Había una vez un grupo de monos muy raro,
tan raro, que muchos animales de la selva
pensaban que eran unos pringaos que no
servían para nada.
Decían que aquellas monas y monos eran
raros porque no eran tan ágiles como los
otros monos y además, tenían tan poquito
tan poquito pelo, que les llamaban “los
monos despeluchaos”. Tener poco pelo,
además, era un problema porque en invierno
pasaban mucho frío y se constipaban.
Aunque había animales que se burlaban de
los despeluchaos por lo raros que eran, poco
a poco fueron haciendo amigas y amigos. Así
por ejemplo, había monos peludos que
intentaban enseñarles a saltar de una rama a
otra y aunque los despeluchaos se caían, no
se reían de ellos. Bueno, a veces sí…..,
cuando la caída era muy graciosa.
Ilustradora: Karina Muñoz Silvestre Texto: Jose Manuel Muñoz Silvestre
Muchos pájaros también se hicieron amigos
suyos y trataron de enseñarles a volar. Pero
las monas y los monos despeluchados se
pegaban unos batacazos impresionantes.
Algunas monas despeluchadas se hicieron
amigas de las peces del lago y del mar y éstas
les enseñaron a nadar y a bucear. Pero solo
podían bucear un poquito, pues enseguida les
faltaba el aire y tenían que salir a respirar.
Algunos peces se reían de las despeluchadas
porque tampoco podían respirar bajo el agua,
Algunas monas y monos despeluchaos
pensaban de sí mismas que eran unas pringás,
que no sabían hacer nada bien y que los otros
animales del mundo eran mejor, pero otros
monos y monas despeluchaos a partir del
encuentro con las peces y el aprender a nadar,
dejaron de pensar en lo que no podían hacer y
se centraron en cómo superar los problemas
que tenían. Así que tras mucho pensar y
pensar, pensaron ¿y si hacemos ropa y nos
vestimos? Vamos, la ocurrencia de ponerse
ropa fue el no va más en la selva, ver a las
monas y a los monos despeluchaos vestidos
hacía que las carcajadas se escucharan hasta
en la selva de al lado… Sin embargo, las
amiguitas y los amiguitos, aunque les
gastaron algunas bromas, entendieron que la
ropa solucionaba el problema del frío de los
despeluchaos.
Tras la ocurrencia de la ropa, vino la de
inventar un aparato para planear... Ey, con los
planeadores sí que triunfaron en la selva, los
animales que hasta entonces se habían reído
de ellos decían “bueno, es suerte”, otros se
interesaron por probar a volar y las amigas y
los amigos de los despeluchaos se sintieron
muy orgullosos.
Las monas despeluchás lograron meter
oxígeno en unas botellas y así pudieron
sumergirse y aguantar mucho rato bajo el
agua. La leyenda cuenta que los monos y
las monas despeluchás siguieron
inventando más y más artilugios y que
ahora viven por ahí en ciudades y pueblos y
que algunos de ellos han llegado incluso a
creer que son mejores que los otros
animales, es más, incluso creen que algunos
monos despeluchaos son mejores que otros,
o que los monos son mejores que las monas
o que los monos de color blanco son
mejores que los de color negro o que los
monos que ven son mejores que los que no
ven; o que los que oyen muy bien son
mejores que los que no oyen. Ya veis, de tan
listos que se creen y, a veces, meten la pata.