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INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL
SECRETARIA DE INVESTIGACIÓN Y POSGRADO
ESCUELA SUPERIOR DE INGENIERÍA Y ARQUITECTURA
UNIDAD ZACATENCO
SECCIÓN DE ESTUDIOS DE POSGRADO E INVESTIGACIÓN
INFORME FINAL DE INVESTIGACIÓN
“El Conjunto Santa Fe de la Ciudad de México: Archipiélago Urbano Posmoderno.”.
M. en C. Javier Pérez Corona.
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“El Conjunto Santa Fe de la Ciudad de México: Archipiélago Urbano Posmoderno”.
Contenido
Resumen
Introducción.
El Objeto de Estudio.
Hipótesis.
Objetivos.
Capítulo 1. Fundamentos de un Discurso del Espacio Urbano Posmoderno.
1.1. La Globalización y las Ciudades.
1.2. La Escala Global del Espacio Urbano.
1.3. La Ciudad Posmoderna: Posmetrópolis.
1.4. Ciudad Fragmentada: Archipiélago Urbano Cerrado.
1.5. Trialéctica de la Espacialidad.
Capítulo 2. El Conjunto Urbano Santa Fe y la Metrópolis ciudad de México.
2.1. Reestructuración y Fragmentación de la Metrópolis Ciudad de México.
2.2. El Conjunto Santa Fe: una Nueva Centralidad en la Ciudad de México.
2.3. El Conjunto Urbano Santa Fe y sus Protagonistas.
2.4. La Génesis del Conjunto Urbano Santa Fe.
Capítulo 3. Conjunto Urbano Santa Fe: Archipiélago Cuaternario Posmoderno.
2.1. Los Procesos Edilicios Hacia el Nuevo Urbanismo: la trialéctica.
2.2. Los Nuevos Actores Sociales.
2.3. La Tipología Urbana en Santa Fe.
Capítulo 4. Redefiniendo el Discurso de la Metrópolis de la Ciudad de México.
4.1. Construyendo los Fragmentos de la Posmetrópolis.
4.2. Ciudad en Crisis y Alternativas a un Urbanismo de Equidad.
Conclusiones.
Bibliografía.
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“El Conjunto Santa Fe de la Ciudad de México: Archipiélago Urbano Posmoderno”.
Resumen.
En esta investigación se desarrolla los cambios que han venido ocurriendo en la
metrópolis Ciudad de México a través del conjunto urbano Santa Fe, en relación a
su medio ambiente socio urbano. Es decir, los cambios experimentados como
resultado de las nuevas formas de hacer ciudad por parte de los actores sociales:
el Estado, los desarrolladores inmobiliarios y los residentes. Poniendo énfasis en
torno al nuevo urbanismo en ciernes.
El punto de partida lo constituye la singularidad de sus formas urbano
arquitectónicas posmodernas; conjuntos cerrados con artefactos construidos y
tecnologías de control y vigilancia; e insertos en tejidos urbanos de base
tecnológica innovadora derivada de la nueva economía de servicios de alta
especialización. Fragmentos urbanos de la ciudad informacional.
Este modelo de ciudad ha venido emergiendo de los procesos de reestructuración
productiva en el circuito del capital financiero mundial en el marco de la
globalización y su diáspora en las metrópolis locales de regiones del subsistema
de menor jerarquía, del tipo de la ciudad de México. Impactos de la globalización
asociados con las condiciones locales prevalecientes de la metrópolis y traducidos
en sus expresiones espaciales fragmentadas y heterogéneas, de lugares distintos
que conforman el mapa de la ciudad. Lugares fragmentados a manera de
archipiélago que pone en entredicho la noción convencional de ciudad como un
todo articulado por sus tejidos urbanos, para hacer reflexionar en una especie de
postciudad, o bien de posmetápolis. Es decir, de la no-ciudad.
Este proceso urbano que distingue y caracteriza a Santa Fe es de archipiélago
urbano posmoderno, que alude a su perfil singular de lugar fragmentado cerrado a
partir de la creación de ambientes de exclusividad, exclusión y miedo.
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Introducción.
En este trabajo de investigación se abordan los cambios que ha venido
experimentando la metrópolis de la ciudad de México, a través del conjunto urbano
Santa Fe, caracterizados por configurar un nuevo urbanismo que se diferencia del
urbanismo moderno y que adquiere expresiones inéditas, que sitúan a ésta ciudad
en la fase posmoderna y posmetropolitana.
Centrando el análisis en torno a Santa Fe, una de las zonas de la metrópolis de
mayor dinamismo inmobiliario y donde se dan cita nuevos actores sociales con
prácticas de producción de espacios urbanos singulares y que se alejan del común
de la mayoría de los habitantes de la ciudad de México por las profundas
diferencias en ingresos y niveles de vida. De ahí que Santa Fe represente la
fragmentación en la composición socio-urbana de la metrópolis.
Por ello, el propósito estriba en reflexionar acerca de tales procesos del nuevo
urbanismo para identificar los factores presentes en la transición del urbanismo
moderno al posmoderno, a través de las prácticas de los actores sociales del
conjunto urbano Santa Fe, para reconstruir los referentes teóricos y metodológicos
en el estudio de lo urbano en la fase capitalista posindustrial.
En los conjuntos urbanos cerrados se materializan los procesos urbanos actuales
que dan testimonio de un nuevo tipo de hacer ciudad por los diversos agentes
sociales y sus consecuencias. En el nuevo urbanismo se inscribe la transición de
lo que podría denominarse un proyecto de ciudad en dilema.
Para tal fin el trabajo de ha estructurado en cuatro capítulos. En el primer capítulo
se reflexiona acerca de diversas categorías y conceptos del fenómeno de la
globalización y su impacto en la reorganización las ciudades en redes y
fragmentos, con la idea de dilucidan algunos elementos básicos para teorizar en
torno a la urbanización posmetropolitana mediante la relectura crítica de posturas
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teóricas diversas en constante diálogo y polémica, sin temor al riesgo de asumir
una perspectiva teórica y metodológica ecléctica.
En el capítulo dos se aborda la reestructuración y fragmentación metropolitana de
la ciudad de México como resultado de la fase capitalista posindustrial, con énfasis
en la terciarización económica y sus expresiones edilicias del nuevo urbanismo en
el conjunto Santa Fe; junto con resaltar sus elementos socioterritoriales en el
marco del mantenimiento de núcleo de poder de mando económico y político del
país y su papel funcional supranacional en la red de ciudades globales.
En el capítulo tres se desarrolla una descripción del conjunto Santa Fe con la
articulación de elementos históricos, sociales y espaciales para definir su
condición de exclusividad y exclusión de vida urbana con respecto al conjunto de
la metrópolis. Poniendo énfasis en explorar cómo hacen ciudad los diferentes
actores sociales: el estado, el sector privado y el social, a través de la actividad
edilicia y el mercado inmobiliario.
Finalmente, el cuarto capítulo intenta redefinir los fundamentos de un discurso de
la posmetrópolis de la ciudad de México a partir de la crítica de la fragmentación,
la crisis y la transición a un nuevo urbanismo. Es decir, que la reflexión teórica de
lo urbano derive en la confrontación del urbanismo moderno y el posmoderno
subyacente en el conjunto Santa Fe.
El método que se sigue para desarrollar la investigación parte de la idea de
Bachellard, el objeto de estudio se construye a partir de la ruptura. De tal forma
que la relectura de textos, documentos, datos estadísticos, entrevistas y
observaciones buscan la parte menos convencional de su interpretación.
El método general como proceso que se mueve entre lo abstracto y lo concreto en
el pensamiento, para analizar los elementos subyacentes del conjunto urbano
Santa Fe como un todo estructurado, en el que las partes que lo componen tienen
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un papel clave de interrelaciones entre sí. Etapa que inicia a partir de identificar
ciertas categorías de carácter muy general y reflexionadas dentro de contextos
teóricos, y que se redefinen durante el análisis concreto del proceso del conjunto
Santa Fe.
El Objeto de Estudio.
A través del conjunto urbano Santa Fe de la Ciudad de México se patentizan las
expresiones de las formas tipológicas que han venido conduciendo al paradigma
del nuevo urbanismo capitalista, donde se asiste a un cambio en la forma de hacer
ciudad en la fase posmoderna. El cómo se producen estos procesos está en el
centro de atención de los estudios territoriales.
Con el análisis de estos cambios en el nuevo urbanismo de la posmetrópolis de la
ciudad de México se pretende contribuir al debate de los estudios urbanos en
México que permitan formular nuevos referentes de lo urbano, en realidades
específicas de particulares ciudades latinoamericanas.
Los antecedentes de estudios urbanos que han venido impulsado estas líneas de
trabajo por especialistas como Soja (2000), Merrifield (2002), Fishman (1996),
Sassen (1996), Castells(1994), Harvey (1998), Dear (2000), Amendola (2000),
Davis (1990), entre algunos otros, se sitúan en grandes metrópolis de países del
norte y con realidades diferentes entre sí: Los Ángeles, Nueva York, Londres,
París, Tokio, principalmente; donde han venido analizando con diversos enfoques
tales tendencias de la nueva urbanización. Teóricos que han identificado los
cambios de la modernidad a la posmodernidad urbana como fase inédita de la
ciudad capitalista posindustrial y poskeynesiana.
Es por ello que los referentes teóricos predominantes en los análisis de las
posmetrópolis corresponden a un urbanismo en rápida transformación a escala
mundial en las redes de la ciudad global jerarquizada. En consecuencia, es
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necesario traducir tales postulados teóricos y metodológicos con el singular
proceso urbano de la ciudad de México. Justamente aquí es posible situar la
aportación del presente trabajo.
El conjunto Santa Fe viene a representar el área urbana distintiva del nuevo
urbanismo posmetropolitano de la ciudad de México, donde están presentes las
condiciones de una imagen urbana que se confronta al resto de la metrópolis
fragmentada en profundas diferencias entre los actores sociales y sus niveles de
vida. Por ello, es posible hablar de Santa Fe como un paradigma urbanístico de la
exclusividad y de la exclusión. La profundización del nosotros y los otros que
caracteriza al capitalismo posliberal.
Este conjunto urbano se ha constituido en sitio privilegiado para la inversión
inmobiliaria al cotizar en varios miles de dólares el metro cuadrado de terreno y
construcción, para representar una de las zonas de mayor plusvalía de la ciudad,
donde se han venido estableciendo con una agresiva expansión, corporativos
trasnacionales, franquicias extranjeras, agrupamientos habitacionales exclusivos
de alto costo, universidades, centros comerciales y de servicios, sitios de ocio,
espectáculo y diversión en una amplia gama de edificios. Con una recomposición
de la oferta inmobiliaria y nuevas fórmulas de negocios.
Megaproyecto urbano de un concepto cosmopolita internacional y privado, enclave
urbano del primer mundo en un país atrasado y en una metrópolis fragmentada de
profundos contrastes. Santa fe se presenta como parte de un archipiélago cerrado
(Soja, 2000); espacio privado y excluyente. Santa Fe es la expresión del poder
financiero y político de las multinacionales bajo el lema de la productividad y la
acumulación; expresión urbano arquitectónica del poder del capital monopólico
con el lenguaje de las formas que se traducen en el discurso del dinero. Discurso
del uso del espacio privado que excluye al público.
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En Santa Fe se materializan las nuevas prácticas y rutinas inmobiliarias y del
consumo del suelo urbano que transforman radicalmente los entornos
urbanísticos, para crear nodos y nuevas centralidades en asociación o en
oposición de los lineamientos de la globalización.
Si bien hay otras áreas de la metrópolis que también cotizan suelo e inmuebles a
altos costos y similares a Santa Fe, es el caso de las colonias del Valle y
Condesa, pero que expresan otros procesos como la gentrificación, donde un
sector adinerado de la población, por sus propias expectativas prefiere zonas
céntricas de nostalgia, abolengo y nobleza que también se adquieren. De tal forma
que entre los habitantes de antaño más que el miedo a los buldozers, hoy en día
le temen más a la gentrificación que los desplaza de estos lugares (Merrifield,
2002). En el caso de Santa Fe están presentes los nuevos actores sociales que
tipifican la fase actual posindustrial: los jóvenes ejecutivos de firmas
trasnacionales y de servicios de alta especialización del sector cuaternario que
hacen ciudad a su manera, emplazándose en la transformada relación vivienda-
trabajo rigurosamente vigilada.
El mercado inmobiliario tiene diversas lecturas que muestran el complejo
comportamiento de los consumidores y su acceso al suelo urbano más allá de su
poder adquisitivo. Es decir, más que lo económico, está lo social; lo que muestra
la enorme heterogeneidad de las clases sociales de altos ingresos y sus espacios
urbanos de ocupación tan diferentes entre sí, lo que replantea la discusión del por
qué la ciudad de construye de determinada manera y no de otra, para volver la
vista a los actores sociales.
La ciudad es cada vez más heterogénea y contradictoria, donde hay focos de
desarrollo intraurbanos e interurbanos de mayor dinamismo, Santa Fe es ese nodo
y nuevo núcleo de mando que se engarza con el sistema urbano global como
enclave, al margen de gran parte del resto de la metrópolis crecientemente
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fragmentada. Nodo apuntalado por las innovaciones tecnológicas que han
transformado las escalas de tiempo y distancia.
El espacio construido en esta fase posindustrial ha requerido de un fuerte
ingrediente de innovación tecnológica que arrancó con el paradigma del
rascacielo; pero que hoy lo constituye un sistema urbano complejo inteligente que
va mas allá de los edificios inteligentes, hasta constituir redes de ciudades
informacionales, en el léxico de Castells.
Santa Fe es la expresión de la exclusión, donde se han agrupado ciertos sectores
sociales no sólo por su poder económico adquisitivo de la alta renta del suelo
urbano del lugar, sino sobre todo por sus identidades, estatus y distinción social. A
partir de tales agrupamientos la ciudad, vista de conjunto, profundiza su
fragmentación y deriva en un modelo de ciudad posindustrial segregador que
acrecienta cada vez más el conflicto para ser escenario de manifestaciones de
protesta, inseguridad y violencia que han dado lugar a la aparición de barrios
cerrados, atrincherados y a tecnologías de vigilancia (Davis, 1990).
En el centro de este contexto se encuentra la política urbana del Estado reformado
que expresa las nuevas relaciones de fuerza de los grupos hegemónicos y su
reorientación hacia un urbanismo de exclusión. Sí la estrategia de la planeación
urbana del Estado keynesiano buscaba la homogeneidad de los ciudadanos
cuando sus necesidades eran diferentes en la fase del urbanismo moderno, hoy
en día, las tendencias de la política urbana posmoderna se orientan hacia
aspectos locales y específicos a partir de la reorganización del poder corporativo
multinacional frente a la demanda y la protesta social de los diferentes actores
sociales, quedando siempre pendiente la equidad. Por todo ello, se plantea la
interrogante ¿Cuáles son las expresiones más significativas del nuevo urbanismo
posindustrial; así como sus perspectivas de ciudad en conflicto?.
Hipótesis.
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La hipótesis de trabajo que guía esta investigación considera que a través del
conjunto urbano Santa Fe se traduce la actual tipología de ciudad fragmentada
que caracteriza a la ciudad de México como signo del nuevo urbanismo de la
metrópolis en su fase posindustrial; expresión de la transición hacia la
posmetrópolis. El conjunto Santa Fe es un archipiélago cuaternario posmoderno
que expresa ese nuevo urbanismo, concretado como el proceso que articula las
prácticas de los diversos agentes sociales en el modo de hacer ciudad a través de
sus necesidades y aspiraciones de exclusividad y exclusión; lugar de
establecimientos avanzados del tipo cuaternario; y de ambientación socio urbana
posmoderna en estilos de vida.
Es en las flexibles modalidades urbanísticas y arquitectónicas de Santa Fe donde
subyacen las prácticas de los diversos actores sociales acerca de la forma de
hacer ciudad y como proyecto urbano al que aspiran, que convergen en
agrupamientos cerrados y excluyentes. Archipiélago urbano que privilegia el
espacio privado sobre el público.
En consecuencia, explicar los nuevos usos de suelo de la ciudad posindustrial, a
través del conjunto Santa Fe, bajo la perspectiva de la rentabilidad económica,
oculta la parte sustancial de su proceso de reproducción: la dominación social,
que adquiere el estatus de nuevas identidades edificatorias y sociales. Nuevos
usos de suelo como prácticas de los actores sociales que convergen en la matriz
que explica las transformaciones de la ciudad: el cambio social, porque la ciudad
es un hecho social. Usos de suelo que expresan la estructura urbana dominante
de la fase actual de acumulación del capital financiero. Es en el conflicto social
donde se ubica la génesis del cambio; y la crisis de la metrópolis anuncia los
alcances hacia la posmetrópolis.
En el ambiente construido de lujo y ostentosidad en sus expresiones urbanas y
arquitectónicas de orden, poder, dinero y auge del conjunto urbano Santa Fe de la
ciudad de México subyace su naturaleza mas frágil de crisis, inseguridad y miedo.
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En el nuevo urbanismo de esta zona con su atmósfera embriagadora de lugar
seguro y su parafernalia con dispositivos tecnológicos de vigilancia no hacen más
que acrecentar la paranoia de la vida urbana contemporánea y aumentar la
individualidad del sujeto y sus entornos construidos en islas de encierro. De tal
manera que las formas de producir la ciudad se basan en una arquitectura y
urbanismo del miedo, donde los imaginarios colectivos de la sociedad sueñan con
ambientes seguros que han sido percibidos por el capital inmobiliario y el estado,
para crear nuevas formulas de negocios y políticas de desarrollo urbano
orientadas a tales fines de acumulación de capital y consensos.
Bajo la perspectiva teórica metodológica heterodoxa se enfatiza la línea socio
urbana en su historicidad dentro del contexto de la trialéctica. Partiendo de la
convicción de que lo social engloba las prácticas económicas y políticas, de
acuerdo con Bordieu. Así, la instrumentación de la hipótesis se fundamenta en las
variables e indicadores del análisis de la información y los datos aportados por los
actores y el trabajo de campo.
A su vez, se adoptan los fundamentos de la línea de pensamiento epistemológico
de Imre Lakatos y Michel Foucault para argumentar el principio de postura urbana,
como base de la diversidad para plantear el por qué se elige producir la ciudad, la
arquitectura y el diseño de manera singular y diferente a los postulados genéricos.
Lo que contribuye a identificar los elementos que hacen que los actores y su
espacio sea distinto a otros. Esta perspectiva permite entender los procesos del
urbanismo de Santa Fe en sus similitudes y diferencias con otros lugares y
procesos en su propia especificidad.
Objetivo General.
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El propósito consiste en hacer un análisis socioterritorial del conjunto urbano
Santa Fe de la Ciudad de México, particularizando en las formas de producir
ciudad por los diversos agentes sociales que convergen en las expresiones
urbano arquitectónicas del nuevo urbanismo; identificando los factores presentes
en la transición del urbanismo moderno al posmoderno en la fase capitalista
posindustrial. Identificando tendencias tipológicas con el fin de contribuir al debate
teórico en México de los estudios urbanos.
Objetivos Particulares.
Analizar los nuevos usos de suelo del Polígono urbano Santa Fe, siguiendo las
tendencias de la producción del espacio urbano por los diferentes agentes
sociales y el nuevo papel del Estado, que permitan identificar la presencia de un
modelo de estructura urbana predominante del tipo posmetropoliano en la actual
fase posindustrial.
Profundizar en la conceptualización y el análisis teórico de los estudios de la
problematización urbanística, a partir de la revisión de las corrientes teóricas de
mayor arraigo e influencia en los estudios de la ciudad en México.
Objetivos Específicos.
Realizar una caracterización de las prácticas y rutinas de los actores sociales y
sus maneras de hacer ciudad a través de la actividad inmobiliaria y constructiva
del conjunto Santa Fe.
Hacer una cuantificación empírica de la tipología urbano arquitectónica del área de
Santa Fe para identificar el perfil de los agentes sociales y conocer sus
expectativas del tipo de ciudad al que aspiran.
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Metodología.
En esta parte se busca delinear una perspectiva teórica y metodológica a partir de
la contradicción, es decir de la dialéctica. La contradicción en la ciudad forma parte
de su misma génesis de acuerdo con la perspectiva marxista; y que los seguidores
de esta vertiente de pensamiento no ortodoxo han hecho esfuerzos por incorporar
nuevos elementos analíticos para ir más allá de los simples dualismos opositores.
El espacio viene a representar ese componente fundamental en los estudios
urbanos contemporáneos.
La pretensión de analizar o explicar el capitalismo apelando a oposiciones
binarias, como burguesía y proletariado resulta insuficiente, en el lenguaje de
Lefebvre (1976), quien propone que se debe partir de al menos tres elementos,
tierra, trabajo y capital, para ser llevados juntos en la unidad global que caracteriza
el valor excedente. Aquí se pudiera identificar los orígenes de la trialéctica.
En la misma línea analítica Soja (2000), siguiendo a Lefebvre, a tales dualismos
les denomina dicotomización reivindicativa, de tal manera que esta perspectiva
teórica abierta permite incorporar diversos elementos complementarios y no
excluyentes en el análisis: tanto esto como lo otro, y no, o esto o lo otro. Así el
factor espacial adquiere especial significado que Soja (2000), haciendo alusión a
las ideas de Lefebvre, desarrolla la trialéctica de la ciudad-espacio para conjugar
al mismo nivel lo social y lo histórico. Previamente Soja (1996) había abordado la
problemática socioespacial desde la trialéctica del espacio, al interrelacionar la
triada dialéctica del espacio percibido, las representaciones del espacio y el
espacio vivido.
También se presentan otras formas de espacialidad humana como una activa
arena de desarrollo y cambio, conflicto y resistencia, una influyente fuerza que
afecta todos los aspectos de la vida urbana. Estos elementos en conflicto son los
que producen los cambios y transformaciones.
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Esta espacialidad de la vida humana donde convergen procesos complejos del ser
que toman lugar a diferentes escalas, desde el cuerpo a los más distantes rangos
del hogar al barrio, de la ciudad a la región, hasta la globalización, aún reconoce
los vaivenes de la influencia, tanto para sí, como para esos diversos lugares; se
debe reconocer como producto de la acción e intención y susceptible de ser
modificado o cambiado. Estos influjos de escalas socialmente construidas de
espacialidad humana desde lo local a lo global, con tensiones y conflictos, con
apertura y libertad, así como opresión, puede ser llamado la intersección de
espacio, conocimiento y poder, en términos de Foucault.
La historicidad y socialidad de la vida humana se ha visto revigorizada por la
perspectiva crítica de su espacialidad, asociada con una explícita imaginación
espacial para renovar el estudio de esa triada con nuevos modos de pensamiento
e interpretación que permiten repensar la ciudad bajo nuevos ángulos. La ciudad
referida como un fenómeno histórico, social y espacial, pero con su intrínseca
espacialidad morfológica, es decir, la especificidad espacial del urbanismo. Esta
especificidad se orienta a las particulares configuraciones de las relaciones
sociales, a las formas construidas y a la actividad cotidiana citadina. Es decir, la
producción social de la ciudad.
La más distintiva conceptualización del proceso urbano deriva del pensamiento de
Lefebvre, con las relaciones entre espacialidad, sociedad e historia en una
fundamental problemática urbana, una saturada tensión propicia para la acción
política que proyectó dentro de las especificidades sociales e históricas de la vida
urbana. Su fundamental argumento es que todas las relaciones sociales son
espacializadas dentro de relaciones espaciales materiales y simbólicas.
Hablar de fragmentación y profundización de la división social y espacial de la
ciudad es referirse necesariamente a la contradicción, y en consecuencia, a la
dialéctica. La realidad es dialéctica y se conforma de diversas partes, tanto la
realidad social, como la del medio ambiente donde se realizan determinadas
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prácticas. La realidad se rehabilita con las directrices de la arquitectura y el
urbanismo, construyendo espacios adecuados en una época y en un determinado
momento histórico se contribuye a modificar esa realidad (Camacho, 2002; 72). En
opinión de Kosik el fenómeno de la realidad y su aceptación se explica a partir de
que el “preocuparse es la práctica en su aspecto fenoménico enajenado, que ya
no alude a la génesis del mundo humano (el mundo de los hombres, de la cultura
humana y de la humanización de la naturaleza), sino que expresa la práctica de
las operaciones cotidianas, en las que el hombre está implicado dentro del sistema
de cosas ya acabadas, es decir, de dispositivos o instalaciones. En este sistema
de dispositivos el hombre mismo es objeto de manipulación. La práctica
manipuladora (el trabajo) convierte a los hombres en manipuladores y objetos de
manipulación” (Kosík, 1967; 86, cursivas del autor).
La modernidad versus posmodernidad vista como dicotomía ha sido
insuficientemente discutida y aún no resuelta. Pero, pensar que la modernidad
concluyó al aparecer la posmodernidad que nace de la nada es de un simplismo
extremo. Sin duda es pertinente hablar de ruptura y continuidad a distintos niveles
dentro de sus propias contradicciones; ya algunos críticos de la modernidad han
planteado su redefinición y otros señalado su proyecto inconcluso (Touraine,1999;
habermas, 1989; Berman, 1992; entre otros). Por su parte algunos analizan la
posmodernidad como contrapartida cultural al capitalismo tardío, en su fase
correspondiente a la tecnología avanzada y al capitalismo multinacional (Jameson,
1984). Uno de los aspectos de mayor polémica de esta propuesta es el
determinismo del capitalismo en la transformación de la cultura que reduce el
potencial de los procesos culturales y de los actores que los producen; grupos de
excluidos que se diferencian con propuestas alternativas que han constituido el
fundamento de la posmodernidad.
La contradicción en el campo de la arquitectura y el urbanismo adquiere una fuerte
complejidad como experiencia de la riqueza y ambigüedad características de la
modernidad. Los muchos niveles de significados urbano arquitectónicos se leen y
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funcionan de diversas manera a la vez. Venturi (1999) ha explorado la complejidad
y la contradicción en este ámbito de estudio. Partiendo de esta idea de la
contradicción propone la fuerza seductora del caos y la incertidumbre que le
permite afirmar que al romperse el orden se refuerza el significado, “(...) las
excepciones indican la presencia de la regla. Un edificio sin alguna parte
imperfecta puede no tener ninguna parte perfecta, por que el contraste apoya el
significado. Una discordancia ingeniosa da vitalidad a la arquitectura” (Ibidem, 64).
En Walter Benjamin se encuentra una compleja lectura de la vida urbana debido a
su actitud desprejuiciada de la cultura de masas de la modernidad capitalista, a
partir de sus percepciones fragmentarias y a las imágenes alternas. Su
perspectiva analítica se mantiene a distancia de las convencionales posturas
dualistas y lineales; para proponer la interdisciplinariedad expresada en los
estudios culturales que trasmiten signos y significados diversos de las
contradicciones de la vida urbana metropolitana, (Benjamin, 1999).
Benjamin señaló a la gran urbe emblema de la modernidad y escenario prototípico
del hombre en la era de la reproducción técnica del arte y de la masificación de la
semiótica, a través del cine y las grabaciones musicales que despojaron de su
ritualidad al teatro y a los conciertos de música clásica. Elementos para una visión
crítica de los rasgos de la cultura occidental, cuya complejidad se resume bajo la
idea de posmodernidad.
Con estos elementos es posible conformar una perspectiva que permita un
adecuado nivel de interpretación a los vertiginosos cambios experimentados por la
transición de la metrópolis moderna a la posmetrópolis.
Por ello, es pertinente redefinir conceptualmente una categoría intermedia del
conjunto Urbano Santa Fe, más allá de las categorías de análisis propuestas,
tanto de archipiélago carceral, espacio blindado, sitio cerrado, espacio fortificado o
bien, ciudad borde, como la noción de enclave, que resultan insuficientes para su
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caracterización. Es necesario partir tanto de la configuración física por los agentes
sociales en sus propios procesos locales y globales; como por los otros lugares de
la heterotopía, en el léxico de Foucault, que son su complemento dicotómico. Tal
vez lo pertinente sea una postura que combine de manera ecléctica tales aportes.
Por lo tanto, a reserva de una mayor precisión conceptual, se adopta de manera
preliminar la categoría de análisis archipiélago cuaternario posmoderno con la idea
de lograr una caracterización adecuada del conjunto urbano Santa Fe, a través de
sus diferentes elementos e indicadores que le distinguen en su singularidad hacia
el nuevo urbanismo.
Capítulo 1. Bases Teóricas y Conceptuales del Discurso del Espacio Urbano
Posmoderno.
La eficacia de las estrategias en el espacio y, sobre todo, un hecho
nuevo a saber que las estrategias mundiales tienden a generar un
espacio global (el suyo) y a erigirlo en absoluto, da una razón (y no
de las menores), para la renovación del concepto de espacio
mismo (Lefebvre, 1991).
En este capítulo se reflexiona acerca de los conceptos y categorías de análisis
que fundamentan los cambios del medio ambiente construido de la ciudad
contemporánea y el nuevo urbanismo, vinculados con la caracterización del objeto
de estudio, que permiten la teorización del proceso de urbanización a partir de las
relaciones entre espacio social y poder. En un contexto de redimensionamiento de
la ciudad en la escala global y local, junto con sus transformaciones
socioespaciales internas que derivan en nuevas tipologías de conjuntos urbanos
cerrados a la manera del conjunto Santa Fe de la ciudad de México.
Es a través del Conjunto Santa Fe de la ciudad de México como se establece el
punto de partida para explicar las contradicciones de esta metrópolis. En la
imagen urbana actual que irradia este conjunto Santa Fe de auge y ostentosidad
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edilicia y de estilos de vida cosmopolitas que eclipsan el lado oscuro de la ciudad,
es posible identificar un nuevo urbanismo de exclusión en ciernes. Es con la
apropiación de las áreas de mayor atractivo y plusvalía de la ciudad por los
sectores sociales de mayores ingresos que concentran la riqueza como se
establece la condición dialéctica de pobreza y miseria de los Otros.
En la actualidad ha venido cobrando fuerza los estudios de la globalización y sus
expresiones territoriales; sobre todo su impacto en las ciudades, de tal manera
que las ubican en una nueva fase y dentro de un sistema de ciudades
jerarquizado. Las ciudades mismas a su interior manifiestan los signos de la
globalización, tanto en sus fortalezas, como en sus debilidades.
Estos elementos de transformación urbana dramática se escenifican en las
ciudades latinoamericanas, producto de sus profundas contradicciones. En la
ciudad de México estos procesos de cambio adquieren características singulares
que hacen percibir la presencia de una nueva tipología de ciudad y un nuevo
urbanismo que es necesario dilucidar a la luz de los postulados teóricos en curso.
1.1. La Globalización y las Ciudades.
La globalización es actualmente un referente obligado para aludir metafóricamente
a casi todo en hechos y lugares. En el ámbito académico algunos sugieren que los
estudios de la globalización sustituyen los debates de la modernidad y
posmodernidad en el cambio sociocultural y espacial de la teoría social. Se
considera que la globalización está impactando todos los ordenes de la vida social
y espacial. En particular el origen de las ciudades mundiales en un sistema mundo
como parte de los efectos de la globalización.
El actual proceso de globalización ha venido a replantear el papel de las ciudades
con nuevas funciones y características, dentro de un reconfigurado sistema de
ciudades fuertemente jerarquizado. Características signadas por el auge del sector
de los servicios y la terciarización de la economía que subsume al sector
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industrial; la hegemonía del capital financiero en los mercados internacionales en
expansión; los avances tecnológicos innovadores que flexibilizan el proceso
productivo y su fragmentación territorial; y la formación de alianzas internacionales
para el libre comercio regional.
Por ello, la idea general de globalización se entiendo como la estructuración de
una multiplicidad de relaciones e interconexiones entre los Estados y las
sociedades que caracterizan al sistema mundial moderno. Los procesos por los
cuales los eventos, las decisiones y las actividades pueden tener significativas
consecuencias para los individuos y las comunidades de muy distantes partes del
globo, entre ellas las más perniciosas en términos de severos problemas de
desempleo y de aumento de la desigualdad en el ingreso (Cook y Kirkpatrick,
1997). La globalización es concebida como la compresión del mundo y la
intensificación de conciencia del mundo como un todo, llevando con esto la
profundización y ampliación de relaciones sociales mundiales que ligan
localidades distantes en un modo local, conformados por eventos ocurriendo
muchas millas más allá y viceversa (Giddens, 1990).
Castells (1989) refiere la globalización como un complejo proceso de integración
mundial materializado en flujos de capitales, mercancías, personas e información,
y que abarca todos los ordenes de la sociedad, pero principalmente las
económicas, al actuar algunas funciones económicas de manera simultánea y con
libre movilidad mundial de capitales.
El control de esos procesos de globalización se ubica en las metrópolis,
modificando su estructura urbana interna para conformar con el amplio territorio
nodos de articulación en red donde ocurren esos flujos de capitales, información,
personas y mercancías que configuran el modelo global. Es decir, las ciudades se
constituyen en sitios clave para la localización de los grandes corporativos
supranacionales, servicios al productor e industrias con tecnología avanzada; y en
20
general las condiciones que hacen posible la reproducción de este sector
económico globalizado y de la población que se enlaza a el (Sassen, 1991).
En este contexto, las relaciones entre ciudades conforman el sistema urbano
global, donde cada ciudad cumple una función específica con cierta jerarquía
(Borja y Castells, 1996). Así, en el centro de ese sistema se encuentran las
ciudades globales de mayor jerarquía, de acuerdo con Sassen (1991), que
funcionan como núcleos de mando. Sin embargo, también hay ciudades de la
periferia de los países atrasados que enfrentan la competencia interurbana de
manera desventajosa. En estos lugares la globalización se expresa de manera
diferente, no obstante compartir aspectos centrales con aquellas ciudades
globales de los países ricos. Estas grandes ciudades de los países atrasados
concentran la mayor proporción de población nacional, la actividad económica y el
poder político hegemónico, así como los grupos sociales más influyentes y la
infraestructura cultural y científica, que les permite cumplir con los cometidos de
gestionar los procesos productivos de la globalización, pero también, la
generación de medios al nivel nacional y regional.
El despunte de fuerzas de la globalización han afectado profundamente la
transición a un nuevo perfil urbano reestructurado de la metrópoli, acelerando
movimiento de población, bienes, servicios e información a través de fronteras y el
crecimientos de mercados globales de trabajo y redes de mercancías; la
reorganización de tratados de sistemas y mercados internacionales; la emergencia
de la corporación trasnacional para racionalizar y coordinar la inversión global; la
producción y acumulación de capital; la extensión del espacio y redes que afectan
las telecomunicaciones y la revolución de la información; la emergencia de
poderosas instituciones para promover integración financiera global, consolidando
los tres circuitos de capital (comercial, financiero e industrial) a la escala global; la
concentración de poder económico y político en una jerarquía reordenada de
ciudades globales, actuando como centros de mando para controlar las
cambiantes operaciones financieras de la economía mundial.
21
Si bien en la globalización destacan dos dinámicos procesos vinculados que
redefinen la metrópoli contemporánea, la globalización del capital y el laboral, no
es lo único. En tal sentido muchas metrópolis experimentan la influencia de capital
global y laboral, sin embargo, también, se amplía a la cultura con modas, música,
comida, estilos arquitectónicos, actitudes políticas y formas de vida. No solo
creando alta inversión de capital y mercado de trabajo es como se redefine la
ciudad actual, sino también mediante los más heterogéneos elementos de orden
político y cultural en espacios de la ciudad que hayan existido. Y cruzando ésta
heterogeneización económica; polarizando y fragmentando los espacios de la
ciudad en nuevos y diferentes modos; es como se percibe un significativo conjunto
reestructurado de relaciones de clase naciendo directa e indirectamente desde los
nuevos procesos de urbanización estimulados por la globalización. Cómo esta
heterogeneidad y fragmentación ha impactado a la metrópoli de la ciudad de
México, es una cuestión que se analizará a través del conjunto Santa Fe, en los
siguientes capítulos.
En los últimos años la metrópoli ha venido experimentando a través de la
globalización de producción los comienzos de drástica transformación de la
sociedad urbana y del espacio de la ciudad. Flujos de inversión de capital,
migración laboral, información e innovación tecnológica están reconfigurando las
ciudad y las relaciones de capital y trabajo urbano; y las diferentes divisiones de
un patrón repolarizado y refragmentado de estratificación social y espacial. Por
ello, en este periodo, una diferente tipología de espacios de ciudad y urbanismo
está surgiendo, en consecuencia se requiere reflexionar las más innovadoras
interpretaciones espaciales del proceso de globalización. En este contexto Soja
(2000) percibe la llegada de una Cuarta Revolución Urbana.
Castells (1989) hace un planteamiento inquietante al sugerir el surgimiento de un
nuevo modo de producción en el sentido marxiano, que no había aparecido desde
la reestructuración del capitalismo, pero, más allá de un nuevo paradigma
22
tecnológico para continuar la producción y reproducción industrial. La producción
capitalista ha entrado en una transición organizacional desde el industrialismo al
informacionalismo.
Entre los trabajos precursores que cristalizaron la discusión académica del
impacto de la globalización en el territorio destaca el realizado por John Friedmann
(1986), mostrando su especial interés en la planeación del desarrollo regional en
América Latina y su implicaciones en la teoría urbana. Trabajos que delinearon los
estudios de urbanización comparativa para identificar las actuales tendencias del
desarrollo urbano a través del mundo para formular su noción de Ciudad Mundo,
dentro del marco de la teoría de los Sistemas Mundo de Wallerstein (2005). Esta
Ciudad Mundo es emplazada en una dimensión local. Es decir, los rápidos
cambios globales los inscribe en lugares específicos, las ciudades.
Friedmann condensa su hipótesis de la Ciudad Mundo en siete características
interrelacionadas: 1) la forma e integración de la extensión de una ciudad con la
economía mundo y las funciones asignadas a la ciudad en una nueva división
espacial del trabajo, será decisiva para cualquier cambio estructural ocurrido
dentro de ella. 2) Ciudades clave a través del mundo son usadas por el capital
global como puntos de base en la organización espacial y articulación de
producción y mercados. La resultante liga hace posible el arreglo de ciudades
mundo dentro de una compleja jerarquía espacial. 3) Las funciones de control
global de las ciudades mundo son directamente reflejadas en la estructura y
dinámicas de sus sectores de producción y empleos. 4) Ciudades mundo son los
mayores sitios para la concentración y acumulación de capital internacional. 5)
Ciudades mundo son puntos de destino para gran número de migrantes. 6) La
formación de las ciudades mundo lleva en su interior las mayores contradicciones
del capitalismo industrial, entre ellos, polarización espacial y de clases. 7) El
crecimiento de las ciudades mundo genera costos sociales a tasas que tienden a
exceder la capacidad fiscal del Estado. Concluye su ensayo con la observación de
que las luchas de la gente caen en la trampa de la relativa inmovilidad territorial y
23
la movilidad de capital internacional, son una parte de las dinámicas que formarán
las ciudades mundo y el sistema capitalista económico mundial.
La convergencia de global y local ha dado lugar al neologismo de glocalización1 en
busca de una perspectiva alternativa que conjugue las epistemologías exógenas y
endógenas, relacionando el análisis de lo micro-macro simultáneamente, a través
de la inserción de un nuevo y diferente concepto que rompe con la oposición
original y abre otros modos de explorar el proceso actual, de acuerdo con Soja
(2000).
Este neologismo glocalización puede entenderse no solo como un paso inicial
para repensar la relación entre global y local, o los debates competitivos acerca de
las aproximaciones externalistas e internalistas; sino también, como la generación
de relaciones que definen la espacialidad de la vida social contemporánea, en
particular la especificidad espacial del urbanismo. Swyngedouw sintetiza su visión
Glocal de las políticas de escala con la proposición de que lo esencial no es si lo
local o lo global tienen prioridad teórica y empírica en formar las condiciones de la
vida cotidiana, sino va más allá, al percibir cómo lo local, lo global y otros
relevantes niveles de escala geográfica son el resultado, el producto de procesos
de cambio socio espacial. En otras palabras, la escala espacial necesita ser
comprendida como algo que es producido; un proceso que es siempre
profundamente heterogéneo, conflictual y contestatario. La escala espacial resulta
la arena y el momento, ambos discursiva y materialmente, donde relaciones de
poder socio espacial son negociados y regulados (1997; 140).
Por todo ello, las transformaciones de la metrópoli se caracterizan por la
reconfiguración de su medio ambiente construido fragmentado social y
espacialmente; conjuntos residenciales y laborales cerrados; con arquitectura y
urbanismo posmoderno; y el despunte de tecnologías de información.
1 El geógrafo belga Eric Swyngdouw (1992) fue uno de los primeros en usar el término glocalización. Consultar también a Roland Robertson (1994).
24
1.2. La Escala Global del Espacio Urbano Posmoderno.
Por lo general tradicionalmente la ciudad se ha estudiado en dos niveles de
análisis. El primero, se ha estudiado desde un contexto de sistema urbano más
amplio a partir de sus funciones de signo diverso que irradian actividades
comerciales, administrativas, financieras, entre otras, de manera jerarquizada. Y el
segundo nivel se ha orientado a dilucidar los procesos de la naturaleza interna de
la ciudad en cuanto a diversos aspectos: suelo, vivienda, población, políticas
urbanas, demandas sociales por servicios e infraestructura urbana.
La relación entre ambas perspectivas en convergencia reciente ha dado impulso a
considerar que aún con la creciente influencia global, los cambios dentro de la
ciudad se explican en mayor medida por la actuación social en la ciudad misma.
Nociones que han puesto el acento en el carácter diferenciado de ciertas áreas de
la ciudad que se dinamizan más que otras; destacándose la lógica cambiante de
los procesos de acumulación de capital a nivel internacional y en las relaciones de
producción a escala global. Por ejemplo, la movilidad empresarial hacia lugares de
mano de obra más barata y de menores restricciones ambientales. Proceso
impulsado por las multinacionales con sede en las ciudades mundiales e
implementado en ciudades que cuentan con las condiciones requeridas por ellas:
instalaciones, universidades e innovación tecnológica; y en la rama de producción
no se requiere mano de obra especializada (Knox y Taylor, 1995; Sassen, 1991).
Generalmente esta idea prevalece con asentamientos en importancia a escala
internacional, pero, poco se ha abordado la ciudad latinoamericana. Por ello, se
debe ser precavido al adoptar la noción de ciudad mundial, porque en su
traducción latinoamericana las jerarquías afloran. Si bien la ciudad de México y
San Pablo no poseen la importancia internacional, ni subregional que exige el
rango de ciudad mundial, no obstante ser mundialmente de las más grandes, al
carecer económica, financiera y tecnológicamente de atributos no figuran entre las
más importantes del mundo (Sassen, 1991), sin embargo, ciertas áreas de estas
25
ciudades sí cuentan con esos atributos, es el caso del conjunto Santa Fe de la
ciudad de México. La vinculación de procesos globales con las estructuras
regionales conforman la naturaleza de los procesos locales y sus resultados
sociales y espaciales diferentes y singulares.
Mas allá de compartir la idea del significado social del espacio y el tiempo
(Castells, 1997; 409), conviene subrayar que “...bajo una perspectiva material,
podemos sostener que las concepciones objetivas de tiempo y espacio se crean
necesariamente mediante prácticas y procesos materiales que sirven para
reproducir la vida social; principio fundamental de mi indagación que tiempo y
espacio no pueden comprenderse independientemente de la acción social”
(Harvey, 1997; 228). Tales conceptos en la posmodernidad han venido
adquiriendo nuevos significados con las prácticas y rutinas de la vida urbana
posindustrial. Con el tránsito de la producción fordista a la producción flexible
posfordista las redes de ciudades se reorganizan con base en la fase actual de
acumulación de capital, la recomposición de los mercados, las nuevas relaciones
de fuerzas sociales y las innovaciones tecnológicas.
La compresión ha sido la característica prevaleciente del espacio y tiempo de la
modernidad. El posmodernismo da un nuevo giro en tal compresión espacio
temporal. El capitalismo se ha caracterizado por una aceleración en el ritmo de la
vida superando barreras espaciales: el espacio se reduce a una aldea global.
En el capitalismo el espacio y el tiempo se vinculan con su naturaleza dineraria y
en consecuencia son fuente fundamental del poder social sobre la vida cotidiana
(Lefebvre, 1976). Si el espacio tal como lo concibe Foucault (2001) es siempre un
continente de poder social, entonces su reorganización es eternamente una
reorganización del marco de trabajo a través del cual se expresa el poder social.
Disminuir el tiempo de rotación de capital es su premisa; así como la apropiación
del espacio es la base de ventajas comparativas. En el caso del capital
inmobiliario esto es particularmente cierto y se traduce con toda su fuerza para los
26
espacios urbanos y de alta renta de suelo. Sitios de alta densidad y de alto costo
de suelo y por lo mismo de fuerte segregación con los estratos sociales ajenos
que no tienen acomodo espacial alguno.
El especulador inmobiliario se monta en los sitios urbanos adyacentes en posición
ventajosa incentivando tendencias de urbanización (Topalov, 1979); construyendo
y deconstruyendo espacios de los distintos intereses sociales en pugna por su
apropiación; espacios que se resignifican en su reproducción con nuevos usos de
suelo de mayor plusvalía y transformando sus identidades: en lugares y no
lugares, en el léxico de Rosi y Augé, respectivamente. Sitios con identidad o de
anonimato. Pero, estos lugares son llevados a la condición de espacio de los
flujos, siguiendo a Castells (1997), como la expresión actual del poder dominante
para llevar a una tipología espacial diferente caracterizado por la dispersión y la
concentración simultánea en el ámbito global (Hall, 1995). Flujos que se basan en
un sistema de nodos que forman redes.
Como resultado de la globalización se ha entrado en nuevo tipo de sociedad, lo
que Borja y Castells (1997; 29) denominan sociedad de flujos. Una sociedad en la
que la base material de todos los procesos está hecha de flujos, en la que el poder
y la riqueza estén organizados en redes globales por los que circulan flujos de
información. Dichos flujos son asimétricos y expresan relaciones de poder. Pero
aún más importante que el poder, es el poder de los flujos: los flujos financieros,
los flujos de tecnología, los flujos de creación de imagen, los flujos de información.
La lógica de la sociedad de los flujos escapa frecuentemente a sus controladores,
como saben los gobiernos que buscan regular sus mercados financieros o los
dirigentes políticos y económicos traídos y llevados por las campañas y sus
confrontaciones en los medios de comunicación. Pero en este escenario político,
no todo son flujos. También ocurren otras dinámicas en contradicción, la
afirmación de la identidad histórica o reconstruida. Es decir a lo global es opone lo
local. Opuesto a la lógica del espacio de flujos está la lógica de la organización
27
espacial arraigada en la historia de la experiencia común, el espacio de los lugares
(Castells, 1989), oposición dialéctica en el ámbito urbano arquitectónico.
A partir de que el espacio se mundializó ya no existe un punto en el globo que se
pueda considerar aislado, de acuerdo con Santos (1996), el hecho es que no
solamente las grandes ciudades son actualmente globales, sino también la ciudad
más pequeña también lo es. En realidad es el espacio el que se volvió global,
mundializado (Santos, 1978). Cuanto más se mundializan los lugares, más se
vuelven singulares y específicos, es decir únicos.
El concepto de nodos lleva inexorablemente a la noción de sistema de ciudades
en diferentes planos y escalas, la más general se inscribe en el sistema urbano
global. Se entiende por nodo el vínculo dinámico que articula ese sistema urbano
que cuenta con las condiciones construidas de espacios de flujos de información y
de agentes sociales relacionados en red con el capital financiero mundial,
siguiendo a diversos autores (Castells,1998; Wallerstein, 2005; Sassen, 1991). Y
la noción de globalización a través de esos nodos metropolitanos en palabras de
Sassen sostiene que “...la combinación de dispersión espacial y concentración
global ha creado un nuevo papel de las principales ciudades. Mas allá de su larga
historia como centros para el comercio internacional y la banca, estas ciudades
funcionan de cuatro nuevas formas: primero, como puestos de mando altamente
concentrados en la organización de la economía mundial; segundo, como
emplazamientos clave para las finanzas y las firmas de servicios especializados...;
tercero, como centros de producción, incluida la de innovación en los sectores de
punta; y cuarto, como mercados para los productos y las innovaciones producidas
(1991; 3-4).
Pero, la naturaleza de la globalización es inherente al capitalismo en su necesidad
de expansión constante, por ello no es un fenómeno nuevo, sin embargo se le ha
denominado de esta manera, tanto por que los procesos de producción ocurren de
manera simultánea en todas las partes del mundo (Castells, 1989); como por la
28
fase capitalista actual de salida al agotamiento y crisis del modelo fordista que ha
llevado a esta etapa conocida como la sociedad de la información, caracterizada
por la nueva división social del trabajo donde los sectores hegemónicos del capital
se concentran en la producción de servicios para el productor, el sector
cuaternario. Este sector expresa el poder del conocimiento que caracteriza al
paradigma de la sociedad de la información; con asombrosos ritmos de innovación
al grado de revolución.
La idea de servicios cuaternarios se inscribe en la fase de la megalópolis
posindustrial cuando la ciudad encuentra un nuevo impulso a su potencialidad con
la materia gris de sus habitantes en la sociedad del conocimiento. Es decir, a partir
de la conjunción de emplazamientos universitarios, centros de investigación y de
información, de innovación, bibliotecas, editoriales, grupos de intelectuales; con
centros financieros, industriales, comerciales y de servicios de alto nivel para
formar a la manera californiana las sinergias. Centros en cuyo ámbito se forman,
se influencian o se toman las grandes decisiones relativas a la vida política,
financiera, económica, científica del país, y algunas veces de asuntos
internacionales, de acuerdo con Compagna (1974). Sedes de las actividades
terciarias que contribuyen a formas y valorizar el sector terciario superior o
cuaternario.
Las sedes de estas actividades que se llaman cuaternarias y que están
caracterizadas por el hecho de que comprometen a los estratos superiores de las
clases dirigentes, por el hecho de que exigen una acumulación de materia gris,
una movilización de esos hombres que se precian de las más altas calificaciones
intelectuales, culturales y empresariales (actividades cuaternarias son las que se
basan en la capacidad de invención del ingenio humano, único recurso posible sin
límites). Ciertamente para que una región pueda dirigir el desarrollo es necesario
que haya disponibilidad de agua y que resulte posible un aprovechamiento de
energía barata; además de la infraestructura de transportes necesarios para su
industria motriz. Pero si todas estas condiciones son necesarias, no son, sin
29
embargo, suficientes para el desarrollo. Existe aún un problema de materia prima,
pero, la única materia indispensable para el desarrollo económico y civil es la
materia gris, lo que sitúa a la importancia creciente de las actividades
cuaternarias. Y las ciudades son los yacimientos de la materia gris (Idem; 100).
Es importante mencionar que una política de valoración del territorio y de
promoción de valores urbanos, debe ser también una política de localización de
las nuevas actividades terciarias del tipo superior y de redistribución de esas
actividades en ciudades dominantes con sedes universitarias y bancarias de forma
tal que puedan servir a centros urbanos de menor jerarquía. Una vez llegada la
era neotécnica se puede destacar que las metrópolis tienden a liberarse de sus
funciones menos nobles para dar paso a las actividades terciarias y naturalmente
a las más cualificadas y cualificadoras. Por tanto, la vocación metropolitana de una
gran ciudad podría reconocerse sobre la base del efectivo reparto de la población
por tipos de actividades: si respecto al total de la población activa aparecen un alto
porcentaje los que se dedican a las modernas actividades terciarias; si están
presentes con un porcentaje consistente, respecto a la población activa, los que se
dedican a las actividades cuaternarias (las financieras por ejemplo, o los que se
dedican a la enseñanza superior o a la investigación científica), entonces la ciudad
puede jactarse de una vocación metropolitana.
Más significativos que los grandes almacenes y los comercios de lujo son quizás
los servicios técnicos que la metrópoli debe estar dispuesta a proporcionar y que
están alimentados de múltiples y diferentes formas por el movimiento de los
negocios. Y tan significativo es el potencia de una metrópoli como centro de
servicios y naturalmente como punto crucial de un intenso movimiento de negocios
debido a la presencia operante de las oficinas que deciden y de los laboratorios
donde se forman la materia gris, como sin duda lo es su infraestructura clave, el
aeropuerto internacional, uno de los atributos primordiales de la metrópoli.
30
Retomando el tema de la crisis de la fase actual, esta es expresada en dos
indicadores clave: el primero, el estancamiento y caída de la tasa de ganancia; el
segundo, con el aumento de los salarios y cargas financieras de las empresas. Y
la salida a esta crisis fordista se hizo a través de la restructuración manufacturera
mundial ubicando segmentos de la producción en regiones con menor costo de
mano de obra, como intento de mantener sus ganancias en la esfera de la
producción. Con ello, no se resuelve la crisis, sino solo se pospone su desenlace.
La relocalización creó nuevas competencias internacionales que llevaron a
explorar las vías de la esfera financiera y por tanto de la especulación y pugna
entre espacios monetarios, según Braudel. Bajo esta perspectiva se entiende el
concepto de globalización como intento de salida a sus propias y profundas
contradicciones.
Wallerstein (2005) en esta misma vertiente de continuidad con la línea braudeliana
y el grupo de los Annales, argumenta la condición desigual de la globalización,
retomando la noción centro-periferia y de intercambio desigual en el marco de su
análisis de sistemas-mundo en TiempoEspacio social. Inscribe la ofensiva de la
globalización en las estrategias del capital de reexternalizar los costos de
producción en el contexto de crisis de larga duración del tipo fase Kondratieff, al
demandar la apertura de todas las fronteras para el libre flujo de mercancías y
capital, promocionadas en la esencia el discurso del neoliberalismo; pero, el éxito
mayor se ubicó en el circuito financiero de la especulación por encima de la esfera
de la producción. Las manipulaciones financieras generan ambivalencias con
ganancias para unos y volatización económica para otros, como signos de caos e
inestabilidad mundial. Por ello, la economía-mundo está sujeta a agudas presiones
especulativas, las que escapan al control financiero y de gobierno; y un mayor
nivel de violencia prolifera por todo el mundo.
Por lo tanto, para el mismo Wallerstein, actualmente los dos aspectos de mayor
atención en los medios son la globalización y el terrorismo, uno, esperanzador, y
el otro, sembrando miedo e inseguridad. En ambos desempeñan un papel clave
31
las potencias hegemónicas mundiales con un discurso de que “no hay alternativa”.
En su significado la globalización se refiere a una reconfiguración de la economía-
mundo que ha surgido recientemente, en la que la presión sobre todos los
gobiernos de abrir sus fronteras al libre intercambio de bienes y capital es
desusadamente fuerte. Este es el resultado de avances tecnológicos, en especial
en informática. El término es tanto prescriptivo como descriptivo. Para los analistas
de sistema-mundo, lo que se describe como novedoso (fronteras relativamente
porosas) ha sido de hecho una ocurrencia cíclica a lo largo de la historia del
sistema-mundo moderno (Wallerstein, 2005; 128).
Para Baudrillard (2004) la violencia es consustancial al capitalismo en una espiral
de creativa destrucción, de acuerdo con Lefebvre (1976), y reflexiona acerca del
terrorismo en una proposición casi teológica, que si este terrorismo no existiera lo
habría inventado el mismo sistema como lo muestra los actos de extrema violencia
que vinculan a la CIA, en una dialéctica donde el orden mundial genera su propia
denegación. Si la pretensión del terrorismo es desestabilizar el orden mundial,
entonces ese ímpetu es absurdo. Dado que el orden mundial es inexistente y
fuente de un desorden que es inútil querer hacer más en esa dirección. Por ello, el
riesgo reside incluso, por ese desorden suplementario, en reforzar el orden y el
control del Estado, tal como se puede observar con el establecimiento de nuevas
medidas de seguridad y vigilancia por todos lados.
Por su parte Samir Amin (2001) sitúa la inseguridad con el inicio de la era de la
libertad al inaugurarse la modernidad con la ruptura filosófica oscurantista. El
poder desacralizado y el mundo desencantado abren el camino al libre ejercicio
del racionalismo, que sabe que el hombre está destinado a saber que hace su
historia, que puede y hasta debe hacerla, y para ello elegir. Define la modernidad
por tal ruptura hacia el progreso, por ello, la modernidad nunca acaba ni se cierra;
por el contrario ella es apertura a lo desconocido cuyas fronteras retroceden a
medida que se acumulan los conocimientos acerca de la sociedad sin que se les
pueda alcanzar. La modernidad no tiene fin. Pero asume formas sucesivas
32
conforme a las respuestas que da a los desafíos a los que la sociedad se
confronta en un momento de su historia.
Sin embargo, las proposiciones de la posmodernidad son precedidas de un
discurso basado en el fracaso de la modernidad, y en consecuencia, del fin de la
historia, que el neoliberalismo ha hecho suyo en el culto al mercado que regula
todo a escala global.
La expresión espacial de esta fase del capitalismo es la formación de nuevos
centros de la economía. Las ciudades globales según Friedmann (1995) sirven
como centros que integran e interactúan economías regionales, nacionales e
internacionales, es decir, las metrópolis son los puntos nodales a través de los que
circulan flujos de capital, información, mercancías y migrantes; la cultura
dominante en las metrópolis es cosmopolita y son sitios donde se manifiesta la
globalización. En síntesis, la globalización se lleva a cabo en la vinculación de
economías y espacios en red; red global, con procesos locales, nacionales e
internacionales, donde los nodos son las ciudades globales.
Se entiende la noción de ciudad global por sus circuitos especializados que se
insertan a las citadas redes y por sus funciones que desempeña en esos circuitos,
puesto que la economía global es un abanico de circuitos especializados que se
extiende por diferentes ciudades y sus diversos sectores económicos para la
ejecución de las operaciones de gestión, servicios avanzados, financieros,
comerciales, artísticos, culturales y turísticos globales.
Dos aspectos clave definen a una ciudad global, una función de producción
económica y otra política. La económica viene después y tiene relación a partir de
la disponibilidad de recursos y competencias necesarias para la gestión de
operaciones globales relativas a empresas y mercados nacionales e
internacionales; funcionalidad que debe ser creada e inventada; y que asume
variadas formas de liderazgo y diplomacia económica internacional para asegurar
33
su existencia, reproducción y renovación. Tener la escala necesaria para los
servicios avanzados, la composición de la inversión extranjera directa y del
comercio internacional, y saber que es gerenciada y servida en términos de
servicios especializados de tipo cuaternario, de acuerdo con Sassen, (1991).
La red, según Benko y Lipietz (1995), es una forma de organización entre
empresas que va más allá del mercado. Una forma de organización en la que las
relaciones entre las empresas se establecen en términos de jerarquía y en
consecuencia de dependencia, o de colaboración cooperativa. Para Santos (1996)
la red urbana se ha transformado radicalmente en contenido y forma. La ciudad
hoy en día puede no mantener relación con su vecina, y sí relacionarse con una
ciudad distante, incluso extranjera. Por ello, el mundo está organizado en
subespacios, articulados dentro de una lógica global. Con la alta especialización
regional y los innumerables flujos de todo tipo, intensidad y dirección, se tiene que
hablar de circuitos espaciales de producción (Idem; 48-49). Etapas por las que
pasa el producto hasta el consumidor final.
Las ciudades globales han recentralizado la gestión y articulación de los nuevos
procesos de la economía mundial basados en esos servicios al productor a través
de servicios financieros, de seguros, inmobiliarios y legales. La reestructuración de
la economía de los últimos años ha transformado la dinámica de las ciudades una
vez más. Producción y población se han descentralizado, mientras el control
económico ha resultado crecientemente concentrado en firmas multinacionales e
instituciones financieras. La nueva lógica de producción, empleo y distribución ha
engendrado cambios en la ocupación social y el uso de la tierra; lo que ha
causado un reordenamiento de la jerarquía urbana y su vinculación económica y
política entre lugares (Fainstein, 1996). Pero, en una jerarquía de importancia y de
distintos niveles de poder. Entre Nueva York y la ciudad de México hay profundas
diferencias.
34
Cox (1996) opina diferente en una contextualización distinta, al considerar que la
globalización implica que los procesos clave de la acumulación económica se
verifican de manera transterritorial, simultánea y en tiempo real, y en primer
término las ciudades pierden importancia en la gestión de los procesos
económicos globales. Debido a que las innovaciones en comunicación permiten la
vinculación al instante en diferentes lugares del mundo hace suponer que las
ciudades carecen de relevancia en la acumulación económica, ya que lo que
cuenta es el flujo de intercambios simultáneos.
Sin embargo, la globalización hace reaparecer a las ciudades y se consoliden
tanto actividades ligadas a la economía mundial, como la modificación de
funciones con arreglos específicos al entramado urbano regional nacional. Es
decir, al mismo tiempo que las ciudades se posicionan en la economía global,
también estructuran su sociedad local, de tal forma que, se entiende que lo global
y lo local son complementarios. Así, mientras hay sectores de actividades
pertenecientes a la escala mundial; otros, corresponden a la escala de dinámicas
nacionales; y junto con estos, un ámbito adicional de tipo regional. En
consecuencia coexisten diversas modalidades espaciales de la globalización: la
ciudad-mundo, la ciudad-nación y la ciudad-región; pero, con la peculiaridad de
que la proximidad territorial se ve superada por la conectividad entre las ciudades.
De tal forma que las metrópolis mantienen cada vez menos relaciones jerárquicas
o de dependencia con sus territorios locales y más vinculadas al exterior; pasando
así de una lógica de jerarquía de ciudades, cuyo puesto se relacionaba
directamente con el territorio al que pertenece, a una lógica de funcionamiento de
ciudades en redes donde el puesto de las ciudades depende ante todo de su
integración en una de las redes y resulta cada vez más extranjera al territorio al
que pertenece (Mignot, 2003). Por ello, una de las principales características de
las ciudades contemporáneas es la fragmentación de sus tejidos territoriales,
sociales y económicos (Fainstein, 1996).
35
Esta fragmentación ha derivado en un archipiélago global en torno a las metrópolis
mundiales que redefinen las fronteras del capital global y su reubicación. En un
mundo urbanizado donde la mitad de la población reside en ciudades y la enorme
riqueza mundial se produce en unas cuantas regiones, notoriamente en las
grandes islas del archipiélago metropolitano mundial, que son Nueva York,
Londres, Tokio, París, Francfort y sus esferas de influencia territorial; pero, ese
proceso de fragmentación también existe al propio interior de esas metrópolis,
donde las distancias sociales tiendes a profundizarse. Fuera de ese archipiélago el
proceso es dramático en las sociedades del sur, que solo han incorporado a la
globalización algunas áreas rentables, excluyendo a las mayorías.
Ciudades globales que sus centros de negocios son complejos de producción de
valor basados en la información, donde las sedes de las grandes compañías y las
firmas financieras avanzadas pueden encontrar tanto proveedores como la mano
de obra altamente cualificada que requieren. Esta aglomeración de nodos requiere
de interconexiones globales a distinto nivel mediante vías de comunicación y
terminales aéreas; a su vez los altos montos de inversión en bienes raíces se han
traducido en importantes rentas de suelo a conservar como patrimonio; los
contactos directos con la clientela; y los principales centros metropolitanos que
aún brindan las mejores oportunidades para el prestigio personal, la posición
social y la autosatisfacción profesional de los niveles de altos ejecutivos para sí
mismos, como para educación de sus hijos en la pertenencia simbólica a la
cumbre del consumo, diversión, cultura del ocio y hedonismo.
La fragmentación como signo urbano de los tiempos actuales está presente sobre
todo en las ciudades globales de los países del norte, donde se presentan fuertes
contradicciones entre los espacios que están en condiciones de ligarse con un
circuito mundial y otros que declinan. Castells y Mollenkopf estudiando las
consecuencias de la globalización en espacios urbanos específicos propusieron la
idea de ciudad dual (Flanagan, 1994).
36
Sin embargo, la ciudades globales son mucho más complejas que la simple noción
de dualidad. Si bien contienen riqueza y pobreza, ellas escenifican la alta
movilidad de inmigrantes y aspirantes a artistas, masas de empleados
sindicalizados de gobierno, gran población de estudiantes y vasto número de
empleados de la clase media, que en conjunto han diversificado la composición
social y sus roles. Por ello, las simples descripciones de estratificación de clase
son insuficientes. Lefebvre (1991) criticó los dualismos incorporando el poder del
lugar donde la gente vive y el poder del paisaje de la imaginación geográfica,
espacios vividos, le llamó.
Esta fragmentación, en el ámbito de las ciudades latinoamericanas, se ubica en lo
general bajo la brecha que separa lo que Hardoy y Satterthwaite (1988)
denominan la ciudad legal y la ciudad ilegal, como expresión de las profundas
diferencias de una relación dicotómica de un paisaje urbano similar en las distintas
regiones del subcontinente. Dicotomía entre dos historias paralelas e
interconectadas: una, la historia oficial, preocupada por la construcción y
administración de la ciudad concretada en espacios urbanos de belleza artificial,
limpios, ordenados y rigurosamente vigilados; y otra, la de los sectores de escasos
recursos, casi nunca documentada y a lo más, fragmentada, la de la población que
sobrevive, sin tener proyectos a largo plazo y que transcurre en barrios sórdidos
de las metrópolis.
En opinión de Sassen el neoliberalismo reorientó componentes clave de la
economía hacia los mercados financieros globales y produjo espectaculares
ganancias para una elite concentrada en las principales metrópolis. Esos grupos
representan aproximadamente el 20% de los habitantes de las 40 ciudades
globales del mundo, como México, Buenos Aires, Bangkok, Sao Paulo, Seúl o
Nueva York. Proceso inscrito dentro de la crisis de los ochenta y su carácter
excluyente del neoliberalismo. En cambio, el proyecto que se observa en Brasil,
Argentina, Venezuela, Bolivia y Chile, intenta favorecer a más que ese 20%.
37
No obstante, el impacto de las políticas de austeridad y ajuste económico del
neoliberalismo en las condiciones de vida de la mayoría de la población de las
ciudades latinoamericanas ha sido drástico. Una de sus expresiones es el elevado
índice de delincuencia. Mayor presión, inestabilidad política y desempleo entre los
jóvenes estimulan la delincuencia. En 1980 se registraron 13 asesinatos por cada
100 mil habitantes; para 1990 la cifra era de 30 por cada 100 mil, en promedio; si
bien, estos datos suelen ser mucho más elevados en ciudades de alta violencia,
como es el caso de Medellín, Colombia, donde llegó a 244, en los años noventa
(Gilbert, 1994).
Las ciudades latinoamericanas expresan una profunda desigualdad social en
todos sus aspectos. El mismo Hardoy menciona que el 50% de la población
urbana vive en la ciudad ilegal; así como que 100 millones de pobres urbanos
(CEPAL, BM) padecen profundos contrastes entre una minoría calificada y una
mayoría en condiciones urbanas precarias relacionadas con todas las formas de
exclusión territorial, situación que va mas allá de la expresión de desigualdades
tanto sociales, como de renta, es decir, es agente de reproducción de esa
desigualdad, en asentamientos sórdidos con graves riesgos para los mismos
habitantes e incluso para el resto de la ciudad (Rolnik, 2000).
Por ello, las consecuencias de esta desigualdad y pobreza en la urbanización se
traduce en fragmentación urbana, debido a la introducción en la estructura urbana
existente de ghettos para ricos, ya sea en forma de artefactos cerrados, o de
grandes equipamientos inexpresivos con respecto al entorno, segregadores y
dedicados principalmente al consumo o de agrupamientos aislados; o de
asentamientos precarios ilegales.
Pobreza urbana latinoamericana con características masivas de aglomeración
territorial dentro de ciudades dualizadas. Al respecto Borja y Castells (1997; 60)
señalan que los procesos de exclusión social más profundos se manifiestan en
una dualidad intrametropolitana, particularmente en las grandes ciudades de casi
38
todos los países (...). En distintos espacios del mismo sistema metropolitano
existen, sin articularse y a veces sin verse, las funciones mas valorizadas y las
menos valoradas, los grupos sociales productores de información y detentadores
de riqueza, en contraste con los grupos sociales excluidos y las personas en
condiciones de marginación. En América Latina la dualización se manifiesta en
dos modelos complementarios de discurso y gestión: una ciudad alta para la que
hay planificación estratégica y concertación, privatización de los servicios y
políticas públicas de inversión en infraestructura para asegurar su competitividad.
Y una ciudad baja, a la que se dirigen conceptos básicos como gobernabilidad,
políticas sociales focalizadas, autoayuda y autogestión. Las dos ciudades se
conectan mediante intercambios desiguales y asimétricos y también mediante
relaciones simbólicas complejas, donde coexisten “la amenaza de la violencia que
viene de abajo” con la filantropía de las donaciones que vienen de arriba
(Coraggio, 1999).
Finalmente, no obstante la tesis de la globalización presenta varios problemas.
Primero, no es un fenómeno nuevo que tienda a conformar un sistema urbano
homogéneo a escala mundial. Por el contrario, las ciudades son cada vez más
diferentes. Por ello, lo local adquiere fuerte significado, de ahí el término acuñado
glocalización. Y Segundo, la paradoja de la globalización, que habla de
homogeneización, lo constituye la fragmentación, puesto que no todos los lugares
son iguales, y el capital global solo hace uso de ciertos lugares, por ejemplo Santa
Fe.
Es importante señalar que para el caso de la ciudad de México, en particular, y del
conjunto Santa Fe, en específico, se presenta un claro predominio de esta ciudad
en el nivel nacional al concentrar altos montos de inversión y una quinta parte de
la población del país. Es decir, se asiste a la noción de inscribir lo local en lo
nacional y lo global. No obstante, la ciudad de México presenta dos facetas, en el
nivel internacional es fuertemente dependiente, forma parte de la semiperiferia
39
global y tiene relativamente poca influencia política. Y en el nivel nacional,
paradójicamente la ciudad de México es primordialmente dominante.
1.3. La Ciudad Posmoderna: Posmetrópolis.
La clave de la transición de la ciudad industrial a la ciudad terciaria, de la factoría a
la oficina, se inscribe en las mismas necesidades de la acumulación del capital en
el momento que se plantea como propósito incrementar los consumos de la
población, que hicieron crecer más de prisa los puestos de trabajo de oficina que
los de la fábrica: “por cada productor, se necesitan más y más personas
empleadas en los despachos y estudios en los que se gestan los diseños
adecuados, se financia y se planifica la producción, se da salida a la reserva
acumulada de mercancías y se promueve una distribución eficaz a escala nacional
y mundial” (Hall, 1965). Proceso que hizo surgir la escisión que posibilitó la
aparición de ese empresariado apartado de las fábricas que decide qué producir,
cuánto y para qué mercados, el poder financiero en una nueva fase del
capitalismo y su espacio terciario de los barrios administrativos en palabras de
Hall.
La idea de la posmetrópolis sin duda hace referencia a la fusión de la ciudad
posmoderna y la metrópolis de la fase actual posindustrial, de acuerdo con la
propuesta de Edward Soja (2000). Este autor pone énfasis en los vertiginosos
cambios en el mundo urbano experimentados teórica y prácticamente en los
últimos treinta años, que ha dado lugar a nuevos elementos de discusión y
reflexión a los estudios urbanos; de ahí que el autor proponga el término de
postmetrópolis para referirse al nuevo urbanismo como modo de vida. Por ello,
explora lo nuevo y diferente de la ciudad contemporánea para contribuir a la
discusión en ésta temática que Soja sugiere como estudios críticos de ciudades.
Sus razones para adoptar el poco convencional término Postmetrópolis derivan de
la crítica al posmodernismo en los estudios urbanos referidos a la metrópolis y el
40
urbanismo; con base en los estudios culturales retoma de vertientes que han dado
lugar al posestructuralismo, posmarxismo, feminismo posmoderno,
poscolonialismo, para marcar distancia del pensamiento moderno con cierto
eclecticismo. Sin embargo, precisa que rechaza la simplicidad del modernismo
versus posmodernismo para rescatar lo mejor de ambas posturas analíticas, y
señalar que éste proyecto busca que el conocimiento se traduzca en práctica para
la transformación; perspectiva que comúnmente ha sido asociada al pensamiento
moderno.
La idea del nuevo urbanismo se manifiesta con variadas denominaciones como:
postsuburbia, metroplex, ciudadexterna, ciudad borde, ciudad de la nostalgia,
ciudad fractal, principalmente. Trata de interpretar tales formulaciones no sólo en
términos de esclarecer ese nuevo urbanismo, sino también de encontrar la nueva
utopía urbana, partiendo de la idea que la moderna metrópolis ya no es lo que fue
antaño, que no significa que esté desapareciendo como se pudiera interpretar,
sino que adquiere nuevas expresiones.
Bajo tal perspectiva es como se han estado conformando nuevas ideas acerca de
la forma urbana de este nuevo urbanismo. Soja formula su propio concepto que
denomina Exópolis, ya definido en el trabajo publicado, Tercerespacio (1996);
únicamente precisa que con el uso del prefijo Exo, se refiere a lo externo, como
una directa referencia a lo que se encuentra fuera de la ciudad; y también sugiere
la creciente importancia a las fuerzas exógenas que están conformando el espacio
en la era de la globalización. A su vez usa este término para referirse al significado
de la combinación, su síntesis y extensión de muchos contradictorios procesos y
argumentos dualizados que han conformado el discurso de la forma urbana. La
nueva geografía del urbanismo postmetropolitano es visto como el producto de
fuerzas combinadas de descentralización y recentralización, deterritorialización y
reterritorialización. La espacialidad reconstruida en la postmetrópolis conjuga
optimismo y pesimismo de manera simultánea.
41
Además, el mosaico social reestructurado de la postmetrópolis y la emergencia de
nuevas formas de polaridad metropolitana, inequidad y marginalización étnica y
racial en medio de extraordinaria riqueza dotan a la ciudad de brechas mas
profundas, metropolaridad en el léxico de Soja. La metrópolis aquí resulta una
ciudad Fractal, fragmentada y polarizada; pero también la escena de nuevas
hibridaciones creativas y unas políticas culturales no solo orientadas a reducir las
inequidades, como también a preservar diferencias y alentando identidades
transversales flexibles.
En la naturaleza del urbanismo moderno va implícita la polaridad de la
estratificación social; viejas polaridades que no han desaparecido, y hoy en día
están tomando formas reestructuradas de vínculos y categorías sociales de
lógicas de clase, ingreso, ocupación, habilidad, raza, etnicidad y género que
caracterizaron la metrópolis moderna desde los años setenta.
El discurso común que ha venido emergiendo tiende a describir e interpreta las
múltiples diferencias de poder y estatus que produce y mantiene la inequidad
social y económica. Este aspecto es uno de los más relevantes en las discusiones
acerca de la postmetrópolis, que es inherente en los procesos del nuevo
urbanismo y que está presente en el centro del debate teórico, empírico y político.
El nuevo urbanismo también se asume como la expresión del neoliberalismo como
proyecto de ciudad de la nueva derecha y en consecuencia como urbanismo
conservador. Por todo ello, el nuevo urbanismo es un proyecto en disputa.
Este nuevo urbanismo en su profunda diversidad también ha sido descrito por
Jencks (1996), como heteropólis, definida como “en su más corta acepción puede
ser una ciudad global de más de ocho millones de personas con una alta
concentración de corporaciones multinacionales y teniendo una variedad de
sectores económicos, múltiples estilos de vida y diversificada población
encabezada hacia una total minoritización. Pero, lo más importante, es un lugar
donde heterogeneidad de cultura y aún de flora y fauna es disfrutado” (Jencks,
42
1996; 47). Tal vez por ello su poder de seducción, debido a que ésta
heterogeneidad es por sí misma una causa positiva de crecimiento económico y
cultura, y una razón para mudarse a la ciudad.
En la misma vertiente de la diversidad, propuesta por Jencks en una clara postura
posmoderna, a su vez sugiere dentro de la edilicia la importancia de las
diferencias, para acuñar el término de heteroarquitectura para referirse a otro nivel
de la misma heterópolis. “Los arquitectos disfrutan y exploran la variedad,
diferencia, pluralidad (...) ellos muestran una forma de arte ad-hoc incluyendo
formas opositoras, lenguajes y discursos...” (Ibidem; 47-48).
De acuerdo al análisis optimista de Jencks, una de las consecuencias principales
de heteroarquitectura es la desaparición de una cultura central homogeneizada,
para dar lugar a la emergencia paradójica de diversas periferias como centros. Las
ideas de heteroarquitectura y heterópolis son interesantes proposiciones, no
obstante, el acercamiento al desarrollo de este autor, establece cerrarse a la
llamada alta cultura. Una importante de heterogeneidad es relacionada a culturas
populares urbanas. El necesario y fértil diálogo entre ambas culturas toma
impredecibles formas y modos.
Otro aspecto es el descuido de las características de las áreas urbanas, al no
explorar la rica diversidad de formas materiales y simbólicas de la ciudad. Se ha
sacrificado la diversidad por la uniformidad, cualidad por cantidad, cultura por
economía. Destacan los aportes de Sharon Zukin (1989) que ha venido
observando los diferentes atributos simbólicos de la vida urbana. Su argumento es
que la variedad y diversidad de formas culturales toman un nuevo significado y
significancia en conformar la ciudad posindustrial. Examina los fenómenos
urbanos posmodernos, no sólo sus ricos significados, sino cómo en su rara
yuxtaposición, ellos retratan algo de la fragmentación y caos evidente en rápido
cambio y tomando lugar en muchas ciudades.
43
El urbanismo posmoderno se caracteriza por asistir a una fuerte tendencia de
privatización de la ciudad, debido al énfasis de la sociedad de consumo en el
sector individual y privado, ampliamente difundido por la proliferación de los
medios de transporte, en especial el automóvil. La creciente violencia urbana es
causa y consecuencia de esta nueva tendencia que ha resultado en una nueva
forma de ciudad: conjuntos urbanos aislados, cerrados y rigurosamente vigilados;
centros densos rodeados de estacionamientos y de tráfico rápido. Los espacios
públicos en extinción se vacían de gente; creando una creciente atmósfera de
inseguridad y miedo que induce a la reclusión en zonas de encierro homogéneas
para disfrutar de los mundos privados lejos de los otros.
Se entiende por ciudad y urbanismo posmoderno a las expresiones socio-
económicas y morfológicas de nuevos estilos de vida y de formas de hacer ciudad,
en tal sentido la ciudad borde (edge city) de Garreau (1991) representa un
paradigma. Sin embargo, antes de sus manifestaciones culturales materiales es
posible encontrar el proyecto de ciudad posmoderna en lo profundo de los
imaginarios colectivos de la sociedad, a través de nuevas necesidades y
aspiraciones de los diversos grupos sociales, tal como lo propone Amendola
(2000).
La característica de mayor singularidad del urbanismo posmoderno lo constituye
su naturaleza policéntrica y ecléctica. Ted Relph (1987), uno de los primeros
teóricos que catalogó las formas construidas que comprenden los lugares de la
posmodernidad, describe como urbanismo posmoderno a la confluencia de
diversas tendencias causadas por la crisis de la modernidad basada en la visión
de la ciudad saturada con rascacielos y otros íconos austeros del racionalismo
científico.
Dear (2002) por su parte se refiere a un urbanismo protoposmoderno que hace
clara alusión a una etapa de transición en su constitución como resultado de la
convergencia de privatización del espacio público como la nueva utopía urbana, la
44
heterogeneidad de formas y estilos urbano arquitectónicos, los parques temáticos
como resultado de ambientes urbanos de simulación, las ciudades fortificadas y
espacios prohibidos. Todos ellos sintetizan el urbanismo protoposmoderno.
1.4. Ciudad Fragmentada: Archipiélago Urbano Cerrado.
Una de las características de mayor evidencia en la posmetrópolis que deriva de
ambientes de inseguridad es la noción de archipiélago de carceral ciudades,
espacios fortificados, fortalezas blindados, barrios atrincherados y lugares
cerrados con tecnologías sofisticadas de vigilancia que responden a una paranoia
de miedo para crecientemente sustituir polis por policía, en la expresión de Soja.
Cobrando forma el panóptico benthamiano en arquitecturas defensivas y
privatización del espacio (Amendola, 2000; 332).
Aquí se expresan con la mirada a la intensificación del control social y espacial a
través de los nuevos desarrollos en la privatización, vigilancia, incremento
policiaco, gobernancia y diseño de ambientes construidos y la geografía política de
la ciudad contemporánea. Respondiendo a lo que Mike Davis (1992) ha descrito
como una endémica “ecología de miedo”, el paisaje posmetropolitano está
resultando marcado con muchos y diferentes tipos de espacios protegidos y
fortificados, islas de encierro y anticipadas protecciones a los reales e imaginados
peligros de la vida diaria. Recordando a Foucault (2001), la posmetrópolis es
representada como una colección de carceral ciudades, un archipiélago de
normalizados cercamientos y espacios fortificados que voluntaria e
involuntariamente forman barricadas individuales y colectivas, visibles y no tan
visibles islas urbanas; que son formas reestructuradas de autoridad y poder
público y privado.
El fundamento de esta expresión del miedo en la posmetrópolis se nutre de
aportes diversos, entre ellos de manera destacada de Davis, precursor en los
estudios de ambientes urbanos de inseguridad y fortificación en la ciudad, a partir
45
del análisis que hace de Los Ángeles. Dentro de los procesos de atrincheramiento
que experimenta la actual ciudad, hace referencia también a la pérdida del espacio
público en su proceso de privatización. Señala que éste espacio público está
siendo destruido en la carceral posmetrópolis. Reflexiona acerca de la distinción
entre espacio público y privado, y la necesidad de una reconceptualización y
distinción categorial entre ellos.
Esta atmósfera de inseguridad que el mismo Davis clasifica como ecología del
miedo se refiere al temor individual y social, donde la percepción y las inferencias
de peligros reales e imaginarios magnifican su dimensión y alcances. Es expresión
de un miedo que condiciona y, en muchos casos, modifica los modos de vida. Se
termina la idea de aventura urbana, se va perdiendo la ciudad y se evitan ciertas
zonas geográficas y horarios por los riesgos que implican; son espacios que se
ceden a la delincuencia.
Un acontecimiento de trascendental importancia para estos tiempos de
inseguridad y miedo lo representa el atentado a las Torres Gemelas del World
Trade Center de Nueva York, el fatídico 11 de septiembre del 2001, que marca un
paradigma en el mundo, al mostrar la enorme vulnerabilidad de las ciudades y
reforzar los dispositivos defensivos que muestran una auténtica arquitectura y
urbanismo del miedo.
Este temor a la vida urbana se origina en la modernidad con la sociedad industrial
y su innovación cuya premisa del cambio permanente propicia la inseguridad. En
la actualidad la profunda separación socioeconómica y físicoespacial entre riqueza
y pobreza diluye los lugares de convivencia entre ambos; de tal forma que la
sociedad se “retribaliza”, para fragmentar la ciudad en agrupamientos de idénticos
que buscan el “nosotros” que difieren de los “otros”.
En la respuesta formulada del nuevo urbanismo a las criticas del funcionalismo
moderno en la arquitectura y el urbanismo de que la forma sigue a la función, se
46
ha llevado a extremos tales de considerar que las formas de agrupamientos
fragmentados y rigurosamente vigilados corresponden al miedo generalizado. Por
ello, estas expresiones de barrios seguros y protegidos producen sus propias
paradojas al exacerbar la paranoia del miedo que buscan mitigar.
En consecuencia, los postulados del urbanismo moderno funcionalista en torno a
la relación de vivienda-trabajo-movilidad-recreación adquieren nuevos referentes
en el nuevo urbanismo con el signo del aislamiento. El hogar es entendido como
refugio seguro donde se pasa la mayor parte del tiempo rodeado de los elementos
que hacen los nuevos estilos de vida (computadora en red, radio, televisión,
teléfono, video, etc.); junto con las modalidades de trabajo flexible y susceptible de
realizarse en casa; y cuando hay necesidad de la movilidad y la recreación, el uso
del automóvil personal puede funcionar, frente al amenazante ambiente de
inseguridad urbana.
La idea de ciudad borde de Garreau (1991) que se asume como sitio de extrema
eficiencia pensada en relación a cualquier estándar urbano que pueda ser
cuantificado. Así como lugar para hacer fama y fortuna; sus oficinas corporativas
símbolo del poder y auge capitalista que irradian seguridad, también generan esas
barreras de cercamiento invisibles, pero reales, de exclusión.
Conviene reflexionar de manera optimista y esperanzadora recordando a Engels
(1975) escribiendo acerca de Manchester; y la transición pacífica de la
contemporánea Sudáfrica, desde uno de los más inflexibles regímenes de
separación territorial y segregación racial que se haya conocido. En ambos casos,
formidables tecnologías disciplinarias produjeron extraordinarias represiones en
espacio y movimiento, pero, al mismo tiempo, tal separación creó un nuevo
potencial de identidad, resistencia y lucha en los concentrados cercamientos de la
pobreza, lo que puede ocurrir nuevamente en el carceral archipiélago.
47
Capítulo 2. Reestructuración Metropolitana y el Fragmento Santa Fe de la ciudad
de México.
Con el corazón contento subí la montaña
desde donde se puede contemplar la ciudad en
toda (su) extensión,
hospital, lupanar, purgatorio, infierno, prisión,
donde toda enormidad florece como una flor.
Tú sabes bien, oh Satán, señor de mi miseria,
que yo no iba allá a derramar un vano llanto;
sino que, como el viejo lúbrico de una envejecida
amante,
deseaba embriagarme de la golfa enorme
cuyo encanto infernal rejuvenece sin cesar.
Ya duermas todavía entre las sábanas matinales,
pesada, oscura, acatarrada, ya te pavonees
entre los velos de la noche bordados de oro fino,
¡Te amo, oh capital infame! Que a cortesanas
y bandidos ofreces frecuentemente placeres
que no comprenden los vulgares profanos.
(Baudelaire, 2000; 177).
Capítulo 2. Santa Fe y la Metrópolis Ciudad de México,
Con el corazón contento subí la montaña
desde donde se puede contemplar la ciudad en
toda (su) extensión,
hospital, lupanar, purgatorio, infierno, prisión,
donde toda enormidad florece como una flor.
Tú sabes bien, oh Satán, señor de mi miseria,
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que yo no iba allá a derramar un vano llanto;
sino que, como el viejo lúbrico de una envejecida
amante,
deseaba embriagarme de la golfa enorme
cuyo encanto infernal rejuvenece sin cesar.
Ya duermas todavía entre las sábanas matinales,
pesada, oscura, acatarrada, ya te pavonees
entre los velos de la noche bordados de oro fino,
¡Te amo, oh capital infame! Que a cortesanas
y bandidos ofreces frecuentemente placeres
que no comprenden los vulgares profanos.
(Baudelaire, 2000; 177).
En este capítulo se desarrolla de manera simultánea la relación entre el conjunto
Santa Fe y la metrópolis ciudad de México bajo una perspectiva general; sin existir
un determinismo de un ámbito hacia el otro, sino simplemente ambos mantienen
su propia dinámica que converge en cierto momento, sobre todo a partir de la
etapa terciaria que caracteriza a esta ciudad.
Para ello, el capítulo se ha estructurado en cuatro apartados en los que el eje del
análisis urbano metropolitano se inscribe en el conjunto Santa Fe, con el propósito
de trazar las coordenadas generales que contextualizar la transformación social y
espacial experimentada recientemente por la ciudad.
2.1. Reestructuración y Fragmentación de la Metrópolis Ciudad de México.
Más allá del debate en torno al origen de la reestructuración de la metrópolis de la
ciudad de México que se bifurca en dos posturas teóricas: una que asume como
parte de un proyecto de planeación descentralizador; y otra, inscrita en el marco
del impacto urbano del neoliberalismo en la ciudad; conviene situar las actuales
transformaciones metropolitanas bajo la perspectiva de la interacción de factores
globales y locales. La convergencia de estos factores exógenos y endógenos: los
49
flujos de inversión extranjera directa, los nuevos procesos de producción flexible,
los tratados de libre comercio y las normas ambientales menos rígidas que las de
los países de origen de los capitales; junto con las nuevas necesidades y
expectativas de los grupos locales hegemónicos; la llegada al poder una
tecnocracia neoliberal con un nuevo proyecto de ciudad; y la configuración de
nuevas potencialidades espaciales en el marco geopolítico; todos ellos la
transformaron.
La metrópolis de la ciudad de México recobra dinamismo con la actividad
productiva y el crecimiento poblacional. Con respecto a la actividad productiva
conviene subrayar que después de la etapa de desindustrialización mantiene su
posición de mando económico nacional y de enlace con otras economías del
mundo, siguiendo a Sassen (2001). Y en términos demográficos pasa por
momentos transicionales de expulsora de población en los años ochenta, a lenta
receptora de inmigrantes en redespliegue periférico en una escala regional
megalopolitana, pero alterado con las políticas de redensificación de las áreas
centrales del gobierno actual local. En tal sentido se advierte una configuración
metropolitana fragmentada constituida por sus espacios heterogéneos.
Heterogeneidad y fragmentación deriva del uso diferenciado de la ciudad por el
capital, junto con las diversas clases y actores sociales, género, raza, cultura,
aspiraciones y prácticas ciudadanas; junto con las políticas urbanas del bloque
hegemónico en el poder hacen la convergencia hacia un proyecto de ciudad-
región o megalopolitano de índole posmoderno.
Con la apertura de mercados la metrópolis ciudad de México reestructuró su
planta productiva, en particular se dio un cambio cualitativo entre la industria y los
servicios, que los analistas han denominado la fase urbana posindustrial y terciaria
que ilustra claramente el decrecimiento y despunte respectivo. La actividad
industrial del 48% del PIB que generaba hace veinte años, cayó al 29% (Garza,
2001); por su parte el sector de los servicios se mantiene en alrededor del 40%.
50
Sin embargo, la aportación de la metrópolis al PIB nacional representa en la
actualidad el 33.13% (INEGI,1996). Concentración redesplegada en escala de
ciudad-región al incluir el dinamismo de las metrópolis de Toluca y Puebla. A
pesar de tal proceso de contracción industrial, o quizás por ello, la metrópolis
mejoró su competitividad en el sistema mundial, con el cambio cualitativo de
reconcentrar las mayores empresas nacionales y los altos montos de Inversión
Extranjera Directa (IED)2. A este respecto, cabe señalar que tales empresas
nacionales son las que más aportan al PIB nacional; y el establecimiento de
representaciones extranjeras en oficinas matrices corporativas.
Acerca de la IED la CEPAL (2005) reporta que Brasil y México han recibido los
mayores montos de la región latinoamericana durante el año 2004: Brasil con 18
mil 166 millones de dólares, y México con 16 mil 602 millones; y en el periodo de
1990 a 2004 América Latina y el Caribe registraron un ingreso neto de IED por 676
mil millones de dólares, de los cuales Brasil recibió 205 mil y México 172 mil
millones de dólares, y el resto distribuido entre otros.
En México esta IED durante el periodo de 1994 a 2004 notificada por el registro
Nacional de Inversiones Extranjeras tuvo en promedio casi 16 mil millones de
dólares anuales. De tales cifras el 52 % se canalizó en el periodo al sector
industrial; el 47.8% al sector servicios; y el 0.2% al sector primario (Secretaría de
Economía, 2005). Dentro del sector servicios, que es el que interesa en este
momento, de la inversión total en el periodo el 24.5% fue a servicios financieros;
20.3% a comercio; 5.3% a transporte y comunicaciones; y el 7.7% a otros
servicios. En los servicios la inversión extranjera se concentra en servicios
financieras, seguros y finanzas (donde han comprado casi todo el sector), seguido
2 Se entiende por IED aquella que va directamente a comprar empresas locales o inversiones en activos fijos productivos. A su vez el Fondo Monetario Internacional (IMF,1977) la define como la inversión que es hecha para establecer una propiedad extranjera, sin establecer un mínimo porcentaje, pero en la que el inversor tiene voz efectiva en el manejo de tal empresa.
51
por servicios profesionales, técnicos y especializados, y por hoteles y
restaurantes.
En particular el sector financiero a través de la banca nacional está compuesto por
30 bancos, 17 son propiedad de trasnacionales con el 83% de los activos. Los
activos de los 30 bancos ascendieron en el año 2004 a 2 billones 96 mil 601
millones de pesos, de los cuales el 48.6% correspondió a los dos bancos mayores:
BBVA Bancomer, 26.2%, y Banamex Citibank, 22.4%, mismos que encabezan un
sistema casi monopólico (CNBV, 2005). Del total de las sucursales bancarias que
conforman el sistema de 7 797, el personal totalizó 117 mil 465, el número de
cuentas de captación llegó a 36 millones 535 mil 250, en este año. Y respecto a la
ubicación de las sucursales del sistema, 7 mil 793 están en el país, de estas el
20% están en la ciudad de México, y solo cuatro en el extranjero. En la ciudad de
México también se concentra el 36.3% de todo el personal, y el 42% de la
captación total de cuentas.
En la última década la población urbana nacional fue de 49.6 millones de personas
en 309 ciudades, no obstante la crisis, la urbanización del país continuó. Sin
embargo, como resultado de la crisis se presentó una baja en esos ritmos de
urbanización a 0.8%, la más baja en varias décadas; la participación de las
ciudades con más de un millón de habitantes disminuyó, dinamizándose las
ciudades medias. A pesar de este cambio momentáneo, no se logró modificar el
modelo de urbanización de primacía urbana que se profundizó en un cambio
megalopolitano y hacia un patrón de regiones urbanas policéntricas3. Por ello, la
metrópolis ciudad de México es policéntrica, conformando una megalópolis con la
conurbación funcional de las metrópolis de Toluca, Cuernavaca, Pachuca, Puebla
3 Al respecto Gustavo Garza pone en entredicho el planteamiento de varios autores, Aguilar, Graizbord y Sánchez (1996), que consideraban a las ciudades medias como el escenario demográfico de mayor dinamismo; para proponer que las metrópolis no han perdido primacía demográfica, sino que, muy por el contrario, se han fortalecido en una escala de mayor dimensión, la megalopolitana (Garza, 2001).
52
y Tlaxcala, llegando a una aglomeración de población cercana al 30% del total
nacional (INEGI, 2000).
Esta aglomeración policéntrica junto con la apertura comercial nacional en el
proceso de globalización en la última década produjo rápidos cambios en la
estructura de la economía, en la centralización del capital y el número de
empresas extranjeras, y una ruptura del modelo urbano moderno funcionalista
monocéntrico. Esta transformación replanteó el patrón de concentración bajo una
organización espacial regional hegemónica, con el sector económico terciario
como el más dinámico y de indudable naturaleza urbana emplazado en mayor
medida en la metrópolis ciudad de México.
Según datos de la revista Expansión, de las 500 mayores empresas del país,
cerca del 55% se ubica en la ciudad de México; y están relacionadas con la
actividad terciaria, con altos montos financieros, significativos ritmos de
exportación y considerable números de empleados; estableciéndose de manera
creciente en sitios de oficinas y corporativos de la zona poniente del Distrito
Federal, configurando el despunte de un dinámico corredor terciario.
Por su parte la inversión extranjera ha seguida un comportamiento similar a la
inversión nacional al inscribirse en la mayor aglomeración nacional, donde se
ubica, en el año 2000 el 61% del total de la inversión extranjera de todo el país, en
los sectores manufactureros, financieros y comerciales, según información de la
Secretaría de Economía. Con ello, prevalecen los criterios de economías de
aglomeración en el emplazamiento de las grandes empresas nacionales y
extranjeras en esta metrópolis; apuntalado por las reformas a la inversión extrajera
que abrió casi todos los sectores al capital foráneo, excepto petróleo y electricidad;
como por la puesta en marcha de TLC con América del Norte.
En el actual proceso de especialización vinculado con la fase de producción
flexible de alta competitividad de la metrópolis de la ciudad de México subyace en
sus etapas productivas previamente experimentadas un conocimiento acumulado
53
e incorporado, factor clave que permite entender que en el Distrito Federal se
ubiquen 9 400 empresas con inversión extranjera, de ellas cerca del 40% se
encuentra en el sector servicios; otro 30% en el comercio; y 22% en el
manufacturero (Secretaría de Economía); y en el Estado de México más de 1500
empresas con inversión extranjera. Por tal experiencia empresarial en la
metrópolis se concentra el 50% de las oficinas corporativas de las 500 empresas
de exportación del país; inversiones en servicios establecidas principalmente en el
corredor mencionado (Correa, 2003;118).
Con el fortalecimiento del sector servicios destacan las actividades financieras y
comerciales como las más incisivas en la reestructuración metropolitana y signo
claro de la trasnacionalización del capital, tanto con el control del sistema bancario
nacional por inversionistas extranjeros; como por la proliferación de grandes firmas
de centros comerciales extranjeros y de franquicias.
Este auge de la terciarización económica ha impactado de forma tal que el
crecimiento poblacional registrado en esta metrópolis ha venido reflejando un
fuerte crecimiento municipal y delegacional en actividades de comercio y servicios.
Por ello, se percibe una clara relación entre concentración poblacional y
terciarización, de ahí su naturaleza eminentemente urbana.
Pero, también destaca la redefinición de los actores sociales y los grupos
subalternos en el proceso de producción del espacio urbano y su reconfiguración
metropolitana a partir de los procesos socioeconómicos formales e informales y
sus expresiones físico espaciales alterados bajo dos modalidades: el espacio
privado y el público. El primero, expresa deseos y realidades en la construcción de
un espacio privado y seguro, rigurosamente vigilado con arquitecturas amuralladas
frente al Otro. El segundo, como una especie en extinción, el espacio público pasa
por procesos de privatización y transformación, que sin embargo, es producido
socialmente y con dos nuevas clases de espacio: el espacio del trabajo y la calle
que tienden a fusionarse entre sí ante la emergencia del consumo y la
54
mercantilización por las trasnacionales y la sobrevivencia de las masas
depauperadas de la ciudad de México. Este proceso le ha dado un giro clave
hacia un nuevo urbanismo de esta ciudad bajo características posmodernas.
El tema de la decadencia del espacio público asociado a las nuevas formas
urbanas y los consumos, segregación y control de las clases peligrosas, y del
enclaustramiento de las clases medias y altas; y los dispositivos de control y
vigilancia es de relevancia en la nueva agenda de este nuevo urbanismo
posmoderno de la ciudad de México. Postulados que replantean las relaciones
entre espacio privado y público, y las nuevas formas de habitar, trabajar, circular,
consumir y recrearse.
Con la generalizada tendencia del cierre de los conjuntos habitacionales en busca
de protección ante los ambientes de inseguridad y miedo por la creciente violencia
urbana difundida por los medios de comunicación; paranoia colectiva de la
inseguridad real o imaginaria que se vive en la ciudad de México; y la
cuantificación mediante datos del incremento de la delincuencia, se ha producido
un boom de empresas de seguridad privada y toda una parafernalia de
dispositivos de control y vigilancia. El capital ha encontrado una importante veta de
negocios con estas empresas de seguridad.
La implicaciones urbanas de mayor evidencia de esta inseguridad se presentan
bajo la forma de cierre y privatización de calles; barrios protegidos con bardas
electrificadas y con vigilancia privada contratada por los vecinos; enrejado de
negocios y comercios; blindaje de vehículos; vigilancia cada vez más sofisticada; y
la clara tendencia a la pérdida y desaparición de los espacios públicos por la
privatización de estos. En suma, la noción de la ciudad como archipiélago.
En consecuencia, es necesario distinguir entre las diferentes áreas de la
metrópolis, toda vez que las expresiones espaciales tienen un carácter
fragmentado que privilegian sólo algunos puntos de la ciudad. Los
55
emplazamientos terciarios de alta especialización se ubican de manera
concentrada y cada vez más cerrada, la ciudad como archipiélago, pero, sólo en
algunos puntos de exclusividad por las exigencias de la competitividad, no
obstante, impactando al conjunto de las aglomeraciones y mercados. En sus
expresiones se inscriben los efectos de la reestructuración.
No obstante este contexto de fragmentación, aún así sus manifestaciones y
potencialidades muestran a la metrópolis como el centro de poder político,
empresarial y gerencial de mando económico nacional, y su articulación con la red
global de ciudades, al contener servicios superiores, grandes negocios, turismo,
espectáculos y áreas comerciales multinacionales. Es por ello significativo el
despunte de zonas como el corredor Centro Histórico-Reforma-Santa Fe, donde
se concentran tales servicios cuaternarios; y la más intensa actividad inmobiliaria
metropolitana. De tal forma que en esta zona poniente ha venido despuntando una
nueva centralidad metropolitano de la ciudad de México, el fragmento territorial
inserto en el corredor Paseo de la Reforma, columna vertebral de ésta zona.
2.2. Conjunto Urbano Santa Fe: una Nueva Centralidad en la Ciudad de México.
Santa Fe se presenta como nuevo centro de mando reeditando la centralización
espacial metropolitana como patrón dominante de los más dinámicos servicios
cuaternarios o servicios a la producción a empresas bancarias, comerciales y de
seguros, servicios de comunicación y telefonía, a consultores y a promotores
inmobiliarios. Este proceso de terciarización superior ha venido transformando la
base económica de la ciudad de México al reducir la planta productiva industrial e
incrementar el sector terciario, en particular los servicios al productor, el comercio
al por mayor y las actividades culturales, de investigación y desarrollo tecnológico,
así como los de esparcimiento y turismo, siguiendo la propuesta de Marshall y
Wood (1995), para el proceso de transformación de las grandes ciudades.
56
El conjunto Santa Fe se inscribe en la zona poniente de la ciudad de México que
ha venido experimentado la mayor dinámica en inversiones y actividad
inmobiliaria. Recientemente la delegación Álvaro Obregón, donde se ubica Santa
Fe, pasó a ocupar los primeros lugares en la concentración del PIB de servicios de
la urbe. En la actualidad esta delegación junto con la Cuauhtémoc, Benito Juárez y
Miguel Hidalgo concentran más del 62% del PIB del Distrito Federal (Garza, 2000;
192).
Es en este sentido significativo el despunte de la zona poniente de Santa Fe,
articulado al corredor del Paseo de la Reforma, Centro Histórico y Polanco, donde
se concentran el rascacielos de La Torre Mayor, servicios financieros, el mercado
de la bolsa de valores, infraestructura hotelera internacional, grandes centros
comerciales, hospitales, universidades, centros culturales y de espectáculos; y la
más alta ola expansiva de actividad inmobiliaria, traducida en el encarecimiento de
los precios del suelo.
Es en torno a esta avenida vertebral del Paseo de la Reforma que se irradia esta
nueva centralidad, referenciando a la Fuente de Petróleos, a partir de donde se
trazan las rutas y tiempos de recorrido al Nueva Aeropuerto Internacional de la
Ciudad de México al oriente de la metrópolis, hoy pospuesto; pero, también al
aeropuerto de la ciudad de Toluca y medio de movilidad indispensable en los
negocios de este dinámico sector terciario de alta especialización o cuaternario
emplazado en esta zona. La cantidad de vuelos anuales que registra este
aeropuerto es verdaderamente impresionante y equiparable a los más grandes del
mundo, con 23 326 559 pasajeros al año durante marzo del 2004 a marzo del
2005, según La Jornada (18/julio/2005), por ello la principal puerta de entrada al
país. Pero, también Santa Fe como nodo se articula con el aeropuerto
internacional de la ciudad de Toluca, a través de la perspectiva de un sistema
aeroportuario de la región centro unido por infraestructura de transportes y
vialidades rápidas.
57
La ciudad de México ha emprendido tal proceso que le permitirá mantener su
preeminencia económica en alrededor de una tercera parte de la economía
nacional durante varias décadas de este siglo XXI. En 1998 esta metrópolis
absorbió 41% del sector terciario nacional de los servicios al productor y 45.9% del
comercio al mayorista, constituyendo el principal centro de servicios del país
(Garza, 2000; 191).
Este perfil que presenta la metrópolis ciudad de México en sus actividades de
servicios financieros, comerciales, informacionales y de signo diverso han venido
transformando su imagen urbanística y su tipología de usos de suelo. Destaca de
sobremanera el sector de servicios financieros. Este sector financiero como
sistema es enormemente complejo, contiene, entre otros, mercados, bienes e
intermediarios; en su organización y desarrollo tiene fuertes dimensiones
espaciales; contiene una fuerte cantidad de flujos organizados en torno a dos tipos
de usuarios financieros: prestadores y solicitantes, cuyo sistema los eslabona
entre sí y sus interacciones pueden ocurrir a diferentes niveles del sistema urbano.
En el ámbito inmobiliario la presencia del sector financiero es por demás evidente,
con la participación en el proceso que cubre prácticamente todo su ciclo:
adquisiciones de suelo urbano, edificación y otorgamiento de créditos hipotecarios
por parte de los compradores.
En este proceso destaca la concentración de la propiedad de bienes raíces en
manos del sector financiero y su expresión en la arena de los mayores proyectos
urbano arquitectónicos, con arquitectos de fama internacional construyendo en
áreas del tipo Santa Fe que se valorizan por su imagen, visibilidad y atractivo
internacional; emergiendo como fórmula para señalar a la ciudad de México estar
lista para entrar al sistema global por asumir funciones de ciudad global.
En este ámbito inmobiliario en la ciudad de México se presenta una intensa
actividad que registra 22 edificios en construcción con cerca de 500 mil m2
estimados esperando se incorpore un 60% al inventariado durante el año 2004. De
nueve corredores de oficinas identificados por la firma Colliers International,
58
destaca este corredor Reforma Santa Fe. En particular en el polígono de Santa Fe
se encuentran cinco edificios en la etapa final de construcción con un área de
98,500 m2; en Reforma desarrollos inmobiliarios con una superficie de 80 mil m2
de espacios nuevos de oficinas, principalmente. En este sentido este corredor
destaca como el mayor ofertador de nuevos espacios de oficinas.
La demanda de estos espacios de oficinas durante los últimos tres años ha sido
de más de 400 mil m2 en promedio por año. Los corredores con mayor demanda
en renta y venta fueron Insurgentes con 90,152 m2 anuales; Santa Fe con 52,427
m2 y con la clara tendencia a incrementarse; y Periférico con un promedio de 40
mil m2. En la zona de Cruz Manca en Santa Fe se llevó a cabo recientemente una
de las operaciones de mayor importancia en el mercado inmobiliario, con la renta
por parte de la compañía Telefónica por 25,807 m2, en el edificio Corporativo
Aicon. Este corredor sigue consolidándose como el principal proveedor de
espacios para compañías trasnacionales, en donde destacan operaciones
similares con empresas como Ford y Ericsson, ocupando importantes espacios
desde 2002 (Ibidem, 2004).
Los precios en este sector presentan una tendencia a la baja, a pesar de cierto
repunte en la demanda y la desaceleración en el ritmo de construcción de edificios
de alta calidad. Los precios de cierre de operaciones inmobiliarias reflejaron una
disminución del 10% en promedio en la mayoría de los corredores de oficinas y en
todas las categorías de edificios. Los precios promedio más elevados para
edificios lujosos se registraron en el corredor Reforma Santa Fe y los más bajos
en el corredor Periférico Sur. El precio promedio por metro cuadrado mensual en
renta se ubicó en 30 dólares; en lo que se refiere a precios de venta por metro
cuadrado se encuentran en promedio en 2 mil dólares (Ibidem, 2004).
También, destaca de manera relevante el sector de servicios de comercio,
expresado en el auge de los desarrollos comerciales diversos. Los supermercados
son su parte más dinámica con implicaciones diversas, son el sector de la cadena
59
alimentaria que mueve más volumen de capital y controla la agricultura por el
contrato directo con el productor; además de poder económico como monopolio,
también en sistemas tecnológicos de control mediante sustitución de códigos de
barras de la etiquetas de precios por sistemas de identificación a través de
radiofrecuencias que permiten registrar información de quiénes, qué, cuándo,
cuánto compran y dónde se usa o queda el producto. Esta innovación tecnológica
ya opera en la cadena Wal Mart4.
La proliferación de conjuntos y locales comerciales en distintas zonas de la ciudad
es una imagen urbana cada vez más familiar en las diferentes arterias que
conforman los principales corredores comerciales de la ciudad de México:
Insurgentes Sur, Reforma, Zona Rosa, Periférico Norte, Periférico Sur, Santa Fe,
Polanco-Lomas, Coapa, Centro y Condesa.
El corredor de mayor cotización es el de Polanco-Lomas donde se pagan rentas
de cerca de 40 dólares por metro cuadrado en los locales independientes. Sin
embargo, es tan distinta la mezcla de espacios que se experimentan
comportamientos diferentes. Mientras en Santa Fe la demanda de espacios es alta
contra la baja disponibilidad de estos, se pueden encontrar, como ya se mencionó,
espacios en promedio de 30 dólares en renta. Caso contrario es el de Insurgentes
que su complejidad le convierte en un mercado mixto, al combinar tramos de alta
demanda con otros de baja demanda, pero que en promedio son espacio en renta
de 23 dólares (Colliers International, 2004). En este proceso de reacomodo de
espacios en renta seguramente la avenida Mazarik, en Polanco, dejará de ser, a
corto plazo, la referencia comparativa por sus niveles de precios con la 5ª Avenida
de Nueva York, al igual que Oxford Street en Londres y los Campos Eliseos en
4 Por primera vez en la historia una cadena de supermercados, Wal-Mart, es la empresa más grande del mundo, superando a las petroleras y automotrices. Wal-Mart y Microsoft son una clara expresión de los macromonopolios contemporáneos. Wal-Mart ejerce control sobre productores, proveedores y políticas; es la mayor cadena de ventas directas al consumidor en Norteamérica. En México controla el 54% del mercado con 687 tiendas. Es el mayor empleador en México y USA (La Jornada, 20/dic/2004).
60
París que siguen siendo las calles más caras del mundo cotizadas sus rentas en
cerca de 10 mil dólares en promedio anuales por metro cuadrado, según el estudio
de la Cushman y Wakefield Healey y Baker (La Jornada 27/oct/2004).
Los beneficios de la tecnología de la nueva información necesita no solo la
infraestructura física, sino también una mezcla compleja de otros recursos, sobre
todo más de valores agregados a esas tecnologías que producen para firmas de
servicios avanzados apoyados en las externalidades. Esto significa que los
recursos materiales y humanos, edificios inteligentes, talentos profesionales y la
red social de infraestructura de trabajo es lo que maximiza la conectividad, de
acuerdo con Sassen (2001; 120). En el significado de la información participan dos
tipos de información: uno es el dato que puede ser complejo, pero, que tiene una
forma estandarizada de fácil evaluación por las firmas. El segundo tipo requiere
una complicada mezcla de elementos no solo técnicos, sino también sociales, que
viene a ser la infraestructura social la que da a los centros financieros un papel
estratégico. En suma, los servicios financieros y al productor se conjugan en
sinergias con las universidades y centros de investigación que se emplazan en
zonas apropiadas como Santa Fe.
Por ello, las razones para establecer representaciones corporativas en Santa Fe
han sido incrementar inversiones de capital, inversiones financieras, la necesidad
de una localización central para controlar las sucursales, oficinas y factorías sobre
una amplia área geográfica, acceso a bienes y mercados, obtener información de
organizaciones de negocios y acceso a información de agencias administrativas.
Además, los aspectos financieros de incremento de capital e inversión, asuntos de
una economía de información, continúan siendo importantes razones para
localizar corporativos en ciudades grandes, no obstante sus altos precios del suelo
urbano, altos salarios y otros costos.
2.3. El Conjunto Urbano Santa Fe y sus Protagonistas.
61
El conjunto Santa Fe de la metrópolis ciudad de México presenta peculiaridades
singulares por las prácticas de los agentes sociales en la forma de hacer ciudad.
Con la diversidad de sus prácticas el Estado, los agentes privados y los residentes
le imprimen un signo distintivo a esta zona donde las políticas de desarrollo
urbano se expresan en acuerdos a través de concesiones a partir del poder
político y económica de este lugar, es el caso de los significativos montos de
inversión para la economía de la ciudad; así como de la combinación tanto del
establecimiento de las representaciones de las empresas lideres emplazadas en
sus oficinas corporativas; como por los promotores inmobiliarios; y por los
empresarios comerciales. Finalmente, los residentes de altos ingresos económicos
en sus propias expectativas de vida con la elección y la seguridad del lugar le dan
nuevos significados; y a su vez, este ambiente construido reproduce las relaciones
sociales de estos actores.
El emplazamiento en Santa Fe de un sector social ligado a los servicios
cuaternarios es una clara expresión social en el espacio de esta fase terciaria,
donde un estrato social dedicado a los servicios cualificados de alta
especialización se ha constituido en una elite de muy altos ingresos que ha
profundizado la brecha social de los niveles salariales de la ciudad de México, y ha
fragmentado su estructura espacial entre barrios residenciales de muy ricos
separados de los barrios pobres.
Esta perspectiva ha dado lugar a nociones de ciudades duales, ya mencionadas
en el capítulo anterior, donde pareciera que desaparecen las clases medias, sin
embargo, y de acuerdo a Sassen (2001), la estructura de clases en las ciudades
se ve alterada por la presencia de una elite de profesionales de muy altos ingresos
que se separa social y territorialmente de los demás estratos, lo que hace pensar
en la supuesta desaparición de los sectores sociales de niveles medios. En el
caso de la ciudad de México y su expresión en Santa Fe se conjugan los altos
ingresos económicos de este sector social con la elección y gusto de
determinados estilos de vida que les ofrecen los desarrolladores de bienes raíces
62
mediante las atractivas nuevas formas de organización residencial y promoción vía
las amenidades.
También, es pertinente indicar que en el marco de la estructura salarial no hay
datos precisos que midan los niveles de ingresos para esa elite emplazada en
Santa Fe. La información disponible por AGEBS del INEGI son muy generales en
cuanto a que establecen solo rangos por encima de los cinco o diez salarios
mínimos. Insuficiente para dimensionar los perfiles de ingresos de los que habitan
Santa Fe con respecto a otras zonas de la ciudad de México.
Los procesos edilicios escenificados en esta zona de la ciudad tienen de
protagonistas a las empresas inmobiliarias trasnacionales que han venido
adquiriendo cada vez mayor presencia, es el caso de Reichmann International,
grupo inmobiliario canadiense, que tiene fuerte presencia al dominar gran parte de
la inversión inmobiliaria en los nuevos proyectos estratégicos para la ciudad de
México, con un monto superior a los 600 millones de dólares, siendo el primero en
realizar coinversiones con el gobierno del Distrito Federal en torno al proyecto
Centro Fiesta Alameda, en el corredor Reforma Centro Histórico (La Jornada).
El grupo Reichmann en los últimos años ha venido actuando con significativas
inversiones en proyectos propios o en sociedad con otras empresas en ciertas
áreas de la ciudad de México, sobre todo en el corredor Alameda-Santa Fe, a lo
largo de Paseo de la Reforma, donde en particular invirtió mas de 250 millones de
dólares en la construcción de la Torre Mayor de Paseo de la Reforma, el edificio
más alto de la ciudad; además de cerca de 100 millones de dólares en el conjunto
Santa Fe. Pero también otros importantes desarrolladores de bienes raíces con
capitales nacionales e internacionales.
Es Santa Fe la zona de mayor desarrollo inmobiliario de México y probablemente
de América Latina. Es considerada por los desarrolladores y expertos inmobiliarios
como el área de mayor crecimiento del país, denominándose los calificativos: el
63
nuevo modelo de ciudad en México y nuevo polo de desarrollo de la ciudad de
México; por monumental y espectacular en su tipología edilicia caracterizada por
la construcción de múltiples torres departamentales y de oficinas en crecimiento.
En el rápido crecimiento inmobiliario de Santa Fe se pueden distinguir en general
dos fases: una primera, caracterizada por el desarrollo de corporativos; y una
segunda, de desarrollos residenciales. Es indudable que este proceso está
encadenado debido a que en esta zona se encuentra la mayor oferta de edificios
corporativos de la ciudad de México, el 30%, además de existir una infraestructura
de servicios y la extensa área de desarrollo comercial que hacen viable la
ejecución de inversiones residenciales.
El sector inmobiliario en la ciudad de México ha experimentado grandes
transformaciones desde hace más de una década. Hasta hace unos años este
sector se entendía tan sólo como la construcción de ciertos edificios para diversos
usos: oficinas, comercios o viviendas para su venta. Pero, este concepto ha
evolucionado al resaltar su potencial en la generación patrimonial de rentas. Las
tasas de interés, la incursión de nuevos inversionistas de signo variado, fondos de
pensiones extranjeras y las empresas inmobiliarias trasnacionales han contribuido
a que en México se aprecien los factores de capitalización, es decir, valuaciones
mayores con respecto a montos de renta comparables. Por ello, los inversionistas
han centrado su interés a los bienes inmuebles cotizados a valores más atractivos
que en USA. A su vez, este mismo concepto revigoriza el carácter simbólico del
poder subyacente de las grandes firmas trasnacionales en el lenguaje de la
arquitectura y el urbanismo. Es decir, los edificios como logotipo y el lugar de su
inscripción tienen una clara intencionalidad de renta, prestigio y distinción.
Como nodo de crecimiento Santa Fe representa la tendencia que marca la pauta
de la expansión urbana de la ciudad al conjugar infraestructura, equipamiento y
servicios frente a una demanda de sectores sociales de altos ingresos. Las zonas
de alto poder adquisitivo de la ciudad de México están concentradas
64
principalmente en el poniente y el surponiente, y cada una está integrada por un
eje principal: el primero incluye el Pedregal de San Ángel y sus alrededores; y el
segundo, Lomas de Chapultepec, Polanco, Bosques de las Lomas, Santa Fe,
Country, Interlomas y bosque Real.
Estas dos zonas se desarrollaron como mercados inmobiliarios por separado,
pese a su cercanía por no existir accesos viales entre ambas que facilitaran su
comunicación. Pero, a partir de la nueva infraestructura vial se ha enlazado Santa
Fe con el sur de la ciudad, elemento que se ha sumado al atractivo inmobiliario del
poniente. A partir de la saturación del suelo del sur de la ciudad y con ello de las
ventas de inmuebles, en particular de viviendas de nivel residencial, el poniente
que incluye principalmente parte de las delegaciones Álvaro Obregón, Cuajimalpa
y Miguel Hidalgo, y del municipio mexiquense de Huixquilucan, es el que cuenta
con mayores desarrollos habitacionales residenciales. Esta zona se caracteriza
por ofrecer principalmente edificios de departamentos, debido a la densidad de los
terrenos, su topografía accidentada y la demanda de los consumidores de bienes
raíces.
De los registros de ofertas de vivienda residencial de alto costo de la ciudad de
México, mayores a 200 mil dólares, cerca del 70% se ubica en el poniente (Real
Estate, 18, 2005); de acuerdo con la misma fuente el muestreo de viviendas en el
poniente, los lugares que registran mayor dinamismo en ventas de unidades son
Santa Fe, Bosques de las Lomas y bosque Real, los cuales se perfilan como los
principales ejes de crecimiento de la zona. Hoy en día, en el poniente de la ciudad
existe un mercado inmobiliario muy competido en particular en proyectos
residenciales, especialmente en departamentos. En esta materia existen 120
proyectos que representan cerca de 10 mil unidades, de la cuáles cerca del 50%
están en venta; con áreas que van de 70 a 700 m2, y con precios que oscilan
entre los 150 mil y dos millones de dólares (Ibidem, 2005).
65
En Santa Fe las prácticas de los desarrolladores de bienes raíces, promotores y
especuladores redescubren la distinción social como criterio de promoción
inmobiliaria dejando de lado las viejas utopías de la ciudad igualitaria. En el
proceso de elección de vivir en Santa Fe se conjugan tanto los aspectos de poder
adquisitivo, como los criterios de la búsqueda de estatus y un modo de vida en
general que se asume como el poder de formar parte de la gente de éxito. Por
ello, siguiendo a Bourdieu (2002), el gusto deviene concepto y palabra clave no
solo para significar la crisis de los criterios de objetivación de valores,
comportamientos, cualidades, sino también para hacer de ellos poderosos factores
de distinción social.
Las políticas urbanas que el gobierno en turno en esta parte poniente de la ciudad
ha instrumentado se basan en la oferta de suelo urbano de mayor atractivo de la
metrópolis, a través de estimulación fiscal para atraer inversiones como nueva
estrategia del desarrollo urbano; junto con modalidades nuevas de concertación
en la construcción de la infraestructura vía el pago a los desarrolladores privados
por estas obras con suelo urbano en Santa Fe. Por ello se asume que en parte las
transformaciones metropolitanas hay que buscarlas mediante las actividades y
estrategias de las empresas del sector privado. Así, el gobierno apuntala tales
acciones, es el caso de las obras de embellecimiento del Paseo de la Reforma,
que se están llevando a cabo en este momento y muchas otras.
2.4. La Génesis del Conjunto Urbano Santa Fe.
Los orígenes de este conjunto urbano Santa Fe hay que inscribirlos en torno a por
los menos cuatro importantes factores: el primero, en su concepción como
proyecto prevalecen los compromisos internacionales gubernamentales ligado al
avance de la apertura comercial de los años ochenta que hacían indispensable un
proyecto diferente de ciudad. El segundo, el giro de las políticas urbanas de
desarrollo de la ciudad asociadas con los intereses de los inversionistas privados
66
que transformaron esta zona de basureros, minas y asentamientos humanos
precarios. El tercero, el nuevo papel de la planeación basado en los postulados
estratégicos de corte neoliberal apuntalados en los megaproyectos concertados
con el sector privado y social. Y el cuarto, como concepto de conjunto urbano
basado en usos de suelo diversos bajo la idea de la autosuficiencia en todos sus
servicios.
Bajo la perspectiva metropolitana y su vinculación regional en el marco de la
apertura comercial destaca su ubicación estratégica. Santa Fe se inscribe dentro
del contorno del sector metropolitano poniente, enclavado en dos Delegaciones:
Álvaro Obregón y Cuajimalpa, que forman el paso obligado entre la capital del
Estado de México y el centro del Distrito Federal. Santa Fe constituye un vínculo
de alta relevancia entre los dos ciudades que generan la mayor demanda diaria de
viajes por persona, como resultado de que aquí inicia la autopista México-Toluca,
y debido a que la estructura vial desarrollada en ella contribuye a reforzar el
vínculo oriente y poniente de la ciudad, dándole fuerte competitividad.
El conjunto Santa Fe se inserta dentro de los Programas de Zonas Especiales de
Desarrollo Controlado (Zedec) y constituido en particular en el año de 1987 en el
marco del Gobierno de la Regencia de Ramón Aguirre. Sobre un área de 850
hectáreas que se ajustaban a una zonificación y reglamentación de construcción
con criterios ecológicos, urbanísticos y financieros para hacer de ella un desarrollo
urbano con uso de máximo provecho del suelo y servicios de alto nivel.
Aquí se identifica el punto de partida de una nueva concepción del desarrollo
urbano que contempla de manera pragmática usos de suelo mixtos, como parte de
un discurso de crítica a la zonificación del modelo urbano funcionalista,
materializado en las propuestas de los corredores urbanos contenidos en el
Programa de Reordenación Urbana y Protección Ecológica (PRUPE, 1985).
El Programa de Zonas Especiales de Desarrollo Controlado (Zedec) Santa Fe de
Cuajimalpa se estableció sobre una superficie de 8 millones 430 mil m2 con
67
autorización de usos de suelo diversos; el centro comercial Santa Fe, en Álvaro
Obregón, en una superficie de 189 mil 887 m2 y con una inversión inicial de 724
millones de pesos. Considerada como la zona mas deteriorada del Distrito Federal
debido a las minas, tiraderos de basura y asentamientos humanos irregulares en
condiciones insalubres e inestabilidad del suelo, según el diagnóstico del gobierno
en turno.
Este proyecto se inicia con los objetivos de “la recuperación ecológica de la zona
devastada por la explotación minera y el manejo de la basura; la creación
intensiva de empleos en sectores no contaminantes; y la transformación de Santa
Fe en un centro de inversiones inmobiliarias que se encontraban detenidas por
problemas de uso de suelo y dotación de servicios de alta calidad” (Gamboa,
1994).
Ciertamente, en los antecedentes se destaca que los estudios y elaboración del
Programa de Mejoramiento y Rescate de Santa Fe dieron inicio en el año de 1989
y al comienzo de los trabajos no existían en la zona asentamientos humanos
consolidados. En su proceso de desarrollo urbano y el consecuente arribo de
pobladores diversos e inversionistas se han generado grupos sociales que se han
organizado paulatinamente, dando lugar a la definición progresiva de un proceso
de planeación participativa, que inicialmente se estableció en los escasos
asentamientos humanos irregulares que existían en la zona y que en su gran
mayoría fueron posteriormente reubicados, y con la creación de la Asociación de
Colonos de Santa Fe.
En este proceso retórico de planeación participativa cobró fuerza el discurso de la
planeación democrática difundido por el arribo al poder en los años ochenta de la
tecnocracia neoliberal, con la intencionalidad de legitimar las prácticas
privatizadoras a través de supuestas consultas públicas para hacer a un lado la
regulación de la planeación del desarrollo urbano.
68
La concreción y consolidación del proyecto Santa Fe se ubica a partir de dos
iniciativas clave: el establecimiento de la Universidad Iberoamericana y el Centro
Comercial Santa Fe. La primera, a raíz del colapso del edificio de la Universidad
Iberoamericana por la tragedia del sismo de 1885 que sufrió la Ciudad de México,
se vio en la necesidad de reubicar sus instalaciones a la zona poniente a partir del
año de 1987. La segunda, comprende la iniciativa de edificar el centro comercial
de mayor magnitud para ésta ciudad. El centro comercial fue concebido en 1989
bajo la regencia de Manuel Camacho Solís, e inaugurado en 1993, con inversión
inicial de 300 millones de dólares, con la meta de convertirse en el más importante
de la ciudad de México, capaz de competir con cualquier centro de Estados
Unidos. Se encuentra ubicado en la avenida Vasco de Quiroga, colonia Antigua
Mina la Totolapa, delegación Cuajimalpa, en un área de 225 mil m2 y en terrenos,
diez años atrás, sin valor comercial.
El Programa Maestro contemplaba dos zonas para oficinas corporativas y dos
para centros comerciales; vivienda y un centro de ciudad, que combina la
construcción de edificios para vivienda, comercios y oficinas, así como una zona
escolar iniciada con la Universidad Iberoamericana. Se preveía generar cerca de
20 mil empleos de obra; y cerca de 35 mil empleos fijos (Gamboa, 1994).
Históricamente la zona de Santa Fe ha desempeñado funciones de servicios al
conjunto de la ciudad, tanto por haber proporcionado grandes cantidades de arena
para la construcción de edificios, como por el confinado de desechos sólidos y
basura que en ella se han realizado. La actividad económica más importante
corresponde a la extracción de materiales pétreos a cielo abierto, misma que inicia
hacia el año de 1940. En 1967 la superficie ocupada por esta actividad
correspondía a 171 ha, equivalente a 20.26% del total, y en 1978 se incrementó a
274 ha, 32.36%. Para 1993 la superficie dedicada a minería corresponde a 172.58
ha, 20.45% (GDF, 2000). La otra actividad realizada en el área que generó
movimientos económicos y poblacionales importantes, fue la existencia de
tiraderos de basura, mismos que surgen hacia 1940 y llegan a ocupar una
69
superficie cercana al 10% del área de la poligonal actual, lo que propició el
surgimiento de asentamientos irregulares.
Capítulo 3. El Conjunto Santa Fe de la Ciudad de México: Archipiélago
Cuaternario Posmoderno.
En el encuentro con el urbanismo de Santa Fe se puede experimentar el espíritu
de la posmodernidad de manera analógica a la que experimentó Baudelaire en el
París decimonónico (Berman, 1991), por el vértigo del ambiente construido,
atmósfera asfixiante de las escalas y las formas urbano arquitectónicas que
parecieran arrasar al peatón. Pero, sobre todo, es a través de la velocidad
vehicular como se percibe de una forma verdaderamente inquietante la
espectacularidad de este nuevo urbanismo, en particular en sus signos nocturnos
bajo la idea lefebvreana de la ciudad5. Procesos de transición de modernidad y
posmodernidad percibidos por el imaginario colectivo y que se espacializan
(Amendola, 2000).
La imagen de la Ciudad de México a través de Santa Fe resulta impactante y
artificial desde la perspectiva de acceso a la metrópolis por la carretera de Toluca;
pero también contrastante es el mapa de esta ciudad en sus espacios de riqueza y
pobreza con sus fronteras que marcan los lugares fragmentados que no solo son
físicos, sino también de estatus y de moda.
5 Es interesante la perspectiva de la ciudad en Lefebvre (1972) entendida como obra de arte. El espacio no solamente organizado y percibido, sino también modelado por los grupos de acuerdo a sus necesidades y expectativas ideológicas de ética y estética. La monumentalidad representa un elemento esencial en la ciudad en tanto que obra, pero el horario que siguen los miembros de la colectividad urbana no reviste un aspecto menor. La ciudad como obra debe ser estudiada bajo tal doble faceta: edificios de toda índole y horario que implican en la vida de los habitantes de las ciudades y de todos los ciudadanos en general.
70
El conjunto Santa Fe traza su singularidad a manera de archipiélago cuaternario
posmoderno en su proceso de constitución de un nuevo urbanismo como prácticas
tendenciales en la forma singular de hacer ciudad por sus diversos actores
sociales, que reproducen la tipología de ciudad basada en la desigualdad y la
exclusión. Por lo tanto, este nuevo urbanismo del conjunto Santa Fe se inscribe en
el neoconservadurismo.
Por ello, el propósito de este capítulo es demostrar tal singularidad de Santa Fe
como archipiélago cuaternario posmoderno y para tal fin este capítulo se
estructura en tres partes que dilucidan estas nociones.
3.1. El fragmento Santa Fe: analogía de un archipiélago.
La poligonal del conjunto Santa Fe en sí misma es un fragmento urbano de la
metrópolis porque establece una ruptura con el resto de la ciudad; así como su
propia formación se compone de una diversidad de usos de suelo comprendida
por 14 predios diferentes entre sí, a manera de desdoblarse en más fragmentos.
De ahí la analogía con un conjunto de islas es que deriva la idea de archipiélago.
Pero también, archipiélago como confinamiento intencionado por parte de grupos
sociales que se aíslan de los demás en encierro voluntario de las clases medias y
altas. Este archipiélago se expresa en las prácticas de sus habitantes a través de
sus estilos de vida, sus formas de organización como residentes, sus
agrupamientos residenciales cerrados, y en general en el cómo hacen ciudad.
Son varios elementos los que caracterizan a este conjunto urbano como
archipiélago: su ubicación en una zona exclusiva y excluyente de altos ingresos,
los altos precios del suelo e inmuebles, las prácticas del sector inmobiliario, los
aspectos identitarios de los grupos sociales, los agrupamientos residenciales
cerrados y rigurosamente vigilados, y la paulatina pérdida y privatización del
espacio público. Con todo ello se reproduce el modelo de ciudad excluyente.
71
Como primeros elementos, la delimitación de ésta poligonal de Santa Fe se sitúa
geográficamente al poniente de la ciudad de México, en un entorno rodeado en su
mayoría de colonias residenciales de altos ingresos y un mercado inmobiliario de
alta plusvalía; y su área comprende una superficie total de 931.65 hectáreas, y
tiene las siguientes colindancias (GDF, 2000):
Al Norte con el paramento norte de la lateral de la Autopista México–Toluca, desde
el distribuidor Puerta de Santa Fe hasta su intersección con la Av. Vasco de
Quiroga; y colindando con la colonia Lomas de Chapultepec.
Al Poniente con la Av. Vasco de Quiroga hasta el cruce con la Av. Juan Salvador
Agráz, continuando por el centro de la Barranca de Memetla o Tlapexco, hasta el
límite del Pueblo Tinajas y las colonias Pueblo del Yaqui, ampliación Memetla y el
Ocote, de ahí hasta el cruce con la Avenida Carlos Grez Fernández, el cruce con
la calle 16 de septiembre y el antiguo andador de San Carlos; de ahí hasta el
cruce con la Av. Arteaga y Salazar; y junto con los fraccionamientos Bosques de
las Lomas, Vista Hermosa y Lomas Bezares.
Por el Sur con el paramento norte de la Avenida Arteaga y Salazar, hasta la
intersección de la Antigua Carretera a San Mateo Tlaltenango, continuando hasta
el predio del Portal del Sol, y por el límite de los predios del ex ejido de San Mateo
Tlaltenango; hasta el “hombro” del talud sur de la Barranca de los Helechos, de
donde continúa, bordeando el límite del terreno del ex reclusorio poniente, hasta la
barranca de Atzoyapan y rodeando la Loma Tepozcuautla, por un camino sin
nombre, hasta el arroyo Puerta Grande, continuando durante un tramo, por
Avenida Centenario, para retomar el arroyo Puerta Grande y la barranca de
Atzoyapan; y colindando con la zona de reserva ecológica.
Al Oriente con el panteón Jardín y las colonias Tetlalpan y Reacomodo Santa
Lucía, hasta el cruce con la Av. Santa Lucía, y también en el cruce con la Avenida
Carlos Lazo, siguiendo por el fondo de la barranca Tlayapaca, en lindero de los
72
predios Tlayacapa y el Hospital; continúa cruzando la loma de Jalapa, siguiendo
hasta el cruce con la rama sur de esta barranca y de ahí hasta el lecho de la
barranca ampliación Jalapa, continuando hasta su entronque con la barranca de
Tlapizahuaya, y de ahí por el cauce de la barranca de Becerra, hasta el límite con
el predio del Ocho y Medio; para continuar el lindero del predio El Pedregal en la
colonia Bejero y cruzando la autopista México–Toluca, hasta el punto de partida
en el paramento norte de la lateral de ésta autopista (ver plano anexo).
El concepto de estructura urbana que se concibió en la planeación de Santa Fe
(Gamboa de Buen, 1994), ha sido un factor determinante en la configuración que
actualmente se observa, así como el proceso mismo de su desarrollo. La
estructura urbana se integra por zonas de usos homogéneos, definidas con el fin
de lograr una distribución balanceada de los usos de suelo, la cual se estableció
tomando en cuenta las características propias del sitio y su topografía.
Las zonas, definidas como tales por sus usos homogéneos y por su clara
delimitación espacial, se establecieron a partir de la propuesta general de
ordenamiento y del análisis de las siguientes condicionantes: topografía,
vegetación, hidrografía, geología, usos de suelo existentes y vialidades e
infraestructura. Estas zonas, cuyo número es de catorce, se interrelacionan por
ejes de vinculación vial, contando con vialidades de nivel secundario que permiten
el acceso al interior de las mismas, así como las manzanas y los lotes que las
integran.
El distribuidor vial Puerta Santa Fe establece, mediante las estructuras de forma
triangular que dan soporte a los puentes, un hito urbano que caracteriza al nuevo
desarrollo, y marca su inicio en el extremo oriente, quedando delimitado el
extremo final al poniente por los túneles de la autopista México–Toluca en la
intersección con la Av. Arteaga y Salazar.
73
La red vial primaria de Santa Fe refuerza la vialidad de acceso al poniente de la
Ciudad de México articulándola con el Valle de Toluca, y ofrece vías alternativas
en la vinculación Norte–Sur, reforzando al mismo tiempo la vialidad existente en el
poniente de la Ciudad de México.
La red vial se desarrolla a partir de tres ejes longitudinales principales:
- Prolongación de la Av. Vasco de Quiroga.
- Av. Santa Lucía.
- Prolongación de Paseo de la Reforma y su continuación en la Autopista
México-Toluca, cuyas laterales permiten la vertebración de la zona.
A estos tres ejes longitudinales se vinculan, enlazando las diversas zonas del
desarrollo, las siguientes vialidades primarias:
Avenida Ingeniero Roberto Medellín (en Peña Blanca) que permite el enlace entre
la zona de corporativos Peña Blanca y la Avenida Vasco de Quiroga y mediante
ésta el acceso al Centro de Ciudad. Asimismo, esta vialidad vincula a la zona
comprendida dentro del polígono de Santa Fe, mediante el túnel que cruza la
Carretera Federal México–Toluca, con la zona de Bosques de las Lomas.
Avenida Carlos Lazo, misma que se desarrolla entre las zonas de Centro de
Ciudad y de Cruz Manca, transcurriendo desde la lateral de la Autopista hasta la
Avenida Santa Lucía.
Avenida Juan Salvador Agráz, es la vialidad principal de la zona de usos mixtos de
Potosí, recorriendo desde la prolongación de Vasco de Quiroga, hasta Avenida
Mariano Hernández, que proporciona acceso mediante la barranca de la Zona
Habitacional La Loma.
Avenida Bernardo Quintana, que estructura longitudinalmente la zona habitacional
de La Loma.
74
Avenida Santa Fe, que se desarrolla a partir del límite de la Alameda Poniente y
corre al sur del Centro de Ciudad, entre éste y la zona de Servicios Turísticos,
para continuar a todo lo largo de la zona de usos mixtos de Cruz Manca,
constituyendo el eje central estructurador de ésta.
Avenida Javier Barros Sierra, que se desarrolla a partir de la Glorieta de Vasco de
Quiroga en Peña Blanca y permite la vinculación entre el distribuidor Santa Fe y el
acceso a la zona habitacional La Loma, al enlazar con la Avenida Mariano
Hernández.
Dicha avenida Javier Barros Sierra continúa hasta la zona de servicios turísticos
La Fe, desarrollándose entre la barranca de Becerra y el límite Sur de la Alameda
Poniente, para terminar su entronque con la Avenida Carlos Lazo.
Avenida Fernando Espinoza, que se desarrolla a partir de Vasco de Quiroga, entre
la Alameda Poniente y Peña Blanca, y desemboca en la Avenida Javier Barros
Sierra.
La Avenida Vasco de Quiroga en su extremo poniente, así como su prolongación,
vertebran la zona de la Ponderosa constituyendo un circuito que da inicio en el
cruce de esta avenida con Juan Salvador Agráz (en la zona de Potosí),
recorriéndola hasta desembocar en la lateral de la Autopista, permitiendo el
retorno a la mencionada Avenida Agráz.
La Avenida Antonio Dovalí Jaime da inicio en la Avenida Vasco de Quiroga y corre
entre la alameda poniente y el centro de ciudad, hasta entroncar con la Avenida
Javier Barros Sierra.
Avenida Francisco J. Serrano, misma que se inicia en la Avenida Santa Lucía y
corre entre la parte posterior del Parque Prados de la Montaña y la zona escolar,
ligándose hasta la Avenida Santa Fe, en la zona de Cruz Manca.
75
De ella desprende la Avenida Domingo García Ramos, que es la vialidad que
permite el acceso a la zona escolar (ver plano anexo).
Por su parte, con la infraestructura del conjunto de puentes y vialidades el actual
Gobierno del Distrito Federal ha apuntalado a su vez con sus prácticas la
revalorización de la renta del suelo y bienes raíces de la poligonal de Santa Fe, en
este sentido negoció bajo la figura jurídica del trueque, con la contraparte social:
grupo de inversionistas privados, el intercambiar suelo en esta zona a cambio de
la construcción de un conjunto de puentes y vialidades. A través de un mecanismo
denominado Sistema de Cooperación establecido por el ex regente Oscar
Espinosa Villarreal y aplicado por Cuauhtémoc Cárdenas, el gobierno de López
Obrados concretó convenios para intercambiar predios de alto valor inmobiliario en
Santa Fe por cemento y obras públicas. Estas últimas obras consisten en tres
grandes puentes en las barrancas de Santa Fe; ampliación de la avenida
Centenario y la realización de un túnel, dos deprimidos y dos puentes en el Eje
Cinco Poniente.
Resultado de los contratos con las Cementeras Apasco y Cemex; con las
inmobiliarias Cumbres de Santa Fe, Cañada de Santa Fe, Río de Santa Fe y
Consorcio Inmobiliario Promotor, empresas que constituyen el Fideicomiso privado
“Sistema de Actuación por Cooperación para el Desarrollo de la Vialidad Carlos
Lazo-Entronque Centenario. A los consorcios del cemento, el Gobierno del Distrito
Federal les entregó 28 mil 312 m2 de terrenos a cambio de 252 mil metros cúbicos
de concreto; y a las inmobiliarias un predio de 38 hectáreas a cambio de la
construcción de tales obras. Estos dos predios están ubicados a un costado de la
Universidad Iberoamericana, en la colonia Santa Fe, valuados en 277 millones 880
mil 990 pesos, a razón de poco más de 10 mil pesos por metro cuadrado, en
promedio6. Este predio conocido como R 42 fue expropiado al ejido de San Mateo
6 Existe un error en el costo por metro cuadrado promedio difundido en los medios, en realidad debe ser de poco más de 6 mil quinientos pesos, lo que explica lo atractivo para las empresas constructoras de realizar obras a cambio de suelo
76
Tlaltenango por el gobierno federal el 6 de diciembre de 1972, si bien se formalizó
hasta el 30 de mayo de 1973 para el proyecto del Reclusorio poniente. Sin
embargo, fue transferido al DDF. El acuerdo original preveía que además de las
obras viales los empresarios entregarían un terreno para que el gobierno del
Distrito Federal edificará vivienda de interés social. Proyecto que finalmente se
modificó para incluir obras como la ampliación de las avenidas Centenario y Cinco
de Mayo (Proceso, 19/sep/04).
De tales obras convenidas entre el Gobierno del Distrito Federal y empresarios ya
se concluyeron e inauguraron el pasado 26 de septiembre del 2004, la avenida de
los Poetas en Santa Fe con los tres grandes puentes: Carlos Pellicer, Octavio Paz
y Jaime Sabines, sobre las barrancas de los Helechos, Atzoyapan y Puerta
Grande, respectivamente, que conecta con las avenidas Carlos Lazo y Centenario,
y entronque con Tamaulipas, Tepozcuautla y Panteón; estableciendo salidas
rápidas a Barranca del Muerto, Mixcoac y el Periférico, al sur de la ciudad. En
total, 2.1 kilómetros construidos bajo la fórmula de Actuación por Cooperación. Es
interesante destacar que el costo de la obra de los tres puentes fue de 843
millones de pesos (La Jornada, 23/enero/ 2005); pero, al comparar con el predio
recibido en pago por las obras convenidas resalta lo sumamente rentable de la
operación para los constructores.
El énfasis puesto en las obras viales en la zona evidencia varios aspectos que es
necesario reflexionar en el marco del perfil de la ciudad de la información: la
eficiencia en la movilidad, abrir espacios al vehículo privado y la renta del suelo.
La importancia de la movilidad rápida en Santa Fe, donde el poder adquisitivo de
sus habitantes les permite contar con automóvil, si en la ciudad de México hay un
auto por cada cinco habitantes en promedio, aquí casi es de uno a uno,
disminuyendo tiempos de traslado, que por lo general en su mayoría deben ser
movimientos cortos; no obstante, que el Conjunto Santa Fe por sus usos de suelo
urbano en la zona, cotizado en el mercado a razón de más de 10 mil pesos por metro cuadrado.
77
diversos cuenta con todos los servicios, algunas actividades se articulan al resto
de la ciudad-región; y la movilidad de la población flotante con distintos fines; y, al
contar con esta infraestructura se eleva la renta del suelo. Además, conviene
diferenciar entre la movilidad física espacial y la virtual que implica operaciones
por telecomunicaciones y esta zona cuenta con redes suficientes, en contraste con
el acceso limitado a esta tecnología de otras zonas de la ciudad, y a nivel del
promedio nacional de población con acceso a una computadora no supera el 6%
(Crovi, 2004). Sin embargo, se considera que el número de usuarios de Internet
crecerá 20% en el 2005, situándose en este momento en 18 millones, de los
cuales un 30% se localiza en la ciudad de México, 14 % en el Estado de México,
7% en Jalisco y 5% en Nuevo León, según información de la revista Alto Nivel.
En suma, la fórmula de incentivos a la inversión de capital privado en
infraestructura bajo el sistema de cooperación permite que los empresarios
privados al mismo tiempo que obtienen suelo urbano, refuerzan su plusvalía.
Por ello, con la convergencia de estas acciones de revalorizado de suelo y bienes
raíces de Santa Fe ha destacando por ser de las pocas zonas en las que se
permite construir, no obstante las políticas del Bando Dos del Gobierno del Distrito
Federal que restringen la edificación en otras delegaciones, lo que ha situado a los
precios como los mayores de la zona, en más de 20 mil pesos por metro cuadrado
de construcción, lo que hace a esta área como una de las de mayor plusvalía de
esta metrópolis, según información de CB Richard Ellis (Metros Cubicos, No. 53,
2004).
Con información de esta misma consultoría, por la mayor demanda de inmuebles
en venta promedio de la zona, se tipifica en dos los principales grupos que
consideran vivir en Santa Fe: familias de altos ingresos que buscan
departamentos con seguridad y amenidades para los niños y ejecutivos, o
matrimonios jóvenes que buscan vivir cerca de sus lugares de trabajo. Para los
primeros, en Santa Fe se encuentra un importante número de departamentos
78
nuevos de 250 metros cuadrados en promedio y a precio de casi 5 millones de
pesos; para los segundos, una oferta de unidades de menor tamaño y de 2.5
millones de pesos, en promedio. Pero, lo más interesante de esta información es
la rapidez con que se venden las unidades de precios de 3.1 a 4.5 millones de
pesos, en un promedio de publicación de cinco meses su promoción de venta
(Idem, 2004).
Estos hechos se inscriben en el marco del proceso de inversiones del conjunto de
la ciudad la que se incrementó de 8 mil millones de pesos en las estimaciones del
año pasado, para llegar a un total de 23 mil millones, de los cuáles gran parte se
canalizaron al polígono de Santa Fe, según información de la Secretaría de
Desarrollo Económico del Distrito Federal (La Jornada, 16/ene/2005).
Con los usos de suelo diversos establecidos en la poligonal, también se muestra la
condición prevaleciente de supuesto equilibrio en la distribución entre las
actividades urbanas sustantivas de habitación, trabajo, circulación, recreación y
reproducción. Sin embargo, con otra lectura se interpreta que el área destinada a
los usos de suelo habitacionales es a todas luces desproporcionada en relación a
los demás usos, sobre todo mediante su propia dinámica que subordina las
actividades productivas y de servicios al ámbito de los residentes locales a partir
de una condición de auténtico privilegio. Es decir, el área habitacional de alrededor
del 25% del total de la poligonal hace que los residentes de Santa Fe dispongan
de otros usos de manera considerable nunca visto en otros desarrollos, como se
observa en el cuadro siguiente.
79
Cuadro de Usos de Suelo
Uso de Suelo Superficie (has.) Porcentaje
H y HR Habitacional 230.63 24.75 HSO Habitacional, servicios y oficinas 42.02 4.51
SO ST Servicios, oficinas, servicios turísticos 19.51 2.09
OC Oficinas corporativas 49.53 5.32 SU Subcentro urbano 14.08 1.51 CC Centro comercial 31.51 3.38 CS Corredor de servicios urbanos 23.81 2.56
ES Equipamiento de administración, salud, educación y cultura 30.38 3.26
E Equipamiento de abasto 0.00 0.00 EI Equipamiento de infraestructura 14.49 1.56 DR Deporte y recreación 7.18 0.77 AV Áreas verdes 101.04 10.85
ARE y RE Áreas de recuperación ecológica 0.00 0.00 APE y PE Áreas de protección ecológica 218.23 23.42
VI Vialidades 138.73 14.89 IA Industria aislada 10.50 1.13
TOTAL 931.65 100.00
EDIFICIOS CORPORATIVOS PRESENTES EN SANTA FE.
Edificio Uso Diseño Arquitectónico
Distinción Año de Construcción
Phillip Morrison Tabaquera Hewlett Packard Informática Arq. Teodoro
González de León Premio Internacional 1990-1993
IBM Informática Carlos Mcgregor, Aurelio Nuño y De Buen, Arquitectos.
Premio Internacional 1996-1997
Santander – Serfin Servicios Financieros
Corporativo Calakmul
Servicios Agustín Hernández Navarro.
Premio Internacional 1994-1997
Citybank – Banamex Servicios Financieros
Arq. Juan Francisco Serrano Cacho
1996-1997
Quadro Magno Servicios Financieros
Alvarez-Weichers.
Grupo Televisa Televisión EDS Diamante (Electronic Data systems)
Informática
General Electric Electrónicos
80
Grupo Coca – Cola FEMSA
Bebidas
Ford Motors Automóviles Daimler – Chrysler Automóviles Complejo Automotríz
Automóviles Arq. Enrique Norten
1991
Grupo Bimbo Alimentos Gustavo Eichelmann y Gonzalo Gómez, Arquitectos.
Premio Internacional 1991-1993
UNISYS Consultoría e Informática
Chávez, Ruiz, Zamarripa & Cía
Servicios de Consultoría
Universidad Iberoamericana
Educación Arq. Juan Francisco Serrano Cacho
Unidad de Posgrado del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey.
Educación.
Hospital ABC. Salud 2002-2004 Hotel Sheraton. Turismo Los precios promedio de inmuebles en la Delegación Álvaro Obregón son de 15
mil 694 pesos, pero en la zona de Santa Fe se observan los precios más altos, de
20 mil pesos en promedio.
Aspectos Demográficos y Socioeconómicos.
La información de población es una estimación basada de los censos y encuestas
del INEGI, de datos elaborados por Servicios Metropolitanos (Servimet) del
número de habitantes a partir de la cantidad de construcciones destinadas a
habitación. Población que está integrada por tres grupos diferenciados y con
dinámicas de crecimiento y movilidad particulares.
a) Población de vivienda popular Jalalpa establecida como los primeros
asentamientos populares de la zona considerada de saturación de
construcción. Con tasas de crecimiento poblacional estimadas con base en
proyecciones que han venido disminuyendo en los últimos treinta años, de
2.60% a 1.40%.
81
b) La población de asentamientos humanos irregulares calculada con base en
técnicas de fotointerpretación y censo directo. Aquí se consideró de manera
específica la reducción de población como resultado de los procesos de
reubicación de tales asentamientos llevados a cabo a partir de 1990. En la
actualidad solo permanecen en la zona del Programa Parcial de Santa Fe
(1997) pequeños núcleos de este tipo de población. En Hueyatla el conteo
de población se llevó a cabo a través de trabajo de campo.
c) La población que se ha venido incorporando a las áreas más dinámicas de
crecimiento, a partir de 1985, se ha calculada con base en las
construcciones que se han destinado a uso habitacional; así como las
proyecciones de su crecimiento en el contexto de las densidades
establecidas por el mismo Programa Parcial.
Número de Habitantes en Santa Fe por Tipo de Población y Número Total de
Viviendas.
1960-2000 Año Habitantes en
Santa Fe Habitantes en
Jalalpa Habitantes en Asentamientos
Irregulares
Total de Habitantes
Viviendas
1960 3,696 642 4,338 964 1965 4,305 747 5,052 1,123 1970 5,013 870 5,883 1,307 1975 5,694 989 6,683 1,485 1980 6,430 1,116 7,546 1,677 1985 7,260 3,794 11,054 2,456 1990 229 8,199 3,795 12,223 2,716 1995 922 8,788 3,227 12,937 2,875 2000 2,077 9,111 492 11,680 2,596
Fuente: INEGI. Con la instrumentación del Programa de Mejoramiento y rescate de la Zona
Especial de Desarrollo Controlado (ZEDEC) Santa Fe a partir del año 1987, las
82
tendencias del crecimiento de población cambiaron drásticamente por el
acelerado proceso de urbanización que se inició. Con tales hechos se presentaron
tres procesos poblacionales: un crecimiento poblacional en las áreas de nuevo
desarrollo; la reducción de los asentamientos irregulares y casi su desaparición; y
la desaceleración del crecimiento de la zona de vivienda popular de Jalalpa. Por lo
tanto, se presenta una reducción del total de población, en la zona en período de
1995 al 2000.
Sin duda, el impacto del Programa Parcial de Desarrollo Urbano de Santa Fe ha
venido modificando la dinámica poblacional en la zona durante los diez años de su
aplicación. Considerando que en un principio se caracterizó por un fuerte
crecimiento de población en asentamientos irregulares, ubicada en su gran
mayoría en zonas no aptas para la urbanización y en lugares de riesgo;
actualmente se percibe que se modificó esa tendencia, desde 1990, presentando
una disminución drástica de estos asentamientos irregulares. En la actualidad y a
través de la aplicación del Programa Parcial de Santa Fe (1997), se ha establecido
un proceso de regulación del poblamiento en las áreas consolidadas que cuentan
con todos los servicios.
Los pronósticos de crecimiento una vez regulado su desarrollo urbano y
consolidadas las características de inversiones en esta zona de usos de suelo
diversos al contar con servicios e infraestructura de alta calidad, tienden a que
profundicen con las estrategias del Programa Parcial de Santa Fe (1997). Por ello,
se estima que el desarrollo urbano del Polígono de Aplicación del Programa
Parcial de Santa Fe se concluirá posiblemente en los próximos 15 ó 20 años,
dependiendo de las variaciones del proceso económico que experimente el país y
su impacto en el mercado del suelo urbano e inmobiliario de la zona. Partiendo de
las expectativas de que se mantenga la demanda de los usos de suelo y las
intensidades de las edificaciones y las densidades de vivienda, se puede adelantar
que el crecimiento de población continuará con las tendencias delineadas a los
largo de los últimos diez años.
83
Por tanto, se considera que una vez concluido el proceso de desarrollo de Santa
Fe, se habrá establecido una población de alrededor de 40 mil habitantes,
habiéndose construido aproximadamente 8, 900 viviendas.
Crecimiento Estimado de Población en Santa Fe, por Tipo de Población, y Número
Total de Viviendas. 1999-2020.
Año Habitantes en
Santa Fe Habitantes en Jalalpa
Habitantes en Asentamientos
Irregulares
Total de Habitantes
Viviendas
1999 2,077 9,111 492 11,680 2,596 2000 2,295 9,412 405 12,112 2,691 2005 5,405 10,090 336 15,831 3,518 2010 12,930 10,815 361 24,106 5,357 2015 25,890 11,593 387 37,870 8,416 2020 28,332 11,760 414 40,506 9,001
Fuente: Programa Parcial de Desarrollo Urbano de la Zona de Santa Fe, 2000.
También se contempla que exista en la zona de Santa Fe una población flotante
de 121 mil personas con empleo permanente, estimándose la generación de 96,
800 viajes fuera de la zona. A su vez, se prevé que el empleo temporal necesario
para la construcción de la infraestructura y los edificios requeridos dentro del
polígono de Santa Fe, permitirá la creación aproximada de 580 mil empleos. Cabe
destacar la presencia de la población flotante más numerosa cercana a los 13
millones de personas al año que por diversos motivos visita este lugar, desde
consumidores de mercancías, servicios, diversión, citas de negocios y ocio, según
información de la Asociación de Vecinos de Santa Fe.
84
Población Pob Pob. Femenina Pob. De 0-14 años Pob. 15 años Pob. 15 a 64 añosAGEBS Total y más
030-9 4022 1905 2117 1103 2902 2661137-9 946 440 506 269 670 647147-2 3529 1781 1748 1206 2316 2222154-2 351 151 200 39 292 290159-5 5265 2589 2676 1682 3534 3401201-9 2808 1403 1405 898 1897 1823233-9 793 334 459 211 472 464234-3 4471 2212 2259 1483 2960 2859235-8 167 69 98 42 109 107036-9 1757 726 1031 432 1244 1203
pob e 18 años pob. De 20 años pob de 20 Pob de 60 años pob de 65 años Pob nacida AGEBS y más y más a 24 años y más y más en la entidad
030-9 2682 2532 404 337 241 3227137-9 619 577 107 40 23 669147-2 2104 1952 368 161 94 2970154-2 286 272 51 11 * 209159-5 3206 2954 594 224 133 4274201-9 1714 1610 304 149 74 2194233-9 443 418 67 13 8 428234-3 2652 2440 531 154 101 3490235-8 103 97 13 5 * 96036-9 1169 1095 170 75 41 1161
Pob nacida fuera Pob de 6 a 14 años Pob de 15 años y más pob de 18 años y más Grado promedio Pob economicamenteAGEBS de la entidad que sabe leer con instrucción con instrucción superior de escolaridad activa
y escribir media superior o superior030-9 752 567 1049 367 8.7 1678137-9 261 141 342 212 10.36 444147-2 542 640 541 109 7.42 1337154-2 109 10 231 196 13.79 206159-5 926 952 693 136 7.42 2171201-9 593 511 417 85 7.44 1160233-9 244 76 302 253 12.42 335234-3 942 808 574 99 7.28 1680235-8 55 10 72 59 12.55 82036-9 526 146 817 671 12.44 827
Pob economicamente pob desocupada pob ocupada en pob ocupada en Pob. Ocupada como pob. Ocupada AGEBS inactiva el sec. Secundario el sector terciario empleado u obrero como jornalero o peón
030-9 1393 47 352 1206 1261 23137-9 248 0 61 368 336 *147-2 1209 18 391 892 975 12154-2 78 * 26 158 127 0159-5 1713 44 658 1400 1610 14201-9 913 31 351 729 836 *233-9 154 0 39 282 248 0234-3 1549 30 518 1081 1252 26235-8 30 0 8 70 56 0036-9 451 * 86 698 598 *
AGEBS pob ocupada pob. Que recibe Pob. Ocupada pob ocupada Pob ocupada Total de viviendas por cuenta propia menos de 1 S.M que recibe 1 hasta 2 S.M con más de 2 hasta que recibe más habitadas
5 S.M de 5 S.M030-9 259 100 568 651 213 947137-9 56 28 135 115 124 230147-2 219 96 651 430 90 764154-2 15 4 32 17 130 143159-5 404 249 953 614 105 1029201-9 211 111 498 336 61 491233-9 14 7 110 53 102 179234-3 295 161 780 501 72 858235-8 5 0 23 13 37 40036-9 96 11 218 129 368 463
AGEBS Viviendas particulares Viv. Part Viv. Part. Viv. Part.con agua. Viv. Part propias Viv. Part. Rentadas habitadas con dernaje Con energía pagadas
030-9 944 873 939 697 570 227137-9 229 141 228 171 121 29147-2 763 688 760 448 486 72154-2 138 135 136 135 62 55159-5 1019 951 1012 655 796 75201-9 490 476 490 378 383 33233-9 152 137 152 139 91 25234-3 853 753 840 494 545 140235-8 36 36 36 35 18 3036-9 446 422 441 414 217 124
85
Actividad Económica.
La Actividad Económica del Conjunto Santa Fe se puede interpretar a partir de
revisar su propio proceso histórico. Por principio la actividad productiva
prevaleciente en esta zona en su momento periférica, con vocación de agricultura
temporal tuvo poco significado que para fines de los años sesenta comprendía una
superficie territorial de casi 27 hectáreas que no llegaba al 4% del total y que tuvo
un descenso a 1.38 hectáreas, 0.16% a fines de los años ochenta.
Empleo Generado en Santa Fe.
2000
EMPLEO AÑO 2000 Temporal (Construcción) 141,320 personas Permanente 35,330 personas Total 176,650 personas
El costo de alquiler de un metro cuadrado en la zona del centro de Ciudad se
cotiza en promedio a 600 dólares al año. No obstante ser un precio elevado con
respecto al promedio del resto de la ciudad que no rebasa los 150 dólares al año,
en las avenidas más caras del mundo los precios verdaderamente se disparan a
AGEBS Promedi de ocupantes Total de Hogares Pob en hogares Pob en hogares Pob en hogaresen Viv. Part. con jefatura con jefatura
masculina femenina030-9 4.13 997 3894 3030 864137-9 4.11 232 942 805 137147-2 4.62 825 3525 2943 582154-2 2.4 138 331 270 61159-5 5.13 1150 5225 4106 1119201-9 5.72 605 2804 2314 490233-9 4.51 153 685 658 27234-3 5.22 965 4451 3716 735235-8 4.19 36 151 135 16036-9 3.79 Z165 1689 1422 267
86
precios estratosféricos: La Quinta Avenida de la ciudad de Nueva York, la más
cara del mundo, con una cotización de más de 10 mil dólares por metro cuadrado
de alquiles al año; Campos Eliseos, con un costo de 8 mil dólares, es la segunda
más cara; la Cause Way Bay de Hong Kong, es la tercera; la Oxford Street en
Londres, es la cuarta; la Grafton Street, en Dublín, la quinta; la Florida en Buenos
Aires, la 39 a 800 dólares al año; la Ginza de Tokio, según estudio de la Cushman
y Wakefield Haley y Baker (La Jornada, 27/oct/2004).
Aspectos Sociales.
Los Aspectos Sociales prevalecientes en Santa Fe, están estrechamente ligados
a los procesos económicos desplegados en la misma, ya que la población
establecida en ella lo hizo por estar vinculada a dichas actividades. La población
de Santa Fe a mediados de los años ochenta se dedicaba básicamente a la
extracción de materiales pétreos a cielo abierto en las minas de arena y a la
recolección de basura en los amplios tiraderos, estableciéndose, en sitios
irregulares.
Con la instrumentación del Programa de Mejoramiento y Rescate de la Zona
Especial de Desarrollo Controlado(ZEDEC) Santa Fe en 1990, estos habitantes
originales fueron reubicados en conjuntos habitacionales realizados para tal fin, o
bien indemnizados. Actualmente subsisten pocos asentamientos irregulares en
Santa Fe en un total aproximado de 109 familias en asentamientos consolidados
y relativamente recientes, más de 8 familias en el área de Hueyatla.
Con la realización de la importante infraestructura y las costosas obras, tanto para
la urbanización como para la construcción de los edificios, como consecuencia del
desarrollo impulsado por el Programa de Mejoramiento y Rescate de la Zona
Especial de Desarrollo Controlado (ZEDEC) Santa Fe y del actual Programa
Parcial de Santa Fe. (1997), ha dado lugar a un incremento importante en el
número de empleos temporales. No obstante estos no tendrán relación con la
cantidad actual de habitantes en la zona.
87
Dentro de los grupos sociales que destacan por tener una dinámica participación
en el proceso y desarrollo del Conjunto Santa Fe conviene destacar a los
inversionistas privados que también han conformado parte de las Asociaciones de
Colonos de Santa fe. En el desarrollo del área de Santa Fe se ha generalizado el
predominio de actividades económicas de servicios de alto nivel, traducidas en
corporativos, centros comerciales, servicios financieros, servicios educativos, de
salud, asesoramiento legal y turísticos.
Usos de Suelo en Santa Fe.
USOS DE SUELO SUPERFICIE PORCENTAJE
Habitacional 230.63 hectáreas 24.75% Habitacional, Servicios y
Oficinas. 42.02 hectáreas 4.51%
Otros Usos 659.00 hectáreas 70.74% Total 931.69 hectáreas 100.00%
Viviendas, Habitantes, Superficie y Densidad de Vivienda, 2000.
TIPO DE POBLACIÓN
VIVIENDAS HABITANTES SUPERFICIE DENSIDAD
Santa Fe 462 2 077 152.40 hectáreas 3.03 viviendas por hectárea
Jalalpa 2 024 9 111 30.54 hectáreas 66.26 viviendas por hectárea
Asentamientos Irregulares
124 520 2.52 hectáreas 49.03 viviendas por hectárea
Total 2 609 11 708 185.46 hectáreas 14.07 viviendas por hectárea
Otros elementos son, los agrupamientos habitacionales cerrados en Santa Fe
conjugan aspectos que se sintetizan en una tipología habitacional que se
caracteriza por vivienda residencial de lujo, o residencial plus, en conjuntos en
condominio donde se expresa ese nuevo comunitarismo de sectores sociales
identitario por ingresos y valores ideológicos que se aíslan de los Otros; y las
nuevas fórmulas de negocios inmobiliarios que reproducen estos estilos de vida.
88
En estos agrupamientos cerrados en su interior tienden a expresar el transcurrir de
buena parte de la vida cotidiana urbana, ya que están incorporados una parte
importante de las actividades que por lo regular se realizan en el exterior en
lugares públicos; deporte, recreación y cultura. Bajo esta perspectiva la tipología
de los inmuebles que se han venido edificando en Santa Fe cuentan con las
llamadas amenidades que publicitan los desarrolladores: nade sin salir de casa.
Por ello, a su vez también se asiste a la paulatina pérdida del espacio público por
dos fundamentales factores: uno, por el alejamiento de la sociedad por
considerarlos peligrosos, por algunos, e incómodos, por otros; y dos, por su
abandono y consecuente privatización. Pero, lo más dramático es la pérdida de la
vitalidad de la vida pública que representa la calle, como sitio excepcional de la
vida urbana. Aquí contribuye no solo la inseguridad urbana, sino también la cultura
del automóvil, que subsume el sujeto a la tecnología.
En estos agrupamientos cerrados se dan cita también las aspiraciones identitarias
de grupos sociales que aspiran a encontrar su lugar con los suyos, la gente con la
que piensan compartir su vida cotidiana teniéndolos por vecinos y son tan
parecidos a ellos mismos. En el proceso de adquisición de un lugar para vivir
estos aspectos son tomados en cuenta a la hora de decidir habitar en ciertos
lugares.
De un total de 290 proyectos en la metrópolis ciudad de México (11 mil 115
unidades), 230 se ubican en el poniente de ésta ciudad, según la consultora
inmobiliaria Softec. La demanda de vivienda y la flexibilización de los créditos
hipotecarios , que favoreció los segmentos de interés social y vivienda media,
también desató un incremento de 30% en promedio en los dos últimos años en el
segmento de residencial plus.
89
Los nuevos desarrollos ofrecen conjuntos de residencias y edificios de
departamentos, estos últimos van de los 100 a los 600 metros cuadrados, con una
media de 200. El costo promedio es de 4 millones 150 mil pesos, aunque su
cotización por lo general es en dólares y hay departamentos con valor superior a
dos millones de dólares. Bajo este precio el cliente debe tener ingresos superiores
a 75 mil pesos mensuales, recibe una vivienda de diseño sofisticado, construido
con los mejores materiales (concreto hidráulico, vidrios templados, maderas finas,
losetas, azulejos y mármoles importados), instalaciones ocultas y tendidos
subterráneos de agua potable, luz, teléfono, redes de cómputo y gas.
La distribución de la vivienda varía, pero va de una a tres recamaras amplias, con
vestidor y baño completo; cocina equipada con lavavajillas, cocina integral y
electrodomésticos, estancia separada del comedor, área de servicio, de tres a seis
cajones de estacionamiento y bodegas.
Pero el concepto es más amplio e incluye amenidades de usos comunes como
extensas áreas verdes, alberca, salón de fiestas, gimnasio, canchas deportivas,
pistas para correr y hacer ciclismo; acceso controlado y vigilancia, que incluye
sistemas de circuito cerrado de televisión, y hasta guarderías.
La cercanía con los centros de trabajo, son generalmente los grandes corporativos
ubicados en la misma poligonal, escuelas privadas, centros comerciales y
hospitales, se da por descontado. Se ofrece como un mundo aparte para quien
puede pagarlo.
La forma de adquisición es generalmente de contado, y en menor medida a crédito
de los propios desarrolladores, con enganches que van del 30 al 50% del valor
del inmueble y plazos de tres a cinco años. Los principales desarrolladores son
FRISA, Grupo Frondoso, GICSA, Grupo la Loma, Grupo Bosque Real, Dine, GFA,
y Orozco Arquitectos.
90
En este contexto cabe puntualizar el perfil ideológico y de ingresos económicos de
estos grupos sociales. Es indudable la presencia de grupos de altos ingresos que
se aprecia en los costos del suelo e inmuebles, y los rangos de ingresos para ser
sujetos de crédito hipotecario, como ya se mencionó es de 75 mil pesos
mensuales. La fuente apropiada para medir los perfiles de ingresos de esta
población sigue siendo el INEGI, a través de las Agebs, pero sus datos son aún
imprecisos por que solamente hacen referencia a los ingresos de más de cinco
salarios mínimos en promedio. Sin embargo, permite contar con otros indicadores
útiles para establecer niveles de estudio y un acercamiento a la profesionalización
del trabajo terciario de jóvenes ejecutivos residentes de Santa Fe; así como el
predominio de población joven, en familias con o sin hijos; conservadores y con
alto poder adquisitivo.
Las Organizaciones de Residentes.
Estas organizaciones tienen sus antecedentes en las Asociaciones de Colonos en
el marco de la Ley de Participación Ciudadana del Distrito Federal, que permite la
elección de representantes vecinales por manzana, pero que los últimos gobiernos
no han realizado. Sin embargo, de manera independiente los colonos se han
organizado para hacer frente a los problemas inmediatos de servicios básicos de
sus vecindarios, en particular los habitantes de fraccionamientos de clase media y
alta. En este contexto se inscribe el surgimiento de la Asociación de Residentes de
Santa Fe, que ha actuado como interlocutor con los gobiernos en materia de
atención a algunos servicios.
El último proceso de elecciones de los actuales Comités Vecinales data de 1999 y
estaba considerado para tres años. Sin embargo, el gobierno actual nunca logró
los acuerdos básicos con estos actores, sobre todo en aquellos espacios de las
clases medias y altas y les fue impuesto un Comité de Vigilancia con el argumento
de que la seguridad era la demanda de mayor prioridad de los habitantes. Además
del rechazo por parte de los funcionarios hacia esos comités se fue incrementando
91
para optar por corrientes partidistas incondicionales que con ciudadanos
autónomos (La Jornada, 20/enero/2005).
La Asociación de Residentes de Santa Fe ha actuado como un gobierno privado
que administra los asuntos de Santa Fe, siendo el mediador para gestionar la
atención de servicios públicos que demanda la población que aquí reside:
reparación de fugas de agua, problemas de drenaje, bacheo, vigilancia, seguridad
pública, etcétera.
Este esquema de autoadministración se ha generalizado a prácticamente todos
los agrupamientos residenciales en condominio horizontal y vertical de Santa Fe
que autofinancian los gastos de servicios comunes, entre ellos mantenimiento,
seguridad, vigilancia y limpieza. Esta modalidad, que cuenta con una regulación
condominial, tiene implicaciones diversas al mostrar gérmenes de gobiernos
privados que justifican en la práctica la reforma del Estado neoliberal y las políticas
de privatización de servicios públicos básicos.
Entre las características más generalizadas de los condominios horizontales de
Santa Fe destacan que disponen de calles y áreas verdes comunes de uso
restringido y exclusivo; calles y espacios privados ordenados, seguros y limpios
que evitan a los residentes muchos de los problemas de la ciudad; separados del
exterior y físicamente demarcados mediante elementos arquitectónicos, espacios
vacíos, rejas y muros perimetrales, y efectivos sistemas de seguridad en
restricciones de ingreso mediante controles electrónicos que salvaguardan a sus
exclusivos moradores.
La connotación de estos condominios residenciales es de recinto fortificado que
basa la valorización de su plusvalía con base en la seguridad comprada. Pero
también este esquema se amplía a los conjuntos de oficinas, corporativos, los
shopping malls, las escuelas, universidades, hospitales, hoteles, centros de
diversión y otros espacios que se han venido adaptando al nuevo modelo.
92
En lo general estos ambientes cerrados tienden a generar sociabilidad
homogénea, lejos de las interacciones indeseables, movimiento,
heterogeneidades, peligros e imprevisibilidad de las calles. Además de conferir
estatus a sus moradores al demarcar claramente las distancias sociales. Esta
disposición de elementos físicos y espaciales se asume como el manejo de
dispositivos urbano arquitectónicos que disciplinan e imponen poder a sus
habitantes, en la noción de Foucault.
Finalmente, los dispositivos de control y vigilancia prevalecientes en Santa Fe
muestran su generalizado uso en sistemas tecnológicos y en el auge de las
empresas privadas de seguridad pública contratadas por residentes, corporativos
y diversos servicios.
3.2. El Urbanismo Cuaternario del Conjunto Santa Fe.
Esta noción de urbanismo cuaternario se argumenta con algunos elementos
sociales y tecnológicos de alta especialización en sus implicaciones espaciales
presentes en Santa Fe a partir de la idea del Know-How, saber-hacer.
Conocimiento y capital conjugan esos elementos de tecnocracia, edificios
inteligentes y medios de transporte innovadores entre los que sobresale el
paulatino uso del helicóptero.
Se le denomina urbanismo cuaternario al despliegue de emplazamientos edilicios
de servicios de alta especialización de oficinas y corporativos, en una última ola de
terciarización superior presentes en el espacio físico de Santa Fe, que le
distinguen de la anterior etapa terciaria experimentada en otras áreas
fragmentadas de la ciudad de México, en fuertes contrastes en la tipología de
estos servicios con respecto a los de baja especialización del sector informal
generalizado en esta metrópolis.
93
La génesis de este sector se puede ubicar en el momento clave que marca el perfil
del conjunto Santa de la ciudad de México como un área de servicios terciarios y
de usos de suelo mixtos, se da con el emplazamiento de la Universidad
Iberoamericana, como momento determinante en su concepción urbanística al
subsumir los usos habitacionales a la generalidad de esos servicios de alta
especialización, y que redefinió el perfil de los futuros residentes. Tiempo después
esto se confirma con el establecimiento de la División de Posgrado del
Tecnológico de Monterrey.
También, en la misma vertiente de servicios terciarios, esto se corroboró con sus
usos de suelo de fuerte rentabilidad con la apertura pocos años después del
Centro Comercial Santa Fe, el más grande en su tipo dentro de esta ciudad. Sin
embargo, estos servicios dieron un giro hacia los servicios cuaternarios al articular
la fórmula universidad-empresa o conocimiento-capital. El emplazamiento de
universidades y corporativos refleja la traducción actual que tiene la configuración
de la ciudad contemporánea: conocimiento y poder traducido en el nuevo
urbanismo.
Estas universidades expresan no solo su carácter privado y que corresponde a las
expectativas de los sectores de altos ingresos del poniente de la ciudad; así como
a los perfiles de las carreras demandadas por los grupos empresariales y de
negocios; sino, sobre todo, ese conocimiento que sitúa estos servicios en la
condición de innovación y alta especialización, es decir, cuaternario.
Este carácter cuaternario de los servicios de alta especialización se traduce en el
perfil de los emplazamientos corporativos: sedes bancarias, financieras,
compañías de seguros, telecomunicaciones, telefonía, hotelería, medios de
comunicación, publicidad, radio y televisión.
El conglomerado de corporativos reunidos en torno a la poligonal del conjunto
Santa Fe le da coherencia de articulación a las representaciones empresariales
94
con la distribución de sus productos en torno al corredor del Paseo de la Reforma.
Esto es especialmente cierto en el sector dedicado a los medios de comunicación,
sector emblemático terciario de la nueva economía y de la fase actual de la
ciudad, la ciudad terciaria. Es el caso particular de los corporativos Televisa y
Grupo Radio Centro directamente enlazados con las principales empresas de
medios impresos concentradas en el área de la Esquina de la Información, en el
corredor del Paseo en la Reforma y Avenida Juárez, cerca del primer cuadro de la
ciudad de México.
Por ello, adquiere coherencia como un todo este Corredor Reforma y el discurso
que pocos años antes promocionaba al Conjunto Santa Fe como prolongación del
Paseo de la Reforma, obtiene su pleno significado real. Coherencia al interior
mismo de la poligonal de Santa Fe; y asociada a su exterior con este dinámico
corredor donde se dan cita las principales inversiones inmobiliarias de la
metrópolis.
Esta coherencia se expresa a su interior por la articulación entre sí de los diversos
usos de suelo que enlazan a los corporativos con los conjuntos residenciales
donde habitan sus ejecutivos, profesionales, científicos y técnicos; junto con la
amplia gama de servicios requeridos por ellos: educativos, hospitalarios, de
hospedaje, cultura y recreación.
El mismo concepto de edificio inteligente encarnado en el artefacto corporativo
está aquí presente como expresión tecnológica de la innovación edilicia, donde
subyacen los principios y credos actuales capitalistas, concretados en el nuevo
habitar de la ciudad informacional, dotados de: infraestructura de
telecomunicaciones, sistema de automatización, seguridad y control, sistema de
red de datos para conectarse a las bases de datos de todo el mundo.
En los últimos años el desarrollo de nuevas tecnologías de la información y
telecomunicaciones se ha introducido en la arquitectura en aplicaciones y gestión,
95
en nuevos materiales y sistemas de control de edificios, en particular los edificios
de alta tecnología, que contienen instalaciones informáticas de comunicaciones y
laboratorios de investigación. En estos se producen altos flujos de información,
sobre todo en grandes superficies de oficinas, centros comerciales, hospitales,
hoteles y universidades. Pero, recientemente y cada vez más intensamente,
también en edificios habitacionales.
La tipología edilicia de Santa Fe correspondería a la cuarta generación de edificios
inteligentes al conjugar líneas de trabajo denominadas Inteligencia Distribuida
Centralizada, donde se utilizan sistemas autónomos inteligentes vinculados a una
red de comunicaciones, donde la inteligencia se ubica en la red, estableciendo un
sistema de control desde diversos puntos e interactuando con los subsistemas, de
acuerdo con Méndez (2002), (ver cuadro anexo de inventario de Edificios
Inteligentes de Santa Fe).
Los edificios con alto grado de automatización se basan en la integración de todos
los subsistemas electrónicamente controlados. Los chisps de computadoras
permitieron el control de estos subsistemas a través de sensores, logrando
respuestas a alteraciones rápidas y más precisas de las condiciones climáticas y
de riesgos. Tecnología que fomentó la idea de dotar a los edificios de inteligencia,
concepto estadounidense que data desde 1981 (Idem.). Alteraciones que permiten
la automatización de seguridad, iluminación, intrusión. Sistemas traducidos en
control de energía, agua, detección y extinción de incendios, ascensores, control
de iluminación, control de accesos, circuito cerrado de televisión, seguridad,
comunicaciones, internet, Intranet, extranet, etcétera.
Se considera que para que se llame edificio inteligente debe tener un sistema
basado en técnicas de inteligencia artificial para realizar actividades: tomar
decisiones emergentes, predecir y autodiagnosticar fallas en los edificios, acciones
para su solución, control de actividades y el funcionamiento de las instalaciones.
Se instrumenta su funcionamiento en la recopilación de información estadística a
96
partir del accionar de todos los subsistemas, analizando la información para
perfeccionarlos y reprogramarlos.
La concepción actual de estos edificios comienza desde la planificación y el diseño
y se verifica hasta su uso, mantenimiento y flexibilidad a los cambios futuros.
Lograr la aplicación de la tecnología CIB (Computer Integrated Building) consiste
en un ahorro global que presenta dos aspectos: uno relacionado a la gestión y al
funcionamiento del complejo, donde se evidencia aumento de confort y
productividad. Otro, más directo a lo económico, evidenciado tanto para el
constructor, como para el usuario. Esta tecnología CIB tiene por objeto agrupar los
conceptos de racionalización del trabajo y productividad a través del uso de
dispositivos informáticos y de telecomunicaciones (Idem.).
Del edificio inteligente se viene pasando a la casa inteligente de manera
vertiginosa, y en consecuencia a la ciudad inteligente, en un transitar que va más
allá de los principios del habitar, trabajar, circular y recrearse del urbanismo
funcionalista racionalista. Habitar en la casa inteligente parte de las nociones de
integración de un sistema de dispositivos electrónicos racionales a los estilos de
vida de Santa Fe. Dotados de circuitos electrónicos cerrados, teléfono, aire
acondicionado, televisión satelital e internet, que ahora requieren sistemas de
seguridad por medios computacionales, pudiendo tener acceso y conexión desde
diversas partes de la ciudad en una linealidad de enlace a la oficina, el automóvil y
otros lugares. Por ello, estos lugares pareciera que pierden sus fronteras entre sí
en la ubicuidad.
Los corporativos de Santa Fe a su vez cuentan con un importante medio de
transporte, el helicóptero, que ha vendo innovando los sistemas convencionales
de movilidad en esta ciudad cada vez más saturada y aglomerada por el tráfico
vehicular. Por ello, Santa Fe cuenta con helipuerto público, no obstante, que
algunos importantes edificios corporativos están equipados con helipuerto propio.
Se ha venido haciendo necesario el servicio del helicóptero de manera
97
sistemática, sobre todo por los altos ejecutivos de diversas empresas que
requieren rápida y eficiente movilidad para encuentros cara-a-cara: ejecutivos de
medios, compañías de seguros y financieras, inmobiliarias, hospitales, empresas
comerciales y hoteles, principalmente (ver cuadro anexo de inventario de edificios
con helipuerto en Santa Fe).
El uso cada vez más frecuente y variado del helicóptero ha venido a redefinir tanto
el urbanismo de Santa Fe, como su Interland. Este innovador y flexible medio de
transporte le ha impreso un particular sello a la configuración urbana de Santa Fe
al integrar helipuertos privados en algunos edificios corporativos de más de diez
pisos, como lo establecen las exigencias de las aseguradoras de inmuebles
(Delgado, 1998); junto con el helipuerto público de la zona, expresión de ese uso
cada vez más frecuente de selectos residentes. En el ámbito regional también
adquiere relevancia este uso del helicóptero por los vínculos nodales de Santa Fe,
que le enlazan al sistema aeroportuario de la región centro.
Con las medidas descentralizadoras del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de
México (AICM) al Aeropuerto Internacional de Toluca (AIT), especialmente, por el
número de usuarios de vuelos que aquí se realizan en mayor medida que otro
aeropuertos de esta región centro de México, el uso del helicóptero se ha
encadenado a ellos, redefiniendo la nodalidad de Santa Fe. Con el proyecto de
fortalecimiento en marcha de estos dos aeropuertos por parte de la SCT se
contempla atender por parte de AICM a 30 millones de pasajeros al año; y que el
AIT atienda a otros 15 millones, según información de la Dirección General de
Aeronáutica Civil (La Jornada, 4/agosto/2005). Lo que permite contemplar la
necesidad de medios de movilidad alternativos de mayor eficiencia por motivos de
negocios de esos sectores sociales de altos ingresos de Santa Fe, como lo es el
helicóptero.
En el año de 1980 aun no había un solo helipuerto civil en la ciudad de México,
únicamente los manejados por el Ejercito, la Procuraduría General de la República
98
y la policía del Distrito Federal. Pero, para los años noventa ya operaban casi 70
(Idem.), aunque la mayoría manejados por el gobierno para tareas de emergencia,
el sismo de 1985 y las grandes tragedias que vulneran a la ciudad los hizo
imprescindibles, y si bien a nivel nacional es una tendencia creciente, la mayoría
se ubican en el Distrito Federal.
También, parte de su creciente uso se debe a la reducción de costos como
resultado de su rápida transformación tecnológica que ha experimentado desde
1955 para llegar actualmente a la sexta generación al haber incorporado mejoras
en motores de turbina, rotores, capacidad de vuelo, sistemas electrónicos de
control y comando de vuelo, y en su ensamblado con materiales sintéticos para su
aligeramiento, sintetizado en mejoras de carga, velocidad y economía de
combustible (Idem.).
Los usuarios frecuentes del helicóptero según encuestas de Aeronáutica Civil de
la SCT se ubican en algunas actividades del terciario superior. En primer lugar
destacan con más del 50% del total los viajes de firmas financieras, inmobiliarias,
bancos o aseguradoras, comercio en gran escala, hoteles, oficinas, empresas y
editoriales y de medios masivos. En segundo lugar, las dependencias de
Gobierno, paraestatales, hospitales, con más del 25% del total. Finalmente, las
industrias con tan solo un 6% del total.
Es relevante mencionar dentro de este conjunto a las empresas de las
telecomunicaciones como un caso de usuarios intensivos intrametropolitanos del
helicóptero. Es particularmente interesante el despliegue de sus helicópteros que
han venido sobrevolando la metrópolis ciudad de México, en los últimos años,
monitoreando los puntos conflictivos del tráfico vehicular y que atraen la atención
de la población, imprescindible para su propia movilidad; pero, que a su vez les ha
redituado mayores ratings para la mercadotecnia; y yendo aún más allá, en su
ubicación en la política como sector de la esfera del poder de los medios, el
llamado Príncipe Electrónico de Ianni (2000).
99
Los principales usuarios de este medio de transporte se ubican en algunas
actividades del terciario superior o cuaternario, que en opinión de Sobrino (1992)
es el sector predominante en la economía metropolitana desde los años ochenta,
y en alto número emplazado en Santa Fe, y su uso puede intensificarse en la
medida de una mayor entrada de empresas trasnacionales como resultado de la
apertura comercial y la proliferación de actividades cuaternarias.
Esta infraestructura de transporte junto con las estaciones de trasmisión y
recepción en telecomunicaciones y articulado con los dos aeropuertos
internacionales, el de la ciudad de México y Toluca, hacen de Santa Fe un
importante nodo enlazado con la red global de ciudades.
Sin embargo, a pesar de todos estos medios innovadores existe una profunda
brecha digital en términos generales del estado de la tecnología de punta entre los
diversos países del mundo. En particular América Latina se encuentra rezagada
en capacidad electrónica; entendiendo esta capacidad electrónica como una
medida de ambiente electrónico de negocios, un conjunto de factores que indican
la habilidad de un mercado para aprovechar las oportunidades derivadas del uso
de Internet, como facilitador clave para efectividad de los negocios (The
Economist, 17/mayo/2005). No obstante, en Santa Fe sí se encuentran las
condiciones de capacidad electrónica requeridas por la nueva economía, sus
usuarios de Internet y celulares son la mayoría.
El emplazamiento e integración de estos artefactos y medios innovadores en el
espacio de Santa Fe constituyen una poderosa fuerza productiva. Es decir, a partir
de conjugar en sinergia la capacidad social y el sistema urbano arquitectónico con
las transformaciones científicas y técnicas tiene efectos en el crecimiento y
desarrollo de sus actores sociales diversos, las clases medias y altas. Por lo tanto,
estos medios y su espacialidad se insertan en la fase de acumulación capitalista y
100
reproducen el modelo de desigualdad. Estas dimensiones estratégicas, como el
acceso a la educación, al conocimiento y al trabajo, se transforman en
instrumentos de desigualdad y recrean los mecanismos de exclusión social entre
la población.
Desarrollar de idea de que este sector cuaternario de alta especialización también
se ha venido constituyendo en un nuevo fetichismo por la tecnología en palabras
de Jameson (1995;p.85). Así como, su inserción en la tercera etapa del
capitalismo multinacional, en el esquema de Mandel (1972), que considera esta
etapa como la más pura al eliminar los enclaves precapitalistas; modelo
compartido por Jameson (Idem., pp. 80-84).
En la conformación de este nuevo centro urbano multinacional que ha
transformado bruscamente el convencional tejido urbano, esto mismo viene a
ocurrir en la percepción convencional de la ciudad que a su vez se ha modificado.
Las implicaciones espaciales en Santa Fe parten de esta percepción.
También, conviene hacer la crítica del posmodernismo según el mismo Jameson
3.3. Santa Fe: Espacio Social y Urbano Posmoderno.
El conjunto Santa Fe como fragmento posmoderno se caracteriza por su cultura
material y simbólica expresada con los elementos de: urbanismo, arquitectura,
planeación, espacio público-privado, y formas de organización social residencial.
En la naturaleza y el uso el espacio urbano y social de Santa Fe se expresa la
dialéctica entre actores sociales y su espacio y en su manifestación de relación se
crea la percepción cultural posmoderna que les da identidad. Su singularidad de
nuevas clases sociales en la nueva etapa capitalista de consumo, y en especial
las nuevas clases medias, como las más dinámicas que han impuesto un modelo
de consumo como estilo de vida y un urbanismo posmoderno.
101
Nuevas clases medias y altas o nueva burguesía que surgió como resultado de la
última ola de terciarización de las dos últimas décadas que redefine su dominio y
las pautas de acumulación (Lash, 1997), formada con una alta educación en las
finanzas, la información, la publicidad, el comercio y los intercambios
internacionales. Que en el caso de Santa Fe está conformada por el mayor
porcentaje de su población total con ingresos económicos de los más altos de la
ciudad de México.
Estas nuevas clases medias posindustriales y sus habitus o identidades, en
palabras de Bordieu, son los que han determinado los nuevos estilos culturales
posmodernos de Santa Fe. Estas nuevas clases formadas para los servicios de
alta especialización integran el público de la cultura posmoderna; con su propio
capital cultural y con identidad simbólica amplia. Pero, el medio construido difiere
de los objetos culturales, debido a que esos objetos circulan en las ciudades y los
edificios. Por lo tanto, la condición socio urbana posmoderna de Santa Fe
adquiere singularidad.
La imagen del urbanismo de Santa Fe refleja de manera nítida un nuevo modelo
de ciudad. Sus usos de suelo mixtos en contraposición con el típico modelo de
ciudad monofuncional y zonificado. Su poligonal se integra por 16 predios de
diferentes usos de suelo en densidades variadas y con un alto consumo de suelo.
Es decir, existe una racionalidad alternativa mediante otra lógica entre alto costo
de suelo y la intensidad diferenciada de su uso. Se combinan altas densidades
con grandes extensiones de terreno sin edificar, como reservorio escenográfico
del inventario construido.
El tamaño de los terrenos de la zona de corporativos es de 6 mil metros cuadrados
en promedio, con la peculiaridad de que sólo una parte de este terreno se edifica,
por lo regular el centro, en verticalidades promedio de 20 niveles. Esta modalidad
constructiva ha producido un conjunto de edificios separados entre sí logrando el
102
efecto visual de mostrar libremente todas las aristas del edificio. Es decir,
desaparece la noción convencional de la colindancia en el tejido urbano ortogonal
denso, acostumbrado a mostrar una sola fachada del edificio en conjunción con
los demás alineados en la perspectiva horizontal del fondo de la calle.
Este tejido urbano de bajas y altas densidades en las zonas habitacionales se
presenta de 4 a 30 viviendas por hectárea, respectivamente; y una densidad
poblacional máxima de 300 habitantes por hectárea, según el GDF, dependiendo
de los diferentes usos de suelo de los predios de Santa Fe, como establecen sus
ordenanzas, es en general de baja densidad.
A través de los usos de suelo de Santa Fe el discurso del urbanismo ecológico es
llevado a sus últimas consecuencias, por su fuerte signo artificial y de influencia de
los parques temáticos anglosajones. Imagen, visibilidad y atractivo urbano
internacional se conjugan de manera espectacular. Hay varios ejemplos de esto,
pero el más relevante es la Ciudad de los Niños del Centro Comercial Santa Fe
por su profundo significado lúdico, al recrear una diversidad de ambientes
culturales construidos en un absoluto híbrido que no existe anclaje con una
realidad sociourbana determinada, ya que cuenta con 46 pabellones que
reproducen los establecimientos más representativos de una urbe contemporánea.
Además, plenamente dotado del control, seguridad y vigilancia para los niños en
una ciudad que paradójicamente les excluye al carecer de espacios destinados
expresamente para ellos. Las reminiscencias con el mundo de Disney son por
demás evidentes.
En este ambiente tipológico de Santa Fe hay un signo claro de un urbanismo
heterogéneo, lo que le imprime su carácter posmoderno, marcado por la
inesperada sorpresa de las contingencias de cualquier casualidad y aventura, y el
espectáculo de esos ambientes artificiales, en el léxico de Jameson (2000). En
claro distanciamiento con el urbanismo moderno funcionalista homogéneo y
ortogonal, y hasta cierto punto inexpresivo de un mundo moderno demasiado
programado por la pretendida planificación racionalista y modernista.
103
En relación con la arquitectura de Santa Fe se percibe con formas y estilos
predominantemente internacionales. En formas lúdicas que buscan el espectáculo,
incorporando de manera plural influencias históricas arquitectónicas eclécticas;
con fachadas donde sobresalen el uso del acero, concreto y vidrio; pero, otras
fachadas hacen uso de un amplio repertorio de materiales. Sin embargo, hay una
fuerte tendencia desprejuiciada hacia la incorporación de estilos, formas y
materiales trans-epocales e híbridos. Es el caso de diversos ejemplos, como el de
la fachada de reminiscencias típicamente posmodernas de la Universidad Westhill,
en el Predio de La Fe.
La arquitectura posmoderna de Santa Fe busca recobrar su carácter clásico de
objeto de arte, pero de manera desprejuiciada al papel representado por la
arquitectura de manufactura industrial del periodo de entreguerras, que ponía de
relieve su sentido social, por encima de la estética, bajo el principio funcionalista
de la forma sigue a la función, sin embargo, las formas son más complejas y van
mucho más allá que las funciones. Esta arquitectura de Santa Fe busca resaltar su
sello de autor, el aura en el léxico de Benjamin (2003), la idea de la obra de arte
arquitectónica única del arquitecto de prestigio y renombre internacional, para
resaltar la imagen corporativa de la empresa.
Esta imagen del nuevo rascacielos corporativo de Santa es fuertemente reforzada
por una arquitectura productivista que le imprime al edificio el logotipo de las
empresas multinacionales que les definen una imagen comercial y a su vez son
símbolo y expresión del poder. Arquitectura productivista que aprovecha al
máximo las posibilidades plásticas y materiales de la tecnología, de acuerdo con
Montaner (2002).
En Santa Fe se dan cita estos edificios de arquitectura emblemática proyectada
por célebres arquitectos afamados con premios y distinciones internacionales:
Calakmul del Arq. Agustín Hernández Navarro; Hewlwtt Packard del Arq. Teodoro
104
González de León; Grupo Bimbo del Arq. Gustavo Eichelmann; Complejo
Automotriz del Arq. Enrique Norten; City Bank-Banamex del Arq. Juan Francisco
Serrano Cacho; Universidad Iberoamericana del mismo Arq. Serrano Cacho;
Quadro Magno de los Arqs. Álvarez-Weichers; entre otros.
Pero estos edificios emblemáticos de Santa Fe en la ortodoxia no corresponden a
la fórmula común de la arquitectura posmoderna de un collage de estilos y formas
eclécticas en su imagen. Sin embargo, lo que interesa destacar de sobremanera
es que la interpretación de posmoderno va más allá de sus formas arquitectónicas
físicas y que abre otras posibilidades. Entre estas está el interés fundamental en
revelar lo que la obra trasmite en términos comunicativos en el lenguaje simbólico
de la arquitectura. Es decir, la intencionalidad de lo que quiere decir el arquitecto.
Pero, también lo que entienden y descubren los usuarios y espectadores, en
singular diálogo. Intencionalidad en ocasiones comunicada mediante la metáfora o
la ironía, a la manera de Venturi (2000), precursor de la arquitectura posmoderna.
El caso particular de dos de los edificios paradigmáticos de Santa Fe es ilustrativo
de esta arquitectura posmoderna alusiva a elementos vernáculos y prehispánicos:
el Edificio de la Universidad Iberoamericana y el Calakmul. El primero debido a
que es referente fundacional de esta zona, es edificado en 1987 y proyectado por
el Arq. Serrano Cacho, con la intencionalidad de referenciar las raíces históricas a
través del uso del ladrillo de barro y su colorido rojizo propio de esta tierra; así
como las reminiscencias simbólicas a los claustros monásticos jesuitas;
proyectado en un solo edificio con sus diferentes dependencias hacia un espacio
central comunitario, en franca alusión al ágora clásica al fusionar la plaza y el
edificio, mediante su emplazamiento circular.
Por su parte, el Edificio Calakmul premiado internacionalmente y proyectado por el
Arq. Agustín Hernández, se ha constituido en el emblema celebratorio de la nueva
arquitectura de Santa Fe, al conjugar una amplia variedad simbólica sintetizada en
su forma cuadrada-circular-piramidal, que su autor la define como la unión de
105
tierra y cielo, mar y espíritu: unión dialéctica de tiempo y espacio. Para las culturas
prehispánicas y algunas otras milenarias estas formas representaban la síntesis y
el movimiento. Por ello, estas básicas formas geométricas la pirámide, el cubo y el
circulo representan una de las formas perfectas en los ideales platónicos
(Noelle,1998).
Sin embargo, muy diferente de la arquitectura emblemática de los corporativos es
el tipo de arquitectura inexpresiva en los agrupamientos residenciales cerrados, en
particular los condominios horizontales de Santa Fe. Estos se proyectan hacia su
interioridad y de rechazo al exterior. Por ello, su arquitectura es de encierro y
ensimismamiento, también se les conoce como de formas autistas de arquitectura.
No obstante, el lenguaje de la arquitectura monumental en general va más allá de
su semiótica en significado y significancia, para influir fuertemente a sus usuarios
en una atmósfera de grandeza y poder, bajo la idea de Benjamin (2003), que la
lleva hasta los ámbitos de la cotidianidad al considerar la reproducción de la obra
de arte arquitectónica al ser habitada, que implica una especie de improvisación
en torno a un tema propuesto por ella, que se repite y se reproduce a sí misma
incansablemente como si fuera diferente en cada episodio de la vida humana al
que sirve de escenario.
La recepción de la obra arquitectónica por las masas de participantes se ha venido
transformando hasta hundirse en ella, es el caso de los edificios. Por ello, la
arquitectura ha sido de siempre el prototipo de una obra de arte, cuya recepción
tiene lugar en medio de la distracción y por parte de un colectivo. Las leyes de su
recepción son de lo más aleccionadoras. Por tanto, la recepción de los edificios
acontece en una doble manera: por el uso y la percepción de los mismos: de
manera táctil y de manera visual, en la caracterización del mismo Benjamin.
En la planeación de Santa Fe hay un claro distanciamiento con el
monofuncionalismo en los usos de suelo que caracterizó a la concepción y las
106
prácticas de la planeación modernista basada en la zonificación y la relación
binaria centro-periferia. En Santa Fe está presente una diversidad de usos de
suelo que converge en una nueva centralidad. Pero lo más relevante es el tipo de
planeación desplegado: la planeación estratégica, caracterizada por el desarrollo
de proyectos puntuales acordes a la fase actual de acumulación de capital y la
convergencia de diversos agentes sociales en relaciones público-privadas.
Esta planeación posmoderna con base en el nuevo modelo de convergencia de
usos de suelo diversos ha venido a arraigando de forma tal que se puede
considerar como la llegada de un zonning posmoderno, caracterizado por
conjuntos urbanos autónomos donde la vida gira en torno a la aglomeración
delimitada con escaso contacto con el exterior. En el caso de Santa Fe este
fenómeno se presenta de manera combinada. Por un lado, los conjuntos
residenciales y de oficinas son cerrados, pero las áreas comerciales y de servicios
tienen un fuerte contacto con el exterior, como lo demuestra su afluencia de
población visitante de 13 millones de personas al año, según información de la
Asociación de Colonos de Santa Fe.
Esta tipología de planeación está en el proceso de desarrollo del proyecto Santa
Fe que singulariza un giro en su concepción urbanística de signo posmoderno con
la ruptura de la zonificación de usos de suelo prevaleciente al plantear usos
diversos y con los cánones de los desarrollos de fraccionamientos flexibles en
áreas de donación a la comunidad. Pero, este giro fue aún más allá y que permitió
el despegue de nuevos negocios de aquellos agentes promotores inmobiliarios a
través del condominio.
Este giro de desdoblamiento hizo que se afianzara el paradigma del condominio
como nuevo producto inmobiliario exitoso y como forma de edificación de
viviendas residenciales y oficinas generalizada en Santa Fe, al cubrir las
expectativas de esas nuevas clases medias y altas que buscaban seguridad,
distinción y diferencia; más allá de la idea de la necesidad, se impone el deseo. La
107
concepción de condominio viene a constituir las nuevas comunidades de iguales
separados de los otros; privatizan las áreas comunes de circulación y recreación;
socializar los costos de los servicios de los residentes en comunidad. Si bien el
concepto de condominio es un producto de la modernidad, este es redefinido en la
actualidad.
En estas nuevas comunidades privadas cerradas de residentes de Santa Fe se
expresa tanto un profundo retorno a la tradición del comunitarismo de sociedades
conservadoras, como por la generalizada proliferación de asociaciones de colonos
en términos sociales.
Los condominios horizontales y verticales en Santa Fe es el signo claro de la
superación de una de las formas de hacer ciudad a través del fraccionamiento.
Con este medio de deja de lado la obligación de destinar áreas de donación para
los servicios públicos colectivos, como establecían los reglamentos y las
ordenanzas. Ahora los condominios de Santa Fe conservan las calles interiores y
las áreas comunes como propias.
Por último, la profunda transformación de la relación sociourbana de lo público y lo
privado expresado en los nuevos significados del espacio público en Santa Fe.
Este espacio público tiene un claro énfasis comercial con el paradigma del
Shopping Mall como nuevo lugar de encuentro privado y cerrado. Esto está
presente en el Centro Comercial Santa Fe como espacio de consumo.
Este nuevo espacio público adquiere una mayor complejidad con dos nuevas
clases de espacios que no contaban antaño y que oponían el dominio público a la
familia y el hogar: el espacio del trabajo y de la calle. El primero, aparentemente
público pero propiedad de individuos privados; y el segundo como lugar cotidiano
de consumo y mercantilización contra el propio ámbito público (Jameson, 2000).
Todos estos elementos conjugados entre sí que consienten caracterizar a Santa
Fe como un archipiélago cuaternario posmoderno, permiten reflexionar seriamente
108
en torno a las formas tendenciales distintas de hacer ciudad por parte de los
actores sociales y acercan a la consideración de asistir a la llegada de un nuevo
urbanismo.
Mapa del Conjunto Santa Fe. Con base en la información del XII Censo General de Población y Vivienda del año
2000, y de acuerdo a los datos que por AGEBS7 se tienen y que delimitan a la
7 Es la unidad territorial manejada por el INEGI para demarcar el contorno de la mancha urbana. Se define como el área integrada por una superficie edificada, habitada y/o urbanizada con usos de suelo no agropecuario o forestal y que, partiendo de un núcleo, presenta continuidad física en todas direcciones hasta ser interrumpida en forma notoria por terrenos de uso no urbano. Los parámetros para asignar uno o más AGEBS urbanas a una localidad son: 1) que la localidad cuente con un conjunto que oscile entre 25 y 20 manzanas perfectamente delimitado; 2) la localidad debe tener una población igual o mayor a 2500 habitantes; 3) que la localidad sea
109
poligonal que comprende el conjunto Santa Fe, se considera que en esta zona se
encuentran 11,293 habitantes, repartidos en 7 AGEBS, es de importancia
mencionar que en área está comprendida en dos delegaciones, Cuajimalpa y
Álvaro Obregón; siendo ésta última la que mas área y población comprende de lo
que es la zona de estudio, ya que de tales AGEBS que integran el área, en esta se
encuentran 6, representando el 84.4 % con 9536 habitantes, mientras que la
delegación Cuajimalpa solo representa el 15.55%, es decir, 1757 habitantes,
respectivamente.
La concentración de población en Santa Fe se caracteriza por estar concentrada
en una zona, esta se encuentra en la delegación Álvaro Obregón, de los 7 AGEBS
solo en tres es donde encontramos la mayor concentración de población (154-2,
137-9, 233-9), las demás zonas son exclusivas de concentración de servicios y
comercios, como el centro comercial Santa Fe y los corporativos, y equipamientos
educativos como la Universidad Ibero Americana.
En la zona de Cuajimalpa esta población se encuentra ubicada hacia el sur, ya
que en las zonas aledañas y principalmente hacia lo que es el centro de Santa Fe,
donde se concentran los corporativos y el centro comercial se encuentran
construcciones similares a los de carácter corporativo. En cuanto la edad de la
población en la zona, y de acuerdo a los datos obtenidos se encontró que está
representada en su mayoría por población joven. Tan solo de 0 a 24 años
representan el 40.88% del total de la población; mientras que la de 60 años y más
representa el 3.95%, (ver traza y tabla 1).
cabecera municipal aun sin cumplir con los parámetros anteriores; 4) que los usos de suelo de la localidad sean: habitacional, industrial, servicios, comercial, recreativa, etc.
110
Población Tabla 1
Pob. 0-14 Pob. 15 años pob. 5 a 64 Pob. 18 años Pob. de 20 años Pob 20 a 24 Pob 60 años Pob 65 años
AGEBS años y mas años y mas y mas años y mas y mas
Pob.Total
137-9 946 269 670 647 619 577 107 40 23
154-2 351 39 292 290 286 272 51 11 *
201-9 2808 898 1897 1823 1714 1610 304 149 74
233-9 793 211 472 464 443 418 67 13 8
234-3 4471 1483 2960 2859 2652 2440 531 154 101
235-8 167 42 109 107 103 97 13 5 *
036-9 1757 432 1244 1203 1169 1095 170 75 41
TOTAL 11293 3374 7644 7393 6986 6509 1243 447 247 Fuente: XII Censo del INEGI 2000. La zona de Santa Fe no está exenta de movimientos de población, pero que a
diferencia de otras zonas, esta atrae a población que por lo general tiene un
estatus alto, a diferencia de la demás población, ya que esta zona está
considerada como exclusiva de altos ingresos, lo que representa que es solo una
pequeña parte de la población la que está en condiciones de poder comprar una
porción de suelo para habitar o en su caso rentar, lo que representa que los
precios del suelo en la zona son altos, y accesibles a una cierta población que
CARRETERA MEXICO -T
OLUCA
154-2
NUEVA AUTOPISTA MEXICO -T
OLUCA
036-9
137-9
235-8201-9
234-3233-9
DELEGACIÓN CUAJIMALPA
DELEGACIÓN ALVARO OBREGÓN
LIMITE DELEGACIONAL
L IMITE DELEGACIONAL
NORTE
UNIVERSIDADIBEROAMERICANA
PONIENTEALAMEDA
BLANCAPEÑA
LA LOMA
DE LA MONTAÑAPARQUE PRADOS
LA MEXICANA
PONDEROSA
TOTOLAPA
CENTRO DE CIUDAD
ARCONSAESTRELLA
111
pueda pagar esos precios. La población nacida en la zona representa el 73.02%,
es decir, 8,247 habitantes; el 26.97% restante es población nacida fuera de la
entidad, 2,730 habitantes; se entiende que esta población se ha incorporado o se
encuentra en los grandes edificios que se han ido construyendo en la zona, y que
por sus características son zonas exclusivas.
Es de importancia resaltar que la mayoría de las zonas de vivienda que se
encuentran en la zona de Santa Fe se encuentra a las orillas de esta, ya que la
concentración de las corporativos y equipamientos de tipo educativo se
encuentran en el centro de la zona (ver tabla 2).
Origen de la población Tabla 2 Fuente: XII Censo del INEGI 2000.
En cuanto al nivel de escolaridad de la población que está en edad de asistir, se
encuentra que por ser población de un estatus alto, la mayoría de la población
tiene un nivel educativo también alto desde el nivel básico hasta el nivel medio
superior, esto se puede entender, a pesar de que en la zona se encuentran tan
solo escuelas privadas en todos los niveles, los datos nos indican que 53.41% que
representa a la población de la zona que está en edad de estudiar tienen un nivel
educativo aceptable, representando 11 086 habitantes (ver Tabla 3).
Como ya se ha mencionado esta zona de la ciudad es exclusiva de altos ingresos
económicos, entonces se puede considerar que la mayoría de los que asisten a
las instituciones educativas que aquí se encuentran es gente que reside en la
AGEBS
PoB. Total Pob. nacida en la entidad Pob. nacida fiera de la entidad
137-9 946 669 261 154-2 351 209 109 201-9 2808 2194 593 233-9 793 428 244 234-3 4471 3490 942 235-8 167 96 55 036-9 1757 1161 526
TOTAL 11293 8247 2730
112
zona y que puede pagar las cuotas que en ellas se cobran, y en una muy pequeña
porción gente que proviene de otras zonas aledañas a esta.
Nivel educativo Tabla 3 Pob. de 6 a 14 años Pob. De 15 años con inst. Pob. de 18 años y más
AGEBS Po.Total que saben leer y Medio y superior con inst, superior escribir.
137-9 946 141 342 212 154-2 351 10 231 196 201-9 2808 511 417 85 233-9 793 76 302 253 234-3 4471 808 574 99 235-8 167 10 72 59 036-9 1757 146 817 671
TOTAL 11293 1702 2755 1575 Fuente: XII Censo del INEGI 2000.
La PEA de la zona en Santa Fe se compone por 8 678 personas, que representan
el 76.84% de la población total. El sector con mayor dinamismo es el de carácter
urbano, es decir el sector terciario, como ya se mencionó esta parte de la ciudad
se caracteriza por la concentración de corporativos que en su mayoría son oficinas
de empresas nacionales y trasnacionales y por centros comerciales, lo que la
identifica como una zona de servicios propiamente.
El 39.36%, del total de la población económicamente activa desarrolla sus
actividades en el sector terciario. Los demás sectores como el secundario solo
está representado por el 12.54% de la población, que entendemos que realiza
esta actividad fuera de la zona de lo que es Santa Fe, ya que en ella se encuentra
alguna zona donde se ubiquen algunas industrias, en actividades de jornalero,
peón y por cuenta propia lo representan el 8.28%. Hay un dato importante es en el
de empleado u obrero, con un 39.79%, similar al del sector terciario, se entiende
que corresponde a algunos asentamientos irregulares que están en proceso de
desaparición (ver tabla 4).
113
Distribución de PEA por sector de actividad Tabla 4
Fuente: XII Censo del INEGI 2000.
PEA PEA PEA. PEA. PEA. PEA. PEA AGEBS Activa Inactiva sector sector empleado jornalero por cuenta
secundario terciario u obrero o peon propia 137-9 444 248 61 368 336 * 58 154-2 206 78 26 158 127 0 15 201-9 1160 913 351 759 836 * 211 233-9 335 154 39 282 248 0 14 234-3 1680 1549 518 1081 1252 26 295 235-8 82 30 8 70 56 0 5 036-9 827 451 86 698 598 * 96
TOTAL 4734 3423 1089 3416 3453 26 694
CARRETERA MEXICO -T
OLUCA
154-2
NUEVA AUTOPISTA MEXICO -T
OLUCA
036-9
137-9
235-8201-9
234-3233-9
DELEGACIÓN CUAJIMALPA
DELEGACIÓN ALVARO OBREGÓN
LIMITE DELEGACIONAL
L IMITE DELEGACIONAL
NORTE
UNIVERSIDADIBEROAMERICANA
PONIENTEALAMEDA
BLANCAPEÑA
LA LOMA
DE LA MONTAÑAPARQUE PRADOS
LA MEXICANA
PONDEROSA
TOTOLAPA
CENTRO DE CIUDAD
ARCONSAESTRELLA
114
En materia de ingresos la población económicamente activa y la distribución de
los mismos en la zona de Santa Fe se mantiene entre el nivel alto de ingresos,
esto es, en el rango de 2 - 5 VSM. Representando el 62.52% de la PEA activa, en
más de 5 VSM se tiene un 18.88%, y en el rubro de ingresos de 1 hasta 2 VSM
tan solo lo representa el 6.80%.
En consecuencia, entender que las personas que habitan la zona de Santa Fe,
pertenecen a un estrato social muy identificado, personas que tienen un empleo
bien remunerado cuyo estatus les permite tener acceso a los diversos y caros
servicios que esta zona ofrece y agrupa, ya que se encuentran en una zona de
vida cara (ver tabla 5).
115
Nivel de Ingresos Tabla 5 Fuente: XII Censo del INEGI 2000.
PEA que recibe PEA que recibe PEA que recibe PEA que recibeAGEBS 1 hasta 2 S.M 1 hasta 2 S.M 2 a 5 S.M mas de 5 S.M
137-9 444 28 135 115 124154-2 206 4 32 17 130201-9 1160 111 498 336 61233-9 335 7 110 53 102234-3 1680 161 780 501 72235-8 82 0 23 13 37036-9 827 11 218 129 368
TOTAL 4734 322 1796 1164 894
PEA Activa
CARRETERA MEXICO -T
OLUCA
154-2
NUEVA AUTOPISTA MEXICO -T
OLUCA
036-9
137-9
235-8201-9
234-3233-9
DELEGACIÓN CUAJIMALPA
DELEGACIÓN ALVARO OBREGÓN
LIMITE DELEGACIONAL
L IMITE DELEGACIONAL
NORTE
UNIVERSIDADIBEROAMERICANA
PONIENTEALAMEDA
BLANCAPEÑA
LA LOMA
DE LA MONTAÑAPARQUE PRADOS
LA MEXICANA
PONDEROSA
TOTOLAPA
CENTRO DE CIUDAD
ARCONSAESTRELLA
116
También, en Santa Fe se manifiesta el vitrineo -ese consumo visual, no material,
que se da al mirar los aparadores, recorrer pasajes, ver qué se encuentra- es
práctica común, una de las más importantes. Pero, atención, dicen las
investigadoras, el consumo no se reduce al simple intercambio de mercancías, no
es algo privado, atomizado o pasivo, sino social, correlativo y activo.
Otra escena del neocostumbrismo: frente a la vitrina de la tienda que vende
prendas de marcas como Gap o Banana Republic, una mujer joven y escultural,
vestida con pantalones negros de cuero y escotada blusa blanca de punto,
permanece estática: más allá de los modelos o de las ofertas, la muchacha ve a la
modelo perfecta: ella misma. Su reflejo le permite constatar que ni un maniquí se
le compara. Con un vuelo de su cabellera castaña se aleja con el aire satisfecho
de la comprobación. Estoy donde pertenezco.
Investigaciones sostienen que los consumidores territorializan, fragmentan,
marcan distintos espacios urbanos como escenarios de su pertenencia a la
ciudad. Al parecer en el centro comercial se elaboran vínculos afectivos de
carácter efímero que, de manera distinta, fundan comunidad. El encuentro con los
"iguales" y los "extraños" convoca representaciones frente a lo social. El centro
comercial es "la ciudad", ellos pertenecen "al lugar", y el "lugar" les pertenece.
Es posible que frente al Centro Santa Fe los consumidores elaboren sentimientos
de afiliación, pero también de diferenciación con los ajenos, distintos, distantes.
Como en décadas pasadas el primer Sanborns de los Azulejos en el Zócalo, la
arquitectura urbanística de la colonia Roma; los pasajes, calles y establecimientos
de la Zona Rosa; los cafés y restaurantes de Polanco establecieron sentidos de
pertenencia y de distinción de determinados grupos sociales.
Pero a diferencia de esas experiencias, Santa Fe cuenta además con condiciones
urbanísticas para ser una posible ciudad autónoma, un espacio que parece querer
convertirse en zona autosuficiente. Santa Fe está delimitando fronteras, concluyen
las investigadoras, por momentos difíciles de atravesar o trasgredir por otros
117
sectores sociales. El Distrito Federal se individualiza. ¿Santa Fe es la nueva
ciudad de México o la ciudad de México bien?8
En torno al rubro de población en Santa Fe desagregada de manera detallada por
áreas se puede mencionar lo siguiente:
De acuerdo con la información Del XII Censo General de Población y Vivienda del
2000 y de acuerdo a los datos que por AGEBS9 se tiene y que delimitan a la zona
que comprende santa Fe se tiene que en esta zona se encuentran 11,293
habitantes, repartidos en 7 AGEBS, es de importancia mencionar que la zona esta
comprendida en dos delegaciones, Cuajimalpa y Álvaro Obregón; siendo esta
ultima la que mas área y población comprende de lo que es Santa fe, ya que de
los 7 AGEBS que integran la zona en esta se encuentran 6, representando el 84.4
% con 9536 habitantes, mientras que la delegación Cuajimalpa solo representa el
15.55%, 1757 habitantes respectivamente.
La concentración de población en santa Fe. Se caracteriza por estar concentrada
en una zona, ya que en la delegación Álvaro Obregón de los 7 AGEBS solo en
tres es donde encontramos la mayor concentración de población (154-2, 137-9,
233-9), las demás zonas son exclusivas de concentración de servicios y
comercios, como el centro comercial Santa Fe y los corporativos, y equipamientos
educativos como la Universidad Ibero Americana.
8 http://www.jornada.unam.mx/2001/oct01/011001/048n1con.html 9 Es la unidad territorial manejada por el INEGI para demarcar el contorno de la mancha urbana. Se define como el área integrada por una superficie edificada, habitada y/o urbanizada con usos de suelo no agropecuario o forestal y que, partiendo de un núcleo, presenta continuidad física en todas direcciones hasta ser interrumpida en forma notoria por terrenos de uso no urbano. Los parámetros para asignar uno o más AGEBS urbanas a una localidad son: 1) que la localidad cuente con un conjunto que oscile entre 25 y 20 manzanas perfectamente delimitado; 2) la localidad debe tener una población igual o mayor a 2500 habitantes; 3) que la localidad sea cabecera municipal aun sin cumplir con los parámetros anteriores; 4) que los usos de suelo de la localidad sean: habitacional, industrial, servicios, comercial, recreativa, etc.
118
En la zona de Cuajimalpa esta población se encuentra ubicada hacia el sur, ya
que en las zonas aledañas y principalmente hacia lo que es el centro de Santa Fe,
donde se concentran los corporativos y el centro comercial se encuentran
construcciones similares puros corporativos. En cuanto la edad de la población en
la zona, y de acuerdo a los datos obtenidos se encontró que esta representada en
su mayoría por población joven, tan solo de 0 a 24 años representan el 40.88% del
total de la población, mientras que la de 60 años y mas representa el 3.95%, (ver
traza y tabla 1).
Población Tabla 1
Pob. 0-14 Pob. 15 años pob. 5 a 64 Pob. 18 años Pob. de 20 años Pob 20 a 24 Pob 60 años Pob 65 años
AGEBS años y mas años y mas y mas años y mas y mas
Pob.Total
137-9 946 269 670 647 619 577 107 40 23
154-2 351 39 292 290 286 272 51 11 *
201-9 2808 898 1897 1823 1714 1610 304 149 74
233-9 793 211 472 464 443 418 67 13 8
234-3 4471 1483 2960 2859 2652 2440 531 154 101
235-8 167 42 109 107 103 97 13 5 *
036-9 1757 432 1244 1203 1169 1095 170 75 41
TOTAL 11293 3374 7644 7393 6986 6509 1243 447 247 Fuente: XII Censo del INEGI 2000.
CARRETERA MEXICO -T
OLUCA
154-2
NUEVA AUTOPISTA MEXICO -T
OLUCA
036-9
137-9
235-8201-9
234-3233-9
DELEGACIÓN CUAJIMALPA
DELEGACIÓN ALVARO OBREGÓN
LIMITE DELEGACIONAL
L IMITE DELEGACIONAL
NORTE
UNIVERSIDADIBEROAMERICANA
PONIENTEALAMEDA
BLANCAPEÑA
LA LOMA
DE LA MONTAÑAPARQUE PRADOS
LA MEXICANA
PONDEROSA
TOTOLAPA
CENTRO DE CIUDAD
ARCONSAESTRELLA
119
La zona de santa Fe no está exenta de movimientos de población, pero que a
diferencia de otras zonas, esta atrae a población que por lo general tiene un
estatus alto a diferencia de la demás población, ya que esta zona está
considerada como exclusiva, lo que representa que es solo una pequeña parte de
la población la que está en condiciones de poder comprar una porción de suelo
para habitar o en su caso rentar, lo que representa que los precios del suelo en la
zona son altos, y accesibles a una cierta población que pueda pagar esos precios.
La población nacida en la zona representa el 73.02%, es decir, 8,247 habitantes;
el 26.97% restante es población nacida fuera de la entidad, 2,730 habitantes; se
entiende que esta población se ha incorporado o se encuentra en los grandes
edificios que se han ido construyendo en la zona, y que por sus características son
zonas exclusivas.
Es de importancia resaltar que la mayoría de las zonas de vivienda que se
encuentran en la zona de Santa Fe se encuentra a las orillas de esta, ya que la
concentración de las corporativos y equipamientos de tipo educativo se
encuentran en el centro de la zona (ver tabla 2).
Origen de la población Tabla 2 Fuente: XII Censo del INEGI 2000.
AGEBS
PoB. Total Pob. nacida en la entidad Pob. nacida fiera de la entidad
137-9 946 669 261 154-2 351 209 109 201-9 2808 2194 593 233-9 793 428 244 234-3 4471 3490 942 235-8 167 96 55 036-9 1757 1161 526
TOTAL 11293 8247 2730
120
En cuanto al nivel de escolaridad de la población que está en edad de asistir, se
encuentra que por ser población de un estatus alto, la mayoría de la población
tiene un nivel educativo también alto desde el nivel básico hasta el nivel medio
superior, esto se puede entender, a pesar de que en la zona se encuentran tan
solo escuelas privadas en todos los niveles, los datos nos indican que 53.41% que
representa a la población de la zona que está en edad de estudiar tienen un nivel
educativo aceptable, representando 11086 habitantes (ver Tabla 3).
Como ya se ha mencionado esta zona de la ciudad es exclusiva de altos ingresos
económicos, entonces se puede considerar que la mayoría de los que asisten a
las instituciones educativas que aquí se encuentran es gente que reside en la
zona y que puede pagar las cuotas que en ellas se cobran, y en una muy pequeña
porción gente que proviene de otras zonas aledañas a esta.
Nivel educativo Tabla 3
Pob. de 6 a 14 años Pob. De 15 años con inst. Pob. de 18 años y más AGEBS Po.Total que saben leer y Medio y superior con inst, superior
escribir. 137-9 946 141 342 212 154-2 351 10 231 196 201-9 2808 511 417 85 233-9 793 76 302 253 234-3 4471 808 574 99 235-8 167 10 72 59 036-9 1757 146 817 671
TOTAL 11293 1702 2755 1575 Fuente: XII Censo del INEGI 2000.
La PEA de la zona en Santa Fe se compone por 8,678 personas, que
representan el 76.84% de la población total. El sector con mayor dinamismo es el
de carácter urbano, es decir el sector terciario, como ya se mencionó esta parte de
la ciudad se caracteriza por la concentración de corporativos que en su mayoría
121
son oficinas de empresas nacionales y trasnacionales y por centros comerciales,
lo que la identifica como una zona de servicios propiamente.
El 39.36%, del total de la población económicamente activa desarrolla sus
actividades en el sector terciario. Los demás sectores como el secundario solo
está representado por el 12.54% de la población, que entendemos que realiza
esta actividad fuera de la zona de lo que es Santa Fe, ya que en ella se encuentra
alguna zona donde se ubiquen algunas industrias, en actividades de jornalero,
peón y por cuenta propia lo representan el 8.28%. Donde se encontró un dato
importante es en el de empleado u obrero, ya que se encuentra por encima de la
actividad del sector terciario con un 39.79% (ver tabla 4)
Distribución de PEA por sector de actividad Tabla 4
Fuente: XII Censo del INEGI 2000.
En materia de ingresos la población económicamente activa y la distribución de
los mismos en la zona de Santa Fe se mantiene entre el nivel alto de ingresos,
esto es, en el rango de 2 - 5 VSM. Representando el 62.52% de la PEA activa, en
más de 5 VSM se tiene un 18.88%, y en el rubro de ingresos de 1 hasta 2 VSM
tan solo lo representa el 6.80%.
PEA PEA PEA. PEA. PEA. PEA. PEA AGEBS Activa Inactiva sector sector empleado jornalero por cuenta
secundario terciario u obrero o peon propia 137-9 444 248 61 368 336 * 58 154-2 206 78 26 158 127 0 15 201-9 1160 913 351 759 836 * 211 233-9 335 154 39 282 248 0 14 234-3 1680 1549 518 1081 1252 26 295 235-8 82 30 8 70 56 0 5 036-9 827 451 86 698 598 * 96
TOTAL 4734 3423 1089 3416 3453 26 694
122
En consecuencia entender que las personas que habitan la zona de Santa Fe,
pertenecen a un estrato social muy identificado, personas que tienen un empleo
bien remunerado cuyo estatus les permite tener acceso a los diversos y caros
servicios que esta zona ofrece y agrupa, ya que se encuentran en una zona de
vida cara (ver tabla 5).
CARRETERA MEXICO -T
OLUCA
154-2
NUEVA AUTOPISTA MEXICO -T
OLUCA
036-9
137-9
235-8201-9
234-3233-9
DELEGACIÓN CUAJIMALPA
DELEGACIÓN ALVARO OBREGÓN
LIMITE DELEGACIONAL
L IMITE DELEGACIONAL
NORTE
UNIVERSIDADIBEROAMERICANA
PONIENTEALAMEDA
BLANCAPEÑA
LA LOMA
DE LA MONTAÑAPARQUE PRADOS
LA MEXICANA
PONDEROSA
TOTOLAPA
CENTRO DE CIUDAD
ARCONSAESTRELLA
123
Nivel de Ingresos Tabla 5 Fuente: XII Censo del INEGI 2000.
3.4. Usos de Suelo en Santa Fe.
Es importante destacar que en este apartado se incluyen mapas y planos
detallados de los usos de suelo de diversos predios del conjunto Santa Fe, pero,
se omitieron por razones técnicas de los límites de la capacidad de los anexos que
no debe rebasar el tope marcado por la SIP. Para cualquier aclaración solicitar el
archivo de la versión completa.
PEA que recibe PEA que recibe PEA que recibe PEA que recibeAGEBS 1 hasta 2 S.M 1 hasta 2 S.M 2 a 5 S.M mas de 5 S.M
137-9 444 28 135 115 124154-2 206 4 32 17 130201-9 1160 111 498 336 61233-9 335 7 110 53 102234-3 1680 161 780 501 72235-8 82 0 23 13 37036-9 827 11 218 129 368
TOTAL 4734 322 1796 1164 894
PEA Activa
124
Capítulo 4. El Nuevo Urbanismo en Santa Fe.
4.1. El Discurso Innovador del Nuevo Urbanismo en Santa Fe.
En este capitulo se busca concretar las categorías intermedias de archipiélago
cuaternario posmoderno en su flexible traducción concreta y simbólica en el
conjunto urbano Santa Fe de la ciudad de México, a través de sus
manifestaciones singulares del nuevo urbanismo, en sus similitudes y diferencias
con respecto a las expresiones de urbanas de otras ciudades del mundo
contemporáneo que han venido marcando las tendencias urbano arquitectónicas
de tipo posmoderno.
El nuevo urbanismo se encuentra en la cúspide del discurso innovador en materia
de urbanización. La gran mayoría de los especialistas son sus entusiastas
defensores. Porque, al fin y al cabo, difícilmente alguien se asume como antiguo
urbanista. Podría decirse -discurre el razonamiento- que la vida urbana es
susceptible de ser mejorada en su raíz, que puede transformarse en una vida más
"auténtica" y menos desangelada, y también más eficiente, por el procedimiento
del regreso a conceptos tales como vecindario y comunidad, que antiguamente
proporcionaron tanto vigor y coherencia, continuidad y estabilidad a la vida urbana.
La memoria colectiva de un pasado más cívico puede recuperarse de nuevo si se
recurre a los símbolos tradicionales. Las instituciones de la sociedad civil, si
reciben el estímulo que pueden aportar la arquitectura ciudadana y la adecuada
planificación urbana, pueden perfectamente verse consolidadas como los
fundamentos de un tipo de urbanización mucho más civilizado.
Existen diversas variantes en torno a tales reflexiones, de acuerdo con Harvey
(2001). En primer lugar, la versión de la costa este norteamericana propone un
crecimiento urbano de alta densidad y de uso residencial mixto, en su mayor parte
dirigido a las áreas residenciales y de esparcimiento. Si bien las infraestructuras
públicas y los niveles medioambientales son indudables, los proyectos se
125
conciben principalmente para aquellos clientes de altos ingresos cuyo estilo de
vida, sin embargo, permanece inalterado (siguen recorriendo largas distancias
para ir al trabajo, hasta cierto punto el estilo de vida suburbano). Lo que se vende
es un concepto de comunidad y un entorno de vida más seguro. Insertos en un
modelo de expansión urbana acelerado, tales edificaciones constituyen oasis
aislados de vida privilegiada para las elites.
En un segundo plano, la versión inglesa que pone el acento en el ideal de un
pueblo urbano. Esta perspectiva combina la nostalgia por un pasado perdido al
reivindicar los viejos estilos urbanísticos y arquitectónicos vernáculos de la vieja
Inglaterra con una pequeña dosis de conciencia social (mediante la incorporación
de la vivienda social a la mezcla), e intenta, además, aportar elementos laborales
y comerciales a una fisonomía urbana caracterizada por un fácil acceso en la
propia localidad. La idea de un pueblo urbano goza de un extendido atractivo que
abarca todo el espectro social. Grupos étnicos, minorías raciales, comunidades
obreras tradicionales y grupos privilegiados han adoptado esta idea con
entusiasmo.
Una tercera modalidad, es representada por la versión de la costa oeste
norteamericana, el arco del sol californiano, sitúa los núcleos barriales
tradicionales en el seno de un plan regional más integrado con modernas y
rápidas infraestructuras de vialidad y transporte para enlazar los centros de trabajo
espacialmente dispersos, las zonas comerciales y de servicios, los equipamientos
colectivos culturales, y las instalaciones de ocio. Es flexible, por una parte, con la
dispersión de tales factores, pero trata de recuperar los ideales de una convivencia
vecinal más íntima y entrañable y de una vida de comunidad. Si tal política reúne
unos métodos democráticos de adopción de decisiones y una consulta social
generalizada, sus resultados pueden ser realmente provechosos. Una versión
ligeramente matizada de lo que se expone apela al ideal del crecimiento
inteligente. Una densidad más alta de crecimiento (justificada quizá por una
referencia a los conceptos de comunidad y de barrio) en torno a núcleos o centros
126
ya existentes (en oposición a la urbanización caótica), se considera más bien
como una respuesta a la presión excesiva sobre los recursos públicos en tiempos
de austeridad del gasto social, las infraestructuras (escuelas, agua potable,
tratamiento de aguas residuales, carreteras) y el medio ambiente (por ejemplo, la
pérdida de suelo agrícola o de hábitats de alto valor). Este concepto de
crecimiento inteligente ha cobrado un atractivo nacional en Estados Unidos de
América, como el único camino para reorientar la urbanización sin límites y caótica
hacia una vía más eficiente y respetuosa con el medio ambiente y la
sustentabilidad.
Caben muchos elogios en este movimiento urbano que acabamos de describir,
más allá de la euforia ilimitada inherente al discurso que confronta los
conocimiento convencionales de un extenso espectro de agentes sociales e
instituciones (constructores, banqueros, gobiernos, intereses de transportistas,
etcétera). Responde a los deseos y a la voluntad de pensar sobre el lugar de los
polos urbanos especiales dentro de las áreas regionales en su conjunto, y de
aspirar a un ideal mucho más orgánico y global de aquello en lo que las ciudades
y las regiones podrían consistir. El intenso interés observado acerca de las formas
de desarrollo urbano más cercano humanamente e integrado que evite la
monotonía agobiante de la ciudad funcionalista planificada horizontalmente es
digno de alabanza, ya que libera un renovado interés en la vitalidad de la calle y
en la arquitectura ciudadana consideradas como escenarios de sociabilidad.
En el mejor de los casos, el nuevo urbanismo promueve nuevas vías para pensar
la relación entre el trabajo y la vida cotidiana, y hace factible una dimensión
ecológica del diseño urbano que, en cierto modo, va más allá de la búsqueda de
una calidad medioambiental superior, propia del consumidor de bienes naturales
tales como árboles hermosos y cuerpos de agua. Plantea, incluso, abiertamente el
espinoso problema de lo que hay que hacer con las despilfarradoras exigencias
energéticas de la forma de urbanización basada en el automóvil, que ha
127
predominado mucho tiempo en Estados Unidos y que de modo creciente amenaza
con deborar las ciudades en Europa y en otros lugares.
Sin embargo, hay mucho margen aún para el escepticismo. Para empezar, no es
que haya muchas novedades en todo esto. El nuevo urbanismo rebosa de
nostalgia por una idealizada vida de pequeña población y estilo de vida rural que
nunca existió. Las realidades de tales lugares estuvieron con frecuencia
caracterizadas por un ambiente monótono, represivo y limitador, más que por ser
realidades seguras y satisfactorias (al fin y al cabo, ésta fue la clase de mundo del
cual las generaciones de emigrantes ansiaban huir, y precisamente no acudían a
él en tropel). Y además, el nuevo urbanismo, en la manera en que es descrito,
muestra señales abundantes de represiones y exclusiones en nombre de algo
llamado "comunidad" y "barrio" o "vecindario".
El nuevo urbanismo puede caer fácilmente en lo que se denomina el falso
comunitarismo, en el léxico de Harvey (op. cit.). Desde las primeras fases de la
urbanización masiva a la industrialización, el sentir de comunidad se ha
enarbolado como antídoto frente a cualquier amenaza de desorden social o
descontento. La comunidad ha sido incluso una de las claves del control social y
de la vigilancia, al borde de la abierta represión social. Comunidades bien
arraigadas a menudo excluyen y se autodefinen contra otras, erigen todo tipo de
señales de "prohibida la entrada" (cuando no tangibles muros y puertas). El
chovinismo étnico, el racismo, la discriminación clasista avanzan trepando hacia el
interior del ambiente urbano. El nuevo urbanismo puede, por esa razón,
convertirse en una barrera, más que promover el cambio social progresivo.
La mayoría de los proyectos que se han materializado en Estados Unidos (guiados
por el afán de lucro del promotor) se refieren a la mejora de la calidad de la vida
urbana para los grupos sociales de altos ingresos. Ideales de comunidad, tradición
y nostalgia por un mundo perdido son puntos de venta más que realidades
sociales y políticas. Aquí se hacen pocos intentos para estar a la altura de la
128
esencia del descontento urbano, además del empobrecimiento y el deterioro de
las ciudades. Las invocaciones a la comunidad y al barrio como ideología son
irrelevantes ante el destino de las ciudades que hoy día se fragua. A falta de
empleo y de generosidad gubernamental, las declaraciones y pretensiones
"cívicas" del nuevo urbanismo suenan a un mero discurso retórico hueco.
Ante tal poder de seducción se requiere ser cuidadoso, al menos que el nuevo
urbanismo forme parte de un ataque frontal contra las alarmantes desigualdades
sociales y el malestar urbano, fracasará rotundamente en la tarea de cambio de
cualquier factor realmente sustantivo y esencial. En realidad -como sucede en
Estados Unidos- puede constituir sólo una parte del problema de la creciente
segregación social y racial, en lugar de ser una solución para los profundos
dilemas de la vida urbana.
Este movimiento repite asimismo -a un nivel básico- la misma falacia de los estilos
arquitectónicos y de planificación que critica. Para decirlo en pocas palabras,
perpetúa la idea de que la planificación urbana puede ser la base de un nuevo
orden moral, estético y social. El diseño urbano correcto y la calidad arquitectónica
serán la alternativa esclarecedora de la civilización. Pocos partidarios del nuevo
urbanismo suscribirían una tesis tan burda. El nuevo urbanismo cambia el marco
espacial, pero no la presunción de que el orden espacial puede ser el vehículo
para controlar la historicidad del proceso social.
Se advierten signos de que el nuevo urbanismo se consolida en el favor de la
sociedad. Promotores y financieros de bienes raíces están interesados. Parece
que se vende bien entre quienes pueden permitírselo. Crea un paisaje urbano
estéticamente más agradable -aunque nostálgico- que las inexpresivas y
uniformes áreas residenciales que viene a sustituir. Puede incluso contribuir a una
mayor eficiencia de los usos del suelo urbano. Sin embargo, no ofrece en sí
mismo -como con frecuencia pretende- una panacea ante el descontento social y
la degradación del medio ambiente. No es la base privilegiada de una experiencia
129
urbana fundamentalmente nueva. Por sí mismo, no hará más que envolver otra
vez viejos problemas bajo una nueva apariencia.
Por ello, cabe reflexionar acerca del significado conceptual del nuevo urbanismo.
Se considera que es algo más que un conservador eufemismo para un
neotradicionalismo, desafortunadamente no existe una definición concreta para
esta ideología de la comunidad de planificadores, según un artículo del Newsweek
(15/mayo/1995), el nuevo urbanismo intenta quebrantar tradiciones de descuido y
exceso en la extensión y desarrollo de los suburbios norteamericanos, que ha
marcado fuertemente su paisaje urbano los pasados 50 años, además de intentar
idealmente de mejorar las relaciones comunitarias a través de diseños nuevos,
desarrollados a partir de la peatonalidad en los vecindarios, más que tratar
soluciones para los conductores de automóviles. Una focalización importante de
las estrategias del nuevo urbanismo son las centradas en proceder con tales
automóviles, que se consideran un instrumento de posesivo individualismo, y que
innecesariamente ha dominado el diario vivir y la vida en los espacios públicos.
Cuando Newsweek patrocinó sus “quince maneras de mejorar suburbia”, casi
todas las recomendaciones reconocían la influencia del automóvil en los espacios
públicos de los vecindarios.
Existen dos direccionamientos importantes al interior del nuevo urbanismo: la
primera dirección, intenta incorporar las estrategias planteadas en Newsweek en
los nuevos desarrollos, esta vertiente del nuevo urbanismo cuenta con una diversa
y amplia colectividad de planificadores, que promueven en los nuevos desarrollos
urbanos de tipología suburbana, dando una importancia creciente al diseño y al
peatón, por cuanto piensan que las comunidades pueden llegar a ser lugares más
humanos. Comparados con la amplia gama de metodologías de planificación
urbana, en este planteamiento el nuevo urbanismo es tan sólo un nombre,
además, las tendencias desafortunadas que ellos indican pueden ser vistas como
el resultado de la eficiencia de la ingeniería contemporánea, sin embargo, los
aportes del trabajo de Camilo Sitte en la antigua Viena de hace un siglo formó las
130
bases del nuevo urbanismo, Sitte argumentó que la geometría de la ortogonalidad
urbana de los ingenieros planificadores y burócratas, destruyen lo que las
comunidades construyen en las ciudades, y más bien elogió el principio de diseño
de las ciudades clásicas de Europa, que cuentan con una armonía colectiva y
espacios públicos estéticos en sus plazas, en suma, lo que fue bueno en el
pasado es bueno en las ciudades modernas, trasladado por los nuevos urbanistas
mediante su profecía máxima: lo que es bueno para el peatón es perfecto para el
suburbio.
La segunda dirección, evita desarrollar nuevos suburbios, y se focaliza en el vacío
comunitario existente; estructura y abre zonas deterioradas, y desde allí proveen
mejores ambientes para el vivir comunitario. Esta dirección encuentra un apoyo
significativo entre aquellos planificadores que se esfuerzan por prevenir la
degeneración de los vecindarios barriales, como resultante de la rotación y
reciclado de los habitantes. Brown y Morris (2000) indican que tales vecindarios
barriales mantienen sus residentes cuando la decisión sobre la planificación local
es realizada mediante su participación. El objetivo no es resolver los problemas
socioeconómicos de los residentes, sino promover una inversión duradera en una
comunidad; Una meta necesaria para el progreso cívico de una comunidad, es
determinar los intrincados enlaces con que se define una comunidad saludable,
Peter Calthorpe en su notable trabajo The Next American Metropolis , ve una
comunidad ecológica cuando la ciudad, el suburbio y el ambiente natural
interactúan, si no se consulta esta ecología, Calthorpe que los proyectos de
planificación urbana podrían socavar su propia estabilidad , cuando eventualmente
ahogen las comunidades residentes.
En consecuencia, el rango con que tratan los nuevos urbanistas es bastante
amplio, con aparentes contradicciones, por ejemplo, en el contexto de la modernas
extensiones urbanas , ¿Pueden los desarrolladores de suburbios aprovechar la
coexistencia con un ambiente sano y natural?, históricamente, la idea de lo
suburbano fue asociada a lo hermoso y natural, tal como lo indica en 1902 las
131
garden cities de Howard (citado por Sica, 1984), con la creciente dependencia del
automóvil, el marco natural ha cambiado desde la belleza al aislamiento, desde
una vida colectiva y pastoril a la entrega de nodos de aislamientos individuales,
desde el trabajo al auto, y a la casa, el individuo se protege de la influencia de lo
público, en la otra línea o tal vez la visión utópica del nuevo urbanismo se levantan
los trazos estéticos de Sitte sobre las comunidades ecológicas de Calthorpe , e
imagina una fresca, fértil y amable comunidad, centrada en la peatonalidad, pero,
¿quien no quisiera vivir en el paraíso?.
En suma, el nuevo urbanismo es nuevo sólo en el contexto de las modernas
comunidades automovilísticas, por esto la dualidad del nombre del movimiento:
nuevo urbanismo o neotradicionalismo, sin embargo, sea que se construyan
nuevos desarrollos o se invierta en comunidades viejas (gentrificación), este
movimiento se esfuerza en unir nuestra privacidad del habitar diario con lo extenso
del espacio público, a través de una comprensiva revisión de los vecindarios
barriales de la ciudad, enlazando lo público con lo privado, los nuevos urbanistas
invierten predominantemente en la forma y estética de sus desarrollos
comunitarios, de otro modo cómo podrían resultar en la práctica, pero ¿cuál es la
figura que la comunidad modela?.
En torno a las comunidades urbanas actuales la crítica formulada por el abogado y
doctor en ciencia política anglosajón, Evan McKenzie, en Privatopia. Seducido por
una línea argumentativa legalista, preocupada por la distribución del poder en la
sociedad, McKenzie nunca abandona dicho enfoque, aunque también en su
galardonado libro se traten aspectos relacionados con el uso del espacio urbano
habitacional y su interrelación con la ciudad.
El texto intenta responder tres preguntas centrales: ¿cómo pueden definirse
exactamente los conjuntos habitacionales «cerrados» y cuáles son las reglas que
rigen su administración? ¿Por qué se han vuelto tan populares en los USA a partir
de los años sesenta hasta alcanzar al 20% del mercado de la vivienda de ese
132
país? Y finalmente, ¿cuáles son las consecuencias de este crecimiento tanto para
las ciudades como para la vida y el sistema democrático?
McKenzie define los conjuntos habitacionales «cerrados» utilizando una
perspectiva jurídica, y agrupa todas las diferentes manifestaciones del fenómeno -
condominios, Gated Communities, Countries.- bajo el término CID (Common
Interest Development). En su visión, lo fundamental del CID es que la propiedad
total es, en alguna forma, compartida o poseída colectivamente por todos los
residentes. Si bien esta definición de corte más contractual ayuda a escapar a la
tentación postmoderna y alarmista de concentrarse en las Gated Communities u
otros enclaves fortificados, tal como hacen Caldeira (2000), Davis (1991) o Soja
(2000), le resta a la definición los componentes espaciales, estéticos,
arquitectónicos, e ideológicos necesarios para desarrollar el argumento final -
crítico y predictivo a la vez- en todo su potencial.
Una vez definido el fenómeno a estudiar, McKenzie se concentra en analizar el
sistema de administración de los CIDs. Este se basa en un control decisivo
entregado a las agrupaciones de propietarios (Homeowner Associations), las que
a su vez, en general, depositan la administración cotidiana de la propiedad en un
Manager profesional. Este sistema de administración ha sido alabado desde el
mundo del urbanismo -especialmente aquellos académicos y arquitectos
identificados con la corriente del nuevo urbanismo y desde el mundo de la política,
como la más perfecta expresión de la democracia local; la perfecta democracia
directa del mundo griego. McKenzie cuestiona completamente esta idea de la
democracia perfecta, pero en este punto del libro sólo se limita a entregar una
crítica de fondo: las reglas que rigen a la comunidad no son escritas por los
propietarios sino por el desarrollador inmobiliario, siendo su misión el mantener el
status quo social para evitar la caída en el costo de la propiedad. Estas reglas, de
acuerdo con McKenzie, son escasamente conocidas por los propietarios al
momento de firmar el contrato, y además, en la mayoría de los casos, se
133
establecen en tal forma que su modificación es prácticamente imposible (como por
ejemplo pidiendo quórum de 100% de los propietarios para aceptar enmiendas).
Respecto al por qué del surgimiento de estas formas de propiedad, el nuevo
urbanismo de Duany y otros nos señalan que la causa hay que buscarla en un
aumento de la demanda por «comunidad» y «cercanía» con otros. La sociedad, de
acuerdo con estos autores, estaría saturada de una suburbanización
deshumanizante, basada en un constante crecimiento urbano y en la cual la
interacción social casi desaparece. McKenzie denuncia este argumento y en
diferentes artículos realza el «cinismo» del nuevo urbanismo, el que, de acuerdo a
su visión se, aprovecha económicamente de una definición ideológica que éste ha
artificialmente creado (la posibilidad de construir comunidad a partir del
urbanismo) y que beneficia a determinados actores políticos y económicos.
Así, McKenzie señala que la explicación para la explosión de la comunidad
cerrada hay que buscarla en factores relacionados con la oferta y no con la
demanda: para los desarrolladores inmobiliarios, así como para las ciudades, la
comunidad cerrada -ya sea neourbanista, postmoderna o amurallada- es
económicamente más rentable que la suburbanización tradicional o que los
proyectos de densificación de zonas centrales llevados a cabo por agentes
públicos.
De acuerdo con el autor, los desarrolladores inmobiliarios se vieron en los años
sesenta enfrentados al dilema impuesto por el mayor costo del suelo urbano: o se
reducía el terreno de las unidades habitacionales (mayor densidad), o bien se
aumentaba drásticamente el precio de la vivienda, sacándolo del alcance de la
clase media. La solución: la comunidad cerrada. Nos referimos a una forma de
colocar más familias en menos terreno, compartiendo espacios públicos y de
entretención; una construcción ideológicamente atrayente, a la vez que
económicamente eficaz. Asimismo, la ciudad también se beneficia con la
construcción de comunidades y condominios. Estos conjuntos habitacionales
134
entregan servicios a sus habitantes en forma privada ofreciendo publicitariamente
un mejoramiento de su calidad, servicios que en algunos casos alcanzan incluso a
la salud (Seaside, Florida) o la educación (Celebration, Florida). Para costear
estos servicios los propietarios pagan altos gastos comunes, pero sin embargo
aún son requeridos a pagar impuestos de propiedad a la ciudad, los cuales
financian servicios que la comunidad no utiliza. McKenzie llama a este fenómeno
«doble impuesto» (Double Taxation), cuestiona su legalidad y pronostica revueltas
de propietarios, lo que implicará una politización de las asociaciones de
propietarios y eventualmente un conflicto con la ciudad. Por ahora la ciudad cobra
pero no entrega.
Pero, ¿hay alguien que se perjudique con el sistema? Contrariamente a lo que
pudiera suponerse, a pesar de su status socioeconómico generalmente alto, para
McKenzie, hasta este momento, el principal perjudicado es el propietario. En
primer lugar, vivir en una comunidad cerrada no es una «opción más», sino casi
una obligación, especialmente en los estados del oeste de los USA, donde los
CIDs son no sólo gubernamentalmente auspiciados, sino que otras formas de
propiedad han sido hechas casi ilegales. Esto, sumado a la imposibilidad del
cambio en las reglas internas de la comunidad, implicaría una importante
restricción a la libertad personal.
Sin embargo, el principal atentado a la libertad está en la naturaleza contractual de
la relación entre asociación de propietarios (gobierno privado) y propietario. Al
comprar la propiedad, muchas veces sin saberlo, los nuevos propietarios
renuncian a sus derechos y libertades ciudadanas y se comprometen a vivir
«según las reglas de la comunidad». McKenzie documenta casos dramáticos de
violación de derechos: imposibilidad de colgar letreros políticos, de flamear la
bandera, o simplemente de pintar la propia casa de un color distinto al «sugerido».
Esto tiende a crear odiosidades entre asociaciones y propietarios, las que muy
frecuentemente terminan en disputas judiciales.
135
Finalmente, McKenzie denuncia un conflicto entre la naturaleza «pseudo-
democrática» de las asociaciones de propietarios y las necesidades de
administración, reparación y mantención de la comunidad. El autor señala que en
muchos casos los Managers de comunidades, dependientes de las asociaciones
de propietarios, para conservar sus empleos y privilegios se niegan a subir los
gastos comunes, dilatando reparaciones necesarias, hasta un punto en que la
infraestructura pública colapsa y grandes inversiones se hacen necesarias.
Muchos propietarios pierden sus viviendas debido a la imposibilidad de pagar los
«gastos extras» creados por la imprevisión y los malos manejos. De acuerdo con
McKenzie, el colapso del sistema está a la vuelta de la esquina.
La visión del autor respecto a esta forma de propiedad es altamente crítica y
desafiante, pero no por ello deja de ser fascinante. El autor no considera los
posibles aspectos positivos de la «vida comunitaria», como la mayor integración
social al interior de la comunidad o la democratización de la vida local. Para
McKenzie, al igual que para Richard Sennett (1977) la comunidad y el deseo de
intimidad atenta contra la sociedad y su bienestar. La comunidad es segregación
llevada a su extremo, segregación que esta vez incluye a amplios sectores de la
clase media, y que de ser exitosa en su lucha contra la doble carga impositiva
llevará al colapso a la ciudad, la cual no será más que un receptáculo para
contener a los pobres que no pueden vivir en la burbuja comunitaria. Susan
Fainstein tituló una reciente conferencia «A veces las rejas hacen buenos
vecinos»; para McKenzie, las rejas únicamente crean rencores, envidias, y pueden
tener consecuencias impensadas no sólo para los residentes de la comunidad,
sino además para el conjunto de la sociedad y la vida democrática de los
ciudadanos.
Si bien el libro intenta buscar ecuanimidad en el tratamiento del tema, al final el
autor desiste y se concentra en la crítica completa al sistema, lo que lo hace por
una parte un libro sesgado, pero por otro honesto, entretenido y apasionado. A
seis años de su publicación Privatopia se ha convertido no sólo en un clásico sino
136
además en un best seller, y aparece como lectura imprescindible para quienes se
interesen en los debates sobre segregación y espacio público, y busquen salirse
de los marcos opinativos impuestos por el nuevo urbanismo y las tendencias
postestructuralistas.
Conclusiones.
A partir de la interrogante ¿qué tipología de formas urbanas se expresan en el
Conjunto Urbano Santa Fe de la Ciudad de México, considerando los nuevos
enfoques que han venido arraigando en los estudios urbanos bajo las perspectivas
del nuevo urbanismo? se reflexiona algunos postulados. Así como sí este se
inscribe en el marco de formas y estilos del urbanismo y la arquitectura de la
modernidad o posmodernidad. Y Finalmente, ¿cómo se manifiesta el tema de la
ecología en estos procesos edilicios, de ambientes y entornos urbanos
contemporáneos?.
Este conjunto urbano Santa Fe de la ciudad de México ha venido desplegando
una configuración singular en sus formas urbano arquitectónicas como
expresiones complejas de los variados procesos que conjuga la vida social urbana
de la metrópolis más grande de México. Aglomeración de primacía en población e
inversiones que hace que ocurran procesos y tendencias de rápidos cambios en el
marco de lo glocal10. Procesos que hace que los referentes de los estudios
urbanos cuenten con nuevos elementos de análisis que es necesario dilucidar.
Este reciente desarrollo urbano Santa Fe al poniente de la ciudad se presenta
como una nueva centralidad muy diferente de otros desarrollos, porque no se creó
a partir de la clásica periferia dependiente de un antiguo centro, sino que se hizo
creando un desarrollo de variados usos del suelo; y porque no tiene un proceso
10 La conjunción de los términos globalización y localización hacen una dualidad indisoluble que hace referencia a fuerzas exógenas y endógenas que de manera simultánea configuran el espacio. Término acuñado y adoptado por los estudiosos europeos y anglosajones.
137
social de gente que viene a hacer ciudad, sino que su gente ya tiene una vida
hecha. La clave del desarrollo de Santa Fe consiste en recrear ambientes urbano
arquitectónicos de exclusividad, prestigio y seguridad del estilo internacional, con
vecindarios urbanos que eviten las incomodidades del ajetreo urbano del uso
intensivo del automóvil en grandes desplazamientos, como fueron los tiempos del
zonning.
Uno de los aspectos más relevantes de este conjunto urbano Santa Fe, en sus
singulares emplazamientos residenciales, es su peculiar sistema de organización
de residentes que caracteriza el nuevo urbanismo y que se aleja de las formas
políticas corporativas de bases social del Estado mexicano posrevolucionario. En
este sentido Santa Fe no tiene un gobierno. Es una asociación de residentes que
se rigen por convenciones que regular a los condóminos en un paquete de venta
al propietario. Una asociación de residentes es usualmente la mas visible punta
del iceberg de lo que ha sido etiquetado “Intereses Comunes de los
Desarrolladores (CIDs)”. Un CID es cualquier grupo de propietarios reunidos a
través de acuerdos y restricciones escritas dentro en las actas. Constituyen en la
actualidad una enorme fuerza de 200 mil asociaciones de residentes en USA y
autonombrados como el prototipo del ideal de comunidad contemporánea
(Marshal,1995).
Respecto a los precios que rigen en el mercado inmobiliarios y de bienes raíces en
Santa Fe se presentan los más altos costos, en promedio de venta y de renta en
espacios habitacionales, comerciales y de servicios, en 3 mil dólares en promedio
por metro cuadrado; y de 30 dólares por metro cuadrado en promedio de renta los
espacios del sector terciario. Presentado profundos contrastes con otras zonas de
la metrópolis, con diferencias multiplicadas por cinco veces más los precios de los
inmuebles en otras zonas de nivel medio, ni se diga de las colonias populares que
son mayoría en la metrópolis. No obstante, es la zona de mayor dinamismo
constructivo y de mayor oferta inmobiliaria de la ciudad. Es verdaderamente
complejo el comportamiento de los compradores en este caso que no se guían por
138
criterios económicos, sino por factores subjetivos de adquirir estatus y distinción
en el ambiente social de comunidad elegido alejado de los otros, como resultado
del poder de la mercadotecnia y el dinero y las ideas de los nuevos urbanistas con
sus nuevas formulas de negocios.
Sin embargo, a pesar de sus variados usos del suelo y funciones, también
muestra los serios problemas de espacio para el automóvil en circulación o en
estacionamiento; ya sea por los residentes del conjunto Santa Fe, o por los
visitantes que se cuentan en más de un millón anual, en un ambiente recreado de
ciudad supuestamente para el menor uso del automóvil. En aras de privilegiar la
fachada de la calle principal se busca ocultar la presencia del carro. Se busca
romper con el paradigma funcionalista, de la forma sigue a la función. En Santa Fe
prevalece un tipo de diseño urbano arquitectónico donde la forma no
necesariamente sigue a la función. El nuevo urbanismo como imagen más que
sustancia. El nuevo urbanismo ha venido expresando la clara tendencia alternativa
al convencional urbanismo suburbano. Conocido también como
neotradicionalismo.
Las peculiaridades de esta tipología urbana de Santa Fe muestran mucho de lo
que advierten acerca de las nuevas prácticas urbanísticas que intentan
sobreponerse al estandarizado suburbio anglosajón, pero a muy altos costos. Los
ambientes de naturaleza artificiales urbanos de atractiva belleza propios de los
parques temáticos sobreponen lo mágico a la vida real cotidiana del urbanita.
Estas prácticas han venido configurando las tendencias del nuevo urbanismo
encaminado hacia el profundo aislamiento del individuo encerrado en su
privatopía.
¿Con estos elementos es posible explicar el Nuevo Urbanismo?.
En primer término, conviene considerar que difícilmente algún urbanista negaría
asumirse como tradicional, por supuesto que comparten una actitud de urbanistas
139
nuevos. Por ello, se puede pensar que este urbanismo se inscribe en
manifestaciones de vida urbana en transición de tanto recuperar conceptos de
vida auténtica en relación con nociones de vecindario y comunidad, ya planteado
en el discurso de los fundadores de la sociología urbana de la Escuela de Chicago
(Abu-Lughod, 1991), que la modernidad de la ciudad de masas anuló; como en
formas de vida urbana inéditas que aún no presentan un estilo definido, pero que
está en la búsqueda de un medio ambiente urbano diferente. La persistente
construcción de la utopía urbana11 o distopía, en el léxico de Merrifield12. Bajo esta
perspectiva se deducen diversas formas en su estudio que derivan de
experiencias concretas en realidades urbanas específicas.
Una primera postura del nuevo urbanismo estaría identificada con la que describe
Alex Marshal (2000) para la Costa Este Norteamericana de un urbanismo denso y
de uso residencial mixto para zonas habitacionales y de esparcimiento. Proyectos
urbanos de usos y funciones diversas, que buscan prescindir del uso intensivo de
carro, privilegiando al peatón; en ambientes seguros y promoviendo estatus y
exclusividad en comunidades cerradas elitistas. Dentro de esta versión se puede
considerar que la nostalgia por un pasado ideal británico de pueblo urbano en
armonía se puede combinar con los aspectos de conciencia social actual con
elementos laborales, comerciales y de servicios, dentro de una imagen urbano
arquitectónica híbrida y de ambientes artificiales del tipo Disney.
La versión Costa Oeste Americana del tipo Los Ángeles sitúa los núcleos de
barrios tradicionales en el seno de un plan regional integrado por una extensa red
de infraestructuras de transportes para enlazar los dispersos emplazamientos de
trabajo, las zonas comerciales y las instalaciones dedicadas al ocio y diversión. Se
combina la dispersión con los ideales de recuperar la comunidad y de convivencia 11 Esta inalcanzable y esperanzadora utopía urbana ha estado presente en los fundamentos teóricos metodológicos de la ciudad; existe una abundante bibliografía del tema desarrollado por autores ya clásicos y de diversas posturas teóricas: Tomás Moro, Campanela, Owen, Fourier, Lefebvre, entre otros. 12 Este autor asume una postura interesante al considerar que la vida urbana en conflicto y tensión permite la búsqueda y el cambio hacia formas humanizadas y de creatividad, que no es posible encontrar en ambientes tranquilos por ser rutinarios e inexpresivos. Ver Merrifield (2002).
140
vecinal. Estos elementos inscritos en el concepto de crecimiento inteligente que
viene inscrito en una urbanización que busca sobreponerse al excesivo
crecimiento urbano y caótico y reorientado hacia alternativas eficientes y
respetuoso con el medio ambiente, esto es bajo la noción de sustentabilidad13
Este interés apunta a repensar los lugares urbanos más allá de las prácticas
establecidas por desarrolladores de bienes raíces, constructores, especuladores,
banqueros, gobernantes, o transportistas; y aspirar a un ideal mucho más orgánico
que el prevaleciente; que se oriente hacia un urbanismo que evite la monotonía de
la planificación moderna racionalista, y que reivindique el interés en los espacios
públicos escenarios de la sociabilidad.
Este nuevo urbanismo promueve alternativas para reflexionar las relaciones entre
las funciones básicas de la vida urbana, habitar, trabajar, circular, cultivar el
cuerpo y el espíritu, según el credo del urbanismo moderno de Lecorbusier,
haciendo factible incorporar la dimensión ecológica en el diseño urbano
arquitectónico, yendo más allá del consumismo ambientalista que gusta de los
lugares exclusivos de vegetación; cuestionando los modos de vida urbana
despilfarradores de energía del estilo de urbanización basado en el culto al
automóvil de la sociedad occidental contemporánea.
La crisis de la arquitectura y el urbanismo moderno tienen un momento de ruptura.
La arquitectura moderna murió en Sant Louis Missouri, el 15 de julio de 1972 a las
3:32 de la tarde (más o menos), cuando a varios bloques del infame proyecto
Pruitt-Igoe se les dio el tiro de gracia con dinamita. Previamente había sido objeto
de vandalismo, mutilación y defecación por parte de sus habitantes negros, y
aunque se reinvirtieron millones de dólares para intentar mantenerlos con vida
(reparando ascensores, ventanas y repintado) se puso fin a su miseria. Debieron
13 Aquí cabría inscribir los fundamentos de las ciudades o edificios verdes, pero, que sin duda corresponden a ciudades con escalas distintas; no obstante, la idea de ecourbanismo y arcología corresponden a esta perspectiva de incorporar a los estudios urbanos y arquitectónicos el paradigma de la sustentabilidad. Ver texto de Ruano (2002).
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haberse conservado sus ruinas para mantener viva la memoria de este fracaso de
la planificación y la arquitectura, paradójicamente premiado años antes por sus
virtudes urbanas funcionalistas (Jencks, 1980;9).
La idea del nuevo urbanismo se manifiesta con variadas formas y
denominaciones, siguiendo a diversos autores.
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����ø·������ø·��8���0¸��l� pregona un espíritu de comunidad frente al
caos de la urbanización.
¿Urbanismo neoconservador o progresista?.
Según Abu-Lughod (1991) la mujeres sociólogas urbanas y planificadoras
reconocieron las necesidades especiales de las mujeres y fueron las primeras en
señalar el carácter masculino del modelo urbano ecologista y funcionalista, es
decir, el modelo de la ciudad moderna. De tal forma que la crítica a este modelo
de ciudad, aún por parte de la economía política también fue insuficiente al no
proveer de elementos teóricos de raza, género y los aspectos simbólicos y
subjetivos que van más allá de la racionalidad económica en la edificación de los
ambientes urbanos. Con estos nuevos elementos se ha venido nutriendo una
perspectiva que busca combinar diversas disciplinas para construir otros enfoques
hacia un proyecto de urbanismo que está en disputa entre el neoconservadurismo
y lo progresivo.
Bibliografía.
Se omitió la extensa bibliografía por razones del límite del archivo anexado a la
SIP.