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COMUNICACIÓN EDUCATIVAColección dirigida po r
Roberto Aparici
En este nuevo siglo ya no es suficiente la escolarización básica paraadquirir competencias sociales e interpretar la realidad. De hecho,niños y jóvenes pasan más tiempo en contacto con la televisión o los
ordenadores que en la escuela, por lo que laincorporación a los planesde estudio de asignaturas que favorezcan laalfabetización audiovisual
permitirá a los estudiantes desarrollar una lectura crítica del discursode los medios masivos.Esta colección tiene como objetivo analizar de qué manera el contex-to audiovisual y tecnológico condicionarán las formas de aprender yde enseñar a escala local e internacional y se ha de convertir en herra-mienta imprescindible para estudiantes, docentes, comunicadores, ani-madores socioculturales, organizaciones no gubernamentales y admi-nistraciones que deseen integrar o desarrollar aspectos vinculados conlos medios de comunicación y las tecnologías digitales de la informa-ción en contextos educativos.
AGUSTíN GARCíA MATILLA Una televisión para la educaciónLa utopía posible
ALFONSO GUTIÉRREZ MARTíN Alfabetización digitalAlgo más que ratones y teclas
THEODORE ROSZAK El culto a la informaciónUn tratado sobre alta tecnología,
inteligencia artificialy elverdadero arte de pensar
MARCO SILVA Educación interactivaEnseñanza y aprendizajepresencialy on-line
POLÍTICAS
DE COMUNICACIÓNy EDUCACIÓN
Crítica y desarrollo de la
Sociedad del Conocimiento
Francisco Sierra Caballero
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© Francisco Sierra Caballero, 2005
Diseño de cubierta: SylviaSans
Primera edición: enero de 2006, Barcelona
cultura Libre
Derechos reservados para todas las ediciones en castellano
© Editorial Gedisa, S.A.
Paseo Bonanova, 91°-la08022 Barcelona (España)Te!. 93 253 0904Fax 93253 0905correo electrónico: gedisa's'gedisa.comhttp://www.gedisa.com
Preimpresión:Editor Service S.L.Diagonal 299, entresolla- 08013 Barcelona
ISBN: 84-9784-111-5Depósito legal:B. 2355-2006
Impreso po r Romanyá VallsVerdaguer 1- 08786 Capellades (Barcelona)
Impreso en EspañaPrintedin Spain
Q ~ e d a p r ~ ~ i b i d a la reproducciónparcial o total po r cualquiermediode rmpresron, en forma idéntica, extractada o modificada de esta versióncastellana de la obra.
Índice
AGRADECIMIENTOS ......................•.•.........•..
INTRODUCCIÓN '" ..........•..............•...........
l. Pol ít icas de comunicación y cultura.Un nuevo marcopara el desarrollo .
1. Políticas de Comunicación. Objeto y función social ..2. Criterios de evaluación .3. Líneas y directrices. Un enfoque histórico-crí tico .4. Comunicación educativa, cultura y desarrollo.
Una aproximación interdisciplinaria .5. E c o n ~ , : , í a Política de la Comunicación y Capitalismo
Cognitivo .
n. Políticas educativas ySociedadde la Información .
1. La agenda política de la sociedad-red .2. Telecomunicaciones y educación .3. Cultura digital y derecho público .
4. Financiación y reorganización del sistema educativo ..5. Problemas y lógicas sociales del nuevo escenariocultural .
1Il. Políticas públicas de la sociedadcognitiva.Retos y contradicciones .
1. El reto de la ciudad educativa .2. Pluralismoinformativo y educación intercultural .3. Cibercultura y ciudadanía .
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4. Comunicación, educación y desarrollo local.
Horizontes y posibilidades. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 145
IV. El espacio europeo de convergencia. . . . . . . . . . . . . . . . . . 155
VII. A modo de epílogo. Conclusiones y anotaciones
almargen .
V. Hegemonía e industria cultural. Elmode!o de desarrolloestadounidense . . . . . ...............................
VI. Iberoamérica: dos continentes, un solo espacio cultural
El problema de la integración y la dependenciainformativa .......................................1. Diagnóstico de las utopías posibles .
2. De laTe!evisión Educativa Iberoamericana
a Ibermedia .3. Mercosur. Un proyecto emergente por definir .
4. Mercado, economíay políticas de recolonización .
Todo texto, como en general cualquier obra teórica o pensamientocientífico, es un producto social, un hipertexto de voces yecos múlti
pies, un palimpsesto, alfin y al cabo, que debe su productividad evocativa alprocesamiento cognitivo de! saber social acumulado en los no
dos y terminales que conforman en cada momento la cul tura. Así,como no podía ser de otra forma, e!libro que sostiene e!lector en sus
manos esresultado de un trabajo de «traducción» y diálogo intelectualcon numerosos colegas y autores con los que el responsable de este tra
bajo académico viene desplegando sus avances y principales resultadosde investigación en e!tema objeto de! presente texto.
En primer lugar, hago público y manifiesto mi más sincero agradecimiento a los estudiantes de posgrado de! Máster en Comunicación y
Desarrollo (www.us.es/cico), así como a los colegas de! programa de
Doctorado "Comunicación y Crítica de la Cultura» de! Departamento de Periodismo I de la Univers idad de Sevilla, por su inestimable
aliento y respaldo académico en las actividades docentes e investigado
ras realizadas como responsable de! programa de estudios en "Comu-
nicación, política y desarrollo social». En especial, quisiera agradecer alcatedrático Dr. Antonio García Gutiérrez su permanente voluntad de
crítica y exce!encia académica, además de su decidida vocación ética ypolítica por una nueva cultura dialógica en la Universidad. En e! mis
mo sentido, agradezco alprofesorVázquez Liñán y a los miembros de!Grupo de Investigación en Comunicación, política y cambio social
(COMPOLITICAS) e!compromiso social con una idea de lacomunicación que nos compromete y vincula más allá de la Academia. Igual
mente, no sería justo omitir en este capítulo de agradecimientos lava
liosa aportación de! equipo docente de! Máster en Nuevas Tecnologías
de la Información de la Universidad Nacional de Educación a Distan
cia. Especialmente, quisiera destacar el trabajo de! profesor Roberto
Agradecimientos
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. . . ... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
1. Planteamientos comunitar ios.2. Programas e iniciativas: de E u r ~ k ~ ·ai · P I ~ ~ .
Media Plus .
3. El giro liberal de laUnión Europea .
4. Nuevas bases políticas. El reto de laSociedad de!
Conocimiento .5. Críticas y derivas. Las lógicas sociales de la
info-exclusión . ...........................
1. G e n e a l o l ? ~ a de!sistema internacional de comunicacióny educación .
2. Experienciasy aprendizajes .
3. La revolución digital .4. Europa versus Estados Unidos. De laconvergencia a la
dependencia .5. Horizontes de cooperación. La experiencia de! Tratado
de Libre Comercio .
FUENTES DOCUMENTALES
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Aparici, sin cuya agudeza crítica y consideraciones muchas de estas pá
ginas no hubieran visto la luz. Este libro ha sido posible también por
la labor del profesor Agustín García Matilla, responsable del 1Másteren Televisión Educativa en España, y animador de uno de los colecti
vos y líneas de investigación más relevantes en estos momentos en Es
paña en materia de Comunicación Educativa y Teoría y Técnica de laInformación Audiovisual en laUniversidad Carlos Il l deMadrid. Gra-
cias a su gentil invitación, los escritos y comunicaciones dispersas quehabía venido produciendo a lo largo de más de tres años fueron tomando forma. A partir del año 2000, nuestros estudios pudieron ade
más enriquecerse, conformando una línea consolidada de investigación
en el Centro Iberoamericano de Comunicación Digital, merced al trabajo realizado con colegas de la Unión Latina de Economía Política de
la Información, la Comunicación y la Cultura (ULEP-ICC), especial
mente con laDra. Delia Crovi, deMéxico, y elprofesor César Bolaño,de Brasil. En este empeño, me acompañaron también otro muchos do
centes e investigadores de América Latina y España; entre ellos, losprofesores Fernando Quirós, Luis Albornoz, Carlos Del Valle, Gui
llermoMastrini, Valerio Brittos, Enrique Bustamante y Ramón Zallo,
que aportaron, en unos casos, sugerentes ideas y líneas de interpretación a través de sus textos y, en otras ocasiones puntuales, contribuye
ron a una revisión crítica de las primeras versiones de algunos capítulos del libro,
Por último, quisiera apuntar, a modo de reconocimiento institucio
nal, que el capítulo dedicado a América Latina, en concreto el epígrafesobre Mercosur, es resultado del disfrute de una becaposdoctoral otor
gada por la Dirección General de Universidades del Ministerio de Edu
cación y Ciencia (PHB2004-0091-PC) a través delprograma «Políticaspúblicas de comunicación y desarrollo regional en España y Brasil»,
que nos permitió conocer de primera mano las iniciativas y planes
gubernamentales en materia de Comunicación Educativa y SociedadGlobal de la Información, durante una estancia de dos meses en las ciu
dades de Aracaju (Universidad Federal de Sergipe) y Brasilia (Universidad Nacional de Brasilia). Nuestro más sincero agradecimiento al
convenio CAPES-MEC po r la ayuda económica prestada a la investi
gación que aquí devolvemos en forma de libro.Decía Jesús Ibáñez que todo conocimiento esfunción de la organi
zación del sujeto que conoce, pero también, añadiríamos nosotros, delentramado institucional y del entorno que haceposible este proceso de
ordenamiento de la realidad. El autor, por fortuna, ha contado con las
10
condiciones favorables para esta sistematización, ~ u ~ a mirada, com.o
todo proceso de producción científica, a f ~ e r z a limitada y c ~ ~ s t r U 1 -da colectivamente. Sin el ánimo de eludir cnncas o r e s p o n s ~ b l h d a d e scomo autor, tome en consideraciónel lector que este t e x t ~ , . d e c I ~ m o s , como cualquier otro, esun espacio abierto a la m t e r l o ~ u c I O ' : , solo que, adiferencia de cualquier otro libro, pretendemos que este sl:va al m ~ n o scomo una aplicación posible de compromIso con la praXIS, c ? n t n b ~ -yendo a definir una Pedagogía la C o m u n i c a ~ i ó ~ como m s t a n c I ~productiva, como «caja de herramIentas» para eldiseño de una red plu
ral de caminos alternativos.
Sevilla,septiembre de 2005
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Introducción
El impulsomásdeterminante paradefinir la políticacultural es eldeseode
convertir el aprendizaje en partedelproceso mismo de cambio social.
R. WILLIAMS
La transformación de la sociedadque exige nuestro tiempo se revela
como inseparable de laautosuperación.
C. CASTORIADIS
La comunicación-escribe DanielBougnoux- prolonga elcampo de re
flexión de la filosofía actualizando las grandes cuestiones tradicionales
sobre lo real, ellazo social, las representaciones cognitivas o el mito de
la cultura. Tres marcas distintivas determinan, en este sentido, el pen
samiento comunicológico, de acuerdo con Bernard Miege:
1. La vinculación de la acción social en las sociedades industriales de
sarrolladas y las cuestiones vitales de las funciones especializadas enla mediación cultural y la transmisión de los conocimientos.
2. La transversalidad y la propensión a establecer articulaciones entre
campos separados a partir de los procesos de mediación.
3. La facultad de integrar y religar problemáticas provenientes de co
rrientes teóricas distintas.
La centralidad de nuestro objeto de estudio en la cultura contemporá
nea tiene no obstante su razón de ser en la propia naturaleza y evolu
ción de lamodenidad. El libro que aquí se presenta trata por ello de si-
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tuar en.su debido contexto sociohistórico las prácticas, los procesos in-
formativos y los modelos conceptuales de la Comunicación Educativa
en elhorizonte problemático de la praxis social, de las radicales muta-
ciones y cambios estructurales que experimenta la cultura moderna en
nuestro tiemp? Pues, acuerdo con Binswanger, las formas origina-
les de pensamiento se Introducen en un determinado contexto socio-
cultural que hace de la historia la única forma de exégesis pertinente a
modo de crítica teórica de las condiciones científicas de producción del
conocimiento y comprensión del mundo que nos rodea.La ciencia depende, a este respecto, de la adecuada formulación de
problemas y preguntas pertinentes en cada momento histórico. En el
campo . « d e s l i m i ~ a d o " de la Comunicación Educativa, este principio se
torna SI cabe mas determinante para la consolidación de dicho ámbito
de conocimiento, máxime cuando, en laera de las redes globales, las po-
l í . t ~ c a s de comunicación y cultura tienen una función estratégica en rela-
C10n Conel proceso de desarrollo social, lo que exige pensar tal realidad
formulando inteligentemente los problemas estratégicos de integración
pedagógica de los nuevos med!os de interacción desde un enfoque o
perspectiva global. Una tarea Sin duda más que difícil en el actual en-
torno.social pu;es elcambio acelera.doy transversal de los «dispositivostecnoinforrnacionales» de producción y reproducción de las sociedades
modernas perfila, en las últimas décadas, un nuevo ecosistema cultural
cuya configuración y lógica organizativa es manifiestamente inestable
y compleja. La incertidumbre derivada de esta situación es comprensi-
?le en un m ~ m . e n t o de transición de la sociedad capitalista que afectapor
1 9 u . ~ 1 a los c<;>dlgos culturales, a las formas de configuración y represen-
t ~ c l O n e s p a ~ l O . - t e m p o r a l , a los hábitos y formas de interacción y Cono-
cimiento publico y a los modelos de regulación y control en torno a las
redes e infraestructuras telemáticas. Las transformaciones de la esfera
pública y de las formas socioculturales dominantes en nuestra «semio-
esfera" pueden ciertamente ser calificadas de revolucionarias. Alteran
de raíz las relaciones entre capital, trabajo y conocimiento; y reestruc-
turan, como resultado, los vínculos entre sistema educativo y mediosde comunicación social.
En el umbral del cambio civilizatorio que inaugura, con sus incerti-
dumbres y amenazas, elcomienzo del nuevo milenio, retos estimulan-
tes, ilusiones y recelos varios conforman el horizonte de construcción
colectiva de una sociedad en crisis que debe Ser redefinida atendiendo
r ~ s p ? n s a b l e m e n t e a las formas tradicionales del pasado y a las discon-
tinuidades y rupturas de las formas de mediación contemporáneas, a fin
14
de proyectar un modelo cultural equilibrado. En este empeño, la edu-
cación cumple una función fundamental. Problemas como la relación
Universidad/sistema social, comunicación/educación, práctica teóri-
ca/práctica profesional, programa/mapa curricular o texto/contexto de
aprendizaje son hoy cuestiones estratégicas que, lejos de resultar asun-
tos de exclusivo interés académico o pedagógico, definen opciones cru-
ciales para el futuro modelo de desarrollo y de organización social.
Nunca como hoy, sin embargo, ha sido tan notoria la falta de defini-
ción, la ausencia de bases sólidas de orientación del discurso y laprác-tica educativa. En todos los sentidos y a todos los niveles, lacrisis de la
educación pública, y de laUniversidad en concreto, agudiza lapercep-
ción caótica y desesperanzada del curso de los acontecimientos que es-
tamos viviendo, sin que sepamos dar respuestas convincentes a los pro-
blemas acumulados a lo largo de los últimos veinte años de historia. La
Pedagogía de la Comunicación se enfrenta hoya un horizonte cultural
marcado po r la crisis de la representación y del saber en el desarrollo
de nuestras prácticas culturales, difícilmente concebible incluso al en-
frentarse a un universo fragmentado, deterritorializado, variable y ex-
pandido de representaciones múltiples e hibridadas de expresión, en el
que se tiende a percibir la comunicación desde la diferencia. Por otraparte, la identificación del sujeto de la educación es incierta y comple-
ja po r su carácter itinerante, sometido como está a un permanente pro-
ceso de emplazamiento y de disciplinamientos, de desterritorializa-
ciones y reterritorializaciones varias, cada vez más aceleradas, y desde
luego continuas, siendo lacultura el objeto particular de la técnica que
replantea las funciones tradicionales del sistema educativo. En este
marco general, cabría no obstante observar, más allá de las visiones pe-
simistas sobre el futuro de la educación, que la ausencia de garantías y
programas consistentes de actuación puede ser considerada, haciendo
de la necesidad virtud, la constatación de un futuro abierto al cambio
y a la transformación colectiva de las condiciones culturales que defi-nen las formas dominantes de vida y organización social.
Frente al peligroso empeño de identificar respuestas predefinidas,
de buscar a conciencia fórmulas de intervención y control fiables, se-
gún la lógica cartesiana de ordenamiento del mundo y la realidad so-
cial, la asunción de esta nueva lógica puede ser vista, más que como un
problema, como una situación propicia para la libertad y laproducción
ilimitada de nuevas posibilidades. Pero para ello es preciso aprender a
mirar el campo de intersecciones entre lacomunicación y la educación
desde nuevos parámetros y supuestos, politizando prioritariamente la
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cuestión cultural como eje de articulación y «recurso» de las nuevas estrategias de desarrollo socioeconómico.
El reconocimiento de la importancia de las políticas educomunicativas es vital en un momento de incrementada complejidad tecnológi
ca en el desarrollo del capital físico e intelectual que, acompañada de
una fuerte demanda de conocimiento del propio sistema de producción, parece cuando menos vislumbrar la emergencia de un nuevo modelo de socialización cultural:
El aumento del número de escuelas de educación media, profesional y su-
perior, así como de la actividad extraescolar, anuncia un cambio de rumbo
que podríamos considerar como síntoma de una nueva revolución cultural,
ligada al progreso tecnológico así como a los c amb io s e n las c on dicion es
generales de lavida humana; ésta encarna una revolución de magnitud com-
parable a la que en su tiempo representó la introducción de la educación
primaria general, pero de un alcance mucho mayor, porque el nivel al que
se abocael desarrollo actual prevé un papel muydiferente de laeducaciónen la vida delhombre y de la sociedad, confiriendo a las transformacionesen laeducación el carácter de una revolución cultural COn importancia pro-
pia,que no dependeya inmediatamente del progresotecnológico (Labar
ca, 1989: 98).
El estudio de las políticas públicas en materia de comunicación educativa trata precisamente de comprender esta transformación, analizando
cómo evoluciona la integración complementaria de recursos y me
dios de comunicación pública con el sistema educativo a partir del reconocimiento de la diversidad de formas y modelos potenciales de articulación social. Las complejas relaciones entre capital económico y
capital cultural, el papel de la escuela en la reproducción o cuestiona
miento de las relaciones dominantes y eldiseño de los contenidos y estructura curricular pueden, en efecto, ser planteados desde diferentes
perspectivas. De ahí que la aplicación de programas y contenidos educomunicativos deba ser analizada políticamente.
Afirmábamos por otro lado al comienzo de esta introducción elcarácter estratégico de la comunicación y su capacidad dinamizadora co
mo eje central de las transformaciones y proyección del cambio histó
rico en nuestras sociedades. La centralidad económica de laproducciónde bienes inmateriales como el conocimiento, la información y la cul
tura de forma genérica plantea la necesidad de pensar la política edu
comunicativa como campo problemático determinante de los procesosde cambio y desarrollo social. Pero, además, la definición de las rela-
16
ciones discursivas y materiales del poder en las sociedades avanzadas
depende cada veZmás de la capacidad reflexiva de los agentes encargados de organizar socialmente el capital cultural sobre los supuestos y
principios filosóficos que guían y condicionan su actividad productiva.En función de esta capacidad reflexiva, de este conocimiento explícito
y formal de las premisas de partida que gobiernan el desarrollo públi
co del capital económico y simbólico en cada sociedad, podemos definir políticamente alternativas y estrategias adecuadas de planeación de
la Comunicación Educativa capaces de discernir coherentemente la
propiedad, regulación y acceso a la producción cultural y al conocimiento de los diferentes actores y agencias culturales, así como la lógi
ca de la construcción de los valores, ideología y prácticas sociales hegemónicos en el campo de la comunicación y la educación.
En esta línea, al identificar qué agencias diseñan las reformas edu
comunicativas y con qué fines, qué filosofía pública inspira los pro-
yectos de integración en la materia y quiénes son los principales bene
ficiarios de las mismas, podemos además reconocer, por ejemplo, qué
concepción teórico-práctica de las Nuevas Tecnologías de la Información y de la Comunicación (NTIC) sustenta el desarrollo de los siste
mas educomunicativos, además de comprender mejor los criterios deidentificación de las necesidades culturales y de estructuración de losprogramas de comunicación para el desarrollo con relación a las for
mas de poder simbólico y material que imperan en cada época y sociedad. El estudio de las políticas culturales es, desde este punto de vista,
una tarea prioritaria en el diseño de la cultura pública. Más aún en el
actual proceso de transformación del capitalismo.
Desde la segunda mitad de la pasada década, los países y bloques
económicos regionales se enfrentan al reto y exigencias de la nueva So
ciedad Global de la Información (SGI), un proyecto de alcance uni
versaly vocación totalizadora que determinará no sólo la división del
trabajo cultural, sino, más importante aún, el modelo de organizaciónsocial, las formas de desarrollo económico y la propia gobernabilidad:
«Las características de las políticas públicas, o la ausencia de políticas
públicas, determinarán si vamos todos a entrar en la sociedad del conocimiento, o si las formas que actualmente adoptan la producción,
distribución y apropiación del conocimiento significarán un enorme
retraso para el conjunto de la humanidad" (Braslavsky, 2004: 79).Sabemos que las nuevas políticas de información y comunicación
que gobiernan actualmente el desarrollo de las autopistas telemáticas
están revolucionando las bases y las formas convencionales de sociali-
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zación y conocimiento. Ahora bien, la radical transformación de las
pautas culturales que han dominado tradicionalmente nuestra cultura
no esdesde luego reciente. Desde el origen mismo de las industrias de
la conciencia, los medios de información y conocimiento han sido de
finidos en el ámbito de los sistemas nacionales como poderosos instru
mentos de desarrollo y normalización disciplinaria al servicio de la so
cialización cultural, a condición de su regulación económico-política
según las lógicas y formas dominantes del capitalismo monopolista de
Estado. Hoy, sin embargo, elproyecto de construcciónde la SGI inau
gura una etapa política de apertura y desplazamiento del marco regula
dor de los Estados nacionales hacia la configuración de un sistema de
mediación cultural supranacional en el que las formas de saber y poder
s?clal pasan a estar fuertemente concentradas en torno al capital finan
ciero ya los operadores de telecomunicaciones, de acuerdo con un siste
ma normativo ?asado en la «autorregulación» del mercado y la estrategia
de convergencia económica, industrial y tecnológica, paralelamente a la
ambigua y contradictoria estrategia competitiva y de integración eco
nómica en mercados como el TLC, la VE o Mercosur.
Así, hoy toda política o representación de la convivencia, de la vida
social contemporánea, pasa necesariamente po r la comunicación y lasmediaciones de lo nacional a lo global, de la lógica de la manufactura a
la lógica de la circulación de sujetos, mercancías y capitales, así como
po r el desplazamiento de la lógica de lo social por lalógica de la cultu
ra. Scott L a ~ h constata en este sentido la necesidad de tratar de carto
grafiar el capitalismo del modo de información (Poster dixit) obser
vando cómo las clases sociales, las identidades individuales y colectivas
y los proyectos de vida dependen cada vez más no tanto de lalocaliza
ción en el sistema de producción como de la circulación y acceso a los
bienes simbólicos merced a lo que el «capitalismo de la desorganiza
ción» define como nuevas condiciones de «agenciamiento colectivo».
La reconfiguración de los flujos de signos, medios, capitales, tecnologías y personas exige po r ello una nueva teoría de la mediación, consi
derando sobre todo que elprincipio de informacióndomina la realidad
e incluso la propia producción teórica.
De acuerdo con Mark Poster; podemos dis tinguir dos t ipos o eras
de los medios: la primera era gobernada po r el discurso público y el
modelo de representación periodístico típico de lamodernidad; y la era
actual definida, más allá de McLuhan y Paul Virilio, po r la lógica ma
ter ia l de los medios de información como una nueva naturaleza que
marca el paso de la representación a la presentación, de la audiencia a
18
los usuarios de los textos a los objetos neotecnológicos. En esta nueva
cultura mediática, el poder depende no sólo de lapropiedad de los
dios de producción, sino cada vez más del control los bienes Slll:
bólicos y del capital intelectual que excluye y terntonalIza los d l ~ p o s l -tivos de control a partir de los sistemas de informacióny c o n o C l m l e . ~ t o .Constatación esta que subyace a lallamada «cnsrs de la representaclOn»
sobre la que tanto y tan acertadamente ha discutido. L u c i ~ n Sfez.En efecto, lamutación experimentada en el espacio social por la cul
tura posmoderna ha llegado a trascender a tal punto la capacidad de conocimiento del individuo que se hace necesano por tanto un nuevo
posicionamiento del sujeto en la o r g a n i ~ a c i ó n de un entorno ' < n e c e s . ~ -riamente cartografiable». El problema, Slllembargo, es que la compleJI
dad de la gran red global comunicativa, :",ultinacional.y descentralIzada
ha terminado opacando las bases matenales de la SOCIedad y la cultura
como parte de la inestable dinámica de transformación estructural « ~ n -tre el cristal y el humo" (Atlan). No en vano Lash d e ~ ~ n b e el o.rden informacional como un orden marcado por la compresión, la rapidez y la
discontinuidad que, con el paso de la narrat iva y la pedagogía a laper
formatividad de la información y la comunicación pública, hace menos
identificable las bases materiales del sistema de control y poder, cada vezmenos disciplinario y más nomádico y vivencial, c ~ , : , b i o . Com? ad
vierte Guattari, «todos los problemas de redistribución de los bienes
económicos y sociales se han transformado e s e n c i a l ~ e n t e encuestionespolíticas; a condición de extender elconcepto política,de integrar en
elmismo elconjunto de dirnensiones mlcropolItlcas que [nvolucran los
.distintos modos de vida, del sentir, de hablar, de proyectar el futuro, de
memorizar la historia» (Guattari, 2004: 84).Los estudios sobre la naturaleza informacional de la sociedad con
temporánea dibujan así en nuestro tiempo un e s ~ e n a r i o c o ~ t r a d i ~ t o r i ocuyo gobierno por las máquinas y sistemas de información, leJOS de
facilitar un conocimiento detallado de los procesos de desarrollo, ha
favorecido, en la práct ica y la teoría social, la asunción de un pensa
miento fatalista sobredeterminado por un «metarrelato posmoderno»
incapaz de otra cosa que la denuncia de los p r o y e ~ t o s m o v i l i z ~ ~ i ó ny democratización del conocimiento y de los m ~ ~ l O s de l l l f o r m a C l ? ~ yexpresión cultural.De forma que la desrrealIzac.lOn del mund.o cotidia
no y la pérdida material de las formas de anclaje .IaexpenenCla porefecto de la colonización de los Simulacros mediáticos termman por
bloquear el imaginario político-ideológico emancipatorio en un p r o c ~ -so de mixtificación de laposmodermdad y las nuevas formas de dorni-
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nio flexible que, de raíz, niega toda posibil idad de una «nueva carto
g : a f í ~ del tardocapitalismov, pese a la pertinencia y necesidad de este
eJerCIcIO intelectual y de compromiso histórico en un tiempo como el
presente marcadopor un proceso intensivo de globalización cuyo desa
rrollo se está traduciendo en diversas formas de crisis cultural y descon
cierto de las comunidades locales, paralelamente al proceso de des
centralización de las instituciones económicas, políticas e informativas.
En este escenario de crisis recurrentes y de renuncia a la crítica teórica
del capitalismo basado en el modo de producción informada, cabe situa:,la colonizaciónindustrialdel sistema educativoy lacrisis de laedu
cacion moderna. La enseñanza, decíamos, se sitúa hoy en el centro de
las críticas y contradicciones sociales altiempo que asume y cumple una
función estratégica en las políticas económicas y de desarrollo social.
Ahora bien, la ausencia de políticas culturales consistentes que su-
peren la rigidez de las actuales estrategias educativas en la mayoría de
países para la aplicación sistemática de los medios de comunicación en
la enseñanza y la orientación del sistema informativo desde las necesi
dades de desarrollo colectivo y democrático del conocimiento consti
tuye hoy una tarea aún pendiente de acometer y debatir públicamente.
A este respecto, el proyecto interdisciplinario que aquí se presenta
sobre las políticas públicas en materia de Comunicación Educativa tie
ne por fin cubrirlas carencias existentes en este ámbito mediante laCon
s ~ c u c i ó n de dos objetivos fundamentales: analizar, primero, las condi
ciones y desarrollo de las industrias de la comunicación, así como las
transformaciones del sistema educativo a propósito del proyecto de
convergencia económica regional; para, en segundo término, aprehen
der.Ias políticas, reglamentación e iniciativas de los poderes públicos
nacionales y supranacionales en relación con elproceso de integración
educomUlllcatlva. En el presente libro, se analizan las lógicas sociales
de la economía política de la comunicación y la educación en elproce
so de c o n ~ t ' : t l c c i ó n de la SociedadGlobal de la Información y los pro-
blemas teoncos centrales que denvan del estudio de la ComunicaciónEducati:va en el actual contexto histórico como un área de investigación
progresivamente sobredeterminado por la fijación de los límites clau
suras y condiciones de producción, distribución y consumo de las industrias culturales.
Por otra parte, el texto que presentamos al lector pretende discutir
las transformaciones globales en materia de políticas públicas, medios
de c o m u n i ~ a . c i ó n y desarrollo educativo en el marco del nuevo capita
lismo cognitivo, más allá de las visiones dicotómicas, ya sea tecnocrá-
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ticas o idealistas, sobre las nuevas tecnologías de la información. El ob-
jeto, en definitiva, del presente trabajo de investigación es aportar un
enfoque político que contribuya a a ~ r i r un debate social s ? ~ r e los p.royectos históricos conocidos de SOCiedad de la Información y su Im-
pacto en diferentes países y bloques regionales. ," "N o pretendemos abordar en este estudio un análisis en terrmnos de
Política Comparada. Sibien este tipo de análisis puede contribuir a re
formar las instituciones y políticas públicas como resultado del cono-
cimiento de otras formas de acción gubernamental y,en algunos casos,puede resultar hasta subversivo por el reconocimiento,de parámetros y
elementos innovadores para el cambio de sistema político al dar a co
nocer otras posibilidades y lógicas de mediación alternativas, nuestra
intención ha sido presentar básicamente las líneas de fuerza de las po-
líticas públicas en materia de comunicación y educación de los princi
paes bloques de integración e c o n ó m i c a ~ introduciendo los p r o ~ l e ~ ; , sestratégicos de la SOCiedad del Conocimiento a partir de ladescripción
de los ejes políticos que definen internacionalmente los proyectos c o ~ -temporáneos de Sociedad de la Información. Al ser ésta una línea ori
ginal de investigación, poco o nada explorada académicamente hasta la
fecha, dejaremos para posteriores investigaciones el análisis c o m p a r ~ -do de las políticas públicas, los marcos reguladores y fundamentos fi
losófico-políticos de la Comunicación Educativa para el Desa:r<.'lloSocial, a fin de ir sentando consistentemente las bases epistemológicas
de este ámbito de conocimiento.
El libro, de acuerdo con este criterio, ha sido estructurado en dos
partes diferenciadas: laprimera parte, en la que se plantean los objeti
vos de análisis de las políticas culturales y laaportación de laEconomía
Política al conocimiento del nuevo Capitalismo Cognitivo (Capítulo
I), describiendo los ejes, principios y lógicas sociales de la agenda po-
lít ica de la Sociedad Global de la Información (Capítulos II y III); y
una segunda parte, en la que se abordarán las polít icas concretas de la
DE (Capítulo IV), elTratado de Libre Comercio (CapítuloV) y Amé
rica Latina (Capítulo VI). Cierran el volumen unos apuntes para la re
flexión en los que tratamos de definir los problemas teóricos y de orden
práctico neurálgicos para pensar y politizar la cultura c o n t e m p o r á n ~ adesde una óptica crítica y emancipadora. Al fin y al cabo, como escn
biera Wright Milis, lo pragmáticamente posible no está fijado con
dependencia de nuestra imaginación, sino configurado por nuestras VI-
siones. Esto y no otra cosa es la ciencia de la política educomunicativa:
el arte de habitar lo posible.
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1Políticas de comunicación y cultura.Un nuevo marco para el desarrollo
La primeralibertadde prensaconsiste en no ser una industria.
K.MARX
Introducir una disciplina nueva
no significa producir nuevos conceptos,
sino explicar con antiguos conceptos
un nuevo modo de ver.
G. SIMMEL
Hace más de treinta años, la mayoría de los responsables nacionales de
las políticas de comunicación y educación manifestaban una crecientepreocupación ante la crisis cultural de los sistemas públicos de formación por la creciente penetración de las industrias de la cultura en e!sis
tema educativo sin que muchas de sus iniciativas y actuaciones alcanzaran los objetivos y relevancia necesarios de acuerdo con e! nuevo
contexto de hipermediatización informativa. Transcurrido este tiempo,hoy nos encontramos con un sistema en e!que el desarrollo cultural y .
e!conocimiento dependen, cada vez más, de las transformaciones y e!
impacto de los procesos de industrialización y desarrollo del mercado
informativo, con la implantación social de las nuevas tecnologías electrónicas, al tiempo que e!desarrollo de! proyecto Sociedad Global de
la Información (SGI) y la integración económica regional se ven erecientemente determinados por los recursos y estrategias «educomuni-
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c a t i v a , s ~ en la formación los usos sociales y las prácticas culturales
específicas torno a l? s SIStemas y tecnologías electrónicas de procesamrento de información.
La incidencia o efectos de la introducción de nuevos sistemas de in
formación y comunicación en el sector educativo po r la convergencia
de la informatice, las telecomunicaciones y el audiovisual vuelven así a
ser considerados problemas prioritarios en la agenda pública y de in
vestigación. Pues además de jugar un rol impor tante en las tendencias
de integración y globalización económica, la Comunicación Educativaes hoy un campo estratégico de las transformaciones culturales que
emergen en el actual contexto informacional, tal y como se advierte-de
forma mucho más notoria- en proyectos de integración regional comoel Tratad.o de LIbre Comercio (TLC) o la Unión Europea.
.Considerando este nuevo marco de regulación económica, elpensa
miento político ha de tratar de imaginar consecuentemente las nuevas
condiciones de un entorno sociocultural tecnológicamente organizado.
La C o m u n i c o ~ o g í ~ debe yara ello ampliar su objeto de estud io par a
prestar a las Ciencias jurídica, y a la Teoría Polít ica del Estado herra
mientas conceptuales y líneas de pensamiento y argumentación en el
esfuerzo po r redefinir el marco social de un sistema de mediación de
pendiente de los flujos virtuales de información y de los objetos telemáticos de socialización cultural y desarrollo cognitivo.
En las siguientes p á g ~ n a s , vamos a tratar de fi jar las bases concep
tuales y los pnncipios teorrcos desde los que interpretar esta nueva rea
hdad y, de paso, comprender en su globalidad las políticas públicas
dommantes en la integración del sector informativo v las Nuevas Tec
nologías de la Información y de laComunicación con elsistema formal
de enseñanza. En este empeño, la primera exigencia o condición teóri
ca .de partida es, lógicamente, reconocer nuestro objeto de estudio, el
objeto material de investigación y crítica científica, que en nuestro ca
so es una tarea doblemente compleja,pues, po r un lado, delimita el ám
bito de análisis de las políticas de comunicación, pero, por otra parte, elrmsmo ha de ser pensado en correlación con el desarrollo de las actua
les políticas educativas en el marco de las problemáticas de la Sociedad
del C o n o c i m i ~ n t o , .10 que, sin ni?gún género de dudas , nos plantea lanecesidad de identificar las políticas culturales como el cen tro de las
cuestiones estratégicas en materia de Comunicación Educativa.
Los siguientes epígrafes abundan sobre esta idea, apuntando las lí
neas básicas y nociones fundamentales de lo que hoy podemos reconocer como nuevo Capitalismo Cognitivo.
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1. Políticas de Comunicación. Objeto y función social
El término «Políticas de Comunicación" comprende la definición de
objetivos, disposiciones y actividades de las instituciones y actores po
líticos conducentes a organizar y lograr desarrollos específicos con re
lación a las condiciones de materialización de la comunicación pública
moderna (prensa, radio, cine, televisión, nuevas tecn<:logías, etcétera).
Como disciplina de estudio, la investigación en Políticas de Comuni
cación aborda su objeto material desde una mirada pluridisciplinariaentre la Ciencia Política, la Estructura de la Información, la Comuni
cación y elDesarrollo, elDerecho y la Economía Política de la Comu
nicación.
En la justa medida que las relaciones de poder, elpropio espacio pú
blico, están hoy definidos po r el acceso a la información, los derechos
sociales y la actividad ciudadana dependen cada vez más de la c a h d ~ dde los flujos de información diversificada y plural, del acceso al espacIo
comunicacional, de la capacidad, en fin, de hacer visible su discurso en
la praxis. De aquí la necesidad de abordar un estudio sistemático de la
influencia política de la comunicación y de sus formas de desarrollo y
transformación institucional desde los poderes púb li co s. Al fin y alcabo, lapolítica presupone una relación comunicativa: «El poder po
lítico es básicamente una relación con intercambio de información y
de recursos po r ambas partes" (Laiz y Román, 2003: 23). Es así que, es
pecialmente a partir de los es tudi os en ma te ri a de comunicación y
desarrollo y la conformación definitiva del sistema internacional de in
formación, con sus desigualdades y desequilibrios, sus formas de con
trol y resistencia cultural, elconceptode Políticas de C 0 1 " u n i c a c ~ ó nmienza a ser explorado con apoyo de la Unesco que, tras la publicación
del Informe McBride, tratará de promover de forma activa las primeras
políticas nacionales de comunicación en mayor ía de los p a í ~ e s del
Tercer Mundo, concebidas como unC«conJunto integrado, explícito y
duradero de políticas parciales, organizadas en un conjunto coherente
de principios de actuación y normas, aplicables a procesos o activida
des de comunicación en un país" (Bustamante, 1986: 126).
En su origen, las Políticas Nacionales de Comunicación surgen pa
ra tratar de definir flujos equilibrados de información y un mayor con
t rol nacional sobre los recursos y sistemas de difus ión cultural, eva
luando, en algunos casos, los agentes, condiciones y contenidos del
sistema nacional de comunicación. Las primeras políticas públicas de
los Estados nacionales se l imitaron no obstante a inver ti r en inf raes-
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tructura de telecomunicaciones, otorgar préstamos para la compra de
equipos, conceder ayudas a la formación y la investigación, y regular
los contenidos de difusión de los medios masivos. Se trataba de pro-
poner líneas de acción y mecanismos para generar canales de informa
ción eficientes en los que el sistema de medios no constituyera un inst rumento de dominio económico sino espacios de interlocución y
comunicación alternativa, evaluando los procesos comunicativos en un
sentido genérico y global desde el punto de vista de los intereses na
cionales. La propuesta de laUnesco pretendía evitar así,de paso, ladispersión y duplicidad de esfuerzos entre los diferentes organismos quedesarrollaban sus actividades en e! sector. En algunos casos también,
«las Políticas Nacionales de Comunicación, tan denostadas en los paí
ses más ricos, buscaban otra forma de comunicación para e!desarrollo,sin renunciar a los procesos de mediación técnica propios de los mass
media, procurando dinamizar las economías subdesarrolladas, multi
plicando las relaciones sociales, aplicando sus recursos al bienestar social, entendiendo la comunicación como un motor del desarrollo y no
como un mero negocio, como una ampliación de un mercado exterior»(Murciano, 1992: 12).
Esta apuesta po r la socialización de los derechos comunicacionalestomabaforma a partir de un conjunto coordinado de dispositivos y recursos como los sistemas de regulación (derechos de autor, derecho a
la información, protección de datos...), los programas económicos sectoriales (concentración, liberalización, inversiones, transnacionaliza
ción, asignación de recursos, políticas tecnológicas... ) o los planes deintegración social y articulación de los medios de comunicación y las
necesidades culturales (ayudas a la creación, regulación del acceso pú-
blico, democratización cultural, definición de contenidos, disposiciones educativas, etcétera).
Toda política nacional de comunicación trataba, en este sentido, de
desarrollar en su origen normas y estrategias para:
1. Planificar los objetivos y áreas de actuación.
2. Ordenar y planear en el tiempo la toma de decisiones y desarrollo
de programas.3. Identificar las agendas y organismos encargados del desarrollo de
los objetivos políticos.
4. Abrir un debate y facilitar la participación de los agentes del sector.5. Aplicar los planes de desarrollo.6. y evaluar su impacto.
26
Ahora bien, hoy, el término «Políticas de Información y Comunica
ción» (PIC) comprende la integración de objetivos de organización de
los medios, tecnologías y contenidos de la comunicación pública, i ~ t e -grando diversos actores, niveles de análisis y formas de intervencIóndistintos, así como problemas políticos, económicos y culturales.rela
cionados con el proceso general de desarrollo de los Estados nacIOna
les, las regiones y comunidades locales y hasta de orgamzaCl?neS supranacionales como la Unión Europea. Así pues, a diferencia de las
primeras Políticas Nacionales de Comunicación, el objeto de las políticas públicas en la materia concierne hoy tanto al ámhito m a c r ~ de losEstados modernos y los organismos internacionales o supranacionales
como a las relaciones de participación y conflicto que tienen lugar a nivel micro en la educación, el consumo cultural o el trabajo de los pro
fesionales del sector pues incluso en este nivel es donde mejor se ob
servan los intereses y formas de representación de! poder, así como las
consecuencias sociales y resultados de la acción pública y del funcio
namiento de los sistemas dominantes de desarrollo de la comunicación
según las formas de desigualdad material y s i m b ó l i c ~ que sostienen.A este respecto, cabe decir que, frente a las teorras jurídicas libera
les del Estado, un análisis político crítico exige una reflexión sobre elpoder como relación desigual, interactiva, entre actores, actitudes y ac
ción política a partir de la desigual distribución de recursos materialesy de saber e información. La política, ciertamente, presupone una rela
ción de fuerza y, conceptualmente, una reflexión sobre e!poder, sobre
los diversos, antagónicos y múltiples intereses que atraviesan sistemaspúblicos como la comunicación y la educación. En virtud de este su-
puesto, todo análisis de las políticas públicas enmateria de C o m u n ~ c a -ción Educativa debe partir del reconocimiento de asimetrías, desniveles y contradicciones determinantes en el modelo de desarrollo de los
sistemas de mediación. Estos, ciertamente, se transforman y modifican
en cadacontexto y momento históricode acuerdo con laconfrontación
de intereses que mediatizan y dominan ideológicamente el d ~ b a t e p ú -blico sobre las funciones de la socialización cultural y su funcionalidad
económica. Así, las políticas de comunicación han evolucionado de los
sistemas de control centralizado por e!Estado e incluso de la censuray regulación monopolística a la descentralización y a p ~ r t u r a a. la iniciativa privada. La convergencia digital de! sector de las industrias cul
turales y e!sistema educativo sitúa hoy por ejemplo a los poderes públicos ante e! reto de la planif icación y definición de políticas de
organización y desarrollo de! campo educomunicativo como eje arti-
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culador de la denominada «nueva economía». En definitiva, las políti-
cas de comunicación deben ser pensadas como respuesta a una com-
ple ja y mudada realidad que condiciona ciertas bases de desarrollo y
modelos de mediación cultural específicos, en función del contexto his
tórico-social. Desde este punto de vista, la comunicación, en un siste
ma democrático, está llamada a cumplir funciones básicas de:
Conocimiento del entorno sociopolít ico y del ejercicio del poder.
Monitoreo del espectro público.Formación de plataformas de diálogo y debates.
y de movilización ciudadana y educación cívica.
Las políticas culturales de comunicación y educación participan en es
te sentido de las polí ticas de desarrollo en la medida que proyectan las
representaciones colectivas sobre los intereses, necesidades y decisio
nes de pro?reso en el horiz0l;' te de desenvolvimiento de la propia co-
munidad, Ill tegrando a los diferentes grupos y actor es social es en la
construcción de las alternativas posibles de transformación y desarro-
llo s?cial. El establecimiento de polít icas públicas es, desde este punto
de VIsta,un factor regulador de control social democrático que puedefiscalizar y definir una esfera públicaplural y colectiva. De acuerdo con
esta idea, las polí ticas culturales y de comunicación pueden ser defini
das como «las acciones y omisiones de las instancias estatales de todo
tipo que, de acuerdo a las concepciones y legit imaciones de cada socie
dad y cada tiempo histórico, determinan u orientan los des tinos de la
creación, la producción, difusión y consumo de los productos cultura-
les y comunicativos» (Bustamente, 2004: 10).
Cuatro t ipos de agentes intervienen en este ámbito de actuación:\ '.- \ .
Las instituciones culturales del Estado: entre ellas, el sistema educati
vo y las diversas agencias de Bellas Artes, ciencia, cultura y tecnología.
Las industrias culturales especializadas en la producción y distribución de comunicación, cultura, conocimiento y formación a distancia.
Los grupos de interés público que luchan po r políticas y modelos
específicos de configuración cul tura l y de realización de los dere-
chos sociales.
Y, po r supuesto, los ciudadanos y profesionales del sector.
Las polít icas públicas en materia de comunicación y educación pueden,
a este nivel, ser abordadas desde cuatro perspectivas posibles de análisis:
28
Desde un enfoque empírico, orientado a describir y analizar las re
laciones entre fenómenos para su explicación concluyente.
Desde un análisis normativo, proyectando las mejores formas de ac
ción gubernamental y principios de las políticas públicas.
El análisis político en sentido estricto.Yel análisis semántico, que t rata de analizar el discurso y significa-
dos de las políticas públicas.
El presente estudio va más allá de las est ra tegias y los planes de c?mu-nicación y educación concretos para tratar de comprender las loglcas
sociales de la nueva mediación educomunicativa en la era digital .
Cuando hablamos de políticas de comunicación nos situamos, desde
el punto de vista filosófico, en el ámbito de los principios, normas, vi
siones y proyectos socioculturales, mientras que en las estrategias de co-
municación nos si tuamos en el de los fines, objetivos y previsiones pro-
cedimentales de realización del proyecto pol ít ico y,en los planes, en el
campo de las acciones o prescripciones precisas para su materialización.
En el presente estudio, vamos a tratar de analizar la dimensión norma-
tiva y eldiscurso público sobre las consideraciones de laintegración del
sistema educativo y las nuevas tecnologías de la información, aportan-
do algunos elementos empíricos que avalan las conclusio?es im-
portantes de nuestro estudio. Para ello tomaremos en consideración las
iniciativas o líneas de acciónnacionales y supranacionales, además de los
programas de actuación de organismos internacionales, y el sistema o
estructura institucional que determina este proceso con los resultados y
consecuencias más relevantes del proceso de incorporación de los Esta
dos y bloques regionales a la denominada Sociedad del Conocimiento.
Esto es, en el fondo el objeto de consideración de nuestro estudio es la
discusión política del Derecho a la Comunicación la SGI, que, ?re-
supone el análisis de las políticas de acceso, las políticas de f o r m a c ~ o n y
competencia comunicativa, los problemas de inclusión y uso SOCIal de
los sistemas de información y tecnológicos, y el análi si s de las formasde exclusión, equidad y participación, entre otros derechos básicos que
podríamos sistematizar, con Cees Hamelink, en cinto tipos:
- Derechos de información.
Derechos culturales.
Derechos de protección.
- Derechos colectivos.
Derechos de participación.
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A nuestro entender, desde su enunciación en los años sesenta por lean
D'Arcy y el reconocimiento internacional del Derecho a la Comuni-
cación a nuestro tiempo, las ideas que alumbraron iniciativas como el
Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación (NO-
MIC) siguen plenamente vigentes y deberían por principio guiar el es-
tudio y evaluación de las políticas públicas que promueven y desarro-
llan actualmente la denominada Sociedad de la Información (SI). Más
aún en un contexto de creciente concentración informativa y de paula-
tinapérdida de libertades públicas en los sistemas de mediación digital.BIen es cierto que las políticas públicas encuentran hoy numerosos
obstáculos y dificultades para formular propuestas reguladoras frente
a la concentración de poder en el sector. La extensión de controles y
sistemas restrictivos de regulación de la acción política por la imposi-
ción de marcos reguladores transnacionales, la flexibilidad legislativa o
la ambivalente definición de las políticas de concentración hacen polí-
ticamente casi inviable instrumentar restricciones a la participación en
medios en defensa del pluralismo interno, marcando límites a la con-
centración vertical y horizontal en pro de la diversidad de contenidos.
Quizás po r ello mismo han proliferado lo que Claude lean Bertrand
denomina «Sistemas de Control de Medios», instrumentos pensados
como fórmula de mejora de los contenidos y reforzamiento de lacon-
fianza pública y de la democratización informativa en la medida que
tienen po r misión procurar atender las necesidades y reclamaciones
ciudadanas. Los Consejeros de Prensa, las revistas y órganos de auto-
control local, los Consejos de Medios, las comisiones técnicas de eva-
luación de contenidos y los auditores externos son algunas de las ac-
tuales formas de supervisión y acción pública que han favorecido las
políticas de comunicación frente a la influencia del dominio político y
económico en los medios. Claro que éstos son dispositivos de escaso
alcance y capacidad de transformación estructural del sistema informa-
tivo frente a la regulación antimonopolista del Estado. Las iniciativas
de los poderes públicos en materia de comunicaciónhan de ser ponde-radas por tanto en función de la naturaleza y los objetivos de interven-ción en el sistema informativo.
2. Criterios deevaluación
De manera general, el tratamiento y análisisde las políticas públicas pue-
de ser acometido considerando almenos cuatro criterios fundamentales:
30
1. La eficacia en el logro de los objetivos señalados por laspolíticas sec-
toriales.Toda acción pública tiene por fin realizar una función social,
modificar el estado de cosas existente, cumplir unas metas realizan-
do ciertas expectativas o decisiones colectivas. El criterio de eficacia
indica, en fin, el objeto de la acción pública según una racionalidad
instrumental: la consecución de los fines identificados por las insti-
tuciones responsables de la regulación y gobierno del universo de
mediación. Las políticas públicas, estructuradas conforme a este en-
terio, proyectan como resultado una visión «positiva» que trata deconocer y aplicar las soluciones más ventajosas para lacomunicación
y la educación, consolidando las instituciones y poderes públicos en
eldesarrollo de las prescripciones no cuestionadas parael ámbito ob-
jeto de intervención. La acción política es así desprovista de su espe-
cificidad, pasando a desplegar sus recursos como mera técnica reso-
lutiva de conflictos, como espacio de fabricación del consenso y
distribución del poder mediante la individualización de la experien-
cia y el cercamiento institucional de lo público.
2. La pertinencia de los objetivos y medios instrumentados. Frent':' a la
idea de competencia y eficacia, la discusión sobre la pertinencia de
las políticas públicas nos sitúa ante problemas como la i d e n t i f i c ~ -ción del interés público y la visión y misión social de la Comuni-
cación Educativa. En otras palabras, la pertinencia pone en juego la
dimensión más normativa de las políticas públicas, presupone una
valoración, mientras que la eficacia remite a una racionalidad ins-
trumental, no atiende a razones sustantivas, a laideologíao a las cre-
encias de la acción política sino a su funcionalidad. «El genérico efi-
cacia alude a la capacidad para encontrar soluciones a los problemas
básicos con los que se enfrenta todo sistema político y que son per-
cibidos más como satisfactorios que como insatisfactorios por los
ciudadanos conscientes» (Laiz y Román, 2003: 28), mientras que el
cuestionamiento sobre la pertinencia o no de tales políticas u obje-
tivos políticos más que atender a las respuestas indaga sobre los ver-daderos problemas de fondo. Así, po r ejemplo, un gobierno puede
cumplir o no la exigencia de conectividad de las escuelas, puede, en
fin, ser más o menos eficaz en laincorporación del sistema escolar a
Internet, pero desde el punto de vista de la pertinencia de tales po-
líticas, la cuestión de las nuevas tecnologías puede ser valorado de
acuerdo con otro universo de problemas. Como advierte1avier Bo-nilla, «las nuevas tecnologías no fueron concebidas para la educa-
ción, no surgen naturalmente en los sistemas de enseñanza, no son
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demandados por la comunidad docente, no se adaptan fácilmente al
uso pedagógico, y,muy probablemente, en el futuro se desarrolla
rán apenas de forma parcial en función de las demandas provenien
tes del sector educativo. Por tanto, espreciso tener en cuentaun gra
do l m p o r t a n t ~ de extrañeza en las políticas públicas que hoy nos
ocupan» (Bonilla, 2004: 222). Esto es, conviene interrogarnos sobre
la conveniencia o no de priorizar la conexión o de importar tecno
logía paramodernizar la escuela o, po r elcontrario, apostar en nues
tras políticas po r atender otras prioridades socioeducativas.3. La eficiencía de los recursosdestinados a la consecución de los resul-
tados obtenidos. La eficiencia, complementariamente a la idea de efi
cacia, define la capacidad racional de adoptar medidas políticas de
acuerdo con los objetivos fijados. Esta evaluación suele ser cuanti
tativa (porcentaje del PIE, incremento de la productividad, coste de
la red, inversión pública...) prevaleciendo así, por ejemplo en el ca
so de las políticas de Sociedad de la Información, una visión tecno
lógica y económica que termina po r obviar u omitir la dimensión
sociocultural. La eficiencia como prioridad de las políticas públicas
d e ~ p l i e g a así una racionalidad técnica, jerárquica y centralizadora
uniformando, según un criterio supuestamente objetivo, los indicad ~ r e s de evaluación y seguimiento de los resultados de las políticas
publicas: No se trata po r tanto de una concepción política delibera
trva, SOCIalizadora y participativa de la acción gubernamental. A lo
sumo, desde la lógica de esta racionalidad, que podríamos calificar
como tecnocrática, las políticas públicas se plantean como ret o o
compromiso público la rendición de cuentas (<<accountability»),es
to es, la responsabilidad vertical y horizontal que gobernantes e ins
t 1 t u ~ i o n . e ~ públicas despliegan en la esfera pública para la defensa yrealización material de los intereses colectivos. Ahora bien, el pro-
blema de pensar las políticaspúblicas como, básicamente, una cues
tión de eficiencia técnica es que hoy la gobernabilidad tiene lugar en
un contexto de cuestionamiento permanente de la democracia formal representativa y de notoria y creciente incompetencia para re
solver los problemas básicos de la acción gubernamental, desde el
punto de vista de la legitimidad y la eficacia. La DE, po r ejemplo,
propugna en sus políticas públicas centrar el desarrollo de la SI en
el factor humano y su capacidad creativa con el objetivo de aprove
char la s oportunidades que nos brindan las nuevas tecnologías pe-
ro, sin embargo, en la práctica, las políticas comunitarias descuidan
los factores y estrategias de formación y creación cultural para pri-
32
vilegiar las redes (medios) y el rendimiento de los sistemas de in
formación (costes). Indicadores estratégicos para la era de las redes
como la cal idad del desar rollo de competencias para el uso de las
nuevas tecnologías o elnivel de acceso, que no de conexiónen lared,
no son tomadas en cuenta en las polít icas públicas. De tal manera
que, aun siendo eficientes técnicamente dichas políticas, r e ~ i s t r a nf inalmente en su balance global un manifiesto fracaso al olvidar el
contexto estructural más amplio que sobredetermina, orienta y li
mi ta la acc ión del Estado, o en este caso de la Comisión Europea,en materia de Nuevas Tecnologías de la Información y de laComu-
nicación (NTIe) y educación. En otras palabras, las políticas públi
cas renuncian a reconocer en la SG1un proyecto supranacional que
desborda y trasciende el marco de actuación de las políticas públi
cas y del gobierno nacional. .4. La equidad de laspolíticas públicas en relación con la democrati-
zación y ponderación equilibrada de las o p o r t u n i d a ~ e ~ o discrimina-
ción de losdiferentes grupos y agentes sociales. Por ultimo, desde es
te punto de vista, debemos observar qué posibilidades disponen los
diversos grupos sociales para comunicarse internamente y entre sí,
qué capacidad de organización y qué necesidades ven satisfechas a
través del sistema informativo. Por otra parte, es necesano evaluar
el grado de acceso alconsumo, producción y gestión de la informa
ción. E, igualmente, lacalidad del servicio desde elpunto de.v.lsta de
la representación simbólica, facilitando la democracia parncrpanva
de los diferentes colectivos ciudadanos como grupos SOCIalmente
responsables en la acción afirmativa de su identidad, sentando las
bases relativamente igualitarias de producción, gestión y desarrollo
de las culturas y los conocimientos: P l a n t ~ a r elproblema de la equidad en las políticas educomumcatlvas eXIge, en definitiva, cuestio-
narse si la conectividad escondición de la igualdad o si, por el con-
t rario, el acceso público de las escuelas no es sin.o una forma de
distr ibución de la miseria. Esto es, el reto de la equidad en el accesoa las NTIC, la información y el conocimiento es un problema com
plejo que afecta a la organización territorial (por ejemplo, lo urba-
no y lo rural), al nivel de competencias, a los usos y consumos, pe-
ro también al poder de decisión e influencia en las propias políticas
públicas de promoción de los contenidos digitales y de impulso de
la economía informacional. Toda política educomumcatlva debe en
este sentido tratar de definir sus programas de socialización cultu
ral cuestionándose para quién y para cuántos ha sido proyectada la
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acción de gobierno, quiénes lideran e!desarrollo tecnológico, a par-
tir de qué intereses y modelo de organización social.
La respuesta a éstas y otras cuestiones similares nos sitúa ante la impe
riosa exigencia de comenzara pensar las políticas públicas en materia de
comunicación y educación observando las necesidades radicales dela co
municación que se realizan o postergan en e!actual sistema de conver
gencia digital desde e! punto de vista de la información (conocimiento
de! entorno), de! diálogo (democracia), de! desarrollo cultural y de! reconocimiento (atención a la diversidad y al desarrollo de la diferencia).
Este último aspecto, e!de la diversidad, es un problema estratégico en
las políticas públicas, desde e! punto de vista de la equidad, po r la cre
ciente monopolización y homogeneidad cultural que tiende a colonizar
y penetrar e!conjunto de la industria mediática con motivo del proceso
de modernización tecnológica y de integración económica regional.
Al pensar la diversidad cultural, podemos distinguir con McQuail
cuatro tipos: la diversidad de medios; la diversidad de emisores que
concurren en e! espacio público; la diversidad de contenidos y, final
mente, la diversidad de audiencias. Las dos primeras dependen de las
políticas públicas y de las decisiones estratégicas en e! interior de losmedios, mientras que los contenidos y la mayor o menor homogenei
zación de las audiencias pueden ser consideradas a nivel de los infor
madores o productores inmediatos de lacomunicación. En estos rubros
podemos considerar tanto la cantidad como la calidad de opciones. Por
ejemplo, evaluando e!pluralismo en función de la capacidad de cober
tura social (estructura, valores, discurso... ), de articulación institucio
nal (política, social y cultural) , de enriquecimiento de la experiencia
subjetiva y de mejora de las condiciones contextuales (geográficas, pro-
ductivas, histórico-culturales). Hoy, esta problemática es si cabe más
compleja porque además de la diversidad de contenidos o la atención a
las especificidades lingüísticas, norma por ejemplo de algunas políticas
europeas en materia de comunicación, espreciso incluir e!problema delos estándares técnicos según grupos específicos de población con ne
cesidades especiales, o e!uso de sistemas de código de fuente abierta y
la participación de las minorías. En cualquier caso, e!criterio de equi
dad exige que toda política cultural sea evaluada considerando:
Qué posibilidades de comunicación tiene un grupo minoritario in
ternamente y a la hora de definir en los medios sus intereses, nece
sidades e identidad cultural.
34
Qué opciones dispone de accedercomo grupo minoritario a los me
dios, en sus propios términos._ Qué alternativas dispone para recibir los medios de comunicación
de la sociedad en general.Qué calidad y representación de la minoría predomina en e!espacio
público.
Esto es, qué grado de acceso a los medios tienen las minorías, qué am
plitud tienen las voces disidentes y qué apertura ciudadana manifiestanlos medios.
A este respecto conviene apuntar un problema básico de la igualdad
en las políticas de comunicación: e!problema de! acceso y la democra
cia participativa. Las nociones de acceso y participación constituyen,
desde la década de los setenta, e!ejede articulación de las políticas de
mocratizadoras de la comunicación en los planes nacionales y las ini
ciativas de cooperación regional en países de! TercerMundo. La Unes-
ca en su Conferencia de Be!grado (1977), define el acceso como e!
grado de libertad de elección informativa o, en segundo término, como
e!margen de retroalimentación. La participación, en cambio, es conce
bida según tres niveles o formas de interacción:
La participación en la producción informativa.El concurso y capacidad de decisión en la comunicación pública.
El poder de def inir planes estra tégicos y polít icas públicas en e!
sector.
El Informe McBride definía, en lamisma línea, la democratización de
la comunicación como e! proceso po r e! cual"1)e!individuo pasa a ser
un elemento activo y no un simple objeto de la comunicación; 2) au
menta constantemente la variedad de los mensajes intercambiados; 3)
aumenta también e!grado y la calidad de la representación social en la
comunicación" (McBride, 1987:289). Ahora bien, este proceso, su materialización concreta, puede ser "imaginado" de diferentes formas.
Así, po r ejemplo, lapolíticaliberal de lacomunicación procede por
doble lógica reduccionista de la participación a la política p a r t i d a ~ l a y
de ésta a la elección representativa, despolitizando así, como critica
Roncagliolo, la economía, la sociedad y la cultura en función de! con
sumo (Roncagliolo, 1983).Desde un enfoque sociocrítico, en cambio, la participación ciudada
na y e!acceso público a los medios exige un análisis de laestructura 10-
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y gl?bal de la información, describir y conocer el sistema políticoinstitucional y las formas de organización y cultura mediática de la po-blación para articular espacios de diseño y diálogo social. Toda políticade participación pasa, en esta línea, por considerar las formas de ciudad.anía tanto bajo la delegación y representación política de la democraCIa formal representativa y la acción pública de las organizaciones nogubernamentales de filiación social (sindicatos, movimientos sociales,etcétera) como, por supuesto, por el consumo cultural igualitario y
equilibrado del capital simbólico, pero también, a nuestro entender, porla ~ e m o c r a c i a directa y participativa en los contenidos, la gestión y planificación política de la comunicación. Esta idea contradice y reformula la lógica de o r ~ a n i z a c i ó n del modelo liberal imperante, con especialintensidad en la ultima década.
Desde 1995, la idea de acceso universal propugnado por el Informede Rand Corporation «Universal Access to e-mail» es objeto privilegiado de todas las políticas, programas e iniciativa públicas en torno a la redde redes. Las nociones de servicio y acceso universal, de origen anglosajón, han reemplazado así el principio de servicio público, instaurandouna concepción instrumental de la comunicación como norma:
El acceso universal consiste en la disponibilidad de al menos un serviciobásico de telecomunicaciones y constituye la definición que más se ajusta
a d e c i s i o n e ~ de pol ítica en los países en desarrollo, en los que la p e n e ~tración telefónica rural es baja. En cambio, el servicio universal es un con-
cepto que está asociado al nivel de servicios accesibles que puede proveer
laredpública, incluidosdiversosnivelesde servicios avanzados, definiciónapropiadapara países que tienenmayor grado de desarrollo y un alto nivel de penetración. Así definidas, se puede considerar al acceso universal
comoun subcoujuntodel servicio universal (Rossi, 2000).
Éste comprendería un principio de equidad distributiva, de coberturageográfica y de igualdad material en el acceso físico a los recursos de
información y comunicación.Ahora bien, el acceso como elección y consumo limita el derecho ala comunicación a lacobertura territorial y la diversidad de la oferta oen lo mejor de los casos, a la retroacción entendidacomo laposibilidadde l n t e r c a m b ~ o entre productores y receptores de programas. Sila parncipación eXige una presencia activa y orgánica de personas y representantes de entidades sociales y de diferentes sectores de la poblacióne? el dise.ño de la Sociedad del Conocimiento, la idea de acceso y SerVICIO Umversal plantea hoy los problemas de equidad desde el hori-
36
zonte comercial como una función reproductora del consumo ampliado en un mercado global y una economía de escala diversificada en suoferta y servicios de información que tiende a comercializar.c?ntenidos y estrategias de operadores y trata de superar la brecha dl.gltal po rrazones simplemente de intercambio económico. En este sentido, cabeadvertir con Nicholas Garnham que el acceso a latecnología no constituye el acceso al modo de comunicación, por lo que el problema delacceso a los medios debe ser observado holísticamente:
1. Reinterpretar y criticar los artefactos, manejos, ideologías y pro-
ductos comerciales del modelo dominante de comunicación.2. Proyectar y representar los intereses hegemónicos.3. Ejercer las funciones democráticas de la comunicación.
El acceso cumple o realiza el ideal de esfera pública democrática determinado por la racionalidad económica y del Estado, en la medida quecontribuye a definir un foro de expresión que permite la reinterpretación y refutación de las formas de significación social.De lo contrano,la comunicación y las políticas públicas que se implementan en pro-
yectos como laSI terminan por reproducir las desigualdades existentescercenando el potencial liberador de las nuevas tecnologías. El problema de laequidad y lademocracia en laSociedad del Conocimiento es,desde este punto de vista, un problema de filosofía social, de visión eimaginarios sobre el espacio público.
Del mismo modo que en Comunicación Educativa podemos distinguir distintos paradigmas, desde los modelos transmisores y liberal-humanistas a los enfoques constructivistas y de educación crítica para laresistenciacultural, en Políticasde Comunicaciónpodemos distinguir tantovisionesautoritarias y modelos paternalistas como enfoques liberalizadores o, por el contrario, radicalmente participativos. Sinánimo de plantearen estas páginas, pues no sería oportuno, un cuadro detallado de tipolo
gíasde políticas culturales en lamateria, sí que podemos ~ e c o n o c e r , amodo de síntesis, cinco tipos básicos de políticas de comunicación y educación, de acuerdo con laclasificación que hace el profesor Bustamante:
1. El modelo liberal. Las políticas públicas en comunicación y culturason originariamente concebidas como estrategias subsidiarias de corrección de errores o desequilibrios en la dinámica del mercado,asumiendo los poderes públicos una función de regulación y reequilibrio del libre juego de la oferta y la demanda.
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2. El modelo estatalista. Otras políticas públicas conciben el Estado
cama árbitro y garante del desarrollo cultural según tres roles fundamentales:
a. Gestor de la producción y difusión de productos cul turales enmonopolio o en competencia.
b. Promotor de las actividades del mercado y de la sociedad civil.
c. Regulador para fijar las condiciones de concurrencia y actuaciónde los agentes sociales.
3. El modelo híbrido. La mayor parte de los Estados apuestan hoy, como advierte el profesor Bustamante, por modelos mixtos de inicia
tiva estatal y participación del sector privado, bajo liderazgo de este último, siguiendo la tradición estadounidense.
4. El modelo cultural. Frente al modelo liberal o híbrido, existen sin
embargo políticas públicas que tratan de articular la democratiza
ción cultural, promoviendo la participación de la ciudadanía como
receptora activa de los productos comunicativos de acuerdo a una
visión social y equitativa del campo informativo.
5. El modelo mercantil. Por último, el modelo mercantil se distingue
por la explotación intensiva de las industrias culturales y una con
cepción de las polít icas públicas completamente instrumental, en
función de las necesidades comerciales de las industrias de lacomunicación y las exigencias de valorización.
En la últ ima ~ é c a d a , advierte el profesor Bustamante, das políticas na
cionales y regionales se han orientado crecienternenre hacia la distribu
ción, lapromoción y la venta, en paralelo a la hegemonía clara del valle
en los sectores industriales y comunicat ivos y que en la producción
misma han premiado los criterios objetivos de ventas, también en co
rrespondencia con esa filosofía dominante de primar el éxito refrenda
do por el mercado. Aunque el principio de primar el éxito en el mer
cado para administrar las ayudas estatales resulta más tributaria de la
política industrial que de una política cultural cuyo principio básico-el
apoyo a la creatividad y al pluralismo, la compensación de las fallas del
mercado-queda desvirtuado en buenamedida» (Bustarnante, 2004: 15).
Esta nueva etapa coincide con la crisis de las polít icas públicas delEstado de bienestar:
Así lo evidencia simbólicamente el deterioro general del concepto y lapráctica del servicio público en la cultura y la comunicación, basados en
launiversalidad del servicio y la persecución tarifaria o subvención cruza-
38
da (mercados ricos subvencionan a mercados pobres, como en las teleco
municacioneso enelcorreo,o la televisión),y sometidos ala gestióndirectay monopolistaen laEuropaOccidentalo al oligopolio de licencias sobre labase de utilidadpúblicaenlos EstadosUnidos;porqueambosmodelos handerivado en paralelo hacia el ambiguo concepto de servicio universal, dominadomáspor la ideade accesibilidad y conectibilidad de las redes quepor la real asequibilidad a los usuarios. En todo caso, y en líneas generales,
la intervención estatal ha ido perdiendo peso como operador o gestor di
recto (sometido siempre ya a la competencia público-privada como en la
radiodifusión), con tendenciaa destacar su papelarbitral y a disminuirinclusosu rol como instrumento de fomento (Bustamante, 2004: 16).
Podemos en definitiva hablar de una crisis de las políticas públicas en
materia de comunicación y cultura caracterizada por:
El desplazamiento del Estado-nación como principal actor político.
La desideologización en las formas de mediación cultural.
El individualismo y la atomización social.
La reducción de la participación pública.
La transnacionalización del sistema comunicativo.
y la emergencia de múltiples canales y nuevos actores en competencia tanto en el campo de la comunicación como, desde luego, en
el sector educativo.
Desde este punto de vista, la denominada «revolución digital» puede
ser considerada, en las políticas públicas, como el proyecto ideológico
por el cual el Estado se hace cargo del pasado mient ras deja el futuro
de la comunicación y la cultura en manos del mercado (Martín Barbe
ro, 1999).En este proceso, la educación se ha convertido en un espacio privi
legiado de valorización.
3. Líneas y directrices. Un enfoque histórico-crítico
Desde el origen de la cultura de masas, el interés de las industrias cul
turales por colonizar el sistema educativo ha sido una constante en la
historia de la Comunicación Educativa, penetrando con éxitos dispa
res y también con numerosos fracasos el sistema formal de enseñanza
(Sierra, 2002). No viene al caso tratar aquí en detalle tales antecedentes.
Pero síal menos reconstruir cómo se han sentado las bases polít icas de
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constitución del actual proyecto de convergencia educomunicativa ini
ciado con la revolución digital, entendiendo que, como es obvio, elre
planteamiento de las políticas culturales que hoy t iene lugar no es re
ciente. Una genealogía crítica de la Comunicación Educativa ilustra
cómo, desde aproximadamente 1920, el proceso de disciplinamiento
social a través de los modernos medios de comunicación colectiva re
volucionó las formas de saber y poder social alterando los usos y con
cepciones tradicionales de la educación y, en consecuencia, las estrate
gias públicas de planeación del sistema educativo, de acuerdo con lasnecesidades de mediación ideológica y el modelo dominante de repro
ducción social. Desde entonces, hemos asistido a un lento y largo pro-
ceso de reconstitución paulatina de las funciones estructurales de so
cialización y reproducción cultural marcado por cuatro etapas:
1. La primera etapa comprende desde el nacimiento de la Unesco
(1946) al desarrollo experimental de los primeros programas nacio
nales de educación para la recepción (1960). En esta fase explora
toria, las polít icas nacionales y los estudios prospectivos de or-
ganismos internacionales como la OCDE o el Consejo de Europa
definen por vez primera estrategias sistemáticas de integración delos sistemas informativos en las políticas educativas y de desarrollo
cultural tanto en relación con la televisión educativa como en rela
ción con los medios impresos y de radiodifusión. Con la emergen
cia de los primeros conglomerados informativos en Europa y Esta
dos Unidos, las políticas de modernización pedagógica favorecerán
en esta línea programas de socialización cultural con elconcurso de
las corporaciones mediáticas. Se trata sin embargo de políticas pú-
blicas fragmentarias, inconexas y básicamente sectoriales, esbozadas
más como proyección teórica, de forma exploratoria, que como
programa práctico de integración.
2. Sólo a partir de la década de los sesenta podemos hablar, en sentido
estricto, de polít icas de comunicación y educación (1960-1980),cuando los gobiernos europeos y norteamericanos, junto a países
como Japón, México, Brasil o Australia, implementan programas
nacionales destinados a integrar los medios de información en el au
laya no tanto de forma experimental como más bien desde una con
cepción integradoravinculada alproceso de internacionalización in
tensiva del sector da la comunicación. La reunión de la Unesco en
Bogotá (1974) anticipó entonces elproyecto de definición interna
cional de políticas públicas para la comunicación y la educación pa-
40
ra eldesarrollo con la recomendación a los gobiernos nacionales de
definir políticas que democraticen los medios y mejoren la contri
bución de los sistemas informativos al servicio del desarrollo nacio
nal. Idea ésta criticada por las asociaciones de propietarios y direc
tores de medios de comunicación que, desde elprincipio, calificaron
como grave amenaza a la libertad de expresión, lo que originó una
dura campaña contra el movimiento internacional por la democra
cia enlos medios que dos años después, en 1976, enSanJosé deCos-
ta Rica, daría lugar a una declaración de principios cuya aplicaciónestaba, de antemano, condenada al fracaso incluso en países como
Venezuela, cuyo gobierno fue más que activo en este compromiso.
La 1 Conferencia Sobre Polít icas Nacionales de Comunicación
constituyó no obstante el primer intento serio de reforma pública
de la comunicación que en adelante inspirará los primeros esfuerzos
públicos por coordinar el control y desarrollo de las nuevas tecno
logías y los modernos sistemas de comunicación en la defensa de la
soberanía nacional. Las recomendaciones emanadas de la reunión de
Costa Rica no sólo fueron orientativas en este sentido de la deman
da de un intercambio internacional de información más justo y
equilibrado, sino también el punto de partida de las primeras medi
das para garantizar el acceso y la participación en los medios de to-
dos los miembros y grupos de lasociedad, especialmente en los paí
ses del Sur. Esto es, el texto y las recomendaciones de San José no
eran tan sólo documentos históricos. Como bien señala Elizabeth
Fax, «debajo de lapreocupación central por las políticas nacionales
de comunicación había preocupaciones nuevas, como el surgimien
to de una comunicación alternativa» (Fax, 1989: 22). Pero tales for
mulaciones se producen en un nuevo marco crítico para el alcance
de la acción gubernamental en la materia. El cambio experimentado
en las dos primeras décadas de este período en el sistema económi
co internacional no sólo modifica las bases materiales del modelo
fordista de regulación y acumulación capitalista diferenciando y especializando la producción a partir de modelos flexibles de organi
zación productiva. Paralelamente, el sistema educativo es objeto de
programas intensivos de modernización que, en congruencia con las
transformaciones generales del mundo del trabajo, tratan de hacer
evolucionar el sistema público de educación de modelos masivos,
uniformes y centralizados a sistemas polivalentes, innovadores y
personalizados de formación flexible y a distancia a través precls.a
mente de los medios informativos. En este empeño, cobran especial
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importancia las iniciativas nacionales de introducción de los siste
mas automáticos de información en el aula y los programas nacio
nales de comunicación y educación para el desarrollo impulsados,en la mayoría de los casos, al servicio del proyecto globalizador de
la economía capitalista, siguiendo las recomendaciones de informes
como «Aprender a ser» de la Unesco. La crisis de acumulación delmodelo fordista da lugar además en esta etapa a laconsideración pú-
blica del conocimiento como un factor productivo de primer orden.
Vinculados a la carrera aeroespacial, las políticas de comunicación yeducación y los programas de ciencia y tecnología son identificados
por primera vez, en Estados Unidos, como vectores esenciales del
proceso general de desarrollo capitalista, proyectando las necesidades fundamentales en materia de comunicación educativa en re
lación con elproceso de integración del mercado mundial. Las teo
rías dominantes por esta época sobre capital humano o experiencias
internacionales de teleeducación como Barrio Sésamo anticipan, en
esta dirección, los principios filosóficos que hoy alumbran los pro-
yectos institucionales de modernización educomunicativa, cuestio
nando las políticas sociales compensatorias del Estado de bienestary los sistemas nacionales de regulación y organización cultural. Las
relaciones educativas y culturales pasan así al primer plano de las relaciones internacionales.
3. Latercera etapacomprende de 1980a 1993,un período marcado por
la crisis y reorientación de las políticas culturales en el sistema in
ternacional y la definición de las bases del nuevo modelo de desarrollo del Capitalismo Cognitivo. El fracaso del NOMIC y del
proyecto político-cultural del Informe McBride revela, en este sen
tido, no sólo la clausura de una etapa histórica en la comunicación
internacional, sino también la reorientación y crisis de las políticas
públicas, inaugurando un nuevo ciclo histórico caracterizado por la
liberalización y desregulación de los sistemas nacionales de COmu-
nicación y educación y el desplazamiento de los resortes del podercultural del ámbito de los Estados nacionales a los medios y corpo
raciones globales. En este proceso, la educación y la comunicación
pública serán objeto de interesadas críticas por las fuerzas políticas
y económicas hegemónicas. Las políticas culturales contrarrefor
mistas lideradaspo r laAdministraciónde Reagan y el gobierno con
servador de Margaret Thatcher inician, en los años ochenta, bajo el
argumento legitimador de la necesaria modernización competitiva,
un programa de desmantelamiento de los servicios públicos que so-
42
meterá a los medios de comunicación y al sistema educativo a losimperativos del capital de acuerdo a los requerimientos de la ofer
ta y demanda del mercado de la cultura. El conservadurismo neo
liberal y su programa de privatizaciones, corporativismo extremo y
competitividad exacerbada influirán a tal grado las políticas públi
cas en comunicación y educación que todo proyecto democrático
de integración cultural será desestimado en favor de criterios productivistas o instrumentales, relegando el papel de los poderes pú-
blicos en materia educomunicativa a una función meramente subsidiaria. Esta situación favorecería lo que Herbert Schiller critica
como la apropiación corporativa del espacio público, redefiniendo
los objetivos de la educación y las funciones y modelo de organiza
ción de la comunicación pública según los intereses del capitalismo
global. La base ideológica de esta lógica política será la explotación
intensiva del conocimiento del nuevo sujeto posfordista mediante la
movilización individual en interés de la valorización del capital por
la que se niega toda perspectiva cultural contraria a las necesidades
del proceso de acumulación. El sujeto de la educomunicación «se
limita a encajar con lamayor perfección en los valores y normas ca
pitalistas, a ser más racional, más competitivo,mejorestimulado por
las recompensas extrínsecas, más sensible a las fuerzas del mercado
y al cambio social y económico dentro del marco capitalista» (Mar
tín Carnoy, 1988: 18), lo que, paradójicamente, redunda en su pro-
gresiva descualificación como fuerza de trabajo, acelerada especial
mente con la automatización intensiva de la industria que dio lugara la Educación Asistida por Ordenador en los centros educativos
más avanzados, como demuestra por ejemplo la experiencia británi
ca. Años antes, el gobierno de JimmyCarter trató de «domesticar»
el discurso del nuevo orden mundial de la comunicación inventan
do soluciones «imaginarias» como el Programa Internacional para
el Desarrollo de las Comunicaciones (PIDC) a fin de controlar, vía
diplomática, los alcances de las propuestas tercermundistas de democratización cultural. El PIDe tenía por propósito superar el es
caso desarrollo de las comunicaciones en el Tercer Mundo median
te el procedimiento de la transferencia de tecnologías siguiendo los
preceptos modernizadores de la teoría de difusión de innovaciones.
«Estados Unidos insistió en sus propuestas instrumentar lo que al
gunas delegaciones calificaron de Plan Marshall de las comunica
ciones donde los países en desarrollo expondrán sus necesidades y
los industrializados elegirán como en una gigantesca feria aquellas
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que les interesen para su propia economía y desarrollo, generando
así una dependencia más sutil y corrosiva que acentuará en defini
tiva la desigualdad» (Casares, 1984: 126). Se trataba de apoyar el
nuevo orden con el f in paradój ico de consolidar aún más firme
mente la vieja situación que se resistía a cambiar: el programa, que
permitió crear iniciativas estratégicas como el ILPEC (Costa Rica),la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano (Cuba) o ERBOL
(Bolivia), mantuvo, sin embargo, una precaria financiación. El as
censo al poder del Partido Republicano, bajo la presidencia de Ronald Reagan, significaría poco tiempo después la renuncia a cual
quier tipo de consenso, saboteando el PIDC que su antecesor en la
Casa Blanca había instrumentado a fin de bloquear toda reforma de
mocratizadora en materia de comunicación internacional. La Ad
ministración de Reagan inició entonces una amplia ofensiva en con
tra de la Unesco que culminaría con su salida de la organizacióndependiente de las Naciones Unidas, después de reuniones y suce
sivos vetos a las propuestas del desarrollo del PIDC, como la susci
tada por la Federación Latinoamericana de Periodistas. Si bien el
programa «Lacomunicación alservicio del hombre» daría prioridad
absoluta en sus declaraciones, al menos conceptualmente, a la idea
del NOMIC, proponiendo fortalecer el PIDC en materia de desarrollo endógeno mediante la introducción de políticas de educación
de los usuarios en elhorizonte de lademocratización de las comu
nicaciones, lo cierto es que para entonces las políticas públicas de la
Unesco quedaron definitivamente desprovistas e inhabilitadas para
transformar el sistema de comunicación y educación a escalainternacional. El ambicioso Programa Internacional para el Desarrollo
de las Comunicaciones (PIDC) se convirtió así básicamente en un
compendio de soluciones tecnológicas estimuladas por Estados
Unidos. Problemas de fondo como lacreciente transnacionalización
cultural, la transferencia de tecnologías y de modelos de comunica
ción occidentales o la redefinición del Estado mínimo fueron sesgando los términos del debate para naturalizar las reformas estruc
turales de corte privatizador. La «domesticación» de la política del
NOMIC queda ejemplificada con el significativo viraje que marcó
el desplazamiento del eje de la discusión desde el espacio institucio
nal de la Unesco a la Unión Internacional de Telecomunicaciones.
Yaen 1987, cuando Federico Mayor Zaragoza accede a la dirección
general con apoyo de los países occidentales, la Unesco comienza a
adoptar una posición en materia de comunicación internacional ba-
sada en la defensa del tradicional principio del libre flujo de la in
formación. El Tercer Plan a Plazo Medio (<<La comunicación al servicio de la humanidad») representa el eclipse casidefinitivo del mo
vimiento por un nuevo orden internacional de la comunicación,
justo cuando los temas que dieron origen al Informe McBride re
querían una respuesta urgente. El PIDC terminará así convirtiéndose en un proyecto de orientación exclusivamente técnico. Un año
antes de la publicación del InformeMcBride, laOCDE avanzaba el
nuevo modelo de modernización capitalista a seguir planteando larevolución tecnológica como el primer paso hacia la denominada
«sociedad posindustrial», La revolución electrónica --concluía la
OCDE- cambiará la faz de las sociedades industriales. La produc
ción, transmisión y procesamiento de los más variados tipos de in
formación pasarán a ser el corazón de la actividad económica y la
vida social.. . A través de sus lazos con elprocesamiento de datos ylas telecomunicaciones, el complejo electrónico será, en el próximo
cuarto de siglo, el polo principal alrededor del cual se reorganizará
la estructura productiva de las sociedades industrializadas. La revo
lución electrónica podía crear, de acuerdo a las prospecciones de la
OCDE, un nuevo entorno de disponibilidad económica que exigía
también la automatización de los flujos de información educativa.La reducción de costos, gracias a la miniaturización basada en mi
croprocesadores, el aumento de la capacidad productiva y de lave
locidad de transmisión mundial de datos a través de los sistemas de
telecomunicaciones basados en fibras ópticas y eluso de satélites es
taban llamados a transformar la faz de la estructura económica, por
lo que la educación debía responder a los mayores niveles de cuali
ficación y a los nuevos criterios de aumento de laproductividad. El
contexto en el que se produce la expansión de la era electrónica y,
posteriormente, la alfabetización informática es el de un tardocapi
talismo monopolístico en crisis que tratará de resolver sus principa
les contradicciones con el proyecto de reestructuración conservadora de Estados Unidos e Inglaterra bajo elparaguas tecnológico de
la Sociedad de la Información, introduciendo una nueva forma de
organización de las formaciones sociales a partir de una concentración más intensiva del poder y del capital al margen del Estado, cu
ya función quedará reducida a garantizar las condiciones de repro
ductib ilidad del capitalismo como dique de contenc ión de las
demandas sociales, canalizando políticamente la democracia fuera
del ámbito económico hacia la esfera comunitaria de los valores tra-
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dicionales. La dialéctica entre las estructuras internacionales eco
nómicas e informativas ilustra a este respecto la verdadera función
de la informática en la comunicación educativa. Con la creciente
comercialización de los recursos informativos, el surgimiento de
u.na economía computerizada dependiente de la empresa transna
cional y la apropiación privada de las nuevas tecnologías de la in
formación y de informatización social tenderá a priorizarse la mer
canti lización del sector educativo. Como advierte Schiller, «al
avanzar la computerización y procesamiento de información en laec?nomía, c ~ e c e la influe.ncia de las compañías que se lucran con
la información. Las cuesnones de producción, organización, alma
c ~ n . a m i e n t o y disemin.ación de la información son analizadas y decididas sin la presencia de representantes de lo público» (SchilJer,
1993: !01). El desarrollo de la industria telemática y la apertura de
los flujos transfrontenzos no sólo significarían el dominio hegemóruco de la empresa transnacional y del capitalismo financiero. Más
allá aún, el flujo de datos transfronterizos supondría el inicio de la
~ e c a d e n C 1 a del sector público y el inicio de la pérdida de monopo-
ha sancionador por par te de los Estados nacionales. De hecho, el
primer efecto que desencadena la formación de los grandes trust de
la informática será el progresivo desmantelamiento y privatizaciónde los grandes servicios públicos, incluida la educación. La década
de larevolución de las comunicaciones es también elperíodo en que
las grandes corporaciones electrónicas se erigen entre las diez pri
meras empresas productivas de materiales pedagógicos. Xerox,
RCA, ITT, General Electric y Litton, entre otras, inician una lenta
pero eficaz penetración en el campo educativo. En elsector de lain
dustria informática, los grandes fabricantes de hardware inundan las
e s ~ u e l ~ s con pr<;>gramas y contenidos educativos en un entorno y
baJO. ~ o r m u l a s distractoras, «Las asociaciones que consagran la ex
tensión de las normas de la producción de masas y su aplicación a
~ e c t o r e s . que, como la educación, habían quedado al margen de lasImpOSICIOnes del beneficio máximo se producen (entonces) en un
momento en que los aparatos ideológicos del Estado capitalista han
alcanzado otra madurez» (Mattelarr, A. y M., 1981: 58). La contra
ofensiva liberal coincide así, por un lado, con el proceso de t rans
nacionalización económica y de renovación del sistema educativo
obligado a iniciar su apertura pragmática a los requerimientos del
~ e r c a d o para adoptar las nuevas tecnologías de la industria electro
mea, mientras que, por otra parte, se promovía desde las empresas
transnacionales un creciente vacío de lo público que, en última ins
tancia, deslegitima el papel educativo del Estado.
La introducción y dominio del discurso publicitario en el espacio
público será utilizada por los sectores conservadores como una espe
cie de cruzada educativa para hacer comprender a la gente común el
funcionamiento de la economía en términos favorables a la empresa
privada. Pablo Casares ilustra cómo la nueva derecha utilizará laedu
cación y la comunicación en la batalla por un nuevo orden, integran
do todo tipo de movimiento social a través de las nuevas tecnologíasinformáticas mediante el manejo del sistema global de información y
conocimiento al servicio de los intereses capitalistas definidos en la
nueva educación económica. «Para lograr estos objetivos, se propor
cionan cursos a los maestros de escuela a través de centros especiali
zados y universidades, y así promover una actitud favorable hacia los
planteamientos neoconservadores [...] También se promueve la for
mación de organizaciones a favor de la libre empresa en universida
des y sefinancian plazas de maestros para que fomenten actitudes fa
vorables al sistema capitalista. En suma, para enfrentar a los medios
de comunicación y a la contracultura, los empresarios han desarro
llado una amplia estrategia educativa y de comunicación: capacita
ción empresarial, campañas publicitarias y programas de relaciones
públicas, cursos a empleados, propaganda en las empresas y progra
mas dirigidos a la comunidad; cursos para maestros, promoción de
materiales didácticos en las escuelas y de organizaciones favorables al
capitalismo monopolístico. Así, los empresarios, las compañías y las
grandes corporaciones norteamericanas lanzan lo que conciben co
mo la evangelización a través de la educación económica» (Casares,
1984: 105). La informática resulta en definitiva no sólo un nuevo tó-
tem tecnológico para la empresa transnacional, sino también el ve
hículo de propaganda y organización capitalista que dará pie a un
nuevo paradigma neoliberal basado en la educación, el control y la
información de los ciudadanos, en función de una nueva «culturaor-ganizaciona1».Las promesas de la era de la información en la Aldea
Global son resul tado, en fin, de un programa de propaganda co
mercial de las empresas suministradoras de bienes de equipo y soft
ware informático al servicio de la nueva norma de consumo y pro-
ducción posfordista, de forma similar a como surgió la radiodifusión
comercial.
4. Esta misma lógica anima el auge de las polít icas educomunicativas
en la primera mitad de lapasada década y,desde luego, aún hoy ins-
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piran las múltiples iniciativas públicas de desarrollo de la SGI. A
partir de 1995, con la definición del proyecto norteamericano de
g I o ~ a l i z a c i ó n c u l t u ~ a l asumido por el G8, la dialéctica de recornpo
SIClOn de los servicios públicos de comunicación y educación y el
desmantelamiento del Estado de Bienestar keynesiano modifican lascondiciones socioculturales del modelo de desarrollo económico
impulsando una política cultural basada en la «delegación de pode
res» y en el «proceso del iberado de subterfugios , deformación,
ocultación y dejación voluntaria» dirigido a reproducir el sistemaasimétrico de dominación en elcampo de lacomunicacióny la edu
cación. De acuerdo a estas condiciones, elEstado seva a orientar endos sentidos: «uno está relacionado con la necesidad de encubrir o
por lo menos, desplazar laresponsabilidad de las insuficiencias y
sigualdadesintrínsecas del capitalismo. El segundo tiene que ver con
el requisito de j u ~ t i f i c a r sus propias actividades, disimulando, por
e J e ~ p l o , sus relaciones con el capital mediante una postura de neu
tralidad benevolente. Cuando el capitalismo no consigue aportar
prospendad y oportumdades, se COrre el riesgo de que la gente no
repare sólo en los problemas estructurales del sistema educativo, sino en los fundamentos del modo de producción» (Whitty, Power y
Halpin, 1999: 64). Las políticas culturales contemporáneas foment ~ n . por ~ I l o un discurso y una cultura pública de laresponsabilidadCIVil l imitada que pone el acento no tanto en los aspectos políticosde los programas modernizadores de competencia y productividad
como en los criterios económico-empresariales que gobiernan la acción institucional de los responsables públicos en materia de comunicación y educación:
Más aún, las acciones del Estado, Con cada vez menos recursos desti-
nados a estos fines, tienden a abrir caminos a lamercantilización de la
cultura, e incluso se impregnan en su propia actuación directa de ladi-
námica del mercado, por lavía de la racionalización de costes y renta-
bilidades (Bustamante, 2004: 18).
Actualmente, las dimensiones económicas y culturales de la comunicación no pueden ser disociadas del proceso general de intercambio y de
las políticas estratégicas de integración económica regional, del mismo
modo que «el sentido último de las políticas audiovisuales resulta difícil de entender fuera del marco de las políticas de comunicación y. en
un plano más general, de las propias políticas culturales» (Giordano y
Zeller, 1999: 32). La exposición detenida y consistente de las bases de
48
la política de comunicación y educación en la era telemática exige, por
lo mismo, vincular este ámbito almarco general de desarrollo de las po
líticas culturales, especialmente, como veremos, por las características
definitorias del proyecto Sociedad de la Información, en el que con
vergen no sólo el audiovisual y las nuevas tecnologías de la informa
ción y la comunicación, sino, más alláaún, la propia política cultural y
educativa y el desarrollo económico y territorial.
4.Comunicación educativa, cultura y desarrollo.Una aproximación interdisciplinaria
La información y los flujos de datos son hoy elmás formidable instru
mento político y económico de nuestro tiempo. Toda acción social apa
rece. en la actualidad, filtrada por modelos de representación mediada
del mundo cuya función jerarquizadoray «configuracional» performa,
individual y colectivamente, el proceso de adquisición de conciencia,
estructurando en la práctica nuestra percepción acerca del mundo. Así,
los procesos, técnicas y medios públicos de informaciónmediatizan los
patrones culturales, las actitudes y valores del conjunto social, influ
yendo poderosamente en las formas de acción y organización colecti
va. Al introducir nuevas condiciones de sociabilidad, la influyente ac
tividad de las industrias de la cultura plantea, a este respecto, cuestiones
teóricas significativas para el desarrollo social que demandan, imperio
samente, una definición clarificadora como objeto de estudio y,en co
herencia, una nueva lógica de producción del conocimiento social en
comunicación. La constatación reflexiva del campo sobre estepunto ha
motivado en parte una ruptura epistemológica -s i es posible, como tal,
afirmar categóricamente la emergencia de un giro o evoluciónhacia una
nueva cultura de investigación- en nuestro ámbito, que tiende a inte
grar las cuestiones centrales de investigación en comunicación desdeuna filosofía productiva y materialmente consistente con las necesida
des y potencialidades subjetivas y sociales de la realidad. En este mar
co u horizonte cognitivo, para intentar comprenderel papel a jugar por
los medios y nuevas tecnologías de la comunicación en el proceso de
enseñanza-aprendizaje, conviene preguntarse acerca de las relaciones
entre el sistema educativo y la sociedad, con el fin de saber entender
después cómo interviene la comunicación en los procesos de transfor
mación educativa que experimentan las sociedades tardocapitalistas.
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El análisis global en el que seinsertan estas nuevas condiciones pon-
drá en evidencia las relaciones permanentes entre los requerimientos detransformación de la escuela del sistema productivo y elsentido de las
actuales propuestas de renovación pedagógica. Esta ampliación de
perspectivas no tiene por qué invalidar la investigación pedagógica dedicada al análisis de la aplicación didáctica de los nuevos medios. Pero,
de acuerdo con el profesor Bernard Miege, parece lógico reconocer la
necesidad y pertinencia de este enfoque globalizador como prioridad
para elpensamiento político sino sequiere disociar elsentido de las lógicas sociales de la comunicación respecto de la educación en campos
de estudio separados, tal y como sucede en la actualidad, almargen incluso de las determinaciones económicas. En el análisis de las diversas
expresiones y políticas educativas de aplicación de los medios de enseñanza, podremos de este modo distinguir entre algunos intentos de pe
netración de las nuevas tecnologías en la escuela y/o eluso como auxiliar pedagógico de las mismas, y la alternativa del desarrollo educativo
de los nuevos medios como formas de expresión y comunicación dinámica y como herramientas de renovación y compromisodemocráti
co desde el punto de vista del interés público.Desde el punto de vista político, el abordaje teórico de esta articu
lación se nos antoja estratégico. Máxime cuando:
Las disciplinas sociales y las ciencias socioeducativas contemporáneas son
fundamentales a la hora de crear narrativas de salvación e imaginerías na-
cionales. Las ciencias educativas sirven para consagrar las representaciones
culturales que son históricamente fabricadas para producir una nacionali-
dad (nation-ness) y tambiénofrecenun terreno en el que seproducen lasdisputas sobre las imaginerías nacionales y el alma. Los discursos cicntffi
cos sobre la reforma escolar que circulan entre naciones y en foros inter-
nacionales son más que formas de representar aproximaciones a la educa-
ción más eficientes: representan imágenes y principios del ciudadano que
hadeparticipary actuardentro de cadauno de losdiferentes sistemas na
cionales (Popkewitz,1999: 144).
Las cuestiones relativas a la información/comunicación y su impacto en
los procesos de desarrollo constituyen por lo mismo un tema prioritario de la agenda pública de organismos internacionales y sociedades
científicas, delimitando, prácticamente, un campo problemático que sin
lugar a dudas determina nuestro presente, configurará el futuro y hastaprevisiblemente modificará culturalmente, si pensamos en los sistemas
de información digital, las bases culturales de la memoria colectiva.
50
En general, las políticas públicas tienden a a s ~ m ~ r la e d u c a c i ~ n como un factor estratégico para el desarrollo econorruco desempenandola comunicación un papel central en el nuevo escenano complejo de
transformaciones multidimensionales que tienen lugar en la economía
mundo. El desarrollo informacional global -argumenta el profesor
Castells (1997)- es social porque es g o b e r n a ~ o por el d e s a r r o l l ~ de re
des sociales, por la inteligencia y las i n s t i ~ c l O n e s de a p r e ~ d l z a J e , e ~ t oes, por la dimensión subjetiva de lacreacion y la innovacion. De ah! el
círculo virtuoso entre desarrollo y bienestar, a partir de las complejasrelaciones entre ciencia, tecnología y producción social.
Ahora bien, como demuestra Mattelart (1993), la historia del desa
rrollo de este supuesto círculo virtuoso ilustra cómo elprogreso de las
fuerzas productivas y los medios y sistemas información, no ha idoacompañado por el desarrollo de las potencialidades t e c n ~ l o g l c a s para
el desarrollo cultural por la apropiación privada y el Illst.rumentalde la «comunicación como dominio», Antes bien, las industrias cultu-
rales están por lo general sobredeterminadas, de acuerdo con el profe
sor Bustamante (2004), por cuatro lógicas o tendencias dominantes:
1. La intensiva concentración tanto vertical como horizontalmente en
grupos multimedia.
. .. . ,
2. La dependencia del capital financiero para la viabilidad del mercad,o.
3. La orientación mercadológica a través de campañas de promoclOn
intensiva sobre éxitos ya comprobados.
4. La globalización cultural.
El protagonismo actual de las políticas ~ u l t u r a l e s . p u e d e ser interpreta
do, en este sentido, como la reeditada Idea mixtificadora del desar:ol1ismo de la teoría de difusión de innovaciones que vuelve a depositar
en los medios y tecnologías de la información las bases modernizado
ras de la economía y elpropio progreso social,.toda vez que,.hoy sí, la
comunicación, la educación y la cultura constituyen un activo sectorpara la economía. La novedad esque lanoción misma de desarrollo ha
sido radicalmente modificada, en la década de los noventa, como resultado de la transformación de la estructura global de la comunica
ción, que ha redefinido su participación en el d e s a r r o l l ~ social y los
principios rectores de articulación con el sector productivo desde los
parámetros e intereses de la economía global. ,La recuperación o redescubrimiento social de los problemas de Co-
municación y Desarrollo en la agenda pública tiene lugar, en este sen-
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t ~ d o , en un contexto de despolitización de la investigación comunico
lógica y de dominio de un nuevo funcionalismo cultural basados en
una concepción científica y un discurso público que reedita el mito de
la transparencia y restringida teoría liberal de los medios como ca
n ~ l e s , dlfusor?s o .slmplemente ventanas abiertas al mundo exterior.
Ejemplo c ~ m u n e I l ~ s t r ~ ( ¡ v o de esta lógica es la definición del proceso
de expansión comunicacionn] contemporánea a partir de la noción macluhiana de Aldea Global:
En este.es,,?acio de ~ o d i f i c a c i ó n profunda de las estructuras productivas
d:l c a ~ J t a h s m o posmdustrial, lo social como proyecto ha caído en el Va-
ClO -Lipoverskvc, lacultura sepresenta como un proceso de combinación
de formas y fotmalización del gusto, de presentación neobarroca, demoda.y superficialidad, lo que no resulta extraño porque si se sustituyela SOCIedad por el mercado, inmediatamente la cultura se convierte en
moda. El posmodernismo c?mo lógica cultural del capitalismo tardío se
aparta de ~ u a l q U 1 e ~ vinculación ~ n t r e la cultura y la políticacotidiana ac-
tiva, rompiendo as! p ~ a n t e a m l e ~ t o que había sido básico y fundarnen
en los nu.evos movimienros SOCIales de los años sesenta, tal como han
s e n ~ l a d o r e ~ t e r a d a m e n t e sus más conocidos estudiosos, por ejemplo
Alam Tourame o Alberto Melucci, y que no era otro que el de convertir
en todo momento laCulturay la vida cotidiana en política (Alonso 1992'132). ' .
Ho y las estrategias de articulación de la comunicación para el desarro
llo y los sistemas telemáticos de aprendizaje tratan, en consecuencia de
ocultar las formas de rel ac ión y poder simbólico y material. Un'es
fuerzo del todo inútil, pues, como recuerda Apple:
Qué se acepta como conocimiento, Cómose organiza, quién está capacita-
do para ense,ñarlo, qué se considera muestra adecuadade haberlo aprendido y -tan cntico como lo antenor- quién tiene lapotestad de preguntar y
responder todas e s t ~ s c u ~ s t i o n e s son aspectos y parcelas de cómo la domi
n ~ c l O n y la subordinación se reproducen y alternan en cada sociedad.
SIempre hay, I.'0rtanto, política de conocimiento oficial, una política
que lleva conslg? contlicto con respecto a lo que algunos consideran co
mo m ~ e ~ a s d e s c n p c I ~ n e s neutrales ?; l mundo y otros como concepciones
de la élite que capacitan para la accron a unos grupos mientras incapacitana otros (Apple, 1996: 48).
La forma! d iseño de los contenidos socialmente sancionados como
cultura, aSI como los procesos de producción y planeación educomu-
52
nicativa, constituyen pues un campo estratégico de antagonismo y lu
cha de intereses pues:
A medidaque sevahaciendo cada vez más patente que lapolítica de lacultura constituye una fuente esencial y no secundaria para la conformación
de la política cotidiana y global, la cultura de la política proporciona losmarcadores ideológicos necesarios paraestablecer los referentes éticos y pú
blicos para pensar en los l ímites de esta nueva unión entre tecnología y
política. La cultura ya no está relegadaal Olimpo de la cultura elevada,ni
se desestima sumariamente como un simple reflejo de la base económica.
sino que ha conseguido ocupar finalmente un lugar apropiado en el ámbi
to institucional y productivo como objeto esencial de debate, una podero-
sa estructura creadora de significadosque no se puede abstraer del poder,y un ámbito de lucha intensiva sobre cómo deben perfilarse lasidentida
des, definirse la democracia y recuperarse la justicia social como elemento
fundamental de la política cultural (Giroux, 2001b: 16).
Toda política educomunicativa se produce -por ello- inevitablemente
«a partir de conflictos, tensiones y compromisos culturales, políticos y
económicos que organizan y desorganizan un pueblo» (Apple, 1996:
47). Un claro ejemplo de este princip io es el de las nuevas pol ít icas decomunicación y educación que orientan actualmente el desarrollo de
las autopistas telemáticas.
Un reto prioritario, en este sentido, es desarrollar la capacidad críti
co-reflexiva de la investigaciónen Comunicación Educativa para, ante la
nueva economía política del conocimiento, trascender las contradiccio
nes y lógicas consustanciales a este tipo de políticas públicas, diseñando
las bases de una alternativa democrática consistente frente a la crisis y
vaciamiento de la racionalidad pública, la complejidad cultural del cam
bio tecnológico, la autonomía, descentralización y competitividad edu
comunicativas y la progresiva mercantilización del conocimiento.
Desde un enfoque sociocrítico, el análisis de las políticas culturales
pasa prioritariamente, a nuestro entender, po r cartografiar el contexto
de determinaciones múltiples de la sociedad capitalista relacionando la
educomunicación con el proceso de acumulación de capital social y
cultural, po r un lado, e integrando el análisis de las polít icas de comu
nicación y educación con las condiciones de trabajo y las necesidades
de calificación del sistema productivo, por el otro:
Los trabajadores culturalestendrán por tanto quevolver a abordar unapolítica de representaciones y el discurso de laeconomía política, tratando de
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sus diversas interrelaciones como una forma de trabajo cultural que recha-
za la dicotomíamaterial/cultural. El resultado podría ser comprender cómo tales modalidades se interrelacionan dentro de contextos diferentes
másallá de lasfronteras nacionales (Giroux, 2001a: 121).
Pues ho y la planeación de las políticas culturales viene además condi
cionada po r procesos de deslocalización y globalización económica, de
apertura y mutaciones tecnológicas a escala planetaria, que traspasan el
marco tradicional de los Estados nacionales. La recomposición de losservicios públicos ha redefinido el rol del Estado rearticulando las rela
ciones entre comunicación, educación y gobierno en virtud de una filo
sofía de lalibre competencia que reduceel aparato del Estado a una fun
ción básicamente evaluadora, mientras se acentúan las contradicciones
entre medios globales, educación pública y currículo nacional. Espe
cialmente en las industrias culturales elproceso de concentración y pri
vatización es ya más que notorio, imponiéndose el principio de «todo
mercado" con un retroceso significativo del peso del sistema público:
La concentración digital tiende a dar un salto cualitativo en los últimos
años, aunque en muchos casos puede diagnosticarse como un movimiento
preventivo ante el cuestionamiento del poder de las redes de distribución
clásicas. En todo caso, asistimos a estrategias sistemáticas de control de esas
redes físicas (como las logísticas parala venta off-fine), a una carrera hacia
la acumulación de enormes carterasde derechos de contenidos, a la absor-
ción de los nuevos agentes (como Time Warner-MP3/Sony; o NapsterBMG)y al intento demonopolizar lasredesdigitales y loscontenidos a untiempopor fusiones(AOL-TimeWarner,Vivendi-Seagram-Usa Network)o alianzas, con serios interrogantes sobre su neutralidad y garantíasde no
discriminación (Bustamante, 2004: 24).
En este escenario de concentración y convergencia de las redes digita
les, la articulación del sistema de formación reglada co n un modelo
económico productivista de integración global, de organización de medios educomunicativos en un escenario de obsolescencia y aceleración
tecnológica intensiva y creciente dualización social, y de acreditación y
validación cultural según la lógica de mercado, perfila nuevas bases de
actuación política marcando límites y condiciones originales a la inter
vención pública que cuando menos exigen una identificacióny elreconocimiento consciente de los paradigmas y objetivos políticos-econó
micos en materia de Comunicación Educativa . Pues en juego está la
respuesta y tratamiento equilibrado de múltiples retos como:
54
La reforma institucional del sistema público de enseñanza.
La investigación y evaluación de los programas de innovación y de-
sarrollo.La extensión de redes de aprendizaje.La redefinición de roles y funciones culturales básicas.
La alfabetización tecnológica.La organización y gestión social del cor;oómiento. .' ,O la regulación local y global de las actividades de cornurucacion y
educación.
El primer paso en esta dirección debe t r a d u c i r ~ e . en la redefinición delas relaciones entre políticas culturales y la política g e n e r a ~ y entrepolíticas culturales y pedagogía des.deun e n f ~ q u e mas generauv,: J:' radicalmente democrático qu e conciba la pol ít ica como una acuvldad
formativa comprometidaco n lavinculación de los textos culturales con
los contextos institucionales que da n sentido a los marcos y normasde
acción en los que habita el sujeto de la nueva econo,mía P?lític.a del co
nocimiento. «Convertir la política en algo pedagógico implica p1a?
tearse cómo funcionan verdaderamente la dominación y la resistencia,
cómo se viven, qu é las mueve y cómo ambas despliegan poder y son en
símismasun a expresión de poder» (Giroux,2001b: 138); Setratade di
señar «una política abierta, más comprometida: P?lmca que r e ~ p e -te la especificidad y los distintos lugares, sin prescindir de las conside
raciones globales; una política que proporcIOne nuevos e s p a c I ~ s don?e
gestar una labor colaboradora, comprometida con el cambio SOCial
productivo (Giroux, 2001b: 141). , . .Frente a la concepción instrumental de las políticas de comunica-
ción y educación, el análisis y diseño democráti,co. de los p r o g r ~ m a seducomurucativos se plantea pues como :rna practica.de reflexividad
social colectiva de discusión pública dialógica sobre los.mtereses y con
tradicciones internas de los proyectos de estructuración y coordina
ción sociocultural: de las estrategias de comprensión a las iniciativas decompromiso y transformación social.
5. Economía Política dela Comunicación y Capitalismo
Cognitivo
En las páginas anteriores hemos fijado el n,'arco y presupuest,o,' filosóficos de una aproximación interdisciplinana al problema político de la
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Comunicación Educativa apuntando la importancia y neces idad de
desplegar la potencia reflexiva de la investigación educacional a partir
del contexto sociopráxico. El ámbito de actuación y pensamiento de es
ta apuesta cultural es el tardocapitalismo, un modelo de mediación que
presupone no sólo una específica relación capital/trabajo, sino sobre
todo un sistema organizador y un lenguaje que privilegia la racionali
dad económica sobre la política. Por ello es necesario pensar problemas
como el de la comunicación y la educación desde la Economía Políti
ca, máxime cuando se vienen estableciendo nuevos fundamentos polí-ticos en la relación comunicación/educación desde la racionalidad eco
nómica como base del modelo de desarrollo.
La demanda de cooperación y adaptación de las instituciones edu-
cativas al mundo empresarial para una formación a lo largo de la vida,
flexible, de calidad y efectiva, desde el punto de vist ade los retos de la
globalización, es la punta de lanza de un nuevo modelo de organiza
ción social del Estado y del espacio público en torno al campo cultural
en el que el capitalismo es tanto un modo técnico de control como una
lógica de socialización y articulación social, de potenciación y evalua
ción del cambio histórico posmoderno que está colonizando todos los
mundos de la vida. Ciertamente, la historia misma del capitalismo es,
desde su misma génesis, la narración épica de un proceso incesante de
ampliación de fronteras y subsunción de formas productivas tradicio
nales, a través de la continua refuncionalización de los procesos y rela
ciones sociales de producción según las exigencias del capital. Por eso
decimos que la globalización ha sido siempre una tendencia histórica
natural del capitalismo. La revoluciónde los sistemas de mediación cul
tural, denominada Sociedad de la Información, Sociedad del Conoci-
miento, Sociedad-red o Nueva Economía, representa en fin una muta-
c ión sustanc ia l y, desde luego, contradic toria, del gobierno y del
dominio del capital. Podemos hablar de revolución tecnotrónica, de
sociedad cognitiva o sociedad digital, las denominaciones a este res
pecto son numerosas y no vamos a repet ir aquí los lugares comunesque abundan en la literatura sobre la materia. Lo que, en verdad, es de
finitorio del nuevo modelo de mediación es la explotación intensiva de
la producción inmaterial como eje de articulación y organización del
desarrollo social. A esta nueva forma de gobernanza la vamos a deno-
minar "Capitalismo Cognitivo", para designar un sistema cuya lógica
del valor basada en la d ifus ión del sabe r y la producción del conoci-
miento hoy disciplina y coloniza también sectores como la enseñanza,
la producción cultural, la Investigación y Desarrollo, la innovación tec-
56
nológica o, en general, la industria del entretenimiento de acuerdo con
las necesidades expansivas del capitalismo posfordista. Definimos este
Capitalismo Cognitivo como un modelo de integración mundial regi
do po r interacciones y flujos de información constan.te.s y acelerados
entre países y el control y subsunción total de toda actividad social po r
el capital. Resultado de este cercamiento es la fragi lidad del conocí-
miento como mercancíay el empobrecimientode la función pública in-
telectual y de la comunicación y la cultura en general. .
Justamente, en el marco actual del capitalismoque t iende a trans-formar en mercancía todo tipo de valor de uso e informatizar la pro-
ducción de toda actividad económica hay que entender el proceso de
subsunción del espacio público educativo po r el capital. Al t iempo que
el trabajo y la sociedad son atravesados por las redes telemáticas, se in-
formatizan y hacen inteligentes, la creación inmaterial es hegemónica
en el ecosistema social, no tanto cuantitativa como cualitativamente.
"En otras palabras, el trabajo inmaterial se encuentra ahora en la situa
ción en que estaba el trabajo industrial hace ciento cincuenta años,
cuando representaba una pequeña fracción de la producción global y
se hallaba concentrado en una parte reducida del mundo, pese a lo cual
ejerció su hegemonía sobre t odas las demás formas de producción"
(N egri y Hardt, 2004: 138).. . . .., ,Actualmente, la gestión del capital del conocirruento, la partlCIpaClOn
creativa del trabajador y la extensión de los afectos son identificadas
como factores fundamentales en la productividad del capitalismo. Los
círculos de calidad, la gestión participativa, las jerarquías suaves y el tra
bajo como juego, la dirección 50ft y la producción flexible constituyen
exigencias elementales del modelo do"?inante de p r o d ~ c c i ó ? El p . r o ~ e -so productivo puede así cumplir las exigencras de valorización capitalis
ta po r medio del proceso de cooperación que t r a s c i ~ ? d e f ~ r m a s dejerarquía y dependencia típicas de! modo de producclOn.capitalista, me
diante la disposición del conocimiento teórico o expenmental entre e!
conjunto social, entre las redes de interacción gracias a las NTIC:
Agudizamiento y mayor complejidad de las formas de competencia, modificaciones de lacomposición interseetorial de la acumulación, y cambios
espectaculares en la división internacional del trabajo, acumularon sus
efectos para hacer de los f a c ~ o r e s p ~ o p i a m e n t e i n d ~ ~ t r i a l e s en j u ~ g ~ -en
tendidos aquí como estrategias conjuntas de selección de procedimientos
y de productos- el terreno central donde se decide la competitividad y la
capacidad relativa de las diferentes economías para avanzar en el seno de
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las turbulencias y de la incertidumbreesencial quedesdehoy caracterizanla economía mundial. En ese nuevo entorno, el tipo de uso hecho de las
nuevas tecnologías, pero más generalmente del conjunto de las innovacio-
nes técnica, organizacionales o sociales que acompañan a la era de la elec-
trónica,ocupaun lugarclave (Coriat, 1993: 13).
De acuerdo con esta lógica, la determinación del trabajo intelectual por
la lógica del valor irá proporcionalmente in crescendo COn la dependen
cia del capital y del proceso de producción de laciencia y latecnología.
Por ello, en las dos últimas décadas, las políticas públicas han comen
zado a reconocer el papel motor del conocimiento científico en el de
sarrollo económico Conelconsiguiente aumento de la inversión públi
ca, resultando por ejemplo que el gasto en I+D en Europa entre 1998
y 1999 ha sido de casiel 40%, y la tendencia en los últimos cinco añoscontinúa al alza.
Pero ladimensión económica de laformación y elconocimiento no
es nueva. A partir especialmente de la década de los setenta, cuando co
mo hemos visto surgen las primeras políticas de comunicación y edu
cación, tres historias conexas, explica el profesor Coriat, convergenpara convertir la electrónica en eje articulador de la producción pos
fordista: la disciplina y organización del trabajo; en segundo lugar, lasestrategias de valorización de los capitales; y, finalmente, el desarrollo
científico-técnico. Ello exigirá una vigorosa y activa política de inver
sión en recursos humanos superiores (investigación, educación conti
nua, formación tecnológica.. .) en respuesta al nuevo modelo de traba
jo product ivo. La idea de que, sin una capaci tación adecuada de la
mano de obra, el sistema productivo tiene pocas posibilidades de hacer
frente a la competencia internacional, encontrará por ello como corre
lato complementario los conceptos-panacea de calidad total y globali
zación para explicar los retos educativos del nuevo contexto.
En la medida que la productividad económica cambia radicalmente
en su forma y contenido, en elorigen, las exigenciasde competitividadindustrial apuntarán la necesidad de una nueva política de recursos
humanos. «Al penetrar este vector informacional en laproducción ma
terial ha convertido la producción en masa en especialización flexible,donde la configuración del producto y la producción asistida por or
denador antes que adaptarse al consumo masivo se dedican a segmentar
y adecuar su oferta a nichos muy específicos de demanda personaliza
da [...] El neofordismo o posfordismo intenta introducir -y a sea en la
gran fábrica, robotizada y modularizada ahora, ya sea en redes de pe-
58
queñas empresas coordinadas en distritos industriales-:-la s';lficienteflexibilidad para satisfacer las demandas de mercados mas articulados, sin
perder niveles de productividad Iordista» (Alonso, 1992: .128). Lo queconsecuentemente proyectará un nuevo modelo de trabajador, nuevas
competencias cognitivas:
La distribución y la organización de las tareas en trabajos directos e indi-
rectos, su asociación o disociación enperfiles de puestos, así como los m.o-
dos de coordinación entre entidades, se convierten enla condición de exts
tencia y de posibilidad de las economías de gama y de variedad, de laseconomías de organización o incluso de las economías de aprendizaje y de
experiencia (Coriat, 1993: 178).
En otras palabras, asistimos, como en su momento describiera Grams
ci en su análisis de la «revolución fordista americana», a Unproceso de
metamorfosis y disciplinamiento del trabajo, cuyas condiciones y re
gulación hoy secentran en elcampo comunicológico y en elfactor sub
jetivo. La centralidad de esta dimensión subjetiva responde: en realidad,
a la subsunción social de lavida en su conjunto por el capital. El hom
bre mismo, dirá Marx, pasa a ser el capital fijo más valioso del proceso
de producción, y su actividad creativa la base y posibilidad misma dedesarrollo y sostenibilidad del capitalismo. En la llamada por Gramsci
«revolución americana», el filósofo italiano observa la organización
científica del trabajo como un sistema de transformación autoritariadel
proceso de producción que altera significativamente la relación exis
tente entre las condiciones domésticas y la lógica del mercado para la
reconstitución de la fuerza de trabajo y, en suma, del proceso de valo
rización capitalista mediante el control físico y social. Hoy, en cambio,la noción de desarrollo sostenible y la producción flexible e informada
presupone un modelo constituyente de regulación social «democráti
co» y cooperante. Esto es, la reconstitución posfordista del trabajo se
traduce en elestímulo de laproductividad humana por medio de la cooperación y los programas de informacióny comunicación interna, que
adaptan y actualizan la cultura corporativa de la empresa en VIrtudde
las demandas aleatorias del mercado, altiempo que seamplía la explo
tación intensiva de la comunicación y las formas culturales acelerando
los procesos de intercambio simbólico, colonizando los mundos de la
vida y de relación social, y promoviendo la cooperación y redes de in
teracción y conocimiento compartidas, primero a nivel del consumo, y
en segundo término desde el punto de vista de laproducción.
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La progresiva integración global y laconvergencia de las nuevas tec
nologías de la información y el conjunto de las actividades sociales en
torno a los modos de valor izac ión capita li sta en el campo de la co
municación y la cultura han favorecido en las dos últimas décadas una
ampliación significativa de los espacios de reproducción económica
mediante el desarrollo de nuevas formas de industrialización y comer
cialización del trabajo creativo, y de la esfera simbólica en general, que,
como consecuencia, han transformado la lógica de reproducción,
modificando las condiciones materiales de socialización y expresión
~ u l t u r a l . La conciencia de este papel jugado por la información y laindustria de la cultura ha llevado a la teoría económica a un replantea
miento de su objeto de estudio, desplazando la concepción neoclásica
po r una perspectiva informacional de los procesos de producción e in
t ~ r c a m b i o en virtud básicamente de la constatación de la elevada capa
cidad de producción de plusvalía en la acumulación intensiva de capi
tal del sector comunicativo. La constatación de la preponderancia de
los bienes y servicios de información y conocimiento en la economía
capitalista reformula la idea avanzada por Marx sobre elpapel indirec
to jugado por el saber abstracto en el incremento de laproductividad,
al demostrarse que el «intelecto general», lo inmaterial de la informa
ción y el conocimiento, es hoy una fuerza directamente incisiva en laproductividad y desarrollo del Capitalismo Cognitivo. La creación, el
tratamiento y la transmisión de información son pues hoy fuentes es
tratégicas de productividad y poder con la revolución digital . En los
términos de Marx, elconjunto de los conocimientos tiende hoya transformarse en una «potencia productiva inmediata».
Tradicionalmente relegado al ámbito improductivo de la actividad
social general, el estudio de la economía del campo inmaterial de la in
formación y de lacultura cobra así en nuestro tiempo una función es
tratégica en relación con los procesos de desarrollo y crecimiento eco
nómico, así como en la actual configuración de lo que, vinculado al
proceso de globalización, algunos autores han convenido en denomi
nar «economía-mundo», una nueva etapa del modo de producción y
acumulación de capital a partir de las transformaciones iniciadas con la
Revolución Científico-Técnicay las políticas de Investigación y Desarrollo (I+D) en los años setenta del pasado siglo.
De acuerdo con Marx, en la medida que el capitalismo y la revolu
ción industrial se desarrollan la creación de riqueza efectiva depende
menos del tiempo de trabajo y cobra mayor importancia la influencia
del estado general de la ciencia y del progreso de la tecnología aplica-
60
da a la producción. Pero esta función directamente productiva es pro
blemática:
En el circuito productivo del capitalismo industrial, el trabajo generaconocimiento y el conocimiento, a su vez, genera valor.De este modo el ca
pital, paravalorizarse, no sólo debe subsumir-con arreglo a términos mar
xistas- eltrabajo vivo, sino también elconocimiento que generay que pone
en elcircuito.Ahí residen precisamente las dificultades de esta subsunción,
que impiden reducirdemanerasimple el ~ o ~ o c i m i e n t o . capitaly 9ue, por
consiguiente, dan sentido a la ideade capitalismo cogrunvo (MoulierBoutang, 2004: 100).
Frente a este obstáculo, las políticas neoliberales confían en el poder
demiúrgico de las tecnologías electrónicas como tabla de salvación:
La irrupciónde lastecnologías nuevases unade las causas centralesde la
crisis actual; sin embargo,su difusión en toda la economía y el desarrollo
de losnuevosproductos que favorecen, serán la salida[...] Seanunciaentonces el fin del sistema de producción en serie, y su cambio a otra orga
nización general de lafigura central y la clave de un sistemaque pone enpráctica principios nuevos de coordinación entre agentes, y en donde do-
minauna innovaciónfuerte y permanentede productos [...] De la empresa individual, de las condiciones de su valorización, a la organización in
dustrial de conjunto, es decir a la acumulación de capital considerado a
nivel social, nos enfrentamos con una cadena de transformación continua
(Coriat, 1993: 143).
En este contexto de transformaciones aceleradas como base de repro
ducción del capitalismo adquiere sentido elempeño de las políticas pú
blicas por garantizar la socialización de las nuevas tecnologías electró
rucas.
Decíamos en la introducción que el objeto principal de nuestro es
tudio es el análisis de las «lógicas sociales» de ampliación del modo de
producción capitalista, las formas de implantación transnacionales ! lamicropolítica de lacomunicación educativa, así como los agenclamlen
tos y lucha de clases que atraviesan los espacios de articulación con
vergencia del sector de la educación y laformación con los medios de
comunicación y las nuevas tecnologías especialmente, porque, en efec
to, el comienzo de todo es la producción. Debemos proceder a captar
la abstracción real del modo de producción capitalista, y su conforma
ción en cada contexto histórico, para entender la centralidad de laCo
municación Educativa y sus políticas públicas.
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Las tendencias !mperantes en laindustria de lacultura requieren, eneste sentido, trabajos de investigación que observen, dentro y fuera de
lasfronteras n.aclOnales, la vinculación entre Estado, mercado, corpo
r a ~ l O . n e s multimedia, procesos de concentración industrial, políticas
p ~ b ] ¡ c a s y desarrollo económico, a fin de generar un mayor conoci
miento sobre los escenarios globales que permita arrojar luz sobre las
nuevas formas, dispositivos e interplanos del poder político-ideológi
co en el campo de la educomunicación, para el diseño de alternativas
socialmente viables de control democrático de lainformación y del conocimiento mediante:
1. El análisis de la estructura de propiedad de los medios de informa
ción y las empresas productoras de tecnología y contenidos culturales.
2. El estudio de los procesos de producción y distribución cultural yde reproducción ideológica.
3. El análisis de las lógicas económico-financieras y su influencia en la
c?nformación y dinámica mercantil de la comunicación y la educaClono
4. El reconocimiento del impacto y estructura del consumo culturalen
relación con las formas de desigualdad material y simbólica.
Como marco teórico fundamental, el conocimiento que nos ofrece en
esta línea de e s t u d . i ~ s la Economía Polí tica de la Comunicación y la
Cultura puede clarificar no sólo lalógica y evolución de laindustria te
lemática en elcontexto de la construcción de la Sociedad Global de la
Información, sino además el propio objeto de estudio, la problemática
y las posibles respuestas que necesariamente deben ser alentadas in
terdisciplinariamente, en las Ciencias de la Comunicación la E c ~ n o -mía, la Política y las Ciencias de la Educación, en relación'con las ac
tuales r e f ? r m a ~ educativas y los procesos de convergencia del sector de
la comurucacron y los srsternas formales de enseñanza:
Laprincipalventajade un enfoqueabierto y dinámico como el de laEconomía.Política es que proporciona un marco teórico integrado, en el cuales posible engar.zar, . a ~ l mismo tiempo, tanto los diferentes niveles del pro-
ceso de cornumcacion de masas, como las dimensiones centrales de la
estructura social. Una Economía Política concebida de esta manera permi-
te; su vez, cuenta de las mutaciones del sistema de producción sim-
bohca de laSOCIedad, perode formaarticulada con lasdiferentes transfor-
62
maciones que se producen en otros sistemas, como el tecnológico, el eco-nómico, y el político, así como de la estructura de dominio que se estable-
ce en el sistema de los intercambios internacionales, en la que también están
presentes los medios de comunicación y los productos que difunden, y
donde, por otra parte, constituyen un mecanismo fundamental para elmantenimiento de las desigualdades estructurales (Murciano, 1995: 20).
La conexión entre los aspectos culturales y comunicativos, los tecnoló
gicos y económicos, y los político-informativos favorece una compren
sión global de lainterrelación existente entre los diferentes niveles de acción merced a una metodología de análisis estructural muy oportuna
para el campo de las transformaciones socioculturales que estamos ex
perimentando. La centralidad y el liderazgo de las industrias de la co
municación en la proyección de las autopistas y redes multimedia, así
como en los actuales usos socialesy educativos de los nuevos medios de
aprendizaje, justifican, en este sentido, tanto la fundamentación teórico
metodológica del estudio de los procesos de integración de la comuni
cación y la educación en la Economía Política de la Comunicación y la
Cultura, como la definición del objeto de estudio y tratamiento de las
políticas públicas en este campo a partir de las «lógicas sociales»que ri
gen los procesos de expansión y desarrollo internacional de las industrias culturales y de otros agentes económicos.
Ahora bien, si la principal aportación del método materialista his
tórico esla construcción del conocimiento y lateoría social desde larea
lidad concreta, elmodo de concebir e interpretar elmundo debe adap
tarse a su configuración cambiando en cada momento histórico. Cada
realidad necesita su teoría, pues conforme la historia avanza y la reali
dad social cambia, nuestro conocimiento del mundo no puede perma
necer inalterable. El método y la sustancia, laforma y el contenido del
conocimiento, deben guardar correspondencia. Hoy, por ello, la Eco
nomía Política de la Comunicación debe replantear sus fundamentos
para comprender en su totalidad la hegemonía de laproducción inmaterial que, cualitativamente, está transformarndo la economía, las for
mas de vida y,desde luego, la propia comunicación y la cultura. Con-
cebida como Economía Política del Conocimiento, esta disciplina debe
pensar la relación entre trabajo y valor a partir del reconocimiento del
carácter común y colectivo de toda produccióninmaterial. Más aún, «el
trabajo y el valor se han hecho biopolíticos, en el sentido de que vivir
y producir tienden a hacerse indistinguibles. En tanto que lavida tien
de a quedar completamente absorbida por actos de producción y re-
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producción, lavida social mismase convierte en una máquina produc
tiva» (Negri y Hardt, 2004: 179). La constatación de esta idea exige, endefinitiva, una reformulación de nuestra perspectiva de estudio. Po rotra parte, es preciso reconstruir una Economía Política de la Comu
nicación Educativacapaz de explicar de manerasatisfactoria: «I. Las relaciones entre la comunicación social y las formas de distribución de lariqueza y el poder en lasociedad; 2.Cómo se estructuran y reproducen
las relaciones de legitimación social, es decir, las formas de dominio y
desigua ldad y cuál es el papel de la comunicación social; 3. Cuáles sonlas consecuencias socioculturales del intercambio de comunicación enun sistema económico y cultural mundial» (Murciano, 1995: 21).
Desde hace más de dos décadas, las políticas públicas de integracióneconómica regional constituyen un problema de conocimiento apenastratado por los estudiosos del campo de la Comunicación Educativa,menos aún desde una visión sociocrítica y/o económico-política.Si b ien en la era de las redes globales las pol ít icas de comunicación
y cultura tienen una función estratégica en relación con el proceso dedesarrollo social, el estudio de las políticas culturales, así como el análisis de las lógicas de la economía política de la comunicación y la educación, no ha sido prácticamente explorado al tratar el proceso de construcción de la Sociedad Global de la Información o los problemas
teóricos centrales que derivan del estudio de la Comunicación Educa
t iva en el actual contexto histórico. Y ello pese a dominar en las políticas públicas en esta mater ia una clara orientación econornicista que
tiende a asignar a las tecnologías multimedia una función específica derentabilidad y modernización productiva en el ámbito educativo, entérminos de coste/beneficio. En consecuencia, parecería lógico pensar
lapertinencia de un análisis de los procesos de información y aprendizaje que tome como referente tal dimensión económica.La aplicación intensiva de las nuevas tecnologías de aprendizaje en
el reforzamiento de las pol ít icas de competi tividad y modernización
industrial mediante lacualificación de los recursos humanos, en elmarco de las transformaciones aceleradas del mercado de trabajo, siempreha procurado sin embargo ignorar, más o menos conscientemente, lasimplicaciones y el trasfondo económico-político de este proceso, desplazando el núcleo de las preocupaciones en torno a las lógicas de producción y control social, a nivel macro, po r un enfoque didáctico, metodológico y microsocial sobre las tecnologías de la información, losprocesos educomunicativos y las metodologías de integración de los dispositivos mediáticos y las dinámicas de formación; mientras que las
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políticas culturales y la propia Com':lllicación E d u c a t i v ~ c o ~ t r i b u y e n ,como práctica teórica, a realizar, a nivel micro, la v a l o n ~ a c l O n delpital, a través de los usos educativos de los bienes y eqUipos telernáticos de la industria electrónica y la definición de las «funciones» SOCIO-
pedagógicas de los nuevos medios de producción y pr?cesamiento deinformación, asumiendo como propia y natural la opacidad de las relaciones capital/trabajo en las que t iene lugar el proceso de «acomodamiento» de los nuevos sistemas de socialización del saber social acu
mulado.Éste, como hemos dicho, es el e lemento central de la actua l reestructuración productiva. El plusvalor se produce hoy mucho más a partir de la extracción de las energías mentales de los trabajadores que apartir de sus energías físicas. Un proceso generalizado de intelectualiz ación de la produccion y del consumo incide sobre las c a p a ~ l d a d e scognitivas de los hombres y mujeres, formando u.nexte,ndldo «intelecto general» que caracteriza, según Marx, una S l t u ~ C I ~ l l l en la ladominación capitalista se muestra anacrónica, al exisnr la posibilidadconcreta de su superación, en función de dos lógicas intrínsecas al capitalismo tardío: lavirtualización de los espaci?s sociales y los mund?s
de la v ida y la extensión de la lógica b iopol ít ic a a partir del bllloml.ociencia-tecnología, lo que directa o indirectamente convierte al domi
nio del conocimiento o, en un sentido amplio, a los sistemas de pro
ducción y conformación de sentido, en dispositi:vos estratégicos.control y cambio social. Seproduce en esta nueva lógica de producciónla denominada por Paolo Virno «ambivalencia del desencanto», «unaabstracción real, un espacio público de cooperación,una intelectualidadde masas depositaria de saberes no separables del conjunto de los sUJetos vivos. En este espacio, político en un sentido, fuerte, lapresencia delotro es a la vez instrumento y objeto del trabajo. La actividad sin obra,que reposa sobre el general intellect, entendido ~ o m o aptitudes generales del espíritu -facultad de lenguaje, disposición al aprendizaje, capa
cidad de abstracción y de puesta en relación, acceso a la aurorreflexión-,deviene una acción en concierto» (Moulier Boutang, 2004: 34).Al hablar de la comunicación, la producción inmaterial y el conoci
miento no podemos eludir las contradicciones Capital/Trabajo y, másespecíficamente, las contradicciones cualitativas e x i s t e ~ ~ e s entre lasfuerzas productivas (energía) y las relaciones de p ~ o d u . c , c l O n ( ~ n f o r m a -ción) que definen los modernos sistemas de orgarnzacion SOCial. Éstassobredeterminan las complejas formas de interacción entre la ciencia yla técnica aplicadas a la producción y el paro estructural, entre el crecí-
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miento económico y los desequilibrios territoriales y sectoriales, entre
e!nivel de vida y lacalidad de la misma, entre la internacionalización y
concentración de los poderes económicos y los Estados nacionales,
y po r últ imo y no po r ello menos importante, entre los derechos hu -
manos y la realidad sociopolítica y cultural a uno y otro lado de! cen
tro y la periferia de! sistema global. De ahí lanecesidad de su estudio y
análisis crítico, pero sobre todo de su transformación política.
Visto el carácter depredador de! mercado y los desequilibrios que
provocan las políticas comunicativas de corte l iberal, no es de reciboseguir dejando abandonado e!sector al gobierno de los intereses priva
dos, cada vez más agresivos, pues está en juego e!pluralismo político y
social, incompatible co n los existentes oligopolios informativos que
pervierten la naturaleza de! servicio público esencial a la comunicación
y la educación. Po r tanto, e!Estado debe utilizar cuantas competencias
le so n legalmente atribuidas para planificar políticas nacionales de edu
comunicación coherentes e integrales desde e! punto de vista de! servi
cio a la humanidad y al desarrollo social. En este empeño, los análisis
de la Economía Política de la Comunicación y la Educación so n fun
damentales, al apuntar tendencias, lógicas sociales y contradicciones es
tratégicas en e!desarrollo de las industrias de la comunicación y e!co
nocimiento. El estudio de los vínculos estructurales entre sistema
educativo y desarrollo económico es, más qu e un reto científico, una
prioridad práctica. Pues sólo a partir de un análisis económico-políti
co de los proyectos de construcción de la SG1, y de las implicaciones
socioeducativas, es posible conocer los límites y alternativas culturales
en la sociedad cognitiva.
De la capacidad de mapeo y descr ipción de las car tograf ías y me
diaciones de la industria cultural en las nuevas modalidades de ense
ñanza dependerá, sin duda alguna, e! proyecto de universalización de -
mocrática de! saber y del conocimiento y la aspiración emancipadora
de las fuerzas de progreso en su apuesta po r la construcción de una So
ciedad Global de la Información inspirada en la utopía de! espíritu MeBride: un solo mundo, voces múltiples.
66
11
Políticas educativas y Sociedadde la Información
En un país civilizado sólose pueden conseguir resultados políticos
con una enseñanza firme y concreta;
sin ella, en efecto, no se ha logrado hasta ahoramás que ruido, una excitación nefasta y a veces
la ruina de lacausa que se trataba de defender.
K.MARX
La libertad está en la instrucción;
la igualdad está en la instrucción;
la fraternidad está en la instrucción.
A. BLANQUI
«La comunidad internacional se ha condenado a ver e! árbol y a igno
rar el bosque, a prescribir paliativos allí donde se impone una i n ~ e r -vención quirúrgica. Al
n e ~ a r s ea remontar hasta
l a ~ , f u e n . t e sde la
m ~ s : -ria, está co rri endo e! peligro de reduc ir la noci on de ~ o o p e r a c l O ninternacional a la de una ayuda que se par ece cada vez mas a una hu -
millante caridad. Po r c ie rto que, cuando e! mal ha llegado a las pro-
porciones qu e ho y tiene, se requieren socorros urgentes, p er o c on la
condición de qu e no sean sólo una mera excusa y f o r ~ e n parte de un
esfuerzo global encaminado a que finalmente e! asistido'pueda p ~ e s -eindir de la ayuda. Ahora bien, la cooperación, como ha SIdopractica
da la mayor parte de las veces, ha tenido po r resultado acrecentar la de-
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pendencia de muchos países de! Tercer Mundo en lugar de for talecer
sus capacidades autónomas de desarrollo. Aun cuando algunos han al
canzado aquí o allá una victoria, varios se encontraron, l lcgado e! ba
lance, debilitados, e incluso más débiles, desde ciertos puntos de vista»
(M'Bow, 1980). La cita de! discurso pronunciado ante e!undécimo pe
ríodo extraordinario de sesiones de la Asamblea General de las Nacio
nes Unidas po r e! ex director general de la Unesco Amadou-Mahtar
M'Bow, es, cuando menos, representativa hasta la fecha de un debate
pendiente de materializarse en acciones políticas concretas. En ciertomodo, muchas de las ideas contenidas en su discurso son de plena vi
genera. El problema de! conocimiento y la t ransmisión cul tural de las
s ~ c i e d a d e s ' ; I0dernas viene siendo e! mismo que se planteó hace tres
decadas y aun antes en los años sesenta, en torno al problema de la es
cuela paralela. Hoy, en cambio, el objeto de las Polít icas de Comuni
cación y Educación se ha susti tu ido por e! concepto-fctiche de Socie
dad de la Información. No se trata sólo de un mero desplazamiento
c?ncepmal smo,. más allá aún, de un viraje ideológicoen la polít ica y e!SIstema internacional:
En concreto: laONU y laUIT [Unión Internacional de Telecomunicaciones] de ayer, de cuyos claustros salieron pOtejemplo la Declaraciónsobre
un Nuevo Orden Económico Internacional (NOEI, en 1974); o el Informe
M ~ t l a n d : El Eslabón Faltante (1985), ya no existen,y sobre su menguantecarácter mtergubernamental todas las dudas son lícitas(Pasquali, 2003).
E ~ t a rcorientación se produce además en un proceso de desmantela
mrento y bloqueo de la ONU, reemplazada en sus deliberaciones re
presentativas de la Asamblea General po r organismos internacionales
como la OMC, el G8, la OCDE o e! propio FMI. La crisis de! multi
la:eral Ismo y de las propias Naciones Unidas amenaza la posibilidad
misma de la cooperación internacional al desarrollo y el compromiso
solidario Con v ~ l o r e s desuso que inspiraron en su origen las primeras propuestas internacionales de políticas públicas en comunicación y
cultura po r la predominancia de los grandes intereses económicos e in
dustriales. La propia UI T cuenta ahora con un Consejo Consultivo de
más de, e.mpresasprivadas que juegan un activo pape! de presión enlas políticas internacionales.
Objeto de negocio de las corporaciones multimedia, de las grandes
empresas de información y comunicación, la idea de SI representa un
nuevo proyecto educativo y de modernización basado en e! imperio de
68
la técnica y de los intereses comerciales que hoy privatizan los j>roce
sos de socialización de! conocimiento. La escuela paralela, e! sistema
informativo, ya no se limita a convivir en t : n s i ó ~ y c o m p e t e n ~ i a con
un modelo público de educación que sólo I l u s o r ~ ~ m e n t e m a n t I e n ~ e!monopolio de! saber. Sociedad de la,Informac.lOn exige hoy la
plantación de estrategias de c o m u m c a c ~ o n educativa capaces de mo.vllizar e! conocimiento. El problema radica en que e! sistema educativo
se muestra incapacitado paraforjar un proyecto de ~ e d i ~ c i ó n que p r ~ -mueva una nueva cultura tecnológica desde una racionalidad democratica e igualitaria. Pues carece, como ha señalado Bernar? ~ i e g e , de unmovimiento social externo que apoye una transformación institucional
de tal envergadura:
La formulación de este proyecto es tanto más compleja cuanto que no se
puede proceder a la misma independientemente de la movilización de los
docentes y formadores (y, por tanto, de criterios de o r d ~ n estratégico) y de
que las normas de usos de los materialesy de los proP.lOS programas seanampliamente fijados por los fabncantes y editores (Mlege, 1992: 76).
Lo macro y lo micro se articulan aquí dialécticamente en la definición
de un conflicto que, lejos de toda tentación dualista o de interpretaciones poco fructíferas, vincula en torno a las lógicas sociales de la comu
nicación internacional las dinámicas e intereses de las industrias de la
cultura con los obstáculos locales a una renovación pedagógica que en
frentan los poderes públicos nacionalesen e!marco de! proceso de con
vergencia y globalización económica. .La revolución dig ital y el acceso a sis temas de t r a n s p o r t ~ y c o ~ u -
nicaciones más ágiles han permitido al capital un redlmenslOna';llen:
to a escalaplanetaria de los mercados y economías nacionales, mas alla
de las limitaciones fronterizas que establecía tradicionalmente e! SIS-
tema nación-Estado, originando numerosos conflictos y contradiccio
nes culturales. La incidencia y desarrollo de nuevos sistemas de información y comunicación en el sector educativo po : la convergencia. de
la informática las telecomunicaciones y el audiOVIsual no han suscita
do, sin e m b a r ~ o , en nuestro ámbito académico, el interés científico que
cabría esperar, a la luz de las transformaciones culturales que se o b s ~ r -van enel nuevo escenario mediático. Según apuntábamos en nuestra In -troducción, pese a jugar un rol determinante las tendencias de inte
gracióny globalización económica, laComunicación ~ d u c a ~ ' . " a es hoyun campo estratégico apenas explorado en su dimensión política, Omi-
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sión ésta más que ~ i g n i f i c ~ t i ~ a en un momento en el que, paradójica
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mente, las I n s t l ~ u c l O n e s públicas y la mayoría de los agentes sociales
coinciden en a f m r ~ ~ r su compr?miso y completa disposición a Coope
rar la construcción de la Sociedad Global del Conocimiento, de una
sociedad de información democrática, diversa y accesible para todos,
que haga factible el mito de la «transparencia social» imaginada por elposmvrsmo (Sierra, 1999: 31-75).
El d i s c ~ r s o dominante sobre la SI ha proclamado así elderecho de
acceso, el Ideal de la democratización del conocimiento a través de In
ternet y elprincipio de diversidad y pluralismo informativo de las nue
vas plataformas digitales, eludiendo por principio la discusión y el de
bate políticos sobre los programas que se proyectan en el horizonte de
llamada Sociedad Cognitiva, con la notoria indiferencia de la mayo
na de los estudiosos de la Comunicación Educativa, preocupados -en
una f o r ~ ~ v ~ r g o n z a n t e : de.«miopía intelectual»- por los usos, Contextos y didácticas de aplIcaCión de los nuevos sistemas informativos en
los <:entros de e n s e ñ a n ~ a y la educación no reglada, sin otro afán que
gesnonar elproyecto cibercapitalisra de calidad total en la enseñanza y
la cultura unidimensional ?e1 nuevo sujeto posfordista, dominantes en
e!nuevo p e n s a m w ~ l t o social que hoy :oloniza el trabajo de los profe
sionales de: la ensenanza y de los trabajadores intelectuales, en general.Al analizarno obstante las condiciones y desarrollo de las industrias
la c o m u ? l ~ a c i ó n , así como las transformaciones del sistema educa
tivo a p r o p o s l : ~ del p ~ o y ~ e t . o de convergencia económica regional, evaluando políticas e inICiativasde los poderes públicos nacionales y de
los o r g a m ~ m . o s InternaCIOnales, los Ideales pregonados po r los intelec
tuales orgamcos del nuevo -tecnocratismo pancomunicacional» así
como las « b ~ e n a s intenciones constructivistas» de los e d u c o m u ~ i c a dores y estudiosos de la comunicación y la educación en su aislamien
to e c o n ó ~ . i c o - p o l í t i c o ? e las lógicas sociales que g U í a ~ todas y cada una
sus irucranvas e ~ p ~ n m e n t a l e s de innovación en elcampo de la ense
nanza yel
aprendizaje, revelan significativas contradicciones e inconsistcncias persistentes.
Como trata.remos de demostrar, la política de apoyo y financiación
del uso educativo de los nuevos medios electrónicos es, en este punto,
perf?ctamen:e coherente Con las necesidades y condiciones de valori
z a c l O ~ de la industria cultural, urgida en elproceso de construcción de
la s?cledad global de la información de iniciativas públicas que hagan
posible la ~ m p l i a c i ó n de los mercados de consumo, de los que hoy forma parte, inevitablemente, la educación.
70
En el marco de la llamada Sociedad de la Información urge por ello
una reflexión crítica sobre las decisiones y políticas públicas que se es
tán adoptando en materia de Comunicación y Educación, a fin de en
tender el proyecto estratégico de la Sociedad Cognitiva y sus derivas y
consecuencias sociales desde el punto de vista del impacto y resultados
de las políticas públicas que configuran hoy el campo cultural. Convie
ne para ello, en este punto, conocer las lógicas políticas que las institu
ciones globales definen estratégicamente subordinando las políticas
educativas nacionales y de comunicación mediante la definición de nuevas jerarquías, de formas de poder y control innovadoras que hoy mar
can eldesarrollo de la Sociedad de la Información y del Conocimiento
agudizando las contradicciones y conflictos emergentes del campo cul
tural. Los Estados nacionales, por supuesto, siguen desempeñando un
papel crucial en la determinación de cómo ordenar el sistema educati
vo y reorientar sus funciones productivas modernizando sus estructu
ras con las redes telemáticas, pero sus políticas están orientadas cada vez
más no hacia los intereses nacionales, sino más bien hacia la estructura
del poder global, transformados en espacios de reorganización funcio
nal del nuevo mapa de producción y organización del capitalismo.
Como proceso contradictorio y paradójico atravesado de desigual
dades y desequilibrios múltiples, la globalización es, en este escenano,
el horizonte cognitivo del nuevo modelo emergente de mediación que
debemos pensar antes de formular y descr ib ir las polí ticas públicas
concretas en materia de comunicación y educación.
Desde esta perspectiva, tales políticas vienen predeterminadas por
los discursos y documentos oficiales que, internacionalmente, sostie
nen y propagan organismos como la Unesco (Organización de las Na
ciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cul tura), la OCDE
(Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), el
BM (Banco Mundial) o elBID (Banco Interamericano de Desarrollo),
traduciendo a escala local la filosofía de la convergencia tecnológica en
el sistema educativo. La labor de estos organismos internacionales através de diagnósticos y sugerencias basados en trabajos de investiga
ción acerca de la situación educativa de algunos países, así como los lineamientos adecuados de la educación del futuro y las nuevas tenden
cias para la certificación y estandarización internacional de profesiones
y oficios, viene marcando la agenda de gobiernos y organismos supra
nacionales como la Comisión Europea. Y ha logrado revrvir el espejis
mo de que las innovaciones tecnológicas dan cumplida respuesta a los
múltiples rezagos y necesidades que el sector educativo experimenta en
71
los países menos desar:ollados mientras, contradictoriamente, y como proveedor monopolista de la educación, traspasando a manos de insti-
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consecuenCIa de la crisis e c o n ó m i c a ~ u e experimentan los sistemas pú-
blicos y:1 propIO Estado, la reducción de los presupuestos destinadosa la ensenanza ha sido referencia re.currente en las políticaspúblicas de-
f e n d I d ~ s po r estos organismos obligando a las instituciones educativasa m o d I f I ~ a r s u ~ t a : ' C l a l m e n t e sus criterios, prioridades y formas de or-
g a m z a c ~ o n al Iímite casi de la privatización. De hecho, en algunos paí-ses el numero de inStitucIOnes de educación privada comienza a supe-rar al sistema público.
En s.u análisis prospectivo, la OCDE identifica a este respecto seisescenanos de futuro:
1. La desintegración. El rápido cambio que experimenta la sociedadglobal llevará a las escuelas a un paulatino proceso de desintegracióncon currículos flexibles y personal docente mal remunerado2. Retraimiento privado. El proceso de concentración p e r m i ~ i r á un
SIstema educativo dual en el que los sectores pudientes financiaráncurrículos privados y servicios de profesionales de la educación queejerzan en calidad de preceptores.3. La mercantilización. El proceso de concentración económica limita
el ámbito de.actuación.del Estado, que cede el control de la gestiónde los serVICIOS educatIVos al sector privado, con unas institucioneseducativas que compiten más entre sí obligadas a innovar.4. La ¡era.rquización. El sistema educativo se estructura como un sis-
t ~ m a piramidal concurrículos r ígidos y densos y el modelo tradi-cional de escuela bajo control monopolÍstico del Estado.5. El modelo comunitarista. La descentralización del sistema educati-
vo favorece la construcción de contenidos de aprendizaje centradose? el contexto y apoyados por grupos sociales según currículos fle-XIbles y creativos definidos po r los actores locales.6. El desarrollo reticular. Al igual que el mode lo comuni tar ist a se
c o n s t ~ y e n c?munidades de aprendizaje que compiten entre sí, 'pe-ro almismo tiempo desarrollan diversas formas de cooperación e in-tercambio articulando redes locales y globales de enseñanzay apren-dizaje (OCDE, 2001).
La evolución, en los últimos años, del sistema educativo se orienta endirección a modelo de educación mercantilista, privatizado y públi-camente desintegrado, En la mayoría de países, se observa un cambiode perspectiva que tiende a desplazar paulatinamente al Estado como
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tuciones privadas de orden diverso como las universidades privadas yotras de nuevo cuño, como las corporaciones multimedia y las entida-des mixtas sostenidas por los usuarios, las principales competencias deformación especializada, que por supuesto son costeadas po r quienesacceden a estos servicios educativos. El concepto mismo de servicio pú-
blico sufre hoy un desplazamiento hasta el punto de que ahora se po-
ne en tela de juicio el derecho universal a la educación.A partir de estos antecedentes generales, elpropósito del presente ca-
pítulo esanalizar los cambios que está experimentando la agenda públi-caen materia de educación (sobre todo laeducación superior) en elcon-
texto de laSociedad Global de la Información, para tratar de definir losprincipales problemas que se derivan de los cambios experimentadospor lamodernización tecnológica, enunciando los principales escenariosde futuro y los principios básicos de laSociedad del Conocimiento.
Partimos de la premisa de que estamos ante polít icas públicas na-cionales cuyo origen, como ya se mencionó, es originada en los dis-cursos y documentos producidos por diversos organismos internacio-nales, en par ti cu la r la Unesca y la OCDE. Por ello, nos referiremoscon insistencia a las aportaciones de ambas organizaciones al tratar de
ejemplificar la incorporación de la vis ión hegemónica de la SI en elmarco de los Estados nacionales, identificando las formas materiales deorganización y transformación económica del sistema educativo segúnlas exigencias modernizadoras del sistema tecnológico de informacióny conocimiento del capital global.
1. Laagenda política de la sociedad-red
La revolución multimedia y la convergencia económica de la industriadel cine, la radiodifusión y la industr ia de programas con las teleco-
municaciones, las empresas editoriales y las industrias de tecnologíadealta definición inauguran un complejo escenario de interacciones y ori-ginales vínculos entre sistemas tecnológicos, procesos industriales y re-alidad cultural que, a lavez que favorece laconcentración y estrategiasde alianzas entre operadores de televisión, propietarios de derechos au-diovisuales y fabricantes de equipos, contribuye a una concatenaciónde productos, medios, géneros y usos sociales de consecuencias impre-vistas para el sector. Hace varias décadas elInforme Nora y Mine (1980)manifestaba la necesidad de una política nacional para el desarrollo de
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las nuevas tecnologías de la información, ante el preocupante fenómeno de! oligopolio informático dominado po r las empresas transnacionales. «La informatización de la sociedad» expresaba entonces la in
c e r t i d u ~ b r e pol ít ic a de una cul tu ra liberal somet ida a los riesgos yoportumdades de la nueva economía tardocapitalista totalmente com
p ~ t e r i z a d a , y,en la ,;"isma medida, vulnerable. Hoy parece haberse perdido toda conciencia o preocupación ante los cambios y contradictonas mudanza s en el unive rso de la comun icac ión y los s is temas de
ciencia-tecnología, mientras asistimos a nuevos regímenes de soberanía, a la reformulación de las tradicionales funciones estructurales deactores e instituciones culturales fundamentales en la socialización cultural en virtud de una lógica de la gobernabilidad basada en la economía de redes que exp lo ta el conocimiento en la nueva soc iedad deapr:ndizaje alimentando los procesos de innovación y organizaciónsocial, Estas transformaciones globales operan en larelación entre economía y desarrollo social y se manifiestan de forma más radical y evidente e.n las formas de organización de la empresa, que hoy se traspasan al s l s ~ e m a educativomediando, almismo tiempo, elespaciopúblicoy las políticas gubernamentales en materia de comunicación y cultura.
La agendade ladenominada por Castells sociedad-red asume, en esta l.ínea, como vectores estratégicos, cuatro condiciones básicas priori-
tartas:
1. La desregulación. De acuerdo con el profesor OthonJambeiro tresdinámicas interrelacionadas estimulan la desregulación comperinvey definen actualmente el modelo de desarrollo de laSGI: 1. La formación de conglomerados de empresas, vinculadas a escala internacional hasta por pequeños negocios de carácter local; 2. La globalización del mercado de la producción intelectual según la cultura deconsumo t r a n s ~ a c i o n a l ; y 3. .La privatización, caracterizada por e!pr.edommlO de intereses particulares en detrimento del interés pú-
blico en e!campo de la comunicación y la cultura (jambeiro, Bolaño Brittos, 2004: 73). Esteproceso tiene lugar con la retirada pro-gresIva del Estado, en beneficio del interés privado, y una crecienteinstrumentalización de las acciones públicas contraria a la democratización de lacomunicación y de los bienes y servicios culturales, engeneral. este marco, las políticas nacionales deben tratar de aplicar y definir programas de acción para e!desarrollo de sistemas formales y no formales de educación que procuren la adaptación delpaís a los retos de la economía digital.
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2. La desintermediación. La desarticulación del Estado m.oderno P? r
poderes supraestatales tiene como p r i m e ~ a c o n s e c u e n C l ~ un vactamiento del espacio público. El desplazamIento de lo político . ~ o r laeconomía del conocimiento, con la emergencia en la educaclOn delos grandes agentes económicos y e!capital financiero, ha l??rado
subordinar la autonomía educativa a las formas de valorizacióncapital con la progresiva pérdida de i m p o r t a ~ c i a de la m e d l a c ~ o npolítica cultural. Al m l s m ~ tiempo que, paradoJlcamente, «la t e o ~ ' -cadesintermediación predicada de las nuevas redes, con la relaclO,ndirecta creador-usuario como virtud extrema, queda cada vez mascuestionada. Porque esas potencialidades ciertas s: enfre,ntan en mu-
chos casos al surgimiento de nuevos intermediarios, mas potentes einsidiosos a veces que las anteriores: desde los grandes portales obuscadores integrados de Internet, que orientan Y. dirigen a m l l l ~ -nes de consumidores, a los mayores grupos mediáticos con multimillonarias inversiones en marketing para reforzar su poder debranding, o a los operadores de los EPG. ( e l e c ~ r o n i c s program gUI-
de o gathering), que e jercen en la televisión d l g l ~ a l programa-
ción más constrictiva y eficaz que la programaclOn clásica» (Busta-
mante, 2004: 26).3. La desagregación. La revolución digital alt:ra las fodrnlaS die pro-
ducción de contenidos desagregando [nnciones tra iciona ~ e n t econcentradas de producción, registro y difusión de! c o n o C 1 ~ l I 1 e n t oen la enseñanza clásica. La desagregación reformula las funcIOnes yroles tradicionales de! docente e inaugura nuevas lógicas en la cadena de! valor que, segúnlos discursos más optimistas sobre laSI, con-tribuirán significativamente a una democratización c u l t u r ~ L El pro-blema eS que la política de financiación públ!ca de adqUlslclón deequipos y conexión a Internet puede contnbUlr a una estructura socialmente dual por asignar al mercado y al se.ctor p n v a d ~ .e!desarrollo de la SI en lugar de las políticas solidarias de-rnserclOn (te!ecentros, comunidades y redes de aprendizaje) de las NTIC, p o r . ~ omencionar la creciente concentración en el proceso de producción
de contenidos simbólicos que se está originando con la r e a c o ~ o d a -ción de actores y agentes económicos en el nuevo escenano detransformación tecnológica de! sector. .
4. La diferenciación. Por último, la definición de la S O ~ d ' e d a d d dell Co -
nocimiento aspira a diversificar la o f e ~ t a de . c o n t ~ m os e as mdustrias culturales. La ampliación y la d,verslÍJcaclOn de contenidos,géneros y formatos con destino al consumo son identificados como
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flictos y críticas de la Sociedad Civil Mundial que para l legar a otras
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parámetros indicativos del acceso y materialización de la Sociedad
de la Información que contribuyen, según la versión liberal, al de
s a r r o l ~ o de las redes y sistemas digitales, pero, fundamentalmente, al
pluralismo y la personalización al gusto del usuario de los servicios
avanzados de comunicación y, po r supuesto, de los itinerarios cu
r;lculares. La liberalización de las telecomunicaciones demuestra
sm.embargo? que la ampliación de la oferta, la diferenciación de ser:
VICIOS y la diversificación de agentes tienden a med io y largo plazo
a d e s ~ p a r e c e r , tras un período de proliferación de agentes y ofertas,para Imponerse la homogeneidad. De hecho, en elcaso concreto de
la educación, la tendencia esa estandarizar contenidos y perfiles for
mativos, S 1 ~ t e m a s tecnológic?s de t e ~ e f o r m a c i ó n y hasta actitudes y
coml'etenClas. docentes po r In;poslclon de los principales organis
mos internacionales y exigencras de los acuerdos comerciales lide
rados po r el capital global.
De acuerdo con Negri y Hardt, podemos distinguir tres tipos de acuer
dos entre las fuerzas lilobales del mercado de la comunicación y la cul
tura y los poderes publicas que afectan a las políticas educornunicati
vas hoy día:
1. Acuerdos privados y formas privadas de autoridad en el mercado
global son creados y gestionados por las propias corporaciones.
2. Mecanismos reguladores establecidos mediante acuerdos comercia
les.entre p ~ í s e s para el control del comercio y la producción a esca
la internacional,
3. Normas generales que operan a escala i n ~ e r n a c i o n a l o globa l y que
cuentan con el respaldo de instituciones mternacionales o suprana
cionales.
< ~ E l primer nivel el de la aut?rregulación de las interacciones capita
l I ~ t a s con el objetivo de garantizar el beneficio; el segundo implica mediaciones entre los Estados-nación que construyen consenso en el pla
no internacional; y d tercero es el proyecto constituyente de creación
de una nueva autoridad global» (Negri y Hardt, 2004: 208). La propia
Cumbre Mundial de la SOCIedad de la Información es indicativa de es
ta hegemonía absoluta del capital global. Que las empresas multinacio
nales del sector y, significativamente, que la UIT , y no la Unesco, ha
yan protagonizado .las dos sesiones y las reuniones prepara torias ,
pensadas, como advierte el profesor Pasquali, más para aliviar los con-
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conclusiones distintas a las previstas por las grandes compañías trans
nacionales, confirman dicha hipótesis. Como resultado:
Lejos de constituir una real familia humana de información ~ b i e r t a ,mundo es hoy un archipiélago de sociedades asimétricamente informan
zadas: una velocidad para los ricos, otra para los pobres. El abaratamiento
de las tecnologías ha democratizado en algo la conectividad,pero empeorado los viejosdesequilibrios; el 20% pudiente de la humanidad ha acapa
rado, y con creces, el ochenta por ciento de las riquezas tecnológicas en in
focomunicación (Pasquali,2003).
Para acelerar el proceso de modernización tecnológica en la era digital
y superar tales brechas, los defensores de la SGI preconizan:
La competitividad en un mercado mundial abierto.La integración de sus estructuras en función de la sociedad iníor-
macional.El desarrollo de la creatividad y la identidad cuhurallocales.
El crecimiento económico y la creación de empleo.
En el ámbito educativo, la filosofía de esta política, concretada en los
objetivos de la Declaración de Barcelona (2001), es aprenderpara em-
prender, vinculando la universidad a la empresa para tratar en todo mo-
mento de:
1. Asegurar la aceptación. Para ampliar el mercado es necesario favo
recer la aceptación del uso del entorno multimedia, interactivo, en
tre la población en los procesos formativos. Esto es, convencer a la
ciudadanía de la necesidad de invertir en tales bienes y adaptarse a
sus usos.2. Favorecer la incorporación de los profesionales de laeducación eli-
minando los obstáculos y resistencias al cambio y asegurando acti
tudes positivas favorecedoras del uso de la tecnología educativa.
3. Financiar, con fondos públicos y privados, con participación de los
operadores de la red, la industria, los sectores comerciales y las ins
tituciones de educación pública, el proceso de modernización tec
nológica del sistema de enseñanza.4. Favorecer el l ibre acceso a la red. Usar el modelo de Internet, mul
tiplicando los usos pedagógicos en la escuela a bajo coste.
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5. Reducir la brecha entre educación y formación, fortaleciendo los la En este sentido, la revolución digital y la convergencia entre telemáti
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z.o.s entre sistemas públicos y proveedores comerciales de formacron, .acomodando los mapas curriculares a las necesidades de la industna.
6. Establecer mecanismos de control de calidad.
7. Desarrollar contenidos y sistemas funcionales para el desarrolloeducativo,
Estas recomendaciones estratégicas de la Declaración de Barcelona son
c o ~ e r e n t e ~ COn una polít ica pública que trata de «tecnificar la educa
cion», o b l ~ ? «escolarizar la tecnología», en función de tres creencias olecturas rrnticas de la comunicación educativa:
a. La incorporación de las NTIC en la enseñanza redunda en la mejora de la calidad educativa.
b. La personalización de la enseñanza favorece el aprendizaje autóno-mo frente a la disciplina escolar.
c. La transparencia comunicativa (Huergo, 2000).
Como resultado, concluye Huergo, son tres obsesiones las que marcan
la agenda pública:
1. La clar.idad,y por ende, la seguridad y la certeza en un mundo global mcrerto y mutable.
2. La eficiencia, la productividad y la excelencia.3. y la velocidad.
Estas e ~ i g e . n c i a s , con la progresiva imbricación de la industria de tele
comun;caclOnes y la informática con el audiovisual, se han traducido
en los ~ ~ t l m o s años en una radical transformación del concepto de in
:ormaclOn, que pasa a ser l?ensado como mercancía y materia prima ob-
Jeto de dIferentes estrategias de valorización:
El model? de SIno puede Ser (en consecuencia) comprendidofuera de lafU?C1onahdad del cambio enge.ndrado por las necesidades de recomposi
C I O ~ del proces". de acu?,ulaclOn de capital y la mutación del patrón tecn o l ~ g l . c o (es decir, economlco y social) del mundo industrialacaecidos enlas u l t l m a ~ t r e ~ décadas. En estos procesos, la información aparece Como
unamatena prima y una mercancía fundamental (Becerra, 1999: 139).
78
ca y audiovisual constituye básicamente un proceso de:
Eliminación de las barreras entre sectores y laemergencia de nuevas
áreas de negocio.
Reconversión global de las redes y servicios de comunicación.
Creación de nuevas formas de comercialización.
La contradictoria definición de este orden queda en evidencia cuando
observamos que la comunicación global, hoy por hoy, es una topo-
grafía asimétrica de relaciones políticas, económicas y culturales. La
creciente concentración en conglomerados financieros, industriales y
mediáticos, la expansión de economías de escala en mercados desre
guiados y la privatización de las telecomunicaciones convierten por
ejemplo la teleeducación en un proceso de vaciamiento del interés pú-
blico en los Estados nacionales. «Las nuevas tecnologías y el favora
ble entorno pol ít ico de los años recientes han proporcionado a las
compañías multinacionales la capacidad de redistribuir la división
global de la fuerza de trabajo por medio de las asignaciones de inver
sión directa en el extranjero» (Herman y McChesney, 1999: 57). El
desarrollo de las teleconferencias, de la enseñanza a distancia y las telecomunicaciones en general constituye en esta línea un objeto privi
legiado de promoción del marketing corporativo, divulgado por la
nueva teoría de difusión de las innovaciones, con elentusiasta apoyo
de la UIT, el Banco Mundial , la OMC, la OCDE, la propia Unesco y
otros organismos internacionales, abanderados del nuevo futuro tec
nológico en la Sociedad de la Información, que desde hace años vie
nen pregonando como principios básicos:
1.0) Que las telecomunicaciones benefician a la sociedad y la econo
mía.
2.0) Que las nuevas tecnologías mejoran la relación costes/beneficiosen el conjunto de la producción social.
3.°) Que el desarrollo de los nuevos medios permite una distribución
y acceso igualitario a la información y al conocimiento, con el
consiguiente reparto equilibrado de los beneficios económicos y
culturales.4.°) Que la aplicación de las nuevas tecnologías es un factor determi
nante que facilita el cambio social y el desarrollo de mejores con
diciones y calidad de vida.
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Obviamente, en este tipo de razonamientos sobre la sociedad tecnoló educación, coste de productividad), distinguiendo dos !?rmas posibles
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gica y la supuesta democratización que del saber realiza la tecnologíase pasan po r alto, de prmcipio, los problemas est ructurales de desi
g u a l d a ~ y poder en los que tiene lugar el desarrollo del capital culturaly econorruco. En los planteamientos en bogasobre modernización tecnológica y reforma educativa, la educación pierde así el sentido igualitarro entre clases y entre los hombres, porque supuestamente caminamos hacia un mundo sin clases, cuyo modelo es la c iudad cableadacomo ciudad educativa. Ahora bien, en el modelo de la nueva c iudad
i n f o r m a c i o n ~ 1 que se está configurando históricamente, «lo que nadienos dice es como desaparecerán las clases hoy existentes. Seconcibe latecnología como un instrumento para mejorar al hombre mejor, o pa
ra elya mejorado, pero nunca se nos plantean las oportunidades de lasclases d e s f a v ~ r e c i d a s [...] para incorporarse al mundo feliz y aséptico
la formación permanente (para los ya formados) y de autonomía individual» (Colom y Melich, 1993: 107).
! ~ n t o la socialización de la fuerza de trabajo a través de la alfabetizacion universn] po r medio de la extensión de la educación pública ygratuita para todos como la estandarización de las prácticas producti
vas gracras a la automatización del sistema de producción iniciado en
los años sesenta con la r e v ~ l u c i ó n informática, tienen así lugar hoy, paralelamente, a la introducción de una política educativa adecuada a lasnecesidades de ~ 1 U e ; ~ economía de la información a través del pro
ceso de comercialización de la cultura y de la masiva transferencia derecursos y poder político y e c ~ n ó m i c o públicos al sector privado, un
proceso que el Grupo de los Siete sancionó, en relación con la Sociedad Global de la Información, como un modelo de desarrollo universal, asumido por la mayoría de países y organismos internacionales enforma de «alternativa de progreso para la igualdad de oportunidades»,preclsan;ente c,uando más profundamente desequilibrada y desigual esla relación capital/trabajo resultante de la informatización de los pro
cesos productivos y de industrialización de las prácticas socioculturales (Venturelli, 1999).
Estas concepciones al uso remiten a las célebres teorías del capitalhumano y a propuestas como «invirtiendo en la gente» (Schultz, 1985),las cuales reducen el valor social del conocimiento a una inversión defuturo a través del sistema educativo. Gary Becker (1968) define el ca
p I t ~ 1 humanocomo el conjunto de capacidades productivas que un individuo adquiere po r acumulación de conocimientos generales (know
how). Para ello, es necesario una inversión (gastos iniciales, coste de
80
de formación: la general y la específica. La agenda política de la sociedad-red nos propone asumir tales gastos para, s u p e ~ a d o el nempo delEstado obsoleto e ineficiente como agente monopolístico de la educación invertir en nuestro futuro pagando la formación específica y, conel tiempo, cubrir, como es previsible, los gastos de la educación generalbásica como inversión de futuro en un mercado laboral desregulado yferozmente competitivo. En definitiva, la ideología empresarial ha hecho mella en el cuerpo social, al pasar a un régimen de verdad anclado
en torno a la empresa , al interés privado y al l ibre juego de las fuerzasdel mercado (Mattelar t, 1989) del que la educación no ha quedado almargen. La ofensiva ideológica iniciada p ~ r , los grandes grupos de po
der económico interesados en la pnvatIZaClOnde un sector tradicionalmente protegido y monopolio de los Est ados a fin de ampliar los mercados de consumo y formas de v a l o r i ~ a c i ó , n del capital c . o n s t ~ t u y e eneste sentido una priondad para lamvestrgacion en C o m u ~ l 1 c a c l O n Edu
cativa. Pero para ello es necesario pensar, como h e m ~ s dicho, las,experiencias de e-learning y los programas de teleeduc.aclOnen r e l a c l O ~ con
el proceso de liberalización y desarrollo económico de la industr ia detelecomunicaciones y la permeabilidad de los intereses del gran capital
que hoy colonizan el sistema formal de enseñanza.
2. Telecomunicaciones y educación
El discurso y la retórica de las políticas públicas de t e l e c o m u n i c ~ c i o n e sse alimentan hoy de los mitos de la ideología?, la e c o n o m í ~ po]¡tI,ca liberal. La asincronía, personalización, ilexibilidad y dlverslÍ1caCI?n ?e
la teleeducación conforman en coherencia una imagen de acceso indiscriminado a la educación y, por ende, de democratización cultural, quepoco o nad a se ajusta a la realidad cuando se observa el p roce so detransformación mercantil de la enseñanza po r la que el derecho a laeducación pasa hoya depender directamente de la ~ a p a c i d a d de com
pra del individuo. Seinsiste, por ejemplo, en la necesidad de adapt;<rlossistemas educativos al entorno cambiante de las nuevas tecnologías enfunción de las necesidades sociales de lapoblación para equiparar, en lapráctica, estas transformaciones con la red estructural del m e r c a ~ o laboral y los requerimientos del capital. ~ s í , para que una. economía seacompetitiva y el bienestar de la población posible, se exige a la educación innovación y calidad a través de las nuevas tecnologías, de los en-
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tornos y nuevos sistemasde i n f ? r m ~ c i ó n , sin una consideración públi- escala mundial. Los consorcios transnacionales expanden su dominio so-
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ca y al margen de la pamcipacion ciudadana y de los mtereses colectivos, como ya sucediera décadas atrás.
,Objeto privilegiado de la modernidad liberal eficientista y de las
P?htlcas de Calidad Total, la teleeducación nació subordinada a la ló
gica mercantil y hoy actualiza sus prerrogativas modernizadoras fren
te a la enseñanza formal con la promesa no cumplida de mejora de los
r e n d i ~ ~ e n t . o s escolares. Como apunta el profesorWalter Braga, «la res
tauracion liberal, al mismo tiempo que sitúa la cuestión de la centrali
dad del tra,bajo, c?nfiere relevancia a las tecnologías, al conocimiento yla e . ~ u c a c l O n . [sugiriendodealgún modo] que las tecnologías y la edu
cacion constituyen las principales alternativaspara la eliminación de las
desigualdades sociales» a m b e i r o , Bolaño y Brittos, 2004: 153).
. A h ~ r a bien, a diferencia de la década de los setenta , la educación a
dlst,a?C1a a través de las nuevas tecnologías hoy obedece a proyectos
políticos cuyos efectos perniciosos se dejan notar en los sistemas re
glados de enseñanza: primero, por la privatización indirecta que intro-
duce la ? , o ~ e r n i z a c i ó n tecnológica de la educación superior y, en se
gundo terrmno, por la pérdida de calidad y eldeterioro de laenseñanza
con la consiguiente exclusión social ante el dominio de indicadores de
calidad b . a s a d o ~ ,en la l ó g i ~ a económica de costes y eficiencia producti-va. Esta mversron propicia la configuración de un mercado educacio
nal en beneficio de las grandes corporaciones transnacionales que po r
su capacidad financiera y el volumen alcanzado en economías de esca
la tras dive;sas fu:iones y p r o ~ e s o s de concentración pueden disputar
con garantlas de exito y amplia rentabilidad los mercados periféricos.
En este proceso, el capital financiero comparte con las tradicionales
empresas de comunicación y entretenimiento,ye l sector educativo pri-
vado, un n u e v ~ proyecto de hegemonía cultural que amplía y desplie
un p r ? c ~ s o imparable de concentración y control global de los serVICIOS públicos de educación.
De hecho, la industria de telecomunicaciones y las experiencias de
e-learmng cumplen hoy una función estratégica de privatización cul
rural por su alto valor en el mercado y su contribución a la formación
de.consorcios y plataformas de educación a distancia que tienden a am
phar su «base territorial natural» para diversificarlas áreas de inversióny el desarrollo de economías de escala:
La educación a distancia se convierte en el dominio en el cual estas estra-
tegias se intensifican promoviendo la comercialización de la enseñanza a
82
bre los mercados educacionales periféricosvaliéndosedel poderío económico, de lainfluencia política y del progreso tecnológico para intervenir en
políticas y programas educacionales a escalaglobal (jambeiro, Bolaño y
Brittos, 2004: 156).
En este marco de la nueva sociedad-red,el sistema público de comuni-
cac ión y el conjunto de las instituciones educativas se van a ver radi
calmente transformados po r las exigencias propias de tres lógicas de
configuración de las mediaciones:
1. El modelo centralizado de gestión de la información y del conoci
miento está experimentando un proceso de i ~ p l o s i ó n y eXl?losión
reticular que flexibiliza y multiplica en poco tiempo las opcIOnes y
campos de intervenciónen esta materia, diferenciando, como hemos
apuntado, la oferta desde grupos globales y centralizados de comu-
nicación educativa.2. La lógica informacional, característica de la organización escolar
bancaria y del modelo comunicativo de los efectos: está SIendo p ' r ~ -gresivamente desplazada, en la teoría y en la práctica, por una lógi
ca interaccional constructiva y dialógica que, consecuentemente,exigirá de los p:ofesionales implicados en el c a m p ~ las activid,ades educomunicativas nuevos métodos de planeación y definición
de las experiencias en comunicación y ducac i ón . . .
3. Del mismomodo, se observa un paulatino proceso de mtcmaciona-
lización y globalización de los sistemas de teleeducación, y de los
públicos cautivos, tradicionalmente delimitados por, las fronteras
nacionales, con la emergencia de modelos de regulación transnacio
nales y diversificados de información y educación, proceso que
inaugura un escenario de incertidumbre y nuevos nesgas s?bre la
función del conocimiento, la identidad cultural, el saber e incluso
la propia actividad de investigación.
El dominio económico-financiero de la comunicación educativacontem
poránea en el proceso de configuración de la sociedad del c ~ n o c i m i e . n t oinaugura así nuevas formas de control y hegemonía transnacionales lide
radas por las empresas de telecomunicaciones y los conglomerados mul
timedia, realizando materialmente elprograma postergado hace más de
tres décadas de internacionalización de las comunicaciones vía satélite.
Al respecto cabe afirmar que el modo de inserción de la tecnología de
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satélites en la década de los setenta es demostrativo de cómo la indus 1. Cada tecnología implica una estructura institucional determinada,
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tria de telecomunicaciones recurrió al campo cultural de la educación
para su expansión comercial a partir de la alianza estadounidense entre
las corporaciones privadas y. el.aparato del Estado, que hoy de nuevo
g ~ r a n t l z a , en termmos econormcos, la expansión transnacional del capital privado en el sector cultural:
Lahistoria de ~ s t a estrecha e. ~ p e r a c i ó n entre el organismo estatal y las fir-
mas aeroespaciales y electrónicas permite adivinar cómo en una relación
dialéctica empresas de industria más desarrollada constituyen un fac-tor de presion sobre el antiguoaparato burocrático del Estado imperialista y lo obligan a a d o p ~ a r su c r ~ t ~ r l O de modernización, y cómo esas em-
presas.son llevadas a ejercer oficialmente funciones que pertenecían antes
exclus,lvamente a las instituciones gubernamentales(...] El desagüede tecnologías de defensa y del espacio al dominio civil tiende a precipitar laapertura del a p a ~ a t o de Estado a lospropietarios de la alta tecnología convertidos planificadores s.ociales. Hecho que se puede comprobar cuan-
do se percibe la Importancia creciente de las firmas transnacionales en elcampo de la educación(Mattelart, 1977: 110).
Así, . ~ o y e! c ~ n t r o l o l i ~ o p o l í s t i c o de las nuevas tecnologías de la infor
ma.clOn constltuye elprincipal factor de sostenimiento de las actuales relaciones económicas po r medio de su socialización educativa. A través
de! poder financiero, las c0!1?0raciones transnacionales invierten gran
des sumas de dinero en políticas de I+D, privatizando e! uso de las in
n o v a c l ~ I . t e s . t e c n o l ó g i c ~ s , lo cual amplía y agudiza las desigualdades y
deseqUlhbnos, económicos, «La estructura desigual que les dio origen
dU,ranteelperíodo de laposguerra no sólo ha prevalecido, sino que ade
mas se ha reproducido en diferentes países generando al mismo tiempo
desequilibrios tanto en el acceso como en e! control de esta tecnología:
es decir, subdesarrollo dentro del subdesarrollo» (Santacruz, 1993: 89).
SI analizamos la doctrina de! libre flujo de la información impulsa
da p,:r Estados Unidos en su programa de expansión económica y co
mercial a lo largo de las últ imas décadas , comprenderemos el actual
orden desequilibrado de la comunicación y e! verdadero sentido de
la proclamación de una nueva eradel conocimiento que, en el marco de la
actual estructura desigual de poder bajo el dominio absoluto de Esta
dos U ~ i d o s , condiciona las m ~ e r a s en que muchos países adaptan
y c o n c l ~ e n las tecnolog¡as al servicio del desarrollo, la educación y la
eultu:a, IgI.t0rando que toda transferencia tecnológica genera formas deidentificación cultural y dependencia, pues, como señalara Hame!ink:
84
por lo que su importación introduce unas complejas tramas insntu-
cionales nada neutrales.2. Esta tecnología importada en los países dependientes se orienta en
general a un alto nivel de consumo. No soluciona los problemas so
ciales básicos, porque resulta inadecuada a la estructura SOCial re
ceptora.3. La dependencia se reproduce además en este proceso porque el co
nocimiento técnico y científico básico forma parte del derecho de
propiedad de las corporaciones privadas, que sólo transforman elproducto según la lógica del mercado.
4. Finalmente, elcosto de investigación y desarrollo estan.e1evad,o que
sólo pueden sustentarlo los recursos y grupos económicos mas po-
derosos (Hamelink, 1983: 33-34).
Así ha sido históricamente si analizamos la evolución reciente del sec
to r de las telecomunicaciones, un sector que ha sentado las bases, aña
diríamos nosotros, de la arquitectura contemporánea de la red de re
des. En este escenario, la cooperación internacional y el desarrollo
educativo fueron sólo una estrategia estadounidense para intensificar
su liderazgo internacional a través del control de la i n d u ~ t r i a de telecomunicaciones a escala global. De acuerdo con esta lógica, la Irrup-
ción intensiva del capital privado en el campo educativo y el uso f ~ r -mativo de las nuevas tecnologías están significando una progresiva
sustitución de lafunción cultural y fiscalizadora del Estado po r las ins
tancias supranacionales y los grandes grupos telemáticos, justo .en un
momento de estabilización, desde los años noventa, de las actividades
culturales como ramas industriales, «abriéndose crecientemente mer
cados muy remuneradores que expresan además el peso, creciente del
gasto comunicativo-culturalen elconjunto del gasto domestico y.la ren
ta nacional" (Zallo, 1992: 15). Así, hoy emergen sistemas comerciales de
educación a distanciacon
vocación planetaria que comienzan a conformarse según las lógicas de la economía de escala en la, ~ f e r t a de forma
ción de grado y posgrado. Entre el marketing y la política neoliberal, la
ideología educomunicativa transfronteriza que articulan,estos nue:vos
actores prefigura en nuestros días un mercado y nuevas l o g l ~ ~ s mstitu
cionales basadas en la ideología del capital global que, paradoJlcamente,
sostienen y amplían los gobiernos a escala nacional. .Estimulada po r el mercado que alientan los poderes públicos, co
mienza a desarrollar paulatinamente una activa industria educacional
85
que supone cerca del 15% del PIE de muchos países, conformando unsultados obtenidos hasta la fecha. Por el momento, en efecto, las p o l í ~
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sector que, como advierte]oaquín Brunner, imprime un aura de mo
dernidad global cuyas expectativas distanmucho de materializarse, pe
r? que en la práctica representa un espacio de negocio más que atrae
trvo, Sólo en el año 2000, el me rcado de la industria educativa fue
estimado en más de dos trillones de dólares, una cifra superior a la su
madel gasto público en educación de todos los países. No esde extra
ñar po r tanto que la globalización multiplique la oferta transnacional
de programas y productos de educomunicación por medio, sobre todo, de Internet mientras se intensifica la inversión en cualificación de
personal po r la empresa y surgen nuevos agentes prestatarios de servi
cios y acreditación profesional. Con toda seguridad, a medio y largo
plazo, «los procesos de privatización de la oferta educativa continua
!ncrementando la participación de las empresas privadas en la pro
VISlOn educativa , en la ges tión de establecimientos y en el f inancia
~ i e . n t o de ,sistemas de formación; a esto se agrega, desde ya, larápida expansion de las demandas formativas por parte de las empre
sas. El gradual desarrollo de la sociedad de la información llevará tam
bién a aumentar la inversión de las empresas privadas en programas
bienes y servicios de la indus tr ia educat iva» (Brunner, 2004: 51). '
A ~ o r a bien, esto no significa, desde luego, que el Estado haya desa
parecido como uno de los principales agentes de la política cultural.
Antes bien, lo que se está produciendo es una reformulación de sus
funciones estratégicas en las dinámicas de organización de la educación
y la cultura. El Estado actúa ahora en calidad de instancia mediadora
los límites, parámetros y vínculos históricos de la industria y la so-
Cl.edad, así como en la administración del saber y del poder social, me
diante la desregulación de las actividades de reproducción de la fuerza
de trabajo y su valorización por la adquisición del conocimiento, a la
vez que promueve, cofinancia y regula las relaciones del capital y los
organismos supranacionales en relación con la administración social de
los medios de información y reproducción de lafuerza laboral por vías externas a las instituciones socialmente legitimadas para la adquisi
ción y reproducción del saber social acumulado. Este cambio estructu
ral sitúa al Estado en una posic ión y función pública subsidiaria
enmendando o corrigiendo, en el mejor de los casos, los efectos indi
rectos y secundarios de la desigual distribución del capital cultural, pa
ra atender r r ~ b l e m ~ s de c ~ n s u m o no e s t r ~ t é g i c o s como la brecha digital, un objetivo pnontano de las políticas públicas que i lustra las
contradicciones e insuficiencias del modelo liberal po r los negativos re-
86
ticas de formación para superar la brecha digital no son s u f ¡ ~ I e n t e s muniversales en su empeño por fomentar la apertura, el aprendIZaje con-
tinuo y la disposición o acceso a la red.. . ' .Tales diferencias revelan el carácter mítico, SI no propagandIstIco,de
nociones como Servicio Universal. La OCDE define como talla acce
sibilidad geográfica, el acceso no discriminatorio y el costo. razonable
del servicio para los usuarios. El Departamento de Comercio de .Esta
dos Unidos define por su parte la brecha dIgItal comola d I f ~ r ~ ~ C l a entre el acceso y el conocimiento de la información y ImposIb,IlIdad de
disfrutar de los contenidos disponibles en las redes dIgitales. Esto.e:, la
defensa del Servicio Universal es un objetivo político de distribución y
acceso al consumo que tiene por objeto procurar, de acuerdo con las
yes de la oferta y la demanda, la libre disposición de los bienes y servi
cios de telecomunicaciones para dIsfrute de los usuarios, concebIdos ya
no como ciudadanos en posesión de derechos y deberes, SInO exclusi
vamente como clientes. Esta racionalidad económica elude, frente a la
noción de servicio público, definir la propiedad p ú b l i ~ a de los S ~ r v I -cios los intereses colectivos y las obligaciones y servICIOS esencIales
que'ha de procurar toda red ~ a c i o n a l de t e l ~ c o m u ? i c a ~ ~ o n e s . C o r r e l ~ -to de esta lógica, el discurso Idealista de universalización de los servicios de telecomunicaciones que defienden los apologistas de la S.GInos
presenta Internet como un territorio de libertad, como un medio y
pacio de participación y contracultura a la vez que una poderos.a In
dustria del bit, de servicios e inrercambios comerCIales cuyo I n t e l I ~ e n -te aprovechamiento por los agentes económicos puede garantIzar
amplias ventajas competitivas y un prometedor futuropara el desarro
llo sostenible de las economías periféricas. Sabemos, SInembargo, que
«las telecomunicaciones internacionales crecieron y sirvieron. al apara
to militar comercial, diplomático y de propaganda estadOUnIdense al
rededor del mundo, al grado de que se identificaron como una vía pa
ra mantener los intereses de Estados Unidos» (Santacruz, 1993: 30).La nueva economíade redes tiene, en efecto, sus dueños:
Las grandes corporaciones multinacionales de la t e c n ~ l o ? í a son en ..la
tualidad sus verdaderospropietarios.Los datos deCreClffi!Cnto.eC?nOmICO
de dichasempresashan superado lasprevisionesde losmas optimistas, Es
tas empresas han impuesto sus leyes de m e r c a d ~ en, red de caraa l ~ c r e -mentar sus beneficios, lo que ha supuesto ladesiluslOn una.red umv.c.r
sal y solidaria puesta en práctica por sus pioneros, es decir, la información
87
y el conocimiento humano al alcance de cualquier persona. No obstante, do con las necesidades del mercado. Así, las políticas públicas han
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no estátodo perdido; en laeducación, donde las tecnologías jugaránun im-
portante papel,podrá desatarseuna verdadera batallaque decidiráquiénesserán los verdaderos propietarios del ciberespacio: las corporaciones o los
ciudadanos (Busón, 2000).
De momento, elinterés privado y lalógica del valor se impone al inte
rés público ciudadano, falto de una visión política y un imaginario de
la educación alternativo por influencia del discurso de la «responsabi
lidad social limitada». Como apunta el profesor Carlos Ossa:
La globalización en nombre del imperativo geotécnico-financiero conmi-
na a la sociedada que acepte los desarreglos del Estado de derecho comosi se tratara de algo inexorable [...] Lavelocidad financiera y su imaginario
rcleccmunicacionalprometen una escena posrcrítica y postsocial que libe-
rade épicas y compromisos militantes, rearticulando los espacios públicos
con ofertas fragmentarias de orden y seguridad, muchas de las cuales son
realizadas en los formatos comunicacionalcs (Ossa, 2004: 267).
Como resultado, toda política educomunicativa de convergencia digi
tal y de adaptación del sistema formal de educación superiora la nueva
economía no consiste en otra cosa que en sustituir las políticas redistributivas del Estado de bienestarporun proyecto de «modernización so
cioeducativa», eufemismo que designa el proceso de recomposición y
desarticulación cultural bajo el paraguas de las nuevas tecnologías y su
poder capilar de conexión y organización cornunitarista de un espacio
social pensado para procurar adaptar el espacio público de la comuni
cación, la educación y la cul tura a imagen y semejanza de la empresa
privada, desplazando o reemplazando los derechos colectivos y la me
moria cultural, sea en forma de conocimiento °patrimonio histórico,
po r el principio sagrado del derecho de propiedad.
3. Culturadigital y derecho público
Destacábamos al comienzo del libro cómo todos los países están tra
tando de definir estrategias de inserción de las tecnologías educativas
en el nuevo contexto de la SI diseñando políticas sectoriales como la
promoción de la producción de contenidos, la formación del profeso
radoo la producción de hardware y software informático. En estas po-
líticas, la regulación de los medios digitales ha sido pensada de acuer-
88
apostado en la mayoría de los casos po r reforzar la industria de conte
nidos alser ésta no sólo lafuente y factor de desarrollo de la n ~ e v a economía y el núcleo central indispensable para el progreso de la industria
cultural sino también el eslabón que vincula a los creadores y a las em-
presas de producción y distribución comercial. . . ,Esta política se ha implementado con normativas sobre proteccion
de la privacidad y los datos personales y derechos de autor, a fin de
asegurar, se argumenta, la libre competencia y garantIzar la segundad
en la red de transacciones y consumo de productos culturales. Desta-
camos aquí elcaso de laVE, que estudiaremos más tarde, por estar a la
vanguardia de los esfuerzos por desregular y p n v a t l ~ a r l l l d u s t r ~ a s de
la tecnología de la información y de las telec<;mumcactones haciendoque el imperio del negocio sea la norma continental sobre los merca
dos nacionales. Así, en la Directiva Sobre Tratamiento de Datos P ~ r -sonales y Protección de la Privacidad en el Sector de las ComUmCaCl?
nes Electrónicas (2002), Y en iniciativas como eContent, la COmlSl?n
ha tratado de impulsar los servicios digitales favoreCiendo la aprop.la
ción privada incluso de c o n t ~ n i d o s d ~ información y acceso púbhc,o
como po r ejemplo de la Administración, un mercad? valorado en . ~ a sde 25 billones de euros. La modernización electrónica de la Administración Pública, el desarrollo telemático de los servicios de saludy edu
cación, junto a la integración de los grupos discapacitados. son ejes de
la acción política que, al calor del discurso de la de:nocracla y el ~ c c e -so público, trata de desarrollar en elMercado Común nuev,:sservicios
y mercados de altas prestaciones a través de las redes telemáticas. Pro-
yectos como lnfo 2000 han f a v o r e c i . ~ o en este empeño el consumo y
fomento de la demanda para la creacron de nuevos mchos.de consurm
dores y la construcciónde sistemas paneuropeos,de.usuanos. Las cam
pañas de sensibilización y los programas e C ? ~ O m I C O s , de .momento,sólo han favorecido sin embargo la valorización multimedia de la in -
formación del sector público y el patrimonio his tórico de los países
miembros. Está por ver la mejora de la cualificación de los protesiona
les del sector y el despegue de laindustria de contenidos a ~ s , t e mve,l,. taly como se proponía originariamente esta línea de actuacion política.
Pero lo interesante que quisiéramos apuntar aquí es cóm? ,Europa, la
VE , realiza hoy la experiencia estadoumdense de apropiacion y explo
tación privada de los bienes de infor,:,ación y culturales. púbhcos. Eldesplazamiento de las cuestiones relativas a la concentración, la demo-
cracia y el equilibrio global por problemas relativos a los derechos de
89
autor ilustra a este respecto un claro giro hacia el conservadurismo po duetos colectivos, al prevalecer no una economía p o l í t ~ c a la escasez
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lítico en los proyectos comunitarios de integración cultural, de pareci
das características al experimentado por Estados Unidos en la década
de los ochenta, tal y como analiza Herbert Schiller (1993).
El acento en proteger los derechos de propiedad intelectual, los de
rechos de autor del software informático o contra la piratería musical
pone de manifiesto el empeño de las políticas públicas en lamateria por
defender los intereses monopolísticos y las posiciones privilegiadas de
los grandes conglomerados multimedia.Paradójicamente, las políticas públicas norteamericanas y europe
as han pasado de la doctrina liberal del consumo y comercio electró
nico auto(des)regulado al intervencionismo activo en la vigilancia ycontrol policial de las redes, especialmente en los últimos años. Des
de los atentados del lIS en Nueva York, las políticas públicas en ma
teria de tecnologías electrónicas y convergencia digital se han dirigi
do a intervenir las redes telemáticas militarmente, reforzando los
dispositivos de seguridad en nombre de los imperat ivos de la lucha
antiterrorista. En iniciativas como la "Propuesta de Decisión-marco
del Consejo relativa a los ataques de los que son objeto los sistemas
de información" (COM/2002/0173-CNS 2002/0086), Bruselas, como
antes laCasa Blanca, manifiesta una visión instrumental de lasociedadred, al tiempo que impulsa la privatización del conocimiento a través
de instiruciones como la Oficina de Patentes Europea, tratando de cer
car los derechos colectivos en materia de software y sistemas de infor
mación y codificación informática. En esta línea de acruación, la Co
misión Europea parece que sólo atiende las reclamaciones de las
grandes corporaciones informáticas y los conglomerados multimedia
para ir arrinconando, si no directamente ilegalizar, el pujante movi
miento social de software libre.
La criminalización de los usos creat ivos de la cul tura digital da
cuenta de la estrategia policial que hoy el capitalismo aplica para la
apropiación privada de la cultura común pues «en el paradigma dela producción inmaterial se produce una extensión de la propiedad inmaterial, todavía más volátil e incontrolable, lo cual plantea nuevos
problemas de seguridad. A medida que lapropiedad se hace etérea tien
de a eludir todos los mecanismos de protección existentes, lo que re
quiere una extensión del esfuerzo protector por parte de la autoridad
soberana" (Negri y Hardr , 2004: 213). El problema es que la repro
ducribilidad de la información, la comunicación y el conocimiento en
la era digital hace insostenible elcarácterprivado de estos bienes y pro-
90
sino más bien de la abundancia y la reproductibilidad infinita, Los ar
gumentos sostenidos por laOrganización M';Indial de la P ~ o p i e d a d Intelectual sobre la necesidad de proteger los bienes inmateriales, las Ide
as y el conocimiento , como propiedad p r i v a ~ a para promover la
creatividad y la innovación resultan en este sentido cuando m ~ n o s fa
laces, porque si en verdad algo frena hoy la ~ r e a t l V l d a d precIsamen
te la privatización y restricción del acceso público a las Ideas, la iníor-
mación y el conocimiento.
. .La defensa ultraliberal de la propiedad pnvada pierde hoy su razon
de ser ante lacreciente intelectualizacióndel trabajo y laproducción so
cial en la medida que esta inteligencia productiva que anima el desarro
llo económico es una potencia colectiva. Sólo la violencia expropiado
ra, la enajenación por la fuerza y el poder -aún ~ e g a l - de la r ~ q u e z acomún hace posible la anulación de lavoluntad SOCIal y cooperativa del
conocimiento. El problema, no obstante, con el que nos e n c o n t ; a m ~ ses que hoy la ciencia y la educación pueden quedar bloqueadas s,lla VI-
da social de la información y el conocimiento pasan de 10 comun a lo
privado. Sabemos que nuestras grandes a c u m u l a c i ~ n ~ s de ~ o n o c ~ m i e n to información y cul tura son resul tado de su socialización y circula
ción social. Negar este principio es negar la ciencia misma, así comotoda posibilidad de desarrollo futuro. La propia red Internet fue posible
gracias a la cooperación colectiva, a la apertura y f a C l h d ~ d de .a,cceso a
la información y las tecnologías. Hoy en cambio la a;tlculaclOn p r ~ ductiva de redes físicas, de códigos, lenguajes y contenidos de c o m ~ m -cación social se pretende controlar desde los intereses pnvados capita-
listas.Así, el empeño de la OMC por imponer lo s aspectos jurídicos de
los derechos de propiedad intelectual en toda a c t l V l d a ~ de intercambioha llegado a obligar a los países del a adoptar los SIstemas copy-
right, patentes y derechos de propiedad intelectual e s t a d o u m ~ e n s e s .Como bien concluye Mattelart, «la SOCIedad de las redes esta leJOS,pues, de haber terminado con el etnocentrismo los tiempos Impe
riales. Antes que resolver elproblema, latecnologla lo desplaza" (Mat-
telart, 2002: 162). .Desde este punto de vista, parece lógico pensar que no es posible
sostener un sistema de propiedad intelectual que favorece más a las
grandes industrias culturales que al interés p ú b l i c ~ . ,Convendría, en este sentido, como propone Smiers, una n o r m a h ~ a c l O n del m e ~ c a d ? restringiendo los derechos de propiedad en beneficio del interes público
91
( S ~ i e r s , 2004). Éste es uno de los retos estratégicos de las políticas pú des de telecomunicaciones como la potencia creativa del conjunto de
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blicas en la construcción de la nueva Sociedad del Conocimiento. Sinduda alguna, se nos antoja más que urgente que la teoría del desarrolloanalice las formas de valorización del capitalismo cognitivo para conocer las l ó g i c a ~ de valo.ry los derechos'públicos que deben regular susbienes, servicios y actividades económicas, Sila producción intelectuales la forma general de organización de la producción de riqueza,esta Impenosa necesidad de conocer la afirmación colectiva de la cul
tura debiera reformular la naturalezade la economía política capitalista a medio y largo plazo. Pues:
Los tiempos de formación, los tiempos de comunicación, los tiempos de
construcción de redes semánticas y sociales ahoraparecen serreconocidos
implícitamente como tiempos de producción de riqueza esenciales en la
producción contemporánea de valor (Moulier Boutang,2004: 95).
Ello e x i g i r í a ~ de a ~ u e r d o con Lazzarato (Moulier Boutang, 2004), replantear la hipótesis de Gabriel Tarde, a saber: la economía trata efectivamente a los bienes simbólicos como riqueza económica, como valores-utilidad, al igual que elresto de mercancías, pero los conocimientos
poseen un modo de producción que no puede reducirse a la divisióndel trabajo, un modo de socialización y de comunicación social que no
puede estar organizado po r el mercado y po r el intercambio. La transm i ~ i ó n de un conocimiento compartido no pierde valor ni expropia aqUIenlo comunicade su nqueza. Antes bien, ladifusión y socializaciónes una condición exigida al saber para que adquiera valor, como si im
perara una especial lógica del don en su génesis y desarrollo. Toda economía del conocimiento exige por ello una socialización de las compe
tencias, la reducción de las desigualdades en la difusión y el acceso als a b e ~ . , H?y, sin embargo, el Capitalismo Cognitivo exige que la pro
ducción Intelectual y creativa se subordine a las necesidades económi
de intercambi?, limitando su acceso y uso público, la libre disposicl.ondel c ~ : l n o c l m l e n t o mismo. Las medidas de protección en las redesd l g l t ~ l e s tienen en este sentido por misión garantizar la explotación co
~ e r C 1 a l ; por ello las decisiones sobre derechos, depósito legal, registro,intercambio y cooperación en la circulación de las obras multimediason prioritarias hoy en las políticas públicas de SI.
Ahora bien, estas medidas se encuentran con numerosos obstáculos.Los medios de producción de la nueva economía política del conocimiento es tanto infraestrucrura material y soportes informáticos y re-
92
signos, competencias comunicativas y saberes de la fuerza trabajoque circula públicamente, y que posee toda cultura O colectivo. S O ~ l a l .«Este proceso de desmaterialización de 1 0 s ~ e d l O s de producción tien
de a invertir la lógica tradicional de la relación salanal: de fuerza de trabajo abstracta e intercambiable, el salariado se torna codetentador,ya que no copropietario, de este conjunto de herramientas> (Moulier
Boutang, 2004: 35). .La segunda transformación importante de la economía políticade la
comunicación en elCapitalismo Cognitivo es, como avanzamos, el paso de un sistema de valor fundado sobre laescasez, elconsumo y la destrucción de recursos, mercancías y capacidades (la céleb:e destruccióncreativa de Schumpeter) a una economía de la a . b u n d a ~ C 1 a , dado que lainformación y el conocimiento son formas de nqueza incluyentes y de
crecientes externalidades.En la era de la red lanueva economía políticadel conocimiento in-
vie rte la lógica del valor de cambio y de la necesidad po r la lógica del
uso y la abundancia:
La reproductibilidad indefinida, con un coste casi nulo del conocimiento,
hace prácticamente inoperantes, inaplicables, las ~ e g l a s y lassanciones previstaspara obligar a los consumidores a pagar. DIcho de otro modo, laneteconomy, como empresa pionera incluso en las burbujas financieras destinadas a explotar, acaba de demostrar a tamaño natural, con el f r a ~ a . s o dele-business o con su carácterdecepcionante en el plano del beneficio, losverdaderos obstáculosque el capitalismo deberá resolver. Por ejemplo, lasreglasde compatibilidad de los activos,en los que colocación de los salarios en el pasivo del balance de las empresasno tleneyasentldo en unaeconomía dominada por el capital humano inmatenal-mdlvldual,wetw,a
re, o colectivo, netware- y por las inversiones materiales en la amplt.a-
mente financiadas por la intervención pública o por rransferencias de ~ l S -tinto tipo. Se falsea totalmente la apreciacióndel valor cuando se aplicanlos criterios de rentabilidad de los capitalesinvertidos (Mouher Boutang,
2004: 110).
El abaratamiento por otra parte de costes en la difusión p o t ~ n c i a l deconocimientos convierte a las comunidades de la red en espacios necesarios de libre acceso cuya potencia como ecosistema d ~ ~ e n d e de la.capacidad de conectividad, de la espI:al del uso y la.creaclOn compartida,de la socialización, en fin, de los bienes mformacJOnales y los contem-
dos simbólicos.
93
La división del trabajo sólo esposible en este punto con la concen
tración y expropiación del capital cognitivo y la planificación centraliLibreproducción,propiedad colectiva y circulación gratuitade los valores-verdad y de losvalores-belleza son las condiciones dedesarrollode las
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z ~ d a de las condiciones de un ecosistema (o territorio) en la articulación las dinámicas cooperativas de movilización del trabajo y la
creatividad intelectual, Los debates sobre derechos de propiedad inte
lectual o los programas de comunicación y desarrollo de explotación
intensiva del t e r n t o ~ l O y del patrimonio histórico y cultural como va10r de cambio el a m b l ~ ~ local da cuenta de esta nueva lógica constituye;1teque exige una crrnca de la «expropiación de lo común», lane
gacion del modo dominante de apropiación del conocimiento, de lainformación y dela cultura. De acuerdo con Negriy Hardt, d o común
se h ~ , c o n v . e r t 1 d o en ellocus de la plusvalía. La explotación es la aproplaCI?n privada de una parte o de la totalidad del valor producido en
comun.La s relaciones y la comunicacióD; producidas so n comunes po r
su propia naturaleza, pero elcapital consigue la apropiación privada departe de su riqueza» (Negri y Hardt, 2004: 181).
En este sentido, la dinámica concentracionista del sector informacionalconstituye ho y un serio obstáculo alprogreso tecnológico, y aun a
la libertad de expresión y desarrollo de lacultura. El control de la tec
n?logía.por grandes corporaciones como Microsoft desmiente elprinci
libre competencia que sostienen laspolíticas liberales po r laaproplaClO? p;lvada del cono,ci:niento del ecosistema informativo, po r la
a r r o p l a ~ l O ~ prIva?a del c o ~ l g o fuente, que.frena lainnovación y creatividad científico-técnica unrversitana en VIrtud de los intereses domi
nantesen elsector.. En c.ontra de esta inercia, la propiedad social del conocunrenro que reivindica el software libre reformula la división social
del t.rabajotransformando al consumidor en coproductor y al trabaja
do r ; ~ t e l e c t u a l en coprorietario de su saber-hacer como creador y copartICIpe de la mtelIge,nCla SOCial general. "Este fenómeno contribuye areequilibrar la relación propietarIo/productor/consumidor. En estas
c o n d l c l o ~ e s , los bienes inmateriales producto del trabajo y de la propiedad cornun ya no pueden ser considerados mercancías, con todas las dela ley,que pueden ser confiscadas, acumuladas y capitalizadas en bene
ÚClO e x c l u s l v . ~ de un pequeño número» (Moulier Boutang, 2004: 42).. extension de fo.rmas inéditas de cooperación productiva y socialización del conocimiento eXige pensar y definir un nuevo horizontepara la economía política a partir del reconocimiento de las funciones
c o m ~ n i c a t i v a s , sociolingüísticas y cognitivas que realizan en la organizacion del desarrollo social las formas modernas de sociabilidad queho y hacen visibles lasNTIC:
94
fuerzas sociales dentro de la economía de la información. Cada una de es-
tas cualidades de la producción intelectual contradicelos fundamentos delaeconomíade la información en laque losdesafíos quehoy representa Internet cristalizan en futuras oposiciones (MoulierBoutang, 2004: 137).
Así, po r ejemplo, la interactividad de las tecnologías digitales abre un
proceso de transformación del trabajo creativo que sostiene, indirecta
mente, los rendimientos crecientes de adopción de las innovaciones enlared conforme a ladialéctica de imitación-difusión como fuente deva
lor, resultando la función innovadora de los usuarios determinante en
la adopción transformadora de la tecnología (función modificadora).
Un a tecnología no se eligeporque esla mejor, sino que se toma la me
jor porque es elegida. La lógica coproductiva de la red genera así un
proceso legamoso de intercambio de saber, aptitudes y utilidades que
permite la innovación continua. Y agudiza, añadiríamos nosotros, las
contradicciones entre la capacidad productiva y la creatividad de la in
dustria digital y su apropiación privada po r el capital, debido al:
Carácter público de los bienes de información.A la crisis del monopolio de los canales.
Al cuestionamiento de la apropiación privada de los bienes de pro-
ducción y datos po r el capital.
A lacrisis de centralización de los Estados en las nuevas redes de in
teracción y comunicación po r la autorregulación social.
La contradictoria deriva del sistema social tardocapitalista que tiende a
superar las barreras de acceso a la comunicación, el saber y la cultura
socializando el conocimiento al tiempo que se privatiza y restringe su
apropiación social po r los propietarios de los medios de producción y
comunicación de acuerdo con las exigencias de valorización del proceso mismo de socialización tecnológica es ilustrativa en este sentido del
problema de fondo del Capitalismo Cognitivo y las políticas públicas
que ho y impulsan la revolución digital. La extensión de la lógica mer
cantil a las formas virtuales de comunicación y los servicios avanzados
de consumo cultural está en elorigen de muchos de los problemas que
podemos observar en las políticas públicas de la Sociedad del Conoci
miento. Y da cuenta de la contradictoria dinámica de apropiación so
cialy de colonización económica de las funciones del saber y del apren-
95
dizaje. El problema de la valor ización del conocimiento y su notable
influencia en eldebate sobre los modelos de e-Learning y el desarrollo
El tiempo de valorización. Las dinámicas de produccióny valoriza
ción tienen un ciclo corto de vida, mientras que eltiempo de apren
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de la Sl bien merece que nos detengamos siquiera brevemente en este
punto para c o ~ p r e n d e r mejorla revolución digital. Partimos de laidea
de que las particulares f o r m a ~ y,procesos de generación del saber y la
a ~ t e s a n a l íorma d,e su transrrusrón ~ e s d e el punto de vista del apren
dizajc-- hacen difícilmente mercantilizable el conocimiento. Si bien es
reconocible su valor de uso y laproyección social que hoy adquiere en
los procesos de desarrollo, no es tan fácilmente determinable su valor
de cambio en virtud del Coste de producción. «Los bienes como el saber y la información no representan los caracteres de exclusividad de
n ~ a l I d a d , de divisibilidad, de credibilidad, de dificultad de reproduc
cron y d ~ , e s c a s e z que permitían mercantilizar su uso, su fruto y su re
producción y, de esta suerte, hacer aplicables los derechos de propie
de u:, modo efectivo. No se tra ta de un problema de eficacia en ladistribución de los bienes y servicios, entendiendo po r ello la elección
entre tal y cual precio para el usufructo o la s imple propiedad de talo
cual bien, Siempre encaminada a satisfacer lo mejorposible a los agentes Implicados- (Moulier Boutang, 2004: 117).
Por otra parte, lavariabilidad en las formas de difusión y en los es
p.aclOs d,; recepción, así como las diversas lógicas de aprendizaje y socialización cultural en la cadena de valorización, hacen difícilmente
realizable la optimización económica del conocimiento desde el punto
de VIsta de su consumo o realización como mercancía:
La r ~ z ó n e s t r i ~ a e n l a ~ a ~ u r a l e z a localizada, específica, en parte autorrcfe
r ~ ~ c l a l , del ~ a p I t a ~ cognrnvo, que elcapital financiero pretendenivelar y dinglr. El capital-dinero no llega, en realidad, a afirmar su homogeneidad ano s er 9 ue se a s e p ~ ~ a n d o el nivel financiero del nivel productivo, en el que
los capitales cognmvos son y permanecen profundamente diferenciados.
Las dos almas capital, es.d e c i ~ , la forma conocimiento -capital cogniti
vo- y la forma dinero -capiral fmanciero-, no se basan la una en la otra:permanecen distintas, y dan lugar a rodauna serie de mismatchings e incoherencias (Moulier Boutang, 2004: 104).
Especialmente tres contradicciones atraviesan la dialéctica de articulación de la Sociedad del Conocimiento:
- La difuúón y apropiaciónprivada. El conocimiento adquiere valor
SI essocializado, pero esta difusión comunitariahace difícil su apropiacion.
96
dizaje y acumulación de saber son largos, toda una vida incluso.
El riesgo y la inversión cognitiva. El conocimiento exige arriesgar
capital para facilitar el proceso de aprendizaje social y, a largo pla
zo, la producción de valor. Sise trata de minimizar los riesgos y no
se arriesga capital, no es posible implementar procesos de cambio e
innovación tecnológica.
Sabemos que el aprendizaje es un proceso creativo y aleatorio (en sustiempos, lógicas y resultados), y que el saber, como hemos dicho, no es
un bien escaso que se consume con el uso. Antes bien, todo conoci
miento adquiere valor en lamedida que escompartido. Luego en laso
ciedad cognitiva, más exactamente en el capitalismo cognitivo, «el va
lor de uso del conocimiento no es ya el punto fijo sobre el que basar el
valor de cambio, tal y como sucede con la utilidad marginal en la teo
ría neoclásica del valor. De hecho, con independencia del valor de uso
para los usuarios, en un régimen de libre competencia, elvalor de cam
bio de una mercancía cuyo coste de reproducción es nulo tiende inevi
tablemente a cero. El valor de cambio del conocimiento está entonces
enteramente ligado a la capacidad práctica de limitar su difusión libre,es decir , de limitar con medios jurídicos -patentes, derechos de autor,
licencias, contratos- o monopolistas laposibilidad de copia, de cita, de
reinventar, de aprender conocimientos de otros» (Moulier Boutang,
2004: 102). Esta apropiación espo r tanto factible sólo restringiendo los
canales de acceso y difusión, imponiendo a la fuerza la comercializa
ción de la comunicación y concentrando, desde luego, las redes multi
media y las telecomunicaciones donde tiene lugar el intercambio. Sólo
así, en efecto, la valorización es factible.
Ciertamente, con las formas de registro y difusión digitales, al sepa
rar los procesos cognitivos de su soporte material mediante la virtuali
zación, resulta difícilmente reproducible y, por lo tanto, intercambiable
para el capital el trabajo creativo de los intelectuales y profesionales de
la enseñanza. Pero esta dificultad no es insalvable. La complejidad del
ecosistema cultural emergente no es uniforme ni estable en el tiempo.
Admite diferentes adaptaciones como plurales son los contextos y po
líticas que hoy hacen posible este proceso. Así, po r ejemplo, el movi
miento de software libre representa, en la actualidad, una innovación
económica, una apuesta po r una lógica social de la economía coope
rante, alabrir no sólo los códigos fuente del software (GPL), sino ade-
97
más reconocer un derecho público como «derecho moral de continui
dad», como bien de uso y consumo público, po r tanto reproducible lisiendo la información la conexión crucial entre ambas. «Durante muchos años ha sido evidente eldominio de laideología de laempresa pri
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b r e ~ e n t e . La defensa de los derechos «comrnons» cuestiona en estesentido las leyes de la propiedad intelectual y los derechos exclusivos
sobre la producción y acceso a los bienes inmateriales. La cultura del
copylefi contribuye a este respecto a impulsar la cultura de la réplicapo r que el espectador puede convertirse en creador o artista no sólo
digiriendo las obras, sino -e n una suerte de palimpsesto colectivo-pro
yectando también nuevas escrituras y mestizajes.
Ahora bien, la ofensiva jurídica de organizaciones como laOM C enla defensa de la propiedad inteleetl;'al a ún h o y garantiza la seguridad y
propiedad pnvada de la inteligencia colectiva, la apropiación en suma
del v a l ? ~ de uso para el control po r elcapital del conocimiento y laco
operacion de las redes productivas. Negando el carácter colectivo delproceso de acumulación del conocimiento po r lavalorización del saber
como m e r c ~ n c í a o stock de conocimientos dispuestos para ser valorizados econorrucamente según la ley general de intercambio merced a
r e g u l a c i ó ~ mixta, el d e ~ a r r o l l o de la SI demuestra que la'capacidadde ImpugnaclO';'de la propiedad pnvada po r el movimiento de fuente
a b l ~ r t a no significa, con todo, una superación o cuestionamiento delcapitalismo, Encuentros como la Open Source Business Conferenceapuntan de hecho a un desarrollo del «capitalismo open source»,
~ o y , en fin, parecen compatibles las políticas que tratan de impulsistemas colectivos de procesamiento de información -corno po r
e J e ~ p l ~ en Extremadura o Andalucía- co n sistemas telemáticos de so
cialización y desarrollo de las tecnologías y los servicios avanzados de
comunicación bajo control del sector privado. La existencia de un sec
t? r público y de formas colectivas de propiedad y desarrollo del conocimiento y lacultu:a esposible a condición de garantizar lahegemonía
d.el capital en laSociedaddel Conocimiento. Lasreformas y evolucióndelsistema formal de enseñanza así lo demuestran.
4. Financiación y reorganización del sistema educativo
Si la línea diviso:ia entre el sector público y las instituciones privadas
p.a,rece que ho y tiende a,dlfuminarse po r la progresiva lógica de expansion del m e r c ~ d o , especñicamenre en elcaso de laUniversidad y laem
~ r e s a , la relatlv.a convergencia de intereses tiende a equiparar la ensenanza a cualquier otra actividad lucrativa según criterios comerciales,
98
vada en el sistema educativo en gcneral. Sin embargo, los [actuales]arreglos institucionales [oo.] permiten a la corporación asumir una fun
ción educativa directa». Esto es, en palabras de Schiller, «el sector cul
tural-informativo ha sido literalmente entregado al mercado»:
La dinámica desreguladora corporativa en el campo cultural-informativo
corre por dos vías principales. Primero, trata de promover y proteger las
actividades generales de información comercial que realiza el sistematransnacional corporativo. Su segundo objetivo es satisfacer las necesida
des específicas de mercadeo de las corporaciones productoras de bienes y
servicios de consumo, cuyas ventas requieren de un acceso fuerte y conti
nuo a losmediosnacionales de difusión (Schiller, 1993: 160).
Pero esta lógica no es nueva; ya en la década de los ochenta laspolíti
cas públicas de educación, aligual que en elsector comunicativo y otras
actividades económicas, sometieron a las instituciones de enseñanza a
una reforma estructural basada en ladesregulación, la descentralizaciónlocal y la autonomía de los centros escolares, a la vez que tenía lugar la
reducción proporcional de la inversión pública y la privatización de
la enseñanza, obligada a adaptarse masivamente a la informática y otrastecnologías educativas. Hoy, en esta misma dirección, «se han puesto
en marcha distintos mecanismos: desde la incorporación de represen
tantes de las grandes empresas a los órganos de gobierno en las universidades a través de los Consejos Sociales, como El Corte Inglés o Tele
fónica en el caso de laUniversidad Complutense, hasta la financiación
directa (y po r lo tanto el control) de las nuevas Agencias, como es el
caso de la Cátedra Repsol-YPF de la Universidad Politécnica de Madrid. Incluso la propia financiación pública, a través de la evaluación
que realiza la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acredi
tación (ANECA), ha quedado en gran medida condicionada al éxito
po r la obtención de financiación privada: en efecto, uno de los criterioscentrales para la evaluación de la calidad (de la que depende gran par
te de la financiación) esel interés social de las investigaciones y éste só
lo se prueba mostrando que en lasociedad hay alguien de verdad inte
resado en ellas (y no sólo que diga estarlo), es decir, alguien dispuesto
a cofinanciarlas»:
La actual revolución educativa pretende, en definitiva, la colonización del
espacio académico por la lógica empresarial que ya domina otros ámbitos,
99
de modo que larentabilidad social se impone a cualquier otro criterio cien-
tífico. Lo que está ocurriendo en la Universidad es comparable a lo que
pea para la Investigación y el Desarrollo, en cuyas ~ o n c l u s i o n e s desta
ca que la VE no está adaptándose al ritmo necesario al c a ~ b l O tecn.o:
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ocurrió en los años ochenta cuando las conquistas sindicales, que se habían
consolidado durante duras décadas de lucha, fueron desmanteladas (Fernández Liriay Alegre, 2004)
Un ejemplo ilustrativo de esta nueva lógica es el caso británico. Toda
la polít ica y reforma escolar del nuevo laborismo fue articulada por
agencias paraestatales como la Oficina de Niveles de Educación o la
Agencia parala Formación de Docentes, externalizando además las es
trategias, programas y proyectos educativos hacia compañías privadas.
Así, siete años después se puede constatar realmente que las sociedades
y empresas privadas, actuando a título lucrativo o gratuito, son hoy en
día los actores centrales del sistema educativo y están a la vanguardia
de la modernización tecnológica de la enseñanza. El gobierno se apo
ya en ellas, ya se trate de métodos pedagógicos, de programas curricu
lares o de la administración de los establecimientos, ofreciéndoles con
tratos millonarios como el últ imo firmado por el gobierno británico
por un total de 177 millones de libras (253 millones de euros) con Ca
pita, la principal sociedad de negocios de la educación en Inglaterra
(Hatcher, 2005).Esta política es coherente con el discursode laOCDE de liberaliza
ción de laenseñanza. Aunque no todos los Estados miembros de laUE
están a favor de lafirma del Acuerdo General sobre elComerciode Ser
vicios (AGCS), es previsible que la educación, como otros servicios pú
blicos, terminen cediendo su actividad al mercado y la comercialización
internacional. Por lo pronto, elproceso de construcción de laSociedad
Europea de Educación Superior ha iniciado un programa de reformas
estructurales marcado, en la línea del gobierno británico, por la:
Falta de debate público.
Proliferación de agencias paraestatales de evaluación.Pérdida de autonomía universitaria.
Mercantilización de la enseñanza.
Orientación instrumental del conocimiento.
- Cultura de calidad como centralización y control tecnocrático del
sistema educativo.
La filosofía que anima la transformación del sistema universitario es
ejemplificadapor el Informe del Comité Asesor de la ComisiónEuro-
100
lógico y la revolución científico-técnica, por lo que concluía el cormtc
de expertos:
La cualificación y capacidad innovadora de los recursos humanos
demandan un sistema educativo activo y productivo.
Los cambios que acompañan al proceso de construcción la so
ciedad de lainformación requieren una estrecha colaboraclOn entre
mundo educativo, empresa y sociedad.
En esta línea, la Asociación Española de Representantes de Escuelas de
Dirección de Empresas concluye en su estudio de los nuevos escena
rios de la formación superior:
La necesidad de conocer las necesidades de la sociedad para traba
jar desde la demanda y analizar la competencia ~ o r m ~ precisa.
La definición de campos emergentes de especlahzaclOn debe ser
prioritaria. . "El anquilosamiento de las estructuras de trabajo.acadenucas de.beser
reemplazado por una gestión ágil y con mentalidad empresarial. .Los equipos de profesores deberán tener un componente multidis
ciplinar y una sólida competencia profesional avalada por el campo
laboral.La consecución de la calidad con servicios de apoyo y logística pa
ra lograr la excelencia ha de ser una norma institucional en los cen
tros de educación superior.
En otras palabras, las empresas deben indicar a las instituciones e ~ u c a -tivas las necesidades globales del mercado, qué competer.rclas exige la
formación productiva y cómo -e n fin- adaptarse al cambio SOCIal:
Ahora bien este nuevo imperativo educativo introduce cambios significa-
tivos en c ó ~ o aprender y en cómo se practica y es l e g ~ t i m a d a socialmen:e
la educación más alláde los muros de la escuela. Obviamente, la rnayona
de estos cambios toman la forma de una acreditación de logros o compe-
tencias que no habían sido previamente temas de interés público; y, a su
vez, engloban ciertas áreas de la vida cotidiana. t r a n ~ f o r m a ? ~ o aspectos
significativos de la experiencia en forma de pedagogía expllClta; En.estecontexto, la enseñanza y los requisitos crecientes que ponen el énfasis en
101
lascompetencias y laacreditación han tornadoeltrabajoy elhogaren nuevos espaclOSpara la educación. Mientras tanto, los proveedores de ocio -los
c e n t r ? ~ de deporte, los museos, las asociaciones juveniles, las artes...- han
te los años ochenta los servicios de telefonía en tres grandes compañías
pues el mercado no es suficiente para atender y mantener tantos ope
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a ~ q u l ~ l d ~ ~ a d a vez ~ r e s p o ? s a b i l i d a d e s educativas, requeridos como es
tan a justificar su función social en esos mismos términos (Buckingham yScanlon, 2000: 2)
Este imperativo categórico gobierna hoy toda institución de enseñan
za, introduciendo nuevas formas de rendición de cuentas de la univer
sidadc o ~ o
servicio público. Si analizamos por ejemplo la Guía delPlan Nacional de Evaluación de la Calidad de las Universidades de Es
paña encontramos claramente definidos algunos de los principios deesta filosofía política:
La aportación del sistema universitario al desarrollo económico como principal exigencia.
La c a l i d ~ d y eficiencia del sistema para la competencia en un marcointernacional de producción y enseñanza.
La atención al usuario, concebido como cliente, en un sistema mer
cantil de oferta y demanda que ha de garantizarla capacidad de elección al «consumidor».
La eficaciay rendimiento de los recursos humanos.
La enunciación de conceptos fetiche como «Sociedad del Conocimien
to», liberación del tejido escolar, flexibilidad o calidad educativa di
fundidos po r organizaciones como la OCDE, encubre de este m'odo
lógicas sociales sustantivas que tiene visos de cercar la escuela, hacien
do aceptable de partida las desigualdades, con la consiguiente renuncia
a un proyecto público y colectivo de socialización cultural. Reformu
ladas las nociones convencionales de capital humano, la idea de Socie
de la Información y eldiscurso de la educación permanente de ca
lidad nos presentan como razonables e inevitables los procesos de
r e e s t r u c t l ~ r a c i ó n productiva, la flexibilidad laboral y la desregulaciónde las actividades económicas en virtud de una concepción de la vida
pública basada en . a d a p t a b ! l i ~ a d productiva de laeducación y elprin
CIpIO de responsabilidad individual. Estas estrategias educativas coinci
además con las fusiones aceleradas de las empresas de telecomuni
caciones dentro y.fuera de nuestras fronteras. En Estados Unidos, por
ejemplo, la situación se asemeja al período liberalizador de la era Rea
gan, concentrando po r ejemplo con más intensidad si cabe que duran-
102
radores, lo que favorecerá probablemente un proceso de concentración
oligopolista del mercado en manos de un reducido número de compa
ñías transnacionales (Pozzi, 2005). Este club restringido de grandes
empresas como Comcast es el que está liderando el proyecto educati
va de la SI, orientando las líneas directrices de la convergencia digital
que organismos como la Unesco sostienen especialmente en países pe
riféricos.
La penetración de las compañías comerciales en el sector educativode los países del sur tiene lugar en varios ámbitos: desde la formación dela alfabetización digital al patrocinio de campañas de educación de la
familia y la conexión de centros escolares. El gran capital no ha asumi
do, por el momento, la dirección y gestión del sistema educativo. Másbien, por lo pronto, trata de orientar la formación del capital humano
en sus propios términos y según sus propios objetivos, alconstituiraún
el negocio educomunicativo un sector débil y menor en el conjunto de
la economía. La experiencia británica demuestra que «el lobby del ne
gocio de la educación apunta principalmente a la enseñanza posobliga
toria y no a lagestión de los centros y lo hace mediante los sistemas deenseñanza a distancia o la creación de campus universitarios en el ex
tranjero» (Hatcher, 2005).La OCDE marca, en esta línea, los ejes y principales funciones de la
institución escolar. En un documento presentado en el encuentro de
Ministros de Educación celebrado en Dublín (18-19 de marzo de 2004)
se concluye que el gobierno es el principal responsable en materia de
formación inicial. Los empleadores y las empresas contribuyen traba
jando con el gobierno y las instituciones educativas para asignarles ob
jetivos claros en función de las necesidades del mercado. Con la explo
sión y desarrollo exponencial de laeducación superior, laOCDE piensa
directamente en la inversión y liderazgo del capital privado solicitandode la Administración Pública una relación más equilibrada entre gasto
público en educación reglada y desarrollo de la formación permanentepara así facilitar lalibre concurrencia de los operadores del mercado en
la enseñanza universitaria. En esta estrategia política se califica directa
mente al sector público como anquilosado, disfuncional y poco prepa
rado para elcambio, y al sector privado como un actor económico di
námico, transparente e innovador, hasta el punto de que, como advierteHenry Giroux (1999),la proliferación burocrática del capital intelectual
y sus ataduras a la maquinaria del capital y el surgimiento de las aso-
103
ciaciones de comercio industrial han contribuido a crear por parte de
quienes ven la educación como un vehículo para la democracia muchadesconfianza hacia las instituciones de aprendizaje superior.
Si la revolución de las nuevas tecnologías -se afirma- afectará al in
dividuo, a su vida doméstica, social y laboral y la economía digital fa
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Esta falta de confianza ha reforzado la idea de que la adaptación de
laU niversidad a las auténticas necesidades de la sociedad no puede lo
grarse a t;ravés de Unproceso planificador gestionado en régimen de
monopolio po r los poderes públicos «porque carecemos de la infor
mación y del conocimiento preciso para saber qué necesidades va a
plantear elfuturo» (Moreno de Albarán, 1999).Es necesario por tanto
f o r t a l e c e ~la
c o m p e t ~ m c i aentre sector público y privado y aun dentro
del propIO sector p ~ b l I c o para hacer posible esta adaptación. Así, el
presidente del Comité de Gestión Empresarial y Productividad del
Círculo de Empresarios comienza por insistir en introducir mecanis
mos de m e r ~ a d o en elcampo de la educación, siguiendo el ejemplo de
Estados Unidos y,consecuentemente, reducir de paso el gasto público,
para termmar dictando la oferta, organización y misión del sistema
educativo, según supuestamente las necesidades de la población. Para
h a c e ~ e f e c t l v ~ esta reforma, las políticas de libre competencia y priva
u ~ a c l ó n del SIstemapúblico universitario han recurrido al discurso jus
tificativo de la calidad y al papel modernizador de las nuevas tecno
logías. Las palabras del entonces rector de la Universitat Oberta de
Catalunya, Gabriel Ferraté, son ilustrativas de esta visión instrumental:
La enseñanza u . n i ~ e r s i t a r i a b a s ~ d a en la presencialidad como distintivo ga-
rantede!conocirruento y lacalidad hatocado techo.Un método queha sacrahzado la figurade!profesor y ha permitido quela retórica sustituya aldebatey al aprendizaje individua] y permanente,y queha vaciado demasiadas aula.s del espíritu uni:crsitario para convertirlas, en elmayor de los
casos, en SImples conferencias. Hemos olvidado que nuestra misión es en-
señar a aprender más que transmitir lo que sabemos -tan caduco y fácil-
m e ~ 1 t ~ obsoleto-, que nuestra misión es cultivar el espíritu crítico y es, en
definitiva, estimular el interés de las personas en el conocimiento como ba-
sede su propia conciencia individual y social(Ferraté,2001).
Nadie, ciertamente, certificaría lo contrario. El problema es que, al ca
lor de esta defensa de laexcelencia y lainnovación de Unasociedad del
c . o n o c i ~ i e n t o sin fronteras, y adaptada al estudian'te, se justifican politicas e intereses ocultos, e mconfesables, afines a la «retórica" de las
grandes empresas tecnológicas de las que el ex rector de la UOC for
ma parte destacada. N o es casual por tanto la inocente e idílica visión
de las TIC en el discurso público sobre la reforma de la enseñanza.
104
cil itará nuevos yacimientos de empleo en sectores como la salud, la
educación y, en general, el sector servicios, Internet brinda u?a opor
tunidad de negocio a todos aquellos que qUieran innovar y dltl!?lr sus
propios proyectos empresariales y de autoernpleo frente al ~ o m m o de
las grandes corporaciones que no debe ser desde luego desesuma?a. En
este contexto, la formación electrónica constituye un factor crucial pa
ra superar las brechas y exclusiones digitales. Por ello, la educación ha
de transformarse, adaptar sus contenidos, redefinir procesos, actualizarlas formas de organización y evaluación de los aprendizajes, al tiempo
que los gobiernos deberían adaptar políticas e d u c ~ t i v a s flexibles y mo
dernas. Como argumenta un informe para el gobIerno estadounidense
en materia de teleeducación y reforma educativa:
La nueva economía requiere una fuerza de trabajo capaz de manejar y res-
ponder eficazmente a la «explosión» del conocimiento. En este proceso, la
empresa demanda de la instituciónuniversitaria la,educación y ~ n s t r u c c i ó nnecesarias para responder a este reto. Pero ademas de esta preSIDn son cre-
cientes las exigencias financieras que deben cumplir las i n s ~ t u c i o n e s de .edu-
cación superior: colleges y u n i v e r s ~ d a d e s deben controlar e . m , c 1 ~ s o reducir
costos, así como desenvolverse eficazmente en lanueva dinámica compeuuva,mientras tratande responder a demandas crecientes del entorno social. En
sí mismos, cada uno de estos factores son más que significativos; colectiva-
mente, todos ellos desafían lasestrategias fundamentales de la educación superior ene!nuevomilenio (Haterick, Mingle y Twigg, 1997: 21).
Desde el punto de vista de las políticas públicas, los ejes estratégicos de
estas transformaciones son, en consecuencia, la modernización tecno-
lógica, la financiación de desarrollos y aplicaciones informáticas, la
convergencia jurídica transnacional, la innovación y liderazgo del mer
cado y lacaptación de capital riesgo. En definitiva, e!desarrollo de una
política pública de la educación pensada I ; ~ r a i.mpulsar la e c o . n o m í ~ deInternet con la más conservadora regulación fiscal y legal bajo el lide
razgo del mercado.
Sólo en este marco escomprensible e!omnipresente mito de Internet
y las TIC como herramientas de formación a medida y/o de p e r s o ~ a l i -zación de! servicio educativo. Ahora bien, si analizamos las Cornunida
des Utilitarias de Aprendizaje que representan hoy las experiencias más
innovadoras en materia de educación a través de las NTIC, observamos
que la noción de libre acceso a la educación para todos setraduce en:
105
La autofina.nciación de la infraestructura educomunicativa.
La m t e g r a c I ó ~ , y confusión de lo público y lo privado .
La orgarnzacion flexible de comunidades de aprendizaje local, re
Tales declaraciones, contundentes y en un tono que podría calificarse co-
mo desafiante, parecen estar dirigidas a los grupos que se han pronuncia
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gional y nacionalmente,
La a J : ' r o p i a ~ i ó ~ ~ n d i v i d u a l de las nuevas tecnologías.
La dIversIflcacIOn de materiales estilos y formas de d". , d ' apren izajc en
srstcmas estan ar y homogéneos de teleformación.
El pago po r los servicios de formación.
y !a vinculación de la enseñanza con el ocio y el consumo (hogar)
mas que con la producción (trabajo).
Tal r e a l i ~ a d dista mucho de los objetivospregonados po r laUnesco pa
ra este ~ ' u l e m o , la cual defme la educación cama un espacio abierto que
debe b n ~ d a ~ una amplia g ~ m a de opciones y dar la posibilidad de en
trar y salir facllmente del SIstema garantizando la adecuación entre lo
que la sociedad espera de las instituciones y lo que éstas hacen en rna
tena .educatIva. Para lograr tales objetivos, la Unesco defiende e! uso
c r e ~ ~ I v o de las redes y tecnologías informativas favoreciendo la reali
zacion de t r a n s f e r ~ ~ c I a s tecnológicas, la formación de recursos huma
para estas actl.vIdades y. también la elaboración de materiales di
dácticos que contnbuyan al intercambio de conocimientos.
Desde .una p o s i ~ i ó n un tanto optimista, se mencionan las posibilidades que
estos ~ l s t e m a s tienen de ayudar a corregir las graves desigualdades existen
tes: Sin e ~ . b a r g o , no hace referencia a cuestiones ineludibles como el
d1Sffi?digital, entendido COmo las diferencias que existen entre los países
el :nmer ~ u n d o y losno desarrollados en materia de infraestructura tecnologlca, as!COmo ensu uso, apropiación y dimensióncultural, diferencias
que como s a b e ~ o ~ representan un r e t ~ a v e n c e ~ antes de comenzara apro
vechar los beneficios dela convergencia (Crovi y Sierra,2005: 156-157).
Tres años después de la Declaración Mundial sobre la Ed . , S. l ' ucacron u-pe;IOr en e SIglo XXI, la Unesco recomienda sin embargo, en la reu -
mon llevada a ~ ~ b o P? r e! Grupo E-9 en Beijing, durante agosto de2001, la.educacIOn a distancia a través de la red como instrumento pa
ra erradicar e! analfabetismo, advirtiendo que esta línea de actuacióndebe ser llevada a efecto «aun po r enc ima y al margen de 1 . .di' di ' a resrstencrae os SI? 1cato.s magisteriales, [pues] la educación a distancia repre-
s ~ n t ~ la ~ m c a via para alcanzar t.UedIanteun mismo modelo tres obje
tlv.os. mas oportumdades educativas, calidad en los servicios masivos ybajo costo de la inversión»
106
do en contra de los nuevos modelos educativos, basados en lavisión y en
las acciones que delimita el documento para la educación superior. Estos
grupos, que se han manifestado de distintas maneras tanto en Latinoamé
rica como en Europa, constituyen una respuesta crítica a los programas
que han surgido desde elgobierno y el sector privado a partir de laDecla
ración de laUnesco de 1998, cuestionando lacreciente monopolización de
las redes y circuitos de valorización de laindustria de lacomunicación y el
control y organización de las nuevas formas de descentralización econó-mico-cultural de las industrias de la información por el capital transnacio
nal como resultado del actual proceso de globalización de una política liberalizadora asumida y pensada al servicio de los intereses estratégicos de
importantes operadores multimedia como Sony, Time Warnero Microsoft
(Crovi y Sierra,2005: 158).
En e! fondo, e! documento de laU nesco expresaun conflicto latente de
intereses que cuestiona y evidencia e! proceso de reestructuración glo
bal de! sistema educativo. Como señala McLaren, «los pactos regiona
les y de liberalización que surgieron durante la pasada década (la Or
ganización Mundial de! Comercio, el Tratado de Libre Comercio, la
Unión Europea, e! Mercosur latinoamericano y las negociaciones recientes de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico
alrededor de! Acuerdo Multilateral acerca de la inversión) están for
mando el nuevo orden mundial de acuerdo con las condiciones más
idóneas de inversión para las corporaciones transnacionales» (Mcl.a
ren, 1999: 102).
En este proceso, la asimilación de las instituciones de! sector públi
co a los modos de gestión propios de! ámbito privado está significan
do la transposición de la f ilosof ía de la gestión empresarial al ámbito
educativo de acuerdo con criterios de rentabilidad y eficacia, po r me
dio de las polít icas de Calidad Total y e! uso de las tecnologías educa
tivas y los sistemas de comunicación en la organización de la enseñanza. El pensamiento utilitarista que impregna las prácticas culturales con
los medios y los procesos de modernización educativa bajo la retórica
populista de! neo liberalismo imponen así la racionalidad económica en
la integración de los recursosy procesos de comunicación y educación,
de acuerdo con las necesidades de expansión de! capital:
Las redes, y más generalmente las NTIC, se inscribirían así con absoluta
naturalidad en esta corriente de la gestión de las empresas que, levantando
107
acta delagotamiento de laorganización científica del trabajo, pone el acen
to sobre todo en laproducción de información como condición de lasu
nergético de la comunicación como técnica y de la.supuesta capacidad
de autonomía del individuo como sujeto del trabajo y la cultura pos
moderna, a condición, claro está, de aceptar el orden de c o s ~ ~ existen
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pervivencia económica de la empresa: tanto en la imagen social de lasmis
mas, c omo en l a conti nua f or mu la ci ón de p ro ye ct os de empres a, e n la
experimentación permanente de losmétodos de producción y en la elabo
ración de productos que integren mucha creatividad (Miege, 1992: 54).
El recurso a tales técnicas parte de una «ficción" elemental. El nuevo
modelo de gestión solicita de los trabajadores su adhesión al proyecto
de empresa a través de laproducción audiovisual y elmodelo cultural dela industria del ocio orientado a la explotación de las profundas aspira
c iones y deseos del ind iv iduo , imponiéndoles precisamente el total
abandono de dichas aspiraciones individuales en función del objetivo
general de la producción. Las políticas tecnocomunicativas se imple
mentan así paralelamente al proceso de proletarización de los trabaja
dores, disciplinando al nuevo sujeto posfordista y desplazando las for
mas de saber -hacer y las habi li dades y competenc ias cogni ti vas en
beneficio del capital, que anula las formas de autonomía e independen
cia del trabajo creativo.
La consideración del papel determinante de la comunicación educa
tiva como lucha po r la ciudadanía no sólo en el plano social, sino tam
bién, y sobre todo, en el ámbito de la organización y estructura de la
producción económica, tiene en este sentido su razón de ser en el uso
de las técnicas de comunicación para la gestión, organización y forma
ción de la mano de obra, que reemplaza progresivamente al modelo de
organización cient íf ica del t rabajo y, más allá aún , reformula todo el
conjunto de formas tradicionales de organización social. Como ad
vierte Popkewitz en el caso de la educación:
Las reformas educativas actuales reconstruyen los registros de la adminis
tración social. Las identidades colectivas y sociales, y las normas universa
les de las que hacían galalas reformas previas, son sustituidas por imáge
nesde una identidad local,comunal y flexible.Las reformas conciben a unindividuo que resuelve problemas, que parece serun individuo descentra
lizado que actúa y participa manteniendo la distancia respecto a la inter
vención estatal (Popkewitz, 1999: 138).
La ilusión del fetichismo tecnológico que la mayoría de autores expre
san, a este respecto, al aislar la variable «nuevas tecnologías" en la in
terpretación de las transformaciones del sistema productivo, resulta en
esta línea solidaria de las pretensiones «demiúrgicas» del potencial si-
lOS
te y someterse a la disciplina del capital . «El modelo de g e s t l ~ n de co
municación y de construcción de la eorporate image se ha ~ m p u e s t o[así] en la sociedad como único modo de comumcar, Se consIdera que
la comunicación concebida de est a manera constituye una excelente
tecnologia de la gestión social. C o ~ ~ ejemplo,. ?astaria con. señalar. la
t nsión del modelo de comumcaClOn de gesnon hacia las ¡nStltUCIO-ex e . , h .nes estatales, las colectividades territoriales y las asociacrones umaru-
tarias. Todas ellas han redefinido su relación con los CIUdadanos y la so
ciedad civil recurriendo al know how y al imaginario del marleeting»
(Mattelart, 1998: 86):
El desarrollo del sistema de medioscomerciales globalesque tiende a con
siderar el dominio corporativo como algo naturaly bene:-olente era y es la
consecuencia lógicade la política de comunicación del libre mercado que
ha ido dominando globalmente en los ochenta y noventa. Los medios glo
bales son los misioneros de esta época, que p r o m u e v ~ n las virtudes lo
comercial y del mercado a grandes voces y de forma incesante a traves de
sus rapaces empresas y programas (Herman y McChesney, 1999: 63).
La emergencia de un modelo informativo t r a ~ s n a ~ ~ o n a l bajo elli?:
razgo del capital estadounidense y la c o m e . r c t a h z a ~ l O n de educación
no formal han impuesto como consecuenCia u.na lo?,ca politica, cultu
ral y educativa estructurada po r los intereses , d e o l ~ g ' c o s del ~ o r p o r a -tivismo capitalista, una l ógi ca en la que, posibilidades mismas de
ejercicio de la ciudadanía, de la cultura C I V I C ~ y de los derech.os socia
les son ocluidas por la determinación s u b ~ r d m ~ d a : las neceSIdades de
reproducción del conocimiento como capital simbólico.valonzab!e. .El consumo, las desigualdades de clase y de o ~ ? r t ~ m d a d e s , . el.,?d,
vidualismo radical y la competencia po r la adqulSlclOn, aproptacron y
compra del conocimiento (de la e d u c ~ c i ó n , e,:, suma) son hoy realidades indiscutibles en las políticas públicas nacionales, q u e ~ a n d o desle
gitimada toda opción política que no responda a las n : ~ e s , d a d e s d:
productibilidad del capital, como t o ~ a aq,;,ella política democratlca
de la Comunicación Educativa contrana o mcluso, en a ! ~ n o . s casos
simplemente diferente de los dictados de la eco?omla política liberal y
sus beneficiarios: los conglomerados corporativos del sistema global
de medios.
109
En suma, el mercado de los medios globales, orientado po r la agre
sividad competitiva de las grandes firmas corporativas estadouniden
la economíade la educación. Lafunción ideológica de estas teorías! e n ~ ~ -brir lascontradicciones y problemas existentes del proceso de .valonzaclOnde!capital,conduce,por otra parte,al alejamientode la práctica (Labarca,
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ses, en asociación con los grupos líderes europeos, favorecidos desde
una posición relativamente privilegiada por situaciones de monopolio
natural o virtual heredadas, refuerza un proceso de «concentración cul
tural» cuyo efecto más inmediato es la acentuación de los desequili
brios territoriales, la desigualdad y jerarquización social en el acceso y
participación en la distribución del conocimiento y el capital cultural
de las regiones y culturas locales que conforman elheterogéneo mapa dela cultura global (McChesney, 1998).
Un ejemplo ilustrativo de esta filosofía es, como hemos señalado, el
caso de la Comisión Europea que, preocupada po r el fomento de nue
vos conocimientos y la alfabetización tecnológica, ha puesto en mar
cha diversas iniciativas en materia de comunicación educativa desde
una visión instrumental de las nuevas redes de aprendizaje que han ter
minado fracasando po r la propia lógica constituyente de esta política
cultural, basada en el recorte presupuestario y el adelgazamiento del
sistema público a la vez que se exige, en programas y declaraciones pú
blicas institucionales, grandes esfuerzos de modernización tecnológi
ca para la transformación de la enseñanza formal, con el resultado ya
conocido de mayor endeudamiento y transferencia de fondos públicosa los operadores privados, sin que los proyectos de innovación peda
gógica del aula virtual multimedia hayan alcanzado siquiera la mitad
de los parabienes pregonados po r organizaciones internacionales co
mola OCDE.
El origen del notorio f racaso de estas polít icas se debe al propio
planteamiento de partida de la economía neoclásica de la información
y su incapacidad para transformar (cualitativamente) de forma signifi
cativa la sociedad emergente divisable con la revolución del conoci
miento:
La proyección de la organización de las empresas sobre la economía na-cional, en la que se basala teoría de los neoclásicos, encubre (por la injus-tificadatransferenciade la racionalidadde la empresa individual) lasdificultades del capital para optimizar e! sistema educativo, en e! sentido desubordinarlo a sus intereses de valorización. Las pretensiones contradicto-rias de lasdiferentes fracciones del capital;el proceso por e! que lasfuerzas económicas más poderosas, los monopolios y los oligopolios, imponensus intereses como los decisivos y dominantes paratoda lasociedad;la pro-blemática de una transformación institucional de los intereses dominantesno están de ninguna manera en las reflexiones de los modelos analíticos de
110
1989: 293).
La visión idealista de la modernización educativ.a d i g i t ~ l y lapolítica de
apropiación por desposes ión de las competenCias s?cIahzadas del
nacimiento se están traduciendo, como consecuencia, p ~ ~ c a n -zación de los trabajadores intelectuales, junto con la ~ n V a t 1 Z a C I O ~ de
los sistemas de formación, con el reforzamlento segun hemos VIsto
de las políticas de regulación de la p r o p i ~ d a d intel,ectual y de derechos de autor ampliados, así como la [inanciación ohgopdlstlCa del
sector ciencia-tecnología. La degradación del sector educativo -con la
descualificación de la potencia creativa de docentes, programadores y
analistas- esreveladora a este respecto del nuevo marco n o r m ~ t 1 v o que
impera en el proyecto de laSociedad Global de la Información.
5. Problemas y lógicas sociales delnuevo escenario cultural
Las lógicas sociales de la comunicación son aquellas reglas de funcio
namiento que ayudan a comprender las evoluciones c o y u n t u r ~ l e s y losmovimientos erráticos o de carácter táctico de los actores sociales .r
m
plicados, lógicas que el profesor Miege relaciona con los «movimien-
tos estructurantes!estructurados» de Bourdleu. .En el análisis de las políticas de comunicación y e d u c a C l ó ~ p ? d e m ~ s
distinguir dos lógicas básicas en la p o l ~ t i c a cultural: las d l l l ~ I C a Sblicas de socialización y democratlZaclOn de los recursos y s.lstemas d,l-
gitales y, por otro lado, la lógica social p r i v a t i z a d o : ~ . Las mIsn:as e s t ~ nrelacionadas con cosmovisiones y proyectos políticos, con ftlosoftas
sociales antagónicas, según advierte Apple:
Entre los intentos democráticos de reforzar los dere.ch?s de per?onassobre las políticas y prácticas e ~ c o l ~ : i z a c i ó ~ , y la m S l s t e n ~ l a neo!lberalen la mercantilización y la p n v a u z a c l o ~ hay Impor.ta.ntes d l f e r ~ n c . l a s . Elobjetivo de laprimera es ampliar lapolítica,para : ~ v l v l f t c a r la practica de-mocrática hallando formas de reforzar la discusión, el debate y la negociación pÓblicas. Está intrínse.camente ~ a s a d o en una v is ión de la demo-
cracia considerada como práctica educat.lva.Por otra ~ ~ r t e , la segunda t:atade contener la política. Pretende reducir toda la política a la economía, auna éticade elección y consumo (Apple, 1996: 55).
111
Las políticas públicas hoy dominantes apuntan en esta última dirección
h a c i e n d . ~ prevalecer elprincipio de libre flujo de la información y la
nanciacion de fuertes inversiones públicas para la adquisición de sis-
distintas alternativas y obstáculos que aparecen en el escenario mediá-
tico en relación con las necesidades actuales y futuras de la sociedad, la
economía y la cultura posmodernas. Un a tarea ésta altamente difícil y
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temas telemáticos de educación en lo que se considera, en línea co n la
t ~ o r í a de difusión de innovaciones, un indicador privilegiado demoder-
nización a. través de la comunicación para el desarrollo según una visión
evolucionista y orgámca de las tecnologías que reduce y limita la COm-
plejidad y potencia constituyente del nuevo ecosistema cultural cuando
en realidad «el'proceso de innovación es un proceso de aprendizaje, Un
proceso ~ o g m t l v o con un el?vado grado de irreversibilidad, que condu-ce a considerar que las soluciones que se alcanzan no son necesariamen-
te, en teoría, las más eficientes, porque dependen de las oportunidades
abandonadas en etapas anteriores" (Moulier Boutang, 2004: 96).
. Si, como h ~ ~ o s afirmado al comienzo de este libro, una experien-
CIa define los itmerarros culturales de la experiencia comunicativa tar-
domoderna, ésta essin duda la complejidad. La desterritorialización y
aculturación producidas po r la dialéctica acelerada del cambio social en
la época contemporánea convierten ho y la comunicación itinerante
en norma del consumo cultural, desformalizando los puntos de ancla-
?e la experiencia, al punto de condensaren la metáfora de lanavega-
C I ? ~ el umco marco posible, y deseable, de! actual orden social y sim-
bólico, con e! que se construyen los campos del imaginario social. Tallógica sociocomunicativa está dando lugar, en consecuencia a numero-
sos y complejos problemas de difícil resolución y conocimiento. La
polivalencia y t:ansversalidad de los procesos de información y cono-
cirruento a traves de las nuevas tecnologías electrónicas prefiguran el
enclave teórico de un contexto emergente cuya potencia exige, en este
sentido, un mayor esfuerzo de reflexividad de parte de los investiga-
dores, como ya de hecho sucede con las prácticas culturales a las que seven abocados e! conjunto de los actores sociales.
En esta línea, la nueva ecología de la comunicación exige una ética
y Unaculturadel diálogo y del aprendizaje de las multimediaciones cul-
turales que haga factible la apropiación simbólica, y material, del uni-ve rso de la información a partir de la problemática tensión entre la
identidad y la diferencia, la unidad y la pluralidad, que invariablemen-
te nos muestra la experiencia cotidiana en la que vivimos y materiali-
zamos la producción y reproducción de las representaciones sociales.
El reto de la comunicación educativa es anticipar en este sentido un a
mirada de futuro, un intento de proyección histórica sobre la utiliza-
ción y desarrollo educativo y cultural de! entorno, capaz de esbozar las
112
contradictoria.
Un a de las trabas primeras es el acceso a los datos comerciales, a la
información sobre patentes y nuevos productos, análisis de mercados,
previsiones de precios y de lademanda, m o v i ~ i e n t o s financieros. y.netarios y resultados de las investigaciones industriales; en definitiva,
las restricciones en el acceso a los datos científicos, tecnológicos y co-
merciales para que los países en desarrollo y las economías locales pue-da n planificar sus políticas públicas en condiciones de igualdad frente
a las empresas transnacionales y grupos extranjeros en contra de la su-
puesta disponibilidad de recursos y fuentes de información que preco-
niza el discurso sobre la Sociedad del Conocimiento. «Una contra-
dicción que tiene su base en esos mismatchings de la economía del
conocimiento, en los desajustes derivados de la inadecuación del prin-
cipio de escasez y en lalógica de los rendimientos crecientes; en última
instancia, una crisis que derivaba de la dificultad para establecer un a
medida, no arbitraria, no convencional, de la productividad, en el mo-
mento en el que el capital fi jo cor respondía menos con el sistema de
máquinas y con las instalaciones industriales que co n la cooperación
entre cerebros» (Moulier Boutang, 2004: 21).
Hemos visto cómo eldenominado Nuevo Orden Mundial de la In-
formación y la Comunicación del Capitalismo Cognitivo está basado
en el control de la producción y dis tr ibución de la cultura y la comu-
nicación públicas, integrando los bienes simbólicos como parte de un
sector mundial de servicios electrónicos dirigido po r las multinaciona-
les a partir de la eliminación de barreras al comercio de bienes y servi-
cios, elfavorecimiento de la competencia, la liberalización de las inver-
siones, el establecimiento de procedimientos administrativos conjuntos
efectivos y lacreación de una base para laextensión del acuerdo en fu-
turas conversaciones bilaterales y multilaterales. En este contexto, Es-
tados Unidos está presionando a la Organización Mundial de Comer-
cio para que incorpore el comercio único en las previsiones de servicio
(comunicación y educación incluida, por. supuesto). como parte. del
proceso de liberalización de los intercambios comerciales. Esto elimi-
naría muchos de los apoyos co n que contaban los gobiemos de E ~ r o -pa y América Latina para aplicar sus políticas nacionales de comunica-
ción y cultura desde una visión equilibrada de servicio público. Esta
iniciativa, que se está materializando merced a tratados bilaterales, esel
113
nuevo producto cultural a exportar po r el Imperio como marco regulador de las industrias de la conciencia. El profesorVincent Mosco sostiene, en este sentido, que, frente a la tríada de poderes (Estados Uni-
ras nacionales sucumben ante el arrollador poder de uniformizaciónmercantil, como prueban las iniciativas aisladas y sin solución de continuidad en las comunidades autónomas de España. El respeto y fo
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dos, Japón y UE), hoy tenemos el superdominio estadounidense comoauténtico Imperio global basado en la superioridad informativa. Aunperdiendo terreno en el aspecto económico, Washington todavía controla las metáforas, las imágenes y las expectativas que motivan a granparte de lahumanidad. Lo que vende es elmodo de vida americano. Lametáfora del libre comercio como visión política es, en sí misma, elob
jeto de exportación y principal resorte del Imperio.La concentración vertical y multimedia crecientes, la transnacionalización del sector y la simbiosis del poder informativo con el económico-político se alimentan de ello. Estas líneas de evolución, estrechamente interrelacionadas con el desarrollo de la economía, restan comoresultado autonomía a las decisiones de tipo localista o nacional. En esta línea, desde 1986 funciona el Programa Intergubernamental de Informática que asiste a los Estados miembros en lapreparación y aplicación de políticas nacionales para el desarrollo de la informática, asícomo la creación de redes de telemática para el correo electrónico y elacceso a los bancos de datos al margen o sobre las decisiones políticasde los gobiernos nacionales favoreciendo oligopolios privados de comunicación en función de su elevada capacidad de servicio ante las crecientes demandas de la Sociedad del Conocimiento.
En un sector de tanto crecimiento como el de las telecomunicaciones, se observa, se constata así finalmente, tras un detenido análisis dela situación y prestaciones del servicio, una oferta deficiente y de pocacalidad. Si analizamos el caso de España o de muchos otros países deEuropa y América Latina, se observa, además de una insuficiente densidad de líneas telefónicas en territorios y áreas rurales, grandes desequilibrios estructurales entre las regiones y una oferta excesivamenteenfocada a la demanda de los negocios empresariales. La política tarifaria, que puede introducir aspectos redistributivos en las rentas entre
los diferentes estratos socioeconómicos mediante la subvención deunos servicios por otros, es un indicador de la discriminación clasistaque hoy hace recaer en los usuarios más modestos los costos de pro-ducción sin establecer distinciones en positivo sobre los usos socialmente necesarios y aquellos otros que utilizan elservicio como una herramienta de mejora en la gestión de su negocio.
En la misma tónica, la ausencia de una política nacional de comunicación refuerza los desequilibrios interregionales. Las lenguas y cultu-
114
mento de las minorías y nacionalidades culturales constituyehoy día elcentro de las contradicciones entre el viejo Estado-nación y el nuevoorden mundial de espacios supranacionales de integración como UE.En el caso modélico de España, las administraciones autonÓmIcas seenfrentan al denominado "doble déficit democrático»: primero, por laconcentración del poder ejecutivo y legislativo del E s t a d ~ y, ~ e ~ n d o ,por la transferencia de competencias a las autondades e mstituciones
comunitarias.La investigación en comunicación tiene sin duda por delante a este
respecto una compleja tarea de r e d e f i ~ i c i ó n de,las!,olíticas públicas enel nuevo escenario económico transnaclOnal.Mas aun SI consIderamos elcrecimiento de las alternativas de los sistemas de distribución digitalque amplía signicativamente el espectro y diversidad de formas de regulación. Como advierte el profesor Bustamante:
Los riesgos de desestabilización que entraña la irrupción de los gigantes
empresariales de las telecomunicaciones, la informática u otros sectores
ajenos hasta ahora a la comunicación y la cultura (eléctricas, empresas de
agua, bancos.. . ) no son [sin e m b a ~ ~ ~ ] c o n t e ~ p l a d o s ensu vertiente e c ~ -nómica(opacidad, abusosde poslClon dominante) ru en laculturaly politica(reducción delpluralismo). Tampoco lospelIgros dela IUtegraclOn vertical entre difusión y producción entre redes y c o n t e m ~ o s r e c l ~ e n mucha
atención, ahogados por los imperativos de la competencia mundial (Busta-
mante,2004: 15).
En este sentido, llama poderosamente la atención cómo la afirmaciónde la valiosa contribución de las políticas culturales al desarrollo e.co-
nómico se produce paralelamente a la d e s p o l i t i ~ a c i ó n de las políticaspúblicas, delegadas a organismos paraestatales «independientes»:
Con la eliminación o los cambios progresivos de las funciones de interme-
diación del gobierno o de la administración entre el Estado central y , l ~ sinstituciones de enseñanza, la política convencional y el control b u r o c ~ a t I -co a cargo de organismos públicos se sustituyen con instituciones casi au-
tónomas con presupuestos propios que compiten por los clientes en elmercado, un sistema de rendición mercantil de cuentas que, con f r e c ~ e n -cia, está regulado por las llamadas agencias no gubernamentales. Estas I ~ S -tituciones casi autónomas,financiadas por el Estado, aunque en su funcio-
115
n a m i e ~ t o intervenga un número considerable de elementos privados y vo-
luntarios, hacen que la educación parezca tener un carácter menos político(Whitty, Power y Halpin, 1999: 63).
Los principios de contabilidad de costes de eficiencia, estimación, predic-
ción y control del orden empresarial han modificado de muchas maneras
el significadoy propósito de la educación [...] En la actualidad, a muchos
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~ s í , las p o l í t i ~ a ~ c u l t u ~ a l e s son desprovistas de todo control y raciona-
Iidad d e m o c r a t ~ c a , .vacla,ndo de c o ~ t e n i d o la discusió? pública, parale-
lamente a la pnvanzación de la universidad , los medios de comunica
~ i ó n , ~ i , s t e m a s de telecomunicaciones e incluso los programas de
investigacion y desarrollo en beneficiode las grandes corporaciones in
dustnales y del capital financiero.En esta línea, estrategia de despolitización de las políticas públi
cas en cornurucacion y educación debe ser situada dentro de una diná-
mica ideológica mucho más globa l en la que estamos asistiendo al in
tento del nuevo bloque hegemónico por transformar nuestras ideas y
filosofía acerca de la función de la comun icac ión y la educación de
acuerdo c? n nuevos parámetros; una dinámica que -como advierte Ap
ple- habna hecho estremecerse a Dewey y que se caracteriza, básica-
m:nte, por la,c.onversión de la dem.ocracia en un concepto más econó
mICO .que político, en el qu,:, el s e n t l d ~ y noción de bien público queda
ma.rgrnado de las deliberaciones sancionables po r los intereses corpo
ranvos de las industrias de la conciencia.
. , Los valor,:,s e m p r ~ s a r i a l e s de flexibilidad, competencia y produc
Clon. racionalizada bajo demanda son los principios posfordistas que
mspiran hoy esta filosofía pública en comunicación educativa. En tor
no a ellos, se esbozan diversas medidas y programas de actuación cul-
tural que tratan de integrar el sistema educativo y los medios de co
municación procurando:
1. La liberalización de las ofertas formativas y posibilidades electivas
de acuerdo con principios de economía de mercado.
2. La calidad y excelencia en función de objetivos y conocimientos cu
rriculares básicos y sistemas de validación y evaluación nacionales.
3. El dis eño de contenidos de instrucción formal convencionales.4. La orientación empresarial de los programas y actividades académi-
cas en función de las necesidades de la industria y del mercado detrabajo.
Estos cuatro objetivos son especialmente constatables, po r ejemplo, en
los proyectos de modernización de la enseñanza superior. Como criti-ca Giroux:
11 6
decanos se les confiere el título de presidentes, los programas académicos
se racionalizan para recortar gastos y, en muchas universidades, los nuevos
directores ejecutivos trabajan activamente para entablar relaciones estre-
chasentre sus universidadesy el mundo de la empresa(Giroux, 2001b: 57).
Al mismo tiempo, las políticas de privatización y concentración cultu
ral refuerzan desigualdades estructurales que, agudizadas po r el objeti-vo de la competencia, reducen las expectativas sociales respecto al sis-
tema público, favoreciendo una lógica darwinista de selección que
obliga a la Universidad a incidir con mayor énfasis si cabe en las polí
ticas modernizadoras de calidad total, productividad y desarrollo tec-
nocomunicativo para la formación virtual y flexible a distancia, cuyos
efectos son cada día más perjudiciales para la formación y conocimien
to universitario, al reproducir un círculo vicioso a escala global, sólo
superable desde un discurso y acción política alternativa al modelo ca-
pitalista. En este escenario, cabe destacar, de acuerdo con Shalini Ven-
turelli, cinco problemas estratégicos para el desarrollo de la Sociedad
delConocimiento:
1. El servicio universal. Las limitaciones de acceso en un marco supra
nacional de libre mercado cuestiona la retórica liberal y las prome
sas integradoras de las TI C po r la lógica discriminatoria, competiti
va y poco transparente que imponen hoy las políticas privatizadoras
del sector informativo.
2. La política de competencia. Se habla de terminar con el monopolio
público para la libre competencia, pero la lógica mercantil está con
figurando una oligarquía de la información que restringe y empo
b rece la o fe rt a cul tu ra l en mate ri a de comunicación y educación,
agudizando las contradicciones en torno al potencial emancipador
de las nuevas tecnologías.
3. La propiedad intelectuaL ¿Qué t ipo de régimen legal en los merca-
dos internacionales puede democratizar la comunicación, cuando,
en realidad, se trata de la expansión de los int ereses p rivados y la
apropiación del espacio público? El problema de la propiedad pri
vada o común de los bienes culturales constituye, en este sentido,
una encrucijada problemática para eldesarrollo de la Sociedad de la
Información.
117
4. El gobierno electrónico. Igualmente, resulta problemática la con-
formación de las formas participativas de democracia digital. Qué
criterios y cómo se articula la ciudadanía virtual en el gobierno elec-
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trónico centra hoy buena parte de los discursos en torno a la go-bernabilidad en la era de la cibercultura.
5. La producción de contenidos. Por último, las políticas de ayuda a la
producción de contenidos multimedia debe tratar de resolver cómo
pueden participar desde sus referentes culturales los sectores mino-
ritarios en la producción, edición y distribución de información y
conocimiento teniendo en cuenta que las redes globales están hoyhiperconcentradas (Venturelli, 1999).
El actual desarrollo de las políticas educativas y tecnológicas de cons-
trucción de la Sociedad Global de la Información está resolviendo en
falso éstas y otras preguntas fundamentales en la acción pública guber-
namenta l y en las propuestas de los expertos que asesoran a los orga-
nismos internacionales. El modo de acomodar y pensar las iniciativas
públicas en estos cinco ámbitos, resulta, a nuestro entender, crucial pa-
ra definir alternativas democráticas en las actuales circunstancias histó-ncas.
Como trataremos de ver en el próximo capítulo, la promesa del de-
sarrollo a escala local, del desarrollo endógeno y sostenible de la c iu-
dad educativa en la era digital, depende cada vez más de la inteligencia
política y de la episteme educomunicacional con la que nos enfrenta-
mos los profesionales de la comunicación y la cultura.
118
111
Políticas públicas de la sociedad cognitiva.Retos y contradicciones
La inteligenciaha dejado de serla capacidad de resolver problemas
para ser la capacidad de ingresaren un mundo compartido.
F.VARELA
Los modos deproducción y socializaciónpropios de la cultura son los que
es preciso introducir en la economía.
G. SIMMEL
Hasta aquí hemos aseverado, de forma ~ o n ~ ~ u y e n t e , que las,tendencias
imperantes en la industria de la comumcacion y la educación.contem-
poránea, así como los procesos de privatización y desregulación de la
economía en la dinámica de convergencia regional, dibujan en la ac-
tualidad un escenario complejo y contradictorio en el que cada día,es
más evidente la necesidad de conocimiento sobre los problemas POh;l-cos y culturales que t ienen lugar en t ~ r n o al proceso de construccion
de la Sociedad Global de la Información, .
Sien los sesenta tuvo lugar la apertura del sector educativo a lacre-
ciente internacionalización económica de las industrias c u l t u r a l ~ ~ , des-de ladécada de los noventa la transnacionalización de educación y la
cultura, alcalor del proceso de concentración y expansión ~ e l s e ~ t o r delas telecomunicaciones, viene introduciendo cambios significativos en
119
la renovación de las visiones y los contenidos culturales de la educa
ción, en virtud de las posibilidades de la comunicación instantánea y
del acceso universal y personalizado al conocimiento.
Las nuevas tecnologías de la información han propiciado el desarro
La definición de la información y el conocimiento y las nuevas for
mas de saber como objetos de consumo cultural, identificando los
actores de la educación y la comunicación social como receptores y
clientes de los servicios y bienes simbólicos.
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llo de nuevos modelos de mediación que, aplicados a laformación per
manente y a distancia, empiezan a modificar las estrategias institucio
nales de gestión, regulación y organización de la socialización del sabery del conocimiento y de reproducción de la fuerza de trabajo, cambios
éstos sin duda trascendentales desde elpunto de vista del desarrollo so
cial, pues «las nuevas tecnologías impactan en los subsistemas de pro-ducción, distribución y consumo, por un lado, y en los mecanismos de
reproducción social y del poder, por otro. Cambian, también, las no
ciones de tiempo y espacio, de poder y libertad, lo individual y colec
tivo, lo público y privado, [las culturas] nacional e internacional, [y elámbito de lo] productivo e improductivo» (Zallo, 1992: 45).
La reestructuración cultural del medio educativo por acción de losnuevos sistemas de información no sólo impugna en este sentido lacen
tralidad del monopolio formal de la enseñanza en la socialización del
saber con los instrumentos multimedia y el proceso de semiotización
de la vida cotidiana, además significa un proceso de reconversión de la
dinámica científico-tecnológica entre el sistema educativo y la indus
tria electrónica, un cambio en definitiva de la lógica de la articulacióndel conocimiento y de la producción social general.
La actual revolución educativa constituye, básicamente, una pro-
puesta de cambio de las pautas de regulación social en función de lasnecesidades de adaptación a las demandas que formula el modelo he
gemónico de reproducción social, organizando y confiriendo valor a
determinado tipo de saberes; legitimando formas institucionales y de
relación social concretos, y valorando determinados estilos de racioci
nio, clasificación y ponderación coherentes con el proceso de expan
sión y competencia de la industria cultural capitalista (Popkewitz,1991).
Así, se aprecia en las líneas generales de las políticas de Comunicación Educativa:
El dominio de un discurso «modernizador» de la educación y el
aprendizaje según criterios técnicos e instrumentales.
La subordinación de la política educomunicativa a los objetivos
económicos, despolitizando el proceso de integración en el marco
de construcción de la sociedad global de la información.
120
La notoria contradicción entre los enunciados y propuestas, a nivelde discurso, de la Sociedad Global de la Información y la realidad
cotidiana del sistema educativo y de las clases subalternas, despla
zadas del proceso de distribución del capital cultural por el nuevo
proyecto demodernización de laenseñanza y laprivatización de los
servicios públicos de educación y socialización cultural.
La nueva disposición institucional del sistema de enseñanza restringe
así finalmente el alcance de las potencialidades tecnológicas de la nue
va estructura telemática de información aluso dominante que establece
la lógica social de la economía política liberal, en función de los intere
ses de acumulación de la industria cultural, un aspecto, paradójicamente negado por acción y omisión en las políticas educomunicativas,
pese a la creciente determinación del sector educativo por lasindustrias
culturales.Las decisiones públicas relativas al proyecto de construcción de la
Sociedad Global de la Información definen, como consecuencia, un
marco cultural de desarrollo del sistema de producción por el que losdispositivos de socialización y educación pública se pliegan y desplie
gan en torno a las industrias de la conciencia, favoreciendo una nueva
pedagogía cultural mediática que mina y cuestiona el sistema formal deenseñanza en virtud de intereses más que educativos comerciales, por
lo que las necesidades capitalistas de valorización subsumen y colonizan la esfera pública como un objeto más de intercambio. En este pro-
ceso de subsunción de la sociedad entera por el capital, las políticas de
comunicación y educación han redefinido sus objetivos desde paráme
tros claramente economicistas, modificando la función y sentido del
conocimiento 'social a partir de criterios éticos, políticos y legales tec
nocráticos.Así, paradójicamente, la función productiva del conocimiento que
determinalas necesidades de comunicacióny educación en lanueva So
ciedad Cognitiva favorece un enfoque de las políticas culturales acor
de con los designios globales del capital vaciando, como veremos, de
contenido la discusión pública sobre la economía política del conocimiento en virtud de un discurso tecnocientífico que trata de abolir las
diferencias de clase y de funciones (entre trabajadores manuales e inte-
121
lectuales) po r razones de eficiencia, eficacia e idoneidad de las políticas
culturales, independientemente de la per tinenc ia y equidad de dichas
políticas; esto es, abstrayendo las contradicciones y el contexto histó
rico-cultural en relación con los intereses ideológicos que median los
nuevo modelo de configuración urbana, junto con elespaci? de.los flu
jos inmateriales de organización de las prácticas.sociales, . d I S O C I ~ la ex
periencia del espacio físico haciendo posible la simultaneidad v l r t u ~ 1 y
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programas de ciencia y tecnología, comunicación, educación y desa
rro llo, en el modelo de integración dominante del mercado mundial,
cuando, como decimos, toda experiencia en materia de comunicación
educativa presupone una posición, un interés, un compromiso y con
cepción ideológica determinada del poder cultural que pueden, y de
ben, ser analizados históricamente.En este capítulo, trataremos de esbozar, sucintamente, las tenden
cias de integración y globa lización económica de la Comunicación
Educativa a partir de las políticas públicas de convergencia telemática
en el campo de la educación como objeto privilegiado, además de pro
blema estratégico, para el futuro desarrollo del proyecto SGI y las nue
vas formas mediáticas digitales que hoy reformulan conceptualmente
el sistema convencional de medios articulando dinámicas originales de
producción y organización de la mediación cultural.
1.Elreto de la ciudad educativa
Las mutaciones que introduce la «galaxia Internet" en la nueva morfo
logía social se manifiestan con especial intensidad en las perturbaciones
e irrupciones de la actividad social que afectan a la cultura; transfor
maciones reticulares y centrífugas de lanueva ecologíacultural que hoy
permiten sobremanera al sujeto de la posmodernidad permear la reali
dad misma, personalizar el mundo, apropiarse con la imaginación de
mundos posib les y reales de interacción, y proyectar nuevas lógicas
de participación y desarrollo local a partir del nuevo ecosistema in
formativo.
En la nueva cultura mediática, el proceso de comunicación se ha li
berado po r completo de las coordenadas espaciotemporales descritaspo r Descartes en los a lbores de la modernidad con formas ampliadas
de experiencia que trascienden el horizonte local de los acontecimien
tos. Más aún, la espacialización del tiempo en la red anticipa una nue
va concepción de lo local.
Castells habla en este sentido de una nueva lógica espacial basada en
flujos de información frente a la lógica de la organización social arrai
gada en la historia de los lugares y territorios locales inmediatos. El
122
el espacio fragmentado atemporal. Tales transformaclOnes se manifies
tan y repercuten con especial intensidad en la planeaCIón urbana.
En las dos últimas décadas, se ha iniciado como resultado un pro
ceso contradictorio de transformación urbana en torno a las redes tec
nomediáticas y comunicacionales y la revolución digital, reorganizan
do las bases de articulación de las ciudades y megalópohs modernas que
trasciende las formas históricas conocidas de territorialidad. La reformulación informacional de lo urbano nos plantea a este respecto SIg
nificativos interrogantes sobre las lógicas de:planificación ygestión co
municac iona l en las pol ít icas de ordenación del terntono y e:n las
políticas culturales, apenas explorados en el campo de,la.Comumcolo
gía. Pero sobre todo nos sitúa ante. un problema I d e o l ~ g l c o fundamen
tal de legitimación y fundamentación del contrato SOCIal que reformu
la la función social de la comunicación, la educaCIón y la cultura.
Sobre las formas convencionales del lazo social, sobre las prácticas
y representaciones s i ~ b ó l i c a s m o d ~ r n a s , _el c i b e r e s p a ~ i o introduce
nuevos hábitos y relaclOnes. Como bien senala Echevarna, los proble
mas técnicos de acceso, circulación o transmisión rápiday segurade la
información a t ravés de Internet son importantes, pero resulta mucho
más urgente reflexionar sobre la conformación de la red como nuevo
espacio ciudadano. La conformación de una nueva telépolis c o n s t I t u ~ ea este respecto el principal reto que debe afrontar la agenda de mvesti
gación en comunicación.La ruptura de los l ~ m l t e s mtern?s y exter?os
de la ciud ad y de los terntonos, la mtegracion y contusión los arn
bitos público y privado, tradicionalmente concebidos en el ?1SCUrSO y
en la comunicación política moderna separadamente, no solo a p u ~ t anuevas pautas culturales. de organización y ~ o ~ i a l i d a d h u m a n ~ s , SI.no
también a través de las diversas formas electromcas demteraccion e m
tercambio de información, la constituciónde un nuevo espacio de iden-
tidad y participación política. . .
..La cultura de la navegación, la cultura de la crisis comumcaclOnal,
de las migraciones y mediaciones c u l ~ u r a l e s h i b ~ i d a d a s y descentradas,
polivalentes y diversas, ha transgredIdo defm1tlvamente las leyes cul
turales de la proxemia, del territorio y las fronteras, de los modos de
identificación de lo propio y lo a jeno, de lo cosmopoli ta y lo local,
ra ir instaurando definitivamente una lógica transversal y constructiva
-autónoma, diríamos- de producción de las diferencias culturales, en
123
función de una nueva forma de organización espaciotemporal de laex
periencia, del sentir y del sentido, que por necesidad ha asumido comoprincipio la interculturalidad, el reconocimiento del otro, de la alteri
01 0 Vidali, la virtualidad de la nueva cultura mediática pone en juegono sólo la reivindicación de lo singularde toda experiencia, sino lapo-
tenciación y extensión de los sentidos recuperadores de la imaginación como medio productivo de conocimiento (Bettetini y Colombo,
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dad como identidad, y asimismo la asunción de una cultura del diálo
go. Ello supone, desde luego, un cambio cultural sin precedentes que
incide de forma especial en la memoria colectiva.
Hoy, de hecho, la red se está convirt iendo en el espacio o entor
no/memoria de la cultura popular. Pero, como advierte Héctor Sch
mueler, la velocidad de escapede la «galaxia Internet» plantea un pro-
blema:
Entre memoria y comunicación existe una relación inquietante: se exclu-
yen y se necesitan almismo tiempo. La idea de comunicación generaliza-
da en nuestros días evoca la instantaneidad, la simultaneidad y, en ellími-te, el no tiempo. Lamemoria siempre exigió la duración, la persistencia;elconcepto de velocidad le es ajeno. Paraque lamemoria se adaptaraa la no-
ción de comunicación sin tiempo tuvo que excluirse de los cuerpos y alo-
jarseen la abstracción de señales electrónicas. La comunicación como pu-
ro contacto se corresponde a la memoria digital: almacenamiento de
sucesivas oposiciones de insignificantes unos y ceros. En ambos sólo se re-
conoce un cúmulo de fragmentaciones; parcelación indefinida que desva-
nece el reconocimiento de un origen y que se libera de cualquier perte-nencia. La memoria, así, se vuelve un repertorio idiota de datos y la
comunicación una serie de mecanismos que los interconectan. Tautológi-
co, este orden tecnoinstrumcntal en que se han inscrito memoria y comu-
nicación no haceotra cosaque repetirse a símismo (Schmucler, 1997: 12).
Pensarla aportación de lasNTIC a lamemoria y aldesarrollo local exi
ge, po r ello, en primer lugar, modificar las estrategias de análisis, cues
tionar los métodos y técnicas de investigación, integrar disciplinas y
perspectivas de estudio, cambiar la mirada en un sentido productivo
y ecológico. Los entornos complejos del ciberespacio y las redes tec
nológicas demandan una investigación crítica reflexiva y un nuevo
marco teórico capaz de describir y comprender las condiciones técnicas del mundo electrónico posmoderno desde una aproximación en
dógena y generativa sobre elcomplejo tecnomundo de los nuevos me
dios, pues sólo una observación de segundo orden permitirá proyectar
nuevos procesos de mediación.
En el actual entorno telemático es necesario en definitiva un cono
cimiento más elástico de la comunicación como flujo. Y un enfoque
más creativo de la investigación en comunicación. Como advierte Pa-
124
1995: 270).El desarrollo exponencial de medios inteligentes de conexión y
documentación informativa nos plantea a este respecto una reflexión
fundamental sobre lapropia naturaleza del pensamiento y la cogniciónhumanas. La sociedad telemática nos ha hecho comprender, al fin, re
flexivamente, la relación ecosistémica que mantenemos con nuestro sistema y con el entorno que observamos y transformamos a través del
proceso de conocimiento. El cambio de paradigma comunicológico
parte, en este sentido, de una consideración creativa de la complejidad
social en torno a los nuevos procesos de mediación informativa, pro-
yectando el campo social del entorno urbano como un espacio plural,
constructivo y contradictorio de las identidades culturales múltiples,como un espacio de encuentro, de nuevas realidades, de socialización,
migración y transformación del terri torio, como una red de redes y
vínculos sociales.La metáfora de la red aquí más que un juego lingüístico da cuenta
de un proceso imaginario que trata de convertir a los actores sociales
en tejedores de sueños, en artífices de los procesos materiales, simbóli
cos y político-sociales de la ciudad. Setrata de desplegar en esta líneauna cultura de investigación generativa que contribuya, como resulta
do, a desarrollar procesos colectivos de apropiación de las tecnologías
y saberes comunicacionales, ampliando la cultura de información vi
gente mediante una concepción comunicativa dialógica, emancipadora
y productiva de la cibercultura.Paraello, debemos comenzar a preguntarnos cómo searticulala red,
qué niveles de análisis y de qué modo se pueden comprender los pro-
cesos comunicativos a través de estas redes, más alláde la polarización
entre elindividuo y lared global. Y definir al mismo tiempo una nue
va política de la representación, pues, como advierte ]ameson, no hayproyecto de investigación sin racionalidad social e histórica, ni inter
vención cultural sin proyecto político.Para el diseño de la ciudad educativa o las ciudades del conoci
miento en la sociedad-red, una nueva política cultural exigiría a este
respecto la apuesta decidida por el empoderamiento del Tercer Sector
y de la ciudadanía, así como una decidida voluntad de configuración de
las condiciones propicias para una comunicación no burocratizada, ni
125
mercantilizada, en virtud de un modelo genuino y diferente de creati
vidad s ? c I ~ 1 ,que se inspire en la investigación-acción y la capacidad decornumcacion de las organizaciones no gubernamentales y los sectores
tradlclO."almente excluidos de!. proceso de modernización tecnológica,
pública local como un complejo entorno de participación pluralmente
constituido en el reconocimiento de las múltiples voces y actores que
lo conforman, rescatando la palabra, las prácticas comunicativas que se
generan desde los propios ciudadanos, en la definición de un nuevo
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con e!Iin de reconstruir espacios comunitarios, de participación y en
c u e n t r o ~ de diálogo y cooperación, que pueden sin duda contribuir al
fortalecimiento de la gobernabilidad y de las instituciones de la ciudad.
esta línea, toda ,idea compleja de comunicación pasa por la extensron de redes telemáticas, lapromoción de grupos autónomos de in
tervenci?n y e!diseño de proyectos comunitarios a partir de! lenguajede los vínculos y la cooperación productiva para construir comunica
ción local democrática multiplicando tres formas estratégicas de la comunicación alternativa:
La r e ~ e x i v i d a d colectiva y liberadora sobre las prácticas de comurucacion.
La cultura dialógica de construcción de! consenso.
y el reconocimiento de la multiplicidad y la diferencia.
La política de redes de pensamiento e intervención social en lacomu
nicación constituye, en este sentido, otra forma de hacer cultura otra
forma de organizar lacomunicación y la participación ciudadana'en laciudad educativa:
- Articulando dinámicas de consenso e integración de los diferentes
actores sociales de la ciudad en la discusión de! modelo organizativo de la comunicación pública.
Garantizando la cobertura y acceso de todos los usuarios.
Observando e!principio de igualdad en la participación pública de!
sistema cultural orgamzado por las industrias de la comunicación.
Facilitando lamultiplicidad de emisores y e!pluralismo real en laestructura de la información local.
y promoviendo e! uso creativo y crítico de los medios a partir deuna pedagogía de la comunicación transformadora.
Concebida como. una dimensión estratégica para reconstruir la ciudad
y dmamlz.ar la CIUdadanía y la gobernabilidad local, los espacios de
convivencia que.las redes sociales construyen en este proceso en los ba
rnos y los distritos de la ciudad para definir un nuevo marco de rela
ciones sociales hacen posible, desde una mirada ecológica, una esfera
126
modelo de desarrollo basado en la confianza ciudadana por mani
festarse, por hacer propuestas y llegar a acuerdos, en definitiva, por
transformar la participación en lavida política en un compromiso con
la comunidad y la convivencia. De acuerdo con esta filosofía, la comu
nicación se vincula de forma directa al desarrollo local en todas las fa
ses de! mismo, de forma transversal, tratando en todo momento de observar qué posibil idades hay de codeterminación, de proyección y
cambio histórico, de definición y afirmación de! deseo de una política
de autogobierno de la comunicación en la red global.
Tal dinámica presupone, en consecuencia, una intervención en red
con otras ciudades, experiencias y programas de trabajo nacionales e
internacionales, tratando en todo momento de pensar los macroproce
sos de configuración de la Sociedad Global de la Información a partir
de las dinámicas locales, próximas y concretas de los ciudadan@s. Esta
visión de las ciudades de! conocimiento parte en fin de una filosofía
praxiológica de la comunicación basada en cuatro principios básicos
que deberían adoptar las políticas culturales, y que podrían ser defini
dos como retos de la nueva sociedad cognitiva:
El liderazgo y capitalización del proceso por e!Tercer Sector y la
ciudadanía, conformando un modelo de organización, planeación y
gestión social de los planes de desarrollo local con las nuevas tec
nologías de la información y la educación con participación pública
y autonomía social.
La definición de un modelo reticular de organización y concepción
de! proyecto consciente de lalógica de desterritorialización que, aun
siendo un proyecto de base local, amplíe las estrategias de coopera
ción, intercambio de información y conocimiento, e intervención
con otros grupos, iniciativas y programas.La apuesta por un modelo de participación con énfasis también en
la economía social. Además de la prestación de esta función verte
bral estratégica para la Sociedad de la Información y la gobernabili
dad local, las políticas culturales en torno a las TIC deben tratar de
promover sinergias productivas, dinámicas de innovación y recon
ducción económica, con impacto en e! territorio, albergando pro-
gramas tanto de formación específica en e!campo de las nuevas tec-
127
nologías, como el asesoramiento y desarrollo virtual del pequeño y
mediano comercio local, y lacreación de nuevos servicios y redes de
producción, distribución y organización económica-social.
La promoción de una nueva cultura del ocio participativa y demo
dalidadesde acceso: lacomercializaciónde losdatos almacenadosacabaporconstituir otro criterio, esta vez de naturaleza económica, que.opera t a ~ ; oenla fase de seleccióncomo la de interrogación. El valor de lamfo,rmaclOn
no estáya determinado sólo por parámetros internos a la mstitucion docu
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crática, favorecedora de sinergias y procesos de configuración del
espacio público y la gobernabilidad local como resultado de las ini
ciativas de creación de los diferentes grupos sociales de la ciudad, es
pecialmente de los sectores marginados del proceso de innovación
tecnológica y desarrollo de la nueva economía de la información y
la comunicación.
A nuestro entender,las nuevas redes telemáticas abren un escenario
tencial de múltiples sinergias productivas de cooperación, organización
y autonomía comunitaria que debe ser explorado y conocido para un
mejor desarrollo de la comunicación local en las lógicas globales de la
nueva sociedad de la información. Las redes cívicas, los telecentros co
munitarios o plataformas públicas que generan formas innovadoras de
apropiación y uso de las NTIe, deben po r lo mismo ser revitalizadas
en los procesos creativos de organización y desarrollo social. En este
sentido, podemos decir que las comunidades locales en el ciberespacio
están en condiciones de articular procesos constituyentes de inteligen
cia colectiva para el cambio social a partir de las necesidades radicales
de los sujetos y conjuntos humanos. Al favorecer diversas formas de
interacción, cooperación e intercambio basadas en la participación ac
tiva, las comunidades locales disponen con las nuevas plataformas di
gitales de una herramienta poderosa de organización y desarrollo en
dógeno, favorec iendo además " la democrat ización de la creación
cultural y la ruptura de la barrera histórica entre productores y consu
midores de objetos culturales» (Abril, 1998: 72).
La transferencia de poder creativo a las máquinas de procesamiento,
depósito y programación informativa plantea, a este respecto, proble
mas estratégicos de corresponsabilidad y cogestión cultural en materia
de comunicación y desarrollo. La gestión de los bienes informacionales y de la exomemoria telemática, así como las formas de planificación
y desarrollo del patrimonio cultural, apuntan significativos interrogan
tes sobre las relaciones entre poder, información y desarrollo que ape
nas comenzamos a definir. Así, po r ejemplo:
Son determinantes, obviamente, las decisiones de política de la documen
ración, esdecir,lasrelativas a lasfinalidades del banco de datos y a lasmo-
128
mental, sino que se ve afectado por las leyes.de un verdadero ~ e ~ c a ~ o , . amenudo competitivo; así, la apertura al públIco -controla.da o indiscrimi
nada, gratuita o de pago- o la decisión de gestionar sól.o mtername?te las
informaciones almacenadas influyen tanto sobre la a ~ q U 1 t e c t ~ : ~ del SIstema
como sobre las convenciones adoptadas y, en un último análisis, sobre los
contenidosmemorizados (Bettetiniy Colombo, 1995: 226).
La apuesta, en este sentido, por una perspectiva virtual de las nue,:as
municaciones na debe entenderse en oposición a lo real, sino bien
a 10 actual, coma potencia, como realidad conceptual, c o m ~ u W ~ l a , pe
ro por lo mismo como una propuesta política de, c o m u m ~ a c l O n ~ a r ael ámbito local concreto. Pues sin proyecto esrrategico y política definí-
da no es posible la realización de la ~ ~ l t u r ~ m e d i á t i ~ ~ suger:da. .El modelo organizativo de planificación y g ~ s t l O n s o ~ ' a l de la ClU-
dad educativa parte de la necesidad de una decidida p ~ l 1 t l c a ~ o n s -trucción de redes púb lica s, de redes cr ít ica s de d ~ m l m o publico y
gestión social, con p a r t i c i p a c ~ ó n del gobierno municipal, las orgam-
zaciones sociales y la universidad. .. .
El reto comunicológico de estavisión de laSOCiedad cognmva en
resumen, tratar de realizar la producción y desarrollo de redes cl;,da
danas y experiencias de socialidad y comum.dades de. ' :Ida a partir de
los nuevos sistemas y entornos complejos de iníormación. Un reto po
co o nada fácil, de acuerdo con el profesor Artur Serra:
Sabemos que la ingeniería se basa en el d i s e ~ o , pero.no es lo mi.sIDo d i ~ e -ñar un sistema informático que una comumdad SOCIal con un SIstema
formático incorporado. La complejidaddel diseño esdo_ble, y los conocimientos necesarios paraabordarlo también. Y a ello se anade un ~ r o b l ~ m adifícil de tratar: ¿quiéndiseñauna comunidad?¿Se puede concebir eldise
ño de una comunidad por una minoría que lo l m ¡ ~ ) Q n g a al resto: a finde ser consecuentes con los principios de una SOCIedad democrática ha de
ser un d iseño de al menos una mayoría de dicha s o c i e d a d ~ ¿Tenem<:>s me
todologías paraque las comunidades se autodiseñen a sí mismas? (Finque
lievich, 2000: 195).
N o tenemos respuesta a éstas y otras muchas cuestiones. Sólo s a b e ~ o ~ ,por el momento, que las condiciones del cambio SOCial hiperrnediati-
129
zado exigen actitudes y competencias de los investigadores en comunicación completamente distintas para lainnovación y eldesarrollo de la
nueva cultura mediática. Hablamos por supuesto de una nueva lógica
de lamediación social entre los científicos de lacomunicación y su ob
identifica las líneas de fuerza que configuran el actual modelo societa
rio, prestando especial atención a los perfiles de la organización social
que emerge con el uso de las nuevas tecnologías de lainformación y de
la comunicación, cabe al menos dudar si este potencial tecnológico de
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jeto de estudio o, lo que es lo mismo, entre conocimiento comunicacional y realidad informativa.
Para ello, la comunidad académica de la comunicación, además de
hacer frente a las insuficiencias teórico-conceptuales y metodológicas
de la investigación señaladas, debe tratar de articular nuevas formas de
organización que faciliten la autonomía social y la construcción del co
nocimiento complejo vinculando física, material y socialmente los nodos de la red de interacción mediática de lo local a lo global.
Parafraseando a Aristóteles, tenemos la certeza de que nuestra t e c ~nología no se justifica por su capacidad de dar respuestas, sino por ser
una creación de posibilidades, la posibilidad po r ejemplo de organiza
ción cooperativa del trabajo intelectual, de movilización y concentra
ción territorial para el desarrollo local endógeno a partir del conoci
miento socialmente dispuesto. Ahora bien, la definición de nuevos
«campus urbanos» dista mucho de aproximarse a la filosofía y visión
estratégica que aquí venimos apuntando. Entre otras razones porque
tales proyectos de socialización cultural tienen lugar en un marco de
cambios globales definido por:
El debilitamiento de los lazos de confianza entre los ciudadanos ylas instituciones políticas locales.
- El vaciamiento del espacio público y microsocial de intervención.
El pragmatismo de las políticas públicas municipales.y la desterritorialización cultural de las economías locales.
El desarrollo de la Sociedad Cognitiva viene así prefigurado por un or
den social en el que las nuevas tecnologías han superado, al menos su
puestamente, las restricciones de tipo espacial y temporal en la exten
sión del imperio de la comunicación a la producc ión, el ocio y elconocimiento social, sin que en modo alguno hayan transformado ra
dicalmente las lógicas dominantes de mediación. Sitomamos en cuenta
como único o fundamental punto de partida las características de lasTIC, cabría pensar, en efecto, que estamos ante laemergencia de un nue
vo modelo social. Ahora bien, si, como esde desear, el analista observa
atentamente otros criterios y aspectos significativos en elprocesode desarrollo económico y, desde una lectura histórica y social más amplia,
130
termina un modelo social transformador que libera alindividuo y a la
colectividad de las tradicionales barreras y controles políticos, económicos y culturales, o más bien estamos asistiendo a laimposición de un
nuevo sistema panóptico basado en un régimen de regulación y control
social difuso, tecnocrático y totalitariamente articulado, alimentandomitos como la ciudad global, la telépolis como ciudad cableada, como
ciudad educativa, siguiendo el espíritu del Informe Faure (1986).
En esta línea, las políticas públicas de comunicacióny desarrollo lo
cal que piensan da cultura como recurso» manifiestan, en palabras de
George Yúdice (2002), una visión pobre y limitada de la ciudad como
espacio de formación y conocimiento para el cambio social. La mayo
ría de los planes urbanos de desarrollo de la sociedad cognitiva se cen
tran en cinco líneas de actuación:
El desarrollo de infraestructuras y redes de telecomunicaciones. Aldescribir el llamado «capitalismo desorganizado", Scott Lash distin
gue entre zonas vivas y zonas muertas en función de laconectividad
o no a los flujos de datos, capitales y mercancías en la economíamundo. Estos flujos dependen de lacapacidad de conexión de los te
rritorios, es decir, de la extensión y calidad de las infraestructuras de
telecomunicaciones disponibles por las localidades. De ahí que las
políticas públicas hayan privilegiado por ejemplo la inversión en re
des de banda ancha. Este aspecto, con ser básico, no garantiza sin
embargo por sí mismo el desarrollo económico local. Es necesarioademás la apropiación y uso productivo de las redes.
La promoción de servicios especializados en información, comuni
cación y conocimiento. Es precisamente en este ámbito donde las
políticas públicas manifiestan sus principales carencias. En la mayo
ría de países, los poderes públicos han tratado de conectar sus regiones y local idades en red importando el hardware y software
necesario para ello, sin desarrollar la industria de programas, los
servicios especializados y nuevas oportunidades para las empresas y
agentes económicos locales. Setrata así, sin más, de un proceso que
reedita el paradigma de transferencia de innovaciones y extensión
tecnológica auspiciado por el paradigma modernizador en los añossesenta con apoyo de laUnesco desde el Norte o centros del capi-
131
talismo global hacia los países del Sur o la periferia del sistema internacional.
El apoyo a las empresas mediante planes de formación, digitalización y organizacióninteligente del conocimiento productivo. Igual
mente, los planes de formación y capacitación de los recursos hu
No podemos sin embargo obviar las grandes dificultades que los pode
res públicos enfrentan en un contexto institucional de aplicación de las
políticas de comunicación que escapa a la racionalidad administrativa y
elinterés público. El proyecto de territorialización y fortalecimiento de
las economías locales tiene lugar en un momento de continuo cerca
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manos de las economías locales han sido instrumentados sin una
idea clara y definida, de forma lenta e inconsistente. Por citar el ca
so de España, prácticamente ninguna de las regiones con competen
cias en la materia están realizando esfuerzos sostenidos en materia
de formación para elsalto a laeconomía digital de los principales ac
tores económicos, por más que en regiones como por ejemplo Andalucía se insista en el discurso de la Segunda Modernización y en
la importancia de la Sociedad de la Información para el desarrolló
regional. Existen, bien es cierto, iniciativas, programas y experien
cias de evaluación, pero básicamente marginales y con poca inci
dencia en eldesarrollo local y regional, salvo desde el punto de vis
ta de la corrección de los desequilibrios intraterritoriales.
La socialización del conocimiento descentralizando los servicios y
ofreciendo acceso público y participado a la sociedad civil. Si algún
elemento hay que destacar como común a la mayoría de las políti
cas públicas es precisamente el de la lucha contra la brecha digital.
En regiones periféricas del sur de Europa como Andalucía, programas del tipo Guadalinfo han permitido superar las distancias co
nectando a las comunidades rurales mediante la dotación de infra
estructura pública de acceso a la red Internet. Los servicios apenas
se han descentralizado sin embargo en grandes núcleos urbanos, y
los programas hasta ahora implementados se han venido planifican
do además sin participación ciudadana en la mayoría de países, lo
que constituye sin duda una tarea pendiente para la democratización de la cultura digital.
La cooperación interregional. Aunque existen redes institucionales y
alianzas entre territorios para posicionarse mediante sinergias o in
tercambios productivos en la economía global, lo cierto esque la co
operación entre ciudades y regiones es insuficiente para ir maduran
do una industria, experiencias sólidas y proyectos de alcance en
materia de comunicación y desarrollo endógeno, limitadas en lama
yoría de los casos a compartir físicamente la infraestructura o la in
versión en medios en algunas ocasiones puntuales, pese a que la ex
periencia demuestra que esta vía esla mejor opción para eldesarrollosostenible de los programas de SI.
132
miento de los derechos públicos en materia de comunicación y cultura
que hace difícilmente viable laposibilidad de una política pública de so
cialización y articulación productiva del desarrollo sociocultural. La dinámica del capitalismo cognitivo tiende a imponer la reestructuración
permanente de los territorios, almargen de las fuerzas sociales y los po
deres públicos, expropiando la cultura, el patrimonio histórico, la memoria y sociabilidad cotidiana como objeto de intercambio, especiali
zación y posicionamiento de los espaciosde proximidad en la economíaglobal. La crisis del Estado de bienestar y elvaciamiento de la Hacien
da Pública hacen por otra parte difícilmente sostenible la continuidad
de políticas públicas en materia de comunicación, cuyas inversiones exigen cuantiosas dotaciones presupuestarias sin garantía a corto y medio
plazo de resultados significativos para el desarrollo y bienestar social de
las regiones y las entidades locales. La dotación de estructuras y formasde institucionalidad para pensar y proyectar el desarrollo autónomo en
torno a lacomunicación y lacultura esquizás laúnica opción viable de
inmediato. En este sentido, cabría pensar hasta qué punto deben seradecuadas las nuevas redes telemáticas, qué aplicaciones a escala inter
media son posibles y de qué modo pueden ser aprovechadas de mane
ra productiva las posibilidades de la era digital, evaluando en todo mo
mento el potencial económico y la singularidad sociocultural de cada
territorio antes de tratar, como en la mayoría de los casos, de incorpo
rarse a la Sociedad de la Información sin definir una dirección, una fi
losofía y prioridades políticas claras.
En definitiva, las ciudades y los poderes públicos deben tratarde de
finir su posición en el espacio global antes de tratar de identificar co
mo prioritario el acceso y conectividad a las redes. Silos Estados na
cionales han renunciado a su papel mediador a favor del mercado, laincidencia social y la proximidad con los actores y el tejido social obli
gan a los poderes públicos locales y regionales a ser más sensibles y
atentos con respecto a su entorno de referencia, considerando espe
cialmente las limitaciones de los actuales modelos de inserción en la
economía-mundo. De 10 contrario, propuestas como la definición delaAgenda 21 de lacultura como guíade actuaciónestratégica de los go
biernos locales sólo contribuirán, en elmejor de los casos, a abrir nue-
133
vos frentes estratégicos de desarrollo de la sociedad de la información,
con elreconocimiento de lanecesidad de políticas culturales para elde
sarrollo local por los poderes públicos de cada municipio o ciudad y lavisualización de la cultura Comoun problema neurálgico de construc
ción de la ciudadanía y el espacio público con apenas la defensa de un
reconsideración a profundidad de los modelos curriculares, organiza
tivos y paidológicos heredados de la escuela moderna premediática
desde criterios de interés público y una concepción dialógica y plural
de la cultura, más allá de la diversidad formal del mercado. Un reto sin
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tímido compromiso de participación de las culturas marginadas de la
mediación en la gobernabilidad local, que no hace sino reforzar final
mente las lógicas neoliberales de planificación estratégica de los territorios, facilitando la eficaz definición del «impacto cultura¡" que afec
ta a la modernización tecnológica y a proyectos de ordenación del
territorio y gestión urbanística de la industria del turismo. Una nuevaciudadanía, una ciudadanía activa, pasa más bien por la realización tanto del derecho a la cultura y acceso al patrimonio histórico de la ciu- .
dad, como por la capacidad de autonomía y determinación pública delas condiciones de desarrollo y convivencia en el contexto inmediatode desenvolvimiento individual y colectivo:
El desarrollo culturalno esgenerary plantearcomo objetivos despertarlaconciencia, tomada ésta como un concepto abstracto alejado de las estruc-
turas sociales [...] Cuando las culturas o grupos subordinados política y
económicamente, desde su interior, logran niveles de organización y movi-
lización popularparasuperarlos niveles de hegemonía, apropiarsedelproceso histórico y lograr mejoras en su nivel material, recuperar el circuito en
la producción simbólica de los objetos culturales, controlar su universo
simbólicounidoprofundamentea lavidacotidiana, podemoshablarde desarrollo integral; donde la cultura y la memoria histórica logran ser articu-
ladoras[del proyecto cotidianode lautopía] (Ortega, 1991: 27-28).
La pretensión de la Agenda 21 de definir políticas culturales que encuentren el equilibrio entre el interés público y la lógica de valoriza
ción capitalista condena en este sentido al fracaso la idea misma de de
sarrollo integral, renunciando a la comunicación educativa como bien
público en beneficio del interés mercantil de las industrias de la conCIenCIa.
Si, como proceso social, la educación consiste básicamente en latransmisión y desarrollo del patrimonio cultural de una generación a
otra, ampliando los horizontes cognitivos de visualización históricapor medio del análisis, la crítica y la reflexión sobre sí mismo, parece
lógico pensar que el universo sensorial de estímulos, señales, experiencias, memorias y expresiones culturales producidas por los medios au
diovisuales y las nuevas tecnologías en particular debe ser objeto de una
134
duda problemático que de momento no está siendo considerado en la
reconversión tecnomediática de las economías locales impulsada conlos proyectos de modernización de las ciudades educativas.
2. Pluralismo informativo y educación intercultural
La amplia e intensiva mercantilización de la cultura experimentada en
los últimos años ha llegado a tal extremo en el marco de iniciativas co
mo la SI que incluso actualmente se llega a cuestionar la función pú
blica de las políticas de comunicación a escala nacional, a fin de invali
dar los derechos públicos de patrimonio, el acceso público a los medios
y hasta la libertad de consumo cultural. La creciente conciencia social y
la constatación pública de esta crítica situación de partida ha alentado
como consecuencia los debates entre creadores, representantes públicos y agentes culturales en citas como Interacció 04 (www.diba.es/in
teraccio) y elForo de lasCulturas (www.barcelona2004.org) para defi
nir una nueva agenda internacional en materia de políticas culturalesfrente a los desequilibrios que horadan las brechas de desigualdad y re
fuerzan las lógicas oligopolistas amenazando las formas locales y dife
renciadas de expresión y cultura popular.
Desde la Conferencia Intergubernamental sobre Políticas Cultura
les para el Desarrollo celebrada en Estocolmo (1998), el máximo orga
nismo de las Naciones Unidas enmateria de comunicación y educaciónpara la paz ha expresado su preocupación por los límites a la diversi
dad cultural en la Sociedad Global de la Información. La propia Declaración Universal de la Unesco sobre Diversidad Cultural (noviem
bre de 2001) confirmala persistente amenaza de las minorías y culturas
dependientes y/o periféricas ante el arrollador empuje de la hegemoníaangloamericana, de acuerdo con la lógica económico-política que ac
tualmente liquida la compleja biodiversidad cultural, suprimiendo losfundamentos vitales de la ecología social y política en los ámbitos de
proximidad. Esta iniciativa representa un primer paso en el reconoci
miento de los graves problemas de pluralismo informativo derivados
del dominio de un modelo de mediación de las industrias globales de
la comunicación que, hoy por hoy, tiende a reforzar las formas de ho-
135
mogeneidad cultural, si bien -como documento matriz- el t ex to no
aborda las raíces de fondo del problema estructural del desequilibrio y
la desigualdad en la economía-mundo, pues sigue sin ser reconocido el
carácter público de los bienes culturales e informativos, mientras la
. d d rse a aprobar una directiva en es-concentraciones de propie a y nega
te sentido»:
. . " di bien elmensaje, los editores -ajenos a cual-Por si la Comrsionno e n ~ e n la . . Delots al que expresaron que:· ·1 mmaron a VISItar a d
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presión de la OMC y la Organización Mundial de la Propiedad Inte
lectual «cercan» las diversas iniciativas públicas de socialización de las
nuevas tecnologías, limitando el alcance de las propuestas de solidari
dad y superación de las brechas digitales entre clases, países y regiones
en vir tud del principio de propiedad privada de los medios de comu
nicación. Un problema sin duda estratégico desde el punto de vista delinterés público y las políticas de reequilibrio territorial que centra hoy
la reflexión y preocupaciones sociales exclusivamente de académicos y
responsables de la Administración, lo que sin duda limita los resulta
dos y esfuerzos po r democratizar lacultura en la Aldea Global.
El desarrollo de la comunicación termina, de este modo, po r pro
fundizar e incidir en los tradicionales desequilibrios sociales, al primar
la concentración y regulación de la propiedad de los canales a través de
políticas neoliberales y la desregulación del campo de la cultura y de
la política educativa, de acuerdo con las nuevas condiciones de pro
ducción. Un ejemplo ilustrativo de esta evolución en los debates inter
nacionales a este respecto es el caso de la UE. Desde hace más de dos
décadas, los profesionales de la industria cinematográfica y los académicosde la comunicación y la educaciónvienen demandando de las au
toridades comunitarias una política de comunicación que apoye y pro
mueva la diversidad cultural, limite la concentración de la industria y
fomente la educación y la cultura locales. El propio Parlamento Euro
peo solicitó de la Comisión medidas concretas frente alproceso inten
sivo de concentración del sector y la homogeneización de los conte
nidos informativos sin que hasta la fecha la UE haya acometido
decididamente su compromiso con la diversidad cultural y el pluralis
mo. Antes bien, en contra de los criterios apuntados po r el Parlamen
to Europeo, la Comisión ha optado po r omitir toda referencia y deci
sión explícita en relación con las propuestas de articulado en defensadel pluralismo y la diversidad cultural en el sistema informativo euro
peo. Ni el Dictamen Barzanti (COM 146 final-62-38/86) ni la solicitud
del Parlamento instando, en febrero de 1990, a regular los procesos de
concent ración del sec tor en la UE merecieron las consideraciones
oportunas de las autoridades de Bruselas.
En esta tes itura , la pos ic ión oficial de los líderes pol ít icos de la
Unión era más que definida: «mirar hacia otro lado en el asunto de las
136
qurer suu eza- se enea 1 d s contra los abusos del po ercoma guatdianes de la libertad y a erta orle . lau d 1 CEE. Las pre-
.,. 1 ecros egls auvos e aveían con seria ~ r e o c u p a c l 0 n p ~ t y 11 poseedores de licencias de radio
siones de los edItores,lalmayona
de el 01smentableconclusiónfinaldel Li-1 .. ,. nade as causas e a a . '"
y te evrsron, son u .,. d Medios de ComumcaClOn
d b PI r mo y ConcentraClOn e .broVer e so re ura lS 1 - hib: -. delosgobiernosy susaltan-
enelMercadoInterior.La otra es am 1 l l C l O ~ e estaforma [era]imposiblezascon los grandes empresanos nacrona els. (Q - ós 1998: 160)_que laUnión Europea [lograra]avancea guno uiros,
_ d sobre Pluralismo YConcentración de Medios deEl Libro Ver e do Intcri (1992) concluiría en consecuenCia
. - , I Merca o ntenormumcacion en e _ 1 f CI·o'n de los nuevos monopo-
idi d - emr en a con armadeci len o no mterv d d 1 s grupos una mayor transpa-. . I y recomen an o a ohas contmenta es . _, d las disposiciones relativas a las res-
- í corno la armonlzaClOn e - . ,rencia, aSI co _ - d d d medios de comumcaClOn que,tricciones nacionales a la propi e a e
dlaración de intenciones para
en este caso sí, dejaría de -ali una mera leceliminación definitiva de losfavorecer no tanto el plura l s m ~ como a
obstáculos a la l i b ~ e . c o m p e t ~ n C l ~ . nal del lur al ismo como un proble-Frente al prmclplo constltuClO . , - i lógica de diferentes mino
ma de acceso público r ¿ r e s ~ n : a c l O n t ~ por organizar el mercadorías y grupos SOCiales, a omrsron op d io s ru os dominantes en
de la televisión preservando l o s l n t e r e s e ~ e gl;baGzación cultural deel mercado de acuerdo con un iscurso hecho calificaba co
las econNnías informativa: l ~ c a : e : ~ ~ : : : s b : : U ~ o m e r a l o s multimedia,mo benehclOsa la formK,onf.edo I Directiva TV sin Fronteras .en contr a de los objet ivos IJa os por a
d- Eduardo Giordano y Carlos Zeller:
Como a vierten
. os de concentración es incoherente con laEste resultado finaldelos proces d talla al cine estadounidensey,1- d mponer cuotas e pan 1
inca europea el,. d defensa de laproducción audiovisua eu-
masen general, la r e , t o r ~ ~ n ~ i a l del Comercio (OMC)- En efecto, losropea en ? r ~ a m Z a c l O n 1 nuevo escenario audiovisual europeo no son
grupos privilegiados en 1 ndo de estOS consorcios televisivos inclu
completamenteeuropeos- e ~ e g ~ i d e n s e (Murdoch, propietario de la proye un Importante SOClO esta ou) _ 1tándemKirch-Berlusco-ductora y cadena televisivaFOX nuentras que e .
137
ni siemp:e se ha caracterizado or sfondoscInematográficos de HP
lluPjel central enla distribuciónde los
Igual f ~ r m a , Canal Plus m a n t i ~ n : ~ ? O para las televisiones europeas. De
teamencano de televisión or cable anzas Con TeI, el mayor grupo nor
les de cable y satélite así c ~ m o 'DPara la producción conjunta de cana-
n 1S '1' ' Con ¡sney' 1
todo intercambio: información y conocimiento, pero sobre todo co
munidad, siendo su objetivo supremo la comprensión humana, la coo
peración y el desarrollo social y cultural, esto es, la formación para el
cambio sociaL Históricamente, el hombre tiene la necesidad vital de
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a ate rte se cuenta el gru o Ti ' Y ~ n t r e os accionistas de Ca-p me Warner (GlOrdano y Zeller, 1999: 49),
r ~ s u l t a d o s de esta política de liberalizacióna,,mas que perjudiciales a e fectos del r son, Comoconsecuen_
paClO audIOVIsual europeo b d IP oyecto de construcción del esles.A« asa o en a di id d es: SI, po r ejemplo, entre 1995 1996 I v ~ r ~ I , a y creat ividad loca-se mcrementó del 11 al 180/, y di el deflclt comercial de laCEEla ' 0, aseen iend., la 'nza comercIal comuni ta ri a Con E d ~ u e n t a negatIva de la ba-l l o ~ s y medio de dólares, sta os Umdos a más de cinco mi-
ay, cuando seplantea en Euro 1 'ye a desarrollar la Sociedad de la a n q ~ : z a cultural que contribu_~ T I C , no cabe sino cuestion o r ~ a c l O n Con la introducción deaSIstIendoa la configuracio'nd a r s e senamente si en verdad estamos
' , , e Unmodelo 1 1 d' f~ u ~ r c a C l o n y cultura o, por el can ' 1 pura y I e renciadode co-dlalogrca, los nuevos modelos d trano, ~ J o s del Ideal de la educación
produci ry ampl iar los d ilibri Intercu tural idad no hacen SInoese ut 1 " re-turales del capitalismo, Pue; re l nos, aSI,metnas y contradicciones cul-
YPe1"
, a mente as prom d d' ,, rsona IZaClOn de la ciudad di ital " esas e rverslficaciónnca, exactamente a todo I g , mas brencontribuyen en laprá
o contrano, 'c-
3. Cibercultura y ciudadanía
La l iteratura s obre c iberde .ciedad-red bascula entre l a ~ p o r c r a c 1 la y Pdarticipación ciudadana en la so-Iín I id oc amas e una
ea con, as leas de Masuda las I ,nueva «computopía» en
de ~ e l r m I t a c i ó n jurídico-polít!ca d e t c t ~ a s mas realrstas y funcionalesparametros del sistema dorni d or en de la Interactividad en 10. , mante e m d . , s
cron que trate de abordar elmod 1 ló tacron, P ~ r e c i e r a que toda ac-
tal pasa por visiones políticas soci oglco mediación en la era digi
errores y lecturas encriptadas :ntre e ~ l ~ ~ P ~ ? p l c l a t o r i a s de tradicionalesun OptImIsmoh iStórico infund d I ea ismo futunsta, marcado porque procura regular y restrin ,ala' e pragmatIsmo más conservadorbercultura conformea los p glr. desarrollos socioculturales de la CI' 'di 1 nnclplOS el d 1 d -iciona , Por ello, convendr ía record mo leo e represen tac ión t ra-
ar que a comunicac ión es sobre
138
expresarse, debiendo garantizársele por tanto lafacultad libre y espon
tánea de relacionarse en el espacio social, Es un derecho humano -pro
mulgado en la PrimeraConferencia Intergubernamental sobre Políticas
de Comunicación de laU nesco- el acceso a todos los bienes culturales
y laparticipación libre y democrática, La Comunicación Educativa de
be en este sentido ser más competente que competitiva, más dialógicaque monológica, más interactiva que hiperactiva, y más diversa que
densa o saturada, El problema es que las políticas públicas en materia
de Sociedad de la Información reproducen las lógicas del modelo he
gemónico de mediación, sin alterar los procesos de dominación políti
ca ni la lógica de reproducción ampliada del capitalismo. Ahora bien,
como advierte el profesor Bolaño, herramientas como Internet pueden
ser potencialmente democratizadoras si promuevenuna comunicación
más horizontal, interactiva y solidaria y persiguen un orden más justo
e igualitario mediante la consecución de mayor autonomía social fren
te al Estado y el Mercado. Las NTIC pueden colaborar en la creación
o sustento de órganos de poder y participación ciudadana que, sin pretender reemplazar los mecanismos convencionales de modificación de
consensos en las sociedades posmodernas, amplían y reformulan las
formas de acción e interlocución del sujeto en el espacio social, contri
buyendo a una mayor transparencia y a la gobernabilidad de la demo
cracia con la radicalizaciónde la potencia y creatividad social de laciu
dadanía que hoy acompaña la generación de espacios de consenso e
interlocución, de acceso y participación concretas, que hacen factibles
los derechos universales de la educación y la cultura:
El derecho a saber leer y escribir.
El derecho a formular preguntas y reflexionar.
El derecho a laimaginación y a la creación.El derecho a interpretar elmedio circundante y ser protagonista de
la historia.
El derecho a tener acceso a los recursos culturales.
El derecho a desarrollar las competencias individuales y colectivas.
Apostar en esta vía por la cibercultura desde una visión ciudadana no
es otra cosa pues que tratar de «recuperar la capacidad de la gente pa-
139
ra controlar su propia vida, de promover los medios adecuados para
una participación democrática verdadera, de resguardar la soberanía de
los colectivos y de las individualidades frente a cualquier intento auto
ritario que provenga del Estado, de promover y colocar enel centro de
ionad n progresivamente1
" d I poder sanCIOna or sea alnopolio y centra izacron e I rporativos transnacion es,
bf ' de os actores ca
disgregados en ene IC1? mina el «Estado Nacional de Com-
dando lugar a lo que H'rschd
deno 110 tardocapitalista no sólo ha lleva-, I f se de esarro " ' ,
Pet enC a" , La actua a , f al' I funciones de adnunlstraClOn,
vada ISC Ice as " d
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la política democráticalos derechos humanos» (Rodríguez Fuenzalida,
1992: 135), En este empeño, la participación ciudadana garantiza una
forma inteligente de reterritorialización de la vida pública que, al ins
trumentar los medios y tecnologías informativas de acuerdo con las ne
cesidades locales de mediación, hace posible la idea de un solo mundo
tramado de voces múltiples como una nueva forma de cultura de la ré
plica y del diálogo,
Si la palabra no sólo simboliza elmundo; si elverbo tiene además la
capacidad de activarel universo de la praxis, ordenando el cosmos social
a través de los procesos de significación y conocimiento; si todo sujeto
es una conversacióncon los otros, esdiálogo; sila palabra resuelve laco
munidad en la palabra; si la cultura, como sentenciara Cassirer, es antes
que nada, y sobre todo, un universo simbólico constitutivo de la natu
raleza, del arte, los usos, actos y obras compartidos colectivamente; si
«ciertamente, a todo ello pertenece el poder tomar distancia, como con
la palabra, [Si]la palabra -corno escribe Gadamer- proporciona elreco
nocimiento en otros y el reconocersecon
otros, en lo conveniente, en lafinalidad, en lo justo, en lo que es afirmado po r todos aunque sea duro
para cada individuo y exija abandonar o renunciar a algo [oo,] [Si]en la
palabra [en fin] reside elsecreto de la transmisión de la cultura humana"
(Gadamer, 2000a: 16y 17), no cabe duda, como sostiene el filósofo ale
mán, que la labor de nuestra tradición cultural y una garantía de su in
tegridad, y de todo futuro, reside en cultivar entre nosotros las formas
excelsas de la palabra: lapalabra de lapregunta, que se lleva a sí misma;
la palabra de la fábula, que se acredi ta a sí misma; y la palabra de la re
conciliación, que es como la primera y la ú lt ima , Pues «sólo po r la
reconciliación es superable la otredad, la irreductible alteridad que se
paraa un hombre de otro, y es encumbrada en la maravillosa realidad de
un vivir y de un pensar común y solidario» (Gadamer, 2000a: 21),Ahora bien, esta forma de reaniculación social e inteligente sóloes po
sible desde la función activa de la ciudadanía, exigencia ciertamente aje
na a laestructura de organización de lasociedad cognitiva en elnuevo es
píritu del capitalismo que tiende a limitar la concurrencia y acción social
de los sujetos en función de los parámetros de valorización del capital,
Hoyes un hecho aceptado como natural elque, aunque el Estado si
gajugando un papel importante en las relaciones internacionales, elmo-
140
ldo a que a empresa pn '1 ' d d de los bienes y serVICIOS e
d" sumo de la cast tata Ia l" d n
pro uCClon y con 'nsión de las oglcas e ca -
interés público, A ~ e ~ á s , ,I,a n e ~ e s a n ~ a l : ; : á n significando el control he-
Centración YmundlahzaClon defcap, " Ivica de la ciudadanía en las'1 ' ' , ormaClOn cgemónico de la SOCIa izacionY, ' de los pat rones de apro-
lib I d conVIvenCia, a partlr 'd ' I Inormas neo I era es d mo de competenCia ra ica en e, ' , osesiva de objetos e c onsu Y ,placlOnP , dií actores colectlvOs,espacio púbhco de los 1 e r e ~ \ e s laneta- ha identificado los fundamen-El foro «Las otras v o ~ e s eP I " d inante en elNuevo Orden
1, d t discurso po meo om l' "
tOS ideo óglcos e es e , " básicos de raciona izacron-'1 a tres pnnclplOS b' '
InternaclOna en torno 11 mantenido como o jetlVO y
Prácticamente universales: el desarrdo la'humanidad, La globalización
, I a el conjunto e a , 'destino umversa par id d hi stór ica Y como umco ca-
, d como necest ade la econorma, acepta a I d es arrollo a todo el mundo, y la compe-
mino para lograr extender el ' ' o instrumentO capaz de regular de
titividad, conSIderada como, e u n ~ ~ la economía globalizada, ,modo óptimo el funclOnamlentlod' de la globa li zación económl -
, " b nte en e IScurso ,El prmctpro su y ~ c e 'rde endencia, Un térmmo cuyo pro-
ca es el concepto pohtlco de l ? t ~ Pd' ctamente a la inevitabilidad de, 'n la practlca ire I bal
nunciamlento remite, e 11 '. ca internacional. Lo g o ex-la ley de hierro del desarro o economl ptO un solo orden, una sola
dada en este conce hi "Presa de manera con ens di 'n en el desarrollo rston-
dIo curso o IrecclO , d 1
función pro uctora, un so , el,'nevitable impeno e ad
' 'niflca en suma,ca La interdepen enClaSlg, sible desvincularse como, , ' , ' al' t de la que na es po '
globahzaclOn caprt 15 a, 'H l ink (1983)- salvo a nes-h - propUSIera ame I ,
tendencia -como ace anodsl' de producción y comerCIO mun-
d l en e sIstema , 'go de que ar a ~ a r g , la Aldea Global certificana, en este sentí-
diales, La comumcaclOn,en , ," c'ludadana en los problemasdibl if , n y partlClpaClOn l' 'do la inelu I e uru ICaclO , "1 l d la autonomía po inca
, , ' d lIt La af¡rmaclon oca e ,humamtanos e p ane a, id da en esta perspectlva, una res-y las identidades culturales,es dconbs' era ; ervi cios una «reacción con-, ' , I lib IrculaclOn e lenes y ,
mccion a a I re e dernización totalitaria,se rvadora» al p roceso de mo , 'n los modelosde consumo na se de-Las exigenCIasde la producclO
ly I I s que impelidas por la ne-
fde las cu turas ocae, fi
tienen en las ronteras " d izarse para una más e Icaz ycesidad, son obligadas a dIlUIrsey estan ari
141
rápida circulación de los bienes, servicios y capital circulante de la in
dustria de la comunicación y otros sectores económicos, El carácter
ideológicamente mixtificador del discurso público sobre la Aldea
Global queda, no obstante, en evidencia cuando se comprueba que la
, . ' 's i cabe más determinante en lasTras elllS esta dinámrca ha SidoA . hoy la democraciaY lapaz uru
líticas de control de laclbercultlura. . sd" d de lainformación vinculan a
I d f s de a socre a , dversales que os e ensote " des achan en térmmos e segu-
las nuevas tecnologías electrom;::sseue a) a construcción de un o:den
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única mercancía que velimitada su capacidad de circulación transfron
ter iza es precisamente la mano de obra. La fuerza de traba jo es sis te
máticamente marginada en las políticas de liberalización transfronte
r iza e integración regiona l, s iendo somet ida a un duro proceso de
disciplinamiento para reterritorializar su permanente disponibilidad
económica al servicio del gran capital. El orden «solipsista» y desigual
de la sociedad mundial globalizada impone a tal fin nuevas formas de
adoctrinamiento ideológico sobre nuestra naturaleza económica a p a r ~tir de la tradicional distinción dualista y tecnocrática entre los técnicos
expertos, poseedores del saber y del control de laingeniería social, y la
mayoría de la población, convertida --como presumiera Platón de los
esclavos- en ilotas sin habla, corazón ni espíritu.
Si arduo ha sido el camino que las modernas sociedades han reco
rrido para garantizar el reconocimiento de la libertad y la democracia
como derechos fundamentales, más difícil se antoja, en el actual con
texto histórico, la aplicación efectiva de los derechos humanos en laera
tecnocrática de control y colonización del espíritu, pese a las prometedoras potencialidades de Internet. La globalización unidimensional del
capitalismo tardío ofrece, para la mayoría de la población mundial, un
horizonte opaco cargado de borrascosas nubes de incertidumbre sobre
el futuro democrático de la comunicación y la cultura en el nuevo mi
lenio. En «Democrac ia y mercados en el Nuevo Orden Mundial»,
Noam Chomsky advierte, po r ejemplo, cómo a raíz del trágico capítu
lo de la operación Tormenta del Desie rto en la Guerra del Golfo , la
nueva doctrina de seguridad nacional del Pentágono diseñada durante
la Administración de Clinton inaugura una amplia ofensiva militar en
las comunicaciones internacionales bajo control del Pentágono, cuya
implementación estratégica po r la política exterior estadounidense tra
ta básicamente de imponer un modelo de democracia televigilada, siguiendo el razonamiento del padre de los estudios norteamericanos de
Opinión Pública, Walter Lippmann, según el cual las clases populares
son poco más que ignorantes y manipulables, debido a su manifiesta
incapacidad para el ejercicio del buen gobierno, po r lo que su partici
pación en los asuntos de interés general debe reducirse al mínimo. La
historia de la comunicación se construye así, una vez más, como una
auténtica crónica de guerra.
142
ridad nacional, contribuyendo d [de] voces múltiples») a la vlgilan
global y solidario (<<un solo mun ~ t e n c i a s económicas de la OCDE y
cia y control del planeta por las P al s me rceda lcontrol y propiedad
I"les empresas transnaclOn e ,
as prmcipa , d" '
de las nuevas redes I n t e ~ m ~ ( ~ a ; ~ ~ ) s ' l a expansión tecnológica de los Gnule
Como apunta Hame m ' "de la anhelada Aldea ovos medios no ha significado la c O A n s t l r u ~ c l O M n uros sino más bien al con-
d M Luhan u a sin , ducci . 1bal o el cel eb ra o por e , I n la que la pro UCClOn y e
1 d Id empresana e , altrario un mode o e a ea. onciben el mundo como un gran zoc, .0
marketing a escala planetanale d amos libres todos somos partrcr-
. aesto OS S ' .-universal. Todos somos 19u d' al Ahora bien, de qué maneraYcomo par-esdel Nuevo Orden Mun l. " ue nos vincula, quién decide s.o-~ i c i p a m o s en lainmensa red ~ e c n o l ~ ; l c ~ ~ n procesa, transmite y clasiíica
bre cómo gobernar red, e s t ~ '1q or estas redes, pero sobre todo,la información estrateg,ca que
l~ r c u a f¡ y configuración del nuevo en
quién toma decisiones sobre e e s a r r ~ d ~ a ciertas élites o directamente
torno cultural, s,on C u ? s n o n e ~ reser: or razones de seguridad n a ~ l O n a l .ocultas al escrunlllOpubhco, mclus p modelo de articulaclOn so-.d ante un nuevo ,
Estamos en este sentt o 'd muy poco del sistema panop-h luciona o ' bi
cial que, pol ít icamente , a evo d 'lustrado por Ben tham, Si len
tico, y vertical, del . ~ s t a d o r:'0, e r ~ ~ ;as redes informacionales abren
la nueva configuraclOn l a b ~ n n t l ~ ~ al diálogo público. Por ello con
nuevas alternativas a la parncI p ~ ~ l O n d . Y ué en el canal entreverado del, " dose qUien Ice q . b d
viene segUIr cuestlonan nicacián planetano, so re to onuevo sistema de información!comu
dende la desigualdad y falta de
, di do el viejo or f'l 'Para no segUir ree itan d II dominante per I a a rraves
. I odelo de esarro o . d I hoportumdades que e m tecnológico para el conjunto e a u-del nuevo discurso o metarrelato " id lista de los escenariospoSibles
manidad, merceda lar e p ~ e s ~ n t a ~ ~ ' ; , 7 I ~ ~ ~ i l i z a t o r i o
que proporciona laYdeseables del proceso e esa, I
, I " del espectacu o. " ente'Industna te ematlca y rido de que el mito constltuy
. n este sen 1 .-
Hay que ser consCientesel' d I transparencia, escaractens-. ' , derna e mito e a
de la comulllcaclOn mo . ' , nal ue royecta Inter net , un SIS-
tico del sistema de control m d f o r m a C a I O r q u i t ~ c t ! r a abierta y transparente,b ' 1 anencla e una
tema que, a ap., spanóptica» del poder.facilita la eíicaz gesnon "po
143
No quisiéramos ahondar más de lo preciso en esta idea. Pero antes
de cerrar este punto es necesario advertir, a este respecto, la clara con
tinuidad del nuevo discurso público «tecnoespectacular» de la globali
zación con la teoría clásica del funcionalismo y elpensamiento realista
La versión restringida de la configuración y el desarrollo de la de
mocracia en el sistema internacional limita así la acción del sistema glo
bal a los intereses estratégicos del centro del sistema de integración me
diante el control económico, político y militar de los dispositivos y
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en las relaciones internacionales . La vaga noción de «nuevo orden
mundial» y el discurso de raíces teológicas de un «mundo sin guerras»
merced a la fuerza tecnológica de los nuevos medios de comunicación
y unificación cultural y elpoder transformador de la política interna
cional demostradopo r las comunicaciones internacionales al facilitar el
encuentro entre diferentes culturas y estilos de vida tienen su fundamento y más directo antecedente en la teoría funcionalista de la inte
gración y en experiencias históricamente trágicas como las guerras de
propaganda y contrainsurgencia en América Latina. Hoy queda a d e ~más en evidencia su racionalidad tras los últimos acontecimientos in
ternacionales que confirman el revelador sentido original de tales dis
cursos.
Cabe por ello tomar en cuenta que aportaciones como la de Brze
zinski y su explicación de los procesos de integración del sistema polí
tico internacional a partir del proceso de desarrollo de las comunica
ciones internacionales en «comunidadesde seguridad» como elTratado
delAtlántico Norte no son sino la abstracción científica de una volun~ x p r e s a y co.nstante po r difundir la propaganda de un orden que
distribuye premios y casngos , conforma las formas de vida y pensa
miento y define los objetivos y políticas de desarrollo de acuerdo con
una concepción hobbesiana de la comunicación y la cultura modernas,
cuyos efectos son po r todos conocidos.
Así, la comunidad de intereses enlas relaciones entre los Estados na
cionales deriva, según esta teoría de la integración, de un proceso de
entrelazamiento tecnológico que transforma el sistema internacional
vinculando más estrechamente las diferentes culturas y sociedades na
cionales en un entorno política y económicamente complejo. Surge así,
gradualmente, la visión política de la globalización, que privilegia la in
teracción entre los distintos segmentos de las sociedades internacionales en formación, a partir de múltiples intereses específicos, dentro de
un mundo progresivamente conectado en el que seimponen conceptos
como «interdependencia» y «bienestar económico», cuando en reali-
dad la política internacional se basa en los intereses de las grandes po-
tencias y grupos económicos, dando lugar a la formación de bloques y
esferas de influencia en cuyo interior los países hegemónicos dirimen
sus conflictos, en un permanente estado de confrontación.
144
recursos de poder que hacen posible y necesario este proceso de aper
tura y dominación transnacional en el que los medios tienen una clara
y decisiva función, a juzgar por las ilustrativas palabras de Reagan,
aprendidas de su modelo político Richard Nixon: habla suavemente y
utiliza bien el garrote.
No podemos analizar aquí cómo la cibercultura desarrolla esta lógica, ampliando o reproduciendo las formas de control que alentaron
la genealogía de la Sociedad de la Información, siguiendo la estela de
anteriores industrias culturales, tal y como demuestra Mattelart (Mat
telart, 2002). Pero sí cabe concluir, atendiendo a tales antecedentes, que
la democracia digital y la definición de una nueva ciudadanía serán en
el futuro próximo determinados por la lucha p o l í t i ~ a y cultural.
construcción del nuevo orden emergente y la centralidad que adquie
ren la comunicación y la educación en el nuevo Capitalismo Cogniti
vo están ampliando las funciones que hoy asumen las políticas cultura
les en los procesos de desarrollo y producción de lo social para facilitar
la confluencia entre información, cultura y nuevas tecnologías. En es-
te proceso, se observa lainstauración de nuevas formas de s o ~ i a b i l i d a dbasadas en lapreeminencia del hogar sobre la calle y de 10 privado so-
bre 10 público, creando como critica Flichy una densa membrana de
aislamiento del espacio individual y social.Frente a esta lógica, la rearticulación pública de la Comunicación
Educativa debe hacer explícita esta racionalidad instrumental y aisla
cionista y desarrollar una crítica constituyente que haga posible la I'ro
ducción de una nueva subjetividad en los espacios locales. Máxime
considerando que en laera del Imperio, la guerra y lapaz y toda la bio
política contemporáneapasa por las formas de mediación,po r la acción
comunicativa (Zemelman, 1995).
4. Comunicación, educación y desarrollo local.
Horizontes y posibilidades
Desde finales de la década de los setenta , la noción de desarrollo cul-
tural viene vinculando elcampo de la comunicación al problema com
plejo y recurrente de las necesidades sociales del desarrollo en ámbi-
145
tos tan dispares como la economía, lapolítica, la educación y la cultu
ra, integrando la creatividad y las identidades plurales en un nuevo pa
radigma constituyente del modelo de reproducción modernizadora
bajo el auspicio fundamentalmente de las Naciones Unidas (ONU).
Los programas de organismos como la FAO o la OMS han procura
Lejos de criticar el universo material de nuestros objetos de investi
gación, esta apuesta reflexiva debía, a nuestro juicio, tratar de observar
-d e dentro hacia fuera-la lógica del conocimiento, la economía política
comunicológica que hoy transfiere los modelos de la cultura del desa
rrollo capitalista de acuerdo con la nueva reserva espiritual del funcio
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do desde entonces pensar la comunicación en sus programas sectoria
les y las polít icas de cooperación internacional en virtud de un de
nominador común: la vi sión ins tr umenta l de los medios y r ecur sos
informativos como fuente de progreso y dispositivo servomotor del
crecimiento y bienestar económico. Así, si bien las Naciones Unidas
validaron en la agenda pública internacional un enfoque integrador de
la comunicación como factor determinante del desarrollo, las políticas
de promoción de la cultura y la educación quedaron desplazadas a un
segundo plano ante el empuje privatizador de las industrias culturales.
Las formas marginales de participación pública, de la creatividad so
cialde lapoblación y del intercambio y lacooperación multilateral en
tre países, lejos de garantizar la diversidad ecológica del sistema me
diático en los países del Sur, resul taron, en muchos casos, coartadas
para legitimar un proceso, calificado po r otra parte como imparable,
en función del modelo capitalista de desarrollo económico liberal, que
hoy llega a resultar cuando menos alarmante incluso para la propia
Unesco, a la luz del diagnóstico de la situación crítica de dependenciade las «culturas periféricas» en el mercado global de la comunicación.
La experiencia acumulada en los fracasos y rezagos de la historia de la
comunicación para el desarrollo exige, desde este punto de vista, re
novar la teoría y métodos de planeación considerando los vectores es
tratégicos del Capitalismo Cognitivo para redefinir nuevas alternati
vas antiestratégicas.
Hace exactamente siete años tuve el honor de dictar una conferen
cia en el IV Encuentro Nacional de Comunicación de la Universidad
Intercontinental en Ciudad de México sobre política educativa y for
mación de comunicadores. La ideaexpuesta en mi presentación fue bá
sicamente la necesidad estratégica para el campo de la comunicacióneducativa de acometer un ejercicio de reflexividad colectiva a fin de
adaptarse a los vientos de cambio que entonces prefiguraban muchas
de las tendencias hoy visibles en el ámbito profesional. Recurrí para
ello a la metáfora del caracol: una mirada hacia dentro para comenzar
a vis lumbrar los horizontes del camino. .. de un horizonte histórico
siempre lejano, de lentos cambios y difícil alcance para la efímera vida
del investigador.
146
nalismo culturalista, con el objeto de liberar el imaginario político-ideo
lógico emancipatorio bloqueado po r el proceso de mixtificación de la
posmodernidad y las nuevas formas de dominio flexible que de raíz
niegan toda posibilidad de una «nueva cartografía del tardocapitalis
mo», pese a, como hemos argumentado, la pertinencia y necesidad deeste ejercicio intelectual y de compromiso histórico en un tiempo co
mo el presente marcado po r el proceso intensivo de la globalización,
cuyo desarrollo se está traduciendo en diversas formas de crisis cultu
ral y desconcierto de las comunidades locales, paralelamente al proce
so de descentralización de las instituciones económicas, políticas e informativas.
Tanto en los debates del NOMIC (Nuevo OrdenMundial de la In
formación y la Comunicación), como durante la planeación de las pri
meras políticas nacionales de comunicación, esta dialéctica global/local
ha sido una cuestión relevante en la planificación del campo comunica
cional. La paradoja de este proceso es que hoy la globalización econó
mica exige la creciente fragmentación y localización con la emergencia
y territorialización de las identidades culturales replegadas sobre sí mis
mas. Esta dialéctica plantea el problema crucial de la localización y des
centralización informativa, paralelamente a la concentración del poder
cultural y del capital simbólico, como parte de lalógica social del capi
talismo global, en el entendimiento de que los principios de territoria
lización -e intervención local- y de totalización -desde la perspectiva
teórica-, o, para recordar la premisa del movimiento ecologista, pensar
globalmente y actuar en lo local, sin duda pueden constituir vectores
estratégicos para una visión transformadora del desarrollo social que
sea capaz de superar lainacción discursiva del posmodernismo y la re
clusión tautológica de la globalización a partir de una praxis investigadora fundada en el sujeto y sus redes sociales como base de una nuevareflexividad e interacción colectiva dialógicas.
Considerando que en la administración municipal tienen lugar im
portantes transformaciones de la gobernabilidad y estructura de los ser
vicios sociales a través de las nuevas tecnologías que plantean dudas y
demandas de una planeación integral de los recursos y políticas en ma
teria de comunicación, parece cuando menos determinante abordar el
147
estudio y consideración práctica de las políticas locales desde la teoría yla práctica de la comunicación emancipadora. Nuestra hipótesis es que
un modelo de planificación territorial localizada permitiría articular productivamente la comunicación para el desarrollo democrático.
En elcampo cultural de los territorios locales sepueden forjar nue
munes, y a los procesos de mediación comunicativa en los ámbitos deproximidad» (López, 2004:29).
En la era virtual de la cibercultura, sigue prevaleciendo sin embargo
la dimensión físico-territorial. Como resultado de una visión instru
mental que trata de privilegiar tecnopolos y grandes centros territoria
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vos procesos de legitimación y gobierno social, abriendo espacios pro-
ductivos de activismo y agenciamiento que a medio plazo provean los
medios necesarios de autoafirmación y desarrollo endógeno a partir de
una política que, integrada en las estrategias generales de desarrollo te
rritorial:
Fomente la cohesión social.
Incremente la productividad económica.Promueva las capacidades locales de acción de sectores marginales.
Impulse la expresividad artística.
y favorezca la cultura de la autoformación y apropiación pública delos medios de información y conocimiento.
En este proceso hay que tomar en cuenta el capital informacional disponible por las economías locales:
El acceso a la infraestructura telemática.
El grado de conocimiento o competencia comunicativa con las nue
vas tecnologías y recursos de comunicación.
La visión política de adaptación local de la Sociedad de la Informa
ción.
El proyecto social de organización y dinamización cultural en red.El uso productivo de las fuentes y recursos informacionales.
Ahora bien, la definición local de la información no viene sólo deter
minada por el ámbito territorial. Con tal referencia, indicamos además
elproceso de apropiación social inmediata, por la comunidad, del con
tenido y procesos vinculados con la mediación cognitiva y la represen
tación del discurso periodístico. De acuerdo con Xosé López, «lo localno podemos, pues, considerarlo un concepto estable en el campo de la
comunicación, sino que debemos analizarlo en el contexto del escena
rio mediárico. Y los cambios de la era digital han afectado especial
mente a los espacios de comunicación. El territorio ya no esel elemento
definitorio del pasado, aunque sigue manteniendo un gran peso [...] Pe
ro ahora tenemos que prestar también mucha atención a laidentidad, a
la creación de comunidades con valores compartidos, con intereses co-
148
les del capitalismo industrial, estas políticas han generado desequilibrios significativos, jerarquizando territorios vivos y muertos para el
flujo y valorización del capital. La emergencia de formas singulares ydiversas de apropiación local y regional tiene lugar, en este sentido, co
mo contratendencia compensatoria de la globalización. A decir delprofesor Zallo (2003), muchos de los cambios en el lugar social yeco-
nómico de los terri torios no se derivan de la mundial ización o de la
digitalización, sino, a pesar de ellas, como resultado del esfuerzo hu
mano y sostenido de gestionar lo cercano, su identidad y bienestar a
partir de las luchas históricas y las formas de acomodación local. Es de
cir, paralelamente a la globalización, los fenómenos de localización y
descentralización son también tendencias que marcan y reformulan lasbases culturales del proceso de desarrollo.
No obstante, la primera hipótesis que quisiéramos anticipar aquí es
que, en el marco de la globalización capitalista, las regiones y las enti
dades locales no son objeto de las políticas públicas, y menos aún prio
ndad para los Estados nacionales, en medio de una crisis de descomposición y gobernabilidad po r las porosas racionalidades del mercado
transnacional de la comunicación y la cultura. Como resultado, en las
nuevas formas de intermediación nos encontramos, como advierte el
profesor Zallo (2003), con que las regiones y autoridades locales debenreorganizar sus estrategias para dar una respuesta «inteligente» a la di
námica contemporánea de la competencia y la centralización territorial,recurriendo para ello a las políticas culturales y de comunicación des
de su propia especificidad y como reacción proteccionista a los efectos
uniformadores de la globalización. La articulación de medidas poten
tes de contribución aldesarrollo autónomo requiere no obstante del re
conocimiento elemental de las características singulares de cada región,de su situación económica, política y social diferenciada. No es viable
una política pública coherente sin tomar en consideración la realidad
concreta y diferenciada de la región o de cada municipio en concreto.
Igualmente, en cada momento y sobre todo considerando el cambioacelerado de la comunicación, los poderes públicos necesitan favorecer
una evaluación sistemática de las políticas públicas en la materia. Estoes, no existe una receta única, ni tampoco un método único, y menos
149
aún un momento puntual de evaluación y diseño de las políticas de co
municación para e! desarrollo regional. Como reconocía en un docu
mento interno la UE, «cada región tiene que encontrar la combinación
correcta de políticas para su propia senda de desarrollo, dadas sus pro
pias características económicas y sociales, culturales e institucionales»
versibles y, segundo, porque no se trata de una posición ideológica que
se resuelva mediante el voluntarismo, sino anticipando las nuevas ba
ses de! sistema de dominio.
Cabe recordar a este respecto que las comunidades locales son un
objeto preferente de mediación entre el Estado-nación y los intereses
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(Quesada, 200S: 96).La propuesta que esta idea apunta, en la revisión de! modelo domi
nante de la globalización cultural, debería contribuir en este sentido a fa
cilitar una lectura endógena y participativa de! desarrollo que, identifi
cando la comunicación, la educación y la cultura como fuerzas matrices(y motrices) de! cambio histórico contemporáneo, vincula a la dialécti
ca social de las redes comunitarias la posibilidad de un proyecto tecno
cultural en e!que los procesos de mediación informativa surjan a partir
de!aprendizaje y las iniciativas movilizadoras de!conocimiento, basadas
en prácticas de investigación colectiva e intercultural «dialógicas".En este escenario emergen las experiencias locales de edutaintment
integrando e! sector informativo y la educación pública local, que co
mienzan a tener un peso creciente en e!TercerSector y la educación no
formal. Pero más allá aún la apuesta por la mediación dialéctica de las
políticas culturales de base local e intervención en redes pueden con
tribuir significativamente a redefinir los tres ejes estratégicos de la co
municación política contemporánea, a juicio de Martín Barbero, a sa
ber: la reconstrucción de lo público, la constitución de un espacio de
reconocimiento social y el ejercicio de una nueva ciudadanía (Martín
Barbero, 2001).y aquí tenemos, sin duda, un nodo de la red , un punto crítico de
condensación y confrontación social: la afirmación local de los territo
rios, identidades, culturas y voluntades políticas de la ciudadanía, que
debe ser tomada en cuenta como campo propiciatorio de articulación
y construcción de la alternativa comunicacional al modelo dominante
de mediación informativa. Así, mientras e!capitalismo global subsume
y somete la circulación de mensajes, sujetos y territorios e identidades
culturales a la lógica de! valor, anulando y extrañando la singularidadde voces y presencias, como verdaderos espectros de! capital, «e!orden
local funda la escala de lo cotidiano y sus parámetros son la copresen
cia, la vecindad, la intimidad, la emoción, la cooperación y la sociali
zación con base en la contigüidad" (Vizer, 2003: 312). Es un error, no
obstante, confrontar los poderes del Estado-nación y las políticas co
municacionales de base local a los procesos globales de ampliación de
los mercados. Primero, porque éstos son procesos estructurales irre-
150
de! capital transnacional, de ahíla pertinencia y necesidad de pensar có
mo la sociedad civil puede renegociar y apropiarse de los bienes co
municacionales y sus propuestas de consumo cultural en esta dialécti
ca desde nuevas bases y criterios.
Como recuerda Boaventura de Sousa Santos (2003a), el desarrollomoderno ha sido históricamente marcado por lógicas contrapuestas de
regulación y emancipación entre e!Estado, e!mercado y lacomunidad,
po r un lado, y la expresión, e! conocimiento y la esfera moral-prác
tica, po r e!otro. Una característica distintiva de toda política de comu
nicación es la de mediar, la de rediseñar los procesos de globalización
económico-política de! capitalismo, contribuyendo a la descentraliza
ción del poder de! centro hacia laperiferia, del núcleo hegemónico a los
espacios intersticiales y locales de la ciudadanía. De acuerdo con este ra
zonamiento, el sentido de las políticas locales de comunicación sería bá
sicamente e! de fomentar un ethos democrático y emancipador a partir
de la expansión de las esferas públicas locales, las cuales garantizan que
no prevalezca una concepción unívoca y sobredeterminada de ciudada
nía, y la facilitación de! conocimiento y expresión de las culturas loca
les por medio de una política de planificación democrática del desarro
llo terri torial y de las ident idades específicas de la comunidad como
construcción participativa de! lazo o vínculo social, como proceso de
acción y normalización local de los procesos de mediación radicalmen
te democrático y participativo, basado en e!acceso a los medios de in
formación y conocimiento de! desarrollo social. No se trata sólo de
favorecer estrategias identitarias de afirmación cultural ante e!proceso
de globalización, tal y como viene haciendo e!marketing urbano y las
teorías funcionalistas del capital social. Además es necesario construir
formas avanzadas de ciudadanía... politizar, en suma, el campo de lacomunicación y la cultura a escala local y asumir diversos retos como:
La innovación de contenidos, géneros y procesos de comunicación.
El diálogo intercultural.
La afirmación de las necesidades y lógicas de proximidad.
El desarrollo creativo.
O la proyección exterior (López, 1999).
151
El problema es que, po r lo general, no hay una polít ica local de comu
nicación planeada sistemáticamente, no existen concejalías de la comuni
cación que velen, en el ámbito municipal, por las formas de producción
cultural del territorio, por la igualdad, acceso y proporcionalidad de los
contenidos informativos de los medios locales, aun siendo, como suce
de en España, muchos de ellos de titularidad pública. Es muy común
sivapérdida de peso del Estado en favor de las formas de regulación po-
lítica global y de espacios y centros de concentración político-económi
cacomo laUnión Europea o de actores transnacionales como Microsoft,
con la consiguiente emergencia de lo local como espacio de resistencia,
territorialización y construcción del poder ciudadano de oposición y ar
ticulación comunitaria del derecho a la comunicación. De aquí la per
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que en los ayuntamientos falte conocimiento y voluntad manifiesta de
planificar estratégicamente la comunicación como un instrumento de
transformación del territorio y la comunidad, promoviendo eldiálogo
entre agentes sociales y e l reconocimiento de proyectos diferentes y
modelos culturales alternativos en laplaneación del desarrollo local. Esnecesario por ello evaluar las posibilidades de institucionalización que
pueden albergar estas políticas en el marco de los procesos de descen
tralización del Estado y de localización de las industrias y medios glo
bales de comunicación por la sociedad civil.De ladefinición de los ins
trumcntos y marcos jurisdiccionales apropiados a las necesidades del
proceso de localización cultural depende el modelo de desarrollo de la
autonomía de las territorialidades a este respecto.
De acuerdo con este razonamiento, las políticas locales de comuni
cación deben tratar de comprender que su posibilidad viene determi
n a d ~ por nueva división internacional del trabajo cultural que, como
advierte Yúdice (2002), yuxtapone la diferencia local a la administración e inversiones capitalistas transnacionales. De ahí que podamos ob-
servar actualmente una marcada tendencia por parte de las entidades
l ~ c a l e s y regionales a demandar espacios y lógicas de afirmación espe
cíficas. En la medida que el modelo de acumulación y organizac ión
productiva flexible permite a las industrias culturales localizar servicios
y medios de intercomunicación, la nueva división internacional del tra
bajo cultural se profundiza afectando a las unidades y territorios loca
les. La centralidad de lacultura en los programas internacionales de co
operación y desarrollo da cuenta, en este sentido, del acoplamiento de
las prácticas locales comunitarias a las necesidades y estrategias de valonzación económica del capital global.
Una primera consideración a discutir y desarrollar colectivamente
es, por lo mismo, la articulación de poderes locales de comunicación y
cultura: de producción de autonomía informativa desde los espacios
cornumtarros. La apuesta por esta estrategia política deriva de la cons
tatación del carácter difuso y disperso de los conflictos posmodernos
de n u ~ ~ t r a contemporaneidad, tal y como describen Negri y Hardt en
su análisis del orden imperial hegemónico. Pero también de la progre-
152
tinencia de atender a estos espacios y formas de resistencia local, tradi
c ionalmente relegados u omitidos en la teoría y la práct ica pol ít ica
ernancipatoria. Atendiendo a los escenarios y tendencias económico
políticas de la comunicación global, estas realidades adquieren sin em
bargo cada día mayor relevancia, lo que hace necesario intervenir ycomprometer la acción democrática y la lucha política por la ciudada
nía y la cultura local en laconstrucción dcl socialismo como estrategia
prioritaria de las fuerzas de progreso.
Toda política radical en materia de comunicación y cultura pasa, en
este sentido, po r definir programas de investigación y transformación
social a este nivel, como también regionalmente. No podemos dete
nernos en detalle en ejemplos como elcaso europeo, que analizaremos
en las siguientes páginas, pero amodo de apunte, cabe observarcómo en
la Europa de las regiones, como en otros espacios de integración comer
cial y libre circulación del capital, existe un amplio universo de opor-
tunidades abierto a laacción y movilización política sin definir que debe ser abordado como campo propicio para la tr ansformación del
sistema informacional, rompiendo con las lógicas dominantes de valo
rización de la industria cultural y con los intereses y las redes cliente
lares que vinculan tales unidades territoriales con las necesidades de
valorización y desarrollo del capital (Zallo, 2003). Tal tarea parece des
de luego prometeica, pero sin duda se nos antoja necesaria y posible, a
condición de ser conscientes de cómo este campo de actividad puede
ser intervenido concentrando las fuerzas de oposición en un tiempo
de declive del Estado moderno.
En esta línea, convendría prefigurar un programa político y un pro-
yecto de trabajo cultural en el ámbito local y regional, a escala europea
y global, que a medio plazo soporte y haga posible la organizac ión
transnacional de movimientos sociales de transformación de la comu
nicación-mundo. Las fuerzas políticas y sociales deben comenzar a de
finir políticas locales y regionales de comunicación, planes de movili
zación y organización de alternativas culturales de base comunitaria y
regional, organismos de intermediación como los Consejos Locales
y/o Regionales de Comunicación, plataformas transversales de coope-
153
ración y desarrollo productivo de la industr ia y de los derechos cultu
r a l ~ s de la c i ~ , d a d a n ~ a , . si en verdad existe claridad y voluntad políticasde intervención decidida en el sector. Esta condición, sin embargo, no
se c.umplede momento porque la izquierda política y los movimientos
s o ~ ' a l e s en ~ e . n e r a l tienen todavía una cuenta pendiente en su teoría y
practica política: replantearse .en serio la comunicación como un pro
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blema no medios o uso Instrumental de los mismos para un dis
c u ~ s o político radical, sino como un espacio de diálogo, de consenso y
articulación de voces plurales, voluntades divergentes y solidaridades
precarias. Antes bien, po r el contrario, lapolítica de la izquierdaha fa
vorecido usos y concepciones restr ictivas de la comunicación que re
producen, desde un funcionalismo progresista, las formas de control ydominación conservadoras.
Pero; como decimos, no viene al caso t ra ta r aquí los espacios de
oportunidad y los ejemplos de potencia creativa de los movimientos al
termundialistas en el e ~ p a c i o europeo. En las siguientes páginas, vamos
a tratar, po r el contrano, de formular una crítica general al desarrollo
dela S o ~ i ~ ? a d del Conocimiento en Europa, describiendo las políticas de
la Comisión Europea y las tendencias o líneas generales de evolución
de la comunicación educativa en el continente. Más adelante, en nues
tro epílogo, retomaremos, según hemos señalado, algunas de las ideasapuntadas sucintamente bajo éste y anteriores epígrafes.
154
IV
El espacio europeo de convergencia
Hace ya algo más de una década, el profesor alemán Harry Pross ad
vertía en el II Simposium Internacional de Políticas Informativas cele
brado en Madrid sobre los riesgos culturales que asumía Europa cuan
do los responsables de la polít ica cultural comunitar ia optaban por
retirarse de la escena pública para ceder el mando del proceso de Inte
gración a los «eurocapitalistas». Tal ~ e n ~ n c i a significaba, ~ e s d e el pun
to de vista de la pol ít ica de comunicación , el t riunfo -citaba Pross a
Werner Sombart- de la «era americana» y, culturalmente, el fracasomismo de toda política de medios (Pross, 1989). Concluido. el milenio
e iniciada una nueva etapa cultural en los albores de la SOCIedad de la
información la advertencia de Pross cobra hoy viva actualidad en for
ma de amenaza real a las identidades culturales que integran la Unión
Europea a raíz del proceso de mutación tecnológica que atraviesa lain
dustria de la comunicación, reorganizando los diferentes sectores cul
turales y las formas de hegemonía y control mediátic? de la c o m ' : I n i ~ a -ción y la cultura locales, sin que las polít icas públ:cas c0r.numtanas
hayan demostrado capacidad alguna de t r ~ n s f o r m a c l O n del sistema au
diovisual y de información continental, bien po r InOperanCIa o, en su
defecto, po r el escaso margen de maniobra en la a ~ t u a l estructura del
mercado. Como resultado, Europa es hoy un espacio abierto bajo con
trol de la industr ia americana, que ha penetrado el sector de la comu
nicación europeo, a escala continental, tanto a través del control del s i ~ -tema de dis tr ibución y consumo, como po r medio de la transferencia
de modelos organizativos y profesionales, el dumping comercial e in
cluso las estrategias de cooperación con cabezas.de p u e ~ t e com?,
glaterra en la promoción de sus intereses económicos, haciendo difícil-
155
mente viable larealizaciónde las primeras aspiraciones comunitarias de
construcción de un Espacio Comunicacional Europeo plural, autónomo y competitivo.
En los últimos años, las iniciativas estratégicas de la Comisión han
tendido además a acentuarla brecha de! déficit cultural existente enma
teria de comunicación, desregulando e!sector audiovisual e informati
jo las directrices de! departamento de Te!ecomunicaciones, Mercados
de Información e Investigación y Desarrollo (DG XIII), de acuerdo
con los intereses de ampliación económica de las actividades de la in
dustria cultural. Así, por ejemplo, en e! proyecto INFü 2000, la co
munidad educativa, lejos de ser considerada como actor estratégico en
el proceso de construcción europea, es definida como un sector de
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vo d.e. acuerdo una lógica -criticada por Schiller (1993)- de «apro
piacion corporativa de!espacio público»; y elloen un momento de vital
im!':orta?cia para e! desarrol!o cultural y económico de la región quehacía mas que nunca necesanos los esfuerzos de laUnión Europea por
coordinar las iniciativas públicas en esta materia al objeto de aprovechar, ante e! proceso de transnacionalización económica y globalización cultural, las potencialidades tecnológicas, estéticas y culturales de'
países miembros de la Comunidad. En lugar de esta apuesta decidida por la cultura como «fuerza motriz de la sociedad y la economía
europeas», las autoridades comunitarias han renunciado a una políticacultural coherente, delineando un modelo de mediación que, sin un
p r o y e ~ t o de desarrollo claramente definido, ni un programa estratégi
co de mtegración con las políticas sectoriales en materia de innovaciónt ~ c n o l ó g i c a , desarrollo industrial, educación o planeación territorial,
tiende a fav?recer una clara dependencia de la gran industria pesada dela mformaclOn y la comunicación.
La vinculación de las políticas europeas de comunicación y educación con las estrategias y directrices de! sistema global de información
es constatable a dos niveles:primero, a través de la desregulación de los
sistemas y estructuras institucionales de organización de la educación
pública impulsada por la ideología neoliberal con la apertura de un
mercado educomunicativo de consumo y adquis ic ión de bienes de
equipo electrónico y software formativo por los centros de educación
básica; y, en segundo lugar, en la financiación indirecta de los grandes
conglomerados multimedia y las empresas productoras de programas,
tecnologías y contenidos de informaciónpara e!aprendizaje, bajo e!ar
gumento.de la defensa de industrias culturales europeas en e! carn
p.o ~ s t r a t e g l c o para laIdentidad comunitaria de la educación y e!conocmuento,
De la orientación liberal de! modelo europeo de construcción de la
s o . c i . e d ~ d global de! ~ o n o c i m i e n t o da cuenta además e!hecho de que lasm l c l ~ t 1 v ~ s . en m a t e ~ l a de nuevas tecnologías de la información y moderr;lzaclOn educativa sean coordmadas desde e! principio por la Dirección General de Educación, Formación y Juventud (DG XXII) ba-
156
consumo ampliado en e!que se incluyen tanto alumnos y estudiantes
de educación superior como técnicos, profesionales, directivos, traba
jadores y hasta profesionales de la enseñanza, en función del estímulode lademanda y el desarrollo potencial de la industria multimedia eu-
ropea. . . .Desde ladécada de los ochenta, los diversos programas, dISpOSICIO-
nes y directivas de laUnión Europea en materia de política audiovisual
e integración regional de los sistemas de radiodifusión han jalonado el
desarrollo continental de la comunicación favoreciendo, en e! marco
del proceso de construcción del Mercado Común, e!paso de un enfo
que predominantemente cultural y político del desarrollo del sector a
un enfoque más tecnológico y economicista. De acuerdo con e!profe
sor Bustamante (2000), podríamos distinguir en este proceso tres eta
pas claramente definidas:
1. El inicio de las políticas de información y comunicación, orientadopor la búsqueda del equilibrio político y económico y la d ~ c i d i d avoluntad integradora de la comunicación y los diversos Sistemas
culturales de base nacional de la Unión (1981-1984).
2. El proceso de liberalización y despolitización de la política de co
municación comunitaria con elmantenimiento aún de una filosofía
cultural basada en la democratización, e! acceso público y el desa
rrollo social. Esta etapa va a estar marcada sin embargo por la firme
decisión de Bruselas de favorecer eldesarrollo de grandes grupos de
comunicación capaces de competir en los mercados internacionalespartiendo del dominio territorial, por la uniformidad lingüística o
nacional, de los mercados cautivos, lo que terminará polanzando
aún más los territorios y actividades industriales en el campo de lacomunicacióny lacultura regional por la concentración intensivade
capital, la liberalización comercial y la creciente estructu;a oligopo
lística de los diferentes sectores de lacomunicación en e!mtenor de!
Mercado Común (1985-1993). Con elobjetivo de reunir en e!seno
de grupos únicos de comunicación, de base nacional, toda.s com
petencias necesarias para e! desarrollo a escala de los servicios mul-
157
timedia en las autopistas telemáticas, la política comunitaria reforzará en esta línea, a partir de 1993, la competitividad y concentración intensivas en el sector.
3. Y la e t ~ ~ a liberal de d e s r e ~ l a c i ó n , presentada públicamente po r laComisión como la adaptación norrnatrva a las exigencias del mercado in:ernacion.al, revitalizando así el viejo principio de «libre flujode la información» en la concepción económico-política del sector
tria cultural, cuyo efecto más directo, razonan las autoridades comunitarias, es ineficiencia productiva contraria a.la demanda delmercado y a los gustos y neces idades del c o n s ~ m l d o r . El Infor?,econcluirá proponiendo, en coherencia, una política de desarrollo Industrial competitiva apoyada en los grandes operadores de telecomunicaciones, capaces de competir con los gigantes llll;'ndlales de la
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a corto y medio plazo favorecerá la adopción de medidas legisÍativas y r?glamentarias beneficiosas para los conglomerados con
una ~ o s I c l O n dominanre en el mercado interior, así como la participacron capitales foráneos en el desarrollo de nuevos medios yoportumdades de negocio, El acento en la coordinación de los sistemas y disposiciones normativas nacionales representa, en esta línea, la constatación de la ausencia de una clara voluntad interventora d.e los poderes públicos de la Unión más allá de las reglaspresentas ellibre Juego del mercado, al asumir una filosofía pú -blica gestión de las políticas comunicacionales sin mayor voluntad de incidencia que la puntual reforma parcial de aspectos formales o secundanos del sector como la cualificación profesional o laplaneación mercadológica de la producción. De hecho, en la actual
p o l í t i c a . c ? m . u n i t a r i ~ , ~ r e v a 1 e c e , de forma determinante, el principiode s u b ~ I d I a n e d a d , Íirnitandr, los márgenes de actuación de las polítrcas públicas a la apertura de los mercados nacionales, la promoción
y d,stnbuclón de programas y la formación y coordinación de lasactividades industriales. El propio Tratado de Maastricht sancionaría este principio ins is tiendo en la estra tegia de "protección de lacultura europea" limitando elalcance institucional de las acciones dela Comisión de Bruselas al mantenimiento de las señas de identidadeuropea con respecto a la libre concurrencia de los operadores, pro-ductores y arustas en el mercado abierto de la Unión. El Libro Verde de Opciones Estratégicas para Reforzar la Industria Audiovisual(64-1994) materializa esta idea anticipada en elLibro Blanco de De-lors al proponer el desarrollo de la industria europea de programas
mediante la apertura y mundialización del sector, justificando estalínea de actuación política po r los requerimientos 1iberalizadoresque debían acompañar la revolución digital. Así, la creciente pérdida de cuota de mercado registrada en este período en beneficio deEstados Unidos, en lugar de ser reconocida como lógico resultadode una política liberalizadora, se asociará, en adelante, con los per-versos efectos de los SIstemasde protección y fomento de la indus-
158
comunicación po r nuevos mercados como Europa ?nental y ofrecer nuevos servicios avanzados a segmentos específicos de consumidores movilizando el talento, los recursos tecnológicos, los capItales d i s ~ o n i b l e s y las posibilidades de rentabilidad favorecidos po rlas nuevas sinergias empresariales resultantes.de las fusiones entremedios audiovisuales, empresas de telecomunicaciones y producto-ras de contenidos e informática que la propia Comisión años anteshabía venido propiciando.
La defensa de esta política tiene lugar en un p.rofundo proceso de reestructuración de las industrias nacionales mientras se concentran lasactividades informativas de laUnión en apenas media docena de compañías internacionales, incluyendo desde luego grupos japoneses y es-
tadounidenses.En este marco, el desarrollo del proyecto Sociedad Global de la I? -
formación sitúa como vectores estratégicos de desarrollo de la UmonEuropea la convergencia entre el t ra tamiento: la co, :,unicació? y elcontenido de la información en las actividades industriales y SOCIales yellogro de la competitividad y desarrollo s o s t ~ ? i d o de la actividad pro-ductiva en el continente a través de la aplicación de los nuevos mediosde producción y comunicación electrónicos transfronteriz?s: ,Uno delos campos de mayor crecimiento identificados po r la Comisión es,. ?nesta línea, el uso de las nuevas tecnologías informativas en la educaciónpresencial y a distancia. ,
En las siguientes páginas, trataremos de observar los enfoques políticos, los argumentos y directrices básicos de la política europea decomunicación y la educación, tomando en cuenta las alternatl."as políticas y las opciones delimitadas po r las auro:ldades c o m u ~ I t a n a s desdeel contexto general de los intereses e c o n ó m l c o ~ que atraviesan e Influyen decisivamente en el proceso de c o n s t r u ~ c l O n cultu:al ~ u r o p ~ a .
Una visión integral de las políticas públicas comumtanas eXIge, eneste sentido, una comprensión histórica de las iniciativas europeas enmateria identificando no sólo los instrumentos, programas y n o r m ~ t l -vas definidos po r las instituciones comunitarias, sino además los dife-
159
rentes discursos oficiales y los cambios económicos y políticos en re
lación con los procesos de desarrollo y el contexto social general. Ca
be considerar po r tanto las relaciones entre la economía de la comuni
cación y la cultura, el proceso de internacionalización del capital y los
modelos de desarrollo del sector en relación con las políticas públicas
de información y comunicación y las formas de poder y hegemonía
gencia europea como "White Paper On Education And Training, Tea
ching And Learning. T o w a r ~ s The Learning Society» (1996); «Lear
ning In The Information Society Action Plan For An European Edu
cation Initiative (1996-1998»>; «Informe de Comi:ión al Consejo y
al Parlamento Europeo. Concebir la Educación del Futuro. Promover
la Innovación con las Nuevas Tecnologías» (Bruselas, 2000); o el "Plan
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cultural local y globales como el trasfondo determinante y explicativo
de las leyes reguladoras del audiovisual , de los programas de ayuda
económica al sector, de lapropia política tecnológica y,desde luego, de
los discursos y omisiones sistemáticas de cada una de las actuacionespúblicas de los agentes involucrados en el sector.
Al objeto de identificar las principales directrices y elmodelo de de
sar rollo en Europa, así como las alternativas y retos prioritarios del
proceso de integración transnacional de las ramas y sectores de la in
dustr ia de la comunicación y la cultura regional, ofrecemos a conti
nuación allector, en el presente capítulo, un breve y esquemático aná
lisis de las polít icas públicas de la Unión Europea, presentando los
principales programas, estrategias y discursos públicos dominantes
en las ins ti tuciones de la Unión a fin de ilustrar las lógicas de confi
guración y proyección actual del Espacio Audiovisual Europeo en
el Programa Marco de la Sociedad Global de la Información. Con es
te propósito, en las siguientes páginas trataremos de introducir las
políticas comunitarias de Sociedad de la Información analizando los
ejes y tendencias de la experienciade construcción económico-cultural
del proceso de convergencia mediática europea al objeto de, posterior
mente, comparar los datos y decisiones públicas en esta materia con la
experiencia de México en elseno del TLC y la Iniciativa de las Améri
cas, así como con relación a las iniciativas adoptadas en la cooperación
bilateral para el desarrollo de la industria iberoamericana de comuni
cación, observando los enfoques políticos, las directrices y programas
estratégicos avanzados por la Comisión Europea con relación a los intereses económicos dominantes en el sector.
Lógicamente, trataremos de conocer en primer lugar las políticas de
comunicación y educación de la UE, qué objetivos definen hoy el proyecto de Sociedad Europea de la Información, qué modelo de desarro
llo cultural implícito se está configurando hoy en las políticas comuni
tarias, qué consecuencias y resultados más significativos pueden hoy
observarse en la actual COyuntura histórica de concentración del sector,
liberalización y conformación de la unión política a partir de algunos
de los documentos básicos de este proceso de construcción y conver-
160
de Acción e-Learning. Concebir la Educación del Futuro» (Bruselas,
2001). " hi " " d ILa completay sistemática r e c o n ~ t : U , c c l O n istorico-criuca .e a p?-
lítica educomunicativa europea exigma, para su mayor c o n : ' i ~ s t e n c l ~ ,identificar y jerarquizar los actores determinantes en las políticas pu
blicas comunitarias, los supuestos ideológicos de cada actor,en d ~ s a -rrollo del sector, la comparación y evaluación de las f ¡ J o s o f ¡ ~ s ~ u b l I c a simplícitas en dichos supuestos y la interpretación tales pnnClpIOS en
relación con el proceso de cambio social y polít ico que tiene lugar
en Europa. Pero, como podrá presurrur el lector, el cumplimiento de
esta tarea sobrepasa, ampliamente, los límites y c,;,metldos que motiva
ron la escritura de este libro. No quisiéramos, Sin embargo, perder la
oportunidad de llamar la atención sobre lanecesidadXrelevancia de es
te trabajo enla actual coyuntura histórica de planeación y desarrollo de
la sociedad informacional. . .
En un momento decisivo de aceleradas y contm.uas transíormaciones de la industr ia en la región, hoy son pocos lo : investigadores que,
d d labo r dedicada y atenta a los cambios diarios en el sector, sees e una . , 'd .manifiestan dispuestos y capaces de contextualizar l<;s ra.F;I os y continuos cambios empresariales y los procesos de liberalización del merca
do informativo desde una crítica económica y política fundadas".
Si una lección cabe obtener de la lectura atenta este t r a b a J ~ ' es
precisamente que sólo cuando aprenda?",os a pensar c n ~ I c a m e n t e comose construye el espacio cultural y mediático de la regron estaremos en
condiciones de empezar a inter rogarnos sobre el papel que. estosmomentos desempeña la sociedad civil respecto a la articulación de las
nuevas redes y sistemas informativos, liberando nuevos l I d e r ~ z g o s ypotencialidades ocluidas que g a r a n t i ~ e n , en el ~ ~ e v o escenano internacional, una política de desarrollo mas democrático y equilibrado de la
industria de la comunicación en Europa, capaz ':'0 'ya de p e n s a ~ la eco
nomía de las industrias culturales desde otras pnondades y p a ~ a m e t r o spolíticos sino incluso de redefinirla correlación de fuerzas sociales que
hoy ven'ebran el desar rollo de la Unió.n E u r o p ~ ~ como una s l l ~ p l eagregación de Estados y, cómo no, también lapolítica de la comunica-
161
ción como una mera y despótica -aun ilustrada- comunicación per
suas.iva de los intereses privados de la industria transnacional euroa
mericana.
proponiendo la armonización de las políticasi;>formativas nacionales
en el marco del Tratado de Roma y la promocion de medidas de coor
dinación de las legislaciones nacionales en materia de publicidad,radio
y televisión, derechos de autor y protección a la j ~ v e n t u d y a lamfa.ncia para la supresión de las restriCCIOneS y trabas existentes a la libre CIr-
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1. Planteamientos comunitarios
Si por políticas de comunicación entendemos el conjunto de normas,
programas e iniciativas a través de las cuales los poderes públicos con
tribuyen a la configuración y desarrollo específico del sistema comunicativo en un ámbito determinado, la política europea de comunicación
da apenas sus primeros pasos en la década de los ochenta, como parte
de la lógica preocupación de las autoridades comunitarias por el desa
rrollo de la identidad y la cultura europea en elproceso de integración
económica. Laimportancia de lacultura con relación alfuturo del Mer
cado Común va a estar presente en los discursos públicos de laUnión
como una contradicciónde fondo que, de forma recurrente, actuará co
mo contrapunto en los debates, las dudas y vacilaciones mostradas en
los momentos cruciales por los poderes públicos europeos.
Desde el principio, la política cultural comunitaria ha revelado, en
efecto, graves incoherencias, discrepancias internas, voluntarismos y
discontinuidades múltiples que dan cuenta tanto del fracaso de los ob
jet ivos polít icos de la Comisión, en su proyecto de construcción del
Espacio Audiovisual Europeo, como de la ausencia de una clara vo
luntad integradora de los intereses nacionales en el marco supraestatal
del Mercado Común como espacio idóneo de realización y desarrollo
de las culturas locales.
Hasta la fecha, quizás los únicos logros destacables del impulso cul
tural favorecido po r la política europea han sido:
1. La organización de un sistema de difusión de la información insti
tucional consolidado.
2. La toma de conciencia sobre la neces idad de unificar las inf raestructuras de información y de lograr el desar rollo endógeno de la
industria audiovisual europea.
3. y la armonización y convergencia jurídica.
En estadirección apuntarían, de hecho, medidas de la Comisión como
el Libro Verde Sobre elMercado Común de la Radiodifusión, cuando
la CEE esboza su primer proyecto de integración comunicacional,
162
culación de programas. El paso de un sistema regulador centralizado
por los Estados nacionales a u;> escenario t r a n s n ~ c i o , n a l compennvo enel marco de integración economlca regIonal hacía l o g l ~ a m : n t e necesa
ria una estrategia de armonización jurídica que compatlblhzara las dis
tintas tradiciones político-administrativas de los países ?,iembros de laUnión y las diferentes políticas nacionales de proteccIOn del mercado
y de regulación del audiovisual. . . "La acción estratégica de armonización y convergencIa jurídica de la
Unión Europea fue entonces diseñada pensando en:
1. Promover un espacio propio para el desarrollo de las industrias y
del mercado interior.2. Liberalizar los servicios audiovisuales. d3. Suprimir las trabas a la libre circulación transfronteriza de pro uc-
tos culturales.
Ahora bien, la apuesta por una política de normalización l e g i ~ l a t i v a seproduce precisamente en un momento de cnsis del sector c m e m a t ~ -gráfico y de transnacionalización del s i s t e m ~ relevisivo rermmarta
por agravar la situación de debilidad i n ~ u s t n a l del a u d I O v I ~ ~ ~ 1 europeoincidiendo en la tradicional dependencia del sistema mediático cornu-
nitario de la producción norteamericana. . ' .El acento en la armonización de los sistemas y dISposICIOnes nor
mativas nacionales ha significado, en realidad, la constatación de la au
sencia de una clara voluntad interventora de los poderes públicos de la
Unión más allá de lasreglas preestablecidas por ellibre juego del mer
cado. En aproximadamente veinte añosde p o l í t i c ~ s . c u l t u r a l e s , la
munidad Económica Europea ha carecido de suficientes recursos financieros y de eficaces medidas de intervención d i r e ~ t a en el mercado
con las que modificar las actuales estructuras industriales del sector en
respuesta a los retos de la competencia e s t a d o u n ~ d e , , : s e , al as,:,mlrunafilosofía pública de gestión de laspolíticas cornunicacionales sin mayor
capacidad de incidencia que la puntual r e f o ~ I T , ' a p ~ ~ C l a l de a s p e c t o ~ formales o secundarios del sector como la cuahf¡cacIOnde los profesiona
les o la planeación mercadológica de la producción.
163
P? r añadidura, a d e m ~ ~ , lacomplejidad del entramado legislativo y delos sistemas de regulación del espacio cultural europeo ha impedido
de m , o m ~ n t o una m ~ ? , o r i n t e g r a c i ~ n jurídica de las políticas públicas comumtanas, manteniéndose una diversidad excesiva «tanto en el grado
de motivación y regulación de las actividades audiovisuales como de los
instrumentos para gestionarlos. Es más, dada la intervención cada vez
vación del sector, jalonando -J e acuerdo con el profesor Bustamante
(2000)- las discusiones públicas en la materia a lo largo de tres etapas
que, como hemos señalado antes, marcan latrayectoria económico-po
lítica del sector cultural en Europa:
1. Una primera fasede equilibrio político y económico y decidida vo
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más relevante de nuevos agentes públicos de ámbitos tanto internacio
nales -Unión Europea, Consejo de Europa.. .- como locales -autorida
des regionales, municipal.esoo.- que han comenzado, también, a implan
tar estrategms ?e promoción y desarrollo del audiovisual, lavariedad de
normas y medidas escada vez mayor» (Azpillaga e Idoyaga, 2000: 247)., .Como resultado, esta política de liberalización y armonización ju-
rfdica ha se.':tado las bases de un nuevo mapa económico-político de la
comurncacron en Europa poco favorable a los propósitos iniciales dela Unión.
2. Programas e iniciativas: de Eureka al Plan Media Plus
Por lo que refiere altema que nos ocupa, lapolítica cultural europea
c o m p r ~ n d e inicialmente «el conjunto de leyes reguladoras del sistemaa u d I O v I s ~ a l , . i a s reglamentaciones y concesiones de frecuencias, las ayudas e c o n o ~ 1 1 l c a s , la reestructuración de la televisión pública, el desarrollo de opciones tecnológicas (cable, satélite, etcétera), la omisión de las
diferentes formas de televisión comunitaria, la adaptación a las norma
tivas de laUnión Europea [oo.] [y] un conjuntomuy heterogéneo de ac
crones desarrolladas po r la administración pública en sus distintos ni
veles» (Giordano y Zeller, 1999: 33), desde elEstado a las comunidades
local?s: pasando po r los poderes públicos de ámbito regional.
, BasIcam,en,te, SIn embargo, las instituciones y organismos interna
cionales mas Importantes en la coordinación y desarrollo cultural eu
ropeo son la Comisión, el Consejo de Europa y, en últ imo término, el
P a r ~ a m e n t o Europeo. Dentro delaComisión cabe además apuntar, es
pecificamente, el papel que juega la Dirección General de Información
Comunicación, Cultura y Audiovisual (DGX), junto a la D i r e c c i ó ~Genera,l Mercado Interior (DGIII), Competencia (DGIV) y Tele
comUnICaCIOnes (DGXIII) y, en los últ imos años, la nueva DirecciónGeneral para la Sociedad de la Información (DGXXIII).
. Cada un? de ~ s t o s departamentos viene elaborando una amplia vanedad de dISpOSICIOnes, reglamentos y programas específicos de actí-
164
luntad integradora (1981-1984).
2. Una segunda etapa de liberalización y «despolitización» de la polí
tica cultural comunitaria (1985-1993).
3. Y una etapa de convergencia tecnológica e industrial orientada po r
los objetivos del programa de construcción de la Sociedad Europea
de la Información y el p ro tagonismo de las redes y ope radores de
telecomunicaciones (1993-2000).
Vamos a tratar de describir a continuación, lo más sintéticamente posi
ble, esta evolución.
Desde los años ochenta, en la primera etapa, la política europea fa
vorece el desarrollo de grandes grupos de comunicación que han ter
minado dominando el panorama del sector audiovisual y la polariza
ción regional de espacios territoriales de control del mercado al norte
y sur de Europa (Giordano, 1995; Giordano y Zeller, 1988). Será ~ l l a -boratorio audiovisual británico el que antICIpeesta nueva estrategia deliberalización radical que, años más tarde, habría de afectar a la mayo
ría de los países europeos:
La liberalización del sector audiovisual permitió [entonces] la entrada denuevas fuerzas económicas que buscaban beneficios de su actividad em-
presarial [...] Dos sectores que hasta ese momento no tenían en Europa la
presenciaen losmediosde laque disfrutabanen losEstadosUnidos irrumpen en elmapamediáticodelViejoContinente: los conglomeradosindustriales y los bancos (Quirós, 1998: 148).
La reestructuración de las empresas de comunicación favorecería, co
mo consecuencia, la emergencia continental de conglomerados multimedia dominados po r corporaciones transnacionales orientadas al
dominio monopolís tico de los espacios nacionales y cul tura les (lin
güísticos) cautivos:
1. A partir de una concentración intensiva de capital.
2. La unificación empresarial de la producción cultural diversificada.
3. La oligopolización de los sectores estratégicos de edición.
165
En este escenario: y en apenas una década, se consolidan los grandesgrupos multimedia comunitarios multiplicándose el número de cade
nas privadas de cuatro a treinta canales en manos de empresarios como
Rupert Murdoch, Silvio Berlusconi, Leo Kirch, Axel Springer, Bertels
mann y otras corporaciones multimedia que, instaladas en la seguridad
y el control de las principales cadenas audiovisuales y la propiedad de
La adaptación de un modelo competitivo, a imagen y semejanza de Es
tados Unidos, va a prefigurar así el desarrollo del sector y las políticas
públicas de comunicación en Europa en los años noventa. Sibien la d!
mensión del mercado, de más de 300 millones de personas, y la capacI
dad económica financiera e industrial, juntoal reconocido talento crea
tivo y a la alta cualificación profesional de los trabajadores del sector,
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los más prestigiosos grupos editores de prensa, guiarán los objetivosestratégicos de la política comunitaria en el sector.
. El poder económico y político acumulado por los nuevos protagomstas del Mercado Europeo de la Información definirá no sólo las re
g l a ~ ,del juego y distribución del mapa económico y polít ico de laUnión, La influencia notoria de los nuevos <euroconglomerados» que
dará además sellada en las iniciativas de los poderes públicos de la
Unión cuando impongan como objetivos estratégicos fundamentalesde la política europea sus propios intereses empresariales:
Lograr ventajas competitivas frente a los competidores.
Encontrar nuevas oportunidades de crecimiento fuera del mercadode origen en vías de saturación.
Aprovechar la propia experiencia en mercados vírgenes.Obtener economías de escala.
Aprovechar la coyuntura que favorece elpoder adquisitivo de la diVIsa.
y escapar de las normas antitrusr nacionales.
C a ~ e recordar a este respecto que las primeras políticas públicas de la
U m ~ n ~ u r o p e a . en materia audiovisual coinciden precisamente concrisis irreversible de los sistemas estatales de radiodifusión y el ini
cIO de la fase comercial y privatizadora del sistema televisivo en Euro-
p ~ , ( R i c h e r i , 1994) en un mercado complejo y competitivo que, en opiruon de los representantes empresariales, demandaba:
El desarrollo de economías de escala.
La integración de nuevas fuentes de financiación.La multiplicación de la oferta.
- La convergencia industrial con otros sectores mediáticos.
y la definición de nuevas sinergias productivas entre operadores de
televisión, propietarios de catálogos, creadores y distribuidores delaudiovisual.
166
situaban a la Unión Europea en la mejor disposición para liderar el
mercado global de las comunicaciones, para la década de los noventaEuropa es un espacio abierto bajo control de la industria americana,
que ha penetrado el audiovisual europeo, a escala continental, tanto a
través del control del sistema de distribución y consumo, como por
medio de la transferencia de modelos organizativos y profesionales.
Cuando laUnión Europea define a principios de los noventa los ejes
de actuación de una política específicapara el audiovisual,las autoridades
comunitarias se encuentran con un panorama económico marcado por:
La crisis de los servicios públicos.
La internacionalización del mercado.
La agudización de la competencia.
La concentración multimedia.
y la transformación de las culturas mediáticas.
En este escenario, la Comisión y elConsejo de Europa observan, en su
diagnóstico, numerosas dificultades y obstáculos para el normal desarrollo del mercado europeo:
Debilidad financiera y organizativa de la industria de programas.
Escasa capacidad productiva de lascadenas nacionales de televisión.
Control estadounidense de la industria cinematográfica.
Diversidad cultural y lingüística extrema.
Posición industrial dependiente en relación aJapón y Estados Unidos.
Desequilibrios territoriales entre los Doce.
Déficit industrial del sector espiral y crónico.Baja tasa de distribución y circulación entre los países miembros.y escasa capacidad financiera para acometer los retos de la moder
nización tecnológica.
Cuatro, sin embargo, van a ser los problemas fundamentales i d e ~ t i ~ i -cados en los documentos de la Comisión y en las reuniones de rrurus
tros como retos estratégicos:
167
a) El crecimiento de las normas nacionales e internacionales que limi
tan una aceren coherente y concertada de las diferentes políticas públicas.
b) La fragmentación del público po r el aumento de canales la di
mensión de los diferentes mercados nacionales y la diversidad lingüística.
-por ineficaz- el principio de equilibrio político/económico cn las de
cisiones de la Comisión Europea.
Las palabras del Comisario de Información,Cultura y Audiovisual,
Marcelino Oreja, resume la tesis de la política comunitaria en los no
venta. "A Europa le interesa tener grupos audiovisuales fuertes, capaces
de competir con los colosos de la industria estadounidense», de ahí la
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c) El fue rte aumento de los precios de los derechos de emisión.
d) y el ~ o n t i n u o incremento de los cos tes de producción y progra
macion en un horizonte económico de creciente competencia en elmercado.
En respuesta a estos retos, las autoridades comunitarias definen una es
trategia política de integración centrada en cinco ejes fundamentales:
1. La creación de un mercado transfronterizo competitivo frente a losproductores estadounidenses.
2. La reorganización del m e r c ~ d o interior mediante procesos de cen
tralización de c a ~ l t a l y de integración de la televis ión privada en
grupos multimedios y estructuras económico-financieras transnacionales.
3. El desarrollo de nuevas tecnologías de comunicación en laindustria
del cable, las transmisiones vía satélite y la televisión de alta definición.
4. El desarrollo de una industria de programas de origen europeo con
la que alimentar los nuevos canales de distribución frente a la corn-
p etencia extranjera.
5. Una normativa común para la protección del cine europeo median
te l.aimposición de un s is tema de cuotas de panta lla que l imite laemisión de películas y series de ficción extracomunitarias.
En definitiva, la liberalización del sector y la modernización industrial
j u n ~ ~ a la adopciónde medidas de protección y ayuda alsector, a fin
eqUlh?rar las políticas económicas liberales, al paso que -disociando
los objetivosculturales de lapolítica industrial en laestrategia-se apos
taba firrnemenn- po r la defensa del plura lismo, la difus ión de las len
guas y culturas minoritarias y elprotagonismo de las regiones en elpro
ceso de construcción del Espacio Audiovisual Europeo como líneas
maestras. de vertebración de la política cultural en la región.
El alfil de la balanzasería sin embargo finalmente favorable a las me
didas de integración y liberal ización del sector , dejando en el olvido
168
necesidad de favorecer las condiciones políticas y legales necesarias en
el proceso de fusiones, OPAS y absorciones del mercado común de
comunicación y la apertura económica hacia los países del Este. Así, «Si
[bien] a mediados de los años ochenta, con lallegada de latelevisión pri
vada a varios países, ya podía observarse un compacto núcleo europeo
de compañías multimedios con vocación monopolística y con intereses
en la televisión de distintos Estados de laUE, al promediar los años no
venta este proceso concluye con la propiedad cruzada de empresas au
diovisuales y launificación de esos grupos a través de sucesivas alianzas
y fusiones que desembocan en verdaderos monopolios de televis ión
hertziana, po r satélite y po r cable» (Giordano y Zeller, 1999: 48).
La paradoja de esta política es que -como advierte irónicamente el
profesor Quirós- mientras «los euroburócratas de la Comunidad Eu
ropea se felicitaban por el activo papel de Berlusconi como productor
en el Año Europeo del Cine y laTelevisión, éste (como Leo Kirch) es
taba comprando masivamente producciones norteamericanas para exhibir en sus salas de cine y emiti r po r sus cadenas de televisión» (Qui
rós, 1998: 209).
Las nefastas consecuencias derivadas de la aplicación de tales tesis
no impedirán que la Comisión empiece a considerar la actividad tele
visiva un sector regulable como cualquier otro de libre prestación de
servicios, eliminando así todo obstáculo a la l ibertad de empresa en el
Mercado Común. La crisis de las televisiones públicas dejará en evi
dencia el sesgo ideológico de las políticas públicas comunitarias.
Tras la privatización paulatina del audiovisual en la segunda mitad
de los años ochenta , la UE no sólo renuncia a una noción del audiovi
sual como bien colectivo -n o sujeto, po r tanto, a la lógica de la librecompetencia- regulable de acuerdo con el principio de no exclusión,
ahora «violado» po r la proliferación de canales de acceso restringido y
diversas modalidades de "pago po r evento»; antes bien, en los docu
mentos de la Comisión se identificará peyorativamente la situación de
monopolio con la propiedad estatal de los medios de comunicación, al
paso que elTribunal de Justicia se pronunciaba en contra de la forma
ción de una central de compras de las televis iones públicas y se daba
169
rienda suelta a la participación empresarial de los principales magnates
europeos de lacomunicación en diversos sectores de laindustria infor
mativa, en régimen de virtual monopolio. Pero el olvido y los ataques
sistemáticos a las televisiones públicas no eran para entonces una no
vedad. Una década antes, en 1974, elcaso Sacchi supone elprimer cues
tionamiento serio sobre la compatibilidad del monopolio público tele
Europa debate en la actualidad el problemafundamental de siguenteniendoalgunasignificación los operadorespúblicos de televlslOn, y lasdemás cuestiones vinculadas a este dilema, es decir, el sentido actual de las
empresas de capital público en este sector de la economía, la s i ~ n i f i c a c i ó nde la noción de servicio público de televisión, las consecuenCIas de e s ~ eprincipio sobre la programaci?n de las t ~ l ~ ~ i s i o n e s , el problema subsi
guientede si las empresas púbbcasde televlSlOn debenquedar ,total o par
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visivo con elTratado de la Unión. Aunque lapropuesta fue finalmente
desestimada por improcedente, la publicidad del caso sirvió para iniciar
una campaña de sojuzgamiento del sistema público televisivo que, en
años sucesivos, dará alas a los sectores conservadores para criticar a losmedios públicos a lo largo y ancho de toda Europa, en reclamo de la
ampliación de las posibilidades de prestación de los servicios audiovi
suales a operadores privados, de acuerdo con un mínimo de obligaciones básicas como las horas de emisión informativa.
La carrera po r los índices de audiencia, el proceso de globalización
televisiva y la agudización de la competencia, unidos a la ausencia de
un proyecto y de sistemas adecuadosde evaluacióny control delos ser
vicios públicos a escala nacional y europea, legitimaron así un discur
so que, haciendo borrón y cuenta nneva de la jurisprudencia en lama
teria, cuestionará seriamente en los primeros años noventa la viabilidad
económica de las televisiones públicas, La campaña impulsada por los
principales lobbys europeos caló incluso, en elcontexto de la nuevaeuforia liberalizadora, entre los responsables de lapolítica audiovisual co
munitaria que, en reiteradas ocasiones, hicieron gala de una manifiesta
aversión hacia los sistemas públicos televisivos. Tanto que laUE no le
gisló ni aprobó programa alg tno de apoyo y ayuda al sector público
audiovisual, Cuando la Comisión u otras instancias de laComunidad
Económica Europea han tratado de reordenar el sector ha sido siem
pre en relación con lainiciativa privaday con miradas a lacesión de es
pacios y posibilidades de negocio a las grandes corporaciones transna
cionales. Ciertamente, no existe -corno reclama el profesor Muñoz
Machado- un desarrollo suficiente de la doctrina de la Comisión y el
T r i b u n ~ l , de Justicia Luxemburgo en materia de competencia y financiacion de las televisiones públicas. Pero éste no es elproblema, sal
vo que asumamos la tesis de la patronal del sector, tan preocupada por
la existencia de mercados duales y de distorsiones a lalibre competencía de las cadenas públicas. Lo significativo de esta ausencia de doctri
na es elhecho mismo de la omisión de una polít ica públicamente con
trastada sobre el papel del sector público en el nuevo panorama
audiovisual:
170
cialmente al margen de las reglas de la c o m ~ e t ~ ? C l a , y en . f l ~ , merecen
ser atendidos mediante un sistema de financiación peculiar distinto del de
las televisiones comerciales (MuñozMachado,1998: 151).
Las palabras del profesor Muñoz Machado son, en este sentido, más
que elocuentes. Los términos del debate púbhco que semantiene en los
principales foros europeos sobre el futuro del a,,:dlO':lSual conflrl','an la
completa desvalorización de la noción de ,serVIcIO público, hoy a J ~ s t a -do a los criterios económicos del prmClplo de libre empresa (artículo
85del Tratado de laCEE) y amenazado por demandas de competencia
desleal como las que la Asociación Europea de Televisiones Comercia
les (ACT) viene planteando en su reivindicación de la separación de
contabilidades de las televisiones públicas. .Al respecto es interesante observar, en los documentos de laComi
sión cómo la fi losofía de la libre concurrenCIa y la competitividad se
t r a d ~ c e en la inversión economicista del principio de ~ e r v i c i o púbhcopara asignar a las empresas radiotelevisivas estatales CIertas exigencias
de rentabilidad económica (o en el extremo opuesto, de prestacIOnes
culturales), altiempo que se las atribuye todos. los males del m f r a d ~ ~ a -rrollado sector audiovisual, e incluso la carenera misma de una p o h t l ~ acultural adecuada a las necesidades del desarrollo europeo pO,r el tradi
cional proteccionismo y dependencia clientelar de la I?dustna pro:
gramas respecto a las grandes e m p r ~ s a s públicas de r a d l O t e l e ~ l S l o n . ASI,
latautología del discurso sobre el libre Juego del mercado srrve hoy deargumento tanto para atacar las ineficiencias de la ,gestión pública y la
legitimidad política de las inversiones presupuestanas.del Estado en los
medios de titularidad estatal como para, al mismo tiempo, denunCIar
públicamente las perversas dinámicas introdl;lcidas en el natural ¡ue.gode las fuerzas del mercado por la competencIa desleal de las teleVISIO-
nes públicas y su doble sistema de financiación, " ,El debate sobre la clarificación jurídica de la actual situacron de las
empresas de titularidad estatal en relación con los operadores privadosmultimedia es, en este sentido, sintomátIco de la falta de voluntad de
Bruselas para proporcionar los medios necesarios a fin de que las tele-
171
visiones públicas tengan un papel relevante en el ámbito de las nuevas
tecnologías y en el escenario de la construcción de la Sociedad Euro
pea de la Información, La evidente marginalidad del servicio público
en los nuevos soportes y canales de explotación audiovisual amenaza
i?cluso la existencia y estabilidad jurídica de estas empresas que, impe
h,dasa competir en un escenario desigual, vienen reclamando la dispo
zados de comunicación, como la consolidación de una política indus
trial autónoma.
El nuevo tríptico audiovisual en la política comunitaria -esrableci
miento claro de las reglas del juego, apoyo a la industria de programas
y desarrollo de las nuevas tecnologías- ha quedado así básicamente re
ducido al fomento de la l ibre competencia y al apoyo económico a la
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sición de un marco jurídico y financiero estable que garantice su desarrollo empresarial en los nuevos mercados secundarios.
Los responsables europeos han dejado, en resumen, el campo abier
to a los grupos económicos interesados en las polít icas l iberales, la
competencia, consumo y eficiencia productiva, principios todos ellosenarbolados po r las políticas neoliberales estadounidenses y asumidos.
po r el lobby europeo de la comunicación, de acuerdo con una lógica
cuya culminación ha representado, en la práctica, la paulatina sustitu
c ión de la noción de servicio público po r el concepto de servicio uni
versal, tal y como hemos visto en capítulos anteriores.
La ideología de la racionalidad económica y el lenguaje mercado
l ó ~ i c ~ , impo:tados de E s t a d ~ s Unidos, fascinan hoya tal punto a losprincipales l íderes empresanales y de la profesión que, asumiendo
los valores de base del mercado, respaldan y «santif ican» las medidas
liberalizadoras de la Comisión, convirtiendo la idea de servicio públi
co en una «noción fantasmal y hasta nostálgica».Por lo mismo, no debe l lamar la a tenc ión el hecho de que en las
políticas públicas europeas, llegue a identificarse el excesivo peso del
Estado en la comunicación con un problema de restr icción a la liber
tad y al pluralismo informativo, un razonamiento recurrente que será
utilizado con insistencia por los grupos empresariales cuando la Co
misión pretenda desarrollar estrategias de intervención más activas como la Directiva Televisión Sin Fronteras.
La aplicación po r la UE de esta filosofía política tiene, sin embargo,
su talón de Aquiles . Hasta la fecha, el cumplimiento de los objetivos
programados con relación al desarrollo del audiovisual se ha saldado
con resultados más bien negativos. La constataciónde este fracaso pue
de observarse especialmente en proyectos como EUREKA la Televi
s ión de Alta Definición o en iniciativas del sector público como EURONEWS.
Las aspiraciones iniciales de la Comisión expresadas al Consejo y
al Parlamento Europeo sobre el futuro de la polít ica audiovisual
(COM 90 78, Bruselas 28 de febrero de 1990) quedarían así f ranca
mente diluídas al fracasar tanto la apuesta po r nuevos servicios avan-
172
producción. Como consecuencia, los problemas de p l u r a l i s ~ o con
centración, la industrialización y fomento de las culturas mmontanas
y la apertura del audiovisual a las nuevas tecnologías digitales son, en
lo sucesivo, relegados al principio de libre competenCia, concentrando
los poderes públicos de laUE en el Programa MEDIA los esfuerzos de
actuación comunitaria.
El diagnóstico de la Comisión es, a este respecto, preocupante. El
futuro del audiovisual europeo en la sociedad digital cor re el pel igro
de quedar definitivamente anclado en la fragmentación, la d ~ ~ e n d e n -cia y el subdesa rrol lo indus tri al . Y no parece que la Comisión haya
comprendido a estas alturas las limitaciones y graves consecuencias de
una política pública basada en un sistema de ayudaspuntuales sin ma
yor incidencia en la.s estructuras del m e r c ~ ~ o ~ ~ d l O v l s u a l que el fomento de obras particulares o la mejor cualificación de los profesiona
les del sector.
Aunque éste y otrosprogramas específicos de la U ~ i ó n Europea ponen el acento en las relaciones entre productores, medios audiovisuales
y nuevos operadores de telecomunicaciones, desde una persp,ec:iva.i?dustrial, el acento en las estrategias de marketing y comercialización
global de la producción, ya iniciada en los años ochenta por las pro
ductoras estadounidenses, no deja de poner en evidencia una contra
dictoria fe ciega en las fuerzas del mercado que h?y, p a r a d ó j i c a m ~ n t e ,están favoreciendo un movimiento regresivo de la industria audiovisual
europea en favor de las grandes empresas multimedia de capital norte
americano.
La producción y explotación c o m e r ~ i a l todo t ipo de a r t í c u l ~ scon cada unidad fílmica o producto (revistas, Juguetes, CD-ROM, VI deos interactivos, libros y merchandising en general) como exigencia de
las nuevas condiciones del mercado, si bien está funcionando con al
gunas producciones europeas, en muchos casos sólo a escala nacional,
reproduce esquemas tópicos poco enriquecedores culturalmente para
el imaginario de las identidades regionales dentro y fuera de, E u r o p ~ ,contribuyendo indirectamente a lafalta de competencia de laindustria
comunitaria en relación con la industria norteamericana.
173
Desde 1984, Hollywood ha iniciado un proceso de reconversión y
adaptación de sus estrategias productivas a los nuevos medios y cana
les de distribución del capital cultural que muestra el escaso «realismo
político» de la Comisión Europea en su apuesta po r liberalizar el sec
tor. «El nuevo mundo del vídeo, la informática y la interacción audiovisual depende ya [desde hace más de una década] de conglomerados
mediáticos estadounidenses. Además, cuando dentro de una década co
criterios del mercado. El impulso de lainiciativa estadounidense de li
beralización de las telecomunicaciones en foros internacionales comoel G7 a raíz de la Agenda para la Acción del vicepresidente Al Gore
ha determinado en esta línea decisivamente el desarrollo de las tele
comunicaciones y el audiovisual europeos en torno a cinco principios
básicos:
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máximo lafibra óptica invada nuestros hogares y puestos de traba
JO con más productos y seacreciente ladiversificación y elpoder de losconglomerados mencionados más arriba, éstos acabarán ganando la ba
tallapo r el control de los quinientos canales de televisión po r cable, dela misma manera que Hollywood se apoderó en un pasado del merca
do del videocasete» (Gomery, 1998: 163). Pues, ho y po r hoy, el domi
fila de la producción deriva no tanto de la capacidad mercadotécnica
o del gusto del consumidor y la capacidad narrativa de los profesiona
les del audiovisual, como del control de la distribución y exhibición-esto es, de laposición dominante en el mercado-, en los que se apoya
el oligopolio estadounidense para imponer su lógica económico-polí
ricatanto en televisión como en laindustria del cable y las telecomuni
caciones y,en general, en los nuevos canales y tecnologías de consumocultural.
La principal baza jugada po r la UE en la construcción del EspacioAudiovisual Europeo -l a Directiva Televisión sin Fronteras- hubiera
sido el instrumento más eficaz para revertir la espiral de dependenciacrónica y subdesarrollo del sector audiovisual comunitario con rela
ción al poder económico, y político, estadounidense. Sin embargo, el
pr?yecto deintervención activa de la Comisión mediante la implanta
Clande un sistema de cuotas fue truncado en sus primeros borradorespo r las presiones del lobby empresarial y las veladas amenazas de guerra comercial de la administración norteamericana.
Po r otra parte, elfin de la separación entre industria televisiva e informática y las telecomunicaciones ha abierto el paso a nuevas fusio
nes y a la competencia económica entre sectores y mercados disímiles, dejando elaudiovisual de ser un sector autónomo paraconvertirse
en un segmento de la industria de información sometido a las reglas,estrategias y lógicas del gran capital industrial y el sector financiero.
En este escenario, la Comisión ha optado po r promover un sistema
normativo basado en la apertura y la competencia. El propio Tratadode Maastricht sanciona el principio de subsidiariedad insistiendo en
una pol ít ica de protección de la cul tura europea de acuerdo co n los
17 4
Competencia.Libre acceso.
Servicio Universal.
Desregulación.Inversión privada.
Las conclusiones de la APEC, enVancouver, elEncuentro de las Amé
ricas, en Miami, y los acuerdos de laWorld Telecommunication Devc
lopment Conference, en Buenos Aires, han m a r ~ a d o de hecho el c ~ n : l 1 -no a seguir po r la Comisión Europea, transfiriendo, en la política
pública, elpoder regulador del Estado a laempresa privada tanto en re
lación con las reglas del juego como desde el punto de vista de la res
ponsabilidad informativa. La Conferencia celebrada en Praga po r el
Consejo de Europa (1994) ilustra perfectamente esta lógica. Mientras
el Parlamento Europeo vincula la noción de servicio público a las cadenas de titularidad del Estado, los líderes europeos van a dar vía libre
a los operadores privados para desarrollar las misiones de servicio pú
blico, de acuerdo con los objetivos estratégicos del Libro Blanco de
Delors:
1. La actuación desde una perspectiva mundial a través de alianzas in
ternacionales.2. La atención a las especificidades europeas.
3. El desarrollo de las condiciones competitivas de la industria comu
nitaria.
La defensa apasionada de la cultura empresarial, el fetichismo tecnoló
gico, lamodernización industrial y financiera y elculto a la «economíavirtual» de las autoridades comunitarias será, en lo sucesivo, una cons
tante en las políticas de convergencia audiovisual y telemática, convir
tiéndose po r momentos en dogma de fe y propaganda, más alláde to
da pretensión razonable de articulación consistente de los mercados
emergentes de la Comunidad.
175
3. El giro liberal de la Unión Europea
A parti r de 1993, el sesgo l iberal izador de la pol ítica cul tural de laUnión Europea es ostensible.
En esta dirección, el Informe Bangemann «Hacia la Sociedad de la
Información en Europa: un plan de acción» define en junio de 1994 el
de actuación de la Comisión de acuerdo con los principios dis
Para la consecución de los objetivos fijados en esta nueva estrategia,
Bruselas delimitará en el Libro Verde de la Convergencia (1997)dos re
tos prioritarios en el desarrollo de la Sociedad Europea de la Informa
ción:
La certidumbre reglamentaria en la regulación de los nuevos pro-
ductos y servicios.
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m a ~ c ocut idos en el Encuent ro de Corfú (fomento de una mentalidad em
prendedora, mejora de la competitividad, eliminación del proteccionismo y liderazgo del mercado):
Las tres ideas-fuerza que guían la construcción de la SI están basadas en
lanecesidad de profundizar el proceso de internacionalización de la eco
nomía, encaminado a la mejora de la competitividad mundial- en la pre
sión a los Estados paraque cedan a las fuerzas de mercado -a;torcs entrelos que los documentos oficiales parecen omitir a los Estados nación- la
gestión y usufructo de los bienes relacionados con las industrias de la in-f ? ~ m a c i ó n y el entretenimiento, mediante la herramienta de laprivatiza
cion; y el consecuente cambio de legislación llamado desregulación,
que en ngor tratade un período de transición entre un tipo de legislación
con acento en el carácter público de los servicios de información y co
municaci?nes, y otra que enfatiza el rol de las fuerzas de mercado y que,
por consiguiente, sería atinado calificar como transregulación (Becerra,1999: 142).
Europa, de acuerdo con la fi losofía Bangemann, debía controlar los
nesgoS y optimizar los beneficios a través de una polít ica activa de li
?eraliz:cióndirigida por. p a r ~ m e t r o ~ de mercado bajo liderazgo de lamversion pnvada y subsidiaridad pública. Una política que la autoridad comunitaria considerará adecuada a los nuevos tiempos frente al
«furor reglamentario» de otros «tiempos pasados». En esta dirección,
la Conferencia Ministerial sobre la Sociedad Global de la Información
celebrada en Bruselas (1995) dio lugar a un proyecto de desarrollo y
c?operaclón económica ajustado punto po r punto a los preceptos exi
gidos po r la OCDE y la UIT, identificando como principios rectores
de la SI: . la viabilidad comercial , la interoperatividad, el alcance y la
sostenibilidad de las nuevas comunicaciones. Exigencias todas ellas
planteadas, paradójicamente, con el concurso y asesoramiento de los
expertos norteamericanos a través de plataformas de cooperación ins
t itucional como el foro de la Sociedad de la Información y la Educación (Comisión Europea, 1994a).
176
Las exigencias económicas.
En los últ imos años toda lectura de la Comisión sobre los escenarios
dibujados en el nuevo horizonte informacionalpasa por tres niveles deanálisis: la tecnología, la industria y el mercado. Cualquier r e f e , r e n c ~ apolít ica a la cultura, la sociedad o los agentes la cornurucacron pu-
blica ha quedado proscritade los documentos oficiales comurutarros en
virtud de una filosofía de la competencia centrada en elfomento del de
sarrollo tecnológico y la apertura comercial. Desde la publicación del
Libro Blanco de Delors, la aplicación de las normas de l ibre c o ~ p e -tencia en elsector esuna de las prioridades políticas para la Comisión,
que ha impuesto en las normativas nacionales directrices desregulado
ras que allanen los obstáculos a la convergencia de acuerdo c o n ~ nsupuesto modelo específico e u ~ o p e o ?e Sociedad la Información
que, como el estadounidense, cifra el exrto de las políticas contemporáneas de la comunicación en:
El acceso y consumo de los productos y servicios audiovisuales.
La política liberal de precios.
La disponibilidad de contenidos.
La innovación tecnológica.
La eficiencia productiva.- y el incremento del volumen de negocio.
De ahí que la Comisión comience por proponer como recomendación
a los Estados miembros abstenerse de «regular por regular>' para con
cluir defendiendo la autorregulación del mercado y la asignación a
organismos como elTribunal de laCompetencia de lacapacidad de de
cisión en respuesta a problemas puntuales y concretos que e X l g e ~ soluciones aplicables en corto plazo de tiempo. En «Principios y lmeas
directrices de la política audiovisual de la Comunidad en la era d l g l t ~ ¡ "(COM, 1999, 657), por ejemplo, la Comisión ha diseñado una política
de adaptación reglamentaria a la nueva lógica de la SOCiedad de la I n-
177
formación, introduciendo mecanismos de autorregulación económica
para maximizar el crecimiento y potencial de creaciónde empleo y op-
timizar la competitividad, definiendo como prioritarias:
1. La limitación al mínimo necesario del sistema reglamentario en la
realización de los objetivos de la política comunitaria.
cado multimedia mediante la implementación de medidas de explo
tación de los recursos públicos y promoviendo contenidos multi
media paneuropeos para el desarrollo de la industria regional.
Así, en 1995, el Libro Blanco «La sociedad cognitiva», promovido po r
la comisaria E. Cresson, definía cinco objet ivos prioritar ios para la
Comisión en elnuevo escenario económico europeo y transnacional de
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2. El reforzamiento de la seguridad jurídica de acuerdo con las de
mandas del mercado.
3. La autorregulación del sector.
4. La neutralidad tecnológica.
De acuerdo con estos puntos, la Comisión se propone revisar el esta
tuto jurídico de la radiodifusión de servicio público según el interés
económico general, así como disposiciones específicas de la Directiva
TV Sin Fronteras, conforme a las exigencias del nuevo entorno digital,
para facilitar la accesibilidad y comercialización de los contenidos au
diovisuales, la innovación tecnológica, la publicidad y la transferencia
de capitales, garantizando la autonomía del mercado.
La exigencia de autorregulación del sector es, en los últimos años,
una propuesta recurrente en los documentos oficiales de la Comisión,
sin que se especifique claramente el papel de los agentes y los poderes
públicos en este proceso, implícitamente bajo control de los lobbys em-presariales que tienen una posición dominante en el mercado. En defi
nitiva, la «elaboración de un modelo reglamentario independiente» y
un marco previsible y seguro de normalización del sector está supo-
niendo, en la práct ica, la ces ión plena de poder regulador y de inter-
vención a los propios agentes del mercado, modificando la función so
cial de la comunicación y el marco regulador preexistente.
El programa INFO 2000 esilustrativo de esta política, alindicar dos
líneas básicas de actuación en la VE:
1. Fomento de la demanda y actividades de sensibilización para esti
mular el consumo e incorporar al mercado a las regiones periféricaso menos desarrolladas. En este sentido, la VE ha procurado crear
nuevos mercados proporcionando acceso a las colecciones y catálo
gos de información, asesorando a los usuarios sobre fuentes de in -
formación y organizando campañas de sensibilización a escala na
cional o regional con laformación de los usuarios.
2. La explotación de la información del sector público europeo valo
rizando el patrimonio cul tura l y la información pública en el mer-
178
las nuevas tecnologías e instrumentos telemáticos:
1. Estimular la adquisición de nuevos conocimientos y nuevas formas
de certificación de las competencias profesionales.
2. Apoyar la integración de la escuela y la empresa fomentand? un
modelo de aprendizaje práctico, vinculado almundo del trabajo.
3. Luchar contra la exclusión y el fracaso escolar.4. Garantizar el dominio entre la población de tres lenguas comuni-
tarias.
5. Estimular la inversión en formación por parte de los individuos y
las empresas a través de medidas fiscales y financieras de apoyo a la
oferta de actualización de los conocimientos educativos.
La socialización del proyecto telemático fue entonces vinculado desde
el punto de vis ta ciudadano en tres ejes: mundo laboral (teletrabajo),cultura y educación. La VE evalúa hoy de facto el consumo cultural
como uno de los ejes económicos más interesantes y un prometedor
mercado de la industria europea multimedia, capaz de ampliar los ser
vicios en línea y los contenidos comerciales:
Nuestro rico patrimonio cultural hace de Europa lo que es: poseemos los
fondos arqueológicos más extensos y variados del mundo; las colecciones
de historia natural más importantes, datando muchasde ellasde hacevarios siglos, con pruebas de valor inestimable sobre la biodiversidad deantaño de nuestro planeta; las creaciones más ricas en los ámbitos de las
bellas artes, escultura, moda y arquitectura; por no mencionarnuestro pa-
trimonio industrial y marítimo: Este patrimonio es uno de los pilares de laenseñanza escolar, el objeto principal de nuestros pasatiempos, lafuente de
la creaciónpublicitaria y de la concepción de nuevosproductos y lamateria prima de la investigación académica. Como han destacado los parnci
pantes en el Foro sobre la Sociedadde la Información elGrupo de Expertos de Alto Nivel , todos los europeos se beneficiarán SI se realiza
esfuerzo concertado para poder acceder a estos fondos culturales a traves
de las redes electrónicas(Comisión Europea, 1996d: 16).
179
En esta línea, en la segunda mitad de los noventa los grandes museos,
centros de arte o institutos nacionales de patrimonio han ido firmando
con las grandes empresas telemáticas acuerdos de registro y producción
de matenales y productos multimedia con destino al mercado interior.
Por lo que respecta a la educación, el informe valoraba como inminen
te la extens.ión del apre?dizaje permanente merced a las iniciativas pú
bhcas y pnvadas que vienen acercando a la ciudadanía los nuevos re
nanciación de los programas nacionales de investigación. Esta pobre y
limitada política de inversión en I+D es en parte el motivo de la conti
nua fuga de cerebros de la UE a Japón y Estados Unidos. La fuga de
recursos humanos altamente cualificados constituye uno de los pro
blemas no resueltos por la política comunitaria y especialmente g ~ a v een países como España, con una pobre y subdesarrollada política cien-
tífico-tecnológica. . ' ,
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cursos educativos. La UE era po r las mismas fechas más que optimista.
Según la Comisión, «en los centros escolares, la posibilidad de acceder
f á c i l m e ~ t e a un amplio abanico de productos educativos multimedia, ya
sea en línea o en modo autónomo, está empezando a l iberar a los profesores de las ~ ~ f i c u l t a d e s tradicionales» (Comisión Europea, 1996d: 2).
Las metas fijadas no obstante en la iniciativa estratégica «e-Europa»
para poner al alcance de las empresas y ciudadanos europeos la Socie
dad de la Información apenas se han cumplido. Los logros del V Pro
grama Marco no han paliado las lagunas en materia de investigación y
d.e;,arrollo tecnológico, como tampoco han revertido en la incorpora
Clan de capitales al sector informacional, por más que los esfuerzos co
munitarios en cooperación y est imulac ión de la industria electrónicahan sido notables en esta dirección.
Si b ien ha tenido lugar un notorio crecimiento del comercio elec
t ~ ó n i c oy de la educaci,?n virtual, la investigación y desarrollo tecnoló
gico sector electrómc.o muy insuficiente, especialmente por com
paracion con nuestro principal competidor. Mientras que la inversión
tecnotrónica de Estados Unidos asciende a alrededor del 6% del PNB,
la.UE la media no supera el 4% , exceptuando el caso de los países
nórdicos, a la cabeza en el desarrollo de los sistemas móviles de comu
nicaci?n. El fortalecimiento. de las redes de cooperación y encuentro
entre mverso":s de capital nesgo y creadores de nuevas ideas con po
tencl.al c?mefCIal de los mayo.res logros de laúltima política co
m u m ~ a n a : Se han iniciado con esta filosofía nuevos proyectos piloto y
expeTle.nclas productivas que dan cuenta de las amplias potencialidades
c o m ~ m t a ~ l a s en m a t e n ~ mformación y conocimiento, pero las dife
rencias existentes son difícilmente salvables considerando la estructura
del mercado y elsistema internacional de información. Continúan exis
tiendo demasiadas disparidades entre los países miembros en su pol ít i
ca c i e n t í f i c o - t ~ c n o l ó g i c a . La.política europea de 1+D, factor crucial pa
ra elrelanzamienro de la SOCIedad del Conocimiento, carece de un nivel
de . . o o ~ d i n a c i ó n e integración suficiente, apreciándose grandes dese
quilibrios en relación con los objet ivos y nive les de gasto para la fi-
180
La lentitud de las aplicaciones y la rezagada y desigual extenSlOn de
los medios digitales están limitando por otra parte el potencial europeo
en la revolución informaciona1. Como concluye el profesor Ballestero,
un análisis compara tivo de la SI en Europa con otras regiones de laOCDE nos sitúan muy por debajo de lo que podría corresponder al
potencial económico de laUE si se arlicara una polític,a c o h e r e n t ~ con
los retos de la soc iedad del conocirmento y otros parametros mas ra
cionales de planificación y decisión pública. Pero tal condición dista
mucho de ser a tendida en la lógica de las pol ít icas europeas que mar-
can la agenda de Bruselas. .El conocido Informe Bangemann insta, desde 1994, a confiar
mecanismos del mercado como fuerza motriz del desarrollo econorm
ca y el empleo. En dicho documento (Bruselas, 26 de mayo de 1:94),
la UE se compromete a preparar a los europeos para el advemmlento
de la soc iedad de la información como tarea prioritaria, pues la educación, la formación y la promoción desempeñarán u?papel f u n ~ a m e n -tal en el nuevo escenano de futuro. Esta preparaclOn queda sin em
bargo relegada a las exigencias económicas y a la necesidad , clara y
estratégica, de constitución de nuevos mercados. De modo que ya <;n
este documento, la información, las Nuevas Tecnologías y laformación
se conciben como un sec to r más de consumo, liderado po r las empre
sas y el sec tor privado, relegando al sistema educativo?, a los agentes
culturales a un papel meramente paSIVO, pese a las continuas apelacio-
nes a la socialización del proyecto comunitario con las TIC. .
El Informe Bangemann sigue , en esta l ínea, la f ilosof ía del LIbro
Blanco de Delors «Crecimiento, competitividad y empleo», analizado
en la reunión de Corfú (junio de 1994), que influirá de forma determi
nante en el plan de acción de la iniciativa europea para la S o c l e d ~ d de
la Información excluyendo al sector público ante lo que el corrusano
Martín Bangemann consideraba el verdadero peligro para el desarrollo
europeo: la euforia reglamentaria. .' .El plan Bangemann coincide en este p u ~ t o con el discurso idealista
de la globa lización y la retór ica de la doctrina del libre flUJO que pro-
181
mueve el gobierno norteamericano a partir de banales constataciones
(«lainversión es móvil, la tecnología es revolucionaria y la ambición de
una vida mejor es univera]») que no pueden dar cuenta de las razones
del notorio fracaso competitivo de la industria de la comunicación eu
ropea ante nuevas s ituaciones de hecho como la fusión AOLrrime
W a ~ ~ e r . El proyecto de fusión con el grupo EMI respondidapo r la Co
mision con vacilaciones y amenazas de regulación ante el poderoso
ciones transitorias y normas abiertas en materia de interoperabilidad.
De hecho, la obligator iedad de redifundir los programas de los sumi
nistradores públicos por las redes de telecomunicación («must carry»)
desaparece en 1999.
La política europea termina justificando, de este modo, el fomen
to de la libre competencia industrial y la eficiencia económica como
vectores estratégicos de actuación de las instituciones comunitarias en
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conglomerado estadounidense deja en evidencia el estrecho margen de
maniobra de la UE en su apuesta política por el desplazamiento de los
p o d ~ r e s públicos beneficio del mercado, alaceptar finalmente las ga
rantias de AOL/Tlme Warner de no controlar la industr ia musical através de Internet como única opción viable para las autor idades deBruselas.
. . Más aún, la tentativa de prohibición de estas fusiones, que sería ca
lificada por The Wall Street Journal como un intento de atemorizar a
las compañías, ha dejado claramente en entredicho la contradictoria
asuncióndel derecho de competencia y los objetivos y necesidad de in
tervención en un sector estratégico, sin duda, para el futuro económi
co de la r eg ión que, por lo mismo, exige un mayor protagonismo del
sector público y las autoridades responsables de la UE.
No sorprende por 10 mismo que la UE proponga como estratégico
par a el desa rro llo de la pol ít ica cul tu ra l la ampliac ión de los paísesmIembros. del M e r ~ a d o Común, la cooperación con terceros países y
orgaruzaciones regionales como Mercosur, y la participación en foros
internacionales como el Global Business Dialogue on Electronic Co
merse, a lavez que insiste en «mantener los márgenes de maniobra» en
la negociación multilateral de organismos como la OrganizaciónMun
dial de Comercio (OMC), cuando, como bemos apuntado, la apuesta
pare!. ~ o d e l o privatizador de las comunicaciones ha restado eficacia yposibilidades de acción pública a las instituciones comunitarias.
y es ~ u e , , c u ~ n d o la Comisión reclama el compromiso de pro
teger el interes público en el fomento de los nuevos servicios audiovi
suales d i g i t ~ l e s , la co.ntinua defensa de claridad, proporcionalidad y
transparencia normauva del mercado, con la separación reglamentariadel transporte y los.contenidos culturales, termina siempre por con
centrar en el pnnClplO de competencia todas las expectativas de futuro
del sector cultural comunitario, con el consiguiente fracaso del interés
público y la renuncia a los «compromisos culturales», más allá de «ga
rannzar la Igualdad de oportunidades a los agentes del mercado» y la
<competencia de acceso» mediante el establecimiento de reglamenta-
182
el sector, como el único marco posible y deseable de desar rollo eco
nómico.A partir de 1993, la volubilidad que criticábamos al comienzo del
capítulo es más que manifiesta, agudizándose las contradicciones e iniciativas entre las diferentes direcciones generales de la Comisión con
competencias en el desarrollo del sector cultural europeo. Aun osci
lando dubitativamente entre una política de extensión de las redes e in
fraestructura de telecomunicaciones y el apoyo a la producción y dis
tr ibución de contenidos adecuados a lanueva ecología de medios, eleje
de actuación política de laComunidad hasido lapromoción de los pro
ductos culturales identificando la industria de contenidos como la ba
se y garantía de un prometedor futuro para el empleo en la Sociedad
Europea de la Información. «El repetido reconocimiento de la impor
tancia estratégica de los contenidos no ha tenido sin embargo influen
cia real en el monto presupuestario de los programas de acción, diezveces menores por t érm ino med io y en el me jo r de los casos que los
destinados a las redes. Las telecomunicaciones siguen siendo el eje cen
tral de las políticas comunitarias en el campo de la comunicación, con
su nítida acepción de negocios, su carácter tangible y sus grandes gru
pos empresariales instalados que mantienen una política de club, para
grandes operadores con lobbies dominantes» (Bustamante, 2000: 12)..
En última instancia, la política europea de promoción de contern
dos limita el análisis de la estructura del mercado y la ofe rta de conte
nidos «competitivos» en términos de producción, y no como un pro
blema de distribución, o mejor dicho, como un problema de control de
las condiciones de circulación de los productos culturales en el merca
do inter ior de la Unión. El reconocimiento de la problemática de los
contenidos -n o tanto la ausencia de industria propia (hecho éste indis
cutible) como la dificultad del surgimiento de fondos y catálogos au
diovisuales comunitarios en la actual estructura de mercado- exigiría
en realidad una intervención más decidida de la Comisión, pensando
en el horizonte de convergencia digital a largo plazo y no en función
de los espúreos y puntuales intereses corporativos de los grandes gru-
183
pos de presión que hoy dominan el negocio audiovisual en el interior
de la Comunidad.
Pero el modelo de desarro llo de la Sociedad de la Información es
un,a imposic ión del capital t ransnacional en su afán po r ampliar los
margenes de beneficio y ganar la batalla regional y global po r los mer
cados de información, cultura y conocimiento, incidiendo en los tradi
cionales desequilibrios territoriales y sociales de la Comunidad Eco
hayan resultado operativos en la práctica po r las directrices de las po
l ít icas culturales. Todo lo más han sido diseñados programas como
PROMISE (1998) para la difusión e incorporación de los ciudadanos
europeos al programa l iberal de desarrollo de la SI s e n s l ~ l h z . a ? d o a la
población sobre la importancia del I:rograma, h a ~ l e ? d o mas VISIble Eu
ropa en el mercado mundial y, obVIamente, optimizando las vanables
socioeconómicas en la línea del Libro Blanco de Delors,
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nómica Europea.
La transnacionalización de la nueva comunicación se está confor
mando así según los patrones normalizados del mercado y los intere
ses de la estructura empresarial transnacional con clara dependencia de
Estados Unidos. En este sentido:
1. El Libro Verde sobre la producción audiovisual en Europa no toma
en cuenta elriesgo de ver ladiversidad de programas y lalibertad de
expresión sometida al monopolio de los operadores de telecomuni
caciones en el mercado internacional.
2. La influencia y los intereses divergentes de los grupos mediatices no
contemplan que el actual modelo económico de expansión indus
trial garantice un desarrollo equilibrado del espacio cultural en elin
terior de la Comunidad Europea.
En definitiva:
La dimensión político-cultural queda subsumida en los criterios
económicos (competitividad, crecimiento, empleo).
- El desarro llo de la ident idad cul tura l local y regiona l queda reduci
da a un problema de desarrollo industrial.
La política comunicativa deja de ser un proyecto global unificador
(proyecto cultural y educativo, plan cable, plan telemático...) y ad
quiere una presencia discreta en beneficio del mercado, la justicia o
las instancias de mediación (Alta Autoridad, CNCL, Corte Consti
tucional...) subestimando la eficacia de la intervención pública co
munitaria para contrarrestar la hegemonía estadounidense.
Así, tanto en elinforme «Europa y la sociedad mundial de la informa
ción» como en elplan de acción «Europa en marcha hacia la sociedad
de la información» y la Directiva «Europa. Una sociedad de la infor
~ ~ c i ó n para todos» se insiste en un modelo equitativo, accesible y par
ticipado po r la CIUdadanía sin que la proclamación de estos principios
184
Una primera revisión detenida de l o s p : ~ g r a m a s europeos en curso
sobre nuestra materia demuestra, en definitiva:
1.0) Que las autoridades y departamentos comunitarios responsables de
las políticas de construcción de la Sociedad Global de la ! n f o r m ~ -ción en Europa no tienen definido un programa y mec"',"smos, fI-
nancieros e institucionales, específicos para el desarrollo integral de
las nuevas tecnologías de la información en la enseñanza. Se o?ser
va además en los documentos de laComisión una persIstente inde
finición respecto al objeto y tratamiento de la problemática . ~ o n -temporánea relativa a laintegración de los medios de inforruación y
conocimiento en las políticas culturales europeas, en VIrtud de una
difusa e imprecisa -por contradictoria- concepción de los ?bJetlvos
de las políticas públicas a este nivel. La ausencia de unapolítica ed.u
comunicativa integradora y democrática en la Unión Europea vl,e-ne dadapor dos razones fundamentales: primero, por l a o n e n t ~ c ~ o nneoliberal de las propuestas comunitarias en esta matena al}'nv.lle
giar elprincipio de subsidiaridad, según el cual en aquellos a';lbltos
en los que los Estados tengan competencias y recursos la U T I l ~ ~ Eu
ropea no intervendrá; y segundo, por el prmclplo adaptación de
las directrices comunitarias al mercado y a las necesidades de cuah
ficación de la fuerza de trabajo (PETRA, FORCE, COMETI).
2.0) Que las acciones de integración europea. de los sistemasde infor
mación y educación continentales son Implementadas irregular
mente, manifestándose:_ Una profunda disparidad de criterios y o?jetivos sectoriales.
Una preocupante dispersión en el rrararruento del problema dela Comunicación Educativa en diferentes programas y departa
mentos de la Administración Pública.Una notoria falta de adecuac ión a los retos y demandas de los
operadores y agentes sociales del sector educativo y cultural.
Un desacompasamiento y retraso en la toma de decisiones con
relación al sector privado de las telecomUTIlCaClOnes.
185
y una descoordinación entre países en los proyectos de armonización y convergencia de los sistemas formativos y las nuevastecnologías de la información.
3.°) Que los e s f u e r ~ o s económicos y los planes previstos son, po r e!momento, insuficientes para la consecución de las directrices básicas perfiladas en el Informe Delors, de cara a la construcción de laSociedad Educativa Europea.
población en los bienes informacionales de las nuevas autopistas te
lemáticas.e) Por otra parte, las políticas públicas no han definido con claridad ycoherencia las necesidades educativas en materia de información ycomunicación. El campo de laComunicación Educativa aparece como una cuestión difusa tratada, en los documentos ministeriales, enunos casos como una problemática tecnológica, como un problema
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Siobservamos tales deficiencias a escalanacional la aplicación de laspo-
líticas comunitarias manifiesta aún mayores carencias. Así, por ejemplo,en ~ s p a ñ a , las políticas públicas en Comunicación y Educación revelansenas y preocupantes insuficiencias desde e!punto de vista económico,social y científico. Un diagnóstico económico-político al respecto demuestra:
a) La tendencial dependencia de las estructuras tecnoindustriales delc ~ p i t a l externo, lo que impide un desarrollo equilibrado de las políticas de I+D, con apoyo tanto del sector público como del sectorprivado.
b) La estructura económica nacional no está en condiciones de dar respuestas satisfactorias a los objetivos trazados por la Comisión Eu-
ropea en elplan de acción para el desarrollo de la Sociedad Globalde la Información. Las debil idades históricas y la escasa infraestructura y equipamiento tecnológico avanzado en el sector empresarial hacen difícil su incorporación, y menos aún su liderazgo, enel desarrollo de polít icas de 1+D que hagan factible no sólo el usoeducativo de los nuevos medios, sino, más allá aún, también su innovación.
e) Por o:ra parte, no existeuna industria audiovisual, telemática y mulrimedia consolidada, capaz de producir software y programas deformación y educación que alimenten las nuevas redes informacionales, reforzándose así las nuevas formas de dependencia cultural en
el sector informativo, hoy también presentes, por extensión, en elcampo de la Comunicación Educativa.d) Socialmente, el alcance de las políticas públicas se limita por el momento alconsumo de bienes de equipo y soportes electrónicos. Esta orientación ha repercutido negativamente en la incorporación deamplios sectores de lapoblación a las redes de información y aprendizaje, aun con la subvención indirecta de las nuevas tecnologíaselectrónicas. Se aprecia así una desigual participación pública de la
186
administrativo, vinculado a las reformas y modernización e d u c ~ t i -va, 0 , en otras ocasiones, como una cuestión pedagógica. existeuna división ni un programa marco con directrices específicas que
vinculen los diferentes niveles educativos y los sectores comprometidos en e!proyecto de construcción de laSociedad Global de la InformaciÓn para la Educación coordinando las iniciativas a d o ~ t a d a sen este campo por los organismos públicos y las instituciones mter-
nacionales.f) La armonización de las polít icas nacionales de información y comunicación con los objetivos y directivas comunitarias en e!proceso de construcción de la sociedad global de la información en Europa estodavía un reto pendiente que incide de forma muy negativaen e!logro de los objetivos fijados por la C o m i s ~ ó n para e!desarrollo de la educación basada en las nuevas redes informativas, espe
cialmente por lo que serefiere alsector de las telecomunicaciones ye! audiovisual.
g) Por últ imo, se observa además en e!caso español una notoria contradicción entre los objetivos de las políticas industriales en e!sector informativo y los criterios y actuaciones desarrollados desde laAdministración Pública en e! campo de la educación en e! empeñopor integrar las tecnologías y los s o p ~ r t e s e ! ~ c t r ó n i c o s ~ o m o m e d i ~ sde aprendizaje, en una situación de insuficiente establltdad economica de! sistema universitario y educativo en general, por e! proceso de transferencias competenciales a las administraciones autonómicas y locales y e!crecimiento acelerad? de! s ~ s t e m ~ p ú ~ l i c o en losúltimos veinte años, sin la correspondIente financiación, factores
ambos que dificultan notablemente la . a r t . t ' 0 n i z a c . i ~ n y e! equilibrionecesarios en la consecución de los objetivos anticipados por e!In-
forme Bangemann.
Como resultado, en España con mayor intensidad y en e!resto Eu-
ropa, la Sociedad de la Información se conforma como una sociedaddual, con una estructura agudizada de clases y una elevada concentra-
187
ción de la riqueza y el capital simbólico muy desequilibrada en térmi
nos ya no tanto de desigualdad como de exclusión. En este escenario,
h a ~ l a r po r tanto de sociedad de lainformación y educación para todos,
eXIge,. tanto en España como en la Unión Europea, otro tipo de consideraciones.
junto a iniciativas comunitarias como el programaRACE, sentó las ba
ses de lainvestigación y desarrollo de la actual cultura política de laSo
ciedad Europea del Conocimiento.
En documentos de laComisión Europea como el presentado por el
Comité para la Innovación y el Desar rollo I n d ~ s t r i a l bajo el título.
«Calidad y Relevancia. El cambio de la educación europea», los diri
gentes comunitarios vienen estableciendo en esta línea f u n d a m ~ n -
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4. Nuevas bases políticas. El reto de la Sociedaddel Conocimiento
La n o c i ó ~ de Sociedad Cognitiva define nuevas bases políticas culturales a parnr de la contradictoria constitución de la merma política del
E s ~ a d o de bienestar y exigencias económicas del mercado global.
ASI, las reformas educativas de la UE seplantean en términos de cons
trucción de la identidad cultural, a la vez que, como en el Tra tado de
Maastrichr, se afirma ladiversidad y respeto de las peculiaridades cultu
rales de las regiones y nacionalidades históricas de acuerdo con criterios
productivos. Esta defensa de la diversidad cultural se ha traducido en
una vacilante política de integración educativa, reducida, práctica
m ~ n t ~ , a la estra tegIa de homologación, intercambio y def inición de
cntenos europeos a nivel curricular, delimitando las estrategias de mo-
dernizac.ión educativa a los Estados nacionales, mientras globalmentelas políticas comunicativas son dirigidas por parámetros económicos
t r a n s ~ a c i o n a l e s de ~ e s a r r o l l o . El problema, en consecuencia, es que
«las loglcas transnacionalec Impugnan los fundamentos institucionales
de los sistemas de comunicación (y educación) de los Estados-nacio
nes. Al conectarlos con las normas de redes planetarias, resulta que el
proceso de desregulación prefigura una profunda mutación del mode-
lo económico y social» (Mattelart, 1998: 81).
La primera toma de conciencia comunitar ia de esta dimensión es
tratégica de la comunicación educativa en la sociedad de la información
t uvo lugar el 6 de mayo de 1996 cuando el Conse jo de Minis tr os de
Educación de la UE, a propuesta de la Comisión de Bruselas, aprobó
resolución para impulsar el diseño de materiales y software educatIVO para la formación a distancia. Un año más tarde, el 22 de septiem
bre de 1997, la Comisión adoptaba las Conclusiones sobre Educación,
Tecnología de la Información y de la Comunicación y Formación del
Profesorado perfilando las líneas de actuación futuras. Años atrás, a
medIados.de los años ochenta, la articulación del programa ESPRIT y
de los pnmeros proyectos de aplicación telemática en la educación,
188
tos de lanueva política europea en matena de comurucacion educativa
como una cuestión central para la economía, la competitividad indus
trial y el bienestar de los ciudadanos que hace necesaria la estrecha
laboración entre las instituciones educativas y el mundo empresanal,mediante una formación permanente, f lexible, efectiva y de calidad,
adaptada a los retos inmediatos de la g l o b a ~ i z a c i ó n . La c u ~ s ~ i , ó n c e n t r ~ len esta mater ia para los exper tos de alto nivel de la Comisión es defi
nir qué aportación puede hacer la formación flexible y a distancia con
las nuevas tecnologías y s is temas de comunicación en la mejora de la
competitividad de la industria europea a través de una precisa respues
ta en cada momento a las neces idades de formación y educación del
mundo del trabajo.
Un objetivo éste no casualmente coincidente con los retos identifica
dos en el Plan de Acción del Subcomité de Investigación y Desarrollo
parala Educación y la Formación del gobierno e s t a d o ~ n i d e n s e , cura estrategia de integración global de los recursos de la SOCIedad de la Infor
mación y el sistema educativo condicionará en un futuro esta filosofía
política (Redding y Fletcher en Comisión E u r o ~ ~ a , 1994a: y ss.).Así, de acuerdo con el proyecto de construcción de la SOCIedadGlo-
bal de la Información, el primer seminario europeo sobre formación y
nuevas tecnologías celebrado en Bruselas concluiría destacando no ca
sualmente la necesidad de una educación y formación orientadas por el
«espíritu de la empresa», basadas en la apertura del mercado de valores
instruccionales mediante la integración del sector público y privado, la
liberalización y modernización de la industria de contenidos e d ~ c a t i -vos y, curiosamente, el establecimiento de vínculos y contactos Internacionales con instituciones norteamericanas alobjeto de lograr los ob-
jetivos globales de la sociedad de la información (viabilidad c o ~ e r c i a l ,interoperatividad, accesibilidad, sostenibilidad y c o m e r c I a h z ~ c l ó n ) e.n
mater ia de comunicación y educación. La creación de una industria
competitiva en la producción de contenidos y servicios de comunica
ción educativa será paradójicamente planteada, de este modo, con el
asesoramiento de los expertos norteamericanos, con quien los propios
189
consultores de alto nivel de laUnión Europea defenderán e! estableci
miento de ,«fuertes lazos» de cooperación educativa en e! proceso de
const,rucclOn de! modelo específico de sociedad europea de la informacion,
~ e ~ e a lo contradictorio de este tipo de conclusiones, la propuestasera SI? embargo coherente con e!proceso de asimilación europea delas tesis hberales de! gobierno estadounidense anticipadas en su pro-
yecto hegemónico de mundialización de la Nueva Infraestructura de
considerando e!pape! vital que adquiere este sector enel PIE de los paí
sesmás desarrollados.
Las políticas de comunicacióndefinidas po r las instituciones y fuer
zas políticas comunitarias en la organización de las condiciones so
ciales de la comunicación educativa regional deben analizarse, por lomismo, no como e!conjunto integrado, explícito y duradero de las po-
líticas nacionales de cada país miembro de la Unión, ni tampoco, des
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Información.
.Así, en la Cumbre de Bruse!as de! G7 (1995), los dirigentes corpo
rativos n?rteamencanos sancionaron para Europa y los bloques regionales asiatrcos y amencanos e!modelo a seguir en la construcción de
la s ~ c i e d a d global de l a i n f ~ r m a c i ó n a partir de la desregulación de losse:VlclOs ?e t e ! e ~ o m u . m c a c l O n e s , la supresión de los monopolios pú-blicos, la mversion mixta en el desarrollo de las autopistas de la infor
mación, e!liderazgo de la iniciativa privada, e!fomento de las reglas de
la libre competencia y laaccesibilidad de laciudadanía aluso de lared.
Objetiv?s todos ellos previamente i d ~ n t i f i c a d o s como prioritarios porlos tecnocratas :stadoumdenses en e!Informe «Agenda para laacción»,
desplazando as! e! debate europeo de! problema de! desarrollo social(según una concepción política y cultural de la construcción de! mo
de!o informacional) hacia una discusión técnica y económica en tornoalfuturo delasredes de información y conocimiento, conforme alnue
vo marco global de! pensamiento orgánico de! capital que tanto e!
GATT como la Organización Mundial de! Comercio o en materia
educativa, laOCDE venían promoviendo en sus recomendaciones a laUnión Europea.
Especialmente a partir de! Cuarto Programa Marco (The Task For-
ce Educational Software and Multimedia 1994-1998), la Unión Euro
pea ha promovido como objetivos prioritarios de lapolítica en materia
de Co,?unicación Educativa e!fomento de la productividad, la com
p e t e ~ c l a y el. desarrollo empresarial de los operadores multimedia y la
gran industria de la comunicación y la cultura, favoreciendo las condi
ciones de reproducción y concentración de! capital económico y cultural en este sector.Ya corto plazo esprevisible como escenario de fu
turo la adopción de un marco regulador como e! Acuerdo General de
Comercio de Servicios (AGCS) para garantizar, según pretende la
OMC, un Intercambio comercial activo en los servicios avanzados de
comunic.ación y educación a distancia haciendo posible que empresastransnaclOnales se conviertan en proveedoras de enseñanza a distancia
190
de luego, como un problema únicamente limitado al propio espacio oterritorio de la Comunidad, sino más bien, po r e! contrario, como un
problema transnacionalligado al proceso de globalización económica
y cultural.
5. Críticas y derivas. Las lógicas sociales de la info-exclusíón
La historia de la UE es la historia de un proceso de configuración te
rritorial, de diseño y ordenamiento económico, jurídico, político y,en
menor medida, cultural que ilustra fehacientemente la lógica de la con
vergencia y configuración interterritorial y económico-política de las
regiones y el desarrollo en ámbitos de proximidad según las exigencias
de! nuevo Capitalismo Cognitivo. Desde su creación, las autoridades
comunitarias han procurado en este sentido unificar los mercados, salvando las distancias y diferencias territoriales. Prácticamente desde los
años cincuenta, Europa ha venido tratando de integrar las regiones eu
ropeas y sus economías a escalaglobal procurando almismo tiempo re
equilibrar diferencias y salvar distancias sociales y físicas. Ya e!Trata
do de Roma establecía explícitamente la necesidad de garantizar un
desarrollo equilibrado comenzando por superar las diferencias entre
lasregiones europeas, por lo que e!Mercado Común se dotaría de ins
trumentos económicos como e!Banco Europeo de Inversiones o siste
mas de cohesión como e!Fondo Social (FSE). Años más tarde iniciati
vas como la Pol ít ica Agraria Común han permitido impulsar una
política regional sostenida en e!tiempo. Sibien no esen realidad hasta
1975cuando podemos hablar de Política Regional en Europa (lato sen-
su). Para entonces, en la CEE existe una amplia experiencia suprana
cional de planificación y diseño de políticas de desarrollo regional que
será reforzada con programas como el Fondo Europeo de DesarrolloRegional (FEDER). El impulso de este tipo de iniciativas da cuenta de
las directrices de la política comunitaria en la materia en virtud de tres
principios básicos:
191
1. La solidaridad financiera de las regiones más desarrolladas del norte de Europa con las regiones de los países del sur.
2. El reequilibrio territorial en infraestructuras entre regiones y en elinterior de las mismas. '
3. La integración y cooperación interregional.
En elmarco de esta filosofía, se articula la política comunitaria de tele
comu,mcaclOnes con dos programas básicamente: el programa STAR
tados miembros de la CEE, ha tratado desde 1994de impulsar actua
ciones dirigidas al tejido económico de la economía regional facilitando
sinergias entre capital privado, Fondos Estructurales, conocimiento lo
cal y recursos de cada región. Pese a laimportancia no obstante de estos
programas, lo cierto esque no es si no hasta la aprobación de laAgen
da 2000 cuando laComisión fija un nuevo rumbo político para la UE
que pasa a vincular más estrechamente las políticas regionales y el pro
grama SI como motor del desarrollo de los territorios de proximidad.
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(Special Telecommunication Action for Regional Development) y elTELEMATIQUE:
a) El p ~ o g r a m a STAR tiene como objetivo contribuir a corregir los desequilibrios regionales en materia de infraestructuras y redes públicas de telecomunicación.
b) Po r su parte, elprogramaTELEMATIQUE surge como una inicia
tiva,complementariapara promover en Europa las aplicaciones te
lematl?as y de servrcios avanzados de valor añadido para la moder
ruzacion del sector enproceso de liberalización (especialmente entre1991 y 1993).
Junto a estos antecedentes, y a partir especialmente de 1994 la Comi-
sión ha venido articulando la SI con la Política Regional concentrando
esfu,:,:zos en la dotación de fondos estructurales pensados para la pro-
mocion de la nueva economía. Así, en elPrimer Informe sobre la Co -
h e s i ó ~ Económic.a y Social de la UE (1996) o el Libro Verde "Vivir y
trabajar en la SOCIedad de la Información. Prioridad para las personas»
se insiste en vincular las ventajas competitivas de los territorios que
forman la,UE a las nuevas condiciones y entornos tecnológicos de laI n f o r m a ~ l O n , cooperando entre empresas y regiones para una mayor
productividad y mejoras relativas en educación y calidad del empleo,
en el entendimiento de que si bien las TI C no pueden favorecer el de
sarrollo t ~ r r i t o r i a l po r sí mismas, su incorporación afecta a la capaci
dad econorrnca de las regiones para explotar sus recursos materiales y
humanos, especialmente po r lo que se refiere a las PYMES el sec torpo r el momento peor incorporado en las regiones menos favorecidascomo Andalucía.
Esta idea-fuerza j ~ s t i f i c a r í a así la Iniciativa IRISI (Interregional Information Society Initiative) que, a partir del principio de subsidiariedad
de laUE, y con una metodología de sensibilización de la opinión pública y los responsables de decisiones de las políticas regionales en los Es-
19 2
Así, po r ejemplo, en el Consejo Europeo celebrado en Feira (junio de2000) se marcan las líneas preferenciales de los fondos estructurales
de cohesión para favorecer el desarrollo de la Sociedad de la Información como eje estratégico de fortalecimiento de la nueva economía en la
Unión Europea. Así, durante elperíodo comprendido en el actual pro
grama (2000-2006) un tercio del presupuesto comunitario, en total más
de 210.000 millones de euros, ha sido destinado a apoyar con fondos de
cohesión a las regiones menos favorecidas. Tanto el Fondo Europeo
de Desarrollo Regional como elFondo SocialEuropeo o los programas
de coordinación en agricultura, pesca e integración territorial tratanho y de contribuir a paliar los efectos de la competencia entre regiones y
ciudades en el espacio de convergencia económica de la UE. Tales ayu
das han sido aplicadas en lamayoría de los casos (70% del presupuesto)
para la recuperación de regiones subdesarrolladas, pero también en
menor medida para lareconversión económica de sectores (11%) o lafi
nanciación de procesos demodernización económicay empleo (12,3%).
Lamenor cuantía paradójicamente se asignaa lainnovación (0,51%), pe
se a que ésta se considera un factor estratégico para la SI, y a las inicia
tivas de cooperación interregional y transfronteriza como Interreg o
Urbano Llama la atención en este sentido que lo que, al menos como
principio, es considerado po r laUE un eje estratégico de laSI, las Accio
nes Innovadoras, apenas ha sido objeto de atención po r lasregiones. Es
te hecho es cuando menos relevante y merece la pena que nos detenga
mos sobre el particular pues la UE trata de crear laboratorios de ideas
que permitan a lasregiones desfavorecidas posicionarse como territorios
líderes en la nueva economía, experimentando nuevos servicios, formasde articulación de sinergias productivas y generación de nuevos cono
cimientos tecnológicos en la era digital. Este tipo de iniciativas son pen
sadas además mediante un proceso de planificación de abajo a arriba a
partirde lademanda, mediante lacolaboración del sector público y pri
vado y distintos tipos de agentes (empresas, universidades, centros tec
nológicos, autoridades locales y regionales, etcétera).
193
Ahora bien, por qué han fracasado las políticas comunitarias en la
materia, a qué sedebe elescaso éxito o compromiso de las regiones conla innovación. ¿Es coherente elproyecto del Consejo Europeo de Lis
boa (2000) de tratar de planear eldesarrollo de las regiones europeas en
torno al proyecto estratégico de Sociedad de la Información o se trata
sin más de una proclama o un discurso carente de consistencia y relevancia en lapráctica de las políticas públicas de laUE? Dos respuestas
tre los Estados miembros, capacidad de inversión y tradiciones cul
turales.Entre las contradicciones que se observan en esta materia, cabe ade
más señalar la diferencia entre la dotación de infraestructura y produc
tos educativos y los usos sociales. Consolidada esta «brecha» en documentos como el Informe de la Comisión al Consejo y al Parlamento
Europeo «Concebir la Educación del Futuro. Promover la Innovacióncon las Nuevas Tecnologías» queda nítida la falta de visión y la renun
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posibles explicarían esta contradicción. Primero, las políticas públicasde integración regional son sólo en laUE un objetivo normativo que,
en lapráctica, ha sido limitado por elnulo o escasopapel asignado a las
regiones en el proceso de integración comunitaria, al tiempo que laorientación «correctiva', más que generativa de las políticas públicas en
la materia, en parte debido al principio de subsidiariedad, condiciona
significativamente, en segundo término, el alcance de los programas europeos destinados a corregir las desigualdades interiores en elmercado
común po r medio de los fondos estructurales y los programas de reequilibrio territorial, sin que po r elmomento las regiones hayan conta
do para el diseño y evaluación de las políticas públicas implementadaspo r la Comisión en esta materia.
Así, si bien es cierto que, en la actualidad, la existencia de esta polí
tica ha permitido que tres de cada cuatro regiones de laUE desarrollen
programas de promoción territorial con fondos FEDER, facilitandoademás redes independientes sobre ejes como la economía, el urbanis
mo o la promoción subregional del tipo de ELANET, TELE REGIONS o LOCREGIS, la capacidad de innovación, desarrollo yapro-
piación de las nuevas herramientas de la sociedad del conocimiento
resulta irrelevante y poco favorecedora de los proyectos de desarrolloequilibrado en los ámbitos de proximidad.
En definitiva, la construcción del mercado global en la UE es un
proyecto histórico al margen de la Europa de las Regiones. La integración y las políticas públicas de sus Estados miembros definen hoy
la Sociedad Europea de la Información desde la centralización, no apartir de la diversidad de regiones, mercados y agentes. Pese a la exis
tencia de espacios de institucionalidad y de iniciativas de descentralización significativas en los Estados miembros, como el caso alemáno español, los gobiernos locales y regionales son sólo las instancias
de coordinacióny acomodación de los actores globales que hoy pien
san y lideran las políticas públicas en comunicación y cultura dentro
de la UE. Como resultado, la convergencia constituye aún un pro-
blema. Siguen existiendo divergencias entre sistemas normativos en-
194
cia a un proyecto propio con la excusa de la dificultad de definir un
proyecto político claro ante la cambiante .e inestable lógica de innova
ción de las TIC. Pues la llamada «estrategia de Lisboa» sanciona comoválida una educación al servicio del usuario o destinatario de acuerdo
con las demandas del mercado laboral como en Japón o Estados Uni-
dos sin políticas de alcance estructural significativas. La Comisión Eu-
ropea trata así de reformular un derecho colectivo y un bien público en
un lucrativo negocio siguiendo las directrices del BM, el FMI y, en es
pecial, de laOCDE, una acariciada idea que en Latinoamérica se ha experimentado desde los años ochenta, con los desastrosos resultados co
nocidos. En Europa, la formulación de esta política podría sintetizarseen la célebre fórmula del gobierno Berlusconi para la educación com
petitiva: Inglese+Informatica+Impresa (Inglés+Informática+Empresa).Dentro del Plan de Acción eEurope (2001-2004) no se han desa
rrollado sin embargo significativamente los ejes del Plan de Acción
eLearning previstos, salvo la de volver a insistir, en el plano norrnan
vo, en la apuesta de la UE por convertirse en una economía del conocimiento, con dinamismo y capacidadde crecimiento sostenible para el
empleo y la cohesión social.Hoy el desarrollo de este plan tiene continuidad con el programa
eEurope 2005, iniciativa estratégica de planificación de la políticaco
munitaria de Sociedad de la Información que pretende conseguir la
conexión de todas las instituciones a la SI, implantando la banda anchadesde las administraciones públicas a partir de tres ejes:Salud, Gobier
no Electrónico y Educación. Para el 2010, de acuerdo con lo indicado
en elConsejo Europeode Estocolmo (2001), laUE debe garantizar sistemas de educación y formación de calidad, accesibles y abiertos a todo elmundo. En las políticas nacionales y los objetivos de los Sistemas
Educativos Europeos para 2010, se trata así:
1. De modernizar tecnológicamente los sistemas de enseñanza-aprendizaje aumentando el número de estudiantes, mejorando la cualifi-
195
cación del profesorado para impulsar los valores y actividades ade
cuadas a las necesidades del mercado laboral. Sevincula así las TIC
con la calidad y mejora de los controles y gestión del sistema educativo.
2. De garantizar además un entorno de aprendizaje abierto, atractivo
y flexible, adaptado a las necesidades específicas de la población.
3. Y,po r último, adaptar en general la educación al mercado laboral y
al espíritu competitivo de la «destrucción creativa» (Schumpeter di-
res y visión estratégica. Ciertamente, la práctica totalidad de los cen
tros de enseñanza están conectados pero en laevaluación no setoma en
cuenta qué tipos de usos, iniciativas y apropiación social se están lle
vando a cabo con estas herramientas. Por lo que se refiere al proyecto
eEurope, laUE sigue la estela de Estados Unidos dos décadas después,
volcando bibliotecas, centros de conocimiento e información pública
en las redes y operadores privados de telecomunicación, descapitali
zando el sector público en la coordinación y liderazgo de este proceso.
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xit) en el corazón de los contenidos y los métodos de enseñanza.
Tales objetivos coinciden punto por punto con la filosofía Bangemannde construcción de la Sociedad de la Información:
- Liberalización de los servicios y mercados de telecomunicaciones,
asegurando lalibre competenciafrente al abuso de operadores y po-
siciones dominantes en el sector.
Impulso de la producción, distribución y consumo de las TIC para
paliar la desventaja significativa con competidores como Estados
Unidos en sectores estratégicos como la teleformación, conectando
para ello a las escuelas, centros educativos y la Administración Pú-
blica en general.
- Desarrollo de una cultura y una conciencia europea resultado de la
promoción del mercado único.
- Creación de un marco jurídicode libre flujo de lainformación, ajustando los desequilibrios entre territorios dentro de la UE.
- Protecciónde los derechos de autor y otros derechos privados vinculados a la comunicación.
Potenciación de las iniciativas europeas de innovación, así como de
nuevos productos y servicios que compitan en los mercados globales con la industria estadounidense y japonesa.
Como hemos explicado, estas medidas son resultado de la coordina
ción con la UIT, la OMC, la Organización Mundial de la Propiedad
Intelectual, laOCDE y el Acuerdo General de la OMC sobre Comer-cio de Servicios, convergiendo, en definitiva, con el modelo estadouni
dense de la NIl (Nueva Infraestructura de Información).
En consecuencia, pese a lo alentador de los resultados evaluados en
larevisión intermediadel plan (Comunicación de la Comisión de 18de
febrero de 2004. COM (2004) 108 final), los avances en gobierno on-
[me y educación telemática son más bien pobres por falta de indicado-
196
La idea de la Comisión de favorecer las sinergias entre infraestruc
tura, tecnologías, servicios, aplicaciones y contenidos para impulsar,
po r medio de la educación, una nueva economía digital en la región seve así obstaculizada po r el control oligopolístico privado de la gran in
dustria transnacional. Por otra parte, laUE no puede avanzar, en ma
teria educativa, porque las competencias dependen en buenamedida
los Estados miembros. La adopción en Lisboa del método de coordi
nación del Consejo ha facilitado, no obstante, la adopción de medidas
que favorecerán previsiblemente el avance del ~ e c t o r e d u c ~ t i ~ o entanto en materia de teletrabajo como en inclusióny accesibilidad digi
tal. Pero aquélla quedará, previsiblemente, restringida po r los intere
ses privados. De hecho, lasocialización de la fuerza de trabajo a través
de la alfabetización universal po r la extensión de la educación pública
y gra tuita para todos en Europa y la estandarización de l.a,s p r ~ c ~ i c a sproductivas po r la automatización del sistema de producción iniciado
en los años sesenta con la revolución informática tienen lugar hoy pa
ralelamente a la introducción de una política educativa adecuada a las
necesidades de la nueva economía de la información a través del pro-
ceso de comercialización de la cultura y de la masiva transferencia de
recursos y poder pol ít ico y económico públicos al sec tor privado
(Venturelli, 1999).La consideración pedagógica, sociocultural y política del problema
de la Comunicación Educativa está ausente del debate de la construc
ción de lasociedad global de la información en Europa en virtud de un
enfoque economicista del desarrollo social a partir de planteamientos
netamente liberales no sólo en el proceso general de modernizacióntecnológica sino, como hemos analizado, en la crítica al Capitalismo
Cognitivo incluso en la aplicación misma, a nivel micro, de las nuevas
tecnologías de la información para el «aprendizaje autónomo» que hoy
proclama a los cuatro vientos elnuevo idealismo tecnocrático. La d?c-
trina del l ibre flujo de la información, envuelta en la aureola populista
de lacompetencia y lamodernidad del mercado, preside así hoy, en el
197
ámbito comunitario, el desarrollo de políticas comunicativas regiona
les basadas en la privatización sistemática, la concentración exacerbada
y la desregulación , bajo el l iderazgo y pro tagonismo de los grupostransnacionales de comunicación.
Hemos visto cómo especialmente a partir de los años noventa , los
debates sobre política cultural en Europa han estado marcados po r las
necesidades y deseos de las grandes compañías transnacionales de tele
comunicaciones e información, inmersas entonces en una oleadade fu
ción y el conocimiento. De la orientación liberal del modelo europeo
de construcción de la sociedad global del conocimiento da cuenta ade
más elhecho de que las iniciativas en materia de nuevas tecnologías de
la información y modernización educativa sean coordinadas por la Di-
rección General de Educación, Formación y Juventud (DG XXII) ba
jo las directrices del departamento de Telecomunicaciones, M e r c ~ d o sde Información e Investigación y Desarrollo (DG XIII): así, po r ejern-
plo, en el proyecto INFO 2000, la comunidad educativa, lejos de ser
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siones y adquisiciones aceleradas, sin predecentes en la historia del ca
pitalismo mundial. En su empeño por establecer el mercado único, la
Unión Europea sesituaría entonces a lavanguardia de los esfuerzospo-líticos por desregular y privatizar las industrias de tecnología de la in
formación y telecomunicaciones, con el objet ivo de hacer efect iva la
construcción de un imperio europeo cuya piedra angular sería un ne
gocio tradicionalmente dominado po r las grandes compañías capitalis
tas estadounidenses.
Asumido el objetivo político de la competitividad y la convergencia
económica en torno a los procesos de expansión y concentración in -
dustrial con la adopción de las normas de libre cambio definidas por el
GATT y la supresión de los dispositivos de protección cultural esta
blecidos por Europa en iniciativas como la Directiva de Televisión Sin
Fronteras, el espacio de comunicación europeo ha terminado favoreciendo así un proceso de construcción regional bajo la hegemonía de
los medios globales americanos. Hoy, de hecho, «los problemas de las
industrias culturales europeas no son comprensibles sin una referencia
al contexto de transnacionalización de la cultura, hegemonizada en va
rios capítulos por la industria cultural norteamericana y [sólo] com
partida en [algunos] otros por el capital europeo» (Zallo, 1992: 210).
La vinculación de las políticas europeas de comunicación y educa
ción con las estrategias y directrices del sistema global de información
es manifiesta, decíamos, a dos niveles: primero, a través de la desregu
lación de los sistemas y estructuras institucionales de organización de
la educación pública impulsada po r la ideología neoliberal con la aper
tura de un mercado educomunicativo de consumo y adquisición debienes de equipo electrónico y software formativo po r los centros
de educación básica; y,en segundo lugar, en la financiación indirecta de
los grandes conglomerados multimedia y las empresas productoras de
pr?gramas, tecnologías y contenidos de información para el aprendi
zaje, bajo el argumento de la defensa de las industrias culturales euro
peas en el campo estratégico parala identidad comunitaria de la educa-
198
considerada como un actor estratégico en el proceso de construcción
europea, es definida como un sector de consumo ampliado en elque se
incluyen tanto alumnos y estudiantes de educación superior como técnicos, profesionales, directivos, trabajadores y hasta profesionales de la
enseñanza, en función del potencial estímulo de la demanda y el desa
rrollo potencial de la industria multimedia europea.Otro claro ejemplo de esta fi losofía empresarial es el programa
DELTA, primer intento de proporcionar a Europa una estrategia edu
cativa a través de las nuevas tecnologías de la información. Creado con
motivo del Plan Exploratorio de laUnión Europea, este programa co
munitario nació con la intención de fomentar las condiciones adecua
das requeridas para lapuesta aldía del mercado y la implementación de
las tecnologías de aprendizaje flexible y a distancia por los servicios te
lemáticos a escala continental, evaluando el impacto de los nuevos me
dios según los criterios propios de la rentabilidad comercial a través de
tres tipos de actividades:
1.0 ) El análisis de los requerimientos y oportunidades del mercado con
objeto de prepararun plande implementacióny escenarios paralas
amplias infraestructuras europeas destinadas al aprendizaje.
2.0 ) La identificación y desarrollo de una estructura común parala eva
luación de las tecnologías educativas que proporcionará normas y
propuestas concretas.3.0 ) La creación de redes humanas para proporcionar una entrada de
información para el desarrollo técnico, aumentando la conciencia
de los usuarios potenciales sobre eluso de estos nuevos medios para la educación permanente.
Proyectos como el programa ECOLE buscarán prioritariamente, de
acuerdo con esta lógica, lograr la comercialización del Servicio Paneu
ropeo de Educación a Dis tancia , merced a la cooperación de los ope
radores de lared, infraestructura y producción de contenidos y los cen-
199
tros públicos de educación superior a escala regional, con la vista pues
ta en la c reac ión de un modelo competitivo y flexible de formación adistancia.
El resultado, en cambio, ha sido hasta ahora elincremento del con-
trol corporativo y oligopolístico de los grandes conglomerados multi
media del sistema global de comunicación, bajo liderazgo estadouni
dense , cuya experiencia en producción audiovisual, multimedia y
educomunicativa, en general, es notoriamente ventajosa ante el proce
formación es identificado, básicamente, como un problema de alfabe
tización, o, de otro lado, como un problema, en fin, de acceso, de pro-
moción y def in ic ión de las condiciones idóneas para que las comu-
nidades locales accedan al uso y consumo de los nuevos medios de
información, conocimiento y expresión cultural. De ahí que gran par
te de las iniciativas europeas en este ámbito se hayan dirigido a:
1.0) Invertir partidas presupuestarias para la dotación de recursos tec
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so de liberalización que se promueve desde la Comisión Europea bajoel discurso de «sociedad global de la información para todos»,
La apuesta po r un modelo educativo eficiente, de mínimo coste yatención personalizada, coincidirá no en vano con los principios de la
política norteamericana de liberalización del sector propuesta en Esta
dos Unidos por el Consejo Nacional de Coordinación de la Tecnolo
gía Educativa para la Formación, al definir, entre otros objetivos de lapolítica cultural:
La colaboración del sector público y privado en la inversión y desarrollo de la enseñanza.
La coordinación de las recomendaciones, evaluación y diseminación
de resultados de 1+D en el ámbito de la comunicación educativa.
La coordinación de los esfuerzos de las diferentes agencias públicas
en materia de comunicación y educación.
Así, a la pregunta de las necesidades reales de lapoblación europea en
materia de educación y nuevas tecnologías, los expertos de alto nivel
consultados po r la Comisión identifican hoy dos vías de acc ión ur -gente:
1.0) La dotación de abundantes recursos económicos para la adquisi
c ión y uso de los nuevos medios de aprendizaje , tanto por la po-
blación como po r las ins ti tuciones de educación pública (IMPACT).
2.0) La formación de la ciudadanía y los profesionales de la educaciónen el uso de los lenguajes , recursos, s is temas y estra tegias de co
municación avanzada de cara al óptimo rendimiento de una «edu
cación y conocimiento de calidad y productivos» (DELTA).
En los documentos oficiales de la Unión Europea, el reto de laComu-
nicación Educativa en la construcción de la sociedad global de la in-
200
nológicos suficientes en los centros educativos, creando redes tele
máticas transeuropeas de enseñanza que introduzcan nuevas for
mas de formación a distancia adecuadas a las nuevas modalidadesde teletrabajo.
2.°) Formar a los formadores de recursos humanos y al profesorado,
en general, en el uso y adaptación educativa de las nuevas tecnolo
gías de la información.
3.°) Ampliar la adquisición de saberes y medios telemáticos entrela po-
blación para su uso doméstico y cualificación laboral.
Los principios de construcción de la sociedad de la informació? y del
conocimiento en Europa asumen, en otras palabras, como propIOS, los
principios de la Agenda Al Gore, definiendo como estratégicas, en el
campo de las telecomunicaciones y los usos sociales para la educación
ye l aprendizaje con las nuevas tecnologías de la información, cuatro lí
neas de fuerza:
1. La universalidad del servicio. La no discriminación, la igualdad y
acceso universales son consagrados po r la Unión Europea como el
principal problema en la modernización de las.e c o n o m ~ a , s naci?nales y el desarrollo de la sociedad global de la información. ASI,.en
materia educativa, la cuestión central parecería ser el acceso e in -
terconexión de todos los centros educativos, integrando territorial,
socia l y cul turalmente a los ciudadanos de la Unión en el disfrutede los nuevos medios de comunicación, cul tura y aprendizaje . La
política de Comunicación Educativa se ha concebido por ello,hasta la fecha en términos de acceso, como un problema tecnológico
y económico, más que un problema político. Un ejemplo de esta
estrategia es el programa INFü XXI desarrollado po r el Ministe
r io de Indus tr ia , en España, para financiar proyectos de inversión
que potencien la cul turay las indus tr ias de la sociedad de la infor-
mación, con una partida presupuestaria de cerca de 66.350 mI110-
201
nes de pesetas para la subvención en forma de «anticipos reembol
sables» de aquellos proyectos de innovación de contenidos, gestión
inteligente y sistemas electrónicos que contribuyan a la competiti
vidad de la industria. O, recientemente, la subvención a los consu
midores en la compra de equipo informático conectado a la red In-
ternet.
2. La competitividad. Frente a los monopolios tradicionales en el sec
tor de las telecomunicaciones, la «realidad» de un mercado abierto
por los derechos de propiedad intelectual en el proceso de expan
sión y enriquecimiento económico derivados de la «revolución in
formativa» en el espacio público europeo. La protección moral y
económica de la actividad creativa de los autores encargados de pro-
ducir y «al imentar» los programas y espacios de la red con infor
mación y conocimiento es otra de las preocupaciones básicas de las
políticas de comunicación europeas.
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y competitivo ha sido identificadapo r la Comisióncomo uno de los
retos estratégicos de la industria europea. El desarrollo de un sector
informativo eficiente y capaz de competir con las empresas norteamericanas en eldesarrollo de la sociedad global de lainformación o,
en el caso que aquí se aborda, en el desar rollo del sector de la co-
municación educativa concentra actualmente gran parte de los es
fuerzos políticos, y presupuestarios, de la Comunidad. De ahí que
la Comisión haya promovido insistentemente en sus programas pa
ra el desarrollo del sector de las redes de telecomunicaciones, el au
diovisual, la industria de medios y,por supuesto, los servicios y pro-
ductos telemáticos de educomunicación, la dimensión comercial y
competitiva (la eficiencia en términos de coste y beneficio) como
principio básico de regulación y subvención del sector.
3. La producción de contenidos. En esta línea, la Comisión identifica,
en los documentos básicos sobre la sociedad global de la informa
ción, como prioritaria la producción y creación de nuevos conte
n idos cul tu ra le s que a limenten las r edes de ocio y enseñanza en
Europa, promocionando ruevos servicios y empresas que «explo
ten» el potencial cultural de la historia y patrimonio del continente.
En el IV Programa Marco en mater ia de Educación, Telemática y
Desarrollo de la Comunicación (Comrnission's Task Force on Mul
timedia Educational Software), la Comisión ha aprobado, según
hemos destacado, como línea fundamental la promoción de la in
dustria de programas, reforzando así la polít ica comunitaria en
combinación con las iniciativas de los Estados miembros y el sector
privado, a fin de hacer posible la explotación de las posibilidades ybeneficios de la SOCIedad de la información emergente.
4. Los derechosde propiedad. En correspondencia, el acento de las po-
líticas públicas de comunicación y educación de la DE en el conte
r:ido y los medios para una educación abierta, moderna, «competi
trva» de calidad, a la altura d: las necesidades de la sociedad global
de la información, la ComISIOn ha demostrado un especial interés
202
El análisis de gran parte de los proyectos gubernamentales asociados a
las nuevas tecnologías educativas en Europa demuestra, sin embargo,un
preocupante desconocimiento y,peor aún, un absoluto desinterés por larealidad concreta de laeducación y elcontexto cultural en el que deben
desarrollarse las aplicaciones tecnológicas en materia de comunicación
educativa, hasta el punto de que, en la casi totalidad de las experiencias
conocidas, la evaluación ha sido escasa o muy determinista tecnológica
mente. O, en el caso, poco habitual, de un serio esfuerzo de investiga
ción evaluativa por parte de los responsables de las políticas culturales,
las autoridades comunitarias han obviado los aspectos económicos y
políticos de la modernización tecnológica, ignorando el h ~ c h o de que el
proceso de consecución de un modelo de enseñanza a distancia total
mente abierto y no formal, el recurso a las nuevas tecnologías y la co
mercialización multimedia de nuevos productos didácticos está signifi
cando, de hecho, la desregulación del sector educativo, con la progresiva
retirada del Estado, y la descualificación del personal docente, despla
zado por la apropiación del conocimiento técnico-informático logrado
con la ejecución de programas previamente diseñados por la industria,
por parte del capital. .La asunción de esta filosofía pública se produce precisamente en un
momento de profundas transformaciones industriales y tecnológicas
que reclaman de la Comisión un enfoque activo e integral de las polí
ticas en esta materia en respuesta a las múltiples cuestiones emergentes
que pueden hoy ser vislumbradas en el h o r i z ~ n t e digital de la nr:eva
ecología de medios, a saber: ¿Qué papel deben Jugar los Estados e ms
tituciones públicas en el nuevo espacio cultural de la DE? ¿Cómo lograr una polít ica ponderada de equil ibrio en los flujos, ter ri torios y
agentes sociales de la comunicación? ¿Hacia dónde dirigir los esfuer
zos e iniciativas comunitarias de construcción de la SI? ¿Qué opciones
seofrecen a los medios de implantación local y regional? ¿Ylos medios
de titularidad pública, qué papel deben jugar en el proceso de interlo
cución de los nuevos operadores multimedia?
203
Son numerosas las preguntas en un momento precisamente de cri
sis de la UE. La incorporación de los países del Este plantea un esce
nario problemático para el desarrollo equilibrado de la Sociedad de la
Información con la desintegración de los medios estatales a manos de
grupos centroeuropeos, paralelamente a la desintegración de los otrora poderosos estudios cinematográficos húngaros o checoslovacos, que
anticipan la profundización a medio plazo de una brecha considerable
en el poder informativo de estos países y en las regiones más subdesa
los analistas prevén un escenario geoinformativo controlado por ape
nas cinco grupos con una más que discreta participación de los intere
ses económico-políticos europeos.
El objetivo fijado por elConsejode Europa para el2010 en laCum-
bre de Lisboa de conectar laUE «a la economía del conocimiento máscompetitiva y dinámica del mundo, capaz de un crecimiento económi
co sostenible con más y mejores empleos y mayor cohesión» dista un
abismode ser alcanzado al hipotecar elproyecto europeo deSI a las po
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rrolladas del Mercado Común. A ello cabría añadir lapenetración en el
mercado de países como Polonia de poderosos grupos extracornunita
rios como Time Warner, de indudable atractivo para la población delantiguo bloque del Este, y el reeditado problema político de la sustracción de las decisiones públicas ante la progresiva centralización del
poder decisorio de las instancias de representación ciudadana en las bu
rocracias, las élites económicas y tecnocráticas, responsables en Bruse
las de definir el mapa político-económico de laUnión sin que, de mo
mento, prosperen las aspiraciones constituyentes del proyecto federal
de laUE que hiciera posible la democratización y desarrollo equilibrado de las políticas públicas en la materia.
La revolución digital y la convergencia entre telemática y audiovi
sual cobra así forma como un proceso de eliminación de las barreras
entre sectores, la emergencia de nuevas áreas de negocio y actores, la
reconversión global de las redes y servicios de comunicación y la creación de nuevas formas de producción y comercialización en materia de
información y comunicación. La idea de «desigualdades no injustas» de
la actual política liberalizadora reduce en esta línea el alcance de la in
tervención de los poderes públicos en torno a cuatro principios centrales: seguridad, oportunidad, democracia y justicia, objetivos todos
ellos de una visión transnacional y multimedia de la Sociedad Europea
de la Información definida punto por punto por la racionalidad eco
nómica. En esta dirección apunta el programa e-Europa de la Admi
nistración de Prodi al inspirarse en el legado Delors de defensa de la
modernización tecnológica, de promoción del crecimiento del sector y
de fortalecimiento financiero de la industria. Los acuerdos aprobadosen la Cumbre de Lisboa (mayo de 2000) por el Consejo de Europa
apuntan de hecho a promover el desarrollo de Internet y las NTIC a
favor de la igualdad y los derechos de acceso a la sociedad del conoci
miento desde una concepción culturalmente restrictiva e idealista sobrelas condiciones materiales del legado histórico de las diferentes nacio
nes y pueblos que integran laUnión Europea en un momento enel que
204
líticas monetaristas y macroeconómicas que subordinan la Europa delEstado Socialde Derecho a los parámetros econométricos del gran ca
pital financiero e industrial, al tiempo que el Consejo Europe? de Lisboa sanciona un modelo de política educativa para la UE onentado a
formar el capital humano necesario para la competitividad económica.
Sinos atenemos a los datos, por ejemplo, de la presencia europea en
la industria informática, los resultados no pueden resultar más desa
lentadores. La industria informática comunitaria es un terreno abona
do a los intereses de las compañías estadounidenses, un terreno de pug
na donde se dirime la competencia entre empresas como Compaq oMicrosoft y compañías niponas aliadas con empresas europeas como
Siemens. El volumen de empresas de telecomunicaciones como Deutsche Telekom y Telecom. Italia, aun fusionadas, no alcanzan elvolumen
potencial financiero de operadores como Nipón Telegraph and Tele
phone. Apenas algún grupo de capital europeo como Bertelsman, be
neficiado en su proyección iberoamericana por la alianza de Telefóni
cay Lycos, puede competir a la altura del volumen de negocIOscon las
industrias culturales foráneas, pero cabe discutir el futuro de un grupobasado en el sector editorial en un entorno dominado por la industria
informática y los operadores de telecomunicaciones, sobre todo vista
la fragilidad financiera de otros gigantes multimedia como el grupoKirch. La crisis del gigante alemán, la primera po r sus dimensiones de
una compañía europea del sector de la comunicación, pone en entredicho la apuesta liberalizadora de la competitividad comercial defendida
por Bruselas. Pese a su exitosa ampliación comercial hacia los países de
Europa oriental, los esfuerzos de Kirch por crear un poderoso polomediático global han dado al traste por las dificultades financieras que
lavoraz expansión multinacional plantea ante el desarrollo global de la
Sociedad de la Información. Así, entre los veinte grandes grupos tele
máticos del mundo, apenas encontramos una compañía europea, do
minando por abrumadora mayoría las empresas norteamericanas, se
guidas muy de cerca por los operadores nipones.
205
Por otra parte, la revolución silenciosa anunciada por el presidente
de la Comisión, Romano Prodi, no parece que sehaya traducido en el
anunciado salto cualitativo de Europa en la Sociedad del Conocimien
to, ante la falta de capitales y voluntad política de la Comisión para si
tua r a la UE a la altura de países como Japón, aun reconociendo los
avances significativos de la política comunitaria en esta materia. En es
ta dirección apuntan los datos registrados en los últimos trimestres al
evaluar la acción política comunitaria, datos que ponen de manifiesto
mación. En efecto, la apuesta po r una Administración Pública local y
regional en línea ha contado con numerosos programas y recursos fi
nancieros que, a medio plazo, están representando un notable avance
modernizador, salvo en algunos casos excepcionales como España o
Grecia. Datos del eurobarómetro de abril del año 2002 indicaban ya
que más del 54% de los servicios públicos comunitarios estaban acce
sibles en la red, lo que demuestra el verdadero Impacto de las propues
tas defendidas en el Libro Verde sobre el Sector Público de Informa
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la progresiva profundización de los contrastes y desigualdades dentro
de la Unión, ampliándose las distancias con Estados Unidos, así como
también entre grupos sociales. Taly como documenta laComunicaciónde la Comisión e-Europa (COM 2002 62), las personas desfavorecidas
socialmente siguen estando rezagadas en cuanto a la formación informática y el acceso a los servicios digitales avanzados que ofrece la So
ciedad del Conocimiento. El programa apenas introduce novedades
respecto a la perspectiva privatizadora anticipada con el giro liberal dela Comisión en diferentes documentos como los hechos públicos po r la
Conferencia Europea del Sector (1998)cuando se puso en marcha lapo-
lítica de reforzamiento de las medidas de ayuda al audiovisual y de
modernización industrial y comercial del sector de la comunicación a
través de iniciativas como el ProgramaMEDEA de acuerdo con los ob
jetivos de:
1. Aumento del volumen de empleo en el sector.
2. Apertura a la nueva economía.
3. Regulación de lapropiedad intelectual.
4. Fomento de la competitividad.
La concepción comunitaria de los nuevos servicios digitales de comunicación pasa desde entonces por un programa de privatización, fusio
nes y alianzas internacionales bajo liderazgo de los grandes operadores
multimedia, con la consiguiente implantación de un modelo oligopoIístico de redes y circuitos de valorización del audiovisual en torno al
dominio del capital financiero y de sectores ajenos tradicionalmente ala industria de la comunicación y la cultura.
Ilustrativa de esta política es la conversión de los sistemas de infor
mación pública en las redes digitales. Sin llegar a los extremos privati
zadores de las bibliotecas y servicios estatales de Estados Unidos, la
UE ha priorizado la digitalización del gobierno en la red como uno de
los mayores logros de su polít ica en materia de Sociedad de la Infor-
206
ción como recurso clave para la Sociedad Europea de la Información
(1999). En los próximos años, es previsible que la disposición de re
cursos físicos y materiales para el gobierno electrómco sea con segundad un hecho.Ahora bien, el capital intelectual europeo carece de la suficiente ca-
pacidad de liderazgo en NTIC. La falta de personal c u a l i f i c ~ d o amenaza la viabilidad de los objetivos fi jados en la cumbre de Lisboa. Lanecesidad de más de millón y medio de especialistas enNTIC para que
la UE pueda ser competitiva en la nueva economía dista b a s : a n ~ e de sercubierta y la previsión no es más posit iva en este sentido. SIbien en elaño 2004 setenta y siete millones de trabajadores utilizaron Internet en
su actividad laboral, lo cierto es que cada vez es más difícil atender las
necesidades de conocimiento en las empresas. y las reformas educativas son lentas e insuficientemente financiadas por el paulatino adelga
zamiento económico-político del Estado. Los planes de choque como
el español para paliar la grave carencia de técnicos cualificados en sis
temas y tecnologías de la información con la creación del Centro de
Referencia de Formación en Nuevas Tecnologías contrastan, por otra
parte, con las limitadas iniciativas de alfabetización digital y acceso.de
la población a los conocimientos primarios a nivel usuano para m
corporación a la red. Las pequeñas y medianas empresas mantienen
además una pobre y limitada presencia en el ciberespacio por falta de
formación y medios financieros suficientes, pero sobre todo por la m
suficiente dotación de los recursos humanos adecuados para la pro-
yección mediática en Internet. Las notorias carencias de l'ersonal ~ o m -petente en programación, gestión del conocimiento, innovacion ydesarrollo tecnológico han obligado incluso a algunos países de laUE
a importar mano de obra asiática y americana. En Europa, según algu
nos informes prospectivos, existe un déficit de más de medio millón de
empleos cualificados en NTIC, aumentando progresivamente la nece
sidad de personal especializado sin que la educación responda a la cre
ciente solicitud de las industrias de gestores y técnicos formados en la
207
implantación de las redes digitales. Las políticas de formación para la
Sociedad de la Información han reducido por otra parte la educación
pública a un segmento más del mercado sin que la Carta Social Euro-
pea defina un papel más activo en el gobierno de las redes digitales por
parte del sistema público de educación, más allá que el de la activación
de la industria electrónica como potencial mercado de destino de la
producción telemática o, en línea con las necesidades arriba indicadas,
para capacitar la fuerza de trabajo necesaria con destino a la industriay servicios de información en la nueva economía.
terra y el reforzamiento del eje Londres-Berlín-Madrid han favorecido
una concepción instrumental de la política común europea que, Junto
a delicadas situaciones de dependencia puestas en evidencia con las dis
cusiones del Parlamento Europeo en torno a la Red Echelon o el pro
yecto norteamericano GPS, pone en evidencia ladebilidad de laposición
europea en las comunicaciones internacionales, pese a la propaganda
que define elmodelo europeo como autónomo y específico en materia
de SI. El nuevo plan de acción e-Europe 2005 refuerza sin embargola política preventiva de control e inteligencia en la red mediante la
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Pero es que además elcompromiso fijado po r la Comisaria de Edu
cación y Cultura, Vivianne Reding, de reducir las distancias con Esta
dos Unidos conectando las escuelas y formando a los docentes en técnicas digitales y programas de software educativo no se ha alcanzado
po r la escasa inversión aplicada. Y el nuevo proyecto de e-Learning pa
ra el bienio (2004-2006) previsiblemente incide en lamisma política deadquisición de equipos y modernización tecnológica que refuerza la si
tuación de dependencia industrial de la UE en la materia, aldesarrollar
básicamente el sector servicios prestatarios de formación en red, pero
no nuevas aplicaciones, modelos y experiencias originales de uso del ciberespacio para la educación superior.
Es sintomático en este sentido que el objetivo planteado en elCon-
sejo Europeo de Lisboa, laformación del profesorado en eluso de nue
vas tecnologías de lainformación, aún hoy resulte un objetivo difuso ylejano en la planeación educativa de los sistemas de formación nacio
nales. Y es difícil, si no imposible, que el acceso electrónico a los servi
cios públicos en línea sea una realidad efectiva por la acentuación de la
brecha digital. A ello hay que añadir lagran disparidad en elacceso en
tre países que oscila entre el 66% de lapoblación holandesa que accede a Internet y apenas el 15% de Grecia.
Las iniciativas previstas desde laCumbre de Sevilla insisten sin em
bargo en esta dirección reforzando las políticas de consumo de la redmediante la extensión de Internet a las escuelas o lapromoción de pro-gramas de cooperación intercentros.
En los últimos años, además, eldiscurso de la seguridad nacional hafavorecido disposiciones legislativas y reglamentarias que han refor
zado la posición estadounidense en el ciberespacio europeo, aprove
chando la lucha contra el terrorismo como estrategia de control de la
información pública, las comunicaciones civiles y las veleidades de au
tonomíapolítica de las autoridades civiles y militares de laUE. Los pa
quetes de medidas a cargo de algunos Estados miembros como Ingla-
208
creación del Grupo Operativo sobre Ciberseguridad y la política de
propaganda sobre cultura de seguridad e inversión en sistemas de pro-tección y filtro de flujos de información en colaboración con Estados
Unidos, principal país exportador de armamento y sistemas de inteli
gencia y control de redes.La adopción de este tipo de medidas amparadas en laseguridad pú-
blica, la lucha contra elcrimen y la salvaguardia de derechos y liberta
des fundamentales se lleva a la práctica paradójicamente con la siste
mática conculcación del derecho a la intimidad, cuya realización se
adecua al principio de libre competencia del mercado, sin que directi
vas para la protección de laprivacidad y los datos personales en la in
dustria electrónica garanticen por el momento una decidida voluntad
comunitaria de respaldar las libertades y derechos individuales frente
a las exigencias del mercado y ahora además de los intereses y estrate
gias militares europeos y estadounidenses. De tal manera que el pro
yecto e-Europa ha pasado de una sociedad de la información para to
dos y de una política más transparenteen las decisiones de laComisión
a una política ultraconservadora en migración y comunicación inter
cultural y en la propaganda y control del espacio y las redes públicas
de información.
En resumen, y a modo de conclusión, cabe señalar que:
- Las prácticas culturales e informacionales tienden a estar fuerte
mente discriminadas en correlación con la adscripción territorial,
social y cultural de los usuarios dentro del espacio único de laUnión Europea. La creciente diversidad y heterogeneidad ciudada
na contrasta, en este punto, con las lógicas de distinción de los con
sumos públicos y privados de grupos, regiones e individuos de
acuerdo con su posición en laestructura económico-social del Mer
cado Interior. La llamada «brecha digital» es, en este punto, algo
más que un problema colateral o específico de la política de cornu-
209
nicación comunitaria. Setrata de un problema estructural revelador
de unas directrices y lógicas sociales que abundan en los tradicio
nales desequilibrios en el interior del mercado común entre países
del N arte y del Sur, entre Occidente (CEE) YOriente (Bloque del
Este), entre centros urbanos y áreas rurales, así como entre clases,
grupos y minorías sociales. Estos desequilibrios tenderán además,
previsiblemente, a acentuarse con la paulatina supresión de los fon
dos estructurales y los sistemas de ayudaal desarrollo y la cohesión
territorial existentes hasta lafecha en la UE. A fin de superar la bre
La transformación de la estructura global de información y su in
terpenetración con el sistema educativo y cultural están contribu
yendo a redefinir las condiciones de desarrollo social, configurando
nuevas bases de participación del Estado y las comunidades localesde acuerdo con los estándares de inversión, organización y valori
zación del gran capital transnacional y el complejo sistema norma
tivo que rige actualmente el proceso de expansión y acomodamien
to del sistema de comunicación global, tanto en el ámbito del gran
mercado del ocio como, inicialmente, en el campo de la educación
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cha tecnológica en materia de infraestructura, laUE ha impulsado
proyectos como Research and Development in Advanced Com-
munication Technologies (RACE) y Advanced Communications
Technologies and Services (ACTS) sin que, al menos por el mo
mento, se haya revertido la habitual tendencia a marcar distancias
en el control de la información territorial, social y culturalmente.Sin embargo, su tratamiento político está siendo acometido desde
una orientación tecnológica, instrumental y mercantil, subsumien
do la dimensión político-cultural de la actual lógica de desarrollo informacional dentro de objetivos económicamente restrictivos de
competitividad, crecimiento y empleo. Esta orientación política
neoliberal ha favorecido elliderazgo económico-político de los me
dios globales, la apertura de fronteras y sistemas nacionales de co
municación, la concentración cultural, la privatización audiovisualy la mercantilización del sistema de información y conocimiento.
Las cuestiones relativas a ladiversidad cultural y al desarrollo de las
identidades culturales locales y regionales han sido, como conse
cuencia, relegadas en las directivas comunitarias en función de las
necesidades de globalización económica del sector, paralelamente al
vaciamiento público de las decisiones de Bruselas en lamateria, ins
piradas en una política sin coordinación y visión global del proceso
po r la presencia más que discreta de los poderes públicos comuni
tarios frente a los dictados del mercado, las instancias profesionalesde intermediación o el poder judicial.
- La regulación de la función pública y las políticas activas de desarrollo de la comunicación en el ámbito local y regional continúanmientras tanto indefinidamente aplazadas sin que laUE atienda una
necesidad percibida de descentralización entre el Estado y los órganos de decisión supranacionales de laUE en el desarrollo específi
co de las vías de transformación territorial y cultural inmediatas en
el proceso de construcción de la Sociedad del Conocimiento.
210
y la formación tecnológica.
En la misma línea, los proyectos de cooperación e integración cultural con otras regiones, como América Latina o el Mediterráneo,terminan reproduciendo similares esquemas de desvertebración y
desequilibrio territorial que reproducen, en parte, los modelos asis
tenciales de ayuda al desarrollo habituales en otras organizaciones
internacionales como las Naciones Unidas. Así se observa en inicia
tivas como la Alianza por la Sociedad de la Información (@LIS),
programa de cooperación con Latinoamérica que en realidad es resultado de la cristalización de los intereses económicos de operado
res de telecomunicaciones y empresas de comercio electrónico en la
región más que un proyecto para el diálogo político-cultural entre
ambos territorios. Otras iniciativas como NATP (New Approaches
To Telecom Policy) demuestran el escaso valor de las regiones y eldébil compromiso comunitario con los países del Sur del Medite
rráneo pese a iniciativas como EUMEDIS.
La UE enmudece cuando se trata de la relación público-privado, la
significación del servicio público o el régimen de los derechos espe
ciales, aspectos todos ellos excluidos de este sector cuando más re
sulta evidentemente necesario el paso de una filosofía del Mercado
Común de la Información a un concepto integral y sociocultural de
Sociedad de la Información. El sector público de la comunicaciónestá siendo sistemáticamente relegado y reducido a su mínima ex
presión en la política comunitaria. Un ejemplo de este papel margi
nal de los grupos de titularidad pública en la Sociedad de la Información es la experiencia de la BBC británica, desplazada, pese a su
excelente gestión y estrategia de alianzas con Pearson o Cox Com-
munications, a un segundo plano en el universo mediático de las plataformas digitales. y es que, po r lo general, elsistema público de co
municación tiende a reducir su alcance y función social amenazado
como está por la creciente instrumentación gubernamental, la com-
211
petencia de los grupos privados y la regulación discriminatoria de
las políticas culturales nacionales y comunitarias que hoy favorecen
el desarrollo privado del audiovisual y de las redes telemáticas, ca
da vez más lideradas po r empresas transnacionales foráneas. De tal
modo que, además de marginado, elsector público está en elpunto
de mira de las críticas y cuestionamientos de las políticas neolibera
les europeas, que exigen a los operadores públicos competitividad,
equilibrio financiero y una reestructuración y reorganización efi
ciente de los servicios. El reto de cumplir las exigencias de servicio
visuales digitales, la continua defensa de claridad, proporcionalidad
y transparencia normativa del mercado, con la separación regla
mentaria del transporte y los contenidos culturales, la política de SI
europea termina por concentrar en el principio de competencia to-
das las expectativas de futuro del audiovisual comunitano, con el
consiguiente fracaso del interés público y la renuncia a los c o m ~ r o -misos culturales, más allá de garantizar la igualdad de oportumda-
des a los agentes del mercado y la competencia de acceso mediante
el establecimiento de reglamentaciones transitorias y normas abier
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público,de una programación de calidad, alservicio de laeducación,
de manera productiva y en apoyo de la mayoría de las audiencias, setorna, en consecuencia, una tarea imposible.
Igualmente, un reto po r redefinir en lapolítica comunitaria es elpa-
pel de la economía social y elTercer Sector en la construcción y de
sarrollo cultural de la Sociedad del Conocimiento frente a la actual
polarización de las diferencias acentuada po r las políticas neoliberales.
Lacomplejidad del entramado legislativo y de los sistemas de regu
lación del espacio común informacional está limitando además lain
tegración y coordinación de las polít icas públicas en la mater ia al
prevalecer el principio de soberanía nacional en la protección de los
mercados nacionales, lo que multiplica la diversidad de escenarios,
contextos jurídicos e instrumentos culturales en el desarrollo equil ibrado de la sociedad europea de la información. La neces idad de
un marco jur ídico homogéneo y fiable para las transacciones elec
trónicas que suprima los obstáculos a la comercialización de los ser
vicios digitales avanzados es aún una asignatura pendiente en la UE.
- Asimismo, también deben ser desarrollados aún más los sistemas de
información y evaluación de las políticas públicas y los sistemas te
lemáticos de comunicación, aún insuficientemente consolidados, en
comparación con Estados Unidos, para la toma de decisiones fun
dada. Aun habiéndose producido notables avances en la armoniza
ción de los indicadores de acceso e integración informacional de la
ciudadanía, la f iabi lidad y validación del conocimiento sobre losprogramas y dificultadesde lapolítica comunitaria en materia de in
formación requiere un empuje adicional para llegar a disponer de
medios idóneos para el aprovechamientos de recursos e iniciativasinstitucionales.
Ahora bien, cuando la Comisión reclama el compromiso de prote-
ger el interés público en el fomento de los nuevos servicios audio-
212
tas en materia de interoperabilidad.
Por lo que se refiere a las previsiones observadas en el desarrollo dela televisión digital, los datos no son tampoco esperanzadores para
Europa. Salvo Inglaterra, el resto de países comunitarios acceden a
la implantación de sus plataformas digitales con notable retraso en
comparación con Estados Unidos. La privilegiada condición oligo
polística de grupos como Direct TV ocupa además ventajosas ~ o . s i -ciones de liderazgo en Europa y en otras regiones como Amenca
Latina, donde los conglomerados europeos tienen intereses directos
vinculados al desarrollo de la Sociedad de la Información.
El proceso de concentración digital en la televisión de países como
España o Italia apunta, por otro lado, un panorama audiovisual ho-
mogéneo ante el que la Alta Autoridad Europea de laCompetencia
no está tomando decisiones contundentes frente a grupos foráneos
comoNews Corporation. Si observamos, po r ejemplo, el sector edi
torial en países como Alemania o España más del 60% del mercado
está bajo control de las tres mayores compañías internacionales y
po r grandes grupos como Planeta, y no parece que elproceso seha
ya estabilizado ni dentro ni fuera de los mercados nacionales y co
munitarios.
En definitiva, quedan por definir las potencialidades y alternativas de
la UE en el contexto internacional, su posición y modelo diferencial
de Sociedad de la Información. La posibilidad de la articulación de un
eje Londres-Berlín-Madrid para el desarrollo de los sistemas e d u c ~ t i -vos y lasociedad del conocimiento a fin de implantaruna red educativa
paneuropea no essi no una reedición de la ilusoria política pragmática
liberal. Como concluye elprofesorAguilar, «laspolíticas en plural pre
siden el proceso de construcción europeo, desvirtuando su carácter po-
lítico; si se pretende llevar a cabo un proceso de construcció?de laciu
dadanía, no se puede obviar el sentido intrínsecamente político de ésta.
213
Incluso si e!contenido político de esa construcción se resume en la libre circulación de ciudadanos -europeos alfin-, sus políticas, almenosen e!ámbito educativo, lo desmienten. La convergencia de las políticaseducativas remite a imperativos globales y persigue la liberalización delos mercados educativos, desde la instalación de los modos de gestióny la lógica cliente!ista -l a perversión de la lógica escolar, al fin y al cabo - y su control-los sistemas de indicadores- en una tensión desreguladora y uniformante, donde lapropia desregulación no es sino launiformidad misma (iguales criter ios de gestión y financiación para
En lapropia Constitución Europea, e!acceso igualitario a la educación es concebido como e!acceso alconsumo, validando así la idea dela OMC sobre e! acuerdo libcralizador del sector servicios. Se observan, no obstante, ciertas resistencias entre algunos Estados miembrosde ceder soberanía y competencias en materia educativa a laUE. "Pero la lógica mercantil ista no distingue lugares, ni actores, y parte deunas mismas reglas; es decir, e!interés -maximizar la tasa de rentabilidad de! capital- es e!mismo. Y el capital está encarnado por las grandes corporaciones multinacionales. Su pape! en la orientación de las
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todos)» (Aguilar, 1999: 85).La convergencia económica y la circulación de capitales han hecho
necesario e! proceso de integración de! sistema universitario para homogeneizar capacidades, aptitudes y disposición laboral de! capital humano a escala regional. Ésta, se argumenta, es la base de! desarrolloeconómico y social frente a la globalización y la deslocalización productiva, siendo sus directrices fundamentales:
Fortalecer la cualificación de la fuerza de trabajo.Impulsar políticas públicas de integración.E inverti r en I+Ds-i,
La decidida vocación pública de cumplimiento de estos preceptos se
p l a ~ t e a , lógicamente, desde e! liderazgo de! mercado, integrando laUniversidad y la Empresa, y su objetivo es la modernización tecnológica y e! desarrollo de la productividad mediante la introducción,como hemos visto, de modelos flexibles de organización institucional de las agencias educativas a través de modelos no formales y deeducación a distancia que aportan las nuevas tecnologías de la información.
Ahora bien, la emergencia de nuevos actores educativos, como laempresa privada y la sociedad civil, dibuja un nuevo escenario parala educación superior no exento de conflictos. La Declaración de Bolonia (1999) abre en este sentido un nuevo período que concluirá en e!
año 2010 con la integración de! Espacio Europeo de Educación Superior. El objetivo de la integración es, supuestamente, facilitar la inserción laboral y la movilidad de los europeos, fortalecer la posición de!sector universitario comunitario internacionalmente, mejorar los indi-
cadores y criterios de calidad y facili tar lapromoción de la I+D para lanueva SOCIedad Europea de! Conocimiento, pero siempre a condiciónde colonizar económicamente su inserción y desarrollo.
214
políticas económicas -resuelto por la mediación de organismos internacionales como e! FMI o e! Banco Mundial, con e! referente últimode! G7- es, a todas luces, determinante. La pretensión no es otra queextender la lógica mercantilista al conjunto de las relaciones sociales yobtener nuevos territorios para la explotación; su versión ideológicamás acabada, e!neoliberalismo, niega precisamente cualquier ideología,tal es su vocación totalizadora» (Aguilar, 1999: 83).De ahí la emergencia de nuevos conflictos y movimientos de resis
tencia a las actuales reformas educativas. En este escenario cabe situarlos Foros Sociales Europeos de Florencia, París y Londres, las movilizaciones en Italia (15-10-2004) contra la Reforma Moretti, la huelga enFrancia contra la Ley de Orientación o las protestas en España contrala LOU.
Ante este panorama político-económico, cabe desde luego pensarque son posibles otras alternativas democráticas de reorganización dela industria local desde nuevos parámetros de servicio público para e!desarrollo de la educación. No es e!momento aquí de considerar algunas conclusiones o propuestas de acción, que por otra parte abordaremos como hemos dicho en e!último capítulo de! libro. Conviene ahora analizar detalladamente la hegemonía estadounidense y la funciónideológica de la Comunicación Educativa definida en e! discurso público de! plan de Al Gore para una Nueva Infraestructura de la Información en la Sociedad Global de! Conocimiento. Al fin y alcabo no esposible delinear nuevas propuestas sin e! estudio crítico de! desarrollo
y la dialéctica de la mediación contemporánea.
215
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Hegemonía e industria cultural.Elmodelo de desarrollo estadounidense
En elcapítulo anterior, hemos visto cómo elproceso de integración re
gional de la UE ha incumplido muchos de los objetivos previstos con
la convergencia digital y el proceso de construcción de la SGI. Otros
procesos de integración económica como elTratado de Libre Comer-
cio (TLC) han generado igualmente amplias expectativas de reforma en
la educación desde el punto de vis ta de la mejora de la productividad
y la aplicación tecnológica de los conocimientos a la industr ia sin losresultados inicialmente esperados. En éste y otros proyectos suprana
cionales de integración, el sector educativo ha jugado no obstante un
papel central en los programas de modernización económica. La estra
tegia globalizada del capital fundamenta hoy en Nor teamér ica su re
productibilidad en la explotación intensiva de la calidad de lamano de
obra. Por lo que la educación constituye algo más que un recurso neu
rálgico para el desarrollo nacional. Mediante la utilización de las nuevastecnologías, la formación y cualificación de la mano de obra se univer
saliza temporal y espacialmente. La economía política de la educación
tiende así a ser predeterminada por la economía de la información. De
modo que elaparato educativo en conjunto se ve obligado a una reforma de su organización. Seintroducen po r ejemplo, según hemos visto,
cambios sustanciales en el modelo ter ri torial de poder . Una de las es
trategias de reorganización del sistema educativo suele ser, de hecho, la
mayor descentralización de responsabilidades y recursos para que las
decisiones se puedan tomar más cerca de donde suceden las cosas. La
razón pragmática de la descentralización educativa obedece a la inca-
217
pacidad del Estado para administrar socialmente las funciones repro
ductoras del capital. En el caso, po r ejemplo, del TLC, la educación y
la cultura constituyen como veremos un objetomás de intercambio,re
gido según la racionalidad de la acumulación, dependiendo del sistema
dominante de comunicación. Cabe decir en este sentido, como advier
te McChesney, que el dominio económico de la educación y la cultura
po r los medios globales tiene consecuencias importantes:
El progresivo dominio del sistema comercial globalde lasgrandes compa~ í a s transnacionales de comunicación es más que un asunto económico;
plo de la inf luencia y control la. industria cultural y la universaliza
ción de modelos y formas de VIdaajenos a las realidades socioculturales
de los países menos desarrollados. Las tesis del ~ i t a d o informe apunta
ban entonces en la formación de la comurucacion internacional:
a) La crecien te privatización de los f lu jos y procesos mundiales de in
tercambio de información y tecnología.
b) La concentración del poder informativo en unos pocos pa íses y en
unos pocos grupos transnacionales de comunicación. .
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llene ademásimplicaciones clarasdesde e!punto de vista del contenido de
los medios, lapolítica y la cultura. En muchos sentidos, e!surgimiento delsistema global de medios es una extensión del sistema depoder estadouni-
dense y su cultura que comparten muchos de los atributos de! sistema hi
percomercial de medios. En este sentido, se puede observar cómo las fir-
ma s q ue d om in an el siste ma infor ma tivo e n E stad os U nid os d om in an
también el sistema global, que opera de la misma forma reproduciendo allímite esta lógica (McChesney, 1998).
El modo de vida americano se erige así en la versión única del proceso
de globalización. Todos los est ilos de vida acaban siendo absorbidos
po r el mito estadounidense de la nueva cultura cibernética. El modelo
de desarrollo del Consenso de Washington, basado en la privatización
y la liberalización radical, constituye de hecho e! paradigma dominante del Capitalismo Cognitivo.
En las siguientes páginas, vamos a tratar de desvelar en esta d irec
ción las l íneas de fuerza y el alcance e inf luencia ideológica de la es
tructura dominante de información y las bases históricas y estructura
les de la hegemonía cultural angloamericana describiendo e! desarrollo
de la Soc iedad del Conocimiento en el marco del Tra tado de Libre
Comercio de América del Norte (TLCAN).
1. Genealogía del sistema internacional de comunicacióny educación
Desde 1980, con la publicacióndel InformeMcBride, la Unesco ha ve
nido constatando cómo las deSIgualdades de acceso, producción y cir
culación de información en e! mundo han reproducido diversas situa
ciones de colonización cultural, afectando al orden económico en favor
de los intereses de las grandes potencias capitalistas, a través po r ejern-
218
e) La agudización de las desigualdades informativas y tecnológicas en
tre los países del Norte y de! Sur.
d) Ye ! aislamiento de regiones, países y continentes enteros de! procesode circulación y transferencias tecnológicas en la economía-mundo.
El modelo dominante de desarrollo de! sistema mundial de informa
ción ha venido conformándose así acentuando progresivamente tales
t endenc ia s a lo la rgo de la historia más reciente de c o m u n i c ~ c i ó , n .Ahora bien, el despliegue de esta estructura hegemónica de mediación
tiene lugar desde e! origen mismo de la comunicación internacional:
1. Ya durante la «etapa diplomática" (1945-1973) e! desarrollo de! sis
tema internacional de comunicación será determinado po r la con
cepción contrainsurgente de los medios de comunicación ~ o l e c t i v acomo soportes estratégicos de la política extenor estadounidense y
componentes fundamentales de la d o c t r i n ~ de segu:ldad nacional en
la defensa de los intereses y el modo de VIdaamencano, po r lo que
los medios de información serán definidos, en palabras de los estra
tegas norteamericanos, como los principales agentes de la nueva di-
plomacia pública moderna (Hoffman, 1976). "
2. La crisis de! sis tema mundial de dependencia (1973-1980), también
denominada «etapa de! giro tercermundista", cuestionará sin em
bargo e! orden mundial de la comunicación sus desequ,ilibrios en
relación con las necesidades de desarrollo SOCIal de los paIses menos
favorecidos, países que en la segunda mitad de,los años s e t e n t ~ comienzan a reclamar u n Nuevo O rd en Económico Internacional
(NOEl) y un Nuevo Orden Mundial de la I n f o r m a c i ó ~ y de Co
municación (NOMIC) frente al dominio cultural de la industria es
tadounidense y algunos países europeos, la difusión desequilibrada
y oligopolística de las noticias internacionales po r las ~ u ~ t , r o grandes agencias de prensa (AP, FP, Reuters y UPI), la restnccion de ac-
219
ceso al sistema mundial de radiodifusión controlado por Estados
Unidos (COMSAT) y las transferencias de tecnologías de la infor
mación del Norte al Sur, factores todo ellos que estaban contribuyendo a una creciente dependencia informativa y al subdesarrollosocial y cultural de los países del Tercer Mundo.
3. En los años ochenta, tiene lugar sin embargo la reestructuración dela hegemonía estadounidense (1980-1991),liderada por el movimien
to conservador en Inglaterra y Estados Unidos, e iniciada con la reorganización de la división internacional del trabajo y la imposición
que hoy está liderando el desarrollo de la nueva comunicación educativa. Compañías como Hughes Electronics y Microsoft son algunos de
los proveedores que están participando en los programas innovadores
de universidad virtual impulsados desde la Casa Blanca. Proyectos co
mo las librerías digitales de instituciones como elMIT son patrocina
dos por Hewlett Packard. Otros actores como la Fundación Mellan,
artífice en los años setenta de la televisión educativa en Estados Uni
dos, financian hoy el Virginia Fedore Project (www.fedorc.info), una
de las iniciativas estratégicas más importantes en la materia.
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de la doctrina del libre flujo de la información en organismos inter
nacionales como laU nesco frente a las aspiraciones de lospaísessub
desarrollados en su defensa de un nuevo sistema mundial de las co
municaciones, cuyo proyecto político será finalmente boicoteado.
4. La era del Nuevo Orden Mundial de la globalización capitalista,sancionada ideológicamente po r la exitosa "guerra mediática» con
tra Irak y la aprobación de laAgenda para la Acción del vicepresi
dente Al Gore para el desarrollo de la Nueva Infraestructura de Información asumida por el G7, inaugura una década más ta rde el
nuevo marco doctrinario de construcción de lared mundial de telecomunicaciones en la llamada "Aldea Global», con la definición de
las bases político-ideológicas de la Sociedad Global de la Información, bajo liderazgo y control hegemónico de Estados Unidos.
Como resultado de esta lógica definitoria de la Aldea Global, en la ac
tualidad, la orientación ideológica liberal de las discusiones en curso
sobre el papel de la comunicación y los sistemas informativos en elpro-
ceso general de desarrollo tiene lugar, paradójicamente, junto al fe
nómeno de la «planetarización de la conciencia» que hace hayal fin
posible, y también necesario, el compromiso histórico de los actores
sociales ante elconjunto de problemas civilizatorios que enfrentala humanidad en su horizonte vital más inmediato. El problema del desa
rrollo informativo se nos antoja, en este sentido, un problema de civi
lización, hoy de momento claramente bajo la hegemonía, en palabras
de Vicente Verdú, del «planeta americano».
2. Experiencias y aprendizajes
La superioridad informativa del imperio cultural estadounidense se
sostiene en la vitalidad y potencia de su industria electrónica, un sector
220
Todas estas iniciativas y propuestas de modernización tecnológica
están siendo implementadas de acuerdo con cinco objetivos políticos:
1. Extender el acceso al ciberespacio de jóvenes y personas adultas.
2. Promover sistemas de acceso para la educación continua.
3. Liberar la educación de calidad, productiva y económica.
4. Financiar lamodernización educativa con un sistema de costes efec
tivos.
5. Capitalizar las fuerzas del mercado para diseñar entornos de aprendizaje flexibles y competitivos.
Al amparo de estas exigencias, el gobierno estadounidense ha favoreci
do la participación del capital privado en la enseñanza, ampliando los
mercados y servicios educativos dentro y fuera de sus fronteras, lo que,sin duda, ha repercutido favorablemente en sus intereses, especialmen
te en el sector de la comunicación y los mercados internacionales.
La propagación de redes mundiales de comunicación social lidera
das por Estados Unidos no sólo ha representado en este sentido la su
peración de la vieja idea del derecho a la l ibertad de expresión, sino
sobre todo la naturalización de los nuevos procedimientos de depen
dencia y control hegemónicos. Pese a que hoy se identifica la fuerza de
lo tecnológico y el poder de las «tecnologías del espíritu» como el eje
de estructuración de lo que, se entiende, es un nuevo orden social, re
almente la interconectividad ser humano-máquina constituye hoy un
argumento de legitimación y desarrollo del único futuro deseable quees posible pensar, obviando, desde luego, el papel represivo y de con
trol social con el que se implantan las máquinas administrativas y cul
turales de información pública en las relaciones internacionales. Cabría
recordar, en este sentido, que las tecnologías contemporáneas de infor
mación y transmisión cultural han tenido su origen en la alianza de las
grandes empresas industriales con el aparato militar. Como recuerda
221
Mattelart, la computadora, el satélite, la electrónica misma, procedendirectamente de esta asociación permanente que se materializó en un
tipo de Estado que surgió al finalizar la Segunda Guerra Mundial: elEstado de seguridad nacional.
A partir de ladécada de los sesenta, el modelo de crecimiento de laindustria electrónica y aeroespacial, según la lógica de la economía de
guerra, ha venido favoreciendo la centralización de las comunicaciones
internacionales por parte del Pentágono, supeditando al proyecto im
penalista de agresión ideológica y penetración masiva de los sistemasde información e inteligencia de las naciones periféricas del sistema
Como resultado de esta política de expansión, hoy el control de redes
como Internet es un hecho. Estados Unidos, a través de iniciativas como ECHELüN, tiene una clara superioridad informativa, intercep
tando las comunicaciones electrónicas y espiando a líderes políticos y
económicos y potenciales competidores como la UE. La Agencia N a
cional de Seguridad de Estados Unidos gobierna Internet controlandola información desde el continente europeo (Londres) a Fort Meade.
Todos los caminos llegan a laCasa Blanca. Washington, ciertamente, es
la nueva Roma que controla las rutas y nodos de distribución territo
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mundial toda dinámica de innovación tecnológica y socialización cul
tural de los medios informacionales. Las técnicas, métodos y tecnologías de la información y la comunicación colectiva han ido así perfec
cionándose, desde lasegunda mitad del siglo xx, en un contexto global
dominado por las transformaciones económicas del sistema y estruc
tura de producción del capitalismo bajo la órbita de la hegemonía imperialista estadounidense, que ha venido determinando el curso de la
política de expansión transnacional del sistema fordista, conforme a lospatrones culturales de la industria cultural norteamericana, en un pro
gresivo entrelazamiento de los grandes monopolios capitalistas con el
complejo industrial-militar del Pentágono, siguiendo las directrices de
seguridad nacional en el desarrollo de infraestructuras y la asistencia
social a los países informativamente dependientes mediante:
1. El control de la red satelital y el espacio geoestacionario, mediantelaexpansión y apoyo del oligopolio económico de laindustria de te
lecomunicaciones, para el control de la información geográfica, meteorológica y de inteligencia.
2. El desarrollo de programas de cooperación y asistencia técnica en el
?,arco de políticas de intercambio y liberalización económica paraintegrar el frente civil y el militar en programas de modernizacióntecnológica.
3. La subvención y financiación de medios de comunicación locales,
afines a las tesis e intereses geoestratégicos del imperialismo norteamericano, así como el apoyo a organizaciones internacionales como la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).
4. la aplicación de campañas específicasde relaciones públicas, publi
cidad y propaganda en situaciones conflictivas de insurgencia emergente o de guerra abierta a escalalocal y regional, con elconcurso in
directo del Pentágono en tareas de coordinación y apoyo logístico.
222
rial del Imperio por los caminos porosos de la telecomunicación. La
historia nos muestra, en este sentido, que la comunicación educativa
sirve en las experiencias conocidas, y según se comprueba con elapren
dizaje y lamemoriade lo vivido, básicamente como ilustracióndel nue
vo despotismo imperial.
Hoy, como ayer, los medios de comunicación albergan las espe
ranzas de bienestar y desarrollo modernizador po r la proliferación de
discursos públicos idealistas que encubren y ocultan las relaciones
de poder y dominación cultural que acompañan las medidas de socia
lización de Internet y las nuevas tecnologías educativas (Sierra, 2002a).
Conviene por ello analizar la estructura, principios y bases materiales
de las políticas de comunicación y educación imperiales a fin de com
prender el verdadero alcance de la «galaxia Internet» y el sentido po
lítico e ideológico de la cul tura global que inspira el mito del «Aulasin Muros».
3. La revolución digital
Hablar en Estados Unidos de revolución digital es, implícitamente,
describir un proceso de reestructuración económica empresarial sin
precedentes en el sector. El mercado de las industrias informativas, yafines, se encuentra hoy en un momento de indefinición, de creciente
incertidumbre y rápidas transformaciones con procesos continuos de
adquisición y fusiones y laapertura desreguladora de los nuevos servicios avanzados de comunicación. Sólo en 1996 las fusiones y adquisi
ciones en el sector informativo aumentaron un 40% y en años sucesi
vos se multiplicaron por cinco con la extensión y desarrollo de nuevos
servicios digitales.Alianzas comoAüL-Time Warner dan cuenta de una profunda re
organización de sectores estratégicos de la nueva economía sin que de
223
momento haya concluido elproceso de reformas políticas que guían ysostienen el proyecto de SGI:
La Ley de Telecomunicaciones de 1996, tal como señaló un observador,
abrió una cajade Pandora de laconsolidación en la industria de los medios,ya quela desregulación estabaa la orden deldía.Alentadopor elcabildeo de poderosos grupos mediáticos, este espíritu comercial permea
[hoy]todos losdebatesnacionales relacionadoscon losmedios.Eso también es cierto con respectoa los entes regionales de laUnión Europea, po-
seedora de excelentes sistemas públicos de telecomunicación, pero hoy
co-
El reduccionismo tecnológico de Al Gore se fundamenta en que el
desarrollo y expansión de la red f a v o r ~ c e indiscriminadamcnt,e por
igual a todos sus usuarios, dadas la propIa estructura y caractensticas
de nuevos canales como Internet. De ahí elpoder transformador y «re
volucionario" de las nuevas telecomunicaciones en relación con el de
sarrollo social. Los países menos favorecidos pueden, en consecuencia,
superar sus dificultades a partir de las recomendaciones de la agenda
para el desarrollo.
Obviamente, Al Gore eludía tomar en cuenta, en el marco de la
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dedicados a establecer un mercado único europeo para los medios
merciales. Como regla general, la única base de los debates relativos ala
política de los medios en el ámbito nacional se refiere a los conflictos en-
tre los poderosos grupos mediáticos, de tal manera que, localmente, han
logrado obtener protección estatutaria a causa de la intrusión de los me-
diosglobales bajoformadeprorratas y medidassimilares. Peroestascampañas a favor de la protección nacional se han enfrentado con una enor-
me resistencia; en cada nación existen poderosas fuerzas que defienden la
integración plena en el mercado global de los medios (Herman y McChesney, 1999: 84J.
Desde la publicación po r el Departamento de Comercio estadouni
dense de la Agenda para la Acción, la industria electrónica ha venido
presionando a favor de medidas liberalizadoras que amplíen elmargen
de beneficios de las compañías y logren hacer crecer los mercados den
tro y, especialmente, fuera de las fronteras de Estados Unidos, objeti
vo prioritario de Washington. Siguiendo estos mismos designios, la de
nominada Agenda Al Gore vaticinaba a principios de la pasada década
que la NI I podría capacitar a las firmas estadounidenses para competiry ganar en la economía-mundo, generando abundante empleo y creci
miento económico, lo que cambiaría integralmente la vida de los ame
ricanos mediante la reducción de las distancias geográficas y las barre
ras sociales, al brindar una valiosa y merecida oportunidad a todos los
ciudadanos para llegar tan lejos como su talento y ambición lo permi
tieran. Más de un lustro después las consecuencias de esta política co
municacional arrojan, sin embargo, un saldo negativo en el sentido
contrario, en buena medida debido a la interesada negación del punto
de partida que señalábamos en páginas anteriores sobre la relación in
formación y poder, oculta en este caso a la discusión pública sobre los
modelos, políticas e iniciativas sociales de la nueva comunicación desde el punto de vista del desarrollo social.
224
Agendapara laAcción, los costos reales de estebenéfico modelo de de
sarrollo en los países tecnológicamente dependientes, D e s ~ e la Econo
mía Política de la Comunicación, no es ningún secreto, SInembargo,
que la tecnología se implanta y transfiere un sistema de relaciones
sociales que reproduce asimetrías y d I ~ P O S I t I V O S de p ~ d e r . ~ r e e x I s t e n -tes. Cualquier informado y atento analista de la comurucacron,Interna
cional puede observar, en este sentido, que la nueva ~ c o n o ~ I a . ' la re
voluc ión digital, obedece más bien a una tendencia c a p ' t a l I s ~ a deconcentración y acumulación de plusvalía segúnobjetivos espeClfIc?s
de las corporaciones transnacionales y sus necesidades de circulación
acelerada y global de bienes y servicios en la nueva economía-';1Undo,
que a la democratización social y cultural que preCOnIza la retonca lI
beral y la investigación administrativa en la propaganda g u b e r n a ~ e n -tal de promoción de Internet como expresión de la partIClpaClOn, laigualdad y el desarrollo económico e ' ) ~ , l I b r a d o , cua?do en r e a l I d ~ d n.o
se están sino reeditando ancestrales visrones orgamcistas de las maqui
nas de administración y representación social.La idea matriz de laWorldwide Information Superhighway obede
ce en suma a la consolidación de un mercado global de circulación deJ , •• •
servicios como red viaria universal de información y conocirmento, In-
dependientemente de c o n d i c i o n ~ n t e s materiales, políticos y econó
micos de los actores sociales y los SIstemasafectados por este proceso.El Estado, como regulador, aplica para ello políticas a través de re
glamentos y normas c o n s u e t u d i : , a ~ i a s que organismos paraestatales
dictaminan y sancionan con la mision de controlar.y definir el marcode organización administrativa de lalibre competencIa en elsector desde
los parámetros de los medios e industrias globales. En ~ s t . e marco, se
gún hemos razonado, Estados Unidos ha exportado y definido las reglas
del juego posicionándose c o m p a r a t I v a m ~ n t e en franca v e n t ~ J a otros
países y economías que, en el caso particular de la comurncacion educativa, son si cabe más notorias.
225
Desde hace años, Estados Unidos tiene programas como EDU-
CAUSE para el análisis político y las relaciones gubernamentales en
materia de educación y nuevas tecnologías que tratan de coordinar las
políticas de comunicación y alentar la discusión especializada a través
de foros como Net@EDU, CIOlist o la National Learning Infrastructure Initiative (NLII) que apoyan e inspiran propuestas gubernamen
tales comola Digital Millenium Copyright Act o «The UniformCom-
puter Information Transactions Act".
De todas estas iniciativas gubernamentales cabe destacar elpapel del
NLII, que desde 1994viene promoviendo alianzas para proveer recur
La regulación de la certificación limitándose, en este sentido, el Es
tado a autorizar a los operadores privados y a supervisar sus resul
tados educativos a medio y largo plazo.
El establecimiento de parámetros estandarizados a nivel técnico (se-
guridad, interoperatividad.. .). .El desarrollo de políticas económicas y sociales apropiadas eva
luando los impactos de las TIC en la educación desde el punto de
vista de su eficacia.
Los supuestos de partida de esa concepción privatizadora de la educa
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sos electrónicos y acceso a las nuevas tecnologías de la información en
la e d u c a c i ó ~ ,superior; El objetivo de laNLII esidentificar tópicos y líneas de aceren estratcgicas para el desarrollo de las nuevas redes telemáti.cas con fines pedagógicos. Nacida como coalición de colegios, uni
versidades, compañías de software y productores de tecnologías que
tratan de proponer el nuevo modelo de educación universitaria del siglo XXI a través de aplicaciones tecnológicas innovadoras la NLII
identifica seis ejes temáticos de actuación en las políticas públicas estadounidenses:
a. La productividad académica con las NTIC.
b. El desarrollo de recursos y normas estándar para la teleeducación.
c. Los usos y desarrollo de la Universidad Virtual.d. La creación de una estructura de mercado para los productos mul
timedia interactivos.
e. El análisis de costes y beneficios y la viabilidad de proyectos deTIC.
f. Las políticas públicas e institucionales para promover el desarrollode la nueva infraestructura de telecomunicaciones.
Las propuestas del NLII guían en consecuencia la acción guberna
mental del Estado en esta materia orientando las políticas públicas preferencialmente hacia:
La creación de un clima para el cambio educativo liderando el gobierno la respuesta a las necesidades de la era digital.
El diseño de un nuevo mercado desregulando la educación universitaria para facilitar la actividad de proveedores y desarrolladores de
servicios de teleeducación frente a la ineficacia, la regulación y laeconomía anticompetitiva.
226
ción que acompaña a tales medidas son básicamente tres:
La educación universitaria es una industria altamente regulada por
lo que es preciso una mayor presencia del sector privado, facilitan-
do su ya de por sí notoria presencia. .La excesivaregulación limita la innovación, luego el sector educan
va debe quedar reglamentado lo menos posible para adaptarse a loscambios transformadores que acompañan a la revolución digital.
La tecnología es una ventana abierta a nuevas oportunidades, por lo
que las instituciones educativas han de procurar facilitar su inserción social como proveedor de conocimiento y factor determinante
de la democracia cultural.
Estas ideas de la libre convergencia sustraen, no obstante, al escrutinio
público las desiguales condiciones sociales de adquisición de las tecno
logías y de las competencias culturales necesarias para un buen uso de
los nuevos sistemas de información y conocimiento, del mismo modo
que la política estadounidense escamotea en organismos internacionales como laUnesco ladialéctica de ladependencia que favorece lacon
vergencia telemática en la era digital de la mayoría de países, comen
zando por sus socios del TLCAN y terminando por lapropia UE.
4. Europa versus Estados Unidos. De la convergenciaa la dependencia
Un ejemplo clarividente de este contradictorio discurso público en lapolítica internacional en materia de comunicación y educación nos la
ofrece la UE. En Europa, como dictamina el patrón político-cultural
estadounidense, hoy prevalece el principio de libertad individual y el
227
derecho al consumo sobre los derechos colectivos y la justicia social
pertenecientes a la tradición jurídica de servicio público que habían re
gulado estos servicios en el marco del Estado de bienestar. Las alianzas
internacionales, los pactos entre corporaciones y la propiedad cruzada
entre capitales, sectores y grupos en el campo de la comunicación, jun
to al cambiante universo económico de reestructuración y especializa
ción productiva del mercado cultural, hacen difícilmente viables los
objet ivos comunitar ios de construcción de un sis tema autónomo y
equilibrado de Sociedad de la Información dentro del marco territorial
de laUnión. El supuestomodelo europeo es como consecuencia un su
(<<accountability»)según la tradición anglosajona. Esta influencia ideo
lógica abonaría el terreno para el desarrollo educativo de una filosofía
polít ica extraña a muchos de los países del continente europeo, c.uya
hegemonía cultural se está viendo además reforzada po r el dominio
global de la industria informativa estadounidense. .
Cabe advertir a este respecto que «en Estados Unidos se halla la se
de de diez de las dieciséis compañías más grandes de telecomunicacio
nes del mundo, y éstas son las que más se benefician del libre comercio.
Asimismo, Estados Unidos exige agresivamente el libre comercio glo
bal en el mercado de los ordenadores , otra industria que dominan sus
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cedáneo de laversión estadounidense de la NII, dictado desde la OCc
DE y el G8 según una visión angloamericana. Esta dependencia cultu
ral del proceso de convergencia es especialmente notable en el caso de
la educación, cuya reforma obedece a esquemas, indicadores y principios ideológicos foráneos. Como critica el profesor Aguilar:
Más allá de la convergencia explicitadaen documentos y proyectos, dosson básicamente los instrumentos de la misma. En primer lugar, el énfasispuesto en el diseño, laconstrucción y aplicación de paquetes de indicado-
res educativos que se deberán utilizar en la evaluación de los distintos sis-
temas ".Es decir, al margen de cuáles sean las peculiaridades curriculares y
vericuetos estructurales de los distintos sistemas, lanorma desde laque
seJuzgaráa todos ellos serála misma: elcontrol de los productos, que con-diciona también elsesgode los distintos programas. De hecho, la preocupación secular por los niveles de rendimiento se encuentra también pre-
sente en las acciones del Comenius. LaUnión Europea no constituye sus
propios sistemas de indicadores porque no lo s necesita, se los proporcio-
na laOCDE (aunque sí dispone de su propia agenciaestadísticaEurostat).La OCDE es uno de esos organismos internacionales con capacidad para
orientar laspolíticasde los Estados, entre ellas-y muy especialmente--Ias
~ d u c a t i v a s . empeño es construir grandes sistemas de indicadores para
Juzgar la cahdad de los sistemaseducativos (Aguilar, 1999: 84).
Un ejemplo de lo anter ior es el proyecto PISA (1998). A través de es
te tipo de iniciativas, desde laOCDE se han popularizado, eficazmen
te, nuevos modelos de gestión y polít icas públicas. Especialmente a
partir de la década de los ochenta, la universalización de los medios de
gestión empresarial con la popularización de las estrategias toyotistas
del posfordismo nipón, que la OCDE comenzará a defender en el sis
tema educativo a través del discurso de la Calidad Total, transfiere a los
servicios públicos de enseñanza la exigencia de rendición de cuentas
228
compañías» (Herman y McChesney, 1999: 182). La privilegiada p ~ s i -ción de Microsoft en eldominio del mercado del software y su paruci
pac ión en la red, junto al pujante augede empresas como N e t ~ c a p e ,Oracle o SunMicrosystems, ponen en evidenciala desigual posicron eu
ropea en el desarrollo de la sociedad informaciona!. El crecimiento de
empresas como News Corporation en el espacio cultural e u r ~ p e o ter
mina por otro lado por contribuir al desar rollo de un escenano de de
finitivo desdibujamiento de la política de comunicación europea frente
al claro predominio de grupos foráneos de origen estadounidense. Más
aún, es previsible que, como concluyen Herman y McChesney, la des
regulación y privatización de las telecomunicaciones en Europa conclu
ya con ladominación del mercado a ~ a r g o de empresas c o ~ o ATT.
Desde ladécada de los noventa, asistimos a un proceso intensivo dedesregulación del sistema de medios, iniciado con la agresiva política
de la Administración de Reagan, que incidirá muy negativamente en el
mercado audiovisual europeo, con el resultado conocido de un proce
so de concentración espectacular en beneficio de empresas como Time
Warner y AOL.
La abolición de la polémica prohibición de 1970 por la que la FCC
impedía a las compañías de televisión la participación. accionaria! .en
empresas de cable ha dado lugar en pocos años a una intensa política
de liberalización y concentración económica que al tiempo terminará
cuestionando, por consideraciones estrictamente financieras, todo tipo
de barreras a la libre competencia, incluso los límites a laparticipaciónextranjera en medios de comunicación, no sólo desde luego en el inte
rior de Estados Unidos, sino también en otras regiones del mundo co
mo la UE, al amparo del principio del libre flujo de la inf.ormació.n(<<free flow information»). La liberalización del espectro radiotelevisi
va privilegia como consecuencia los objetivos económicos y financie
ros que la UE imita a escala continental siguiendo el modelo estadou-
229
nidense: no sólo por la participación activa de la banca en los nuevos
consorcios mediáticos, sino además -o sobre todo-por la supresión de
todas aquellas restricciones que fijaban o daban sentido a la idea mo
dernizadora del principio de «libre flujo de la información» (Collins y
Murroni, 1996: 14-16).
El resultado de esta polít ica ha sido, como decimos, negativo para
elsector en Europa. Informes publicados sobre la situacióncomunita
ria en cuanto a la amplitud de disponibilidad de servicios y el acceso
tecnológico a Internet no pueden ocultar eldesfavorable balance de las
políticas públicas comunitarias respecto a la situación comparativa con
ca europea en materia de comunicación educativa como una cuestión
central para la economía, la competitividad industrial y el bienestar.de
los ciudadanos a partir de la estrecha colaboración entre las msntucio
nes educativas y el mundo empresarial, mediante una formación per
manente, flexible, efectiva y de calidad, adaptada a los retos inmediatos
de la globalización. La cuestión central en esta materia para los exper
tos de alto nivel de la Comisión es definir qué aportación puede hacer
laformación con las nuevas tecnologías y sistemas de comunicación en
la mejora de la competitividad de la industria europea a través de unaprecisa respuesta en cada momento a las necesidades de formación y
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Estados Unidos y Japón. Como reconocía elpropio comisario MartínBangemann, Europa está quedándose atrás en inversiones profesiona
les en tecnologías de la información y equipos de comunicaciones pa
ra empleados, sobre todo personal de oficinas, y hay preocupantesdiferencias en la compra y uso de las tecnologías y servicios de la in
formación para uso personal y doméstico entre elnorte y elsur de Europa.
La ventaja comparativa de las grandes compañías estadounidenses
en el mercado internacional, al poder distribuir sus productos por to
do el mundo sin gastos excesivos por medio de los canales de distribu
ción y programación vía satélite, cable y plataformas digitales -en las
que históricamente mantienen posiciones dominantes-, se está viendo
además reforzada por los vientos modernizadores de la Comisión Eu
ropea, sin que los responsables políticos de Bruselas asuman ni discu
tan responsablemente las consecuencias de esta política liberalizadora.
Antes bien, para evitar estas limitaciones y desventajas comparativas,
Bruselas insiste en:
Preparar en la escuela a las nuevas generaciones de usuarios.
Incentivar la creación de contenidos específicos de origen europeo.
Sensibilizar a la ciudadanía.
Socializar localmente los recursos disponibles en TIC.
Estas directrices tenían por cometido garantizar el tránsito rápido a laSI como eje de promoción de la política europea de crecimiento, com
petit ividad y empleo. En el anterior capítulo destacábamos cómo en
muchos de los documentos de la Comisión como elpresentado por el
Comité parala Innovación y elDesarrollo Industrial bajo eltítulo «Ca
lidad y Relevancia. El cambio de la educación europea», los dirigentes
comunitarios vienen estableciendo los fundamentos de la nueva políri-
230
educación del mundo del trabajo. Un objetivo éste no casualmente
coincidente con los retos identificados en el Plan de Acción del Subco
mité de Investigación y Desarrollo para la Educación y la Formación
del gobierno estadounidense, cuya estrategia de i n t e ~ r a c i ó n global. de
los recursos de la sociedad de la información y el sis tema educativo
condicionará en un futuro la fi losofía polít ica de la UE (Redding y
Fletcher, en Comisión Europea, 1994a:57 y ss.).
Así, de acuerdo con elproyecto de construcciónde laSociedad.Glo
bal de la Información, el primer seminario europeo sobre formación y
nuevas tecnologías celebrado en Bruselas concluiría destacando no ca
sualmente la necesidad de una educación y formación orientada por el
«espíritu de la empresa», basada en la apertura del mercado de valores
instruccionales mediante la integración del sector público y privado, laliberalización y modernización de la industria de contenidos e d ~ c a t i -vos y, curiosamente, el establecimiento de vínculos y contactos mter
nacionales con instituciones norteamericanas alobjeto de lograr los ob
jetivos globales de la sociedad de la información (viabilidad comercial,
interoperatividad, accesibilidad, sostenibilidad y ~ o m e r c i a l i z a c i ó n ) en
materia de comunicación y educación. La creación de una industria
competitiva en la producción de contenidos y servicios de comunica
ción educativa será paradójicamente planteada, de este modo, con el
asesoramiento de los expertos norteamericanos, con quien los p r o p i ~ sconsultores de alto nivel de laUnión Europea defenderán el estableci
miento de «fuertes lazos» de cooperación educativa en el proceso deconstrucción de la sociedad de la información.Los contactos internacionales con instituciones norteamericanas, de
acuerdo con esta política pragmática, debía ajustarse a las exigencias de:
- Viabilidad comercial.
- Interoperatividad.
231
Accesibilidad.- Sostenibilidad.
Internacionalización.
Pese a lo contradictorio de este tipo de conclusiones, la propuesta será
SIn embargo coherente con el proceso de asimilación de las tesis liber ~ l e s del g o b i ~ r n . o estadounidense anticipadas en su proyecto hegemónICO de mundialización de la Nueva Infraestructura de Información.
. Así, en la c u ~ b r e de Bruselas del G7 (1995), los dirigentes corporativos ~ o r t e a m e n c a n o s sancionaron paraEuropa y los bloques regiona
ligarla en parte de objetivos finalistas. Siseguimos empeñados en ver a
la ciencia únicamente como una productora potencial de aplicaciones
técnicas, perderemos lainfluencia de laciencia en la cultura y crearemosun divorcio entre una tecnología mercantil y una sociedad acientífica
que comprará algunos productos científicos y sufrirá pasivamente, a ve
ces horrorizada, a otras de sus aplicaciones» (Casacuberta, 2005). Pero
más allá de esta contradictoria política de modernización, elproblema
quizás para Bruselas es que, asumido el discurso político liberal an
gloamericano, los resultados pueden calificarse, en general, cuando
menos negativos, consolidando el limitado alcance de la inversión en
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les asiatrcos y amencanos el modelo a seguir en la construcción de la
sociedad global de la información a partir de la desregulación de losservicios de telecomunicaciones, la supresión de los monopolios públi
cos, la inversión mixta en el desarrollo de las autopistas de la informa
ción, elliderazgo de la iniciativa privada, el fomento de las reglas de la
libre competencia y la accesibilidad de la ciudadanía al uso de la red.
Objetivos todos ellos previamente identificados como prioritarios po r
elgobierno estadounidense en elinforme "Agenda para la acción», des
plazando así el debate sobre el problema del desarrollo social (según
una concepción política y cultural de la construcción del modelo in
formacional en Europa) po r una discusión técnica y económica en tor
no al futuro de las redes de información y conocimiento, tal y como
hemos ViStO en anteriores capítulos.En este proceso, la asimilación de las instituciones del sector públi
co a los modos de gestión propios del ámbito privado está significan
do la t;ansposición de la filosofía de la gestión empresarial al ámbito
educativo de acuerdo con criterios de rentabilidad y eficacia en relación
con eluso de las tecnologías educativas y los sistemas de comunicaciónen la organización de la enseñanza.
Esta ampliación de la lógica empresarial incluye, como hemos vis
to, el campo del conocimiento. Las políticas públicas en ciencia y tecnología refuerzan hoy una tendencia instrumental incrementando las
directrices y proyectos dirigidos a privatizar el saber mediante la pe
netración de.l campo de la ciencia por el capital financiero. En el pro-grama «HaCIa una Europa de conocimiento e innovación» parael im-
pulso de la investigación en la UE se apunta en la misma línea: la
generación de ciencia parala competitividad, almínimo coste y con las
mayores garantías de éxito. El problema, como apunta ]osep Casacu
berta, : s que "para mantener una ciencia capaz de crear cul tura , detransmitir nuevos conceptos que nos ayuden a pensar, esnecesario des-
232
ciencia y tecnología que el sector privado lidera en Europa para cons
truir la Sociedad del Conocimiento. Más aún, la política científica de
la UE es además de pobre tendencialmente regresiva, con la consi
guiente fuga de cerebros hacia Estados Unidos. En España, por ejem
plo, la situación cabe calificarla de poco alentadora. La tasa de crecI
miento de I+D+i del sector empresarial es aún muy bajo y las políticas
públicas no han logrado mejora alguna en esta línea. El Informe
Randstad sobre la Sociedad del Conocimiento en España y el espacIo
europeo (Instituto de Estudios Laborales-ESADE) ilustra a este respecto la gravedad de la situación de rezago de los países del sur en es
te proceso de convergencia. En España, por poner un caso, los esfuer
zos del MEC y del Centro Nacional de Información y Comunicación
Educativa han sido considerables, pero, como concluye el presidentede laAsociación parael Desarrollo de laInformática Educativa, los re
sultados son muy modestos y limitados.Pese a la evidencia de los infructuosos resultados, Bruselas sigue
confiando sin embargo en superar estas brechas de la nueva sociedad
cognitivafinanciando campañas de propaganda comunitaria a través de
grupos empresariales como Salomón Smith Barny (SSB), de origen es
tadounidense, en su empeño por convencer a los líderes europeos de
subirse al tren de Internet pilotado por Washington.
La publicidad no puede ocultar sin embargo el hecho de que no se
han alcanzado los objetivos políticos definidos por Bruselas. Frente a
la deseada convergencia económica, cultural y territorial, la política decooperación ha agudizado aún más si cabe las contradicciones de de
pendencia y subdesarrollo competitivo con Estados Unidos, perdiendo de vista otras posibles alianzas y estrategias de intercambio. Así,
mientras Bruselas parece definir una ambiciosa estrategia de coopera
ción de la UE con América Latina a través del programa Alianza para
la Sociedad de la Información (@LIS,2002-2005), que trata de sentar
233
las bases de un diálogo y un proceso de normalización en materia de
comercio electrónico y políticas de telecomunicaciones entre ambas re
giones, la política de integración euromediterránea continúa a la deri
va y la esperada disposición de grandes fondos de capital r iesgo y de
mercados decapitalesno ha sido posibleen elinteriorde Europa orien
tal po r la escasa confianza que ofrece la mal llamada nueva economía.
El horizonte del año 2010 como límite para el despl iegue de la so
ciedad del conocimiento y pleno empleo en Europa no es tampoco na
da prometedor. Observando la evolución de los países miembros pare
ce difícil que en elaño 2010 Europa alcance e13% del PIE en I+Dcomo
domino de monopolios vir tuales de base nacional como Telefónica.
Desde 1999, e!tráfico de Internet europeo ha descendido de! 75al 50%.
Considerando los indicadores más importantes de desarrollo de la so
ciedad de la información (los datos generales de! nivel de desarrollo del
sector, e! mercado informático y de telecomunicaciones, los actores y
reglas de la competencia, los equipamientos de bienes de telecornuni
caciones, las conexiones electrónicas, el comercio en red o los usos pú-
blicos), la UE está en franca desventaja y desigual situación en.las po-
líticas de convergencia digital respecto a Estados Unidos. Los sistemas
de información y evaluación, a diferencia de Estados Unidos, siguen
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pretende la Comisión Europea. El retraso del desarrollo de la SI res
pecto a sus competidores norteamericanos y japoneses no ha sido pa-liado con las decisiones asumidas en la Cumbre de Lisboa, resultando
en algunos casos errática y caótica la política de algunos Estados miem
bros como España. La media de 15 alumnos por ordenador dista mu-
cho de ser a lcanzado en la mayor ía de los países del Sur de Europa.
Tanto el Programa de Intercambio de Datos entre Administraciones
Públicas (IDA) como el proyecto e-Learning (2004-2006) no parece
que modifiquen sustancialmente el panorama, pese a la amplia exten
sión de los campus virtuales en la mayoría de las universidades del con-
tinente. La llamada convergencia, además de traducirse en una privati
zación sistematica de las redes y servicios avanzados de información,
hoy ha supuesto además un empobrecimiento de la calidad cultural, laoferta y los límites a la l ibertad de expresión. Pues, como advierte elprofesorMcQuail:
Los nuevos medios no han resultado realmente tecnologías de la libertad,
menos aún desde elpunto de vista del alcance y extensión del libremerca-
do. Pocos podrían hoy afirmar que hay más libertad de expresión en latelevisión europea como resultado del cambio y expansión de este proce-
so. El nuevo orden eslibre de ampliary extenderlo que elmercadoaceptay permite, eliminando las barrerasexistentes entre sectores de medios y las
fronteras nacionales en interés de la libre competencia y la convergencia
económica. Pero esta liberalización es restringida en función del papel tra-
dicional que lasdistintas fuerzaspolíticashan desempeñadoen el ámbitosocial y cultural. Estas fuerzas incluyen tanto los intereses económicos y
políticos regionales de Europa como lasdemandas políticas nacionales, con
frecuencia apoyadaspor la opinión pública(McQuail y Siune,1998: 230).
En Europa, prevalece además una «cultura telefónica" cuya política ta
rifaria obstaculiza el desarrollo de la sociedad de la información po r el
234
siendo deficientes para la toma de decisiones fundada. En países como
España, po r ejemplo, la falta de cultura de información e investigación
de las empresas hace difícilmente evaluables los progresos en el sector.
No existe una armonización de los indicadores de acceso, integración
y modernización tecnológica fiable y validada para elconocimiento de!
desarrollo de la SI desde la propia perspectiva europea. Por otra parte,
la venta ja de más de dos años en el l iderazgo del comercio electrónico
de Estados Unidos frente a Europa limita el alcance del proyecto co
munitario de colaboraciónestrechaentre entidades públicas y privadas.
Los conglomerados informativos comunitariosparten de unamuy des
favorable posición en la competencia con los grupos líderes del merca
do, abrumadoramente de capital estadounidense como América On
Line, Microsoft, N ews Corporation, Disney o General Electnc. Apenas Vivendi Universal y el grupo Bertelsman pueden competir por ta
maño y proyección internacional con los amos de la información en e!
mundo.
Pero sería errado po r nuestra parte interpretar la convergencia co
mo un proceso completamente dependiente de construcción de la So
ciedad del Conocimiento sólo por razones económicas. Además, cabe
incidir en los factores cul tura les o más exactamente en la hegemonía
ideológica. Por ejemplo, considerando la extensión del idioma y la c ~ l -tura angloamericana corno lengua franca en las relaciones mternacio-
nales. Como advierte Bernard Cassen, «existe un vínculo lógico entre
la sumis ión voluntaria o res ignada a la hiperpotencia americana y laadaptación de su lengua como única herramienta de comunicación in
ternacional»:
La renta de los países anglófonos es también económica, ya que son los
demás paíseslos que deben financiar los costes de aprendizaje y de traducción del, o al, inglés. Laenseñanza de este idioma, en términos demé-
235
todos, i n s t ~ m e n t o s de evaluación y de personal, se ha vuelto una ver-
dadera industria y una partida de exportación nada despreciable para Est ~ d o s Unidos y elReIn0Ynido, Cuando la Comisión Europea, despre~ l a n d o el reglamento lIngUIstlco delaUnión, publicaalgunosprogramasy
~ l ~ 1 t a C I O n e s c o m ~ m t a r ~ a s sólo en inglés, y exige que se responda en ese
idioma, f a ~ o r e c e mdebI?amente a las empresas e instituciones de los países
de lengua Inglesa y oblIgaa los demás a pagar sobrecostes de traducciónpara poder presentarse (Cassen,2005).
Ello explicaría, po r ejemplo, la destacada posición económica en el sec
to r de la comunicación y laeducación de países socios de Estados Uni-
5. Horizontes de cooperación. La experiencia del Tratado
de Libre Comercio
Cuando el vicepresidente Al Gore calificó el reto de la educación y la
formación en las nuevas autopistas de la información como la «nueva
frontera» de la sociedad americana, probablemente en su discurso no
pretendió hacer apología de laDoctrina Monroe, que puede sin duda
incomodar a sus socios del Tratado de Libre Comercio. Pero lo cieno
es que la historia polít ica y social de Estados Unidos está marcada, de
acuerdo con Howard Zinn, po r la conquista de terri torios y de sus po-
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dos en el TLC como Canadá, cuyapenetración en el mercado europeo
de p l a : a ~ o r m a s com? WebCT o la reciente firma de SMART y Red.es
para digitalizar las pizarras de los colegios de España po r una suma de
unos 749.000 euros confirman el auge y dominio de este modelo cul
tural que favorece la inversión de operadores privados con niveles deconcentración superiores al 50%.
Fina!mente, la diferencia además de usuarios de Internet entre Esta
dos Unidos (más de lam!tad de la población)y Europa (apenas el 30%)
es ~ t r o factor de desequilibrio contrario a los intereses de la UE en la
SOCiedad G l o b ~ l !nformación frente a su principal competidor,
c u a ~ ~ o la Com.1Slon fijó en el año 2000 que al menos la mitad de la po -b l a c l ~ n (136 millones de europeos) navegaría po r Internet frente a los63 millones de personas conectadas. Po r lo que previsiblemente la
a p u e ~ t a política po r el pleno empleo de Bruselas para lograr el 70% de
actividad laboral de la población activa en el año 2010 no debe ser ob-
ser:vado con optimismo en un mercado global cuya red Internet sigue
~ a J o liderazgo de EstadosUnidos, que encabeza más del 60% de los si
tIOS ,más;is.i tados y el 75% del total de páginas consumidas, siendo el
I ~ g l e s practicamente la lengua oficial de casi lamitad de los contenidosvlttu.ales. SI a.ello añadimos el hecho de que los nodos más importan-
tes siguen bajo control de Estados Unidos, configurándose más que
una red una estrella cuyo centro son los grandes núcleos metropolira
nos,como N u ~ v a Y?rk que se extienden hacia ciudades como Londres,
Pans, Helsinki o Milán, es obvio y más que pertinente el título asignado a este epígrafe para tratar de comprender elproceso de convergen
cia de la era d ~ g l t a l . E ~ t o nos debería llevar a pensar qué sentido tiene
el proceso de mtegraclón económica regional, desde el punto de vista
de los modelos de ~ o o p e r a c i ó n , para el intercambio cultural y eldesarrollo del conocirruento en países como México o, incluso, Canadá.
236
bladores allende sus fronteras. Más aún, el mito de lafrontera inspira y
fundamenta el sistema consti tuyente americano y performa la idea de
Imperio queNegri y Hardt deconstruyen con inteligencia política. Por
lo que, con razón, podemos escudriñar en las palabras del autor inte
lectual de la SGI elsentido ideológico de una visión que hoy coloniza
las políticas públicas de países dependientes como México, condicio
nando la acción de gobierno y las líneas estratégicas de laeducación na
cional, en las que se relega al Estado en el control público de los saté
lites de telecomunicación, parafavorecer el dominio del sector cultural
bajo intereses privados y capital extranjero. Por ello, según advierte el
profesor Esteinou, durante po r ejemplo las negociaciones del TLC la
comunicación quedó almargen de las discusiones bajo la consideración
optimista de la fortaleza de la cultura mexicana y su irrelevancia para
el desarrollo nacional dejando así el diseño de las políticas culturales a
las libres fuerzas del mercado.
En la f irma del acuerdo, «se han considerado las bases sobre el ac
ceso a los mercados, los reglamentos del comercio, la ley de inversio
nes, la propiedad intelectual, los servicios, la reglamentación bancaria,
la transformación de las telecomunicaciones, el acceso al sector de ser
vicios, etcétera, pero no se ha contemplado lo crucial y estratégico que
es normar el funcionamiento de los flujos culturales y la operación de
las industrias comunicacionales para conservar una nación unida, sóli
da y con existencia propia»:
De estaforma, en lugar de reflexionar y proponer cómo los medios esta-
talesde comunicaciónpueden colaborara impulsar eldesarrollo delpaís através de la producción de los nuevos niveles de conciencia colectiva que
requiere el urgente proyecto de crecimiento materialy espiritual de la so-
ciedad mexicana, la propuesta neo liberal anula la raquítica función social
de promoción de la cultura, impulso a la educación, aliciente a la partici-
237
p a c ~ i ó n democrática, foment.o a la concientización, apertura a la pluralidad,etcetera, <"!.ue de f o ~ m a débil y contradictoria diariamente desempeñaron
estos en anos anteriores, y ahora los convierte bajo el velo de modernidad
en medios r ~ a l i ~ a c i ó n intensiva del proceso de circulación de capital al
volverlos pnontanamente aceleradores del circuito de venta de las mer-cancías (Esteinou, 1997: 2).
Los m o v ~ m i e n t o s de capitales y la desregulación del mercado bajo la
h e g ~ m o m a de E s t a ~ o s Umdos tiende así a situar a grandes compañías
nacionales, otrora ejemplos modélicos de la modernización como TE-
L E ~ ~ S A , en ;,na posición de dependencia real en el p r o c ~ s o de inte
VI
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gracion econorrnca del TLC.
La exigencia además de Estados Unidos de negociar una sólida nor-
matl.vade p ~ t e n t e s y protección de la Propiedad Intelectual para ga
rantizarlos intercambios de información, cultura y conocimiento en los
mercados g l o b ~ l e ~ vaticinanpara México un horizonte adverso parasus
Intereses ec?nomlcos. Hablar, en este sentido, de cooperación desde el
sur de.A?,enca del N ( m ~ en S o c i e d ~ d del Conocimiento adquiere
otro significado bien distinto SI se analizan los resultados de estudios
como el Proyecto Monarca (Crovi, 1996) que, comparativamente re
sultan más que desalentadores si además consideramos la situación de
o t r ~ s países del subcontinente latinoamericano que han confiado en la
S . o C l e d ~ d G ! o ~ a ! de laInformación para superar todos los rezagos y re
sistencias históricas en la modernización de sus economías.
238
Iberoamérica: dos continentes, un
solo espacio cultural. El problema de laintegración y la dependencia informativa
En anteriores capítulos, hemos analizado cómo se materializan los pro-
yectos de modernización tecnológica del sistema educativo y la sociali
zación de los nuevos sistemas telemáticos en las políticas de integración
regional de los dos principales proyectos de convergencia económica in
ternacional: elTLC y la UE. A fin de comparar su impacto en regiones
periféricas y razonar las verdaderas dimensiones y alcance de la denominada «sociedad cognitiva", proponemos a continuación detallar, gros
so modo, algunas de las principales tendencias y lógicas sociales de laSo
ciedad de la Información en Latinoamérica, una región tradicionalmente
dependientede los sistemas de información estadounidenses y europeos
pero con una dilatada experiencia de índole práctica en Comunicación
Educativa. Debido en par te a la inf luencia de Paulo Freire y laeduca
ción de adultos, en experiencias no regladas de formación, América La
tina ha albergado una amplia variedad de conocimientos, iniciativas y
programas de intervención en materia de educomunicación. Brasil se si
túa a lacabeza con programas aplicados en las favelas, así como con cam
pañas del tipo «La radio y la televisión en la escuela» (1979), que han
venido ampliando una valiosa laborcorrectora de las enormes desigual
dades clasistas en elpaís. En Chile, elCentro de Indagación y Expresión
Cultural y Artística (CENECA) lideró décadas atrás servicios yactivi-
dades dirigidas a la participación activa de la población ante la televisión;
en el mismo país, hace tiempo que se introdujeron materias extracurri
culares como «Aprender a ver» o asignaturas facultativas como «Educa-
239
ción del telespectador>' para alumnos y estudiantes de magisterio respectivamente. En Perú, es conocida la actividad asociativa de colectivoscomo Calandria, que, desde hace más de dos décadas, viene realizandoactividades de promoción de una comunicación popular, autogestionaria y transformadora, de educaciónpermanente, con campañas prácticascomo los «Comités de Vaso de Leche».
Éstas y otras muchas experiencias han impulsado la educomunicación como materia obligatoria en los planes de estudio de la enseñanzaprimaria y secundaria en beneficio de una formación reglada innovadora y productiva en la socialización de los conocimientos con los nuevoscódigos y lenguajes utilizados socialmente en muchos de los países lati
los países del subcontinente latinoamericano. En la actualidad, en tor-
no al 90% de los internautas se encuentran en los países del Norte. Sólo entre Estados Unidos, Canadá y la UE concentran más del 60% dela población conectada a la red. Apenas 20 millones de latinoamericanos (el 4% del total de usuarios del mundo) estaban conectados a In-ternet hace dos años, representando un ínfimo porcentaje del conJunto global de la l lamada nueva economía, pese al número de poblaciónconcentrada en el subcontinente.
Si abordamos la estructura económica de la Sociedad Global de laInformación, los datos son aún más negat ivos para la región. Las em
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noamencanos. Hoy, sin embargo, la Comunicación Educativa se plantea en un escenario de recomposición de los actores que administran lacultura, la comunicación y, por supuesto, el sistema educativo, en una
región cuya tradicional apuesta po r una visión crítica de la comunicación actualmente se ve reformulada desde otros parámetros ideológicos.
América Latina se enfrenta hoya un contexto de urgentes y com-
plejas demandas que resolver que anula y bloquea el imaginario transformador haciendo además difícil su conectividad social con las nuevastecnologías debido a los históricos desequilibrios culturales.
Las conclusiones suscritas en elSeminario Internacional sobre Edu-cación y Nuevas Tecnologías del Instituto de Planificación Educativa
de la Unesco, celebrado en Buenos Aires (2001), destacan las dificultades ordinarias. de los responsables públicos para innovar y aprendercon inteligencia cultural el desarrollo de las nuevas formas de mediación cultural en la región. Esta constatación ha l levado a la Unesco apromover diferentes políticas de fortalecimiento institucional en lospaí ses del Sur. Así, en su XXVIII Conferencia General (1995) (<<La
Unesco y laSociedad de laInformación para Todos»), el Secretario Ge-neral de este organismo de las Naciones Unidas defendía la necesidadd.e.reforzar la c ~ o p ~ r a c i ó n entre los países en vías de desarrollopara facilitar su participación en la Sociedad Global de la Información y superar las brechas digitales.
En la misma línea, el campo académico de la comunicación latinoamericano viene reseñando las dif icul tades y rezagos de los países deAménca Latina en su incorporación a la sociedad-red, Durante el IIEncuentro de Facultades de Comunicación Social del Cono Sur celebrado en la Universidad de Chile (2002), los académicos y profesionales de lacomunicación de América del Sur destacaron elimpacto negatrvo que las políticas de globalización informativa están significando en
240
presas transnacionales de capital foráneo acaparan más del 60% de los
beneficios de 1+D, concentrando los procesos de innovación en materia de nuevas tecnologías de la información según un modelo de Implantación orientado po r la demanda de alto consumo, y no tanto de
las necesidades sociales de la mayoría de la población, Como critica
el Informe del Programa para el Desarrollo de las Naciones Unidas(PNUD, 2001), los países de la OCDE, con sól o el 19% de la pobl ación mundial, registran un dominio del 99% de las nuevas patentes generadas en el sistema ciencia-tecnología mientras que la participaciónde las naciones latinoamericanas, salvando algún caso excepcional como México, Brasil o Argentina, resulta prácticamente marginal.
Frente a este desigual escenario, el G8 (Okinawa) y el Foro de Da-
vos sehan propuesto no obstante informatizar las economías del sur como solución al subdesarrollo y la pobreza informativa. Con tal propó-sito, grandes empresas como Aleare], ATT, Cisco Systems, Hewlett
Packard, Sony y America On Line-Time Warner crearon en el ForoMundial de Davos , en el año 2000, el Digital Oportunity Task Force(DOT Force), un grupo de alto nivel ideado para promover el uso de lastecnologías informáticas y las telecomunicaciones en los países del sur,y ampliar de este modo mercados, al amparo de la lucha contra la brecha digital. Tanto elBanco Interamericano de Desarrollo (BI.D) ~ ? m o elBanco Mundial vienen de este modo Impulsando la modernización tecnológica de la educación en América Latina con el objetivo de f a v o r e c ~ r
la educación compensatoria y la gobernabilidad deuna
enseñanza eficiente a través de las TIC, principalmente en el sector privado.En esta línea, en casi todos los países de la región están s iendo im
pulsados canales y portales educativos, comunidades de aprendizaje ypolíticas nacionales de desarrollo tecnológico y educativo matenade Sociedad de laInformación y del Conocimiento. Segúnlos mformesde International Data Corporation, los gastos en TI (Tecnología de la
241
Información) en América Latina alcanzan elaño 2005 en torno a 27 billones de dólares, un 20% más que en los últimos dos años. Sólo IBMlogró en el 2004 más de 1 billón de dólares en asistencia a corporaciones y empresas latinoamericanas. Por volumen y geopolítica internacional, A I ; ' é r i c ~ Latina representa un mercado atractivo para las operaciones financieras en el sector educat ivo. De hecho, el 60% de lasinversiones del International Finance Corporation (más de 8.400 billones de dólares) se desarrollan en laregión por su potencial valorizacióndesde el punto de vista industrial y de los nuevos mercados emergentes en i n ~ o r m a c i ó n y conocimiento. No es casual po r tanto que el gigante MIcrosoft decida privilegiar sus estrategias de penetración en
lasociedad civil en el diseño y ejecución de políticas de integración, pero hasta ahora no son satisfactorios los mecanismos institucionalescreados para incorporarlos» (Cortés, 2004: 163).Esta exclusión sistemática de la ciudadanía en las políticas de mo
dernización tecnológica tiene lugar justamente mientras en las esferasgubernamentales y económicas de los países desarrollados se multiplican las tomas de posición sobre la necesidad de concebir la nueva división internacional del trabajo a partir de la divisoria representada porel capital del conocimiento (Mattelart y Schmucler, 1983: 13).
Un análisis pormenorizado de la experiencia latinoamericana desvela en este sentido las líneas de fuerza y matrices ideológicas del pro
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la televisión digital en América Latina experimentando la televisión a .la carta en México a través de la empresa Cablevisión, que ya ha aplicado, como en Washington, la nueva plataforma de teledifusión en lacapital federal. Así, previsiblemente, la oferta de nuevos servicios avanzados de comunicación digital, incluyendo las plataformas de teleformación y vídeo digital a la carta, será con toda seguridad liderada porel gigante estadounidense.Este escenario prospectivo viene prefigurado por la liberalización
de las telecomunicaciones. Durante la década de los noventa AméricaLatinalideró los procesos de privatización con una media anual de ventas de empresas estatales de 26,55 billones de dólares entre 1990y 2003.
Pese a la aplicación escrupulosa de los lineamientos del Banco Mundial en sectores estratégicos como los transportes y la energía, ademáspor supuesto de las telecomunicaciones, el colapso económico en la región ha sido sin embargo notorio, con impactos muy negativos en países como Argentina y Bolivia. La incorporación de las empresas a latelefonía y las nuevas tecnologías ha sido además poco efectiva elevandolos ~ o s t e s de las empresas que, en los dos últimos años, tienden a utilizarel sistema VoIP por los elevados precios de las tarifas de telefonía fija.Estas políticas privatizadoras han sido diseñadas sin participación
efectiva y contra el parecer mayoritario de los usuarios y la poblaciónen general. Sibien existen numerosos documentos -como el elaboradopor e! S i s t e m ~ Económico Latinoamericano- en los que se insiste en lanecesidad de mtervención activa de laciudadanía en los procesos de integración económica para garantizar la viabilidad y permanencia de laspolíticas de desarrollo e inserción de los países de América Latina en laeconomía mundial, en la práctica esta recomendación nunca se atiendeni materializa. «En muchos casos se han emitido declaraciones oficialesdel más alto nivel donde se reconoce esta necesidad de comprometer a
242
yecto globalizador de laSociedad de laInformación como una estrategia de reformulación de la hegemonía y el dominio cultu ral de losintereses económicos transnacionales en la región. N o tenemos aquí laocasión de estudiar con detenimiento el desarrollo regionallatinoamericano, ampliamente explorado por otros autores al tratar eldebate sobre la integración cultural. Pero sí al menos podemos puntualizar algunas ideas o realidades significativas de las utopías posibles y los retosde la Sociedad del Conocimiento en elsubcontinente.A lo largo del presente capítulo, vamos a tratar de señalar sucinta
mente algunas de las principales notas distintivas de esta realidad emergente y las contradicciones constituyentes que gobiernan y guían laac
ción política y cultural de la Sociedad del Conocimiento en la región.
1. Diagnóstico de las utopías posibles
N o es posible entender el desarrollo de las políticas públicas en América Latina en materia de SI sin situar, en su debido contexto sociocultural, una historia que está indisolublemente ligada con los anhelos yaspiraciones de autonomía y democracia, de descolonización y justiciasocial, desde elMovimiento de Países N o Alineados y el InformeMeBride a los nuevos movimientos sociales altermundialistas y a la crítica económico-política académica, que hoy reivindican laSociedad de laInformación para Todos en la región. En este escenario, se hacen hoy
visibles nuevos actores y prácticas de comunicación alternativa, perono así históricos compromisos político-culturales de parte de la educomunicación. El movimiento internacional de Comunicación Educativa ha sido sustancialmente modificado desde la segunda mitad de losaños ochenta. Tanto en África y Asia como en América Latina ellide-
243
r ~ z g o ha pasad.o,desde p r ~ s u p u e s t o s liberales y mercantiles, de la Iglesra,los ?,ovlmlentos eclesiales de base y la educación popular y de or
garuzacrones como laUNDA o la OCIC a las instituciones del Estado
y fundaciones privadas. Un ejemplo de esta reorientación política, pe
ro también conceptual, es elcambio de énfasis en los criterios de eva
luación del desarrollo educativo. Como observa el profesor AncízarNarváez:
Ya desde la década de 1980 se habían incluido lasvariables culturales enforma de variables educativas, como base paralo que entonces se llamaba
industria computacional, las cuales incluían: a) tasa de analfabetismo; b)
y conexión a Internet. Las políticas públicas de los países latinoameri
canos son sin embargo manifiestamente contradictorias, incoherentes
y dispersas, procurando en todo momento promover iniciativas de ac
tivación de la sociedad informacional a través de inversiones y respal
do del sector público en laconformación de las redes y servicios de te
lecomunicaciones siempre bajo liderazgo de capital privado. «Todas las
reuniones internacionales acerca de las Tecnologías de la Información
y la Comunicación giran en torno a una contradicción básica: es nece
sario universalizar el acceso a las TIC, por un lado, y por otro, es necesario establecer condiciones para que la empresa privada pueda in
vertir en TIC y llevarlas a toda la sociedad» (Narváez, 2004: 5).
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pro1?orción de estudiantes inscritos en la enseñanza secundaria o superior;
e) nive] de educación técnica. Desde entonces no han vuelto a aparecer y
cuando lo hacen esen el sentidoinverso, es decir, como si laeducación de
pendiera de las nuevas tecnologías y no alrevés; con lo cual se creauna dis
torsión evidente en la orientación de la política, pues se trataríade que el
Estado invirtiera en equipos y conexiones -con lo cual se beneficiarían las
transnacionales del softwarey elhardwarey de las telecomunicaciones-,yno enprofesoresy escuelas (Narváez,2004: 4).
Ciertamente, las políticas difieren en cada país del subcontinente, así co
mo el marco o contexto de aplicación, también notoriamente diferente,
desde e! punto de vista educativo, por la realidad mediática, la ideología
que ha inspirado estos proyectos, los modelos de desarrollo nacional y
las formas de insercióninstitucional propias de cada país, pero podemoshablar de unas reglas o lógicas sociales comunes a la región.
Una primera nota distintiva es la ausencia de un proyecto coheren
te de modernización tecnológica del sistema educativo. En América
Latina se ha dado lo que el profesor Pereira calificacomo «la política
de las no políticas de comunicación y cultura» (Pereira, 2001). El Ban
co Mundial constata que, en general, la mayoría de los países de Amé
rica Latina carece de una estrategia definida para incorporar los nuevos
sistemas de información en el sistema educativo, pese a que vienen in
virtiendo cuantiosas sumas de dinero en modernizar la escuela (World
Bank Human Network, 2000). Entre 2003 y 2008 las inversiones en
América Latina en elsector de lasTIC crecerá anualmente en torno al19%, pasando de 117 millones de inversión a más de 230 millones en
el año 2008, s ~ g ú n estudios prospectivos de International Data Corporation. Especialmente en Brasil y México, existen programas integrales
a nivel del Estado en materia de informática educativa. La mayoría de
países de la región disponen de programas de inversión, equipamiento
244
Dado el dominio del mercado y lanula intervención de los poderespúblicos en el desarrollo de las nuevas infraestructuras t e l e ~ á t i c a s , elEstado se limita en consecuencia a establecer un marco de libre com
petencia bajo hegemonía de operadores como Telefónica que actualiza
las formas de hegemonía y control colonizador bajo el manto retórico
de la modernización y lavanguardia tecnológica foránea. En palabras de
la profesora Rossana Reguillo, «si la estrategia metropolitana de la co
lonia fue la de infanti lizar e inferiorizar a sus sometidos otros , en la
llamada sociedad de la información, los dispositivos mediáticos de re
presentación de la otredad latinoamericana dotan a laidea de inferiori
dad de nuevas metáforas y tropos que sólo contribuyen a ensanchar las
asimetrías en el sistema de identidades vigentes» (Reguillo, 2002).Las carencias, anotadas y reconocidas por el profesor Treja Delar
bre, sobre lanoción autóctona de SI,su desarrollo y modelo propio deinstitucionalización, definen en fin la visión latinoamericana en mate
ria de políticas públicas y apropiación cultural de las nuevas tecnolo
gías de la información. El análisis de las implicaciones y consecuenciaseconómico-políticas de las transformaciones tecnológicas en el sub
continente apenas ha ocupado de hecho la atención de los estudiosos
en América Latina:
De ladesconfianza queparecíaprevalecetamediados delos años90-cuandomuchosignorabana laRedo laconsideraban un simple instrumentode
imposiciones ideológicas- al entusiasmo desmedido y sin contexto críticoque propagaban las posturas mimetizadas con el ánimo prevaleciente en elanálisis estadounidense sobre la Red, la investigación latinoamericana ha
avanzado a una atención sistemática y en algunos casos creativa acerca de
estos temas. Sin embargo, la indagación latinoamericana sobre la Red to-
davía se realiza fundamentalmente apartir de esfuerzosmás personales que
institucionales (Trejo Delarbre,2004: 2).
245
Esto se ha traducido en una interpretación limitada y reduccionista deInternet como espacio político de desarrollo y construcción de la nueva gobernabilidad social. Así, la principal discusión latinoamericana
acerca de la red ha sido e!problema de la brecha digital. Pero sabemos
que e!problema de la democracia cultural y e! acceso a las nuevas tecnologías no es sólo una cuestión de conectividad. Como concluyó en
su estudio la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), las
brechas no sólo selimitan a estar o no en la red, sino en qué condicio
nes económicas, con qué equipamiento, qué calidad de conexión tele
fónica define este acceso y para qué usos. Atender a estas cuestiones
centrales exige un enfoque estructural de! problema que amplía la mi
La implementación de esta política educativa se diseña considerando
como objetivos irrenunciables:
1. La ampliación de la cobertura en todos los niveles formativos y pa
ra toda la población, vinculando e!sistema formal de enseñanza con
e! sector técnico vocacional, a fin de generar nuevas vías o itinera
rios formativos y mayores oportunidades adaptadas al mercado de
trabajo.
2. La reformulación de! ciclo escolar según e! enfoque de aprender a
aprender para lograr una mayor flexibilidad y pragmatismo educa
tivo.
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rada sobre e! hecho informacional de la Sociedad de! Conocimientom á x i ~ e cuando se observa que «laspolíticas de comunicación y c u l t u ~ra aplicadas por los diferentes Estados en las últimas dos décadas han
acelerado la a r t i c ~ l a c i ó n de los principales grupos de comunicación y
cultura de la reglan con los grandes operadores a nivel mundial en e!
marco de un sistema que McChesney denomina global comercia/en infa-comunicación» (Becerra y Mastini, 2004: 4).
Tales metamorfosis impactan y afectan más notoriamente en una re
gión cuya ~ o n f i g u r a c i ó n político-institucional es débil, además de pola
rizada socialmente y económicamente dependiente. A comienzos de
2003, laevaluación de laCEPAL sobre e!desarrollo de laSociedad de la
Información en América Latina constataba las dificultades estructurales
de una política de integración social digital que podría ser calificadacla
ramente como dependiente. Como resultado, e! discurso y los progra
mas modermzadores de laspolíticas públicas enmateria de SIampliaron
las b r e c h a ~ sociales de partida en los países latinoamericanos, siguiendolos designios de laOCDE, e!BM, e!BID o lapropia Unesco.
Dos textos básicos de referencia marcan en la segunda mitad de la
década de los noventa este impulso político en la región según nos recuerda la profesora De!ia Crovi: «La educación encierra un tesoro»
(1996) y !a «Decl:ración mundial sobre educación superior en e!sigloXXI. Visión y aceren». En ambos documentos, sevincula e!futuro de la
enseñanza al proyecto transformador de la sociedad digital a partir de
dos estrategias básicas de adaptación de! sistema educativo a los nuevos modelos de mediación:
1. La educación continua a lo largo de la vida para todos basada en lainstitucionalización en redes.
2. y la educación a distancia.
246
3. La vinculación de la enseñanza a la actividad laboral trazando interfaces entre e!sistema productivo y lainstitución educativa, así co
mo nuevas agencias evaluadoras y promotoras de la productividad
de la enseñanza.4. El aumento de la diversidad educativa impulsando la industria de
contenidos y servicios educativos a fin de valorizar e!mercado y dar
entrada a nuevos agentes en e!sector de la capacitación profesional.
El eje de esta política es tradicionalmente la te!eeducación:
En América Latina la influencia más destacada de las TIC en educación seda en los programas a distancia, empleados históricamente como un re-
curso para abatir rezagos.Esto no quiere decirque su incorporación no ha-ya propiciado innovaciones en el aula. Aunque estos cambios existen, de-pendenmás de actores individuales y situaciones coyunturalesque de planesy propuestas institucionales. Es posible, incluso, sostener que las primerasincursiones de lasTIC en las instituciones educativas se dan en el ámbitoadministrativo más que en el académico y, para algunos planteles, lamen-tablemente, tales innovaciones han quedado encerradas tras las puertas deladirección o de la administración. En este contexto, instituciones privadaso mixtas comienzana visualizar las posibilidades económicas de los nuevosmedios , que pasan a convert irse en un recurso de promoción de lapropiainstitución. La disponibilidad deTIC en escuelas privadas se convierte asíen un argumento que lesidentifica con lamodernidady loscambios pro
movidos por las políticas neoliberales: libremercado, individualismo y enseñanza instrumental. Como resultado de estas tendencias, privatizar laenseñanza y reducir el presupuesto educativo fueron las acciones aplicadas,sin enunciarlas, por los gobiernos de la región. ASÍ, en lamedida en que el
Estado de bienestar pasa a ser un Estado mínimo, se van recortando recur-sos para la educación, en tanto que avanza el sector privado como posiblerespuesta a lasnecesidades existentes (Crovi,2004: 3).
247
Las justificaciones para incorporar, en esta misma línea, las NTIC en elsistema educativo son, por lo general, coincidentes en toda América
Latina, como observaJosé Joaquín Brunner. Así, se argumenta:
1. Las NTIC habilitan a los estudiantes para el aprovechamiento de
instrumentos que son estratégicos para la vida y para el t rabajo.
2. Internet y los nuevos medios favorecen un aprendizaje productivo
y el desarrollo intelectual y científico-técnico.
3. Estas nuevas tecnologías educativas contribuyen a ofrecer al profe-
sorado una fuente inagotable de información y conocimiento.
4. Las NTIC favorecen una enseñanza más efectiva y product iva,
articulación de las industrias culturales de la región. Las políticas deberían
orientarse con la finalidad de evitar la fragmentación, aprovechar el domi-
nio de una lengua mayoritariamente común, articular el desarrollo de la
producción de bienes y servicios inío-comunicacionales, y estimular la di-
versidadproductiva (Becerray Mastrini, 2004: 6).
De acuerdo con Juan Carlos Tedesco (2004), la incorporación de las
nuevas tecnologías en la educación debería por otra parte pensarse en
América Latina a partir de una estrategia global de política educativa
que cumpliera al menos cinco condiciones:
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transformando las formas de organización y trabajo, así como elrendimiento del sistema social.
s. La conexión de las escuelas a las comunidades contribuye a una me
jor comunicación de profesores y gestores educativos con las fami
lias, facilitando nuevas formas de evaluación de las escuelas y de responsabilidad social del sistema educativo.
6. Las NT IC, incorporadas en la escuela, pueden disminuir la brechadigital.
7. La informática educativa puede resolver viejos problemas de la en
señanza como el acceso, la equidad y la calidad educativas (Brunner,2004: 56-57).
Como resultado de esta panoplia de razonamientos en pro de la galaxia Internet, los gobiernos y principales actores de la comunicación y
la educación latinoamericanos han renunciado a las utopías posibles.
Hoy, de hecho, la integración latinoamericana no se plantea frente a la
hegemonía del Norte. Como advierte Rafael Roncagliolo (2003), el in
tegrarnos latinoamericano ha sido reemplazado ahorapo r un integrar
se panamericanista acorde con la vieja doctrina Monroe,
La transformación de la cadena de valor de la economía cultural, la
sustitución del valor de las materias primas y de la energía como facto
res estratégicos de la división internacional del trabajo por bienes de in
formación, o po r competencias tecnológicas, han contribuido paralela
mente a ampliar aún más las di ferencias ent re el Norte y el Sur. Alpunto que podemos llegar a afirmar que las condiciones de incorpora-
ción y desarrollo de las nuevas tecnologías para la educación en Amé-
rica Latina están resultando notoriamente desfavorables:
Ante este panorama, resulta necesario repensar viejas propuestas que ins-
taban a definir políticas de comunicación y cultura, y a lograr una mayor
248
1. La planificación de estrategias de comunicación dirigidas a cualificar las demandas educativas y definir un contexto más favorable a la
incorporación equilibrada y en orden de los nuevos sistemas cogni
tivos.
2. Las alianzas entre el sector público y el sector privado, particular
mente entre los poderes públicos en materia de educación, comuni-
cación e investigación universitaria.
3. La formación y l iderazgo de los profe sores procurando la forma
ción docente en el nuevo contexto educativo.
4. La cooperación regional e internacional para desarrollar la investi
gación y formación de recursos humanos y la promoción de con-
sensos políticos.s. El intercambio de experiencias, innovación y conocimientos para el
desarrollo de nuevas formas de inclusión.
Estas cinco premisas deberían plantearse a partir de una visión y mar-
co conceptual necesariamente sociocrítico. La vinculación de los es
tudios latinoamericanos en comunicación con el contexto cultural y
las necesidades sociales de la población es una tradición que ha de ser
recuperada en materia de Comunicación Internacional, superando así
la visión metodológicamente autocentrada (cómo investigar) que hoy
prevalece en el campo académico en beneficio de una perspectiva so
cia lmente referenciada del lugar y los fines de la enunciación teórica
que apuntan las necesidades del cambio h i s t ó r i ~ o y social regionales.
Esta, sin lugar a duda s, es la mejor contribución que puede hacer el
pensamiento educomunicativo a la sociedad del conocimiento en
el subcontinente. Más aún cuando las políticas públicas en América
Latina no sólo resultan muy deficientes y con poca coherencia y ade
cuación al contexto local, sino que en la mayoría de países se observa
249
además una inhibición que renuncia a laresponsabilidad de la Administración Pública.
2. De la Televisión Educativa Iberoamericana a Ibermedia
El campo de estudios sobre la televisión es el ámbito reflexivo más re
velador de las contradicciones y alternativas posibles del proyecto de
modernización que hoy define elsistema de comunicación y educación
en América Latina, al presentar, en su original dinámica, elproceso de
constitución y cambio social que hace posible la dialéctica de media
cimiento de las grandes cadenas nacionales latinoamericanas sobre su
propia actividad.
En los últimos años, no obstante, esta laguna científica se está em
pezando a subsanar con diversos estudios que, cuando menos, merecen
ser destacados po r su contribución al conocimiento general de un es
pacio sujeto a radicales transformaciones institucionales como resulta
do de las políticas de signo neoliberal que dominan la organización del
sistema radiotelevisivo en la región. Y que, en cierto modo, hoy nos
permiten conocer una realidad, y una historia, apenas percibida por la
ciencia social de la comunicación.
Bien por la urgencia de conocimiento para afrontar las turbulentas
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ción con la que se tejen y reformulan los discursos públicos, se pro-yectan las ideologías de la vida cotidiana y conforman los programas
de desarrollo cultural sobre los que se construyen los cimientos de la
identidad colectiva en las naciones latinoamericanas. Como tecnología,como sistema de programación, como productora y distribuidora de
contenidos para el consumo cultural, como metamedio, como lengua
je o institución económica, como medio rey por excelencia, la televisión ha sido po r ello objeto privilegiado de atención de los estudios en
comunicación pública en la región, confirmando así su centralidad y
hegemonía en el proceso de desarrollo cultural. En América Latina,
particularmente, la producción social del imaginariopor laindustria te
levisiva convierte este medio en un referente obligado para la comprensión de las formas colectivas de identidad, así como de las lógicas
de acomodamiento de los imperativos de la globalización en las trans
formaciones y cambios de largo alcance que las culturas nacionalesproyectan ante la compleja trama de la comunicación-mundo. El co
n.ocimiento regional del medio televisivo ha sido, sin embargo, insuficrentcmente cultivado. O digamos que limitadamente definido po r el
predominio de los análisisde recepción o la proliferación de monogra
fías sobre acontecimientos dispares de la historia de la televisión en es
tos países. Y ello pese a,como decimos, el crucial papel que ha tenido
la televisión como medio de masas en la construcción nacional de los
países latinoamericanos, presente en la actualidad en más del 95% de
los hogares.
A la escasez de estudios en la materia, cabe añadir además, como li
mitación, la inaccesibilidad de los datos de audiencia, la ocultación y
secretismo empresarial de los porcentajes de producción y de la orga
nización industrial que han mantenido los principales actores y protagonistas de esta historia, por la pobre cultura de información y cono-
250
transformaciones que experimenta la industria, bien por la madurez ysolidez científica que ha ido alcanzando la investigación regional, lo cier
to es que, en las últimas décadas, elcampo de estudios sobre latelevisión
se ha ido consolidando en América Latina favorecido por el empeñopionero de destacados teóricos latinoamericanos que han venido dando
el rango de importancia que merece a este tipo de estudios, incluso ensus manifestaciones socialmente marginadas por el discurso y la estética
dominante, como es elcaso de la telenovela. Hablamos por supuesto de
investigadores como Jorge González, Jesús Martín Barbero, Valerio
Fuenzalida, Enrique Sánchez Ruiz y Guillermo Orozco, entre otros.
Por fortuna, hoy, lalabor continuada y atenta a los cambios del me
dio iniciada fundamentalmente por estos investigadores tiene soluciónde continuidad en nuevas miradas y programas de investigación, mira
das que tejen y esclarecen relaciones problemáticas y nuevos procesos
de articulación entre elEstado y el mercado, la cultura y lapolítica, la
economía y el desarrollo de identidades individuales y colectivas, so
bre las que la televisión opera y desarrolla su función social, haciendo
necesario un renovado esfuerzo metodológico y conceptual.
Del medio centralizado y la escasez de canales y oferta programática
al boom de la neotelevisión como medio audiovisual a la carta, estas re
laciones culturales del medio televisivo en América Latina revelan lasmúltiples conexiones de la institución mediática por antonomasia en la
región con la identidad nacional de estos países, así como la riqueza degéneros, lenguajes, formas ideológicas y estéticasculturales que con ma
yor o menor éxito han influido en la vida de millones de televidentes,
fieles seguidores de un medio que ha ejercicio en muchos casos la fun
ción primordial de socialización en la cultura popular latinoamericana.
Con independencia de las periodizaciones múltiples de la que es ob
jeto elmedio en distintos países, conforme a la tradición investigadora o
251
a la diferente naturaleza y desarrollo institucional de las estaciones, una
historia regional del medio contribuiría notablemente al conocimientomás detallado de lahistoria cultural de la región, así como del propio de
sarrollo nacional del medio televisivo y de sus estrechas articulaciones
con otros procesos socialesmás amplios o específicoscomo la educación.
Tales vínculos estructurales sólo son analizables situando en la his
toria, a ras de suelo, como diría Williams, la institución televisiva, par
ticular empeño teórico apenas realizado en un tiempo como el nuestro
marcado po r lanotoria falta de proyección histórica, alrenunciar lain
vestigación en comunicación a una mirada productiva sobre el fenó
meno televisivo, en virtud de análisis etnográficos, estudios de caso y
volucionaria transformación tecnológica e institucional del medio, si
no fundamentalmente nuevas condiciones político-económicas que
amenazan la pervivencia del imaginario y narrativa audiovisual especí
fica de cada nación.
Los cambios en curso que se proyectan en la televisión latinoame
ricana han acentuado además fallas estructurales legadas po r el tradicional modelo de desarrollo cultural de la televisión en América Lati
na, históricamente regido por la supremacía de operadores privados y
estaciones de carácter comercial, pese a la significativa pervivencia de
múltiples iniciativas y proyectos pioneros de servicio público y tele
visión educativa. Así, por ejemplo, la defensa de los intereses nacio
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reconstrucciones históricas parciales o específicas de estaciones, períodos o personajes destacados del medio, a escala nacional.
El análisis sin embargo de cada uno de los sistemas televisivos nacionaes planteado contextualmente en relación con la realidad políticay social de cada país i lustra -en línea de otros trabajos como los de
Cunningham y Sinclair, o Fox y Waisbord- la existencia de un marco
regional común que ha condicionado el desarrollo de la televisión en
estos países, pese a la disímil historia nacional del medio y a las nota
bles diferencias entre sistemas con amplia capacidad exportadora y ex
pansiva (Brasil y México), mercados fundamentalmente importadores
y dependientes de la producción foránea o sistemas televisivos en vías
de internacionalización (Argentina y Venezuela).La constatación de esta diversidad de experiencias en la articulaciónde los modelos de regulación televisiva no puede ocultar, en efecto, la
existencia de pautas comunes en la planeación del sector en los paíseslatinoamericanos. Omitiendo las habituales y más que conocidas simi
litudes y coincidencias del modelo paradigmático de desarrollo del sistema televisivo en México (TELEVISA) y Brasil (GLOBO), las histo
rias locales de la televisión muestran en América Latina un recorrido y
evolución coincidente, vinculado a las clases medias y bajas, estructu
rado sobre un mercado cultural prácticamente cautivo, con vocación
expansiva y proyección internacional en algunos casos, pero escasa o
nula actividad de intercambio dentro de la región; características todas
ellas presentes y acentuadas con motivo de las transformaciones quehan tenido lugar en los últimos años con la revolución digital.
En sus más recientes trabajos, Octavio Getino (2004) demuestra có
mo la expansión del cable y la integración de las telecomunicaciones
han alterado radicalmente el panorama del audiovisual y las formas de
producción y organización empresarial, introduciendo no sólo una re-
252
nales en países como México o Brasil ha dado paso, en el nuevo marco jurídico de regulación del audiovisual, a un proceso de penetración
y control de la propiedad por operadores extranjeros en una intensa
e inestable competencia po r los mercados internacionales que previ
siblemente termine afectando a la propia supervivencia y viabilidad de
la mayoría de las cadenas nacionales. Luego los procesos de liberalización e integración económica regional no sólo han favorecido, en
esta línea, la modernización industrial y tecnológica de la televisión
latinoamericana; el proceso de globalización audiovisual ha traído co
mo consecuencia añadida diversas formas de fragmentación cultural,
de dependencia y privatización de la esfera pública, así como lógicas de
homogeneización en sus contenidos que modifican de raíz el escenario tradicional de los operadores y actores dominantes hasta ahora en
el sector. Tanto que algunos actores como el grupo O Globo en Bra
sil están presionando al gobierno para frenar el proceso de conver
gencia digita l en la Sociedad de la Información a fin de mantener la
posición dominante en el mercado nacional.En este escenario, la investigación latinoamericana en comunicación
vuelve como antaño a pensar problemas estratégicos para el desarrollo
regional como:
Las formas de articulación y determinación del interés público y
privado en el desarrollo cultural.Los cambios estructurales (jurídicos, políticos, organizativos... ) que
han modificado las pautas de producción y relación del medio tele
visivo con la sociedad.
Los nuevos géneros y formatos y su consumo cultural entre las di
ferentes clases sociales y culturas minoritarias.
Los cambios tecnológicos e industriales.
253
Una de las aportaciones más destacadas en esta dirección esel estudio,coordinado po r elprofesor Luis Alfonso Albornoz, tituladoAl fin so-los..., una excelente guía de conocimiento y detallada descripción de lastendencias y lógicas económico-políticas que han regido el curso de
las transformaciones actuales en la industria televisiva de los países in
tegrantes del Mercosur. En los análisis recopilados po r elprofesor Albornoz se aprecia un nuevo escenario televisivo en Argentina, Brasil,
Uruguay y Paraguay que da cuenta de la compleja configuración económico-cultural del medio en laregión tras los cambios en la estructura industrial de la televisión de estos países en elmarco más amplio de
los procesos de convergencia económica favorecidos tras la firma del
análisiscomparado de laslegislaciones, laspolíticas y los desarrollos culturales del medio (contenidos, géneros, hábitos de consumo.. .), así co
mo la articulación de modelos experimentales de innovación y uso
social de los dispositivos tecnológicos e institucionales del audiovisualque trasciendan los actuales parámetros de convergencia con el sistema
de telecomunicaciones y la industria de componentes electrónicos.En esta línea, Ornar Rincón nos propone pensarla ciudadanía en la
era del consumo cultural global perfilando nuevas estrategias y res
puestas públicas al reto de la globalización mediática. De acuerdo conel profesorValerio Fuenzalida (2000), espreciso plantear la superación
de la crisis económico-política de las empresas públicas televisivas en
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Tratado de Asunción de 1991 (Albornoz, 2000). Desde esta lógica regional-globalizada, se observan nuevas pautas de organización en el ac
tual escenario económico de una industria amenazada gravemente de
esclerosis múltiple y crecientemente limitada en su diversidad y vocación innovadora.
En este marco, Murilo Ramos (Orozco, 2002) concluye la necesidad
de políticas públicas de comunicación, problema que vuelve a estar en
el centro de la discusión pública sobre los medios, tras un largo perío
do de despolitización académicapor influencia de las lógicas posfordis
tas de reestructuración empresarial y las campañas de desmovilización
del reformismo conservador que gobiernos como el de Reagan inicia
ron en ladécada de los ochenta contra propuestas reguladoras de instituciones internacionales como la Unesco, tan importantes en la organi
zación de numerosas experiencias formativas y de educación a distancia
en la región. Desde entonces, las tendencias económicas de reorganiza
ción del sector han tenido lugar en elmarco de políticas desreguladoras
y estrategias de planeación nacional del sector sin apenas intervención
de los poderes públicos. El caso de México (TLC) y Brasil (Mercosur)
son emblemáticos, a este respecto, de una renuncia a proyectar mode
los de integración subregionales, lo cual está afectando seriamente alfu
turo y autonomía de la industria audiovisual latinoamericana.
En estesentido, cabecoincidir con elprofesor Bustamante (2003)que
no esposible volver a situar en la discusión pública en la agenda regionalla política de la comunicación televisiva sin conocimiento del entor
no que hace posible elactual modelo de mediación. Y para ello será ne
cesario abrir la investigación en comunicación a una nueva cultura del
conocimiento comunicacional: dialógica,pluridisciplinar, colectivay so
cialmente responsable. De acuerdo con estos principios, los estudios re
gionales sobre televisión deben impulsar en Latinoamérica proyectos de
254
la región reivindicando la idea de servicio público audiovisuallatinoamericano frente a las lógicas privatizadoras del sistema televisivo que
compañías como O Globo o el Grupo Cisneros arguyen ahora con el
concurso de los grandes operadores de telecomunicaciones. Esta rei
vindicación pasa por abrir espacios de participación, de acuerdo con el
profesor Del Valle,que analiza el caso de Chile como paradigma de la
nueva agenda digital en la región (Del Valle, 2005). Destacamos este
país por ser además el modelo de referencia de las políticas neolibera
les en América Latina desde la década de los ochenta. La aplicación
puntual de las recomendaciones del Banco Mundial y elFMI de las po-
l ít icas de ajuste y desarrollo económico nacional no han situado, sin
embargo, al país en una posición favorable ante los retos de la Sociedad de la Información.
Cuando Castells analiza el caso chileno, observa en su valoración
positiva de la evolución del modelo autoritario liberal excluyente almodelo democrático liberal incluyente, o más bien formalmente de
mocrático, que lacobertura y elrubro ciencia, tecnología e innovaciónson negativos desde elpunto de vista de la competitividad de la econo
mía informacional global en el país (Castells, 2005).Si analizamos por otra parte el desarrollo del sector público televi
sivo como punta de lanzade lateleeducación y acceso a la Sociedad del
Conocimiento de amplios grupos de poblaciónpodemos observar, con
Fuenzalida (2000), la prevalencia de un discurso modernizador que liga las políticas de desarrollo del sistema radiotelevisivo con intereses
ajenos a las verdaderas necesidades básicas del país por el dominio de
un discurso público sobre el audiovisual basado en lo que Capparelli yDos Santos (Orozco, 2002) denominan «coronelisrno electrónico", en
referencia al tradicional clientelismo político y a la estructura oligopo
lística que han determinado hasta la fecha eldesarrollo de la televisión
255
de la mayoría de países latinoamericanos. En esta línea, apunta Fuen-
zalida, se ha renunciado a un compromiso con políticas públicas acti-
vas de formación de la audiencia familiar (educomunicación), de pro
ducción de una culturapara eldesarrollo, de fomento de lainformación
plural y eldiálogo público y de impulso de una ética y una política cul-
tural identitaria auténticamente latinoamericana, próxima a la vivencia
y modo de ser de la cul tura popular que distinguen a la región.
En los próximos años, estas exigencias deberían regir el esfuerzo,
teórico y práctico, de los investigadores y profesionales latinoameri-
canos y de las pol ít icas públicas en la región, si en verdad existe una
decidida voluntad de cambio dirigida a corregir los actuales desequi-
euros compartidos po r la Comisión y algunos países de América La
tina, trata de priorizar:
El establecimiento de redes de cooperación y estrategias conjuntas
en materia de políticas públicas y normativas para la regulación co-
mún de la Sociedad de la Información.La promoción de sinergias entre comunidades de investigación.
y lapuesta en marcha de proyectos de innovación en materia de in-
tegración, salud, formación y gobierno local a través de las redes di-
gitales.
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librios y fracturas culturales en las políticas de cooperación e interna-
cionalización de las televisiones nacionales y la industria cultural en
los procesos de modernización tecnológica. La tendencia observada
en el sector apunta sin embargo en dirección contraria. En la actuali-
dad, incluso ha l legado a ser común la explotación privada con fines
mercantiles de la televisión educativa. Es el caso, po r ejemplo, de Mé
xico y Brasil.
No existe po r otra parte continuidad en las políticas regionales de
cooperación como po r ejemplo sucede con el programa Ibermedia o
la ATEI (Asociación de Televisión Educativa Iberoamericana), elúni
ca canal iberoamericano que hoy hace factible el intercambio y dis-
tribución a escala continental de una programación y producción propia de carácter educativo y cultura l. Si bien a través de ATEI hoy se
desarrollan programas internacionales de formación y actualización
profesional en modalidad a distancia, la limitada capacidad de recur
sos y estabilidad financiera ha dado al traste con la idea de un medio
iberoamericano de educación, actualmente además con notables reza-
gos en su apues ta po r liderar la convergencia tecnológica digital en
materiade comunicación y educación (Moreno Domínguez, 2005). El
fracaso de esta apuesta audiovisual se debe en buena medida a la falta
de voluntad política y al objetivo instrumental que inspiran muchas de
las iniciativas de cooperación con América Latinadesde países del Nor
te. Es el caso, po r ejemplo, del programa ALIS. Esta iniciativa de la
UE ilustra con claridad la decidida política comunitaria de expansión
y control de las telecomunicaciones po r transnacionales como Tele-
fónica en países estratégicos como Argentina, así como la destacada
presencia del capital financiero en la región con intereses en medios de
comunicación social y servicios avanzados de telecomunicaciones. El
programa, que nace con un presupuesto asignado de 85 mil lones de
256
Dado el enfoque mercantil y restrictivamente difusionista del progra-ma, que como decimos sirve a los intereses de a m p l i a c i ? ~ de los.mer-
cados de los grandes grupos telemáticos europeos, América Latina ha
tomado la iniciativa de articular las políticas de cooperación organi-
zando encuentros como elde Ciudad de México con expertos de lare-
gi ón y de la UE para elevar conclusiones y propuestas ala Cumbre de
Jefes de Estado de ambas regiones celebrada en Guadalajara con el ob
jetivo de establecer alianzas estratégicas entre los países de la UE y
América Latina diversificando los mercados y ofertas culturales. Pero
de momento este tipo de iniciativas ha contado con escaso eco y desi-
gual respuesta. Existen, ciertamente, proyectos como el foro VIRTUAL
EDUCA, iniciativa iberoamericana del año 2000 con apoyo de laAgen-cia Interamericana para la Cooperación y el Desarrollo (OEA), la UE
y el p rograma Info XXI del Gobierno de España, que están tratando
de potenciar el desarrollo tecnológico y el e-learning como forma de
superación de la brecha digital en la región. .' .Ahora bien, lavoluntad de conformar un ámbito Ibero amencano
certificaciones, capacitación y cooperación y apoyo mutuo no consti-
tuye aún un objetivo estratégico de los programas internacionalesde
cooperación de América Latina y la UE. La opción clara definida
de futuro eslavíade propuestas como UNIVERSIA,un claro ejemplo de
vertebración comercial de la Sociedad del Conocimiento. La mayor
plataforma universitaria de información y servicios que existe en In
ternet -con más de 840 universidades de España, Portugal y América
Latina, con un tráfico de más de 65 millones de páginas vistas po r los
usuarios- confirma la apuesta gubernamental de países como Españay
del propio sector educativo de los países latinoamericanos por unmo
delo de integración liderado por empresas privadas y grandes compa-
ñías de telecomunicaciones, bajo tutela del capital financiero, al objeto
257
básicamente de garantizar la explotación de las redes educativas en el
ámbito iberoamericano a escala global.La renuncia política de los gobiernos latinoamericanos a tratar de
definir proyectos autónomos de cooperación regional e integración
tecnológica en materia de comunicación, educación y cultura se apre
cia incluso en las más avanzadas iniciativas de intercambio y conver
gencia económica.
1. Mercosur,Un proyecto emergente por definir
tellano y portugués- los intercambios comerciales y educomunicativos
son más fluidos que en elMercado Común Europeo.De nada ha servido pues el apoyo que la Unesco ha brindado al
Grupo Mercado Común de Mercosur para ofrecer apoyo técnico en
materia de educación y comunicación social. Las políticas de integración regional han quedado marginadas sistemáticamente de la agenda
pública al ser sancionada la liberalización como principio básico del
Tratado, sin ningún tipo de excepcionalidad:
Lacomunicación [en resumen] es unamercancía más. Al no establecer nin-
guna excepción paracon los productos culturales, éstos quedan asimilados
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El acuerdo comercial deMercosur esel ejemplo paradigmático de apues
ta por una vía regional de integración económica cuyas expectativas de
progreso han frustrado lasalternativas emergentes en elsubcontinente latinoamericano. La iniciativa argentina y brasileña con el concurso de Pa
raguay y Uruguay, y hoy también de Bolivia y Chile como Estados asociados, apenas ha madurado desde el Tratado de Asunción (1991), en
parte debido quizás a su propia concepción original. De hecho, en elartículo primero delTratado de Asunción, la creación delMercado Común
del Surquedó circunscrita a la libre circulación de bienes, serviciosy fac
tores productivos entre los países signatarios; e! establecimiento de un
arance! externo común y la adopción de una política comercial única; la
coordinación de políticas macroeconómicas y sectoriales entre los Estados miembros; y la armazón legislativa en áreas estratégicas para el for
talecimiento del proceso de integración. Quedaron excluidos por tantoaspectos centralescomo laintegración cultural y educativa, pese a que en
tre los gobiernos integrantes del acuerdo existeconsenso sobre laimpor
tancia que tienen las políticas culturales para profundizar la alianza estratégica regional.No obstante, los esfuerzos de cooperación en elmarco
de Mercosur de momento no han avanzado significativamente en iniciativas estratégicas que hagan operativa la incorporación de las industrias
culturales al desarrollo regional, pese a la existencia de diversos foros de
agentes culturales y poderes públicos con e!propósito de conocer la realidad que comparten los paísesmiembros firmantes del acuerdo y poder
asídefinir indicadores y políticas culturales a este nivel.Las expectativas
depositadas en el Mercado Común del Sur en 1991 se han visto además
frustradas por lacrisiseconómica de algunos de sus paísesmiembros y la
falta de voluntad política para una integración político-económica más
avanzada. Y ello pese a la ventaja comparativa respecto por ejemplo a laUE por la uniformidad lingüística.Con sólo dos lenguas oficiales --{;as-
258
a cualquier otra mercancía y, por lo tanto, comprendidos en este ~ é g ~ r n e n .Toda política o medida posible de ser interpretada como p r o t e c c l O m ~ t a o
reguladora, esdenunciable comoviolatoriadelTratado,lesiva paralalibertad de comercioy de empresay atentatoriadel principiode librecompetencia, dando lugar a sanciones económicas rigurosas paraelpaís infractor
(Mendes de Barros, 1994: 59).
En el sector educativo, en cambio, se observa una política más activa
de intervención. Como en Europa y en Estados Unidos, los países deAmérica Latina han comenzado a desarrollar sistemas de acreditación
de las carreras universitarias. Los responsables de educaciónde los paí
ses del Mercosur han iniciado, por ejemplo, elproceso con las carreras
de ingeniería, medicina y agronomía. Para ello seha adoptado e!criterio estadounidense de distinguir entre la acreditación institucional, re
ferida al buen gobierno y funcionamiento de la Universidad, y el pro-
grama de acreditaciones de las titulaciones, modelo por cierto tambiéninstaurado en la UE, de forma que se ha universalizado un sistema de
control que introduce en la educación un proceso empresaria! de jus
tificación y control de calidad en los procedimientos en forma de evaluación de resultados según criterios e indicadores estandarizados. El
objetivo es orientar las funciones educativas y vincular la mediación
cognitiva (informaciona! y cultural) a la capacitación de los recursoshumanos según las necesidades y principios de eficacia del sector pro-
ductivo, tratando para ello de modernizar las formas de canalización ytransmisión de! conocimiento por medio de las NTIC.La experiencia en países como Argentina es ilustrativa a este res
pecto de la nueva visión latinoamericana de la educación:
Los lineamientos educativos oficiales (al menos a partir de la ReformaEducativaemprendidapor los gobiernosnacional y provinciales) refuer-
259
zan laproducción de representaciones tecnoutópicas. Por un lado, se pro-
mueve la incorporación de las tecnologías a los conocimientos básicos en
elmarco de una proclamada transformación educativa. Pero la transfor-
mación propuesta no torna en cuenta las condiciones concretas de la so-
ciedad argentina, ni sus conflictos estructurales, ni sus contradiccionesma-
teriales, ni menos aún lasituación de un sistema educativo profundamente
segmentado. Más bien esa transformación está profundizando la segmen-
tación, la discriminación y laselectividad. En realidad, se supone que ladi-
rección tccnocrática de la sociedad serála garantíade una vida armónica,
equilibrada y feliz (mucho de esta dirección está presente en las ideas de
calidad, competencia, eficacia, eficiencia, racionalidad en la gestión, etcé-
tera). Sin embargo, la presunta autonomía del imperativo tecnológico es-
Al mismo tiempo, el gobierno de Lula ha favorecido líneas de arti-
culación en proyectos como UNIREDE y e!Programa de la SI con re-cursos de! Fondo de Universalización de los Servicios de Te!ecomuni-
caciones (FUST) para promover experiencias creativas entre e! sector
educativo, las TIC y los movimientos sociales, ampliando así las posi-bilidades y formas de organización de las redes digitales. Desde 1994,e!
sistema educativo brasileño ha experimentado sin embargo un proceso
de reestructuración sin precedentes que ilustra e! alcance de las refor-mas de integración cultural de! actual gobierno. En aquel entonces, la
alianza liberal conservadora adoptó e!discurso tecnológico de la revo-
lución silenciosa, convirtiendo la educación en una plataforma política
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conde su propia historicidad, el juego de intereses que lo ponen en mar-cha y las reglas de exeIusión que operan sobre otros intereses (Huergo,2000: 3).
Existen, ciertamente, experiencias innovadoras como los «laboratorios
de informática» en Buenos Aires, y e!programa "Proyecto», dirigido
a mejorar sustancialmente la calidad educativa, así como la igualdad de
oportunidades, a partir de los medios digitales desde parámetros no ne-
cesariamente idealistas o tecnocráticos de educación, pero las políticas
públicas hegemónicas en países como Argentina y e!resto de AméricaLatina se distinguen generalmente por lo contrario.
Quizás laúnica excepción es Brasil, que viene tratando de articular,
no sin numerosos obstáculos, un proyecto de SI no sólo limitado a la
Administración Pública, como suele ser habitual en numerosos países,
sino procurando definir una visión estratégica desde e!punto de vista
político, económico y cultural. Un ejemplo de integración productiva
es e!programa TELECURSO 2000, un proyecto te!eeducativo dirigi-do a más de so millones de receptores potenciales, de la educación bá-
sica a la formación de adultos. El programa, con participación pública
y privada, nació como proyecto de televisión educativa y hoyes plan-
teado como un programa multimedia y de eduentretenimiento variado;
cuenta con e!apoyo de! Ministerio de! Trabajo, con un impacto supe-rior a los 3 millones de alumnos en edad laboral. En lamisma línea, e!
canal FUTURA ha nacido como propuesta multimedia de! Ministeriode Educacióndirigido a comunidades y zonas de Brasildesconectadas de
la SI, con e!apoyo de empresas líderes y fundaciones privadas. El deno-
minado "canal de! conocimiento» es la primera red privada de televi-
sión educativa con gran éxito y aceptación de todo tipo de públicos y
una audiencia de más de nueve millones de telespectadores.
260
de las reformas liberales y en motor, mediante las tecnologías de la in-formación, de la modernización mercantil de la economía nacional:
En nombre de la racionalidad administrativa, de la optimización de recur-
sosy delacalidad de los servicios públicosla restauración liberal empren-dió la acelerada transferencia de patrimonio social a la iniciativa privada.
En Brasil, este proceso resultó un drenaje de recursos presupuestarios de
laUnión, de losEstadosy losmunicipios para agentes externos. La inver-sión de prioridades políticas implicó el financiamiento de operaciones es-
peculativas en detrimento de las inversiones en la producción industrial.
Como enotros países sujetosa lainfluencia ultraliberal hubo pérdidade lacapacidad de decisiones estratégicas y desindustrialización (jambeiro,Bo-
lañoy Brittos, 2004: 158).
Por otra parte, el aparato del Estado fue puesto alservicio de laprivati-
zación de la esfera pública con el concurso de grandes corporaciones
transnacionales que terminaron por desnacionalizar la economía brasile-
ña. Como resultado, "las políticas de educación pública superior fueron
drásticamente afectadas por la reducción presupuestaria. Las restriccio-
nes financieras fueron dirigidas alestímulo de laprivatización de laense-
ñanza, la ampliación del mercado educativo y elfomento de políticas de
autosubsistencia de lasinstituciones públicas. La política educacional fue
orientada para la definición de áreas de intervención estratégicas. Sec-
tores educativos más rentables, gracias a omisiones gubernamentales,
quedaron reservados a la iniciativa privada. La enseñanza fundamen-
tal, masificada y precaria, es contemplada con programas focalizados.
En esta esfera, los programas educacionales tienen viabilidad gracias al
consorcio de instancias de! Estado con organismos no gubernamentales,empresas privadas y agencias financieras» (jarnbeiro, Bolaño y Brittos,
2004: 163).
261
Así, hoy la apuesta po r medidas de inclusión digital no llega sino acorregir los desequilibrios de la llamada «revolución silenciosa», in
corporando a sectores excluidos y socializando parcialmente y de ma
nera desigual la información y el conocimiento a través de programas
que, pese a lo avanzado e innovador de sus contenidos, no logran re
vertir una estructura formal de poder, un sistema educativo y cultural
crecientemente concentrado, que hoy además está en vías de ser pene
trado po r grupos foráneos en lo que podríamos calificar como un nue
vo proceso de colonización cultural.
1. El fomento de la cul tu ra de u so de las TIC entre la comunidad es
colar y los dirigentes del país.
2. La coordinación de iniciativas de cooperación y políticas públicas
entre las regiones.
3. El diseño de modelos didácticos autónomos dentro del aula.
4. El desarrollo y adquisición de materiales educativos.
5. La consolidación y actualización de la infraestructura tecnológica
de producción y transmisión televisiva.
6. La promoción de la diversidad cultural.
7. y la consolidación del Sistema Nacional de Imagen e Información
Educativa po r medio de la digitalización, documentación y sistema
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4. Mercado, economía y políticas de recolonización
México es quizás el país de América Latina que más directamente está
experimentando, a diferencia de Brasil, este proceso de influencia cul
tural. y ello pese a que en materia de polít icas públicas de comunica
ción y educación espionera en la región. Desde los años sesenta, elpaís
viene desarrollando una activa política de comunicación educativa en
muchos casos a la vanguardia de las experiencias internacionales. Pro
gramas po r ejemplo como Telesecundaria vienen implementando la
educación y los satélites de telecomunicaciones como parte de un pro
yecto de articulación sociocultural del desarrollo endógeno, multipli
cando laexperiencia y calidad de la teleeducacióny elconocimiento en
particular en materia de Comunicación Educativa a través de diferen
tes organismos. En la actualidad, el gobierno mexicano viene desarro
llando iniciativas como EDUSAT -sistema digital con 12 canales de te
lev isión y 3 de rad io , al servicio del desar ro llo educativo- y la Red
Escolar de Informática Educativa para laconexión de las escuelas a In
ternet. Como algunos otros países que s iguieron las directivas de la
Unesco y Estados Unidos para modernizar y extender los sistemas de
formación virtual, México ha dispuesto en esta Iínea.un complejo y am
plio aparato tecnológico y un sistema público de información y capa
citación tanto reglado como no formal.
En esta línea, elPrograma Nacional de Educación 2001-2006 del sexenio panista fijó como prioritario la transformación tecnológica de la
educación en México, favoreciendo la convergencia de los medios de
comunicación de masas, las telecomunicaciones y los sistemas de pro
cesamiento de datos para el desarrollo del mercado nacional de cono
cimiento, fijando como objetivos y líneas de acción estratégicas:
262
tización de los acervos educativos pertinentes.
Como señala Delia Crovi, «a partir de estos enunciados podemos en
tender que prioridad para la educación significa más recursos, en tanto
que lacalidad se articula con la transformación global del sistema edu
cativo», por cuanto se busca «alcanzar un sistema de educación infor
matizado, estructurado, descentralizado y con instituciones de calidad,
con condiciones dignas y en las cuales los maestros sean profesionales
de la enseñanza y el aprendizaje». Por su parte, en el concepto «educa
ción de vanguardia» seperfila el uso de las nuevas tecnologías que per
mitirían a lapoblación «estar en contacto con la información y los co
nocimientos necesarios para su desarrollo» (Crovi, 2004a).El proyecto e-México del gobierno de Vicente Fax (2003) apunta en
la misma dirección al fortalecer la inversión en infraestructura comu
nitaria para el acceso de la población adulta:
Lameta esllegaral finalde! año 2006[en e!cual termina el período presidencial de seisaños deVicente Fax] contando con 20.000 plazas comunitarias, que contarán con acceso a Internet y equipo paravídeos. Estas pla-
zas, a lavez de ser centros para e!uso y apropiación de la red de redes,
buscan constituirse en lugares de captación y desarrollo de propuestas de
diversa índole que involucren e!uso de lasTIC. Disponen también de acceso a la red de televisión satelital Edusat que actualmente programa con-
tenidos educativos, entre los que destacan materiales del Instituto Latino-
americano de la Comunicación Educativa y el sistema de Telesecundaria
(Crovi,2004).
Por medio de este t ipo de iniciat ivas , México se ha convert ido en ex
portador y líder en transferencia de programas y tecnologías hacia Cen-
263
troamérica y países c,:,moCuba, Colombia o Bolivia. El propio pro-
y e c ~ o de T e l ~ s e c u n d a n a ha sido aplicado en diversos países de América
Latina capacitando a profesionales de la comunicación y de la enseñan
za en el usa de la televisión educativa. Esta cooperación internacional
no ha SIdo. sin embargo articulada en programas multilaterales, pese a
la existencia de proyectos como el ILCE, sino más bien bilaterales, es
peclaln:.'"ente con Estados Unidos, lo que objetivamente ha limitado las
posibilidades de d ~ s a r r o l l o y crecimiento de un sistema propio de co
municacron edu?atlva en elpaís por latransferencia tecnológica y lade
pendencia economica can los socios del N arte en el marco del TLC.Como advierte Rosa María Torres:
po r el excluyente acceso y el usufructo de los principales bienes y ser
vicios de información, comunicación y cultura. Dado el alto nivel de
concentración de la propiedad y de centralización de los productos la
tinoamericanos, es infundada la visión idílica que alienta las expectati
vas de mayor acceso y democratización cultural con la construcción de
la Sociedad de la Información:
La situación de las industrias info-comunicacionales en América Latina
presenta importantes contradicciones. Po r un lado, desde ladécadade 1990
se asistió a una transformación que implicó que los Estados nacionales se
desprendieran de activos, especialmente en el sector de las telecomunica
ciones,yse consolidara elpredominio del mercado en laproducción
ydis
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Ayuda basada en elconocimiento es, esencialmente, ayuda basada en laasi
m ~ t r í a ~ o r t e / S u ~ , dador/receptor, desarrollado/no desarrollado, conoci
m l e n t o h g n o ~ ~ n C 1 a , e n s e ñ ~ r l a p r e n d e r , pensar/actuar, recomendar/seguir la
recomendación, crear/aplicar, El Norte se ve a sí mismo básicamente co
mo p:oveedor de conocimiento y ve al Sur como un consumidor de
c o n o c l m l e n ~ o . El ~ o r t e piensa, conoce, difunde, diagnostica, planifica,
crea estrategias, realiza y valida investigaciones, proporciona asesoramien
to, modelos, lecciones aprendidasy hasta perfiles deseados. El Surdeseo
ll?Ce, aprende,. r ~ c i b e , aplica instrumentos. El Norte produce, sintetiza ydifunde conocirmento. El Sur ~ ~ o d u c e datos e información.El Norte produce recomendaciones de polít ica global a ser traducidos po r el SUPI . 1 ' r, en
anesNaciona esde Acción (RosaMaría Torres, en vv'AA., 2003: 16).
Desde este punto de vista, en América Latina es cada vez más preciso
Impulsar estu.dlOs c u a ~ 1 t I t a t i v o s y cualitativos comparados para poder
evaluar y definir los ejes de contribución del sistema cultural al desa
rrollo de la región. ~ ' E n este punto se ~ e s t a c a la situación subalterna quepadecen las pequenas, medianas y microempresas del sector debido a
debilidad económica y organizativa, para contar con s i s t ~ m a s pro-p l ü ~ de recolección y procesamiento de datos, pese a que en América
L a : l ~ a representan, aproximadamente, entre el 75Yel 85% de lafactu
r a c ~ o n y el e ~ p l e o d.e las IC (Industrias Culturales). SituacYoll que
obliga a una. n : . ' " ~ s efectiva gestión po r parte de los organismos del Esta
?O para p o s l b ~ l t t a r una mayor equidad en el plano de las competenciasmterempresanales, además de preservar la diversidad cultural repre
sentada por. las PYME del sector» (Getino, 2004: 2).
El estudio de.Ios profesores Martín Becerra y Guillermo Mastrini
sobre las industrias culturales en la región demuestra que el actual de
sarrollo de las industrias culturales en América Latina se caracteriza
264
tribución de bienes y servicios culturales y comunicacionales. Según los
principales impulsores de esa política, la apertura de los mercados facilita
ría laexpansión de los mismos y estimularía el acceso de importantes fran-
jasde la población al consumo de tecnologías y bienesculturales que hasta entonces se hallaban fuera de su alcance. Sin embargo, las estadísticas
reflejan que en lamayoría de lospaíseslos índicesde inequidad en la dis
tribución del ingreso se han agravado. En términos generales, se mantiene
la exclusión del acceso de amplios sectores de lapoblación al consumo de
los bienes y servicios básicos. Cabe destacar, en relación con el sector in
fo-comunicacional, que si bien algunos índices de acceso tecnológico creo.
c ie ron en los años 90, se aprec ia que la posibilidad de un consumo cultu-
ral diversificado queda limitada a una porción minoritaria de la población
(Becerra y Mastrini, 2004: 3).
El acceso universal es po r lo tanto una promesa siempre postergable
considerando las barreras estructurales de acceso a la tecnología y a los
servicios de comunicación en los países del subcontinente, puesto que
la construcción de la SI es abordada desde presupuestos técnicos y eco
nómicos, cuando se trata, sin duda, de un proyecto político e ideológi
co particular.
La def in ic ión de los mapas de t ráns ito y los rumbos sociales que
adopten las nuevas formas de mediación en la sociedad-red conciernen
sin luga r a dudas al Estado y a los poderes púb licos. No se tra ta sólo
de un asunto de productividad y desarrollo, sino antes que nada implica un problema de construcción de la esfera pública y la democracia y
una cuestión de orden social que, po r lo mismo, debe ser objeto de dis
cusión po r la ciudadanía y los agentes culturales, especialmente en so
ciedades polarizadas cuya estructura social inequitativa resulta tan de
sequilibrada como en los países latinoamericanos.
265
VII
A modo de epílogo.
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Conclusiones y anotaciones almargen
La tradición de todas las generaciones muertas
oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos.
K.MARX
Progresar es realizar utopías.
o. WILDE
A lo largo del libro hemos comprobado cómo las nuevas tecnologías
digitales han propiciado el desarrollo de nuevos modelos comunicati
vos y de educación aplicados a la formación permanente y a distanciaque empiezan a modificar las estrategias institucionales de gestión, re
gulación y organización de la socialización del saber y del conoci
miento y de reproducción de la fuerza de trabajo de los gobiernos na
cionales y a escala global. La reestructuración cultural del medio
educativo por acción de los sistemas comerciales de información no só
lo impugna la centralidad del monopolio formal de la enseñanza pú-
blica en la socialización del saber por los instrumentos multimedia y el
proceso de semiotización de la vida cotidiana, además significa según
hemos visto un proceso de reconversión de la dinámica científico-tecnológica entre el sistema educativo y la industria electrónica.
Tales transformaciones del ecosistema comunicativo y del entornocultural plantean como consecuencia dudas e incertidumbres cruciales
sobre cómo articular en la sociedad de riesgo esta explosión de diver
sidad e integración en las estrategias curriculares de la educación for-
267
mal con los nuevos medios de difus ión, cómo distribuir equilibradan,tente el capital simbólico en un entorno desigual de distribución de lanqueza y del conocimiento en la sociedad digital y a través de qué estrategias metodológicas implementar los nuevos contenidos formativos en un nuevo ecosistema cultural tan convulso y mudable que apen,as hemos e m p e z ~ d o a c o n o ~ e r las características de sus lenguajes ylógicas de mediación por su visible jncidencja en las prácticas culturales de la ciudadanía, especialmente cuando «nuestras prácticas comunicanvas actuales van muy po r delante de nuestros sistemas reflexivos delenguaje dominantes en la enseñanza" (Pérez Tornero, 2000: 96).
este e s c e ~ a r i o emergente, seplantean, desde una perspectiva necesanamente critica, numerosas preguntas a debatir: ¿Cuáles son las es
Sila «comunicación está relacionada con todos los aspectos de lavida reviste evidentemente la máxima importancia reducir rápidamentey ~ o l m a r progresivamente las grandes d i s p ~ ~ i d a ~ e s que subsisten a este respecto» (McBride, 1987: 434). La cuesnon básicamente consiste endecidir si es razonable seguir con un modelo de desarrollo arbitrario (lamano invisible del mercado) que profundiza dichas disparidades o, po rel contrario, optar po r la planificación democrática para s u p ~ r a r estacaótica situación, más equitativa y racionalmente. La educación es, enesta línea, el único espacio de democratización de las nuevas tecnologías que puede favorecer procesos.de r e c o n s t r u c ~ i ó n . ~ ú b l i c a y movilización social para acometer políticas de cornumcacion educatlv:a que
con uso
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trategias de oposición y resistencia cultural a laprivatización del campo de la comunicac ión y la educación? ¿Cómo articular alternativascomunes más allá de la tradicional oposición entre sector público e intereses pnvados? ¿Es posible un sistema desconcentrado, descentralizado y plural de información y comunicación? ¿Qué estrategias reguladoras pueden ser implementadas para salvar la c rec ien te brechadigital en el acceso, producción y distribución de información y conocimiento? ¿Qué marcos jurídicos y políticos son más adecuados al actual proceso de integración y convergencia de la Sociedad Global de laInformación? ¿Qué papel debe tener la ciudadanía y los profesionalesde la educación en las políticas públicas de comunicación educativa?
En otras palabras, el reto que ha de abordar la Comunicación Edu-cativa : o c i o c r í t i c ~ es vislumbrar cómo pueden los proyectos de comu-
~ 1 ~ a c l O n alternativa y de educación popular articular un proyecto po -
lítico en torno a las nuevas tecnologías de la información. No tenemosmuchas certezas ante t o d ~ s estas cuestiones. Sólo podemos asegurarque la principal tarea política, de orden práctico, y teórico, es tratar deexpandir lo común en la educación y la comunicación colectiva y formular políticas de comunicación que faciliten «los servicios sociales
e ~ u c a t i v o s , científicos y de otra índole" para todos , tal y como p r o p o ~rua el Informe McBnde hace más de dos décadas. «Los riesgos de laap;opiación de la comunicación po r grandes grupos y de la desiguala
cion en el acceso son tan grandes que, lejos de una desregulación, en esépoca de extensión cualitativa de los mercados, se requiere profun-dizar en la regulación, eso sí, con herramientas adaptadas a los ámbitoster;ltonales, a las quiebras estructurales del sector cultural y comunicativo y a las especificidades de los ámbitos digitales" (Álvarez Mon-zoncillo y Zallo, 2003).
268
aborden garantías de éxito la inclusión digital y el inteligentey product ivo de los nuevos s is temas de información frente a la reproducción de los círculos de pobreza y marginación que proliferan como
resultado de las políticas públicas liberales o directamente mercantiles.En el marco de un contexto donde los derechos ciudadanos han SI
do erosionados y objeto de un proceso de transformación individual,los ejes clave de esta apuesta de intervención pasan por:
La democracia participativa.La idea de servicio y responsabilidad pública.El control social.La financiación pública de iniciativas comunitarias autónomas.
El compromiso con estos ejes de actuación presupone reformular laslógicas políticas tradicionales. De acuerdo con el p r o f e s o ~ Bustamante(2004), las políticas culturales deben adaptarse a nuevas circunstanciasconsiderando:
- Que deben repensar sus objetivos y orientaciones, renunciando aplantear una visión totalizadora del Estado como gestor de las redesy creador directo de los servicios. .Que no es adecuada a la cul tura cot idiana un enfoque « d ~ s p ó t l ~ oilustrado» pues cada día es más determinante la partlClpaclOn SOCial
y ciudadana activa.Por otra parte, no es posible pensar las políticas culturales desde unmodelo centralista pues las instancias regionales y locales, más cercanas a las demandas y necesidades de los ciudadanos, son ~ c t o r e sprivilegiados para un desarrollo equilibrado del nuevo ecosistemacultural.
269
En el marco de las políticas transnacionales de convergencia econó
mica como la UE o Mercosur, las políticas públicas de comunica
ción deben además ser concebidas como resultado de consensos de
mocráticos en foros internacionales y ser planificados desde una
nueva cultura de la cooperación.
Los mecanismos de protección y regulación deben, finalmente, ser
revisados promoviendo y fortaleciendo la industria con sistemas
normativos más eficaces y potentes.
Esta apuesta de actualización política ha de trascender, por fuerza, el
marco conceptual del Estado-nación para pensar transversalmente la
cultural global a escala planetaria. Propuestas de creación de autorida
dirección. Pero para ello es preciso pensar c o n s i s t e n t e m e ~ t , e el ~ a r c ohistórico-estrucrural que puede hacer viable esta onentaclOn teorico
metodológica. De acuerdo con la profesora DelIa C r o v ~ " sabemos que
«lacomunicación educativa como campo relacIOnal,medlatlco,,Interdls
cursivo y transdisciplinario tiene frente a laSI y a las:nc d e s a f l o ~ de Investigación que se sitúan en el orden económiCO, político, tecnológico y,
por supuesto, pedagógico" ( C r o ~ i , 2004; 4). Entre tales retos, destaca la
necesidad de los análisis econólt11co-pollticos sobre la emergencia de los
nuevos actores de la enseñanza privada y sus i n t e r ~ s e s compartidos con
la industria mediática y el capital financiero, espeCialmente c ~ a n d o , co
mo observamos, «la educación está pasando de un modelo público a un
mercado abierto donde aparecen nuevos intereses y actores. En este con
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des globales de comunicación similares a la Comisión Federal de Co
municaciones (FCC) de Estados Unidos podrían regular estos proce
sos garantizando la igualdad de acceso y la disposición pública y libre
de la información y el conocimiento, pero no resolverían eficazmente
muchos de los problemas que afectan al sector cultural. No es posible,
en fin, en un nuevo con texto y una nueva d inámica social, t ra ta r de
pensar e intervenir políticamente con los mismos sistemas e instru-
mentos. La teoría crítica debe en este sentido practicar un pensamien
to de la crisis consciente de estas transformaciones complejas, gene
rando nuevas estrategias de intervención y una nueva polít ica de la
complejidad. Del programa al diagrama, el diseño de políticas transformadoras en el actual sistema económico-político debe proyectarse
más como un plano y estrategia de recorrido, a modo de caja de he-
rramientas, que como un plan acotado y definido -o definitivo- de ac
ción. El reto de la convergencia digital, diríamos, debe ser pensado co
mo una política de la reterritorialización nómada, móvil, fluyente y
creativa de conexión y transformación social. Más aún cuando, enla era
de Internet, la ciudadanía dispone potencialmente de medios para dise
ñar el entorno social, "para componer el medio, formar comunidades,
construir identidades, tejer alianzas, forjar nuevas referencias y liberar
la mente de su aspiración a la normalidad" (Guattari, 2004: 40).
Las nuevas propuestas metodológicas de comunicación educativare
conocen, genéricamente en esta línea, que la participación con nuevastecnologías exige una ecología social de la inteligencia colectiva, una cul
tura del aprendizaje activo, definiendo nuevas estrategias de autoobser
vación y construcción social que desarrollen la capacidad de interacción
con otros, de implementación de solidaridades creativas. Parece lógico
pensar que las políticas públicas sean redefinidas también en la misma
270
texto, su relación con la SI reafirma unavez más la necesidad de c o n t ~ rcon investigaciones transdisciplinarias en las c u ~ l e . s la comurucacion
puede jugar un papel destacado analizando,los múltiples modelos y es
tructuras que dan forma a la nueva e d u c a ~ l O n " (CroVI, 2 0 ~ : : 5).En este empeño, el papel de la U l l l v ~ r s l d a d y la f ~ r m a c l O n de ~ o m u -
nicadores y pedagogos esvital. En un tiempo c?mo este de Incertidum
bres y crisis, de turbulencias sistémicasy .camblOs acelerados, f ? r t a l ~ c e relliderazgo social de laAcademia convIrtiendode nuevo laU l l l v e r s ~ ~ a den una escuela de ciudadanía y democracia, de ética y saber proposltiVO
se nos antoja una apuesta estratégica. N e c e ~ i t a m o s ciertament,e una nue-
va formación profesional de los educomulllcadores que contnbuya pro
ductivamente al cambio social. En palabras de María Teresa QUlroz:
Dentro de sus claustros, y frente ala sociedad,la Universidad tiene que de-
fender en voz alta la libertad y la crítica académica y acercarse a c ? m p ~ e n -der y expresar la diversidad cultural de los pueblos [...] La Ulllverstdadpuede y debe batallar por reconciliar el c o n o C l m l e ~ t o , la c l e n c ~ a , y el s a ~ e rcon la prosperidad, el desarrollo, la justiciay la Igualdad, evitando elfraccionamiento entre el pasado y el presente, el conOCImIento [rurnanistt
ca y el científico, la tecnologíay elarte (Quiroz, 2004: 2).
La formación, en fin, de los profesionales de laenseñanza y la i ~ d u s -tria cultural debe ser concebida como un proyecto de c ~ p a c l t a c l O n de
planificadores de la comunica.ción p ~ r ~ el desarrollo social, como unamisión cívica y una responsabIlidad civil que debe ser p e r n ~ a n e n t e m e n -te renovada y atendida en la educación continua por la Ulllversldad:
La formación ya no se agota en el pregrado, y v i ~ i m ~ s .. en permanente
torno de nuestros egresados en busca de actuahzacrón. Pero la actuali-
271
zación no es tecnológica, no es meramente informativa, no es de canti-
dad de conocimientos. Se trata de una actualización o una educación
continua que le dé más sentido al conocimiento, que confronte saberes,
que incentive el desarrollo de proyectos, desde una mirada estratégica,
que forme política y culturalmente, que infunda confianza al estudianro
en su capacidad de apreciar,criticar y proponer de maneralibre (Quiroz,2004: 4).
y ello a partir de nuevas miradas y exigencias productivas que, paulatmamente, asuman como propias lafunción educativa y cul tura l en el
desarrollo de la Sociedad del Conocimiento de acuerdo con los nuevos
horizontes cognitivos y los requerimientos de la cultura digital, lacual
está cambiando significativamente el propio papel de los intelectuales
Las fusiones mediáticas continentales que definirán, a medio plazo,los usos, soportes y modalidades de integración socia l de las n ~ ~ v a stecnologías como medios de información y conocimiento, las políticas
de implantación de las redes telemáticas y su In:pacto en las esferas 0;1-
cropolíticas de los espacios y sistemas institucionales de o r g a m ~ a c l O nlocal de lalógica del valor en relación con el aprendizaje hace? .mas que
nunca necesario, según hemos tratado de argumenur: un análisis de laEconomía Política de la Comunicación y la Educación que apunte las
tendencias, lógicas y principales c o n t r a d i c ~ i o n e s en el desar ro llo delas estrategias de valorización de las industnas ~ u l t u r a l e s , a fin de po
der definir los puntos de intervención y cambio social, CIertamente,
«un discurso pedagógico que anal ice globalmente el Impacto de las
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en nuestras sociedades posmodernas.
De la representación subjetiva del cambio histórico y lafunción ex
clusivamente ideológica, los trabajadores de la comunicación, la edu
cación y la cultura han pasado a participar activamente en el diseño de
la economía semiotizada y a configurar las formas de «producción in
formada». La educación del siglo XXI debe pensar en este contexto la
transformación del trabajo intelectual por la mediación de las TIC an
te la doble modificación de la que es objeto: po r un lado, de acuerdo
con el profesor Bolaño (2005), la expropiación del conocimiento y su
articulación con las necesidades productivas, al tiempo que por otra
parte se produce una intelectualización generalizada de los procesos detrabajo convencionales. En otras palabras, el capital se ha convertido
en cultura, en información. «Se inicia de este modo una revolución del
conocimiento que postula la intrínseca relación entre pensamiento y
acción; se piensa aquello que se puede hacer y se hace aquel lo que se
puede pensar». Este es ellugar, según apunta el profesor García Roca,
donde el conoc im iento, la ética y la pol ít ica se funden y se aúnan de
forma, desde luego, contradictoria, lo que sin ningún género de dudas
exige un análisis económico-político de la construcción de la sociedad
global de la información atendiendo a las complejas articulaciones de
lo público y lo privado , de los procesos de subsunción real de la so
ciedad po r el capital, de la educación por la industria electrónica, del
espacio público (Castells, 1995), Ydel imaginario, con la extensión de
la lógica del valor de las industrias culturales en el proceso de organi
zación del mercado global y de integración de los espacios regionales
de competencia y reproducción del capital financiero e industrial (García Roca, 2004: 215).
272
po
t encia l de las mismas en relac ión con los procesos l O d l ~ l d u a l e s deaprendizaje. Requiere, también, analizar las NNTT en relación con los
cambios sociales, políticos y culturales que las mismas p ~ o . m u e v e n enel interior de nuestras sociedades y en consecuencia identificar las res
ponsabilidades y retos educativos implicados, de cara a promover una
mayor justicia social y [el] progreso democrático» (Area,.1997: 1)'.
requiere, como advierte Orozco, «un e n ~ r ~ e esfuerzo de l r n a g l ~ ~ c l 0 ncientífica para investigar y generar conocimiento sobre las c o n d l ~ l O n e sque permiten reverti r el hecho de que es a partIr de la tecnología des
de donde deben estructurarse los nuevos procesos comunrcativos y
educativos -y no al revés- para propugnar ~ r i e n t a r el nuevo d e s a r ~ o l l otecnológico a partir de los objetivos comurucativos, culturales, SOCIales
y democráticos deseados» (Orozco, 1997:44):. . .
En este sentido, sólo un análisis del neocapitalismo l O f o r m a t l v ~ y lasociedad global de la información en relación con proces?s políticos
e ideológicos que tienen lugar, desde el punto de . ~ I s t a de las implicaciones sociales y educativas, por elproceso de expansión del c a p l t a l t s m ~ ~ o r -porativo global, puede dar cuenta de los límites y opCIones estrateglc,as
que se perfilan en el sistema educativo con elproyecto de construccion
de la llamada «sociedad cognitiva" (Herman y McChesney, 1999: 26).
Economía Política de laComunicación, o más ampltamente laEconomía
Política del Conocimiento, puede en elproceso de c o n s t r u c ~ i ó n dela Sociedad Global de la Información trazar el mapa y cartografías culturales
con las que proyectar formas de h a b i t a ~ e imaginar el.mundo diferentes,
ecológicamente potentes y articuladas, mtegradas s o c l a l ~ e n t e .Y productivas desde elpunto de vista cultural. A tal fin, es n ~ c e s a n o realtzar almenos tres condiciones estratégicas para la teoría crítica comunicacional:
273
1. Identificar, a modo de «lectura sintomática», la trama de problemasy teorías con las que se conciben las realidades persistentes del nue
vo entorno informativo: la red de discursos, tendencias y construccienes conceptuales que la definen, a fin de reconocer el campo dc
luchas y voces.que hoy enmarcan los límites de acción y pensa
rruento emanCipadores. En este empeño, el concepto-fetiche de
«globalizacion» co,:stituye como hemos visto el principal referente
teonco d e ~ e r m l l l a eldebate político e intelectual en elcampo de
la c o m u n ~ c a c l O n . El modo de tratar estos cambios y sus implicaciones ideológicas es, como sabemos, divergente. La tendencia de mun
dialización y convergencia global de la economía y la cultura en el
nuevo sistema-mundo, que está transformando la estructura mate
rial de la información, requiere por ello una revisión de las teoriza
ológicos sobre los que se proyecta todo campo de trabajo intelectual, convirtiendo así la crítica teórica en, como irónicamente apun
ta Eagleton, retórica e ilusionismo posmoderno. En este sentido, la
lógica transversal de los procesos informativos contemporáneos co
mo basede los sistemas de valor del nuevo modelo de regulación so
cial no sólo rompe las fronteras y límites científicos convencionales,sino que además hace visible las contradicciones sociales que traslu
cen los discursos científicos y las políticas públicas que articulan el
proceso de cambio acelerado en la posmodernidad.2. Para que estas contradicciones sean dialécticamente productivas,
parece conveniente, en la actual crisis y marginalidad de los estudios
económico-políticos o, genéricamente, crítico-materialistas de la
comunicación, un análisis genealógico y de reconstrucción históri
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ciones h a b i t ~ a l e s que, m,ás. allá del idealismo pancomunicacional y
del determinismo tecnologlCo, asuma la radical revolución capitalis
ta en elcampo de lacultura, vinculando las actuales formas de desa
rrollo informacional con lagramática del capital, con la lógicadel va
lor y la subsunción realde los mundos de lavida por el capital. Vaya
po r delante pues esta primera conclusión: si la globalización informativa esel principal vector de los radicales cambios que hoy orga
l l 1 Z ~ las formas hegemónicas de poder, pensar sus territorios, el espacto del mercado, de las marcas y marcos políticos de producción
cultural que organiza y atraviesa el capital es, inevitablemente la
condición de todo saber sobre la comunicación. y ello pasa por superar las lecturas distributivas, dejar de observar la circulación ace
lerada de valores simbólicos y mercancías para atender, como criti
cara Marx, los sistemas de producción, desde una visión global de
los problemas y procesos sociohistóricos, en un momento de pro-
gresrva interconexión, convergencia y progresión interrelacionada
de los diversos espacios y realidades humanas. Es precisamente en
esta necesidad de ~ r a s c e n d e r , como siempre procuró elpensamientomarxista, latradicionalfragmentación y compartimentación de lare
a l i ~ a d por el conocimiento científico la que sitúa en una posición
privilegiada la crítica filosófica, política y epistémica de la Economía
Política al conocimiento instrumental que inspira no sólo el funcionalismo sociológico de la Mass Communication Research y sus epí
gonos de la teoría social de la información, sino también la pretendida apertura de los estudios culturales contemporáneos que, en el
campo de nuestros estudios, reproducen la tendencia al aislamiento
de la experiencia histórica y de los condicionamientos político-ide-
274
ca, a modo de retrospección disciplinaria, que haga visible las contradictorias condiciones sociales, académicas y político-culturales
que determinan el alcance del pensamiento emancipador en comu
nicación desde el punto de vista de los temas, métodos, problemas
y saber social acumulado sobre la realidad de las nuevas formas de
mediación. El primer reto sin duda es la reconstrucción histórica
de laformación de nuestros objetos de conocimiento. Y esvital que
este proceso se haga en regiones culturales periféricas como Latinoa
mérica precisamente por su situación dependiente en el sistema glo
bal de información, puesto que lamirada excéntrica y excluida de la
teoría crítica latinoamericana esla que mejor puede favorecer la reconstrucción de las lógicas incluyentes de la Sociedad Global de la
Información, haciendo explícitos, discursivamente y en la práctica
cultural, las reglas, formas de control y dispositivos reguladores del
modelo dominante de globalización informativa, no sólo respecto
de las industrias de laconciencia, sino más alláaún respecto a las ló
gicas de producción del conocimiento comunicacional que determi
nan la actual división internacional del trabajo intelectual. Máxime
si consideramos que el campo de laproducción, circulación y con
sumo acelerado de mercancías culturales es también el ámbito de
producción mediatizada de la vida, de los procesos biológicos y el
núcleo central del control y desarrollo de la sociedad contemporánea. De modo que los problemas de Economía Política de la Co-
municación no pueden ya circunscribirse a ladimensión social de la
comunicación, sino que ha de tratar de concebir y religar tales pro-
cesos con la producción industrial de las mentes y los cuerpos res
pecto altrabajo humano (en un sentido antropológico) y elproble-
275
ma estratégico del conocimiento en la valorización y reproducción
de lavida social y humana y los sistemas de dominación.
3. Finalmente, el programa de la Economía Política de la Comunica
ción no sería epistemológicamente coherente con su lógica científi
caSiesta forma de «triangulación recursiva» no es acompañada por
el cuesuonarrnento de las formas de posicionamiento y compromi
so social de la teoría con lapraxis de los movimientos sociales en su
proyección histórica, religando la actividad investigadora con la mi
rada y el afán emancipador y localizado de estos colectivos. De otra
forma: r e e d i t ~ r í a el fracaso del NüMIC y el aislamiento social, y
en definitiva político, de la teoría crítica, como ya sucediera hace dé
cadas en elámbito de los estudios en comunicación. Si bien las con
alidad liberadora de procesos y lógicas no pensadas ni siquiera imaginariamente po r la Economía Política. Esta incapacidad i n n o v a d ~ r a de
riva de la compleja capacidad de conocimiento y del elevado nivel de
conciencia que los nuevos procesos de comunicación productiva POSI-
bilitan, al exponer a los sujetos, a diferencia de las formas tradicionales
de comunicación, a los requerimientos y cambios incesantes del entor
no complejo e informacionalmente denso de llamada SociedadCog-
nitiva, lo que en consecuencia exige una amplia capacidad reflexiva de
los actores sociales para evaluar las situaciones y dar respuesta en cada
momento a las transformaciones del medio. Las comunidades son, en
otras palabras, comunidades inteligentes, organizadas para la acción.
Por primera vez, en otras palabras, la comunicación se ve expuesta aconvertirse en un saber para el cambio. y ésta es, a nuestro modo de
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t r a d i c c i ~ n e s f u n d ~ m e n t a l e s de este nuevo orden imper ial pueden
parecer Imperceptibles po r el control totalitario del mando infor
macional, mostrándose i1ocalizables, invisibles y elusivos los puntos
de articulación y transformaciones liberadoras, las alternativas de
cambio y movilización colectiva proliferan y se multiplican en los
pliegues del sistema. Así, las formas reticulares de lo «espectacular
Integrado» no sólo organizan los procesos de reproducción, sino
también las formas de cooperación y comunicación social dentro y
fuera sistema. Ahora bien, ¿desde qué bases y perspectivas pue-
de activar el poder de la crítica sus dispositivos emancipadores?,
¿qué alternativas tenemos para la acción transformadora?, ¿cómo
pueden ser reorientados los medios y tecnologías informativas en
un sentido democrático?, ¿qué líneas y ámbitos de actuación son
prioritarios para el diseño alternativo de una Sociedad de la Infor-
mación, en verdad, para todos? Responder a éstas y otras cuestio
nes fundamentales, decíamos al comienzo, exige sin duda un es
fuerzo de reflexión teórica que no es viable plantear en este breve
texto. Pero no nos resistimos a esbozar aquí algunas ideas.
fundación de un pe?samiento para el cambio social es, sin duda, el
primer paso para transitar de la concepción formal y sobredetermina
da de la comunicación multimedia global a la realización material de la
concepción democrática de las redes de interacción simbólica. En esteproceso no sepuede partir de cero. Las redes cívicas, los telecentros co
munitarioso las plataformas públicas antiglobalización están generan
do formas Innovadoras de apropiación y uso de las TIC, revitalizando
los procesos creativos de organizacióny desarrollo social que deben ser
explorados y asumidos conceptualmente, pues se trata de una nueva re-
276
ver, la principal aportación de las TIC, que nos lleva a pensar comu-
nicación vinculada a la acción, al desarrollo y necesidades radicales de
los sujetos y conjuntos humanos. Posibilidad que el propio d e ~ a r r o ' l l otécnico del sistema aporta, pero que no se puede real izar en el mtertor
del mismo sin la acción transformadora organizada de los sujetos, los
trabajadores intelectuales o intelectualizados del nuevo capitalismo.
Ahora bien, para ello, la comunidad académica de la comunicación,
además de hacer frente a las insuficiencias teórico-conceptuales y me
todológicas de la investigación, debe tratar de articular nuevas f?rmas
de organización que faciliten la autonomía SOCial y la construcción del
conocimiento complejo, vinculando física, material y socialmente losnodos de lared que nos produce. De laasunción de una ~ u l t u r a común
reflexiva y críticamente vinculada a las redes SOCIales antnmpenales de
pende, en verdad, elfuturo de la alternativa a la S ~ c i e d ~ d Global de la
Información. La Economía Política de la ComumcacJOn puede ser el
punto de partida para entender, en ese s ~ n t i d o , las ~ e 1 a c i o n e s sociales
desde una perspectiva abierta, no reduccJOlllsta y crrtrca. Pero no des-
de luego el punto de llegada. .Comenzábamos este singular «epílogo» encabezando con una CIta
de Marx nuestras reflexiones. Líneas más arriba hemos insistido en la
necesidad de reconstruir genealógicamente, como crítica teórica del
pensamiento emancipador, ellegado del que partimos. Remitir un pro-yecto alternativo a estas redes cívicas, a estos nodos críticos de trans
formación, significa cumplir una premisa fundamental del pensamien
to crítico: todo producto de la historia, como todo conOCImiento, debe
ser considerado históricamente y, más allá aún, ilustrado económica y
políticamente. La asunción y gobierno del devenir histórico, el propio
277
proceso de identificación y reconocimiento social, necesitan a este respecto de lapedagogía política de lamemoria. N o hay proyecto consistente de comumcaclón y educación popular que no ar ra igue su pro
puesta en experiencia recordada. Pues la fuerza generat iva de lacultura requiere de una memoria histórica rediviva capaz de revelar e!pasado para construir inteligentemente e!futuro. '
En este sentido, algún valor ha de tener lareconstrucciónde 10pa
sado es e! ?e c ~ m p h r una función vicaria de mediación sobre los mun
dos dela VIda dirimiendo laproyección de lo real desde 10potencial. Éste y no otro e! sentido de la utopía y de la libertad informativa como
~ u . t o r r e a h z a c l O n c u l t u ~ a l en e!ejercicio de autodeterminación sociopolítica, Como un eJerCICIO de palingenesia, como laconstrucción, en otras
palabras, de lo social desde lo colectivo, como un pensamiento y una ac
car,problematizar y elegir caminos diferentes: una memoria que no es acumulación de contenidos, sino que se teje corno narración histórico-cultu
ral (Huergo, 2000: 5).
Si, como reivindica el profesor Orozco, los investigadores de la comu
nicación tampoco podemos perder e! derecho a formular utopías, pa
rece procedente concluir que d a recuperación crítica del pasado denuestras prácticas investigadoras y e! análisis de nuestras propuestasde investigación de! presente son dos estrategias que permiten sedimentar imágenes probables de! futuro que buscamos hacer realidad ene! campo de estudios de la comunicación» (Orozco, 1997: 192) frentea la preeminencia de una cultura pragmática y una percepción de! pre
sente perpetuo, marcada, incluso teóricamente, po r el olvido de la his
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cion transformadora, to?a utopía es una forma de determinación denuestro presente y poslblhdades de acción, instituyendo una norma conla que medir la realidad d ~ s d e n ~ e . s t r a s aspiraciones colectivas y nuestros
r e c ~ e r d o s . Tod.a mediación política emancipadora exige po r ello la capacidad de a r t l c ~ l a c i ~ n social, de transformación sociopolítica de lasformas de o r g a m z a ~ l o n y desarrollo cul tural a parti r de la memoria .
~ r n e s g a d a apuesta esta, en un tiempo difícil, marcado po r los oasis utó
pICOS sec?s, abre e!paso -corno denuncia Habermas- a un procesode d e s ~ r t l z ~ c l O n caracterizado po r latrivialidad y el desconcierto.
Comcldlendo con Mattelarr, entendemos que un o de los problemas
f u n ~ a m e n t a l e s de nuestro tiempo esla pérdida de visión histórica De"escnt J . C 1M" . . JO. o ose ar os anategui que, po r lo general, quien no puede ima-glr:ar e! futuro tampoco puede imaginar e! pasado. y, po r 10 mismo,
q ~ l e . n no cultiva la memoriapoco o nada puedeproyectar en elhorizontehlstonc.o, como vemos que sucede actualmente. El desplazamiento de lar:'emona po r cultura del archivo, así como la aplicación de la racionahdad tecnocratlca a la comunicación y la educación, es, de acuerdo conelprofesor Huergo, un problema estratégico para el cambio social:
A d i f e r ~ n c i ~ . de una memoria histórica, el archivo carece de la libertad de
que están tejidos los proyectos genuinamente históricos. En algún sentido,
elreemplazode lamemoria por el archivopone una facultad humana en lacomputadora ,esto p a r e c ~ realización del sueño pedagógico tradicional
de una e d u ~ a C 1 ~ m met.TI0nstIca, pero indultando a los sujetos del peso de
una ~ , e m o n a sm sentido. p ~ ~ o el remplazo de lamemoria por el archivotambl:n puede ser la supresion o anulación de una educación para elpensar,sonar y crear que arraigasu sentido en otra memoria, que permite bus-
278
toria y la negación de toda lectura crítica sobre las cenizas de! pasado.La complej idad y velocidad de los cambios informativos ha pene
trado tan profundamente en las estructuras y formas de sociabi lidadque la naturalización, en los discursos públicos, de las lógicas domi
nantes de mediación se han revestido de tal consistencia y opacidadque, bajo la apariencia de una falsa transparencia, parecen irreductiblesa la crítica científica, mientras e!proceso de estructuración y organizaciónde lacomunicación y lacultura públicas refuerza las lógicas de do
minación y desigualdad material y simbólica características del modo
de producción capitalista. La naturalización de las formas desvertebra
das y alienantes de lacultura contemporánea ha reafirmado, como con
secuencia, un a concepciónindividualizada de la vida social que debeserobjeto de crítica parahacer visible las causas sociales de fenómenos desconcertantes de la «modernidad líquida» que fragmentan y descomponen los marcos axiológicos y de convivencia. En este sentido, dos obstáculos fundamentales para la teoría crítica son, po r un lado, el poder
dominante de la metafísica burguesa, en especial la i lusión extensamente propagada de que e!mercado capitalista y e!régimen capitalistade producción so n eternos e insuperables, y,po r otro lado, el imperiodeuna teoría miope que no es capaz de pensar más allá de los l ímites formales que determina e!proceso o la lógica de acumulación. Esta mio
pía intelectual sobre los dispositivos de control y subsunción social delos mundos de lavida po r e!capital esla clave de la renuncia a un a ideade sociedad de la información crítica y comprometida co n los espaciospróximos de reproduccióncultural y co n la articulación dialógica de lascomplejas relaciones a distancia que median los sistemas desterritorializados de! poder basados en flujos de información, que ho y también
279
colonizan el pensamiento y la producción teórica condicionando unanueva concepción del intelectual y de los trabajadores de lacultura. Eneste sentido, no cabe duda -como indica Mattelart- de que ladiscusiónsobre los mediadores intelectuales, artísticos y técnicos plantea de fondo un cuestionamiento radical de todas las formas de mediación, especialmente en un tiempo de acomodación del pensamiento a las necesidades del modelo dominan te de desarroll o que hoy convierte altrabajador del conocimiento en una «figura desdibujada» y sin perfildefinido en la sociedad (Mattelart, 1981: 159).
Así, proliferan en los medios e industrias culturales lo que JacquesBouveresse califica como «nuevo intelectual deferente», «un tipo de in
telectual que evita cuidadosamente dar la impresión de saber más o detener mayor conciencia que otros y que no pierde ocasión de manifes
cacionismo desde un discurso idealista que anula el potencial conflictivo y cont:adictorio del proceso de integración global del C a ~ i t a l i s n ; oCognitivo. Esta misma debilidad política se observa en la movlh.zaclOnaltermundialista. Cada día parecemás urgente comenzar a orgamzar un«consenso de Porto Alegre» que debe ser articulado políticamente enlo global y en lo local: tanto p r o g r a m á t i c a m e n t ~ como desde el punto
de vista de las alianzas partidarias y político-sociales. Para ello es necesario -como advierte Bernard Cassen (2004)- constituir «una memoriareflexiva y autocrítica» de los foros y e s p a c i o ~ articulación m u n d i ~ lde las voces disidentes para asegurar su continuidad en el espaclO pu
blico y difundir tales logros y síntesis programáticas más.alláde Euro
pa y América, hacia regiones comoÁfnca u O:lente Medio, donde tradicionalmente debates como el NOMIC tuvieron o SIguen hallando
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tar su respeto por todas las formas de poder, económicas, políticas ymediáticas, las autoridades morales y religiosas, las creencias popularese incluso, llegado el caso, los prejuicios», renunciando a la idea adorniana del pensamiento como pura negatividad por una idea-coartada defalsa humildad que no puede ser sino reconocible como la prueba de laacomodación a las formas realmente solidificadas de reiniciación y do-
minación simbólica (Bouveresse, 2004). Por poder simbólico debemosentender aquí lacapacidad de dominio e inducción de representacionesreificantes que determinan lapercepción, descripción y conocimientoacción de los grupos subalternos, de acuerdo con e!sesgo ideológico yla racionalidad de las clases y grupos socialmente dominantes.
Es, en este contexto, donde cabe, con Giroux (1993), hablar de lalucha de los intelectuales, o lIamémosles «trabajadores culturales» o«cognitivos», por la ciudadanía. Pues hoy, el trabajo de producciónsimbólica y la generación del conocimiento han borrado las líneas dedemarcación que establecían una divisoria imaginaria entre tiempo detrabajo y tiempo de ocio, colonizando todo elt iempo de vida de los sujetos, lo que nos plantea de nuevo el problema de la alienación, difícilmente perceptible para la investigación social po r cuanto nos encontramos ante complejas y múltiples relaciones, distribuidas en red, en lasque la cooperación y la comunicación productiva son la forma domi
nante de organización, resultando del todo indiscernible las relacionessociales de cooperación, el trabajo y la producción de comunicación,también, y en primer lugar, para los trabajadores culturales.
Como resultado, la renuncia del pensamiento social a las utopíasmaterialistas coincide, en esta dirección, no casualmente, con el des-plazamiento del campo de trabajo hacia el más sofisticado pancornuni-
280
escaso eco o influencia político-social.Volvemos pues a la centralidad de la m e m o r ~ a . En la filosofía escolás
tica esta facultad humana es una de las potencias fundamentales del espíritu. «Ahora bien, no toda memoria es igual: hay una memo:ia sensible y una memoria inteligible, así como hay una memona ?egatlva y unamemoria positiva» (Ferrater Mora, 2001: 2.357). Q U i ~ I e : a m ? : h ~ b l ~ raquí de lamemoriacrítica y reflexiva.De la,:ece,sana o b J e t ~ v a c I o n dialógicadel sujeto observador y de la práctica científica de análisis de lacomunicación, que diría Bourdieu (2003).Y ello fundamentalmente por ladimensión política y e!potencialtransformador que anncipa, aunquepareciera al lector ociosa esta consideración. Creemos, SIn embargo, comodejó escrito Manue! Sacristán (2003), que los problemas m e t a c i e n t í f i ~ ? sson siempre filosóficos.Y lapolítica a ~ t , i v i d a d r e ~ e x l v " : la valoraciónde ideas, propósitos y programas de ideación y acción SOCial. La ?,emoria crítica y comprometida contribuye en este sentido a una creativadiación entre la experiencia vividay la construcción colectiva de lo social.
Si nos planteamos consecuentemente este e s f u e r z ~ . r e f l e x l v ~ e hIS-
tórico-crítico de mediación, la experiencra de las Políticas Nacionalesde Comunicación nos demuestra que esnecesario y posible pensar másallá del Estado.
El primer reto, por delante, que tienen 'por tanto las fuerzas, de pro
greso es asumir y plantear una agenda SOCial de la c o m u ' : l c ~ c ~ o n ; y subrayo la palabra SOCIAL, porque debemos la fuerza msistir . ~ e c e s a -riamente que no es posible perfilar una polí.tlca de ~ o m u m c a c l O r : queoponga por toda alternativa al modelo p n v a t 1 z ~ d o r h b e r a l l ~ propiedadestatal de la comunicación. Necesitamos una ética y una política de medios que facilite la participación ciudadana incorporando los sectores
281
tradicionales e ~ ~ l u i d o s o marginados de la modernización tecnológica apartir, como d I J l ~ o s , de Unmodelo comunitario y radicalmente participatrvo de planeación, Más aún, deberíamos aprender a pensar sin Estado ( L e w k o ~ c z , 2004). La crisis del Estado-nación, y su incidenciaen elsector educativo y la comunicación, exige reelaborar la filosofía heredada Informe ~ c B r i d e para articularpolíticas de comunicación y educacion con capacidad de Influencia en los mercados transnacionales. Enla medida que el Estado ya no es el artífice, en régimen de monopolio,de la cultura, debemos pensar líneas de acción política más allá del Estado y, por s.upuesto, del poder depredador del capital.
E,n historia moderna de la comunicación todo pensamiento sobrelo público ha tenido lugar si,:, embargo desde una lectura excluyente ymonopolIstlca racionalidad de la Administración o, desde luego,
En laactualidad, hay indicios parapensar que nos encontramos en una fa-
se de transición hacia un cambio de modelo. Las últimas tendencias libe-
rales y economicistas conviven con algunos desarrollos conceptuales inte-
resantes que parecen aflorar desde la sociedad civil, con nuevas exigencias
hacia lo público, y que podrían dar lugar a un nuevo modelo, en lamedida que desde una visión más multidimensional se supera la visión instru-
mental de lacultura que hahecho furor en los años noventa. Esa visiónmás
amplia y equilibrada significa que, junto a los valores atribuibles a la culturaen sí y al lado económico de lacultura, se le solapan otros puntos de
vista: su carácter central para la identidad de un país, nación o región; su
prestigioso papel como factor de integración social; su factor de imagen
identificatoria en el ámbito internacional; y su combinación con políticas
tecnológicas y de telecomunicaciones para las que la cultura es tanto uncontenido, un valor añadido, como un factor central parasu propio desa-
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en torno a! dominio o prevalencia de la racionalidad mercantil, peropoco o casi nada desde la compleja y contradictoria realidad de la Sociedad Civil, ámbito apenas explorado políticamente, salvando algunaque otra excepción de la teoría crítica.
. En este p ~ n t o , conviene reconocer que ante las porosas formas del ' : l t ~ r p e n e t r a C l ó n de lo público y lo privado la relevancia de la sociedad
~ 1 V 1 1 frente a.1 Estado y las formas convencionales de la acción políticaliberal constituye un reto estratégico para la definición de nuevos marcos I n t ~ r p r e t a t i v o s de intervención cultural. En otras palabras, parece
~ e c e s a n o pensar n u e v ~ , g o b e r n ~ c i ó n con participación social a par-
tir de las redes de articulación y crítica cultural. Más aún cuando la biopolítica posmoderna nos s itúa ante el reto de pensar las políticas culturaes como un campo poroso y difuso de articulación horizontal. Lareactualización de la filosofía política contenida en el Informe McBride y propuesta del NOMIC pasan hoy, en este sentido, po r la articulación de redes nacionales, regionales y globales con base en la ciudadanía y el Tercer Sector, si en verdad se aspira a proyectar un sistemapotente de planificación y desarrollo del sector cultural.
Entre el. mercado y el Estado, es posible e imprescindible pensar lac.omun:caClón y las políticas p ú b l i ~ a s en la materia socialmente, a par-tir de formulas de planeaclOn, gestión y control democrático po r parte
de la CIUdadanía y sus representantes sociales, local y regionalmente,SIO q;,e ello suponga tampoco negar la participación del Estado en lapropiedad y control de los sistemas de comunicación públicos. En elnuevo escenario de convergencia digital, las políticas públicas debentratar articular plataformas intersectoriales, con gestión mixta (pú-
blica, pnvada y comunitaria) y participación ciudadana activa:
282
rrollo (ÁlvarezMonzoncillo y Zallo, 2003).
Desde este punto de vista, las políticas comunicativas deben ser capacesde abrir el espacio público a nuevos modos de enunciación y discursos,a nuevas formas políticas de interacción y convivencia social. Para elloes preciso pensar el concepto de servicio público a partir de una críticadel Estado como soberanía monádica de control y administración encomún. «Sería necesario que empezáramos a imaginar una estrategia legal alternativa y un marco de referencia alternativo: un concepto de laprivacidad que exprese la singularidad de las subjetividades sociales (nola propiedad privada), y un concepto de lo público basado en lo común
(no en el control estatal), digamos que una teoría jurídica posliberal ypostsocialista. Es evidente que los conceptos legales tradicionales de loprivado y lo público son insuficientes para esta tarea» (Negn y Hardt,
2004: 240). Aquí lo común no expresa ni la comunidad (en un sentidopremoderno) ni lo público (de acuerdo con el despotismo ilustrado), sino más bien lapotenciaproductiva y de autodeterminaciónde lo común
entre singularidades gracias a los procesos colaborativos. Debemos endefinitiva redefinir el concepto de servicio público a partirde la rupturatanto de las estructuras de poder político del Estado como del modeloprivado de concentración cultural, favoreciendo sistemas mixtos de
municación público-societarias en torno a las redes y plataformas CIU-
dadanas, los movimientos sociales, los profesionales del sector, los usuarios y colectivos educativos, culturales y CÍvicos.
Tal propósito es, desde luego, inviable en las actuales circunstanciassi no tiene lugar la necesaria articulación de espacios de discusión e intercambio de ideas sobre la comunicación y la ciudadanía. La defini-
283
ción de alianzas y espacios de encuentro entre pensadores, profesiona-
les y CIUdadanos frente a las distancias y fallas que entre estos sectores
es habitual debe para ello ser trascendida. Por ello, hoy más que nun-
ca es necesario plantear como reto y tarea práctica inmediata un com-
promiso específico para:
a. Sensibilizar, en forma de pedagogía política, a lapoblación sobre la
necesidad de discutir y participar activamente en el actual desarro-
llo de los sistemas informativos. La articulación de un proyecto de
p e ~ a g o g í a política para trasladar los problemas económicos y pro-
fesionales entre la población es una condición de partida y llegada
para, desde la cultura deliberativa, generar una Sociedad del Cono-cimiento para Todos.
un programa alternativo de desarrollo de la sociedad global de la in-
formación y, a nivel micro, el desarrollo de polít icas públicas de co-
municación local y regional que promuevan el pluralismo y la diversi-
dad cultural, así como la democracia y autonomía ciudadanas.Tal ampliación de espacios presupone traspasar los límites objetivos
de la economía política capitalista y la configuración comunicacional
que la hace posible, mediante la planificación democrática de políticas
públicas adecuadas aldesarrollo social. Pero a condición siempre de re-
novar radicalmente el discurso y la práctica emancipadora del pensa-
miento crítico en comunicación.
El progresivo acceso a la información en tiempo real, sin límites de
tiempo, volumen o distancia es, sin duda, una gran revolución culturalque, convenientemente socializada, puede garantizar muchas de las
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b. Articular espacios de intercambio sectorial entre diferentes colecti-
vos sociales sobre elpapel de la comunicación en áreas como los de-
rechos humanos, la perspectiva de género o la atención a las mino-
rías culturales.
c. Fomentar la integración de plataformas de trabajo y colaboración
CIUdadana en defensa de la democracia informativa y el derecho deacceso a las industrias de la conciencia.
d. I n t r o d ~ c i r en la a g e ~ d a pública el debate sobre pluralismo y la de-mocracia en los medios, retomando el legado de propuestas inter-
nacionales como el Informe McBride en la promoción de una nue-va cultura informativa y la defensa del derecho impostergable a la
comunicación.
e. Así como tejer vínculos con movimientos sociales, medios comuni-
tarios y activistas de la comunicación participativa depositarios de
una experiencia, un capital político e intelectual desaprovechado pa-ra la construcción de alternativas por su desconocimiento y desco-
nexión política, derivada de la dejación o errática política de las fuer-zas de progreso. La redefinición praxiológica de los fundamentos
~ o d e r n o s de la comunicación pública a partir de políticas produc-
trvas que generen nuevas lógicas emancipadoras con base en las nue-
vas tecnologías digitales es a este respecto inexcusable.
En definitiva, la primera condición para trazar un proyecto de futuro
en la. c o m u ~ : ' ¡ c a c i ó n esproceder a reconstruir las fuerzas de progreso ymovilización social transformadora, articulando redes asociativas es-
pacios de discusión, foros de debate profesional y plataformas de coo-
peración e intercambio que, a medio plazo, hagan factible eldiseño de
284
utopías liberales aplazadas desde los albores de la modernidad. Peroello exige una cultura distinta de investigación y organización social.
Primero, es necesario desarrollar el conocimiento empírico y teóri-
co necesario para transformar la estructura de dominación cultural
contemporánea. Un reto es investigar las formas y valores de la socie-dad civil ye l sector informativo en laformación de procesos de acción
colectiva cooperante y dinámicas compartidas entre individuos, grupos
y filiaciones sociales instituidas, formal e informalmente. La investiga-
ción en comunicación debe impulsar en parte este esfuerzo. y orgam-
zaciones como la Unesco apoyarla y conocerla en su trabajo orgánicoy en el diseño de su cultura insti tucional. Nos encontramos, sin em-
bargo, con un panorama de retraimiento y marginación del pensa-
miento crítico en las agendas científicas y los debates públicos de laco-
municación, que hoy se traduce en la escasa influencia social sobre los
espacios de decisión y poder social. Una, po r tanto, de las tareas másurgentes es reagrupar y coordinar los esfuerzos aislados y dispersos de
conocimiento en el área, promoviendo la discusión pública y la socia-
lización del saber científico para la acción frente al neocapitalismo in-
formativo.Instituciones como laUnión Latina de EconomíaPolítica de la Infor-
mación, laComunicación y laCultura (ULEPICC) y organizaciones no
gubernamentales como la Asociación Cristiana para el Desarrollo de laComunicación (WACC) deben a este respecto, por principio, conver-
ger y trabajar juntas en proyectos comunes mediante laconstitución de
plataformas de investigación y desarrollo que multipliquen las siner-
gias y capital social de cada una de estas organizaciones, coadyuvando
al cambio de planteamiento que rige el gobierno de la comunicación
285
mundialmente. Pues sin una alianza de las fuerzas de progreso con la
Academia, los intelec tuales y estudiosos de la comunicac ión, en su
pluralidad de variantes e ideologías dentro de la izquierda, difícil
mente se podrá reorientar el modelo de desarro llo de la SI. Y cabe ad
vertir al respecto que, po r e! momento, la inteligencia crítica no ha
dispuesto de interlocutores y condiciones propicias, políticamente, enesta dirección.
En este empeño, la participación debe ser un principio rector de to
dapolítica y estrategia constituyente, favoreciendo espacios abiertos a
la interpelación social que hagan posible e!acceso a los medios y siste
mas informativos, e!derecho a réplica, la articulación dialógica de la co
n ; ' - ~ n i c a c i ó n local y el pluralismo. Las políticas públicas sin participacron de los trabajadores de la enseñanza y la cultura han fracasado por
Conforme a esta lógica, la defensa de la democracia en los medios
debe ser entendida como e! esfuerzo sostenido y abierto a la interpela
ción de una práctica política que amplíe los espacios de confrontación
de discursos, que «complique» los sistemas de acceso, que distribuya y
agrupe las formas de representación y expresión cultural entre los dIS
tintos grupos sociales.La concentracióninternacional en e!sector culruralplantea,en laac
tualidad, problemas estratégicos como e!pluralismo tanto intern? (de
mocracia y autonomía) como externo (libre c o m p e t e n c I ~ y d l v ~ r s l d a d ) ,los derechos de la ciudadanía para comprender y percibirlas diferentes
voces en e! espacio público, ladiversidad de medios de expresión y re-
cepción y la calidad de! sistema informativo. . ' •En este marco, el valor y defensa de la comumcacion para e! d e s ~
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la falta de voluntad de cambio de! profesorado. Más alláde propuestas
como la de los herederos de! situacionismo y sus estrategias de guerri
lla semiótica dirigidas a la ruptura del acontecer y de! flujo informativo
precodificado, la apuesta más productiva y consecuente con nuestro
tiempo es pensar e! cambio social de progreso haciendo la democracia
dialógica y democratizando la comunicación en línea con experiencias
originales como la de los colectivos de periodistas solidarios, las redes
de intercambio y software libre, las organizaciones no gubernamenta
les de comunicación y desarrollo, los centros de educación popular, las
asociaciones culturales y los medios alternativos que hoy constituyen
un potencial, sin duda imprescindible, en la constitución de un polo de
organización del Tercer Sector y una economía social de la comunica
ción alternativa desde e!lenguajede los vínculos, esto es, a partir deuna
nueva lógica o visión en red.
La denominada «swarm intelligence» (inte!igencia de enjambre) de
signa en computación los procesos y técnicas de resolución de proble
mas colectivamente mediante la distribución de análisis y decisión co
ordinada de agentes. Ho y esta metáfora nos revela que la inteligencia
es fundamentalmente social y depende de la compleja red de informa
ción y distribución de recursos para su comunicación. A partir de la
creatividad individual, la inteligencia colectiva se fragua por la comu-
nicación y la cooperación de lamultiplicidad de actores y contextos deconocimiento. Esta lógica aporta, como resultado, un potente modelo
de mediación, socialmente productivo y ecosistémicamente complejo.
La política de redes de pensamiento e intervención social en la comu-
nicación constituye, en este sentido, otra forma de hacer cultura, otra
forma de organizar la comunicación.
286
rrollo social debe, sin duda, plantearse desde nuevos parámetros: arn-
culando en lo posible una red pública de participación soc!al que Iidere las estrategias y objetivos de progreso de la cornumcacion en VIrtud
de criterios y metodologías colectivas de participación activa en las de
cisiones, en e!diseño y los beneficiosde tales políticas públicas p ~ J r p ~ r te de la población. El valor o la ideade desarro llo en la comurucacron
reemplazaría así las lógicas social-liberales de representación de la C?-
municación pública por un modelo que no sólo produce c o m u n ~ C a C I O ?de acuerdo con necesidades de crecimiento y desarrollo sostenido, SI
no que además lo hace construyendo democracia, tejiendo vínculos,
tendiendo puentes de diálogo entre grupos, culturas y discursos dIS
tintos. Esto es, la apuesta po r la comunicación para el desarrollo supe
ra así la tradicional planificación centralizada de las políticas públicas
por el desarrollo y organización de redes de interacción y aut?o,rgani
zación social capaces de ampliar sIgllIfIcatIvamente potencialidades
culturales de cada grupo, colectivo y territorio, mediante la moviliza
ción y coordinación de las organizaciones empeñadas en la.dernocrati
zación y transformación de! actual orden global. Y ello incluso por
lo que respecta a la generación de conocimientocomunicológico, enla
que todos los actores y la comunidad como conjunto deben conv,ertIr
se en expertos y sujetos activos del conocimiento local, n-ascendiendo
la tradicional división social de! trabajo entre teoría y praxis.Desdeesta perspectiva, los movimientos sociales, los teóricos y pro-
fesionales comprometidos con la democracia informativa y la autono
mía cultural tenemos por delante e! reto de realizar en la práctica una
idea que bulle y zumba cada vez fuerte en ~ u , e s t r o s oídos, pero que,
sin embargo, aún no seha materializado en miciatrvas y programas de
287
acción significativos.No s referimos po r supuesto a laidea matriz del movimiento antiglobalización y de lafilosofíacrítica no realizada del trabajocultural: otro mundo esposible. Otra comunicación es posible: un solo mundo hecho de múltiples voces, construido dialógicamente, trazado po r la participación y la proliferación de vínculos y afectos... Unsolo mundo hecho de múltiples voces, y múltiples culturas visibles y reconocidas en función de otra práctica cultural... de otra comunicaciónposible. Y, po r supuesto, de una nueva concepción crítica, una nueva teoría transformadora de la realidad, aún po r reformular.
Un a primera contribución en este empeño nos la ofrece el polémico y no po r ello menos sugerente trabajo escrito conjuntamente po r
Antonio Negri y Michael Hardt: Imperio. La idea de mantener categorías y modelos de análisis lineales centro-periferia alexplicar los pro
obra de Foucault. Y en este punto nos encontramos, pese a las reticencias de algunos teóricos de la escuela crítica.
En efecto, ho y no es posible la reconstrucción ética y política delpensamiento crítico sin tomar en consideración los trabajos de la arqueología y genealogía crítica del filósofo francés. Sus obras constituyen aún ho y verdaderas «cajas de herramientas productivas» para laComunicación Educativa y el pensamiento social, en general, en la reconstrucción de la memoria, en un tiempo de programación y manipulación de las imágenes y las representaciones con las que formalizamos nuestra vida, para el que lavoz diferenciada de la insurgencia delos sujetos codificados y normalizados nunca o rara vez tiene lugar. La
obra de Foucault constituye además un referente imprescindible en lasactuales «economías de lamente» alplantear lapertinencia de una eco
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cesos de circulación informativa y control de la comunicación mundialen el actual proceso de globalización capitalista debe, como adviertenambos autores, ser superada po r una lectura crítica del imperialismoque, yendo más alláde lavieja concepción marxista-leninista, sea capazde da r cuenta de las complejas tramas de poder y dominación imperialque r igen en un mundo sin adentro ni afuera, un mundo, según con-
c ~ u y e latesis principal de Imperio, sin fronteras, atemporal, integradobiopolíticamenre y atravesado po r la dispersión y multiplicación de losc ~ ) l l f l i c t o s . Hablamos pues de un horizonte sociopolítico distinto que,SI bien no puede ser aún descrito, apunta nuevas formas de solidaridade intervención, de inteligencia y lucha colectiva, de afirmación de la comunicación y la diferencia que ha trascendido los parámetros de lasformas modernas de poder y representación. Estamos, como anticiparanDeleuze y Guattari, ante una Sociedad de Comando Integrado, unaSOCIedad de la comunicación definida po r la intensificación y generalización de los aparatos normalizadores de disciplinamiento burgués através de redes flexibles y fluctuantes que apuntan la emergencia delbiopodercomo sistema de regulación de lavida social desde su interior,esto es, integralmente.
Un o de los principales problemas políticos de primer orden en estenuevo modelo de control social es la lucha po r el código, po r la pro
ducción de la vida, que, en el paso de la subsunción formal a la subsunción real de la sociedad entera po r el capital, ha terminado colonizando los espacios antaño irreductibles del deseo y de la subjetividad.N o podemos pensar alternativas a la comunicación y la cultura globalsin problematizarnos tales cuestiones estratégicas. Así lo supieron veren vida Deleuze y Guattar i. Ése es el legado de la magna y sediciosa
288
nomía política y la dialéctica de la reflexividad y la disidencia en lascomplejas articulaciones de la ciencia, el discurso público y las relaciones de poder. La sustitución, a decirde Ibáñez, de lasociedad de lascuentas po r la sociedad de los cuentos, de la sociedad industrial capitalista clásica po r la sociedad de la información, exige una problematización sistemática. de las relaciones económico-políticas del conocimiento con los procesos de transformación y mediación socialgenerales. De ahí que algunos destacados colegas del campo, como elprofesor Bolaño (2005), concluyan que el reto de la Economía Política de la Comunicación estrazar las bases de una economía política del
conocimiento, de la construcción y socialización del saber científicocodificado y, en consecuencia, la investigación micropolítica de la actividad intelectual vinculada a los dispositivos de control y manipulación de la nueva economía política que proyecta la Sociedad de Co -
mando Informacional a través de sus redes de difusión y distribucióncultural. Esta idea en modo alguno es original. Hace décadas Gu y De -
bord (1995) supo entrever en la nueva cultura de masas las bases de unmodelo de control y acumulación totalitario que exigíade la economíapolítica marxista una lectura y una teoría revolucionaria distintas deacuerdo con la naturaleza de la sociedad del espectáculo. Una sociedadque, aparentemente, multiplica y visibiliza mediáticamente las diferen
cias para reforzar y mantener las formas bárbaras de etnocentnsmo ysegregación exeluyente a través del control de las redes mundiales decomunicación, revelándose bajo elfenómeno migratorio un analizadorexplosivo de lacultura occidental a discutir y estudiar po r la teoría crítica, de acuerdo con las hipótesis de Negri y Hardt, Pues, si los límites y formas culturales de la revolución digital abren un a dimensión
289
biopolí tica fundamental en el viejo debate en torno al sujeto po r la
emergencia de! m ~ d e ! ~ ~ c y b o r g , la proliferación de fenómenos migra
tonos y de comurucacion mtercultural difusa activa, en e!mismo sen
tido, nuevas formas de lucha de clases en las sociedades posmodernas
inaugurando una fuente dinámica de movilización y solidaridad social:
Et.t el s ~ n o de la SOCiedad hipermediatizada y de comando f lexible la
migración y la comunicación i n t ~ r c u l t u r a l abren así la puerta a la
peranza de! comunismo, al intensificar la dialéctica de destrucción de!
modelo de d o m i n ~ c i ó n imperial haciendo proliferar entre la multitud
d e s e a n t ~ formas diversas de organización autónoma, de redes de apo
yo, de vínculos comumtanos y cooperación alternativa en los pliegues
del sistema espectacular integrado.Ahora, e! reto es cómo desarrollar la comunicación como pen
clásica, a fin de comprender la realidad de la comunicación desde laexperiencia singular y fronteriza de grupos marginales y subalternos.
2. La crítica teórica al etnocentrismo de la cultura occidental en las in-
dustrias culturales, poniendo énfasis especialmente en la coloniza
ción del saber y de las formas de expresión periféricas.3. La reinvención de! conocimiento comunicológico como interroga
ción ética para la def inición de formas más construct ivas y coo-
perativas de saber (dialógicas, no monoculturales ni bárbaras, en pa
labras de Edgar Morin [2001]) que tengan en cuenta e!contexto y las
demandas sociales.4. La reconstrucción teórica y la refundación política de! Estado y de
la democracia desde la experiencia radical de voces excluidas social
mente de! modelo de mediación y desarrollo, retomando e! legadointelectual de la teoría feminista y la crítica al androcentrismo, así
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samlen,to para e! c a ~ b l O ~ p o r t a n d o a los colectivos saber y poder para
la accion y liberación social. Pues, sin ningún género de dudas de! es
fuerzo de reconstrucción y p r ~ b l e m a t i z a c i ó n de esta dialéctic;depen
de e! desarr ,ollo de las a l t e r n a t l v a ~ ,culturales en nuestro tiempo. Para
ello, la teona socia!,en cornurucacion debe recuperar su potencia críti
ca en la construcción transgresora de una racionalidad comunicativa
c ~ p a z de a r r ~ e s . g a r otros horizontes posibles a partir de al menos tresejes gnoseológicos y cuatro líneas de reconstrucción teórica.
De ~ c u e ~ d , o con e!profesor Boaventura de Sousa (2003b), una nue
va teona eritrea, capaz de superar los l ímites de la modernidad occi
dental, sus tradiciones y omisiones dolorosas de otras formas de
pensamiento y ~ e H e x i v i d a d históricamente silenciadas, pasa por: (1)
d ~ s ' p l e g a r una ~ n t l c a de las fronteras disciplinarias heredadas de la tra
dición n.ormahzadora p ~ s i t i v i s , t a . Fronteras o límites al pensamiento
que, SI bien en la C O , m u m c o l o ~ l a no son habituales, han lastrado po r lo
g ~ n e r a l nuestra vision compleja y holística de la realidad; (2) transgre
dir las fronteras geográficas y culturales para la proyección de un diá
logo ~ r a n s v e r s a l y multidireccional entre culturas, creencias y pensamien
tos d l ~ e r e n t e s : y (3), finalmente, transformar, en línea con la tradición
emanclpado.ra, la relación teoría y praxis, desde concepciones ancladas o
c0tt.tfrometldas con los grupos subalternos, a partir de estilos de investi
g a ~ l O n t t . t ~ c h o más s ~ c i o p r á x i c o s y nuevas metodologías de investigac I ~ n - a c c l O n p a r t l c l p a ~ v a . En esta lí,:ea, podemos identificar, siguiendo al
rrusrno autor, cuatro lineas de trabajo político y científico a seguir:
1. La ~ e f ü l i c i ó n de una nue,vateoría de la historia que incorpore las ex
penencias sociales margmadas y desacreditadas por la modernidad
290
como las aportaciones de tradiciones religiosas, comunitarias y po-
pulares de los países de! Sur.
Estas líneas de trabajo constituyen, desde luego, sólo un punto de an
claje, apenas e! comienzo de «algo nuevo", pero sobre todo un com-
promiso teórico a definir en diálogo con los movimientos sociales, que,
a nuestro entender, puede hacerposible imaginar una comunicaciónpa-
ra e!desarrollo más productiva que e! cambio social auspiciado por e!
Capitalismo Cognitivo con e! proyecto Sociedad Global de la Infor-
mación; y, lo más impor tante, puede realizar otra forma de habitar y
expresar e!mundo. Ahora bien, volviendo al planteamiento de partida
con e!que comenzábamos este epílogo, conviene acometer tal proyec
to desde los espacios locales de convivencia.Hemos visto cómo a lo largo de las dos últimas décadas la reconfigu
ración de! capitalismo en torno a la información, la cultura y e!conoci
miento ha redefinido e!pape! de las políticas culturales descentralizando
la acción pública en e!contexto de crisis intensiva de! Estado-nación y
de emergencia de las regiones y las entidades locales como agentes regu
ladores de acomodacióny desarrollo de! Capitalismo Cognitivo. Al mis
mo tiempo, en e!complejo diálogo entre lo local y lo global, las políti
cas de comunicación y cultura han procurado las condiciones propicias
para pernlitir nuevas posibilidades de rearticulación de la democracia yla gobernanza a escala local. En este nuevo marco, es preciso pensar las
políticas culturales críticamente reconociendo que:
La comunicación y la educación para e! desar rollo pasa, si de rno
delos integrales, sostenibles y potentes hablamos, po r visiones es-
291
tratégicas basadas en la creatividad social, en la participación ciudadana y en el intercambio de experiencias, visiones y propuestas de
innovación de los municipios y agentes locales.
Las políticas públicas orientadas a la demanda y alconsumo que tra
tan de alentar, por medio de la liberalización del sector, programas de
financiación de aplicaciones por la pequeña y mediana empresa (co
mercio electrónico), el sector público (municipios, sistema de salud,
educación... ) y la ciudadanía no parecen la mejor vía para impulsar
proyectos integradores a escala territorial, vistos los resultados del
caso andaluz y de otras regiones periféricas del sur de Europa.
La potenciación de la Investigación y elDesarrollo en lamateria no
puede ser pensada de acuerdo con una racionalidad instrumental deexplotación aplicada del conocimiento, pues terminará adaptándose
población en sus derechos culturales y articular e s p ~ c i o s de . i n t ~ r -cambio y diálogo entre diferentes colectivos, atendiendo cnterios
como la diferencia de género o la situación marginal o minoritaria
de ciertos grupos culturales.La articulación de los derechos sociales de la comunicación es, en
este sentido, vital para la regeneración democrática y la gobernanza
y debe realizarse con procesos reales de descentralización de los sis
temas de comunicación, favoreciendo la autonomía y competencias
regionales y locales en materia de comunicación y cultura. No es
posible la promoción de las culturas minoritarias en la SI sin una
descentralización territorial y política efectiva.
La educación en comunicación, más alláde losmodelos actualesde alfabetización digital, debe en este empeño ser prioridad política en la
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a la estructura del mercado al margen o sobre las necesidades loca
les y las alternativas posibles de desarrollo regional equilibrado. De
tal manera que la inserción de los investigadores, de las empresas y
agentes del sistema ciencia-tecnología termina favoreciendo la he
gemonía de las regiones y redes dominantes de excelencia, lideradaspo r territorios del norte, potenciales beneficiarios de laSI en lanue
va e c o n o ? , í ~ com.o productores de tecnologías de la información yde conocimiento innovador para el cambio y el desarrollo social.
En este sentido, parece prioritario que las regiones y los municipios
y mancomunidades dediquen más tiempo a la investigación inter
sectorial (comunicación, educación, economía, territorio, socie-
dad...) para evaluar integralmente sus necesidades y seleccionar de
manera más inteligente los planes de desarrollo y los programas pú-
blicos necesarios para el impulso económico. Sólo con conocimien
to inteligente esposible pensar eldesarrollo equilibrado de la SI, do
tando. ?e infraestructuras y sistemas acordes con las demandas y
posibilidades de acceso a los nuevos recursos infocomunicacionales
de fo.rmacreativa. Por ejemplo, es difícil hablar de desarrollo regio
nal SI no disponernos en nuestro terri torio de indicadores y datos
específicos sobre laSI, y los factores o elementos clave para nuestra
economía. De tal manera que el seguimiento de la situación de bre
cha digital se atiende según criterios globales que poco o nada tienen que ver con la realidad material de nuestro territorio.
En lamedida que toda política cultural presupone una filosofía y vi
sión estratégica del cambio social, las políticas de comunicación de
ben, po r otraparte, adaptarse a las demandas de laciudadanía defi
niendo un compromiso específico para educar polít icamente a la
292
articulación de usos sociales y productivos de las nuevas redes de in
tercomunicación. Sibien no es posible, en el ámbito regional y local,
definir modelos de regulación de los servicios públicos y el acceso
universal, pues según hemos visto cada vez dependen más de agentes
privados a escala global, con la anuencia de los organismos interna
cionales, los poderes públicos regionales sí que pueden mvertir en
educación, diseñar planes de inserción y capacitación profesional.
Este cometido debe vincularse a la preparación de un Libro Blanco
sobre la cultura regional y las industrias locales de comunicación
diagnosticando capacidades, estructuras de producción y líneas ins
titucionales de acción gubernamental para el desarrollo del sector.En este documento matriz deben ser fijados los planes plurianuales,
cada tres o cinco años, para prever la explotación colectiva del pa
trimonio histórico, la memoria colectivay los recursos culturales de
la región (redes de centros públicos de educación, bibliotecas, mu-
seos, monumentos, cultura popular, etcétera).Esta labor de diagnóstico y prospección con los agentes del sector y la
ciudadanía debe ser centralizada por un Observatorio de las Políticas
de Comunicación y Desarrollo que, desde laUniversidad y elconoci
miento experto, arroje informacióny monitoree laevoluciónde lacul
tura y su impacto en los planes de desarrollo territorial. Junto con es
tas instancias de investigación y desarrollo aplicado para la toma dedecisiones, esconveniente articular Consejos deComunicacióny Cul
tura con participación de los empresarios, los profesionales del sector,
los poderes públicos y la ciudadanía en ~ e n e r a l , a fm de favorecer.la
participación activaen losplanes estratégIcos, tanto en lo que se refie
re a la política industrial como a las iniciativas de modernización.
293
- La participación, como la política industrial, debe obedecer al principio de transversalidad y contar con la colaboración de diferentesagencias del gobierno coordinando competencias públicas, en especial de Ciencia, Cultura, Educación y Tecnología. Estas políticas pú-blicas deben, en fin, ser intersectoriales pues implican decisiones yproblemas que deben ser planificados de forma coordinada. Esta po-lítica industrial debe además ser acompañada de un esfuerzo sostenido en eltiempo para laproducción propiade contenidos culturales afin de defender la creaciónlocal, los intereses culturales colectivos como bienes públicos, frente al libre comercio, mediante lapromoción,por ejemplo, de normas técnicas de uso libre en línea con movimien
tos como copyleft, que permiten la producción de contenidos de acceso público gratuito (Alvarez Monzoncillo y Zallo, 2003).
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7/28/2019 Sierra Politicas de Comunicacion y Educacion
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El éxito de éstas y otrasposibles iniciativas depende lógicamente de la capacidad de los poderes públicos para asumir una nueva cultura de la cooperación y del liderazgo como instancias de religación y vinculación interinstitucional. La labor de coordinación y cooperación entre diferentessectores, instancias administrativas, políticas y competencias distintas, yentre regiones limítrofes constituye hoy la clave y elmayor reto que hande enfrentar los poderes públicos en el ámbito local y regional para darrespuesta efectiva y adecuada a los retos de un mundo complejo y conectado que orienta los flujos transversales de información y conoci
miento en diferentes niveles y en diversas áreas de intervención territorial. La cuestión essi están dispuestos a ello. Desde luego muchos de losproblemas y líneas de desarrollo que hemos apuntadono seresuelven só-
lo con voluntad política, pero ésta es una condición a priori todavía nocomprometida por la mayoría de las autoridades locales y regionales pesea la retórica oficial y a los numerosos pronunciamientos públicos.Cabría a este respecto recordar, como enseña Confucio, que si el
lenguaje o discurso enunciado no es correcto ni tiene en verdad sentido para quien lo enuncia, lo que se dice no es lo que significa; y si loque se dice no es lo que se significa, lo que debe ser hecho, queda sinhacer. En la era digital, sobran los discursos sobre la SI y faltan por el
contrario políticas públicas concretas, líneas de acción y trabajo definidas. Fal ta , en suma, una voluntad polít ica decidida a construir so-cialmente el poder cultural.Éste, sin lugar a dudas, es el mayor reto de futuro para un nuevomodelo de desarrollo educomunicativo y de democracia para todos.
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• Red.es: www.cdsi.red.es
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• Sin Dominio: www.sindominio.net/biblioweb
• Sociedad Digital: www.sociedaddigital.org
7/28/2019 Sierra Politicas de Comunicacion y Educacion
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• The Chronicle of Higher Education:http://chronic1e.com!weekly/vSO/i21/21bOI601.htm
• TVE Europe: http://www.worldpress.org
• Unesco: www.unesco.org
• Uportal: www.uportal.org
• Virtual Educa: www.virtualeduca.org
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