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rente a la mesa de dibujo, junto a las fotos de Le Corbusier, once libros cuidado-samente armados contienen el
mundo; la versión a mano alzada de los lugares que Germán Samper ha recorrido a lo largo de cinco décadas. Son más de 4.000 dibujos que representan para el arquitecto bogotano un registro cronológico de viajes y notas confidenciales, una suerte de diario íntimo.
Comenzó a dibujar en París a finales de los cuarenta y pronto viajó al sur de Francia con cámara y cuaderno en mano. Eran sus años como aprendiz en el taller de Le Corbusier, figura fundamental en la concepción de estos primeros dibujos, no solo por ser autor de algunas de las obras que el discípulo es-tudió en sus croquis de Marsella, sino por motivarlo para que escogiera el dibujo en lugar de la fotografía como técnica para captar la experiencia espacial. “A quien prefiere encajonarla en una cámara fotográ-fica, la arquitectura le deja entrever sus claroscuros momentáneos, un gesto poético pero superficial. En cambio, a quien consigna sus trazos en papel, le ofre-ce generosa los secretos de su estructura, propor-ción, armonía, riqueza y sobriedad”, escribe Samper en su libro La arquitectura y la ciudad.
Viajero incansable, recorrió plazas, puentes, igle-sias, museos, callejones. Se sentaba a trazar contornos y patrones a lápiz in situ, para después, al regresar al hotel, completar los detalles pacientemente con su pluma. Así recorrió Colombia –donde redescubrió lugares como la casa de estilo Tudor en la que creció al norte de Bogotá– y después el mundo: las remotas culturas (y arquitectu-ras) de Japón, Camboya, Egipto y la India, las ciudades coloniales latinoamericanas, los grandes rascacielos y modernas construcciones de Estados Unidos, y de nuevo Europa, toda, ahora alejado de Le Corbusier, para mirar con nuevos ojos los grandes monumentos y hallar “la armonía formal compuesta por elementos heterogéneos” en lugares como la plaza veneciana de San Marcos, y otros de Viena, Salzburgo, Bruselas, Brujas, Praga.
Estos dibujos, que comenzaron como una herra-mienta de estudio, se han sumado al diseño de varios íconos de la arquitectura colombiana –la torre Coltejer en Medellín, el Centro de Convenciones de Cartagena, el edificio Avianca, el Museo del Oro y la sala de conciertos de la Biblioteca Luis Ángel Arango, en Bogotá–, convir-tiéndose en parte sustancial de su obra.
Aún hoy, a los 87 años, Germán Samper continúa llenando las páginas de esos cuadernos de viaje que le han permitido “gozar ante la obra arquitectónica del mismo modo que un melómano disfruta la música”.
Presentación de Ángel Unfried | Fotografías de Diego Amaral
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EUROPA
Construcciones al pie de la Torre Eiffel
parís, francia
1976
Unidad habitacional de Le Corbusier
marsella, francia
1950
Porche en zona residencialbrujas, bélgica
1986
Vista general de la Plaza de San Marcosvenecia, italia
1976
Casa e iglesiaibiza, españa
1952
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ASIA
Pequeño temploangkor wat, camboya
1960
Pagodakioto, japón
1960
Mezquita de Jama Masjidnueva delhi, india
1960
Templo de Wat Arunbangkok, tailandia
1960
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Portales alrededor de la Plaza Viejala habana, cuba
2010
Plaza Vieja la habana, cuba
2010
AMÉRICA Calle frente al Hotel Colonialouro preto, brasil
2008
Panorámica desde el edificio CityCorpnueva york, estados unidos
2009
Museo Guggenheimnueva york
1960
Edificio CityCorpnueva york
1979
Facultad de Arquitectura de Yale, diseño de Paul Rudolph
boston, estados unidos
1964
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COLOMBIA
Casa estilo Tudor, calle 72 con carrera quinta bogotá
1992
Agrupaciones de vivienda, Conjunto Las Brujas,
diseño de Germán Sampermedellín
1987
Centro cívico de El Tunal, uno de sus primeros trabajos en Colombiabogotá
1954
Casa del barrio Santa Ana,actual residencia y estudio de Germán Samper
bogotá
2005
Plaza de San Pedro Clavercartagena
1978