Tema 5. El imperialismo: la dominación europea del mundo.
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Tema 5. El imperialismo: la dominación
europea del mundo.
1.- La política europea en la segunda mitad del
siglo XIX.
1.1.- La consolidación de Alemania como gran potencia:
Bismarck y la política diplomática europea de 1871 a 1890.
Tras la victoria alemana sobre los franceses en la guerra franco-prusiana en 1871,
será el canciller alemán Bismarck durante el reinado del káiser Guillermo I el
verdadero árbitro de la política europea. Bismarck organizará las relaciones entre las
distintas potencias europeas a través de distintos tratados secretos y alianzas.
Las características de dichas alianzas fueron:
a) Su objetivo fundamental fue aislar a Francia para evitar su revancha por la
pérdida de Alsacia y Lorena en 1871.
b) Para conseguir este objetivo concierta alianzas militares secretas con Austria-
Hungría, Rusia e Italia, aunque estas alianzas se van renovando a medida
que las circunstancias cambian. En este sentido Bismarck es un fino
observador de la realidad y se adapta a las circunstancias.
c) En las alianzas que se establecen Bismarck da muestras de una gran habilidad
al incluir a enemigos y rivales como Rusia y Austria, que ambicionaban
incluir en su área de influencia los Estados balcánicos como Serbia,
Montenegro o Bulgaria, independizados del imperio otomano después del
Congreso de Berlín en 1878.
d) Bismarck persigue como objetivo final la paz pero no duda en utilizar la
amenaza de guerra para forzar la firma de un tratado, y esta amenaza de
guerra hace que las distintas potencias europeas realicen una espectacular
carrera de armamentos. Por ello, a este período se le denomina Paz Armada.
Así pues, existieron varias fases dentro de los sistemas diplomáticos de Bismarck, que
dependerán de la coyuntura del momento:
1. Primer sistema (1871-1878): en 1871 Alemania se alía con Austria-Hungría
y, en 1873, con Rusia, formando la llamada Entente de los Tres
Emperadores para defenderse de una posible agresión externa (Bismarck
temía la revancha francesa).
2. Segundo sistema (1878-1887): Rusia abandona la alianza por diferencias con
Austria-Hungría tras el Congreso de Berlín de 1878, aunque Alemania
convence al zar en 1881 para que retome relaciones con Austria-Hungría y
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mantenga la alianza. Además, en 1882 se crea una alianza entre Alemania,
Austria-Hungría e Italia (Triple Alianza).
3. Tercer sistema (1887-1890): Se mantiene la Triple Alianza y se rompe la
Entente de los Tres Emperadores, aunque Alemania firma el Tratado de
Reaseguro, en el que Rusia garantiza su neutralidad en caso de ataque
alemán a Francia, mientras que Alemania no intervendría en caso de guerra
entre Austria-Hungría y Rusia.
Cuando Bismarck deja la política en 1890 sus sucesores no serán lo suficiente hábiles
para mantener estos objetivos y Rusia se aliará a Francia, cuando eso se produzca
se habrá roto el sistema y, a la larga, la guerra se hará inevitable, estallando en
1914.
1.2.- El II Imperio y la III República Francesa.
En 1852, un año después de haber sido proclamado presidente de la II República,
Luis Napoleón Bonaparte restableció el imperio de su tío (II Imperio) y tomó el
nombre de Napoleón III. Desarrolló una activa política internacional, de la que formó
parte el intento de constituir un imperio mexicano en torno a Maximiliano de Austria, y
empezó a reconstruir el imperio colonial francés, perdido en beneficio de Reino
Unido entre 1763 y 1815.
El II Imperio francés acabó con la guerra franco-prusiana de 1870-1871 donde las
tropas francesas con Napoleón III al frente, fueron derrotadas en Sedán. Se proclama
posteriormente la III República (1870-1914), y ésta resultó sumamente inestable, ya
que la presión contrarrevolucionaria, monárquica y nacionalista era muy fuerte y los
partidos republicanos estaban muy divididos.
Este nuevo régimen surge en un país ya industrializado y en pleno apogeo
imperialista. La recién nacida III República tuvo que actual represivamente frente a la
insurrección de la Comuna de París de 1871, donde se impuso durante unos meses
un movimiento insurreccional con influencias comunistas y anarquistas.
1.3.- La Gran Bretaña victoriana.
Desde mediados del siglo XIX, Reino Unido, que vive la época denominada era
victoriana (reinado de Victoria I entre 1837 y 1901), se convierte en la primera
potencia económica y naval del mundo. Los factores de este período de
prosperidad británico son:
El predominio financiero, industrial y comercial, gracias a que fue en Gran
Bretaña donde se desarrolló la primera revolución industrial.
La estabilidad política e institucional, ya que el régimen monárquico
parlamentario inglés se mantuvo al margen de las revoluciones del siglo XIX.
La paz interna y externa, debido a que desde las Guerras Napoleónicas Gran
Bretaña se mantuvo fuera de los principales conflictos europeos.
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La superioridad marítima en el mundo y la disponibilidad de muchos
recursos y materias primas que le proporciona el inmenso imperio unido a un
extenso mercado de consumo, ampliado considerablemente gracias a la
expansión colonial.
Sin embargo, en esta época Reino Unido tuvo que hacer frente a algunos problemas,
como los conflictos provocados por la expansión del movimiento obrero, debido a
que la mayor parte de la población obrera vivía en pésimas condiciones, y el
problema irlandés, ya que en Irlanda había arraigado con fuerza el nacionalismo.
1.4.- El resto de potencias europeas.
Rusia y Austria-Hungría se convirtieron en los dos principales imperios de Europa
oriental y su principal problema eran los nacionalismos. Además, como hemos visto,
tras la guerra ruso-turca y la Conferencia de Berlín de 1878, el imperio otomano
perdió gran parte de sus territorios europeos, creándose los nuevos Estados de
Serbia, Bulgaria, Rumanía y Montenegro. Austria-Hungría y Rusia se disputaban
ampliar su esfera de influencia en estos Estados, lo que provocó tensiones
diplomáticas entre ambos países.
España, relegada ya a potencia de segundo orden, conservaba una mínima parte de
su inmenso antiguo imperio colonial: los territorios de Cuba, Puerto Rico, Filipinas y
algunas islas del Pacífico, que perderán ya en 1898. Políticamente hablando, la
segunda mitad del XIX va a coincidir con los reinados de Alfonso XII y Alfonso XIII, con
un sistema monárquico parlamentario.
2.- El nacimiento de dos potencias
extraeuropeas: Estados Unidos y Japón.
2.1.- Estados Unidos.
Las Trece Colonias, cuya independencia se declaró en 1776 y fue reconocida en 1783
por el Parlamento inglés después de una larga guerra, sólo ocupaban el litoral
atlántico de lo que son hoy los Estados Unidos de América. Desde los Estados que
conformaban las Trece Colonias se desarrolló un esfuerzo enorme de ampliación
territorial hacia el Oeste. Aquellos trece Estados de 1783 eran ya dieciocho en 1815,
y treinta y tres en 1861.
Sin embargo, había grandes diferencias internas, ya que los Estados Atlánticos del
Norte tenían una economía pujante que se basaba en la industria y el comercio y
unas estructuras sociales relativamente abiertas, con un predominio de la clase media.
Por su parte, en los Estados del Sur predominaba una economía de plantaciones,
con una sociedad muy jerarquizada y en la que dominaban los grandes terratenientes
y, sobre todo, esclavista. Estas diferencias dieron lugar a una división ideológica entre
los nordistas, contrarios a la esclavitud, y los sudistas, favorables a ella.
Cuando en 1860 Abraham Lincoln llega al poder, se imponen los nordistas en el
gobierno central, lo que provocará que una serie de Estados del Sur se separan de la
Unión, formando en 1861 los Estados Confederados. Lincoln pidió a los estados
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leales defender la Unión. Así comenzaba la Guerra de Secesión. Tras cuatro años de
guerra, el conflicto se saldó con la victoria de los Estados del Norte, lo que puso fin a
la esclavitud.
Ilustración 1. Mapa de la expansión de EE.UU.
Después del conflicto se inició una etapa de crecimiento demográfico, gracias sobre
todo a la inmigración europea, así como un gran desarrollo económico, debido a la
industrialización que se produjo en el país que, gracias a la expansión hacia el Oeste,
contaba con un gran número de recursos. Esto provocó que a finales del siglo XIX
Estados se configurara como una potencia mundial de primer orden, interviniendo
activamente en la política internacional, como por ejemplo mediante la guerra contra
España en 1898.
2.2.- Japón.
Este país, formado por un conjunto de islas y situado en Extremo Oriente, vivía
dominado desde el siglo XVI por la familia aristocrática de los Tokugawa. Esta larga
etapa feudal había cerrado Japón a las influencias exteriores. Hacia 1850 Japón era
considerado por los países occidentales un país casi desconocido y atrasado que
mantenía su aislamiento desde hacía más de dos siglos.
En 1868, en emperador Mitsu-Hit inició la transformación política y económica al
estilo de occidente. En esta época se abolió el feudalismo, se reforzaron las leyes
siendo los ciudadanos considerados iguales ante la ley. Se reorganizó el ejército y se
puso en marcha la occidentalización del Japón, con la aprobación de una Constitución
en 1869, de forma que ese conjunto de islas casi desconocidas se convirtieron en un
imperio moderno. Comienza así la llamada era Meiji o época ilustrada (época de la
luz). Japón comienza así el paso de una situación aislada y cerrada, a otra paralela a
las grandes potencias occidentales. Sobre estas bases se realizó el expansionismo
japonés posterior.
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3.- La segunda revolución industrial.
3.1.- Aspectos de la nueva revolución industrial.
A partir de 1870 nos encontramos en una segunda fase de la revolución industrial. Se
conocen nuevas fuentes de energía: electricidad y petróleo fundamentalmente;
nuevos metales como el acero, el cobre, el níquel y el aluminio. Surgen los motores
eléctricos y de explosión, que tienen una gran incidencia en la producción industrial
y en los medios de transporte. Asimismo, se desarrollaron sectores industriales como
la siderurgia del acero, la metalurgia del aluminio, el cobre o el níquel, la industria
automovilística y aeronáutica y la industria química (papel, abonos, medicamentos…).
Los progresos del maquinismo permitieron la producción masificada, estandarizada
y en serie de productos; éste es el fundamento del posterior trabajo en cadena, que se
conoce como taylorismo, o racionalización del trabajo, descenso de los precios y
aumento del consumismo.
No todos los países tuvieron el mismo nivel de industrialización ni la misma expansión
industrial; además existieron niveles diferentes para el avance del desarrollo y su
aplicación. Gran Bretaña había disfrutado de la primacía de la producción industrial
durante la primera mitad del siglo XIX hasta que a partir de 1870 su producción es
poco a poco comparable, o se aproximan a ella otras potencias industriales como
Alemania, Estados Unidos o Japón.
3.2.- El desarrollo del capitalismo globalizado.
El capitalismo constituye un sistema económico que se manifiesta en una forma
concreta de organizar la actividad económica, y como tal, se distingue por unos
medios y unas relaciones concretas de producción. El capitalismo ya no empleó
sustancialmente la tierra y el trabajo como medios de producción predominantes. El
dinero, la propiedad privada, el mercado libre, la competencia y el éxito económico
constituyeron sus principios y objetivos más importantes.
En principio, el capitalismo industrial se desarrolló en torno a la libertad de mercado,
a la creación y difusión de las fábricas (concebidas como unidades de producción) y al
empleo de una mano de obra abundante y necesaria para afrontar estas tareas: el
proletariado. Más tarde, a partir de 1870, y paralelamente al desarrollo y difusión de
la segunda revolución industrial, se desarrolla el capitalismo financiero,
caracterizado por el empleo de amplias inversiones de capital, la creación de
grandes unidades de producción y la financiación a gran escala, lo que da lugar a la
aparición y protagonismo de instituciones como la banca, las sociedades anónimas, la
Bolsa, etc.
El capitalismo financiero y empresarial tuvo como resultado el gran desarrollo
industrial, los monopolios, el crecimiento del comercio y de las inversiones en el
exterior, la aparición de un nacionalismo más agresivo y del imperialismo
colonialista. La expansión del capitalismo y del comercio extendió el ámbito de la
producción y el consumo, que ya no tienen fronteras, y se desarrollan en un mercado
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internacional, caracterizado por un intercambio desigual entre los pueblos y diferencia
de riqueza entre las naciones.
4.- El imperialismo y la expansión colonial.
4.1.- El nuevo imperialismo del siglo XIX: concepto y causas.
Se conoce como imperialismo al proceso por el cual los países europeos desde
mediados del siglo XIX iniciaron la ocupación y explotación de inmensos territorios
en África y en Asia. La palabra viene de los grandes imperios que crearon países
como Gran Bretaña, Francia, Bélgica, Alemania...
Las causas de dieron lugar a este nuevo auge de expansión colonial fueron:
Económicas: Son las más destacadas. Los países europeos necesitan
materias primas baratas para abastecer sus industrias, y estos países
subdesarrollados son los que producen esas materias. Además buscan un
lugar donde vender los productos industriales sobrantes, es decir, buscan
mercados.
Demográficas: Para algunos autores la conquista de estos territorios es
también una ‘válvula de escape’ para el fuerte crecimiento de la población
como consecuencia de la revolución industrial. Por tanto, la presión
demográfica hace muchas personas emigren a estos nuevos territorios.
Políticas: La exaltación del nacionalismo lleva a intentar imitar la grandeza de
los grandes imperios del pasado, esta idea se convierte en una obsesión para
los países colonizadores El colonialismo es, por tanto, cuestión de prestigio
nacional, todos los países se juegan mucho en Europa y todos quieren ser la
potencia más fuerte del continente. Para ello, el conquistar nuevos territorios se
convierte en una ocasión propicia para realizar grandes empresas militares y
nuevas glorias para la patria. La burguesía en el poder utilizará esta potente
arma (el nacionalismo) para unir a todo el pueblo frente a la nación rival. El
conquistar territorios es una manera de ser fuertes y temidos. Por otra parte
existen motivos estratégicos que hacen que una potencia se apodere de un
territorio clave para el control de las rutas comerciales o para impedir el acceso
a una zona del enemigo.
Ideológicas: Como causas ideológicas que favorecen la expansión colonial
encontramos los motivos religiosos. Un gran número de misioneros católicos
y protestantes acuden a evangelizar a la población nativa, considerada como
salvaje. Estos misioneros serán la avanzadilla de una posterior ocupación
militar. También hay organizaciones humanitarias que tratan de ayudar a estos
pueblos llevándoles los adelantos de la sociedad industrial: máquinas,
medicinas...
Exploratorias: Por otra parte hemos de señalar el interés que suscitan en
Europa las civilizaciones lejanas y los países exóticos. Esto hace que muchos
europeos se sientan atraídos por esos territorios y se lancen a la exploración
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de ríos y montes desconocidos, las manchas blancas en los mapas van a ir
borrándose poco a poco. En este punto hemos de hablar del papel de las
Sociedades geográficas que se constituyen en muchos países europeos con la
misión de estudiar África y financiar exploraciones al interior del continente,
como la de Livingstone, que favorecerán la posterior ocupación.
4.2.- Las formas de dominación colonial.
La expansión colonial europea presentó distintas formas de dominación. Las
colonias, en su aspecto político, podían ser consideradas de varios tipos:
a) Las colonias propiamente dichas, es decir, territorios gobernados por
funcionarios designados por la potencia administradora. Dentro de ellas se pueden
distinguir:
a.1. Colonias de poblamiento: territorios poblados en su mayoría por personas
procedentes de la metrópoli. Es el caso de Canadá, Australia o Nueva
Zelanda.
a.2. Colonias de explotación y asimilación: conformaban la mayoría de colonias;
en ellas había una mayoría de población nativa. Las metrópolis explotaban sus
recursos empleando a los habitantes locales con salarios mucho más bajos.
a.3. Colonias estratégicas: eran enclaves que las metrópolis tomaban por su
interés geoestratégico. Fueron los casos de Malta o Chipre, que los británicos
tomaron con el objeto de controlar el Mediterráneo.
b) Los protectorados, que eran territorios en los que se mantenía el gobierno
indígena, en los aspectos internos, bajo la supervisión de la potencia ocupante y
sometido a ella y en los que la política exterior y el ejército eran controlados por la
metrópoli.
4.3.- El Congreso de Berlín de 1885 y el reparto de África.
La presencia europea en África hasta mediados del siglo XIX se había limitado a
puntos y enclaves de cierta importancia estratégica. España y Portugal, por ejemplo,
estaban ya en este continente desde tiempos muy lejanos. Los conflictos por el
dominio de África y su reparto desembocaron en la Conferencia de Berlín, celebrada
entre 1884 y 1885, promovida por Leopoldo II, rey de Bélgica, y convocada por el
canciller alemán Bismarck. Asistieron las grandes potencias europeas y se invitó a
representantes de Turquía y Estados Unidos. A partir de ella se aceleró la carrera
colonizadora. Impulsó la política colonizadora de forma tal que el continente africano, a
excepción de Etiopía y Liberia, quedó totalmente repartido entre las naciones
europeas en el período de tiempo situado entre 1870 y 1914.
Los principales acuerdos adoptados entre las diversas potencias en esta
Conferencia Internacional, que condujeron a regular la presencia occidental en el
continente africano, fueron:
El derecho a una zona interior cuando se partiera de la posesión de otra zona
costera.
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La ocupación efectiva será la base del derecho de posesión, y no los
derechos históricos.
La navegación de los grandes ríos (Níger, Congo) se internacionaliza.
Ilustración 2. Mapa de África después del reparto de 1885 y 1914.
4.4.- La colonización de Asia.
La colonización asiática viene motivada por el deseo de las naciones que ya tenían
posesiones en este continente de incrementar su influencia, a lo que se añade la
acción de nuevas potencias coloniales como Rusia, Estados Unidos y Japón. Ya
se habían establecido numerosas factorías comerciales en la zona, pero el impulso
más importante a este avance vino propiciado por la apertura del Canal de Suez en
1869, que sirvió sobre todo para facilitar las relaciones con la India, importantísima
colonia británica, símbolo de su Imperio.
En general, las grandes potencias buscaban en este continente fomentar sus
intereses económicos y financieros. Dentro de este proceso penetración
imperialista en Asia, distinguimos asimismo una serie de rivalidades internacionales,
que se resuelven mediante conflictos bélicos, o bien a través de acuerdos o tratados
de reparto. También existieron rivalidades económicas entre las potencias europeas,
motivadas por el afán de repartirse China. Mediante una política de concesiones,
zonas de influencia y territorios en arriendo, éste país quedó sometido a los intereses
imperialistas de las potencias occidentales (Tratados Desiguales). Ello provocó
conflictos como la guerra del opio entre Gran Bretaña y China, después de la cual
Gran Bretaña se anexionó Hong Kong en 1842, o la revuelta de los bóxers, en 1901,
por la cual los chinos se rebelaron contra los extranjeros.
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4.5.- Los grandes imperios coloniales.
4.5.1.- Colonias británicas.
Los británicos crearon un vasto imperio colonial que se extendía por todos los
continentes. En América aún conservaban el Canadá, gran territorio con población
mayoritariamente europea, y algunas islas caribeñas, como Jamaica.
En África ya contaban desde principios del XIX con la colonia de El Cabo, actual
Sudáfrica. Gracias al reparto colonial establecido en el Congreso de Berlín, se
adueñaron de territorios como Egipto, Sudán, Kenia, Nigeria, etc. Los británicos
pretendían unir sus territorios de Norte a Sur, lo que provocó un enfrentamiento con
Francia, que pretendía establecer un dominio de Oeste a Este. Este enfrentamiento
alcanzó su punto álgido con el incidente de Fashoda en 1898, que se saldó con la
retirada francesa y el reconocimiento de la soberanía británica en Sudán. Por otro
lado, después de la I Guerra Mundial muchas de las posesiones alemanas pasaron a
Gran Bretaña, como Tanganica o Namibia.
En Asia destacaba la India, colonia de la cual Victoria se proclamó emperatriz en
1877 tras la disolución de la Compañía Británica de las Indias Orientales. Dicha
colonia era la principal del imperio británico, ya que era de donde obtenía más
materias primas y la que tenía un mercado más numeroso. Otras colonias asiáticas
eran Birmania o Singapur, y, tras la I Guerra Mundial, también ganaron antiguos
territorios otomanos, como Irak y Palestina.
Además en Oceanía conservaba Australia y Nueva Zelanda.
Ilustración 3. Mapa del imperio británico en 1914.
4.5.2.- Colonias francesas.
El imperio francés comprendía algunas islas de América y de Oceanía, pero tras el
reparto africano se centró en África, donde era dueña de Argelia y Túnez y casi la
mitad del Sáhara y prácticamente toda África occidental. También estableció un
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protectorado en el Sur de Marruecos. En el Sudeste asiático poseía Indochina (Laos,
Vietnam y Camboya).
Después de la I Guerra Mundial, territorios alemanes (Camerún) y otomanos (Siria,
Líbano) pasaron a formar parte del imperio francés.
4.5.3.- Otras colonias.
Constituido el Imperio alemán en 1871, Bismarck procuró dotarlo de unas posesiones
coloniales, sobre todo durante los años ochenta del siglo XIX. Fruto de ello fue la
ocupación de Togo, Camerún, Tanganica, Namibia, Ruanda y Burundi en África. Sin
embargo, tras la I Guerra Mundial, Alemania perdió todos sus territorios coloniales,
pasando a Francia y Gran Bretaña.
Por otro lado, Bélgica obtuvo el territorio del Congo belga, que en un principio fue una
propiedad personal del rey Leopoldo II, que gestionó el territorio como si de una
empresa comercial se tratase.
Países Bajos mantuvo su poder sobre Indonesia, Portugal amplió sus territorios
costeros africanos en Angola y Mozambique y España, que mantenía Cuba, Puerto
Rico y Filipinas, consiguió el Sáhara occidental y las colonias de Fernando Poo y Río
Muni en África. Italia, por su parte, entró en la carrera colonial más tarde,
anexionándose los territorios de Libia y Eritrea en los años 1920.
Por otro lado, Japón y Estados Unidos también vieron aumentados sus territorios.
Japón conquista las Kuriles y Corea entre 1875 y 1895, además de la isla de
Formosa, actual Taiwán. Por su parte, EE.UU. se anexiona en 1898 los territorios de
Puerto Rico y Filipinas tras la guerra con España, además de conquistar Hawái.
Ilustración 4. Mapa de los principales imperios coloniales a finales del siglo XIX.
4.6.- Consecuencias de la colonización.
La colonización tuvo consecuencias de tipo económico, político y social:
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Dentro de las económicas, cabe destacar el aumento del tráfico comercial frente a
la economía de trueque o pequeños mercados, lo que provocó a su vez una
coexistencia en las colonias de una realidad económica de subsistencia junto a
formas de economía típicas del capitalismo industrial.
Así pues, se construyeron importantes obras de infraestructura y vías de comunicación
en los territorios coloniales, con el objetivo de mejorar el abastecimiento de materias
primas a las metrópolis. Sin embargo, la producción industrial capitalista arruinó la
producción artesanal nativa y sus incipientes formas de industrialización. Por
consiguiente, se produjo la división del mundo en dos grandes polos: uno, el de los
países que dominan la economía mundial y constituyen el centro del sistema
capitalista; otro, los de la periferia, dependientes de los anteriores, cada vez más
lejos de iniciar su desarrollo.
En cuanto a las políticas, las potencias coloniales consiguen aumentar su poder e
influencia en el mundo, lo que motivó un clima de tensión y desconfianza que culminó
en la Paz Armada y en el sistema de alianzas que dieron paso a la I Guerra Mundial.
Asimismo, es obvio que el colonialismo provoca una anulación de la voluntad
política de los pueblos sometidos, ya que todas las decisiones van a ser tomadas por
la metrópoli y siempre en el sentido que defienda sus intereses políticos y económicos.
Las consecuencias sociales y culturales más importantes fueron la utilización de la
mano de obra nativa, a muy bajo precio, en condiciones que en muchas ocasiones
son más propias de la esclavitud. Además se produjo una segregación racial en los
propios territorios sometidos, en los que los colonizadores impusieron sus modos de
vida, con una total falta de respeto por los nativos.
No obstante, hay que destacar que se produjeron mejoras sanitarias aportadas por
los europeos que hicieron disminuir las epidemias, reduciendo las tradicionales altas
tasas de mortalidad. Además, apareció una alta burguesía nativa y, sobre todo, una
burguesía media de funcionarios y profesionales, y un incipiente proletariado que
coexisten con una gran masa de campesinos.
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Actividades.
1.- Realiza un esquema en el que se represente gráficamente los sistemas
bismarckianos.
2.- Investiga sobre los sucesos de la Comuna de París en 1871 y explica en qué
consistieron, sus causas y sus consecuencias.
3.- Define los siguientes términos: realpolitik, Entente de los Tres Emperadores,
Tratado de Reaseguro.
4.- Explica las causas del auge británico durante la era victoriana.
5.- Observa el mapa de los Balcanes tras la Conferencia de Berlín de 1878 y
contesta las siguientes preguntas:
- ¿Qué Estados surgieron tras la Conferencia? ¿De qué imperio se independizaron?
- ¿Qué dos grandes potencias pretendían expandir su zona de influencia a estos
nuevos Estados? ¿Por qué?
- Busca y define qué es esfera de influencia.
6.- Explica en qué consistió la Guerra de Secesión norteamericana.
7.- Investiga sobre la revolución Meiji de 1868 y explica sus causas,
características y consecuencias.
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8.- Realiza una tabla comparativa entre la primera y la segunda revolución
industrial comparando: principales potencias industriales, fuentes de energía,
sectores industriales, medios de transporte y organización del trabajo.
9.- Explica las causas de la expansión colonial en el siglo XIX.
10.- Explica las diferentes formas de dominio colonial y busca ejemplos de cada
una de ellas.
11.- Investiga sobre la Conferencia de Berlín y responde a las siguientes
cuestiones:
- ¿A iniciativa de quién se convocó?
- ¿Cuáles fueron los acuerdos más importantes?
- ¿Qué consecuencias ocasionó?
12.- Investiga y explica qué fue la crisis o incidente de Fashoda y busca qué
otros enfrentamientos entre potencias coloniales hubo en África durante el siglo
XIX.
13.- Investiga y explica en qué consistió el reparto de China y los Tratados
Desiguales.
14.- Realiza un informe donde plasmes tu opinión acerca de las consecuencias
del imperialismo.