En lo alto de las montañas vivía un vaquero que tenía unas vacas de color blanco, porque en aquellos tiempos todas las vacas eran de ese color.
Esa mañana salió a buscar las vacas pero no las encontró. Buscó y buscó por toda la montaña, pero nada. Miró en los pozos, en el río y ¡hasta debajo de la cama! ¡Pero nada! Las llamó por su nombre: Margarita! Candela!
Y de repente escuchó: MUUUU!, MUUU!
¡Claro!, ¡ya sabía lo que había pasado!. Las vacas al ser tan blancas no se distinguían en la nieve.
Para que no le volviera a pasar las pintó de negro.
Y se fue para casa. Al llegar la noche le entraron unas ganas tremendas de beber leche y salió a ordeñar las vacas.
Buscó y buscó por toda la montaña. Miró en los pozos, en el río y ¡hasta debajo de la cama! ¡pero nada! Las llamó por su nombre: ¡Margarita! ¡Candela!
Hasta que escuchó un ¡MUUU! que lo dejó sin sentido.
Cogió un bote de pintura blanca y como ya estaban pintadas de negro les hizo unas manchas blancas. Así las manchas blancas y negras serían visibles tanto con nieve como en la oscuridad.