboca,elcomendadorMambrettiyahaentradoenlacasa.
—Paciencia—murmuraFortunino—,pero¿quéocurrirámañana?Seguroqueelcomendadorseenfadaráyalperalletocaráotraracióndepalos.
Lopiensatodoeldíayporfinseleocurreunaideaparasalvaralinocente.Vaasu casa, abre la hucha y corre a la ciudad, a una tienda de primicias que conoce,donde se encuentranperas en cualquier estación.Compraunpardekilos, espera aqueoscurezca,regresaaljardínycuelgadelasramaslashermosísimasperas,unaauna,peronoalazar sinoconordeny fantasía,porque lavista tambiéncuenta;unafruta aquí, solitaria en su esplendor, allá una pareja de gemelas, en otra rama tresperas, dosmás gruesas y unamás pequeñita, que parecen una pacífica familia depaseoporlacalleMayor.
Llega la mañana, viene el comendador a inspeccionar el jardín y se frota lasmanosdecontento:
—¿Havisto?¿Havisto?QueridoFortunino,ahítienelasmáshermosasperasquese hanmecido nunca en un árbol al sur deVerona y al norte de Pistoya.Y serántambiénlasmásricas,porquesonlasperasdelpalo.Recójalas,lléveselasamimujery recuerde que con los árboles no valen los modales delicados. Es preciso exigirobedienciaciega,rápidayabsoluta.Ysinoseportancomoesdebido,castigar.¿Sehaenteradobien?
ElbuenFortuninoseruborizaybajalacabeza.Nopuededecirlaverdad;subocaseniegaadecirmentiras.Mejorquesecalle.Porlodemás,porhoyelcomendadorestásatisfecho.Despuésyaveremos.
OtramañanaelcomendadorMambrettisalealjardínyquiererosas.—De esas blancas—le dice a Fortunino— porque son parami suegra, que se
llamaBlanca.¿Captaelamabledetalle?—Sí,comendador—respondeeljardinero—,peromirequelasrosasblancasaún
nohanflorecido.—¿Quenohanflorecido?¿Cómoseatreven?¿Sabenonosabenqueeldueñosoy
yo?—Yave,comendador…—Noveonada.Nooigonada.Noquierosabernada.Tráigameellátigo.—¿Noquerrá…azotaraesapobrecitaplanta?—Quépobrecitaniquéochocuartos.Esyalobastantegrandeparasabercuáles
su deber. A los caracteres hay que doblegarlos de jóvenes. Quien ama, castiga.Démelo.
—Oh,pobredemí…—¿Yustedquétienequever?Novoyaazotarloausted,faltaríamás.Quierosólo
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demostrarle cómo se hace para convencer a las rosas de que florezcan cuando eldueñolodesea,nosegúnselespaseporlacabeza,acaprichoydesordenadamente.
MientraselcomendadorMambrettiazotaalrosal,Fortuninosetapalosojos.Haoído decir: ojos que no ven, corazón que no siente. Pero el corazón lo siente lomismo.
—Yaestá.Veráquébuenafloración,mañanaporlamañana,ennuestraseñorita.Hacefaltaenergía.¿Comprende,Fortunino?Pulso.Manodehierro.
Alquedarsesolo,Fortuninoconsuelaalrosaldiciéndolemuchasfrasesamables,segurodequedealgúnmodoél loentenderá.Lepone tambiénunpardeaspirinasentrelasraíces;alomejorselepasaelescozor.Perodespuésestamosenlasmismas.
—¿Qué ocurrirámañana? Lomalo es que ya no tiene otra hucha que romper.Debealafuerzairporlabicicletaycorrerjuntoasucuñadoaquelepresteunbilletedecincomil.
—Lo siento—le dice su cuñado Filippo—, esta misma mañana he pagado elplazodeltelevisor.Sólomehanquedadomilliras.Sitevalen…
—Gracias—diceFortuninosuspirando.ParareunircincomillirastienequevisitarsucesivamenteasuprimoRiccardo,a
su primoRadamés (así llamado en honor delmaestroGiuseppeVerdi, autor de laópera Aida), a su prima Benolina, que le da una conferencia sobre la úlcera deestómago, a su tíaBenedetta, que lo interroga por extenso en torno a la diferenciaentreunlaxantenormalylossupositoriosdeglicerina,asutíaEneas(llamadaasíporerror:supadrecreíaqueEneaseraunnombredemujer).Consiguellegaratiempoalfloristadelaciudadparacomprarcincorosasblancasdelariviera,pagandotambiénel impuesto de lujo. Regresa por la noche al jardín, ata las rosas a la plantita ymientrastantolesusurra:
—Esperemosquelebastenaesetipejo.Másnohepodidocomprarte;yasabesloque pasa con los precios en estos tiempos. También el comendadorMambretti hasubidolosaccesoriosparasacacorchos.
PeroalcomendadorMambrettinolebastaconcincorosas.—¡Habíadichodosdocenas!—No,nolohabíadicho,señorcomendador.—¿Quépasa?¿Semeteahoraustedacontarmelaspalabrasenlaboca,también?
Nosaquelospiesdelplato.Ydemeellátigo.—¡No,porfavor!¡Ellátigono!—Puessí,¡ellátigo!ElcomendadorMambrettivaabuscarellátigoélmismo,yvengagolpesalrosal.
Después,yapuestoaello,castigaaunatuyaporquesehavueltotodaamarillaporunlado,apaleaaunciprésporquetieneunaramatorcida,lezurraaunpinoporquehahecholaspiñasdemasiadoaltasynosellegaaalcanzarlasnisiquieraconlaescalera.
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—Yestesaucellorón,¿porquénollora?Yesteabeto,¿porquéhaquedadotanbajito?YestecedrodelLíbano,¿sedecideonoadarfruta?
—¡Basta,basta!—lesuplicaFortuninoconlágrimasenlosojos.—Basta, sí—chillaelcomendadorMambretti—. ¡Bastadeustedydelmaestro
Verdi!Quedadespedido.Puedepasarporcaja.Fortunino,ahora,lloraenvezdelsauce.Fatal,porquelaslágrimasleimpidenver
lacaja,entraporequivocaciónenunmontóndedespachosydetodosloechan.—Mañana—gritaelcomendador,dirigiéndosea losárboles,matasy floresdel
jardín—,volveré averos; y ¡aydevosotros si nohabéis entradoen razón!Pero elceroenconductanoosloquitanadie.
Cae la tarde. Cae también la noche. (Cuando llega sumomento, ni unminutoantesodespués.)
El jardín se esconde en la oscuridad y el silencio. Pero bajo tierra, donde lasraícessealarganydanvueltas,seenmarañanyseconfunden,trenzandoentodoslossentidos sus ramificaciones, empujando los bulbos a distintas profundidades, naceunaapretadaconspiracióndesusurrosmisteriosos.Alláabajoesdondelosvegetaleshablanentresí,intercambianinformacionesypropósitos,secomunicandecisionesyproyectos.Unpueblo enterrado, creídomuerto y tratado como tal, pero en cambiomuyvivo,hastaenlosmenorespelillosradicales.
Todalanocheprosiguelainvisibleagitación,noobstaculizadaporeliryvenirdelosratones,porlalentaaccióndelaslarvas,delosgusanosquedebenabrirsepasoporelcuerpodelatierraparadesplazarse.
Por la mañana, el comendador Mambretti baja al jardín, armado de fierasintencionesydeunrebenque.Miraasualrededorsinlamenorsospecha.Suprimeraojeada,naturalmente,esparaelrosal.
—Nadade flores—comprueba—.Perfecto.Natural.Yo soy el tonto quehablasólo por sacar a paseo la lengua. Hablo en turco, ¿eh? Pues te has equivocado,queridomío.Conmigotodos,tardeotemprano,tienenqueceder.
YdiciendoestoelcomendadorMambrettiagitaamenazadoramentesuarmayseacercaalaplantitaparadarleunalección.Peroalsegundopasoqueda,tropiezaenunaraízqueelsaucehasacadoaflordetierraenelmomentojusto.Seagarraalrosalpara no caer, y aquél lanza una espina larga como un cuchillo, que le arañaprofundamente lamano.Elpino,sinpedirleayudaalviento,sacudebien lasramasmásaltasydejacaerunapiñademediokiloenlacabezadeltalMambretti.Lapiñaserompe,lospiñonesruedanalegrementeporelsendero,acudeunaardillayhacesucosecha.
Elpinoletiraalacabezaotragruesapiña.Despuésunatercera.Yunacuarta,aúnmásgruesa.El comendadorMambretti seveobligadoabatirse en retirada, lo cualaprovechaunciprésparaponerlelazancadillaconsuramamásbaja.Mambrettiyace
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denuevoen tierra,peroestavezdeespaldas.Elperal,quenopuedehacermás, ledejacaerenlosojosunacigarramuerta.
—¡Estoesunaconjura—gritaelcomendadorMambretti—,unarebeliónamanoarmada,eselmotíndelaBounty!
Por toda respuestaunaabeto lehace lloveren labocaunpuñadodeagujas.Elcomendadortardaveinteminutosenescupirlastodas.
—¡Ya veremos!—vuelve a gritar en cuanto puede—. Os extirparé como a lacizaña; os haré pedazos y pedacitos y os quemaré en el fuego. ¡De vosotros nosquedaránilasemilla!
Una genciana alarga un par de ramas y lo agarra del cuello, como si quisieraestrangularlo, pero se contenta con hacerlo callar y sujetarlomuy bienmientras lamimosalehacecosquillasdebajodelanariz.
ElcomendadorMambrettiseliberadelabrazodeuntirónyhuyegritando:—¡Socorro!¡Socorro!¡Fortunino!—Yonoestoy—respondeFortunino,quedisfrutadelespectáculoencaramadoa
la tapia—. ¿No se acuerda de que me despidió? Y ahora, con el dinero de laliquidación,mevoyalcine.
El comendadorMambretti entra en la casa, cierra la puerta y echa el cerrojo.Después corre a la ventana a mirar. El jardín está más tranquilo que nunca. Losárbolesestánallívegetando,fingiendoquenopasanada.
—¡Quéraleadeimpostores!—rezongaMambretti.Despuésvaalcuartodebañoaponersetresodocetiritas.
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Lamuñecadetransistores
—Bueno—preguntadonFulvioadoñaLisa,sumujer,yadonRemo,sucuñado—,¿quélevamosaregalaraEnricaporNavidades?
—Unbuentambor—respondeinmediatamentesucuñadoRemo.—¿Qué?—Sí,ungranbombo.Conunmazoparadargolpes:«¡Bum!¡Bum!».—Vamos, Remo—dice la señora Lisa (para la cual el señor Remo no es un
cuñado,sinounhermano)—.Unbomboocupasitio.Yademás,vetetúasaberquédiríalamujerdelcarnicero.
—Estoyseguro—continúadonRemo—dequeaEnrica legustaríamuchísimoun cenicero de cerámica de colores en forma de caballo, con muchos ceniceritospequeñosalrededor,tambiéndecerámicadecolores,peroenformadeherradura.
—Enricanofuma—observaseveramentedonFulvio—.Apenastienesieteaños.—Una calavera de plata—propone entonces donRemo—, un portalagartos de
latón,un abretortugas en formade angelito, unpulverizadorde judías en formadeparaguas.
—Vamos,Remo—dicelaseñoraLisa—,estamoshablandoenserio.—Estábien.Enserio.Dostambores:unoendoyotroensol.—Ya sé —dice doña Lisa— lo que le irá bien a Enrica. Una bonita muñeca
electrónica de transistores, con lavadora incorporada: una de esas muñecas queandan, hablan, cantan, controlan las conversaciones telefónicas, captan lastransmisionesestereofónicasyhacenpis.
—Deacuerdo—proclamadonFulvio,ensucalidaddecabezadefamilia.—Yomelavolasmanos—ésteesdonRemo—,ymevoyalacamaadormirme
enloslaureles.Y llega, unos días después, la Santa Navidad, con muchos buenos jamones
colgados fuerade las tiendasymuchosmagníficoscenicerosen formadePequeñoEscribienteFlorentinoenlosescaparatesymuchosgaiteros,verdaderosyfalsos,porlascalles.NieveenlacadenaalpinaynieblaenelValledelPo.
Yallíestálamuñecanueva,esperandoaEnricabajoelárboldeNavidad.EltíoRemo(setratadelRemodesiempre,elcualparadonFulvioeselcuñado,paradoñaLisaelhermano,para laporterauncontable,paraelquiosquerouncliente,paraelguardiaurbanounpeatón,yparaEnrica,justamente,untío:¡cuántascosaspuedeserunasolapersona!),asípues,eltíoRemoobservalamuñecaconsonrisademofa.Hayque saber que, a escondidas de todos, realiza rigurosos estudios de magia: puederomperuncenicerodemármoldeunasimpleojeada,porponerunejemplo.Tocaalamuñecaendosotressitios,desplazaalgúntransistor,seríeburlonamentedenuevoyporúltimosevaalcafé,mientrasllegacorriendoEnrica,lanzandogritosdegozo,que
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lospadresescuchancondeliciatraslapuertacerrada.—Quéguapa,quéguapa—declaraEnrica,enelcolmodelentusiasmo—.Ahora
mismotepreparoeldesayuno.Revolviendo febrilmente en el rincónde los juguetes, saca un rico conjunto de
pocillos,platitos,vasitos,jarritos,botellitas,etcétera,quedisponeenlamesitadelasmuñecas. Hace andar a la muñeca nueva hasta su sitio, le hace decir «mamá» y«papá»dosveces,leatalaservilletaalcuelloysepreparaparadarledecomer.Perolamuñeca,encuantoellasevuelveunmomentito,daunpardepatadasquehacenvolar por los aires todo el servicio. Platillos que se hacen pedazos. Pocillos queruedanporelsuelodelpisoyvanaestrellarsecontraelradiador.Añicos.
Naturalmente, acude la señora Lisa, pensando que Enrica se ha hecho daño.Llega,creeen loquevensusojosysinperder tiempo le regañaa fondoasuhija,llamándolafeaymalayañadiendo:
—¡MiraqueelmismodíadeNavidadteponesaportartemal!Sinotienesmáscuidadotequitolamuñecaynolavuelvesaver.
Despuéssevaalcuartodebaño.Enrica,alquedarsesola,agarraalamuñeca,ledaunpardeazotes,lallamafeay
malaylaacusadeportarsemalelmismodíadeNavidad:—Miraquesinoeresbuena,teencierroenelarmarioynovuelvesasalir.—¿Porqué?—preguntalamuñeca.—Porquehasrotolosplatitos.—Nomegusta jugar con esas chorradas—declara lamuñeca—.Déjame jugar
conloscochecitos.—¡Voy a darte a ti cochecitos!—anuncia Enrica. Y le larga otros azotes. La
muñecanoseimpresionayletiradelpelo—.¡Ay!¿Porquémepegas?—Legítimadefensa—dicelamuñeca—.Erestúlaquemehasenseñadoapegar,
alpegarmeprimero.Yonohabríasabidohacerlo.—Bueno—diceEnrica,paradesviarlaconversación—,jugaremosalaescuela.
Yosoylamaestraytúlaalumna.Estoeselcuaderno.Túhacesmuchasfaltaseneldictadoyyotepongouncuatro.
—¿Quétienequeverelnúmerocuatro?—Claro que tiene que ver. Eso hace lamaestra en la escuela.A quien lo hace
bien,diez;aquienlohacemal,cuatro.—¿Porqué?—Porqueasíaprende.—Nomehagasreír.—¿¿Yo??—Natural—dicelamuñeca—.Reflexiona.¿Sabesandarenbicicleta?—¡Claro!
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—Ycuandoestabasaprendiendoytecaías,¿teponíanuncuatroomásbienunatirita?
Enricacalla,perpleja.Lamuñecalaacosa:—Piénsalounmomento,vamos.Cuandoaprendíasaandarydabasuntropezón,
¿esquemamáteescribíauncuatroeneltrasero?—No.—Pues a andar has aprendido lomismo.Y has aprendido a hablar, a cantar, a
comersola,aabrocharte losbotonesyatarte loszapatos,a lavarte losdientesy lasorejas,aabrirycerrarpuertas,ausarelteléfono,eltocadiscosylatelevisión,asubirybajarlasescaleras,alanzarlapelotacontralaparedyrecogerla,adistinguiruntíode un primo, un perro de un gato, una nevera de un cenicero, un fusil de undestornillador,elquesoparmesanodelGorgonzola,laverdaddelasmentiras,elaguadelfuego.Sinnotas,nibuenasnimalas.¿Esexacto?
Enricanohacecasodelainterrogaciónypropone:—Entoncestelavolacabeza.—¿Estásloca?¡EldíadeNavidad…!—Peroamímediviertelavartelacabeza.—Atitedivierte,peroamísememeteeljabónenlosojos.—Bueno,eresmimuñecaypuedohacercontigoloquequiera.¿Entendido?Este«entendido»formapartedelvocabulariodedonFulvio.TambiéndoñaLisa,
de vez en cuando, cierra sus palabras conun buen«¿entendido?».Ahora le toca aella,aEnrica,hacervalersupropiaautoridaddeama.Peroalamuñeca,alparecer,leimporta un pito. Trepa a lo alto del árbol de Navidad, haciendo estallar diversasbombillas de distintos colores. Cuando está en lo alto hace pis, mojando otrasbombillasenformadeBlancanievesylosSieteEnanitos.
Enrica,paranopelearse,vaalaventana.Enelpatiolosniñosjueganalapelota.Tienenmonopatines,triciclos,arcosyflechas.Ytambiénbolos.
—¿Porquénovas al patio a jugar con los otros niños?—pregunta lamuñeca,metiéndoselosdedosenlanarizparasubrayarsuindependencia.
—Son todosniños—diceEnrica,mortificada—.Juegana juegosdeniños.Lasniñastienenquejugarconmuñecas.Tienenqueaprenderaserbuenasmadrecitasybuenasamasdecasa,quesabenponerensusitiolosplatitosylospocillos,hacerlacoladaylimpiarloszapatosdelafamilia.Mimadrelimpiasiempreloszapatosdemipadre.Seloslimpiaporarribayporabajo.
—¡Pobrecito!—¿Quién?—Tupapá.Sevequenotienebrazosnimanos…Enricadecidequehallegadoelmomentodedardosbofetadasalamuñeca.Para
alcanzarla,sinembargo,tienequetreparporelárboldeNavidad.Elárbol,comoun
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auténticoinútilquees,aprovechaparacaersealsuelo.Sehacenañicoslasbombillasylosángelesdecristal:uncataclismo.Lamuñecahaacabadobajounasillayseleocurreecharsea reír.Peroes laprimeraen levantarseycorreaversiEnricasehahechodaño.
—¿Tehashechodaño?—Nisiquieradeberíacontestarte—diceEnrica—.Todalaculpaestuya.Eresuna
muñecamaleducada.Yanotequiero.—¡Porfin!—dicelamuñeca—.Esperoqueahorajueguesconloscochecitos.—Nilosueñes—anunciaEnrica—.Buscarémiviejamuñecade trapoy jugaré
conella.—¿¿Deveras??—dice lamuñecanueva.Miraa sualrededor,ve lamuñecade
trapo,laagarraylatiraporlaventanasinabrirsiquieraloscristales.—Jugaréconmiositodepeluche—insisteEnrica.Lamuñecanuevabuscaalositodepeluche, loencuentra, lo tiraalbidónde la
basura.Enricaestallaenllanto.Lospadreslaoyenyacuden,justoatiempodeveralamuñecanuevaquesehaapoderadodelastijerasyestácortandotodoslosvestidosdelguardarropadelasmuñecas.
—¡Peroestoesvandalismopuro!—exclamadonFulvio.—¡Pobredemí!—añadedoñaLisa—.Creíahabercompradounamuñeca¡yhe
compradounabruja!Ambos se lanzan sobre la pequeña Enrica, la suben en brazos por turno, la
acaricianylamiman,labesuquean.—¡Puaf!—dicelamuñeca,desdeloaltodelarmariodondeseharefugiadopara
cortarseelpelo,queparasugustoesdemasiadolargo.—Oye —se horroriza don Fulvio. Dice también—: ¡Puaf! Eso sólo puede
habérseloenseñadotuhermano.DonRemoapareceen lapuerta,comosi lohubieranmandado llamar.Lebasta
unaojeadaparaentenderlasituación.Lamuñecaleguiñaunojo.—¿Quéocurre?—preguntaeltío,fingiendocaerdeunanuberosa.—¡Ésa—solloza lapobreEnrica—noquierehacerdemuñeca!¿Quésecreerá
quees?—Quierobajaralpatioa jugara losbolos—declara lamuñeca,haciendovolar
mechonesdepeloportodaspartes—.Quierounbombo,quierounprado,unbosque,unamontañayunmonopatín.Quierosercientíficaatómica,ferroviariaypediatra.Ytambién fontanera.Y si tengo una hija, lamandaré de camping.Y cuando la oigadecir«Mamá,quieroserunamadecasacomotúylimpiarloszapatosdemimarido,porarribayporabajo»,lameteréencastigoenlapiscinaycomopenitencialallevaréalteatro.
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—¡Estáverdaderamenteloca!—observadonFulvio—.Quizáselehaestropeadoalgúntransistor.
—Vamos,Remo—ruegadoñaLisa—,échaleunvistazo,túqueentiendes.DonRemonosehacerogarmucho.Ytampocolamuñeca.Lesaltaalacabeza,
dondeseponeadarsaltosmortales.ElseñorRemolatocaaquíyallá,endiversospuntosyenotrosmás.Lamuñeca
seconvierteenunmicroscopio.—Tehasequivocado—dicedoñaLisa.DonRemovuelveatocar.Lamuñecase
convierte en una linterna mágica, un telescopio, un par de patines de ruedas, unamesadeping-pong.
—Pero ¿qué haces? —pregunta don Fulvio a su cuñado—. Ahora la vas aestropeardeltodo.¿Sehavistoalgunavezunamuñecaqueparezcaunamesa?
DonRemosuspira.Tocadenuevo.Lamuñecaseconvierteenunamuñeca.Tienedenuevoelpelolargoylavadoraincorporada.
—Mamá—dice,peroestavezconvozdemuñeca—.Quierohacerlacolada.—¡Oh, por fin! —exclama doña Lisa—. Esto sí que se llama hablar. Vamos,
Enrica, juega con tu muñeca. Tiene tiempo de hacer una buena coladita antes decomer.
PeroEnrica,quelohaestadoviendoyoyendotodo,pareceinseguraahorasobrequéhacer.Miraalamuñeca,miraaltíoRemo,miraasuspadres.Yfinalmentelanzaungransuspiroydice:
—No,quierobajaralpatioajugaralosbolosconlosotrosniños.Yalomejordoytambiénalgúnsaltomortal.
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ExtrañosazaresdelaTorredePisa
UnamañanadonCarlettoPalladinoestáallí,comosiempre,alpiedelaTorredePisavendiendorecuerdosalosturistas,cuandounagranastronavedeoroyplatasedetieneenelcieloydesutripasaleunchisme,quizáunhelicóptero,quedesciendesobreelllamadoPradodelosMilagros.
—¡Mirad!—exclamadonCarletto—.¡Losinvasoresespaciales!—¡Escapaacorrer!—chillalagente,entodaslaslenguas.PerodonCarlettonoescapa,nicorre,paranoabandonarlacajacolocadasobre
un taburete, en la cual, bien alineadas —es decir, todas torcidas— están muchasmaquetasdelatorreinclinada,deyeso,mármolyalabastro.
—¡Souvenir! ¡Souvenir! —empieza a gritar, señalando su mercancía a losespaciales, que son tres pero saludan con doce manos, porque tienen cuatro porcabeza.
—Véngase,señorCarletto—gritanlasotrasvendedorasderecuerdosdesdelejos,fingiendopreocupaciónporsuvida;enrealidadestáncelosas,perotienenmiedodeacercarseparavendertambiénellassusbonitasestatuillasalosespaciales.
—¡Souvenir!—Bueno,pisano—diceunavozespacial—.Primero,laspresentaciones.—CarlettoPalladino,muchogusto.—Señoras y caballeros—continúa la voz, con excelente acento italiano—, les
pedimos disculpas por lamolestia. Venimos del planetaKarpa, que dista del suyotreinta y siete años luz y veinticinco centímetros. Pensamos detenernos sólo unosminutos.No deben tenermiedo de nosotros, porque estamos aquí para unamisióncomercial.
—Yoya lo había entendido—dice donCarletto—.Entre hombres de negociosnosentendemosenseguida.
Mientraslavozespacial,amplificadaporuninvisiblealtavoz,repitevariasvecesel mensaje, turistas, vendedores de recuerdos, chiquillos, curiosos salen de susesconditesyseadelantan,animándoseunosaotros.Llegan,conacompañamientodesirenas, policías, carabineros, bomberos y guardias urbanos, por razones de ordenpúblico.Llegatambiénelalcalde,alagrupadeuncaballoblanco.
—Queridoshuéspedes—diceelalcalde,trastrestañidosdetrompeta—,estamosencantadosdedarleslabienvenidaalaantiguayfamosaciudaddePisa,alpiedesuantiguoyfamosocampanario.Sinoshubieranadvertidodesullegada,leshabríamospreparadounaacogidadignadelantiguoyfamosoplanetaKarpa.Pordesgracia…
—Gracias—lointerrumpeunodelostresespaciales,agitandodosdesuscuatrobrazos—.Nosemolestenpornosotros.Tenemostareaparauncuartodehoracomomucho.
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—¿Quierenlavarselasmanos?—preguntaelalcalde—.Justamenteleshetraídounosticket-regaloparaelhoteldiurno.
Lostresespaciales,sinhacerlecaso,sedirigenhaciaelcampanarioyempiezanapalparlo,comoparaconfirmarqueesauténtico.Ahorahablanentresí,enunalenguabastante parecida al karakalpac, pero nomuydiferente del cabardinobalcárico. Susrostros,dentrodelaescafandra,sonauténticosrostroskarpianos,muysimilaresalospielesrojas.
Elalcaldeselesacercasolícito:—¿Nodeseanentrarencontactoconnuestrogobierno,connuestroscientíficos,
conlaprensa?—¿Paraqué?—replicaeljefedelosespaciales—.Noqueremosmolestaratanta
genteimportante.Cargamoslatorreynosmarchamos.—Quecargan…¿qué?—Latorre.—Disculpe, señorkarpiano,quizáheentendidomal.¿Quieredecirustedque le
interesa la torre, a lo mejor, que usted y sus amigos quieren subir a lo alto paradisfrutar del panorama y mientras tanto, para no perder el tiempo, hacer algúnexperimentocientíficosobrelacaídadelosgraves?
—No—responde pacientemente el karpiano—.Estamos aquí para llevarnos latorre.Debemosllegaranuestroplanetaconella.¿Veaesaseñoradeahí?—eljefeespacial señala a una de las otras dos escafandras—. Es la señora Boll Boll, quehabitaenlaciudaddeSup,aunoskilómetrosdelacapitaldelaRepúblicaKarpianadelNorte.
La señora espacial, al oír su nombre, se vuelve vivamente y se pone a posar,esperandoquelafotografíen.Elalcaldesedisculpapornosaberhacerfotografíasycontinúaerrequeerre:
—¿Qué tiene que ver la señora Boll Boll? Aquí de lo que se trata es de queustedes,sinpermisodelarzobispoydelsuperintendentedeBellasArtes,latorrenolapuedennitocar,¡ymuchomenosllevársela!
—No lo comprende usted—explica el jefe espacial—.La señoraBollBoll haganadolaTorredePisaennuestrogranconcursoBric.Comprandoregularmentelosfamosos cubitos de caldo Bric, ha recogido un millón de puntos-regalo y lecorrespondeelsegundopremio,queconsiste,porcasualidad,enlatorreinclinada.
—¡Ah!—reconoceelalcalde—.¡Excelenteidea!—Verdaderamentenosotroslodecimosdeotromodo.Decimos:«¡Quéideachic
elcaldoBric!».—Biendicho.¿Yelprimerpremioenquéconsiste?—ElprimerpremioesunaisladelosMaresdelSur.—¡Noestámal!ParecequeustedesletienenmuchocariñoalaTierra.
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—Sí,suplanetaesmuypopularentrenosotros.Nuestrosplatillosvolanteslohanfotografiado a lo largo y a lo ancho ymuchas empresas que producen cubitos decaldosehanpresentadoparaacapararlaposibilidaddedistribuirobjetosterrestresensusconcursos,perolafirmaBrichaobtenidounaexclusivadelgobierno.
—Yaloheentendido—saltaelalcalde—.¡HecomprendidoqueparaustedeslaTorredePisanoesdenadie!Delprimeroqueselalleve,suyaes.
—LaseñoraBollBolllapondráensujardín;contodaseguridadtendráungranéxito:detodaKarpacorreránaverlaloskarpianos.
—¡Miabuela!—gritaelalcalde—.Éstaeslafotografíademiabuela.Seladoygratis;laseñoraBollBollpodráponerlaeneljardínparahacerunbuenpapelconsusamigas.¡Perolatorrenosetoca!¿Mehaoídobien?
—Mire—diceeljefeespacialalalcalde,mostrandounbotóndesumono—;¿veesto?Siloaprieto,Pisasaltaporlosairesynovuelvemásatierra.
El alcalde sequeda sin resuello.En tornoaél lamuchedumbre sehorrorizaensilencio.Seoyesólo,alfondodelaplaza,unavozdemujerquellama:
—¡Giorgina!¡Renato!¡Giorgina!¡Renato!DonCarletto Palladino rezongamentalmente: «Eso es, con buenosmodales se
consiguetodo».No tiene tiempo de acabar este importante pensamiento, pues la torre…
desaparece,dejandounagujeroenelcualelaireseprecipitacomounsilbido.—¿Hanvisto?—preguntaeljefeespacial—.Muysencillo.—¿Quéhanhecho?—gritaelalcalde.—Ahí la tiene—dice el karpiano—, la hemos empequeñecido un poquito para
poderla transportar; una vez en casa de la señora Boll Boll le devolveremos susdimensionesnormales.
Enefecto,alládondeseerguíalatorreentodasualturaeinclinación,enelcentrode la explanada vacía dejada por su desaparición, puede verse ahora una torrecitadiminuta,similarentodoyportodoalosrecuerdosdedonCarlettoPalladino.
Lagentedejasalirdelpechounprolongado«¡Ooohhh!»duranteelcualseoyedenuevolavozdelaseñoraquellamaasushijos:
—¡Renato!¡Giorgina!LaseñoraBollBollvaainclinarsearecogerlaminitorreymetérselaenelbolso,
peroantesqueellaalguien,concretamentedonCarlettoPalladino,selanzasobrelosmíseros restos del antiguo y famosomonumento, como los perros se lanzan (o almenosesocuentan)sobrelatumbadesuamo.Loskarpianos,sorprendidos,tardanunmomento en reaccionar; pero después, con todos aquellos brazos, no les cuesta elmenortrabajoinmovilizaradonCarletto,levantarloenviloydepositarloaladebidadistancia.
—Ya está —dice el jefe espacial—. Ahora nosotros tenemos la torre, pero a
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ustedes les quedan otras muchas cosas bonitas. La misión de la que estábamosencargadosporcuentadelafirmaBricsehacumplido.Sólonosquedadecirleshastalavistaygracias.
—¡Váyansealdiablo!—respondeelalcalde—.¡Piratas!Searrepentirán…Undíatambiénnosotrostendremosplatillosvolantes…
—Caldosconpuntos-regaloyalostenemos—agregaunavozdesdeelfondo.—¡Searrepentirán!—repiteelalcalde.Seoyeel«tac»delbolsodelaseñoraBollBoll,cerradoconenergíakarpiana.Se
oyeunrelinchodelcaballodelalcalde,peronosesabequéquieredecir.DespuésseoyelavocecitadedonCarletto,quedice:
—Disculpe,señorkarpiano…—Dígame,dígame.—Quisieradirigirleunasúplica.—¿Unapetición?Entoncesdebeusarpapelsellado.—Se trata sólo de una bobada. Puesto que la señora Boll Boll ya tiene su
premio…siustedesquieren…—¿Qué?—Mire, aquí tengo esta maqueta de nuestro campanario. Es un juguetito de
mármol, como pueden ver.A ustedes no les costaría nada agrandárnoslo a tamañonatural.Asínosquedaríaalmenosunrecuerdodenuestrocampanario…
—Pero sería una cosa falsa, sin el menor valor histórico-artístico-turístico-inclinado —observa, estupefacto, el jefe espacial—. Sería un sucedáneo como laachicoria.
—Paciencia—insistedonCarletto—.Nosconformaremos.EljefeespacialexplicalaextrañapeticiónasucolegayalaseñoraBollBoll,que
seechanareír.—¡Quépayasada!—protestaelalcalde—.¡Noqueremosningunaachicoria!—Déjemeamí,señoralcalde—dicedonCarletto.—Estábien—diceeljefeespacial—.Démela.El señorPalladino le entrega lamaqueta; el jefe espacial la coloca en el punto
exacto,leapuntaencimaunbotóndesumono(otro,noeldelasbombas)…Y¡ya!¡Hecho!AllíestádenuevolaTorredePisaensusitio…
—¡Québonito!—sigueprotestandoelalcalde—.SevedelejosqueesmásfalsaqueJudas.Hoymismomandarédemoleresavergüenza.
—Comoustedquiera—diceeljefeespacial—.Bueno,nosotrosnosvamos,¿no?BuenosdíasyFelicesPascuas.
Loskarpianosvuelvenasubirasucasi-helicóptero,regresanalaastronavedeoroy plata, e inmediatamente después en el cielo hay sólo un gorrión solitario, quevuelvealacimadelaantiguatorre.
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Después sucede algo raro. Ante toda esa gente desesperada, a las fuerzas delordendesconsoladas,alalcaldequesolloza,donCarlettoPalladinoseponeabailarlatarantelayelsaltarelo.
—¡Pobrecito!—dicelagente—.Sehavueltolocodedolor.—Locosestaréisvosotros—gritaencambiodonCarletto—.¡Estúpidosybobos,
quenosoisotracosa!Yademássoistandespistadoscomoelcaballodelalcalde.¿Noosdisteiscuentadequelecambiélatorreenlasnaricesaloskarpianos?
—Pero¿¿cuándo??—Cuandolaempequeñecieronyyomelancésobreella,fingiendohacerdeperro
sobrelatumbadelamo.Lahesustituidoconunodemisrecuerdos.¡Enelbolsodelaseñora Boll Boll va la torre falsa! Y la auténtica es esta de aquí, esta de aquí; ytambiénnoslahandejadograndeeinclinadacomoantes;yademásnoshemosreídounrato.Mirad,tocad,leedtodoslosnombresquehabéisgarrapateadoenella…
—¡Escierto!¡Escierto!—gritaunaseñora—.Ahíestánlosnombresdemisdoshijos,GiorginayRenato.¡Losescribieronestamismamañanaconunboli!
—¡Muybien!—diceunguardiaurbano,trashaberlocomprobado—.Asísehace.¿Quéleparece,señora,lamulta,lapagaahoraoselamandoacasa?
Pero la multa, por una vez, la paga generosamente el alcalde de su bolsillo,mientras donCarlettoPalladino es llevado en triunfo, lo cual, para él, es una purapérdida de tiempo, porque mientras tanto los turistas compran recuerdos a lacompetencia.
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Carlino,Carlo,Carlinoo
Cómohacerquelosniñospierdanciertasmalascostumbres
—Ahí tiene a su Carlino —dice la comadrona a don Alfio, presentándole alvaroncitoreciénllegadodelaclínica.
«¡Cómo Carlino! —oye chillar don Alfio—, ya basta con esa manía de losdiminutivos.LlamadmeCarlo,PaolooVercingétorix.Llamadme inclusoLeopardo,peroqueseaunnombresano.¿Meheexplicado?».
DonAlfioobservaperplejoalniño,quenohaabiertolaboca.Esaspalabrashanresonadodirectamenteensucerebro.Tambiénlamatronalashaoído:
—¡Toma—dice—,tanpequeñoyyaescapazdetransmitirelpensamiento!«Muy bien—comenta la vocecita—, no puedo hablar con las cuerdas vocales
porqueaúnnolastengoformadas».—Bueno—dice don Alfio, cada vez más perplejo—, pongámoslo en la cuna,
luegoyaveremos.Loponenenlacuna,alladodesumadredormida.DonAlfiosaleunmomentoa
ordenarasuhijamayorqueapaguelaradio,paranomolestaralacriaturita.Perolacriaturitaletransmiteunmensajeurgente,precedenciaabsoluta:«Papá,¿cómoseteocurre?VasainterrumpirjustamentelasonatadeSchubertparaarpeggione».
—¿Arpeggione?—repitedonAlfio—.Amímeparecíaunviolonchelo.«Claroqueeraunviolonchelo.Asíinterpretanahoraestacomposiciónescritapor
Schuberten1824.Enlamenor,paraserexactos.Peroéllahizoparaarpeggione:unaespeciedeguitarrónde seiscuerdas inventadoenVienael añoanteriorpor JohannGeorg Staufer. Este instrumento, llamado guitarre d’amour o guitarre-violoncell,tuvoescasafortunayvidaefímera.Perolasonataesbastantemaja.»
—Perdona—balbuceadonAlfio—,¿cómosabesesascosas?«Cielo santo —responde, siempre por vía telepática, el recién nacido—. Me
pones delante de los ojos, en esa estantería de ahí, unmagnífico diccionario de lamúsica:¿cómoquieresquenoveaqueenlapáginaochentaydosdelprimervolumensehablajustamentedelarpeggione?».
DonAlfiodeduceque suhijito, aménde transmitir el pensamiento, sabe leer adistanciaenunlibrocerrado.Sinhabersiquieraaprendidoaleer.
Lamadre,cuandosedespierta,es informadade losacontecimientosconmuchadelicadeza, pero estalla en llantode todosmodos.Yencimano tieneunpañuelo amanoparaenjugarselosojos.Entoncessevequeuncajóndelacómodaseabresolo,sinruido,ydelcajónalzaelvuelo,perfectamentedoblado,unpañueloblancolavadoconBronk,eldetergentepreferidodelalavanderadelareinaElisabeth.Elpañuelose
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posaenlaalmohadadedoñaAdele,mientrasensucunaelpequeñoCarloseentrenaenguiñarelojo.
«¿Osgustóel truquito?»,preguntaa lospresentes.Lacomadronahuyealzandolasmanoshaciaeltecho.DoñaAdelesedesmayaenesemismomomento,donAlfioseenciendeunpitillo,despuéslotira;noeraesoloquequeríahacer.
—Hijo mío —dice luego—, estás adquiriendo pésimas costumbres,absolutamentecontrariasalaurbanidad.¿Decuándoacáunniñorespetuosoabreloscajonesdesumadre,sinpedirpermiso?
EnesemomentoasomalaprimogénitaAntonia,llamadaChichí,dequinceañosycincomesesdeedad.Saludacariñosamenteasuhermanito:
—Hola,¿cómoestás?«Bien,engeneral.Sólounpocotrastornado.Despuésdetodoeslaprimeravez
quenazco.»—Atiza,¿hablasconelpensamiento?Eresbárbaro.¿Medicescómolohaces?«Es sencillísimo: cuando tienes ganas de hablar, en vez de abrir la boca, la
cierras.Ytambiénesmáshigiénico.»—¡Carlo!—exclamadonAlfio,muyindignado—,noempiecesdesdeelprimer
díaacorromperatuhermana,queesunachicaformal.—¡Diosmío!—suspiraalvolverdoñaAdeleensí—. ¡Quédirá laportera,qué
dirá mi padre, funcionario de banco de viejo cuño y severas costumbres, últimodescendientedeunaestirpedecoronelesdecaballería!
—Bueno —dice Chichí—, hasta luego, me voy a hacer los deberes dematemáticas.
«¿Matemáticas?—preguntaCarlo,reflexionando—.Ah,yasé.Euclides,Gauss,esascosas.Perosiutilizasel textoquellevasenlamano,fíjatequelasolucióndelproblema número 118 está equivocada: la X no es igual a un tercio, sino a doscuarentaitresavos».
—¡Y se permite ya criticar los textos escolares, como los periódicos deizquierdas!—comentaamargamentedonAlfio.
Se lo está contando todo almédico de cabecera en su consulta,mientras en laantesaladoñaAdeleentretienealbebéCarlo.
—¡Ay! —suspira el doctor Fojetti—, ¡ya no hay religión! Quién sabe dóndeiremosaparar:contodasestashuelgas…YademásahoraconelIVAvamosapasarlomal.Yanoseencuentraunacriada;alapolicíaleprohíbendisparar;loscampesinosno quieren criar conejos…Pruebe a llamar al fontanero, y yame contará. Bueno,enfermera,hágalosentrar.
Encuantoentra,Carlointuye,poralgunossíntomasquesóloéllogranotar,queeldoctorFojettihavividovariosañosenZagreb;poresoledirigelapalabraencroata(mentalmente, claro): «Doktore, vrlo teško probavljam; cesto osjecamKiseli ukus:
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osobitonekajelanemoguprobaviti».(Traducción:«Doctor,digierocondificultad;amenudomerepiteunsaborácido;
ciertosalimentosmeresultanparticularmenteindigestos».)Eldoctor,sorprendido,respondeenlamismalengua:—Izvolitelecinapostelju,molimVas…(«Porfavor,tiéndaseenlacamilla.»)Despuéssedaunpuñetazoenlacabezaparareaccionaryseponealtrabajo.El
examencompletoduradosdíasytreintayseishoras.RevelaqueeljovenCarlo,decuarentaysietedíasdeedad:
«Puede leerenelcerebrodeldoctorFojetti losnombresde todossusparientes,hasta los primos de cuarto grado, así como absorber todos los conocimientoscientíficos,literarios,filosóficosyfutbolísticosquesehandepositadoenélapartirdelaprimerainfancia.
Descubre un sello de Guatemala oculto bajo dieciocho kilos de libros demedicina.
Mueve a su gusto, de una simple ojeada, la aguja de la balanza en la que laenfermeracompruebaelpesodelosenfermos.
Recibe y transmite los programas de la radio, incluidos los de frecuenciamoduladaylosexperimentosenestereofonía.
Proyectasobreunaparedlosprogramasdelatelevisión,aunquemanifiestaciertaintoleranciarespectoaDobleonada.
Coseundesgarróndelabatadeldoctormediantelaimposicióndelasmanos.Observandolafotografíadeunpacienteexperimentaunintensodolordebarriga
ydiagnostica,sinequivocarse,unaapendicitisaguda.Fríeadistancia,singas,unasarténdesémoladulce.Además se levanta del suelo hasta una altura de cinco metros con diecinueve
centímetros;extraeconlafuerzadelamenteunamedalladeSanAntoniodeunacajadepurosselladacon tres rollosdecelo;hacedesaparecerde lapareduncuadrodeGiulio Turcato; materializa una tortuga en el armarito de los medicamentos y unverbasco en la bañera; magnetiza unos crisantemos que están a punto de morir,devolviéndoles sus colores juveniles. Tocando una piedra procedente de losUralesrecita la historia completa y documentada de las vanguardias rusas del siglo XX;momificapecesypájarosmuertos;detienelafermentacióndelvino,etcétera».
—¿Esgrave?—preguntadoñaAdele,impresionada.—Uncasocasidesesperado—rezongaeldoctorFojetti—.Sisecomportaasía
loscuarentaysietedías,imagínesealoscuarentaysietemeses.—¿Yaloscuarentaysieteaños?—Ah,entoncesllevaráyatiempoenlacárcel.—¡Quédeshonorparasuabuelo!—exclamadoñaAdele.
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—¿Ynosepuedehacernada?Se le puede llevar allá, y ponerle entre lasmanos esta colección completa del
BoletínOficial,asísedistraeynoescuchanuestraconversación.Oesperémoslo,almenos.
—¿Y luego?—insiste donAlfio, unavez llevada a cabo la operación«BoletínOficial».
EldoctorFojettilesusurraeneloídoderechounadocenademinutos,dándoleendirectotodaslasinstruccionesnecesarias,quedonAlfiotransmiteendiferidoadoñaAdele,eneloídoizquierdo.
—Pero¡eselhuevodeColón!—exclamagozosodonAlfio.«¿DequéColón?—preguntaeltelepáticoCarlodesdelaantesala—.¿Cristóbalo
Emilio?[7]Tratemosdeserconcretosenlasreferencias».EldoctorleguiñaelojoadonAlfioydoñaAdele.Lostressonríenysequedan
callados.«¡He preguntado qué Colón!», protesta el crío, produciendo un agujero en la
paredconlaenergíadesumentecomunicante.Y ellos callados como pescados hervidos. Tras un rato, el pequeñoCarlo, para
quelooigan,seveobligadoarecurriraotrosmediosdecomunicaciónycomienzaadarlastimerosvagidos:
—¡Buaaaa!¡Buaaaa!—¡Funciona!—susurradonAlfioenelcolmodelentusiasmo.Doña Adele agarra una mano del doctor Fojetti y se inclina a besarla,
exclamando:—Gracias,¡benefactornuestro!Escribirésunombreenmidiario.—¡Buaaaa!¡Buaaaa!—insisteelpequeñoCarlo.—¡Funciona!—donAlfioestáexultanteeiniciaunasvueltasdevals.Natural.Elsecretoestáeneso:bastafingirquenoseoyecuandoCarlohacela
transmisiónyesoloobligaacomportarsecomotodoslosdemáscristianosyahablarcomoelúltimodelosanalfabetos.
Losniñosaprendenpronto,ydesaprendenprontísimo.Alcabodeseismeses,elpequeño Carlo ni siquiera se acuerda de haber sido algo mejor que una radio detransistores.
Mientras tanto de la casa han desaparecido todos los libros, incluidas lasenciclopedias por entregas. Al no tener nunca oportunidad de hacer ejercicios delectura a página cerrada, el crío pierde esa habilidad, entre los aplausos de lospresentes.HabíaaprendidodememorialaBiblia,peroseleolvida.Elcuraestámástranquilo.
Durantedosotresañossedivierteaúnlevantandosillasdeunvistazo,manejandolasmarionetassintocarlas,pelandomandarinasadistancia,cambiandolosdiscosen
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eltocadiscossinmásquemeterseundedoenlanariz,perodespués,graciasaDios,va al jardín de infancia y allí, la primera vez que, para entretener a sus amigos,demuestracómoseandaporeltechocabezaabajo,locastiganaunrincón.ACarlolesienta tanmalque juraapasionarseporbordarmariposas,metiendo laagujaen lospuntitosamorosamentedibujadosparaélporlamonjaenuntrocitodetela.
Alossieteañosvaalaescuelaelementalyhaceaparecerunaespléndidaranaenla mesa de la maestra, la cual, en vez de aprovechar para explicar los anfibiossaltadoresy los ricosque sonenel caldo, llamaalbedelymandaaCarloaveraldirector.EsteseñorledemuestraalchiquilloquelasranasnosonanimalesseriosyloamenazaconlaexpulsióndetodaslasescuelasdelaRepúblicaydelSistemaSolar,sisepermiteciertasbromas.
—¿Puedoalmenosmatarmicrobios?—preguntaCarlo.—No.Paraesoestánlosmédicos.Mientras reflexiona sobre esta importante declaración, Carlo, distraídamente,
haceaparecerunarosaenelcestodelospapeles.Porsuertelograhacerladesaparecerantesdequeeldirectorsedécuenta.
—Vete—diceeldirectorcontonosolemne,señalándolealniñolapuertaconelíndice;gestoperfectamenteinútil,puesenlahabitaciónnohaymásqueesapuertayseríadifícilconfundirlaconlaventana—.Vete,conviérteteenunniñoformalyseráselconsuelodetusprogenitores.
Carloseva.Sevaacasaahacerlosdeberesylesalentodosmal.—Eresunverdaderoestúpido—comentaChichí,mirándoleelcuaderno.—¿Deverdad?—exclamaCarlo,conunnudoenlagargantadealegría—.¿Soy
yalobastanteestúpido?Con la alegría hace aparecer una ardilla en la mesa, pero la vuelve invisible
enseguidaparaqueChichínosospeche.CuandoChichíseretiraasushabitaciones,intenta que reaparezca la ardilla, pero no lo consigue. Prueba con un conejillo deIndias,unescarabajopelotero,unapulga.Nohaynadaquehacer.
—Menos mal —suspira Carlo—. Estoy perdiendo de veras todas esas feascostumbres.
Yenefecto,ahoralellamanCaninoyélnisiquieraseacuerdadeprotestar.
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¿Paraquiénhilanlastresviejecitas?
Suspicacillos,losdiosesdelasantiguasfábulas.UnavezJúpiterofendeaApolo,a lomejorsóloparasatisfacerunantojo.Apolose laguarday,encuantopuede, lepagaconlamismamoneda,matandoaciertonúmerodeCíclopes.
Diréis: ¿qué tiene que ver el tocino con la velocidad y que tienen que ver losCíclopesconJúpiter?
Tienen que ver, sí, porque son sus proveedores de rayos. Júpiter los tiene enpalmitas: no hay ninguna otra empresa que produzca rayos con un sello de buenacalidadcomoésos.CuandolevanacontarqueApololehasaboteadolaproducción,Júpiterseenfadaenserioylemandaunacitación.Apolodebepresentarsealafuerza,porqueJúpitereselreydelosdioses.
—Vamos a ver —dice Júpiter—. En castigo marcharás al exilio a la Tierradurantesieteaños,ydurantesieteañosserviráscomoesclavoencasadeAdmero,reydeTesalia.
Apolo cumple su penitencia sin discutir. Es un buen tipo, sabe hacerse querer;simpatizaconAdmeroysehacenamigos.DespuésdesieteañosregresaalOlimpo.Porelcaminohaciacasaoyequelosaludanunasviejecitasqueestánhilandoenelbalcón.
—¿Cómovaesereúma?—seinformaamablemente.—Nonosquejamos—respondenlastresviejecitas,quesonlastresParcas.(¿Osacordáis?Sí,esastresdiosasquegobiernaneldestinodecadahombredesde
elnacimientoalamuerte.Hilanunhiloparacadahombreycuandolocortan,¡zas!,esehombrepuedeirhaciendotestamento).
—Veoquelleváiseltrabajomuyadelantado—diceApolo.—Puessí;estehiloyalotenemosterminado.¿Ysabesdequiénes?—No.—PueseselhilodelreyAdmero.Tieneaúnparadosotresdías.«Atiza—piensatristementeApolo—.¡Pobrecito!Lohedejadoconbuenasalud,
ymiraloqueleespera».—Oíd —dice luego a las viejecitas—. Admero es amigo mío. ¿No podríais
dejarlovivirunosañitosmás?—¿Ycómohacemos?—replicanlasParcas—.Nosotrasnotenemosnadacontra
él,esunabellísimapersona.Peroalque le toca, le tocó.Lamuertedeberecibirsutributo.Noescuestióndeedad,cariño.Pero¿túloquieresmucho,verdad?
—Yaoslohedicho,esunamiguete.—Bueno, mira, por esta vez podemos hacer una cosa: su hilo lo dejamos en
suspensoyalaexpectativa.Peroconunacondición:quealgúnotroaceptemorirensulugar.¿Deacuerdo?
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—Claroquesí.Ymuchasgracias.—¡Imagínate!Pordartegusto,haríamosdetodo.Apolonisiquierapasaporsucasapararecogerelcorreo.Regresaatierravolando
yagarraalvueloaAdmero,queestabasaliendoparairalteatro.—Oye,Admero—ledice—,vamosaver,etcétera,etcétera.Enresumen,tehas
salvadoporunpelo;peroesprecisoquehayaotroentierro.¿Encontrarásaalguienqueocupetupuestoenlacaja?
—Eso espero—responde Admero, sirviéndose una copita de algo fuerte paraquitarseelsusto—.¿Soyonosoyelrey?MividaesdemasiadoimportanteparaelEstado.Aunque,¡malditasea!:mehashechoentrarunsudorfrío.
—¿Quélevamosahacer?Asíeslavida.—No,no.Esjustamentelocontrario…—Entonces,adiós.—Adiós,Apolo, adiós.No tengoni resuelloparadarte lasgracias.Temandaré
unacajadeesasbotellasquetegustabanenlosbuenostiempos.«¡Malditasea!—piensadenuevoAdmeroencuantosequedasolo—.Miraqué
cosasmeocurren.Menosmalquetengoamigosdecampanillas.¡Malditasea!».Mandaa llamar a su siervomás fiel, le cuenta cómoestán las cosas, ledauna
palmadaenlaespaldayledicequeseprepare.—¿Paraqué,Majestad?—¿Yaúnmelopreguntas?Paramorir,estáclaro.¡Nomevasanegarestefavor!
¿No he sido siempre un buen amo para ti? ¿No te he pagado siempre lasextraordinarias,lossegurossociales,lapagadebeneficios?
—Cierto,cierto.—Esoqueríaoír.Conque,vamos,nohaytiempoqueperder.Túpiensaenmorirte
queyopiensoentodolodemás:cochefúnebredeprimeraclase,tumbaconlápida,pensiónalaviuda,becaparaelhuerfanito…¿Deacuerdo?
—Deacuerdo,Majestad.Mañanaporlamañanaestaráhecho.—¿Porquémañana?Nodejesparamañanaloquepuedashacerhoy.—Tengoqueescribircartas,tomaralgunasdisposiciones,bañarme…—Mañana,pues.Perotempranito.—Demadrugada,señor,demadrugada.Peroalamadrugadaelsiervofielestáyaenaltamar,enunanavefeniciarumboa
Cerdeña.Ynisiquierasepuedemandarpublicarsufotografíaenlosperiódicos,conun buen «Se busca» encima, porque los periódicos aún no se han inventado. Nitampocolafotografía.
ParaAdmeroesunverdaderogolpebajo,queledaganasdellorar.Vetetúafiardelosviejossiervosfielescuandomáslosnecesitas.
Admerollamaunacarrozaymandaquelollevenaverasuspadres,quevivenen
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elcampo,enunbonitochaletconcalefacciónytodo.—¡Ay!—dice—.Soislosúnicosquemequeréis.—Puedesdecirlomuyalto.—Sois los únicos a quienes puedo pedir cualquier cosa, con el corazón en la
mano.—¿Quieres algunos rabanillos de nuestra huerta? —preguntan los viejos,
prudentemente.Cuandoseenterandeloquequiere,lesdaunataquedenervios.—Admerito —dicen—, somos los que te hemos dado la vida y tú ahora, a
cambio,quiereslanuestra.¡Bonitagratitud!—Pero¿noveisquetenéisyaunpieenlafosa?—Cuandonostoque,moriremos.Porahoranonostoca.Cuandonostoque,note
pediremosquemuerasennuestrolugar.—Yaentiendo,yaentiendo.Puessíquemequeréismucho…—¡Quiénvaahablar!Despuésdequetehemosdejadoeltronoyunaganga.Admero,distraídamente,agarraunrabanillodelplatoquesumadrelehapuesto
delante y se lomete en la boca.Después lo escupe, salta a la carroza y regresa apalacio.
Uno tras otro llama a sus ministros, generales, almirantes, chambelanes,mayordomos, abogados, asesores fiscales, astrólogos, dramaturgos, teólogos,músicos,cocineros,entrenadoresdeperrosdecaza…Yellos,unotrasotro:
—Majestad, moriría muy a gusto por vos, pero tengo tres ancianas tías. ¿Quéseríadeellas?
—Señor,alpunto,inmediatamentesipudiese;peromehetomadolasvacacionesayermismo…
—Amo,tenedpaciencia,deboacabardeescribirmismemorias…—¡Cobardes! —grita Admero pataleando—. ¿Conque tenéis tanto miedo a la
muerte?Osharécortarlacabezaatodos.Amínomeservirádenada,porquesólounvoluntariopuedesalvarme,peroalmenosnoreventarésolo…Haremosunahermosaprocesiónalinfierno.
Losotrosempiezanalloraryadardientecondiente.Admerolosarrojaaceldasdecastigodelprimeroalúltimo,ordenalverdugoqueafileelhachayvaaverasumujerparaquelehagaunzumodenaranja,porquelehaentradosed.
—Alcestes, querida—le dice con aire de víctima—, debemos despedirnos porúltima vez. Vamos a ver, las Parcas, etcétera. Apolo es un verdadero amigo y asísucesivamente; todos me quieren mucho, pero en resumidas cuentas nadie quieresabernadademorirenmilugar.
—¿Ysóloporesoestástandesesperado?Amínomehaspedidonada.—¿Ati?
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—¡Claroquesí!Moriréyoentulugar.Esmuysencillo.—¡Estásloca,Alcestes!Nopiensasenmidolor.¿Nopiensasencómolloraréen
tuentierro?—Llorarás,ydespuéssetepasará.—No,nosemepasará.—Sí,setepasaráyvivirásaúnmuchosañosfelizycontento.—¿Túcrees?—Teloaseguro.—Bueno…Siendoasí…Siteempeñas…Se dan el beso del adiós, Alcestes se va a su habitación y muere. El palacio
retumba con llantos y gritos. Admero es el que llora más fuerte que nadie. Encualquier caso, hace poner en libertad a los ministros, los cocineros y compañía;mandatocar lascampanasamuertoyponerlasbanderasamediaasta; llamaaunaagenciadepompas fúnebresy seponende acuerdo sobre los funerales.Yallí estádiscutiendo sobre los tiradores de la caja, cuando aparece un siervo que viene aanunciarunhuésped.
—¡Hércules,viejoamigo!—Hola,Admero.PasabaporaquíparairarobarlasmanzanasdeorodelJardín
delasHespéridesyhepensadoenentrarunratito.—¡Hashechomuybien!¡Aydetisipasabasdelargo!—Apropósito—diceHércules—,veoqueestáisdeluto.—Sí—diceAdmeroa todaprisa—.Hamuertounamujer.Peronohaymotivo
paraquetúteentristezcas.Elhuéspedessagrado.Temandoprepararunbuenbaño,despuéscenamosyhablamosdelosviejostiempos.
Elbuengigantesevaabañar.Lonecesitadeveras.Siempreporahírealizandoheroicos trabajos, matando monstruos, limpiando establos, haciendo todo tipo defaenaspesadasydifíciles,yaesmuchosiveunabañeraunavezalaño.Mientrasserascalaespaldaconelcepillo,empiezaacantarsucanciónpreferida,laquedice:
HérculesporHérculeseresfuertecomounHérculeseres…
—Señor—le susurra un camarero—, no debería cantar, cuando nuestra buenaamaestámuerta.
—¿Qué?¿Quiénhamuerto?Enresumen,HérculesseenteradetodoyseasombrabastantedequeAdmerono
le hayadicho cuál es la situación. ¡PobreAlcestes! ¡YpobreAdmero!Casi le dan
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ganasdellorar,selopiensa…—¡Cómo, llorar! —dice después, saltando fuera de la bañera—. Éste es el
momentodehaceralgo.¡Eh,tú!…¡Camarero!Búscamemimaza.Debodehaberladejadoabajo,enelparagüero.
Hércules aferra la maza, corre al cementerio y se esconde detrás de la tumbadestinada aAlcestes.Cuandovevenir a laMuerte, se lanza sobre ella sin temoryempiezaaapalearlaconlamaza.Lamuertesedefiendeaguadañazos,pero,comoesinteligente,tardapocoencomprenderqueHérculesesmásfuertequeellaysebateenretiradaparanoacabartendidaenlalona.
El gigante lanza una hermosa carcajada y regresa a palacio, cantando. Por elcaminolagentelomiramal,porquecantamientraselpaísestádeluto.Peroélsabeloquehace.
—¡Admero!¡Admero!¡Lologré!—¿Quépasa,Hércules?—HepuestoenfugaalaDescarnada.¡Alcestesvivirá!Admeroseponeblanco,tanblancoquemás,imposible.Todosumiedovuelvea
echárseleencima,enalud.Oyepasos.Sevuelve…EsAlcestesviva,quevieneasuencuentrocasiconairedepedirledisculpas…
—Pero ¿no estáis contentos? —pregunta Hércules perplejo—. Vamos,divirtámonosunpoco.
Nada,parecequeelfuneralempiezaahora.Admerosedejacaerenunabutacaytiemblaquedapenaverlo.Alcestestienelosojosbajos.
—Pero,vamosaver—diceHércules,secándoseelsudor—,creíadarosungustoy parece que os he ofendido. Hoy en día, con los amigos, uno no sabe cómocomportarse.Bueno,oíd,medespidoyestoy…Escribidmedevezencuando.
Hércules semarcha enfurruñado, agitando lamaza. Admero aguza el oído. Leparece oír un ruido remoto, remoto…Allá arriba, en su balcón, las tres viejecitashilan…hilan…quiénsabeparaquién…
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Laguerradelospoetas(conmuchasrimasen«o»)
ElpoetaSorellini,quedeprimernombresellamaAlbertoydesegundoAlberto,eseljefedeunabandadepoetasqueescribenletrasparacancionesydemúsicosqueescriben canciones para las letras.También se le conoce comoelPoetaLlorón, enparteporquellevaelpelocortadoalosauce,enparteporquecomponesiempreconlágrimas en los ojos, y en parte también porque sus versos están perennementeempapadosdelamáshúmedamelancolía.
AlbertoAlbertoesfamosoentodaItaliayenelCantóndeTesinocomoinventordelarima«corazón-amor».Perosobretodoenestepuntoesprecisosersinceros:esarimaenrealidadselaharobadoalpoetaOsvaldo(quesellamaOsvaldoasecas),exjefe de una banda rival, que ahora ya no lo es porque Alberto Alberto lo tieneprisionerodesdehacediezañosenunavieja torreaorillasdelmar,para impedirlequerevelesusecreto.
El secretario particular de Alberto Alberto, llamado Óscar, está justamenteregresandodelaviejatorre,dondevatodoslosdíasaarrojaralprisionerounabolsitadecolines,suúnicoalimento(Osvaldonocomepan,paraguardarlalínea).
—¿Cómo lohas encontrado?—preguntaAlbertoAlberto, enjugándose losojosconunpañueloypidiéndoleaÓscarunoderecambio.
—Deexcelentehumor—refiereÓscar—.Dicequeestáapuntodeencontrarotrarima con «corazón». Como mucho, dice, necesitará aún dieciocho meses, pero lasienteyaenlapuntadelalengua.
—¡Esunverdaderodemonio!—exclamaAlbertoAlberto,bañandoen lágrimastambiénelsegundopañuelo,quealpuntoÓscarguardacuidadosamente.Enefecto,elceloso secretario es el principal encargado de los pañuelos del Poeta Llorón. Losbordaenpersona,conelmonogramadesu jefe.Llevasiempreencimaunacajadedocedocenas.
PerotambiénÓscar tienesupequeñosecreto:exprimelospañuelosempapados,recogelaslágrimasenuntarro,despuéslastrasvasaaelegantesfrasquitosquevendeaescondidas,peroabuenprecio,alosadmiradoresyadmiradorasdelPoeta.Quiencompra diez frasquitos tiene derecho a un suplemento de lágrimas en artísticapresentaciónensprayo,aelegir,aunabrebotellas.Lacomprapuedeefectuarseporcorreoyaplazos.SehacentambiénexpedicionesaAméricaLatina.
—Escribe —ordena Alberto Alberto, que durante la ausencia de Óscar hacompuestounanuevapoesía,todadememoria.ÉldictayÓscarescribe:
¿Recuerdasesavezcorazón
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quemerobasteelcalzadoramorydespuéshuistealpaísdeloskurdosconunelectricistazurdo?lalaláDesdeesedíallorolalalámassiguessinvolverlalalálalalá¿porquénomemandasalmenoselcalzadorporcorreo?Lalalálalalá…
Óscarestáimpresionadísimo:—¡Qué versos, Maestro! ¿Sabe que con una canción así puede usted ganar
inclusoelFestivaldeBustoArsizio?—Que entren todos —dice Alberto Alberto, sollozando—. Daré lectura
personalmenteamicomposiciónantesdeelegiralmúsico.—Adelantelabanda—gritaÓscar,abriendodeparenparlapuerta.Entran, en fila de dos, treinta poetas y veinticuatro músicos (los músicos son
menosnumerososquelospoetasperosonmásgordos;lascuentassalen).Sealineanen posición de firmes y entonan el himno de la banda, compuesto por el propioAlbertoAlberto:
Corazónamorlalalálalalácorazónamorlalalálalaláquétristezamedaamor…
Estáapuntode iniciar la segundaestrofa (lamás famosa, laquecomienzapor«amor»envezdepor«corazón»)cuandoentracorriendoy jadeandounmensajeroconcaradealguienquequisierahallarseenBogotá,oporlomenosdevacacionesenCapri, y se arroja a los pies de Alberto Alberto, exclamando con voz rota por elterror:
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—Maestro,¡piedad!¿Quévaaserdemí?—No lo sé —responde el Poeta Llorón—, no tengo la menor idea. ¿Qué ha
sucedido?—Elprisionero…—¿Elprisionero?—¡Hahuido!—¿Tambiénalpaísdeloskurdos?—Lo ignoro, Maestro. El guardián de la vieja torre refiere sólo que Osvaldo,
sirviéndosedeloscolines,excavóunagaleríasecretabajosuceldaysalióacampoabierto,endirecciónnordeste.
—¡Yaaviséquenoledierancolinesduros!—Selosdábamosfresquísimos,jefe—explicaÓscar—yenparteyamasticados.
Sevequelosconservabaparaendurecerlos.—Es un golpe muy duro —anuncia Alberto Alberto, tirando un pañuelo
empapado—.Veamossieldiariohabladohabladeestahistóricaevasión.Óscarenciendelaradioenelmismomomentoenqueellocutordice,conlavoz
delosdomingos:—Amigosmíos,¡unagrannoticia!Despuésdediezañosderetiroymeditación
enun lugarmisterioso, conocido sóloporélyporunoscuantos íntimos,havueltoentrenosotroselcélebrepoetaOsvaldo.Escucharéisdesupropiavoz la letrade lacancióncompuestaporélenestafecundadécadadesoledad.
Osvaldo(toseunpoco,seaclaralagarganta)comienza:
AmorcorazónrecuerdohoylatristenocheenquemedejasteparahuiraMolfettaconelcontableVicenzoBaltolettadeveintiochoañosytresmeseslalalálalalá
—¡Apagad!—chillaAlbertoAlberto—.Esedemoniomehaengañadoentodalalínea:«Corazón-amor-hoy»…Yahabía encontrado lanueva rimaymehacía creerquelefaltabanaúndieciochomesesdetrabajo.Vosotros,¡des-can-so!
Lospoetasylosmúsicos,quedurantetodoestetiempohabíanestadofirmes,serelajan.
AlbertoAlbertoreflexiona:—Hayunhondomisterioentodoesto.Acaso…
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Pero un repentino estallido de voces roba para siempre a la posteridad lacontinuación de esa declaración de lamás alta importancia.Del jardín circundanteasciendeuncoroamenazador:
LalalálalaláPorqué,porquéhashuidodemísinlavarelmolinillodecafécorazónamorlalalá…
La banda de Osvaldo rodea el chalet del Poeta Llorón cantando su himno deguerra.AlbertoAlbertonotieneuninstantedevacilación:
—¡Alospuestosdecombate!Poetasymúsicosseapostanjuntoapuertasyventanas.Óscarbatepalmasylos
camareros traen inmediatamente numerosos peroles de polenta humeante, quesiempre se tienepreparadapara emergenciasde estegénero.Lapolenta estáhechaconharinafinaque,alser impermeablealaire,semantienedurantemástiempoenebullición.CuandolabandadeOsvaldo,guiadaporsudiabólicojefederegresodelaprisión, se lanza al ataque, los defensores le echan encima la polenta, cantandoheroicamente el himno compuesto porAlbertoAlberto para esta eventualidad, quedice:
Corazónamorcómoquemarecocidapolentaaúnsinmermeladalalalálalalá…
Elasaltoesrechazado.Osvaldoysubandasepreparanparaunlargoasedio.Hayquesaberqueelchaletsealzaenlaperiferiadelaciudad,enlascolinasdeloeste.ElPoetaLlorónenpersonahaelegidoesesitio,desdedondeseadmiranmaravillososyconmovedores ocasos. Ahora Osvaldo, animado por un odio implacable y por eldeseo de venganza, alza en el jardín una inmensa pantalla de plástico blanco, queimpidetotalmenteaAlbertoAlbertolavistadelosocasosencuestión.Parainspirarsese ve obligado amandar aÓscar que le proyecte pequeños ocasos en la pared delsalón: pero realmente no es lo mismo… La producción de lágrimas disminuyesensiblemente…Esdifícilcantaramoresinfelices,traicionesyabandonos,noviazgosinterrumpidos, fugas de amantes infieles a Romaña o a Potenza, delante de esos
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ocasitoscaserosdetresmetrospordos.ElhambrenolepreocupaaAlbertoAlberto:guardaenelsótanounainagotable
reservadeharinademaízydesalchichas…Perolosversos…losversoslesalencadavezmenosdesesperados…cadavezmenosmelancólicos…cadavezmássecos…UndíallegaadictaralfielÓscarunapoesíaqueempiezaasí:
Corazónestertormalditotractor…
Óscartieneunescalofríodeespanto.Poetasymúsicos,quesehabíancongregadoparaescuchar,saltanhaciaatráscomosihubieranpisadoporequivocaciónunacobra.
—Maestro—bisbiseaÓscar—, ¿no se le ha olvidado nada? ¿No le parece quefaltaunapalabra…unapalabrita…queempiezapor«a»yacabapor«or»?
—¿Cómo? —balbucea Alberto—. ¿Qué palabrita?… ¿Asegurador?¿Acumulador?¿Alfabetizador?…Bueno,dímelatú,sindarletantasvueltas.
—Ventilador—sugiereÓscar.Einmediatamentesedacuentadequequeríadecirotracosa.Dirigeunamiradasuplicantealosotrospoetasymúsicos.Todospruebanasugerir:
—Colifor…—Cardador…—Servomotor…Nada. No lo consiguen. La palabra «amor» se substrae a todo intento de
pronunciación.Labandaestáapuntodecaerenelmássombríodesconsuelo,peronotienetiempo,porquedesdeeljardínlavozdeOsvaldogrita,pormediodeunaltavoz:
—¡Protesto! ¡Estáis usando armas desleales y prohibidas por la convención deSan Remo! Estáis recurriendo al hipnotismo. Yo y mis hombres no logramospronunciaresapalabradecuatroletrasqueempiezapor«a»yacabapor«or»,peroquenoesni«ascensor»ni«aromatizador».Sinolodejáis,harébombardearelchaletconcuarentayochopianosdecola.
—Osvaldo—respondeAlbertoAlberto—,hasdesaberqueanosotrosnosocurrelomismo.Telojuroconlamanoenel«soldador».
—¿Qué?¿Acasoquieresdecirentu«trillador»?—No,no,quierodecirexactamenteenmi«subinspector».En este momento está claro que ni Alberto Alberto ni Osvaldo consiguen ya
pronunciar la palabra «corazón».Yvanya dos, con«amor». ¡Hanperdido la rimaquehizo,peseatantasluchasintestinas,sufortuna!
Laguerraquedainterrumpidainmediatamente.Poetasymúsicossonenviadosaloscuatropuntoscardinalesenbuscadelasdospalabrasperdidas.
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—¡Traedlasaquí,vivasomuertas!Seregistranlasmatas,seexploranlascavernas,serastreaelParqueNacionalde
los Abruzzos, se escalan los Alpes Cotienos; pero no se encuentra a «corazón» y«amor».Elcasoesque loshombresyanisiquiera logran llamarlosporsunombre.Cada vez que lo intentan, sólo consiguen gritar: «¡Retardador!»,«¡Ultracondensador!»,«¡Televisor!»,«¡BonoalPortador!»…
Lasinvestigacionesduranseismesesycientoveintedías.Despuéscesanporfaltade fondos. Alberto Alberto y Osvaldo, en efecto, tras haber derrochado todas susriquezasenlabúsqueda,reducidosalamiseriasededicanapedirlimosna.
Lasbandasseentreganalpillaje.Óscarvatirando,vendiendoenlosmercadoslaslágrimas del Poeta Llorón (posee aún siete hectolitros), pero para despachar elpreciosolíquidoseveforzadoasostener,mintiendodescaradamente,quesetratadeunalociónparahacercrecerlosdientes.
Losexpertossostienenquelaspalabras«corazón»y«amor»nohanhuido,nohansidoraptadasporforasteros,nosehanperdidoenelmonte,sinoquesimplementesehan gastado por el excesivo uso, como las pastillas de jabón cuando se reducen aminúsculasescamasquedesaparecensindueloporeldesagüedelabañera,entreunfunestogorgoteodeaguasucia.
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Eldoctorestáfuera
Cuando elTernana pierde, en casa o fuera, el doctor Foresti va a la oficina depésimohumor,llamaasufielsecretariayleordena:
—Noestoyparanadie.Laverdadesqueestá fueradesíde rabia.Tanfueradesíqueensudespacho,
sobrelabutacaanteelescritorio,quedansólosusropas,bajoelescritorioloszapatosconloscalcetinesdentro;yeldoctorForestipropiamentedichoseencuentrafueradela ciudad, en un sitio solitario, y vaga desnudo por los campos, echando fuera sudesesperación.
Lafielsecretarialosabe,peronoselodiceanadie.Loamaconlocurayantesdetraicionar su secreto sedejaría hacer pedazos.Aquienbusca al doctorForesti, porteléfonooconotrosmétodos,lerespondelapuraverdad:
—Estáfuera.TrasunahoritaodoseldoctorForestiregresaalahabitaciónyasuspantalones,
llama uno tras otro a los empleados que dependen de él y les regaña sin piedad,terminandosiemprelareprimendaconunterrible:
—¡Fueradeaquí!DepisoenpisosedifundelavozdequeeldoctorForestiestáfueradequicioy
todosbajanlacabezapensativossobrelosexpedientesnotramitados.Hay que añadir que, con independencia de las gestas del Ternana, el doctor
Forestilograconfrecuencia,porlosmotivosmásfútiles,enfadarsefueradelógica.Yentonceshelo aquí fuerade sí, fuerade la ciudad, fueradel camino, cadavezmásfuera…
Cadamañana llega a un sitio fuera del alcance, fuera de estemundo, donde seencuentrantodaslaspersonasalasquelarabiasacadesí.
—Tápese—diceunavozforastera—,nodéunespectáculo.EldoctorForestinotaconsorpresaquelosdemásestánmásomenosvestidosy
aceptaenpréstamounabatadeflores.—Sevequeustedesnuevo—diceunseñorconuniformedegeneralretirado—.
Aquí estamos bien organizados, ¿entiende? Hemos montado una especie deguardarropa, y así cuando llegamos aquí no tenemos que dar diente con diente defrío.
—Comprendo—diceeldoctorForesti—.Pero¿quédemoniode…?Quierodecir,¿quésitioeséste?
—EselPaísdeFuera,¿no?Echeunvistazoporahí.EldoctorForesti,con losojos fuerade lasórbitasdeasombro,descubrequeel
lugar está pobladísimo.Aparte de las personas fuera de sí pormotivos personales,hay numerosos campeones fuera de combate, flores fuera de temporada, monedas
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fueradeuso,ejemplaresfueradecomercio,discursosfueradelugar,cartasfueradetono, muebles fuera de serie, artistas fuera de concurso, uniformes fuera deordenanza, profesores fuera de su papel, liebres fuera de tiro, coches fuera de lacarretera, enfermos fuera de peligro, músicas fuera de programa y estudiantesmandados fuera de clase porque escribían notitas a sus compañeras. Hay tambiénalgúnfueradelaleyquedevezencuandoanimaelambiente,gritando:
—¡Fueraesacartera!Los otros no se descomponen. Suelen jugar en su mayoría a la brisca o al
cuatrillo.EldoctorForestiesinvitadoamablementeaserelcuartoenunapartidadeescoba,perodeclinadandolasgraciasporquenopuedeestarfueratantotiempo.
—Vuelvapronto,pues.—Nodejarédehacerlo.Regresa a su chaqueta, llama a la fiel secretaria y le pregunta si alguien ha
preguntadoporél.—Sí,alguienllegadodefuera.—Mándelofuerademivista.Dígalequefueradehorarionorecibo.LaverdadesquequierequedarsesoloparareflexionarsobreesagentedelPaísde
Fuera.—Gentesimpática.Mañanaharéotraescapadita.Alamañanasiguienteestátancontentoconlaperspectivadeunnuevoviajecito
fuerade sí, quenoconsigueenfadarse.Pruebacon la fiel secretaria, pruebaconelconserje,cuyavistasuelebastarparaponerlofueradesuscasillas…Nadaquehacer.
—Estoy fuera de tono—gruñe—.Después, por fortuna, empieza a enfurecerseconsigomismoporqueyanoescapazdeenfadarse,yenpocosminutosllegaalpuntojusto…Yaestáhecho.
—Salud, doctor Foresti—dice una voz—. ¿Volvió de verdad, eh? Muchos loprometen,perodespuésseolvidan.
Sonlosmismosamigosdeayer,preparadosparaunmuscientífico.Ademáshayalgún jugador fuera de juego y un ciclista que llegó a la meta fuera del tiempomáximo.Seestámuybien,alláfuera.Secharladeunascosasyotras,perotambiéndelasquinielas.HayallíunzapaterodeTorpignattaraqueganósetecientosnoventaynuevemillonesconunadetrece.
—¿Cómo?—preguntaeldoctorForesti—.¿¿Cuánto??—Setecientosnoventaynuevemillonesypico.—Perdonelaindiscreción,pero¿quéestáhaciendoaquí?—Ésaeslacosa,queridodoctor.Cuandoestuvesegurodehaberganado,nocabía
enmipellejodecontento.Ymeencontréaquí.—Pero¿porquénoregresaalláabajo?—Se lo acabo de decir: la piel se me quedó demasiado estrecha, no logro
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ponérmela. Unas veces me queda fuera un pie, otra las dos orejas… ¿Qué meaconsejausted?
—Podríacobrarelpremioporpoderes.—Ya,yasílosmilloneslosdisfrutamicuñado…—Sin embargo —dice el doctor Foresti, reflexionando—, habría un sistema.
Usted, supongamos, hace que cobre el premio una persona de su confianza. Estapersona se lo traeaquí;pero, antesdeentregarle eldinero,mete, supongamos,unamoneda falsa de cien liras. Usted cuenta el dinero, descubre la moneda falsa, seenfadatantoqueselepasaelcontento,adelgazahastaelpuntojusto,ysupielseleajustacomoantes.
—¡Esustedunfueradeserie!—exclamaelzapaterodeTorpignattaraenelcolmodelentusiasmo—:¡Sólomefíodeusted!Ahítienelaquiniela,cobrelossetecientosnoventaynuevemillonesyquédeseconelpico.
—¿Cuántoeselpico?—Sesentaliras.—Estupendo—dice el doctor Foresti—.Yo pongo otras veinte yme tomo un
magníficocafé.ElzapaterodeTorpignattaraentregalaquinielaaldoctorForesti.Todosaplauden.
EldoctorForestisepavoneaunpoco,conlabarbillahaciafuera,despuésregresaasudespacho,llamaalafielsecretariayleanuncia:
—Señorita, salgo fuera al aire libre, pero usted dígales a todos que estoy en elretrete.
—¿Puedo decir que está en el cuarto de baño? —pregunta la fiel secretaria,bajandolosojos.
—Esustedlasecretariaperfecta—apruebaeldoctorForesti.Correalbanco,sehaceanunciaraldirectoryengransecretolepregunta:—¿Se acuerda del desconocido ganador de los setecientos noventa y nueve
millonesenlasquinielas?—¿Yqué?—preguntaasuvezeldirector,conelcorazónenunpuño—.¡Fuerael
nombre!—CarmeloForesti:soyyo.—¡Fueralaspruebas!El doctor Foresti enseña la quiniela. El director se pone firme, con la barriga
haciadentroyelpechohaciafuera,abrazaalganadoryledeclara:—Ustedeselmáshermosodíademivida.Botones,rápido:traedmesetecientos
noventaynuevemillonesypico.¿Selosenvuelvo,doctor?—Tengo aquí una bolsa de plástico de la sastrería Eurilla, irá perfectamente.
Hastalavistaygracias.—Graciasausted.
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Antetodo,eldoctorForestivadeincógnitoacompraruncochefueradeserieyun fueraborda;después, sindejarseextraviarpor la repentina fortuna,vaa sucasa,esconde el dinero en la nevera y regresa a su oficina. De su comportamiento sededucequehadecididodejaralzapaterodeTorpignattarafueradelusufructodelosmillones.Peropara tener éxito en su intentonecesitarámuchapaciencia, evitar losenfados,nocorrerelriesgodevolveracaer—¡nuncajamás!—enelPaísdeFuera,dondeparaéltodoseríallantoycrujirdedientes.
Enotraspalabras,eldoctorForestiseveobligadoaconvertirseaojosvistaseneljefemástolerantequenuncaexistió:cariñosoconlossubordinados,alentadorconlafielsecretaria,democráticoconlosbotones,dulceconlosconserjesylosmotoristas,diplomáticoconlosvisitantes.Uncambiodetomoylomo.
Losempleadossepasanlanoticia:«Jefenuevo,vidanueva».EmpiezaelseñorCarliniaentrarsinllamar.Yél,queenotrostiemposlohabría
hecho volar fuera por la ventana, no pestañea. El señor Carloni, cuando el doctorForestilomandallamar,lepasaelrecadodequenotienetiempoporquedebeacabarde hacer los crucigramas; y él se queda tranquilo y plácido como el río Piave. ElseñorCarlucciesperaaqueeldoctorForestisalgaalpasilloylefrotaunacerillaenla espalda para encenderse el cigarrillo. Foresti sonríe con singular indulgencia.Elseñor Carlozzi le casca dos nueces en la cabeza, pues está momentáneamentedesprovisto de cascanueces, y Foresti se echa incluso a reír, diciendo: «Pero ¡québromistaesusted,señorCarlozzi!».
Detodoslospisosdelinmensoedificiolleganempleados,deplantillaointerinos,para hacer experimentos con el doctor Foresti. Colocan hornillos de alcohol en suescritorioparahacersehuevosalplato,leapaganlascolillaseneltarrodelacola,lepidenprestadoslostirantesparahacerseuntirachinas…
—Québuenapastatieneesehombre—dicentodos—,unapacienciafueradelocomún.
Lacuriosidadsepropaga.Empleadosque trabajanenotrosbarriosde laciudadpidenmediodíadepermisoparairaveraldoctorForestiyllevanalperroahacerpisjuntoasubutaca.Delejanasprovincias,con todos losmediosde transporte, lleganperegrinacionesdeempleadosparaescribirpalabrotasconcarboncilloenlasparedesdesudespacho.Yélsemantieneencalmacomoelmarcuandoestáencalma.Peroporlatarde,alsalirdelaoficina,vaaungimnasioarecibirclasesdepugilato,paraaprenderaencajarsinenfadarse.Dentrodeunpardeaños,cuandoelsastreacabedehacerleeltrajenuevo,huiráalasAzoresynadievolveráasaberdeél…
PerounmaldíaadoñaTeodoraMentuccia,queno tienenadaqueverconestahistoria,queni siquiera se sabe si es casadao soltera (¡locual es el colmo!), se lepasaporlacabezaqueolvidóregarlosgeraniosdelbalcónyseapresuraaremediaresaimperdonablelagunaenelmismomomentoenquebajoelmentadobalcón,está
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pasando el doctor Foresti. El agua fría, precipitándose desde el balcón tras haberbañadolasflores,riegatambiénlacabezadeldoctorForesti, le inundalanucaylepenetra por la espalda. El doctor Foresti, que no estaba preparado para este cruelgolpedeldestino,exclama:
—¡Mecagoendiez!Incapazdeentenderydequerer,seenfadatantoqueenunossegundosestáfuera
desí…Estáfueradelmundo…—¡Ah,aquíestánuestrodoctor!¡Fueraeldinero,sinvergüenza!El zapatero de Torpignattara deja a medias la partida y agarra de los pelos al
doctorForesti,mientrastodalagentedelPaísdeFuerasuspendesusactividadesparatomarnotadeaquelespectáculofueradelousual.
«Dicontodoelequipo»,piensaeldoctorForesti.Einmediatamentedecidefingirindiferenciayquidproquo.
—¿Quétienecontramí?—lepreguntaalzapaterodeTorpignattara—.Mirequeestá fuera de razón. Usted me confunde con mi primo, el doctor Semblante. Lesocurreamuchos,porquenosparecemoscomodosbilletesdediezmil.Sóloqueélesunverdaderosinvergüenza,siempredentroyfueradelaspatriascárceles.
—Hacetresmesesqueteespero—insisteelzapaterodeTorpignattara—,ynotesueltohastaqueescupasfueraesoscuartos.
Seoriginaun combatedeboxeo.El doctorForesti tieneunnuevomotivoparaalegrarse de haber dado clases de esta interesante materia. Con un directo a lamandíbula, seguido por un golpe al hígado y una patada a las canillas, ponerápidamentefueradecombatealpobrezapaterillo.
Pero los presentes no soportan su deslealtad y lo expulsan fuera del País deFuera… El doctor Foresti se encuentra de nuevo bajo el balcón de la señoraMentuccia,secándoseelcuelloylanuca.Sorpresa:adospasosdeélestáelzapaterodeTorpignattara: laderrotapork.o. lohaentristecido tantoquehapodidovolveraentrarensupropiapielyahorareclamasuhacienda,amenazandoaldoctorForesticondenunciarlocomoperseguidordezapateros.Yañade,paracolmo:
—¡Mira que tengo siete hermanos, los siete campeones de ligeros-pesados delLazio!
ElargumentoconvencealdoctorForestiderendirse.Elzapateroentrafinalmenteenposesióndeldinero,del fuerade serieyel fueraborda.Peroes, enel fondo,uncorazóndeoro.AldoctorForestiledejagenerosamenteelpico,esdecirsesentaliras,ynoleniegaunapalabradealiento:
—Ten,doctor;pruebaarehacertuvidaconesto.Peroquédatesiemprefuerademicamino…
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TratadodelaBefana
LaBefana sedivideen trespartes; la escoba, el saco, los zapatos rotos en lospies.Algunosladividendeotrasmanerasysonmuydueñosdehacerlo,peroyocreoestar en lo cierto. Ahora pasaré a describir una a una las tres partes, sinconfundirme.
PRIMERAPARTE.Laescoba
Despuésdel6deenero,laBefanadelaPlazaNavonasesirvedelaescobaparavisitarotrosmundos.VuelasobrelaLuna,sobreMarte,sobreAntares.Daunavueltaporlasnebulosasylosuniversos.DespuésregresaalpaísdelasBefanasdonde,antetodo, regañaa suhermanaporquenoha fregadoel suelo,nohadesempolvado losmueblesynoha ido a lapeluquería.Lahermanade laBefana esBefana también,peronolegustaviajar.Estásiempreencasacomisqueandochocolatinasychupandocaramelosdeanís.Esmásperezosaqueveinticuatrovacas.
Lasdoshermanastienenunatiendadeescobas.AbastecenatodaslasBefanasdela zona: la Befana de Omegna, la Befana de Reggio Emilia, la de Rivisondoli,etcétera. LasBefanas sonmiles, gastan unmontón de escobas, el negociomarchavientoenpopa.Cuandolasventasdisminuyen,laBefanalediceasuhermana:
—Lasventasdisminuyen.Esprecisohaceralgo.Yasetehabráocurridoalgunaidea,afuerzadecomerchocolatinas.
—Podríamoshacerunaliquidación.Elañopasado,conlaliquidación,vendimoscomonuevasinclusolasescobasarregladas.
—Encuentraalgomejor,sinotereduzcolaracióndecaramelos.LahermanadelaBefanaseexprimelasmeninges.—Se podría —dice— lanzar una nueva moda. Por ejemplo, la moda de la
miniescoba.—¿Quéentiendesporminiescoba?—Unaescobacortísima.—¿Noseráunpocoescandalosa?—Bah,protestaráalgunaviejabeata,peroyaveráscómolasBefanasjóvenesse
vuelvenlocasconella.La moda de la miniescoba hace furor. Al principio, las Befanas más ancianas
echan chiribitas, mandan peticiones a los periódicos de derechas, organizanmanifestaciones de protesta. Después empiezan también ellas a hacer pruebas aescondidas, en casa, con las cortinas bien corridas. Un buen día salen también enminiescoba.Lasmásavarassehanlimitadoacortaruntrozodelmangodelaescobavieja.Perolacosallamalaatención,ynohacenbuenpapel,porquelasproporciones
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estánmalcalculadas.Unpocodespuéslasventasvuelvenabajar.—Vamos—ledicelaBefanaasuhermana—.Aversiseteocurreotraidea,si
no,notedoydineroparairalcine.—Pero¡medadolordecabezadeestarpensandocontinuamente!—Quiennopiensanovaalcine.—¡Uf!¿Puesporquénolanzaslamodadelamaxiescoba?—¿Yquéeseso?—Unaescobalarguísima.Dosvecesmásdelonecesario…—Hummm…¿Noseráunaexageración?—Claroqueseráunaexageración.Yprecisamenteporesotendráéxito.El día que la primera Befana —una Befanita joven, joven, muy graciosa—
apareceporahíconlamaxiescoba,todaslasdemássevuelvenlocasdeenvidia.Secuentanveintisietedesmayos,treintayochocrisisdenerviosycuarentaynuevemilsollozos.Antesdelanoche,delantedelatiendadelasmaxiescobashayunafilatanlargacomodeaquíaBustoArsicio.
Al año siguiente la hermana de la Befana, a cambio de una caja de marronsglacés, inventa la escoba-midi. La Befana se hace rica y pone una tienda deaspiradoras.
Yconesoempiezanlosproblemas.PorquelasBefanas,alviajarenaspiradoraenvez de en escoba, aspiran nubes, cometas, pajaritos y pajarracos, paracaidistas,barriletes, meteoritos, satélites naturales y artificiales, planetoides, murciélagos,profesoresdelatín.UnavezunaBefanadistraídacapturaunaeroplanocontodossuspasajerosyseveobligadaarepartirlosadomicilio,unoauno,porlaschimeneas.
Laaspiradoravabienencasa,paralalimpieza.Paralosviajes,esmásprácticalaviejaescoba.
SEGUNDAPARTE.Elsaco
Una vez la Befana no se da cuenta de que en el saco de los regalos hay unagujero. Mientras hace su recorrido, los regalos caen sin orden ni concierto. UntrenecitoeléctricoacabasobrelacúpuladeSanPedroyempiezaagiraratontasyalocasasualrededor.UnmonseñordelVaticano,almirarporlaventana,veesacosaquejuegaaltiovivosobrelagrancúpulayleentransudoresfríos.
—Eseldiablo—grita—,eselfindelmundo.Otromonseñormiraelhorariodeferrocarrilesymenealacabeza:—DebedeserelexpressdeViterboquesehaequivocadodevía.Una muñeca cae cerca de la guarida de los lobos, que enseguida se hacen
ilusiones:
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—¡Ah!—dicen—,debedesercomoaquellavezdeRómuloyRemo.Lagloriaalalcancedelaplata.Criemosestacriatura;cuandoseamayorfundaráunaciudadyanosotros nos harán muchas esculturas de bronce que el alcalde regalará a losvisitantesilustres,paraquitárselosdeenmedio.
Crían amorosamente a la muñeca durante años y años. Pero no crece. Alcontrario,seestropea.Pierdeloszapatos,elpelo,losojos.Elloboylalobaenvejecensin gloria, pero comprenden que de todosmodos son afortunados, con todos esoscazadoresrondandoporahí.
Unabrigodevisón,regalodelcomendadorMambrettiasuamiga(queestambiénamigadesumujer,perounpocomenos),caeenCerdeña,adospasosdeunpastorque guarda sus ovejas. El pastor, en vez de escapar espantado gritando: «¡Losespíritus!¡Losespíritus!»,seponeelabrigoyestátancalentito.LaBefanaloveporel espejo retrovisor, vuelve sobre sus pasos, baja en picado sobre el redil, pero amedia altura se lo piensa: «Seamos justos—dice—, ¿quién necesitamás un buenabrigodepieles?¿Elpastorcillooesabenditachica,queyatienedosytienetambiénuncocheconaireacondicionado?».
Otra vez las Befanas, con la confusión de la partida —recuerdos,recomendaciones, accesos de tos, lagrimitas— confunden los sacos. La Befana deDomodossolatomaelsacodeMassalombarda,laBefanadeSarajevoeldeFriburgodeBrisgovia.Terminadaladistribución,sedancuentadequesehanequivocadoentodo.Seproduceunbuenbarullo:«Laculpaestuya,laculpaessuya,yoyalohabíadicho,selohabríasdichoatuabuela,etcétera».
—No perdamos tiempo llorando por la leche derramada —dice la Befana deRoma.
—Yonolloro—replicaunaBefanillarubiaconojosnegros—,sólofaltaríaquemeestropeaseelmaquillaje…
—Quería decir que no hay más que un remedio: volar sobre nuestros pasos,recogerlosregalosyentregarlosdenuevo,sinconfusiones,enladireccióncorrecta.
—Nisemeocurre—dicelaBefanillatanmona—,tengounacitaconminovioparairacomerunapizza,ymeimportanunpimientolasdireccionescorrectasylasequivocadas.
Y se van sin volverse. Pero las otras, suspira que te suspirarás, se ponen encamino.Pordesgraciayaestarde.EntodasparteslosniñossehanlevantadoyaparaverlosregalosdelaBefana.
—¡Diosmío,quedesastre!Nada,nadadedesastres.Losniñosestáncontentísimosasí,nohayniunoquese
quejedeljuguetequelehatocado.LosniñosdeVienahantenidolosregalosdelosniñosdeNápolesysediviertenlomismo.
—Ya entiendo—dice la Befana de Roma—, los niños de todo el mundo son
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igualesylesgustanlosmismosjuguetes.Ésaeslaexplicacióndelmisterio.—Quita allá—le dice un poco después su hermana, sirviéndose dos dedos de
Oporto—,ereslaidealistadesiempre.Nocomprendesqueentodoelmundo,ya,losniñosestánacostumbradosalosmismosjuguetesporquequieneslosfabricansonlasmismasgrandesindustrias.Losniñoscreenescoger…yescogentodoslomismo…,loquelosfabricantesyahanescogidoparaellos.
Nosesabebien,delasdoshermanas,cuáltienerazón.
TERCERAPARTE.Loszapatosrotosenlospies
TodoslosniñossabenquelaBefanatienezapatosrotosenlospies,porqueasílodicelacanción.Algunosniñosseríendeeso,porqueconloszapatosrotosseveeldedogordodelpie.Otrossufrenynoduermenporlanoche:«PobreBefana,tendráfríoenlasextremidadesinferiores»(dicenesoparadecirlos«lospies»,porquehanestadoenuncolegiodemonjas).
Sonmayoría los niños que se apiadan. Escriben a los periódicos, a la radio, aSabinaCiuffini.ProponenunacolectaparacomprarzapatosnuevosparalaBefana.Unabandadeestafadoresvaporlascasas,primeroenMilán,despuésenTurínyenFlorencia (en Nápoles, quién sabe por qué, no lo intentan), recogiendofraudulentamente los donativos. Recogen doscientos diez millones y escapan agastarlosaSuiza,aSingapuryaHongKong.
YlaBefanasigueconloszapatosrotosenlospies.Muchosniños,entonces,lanochedel5deenero,juntoalcalcetínvacíodestinado
arecibir losregalos,ponenunagranmedianegraconunletrero:«Para laBefana».Dentrohayunbonitopardezapatosnuevos,deseñoramayor,peroelegantes.Casitodosnegros,perotambiénmarronesoscurosobeiges.Detacón,demediotacón,sintacón.Conhebillaoconcordones.
LaBefanadeVigevano,nosesabecómo,seenteradelacosaantesquelasotras.¿Quéhace?Poneeldespertadorunahoraantesydalavueltaalmundoavelocidadsupersónica. Llena tres automotores de zapatos nuevos y regresa al país de lasBefanasmáscontentaqueunaspascuas.
En este punto la historia se divide en dos, porque los expertos en cienciabefanológicanoestándeacuerdosobrelacontinuación.
Hayexpertosbuenosyexpertosmalosysincorazón.Losexpertosbuenos sostienenque laBefanadeVigevano, al contemplar todos
aquelloslindoszapatos,detodaslasmedidas,piensaenlagentequeandadescalzayseconmueve.Entoncesrecogesucargamentoyvuelveadarlavueltaalmundopararegalarloszapatosamuchasmujerespobres.Ylesobran,aúnparamuchoshombrespobres:noimportaqueseanzapatosdemujer;mejorquepincharselospies,aellos
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tambiénlessirven…LosexpertossincorazóndicenencambioquelaBefanadeVigevanohaabierto
unazapateríaenelPaísde lasBefanasy seestáhaciendodeoro,vendiendoa susamigasloszapatosregaladosporlosniños.«Reclamoidénticasganancias,porqueaellaesoszapatosnolehancostadouncéntimo.¡Yencimalescargael impuestodelujo!».
«¡A la fuerza se ha hecho un automóvil con ocho ruedas y un tranvía todo deoro!»
Yonosoyunexperto,nosoybueno,nosoymalo:poresomiopiniónnocuenta.Posdata.Cuando le enseñéaunexpertomidescripciónde las trespartesde la
Befana,observóconunacarcajada:—Bientodo.Perosehaolvidadousteddelacosamásimportante.—¿Quées?—SehaolvidadodedecirquelaBefanallevaregalossóloalosniñosbuenos.A
losmalosno.Lomirédurantetreintasegundos,ydespuéslepregunté:—¿Prefierequelearranquelaorejaoquelecomalanariz?—Disculpe,¿quédice?—Lepreguntoquesiquiereunparaguazoenlacabezaounkilodemermeladaen
elcuellodelacamisa.—¿Cómosepermite?¡Mirequesoycasicomendador!—¿Cómo se permite usted, más bien, sostener aún que existen niños malos?
Póngasederodillasypidaperdón.—¿Quévaahacerconesemartillo?—Ledoyconélenelmeñiquesinojuraalpuntoquetodoslosniñossonbuenos.
Sobretodolosquenorecibenregalosporquesondemasiadopobres.¿Qué?¿Juraono?
—Lojuro,lojuro.—Perfecto.Mire,mevoyynisiquieraleescupoalacara.Soydemasiadobueno,
esoesloquesoy.
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Unoparacadames
Enero:Lospeces
—Tencuidado—lediceelpezgrandealpezchico—,esoesunanzuelo.Nolomuerdas.
—¿Porqué?—preguntaelpezchico.—Pordosrazones—respondeelpezgordo—.Laprimeraesquesilomuerdes,te
pescan,terebozanenharinaytefríenenlasartén.Despuéstecomen,condoshojitasdelechugadeguarnición.
—¡Arrea!Muchasgracias.Mehassalvadolavida.¿Ylasegundarazón?—Lasegundarazón—diceelpezgrande—esquetequierocomeryo.
Febrero:Elnúmerotreintaytres
Conozco a un pequeño comerciante. No comercia con azúcar ni con café, novendenijabónniciruelas.Vendesóloelnúmerotreintaytres.
Esunapersonahonradísima,vendegénerodeprimeray jamás robaenelpeso.Noesdeesosquedicen:«Ahítienesutreintaytres,señor»yencambioalomejoressólountreintayunoounveintinueve.
Lostreintaytressontodosdemarcagarantizada,desigualesenuncienporcien,tresdecenasytresunidades,conelacentoenlapenúltimasílaba.
Peronohacegrandesnegocios.Nohaymuchademandade treintay tres.Sóloquienesdebeniralmédicoentranenlatiendecillaycompranuno.PerotambiénhayquienescompranuntreintaytresusadoenPortaPortese.[8]Peroélnosequeja,detodos modos. Podéis mandar a su tienda a un niño, e incluso a un gato, con laseguridaddequenolosliará.
Esuntenderohonrado.Ensupequeñez,esunpilardelasociedad.
Marzo:Latarjetapostal
Éraseunavezunatarjetapostalsindirección.Sóloestabaescrito:«Recuerdosybesos».Ydebajolafirma:«Pinuccia».NadiepodíadecirsiestaPinucciaeraseñoraoseñorita,unaviejagruñonaounachavalaconvaqueros.Oalomejorunaespía.
Amuchagentelehubieragustadoquedarsealmenosunodeaquellos«recuerdos»ydeaquellos«besos»,almenoselmáspequeñito.Pero¿cómofiarse?
Abril:Elasedio
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ElgeneralTuthíaledijoalgranFaraón:—Majestad, esa ciudad no la tomaremos ni locos con un asedio normal. Hace
faltauntruco.—Ytú,¿lotienes?—Lotengo,sí.El general mandó disponer de noche mil grandes tinajas en torno a la ciudad
sitiada.Dentrodecadatinajahabíaunsoldadoarmadodepuntaenblanco.Despuéselejércitoegipciorecogióarmasybagajes,desalojóelcampo,sebatióenretirada.Lossitiadoscorrenalasmurallas,novenalosegipcios,venlastinajasygritan:
—¡Québien!Esloquenecesitamosparalarecoleccióndelasaceitunas.Se necesitaron cien carros para llevar las tinajas a la ciudad. Por la noche, los
soldados egipcios rompieron las tinajas, saltaron fuera, abrieron las puertas,prendieron fuego; el Faraón regresó con todas sus tropas.Moraleja: victoria total.Granfiesta,fuegosartificiales.
SóloelgeneralTuthíanosemostrabademasiadocontento.—¿Cómo?—dijoelFaraón—,tehedadolamásaltacondecoracióndelImperio,
una pensión de primera categoría, mil caballos, uno por cada tinaja, ¿qué másquieres?
—Nada,Majestad.Peropiensoquedentrodetresmilaños,enlaguerradeTroya,ungeneralgriegoharáconunsolocaballo loqueyohehechoconmil tinajas.Pordesgracia nosotros no conocemos aún el caballo y así ese otro se llevará toda lagloria.
—¡Guardias!—gritó entonces el Faraón—, agarrad a este traidor y cortadle lacabeza. Él no quería la ciudad, quería la gloria. Quería un poeta que hiciera subiografía.Con pasar a la historia no le bastaba: ¡quería también pasar a la poesía!¡Matadlo!
Mayo:Dialoguito
—¿Quéesperademílagente?—Quetúnoesperesnadadeella.
Junio:Lasaves
Conozco a un señor al que le gustan las aves. Todas: las de bosque, las demarisma, lasdecampo.Loscuervos, lasaguzanieves, loscolibríes.Lasánades, lasfochas,losverderones,losfaisanes.Lasaveseuropeas,lasavesafricanas.Tieneunabibliotecaenterasobreaves:tresmilvolúmenes,muchosdeellosencuadernadosenpiel.
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Adora instruirse sobre los usos y costumbres de las aves. Aprende que lascigüeñas,cuandobajandenorteasur,recorrenlalíneaEspaña-MarruecosolaotradeTurquía-Siria-Egipto, para esquivar el Mediterráneo: les da mucho miedo. Nosiempreelcaminomáscortoeselmásseguro.
Hace años, lustros, decenios que mi conocido estudia las aves. Así sabe conexactitudcuándopasan,seponeallíconsuescopetaautomáticay¡bang!¡bang!,nofallauna.
Julio:Lacadena
Lacadenaseavergonzabadesímisma.«Vaya—pensaba—,todosmeeludenytienenrazón:lagenteamalalibertadyodialascadenas».
Pasóporallíunhombre,agarrólacadena,subióaunárbol,atólosdosextremosaunasólidaramaehizouncolumpio.
Ahoralacadenasirveparahacervolarporlosairesaloshijosdeesehombre,yestámuycontenta.
Agosto:Entren
Eneltrenconozcoaunseñor.Conversamosagradablementesobreestoylootroytambiéndemáscosas.Enciertomomentoéldice:
—¿Sabe?,yovoyaDomodossola.—¡Bravo! —exclamo con admiración—. Ha hecho usted un magnífico
complementodedirecciónodestino.Adoptadeprontounaexpresiónsevera,hastaunpocodisgustada.—Mire—dicesecamente—,ciertascosasyoselasdejohaceralosotros.Yentodoelrestodelviajenomedirigelapalabra.
Septiembre:Aida
Nuestro pueblecito ha festejado ayer al señor Giovancarlo Trombetti, que entreinta años de trabajo ha grabado por sí solo y sin ayudantes la ópera Aida delmaestroGiuseppeVerdi.
Empezócuandoeracasiunniño,cantandoanteelmicrófonodesumagnetofónelpapeldeAida,despuéseldeAmneris,despuéseldeRadamés.Unotrasotro,cantóygrabó todos lospapeles.Y también loscoros.Comoelcorode lossacerdotes teníaqueserdetreintacantantes, lotuvoquecantar treintaveces.Despuésestudiótodoslosinstrumentos,delviolínalbombo,delfagotalclarinete,delatrompetaalcuernoinglés,etcétera.Grabó laspartesunaauna,después lasfundióenunacintacomún
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paraobtenerelefectodelaorquesta.Todo este trabajo lo ha hecho en un sótano alquilado con este fin, lejos de su
domicilio.Alafamilialedecíaqueibaahacerhorasextraordinarias.YencambioibaahacerAida.Hizolosruidosdeloselefantes,losdeloscaballos,losaplausosalfinaldelasariasmásfamosas.Parahacerelaplausodelfinaldelprimeracto,aplaudióélsolo, durante unminuto, tresmil veces, porque había decidido que al espectáculoasistirían tres mil personas, de las cuales cuatrocientas dieciocho debían gritar:«¡Bravo!», ciento veintiuna: «¡Estupendo!», treinta y seis: «¡Queremos un bis!», ydoce,encambio:«¡Animales!¡Esfumaos!».
Yayer,comohedicho,cuatromilpersonas,agolpadasenelteatromunicipal,hanasistidoalaprimeraaudicióndelaexcepcionalópera.Alfinalcasitodosestabandeacuerdoendecir:«¡Extraordinario!¡Parecemismamenteundisco!».
Octubre:Mevuelvopequeño
Es terrible volverse pequeño de este modo, entre las miradas divertidas de lafamilia.Paraellosesunabroma,lacosalosponedebuenhumor.Cuandolamesaesmás alta que yo, se ponen cariñosos, tiernos, afectuosos. Mis nietecitos corren apreparar la cesta del gato: evidentemente se proponen hacerme allí la cama; melevantandelsuelocondelicadeza,agarrándomedelcogote,mecolocansobreelviejocojíndesteñido,llamanaamigosyparientesparadisfrutardelespectáculodelabueloenlacesta.Ycadavezmevuelvomáspequeño.Mepuedenencerrar,ya,enuncajónconlasservilletas,limpiasosucias.Enelcursodeunosmesesyanosoyunpadre,unabuelo,unestimadoprofesional,sinounchismitoquesepaseaporlamesacuandolatelevisión no está encendida. Van por la lente de aumento para mirarme las uñaspequeñísimas.Dentrodepocobastaráunacajadecerillasparacontenerme.Despuésalguienencontrarálacajavacíaylatirará.
Noviembre:Losperiódicos
Conozcoaotroseñoreneltren.HasubidoenTerontolaconseisperiódicosbajoelbrazo.Comienzaaleer.
Lee la primera página del primer periódico, la primera página del segundoperiódico,laprimerapáginadeltercerperiódico,yasísucesivamentehastaelsexto.
Despuéspasaaleerlasegundapáginadelprimerperiódico,lasegundapáginadelsegundoperiódico,lasegundapáginadeltercerperiódico,ysigueasí.
Después inicia la tercera página del primer periódico, la tercera página delsegundo,conmétodoydiligencia,tomandodevezencuandounasnotasenlospuñosdelacamisa.
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Derepentemeasaltaunpensamientoespantoso:«Si todos los periódicos tienen el mismo número de páginas, bien, pero ¿qué
sucederásiunperiódicotienedieciséispáginas,otroveinticuatro,otrosóloocho?Alverfracasarsumétodo,¿quéharáestepobreseñor?».
PorsuertemebajoenOrteynomedatiempoaasistiralatragedia.
Diciembre:Eldiccionario
Una página del diccionario sobre la cual medito a menudo es aquella dondecohabitansilenciosamente,sinsaludarsenuncanifelicitarseelañonuevo,laortiga,laoruga,laortografíayelorzuelo.
Lacosameintrigabastante.Mientrasmeimaginoalaorugadedicadaacomerselaortigaparaqueelorzuelocrezca libremente,nada turbamipaz.Perodespuéselorzuelo se pone a enseñarle ortografía a la oruga, a la cual, siendo un bichito, leimporta un bledo. En estemomento pasa, por lamisma página, un curaortodoxo.¿Por quién estará rezando? ¿Por la oruga difunta, por elorzuelo loco o por todosaquellosquesufrenporculpadelaortografía?Estainterrogaciónabreantemisojosunauténticoabismo,enelfondodelcual—oseaenelfondodelapágina—ambulasolitarialapalabraortógrafo.Parecequesignifica:«personaqueseocupaotratadeortografía».Perosusonidoesespantoso.Quizáseaunapalabracaníbal.
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Nota
Estos cuentos aparecieron semanalmente en la tercera página del diarioPaeseSeraapartirdelmesdeagostode1972.
Dosdeellos—MissUniversodeojosdecolorverde-venusyExtrañosazaresdelaTorredePisa—son refundición de otros dos, publicados por primera vez en elvolumenGipeneltelevisoryotrashistoriasenórbita,delaeditorialMursia,quehaaccedidoamablementealanuevaredacciónyedición.
El título del séptimo cuento, Me marcho con los gatos, me fue ofrecidogenerosamenteporelpintorGianPaoloBerto.
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GIANNIRODARINacióenOmega,Piamonte,en1920.Estudióyejercióelmagisterio,peroapesardesuinterésporlaenseñanzalaabandonóparaseguirsuvocacióndeescritor.DurantelaSegundaGuerraMundialseunióalaresistenciaitalianay,después,tomóparte muy activa en la divulgación de la nueva pedagogía desde las diversaspublicaciones y periódicos a los que le abrió las puertas su carrera de periodista.Empezóa escribirparaniñosen1950yalternó lapublicaciónde sus libros con ladireccióndepublicacionesparaadultos,jóvenesyniños,lacolaboraciónenprensaoladireccióndeunacoleccióndelibrosdeeducación.En1970seleconcedióporelconjunto de su obra el más alto galardón: el premio internacional Hans ChristianAndersen.Fallecióen1981.
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Notas
www.lectulandia.com-Página143
[1]Literalmente:«Huelemantequillas».(N.DelT.)<<
www.lectulandia.com-Página144
[2]Diariocomunistadelatarde.(N.delT.)<<
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[3]EselprotagonistadeunadelashistoriasdeCorazón,deEdmundodeAmicis,queparaayudarasupobrepadre,sobrecargadodetrabajo,sepasalasnochescopiandodireccionesensobres.Esunprototipodelhijoabnegado.(N.delT.)<<
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[4] Personajes del cuento Pinocho de Carlo Collodi. El Hada es la protectora dePinocho;yelPescadorVerdeapuntoestádecomérseloconotrospescaditosenunadelasaventurasdelmuñeco.(N.delT.)<<
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[5] Es uno de los principales personajes de la novela de AlessandroManzoni LosNovios. Encaprichado con una campesina de sus tierras, Lucía, le hace la vidaimposible.(N.delT.)<<
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[6]PietroTascal,llamadoelFornaretto(«ElPanaderillo»),jovenpanaderovenecianoinjustamenteacusadodeasesinatoyahorcadoen1507.(N.delT.)<<
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[7]Juegointraducible,porqueeselnombredeCristóbalColón(CristóforoColombo,en italiano). Lo hemos traducido tradicionalmente en castellano. Emilio Colombo(1884-1947) fue un periodista deportivo, que dirigió durante muchos años LaGazzettadelloSport.(N.delT.)<<
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[8]EselrastrodeRoma.(N.delT.)<<
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