FACULTAD DE CIENCIAS DE LA ADMINISTRACION MARZO 2002 N° 27 ISSN 0120-4645
LA REVISTA CUADERNOS DE ADMI NISTRACiÓN ES UNA PUBLICACiÓN DE LA FACULTAD DE CIENCIAS DE LA ADM INIST RACiÓN DE LA UNIVERSIDAD DEL VALLE
Comité de Publicaciones Rafael Carvajal (Coordinador)
Carlos 1 ván Aguilera Belisario Moreno
Fernando Cruz Kronfly Diego Israel Delgadillo Rodríguez
Editor Rafael Carvajal
Asistente Comité Luz Deysi Gallo Ruiz
Composición e Impresión Artes Gráficas del Valle Llda.
Telefax: 333 2976
Fecha de publicación Marzo de 2002
Pedidos Coordinación Administrativa
Facultad de Ciencias de la Administración Universidad del Valle
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Cali - Colombia Sur - América
Los conceptos expresados en esta revista son de responsabilidad exclusiva de sus autores; éstos no comprometen ni al Comité de Publicaciones
ni a la Facultad de Ciencias de la Administración
REVISTA CUADERNOS DE ADMINISTRACiÓN
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Comité de publicaciones Rafael Carvajal (Coordinador)
Carlos Iván Aguilera Belisario Moreno
Fernando Cruz Kronfly Diego Israel Delgadillo Rodrfguez
Editor Rafael Carvajal Baeza
Asistente Comité Luz Deysi Gallo Ruiz
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REVISTA CUADERNOS DE ADMINISTRACION
CUADERNOS DE ADMINISTRACiÓN FACULTAD DE CIENCIAS DE LA ADMINISTRACiÓN / N" 27/ MARZO DE 2002
ISSN N° 0120 • 4645
7 Presentación
13 El mundo del trabajo y las organizaciones desde la perspectiva
de las prácticas inhumanas Fernando Cruz Kronfly l ' \¡
23 De lo inhumano y lo humanizable en las relaciones de subordinar.ión.
Filosofía, historia y sociología del Humanismo en la empresa de negocios
Rafael Carvajal B. ~ )
9 / La competencia como prolongación de la guerra con otros medios:
Una deconstrucción socio-analítica Burkard Sievers ) '
133 Administración y Hermenéutica.
Apones para una administración comprensiva Rodrigo Muñoz G. N fl L
147 Recursos Humanos: Una perspectiva humanista
Carlos Iván Aguilera C. 1 f V
161 Paradigmas de la cultura organizacional
Alvaro Zapata Domínguez 1 ' )
187 El desarrollo de habilidades gerenciales para el Tercer Sector.
Un marco conceptual y una metodología Karem Sánchez de Roldán
225 La construcción social del futuro.
Anotaciones desde la previsión humana y social Javier Medina Vásquez
265 Liderazgo y Administración
Leonel Monroy
289 VARIOS
291 Las paradojas del pensamiento Jjberal.
A propósito del fenómeno multicultural Rafael Carvajal Baeza
PRESENTACiÓN
Nos place entregar a los interesados en la gestión de organizaciones (empresarios (as), obreros (as), empleados (as), estudiantes, p:ofesionales, etc.), una nueva publicación dedicada a la promoción argumentada del pensamiento y la praxis humanista. No solo se trata de la necesaria insistencia en el tema a fin de que no muera en las urgencias diarias, también, como veremos, hay necesidad de seguir investigando y hacer la divulgación de nuevos tópicos que están enriqueciendo la perspectiva humanista.
Por supuesto, no pretendemos cubrir el universo de perspectivas a las que debemos esa visión enriquecida del humanismo organizacional, pero si de ofrecl!r una convincente demostraciÓn de lo mucho que podemos hacer para avanzar más allá de lo que nos legaron las primeras generaciones de humanistas en el campo organizacional.
En lo que resta de esta presentación me limitaré a resaltar de los artículos lo que hay de novedoso en el tra
tamiento de lo humano frente a lo que se ha constituido como su tradición. Es pues, una presentación sesgada a objeto de enfocar la perspectiva humanista que inspira estos artículos, pero desde luego, pueden y deben ser leídos a partir de otros focos de gran interés.
Tenemos, en primer lugar, un par de artículos sobre el humanismo en el marco de las relaciones de subordinación, y en los que paradójicamente, lo inhurr:ano se convierte en el punto de !"eferencia para examinar el pens::miento y la praxis humanista. El artículo del profesor Cruz Kronfly (El Mundo del Trabajo y las Organizaciones desde la Perspectiva de las Prácticas Inhumanas) nos depara sorpresas. Para empezar, apoyado en la tesis freudiana del "narcisismo de la diferencia menDr" sostiene que el sueño de unas relaciones de igual a igual entre jefes y subordinados está destinado a la frustraciÓn. En el lugar de estas pretendidas relaciones entre iguales se asomará en forma suti l pero efectiva el trato inhumano del superior al subordinado. Pero no hay que esperar el maltrato descarado para identificar el fenómeno; en la forma de nombrarlo (¡sabandija!), de verlo (como alguien de inferior rango o categoría) , en el ritual de la orden (el superior tutea al subalterno, pero no este al superior), etc., advierte el profesor Cruz la presencia de lo inhumano en la organización. Por supuesto, el artículo posee la riqueza y la fuerza argumentativa que no podemos presentar. Pero hay más, al dar cuenta de lo inhumano resulta ineludible el replanteami.:mto acerca de las aspiraciones humanistas. El diagnós-
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tico no es el acostumbrado, no podemos pretender que de modo gradual pero seguro la propuesta de un trato "más humano" terminará por fin en la construcción de relaciones "entre iguales" que hará en adelante innecesaria la preocupación por el ser humano. Olvidémonos de tal cosa. El humanismo se habrá de entender como una tarea permanente en razón a que no podemos esperar un final feliz, pues la identidad narcisista del superior se agitará inquieta en cuanto perciba la pretensión igualitaria del subordinado. Dejemos que el profesor Cruz nos los acabe de explicar.
¿Pero es esta "tarea permanente" todo lo que hay para hacer una vez admitimos con el psicoanálisis la irreductibilidad de lo inhumano a cuenta de la identidad narcisista del superior? Este es el interrogante de partida que formula el profesor Carvajal en "De lo Inhumano y lo Humanizablt' en las Relaciones de SubordinaciÓn". Apoyado en la filosofía Hegeliana del "señorío y la servidumbre" y en la sociología de la vergüenza expuesta por Norbert Elías, argumenta el plausible y conveniente examen de las relaciones de autoridad a partir de la experiencia vital del subordinado. En este sentido, el texto enfoca el problema desde una perspectiva inusual en nuestros días; "desde abajo", y "no desde arriba" como se hace corrientemente. ¿Qué balance nos reporta este ángulo de visiÓn? Si la interpretación que se ha hecho de Hegel y de la historia del occidente moderno es correcta, entonces se deberá modificar la apreciación dominante que tenemos
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del humanismo en las organizaciones. En primer término, no sólo se trata de humanizar al superior, también al subordinado. En segundo lugar, junto a los encarecidos obstáculos que a la humanización oponen fenómenos de orden antropológico, como los expuestos por el psicoanálisis, aparecen otros de naturaleza histórica y cultural. Naturalmente, susceptibles por ello mismo a la intervención deliberada del ser humano. En tercer lugar, se amplia el inventario de problemas a resolver, en particular, el de la vergüenza como experiencia vital que ha devenido en instrumento de disciplinamiento capaz de amenazar el soporte moral sobre el cual descansa la convicción moderna del ser humano como sujeto moralmente valioso. Finalmente, sin ceder a ia tentación de suprimir la irreductibilidad de lo inhumano que hay en el superior, se esboza la reflexión encaminada a explicar cómo puede recuperar el subordinado su valía pese al terco prurito narcisista del superior. Esto nos conducirá a re interpretar la historia del humanismo crganizacional y a la formulación de otro repertorio de propuestas.
El artículo de Burkard Sievers "La Competencia como Prolongación de la Guerra con Otros Medios: Una Deconstrucción Socio-Analítica", constituye su primera iniciativa de colaboración con esta revista. Nos halaga publicar su contribución, pues además de su generosidad con este esfuerzo, viene también a informamos sobre "el lado oscuro", o por qué no, de lo inhumano que hay en la organización cuando se lanza a la competencia. En efec-
to, apoyado en el socioanálisis (el psicoanálisis aplicado a grupos y organizaciones) pone de presente que a través de la competencia las organizaciones ponen en marcha el dispositivo emocional que caracteriza la guerra y justifica la crueldad. Esto fue lo que halló en el caso de la Volkswagen, una de las más emblemáticas empresas de la poderosa industria automotriz alemana. Este investigador encuentra que la dimensión psicótica de la guerra. Esto es, la elaboración alienada y paranoica del duelo (es decir, del otro como causante de la pérdida del objeto amado) está presente en la competencia y se expresa en ideas asociadas como la expansión, la aniquilación, el dominio hegemónico del mercado, etc., ciertamente, aquí no hay necesariamente muertos y genocidios, pero cuando se acusa a la competencia de hacer la guerra se actúa con la psicosis que le es propia. Bajo esta perspectiva, el uso de la guerra como simple metáfora es falso. Es decir, más que una inocente metáfora es un ténnino al que se apela porque la dinámica emoti va de la competencia es semejante a la dimensión psicótica de la guerra. Así pues, el socioanálisis viene a revelar que tras la retórica pacifista del bienestar y el progreso, la competencia actúa animada por el sadismo.
Nos satisface la colaboración brindada por el profesor Rodrigo Muñoz de EAFIT, pues de esta forma no solo contribuye a estrechar los necesarios vínculos para formar comunidad académica, sino que además aporta significativamente a la comprensión de los problemas del saber y la praxis admi-
nistrativa. Su texto; «Administración y Hermenéutica. Aportes para una administración comprensiva" desarrolla una bien argumentada e inquietante reflexión de naturaleza epistemológica alrededor del objeto de la administración como disciplina del conocimiento. Pero sin perder el rulo de continuidad nos hace caer en cuenta que las deficiencias presentadas por las definiciones convencionales del objeto de estudIO, no son ajenas a los problemas que experimenta la promoción del humanismo en las organizaciones. En esta oportunidad, el problema a tratar, con ayuda de la hermenéutica de HansGeorg Gadamer, es la reducción del sujeto humano, y de modo particular los obreros y empleados, a solo una de las facultades filogenéticas que definen desde tal perspectiva el ser humano. Se refiere el profesor Muñoz a ese hacer o ejecutar divorciado del pensar que se ha puesto en marcha desde la revolución industrial. Estamos pues frente a otra inquietante forma de asediar la aspiración humanista, pues el pensar-hacer que tan plausiblemente defme lo humano es fracturado con consecuencias t.al vez inconfesables.
A riesgo de una perogullada, parece lógico pensar que antes de afirmar su razón para protagonizar la rustoria, el humanismo ha de responder a la cuestión de qué son los seres humanos. Como se sabe, esto ya es un gran debate, la filosofía, la religión, la antropología, las diversas ciencias humanas, etc., nos ofrecen cada una por separado diversas respuestas, muchas de ellas contradictorias entre sÍ. Por otro lado, sabemos que la diversidad
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de posturas adscritas al humanismo organizacional se inspiran o comparten la visión del ontos que hay en las disciplinas mencionadas, aunque dicho sea de paso, no siempre se construyen con esa cIase de diálogo y discusión minuciosamente argumentada que se exige de una reflexión interdisciplinaria en el campo de las ciencias sociales. Sin embargo, pocas veces el humanismo organizacional se acerca a la literatura y en especial a la novela, para interrogarla acerca del fenómeno humano. ¡Impresentable! pues resulta imposible dejar de reconocerla como una auténtica ontología, particularmente del sujeto moderno. Pues bien, este es el mérito del profesor Carlos Iván Aguilera. Su artículo; "Recursos Humanos: una perspectiva humanista" nos invita a investigar en la novela la percepción que del ser humano ha elaborado la sensibilidad literaria. Como se observará, la organización se percibe como inédita decepción cuando tenemos como referente la agónica esperanza de aquél coronel que no tiene quién le escriba.
Estamos infonnados del protagonismo que ha tenido en los últimos años el paradigma de la cultura organizacional en el debate acerca de cómo mejorar el desempeño de las organizaciones. Al respecto, el artículo del profesor Zapata, "Paradigmas de la Cultura Organizacional" es una oportuna contribución como quiera que nos permite disponer de algo así como una cartografía muy útil para que el interesado pueda identificar las numerosas contribuciones al tema y las diferencias que se presentan entre sí. Pero al
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margen de esto, parece que la gran resonancia de este paradigma en la preocupación por el desempeño de la organización, no ha permitido observar su deuda con el humanismo. Quizá esto caracterice las contribuciones que se han hecho desde la llamada "Cultura Corporativa", y por eso no hay que extrañarse de que se hallan convertido en blanco de la crítica que se hace desde "El Humanismo Radical". A esta crítica debemos, entre otras cosas, el señalamiento de las deficiencias del paradigma en cuestión en relación con las preocupaciones que han dado motivo al movimiento humanista. Es importante subrayar este punto, porque de otro modo la recepción acrítica de esta aún vigorosa corriente podrá ofertarla como la panacea que no requiere detenerse en la cuestión humanista porque pretendidamente es innecesario. Sin embargo, nada más lejos de la verdad, por esto invitamos a la lectura del profesor Zapata.
Cada vez más nos familiarizamos con las "organizaciones del tercer sector", también se sabe -pero merece más difusión- que en buena medida han surgido como alternativa al fracaso del Estado y el mercado para saldar parte de la cuenta con las aspiraciones humanistas. Pero en cambio, es poco lo que se sabe acerca de cómo administrarlas y qué insumos resultan necesarios para un desempeño eficaz. En principio, el sentido común parece aconsejar la transferencia de las prácticas usuales en las organizaciones del sector privado. Frente a esta postura, la profesora Karem Sánchez, en su ar-
ticulo "El Desarrollo de Habilidades Gerenciales para el Tercer Sector. Un marco conceptual y una metodología", emprende un examen de la racionalidad instrumental que informa la estructuración de las organizaciones y los procesos decisorios en clave humanista. Como resultado nos argumenta que esta racionalidad, tan propia del mundo de los negocios, difícilmente, por decir lo menos, supera el test de esa vertiente del humanismo que insiste en la responsabilidad social de las organizaciones. Naturalmente, si el plan- . teamiento es acertado las organizaciones del tercer sector comprometidas con la causa humanista deberán revisar cuidadosamente el rol que pudiese jugar en ellas la racionalidad instrumenta! y emprender el esfuerzo para determinar el papel que deben desempeñar otras formas de racionalidad. Pues bien, en aras de profundizar en este punto, la profesora Karem Sánchez nos presenta el caso EGEDES, de la fundación Carvajal, y apoyada en él, discute e ilustra la forma como se ha de materializar esa otra racionalidad en el papel desempeñado por la gerencia y la formación que para esto se precisa. Como resultado de todo lo anterior termina por argumentar la necesidad emergente de una "gerencia social" para las organizaciones del tercer sector.
En "La Construcción Social del Futuro. Anotaciones desde la previsión humana y social", del profesor Javier Medina, nos encontramos con una detallada y discutida descripción sobre lo que genéricamente podemos reconocer como las formas de representación del futuro en la historia. En
este orden de ideas, nos encontramos con importantes consideraciones acerca de conceptos como el destino, el porvenir, el devenir, etc. Hasta aquí pisamos un terreno conocido en las ciencias sociales y en la filosofía de la empresa y el Estado modernos. Pero lo que aun no se acaba de difundir en medida deseable, es que el futuro es ahora objeto de iilVestigación sistemática, razón por la cual se empieza a divulgar el surgimiento de los "Estudios del Futuro", en los que ha tenido gran relevancia la prospectiva, un concepto cada vez más familiar tanto en las organizaciones públicas como privadas. Por supuesto, el articulo nos ayuda a situar este paradigma en el conjunto de las reflexiones que desde siglos atrás se han detenido en el futuro. Pero lo que resulta ahora más relevante es que el texto suministra al lector información y elementos de juicio para observar todo este conjunto de preocupaciones a partir de la "previsión humana y social"; un nuevo paradigma en el campo de los estudios del futuro. Así pues, el texto nos aproxima a la panorámica histórica del tema y por ello resulta de gran interés. ¿Pero es esto relevante para ¡k':nsar el humanismo? ¡Afirmativo! ya en ese primigenio humanismo que late en el cristianismo podemos reconocer lo que será una característica definitoria del humanismo occidental. Me refiero al futuro como promesa, esperanza y problema a resolver. Pues bien, la "previsión humana y social" participa tánto de las convicciones humanistas, que se presenta como un auténtico deber moral como quiera que hemos empe-
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zado a entender que el porvenir del mundo y la humanidad reposa en el sujeto humano responsable.
El artículo "Liderazgo y Administración" del profesor Monroy, se pregunta por el vínculo entre liderazgo y administración, a fin de examinar la importancia que puede tener para la organización la promoción delliderazgo. En este orden de ideas, el profesor Monroy hace hincapié en la conveniencia de hacer la diferencia entre distintos tipos de liderazgo y el beneficio que reporta a la organización y sus miembros. De este modo se revela en la organización la presencia de distintos sujetos, que pueden perfectamente coexistir en una misma persona, y sobre los cuales se fundamenta la razón de ser de distintos tipos de liderazgo. Uno sería el del sujeto humano como "Horno Faber", es decir, el sujeto que reclama el liderazgo profesional, su experiencia, su experticia, etc. Otro sería el sujeto humano como ser social y fOljador de intereses comunes que reclama el liderazgo social. Finalmente, un sujeto éticamente motivado y por ello en busca del liderazgo moral capaz de proyectar en el escenario social las pautas de comportamiento que dignifican la existencia humana. Pues bien, con esta clasificación el profesor Monroy nos explica el rol del liderazgo en las organizaciones.
Finalmente, en la sección varios, tenemos "Las Paradojas del Pensamiento Liberal. A propósito del fenómeno multicultural". En este artículo el profesor Carvajal centra su atención
12 PREsENrACIÓN
en el esfuerzo que han venido haciendo algunos destacados pensadores contemporáneos para hallar una solución liberal al problema multicultural. Sin embargo, no está lejos de la preocupación humanista que inspira la presente publicación. En efecto, el fenómeno multicultural no sólo amenaza la vigencia del Estado nacional de corte monocultural. Algo más grave es que el tratamiento del problema amenaza el avance que dentro de este marco se logró para promover la igualdad en distintos aspectos. En este sentido podemos decir que la pretendida configuración monocultural de los estados se legitimó, entre otras cosas, porque de este modo se hizo efectivo el compromiso con una de las mayores aspiraciones del ideal humanista moderno. Sin embargo, la dificultad para "acomodar" la diferencia cultural que portan los inmigrantes, las etnias, credos religiosos, e incluso las comunidades que luego de "hivernar", en el estado Nacional, reivindican ahora antiguas tradiciones y nuevos derechos políticos, conlleva el peligro cierto de conducir a prácticas discriminatorias y al surgimiento de una estratificación ciudadana en la que mal se esconde el menosprecio y el odio por el otro diferente. Pensemo~ por ejemplo en Kosovo, la India, el África Negra, etc. En este orden de ideas, el artículo es una invitación a pensar el humanismo desde la renovada tradición filosófica liberal.
RAFAEL CARVAJAL. Editor
El mundo del trabajo y las organizaciones
desde la perspectiva de las prácticas inhumanas l
Fernando Cruz Kronfly1.
I Fragmento tomado de un texto de mayor extensión, en elaboración, que el autor espera publicar en forma de libro en el inmediato futuro.
1 Profesor titular de la Facultad de Ciencias de la Administración de la Universidad del Valle. Doctor Honoris Causa en literatura. Integrante del Grupo de Humanismo y Gestión.
La modernidad, en la era del capitalismo, es la época por excelencia de las organizaciones. Entre el mundo moderno y el reino de las organizaciones existe un tejido de relaciones mutuamente constituyente. Pues bien, desde hace muchas décadas, las organizaciones empresariales públIcas y privadas han venido insistiendo en la necesidad de considerar al suboniinado en su seno y en los procesos de uabajo, como un ser humano. ¿Por qué razón tanta insistencia, respecto de algo que parece tan obvio? ¿A qué se debe la pertinaz resistencia que actúa en eljefe, capaz de malograr algo que parece tan axiomático a la conciencia modernac! ¡Qué descubrimiento!: el trabajador y el empleado también son seres humanos por igual, no lo sabíamos. ¡ Y qué generosidad el admitirlo! Finalmente. ¡qué "novedad" de algo tan obvio!
Al trabajador y al empleado hay que tratarlo entonces, de ahora en adelante, r,omo a un verdadero ser humano, puesto que a todas luces lo es. Hasta aquí. vale la noble intención. Pero ocurre que la mítica del progreso se mezcla con la propuesta de un trato más humano al subordinado, mezcla de la cual deriva la muy discutible suposición según la cual si se continúa avanzando por esta generosa dirección, estaríamos garantizando que, efectivamente, vamos avan-
zando camino de la solución, por la vía de la eliminación definitiva de lo inhumano en el trabajo. ¿Es esto realmente así? ¿El gran programa de nuestro tiempo consiste. entonces. en propiciar y en propender por organizaciones cada vez más humanas, como la ardilia que acumula en su nido nueces de humanidad hasta que el nido esté completamente lleno y el objerivo plenamente cumplido? ¿Se puede aspirar a organizaciones. empresarios, gerentes y administradores cada vez más humanos, camino de una Solución final. de una salida entendida como la eliminación definitiva de lo inhumano en el reino del trabajo?
Pero, si lo anterior resulta imposible o al menos bastante ingenuo, habida cuenta de la bancarrota del hechizo del progreso, entonces ¿qué hacer? ¿Aceptar que no existe salida alguna y por tanto no hacer nada, o por el contrario proponerse un programa permanente contra lo inhumano en la cultura? Pues bien, en este segundo caso, que parece lo más sensato, la tarea h2.j' que proponérsela como una tarea permanente, a sabiendas de que dicho programa tendría qu~ ser recomenzado cada que nace un niño. Se trata de un programa auténticamente secular y por fuera del hechizo del progreso entendido como camino que conduce a una Solución final y definitiva de lo inhumano, ejecutado por
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sujetos y sobre sujetos humanos situados a conciencia en la dimensi6n trágica de la existencia, capaces de depositar todo el optimismo de su coraz6n y de los sentimientos en él y luchar, contra el pesimismo de la raz6n y asumiendo la tragedia humana con realismo y alegria, para que el mundo futuro del trabajo no sea entendido como un paraíso ut6pico idealizado e irreal, donde lo inhumano haya sido borrado para siempre, sino más bien como el resultado de un programa de humanización permanente -aunque nunca progresivo-, a sabiendas de que lo inhumano es constitutivo de la identidad humana y de que, por lo tanto, resulta ineliminable de la cultura y del reino del trabajo.
Demasiadas condiciones, quizás, para muy precarios logros. Pero, si esto es viable, este sería el camino a seguir, sin pensar que por eso mismo la humanidad o parte de ella se consideren en estado de ir avanzando hacia la Solución definitiva de lo inhumano en la cultura y en el trabajo. Lo que deseo enfatizar, entonces, es que la eliminación de lo inhumano de la condici6n humanan no debe hacer parte de un programa realista para las organizaciones, la sociedad y la cultura. Lo inhumano es ineliminable, pero es posible inhibirlo, desviarlo, controlarlo, reglamentarIo. El control de lo inhumano debe enfrentarse entonces como un programa permanente, como algo que hay que empezar todos los dias, como algo que debe recomenzar siempre que nace un ser humano. Porque todo ser
humano tiende a mirar la düerencia del otro como una amenaza a su identidad, y a organizarse en torno de un "nosotros" respecto del cual "ellos", es decir los demás suelen ser vistos como extraños, sospechosos, enemigos. Todo lo cual se acentúa cuando existen intereses diferentes de por medio, capaces de marcar la frontera de la diferencia entre el "nosotros" y el "ellos", y cuando el poder se convierte en el eje que hace grande la pequeña diferencia, como ocurre en las organizaciones.
Insisto en que el acto inhumano se produce, ya sea en la sociedad, en la cultura o en las organizaciones productivas, cuando de parte de alguien se niega total o parcialmente al otro que es diferente su plena condición de humanidad. De este modo, cuando afirmo que lo inhumano es ineliminable de la sociedad, la cultura y las organizaciones, lo que deseo significar es que la agresividad en general, así como la violencia y hasta los actos inhumanos, en particular, forman parte constitutiva del proce~o de configuraci6n original de la identidad de todo ser humano. De ahí la dificultad de reconocer en el "otro" que es el subordinado su plena condición de humanidad. Y de ahí que parezca una perogrullada insistir en un trato "más humano" para con el subordinado, en la medida en que ya está suficientemente claro que el subordinado, después de todo, también es un ser humano como cualquier otro sobre la tierra. ¿Por qué, entonces, ha resultado de tan difícil aceptaci6n en el reino del
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nbajo y de las organizaciones lo que a los ojos de todos parece tan obvio? ¿Por qué razón sobrevive hasta el presente esa resistencia a admitir la plena humanidad del subordinado?
Hemos dicho al principio de este ejercicio, que el reto teórico para la administración no debería consistir exacramente en convencer a los empresarios, gerente y administradores acerca de la conveniencia de un trato "más burnano" con los subordinados, pces-10 que si bien las razones de esta conYeniencia son muchas, incluso como negocio, de todos modos parecería como si ningún argumento fuera lo suficientemente poderoso como para convencer del todo a los jefes de la oecesidad de eliminar las distancias y llevar a cabo un programa de reconocimiento general y pleno de la humanidad del subordinado, ese "otro" en la organización. Siempre habrá un extraño motivo de resistencia inconsciente que sobrepasa el poder de los argumentos racionales, siempre el subordinado será ese otro diferente en la organización, ese otro cuya diferencia amenaza la identidad narcisista del empresario, el gerente y el administrador. El reto, más bien, desde el punto de vista teórico, consistiría en emprender con audacia un camino exploratorio encaminado a descifrar el fundamento de dichas resistencias, que condujeron en el pasado esclavista a negar absolutamente la condición de humanidad al subordinado en el acto de trabajo, y en la modernidad, a regañadientes del principio de la igualdad
y del espíritu ecuménico deriv~.do del principio de la humanidad universal, un reconocimiento muchas veces apenas retórico, capaz de dejar intacto el real trato inhumano.
Pero, ¿en qué consiste en r~aIidad esa diferencia del subordinado en el acto del trabajo, capaz de amenazar la identidad narcisista de sus superiores? Pues bien, se abre aquí a mi modo de ver un campo supremamente fecundo de reflexión desde el punto de vista teórico, una perspectiva innovadora, un paradigma diferente para pensar la orgap.ización y los tratos inhumanos -recorte del reconocimiento pleno de humanidad del subordinado- que suelen suceder en ella. Recomendar un trato ''más humano" para el subordinado en la organización significa, en los mismo términos lingüísticos de la f6nnula, el reconocimiento implícito de que el trato no es plenamente humano en realidad, sino apenas el de una humanidad restringida, recortada. Dicho de otro modo, y mediante una expresión inversa que remite a lo mismo, se trata de una inhumanidad parcial. La propuesta humanista radical que reclama un trato "más humano" para con el subordinado, es a todas luces una propuesta digna, justa y respetable, administrativamente bie[1 intencionada, aunque formulada todavía en el terreno de una humanidad restringida, es decir de una inhumanidad gradual. Además, esta consigna se considera dirigida a empresarios y gerentes que la misma propuesta supone sujetos racionales que obedecen a razones,
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desde una perspectiva racionalista incapaz de descifrar el enigma de la resistencia que la identidad narcisista del dirigente le hace al reconocimiento pleno de humanidad del subordinado. No ha sido mi propósito de este breve ejercicio ahondar en este último aspecto, hasta dejarlo agotado, sino más bien y de manera preferencial delinear apenas unas acotaciones criticas al humanismo critico radical y abrir un horizonte de reflexión al respecto, a partir de la teoria de lo inhumano en la cultura y en la compleja condición humana.
Sin embargo, no podemos terminar sin decir algunas otras cosas, igualmente en borrador y con propósito meramente hipotético, acerca de la diferencia que representa el subordinado para el subordinador, diferencia cuyo desvanecimiento pudiera tener la capacidad de poner en situación de amenaza la identidad narcisista de sus superiores. A este respecto, empezaré por recordar aquello que le permite a Michael Ignatieff explicar algunos episodios de violencia inhumana en sociedades de nuestro tiempo, cuya consanguinidad y proximidad histórica, cultural y étnica son tan evidentes que resulta casi imposible entender los motivos de su fiera confrontación y mutua exclusión y eliminación. La hipótesis consiste en afirmar que, entre menor sea la diferencia real, más debe exagerarse ésta para defender la identidad narcisista amenazada por ese "otro" que, por ser tan próximo, casi se confunde con el "nosotros". Se trata de lo que Sigmund Freud denominó
el narcisismo de la diferencia menor, a propósito del cual dice Michael Ignatieff: "La distinción de Freud, aunque poco precisa, sirve para comprender que el grado de hostilidad e intolerancia entre los grupos no guarda relación con el tamaño de sus diferencias culturales, históricas o físicas cuando lo mide un observador ajeno y desapasionado. En efecto, cuanto menores parecen las diferencias al observador externo, mayor puede resultar su importancia para la definición de los que están dentro. Para Freud, esa definición personal de carácter antagónico estaba vinculada al "narcisismo" (13). Tenemos aquí, pues, una fecunda clave teórica para descifrar el enigma de la negación de humanidad al subordinado en la organización.
La mutación inexplicable de los viejos vecinos y hermanos de cultura y de raza en fieros enemigos, como ha ocurrido tantas veces en la historia, constituye un enigma, susceptible de ser desvelado a partir de estas claves. Croatas y servios lo demostraron recientemente, en sus fieros combates inhumanos yen su mutua exclusión y elirninación. y lo que aumenta el misterio, concluye Ignatieff en la obra varias veces mencionada, es la exigua diferencia que los separa a los unos y los otros.
¿ Qué extraña diferencia separa entonces al subordinado de su superior, capaz de originar la negación total o parcial de su humanidad? ¿Se trata de una diferencia menor, que debe ser exagerada incluso imaginariamente, para mantener intacta la identidad amena-
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zaJa al extremo por el carácter exiguo _la diferencia e, incluso, por el reco.ocimiento parcial de su humanidad? De nuevo, Ignatieff aporta una ligera ~ sobre la oscuridad: "Ninguna difereocia importa demasiado hasta que se .:oD\'ierte en un privilegio, en el fundamento que justifica la opresión. El poder es el vector que agranda 10 pequeño" (14)
F1 privilegio y el interés, de una parle.. y de la otra el poder y la autoridad en la organización para preservar dicho IDIerés y privilegio, he ahí al parecer el ~·cctor que agranda lo pequeño" y en que se fundamenta la diferencia entre el subordinado y sus superiores. Diferencia que, al disminuir o desaparecer, Jmenaza de paso seriamente el poder y 1& autoridad, como garantías del privi~o y del interés. Entre poder y autoridad. de una parte, e identidad del diri~te, de la otra, existe en la organizaC1ÓO un nítido vínculo doblemente consbruyente. A todo lo cual debe agregarse que el poder existe en la organización, para respaldar el privilegio, es decir la diferencia de los intereses en juego. y garantizar su éxito y su perdurabibdad en el tiempo. El asunto del privilegio y de los intereses en juego, su preservación y su éxito resulta absolutamente crucial en la organización yen el reino del trabajo, y el poder es el ''vector" que no sólo "agranda 10 pequeño" sino que es capaz de garantizar que se preserven y perduren dichos privilegios, tanto como la diferencia cualitativa de los intereses puestos en juego. Para preservar intactos el privilegio y
los intereses, así como el poder y la autoridad en la organización, alrededor de todo lo cual se concentra como una especie de "esencia" la identidad del dirigente, parecería que fuera imprescindible mantener en alto y vigente la diferencia Dicho a la inversa, parecería imprescindible no diluir del todo dicha diferencia pues, de llevar a desaparecer, la identidad del propietario y de los jefes estaría en juego. La atenuación de la diferencia termina siendo, por 10 tanto, en términos generales sólo retórica.
Ahora bien, además del privilegio y de los intereses diferentes ya antes mencionados, aspecto real y central de la distancia entre subordinador y subordinado, en la organización y en el reino del trabajo dicha diferencia tiende a redondearse y terminarse de afinar mediante unos detalles adicionales que, no por simbólicos, dejan de ser substanciales. Me refiero a ese determinado modo de hablar y de dirigirse el uno al otro -el dirigente tutea al dirigido, el dirigido no-; a esa especie de veda sobre determinados espacios y territorios -oficinas, salonesdonde al subordinado no le es posible entrar sin antes anunciarse y pedir el correspondiente permiso, veda territorial que en algunas organizaciones se flexibiliza como gran conquista "humanística" bajo la consigna de gerencia de "puertas abiertas"; me refiero también a la agenda de trabajo del dirigente, manejada por una secretaria que hace las veces de filtro que traza y ahonda la distancia, donde para poder ser tenido en cuenta es preciso hacerse
CUADERNOS DE ADMINlSfRACIÓNlUNIVERSIDAD DEL V ALLFl N° 27/MARZO DE 2002 19
anotar con la debida anticipación; a la rigidez de un horario de trabajo que "ellos, los subordinados", deben cumplir de un modo estricto y que "nosotros", los dirigentes, estamos en condiciones de manejar con flexibilidad y relativa autonomía; al tamaño simbólico de un escritorio y de unas sillas abollonadas que otros limpian y ordenan, etc. En esto consiste y en esto se concentra, a modo de ejemplo, la "grandeza" de no pocos dirigentes, sus "inequívocas" e intocables señales de identidad, la frontera sagrada que los separa de los "otros" y que configura el bando del "nosotros", a veces también representado como el bando de los buenos y de los leales.
Oponerse al privilegio de los dirigentes y discutir sus intereses, coloca de inmediato a quien lo hace en el bando de los "otros", de los enemigos desleales, de los peligrosos y resentidos. Es decir, de los diferentes cuya diferencia amenaza seriamente la identidad. Dicho de otro modo, en esto consiste la identidad amenazada de muchos dirigentes, que se resisten a la consigna humanista para poder mantener así a salvo su diferencia constitutiva, su distancia esencial, representada por el privilegio y el interés reales en juego, así como por la simbología de que estos privilegios e intereses reales se revisten. Diferencia que podría verse dramáticamente en peligro si, de verdad, el subordinado fuera considerado definitivamente como un igual. Por esa razón ciertos dirigentes se aferran a sus señales de identidad,
como a una tabla en medio del naufragio que para su narcisismo significaría todo aplanamiento real de las estructuras jerárquicas en la organización. Muchos dirigentes y empresarios se esconden por tanto tras una retórica humanista, sólo de labios para afuera, para cuidarse de hacer evidente su propósito de mantener a buen recaudo las señales de su identidad.
La consigna por un "trato más humano" al subordinado tropieza pues con la necesidad del dirigente, muy seguramente inconsciente, de mantener vigente la diferencia constitutiva de una identidad tanto más amenazada y en peligro de disolverse cuando menor sea la diferencia realmente existente. Disminuir la distancia mediante el desvanecimiento de la diferencia podría significar para el dirigente caer en el abismo de la pérdida de una identidad derivada casi siempre del poder y de sus símbolos. No es del todo fácil, entonces, acatar a plenitud y a todo costo la consigna de un "trato más humano" al subordinado en la organización, pues esto podría equivaler a desvanecer la diferencia entre el "nosotros" los dirigentes y "ellos", los dirigidos, tan necesaria a la preservación de la identidad del dirigente, basada en los símbolos del poder y de la autoridad. Pero ocurre que, de todos modos, el subordinado es realmente un igual desde el punto de vista de la especie, es decir un ser humano como todos, tan humano como su superior. ¿ Qué hacer entonces con la igualdad biológica en medio de la diferencia
20 EL MUNDO DEL TRABAJO Y LAS ORGANlZACIONFS. •• / CRUZ KRo,'l/FLY F.
-=sal Y cultural, cuya desaparición o ~~cimiento podría colocar en si-=ión de amenaza la identidad del tllpCrior y, por lo tanto, su poder y su -.idad?
Ya sabemos que la legitimidad del poder y de la autoridad constituyen ...as cruciales, acerca de los cuales ., deseo ahora hacer ningún tipo de -.rollo. Sólo quiero anotar que exisea dirigentes auténticos cuya autori~ sobre los demás resulta inobjetaWc. debido a la transparencia de sus fundamentos y a su legitimidad y aceptación por parte de los dirigidos, y nunca al poder condigno o a la simple fuerza. No me interesa aquí, pues, reflexionar sobre el poder y la autoridad, tan ligados a la identidad narcisista del dirigente que podría verse amenazada por el desvanecimiento de la diferencia. Sólo me urge destacar que el poder y la autoridad, sin entrar a calificarlos, constituyen instrumentos en iavordel mantenimiento de la frontera entre el "nosotros" y el "ellos" en la organización, medios generalmente utilizados en contra del desvanecimiento de la diferencia entre los unos y los otros. Y, por ende, en contra de cualquier "avance" real del humanismo en la organización.
EPiLOGO
Este ejercicio crítico sólo aspiró a dejar planteado un problema, ajustificar tanto el origen como el fundamento de una tímida pregunta, así como a señalar los elementos más gruesos y
generales de una posible hipótesis de trabajo. En efecto:
¿Por qué razón los empresarios y los dirigentes en las organizaciones y en la sociedad -aun en este mundo moderno que ha sido capaz de reconocer la humanidad ecuménica de todos los seres humanos-, le hacen tanta resistencia a la consigna de utilizar con sus dirigidos un trato "más humano"?
A lo cual podría responderse: Porque la diferencia que los separa de los subordinados no puede desvanecerse hasta desaparecer, ya que de llegar a ocurrir algo semejante el bando de los "otros" se confundiría con el bando del "nosotros", la identidad -privilegios, intereses y formas simbólicas de soporte- quedaría arruinada y el dirigente podría verse instalado en el vacío de su crisis de identidad.
Si la pregunta y la hipótesis que anteceden son capaces de insinuar un nuevo horizonte para la reflexión sobre e! tema de las organizaciones y las consignas humanistas que se levantan para la gestión, de una parte, así como sobre la inhumanidad que habita en el fondo de la condición humana, de otra parte, me sentiré ampliamente recompensado. Si no es así, debo admitir que me he enriquecido en solitario, bajo la ilusión de estar diciendo algo de interés para las disciplinas administrativas y el mundo contemporáneo de las organizacioI'es. Y esta ilusión valió la pena de haberla vivido, gracias a la alegría que causa todo esfuerzo íntimo encaminado a organizar de otro modo la oscuridad que domi-
CUADERNOS DE ADMINISTRACIÓN! UNIVERSIDAD DEL V ALLFl N° 27/ MARZO DE 2002 21
na, como un enigma, el complejo tejido de las relaciones de subordinación entre los hombres.
Las notas y referencias bibliográficas del texto completo, del cual este fragmento ha sido seleccionado, se Incluyen en su Integridad, para dar al lector una Idea aproximada de la blbllogratia que, por ahora, Inspira el trabajo en preparación:
1. FINKIELKRAUT, Alain: LaHumanidad Perdida: Ensayo sobre el siglo XX: Editorial Anagrama, Barcelona, 1998, pág. 15.
2 IGNATIEfF, Michael: El Honor del Guerrero: guerra étnica y conciencia moderna: Editorial Taurus, Madrid. 1999, pág. 65.
3. MARCUSE, Herbert: El hombre unidimensional. Editorial Joaquín Mortiz S.A. México, 1968, pág. 35.
4. CACCIARI, Massimo: Hombres Póstumos. Ediciones Península. Barcelona, 1998. Pág. 35.
5. GERGEN, KennethJ: El yo saturado: Dilemas de identidad en el mundo contemporáneo. Ediciones Paidós Ibérica S.A Barcelona. 1992.
6. SENNETT, Richard: La corrosión del carácter: Las consecuencias personales del trabajo en el nuevo capitalismo. Editorial Anagrama. Barcelona, 2000.
7. Ver al respecto, a modo de ejemplo, la obra de Max Scheler, titula-
da La Idea del Hombre y la Historia. Ediciones Siglo XX. Buenos Aires, 1959. En la cual el autor realiza un breve inventario de las principales concepciones sobre el hombre que, según él, han existido a lo largo de la historia.
8. Ver al respecto el resumen sobre los aspectos que se deben tener en cuenta para la definición de una "esencia genérica" humana, llevado a cabo por el profesor Ornar Aktouf, de la Universidad HEC, de Montreal. En su texto: "Administración y Teorías de las Organizaciones en los Años 1990: Hacia un radical humanismo crítico". Cuyo texto en borrador he tenido la oportunidad de conocer a raíz de su visita a la Facultad de Ciencias de la Administración de la Universidad del Valle, en el segundo semestre de 1999.
9. NISBET, Robert: Historia de la Idea del Progreso. Editorial Gedisa. Barcelona. 1981. Págs. 360 y siguientes.
10. BERMAN, Marshall: Todo lo sólido se desvanece en el aire: La experiencia de la modernidad. Siglo XXI Editores. Bogotá. 1991.
11. ARENDT, Hannah: Eichmann en Jerusalén: Un estudio sobre la banalidad del mal. Editorial Lumen. Barcelona, 1999. Pág 46.
12 ARENDT, Hannah. Op. Cit, pág 9. 13. IGNATIEfF, Michael: Op. Cito pág
53. 14. IGNATIEfF, Michael: Op, Cito pá
53.
22 EL MUNDO DEL TIlA1IAJO y LAS ORGANlZACIONES-1 CRUZ KRONfLY F.
De lo inhumano y lo humanizable en las relaciones de subordinación. Filosofía,
historia y sociología del Hunlanismo en la empresa
de negocios
Rafael Carvaial B. * •
La motivación para redactar este artículo nació en la oponunidad que tuve para presenciar el diálogo, formal y virtual que sobre el humanismo adelantaron los profesores Fernando Cruz Kronfly y Ornar ArIctouf. A ellos está dedicado con el respeto y admiración que sólo prodigamos a quien con gratitud reconocemos como ¡maestro! Profesor Universidad del Valle, Grupo Humanismo y Gestión, Facultad de Ciencias de la Administración, Cali - Colombia. E-mail: [email protected]
RESUMEN
No es novedosa la preocupación ,..lIIImanizar las relaciones de sub..-..ción, pero si pensarla desde án.... inusuales pero efectivos para re...... nuevas y hasta sorprendentes ~. En parte este es el propósito *csae artículo. Para empezar, aborda el problema desde lo inhumano con el .. de poder observar aspectos que en el mejor de los casos no gozan de la Masi6n que merecen y que por añadi-4IIIn resultan tanto o r.1ás preocupan~ que aquellos analizldos desde las perspectivas humanistas más amplia-8ellte difundidas.
A esto podemos agregar el enfoqae interdisciplinario en el estudio del feuómeno. En efecto, es más la necesid8d reconocida de emprender tal inic1.1ÚVa que los intentos efectuados, ruón por la cual se ha hecho de sentido común en los estudios humanistas de la organización, una visión de lo humano más apropiada para declarar el advenimiento de una nueva historia. que para dar cuenta de la historia del ser humano en la organización. Como veremos, en la configuración presente de las relaciones de subordinación se revela la impronta que ha dejado una larga trayectoria histórica en la que se dan cita los cambios históricos a gran escala con los intentos por hallar o construir un pretendido sentido humano de la historia. Por esta
razón, el texto aborda la problemática con la ayuda de la filosofía, la historia y la sociología. Naturalmente, gracias a esto el artículo se presta pam ser interpretado en función de objetivos diversos en el marco del humanismo organizacional .
En primer lugar, observar la empresa como un campo más donde hace presencia el. combate por las ideas, las grandes transformaciones de la historia occidental y los cambios que se producen en el tejido social y en la experiencia vital de las personas. En este sentido, el texto trata de reconstruir los avatares del humanismo en las organizaciones. Veremos entonces que contrario al tratamiento convencional, hay necesidad de trazar una historia del humanismo a fin de explicar mucho de lo que ha venido ocurriendo en las organizaciones. Esto se ilustrará demostrando lo pertinente que resulta distinguir entre el humanismo de tipo Hobbsiano y el promovido por Hegel. No se pretende que estos pensadores agoten la historia del humanismo, pero con seguridad no se puede prescindir de ellos si deseamos hallar vínculos orgánicos entre la historia occidental moderna a gran escala y la fonna como se establecen las relaciones de subordinación a escala micro de las organi-3aciones.
En segundo lugar, se intenta ofrecer una respuesta al dilema que se plantea ai compromiso humanista cuando
CUADERNOS DE ADMINISTRACIóN! UNIVERSIDAD DEL V ALLFl N° 27/ MARZO DE 2002 25
se parte de reconocer la irreductibilidad de lo inhumano en la organización. Puesto que el problema en cuestión se ubica en la identidad definida del superior, aún en aquellos comprensivos con el dependiente, se argumenta la necesidad de examinar el problema desde la perspectiva del subordinado. Esta perspectiva tiene tanto de inusual como de conveniente. En efecto, el culto a la dirección y al liderazgo no da oportunidad para plantear la hipótesis de una "solución desde abajo" al problema de lo inhumano en las relaciones de subordinación. Más como veremos, Hegel, la historia de occidente, su literatura y la propia experiencia vital de quienes son presa de los actos inhumanos, nos invitan a tomar en serio la propuesta y a dialogar más estrechamente con la filosofía y las ciencias sociales.
En tercer lugar, apoyados en Hegel y la sociología de la vergüenza se elabora una posición crítica tanto al taylorismo como a sus detractores de inspiración humanista. Sostengo que el saber administrativo y en particular el enfocado a la gestión humanista de recursos humanos está en deuda con el mayor trabajo de divulgación y de investigación que debe hacer a partir de las aportaciones que ha elaborado la sociología de la vergüenza en su intento por explicar y trazar la historia del disciplinamiento en occidente. ¡Preocupante! Porque lo que se argumenta en esta literatura es el avergonzamiento como el medio de disciplinamiento de los subordinados propio del occidente moderno. Esta ya es una
buena razón para detenerse en esta sociología. y si a esto sumamos que en el avergonzamiento se anida de forma desapercibida pero efectiva el trato inhumano, entonces no hay duda que el humanismo organizacional debe emprender como tarea este encuentro con la sociología. En este orden de ideas, este artículo se propone sustentar e ilustrar la necesidad de este diálogo. En esto hay por lo menos dos propósitos; ofrecer una guía para identificar lo inhumano en las relaciones de subordinación, y a renglón seguido, elaborar un borrador de las propuestas correspondientes a la humanización del subordinado. De este modo, se aspira enriquecer la praxis y el pensamiento administrativo con las aportaciones de la sociología de la vergüenza, particularmente, de Norbert Elías y su estudio sobre "El proceso de civilización". Debo añadir que la propuesta se formula sin caer en la tentación de suprimir la irreductibilidad de lo inhumano que reposa en la identidad del superior.
En cuarto lugar, se examina a partir de Hegel y la sociología de la vergüenza, la implicación que tiene para el compromiso humanista la irrupción del capitalismo flexible. Se sostendrá que en este marco la organización capitalista repudia el difícil y enconrniable esfuerzo que emprendió en algún momento para construirse como un espacio más, entre otros, apto para el cultivo de la humanización, particularmente del obrero (a) y/o empleado (a) de escasa calificación profesional y de baja remuneración salarial. En consecuencia,
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-.a_ra de la flexibilidad la organizava camino a convertirse nueva
.-le en un centro de explotación de _ , ____ de obra asalariada.
finalmente, se trata de hallar saliproblema con base en las lecque ha dejado la historia de la
• cracia en el sentir del individuo -*rno.
L LA IRREDUCTIBILIDAD DE LO INHUMANO
EN LA ORGANIZACiÓN. ¿QUÉ HACER?
No son irrelevantes las razones alepdas por los empresarios y sus deicDsores de doctrina a fin de argumen
la legitinUdad de las actuaciones y existencia de la empresa de nego
cios, para empezar, es obvia la contri,bución al desarrollo y 31 bienestar soaaI vía generación de empleo y producción de bienes y servicios, y es igualmente cierta y de gran relevancia la contribución al desarrollo tecnológico. Esto ya es bastante si reparamos
que tanto para el hombre como para la mujer de a pie, como para los estudiosos y las autoridades públicas, estos elementos son claves para configurar la idea de progreso como hechizante expectativa por la que vale la pena el esfuerzo individual y colectivo. Si a lo anterior agregamos que ya la misma existencia de la empresa de negocios -en tanto forma especifica de propiedad privada- sigue siendo celebrada como manifestaciÓn de progreso en el orden mor31 por cuanto materializa la capacidad del individuo para hacerse responsable de si y contribuir para que otros así lo deterrrunen y adquieran de si mismos autores peto y amor propio' , entonces poco f31ta para ver en estas organizaciones un imprescindible soporte de todo orden soci31 que aspire a legitimarse por la gran consideración y valía que tiene del ser humano. En este sentido hay estrechos vínculos entre la empresa privada y esas aspiraciones de llaturaleza moral, econónUca y soci31,etc. Que caracterizan el compromiso con las preocupaciones humanistas2 , sin duda, es esta capaci-
Debemos a Jhon Locke la idea de vincular la responsabilidad del individuo consigo mismo, la propiedad y el trabajo, pues siendo el individuo propietario de los bienes adquiridos por medio del trabajo esta en condición de hacerse responsable de su propio bienestar. En este orden de ideas la empresa de negocios es de importancia vital para el individuo, pues allí encuentra ia oportunidad para hacer uso productivo en beneficio propio (y también ajeno) de su capacidad laboral. Esta no es una vaga especulación filosófica, millones de obreros, particularmente en las economías desarrolladas, pueden dar fe de la importancia que tiene la empresa para el bienestar físico y moral de sí mismo y la familia. Para el tema véase Locke (2000) y Macpherson (1979). Desde luego, es oportuno reconocer la existencia de distintos humanísimos, pero aquí centraremos la discusión entre el humanismo Hegeliano empeilado en la lucha por el reconocimiento en pos áe logros de orden moral y el humanismo al modo de Hobbes y Locke, entre otros, animado por la idea del bienestar físico.
Cl:ADERNOS DE ADMINISTRACIÓN! U NlVERSIDAD DEL V ALu;/ N° 27/ MARZO DE 2002
dad para promover aspiraciones de desarrollo material y moral de sello humanista lo que ha legitimado la existencia y el desempeño de la libre empresa, pues como lo registra la historia del occidente moderno, son tales aspiraciones el ánimo de muchos y trascendentales conflictos sociales, y desde luego, con estas expectativas se ha luchado para fundar las más caras instituciones de occidente; el estado de derecho, el mercado, la propiedad privada, la igualdad ante la ley, la libre empresa, etc.
Sabemos sin embargo que solo a través de intensas luchas y esfuerzos ha sido posible vincular el desempeño de la libre empresa con metas de progreso moral y socio-economico, basta aquí recordar la advertencia que hizo Adam Smith con respecto al interés privado, nos explicó que sin un estado y unas leyes comprometidas con la competencia la empresa privada no rendirá los beneficios públicos que de ella se pueden esperar, así que se precisa movilizar polftica y socialmente este compromiso a fm de evitar el mal público que puede generar el interés privado si no está constreñido por la competencia.3
Por el lado del progreso moral la historia abunda en demostraciones de igual sentido, fueron necesarias intensas y hasta sangrientas luchas emprendidas por la clase obrera organi-
zada para desmontar las inhumanas condiciones de trabajo que instauró el capitalismo siglos atrás. Desde extenuantes jornadas de trabajo en condiciones de riesgo e insalubridad, hasta regímenes disciplinarios de ofensas y castigos corporales, a lo que podemos sumar las luchas que se debieron emprender por garantías y prestaciones sociales que permitieran a las obreras (os) confiar que con el paso del tiempo y con su esfuerzo lograrían vivir en mejores y más humanas condiciones.
Estos y otros datos ponen de presente que no hay en la empresa y el empresario privado un compromiso "natural" y espontáneo con el progreso socio-economico y moral de sello humanista, en su lugar, a modo de hipótesis, podemos postular que solo existe un vinculo posible, más no necesario, edificado a partir de la posición que asuma la colectividad empresarial ante las contingencias de la historia. Así, en ocasiones el compromiso con las preocupaciones humanistas ha podido originarse en la amenaza de desestabilización que puede generar la movilización política de la inconformidad social. En otras, puede tratarse de atender los consejos del calculo coste-beneficio de humanizar las relaciones laborales; por ejemplo, Elton Mayo convenciendo a los empresarios de que un buen trato a los obreros incrementa la productividad.
Para el tema véase Smiht (1997). Particularmente el libro cuarto, ahí encontraremos corrosivas criticas a la figura del monopolio tan característica del mercantilismo, por contra, la defensa de la competencia y el libre cambio.
28 DE LO INHUMANO Y LO HUMANlZABLE EN LAS RELACIONES DE SUBORDINACIÓN / CARVAJAL B., R.
! :llC. -pero sin pretensión de ... cí ~ma- puede tratarse de una __ emprendida con sentido de mi.. -.: ~ historia bajo la convicción ~ es moralmente justificable pro___ ... "'6 \'alores que impregnan la .... empresarial. Este sería el caso ... ciefensa que hiciera John Locke ... propIedad privada, sostuvo que _ OLa el bienestar de la humanial . Desde luego, no son opciones ~entes, pero es obvio que si se _ de legitimar la libre empresa. de Mcu de ella un soporte esencial del .... que no un cuerpo parasitario. y * proyectar en tal orden el espíritu .. &a.utima. entonces la colectividad ....-esarial y su dirigencia deberán ~ como un sujeto o protago... central en el empeño del condu::. .. historia y las instituciones hacia ti C8CUentro de las aspiraciones preá::adas por el humanismo.
Puesto que la historia no refrenda .. e..ustencia de un vínculo orgánico ..:esario o "natural" de la empresa ;.I,,'ada con metas de progreso sociocroaomico y moral. y puesto que en ~o nos da testimonio de todo lo
que se puede lograr en este sentido pese a los dificultades que se deben sortear. entonces hay motivos para celebrar las razones o causas que han hecho posible el encuentro de la empresa privada con los propósitos en cuestión. entre ellos los que preocupaban a Smith. Marx y el movimiento obrero. y habría todavía más razones para celebrar si asumimos que en parte estos logros han sido fruto del deliberado propósito de misión humanizante ante la historia.
Pues bien. si de esto se trata empecemos por reconocer logros y realizaciones como los que ya hemos comentado, pero también los asuntos pendientes. A esto precisamente nos dedicaremos en esta reflexión y de modo especial con aquellos de orden moral (aunque oportunamente nos detendremos en los aspectos socio-económicos) y más específicamente los que están en juego en las relaciones entre autoridad y subordinado. Veamos de qué se trata.
Desde los estudios que realizó Elton Mayo en Hawthorne se viene insistiendo en la rentabilidad del buen
-~e permito añadir - afirma Locke - que aquel que. mediante su propio esfuerzo, se apropia de una parcela de tierra no s610 no disminuye la propiedad común de la bumanidad, sino que la acrecienta; pues los frutos en beneficio de la vida bumana que son producidos por un acre de tiena cultivada resultan ser - sin exageración - diez veces más que los producidos por un acre de tiena igualmente fértil que no es aprovechado y continua siendo terreno comunal. Por lo tanto, aquel que parcela una porción de tierra y mejora su vida, mediante el cultivo de diez acres, mucho más de lo que La mejoraría dejando cien acres en su estado natural puede decirse que está dando noventa acres al género humano; y ello es asf porque su trabajo está proporcionándole frutos sacados de una parcela de diez acres en cantidad equivalente a la que producirla una tierra comunal de cien." Locke (2000 p.64. El subrayado es nuestro). Para la discusiÓn véase Macpherson (1979)
CLWERNOS DE ADMINISTRACIÓN! UNIVERSIDAD DEL V ALLFI N° 27/ MARzo DE 2002 29
trato a las obreras (os) y subordinadas (os) en general, por tanto, sería de esperar que por obvias razones de capturar mayores beneficios, los superiores practicaran con el personal subordinado un trato plenamente humano. Para ser justos hay que decir que la dirigencia organizacional no es indiferente a este llamado, pero atentos observadores del discurso y la praxis del ejercicio de autoridad en las organizaciones han hecho notar oportunamente que la preocupación cierta por humanizar las relaciones con el subordinado no parece inspirarse en el ideal de humanizar plenamente estas relaciones, se trata más bien de otorgar un trato más humano.5
Desde la perspectiva psicoanalítica que trabaja el profesor Cruz Kronfly (2002) la explicación de esto reposa en la tesis freudiana del narcisismo de la pequeña difu-encia. Desde allí se nos explica que son justamente las pequeñas y casi imperceptibles diferencias con el otro diferente las que activan el narcisismo del sujeto que ve como una amenaza para su identidad la escasa e imperceptible diferencia con ese "otro". Es entonces cuando el yo amenazado pone en marcha la afirmación
narcisista de su identidad. y de este modo hará saber al "otro" que sigue siendo "otro" y no un igual, y peor aún, desde alguna escala de valor y sutiles actos de menosprecio le recordará o le hará sentir su condición de inferior. Ésta es la experiencia que viven con sus jefes los subordinados en las organizaciones, a través de gestos, expresiones y actitudes de menosprecio los superiores afirman su identidad frente al subordinad06 , y así lo harán cuanto más pequeña se perciba la diferencia. En términos prosaicos la explicación Freudiana viene a decir que la pequeña diferencia amenaza la identidad porque ya su mera presencia como otro diferente con sus particulares valores, costumbres, creencias y visiones del mundo, etc. hace tan patente la contingencia del orden promovido por la identidad amenazada7
que esta se ve en la necesidad de insistir en la diferencia para negar la igualdad.
&ta forma de entender la tesis freudiana viene así a explicar por que se apuesta por un trato más humano y no por un trato plenamente humano. Es que negándose al trato plenamente humano -explica el profesor Cruz Kron-
En el articulo que aparece en esta misma publicación, el profesor Cruz Kronfly (2001) nos hace notar que en fonna inadvertida para la moral, pero ciena (aunque a menudo de difícil explicitación), se plantea el problema de otorgar al subordinado un trato más humano, y no, como se esperarla desde el rigor moral, un trato plenamente bumano. Por supuesto, también afirman su identidad mediante actos formales de autoridad y la petición de la deferencia en el trato que se le debe como superior. Esta idea debe mucho al tratamiento que tan famoso hará a Karl Schmin cuando definió al enemigo por su capacidad para cuestionar los valores del "nosotros" proyectados en un tipo especifico de orden. Para el tema véase Schmin (1975) y Serrano (1996).
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na, como un enigma, el complejo tejido de las relaciones de subordinación entre los hombres.
Las notas y referencias bibliográficas del texto completo, del cual este fragmento ha sido seleccionado, se Incluyen en su Integridad, para dar al lector una Idea aproximada de la blbllografia que, por ahora, Inspira el trabajo en preparación:
1. FINKIFLKRAlIT, Alain: La Humanidad Perdida: Ensayo sobre el siglo XX: Editorial Anagrama, Barcelona, 1998, pág. 15.
2 IGNATIEFF, Michael: El Honor del Guerrero: guerra étnica y conciencia moderna: Editorial Taurus, Madrid. 1999, pág. 65.
3. MARCUSE, Herbert: El hombre unidimensional. Editorial Joaquín Mortiz S.A. México, 1968, pág. 35.
4. CACCIARI, Massimo: Hombres Póstumos. Ediciones Península. Barcelona, 1998. Pág. 35.
5. GERGEN, Kenneth J: El yo saturado: Dilemas de identidad en el mundo contemporáneo. Ediciones Paidós Ibérica S.A Barcelona. 1992.
6. SENNETT, Richard: La corrosión del carácter: Las consecuencias personales del trabajo en el nuevo capitalismo. Editorial Anagrama. Barcelona, 2000.
7. Ver al respecto, a modo de ejemplo, la obra de Max Scheler, titula-
da La Idea del Hombre y la Historia. Ediciones Siglo XX. Buenos Aires, 1959. En la cual el autor realiza un breve inventario de las principales concepciones sobre el hombre que, según él, han existido a lo largo de la historia.
8. Ver al respecto el resumen sobre los aspectos que se deben tener en cuenta para la definición de una "esencia genérica" humana, llevado a cabo por el profesor Ornar Aktouf, de la Universidad HEC, de Montreal. En su texto: "Administración y Teorías de las Organizaciones en los Años 1990: Hacia un radical humanismo crítico". Cuyo texto en borrador he tenido la oportunidad de conocer a raíz de su visita a la Facultad de Ciencias de la Administración de la Universidad del Valle, en el segundo semestre de 1999.
9. NISBET, Robert: Historia de la Idea del Progreso. Editorial Gedisa. Barcelona. 1981. Págs. 360 y siguientes.
10. BERMAN, Marshall: Todo lo sólido se desvanece en el aire: La experiencia de la modernidad. Siglo XXI Editores. Bogotá. 1991.
11. ARENDT, Hannah: Eichmann en Jerusalén: Un estudio sobre la banalidad del mal. Editorial Lumen. Barcelona, 1999. Pág46.
12 ARENDT, Hannah. Op. Cit, pág 9. 13. IGNATIEFF, Michael: Op. Cit, pág
53. 14. IGNATIEFF, Michael: Op, Cit, pág
53.
22 EL MUNDO DEL TRABAJO y LAS ORGANlZACIONES-I CRUZ KRONFLY F.
trato más humano, más no el trato plenamente humano, Pues este no se podría asumir sin consecuencias para el control y hasta la propiedad de la organización. Bajo tal perspectiva pareciese que el compromiso de la empresa con la promoción del humanismo ha llegado al limite de lo posible mucho antes de hallar la solución final en un estado de cosas en el que por fin reine entre la humanidad y específicamente entre superiores y subordinados la concordia y el respeto que solo se prodiga entre iguales.
Una de las consecuencias que de esto se deriva, es que carece de factibilidad antropológica la idea de movilizarnos alrededor de alguno de aquellos proyectos empeñados en prometer una solución final a los conflictos que se presentan entre los diferentes en general y entre superiores y subordinados en particular, por lo menos así lo postula el psicoanálisis. ¿Quiere esto decir que carece de sentido para la sociedad en general y para la colectividad empresarial en particular, comprometerse con el ideal humanista? en modo alguno, solo que en lugar de pensar en una solución final que una vez lograda haría en adelante innecesaria toda preocupación y esfuerzo por humanizar las relaciones superior-subordinado, hay que emprender tal esfuerzo como tarea permanente, pues la incorruptible identidad amenazada del superior no solo se resistirá a disolverse en la pequeña diferencia que porta el otro sino que además podría (como se registra en la historia) apos-
tar por el establecimiento de esas tan grandes y tan visibles diferencias que caracterizan el descaro con el que suele exhibirse el rostro de lo inhumano.
¿Pero en qué consistiría ese esfuerzo permanente por humanizar las relaciones superior- subordinado una vez aceptamos la tesis de un limite antropológico por parte del superior para reconocer en pie de igualdad al subordinado? El interrogante se formula a objeto de hacer notar que para el propósito en cuestión es poco lo que se puede esperar del superior. Desde luego, sabemos que mucho se puede y se debe hacer para que el superior entienda que la mejor forma de obtener el mejor provecho de los subordinados es a través del buen trato, la honestidad, la reciprocidad, el ejercicio de un liderazgo reconocido, etc. Pero estas buenas prácticas no superan el problema de la identidad. Es decir, no impedirán la configuración de las relaciones de subordinación como un "ellos" y un "nosotros" en lugar de una relación entre iguales. Por consiguiente, este límite nos concita a buscar soluciones desde el subordinado. La inspiración para este cambio de perspectiva la hemos encontrado en Sennett (1982 p.52), quien preocupado por el mal que puede infligir la autoridad al subordinado, particularmente cuando lo hace sentir débil y avergonzado, sugiere hallar el modo de impedirlo pese a que causar este daño es un recurso con el que cuenta la autoridad cuando no puede ejercitar la coacción física y los malos tratos.
32 DE LO lNHUMANO Y LO HUMANIZAIILE EN LAS RELAClONFS DE SUBORDINACIÓN I CARVAJAL B-. R.
La pnpectiva es prometedora e ~ "_lSIlDte . Habida cuenta que no hay
de impedir que eventualmente afirme su identidad en desme
subordinado (puesto que así . la divisoria entre el "ellos" y el
'ilIIiII_rrn<;.") nos preguntaremos cómo el subordinado evitar que ac-
• menosprecio lo hagan sentir y avergonzado. Como lo pode
CClIlstatar en Sennett, esta vía tie:aMCCedentes en Hegel y los estu
de la autoridad que se han efecdesde el psicoanálisis. A modo
illtstración, la famosa "carta al pa-de Kafka sugiere que el suborditiene mucho por hacer para no
.-irse como un "insecto" pese a la sorda y arrogante afirmación de
anoridad. Como luego veremos, es ible a partir de esta idea pensar en modificaciones que se han de in
-.,ducir en la gestión de los vínculos autoridad, a fin de que el subordinaemprenda iniciativas para enfrentar daño que a su amor propio puede
.-:rar el narcisismo de la autoridad. Así pues, a partir de estos plantea-
. ntos asumimos aquí la tarea de indagar la génesis y las posibles soluciones al problema que en las relacio.es de subordinación suscita la sensación de vergüenza y debilidad por parte del subordinado. ¿Pero qué nos lIJO{iva al estudio de este fenómeno? tBlar este punto es pertinente porque
es parte esencial de la discusión que da origen al concepto de dignidad humana adoptado por la mentalidad moderna. Como veremos, avergonzar al subordinado es una novedosa y perversa forma de dominarlo. Pero en el curso de este examen nos encontraremos con otra novedad en el planteamiento del problema. Mientras el psicoanálisis nos revela la presencia de obstáculos de naturaleza antropológica enraizados en la inmutable identidad del superior, nuestra pesquisa revelará obstáculos de naturaleza histórica. Apoyados en Norbert Elias, Sennett, Marx y el pensamiento liberal, hallaremos que la sensación de vergüenza y debilidad de los subordinados no es un dato o constante de naturaleza antropológica e inmanente a su condición social con independencia de las contingencias históricas. Su naturaleza es histórica y su presencia en el mundo de los subordinados muy reciente. 9
Naturalmente, esto modifica por completo los términos del problema. Su tratamiento ya no estará limitado por insalvables obstáculos de orden antropológico, como en el caso del superior, en su lugar hallaremos obstáculos que además de contingentes están expuestos a la identidad mutable del subordinado.
Conviene aclarar que este planteamiento no excluye el pronunciamiento
El lector debe tomar atenta nota del enunciado. No se trata de sostener que la vergüenza tiene origen reciente. Reciente es la vergüenza en el marco de las relaciones de subordinación.
CUADERNOS DE ADMINlSJ1IACIÓN! UNIVERSIDAD DEL V.uuJ Na 27/ MARZO DE 2002 33
del psicoanálisis, pero como ya veremos, mientras su explicación no parece presentar problemas en el caso del superior porque se ha partido del supuesto que su identidad está definida, (en el sentido del interés que tiene de conservar su estatus). En el caso del subordinado esto ya es como mínimo un problema, pues de la mano de Hegel, el sicoanálisis y la historia podemos concebir la identidad del subordinado como un fenómeno en constante redefinición1o , pues en realidad aspira a superar su condición presente. Por tanto, nuestra perspectiva es complementaria con el psicoanálisis y necesaria para explicar las contingencias históricas en la identidad del subordinado.
Adicionalmente, este examen será útil para dar cuenta del desplazamiento de la identidad del sujeto entre las pequeñ3S y las grandes diferencias con el otro, algo que, como es obvio, pertenece como fenómeno que se debe explicar a las contingencias de la historia socio-económica y cultural, de modo que a ella nos deberemos remitir si deseamos saber qué aspectos son claves para entender por qué se construye de este u otro modo la identidad del sujeto, e igualmente, para saber
cómo se produce el desplazamiento desde el trato decididamente inhumano al otro diferente, hasta el trato más humano, o si se prefiere, menos inhumano.
Como resultado de esta pesquisa esperamos mostrar cómo evoluciona la identidad del subordinado en el mundo moderno y la implicación que ha tenido y debe tener en la humanización de las organizaciones. Este punto es de gran importancia, nos permitirá observar que mientras es más bien poco lo que podemos esperar de la definida e inmutable Identidad del superior,la mutable identidad del subordinado nos promete mucho más. Obviamente, esta es otra poderosa razón para abordar el problema "desde abajo".
En síntesis; asumir que la inmutable identidad del superior establece un limite insalvable para brindar al subordinado el trato que solo otorga a los iguales nos invita a introducir novedades en el tratamiento del problema. En primer lugar, examinar lo que puede estar al alcance del subordinado para enfrentar el narcisismo de la autoridad (el prurito por señalar su diferencia y su superioridad) y en segundo lugar, examinar con este fin la evolución de su identidad.
10 Veremos más adeiante que la idea en cuestión tiene fundamento en la reflexión que hace Hegel sobre el "sellorío y la servidumbre". Para un planteamiento del tema en clave filosófica véase la presentación que hace Fukuyama (1992, capítulo 18) de Hegel, Hegel (1971) Y Kojeve (1985). El planteamiento es bastante conocido desde que ciertas posturas de la sociología del cambio político en las sociedades modernas (con Marx a la cabeza) han venido a insistir en la posición conservadora de clases y elites dominantes en contraposición a la postura reformista y hasta revolucionaria de las clases dominadas.
34 DE w INHUMANO y W HUMANIZAlILE EN LAS RELAClONFS DE SUBORDINACIÓN I CARVAJAL B., R.
Nos apoyaremos en la lectura que Fukuyama (1992)11 de grandes
lMIiros de la filosofía particularmente Ikgel, Hobbes y en Sennett (1982),
Bias (1993), etc. en orden a explicar áficultades de naturaleza histórica
altural que se presentan a la hora kunanizar las relaciones de subor
~ión.
11. HEGEL: FILOSOF(A DELSEAoRIO
y LA SERVIDUMBRE
La razón que nos asiste para trabajIr con los planteamientos de Fukuya-81 es la presentación que allf se nos lace acerca de la reflexión que adelan~ Hegel sobre el "señorío y la servi~bre" o como prefieren otros, soIlre el "Amo y el esclavo", vale decir, la relación entre superior y subordinado. Nuestra labor consistirá en obserqr cómo la lectura o interpretación que hace la filosofía de las contingencias de la historia ha influido en la consaucción, los cambios y las dificultades que presenta el tratamiento del otro diferente, especialmente en el
marco de las relaciones superior-subordinado.
En este orden de ideas postulamos la hipótesis de que la resistencia por parte del superior para otorgar un trato plenamente humano al subordinado está culturalmente respaldada por la particular visión que tiene el occidente moderno acerca de la dignidad humana. Como veremos, esta visión debe mucho al Hegel del capítulo cuarto sobre el "señorío y la servidumbre" en "la fenomenología del espíritu".
El concepto clave será el de lucha por el reconocimiento. Para Hegel esta lucha tiene una decisiva implicación en los asuntos humanos. Solo es plenamente humano aquel que hace reconocer del otro el valor que a sí mismo se atribuye. Pero en la metáfora Hegeliana esto no se logrará a menos que arriesgue la vida en mortal combate. Es esta disposici6n de lucha lo que nos hace humanos, en tanto que por tal disposición nos reconocemos como seres moralmente valiosos. Y desde luego, por esto nos llenamos de razones y empeño para que el otro nos reconozca. Esta disposición se traduce históricamente en el empeño de no
u Puesto que la polémica al nombre y obra de Fukuyama ha llegado en algunos casos al extremo de no reconocer su crédito intelectual. creo necesario dejar constancia del reconocimiento que ha merecido por parte de Perry Anderson. uno de los más sólidos y respetables pensadores marxistas de nuestro tiempo. En su opini6n (Perry 1992 p. 113), "El fin de la historia y el ultimo hombre" es una extraordinaria hazalla de composición. Fukuyama se desplaza con fluidez entre la exposici6n metafísica y la observaci6n sociol6gica, la estructura de la historia humana y los detalles de los acontecimientos actuales. las doctrinas del alma y las visiones de la sociedad, se puede afirmar sin vacilaci6n. que nadie jamas ha intentado una síntesis tal. a la vez tan profunda en sus premisas ontol6-gicas y tan cercanas a la superficie de la política mundial."
CUADERNOS DE ADMINlSfRACIÓN! UNIVERSIDAD DEL V ALW N° 27/ MARZO DE 2002 35
declinar la voluntad de lucha, y gracias a esto se reg!stra en la historia, particularmente del occidente moderno, un incesante espíritu de lucha por parte de numerosos protagonistas, desde los siervos de la gleba y el antiguo proletariado industrial reclamando derechos civiles y políticos (la ciudadanía), las naciones sojuzgadas que se lanzan a luchas de emancipación contra las potencias imperialistas, y más recientemente -para abreviar-el perseverante reclamo por la dignidad que libran numerosos colectivos. Entre otros; las mujeres, la población gay, las etnias, etc. En breve, se es plenamente humano porque se es moralmente valioso.
Como lo sugieren estas conocidas ilustraciones, en Hegel, las luchas por las libertades y la igualdad son luchas por el reconocimiento de la valía moral. Es decir, se nos llega a reconocer como sujetos libres e iguales a otros porque previamente hemos exhibido la valía moral que nos hace justos merecedores del mejor trato y de esa libertad tan esencial para la historia del progreso moral 12 que es la iniciativa para negar a la autoridad la arrogancia para definir lo que somos o debemos ser. -naturalmente, seres de inferior condición-. En este orden de ideas convendremos en hablar aquí de libertad y de
igualdad como aspiraciones fundamentl'l.das en la valía moral del sujeto. En consecuencia, el humano de Hegel no es un dato biológico, es un atributo moral del que solo dispone quien lucha infatigablemente por el reconocimiento. Por supuesto -aclara Hegel"el individuo que no ha arriesgado la vida puede sin duda ser reconocido como persona, pero no ha alcanzado la verdad de este reconocimiento". (Hegel 1971, p.116). Es decir, no puede tener la certeza de su valía porque no se ha demostrado así mismo el valor que ese reconocimiento supone, en tal circunstancia ese reconocimiento es más una dádiva gratuita que una auténtica conquista.
Esto no es un argumento de última hora empecinado en la terca negación de la importancia que puede tener la disposición de las personas para reconocer a otras. Es una aclaración pertinente al objeto de preocupación que le inspira. Es que sin esa probada disposición a la lucha por el reconocimiento el sujeto carece de ese sentido de valía que le da tan buenas razones para negarse a permitir que la autoridad se tome el atributo de definirlo en falsos términos. Es pues absolutamente necesaria la lucha por el reconocimiento del otro para vivir dignamente la exis-
12 Aunque no se ignora aquí las objeciones a la idea del progreso moral por cuanto a diferencia de la técnica no se produce una "acumulación" de progreso que hace posible avanzar siempre desde un punto cada vez más "avanzado", conservarnos la expresión por razones de respeto a la convicción que sobre el panicular manifestÓ la postura filoSÓfica Hegeliana Y por fuera de este marco, a modo de útil parámetro que designa lo superior y lo inferior desde alguna perspectiva moral, sin que elJo involucre a idea de progreso comentada.
36 DE w INHUMAJ'\O y W HlIMANIZABLE EN LAS RELACIONES DE SUBORDlNAClÓN / CARVAJAL B., R.
-=a': En expresiones lacónicas po. .-as resumir la trascendencia del re_ w:uniento afirmando que la indig.... surge cuando se ofende el sen.. del "alor propio que se otorga el ~'lduo, que nos sentimos orgullo_ cuando nos valoran con justicia. ~ es. de acuerdo a nuestro propio .... }' nos avergonzamos si otras per~ observan que no actuamos de ..roo con nuestro sentido de la au• "113 (véase Fukuyama 1992 p. 235). c...o veremos en seguida, a partir de _ retlexión podemos abordar varios .-crrogantes, entre otros los siguien-
-= .. Cuáles el origen socio-cultural de
.. relaciones de servidumbre? ¿Cómo • definen?¿Qué hace a un individuo ..arse menos y atribuir que otro es .a.s 7 ~ás importante aún ¿Cómo se aiQuiere o se rescata el reconocimienID perdido? Las respuestas que for.ua Hegel a estas preguntas se halan en su dialéctica de la lucha por el JIICCOOocimiento. Como se sabe, para nur el punto el gran filósofo reflexio_ acerca del mítico "primer combate de la historia", del cual surge una relacón de señor y siervo, pues uno de los contendientes decide someterse a una vida de esclavitud antes que
arriesgarse a una muerte violenta '4 .
Este es el origen del señor, quien vive con satisfacción esta victoria porque a costa de arriesgar su vida ha obtenido del otro el reconocimiento de su mayor valía, es decir, el reconocimiento pleno de su humanidad gracias a su disposición para entregar la vida a cambio de algo más valioso que esta, esto es, hacer reconocer del otro el valor que a sí mismo se atribuye. Para Hegel arriesgar la vida es lo que de modo definitivo nos arranca del reino animal, tan anclado como está en la preservación a toda costa de la existencia; sólo el humano puede desear un objeto perfectamente inútil desde el punto de vista biológico como una condecoración (Fukuyama 1992 p.2I1) .
Con base en esta breve presentaciÓn del "primer combate de la historia" trataremos ahora de responder los interrogantes formulados. En primer lugar ¿ Qué define una relación de servidumbre? no es el hecho de que haya quien ordene y quien acate, más allá de esto hay algo más fundamental. En Hegel las relaciones de subordinación son relaciones entre sujetos de distinta valía moral, no es una relación entre iguales. Más aún, la subordinación
Como en el caso del narcisismo de la pequeña diferencia, en esta oportunidad la sociolo· gía viene a corroborar los planteamientos de Hegel. En efecto, Erving Goffman discute la tesis Lockeana del yo como una propiedad privada individual. para Goffman, el yo es "algo fabricado en colaboración con otros", no ~s "algo elaborado dentro del cuerpo de su poseedor'·. es un efecto dramático -en sentido teatral- en el que al modo de Hegel "la preocupaci6n decisiva es saber si se le dará o uo crédito". Para el terna véase Goffman (1989, p. 269). Para el tema véase Fukuyama 1992 p.2l2 Y sgls.
CL'ADERNOS DE ADMINlSfRACIÓNl UNIVERSIDAD DEL V ALLFl N° 27/ MARZO DE 2002 37
está defmida porque hay un sujeto que en aras de conservar la vida y de no morir en forma violenta declina la lucha por el reconocimiento. El resultado será desastroso, la conciencia juzgará severamente su cobardía y esto lo hundirá en la más abyecta y humillante postración moral. Este es el más auténtico de los subordinados.
De acuerdo con estas ideas no es poco lo que está en juego en el encuentro con el otro, es el establecimiento de relaciones cimentadas en el mutuo respeto lo que se está apostando, o dicho de otra forma, cada vez que dos individuos se relacionan el tratamiento que se otorgan definirá si se reconocen o no como sujetos plenamente humanos. De ser así, el mutuo respeto será la norma de tratamiento y en esa medida estamos frente a una relación entre iguales. De 10 contrario, estamos frente a una relación entre diferentes en la que una de las partes logra el reconocimiento del otro como alguien moralmente superior.
Conviene pues subrayar que en la cosmovisión occidental esta es la esencia de la más auténtica relación de servidumbre, pues esa superioridad nombra la inferioridad sentida de quien la otorga (el siervo, el subordinado). No se trata pues de cuestionar el aspecto formal de las relaciones de subordinación, es decir, la presencia de quien
dirige, da ordenes, etc. y de quien las obedece, sino al hecho de que estos roles son vistos y apreciados por sus propios protagonistas, como proyecciones de la valía moral de modo tal que el mismo subordinado tiene de sí tan poca estima como admiración, respeto y hasta temor del superior.
Estamos ahora en condiciones de establecer el origen de la servidumbre así entendida, es la declinación de la disposición para luchar por el reconocimiento, y en su lugar preservar la vida. Pero el primer combate de la historia es solo eso, no el último, y 10 que viene a explicar Hegel es que el despliegue en la historia del espíritu de la libertad, o si se prefiere, el progreso moral de la humanidad, (puesto que somos libres en tanto se nos reconoce) se pone en marcha cada vez que el esclavo, siervo o subordinado (repito, en el sentido hegeliano de tener poca o nula estimación de sí mismo a causa de su falta de valor para arriesgar la vida) se decide a luchar de nuevo por el reconocimiento. De hecho, el gran filósofo saluda la revolución francesa porque interpreta que su ideal republicano y ciudadano materializa en ese momento de la historia la lucha de los siervos por el reconocimientol~ . Más aún, atribuye que solo los subordinados, aquellos vencidos en el primer combate, son los auténticos sujetos de una historia
" Desde luego, en Hegel la definici6n de servidumbre nombra la posici6n del o los subordinados en general, de modo que sociol6gicamente hablando sus referentes empíricos pueden ser muy amplios e incluir a la propia burguesía que en siglos pasados no lograba aún posicionarse como cIase dominante.
38 DE w INHUMANO y W HUMANlZABLE EN LAS RELACIONES DE SUBORDINACIÓN I CARVAJAL B., R.
... :..-:¡;;c: p:>r linalidad establecer la ple~4;lLlI.1I de todos los individuos.
-oS . están demasiado gozosos '. ,<".n..T-::-_6-; .;on el mundo que domi-• _ _ ,._ ~ c! _ ¡:¡erar que tengan interés en _-=rr:::ur 0 . Un interés que si está
:. ¡:--re5ente en el subordinado úC esto depende negar la ab~ión moral en que se haya ~; primer combate. 16
is.ls 0bservaciones del gran 610-_ . _ sitúan en la pista que nos
¡.:lentificar la forma como se ..:::: en la sociedad la dialéctica . > esclavo. En efecto, el recla
,.. una sociedad que garantice la .;,¡,j. la igualdad y la fraternidad
;..ajes implica de hecho la uni" u ción de relaciones de mutuo x ¡miento del valor que se atri. 05 individuos, pues como se
. enderá, sin tal reconocimiento - ~ abona el terreno para edificar
.as y auténticas relaciones de ·J...:¡d y reconocimiento.
5ea esta la oportunidad para hacer ..,. que, contrario a lo que sucede ~ ; :;eñor,la identidad del subordi-
j está definida por el desenlace -pruner combate". Hegel confía que
= =m1a de la derrota se traduzca en el ') del siervo para recuperar la di s
, - -Ión a la lucha por el reconocimien-1:.. ~ ~ omo resultado de ello espera que b re laciones señor-siervo (en senti. " de relación entre sujetos de distin:.l \ alía moral) se transforme en rela-
ciones de reconocimiento al margen de que subsista la orden del superior y el acatamiento del subordinado. Así podemos interpretar las conquistas de la clase obrera. De hecho, pese a todo lo que aún queda pendiente no es desestimable lo que se ha logrado gracias a estas luchas en términos del reconocimiento de su dignidad, a tal punto que llegó el momento en que el obrero se sintió orgulloso de ser obrero porque se demostró capaz de luchar exitosamente contra el capitalismo salvaje e inhumano de siglos atrás .
Sobre este punto en particular es importante reparar en que la terca y sorda identidad del "señor" no fue obstáculo para emprender la lucha por el reconocimiento dentro de la gran empresa de negocios. Para ser más preciso, estas conquistas obreras demuestran que la transformación de relaciones de servidumbre (en el sentido Hegeliano) en relaciones de reconocimiento -o lo que más comúnmente denominamos humanismo organizacional- no descansa necesariamente en el solitario protagonismo del superior como lo pretende buena parte de la literatura administrativa. Pues para fortuna del progreso moral (en el sentido hegeliano) las luchas obreras y de otros colectivos parecen ser el testimonio de que el reconocimiento es una efectiva y poderosa disposición anímica propia de la mentalidad moderna. De hecho, sólo con esta mentalidad
Para el tema véase Hegel (1971 capítulo 4°), Kojeve (1985) Y Fulruyama (1992 capítulo 18)
eL UlERNOS DE ADMINISTRACIÓN! U NlVEIUJIDAD DEL V ALLFl N° 27/ MARZO DE 2002 39
pueden los seres humanos protagonizar una historia como lo pretendía Hegel, de modo que los sujetos del primer combate, y particularmente el subordinado obstinado en recuperar las riendas de su destino es el sujeto en el que Hegel prefiguró la rebelde idiosincracia del subordinado de nuestros días. Muy probablemente, así se registra en el imaginario moderno gracias a la amplia difusión de los acontecimientos, hitos y mitos fundacionales de la modernidad, particularmente las grandes revoluciones; la francesa, la inglesa, la americana, las luchas de liberación del subcontinente americano, la rusa, etc. pues todas ellas se inspiraron en la libertad, la igualdad y la fraternidad, expresiones con las que muy comúnmente nombramos la lucha por el reconocimiento.
Como se puede apreciar en esta breve reseña del "Amo y el esclavo", la interpretación que hace Hegel acerca de como se produce el progreso moral de la humanidad es apropiada a nuestro objetivo por cuanto reposa en el examen del origen y el desarrollo de las relaciones de obediencia y subordinación. O dicho en otros términos, su interpretación es apropiada porque invita a reconocer lo que hay de hist6-rico y cultural en estas relaciones. Veamos entonces qué datos históricos pueden ser útiles para explicar la configuración de relaciones de subordinación como relaciones de amo-esclavo en el sentido moral y hegeliano del término, y como pueden modificarse en el curso de la historia.
111. GENESIS E HISTORIA DEL SERVIDUMBRE
Empecemos por señalar que el origen de la servidumbre como condición de inferioridad moral vivida por el individuo como estigma y con vergüenza es un dato histórico característico de la cultura occidental moderna. Apoyados en Marx y nuevamente en la representación que de la dignidad personal se divulga desde el pensamiento liberal podemos entender este fenómeno.
Ya en el humanismo renacentista se postula que el ser humano es el auténtico artífice de la historia y que esta no debe ser otra que la proyección de la voluntad humana. No es Dios ni alteridad alguna quien fOlja el destino de los humanos. Al contrario, son estos los que definen su destino. En manos del pensamiento liberal este legado derivó en la convicción del individuo como responsable de su vida, del sentido que le ha de otorgar y de lo que puede hacer con ella a fin de sentirse realizado. Esto hizo necesario el reconocimiento de la libertad de conciencia del individuo para decidir que es una buena vida. Pero además, su reconocimiento como propietario. Para empezar, de su vida y su cuerpo, pero sobre todo de su fuerza de trabajo y de los frutos que de esta obtiene. En efecto, de la mano de John Locke el liberalismo vino a decir que los individuos son propietarios legítimos e indiscutidos de los bienes que obtienen gracias a su trabajo. Por lo tanto, su bienestar
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~ del empeño que ponga el indipara obtener el mayor provecho
. su capacidad de trabajo. Al llegar aquí basta con suponer el nivel de bienestar se toma como
' 0 de valoración social del logro .;dual para advertir inmediatamente las diferencias de fortuna derivan
diferencias de apreciación moral, se asume que la fortuna es fiel to del empeño, sacrificio y acier
del individuo para superar la condi-inicial de su existencia. La prome
"íI:II~COS;O social como premio al o duro y esforzado se convierte
, en el parámetro que permite estaWccer el valor moral de las personas
"salir adelante" por medio del tra-. . En el Adarn Smith de "la teoría de sentimientos morales" ya tenemos remprano observador dei estrecho culo entre orgullo, vergüenza y 'ción social. " ... la vanidad siempre
tIe funda en la creencia de que somos jeto de atención y aprobación. El
kxnbre rico se congratula de sus rizas porque siente que ellas natu
,abnente le atraen la atención del mun-., y que los demás están dispuestos a
acompañarlo en todas esas emociones agradables que las ventajas de su situaCión le inspiran con tanta facilidad. Al pensarlo, su ,::orazón se hincha y se dilata en su pecho, y aprecia más su riqueza por tal razón que por todas las demás ventajas que le procuran. El hombre pobre, por el contrarío, está aver-
gonzado de su pobreza, siente que o bien lo excluye de la atención de la gente, o bien, si le prestan alguna atención, tienen escasa conmiseración ante la miseria y el infortunio que padece. En ambos casos resulta humillado ... percibir que nadie repara en nosotros necesariamente frustra la esperanza más grata y abate el deseo más ardiente de la naturaleza humana." (Smith 1997 A p.124, el subrayado es nuestro)l7.
¿Cómo pudo el discurso liberal del individuo responsable convertirse en efectivo parámetro de apreciación moral? No pretendemos aquí una explicación exhaustiva, pero sí dejar evidencia de un sólido soporte social que permite "leer" e "interpretar" los éxitos y fracasos de los individuos en clave de responsabilidad moral. Esto es, como el valor que se precisa desplegar para superar la condición de la existencia en un momento dado. Este soporte social en cuestión es el proceso de acumulación originaria del capital. Para ser breve, Marx nos explicó que a este proceso debemos -entre otras cosas- el nacimiento del individuo en tanto propietario de su fuerza de trabajo y de esta como el recurso que tiene el singular para realizar su existencia. Atrás quedaron los tiempos en que las tierras comunes y la posesión de instrumentos de trabajo manual eran el soporte material de la existencia. En adelante ya no se podrá contar con tierras comunales habida cuenta que
- Más antes que Smith. Hobbes (1994, p. 73) también aseguraba que "la pobreza es deshonrosa". Véase también Fukuyama Op. Cit. Pág. 244.
UADERNOS DE ADMlNISl'JlACJÓNl UNIVERSIDAD DEL V ALLE1 N" 27/ MARzo DE 2002 41
fueron privatizadas, ni con herramienta manual alguna porque en el proceso de industrialización los nuevos medios de trabajo (la maquina) son propiedad del patrón burgués ls . Como se comprenderá, en tal circunstancia los individuos no tienen más alternativa que vender su fuerza de trabajo al mejor postor. Pero desde el momento que se formula el propósito de obtener el mayor provecho posible en términos de bienestar, entonces la responsabilidad del individuo será un dato clave para entender sus logros y fracasos. En efecto, decisiones tales como la calificación de la fuerza de trabajo y su contrato en el mercado laboral -tan vitales como son para incrementar el ingreso, el bienestar y el ascenso social- son objeto de elección del singular y en esa medida este individuo es responsable de sí mismo.
Se podrá objetar que el capitalismo establece reglas de juego que discriminan en contra de los pobres y los menos favorecidos por la fortuna. Más aún, que genera pobreza, pero aún así no es despreciable el margen de elección que tiene el individuo para labrar su bienestar, pues ese margen es el que permite cultivar expectativas de mayores ingresos, bienestar y ascenso social. Si a esto añadimos que tales logros (por mínimos que sean) son significativos desde el punto de vista moral porque afirman el orgullo del in-
dividuo, entonces no hay duda que e mercado laboral se ha erigido com{ soporte social de la valoración mor que hacemos de los individuos en fu ción d~ su capacidad para hacerse re pon sable de sí mismosl 9 . Más aú porque existe tal margen de elecció los individuos tienen de sí tanto m orgullo propio cuanto mayores soaL sus logros, y esto, con independenci de la posición social, pues el verdadero parámetro es la condición de la exi tencia en un momento dado. Pero de de luego, el mercado laboral tambié nos explica el falso amor propio d quienes se asumen como responsable de su penosa condición. A modo d invitación para ocuparnos del tema, "1 corrosión del carácter" de Sennett -una reciente y muy bien documenta investigación sobre el impacto del trabajo flexible en la vida emocional de obreros (as) y empleados (as)- ilustra una vez más el peso de la responsabi· lidad que sienten las personas cuando sus vidas no marchan de la mejor manera. En esta oportunidad nos relata el caso de un grupo de ingenieros despedidos por la IBM, quienes pese al conocimiento de cómo se desenvuelve actualmente el gran capital (adelgazando la nomina) no pudieron ' evitar sentirse responsables de su desgracia, pues luego de reparar en "la historia del trabajo de alta tecnología, en su inmenso crecimiento reciente, en 1 ,
18 Para el tema véase el Marx (1946) de la Acumulación Originaria de Capital. 19 Para una estimulante y enriquecida critica del trabajo remunerado como "hecho social
total" capaz de erigirse en parámetro de la apreciación moral véase Meda (1998).
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las capacidades necesarias para hacer mote a los desafíos industriales y cienificos, se concentraron en lo que po*ian Y deberían haber hecho en sus propias carreras con vistas a preve_ las dificultades" véase (Sennett, 1998, p.135. El subrayado es nuestro).
Estamos ahora en condición de observar cómo las instituciones socioeconómicas del occidente moderno iIIn abonado el terreno donde se cul¡¡ya la apreciación de las personas de ¡lObees recursos corno sujetos de escasa o falsa valía moral, de modo que lI&stará con ubicarlas en el terreno de ias relaciones de subordinación para aplicarnos porque se han configura-60 corno relaciones amo-esclavo en el ICnido hegeliano del termino. Es que =- este marco histórico, y solo en este, ia pobreza es vivida por sus protagolIStaS como resultado de una autoiiagnosticada minusvalía moral que se apresa en la vergüenza por ser pobre, kpendiente y socialmente débil. Y más lÜá de esto por no haberse sacrificado "mi poco más", por no ser austero y laber ahorrado para el futuro, por no llberse decidido a estudiar, o aprenIcr un oficio más cotizado en el merca-60. por no haber tenido el coraje de llriesgar las pobres seguridades del :wesente y probar suerte en otra ciutad o país, etc. etc. En suma, por no -eoer el suficiente valor para luchar
hasta el final contra un destino que pudo ser distinto.
Puesto que es de la mayor importancia ver como surge en el curso de la historia occidental la autodiagnosticada minusvalía moral de las gentes con escasos recursos, nos detendremos brevemente en las observaciones de sociólogos de la vergüenza corno Norbert Elias y su epígono Richard Sennett. Según este, solo en occidente y desde entonces (la modernidad) a la gente le da vergüenza ser más débil que otro y depender de él (Sennen 1982 p.50,51). Basado en los estudios de Louis Dumont sobre el "Horno Hierarchicus" de la sociedad india y en la presentación que hace Le Roy Ladurie de la Provenza medieval agrega enseguida que "en las sociedades aristocráticas u otras sociedades tradicionales, la debilidad no era per se un hecho vergonzoso", es más, "a cada nivel, la gente espera que alguien situado más arriba haga, piense o interprete lo que ellos no pueden hacer por sí mismos. Esta dependencia no comportaba vergüenza" (Sennett 1982, p.122) Y a modo de explicación señala que ''uno heredaba su debilidad en la sociedad, no era responsabilidad propia" y por ello mismo "en esas condiciones no es humillante ser dependiente" solo "en la sociedad industrial llego a serl020 , pues el mercado hace
• El Tocqueville de "La Democracia en América" observó algo muy semejante. En el capítulo 5 de la tercera parte aborda el tema de las relaciones entre "servidor y amo" para hacer notar que "frecuentemente sucede en los pueblos aristocráticos que el estado de servidumbre en nada humilla el alma de los que están sometidos a él. pues ni conocen, ni han imaginado siquiera otras condiciones ...... Agrega. sin embargo. que bajo
CtADERNOS DE ADMINlSI'RACI6N1 UNIVERSIDAD DEL V ALu} N° 27/ MARZO DE 2002 43
que las posiciones de dependencia sean inestables, se puede subir para luego caer". Nunca se insistirá lo suficiente en la trascendencia ideológica del mercado, pues a raíz de la inestabilidad que introduce en la existencia del individuo "la gente empezó a sentirse personalmente responsable por el lugar que ocupaba en el mundo", en adelante considera "sus éxitos o sus fracasos en la lucha por la existencia como cuestión de fuerza o de debilidad personal" (Sennett 1982 p.51). Es tal el impacto de esta visión de la responsabilidad personal que se llegó a sostener que "la pobreza ... es 10 que corresponde a los que no son 10 bastante fuertes para cuidar de sí mismos".
Según Sennett, varios estudios han demostrado que incluso en medio de la gran depresión "la gente atrapada en el torbellino económico sabía abstractamente que estaba sometida a unas fuerzas impersonales que no podría controlar, sin embargo, tomaba sus desgracias como señales de que no había sido 10 bastante fuerte para hacer frente a sus problemas" (Sennett 1982 p.51). A modo de útil corroboración Sennett nos comenta que en entrevistas realizadas para un libro que tituló "The hidden injuries of class"21 (las heridas ocultas de clase)
pudo advertir que "los trabajadores norteamericanos. atribuyen el tener trabajos rutinarios o manuales a su incapacidad para ''progresar', para "saber que hacer'. Creen que no han logrado formarse, disciplinarse en el sentido moderno, el resultado es que son "don nadie", ''una pieza más de la maquinaria" (Sennett 1982, p.91, el subrayado es nuestro) agrega a renglón seguido que "las familias a las que entrevistamos tratan de compensar su propia sensación de fracaso mediante un control rígido de sus hijos, cosa que ocurre en especial con los padres de clase obrera. Los hijos no tienen más opción que llegar más allá que sus padres". También nos comenta que en una novela extraordinaria del obrero ingles Robert Tressell, "The Ragged-Trouserred Philanthropists" (algo así como "el filántropo harapiento"), expresa la existencia de una divisoria análoga entre el ideal y uno mismo. Los obreros que observa tienen miedo de enfrentarse con sus jefes, porque creen que no son más que partes de seres humanos, que no son bastante completos para ser fuertes, ''por eso creen que se merecen lo que les pasa" (Sennett, 1982, p.91, el subrayado es nuestro). Finalmente, nos informa que "los estudios hechos sobre los negros estadounidenses
condiciones que denomina "democráticas", en el sentido de sociedades en las que se abre paso la igualdad vía movilidad social , la obediencia "no es ya a sus ojos - del servidorsanta ni justa, y se somete a ella como un hecho útil pero degradante". Tocqueville (1984, pág 603 y 604. El subrayado es nuestro).
2J Este libro se escribió con la autoría de Jonathan Cobb.
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pobres que viven en ciudades revelan que a su juicio el recibir la asistencia social, el depender de personas que p.zgan la debilidad de uno a fin de de,::kiir cuanto necesita, es una experien,::u humillante" (Sennett 1982 p.Sl). Pero lo relevante es que "pese a que esos negros saben que las cartas esún marcadas en contra de ellos, se produce la intemalización de la dependencia como vergüenza". Son, conclu~e Sennett, "signos de como ha llegado a figurar en nuestras mentes el feDÓmeno de la dependencia como siruación amenazadora".
Argyris también halló situaciones semejantes a las descritas por Sennett, encontró que "el 91 % de los empleados con bajas calificaciones laborales se describen a sí mismos como psicológicamente simplificados y empobrecidos" (Argyris 1979, p.378). También descubrió un "proceso de despojamiento" a través de la "mortificación del propio yo", es la única manera de explicar los siguientes comentarios de los trabajadores; "esto no me dice nada", "preferiría cavar zanjas que hacer esto" o, "cualquier tonto puede hacer este trabajo". (Argyris, 1979, p.371 el subrayado es nuestro)
Hay varios aspectos para comentar a partir de estas breves notas. En primer lugar, ofrecen evidencia de que las relaciones de dependencia y/ o subordinación y los fenómenos que a menudo se le asocian, como la pobreza y la baja calificación laboral son vividos por el individuo con una
sensación de vergüenza y de muy baja autoestima originada en la creencia difusa pero efectiva de ser responsables de su particular y penosa situación, responsabilidad que acusa al individuo de no ser tan fuerte, capaz y acertado como otros en cuanto a ser responsable de sí mismo. N aturalmente, esta visión da lugar a un "ellos" y un "nosotros" construido a partir de la menor o mayor valía que tiene el individuo para responder por si mismo. Pero por supuesto, esta menor o mayor valía se traduce en una divisoria entre individuos de menores o mayores atributos morales que no podemos más que apreciar en términos de admiración y menosprecio, pero al hacerlo ya se ha instalado la desigualdad en la forma de tratar a los semejantes y revela la existencia de un código moral que nos dicta quién merece o no el mejor trato.
En este orden de ideas, la sociología de la vergüenza (como manifestación de la baja autoestima que producen las relaciones de dependencia y fenómenos asociados), viene a confirmar la existencia en los individuos y la sociedad, de un código moral responsable de la desigualdad en el trato y en el estatuto moral de los individuos, y por supuesto, también responsable de ser el acicate de esa lucha por el reconocimiento a la que Hegel atribuyó ser la causa del progreso moral, entendido este como el establecimiento definitivo del reconocimiento universalizado de la humanidad, es decir, de la
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valía moral que estamos en capacidad de exhibir.22
En segundo lugar, es importante hacer hincapié en que los investigadores de la sociología de la vergüenza han hallado que las relaciones de subordinación son uno de esos espacios en los que el terreno esta abonado para vivir la sensación de vergüenza, pues como tal, ésta "es un miedo a la degradación social o dicho en términos generales a los gestos de superioridad de los otros" pero, agrega Elías, "también es una forma de disgusto y de miedo que se produce y se manifiesta cuando el individuo que teme la supeditación no puede defenderse de este peligro mediante un ataque físico directo u otra forma de agresión" ... (Elias 1993 p.499, el subrayado es nuestro) ¿y no son estos gestos de superioridad de los otros, y el no poder defenderse mediante ataque físico directo, situaciones rutinarias en la relación de subordinación de nuestros días? Así, de nuevo la sociología viene a confirmar la convicción Hegeliana de que las relaciones de subordinación son uno de esos terrenos apropiados para motivar luchas por el reconocimiento habida cuenta que allí tales relaciones son representadas por quienes las protagonizan en términos de superioridad e inferioridad moral.
En tercer lugar, es de la mayor importancia para el propósito de esta reflexión subrayar el vinculo de causalidad que existe entre la institución mercado y la experiencia de vergüenza que vive el individuo en posición de subordinado, pues allí, en el mercado, se generan las condiciones o circunstancias que hacen al individuo representar sus logros y fracasos como el resultado del valor, el sacrificio, el empeño y el acierto que pone en realizar su existencia. Para ser más cIaros hay que decir que aquello que obra de modo tal que produce esta representación en el individuo, es el hecho cierto, de que el capitalismo moderno e industrial, como lo señala Marx, sólo es concebible gracias a la mercantilización de la fuerza de trabajo, ese acto de acumulación originaria de capital que procede a no dejar más alternativa que vender la fuerza de trabajo para poder subsistir. Al llegar aquí solo hará falta notar que el mercado laboral es el nuevo acicate que tiene el individuo para calificar esta nueva mercancía y cotizarla en mejores términos para comprender por qué se siente responsable de su bienestar, pues de su voluntad, empeño y acertadas decisiones dependerá si obtiene o no el mejor provecho de su fuerza de trabajo (recordemos aquí a los ingenieros de la mM observa-
21 Conviene recordar que ya Kant se había pronunciado en términos semejanles respecto a lo que constituye el progreso moral de la humanidad. En efecto, hablo del sujeto ilustrado como aquel que tiene el valor moral para servirse de su razón y hacer de eUa uso público (Kant 1998, p.25-28). Como se comprenderá el valor moral que tiene un individuo para hacer uso público de la razón, es, desde luego, una forma de emprender la lucha por el reconocimiento.
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dos por Sennett). En estas condiciones no hace falta insistir en que la representación que tienen los individuos de sí como responsables de sus logros y realizaciones, descansa en un sólido soporte social , esto es, en el hecho indiscutible de que dispone de un margen de maniobra para decidir sobre su fuerza de trabajo y en esa medida sobre su existencia.
Finalmente, estamos ahora en mejor condición para observar lo que debe la vergüenza, en el marco de relaciones de subordinación, a la historia sociocultural. Al respecto lo primero que se puede señalar es que se trata de un fenómeno relativamente reciente, surgió en el occidente moderno. Fue allí y desde entonces cuando el subordinado empezó a vivir su rol de modo vergonzante, pues como sabemos, en este momento irrumpe en la historia la mercantilización de la fuerza de trabajo y con ella el soporte socio económico de la responsabilidad que experimenta el individuo respecto a su bienestar. 23
Desde luego, para las posturas humanistas que encarecen la autonomía del individuo para decidir por sí mismo las metas y logros que dan sentido a la vida realizada, el mercado laboral es una institución imprescindible como quiera que su existencia ya
presupone un individuo abocado a tomar decisiones determinantes para la realización de sus aspiraciones. Sin embargo, al igual que concurre con propósitos de sello humanista como el señalado también es obvio que genera problemas, prueba de ello es que la mercantilización de la fuerza de trabajo no se hace efectiva sin insertarla en el marco de relaciones de subordinación donde los participantes protagonizan un "combate" por el reconocimiento de la valía que a sí mismos se otorgan.
Así pues, razones de naturaleza histórica respaldan la imagen de las relaciones de subordinación como uno de esos terrenos donde se lucha por el reconocimiento, pues como lo hemos visto, factores socio-económicos y culturales contribuyen de modo efectivo a difundir una representación Hegeliana de las relaciones de dependencia según la cual en ellas están cristalizadas las recompensas y sanciones de que son merecedores sus protagonistas según el esfuerzo, tesón y acierto que han puesto para realizar esas aspiraciones.
" Como ya lo hemos advertido, lo específicamente moderno de la vergüenza es su presencia en el marco de la relaciones de autoridad, que no en la cultura occidental, ya en los textos bíblicos se estableció un estrecho vinculo entre responsabilidad, vergüenza y salvación. Recordemos aquí a Adán y Eva cubriendo sus "vergüenzas" luego de ser sorprendidos.
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IV. DE LA IRREDUCTIBILIDAD DE LO INHUMANO
Y EL COMPROMISO HUMANISTA. NUEVO REPLANTEAMIENTO
¿ Qué implica todo lo anterior para el propósito de humanizar las relaciones de subordinación que se establecen en las organizaciones? Por el momento tenemos en consideración dos puntos muy estrechamente relacionados. En primer lugar, el problema se desplaza desde el superior al subordinado, y en segundo lugar, la forma como este vive el problema da lugar a un replanteamiento de las iniciativas comprometidas con la humanización de los vínculos de autoridad.
Respecto al primer punto debemos hacer notar que el problema no solo radica en el obstáculo de orden antropológico representado por el narcisismo de la autoridad para otorgar al subordinado un trato plenamente huma· no. El problema también se presenta porque en el marco de la cultura occidental moderna el subordinado vive su experiencia como proyección de una autodiagnosticada minusvalía moral que nos conduce a un replanteamiento del problema, 10 inhumano de las organizaciones no se deriva en forma exclusiva del prurito narcisista de la autoridad, tal como lo presumen las propuestas centradas en jefaturas y supervisores de "perfil humanista", inhumano es también el subordinado víctimizado por el falso autoreconocimiento. Por tanto, no sólo se trata de
humanizar al superior, también a ese subordinado que es presa de esa autodiagnosticada minusvalía moral promocionada por el código moral difundido por el mercado. Se podría objetar que la salud moral del subordinado mejora notablemente si el superior lo trata de forma amable y comprensiva, pero esto parece olvidar que el sutil prurito narcisista de la autoridad se agitará siempre que el dependiente reclame ese tipo de trato que amenaza con borrar la frontera entre el "ellos" y el "nosotros". Obviamente, no debemos prescindir de estos jefes amables pero sin olvidar que ese narcisismo y la posición dependiente del subordinado y de modo particular aquel de baja calificación laboral, genera en el dependiente el falso autoreconocirniento que lo hace participe de su condición de inferioridad moral. En este orden de ideas es evidente la necesidad de encarar el problema desde la iniciativa del subordinado.
En resumen, los datos suministrados por la historia y la sociología de la vergüenza interpretada a su vez en clave hegeliana nos autorizan a sostener que al margen del problema antropológico que suscita la identidad narcisista del superior hay otro problema de configuración histórica protagonizado por la moral vergonzante del subordinado. En otros términos, con independencia del trato que el superior otorgue al subordinado, este, en cuanto dependiente del superior ya vive su posición como proyección de esa autodiagnosticada minusvalía moral que surge del sentirse responsable de su existencia.
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Como es de esperar, bajo este replanteamiento las iniciativas dirigidas a la humanización del vinculo de autoridad deberán reconsiderarse. Para empezar, ahora sabemos que el mejor trato del supervisor no libra al dependiente de sentirse como de inferior condición, de modo que en razón al limitado alcance de lo que podemos esperar de la autoridad hemos de concebir que en el protagonismo del propio subordinado se halla la promesa de la autorredención y el rescate de la humanidad negada por el superior. Como se ha repetido tantas veces, esto es lo que esperamos de la disposición a la lucha por el reconocimiento, pues como ya se ha señalado, el gran beneficio de esta lucha es la recuperación de la valía personal, y la certeza de ser mucho más que el abyecto siervo que hay detrás del prurito narcisista de la autoridad, se trata pues de que el subordinado sienta ser alguien moralmente valioso pese al narcisismo de la autoridad. En consecuencia, tenemos buenas razones para celebrar el empeño que puso Hegel y otros destacados pensadores en la divulgación de la lucha por el reconocimiento como la auténtica matriz del ser humano. En efecto, gracias a la amplia difusión de "los derechos humanos y universales"
(otra forma de nombrar la lucha porel reconocimiento) la empresa de negocios se convirtió en un espacio más de la lucha por el reconocimiento. Así no resulta extraño que la empresa haya sido y siga siendo desde tiempo atrás epicentro de las luchas emprendidas por los asalariados en pos del reconocimiento de su dignidad. Así pueden interpretarse sus más emblemáticas conquistas, entre otras; la reducción a ocho horas de la jornada laboral, el reclamo por condiciones de trabajo cómodas e higiénicas, mitigación de riesgos, salarios decorosos, vacaciones, cesantías, prestaciones sociales, reconocimiento de la personería jurídica sindical, consagración del buen trato en el régimen disciplinario, etc.
Por supuesto, estos logros hacen parte de las aspiraciones por una vida más cómoda y segura desde el punto de vista de las satisfacciones materiales que reportan, pero desde Smith y Marx24 hasta nuestros días existe entre de los estudiosos de la acción humana un amplfo consenso en torno a la ambigüedad de estas aspiraciones, pues también satisfacen demandas de orden moral en cuanto permiten al asalariado tener de si una apreciación moralmente orgullosa2.'! . Estos logros vienen así a demostrar que la humani-
14 En Honneth (1997) hallamos una interesante interpretaci6n de Marx y su defensa de las luchas obreras por mejores condiciones de vida en clave de reconocimiento y de dignidad. Como veremos más adelante. en esto fue muy claro y explJcilo en Adam Smith.
" Ya hemos visto como el Smith de la "Teoría de los Sentimientos Morales" procede a articular la realización moral con el bienestar material. Más adelante volveremos sobre este punto. pero desde ya conviene advertir que esa ambivalencia moral constituye todo un problema a resolver. De hecho. es uno de los grandes problemas del feminismo
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zaci6n "desde abajo" es una idea llena de sentido y enteramente viable, pero además, suministran evidencia acerca de lo mucho que puede hacer el subordinado para sobreponerse al limitado alcance humanista de lo que puede hacer una autoridad que por definición no está "vacunada" contra el narcisismo, y esto, gracias a la mutabilidad identitaria de su ego.
Donde mejor podemos apreciar la importancia de este planteamiento es en el terreno del daño moral que inflige al subordinado el prurito narcisista de la autoridad, pues del planteamiento se deriva la idea de que el verdadero problema está en la dificultad dcl subordinado para creer en el cómo ser moralmente valioso y no tanto en la medio inútil tarea de humanizar plenamente al superior. En otros términos, mientras es obvio que la identidad del superior está definida de modo inmutable (será siempre el superior por más comprensivo y amable que sea) la del subordinado puede ser modi ficada por él mismo. Ciertamente, tampoco dejará
de ser dependiente en el sentido formal del término, pero lo que hegelianamente importa es la superación de la humillante postración moral a la que está reducido luego del primer combate. Como veremos, a des~ho de los actos arrogantes de la autoridad el subordinado puede recuperar su orgullo y el amor propio. En este orden de ideas, facilitar esa metamorfosis es la forma más plena y auténtica de comprometernos con la humanización de las organizaciones.26
Esto no significa la promesa de una solución final y fácil, a esto se opone la vigorosa inercia de las instituciones socio-económicas y culturales que generan al mismo tiempo vínculos de dependencia y sentido de responsabilidad del individuo, pero la naturaleza socio-cultural del fenómeno junto al hecho de que el problema está formulado desde la perspectiva del subordinado hegelíano, permite concebir que el protagonismo del subordinado pueda impedir quc la supuesta superioridad del otro (el superior) le
contemporáneo. Para el tema véase Fraser (1996). Allí nos encontramos con un coneepto bivalente de justicia a fin de que las políticas de género se orienlen a resolver lanto los problemas de redistribución (de riqueza) como de reconocimiento en el orden moral.
lO Conviene se~a1ar que si a escala micro, en las organizaciones, este proceso de recuperación de la valía se lleva a cabo en medio de tensiones y dispulaS. a escala macro puede ser la explicación de muchos conflictos y confrontaciones violentas. Pero en modo alguno quiere esto decir que la sociedad moderna a la que da origen este proceso de reconocimiento. es violenta por naturaleza. En este sentido es oponuno remitirnos a la tesis de Huntington (1992 p. 47 Y sgts.) según la cual. violentos son los procesos de modernización de las sociedades tradicionales. que no la soci~ad ya modernizada. pues el resultado final del proceso es la construcción de sociedades incluyentes que no están exentas de conflictos pero disponen de mecanismos polfticos y culturales que disuaden o hacen innecesario el recurso a la violencia. La historia de las modernas sociedades europeas son una ilustración de la tesis.
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blnda en la abyección moral por aver&Onzarse de sí mismo (Sennett 1982,
.52). Este es el proceso que se desanolla luego del primer combate, pues m mo lo defendió Hegel, el desplIegue en la historia del espíritu de libertad y reconocimiento, se abre paso gracias . la iniciativa de lucha que pone ei subordinado para salir de la postración moral en que se halla al ténnino de esa primera confrontación de modo que a
debemos en gran parte el comprorruso que ha podido mostrar la empresa privada con las aspiraciones humanis
de los asalariados. Sin embargo, en modo alguno re
ta fácil la humanización "desde aba-jo". Habrá que sortear por lo menos dos grandes escollos. En primerlugar, la naturaleza en gran medida personal,
ue no colectiva, del esfuerzo que ha de librar el subordinado para escapar óe \a abyección moraL Y en segunda instancia, la poderosa influencia del bumanismo Hobbsiano en la represenalCión que tiene la mentalidad moder-
de la dignidad humana. Como veremos, esto es determinante para entender la posición de la colectividad empresarial frente al comprorruso con el ser humano.
V. HOBBES: EL HUMANISMO RIVAL DE HEGEL
Recordemos que para Hegel la lucha por el reconocirruento es el motor de una historia cuya finalidad -según lo creía- es el progreso moral medido
en ténninos de reconocimiento. Fue así como explicó la transcendencia universal de la revolución francesa y en general de todas las luchas libradas por los subordinados. Estas luchas por el reconocimiento dejan ver que es un poderoso acicate de la acción humana y que al menos en el occidente moderno hajugado un rol central y protagónico. Pero de aquí no se colige que el deseo de reconocimiento sea el único y exclusivo aliciente del acto humano, y menos aun que su protagonismo, aunque cierto, no sea blanco de serias críticas y objeciones que no sólo dudan de la importancia que pueda tener en la explicación de la historia y los actos humanos, sino que además, según parece, propenden por un estado de cosas donde el reconocirruento no juega un rol importante. Si a esto sumamos el hecho de que estas posturas también han logrado protagonizar la comprensión que tenemos acerca de cuáles son las aspiraciones y necesidades defendibles del ser humano, entonces convendrá detenerse en ellas para observar cómo han influido en la configuración de las relaciones de subordinación. Estas son unas buenas razones para fijar la atención en pensadores como Hobbes, Locke, Montesquieu y otros etc. Que han contribuido en forma determinante a la difusión de un humanismo alternativo, e incluso opuesto al defendido por Hegel. Veamos esto.
Fukuyama (1992 p.221) nos hace notar que Hobbes al igual que Hegel, ve en el combate primigenio una tensión
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entre la disposici6n de arriesgar la vida para obtener el reconocimiento que satisface el orgullo y el miedo a la muerte violenta. De hecho, en ese primer pugilato uno de los combatientes hegelianos opta por rendirse para conservar la vida a costa de humillar su orgullo. Esto nos demuestra que para Hegel la preservaci6n de la vida era una auténtica y poderosa inclinaci6n del ser humano, pero apost6 por el reconocimiento habida cuenta que allí estaba en juego el progreso moral de la humanidad, e incluso la propia existencia de un sujeto humano corno algo radicalmente distinto al ser de los animales, pues si algo los podría caracterizar sería precisamente el apremio con que defienden la vida, Y por contra, su incapacidad para desear algo inútil desde el punto de vista biol6gico corno una condecoración. Como ya lo hemos indicado, esto es tanto corno afirmar que s610 nos hace plenamente humanos, es decir seres moralmente valiosos, la disposici6n a la lucha por el reconocimiento.
Sin embargo, a despecho de la vigorosa y efectiva representaci6n que nos leg6 Hegel acerca del papel que juega en la historia la valía moral, más de cien años atrás, Hobbes había promovido con éxito la idea de que la pasi6n humana más fuerte es el miedo a la muerte violenta, -de hecho, su reflexión esta orientada a como asegurar la paz- cuesti6n que corno hemos visto también fue consideraba por Hegel, pero a diferencia de este, Hobbes atri-
" Véase Hobbes (1994, p. 141 Y 262).
buye al miedo a la muerte violenta, y por extensión a la preservación de la vida, un peso moral que Hegel negó rotundamente. Más aún, Hobbes no encuentra nada moralmente valioso en el orgullo y la vanagloria (términos con los que nombraba el deseo de reconocimiento), pues ve en esta voluntad de lucha por "motivos insignificantes, como una palabra, una sonrisa, una opinión distinta, como cualquier otro signo de subestimación, ya sea directamente en sus personas .. en su profesión o en su apellido", (Hobbes, 1994, p.I 02) una de las fuentes de violencia y sufrimiento que caracteriza su "estado de naturaleza". Esto es, aquella experiencia de desconfianza y disposici6n pennanentes a la confrontación que viven los humanos cuando no está monopolizado el ejercicio de la violencia y la justicia. No debe pues sorprendemos que Hobbes nombre al Estado como el "Leviatán", el gran monstruo bíblico que "con una mirada humilla al arrogante .... (y) abate al orgulloso" (libro de Job Capítulo 40), que "mira a la cara a los más altos (y) es el rey de todos los hijos del orgullo" (libro de Job Capítulo 41) pero no satisface ese orgullo, lo somete y lo humilla para lograr la paz27 •
Bastaría añadir que para Hobbes la guerra es un lastre para materializar el potencial liberador de las necesidades que prometio el surgimiento del conocimiento científico y el desarrollo de la revolución industrial, para enten-
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Oer las razones que albergó para desconocer el estatuto moral, que no la existencia en el ser humano, de la disposición para luchar a muerte por el reconocimiento. De hecho, aseveró que "en una situación semejante (se refiere a la guerra) no existe oportunidad para la industria, ya que su fruto es incierto; por consiguiente no hay cultivo de la tierra, ni navegación, ni uso de los artículos que pueden ser importados por mar, ni construcciones confortables, ni instrumentos para mover y remover las cosas que requieren mucha fuerza, ni conocimiento de la faz de la tierra, ni cómputo del tiempo, ni artes, ni letras, ni sociedad; y lo que es peor de todo; existe continuo tlemor y peligro de muerte violenta; y la vida del hombre es solitaria, pobre, tosca, embrutecida y breve" (Hobbes 1994p.l02).
Así pues, con Hobbes aparece quizás el más renombrado crítico de Hegel, ciertamente, no en referencia directa y explícita al pensador alemán, pero si a las aristocracias guerreras en las que éste se inspiró para exaltar la superioridad moral de quien arriesga la vida por la gloria, el honor y la dignidad. Sin embargo, no por cuestionar la supremacía de la lucha por el reconocimiento frente a la conservación de la vida será fácil negar la inspiración humanista de la propuesta hobbesiana, pues la defensa de la vida también hace
parte de las convicciones que en nombre del humanismo se agitan en la sensibilidad moral de occidente.
Pero entonces conviene señalar que con esta expresión lo que se nombra es la aspiración de realizar una vida de lujos, cómoda, confortable y segura. Es decir, ese estilo de vida que promovió la naciente burguesía en oposición al ethos guerrero de las aristocracias medievales. Hobbes espera que el afán de tranquilidad y de placeres sensuales disponga a los hombres a obedecer a un poder común, y de esta forma asegurar la paz (Hobbes 1994 p.80), y piensa que por suerte, la razón y algunas de las pasiones humanas ayudarán a la humanidad a superar el "estado de naturaleza", sostiene que "las pasiones que inclinan a los hombres a la paz son el temor a la muerte, el deseo de las cosas que son necesarias para una vida confortable y la esperanza de obtenerlas por medio del trabajo" (1994 p.l 05). Estas expresiones se refieren a ese nuevo ideal de vida en el que se proyectaban las expectativas del progreso material promovido por esa naciente burguesía. Fue esto lo que exaltaron Hobbes y Locke28 con su insistencia en el derecho a la vida, a la propiedad y al derecho de uso, usufructo, e intercambio de bienes legítimamente adquiridos, esto es, a través del trabajo, una actividad que por cierto sólo vino a ser
JI Reoorue.m<lt'. <\ue. ~~ Loc"-e "el ~de "j ~"I\ciT>'d\ fm que \\e'la a \os nombre a unirse en estados y ponerse bajo un gobierno es la preservación de su propiedad .... " Consultese Locke (20()(), pg 135).
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moralmente apreciada por esa burguesía tras siglos y siglos de subvaloración. Para ser breve. es esa sociedad del confort y el consumismo burgués de nuestros días lo que prefiguraron estos dos grandes filósofos. Esto. repito. en el entendido de que se trata de algo moralmente sólido y defendible. y no sólo por el vinculo que establece entre humanismo y disfrute de la vida como proyección de la idea del bien. también lo es por cuanto exige a los individuos el respeto de las condiciones que aseguran la paz y evitan el retomo a ese "estado de naturaleza" donde la vida es "solitaria. pobre, tosca, embrutecida y breve". Expresado en otros ténninos, la búsqueda de la paz para superar el "estado de naturaleza" supone la promoción de un estilo de vida inclinado al progreso material, el confort y el bienestar que viene a ser la razón para exigir del individuo un comportamiento de respeto a ciertas instituciones (el estado. la propiedad, los derechos del otro. etc.) que adquiere por ello mismo sello moral. pero de una moral que riñe con aquella otra de estirpe Hegeliana y que, contraria a ésta, nos convoca a ser "racionales", "empáticos" y "tolerantes", es decir, a ejercitar actitudes moralmente valorables por su contribución a la paz.
Si a lo anterior agregamos que al consumo como tal se le atribuye cada vez más un importante rol como representación simbólica de la igualdad y la
29 Para el tema véase Canclini (1995)
ciudadanía19 entonces tenemos un nuevo argumento para hacer de la conservación de la vida una apreciación de orden moral en vista de que a través del estilo de vida consumista los individuos se sienten reconocidos en tanto iguales a otros.
No son pocas ni irrelevantes las implicaciones que habrá de tener para el mundo y en especial para el occidente moderno. la promoción de esta nueva moral junto a su correspondiente ideal de vida. Para el propósito de esta reflexión lo relevante es la promoción de un sujeto orientado hacia la consecución del mayor bienestar material posible. es literalmente ese "horno economicus" que hiciera tan famosa la obra de los economistas neoclásicos y que ha permeado tanto el tejido social de nuestros días que con mucha razón lo definimos como una sociedad de consumo moralmente justificada por la "felicidad" de los individuos. Más aún. hasta la comprensión crítica de tal estado de cosas ha sido presa de esta visión del ser humano. En efecto, incluso alguien como Marx (que tanto le debía a Hegel) explica la historia (pasada, presente y futura) bajo el supuesto de que la lucha de clases y su extinción en el comunismo están protagonizados por sujetos orientados a la consecución de los excedentes productivos y el disfrute de beneficios materiales. Así explica la lucha de clases. es decir, como una lucha por la apropiación de exce-
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dentes a los que también aspira la misma clase obrera30 .
VI. EL TELOS DEL HUMANISMO HOBBESIANO.
BREVE RESEt4A
Hay pues buenas razones para sostener que desde los tiempos de Hobbes se viene auspiciando una mentalidad informada por el propósito de desmontar los dispositivos socioculturales que animan a la lucha por el reconocimiento, y en su lugar, disponer de aquellos que estimulan la lucha por el confort y el bienestar, y en cuyo núcleo moral aparecen todas esas nue\'as virtudes como el respeto al dere-ho ajeno y la tolerancia, tan básicas
para asegurar la paz. Esto es precisamente lo que nos ha
corroborado Hirschman en la investigación que adelantó para explicar el surgimiento del capitalismo. Su difusión -a[¡rma- "debió mucho a una búsqueda ... desesperada de algún procedimieno para evitar la ruina de la sociedad
(subrayado por el propio Hirschman) ... a causa de los arreglos precarios de orden interno y externo" (Hirschman 1978 p.134) que caracterizaban la sociedaó eurQ~a en ese ~riOOQ óe transición entre la tradición y la modernidad. Hirschman plantea, o mejor, descubre que entre los contemporáneos de la
época la discusión en torno a la mejor forma de asegurar el orden se presentó en términos de una contraposición entre "las pasiones y los intereses", estos últimos no serían más que el apetito de ganancias mientras las pasiones remitían a los deseos vanidosos de poder, gloria y admiración.
Pues bien, lo que al respecto demuestra este gran economista, es que las mentes más lucidas del período (entre otros, Vico, Mandeville, Montesquieu, Maquiavelo, Hobbes, etc) discutieron el problema del orden a partir de las emociones e impulsos humanos, y descubrieron con alborozo (Hirschman 1978 p.55) que aquellas clasificabIes como intereses podían y debían utilizarse convenientemente para enfrentar y frenar otras pasiones tales como la ambición y el ansia de poder generadoras de conflictos (Hirschman 1978p.47).
Este es el discurso que inspiró la defensa de la otrora vilipendiada dedicación a los negocios, el trabajo y el comercio, actividades a las que se empezó a atribuir el fomento de la "douceur", término que "habla de dulzura, suavidad, calma y amabilidad, y es el antónimo de la violencia" (Hirschman \91~"p.(6) .
Como veremos en seguida, sobre esta base se empezó a difundir la idea de que era conveniente en aras de la
); En Honneth (1997) una destacada figura de la tercera generación de la Escuela de Frankfurt, hallamos un análisis de como a pesar de la herencia Hegeliana y de las reflexiones que adelanto en clave de lucha por el reconocimiento, Marx se fue inclinando cada vez más hacía una concepción economicista de la lucha de clases .
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paz y los beneficios materiales que genera fomentar el apetito por la acumulación de riquezas y el gozo de las comodidades. Veamos cómo nos lo confmna la investigación adelantada por Hirschman.
(La divina providencia) "no ha querido que todo lo necesario para la vida se encuentre en el mismo lugar. Ha dispersado sus dones para que los hombres comercien entre si y para que la necesidad reciproca que tienen de ayudarse mutuamente establezca lazos de amistad entre ellos. Este intercambio continuo de todas las comodidades de la vida (el subrayado es nuestro) constituye el comercio y este comercio produce toda la amabilidad (douceur) de la vida" (Hirschman 1978 p.66)
Este pasaje lo tomó Hirschman de "Le parfait negotiant". el libro de texto de los negociantes del siglo xvn escrito por Jacques Savary. Si algo es destacable en el texto es la idea de un interés favorable de la providencia en el comercio internacional de comodidades y que esto concita a la amabilidad.
Pero según Hirschman, el exponente más influyente de la doctrina del "doux cornmerce" fue Montesquieu, quien en "el espíritu de las leyes" establece un vínculo entre comercio y amabilidad, pues" ... es casi una regla
general que donde quiera que los modos del hombre son amables (moeur douces) hay comercio y donde quiera que hay comercio los modos de los hombres son amables" (Hirschman 1978 p.67).31 También sostuvo que "el espíritu del comercio trae consigo el espíritu de la frugalidad. de la economía, la moderación. del trabajo. de la sabiduría. de la tranquilidad, del orden y de la regularidad. En esta forma, mientras prevalezca este espíritu la riqueza que crea no tiene ningún efecto pernicioso" (Hirschman 1978 p.79).32 No resulta así extraño que concluya sosteniendo que "es afortunado para los hombres encontrarse en una situación en que mientras sus pasiones los impulsan a ser malvados .... sus intereses los impulsan en sentido contrario" (Hirschman 1978, p.80). 33
Poco tiempo después de publicada la obra de Montesquieu, Willian Robertson escribió en su "visión del progreso de la sociedad en Europa" que "el comercio tiende a eliminar los prejuicios que mantienen las distinciones y la animosidad entre las naciones. Suaviza y pule las maneras de los hombres (subrayado por Hirschman 1978, p.67). De esta manera Robertson se une al coro de Montesquieu.
En su ensayo "del interés". Hume hace también una alabanza del capita-
JI Cita tomada por Hirschman "del espíritu de las leyes". Véase Monstesquieu edici6n 1993, p.229.
32 Cita tomada por Hirschman "del espíritu de las leyes". Véase Monstesquieu edici6n 1993, p.4S.
13 Cita tomada por Hirschman "del espíritu de las leyes". Véase Monstesquieu edici6n 1993, p.264.
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hsmo, pues "una consecuencia infalible de todas las profesiones industrio~ es la de ... hacer que el amor por las pnancias prevalezca sobre el amor por el placer" (Hirschman 1978, p.73). De acuerdo con Hirschman lo relevante del texto es que la defensa del capicalismo reposa en la idea de que "acti\1lra ciertas inclinaciones humanas benignas a costa de algunas inclinaciones malignas".
Tocqueville resulta interesante para Hirschman por el nexo que estabkce enrre las actividades productivas y el comercio con el ideal libertano. "no creo -sostiene Tocquevilleque se pueda citar un solo pueblo maDufacturero y comerciante, desde los tirios hasta los florentinos y los ingleses, que no haya sido libre, luego hay w o estrecho y existe una relación oecesaria entre la libertad y la industria" (Hirschman 1978, p.l26).
Para el Smith de "la riqueza de las naciones" "el comercio y las manufacturas concurrieron para introducir el orden y el buen gobierno y, con estos, La libertad y la seguridad que antes no tenían los habitantes del campo, quienes habían vivido casi siempre en una guerra continua con sus vecinos y en estado de dependencia servil respecto a sus superiores" (Hirschman 1978, p.I06)34 y repara en que gracias a "bagatelas y adornos más propios de chiquillos que de hombres con ideas serias y prudentes", se pudo hacer fren-
lo Consultese Smith (1997B, p.366) Vease Smith(1997B,p.366)
te a las violencias, rapiñas y al desorden que patrocinaban los grandes señores de la tierra, y el gran resultado político fue que "los grandes señores ya no se hallaron en condiciones de entorpecer la acción regular de lajusticia ni de perturbar la tranquilidad del país" (Hirschman ] 978, p.107-108). 3,
Para los propósitos de esta reflexión la presentación de Smith no es completa hasta no dar cuenta del replanteamiento que hace de las pasiones y los intereses como elementos que debían ser objeto de intervención deliberaba a fin de ordenar la sociedad. Para Hirschman (1978 p. 115 Y sgts.) Smith ha procedido a borrar tal distinción, pero además, lo habría hecho de modo tal que los impulsos no económicos de la acción humana quedaron subsumidos en las motivaciones económicas y de este modo ha contribuido como ningún otro a difundir y fortalecer la idea de que acumular riquezas y comodidades es un acto moralmente digno. "¿Cuál es el fin -se pregunta Smith- de la avaricia y la ambición, de la búsqueda de riqueza, de poder y preeminencia? ... y cuáles son las ventajas que buscamos con ese gran propósito de la vida humana que llamamos mejoramiento de nuestra condición?" ser observados, ser escuchados, ser advertidos con simpatía, complacencia y aprecio, son todas las ventajas que queremos obtener de ello. Es la vanidad, no la comodidad y
: UADERNOS DE ADMINISTRAOÓN! U NlVERSIDAD DEL V ALW N° 27/ MARZO DE 2002 57
el placer lo que nos interesa" (Hirschman 1978,p.114)36
Como se puede apreciar, Smith trata la búsqueda de honor, dignidad, respeto y reconocimiento en forma similar a la de Hobbes y Hegel, pero mientras estos habían mantenido esa búsqueda separada de la "preocupaci6n por las cosas necesarias", en Smith la ventaja econ6mica no es aut6noma, sino que se convierte en vehículo del deseo de consideraci6n. Más aún, los poderosos impulsos no econ6micos se reducen a alimentar a aquellos que si los son y los refuerzan hasta quedar privados de su anterior existencia independiente. (Hirschman 1978, p.115 Y sgte.) Por supuesto, de aquí al momento en que los individuos fundan su orgullo en sus pertenencias antes que en lo que son moralmente, es s610 cuesti6n de breve espera.
El listado de quienes confiaron en promover la conveniencia y dignificaci6n de la acumulación de riquezas y comodidades es mucho más extenso del
que se acaba de presentar, y por eso se invita a consultar el trabajo de Hirschman, pero ilustra el amplio apoyo de que fue objeto y por eso no hay que extrañarse si al propio tiempo se registra toda esa serie de transformaciones que deliberadamente procedieron a destruir las instituciones de la sociedad tradicional y en su lugar, ubicar las propias de la sociedad capitalista moderna. Eso si, bajo el convencimiento que era una f6rmula eficaz para ordenar una sociedad que desde tiempo atrás no hallaba la forma de estabilizarse. En consecuencia, podemos sostener como lo cree Hirschman (1978, p.l34) Y Fukuyama (1992 p.258) que de la mano de la reflexión adelantada en los albores de la modernidad por muchos de los más influyentes pensadores de la época, la promoci6n del burgués (que no su creaci6n) fue una deliberada tentativa de ingeniería social que buscaba crear la paz social cambiando (o interviniendo si es más preciso) la naturaleza humana.n
J6 Cita tomada por Hirschman de "la teorla de los sentimientos morales". Véase edición 1997 pág.124. Como ya lo hem{)S indicado esta problemática fusión de las pasiones en los intereses es lo que ha motivado la discusión en lOmo a los objetivos de las poüticas de géne.ro. En efecto, tradicionalmente se orientaron a la redistribución (de riqueza), pero ahora se objeta que siendo esto necesario no es suficiente, pues queda por resolver el problema del respeto y de la igual consideración como seres humanos. Para el tema véase Fraser (19%). Es muy probable que esta problemática también haya afectado a la clase obrera. De hecho, el propio Lenin, además de Mao Tze Tung y otros revolucionarios comunistas se quejaban del "economisismo" de las luchas sindicales. Para el tema véase Lenin (1973 capítulo 30)
17 Para los estudiosos del origen del capitalismo esta es una tesis de gran relevancia en la discusión, pero no tanto por lo que afirma en si, sino porque se opone a aquella del Weber que se adscribe a la tesis del capitalismo como una consecuencia no revista ni deseada, tesis que por otra parte es una de las más fructíferas propuestas de la escuela escocesa de filosofía Para el tema véase entre otros al propio Hirschman (1978), particularmente la tercera parte y la discusión suscitada por el Weber de "la ética protestante y el espíritu del capitalismo".
58 DE 1.0 INHUMANO Y LO HUMANlZAJlLE EN LAS RELAOONES DE SUBORDINAOÓN I CARVAJAL B., R.
VII. EL PRECIO (¿O LA CULPA?) QUE ASUMIMOS POR EL HUMANISMO HO
BBESIANO
Como se ha indicado, este cambio consiste básicamente en oponer al Jeseo de reconocimiento que tantos .:onflictos genera, ei deseo de larga y cómoda existencia como ideal de vida dIgno de emular. Puesto que para los objetivos de esta reflexión es import.ll1te el papel de la lucha por el reconocimiento en la humanización de las relaciones superior-subordinado, conviene dejar constancia acerca de la plena conciencia que se tuvo respecto del impacto devastador que tendría en la moral de los individuos el propósito deliberado de orientarlos hacia la búsqueda de riquezas y comodidades. Como veremos enseguida. es realmente sorprendente observar cómo estos grandes artífices de la modernidad y el capitalismo procedieron a exaltar el estilo de vida burgués pese a que advirtieron su coste. Esto es, la degraaación y desestfmulo a las virtudes morales. Veamos esto.
Las conocidas loas de Montesquieu al comercio no estaban libres de reservas, lamenta que el comercio monetice las relaciones humanas y eche a perder la hospitalidad y otras "virtudes morales que nos llevan a no discutir siempre nuestros propios intereses con
rigor" (Hirschman 1978, p.87). Conviene observar que el cuestionamiento se aplica tanto al antecedente (la monetización) como a su concecuencia; un espiritu pusilanime que se niega a discutir con el rigor que se precisa "r'Jestros propios intereses". ¿Acaso está acusando Montesquieu la declinación de la lucha por el reconocimiento? Si "nuestros propios intereses" son algo distinto a beneficios monetarios (como se puede colegIr del texto) ¿se esta entonces confmnando que el tránsito hacia el capitalismo conlleva la exaltación de la vida confortable, cómoda y tranquila en desmedro de las disposicio!1es que nos otorgan valía moral? .. así parece; como veremos enseguida, Montesquieu no fue el unico en observar la ambivalencia moral de actividades como el trabajo, el comercio., etcJ8
El caso de Smith es ilustrativo, pues está fuera de duda su estimada justicación del comercio, el interés propio y sus vínculos con el bienestar público. Sin embargo, ya hemos visto cómo en "la riqueza de las naciones" sostuvo que "por el gusto de la más pueril y la más despreciable de todas las vanidades fueron los señores enajenando todo su poder y toda su autoridad" (Hirschman 1978 p.1 07)39 Y llegaron a convertirse en personajes tan insignificantes como puede serlo un comerciante o burgués acomodado" (Hirschman 1978, p.l07)40. Estas aseveracio-
JlI Este punto de vista es defendido por Hirschman (1978 p. 128). jO Cita tomada por Hírschman de Smílh (l997B, p369). 40 Véase Smíth (1997B. p.371).
CUADERNOS DE ADMlNlSfRAoóNl UNIVERSIDAD DEL V ALu} N° 27/ MARZO DE 2002 59
nes parecen confirmar el dictamen que tenemos del Montesquieu crítico del comercio. En primer lugar, acusa el gusto por lo que llama "la más pueril y la más despreciable de todas las vanidades", esto es, ''un par de hebillas de diamantes ... o cualquier otra bagatela" (Hirschman 1978,p.l07)41, de aquí pasa, en segundo lugar, a objetar la conversión de los señores en comerciantes o burgueses acomodados de quienes no tiene el mejor juicio ("insignificantes"). Pero lo peor de todo, es que han consentido en perder su autoridad, poder y prestigio por "bagatelas"·
Así pues, en Smiht esta muy claro que la irrupción del capitalismo puso en marcha un falso canje moral, la disposición para afirmar esa valía moral que hay detras del prestigio y la autoridad cede ante la persecución de lujos, comodidades y "bagatelas" del burgués. El siguiente pasaje así parece confIrmarlo; "estas son las desventajas de un espíritu comercial, las mentes de los hombres se contraen y se vuelven incapaces de una elevación, la educación se desprecia, o por 10 menos se desatiende y el espíritu heroico se extingue casi por completo" (Hirschman 1978, p.112t2 . Veamos un último pasaje; "otro efecto malo del comercio consiste en que hunde el valor de los hombres y tiende a extinguir el espíritu marcial •.• y entre la
"' Véase Smith (19978, p.369).
masa de la población disminuye el valor militar, por tener sus mentes ocupadas de continuo en las artes del lujo, se vuelven afeminados y cobardes" (Hirschman 1978, p.112t3 . En resumen, Smith, como testigo privilegiado de las transformaciones que conducen al mundo moderno y al capitalismo observa el declive del valor moral en favor de las comodidades. Puede afirmarse que este falso canje del valor moral para defender con la vida el honor y el prestigio a cambio de lujos, comodidades y "bagatelas", es el precio que pagó el occidente moderno por "civilizarse". Esto es lo que nos explica Elías ( 1993) a propósi to de la pacificación de las costumbres y comportamientos en desmedro de ese singular prestigio que otorga el Ethos guerrero.
Tocqueville también se suma a la lista de quienes tienen una consideración moralmente ambigua acerca de las actividades productivas promovidas por el capitalismo. No olvidemos que halló "una relación necesaria entre la libertad y la industria", pero advirtió que la persecución del progreso material puede generar riesgos y peligros para la libertad (recordemos que en las libertades conquistadas se proyecta el ethos del reconocimiento). Sostiene que "el gusto de los goces materiales se desenvuelve con más rapidez que las luces y los hábitos de la libertad"
42 Nota tomada por Hirschman de "Iectures" (p.259). Se trata de notas de clase recogidas por un estudiante en 1763.
" Nota tomada por Hirschman de "lectures" (p.257).
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(Hirschman 1978, p.l27)44 Y que en tal circunstancia se descuidan los asuntos públicos en aras de sus fortunas privadas "y para atender mejor a lo que llaman sus negocios descuidan el principal que es el de ser siempre dueños de si mismos" (Hirschman 1978, p.127)45 ¿Exageramos si advertimos en el espíritu del texto la denuncia de un falso canje moral? No lo creemos así, pues lo que viene a decir es que "ser siempre dueños de si mismos" a través del ejercicio de derechos y libertades no debe echarse a perder en aras de "goces materiales". De este modo, su preocupación por los efectos no deseables del progreso material se suma a la de otros que también compartieron la misma visión; la orientación hacia el bienestar material arruinaría el vigor moral que sostiene el espíritu de la libertad y la aspiración de hacer de los individuos y sociedades dueños de sí mismos. Una muy difundida cita así lo advierte: "Quiero imaginar bajo qué rasgos nuevos el despotismo podría darse a conocer en el mundo; veo una multitud innumerable de hombres iguales y semejantes, que giran sin cesar sobre sí mismos, para procurarse placeres ruines y vulgares, con los que llenan su alma: retirado cada uno aparte, vive como extraño al destino de todos los demás, y sus hijos y sus amigos particulares
fonnan para él toda la especie humana: se halla aliado de sus conciudadanos, pero no los ve; los toca y no los siente; no existe sino en si mismo y para él solo, Y si bien le queda una familia, puede decirse que no tiene patria. Sobre estos se eleva un poder inmenso y tutelar, que se encarga sólo de asegurar sus goces y vigilar su suerte. absoluto, minucioso, regular, advertido y benigno, se asemejaría al poder paterno, si como él tuviese por objeto preparar a los hombres para la edad viril; pero, al contrario, no trata sino de fijarlos irrevocablemente en la infancia; y quiere que los ciudadanos gocen, con tal de que no piensen sino en gozar. Trabaja por su felicidad, más pretende ser el único agente y el único arbitro de ella; provee a su seguridad y a su necesidades. Facilita sus placeres, conduce sus principales negocios, dirige su industria, arregla sus sucesiones, divide sus herencias y se lamenta de no poder evitarles el trabajo de pensar y la pena de vivir" (Tocqueville, 1984 p.730. El subrayado es nuestro).
Tenemos pues suficiente evidencia de que el transito de occidente hacia el capitalismo no se hizo efectivo sin asaltar de modo consciente convicciones que en su momento atribuyeron a la disposición para defender la valía personal el más encumbrado logro de la existencia 46 • Como hemos
.. Cita tomada por Hirschman de "La Democracia en America" (1984, p. 560)
., Ibid (pág. 560).
.. En el extinto "duelo de honor" podemos reconocer la gran consideración que tuvo de la valía personal el estamento noble de las sociedades aristocráticas occidentales. Veamos cómo lo manifestó Baldi, un noble italiano que nos dejo el testimonio de su sentir;
CUADERNOS DE ADMINISTRACIÓN! UNIVERSIDAD DF1. V ALuJ N° 27/ MARZO DE 2002 61
visto, en su lugar se vino a situar el confort burgués. ¡Pobres criaturas! exclamó un decepcionado Nietzche. Razón no le faltaba, ese "ultimo hombre" de nuestros días, tan obsesionado con la admiración que le granjea sus lujos, "bagatelas" y comodidades, renuncia a esa inestimable forma de aprecio que hay en la admiración por el mero y celoso cultivo de la integridad moral.
VIII. HOBBES, HEGEL y EL HUMANISMO EN LAS
ORGANIZACIONES
A la luz de estos hechos nos encontrarnos entonces ante una situación inquietante en relación con la humanización de las relaciones de subordinación, pues como lo hemos visto, a 10 largo de las centurias que consolidan el proyecto capitalista se fortalece un humanismo de tipo hobbesiano orientado al bienestar material y que cree su deber afirmarse para desacreditar y reducir el perfil moral del humanismo hegeliano. Sabemos que muy pronto la nueva moral empieza a mostrar resultados; la formación de una sociedad de consumo que se exhibe ante la historia corno el logro casi milagroso de los esfuerzos emprendidos para transformar los cimientos
morales de la sociedad. Sin embargo, parece que no son pocos los problemas que ha generado, entre otros, el de las relaciones de subordinación dentro de las organizaciones.
La hipotesis de trabajo sostiene que la fuerza de la moral Hobbsiana ha sido el soporte tanto de logros como de cuentas pt'ndientes de la organización en lo que atañe al compromiso con el ideal humanista. La defensa que hizo el afamado Frederick Winslow Taylor en "principios de la administración cientifica" (1997) de los buenos salarios a cambio de la total disposición del obrero para acatar las ordenes de la "dirección cientifica" funge como pieza maestra del compromiso que puede suscribir el capital con ese humanismo hobbsiano anclado en la convicción del bienestar material como la aspiración humana por excelencia. No por casualidad sostuvo "que no puede haber prosperidad para el patron .. a menos que vaya acompañada de prosperidad para el empleado ... y que es posible darle al trabajador lo qne más desea (unos salarios elevados)" (Taylor 1997, p.18). Es más, consciente de la dificultad que podía experimentar el obrero para adaptarse a la "dirección cienúfica" advirtió que "la dirección üene que reconocer también el hecho natural de que los obreros no se someterán a esta "estandarización"
"Cuando ese daño que se me hace está ligado al desprecio y no se me ofende para arrebatanne mis bienes. ni para herir mi persona, sino para mostrar al mundo que se me tiene por UD hombre sin valía, o por un inferior, y que merezco ser tratado de ese modo, es necesario que me rebele y busque reivindicarme." Para el terna Véase Peréz Cortés (1996; p. 107-119. El subrayado es nuestro).
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más rígida y no trabajarán más arduamente a menos que reciban un pago rDra por hacerlo" (Taylor 1997, p.75). Y habría de ser así porque no era poco lo que estaba en juego, el propio Taylor pudo conocer la reacción de los trabajadores a la "dirección científica" -¡Caramba! no se me permite pensar ni moverme sin que haya alguien que se entremeta o lo haga en mi lugar" (Taylor 1997, p.l 08), pero como ya vimos, profesaba una moral humanista de tipo Hobbsiano que le permitió presentar el falso canje moral de soportar tales condiciones de trabajo a cambio de un buen salario como un logro moralmente valioso. Tan cierto es que al presentar uno de sus experimentos manifestó con regocijo que "hicimos investigaciones detalladas y descubrimos que casi todos ahorraban dinero, vivían mejor, eran más felices y era el grupo de trabajadores más conlento que se vio en ninguna parte" (Taylor 1993. p.8J, el subrayado es nuestro).
Para el propósito que nos anima es de la mayor importancia fijar la atención en el Taylor que se manifiesta de esta forma, su satisfacción por los resultados del experimento se explica por el reporte que puede hacer de los beneficios de la "dirección científica" para el trabajador como ser humano, esto es, bienestar material. Por tanto, reconoceremos en Taylor el exponente por excelencia del compromiso empresarial con el humanismo de estirpe Hobbsiana. Lo que, dicho sea de paso, nos confirma su capacidad para per-
mear ia leme de la apreciación moral de los actos humanos.
Con este telón de fondo podemos ahora interpretar en clave filosófica y moral la arremetida contra Taylor puesta en marcha por Elton Mayo. Como sabemos, a partir de este se ha venido enriqueciendo la idea que tenemos acerca de qué es 10 que motiva al trabajador para cooperar con los jefes y los fines de la empresa. Esta literatura objeta a Taylor el reduccionismo económico de las motivaciones humanas y viene a sostener la presencia de otras en las que podemos advertir la lucha por el reconocimiento. Así puede interpretarse parte de los hallazgos en la Westem Electric. Por ejemplo, el tipo de supervisión o 10 que Mayo denominó "el nuevo ambiente industrial"; en todo caso, el hecho es que las operarias se sentían importantes y eran objeto de consultas. En otros términos, se sentieron reconocidas. En esta misma clave podemos interpretar otro de los hallazgos: los grupos informales, pues se halló que la actitud del trabajador y su productividad estaba muy influida por el grupo de trabajo y por la posición social dentro de él. Se supo además que estos grupos tienen sus propias reglas y que su acatamiento es definitivo para ser aceptado dentro del grupo, es decir, reconocido.
Maslow se hará famoso por su teoría de "la jerarquía de las necesidades". Allí encontramos dos aspectos muy relevantes. En primer lugar, en ese registro de necesidades se dan cita tanto las de tipo Hobbsiano (las fisiológicas
CUADERNOS DE ADMINlSfRAClÓN! UNIVERSIDAD DEL V AJ.JE N° 27/ MARZO DE 2002 63
y las de seguridad) como las hegelianas (necesidades de amor, afecto, de estima y autorrealización); y, en segundo lugar, están jerarquizadas siguiendo el patrón evolutivo de identidad del siervo hegeliano que ha renunciado en un primer momento al reconocimmiento por salvar su vida. En efecto, según Maslow, a medida que se satisfacen necesidades de orden material se aspira a satisfacciones de orden moral.
Parte de las ideas defendidas por Mcgregor también se pueden interpretar en términos de lucha por el reconocimiento. En particular la crítica dirigida a quienes piensan que en general los trabajadores ven con desagrado la responsabilidad y prefieren por ello ser dirigidos. Cree que en lugar de esto hay necesidades de estima y ego que se traducen en la aspiración de cierta libertad para dirigir sus propias actividades. Por esta razón Mcgregor propone estrategias de descentralización, ampliación del trabajo (incremento de tareas variadas y significativas a fin de eliminar rutinas nocivas) y participación en aquellas decisiones que afectan al trabajador.
En la propuesta desarrollada por Herzberg se distinguen factores "motivadores" y de "higiene". Los primeros son aquellos que generan satisfacción en el trabajo, mientras que los "higiénicos" antes que motivadores interesan porque tienden a reducir la insatisfacción. Pero en ambos casos encontramos factores en los que esta enjuego el reconocimiento. Entre los "motivadores" figuran el éxito, el re-
conocimiento por el desempeño, la responsabilidad y la promoción. En los factores de higiene se incluye -entre otros- la supervisión, las relaciones interpersonales y la posición social. Apoyado en estos planteamientos propone el enriquecimiento horizontal y vertical del. puesto de trabajo. En el primer caso aumentando el número de tareas de forma que sean variadas y significativas. Y en el segundo, aumentar la responsabilidad y por tanto la posibilidad de atribuirse éxitos.
La "necesidad del logro" de Mcclel1and es perfectamente interpretable como categOIía hegeliana. Pero en esta oportunidad a través del trabajo como forma primigenia de autorrespeto. Veamos. Esa "necesidad de logro" se define como el deseo de hacer cada vez mejor las cosas y por eso se constituye en una forma expedita de superación personal, de demostrarse a sí misroo el valor que posee por la capacidad para proyectar en el trabajo un potencial de esfuerzo y creatividad que hace al trabajador sentirse orgulloso de sí mismo.
Pues bien, según lo explicó Hegel, el esclavo empieza a recuperar el amor propio perdido en ese primer combat por medio del trabajo. En algún momento el esclavo se da cuenta de s capacidac para transformar la naturaleza en forma premeditada. Pero la conciencia de tal cosa lo conduce a transformar su propia naturaleza. Esto es, la recuperación del sentido de su valía y la disposición renovada de luchar por
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elreconocimient047 • Sabido es que luego Marx, un buen discípulo de Hegel, se encargará de criticar el capitali~mo porque a raíz de las transfonnaciones técnicas que introduce en el proceso de trabajo, 10 convierte en una actividad alienante e incapaz de tener sentido por si misma48 ,de modo que a la manera de Hobbes, Locke, Taylor y otros, solo tiene un valor instrumental.
Como se puede apreciar, la postura de Mcc1elland participa de la preocupación hegeliana por el reconocimiento, por esto se suma a la lista de quienes aconsejan el otorgamiento de responsabilidad, pues de esta fonna pueden identificarse con el éxito logrado. Éxito que según las observaciones de este investigador no tiene que ser necesariamente público para ser valorado por el trabajador, pues el éxito tiene valor ante sí mismo. Por supuesto, las propuestas de Mcgregor y Herzberg en tomo a la ampliación y enriquecimiento del trabajo también pueden ser adscritas a la lucha por el reconocimiento en razón del autorrespeto logrado por el trabajador gracias a la oportunidad de proyectar en el trabajo su potencial creativo.
La lista de quienes discrepan de Taylor por atribuir que los obreros y
empleados están animados.fundamentalmente por la consecución del bienestar material puede extenderse mucho más, pero la breve reseña de las aportaciones traducibles en conceptos hegelianos es suficiente para revelar la encrucijada en que se halla la organización de cara a su compromiso con la humanización de las relaciones de subordinación. En efecto, el esfuerzo de un Taylor para que la empresa de negocios suscriba con el trabajador un contrato legitimado por la responsabilidad asumida con su bienestar material, pronto fue asaltado por la movilización obrera y las protestas animadas por la convicción del reconocimiento como una efectiva e indeclinable motivación de los actos humanos en general y de los trabajadores en particular.
Como se puede apreciar, con este teló~ de fondo tiene sentido afinnar que el Taylorismo representa al mismo tiempo la manifestación del compromiso finnado por la empresa de negocios con la humanización de las relaciones de autoridad como su deuda con el humanismo. A la luz de la reflexión que hemos adelantado la explicación de esta paradoja reposa en la suscripción de un humanismo de tipo hobbesiano que, pese al éxito obteni-
n Para el tema véase Hegel (1971, pág. 111-139), Kojeve (1985) y Fukuyama (1992, Capítulo 18).
.. Segón Marx, "El creciente empleo de las máquinas y la división del trabajo quitan al trabajo del proletario todo carácter sustantivo y le hacen perder con ello todo atractivo para el obrero. Este se convierte en un simple apéndice de la máquina, y solo se le exigen las operaciones más sencillas, más monótonas y de más fácil aprendizaje. Véase Marx (1975 Pg. 41).
CUADERNOS DE ADMJNJSJ'RACJÓNI UNIVERSIDAD DEL V AUFJ N° 2.7/ MARZO DE 2002 6S
do por cuanto logró pennear el imaginario colectivo de occidente con respecto a lo que se considera una vida buena y realizada, ha debido sin embargo competir con la herencia hegeliana Así pues, la presencia en el imaginario colectivo de unos fundamentos morales para la buena vida es lo que nos ha permitido denunciar al Taylorismo como un falso humanismo.
IX. EL PROBLEMA DE LAS CRITICAS A TAYLOR.
UNA PROPUESTA
¿Pero ha podido la crítica del Taylorismo elaborar una respuesta satisfactoria al problema del reconocimiento? la pregunta no está formulada para cultivar dudas acerca de las aportaciones reseñadas. Quien escribe estas lineas no solo defiende una interpretación hegeliana de estas aportaciones, también comparte la conveniencia de introducir en la organización las soluciones propuestas, pero como ya veremos, a luz de los análisis que hemos realizado, estas propuestas no recepcionan las inquietudes que allí se agitan en tomo al problema de la subordinación. Vale decir, no abordan el problema grueso que hemos podido visualizar desde la filosofía, la historia y la sociología de la subordinación. Veamos esto:
Desde la sociología resulta bastante notoria la ausencia en estas propuestas de una atenta consideración respecto a lo que según la sociología de la vergüenza es el cambio más trascendental que se haya producido durante los últimos siglos en las relaciones de subordinación. Me refiero a la sustitución del castigo físico y más en general del maltrato por la vergüenza como forma de disciplinar la conducta del subordinado.
Por otro lado, desde la filosofía se advierten fácilmente dos problemas. En primer lugar, mientras la propuesta convencional fija su atención en el comportamiento del superior (lideres y supervisores dispuestos al trato "más humano" de los subordinados), desde Hegel se insiste en la iniciativa del subordinado. Sostuvo que el amo está tan embelesado consigo mismo y tan satisfecho con el mundo que habita que está inhabilitado para promover cambios, por consiguiente, es la insatisfacción moral del siervo lo que le convierte en sujeto de las transformaciones en pos de la libertad y el progreso tanto moral como material49 • Sea esta la oportunidad para hacer notar que en Hegel ya hay una explicación del desarrollo histórico desde la perspectiva de los dominados. Esta preocupación no está ausente en las propuestas comentadas, pero no está inscrita en el marco de una filosofía del subordinado a la manera de Hegel, y
09 Para el tema Véase Hegel (1971, capítulo 4"), Kojeve (l985)y Fukuyama (1992, capítulo 18).
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por esta razón, las propuestas no se pRsentan como aquello que son (?) o deben ser, esto es, la respuesta del IILbordinado a la ineapacidad de la di· rección para acabar de humanizarse. Si así se entendiera entonces no solo tendríamos más propuestas, también interpretaríamos de otro modo las que ya se han presentado. En segundo lugar, mientras buena parte del humanismo organizacional parece dirigido a los subordinados como colectividad (salarios, prestaciones, servicios, etc. colec ti vizados), desde la sociología de la autoridad inspirada en Hegel se enfoca la experiencia del subordinado en singular. Veamos estos puntos con más detalle.
En su intento por dar cuenta de lo característico del occidente moderno, Elias (1993) encuentra el "proceso de civilización". Según nos lo explica, el crecimiento del umbral de vergüenza, es decir, el crecimiento del campo de acciones sujetas al avergonzamiento, junto a la racionalización de la conducta (tan encarecido por Weber en su esfuerzo por caracterizar el Occidente moderno) hacen posible que el individuo actúe de modo distinto y aún contrario al impulso emocional y como consecuencia de esto se producen importantes y transcendentales cam-
bios en la sociedad. Entre otros, la erradicación lenta pero progresiva de la violencia como medio de disciplinamiento de la conducta, en su lugar se viene a instalar la vergüenza. Este es uno de los más importantes hallazgos de Elias, su obra es una prolija argumentación dirigida a demostrar que la conducta del hombre y la mujer del occidente moderno es el resultado de la intemalización de coacciones externas orientadas a impedir que el espontáneo impulso emocional se manifieste en actos concretos so. Por esta razón no se nos permite, o no nos permitimos, estornudar o comer de cualquier modo, y tampoco actuar "impulsivamente" al menor disgusto con el otro. Debemos siempre "cuidar las maneras"; de lo contrario, transgredirlas nos convierte en presa de la sanción social y la mala conciencia. Pues bien, como resultado de estas coacciones el impulso emocional que suele motivar el maltrato y la violencia física es cada vez más objeto de restricciones que se espera terminen siendo internalizadas por el sujeto o, lo que es igual, entren a formar parte de esa pauta imperati va del comportamiento que el psicoanálisis denomina el super-yo.
Naturalmente, esto significa que el maltrato y la violencia física son cada
'" Corno no pensar aquí en Hobbes. tan empeilado corno estuvo en que gracias al Estado (ese "Dios Mona! al cual debernos bajo el Dios inmortal nuestra paz y nuestra defensa") se contrarrestanan las pasiones que inducen a la confrontaci6n y a la violencia. No por casualidad Elias argumenta que en buena medida el crecimiento del umbral de vergüenza lo debemos a la presencia y acción del Estado. quien, como dijo Hobbes, "por el terror que inspira es capaz de conformar las voluntades de todos ellos para la paz". V éaJe Hobbes (1994, p. 141).
CUADERNOS DE ADMINlSTaACIÓN! UNIV';:RSIDAD DEL V ALLFl N° 27/ MARZO DE 2002 67
vez menos aconsejables como instrumento de disciplinamiento de la conducta. Este es el proceso que Elias denomina el "acortesamiento de los guerreros", es decir, el proceso que convirtió al guerrero medieval en dócil cortesano y negociante burgués51 .
Pero en modo alguno quiere esto decir que se relaja el control del comportamiento. Todo 10 contrario, gracias al ''proceso civilizatorio" más y más campos de la acción humana son controlados por ese pacifico pero intransigente guardián que es el nuevo supery052 • Entre su arsenal cuenta con un "arma" efectiva y poderosa; el avergozamiento y la postración moral como castigo a la transgresión de la autoridad. Pero, ¿que hace posible convertir la vergüenza en instrumento de dominio? repasemos a Elias. (1993, p.499 Y sgts) "es un miedo a la degradación social", "a los gestos de superioridad de los otros", es una "forma de disgusto y de miedo que se produce: cuando el individuo que teme la sUpe-
ditación no puede defenderse de este peligro mediante un ataque físico directo u otra forma de agresión", en este sentido la vergüenza está vinculada a la "indefensión frente a la superioridad de los otros", y en el caso de los adultos "esta indefensión se produce por el hecho de que los seres humanos cuya superioridad se ¡eme, se relacionan con el súper-yo de la persona indefensa y atemorizada". Aquí tenemos la clave. Empecemos por observar que a través de la vergüenza se crea una sensación de inferioridad moral que, como hemos visto, tiene en el mercado laboral un sólido soporte social, pero como lo sugiere Elias, tiene en la moderna relación de subordinación otro sólido soporte, pues ahí está presente ese "otro" que por ser superior dada su investidura de poder y autoridad, funge para el subordinado como el testimonio del aprecio, consideración y respeto que debe ganar para beneficio de su valía. Esto nos dice que el rango moral del superior se
" No olvidemos por otro lado, que de la mano de Hirschman (1978) tenemos el testimonio de toda una pléyade de influyentes pensadores promoviendo las conductas udulces" y amables. Hay pues una convergencia de distintos planteamientos en tomo a la pacificación de las costumbres y comportamientos.
51 Es importante subrayar que se trata de un nuevo super-yo, que no la aparición súbita de éste en el proceso de modernización, pues en realidad, el super-yo es una estructura psíquica inherente a la humanidad por cuanto hace posible la sociabilidad humana. Otra cosa muy distinta, es que en el curso de la historia, y en concreto, en el proceso civilizatorio que estudia Ellas, el super-yo adopta í1na nueva configuración. Para empezar, ya no se trata tanto de un super-yo colectivo generador de presiones externas sino de otre individualizado pero efectivo para el control de la C()nducta. Como lo sostiene Elfa> (1993 p. 506) "En la sociedad humana no hay un punto cero de los miedos frente a 181 fuerzas externas y tampoco hay un punto cero frente a las fuerzas automáticas inter nas ... lo que se da en el curso de un proceso civiJizatorio no es la desaparición de una y L aparición de otra; lo que cambia en último término es la proporción entre miedo' externos e internos y su estructura general .....
68 DE W INHUMANO y W HUMANlZABLE EN LAS RELACIONFS DE SUBORDINACIÓN / CARVAJAL B., F
en el super-yo del subordiPor lo tanto, al primero le basta
o amenazar el reconocimienbusca y lucha el subordinado minado, esa afanosa búsque
onsideración y reconocimiento e el subordinado se encuentre
nso ante los gestos de superio'j así es como aprende a reconoomo inferior3 •
Pero es de la mayor importancia -,.",oIiP··r que la erosión del sentimien
valía que se produce en el subor-o a través de la vergüenza que
el superior no precisa que este ite la violencia y los malos tratos nonnales a fines del siglo XIX); ería que tanto pesa en el imagi
' 0 del subordinado moderno la ressabilidad que se atribuye por su ición, que el superior no precisa
I maltrato o la coacción física para sciplinarlo. Así puede interpretarse
• comentario que hace Sennett inspio en Elias: "en lugar de que el jefe
ga explícitamente "eres una porque.. o "fíjate en mí que soy mejor que
. .. , no necesita más que ... ejercitar su :alma e indiferencia". A renglón se_ ido comenta que "no son tanto los
omentos abruptos de humillación,
como esos meses tras otros de no hacer caso de sus empleados. de no tomarlos en serio, lo que establece su dominación. Así y no con malos tratos abiertos es como los obliga a hacer su voluntad" (Sennett 1982, p.95). Para ilustrar el punto remitimos a la lectura del anexo. Se publicó en la Harvard Business Review en junio de i 965, Y según Sennett (1982, p. 96) se Íla citado a menudo en círculos empresariales como modelo de la forma en que un jefe debe tratar a un empleado exigente.
Como se puede observar a partir de estas breves notas sobre la historia y la sociología de la vergüenza, ésta es un eficaz sustituto de la violencia y el maltrato como instrumerito de disciplinamiento de la conducta, pero no parece que esto se haya recepcionado por parte de los estudiosos de la ges· tión de recursos humanos. En efecto, en esta literatura no está presente el concepto de vergüenza como ÍllStrumento de dominio, y menos aún de la asimétrica valoración moral que introduce entre los partícipes de la relación de subordinación. Esto es inquietante, pues si se presume, corno se hace en esta tradición de estudios, que la
Andrew Morrison, un psiquiatra dedicado al estudio de la vergüenza, y profesor en el Massachusets Institute of Psychoanalysis, el Boston Psycoanalytic Institute y la Harvard Medica! School, nos confIrma la vergüenza como un sentimiento de inferioridad que humilla el narcisismo del sujeto. COD los pacientes investigados ha encontrado que es una "esencial falta de valfa" lo que genera este sentimiento. Sus pacientes se autodefinen con expresiones tipo; "soy débil", "soy un perdedor", "me siento estúpido, torpe. idiota", "en mi hay algo que esta mal". También ha constatado que bay un estrecho vinculo entre pobreza, subordinación y vergüenza. Consúltese su obra "La Cultura de la vergüenza" (1997).
CUADERNOS DE ADMINJSI'IlACIÓNl UNIVERSIDAD DEL V ALW N° 27/ MARZO DE 2002 (f)
colaboración de los obreros y empleados es una función en parte determinada por la calidad de la dirección y la supervisión, se debería insistir en que no basta con la proscripción de los maltratos y los castigos físicos, pues formas sutiles pero efectivas de avergonzamiento minan y socavan el autorrespeto del subordinado.
Ciertamente, desde el psicoanálisis podemos expliCa!" estos sutiles actos de menosprecio como la forma de proyectarse el narcisismo del superior en tiempos caracterizados por el avance de la igualdad como gran ideal humanista, pero como ya lo hemos advertido, la pregunta no es tanto, o no solo, lo que podemos esperar del superior, sino también lo que puede hacer el subordinado. En linea gruesa se argumenta que puesto que no es mucho lo que podemos esperar del superior, entonces ei propósito de humanizar las relaciones de subordinación ha de detenerse en el protagonismo del subordinado a fin de progresar aun más en este propósito.
Pues bien, a fin de avanzar en esta dirección conviene retomar nuevamente esos aportes de la sociología de la vergüenza que ha expuesto Sennett inspirado por Hegel. El planteamiento es el siguiente; desde el momento en que advertimos el daño que causa en el subordinado el narcisismo de la autoridad, nos preguntamos acerca de lo que puede hacer a fin de que no le haga tanto daño. Es decir, cómo puede el subordinado construir su valía moral pese al narcisismo de la
autoridad. Es este el problema que debemos enfrentar. Por fortuna, no estamos solos en esta labor, fue la cuestión que trató de resolver Hegel a través de un proceso mental y/o espiri·· tual (para Sennett un "viaje interior') que emprende el esclavo vencido en ese primer combate en busca de una autoridad satisfactoria. Esto es, aquella que pese a su fuerza, poder y prurito narcisista, no puede sin embargo humillar sin remedio la valía moral que a sí mismo se otorga el subordinado, y no porque así lo manifieste la autoridad. Se trata más bien de que a pesar de la autoridad -y no gracias a esta- el subordinado logra -aunque con dificultad- construir la valía moral que le niega el superior. ¿Como puede ser esto posible? Responder esa interrogación es de la mayor importancia y afortunadamente hallamos en la interpretación que hace Sennett de Hegel algunas ideas que pueden ser muy útiles. Veamos esto.
El núcleo de tales ideas reside en que gracias a ese "viaje" hegeliano el subordinado modifica la visión que tiene de sí y de la autoridad. No se debe creer que la naturaleza "espiritual" de este proceso sitúa el problema en un campo que por lo supuestamente abstracto despoja el proceso del terrenal dramatismo qu~ hay en la lucha por el reconocimiento, nada más lejos de tal cosa, pues lo que está en juego en este cambio de visión de la autoridad es nada menos que la legitimación de su omnipotencia. Sin ésta, la capacidad del superior para hacer daño a la au-
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loestima del subordinado se reduce, sin tal atributo el dictamen del superior queda despojado del carácter de un absoluto moral. Es decir, carente del aura de validez que lo hace incuestionable54 •
A fin de comprender esto conviene el análisis de la situación inversa y extrema. En este evento -que no es otro distinto al orden surgido del primer combate- la legitimidad del superior es tal que sus actos se validan en forma indiscutida por parte del subordinado y proyectan en su espíritu la minusvalía moral que presumen los actos de menosprecio del superior. Como se comprenderá, en esta circunstancia el ejercicio de la autoridad, y particularmente de su narcisismo, lesionará el amor propio del subordinado. Más como se acaba de señalar, buena parte de la explicación del fenómeno descansa en la visión que tiene el subordinado del superior y de sí mismo, de modo que si por alguna razón o circunstancia esta visión puede sufrir modificaciones entonces habremos hallado una fórmula para superar el escollo que opone a la humanización el narcisismo de la autoridad.
Sea esta la oportunidad para hacer notar que esta prometedora perspectiva es uno de los mayores aportes que & la solución de estos problemas nos ha legado la sociología política, pues una vez nos percatamos que la legitimidad la otorga el subordinado entonces nos damos cuenta que no está indefenso y que no es poco lo que está a su alcance para no dejarse atropellar de la autoridad. Es más, de algún modo el otorgamiento de legitimidad sugiere que la autoridad ha de ser una "construcción" del subordinado para ser satisfactoria.
Como es de esperar, en este punto de la reflexión el problema a resolver es el de las condiciones, factores o CIrcunstancias que hacen posible modificar la visión que tiene el subordinado de si y de la autoridad. Pero antes conviene detenernos brevemente en ese proceso hegeliano que conduce al cuestionamiento de la autoridad.
¿Cómo nace la Ebertad una vez que el siervo ha humillado su orgullo en ese primer combate? Esta es la pregunta que se formula Hegel a fin de hallar el modo de romper la estructura autorita-
Es evidente que en este punto tenemos una importante discrepancia con el Weber que subraya la legitimidad como rasgo definitorio de la autoridad. Esto es, aquella que se acata voluntariamente. Pero Sennelt asume esta discusión y discute con ayuda de Freud la postura de Weber, piensa que "el dilema de la autoridad en nuestra época ...... es que nos sentimos atraídos por f.guras fuertes que no creemos sean legitimas." El planteamiento ~stá respaldado en algunos de los casos que trata en su investigación, como el de las contables, pues "cuando se les preguntó qué significaba el término de "saber mandar", las contables dijeron: "es pisar el acelerador, es sac.arle a una más de lo que una misma sabe que podrfa hacer". "Tener garra es estar dispuesta a ser una bija de puta con tal de sacar un trabajo de primera". Consúltese Sennelt (1982, p. 42. El subrayado es nuestro).
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ria del orden surgido en esa primera confrontación. Como se sabe, todo empieza cuando el siervo adquiere conciencia de su valor gracias al trabajo. Esto lo redime de la abyecta postración en que se ha sumido por haber humillado el orgullo. en términos de etapas, este primer momento es la fase "estoica" , Según nos lo explica Sennen (1982, p.124) es un repliegue en sí mismo, en el trabajo que realiza, y del cual surge una primitiva libertad interiorizada que se apoya en ese rescate del amor propio que le brinda el trabajo. En este momento se produce la primera crisis de la autoridad, pues el siervo ha dejado de ser para sí el abyecto ser derrotado en el primer combate. La etapa siguiente es el "escepticismo", el siervo sale de sí y se fija ahora en el mundo. Sigue siendo obediente pero ya no cree en la superioridad moral del "señor". Es la hora de la rebelión, de actualizar la lucha por el reconocimiento, de logros y reivindicaciones, pero sobre todo, el momento de conquistar para sí la certeza del valor que sólo puede otorgar el arrojo para enfrentar el rival.
Este podría ser el final del "viaje" si no fuera porque Hegel no cree en la libertad como un feliz estado del espíritu, sino como una preciosa y desgarradora tensión fundamental que tiene
como escenario la conciencia del sujeto. Esto es lo que se hace presente en esa tercera etapa que el denomina la "conciencia desventurada". El subordinado descubre que lleva en sí mismo un siervo y un tirano. Esto es algo más que una interesante especulación filosófica; en realidad, uno de los más grandes y trascendentales descubrimientos del sicoanálisis es la proyección de la autoridad y sus coacciones en el super-yo, ese poderoso e intransigente gendarme del comport'illliento capaz de reprimir la realización de deseos y aspiraciones proscritos en principio por la autoridad e interiorizados luego en la conciencia. Así que Hegel no se equivoca al concebir la libertad como un tenso estado del espíritu, pues habida cuenta que el tirano y el siervo lo llevamos dentro, la libertad se experimenta como la tensión producida por esa confrontación. A modo de ilustración pensemos en ese Kafka de la "Carta al Padre" tan capaz de enfrentar con temor el terror que su padre le inspira55 • Éste es un Kafka Hegelianamente libre que espera de su valor para tomar esta iniciativa "algo tan cercano a la verdad que puede serenamos un poco y concebimos más fáciles la existencia y el fin" (véase últimas lineas de la Carta).
" Recordemos las primeras lineas de esa carta. "Querido padre, hace poco me preguntaste por qué te siento miedo. como siempre, no fui capaz de responderte; primero, lógicamente, por el miedo que te siento, y luego porque en la explicación de ese miedo interviene muchos factores . Y si con esta misiva procuro responder a tu pregunta. probablemente no será muy completa, pues el miroo y de lo que él se deriva me aprisionan al pensar en tí .... . "
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Finalmente, en la fase de la "con.:iencia racional" el subordinado advierte el cisma de la desventura en otros, e incluyendo al superior. Según Sennett, el calificativo de racional obedece a que gracias a este conocimiento se puede actuar conforme a objetivos comunes. Si lo interpretamos correctamente, ese conocimiento revela en el superior un aspecto que lo hace tan igual al resto del genero humano que ya no se le puede ver como el todo poderoso y omnipotente dei primer combate.
En estas condiciones, las dos ultimas fases modificarán de modo sustantivo los términos del conflicto. La lucha por el reconocimiento sigue en pie, pero ya no será necesario el duelo a muerte con el rival. La conciencia de la desventura universal relativiza la importancia del combate con el otro. Una vez nos informamos del tirano y el siervo que llevamos a cuestas la visión del sí mismo y del otro se modifica tanto que somos defmitivamente otros; el siervo se convierte en un ser diferente que ya no compite con el "señor", y por eso éste ya es otro que ha perdido su poder, y no porque haya sido derrocado. Sencillamente, no se pasa por la conciencia desventurada sin relativizar el poder del "señor". En adelante se sentirá la fuerza de la auto:idad, pero se es libre en tanto que ya no se cree en la omnipotencia del señor. El continua ejerciendo el mando, pero sin esa omnipotencia el siervo empieza a ser libre en tanto sabe que el otro no es tan fuerte como lo creía.
En síntesis, lo que Hegel viene a sostener es que no se puede ser libre si se piensa que el otro es todo poderoso y omnipotente. Esto no lo puede asumir un individuo sin hacerse daño. De modo que el siervo empieza a valorarse cuando logra derribar esa imagen de omnipotencia, y gracias a esto la autoridad no se vive de modo tan humillante como el día de la derrota y entonces, y solo entonces, se puede "ser dependiente sin ser vulnerable" (expresión de Sennet. 1982, p.50). A fin de entender esto resulta oportuno trabajar con el planteamiento que hace Tocqueville sobre la sujeción y la obediencia. La primera corresponde al acatamiento en las sociedades aristocráticas caracterizadas por profundas y estables desigualdades sociales cimentadas en una resignada mentalidad premoderna La obediencia, en cambio, corresponde al acatamiento que se hace en sociedades en las que se viven procesos de movilidad social, y en este sentido, orientadas a la igualdad, razón por la cual los sujetos se perciben como miembros de una sociedad de iguales en el sentido sustantivo de tener derecho y opción de igualarse. Como se comprenderá, en tal circunstancia, el acatamiento no involucra un sentirse menos definitivo, aunque resulte desagradable. Por contra, la sujeción del siervo que no sospecha siquiera un estado de cosas distinto, se traduce en un sentirse menos que no humilla su moral. Esto nos sugiere que el dilema del siervo en el mundo moderno es el de como obede-
CUAD<:RNOS DE ADM1NISTRACIÓNl UNIVERSIDAD DEL V ALLFi N° 27/ MARZO DE 2002 73
cer y no ser por ello menos que el superiorSó .
Así pues, en la perspectIva hegeliana, humanizar la relación de subordinación es equivalente a introducir en ella los dispositivos o factores que permiten al subordinado derribar esa imagen de omnipotencia. Naturalmente, esto nos sitúa más allá de aquella fórmula convencional tan empeñada en creer que la solución al problema está en jefes y supervisores del perfil "humanista" pretendidamente "vacunados" contra el narcisismo de la autoridad. Desde luego, ese perfil "humanista" no está de sobra, y es un recurso del que no se debe prescmdir, pero como lo postula el sicoanálisis de inspiración hegeliana no es mucho lo que podemos esperar de ese "nuevo" supervisor, pues tan pronto como el dependiente exija el tipo de trato que borra la frontera entre el "ellos" y el "nosotros", es decir, tan pronto como se reclama un igual se encontrará con ese prurito narcisista que tanto daño hace a su orgullo ("¿y este qué se está creyendo?", dirá o pensará el confuso y molesto superior). Como se comprenderá, frente a tales hechos cobra relevancia la propuesta hegeliana de dirigir la atención en la iniciativa del subordinado, pues a diferencia del superior, en la mutabilidad de su identidad se alberga ese cambio de visión de la autoridad que le permitirá acatarla sin sofocar la aspiración de creer en
su orgullo y valía. ¡:;:sta es la esencia de la li~ert.ad hegeliana.
X. LA ORGANIZACiÓN ASESORADA POR HEGEL
Estámos ahora más preparados para examinar las condiciones, factores o circunstancias que penniten al subordinado recuperar el orgullo y el amor propio pese al prurito narcisista del superior. Por extraño que parezca, experiencias paradigmáticas como la de Kafka con su infalible y todo poderoso progenitor, la de Madeleme Gide, Edmund Gosse, e innumerables casos más (los aquí mencionados están reseñados en Sennett, 1982), nos demuestran que es enteramente posible creer en sí mismo pese a la terca y sorda afirmación de un omnipotente y arrogante "superior", y más aún, que el subordinado puede destruir esa imagen sin estallar el vínculo de autoridad. ¿Como puede ser esto posible en las organizaciones? Si interpretamos correctamente el esfuerzo de Sennett para pensar el vínculo de dependencia desde Hegel, la clave está en la oportunidad que puede hallar el subordinado dentro de la organización para: 1) Probar su valía y 2) "leer" los actos de autoridad (Sennett 1982, p.160). Es decir, para descifrarla y auscultar en ella el secreto de su poder.
'" Para el tema de la sujeción y la obediencia véase: Tocqueville (1984 Cap V de la Tercera parte).
74 DE LO INHUMANO Y LO HUMANlZABLE EN LAS RELAC10NFS DE SUBORDINACIÓN I CARVAJAL B., R.
Todo parece indicar que el primer punto es el más conocido. En efecto, nos consta la recepción de propuestas dirigidas a la ampliación y enriquecimiento del trabajo como respuesta a la rutinización de la actividad laboral modelada por Taylor. Pero debemos lomar nota de que con bastante frecuencia el problema y la propuesta se fonnulan en torno al fenómeno de la ruúnización y emprobrecimiento de la actividad laboral, pero no siempre se destaca el empobrecimiento que genera en la moral del trabajador, en la "mortificación" de su yo ("cualquier tonto puede hacer este trabajo"). Por tanto, en el contexto de la reflexión que aquí se presenta las propuestas en cuestión revisten un carácter más estrictamente moral en tanto trascienden como dispositivos a través de los cuales el subordinado recupera el sentido de su valía y de su humanidad. Esto es algo más que montar dispositivos con el objetivo de eliminar rutinas.
Pero la "mortificación del yo" no proviene exclusivamente de la vacua rutina laboral modelada por Taylor. También, a cuenta del libreto de actuación de la autoridad, y de modo particular, el prurito narcisista. No sobra advertir nuevamente la inutilidad del esfuerzo para eliminarlo habida cuenta de que en él identificamos el reducto infranqueable de una identidad incorruptible, lo cual nos concita a la búsqueda de los recursos que puede disponer el dependiente para "leer" y descifrar la autoridad de modo que se revele el secreto de su omnipotencia.
Como se recordará, esto es lo que se efectúa en el momento que empieza a experimentar la "conciencia desventurada" y la "conciencia racional". Pero ¿qué recurso está disponible en la organización para facilitar este proceso?
En principio, no tenemos por qué esperar que haya algo exprofeso para tal objetivo; después de todo, a la falta de interés por parte de la dirección podemos sumar la escasa o nula difusión de estos planteamientos en la literatura administrativa. Pero como veremos, la experiencia a escala societal de gobernantes y gobernados sugiere a Sennett los recursos de que puede disponer el subordinado para "leer" los actos de la autoridad y, gracias a esto, desmitificarla y desmontar su capacidad para hacer daño. ¿Pero como se efectúa esta "lectura"? La receta hegeliana consiste en acercarse a la autoridad, (Sennet 1982, pI51) espera que de tanto observarle se le pierda el temor. Persistirán las diferencias de poder y autoridad, pero esa fuerza se desmitifica tan pronto como el saber de la "conciencia desventurada" extendida luego a la propia autoridad revela al subordinado la pedestre humanidad del superior. Esto es justamente lo que no llega a saber cuando la autoridad es distante, y por eso causa más temor y reverencia. En síntesis, postulamos que la autoridad no se puede acercar al subordinado sin riesgo de ser desmitificada. Desde luego, esto será tanto más probable cuanto más moderna sean la mentalidad y las expectativas del subordinado. Después
CUADERNOS DE ADMINJSfRACIÓNl UNIVERSIDAD DEL V ALLF} N" 27/ MARZO DE 2002 75
de todo, el siervo Hegeliano es un sujeto moderno, y por ello destinado a protagonizar la historia con la disposición que tiene para fmjar su destino.
¿Pero cómo explicar la relación causa-efecto entre la autoridad cercana y el desmonte de su capacidad para hacer daño pese a la persistencia del prurito narcisista? Parece que la autoridad no puede aproximarse al subordinado sin riesgo de ser perturbada, su poder se desmitificará por la conciencia de la desventura universalizada que se alcanza gracias a la observación atenta de la autoridad. En este orden de ideas concebimos una dinámica de retroalimentación entre la autoridad visible y legible (y por tanto, próxima) que pone en marcha un proceso de desmitificación transmutable en la osadía del subordinado para perturbarla. Pero esto no se hace sin profundizar aún más la desITlltificación de la autoridad, de modo que la mejor forma de describir el proceso es la de una creciente espiral de retroalimentación entre la autoridad visible y legible, su desmitificación y el riesgo de ser perturbada.
Es de la mayor importancia entender que se trata de perturbar los actos de la autoridad, que no de quebrantar el vínculo de subordinación en el sentido formal del termino, pues como se ha insistido, no es esto lo que está en juego; lo que de veraz importa es que el subordinado rescate su valía y en aras de esto se sostiene aquí que 10 mejor que puede hacer la dirección por el dependiente es brindarle oportuni-
dad para perturbar la autoridad. Esto es, poder cuestionarla, interrogarla, declararla ir.justa, acusarla, etc. Como se comprenderá, una autoridad expuesta a las convulsiones que puede generar el reclamo del subordinado puede de hecho conservar el atributo para tomar decisiones, incluso aquellas manifiestamente rechazadas por el subordinado, pero su aura de insondable y terrorífico poder ha desaparecido y por esto el subordinado ya no es el "hombree ita" temeroso y pusilánime del "primer combate". ya no es, para ilustrar el punto, el obrero, empleado o subordinado del primer día de trabajo, siempre cauteloso, por decir lo menos, a fin de no perturbar las normas y el sentir de los superiores.
Si perturbar los actos de la autoridad es tan importante para la moral del subordinado, establecer los medios que lo permiten es entonces la tarea puntual del directivo comprometido con la humanización del subordinado. Como ya lo hemos señalado, esos medios son aquellos apropiados para "leer" los actos de la autoridad, y que la hacen visible y legible. Presumiblemente, habrá muchas formas concretas de materializar esta directriz, de modo que sólo a titulo de ilustración consignamos las medidas propuestas por Sennett. (1982, p.166 Y sgts). Estas son: institucionalizar el uso de la voz activa, el discurso de las categorías, el intercambio de papeles, profundizar la gestión por objetivos y discutir la asistencia.
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Por voz activa se entiende el señalamiento de qué autoridad es responsable de una disposición. La intención perseguida es hacerla discutible yemplazar al superior para que argumente y rinda cuentas. Veamos la ilustración de Sennett. (1982,p. 170) La voz pasiva se expresa del modo siguiente:
"Se ha decidido que todos los empleados habrán de escalonar sus vacaciones durante el periodo de verano, a fin de que no haya irregularidades en la producción de la fabrica. Por eso, cada empleado o empleada habrá de presentar a su supervisor o supervisora una declaración de la fecha en que proyecta tomar las vacaciones, con un orden de prioridades posibles. Después, estos planes serán coordinados por el grupo de supervisión y se asignará a cada empleado una fecha de vacaciones."
Como se puede observar, la voz pasiva vela la responsabilidad. Con ayuda de un ejemplo en voz activa. Lo veremos con mayor claridad.
"La Sra. Jones, el Sr. Smith, el Sr. Anderston y la Srta. Barker han decidido decir a sus empleados cuándo se pueden tomar vacaciones este verano. El motivo es que la productividad de la organización se ve alterada si todo el mundo se marcha en agosto. Jones, Smith y Barker votaron a favor de esta decisión. Anderston votó en contra y dijo que el tiempo necesario para coordinar las vacaciones de 1.000 empleados costaría a la empresa tanto dinero, a fin de cuentas, como el permitir que los empleados de cada de-
partamento decidan quién se marcha y cuándo."
Podemos apreciar que el uso de la voz activ.a riñe con la orden en abstracto como principio universal de la organización. Aquí se indica claramente quién es partidario de la decisión y quién está en contra, de modo que el trabajador perjudicado puede dirigirse directamente aloa los responsables de la decisi6n. ¿Y no es esto lo que está previsto en el funcionamiento de un Estado y un gobierno democrático? En efecto, así es, y no por ello se quebranta o colapsa el orden social.
La discusi6n de las categorías no es nada distinto al derecho del subordinado para reclamar el trato y la consideración acorde con la categoría que tiene dentro del organigrama de la planta de trabajo. Como es bien sabido, con mucha frecuencia las disposiciones de la autoridad alteran el mapa de categorías y afectan de este modo el "contrato" con el subalterno.
En el caso de la gesti6n por objetivos, Sennett propugna por su difusión en todos los niveles de la organización, y no solo entre los directivos. De esta forma espera que se produzca por parte del subordinado un conocimiento crítico acerca del superior. Muy seguramente le decepcionará, pero de esto se trata.
Del intercambio pasajero de papeles entre superiores y dependientes Sennen espera que el jefe se percate de la irracionalidad de las normas por él mismo establecidas, pero también
CUADERNOS DE ADMINlSTRAClÓNI Ul'.'IVERSIDAD DEL V ALLFl N° 27/ MARZO DE 2002 il
puede hacer comprender al subalterno por qué el jefe no puede hacer todo lo que de él se espera
Finalmente, propone combatir la forma burocratizada e impersonal que corrientemente adopta la empresa para prestar ayuda y asistencia al trabajador. Este es un tema moralmente muy delicado, porque relaciona el hecho de ser controlado y ser objeto de cuidados. Pero cuando la asistencia se universaliza a fuerza de despersonaJizarla, desaparece la diversidad de circunstancias personales que le dan origen. Pero Sennett no espera que el tratamiento caso por caso de la asistencia brinde las soluciones esperadas, lo que espera son las desilusiones del subalterno con respecto a sus jefes, particulannente con los inmediatos, pues seguramente se encontrará que poco o nada pueden hacer y que son seres tan normales y limitados como cualquierotro.
Conviene reiterar que estas propuestas no son una receta, de modo que es tarea del directivo humanista en cada organización hallar la forma de permitir que el subalterno perturbe el ejercicio de autoridad con el derecho de poder revisar mediante conversaciones las disposiciones de la autoridad. Como lo demuestran tantas experiencias, las convulsiones que se producen a raíz de esta "lectura" no alteran en lo sustantivo la relación de subordinación en sentido formal, y menos aún, vulneran el narcisismo de la autoridad; todo lo contrario, lo activan, pero pese a todo el subordinado tiene ahora otra
imagen más humana de la autoridad y recupera su valía moral.
Hemos llegado así al finaJ de una reflexión motivada por la preocupación de hallar el modo de enfrentar el problema que suscita el narcisismo de la autoridad para el propósito de humanizar las relaciones de subordinación. Como lo hemos podido observar, es perfectamente conveniente, necesario y argumentable preguntarnos por aquello que puede hacer el subordinado por sí y para sí mismo en lugar de esperar inútilmente la falsa promesa de un trato plenamente humano por cuenta del superior.
Sin embargo, a fin de no dar pie a equívocos insistiremos nuevamente en la necesidad de continuar adelantando la tarea de hwnanizar al superior, una tarea que, por cierto, hace necesario pensar de nuevo en Elias. En efecto, mucho ganarán los subordinados si el crecimiento del umbral de vergüenza continua como en el pasado civilizando el comportamiento arrogante de los poderosos. Al respecto es reconfortante poder registrar en estas lineas la vitalidad que aun exhibe este proceso. Como mínimo, esto es lo que podemos sostener a partir de esa ultima oleada civilizatoria que se despliega actuahnente en la vida de las organizaciones a raíz del boom escandaloso que ahora podemos activar por razones de acoso sexual.
Pero como lo hemos demostrado, tiene pleno sentido la tarea de humanizar al subordinado. Es por esto que nuestra reflexión marca una diferencia
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sustantiva con aquellas posturas que en pos del humanismo centran su preocupación en el comportamiento del superior. El problema con esta postura es la presunción que la cuestión a resolver esta radicada de modo exclusivo en la tradicional inhumanidad de los poderosos, lo cual hace pensar en muchos casos en soluciones de tipo paternalista que no resuelven en absoluto el problema de la minusvalía moral del subalterno, siendo este el problema que hemos querido resaltar en razón a lo poco que en él se repara y a la importancia que tiene para quien se compromete de modo auténtico con la humanidad de los subordinados.
¿Pero quién puede ser el sujeto de esta causa? Sin duda, esperamos que los asalariados tomen parte activa, pero mucho ganaremos si los directivos empresariales ponen igual empeño; a fin de cuentas, no se trata de asaltar los intereses que tras el narcisismo se agitan preocupados y molestos por el reclamo del reconocimiento. De modo que esta reflexión se presenta como una propuesta que sin cuestionar los derechos de propiedad del empresario lo convoca sin embargo al fomento de este modo de comprender el compromiso con el humanismo. La recepción que tuvo Elton Mayo y otros defensores del humanismo hegeliano en el mundo de los negocios da pie para cultivar la esperanza de ver a los empresarios apostando por esta causa. Seguramente ya muchos lo vienen haciendo pero hacemos bien si
registramos brevemente la dificultad que enfrentan.
XI. CAPITALISMO FLEXIBLE: LA NUEVA ENCRUCIJADA DEL COMPROMISO
CON EL HUMANISMO
Me estoy refiriendo a la irrupción del capitalismo flexible. En efecto, en el Sennett de "la corrosión del carácter" se aprecia con toda claridad cómo bajo el "imperativo" del "trabajo flexible" la empresa de negocios rompe los vínculos que con tanta dificultad hl'. establecido con el humanismo, y contra lo que supuestamente no era de esperar, incluso con aquel de estirpe Hobbsiana. Veamos esto.
Sennett ha podido como investigador seguir de cerca la vida de Enrico. Cuando lo entrevistó por primera vez (hace veinticinco años) trabajaba como portero, pero durante veinte años había trabajado como aseador de lavados y suelos, y tenía todas sus esperanzas puestas en Rico, su hijo, que entonces apenas entraba en la adolescencia. Su trabajo estaba guiado por un objetivo a largo plazo: servir a su familia. Tardó quince años en ahorrar el dinero para comprar una casa. A lo largo de esos años Enrico y FIavia, su mujer, pudieron ver cómo semana tras semana crecía su cuenta de ahorros y como se acercaban cada vez más al objetivo de adquirir vivienda y educar a sus hijos en la universidad. Para resumir, Enrico y su mujer pasaron bue-
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na parte de su vida laboral bajo la expectativa de que en tantos años se jubilarían y que en el entre tanto contarían con una detenrunada suma de dinero para los planes familiares. Y fue así como en efecto ocurrió gracias a las nonnas contractuales de seguridad laboral, garantías y prestaciones a las que se sujetaron las empresas por la presión de la cIase obrera organizada. Naturalmente, los logros alcanzados son también el resultado de la disciplina y el esfuerzo de largo aliento dentro de ese marco de seguridades laborales. Gracias a esto Enrico llegó a verse como el autor de su vida y aunque a menudo se sentía menospreciado, particularmente por la gente de cIase media que lo trataba como "un cero a la izquierda" pudo sin embargo experimentar una sensación de respeto por su propia persona. Tenía buenas razones, ahí estaba su casa con un bien cuidado jardín, Rico en la universidad y posterionnente devengando un salario con el que nunca pudo soñar.
Sin embargo, a diferencia de su padre, Rico y otros personajes de la investigación no ven el futuro con optimismo, y la razón de fondo es que el "capital impaciente" (de alto rendimiento en el corto plazo) ha impuesto una nueva fonna de organizar el tiempo, y en especial el tiempo de trabajo. Su lema es ''nada a largo plazo". "Tenemos que fomentar el concepto de que la fuerza de trabajo es contingente", asevera un ejecutivo de la ATT. Este panorama ya es bastante familiar, las empresas subcontratan con peque-
ñas empresas e individuos relaciones comerciales a corto plazo, y en consecuencia, ha periclitado el largo plazo de la estabilidad laboral y de la profesión con la opción que brindaba al trabajador de trazar una trayectoria de vida laboral en canales fijos, lineales en el tiempo y útiles para sostener un esfuerzo que con el tiempo sería compensado. Como lo ilustra el caso de Enrico, esa recompensa estaba compuesta de beneficios Hobbsianos tipo ingresos fijos, seguridad laboral, sueldo de jubilación, planificación a largo plazo de los gastos familiares con miras a la educación de los hijos, vivienda digna y vida confortable. Etc. Y junto a esto, logros de orden moral que permitieron a Enrico esa "sensación de respeto por su propia persona." Sea esta la oportunidad para hacer notar, como parece que lo vio Srnith, la capacidad del capitalismo (sobre todo el democratizado) para consolidarse vía realización moral de los individuos.
Pues bien, es todo esto lo que está en juego al examinar la experiencia de Rico y de tantas más víctimas del "trabajo flexible". En efecto, Rico no podrá como su padre cultivar la expectativa de que con su esfuerzo y disciplina, él, su mujer y los hijos tendrán en el futuro mejores condiciones de vida. y no solo se trata de una percepción de riesgo y vulnerabilidad que corroe la seguridad y confianza para "salir adelante", es que las estadísticas no son halagüeñas, confonne avanza la difusión del "trabajo flexible" más y más personas se ven afectadas por el
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cambio de trabajo. Ya en los años ochenta un 34% experimentó pérdidas importantes en sus ingresos y un 28% obtuvo ganancias considerables (Sennett 2000 p. 89), pero poco tiempo atrás la situación era inversa, se mejoraba notablemente al ubicarse en una nueva empresa antes que por ascenso dentro de la antigua, y sin embargo, el cambio de empresa no era tan frecuente como en la actualidad, muchos ven en la seguridad laboral y en el compromiso que hada posible con la empresa la explicación de este fenómeno.
Estos datos, sumados a la percepción de vulnerabilidad socioeconómica por parte de los trabajadores y empleados dejan ver cómo a cuenta del capitalismo flexible se debilita el compromiso de la empresa de negocios con ese humanismo de tipo Hobbsiano promovido por Taylor, Henry Ford y otros destacados ideólogos de la empresa privada, con el convencimiento de que a cambio de seguridad y bienestar los asalariados estaban dispuestos a colaborar con los fines de la empresa.
Pero como lo hemos visto, no se puede en el mundo moderno afectar el bienestar material de las personas sin menoscabo de su vanidad y orgullo. Rico y su mujer, por ejemplo, "temen a menudo estar al borde de la pérdida del control de sus vidas" y se lamentan de no tener un papel fijo que les permita afmnar "esto es lo que hago, de esto soy responsable", pero hay algo más grave; "no poder ofrecer la sustancia de su vida profesional como
ejemplo para que sus hijos vean como han de comportarse éticamente". (Sennett2000p.16ysgts).
Pero es en Rose (la propietaria de un bar que acepta la oferta de trabajar en una agencia de publicidad) donde mejor apreciamos el impacto del capital flexible en la moral de los (as) asalariados (as). "La desconcertaba profundamente haber sido contratada por su conocimiento práctico para luego ser descartada como alguien demasiado viejo, al que ya se le había pasado el cuarto de hora". Según se lo explicaba un ejecutivo de Wall Street, "los empleadores creen que (si tienes más de cuarenta años) ya no eres capaz de pensar. Más de cincuenta y .. estás acabado." La idea es muy clara: la flexibilidad es sinónimo de juventud y la rigidez sinónimo de vejez, por esta razón, la experiencia de que se podía ufanar Rose resultó inútil y desacreditada. (Sennett 2000 p. 95 Y sgts).
Los panaderos de Boston son otro buen ejemplo. La panadería en cuestión se encuentra tan tecnificada e informatizada que "los trabajadores se sienten personalmente degradados por la manera en que trabajan", ahora no tienen contacto físico con los ingredientes, todo lo supervisan mediante ico:1oS en pantalla. "En casa sí que hago pan, soy panadero. Aquí aprieto botones", declara uno de íos panaderos, y a la pregunta de por qué no asiste a un curso para el manejo del ordenador, respondió con un "no importa, no voy a hacer esto el resto de mi vida", en esto Sennett advierte una débil
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identidad laboral en la que no podemos ver la promesa humanizan te del trabajo a la manera de Hegel y Marx. (Sennett 2000 p. 66 Y sgts).
¿ y mejora acaso la situación del subordinado frente al superior en las organizaciones regidas por el trabajo flexible?, ¿puede en estas condiciones la empresa de negocios abonar el terreno donde el subalterno consiga desmitificar la autoridad y rescatar la valía personal?, ¿puede la empresa de negocios en el marco del capitalismo flexible, actuar de modo consecuente con el postulado del valor moral como el sello distintivo del ser plenamente humano? por desgracia, no parece que la impaciencia del capital ayude al empresario en este propósito. En efecto, sin seguridad y estabilidad laboral no podemos esperar que el trabajador emprenda la lucha por el reconocimiento, y menos aún ese ''viaje'' Hegeliano tan esencial para la redefinición de las relaciones de subordinación. Ciertamente, son los trabajadores de mayor edad y con más tiempo de vinculación a la empresa los que tienden a ser más críticos con sus superiores, y no tanto aquellos que están empezando, o para ser más precisos, aquellos que atrapados en la red de las "organizaciones flexibles", están siempre empezando. De nuevo, es Hirschman (1977) quien nos ayuda a conceptualizar el fenómeno. Son los trabajadores de mayor trayectoria los que gracias al conocimiento acumulado
(por ejemplo, de las normas informales que rigen en la empresa y de los superiores) están dotados de algo que según este e.::onomista, llama la ''voz''. Esto es, disposición para criticar lo que a su entender son malas o erradas decisiones. En cambio, sabemos que el trabajador de recién ingreso, y más en general los que desconocen la empresa y sus cuadros directivos, son más "cautos", y en realidad temerosos de expresar la inconformidad y, a final de cuentas, los más tolerantes con las órdenes injustas y desacertadas. Como dice Hirschman están dispuestos a "hacer mutis", y marcharse antes que expresar su inconformidad. Son, en definitiva, los siervos Hegelianos de ese primer combatil7 •
Tenemos entonces buenas razones para registrar con preocupación el asedio contra la seguridad y la estabilidad laboral; todo parece indicar, que sin estas garantías la organizacióT' pierde una pieza clave para obligarse a sí misma a comprometerse con esas aspiraciones de orden moral tan definitivas para la humanización del subordinado. "Puede que no te guste estar aquí, pero eres demasiado viejo para conseguir trabajo en otra parte". Esta fue la respuesta de un jefe (Sennett 2000 p. 98) a las quejas y reclamos de un antiguo empleado. Esta reacción no permite hacernos ilusiones en relación a lo que pueden esperar los nuevos asalariados que carecen de segu-
57 Estarnos invitando a enriquecer la comprensión del Hirschman de ~salida, voz y lealtad" (1997), un texto capital en el esfuerzo por entender cómo pueden las organizaciones beneficiarse de la inconformidad de sus miembros. No en vano el texto lleva por subtítulo "Respuestas al Deterioro de Empresas, Organizaciones y Estados".
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ridad laboral, en el momento en que emprenden la lucha por el reconocimiento. Esto hace posible una nueva apreciación de la seguridad laboral. En efecto, podemos ver en ella uno de los más importantes soportes sociopolíticos del autorrespeto por el que tanto luchan los subordinados. Por consiguiente, podemos aseverar que a cuenta del "trabajo flexible" la empresa de negocios repudia el compromiso con el autorrespeto de los subordinados.
Para infortunio de la causa humanista debo decir que al llegar a este punto la organización deja de ser aquello que como petición de principio le hemos concedido. Esto es, ser un espacio más para la lucha por el reconocimiento, una importante pieza del engranaje sociopolftico en el que confió el idea1liberal-Hegeliano para promover la igualdad nacida en el valor moral que estamos en capacidad de mostrar con orgullo. En otros términos, las precarias condiciones de vida laboral a que somete el capital impaciente a los asalariados no les permite protagonizar la lucha por el reconocimiento,la desmitificación de la autoridad y el cultivo del amor propio.
Ahora bien, de acuerdo con la reflexión que hemos adelantado a propósito de cómo el subordinado logra creer en sí mismo a despecho del narcisismo del superior, la seguridad laboral no será una condición suficiente para tal objetivo, pero a la luz del uso que hace el superior del despido (ahora tan expedito) como arma arrojadiza contra la "voz" (léase La Protesta) del
subordinado, se aprecia claramente su valor como una condición necesaria a punto de expirar entre la redes del capital flexible. ¿A qué se reduce entonces la empresa de negocios si continúa en el empeño de eliminar esa mínima garantía que permite al subordinado emprender la lucha por el reconocimiento? La respuesta es muy obvia:un centro de explotación de la mano de obra asalariada, que no aquello que con tanta djficultad empezó a ser cuando se descubrió "el lado humano de la empresa" con los trabajos de Mayo, Maslow, Mc Gregor y otros. Esto es gravísimo pues sí de veraz se cree en el valor moral frente al otro como fundamento de la plenitud humana, entonces debemos señalar la irrupción del capitaJjsmo flexible como un punto de quiebre en la trajinada rustoria de la empresa de negocios en su escurridizo e inestable empeño por hacer de este mundo un mejor lugar para vivir porque es más humano.
Es verdaderamente lamentable que esto ocurra justo en el momento que se reactivan las luchas por el reconocimiento. En efecto, esto es lo que se agita detrás de muchas de las movilizaciones sociales contemporáneas; las de género, las de infancia, tercera edad, discapacitados, población gay, minorías étnicas, religiosas, etc., toda una corriente de estudios y reflexiones sobre el multiculturalismo, pluralismo moral, nuevos movimientos sociales, las O.N.G, etc., nos informan sobre la actualidad de las luchas por el reconocimiento.
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Es más, no se precisa remitirnos a los colectivos discriminados negativamente para encontrarnos con la fuerza movilizadora del afán de reconocimiento. Se trata en realidad de toda una movilización cultural socialmente ubicua y creciente. De esto nos ha dado testimonio el Inglehart de "la revolución silenciosa", ese gran clásico de la sociología del cambio cultural contemporáneo al que debemos la visión que tenemos de las sociedades occidentales como sociedades que transitan desde una cultura materialista a otra de espíritu postmaterialista, es decir, desde una cultura que asigna gran importancia a la satisfacción de necesidades fisiológicas (necesidades económicas, seguridad, etc.,) a otra donde ganan prioridad necesidades sociales de autorrealización, pertenencia, estima, etc. Se podrá objetar que "la revolución silenciosa" poco puede decirnos acerca de la actualidad porque desde su publicación en 1977 han pasado muchas cosas, pero esta objeción olvida que Inglehart, sus colaboradores y otros interesados en el tema, han continuado desde entonces la investigación, y que las encuestas y otras técnicas de observación no sólo se siguen aplicando de forma permanente sino que también se extienden a un mayor número de países, y que los resultados confirman la tesis de un gradual pero sostenido avance de los valores postmateriales. Esto es justamente lo que nos ha corroborado lnglchart (1991) en "el cambio cultural en las sociedades industriales avan-
zadas". Desde luego, no podemos aquí detenernos en el tema, pero su referencia, junto a las movilizaciones sociales por el reconocimiento nos dan pie para hacer notar cómo crece la brecha entre la organización del capitalismo flexible y el valor creciente de los aspectos morales en la realización de las aspiraciones humanas.
XII LA ESPERANZA. ¿DÓNDE HALLARLA?
Pese a esto, tenemos razones para esperar que las cosas cambien, después de todo, este no es el primer capitalismo flexible ni sus empresarios los primeros en repudiar el compromiso humanista. No olvidemos que "flexible" era ese capitalismo denunciado por Marx. Quien lo dude hará bien en leer algunos capítulos de "El Capital", entre otros el octavo sobre "la jornada de trabajo" y el vigésimocuarto sobre "la llamada acumulación originaria"; allí sabremos que hay buenas razones para hablar de un "capitalismo salvaje" contra el cual fue posible luchar para ponerle "rostro humano". Naturalmente, ahora las condiciones son otras, pero no necesariamente peores, y en todo caso, debemos tener presente que aunque la historia no refrenda la existencia de un vínculo orgánico necesario o "natural" de la empresa privada con metas de progreso socioeconómico y moral, si nos da en cambio testimonios de todo lo que se puede lograr en este sentido pese a las dificultades que se deben
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sortear. En el intento por explicar el fenómeno hemos postulado el papel que juega la posición que asuma la colectividad empresarial ante las contingencias de la historia. La idea está asentada en la visión que podemos elaborar del empresariado como sujeto histórico de grandes transformaciones que pueden ser adscritas a diversos humanismos, incluyendo los de estirpe Habbsiana, Hegeliana y quizás otros más, pero este protagonismo halla su límite en el prurito narcisista del superior y por esta razón no podemos ahora esperar nuevos avances con aquellos libretos de actuación tipo Elton Mayo, Dauglas Mc Gregor, etc., aunque ciertamente hacen parte de la "caja de herramientas" del humanismo en las organizaciones. ¿Qué queda entonces? De acuerdo al planteamiento que hemos propuesto, será necesario movilizar esa moral hegellana ya sedimentada en la creciente mentalidad postmaterial de occidente tan activa en las luchas por el reconocimiento.
Si Elías está en lo cierto, podemos esperar que esta movilización sea un episodio más del esfuerzo que de tiempo atrás se ha emprendido en el occidente moderno para "civilizar" a los poderosos por la vía del crecimiento del umbral de vergüenza. Como es obvio, esta movilización constituye en sí misma una lucha por el reconocimiento que convierte a los subordinados en activos protagonistas de una historia que puede humanizarse si así lo decidimos.
Para terminar, sólo me resta recordar que en el pensamiento democráti-
co -tan inquieto y preocupado por el abuso de poder que puede hacer la autoridad con las gentes del comúnse concede una gran importancia a las convulsiones periódicas sufridas por el orden y la autoridad. Esta importancia deriva tanto de la convicción de que en algún momento los procesos normales de control de la autoridad no son efectivos o suficientes, y de que este es el momento en que presenta mayor vigor el proceso democrático. Desde Elías podríamos decir que gracias a estas convulsiones (incluyendo los escándalos), se activa la lucha por el reconocimiento a la par con los procesos de crecimiento del umbral de vergüenza, y más en general de restricciones sobre el comportamiento de la autoridad y los superiores. Pues bien, esto nos sugiere que los profesores de administración de empresas y particularmente los comprometidos con la causa humanista podríamos y deberíamos desempeñamos como algo más que buenos profesores; podríamos, con la amplia divulgación de sólidas y bien presentadas investigaciones sobre lo inhumano en las organizaciones, generar esos escándalos y perturbaciones que nos convierten en agentes de cambio y auténticos sujetos del humanismo en la historia.
ANEXO
El siguiente estudio se publicó en Harvard Business Review en junio de 1965. Se ha citado a menudo en círcu-
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los empresariales como modelo de la forma en que un jefe debe tratar a un empleado exigente.
El Dr. Richard Dodds, físico investigador, entró en la oficina y mostró una carta a su superior, Dr. Blackman. Esta carta procedía de otra institución de investigadores y ofrecía un puesto a Dodds. Blackman leyó la carta.
OODDS: ¿Que le parece? BLACKMAN: Ya sabía que iba a
recibirla. Me preguntó si no me importaba que la enviara. Le dije que la mandara si quería.
OODDS: Yo no la esperaba, especialmente después de lo que me había dicho usted la ultima vez [pausa]. La verdad es que aquí estoy muy bien. No quiero que piense usted que estoy pensando en marcharme. Pero me pareció que debía ir a verlo -creo que es lo que espera- y quería que supiera usted que no por ir a verlo significa que esté pensando en marcharme de aquí, a menos, claro, que me ofrezca algo extraordinario.
BLACKMAN: Y, ¿Porqué me cuenta usted todo esto?
DODDS: Porque no quería que le dijera nadie a usted que estaba pensando marcharme de aquí sólo porque vaya a visitar otra institución. En realidad, sabe usted, no tengo ninguna intención de marcharme, salvo que me ofrezca algo extraordinario que no pueda permitir rechazar. Creo que es lo que vaya decir, que estoy dispuesto a ver su laboratorio, pero que salvo que me ofrezca algo extraordinario no tengo intención de marcharme.
BLACKMAN: Como usted quiera. OODDS: Y, ¿Qué le parece a usted? BLACKMAN: ¿Qué? ¿Qué me pa-
rece qué? Tiene usted que decidir por su cuenta.
OODDS: No creo que vaya a aceptarlo. En realidad no me ofrece nada extraordinario. Pero me interesa lo que va a decir y me gustaría ver su laboratorio.
BLACKMAN:Tarde o temprano tendrá que decidir donde quiere trabajar.
OODDS replica enérgicamente: eso dependerá de lo que me ofrezcan, ¿no?
BLACKMAN: No, en realidad no; la gente que vale siempre recibe ofertas. Se recibe una buena oferta y se marcha uno., y en cuento se ha marchado recibe otras buenas ofertas. Si tiene que estudiar todas las buenas ofertas que reciba se va a marear. ¿no interviene el factor de hasta que punto le interesa a usted la estabilidad?
DODDS: Pero no estoy buscando otro empleo. Ya se lo he dicho. Es él quien me ha enviado esta carta, y no porque yo se lo pidiera. Lo único que he dicho es que iba a visitarlo y usted cree que estoy buscando otro empleo.
BLACKMAN: Bueno, pues puede usted escoger el dejar su contrato aquí si se le ofrece algo mejor. Lo único que le digo es que todavía tendrá que resolver la cuestión de que hay que quedarse en algún sitio, y, ¿ Cual va a ser?
La conversación continuó girando en tomo a lo que iba a pensar la gente si Dodds cambiaba de trabajo en aquel momento y por ultimo Dodds dijo:
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DODDS: Mire, he venido a verlo y quiero ser honrado con usted, pero usted me hace sentir culpable yeso no me gusta.
BLACKMAN: Más honradez no se le puede pedir.
DODDS: No he venido a buscar pelea. No quiero molestarlo a usted.
BLACKMAN: No me molesta. Si cree usted que lo que más le conviene es irse a otra parte, me parece muy bien.
Vuelve a producirse una larga conversación acerca de lo que en realidad quiere Doods y qué pensarían los otros si se marchara.
Por fin Dodds estalla: DODDS: No lo comprendo. He ve
nido aquí para actuar honradamente con usted y me hace usted sentirme culpable. Lo único que quería era enseñarle esta carta e informarle de lo que iba a hacer. ¿Qué tenía que haberle dicho?
BLACKMAN: "Que había leído usted la carta y que consideraba que dadas las circunstancias le parecía necesario ir a visitar al profesor, pero que estaba usted contento aquí y quería quedarse por lo menos hasta haber terminado un trabajo.
DODDS: De verdad que no lo entiendo. Se cree usted que en ninguna parte del mundo voy a estar mejor que en este laboratorio ...
Tomado de: Richard Sennett, "La autoridad", Alianza Editorial, Madrid-España, 1982, pag: 97-99.
Obsérvese la dinámica de la conversación. El empleado espera que al
comentar la oferta, la empresa en la que ya trabaja le proponga otra de igual naturaleza, pero el jefe responde de modo que el subordinado se siente desleal y culpable por considerar la opción de marcharse. Esto indica que la forma de conducir la conversación hace del superior un agente del juicio moral, lo que obviamente, genera un efecto atemorizador y dominador. Tan cierto es, que en algún momento el subordinado se ve en la necesidad de aclarar que "no he venido a buscar pelea, no quiero molestarlo a usted". ¿Pero cómo ha logrado este jefe producir tal impacto en el subalterno? Negándose a responder la pregunta del empleado, y en su lugar conduciéndolo a la necesidad de justificarse, pero esto, unido al tono indiferente del jefe hace que la conversación se convierta en un combate por el reconocimiento. En efecto, el subordinado quiere que el jefe responda en forma concreta a su problemática, pero este se niega, y como es de esperar, el empleado termina enfadado porque se duda de su lealtad, y de hecho, la entrevista termina con una declaración de deslealtad, "se cree usted que en ninguna parte del mundo voy a estar mejor que en este laboratorio?". Pero nótese que el enojo pretende sacudir la indiferencia del superior, está pidiendo reconocimiento, pero la indiferencia y las evasivas del jefe terminan generando culpa y sensación de deslealtad en el subordiliado.
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La competencia como prolongación de la guerra
con otros medios: una deconstrucción
socio-analítica *
Burkard Sievers··
Artículo presentado en Londres 2000, en el Simposio de la Sociedad Internacional para Estudios PsicoanalJticos de las Organizaciones - IPSO. Socio-andlisis. 2,1 (2000), 1-27. Prof. Dr. Burkard Sievéases Bergische Univéasesitlit Wuppertal Wirtschaftswissenschaft mit sozialwíssenschaftlicher Ausrichtung (Organísationsentwicklung) GauBstr. 20 0-42097 Wuppertal siev¿ases@uní-wuppertal.de
"War is now placed Where War belongs
Anwng the trades and artisans" Herman Melville
Palabras clave: Industria automotriz, Competencia, Guerra, Organización, Psicoanálisis, Socio-análisis
RESUMEN
El presente aporte surge de las experiencias del autor en el marco de una asesoría prestada a una compañía productora de automóviles. Después de varias visitas a la fábrica principal encontró evidencias del pasado Nazi y de la Segunda Guerra Mundial. Este hecho originó una búsqueda más a fondo de la historia inicial de la empresa. El material encontrado representa el punto de partida para un trabajo de enfoque socio-analítico. Se perfila la hipótesis que los mitos de expansión, aniquilación y dominio del mundo, presentes en la empresa desde su fundación, siguen vigentes aún después de la Guerra y marcaron de manera constante tanto la fase de la nueva fundación como la reconstrucción desde 1948. Aún en el presente, estos mitos se manifiestan a nivel macro y micropolítico de la empresa. El aporte parte de la idea que la dinámica de la guerra señalada para esta empresa, se deriva
de su situación histórica particular, pero que a la dinámica de la guerra misma se le debe conceder una mayor importancia, ya que la competencia en los actuales mercados globales se declara muchas veces como un eufemismo de la guerra.
PREFACIO
Este artículo se fundamenta en una reflexión psicoanalítica sobre la organización y la dirección de las empresas. Lo insólito de esta reflexión en el contexto de la investigación que hoy en dia se maneja en el área de la organización y de la dirección de empresas - y sobre todo en el ámbito del habla alemana- fue aclarado nuevamente por medio de las indicaciones de los expertos, a quienes los editores de este volumen consultaron en su decisión acerca de la publicación de este artículo. Este hecho me motivó a presentar y a explicar de antemano algunas de mis premisas con mayor claridad, con el propósito de evitar o eliminar posibles malentendidos. Si se supone que el psicoanálisis puede ser considerado como una ciencia de la cultura, de la sociedad y de una organización, se entiende sin embargo en la mayoría de los casos como una sub-disciplina de la medicina o de la psicología. Esto lIevó a que el psicoanálisis se incluyera ei:. general en el área de las ciencias
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de la cultura y de las humanidades, y sobre todo en el contexto de la organización y dirección de las empresas, como ciencia aplicada, en el sentido de que se limita a los hallazgos en el área de la investigación clínica. En la medida en que este tipo de psicoanálisis aplicado enfoca exclusivamente la parte inconsciente de los actores o miembros de la organización, se puede renunciar a una conceptualización sobre los fenómenos inconscientes y las dinámicas de organización. Esto es contrario a la opinión de que las organizaciones empresariales representan un campo propio en la investigación orientada hacia el psicoanálisis. En el ámbito anglófono especialmente, se mantiene en los últimos años la tendencia a considerar el psicoanálisis de las organizaciones como una disciplina científica autónoma (Elieli, 1994; Eisold,1997; Gabriel,1999; Lawrence, 1999a; Neumann I Hirschhorn, 1999), que requiere una comprensión teórica propia. A pesar de que en general domina el concepto de la socio-dinámica de las organizaciones, Bain (1999) ha propuesto el socioanálisis como una denominación más adecuada para esta disciplina. El socioanálisis incluye por una parte la exploración, la consejería y la investigación-acción, y por otra, la síntesis de métodos y teorías del psicoanálisis, del enfoque de Relaciones de Grupo (Group Relations) desarrollado por el Instituto Tavistock acerca del sueño social (Lawrence 1998 a, b; Sievers 200 1 a), la teoría del Sistema y Comportamiento Organizacional
(Bain, 1999: 14). Si bien el socioanálisis es parte evidente de la tradición del psicoanálisis, con esta perífrasis se evidencia que el modo de ver en el que se basa, va mucho más allá de la predominante centralización en el individuo del área terapéutica del psicoanálisis. La extensión de la perspectiva psicoanalítica a la realidad y a la dinámica de los sistemas sociales es sobre todo el mérito del psicoanalista británico Wilfred B ion (1971). Su trabajo en grupo se basa en la hipótesis de que los grupos se guían en general por fantasías "primitivas" que representan un reflejo de las angustias psicóticas. Esto lo lIevó a suponer que quizás se necesitaba una visión binocular más allá de la de Freud basada en un enfoque unilateral y predominante de la parte :ndividual o triádica del Mito de Edipo, en la que se incluyera aquella parte de la realidad so;::ial y política que se expresa en el Mito de Edipo y el enigma de la Esfinge (Bion 1961: 8). Ambos aspectos el del Mito de Edipo y el de :a Esfinge se encuentran relacionados y en constante interacción.
Mientras que la parte de Edipo corresponde al área clásica del psicoanálisis en el conjunto diádico del analista y el analizado, la parte de la Esfinge representa la capacidad de comprender el pensamiento en contextos sociales, 10 que constituye la conciencia y el símbolo de la organización (Lawrence, 1999": 104;Sievers,l999b). La Esfinge representa la capacidad d( señalar y cuestionar las fantasías qu, prevalecen (inconscientemente) en lo~
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grupos y el pensar psicótico, con el fin de facilitar "la revisión de la realidad" (Realitlitsüberprüfung) tan necesaria para "los grupos de trabajo" (ibid: 104). Para Lawrence no hay duda de que a la parte representada por la Esfinge le corresponde el significado especial para el psicoanálisis de las organizaciones; y la parte de Edipo está reservada para "el tratamiento" psicoanalítico. "La investigación psicoanalítica de las organizaciones se centra en la Esfinge, y el Edipo representa más bien un nivel de observación secundario pero igualmente importante. De manera que la Esfinge representa el primer plano (figure) en la investigación de las organizaciones y el Edipo el segundo plano (ground)" (Ibid.: 106). Tal corno Lawrence señaló en otra ocasión (Lawrence, 1995: 17; véase Lawrence/ Annstrong, 1998), la Esfinge permite tener una visión de las dinámicas psico-sociales en las organizaciones, a partir de la cual se entienden los fenómenos psicóticos y las reacciones, no corno individuales sino corno socialmente inducidos. En comparación por ejemplo, con el enfoque psicoanalítico propagado por Kets de Vries (1996,1998) o Maccoby (2000), en el cual la neurosis o el narcisismo de una organización se entienden en primer plano como la expresión de una psicopatología del gerente ejecutivo en cuestión, el enfoque del que aquí se trata, parte, en cambio, de una posición opuesta que se inclina hacia las emociones y fantasías inconscientes y dominantes de una organización para
"ocupar" a los directivos de la organización. En caso de que domine un rechazo o una superación psicótica de angustia en las organizaciones, por ejemplo, esto puede traer corno consecuencia que los miembros de una organización movilicen sus partes psicóticas y así colisionen de manera inconsciente con "la psicosis social" de la organización. En el caso de la salud pública británica, Lawrence señaló (1995; véase Sievers 1998"), que la implementación de modelos gerenciales tradicionales de administración contribuye a que la gerencia de las clínicas respalde y fomente tendencias totalitarias (véase Knights/McCabe, 1997; Steingard lFitzgibbons, 1993; Willmott, 1993), las cuales son incompatibles con los valores profesionales de grupos de médicos y terapeutas. En la medida en que prevalezcan prácticas e instrumentos de gestión administrativa orientados hacia la ganancia y la supervivencia económica, "el espíritu de una clínica" casi no se diferencia del de las empresas de producción o de servicios y prevalece la preocupación por el puesto de trabajo: tanto los pacientes como los empleados se vuelven objetos de la racionalidad econÓmica. Al reactivar la angustia actual de destrucción (del puesto de trabajo o de la identidad profesional) se reducen las antiguas angustias psicóticas de destrucción de los actores, como indicó Isabelle Menzies (1974), al mismo tiempo que pierden la capacidad de enfrentar en forma adecuada las angustias reales de los pacientes, que
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resultan de sus enfermedades o de su estado terminal. Hace poco Kirsner (2000", 2000b; véase Eisold 2(00) aclaró en forma insistente e impresionante, mediante el ejemplo de unos institutos psicoanalíticos americanos, que ni siquiera sociedades psicoanalíticas y asociaciones de profesionales se salvan en el transcurso de su desarrollo de sucumbir al predominio de partes psicóticas. Este artículo es parte de un proyecto de investigación en el cual yo trato de demostrar y comprender la influencia y el significado de dinámicas y procesos "psicóticos" en las organizaciones. Mientras que los fenómenos psicóticos dentro del psicoanálisis tradicionalmente se limitan al individuo y a su construcción patológica de la realidad, me parece que la organización psicótica es un marco metafórico apropiado para el socioanálisis de las dinámicas intra- e interorganizacionales "de locura racional" en las organizaciones (Sievers 1994, 1995, 1998,1999a,b). Youtilizoeltérmino organización psicótica más adelante como metáfora, porque no estoy en condiciones de contestar adecuadamente la pregunta epistemológica tan importante, y todavía abierta, sobre el adecuado reacondicionarniento teórico de la interrelación entre los sistemas personales y los sociales porque desbordaría el marco aquí trazado. A diferencia del término de organización patológica, que fue desarrollado por Steiner (1990a/b, 1993) Y O 'Shaughnessy (1990, 1992) dentro del psicoanálisis de Klein, para la com-
prensión de graves perturbaciones de la personalidad, me interesa sobre todo la patologización de los fenómenos psicóticos estando de acuerdo con Bion (1990), que el mundo interno del individuo está marcado en general por partes psicóticas y no-psicóticas. Las reacciones psicóticas son formas normales de comportamiento para superar y evitar el miedo, a las que recurrimos para resolver los problemas de la vida diaria tanto en el ámbito privado como en las organizaciones, independientemente de que seamos o no conscientes de ello. En la medida en que las organizaciones o los subsistemas movilicen estas partes psicóticas por el lado de sus actores y éstas dominen temporal o permanentemente, hablo de una organización psicótica o bien de un subsistema psicótico, de la misma manera que los pacientes con graves alteraciones de personalidad no parecen ser psicóticos y más bien dan la impresión de haber estabilizado sus alteraciones hasta cierto grado, parece que también las organizaciones sociales y sobre todo las empresas orientadas a obtener ganancias, esconden sus angustias detrás de un comportamiento extraño pero aparentemente normal. Como observador o asesor externo de grandes compañías, muchas veces tengo la impresión de que estas organizaciones se encuentran atrapadas en el desesperado intento por defenderse de la amenaza y de la enorme presión que ejerce el mundo externo, los mercados y los competidores. Aunque al mismo tiempo intentan in-
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fluenciar el medio con un alto grado de agresividad, sadismo y destructividad y a dominarlo con estro.tegias adecuadas. Debido a la constante lucha por alcanzar rendimientos máximos, crecimiento, supervivencia y mayor participación en el mercado, parece que la agresividad y la destructividad que esto implica no deja lugar para la experiencia de culpa, anhelo de amor, duelo o reconciliación. A medida que estas tendencias psicóticas de supemción y de negación de angustias predominan en una organización en general o en sus subsistemas, se proyecta la amenaza experimentada hacia los mercados y "los competidores". En este caso la estratégica administración de empresas y la planeación estratégica se consideran como medio apropiado para dominar esta amenaza externa, de tal manera, que las empresas tratan de defenderse con éxito y con todos los medios y esfuerzos imaginables contra sus competidores en los mercados.
e~ A diferencia de la comprensión de dr la teoría que predomina sobre todo
dentro de la investigación en materia de organizaciones y gerencias, la cual está íntimamente ligada a la objetividad científica, la mcionalidad y la causalidad, el proceder psico, es decir, socioanalítico, se basa más bien en consideraciones subjetivas, como la subjetividad del "autor"; su experiencia y su exploración representan el verdadero punto de partida de las teorías y hallazgos científicos. En lugar de señalar causalidades, parto de mis
propias asociaciones en la presentación e inteq¡retación del siguiente caso que se inscribe en la tradición psicoanalítica de la libre asocÍación, que no son comprobables en un sentido tradicional pero pernuten más bien construir puentes entre las distintas áreas de experiencia y establecer conexiones (Lawrence 1999 a: 109). Si bien es cierto que en lo sucesivo se puede tener la impresión que yo quiero sentar las bases y comprobar ciertas tesis, quiero subrayar que la importancia radica sobre todo en que se comprenda ese aporte como una hipótesis y por lo tanto más bien como una suposición para lo cual trato de presentar evidencia "asociativa". Si yo invito por un lado a embarcarse en una deconstrucción provocativa de plausibilidades tradicionales, para señalar hallazgos y relaciones que de otra manera prácticamente serian imposibles, estoy consciente de correr el peligro de provocar reacciones, como las que hace poco tuve que escuchar de parte de una colega en un contexto un tanto diferente: "me fascina lo que estás haciendo -pero no me gusta". A pesar de que la historia sexagenaria de la empresa que escogí para presentar este estudio de caso, representa el marco de mis asociaciones, interpretaciones e hipótesis, no voy a poder referirme a cuestiones fundamentales que tienen que ver con la relación entre la teoría de la organización y de la historia (Kieser, 1994; Goldman, 1994; Pierenkemper, 1999; Schr6ter, 2000; Zaldl Barnett, 2(00) o bien entre psicoanálisis e historia (Rü-
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sen/Straub, 1998). Por lo tanto quiero limitarme aquí a señalar que la manera de contemplación e interpretación seleccionada se puede entender en el sentido de la psico-historia de un enfoque psicoanalítico orientado desde la historia, como lo emplea, por ejemplo deMause (1989) en relación con la historia colectiva de la niñez y Volkan (1999) para conflictos religiosos, étnicos y nacionales que se propagan de generación en generación. La apreciación histórica de la empresa en cuestión conlleva a la necesidad de referirme más en detalle a algunas personas, que ejercieron en un momento dado una influencia importante sobre la empresa y su desarrollo. En contraste, sobre todo con deMause, mi intención no consiste en construir psico-gramas inspirados psicoanalítica o bien psico-históricamente. A pesar de que a veces surja otra impresión, mi intención es considerar dichas personas como protagonistas, es decir portadores centrales de roles dentro de la empresa, en los que se manifiestan el pensar formador durante ciertas fases de la empresa. Antes de empezar con mi aporte, me permito hacer una última observación que espero contribuya a delinear, aunque no exhaustivamente, mi propuesta de la idea de guerra. En contraposición a lo que comúnmente se entiende por guerra, donde la guerra siempre va bgada a un número más o menos grande de muertos -caídos, víctimas de bombardeos y asesinatos - así como a una destrucción grave y total de bienes materiales y recursos,
yo entiendo por guerra en el siguiente texto más bien un conflicto entre "agrupaciones". Este se caracteriza por una permanente e intensa enemistad, que se inicia y se lleva a cabo dentro de formas socialmente reconocidas y que se institucionaliza mediante tradiciones o leyes. Aunque tal delimitación de la guerra no excluye la posibilidad de las atrocidades y destrucciones reales arriba mencionadas, sí facilita sobre todo una consideración más clara de los fenómenos y dinámicas psíquicos y sociales intrínsecos de la guerra, sobre los cuales se centra una visión psicoanalítica de la guerra. Ateniendo a las consideraciones iniciales aquí expuestas y a la importancia que le corresponde a las dinámicas típicas de organizaciones psicóticas, según Bion y Lawrence, recurro en este contexto sobre todo al psicoanálisis de la guerra según Fornari (1975), porque él conceptual iza explícitamente la guerra como resultado de un proceso psicótico. Aunque este enfoque es cuestionado, a mi modo de ver su relevancia estriba en que Fornari, parte de la descripción de Bion que describe las dinámicas psicóticas en grupos concediendo un rol importante, como punto inicial, a los mecanismos de defensa frente a las angustias psicóticas dentro de la sociedad y sus instituciones. Para Fomari, la parte psicótica de un grupo se expresa de manera más persistente en los fenómenos de guerra. La guerra se define como una organización social de tipo psicótico cuya dinámica decisiva se fundamenta en la
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superación paranoica del duelo. Mientras que Mitscherlich/Mitscherlich (1967) entendieron la incapacidad de elaborar el duelo como un fenómeno socio-histórico de la sociedad alemana de posguerra, con la cual la mayonade los alemanes minimizaron las experiencias de tragedias, traumas y pérdidas causadas por la guerra, para Fornari la asimilación enajenada como resultado de angustias paranoicas de grupos o bien de sistemas sociales, representa el momento constitutivo de la guerra. Al mismo tiempo evitar el duelo es, tanto para los autores Mitscherlich como para Fomari, una dinámica psicótica tanto interna como social. Mientras que la forma no-psicótica de dominio del duelo consiste en la capacidad de sobrellevar el dolor del duelo combinado con cierta confianza, para finalmente vencerlo (Fomari 1975, p.224), el dominio psicótico del duelo en cambio, se fundamenta en la enajenación de los propios sentimientos de culpa que se proyectan hacia el enemigo (ibid.:51). En contraposición a la concepción tradicional que entiende la guerra como una expresión de odio, Fomari respalda la posición paradójica que la guerra se basa más bien en "la locura del amor en vez de la locura del odio" (lbid.:261). En vez de permitir la pérdida y la destrucción del propio "objeto amado" y por 10 tanto reconocer el sentimiento de culpa que esto conlleva, se culpa al enemigo por la propia pérdida, 10 cual es característico de la guerra y del manejo psicótico del duelo, y es al enemigo a quien
se hace responsable de la guerra. Su derrota comprueba definitivamente que él es culpable; su destrucción se racionaliza como castigo por su acto criminal. La incapacidad "del grupo" de elaborar el duelo por el propio "objeto amado", la negación de la propia violencia hacia el enemigo y por 10 tanto la enajenación intrínseca del sentimiento de culpa se traslada mediante proyección al enemigo, y esto legitima al mismo tiempo la persecución. En la medida en que la guerra se entiende como el santo deber, se utiliza la destrucción del enemigo para la conservación del "objeto amado" perdido. Polany (1944) sostuvo, que el comportamiento económico está profundamente arraigado en las relaciones sociales desde el comienzo de la historia de la humanidad; Fomari (1975: 261) en cambio, parte de la idea de que "los fundamentos arcaicos de la economía política se relacionan Íntimamente con el proceso mismo del d11elo."
INTRODUCCiÓN
Por lo menos en el hemisferio occidental nos hemos acostumbrado tanto a la paz, que hay tendencia a creer que la guerra y las tragedias son experiencias dolorosas a las cuales solamente están expuestos los demás -como por ejemplo la gente en Bosnia, Kosovo, la región del Golfo o en una serie de ~stados africanos. Según el viejo '1dagio, uno se contenta cuando la flecha le pega al otro, y como sobre-
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vivientes y no- afectados, no nos preocupamos mucho por aquellos que han sido heridos o muertos, que han sufrido privaciones, han vivido la pérdida de seres queridos y han sido despojados de sus bienes. Parece que la supresión, la destrucción, el sufrimiento, la desesperación y la muerte que implica la guerra, alimentan la doble ilusión de que no sólo vivimos en una zona libre de guerra, sino en general
que no egtamog afectadog por la industria de la muerte. Para mostrar en qué medida las referencias explícitas a la guerra son comunes en las grandes empresas internacionales y en las batallas que se libran en los mercados globales, quiero explicitar con el siguiente ejemplo que ha sido escogido al azar: "En situaciones de una toma enemiga ... la gerencia de una empresa pelea con todos sus recursos y hasta "el último cartucho" para evitar la toma. ... El motivo de conservación de la libertad creativa del empresario es ... tan arraigado y fuerte, que la cúpula directiva utiliza todas las reservas en su batalla de defensa - de la misma manera que se hace en una guerra- para no ser atropellada por el adversario" (Weiss 2(00). La agresividad brutal que la competencIa económica implica e impone, se ignora por lo general diciendo que la referencia explícita y repetida que la guerra es de tipo metafórico. Esta referencia metafórica se legitimiza mediante el enunciado que, en oposición a la guerra real, no se producen heridos ni víctimas y que sólo se trata de la extinción y transferencia
del predominio y de los derechos de propiedad. En cuanto a la importancia arquetípica que se adjudica a la guerra desde tiempos atrás como tema literario (mitos, novelas y dramas) (Aichinger 1975, p. Vll),llarna la atención, por no decir que sorprende, el hecho de que la guerra prácticamente no constituye una temática en la literatura gerencial ni organizacional, en la que apenas se menciona en metáforas. Sin embargo, aquellos autores que tratan de manera explicita los fenómenos de guerra en las organizaciones (por ejemplo HirschlAndrews, 1983; Morrill, 1991,1992;Biesffripp, 1996) dejan de lado una discusión adicional acerca de las atrocidades, destrucciones y aniquilaciones típicas de la guerra. Cuando Morrill (1992, p.58) subraya por ejemplo que el éxito de una empresa depende de su capacidad de ser "asesino" y que la reputación de un gerente de alta prestigio es proporcional al número de personas que él derrota, me parece que esto no se refiere tanto a una situación específica de la empresa sino que es la expresión desesperada de sobrevivir en el mundo de los negocios, en el cual no solamente existen enemigos y criminales sino que es también "un campo de batalla en el cual sobreviven solamente aquellos que han dejado atrás y a tiempo todo tipo de escrúpulos" (Fleischhauer 1999, p. 68). En tanto que se parte sin reserva del hecho que la economía se parece de todos modos a un juego de monopolio, entonces e. credo de Wall Street que "la codicia es buena" y que "el
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mercado se parece a la guerra" se vuelve un elemento completamente aceptado en la retórica del mundo de los negocios, y hasta representa las doctrinas fundamentales (véase McDowe-11 1998). La sola idea de que tanto la codicia como la tiranía pueden comprenderse como expresión de defensa inconsciente de angustia de una sensación de vacío interno y sin valores, la cual se proyecta hacia otros (Riviere 1993, p.39) parece impensable en ese contexto y hasta herético. Por otra parte hay muchos argumentos a favor de que la permanente exposición en los medios al escenario de la guerra y sus víctimas, nos hace insensibles en cuanto a la violencia, el sadismo, los dolores y las pérdidas. Sin embargo, me parece que el uso de metáforas de guerra en organizaciones empresariales, también confirman que estos elementos han permeado otras esferas y fomenta que la crueldad subyacente se transfiera a otros ámbitos de la sociedad. La referencia metafórica a la guerra en el mundo de los negocios y de la economía se puede entender entonces más bien como eufemismo, que se utiliza para negar las experiencias reales y las inconscientes fantasías violentas con las cuales se libran las batallas por la vida y 1::,. muerte en la competencia económica. Esta es una interpretación que para la mayoría es difícil o imposible de aceptar -independiente del hecho si se consideran (la mayoría de las personas) como víctimas o actores en el campo de batalla. Suponiendo que muchas de las actuales bata-
Has que se libran en nombre de la competencia económica, realmente se fundamenten en fantasías inconscientes sobre la guerra, es de sospechar que la metáfora de la guerra en las grandf'-s empresas no se refiere simplemente a la lucha por los escasos recursos, los clientes, la maximización de las ganancias o el dominio de los mercado mundiales. El eufemismo contenido en la metáfora es más bien una expresión de ~ncubrimiento de los deseos reales y el miedo a sufrir la destrucción y el exterminio. Aunque la suposición de que la competencia es realmente una guerra, se rechaza como mera exageración o simplemente como errónea, sin embargo sirve como ciícunscripción metafórica de competencia como guerra y muchas veces lleva a la opinión cínica por parte de los jefes racionalizadores para encubrir, que todos y todo se debe sacrificar, si se trata de mantener la capacidad de competencia a favor de la supervivencia de la empresa (Stein 1995,1997., p. 246; 1998,1999,2(00). Mientras que el neoliberalismo actual hace creer que las batallas que se libran en los mercados globales son la mera expresión de intereses y racionalidades económicos y por lo tanto son inevitables, sin embargo parece que esta posición deja a un lado que en todas la guerras la intensidad de odio y las atrocidades que conlleva, va mucho másallá de las necesidades tácticas (Fenichel 1939/1954, p.168). A pesar de que el presente aoorte se refiere en primera instancia a una empresa alemana en particular, le subyace
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sin embargo la suposición -que no se trata de comprobar en detalle- que no es un caso aislado en cuanto a la dinámica de guerra. En la medida en que las empresas (sobre todo las multi-nacionales) no son capaces de confesar su propia destructividad y las fantasías de predominio y cie destrucción que ellas dirigen tanto hacia adentro como hacia fuera en cuanto a sus competidores, hay tendencia inequívoca a eliminar esta destructividad propia a través de correspondientes imágenes delicadas y de extrapolarlas. La supresión de esta culpa se puede entender, según Fornari (1975), como una forma enajenada o psicótica del proceso de duelo. En vez de reconocer la culpa por la destrucción y por las pérdidas, las empresas tienden, a través del retiro en mecanismos paranoicos, de es-caparse de la confesión de culpa y pérdida. Apoyados en la convicción de que esta destrucción fue causada por el enemigo, el enemigo se vuelve el real y potencial agresor, mediante una identificación proyectiva hacia el objeto del odio y hacia los representantes de la culpa no reconocida de aquellos que viven el ataque o lo temen. Es de suponer que tal procesamiento psicótico de duelo representa la negación de la propia destructividad y de la culpa no reconocida que provienen del pasado, cuando la fase de fundación y su mito de origen no está tan íntimamente relacionado con la guerra "real" como en el caso de la empresa que aquí se investiga. En la medida en que se niega la responsabi-
lidad propia de la dinámica actual de guerra, se racionaliza la experiencia real de la destrucción y de la aniquilación y se culpa a los competidores o a la violencia inevitable de la econoDÚa y sus mercados.
EMPRESA Y GUERRA
El punto de partida directo de este aporte y de las reflexiones siguientes surge de la experiencia que hice hace poco en una empresa internacional, una de las productoras alemanas líderes de automóviles a nivel global, la Volkswagen AG, cuando trabajé con varios gerentes en el marco de un "análisis de roles organizativos" (Reed 1976; Auer-Hunzinger/Sievéases 1991 ; Beumer/Sievéases 2(00). Con motivo de una visita a la fábrica principal y a la administración central en Wolfsburg me dí cuenta que los visitantes y clientes obtuvieron un trato poco cortés y hasta hostil a la entrada de la empresa de parte del personal de seguridad. A pesar de percibir esta situación un tanto extraña, muy pronto no me sentí ofendido. Como participante y observador a la vez, percibí una extraña discrepancia que resultó del comportamiento del personal de seguridad y del mercadeo (marketing) de Volkswagen (la empresa de Volkswagen AG) que hace poco, propagó justamente que la compra y la posesión de un carro Volkswagen debe representar en primera instancia una experiencia emocional para el cliente. A pesar de que no dí
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mucha importancia a este episodio, me dí cuenta que ya había experimentado algo parecido en ocasión de una visita a otra empresa matriz -la observación de mi interlocutor me puso a pensar que el personal de seguridad en realidad representa el espíritu de la SS (cuerpo de seguridad del Tercer Reich) que hace más de medio siglo controlaba el área perimetral de la fábrica de Volkswagen (Nelson 1966, p.72; Siegfried 1999, p.15). Poco después en la oficina de la empresa en donde tuvo lugar la conversación, había sobre el escritorio un enanito de jardín con una daga clavada en la espalda que nos hizo recordar la antigua historia de la empresa y las virulentas dinámicas de guerra que se siguen empleando. Mi interlocutor me explicó la presencia del enanito de jardín no solamente con que la guerra dentro de la empresa representa una metáfora predominante, sino que además me indicó que recientemente en trabajos de reconstrucción se encontraron en el sótano de un edificio viejo muy cerca de la oficina donde nos encontrábamos, instalaciones de tortura que obviamente se utilizaban durante la Segunda Guerra Mundial para anular los pensamientos y la identidad de las personas condenadas a trabajo forzado (Amati 1987). Estas instalaciones de tortura se descubrieron al hacer movimientos de tierra para la nueva ciudadela de automóviles, un aporte de Volkswagen para la Expo 2000 (Abrens 2000). En la siguiente visita había, para mi gran sorpresa, recepcionistas amables en la entrada de
la empresa en vez de personal de seguridad, pero a pesar de todo, la antigua historia de 1", empresa nos afectó nuevamente, porque nos encontramos en una barraca antigua de la que se dice que albergaba a trabajadores italianos condenados a trabajo forzado durante la guerra. Sin poderlo evitar, estos episodios y los recuerdos de la historia particular de esta empresa me hicieron recordar, la parte megalómana del mito de los años de fundación de Volkswagen (McWhinneylBatista 1988), que está íntimamente ligado a la ideología del régimen nacional-socialista. Esta experiencia me hizo ver de manera clara que en el caso de Volkswagen la metáfora de guerra que se usa en la teoría y en la práctica de la organización tiene obviamente un fondo histórico concreto. Entre más me preocupa esta experiencia en Wolfsburg y la relaciono más y más con lo que mis clientes y yo habíamos discutido en las consultas sobre roles, soy más consciente de la manera como esta empresa constituye un ejemplo único y muy particular y cómo de manera espectacular e insistente, se entretejen la competencia y la guerra. Durante décadas la Volkswagen no sólo se ha caracterizado por la lucha por alcanzar la supremacía en el mercado internacional automovilístico, sino a la vez por las circunstancias históricopolíticas durante el Tercer Reich. La historia de la Volkswagen que apenas tiene 60 años, cuenta con una serie de indicios infalibles y el aporte que al principio fue previsto para esta empre-
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sa para llevar a cabo una megalómana movilización militar, está presente todavía hoy en día tanto para la micropolítica de la empresa como para sus actividades en el mercado internacional automovilístico. A pesar de que Volkswagen, con su "nueva fundación", fue planeada para hacer un aporte a la economía de la paz de Europa, se caracteriza,sin embargo, por sus constantes esfuerzos por lograr la supremacía en los mercados mundiales y las dinámicas correpondientes. Al contrario de muchas otras empresas alemanas que también habían cooperado con el régimen nacional socialista y se habían beneficiado como proveedores en la guerra, Volkswagen fue explícitamente "el hijo preferido" del Tercer Reich y en particular de Hitler. La empresa, que fue fundada en la cumbre del Tercer Reich (Shirer 1961, p.258) representaba para Hitler una prueba de su grandiosidad que no fue otra cosa que el intento por derrotar a Henry Ford al cual admiraba profundamente, un hecho que nunca trató de negar. La fascinación que Hitler sentía por He!}ry Ford y su rol pionero en la construcci6n de automóviles se remonta a la época en que fue prisionero en Landsberg en 1924, durante la cual había leído la biografía de Ford (Ford 1923, véase Burnham 1991, p.IO) y sus escritos anti-semitas Sarnmons 1998). El grado en que Hitler veía a Ford como ídolo, aliado y amigo está comprobado no sólo por el hecho de que tenía su retrato en su oficina (Wiegrefe 1998); sino también por el hecho de
haberlo condecorado con la Gran Cruz Alemana del Águila, poco antes de que Ferdinand Porsche y su yerno Antón Piech visitasen en 1938 las instalaciones de Ford en Michigan. Henry Ford y la auto movilizaci6n que él representaba fueron sin duda alguna el ejemplo que Hitler tomó para la "movilización en masa" de los trabajadores alemanes. Hitler consideraba el carro Volkswagen como su "máximo desempeño" y su "idea favorita". El proyecto de la empresa Volkswagen se consideró desde un principio como algo único en la historia de la humanidad y no s6lo fue destinado a superar las fábricas de Ford en Michigan (Nelson 1966, p.81,98, 104), sino que desde un principio fue planeado para lograr en el futuro liderazgo en el mercado mundial (Roth 1990, p.82). La promesa que se había hecho a los trabajadores alemanes de crear un medio masivo de transporte económico no se cumpli6 ya que se utilizaba tanto para las mercancías bélicas como para la versi6r militar del carro Volkswagen - el a! llamado "cubo" - porque se utilizab casi exclusivamente para aumentar l movilidad y el poder de lucha para ( ataque próximo y la ocupación de El ropa Oriental (Heiderrnann 1958). De! de el comienzo de la producción hast el final de la guerra se utilizó todo 1 que producía en la nueva ciudadel Wolfsburg para finalidades militare (Mayer-Stein 1993). Como demostr~ ron Mommsen y Grieger (1966) pe medio de un estudio realizado para Ve lkswagen, la fábrica de VW (YolksY¿B
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gen) utilizaba hasta finales de la Segunda Guerra Mundial principalmente trabajadores extranjeros: al principio, hasta 1939, fueron italianos, luego al comienzo de la guerra se utilizaron civiles con contratos obligatorios y prisioneros de guerra y al final en los años 1944-1945, prisioneros de los campos de concentración. Así pues, el uso de prisioneros de guerra y prisioneros de los campos de concentración en las fábricas en las cuales se trabajaba para la industria de armamentos bajo el control del régimen Nazi, fue en general fue aceptado (Herbert 1985; Brüninghaus et al. 1986; Hamburger Stiftung ... 1987; 1991; Hopmannetal. 1994; Fings 1996; grupo de proyecto "Messelager" 1996; KaiserlKnom 1996; Gregor 1997; GallIPohll998; Herbert 1999; Spoerer 1999). Los condenados a trabajos forzados tuvieron una especial importancia porque ellos representaron desde la fundación en 1938 hasta finales de la Segunda Guerra Mundial no solamente la mayor parte de los trabajadores, sino que Volkswagen era a la vez "la empresa con la mayor cantidad de trabajadores condenados a trabajos forzados en Alemania" (Mornmsen, en Grasslin 2000, p.281). Como demostraron KaiserlKnorn (1996) con el ejemplo de los Adlerwerke (nombre propio de una fabrica) en Franfurt A.M., otra importante empresa alemana en el área de la producción de automóviles hasta finales de la Segunda Guerra Mundial, se trató a los trabajadores condenados a trabajos forzados como animales, fueron expuestos a sufrimien-
tos y privaciones inimaginables y fueron además torturados y asesinados. La tasa de muertes tan extremadamente alta de trabajadores fue la expresión racista de "exterminio mediante trabajo" que Hitler propagó personalmente (KaiserlKnom 1996, p. 137; véase Brtickner 1998). El sistema de terror en los Adlerwerke, así como la insistente negación y represión de los hechos por parte de los ejecutivos, de los juzgados americanos y alemanes, así como por el Concejo de la ciudad de Frankfurt en la época de la post-guerra, hacen pensar que los trabajadores en la Volkswagen fueron expuestos a un escenario igualmente terrorífico (Mornmsen 1998, p.51). Grieger (1998, p. 56) describe por ejemplo, la explotación de los trabajadores condenados a trabajos forzados en la Volkswagen así: "bajo las condiciones del sistema Nazi, en el cual se eliminaron o se volvieron inoperantes ciertos factores limitantes, se degeneró la política en detrimento de los trabajadores condenados a trabaJOs forzados y se convirtió en una barbarie tecnocrática. La deshumanización de los trabajadores extanjeros privados de su libertad, que fueron tratados como recursos de producción inanimados, resultó luego en la creciente separación entre trabajo y reproducción. El regreso de la muerte a las fábricas me parece el momento más inquietante en el desmejoramiento brutal de las relaciones de trabajo industrial.
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EL NUEVO COMIENZO DESPUÉS DE LA GUERRA
En 1948 se fundó la empresa de nuevo y se comenzó la producción en un momento en que no solamente los altos directivos y los empleados, sino también los alemanes en general, como colectivo y como indivIduos, mostraron una incapacidad extrema de elaborar el duelo por la pérdida de su antiguo "objeto favorito", representado en el Tercer Reich y Hitler (Mitscherlich/ Mitscherlích 1967). La tesis de Mitscherlich acerca de la "incapacidad de guardar duelo" hace pensar que durante la fase de la reactivación industrial y el comienzo del auge económico en Alemania Occidental, se elaboró el duelo y el sentido de culpa reprimidos por medio de una especIe de culto al muerto. Las impresionantes cifras de exportación del escarabajo, la ampliación de la producción en Wolfsburg y la construcción de nuevas fábricas confirman esta suposición. Igual que la historia de la reconstrucción de Alemania en general, también el comienzo de Volkswagen se hizo mediante un rompimiento total con el pasado. Este hecho lo expresó por ejemplo Nordhoff (1992: 92), el primer gerente después de la guerra (1948-1968), muy claramente en 1949 al decir: "Hemos dejado de mirar atrás, tenemos una meta por delante, no soñamos con el pasado, estamos creando el futuro." El sentido de este mensaje de Nordhoff, que el futuro apenas empieza cuando se ha dejado atrás toda conexión con el pa-
sado perdido (Nelson 1966: 10), refleja también la situación de la mayoría de las empresas alemanas occidentales de esta época. Con un personal reducido, lastimado y falto de orientación, estas empresas se vieron en el umbral de un comienzo totalmente nuevo, ya que sus instalaciones de producción estaban completamente destruidas y los mercados perdidos. En vez de permitir que la desesperación individual y colectiva se apoderase de la gente como reacción al total fracaso del Tercer Reich y al descalabro bélico, esta época de la posguerra fue más bien expresión de una manía mediante la cual se quisieron negar las pérdidas del pasado. La tan decidida y explícita invitación a ignorar eí pasado e ignorar las pérdidas, no fue solamente un intento por olvidar, sino también por reprimir del duelo, fruto de estas pérdidas. Desde el punto de vista social y político, se puede entender la proclamación de Nordhoff de olvidar el pasado como un llamado a abandonar y negar los recuerdos y resentimientos que tenían que ver con el pasado. Es de suponer que Nordhoff entendió su discurso como una visión para un nuevo comienzo y una nueva época; para los colegas sin embargo, este llamado no contenía nada nuevo que no conocieran ya desde el Tercer Reich. La gran mayoría de los alemanes, ya no creía ni en la victoria final ni en la supremacía en Europa, porque seguramente se entendió esta prometida supremacía de Alemania como una ilusión terrible. La convicción de haber sido engañados
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por Hitler y el régimen Nazi, habIÍa llevado a la mayoIÍa de los alemanes a rechazar la responsabilidad y la culpa por el sinnúmero de muertos y los destrozos inimaginables que la guerra y el holocausto provocaron en Europa. A pesar de la conciencia común entre los empleados de la Volkswagen que la megalomanía del Tercer Reich y del régimen Nazi fuese una ilusión, Nordhoff logró reactivar el mito original de la empresa mediant el enorme desafío técnico, organizativo y económico que representaba la reconstrucción de la fábrica y de la producción de automóviles. Revivir el antiguo poder gigantesco de la empresa se volvió rápidamente la razón de ser para la nueva empresa de Volkswagen y las personas que para ella trabajaban. Como ya se mencionó, la construcclór.. de la fábrica apuntaba desde antes de la guerra a superar cualquier otro proyecto en la historia de la humanidad (Nelson, 1966:98). Esta idea que Hitler había expresado con motivo de la colocación de la primera piedra, el 26 de mayo de 1938 se convirtió muy pronto en la metáfora principal para el nuevo comienzo después de la Guerra. Heinrich Nordhoff jugó sin lugar a dudas el papel principal en la reconstrucción y el desarrollo rasante hasta los años sesenta. Su influencia solo se puede comparar con la de Ferdinand Porsche. "La voluntad de lograr el trabajo casi sobrehumano de la reorganiz.ación interna", repres~ntaba para Nordhoff (1992:51) desde principios de 1948 un inmenso aporte para que el personal
lograra recuperar la autoestima y el deseo de grandiosidad. "Lograr algo, tener éxito, alcanzar más que los demás" (ibid.:67), fue la única alternativa que él les ofreció para sobrellevar la destrucción, la privación y la desesperación que todavía los amenazaba. "Nuestros carros son las herramientas para la reconstrucción de Alemania" (ibid.: 70). Después de la terrible devastación causada por la guerra hoy en día "estamos en el frente de batalla de la economia alemana" (ibid.: 74). La convicción que expresó Nordhoff en sus numerosos discursos dirigidos al personal, sonaba como una predicción para las siguientes décadas. La confianza en la empresa, su éxito y su tecnología aumentaban el deseo por la omnipotencia y la inmortalidad. Lo que se debía olvidar y vencer era "una guerra iniciada por nosotros y perdida por nosotros, ... , la destrucción de nuestras ciudades, ... la muerte de millones de hombres en sus mejores años, ... la pérdida de miles y miles de máquinas y fábricas de mucho valor, la pérdida de recursos naturales, ... la desaparición de nuestra moneda y ahorros, ... el agotamiento de nuestros campos y las partes destrozadas que nunca volverán a unirse" (ibid.: 64). La decisión de liderar a "trabajadores totalmente desesperados, que vieron como su fábrica se acercaba más y más al desastre" (ibid.: 112), sobrepasó todo sentimiento de culpa y de vergüenza en cuanto a la magnitud de los destrozos en los cuales Nordhoff y otros cooperadores habían participado, de manera
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directa o indirecta, durante el Tercer Reich (en la destrucción de ciudades y fábricas, la muerte de millones de seres humanos a quienes se consideraba como enemigos o simplemente seres inhumanos). Con esta actitud él confinnaba que "los sufrimientos de la contraparte casi nunca se reconocen" (Volcán, 1988: 172). En contraste con la conciencia que hoy en día se vislumbra en la Volkswagen, es decir, de reconocer el rol de la empresa durante la guerra aunque sea parcialmente, esta visión del rol de la Volkswagen antes de la reapertura no se incluye en los discursos de Nordhoff. Cuando en 1953 se hicieron reclamos de pagos de compensación por la época anterior a la reapertura, él rechazó esta petición con la enérgica respuesta que la Volkswagen no podía cargar con la responsabilidad por "los cadáveres" exhumados de una época pasada" (Nordhoff 1992: 159) y además la empresa había empleado solamente 52 cooperadores del personal original de 19.000 trabajadores. La responsabilidad por las crueldades y desastres de la Guerra y el holocausto fue remitida a "un pasado estafador" (ibid.: 86) y que estos hechos fueron causados única y exclusivamente por Hitler y la irresponsabilidad de su gobierno (ibid.: 75). En el ambiente económico en que se movía la VoIkswagen después de la guerra, el horror y los desastres parecían algo sin sentido y fueron condenados al olvido. La guerra perdida resultó muy pronto un desafío para más expansiones y más victorias por ganar.
Como Nordhoff expresó en 1956 en un discurso, "la lucha por los mercados mundiales ... acaba de empezar, y será llevada acabo con inexorable dureza y
necesitará de todas nuestras fuerzas, porque la pennanencia en estos mercados tan competitivos es una cuestión de supervivencia que se debe tomar muy en serio" (ibid.: 190). La tabula rasa que Nordhoff quiso crear por medio de la eliminación del pasado, se convirtió en un nuevo campo de juego en las siguientes campañas para lograr el poder (Wollschager, 1998). Parece que el amplio reconocimiento que Volkswagen obtuvo por su aporte sobresaliente al milagro alemán en la época de la posguerra contribuyó decisivamente para que la empresa perdiera la visión de la estrategia de guerra económica en la cual participó en la primera fase de su reactivación. Sin tener en cuenta si Nordhoff estaba consciente de lo anterior, su nueva "retórica" fue prácticamente la misma y fue característica para Volkswagen antes y después de la Guerra. Desde un principio el nuevo carro fue declarado como la solución pacífica para la reducción del desempleo masivo y como respuesta a las necesidades de transporte masivo, así como Hitler lo expresó al nombrar el carro "K.raft-durchFreude-Wagen" (vigor a través'-placer). Como Hitler ya lo había propagado con motivo de la exposición de automóviles de 1937, ahora también se exigía la motorización masiva para el pueblo alemán y se entendía como la justificación para la existencia de una
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econofiÚa libre (Holzapfel, 1968: 30). En la hagiografía de Nordhoff y su carrera profesional se subraya en repetidas ocasiones que a él no se lo puede hacer responsable por la Guerra, que no fue miembro de la NSDAP (Partido Nacional Socialista de trabajadores alemanes) y tampoco formó parte del establecimiento Nazi. En vista del importante rol que Nordhoff jugó para la reconstrucción y el desarrollo positivo de la Volkswagen durante dos décadas, es comprensible que la idealización extrema de su rol de líder apenas se cuestione ahora. Desde la perspectiva histórica por ejemplo, parece que los retratos que trazaron Nelson (1966), Berthold (1966) o Schenzinger et al. (1969) de los primeros directores generales después de la Guerra, no mostraban las personalidades tal como realmente eran. Desde el punto de vista de ahora, es decir varias décadas después, la hipótesis de Kubisch (1995) parece cobrar vigencia, sobre el hecho de que los repetidos llamados de Nordhoff para olvidar el oscuro pasado de la organización de la historia alemana, sirvieron para colocar en segundo plano su propio pasado profesional antes de 1945; también sirvió, desde el nuevo comienzo de la Volkswagen, para hacerlo aparecer como un héroe nacional e internacional. Cuando en 1942 Nordhoff asumió la dirección de la fábrica de camiones Opel en Brandenburgo, que había pertenecido a la General Motors, esta fábrica y la Opel se encontraron en su totalidad confiscadas por el régimen
Nazi (Bartels, 1994: 172). Ya antes de la guerra, la fábrica de Opel en Brandenburgo era la más grande y más moderna fábrica de automóviles en Europa (Hauser 1937: 193) Y durante la guerra el carro Opel Blitz que ahí se fabricaba, fue un factor considerable en la producción militar y bélica. En oposición a la constatación de Nordhoff, que en reiteradas oportunidades señaló que la responsabilidad de la destrucción de la fábrica de Volkswagen caía exclusivamente sobre el régimen Nazi, no hay duda de que él y muchos otros gerentes alemanes y empresarios influyeron durante la Guerra en la fábrica Opel de manera sumamente tecnocrática, para que se diera menos importancia a los prejuicios ideológicos y se enfatizara en el logro de las metas de producción exigidas por los líderes políticos (Streit 1978: 339; véase VrriliolLotringer 1984: 24). En un discurso realizado en 1955, él describe esta fase de la guerra como una época en la cual "el paralelo establecido entre lo industrial y los eventos militares en el campo de batalla regía como única ley la producción máxima de material de guerra. El énfasis en las necesidades se encontraba totalmente en la cantidad. La destrucción es la meta de la guerra, por lo tanto la meta de la producción en estos tiempos es producir más de lo que realmente se destruye". (Nordhoff 1992: 171). Nordhoff participó activamente como gerente de la fábrica Opel, en la manía de ganar la batalla final en una guerra que en su fase final resultó en una pérdida total y una ca-
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tástrofe única Esto hace pensar que durante la reconstrucción y el nuevo comienzo la Volkswagen siguió esta misma manía aún después de la Guerra, en tanto que la gerencia anterior de Volkswagen, en especial Ferdinand Porsche y su yerno Antón Piech, que según el historiador Mommsen (1998: 51), fueron cómplices del régimen anterior, hizo que el espíritu y el medio siguieran vigentes. La transición de la economía de guerra a la economía de la paz que Nordhoff había propagado en su primer discurso del 5 de enero de 1948, dirigido al personal de la empresa, puede entenderse como una invitación para dejar a un lado la angustia y la desesperación de la época directamente después de la guerra. Hay un consenso sorprendente acerca de que el estilo de liderazgo de Nordhoff en la empresa de Volkswagen era autócrata y absoluto, sus ideas y decisiones solitarias fueron siempre aceptadas y cumplidas como la única autoridad (Holzapfel, 1968: 222 siguientes; Edelmann, 1992: 37 siguientes; Nordhoff 1992: 114; Kubisch 1995:42; Mommsen 1989: 49; Vorstand und Gesamtbetriebsrat der Volkswagen AG 1998: 74 siguientes), y sin embargo, me parece insuficiente tratar de explicar la manera de su liderazgo principalmente por sus características personales. El liderazgo de Nordhoff se debe entender más bien como un fenómeno social, porque por un lado se parecía mucho al de su antecesor, rerdinand Porsche (Porsche/Bentiey 1976: 175; véase Mornmsen, 1998: 49). Dado que
en la Alemania de la posguerra toda autoridad estaba comprometida (Mitscherlich/Mitscherlich 1967: 22), Nordhoff debe haber significado una inmensa esperanza para el personal de planta: Sil rol como gerente general en la fábrica de camiones más grande de Alemania y su participación en lajunta directiva de Opel, fueron las pruebas más obvias para que se le considerara un experto extraordinario en los negocios de autos, tanto en el ámbito técnico como el económico. Por último, a pesar de su rol destacado durante el régimen Nazi, la potencia de ocupación americana muy pronto dio a Nordhoff la categoría de "absuelto" (Edelmann 1992: 26), lo que contribuyó grandemente a fortalecer su rol como el líder carismático. En tanto que su liderazgo fue una recompensa aceptada por la pérdida del más grande estratega de todos los tiempos y que ayudó a minimizar el trauma que esta pérdida representaba, N ordhoff fomentaba a través de su rol de líder, no solamente el rechazo de culpa, vergüenza y angustia (Mitscherlich/ Mitscherlich 1967: 34), sino que ala vezreemplazó la pérdida del imaginario ego-ideal que Hitler personalizó. La nueva identificación que Nordhoff ofreció como líder, fac ilitó a sus subordinados soportar el deterioro del propio yo, porque mientras permanecían "en la identificación narcisista con el Führer (Hitler), su fracaso fue un fracaso del propio yo" (ibid.: 79). La idealización del antiguo dictador que fue a su vez una expresIón de su propia dictadura in-
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::-J-psíquica, se trasladó fácilmente al ~ J~VO líder carismático, que a pesar Ji: toda la miseria en (la planta) Wolfs:-..i!"g, les había prometido desde un :rillcipio, la reconstrucción, una nue• .i prosperidad y una nueva sensación JI! felicidad (ibid.: 141). En vista del Jenumbarniento ellÍstencial, el desamparo y la desesperación inequívoca, causados por la guerra, Nordhoff parecía ser la nueva figura de padre y héroe, que (como el ave fénix que surge de las cenizas) representaba el proceso de reconstrucción y un mejor futuro (véase EJias 198: 522). Desde del punto de vista de hoy y la distancia de medio siglo, se puede interpretar la historia temprana de la Volkswagen y la carrera profesional de Nordhoff, de tal manera que tanto la organización como los directivos, se vieron presos en una colusión. La reconstrucción de la empresa y la creación de un futuro prometedor iba acompañada por una cIara separación y negación del pasado .::on todas sus pérdidas, para reprimir \os sentimientos de culpa, vetgüem.a, angustia y privación. Parece además que la reconstrucción sin igual y el éxito que muy pronto se sintió, debido al rol sobresaliente de Nordhoff, contribuyó a cambiar la historia temprana de Volkswagen durante la guerra y Ílacer aparecer el rol de Ferdinand Porsche como iniciador técnico y primer directivo de la empresa desde otra perspectiva. Por eso no es sorprendente que las leyendas alrededor de Porsche y su hagiografía después de la guerra, fue acuñada de manera cons-
ciente o inconsciente por Nordhoff, su sucesor inmediato. En este contexto da la impresión que Porsche hubiera sido demasiado ingenuo y apolítico, como para darse cuenta hasta qué punto abusaron de él y lo engañaron. A esta imagen contribuyó también su hijo Ferry, quien fue un colaborador Íntimo de su padre. Si se cree en lo que dice Ferry (porscheJBentley 1976: 10 1), para su padre una guerra era inimaginable aún poco antes del comienzo de la guerra. El no quiso involucrarse con el nacional-socialismo y su propaganda política. Lo único que para él contaba era que Alemania ganaba terreno y que cada uno tuviera su empleo. Su interés giraba única y exclusivamente alrededor de carros, motores y la industria automovilística. El no tenía interés en la guerra y la crudeza y la estupidez con que el hombre se mata para imponer su voluntad il través del poder y de la violencia. Esto para él fue imposible de entender, fue simplemente incomprensible. Esto fue un malentendióo. Hasta el presente la bibliografía revela un glorificación de Ferdinand Porsche (Nelson 1966; Berthold 1966; Kaes 1975; Junta y sindicato de la Volkswagen AG 1988; Donhof).
Todavía, después de tantos años y a pesar de pruebas contundentes sigue siendo difícIl aceptar que "Ferdinand Porsche pertenecía al grupo de los responsables es decir aquella parte de la sociedad que apoyaba el fascismo" (Krause-Schmitt í 986:28; Recker 1998:58). En contraste con las otras fábricas de automóviles que siguen
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existiendo hoy en día y que fueron fundadas antes del Tercer Reich y la segunda Guerra Mundial, Volkswagen está marcada tanto en su historia temprana como en el comienzo del Milagro Alemán, desde 1949, de un espíritu de movilización de masas: la reiterada promesa de Hitler que el Volkswagen debía proporcionar a la masa de trabajadores alemanes el lujo de transportarse libremente. Esta promesa se cumplió en Alemania occidental, es decir la Republica Federal, cuando Heinrich Nordhoff impuso la producción en masa. Partiendo de la convicción de que la construcción de Alemania no se lograría sin una industria automotriz en la cual Volkswagenjugara un rol sobresaliente, Nordhoffrevivió la pretensión original de Hitler que Volkswagen sería el productor de automóviles más grande que inicialmente tendría la primacía en Europa y luego en el mundo. El hecho de que Volkswagen conquistara después de la Guerra las autopistas se t.omó como resultado convincente para el nuevo comienzo de Alemania (Bastian /Theml, 1990:61). Tanto en la organización de Volkswagen como en Alemania en general, se tomó el Milagro Alemán como una recompensa para la megalomanía y las intenciones de expansión del Nacional Socialismo y su ideología de poder. Textualmente resucitado de las ruinas del proyecto industrial más pretencioso de Hitler y del Tercer Reich, debido a la iniciativa incansable d~ Nordhoff, la planta de Wolfsburg comenzó muy pronto a exportz:r a aque-
Ilos países que fueron ocupados durante la guerra por el Tercer Reich o que eran considerados como sus enemigos. Cuando en 1965 salió el auto número 10 millones se tomó como señal inequívoca de que se había ganado la batalla en el campo de la industria automotriz. Este evento se considero como "una demostración del mayor éxito industrial de la posguerra y un símbolo del resurgimiento alemán, corno ningún otro" (Schenziger et al, 1969:7). Hace poco, una coincidencia irónica demostró lo difícil que es para Volkswagen hacer un nuevo comienzo real. Según Der Spiegel, unos trabajadores de construcción vGlvieron a encontrar la primera piedra que Hitler había colocado y que se había perdido durante los años 50 en los trabajos de reconstrucción del edificio de la administración central. Como se supo, uno de los trabajadores se había llevado la piedra para depositarla en el jardín de su casa. Después de haberla usado como abrevadero, decidió devolverla y la enterró clandestinamente en una parte del predio de la fábrica. A causa de la ruptura del acueducto, se dieron cuenta que el elemento más importante de la empresa estaba enterrado por debajo del pavimento de la entrada principal de la administración central . Como nadie sabe con st.guridad cuándo ocurrió todo eso, tampoco se sabe si Nordhoff en su camino al trabajo ¿asaba por la piedra. Aún suponiendo que no fuese así, sus sucesores si pasaron por encima todos los días. De manera simbólica confirmaron
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estrechos lazos de la empresa con a utopía del pasado perdido, un pa
sado que desde este punto de vista >l gue vigente. El episodio de la piedra reencontrada y el lugar donde estaba en terrada, hacen ver el dilema en que se encontraba Volkswagen bajo el mando de Nordhoff desde otro ángulo. \fientras Nordhoff trataba por todos los medios de limpiar la empresa de su historia antigua y de la política de Hitler, al mismo tiempo no perdía ninguna oportunidad para asegurar a sus oyentes, que el carro y la empresa Volkswagen eran fruto del genio de Porsche. A pesar de que la creciente producción de Volkswagen y sus ventas hicieron creer a los colaboradores y clientes que sólo se trataba de una coincidencia de que los carros fueron desarrollados en el régimen Nazi, no hay duda de que la transición del pasado a un nuevo futuro se logró apenas pa;-cialmente, en tanto que la empresa y sus directivos siguieron la ideología del régimen Nazi -la movilización de las masas. El hecho de que se cambiara el emblema 0riginal de la fábrica -la svástica- por la oaloma de la paz, no pudo ocultar que el espíritu original de la movilización y la determinación de vencer, siguen vigentes. !:"'a econo:nía de paz que tanto se propagó después de la Guerra, sigue siendo principalmente la prolongación de una política de guerra con otros medios. Con el trasfondo de la negación predominante de una parte de Su historia, es de sospechar que con la primera piedra recuperada, la Volkswagen confronta un dilema.
Mientras que la primera piedra por una parte simboliza tanto el comienzo de la empresa como la intención explícita de ocupar el rol de líder en la industria automovilística, y por otra parte simboliza un "símbolo bizarro" en el sentido del sicoanalista inglés Wilfred Bion (1961,1990), un "objeto" que despierta una historia espantosa y profundas angustias y reacciones psicóticas.
EL DESARROLLO DE LA EMPRESA
A pesar de que Spoerer (1998:61) parte de la idea de que la responsabilidad y la culpa por las atrocidades del Tercer Reich siguen teniendo una influencia en la legitimación y búsqueda de la identidad de las empresas alemanas, al mismo tiem!Jo representa una enorme sobrecarga para sus colaboradores al concientizar esta pru1e de la herencia Como se muestre¡ con e! ejemplo de Volkswagen, es muy probable que exista un rechazo a la idea de que la actual guerra económica podría reflejar la dinámica de la guerra pasada. Esto se percibió claramente cuando un miembro de lajunta directi va encargado de relaciones públicas se expresó en el sentido de que no es un secreto que Volkswagen está haciendo todo lo posible para pertenecer a los ganadores en la batalla despiadada que se libraa en el mercado automotriz (l.eyendecker, 1998). Aunque Volkswagen no se diferencia mucho de otras empre-
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sas en la industria automotriz o las de otros mercados, sin embargo esto refleja que estas empresas se guían por el postulado de que "sobrevivir implica la competencia por un recurso escaso, es decir, la supervivencia se convierte en el escenario de conflictos de intereses incompatibles, en el que el éxito de unos significa la muerte de otros" (Bauman 1998: 8). Esta competencia culminó nuevamente en la política de la empresa que sigue el ac::ual presidente de la junta, Ferdinand Piech. Después de derrotar a los competidores nacionales -Daimler-Benz, BMW, Ford y Opel - en términos de las cifras de ventas anuales, Volkswagen decidió comprar a Rolls-Royce y Bentley, e incursionó con esta compra en el terreno de los dos primeros productores de automóviles lujosos. Con esta transacción y el intento de comprar marcas tan prestigiosas como Lamborghini y Bugatti, Volkswagen trató de ganarse una nueva reputación. El hecho de que Volkswagen trate de entrar al círculo de los tres o cuatro productores más grandes de automóviles, se racionaliza como una mera estrategia de supervivencia. Como muestra claramente la reciente adquisición de Chrysler por Daimler-Benz (V1asidSterz 2000), parece que la creciente tendencia a las fusiones, no se debe tanto a la intención de racionalizar o de lograr efectos de sinergia, sino más bien a la necesidad de crecimiento en el mundo de los negocios, en el cual sólo cuenta el aumento de las ventas y las ganancias. A diferencia de
otros sucesores de Nordhoff, en los últimos 25 años parece que Ferdinand Piech como presidente de la junta quiere reacti var la dinámica psic6tica como una continuación de la historia de VoIkswagen. Al estar con la obsesión de tener que mostrar al mundo que él es el sucesor legitimo de Ferdinand Porsche (N.N. 1998a: 93), arrastra la empresa hacia un dilema inevitable. Mientras que Piech, como nieto y heredero de Ferdinand Porsche, por un lado remonta a la historia del origen de la empresa y la genialidad del inventor y padre técnico del carro Volkswagen, por otra parte trata de evitar que la paternidad política e ideológica de Hitler y el papel de la empresa en ei Tercer Reich se llegue a evidenciar en lli conciencia pública. El hecho de que Volkswagen haya sido una de las primeras empresas alemanas que contribuyó al Fondo de Reparaciones para los trabajadores de trabajos forzados durante la Segunda Guerra Mundial, no es necesariamente un indicio de reparaciones morales, sino más bien un paso estratégico para lograr el olvido de las circunstancias políticas e históricas del empleo de los trabajos for·· zados, para evitar una discusión pública acerca del involucramiento de la empresa en los asuntos del Tercer Reich - sobre todo con la idea de incursionar en el mercado de los E.E.U.U. (véase Grásslin, 2000: 279). Esta dinámica de separación no sólo se limita al inicio de la historia de la empresa que posiblemente causaría inseguridad, espanto y horror y tendría influencia
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sobre las decisiones de compra. Esto fin almente tiene que ver con la separación de la racionalidad (técnica) y la emocionalidad en la empresa Mieritras que justo en los últimos tiempos el mercadeo de VW está tratando insistentemente de vender la idea que la compra de un carro es una vivencia emocional, por otra parte el presidente de la junta trata de darse una imagen de alguien que no sabe nada del hombre, pero que sabe todo sobre los carros. Semejante auto imagen tecnocrática, como la explica Colari (1998: 295), está demasiado conforme con el modelo ortodoxo de gerencia estratégica. Se considera como incapacidad el tolerar dinámicas psico-sociales no aceptadas (deMoses, 1990: 211) así como una carencia de conciencia acerca de la relación propia con otros que proyecta al individuo como líder. Como dijo un periodista recientemente: Pi&h que es desconfiado, se siente constantemente rodeado de enemigos, él cree estar constantemente en guerra -con los competidores, los japoneses o quien sea. Y como en una guerra siempre hay ganadores y perdedores, Pi&h no trata de esconder sus intenciones de ser el ganador (N.N. 1998a: 93). Comprender esta actitud como iln acto de protección contra la debilidad (Fornari 1975: 231) sólo es fácil para el observador externo. Lo difícil que es hacer una crítica interna lo refleja el hecho de que la carta fuera anónima y escrita por algunos gerentes en noviembre de 1994. La carta, dirigida al Dr. Liesen, el presidente de la junta (Gasslin 2000, p.
213), era una crítica a Piech. Esta dificultad explica por qué la crítica acerca del estilo de gerencia de Piech aparece predominantemente en la prensa, sobre todo en revistas de administración. Linden (1998: 59) describe a Pi&h abiertamente como alguien que está obsesionado por ios carros, como constructor extraordinario de carros y como luchador sin miedo. Pi&h no sólo tiene la tendencia de llevar la Volkswagen como una empresa familiar; además de su papel en la junta de la S.A. (Sociedad Anónima), dirige la dirección de la marca Volkswagen y los departamentos de investigación y desarrollo, de compras, de producción y de control de calidad de la organización. Mientras que Ferdinand Porsche todavía se burlaba de que Hitler lo hubiera nombrado Constructor de Carros del Reich y se negaba a usar este título, parece que Piech, en cambio, está posesionado de la idea de ocupar el mando mundial del mercado automotriz. Hasta qué punto se deja llevar por la idea de una guena globai, se puede apreciar en su discurso de 1993 en relación con el Asunto López: nunca antes en la historia de la posguerra "un presidente de ía Volkswagen había utilizado palabras tan marciales: Piech nabla de la "guerra de General Motors contra Volkswagen", Piech alerta contra "enredos turbios", Piech acusa a la GM del "engaño al público", Pi&h propaga "la lucha con productos" en "los campos de batalla" de la industria automotriz. Aún cuando un periodista insiste y pregunta por qué usaoa esta
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tenninología de la guerra, el austriaco prosigue: la "dicción de guerra" se fundamenta en que "nosotros tenemos una capacidad de cerca de 40 millones de camiones a nivel mundial y vendemos 30". Si al representante de la prensa no le gusta "la dicción de guerra", también se puede usar el término "lucha por la supervivencia". Aquí se trataba de "una lucha de desplazamiento" y esta lucha la llevaba Volkswagen con modelos, innovaciones yatractivos, mientras que otras empresas se ingeniaban "otros métodos". Esto, para mi es "una forma de guerra" repite el presidente de la Volkswagen con insistencia (Grlisslin 2000: 183). Pi&h fue elegido presidente de la junta en un momento en que la empresa bajo el mando de su antecesor pasó por un momento de muy bajas ganancias y se encontraba al borde de la ruina. Mientras que la visión para el futuro de la empresa que señalaba Piech en el momento de tomar el mando, fue puesta en duda por parte de muchos colaboradores y competidores y calificada como una expresión de megalomanía N.N. 1998b: 99), Pi&h, por el contrario contaba no solamente con el apoyo del estado de Niedersachsen como el más grande accionista, sino también con el soporte de la junta que corroboraba su posición y evitaba cualquier crítica (Linden 1998: 61). El consenso unánime del primer ministro del estado de Baja Sajonia, de la junta en general así como de los sindicatos, parece ser una reacción a la experiencia de cómo manejar las crisis: "En tiempos
de crisis anhelamos la omnipotencia y estamos dispuestos a aceptar héroes, que en circunstancias normales declararíamos locos" (Steiner 1993: 130). En un discurso Piech había expresado hasta dónde él iba a responder a estos anhelos de omnipotencia:
"La competencia mundial es dura, ... sobre todo en Europa habrá una guerra mortal en los próximos años". Para salir como vencedores, "la Volkswagen necesita los tiradores de precisión en las primeras filas y debe operar conjuntamente ... semejante a la fuerza aérea y el ejército" (Griisslin 2000, p. 257). Aunque se supone que las fantasías de Piech se guiarían por el mito de la fundación de la Volkswagen, no se les podría adjudicar la importancia predominante para la política de la empresa, si no fuera porque existen fantasías inconscientes por parte de la gerencia y de los colaboradores de VW. La posibilidad de identificarse con un proyecto gigantesco en la historia de la humanidad fomenta la ilusión y hasta la convicción, de pertenecer al grupo de los elegidos y ser más capaz y más importante que el promedio de la gente. La creencia de que el Volkswagen es inmortal y que fue revivido hace poco por medio del New Beetle (nuevo escarabajo) de manera nostálgica (Gabriel 2000: 169), se extendió a la empresa en general y forma parte de la imagen que la empresa mantiene ante todo el mundo. Ya en 1948, en la época del nuevo comienzo de VW, N ordhoff (1992: 64) había dicho a sus trabajadores que "nadie ... puede sen-
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[irse seguro, si no defiende su puesto de trabajo con un rendimiento óptimo". Hoy en día, Piech confronta a sus co!aboradores de manera aún más directa. Como presidente de lajunta de Audi había hecho saber a la gerencia cómo evaluaba su rendimiento y cuáles serían las consecuencias: "El 15% de ustedes trabaja a mi satisfacción, con el 45% me gustaría seguir trabajando, siempre y cuando mejoren su rendimiento. Del resto del grupo de la gerencia dice Piech, "tendré que separarme" " (Grasslin 2000: 102). En su actual rol en la Volkswagen, Piech hace saber abiertamente a todos sus colaboradores que nadie puede sentirse seguro, ni en su puesto actual, ni en la empresa en general. A pesar de que esta posición es fáci l de explicar y de legimitizar, puesto que la competencia brutal en el mercado internacional automotriz y el obvio exceso de capacidad mundial coloca a todos los productores de automóviles en una posición de incertidumbre, en la cual ellos mismos no saben si van a sobrevivir o no, o si tendrán que abandonar el terreno en un futuro próximo, esta posición no puede, sin embargo, ocultar el carácter de defensa en cuanto a las angustias de pérdida y de persecución que a ella subyacen. Igual que en una guerra entre naciones, se proyecta la culpa no aceptada hacia la competencia, que en muchos casos se considera como enemigo y así se trata. En últimas, es la agresividad violenta de la competencia la que no deja elegir a la VW, sino partir de una guerra global y
mantenerla viva. El asunto Lopez, quien fue el gerente de filial de la General Motors, que se autodenominó un guerrero y que fue empleado por VoIkswagen principalmente por sus conocimientos detallados y amplios acerca de la planeación y de las políticas de compra de la Opel y que tuvo que ser nuevamente despedido después de una tonnentosa disputa con GM, es igualmente un ejemplo convincente de esta culpa no admitida, como la reciente discusión con la Comisión Europea acerca de las prácticas de venta de Volkswagen en Italia. La acusación de haber infringido el reglamento de competencia de la Unión Europea, fue rechazada con mucha vehemencia por Piech en el mismo momento en que fue lanzada, declarándola como una suposición de mala fe. Es muy probable que la reacción de Piech a ambos episodios fuera algo negativo para la imagen pública de la Volkswagen, pero el manejo de estos episodios revela a la vez un modelo general con el que en estado de guerra se evita la confesión consciente de los errores y de las pérdidas. El hecho de adjudicar la culpa al enemigo, es según Fornari (1975: 22), uno de los fe nómenos centrales para escaparse de la culpa que la guerra origina en el ser humano. Como ya se mencionó, la dinámica psicótica de la guerra no se limita a la guerra de la empresa contra sus competiá'lres por lograr cifras máximas de ventas. Más bien es de suponer oue el predominio de la metáfora de guerra por parte de la VW es un indicio más para la elabora-
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ción del duelo dentro de la empresa y que la retórica de la guerra tapa con eufemismo. Así como las empresas en general, también las compañías grandes sacrifican frecuentemente una parte de sus colaboradores, para de esta manera asegurar la supervivencia de la empresa en un futuro (Stein 1999). Igualmente la gerencia de cabecera tiende a culpar la gerencia de segunda fila por la insuficiencia de logros. Esto no sólo comprueba que el liderazgo en la guerra tiene tendencia a monopolizar la violencia y el poder, para protegerse del sufrimiento propio; las maniobras paranoicas que esto conlleva fomentan la comprensión de competencia como algo que parte de la idea que son los demás en la gerencia y en el grupo de colaboradores quienes deben cargar con la culpa y la responsabilidad por la falta de éxito. En vista de la dinámica actual de Volkswagen, en la cual el propio presidente de la junta se declara como factor decisivo para el éxito y la supervivencia de la empresa, no es sorprendente que se perciba a Piech por parte de sus colaboradores de manera ambivalente. El reconocimiento que él recibe por su éxito y su genialidad como constructor de carros, se fundamenta en gran parte y tal vez preponderantemente en la idealización (BrownJStarkey 2000: 106) Y se ve acompañado hasta cierto punto, por una enemistad por parte de los colaboradores, que lógicamente no se manifiesta abiertamente. Tanto dentro como fuera de la empresa el presidente de la junta de la Volkswagen no
teme caracterizarse como un "estratega" que entra a una guerra de conquista en la cual se presenta como la persona lista para manejar con la suficiente rigidez la competencia extrema que existe en el mercado global. Mientras ya nadie se sienta seguro en la empresa. él provoca odio. A pesar de que esto se niega públicamente, es de suponer que esta enemistad en "el frente nacional" se siente en la alta gerencia. Este manejo enajenado de la dinámica psic6tica origina un círculo vicioso: a medida que aumenta la ambigüedad de la alta gerencia. con los mandos medios, aumenta la tendencia del líder de la empresa a reaccionar de forma maníaca para defenderse de la pérdida de imagen, causada por la misma ambigüedad. Como el desprecio hacia los colaboradores hace parecer al gerente como perseguidor potencial. se dificulta a la vez mantener Ima base de confianza y de cooperación (Sievers 200 1 b). En la descripción yel análisis de la historia de la Volkswagen han prevalecido hasta ahora el rol de los dos fundadores (Hitler y Porsche) y el primero y actual gerente de la empresa después de la guerra (Nordhoff y Piech), por lo tanto puede surgir la impresión de que yo quiero propagar un análisis psico-analítico de la organización en el sentido de Kets de Vries (Kets de Vries 1979, 1980, 1990; Kets de Vries/Miller 1984), en el cual la neurosis de la empresa es en primer lugar la expresión de la patología del gerente de cabecera. A pesar de que la Volkswagen representa un excelente ejem-
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plo para este tipo de contemplación, mi intención parte de otra visión. Tal vez mis intenciones no fuero~ del todo claras y por eso quiero aclarar que no me importa señalar ciertas características o deficiencias de la personalidad de la persona o construir un psicograma biográfico. Tampoco quiero negar o minimizar el mérito personal que ellos representan para la empresa. Mi visión enfoca más bien el hecho de que Hitler, Porsche, Nordhoff y Piech son los protagonistas del pensamiento predominante en esta empresa en varias fases críticas durante la historia relativamente corta de seis décadas. Mi interés se centra más bien en demostrar, hasta qué punto estos protagonistas en sus papeles como organizadores y empresarios se deben entender como la "la encarnación" de la ideología, de los mitos y "el espíritu de la época" de la constelación socio-política e histórica de Alemania y de la tecnología particular de la producción de automóviles en masa.
LA COMPETENCIA COMO GUERRA
La enseñanza del presente artículo estriba en que el menosprecio de la humanidad es un momento importante en la historia inicial de Volkswagen y que este menosprecio se revivió en el nuevo comienzo de la empresa después de la Guerra. A pesar de que en la época de la posguerra bajo el mando de Nordhoff se hizo lo posible por es-
capar de este pasado, esta parte de la historia de Volkswagen representa una herencia importante hasta el presente (véase Sievers, 2001c). Según los bechos aquí presentados junto con mi interpretación, debemos preguntamos por qué este contexto no logró atraer el interés en la discusión interna y sólo de manera limitada en la opinión pública. En el intento de encontrar una respuesta me apoyé en la visión psicoanalítica de Christopher Bollas (1989,1997) y en particular en el término acuñado por él del "conocer no pensable", es decir, de "lo conocido impensable'. Bollas describe aquella "forma del conocimiento que obviamente no ha sido conscientizado todavía, pero que el recién nacido "conoce" porque es parte de la manera en que percibe el mundo, lo organiza, lo memoriza y lo utiliza" (Bollas, 1989: 1). A pesar de que el término del conocer no pensado proviene del trabajo psicoanalítico con individuos, se puede aplicar sin embargo a organizaciones, como lo han mostrado Arrnstrong (1994) y Lawrence (1 999b, 2(00). Se refiere a aquella parte del conocimiento en una organización de la cual todos disponen y que sin embargo no ha sido analizada en cuanto a su significado y sus consecuencias y por lo tanto no se exterioriza. "No obstante, tan pronto se conscientiza, origina una diferencia tajante para la vida de la organización" (l.awrence 1999b: 312), lo que hace parecer la realidad bajo una nueva luz y brinda la posibilidad de nuevas referenc ias. Con el ejemplo de
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la dinámica política de Israel después del atentado al primer ministro Itzak Rabin, Biran (1998) describe cómo el conocimiento impensable, que no encuentra palabra en las organizaciones, lleva a que se inventen y se propaguen mentiras. El hecho de Que "la verdad" se vea reemplazada por la mentira, se debe a "un proceso confabulado, que consiste en la necesidad de deshacerse de la parte incómoda, desagradable e indescriptible de la realidad, para no percibirla ni entenderla. Tal proceso se reaJiza para evitar el
malestar y el dolor relacionados con la
mención del conocimiento no analiza-do" (Lawrence 2000: 12). U na explicación para el hecho de que la Volkswagen ha sido sólo parcialmente capaz de confesar su historia y su significado para su desarrollo, se fundamenta principalmente en que se ha eliminado de manera inconsciente esta parte del mito de la fundación que encierra la movilización general, la expansión, la ocupación y la victoria final y por lo tanto no está disponible en toda su extensión en el discurso público. En un sentido literal y metafórico, el lenguaje del desprecio de la Volkswagen, de la guerra expansionista, de la eliminación de los enemigos y de la violencia profundamente arraigada hasta finales del Tercer Reich, no ha podido encontrar una "transposición" (Biran 1998:96) porque los términos necesarios en el contexto de la organización, como la experiencia emocional de la pérdida, el dolor y la vergüenza, no tienen significado y por lo tanto no tie-
nen sentido. La historia inicial de la empresa se ha convertido más bien en una "cosa (que existe) por sí misma" (Bion 1990), que se simboliza sobre todo en el escarabajo construido por Ferdinand Porsche. La manera como se trata gran parte del conocimiento del pasado, ha hecho que este conocimiento se haya convertido en un "conocimiento no analizado". Esta es la razón por la cual el pasado reciente y las experiencias emocionales que éste conlleva se mantienen "sin digerir"; ellas representan una especie de "núcleo psjcótíco". Como este núcleo no
puede ser reconocido, mencíonado y reflejado públicamente, hace que la alta gerencia se vea en la necesidad permanente de convertirlo y perpetuarlo en una competencia declarada como estrategia de guerra. En razón de lo expuesto anteriormente, el intento de Nordhoff de situar a sus colaboradores en una econonúa de paz (Nordhoff 1992: 46), para quienes "ja exportación de mercancías industriales .. . es cuestión de vida o muerte (ibid.: 70), puede considerarse igualmente como una gran mentira así como los intentos extensivos de su sucesor, quien quiere ganar y mantener el poder en el mercado automotriz sobre todo para escapar del desplazamiento y de la eliminación amenazante. La construcción y prolongación de estas mentiras no se fundamentan en una intención predeterminada; más bien sirven para no entrar en contacto con el recuerdo de las experiencias emocionales del pasado y con el carácter traumático de
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estos acontecimientos. La tragedia y los traumas del pasado se ocultan mediante la supuesta genialidad y el heroísmo que están jigados a la imagen de Ferdinand Porsche y Heinrich Nordhoff. También Ferdinand Piech se inscribe en esta imagen de su abuelo, al tratar de comprobar al mundo que él es un genio en el desarrollo de carros y al venderlos con éxito en el mundo entero. No sólo la adquisición de Rolls-Royce y Bentley, y la adquisición de L3mborghin! y Bugatti y otras adquisiciones próximas, se pueden entender como un intento de cumplir las expectativas y la intención de Volkswagen de lograr las cifras más altas en ventas en el mercado mundial automovilístico, y de competir directamente con Daimler, Chrysler y BMW en el mercado de las limusinas de lujo, sino que son a la vez el intento y la prolongación de pretender el poder mundial que acompaña a la empresa desde su fundación. De esta manera la dimensión trágica de esta pretensión proveniente del pasado se elimina del pensamiento colectivo (Biran 1998: 99). Se mantiene inalcanzable, porque no encuentra ni siquiera su expresión en una metáfora y por lo tanto no puede ser pensada, nombrada o formulada como idea. El temor a que la imagen de la Volkswagen -y por lo tanto su participación en los mercados mundialessufra algún daño, si se intenta reconocer "el conocimiento no analizado" del Tercer Reich, le hace imposible a la Volkswagen reconocer la experiencia emocional que está oculta en la histo-
ria temprana de la empresa para adjudicarle un sentido y un significado al duelo y a la vergüenza. Hay muchos argumentos a favor que indican que la incapacidad de "descodificar" el lenguaje de la violencia y de esta manera mantener inconscientemente una sensación en la empresa, contribuye a lo que Bion llama "nameless dread", es decir, mantener un temor inexpresable. Por lo menos para un futuro próximo no es de esperar que esta dinámica predominante cambiará en el sentido de que se adjudicará un sentido al conocimiento no analizado. El solo pensamiento que la revelación de este conocimiento y su aceptación podrían cambiar decisivamente la vida de la organización (Lawrence 2000: 12), es impensable para Volkswagen. El hecho de que la alta gerencia y sobre todo Piech sean los responsables de las continuas maniobras para mantener la historia inicial sin modificaciones, al mismo tiempo parece demasiado sencillo pensar que sólo ellos mantienen vivos y tienen la responsabilidad por estas estrategias inconscientes. Este continuo proceso de crear y mantener falsedades, se debe entender, como ya se dijo, como "un proceso de confabulación", un proceso en el cual "se niega conjuntamente estas partes de la realidad que son molestas y desagradables de percibir y de entender" (ibid.: 12). En este contexto Hoggett (1998) señaló que tal colusión desde el punto de vista de su dinámica psico-social, se inicia y se mantiene a través del "establecimiento interno", que
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es un tipo de comité secreto. En el caso de Volkswagen y de igual manera en otras empresas "funciona el sistema interno como un poder invisible, secreto y reaccionario, que controla el límite del área del conocimiento institucional no analizado -un conocimiento que pone en peligro las ilusiones institucionales" (ibid.: 9). Aquí es importante mencionar que este establecimiento interno, este comité secreto no se debe entender como una simple teoría de complot que posiblemente da cuenta más sobre las paranoicas angustias de persecución de su autor, o de quienes la respaldan. Este sistema o comité se debe entender más bien como una dimensión de la organización interna y dinámica psico-social, que inconscientemente comparten y apoyan la mayoría de los miembros de la organización. Un comité secreto de este tipo no se constituye con individuos concretos o personas, rodeados de misterios, sino que fortalecen las dinámicas psico-sociales predominantes que prevalecen en una organización y activan aquellas parte psíquicas internas y latentes en el sentido de una fantasía inconsciente en sus roles de organización. En el intento de dominar los poderes destructi vos de una angustia sin nombre, el establecimiento, es decir, el comité secreto por lo general tiene la tendencia de convertir el terror interno en una amenaza indefinida a la cual hay que reaccionar debidamente. El desplazamiento del terror interno hacia afuera hace que para la empresa se origine, de manera
inevitable, un círculo vicioso. En el caso de Volkswagen es de suponer que la idea que los competidores no dejan otra salida a la Volkswagen que reaccionar con maniobras de guerra; se basa en una proyección del terror de la "temprana infancia" de la empresa durante el Tercer Reich y de la Segunda Guerra Mundial. El hecho de haber estado envuelto en la realización de la Guerra, durante la guerra misma y el siguiente movimiento denominado "guerra para la paz", se niega en el intento de responsabilizar a la competencia de l a guerra en el mercado automotriz. Tal "desfiguración" de los hechos y su interpretación son la expresión de una fantasía inconsciente, que conflITlla la convicción de la empresa, que no tiene otra salida frente a los ataques e intentos de aniquilamiento de parte de la competencia, que de contestar con un comportamiento bélico igualmente o aún mas agresivo. Como el terror que se vive en el mercado no puede ser aceptado como expresión del terror interno se adjudica a la competencia y sus intenciones de aniquilamiento. Esto lleva a la conclusión que la empresa no tiene otra salida que armarse para contrarrestar este terror externo, de soportarlo o superarlo mediante actividades propias para causarle daño al otro. Al exteriorizar el terror de esta manera, se hace un intento por liberarse de terror interno, que en el caso de la Volkswagen resulta claramente del conocimiento no analizado de la historia temprana. Como ya se mencionó mas arriba, la Volkswa-
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gen no parece diferenciarse mucho de otras empresas, por 10 menos en lo referente a los medios o metas de la guerra. Es muy probabje que ellas también recurran a medidas psicóticas parecidas para no enfrentarse a la angustia propia y al terror interno. Aunque ellas se diferencian considerablemente en la historia de su origen, es de suponer que también movilizan elementos agresivos y destructivos de manera inconsciente en la guerra de la competencia, que resultan del mito de sus respectivas fundaciones y su historia temprana. Lo que a Volkswagen diferencia de las demás empresas y por lo Lanto sostiene la hipótesis aquí expuesta, es el hecho que Volkswagen fue conceptuado y fundado de parte de sus fundadores - Hitler y Porsche - (comprobado por Krause-Schmin 1986) como instrumento de guerra para lograr la victoria final . Después del final de la guerra, Volkswagen se esforzó en el intento de no identificarse con el Tercer Reich y Hitler, el iniciador político del Volkswagen. Para no poner en peligro la hagiografía de Porsche como inventor genial e ingeniero, también tenía que pasar al olvido, que él como tecnócrata exitoso se había convertido a un colaborador persistente del terror nacional-socialista. Un conocimiento, que sobre todo durante el primer período después de la nueva fundación, siguió vivo en la memoria del pueblo, para convertirse poco a poco en conocimiento no analizado, que por lo menos a nivel formal y racional de la eIT'.presa fue desatendido y se mantu-
vo a nivel de lo no-pensado. En últimas, esto contribuyó a que el menosprecio a la humanidad por el cual fueron sacrificados millones de personas en la guerra y en el holocausto como enemigos o no-arios, hoy en día casi no se recuerda y no se incluye en un contexto que va mas allá de la empresa. Esta parte del pasado no puede ser "apreciado" porque se teme que su solo reconocimiento arrojaría una sombra sobre la empresa y sus productos, que llevaría a pérdidas en el mercado. Al entenderse todavía como defensor de una lucha económica por la paz y el bienestar, Volkswagen no puede pensar o expresar la verdad que subyace al hecho de que la competencia en el mercado automovilístico, como en todos los demás mercados, es realmente una guerra. De manera paradoja parece que el uso creciente de la metáfora bélica en la industria automovilística, así como en otras industrias sirve para dejar esta verdad muy conocida como no-pensado y que el mundo en muchas empresas grandes y en amplios ámbitos de la economia esta en un estado de guerra. Esta verdad se oculta tras una mentira, que mantiene la creencia que la competencia se diferencia tanto de la guerra que realmente no puede ser una guerra. No puedo liberarme de la impresión que los continuos intentos de las grandes empresas son una expresión de una guerra reflexiva, de manera que se declara la guerra a la percepción y aceptación de la experiencia de la guerra misma con toda su destrucción, su aniquilarnien-
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to y su terror. El intento de declarar la guerra a la idea y el conocimiento, que la competencia en un sentido amplio hoy en día realmente es una guerra, es una especie de mentira reflexiva, que sirve para ocultar la mentira fundamental que competencia simplemente no puede ni debe ser una guerra. La idea que la guerra no solamente toma lugar en países lejanos sino que está ocurriendo frente a nuestras puertas y hasta en nuestras propias casas, es tan alarmante, insoportable e inexpresable que debe quedar no pensado. Hasta qué punto esta mentira apunta a ocultar tanto el conocimiento como la realidad nopensada, se aclara en el hecho que uno como miembro de una empresa o como consejero tiene que confrontarse con el hecho de que por wllado en conversaciones informales, todos los actores de roles de una organización señalan su experiencia emocional como la de una guerra, pero que esta verdad vivencial y vivida no puede ser reconocida ni expresada públicamente. Es impensable hacer referencia a la guerra o hasta de cuestionarla dentro de los procesos de los negocios y reuniones, no es sorprendente que dentro de la ciencias de la economía hasta ahora no se ha tematizado la relación entre la guerra y la competencia. La mayoría de las grandes empresas y sus establecimientos internos no han contribuido nada decisivo y la mayoría de los científicos lo
davfa se conforma de mantener la mentira que el mundo es un pueblo global en el cual todos viven en paz.
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CUADERNOS DE ADMINISTRACIÓN! UNIVERSIDAD DEL V ALu} N° 27/ MARZO DE 2002 131
Administración y Hermenéutica.
Aportes para una administración comprensiva
Rodrigo Muñoz G.l
Profesor de Teorfa de la Organización y director de la maestría en Ciencias de la Administración en la Universidad EAFIT de MedelIín.
INTRODUCCiÓN
El propósito de este escrito es intentar una aplicación de algunos presupuestos de la hermenéutica de Hans-Georg Gadamer2 , a mi propia problemática profesional, que es además el objeto de mi investigación en el doctorado en filosofía que adelantó en la UPB: los fundamentos del pensamiento administrativo y organizacional. Es un propósito un tanto arriesgado, teniendo en cuenta la complejidad del tema hermenéutico y la precisión minuciosa con que Gadamer expone sus conceptos fundamentales, en contraste con lo que a mi juicio podría catalogarse como un "abuso interpretativo sistemático" de la teoría administrativa y organizacional con respecto a textos y contextos, en el mome!ito de estudiarlos para integrarlos a su cuerpo de conocimientos.
Tradicionalmente la administración ha buscado merecer el estatus de ciencia bajo los criterios de validez y universalidad de las ciencias naturales, lo que de antemano le crea una dificultad epistemológica pues, para hacer posible la aplicación del método científico, ha tenido que hacer una construcción artificiosa de su objeto de estudio que desfigura y oculta la verdadera natu-
raleza del fenómeno o fenómenos de los que se quiere ocupar. Pienso que toda definición de un objeto d-e estudio es necesariamente una abstracción de la realidad pero subyace siempre al propósito de toda ciencia de "asir" la realidad de su objeto, una intención de objetividad, de fidelidad a su esencia. En el caso de la administración, por el contrario, se opera una construcción orientada más por el afán de hacerla abordable bajo cierta lógica matemática y de eficiencia y menos con el ánimo de que refleje la realidad de su objeto. En consecuencia, la administración no se ocupa de la acci6n organizada del hombre en la producci6n e intercambio de bienes y servicios -que sería para mi el objeto de esta disciplina- sino, de la optimización de recursos para el logro eficaz de objetivos predeterminados, o, como lo dice ChiavenatoJ , "La tarea de la administración es interpretar los objetivos de la empresa y transformarlos en acción empresarial". Esta operación despoja de su naturaleza al ser humano frente a la organización de su producción y lo reduce a la categoría cuantificable de recurso, al mismo título que los insumos materiales o financieros.
Las exigencias metodológicas de las ciencias "duras" aplicadas a los fe-
GADAMER, Hans-Georg. Verdad y Mirado 1, Ediciones Sfgueme. Salamanca 1997. Pp 225-237 Y 439-468 CHIAVENATO, 1. Adminislraci6n, Bogotá, McGraw HilI. 2001
CUADERNOS DE ADMINJSI1lACIÓN! UNIVERSIDAD DFJ.. V ALu! N° 27/ MARZO DE 2002 135
nómenos humanos, hacen necesario introducir supuestos, reducciones, condiciones, estabilizaciones (variables que se suponen constantes), que terminan por desfigurar la realidad de partida para convertirla en un fenómeno completamente nuevo, en nada parecido al objeto de la preocupación inicial, es decir, el hombre en su riqueza de posibilidades frente a su acción productiva y comercial. La administración hereda este vicio de la econOJIÚa positivista, su pilar fundamental, pues ésta, ante las ambigüedades e imprecisiones de la acción econóntica humana, reestructura y reelabora de tal manera su objeto que éste terntina por no obedecer a la lógica y la dinámica de la realidad, aunque parezca conformarse a ciertas leyes que el método científico puede, ahora si, establecerA. Esto es una ado.ptación del objeto al método en aras de un dudoso estatus epistemológico de ciencia exacta.
Hay además un problema de lógica en el afán cientifista de la adntinistración pues no nació como conocintiento científico sino que surgió como un saber pragmático unido a la gestión empresarial y buscó luego justificacwn científica para tal orientación en los medios acadénticos e intelec-
tuales. Con un criterio selectivo y ecléctico, se apoyó en las ciencias sociales y humanas para buscar argumentos e instrumentos para la realización en la práctica de sus intereses y objetivos, sin preguntarse sobre la pertinencia de éstos. En consecuencia, ia racionalido.d económica, (la sujeción de toda acción y decisión a sus posibilidades de rendimiento monetario) como criterio fundamental de gestión, no se cuestiona, sino que por el contrario, se busca vaHdar a toda costa, aún forz.:'illdo la interpretación de los textos y los contextos de que hablé más arriba. En adelante, la dinántica de construcción de conocimiento en administración sc ha regido por el criterio de racionalido.d instrumental5 , es decir, por el propósito de adecuar y someter los medios (sin consideración de su especificidad) al logro de esa finaHdad económica no cuestionada.
HERMENÉUTICA "DOGMATICA" y ADMINISTRACiÓN
Encuentro bastante similar la lógica interpretativa de la administraCión durante toda su historia, al origen teológico y preceptivo de la hermenéuti-
"La experiencia de la acción humana es diferente a la experiencia de los fenómenos naturales. Nada más absurdo que pretender construir un sistema epistemológico de la economía sobre el modelo de las ciendas naturales. Sería completamente inútil querer defmir las relaciones entre los nombres en los términos objetivos de las ciencias físicas: eUas no pueden serlo más que en términos de 'creencias humanas"'. BARTOL!, H. L' economie multidimensionelle. Económica. París. 1991. p: 48. (traducción del autor). MORGAN, Gareth. Imágenes de la Organizaci6n. Alfaomega. México. 1986. p: 26.
136 ADMINJSnlACIÓN y HERMENÉUfICA. APoRTES PARA UNA ADMIN1STIlAOÓN •• J MUÑoz G., R_
ca. El carácter nwdélico6 de la interpretación de los textos sagrados por parte de los teólogos, bien hubiera podido servir de inspiración a los teóricos de la administración. Precisamente el catolicismo y las iglesias protestantes inglesas y estadounidenses en un primer momento, y Taylor y Fayol posteriormente, desempeéaron este papel normativo-preceptiv07 de la gestión a partir de sus propias lecturas de la acción administrativa. El primer intento de teorizaciÓn de este campo se llamó, 'Movimiento del Mejoramiento Industrial' y fue, como se dijo, comandado por las iglesias protestantes y católica8 en su afán de humanizar el medio empresarial, altamente degradado desde la Revolución industrial, buscando con ello detener el malestar laboral y el consecuente y previsible avance del comunismo en las fábricas. Es~o sentó las bases de lo que sería en adelante la lógica de creación y difusiÓn del conocimiento administrativo: la validnción del saber por ia autoridnd del prescriptor de turno (o
principio de autoridad). En adelante, de Taylor y Fayol a Drucker y Harnmer, el usuario del saber administrativo no cuestionaría la validez científica de la "receta" de moda dado el alto prestigio generalmente asociado al formulador pero también debido a su argumentación y experimentación, aparentemente rigurosas9 • La institucionalización de este comportamiento serviría de base a lo que podríamos asimilar a la unidnd de contenido de la tradición de Gadamer, pues, a partir de esa dinámica dogmática de generación del conocimiento, se ha perpetuado una interpretación monolítica -a mi juicio equivocada- del ser humano en la empresa por parte los teóricos de todas las corrientes.
Todas estas corrientes han con:;¡ruido sus propuestas sobre la base unánime de dar por normal una escisión en la esencia del ser humano operada por la Revolución Industrial y que, a mi juicio, constituye el eiemento fundacional de las teorías administrativa y organizacional desde
Término gadameriano con el que quiere seílalar la interpretación única de los textos sagrados por parte de la Iglesia y su forzosa aceptación para sus creyentes. BARLEY y KUNDA. Plan y Dedicación' Oleadas de las ideolQ~ de control nO!Jlljltivo ~l_m_dJtiK\lrso adrnjnistrativo, Bogotá. Revista Innovaci6n. N" 9. Universidad Nacional, p, 80 Particular importancia tuvo en esto el Papa León XIII, que con su encíclica Rerum Novarum, comenzó lo que se ha dado en Uamar la Doctrina Social de la 19les:a. Han existido crítkos de la teona administrativa que han demostrado sus errores epistemológicos y metodológicos, pero su. cuestionamientos se conocen en círculos académicos muy reducidos. Tal es el caso de LEE, J. Golden and Garbage in Management theories and prescriptions. Atenas, Ohio Universi'y Press . 1982. Más recientemente, CHANLAT, Alain, Carta a Richard Déry, Occidente enfermo de sus dirigentes. Cuadernos administrativos N" 20. Univalle Cali. y entre nosotros a ACEVEDO y LÓPEZ, Adelgazamiento organizacional, ¿opci6n de competitividad? Medellín, UPB, 2000,
CUADERNOS DE ADMINlSfRACIÓNl UNIVERSIDAD DEL V ALLFi N° 27/ MARZO DE 2002 137
entonces. La verdadera revolución ocurrida entonces fue la separación entre mano y cerebro, entre pensamiento y acción, rompiendo una alianza filogenética que define ontológicamente al ser humano. El desgarramiento brutal del hombre de su herramienta, su trabajo y su obra, es en el fondo una negación de su propia naturaleza: la indisolubilidad entre el pensar y el hacer, entre la concepción y la ejecución. En el aprovechamiento de esta escisión "artificial" se basó el gran descubrimiento de Taylor y sus seguidores. Que eti\izó el pensamiento y sometió a la mera acción humana a su modelo HOMBRE ~ MÁQUINA, con sus parámetros de ajuste (del primero a la segunda), de métodos, tiempos y movimientos, creando con ello la nueva Ciencia del Management a finales del siglo XIX y principios del XX.
Aquí podemos esbozar nuestra critica principal desde la hermenéutica: todas las propuestas teóricas en administración parten sin mayor análisis del supuesto fundamental de que la división técnica del trabajo, que despoja a la mayoría de su posibilidad de construirse ontológicamente en su tra-
bajo, es completamente acorde con la naturaleza. Esto ha sido incluso justificado acudiendo a teorías biológicas o fisiológicas, o, incluso, a las teorías sobre la evolución, adjudicando a unos pocos el carácter de "más fuertes" y por consiguiente, el derecho a imponer su pensamiento a la acción de los demás IO • Estajustificación no deja de ser un abuso epistemológico, un cambio de nivel de organización de lo biológico a lo social sin mayores precauciones. Debo decir, sin embargo, que la unidad de contenido a la que me refiero, opera sólo en el nivel del fundamento humanista del conocimiento administrativo, pues, en cuanto a la praxis derivada de éste, existe una oferta muy variada de "recetas" que engañosamente hace pensar en una gran dinámica de cambio paradigmático en este campo del saber.
ALGUNOS E.lEMPLOS DE INTERPRETACiÓN ADMINISTRATIVA
Es curioso constatar el carácter amañado de la interpretación de los textos que han servido de fundamento al conocimiento administrativo. Al
10 Cito dos textos de Fayol: ~Del mismo modo que la división del trabajo. la centralización es un hecho de orden natural; este consiste en que todo organismo. animal o social, las sensaciones convergen en el cerebro o la dirección. y que del cerebro o de la dirección parten las órdenes que ponen en movimiento todas las partes del organismo". "En todo género de empresa, la capacidad esencial de los agentes inferiores es la capacidad profesional característica de la empresa, y la capacidad esencial de los altos jefes es la capacidad administrativa. FAYOL, H. Administraci6n industrial y general. Buenos Aires. El Ateneo. 1973, p. 141
138 AI>MINlsrRACIÓN y HERMENÉunCA. APoRTES PARA UNA ADMINISTRACIÓN .. ) MUÑoz G., R_
igual que la división del trabajo, el concepto de mercado, por ejemplo, fue tomado de Adam Smith de una manera literal de su descripción, haciendo caso omiso de las advertencias que seguidamente hacía ese autor sobre los peligros que implicaba una sujeción incondicional a su lógica Impersonal. Por el contrario, sus efectos perversos fueron glorificados apoyándose en otras teorías como la mencionada ley del más fue ne del evol ucionismo darwinista ll .
En otro caso más reciente, la interpretación del fenómeno japonés oor la literatura administrativa en las dos últimas décadas, ha desfigurado completamente la realidad objetiva de esa sociedad (su forma de ser colectiva para interpretar que su gran éxito se debe a su habilidad para "crear" culturas sólidas y cohesivas al interior de sus organizaciones 12. La prescripción administrativa consecuente con tal diagnóstico fue entonces, "cómo gerenciar la cultura empresarial para el logro de los objetivos estratégicos", entregando en exclusiva al dirigente la potestad sobre la creación de la cultura e ignorando el ca:-ácter intersubjetivo y vivencial de la creación de realidad social y simbóli-
t.:a en un grupo humano ll . La cultura es, en si, el resultado en permanente elaboración de un proceso de interacción en un contexto dado y pretender simplemente reemplazada "desde arriba" por otras manifestaciones, digamos, más convenientes para el objetivo estratégico de la empresa, ignora la complejidad y especificidad de ese fenómeno. Podemos apreciar entonces que aunque, aparentemente diferentes cada una en su momento histórico, portan en si el mismo fundamento ideológico: el voluntarismo derivado de la división entre los qUe piensan (los dirigentes) y los que ejecutan (los dirigidos).
Debo hacer sin embargo una notable excepción. Mary Parker Follet (1868-1933) fue una teórica de la administración formada en la ciencia sociales (lo habitual era ser ingeniero) y que vivió, escribió y enseñó en la misma época de Taylor y Fayol. En 1994 fueron reeditados sus textos y conferencias en el libro, "Mary Parker Follet, La Precursora de la Administración", comentados por los más granados exponentes de la administración moderna: Peter Drucker, Her.ry Mintzberg, Warren Bennys, entre otros. Lo singular es que "La Precur-
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13 Veamos esta sentencia de Edgar Schein, uno de los guros de la corriente de la Cullura Corporativa. En su libro Cultura OrganizaciofUll y Liderazgo: "Las culturas de las organizaciones son creadas por Ifderes ... y el aspeclO más importante de los líderes es crear y gestionar cultura".
CUADERNOS DE ADMINISTRACIÓN! UNIVERSIDAD DEL V ALLFl N° 27/ MARZO DE 2002 139
sora"l4 fue deliberadamente ignorada en su época por oponerse precisamente a esa visión instrumental de la administración de sus colegas. Pienso que ella llegó al fondo ontológico de esta escisión, pues comprendió que "nunca podremos separar por completo el aspecto humano del mecánico ... ". y como diría Pauline Graham: "Follet no estuvo de acuerdo con esta dicotomia. Desde su punto de vista, tanto los dirigentes como sus subordinados eran de la misma Úldole, individuos gobernados mediante una mezcla de razón, sentimientos y carácterl.\ .
En la época del mecanicísmo tayloriano y su lógica determinista (causaefecto) Follet hablaba por ejemplo de respuesta circular, concepto central del pensamiento complejo contemporáneo (causalidad recursiva o circular) de Morin, Le Moigne y otros filósofos ("el estímulo no es la causa, ni la respuesta el efecto", "yo respondo, no sólo ante ust~ sino a la relación entre usted y yo", "nuestra parte no es una fracción de un todo, es, en un sentido, el todo mismO"lÓ). Criticaba igual-
mente la psicología conductista por estática en favor de la que frecuentemente llamaba psicología reciente o introspectiva (psicoanálisis) y a la que le reconocía una mejor posibilidad de comprender la realidad del "proceso de conducta" en el que tienen igual importancia el sujeto y el objeto pues allí, realmente, lo determinante es la relaci6n entre ellos en la circunstancia específica. Por otra parte, se adelantó además en algo más de sesenta años al 'l1odelo japonés, pues insistió en escritos y conferencias en la necesidad de crear "gobiernos democráticos" en las organizaciones (en lugar de burocracias), fundamentados en redes de grupos autónomos, anticipándose con ello a dos conceptos que todavía hoy se consideran revolucionarios: la estructura de redes y la superaci6n por el trabajo autónomo colectivol7 , de lo que hemos dado en llamar la escisión fundamenta!
Pero lo singular -también desde el punto de vista hennenéutico- de esta reedici6n de las conferencias de Follet son los comentarios de los gurús arri-
14 En el original en inglés aparece UThe prophet" t que yo encuentro IDás adecuado" su papel. No es propiamente una precursora. pues sus trobajos fueron en unos años posteriores a Taylor y Payol, figuras fundadoras. Como profeta quizás sea más correcto considerarla, dado el carácter anticipatorio de su pensamiento con respecto a lo que, a mi
" juicio, podría ser un verdadero cambio paradigmático en administración. GRAHAM. Pauline (editora). Mary Parlur Follet. Precursora de la Administración. Mc Graw Hill. México. 1997.
lO 17 Idem, p: 41 y 204.
El problema de la superación de la dicotomía no es simplemente de cómo volver a unir pensamiento y acción en el hombre, sino cómo hacerlo sin perder los grandes niveles de producúvidad ganados con su separación. En el trabajo individual esto sería absolutamente imposible, pero la naturaleza social del hombre permite conciliar altas tasas de productividad con división del trabajo bajo un esquema de autodeterminación colecúva.
140 AnMINISrRACIÓN y ÜERMENtunCA. AroRTFS PARA UNA ADMINISTRACIÓN .. ) MUÑoz G., R_
ba mencionados. Ellos, inconscientemente imposibilitados para superar la dicotomía, ratifican la unidad de contenido asimilándola a la idea de empowerment. Moda administrativa de los últimos años que, como su nombre lo deja entrever, es una concesión o préstamo benevolente del poder del directivo a sus subordinados baj o condiciones controladasl8 . O catalogan el aporte de Follet -con respecto al liderazgo en este caso- como valioso por no centrare s610 en el líder sino también en la forma de generar "seguidores eficaces"19. Esto ratifica la visión gadameriana de la hermenéutica, que más que una recreación o resurrección del proceso de escritura, es más bien una nueva recepción desde la comprensión que se puede tener hoy del texto. En esa recepción necesariamente "se encuentran ya siempre implicadas las ideas propias del intérprete"2\). Yo diría que el intérprete no puede desprenderse del filtro que le impone su lengua (hipótesis Sapir-Worf), su cultura, su formación, su época ... en síntesis, su condición total. Los comentarios de los gurus a los textos de Mary P. Follet constituyen un claro ejemplo de ello, pero también, mis interpretaciones reflejan una lectura desde una perspectiva crítica que trata de poner al ser humano realmente en el
centro de las preocupaciones de las teorías administrativas y organizacionales.
PREGUNTAS Y RESPUESTAS
La hermenéutica es ante todo un arte dialéctico. En un diálogo con el texto o contexto en el que el objetivo no es imponer forzosamente los propios argument0s sino poner en evidencia todas las posibilidades de lo interrogado. Al preguntar, se introduce "una cierta ruptura en el ser de lo preguntado"21 y esto señala desde la pregunta la dirección de la interpretación (sentido de la pregunta), es decir, se configura de hecho una intervención del intérprete en la -nueva- comprensión de lo interpretado, al señalarle el derrotero de la respuesta. La interpretación entonces estará dada siempre en función de la pregunta y la comprensión dei texto implicará la comprer.sión de la pregunta misma. 22
Quiero establecer aquí una relación con la actividad interpretativa dentro de la teoría administrativa. Afinno que, en el sentido estricto de la hermenéutica gadameriana, no existe una verdadera interpretación ni, en consecuencia, una adecuada comprensión de los
lB Ver comentarios de Nitin Nohria en Ibídem, D: 157.
19 Ver comentarios de W. Bennis en Ibidem, p: 179. (En esta última expresión la itálica es
., mía). 21 GADAMER, Op. Cit. P: 467. 12 Op. Cit. P: 439.
Op. Cit. P: 447.
CUADERNOS DE ADMINISI1lAClÓN! UNIVERSIDAD DEL V ALW N° 27/ MARZO DE 2002 141
fenómenos que esta disciplina dice tratar. Pienso más bien que su dinámica de generación de conocimiento está centrada en una opinión (doxa) fundacional, que como opinión, al decir del mismo Gadamer, se opone al preguntar, pues revela una intención de no querer saber ("Es el poder de la opinión contra el cual resulta tan difícilllegar al reconocimiento de que no se sabe"). Vinculo esta apreciación al planteamiento de Aktouf de que la administración no es una ciencia sino una doctrina23 (con las implicaciones ideoú5gicas que ésta tiene), pues está constituida por una serie de recomendaciones que dan por supuesto un propósito y un interés particular en los resultados de tal propósito. Esto no da lugar a la ocurrencia de una pregunta, o al menos, a una pregunta por lo esencial. La administración no interroga su objeto de estudio sobre su verdadera naturaleza, sólo asume de antemano una visión y construye sobre ella todo un andamiaje instrumental destinado a hacerla posible en la práctica empresarial. No hay allí una pregunta sobre el qué o el por qué, sino más bien una opini6n inconsulta con respecto a dicho objeto, y hay preguntas ... si, y muchas, pero pregunta sobre el cómo realizar en hi práctica dicha opini6n.
Esta condici6n originaria de la administración, es decir, su fundamenta-
ción en una opini6n y la dedicación de todos sus esfuerzos a hacerla factible en la práctica, le confieren ese carácter instrumental que tanto condiciona, a mi juicio de manera negativa, la formación universitaria de dirIgentes empresariales y profesores de la disciplina. Esta formación se ve, como consecuencia de lo anterior, supeditada exclusivamente a procedimientos de aplicación que se rigen fundamentalmente por criterios de maximizaci6n u optimizaci6n del beneficio econ6mico y sometiendo a todos los recursos (entre ellos al ser humano) a un tratamiento que los uniformiza en cuanto a la interpretaci6n de sus respectivas naturalezas.
CONCLUSiÓN: POR UNA HERMENéUTICA
DEL SU.JETO EN ADMINISTRACiÓN
Basado en esta problemática, el Grupo Humanismo y Gestión de MontreaF4 ha insistido en la necesidad de hacer un retomo a los fundamentos para invertir el proceso de formación de conocimiento en la disciplina administrativa y en la teoría organizacional. Propone pasar de una justificación en la ciencia de una doctrina u opinión factual a una verdadera cimentación de la teoría y práctica administrativas
Xl AKTOUF, Ornar. La admioistraciÓn y su eoseñanza . Op cit. P 26 14 Grupo creado por Atain ChanJat en la Escuela de Altos Estudios Comerciales de Montreal
para la investigación y difusión de una nueva visiÓn de la administraciÓn fundamentalmente humanista.
142 ÁDMINISl1IACl6N Y IlERMENtunCA. APoRTES PARA UNA ADMINlSTRACI6N •• J MuJ\ioz G., R..
en una visión más comprensiva de la esencia de lo humano. Tal retorno se hace principalmente por la deconstrucción de los supuestos y presupuestos de las actuales "recetas" y "modelos de acción" de la administración para luego intentar una alternativa de construcción desde una perspectiva interdisciplinaria y hermenéutica25 de las ciencias humanas y sociales. Interdisciplinariedad y ciencias del hombre constituirían pues el basamento de una nueva disciplina administrativa que, contrariamente a la perspectiva de "opinión" de la corriente tradicional, se fundamenta en una lógica de la pregunta26 para la comprensión de la naturaleza humana. Es una pregunta por el hombre; no por la mejor manera de hacerlo productivo o rentable.
Pero, ¿cuál es ese hombre sobre el cual se pregunta esta corriente? Su modelo de hombn: y sobre todo su modelo de dirigente, está claramente impregnado por el pensamiento aristotélico, en especial por su visión ética27 • Contrariamente a los modelos construidos por las teorías del liderazgo administrativo y por la "mitología" del mundo de los negocios (el supertecn6crata), el dirigente empresarial debe centrar-
se en "saber ser" él mismo alguien (savoir étre, savoir vivre), en lugar de enfocarse en el "saber llevar" a los además a "hacer algo". El concepto de phrónesis (prudencia, sabiduría) refleja bien esa intención pues, el phronimus (hombre prudente, sabio) para Aristóteles no es necesariamente aquel que posfe el conocimiento de las verdades eternas (sophia) o del tipo techné, requeridos para el ejercicio práctico de un arte o profesión, sino aquel que posee :a virtud intelectuaí para decidir en la contingencia, y que tiene la facultad de reconocer las necesidades humanas y obrar en consecuencia. Es conocimiento como sophia, pero al contrario de éste, que es un saber necesario e inmutable, la phrónesis es un saber variable en función de los individuos y las circunstancias concretas. Es también un saber práctico como la techné pero a diferencia de ésta que se dirige a la producción, la phrónesis se orienta a la acción28 • Es, a mi juicio, un concepto cercano a la idea de que la función primordial de! dirigente es la búsqueda de sentido entre el grupo de personas que dirige según el contexto en el se halle. Muy por el contrario, el líder de la admi.nis-
1II
La critica recurrente del grupo Humanismo y Gestión a! Mano.gement tradicional es que se ha apoyado en las ciencias humanas generalmente en perspectivas funcionalistas y conductuctistas. pues éstas se basan en criterios "readaptativos" del sujeto a las circunstancias deseadas o juzgadas normales.
27
,.
GADAMER. Op. Cit. P: 448 ..... .la lógica de las ciencias del espíritu es una lógica de la pregunta". ARISTÓTELES. Ética Nicomaquea. Ética Eudemia. Madrid. Gredos. 1998. VILLETE. M. Pbronesis une altematiye a I'adminis!ration comme sciencie el aux affaires comme oportunisme P!!I en la revista Gérer el Comprendre. París. marzo de 1996. p: 85-93.
CUADERNOS DE ADMINISTRACiÓN! UNIVERSIDAD DEL V ALLF1 N° 27/ MARZO DE 2002 143
tración tradicional es más bien un buen persuasor y un hábil conocedor de las sutilezas y artimañas para estimular y provocar en los liderados comportamientos adecuados a los objetivos deseados.
El hombre no puede ser lo que las ciencias o disciplinas quieran que sea. Su ser está ligado necesariamente a las circunstancias concretas de su pensamiento y su acciÓn en el mundo y así es necesario interpretarlas. En este sentido, el problema del hombre en la organización y frente a su trabajo, refleja una relación fundamental consustancialmente unida a la naturaleza humana: existe una dialéctica en la construcción del hombre que hace que él se "produzca" a sí mismo (en su ser físico y sociocultural) a la vez que produce y se interrelaciona integralmente con otros y con las materias e instrumentos de su supervivencia y su progreso. No es posible concebir un ser humano normal y completo cuando se le amputa una parte de esa relación fundamentaL En consecuencia, todo el pensamiento de Alain Chanlat y sus seguidores con respecto al ser humano en la organización va dirigido a reconocer su derecho natural a la calidad de actor y sujeto, y su necesidad ontológica de expresarse en su trabajo y pertenecer plenamente al grupo social en el que se inscribe su producción.
Pero tampoco es un hombre monolítico, completamente universal, so-
bre el que simplemente hacemos ''un'' diagnóstico objetivo y elaboramos un cuerpo de conocimiento administrativo atendiendo a esa lectura. El hombre de la administración es múltiple. Es el hombre de cada contexto cultural, de cada empresa; es cada individuo concreto. Y cada dirigente empresarial es a su vez un intérprete que realiza su propia fusión de horizontes29
en el proceso de relacionarse con otros y abordar la historia de una organización para la construcción de un nuevo sentido. Por esta razón, la pedagogía de la administración no debe ser un aprendizaje de formular y recetar, sino más bien, la formación de criterios de comprensión que dejen siempre la posibilidad de que lo interpretado se exprese en el proceso de ser comprendido. La administración no es pues una disciplina sólo de universales sino también de especificidades y criterios de comprensión de tales especificidades.
Pero el hombre es también ser social y urge una comprensión de las dinámicas relacionales que se generan en el medio organizacional. El grupo Humanismo y Gestión promueve una interesante discusión a partir de los aportes de las ciencias de lo social en relación con la administración tradícionai y la vida empresarial que de ella se deriva. Busca demostrar la complejidad e infinidad de los elementos que se entremezclan y se condicionan mutuamente formando el tejido social de
29 Ténnino gadameriano para indicar que toda interpretación es un encuentro del iDtérpre~ te con la tradición interpretativa de un contexto.
144 ADMINISTRACIÓN y HERMENtunCA. APoRTES PARA UNA ADMlNlSTRAClÓN •• J MUÑoz G., R"
las organizaciones humanas y su irreductivilidad a solamente algunos aspectos evidentes o forzados por el "filtro" del observador. Critica a quienes terminan suplantando la realidad por el modelo construido a partir de ella y a quienes de manera ligera adoptan la idea de un comportamiento 'orgánico', es decir, con tendencia natural hacia el equilibrio y a la integración funcional de sociedades y organizaciones. Como dijimos, el funcionalismo, corriente de las ciencias sociales que defiende esta última posición, ha servido en gran medida de fundamento filosófico de la administración y, en consecuencia, la idea de hombre que le subyace está orientada a acomodarlo y adaptarlo a objetivos y estructuras que 10 sobrepasan y no consultan su verdadera naarraleza.
La conexión de todo esto con las ciencias de los s0Cial es que la administración sólo "ve" de manera aislada, descontextualizada y ahistórica los fenómenos organizacionales, seleccionando aquéllos que pueden tener un efecto más inmediato sobre el objetivo perseguido e ignorando la dinámica social propia de tales fenómenos y sus implicaciones más profundas. De hecho, la administración, más que un cuerpo teórico, es una serie de prácticas de carácter universal, que no reconocen las particularidades históricas ni culturales de los contextos donde se aplican y que sólo obedecen a la lógica de la rentabilidad. No hay pues allí una visión de totalidad ni de interdependencia, donde se indague
por el sentido que cada fenómeno tiene dentro del conjunto de producciones materiales e inmateriales del grupo social donde las personas tienden a crear vínculos de significación en todo lo que hacen, donde lo hacen y con quien lo hacen.
Es frecuente la interpelación de esta interpretación humanista eje la organización por su supuesta inoperancia en la realidad empresarial de hoy, donde el imperativo de la utilidad y la competitividad parecen no dar espacio a consideraciones de naturaleza "blanda". Los autores del grupo Humanismo y Gestión responden a estas interpelaciones con la ampliación del horizonte, por demás corto, de los dirigentes y teóricos de la administración de hoy y consideran tales argumentos como un desconocirniento de la verdadera naturaleza de la empresa. Colocándolas en una perspectiva de especie, las empresas se constituyen en el medio de progreso y mejorarniento del bienestar de la humanidad y desarrollan las tareas sociales (producción, educación, recreación, etc.) conducentes a ello por medio del ofrecirniento a los particulares de un incentivo económico por su realización. Pero tal beneficio no puede ser obtenido en detrimento de los diferentes usuarios de esas tareas sociales. En consecuencia, los objetivos de estos usuarios (gobierno, empleados, clientes, proveedores, etc.) son, en primera instancia,los objetivos de la organización y el objetivo económico de los accionistas está supeditado al logro de los primeros.
CUADERNOS DE ADMINJSTRACIÓN! UNIVERSIDAD DEL V ALLFl N° 27/ MARZO DE 2002 145
El objetivo de la empresa no es tanto. pues. la generación de utilidades como la "creación de riqueza". y esto tiene implicaciones importantes en la concepción de la gestión. pues la eleva del inmediatismo de la operación matemática y del interés de un solo actor a la esfera de su responsabilidad social. donde una multiplicidad de actores compulsan por beneficios de muy diversa índole (no sólo económicos). Bajo este nuevo imperativo no es posible generar utilidades a costa del bienestar de otros actores ni en detrimento de los recursos naturales valiosos para la supervivencia de la sociedad y la humanidad en general.
Para terminar, digamos que no es viable hacer un verdadero cambio paradigmático en administración dentro de la perspectiva de doctrina-praxis que renuncia por principio a la construcción de su saber y su acción sobre una visión hermenéutica del hombre en su actividad productiva y comercial. Como lo hemos dejado ver en esta conclusión final. es necesario para ello
partir de una concepción del hombre que vincule de nuevo aquellos dos componentes de su alianza ontológica: su pensamiento y su acción. A las concepciones cortoplacistas que ven en ello una amenaza para la productividad podemos interponer el argumento de que, precisamente, los logros más extraordinarios en materia de productividad han sido alcanzados en experiencias de gestión participativa donde cada persona se ve implicada en todo su potencial a su quehacerlO . Pero esto es apenas el presupuesto fundamental. pues toda una gran tarea hermenéutica se desprende de esta concepción: es necesario establecer un diálogo permanente transdisciplinario con las ciencias del hombre en busca de la especificidad de lo humano como especie pero también de las especificidades de lo contextual y lo individual (ir permanentemente de la parte al todo y de éste a las partes, como diría Morin31 ). que nos ayude en la comprensión del hombre en sus esferas físicafisiológica, psíquica y social.
JO Ver algunos ejemplos de este tipo de empresas en AKTOUF, O. La Administración: entre Tradición y Renovación. Gaetan Morin·Artes Gráficas del Valle. Cali. 1998. p: 671
JI GONZÁLEZ MOENA, Sergio. (comp). Pensamiento Complejo en torno a Edgar Morin, América Latina y los procesos educativos. Magisterio. 1997, p: 21.
146 AnMlNISTRACIÓN y IlERMENttmCA. APoRTFS PARA UNA ADMTh'ISfRAClÓN •• J MUÑoz G., R_
Recursos Humanos: Una perspectiva
hunlanista
Carlos Iván Aguilera C. *
Profesor Universidad del Valle
Ni todo lo que es cuantificable importa;
Ni todo lo que importa es cuantificable.
Einstein.
INTRODUCCiÓN
El objetivo del presente articulo es poner en consideración del lector una serie de ideas que contribuyan a entender las necesidades del individuo y del fenómeno organizacional, alrededor de la búsqueda continua del ser humano por satisfacer las necesidades intrínsecas y lograr su autorrealización en los grupos donde se desempeña (organizaciones).
Curiosamente, las exigencias del mercado, hoy por hoy, ponen en evidencia la pecesidad de contar con personas creativas, inteligentes, libres, autónomas, capaces de auto-controlarse y de conducir su propio proyecto de desarrollo personal. Sin embargo, esas búsquedas chocan con la realidad al no existir claridad en la relación tener y ser, es decir, al no explicitarse los principios y acciones conducentes a la creación de condiciones sociales que permitan la satisfacción de las necesidades materiales del hombre, sin que su precio reduzca sus aspiraciones de SER.
El capitalismo liberal y el socialismo científico han planteado promesas
que al final, no han podido cumplir. El primero, con la producción de riquezas y desarrollo tecnológico; el segundo con una igualdad que aseguraba a todos alcanzar las condiciones básicas de subsistencia.
No obstante, el fenómeno humano (persona) no se detiene en la búsqueda de las condiciones que le permitan ser más, que le permitan realizar su propio proyecto existencial, de realizarse como ser singular y complejo. La búsqueda de la autorrealización es el desafío permanente, por encima del racionalismo y del positivismo.
Al iniciar este articulo, debo de agradecer a dos personas: al profesor Luiz Cabrera de Queiroz, quien en el curso "Una Visión Macro-Social de los Recursos Humanos" insistió permanentemente en 1'1 necesidad de profundizar en el estudio del proyecto existencial como mecanismo para tener personas sanas y dispuestas a mayores desafíos, personas con vocación de ser más. Y al profesor Flávio de Toledo, quien siempre contó con tiempo suficiente para hablar del fenómeno humano y su realización, aún en las peor~s condiciones de trabajo; siempre insistía "son los cortadores de caña y las personas más golpeadas, los que necesitan de condiciones mínimas para satisfacer su mayor necesidad: la autorrealización". Obviamente él no se refería apenas a condiciones materiales.
CUADERNOS DE ADM1NISTRACIÓNl UNIVERSIDAD DEL V ALLFl N° 27/ MARZO DE 2002 149
LIBERTAD RESPONSABLE
El ser humano es singular y complejo. Es el único ser que es artífice y responsable de definir y desarrollar su proyecto de vida, con un agravante bien colocado por Sartre: "el ser humano es el único ser cuya existencia precede Úl esencia". El hombre es entonces, un desafío para sí mismo, está condenado a autorealizarse, a proyectarse, a construirse de acuerdo con sus posibilidades, a crear su propia libertad en el desarrollo de su proyecto existencial.
El desarrollo de la esencia del fenómeno humano (persona) no se da en el vacío; el ser humano vive en grupos, trabaja con otras personas, hace parte de las organizaciones más variadas: la familia, la iglesia, la barriada,la junta comunal, la empresa productora de bienes y/o servicios. Es decir, su desafío de autorealización se da en el contexto del fenómeno organizacional. La libertad con responsabilidad se deriva de la búsqueda de ser el protagonista de su propio proyecto. De esta forma, la libertad es una condición necesaria para ia humanización creciente del ser humano. Goethe nos dice que "el hombre lleva en sí no sOÚlmente su individualidad, sino también toda la humanidad, con todas sus posibilidades". La rcsponsabilidad aparece más clara cuando el sujeto humano construye y desarrolla sus posibilidades dentro de un conjunto de restricciones que le permiten ciertas materia-
lizaciones; esas restricciones no solamente se refieren a objetos sino a personas con las cuales se relaciona. Realizar la libertad con responsabilidad crea una cierta angustia, que en el entender de Sartre se deriva de la misma libertad; El hombre, dice él está " ... condenatkJ porque no se creó a sí mismo, y sin embargo, es libre, porque una vez Úlnzado al mundo es responsable de todo lo que hace ".
La responsabilidad por sus acciones se expresa en términos de conciencia con los otros (grupos), consigo mismo y con los demás seres humanos (humanidad). Pero, como ser pensante, inteligente, creador de sociedades y tecnologías, enfrenta con un desafío aún mayor: es un ser" ... que tiende a ser Dios" (Sartre); es un ser que tiende a sustituir a Dios (existencialismo ateo); es un ser compañero de Dios en la evolución de la creación, es decir, es un co-creador (existencialismo cristiano).
A pesar de todo, el camino de la libertad responsable, camino angustiante, no es fácil. Las formas de autoritarismo expresadas en el lenguaje cientifista, positivista, racionalista y populista abundan por todo lado, en especial en las relaciones de trabajo y hasta en el seno de la familia. Recordemos la estructura familiar propuesta por San Agustín, formada por el padre dotado de autoridad absoluta y arbitraria, y mUJer, hijos y esclavos, sometidos a su voluntad. O el profesor que sabe y conoce todo, y por eso manda, ordena, aclara, desmiente, asegura;
150 RECURSOS HUMANOS: UNA PERSPECI1VA HUMANISTM AGU1LERA e., e.
mientras el estudiante que no sabe nada: obedece, absorbe conocimiento, no piensa, no cuestiona. Y en la empresa, lugar predilecto para el ejercicio del poder en sus más variadas versiones; lugar donde se promueve la ideología administrativa, vestida de una amplia gama de ropajes, oculia en el lenguaje científico y seudo democrático, en el lenguaje de la revolución industrial y de la ciencia del conocimiento (en su versión positivista).
Es cierto que las organizaciones han generado riqueza material, pero también es cierto que han dejado profundas huellas de desmotivación. Tienen una deuda con la participación democrática directa, con la autonomía, el autocontrol y con el proyecto de autorealización.
Para no quedar en el extremo, es necesario reconocer también que, el hombre en su interacción con y en el contexto organizacional, ha logrado establecer relaciones más o menos enriquecedoras, más o menos bbres, más o menos eficaces.
LAS CONDICIONES RESTRICTIVAS
Las condiciones materiales e inmateriales, que inciden negativamente sobre las posibilidades de mejoramiento de las personas y de los grupos, se constituyen en un impedimento para el desarrollo de organizaciones saludables y productivas que generan bienestar a la comunidad. Sobre todo, alie-
nan a los individuos al afectar la conducción de los proyectos individuales (de autorealización) que llevan a la practica de la autonomía, del auto desarrollo y la creatividad.
Las limitaciones generan en el ser humano angustia y drama, pues en su conciencia sabe que carga sobre sí una pesada responsabilidad: una vocación por la libertad generadora de transcendencia. La angustia es por llevar a cabo una singularidad, una dignidad y una autonomía, en dirección al desar.-ollo de su proyecto personal.
Recordemos la angustia del coronel en la obra de Gabriel García Márquez, una angustia que toca con el sufrimiento interior. El coronel, un exfuncionario, otrora importante, luego insignificante, viviendo en los límites de la pobreza. El típico "perdedor" en los patrones de vida sustentados en el tener. Puras apariencias!; e'l realidad el coronel es un modelo de vencedor frente a condicionés restrictivas que le impone él desden de la organización estatal; su dignidad integra, su constancia inquebrantable, siempre con fortaleza y esperanza, esperaba la carta que no llegaba; no criticaba la organización en sí pero se mostraba inconforme con la operacionalización que los hombres realizaban de un proyecto en el que él creía. Su inconformidad se manifestaba en contra de la burocratización ineficiente, contra la tecnocracia del olvido, que 10 sometía, que le asfixiaba en sus aspiraciones de ser.
El sufrimiento del coronel no era el sufrimiento por el sufrimiento, era más
CUADERNOS DE ADMINISl'RACIÓNl UNIVERSIDAD DEL V ALu} N° 27/ MARZO DE 2002 151
por la redenci6n, por superar la situaci6n y continuar desarrollando su proyecto existencial.
El ser humano encuentra restricciones a su libertad en la organización social, a veces desde muy temprano. Dostoievsky pone siempre de manifiesto la lucha del ser humano en un contexto dramático pero en busca de la autorealización, de la libertad. En el libro "Los hermanos Karamazov", nos presenta, cómo los niños aprenden desde muy temprano los peligros de la alienaci6n y la corrupci6n. El autor, en su libro dice: ''toda la ciencia del mundo no vale las lágrimas de esa pobre niña implorando a Dios". También, nos describe la situaci6n del niño illuscha, que observa cómo su padre es arrastrado por las barbas, en un barrizal, al frente de un bar. Esta es la descripción que hace el padre al hermano del agresor:
" ... Él (refrriénáose al niño) se sublev6 contra todos para defender a su padre. A su padre y a la verdad. Cuánto debe haber sufrido al besar la mano de su hermano y decirle: perd6nele, perdone a mi padrecito! Sólo Dios y yo sabemos. Sucede que nuestros hijos ... los despreciados, los nobles mendigos, ya conocen a los nueve años, la verdad en la tierra. Mi Illuscha, en aquel instante, en aquella plaza, al besar la mano de su hermano, comprendió toda la verdad. Entró en él esa
verdad, y allí permanecerá eternamente ... "
La verdad en este caso se refiere a las condiciones que tratan de degradar al niño. Debido a la penuria que se vive en esa familia, con un padre débil e impotente ante la situación, el niño vive un proceso cruel, cuando apenas comienza a vivir.
La muerte del niño a edad temprana, tal vez sea una forma de restablecer la dignidad moral por parte de Dostoievsky; la muerte, para este autor, no es trágica y puede constituir una ventana a la libertad.
Creo que no se falta a la verdad si se dice que los personajes de Dostoievsky, expresan una relación consigo mismo, problemática y angustiante, llena de dudas, pero orientados (los personajes) intensamente a la búsqueda de la autorealizaci6n, de la singularidad, de ser más, de librarse de las condiciones restrictivas, vengan de donde vengan, inclusive, a pesar de la creencia en Dios (que Dostoievsky nunca pone en duda) ellos no aceptan el funcionamiento de ese mundo en el que viven.
Recordemos a Iván, el atormentado hijo de Fiodor, un padre autocrático, déspota y violento. Iván cree en Dios pero vive la angustia de no aceptar su obra; él expresa:
" ... Yo no niego a Dios, lo que no admito es ese universo divino por Él creado", y sumido en su desesperación agrega
152 lb:cuRsos HUMANOS: UNA PERSPECTIVA HUMANlSTAI AGUlLERA C., C.
" ... yo no quiero esa armonía: Por amor a la humanidad no la quiero ... prefiero mi dolor no vengado y mi indignación insaciable, aunque yo no tenga la razón". Continúa el diálogo con su hermano, y dándose cuenta que no tiene dinero para pagar la entrada, manifiesta, "me apresuro a devolver mi boleta. Así sea apenas para ser un hombre honrado me veré en la obligación de devolver la boleta, lo más pronto posible. No es que yo no acepte a Dios, IlIoscha; pero le devuelvo a Él, con el mayor respeto, mi boleta".
La manifestación de este diálogo, colmado de angustia y rebeldía, pone en evidencia la existencia de un nivel de conciencia que asume plenamente una responsabilidad viviente: la responsabilidad y libertad de ser humano. Es claro que el sufrimiento existe en el mundo, pero también es claro que la singularidad y responsabilidad de realizar su proyecto de autorealización con dignidad, es un desafío al cual no se puede renunciar. ¿Cómo puede el ser humano renunciar a su autorealizaci6n, si es un ser cuya existencia precede la esencia?
Dostoievsky, a través del personaje de la obra "Memorias del subsuelo" manifiesta la inconformidad del fenómeno humano con la excesiva formalización, con la ciencia por la ciencia, con el positivismo, el cientifismo y con
lo que posteriormente se denominó administración cienúfica, Taylorismo; "teorías" estudiadas y muy conocidas en el ámbito de la administración de empresas. Escuchemos a su anti!léroe:
"Lo imposible" dice, "es como una muralla de piedras. ¿Qué piedras son esas? Sin duda, son las leyes de la naturaleza, las inducciones de las ciencias naturales, las matemáticas .... Un momento! Ustedes dirán, no puede sublevarse porque dos y dos son cuatro! La naturaleza no le pide permiso para eso, a ella no le importa sus deseos ... usted debe aceptarla, tal como ella es, con todas sus consecuencias ... pero yo digo, ¿qué me importan las leyes de la naturaleza? Ni las leyes de la matemática, si esas leyes con sus dos y dos son cuatro, me desagradan por alguna razón? ... Pero no me resignaré únicamente porque al frente mío se yergue una muralla de piedras que mis fuerzas no pueden derribar".
La indignación contra una posición "científica" desprovista de humanidad, desligada de la existencia del ser, es amplia, y va más allá del ámbito de las organizaciones. Aunque pueda parecer exagerado el número de citas, es necesario permitir el fluir del discurso literario del antihéroe de
CUADERNOS DE ADMIN1STRACIÓN! UNIVERSIDAD DEL V ALLFi N° 27/ MARZO DE 2002 153
Dostoievsky (''memorias del subsuelo"), para llegar más a fondo en la idea:
" ... Ustedes dirán que la ciencia instruirá al hombre, que el hombre, en realidad, no tiene voluntad ni caprichos, nunca los tuvo, porque él no es mas que un tipo de teclado ......
Obsérvese que se nos presenta un ser que se confunde con el objeto; un ser cuya esencia está cuestionada. Mejor diríamos, un objeto con esencia predeterminada, como lo es esta hoja de papel, como lo es una máquina diseñada con el fin de procesar una materia prima. Aquí, repentinamente, se le niega al hombre la responsabilidad consigo mismo, con su trascendencia, con su proyecto de autorealización. Es el terreno fértil del Taylorismo, de las ideologías de izquierda o derecha con sus promesas fallidas, es el terreno de la religión para ofrecer la tranquila y cómoda paz de la tumba, a cambio del sufrimiento terreno. Es el jardín de la autocracia.
Dejemos que nuestro antihéroe, aparentemente frustrado, continúe su desahogo:
" ... Serán publicadas obras bien planeadas, tipo enciclopedias actuales, en las cuales todo estará previsto, calculado, ordenado y ya no habrá más en el mundo imprevistos ni aventuras."
Aquí, nuestro antihéroe es profeta sin saberlo (1864). Posteriormente se comenzó a hablar de planes a cinco, diez, veinte años, que detalladamente nos indican el camino, los logros y hasta los problemas que encontraremos. Recordemos también, los planes quinquenales del socialismo. ¿En qué quedó todo eso?
Pero todo no puede quedar allí, en el intento de la construcción de un mundo perfecto, medible, predecible, desprovisto de la complejidad de la vida: hay que avanzar hacía ese ser que se autoconstruye, que se automotiva, que es el único responsable por su autorealización. Veamos:
" ... Solamente una cosa necesita el hombre: Querer con independencia, cueste lo que cueste y cualesquiera que sean sus consecuencias". El hombre con sus sueños quiméricos y superficiales trata de ..... afrrmarse así mismo que los hombres son hombres y no pianos ......
Dostoievsky afrrma que si el hombre fuese un piano, plenamente demostrado por la física y la matemática, éi no aceptaría pasivamente esa verdad. Lucharía talvez hasta morir, pues vale más la voluntad propia de ser que la existencia sin ella:
"El hombre imaginaría la destrucción, el caos y toda clase de plagas. Inundaría el mundo
154 REcuRsos HUMANOS: UNA PERSPEcnvA HUMANlSfAl AGlJll.ERA C., C.
de maldiciones! ... Tenninaría persuadido que es hombre y no piano".
y si la organización, a través del uso de poder condicionado (Galbrait), pág. 25, le convenciera que su mundo es la eficiencia y la eficacia; si se le demostrara con las ciencias de la motivación y con las matemáticas, que él existe sólo para tener; ese hombre recurriría a estrategias creativas, pasaría, talvez, a ser un loco, iría a un manicomio, demostraría no tener uso de razón, y así demostraría a los hombres que ellos son hombres y no objetos.
Detrás del dos y dos son cuatro 1ay algo que decir; Dostoievsky, a través de sus personajes le da vía libre al 10mbre para que se dedique a investigar, atravesando mares, y que al final horrorizado, constate que dos y
dos son cuatro. ¿Qué sigue de allí? No hay nada más que hacer, nada que aprender. Pero si el hombre se dedica a profundizar en su conciencia, en su responsabilidad por lo que hace, en su autodesarrollo, en su autorealización, tal vez tendría más dudas y angustias derivadas de esas dudas, pero la conciencia, le hace saber que si bien vino a este mundo sin pedirlo, es responsable de realizarse, de crecer, de ser más. Nadie lo puede hacer por él, nadie más concentra tan profunda responsabilidad.
LA PERSPECTIVA DEL PODER
El enfoque de la organización como un lugar predilecto para el ejercicio del poder, ha tenido una tenue divulgación en los últimos años. Las ideas de Weber sobre la burocracia y algunos trabajos de divulgación de la sociología industrial, nos confirman que el estudio de las organizaciones no recibe mucha atención, en especial en tópicos como la disputa por el poder, la interacción colectiva y la trama de la interacción misma.
Después de la Revolución industrial, la orgl:mización del trabajo sufrió un tratamiento racionalista derivado de la ingeniería, la economía y las ciencias exactas. Inclusive, los estudios políticos sobre organización se centraron a nivel institucional teniendo como objeto de estudio el Estado.
En este artículo nos interesa la política y el poder desde el punto de vista del sujeto humano y de la acción colectiva. Entre los autores que estudian la organización como realidad política, se destaca, Crozier, a través de obras como: "El Actor y el Sistema" y "El Fenómeno Burocrático",
Crozier hace la siguiente puntualización:
" ... los problemas de la organización y nuestras modalidades de acción colectiva no son datos naturales".
CUADERNOS DE ADMINlSTRACIÓN! UNIVERSIDAD DEL V ALW N° 27/ MARZO DE 2002 155
Esos problemas no se presentan como datos espontáneos, ni como resultado automático de las interacciones, ni como la suma de determinaciones externas. Ellos surgen de las soluciones propuestas por actores relativamente autónomos, con sus recursos y capacidades. Las soluciones no son óptimas sino el reflejo de sus objetivos comunes, no son las mejores sino las posibles, no son las únicas sino las que plantean los actores. Esas soluciones son contin¡:entes en su máxima expresión, es decir, indeterminadas y por lo tanto arbitrarias. La organización puede ser entendida en términos de Crozier como un artefacto humanO que hace-POsible los comportamientos colectivos, pero al mismo tiempo condiciona los resultados y este es uno de los tópicos de nuestro interés.
Para ejemplificar esta parte, volvamos al coronel (García Márquez) aquél que "quedó convertido en un hombre solo sin otra ocupación que esperar el correo todos los viernes"; aquél que creía que la organización algún día resolvería su caso (la pensión que esperaba durante 15 años) porque hacía parte de su propósito. Aquél que mantenía la ilusión en todas sus acciones, aún cuando su mujer 10 fustigaba por el desespero, derivado de la situación, "la ilusión no se come" le decía, él replicaba "no se come pero alimenta". Obviamente, la organización no existía para el mal, no existía para someter al coronel y otros tantos miles a la pobreza y el olvido. Pero a pesar de todo lo Iwcía.
Crozier nos habla de los efectos contra-intuitivos de la acción colectiva (organizacional), en los cuales las intenciones individuales, colectivas y plenamente racionales que objetivan un propósito A, cuando son operacionalizadas en el plano organizacional, pueden perfectamente producir un resultado B. Este resultado, en el caso del coronel, es indeseable, absurdo, imprevisto y negativo. Crozier apunta: "todas nuestras acciones corren el riesgo de resultar en lo contrario de lo que buscamos realizar: el efecto contra-intuitivo está en el centro de toda acción colectiva".
Otro ejempio del efecto contra-intuitivo está en la propuesta de la burocracia de Max Weber. Este autor establece aspectos claros para alcanzar los propósitos: procedimientos racionales; jerarquía claramente definida; selecci6n y promoción de personai con base en la capacidad técnica y el mérito. En su momento se consideraban como elementos de justicia (igualdad de condiciones) y de garantía del logro de propósitos (capacidad y competencia de las personas). Sin embargo, con el tiempo la operacionalización dio como resultado una acción incompetente, clientelista, injusta y desorganizada. Tal vez, el coronel nos ayude un poco en esta parte cuando pregunta a su abogado por el recibo que el coronel Aureliano Buendía le había dado como constancia de haber entregado los baúles con los fondos de la guerra civil:
156 REcURSOS HUMANOS: UNA PERSPEcrIVA HUMANlSTAI AGUILERA e., e.
" ... son documentos de un valor incalculable" dijo el coronel. "De acuerdo" dijo el abogado. "Pero esos documentos han pasado por miles y miles de manos en miles y miles de oficinas hasta llegar a quién sabe qué departamentos del ministerio de Guerra". "Unos documentos de esa índole no pueden pasar inadvertidos" dijo el coronel. "Pero en los últimos quince años han cambiado muchas veces de funcionarios. Piense usted que ha habido siete presidentes y que cada presidente cambió por lo menos diez veces su gabinete y que cada ministro cambió sus empleados por lo me'lOS cien veces". El coronel respondió "cada nuevo funcionario debió encontrarlos en su sitio" El abogado se desesperó.
Nuevamente aparece la idea de Crozier, " ... ese mecanismo que hace que deseando el bien realicemos el mal"! !
Continuando con Crozier, vemos que considera el poder como " . .. un resultado siempre contingencial de la movilización de los actores por las fuentes de incertezas pertinentes que ellos controlan en una estructura . . ...
El hecho que el resultado se considere contingencial implica que los miembros de la organización siempre tendrán un espacio para el ejercicio del poder, en defensa de sus principios y principales intereses.
El poder no puede ser inventariado con un criterio de utilización futura; él surge de las interrelaciones entre los individuos y los grupos; es decir, el poder no tiene una existencia "per se"; él siempre es relativo al ambiente y a las partes envueltas en la relación. Foucault argumenta lo siguiente:
"Relativamente hablando, el poder no existe; existen prácticas o relaciones de poder. Lo que significa decir que el poder es algo que se ejerce, que se efectúa, que funciona ... " pag 15.
En este terreno del ejercicio del paJer es donde el individuo y los gru?OS pueden ejercer su autonomía, pueden ejercer la creatividad, la crítica y la autodeterminación, como una expresión de responsabilidad en el desarrollo de su propio proyecto: su autorrealización.
La supresión del poder de nada sirve. Crozier coloca la siguiente idea:
..... suprimir el poder no significa nada más, al final de cuentas, que suprimir la posibilidad, y también el derecho de los actores ... ".
Diferentes corrientes de pensamiento apuntan en la misma dirección: la búsqueda de la unión y de la co-
CUADERNOS DE ADMINISTRACiÓN! UNIVERSIDAD DEL V ALLFl N° 27/ MARZO DE 2002 15i
operación como mecanismos que conducen al fenómeno humano (persona) a ser más, a ser mejor, a autodesarrollarse, a autorrealizarse, a ejercer la libertad responsable frente a sí mismo, frente a los grupos (organización) y frente a la humanidad, como un todo. El hombre es el único ser dotado de pensamiento, lo cual le da el poder de crear, prever, decidir el camino a seguir, abstraer, formular ideas; y como dice Teilhard de Chardin " ... este fenómeno singular (el ser humano) posee una conciencia más evolutiva y diferente que todos los demás fenómenos". El hombre, dice, "no sabe apenas, sino que sabe que sabe", es decir, tiene conciencia sobre el pasado, el presente y el futuro.
Pero lo más interesante del fenómeno humano, es que su evolución es predominantemente cultural, y por ende, depende del conocimiento de su entorno y del conocimiento que tenga sobre sí mismo, para proyectarse, en la búsqueda de su libertad y autorrealización responsables. Esa búsqueda se realiza en relación con los otros, en los grupos, es decir, en las organizaciones. Por lo tanto, la organización al contener el fenómeno humano como lo más puro y acendrado, es también un fenómeno singular.
Si la organización es un escenario propicio para la autorrealización del fenómeno humano, entonces, es necesario desarrollar mecanismos que creen condiciones que permitan al individuo ya los grupos generar sinergia, autonomía, autocontrol, creativi-
dad y poder de decisión en ía búsqueda de resultados derivados del esfuerzo individual y colectivo; y así crear el clima propicio para asumir el compromiso moral de ejecutar el trabajo bien, en un contexto de crecimiento y desarrollo personal con calidad.
Es importante resaltar que la organización es apenas un escenario de la vida social. Una cosa es afirmar el triunfo de una sociedad compuesta por org,mizaciones. O una sociedad de mercado; otra, totalmente diferente, es afirmar que el fenómeno humano se manifiesta apenas en el contexto organizacional o en el mercado y, por lo tanto, que su autorrealización dependa de dichos contextos. De hecho, somos sometidos a una fuerte campaña ideológica que nos trata de convencer que nuestro mundo es el mundo de las organizaciones y el mercado. Es comprensible que existan intereses que propaguen este tipo de ideología. Menos comprensible es que el mundo académico acepte tal descripción ideológica, pues el fenómeno humano trasciende la organización, el mercado y los intereses que se desprenden de ellos.
Cada ser humano, por más simple que sea, por más insignificante que parezca su trabajo, representa antes que nadá, un conjunto de riquezas contenidas en sus infinitas promesas.
Siempre hay tiempo para reflexionar y recapacitar, recordemos lo que nos dice Abraham Maslow al final de su carrera intelectual: "la lección que aprendí fue la siguiente: cuando ha-
158 RECURSOS HUMANOS: UNA PERSPECTIVA HUMANISTA.! AGUILERA C., e.
lamos de las necesidades de los seres humanos, estamos hablando sobre la esencia de sus vidas; ¿cómo pude yo pensar que esa esencia podría ser colocada en una prueba de laboratorio o en un tubo de ensayo?".
BIBLlOGRAF'A CONSULTADA
CROZIER, M. O Fenómeno Burocrático. Editora U.B, Brasilia, 1973
CROZIER, M; FRIEDBERG, E. O actor e o sistema. Editora U.B., Brasilia, 1980
DE CHARDIN, Teilhard. El Fenómenc, Humano. Madrid, 1965
DOSTOIEVSKY, E Obras Completas. Aguilar, Madrid, 1964
FOUCAULT, Michael, Microfísica do poder. 11" reimpresión, ediciones Graal, Rio de Janeiro, 1995
GALBRAIT, J. Kenneth. AnatOlnia do Poder, 3" edicion, Editora Pionera, Sao Paulo, 1986
GARCIA Márquez, Gabriel. El Coronel no tiene quien le escriba. Ediciones era, Mexico, 1963
MASLOW, A .H. Motivation and personality. Harper and Row, 1970
SARTRE, J.P. O existencialismo é um humanismo. Editora abril, 1973
TOLEDO, Flávio. Recursos Humanos e Globaliza¡;ao. ET.A. Editora, 1996
TOURAINE, Alain. O canto de sereia da globaliza¡;ao: proceso de liberaliza¡;ao da economía esconde seu s intereses ideologicos. Jounal da folha, pag 6, Julio 16 1996
WEBER, MAX. Ensayos de sociología contemporánea. Martínez Roca, Madrid, 1970.
CUADERNOS DE ADMINlSTRACIÓN! UNIVERSIDAD DEL V ALLFl N° 27/ MARZO DE 2002
Paradigmas de la cultura
organizacional
Alvaro Zapata Domínguez*
Profesor titular Universidad del Valle
La reflexión sobre la cultura organizacional se inició en el anonimato absoluto, hace más de cuarenta años, por investigadores tales como Elliot Jaques (1952), Erving Goffman, Chester Barnard (1 %8) Y Paul Selznik (1957), quienes estudiaron aspectos como los valores y el estilo de dirección; sin embargo, el tema se encuentra en primer plano hoy en dia en razón de su relación con los problemas sociales, culturales. organizacionales e individuales, lo que ha permitido que el concepto adquiera mayor autonomía y sea estudiado con rigurosidad, (Amado, 1986).
LA PERSPECTIVA DE LA CULTURA CORPORATIVA
Al comienzo de los años 1980's. una severa crisis económica golpeó a Estados Unidos y a la mayoría de los países industrializados de Occidente. La caída de la actividad económica se vio agravada por el endurecimiento de la competencia internacional. yen particular la de Japón. Las empresas conocieron entonces una reducción considerable de sus márgenes de utilidades, seguida de dificultades financieras, y muchas de las empresas despidieron personal o cerraron sus puertas. Los administradores enfrentan una doble constatación: la falta de productividad de las empresas y la falta de motivación del personal.
Paralelamente. los investigadores se dedicaron a analizar los IJroblemas que enfrentan las multinacionales cuando tienen conflictos culturales. Un gran número de estudios comparó las formas de administración que se utilizan en diferentes países, surge así la corriente del "management intercultural", primer enfoque en presentar la cultura como un dato pertinente para el análisis de las organizaciones. Entre los países estudiados , Japón figura como un buen lugar por el éxito fulgurante de sus empresas que contrastaba con la recesión casi general en Occidente (pascale y Athos, 1981;, Ouchi, 1982) .. Al principio de los años 80 se ve aparecer, por un lado, una crisis que resume el fracaso del modelo racional. y por el otro, un ejempl0 de desempeño y de eficacia. en el caso de Japón. país que se destaca por una cultura bien particular. En 1982, en un célebre; best seller, «En busca de la excelencia», Peters y Waterman muestran que en la cultura está el secreto de las empresas norteamericanas que continúan prosperando a pesar de la crisis.
Estos trabajos sobre la cultura or?,anizacional, realizados desde el enfoqüe conocido como «cultura corporativa" (Corporate Culture). se inspiran esencialmente de la teoría estructural-funcional ista de Radcli ffe-Brown (1952). Este último conci~ la cultura como un mecanismo adaptativo .regulador; por analogía, la organización
CUADERNOS DE ADMJNISl'RACIÓNl UNIVERSIDAD DEL V ALLFl N° 27/ MARzo DE 2002 163
puede ser percibida como un sistema que vive adaptándose a su entorno y manteniendo un proceso de intercambio con él. La cultura aparece como una de las producciones de la organización que participa en su adaptación continua al medio. La cultura surge y es reforzada y transmitida mediante procesos de interacción en grupo.
DEFINICIONES DE LA CULTURA
ORGANIZACIONAL
Schein (1985) propone que se mire la cultura desde tres ángulos distintos pero ligados entre sí: a..'1efactos y creaciones, valores, creencias fundamentales. El primer nivel incluye nociones como las creencias sobre la relación entre el hombre y la naturaleza, la orientación temporal, las creencias sobre la naturaleza humana y el concepto del espacio y de las relaciones espaciales humanas. Este nivel contiene los "datos" de una cultura, lo que es aceptado sin cuestionamientos y lo que está escondido en la memoria inconsciente del individuo. El segundo nivel reúne los valores y la ideología, indicando los ideales y los objetivos de un grupo cultural, al igual que las vías para alcanzarlos. El tercer nivel contiene elementos como el lenguaje, la tecnología y la organización social. Cada nivel es en cierta medida una manifestación de un nivel anterior, es así como aparece la relación entre los tres niveles. El último nivel es el más visible y, en principio, el más fácil de cambiar. El
primer nivel es el más profundo y sería el más resistente al cambio.
A partir de Schein (1985), jaeger (1987) identifica varias categorías de cre~ncias que forman la base de la cultura organizacional.
La primera categoría comprende las creencias sobre las relaciones de la organización con su entorno: ¿cuál es la identidad de la organización y cuál es su papel?; ¿Cuáles son los campos en los que la organización actúa?; ¿Cuál es la posición de la organización respecto a su entorno (dominante, armonía o dominada)? La segunda categoría comprende las creencias sobre el carácter de la realidad y de la verdad y sobre las bases de las decisiones: ¿ Cómo se mira el tiempo? (orientación hacia el pasado, el presente o el futuro; duración habitual de los hechos organizacionales); ¿Orientación espacial (los iímites del espacio, utilización del espacio y las normas de distancia)? Una tercera categoría de las creencias comprende el concepto que uno se hace de la naturaleza humana: ¿el hombre es considerado como bueno, malo o neutro (o como ni uno ni otro); ¿Los hombres no cambian desde el momento en que nacen, o los hombres son capaces de cambiar para ser mejores?
164 PARADIGMAS DE LA CULnIRA ORGANlZACJONAI./ ZAPATA D., A.
- El concepto que uno tiene de la naturaleza de la actividad humana forma la cuarta categoría de las creencias fundamentales relacionadas con la cultura organizacional: se puede creer que es necesario hacer algo, que nada es imposible; se puede creer que uno está subordinado a la naturaleza y que hay que aceptar lo que suceda; se puede creer que es posible volverse alguien importante y estar en armonía con la naturaleza.
- La quinta y última categoría de las creencias fundamentales es la concepción de la naturaleza de las relaciones humanas. Una dimensión de este concepto es la definición de la base estructural de las relaciones humanas: la tradición o la familia; el grupo y el bienestar del grupo; o el individuo y la competencia individual. Otra dimensión es la base de las relaciones organizacionales, sobre todo la distribución del poder. Esta puede darse de acuerdo con los principios de autocracia, de paternalismo, de consulta, de participación, de delegación o de colegialidad.
Para facilitar el entendimiento del concepto de la cultura corporativa, se recogen a continuación las definiciones de conocidos autores sobre el tema:
ParnAllaire y Frrsirotu(1984), lacultura es un sistema que reúne los aspectos expresivos y afectivos de la organización en un sistema colectivo de significados simbólicos: los mitos, las ideologías y los valores.
Para Rocher (1968). la cultura es un conjunto unido de formas de pensar. de sentir y de actuar más o menos formalizadas que son aprendidas y compartidas por una pluralidad de personas y que sirven de manera objetiva y simbólica para reunirlas en una colec. tividad particular y distintiva.
Para Deal y Kennedy (1982), la cultura es el conjunto de creencias, de símbolos, de lemas, de héroes y de ritos en la empresa.
Para Davis (1984), la cultura organizacional representa un tema unificador pero escondido que da una dirección y una movilización en el ámbito de los recursos.
Para Lemaitre (1984), la cultura es un sistema de representaciones y de valores compartidos por todos los miembros de la empresa.
Para Ouchi (1981), la tradición y el clima constituyen la cultura de una compañía.
Más o menos completas, más o menos complejas, estas distintas definiciones evocan valores, símbolos, mitos, filosofías de administración, creencias compartidas, lenguaje, códigos, ritos, ceremonias, anécdotas, sagas, normas, etc. Las sutilezas entre todas las definiciones formuladas son notables pero si uno se esfuerza por encontrar el común denominador, se
CUADERNOS DE ADMINJSJ1tACJÓNI UNJVEIISIIW) DEL V AU.EI N" 27/ MARZO DE 2002 . 165
ve que la cultura es un conjunto de elementos, más o menos tangibles, producidos y sobre todo, poseídos por la organización. Dicho de otra manera, la organización tiene una cultura al igual que posee una estructura o una tecnología. La cultura es una variable organizacional que moldea la identidad de la empresa.
En resumen, en la perspectiva funcionalista,la cultura organizacional es una variable construida por los individuos miembros, con el fin de realizar ciertas funciones indispensables para la supervivencia de la organización.
DIFERENCIAS EJnRE CLIMA,
IDENTIDAD Y CULTURA
Para los defensores del enfoque de la "cultura corporativa", estas tres nociones son dependientes entre sí.
El clima, está compuesto esencialmente por las percepciones y las apreciaciones individuales que cada uno de los miembros de un grupo tiene respecto a las funciones y al entorno físico y social del trabajo.
La identidad, según Nizard (1983), se refiere a la especificidad de la organización. Esta adquiere forma de acuerdo a la organización de un nombre, de un lugar, de un producto, de una tecnología o sencillamente de un éxito representativo de la empresa.
Vemos entonces que, con relación al clima, la cultura se refiere a una visión compartida en distintos niveles; mientras que con relación a la identidad,la cultura es una expresión de ésta.
LOS COMPONENTES DE LA CULTURA
ORGANIZACIONAL
La cultura se compone de diversos elementos que se refieren a un orden de significaciones compartidas por un grupo humano y que conciernen:
Los valores son percepciones que los miembros de una organización construyen con relación a las situaciones, a las acciones y a los objetivos de la empresa. Estos representan la manera como deberían ser las cosas.
Los símbolos son los mecanismos de reproducción de la cultura que están cargados de información.
El lenguaje representa la manera específica que tiene una organización de expresarse y que es compartida por todos los miembros.
Los mitos toman la forma de historias que relatan la fundacion de la organización o que ponen en juego los valores.
El héroe es el que se da como ejemplo, ya sea porque es el fundador de la organización, o porque corresponde exactamente a los valores movilizados por la cultura de la organización.
LAS FUNCIONES Y ROLES DE LA
CULTURA ORGANIZACIONAL
El individuo se apropia de la cultura organizacional porque ésta le permite satisfacer ciertas necesidades. Según Schein (1985), una cultura organizacional tiene dos grandes funcio-
166 PARADIGMAS DE LA CULTURA ORGANlZAClONAIJ ZAPATA D., A.
nes: la adaptación de la organización al entorno externo y la integración interna. Para la adaptación al entorno, la cultura define la misión y la estrategia de la empresa, los objetivos organizacionales, y los medios para alcanzar los objetivos. Ella permite medir el progreso realizado en el logro de los objetivos y operar los correctivos. Para facilitar la integración interna, la cultura organízacional da a sus miembros un lenguaje, expresiones y categorías conceptuales comunes. La cultura define los grupos y determina cuáles son los miembros.
La cultura comprende también los criterios utilizados para la adquisición y la distribución del poder y del estatus, las reglas que regulan las relaciones amistosas entre los miembros de adquisición y la distribución del poder y del estatus, las reglas que regulan las relaciones de amistad entre los miembros, la organización, las recompensas y las sanciones sobre el comportamiento y por último la ideología o "religión" que da sentido a los eventos organizacionales, (Jaeger, 1987).
Definidos como sIstema de signos, de símbolos, de ritos, etc., los artefactos de la cultura pueden utilizarse f:n el enfoque de la "cultura corporativa" para conferir identidad a la organización. Efectivamente, como existe una estrecha relación entre estos artefactos y los valores y creencias que los sustentan, éstos contribuyen a forjar entre los miembros representaciones mentales de la empresa y de su funcionamiento. También permiten concebir
las acciones en términos semejantes, moldean la realidad de los miembros y permiten su reconocimiento e identificación con la empresa. Desde esta óptica la visión cultura es entonces profundamente comunitaria.
Lemaitre (1984) explica muy bien que "la ventaja de la cultura como instrumento respecto de otras herramientas es que resuelve los problemas de integración entre los miembros y los departamentos". Una admmistración a través de la cultura es una administración con carácter integrador. La cultura es considerada como un instrumento de socialización de los miembros a través de los administradores. Se habla entonces de una colectividad unida, de una entidad consensuada orientada por los valores definidos en función de los objetivos del sujeto único, la empresa. Para los seguidores de la corriente de "cultura corporativa" la cultura dirige la acción de los miembros, guía los comportamientos Lemaitre (1984) Y aporta soluciones (Schein, 1985)
En resumen, en la medida que permite descentralización, comunicaciones más abiertas, responsabilidad a todos los niveles, etc., la "gestión cultural" ofrece mayor flexibilidad y capacidad de adaptación a los cambios que las modalidades más mecánicas. Comparada con otras modalidades de control, la cultura representa una herramienta y es también causa de buenos resultados y, según ciertos autores, puede incluso en ocasiones, representar el factor determinante de éxito (Peters et Waterman, 1982)
CUADERNOS DE ADMINISTRACIÓN! UNIVERSIDAD DEL V ALLFi N" 27/ MARZO DE 2002 167
LAS TAREAS DEL DIRIGENTE
Como lo señalan con insistencia Reiuer et Ramanantsoa (1985), las tareas del dirigente han sido objeto de un gran esfuerzo de reflexi6n en la literatura norteamericana moderna.
La primera de estas tareas es la de construir una estrategia, es decir, decidir en qué se va a convertir la empresa y de qué manera. Si durante los años 70 se progres6 mucho en la utilización de instrumentos cuantitativos de ayuda para la decisi6n, en la actualidad se presta mucha atención al aspecto simb6lico de la estrategia, y se reconoce que ésta no puede disociarse de aquellos para quienes será significativa y que la harán funcionar. La segunda tarea del dirigente es la de diseñar una estructura que sea adecuada a la estrategia determinada La tercera tarea es la de construir sistemas de gestión que permitan enfrentar los problemas de gestión con rutinas eficaces para reducir la incertidumbre de la acción colectiva. La cuarta es la de constituir un grupo humano capaz de poner
a funcionar la estrategia. Estas cuatro tareas son bien conocidas desde hace tiempo. En los últimos años la atención se concentrado en dos tareas suplementarias especialmente con el enfoque de "cultura corporativa", al retomar estudios pioneros mucho más antiguos, como el de Bamard (1938) Y el de Selznik (1957) : el trabajo sobre el estilo y sobre los valores. El dirigente comparte sus valores con todos y propone un estilo ejemplar para la organización.
EL PAPEL DEL FUNDADOR
La cultura organizacional nace de las necesidades del individuo, de los mecanismos de grupo y de la influencia del liderazgo del fundador de la organización 1 • Para dar una orientaci6n a la cultura y para resolver los inevitables conflictos que acompañan el nacimiento y la defmición de los valores y de las normas culturales se requiere un fundador relativamente fuerte. La mayoría de organizaciones que tienen una cultura propia bien definida han llegado a este estadio gracias a la influencia de un fundador fuerte. 2 Según Jaeger (1987), es el fundador o el grupo fundador el que ha tenido una visión de la organización y ha atraído
Ver al respecto: Ouchi (1981), Ouchi et Jaeger (1978), Schein (1985), citados por Jaeger ( 1987) Ver al respecto: Deal et Kennedy (1982). Ouchi (1981), Peters et Waterman (1982), Schein (1985), citados por Jaeger (1987)
168 PARADIGMAS DE LA CUL1lJRA ORGANIZAClONAIJ ZAPATA D., A.
gente que la ha compartido. La incertidumbre que se presenta en los primeros pasos de la nueva empresa obliga al grupo fundador a estar muy unido para orientar a los demás y tomar las decisiones difíciles. Si la empresa tIlUo.··
fa, el camino recorrido y los valores que han orientado las decisiones hacen parte del "folklore" de la organización y la siguen guiando) .
Para Schein (1985) el papel fundamental del fundador de la empresa en la creación de la cultura, se expresa en las soluciones propuestas por el fundador para resolver los problemas que se plantean a la empresa, las cuales se convierten en modelos o marcos de razonamiento para los demás miembros. Los valores implícitos en este saber-hacer se asimilan progresivamente y de este proceso de aprendizaje emerge la cultura de la empresa naciente. Cuando la empresa crece, el papel de los dirigentes no es tanto el de crear la cultura como el de mantenerla transmitiéndola a quienes van llegando.
EL PAPEL PREPONDERANTE DEL LfDER
Schein (1985) identifica al líder con cinco mecanismos primarios. Estos mecanismos que sirven para implantar y mantener la cultura organizacional son los siguientes, (Jaeger, 1987):
Aquello a 10 que los dirigentes prestan atención, lo que miden
y controlan, 10 que ponen en evidencia y que consideran como importante, son una guía para el pensamiento de los demás. Las reacciones de los dirigen·· tes ante los incidentes difíciles y ante las crisis señalan cómo comportarse en una situaciór; semejante. El ejemplo de los dirigent~s. Estos son modelos de comportamiento a seguir porque enseñan y refuerzan deliberadamente los valores y comportamientos deseados. Los criterios establecidos por los dirigentes para la entrega de recompensas y del estatus también deben reforzar los comportamientos deseados. Los criterios estableciaos por los diriger.tes para contratación, selección, promoció¡;, despido y "excomunión" definen la personalidad de la organización.
Como los administradores tienen control sobre la mayoría de artefactos culturales de la empresa, el estilo de dirección adoptado por éstos debe reflejar los grandes valores de la empresa. El estilo de dirección se convierte de hecho en artefacto que traduce la cultura de la organización, pero no se puede reducir la cultura solamente al estilo de gestión que no es el único
Ver al respecto: Wilkins (1979), citado por Jaeger (1987)
CUADERNOS DE ADMlNISfRAClÓNl UNIVERSIDAD DEL V ALLFl N" 27/ MARZO DE 2002 169
factor responsable de su emergencia. La acción de los administradores sobre los artefactos culturales no obstante es considerada por los seguidores de la "cultura corporativa" como el factor determinante en el tipo generado de cultura.
LA GESTIÓN DE LOS RECURSOS
HUIIIANOS
El contexto en que surge el concepto de cultura organizacional condiciona su desarrollo teórico. Es claro que los administradores y teóricos buscan en el contexto un concepto salvador, un "principio explicativo del éxito", como escribe Lemaltre (1984), que va a resolver al mismo tiempo los problemas de motivación y de gestión de recursos humanos, el desfase entre la concepción y la realización de los planes, entre la necesaria estabilidad y el imperativo de adaptación permanente. La organización debe ser el soporte de la cultura corporativa.
Ouchi (1980) y Jaeger (1983,1987) enfatizan en las políticas de organización que sustentan una cultura organizacional. Señalan que la selección del personal (en particular de los ejecutivos) resulta muy importante para garantizar la continuación de la cultura organizacional. Para que una cultura funcione, sus miembros deben compartir los valores de ésta. Todo eso es más fácil de garantizar cuando los nuevos empleados ya comparten esos valores. Por consiguiente, se contratará mediante selección a los empleados que ten-
gan las habilidades requeridas para el trabajo solicitado y que de cierta manera comparten los valores de la cultura de la organización. Se debe establecer, entre otros criterios de selección, un índice de conformidad previo. Las entrevistas se pueden realizar con el fin de comunicar a los candidatos los valores de la organización y verificar su posible compromiso al respecto. El período de orientación puede constituir una ocasión especial para sensibilizar a los nuevos miembros hacia los valores de la organización. Según Jaeger (1987) la socialización y la pasantía también juegan un papel importante en el mantenimiento y transmisión de la cultura organizacional.
Más que los aspectos técnicos de su trabajo, el nuevo empleado debe aprender los valores, las normas y las expectativas de la cultura organizacional. Esto se hace de manera formal e informal. La orientación formal de los nuevos empleados incluye sesiones que describen la historia de la empresa y las experiencias que han fOljado su orientación actual. Del lado informal, se aprecian muchas interacciones entre los miembros de la organización: los eventos sociales, durante o justo después de la jornada de trabajo, la presencia regular de administradores en las fábricas (peters et Waterman, 1982), la toma de decisiones en grupo, la realización de carrera que se caracteriza por la rotación de un empleado de un departamento a otro y el sistema de "tutores" según el cual un empleado más antiguo asume la orientación de un empleado
170 PARADIGMAS DE LA CULTURA ORGANIZAOONAIl ZAPATA D., A.
nuevo y le ayuda a comprender y asimilar la cultura organizacional. Jaeger (1987) concluye que todos estos procesos estimulan la comunicación y la interacción entre las personas en tomo a temas en los que está presente la cultura organizacional; muestran a los miembros de la organización lo que es la cultura y la refuerzan. Estas interacciones también refuerzan la pertenencia a la comunidad organizacional y permiten establecer un contrato sicológico entre los empleados y la dirección. En síntesis, la administración de los recursos humanos busca una mayor adhesión del empleado a los valores preconizados por la empresa.
EL PROYECTO DE EMPRESA
Con el fin de dar un aspecto concreto a la "gestión cultural", de hacerla más accesible para transmitirla !Ilejor, se inventó el proyecto de empresa. Encamación última y vehículo de la cultura al servicio de los logros "el proyecto de empresa es un documento escrito, formalizado, visible que marca una referencia permanente para la empresa (Thévenet, 1986). Comprende las finalidades (humana, de producción, económica, nacional), los imperativos y el sistema de valores de la organización. Gracias a éste la organización espera enfrentar sus problemas, moviIizar a su personal y constituir una referencia. En otros términos, el proyecto expresa la cultura de la empresa y la dirección que se quiere dar a su evolución. El proyecto de empresa se materializa
en la fonnulación de la misión, visión, los principios, los valores y el propósito estratégico de la organización.
LOS APORTES, LAS CRfTICAS y LOS LIMITES
LOS APORTES
Los teóricos de la "gestión cultural" establecen un marco de análisis que permite centrar la atención sobre algunos elementos humanos de la organización, especialmente fenómenos de mentalidad colectiva en la vida de trabajo, (Sainsaulieu, 1990). El énfasis sobre el aspecto cultural de las empresas permite así mismo una reinterpretación de algunos procesos tradicionales de gestión. La especifiCidad de cada empresa se actualiza y discute en una perspectiva cultural. Como cada empresa tiene su propia historia, sus objetivos y su espacio estructural y normativo, pueden observarse identidades di versas. Según Thévenet (1986) no se puede hablar de modelos para que todos imiten sino de la coherencia que debe mantenerse entre los modos de funcionamiento adoptados y la personalidad de la empresa.
La actualización de este fenómeno ha permitido igualmente destacar el papel importante de quienes detentan el poder en cuanto a la influencia que poseen sobre la elaboración del sistema de valores que guía la organización mediante su actitud y su visión de la empresa, (Morgan, 1986). De esta ma-
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nera abren a estos últimos nuevos medios para reflexionar y crear la acción organizada, destacando dimensiones, a menudo muy olvidadas, como la influencia del lenguaje, las ceremonias y otras prácticas sociales constitutivas de la identidad de las personas y de las organizaciones.
LAS ClÚTlCAS
Una de los mayores reproches que ha suscitado la corriente de la "cultura corporativa" es que provocó tal engolosinamiento, que una gran cantidad de administradores y consultores creyeron que podían crear de cualquier cosa nuevas formas de conciencias organizacionales, (Morgan, 1986). Casi de manera automática deberían llevar el personal a trabajar mejor y a estar más satisfechos de su suerte, todo esto sin que hubiera ningún cambio en la estructura organizacional y en el contenido de trabajo. Ante la angustia de los administradores y en relación con los otros modos tradicionales de gestión, resulta seductor el vocabulario ligado a la cultura: se encuentran connotaciones religiosas, sicológicas y esotéricas y la cultura parece investida de virtudes mágicas y explicativas. Más exactamente, la cultura aparece como un lubricante organizacional, un elemento de cohesión que debe permitir limar todas las asperezas. La mayoría de estos investigadores, influenciados indudablemente por la analogía con estudios etnográficos realizados en pequeñas socieda-
des primitivas, tomaron como cierto que la organización en su conjunto es una base sólida para realizar un buen análisis cultural. Y cuando se observaban las variaciones culturales internas, éstas se minimizaban y se atribuían a una falta de cultura. Se acostumbraba de esta manera a oponer las fuertes culturas homogéneas a las débiles culturas heterogéneas.
Desde el momento en que se habla de signos, de símbolos, de lenguaje o de rituales, se entra en relación con elementos que constituyen la identidad de la persona. No obstante, Galambaud (1987) subraya que parece que la administración se haya atribuido la posibilidad de emplear estos conceptos, sin preocuparse demasiado por el recorrido personal de cada uno de los miembros de la empresa. Estos conceptos se convirtieron en instrumentos que permiten a los dirigentes la difusión de valores que orientan la reflexión y la acción del conjunto de empleados.
Si autores como Pascal e y Athos (1981) Y Ouchi (1981), reconocen que el estilo del mensaje y los valores que los dirigentes preconizan, tienen un impacto simbólico sobre la organización, hay que decir que a menudo se quedan en la prescripción normativa sobre los valores y el estilo, lo cual tiene rasgos de manipulación, (Reiuer et Ramamantsoa, 1985). Es así como Garneau (1985), escribe que el súbito interés por la cultura organizacional resulta menos de un progreso en los conocimientos que de una crisis de confianza y de un sentimiento de in-
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quietud de los gerentes americanos frente a la competencia japonesa de los años 1980's. Como la gestión tradicional y los instrumentos clásicos de pronto resultan ineficaces, los administradores esperan nuevos instrumentos de conocimiento y fuentes de inspiración originales. Al respecto escribe D'Iribarne (1983) : "hablar de cultura puede constituir precisamente una manera de exorcizar con palabras algo que cuesta asimilar y que inquieta"
Aktouf (1990) señala abusos en la utilización de las palabras "cultura" y "mitos". Explica que "la cultura supone un pasado común, una historia compartida, construida colectivamente en el tiempo y suficientemente integrada para ser transmitida de generación en generación". Se pregunta entonces qué significa para autores como Schein (1985) Y Allaire y Firsirotu (1988) la noción de "cambio cultural" cuando se sabe que los antropólogos cuando abordan estos conceptos consideran horizontes temporales a escala de las civilizaciones. Enseguida critica el hecho de que la noci6n de "mito organizacional" desempeñe el mismo papel que para los teóricos de la "cultura corporativa" el del mito en una cultura a escala social. En primer lugar porque la noci6n de mito tal como es empleada para estudiar los fundamentos de las culturas pone en escena a "héroes miticos" considerados sobrenaturales, mientras que la que se utiliza en el campo organizacional, pone en escena a dirigentes o personajes
que no pueden calificarse de esta manera. En segundo lugar, porque la noción de mito supone acci6n e identificación: los empleados difícilmente pueden identificarse con los héroes puestos en escena por el relato mitico de la empresa, pues ese héroe generalmente se caracteriza por condiciones de vida y un status muy diferente del suyo. También porque la reapropiación del mito por parte de los individuos debe pasar por la acción, es decir, que debe haber congruencia entre mitología y participación, realidad vivida en las relaciones de trabajo. La historia mítica o el discurso no bastan para modificar los comportamientos, es necesario que el discurso cultural tenga un lazo con la cultura de la empresa que surge de las prácticas diarias.
Aktouf (1990), reprocha a algunos como Lemaitre (1984) que confunda completamente mitos y leyendas, sagas, cuentos, historias y anécdotas para luego conferirles uno de estos "status" a relatos que evocan las historias y los personajes que crearon la empresa por ejemplo, o incluso, los actos heroicos de los personajes claves así como diversos cuentos y fábulas. Citando a Malinowwski (1975) explica que "uno se hace culpable de una grave confusión cuando pone sobre el mismo plano géneros tan distintos como el cuento popular, la "saga" y la leyenda sagrada o los mitos !" Utilizados fuera de su contexto y sin discernimiento, estos conceptos pierden todo poder explicativo y no permiten un análisis válido.
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El discurso de la "cultura corporativa" se sitúa en toda una tradición de medios o de fónnulas ideológicas empleadas por los dirigentes para garantizar que las acciones de los miembros de la empresa tienden a servir a sus propios objetivos. Este medio para manipular el comportamiento y ganar la cooperación de los trabajadores tiene la ventaja de proporcionar a quienes la utilizan, una apariencia de legitimidad. La cultura se convierte claramente en un elemento en los procesos de demarcación y control que se practican en las organizaciones. Es un elemento de la ideología administrativa ya que los admInistradores la utilizan conscientemente para obtener el apoyo que permita el logro de sus objetivos (Smucker, 1988). La cultura se presenta entonces como un nuevo medio de control y de dominación, ya sea por el control de lo infonnal, o de la irracionalidad. Esta última noción siempre se ha asociado a lo simbólico y a lo imaginario. La cultura como instrumento de gestión permite la manipulación de los artefactos de tal manera que esta irracionalidad tiende hacia la racionalidad que caracteriza al proyecto gerencial. La más bella ilustración de este proceso se encuentra en "En busca de la excelencia" de Peters et Watennan que se presenta como un catálogo de recetas nutrido por la ideología de los dirigentes.
En conclusión: la cultura no es un instrumento de gestión neutro, es el
reflejo de quienes tienen el poder en la organización y permite un nuevo medio de control y de dominación. La cultura hace circular discursos y representaciones alimentados por la ideología del dirigente, es decir "letanias del tipo motivación-satisfaccióncomunicación-eficacia" (Aktouf, 1990)
LOSÚMrTES
A pesar de que abundan las prescripciones para implantar una cultura en una organización existente, hay pocos ejemplos documentados de éxit04 •
Algunos autores señalan incluso que las empresas que poseen una fuerte cultura se ven abocadas a ciertos problemas. Primero estas empresas conocen, según Galambaud (1987), una tasa de movilidad muy elevada entre el personal más reciente por el hecho de que un espíritu comunitario supone un cierto encierro en sf mismo y no admite la divergencia.
Según Margan (1986), quienes siguen este enfoque comprenden y definen la cultura de manera mucho más fragmentaria y superficial de lo que en realidad es, porque importan indiscriminadamente algunos conceptos antropológicos, desconocen los múltiples lugares de aprendizaje en los que los individuos se confrontan e ignoran los fenómenos de fragmentación, subordinación y legitimación. Esto es lo que en definitiva permite a estos teóricos ofrecer a la clase dirigente un
Ver a! respecto: Una! (1983), citado por Jaeger (1987)
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medio para orientar a los miembros hacia el logro de los objetivos de la empresa.
La cultura no puede reducirse a un campo específico y autónomo que se expresaría en elementos que podríamos calificar como puramente simbólicos. Al describir la cultura de esta manera instrumental, el enfoque "cultura corporativa", deja entrever posibilidades de cambios rápidos, de fác il manipulación y atribuye a los administradores la responsabilidad de fOljar y perpetuar la cultura de empresa. Esta defillición da lugar a abusos, pues a. menudo la cultura se confunde con el estilo de gestión como si los actos y discursos de los dirigentes por sí solos constituyeran una cultura. Sin embargo, como dice Galambaud (1987), "la acción cultural tampoco es un acto de magia que, por la sola fuerza del verbo convertido en fórmula, genera rupturas en los comportamientos de los hombres".
Igualmente, explica COI! Sainsalilieu (1983), que la acción cultural es un proceso que demanda tiempo y que nunca tiene consecuencias inmediatas. Como la cultura de la empresa surge de su funcionamiento cotidia· no, cualquier cambio de comportamiento demanda, más que un discurso, un cambio en la práctica. Estos cambios requieren tiempo y no ten· drán nunca el efecto directo buscado ya que como lo explica Aktouf (1990) : "la cultura es un inevitable movimiento dialéctico entre actividad económica, vida social y simbólica, donde
la infraestructura (los fundamentos) sostiene e impregna a las superestructuras (ideas, ideologías, conocimientos, creencias)".
CONCLUSIÓN
El llamado enfoque "cultura corporativa" se sitúa claramente en el paradigma funcionalista: la cultura se concibe como una variable que cumple ciertas funciones especialmente las de integración y motivación. Cuando una sultura es disfuncional. es decir, cuando no contribuye a los buenos resultados de la empresa, los dirigentes deben emprender su cambio con el fin de que cumpla los objetivos organizacionales. Este enfoque supone que existe consenso y armonía al interior de la organización. La idea de compartir que se perfila detrás de la cultura supone que va a resolver las diferencias entre dirigentes y dirigidos, el!tre aspectos formales y simbólicos. Cuando .. pesar de todo se presentan conflictos, se negocia una solución, se pone en marcha un cambio lento de cultura que apunta a una mejor adaptación de la cultura a los objetivos de la organización. La "cultura corporativa" se interesa por las consecuencias de la cultura, es decir, por los logros y no duda en ubicar bajo la rúbrica "cul· tura empresarial" simples políticas de administración tales como ... "nunca contratar personal sindicalizado" (Aktouf, 1990: 576). La cultura es una variable, un instrumento al servicio de los administradores para conducir la
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empresa hacia el éxito. La organización es vista desde la perspectiva de una de sus partes, una de sus producciones y no en su complejidad. Luego de apropiarse del control del producto, luego de apropiarse del control del proceso, el patrón desea apoderarse ahora del sistema de valores del trabajador.
El enfoque de la "cultura corporativa"5 plantea una visión instrumental de la cultura y la considera como una variable que cumple ciertas funciones (integración, motivación) y que los dirigentes pueden modificar o imponer según su deseo para conducir la organización hacia el éxito. Esto hace que algunos confundan cultura y estrategia. Una buena estrategia de los dirigentes consistiría entonces en escoger la cultura apropiada para evitar los problemas organizacionales. Por ejemplo, la "cultura de clan" permitiría evitar la sindicalización del personal (el caso del Japón), mientras que la "cultura de confrontación" favorecería la sindicalización (el caso de Francia).
LA PERSPECTIVA HUMANISTA· RADICAL
El enfoque humanista radical se desarrolla en oposición a la función utilitarista que se le ha querido atribuir a la
cultura6 • El cuadro teórico desarrollado por esta perspectiva va a las raíces del fenómeno cultural inspirándose directamente de la antropología.
La cultura es considerada en su contexto global, incluyendo la sociedad, y el análisis se hace con profundidad mediante ia comprensión de los esquemas de significación subyacentes en las interacciones de los indiVIduos al interior de la orga!lización.
Esta perspectiva aporta ¡as dimensiones centrales de lo que es una cultura, aquello que la constituye y fundamenta (Aktouf, 1990). El punto de vista parece original y susceptible de aclarar los conocimientos frente a un fenómeno como el de la cultura, donde la corriente dominante ha sido sobre todo la del funcionalismo de la corriente de la cultura corporativa. Para la perspectiva humanista radical, la cultura aparece como una realidad heterogénea y diferenciada y comprende, según Aktouf (1990), las dimensiones siguientes:
La cultura es un conjunto complejo y multidisciplinario de casi todo aquello que constituye la vida en común en los grupos sociales. Ak:touf cita la celebre definición de Tylor (1871), para quien la cultura es "ese todo complejo que mclu-
Ver en este sentido: Ouchi (1981). PascaJe and Alhos (198 J). Peters and Waterman (1982), Peters and Austin (1985), Smircich (1983). Ver en este sentido: Crozier (1989), Sainsailieu (1983). Chanlat el Dufour (1985), Chanlat el Bédard (1990), Dejours (1980), Morgan (1986), Girin (1990), Aktouf (1986, 1988, 1989, 1990, 1992), ValJée (1985), Syrnons (1988), Srnucker (1988).
176 PARADIGMAS DE LA CULTURA ORGANlZACIONAIl ZAPATA D., A.
ye los conocimientos, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres y todas las demás capacidades y costumbres adquiridas por el hombre como miembro de una sociedad". También considera la célebre definición de Linton (1945), para quien la cultura es "la suma de conocimientos, de actitudes y de modelos habituales de comportamientos que tienen en común y que transmiten los miembros de una sociedad en particular". La cultura implica una interdependencia entre historia, estructura, condiciones de vida y vivencias subjetivas de las personas. Aktouf considera que en todo estudio sobre la cultura, es indispensable no separar aquello que constituye la estructura (sistemas de posiciones, de reglas de interacción), de aquello que está en la historia, en el desarrollo, en el transcurrir de la vida en común de las personas, que a su vez influencia los comportamientos y las relaciones de las personas. La cultura es un conjunto de elementos en relaciones dialécticas constantes: concretaseconómicas, sociales y simbólicas. Aktouf se apoya en Godelier (1969, 1973) Y Vallée (1985), quienes explican, a partir de Marx, y particularmente
de Engels, como toda sociedad humana está sometida, en la construcción de ella misma como sociedad, a una dialéctica fundamental entre tres niveles o sistemas: el sistema de producción de bienes materiales (economía, intercambio, bienes y mercancías, técnicas, ciencias, etc.), el sistema de producción de bienes sociales (reglas, leyes, costumbres, normas, etc.) y el sistema de producción de bienes inmateriales (magia, religiones, símbolos, creencias, etc.) La cultura puede ser una cultura de oposición o de diferencias al interior de una misma comunidad. Una cultura no significa unidad u homogeneidad o monolitismo, señala Aktouf. En este sentido, cita a Dumond (1979), quien estudiando las castas de la India mostró como éstas se articulan a un sistema cultural basado sobre una paradoja: la globalidad y la oposición. Igualmente cita el concepto de "espacio social" propuesto por Condominas (1980), según el cual en un mismo conjunto cultural pueden cohabitar "amigos y enemigos". La cultura es algo complejo y selectivo, constituido de "representaciones mentales" relacionando lo material y lo inmaterial. Para ilustrarlo, Aktouf cita a Vallée (1985): "La única
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concepción de lo existencial que es inteligible al hombre, es la suya; nada de sorprendente entonces que para dar una significación, o una explicación, a este universo (natural y social) de lo desconocido y complejo, proceda por analogía con su propia realidad concreta." ( ... ) "Ei mundo material está en armonía rigurosa con el mundo inmaterial" ( ... ) "Las representaciones se construyen a partir del estimulo transmitido por el medio ambiente, es decir por el grupo cultural al cual pertenecemos, el medio de trabajo en el cual nos desempeñamos, el circulo de amigos que frecuentamos". La cultura está organizada, sostenida y mantenida por elementos constitutivos indispensables y universales, entre ellos en particular el mito. Aktouf señala que el mito se articula inevitablemente a la acción y a las convicciones colectivas a través del proceso de constitución de los sistemas de representaciones que constituyen el marco y justificación de los comportamientos. Como lo señala Vallée (1985), "un mito traspasa en su lenguaje no solamente las relaciones de los hombres con la naturaleza, sino también las relaciones entre ellos", lo cual nos remite al problema de la identidad, aspecto central de la cultura.
HISTORIA, SOCIEDAD Y SUBCUL lVRAS
Los seguidores de la perspectiva humanista-radical utilizan una perspectiva histórica que permite insistir sobre el contexto en el que sé efectúa el desarrollo de la cultura organizacional; en este sentido, la emergencia de subculturas puede provenir de las bases de la sociedad, de las estructuras culturales de los miembros y del funcionamiento y organización misma de la empresa.
Según Thevenet (1986) la organización puede ser descrita como "un tejido de subculturas que corresponden a grupos que han desarrollado una identidad distinta al interior de las organizaciones y que poseen su modo de representación, su propia relación en el trabajo y en la empresa, su manera de mirar la vida en la organización, sus percepciones y su patrimonio común de experiencia y análisis de esas experiencias" .
Para Sainsaulieu (1990), el desarrollo de subculturas en la organización puede ser observado vía las bases sociales de las estructuras culturales de sus miembros, o por su estructuración al interior de las relaciones de trabajo. También pueden surgir del funcionamiento y organización de la empresa, de la división del trabajo, de las estructuras verticales y horizontales y de la departamentalización que favorecen su desarrollo.
Puesto que el desarrollo de subculturas proviene de la pertenencia social de sus miembros y de las inte-
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racciones al interior de la organización. y dado que cada una contiene historias diferentes. desigualdades y referencias divergentes. la imposición única de la cultura de los dirigentes es problemática. En primer lugar porque esta cultura es una entre varias y se inscribe entor:ces en un marco de relaciones que pueden ser conflictivas. Una cultura de consenso alrededor d:! la cultura de los dingentes supondría un proceso político de negociación más que la imposición simple y llana de la concepción y valores de un solo grupo; como lo señala Morgan (1986). ¡os seguidores del enfoque "cultura corporativa" han eliminado la dimensión política subyacente en este proceso.
Aktouf (1990). afIrma que la cultura orgaruzacional no elimina ni la alienación ni la dominación social. El peder en la organización es el reflejo de las clases en la sociedad y su lugar en la organización; de esta manera, los intereses y los valores dominantes representan ampliamente los de la clase dominante. Como lo indica Sainsaulieu (1987), la cultura se convierte en la correa de transmisión de los valores y racionalidad que reproducen el sistema social y las relaciones de fuerza existentes; luego existe una transferencia directa de la estructura social de clases de la sociedad a la cultura de la organización.
La propuesta humanista-radical, considera el discurso cultural de la perspectiva de la cultura corporativa como una forma ideológica empleada
por los dirigentes para asegurar que las acciones de los miembros de la organización se dirijan al logro de los objetivos planteados por ellos. Como lo precisa Smucker (1988), la cultura es un elemento de la ideología de gestión, puesto que los dirigentes la utilizan conscientemente para obtener el ~'espaldo necesario para el logro de sus objetivos.
De esta manera, la cultura de empresa retoma, articula y completa de manera propia un conjunto de aspectos o rasgos que provienen de las culturas nacionales, de las culturas regionales. de las culturas profesionales, de los grupos sociales, etc. Por esto Sainsaulieu (1990), al descnbir diversas formas de cultura, admite que es posible observar dentro de las empresas fenómenos de identidad y de mentalidad colectiva diferentes, que se derivan de los valores y de los modelos de comportamiento que instituyó la denominada Escuela de la Administracion Clásica, con la forma de dirección que se sustenta sobre los valores autoritarios, el respeto a las jerarquías, la división del trabajo, las áreas funcionales y el proceso administrativo. Se pueden observar, entonces, en la empresa, las referencias a culturas obr~ras. a culturas de los técnicos, a los valores profesionales de las distintas profesiones, la referencia tecnocrática propia de los ambientes de los ingenieros, la experiencia sindical de la lucha obrera, del conflicto social y de la negociación colectIva. Es claro que entre las diferentes culturas que po-
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seen sus características propias pueden existir contradicciones, siendo estas a su vez portadoras de lógicas diferentes y algunas veces antagónicas.
No se trata, para los autores citados, de hacer prueba de un cierto determinismo social y de importar directamente en la empresa los conflictos sociales; estos últimos se desarrollan al interior de las relaciones de trabajo, es decir en la experiencia cotidiana del trabajo en grupo y a través del desarrollo de los sistemas de valores y de representaciones constitutivas de la realidad organizacional. En este sentido Morgan (1980) plantea una realidad organizacional socialmente construida por los miembros que la componen. La emergencia de subculturas puede iguahnente provenir del funcionamiento y de la estructura organizacional misma de la empresa; las jerarquias verticales, la diferenciación horizontal y las diferentes áreas o servicios favorecen, también, el desarrollo de sulculturas. Louls (1983), al explicar que estos ámbitos organizacionales constituyen lugares de contacto regular entre los miembros de la organización, señala que ellos imponen una interdependencia estructural entre estos últimos y le suministran un marco de afiliación; las subculturas producidas así pueden igualmente ser portadoras de intereses divergentes y ser fuente de conflictos en la organización. En la medida que el desarrollo de las subculturas proviene de las afiliaciones sociales de los miembros y de
las interacciones al interior de la organización y puesto que cada individuo es portador de historias diferentes, de desigualdades y de referencias divergentes, la imposición de una sola cultura. la de los dirigentes, parece ser bastante problemática. En primer lugar, porque esta cultura es una entre muchas otras que existen y se inscribe, por lo tanto, en un marco de relaciones que puede ser conflictivas. Una cultura consensual alrededor de la cultura de los dirigentes supondría un proceso político de negociación. La perspectiva humanista-radical muestra que, mas que ser creada por los dirigentes, la cultura organizacional se desarrolla a través de la participación y del compartir cotidiano en el trabajo. Es por esto que Sainsaulieu (1990), escribe que "los actores no son los receptores pasivos de una cultura construida por los dirigentes, estos actores desarrollan su propias estrategias que responden a situaciones de sus propios intereses y objetivos al interior de las relaciones organizacionales.
En resumen, lejos del consenso, lejos de la cultura compartida y homogénea descrita por el enfoque de la cultura corporativa, la cultura organizacional se define mas por una constelación de grupos portadores de una cultura diferente y explicada por su afiliación social y la dinámica creada al interior de la empresa.
La perspectiva humanista radical reconoce el rol primordial de los dirigentes en el cambio de cultura, pero
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exigen de ellos un compromiso auténtico y personal que se exprese en los comportamientos menos burocráticos y más humanos. Crozier escribe al respecto
"el rol del dirigente no es el de dar ordenes imperativas y de imponer reglas de costumbres, el jefe debe convertirse en un verdadero animador en lugar de dirigir desde su oficina, debe ser capaz de dar confianza a los subordinados, de ayudarles, de facilitarles sus tareas y de permitirles a través de estas tareas, afmnar su personalidad".
Sainsaulieu (1990), defiende una cultura de la colaboración, del acompañamiento, de la pedagogía y del conocimiento formal de los grupos nuevos. Crítica las estructuras sociales fundadas sobre el status, la antigüedad, o las estrategias de poder ejercidas a partir de posiciones dominantes. Aktouf (1990), a partir de la experiencia de una empresa Quebequense, de pulpa y de papel toma los fundamentos de una nueva cultura de empresa y recomienda entre otros un modo relacionar oral generalizado, sistematizado, un estilo de gestión orgánico donde domine el ajuste mutuo, una apertura real en todos los sentidos, una política de transparencia y de difusión de la información, el compartir de los beneficios y de la disponibilidad del material de la empresa, etc. Todas estas practicas deben reposar
sobre una voluntad sincera de compartir. Esto se puede resumir en la frase, "actuar y vivir".
LOS APORTES, LAS CRITICAS Y LOS LIMITES
LOS APORTES
El humanismo radical no ve en la cultura una simple herramienta de gestión, sino una nueva perspectiva de análisis y de estudio de las organizaciones. Para esta perspectiva la empresa es el lugar de transformación de la experiencia colectiva en sistema de reglas legitimadas. Sainsaulieu (1990), escribe en efecto "que la experieocia del trabajo es creadora de cultura. Elia impresiona al sujeto hasta el punto de hacerlo modificar las prioridades y la racionalidad que el tiene de su educación, su moral o su religión. La cultura entonces hace parte integral de la empresa y su análisis o su practica aclara el funcionamiento de los grupos humanos en la organización.
La perspectiva humanista radical reconoce la importancia de las interacciones de la empresa y su medio (nacional, regional o profesional), en la creación de una cultura, en las que las tradiciones sociales y religiosas de las sociedades impregnan las culturas de la empresa. Como los individuos no pueden admitir simultáneamente sistemas de valores contradictorios, las empresas deben asegurarse de la compatibilidad de sus practicas con la cul-
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tura nacional o regional. El sistema Cultural organizacional debe ser legitimado por la cultura de la sociedad; la cultura no puede constituir un elemento de cambio que instituya nuevas practicas en detrimento o en contra de la cultura nacional.
La otra forma de simbiosis entre cultura de empresa y cultura de la sociedad, se articula alrededor de los medios profesionales y de los oficios sólidamente sostenidos por las corporaciones y los gremios profesionales o por los sindicatos de oficio. Las profesiones están en el origen de las corrientes culturales que existen al exterior de la organización y que la atraviesan, a través obviamente, de individuos que han sido previamente socializados y que trabajan en ella. Estas subculturas organizacionales son el resultado de procesos de creaóón, de prueba y de selección de normas y de las maneras de ser adaptadas a las exigencias de cada oficio.
La gestión cultural debe comprender una crítica fundamental a los esquemas tradicionales de gestión. Que los autores hablen de cultura y de gestión de empresa a imagen de la familia, de la cultura comunitaria, de la cultura democrática, de la cultura participativa o de la cultura local; todos estos autores agítan un moóe(o que rec6aza el peso esterilizante de la jerarquía. Para ellos, la productividad de la empresa, al mismo tiempo que el bienestar de los trabajadores, pasa por el reconocimiento de las competencias y de la identidad de cada uno y por la puesta
en marcha de relaciones interpersonales mas abiertas.
LAS CRrTICAS
Se le puede criticar a los autores de la perspectiva humanista radical que el limite entre la voluntad real de compartir y la manipulación es particularmente frág il y poco aprehensible. Como determinar hasta donde va la buena voluntad y donde comienza la manipulación es realmente difícil. El paternalismo familiar que sirve de modelo a muchos críticos, contiene en sí mismo, algunos eiementos que sustentan estas criticas.
Los seguidores del humanismo radical defienden una armonía que sobrepasaría todas las diferencias tanto como profesionales como sociales a la cual ellos se aferran, para colocar en evidencia las estructuras profundas del medio organizacional. Eliminando las diferencias, los seguidores del humanismo radical suprimen las fuentes de cambio y se escriben de hecho en una perspectiva social determinista.
LOS UMrTES
Aktouf (1992), afmna que el movimiento de la Cultura organizacional, no efuru'na ni (a afúleacú:ín, 01' (a a'6rttÚiá
ción social. El poder en la organización es el reflejo de las clases en la sociedad y del lugar que estas ocupan en la organización. La selección de intereses y de los valores dominantes, es ampliamente tributaria de aquellos
182 PARADIGMAS DE LA CULTIJIlA ORGANlZACIONALI ZAPATA D., A.
de las clases dominantes. La cultura se convierte asi, en el elemento que vincula los valores que reproducen el sistema social de las relaciones de fuerza difundiendo los valores y ia racionalidad de los potentes (Sainsaulieu, 1987). Hay entonces aquí, una transferencia directa de la cultura de la sociedad a la cuJtura de empresa que se refleja en el seno de la cultura organizacional a través de la estructura sodal de clases.
CONCLUSIóN
Son varios los puntos a destacar de la perspectiva humanista radical. Veamos:
En primer lugar encontramos que este enfoque realiza varias aclaraciones, aporta puntos de critica y genera nuevos elementos de análisis. También, puntualiza varios aspectos planteados por la perspectiva de la corriente de la cultura corporativa. Por sus análisis culturales, directamente inspirados en la perspectiva antropológica, los autores de la perspectiva humanista radical revelan las relaciones entre la cultura organizacional y los rasgos culturales de la sociedad, del individuo, de la organización y de las profesiones. Se evidencian entonces, las grandes dificultades que se presentarían al intentar
transplantar una cultura organizacional a cualquier otra sociedad. Por otro lado, esta perspectiva resalta las dualidades y los antagonismos que se presentan por las tensiones ex.istentes entre las diferentes subculturas, particularmente a través del conflicto, que vienen a desvirtuar el carácter aglutinador de la cultura organizacional, tal como es presentada por la perspectiva de la cuJtura corporati va. Remitiéndose a las dimensiones políticas y económicas de la cultura, las proposiciones del humanismo radical desenmascaran el carácter ideológico de la cultura organizacional de la corriente funcionalista. Lejos de ser neutra, esta sirve a los intereses de los dirigentes. Por ultimo el humanismo radical, propone una nueva perspectiva conceptual, una relación de recambio en relación con las teorías dominantes. La cultura que esta perspectiva enarbola, reposa sobre la reducción de los conflictos atacando sus causas y no simplemente negándolas y ocultándolas.
Finalmente, para redondear la idea central del humanismo radical, debemos reconiar, como ya se mencionó, que la superestructura social emerge de la infraestructura y está determina-
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da por ésta, como lo plantea la conocida tesis marxista (Marx, 1859). En este sentido, Aktouf (1990), explica que la cultura es un inevitable movimiento dialéctico entre actividad económica, vida social y simbólica, donde la infraestructura sostiene e impregna la superestructura, o sea las ideas, las ideologías, los conocimientos, las creencias. Es decir que la cultura no puede ser impuesta por los dirigentes sino que esta emerge de la infraestructura, es decir, de la vida concreta de los propios miembros en el marco del funcionamiento cotidiano de la empresa. U na cultura organizacional no puede ser implementada rápidamente sin importar las condiciones que entre ellos se dan, ella debe estar de acuerdo con los valores y con las maneras de vivir características de la sociedad en la cual la empresa actúa, y debe reflejarse en su funcionamiento y en sus practicas.
REFERENCIAS
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186 P AJlADlGMAS DE LA CULroRA ORGANlZACIONAIl ZAPATA D., A.
EI desarrollo de habilidades gerenciales
para el Tercer Sector. Un marco conceptual
y una metodología
Karem Sánchez de Roldán *
Socióloga. Profesora asociada, Departamento de Dirección y Gestión Administrativa, Facultad de Ciencias de la Administración, Universidad del Valle. Equipo de Estudios de Caso EGEDES - Fundación Carvajal. [email protected]
Los puntos de vista y opiniones presentados en este artículo son los de la autora y no comprometen a las instituciones con las cuales se encucmtra vinculada, la Facultad de Administración del la Universidad del Valle y la Fundación Carvajal.
"Para garantizar sus pretensiones de conseguir la
lealtad de los ciudadanos, los entidades sin ánimo de lucro
tienen la necesidad de demostrar la valía de lo que hacen y
actuar no s610 de manera eficaz. sino también efectiva
mente en el interés público. Para conseguir este objetivo,
será necesario algo más que la formación tradicional en
materia de gestión o la adopción sistemática de técnicas de gestión importadas del mundo
empresarial o del sector público.
Será preciso realizar esfuerzos contantes paraforjar un modo distinto de formación
gerencial para el sector no lucrativo que tenga en cuenta los valores y el espíritu característicos de este sector, si bien garantizando la eficacia de lo
que se hace."
Lester Salamon, et al. Nuevo Estudio del Sector Emergente
CNP Proyecto de Estudio Comparativo del Sector no
Lucrativo de la Universidad Johns Hopkins (FaseIl) 1999
RESUMEN
En el contexto del debate sobre la responsabilidad social de las empresas y del Estado, este documento establece, en primer lugar, la concepción tradicional de gerencia y administración y señala los problemas conceptuales y prácticos que se derivan de un traslado mecánico para su aplicación a las organizaciones del llamado Tercer Sector. Se precisan las especificidades de tales organizaciones también denominadas organizaciones sin ánimo de lucro y se establece la naturaleza de su actividad para descifrar elementos que conduzcan a un modo específico de gerencia: la gerencia social.Se establecen las tendencias actuales en el campo de la gerencia social en América Latina y su relación con las organizaciones del Tercer Sector. Finalmente se analiza cómo, los marcos conceptuales con los que se examina al Tercer Sector determinan orientaciones en cuanto a la metodología empleada para su estudio y análisis. En particular, se consideran los estudios de caso, como fuentes de información para el desarrollo de habilidades gerenciales adecuadas para este tipo de organizaciones.
CUADERNOS DE ADMINlSJ1tAClÓN! UNIVERSIDAD DEL V ALLEI N" 27/ MARZO DE 2002 1~
l. ADMINISTRACiÓN Y GERENCIA TRADICIONAL:
ELEMENTOS PARA UNA DISCUSiÓN NECESARIA
SOBRE LAS ORGANIZACIONES DEL TERCER SECTOR
La gestión y la administración en torno a la identificación de oportunidades y el desarrollo de negocios productivos y rentables son prácticas que tradicionalmente han recaído sobre las empresas del sector privado de la economía las cuales se caracterizan por establecer como fin prioritario la maximización de la ganancia en el marco de una racionalidad económica instrumental propia de los sistemas capitalistas de mercado. En este sentido, y consustancial con este propósito, la Administración como disciplina establece la naturaleza de las organizaciones sobre las cuales recaen las prácticas administrativas y gerenciales y se interroga sobre sus características y dinámicas, en breve, se determinan sus propias especificidades (Chanlat y Seguin 1.987).
Esta ha sido la tarea del pensamiento administrativo clásico y tradicional y de buena parte de la teoría de las organizaciones todos los cuales encuentran su expresión propia en los contenidos de los programas de estudio en la mayoría de Escuelas de Administración y Negocios. Es éste el terreno por excelencia de la empresa privada y sólo en menor medida el campo de acci6n del Estado al cual se le asignan funciones de otra índole, las que
en su mayoría se encuentran consignadas en la Constitución Política de la nación.
Así, el pensamiento administrativo y la Administración como campo del saber han desarrollado su discurso y sus prácticas teniendo como referencia dos campos predominantes diferenciados analíticamente: el sector empresarial privado y el sector público. En el primero, es la iniciativa privada, sus fines y objetivos, así como los recursos que los individuos ponen a su servicio los que determinan las estrategias y las prácticas gerenciales y administrativas. En el segundo, es una concepción determinada de Estado y de su manejo ceñido a un marco jurídico establecido lo que determina la acción adnúnistrativa y de dirección. De este modo, encontramos enfrentadas las nociones de lo privado y lo público, la libre empresa y el control estatal, la administración privada frente a la administración pública.
Sin embargo, en medio de estos dos polos surge cada vez con mayor fuerza un tercer campo de acción no sólo para la economía, el desarrollo productivo y la organización social sino tam
bién para la administración y la gerencia: El llamado Tercer Sector. Este, de alguna manera, se encuentra a medio camino entre los dos campos mencionados. Es el ámbito de las organizaciones sociales, solidarias, cooperativas y voluntarias que son privadas pero que no se rigen necesariamente por las mismas normas, objeti vos e intereses de la empresa privada, y que
190 EL DESARROLLO DE HABILIDADES GERENCIALES PAllA EL TERCER SECTOIII SÁNCHEZ DE R., K.
también son públicas en la medida que actúan en relación con problemáticas de orden global tradicionalmente asignadas al dominio de lo estatal.
Comprender cómo y por qué surgen las organizaciones del Tercer sector, también denominado sector social (como si las organizaciones empresariales privadas y públicas no fueran igualmente sociales) implica examinar a grandes rasgos cuáles han sido las tendencias ideológicas, económicas, sociales y políticas predominantes en relación con el papel que se asigna al sector privado y al Estado, y sus consecuencias frente a la concepción y ejercicio de la responsabilidad social. De algún modo, el espacio que no logran cubrir ni uno ni otro es el que ocupa este tipo de organizaciones.
Se escapa al propósito de este trabajo responder de manera exhaustiva los interrogantes propuestos, los cuales ameritan investigaciones y análisis más específicos y profundos, pero sí se quiere establecer, a título de hipótesis, la siguiente idea: Así como las organizaciones productivas, las fábricas industriales y de modo más general las empresas, surgieron con la revolución industrial y se consolidaron a finales del siglo XIX y principios del XX en el contexto de profundas transfonnaciones en las estructuras económicas, sociales y políticas de la época; del mismo modo, asistimos hoy a la presencia y consolidación de un tipo de organizaciones, las del Tercer Sector, que tienen como substrato y telón de fondo la configuración de nuevas
relaciones o la agudización de las ya existentes en el orden de lo económico, social y político.
Las nuevas fonnas del quehacer productivo desarrolladas con la revolución industrial, entronizadas en la empresa y caracterizadas por .I.a fragmentación y especialización del trabajo, las que Durkheim denominaría !a "división social del trabajo" exigieron, de acuerdo con sus fines y objetivos, el desarrollo de teorías, prácticas y técnicas que buscaban la racionalización de sus componentes (materiales y humanos) para maximizar su eficiencia y eficacia, por tanto su productividad. Fueron éstas últimas las que constituyeron los elementos primigenios de lo que conocemos como administración clásica. En nuestros días, las organizaciones del Tercer Sector por su naturaleza y su quehacer, exigen una conceptualización propia y el desarrollo de un pensamiento que de cuenta de sus especificidades y de las formas como se insertan e interactúan en el todo social, al igual que en su tiempo fue y lo sigue siendo el requerimiento para las organizaciones fabriles y empresariales sobre las cuales Taylor y Fayol reflexionaron y marcaron la pauta para el desarrollo del pensamiento administrativo contemporáneo.
Un esfuerzo en esta dirección implica tener en cuenta tendencias dicotómicas, y en ocasiones radicalmente opuestas, que han dominado la segunda mitad del siglo XX las que, a principios del siglo XXI, se constituyen todavía en temas de álgidos debates y
CUADERNOS DE ADMINlSfRACIÓN! UNIVERSIDAD DEL V AJ..Ui N° 27/ MARZO DE 2002 191
llegan a trascender el terreno de lo puramente teórico para transformarse en concepciones de Estado y Sociedad que se materializan y asumen formas concretas en políticas sociales y de Estado que moldean y perfilan a las naciones.
El desarrollo y análisis de la hipótesis propuesta demanda, además del estudio de las circunstancias económicas, sociales y políticas que han dado lugar al surgimiento de las organizaciones del Tercer Sector y sobre las cuales empieza a conocerse una bibliografía cada vez más abundante. una reconsideración sobre las concepciones administrativas y gerenciales clásicas con las cuales se las quiere gobernar para determinar si tales teorías y prácticas se ajustan o son adecuadas para el logro de los fines y objetivos para las cuales han sido llamadas a existir. De allí que se revele necesario un breve examen sobre los planteamientos, fundamentos y nociones de la Administración y Gerencia tradicional.
LA CONCEPCIóN CLÁSICA DE ADMI
NISTRACIÓN Y G ERENCIA
Con el fin de proporcionar una visión panorámica sobre las concepciones clásicas de Administración y Gerencia, en este trabajo acudimos a una de las obras más recientes y completas de sistematización y anál isis del pensamiento administrativo. la de Aktouf (1.997), quien en su esfuerzo por indagar los fundamentos de una
administración renovada y acorde con las circunstancias geopolíticas y socioeconómi~1S Que caracteriz;u-on el fin del siglo XX y marcan la senda del siglo XXI, se ve obligado a examinar los fundamentos y los modelos subyacentes de lo que constituye el cuerpo de teorización dei pensamiento administrativo. Para los propósitos que nos interesan acogeremos las ideas centrales de este 2.utor quien nos provee una idea general sobre el devenir de estas teorías y prácticas. Se debe señalar que de ninguna manera se trata aquí de elaborar un cuadro detallado de los matices y sutilezas que caracterizan los principales enunciados administrativos.
La primera observación que nos presenta Aktouf tiene que ver con el uso de términos distintos y variados para hacer referencia a un mismo tipo de actividades: Gestión, gerencia y adrninistración; gerenciar y administrar; administrador, gerente y director; hacen parte del conjunto de vocablos que al analizarlos etimológicamente indican una conjunto de actividades que, en su opinión y en un sentido muy general, permiten el uso esencialmente intercambiable e indistinto de los términos. Estas actividades permiten forjar una definición de administración:
" ... cuando hablamos de administraci6n, se trata de una actividad. o más precisamente de una serie de actividades interdependientes destinadas
192 EL DESARROLW DE HABn.IDADFS GERENClALFS PARA EL TERCER SEcrORl SÁNCHEZ DE R., K.
a lograr que una cierta combinación de medios (financieros, humanos, etc.) pueda generar una producción de bienes o servicios económicos o socialmente útiles y en lo posible rentables para la empresa confines de lucro1 . Esta es la tarea generalmente confiada a personas investidas de la responsabllidad de asegurar la buena marcha de instituciones productoras de bienes o servicios, ya sean públicas o privadas, estatales o paraestatales." (Aktouf 1997:18).
Adminjstrar o gerenciar es al mismo tiempo arreglar, disponer, cuidar de, conducir, gobernar, manejar. Aquí se encuentra el núcleo integrador del trabajo del dirigente establecido por Fayol en 1916 y vigente con mayores y diversos matices hasta nuestros días: Planear, Organizar, Dirigir, Controlar . Las formas verbales con los cuales se define el proceso acentúan además el
El subrayado es de la autora.
carácter de acción de la administración. "Administrar es hacer, es garantizar que las cosas se hagan; es encuadrar y motivar a los otros de modo que realicen lo que deben hacer".(Aktouf. 1997)
Si los términos de la definición de administración están claros es inevitable que nos conduzcan a una noción de Administrador o Gerente y de sus respectivas funciones. En una perspectiva histórica Aktouf nos indica que la figura que tal vez representó el ancestro del actual gerente, empresario e industrial en el sentido en que lo entendemos hoy, fue el artesano- comerciante del siglo XVIII quien lograría reunir bajo un mismo techo a campesinos y ex-artesanos arruinados quienes trabajaban para él según modalidades, ritmos y horarios también por él determinados. De aquel entonces data la idea de gerente según el cual "la habilidad del futuro gerente parece ser una capacidad totalmente nueva de organizar. dividir, disciplinar y supervisar el trabajo de decenas de perso-
Es interesante revisar la propuesta de Payol referente a la definición de administración y la distinción establecida entre administrar y "gobernar", esta última noción la podemos asimilar al ténnino moderno de "gerenciar". En su texto clásico Fayol enuncia las seis operaciones que realiza una empresa: técnicas, comerciales, financieras, de seguridad, de contabilidad y administrativas. Estas se encuentran en consonancia con las áreas funcionales o departamentos de la empresa. La administración es una de las operaciones empresariales, se define como prever,organizar, mandar, coordinar y controlar. El autor aclara que, así definida, la administración no es un privilegio exclusivo ni una carga personal del jefe o de los dirigentes en la empresa; es una función que se reparte. como las otras funciones esenciales, entre la cabeza y los miembros del cuerpo social. La función administrativa se distingue netamente de las otras cinco funciones esenciales y no debe confundirse con la noción de gobierno. Gobernar es conducir la empresa hacia el fin propuesto, tratando de obtener el mayor provecho posible de todos los recursos de que eUa dispone; es asegurar la marcha de las seis funciones esenciales. (Fayol: 1.994:9-10).
CUADERNOS DE ADMINISTRACIÓN! UNIVERSIDAD DEL V ALLFi N° 27/ MARZO DE 2002 193
nas sin calificaciones definidas. En lo esencial, esta nueva capacidad va a permitir más y siempre más del elemento del trabajo ".
Ahora bien, es indudable que desde el nacimiento de las primeras fabricas iJ'dustriales hasta nuestros días los contextos y las operaciones se han hecho significativamente más complejas, de allí que en el terreno de la administración se haya producido la especialización de los saberes que tienen que ver con cada una de las acciones que componen el proceso general. El contador, el ingeniero organizacional, el jurista, el financiero, el psicosociólogo, el estadístico, el econometrista, entre otros, contribuyen entonces al armazón de los programas que dan forma a los planes de estudio en la escuelas de administración.
Para Aktouf la gerencia "tradicional" o clásica no es sino la reunión, la amalgama de lo que se espera de cada uno de los sucesi vos especialistas, según la necesidad del momento, desde hace aproximadamente dos siglos. Es "la sistematización - al ritmo y medida de su respectiva aparición- de las diferentes prácticas a las que los dirigentes recurrían para conducir sus negocios, rodeadas de toda clase de diferentes ciencia o que tiene pretensión científica. (Aktouf. 1997)
Uno de los aspectos significativos en el argumento de Aktouf es el énfasis en ia existencia de modelos subyacentes en los principios generales de la administración y la gerencia.ldentifica como los más relevantes, el pre-
dominio del modelo científico inspirado en las ciencia fisico-naturales, la metáfora del ejército y la máquina; la colmena o el honniguero. En ténninos de Morgan (1989) estas metáforas y modelos simbolizan fuertemente la previsibilidad, la disciplina, el orden, la división minuciosa del trabajo, la especialización detallada de las funciones, la lógica mecánica, la conducta racional, la constancia en el esfuerzo y la obediencia dócil, entre otros aspectos. Estas ideas subyacentes llevan consigo una concepción de ser humano y de sus relaciones en el contexto del trabajo.
Para Aktouf, los hechos demuestran el arraigo de una administración clásica fundada en la lógica de estos modelos en donde la eficacia es sinónimo de disciplina y obediencia, como en el ejército; las causalidades "científicas" son indiscutibles, como en la máquina; la especialización y subdivisión de tareas esforzadas, como en el hormiguero y el termitero, y por último, la manipulación de incitaciones y determinismos económicos destinados a fundamentar los comportamiemos de cada quien (Aktouf. 1997). Más aún, en su opinión, estas ideas ir.ipregnan a todas las empresas y personas involucradas.
Al considerar que tales ideas y modelos subyacentes implican para el momento actual dificultades y obstáculos para la eficacia dada la transformación de los contextos en los cuales se desarrolla la actividad productiva, Aktouf propone dos grandes tareas
194 EL DESARROLLO DE HABILIDADFS GERENCIALFS PARA EL TERCER SECfORl SÁNCHEZ DE R., K.
estrechamente relacionadas: Conocer a cabalidad a los teóricos y a las teorías de la administración clásica desentrañando las implicaciones que tienen para una concepción del ser humano y su relación con el mundo del trabajo; y emprender el ejercicio de formular un pensamiento administrativo renovado que de cuenta de los contextos complejos que circundan al mundo de la empresa y de la administración ubIcando como eje de este nuevo pensamiento administrativo una concepción enriquecida de ser humano y de sociedad.
A pesar de las oías recurrentes de nuevas técnicas administrativas que se conciben como innovadoras y
transformadoras. subsiste la pregunta sobre las causas de la prevalencia arraigada de este pensamiento administrativo ciásico. Entre las muchas indicadas, dos son pertinentes para la reflexión sobre las habilidades gerenciales para las organizaciones del Tercer Sector. La primera tiene que ver con el comprensible rechazo de los dirigente a perder lo que la tradición siempre les confirió: prestigio, privilegios y
poder absoluto. La segunda, es de un orden más
general: la adhesión espontánea y autorreforzadn a las doctrinas de los
' llarnadDs "nuevos economistas", "liberales" e incluso "neo-conservadores ", que proponen en general, la renovación de la fe en las virtudes del libre mercado, la des regulación y el Iaisse-faire, la supresión de tockls las limitaciones sociales, estatales y ju-
rúJicas que obstaculizan la libre empresa y la competencia (Aktouf. 1997).
Un examen general indica que los cimientos y atributos de la administración tradicional están lejos de retroceder y tienen eco, más o menos directo, sobre las corrientes contemporáneas de la Administración.
En resumen, para Aktouf, las grandes claves de la bóveda en donde se alberga el pensamiento administrativo son: el sistema ideado por Acklm Smith, la organización del trabajo elaboradn por Toylor; la organización de tareas administrativas y directivas admitickl por Fayol (e indirectamente por Weber), la "fluidificación" aportadn por Elton Mayo y el movimiento de las relaciones humanas y, por último, la relativa renovación aportadn por corrientes como la de Simon y Mintzberg y de la cutura empresarial.
Se puede sostener que es en este contexto en el que se inscriben las escuelas de pensamiento económico, social y por supuesto administrativo. Estas tienden a ubicarse en puntos de un continuo cuyos extremos son, de un lado, el marco del libre mercado y la apertura económica, y de otro, las economías centralmente planificadas o de gran control estatal como las de la antigua Unión Soviética. Otro de los temas subyacentes en ambos casos es la pregunta sobre el papel regulador del Estado. Este interrogante desemboca a su vez en respuestas polares: reducción del tamaño del Estado o fortalecimiento y crecimiento de éste o, en la otra
C UADERNOS DE ADMINISTRACIÓN! UNIVERSIDAD DEL V ALLFl N° 27/ MARZO DE 2002 195
cara de la moneda, preservaci6n a toda costa de la libre empresa y las libertades individuales o recorte de las mismas. Las intensas protestas sociales en las cumbres econ6micas de Seattle, Davos y más recientemente Quebec, son indicativas de las tensiones existentes entre estas dos tendencias.
Hoy en día pareciera que la globalizaci6n, la internacionalizaci6n de ia economía y el libre mercado llevarán ganada la partida, lo que trae inevitablemente consecuencias de orden teórico y práctico para los enfoques relaclonaóos con la responsaóllú:iaó social del Estado y de la empresa privada en su carrera feroz por lograr mayores ventajas competitivas. Por esta misma raz6n asistimos, al menos en los países latinoamericanos, a un debilitamiento creciente del Estado y por ende del cumplimiento de sus funcicnes en los más variados 6rdenes de la vida econ6mica, política y social de las naciones.
LA CONCEPCIÓN TRADICIONAL DE
AoMINtsrRAClÓN y GERENCIA
APLICADA A LAS ORGANIZACIONES
DEL TERCER 8EcroR:: PROBLEMAS
CONCI!PTVALES Y PRAcncos
Uno de los desafíos que enfrer.tan las organizaciones del tercer sector tiene que ver con la aparentemente irremediable rendici6n a la camisa de fuerza del pensamiento administrativo tra-
dicional a la que se deben someter para su estudio como organizaci6n y su examen como promotoras de procesos. En otras palabras, el pensamiento administrativo tradicional es, en principio, la única herramienta disponible para gobernarlas y evaluar su gesti6n y desempeño.
Sin entrar aún a establecer definiciones y especificidades de las organizaciones del rercer sector y s6lo conservando una noci6n intuitiva de lo que son por exclusi6n, es decir, el tener presente que no son empresas pn'vaóas 01' rampoco entIdaóes públicas de orden gubernamental, examinaremos cuáles son algunos de los problema de orden conceptual y práctico que se derivan al quererlas someter al dominio del marco de análisis de la administraci6n tradicional a la que se hizo referencia en el apartado anterior. Para ilustrar tales dificultades nos remitiremos a lo que se puede considerar un trabajo representativo sobre las organizaciones del tercer sector y su gobierno desde la perspectiva clásica de uno de los centros de estudios de Administraci6n y Negocios más prestigiosos del país (G6-mez2000W
Para empezar, resulta en extremo significativo e imposible pasar por alto, el hecho de que al iniciar una reflexi6n sobre el gobierno de las organizaciones sin fines de lucro, o del Tercer Sector, sea una cita de Milton Friedman la
Se hace referencia a la presentación realizada por el INALDE. en el marco del estudio de caso de la Fundación Carvajal . (Gómez 2000 a y b; INALDE 2000)
196 EL DESARROLLO DE HAlI1LIDADES GERENCIALES PARA EL TERCER SECTOR! SÁNCHEZ DE R., K.
que abra la exposición4 • Y lo es justamente porque indica el predominio de Wla concepción que inspira toda una estrategia económica, social y política dominante a nivel mundial a partir de la década de los 70 que prevalece y pareciera tomar renovado acento en nuestros días. Aquella que Kliksberg (1998) denomina el neoliberalismo radical.
De allí que un análisis detallado de este texto de apertura a todo un argumento sobre el gobierno de las organizaciones sin fines de lucro o del Tercer Sector como el expuesto por G6mez nos revele algunos supuestos de base. Veamos la cita en extenso:
"Sólo los individuos tienen responsabilidad social, la cual pueden cumplir en su propio tiempo y con sus propios recursos. Los directores generales tienen que ser responsables, primero que todo ante sus empleadores, que son los dueños del negocio. Manejando los intereses de una firma como agente de los dueños, el gerente general debe maximizar las utilidades, hacerlo legal y éticamente. Gastar las utilidades corporativas en objetos sociales es equivocado porque esto equivale a im-
poner un impuesto sobre un dinero que pertenece a la compañía, a sus empleados, ya los accionistas. Los directores generales deben saber claramente, que su objetivo principal es maximizar las utilidades corporativas, no les incumbe a ellos la responsabilidad de gastar las utilidades en necesuJades sociales . ..
MntoD Friedman Citado por Gómez(2000b)
sin referencia bibliográfica.
Dos grandes temas aparecen aquí: Por una parte, la adopci6n de una postura frente a la responsabilidad social de la empresa; por otra parte, la función y las expectativas de la fmua o empresa respecto a un director o gerente general. Examinemos cada uno.
En relación con el tema de la responsabilidad social de la empresa la posici6n es clara y sin ambigüedades. De entrada y sin elaborar de forma directa una definición, Friedman nos indica que ésta no le corresponde a las firmas o empresas, s6lo a los individuos. Sin enunciar una noci6n precisa sobre cuáles son los fundamentos ni los aspectos que comprende la responsabilidad social, con énfasis renovado asevera que no es de la incumbencia de la empresa ni de sus directo-
Se recuerda a Friedman por haber ganado el premio Nobel de Economía en 1.976 y ser el líder de la economía monetarista de la conocida Escuela de Chicago. Autor de numerosos libros y artículos de amplia circulación su pricipal énfasis ha sido la preservación y extensión de la libertad individual. Para referencias biográficas y bibliograficas ver: www.hoover.standford.edulbio/friedman.htlml.
CUADERNOS DE ADMINISTRACIÓN! UNIVERSIDAD DEL V ALLFl N° 27/ MARZO DE 2002 197
res gastar utilidades en necesidades sociales. Además de ser una equivocación, ello sería una penalización bajo la forma de impuestos para la actividad de la empresa y para quienes la conforman. Al menos aquí podamos colegir que, en el pensamiento del autor, alguna relaci6n existe entre responsabilidad social y necesidades sociales.
En relaci6n con la concepción clásica y tradicional de la administraci6n y de la gerencia, baste señalar que Friedman aquí aporta una visión sobre el papel del director general y, por extensión, del gerente. Este se debe a su empleador, actor individual o colectivo, su superior en la jerarquía; su papel, desempeñarse como agente, su representante formal en el ejercicio del poder dentro de la organización; su función básica consiste, bajo parámetros éticos y legales, maximizar las utilIdades; y aún más clave, establecer una relaci6n en ténninos de la propiedad: su empleador es el dueño del negocio, a quien corresponden las ganancias.
Así, relaciones de propiedad, maximización de la utilidad y una determinada noción de negocio se constituyen en los ejes centrales en tomo a los cuales debe girar el desarrollo de las habilidades gerenciales y en donde la responsabilidad social en modo alguno hace parte del panonmIa. Es necesario considerar también qué se entiende por negocio. La definición que nos ofrece G6mez es, por supuesto clásica y es la que se estudia e investiga en
las Escuelas de Negocios y Administración:
"Negocio: producción de un bien o servicio por compra o fabricación con un costo determinado que luego se pone en el/ugar en donde lo necesita el usuario, a un precio determinado, de manera que se produzca una diferencia apreciable entre su costo de fabricación o adquisición y el precio de venta". (Gómez 2000 b)
Es por supuesto el enfoque econ6mico el que predomina. Un buen negocio es aquel en el cual el diferencial entre el costo de producci6n o adquisición y el precio de venta es suficientemente amplio, lo que se traduce en ganancia y rentabilidad. Ambas tienen una medida cuantificable muy concreta: unidades monetarias, en otras palabras: dinero. Registramos aquí la coherencia existente entre el quehacer administrativo indicado por Ak.touf. centrado en el logro del lucro y la naturaleza misma de la acción, el negocio.
En relación con la postura de Friedman sobre los dos temas señalados: la responsabilidad social y el papel del director general o gerente, se pueden plantear algunos interrogantes de cuyas respuestas depende en parte la elaboración de una revisión tanto de los enfoques administrativos como económicos vigentes en general y los
198 EL DESARROLLO DE HABll.IDADES GERENCIALES PARA EL TERCER SEcroRlSÁNCHEZ DE R., K.
referidos en particular a las organizaciones del Tercer Sector.
Frente al primer tema, por ejemplo, surgen entre otras las siguientes preguntas: ¿por qué las empresas, desde esta perspectiva, están exentas de desempeñar una cierta responsabilidad social si actúan justamente en el seno de la sociedad, se nutren de ella, toman de sus recursos (humanos y físicos) y arroja a ella sus resultados tanto positivos (bienes y servicios) como negativos (contaminación, por ejemplo). ¿Bajo qué premisas descargarlas de tal responsabilidad social frente a la comunidad en la que actúan, el medio ambiente y la sociedad en general? ¿Qué tan legítimas son dichas premisas frente a situaciones de hecho como la ampliación de la brecha entre ricos y pobres, la contaminación, los desastres ecológicos y medioambientales que son resultado de su actividad? ¿No es en últimas la sociedad en su conjunto la que enfrenta las consecuencias de va· riada índole: económica, social y cultural, que entraña su acción?
En buena hora, una tendencia moderadora frente a los enfoques prevalecientes empieza a perfilarse con seriedad, al menos desde una declaración de intensión en relación con la responsabilidad social de la empresa, de la cual queda pendiente por analizar su puesta en práctica. Ciertos sectores gubernamentales, empresariales y académicos se encuentran en el origen de lo que pudiéramos llamar un examen de consciencia de la Administración y la Economía frente al tema de lo sociaí j • A útulo de ilustración, dos ejemplos significativos en esta dirección lo constituyen la participación del sector empresarial en el seminario sobre responsabilidad empresarial y gerencia social en el marco del V Encuentro Iberoamericano del Tercer Sector: Lo público, una pregunta desde la sociedad civil6 realizado en Cartagena en Junio de 2000; y de mucha más reciente data, la declaración en tal sentido realizada por los países participantes en la Cumbre de las
Son relevantes en esta dirección los aportes que economistas como Douglas North, Mancour Olson y Amartya Sen han realizado en años recientes al dar lugar a lo que se conoce como la economía neo-institucional. En el campo de la academia, el grupo Humanismo y Gestión, del H.E.C de Canada con Alain Chanlat y Ornar Aktouf, entre otros, ha jugado un papel central al poner en cuestión algunos de los aspectos aquí mencionados y al proponer enfoques alternativos para el campo de la Administración y la Gestión. Ver en particular, Ornar Aktouf, La Administración entre la Tradición y la Renovación, Universidad del Valle y Mondialisation, Economie et Organisation:La strategie de I'autruche rationelle, Universidad de Montreal,2000 (En proceso de publicación) Participaron en este seminario Organizaciones del Tercer Sector nacidas por iniciativa de empresas del sector privado. Se discutió sobre el tema de la reconstrucción de lo público y se presentaron casos de experiencias relevantes. Ver detalles en www.colombia2000.orglmemorias/.
CUADERNOS DE ADMINISTRACiÓN! UNIVERSIDAD DEL V ALLFl N° 27/ MARZO DE 2002 199
Américas realizada en Quebec a fines de Abril de 2001 7 •
En relación con el tema del director o gerente general, la cuestión suscita mayores interrogantes puesto que lo que se encuentra en discusión es el carácter del papel que juega este actor en el contexto de la organización. En otras palabras, el tipo de habilidades gerenciales que se desarrollan y se llevan a la práctica. El asunto es claro cuando el referente inmediato para las labores del gerente es la empresa privada de la cual ya se han establecido sus fines y propósitos. Pero, ¿qué sucede cuando la organización que se debe dirigir o gerenciar es esencialmente de una muy distinta naturaleza como es el caso de las organizaciones del Tercer Sector o sin ánimo de lucro? Como es evidente de aquí surgen nuevas preguntas.
¿ Cómo obra un gerente o director cuando es precisamente "el dueño", individual o colectivo, el que aboga por el ejercicio de la responsabilidad social? ¿En donde la tarea del director es maximizar la utilidad corporativa no en el orden prioritario de la ganancia económica sino en el orden de lo social? ¿En el contexto de obtención de ganancias de naturaleza abstracta, no inmediata ni necesariamente cuantifi-
cables? ¿Ganancias que no tienen por destino "un dueño" sino una serie de actores de diversa índole en estrecha interrelación no caracterizables en términos de jerarquía y de relaciones verticales sino identificables en interacciones sociales cruzadas u horizontales: un trama de relaciones que podemos denominar el tejido social? ¿Son aplicables aquí las mismas habilidades gerenciales que buscan dar al dueño del negocio la maximización de la utilidad corporativa a la que hace referencia Friedman y en general la Administración tradicional ?
Más aún ¿qué sucede cuando la definición del negocio rentable no está dada en términos del diferencial entre el costo y el precio del bien o del servicio producido, sino en términos de mejoramiento de calidades de vida no susceptibles de ser reducidas a indicadores de carácter numérico matemático? ¿ O inclusive cuando ni siquiera se puede acudir a la noción de negocio?
He aquí algunos de los problemas que se presentan cuando se trata de trasladar de forma mecánica el marco conceptual del quehacer administrativo y gerencial del sector privado, que tan bien nos ilustra Friedman y que tan efecti vo ha sido en su ámbito de acción, a ese otro mundo que es el de
Entre los temas discutidos en esta cumbre hemisférica, en donde la discusión central era la promoción del libre comercio entre los países, además del de responsabilidr..d social de h empresa encontramos los relacionados con el desarrollo de la sociedad civil: Niñez y juventud, corrupción,salud. Procesos democráticos, derechos humar.os, pobreza, igualdad de genero y derechos de los pueblos indígenas, entre otros. Ver elementos adicionales y declaraciones fmales de la cumbre en WWW aroericascana<la 0li site oficial de la cumbre hemisférica en Quebec 20 al 22 de Abril de 2001.
200 EL DESARROLLO DE HABD.IDADES GERENCIALES PARA EL TERCER SECTOR! SÁNCHEZ DE R., K.
las organizaciones del Tercer Sector. Sector al que pertenecen algunas organizaciones que en parte surgen del análisis autoreflexivo de la empresa privada y la conciencia de su responsabilidad social. Veremos en mayor detalle las implicaciones de la aplicación de este enfoque a ¡as organizaciones del tercer sector y sus consecuencias para la acción.
Debe quedar claro, sin embargo, que no se trata de desechar todo un cuerpo de conocimiento ql~e ya ha demostrado su utilidad. El propósito es enfatizar que tales teorías, estrategias y modelos subyacente tienen límites de aplicación al enfocarse sobre las organizaciones del Tercer Sector; hacer explícito que el acudir al mismo lenguaje: términos y vocabulario de la Administración tradicional, se corre el peligro de ejercer prácticas que pierden de vista la naturaleza específica de estas organizaciones y se las asuma como empresas tradicionales.
Es indudable que ellas deben aprender de la visión estratégica de las empresas privadas, como lo señala Gómez (2000b), pero sólo para un cierto ámbito de su acción, por ejemplo el relacionado con la supervivencia financiera y el adecuado manejo de los recursos o con una adecuada contabilidad. Pero en modo alguno la visión de la organización que de allí se deriva
debe ser el único criterio, o el más importante o el que sirva de guía y orientación para las organizaciones del Tercer Sector. Ellas deben responder a su propio desafío de una conceptualización y al desarrollo de prácticas propias a su naturaleza.
Identificar las habilidades gerenciales para las organizaciones del Tercer Sector, las organizaciones sin ánimo de lucro, los organismos no gubernamentales y voluntarios que lo conforman, exige entonces considerar su especificidad, su naturaleza y sus objetivos.
11. LAS ORGANIZACIONES DEL TERCER SECTOR
Con el propósito de construir una argumentación sobre el desarrollo de habilidades gerenciales para las organizaciones del Tercer Sector se hará aquí referencia a dos de los múltiples enfoques que admite el estudio y los análisis de este tipo de entidades. Uno tiene que ver con su reconocimiento como una situación social de hecho en todas partes del mundo y, para lo que nos interesa, en particular en nuestro contexto latinoamericano y más específicamente colombiano. De ello dan cuenta la tendencia al crecimiento en el número de estas organizacioness ;
En 1.992. el estudio de la Fundación Social "Acerca de la naturaleza de los organismos sociales en Colombia" registraba en Colombia 5436 Organismos no Gubernamentales (ONG) en 350 Municipios. En 1.995 Villar (2000) hace referencia a 135.599 entidades sin ánimo de lucro. En 2001. la Confederación Coombiana de ONGs. organiza-
CUADERNOS DE ADMINlSfRAClÓN! UNIVERSIDAD DEL V ALLE1 N° 27/ MARZO DE 2002 201
el volumen de empleo que generan; la cantidad de dinero que manejan9 ; y el incremento en la variedad de ámbitos públicos y privados en donde ejercen su influencia y se hacen sentir. 10
zación adecuada de lo que son como organizaciones y de la naturaleza de sus actividades. Como se verá más adelante, este terreno reviste gran dificultad dada la enorme variedad de formas, contenidos y acciones que se pueden identificar en las organizaciones del sector 11.
El otro enfoque, no menos importante que el anterior y de hecho en estrecha relación con él, está en la dirección de elaborar una conceptuali-
ción de cuarto nivel, registra entre sus afiliados cerca de 10 Federaciones de ONGs. 5 Asociaciones de ONGs Departamentales o sectoriales, además de otras Corporaciones. Fundaciones o movimientos. así como ONGs de orden nacional, todo lo cual deja suponer una densa red de organizaciones. Los recientes estudios comparati vos sobre el Tercer Sector adelantados en la Johns Hopldns University bajo la dirección de Lester Salamon. examinan las dimensiones del sector proponiendo como criterios el volumen de empleo que generan y la cantidad de dinero que mueven en términos de sus ingresos y gastos de funcionamiento. Para América Latina. el estudio establecía que los empleos generados por el sector en 1.995 representaban en promedio el 2.23% del empleo total ::lO agrícola. Para Colombia este porcentaje llegaba al 2.38% representado 286.861 empleos remunerados equivalentes a jornada completa En ténninos de los ingresos del sector no lucrativo cuyas fuentes son el sector público, las donaciones privadas y las cuotas y pagos por servicios en total fue de 16.458 millones de dólares americanos para América Latina de los cuales 1.719 corresponden a Colombia, aproximadamente el 2.1 % del PNB. Estas cifras se elevan cuando se contabiliza el trabajo voluntario: En América Latina surna 19.428 millones de dólares de los cuales 1.948 corresponden a Colombia Las cifras sobre las dimensiones del Tercer Sector son aún más impresionantes cuando al analizar los 22 países seleccionados que considC1'8. el estudio, los resultados indican que en 1. 995 el Tercer Sector empleaba cerca de 20 millones de personas y sus ingresos representaban 1.1 billones de dólares americanos. lo que le ubicarla como la octava mayor economía del mundo después de Italia y antes de Brasil, Rnsia. Espalla y Canada (Salamon, L., H. Anheier, et al. 1.999:31-34)
10 Horre los campos de !lccido idencdicados por el estudio comparativo se encuentran: cultura, educación e investigación, salud. servicios sociales, medio ambiente, desarrollo, derechos civiles y ases orla legal. actividades filanrrópicas. ayuda internacional, confesiones religiosas, asociaciones empresariales, profesionales y actividades sindicales entre
11
otras. (Salamon, L., H. Anheier. el al. 1.999:3). La importante con!ribución a la definición del Tercer Sector o del sector sin ánimo de lucro realizada por Villar (1.996 y 200 1) indica la existencia de múltiples tipos de organizaciones las cuales, a pesar de sus diferencias pueden categorizarse como pertenecientes al sector: organizaciones de la sociedad civil: comunitarias, sectoriales, no gubernamentales, étnicas; organizaciones de la econouúa solidaria: las del sector cooperativo, comunitario, comunal, laboral; las fundaciones. corporaciones e instituciones de utilidad común; las organizaciones de base, para citar algunas. Es en el estudio detallado de estas organizaciones donde Villar encuer.tra la posibilidad de una definición más clara y preci-sao
202 EL DESARROLLO DE HABn.JDADES GERENCIALES PARA EL TERCER SECfORl SÁNCHEZ DE R., K.
EL TERCER SECTOR y SUS
ORGANIZACIONES: HACIA UNA
DEFINICiÓN
Si algo está claro en relación con las organizaciones del Tercer Sector es que son todas aquellas que no pertenecen ni al sector público asociado con el Estado, ni al sector privado, asociado con el mundo empresarial12 . En primera instancia, más podemos decir de lo que no son que de io que realmente son, al menos desde este punto de vista formal. Sin embargo, por este camino no se avanza mucho en el intento por dilucidar su naturaleza y especificidad para lo que necesitamos precisar aspectos intrínsecos que las caractericen.
Un complemento a la aproximación de esa definición se encuentra al introducir la orientación normativa (por valores y causas sociales) en nombre de las cuales se constituyen y actúan. Una buena muestra en esta dirección se encuentra en el enunciado de la convocatoria realizada para el evento latinoamericano del Tercer Sector en el año 2000 cuyo tema fue el estudio de las realidades y perspectivas del Tercer Sector en América Latina y Europa. En ella se hace referencia a estas organizaciones en los siguientes términos:
"A través de las organizaciones que confonnan el Tercer
Sector se expresa la voluntad de los ciudadanos que desean promover soluciones alternativas a las crisis del modelo tradicional de bienestar; mediante un esfuerzo cívico solidario, inclUSIve en ámbitos inéditos con respecto a los sistemas usuales de protección social y pública. Entre ellos: la defensa y promoción de los derechos humanos y de la paz; la cooperación horizontal y descentralizada en el ámbito nacional e internacional; la promoción de igualdad de oportunidades :mtre varones y mujeres; la creación de salidas laborales en el ámbito de la economía social; la promoción del desarrollo hum.QJw; la defensa y promoción del medio ambiente; la lucha contra la exclusión social y las fonnas tradicionales de pobreza a través de la remoción de los obstáculos que la determinan"
(Realidades y Perspectivas del Tercer Sector en América
Latina y en Europa. Convocatoria. Buenos Aires 12 y 13 de
Julio 2000)
En el marco de un objetivo amplio y de gran envergadura se hacen explí-
En el interesante trabajo de Beatriz Balian, "Las empresas y el Tercer Sector, elementos movilizadores y obstaculizado res" por ejemplo, es a esta definición a la que se acude. La autora cita a Beatriz Gonzalez Bomba] en : "En/re el Estado y el Mercado? ONG's y la sociedad civil en Argentina" en A. Thompson (Comp.) Público y privado, Las oganlzaciones sin fines de lucro UNICEFlLosada Buenos Aires 1.995.
CUADERNOS DE ADMINISTRACIÓN! UNIVERSIDAD DEL V ALLEI N° 27/ MARZO DE 2002 203
citos algunos de los valores caracterizan a las organizaciones del sector: solidaridad, espíritu cívico, justicia social, equidad, la no exclusión; y, por supuesto se expresan algunas de las causas sociales que promueven.
Tal vez una de las mayores dificultades que enfrenta la tarea de establecer una conceptualización sobre las organizaciones de este sector tienen que ver con la ausencia de acuerdos para establecer criterios para una definición general. Villar (1996 Y 2000) llama la atención sobre este hecho e indica dos tipos de acercamiento conceptual que arrojan luces sobre las especificidades de estas entidades.
Uno de estos acercamientos emplea de manera indistinta las nociones de "organizaciones del Tercer Sector" o "sin ánimo de lucro" y "Sociedad Civil". Mientras que la primera alude a una categoría descriptiva y define un conglomerado de organizaciones sin especificar sus valores, espacios de acción o tipos de relaciones establecidas; la última es una categoría de análisis sociopolítico que hace referencia a la acción en la esfera de lo público, a las relaciones con el Estado y el mercado; específica la diversidad y pluralidad; evoca valores necesariamente
presentes para su existencia; y en últimas se encuentra estrechamente ligada a las nociones de democracia, pluralismo y gobemabilidad democrática, entre otras. Es un concepto relacionado con el ejercicio del poder de los ciudadanos organizados en la defensa de sus intereses. Así son conceptos estrechamente relacionados pero diferentes (Villar, 2000: 11-12).
Tener presente esta diferencia es crucial pues permite establecer que no todas las organizaciones del sector están orientadas a los sectores pobres y necesitados de la población, sino que también se orientan a sectores medios y altos para los cuales suplen necesidades o servicios de diferente Índole. Igualmente permite precisar que no todos los actores de la socir,dad civil son organizaciones sin ánimo de lucro, ni todas las Drganizaciones del sector actúan en el espacio de la sociedad civil.(Villar 2000)13 .
Otro de los acercamientos conceptuales frecuentes apunta a realizar una categorización más rigurosa de las organizaciones del Tercer Sector en donde, al aplicar teoría de conjuntos, las entidades sin ánimo de lucro serían el conjunto dentro del cual tienen cabida diversos subconjuntos: organiza-
i3 Villar presenta los siguientes ejemplos que ilustran el enunciado. Los medios de comunicación privados son organizaciones con ánimo de lucro que producen, diseminan conocimiento e información y ger.¡!ran opinión pública y actúan en la esfera de la sociedad civil; Organizaciones sin ánimo de lucro como los clubes sociales o los grupos de autoayuda, tienen fines privados colectivos y no actúan en el espacio público propio de la sociedad civil. También indica el autor que no todas las organizaciones del Tercer sector adhieren a los valores propios de la sociedad civil: pluralismo, i.nclusi6n, democracia, espíritu público. (Villar, 2000)
204 EL DESAIlllOUO DE HABHJDADES GERENCL\ LES PARA EL TERCER SECfORl SÁNCHEZ DE R., K.
ciones de la sociedad civil (organizaciones comunitarias, sectoriales, no gubernamentales, étnicas); organizaciones de la economia solidaria (reúne al sector cooperativo, comunitario, comunal laboral y de las organizaciones no gubernamentales con proyectos de economía social); organ.izaciones no gubernamentales (conocidas por su sigla ONG); otras formas particulares de organización (fundaciones, corporaciones e instituciones de utilidad común y organizaciones de base o comunitarias como las Juntas de Acción comunal, o las organizaciones de madres comunitarias, en el caso :olombiano promovidas por el sector !llbemamental). Un análisis más detall ado muestra como aún entre estos subconjuntos se producen intersecGio-
s que indican la naturaleza lubrida de algunas de estas organizaciones, por ejemplo, las cooperativas y los fondos de empleados que producen excedentes financieros distribuidos entre los asociados (Villar 1996).
Uno de los deslizam.ientos de sentido más frecuentes en torno a esta categorización es la tendencia a establecer la equivalencia entre "organizaciones sin ánimo de lucro o del Tercer Sector" y ONG, lo cuallim.ita significativamente el campo de análisis. Mientras "entidades sin ánimo de lucro" hace referencia a una concepción legal y jurídica, "organizaciones no gu-
bernamentales" hace referencia a una categoría de agrupamiento de cierto tipo de entidades identificables por sus intereses, valores, propósitos, fines y objetivos. 14
Es evidente que por su significado como actores claves en el fortalecim.iento de la democracia y en la construcción de tejido social, las ONGs tienen una especial relevancia dentro del conjunto, de allf que los estudios sobre las organizaciones del sector se confundan en ocasiones única y exclusivamente con el estudio de las ONG o de su subconjunto las organizaciones no gubernamentales de desarrollo (ONGD).
En el caso de las ONGDs, la naturaleza de su acción y de sus programas toca muy de cerca los valores de la sociedad civil puesto que orientan sus programas a poblaciones de bajos recursos, desarrollan actividades cuyos costos no pueden ser totalmente recuperados a través de los mecanismos del mercado, promueven la organización comunitaria, ofrecen asesoría técnica a poblaciones en precarias condiciones económ.icas e impulsan proyectos productivos. Vale decir que en este campo los subsidios SO'1 necesarios y el apoyo filántropico de fundaciones empresarias es importante fuente de recursos (Villar 2(00).
14 Una discusión amplia sobre el enfoque jurídico y legal de las organizaciones sin ánimo de lucro y la legislación y lineamientos jurídicos para las organizaciones del Tercer Sector se encuentra en Villar. 1.996.
CUADERNOS DE ADMINISTRACIÓN! UNIVERSIDAD DEL V ALW N° 27/ MARZO DE 2002 205
UNA DEFINICIÓN ESTRUCTURAL -
OPERACIONAL
Una solución a los ¡mpases conceptuales señalados se encuentra en la definición estructural operacional construida en el marco del Proyecto Comparativo sobre Entidades Sin Animo de Lucro coordinado por el Centro de Estudios sobre la sociedad Civil de la Universidad de Johns Hopkins (Salamon 1999: 1; Salarnon 2<XX>a; Salarnon 2000b; Villar, 1996: 23-25, 2000: 1; Y 2001: 14-16). Es de notar que aqufrealiza una equivalencia con organizaciones del Tercer Sector. La definición se plantea en los siguientes términos: "Son organizaciones privadas que no reparten benerICio, autónomas y voluntarias".
Estos criterios requieren un examen en mayor detalle pues reúnen de forma amplia y completa las especificidades que caracterizan a las organizaciones del Tercer Sector sobre los cuales necesariamente se debe elaborar una reflexión conducente a dilucidar elementos propios para su gerencia. Aquí se resumen los principales aspectos destacados por Villar(2001)
• Organizaciones: Con este criterio se quiere precisar que poseen una presencia y estructura organizacional o institucional, fines y objetivos específicos y limites organizacionales. En este sentido, se acoge un sentido sociológico de la organización no necesariamente correspondiente con un equivalente jurídico. Este criterio excluye cualquier tipo de agrupación transitoria.
• Privadas y no gubernamentales: Esto es, están separada institucionalmente del Estado. No hacen parte de la estructura del aparato gubernamental. El concepto se relaciona con la identidad y autoridad de las instituciones, pero no se refiere a la fuente de recursos.1 5
• No distribuyen excedentes: Este es uno de los criterios más importantes pues marca tal vez una de las mayores distinciones con ia naturaleza y propósitos de las empresas del sector privado empresarial. Es decir, son entidades no lucrativas o cuyo rro único no es la generación de lucro. Es importante
" De hecho, como lo demostrara Villar en su estudio, una de las tendencias recientes en le contexto de las organizaciones del Tercer Sector indica que una parte de ellas se han convertido en operadoras de programas y proyectos del Estado del cual reciben los recursos necesarios. Un ejemplo reciente lo constituyen el modelo de reconstrucción de la zona cafetera colombiana luego del terremoto de enero de 1.999 para lo cual se asignaron gerencias wnales asignadas a Fundaciones y ONGs por l!'edio de las cuales se canaliz-W'on los recursos. Otro ejemplo es el esquema de atención a la niñez del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar por medio de los hogares comunitarios.
206 EL DESARROu.o DE HABnIDADfS GERENCIALES PARA EL 'TERCER SECToRl SÁNCHEZ DE R., K.
el énfasis en el hecho de que el criterio se refiere a la restricción para la distribución de excedentes entre los socios y no a la existencia de excedentes en la organización. Los excedentes generados deben utilizarse para el desarrollo de la misión social de la organización. Auwnomaso Autogobemadas: Es decir, controlan sus propias actividades. Este criterio enfatiza la capacidad que tienen estas organizaciones para definir y alterar su misión, estructura, estatutos y para escoger sus miembros y directivas. Voluntarias: Este criterio tiene dos significados. Uno hace referencia a la participación de voluntarios en las organizaciones, otro hace referencia a la libre voluntad de las personas para asociarse. En cuanto al primero, no puede decirse que sea un criterio que defina las organizaciones del sector, no existe una prohibición legal para el pago a los miembros de junta de entidades sin ánimo de lucro. El segundo, por el contrario se integra con el principio de libre asociación consignado en la Constitución y define un rango importante de las organizaciones del sector (Villar; 1996).
Esta definición estructural operacional deja de lado explícitamente los objetivos, propósitos, ideales y metas de
las organizaciones del sector, utilizadas en algunas denominaciones, por lo cual se gana en objetividad académica, pero se pierde en identidad política en la delimitación de las organizaciones componentes del sector.(Villar 1996)
OBJETIVOS Y CONTRIBUCIONES DE
LAS ORGANIZACIONES DEL TERCER SEcToR
En un terreno en donde 1<1 heterogeneidad de las organizaciones predomina llegar a establecer un conjunto de objetivos que les sean comunes y una gama posible de contribuciones no es tarea fácil. Sin embargo, es tarea imprescindible para complementaf el marco conceptual con el cual se pueden plantear algunas de las habilidades gerenciales propias para las organizaciones del Tercer Sector LOS aportes del proyecto comparativo de estudios del Tercer Sector en esta dirección también son significativos.
En él se deternlinan como contribuciones esperadas o posibles objetivos en relación con el el papel que deben jugar estas organizaciones entre otros los siguientes: (Salamon, L., Hems, L. Chinnock,K. 2000)
La prestación de servicios de alta calidad, que garanticen la equidad, con una relación entre Bajos costos y eficiencia significativa, especialización, lograr procesos innovadores con los sectores de población con los que se trabaja, el papel de soporte o apoyo a las comunidades, contribuir a la expresión y desarrollo del liderazgo, la cons-
CUADERNOS DE ADMlNlSfRACIÓN! U N1VERSIDAD DF.L V ALu} N° 27/ MARZO DE 2002
trucción de comunidad y ampliación de la democratización.
Si los objetivos son estos entonces la pregunta es cómo lograrlos, por medio de cuales habilidades gerenciales.
111. LA GERENCIA SOCIAL Y LAS ORGANIZACIONES DEL
TERCER SECTOR
Las claves de una conceptualización definitoria amplia para las organizaciones del Tercer Sector presentadas en los apartados anteriores dejan ver, en forma explícita, la distancia existente entre la orientación de las organizaciones privadas empresariales y las entidades de este sector y tal vez una mayor cercanía de éstas a las del sector público por lo menos en lo relativo al desarrollo de programas públicos sociales. Uno de los punto de referencia es indudablemente su relación con la producción o generación del lucro y su destino, lo que deja en el centro del análisis el examen de la posibilidad y conveniencia de aplicación, en todo su alcance, de las habilidades gerenciales desarrolladas en el contexto de la Administración tradicional a las 0;"
ganizaciones del sector socia!. A primera vista, en el contexto ele
las organizaciones del Tercer Sector, una identificación de la fases del proceso administrativo: planeación, dirección, control y evaluación, operativas en el marco de áreas funcion31es claramente establecidas (producción, mer-
cadeo, fi nanzas, recursos humanos) por supuesto posible. De hecho, habla de producción de un cierto til de bienes y servicios para sector específicos de la población inscrit en el campo de acción de las organiz ciones, ya mencionado atrás; igm mente hace carrera en ciertos ámbit, la idea y estrategia del mercadeo s cia!. Sobre las finanzas y los recurs, humanos también es posible enco trar aplicaciones similares.
La cuestión es entonces respec a la conveniencia de tal aplicación. S entrar a elaborar respuestas rotund2 al menos es posible advertir algun. peligros latentes en el uso indiscrirr nado del marco conceptual del pens miento y estrategia admÍnistrativa tr dicionales al apl icarios a las organiz ciones del Tercer Sector pues desvi túan su naturaleza.
Uno de estos peligros reside en tipo de imagen que se configura. De de aquí, estas organizaciones son vi tas como un cajón de buenas inte ciones e inquietudes profundas, el se tor de todos y de nadie, el reino ( soñadores y volunt3J"ios, el ámbi donde predomina la actitud de reg lar; el reino del altruismo, la obediel cia y la retórica; una concepción pOI ilustrada sobre el tema de lo públic cuyo lema es "lo que no es de todc no es de nadie"; y una apreciaci~ según la cual "al estar todos convel cidos de que se hacen cosas "buenas Dios proveerá. Dadas las implicacil nes negativas de esta imagen, las e txategias de la empresa privada deb~
208 EL DESARROLLO DE HABILIDADES GERENCIALES PARA EL TERCER SECTOR! SÁNCHEZ DE R., I<
venir al rescate y corregir los errores y deficiencias en el sector (Gómez, 2(00).
Esta imagen hace explícita la brecha de conocimiento existente en buena parte de las Escuelas de Administración y Negocios sobre este tipo específico de organizacIOnes y manifiesta los escasos puntos de contacto entre ellas y las dinámicas y realidades de estas entidades, los que de existir, permitirían generar un panorama más ajustado y menos ideologizado de su configuración como sector organizaciona!.
Un segundo peligro, derivado directamente del anterior, se encuentra en los mecanismos de la estrategia salvadora. Estos invitan a las organizaciones a acogerse a las concepciones sólidas y establecidas de la Administración Tradicional y es en el terreno del lenguaje en donde mejor se expresa:
Definir con claridad el negocio, establecer la segmentación del mercado, identificar cuáles son las ventajas competitivas, hacer bien las cuentas, que se vea quien es el dueño, acordar con precisión los juegos del dinero y del poder. personalizar la propiedad y el poder (Gómez 2000); son todas sugerencias para el gobierno de las organizaciones del sector social que sólo ponen de relieve el énfasis en la dimensión económica y financiera, de lo
ual por supuesto no se desconoce la importancia. pero en donde se pierde de vista su naturaleza y especificidad, lo que también se manifiesta parcialmente en la exigencia de niveles de precisión dificilmente alcanzables
cuando se trata de proyectos y programas sociales.
Ahora bien. el desarrollo del pensamiento administrativo. tanto en el sector público como en el sector privado empresarial. se ha caracterizado pOi ;a constante relación de retroalimentación entre una mayor comprensión de las entidades sobre las cuales recaen las prácticas administrativas y los diversos contextos en los que se desempeñan, y las innovaciones en las prácticas gerenciales y administrativas. A esta empresa de progreso en el conocimiento administrativo han contribuido de manera significativa la metodología de construcción y estudios de casos.
En este sentido. para responder al interrogante ¿cuál administración y cuáles habilidades gerenciales para las organizaciones del Tercer Sector? hoy se presentan al menos dos caminos. El primero consiste en un acercamiento mayor de! pensamiento administrativo tradicional a las organizaciones del Tercer Sector en donde se vinculen de manera estrecha la teoría y estudios organizacionales y las prácticas administrativas al crear un campo válido y legítimo de análisis en donde, entre otros aspectos. se reconozcan las caracterís ticas propias y se indague por las dimensiones de la empresa social, se examine la relación existente entre sociedad y empresa. se promueve el liderazgo efectivo en el sector social y sus actividades. se estudie el pape; del empresariado en el sector social y ~:~ realicen estudios de campo en estos
CUADERNOS DE ADMINISfRACJÓNl UNIVERSIDAD DEL V ALu} N° 27/ MARZO DE 2002
ámbitos. Como resultado general, se ampliarian las fronteras del pensamiento Administrativo Tradicional.
Un ejemplo y referencia obligada en esta dirección lo constituye The initiative 00 Social Eoterprise creada en 1993 por la Harvard Business School, cuyo propósito es responder a la creciente importancia social y económica del sector no lucrativo y de las empresas orientadas por propósitos sociales, y del proceso de interrelación que se empieza a construir de forma incremental con los empresas del sector privado en el contexto norteamericanol6 • Esta mención es relevante en la medida en que las tradiciones de desarrollo de las Escuelas de Administración y Negocios en el ámbito colombiano y latinoamericano han encontrado, en general, su inspiración tanto en el pasado como en el presente, en las pautas ofrecidas por los más prestigiosos establecimientos universitarios norteamericanos. 17
El segundo camino para responder a la pregunta formulada más arriba es la constitución de un campo disciplinar autónomo y hasta cierto punto alejado del pensamiento Administrativo Tradicional o con relaciones más bien tenues: La Gerencia Social. Esta opción es, hoy por hoy en América Lati-
na, la que gana mayor solidez dado el volumen de instituciones que se proponen el tema como objeto de estudio y práctica.
Una caracterización sucinta de esta tendencia registra la aparición de programas de formación profesional a nivel de postgrado: diplomados, especializaciones y maestrías, los cuales en su mayoría encuentran cabida en las Facultades de Administración pero operan como islas dentro de esos contextos. También se encuentran, aunque en menor medida, cursos electivos en gerencia social en los programas de pregrado de Administración de Empresas. Colombia, Perú y Chile juegan aquí un papel importante. En todo caso, son parte importante del espectro de posibilidades para la creación y difusión de un pensamiento autónomo en Gerencia Social.
Otro nicho de pensamiento en Gerencia Social se encuentra en Fundaciones e Institutos sin vinculación directa con centros universitarios. INDES, con sus sedes en Chile y República Dominicana, y FEGS en Venezuela, son buenos ejemplos pues han logrado una difusión, al más variado nivel, sobre los temas que estudian y los han hecho objeto de discusión multidisciplinaria logrando la partici-
16 Mayores detalles sobre esta iniciativa y su articulación con el programa general de formación en el nivel de MBA del Harvard Business School. se encuentra en Www hbs edul socjalentemrjse/
17 Hoy, por ejemplo, las Facultades de Administración y Negocios de las más importante universidades colombianas se precian de los fuertes lazos de cooperación con los centros de educación superior norteamericanos que ,e traducen en intercambio de profesores y formación docente y profesional.
210 EL DESARROLLO DE HABll.IDADES GERENCIALES PARA EL TERCER SEcroRl SÁNCHEZ DE R., K.
pación de actores tanto públicos como privados. Se debe destacar también su papel como organismos conectivos entre el pensamiento sobre gerencia y desarrollo sociallationamericano y el elaborado por organismos internacionales en otras latitudes.
CONTEXTO, DEFINICiÓN, OBJET1VOS y
CO~IDOS DE LA G ERENCIA
SocIAl.
El recorrido por las propuestas académicas y curriculares sobre gerencia social ofrecidas en América Latina ubican como contexto de su discurso, entre otros aspectos, la crítica a los modelos de desarrollo centrados en el crecimiento económico al cual se subordina el desarrollo humano y social; la búsqueda de modelos de desarrollo alternativos e integrales que propendan por una sociedad equitativa y viable a escala humana a la cual deben corresponder un modelo específico de gerencia; la necesidad de fomentar un compromiso y responsabilidad sociales de los diferentes actores: Estado, sector privado y sociedad civil, frente al ahondamiento de la brecha entre ricos y pobres y al aumento en la precariedad de las condiciones de vida de un:::. proporción cada vez mayor de la población; el establecimiento de relaciones de integración entre sociedad civil, estado y empresa privada; y, finalmente, el reconocimiento y aceptación de las transformaciones vertiginosas en los campos de la tecnología, la economía, la política y la cultura, resul-
tado de entornos caracterizados como complejos en donde el signo de marca es la incertidumbre y la inestabilidad.
Ei esfuerzo por establecer las condiciones de posibilidad y los criterios de defimción para una gerencia social indican que la especificidad de los programas y proyectos sDciaJes e:rige Que sean analizados tomando en cuenta su dimensiones particulares, aquellas que derivan de las características mismas de la problemática económica, sociai y política expresadas tanto en sus condicionantes históricas, como en los aspectos coyunturales y las perspectivas de largo plazo inherentes a la construcción de sociedades equitativas y sostenibles.(INDES 2000).
En esta perspectiva general, encuentra lugar una definición de gerencia social como la que presenta EIssy Bonilla en el texto del programa de su curso electivo:
" ... la gerencia social hace referencia a un conjunto de herramientas conceptuales, metodológicas, analíticas y operativas que constituyen un campo específico de conocimiento y habilidades para garantizar una gerencia transparente y eficiente en los procesos de las políticas, los programas y los proyectos sociales. Esto incluye elítre otras destrezas la capacidad de identificar y definir los problemas sociales, de generar los procesos interinstítucionales
CUADERNOS DE ADMINlSJ"RAClóNl UNIVERSIDAD DEL V ALLEI N° 271 MARZO DE 2002 21
y de propiciar y facilitar la participación de los usuarios en el diseño y ejecuci6n de los programas. Esto permitirá responder de manera más efectiva a las necesidades compleja y cambiantes de los beneficiario, hacer seguimiento a los procesos de los proyectos y evaluar el logro de los objetivos de los mismos . ..
(E1ssy Bonilla, Curso Gerencia Social, Universidad de los
Andes)
Elementos adicionales sobre las caractensticas del contexto de acción para la gerencia social en América Latina y otros aspectos para la construcción de su definición se encuentran también en el proyecto del INDES18 en donde se destacan las siguientes consideraciones:
"La incertidumbre de los acontecimientos sociales dificulta la predicci6n de su desenlace y su desarrollo. Lafragmentaci6n y estandarizaci6n de tareas y procedimientos de trabajo, son mecanismos inadecuados para hacer frente a la inestabilidad inherente a una realidad social cambiante, porque dificultan la identificación de variables que pueden incidir en el cambio social esperado. La complejidad
resultante del número de variables y actores confluyen a una detenninada situaci6n y la dinámica de sus interrelaciones. Dadas estas caracteristicas, la gerencia social exige a los gerentes capacidades específicas para poder actuar de manera adaptativa, construyendo escenarios (más allá de la mera extrapolaci6n de situaciones pasadas) "oteado" el futuro, ubicando centralmente lo social en las políticas de Estado, comprendiendo y aprehendiendo la dinámica de la comunitkJd. Todo lo anterior demanda a su vez transfonnación de los modelos mentales para hacer posible que directivos burocráticos tradicionales den paso a gerentes sociales flexibles, adaptativos e innovadores. Que puedan liderar el cambio social que se traduzca en equidad y sostenihilitkJd. ..
En cuanto a los objetivos y los contenidos, éstos se ubican en un continuo en donde en un extremo SI:: encuentran los más próximos a la administración y gerencia para el sector privado empresarial y, en el otro, los más próximos a la administración y gerencia pública, pasando por enfoques de conocimjento general sobre la situación social, económica y políti-
" INDES es el Instituto Interamericano para el Desarrollo social
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ca de América Latina y la del país respectivo en donde se ofrece el programa de fonnación en Gerencia Social.
Así, se propone analizar críticamente el desarrollo social y económico, introducir elementos básicos de formación y gerencia de políticas y programas sociales, desanollar los conceptos de compromiso y responsabilidad social, proporcionar estrategIas, metodologías, técnicas y herramientas para mejorar los resultados y niveles de gestión de las políticas y programas y entrenar en el uso de algunas herramientas básicas de gerencia.
En consecuencia, entre sus contenidos figuran temas como: contextualización y fundamentos de la gerencia social, incidencia del entorno en la gerencia social, la construcción de políticas sociales, organización eficiente del Estado, ética, democracia y reforma social, responsabilidad social; gerencia de recursos humanos; planeación estratégica, fonnulación de políticas públicas, administración y finanzas públicas; desarrollo organizacional; formulación y evaluación de proyectos sociales; información social; y gerencia del cambio, entre otroS.19
Mención especial merecen los temas que se incluyen bajo la rúbrica de instrumentos gerenciales: Planeación estratégica, planeaciÓB particiJlativa, negociación y manejo de conJtictos, formulación
y construcción de indicadores, financiación de proyectos y cooperación nacional e internacional, gestión socio-ambiental de proyectos y programas sociales, balance social, comunicación y mercadeo social, formación de redes y alianzas estratégicas, análisis de problemas y entornos, construcción de escenarios y alternativas, toma de decisiones, pIanes de desarrollo, nonnatividad nacional, planes sectoriales, planes locales, encuentros ciudadanos y diseño de programas y proyectos.
El toque de pincel para completar el cuadro lo proporciona la identificación de candidatos a la fonnación en gerencia social: Directivos y profesionales del sector público, cooperativo, ONGs, iglesias sector privado, cajas de compensación y en general entidades del sector social que deseen profesionalizarse como gerentes sociales. En suma, buena parte de las organizaciones del Tercer Sector.
De esta mirada de conjunto se desprenden las siguientes consideraciones:
Tal como se viene desarrollando, la gerencia social parece ser un lubrido entre las estrategias y técnicas de la administración y gerencia privada y de la admi- ~
nistración y gerencia pública. La Gerencia social está orientada a la fonnación de un indivi-
• Para tener un panorama general de los objetivos de la formaci6n en gerencia social y de sus respectivos contenidos se consultaron 7 programas de formaci6n a nivel de postgrado y l nivel de pregrado en diferentes paises de latinoamerica: 4 en Colombia, 2 en Perú, I en Venezuela y I en Chile. (Ver direcciones de las páginas web en la referencias bibliográficas).
CUADERNOS DE ADMlNlSTRACIÓNl UNIVERSIDAD DEL V ALu) N° 27/ MARZO DE 2002 21
duo especifico: el gerente social, quien básicamente actúa como gerente en el sentido de la noción tradicional del término pero vertido hacia "lo social".
Se discutirá más adelante como estas dos características pueden ser transformadas, o al menos enriquecidas, cuando se acude a otro modelo metodológico para el estudio y análisis de las organizaciones del Tercer Sector lo que contribuye a consolidar una identidad propia para la gerencia social que aún se encuentran en proceso de construcción.
IV. UN MODELO METODOLÓGICO PARA EL ESTUDIO Y ANALISIS DE LAS ORGANIZACIONES DEL TERCER
SECTOR
Una de las más importantes lecciones que nos entregan los avances epistemológicos recientes tanto para las ciencias naturales como para las ciencias sociales tiene que ver con la relación intrínseca existente entre los enfoques conceptuales o teóricos con los cuales se aborda un objeto de estudio determinado y el dispositivo experi-
mental o metodológico con el cual se obtienen las observaciones y la información empírica necesaria para avanzar en el conocimiento de tal objeto. Como lo expresa Roldán( 1999 y 200 1) "Toda observación está teñidIJ de teoría ". Es decir, la teoría o marco conceptual con la que el investigador se aproxima al estudio de la realidad determina el tipo de observaciones que se obtendrán y excluye otras no contenidas dentro de la red de conceptos seleccionados para orientar su investigación. La teoría opera como un filtro para el estudio de la realidad y deja ver sólo 10 que ella permite.
Una segunda consideración necesaria desde el punto de vista de la epistemología y la metodología es aquella que cuestiona la posibilidad de establecer una separación nitida entre el observador y lo observado. Este criterio ha marcado el desarrollo del conocimiento científico dentro de un modelo mecanicista de conocimiento y se ha convertido en uno de los signos de rigor científico hallando su expresión en la máxima exigencia de objetividad (Aktouf200I)20. Sin embargo, frente a los desarrollos reciep.tes producidos justamente en el terreno de las ciencias físico naturales, las cuales en general han servido de guía para preci-
20 Un análisis completo de la cosmovisi6n mecanicista y sus rasgos característicos se encuentra en Roldán (2001). Un paralelo entre los descriptores de la alternativa mecanicista y la cosmovisión emergente o de la complejidad se ha venido desarrollando en el programa de investigación de estudios de la complejidad aplicada a las organizaciones adelantado por Jairo Roldán, Yoav Ben-Dov y Karem Sánchez. Curso Complejidad y Organizaciones Universidad del Valle, Cali, 2000, Univeridad EAFIT Medellío Colombia 2001 (yoaybendoy com)
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sar el estatuto científico de las ciencias sociales, este criterio tambalea y se abren enormes interrogantes sobre las formas de uso, el alcance y la potencia de los métodos y las técnicas de investigación más frecuentemente mpleados hoy para dar cuenta de la
realidad natural y, para lo que aquí nos teresa, de la realidad social.
En el campo de las ciencias sociaes, dentro del cual se inscribe el estudio de la Administración y la Gerencia en tanto son fenómenos humanos y sociales, el tema de la metodología ha dado lugar a lo que algunos denominan el dilema de los métodos (Bonilla y Rodríguez, 1997). Este se caracteriza por la yuxtaposición y exclusión mutua de lo cuantitativo (objetivo y rnatematizable por lo tanto científico en el sentido clásico de las ciencias naturales) y lo cualitativo (subjetivo, no matematizable, por lo tanto, lejano del estatuto científico clásico).
Este dilema se resolvió por mucho tiempo a favor de los métodos yestrategias cuantitativos en detrimento oe los cualitativos. Sin embargo, dos factores modificaron la situación: Por un lado, la difusión a los más variados campos del saber de la conclusiones de la física moderna en donde se indica que para el estudio de las partículas fundamentales de la materia es imposible separar el observador de lo observado (Roldán,l990y Aktouf2(01);
y, por otro lado, los avances de la antropología contemporánea que reconocen la imposibilidad de establecer una objetividad total en el conocimiento de los grupos sociales y acepta la presencia de la subjetividad y su manejo como aspectos de consideración en sus estudios (Geertz, 1995 y 1994; Clifford, 1995). Así, las estrategias y métodos cualitativos ganan un peso específico significativo en el mapa de posibilidades para obtener conocimiento válido, confiable y científico de la realidad social.
Es evidente que ambas aproximaciones: cualitativas y cuantitativas son necesarias para ganar en conocimiento de la realidad social. Así, la exclusión mutua o el predominio y mayor desarrollo de una sobre otra no son alternativas conducentes para lograr una visión y comprensión del conjunto.
Sólo el reconocimiento de que la realidad social, es una realidad fáctica con significaciones subjetivas (Bonilla y Rodríguez, 1997) expresado en el recurso complementari021 de los dos tipos de métodos conducirá al desarrollo de investigaciones variadas y múltiples en sus formas de acercamiento y obtención de datos e información que cumplan los objetivos de ampliar las fronteras del conocimiento, base fundamental para generar nuevas orientaciones, toma de decisiones más
Se emplea aquí la noción de complementaridad tal como la defme Roldán en Langage, méchanlque quantique el rI~allté, Th~se •. Université de Paris,- Panthéon Sorbonne, 1991
CUADERNOS DE ADMINISTRACIÓN! UNIVERSIDAD DEL V ALLFl N° 27/ MARZO DE 2002 215
acertadas y lineamientos para la acción acordes con la realidad social. Se deduce de aquí la necesaria articulación e integración de las dimensiones micro y macro de la investigación social. Si esto es válido para la realidad social en general, lo es de fonna especial para el estudio y comprensión de las organizaciones del Tercer Sector, su conceptualización y el desarrollo de sus fonnas de gobierno, la gerencia social, entre otras posibles.
Los resultados de los estudios realizados por el proyecto comparativo sobre las organizaciones del sector no lucrativo liderado por Salamon son una buena muestra de la necesidad de acudir a los dos enfoques. Mientras en el documento general de 1999 se acude principalmente a métodos cuantitativos coherentes con la definición teórica propuesta y se identifican indicadores tan precisos como porcentajes de Pffi, empleo generado, fuentes de ingresos y sus magnitudes para tener una visión general sobre las dimensiones del sector; en el estudio sobre el impacto de estas organizaciones evoca de manera significativa la urgencia del recurso a los estudios de caso y las estrategias cualitativas (Salamon 2000).
Es indudable que las cuantificaciones y estandarizaciones deben estar al orden del día para estos estudios, pero no por ello debe dejarse de avanzar en el terreno del análisis de los niveles microsociales de las organizaciones que acuden a las estrategias cualitativas de descripción e interpretación. Estos deben entrar en relación de re-
troalimentación con los resultados de los estudios macro de donde surgirán procesos significativos y enriquecidos para su conocimiento en el mediano y largo plazo.
Si desde el punto de vista epistemológico y metodológico expuesto, se logra el acuerdo sobre la importancia de los estudios micro, queda ahora por resolver cómo emprenderlos lo que redunda necesariamente, como ya se vió, en el interrogante sobre el enfoque conceptual que se tiene de las organizaciones del Tercer Sector. Si el enfoque se limita al de organizaciones cuyo objetivo central es la supervivencia financiera en el proceso de prestar y rendir bienes y servicios a ciertos sectores de la población, ciertamente los estudios de caso estarían enfocados a examinar única y exclusivamente las parcelas de la realidad social de estas organizaciones que dan cuenta de esta perspectiva. Aquí, como en el estudio de caso del INALDE (2000) las preguntas serán en tomo a quién es el dueño, cuál es la visión del negocio que se tiene, cuáles son las ventajas comparativas, entre otras fonnuladas en esta misma dirección.
Pero si se tiene una visión mucho más amplia de lo que las organizaciones del sector significan para la sociedad, de sus objetivos alrededor de los cuales se pueden construir consensos, los estudios de caso como método de investigación, deben ampliar el alcance de sus indagaciones para examinar cómo, con cuáles estrategias, por cuáles medios (además de los finan-
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cieros) estas organizaciones despli~gan su actividad, resuelven sus dificultades, superan sus obstáculos y logran cumplir sus propósitos.
El estudio y comprensión de las organizaciones del Tercer Sector y de la Gerencia social con la cual se vinculan no pueden soslayar estos aspectos epistemológicos y metodológicos de donde se hace ineludible introducirlos tanto en las redes conceptuales que dan cuenta de ellas como en las estrategias metodológicas a las que se acude para auscultar sus realidades.
El argumento indicado en el sentido de que las organizaciones del Tercer Sector cumplen toda una gama de objetivos amplios en el contexto de la construcción de procesos de Gerencia Social exige así consideraciones metodólogicas de mayor amplitud en el orden cualitativo. Estas se condensan en el modelo para estudio de caso y sistematización de las experiencias de las organizaciones del Tercer Sector que se presenta a continuación.
UN MODELO PARA EL ES'TVDIO DE
CASO Y SISTEMAT1ZACIÓN DE LAS
EXPERIENCIAS DE LAS ORGANIZACIO
NES DEL TERCER SECTOR
El origen del modelo que aquí se presenta se encuentra en el proceso de sistematización de las experiencias de la Fundación Carvajal una de las más importantes organizaciones en el
terreno de la intervención social en CaIi y en Colombia, en el contexto de la gestión y la gerencia social,
Este proceso se adelantó en el contexto de formación y consolidación del proyecto EGEDES (Escuela para la Gerencia del Desarrollo Social). Tal como se señala en el documento base, la creciente importancia que las fundaciones, organizaciones no gubernamentales, grupos comunitarios y similares tienen para el mejoramiento de las condiciones de vida de los países en desarrollo requiere que estas entidades mejoren sus destrezas emprendedoi"as para adelantar de forma más eficiente los proyectos de desarrollo y por tanto lograr mayores beneficios sociales. El proyecto EGEDES tiene como propósito crear programas de formación en varios niveles en relación con el desarrollo social Y
Entre 1996 y 1997 se inició la construcción del marco conceptual para EGEDES. Durante este periodo, por medio de seminarios y talleres se definieron los contenidos y metodologías del proyecto. Varias entidades no lucrativas de Cali y la región se han visto atraídas por las ideas de EGEDES y hoy hacen parte de un consorcio con las cuatro instituciones fundadoras (Fundación Carvajal, Procomún, Universidad del Valle y Fundación Limmat).
A partir de 1998, con la financiación de la Fundación Lirnmat, se inició la elaboración de cinco estudios de caso
'" EGEDES, Documento base. Fundación Carvajal 2000. para una visiÓn amplia del proyecto ver www limmat orgltbjnklegedesl
CUADERNOS DE ADMINISfRAOÓN/ UNIVERSIDAD DEL V ALW N° 27/l'tIARZO DE 2002 217
del trabajo realizado por la Fundación Carvajal en los siguientes programas: Vivienda de interés social (Sánchez, 1998), CORPOGINEBRA (Sánchez, K. Rengifo, M. y Mantilla, A. 1999) Centros de Servicios Básicos Comunitarios (Sánchez, K. Rengifo, M. y Mantilla, A. 2000), CORPOTUNÍA (Sánchez, K., Rengifo, M, Patiño, S. y Mantilla, A. 200 1) Y recontrucción de la Zona 9 de Armenia (Sánchez, K. 200 1).
Los resultados de la investigación y del trabajo de campo han permitido discernir los elementos de un modelo metodológico conceptual para el estudio de las organizaciones del Tercer Sector y la sistematización de sus experiencias el que permite, por supuesto, para avanzar en la construcción de una teoría y una práctica de la Gerenciasocial
Este modelo resultado de la ejecución de estrategias de investigación pricipalmente cualitativa (etnográficas y antropl6gicas) involucra los siguientes componentes:
IDENTIFICACIÓN DEL CONTEXTO
GENERAL DE ACCIóN
Los proyectos o programas de las organizaciones sin ánimo de lucro no se realizan en abstracto sino en contextos específicos ampliamente caracterizables: hist6ricos, geográficos, econ6micos, sociales, políticos y culturales del programa o programas adelantados por la organización de estudio. Todos ellos se constituyen en marco de referencia para la acción.
DESCRIPCIÓN DEL PROGRAMA o PROGRAMAS DE LA ORGANIZACIÓN
Implica el conocimiento detallado d cada uno de los componente, sus obj( tivos y la identificación de los diferer tes niveles en los cuales se comprom( te la organización así como de quiene participan o se integran en ellos a títul institucional en la organización.
IDENTIFICACIóN DE TOOOS LOS
ACTORES COMPROMETIDOS EN B..
DESARROLLO DEL PROGRAMA O DE
LOS PROYECTOS DE LA ORGANIZACIÓI
Se tienen en cuenta a todos aque Uos que en mayor o menor medida ha participado y se establece el papel qu cada uno de ellos ha jugado. Este se guimiento muestra el dinamismo, incO! poración y rotación del personal invo lucrado en la medida en que aparece nuevos proyectos, requerimientos necesidades, o que éstos desaparece: y/o asumen otras características. L movilidad y las evaluaciones perma nentes de los programas sobre si mis mos y sus objetivos marcan la paut en el momento de identificar a sus pro tagonistas.
La organización bajo estudio y su componentes, las familias usuarias I
beneficiarias, la comunidad otras enti dades privadas, el sector financiero : cooperativo, el gobierno municipal entidades diversas del sector público universidades, entidades internaciona les, otras organizaciones no guberna mentales y organizaciones comunita
218 EL DESARROu.o DE IIABn.IDADES GERENCIALES PARA EL TERCER SECfORl SÁNCHEZ DE R., K.
rias de base, entre muchas oiras, componen el universo de participantes en los distintos proyectos o programas. El conocimiento de las formas de su interacción concreta son centrales para pensar los procesos de gestión y gerencia social.
IDENTIFICACiÓN DE LOS PROCESOS
CONDUCENTES A LA PRÁCTICA DE UNA
GERENCIA SOCIAL
Algunos de los aspectos identificados como procesos de gerencia social se derivan directamente de establecer las formas como estos actores se relacionan; de identificar los medios necesarios a los que se acude para para lograr su concierto para la acción; de describir el tipo de relaciones recíprocas, simétricas o asimétricas de la más variada índole que se producen entre ellos; de examinar los procedimientos educativos y pedagógicos encaminados a propiciar y estimular la participación comunitaria y la construcción y el ejercicio de una ciudadanía plena; de reconocer las diversas formas de acción interinstitucional, entre muchos otros factores.
La investigación y el trabajo de campo realizado permiten identificar como procesos centrales a la práctica de la gerencia social, entre otros los siguientes: la construcción de una red de relaciones sociales, la concertación entre lógicas y objetivos diferentes, la intermediación y promoción de la participación, la conciliación entre estilos de trabajo diferentes, la inserción en las dinámicas comunitarias.
IDENTIFICACiÓN DE LAS HABIUDADES
GERENCIALES y LOS ELEMENTOS
PROPIOS PARA LA GERENCIA SOCIAL
A pesar de lo limitado en el número de estudios de caso realizados, circunstancia que en parte se supera con la profundidad con la cual se llevaron a cabo, se hacen manifiestas algunas características que buen pueden categorizarse como "habilidades gerenciales". Entre ellas se encuentran las siguientes:
El Desarrollo de una sensibilidad hacia el sentir del grupo, la flexibilidad en las metodologías, el manejo de las . expectativas generadas, el respeto por el trabajo de los otros, la importancia de los valores culturales, la promoción del diálogo de saberes, el impulso al proceso educativo, el desarrollo de criterios técnicos, éticos, sociales, culturales para el trabajo con cada comunidad, la regularidad y constancia en la acción, el desarrollo y ejercicio de la capacidad global de liderazgo, la solución y el manejo de conflictos.
Nuevos estudios de caso con otras organizaciones, en otros contextos y con otras poblaciones, de seguro pondrían a prueba y validarían estas habilidades y sacarían a la luz otras nuevas.
Este modelo intenta trascender los límites propiamente organizacionales de las entidades del Tercer Sector y sus características estructurales y financieras para indagar más a fondo sobre los procesos y estrategias de interacción entre actores diversos. Interacciones tejidas en el desarrollo de
CUADERNOS DE ADMINISfRACI6NI UNIVERSIDAD DEL V ALW N" 27/ MARZO DE 2002
procesos concretos y específicos. Así, el estudio de estas entidades se ubica en un contexto relacional que pennite examinar cómo y hasta qué punto estos procesos contribuyen a la construcción de comunidad, de ciudadanía y de capital social entendido, en una primera aproximación, como la red de relaciones sociales que se construye y puede ser funcional a objetivos diferentes a aquellos para los cuales inicialmente se generó.
V. CONCLUSiÓN: HACIA EL DESARROLLO DE HABILIDADES GERENCIALES PARA EL
TERCER SECTOR
La emergencia cada vez más significativa e intensa de las organizaciones del Tercer Sector en el contexto de las realidades sociales contemporáneas impone nuevos retos a la Administración y la Gerencia Retos que solo pueden enfrentarse con la flexibilización de los modelos mentales vigentes frente a nuevos objetos de estudio, la aceptación de los límites de validez de las teorías administrativas y organizacionales hasta ahora desarrollados, y el impulso a la construcción de nuevos marcos conceptuales adecuados a los nuevos fenómenos.
Tales desafíos encierran promesas y también amenazas. Promesas en cuanto se percibe la ampliación del campo de acción de la disciplina y se augura el levantamiento de barreras conceptuales y teóricas que la encie-
rran sobre si misma y restringen su desarrollo fecundo.
Promesas que intuyen la potencialidad de nuevas estrategia y métodos de investigación para las realidades organizaciones que incitan con insistencia a forjar visiones integrales de las organizaciones en donde el diálogo interdisciplinario para el mejor entendimiento de los procesos gerenciales y administrativos es condición indispensable.
Amenazas representadas en el rechazo a confrontar estas realidades organizacionales y administrativas bajo nuevas ópticas y estrategias arrojando como resultado el anquilosamiento y petrificación de la disciplina administrati va.
El epígrafe que abre este trabajo contiene importantes sugerencias orientadas a posibles programas y proyectos de investigación para las organizaciones del Tercer Sector, la Administración y la Gerencia y los vínculos que las relacionan.
De las organizaciones se pide demostrar la valía de lo que hacen para ganar la lealtad de los ciudadanos. Esa demostración sólo se conseguirá si se emprende en forma continua e intensiva la sistematización de sus experiencias en donde se destaquen no sólo su capacidad de acción e intervención en los más variados contextos económicos, sociales, políticos y culturales, sino también se hagan visibles su capacidad de autoreflexión y pensamiento sobre si mismas, su posibilidad de ser adaptativas y corregir su rumbo
220 EL DESARROLLO DE HABILIDADES GERENCIALES PARA EL TERCER SECTOW SÁNCHEZ DE R., K.
cuando las circunstancias complejas en las que actúan así lo impongan.
De la Administración se exige idear nuevas estrategias de fonnación en materia gerencial y administrativa cuyo sello distintivo sea la integración de los valores y el espíritu característico de este nuevo sector organizacional, el Tercer Sector, para lo cual es imprescindible progresar en el conocimiento de tales valores y la naturaleza del espíritu que les otorga su sello particular. El desarrollo de una concepción autónoma de Gerencia Social se encuentra en primera línea dentro de esta agenda de trabajo.
Por último, se impone descifrar las claves necesarias de conciliación entre los intereses públicos y privados en aras de la profundización de la democracia y los valores que la acompañan: equidad, justicia social, pluralismo y tolerancia.
Los elementos para un marco conceptual y el modelo metodológico que aquí se presentan son una contribución en el sentido de arrojar luces sobre el tipo de habilidades gerenciales que se deben desarrollar para el ejercicio de una Gerencia Social adecuada a la naturaleza, los objetivos y valores que confieren su especificidad a las organizaciones del Tercer Sector. Como es de suponer, éstas habilidades van m ucho más allá de la necesaria capacidad de asegurar el financiamiento y la supervivencia económica de la organización. Actividad que por supuesto es es necesaria e imprescindible, pero a todas luces no suficiente para la con-
secusi6n de los objetivos propuestos por las organizaciones el sector.
La capacidad de concertación, el ';!llcontrar espacios comunes de acción para actores individuales y colectivos de naturalezas diversas y con objetivos opuestos, el fomento de~ diálogo además de la capacidad de obtener fondos y asegurar la sostenibilidad financiera serían algunas de las habilidades constitutivas de la gerencia social entendida como proceso colectivo resultado de la contribución de varios actores y no entendida como la acci6n que desempeña un individuo ubicado en el tope de una jerarquía burocrática administrativa siguiendo el modelo de la administración tradicional.
Se trata también una alternativa de respuesta a algunas de las observaciones que estudios recientes han hecho de las organizaciones del Tercer Sector según la cual tienende a estar "más cerca del poder, menos cerca de la gente" (Villar, 2(00). La promoción intensiva y la consecuente asignación de recursos para la realización de este tipo de estudios de sistematización de experiencias detalladas de las organizaciones del Tercer Sector, con el modelo que aquí se propone o con otro que recoja la complejidad de esta particular realidad social, requiere crear una conciencia .::n el seno de las organizaciones del sector de la importancia de generación de conocimiento, tanto a nivel de entidades individual como del sector en su conjunto.
Por ahora, observaciones preliminares indican que el trajín y la urgen-
CUADERNOS DE ADMINISTRACIÓN!' UNIVERSIDAD DEL V ALLFi N° 271 MARZO DE 2002 221
cia de consecución de fondos que garanticen su supervivencia y la prontitud por entrar en el campo de la acción y la práctica social, las hacen perder de vista, salvo contadas excepciones, la importancia de la reflexión y análisis de su propia experiencia para mejorar la eficiencia y eficacia de sus esfuerzos en ellogro de sus objetivos propuestos.
Es posible encontrar aquí también los indicios de una estrategia para superar la dualidad característica del sector en América Latina según la cual las organizaciones del Tercer Sector se encuentran divididas en el sector de las organizaciones tradicionales, formales y el sector creciente, con mayor fuerza e impulso, de las organizaciones de base, informales y de extracción popular y comunitaria (Salamon, L., Anhier, H. el al. 1999). El conocimiento generado a partir del estudio de uno y otro, y por supuesto, su socialización generalizada y discusión en el seno de los foros y eventos que reúnan a las organizaciones del sector, al sector público y al privado de seguro contribuirían a superar la fragmentación señalada.
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224 EL DESARROLLO DE HABILIDADES GERENCIALl"S PARA EL TERCER SECTOR! SÁNCHEZ DE R., K.
La construcción social del futuro.
Anotaciones desde la previsión humana y social1
Javier Medina Vásguez·
1 Esta versión mejora la ponencia inicialmente preparada para el IV Encuentro Iberoamericano de Estudios Prospectivos, La Habana, enero/2000. El autor agradece a Colciencias y a la Universidad del Valle de Colombia por el apoyo recibido a través de una beca de estudios de Doctorado en la Pontificia Universidad Gregoriana. "fambién reconoce el fructífero apoyo de la profesora Eleonora Masini )' de Victoria E. González para la realización del presente ensayo. Profesor Asociado Universidad del Valle, CaIi - Colombia Doctor en Prt'visión Humana y Social Pontificia Universicad Gregoriana, Roma.
ABSTRACT
En nuestro medio, la percepción de alguna parte del mundo científico social acerca de la aparente imposibilidad de conocer el futuro, y las actitudes renuentes de los decisores para asumir los costos de pensar seriamente a largo plazo, tienen mucho que ver con la multiplicidad de los pre-supuestos de partida de los estudios del futuro y la necesidad de un enfoque específico para las particularidades de América Latina. Desde hace más de una década diversos autores latinoamericanos por distintos caminos han venido insistiendo en que este enfoque se fundamente en la idea de la construcción social del futuro. Así pues, el propósito de este ensayo es cooperar en este sentido, situando esta discusión en la evolución conceptual de los estudios del futuro y brindando algunas reflexiones desde el enfoque conocido como previsión humana y social. A ralfin, primero se considera relevante discriminar las distintas representaciones del futuro que se han hecho en la historia y dentro de los mismos estudios del futuro. Luego se exponen las características básicas de la previsión humana y soclOI. Después se diferencian distintos niveles en la cons-
trucción social del futuro y se discute este concepto. Finalmente se avanza acerca del aporte educativo de este enfoque de acuerdo con las características culturales de América Latina, haciendo énfasis en las aplicaciones para aumentar la capacidad de gobernar.
1. LAS DISTINTAS FORMAS DE
REPRESENTARSE EL FUTURO
EN LA HISTORIA
1.1 LAs REPRESENTACIONES
DEL FUTURO
Eleonora Masini (l993a) plantea que la reflexión acerca del futuro siempre ha sido parte del ser humano porque hace parte de un profundo anhelo del hombre: la necesidad de dar sentido a su existencia. El futuro es un símbolo que le da significado al pasado y hace soportable el presente, al crear un propósito de vida por el que valga la pena luchar. Ante todo el futuro es una categoría mental, no una realidad materializada. La misma palabra futuro significa "no aún y en ninguna parte". Básicamente, es una dimensión en la que la imaginación puede construir alternativas contradictorias o complementarias. Por eso
CUADERNOS DE ADMINISfRACIÓN! UNIVERSIDAD DEL V ALLF} N° 27/ MARZO DE 2002 227
el concepto de futuro siempre ha sido controvertido (Fran\(ois, 1977)2.
En diferentes épocas y culturas han surgido diversas representaciones acerca del futuro y del papel que cumple el ser humano en la historia. Existe, pues, una inclinación humana a explorar el futuro en un horizonte de largo plazo, y en cada época se desarrolla una práctica preponderante. Cada una tiene su propia visión del mundo y sus propios criterios para concebir el futuro. Decoutle3 (1976; 1972) propone tres alternativas básicas de representación del futuro en la historia. Así, en la antiguedad, en el contexo mágico-religioso, surgieron las prácticas de la adivinación y la profecía, ligadas a la imagen del futuro como destino, según la cual las fuerzas sobrenaturales regían inexorablemente la vida social. Luego, en el contexto literario, ligado al advenimiento de la sociedad industrial y el auge de la idea de progreso, la utopía y la ciencia ficción plantearon la posibilidad de usar la imaginación para crear futuros distintos al momento presente. En ellas predominaba la imagen del futuro como porvenir. Finalmente, a partir del siglo XX, pensando el futuro como devenir, son los filósofos, los científicos y los tecnócratas, quienes crean
los estudios del futuro, buscando incorporar el largo plazo en el análisis de las transformaciones históricas, con miras a estructurar la acción presente en el sentido deseado.
Es relevante discriminar las distintas representaciones del futuro que se han hecho en la historia y dentro de los mismos estudios del futuro. Pues, de este modo, puede verse la gran distancia que separa a la "bola de cristal" y los modernos intentos por "predecir' el futuro, de los más modestos -pero quizás significativos- planteamientos que convocan a construir socialmente el futuro. Así, también se pueden brindar elementos para discutir si con ello se está arrivando a una nueva representación. Veamos:
1.2. EL FU'T\lRO COMO DESTINO
Según Moura (1994), el futuro entendido como destino implica dos concepciones vitales Íntimamente relacionadas: El fatalismo y el desciframiento:
La primera piensa que el futuro no se puede conocer, simplemente acontece, sucede, independientemente de la voluntad del ser humano. Este se encontraría determinado por fuerzas que no puede controlar y de las cuales no puede es-
Es importante tener en cuenta con Francois (1979) que el proceso de representación del futuro pone en juego tres elementos fundamentales: - La percepción, -las estructuras mentales; y - la estructura de la realidad. Pero aquí divergen casi todas las escuelas y enfoques. Para referirse en detalle a este aspecto se requiere otro espacio diferente. Ver, "Anotaciones para descifrar el nudo gordiano de las representaciones" (Medina, 1999b). Desarrollos importante sobre el particular están en Miklos y Tello (1991) Y Moura ( 1994).
228 LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DEL FUfURO •• J MEDINA V., J.
capar. Por tanto, no existe libertad ni responsabilidad. El fuiuro ya está escrito, decretado, es algo inevitable. No queda más remedio que resignarse y esperar a qu~ llegue cargado con las buenas o ¡as malas noticias, según "Dios quiera", el "el destino decida". Subsiste un fatalismo básico: sucede de todas maneras, no se puede hacer nada al respecto. Para la segunda concepción, en cambio, el futuro si es descifrable, y si se pueden conocer las fuerzas ocultas que lo producen. Pero esta es una facultad o un don sobrenatural que solo poseen algunos "iniciados", quienes son capaces de leer lo que advendrá a partir de diversos medios: las visceras de los animales, las estrellas, los residuos del café, las cartas, las manos, etc. Tales "pre-destinados" pueden "pre-decir" "el futuro", visto como una única posibilidad que \·a a acaecer "pase lo que pase". De todos modos, el futuro es algo inevitable, causado por un designio divino o sobrenatural. Por ende, está
"más allá" del alcance del ser común y corriente. Es aigo que se revela a unos pocos elegidos, quienes tienen una relación especial con la fuente Inspiradora de los sucesos.
Surgen así la adivinación4, y la profecía. La adivinación pretende saoer «la suerte» de un individuo determinado mientras que la profecía cree conocer, por inspiración divina, las cosas distantes o futuras relativas a una comunidad particular. Las diferentes culturas y civilizaciones han creado sus propias expresiones sobre el particular. Así, el oráculo hablaba a través de las pitonisas en la Antigua Grecia; en la Biblia Dios anunciaba sus mensajes al pueblo ~udío mediante apariciones, sueños y milagros que "leían" los profetas, etc; los chinos idearon el 1 Ching, Africa Negra creó el vudú y la macumba; Europa Occidental adoptó y adaptó la astrología y la cartomancia -especialmente el tarot; los mayas, aztecas y egipcios elaboraron complejas cosmogonías en las cuales las pirámides simbolizaban la vida después de la muerte, etc. j
La adivinación inductiva o artificial se basa en la observación de fenómenos que tienen el valor de signos anunciadores de un evento a ocurrir, los cuales deben interpretarse según una serie de criterios. Los "indicadores" pueden ser fenómenos del mundo inanimado o del mundo viviente, y los signos pueden ser espontáneos o provocados. La adivinación htuitiva o natural no depende de signos exteriores sino de un estado de disociación mental, en el cual una parte de la personalidad del vidente (o, frecuentemente, la vidente) pretende hacer obeder a su voluntad fuerzas sobrenaturales que le confieren capacidaades extra-ordinarias en materia de telepatfa, percepción a distancia o premonición. Para profundizar en las diferencias ver Cazes (1986; 26-34). En la evolución del cristianismo aparecen tres acercamientos al futuro: la perspectiva apocalíptica, la teológica y la profética La visión apocalíptica se caracteriza por un rígido dualismo entre este mundo y el próximo, asf como por su fatalismo y ~l
CUADERNOS DE ADMINISTRACIÓN! UNIVERSIDAD DEL V ALW N° 27/ MARZO DE 2002 229
Sin embargo, la adivinación, sea de tipo inductivo o de tipo intuitivo, y la profecía están lejos de haber desaparecido y con el tiempo incluso parece fortalecerse. Es bastante usual ver su presencia no solo en los países en vías de desarrollo sino también en en la televisión de los países industrializados. Puede decirse entonces que esta concepción -pretendidamente- premodernasubsiste actualmente en todo el mundo a través de la magia, la religión y algunas versiones new-age, reforzándose con el uso de la infonnática y las telecomunicaciones. Podría considerarse que ha resurgido con vigor en los últimos años y se ha constituido en una aproximación al futuro bastante popular.
1.3 EL FUTURO COMO PORVENIR
En segunda instancia, si se piensa el futuro como porvenir, o algo por suceder, se convierte en objeto de la descripción imaginativa tal y como se ha relatado en la Utopía y en la Ciencia
Ficción. Estos géneros literarios exploran un conjunto de estados posibles de la naturaleza en un plazo más o menos lejano, que no tienen conexión necesaria con el mundo real, y no es preciso que se realicen en la práctica.
Cuando se babIa de Utopismo6, según Kateb (1977) se designa una larga tradición de pensamiento sobre la sociedad perfecta, la cual se identifica con la armonia del hombre consigo mismo y con los demás. En realidad el utopismo se constituye en un esfuerzo por imaginar una sociedad en la cual todos los hombres quisieran vivir si pudieran, de acuerdo con una serie de condiciones sociales. Los "ingredientes" necesarios para lograr la armonía que suelen citarse son la paz perpetua, la entera satisfacción de las necesidades humanas, un trabajo satisfactorio o un ocio profundo, o una saludable mezcla de ambos; una extrema igualdad, o una desigualdad basada en causas racionales y justas; la ausencia de autoridad o un modo de par-
distanciamiento de los quebaceres terrenales. Además. al ser influida por religiones de origen oriental, crea una compleja organizaci6n en la cual participan seres angelicales y demoníacos que luchan por el predominio en todos los mundos. La visión teológica percibe el futuro como el desarrollo de un propósito inherente al universo mismo y a la voluntad de Dios. En la visión profttica propia del pueblo hebreo, de acuerdo con sus creencias religiosas el futuro podía ser logrado por el hombre, siendo las profecías un medio para motivar al pueblo y promover cambios de conducta. (Ver. Miklos y Tello, 1991;33). En el lenguaje coloquial "utopía" y "utópica" se aplican a cualquier idea o sugerencia, tal vez deseable, pero impracticable o irrealizable. que se suponga defraudará por lo engañosa o insensata, toda esperanza razonable que implique un alejamiento de las condiciones existentes. En un sentido más estricto. estos términos se aplican a cualquier especulación ético· filosófica sobre la "buena sociedad", a cualquier formulación teórica de principios políticos fundamentales o de formas de gobierno, o cualquier sociedad imaginaria descrita en un tratado. novela, relato o poema, o a cualquier proyecto o concepción de una sociedad peñecta. Ver Kateb (1977)
230 LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DEL FUTURO • .J MEnINA V., J.
ticipación de todos los ciudadanos tal que puedan acceder a la autoridad y ejercerla; y una virtud lograda prácticamente sin esfuerzo.
El utopismo proviene de una tradición, común a varias culturas, que relata una Edad de oro, una época previa a la "caida del hombre", de convivencia pacífica en un estado de naturaleza "pura" , plácida, sin los males del mundo real. La armonía se concibe como algo natural que brota por sí misma, en donde los hombres son sencillos, tienen pocas necesidades o deseos, y se encuentran satisfechos con tu frugal estilo de vida. Pueden considerarse dentro de esta tradición obras como La República de Platón, ciertas partes de La Política de Aristóteles, la clásica «Utopía» de Tomás Moro, la «Nueva Atlántida» de Francis Bacón, la «Ciudad del Sol» de Tomás Campanella o El Contrato Social de Rousseau. Luego en el siglo XIX aparecerían las Utopías Sociales (Fourier, etc.). Finalmente las Antiutopías en el siglo XX señalarían la búsqueda de las fallas de los modelos ideales (A Huxley, Orwell, etc.) y surgirían obras importantes como El Código de la Naturaleza de Morelly, las Newsfrom Nowhere de William Morris, y A Modero Utopía de H.G. Wells, etc.
Estas obms concuerdan en el énfasis que le han dado a la idea de armonía. Pero generalmente difieren en las condiciones del mundo real que se consideran las más apropiadas para conseguirla. así como sobre los pormenores y detalles de la vida utópica (las prácticas, instituciones, etc.). Para Kateb, la corriente utópica, si bien ha sido bastante criticada por su fuga de la realidad, o su carácter de fantasía inalcanzable 7, ha contribuido de di versas formas a la sociedad. Primero, porque al crear un sentimiento de malestar con la naturaleza básicamente imperfecta del mundo real, estimula la necesidad de cambiarlo. Segundo, porque aumenta la confianza en las posibilidades humanas, al recordarle a la sociedad sus limitaciones y defectos, lo que pone de plano el hecho de que ninguna sociedad puede explorar toda la riqueza de la naturaleza humana. En tercer lugar, porque muchos libros utópicos son en verdad penetrantes estudios sociológicos que aumentan el conocimiento de las relaciones sociales tanto como cualquier análisis a gran escala de las sociedades reales. En fin, la utopía contribuye a la toma de conciencia de la sociedad acerca de la necesidad de construir un mundo mejor, y su método es generar un
Muchos han sido los grandes críticos de la tradición utópica. Entre ellos se cuentan Dostoiesvsky y Nietzche, Evgenii Zarniatin y Aldous Huxley. Los dos primeros ponen el acento en una serie de valores "antiutópicos" como el amor al riesgo y a la incertidumbre, el sufrimiento y la exaltación del destino implacable y la espiritualidad. Los dos últimos autores enfatizan el hecho de que la paz, la satisfacción material y la virtud conseguidas prácticamente sin esfuerzo, pueden llevar a la placidez, la relajación, el sinsentido y finalmente a la corrupción.
CUADERNOS DE ADMINISTRACIÓN! UNIVERSIDAD DEL V ALu} N° 27/ MARZO DE 2002 231
punto de vista por contraste, mostrando el abismo entre lo que se necesita y lo que se tiene.
De otro lado, en el siglo XIX surgiría la cienciaficción, con gran impacto en la imaginación popular. De acuerdo con Swin (1993), las condiciones necesarias y suficientes de este género literario son la presencia y la interacción de dos elementos: "extrañeza" (straniamento) y "cognición". Vale decir, que la especificidad que define la ciencia ficción es la hegemonía de cronotipos narrativos (colocaciones espacio-temporales) y/o agentes totalmente diferentes respecto a la norma dominante en la sociedad a la cual pertenecen el autor y el lector ideal, y todavía cognitivamente no imposibles respecto a una causalidad material. De este modo, el primer criterio ("extrañeza") distingue a la ciencia ficción respecto a los géneros "realisticos" o "empíricamente miméticos"; el segundo criterio, lo diferencia respecto a los otros géneros no realísticos, y constituye un marco imaginario o un mundo posible alternativo al ambiente empírico del autor.
Para Swin es precfsamente esta interacción entre los mundos posibles imaginados yel "mundo cero" correspondiente al ambiente empíricamente verificable del autor, lo que constituye la riqueza de la ciencia ficción. Riqueza que no se debe solamente a que ponga en escena una serie de temas o contenidos nuevos, los novum (cuyos temás clásicos son los viajes extraordinarios las aventuras espaciales,los viajes en el tiempo, los extrate-
rrestres, superman, robots, mutantes, hombres-dios, muerte del hombre, muerte de la tierra, etc.) Se debe, sobretodo, a la relación de retroalimentación (feedback) con el conocimiento que la produce y evalúa. De esta manera, se crea una fuente de innovaciones (al nivel de ambientes, grupos de seres, situaciones, inteligencias, representaciones del bien supremo, etc.) que amplian las fronteras mentales de lo que es posible y generan nuevas preguntas a la humanidad a nivel científico y ético (Cfr. Gattégno, 1971).
La difusión de la ciencia ficción ha crecido sobretodo en algunas de las naciones industrializadas en los últimos años 100-125 años, especialmente en Francia, Estados Unidos, Inglaterra y la Ex-Unión Soviética. Este género narrativo, aunque no ha logrado una gran expansión cuantitativa, si ha influenciado algunos estratos sociales importante, por ejemplo personas con instrucción universitaria y jóvenes escritores ligados a la investigación y desarrollo de nuevas tecnologías; igualmente ha producido obras maestras en el sentido tradicional como también obras de baja calidad para el consumo de masas. La literatura de ciencia ficción es de primera importancia en el plano sociológico como campo de pruebas y observatorio de ideas para otros géneros, tal vez más difundidos (pero inferiores en calidad), como los dibujos animados, filmes y series televisivas de ciencia ficción, etc. Si bien se discute con intensidad la estructura y el ámbito de intereses de la
232 LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DEL FUTURO •• J MEDlNA V., J.
ciencia ficción -que es muy variado-B,
es muy claro su aporte social: imaginar futuros diversos al presente, enriqueciendo la calidad de la vida con ayuda de la ciencia. Julio Verne y R.G. Wells con sus obras, son solo dos ejemplos clásicos que han motivado a las nuevas generaciones a concebir innovaciones tecnológicas y a mejorar las instituciones sociales9 (Cfr Swin, 1977).
Ahora bien, cómo catalogar producciones tan diversas acerca del futuro? Al efecto, Cazes (1991) presenta una suerte de compendio del imaginario politico occidental, distinguiendo diferentes tipos de acercamientos al futuro, de acuerdo con su punto de vista acerca de las idea de progreso y de modernidad. Cazes dice que, tengan o no conciencia de ello, los productores de imágenes del futuro recurren a un repertorio básico compuesto de cuatro esquemas elementales que giran alrededor de dos coordenadas fundamentales: la civilización y el progreso. Para Cazes todo ocurre como si los productores de imágenes se plantearan al respecto las siguientes preguntas:
• La civilización moderna (con sus numerosos atributos: ciencia y técnica, industria, urbanización, democracia y laicismo, etc.) proseguirá su auge o perderá terreno? Esta extensión (o este retroceso) de la civilización va a la par con el progreso, o por el contrario hay una regresión respecto a la situación actual?
La combinación de estos dos pares de interrogantes da origen a cuatro situaciones-tipo:
A. Más civilización y progreso B. Menos civilización y progreso e Más civilización y regresión D. Menos civilización y regresión
El autor reagrupa así un vasto conjunto de representaciones mentales "que incitan a los hombres a obrar haciéndoles pensar que el mundo es inteligible"; y advierte que estas son de una notable diversidad puesto que en tal clasificación se halla "con qué satisfacer a la vez a los aficionados a
Según Swin, para algunos autores la ciencia ficción cobija la narrativa utopística. la narrativa fantástica -horrorffica o heroica-, la ficción especulativa; para otros autores se extiende, aunque en una menor jerarquía, se relaciona con la divulgación cientffica, la subliteratura individualista (wes!em, "gialli") y el género far.tasy de üpo ocultista, los cuales se han tomado bastante importantes en los últimos 35 años. Esta capacidad inspiradora de las imágenes del futuro se constituye en un~ fuente de poder. Entre los mejores ejemplos que estudian este fenómeno, PolaJe (1973) examino la influencia que las imágenes colectivas tenían sobrt; las diferentes culturas, Dyson (1997) presente cinco ensayos en los cuales observa e l proceso de creación de los mundos posibles y su relación con la historia, la ciencia, la tecnología, la evolución y la ética.Gaudin (1984) reflexiona sobre ia naturaleza de la técnica y la evoluciÓn del estatus del conocimiento. Analiza io que denomina los "soñadores eficaces" y se pregunta inteligentemente: poder del sueño o sueños de poder'
CUADERNOS DE ADMINISl"RACIÓNl UNIVERSIDAD DEL V ALLFl N° 27/ MARZO DE 2002 233
un mañana feliz y a los obsesionados con la decadencia, a los aduladores de la máquina y aquellos que la detestan, a los defensores de una dinámica «objetiva» de la historia y a los partidarios del voluntarismo". Veamos:
1.4 EL FUTURO COMO DEVENIR
En última instancia, si se ve el futuro como devenir o proceso histórico "encadenado" (pasado + presente + futuro), se vuelve objeto del discurso de la acción y en consecuencia se torna objeto del interés de los estudios del futuro, los cuales emergieron progresivamente a nivel mundial después de muchos años de anteceden-
CUADRO 1. LAs REFLEXIONES PROSPECTlVAS
Crecimiento
Civilización Moderna
Decrecimiento
Habrá progreso?
Sí
A
a) Evolucionismo Social b) Progreso dirigido
B
Retroprogreso
No
e
Contrautopía Decadencia "moderna"
D
Decadencia "clásica
Fuente: emes, Bernard, "Las reflexiones prospectivas: un ensayo de tipología", 1991.
234 LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DEL FUTURO •• J MEDINA V., J.
TIPOS
Evolucionismo social:
Progreso dirigido:
Retroprogreso:
Contrautopía:
Decadencia:
_.
CuADRO 2. TIPOLOGIAs DE REFLEXIONES
ACERCA DEL FUTURO
DESCRIPCIÓN
Los cambios observados en la historia son interpretados como el signo de una evolución irreversible (el «senúdo de la historia») que conduce por etapas más o menos numerosas hacia un estadio tenninal que señala un progreso decisivo en relación con todo lo que le ha precedido. Así. Herbert Spencer hizo sucedene los regímenes guerreros y los regímenes industriales. A. Comte formuló su «ley de los tres estados". y Marx se refirió a las fases necesarias para el advenimiento de la sociedad sin clases. En nuestra época las discusiones sobre la emergencia de una sociedad posúndustrial o de una sociedad de la información se sitúan también muy a menudo dentro de un marco evolucionista, incluso aunque ya no se crea en una fase ólúma que marque una especie de "fin de la historia».
Existe. asimismo. una variante voluntarista de este esquema civilización + progreso en cual los movimientos de la historia se interpretan como el producto de una acción bumana deliberada. En esta visión encamada en numerosas utopías sociales (por ejemplo Le Voyage en [carie de Cabet. 1840); el progreso siempre ha estado asociado con la civilización. pero llevarlo a cabo implica una doble adaptación. de la naturaleza social y de la naturaleza humana, bajo una benefactora influencia del saber cieoúfico.
Asocia el retroceso de la civilización con el progreso; corresponde a las visiones del futuro que subordinan el advenimiento de un estado social mejor a un rechazo más o menos radical de la civilización moderna y componan a menudo un retomo a una vida comuitaria y rural. &te tema, desarrollado por Fourier en el siglo pasado con una notable imaginación. ha sido retomado en la época contemporánea por una prospectiva de inspiración ecologizante tipo Kurt Schumacher ( .. Small is beautiful») y ciertos informes del Club de Roma.
Retoma el mensaje «primitivista». ya que posrula que la prolongación de la civilización moderna no puede sino engendrar el antiprogreso. En el plano novelesco es la lección que difunden las contraulOpías tipo "Le Meilleur des Mondes" de Aldux Huxley. qUi! denuncian los efectos perversos de la adhe-sión a un porvenir conforme al evolucionismo social o al progreso dirigido. En las obras no literanas, la misma función la cumplen autores que, como Tocqueville, Coumot o Schumpeter, hacen presentir una decadencia de tipo cultural frente a la sombra de la civilización capitalista - individualista.
El retroceso de la civili zación se acompaña de una regresión, es decir, civilización y progreso van en el fondo a la par pero en forma negativa. &ta vez el porvenir es visto como una decadencia. tomándose ésta en el sentido clásico, muy marcado por el paradigma de la caída de Roma. Conforme a lo que sugiere este precedente histórico, se encuentra en los autores decadentis-tas una ponderación variable entre las fuerzas internas de descomposición y la acción de los «bárbaros» del exterior (V g. Spengler y la Decadencia de Occidente).
Fuente: Adaptado de Cazes. Beroard, "Las reflexiones prospectivas, un ensayo de tipología ". /99/.
CUADERNOS DE ADMlNISTRACIÓNl UNIVERSIDAD DEL V ALLFi N° 27/ MARZO DE 2002 235
tes y desarrollos previos. Si bien sus primeros esbozos en propiedad datan de principios del siglo 10, se van consolidadando alrededor de la segunda guerra mundial y trascienden finalmente a la opinión pública en los años sesenta.
Para Del Olmo (1984) y Miklos & Tello (1991), los estudios del futuro son un producto moderno por excelencia; un fenómeno concomitante con la diferenciación de las esferas institucionales, la creencia en la idea de progreso,la fe en la ciencia y el poder tecnológico, la secularización, el nuevo papel del individuo, la actitud positiva respecto al futuro, la aceptación entusiasta del cambio y la transformación de las concepciones de autoridad. Por ende esta concepción moderna dista mucho de las visiones pre-modemas, fundamentadas en actitudes nústicas, mágicas, fanáticas, rígidas o conservadoras, donde prima el temor, el azar y la fatalidad. La diferencia esencial radica en que las concepciones premodernas se ubican en un plano imaginario, que explora todo aquello que podría ser o suceder. Pero los estudios contemporáneos se sitúan en la realidad confrontando las imágenes de futuro con datos, buscando escIare-
cer diferentes alternativas futuras pro conocer sus posibles repercusiones e la acción presente. Es decir, se bas3 en la creencia de que es factible com cer inteligentemente futuros alterru tivos para seleccionar el mejor y con: tmirlo estratégicamente. Así pues 1< estudios del futuro surgen como 14
campo de conocimiento para la intl rrogación sistemática y organizail del devenir. Campo que se ha ido con: tituyendo progresivamente en una di: ciplina académica que trata los estz dios de largo plazo y los instrumel tos de planificación que deben acon pañarlos (Hodara, 1984).
Es de anotar que al principio la c( munidad cienúfica y académica vió k estudios del futuro con alguna descOt fianza debido a que, como el futuro "n es aún y no está en ninguna parte' aparentemente no tenía sentido ded car esfuerzo alguno a su conocimient( Su percepción negativa se fundaba e su creencia de que el futuro no podi ser un campo reservado para la ciencü ello se traducía en un rechazo para daJ le prestigio académico a una activida que era considerada incierta, metod< lógicamente obscura e inevitablemenl subjetiva (Cfr. Malaska, 1994).
10 Hacia 1900, el novelista H.G. Wells en "Anticipations" hizo uno de los primeros llamad( sobre la necesidad de prever sistemáticamente, a partir de razonamientos lógicos, e
futuro de los distintos modos de transporte. Pero hubo que esperar a la crisis de 1929 p31 que aparecieran las primeras iniciativas institucionales y científicas al respecto. La mi famosa de ellas fue la Comisión de profesores universitarios que el presidente Hoovl designó para estudiar la sociedad norteamericana, visto como un análisis necesario p31 la puesta en marcha de sus refonnas. "Tendencias sociales recientes", publicado en 193: fué el título de este infonne dirigido por William Ogburn, co-fundador de las cienci¡ políticas (Cfr. Hatem, 1996).
236 LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DEL FUfURO •• J MEnINA V., J.
No obstante esta apreciación, los estudiosos del futuro han insistido en que si se pueden investigar los futuros posibles (los futuribles). De acuerdo con Bertrand de Jouvenel (1967) es factible indicar algunas direcciones que puede tomar el futuro, siempre en térrrúnos de una baraja de alternativas. El fundamento para indicar tales futuros viene de los rastros del pasado, los datos de como se comporta el presente (los factum) y las imágenes mentales o representaciones de aquello que puede advenir (los futura). Desde entonces, el objeto de los estudios del futuro es la exploración sistemática de los futuros posibles a fin de mantener y/o mejorar la libertad, el bienestar y el desarrollo humano y sostenible, ahora y en el futuro (Bell, 1994; 54). Mediante este proceso de reflexión se pretende saber, sobre la base de los hechos presentes, cuáles son los futuros Verdadera o verazmente posibles, cuáles son los futuros más probables dadas las diversas condiciones (si se decide o no emprender algunas acciones específicas), cuáles futuros alternativos son los más deseables; y qué es lo que las personas individual y colectivamente pueden hacer para alcanzar el futuro deseable y evitar las consecuencias del
futuro no deseable. Por tanto, su propósito no es es tanto predecir eventos específicos en elfuturo, puesto que no se cuenta con una "bola de cristal", como reflexionar sobre el futuro para comprender mejor el rol que podemos desempeñar en el presente ll •
2. LOS ESTUDIOS DEL FUTURO Y SUS DIFEREN· TES REPRESENTACIONES
DEL FUTURO
2.1 LAs CONCEPCIONES DEL CAMPO
DE LOS FUTUROS
De acuerdo con Siaughter (1996) actualmente se distinguen varias tradiciones en los estudios del futuro. Por un lado hay una tradición americana centrada en el desarrollo de la ciencia y la tecnología para el servicio de la industria aeroespacial con fines militares. Otra vertiente es la francesa, cuyo enfoque inicial era fuertemente humanística. Hay otra de origen alemán y escandinavo que busca incrementar la partic ipación popular en la planeación del sector público. Desde el punto de vis ta académico existe un enfoque empírico analítico, positivis-
11 De acuerdo COl! Paulo Moura (I994; 105), ninguno puede prever el :uturo, lo que podemos hacer es identificar algunas tendencias del de,arrollo e ¡"tenlm- entender adonc.:e este desarrollo nos puede llevar. No interesa por tanto "adivinar" el futuro, sino ser capaces de anticiparlo a través de su "proyecci6n", discerniendo los fururos posibles y los futuros probables dentro de los posibles, como también los futuros plausibles dentro de los probables. Los posibles son las alternativas que pueden posiblemente acontecer. Los probables son los posibles con mayor chance de ocurrir. Los plausibles son los que tienen aún mayor chance de ocurrir.
CUADER..'íOS DE ADMlNlSfRAClÓN! UNIVERSIDAD DFL V ALW N° 27/ MARZO DE 2002 237
ta, corporativo; otro clásico, interpretativo, comparativo, de origen europeo; y otro que es activista, visionario, universal y aplicado, facilitador del desarrollo de los futuros.
El debate sigue abierto y es continuamente enriquecido puesto que, para Masini (1993), al contrario de lo que sucede en otras disciplinas, la terminología de los estudios del futuro no es aceptada universalmente, debido tal vez a su juventud o a la existencia de diversos enfoques muy permeados por las diferentes culturas. (El cua-
dro de la página siguiente muestra la evolución de los principales conceptos que han sido propuestos)
Según Masini (1993) existirían dos grandes tipos de enfoques. De un lado están aquellos que se centran en la identificación de la probabilidad de ocurrencia de un suceso futuro. Y de otro lado se encuentran aquellos enfoques que se centran en el logro del futuro deseable, la prospectiva estratégica y la previsión humana y social -cuyas diferencias son las que nos interesa explicitar a continuación-:
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CUADRO 3. CRONOL()GjA y ENFOQUES
SOBRE EL RlTUR012
En 1907 s.e. Gilf¡Jlan (norteamericano, especi~)ista en ciencias sociales y autor de investigaciones sobre los procesos de innovación y de la predicción) sugiere que se llame "Melontologia" al estudio de las civilizaciones futuras (de la palabra griega que de.scribe los eventos futuros por oposición a arquelogfa En 1943, el especialista de ciencias politic~s aleman Ossip K. Aechtheim (Director del Instituto de Investigaciones sobre el futuro de Berlfu) propone fUlurology para significar la búsqueda de una lógica del futuro en el mismo sentido en que la historia bu~ca la lógica del pasado. En 1957 Gastón Berger, creaprospecliva (anticipación para iluminar la acción presente) en oposición a la palabra retrospectiva, para llamar la atención sobre la necesidad de mirar adelante cuando se toman las decisiones, especialmente aquellas de alto impacw para la sociedad. En 1966 se funda la World Future Society, asociación básicamente norteamericana y sin ánimo de lucro, a fin de contribuir a la toma de conciencia de la necesidad de estudiar el futuro. En 1967, Bertrand de Jouvenel (periodista y cientista politice francés, fundador de la Asociación intenacional Fu!uribles) objeta a Aechtheim la posibilidad de que exista una ciencia del futuro y en su lugar propone fu/uribles para designar el estudio de los futuros posibles. Igualmen~ Daniell Bell, sociólogo norteamericano, utiliza la voz prognosis y Erich JantsCh utiliza techn%gicaJ forecasting en un estudio para la Organización para el Desarrollo y Cooperación Económica (OCDE). En 1971 Fred PoI aJe, holandés, director del Instituto Holandés para la Exploración del Futuro, propon·~ Prognostics (del griego "saber por :mticipado" o "saber antes"), que no IUVO éxito en Europa Occidental ni en los Estados Unidos, pero si en Europa del Este, \al vez debido a su afinidad con la cultura griega en lugar de la cuJtura romana. En 1973, bajo el auspicio de la UNESCO, nace oficialmente la World FUlures Studies Federation, proceso preparado con las conferencias de Mankind 2000 (Oslo, 1968) y K yoto (1970), liderado por Johan Galtung, Robert JW1gk, James Wellesley-Wesley, Joho McHale, Hidetoshi Kato, Bestuzhev -Lada, Eleonora Masini y otros- La WFSF nace con énfasis humanista, tratando de unir futuristas y profesionales de todo el mundo. Bertrand de Jouvenel fue su p?irner presidente En 1974 el Secretariado Sueco para los Estudios del futuro propone Futures Studies más bien que fUlures researeh, para subrayar que este campo no pertenece solamente a los especialistas del futuro.
- Desde 1975 otros nombre sugeridos son fUlure anaIysis, futuries, futures fie/d. probabilisties. forward s/udier. fUlure p/onning. fUlurography, antrospectrunity. projec1ive research, shoTl and long range p/onning. projee/ions. predictive sfudies, fUlury (COmiJ correspondiente a hislor)'), futory (como future más history). allemative anaJysis, op/ions anaJysis. decision op/ion ana/ysis, alleTfliJtive in fidures, prospecrivism, fustory (por historia futura). faluris/ o futuris/ic studies. A mediados de los atlos ochenta se propone el término f01"esight, ligado a la identificación de nuevas tecnologías, práctica efectuada por las corporaciones y los sistemas nacionales de innovación; entendida como actitud humana también es usado en Australia y Estados Unidos er: el contexto educativo.
Este cuadro histórico se construye con base en información de Battle (1986) y una
discusión personal de este autor con la profesora Eleonora Masini.
CUADERNOS DE ADMINISTRACIÓN! UNIVERSIDAD DEL V ALLF1 N° 27/ MARzo DE 2002 239
CuADRO 4. ENFOQUES QUE SE CENTRAN
EN LA IDENTIFICACIóN DE LA PROBABILIDAD DE OCURRENCIA
DE UN SUCESO FUTURO
- lA proyección analiza tendencias que van del pasado y el presente bacia el futuro en un p= lineal, asumiendo la oontinuacion de su patroD historico. Muy utilizado en ecoDOmía y demografia lA previsión pretende dar una idea de los sucesos probabl"s a los cuales será preciso adaptane, conduciendo a decisiones i.nmediatamente ejecutables. lA proftreneia agrupa a una serie de t~nicas para acceder al fururo con base en la experiencia, fundamentándose en el pasado para oonstruir el fururo; se basa en un antecedente para deducir a partir de aill un consecuent~.
lA predicción es una declaradon no probabilística oon un nivel de oonfianza absoluta acerca del futuro. Se basa en teorías detenninfsticas y presenta enunciado. no sujetos a oontrovenias, que intentan ser exactos respecto a lo que sucederla en el futuro. Representa afirmaciones muy fuertes con base en datos oontundenres, por lo cual los investigadores profe.ionales suelen evitarle. El pronóstico es una afumacion probabilistica acerca del futuro con un nivel de confianza relativamente alta (ooncepto de Erich Jantsch). Se refiere a un enunciado condicionado. Representa juicios razonados sobre algtln resultado particular, que se cree el más adecuado para servir como base de un progrmna de acción. Es preferido en el medio aglosajon. Se le denomina tambien prognosis sobretodo en Alemania y Europa Oriental.
Fueme: adaptado dI:: Masini (1993) Why Futures Studies? Grey Seal Boolc3, London.
2.2 DIFERENCIAS FUNDAMENTALES ENTRE LA PRE
VISiÓN HUMANA Y SOCIAL 13 Y LA PROSPECTIVA
ESTRATÉGICA
2.2.1 LA PROSPECTIVA FRANCESA
DE PRIMERA GENERAClÓN14
Según Masini (1994) cuando los estudios del futuro se inician en los
años 50 Y 60, términos como "predicción" y "proyección" eran las más utilizados. La tarea básica era una cuestión de extrapolar, o prolongar en el futuro, las adquisiciones y beneficios del presente. Moura (1994) plantea que a la extrapolación le subyace una actitud hacia el futuro, que puede sintetizarse en el viejo aforismo: "El que no conoce la historia tiende a repe-
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"
Eleonora Masini como inspiradora de la previsión humana y social ha venido haciendo sus aportes en diversos escritos desde principios de los afios setenta. El presente esfuerzo de sistematizarlos alrededor del concepto de construcciÓn social del futuro es una propuesta de quien escribe, pensando en avanzar en la dirección seflalada por Masini. Por tanto los errores cometidos en adelante se deben únicamente a la (ir)responsabilidad de este autor. La prospectiva francesa puede subdividirse en dos grandes generaciones. La primera, de inspiración humanista-literaria, es la de los grandes pioneros de los aflos cincuenta y sesenta: Gastón Berger, Bertrand de Jouvenel, Pierre Massé, Jean Fourastié, Louis Annand, etc. La segunda generación gana terreno desde los alios setenta, donde confluyen enfoques muy diversos como los de Hughes De Jouvenel, Jacc;ues Lesoume, Tbierry Goudin y Michel Godet, entre otros. Este último es el más conocido en América Latina por ser el principal impulsador de la "prospectiva-estratégica", mezcla operacional de la prospectiva y la estrategia empresarial. La segunda generación ha tenido un énfasis operati vo y
240 LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DEL FUfURO .. J MEnINA V., J.
tirla"l5. La extrapolación cree que el estudio del pasado puede revelar el futuro a través del estudio científico, basado en la economía, del ritmo y la cantidad de las mutaciones. Por ejemplo a través de los ciclos: como los de Kuznet (15-25 años) de mediano plazo o Kondatrieff (45-60 años), largo plazo. El problema de esta concepción, como se sabe en las últimas décadas, son las mutaciones aceleradas y profundas de orden cualitativo, no lineales ni contínuas, las cuales muestran que las tendencias históricas pueden variar a veces en formas dramática. Gastón Berger ( 1957) Y Bertrand de Jouvenel (1967) descubrieron en forma temprana este problema. Fue así evidente la necesidad de prever futuros alternativos o futuros posibles (o futuribles). Desde entonces no se trata de anticipar un solo futuro, dado que esto se presta a manipulaciones, sino de investigar muchos futuros de acuerdo con los distintos deseos, posibilidades y escogen-
cias de las personas, grupos, organizaciones, culturas, etc. Más precísamente la médula del planteamiento de Gastón Berger cuando inventó el concepto de prospectiva era la de ser una reflexión que tomara en consideración Iv que emerge del pasado y del presente para, actuando en el presente, crear el futuro deseado.
2.2.2 Los DOS SEHT1DOS
DE LA PALABRA PROSPECTNA
Ante todo es conveniente retonnar los dos sentidos de la palabra prospectival6:
En el primer sentido, de acuerdo con Decouflé (1972), la palabra prospecti va significa "mirar delante de sí", mirar a lo lejos o de lejos, mirar a todos lados y a lo largo, ver lejano, tener una vista amplia y extendida. En su origen el término se relaciona con la óptica, con un conjunto de procedimientos que permiten ver mejor, y a lo lejos, una situación determinadal7.
aplicado pero sobretodo en la versión de Michel Godet ha olvidado algunos aspectos filosóficos vitales, señalados antes por Gastón Berger y Bertrand de Jouvenel.
II
" 17
Nótese que Masini usa la palabra "beneficio", porque, "!'. aquel tiempo, después de la segunda guerra mundial (hasta 1973), el futuro significaba casi siempre "más innovación tecnológica, más crecimiento económico, más uso de energía", etc. Luego, los denominados paises en desarrollo fueron descubriendo qüe la independencia política ganada en los años de la post·guerra no significaba, necesariamente, la independencia económica. Obviamente no se interesaron más en la extrapolación del pasado y del presente sobre el futuro porque ciertamente ésta no puede ser considerada deseable. Cfr. Moura, 1994. Sobre los origenes de la palabra "prospectiva" ver también Cazes (1997) Para Concheiro (1994) prospectare deriva del latin pro, adelante, y spectare, mirar. Es mirar adelante en el tiempo, representarse idealmente el devenir o crearlo en la imaginación, construir imágenes del futuro. Prospectare es prever sobre la base de ciertas señales, ver con anticipación aquello que acaecerá pero solo en el sentido de hacer conjeturas. Prospectar implica usar procesos mentales, también designados desde otras corrientes como preveer, admirar, iluminar, ilustrar, evidenciar (hacer evidente), aclarar aquello que advendrá (otros vocablos: lo clarividente, lo figurativo).
CUADERNOS DE ADMINlSI'RACIÓNlUNlVERSIDAD DEL V ALLElNQ 27/MARZO DE 2002 241
Masini (1998) recuerda que Gastón Berger ponía el acento sobre el mirar hacia delante no para soñar sino para actuar. Decía que el sueño es el contrario de la acción y que la reflexión prospectiva hace ver el futuro en su complejidad y su movilidad, con sus riesgos y sus sorpresas. Berger, de hecho, más que de prospectiva en términos conceptuales hablaba de actitudes; ésta no se trataba tanto de una doctrina como de la adhesión a la acción para evitar entrar al futuro por atrás -la retrospectiva, como decía Paul Valery- y evitar pensar solamente en un pasado el cual extrapolar. Para Gaston Berger, la prospectiva sobretodo es una reflexión sobre el futuro a largo plazo que conduce a una «ciencia de la práctica», que busca conocer las condiciones de la acción presente sobre las cuales se pretende decidir una optima orientación. No cree que el futuro sea mero un reflejo del pasado puesto que, además de poderse visualizar y anticipar, el futuro es susceptible de ser modelado (Del Olmo, 1984). El pasado debe ser escuchado como
también el presente debe ser analizado, pues ambas ofrecen indicaciones para actuar. Ahora bien, Berger dice: "la hora sonada es sonada, el día pasado es pasado, resta mañana y pasado mañana". A este propósito De Jouvenel agregaría que el único momento sobre lo cual el ser humano puede influir es sobre el futuro. Así las cosas, es este sentido el cual desarrolla Michel Godet cuando define a la prospectiva estratégica como anticipación para la acción.
De otro lado, según Decouflé la palabra prospectiva también indica un conjunto de investigaciones concernientes a la evoluci6nfutura de la humanidad y permite desarrollar elementos de previsi6n (en el sentido de prevenci6n). Luego, desde este segundo sentido lo imponante no es solo el mirar, sino laforma de mirar. De esta forma, si el primer sentido ha sido el prevalente para la escuela francesa de segunda generación, especialmente para Godet, en cambio, el segundo sentido es el fundamental para la previsión humana y social '8 .
la Los antecedentes de una escuela de la previsión humana y social pueden situarse en Gastón Berger, Bertrand de Jouvenel y su idea de una antropologfa prospectiva, Jean Fourastié y su trabajo sobre una "moral prospectiva"; los trabajos de Aurelio Peccei y del Club de Roma en su preocupación por el futuro global; la labor pluralista de la World Furores Studies Federation y la Unesco para tener en cuenta los paises no "occidentales", especialmente por autores hindúes, paquistaníes y chinos; como también los avances de P. Henrici y Fochs sobre las bases éticas de la previsión; en los planteamientos acerca de la democracia anticipatoria realizados por A. Toffler. M. Maruyarna y B. Huber en los años setenta; la labor de Riccardo PetreUa y el Grupo de Lisboa sobre la noción de bien común de la humanidad, y sobretodo y fundamentalmente, en el trabajo pionero de Eleonora Barbieri Masini desde la Universidad Gregoriana de Roma desde los años setenta.
242 LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DEL FUTURO •• J MEDINA V-, J.
2.2.3 LA PREVISiÓN HUMANA
y SOCIAL
La distinción anterior conlleva varias implicaciones:
En primer lugar, se trata de mirar a lo lejos no solo para plantear conjeturas serias sino para analizar tan rigurosamente como sea posible lo que Michel Foucault denomínólos "sistemas de transformaciones". Luego, se enfatiza en este nuevo sentido la necesidad, no solo de observar el cambio social sino de construirlo conforme a un bien comúnglobal. En segunda instancia, este nuevo sentido implica una fuerte fundamentación ética y cultural al acercarse al futuro. Según Masini, ya Gastón Berger en los años cincuenta hablaba del tiempo operativo como el tiempo de los proyectos (en el sentido de tener un proyecto). Esta concepción de un tiempo de los proyectos enfatiza el tener en cuenta el pasado y el presente, al escoger entre las diversas posibilidades del futuro. Al pensar el futuro como proyecto, por ende, se busca estructurar el futuro en términos alternativos -como planteaba De Jouvenel-, y se realiza una escogencia que busca realizar una propuesta de cambio en la acción -como conceptualizaba Berger-. Esta segunda mirada hacia el futuro puede resumirse mediante los cuatro imperativos que plantea Pierre Massé
-a su vez haciendo referimento a Gastón Berger-: "mirarlejos, mirar ampliamente, analizar profundamente, aceptar los riesgos, y sobretodo pensar en ellwmbre".
Ahora bien, si la previsión clásica o previsión tecnológica (a lo Eric Jantsch) hace creer que el futuro reproducirá el pasado o en cualquier modo lo asemejará, en cambio la previsión en un sentido humano y social discute esta noción. Puesto que pretende proyectar el cambio de la realidad presente en función de una escogencia y -por tantode unos valores; en consecuencia, busca siempre un futuro diverso del presente. En esta concepción se propone de nuevo, entonces, el concepto del valor moral de la previsión que De Jouvenel había ya indicado cuando hablaba de los futuribles.
Así pues, para Masini (1994) "construir el futuro" es un paso adelante posterior a la prospecti va en la concepción original de Berger. Pues, además de la voluntad de actuar, añade la necesidad de tomar conciencia y crear habilidades para definir y proyectar el futuro en la dirección de los objetivos deseados, 10 que vuelve el futuro diferente del pasado o del presente.
Este énfasis en la conciencia social y la necesidad de "democratizar" el acceso de la gente a las habilidades para construir el futuro, conlleva múltiples diferencias diferencias con la prospectiva (en el sentido de la prospectiva estratégica francesa y la concepción de Michel Godet):
CUADERNOS DE ADMINISTRACiÓN! UNIVERSIDAD DEL V ALLF1 N° 27/ MARZO DE 2002 243
CUADRO 5. DIFERENcIAS FUNDAMENTALES
Prospectlva Estratégica Previsión bumana y social (PrOl!ipectlva de segunda (Prospectiva de tercera generación) generad6n)
Fundamento EconoflÚa industrial, estadística. Ciendas humanas y sociales, CieDcias de la Planificaci6n, estralegia organiz~ci6D, disciplinas del aprendizaje y la
transformación cultural
ConcepciÓll Prospectiva como conjunto de Prospecti va como construcción social del técnicas para visualizar el futuro futuro
Objetivo Anticipación como exploración Despliegue de las capacidades de la sociedad, de fururos posibles, probables y elaboración de un proyecto de futuro colectivo deseables
Rol del futul'lsla Conspirador Constructor - arquitecto social
Énfasis "Estructuras de la realidad" Visiones de futuro (semillas de cambio)
Valores La prospectiva se pone al servi- Prospectiva al servicio del bien común, de la cio de la acción estratégica y del democracia., del liderazgo participativo proyecto de empresa, del poder individual
Fnentes Francia -segunda generación-, Fra."1cia -primera generación-, Europa occi-Micbel Gadet dental y países en vías de desarrollo,
Eleonora Masini
Fuente: Adaptado de MediTIiJ Vásquez. Javier (1999) lA previsi6n humaTlil y social: ¿altemativa de nUl!lla generacibn para América IAtiTIiJ
3. LA CONSTRUCCiÓN SOCIAL DEL FUTURO DESDE LA PREVISiÓN HUMANA Y SOCIAL18
Si bien la prospectiva humana y social conserva amplias conexiones con la escuela francesa, especialmen-
te con el trabajo de los pioneros de la primera generaci6n, recibe amplias influencias posteriores y le trasciende. Eleonora Masini (1993) establece que la diferencia entre la previsi6n humana y social y el pron6stico o forecasting, la previsi6n y la prospectiva a la francesa, radicaría esencialmente en:
19 Recuérdese que desde hace más de una década diversos autores latinoamericanos por distintos caminos han venido insistiendo en la necesidad de un enfoque de los estudios del futuro específico para América Latina. que se fundamente en la idea de la construcción social del futuro. La contribución desde la previsión humana y social busca cooperar en este sentido y brindar algunas líneas estructuranles para eSlimular una labor pedagógica con los decisores y las nuevas generaciones. V éease, por ejemplo, Monlanolas (1987), Costa Filho (1988), Maura (1994), Medina & Ortegón (1997). En el contexto europeo, ver Ferraro (1974) y Masini (1977; 1989).
244 LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DEL FUTURO .. J MEnINA V., J.
• el rol de las visiones en la identificación del futuro deseable;
el presente está hecho de pasado y pleno de futuro. Esto significa que el futuro está "embutido" en el presente, aunque, frecuentemente no tengamos la capacidad de percibirlo. Pero también significa que las simientes de futuro fueron plantadas en el pasado, que evolucionaron hasta el presente y van a proyectarse en el futuro. El futuro nunca aparece como una construcción nítida, pronta y acabada. El futuro es un proceso en mutación20• Una mariposa, según los entomólogos, se transforma a través de varios estadios hasta completar su metamorfosis (óvulo, capullo, crisálida, mariposa). El resultado final solo puede verse en el estadio final porque al comienzo todo es confuso, indefinido. Pero hay una diferencia esencial entre el ser humano y la mariposa: ésta, en cierto sentido, ya está presente o predeterminada en el capullo, mas no tiene libertad de es-
el peso que se le otorga a la influencia de los valores presentes y futuros en el análisis y construcción de la realidad; y el rol "constructor de la sociedad" del futurista, en lugar del rol "meramente observador" del pronosticador tradicional. Veamos:
3.1 LA CONSTRUCCiÓN
COMO PROCESO
El primer punto se relaciona con 'Jna crítica de la concepción "ingenua" jel futuro que reina hoy en día, para la :ual el futuro no tiene importancia y el t'resente no tiene "espesor ni trascej.encia"; aquella que "vive el presen:e" sin conexión con el pasado y el 'ÍUt'.rro (Cfr. Berger, 1957). Según Moma
•
; 994; 109) fue Leibniz quien dijo que
Aunque parezca obvio, la conexión del futuro con el pasado o coo el presente no es algo ~ue compa-:tan todos los enfoques acerca del futuro. Por e.iemplo, para algunas corrientes JOfieamericanas creyentes en el poder de la tecnología, el futuro tiende a ser cada vez ::-.is artificial y virtual . La fragmentación del mundo poslmodemo permite la coexistencia .le mundos paralelos cada vez más desconectados eotre si y más disociados de la historia . Las nuevas tecnologías permiten partir del presente, reinventando el pasado y ~"rganizando el presente en función del futuro, no de la tradición ni de las ataduras del ;oresente. Todo tiende a ser ficción y no se puede andar atrás, no se puede volver a los ~f<!rentes de la historia. Sin embargo, esta visión del futuro es supremarnente peligrosa. Pnmero, porque tiende a la incomunicación entre estos ghctos tecnológicos !SpcTSofisticados y el resto del mundo, y sobretodo porque le confiere un poder inusitado 1 ;V; detentadores de la tecnología, que no se ven obligados a respetar la ley, la ética y la ~!ura, de aquellos pueblos "incapaces" de estar al tanto de la evolución tecnológica. Si .:. existe historia ni tradición no existe un significado compartido. Los nuevos significados 11: lmponen por la fuerza, como trágicamente se ha puesto en evidencia en la guerra del ~\·o, quizás la primera de este tipo de guerras del futuro. Para ver una defensa de este ~er de la tecnología ver las obras de Herman Kahn pero sobretodo las recientes JC'S::1ones de Jim Dator -por demás ex-presidente ele la World Futures Studies Federation • ~r de la escuela de estudios del futuro de Hawai- (Datar, 1998).
~.;os DE ADMINlSTRACIÓN! UNIVERSIDAD DEL V ALLFl N° 27/ MARZO DE 2002 245
cogencia. El ser humano, al contrario, tiene todo su futuro "comprimido" en el presente, no sufre determinismos absolutos y si tiene libertad de escogencia. aunque ésta sea parcial. De allí, la importancia de asumir nuestras responsabilidades en la construcción del futuro.
Al respecto Eleonora Masini (1994) señala varios aspectos centrales:
• Construir el futuro implica el pensar en el futuro como una necesidad, una escogencia y una manera de vivir, sobretodo en éstos dos últimos sentidos. Antetodo pensar sobre el futuro es un acto de voluntad basado no en la aceptación de un futuro escogido por otros a cualquier nivel (familia, ciudad, país o planeta). Significa asumir una responsabilidad no solo en la escogencia sino también en el esfuerzo especial para realizar con hechos ese futuro deseado. El pensamiento sobre el futuro como una forma específica de pensamiento está relacionado con la vida cotidiana, creando una perspectiva futura sobre lo que hacemos en cada momento, en sus consecuencias, en lo que deseamos apoyar o impedir. Es una forma continua de estar alerta sobre el futuro, de pensar en nosotros, en los otros, inclusive en aquellos que nacerán después.
• Construir el futuro es un proceso hist6rico y participativo. Es partícipativo en todos los niveles: fa-
milia. ciudad, organización, país. De lo contrario, se trataría de un futuro que significaría la manipulación de los futuros de los otros. De otro lado, desde el punto de vista epistemológico es un proceso históricamente dinámico, que crea continuamente nuevas formas de incerteza y, al mismo tiempo, de oportunidades para ser validadas por los interesados en el futuro, en términos de principios. He aquí la importancia de los aspectos éticos en los estudios del futuro: que el interés de algunos no se realice a expensas de los otros. Este es un punto extremadamente importante. Primero, porque destaca el aspecto dinámico del pasado, presente y futuro -siendo el último más dinámico que los otras dos dimensiones temporales, debido a las inter-relaciones entre áreas y su impacto futuro- y secundariamente, porque enfatiza la naturaleza dual de los procesos: incerteza, seguridad comprometida y, al mismo tiempo, desafío que es tanto nuevo como enriquecedor. Construir el futuro conlleva replantear varias creencias populares acerca del futuro, las cuales de tanto ser repetidas, acaban por ser asumidas como verdades. La primera creencia es que podemos "descubrir" el futuro en toda su extensión; la segunda. al contrario, asume que el futuro es algo imprevisible, aleatorio, indescifrable, por tanto, que simplemente se
246 LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DEL FUl'URo • .J MEnINA V., J.
instala, independientemente de nuestra vOluntad, por lo cual solo nos resta esperar para ver lo que él n'Js reserva. La primera idea surge de la imaginación popular, que concibe técnicas capaces de revelar y adivinar el futuro; la segunda, de una actitud pasiva o de acomodación, simplemente de aguardar el "destino"21.
Para Moura (1994; 99) asumir el futuro como una construcción humana implica una nueva actitud. Si bien, en verdad, existe la libertad y existe la posibilidad de hechos imprevisibles, a pesar de esto, el futuro es, basicamente, el resultado de una construcción humana. Como dice René Dubos -citado por Moura-, "en asuntos humanos, el futuro lógico, determinado por las condiciones presentes y pasadas, es menos importante de lo que es el futuro deseado, que es, en gran parte, fruto de escogencias deliberadas -tomadas por la voluntad libre del hombre-". Nosotros creamos nuestro futuro, no totalmente, pero si en gran medida. Y lo creamos (por eso somos responsables) ba~ 'ldos en dos elementos capitales:
Por un lado, de la percepción que tenemos (o dejamos de tener) de la realidad presente (por ejemplo, la insatisfacción con el presente es la gran activadora de los cambios).
• Por otro lado, el fu turo depende de las decisiones y de las acciones a través de las cuales respondemos a nuestras percepciones.
Según Moura cuanto más "depurada" es nuestra percepción, más y mejor nos concientizamos de las necesidades y alternativas de acción. Son las acciones hoy decididas y puestas en práctica las que forman el contexto del futuro. Por distintas razones algunos tienen una percepción más depurada que otras, quienes ven lo real de forma distorsionada o incompleta. El resultado es que las decisiones del pasado crearán el cuadro del presente, tanto como las decisiones de hoy irán a crear el cuadro del futuro. Peter Drucker dice, con razón, que la planeación no se refiere a las decisiones del futuro, sino más bien, a las decisiones de hoy que crean el futur022• Esto es especialmente cierto a nivel macrosocial, con sus decisiones sobre política, formulación de objetivos, proyec-
11 En el fondo el azar y el fatalismo implican una misma actitud hacia el futuro. Piensan que el futuro es indescifrable, simplemente acontece. Por tanto si estamos marcados por la predetenninación, no tenemos ninguna libertad ni responsabilidad. Se trata de la resignación frente a un nuevo tipo de "destino social" . Para la previsión humana y social existe, si, un espacio de imprevisibilidad, pero el futuro no es independiente de las acciones y la voluntad humana. No ~xis!e ningún fatalismo histórico del cual el hombre no pu~a escapar. El futuro no es producto de fuerzas ocultas de las cuales ignoramos su existencia.
?:l BI mafiana es hoy, reza el lema de la World Futures Society, principal organización de futuristas de los EE.UU.
CUADERNOS DE ADMINISTRACIóN! UNIVERSIDAD DEL V ALLFl N° 27/ MARZO DE 2002 247
tos de inversi6n, prioridades gubernamentales o empresariales, donde cada momento resulta del pasado, trabajando por el presente y proyectando en el futuro.
3.2 Loa ASUNTOS BÁSIcos
3.2.1 LA VISIÓN
En este contexto, plantea Eleonora Masin.; (1994), es importante enfatizar que al construir el futuro no se trata apenas de extrapolar el pasado sobre el futuro o de describir un futuro radiante (o de jugar acerca del cálculo de los diversos futuros probables, agrego yo), sino de tener lo que ella llama una visi6n23, significando con ello un análisis responsable y profesional sobre el presente, teniendo en cuentra lo que podría ayudar o impedir la realización de un futuro deseable. Vale decir, que la visión requiere del futurista la disposición para comprender las semillas de cambio escondidas en el presente, descubrir sus propias híp6tesis implícitas, y generar visiones que no acepten simplemente el
status quo, sino que busquen la transformación de 10 actual en pos de un futuro éticamente mejor desde el punto de vista global, mediante un proyecto que pueda realizarse efectivamente en la acción24•
Según Moura (1994), en una era como la actual en que los cambios son el imperativo de la vida, la conciencia de que podemos y debemos participar en la delimitación del futuro parece absolutamente esencial, especialmente para los jóvenes. Por ello, ellos precisan ser educados en el uso de su capacidad crítica y en la clarificación de sus objetivos y proyectos alternativos, lo que se torna posible a través de una visión bien fundamentada y bien elaborada. Todos precisamos aprender con el futuro, pero también precisamos aprender para el futuro.
3.2.2 Los VALORES
La previsión humana y social se basa en la convicción de que es posible modificar el curso del mundo, que el futuro se construye desde ahora. Y esta construcción sólo será solida en
2J Se distingue entonces el concepto de visiÓn sistémica o visiÓn global y el de visiÓn de futuro. el cual remite a una imagen estructurada acerca del futuro. que busca transformar la realidad y descubrir y portar las semillas de cambio que contiene el presente. diferente además de la ideología, la utopía, y la distopía Nótese que no toda imagen de futuro es una visiÓn. Ver Masini (1983; 1987) y Medina (1999).
24 Un corolario de ese concepto es que el futuro deseable debe ser claramente enunciado y no implícito. Esto es necesario para que la visión sea clara también en sus pre-supuestos básicos. pudiendo ser aceptada o rechazada por los otros . Como JoOO Mc Hale decía -citado por Masini-: "Hay tantos futuros como hay tantos hombres o mujeres". Por tanto es igualmente importante que los estudios sobre el futuro describan varios futuros. Un futuro particular puede ser deseable para quien lo describe. m"lS los otros son igualmente posibles. Estas es una razón más que favorece la técnica de construcción de escenarios. que construye y usa escenarios diferentes y al!ernati vos.
248 LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DEL Ft:mJRo •• J MmINA V., J.
la medida en qu<! se apoye en una conciencia perspicaz de la distancia que separa lo que existe de lo que debería ex.istir y en una clara orientación ética.
Con el crecimiento de la brecha entre los países ricos y pobres, las nuevas guerras mundiales y la falta de control de la tecnología, crece la amenaza al desarrollo humano y sosteroble de la humanidad. La humanidad ad portas de un nuevo mileruo está hipolecando su proprio porverur. Dice Federico Mayor, Director General de UNESCO (1998), que con eno
"corremos el riesgo de ser so· juzgados por nuestros propios inventos, de ser prisioneros del laberinto que hemos creado, por falta de un enfoque ético y de una vigiliancia incansable. La preocupación por el futuro nos impone este enfoque y esta vigilancia; no es posible que el porvenir quede en manos de fuerzas ciegas y dictados cínicos. Los déficits éticos me parecen más graves, a largo plazo, que los presupuestarios ... ... El enfoque ético del futuro se alimenta de la convicción de que la solidaridad hacia las generaciones actuales y la que debe ligamos a las generaciones foturas no se contraponen: una y otra expresan el mismo rechazo a la exclusión y la injusticia, la misma conciencia del vínculo que une en
un solo cuerpo a todos los miembros de la humanidad. Esta ética no consiste en varws disposiciones para un porvenir indefinidamente aplazado: C:J
mienza aquí y ahora, en la atención prestada a los demás y en la voluntad de transmitir a las generaciones futuras un patrimonio que no esté irrevocablemente comprometido" ... ... "El porvenir es demasiado complejo y demasiado incierto, contentémonos con el presente", se oye decir. A ello respondo que es demasiado simple esperar que las dificultades surjan para intentar darles solución y actuar sólo ante una emergencia. Esta lógica a corto plazo no ofrece más opciones que someterse o adaptarse a los acontecimientos. Para no estar a merced de éstos, para recuperar el control de nuestro propio porvenir, para escapr¡r a la rutina y a la obsolescencia, hemos de reha .. bilítar la visión a largo plazo dirigiendo nuestra mirada lo más lejos posible a fin de prever los acontecimientos".
Sin embargo, esta orientación ética contrasta en gran medida con algunos usos ffiarupulativos que se realizan y se han hecho de los estudios del futuro. Esto convoca a redoblar es fuer -zos en la formación de los futuristas y a discutir unos criterios éticos de pro-
CUADERNOS DE ADMINlSfRACIÓNl UNIVERSIDAD DEL V ALW N° 27/ MARZO DE 2002 249
fesionalización y calidad Pero también llama a la discusión acerca de los valores que deben regir el bien común en mundo crecientemente interdependiente y globalizado. Si bien cada futurista es libre de proponer los valores que quiera, ha de ser consciente del impacto social de sus propuestas y de su código de comportamiento ético. Realmente no implican lo mismo las
concepciones de la prospectiva estratégic:a, cuyos valores subyacentes son ver el futuro como dominio del poder, la voluntad y la libertad (De Jouvenel, 1993, 1999) Y ver al ser humano como un conspirador del futuro (Godet, 1994), y las concepciones de la previsión humana y social, centrada en salvaguardar el bien común y los valores de lo público:25
CUADRO 6
Valores de la prospectlva estntégica
El futuro como dominio de: - La volunlad . La libertad
. El poder
3.2.3 EL ROL DEL FUTURJSTA y
SUS FUHCIOHES SUSTAH11YAS
Para Mayor (1998) la previsión se resume en dos palabras: comprender e imaginar. Según Mayor se trata de comprender, porque el futuro no surge de la nada: remite a estados de conoci miento anteriores, a reglas o a una ausencia de reglas cuyos resortes es preciso captar. Al ligar el presente con el futuro, se "unifica el mundo '<Y se le transforma en una totalidad o globalidad_ Por último, la imaginación busca esclarecer y profundizar este esfuerzo abstracto de la razón. De esta forma reflexionar sobre el siglo XXI "es también permitirse soñar, montar escena-
Valores de la previsl6n humana y social
El futuro común y lo público como dominio de: • La responsabi Iidad global
- La justicia social
I - La solidaridad
rios quizás contradictorios, crear mundos y utopías. Permitirse entender lo real e imaginar lo imposible, realizar lo posible e intentar lo imposible".
Pero quizás dos palabras son pocas, porque es necesario también que la previsión humana y social brinde bases para la organización y la sinergia de los actores a fin de lograr el desarrollo. Masini (1993) considera que una función básica desde este sentido sería presentar proyectos verdaderos y propios para la construcción social del futuro y así poder contribuir, si no a la solución, al menos sí a afrontar concretamente los problemas
" A decir verdad. la discusi6n sobre los valores que propone la previsión humana y social y el lugar que ocupan los valores en los estudios del futuro es motivo de otro articulo. Los fundamentos desde esta perspectiva fueron pianteados por Fuchs (1977) Y Henric! (1977). Para una visi6n interesante de los condicionantes y posibilidades de la ética del futuro. ver Bindé (1997).
250 LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DEL FUTURO •• J MEnINA V., J.
sociales. Se trataría así de unafunci6n de tipo proyectivo pero también de una función clarificadora con respecto a los objetivos de un país, de un grupo humano, del mundo. Para Medina (1999) esto se traduce en que la previsión humana y social pretende aumentar la capacidad de las sociedades para construir socialmente su propio futuro, para construir democracias con sentido, mediante procesos específicos que favorezcan la comprensión del cambio social, la participación ciudadana en la toma de decisiones y la producción de imágenes y visiones de futuro frescas y realmente transformadoras de la sociedad. Desde este punto de vista, el valor fundamental del futurista humano sería la responsabilidad social, despertar el potencial de los ciudadanos para tejer un futuro común realista y positivo, sinérgico y transformador.
Ahora bien, los contextos propicios para el ejercicio de la democracia se sitúan a nivel territorial, en lo local y lo regional. Pero no puede haber un futuro común para los habitantes de un territorio sin desarrollo humano y sostenible. A pesar de lo que diga la teoría neoclásica y la corriente neoli-
beral de la economía, el tránsito del crecimiento al desarrollo no es una tarea fácil ni automática. Se necesita gente que sea capaz de generar crecimiento y gente e instituciones que puedan traducirlo en impulsos de desarrollo humano y sostenible. Sin embargo, en palabras de Sergio Boisier (1999), existe una incoherencia lógica en la forma como la gran mayoría de economistas tratan de lograr el desarrollo. En términos simples el desarrollo, bien entendido, es un fenómeno de orden cualitativo en tanto que se le trata de alcanzar mediante acciones de orden cuantitativo (construcción de obras de infraestructura y otras acciones materiales), valiosas en sí mismas pero que no permiten, incluso, lograr el mismo crecimiento. Luego, el desarrollo no sería cuestión únicamente de la asignaci6n (inter-regional) de recursos o de los efectos regionalmente diferenciados del cuadro de la política económica nacional (global y sectorial). Otro vértice vital -pero desconocido- al efecto sería la capacidad de organización social de las regiones. Y dentro de ésta toma un lugar prevalente, la potenciación y articulación de nuevas formas de capital, casi todas de naturaleza intangible26•
" Segdn Boisier la idea de explorar activos intangibles como medio para lograr el desarrollo ha tenido una evolución considerable en los t1Itimos ailos, hasta el punto de que el mismo Banco Mundial ha seftalado al capital social como el "eslabón perdido" (missing link) del desarrollo. Boisier sugiere ampliar esta idea y d.:norninar capital sinergético a la capacidad societal (latente) de promover acci.ones en conjunto dirigidas a fines colectiva y democraticamenle aceptadas, con el conocido resultado de obtenerse un producto final que es Irulyor que la suma de las partes. Luego, construir el futuro desde su punto de vista implicarla forTlUlr capacidades para "acumular" ~. "aprot'.~char " el capital sinergético, el cual está constituido a su vez de nueve formas c8.lJital, a saber: capital económico, cognitivo, simbólico, cultural, instituional, psicosocial. social, cívico y humano.
CUADERNOS DE ADMINISl1tACIÓNl UNIVERSIDAD DFL V ALLF1 N° 27/ MARZO DE 2002 251
Así las cosas, las funciones básicas de la previsión humana y social podrían sintetizarse así:
• Clarificadora para comprender mejor.
• Proyectiva para ampliar y estimular la imaginación.
• Organizativa para lograr sinergia entre los actores y generar desarrollo a todos los niveles; y
• Educativa: para aprender continuamente y tomar conciencia de nuestro activo papel en el presente como constructores de futuro.
4. EL APORTE EDUCATIVO Y CULTURAL DE LA PREVISiÓN HUMANA Y SOCIAL
4.1 Los NIVELES EN LA CONS
TRUCCIÓN DEL FUTURO
Antetodo es necesario situar lo educativo y cultural en el contexto de la labor previsional. Como se observará, construir el futuro no se realiza en el vacío. Es como levantar un edificio con varias plantas, cuyos cimientos se basan en considerar la previsión humana y social antetodo como un modo de pensar orientado hacia la construcción de un futuro común. Desafortunadamente, como toda raíz ello no es visible para la mayoría de las personas, quienes ven preferiblemente lo que sobresale: la previsión entendida como una tecnología, como una caja de herramientas para visualizar el futuro. Cier-
tamente no puede haber previsión sin técnicas pero también es verdad que no puede reducirse a ellas. Veamos un momento una visión de conjunto de los niveles involucrados (en el cuadro de la página siguiente), con sus respectivas concepciones, énfasis, objetos y conocirruentos y prácticas relacionadas.
Los dos primeros niveles (superficiales) se relacionan cotidianamente con la práctica operativa y son los que más han sido prolíficamente tratados hasta el momento en la literatura especializada; en cambio los dos niveles profundos, que tienen que ver con la fundamentación teórica que sustenta y le da sentido a la reflexión, han sido menos elaborados. Puede decirse que Jos dos primeros niveles han sido hasta el momento el centro del interés de la escuela francesa actual (una tecnología, un complemento de la planificación) y el primero de ellos el objeto de la llamada escuela de la planificación por escenarios o del enfoque de "scenarios management". Para la previsión humana y social los cuatro niveles y sus diferentes interrelaciones serían materia de atención. Pero requiere en conjunto con las ciencias sociales abordar sobretodo los dos últimos planos, a fin de dar bases sólidas para fundamentar este proceso de construcción social del futuro.
En el tercer plano se plantea el tema del cambio social, y se concibe la unidad del pasado, el presente y el futuro (el devenir social). Aquí se trata de hacer visible el encadenamiento de movimientos e interrelaciones de la
252 LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DEL FUTURO •• J MEDINA V., J.
CUADRO 7. NIVELES y CONCEPCIONES EN LOS ESTUDIOS DEL FUTURO
Concepción/nivel Enfasis Objeto Conocimientos, prácticas relacionadas
J. Tecnología para vi· Investigación y de- Estimular la explornción o reflexión Planificación por escena-sualizar el fut uro sarrolJo de métodos organizada acerca de los futurO.< po- rios. técnicas de "mapping"
y técnicas. si bIes, con el fin de brindar elemen- derivadas del enfoque sis-lOS creativos y conceptuales para témico y la investigaci6n de aclarar la acci6n presente. operaciones.
2. Complemento de la Definición de obje- Snministrar infonnaci6n. ayudar a Técnicas de escogencia de planificación tivos y actuación en preparar decisiones y promover la proyectos de inversiÓn y de
contextos organiza- planificaci6n concertada, en vistas an!lisis de riesgo. evalua-cionales al mejoramiento de la conoibuci6n ci6n y seguimiento de pro-
científica y el (k:sarrollo económi- gramas, planificación finan-ca y social ciera, desarrollo organiza-
cional
3. Disciplina del aun· Análisis y "ges- Estudiar el movimiento histórico de Ciencias sociales, económi-bio social y la comple· tión" de IJanSfonna- las sociedades con miras a la acción. cas, poUticas y administra-jidad dones sociales a través del descubrimiento de las tivas. Ciencias de la Com-
leyes del funcionamiento y evolu- plejidad ci6n del conjunto social.
4. Modo de pensar Desarrollo de la ConoibUír a la toma de conciencia Filosoffa, psicosociología,
orientado hacia 1" conciencia colecti- y responsabilidad de los seres hu- comporamiento y comunica-coDStnlcción de un fu· va. manos sobre las consecuencias de ción organizacional, cien-!uro común de la hu· sus acciones y decision..:s ~n el de- cías de la educación. manidad venir de la sociedad.
Creo.ci6n de capaci- Estimular el aprendizaje y la acción dades de previsión colectiva a fin de mejorar el desem-y consuucci6n so- peno ins:itucional e indi~idual en cí al del futuro el logro dt: UD desarrollo humano y
sostenible.
Fuente: Adaptado de Medina Vásquez. J/IIIier (1999) lA función de pensamiento a /argo plazo: acción y redimtnsionamitnlo institucional
sociedad, y sus ritmos variables, los cuales conducen a las rupturas o mutaciones de tendencias, que pre-determinan las transformaciones históricas. En el cuarto plano se busca forjar una forma de pensar, una cultura del futuro, caracterizada por la voluntad operacional de dominar el futuro, por la vigilancia global y la tensión constan-
te hacia el largo plazo, y por la visión sistémica, humanista y responsable en un mundo abierto (Cfr. Goux-Baudi· ment, 1996). Afrontar este desafío educativo y cultural requiere ir avanzando en el plano teórico y sobretodo práctiC027 . A nuestro modo de ver una dirección que puede tomar este derrotero es la siguiente:
Para el aporte metodol6gico de la previsI6n humana y social, por ejemplo, ver Masini y Medina (2000).
CUADERNOS DE ADMINISTRACIÓN/UNIVERSIDAD DEL V ALu} N° 27/ MARZO DE 2002 253
4.2 ¿AMáuCA LATINA REQUIERE
UN EIFOQUE SOBRE B. FU11JRO
DISTINTO?
Una pregunta fundamental desde el punto de vista de América Latina es si sus particularidades culturales ameritan conceptualizar una alternativa distinta de aquella dominante en el entorno europeo o angloamericano. Conforme a nuestra realidad, es necesario plantearse si es suficiente la mera aplicación de técnicas para visualizar el futuro independientemente del contexto cultural, o, tal como pienso, resulta indispensable emprender simultáneamente una vasta tarea educativa y cultural, entendiendo la previsión, más bien, como un proceso de construcción social del futuro.
Tomando como base el análisis de la sociedad colombiana, y con la debida prudencia del caso, Gutiérrez (1999) a mi modo de ver, plantea argumentos y propuestas contundentes que refuerzan esta última idea. Según el autor serían cinco, entre otras, las características distintivas de la relación de sus connacionales con el tiempo y el cambio social: -la confusión entre futuro y destino; - el "presentismo" (tal y como se le define en la teoría de las decisiones); -la confusión identitaria; -un imaginario de recursos ilimitados; y -un cambio contínuo de las reglas de juego. Veamos:
En primer lugar, en la actualidad los colombianos no tienen futuro sino destino. Es decir, parecen vivirse más bien como objetos y no como sujetos
del cambio social, y no se sabe hasta que punto son "dueños" de su propio futuro o "víctimas" de un destino azaroso y turbulento, de una gran corriente de cambios planetarios que los arrastran sin poder emprender acciones efectivas en contrario. Sin duda este "atrapamiento" en la marea de los cambios sociales tiene mucho que ver con la manera como se concibe y se maneja el tiempo. En este sentido, según Gutiérrez, uno de los bloqueos típicos de la sociedad colombiana es el "presentismo", o sea, el excesivo enfrascamiento en el momento presente, la dificultad para el aplazamiento de la gratificación sobre la calidad de las decisiones, y-agrego yo- el apego al corto plazo como único referente de existencia ("lo que no puede suceder yá, no existe en el horizonte mental). Pero en el transfondo, detrás de este atrincheramiento en el presente, se encuentra una profunda crisis de identidad.
Esta crisis de identidad se expresa en varias formas: una es la desubicación en el mundo, otra es el no saber lo que se quiere, otra es carecer de un referente, un "nosotros" colectivo; otra es la gran fragmentación de los deseos y de las perspectivas, es querer algo y su contrario al mismo tiempo, son las inconsistencias entre los puntos de vista y las acciones realizadas. A este panorama se adiCIOna la creencia de que se vive en un "horizonte sin límites" donde los recursos colectivos son ilimitados. Gutiérrez pone el ejemplo de los recursos físicos (oxígeno, agua, espacio físico, combustible, etc.), los
254 LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DEL FUTURO • .J MEDINA V., J.
cuales eran en efecto ilimitados para las generaciones anteriores pero que están paulatinamente se están integrando a la economia de mercado, y, van a ser fuente de graves conflictos entre los pueblos28 • Desde mi pun to de vista, otra manifestación vital es la creencia que subyace en la corrupción, de que el Estado no es de nadie y que el tesoro público puede exprimirse sin final. O también la creencia de ciertos políticos, economistas y tecnócratas, de que los costos de las decisiones públicas erradas pueden "transferirse" a los ciudadanos, quienes pasiva y resignadamente pueden asumir estas cargas sin explotar económica o socialmente.
Ahora bien, Gutiérrez se plantea la pregunta si existen diferencias entre llevar a cabo ejercicios de prospectiva en ciudades colombianas y europeas. Afirma que no se pueden importar y emplear los mismos esquemas al menos por tres razones. Dice:
"En primer lugar, allá está resuelto el problema de la identidad mientras que aquí la identidad (no siempre, pero si a menudo) es un asunto por resolver que hay que poner al centro de la reflexión (op. cit., 13) ... Pues ... sin esa identidad, entendida como una cons-
trucción cultural profundamente arraigada e intersubjetivamente compartida, las unidades territoriales no tienen dirección, no tienen nomenclatura en el mundo. Nadie, ni sus mismos habitantes, sabrán donde encontrarla. En segundo lugar, allá se mueven en marcos nacionales relativamente estables, con reglas de juego comunes que cambian lentamente. Aquí el rilmO de la innovación es lento en casi todos los terrenos, menos en el del cambio de las reglas de juego. Mientras que allá se puede considerar razonablemente el contexto nacional-estatal como un "telón de fondo" que se comporta establemente, aquí es imposible. Por tanto, no se puede dar por sentado que las variables nacionales permanecerán relativamente estables. En tercer lugar, el contenido de los términos (amenazas y oportunidades) es diferente aquí y allá. Aunque las naciones (y las naciones) europeas enfrenten problemas de vida o muerte (piénsese sólo en los retos que plantea el envejecimiento de la población) no entra común-
Por ejemplo, Sironneau (1995) se refiere al caso de los hidroconflictos. Según su investigación el agua se está cODvirtiendo en un nuevo objetivo estratégico mundial. En áreas como el cercano y el medio Oriente, Africa y China es un terreno abonado para las relaciones de fuerza. Un caso típico es la repartición del agua, que ocupa un lugar central en el proceso de paz entre Israel y el Estado Palestino.
CUADERNOS DE ADMINIS'l1lACIÓNl UNIVERSIDAD DEI. V ALLFl N° 27/ MARZO DE 2002 255
mente en su debate público el que existan desafíos inmediatos a los que no responder signifiquen una auténtica catástrofe social. En cambio, éste sería precisamente nuestro caso, donde procesos como el acelerado crecimiento urbano y la violencia inercial, o problemas como los ambientales, los de calidad educativa o infraestructura de comunicaciones, pueden conllevar impactos muy serios y la pérdida de al menos una generación" (Ibid).
Pues bien, enfrentar estas particularidades implicaría desarrollar al mismo tiempo una prospectiva diversa. Según Gutiérrez, una prospectiva seria debe ser antetodo un ejercicio de innovación social y debe poner sobre el tapete preguntas incómodas, dolorosas, que hagan reflexionar a aquellas personas que viven en horizontes temporales cortos y para quienes muchos de los desafíos de largo alcance aún no tienen una importancia visible. Al efecto, el autor plantea algunas propuestas concretas: En primera instancia -y como se desprende de lo anterior- es necesaria una pedagogía del tiempo. Esta pedagogía tendria dos tareas esenciales: -combatir los impactos negativos del presentismo, y - alargar los marcos temporales para recuperar la perspectiva del pasado y del futuro en la toma de las decisiones colectivas.
De esta forma la prospectiva en nuestro medio tiene que referirse a la
historia, ha de desarrollar un archivo de memoria viva y construir un inventario de destrezas y tradiciones que permitan afrontar y hacer el futuro. Pues, en la medida en que impera trágicamente el presentismo y la historia reciente comienza a vivirse como pura carencia y degradación, la sociedad va perdiendo las bases y el patrimonio para la construcción de futuros deseables.
De otro lado, una prospectiva contextualizada debe contribuir a la recu· peración del futuro. Dicho de otra manera, según Gutiéerrez, en tanto que culturalmente no tenemos futuro sino destino, la pregunta crucial que un ejercicio prospectivo le debe hacer a los actores sociales del territorio es cómo hacer el tránsito de aceptar el destino a construir el futuro. Pero debe relevarse que recuperar el futuro significa recuperar la agencia -el rol activo de los actores-, vale decir, la posibilidad de pensar el futuro desde el territorio, construir nuevos pactos sociales viable y efectivos, iniciar pedagogías múltiples de la esperanza y de la construcción de círculos virtuosos que contrarresten los círculos viciosos generadores de entropfa social.
Para Gutiérrez en este punto resulta indispensable que los líderes a diferentes niveles ejerciten disciplinadamente la imaginación del futuro, a fin de no quedarse en discutir la problemática, sino que avancen en el diseño de respuestas y soluciones específicas, de estrategias que digan c6mo responder a los desafíos adaptativos
256 LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DEL FUTURO •• J MEnINA V., J.
del futuro. Por supuesto, ello no será posible si tales líderes no se "ap~rsonan" o se adueñan del proceso colectivo de reflexión, proceso que implica investigación, analizar nuevas ipforrn..qciones, realizar foros de debate (todo esto a ténnino fijo), la creación de nuevos instrumentos de observación y toma de decisiones. Es urgente dar pasos creativos en este sentido, para crear consensos acerca de "quienes somos, donde estamos y para donde vamos". Como afmna Gutiérrez (ibid., 19), "sin resolver estas preguntas fundamentales, no hay manera de ubicarse en el mundo: de manera más pragmática, tampoco existe la posibilidad de vernder la propia imagen. Si no hay una identidad con sitio, no tenemos nomenclatura, no tenemos una dirección única en el mundo donde nos puedan buscar y encontrar".
Así pues, reflexionar acerca del futuro y forjar hábitos prospectivos pasa
por una Educaci6n del Deseo. Implica, antetodo, hacer evidente la tendencia al presentismo y las expectativas inerciales que nos llevan a querer "insertarnos" en el destino y no a construir el futuro. Para Gutiérrez, conlleva la transición de una vieja forma de pensar a una nueva, dejar de pensar que los futuros deseables se decretan y asumir que se construyen. De aquí se abre toda una crítica positiva a las creencias y costumbres de aquellos políticos y gerentes que consideran que dar órdenes perentorias y crear nuevas leyes de veras transforma la realidad y resuelve los problemas sociales (la mentalidad de lo deseable como consigna). En suma, conducir el cambio de una forma de pensar a otra nueva (lo deseable como problema) implica asumir un serio proceso de educar la imaginación y afrontar enormes desafíos, como puede verse en el cuadro 8.
CUADRO 8
Lo deseable como consigna Lo deseable como problema
No hay inconsistencias entre los deseos Si las hay. Se explicitan y se imentan resolver -
No hay referencias a la ruta para acceder al deseo La ruta es el problema crucial (el problema del como)
-Deseo "ingenuo" (tocar una pieza por oído") Deseo "educado" (tocar una pieza por partitura)
El futuro se "ordens" (como en un restaurame) El futuro se resuelve (como en un crucigrama)
General (bnsta "una receta") Específico (por eso. no se resuelve con una r~ceta)
Tenninante (se dicta una imagen de futuro que se Condicional (si.. enlonces) -existen diversas realidades !)Otencialcs pero solo una se reaJiza-cree "la realidad")
.. -Intemporal (deseo como punto de lleg::.da) Temporal (deseo como etapa)
Fuente: Adaptado de Franciso GUlitrrez (1999) Qué futuro para cualturitorio.' Los retos del 2013. Plan EstratégiC/J de Pereira y i!I Area Metropolira"a. del Centro Occidente CoJomhiano.
CUADERNOS DE ADMINISTR\CIÓNl UNIVERSIDAD DEL V ALLFl N° 27/ MARZO DE 2002 257
4.3 LA TRANSFORMACIÓN CULTURAL
y LA CAPACIDAD DE GOBERNAR
Según Masini (1994) en esta época es de vital importancia mirar hacia adelante. Preveer es realmente un deber moral dado por la responsabilidad que cada persona y que todos tienen con relación al mundo. Educarse a si mismo y a los otros para el futuro significa ir más allá de las ganancias personales y considerar las consecuencias del medio y del largo plazo, de los eventos y acciones presentes en el futuro de aquellos seres humanos que no han nacido y de aquellos que tienen derecho a vivir con salud y justicia. Ninguno tiene el derec/w de colonizar el futuro, como lo dice Johan Galtung, así como ninguno, en el pasado, tiene el derecho de colonizar una parte del mundo para beneficiar a otra. Como señala Mayor (1998)
"sólo esta capacidad de anticipaci6n podrá contrarrestar la incertidumbre y habilitar algunos espacios para una acci6n en el presente. Pues de lo que se trata es de actuar: prever es combatir la apatía y la indiferencia, alertar las conciencias, abrir los ojos a los riesgos del mañana Y reorientar, en caso necesario. las decisiones de /wy. Prever es la condici6n de una práctica eficaz".
En esta perspectiva se ve el futuro como algo que se construye día a día
desde el presente y se incorpora el futuro global o futuro común de la humanidad en la acción personal de los individuos, con el fin de hacer tomar conciencia a todos y sobretodo a los decisores del peso de las acciones cotidianas sobre los procesos en curso, "para poder dialogar mañana, sin amargura, con las nuevas generaciones y con aquellos que nos pedirán cuentas sobre nuestra gestión de hoy" (Goux-Baudiment, 1996)
Cuánta distancia hay de esta forma de pensar a la visión y los valores que rigen la toma de decisiones colectivas, por lo menos en Colombia? A primera vista promover una educación para el futuro seria llevar a cabo otra de las tantas variaciones utópicas. Pero la cruda realidad muestra que un país simplemente no puede ser administrado mediante "el golpe de astucia" del momento. El manejo de lo público con base en el provecho particular de corto plazo, bien sea regido por el cálculo de la ganancia de poder político o económico, o bien por el robo del tesoro nacional (láase corrupción) no orienta ni construye a un Estado. A lo máximo hace ganar puntos en el raiting del instante, en una popularidad que mal se confunde con legitimidad. Cuando se decretó el aceleramiento de la apertura económica de Colombia en 1991, el Presidente César Gaviria respondió a los obvios temores sobre las consecuencias de largo plazo siguiendo el refrán popular, diciendo que "en el camino se arreglaban las cargas". Pero decisiones tan importan-
258 LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DEL ruTURO •• J MEnINA V., J.
tes como el cambio de modelo económico que ha trrudo funestas consecuencias para el país no pueden tomarse de modo tan ligero. Por el camino no se han podido arreglar las cargas, por el contrario, el país se ha denumbado, se ha perdido una década y para algunas personas, organizaciones y r~giones quizás se ha peIdido el trabajo de toda una generación! Para la previsión humana y social es vital entonces clarificar los supuestos y las visiones de futuro con las cuales se gobierna29 • Un Estado no se construye en el largo plazo como se manda una hacienda en el corto plazo! Construir el futuro es pensar responsablemente en las consecuencias globales de nuestras acciones de hoy!
5. CONCLUSIONES
A lo largo del texto es evidente el esfuerzo por hacer notar los supuestos implícitos que subyacen a las diferentes fonnas de acercarse al futuro a 10 largo de la historia. Igualmente ha
sido importante ver el importante rol que juegan las representaciones del futuro, siempre mostrando que existen otros mundos posibles que pueden ser mejores (o peores) que el presente, tal como lo hacen la utopía y la ciencia ficción, o estructurando alternativas contingentes, tal como lo hacen los estudios del futuro.
Dentro de los estudios del futuro, la construcción social dei futuro aparece como una representación distinta, diversa del todo a aquellas imágenes que proponen la utopía ("mundo idealizado"), la ciencia ficción ("mundos posibles"); la extrapolación y la proyección ("mundo a semejanza dei pasado"), la predicción ("mundo como máquina programable"), y la prospectiva estratégica ("mundo por hacer"). En la previsión humana y so:::ial, por ende, toman un papel preponderante las representaciones del cambio social, y el estudio permanente de la interacción entre el "mundo cero" o "mundo real",los valore~,las visiones y el propio rol del prospectivista como constructor de democracia y de sentido30 .
Por ejemplo, el confundir el arreo de unas mulas con la conduccilin de un Estado. Seguramente los partidarios de los "enfoques duros" y la predicción preferirán siempre el número sobre el significado, y verán en esta concepción algo demasiado humilde. Quizás sea así, pero no por ello es menos necesaria y efectiva. La actitud de "los duros" queda trágicamente retratada en la reciente guerra del Kosovo. Han hecho una prodigiosa prospectiva tecnológica y militar, supuestamente para dominar el mundo a través de la tecnología, para construir "aviones invisibles", lanzar "bomb::ls quirúrgicas" y entrenar a "los mejores pilotos del globo". Pero no ha'] podido entender el transfondo cultural del conflicto, no han profundizado en la psicología de los pueblos y ven crecer el riesgo de consecuencias cada vez más graves e incontrolables día tras dfa en la convivencia cotidiana --{;uyas imágenes ya no las muestra la televisión internacional-, "Excusame", dicen apenas, después de qut' han sido derribados los aviones infalibles, los misiles inteligentes han equivocado los blancos, y los superpilotos han destrozado caravanas enteras de civiles kosovares, precisamente aquellos a Guienes iba dirigida la "ayuda humanitaria".
CUADERII/OS DE ADMINISTRACIÓN! UNIVERSIDAD DEL V ALLE1 N° 27/ MARZO DE 2002 259
Como bien señalara Eleonora Masini (1994) "construir el futuro" implica dar un paso adelante respecto a la prospectiva estratégica. Pues, además "de la voluntad de actuar, añade la necesidad de tomar conciencia y crear habilidades para definir y proyectar el futuro en la direcci6n de los objetivos deseados", éticamente compatibles con un desarrollo humano y sostenible de la humanidad. Construir el futuro implica llevar a cabo vastos y difíciles procesos educativos y de transformaci6n cultural a la vez que se realizan ejercicios de anticipaci6n. Es hacer de la prospectiva una herramienta fundamental para ser sujetos del cambio y no objetos del destino. Después de todo, somos seres humanos falibles, incompletos, cuya percepci6n suele fallar. Pero cuya fuerza siempre será precisamente pensar que este mundo "real" puede ser mejor de lo que es y construirlo en consecuencia.
Aurelio Peccei31 , fundador del Club de Roma, lo dijo hace mucho tiempo:
"El futuro es el producto del hombre. El futuro dependerá de lo que los billones de habitantes de nuestro planeta harán, día trru día, y de la manera en que lo harán. Si él es el producto de sus desórdenes, de sus luchas o de su mezquindad, será un futuro miserable e insoportable para vivir. Si, por el contrario, por su creación
31 Citado por Moura (1994).
conciente, es resultado de su compromiso de hacer lo mejor que el presente, podrá ser un futuro digno de nuestra calidad de hombres, en un mundo donde nosotros mismos, nuestros hijos y nietos podremos vivir, trabajar y amar en paz ... La invención del futuro es la más importante y más difícil invención humana".
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CUADERNOS DE ADMlNJSTRAClóN! UNIVERSIDAD DEL V ALu} N° 27/ MARZO DE 2002 263
Liderazgo y Administración
Leonel Monroy*
I Profesor Universidad del Valle, Cali _ Colombia
Hay una vieja discusión, vieja por cierto, sobre si el ejercicio administrativo contempla la función de liderazgo, si es independiente, o, si teniendo cada uno una autonomía funcional, caracterológica y terri.torial diferente, pueden o no ambos ser desempeñados por una persona que ejerce bien como administrador o como líder.
Parece que para dilucidar una excelente e integral formación administrativa, que es nuestra preocupación, es importante entender la relación que existe entre administración y liderazgo y, consecuentemente, generar en el curriculo y en la pedagogía los hitos académicos y experienciales que favorezcan la dinamización positiva de dicha relación.
El sentido del presente estudio se orienta, pues, a clarificar la visión que el autor tiene de dicha relación; a resaltar, para la academia, la importancia de darle cabida en el curriculo a las variables formativas que sienten las bases para el desarrollo del liderazgo, y a diferenciar los tipo" de liderazgo resultantes de una formación unilateral o integral del ser humano.
UNA VIEJA DISCUSION
Desde el antiguo Egipto, con el poder sacerdotal en cabeza de los faraones (Rusell 1968), pasando por los Chinos (Confucio, Laot zu, 1968, Dre-
her 1996) Y los Griegos y sus diferentes Aretes (Borrero 1990, Jaeguer 1971) junto con los Romanos y hasta la época moderna,las crónicas míticas e históricas, han destacado el valor y la importancia del liderazgo como el carácter distintivo de una educación en lo superior.
El liderazgo ha sido, en consecuencia, el motor de la historia.
Algunos factores de la vida moderna como son la división del trabajo, la fragmentación de la sociedad en innúmeras células más pequeñas bajo el nombre de instituciones u organizaciones, tanto en el sector de la vida económica como en el de la vida j urídica social y cultural, han generado mayores y múltiples espacios de responsabilidad : la responsabilidad esta hoy día más compartida, los territorios para su ejercicio se han multiplicado y los poderes omnímodos y vastos se han reducido a través del fenómeno de la delegación y la descentralización. Todo esto conduce a la demanda por mayor número de personas que asuman la responsabilidad por los rendimientos económicos, sociales y culturales, en territorios más pequeños. El fenómeno del liderazgo es un clamor contemporáneo.
En tiempos recientes las organizaciones industriales en Norteamérica y, sobretodo, después de la segunda guerra mundial, empezaron a realzar la importancia del liderazgo al interior de
CUADERNOS DE ADMINISrRACIÓNl UNIVERSIDAD DEL V ALLFl N° 27/ MARZO DE 2002 267
las empresas. Hija del Taylorismo y del Fayolismo, la organización científica del trabajo tomó del campo militar procedimientos, técnicas y tecnologías para incrementar la eficiencia (Sevilla 1995, Aktouf 1995, Dávila 1985).
En la medida en que la economía se tornó más competitiva y globalizada, la necesidad de poner los productos en el mercado, con el mayor posicionamiento y rendimientos posibles, se incremento. Surgieron voces empresariales demandando gerentes y directivos capaces de estar a la altura de dichas exigencias (Hesselbein 1996).
Ha surgido, pues, una corriente de pensamiento sobre el liderazgo en Norteamérica, con énfasis en la acción, la eficiencia, y los incrementos de los rendimientos económicos de la empresa y de la sociedad en general, en tanto que otra corriente, en construcción, en Europa, parece estar más orientada a enfatizar los rendimientos sociales y culturales del ejercicio del liderazgo (Kets de Vries 1994, Winkler 1957, Kakabadse 1995).
Entretanto el liderazgo como ejercicio, ha pasado del dominio de lo público y el gobierno, a 10 privado e individual, y de abarcar la tutela sobre valores morales y sociales a valores económicos y eficientes. Pareciera entonces surgir la dicotomía de que elliderazgo es necesariamente diferente en cada uno de dichos territorios, o que en el dominio de lo privado las exigencias, los roles y las características son tales que sólo se necesita una pequeña porción de lo requerido en lo publi-
268 LIDERAZGO y ADMINlSTRAClÓNlMoNROY L.
co, o cuando más estas diferencias sólo se refieren a asuntos de mayor o menor grado. Se ha llegado, en consecuencia, a abusar del termino, ya recetario como antídoto para todos los males, al igual que a facilitar su emergencia a través de múltiples programas formativos, con diferentes niveles de profundidad y extensión y para casi todos los públicos. La formación en liderazgo esta pues, a la orden del día.
ADMINISTRAR O I.IDERAR: UNA DISCUSION NO CON·
CLUIDA
En el proceso histórico del desarrollo de las facultades de administración (Sevilla ibid) se puede observar como la connotación de liderazgo aparece recientemente en los currículos. Tradicionalmente el administrador ha sido orientado a realizar tareas que inciden en la productividad económica de la empresa; por ello el valor de eficiencia en las herramientas y en la instrumentación que curriculannente se le ha dado. La gerencia o los accionistas han esperado de él que a través de un proceso administrativo bien aplicado, la empresa pueda, al menos, sobrevivir en un entorno de mercado calificado de turbulento y altamente competitivo.
Recientemente, y especialmente en la literatura administrativa Norteamericana empieza a aparecer la demanda por el ejercicio del liderazgo al interior de las empresas como un nuevo rol
que debe asumir el administrador o aquel que tenga responsabilidades por insumos, herramientas o personas. Se le considera la panacea para todos los males que la afectan y le dan alliderazgo un carácter casi mágico como variable significativa para superar las dificultades, no superables, supuestamente, por otras formas o ejercicios técnicos o humanos.
Ellider está suplantando al managment en la medida en que la organización tradicional cede paso a modos y estilos de administración más participativos y en la medida en que la organización se concibe como una cultura centrada en el desarrollo de las personas que actualiza y potencia las habilidades, capacidades y valores más dignos de lo humano.
Mientras las organizaciones caminan o intentan caminar hacia modelos de gestión y dirección participativos la palabra liderazgo, como también su ejercicio, está sufriendo deterioro dado que la urgencia mercantil de la época la sobrevalora y a su vez la deprime :on su uso intencional al servicio ex:lusivo de los objetivos económicos :ausando así ejercicios estereotipados je liderazgo y comprensiones equivo;as y manipuladoras del mismo por ?arte de quienes tienen responsabiliiad por personas al interior de las organizaciones
Si bien estas aproximaciones entre ldministración y liderazgo se están jando, especialmente en las organiza;iones industriales y en los intentos formativos recientes de la academia, al
igual que en los movimientos actuales por aproximar lo público a lo privado, la diferencia entre estos dos ejercicios ha sido objeto de muchas propuestas y clarificaciones.
ALGUNAS DEFINICIONES
Para Mackoffy Wennet (2001) administrador es aquel que conduce o dirige algo - como un negocio - y líder es el que ejerce autoridad responsable y tiene una visión de conjunto; agregan que muchos creen que el liderazgo es subjetivo, difícil de definir e imposible de medir objetivamente.
Según Northouse (1997) el administrador se enfoca en las actividades tradicionales de planear, organizar y controlar, mientras el líder hace énfasis en los procesos de influencia. Administrar esta relacionado con crear orden y estabilidad; el líder lo está con la adaptación y el cambio constructivo. Para Northouse los administradores son más reactivos y menos involucrados emocionalmente, en tanto que los lideres son más proactivos y más envueltos emocionalmente.
Para Craig (1990) liderar significa ser más visionario, más empático, mas flexible; ser líder significa resolver el continoum que parte de un comportamiento analítico, deliberado, estructurado, controlado y ordenado - propio del ejercicio administrativo- y avanza hacia acciones más experimentales, más creativas, menos controladas, más cualitativas.
CUADERNOS DE ADMINISJRACIÓN! UNIVERSIDAD DEL V ALLFl N° 27/ MARZO DE 2002 269
Algunos investigadores conceptúan el liderazgo como un rasgo o como un comportamiento, mientras otros lo miran desde la perspectiva política o desde el punto de vista humanístico. Ha sido estudiado utilizando métodos cualitativos y cuantitativos lo que muestra la complejidad del tema a diferencia de los puntos de vista puramente simplistas que prevalecen en la literatura popular.
Según Stogdil1 (1974) el liderazgo tiene tantas definiciones y significados como la gente que ha tratado de definirlo. Por otra parte Northouse (ibid p 10) señala que el componente común a casi todas las definiciones de liderazgo es que es un proceso de influencia que apoya a grupos de individuos para alcanzar sus metas comunes. Según él el liderazgo como proceso sugiere que puede ser aprendido y que es disponible para todo el mundo.
NUESTRO PUNTO DE VISTA
Dada la visón formativa explícita en el presente estudio y de acuerdo con la comprensión del liderazgo como un proceso en el que hay lideres, situaciones y seguidores, y bajo la consideración de que no existen caracterologías, ni tipologías especificas para identificar y precisar e11iderazgo, nuestro punto de vista es que pueden existir modos y maneras de educar de
modo tal que se facilite la emergencia del liderazgo y que este se manifieste con más claridad ante las diferentes
270 LIDERAZGO y ADM1NJSTIlAClóNl MONROY L.
situaciones de la vida de las personas y de la sociedad. Con esta comprensión el ser humano puede ser educado de forma tal que se incremente su capacidad para expresar su potencial personal de liderazgo.
Sin embargo, para ser consecuentes con nuestro pensar y comprensión del tema, es necesario aclarar que algunos individuos parecen descubrir, casi gestalticamente, y desde fases tempranas de sus vidas, un llamado o vocación por resolver las desigualdades económicas, políticas, sociales y culturales de su época. Dentro de un contexto específico esa vocación contribuye, poco a poco, a identificar el sentido de sus vidas con la solución de dichos problemas, concretos o genéricos en una comunidad más próxima o específica. Nace así el carácter misionero de su acción. Sus condiciones físicas y psíquicas le dan el acervo aptitudinal para enfrentar las demandas de dicho papel y su educación, vasta o incipiente, es el crisol en que se forjan los valores y las actitudes con que enfrentará las diferentes circunstancias de su papel.
En el contexto anterior podemos identificar a los grandes lideres y conductores de la humanidad quienes parecen haber nacido para realizar una misión específica en sus vidas y dedican todos sus esfuerzos en dicha dirección.
Por otra parte, y en sentido gene-ral, podemos aceptar que todo ser hu
mano, por el hecho de serlo, tIene UD$
misión que desempeñar en su vida. Esta puede ser de significado inconsciente
o clara a la percepción del individuo, e igualmente tener la dimensión que abarque sus propios intereses pasando por los de su familia, comunidad mas cercana, hasta agrupaciones nacionales o internacionales. De todos modos el impacto es mayor en tanto revista el carácter de regulador de las desigualdades prevalecientes en el grupo o comunidad, inmediata o distante, a la que represente.
Descubrir la vocación, comprender la misión que le pertenece, desarrollar las aptitudes o apoyarse en ellas para realizarlas, y estar situado en el escenario específico donde todo se conjuga para la emergencia del liderazgo, son hechos que le pertenecen al individuo que debe o ha de desempeñar dicho papel.
Los lideres no se fabrican; son el fruto, relativamente maduro, de procesos de desarrollo personal y social. Significa una escogencia, una opción, una decisión personal, ante situaciones de la vida, sin tener claro el resultado del esfuerzo. Sólo existe la intención de resolver el desequilibrio existente y, obvio, la voluntad rea! de caminar en el sentido de una meta prefijada. Pero, como en muchos casos, sólo el trabajo, día a día, acentúa el papel y el reconocimiento por parte de los seguidores y aún de los oponentes. Esencialmente se es hombre o mujer que, con el actuar cotidiano, va estructurando la imagen que se reconoce por liderazgo.
De otro modo, si bien el liderazgo no se puede fabricar, ya que es una
opción personal, sí se puede dotar al ser humano, a través de una educación excelente, de las calidades y características para que pueda expresar plenamente su potencia! y tomar y asumir, consciente y responsablemente, decisiones propias frente a las demandas de su vida cotidiana. Se puede también, con dicha educación, orientar su vocación hacia el servicio a los demás y hacerlo más sensible al mundo que lo rodea, a! igual que desarrollar en él la consideración de que él, como todos los seres humanos, es corresponsable por el mundo que le rodea y debe, por lo tanto, contribuir a armonizar y restablecer el equilibrio donde este fuere alterado. Debe surgir en él el sentimiento verdadero de su ligazón con toda la humanidad y el ecosistema, como también la creencia de que nada es extraño a si mismo pues en todo él esta representado y a su vez en él todo está manifestado.
Todo lo anterior significa una educación tal que le permita, con visón holista, asumir como propias las disfunciones del sistema y macrosistema al que pertenece. Significa educar sin egoísmo al servicio de la fraternidad y la justicia universal.
Asumiendo, entonces, que una educación, excelente e integral, no forma lideres sino personas, que descubren y asumen su vocación y su misión en el mundo, tomando como compromiso la solución de las disfunciones en una sociedad dada, y aceptan las exigencias y sacrificios que este papel impone, podemos pensar, de
CUADERNOS DE ADMINlSfRACIÓNl UNIVERSIDAD DEL V ALLF1 N° 27/ MARZO DE 2002 271
acuerdo a nuestro modelo educativo l ,
que una educación que, a través del currículo, le brinde al estudiante una excelente fonnación técnica- profesional; una fonnación humano- social significativa; y una comprensión de si mismo, con modelos pedagógicos que afirmen la madurez y el desarrollo en esos tres dominios, puede contribuir a la fonnación de un ser humano autosuficiente,en primer lugar; capaz de relacionarse maduramente con los demás creando espacios de convivencia, tolerancia y construcción social, en segundo lugar; y finalmente, con capacidad para construir su vida personal con apoyo en su autoconocimiento, mejorando y superando los déficits caracterológicos, temperamentales o culturales que le limitan el ejercicio pleno de su individualidad.
Un modelo educativo así conduce a que el ser humano connote su comportamiento con las características de liderazgo.
Para una mayor comprensión se explicará los tipos de liderazgo resultantes de la atención a cada uno de los tres dominios en que se centra, o debe centrarse, la educación del ser humano, no sin antes aclarar que si ella- la educación - es de calidad debe conducir a la explicitación de esos tres dominios en el ser humano y concluir, en consecuencia, en lo que podríamos llamar un liderazgo integral.
EL LIDERAZGO PROFESIONAL
El liderazgo profesional es el que le compete a un individuo por el hecho de saber algo. Este saber puede ir desde el nivel puramente artesanal hasta el derivado del conocimiento y dominio de la más alta tecnología. Como tal se refiere tanto al saber empírico como al academico-cientifico y pasa por las disciplinas tanto exactas y cuantitativas como especulativas y cualitativas.
Este tipo de liderazgo explica que los procesos de influencia sobre los demás empiezan porque alguien posee un saber, conoce algo, que le permite relacionarse con otra persona, bien porque ella requiere la utilidad de ese saber o porque quien lo posee lo utiliza para iniciar procesos comunicativos específicos.
La influencia, característica delliderazgo, se ejerce cuando alguien satisface las necesidades y expectativas de otra persona, y esas necesidades van desde los niveles elementales y físicos hasta los sociales y trancendentes. La característica básica en esta relación es que el influenciado no posee los conocimientos y/o las habilidades que si tiene quien lo influye, o los posee en cantidad y calidad reducida; espera, por lo tanto, que la otra persona lo oriente, le indique, aconse-
Para mayor información véase: MONROY, Leonel: La Estructura Del Ser Humano Como Fundamento De La Educación En Lo Superior. Colección Edición Previa,Universidad del Valle 1993.
272 LIDERAZGO y ADMJN1STRACJóNl MONROY L.
je, mande u o¡dene, acerca de ese saber.
El liderazgo profesional se apoya en que los demás le dan crédito al saber que alguien posee, se lo reconocen explícitamente y aprovech8fl en su beneficio las ventajas de la aplicación de ese saber, por lo tanto es un saber demandado como también un saber ofrecido u ofertado en el contexto de un mercado que lo va1.ora y uti!iza.
En las relaciones de aprendizaje quien aprende, quiere o necesita poseer ese saber; en otro tipo de relaciones ese saber se requiere para el mantenimiento de procesos, operaciones o funciones. Este saber puede ser muy reducido o muy extenso ?Cro siempre encontrará a otro que busque o acepte ser influenciado por el.
Lo que hace que el proceso de influencia se dé en el liderazgo profesIOnal es que el líder posee los conocimientos, domina las herramientas y la tecnologia y posee los instrumentos para realizar algo de una manera eficiente. Una forma mas adecuada de definirlo sería llamándolo liderazgo técnico, pero recunimos a la palabra Profesional considerando que toda persona, independiente de la profundidad y la formalidad de su formación, posee un saber al cual puede llamar su profesión.
Lo que hace que el liderazgo profesional sea reconocido y aceptado es porque se fundamenta en la experticia que el líder ha desarrollado en el dominio propio de ese saber y cuando la ejecución de dicho saber llega a un nivel alto de eficiencia, la destreza 10-
grada en :a realización de las tareas qu~ le son propias lo convierte en alguien único dentro de su gremio; tiene, pues, un poder de experto.
El origen delljderazgo profesional yace en la vocación de la persona y se apoya, especialmente, en sus aptitudes y habilidades. Su alcance máximo es el dominio de las herrarnjen tas., técnicas y tecnologías propias de la profesión o actividad elegida y contempla a lo sumo los conceptos fundamentales de ella y quizá los métodos para avanzar en dicho conocimiento. tiene, entonces, una característica monodisciplinar y un valor instrumental.
Cuando la formación de una persona llega a los niveles establecidos anteriormente se puede decir que está preparado para el ejercicio de una tarea o un sinnúmero de tarea> que encuadran en la gama posible de una profesión. Esto, en el fondo, es lo minimo exigido para que alguien pueda ejercer un trabajo y ganar lo necesario para lograr autosuficiencia desde el punto de vista económico. En el otro extremo puede significar, igualmente, grandes ingresos dada la calidad de su saber técnico-profesional. La autosuficiencia aquí mencionada supone que el ejercicio de una profesión debe, por lo menos, asegurarle al individuo los ingresos necesarios que le permitan cubrir sus necesidades básicas y no ser una carga para los demás ni para la sociedad. Es el nivel mínimo exigido en la sociedad para la formación de una persona y contempla las posibilidades de vivir una vida humanamente digna.
CUADERNOS DE ADMINISTRACIÓN! UNIVERSIDAD DEL V ALLFJ N° 27/ MARZO DE 2002 273
Revisando lo anterior, una sociedad puede avanzar en un liderazgo técnico si posee las bases científicas y tecnológicas para formar a sus ciudadanos con gran capacidad para resolver problemas de dicho ámbito: seres humanos diestros en optimizar los procesos y asegurar los rendimientos económicos al menor costo. Esto es un gran logro para una sociedad y, tal cual, las sociedades que representan a los llamados países desarrollados se destacan por un alto desarrollo científicotecnológico que redunda en el crecimiento de su capital económico. Este liderazgo se debe mantener y para ello tanto los individuos como las instituciones y la sociedad deben asegurar, permanentemente, la actualización y el avance en los campos tecnológicos de su dominio para que la competencia no los desplace.
El liderazgo profesional es pues, a nivel personal, un requisito para el éxitO,en el ámbito económico, dentro de una sociedad. A nivel mayor significa que una sociedad es altamente competitiva, en relación con otras, lo que le asegura mayores ingresos y mejores estándares de vida para sus ciudadanos.
El liderazgo profesional tiene, sin embargo, sus disfunciones, las cuales so n ,en su mayoría, consecuencia de una preparación o formación unilateral, pragmática y monodisciplinar, aislada de los demás componentes que
contribuyen a una adecuada formación integral.
El liderazgo profesional que se apoya exclusivamente en el conocimiento y dominio de una disciplina tiene su campo de desempeño en el domino estrecho de la misma y desconoce las relaciones horizontales y cruzadas2
que esta tiene con disciplinas complementarias o diferentes. Es, por lo tanto, una visión estrecha de la vida y del trabajo, una visión que lleva al dogmatismo y a la rigidez tanto de la percepción como del pensamiento y niega la existencia de la red integradora de los múltiples elementos que comunican las diferentes disciplinas y saberes.
Si bien cada día se acepta y se busca esa relación integradora, existen todavía modelos formativos que insisten en la temprana especialización y desdeñan el conocimiento enriquecedor proveniente de otras fuentes. El liderazgo profesional se ahoga, pues, en las certidumbres estrechas de su eficiente modelo disciplinar.
Por otro lado, el liderazgo técnico genera confianza mientras otro descubrimiento o hallazgo no lo supere. En el mundo de hoy, acelerado en el desarrollo tecnológico, dicha confianza desaparece muy rápido. Mientras la confianza subsiste se puede mantener una relativa autoridad y ejercer el poder que el saber técnico confiere; de otro modo, si no se tiene formaciór
BORRERO, Alfonso; Interdisciplinariedad. Asociación Colombiana de Universidade ASCUN 1992
274 LIDERAZGO y ADMlNlSTRAClóNl MONROY L.
complementaria, se puede llegar a la soberbia autoritaria que rechaza puntos de vista contrarios e impone métodos, opiniones o técnicas, sometiendo a seguidores o beneficiarios a actuar de acuerdo. He aquí una de las más grandes disfunciones delliderazgo técnico- profesional.
El liderazgo técnico o profesional necesita ser actualizado permanentemente. Ello exige estar informado de los nuevos desarrollos en su campo disciplinar. La pereza, la ignorancia y la falta de visión pueden conducir a una obsolescencia profesional o tecnológica que conduzca a la incapacidad de responder a las nuevas demandas con la eficiencia exigida por quienes requieren el beneficio de esos conocimientos.
El liderazgo profesional se puede concebir como una relación de autoridad conferida por el saber, reconocido y aceptado por quienes necesitan ese saber. Los contextos donde se aplica este liderazgo son entre otros el campo educativo y el campo comercial. En el campo educativo la relaci6n entre educador y educando se da primordialmente porque el educador posee un saber y el educando necesita ese saber. Como tal puede, esta relación, caracterizarse de un modo funcional o disfuncional, como lo hemos explicado anteriormente. De todos modos y de acuerdo a nuestra argumentaci6n el liderazgo ejercido por un docente en este contexto estaría limitado a enseñar las técnicas, herramientas y tecnologías propias de su campo disci-
plinar de acuerdo a la supuesta necesidad del alumno para convertirlo en alguien eficiente y diestro en una actividad o profesi6n específica.
En una relación empresa - cliente, este liderazgo facilitaría resolver con la mayor rapidez y calidad los requerimientos del cliente, optimizando las utilidades tantopara la empresa como para el cliente. Podemos imaginar. entonces, lo que pasa cuando la educación o la empresa, o bien, el educador y el obrero o empleado, por obsolescencia en sus conocimientos no satisfacen las necesidades del alumno o cliente.
Por último las relaciones descritas en el contexto del liderazgo profesional, si bien tienen su efecto positivo en el incremento de la eficiencia y en el mayor beneficio tanto para el líder como para los beneficiarios de su saber, apela. casi exclusivamente,al uso y ejercicio de las facultades físicas e intelectuales del ser humano y descuida que estc es igualmente emoción, sentimiento y voluntad.
El liderazgo profesional, según nuestra comprensión, solo corresponde al ejercicio de la tercera parte de la potencialidad humana.
LIDERAZGO SOCIAL
A diferencia del liderazgo profesional, el liderazgo social se centra en el mundo de las relaciones interpersonales y en la comprensión y manejo de los roles y papeles que los seres hu-
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manos desempeñan como miembros de una sociedad.
El centro de la acción del liderazgo social reside en la satisfacción de las necesidades que facilitan el equilibrio dinámico entre las personas y entre estas y las instituciones. Su tendencia sería a buscar el equilibrio cuando estas relaciones causan, de algún modo, insatisfacción, oprobio o amenaza en el grupo, comunidad o sociedad a quien el líder representa. Se puede decir que el liderazgo social tiende a regular las relaciones entre los representados y otras personas o instituciones que menoscaban sus legítimos derechos y sentimientos de dignidad. Este tipo de liderazgo surge, entonces, cuando el líder asume como propias las necesidades de una comunidad en tanto que dichas necesidades se hallen limitadas en su satisfacción por otros grupos o centros de poder que se consideran como contrarios y opuestos a los intereses de ella.
En el liderazgo social están representadas, de manera especial, las necesidades derivadas de la comprensión del ser humano como ser social y psicológico, es decir, como miembro de una cultura con regulaciones que norman su comportamiento y expresiones personales deri vadas de la educación recibida y de la comprensión del mundo que le rodea. Por ello elliderazgo social se inscribe en los diferentes ethos que constituyen la cultura y la idiosincrasia de un pueblo o nación y asume uno o varios aspectos de ella como agente movilizador de las frus-
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traciones, resentimientos o anhelos de una comunidad particular.
El liderazgo social a diferencia del profesional o técnico nace a partir de un substrato emocional o sea una orientación personal arraigada en los sentimientos del líder de hacer algo por restablecer el derecho perdido por su comunidad. Por lo general hay, entre líder y seguidores, sentimientos y emociones comunes envueltas en el objeto de su reivindicación y el líder asume como propia la queja y la incornformidad de su grupo; incluso en la mayoría de las veces él mismo la sufre.
Una noción clara, derivada de la vida en comunidad, es que las relaciones entre individuos están amparadas por los mutuos derechos y deberes derivados de los estatutos que les son propios. Cuando alguien viola el estatuto o la norma, está quebrantando un derecho ajeno y, por consiguiente, causa desequilibrio social. Este equilibrio se da en la medida en que todos los miembros de una comunidad tienen igual oportunid.'ld de acceder a los bienes y servicios que ella ofrece, sin distinciones de etnia, credo, sexo, origen o estrato. Por ello cuando esta oportunidad es menoscabada, bien porque no se reconocen los derechos de unos o de algunos, o porque se violan, debe surgir entonces alguien que contribuya a restablecer el equilibrio perdido. El supuesto es que esta función es competencia del gobierno y sus agentes, pero cuando no se cumple compete a alguien de la comunidad asumir dicha representación y ejercer-
la de modo tal que restituya el derecho menoscabado o perdido. Aquí surge el liderazgo social el cual tiende a restablecer y ampliar la vida de la comunidad integrando a quienes habían sido extrañados de ella.
Desde el punto de vista psicológico los mecanismos que mas intervienen en el ejercicio del liderazgo social son los de identificación y proyección. El primero permite que los seguidores asuman como propias las cualidades dellfder en tanto que este representa la posibilidad de restablecer sus derechos y anhelos. A veces reviste el carácter misionero y los seguidores lo dotan de cualidades imaginarias y cuasi-mágicas que facilitan la concepción mítica del liderazgo; se genera,de este modo, una proyección positiva en tanto que el líder parece estar dotado, por sus cualidades y aptitudes, de la capacidad para hacer o realizar aquello que sus seguidores querrían hacer pero que no son capaces por si solos.
Al liderazgo social concurren, de una manera casi gestáltica y mítica, las aspiraciones profundas de igualdad de una comunidad, grupo o nación y el liderazgo lo será tanto en cuanto pueda resolver parcial o totalmente esta aspiraci6n.
Si observamos bien, el liderazgo social puede representar, del mismo modo, a grupos y comunidades pequeñas como a comunidades mayores e incluso al concierto grande de naciones agrupadas estas bajo la necesidad de proteger el medio ambiente, por
ejemplo, o los derechos humanos o políticos a lo largo de todo el orbe.
Pareciera que en las organizaciones donde trabaja el ser humano, el liderazgo social no fuese una necesidad y que por el contrario fueran proclives, exclusivamente, al ejercicio del liderazgo técnico. Aunque lo anterior se observa en muchas empresas y con ello cierran el paso al ejercicio de la creatividad y a la democracia institucional, no es menos válido que cuando la gerencia no atiende debidamente las necesidades de los trabajadores surge el sindicato, impulsado por alguien que lo lidera, para buscar reivindicar los derechos perdidos. El liderazgo social esta, pues, presente, en forma abierta o soterrada, al interior de las organizaciones donde trabaja el hombre.
Si lo entendemos bien un liderazgo social bien administrado, al interior de la empresa, significaría que en ella se afirman procesos democráticos de direcci6n y participación distribuidos equitativamente entre los miembros a lo largo de toda la estructura y que la empresa reconoce al trabajador no s610 como ser biológico sino también como ser social que trasciende la naturaleza técnica o instrumental del puesto o cargo que desempeña.
Sería, sin duda, un avance evolutivo si la empresa pone esfuerzo en comprender y promover al hombre como ser social y estructura, en consecuencia, las políticas, normas y objetivos para satisfacer, a su escala, las necesidades y expectativas derivadas de di-
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cha comprensión. Aquí estaría la empresa jugando un rol de institución social, además de económica, y compartiría con el gobierno la responsabilidad que a este último, tradicionalmente, se le ha señalado. Significaría también, que a todo jefe en la empresa, se le mide y valora no sólo por los rendimientos económicos que genera, sino también por la solución sana de los conflictos en su área y por el incremento de madurez en las decisiones que afectan a sus colaboradores y a la empresa en general. Esto lo podemos llamar rendimiento social.
LIDERAZGO MORAL
En las circunstancias actuales del mundo contemporáneo, en donde todos los valores se quebrantan y la ola de corrupción avanza a través de diferentes estratos y niveles sociales; donde la ley pierde su vigencia y la mentira se constituye en verdad al arbitrio de quienes sostienen o transforman la cultura, surge tácito un clamor, de muchos hombres y mujeres por encontrar el valor y el equilibrio que permita reorientar lo que parece haberse perdido totalmente: la fuerza moral, que como paradigma sirva de referencia a los actores en conflicto para reconstruir la trama rota del tejido social.
En esas circunstancias caóticas se requiere, entonces, que la sociedad sea impregnada con valores vivos, generadores de desarrollo y cambio.
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La situación precedente inmoviliza el carácter social y sólo si surge una comprensión profunda de lo que pasa y lo que está en juego, con sus consecuencias previsibles, esa sociedad puede facilitar la aparición de personas que afirmen, impulsen y consoliden la voluntad de cambio. Aquí es donde aparece el liderazgo moral, que aglutina en torno suyo el apoyo de todos aquellos que se sienten violentados por la disarmonia social.
El liderazgo moral es una capacidad para expresar en la vida personal los valores y comportamientos que se asumen como propios. No es sólo capacidad sino convicción para aceptar las consecuencias de su manifestación.
El liderazgo moral se apoya en la creencia de que los roles y papeles que desempeñan los actores en conflicto son parcialmente los generadores del conflicto y que es necesaria una situación que facilite la apropiación de nuevos roles y papeles. Por ello elliderazgo moral es generador de conflicto no tanto para el líder sino para quienes lo siguen y para quienes se le oponen. El liderazgo moral, en sentido general, apela a las características que dignifican la vida humana.
Por las razones anteriores elliderazgo moral tiene valor testimonial, ya que sólo si el líder vive a la altura de sus palabras, puede generar la suficiente confianza en sus seguidores para aceptar su influencia.
Si queremos enmarcar bien elliderazgo moral podemos decir que es
aquel que camina en sentido de su autoconocimento, conocimiento este que le da al líder cada día, y en cada experiencia, el sentido de su propio desarrollo, y que le permite, si tiene fuerza interna, avanzar sin detrimento de su propia personalidad. Elliderazgo moral apela a lo mejor del ser humano y dignifica el ejercicio de la representación contenida en el liderazgo social.
Es casi seguro que si en la sociedad la moral estuviese bien cimentada y desarrollada, ella (la sociedad) dispondría como un todo de los medios y comportamientos para equilibrar el orden social cuando este fuese perturbado. Sin embargo, dado que la sociedad civil ha delegado en el gobierno la capacidad de representar sus derechos y sancionar sus deberes, la fisura social empieza a manifestarse cuando el gobierno no cumple sus funciones y se abroga derechos y funciones no estatuidas, y permite que otros sectores de la sociedad, especialmente de la vida económica, extremen su comportamiento de modo tal que afectan la armonía y el equilibrio social. En las sociedades donde la democracia es incipiente la sociedad civil no tiene, por lo general, la suficiente capacidad de respuesta inmediata para reordenarse cuando sus representantes institucionales incumplen, y la distancia que media entre el proceso larvado de deterioro social y su captación global por
parte de la colectividad es tal que ésta se da cuenta tardíamente o, de otro modo, las argucias para ocultarlo son tales que difícilmente este conocimiento llega oportunamente aunque se tuviese órganos de percepción para captarlo.
Si el liderazgo moral apela a las fuerzas más recónditas y dignificantes del ser humano, implícito tiene que evita la manipulación y (Oda relación de dominio. Es por tanto una relación de crecimiento mutuo en que el compromiso de lideres y seguidores está dado en función de potenciar lo mejor de ambos. El liderazgo moral tiene, pues, una fuerza formativa tal que conduce necesariamente al desarrollo de valores y cualidades subyacentes en el líder y en sus seguidores.
El liderazgo moral exige del líder una gran fuerza testimonial: ser capaz de expresar en su vida y en sus actos lo que dice y predica.
Alguna vez una madre se le acercó al Mahatma Ghandy a pedirle que le dijera a su pequeño hijo que no comiera más dulces porque le hacia daño. Ghandy le dijo que trajera al pequeño al siguiente día y cuando así lo hizo, el mahatrna, dirigiéndose al niño le dijo "no debes volver a comer más dulces". La madre, sorprendida, le pregunto porqué no lo había dicho así el día anterior, y él contestó: "porque hasta ayer yo comía dulces y me hice la promesa de no volver a comerlos más".3
VERMA, M. M.; Gandhi's Technique of Mass Mobilization. R. K. Gupta & Co. Connaught Place, New Delhi 1990.
CUADERNOS DE ADMlNlSfRACIÓNl UNIVERSIDAD DEL V ALLFl N° 27/ MARZO DE 2002 279
Este es un pequeño ejemplo de liderazgo moral, realizado por un hombre que en su vida personal fue una expresión sublime de este tipo de liderazgo.
El líder moral es líder en tanto sus actos estén apoyados en una escala de valores que satisface anhelos profundos de renovación por parte de sus seguidores; requiere incluso, en ocasiones, reeducar a estos y mostrarles la mejor y más digna manera para alcanzar su propósito. Por ello elliderazgo moral tiene una fuerte connotación pedagógica que implica que las relaciones del líder con sus seguidores apelan a la actualización de sus mejores cualidades y valores y conlleva un proceso constante de transformación y desarrollo de ambos.
Uno de los requisitos, entre muchos, para construir el liderazgo moral es el desarrollo constante de la capacidad de soledad, soledad que difiere del aislamiento físico o de la necesidad compulsiva de estar con otros. La soledad necesaria para el liderazgo moral es aquella que le permite ir a su interior y recabar en sus profundidades las fuerzas vitales que le servirán para enfrentar las múltiples demandas, rechazos e incomprensiones derivadas del ejercicio de su papel. Es la soledad del que camina hacia si mismo y, obvio, el recorrido debe hacerlo solo.
En el proceso de crecimiento y madurez de este tipo de liderazgo, la actividad con el mundo exterior, la acción permanente, debe generar la información y la experiencia suficiente para tener una visión actualizada de
280 LIDERAZGO y ADMlNJSTRACl6NI MONROY L.
los hechos que concurren a las iniciativas y al propósito de la acción; luego, el líder debe ser capaz de retirarse a sus "cuarteles de invierno" y sopesar, en la intimidad de su propio ser, las decisiones que va a tomar. El cuartel de invierno no significa ni un espacio ni un tiempo físico definidos; es su propio corazón, donde palpita su ser entero, y allí debe encontrar las respuestas que sin apartarlo de si mismo le faciliten el mejor camino para alcanzar su meta o propósito.
Entendamos bien que la soledad del líder no es la del solitario ansioso de encuentros y dependiente de otros; tampoco la del que es incapaz de establecer relaciones maduras con los demás o le atosigan los seres humanos a su alrededor. Por el contrario, la soledad es una cualidad del espíritu y un atributo moral en sí mismo que le permiten al líder hallar la fuerza y el impulso en su propio interior.
Si la acción del líder no parte de su propia entraña, si no corresponde a una profunda convicción y a la comprensión de los requerimientos del esfuerzo, con una previsión de los posibles resultados, esa acción puede quizás quedarse trunca, a medio hacer o transformarse en acción manipuladora para resolver las incompetencias del líder.
La capacidad para la soledad no es algo que se pueda fabricar de la noche a la mañana, es necesario construirla a lo largo de la vida, y requiere, con seguridad, que en los momentos más críticos seamos capaces de volvernos
hacia nosotros mismos y preguntarnos ¿ en qué he fallado?, ¿cual ha sido mi error?, ¿cómo puedo repararlo? Si estas preguntas se hacen auténticamente, surge entonces la comprensión necesaria para encontrar respuestas significativas y para actuar con honestidad y certeza.
El camino hacia si mismo requiere valor para enfrentarse con las falacias que uno mismo se fabrica, con las seudopersonalidades que lo protegen y con los falsos yos con que constantemente se enfrenta el ser humano ante las diferentes circunstancias de la vida El liderazgo, y específicamente el liderazgo moral, empieza por el autoconocimiento ya que no se puede dirigir a otros hacia una meta, que es la de uno mismo, sin superar en sí mismo las barreras que le impiden alcanzarla. Por otro lado, tampoco se puede dirigir a los demás, lo cual requiere conocerlos y comprenderlos, sin conocerse y comprenderse a sí mismo.
"Conócete a ti mismo" no fue sólo el precepto inscripto en el templo de Apolo en Delphi; es también el mandato moderno aunque algunos filósofos como Edward George Bulwer, ingles del siglo XIX agrega que también es necesario mejoramos a nosotros mismos.4
El proceso del autoconocimiento nunca concluye y exige valor apasionado para realizarlo; algunos dirán que
esto es difícil y que no es una exigencia que se le haga al líder, pero aseguraríamos, también, que sin este recabar autentico en las profundidades de su ser, el liderazgo moral llega a ser débil y con capacidad de transarse de acuerdo a personales conveniencias. El autoconocimiento conduce a que el líder legitime, poco a poco, su actuar en función de lo que es verdaderamente bueno para su comunidad y no en lo que es conveniente para mantener su imagen ante si mismo o ante los demás; requiere educar la comunidad para la madurez necesaria a los cambios requeridos y, siempre, siempre, exige contrastar la consistencia interna entre el pensar, el sentir y el actuar propios frente a las demandas, exigencias y expectativas de los seguidores. No es, pues, un liderazgo fácil.
EL UDER FRENTE A LOS TRES ORDENES DE LA
SOCIEDAD
Hemos dicho que la sociedad está constituida por tres esferas u ordenes principales5 : la esfera económica, la esfera juridico-política (o social, propiamente dicha), y la esfera culturalespiritual La esfera económica tiene que ver con los recursos naturales de un país en primer lugar, y luego con la capacidad de transformar estos, o los
MACKOFF, BlUbara & WENNET, Gary; The Inner Work of Leaders. Leadership as a Habit of Mind.Amacom 2001. Vease El Organismo Social y su Triple Constitución, en De lo Humano Organizacional. Facultad de Ciencias de la Administración, Universidad del Valle, 2000.
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adquiridos, en productos tecnológicos de carácter avanzado a través de la capacidad cienúfica y tecnológica que posea. Para ello la calidad del saber técnico o profesional que tenga su población concluirá en los resultados materiales que optimizaran o no los rendimientos eficientes del sistema productivo, mejorando el Producto Interno Bruto y/o equilibrando su balanza de pago. Los indicadores en este caso se expresan en forma cuantitativa y empiezan por el orden de las necesidades primarias del ser humano como son ingreso per capita. nivel de empleo, nivel de escolaridad, mortalidad y morbilidad, vivienda, etc. La tendencia en esta esfera es a alcanzar niveles de crecimiento económico que permitan satisfacer las necesidades biológicas del ser humano ubicado éste en grupos, comunidades o poblaciones mayores.
Vista asf, la esfera económica, plantea un ámbito de liderazgo que se resuelve en términos de acciones y propósitos o proyectos tendientes a resolver las necesidades biológicas de una agrupación o comunidad representada y, el líder, en este caso, tiene varias opciones, entre ellas luchar para que su comunidad adquiera los recursos alimenticios que aseguren su supervivencia, o en una segunda fase, luchar para que su comunidad se capacite y posea los conocimientos técnicos y la instrumentación para que con su ejercicio pueda generar los ingresos suficientes para alcanzar igual propósito. Aliviar el hambre de una
282 LIDERAZGO y ADMINISTRACIóN! MONROY L.
población es un caso de justicia biológica, de fraternidad universal; capacitar para que otro con su trabajo pueda conseguir satisfacer su hambre es un caso de justicia social. En el primer caso se cae en el asistencialismo que genera dependencia y servidumbre, en el segundo se promueve una parte al menos del potencial humano en orden a la autonomía y la libertad.
Un lfder cuya acción se circunscriba únicamente a mejorar los rendimientos económicos de sus seguidores o asociados esta actuando a un nivel primario; en este nivel podrían estar actuando la mayoría de las empresas del sector económico y en general las políticas económicas centradas en la concepción del bienestar. Sin embargo el bienestar no es similar a justicia social, ni al acceso a oportunidades de educación que privilegien el desarrollo indi vidual por encima de los patrones de desarrollo centrados en el crecimiento económico.
El segundo nivel al que puede actuar un líder es en la esfera social propiamente dicha, aquella que cobija al individuo como miembro de una sociedad que regula. que establece normas y estatuye, para que el individuo como ser humano que es pueda acceder en términos de igualdad a los bienes y servicios que tanto la economía como la cultura le otorgan por su calidad de ser humano. La esfera social es quizá el resultado de los procesos de desarrollo civilizado de 1 hombre a través de la historia y nos dice de cuanta comprensión, (y cual ha sido su cali-
dad), ha tenido la sociedad sobre ese ser humano de modo tal que las instituciones que haya creado para regular su comportamiento estén desarrollándose permanentemente como paradigma al cual se debe tender y en el cual se deben resolver los logros del hombre como ser político y ciudadano en la mejor comprensión de los términos.
Cuando los derechos del hombre se violan o están deprimidos, cuando los deberes se incumplen o soslayan, la trama social empieza a resquebrajarse y los resentimientos y frustraciones dan paso a las salidas, por lo general violentas. Lo anterior puede suceder a nivel de grupos pequeños o grandes, lo mismo que en comunidades de di verso tamaño hasta abarcar la sociedad entera. En este campo el liderazgo se objetiva cuando restablece el orden perdido o cuando establece un nuevo orden; cuando con su acción rescata para sus representados los derechos conculcados y eleva la dignidad perdIda.
El ser humano como miembro de una sociedad es un ser social y esta amparado por el estatuto que lo cobija tanto a él como a los demás miembros de la misma sociedad; sería una segregación y por ende violencia si la sociedad legislara para unos cuantos miembros privilegiados de ella.
En términos de esfera social los derechos y los deberes que relacionan a los miembros constituyentes de una sociedad son muchos. Aquí no solo se incluye las necesidades derivadas de la comprensión del ser humano
como ser biológico sino también las derivadas de su comprensión como ser psíquico y cultural. El liderazgo, en esta esiera, eleva su acción actuando a un nivei superior y por ende atiende y resuelve necesidades de orden mas elevado relacionadas con el desarrollo del ser humano.
Si el liderazgo no resuelve lo biológico perece la vida física del ser humano; si no resuelve lo psicológico y lo cultural, perece entonces la vida social de la comunidad o sociedad que representa. El liderazgo social es, pues, la capacidad de responder al clamor, explícito o soterrado, por igualdad social para que la vida biológica, connatural a todos los seres humanos, tenga expresión en formas sociales que no solo mantengan esa vida física sino que construyan la comunidad a partir del respeto, la tolerancia, la convivencia y la resolución armónica y constructiva de los conflictos. El liderazgo social tiende, entonces, a rescatar el valor significativo de la dignidad humana
En el contexto de la esfera social el liderazgo social madura cuando por encima de las acciones individuales e intereses particulares emergen, por acción de ese mismo liderazgo, instituciones que representan, defienden, y mantienen, valores significativos consecuentes a un proceso avanzado de desarrollo de la sociedad; son instituciones que prevalecen y perduran por encima de los intereses individuales y a las cuales deben acogerse todos los miembros de la comunidad. En
CUADERNOS DE ADMlNISTRACIÓN/ UNIVERSIDAD DEL V ALLFl N° 27/ MARZO DE 2002 283
este sentido podemos decir que lo que es bueno para la mayoría es también bueno para la minoría, o sea que lo que es bueno para construir sociedad a una escala mayor es bueno para construir igualmente a escala menor empresas e instituciones al servicio de la economía, de la justicia, de la educación o de la cultura.
El liderazgo social trabaja en el espacio donde se expresan las emociones, sentimientos y pasiones humanas; en la esfera de la sociedad donde las relaciones entre seres humanos hace patente la necesidad de mediar bien, institucionalmente, o bien, personalmente, con el fin de morigerar las costumbres y aumentar la madurez social y salvo que un proceso educativo avanzado y profundo, extensivo a toda la comunidad, permitiera que los seres humanos por sí solos resolviesen, a través del dialogo y el derecho sus conflictos y querellas, el liderazgo y las instituciones de la vida social serán siempre necesarios. Lo anterior es una utopía que quiso existir en la polis griega y que choca contra la dificultad moderna para hacer de cada hombre y mujer un verdadero ciudadano.
La otra esfera de la sociedad es la cultural que se constituye por los productos, artefactos y realizaciones, de diverso orden, del ser humano, resultados estos de el libre ejercicio de sus capacidades, conocimientos, destrezas y habilidades. Esta esfera es la que está más relacionada con el desarrollo de una sociedad en tanto tiene que ver con las representaciones de su mun-
284 LIDERAZGO y ADMINIsrRACJ6N/ MONROY L.
do natural, cosmogónico, científico, tecnológico y social.
Si la esfera económica se ocupa primordialmente de mantener la vida biológica y asegurar la supervivencia, y si la esfera social atiende la necesidad de mantener la armonía equilibrando desigualdades y generando oportunidades equitativas para los miembros de la comunidad asegurando el desarrollo de la colectividad como conjunto, la esfera cultural atiende al individuo como tal y le facilita por medios educativos el desarrollo pleno de sus facultades particulares como ser humano. Con la economía estamos asegurando la vida como seres naturales, con la vidajuridica y política estamos rescatando nuestra posibilidad como seres sociales y con la esfera cultural estamos trascendiendo a la misma sociedad y poniendo nuestra impronta como seres individuales, únicos e irrepetibles.
El liderazgo ejercido en el marco de la esfera cultural esta pues orientado a la actualización de las facultades y potencialidades de aquellos a quienes dirigimos o representamos. Para lo anterior es necesario crear un ambiente de libertad tal que las libres iniciativas tengan cabida en el seno de grupos, personas e instituciones respetuosas por todo lo que procede de los anhelos e intereses humanos. El escenario donde lo anterior puede eclosionar, con acciones orientadoras, es la educación que como institución activa a diversos niveles debe crear las condiciones pedagógicas y curriculares que
favorezcan el libre desarrollo de las potencialidades humanas.
El carácter pedagogico matiza la esfera cultural no tanto por los productos o manifestaciones de ella sino por los procedimientos y modos de hacer explicitar en una persona, grupo o comunidad aquello que la identifica y que la diferencia de otras personas, grupos o comunidades. En este sentido el liderazgo significa un conocimiento cercano de aquellos a quienes se lidera y quizá una capacidad para interpretar adecuadamente los anhelos profundos de una colectividad, interpretación que es posible si el líder esta en sintonía con sus seguidores y si además sabe de la exigencia moral y ética que le impone el ejercicio delliderazgo. En últimas el liderazgo dentro de esta esfera reclama al líder ser muy congruente con su propio autodesarrollo de modo tal que el ejercicio del liderazgo lo construya tanto a él como a sus seguidores.
Dado lo anterior podríamos decir que en el caso de la formación administrativa para el liderazgo es necesario crear condiciones pedagógicas y curriculares que le permitan al alumno no solo adquirir las herramientas, procedimientos y técnicas para incrementar los rendimientos económicos de la empresa sino también desarrollar destreza social y valor moral para mejorar los rendimientos sociales y culturales de la misma.
ALGUNAS CONCLUSIONES
Al plantear el modelo de formación en liderazgo fundamentado en los tres tipos de saberes previamente explicados, se quiere dar a entender que el objetivo de la educación es, fundamentalmente, formar personas, seres humanos, ciudadanos, con la suficiente madurez, conciencia y libertad para tomar opciones en su vida que sean respuesta no solo a sus propios intereses sino a los de la comunidad en que viven y actúan y a la que pertene· ceno Una educación integral constituida curricularmente por el saber tecnico-profesional, por el saber humanosocial, y por el saber de si mismo, concluye en que la opción de asumir la representación por un grupo, minoría o colectividad, sea hecha con la mayor transparencia ante si mismo no solo porque el !fder, que es nuestro tema, debe jugar su rol en términos del desarrollo de su propia conciencia y libertad sino porque en los seguidores debe producirse igual efecto.
Un curriculo sobrecargado con materias profesionalizantes concluye en una formación árida, estéril y enteca para la creatividad y el manejo armónico de las relaciones interpersonales. Debe tener, en consecuencia, el adecuado balance en los tres saberes mencionados de modo tal que eso que lIamamos liderazgo tenga su apoyo y raíz en la propia cultura y cultivo del individuo y sea un paradigma formativo que mejore las relaciones y que permita el trato, quizá mas elegante,
CUADERNOS DE ADMlNISfRACIÓNl UNIVERSlDAI> DEL V ALu} N" 27/ MARZO DE 2002 285
entre sectores y/o personas contrapuestas.
Podríamos decir que el liderazgo que se ejerce hoy día tiende a ser un liderazgo amañado, estereotipado y encadenado a las limitaciones que tienen los actores, intervinientes en conflictos, para manejar soluciones que dignifiquen la vida y la relación entre seres humanos.
Educar para el liderazgo es educar al ser humano para su consecuente y pleno desarrollo como ser humano. El liderazgo es solo una consecuencia de tal tipo de educación.
En consonancia con 10 que hemos dicho, y transfiriéndolo tanto al campo individual como al organizacional, el liderazgo debe derivarse de algo mas que el puesto o el rango, o del poder de presencia en el mercado; debe estar sustentado en:
a- La experticia, el poder del conocimiento especializado o de las destrezas,la pericia en el dominio tecnológico.
b- La capacidad para establecer relaciones armónicas y maduras con otras personas e instituciones al igual que orientar procesos de influencia de modo tal que con ellos se construyan y desarrollen las personas y las instituciones con las que nos ponemos en contacto.
c- El poder derivado de la autoridad personal o institucional, aceptado como paradigma que realza el desarrollo de 10 humano.
Buscar la eficiencia en los resultados es algo importante para la optimización de los recursos puestos al alcance del líder, administrador o jefe. Actúa con bases realistas y sabe hasta donde le alcanzan, cuánto depende de ellos y cuándo hay que conseguir más. En este sentido el perfil administrativo está claro. De aquí en adelante el administrador o líder debe pasar a la dirección de las personas y manejar procesos sutiles e intangibles que con·· ducen a la movilización de las capacidades y energías de sus seguidores en orden a alcanzar propósitos en los que están contemplados ellos mismos como sujetos de desarrollo. En el inteIjuego entre las cosas y las personas, entre el hacer o hacer- hacer y el estar o saber-estar con otros está el ser o el saber-ser propio del autodesarrollo. Este último corresponde al autoconocimiento, clave necesaria para enriquecer ética y responsablemente el ejercicio del liderazgo. Un claro ejemplo de la síntesis de estos tres saberes lo representa Simón Bolívar, El Libertador, tal como lo describe Martha Hildebrandt en su relato titulado Bolívar Como Administrador en el Perú6
Vease ECHEVERRY. CHANLAT, DAVILA; En búsqueda de una Administración para América Latina, Facultad de Ciencias de la Administración, Universidad del Valle, pp 167-186, 1990
286 LIDERAZGO y ADMlNJSIltAoóNl MONROY L.
Dado que el liderazgo está inscrito especialmente en el marco del desarrollo del saber humano-social y del saber de si mismo, es necesario que la formación para el liderazgo contemple ei desarrollo de una destreza social entendida como el manejo diestro y eficaz de las relaciones interpersonales, de los procesos de crecimiento individual y grupal, de los procesos de comunicación, de los procesos de influencia, autoridad y responsabilidad. Esta destreza social debe estar caracterizada por:
a- Respeto interpersonal b- Capacidad para percibir el estado
de desarrollo del individuo y estimularlo hacia el crecimiento y desarrollo personal.
c- Capacidad de servicio y donación. d- Capacidad de concebir el conoci
miento como oportunidad de servicio.
e- Superación de los pequeños egos en función de atender las demandas reales de los seguidores.
f- Comunicación con sentido pedagógico.
g- Capacidad para el aprendizaje continuo.
h- Capacidad para interpretar el efecto de sus acciones a nivel institucional y en relación con la comunidad a la que se sirve.
j- Capacidad para formar un estilo de institución propia.
El liderazgo real empieza a manifestarse en la esfera social, espacio don-
de el interjuego de roles y papeles hace necesario intermediar para que el equilibrio se restablezca, favoreciendo la armonía o la estabilidad del conjunto, o al menos de la parte más afectada de él. Sin embargo, el liderazgo esta presente como simiente en el liderazgo técnico-profesional cuando el Saber Hacer trasciende las tecnologías y se acerca a un Saber Humano-Social que favorece la resolución de conflictos e incrementa la igualdad y la equidad entre individuos e instituciones. En el líder social, tanto como en el líder moral, el Saber Hacer supera las técnicas instrumentales y asume destrezas sociales al igual que capacidad personal para erigirse en patrón de conducta digno de ser imitado. El dirigente, el político, el gobernante centran, pues, su saber en lo humano social y en los rasgos más avanzados de la cultura de su tiempo, e incluso la trascienden, para superar las limitaciones que su propia etnia, cultura o nación le imponen, Sólo así el liderazgo se enclava en la persona y aparte de que responde a grupos o comunidades específicas, puede comprender y abarcar en su gestión lo mejor de 10 humano universal de su tiempo.
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Varios
Las paradojas del pensamiento liberal.
A propósito del fenómeno multicultural
Rafael Carvajal Baeza*
Profesor Universidad del Valle, Grupo Humanismo y Gesti6n
INTRODUCCiÓN
Bajo el rótulo de multiculturalismo asistimos hoy día a una interesante y conveniente reflexión sobre uno de los problemas que cada vez mas cobra relieve tanto en el orden internacional como en la esfera de los asuntos internos de los Estados. Me refiero a los problemas originados por la presencia y el activismo político de minorías nacionales, grupos étnicos y población de inmigrantes. Buena parte de los conflictos en África, los acaecidos en Yugoslavia y lo que fue la Unión Soviética tienen origen en la dificultad para "acomodar" estas diferencias ancladas en lo que llamaré la "cultura territorial". Estos no son ni mucho menos los únicos casos, pero ponen de presente la importancia de otorgarle a este problema la mayor atención posible. Otros países como Canadá, a propósito de la provincia de Quebec, España con los vascos, catalanes, los mexicanos con Chiapas, se suman a la lista de países que ya están afrontando, por fortuna civilizadamente, esta situación. No serán los últimos, en realidad el mundo actual es un terreno abonado para esta clase de conflictos, basta tener en cuenta que la mayoría
de los países son culturalmente diversos (Kymlicka 1996 B - 13). Sólo tenemos 184 Estados independientes que albergan sin embargo a más de 600 grupos de lenguas vivas y 5000 grupos étnicos, a lo cual habría que agregar el creciente flujo de población migrante hacia los países de la OCDE y a otros que tienen frontera con países en estado de guerra, o bien, en precaria situación económica. Así pues el problema multicultural apenas se está haciendo conocer.
Por obvias razones, los entendidos en filosofía política que defienden la democracia liberal se preguntan si es posible una solución congruente con estos principios. Los nombres de Will Kymlicka, Charles Taylor, Michael Walzer, Ronald Dworking etc. entre otros, están asociados con este compromiso y como fruto de ello hoy contarnos con una serie de planteamientos orientados a esclarecer esta problemática. Entre otras aportaciones han suministrado una poderosa e implacable crítica de la pretendida solución que han ensayado "exitosamente" los países anglosajones con EEUU, Canadá e Inglaterra a la cabeza' . Pero además han articulado una reflexión empeñada en mostrar cómo las políti-
Me refiero al modelo de inmigración conocido como anglo-conformidad. En el que el objetivo es que los inmigrantes abandonen sus raíces culturales y se asimjlen completamente a las normas culturales de su nueva nación de residencia (Kymlicka 1.996 A Y B).
CUADERNOS DE ADMINlSTRACI6N1 UNIVERSIDAD DEL V,ULFJ N° 27/ MARZO DE 2002 293
cas multiculturales2 y en especial el reconocirruento de derechos en función de la colectividad cultural pueden ser compatibles con los principios liberales. Esto es de gran importancia porque son justamente este tipo de derechos los que hasta fecha muy reciente no eran aceptados, pero la crítica filosófica ha venido a poner en evidencia que estas resistencias echan en falta el compromiso con la democracia liberal.
Para hacer posible esta labor ha sido necesario analizar el papel que juega la cultura en la estmcturación del individuo y el ejercicio de sus libertades. Este énfasis obedece a que la defensa del patrimonio cultural es justamente el fin que persiguen la minorías nacionales, los grupos étnicos y los grupos de emigrantes. Y como resultado de ello hoy podemos decir que disponemos de un liberalismo que al ser pensado desde la perspectiva de la cultura nos ofrece una visión renovada del pensamiento liberal.
Pues bien, el propósito de este artículo gira en tomo de esta visión "renovada". Ante todo será preciso demostrarla y para ello procederé a establecer una comparación en el trata-
miento de la cultura entre la concepción clásica del liberalismo (LC) expuesta por Hobbes y Locke y la concepción del liberalismo multicultural (LM) en especial la versión que ofrece Will Kyrnlicka Para llevarla cabo abordaré en el punto 1.1 el problema de la ausencia de la cultura como factor interviniente en el discurso de los derechos que proclama el Le. En el 1.2. expondré brevemente una explicación histórica y sociológica del por qué éste se niega a reconocer derechos de tipo cultural. En el 1.3. apoyado en Kymlicka explicaré c6mo la construcción del Estado-nación liberal acoge la tesis de la homogeneidad cultural como una condición necesaria para hacer efectivas algunas promesas del proyecto liberal. En eI2.l. explicaré, de nuevo apoyado en K yrnlicka, por qué la homogeneidad cultural es un contrasentido con los principios liberales. En el 2.2. expondré su versión sobre el papel de la cultura en el ejercicio de las libertades del individuo. En eI2.3. comentaré la polémica entre el "individuo abstracto" del Le y el "yo vinculado" del LM. Esto con el objeto de demostrar como los derechos de tipo cultural pueden ser defendidos sin cuestionar necesa-
En oposición al modelo de anglo-conformidad, entenderemos por pollticas multiculturales las que tienen por objetivo reproducir sin desmedro del individuo las pautas culTUrales de origen. Esto implica desde fortalecer las minorías nacionales a través de derechos de autogobierno en temas cruciales como la educación, la lengua y la cultura, proteger los idiomas y dialectos de grupos étnicos, hasta proteger a los miembros de estos grupos de prácticas e instiTUciones discriminatorias por razón de religión, sexo, etc. Pueden incluir también derechos especiales de representación, particulannente en aquellas instancias y materias que afectan la vida culTUral. Entre otras la poHtica migratoria y hasta la subvención de asociaciones, revistas y el calendario festivo. (Kyrnlicka 1.996 A Y B).
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riamente las libertades básicas del individuo. En e12A. discutiré la diferencia entre el LC y el LM a propósito de la relación entre libertad y cultura Atribuiré al LM la idea de que las libertades del individuo se deben y pueden proyectar en el escenario cultural y que esto hace una radical diferencia con el LC, que plegado a la defensa de la homogeneidad cultural niega al individuo la opción de ejercitar la libertad en el terreno cultural, aunque admite el rol que debe jugar la cultura en el orden liberal. En eI2.5. discutiré las implicaciones de los derechos culturales en la concepción de la nación liberal. Fundamentalmente mantendré que a diferencia del LC el LM desvincula la construcción de la nación dei requisito de la homogeneidad cultural. En el 2.6. un nuevo punto de divergencia, esta vez alrededor del sueño liberal de vincular la autonomía del individuo con el ideal de la tolerancia. No parece que la homogeneidad cultural milite en favor de esta causa. Por lo que la propuesta multicultural se muestra más congruente con la utopía liberal. En el 2.7. retomo el tema de los referentes históricos y sociológicos, para tratar de explicar por que a diferencia de LC el LM tiene una viSIón más confiada y optimista de la cultura frente al individuo. En el 2.8. abordaré la diferencia entre el LC y el LM con respecto al problema de los límites del poder. En el 3.1. esbozaré una breve síntesis comparativa entre el LM y el LC.
Hasta aquí el texto abundará en argumentos que dejan claramente es·
tablecida la renovación del pensamiento liberal que ha elaborado el LM, particularmente con respecto a la visión de clásicos como Hobbes y Locke, la razón de esta comparación es que a no dudar, en gran parte sus ideas están vivas en las instituciones de la democracia liberal y en especial en el tratamiento del problema cultural. Pero una vez establecida la diferencia entre el LM y el LC surgen varias inquietudes. Entre otras, la de evaluar la importancia y la magnitud del cambio que se propone. Como veremos, sería insuficiente detenemos en consideraciones relativas al apoyo que presta esta nueva reflexión para adoptar medidas y disposiciones concretas orientadas a una solución liberal del problema multicultural. Esto, desde luego, no carece de importancia, pero creo que la configuración de esta nueva visión puede ser un nuevo testimonio en favor de la tesis defendida por Fukuyama (1992) de que hay un liberalismo comprometido c(m la realización de aquello que nos hace humanos, este sería el liberalismo de Hegel y su teoría del reconocimiento, y no el de Hobbes y Locke limitados a satisfacer necesidades primarias que compartirnos con los arümales. Pues bien, la idea es que en el plano de la filosofía política la importancia del LM estriba precisamente en que está relacionado con la lucha por el reconocimiento y un profundo sentido del ideal humanista.
La tarea que me propongo en el último apartado es la de resumir los argumentos que expone Fukuyama
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para demostrar la existencia de estas dos tradiciones liberales y la superioridad moral que atribuye a la defendida por Hegel. Con ese trasfondo mantengo que la trascendencia política de la propuesta del LM es la de romper con el liberalismo de Locke y Hobbes por considerar que tiene limitados alcances para realizar plenamente el sentido de lo humano.
1.1. LIBERALISMO cLAslco VERSUS CULTURA COMO
DERECHO
¿ Cuál ha sido el tratamiento del LC a la relación individuo y cultura? ¿Qué prueba con respecto a esta relación tal tratamiento? Las hipótesis que quiero defender afmnan lo siguiente:
a) Para el LC la herencia o identidad cultural originada y/o asentada en el territorio no hace parte del inventario de derechos sobre los que se pronunció el contractualismo clásico.
b) Aunque la dimensión cultural del individuo no tiene en el LC estatus de derecho, la homogeneidad cultural sí tiene gran importancia como condición o contexto necesario para hacer viables y efectivas algunas promesas liberales, como la justicia social, la igualdad de oportunidades, la solidaridad, etc. El marco de tal homogeneidad es el estado - nación.
Sostendré estas ideas apoyándome en algunas breves notas sobre los derechos naturales y el contrato social en el pensamiento iusnaturalista y en la historia de la construcción del estado - nación.
Ni Hobbes, ni Spinoza, ni en Locke, ni Rosseau, padres fundadores de los derechos naturales y del pensamiento Hberal, particularmente los tres primeros, hay evidencia alguna que los individuos, ya sea en estado de naturaleza o en estado de sociedad civil, posean entre otros bienes indiscutidos como la vida y la propiedad, una herencia y patrimonio cultural que compartan con otros individuos. El punto puede ser seguramente discutible, pero creo que las dudas se despejan al constatar la nula importancia que nuestros grandes pensadores le otorgaron a esta cuestión. (Véase Bobbio 1985 y Vallespín 1985). En ninguno de ellos los pactos de asociación y de subjeción para superar el estado de naturaleza e ingresar en el estado o sociedad civil, contemplan obligaciones y límites del estado, y derechos de los individuos respecto de la cultura. Donde mejor se puede observar esto es en las finalidades que persiguen los individuos al firmar el pacto. En Hobbes se trata básicamente de garantizar la vida en su expresión más elemental, para que no sea "mísera, brutal y breve". Por tanto, todo lo que hay que asegurar es la paz y para ello es necesario, absolutamente necesario, que los individuos renuncien prácticamente a todo aquello que disponen en estado
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de naturaleza, con excepción del derecho a la vida. Este es según Hobbes el único limite que debe respetar la acción del estado para no provocar la rebelión legítima de los individuos. Todo 10 demás le está permitido. Por otro lado, tampoco hay en Hobbes nada que nos haga creer en una supuesta comunidad culrural existente en el estado de naturaleza. Entre otras cosas porque de todas las versiones de este famoso mito es precisamente la de Hobbes la que presenta una visión más aislada y atomizada de los individuos.
En Spinoza y Locke el propósito esencial del pacto es preservar las libertades y derechos de jos individuos. Fundamentalmente de expresión y su propiedad respectivamente. Y a decir verdad, renuncian a muy pocas cosas, como la de hacer justicia por sí mismo. Por supuesto, el estado que surge del interés de estos individuos en asegurar sus libertades y propiedades es muchísimo más limitado que el concebido por Hobbes, pero aún así sus acciones, compromisos y obligaciones con los asociados están fonnulados en términos ajenos y extraños a una preocupación de los individuos por conservar su cultura territorial y contar para ello con el respeto y el apoyo del estado. En realidad, la prueba de la legitimación del estado son las garantías a las libertades individuales y la propiedad. Lo demás (la cultura por ejemplo) es, en el mejor de los casos, secundario.
Con estas breves notas sólo pretendo mostrar que es muy plausible
rastrear en el contractualismo liberal el origen de las dificultades del L.e. para tratar el problema multicultural, y no porque no se haya ocupado del tema (ya veremos que sí), sino porque no le reconoció lugar alguno en el ámbito de las libertades y derechos del individuo. ¿Porqué?
1.2. VISiÓN CONTRACTUALISTA DE LA CULTURA.
UNA EXPLICACiÓN
Esta ausencia de interés y preocupación por la dimensión cultural de los individuos en la narrativa del por qué y el para qué del contrato social no deja de ser sorprendente, sobre todo si hacemos memoria que uno de los puntos en común entre estos pensadores (tan diferentes en la visión del estado y los individuos) es que aceptan que todos los derechos naturales derivan, provienen, se deducen, o están implfcitos en uno en particular; el derecho de autoconservación. (Véase Bobbio 1985 y Vallespín 1985). Obviamente se supone que nadie mejor que el individuo puede decidir qué es necesario para ello.
Uno podría pensar desde el sentido común del LM que este enunciado pudo haber sido el soporte de una concepción de la herencia cultural como un bien o derecho inalienable que comparte el individuo con otros, después de todo, como veremos, la cultura dota de sentido la existencia del individuo y sus decisiones, de modo que de aquí
CUADERNOS DE ADMINISTRACIÓN! UNIVERSIDAD DEL V ALLFl N° 27/ MARzo DE 2002 297
se podría deducir que los derechos culturales son parte del derecho de autoconservación y por ende, fuente de compromisos y de lfmites del estado. ¿Cómo explicar entonces que el LC no lo haya entendido así?
La respuesta que quiero proponer toma en consideración el transfondo social e histórico en el que a mi juicio hacía sentido el no reconocimiento de los derechos culturales a tiempo que se reivindicaban las libertades individuales.
El enemigo histórico de este gran proyecto no era sólo el estado absolutista y confesional opuesto a la libertad de conciencia y expresión también la muy heterogénea cultura asociativa y de adscripción corporativa y territorial del medioevo. Gremios, corporaciones de oficios, ciudades, señoríos, territorios diversos, etc. a los que se debían sujetar las personas para integrarse en la comunidad y asegurar su bienestar, con la onerosa consecuencia, según el punto de vista liberal, de que la autodeterminación del individuo para tomar decisiones por y para sí mismo era virtualmente desconocida. y a decir verdad, en estas colecti vidades se ahogaba toda expresión de la individualidad) .
Desde la economía y la historia política se nos ofrece una interpreta-
ción distinta pero complementaria, según la cual estas colectividades obstaculizaban el nacimiento y el desarrollo del mercado nacional y del estado nación y por tanto del marco institucional en el que los individuos libremente procuran su bienestar.
Ante estas buenas razones, las ex·· presiones social y políticamente organizadas de la cultura territorial no podían ser más que blanco de la crítica liberal. Vencer estos poderosos focos de resistencia al reconocimiento institucionalizado del interés propio del individuo, del mercado nacional y del estado nación fue la gran tarea que inspiró al liberalismo.
Eliminar estas resistencias era obviamente condición imprescindible para anunciar, ahora sí, el surgimiento del verdadero individuo. Un sujeto inédito, definido como propietario, con intereses propios y capacitado por la razón para determinar por y para sí mismo qué es lo mejor para su bien estar. Como lo hemos afirmado, nada de esto era concebible en el seno de la cultura asociativa medieval. Así pues, el enconado empeño liberal de combatir la frondosa cultura asociativa y de adscripción a la tierra obedecía al convencimiento de que sin ello no era posible dar a luz a este nuevo sujeto de la historia4 •
Estas corporaciones podían por ejemplo, obligar a sus miembros a vivir en un mismo sector de la ciudad, a ubicar allí mismo sus talleres, establecían cuantos aprendices y oficiales podía tener cada miembro, qué oficiales podían ascender a maestros, fijaban el precio que debían cobrar por sus productos, etc. En este sentido, ninguna nación habría precedido al estado. Todo lo contrario, el estado fue el instrumento para crear la nación entendida como comunidad política y cultural y como nuevo referente de la lealtad política de los individuos.
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Traducido al lenguaje del contratualismo esto es tanto como afirmar que en los hechos la herencia cultural de los individuos fue tratada como una especie de resabio propio del estado de naturaleza al que se debía renunciar para poder acogerse al pacto de sujección con el que da el paso definitivo al estado o sociedad civil.
Para resumir diríamos que la visión que tienen los iusnaturalistas de ia cultura era la de una serie de costumbres y prácticas sociales en las que sólo había espacio para intereses de cuerpo y de grupo, en estos las personas carecían del "interés propio" que sustantiva al individuo. Y por lo tanto era preciso proscribirlos para liberar por fin el interés individual de las ataduras del bien corporativo.
El mito del "estado natural" afirma sin embargo, que en tal situación sólo hay individuos, no cuerpos colectivos. En Hobbes estos individuos son aislados, en Locke ya hay transacciones económicas, pero en ningún caso los individuos comparten algo que les una y al mismo tiempo genere colectividad. El mito negó así lo que la realidad presentaba a diario; las personas comparten una cultura. Pero fue necesario describirlo así para que la lógica racional del mito se encargara de demostrar la superioridad moral del individuo.
No creo que estos comentarios sean una respuesta satisfactoria a la pregunta que nos hemos fonnulado ¿por qué si el sentido común del LM deduce del derecho de autoconservación los derechos de tipo cultural, por qué el LC no
lo hizo? Pues bien, debo agregar, apoyado en las notas anteriores que en el contexto del razonamiento iusnaturalista el sujeto de la autoconservación es el individuo. Esto quiere decir dos cosas; 10 Que tal sujeto no es una expresión colectiva y por tanto no cabría atribuirle tal derecho a la cultura. 2° La presencia del individuo sólo se explica porque está proscrita la cultura asociativa y de adscripción territorial que conocieron, en razón a que es preciso negar su existencia para que pueda emerger el individuo. En síntesis, el LC no pudo hacer la defensa de la cultura justamente porque entiende que ese es el enemigo del individuo.
Me apresuro aclarar que esta es una explicación histórica y sociológica (más o menos plausible) de por qué la cultura territorial carece en el contractualismo de una valoración positiva, y por ello ausente en el inventario de bienes y derechos tanto en estado de naturaleza como de sociedad civil y por tanto irrelevante como fuente originaria de límites y restricciones a la acción del estado. Pero sobre todo he pretendido aportar elementos de juicio para explicar porqué hacía sentido no reconocer la cultura aunque se hablara a nombre del derecho de autoconservación del individuo. Básicamente he sostenido que el estatus valorativo de este sujeto es extraño al interés de cuerpo que predominó en la sociedad medieval y que este es el transfondo social que está presente en la visión de la cultura que tienen los iusnaturalislas.
CUADERNOS DE ADMIN1SfRAOÓNl UNIVERSIDAD DEL V,\llFJ N° 27/ MARZO DE 2002 299
1.3. LA HOMOGENIEDAD CULTURAL UN SOPORTE
DEL ESTADO NACiÓN LIBERAL
Empero, de quí no se sigue que para el Le la cultura en su acepción genérica y no específica e histórica que es la que propiamente rechaza en su momento, carezca de toda importancia en la construcción de la utopía liberal. Ya veremos cómo aparece el fenómeno cultural como parte del contexto institucional que soportará la realización del proyecto liberal.
Recuérdese por ejemplo, que el pensamiento iusnaturalista, incluyendo al mismo Rousseau, insistió en que la relación entre el estado y el individuo no debía estar mediatizada por agrupaciones y partidos. En defensa de esta idea esgrimieron que las "parcialidades" atentan y ponen en peligro la unidad de la república. Esto es, del estado nación. Aquí ya se sugiere claramente la idea de que las nuevas instituciones y en especial su estabilidad suponen un contexto de homogenidad cultural que podría proyectarse en la historia como una suerte de "religión civil" que pusiera a salvo las recientes instituciones del peligro y el acecho de la disención. Esta es en resumidas cuentas la manera como la cultura aparece por primera vez en el moderno pensamiento liberal. Se trata fundamentalmente de una imperiosa condición para sacar adelante la construcción del proyecto liberal.
El razonamiento es el siguiente (véase Kyrnlicka 1996 A Y B); algunas
de las promesas liberales como la igualdad de oportunidades, la justicia social y la solidaridad, son más fácil de lograr, y en ocasiones sólo así, en unidades nacionales cohesionadas en las que se comparte la lengua. Se aduce por ejemplo, que el progreso económico requiere fuerza de trabajo móvil, educada y alfabetizada y que la educación en una lengua y una cultura es vital para que todos los ciudadanos dispongan de igualdad de oportunidades de trabajo en esa economía. Es más, la solidaridad en el estado de bienestar supone para ser viable y efectiva, que los ciudadanos poseen un fuerte sentido de identidad y pertenencia común que facilita la disposición de sacrificio de unos por otros. Obviamente, esa identidad común es una metáfora de la idea de que se comparte una cultura. En síntesis, el argumento es que la homogenidad cultural es un factor congruente con el programa del liberalismo. Ni que decir tiene que el molde político e institucional de tal homogeneidad es el estado-nación. De hecho, la gran labor de sus arquitectos fue justamente la de proscribir además de los diversos tipos de asociaciones, gremios y corporaciones de oficios, a las culturas asentadas en el territorio, sus lenguas, sus ritos, ceremonias, su historia, y fundamentalmente su proyección polftica como entes jurídicos con derecho a representación en los cuerpos decisorios. En su lugar empezará a instalarse la cultura nacional,la socialización de los individuos en el marco de la nación, su historia,
300 LAs PARADOJAS DEL PENSAMIENTO LIBERAL •• ) CARVAJAL B., R.
sus instituciones, sus símbolos y sus fines como el referente cultural común que compartirán en adelante.
Nótese que esta reflexión es válida para explicar y justificar la disolución de la cultura territorial y sobre sus ruinas levantar el estado - nación, pero no es plenamente satisfactoria en el sentido de que aún no queda claro qué relación tiene esto con el individuo, que es lo que verdaderamente preocupa al pensamiento liberal. Así que cabe preguntarnos qué sentido tiene sustituir la cultura asociativa y territorial del medioevo por la cultura nacional. De acuerdo con nuestro razonamiento la preferencia liberal por la cultura nacional se explica porque en ella al contrario de las otras, emerge y se expresa el "interés propio" del individuo, decidiendo por y para sí mismo qué es lo mejor para su felicidad y bienestar con independencia -esto hay que recalcarlo- del juicio, el querer y la voluntad de cualquier entidad colectiva incluyendo la iglesia, las corporaciones de oficios y hasta la propia familia. Dicho de otra manera, el estado-nación liberal es el molde político de la cultura individualista. De una cultura convencida de la primacía moral de los fines que posee el individuo y de su aotodeterminación para seleccionarlos y lograrlos. Esto es lo que nunca pudo concebir la cultura asociativa y de adscripción territorial de la edad media.
Estamos ahora sí en condiciones de entender por qué contra toda la evidencia histórica los pensadores iusnaturalistas se empeñaron a fondo en
crear el mito del estado natural y del contrato social sin hacer la menor mención de la cultura territorial corno parte del inventario de bienes y derechos que el estado se compromete a respetar. Era imperativo insistir en que los individuos existían sólo por y para sí mismos, sin ningún condicionamiento distinto al que libremente escogen. Pero de otro lado, hemos expuesto algunas buenas razones para explicar por qué a la hora de diseñar el estado nación como marco político para la acción de los individuos se empieza ahora sí a trabajar con el tema de la cultura. La finalidad no era otra que abordar el tema de la homogeneidad cultural como pivote simbólico y espiritual de la nación.
2.1. LA HOMOGENEIDAD CULTURAL. UN CONTRA
SENTIDO CON LOS PRINCIPIOS DEL LIBERALISMO
A la luz de estas apreciaciones está claro que no correspondería a la verdad afirmar que el Le no incorporó en su reflexión el tema de la cultura. Por el contrario, hay efectivamente una concepción de la cultura desde la perspectiva del Le. Pero como veremos, el problema con esta concepción es que presenta dos rasgos que la hacen inapropiada para tratar el problema multicultural en forma compatible con los principios de la libertad individual. Uno de los rasgos a que hago referencia es que en este encuadramiento doctrinal
CUADERNOS DE ADMlNJSTIlAClÓNl UNIVERSIDAD DEL V ALLEI N° 27/ MARZO DE 2002 301
la cultura (territorial por oposición a la nacional) no juega ningún papel en la construcción del espacio donde el individuo ejerce sus libertades y derechos, en razón como hemos visto, a que en la ecuación liberal esta cultura era precisamente el ámbito que ahogaba la expresión del individuo. El otro rasgo es que la homogenidad cultural implícitamente incorporada en la figura del estado-nación es más un atributo de ésta que una proyección de las libertades y derechos de los individuos. Incluso es lógico que derive del no reconocimiento de su estatus de iure. De hecho, si la cultura es homogénea es porque no hace parte del espacio en el que los individuos expresan sus diferencias.
Históricamente esto es lo que está demostrado en la construcción del estado-nación y en el tratamiento al problema cultural. En efecto, sabido es que el estado-nación se erigió sobre las ruinas de las culturas territoriales. Borrar literalmente del mapa sus expresiones culturales; lenguas, dialectos, símbolos, etc. era parte del proyecto
Ó#~kL?.A:Yd?~¿>~Lff~L?¿d
dad cuJtlJTaJ. Fue así como desapare
cieron muchas culturas mientras otras languidecen y agonizan como "mino-
rías nacionales" y en muchos subsisten virtualmente como fenómeno de marginalidad social. Con los inmigrantes la situación no ha sido muy diferente. En el mejor de los casos se les integra a la nueva sociedad, pero valga la expresión, desintegrándolos previamente como portadores de una herencia cultural y en no pocos casos subsisten en condiciones o bien materialmente precarias o como individuos y/o ciudadanos de segunda categoría sin opción alguna, aún si es su deseo, de obtener nueva ciudadanía. Este sería el caso de la población de emigrantes en Alemania, pues dado que no son descendientes de alemanes no pueden por ello adquirir la nacionalidad y por supuesto, tampoco pueden ejercer derechos ciudadanos5 •
Esto pone de presente lo que ya hemos venido sosteniendo; la herencia y el patrimonio cultural de los individuos no ha gozado ni mucho menos del respeto y la protección del estado y ha carecido por tanto de reconocimiento como espacio donde los individuos ejercen su libre autodetennina-
¿ydz' .da?ff'¿>d/"¿J~~4 dZ!Y'J~ Jución Jibera).
Alemania es una nación "étnica" en el sentido que define la pertenencia a la sociedad alemana en ténninos de descendencia común, de modo que las personas de un grupo étnico o racial distinto, como los turcos, no pueden adquirir ciudadanía independientemente del tiempo que hayan residido en el país. Estados unidos, por contraposición, seria una nación "cívica", lo cual quiere decir que en principio la pertenencia a la naciÓn americana está abierta a cualquiera que viva en el territorio y aprenda su lengua y su historia. Por supuesto, siempre bajo el modelo de angloconfonnidad. (Kyrnlicka 1.996 A Y B).
302 LAS PARADOJAS DEL PENSAMIENTO LIBERAL •• J CARVAJAL B., R.
2.2. LIBERALISMO MULTICULTURAL. EL PAPEL DE
LA CULTURA EN EL E..JERCICIO DE LA LIBERTAD
Por múltiples razones que no es del caso entrar a considerar en este momento, el orden político en el que soñó el LC no podrá hacerse realidad. Todo indica que cada vez tendremos menos homogeneidad cultural en el estadonación. Por lo menos en muchos de ellos, bien sea por moti vos de creciente inmigración o en razón al nuevo despertar de las "minorías nacionales" que a final de cuentas rechazaron disolverse en la nación y propugnan ahora por el reconocimiento de su es· tatus histórico y político.
Pues bien, partiendo de aquí, una de las tantas preguntas a formularse es la de cómo debe enfrentarse el problema para darle una solución libera1. Es decir, congruente con los principios de la libertad individual. Esto exige la reconstrucción de tal filosofía, como quiera que la elaborada por el LC estaba pensada para unidades nacionales culturalmente homogéneas. Esta reconstrucción, empero, es solo eso y no la renuncia de los principios liberales, después de todo es en el marco de las democracias liberales en Europa, los Estados Unidos, Canadá, etc. donde ya se han adelantado políticas en una dirección tendiente a recuperar, preservar o defender el patrimonio cultural de las minorías nacionales y de los grupos de inmigrantes. Esto es algo bien importante toda vez que revela
que se ha empezado a renunciar a tratar el asunto desde la óptica del Le. Es decir, una política de integración en la nación a costa de disolverse culturalmente en ella. Ahora, por fortuna, se están ensayando políticas que le abren camino a la idea de que la mejor manera de integrar a inmigrantes y minorías en la nación es preservando y fortaleciendo su patrimonio cultural sin que por ello, esto es lo que nos interesa, se lesionen o se pongan en cuestión necesariamente los principios liberales.
Me apoyaré en las reflexiones que desde las filas del LM se están exhibiendo a propósito de estas nuevas políticas de integración para mostrar como procede a reformular la relación entre individuo, cultura y nación.
Nuestro punto de partida es quizá uno de los más importantes planteamientos, si no el más, del LM. Se asevera que la cultura, cualquiera sea su especificidad (pues de lo contrario no se podría hablar de multiculturalismo), es el contexto en el que tiene sentido, relevancia y transcendencia para el individuo el ejercicio de las libertades. La cultura sería el ámbito donde se generan las opciones que hacen relevante la decisión del individuo. Relevante en el sentido de que el individuo conoce y percibe afectivamente las implicaciones sociales, políticas, éticas y morales de sus decisiones, y las percibe y le afectan de tal manera porque en el contexto de la cultura lo que está en juego cuando toma posición son los valores en que cree. (V éase Kyrnlicka 1996 Ay B).
CUADERNOS DE ADMINISTRACIÓN! UNIVERSIDAD Da V ALU1 N° 27/ MARZO DE 2002 303
Obsérvese que no podemos dudar de la vocación liberal de este razonamiento. Pues su preocupación sigue siendo el ejercicio de las libertades del individuo. Pero además, lo hace con la intención de profundizar en el enten· dimiento de las condiciones y de la forma en que tales libertades tienen para él significado y vaior. Por tanto, el LM no considera satisfactorio afirmar a secas que el individuo es un sujeto de libertades si antes o despu¿s no se aclara por qué y como llegan a tener valor o razón de ser para este sujeto. Sin duda, esta es una sana y provechosa reflexión crítica animada por el deseo de que la sociedad y las autoridades se movilicen y orienten sus acciones hacia un estado de cosas donde ejercer la libertad sea transcendental para los asociados.
2.3. EL INDIVIDUO "ABSTRACTO" VERSUS INDIVIDUO "VINCULADO". UNA
FALSA POLÉMICA
Una de las consecuencias más importantes que se derivan de entender la cultura como contexto en el que hace sentido ejercitar la libertad, es que ya no resulta tan fácil aceptar sin reparos ni reservas a ese individuo abstracto, aislado y sin vinculaciones sociales en el que reposa el LC, pues si la cultura es lo que permite que la libertad posea valor para el individuo entonces de aquí se sigue que debe incorporarse a la comprensión de este y el resultado
no es otro que la visión de un individuo culturalmente vinculado toda vez que la cultura es por definición no SÓlO
algo ql..!e se comparte sino más bien algo que une y que da lugar a la existencia de la cultura como unidad colectiva. El punto es muy delicado, porque como ya vimos, fueron precisamente las expresiones organizadas y colectivas de la cultura lo que llevó al LC a proclamar ese famoso individuo abstracto. Conviene aquí hacer nuevas precisiones sobre esta figura.
La visión liberal del yo (Kymlicka 1995) mantiene que los individuos son libres de cuestionar su participación en las prácticas sociales eXIstentes y de hacer elecciones con independencia de estas. Rawls resume esto aseverando que "el yo es antenor a sus fines". Algunos, como los "comunitaristas", han objetado que esto es equivocado, que el yo está inserto y enmarcado en prácticas sociales de las que no siempre se puede tomar distancia y elecciones con total independencia. El debate toma así la forma de una disyuntiva acerca de si el individuo puede dudar y eventualmente reemplazar lo que le "está dado" o si lo que "está dado" viene establecido por prácticas sociales. En este último caso se entendería que el yo no es previo, sino que está constituido por sus fines, fines que el individuo más que elegir, descubre en sus interacciones con el medio social. Esto explicaría, se agrega, por qué el yo se percibe a sí mismo con sus fines y no desvinculado de ellos como parece afirmar los li-
304 LAs PARADOJAS DEL PENSAMIEJIITO LIBERAL.J CARVAJAL B., R.
berales. Estos han aclarado entonces que 10 esencial no es defender la percepción de un yo previo a sus fines, sino que el primero es previo en el sentido de que ningún objetivo, por más socialmente determinado que esté, está libre de ser reconsiderado por el individuo. En este punto el debate parece que logra conciliar las posiciones entre ese individuo abstracto del LC y el individuo vinculado del LM. La postura de los primeros es fundamentalmente un imperativo moral necesario para tener la certeza de que existe la autodetenninación del individuo 10 cual hace posible que pueda imaginar mi yo sin sus fines actuales, pero no implica que haya algún momento en que pueda percibir mi yo como desvinculado de todo objetivo. (Véase Kyrnlicka 1995).
De acuerdo con los ténninos de este debate carece de fundamento oponer el "yo desvinculado" del LC al "yo vinculado" del LM, pues estos conceptos se refieren a planos muy distintos de la discusión y no a opciones excluyentes en el eje de un mismo plano. Por tanto, el LM no tiene ningún reparo al "yo desvinculado", todo lo contrario, 10 supone y 10 defiende y por eso está fuera de toda duda de su fe liberal. Pero en el momento que este "yo desvinculado" interactua con la particular noción que tiene el LM de la cultura se generan importantes implicaciones a partir de las cuales pode-
mas apreciar la distancia entre uno y otro paradigma. Veamos.
2.4. DE LA CULTURA COMO MARCO DE LAS LIBERTADES A LA CULTURA COMO PROYECCiÓN DE LA LIBERTAD
Partamos de recordar que la inserción cultural es 10 que permite al individuo valorar desde todo punto de vista sus decisiones. Pero al mismo tiempo consideremos que goza del derecho y la capacidad efectiva, como individuo, de desvincularse de parte o la totalidad de sus referentes culturales. ¿Cómo podemos bajo estas condiciones asegurar al individuo el sentido afectivo, emocional, transcendente y moral de sus decisiones? La respuesta no se hace esperar. Garantizándole la presencia en el escenario sociopolítico de condiciones que contribuyan a recrear los espacios culturales en los que su vida está llena de sentido. Esto es 10 que vienen reclamando con algún éxito las minorías nacionales y los grupos de inmigrantes al estado a través de políticas multiculturales en las que obviamente reconoceremos no s610 un cambio de política sino de filosofía política, pues tales políticas materializan la idea de que la herencia y el patrimonio cultural es un derecho reconocido por el estado en función del grup06 y para beneficio del individuo.
Kymlicka defiende el concepto de derechos en función del grupo argumentando que a diferencia del concepto de derechos colectivos, que sugieren la idea de que es una colec-
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Por supuesto, en la medida que estas poüticas no excluyen la opción de integrarse en el patrón cultural de la sociedad mayor estamos frente a una situación inconcebible en el LC; el individuo está facultado para elegir libremente el contexto cultural para realizar su plan de vida y ejercer sus libertades. No podríamos afIrmar que en el LM la cultura posea estatus de derecho en el mismo sentido que la vida o la propiedad. Es decir de algo que se tiene por el hecho de ser tal (derechos naturales dirían los contractualistas). En esta oportunidad es algo a lo que se tiene derecho por elección y en tal sentido asimilable a derecho por cuanto demanda protección y garantia del estado.
Como ya vimos, esto fue lo que negó tanto la literatura contractual como los artifices del estado nacion liberal desde el momento que dieron por sentado la necesidad de concebir la nación como unidaá sociopolítica culturalmente homogénea. Es verdad que en todo caso la idea es defendible por cuanto dota a los individuos de un marco que provee sentido a sus disposiciones, pero mientras en el LC este marco es una "situación dada" en la que la autodeterminación del individuo no a jugado ningún papel, en el LM en cambio, las libertades y derechos del individuos se proyectan en
el propio escenario cultural. En breve, el individuo del LM tiene derecho a elegir un marco cultural. El individuo del LC se limita en cambio a ejercer su libertad en un marco cultural que propiamente no ha escogido. El primero tiene pues un ámbito de libertad más amplio que el segundo.
2.5. DEL ESTADO NACiÓN CULTURALMENTE HOMO
GÉNEO AL ESTADO MULTI· CULTURAL
Este plus de libertad será decisivo en la reformulación del análisis de las instituciones del gran proyecto liberal. El LC había previsto al gran estado naci6n culturalmente homogéneo como el marco institucional más apropiado para la empresa liberal. Pero la historia, y en concreto el fenómeno multicultural no favorecen el futuro de este sueño. Tras más de doscientos o trescientos años de contínuo esfuerzo la grar. mayoría de países son en realidad multiculturales y en muchísimos casos propiamente multinacionales, a lo cual se debe agregar el creciente flujo de población migrante y las medidas que se han adoptado recientemente para empezar a desmontar las instituciones y poüticas del gran proyecto de homogenizaci6n cultural.
tividad la que ejerce el derecho, en los primeros se pueden abarcar tantos los derechos ejercidos por la colectividad (derechos de representaci6n, derechos de autogobiemo, etc.) como derechos ejercidos por los individuos, por ejemplo el uso de su lengua, su libertad religiosa, etc. (Kyrnlicka 1.996 A Y B).
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Pues bien, parece plausible que con una lógica invertida semejante a la que vincula el no reconocimiento del estatus de derecho de la cultura con la utopía de la homogeneidad, la revaluación que ha propuesto el LM conduzca a la institucionalización del fenómeno multicultural. El razonamiento es bastante sencillo. Si los marcos culturales son un plano más entre otros en el que el individuo tiene la opción de escoger, el resultado no puede ser otro que la apertura institucionalizada al muIticuIturalismo. No se trata necesariamente de prescindir del estado nación, ni de formar nuevos estados a partir de las minorías nacionales, que con excepción de unos pocos casos el resto no son viables como países independientes, ni de convertir en "minorías nacionales" a los grupos de inmigrantes. Nada de eso, sino de entender que el proyecto homogenizador no es congruente con los principios liberales en un escenario que queramos o no es de hecho multicultural. Es decir, en el mejor de los casos el proyecto es compatible sí y sólo sí se descarta la dinamica social multicultural. Pero es inadecuado por decir lo menos, para asegurar la plena vigencia de los postulados liberales en un mundo de hecho multicultural izado.
Veamos por ejemplo el caso de Alemania. Un país donde la democracia liberal goza de buena salud yestabilidad. Pero además, un país demográficamente cada vez más multiculturaI en el que la población de inmigrantes no tiene opción de adquirir la nacionali-
dad si ese es su deseo. De modo que desde el punto de vista de las libertades políticas están condenados a un trato de "menores de edad". Este problema tiene su origen en la concepción étnica de la nación alemana, según la cual es preciso ser hijo de alemanes para ser ciudadano alemán. Podemos ver aquí claramente cómo una polftica orientada a fomentar la homogeneidad cultural priva al estado germano de capacidad para abordar el problema de la población inmigrante en forma que asegure la plena vigencia de los principios liberales. (Véase Kyrnlicka 1996Ay B).
Frente a este y muchos otros casos, el LM ha venido precisamente a recordar el compromiso del estado liberal con el individuo y a sustentar en su beneficio la hipótesis de que el fenómeno multicultural hace necesario replantear la concepción liberal de la cultura, para venir a decir que ésta, por ser objeto de la libre elección del individuo (piénsese por ejemplo en el inmigrante) desvincula la construcción de la nación de la homogenidad cultural. En muchos casos esto conllevará el reconocimiento del estado multinacional o multicultural allí donde tenemos presencia de minorías nacionales, o bien, en el caso de los países con numerosa población de inmigrantes, el reconocimiento de los derechos de grupo, con la consecuencia en ambos casos, de que en el marco de un mismo estado se hace posible la convivencia y el desarrollo de varias culturas. Esta idea no era extraña al Le, pero creía
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que el marco de tal convivencia era el escenario internacional y no al interior mismo de los estados soberanos.
2.6. DE LA AUTONOM(A DEL INDIVIDUO A LA AUTONOM(A y TOLERANCIA ENTRE
INDIVIDUOS
¿Pero qué grantiza que las políticas multiculturales afinnen en lugar de contradecir, el valor de los individuos? esta pregunta es válida, ya desde sus orígenes el pensamiento liberal había advertido prespicazmente la dificultad de conciliar la cultura asociativa y de adscripción territorial del medioevo con el individuo. En efecto, la historia les dióla razón como quiera que era un hecho cierto que en estas colectividades era imposible la expresión de la individualidad. Esto luego los condujo como sabemos a negar toda ingerencia de grupos, partidos y organizaciones en la relación entre indi viduo y estado. De cara a la defensa del individuo no hay duda que debemos reconocer que en este razonamiento hay una lógica y un buen sentido que les respaldan, por tanto cabe preguntarnos cómo puede ahora el LM superar esta objeción.
En respuesta Kymlicka (1996 A Y B) hace referencia a la distinción que establecen los defensores del LM entre dos tipos de derechos colectivos; las "restricciones internas" y las "protecciones externas". Las primeras atañen a las relaciones intragrupales y
enfocan el problema de las libertades del individuo frente a la solidaridad con el grupo y que pueden efectivamente dar lugar a la opresión del primero obligándole por ejemplo al acatamiento y observación rigurosa de los ritos relIgiosos o a la aceptación de roles sociales pasivos derivados del género, etc. entre otros. Las "protecciones externas" nos remiten a la relación entre grupos, y en específico a las injusticias que ciertamente suelen ser la nota dominante. Esta es precisamente la situación que viven las "minorías nacionales" y los "grupos de inmigrantes" frente al estado nación.
Pues bien, ambos problemas preocupan al LM y la objección de sus críticos es que a nombre de las "protecciones externas" que reclaman los grupos para asegurar la reproducción de su cultura se refuercen al interior del grupo prácticas discriminatorias y opresivas de los individuos. El LM ha respondido que la distinción entre esos dos tipos de derechos colectivos es útil precisamente para restituir lajusticia en las relaciones inter e intra grupales. Dicho de otro modo, ha venido a sostener que la agenda de asuntos pendientes abarca desde la protección a la colectividad cultural hasta la protección del individuo dentro de esta. De modo que no se trata de ninguna manera de brindar incondicionalmente "protección externa".
Nunca se insistirá lo suficiente en la importancia de hacer posible la articulación entre ''restricciones internas" y "protecciones externas" como quie-
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ra que lo que está en juego es nada menos que el sueño de hacer compatible el ideal de la autonomía con el de la tolerancia. Algo que en este caso no es propiamente posible en el LC, donde a lo más tenemos autonomía individual pero no tolerancia, pues de entrada se ha proscrito la diversidad cultural y por ello no es de extrañar que nos encontremos con intensos conflictos políticos originados en la cuestión cultural justamente en países de tradición liberal. Estos conflictos son precisamente la prueba de que las instituciones y políticas liberales tradicionales son inadecuadas para abordar el problema multicultural. Frente a ellas el LM ha venido a insistir en que el principio de la autonomía del individuo debe complementarse con ei de la tolerancia para asegurar el orden liberal y que para ello es necesario la adopción de políticas multiculturales tanto en términos de "protecciones externas" para asegurar la tolerancia entre individuos, como de "restricciones internas" para asegurar la autonomía del individuo.
2.7. LC VERSUS LM COMO PROBLEMA DE PERSPECTI
VA HISTÓRICA
¿Pero qué le hace pensar al LM que estas dos estrategias son compatibles? Después de todo no han respondido ni directa ni satisfactoriamente a la objección del Le. Esto es, las colectivades culturales son intrínsicamente
antijndividualistas y se debe proceder consecuentemente a su completa desarticulación.
Creo que el problema puede radicar en que la distinta visión de la cultura entre el Le y el LM obedece a la distinta perspectiva histórica de análisis. Según lo sugerí al principio, la apreciación pesimista y radicalmente crítica que exhibe el LC se explica por la naturaleza esencialmente colectiva y corporativista de la sociedad medieval, pero todo hace pensar que no en vano el avance del proyecto liberal ha sentado firmemente las bases de una cultura individualista en el sentido que se ha logrado que las personas se vean a sí mismas como proyectos de vida moralmente autónomos y libres de buscar los medios que a su entender son más adecuados para el logro de sus fines, incluyendo obviamente el derecho de asociarse. El resultado está hoya la vista, las libertades del individuo han derivado en nuevos grupos y organizaciones, pero a diferencia de los propios de la edad media, su inspiración cultural, aunque da lugar al resurgimiento del interés colectivo, no riñe necesariamente con el "interés propio" del individuo, que sigue siendo libre para desvincularse y no verse condenado por ello al marginamiento social. Así pues, en resumidas cuentas, la perspectiva histórica que tienen los defensones del LM respecto de la cultura es muy diferente de la del Le. Pero la nota esencial de tal diferencia es que la cultura, cualquiera sea su espíritu en un momento dado es libe-
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ralizable y en defensa de esta idea argumentan que esto es lo que ha quedado demostrado en la historia de la modernización de la sociedad occidental. Un proceso que ha hecho posible conservar tradiciones culturales sin desmedro del individuo. En síntesis, mientras que para el LC la cultura es radicalmente y por principio antiindividualista, para el LM toda cultura es liberalizable.
Donde mejor se proyecta esta pequeña pero radical diferencia en la concepción de la cultura es el tratamiento de los grupos y organizaciones, particularmente en la vida pública. Para el Le era inconcebible institucionalizar en la vida pública su presencia y su acción, toda vez que observaba en ellos el fantasma del interés corporativo. Para el LM en cambio los grupos y organizaciones culturales y más exactamente la protección y garantía del estado son indispensables para garantizar a los individuos el espacio social que dota de sentido y valor el despliegue de su libertad.
De esta manera el LM ha incorporado en el pensamiento liberal la idea de que no bastan los derechos individuales para asegurar la superioridad de la entidad moral del individuo y en nombre de ese propósito ha venido a reclamar la necesidad de derivar del "yo vinculado" y los derechos en función del grupo con el objeto de proteger las vinculaciones sociales y culturales que dan sentido a la acción del individuo. Como ya hemos advertido, no se trata de crear un dilema exc1u-
yente entre individuo y cultura, sino de defender esta con el manto del derecho porque ella, como la vida, la propiedad, la libertad de conciencia, etc., es parte sustantiva de la dImensión social del individuo.
2.8. LOS LIMITES CULTURALES DEL PODER
La preocupación de fondo que dió origen al pensamiento liberal fue el problema del poder despótico y arbitrario. Sabido es que la solución liberal fue la institucionalización de los límites a la acción del estado y sus autoridades. Esto se logró fundamentalmente limitando sus facultades y sus funciones. En el primer caso se adoptóla figura del estado de derecho para señalar las condiciones dentro de las cuales es legítimo y legal ejercer facultades de mando. Y en el segundo caso se propuso la figura del estado mínimo para limitar el campo de acción del estado. Así, mientras las primeras limitaciones proceden a regular la actuación del estado en aquellos campos donde le está pennitido actuar, la segunda establece claramente dónde no puede intervenir la autoridad pública. También tenemos claro que ambas limitaciones tienen por objeto preservar al individuo, sus bienes, sus derechos y libertades de la acción de otros individuos, pero sobre todo de la tentación despótica del poder. Así que no se traicionan las convicciones liberales si se afinna que el debate sobre los
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lírriltes del poder fue zanjado estableciendo la supremacía del individuo. Este sería el verdadero lírrilte del estado.
Esta brevísima presentación del problema corresponde a la versión estandar del pensamiento liberal. Frente a ella es muy probable que la reflexión del LM esté aportando nuevos elementos a la discusión. El punto de partida es la hipótesis sobre la cultura como un bien o derecho que disfruta el individuo en función de la colectividad cultural e imprescindible para asegurar el pleno sentido de sus libres disposiciones.
Como ya vimos esto hace necesario que el estado adopte restricciones "internas" y "ex.ternas" a objetivo de realizar la justicia liberal inter e intra grupal y de ese modo asegurar las condiciones que reproducen el fenómeno multicultural sin desmedro del individuo y por el contrario, garantizar a este la plenitud del sentido que otorga valor a su libertad.
Pues bien, a diferencia del estado nación del LC que disponía de discrecionalidad para definir los contenidos de la cultura nacional -y por supuesto, para determinar qué no lo era- ahora el estado multicultural que defienden los impulsores del LM tiene un campo de acción más restringido dado que la visión que tiene del individuo como un "yo vinculado" lo compromete a respetar el principio de la multiculturalidad porque en él reconoce la proyección en la sociedad de las libertades del individuo. Estamos pues en presencia de un principio regulador de la
acción del estado dirigido a proteger al "individuo vinculado". La paradoja de la cuestión es que de esta manera se incorpora al ideario liberal la colectividad cultural como un límite del estado. Para el LC por el contrario, ell írrilte sólo estaba constituido por el individuo y sus intereses como tal, esto es, sin considerar aquello que lo vincula como rrilembro de una comunidad, por eso le bastaba limitar al estado desde el punto de vista de sus facultades y funciones. El LM cree que esto es insuficiente, es preciso además que ambas se ejerzan teniendo en cuenta la dimensión cultural del individuo.
3.1. LCVERSUS LM UNA BREVE S(NTESIS
Tanto el LC como el LM están unidos en la causa de defender la primacía del individuo como sujeto autónomo para definir por y para sí mismo los fines y medios que garanticen su bienestar, sin embargo, no son ni pocas ni triviales las diferencias, enumeraré algunas:
L El LC no concibe la pertinencia de derechos del individuo en función de la colectividad cultural. EL LM subraya que éstos son básicos para dotar de sentido el ejercicio de la libertad.
2 La cultura entra a formar parte de la utopía liberal bajo la fórmula de la homogeneidad cultural que debe caracterizar al Estado-nación liberal. Para el
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LM un verdadero estado liberal es (entre otras cosas) el que institucionaliza la multiculturalidad.
3. Para el LC el contexto cultural homogéneo de la nación si bien es importante para asegurar la cohesión social y viabilizar la igualdad de oportunidades, no es un campo para ejercer la libertad. Para el LM por el contrario, el panorama cultural de la nación es otra dimensión más donde los individuos proyectan Hbremente sus diferencias y por ello la nación es culturalmente diversa.
4. El LC expone un discurso de alcances muy limitados para conciliar el ideal de la autonomía de los individuos con la tolerancia entre los mismos. EL LM postula que la tolerancia es una función de las Hbertades y derechos culturales.
5. Para el LC no son las colectividades sino los individuos y sus derechos el límite a la acción del Estado. Para el LM esos límites incluyen la dimensión cultural y por tanto, colectiva y social de los individuos.
Finalmente, ¿ cómo ha sido posible que la defensa del individuo haya dado lugar a posturas tan diferenciadas? Creo que se puede apelar a la perspectiva histórica para explicar esa diferencia. Por obvias razones el LC tenía buenos motivos para desconfiar
de las identidades culturales enraizadas en la territorialidad y el "corporativismo" medieval. Algunas centurias después, al menos en Occidente, la individuación de las personas se ha desarrollado lo suficiente para garantizar que en el ejercicio de la libertad de asociación la recuperación de las identidades culturales se efectúe (no sin conflictos desde luego) sin amenazar necesariamente las libertades del individuo. Esta es la perspectiva histórica de la cultura que contextualiza la reflexión del LM y por ello he afirmado que esto puede explicar su confianza en que las reivindicaciones culturales pueden ser compatibles con el ideario liberal.
Esta argumentación sugiere que la diferencia entre el LC y el LM se explica en función de la perspectiva histórica, como si quisiera decir que el LM es el liberalismo de finales del Siglo XX enfrentado al fenómeno multicultural. Sin embargo, esto deja sin responder el problema de las implicaciones que para la historia del liberalismo y mas en general de la historia política de Occidente, están en juego con el LM.
Como veremos al analizar el problema desde esta nueva óptica, las diferencias son más profundas, de modo que el cambio de perspectiva histórica adquiere su pleno sentido porque conlleva más que a un cambio de perspectiva para abordar el mismo problema, a un cambio en la concepción de este. A fin de poder apreciarlo me remitiré brevemente a los planteamientos de Fukuyama sobre las dos tradiciones liberales.
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4.1. MULTICULTURAI.ISMO y LUCHA POR EL RECONO
CIMIENTO
Sabido es que en la construcción del discurso liberal clásico ei origen de los individuos se remonta al mito del "estado de naturaleza", en el que básicamente la nota dominante es el conflicto y a consecuencia de ello, la penuria y la inseguridad de los individuos. Aunque Hegel no hizo mención de tal "estado" si desarrolló su reflexión a partir del "primer combate de la historia", y que viene a ser a efectos prácticos su versión del estado de naturaleza. Sostiene Fukuyama que en las tres versiones está presente el deseo de autoconservación y el deseo de reconocimiento como causa de los enfrentamientos y hostilidades; el primero, la autoconservación, surge del miedo a la muerte violenta. Hobbes recordemos, advertía que en estado de naturaleza la vida era "mísera, brutal y breve". A propósito de lo "mísera", Locke agregó que los hombres no sólo persiguen conservar la vida sino también crear riqueza, disfrutarla y vivir cómodamente. Por eso insistirá junto con Hobbes que la razón de ser del contrato social es asegurar la vida de los individuos, pero además sus propiedades.
La esencia de la lucha por el reconocimiento remite, según Hegel, ya no a lo biológico y animal que hay en el
ser humano (una larga y cómoda vida) sino a algo más de tipo espiritual, los hombres quieren que se les reconozca como seres humanos y como tales, poseedores de valor y dignidad. Esto es lo que hoy día llamamos autoestima y respeto de sí mismo, lograr que los otros individuos nos confirmen nuestro valor es, según HegeF , lo que está enjuego en "el primer combate" y desde entonces en todo el transcurso de la historia. El sentido de esta seria precisamente llegar a un estado de cosas donde a todos los individuos se les otorgue ese reconocimiento. Para Hegel eso sería la sociedad liberal" para Marx la sociedad comunista ..
Hobbes y Locke, como decíamos, creen que efectivamente, el deseo de reconocimiento está entre las causas de la guerra y el conflicto. Esto es lo que está en juego cuando Hobbes se refiere a la "gloria" que induce a la guerra "por nimiedades, como una palabra, una sonrisa, una opinión distinta y cualquier otro signo de subvaloración, ya directamente de su persona ya de modo reflejo de sus parientes, sus amigos, su nación,su profesión o su nombre".
Pero en lo que difieren Hobbes y Locke de Hegel es en el peso moral que se atribuye al reconocimiento y la autoconservación para derivar la ética de las instituciones y el comportamiento de los individuos. Veamos.
Fukuyarna es honesto al reconocer que su lectura de Hegel es la propuesta por Kojeve. Un filósofo francoruso de primeras décadas de este siglo que se destacó por la interpretación que hizo de Hegel. Hay quien afirma incluso (Perry Anderson 1.996) que la visión que se tiene de Hegel en el Siglo XX fue obra de Kojeve.
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Para Hegel no hay duda sobre la primacía moral de la lucha por el reconocimiento, pues la lucha por el "mero" prestigio es lo que nos hace humanos, toda vez que por ello nos diferenciamos de los animales, limitados como están al instinto de conservación. De otra manera, esta lucha a muerte por el sólo prestigio es el fundamento de la libertad humana. Por tanto, en Hegel la realización del sentido de lo humano como distinto y superior a lo animal es al mismo tiempo la realización de la libertad. No se acaba de ser humano sino se es plenamente libre. Esta es la razón por la que Hegel propugna por instituciones que garanticen el reconocimiento de la dignidad de los individuos y por ende de su libertad.
En Hobbes y Locke las cosas son muy distintas. El primero no dejará de insistir de que en aras de la autoconservación como "ley de la naturaleza" la conservación de la vida es el hecho moral fundamental. Locke sólo agregará su preocupación por la comodidad y ambos están de acuerdo en que la "gloria" y el deseo de reconocimiento deben subordinarse al deseo de autoconservación, por ello no es casual que en Hobbes la única obligación del Estado con el individuo es garantizarle la vida y en Locke, la propiedad. El Leviathan, como lo recuerda Fukuyama es precisamente "el rey de todos los hijos del orgullo" que no satisface a este sino que lo somete. En fin, para sintetizar, en el pensamiento liberal anglosajón la lucha por el reco-
nocimiento es el origen de las desgracias del género humano, mientras que para Hegel es el principio de la humanidad.
De acuerdo con estos planteamientos Fukuyama distingue dos tradiciones liberales. EL resultado de la anglosajona es el hOr.1bre aburguesado, preocupado fundamentalmente por su bienestar material, que carece de espíritu público (por cierto, algo que ensalzará Benjamin Constant, el gran hermenéuta de liberalismo, al comparar la libertad de los antiguos con la de los modernos). De otro lado, tenemos un liberalismo hegeliano cuyo sujeto es un individuo que también lucha por la autoconservación y la comodidad pero que está dispuesto además a luchar a muerte por el reconocimiento, capaz de renunciar a la vida si ese es el precio para obtenerlo. Este sujeto desde luego, busca su satisfacciÓn en el. ámbito público, posee virtudes públicas y capacidad para interesarse por la comunidad porque en esos escenarios está en juego su dignidad y autoestima.
Apoyado en esta diferenciación, Fukuyama defiende la tesis de que el liberalismo compatible con los fmes la historia y la real ización universal de la dignidad humana allí latente es obviamente, el adscrito al nombre de Hegel. Nuestro autor por otra parte, es consciente de que esta es una lectura "intencionada" de los clásicos, admite que sobre todo en Locke hay una de.fensa de las libertades y derechos como fines en sí mismos y ilO sólo
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como medios para el disfrute material de la vida. Pero es en Hegel donde esta causa tiene su mejor militante. Lo que resulta más importante es su observación de que aunque en el desarrollo histórico de Occidente de los últunos siglos está presente la dinámica de ambos liberalismos, en cada caso concreto (a nivel de países, grupos de países, ciertas épocas) se expresa la preferencia por una de estas interpretaciones. Para no ir muy lejos los capitalismo autoritarios del Sudeste Asiático y tanto otros más como el Chile de la dictadura seri"n paradigmáticos exponentes de ese liberalismo anclado en la convicción de que a los individuos sólo les interesa ei bienestar material de su vida privada y que en aras de ese propósito están dispuestos a tolerar gobiernos autoritarios . Esto seria una prueba más de que efectivamente hay un conflicto entre esas dos grandes tradiciones del liberalismo. Este conflicto ya estaba latente en los grandes clásicos al valorar de modo tan disímil el peso moral de los deseos de reconocimiento y autoconservación. Hoy, este conflicto está explícitamente planteando en la propuesta de los capitalismos autoritarios de ofrecer bienestar a cambio de que el colectivo social acepte un tratamiento de "menor de edad", a cambio de renunciar a la lucha por el reconocimiento.
Esta presentación del pensamiento de Fukuyama está animada ante todo por el propósito de suministrar (con apoyo en una lectura posible de
los clásicos refrendada supuestamente en la historia según lo acabamos de ver) un punto de referencia con en cual poder apreciar la trascendencia del LM en la historia política de Occidente. En momentos en que el capitaiismo autoritario reivindica los "éxitos" del liberalismo satisfecho en la seguridad, la comodidad y el consumo, el LM nos viene a recordar que en las demandas de politicas multiculturalres sigue viva la lucha por el reconocimiento. Sin duda, no son pocos los casos en que a nombre de estas políticas se persiguen fines de justicia social, como quiera que abundan experiencias de marginalidad cultural que devienen en marginalidad sociai, pero la historia demuestra que hay mucho más. No son pocas las comunidades de inmigrantes que han logrado integrarse a la nueva sociedad, obtener ciudadanía y disfrutar de un mínimo de bienestar. También se presenta la situación de minorías como la población del Quebec en Canadá y los catalanes en España que no son precisamente fenómenos de marginalidad social, como si lo es Chiapas en México. Estos casos no se pueden explicar como expresiones de demandas liberales de tipo lockiano sino de reconocimiento y respeto a lo que tienen de "diferentes" como comunidad cultural. Sin embargo, no sería acertado sostener que esto solo es válido para casos tan especiales como los enunciados. En general, donde quiera que se demanden políticas multiculturales hay una lucha por reconocimiento de la diferencia inde-
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pendientemente que también la haya por justicia social y bienestar.
A la luz de estos nuevos planteamientos la diferencia ",ntre el LC y el LM no sería como he afmnado antes de perspectiva histórica sino de concepción de la historia, pero se habrían apoyado en estas (las perspectivas) para defender sus respecti vas concepciones de la historia. Así, proscribir la cultura era al propio tiempo que facilitaba el nacimiento del individuo, despojarlo de un motivo para la lucha por el reconocimiento. El LM por el contrarío la rei vindica porque sin cuestionar la legitimidad del individuo lo lanza a la lucha por el reconocimiento. La distanCIa entre uno y otro es grande. La resumiré en que el individuo del LC sólo aspira al reconocimiento como igual a todos los demás. El del LM aspira al reconocimiento de aquello que 10 diferencia.
Quizá la mejor manera de valorar la lucha por el reconocimiento es remitiéndonos a la historia de la infamia. Fanon citado por Taylor (1993) advirtió que el gran instrumento de la opresión de los "condenados de la tierra" era la autoimagen despectiva y el menosprecio de sí mismos por el color, el género, la lengua, la religión, el status social, etc ... que inculca la opresión. Esta es, según Taylor (1993) la política del "falso reconocimiento" que inflige una herida dolorosa que causa a sus víctimas un mutilador odio hacia sí
mismas, de ahí que se apoye la idea (Honneth 1997, Tay lor 1993) que el reconocimiento es una necesidad humana vital que toda auténtica defensa del individuo debe asumir. Este es el mérito del liberalismo multicultural.
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