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Gracia a Vosotros: Desatando la Verdad de Dios, Un Versículo a la Vez
La prueba de fuego, 2ª Parte
Escritura: 1 Pedro 4:15-19
Código: 60-45
John MacArthur
Tomemos nuestras Biblias conforme llegamos al estudio de la Palabra de Dios de nuevo en
esta noche. Y ábrala 1 Pedro capítulo 4. Estamos viendo el texto de los versículos 12 al 19
bajo el título La Prueba de Fuego. Ahora, como le expliqué la última vez, es muy probable que
esta epístola de 1 Pedro fue escrita a fines del año 64 d. C. Eso la colocaría unos cuantos
meses después del incendio de Roma. Usted recordará que Nerón había quemado a Roma,
había incendiado Roma queriendo, sin duda, construir un edificio más grande para su propia
gloria. Y cuando Roma estaba ardiendo y alguien necesitaba ser culpado, él culpó a los
cristianos. Y entonces, comenzando en el año 64 d. C., vino una persecución de cristianos
que se incrementó más y más; y que fue muy intensa y que se amplió más.
Es entonces en ese contexto que Pedro está escribiendo su epístola. Sus lectores ya habrían
estado sintiendo algo de la furia de una nación que era anti cristiana para comenzar y que
ahora, habría pensado que los cristianos eran responsables por la tragedia de incendiar Roma
y por la muerte de personas que estuvieron en esa ciudad. Sus lectores, dispersos a lo largo
del mundo romano, también habrían comenzado a sentir la prensa presión de la persecución.
Entonces, Pedro está escribiéndole a creyentes que están comenzando a sentir el fuego, por
así decirlo, por parte de aquellos que están en un mundo incrédulo; y cómo incrédulos,
herramientas y agentes de Satanás en contra de la Iglesia de Cristo.
Simplemente, para que usted entre un poco en eso, regrese al capítulo 1 -y para que pueda
tener una idea de la naturaleza de esta epístola. Capítulo 1, versículos 6, “de lo cual vosotros
os alegráis algún que ahora por un poco de tiempo, si es necesario, seáis afligidos por
diversas pruebas. Él menciona en el versículo 7 que dichas pruebas están probando su fe.
Después, en el capítulo 2, observe los versículos 11 y 12, él les recuerda que son extranjeros
y peregrinos; y que deben abstenerse de los deseos carnales que batallan contra el alma.
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Deben mantener su conducta excelente entre los gentiles para que en aquello en lo que los
calumnien como malhechores, puedan, debido a sus buenas obras, glorificar a Dios en el día
de la visitación.
Entonces, la idea, de nuevo, se presenta que estaban siendo calumniado como malhechores,
como también perseguidos por causa de la justicia. Estaban enfrentando aflicción y diversas
pruebas. En el versículo 19 del capítulo 2, Pedro vuelve a hacer referencia de esto. Él dice
esto, “hay aprobación si por causa de la conciencia hacia Dios, un hombre soporta bajo
tristezas, bajo aflicciones cuando sufre injustamente. Porque qué gloria es si cuando pecáis
sois tratados mal y lo soportáis con paciencia, pero si cuando hacen lo que es correcto y
sufren, y pacientemente soportáis esto, es aprobado delante de Dios.”
Ahí en el capítulo 3, versículo 8, él lo dice para resumir, “mantengamos la armonía, siendo
compasivos, mostrando amor fraternal, siendo amables y humildes en Espíritu.” Y después
esto: “no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición.” Y de nuevo, indicando que
estaban siendo tratados de manera mala y también estaban siendo insultados. El versículo 14
dice: “porque si aun sufren por causa de la justicia, bienaventurados sois. No os intimidéis y
no os turbéis.”
El versículo 17 dice: “si la voluntad de Dios así lo quiere, que padezcáis por lo que es correcto
en lugar de por hacer lo que está mal.” Después en el capítulo 4, versículo 1, “debido a que
Cristo ha sufrido en la carne, armaos vosotros también con el mismo pensamiento, porque el
que ha sufrido en la carne, ha dejado de pecar.” Espérelo. Le vino a su Señor. Capítulo 5,
versículo 10, “después de que hayáis padecido por un poco de tiempo, el Dios de toda gracia
que os llamó a Su gloria eterna en Cristo, Él mismo os perfeccione, confirme, fortaleza y
establezca.”
Ahora, usted puede darse cuenta de que en todo capítulo se hace alguna referencia al
sufrimiento injusto. La Iglesia estaba siendo perseguida. Conforme Pedro comienza aquí en el
capítulo 4, versículo 12, lo que realmente es la última sección de su epístola, fluye hasta el
capítulo 5. Él vuelve a visitar este mismo tema. Él está preocupado por sufrir por causa de la
justicia. Sufrir por causa de Jesucristo.
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Me parece interesante ver el mundo que nos rodea, estamos viendo una Iglesia en Europa
oriental y una Iglesia en Rusia, en la Unión Soviética, que ha sufrido mucho por varios años,
por varias décadas. Esa Iglesia está emergiendo de su temporada de sufrimiento. Y se le
concederán libertades. En ciertas maneras, esa Iglesia, quizás termine con mayor libertad de
lo que tenemos como cristianos en Estados Unidos.
Y me parece que la tendencia aquí es lo opuesto. En lugar de tener una Iglesia que esté
emergiendo de una sociedad atea y humanista, como lo estamos viendo en Europa Oriental,
tenemos ateísmo y humanismo emergiendo de una cultura, entre comillas, cristiana. Y el
ateísmo y el humanismo, eventualmente nuestra propia nación, se van a convertir de manera
más agresiva en los perseguidores de la Iglesia. Lo que Pedro está diciendo aquí entonces,
puede hablarnos en nuestra propia vida y la vida de nuestros hijos, conforme nuestra nación
se vuelve más y más intolerante de la fe cristiana en su búsqueda por satisfacer su estilo de
vida amoral. Nos convertiremos en una amenaza más y más grande.
Entonces, las palabras de Pedro deben ser tomadas en serio. Y hay una persecución que se
incrementa en contra de aquellos que pronuncian el nombre de Jesucristo. Si usted habla, por
ejemplo, en contra de los pecados de nuestra cultura, pecado sexuales, en particular el
pecado de la homosexualidad, hallará una hostilidad que puede estar en el borde de algo
aterrador inclusive, que amenaza la vida. Estamos viviendo en un día, cuando aquellos que
viven de manera fiel por Cristo y que confrontan a la cultura, y cuyo testimonio está en el
frente de la batalla, y que dicen lo que debe ser dicho, en donde debe ser dicho, quizás se
encuentran en problemas bajo gran aflicción y persecución.
Y si así es, debemos estar listos para enfrentarlo. Y para estar listos, si es que eso viene,
inclusive para tolerar lo que ya estamos experimentando, necesitamos tomar en serio los
versículos 12 al 19. Aquí Pedro nos da la manera apropiada de enfrentar el sufrimiento por
causa de la justicia. Y debo decirle que he repasado esto de manera repetida en mi propia
mente porque recibo un poco de esto. Me parece sorprendente que algunas veces, el
sufrimiento por causa de la justicia viene desde adentro de la Iglesia, dentro del marco del
cristianismo. Puede haber hostilidad y amenazas y falta de amabilidad y quién sabe qué más.
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Me he encontrado regresando a las verdades de este pasaje en varias ocasiones. Y más
recientemente que en cualquier otro momento de mi vida. Pero permítame leerle los
versículos 12 al 19, simplemente para que los tenga en su mente.
“Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa
extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de
Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría. Si sois
vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios
reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, Él es blasfemado, pero por vosotros es
glorificado. Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o
por entremeterse en lo ajeno; pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino
glorifique a Dios por ello. Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si
primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al Evangelio de
Dios? Y: Si el justo con dificultad se salva, ¿En dónde aparecerá el impío y el pecador? De
modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador,
y hagan el bien.”
Ahora, todo esto es verdad rica, rica. Para diseccionarla un poco y presentarla en partes
fáciles de entender, aquí tiene varias grandes verdades que resumen nuestra respuesta a
sufrir de manera injusta.
Ahora, permítame decirle esto antes de que entre en profundidad a estas palabras. Usted
únicamente sufre por causa de la justicia cuando usted es justo de manera visible. Sólo es
cuando usted vive piadosamente en una cultura injusta que usted crea la hostilidad. Si usted
esconde su virtud, si usted puede esconder su testimonio por Cristo, si usted puede suavizar
el hecho de que usted es un cristiano para que nadie lo perciba, entonces, es poco probable
que usted sufra.
Pero para aquellos que viven de manera justa, aquellos que demuestran su compromiso con
Cristo, aquellos que hablan con valentía, aquellos que dicen lo que necesita ser dicho, en
donde necesita ser dicho, habrá una reacción hostil.
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Ahora, cuando eso sucede, hay varias cosas que usted debe tomar en serio. En primer lugar,
el primer punto en este maravilloso resumen que Pedro presenta es esperar el sufrimiento.
Versículo 12, “amados, no os sorprendáis”. Hemos entrado a esto. Esto simplemente es un
repaso. Espérelo, es inevitable. Y Dios lo ha traído para probarlo. Viene a usted para probarlo
a usted, para probar la legitimidad del estado de su cristianismo. Para purgar su vida para
mayor santidad. Es la prueba de Dios para mostrar que usted realmente es oro. Y cuando el
fuego ha venido y se ha ido, y usted todavía está ahí, no ha sido consumido, puro, refinado,
purgado para un mayor uso para Dios.
Entonces, debido a que Dios quiere que usted sea útil al máximo nivel y debido a que Él
quiere que usted esté seguro de su llamado en la elección, entonces Él trae sufrimiento
inevitablemente a su vida para probar la legitimidad de su fe. Si su fe no es genuina cuando la
prueba viene, como la semilla que fue arrojada en la tierra dura, usted podrá mostrar algunas
señales de fe, pero no tendrá fruto. Y bajo la tribulación, usted se secará y morirá. Entonces,
la prueba ardiente le mostrará a usted la realidad de su fe. Espérela. Es inevitable, está en el
propósito de Dios.
También es también es inevitable porque una vida justa en una cultura injusta es una
confrontación que esa cultura no tolera bien. Pelea en contra de eso. En segundo lugar, no
sólo espere el sufrimiento, sino regocíjese en el sufrimiento. El versículo 13 dice: “sino gozaos
por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la
revelación de Su gloria os gocéis con gran alegría. Si sois vituperados por el nombre de
Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros.” Aquí,
él simplemente dice: regocíjese en ello, ¿Por qué? Usted participa en los sufrimientos de
Cristo. ¿Por qué? Usted participará en la gloria de Cristo en Su revelación. ¿Por qué? Porque
conforme usted sufre ahora, el Espíritu de Dios reposa sobre usted. Él toma el control para
refrescar, para fortalecer, para edificarlo.
Entonces, usted puede regocijarse. Algunas veces, esto es algo desafiante, para ser honesto
con usted. Cuando he sido algo golpeado y me digo a mí mismo que debo esperarlo, después
de todo, si deseo vivir una vida piadosa y predicar la verdad de Dios, y quiero ser fiel al
estándar de santidad y quiero aferrarme al estándar de pureza doctrinal y verdad bíblica al
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nivel más elevado, puedo esperar recibir esto. Entonces, debo estar listo para esto.
Normalmente, puedo enfrentar esto. Es pasar a ese segundo en donde me regocijo por ello lo
que me desafía. En donde digo: “gracias, Señor, esto realmente es maravilloso. Estoy
encantado por cada minuto de esto.” Encuentro que eso, algunas veces, es demasiado.
Pero, por la gracia de Dios, si tengo el tiempo de meditar en ello y presentarlo ante el Señor,
encuentro que el Espíritu de Dios llena mi corazón de gozo. Y normalmente, el gozo es doble.
El gozo de la participación en el sentido de que, sin importar lo que yo pueda sufrir, es
pequeño comparado con lo que Jesucristo sufrió. Sin embargo, soy participante del
sufrimiento de Él.
El segundo elemento que me azota con fuerza es que sea cual sea el sufrimiento que puede
incurrir en esta vida, seré más recompensado en el gozo eterno que será mío para siempre en
la presencia del Señor. Regocíjese en él. La tercera perspectiva muy necesaria con respecto
al sufrimiento es evaluar el sufrimiento. Espere el sufrimiento, regocíjese en el sufrimiento y
evalúe el sufrimiento. En otras palabras, cuando usted esté sufriendo, vea por qué. Versículo
15: “Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por
entremeterse en lo ajeno.” Hay cuatro maldades mencionadas ahí que realmente son típicas
de un estilo de vida no regenerado. Y son usados para ilustrar la naturaleza del sufrimiento
inaceptable.
Son muy obvias, por lo menos las primeras tres. No sufra como homicida. Digo, si usted
asesina a alguien y usted sufre y lo persiguen a usted y lo meten a la cárcel o le quitan la vida,
no se queje ni gima. Lo mismo por ser un ladrón. No sufra como un ladrón o como un
malhechor. Por cierto, la palabra malhechor es para cubrir todos los crímenes que no son
mencionados en las primeras dos palabras. Estas primeras dos son bastante amplias.
Homicidio y robo. Y después, resumiendo el resto, no sufra como un malhechor toda forma de
impiedad y pecado.
Y después, él añade otra palabra muy interesante. Él dice: “o por entremeterse en lo ajeno”.
Usted pregunta cómo es posible que metió hay un entrometerse en lo ajeno con un homicida,
un ladrón y un malhechor. Porque esta es una palabra muy, muy interesante. Por cierto, sólo
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es utilizada aquí en todo el Nuevo Testamento. Eso siempre es desafía al lexicógrafo o a la
persona que tiene que definir los términos. Es el único uso de la palabra y entonces, debemos
asegurarnos de que entendamos lo que significa. Algunos dicen que significa alguien que es
ruidoso. Usted conoce a gente ruidosa, siempre están metiéndose en los asuntos de la gente
menos los suyos. Algunas personas, creen que significa eso. Metiche. Algunas personas
creen que significa una especie de alguien que se mete en problemas. Alguien problemático.
Algunas personas, creen que significa un revolucionario. Digo, un revolucionario abierto que
simplemente irrumpe en la sociedad.
Es una palabra muy interesante. La palabra es allotrioepiskopos. Episkoposis es la palabra
para sobre veedor. Y si usted combina las dos palabras, significa alguien que está
supervisando a alguien que se mete en cosas que le pertenecen a alguien más. Alguien que
se mete o supervisa las cosas que le pertenecen a alguien más. Es una especie de palabra
que se mete en lo suyo.
Ahora, ¿por qué meter eso ahí? ¿Acaso no será cubierto por malhechor? Bueno, hay más en
eso que tan sólo eso. Esta palabra, creo que tiene una importancia más específica que al
principio lo presenta de manera aparente. Permítame tan sólo darle otras Escrituras que
quizás le ayuden a entender el significado. Ahí atrás, en 1 Tesalonicenses 4:11, no necesita
pasar ahí, Pablo le dice a los tesalonicenses: “tienen que hacer su ambición el vivir una vida
en silencio y ocuparse de sus propios negocios y trabajar con sus manos, así como les
mandamos.” No tienen que causar problemas. No tiene que ser metiches. No tienen que
agitar su sociedad. Tienen que llevar una vida en silencio, tienen que estar ocupados en sus
propios negocios y trabajar con sus propias manos. Cumplan con su trabajo. Aléjense de otros
asuntos.
En 2 Tesalonicenses capítulo 3, versículo 11, él le dice a los tesalonicenses: “porque vimos
que algunos de vosotros están llevando una vida indisciplinada; no trabajando, sino actuando
como gente que se entremeterse en lo ajeno” en. La palabra diferente aquí, ustedes están
actuando como personas que se meten en lo que no deben. Ahora, “tales personas
mandamos y exhortamos en el Señor Jesucristo que trabajen en silencio, comiendo su propio
pan”. En otras palabras, no hagan eso, estén en silencio, hagan su trabajo.
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Después, cuando Pablo le escribió a Timoteo en la siguiente carta, en el orden del Nuevo
Testamento, capítulo 5, versículo 13. Y él aquí está hablando de mujeres jóvenes. Él les dice
que deben aprender, bueno, cuando están casadas aprenden a estar ociosas y andan de
casa en casa y no nada más ociosas, sino chismosas y se entremezclan en lo ajeno.
Hablando de cosas que no son apropiadas para mencionarse.
Ahora, aquí él está hablando de algo diferente. Es el mismo pensamiento de meterse en lo
ajeno metiéndose en cosas que no les competen. Pero me parece que mientras que aquí, de
manera específica, está hablando de una mujer que es viuda y que no tiene nada que hacer y
que entonces, anda flotando por todos lados y mete su nariz en los asuntos de todo el mundo,
mientras que, en tesalonicenses, en la primera y segunda carta, él está hablando de cómo se
conducen no tanto entre la gente que usted conoce, como la viuda aquí, sino cómo usted se
conduce en la sociedad. Yo creo que eso es precisamente de lo que Pedro está hablando.
Con eso en mente, considere de nuevo lo que Pedro dice. Usted no debe entremeterse en lo
ajeno.
Ahora, algunas personas creen, y tiendo a estar de acuerdo con ellos, que lo que él quiere
decir aquí tiene una referencia especial a turbación política. Que él aquí está hablando de
involucrarse en una actividad revolucionaria que interfiere, que se mete en la función y el flujo
del gobierno. Esto ciertamente llevaría a que el gobierno tomara acción, la cual entonces la
persona vería cómo persecución. Podría ser en un negocio, trabajando en algún lugar que
usted se convierte en alguien que causa problemas pensando que debido a que usted es
cristiano, usted debe ser tratado diferente. Y debido a que usted tiene estándares cristianos,
usted debe forzar a que su compañía aplique estándares cristianos. Y entonces, usted causa
problemas, se vuelve alguien que se entromete en lo ajeno, se vuelve un revolucionario a un
grado u otro. Esto llevaría al sufrimiento.
Ahora, lo que él está diciendo es esto - muy, muy importante. Usted es un cristiano y usted
está viviendo en una cultura no cristiana. Cumpla con su trabajo, lleve una vida tranquila.
Exalte a Jesucristo, predique el Evangelio, pero no agite la cultura. No se vuelva un
revolucionario. No se meta en lo que no debe. O, si lo hace y usted es perseguido por el
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gobierno como un revolucionario que causa problemas, eso es vergonzoso. Eso no es
honorable para un cristiano.
Entonces, usted debe hacerse la pregunta: ¿por qué estoy sufriendo? Si usted está viviendo
su vida cristiana, viviendo una vida piadosa, virtuosa, presentando a Jesucristo en toda
oportunidad que se le da a usted, pero está trabajando en silencio con sus propias manos
siendo fiel a su tarea, siendo un ciudadano noble en toda manera posible, siendo responsable
en cumplir con su trabajo dentro de la cultura, no siendo una fuerza revolucionaria; y usted es
perseguido, es por causa de la justicia. Pero si usted quiere forzar o imponer su manera de
pensar cristiana en su cultura, sea la cultura corporativa en la que usted funciona o en la
tienda en la que usted funciona o en el estado o gobierno en el que usted vive, usted ha
causado cruzado una línea.
Y creo que Pedro simplemente está enfatizando aquí lo que él dijo ahí atrás en el capítulo 2,
que debemos ser ciudadanos que somos modelos de sumisión a toda institución humana, a
toda persona en autoridad. Entonces, Pedro está diciendo: “mira, si sufres como homicida y el
gobierno viene y te castiga, si sufres como ladrón y el gobierno viene y te sentencia, si sufres
como algún tipo de malhechor involucrándote alguna otra ofensa criminal y el gobierno te
mete a la cárcel o si te has convertido en un revolucionario o alguien que causa problemas y
un revolucionario social, entonces, no consideres eso como sufrir por causa de la justicia.
Debes avergonzarte de eso.”
Entonces, usted debe hacer un inventario. Usted tiene que evaluar el sufrimiento. Usted dice:
“estoy sufriendo. ¿Por qué estoy sufriendo?” El versículo 16 dice: “pero si alguno padece o
sufre como cristiano,” en otras palabras, usted sufre simplemente por ser cristiano, no se
avergüence. La implicación es: si usted está sufriendo porque usted es un homicida, es un
ladrón, o un criminal de algún tipo, se entremete en lo ajeno, causando problemas en la
sociedad, usted debe avergonzarse. Pero si usted sufre mientras que usted está cumpliendo
con su trabajo, viviendo una vida en silencio, tranquila y en paz honrando a Jesucristo, siendo
el mejor ciudadano que usted pueda ser y proclamando fielmente el Evangelio de Cristo y
usted sufre, usted no tiene razón alguna de avergonzarse. De hecho, “sino glorifique a Dios
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por ello”. ¡Qué afirmación! Si alguien sufre como cristiano, en ese nombre, el nombre cristiano,
usted glorificará a Dios.
Es un término hermoso, por cierto, un cristiano. Los primeros cristianos hablaban de sí
mismos como hermanos. Hablaban de sí mismos como los santos, la gente consagrada.
Hablaron de sí mismos, me encanta esta frase, como aquellos que eran del camino. Jesús
siendo el camino, la verdad y la vida. Pero sus adversarios judíos les asignaron un estigma
como a los nazarenos. También les dieron un nombre, que les dieron con la intención de
menospreciarlos. Los llamaron cristianos.
En primer lugar, ese no fue un nombre que al principio los cristianos asumieron. No creo que
ellos habrían sido tan osados como para asumir que podían llevar el nombre de su Cristo. Les
fue dado a ellos por el mundo. Primero, en Antioquía, según Hechos 11. Agripa después en
Hechos 26, creo que por el versículo 28 hace referencia a eso. Y eventualmente, llegó a ser
pronunciado por los creyentes. Pero al principio, era un término de menosprecio. Llegó a ser
un término amado, como lo es para nosotros. Entonces, él dice, si sufres porque eres un
cristiano, no te avergüences. No te avergüences.
Pero en ese nombre, el nombre cristiano, en ese nombre, como un seguidor de Jesucristo,
glorifique a Dios. ¿Qué significa eso? Alabe a Dios por el privilegio. ¿Por qué? Porque usted
está compartiendo o participando los sufrimientos de Cristo, porque el Espíritu de gloria está
fortaleciéndolo a usted, porque usted está añadiendo a su peso de gloria eterna. Todas esas
tres razones.
Y hay una razón más en el versículo 17. “Porque es tiempo de que el juicio comience por la
casa de Dios. Y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no
obedecen al Evangelio de Dios?” Este es un versículo interesante. Él está diciendo que, si
usted sufre como cristiano, entonces, por causa del nombre cristiano, usted debe de estar feliz
por sufrir y usted debe alabar a Dios por el privilegio, porque usted está participando en los
sufrimientos de Cristo, porque el Espíritu de gloria reposa sobre usted y lo fortalece a usted. Y
usted debe regocijarse en la fortaleza del Espíritu y debido a que usted está añadiendo al
peso de su recompensa eterna.
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Y después, él añade aquí: “usted debe ver ese sufrimiento como una señal de que el fin está
cerca. Y entonces, es tiempo de limpiar la casa de Dios.” Hombre, esa es una afirmación
importante. Ahí atrás en el versículo 7, vea usted cómo comienza el versículo 7: Más el fin de
todas las cosas se acerca. El fin de todas las cosas se acerca. Entonces, él dice ahí en el
versículo 17, es el tiempo del juicio.
Y, por cierto, la palabra tiempo aquí no es la palabra chronos. No es el tiempo de reloj; es la
palabra kairos. Significa es el momento crucial. Es el punto, es la temporada para que el juicio
comience. Hombre, esta es una afirmación maravillosa. Con la venida de Jesucristo, quiero
que siga mi pensamiento aquí, con la venida de Jesucristo, vino la dispensación cristiana que
conocemos como la dispensación de la Iglesia. Cristo vino, y sufrió y murió. Ese es el principio
del final; ya es el último tiempo. Cristo apareció al fin de los tiempos. Estamos viviendo en el
tiempo final, el tiempo postrero.
Entonces, Pedro dice, ya es el tiempo para que el juicio comience. ¿En dónde comenzó?
Comenzó en la cruz, cuando nuestros pecados fueron juzgados en Cristo. Y estamos viviendo
en una temporada de juicio. Los sufrimientos de los cristianos, entonces, son una parte del
plan de Dios para un juicio que se está desarrollando y que culmina en el juicio del gran trono
blanco.
Ahora, siga esto: Pedro está hablando de condenación cuando él usa juicio. Él está hablando
de disciplina, de prueba, de purificación, de purga. Pero él está diciendo, él nos está dando
una pista acerca de esta dispensación. Él está diciendo: en esta dispensación, Dios estará
juzgando. Y para comenzar con Su juicio, Él está juzgando, o purgando, o probando o
disciplinando, purificando a Su Iglesia. Y comienza así y termina con la condenación final de
los impíos. Eso es lo que él dice. Si el juicio comienza en que Dios purga la casa de Dios y
comienza con nosotros primero, ¿cuál sería el resultado para aquellos que no obedecen el
Evangelio de Dios?
En otras palabras, si Dios tiene un juicio para aquellos que creen y es tan importante y serio
como lo es, entonces, ¿cuál será el juicio para aquellos que no creen? Aquellos que son de
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Dios están siendo juzgados, probados para quitar la cizaña, están siendo sacudidos,
purgados, para quitar la escoria. La Iglesia siempre está en el proceso de ser purgada y
purificada. La casa de Dios aquí significa la Iglesia. La asamblea de la gente redimida de una
manera colectiva. Ahí atrás, en el capítulo 2, versículo 5, somos llamados una casa espiritual,
una casa espiritual. En 1 Timoteo 3:15, la casa de Dios es la Iglesia del Dios viviente. Primera
de Timoteo 3:15 dice que la casa de Dios es la Iglesia del Dios viviente. Entonces, eso es lo
que él está diciendo.
Pedro está hablando de la Iglesia. Y él realmente está hablando de manera colectiva aquí y él
está diciendo: si Dios ya está purificando Su Iglesia, si se está llevando a cabo una purga en
Su Iglesia, que es necesaria, ahora, ¿cómo será cuando Él traiga Su juicio final sobre aquellos
que no obedecen el Evangelio de Dios? Esta purga, esta evaluación, esta prueba es
necesaria en esta época. Hay una especie de analogía maravillosa de esto en Ezequiel 9:6.
Ahí atrás, en Ezequiel, cuando Dios vio a la gente pecaminosa en la tierra y Él quiso
limpiarlos, Él dijo: “quiero limpiar la tierra”. Esa fue Su intención. Y él dijo esto, y cito:
“comienza en Mi santuario”. Comienza con Israel. Dios, en últimas, juzgará a los impíos. En
este momento, Él está purgando, purificando a Su Iglesia.
Entonces, cuando usted sufre por causa de la justicia, es Dios purgando, Dios purificando,
Dios probando. Y le quiero decir algo, cuando usted ve la Iglesia que ha sido purgada y usted
ve a la Iglesia que ha sido perseguida, usted encuentra la Iglesia pura, ¿no es cierto?
Entonces, vea su persecución. Véala por lo que es. ¿Acaso es Dios comenzando el juicio en
la casa que Él ama y comenzando la purga de Su juicio durante esta época? Como puede ver,
antes de que venga el juicio final completo, la Iglesia tiene que evangelizar al mundo. Y para
que sea eficaz en evangelizar al mundo, la Iglesia debe ser purgada de pecado. Lo verdadero
separado de lo falso. Y lo carnal, limpiado o quitado. Y después, la Iglesia pura puede salir.
Y entonces, vea a la persecución como el juicio de Dios que debe venir. Y debe venir primero
en la casa, antes de que venga a los extraños. Primero, Él purificará a Su Iglesia. Después, Él
juzgará a los impíos. Si comienza primero con nosotros, y así es, ¿cuál será el resultado de
aquellos que no creen?
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El juicio de Dios comienza la casa, no termina ahí. Pedro ve más allá de la tragedia del juicio
eterno. ¿Y qué es lo que él está diciendo? Aquí está el punto, escuche esto: es mucho mejor
soportar sufrimiento conforme el Señor purga la Iglesia y soportarlo con gozo que soportar
sufrimiento en el futuro, el cual es eterno. ¿Ve usted el punto de Pedro? Oiga, vea a su
sufrimiento y considere esto. Usted dice que es difícil sufrir. Mejor que sufra ahora, conforme
Él prueba y lo purga a usted y lo prepara a usted para que usted sea útil y lo prepara para la
gloria a que usted no sufra ahora, pero sufra entonces por los siglos de los siglos. Eso es
mucho peor. Mucho peor.
Y vienen aquellos, versículo 17, que no obedecen el Evangelio de Dios. Eso nos recuerda
Romanos 1:1 al 5, en donde Pablo utiliza la misma frase, “el Evangelio de Dios, las buenas
noticias acerca de Cristo.” ¿Cuál será el resultado, pregunta él, o el fin? Le voy a decir cuál
es, juicio aterrador, condenación eterna, 2 Tesalonicenses 1:4 y en adelante, habla de la
Iglesia perseguida. Y cómo la Iglesia perseveraba en fe en medio de la persecución y la
aflicción.
Y después, en el versículo 5, él dice: esta es una indicación clara del juicio justo de Dios para
que seáis tenidos por dignos del Reino de Dios, por el cual, de hecho, están sufriendo. Él está
diciendo: deben saber que esta es una indicación clara, toda esta tribulación, todo este
problema, todo ese sufrimiento es una indicación muy clara de que Dios los está juzgando a
ustedes, los está purgando, los está limpiando. Él los está haciendo más útiles. Él está
dejándoles compartir los sufrimientos de Cristo. Él está edificándolos para un peso mayor de
gloria. Y eso es mucho mejor que lo que el resto del mundo va a experimentar. Porque es
justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan. Y a vosotros que sois
atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo
con los ángeles de Su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron
a Dios ni obedecen el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, los cuales sufrirán pena de
eterna perdición.
Entonces, no se esté quejando por sufrir ahora y tener gloria después. Hay muchos que no
están sufriendo ahora, pero lo enfrentarán por los siglos, de los siglos, de los siglos. Pedro
entonces apoya su punto con una cita en el versículo 18. Esta cita es tomada de Proverbios
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11:31. Pedro dice: “y si el justo con dificultad se salva, ¿en dónde aparecerá el impío y el
pecador?” Proverbios 11:31, de hecho, dice: si el justo recibe lo que merece en la tierra,
cuánto más el impío y el pecador.
Pedro interpreta libremente las palabras. Cuando él dice “y si el justo con dificultad se salva,”
dificultad se refiere al tiempo difícil que la persecución trae al creyente. Y nuestra salvación
trae persecución. Nuestra salvación trae dificultad, un juicio, una prueba disciplinaria
correctiva de purga, instructiva, remedial, mediante el sufrimiento, que, escuche esto, nos
guarda de cometer pescados condenadores. Ese juicio continuará en la Iglesia hasta el rapto
e inclusive después de eso, cuando Dios redima a una nueva generación de gente, ellos
también sufrirán. Y si es tan difícil y hay tanto sufrimiento conforme un cristiano está siendo
purgado, qué será del hombre impío y del pecador, él pregunta. ¿Qué tipo de sufrimiento
enfrentarán ellos si nosotros tenemos que enfrentar esto? Y la respuesta es un sufrimiento
mucho mayor. Serán arrojados al lago de fuego que arde con fuego y azufre por los siglos de
los siglos en donde el gusano de ellos no muere y el fuego nunca es apagado.
Entonces, todo esto nos ayuda a ver la importancia de una evaluación clara de nuestro
sufrimiento. Debe ser por causa de la justicia, no debido al pecado, no debemos entonces
avergonzarnos cuando sufrimos, sino honrar a Dios porque Él está purificando a Su Iglesia en
donde el juicio debe comenzar si vamos a ser personas puras que alcancen el mundo.
Y entonces, cuando usted se ve a sí mismo sufrir, véalo, véalo por lo que es. Evalúelo. Debe
ser un buen recordatorio de cuánto más severo será el juicio que podría ser y será para
aquellos sin Cristo. ¿Cómo enfrenta usted el sufrimiento? Espérelo, regocíjese en él. Evalúelo.
Véalo por lo que realmente es. Es Dios en Su gracia purgando a Su Iglesia para que sea más
útil, para que tenga comunión con Cristo, para que tenga un mayor peso de gloria. No debe
compararse con ese sufrimiento terrible que los pecadores y los impíos enfrentarán para
siempre.
Un punto final. Espere el sufrimiento, regocíjese en el sufrimiento, evalúe el sufrimiento y, en
cuarto lugar, encomiéndese a sí mismo a Dios. Encomiéndese a sí mismo Dios. Un hombre
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impío no puede hacer eso. El pecador no puede hacer eso. Será demasiado tarde. Usted y yo
podemos en medio de nuestro sufrimiento.
Versículo 19: “De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus
almas al fiel Creador, y hagan el bien.” La frase ‘de modo’ está hay debido a la perspectiva
verdadera del sufrimiento que acaba de resumirse. Debido a que usted ahora entiende al
sufrimiento, usted ahora entiende que es remedial, correctivo, lo purga a usted, lo instruye,
usted entiende que Dios lo usa para probarlo a usted, para purgarlo, para hacerlo más útil,
para darle a usted un peso mayor de gloria de modo en medio de él, los que padecen según
la voluntad de Dios. Está en Su voluntad conforme Él limpia a Su Iglesia. Encomienden sus
almas. Estamos sufriendo según la voluntad de Dios. Es Su propósito. Es Su propósito para
Sus hijos para purgar, purificar, disciplinar, para hacernos tiernos, para hacernos eficaces.
La palabra ‘encomienden’, por cierto, es un término de banco. Significa depositar para
guardar. Simplemente, enfrente su sufrimiento tomando su alma y depositándola con Dios. La
palabra alma significa su vida, su ser, su persona. Désela a un fiel Creador. Ése es el único
lugar en la Biblia en donde esa frase es usada.
¿Por qué razón la usa? Escuche esto. Él usa la palabra Creador para recordarnos que
simplemente le estamos devolviendo a Dios lo que Él creó. Lo que significa que Él es el más
capaz de cuidarlo, ¿verdad? Y cuando decimos que Él es un fiel Creador podemos confiar en
que Él la guardará. Como creador, Él conoce mejor que nadie las necesidades de Sus
criaturas amadas. Como un fiel Creador, Él va a satisfacer esas necesidades porque Él es fiel
a Su promesa. Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta.
Por cierto, la palabra ‘encomienden’ aquí, encomienden sus almas al fiel Creador, paratithēmi,
es exactamente la misma palabra usada de Jesús cuando en la cruz, Él encomendó Su
Espíritu al Padre. Misma palabra. En medio de Su sufrimiento, Él se entregó a sí mismo a
Dios. Pedro dice: entréguele su vida a Dios para que Él la sustente, la sostenga en medio del
sufrimiento más grande. Y Él es digno de confianza y Él será fiel. Y ese versículo termina: “y
hagan el bien”. Ahí es en donde debe estar. Hacemos el bien, nos encomendamos a Dios.
Sufrimos, encomendamos nuestras almas al fiel Creador y hacemos el bien.
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Para decirlo de otra manera, mientras que hacemos el bien, enfrenten lo que venga y
encomiéndese a Dios. Sin deserción. Obediencia, compromiso, fidelidad. Simplemente, siga
haciendo el bien. Entonces, cuando el sufrimiento viene al creyente, lo esperamos, nos
regocijamos en él. Lo vemos de cerca y lo evaluamos. ¿Es resultado del pecado o es
resultado de la justicia? ¿Y acaso Dios simplemente está purgando, purificando, probando
para que seamos más útiles, más gloriosos?
Estaba pensando acerca de Geoffrey Bull. A los 30 años de edad, él había estado bajo la
cautividad de los comunistas chinos ya durante tres años y dos meses. Parte del tiempo, él
estuvo capturado en confinamiento solitario. Él había sido amenazado, estaba casi muriendo
de hambre, había sido golpeado, sujeto a las técnicas infernales de lavado de cerebro. Él se
estaba aferrando desesperadamente a algún poder de objetividad en su cerebro al hacer en
una ocasión, un estudio especial de los seis tipos diferentes de mosquitos en su celda,
simplemente para mantener su sensatez. En el medio de todo esto, él compuso un poema
largo, largo, el cual nunca he tomado el tiempo de leer.
Pero lo voy a leer cinco estrofas breves. Esta fue su oración en medio del sufrimiento horrible.
“No dejes, querido Dios, que Tu rostro se oscurezca ni el sentido de Ti parta. No dejes que la
memoria de Tu Palabra se desvanezca dentro de mi corazón. No dejes, Señor, que mi
Espíritu se adormezca mediante la sociedad o los temores. No dejes que mi corazón sucumba
ante la duda. Y guarda mis ojos de lágrimas. No dejes que la distancia se meta conforme los
meses y años se incrementan. No dejes que la oscuridad me envuelva. No me dejes perder
Tu paz. No dejes que la presión del enemigo aplaste mi amor hacia Ti. No dejes que el
cansancio y el ¡ay! eclipse Tu victoria.” La última frase: “porque Tu gozo es mi gozo y mi
esperanza, Tu día. Y Tu Reino, Dios de gracia, nunca terminará.” Debemos vivir en ese tipo
de confianza. Inclinémonos en oración.
Padre, Te damos gracias por el testimonio de un santo fiel en el medio de circunstancias
insoportables, quien encontró su fortaleza en Ti. Te damos gracias, Señor, porque es Tu
voluntad purgar y limpiarnos mediante la dificultad. Y particularmente, mediante la
persecución, conforme somos valientes por Cristo. Que sepamos que, si no somos valientes
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por Cristo, no conoceremos el sufrimiento, ni conoceremos la gloria de la comunión con el
Salvador sufriente. Ni conoceremos la gloria del Espíritu reposando en nosotros, ni
conoceremos la gloria eterna. No Señor, si no estamos dispuestos a ser valientes por Cristo,
podemos escapar, pero no podemos ser el vaso probado, refinado, purgado, purificado, útil.
Entonces, pruébanos, Señor, conforme somos fieles. Comienza ese juicio con nosotros para
que Tu Iglesia esté limpia y sea útil para Ti. Y Te agradeceremos por un privilegio como ese.
Y que, aunque seamos juzgados aquí y ahora, para siempre seremos libres de cualquier
juicio. Sólo para compartir en Tu gloria eterna.
Padre, oramos por alguien que esté aquí con nosotros en esta noche, que haya escapado el
sufrir por causa de la justicia en esta vida, pero sufrirá por el pecado para siempre. Que este
sea el día en el que vengan al Salvador para arrepentirse de su pecado y lo reconozcan como
Señor y Dios, Redentor. Oramos en Su nombre. Amén.
Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org
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