6 LA REVISTA AGRARIA / 151
Mesa redonda
Seguridad alimentaria:más allá de la comida chatarra
Fernando Eguren / Ricardo Marapi
El reciente debate político que se ha vivi-
do en el Perú luego de la aprobación de la
Ley de Promoción de la Alimentación Sa-
ludable de los Niños, Niñas y Adolescen-
tes, ha puesto en relevancia los problemas
de inseguridad alimentaria que enfrenta-
mos. Ahora que tanto el Poder Ejecutivo y
el Congreso están elaborando diversas
políticas y estrategias sobre el tema1, La
Revista Agraria realizó una mesa redonda
para analizar la situación de la seguridad
alimentaria en el país y cuál es su verdade-
ra importancia.
En ella participaron el economista Gui-
llermo Rebosio Arana, especialista en polí-
ticas públicas y desarrollo rural y actual
director de la Oficina de Planeamiento y
Presupuesto del Ministerio de Agricultu-
ra; el doctor Alberto García de Romaña,
especialista en temas de seguridad alimen-
taria y consultor de la Organización de las
Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación (FAO); el médico Enrique
Jacoby Martínez, exviceministro de Salud
del actual gobierno, especialista en temas
de nutrición y salud pública y actual ase-
sor regional en la Organización Panameri-
cana de la Salud; y Eduardo Zegarra Mén-
dez, doctor en economía e investigador
principal de la ONG Grupo de Análisis para
el Desarrollo (Grade).
IMPORTANCIA DE LASEGURIDAD ALIMENTARIA
¿Cómo entienden la «seguridad alimen-taria» en un país como el nuestro? ¿Es ono es importante el tema?
Enrique Jacoby: El aspecto de la se-
guridad alimentaria es definitivamente im-
portante. La FAO la ha definido como el
acceso social, económico y nutricional a
alimentos de calidad que aseguren el de-
sarrollo, producción y crecimiento de las
personas. También es la capacidad de un
país de producir y alimentar a su pobla-
ción sin las alteraciones que vemos en
los últimos tiempos: me refiero a las cri-
sis relacionadas con el cambio climático,
a la disminución de acuíferos en muchí-
simos países y al impacto de los commo-
dities2 de ciertos granos, que provocan
una distorsión de precios.
Entre estos dos polos, el de la capaci-
dad de producir alimentos diversos y de
alta calidad, y el de la capacidad de los
seres humanos de acceder a esos alimen-
tos, están los dos pilares centrales que nos
preocupan en seguridad alimentaria.
Actualmente, la producción de alimen-
tos atraviesa un proceso de transición ace-
lerado y creo que esto es grave porque se
da una industrialización de la producción
agraria a costa de un notable sacrificio de
la calidad nutricional y biológica de los ali-
mentos. Y están siendo reemplazados por
productos que son, básicamente, almido-
nes de poco valor y que vienen acompa-
ñados de los tres nutrientes sobre los que
la Organización Mundial de la Salud ad-
vierte que producen la mayoría de enfer-
medades: azúcar, grasa y sal.
Creo que el tema es vital: tenemos que
defender la producción de alimentos de alta
calidad y su acceso por parte de la pobla-
ción. Este aspecto es, en esencia, econó-
mico, ambiental y cultural. Debería estar
entre uno de los tres primeros temas de la
política nacional del país.
Guillermo Rebosio: El cambio climático
que amenaza a países como el Perú y nues-
tra condición de país importador neto de
alimentos nos exponen a fenómenos como
la variabilidad de los precios mundiales,
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que sufrimos en los años 2008 y 2009, y
que puso en evidencia que, sin una ade-
cuada política de seguridad alimentaria,
nuestra población puede ser afectada por
fenómenos totalmente exógenos.
La seguridad alimentaria es estratégica
en el país y coincido en que es uno de los
tres temas principales que deberían ser
enfocados por las políticas públicas. Pero
todavía tenemos que enfocar integralmen-
te el tema de la seguridad alimentaria y tra-
bajarlo de una manera transversal; es de-
cir, no solo en el aspecto multisectorial —a
través de la comisión creada a fines del
año pasado—, sino también en los tres ni-
veles de gobierno.
Prácticamente dos tercios de los recur-
sos públicos destinados a la función agro-
pecuaria están en los niveles subnaciona-
les. Si no involucramos de una manera co-
herente a los tres niveles de gobierno en
una política de seguridad alimentaria, nues-
tro país va a tener políticas muy buenas en
el papel, pero que no son aplicadas local o
regionalmente y que se quedan solo en el
ámbito del gobierno nacional. Esto resta
totalmente eficacia a las políticas. La segu-
ridad alimentaria requiere de una política
nacional coherente y sostenible.
Aquí se presenta un posible problema:
la continuidad de las políticas sobre el tema.
La seguridad alimentaria, tan vinculada a
la agricultura, requiere de políticas soste-
nibles, continuas, que son generalmente
de lenta maduración. Los cambios profun-
dos en el sistema productivo y en la edu-
cación de la gente sobre la alimentación
saludable, requieren de políticas sosteni-
das en el tiempo si se quiere obtener resul-
tados.
Eduardo Zegarra: En una familia con
seguridad alimentaria, las personas tienen
la capacidad de poder consumir alimentos
saludables en forma continua y que les van
a permitir llevar una vida saludable. Es muy
importante destacar la palabra capacida-
des; en la definición de la seguridad ali-
mentaria es central el desarrollo de las ca-
pacidades de las personas y las familias.
En el caso del Perú, la inseguridad ali-
mentaria no es igual en zonas urbanas y
rurales; hay diferencias enormes. En las
zonas urbanas se empieza a observar el
fenómeno de los niveles de sobrepeso y
obesidad en niños y adolescentes en ho-
gares en pobreza: ya se percibe la combi-
nación de los problemas de desnutrición y
sobrepeso. En las zonas rurales es el clima
el que afecta a sectores importantes; por
ejemplo, las heladas tienen impactos inme-
diatos en todo el ciclo productivo y ali-
mentario de las familias. En todos los ca-
sos, se requieren diseños de políticas dis-
tintos.
Uno de los problemas que veo en el país
es que aplicamos modelos urbanos de ayu-
da alimentaria a zonas rurales, donde hay
ciclos totalmente diferentes. Creo que el
tema es crucial; sin embargo, se ha hecho
muy poco en términos de políticas especí-
ficas y de institucionalidad para la seguri-
dad alimentaria en el Perú. Se ha avanzado
bien en el diagnóstico, pero ha faltado vo-
luntad política para implementar estrategias
y armar una institucionalidad que vele por
la seguridad alimentaria de la población,
en su conjunto, pero también de los más
vulnerables, especialmente en algunas zo-
nas rurales y en zonas urbanas, que es lo
que se debería atacar.
Alberto García: La seguridad alimenta-
ria es un concepto sumamente importante,
crucial y pertinente. El Perú tiene como for-
taleza —y no ahora, sino desde hace cinco
mil años— que es un país excepcionalmen-
te diverso: produce todo tipo de alimentos
y es multiestacional. Además, el Perú, a di-
ferencia de otros países de la región, toda-
vía tiene un porcentaje de producción de
alimentos frescos y esa es una de las forta-
lezas que deben dar pie a políticas especí-
ficas para promoverlas. Naturalmente, tam-
bién hay muchísimas debilidades y limita-
ciones. Por ejemplo, problemas enormes
con la precariedad de los sistemas de co-
mercialización de alimentos y la falta de aso-
ciatividad de los productores. En nuestro
país se abandonó el modelo cooperativo,
mientras que en otras partes del mundo las
cooperativas son clave para poder abaste-
cer a las ciudades. Eso se perdió y es parte
de las políticas que se deben restablecer.
En cuanto a las amenazas, una es la sus-
titución de los alimentos originarios (los
tubérculos, los granos andinos, etc.) por
los productos que vienen de afuera. Los
cambios en los patrones de consumo igual-
mente son una amenaza y, por cierto, el
estrés hídrico —como consecuencia del
cambio climático— será un problema en
los próximos años. También la instalación
de los biocombustibles y la creciente ex-
pansión del mercado de tierras y su con-
centración a costa de la producción de ali-
mentos son amenazas para la seguridad
alimentaria.
Pero también hay oportunidades: por
ejemplo, el alza de precio de los alimentos
es, de alguna manera, una oportunidad para
la agricultura familiar, que puede llevar a
incentivar la producción de alimentos na-
cionales.
LEY PARA LAALIMENTACIÓN
SALUDABLE
Hace pocos días el Congreso de la Re-pública aprobó esta ley. ¿Qué opinan de
Guillermo Rebosio Alberto García Enrique Jacoby Eduardo Zegarra
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ella y de la importancia de la inocuidad,factor importante en la seguridad alimen-taria?
G. Rebosio: Esta norma es legítima. To-
dos se han centrado en el tema de la publi-
cidad y en la supuesta exclusión de algu-
nos tipos de alimentos, pero la norma tiene
un fuerte componente educativo y de se-
guimiento a fenómenos vinculados con la
obesidad. Hay que evitar que el debate
sobre esta ley se sesgue solo en el tema de
la publicidad y la venta de alimentos en los
quioscos. Hay que darle mucha más im-
portancia a cómo educamos a la población
en el uso adecuado de los alimentos. No es
solo un problema de obesidad —que es
un fenómeno del primer mundo, donde hay
un incremento gigantesco de jóvenes obe-
sos—, sino también de advertir que las
personas que no son obesas se están ali-
mentando mal.
Tenemos que trabajar profundamente
con los colegios y los padres de familia
para que en el hogar la calidad de la ali-
mentación mejore; hay que hacer un tra-
bajo educativo para que, a pesar de las
limitaciones monetarias, las familias uti-
licen con mayor inteligencia los recur-
sos a fin de nutrirse mejor. Esta ley debe-
ría servirnos para promover una adecua-
da educación de las familias, que es don-
de se decide el consumo alimentario. Las
campañas publicitarias influyen en el
consumo, pero al final el que decide es la
mamá o el papá; y si ellos no lo tienen
claro, vamos a seguir con el problema.
Aunque no compren alimentos procesa-
dos, igual van a alimentarse mal. Debe-
mos poner más atención en los elemen-
tos educativos de esta norma.
A. García: En general, la ley me parece
positiva. No solo es un elemento de mo-
dernización, sino que además nos pone al
mismo nivel de muchos países, sobre todo
del primer mundo, que han entrado a regu-
lar estos temas. Lo que se viene va a ser
una batalla complicada porque, de alguna
manera, el proyecto de ley original ya ha
cedido algunas cosas. Hay temas pendien-
tes; por ejemplo: se prohíbe la publicidad
para el consumo desmedido de productos
dañinos, y el reglamento tendrá que expli-
car qué significa «lo medido» y «lo desme-
dido». Ahí habrá un debate.
En el Perú siempre hay un riesgo: las
leyes salen y, como no se reglamentan,
no se aplican. La sociedad civil se tiene
que movilizar detrás de esta ley para que
sea reglamentada y pueda entrar en vi-
gencia. Por otro lado, discrepo con Gui-
llermo en relación con el fenómeno emer-
gente de la obesidad, sobre todo en ni-
ños y madres, y que ya se observa entre
nosotros. Las cifras de la Enaho3 hablan
de casi 55% de madres en edad fértil con
problemas de obesidad o sobrepeso,
problemas que también sufre casi el 20%
de los menores de 16 años. Este es un
fenómeno reciente y una tendencia que,
si la proyectamos, en muy poco tiempo
nos va a llevar a la misma configuración
de los países del primer mundo. A ello se
debe que este tipo de normas tienen que
ser apoyadas.
Quiero saludar el trabajo pionero de
Enrique Jacoby, quien desde el Vicemi-
nisterio de Salud promovió la generación
de políticas públicas destinadas a com-
batir estos fenómenos y garantizar una
alimentación saludable para la población,
especialmente la más vulnerable.
E. Zegarra: Es interesante que esta ley
haya hecho lo que es un sacrilegio en el
actual ambiente liberal de la política pe-
ruana: pretender regular los contenidos
de la publicidad. Eso ha desatado una his-
teria y una gritería de todo el sector de
anunciantes que, además, tienen relacio-
nes carnales con los medios de comuni-
cación. Estamos viendo una reacción to-
talmente desmedida y desproporcionada
frente a un tipo de regulación que mu-
chos países han empezado adoptar hace
mucho tiempo y que tiene un sentido re-
lacionado con la salud pública.
Existen numerosísimos estudios y evi-
dencias que demuestran que la publici-
dad orientada hacia los niños y los ado-
lescentes es realmente perjudicial y es
un problema grave de salud pública.
Cuando vivía en Estados Unidos, la prin-
cipal autoridad de Salud decía: «¿Cómo
puedo enfrentar el tema de la obesidad si
mi presupuesto anual equivale a lo que
Mac Donalds gasta en un día en publici-
dad?». La desproporción entre los recur-
sos que tiene la industria alimentaria y lo
que puede hacer el Estado es enorme.
Evidentemente, esta regulación es un
primer paso que hay que profundizar y
también se deben hacer otras cosas. Creo
que se trata de una norma equilibrada y
de un paso inicial, aunque algo que me
preocupa es que le encargue al Indeco-
pi4 el aspecto de la regulación, pues sa-
bemos que esta entidad sufre la contra-
dicción de que supuestamente defiende
la libre competencia y, al mismo tiempo,
defiende al consumidor. Ahí hay que es-
tar muy atentos al reglamento.
En el Perú, cuando ciertos intereses
no pueden lograr todo lo que querían a
través de la ley, lo consiguen con el re-
glamento. Ya hemos visto lo que pasó
con el reglamento de la Ley de Consulta
Previa: al final, es en el reglamento don-
de se decide todo. Como decía Alberto,
es una primera batalla, pero la guerra está
lejísimos de ser ganada.
E. Jacoby: Yo coincido en que se trata
de una muy buena ley. Pongo como ejem-
plo el caso de México, que en veinte
años ha desmantelado setecientos años
de cultura alimentaria. Es enorme y triste
comprobarlo. Y esto se ha hecho con las
Los participantes de la mesa redonda saludaron la reciente ley aprobada en el Congreso sobre
Jacoby participó desde la ciudad de Washington, vía conexión Skype.
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y que ha sido aceptado por consenso por
una gran cantidad de países. Eso no ocu-
rre con el término soberanía alimentaria,
aunque probablemente en algunos años
se llegue a un consenso en torno a él. Sin
embargo, los elementos que se asocian a la
soberanía alimentaria son perfectamente
aceptables, incluso por las políticas de
gobierno. Por ejemplo: la promoción y la
defensa de los recursos naturales asocia-
dos a la producción de alimentos; la reva-
lorización de los productos originarios y
ancestrales frente a esta invasión de pro-
ductos procesados que vienen de afuera;
la importancia de defender el uso de la tie-
rra para la producción agrícola frente a ten-
dencias como el uso para biocombustibles
o transgénicos.
G. Rebosio: Debo recalcar que hablo a
título personal y que no represento la po-
sición oficial del ministerio. Creo que la
sensibilidad va por el lado de que el con-
cepto se utilice como pretexto para desco-
nocer compromisos internacionales. Es
decir, que a partir de la aprobación de una
ley de soberanía alimentaria se la podría
utilizar como argumento para desconocer
compromisos previos y plantear acuerdos
diferentes. Por ahí va la sensibilidad de al-
gunos actores políticos y por eso se debe
aclarar el tema. No es lo mismo plantear
soberanía alimentaria en un país poco inte-
grado al comercio mundial, que hacerlo en
un país tan integrado como el Perú, que
tiene acuerdos comerciales y un sector ex-
portador muy dinámico. Creo que esa sen-
sibilidad está llevando a un entrampamien-
to del debate acerca del concepto de sobe-
ranía alimentaria.
Ahora, en lugar de pensar si estos acuer-
dos restan o no autonomía en materia de
seguridad alimentaria, creo que, más bien,
deberíamos utilizar los acuerdos comercia-
les como un elemento para el diseño de las
políticas. Ingresar a un debate sobre si un
acuerdo comercial establece condiciones
mejores o peores, o si fueron buenos o
malos, a estas alturas es poco productivo.
En el trabajo de seguridad alimentaria te-
nemos que tratar de convertir estos acuer-
dos en oportunidades para potenciar al-
gunos sectores.
E. Jacoby: Coincido con buena parte de
la conversación y entiendo los temores que
han existido acera del uso del término so-
beranía alimentaria. Creo que en estos
temas hay que articular de manera apropia-
da a los productores. Si podemos tener una
industria de exportación en el agro que sea
banderas del libre comercio y del progre-
so de la globalización.
Hoy día, en salud pública utilizamos
con mucha frecuencia el término error o
fallas de mercado. El sistema de merca-
do capitalista tiene algo intrínsecamente
problemático: es capaz de erosionar las
propias bases sociales que le dan exis-
tencia, es decir, tiene capacidad de auto-
destrucción. Por eso, la necesidad de re-
gulación es absolutamente central para
una marcha equilibrada de los mercados.
Por ejemplo, en el caso de Francia, hace
algunos años, frente a las nuevas reglas
de liberalización de los mercados mun-
diales, los franceses encontraron un tér-
mino: la excepcionalidad cultural; en-
tonces dijeron: «Nuestros productos cul-
turales como la culinaria no están suje-
tos a ningún comercio». Algunos pue-
den decir que esto es una barbaridad o
una exageración, pero los franceses lo
vieron venir: la globalización puede be-
neficiar a muchos, pero al mismo tiempo
nos licua a todos dentro de un mismo
marasmo que nos hace perder los gran-
des valores de la diversidad. Creo que es
legítimo ejercer esta regulación y que es
juicioso que un gobierno lo haga. En sa-
lud pública, esto es pan de todos los días.
Celebro la ley, aunque miro con la mis-
ma preocupación no solo el rol del Inde-
copi, sino también la presencia de los re-
presentantes de la industria alimentaria,
que han sido invitados a establecer el
reglamento de esta ley. Ahí ya no tengo
la certeza de que la buena intención de la
norma quede finalmente reflejada.
ENTRE LA SEGURIDADY LA SOBERANÍA
En la actualidad existe un debate entredos conceptos: seguridad alimentaria ysoberanía alimentaria. El primero se ubi-ca en una estrategia que reposa en el fun-cionamiento de los mercados internos yexternos para acceder a los alimentos,mientras que el segundo reposa esencial-mente en la producción nacional. ¿Cuáles su opinión sobre estos dos enfoques di-ferentes?
A. García: En este momento, en el Perú
hay un debate en el ámbito legislativo, pues
se está formulando una ley de seguridad y
soberanía alimentaria, y este último térmi-
no ha despertado la preocupación y el veto
del Poder Ejecutivo. Además, esto tiene
como antecedente que el gobierno perua-
no, de manera consistente en los últimos
años, ha objetado el uso de este término
en todos los foros internacionales. Las ra-
zones de la objeción no son muy claras. Lo
que explica el Ministerio de Relaciones Ex-
teriores es que el asunto es más de tipo
formal. El uso de términos como sobera-
nía alimentaria podría, sostienen, dar la
impresión de que el Perú está alineado con
aquellos países que utilizan el término y
que tienen una opción de comercio exte-
rior distinta de la nuestra, donde tenemos
tratados de libre comercio con otros paí-
ses. Esa es la explicación oficial.
La soberanía alimentaria es todavía un
concepto en proceso de consenso global,
a diferencia del término seguridad alimen-
taria, que se usa desde hace muchos años
e alimentación saludable y, junto con el director de LRA, Fernando Eguren, analizaron el tema. Enrique
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compatible y no invasiva de las posibilida-
des de la producción local y de los peque-
ños productores, sería magnífico. Va a ser
muy significativo el estímulo de los merca-
dos locales que el propio Estado pueda
generar a través de su capacidad de com-
pra para diversas instituciones que utili-
zan alimentos de una manera regular. Bien
usada, podría convertirse en un instrumen-
to muy poderoso. Creo que esto va a nece-
sitar alguna forma de regulación y no hay
que tenerle ningún temor. Hay que defen-
der lo bueno porque es muy difícil que se
defienda solo; es casi imposible.
E. Zegarra: Pienso que el término sobe-
ranía alimentaria introduce algunas com-
plejidades. Hay casos extremos, donde al-
guien puede decir que soberanía alimenta-
ria significa autarquía5 del país. Es el caso
gravísimo de Corea del Norte, donde hay
hambrunas que no se publicitan. Incluso,
es el caso de las dificultades que vemos en
Venezuela, que arrastra una enfermedad
holandesa6, donde la agricultura ha sido
absolutamente dejada de lado debido a que
existe una industria de petróleo que permi-
Condecoran a La Revista Agraria
Nueva directiva en Conveagro
Al cumplir su 25 aniversario, LRA recibió la condecoración «Meda-
lla Ministerio de Agricultura» por su «impecable labor de difusión
especializada, contribuyendo al desarrollo del agro nacional» y
porque es «un medio de expresión de los pequeños agricultores y
productores del campo».
De esta manera, LRA, publicación del Centro Peruano de Estu-
dios Sociales (Cepes), que se distribuye en el territorio nacional
como suplemento del diario La República, obtiene un reconoci-
miento por su larga trayectoria (anteriormente fue Alerta Agraria).
En una ceremonia realizada en Palacio de Gobierno, el pasado
jueves 9 de mayo, el director de LRA, Fernando Eguren López,
presidente del Cepes, recibió la medalla de manos del presidente
de la República, Ollanta Humala, y del ministro de Agricultura, Milton
von Hesse.
LRA agradece la deferencia y se compromete a seguir contri-
buyendo al desarrollo del agro a fin de mejorar la calidad de vida de
las mujeres y hombres del campo, con información veraz y oportu-
na y con análisis profundos sobre la situación del sector rural
peruano.
La productora y dirigente de la Junta Nacional del Café, Lucila Quin-
tana, fue reelegida como presidenta de la Convención Nacional del
Agro Peruano (Conveagro) por las instituciones y gremios agrarios
que integran este foro agrario, el más importante del país. Esta elec-
ción democrática significa, sin duda, un nuevo avance en el fortale-
cimiento de la institucionalidad rural en el Perú.
Lucila Quintana, quien asume la presidencia para el periodo 2013-
2015, anunció que los principales objetivos de su nueva gestión
estarán centrados en fortalecer el clima de diálogo propositivo con el
Ministerio de Agricultura, el Congreso de la República, los gobiernos
regionales y otros actores políticos y económicos vinculados al de-
sarrollo del sector agropecuario.
El nuevo vicepresidente de Conveagro es Héctor Guevara, repre-
sentante de la Asociación de Ganaderos Lecheros del Perú (Aga-
lep). Fernando Gamero, delegado de la Asociación Nacional de
Productores de Carne Bovina (Fondgicarv), fue elegido como secre-
tario; mientras que Honorio Espejo, delegado de la Confederación
Nacional de Palmicultores y Empresas de Palma Aceitera (Conapal),
desempeñará el cargo de tesorero. Como vocales fueron elegidos
Fernando Eguren, del Centro Peruano de Estudios Sociales (Cepes);
Ricardo Chuquín, de la Coordinadora Rural; y Luis Gomero, de la Red
de Acción en Agricultura Alternativa (RAAA).
te, en teoría, tener todos los recursos. Y
son países que enfrentan un problema es-
tructural y es ahí donde pueden servir es-
tos discursos de la soberanía alimentaria.
En mi opinión, no ganamos mucho al
enredar más los términos. Ya la definición
de seguridad alimentaria es muy complica-
da y compleja, y esto se acrecienta cuan-
do se le agrega esta definición de sobera-
nía alimentaria. En realidad, cuando los Es-
tados tienen que afirmar su soberanía, lo
hacen porque tienen algún problema es-
tructural. Más bien, dentro de la misma con-
cepción de la seguridad alimentaria se de-
berían fortalecer algunos aspectos que
están descuidados y que tienen que ver
con la capacidad de tomar decisiones sin
la perversa influencia de intereses trans-
nacionales. Hay que debatir sobre el tre-
mendo y gigantesco poder que tiene la in-
dustria alimentaria y publicitaria en el mun-
do. ¿Qué políticas pueden permitir que esos
intereses no predominen? Porque ya está
demostrado que esos intereses hacen daño
a la salud y a la expectativa de vida de la
gente. Creo que el debate hay que llevarlo
por ese lado, antes que entrar en una cues-
tión bizantina respecto a si introducimos o
no el término soberanía alimentaria, que,
en general, no tiene una definición clara y
no ayuda a ingresar a definir las políticas
para el caso peruano.
Notas1 En la actualidad, se está discutiendo en el Con-
greso un proyecto de ley al respecto, y la Comi-
sión Multisectorial de Seguridad Alimentaria y
Nutricional del Poder Ejecutivo (creada en oc-
tubre del 2012) elaborará una nueva Estrate-
gia Nacional de Seguridad Alimentaria.2 Bienes primarios que se producen masivamen-
te y se comercian internacionalmente en las
bolsas de productos, como Nueva York, Lon-
dres y Chicago.3 Encuesta Nacional de Hogares.4 Instituto Nacional de Defensa de la Compe-
tencia y de la Protección de la Propiedad In-
telectual.5 Sistema económico que le permite a un Esta-
do ser autosuficiente y bastarse con sus pro-
pios recursos.6 Término usado para identificar las consecuencias
negativas que sufre un país cuando experimenta
un crecimiento inesperado en sus ingresos.
Continuación de Mesa redonda...