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UNIVERSIDAD DEL VALLE DE MEXICO ESCUELA DE DERECHO
CON ESTUDIOS INCORPORADOS A LA
Universidad Nacional Autónoma de México
LAS OPERACIONES EN MONEDA EXTRANJERA
REALIZADAS EN MEXICO
T E s QUE PARA OBTENER El
LICENCIADO EN
P R E S E N
s TITULO DE
DERECHO
T A
FEDERICO VILLALPANDO CESAR
PRIMERA REVISION LIC. LETICIA ARAIZA MEMDEZ
SEGUNDA REVISION LIC. MARTIN MARTINEZ VARGAS
1RSlS CON r Al.LA DE ORIGEN
MEXICO, D. F. 1993
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INTRODUCCION
No se oculta la intención. La conciencia de mi situación personal
actual, me lleva al planteo de las dos situaciones en que me encuentro: mi
desempeño profesional como funcionario de una empresa, y mi actitud de
egresado universitario; hay que entrelazar, en lo que sea posible, esas dos
situaciones, y tratar, por esa vía, de dar un cauce más seguro y congruente
a mi vida actual; asociar mis inquietudes y mi exper!encia en el ámbito de
las finanzas, con el conocimiento y el estudio de la teoría jurídica en que se
sustentan aquéllas. Fue así como nació en mí el propósito de elaborar una
tesis, con qué satisfacer la exigencia institucional universitaria para la
obtención de un titulo profesional, a la vez que signifique una vía por donde
transitar en pos de una mayor eficiencia en mi desempeño profesional.
El trabajo que hoy presento: "Las operaciones en moneda extranjera
realizadas en México", recoge, a la vez entusiasmos y empeños. Mayores
éstos que aquéllos, al fin ha llegado a su término, y al presentarlo a quienes
han de juzgarlo, confío más en su benevolente compresión, que en mi
capacidad para desarrollarlo. En especial, deseo expresar mi agradecido
reconocimiento a la Lic. Leticia Araiza Méndez, a quien la Escuela de
Derecho de la Universidad del Valle de México designó como asesora del
presente trabajo.
¡¡¡
El presente opúsculo está compuesto por cuatro capítulos,
ocupándose cada uno, de los asuntos que compondrán el cuerpo del
trabajo.
El primero se ocupa de "La moneda", y la presenta, sobre todo,
como el elemento de cambio, básico de toda actividad comercial. El
segundo está dedicado a considerar "El sistema monetario mexicano'', y
ofrece la evolución de la moneda en nuestro país, has:a í!agar a su
legislación actual, en una dimensión histórica, que de paso, apunta los
hechos más sobresalientes de nuestra vida nacional, en relación con el
dinero. Al tercero corresponde el tratamiento de "La moneda extranjera",
haciendo resaltar el valor del dinero en el mundo, el interés internacional
por los asuntos económicos, el peso de las divisas para los países en
desarrollo, y el régimen jurídico a que están sometidas las monadas
extranjeras en México. y el cuarto, al ocuparse del "Manejo legal de la
moneda extranjera en México", aborda las cuestiones que atañen a las
obligaciones y los contratos, al dinero, al dólar estadounidense, y a las
normas para contratar en esa moneda.
Reconozco de antemano las limitaciones del presente ensayo, mi
primera incursión en las lides de la investigación jurídica. Pero ello acaso
puede ser compensado con la firma decisión que animó todo su desarrollo.
Federico Villalpando César.
INTRDDUCCION.
Capítulo Primero.
LA MONEDA.
1. Antecedentes.
11. Concepto general de moneda.
111. La moneda nacional.
Capítulo Segundo.
INDICE
EL SISTEMA MONETARIO MEXICANO.
l. Antecedentes históricos.
11. La acuñación de la moneda.
111. El dinero no amonedado.
IV. Régimen jurídico.
ili
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11
18
23
25
34
Capítulo Tercero.
LA MONEDA EXTRANJERA.
l. El dinero fuera de las fronteras nacionales. 40
11. La posibilidad de una moneda internacional. 43
111. La moneda como divisa. 47
IV. Régimen jurídico mexicano aplicable a la moneda extranjera. 52
Capítulo Cuarto.
MANEJO LEGAL DE LA MONEDA EXTRANJERA EN MEXICO.
l. Las obligaciones en dinero.
11. El dinero como medio de cumplimiento de las obligaciones.
111. El dólar estadounidense, como realidad monetaria.
IV. Los contratos en moneda extranjera.
CONCLUSIONES.
BIBLIOGRAFIA.
vi
63
79
85
90
97
104
Capítulo Primero
LA MONEDA
l. ANTECEDENTES.
Con frecuencia se identifican las nociones de dinero y de moneda. En
ambas nociones se reconoce, como elemento decisivo, el hecho de su
capacidad de Intermediación para que un sujeto humano adquiera algún
objeto o servicio que requiera, y por cuyo logro es preciso hacer intervenir
esa capacidad de intermediación, ya por el valor concreto que la
representa, ya por el reconocimiento convencional que se le asigna.
La noción y el uso de la moneda, sin duda que son anteriores al
manejo de técnicas o de mecanismos para lograr la satisfacción de
necesidades de intercambio, desde los tiempos más remotos de la historia.
Tal vez únicamente en el llamado comunismo primitivo, la experiencia
propició una distribución inadvertida de los bienes y el acceso a ellos, hasta
con cierto sentido de equidad. Sin embargo, no es el mero hecho de la
distribución lo que aquí interesa explicar, sino el medio por el que se hizo
posible esa distribución.
Ante todo, se considera indispensable que haya existido una
conciencia del necesitar, del poseer, y del intercambiar ese poseer por ese
necesitar lo que, naturalmente hubo de llevarse a cabo, de seguro no sin
violencia o arbitrariedad. Pero de ese llegar a poseer brusco, a manera de
triunfo del más poderoso, se pasó a un llegar a poseer por vías pacíficas y
justas, naciendo así el mecanismo del intercambio de unos bienes por otros,
según lo que era requerido por uno y poseído por otro; a este mecanismo,
primitivo pero eficiente, se le conoce con el nombre de trueque, concepto
que en el campo económico tiene la misma significación que en el término
permuta en el ámbito del derecho, donde se entiende como el contrato por
el que cada uno de los contratantes se obliga a dar una cosa por otra. 1.
Así, el trueque viene a ser la forma más primitiva de comercio, y
representa la modalidad más elemental de sustitución de la moneda, por el
valor de la misma casa material del trueque. No se trata, pues, de una
forma de moneda, sino de un mecanismo que se aplicó empíricamente, a
falta de moneda. Para muchos historiadores del comercio y de los sistemas
monetarios, el trueque corresponde a los pueblos cuya actividad comercial
se registra antes de la aparición y el uso de la moneda, como instrumento
de intercambio de bienes.
Los pueblos primitivos debieron haber pagado sus respectivos
tributos o tasa, refiriendo el valor de cada bien, a un bien tipo están dar;
este tipo no tiene carácter universal sino aplicable solamente a determinado
grupo de mercancías. En una etapa más evolucionada y por ello mejor
1. Rafael DE PINA y Rafael DE PINA VARA: Diccionario de Derecho.
México. Porrúa, 1986.
organizada, seguramente se aplicará la llamada tabla de cálculo, o sea una
serie completa de unidades vinculadas entre sí por relaciones numéricas.
Gustavo Cassel 2 considera que "no puede concebirse un régimen algo
desarrollado de cambio económico, sin la existencia de una tabla de cálculo
correspondiente". Y para que una mercancía tipo, se convierta
espontáneamente en instrumento general de cambio, necesita ser objeto
por sí misma, de una demanda general, o sea, estar dotada de aceptabilidad
por sr.
Esto explica, como dice León Bolaffio 3 que "la mercancía general,
que en las sociedades primitivas sirve de instrumento de cambio, está
representada por objetos de uso común cotidiano, y sogún los lugares, los
tiempos y los pueblos, por animales {pecus, de aquí pecunia), esclavos.
pieles, sal, arroz, etc.", y el mismo hecho aunque en otras circunstancias,
explica también por qué los metales preciosos se convirtieron en
instrumentos generales de cambio.
De lo concreto de mercancla tipo, a la unidad abstracta de cálculo
universal para una gran escala de precios, no hay más que un paso lógico.
Por esto el buey ha sido durante milenios la unidad principal en la escala de
precios; y cuando esta unidad no era fácilmente divisible, se buscaban
unidades inferiores, siempre en relación con ella, corno por ejemplo, la
2. Gustavo CASSEL: Economla. Madrid. Aguilar, 1933. págs. 350 y ss.
3. León BOLAFFIO: Derecho mercantil. Madrid. Reus, 1935. pág. 12.
oveja, los esclavos, los metales, los granos o las alhajas. Así, un esclavo
podía valer tres bueyes; y en Roma, cien ases de cobre equivalían a un
buey, y diez ases a una oveja. Tal vez, en alguna parte del mundo, algunas
piedras gigantescas, imposible de ser trasladadas ni ambicionadas, pudieron
ser punto de referencia, o unidad principal para las transacciones
mercantiles.
En verdad, el régimen dinerario pudo ser anterior a la moneda
metálica. Pero lo que es muy significativo es que toda escala de precios
debe calcular con unidades idénticas, o al menos de identidad imaginaria.
Esta identidad alcanza su constancia, garantía y seguridad, cuando se
convierte en identidad jurídica de las monedas.
La importancia que corno institución jurídica siempre revistió el
dinero, ha aumentado extraordinariamente en nuestro tiempo, corno lo
advierte Agustín Vicente Galla 4, Los signos monetarios están formulados
sobre alguna materia valiosa, o sobre objetos que poseen generalmente un
valor inferior al signo que representan; d& lo contrario, por ejemplo, una
moneda cuyo valor metálico sobrepasara a su valor monetario, sería fundida
y se emplearía corno metal.
En cambio el fenómeno contrario resiste hasta cierto límite el criterio
de la representación material y uniforme de la moneda; pero entonces es
4. Agustín VICENTE Y GELLA: Introducción al derecho mercantil comparado. Barcelona. Labor, 1932.
indispensable el control de la acuñación monetaria por parte de una
institución social o jurídica, corno lo es el Estado, y siempre que exista una
escasez suficiente del instrumento uniforme de pago. Debido a ese
fenómeno psíquico, consistente en la sobrestirnación material de los
instrumentos de pago, la solucion jurídica alcanza su triunfo cuando
aparece la moneda de papel, especialmente cuando está dotada de curso
legal forzoso, por lo cual podría denominarse moneda pura.
11. CONCEPTO GENERAL DE MONEDA.
No hay duda que uno de los momentos más decisivos en la historia
del comercio, fue el de la aparición de un elemento capaz de traducir en
valor, la utilidad representada por las mercaderías, a la vez que el
significado de los objetos mediante los cuales se operaba su cambio y se
promovía su circulación. Dicho elemento no fue otro que la moneda,
expresión significativa del poder real del dinero.
Esto significa que, superado el estrecho concepto del trueque, corno
estilo de operaciones económicas, apareció otro, indudablemente más
evolucionado, constituido por el comercio a través de la moneda. Pero
entonces, ¿qué es la moneda?.
Desde luego, hay que establecer con precisión la diferencia
conceptual entre la moneda, corno instrumento de cambio para la obtención
de satisfactores, con un valor reconocido corno uniforme, y la moneda,
como pieza material concreta, generalmente metálica, con un valor
simbólico o garantizado, pero uniformemente reconocido y aceptado. Aquí
nos ocupamos del primer significado.
La moneda es el elemento material con que se representa el dinero, y
éste, el substituto representativo de un valor, admitido por todos los
miembros de una sociedad, para facilitar las operaciones de adquisición,
mediante la compra y la venta de toda clase de objetos requeridos por los
individuos. El dinero es un bien instrumental que sirve como mediador del
tráfico de bienes, evitando las grandes dificultades del cambio directo o
trueque. 5, La moneda, en cambio, es ese mismo instrumento, pero al que
ya se le ha dado una forma material, común, reconocida y aceptada por
todos; la moneda desempeña un papel fundamental en las relaciones
económicas, pues significa la superación del simple cambio. En los orígenes
del uso de la moneda, apenas se aprecia una diferencia respecto del truque,
pues se usaban como mercancía apta para cualquier cambio, objetos de
reconocido valor o aprecio, como semillas, pieles, ganado, armas, etc.; un
medio convencional fue el empleo de piezas de metal, a las que se les
asignaba un valor, que todos aceptaban, hecho que fue superado cuando,
luego del descubrimiento de los metales llamados preciosos {oro y plata), se
produjeron objetos monetarios con dichos metales, y que por su valor
intrínseco, eran ofrecidos y admitidos como útiles y efectivos medios de
compra y venta.
5. DE PINA: Op. Cit.
El desarrollo histórico de la noción y práctica de la moneda, ha
llevado a reconocerla como el instrumento propio de cada país, para que
sirva de base a todas las transacciones económicas que se desarrollan
dentro de él, por lo que se toma como unidad, a partir de la cual se van a
estipularse los valores menores y los superiores, lo que constituye el
sistema monetario nacional; y como éste se halla en constante cambio,
para ajuste de la realidad con el valor instrumental del dinero que
representa, se reconoce la vigencia de la moneda en un momento
determinado, bajo el nombre de moneda de curso legal, o de curso
corriente.
Aunque jurídicamente el concepto y el uso de la moneda tienen su
origen en el Derecho Romano, fueron los pueblos románicos los que
difundieron su práctica por los diversos países, llegando hasta los
modernos, a través de estilos y modos de alta complejidad, apoyados en
esquemas tecnológicos muy avanzados. La expansión de la cultura
europea, a partir del descubrimiento de América, trajo consigo la
implantación de sistemas monetarios en las Colonias, provenientes de los
países metrópolis. España fue, para sus Colonias Americanas, la promotora
del uso, no sólo de la moneda, sino de un sistema monetario que alcanzó
niveles de universal; y con ello, se superó en definitiva, el viejo uso del
truque practicado por los antiguos pobladores de los territorios que
quedaron dentro del dominio español.
La palabra dinero procede del latín denarius que significa la
duodécima parte del dineral de plata, o bien, una moneda de plata que valía
hasta dieciséis ases; por generalización muy explicable, se usó para
designar a la plata, o a cualquier moneda de plata. Y por último, vino a
sustituir términos como caudal, hacienda, bienes de fortuna. Como
equivalente de moneda, se extendió el uso del vocablo, gracias a los
trovadores medioevales. Otras cuatro palabras latinas han servido para
mencionar el dinero: numisma o nomisma, numus, pecunia y aes.
El término nomisma es de origen griego, y según explica Aristóteles,
está emparentado con la palabra nomos, que quiere decir ley. "La moneda
ha llegado a ser, debido a convenio, una especie de representante de la
demanda y necesidad; y por eso lleva el nombre de moneda (nomisma)
porque no existe debido a Ja naturaleza, sino por ley humana establecida
(nomos), y de nosotros depende cambiarla e inutilizarla". 6, En el mismo
sentido Santo Tomás de Aquino, comentando el texto aristotélico, dice que
hay cosas que son imposibles de medir según Ja verdad, es decir, de
acuerdo con las propiedades intrínsecas de tales cosas, pero que por
comparación con las necesidades humanas, pueden ser encerradas en una
sola medida. Esta medida se llama moneda: numisma.
Por Jo que toca al término numus, se acerca más aún a nomo como
dando a entender que Ja moneda es un bien de la cultura, y no obra natural.
En el derecho romano, la palabra pecunia guarda relación con la antigua
clasificación de los bienes en mancipi y nec mancipi, que proviene de una
6. Según el pensamiento de ARISTOTELES, expuesto en su Etica Nicomaquea. México. Porrúa, 1956.
división donde aparece en la designación de las cosas que un pater puede
tener: familia pecuniaque. La familia era un término que comprendía a la
tierra, a los esclavos y a los animales de labor, mientras que la palabra
pecunia comprendía las cosas superfluas v de menor valor, como el
pequeño ganado; la pecunia es lo susceptible de crecer o decrecer, fácil de
gastarse tan aprisa como se ha adquirido. La familia vendría a ser como el
capital fijo, mientras que la pecunia el capital circulante.
La palabra aes, de etimología incierta, designa todo metal sacado de
las minas, exceptuando la plata y el oro, y se refiere principalmente al
cobre. Como las primeras monedas romanas fueron de cobre, el término se
aplicó a las monedas y al dinero en general. 1.
Por último, es conveniente advertir que en nuestro idioma los
términos dinero y moneda suelen confundirse. Luis Sancho Seral dice que
"para una técnica rigurosa, convendría que una palabra (dinero) designase
genéricamente todos los signos monetarios, y otra, como (moneda), no
designase más que determinada clase de ellos, y nunca se pudiera
confundir con la genérica.
La palabra moneda ha venido a ensanchar su 5ignificación,
adquiriendo un sentido general, y hasta tal punto que, para expresar su
sentido restringido, necesita ir en plural o acompañada de un
7. Cfr. Raymundo DE MIGUEL: Nuevo diccionario etimológico latinoespañol. Madrid. Saénz de Jabera, 1931.
adjetivo explicativo (monedas, moneda metálica, una moneda, varias
monedas)". B.
De acuerdo con los lineamientos de Aristóteles, es en el juicio
comparativo donde radica el criterio para poner precio a las cosas que se
cambian; y la unidad y base de este criterio y de esta comparación es la
satisfacción de las necesidades humanas. La necesidad es pues, la medida
de las mercancías; pero esta medida no está determinada por la dignidad de
su naturaleza, sino que impone precios a las cosas, según lo que los
hombres necesitan para su uso.
En consecuencia, la moneda que se cambia por lo que se necesita,
surgió para satisfacción de las necesidades naturales, pero fue instituida
por la voluntad de los hombres, y por el precepto legal que la consagró
como institución de la comunidad.
Recomienda Aristóteles, que todas las cosas sean medidas por esta
medida de medidas, que es la cosa que por más tiempo permanece en su
valor. Gracias a la moneda pueden cambiarse las cosas, y por tanto,
pueden comunicarse los hombres. La moneda iguala a las mercancías ~ntre
sí, y las mide. No hay comunicación sin conmutación, y ésta sólo es posible
cuando se constituye alguna igualdad entre las cosas, igualdad que sería
imposible sin medida. Esta es la expresión más clara de la superioridad del
8. Luis SANCHO SERAL: Nota de la obra de NUSSBAUM: Teoría jurídica del dinero. Madrid. 1939.
10
hombre sobre la naturaleza, así como de Ja capacidad de éste para manejar
convencionalmente sus propias creaciones.
111. LA MONEDA NACIONAL.
Hay que advertir que el dinero, como fenómeno actual del Estado
Moderno, constituye Ja Institución Económico-Jurídica indispensable en Ja
organización contemporánea, nacional e internacional. La institución del
dinero no puede menos que tomar en cuenta la intervención de la autoridad
organizada, es decir, de Ja administración jerárquica en la vida de Jos
pueblos, para garantizar su estabilidad y su auge. 9,
La moneda tiene como fin el bien común de Ja Ciudad, el bien común
temporal. En este sentido es lícita en principio la "excepción a las
prohibiciones de monopolios a que se refiere el Artículo 28 constitucional:
En Jos Estados Unidos Mexicanos quedan
prohibidos los monopolios, las prácticas
monopólicas, los estancos y las exenciones de
impuestos en Jos términos y condiciones que fijan
las leyes. El mismo tratamiento se dará a las
prohibiciones a título de protección a Ja industria.
En consecuencia, las ley castigará severamente, ...
9. Raúl MARTINEZ OSTOS: Apéndice de Ja obra de M.H. KOCK: La
banca central. México. Fondo de Cultura Económica, 1940.
11
Las leyes fijarán bases para que se señalen precios
máximos ...
No constituirán monopolios las funciones que el
Estado ejerza de manera exclusiva en las áreas
estratégicas a las que· se refiere este precepto:
Acuñación de moneda; correos; telégrafos; radio
telegrafía y la comunicación vía satélite; emisión
de billetes por medio de un solo banco, organismo
descentralizado del Gobierno Federal; petróleo y
los demás hidrocarburos; petroquímica básica;
minerales radiactivos y generación de energía
nuclear; electricidad; ferrocarriles;
actividades que expresamente señalen
que expida el Congreso de la Unión.
y las
las leyes
Sobre el valor del dinero se han formulado varias hipótesis, cuya
bipolaridad se encierra en las siguientes palabras: metalismo y nominalismo.
Bruno Moll nos sintetiza así estos dos conceptos extremos: 10, En el
metalismo, "El valor de la moneda viono únicamente del valor del metal
precioso". Solamente la moneda metálica es moneda; la moneda papel no
es sino un representante o sustituto de la moneda metálica, (símbolo de
símbolos, según lo antes expuesto). En cambio, en el nominalismo "La
moneda, sea metálica, sea de papel, nunca tiene valor, sino únicamente
tiene un nombre. Originase por el mandato del Estado o del Gobierno, y
funciona porque se le necesita para pagar y cambiar, particularmente
porque se puede pagar con ella los impuestos. Tiene la naturaleza de una
marca de guardarropa o de un boleto de teatro. Es una asignación para
10. Bruno MOLL: La moneda. Lima. Gil, 1938.
I~
adquirir bienes y servicios, pero carece por sí misma de valor".
Frente a estas dos posiciones, extremas y unilaterales, han aparecido
también la teoría que Mali llama Del Valor de Función. Según ella, "la
moneda tiene valor" siendo mucho más que una marca. Se le cambia contra
bienes de servicio, como otro bien de valor. Pero la moneda moderna no
debe su valor a un metal. sino a la función que desempeña para pagos.
También la moneda papel es moneda independiente. Esta teorfa, dice Moli,
parece reunir los elementos justos de ambas teorías unilaterales, la del
metalismo y la del nominalismo, pues negar que la moneda tiene valor,
significaría negar la validez de toda la teoría moderna reconocida del valor.
Y sostener que el valor de la moneda proviene únicamente del metal,
significa negar que hay monedas independientes o la existencia de un papel
moneda. A esto agrega Mali su opinión propia, basándose en que el valor
de una moneda depende de la confianza con que el Estado cumplirá con
sus deberes en escritos, garantizando el valor original do la moneda por una
conversión en el sentido más amplio.
Según esto, los metalistas tienen razón en cuanto que exigen la
confianza en realizar la conversión, como condición para la satisfacción del
público, como fundamento del valor de la moneda. Y los nominalistas
tienen razón, cuando advierten que esta conversión no debe consistir
únicamente en el metal (oro), sino también en bienes o servicios valiosos. Y
además, interesante observación es que la moneda de papel aparece ante
todo como una moneda nacional, mientras que la moneda de metal es
13
mercanc(a internacional que vale en todo el mundo. Como casos de
excepción, menciona el dólar de papel estadounidense, y la libra esterlina _
inglesa.
La moneda es un bien del dominio de los particulares, de acuerdo
con el articulo 772 del Código Civil para el Distrito Federal:
Son bienes de propiedad de los particulares, todas
las cosas cuyo dominio les pertenece legalmente,
y de las que no puede aprovecharse ninguno sin
consentimiento del dueño o autorización de la ley.
Por mercanc!a se entiende la cosa corporal y mueble en cuanto
constituye el objeto de un negocio de comercio. Según Vivante, el Código
Civil Italiano, "empleando una expresión económica exacta; llama
mercanc!as a las cosas muebles, cuando las considera en su función
mercantil, o sea como objeto de actos de comercio; y es un empleo
acertado de la palabra, porque una cosa no alcanza la calificación de
mercancía más que cuando sirve de objeto a la industria comercial". Por lo
tanto, las normas dadas por el Código Civil mencionado para las mercanc!as
debieran considerarse corno reglas de Derecho Mercantil ... " 11.
De manera que la moneda, es considerada por el Derecho positivo
11. César VIVANTE: Tratado de derecho mercantil. Trad. de César Silló. Madrid. Reus. 1932.
14
como mercancía cuando interviene como objeto en relaciones clasificadas
como 'actos de comercio'. Así, cuando el artículo 635 de nuestro Código
de Comerclg habla de moneda mercantil, no significa que haya una moneda
en sí misma mercantil, y otra en sí civil; sino que la misma cosa puede ser
objeto de prestaciones en obligaciones civiles o mercantiles. Por esto
consideramos muy razonable la afirmación que hace Vicente Gella: "en todo
caso, del concepto de mercancla hay que excluir siempre, no obstante su
condición de mueble y de tener un valor intrínseco, la moneda metálica o
fiduciaria". 12. entendiéndose por ésta, la que vale por su significado legal,
más que por su valor intrlnseco.
En cambio, parece que la moneda se convierte en simple mercancía,
desde el momento en que sale de un país y deja de ser moneda en otro
distinto, según esto, en frase también de Vicente Galla, "las deudas en
moneda extranjera no deben ser consideradas como deudas de numerario
sino de cosa genérica". (Esta palab1a 'genérica' un tanto equívoca, debe
significar en este caso que las cosas dejaron su función monetaria y se
redujeron a simples mercancías).
Cuando la moneda es mercancía, está sin embargo bien delimitada y
especificada de cualquier otra, por sus funciones propias, que según el
mismo Vicente Galla son tres principales:
1. Ser denominador común de los valores, permitiendo la
12. VICENTE y GELLA. Op. cir .. Pág. 127.
IS
conservación de éstos y su traslado de un lugar a otro. Todo patrimonio se
puede conservar y transportar fácilmente reducido a numerario. Podría
agregarse que también fácilmente se puede perder.
2. Ser un medio de contabilidad, o medida del valor de las cosas,
presentando numéricamente su utilidad (apreciación en cantidad de la
cualidad de un objeto).
3. Ser un medio de cumplimiento de las obligaciones, una forma de
pago de las deudas, un modo de liberación. La moneda es aquella cosa
mercantil, a la que el legislador asigna un valor de liberación de toda
responsabilidad económica.
Los romanos consideraban que los derechos reales eran cosas
incorpóreas, así como los derechos de crédito y la herencia. Por cosas
incorpóreas entendían "los derechos susceptibles de estimación, y que
representan un valor pecuniario en la fortuna de los particulares··.
Evaluando así el derecho rea) como cosa incorpórea, con un criterio
pecuniario, puede ejercitarse, a la vez, sobre el bien pecuniario. No todos
los derechos reales son susceptibles de ejercitarse en el objeto que
llamamos moneda, ya que algunos, como la habitación, la servidumbre
llamada predial o real, etc. se ejercitan sobre cosas inmuebles.
La institución monetaria, tal como ha aparecido en la Historia, no es
concebible sin el derecho de propiedad, que fue definido por los romanos
como potestas urendi, fruendi et aburendi. La palabra 'abuti' debe
16
entenderse en sentido de consumir o disponer, y en ambos casos,
racionalmente: quaetenusjuris ratio patitur.
En el Código Civil para el Distrito Federal se establece:
Artículo 830. El propietario de una cosa puede
gozar y disponer de ella con las limitaciones y
modalidades que fijen las leyes.
Artículo 831 . La propiedad no puede ser ocupada
contra la voluntad de su dueño, sino por caus¡; de
utilidad pública y mediante indemnización.
Cabe entonces la pregunta de si puede ser expropiado el dinero por
parte del estado. Gabino Fraga responde negativamente, mediante
argumentos lógicos, pues si se expropiara, sería obligación del Estado pagar
alguna indemnización. Ahora bien, esta indemnización debe ser también en
dinero, y carece de sentido expropiar dinero, para en seguida, o al mismo
tiempo, o previamente, dar también dinero. 13.
Todo esto pone de relieve el carácter probativo del dinero: no se
trata de objetos simples, ni siquiera de objetos cambiables entre si, sino de
elementos que pueden propiciar el cambio, pero con apego a su valor
propio, el reconocido por los hombres, cuando ros crearon para servirse de
ellos, también con sentido de significación humana.
13. Gabino FRAGA: Derecho administrativo. México. Porrúa, 1942.
17
Capítulo Segundo
EL SISTEMA MONETARIO MEXICANO
l. ANTECEDENTES HISTORICOS.
Antes de que los primitivos habitantes pre-cartesianos establecieran
sus rudimentarios principios positivo-legales, la necesidad comercial produjo
en ellos la costumbre de trocar unos objetos por otros. Muy pronto, el juicio
comparativo debió hacer vislumbrar en sus entendimiAntos la idea de
dinero, y su imaginación materializante plasmó esta nueva necesidad en
objetos considerados por ellos como de mayor valor; los instrumentos
primitivos del cambio indígena fueron de origen vegetal y mineral: el cacao,
la sal, el algodón, el polvo de oro, las manta .... algunos se sirvieron de
cañones de plumas llenos de polvillo de oro; otros, como los mayas
emplearon las conchitas de mar; los indígenas de la Mesa Central usaron
como moneda o como mercancía tercera, pedazos de algodón llamados
tolcuachtli. Entiéndase que todos esos medios de cambio, no eran la base
de la economía precortesiana, pues el uso generalizado fue el trueque.
Posiblemente la noción de tributo vino a dar mayor fijeza a esas
mercancías en su función monetaria; el tributo se pagaba en bienes de la
tierra, y algunos de esos bienes fueron considerados como de mayor valor
y eficacia para los efectos tributarios. Era tan importante el tributo, que casi
todas las contiendas frecuentes en el mercado azteca, llamado tíanguez,
18
obedecían a dificultades derivadas de la compra-venta, y a la recolección
del tributo de los que iban a vender. Se nombraron entonces dos jueces
que debían permanecer en el tianguez para resolver tales disputas.
En su Historia de la cosas de Nueva España, Fray Bernardino de
Sahagún t4. nos explica el orden aproximado en que aparecieron las
principales mercaderías: 1 o. plumas de papagayos tverdes-cuetzal, azules
cuitlatexot/i, y color de grana-chamu/111, plumas de quetzal turquesas
txivití), piedras verdes (chalchivitl). 2o. mantas de algodón y maxt/es de lo
mismo. 3o. barbotes de oro, anillos del mismo metal, cuentas de oro,
piedras azules, grandes chalchivites, grandes quetzales, pellejos labrados de
animales fieros, y otras plumas ricas de diversas maneras y colores. 4o.
mantas ricas y labradas, de diversas labores; maxtles ricos, enaguas ricas,
y bellos vipiles, mantas de ocho brazas en largo, tejidos de hilo torcido
como terliz, y también se comenzó a tratar en cacao. Aquí vemos la
realidad de un hecho social (el comercio), que se practica a través do
elementos convencionales creados por el hombre para eso preciso uso, de
servir como instrumentos de cambio. El uso de la moneda, en este aspecto,
es uno de los descubrimientos más sugerentes de Sahagún, que así
pondera el grado de civilización alcanzado por los prehispánicos habitantes
de las tierras conquistadas por España.
Parece que lo que más se usaba en forma generalizada como moneda
14. Fray Bernardino de SAHAGUN: Historia de las cosas de la Nueva España. México. Porrúa, 1974.
¡q
era el cacao, según lo refiere Cortés: "cacap, que es una fruta como
almendras que ellos venden molida; y tiénenla por moneda en toda la tierra,
y con ella se compran todas las cosas necesarias en los mercados y otras
partes". 15. El cacao fue la mercancía más estimada, las cargas de cacao
junto con los cañutos de ave con polvillo de oro, servían para cambiar las
cosas de mayor precio. El uso del cacao como moneda se extendió hasta
Yucatán y Centro América.
En los primeros tiempos de la dominación española se trajo moneda
acuñada en Castilla, aunque continuó usándose el trueque y el cacao. Por
ese tiempo se empleó el oro y también la plata, pero como metales, sin
acuñar. entregándose el peso en metal correspondiente. Esto motivó el
nombre de "peso" de nuestra actual unidad monetaria. El problema de la
escasez de moneda en la Nueva España comenzó a ser resuelto por la
Metrópoli, con la fundación de la Casa de Moneda, por Real Cédula del 11
de mayo de 1535.
Por dicha cédula, se ordenó labrar en la Ciudad de México, moneda
de plata. Posteriormente se dispuso, en 1542, amonedación en cobre,
moneda que no fue del agrado de los indígenas, por lo que siguieron
usando el cacao, hasta principios del siglo XIX.
La acuñación de la moneda de plata se inició en 1537, y de oro hasta
15. Hernán CORTES: Cartas de relación de la Conquista de México. México. Porrúa, 1969.
1678, Los pesos de plata se llamaron "Macuquinos"; eran de fea apariencia
y de forma poligonal irregular. La plata acuñada desde las primicias de la
época colonial montó a una cantidad muy grande, debido al papel
internacional que desempeñó el peso durante varios siglos, ya que se
exportó a las Islas Filipinas y a los puertos chinos, en donde adquirió el
carácter de instrumento civilizador.
El peso mexicano que se acuñó después de la independencia, no
tuvo la misma aceptación en China, debido al descrédito en que incurrió,
porque en algunas casas de moneda se abusó del feble, o disminución del
metal precioso en las aleaciones, especialmente en los acuñados con la
letra "G" que provenían de Guadalajara.
A mediados del siglo XIX, el peso mexicano casi no circuló en los
demás países de América, y sin embargo, siguió sirviendo corno medio de
cambio en China, Japón y Filipinas.
Según el señor Raúl Ortiz Mena, 16. cuatro factores determinaron la
pérdida del mercado internacional por parte de nuestra moneda:
1 o. La creación de casa de moneda en Filipinas.
20. La desconfianza por la moneda, que adoptó el sistema decimal.
3o. La promulgación de la ley monetaria del Japón, que estableció el
16. Raúl ORTIZ MENA: la moneda mexicana; análisis /Jistórico de sus fluctuaciones. México. América, 1942.
~I
Yen plata; y la fabricación del Trade dallar americano, expresamente
acuñado para hacer la competencia al peso mexicano.
4o. La depreciación de la plata en 1843, debido al incremento de
acuñación y la competencia de otras monedas internacionales.
La exportación de la plata al Oriente fue disminuyendo en forma
constante, y sus últimos asilos fueron China, Indochina, Hong Kong y
Singapur. El peso mexicano se depreció en 38% de principios del siglo XVI
a mediados del siglo XIX.
Entonces nuestra moneda tuvo un uso exclusivamente doméstico. El
mismo autor dice que nuestro sistema monetario ha atravesado por muy
diversas experiencias: el monometalismo plata, el bimetalismo, el
monometalismo oro, el patrón de cambio de oro, el régimen de papel
moneda, el patrón libre, etc. Su principal moneda ha sido metálica, pero
también ha desempeñado una función importante el papel moneda de
Estado y los billetes de banco.
El desarrollo del sistema monetario ha ofrecido muy variadas
representaciones de su unidad, y muy diversas formas de determinación de
sus variantes. Como en la mayoría de los países occidentales, la aplicación
del Sistema Métrico Decimal, ha facilitado y familiarizado la denominación
de los múltiplos y submúltiplos de la unidad monetaria, cuya sustentación,
se reconoce en las reservas nacionales de solvencia económica,
representada por la capacidad de acuñación monetaria, en oro puro.
11. LA ACUÑACION DE LA MONEDA.
Es de un conocimiento común, el hecho de que en la época
prehispánica las operaciones comerciales se efectuaban a base del trueque,
aunque éste pudo efectuarse mediante un sistema de representación de
valores económicos a base de símbolos, y no del propio valor de los objetos
cambiables.
De hecho, la acuñación de la moneda en México proviene de la
época colonial; el año de 1536, el Virrey Antonio de Mendoza, autorizado
por el Rey de España, estableció la primera Casa de Moneda. En ella se
acuñaban piezas monetarias de oro y de plata, rudimentariamente
fabricadas, por la falta de operarios capaces; la moneda de cobre, es muy
posterior en su aparición, por el desprecio que padecía este metal frente a
los otros dos. Posteriormente, y dada la inseguridad de los caminos entro
los centros mineros y la capital, so establecieron casas de moneda en las
principales ciudades de la Colonia, siendo sus labores principales las de
fundiciones o vaciados, de imperfecta factura; en ocasiones también se
trataba de piezas metálicas laminadas, o cortadas en trozos más o menos
de Igual tamaño, en las que se labraba o se troquelaba algún signo, que
expresaba su valor, siempre en razón del metal.
Fiel exponente del curso histórico, la moneda en México ha tenido
muchas formas, clases y denominaciones. Desde su acuñación en la
Colonia, se usó el "real" como unidad monetaria, y sus fracciones de
"medio real", de "cuartilla", de "tlaco" (media cuartilla o 1 /8 de real), y de
"pilón" (medio tlaco o 1/16 de real). Este fraccionamiento de la unidad
monetaria, dejó de usarse con la introducción del Sistema Métrico Decimal;
en 1857 se expidió un decreto para ajustar la moneda a dicho Sistema,
decreto qua aunque se repitió en 1861, por razones históricas no pudo
entrar en vigor, sino hasta 1867.
No obstante, durante el Imperio de Maximiliano se acuñó por primera
vez en México, moneda basada en el Sistema Decimal, usando para las
diferentes denominaciones, cobre, plata y oro, y apareciendo el busto del
Emperador en el anverso y el escudo imperial en el reverso, aplicando la
denominación de pesos y centavos.
En 1873 se autorizó la acuñación de monedas de plata de a 8 reales,
que fueron aceptadas corno equivalentes de un peso de plata, y hasta muy
avanzado el Siglo XX. Finalmente, en 1905 se estableció la única Casa de
Moneda, y se expidió una ley monetaria, que vino a unificar tanta
diferencia, estableciendo un nuevo sistema monetario con pesos y
centavos, y ordenando el retiro de la circulación de todas las monedas
anteriores. 17.
Por razones perfectamente explicables, la acuñación de la moneda en
México, estaba muy vinculada con la producción minera; y ésta, como casi
17. Cfr. Diccionario Porrúa de Historia, Biografía y Geografia de México. 5 ad.México, Porrúa. 1986.
todas las actividades económicas del país, ha sufrido los embates de las
condiciones sociales y políticas a lo largo de la historia. Así se explica la
idea primero, y la necesidad después, de emplear el papel moneda,
paralelamente o en lugar del circulante metálico, La prirnera emisión de
billetes en México, tuvo lugar el año de 1822, a finales del Imperio de
lturbide; ésa, y otras emisiones similares fracasaron, hasta en tanto se
encomendó su fabricación a un Banco, ya en la segunda mitad del Siglo
XIX, como se verá adelante.
111. EL DINERO NO AMONEDADO.
Si se considera como moneda, a cada una de las piezas metálicas
que representan un valor pecuniario, y del cual se sirven las operaciones
mercantiles, desde las más simples hasta las más complejas, es necesario
reconocer que, al aumento de la capacidad comercial, no de un país o de
una institución comercial, sino de cualquier sujeto en condiciones de operar
comercialmente, debía corresponder también un aumento en la cantidad de
monedas necesarias para efectuar las transacciones; y con ello, el reclamo
de una cantidad mucho mayor de metales, sobre todo de oro y plata, para
satisfacer tales necesidades, que por lo creciente, se haría imposible por
principio.
Surgió así la aplicación de un concepto de la moneda, que, apoyado
en el reconocimiento legal de ésta, tuvo que ser aceptado en su práctica
corno equivalente de la moneda metálica. Tal es el caso de la moneda de
ll
papel, o billete, creada por las mismas instituciones estatales que acuñan la
moneda metálica, y asignándole un valor correlativo al de ésta, valor
respaldado por los mismos procedimientos que garantizan la capacidad y
solvencia del Estado, respecto de las reservas metálicas o crediticias.
Como fácilmente se advierte, el valor monetario asignado al billete
resulta más fácil de representar, creándose así las series de billetes que
conforman los diferentes signos o piezas de cualquier sistema monetario. La
moneda en billete, tiene el mismo valor circulante o fiduciario que la
moneda metálica, y ese valor lo respalda el Estado, a través de su tesoro, y
de las instituciones acuñadoras de moneda o fabricantes de billete.
Sobre todo por la circunstancia anterior, el papel moneda, que
apareció en México durante el Siglo XIX, encomendando su fabricación a
un banco particular, 18. adquirió una difusión muy elevada, sobre todo
durante la época de la Revolución. Las condiciones históricas favorocioron
esta modalidad monetaria; cada una de las facciones combatientes, ejercía
su poder material, su control militar y la regulación de las operaciones
comerciales indispensables, con ánimo de permanencia o definitividad,
hecho que generalmente no se llevaba a cabo, por lo sucesivos cambios
poHticos que se producían, merced a los sucesivos levantamientos y
constantes cambios en el panorama social y económico, que a su vez
determinaban los vaivenes políticos.
18. Joaquín RODRIGUEZ RODRIGUEZ: Derecho bancario. México Porrúa. 1980.
No es extraño, en la historia de la moneda de papel y acaso también
de la moneda metálica, en nuestro país, encontrar, en un lapso menos a
diez años, una gran variedad de billetes, suscritos, ya por el gobierno do
algún Estado, ya por el mando de alguna facción militar. El caudillaje
también alcanzó la capacidad de fabricación de moneda, cuyo valor se
limitaba a la circunstancia del poder revolucionario en turno; el usufructo de
bienes ajenos, botín de las campañas militares, la imposición da criterios
civiles autoritarios, el ejercicio de la justicia de pistola, fueron expresiones
contemporáneas y complementarias de las expediciones de billetes.
Apenas la creación de un Banco Central, institucionalizado, pudo
regular, y con no pocas dificultades, esta anomalía, tan vinculada al curso
de la Revolución, a sus excesos, como a su folklore.
La creación del Banco de México, durante el régimen del Presidente
Plutarco Elías Calles, trajo consigo la normatividad oficial de la Casa de
Moneda, así como de la fabricación de billetes, o la facultad para encargar
su fabricación en el extranjero. Un sistema monetario de papel, cubre desde
entonces las necesidades de circulante; este sistema ha ofrecido ejemplares
muy variados en sus características de imagen.
Una reforma de consideración al sistema de papel moneda en
México, ha tenido lugar en 1993, al quitarse tres ceros a las
denominaciones de los billetes, apareciendo con la misma imagen en ambas
caras, pero sustituyendo los tres ceros, por la expresión NUEVOS PESOS,
27
para que los billetes de 2,000 pesos fueran de 2 Nuevos Pesos, y así
sucesivamente.
Existe una forma de papel moneda diferente al billete, constituida por
el cheque. El cheque es un título de crédito, que puede ser nominativo (a
alguien específico), o al portador (persona no especificada). que contiene la
orden incondicional de pagar, a la vista, una suma determinada de dinero;
este documento se expide a cargo de una institución de crédito (librado).
por quien tiene en ella fondos disponibles en esa forma (librador).
El cheque, por tanto, es un instrumento de pago, y de ahí deriva su
importancia en las operaciones económicas, pues reporta muchas ventajas,
tanto en el aspecto particular. o de quien lo expide, como en el aspecto
general, o del ámbito de las actividades cambi2ri~s.
No obstante lo anterior, el pago con cheque en lugar de pago en
efectivo, ofrece algunas diferencias, sobre todo jurídicas. Mientras el pago
con dinero del curso legal libera completamente al deudor, el pago con
cheque no anula su débito, sino que ello sucede hasta el momento en que
el documento es pagado por el banco. Y el uso de cheques corno medio de
pagos, presume a los cheques, recibidos bajo la condición de "salvo buen
cobro".
El fundamento legal del cheque, como sustituto del dinero circulante,
se halla en los siguientes artículos de la Ley General de Títulos y
operaciones de credito.
Artículo 5o. Son títulos de crédito los documentos
necesarios para ejercitar el derecho literal que en
ellos se consigna.
Artículo 7o. los títulos de crédito dados en pago
se presumen recibidos bajo la condición "salvo
buen cobro".
Artículo 23. Son títulos nominativos los expedidos
a favor de una persona cuyo nombre se consigna
en el texto mismo del documento.
En el caso de títulos nominativos que llevan
adheridos cupones, se considerará que son
cupones nominativos, cuando los mismos estén
identificados y vinculados por su numero, serle, y
demás datos con el título correspondiente.
Unicarnente el legítimo propietario del título
nominativo o su representante legal podrán
ejercer, contra la entrega de los cupones
correspondientes, los derechos patrimoniales que
otorgue el título al cual estén adheridos.
Artículo 25. Los títulos nominativos se entenderán
siempre extendidos a la orden, salvo inserción en
su texto, o en el de un endoso, de las cláusulas
"no a la orden" o "no negociable". Las cláusulas
dichas podrán ser inscritas en el documento por
cualquier tenedor y surtirán sus efectos desde la
fecha de su inserción. El título que contenga las
cláusulas de referencia sólo será transmisible en la
forma y con los efectos de una cesión ordinaria.
Artículo 69. Son títulos al portador los que no
están expedidos a favor de persona determinada,
contengan o no la cláusula "al portador"
Artículo 70. Los títulos al portador se transmiten,
por simple tradición.
Artículo 71. La suscripción de un título al portador
obliga a quien la hace a cubrirlo a cualquiera que
se lo presente, aunque el título haya entrado a la
circulación contra la voluntad del suscriptor, o
después de que sobrevengan su muerte o
incapacidad.
Pero para la regular emisión de un cheque, es preciso dar plena
satisfacción a los siguientes presupuestos: Que el librado (banco que pague
el cheque}, tenga calidad bancaria requerida por la ley; que existan fondos
disponibles en poder del librado; y que el librado haya autorizado al librador
!expedidor del cheque}, para expedir cheques a su cargo. Así lo establece
el artículo 175 de la mencionada Ley, que a la letra dice:
Artículo 175. El cheque sólo puede ser expedido a
cargo de una institución de crédito. El documento
que en forma de cheque se libre a cargo de otras
personas, no producirá efectos de título de
crédito.
El cheque sólo puede ser expedido por quien
teniendo fondos disponibles en una institución de
JO
crédito sea autorizado por ésta para librar cheques
a su cargo.
La autorización se entenderá concedida por el
hecho de que la institución de crédito proporcione
al librador esqueletos especiales para la expedición
de cheques, o le acredite la suma disponible en
cuenta de depósito a la vista.
De aquí resulta que la falta de esos presupuestos produce efectos
diferentes. Veamos: la calidad bancaria del librado, determina la validez del
cheque como tal; pero la regularidad del título se verá afectada si: un
documento en forma de cheque es librado a cargo de quien no tenga el
carácter de institución de crédito, pues no tendrá valor, ni producirá efectos
de tal; y si un cheque es librado sin provisión o sin autorización, seguirá
siendo cheque y producirá los efectos de éste, pero el librador quedará
sujeto a las consecuencias civiles y penales previstas por la ley.
Finalmente, el cheque debe reunir satisfactoriamente ciertos
requisitos, que al respecto señala el artículo 176 del ordenamiento
mencionado:
Artículo 176. El cheque debe contener:
l. La mención de ser cheque, inserta en el texto
del documento.;
11. El lugar y la fecha en que se expide;
111. La orden incondicional de pagar una suma
determinada de dinero.;
.11
IV. El nombre del librado;
V. El lugar del pago; y
VI. La firma del librador.
Es decir, que el documento a que nos estamos refiriendo, debe
contener inserta en su texto, la mención de ser "cheque"; debe precisar
también la fecha de su expedición; igualmente, debe expresar la orden
incondicional de pago de una suma determinada de dinero; así mismo, el
nombre del librado y la firma del librador; y finalmente, el Jugar de
expedición y el lugar de pago. 19.
Otra modalidad de dinero no amonedado, y con circulación en
México, es la del llamado dinero de plástico, nombre genérico con que se
conoce a las diferentes tarjetas de crédito que operan en el comercio.
Supliendo el circulante de efectivo, tanto por comodidad, como por
seguridad.
En nuestro país las tarjetas de crédito son derivaciones de
documentos similares, originarios de los Estados Unidos, en donde nacieron
la primera mitad del Siglo XX, con la explicable interrupción motivada por la
Segunda Guerra Mundial.
En sus orígenes, las tarjetas de crédito eran testimonios de
compromiso de pago, por consumos efectuados por clientes en clubes muy
19. Cfr. DE PINA. Op. cit.
exclusivos; más tarde, ese servicio se amplió, al aparecer ciertas
instituciones, primero nacionales y luego internacionales, avatadores del
crédito de sus afiliados. Posteriormente, ese sistema de crédito fue
adoptado por los grandes consorcios bancarios, apareciendo, al lado de las
tarjetas mercantiles, las tarjetas bancarias.
Y en México, aunque las tarjetas de crédito de empresas mercantiles
fueron precursoras del dinero de plástico, y siguen con vigencia, algunas
Instituciones bancarias, subsidiarias o en relación con los grandes
consorcios bancarios norteamericanos, han emitido sus propias tarjetas de
crédito, ampliadas a nivel internacional, con et apoyo de los bancos
norteamericanos que las reconocen como afiliadas. 20.
El incremento que dichas tarjetas representan por su uso, para el
comercio y en toda clase de pagos, ha hecho que se les reconozca un valor
paralelo al del dinero, señalándose solamente la característica de que su
valor monetario es et crédito, y no la exhibición directa de las cantidades
que se manejan; en todo caso, ta tasa de interés que impone el crédito,
aumenta el valor comercial del uso de la tarjeta, a ta vez que promueve
mecanismos financieros de aplicación en ta dinámica bancaria.
20. Eduardo Javier 5001 CARMONA: La normatividad de la tarjeta de
crédito y el dinero de plástico. Tesis presentada en la Escueta Libre de
Derecho. México, 1988.
33
IV. REGIMEN JURIDICO.
Las leyes mexicanas de 1823, 1861 y 1867 mantuvieron el régimen
bimetalista prevaleciente durante el virreinato, con amplia circulación de
moneda de plata. El primero de estos ordenamientos, modificó tan sólo la
emblemática de las piezas, en tanto que los dos posteriores configuraron
nuestro sistema monetario, ajustándolo al métrico decimal.
La Ley Monetaria de 1905, expedida en una época en que se agudizó
el desplome de los precios en oro de fa plata, trató de resolver el problema
que ello originaba, estableciendo que la unidad teórica del sistema
monetario mexicano estaría representada por setenta y cinco centigramos
de oro puro, con circulación de piezas áureas restringida al canje de
antiguas monedas amarillas por las nuevas piezas de ese metal previstas en
la ley, y colocación de moneda de plata, limitada a fa indispensable para
cubrir las necesidades circulatorias. A efectos de hacer viables estas
regulaciones, el 0rdenamiento que nos ocupa suprimió la "libertad de
acuiiación", por la cual los particulares podían entregar a la casas de
moneda barras de metal fino, recibiendo en cambio las correspondientes
piezas de oro o de plata. El régimen pretendía así regular el valor de fas
piezas de plata, independizándolo del intrínseco. Con ello se inicia la
emisión de moneda, que aún cuando parcialmente, puede considerarse ya
fiduciaria, misma cuyo valor, vinculado a la citada equivalencia en oro, se
apoyaba con la creación de una reserva monetaria, para compensar las
fluctuaciones que experimentara la relación de precios entre ambos
34
metales finos. 21,
Para 1931 la situación monetaria prevaleciente en la República
Mexicana, hacía insostenible mantener el régimen de patrón oro existente.
Ante esa situación la Ley Monetaria de 25 de julio de 1931, si bien
mantenía el patrón oro para efectos de procurar una estabilidad cambiaria:
pero desmonetizaba las piezas con contenido de ese metal, permitiendo su
libre exportación; limitaba la circulación de moneda de plata, prohibiendo
nuevas acuñaciones de ella y preveía que los incrementos de las
necesidades circulatorias fueran satisfechos mediante la emisión de billetes
por el Banco de México S.A., que éste debla colocar sólo a través del
descuento de papel comercial o mediante su canje eventual por oro a la
paridad teórica de setenta y cinco centigramos de peso, unidad monetaria
reconocida en ley. El propio ordenamiento daba por vez primera a dichos
billetes el carácter de moneda, aún cuando en forma un tanto ambigua, ya
que no les confería poder liberatorio manteniendo su aceptación
estrictamente voluntaria.
En 1935 se produjo el cambio fundamental del sistema monetario
mexicano. El alza que para entonces experimentaron los precios de la plata,
hizo que las piezas acuñadas en ella, alcanzaran un valor intrínseco, como
mercancía, superior a su valor nominal provocando serios trastornos en la
21. Francisco BORJA MARTINEZ: "El sistema monetario mexicano", en Jurfdica; Anuario del Departamento de Derecho, de la Universidad Iberoamericana. México, 1984.
35
circulación monetaria. Para hacer frente a este problema, y dado que los
billetes del Banco de México tenían ya para entonces amplia circulación, se
les confirió de manera exclusiva, un poder liberatorio ilimitado, retirándose
las piezas blancas en circulación, para sustituirlas por otras con menor
contenido de metal fino, que, en unión de diversas piezas metálicas de
valor intrínseco inferior, configuran su carácter de moneda de apoyo con
limitada obligatoriedad de aceptación, que la refiere a pagos fraccionarios o
de su escaso monto.
El proceso concluyó en 1936, cuando la correspondiente reforma
legal abandonó el patrón oro teórico, suprimiendo la paridad o equivalencia
del peso con dicho metal, expresando que: "La unidad del sistema
monetario de los Estados Unidos Mexicanos es el "peso", con la
equivalencia que por ley se señalará posteriormente". Esta última
disposición suprime al mencionado régimen de patrón de cambio oro ya que
la referida equivalencia no se ha fijado hasta la fecha, por lo que nuestra
moneda carece legalmente de paridad o equivalencia, real o teórica. Con
ello, jurídicamente, su valor sólo está referido al nominal. Así, la unidad
monetaria creada por el Estado es actualmente el "peso", representado en
signos que contienen, tanto dicha unidad como sus múltiplos y
submúltiplos. 22,
La fracción XVIII del Artículo 73 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos establece :
22. BORJA MARTINEZ, Op. cit.
36
XVIII. Para establecer casa de moneda, fijar las
condiciones que ésta deba tener, dictar reglas
para determinar el valor relativa de la moneda
extranjera y adoptar un sistema general de pesas
y medidas; ...
El orden jurídico que norma la emisión, circulación y extinción de la
moneda se encuentra consignado, principalmente en la Ley Monetaria de
los Estados Unidos Mexicanos, y en la Ley Orgánica del Banco de México.
Los dos ordenamientos citados confieren al Banco de México la
facultad exclusiva de ordenar emisiones de moneda. Tratándose de
acuñaciones de piezas metálicas, la mencionada facultad se ejerce a través
de las correspondientes órdenes a la Casa de Moneda, dependiente de la
Secretaría de Hacienda y Crédito Público. La emisión de billetes puede
hacerse físicamente por el propio Instituto Central, o bien por terceros, a
los que el Banco de México encargue esa fabricación, lo cual se vino
haciendo en años anteriores.
La circul'3ción de la moneda la hace el Banco de México, a través de
sus operaciones con el Gobierno, con la banca y con el público. Tratlindose
de moneda metálica, hoy conocida como moneda de apoyo o secundaria,
no existe límite legal en cuanto al monto que pueda alcanzar su circulación,
dependiendo éste de la cantidad de metal que se acuñe, con vistas a
proveer las necesidades monetarias de la República. El monto que conforme
a la ley puede alcanzar la circulación de billetes ha estado referido a limites
relacionados con las operaciones del instituto emisor para colocar signos
l7
fiduciarios, al número de habitantes con que cuenta la República, y a la
cuantía de la reserva monetaria que debe mantener el Banco de México,
integrada por activos internacionales (oro, plata, divisas, y derechos
especiales de giro en el Fondo Monetario Internacional).
Y la desmonetización de piezas metálicas, es atributo del Congreso
de la Unión, que lo ejerce a través de los correspondientes decretos. Esto
ocurre cuando el propio Congreso modifica las características de alguna o
de algunas monedas, privando consecuentemente de curso legal a las que
sustituye; también la desmonetización de piezas tiene lugar al suprimir
determinadas denominaciones. En ambos casos se da un plazo adecuado
para que surta efecto la correspondiente desmonetización, protegiendo con
ello los intereses del público. Generalmente las monedas que dejan de tener
tal carácter, se convierten en mercancías que libremente pueden ser objeto
de transacciones comerciales.
Con el propósito de mantener a favor del Estado el monopolio de la
posible acuñación de piezas que han dejado de tener curso legal, caso de
las monedas de oro (centenarios, hidalgos, aztecas, etc.) o de plata
(antiguos "pesos fuertes"). la ley prevé que las correspondientes
acuñaciones sólo pueden llevarse a cabo por el Banco de México, quien se
encarga de su colocación, tanto dentro de la República como en el
extranjero.
Tratándose de moneda extranjera, la prohibición de reproducirla es
consecuente con los compromisos internacionales adquiridos por México en
38
diversos acuerdos internacionales, entre los que destaca la Convención
para la Represión de la Falsificación de Moneda.
Conforme a nuestro derecho monetario, la moneda extranjera no
tiene curso legal en la República; esto carece de poder liberatorio de deudas
pecuniarias, conferido en ley, e independiente de la voluntad de las partes,
quedando excluida de los bienes a los que el legislador da el carácter de
"moneda circulante".
Así lo señala expresamente la primera parte del artículo 80. de la Ley
Monetaria de los Estado Unidos Mexicanos. Este régimen es consistente
con las prevenciones que en la materia señalan otras disposiciones legales,
tales como el artlculo 638 del Código de Comercio conforme al cual "Nadie
puede ser obligado a recibir moneda extranjera"; el artículo 2o. de la Ley
Monetaria, que excluye a las divisas de la enumeración limitativa que en él
se hace de las "monedas circulantes"; y el artículo 635 del mencionado
Código de Comercio según el que "La base de la moneda mercantil es el
peso mexicano y sobre esta base se harán todas las operaciones de
comercio y los cambios sobre el extranjero".
39
Capítulo Tercero
LA MONEDA EXTRANJERA
l. EL DINERO FUERA DE LAS FRONTERAS NACIONALES.
Al terminar la Primera Guerra Mundial, se hizo popular en los Estados
Unidos, la frase "Ganamos la guerra pero perdimos la paz". El embrollo de
las deudas de guerra y de las reparaciones, culminó en un completo
abandono de pagos internacionales: Alemania no pudo pagarle a Francia;
Francia fue incapaz de pagarle a la Gran Bretaña y la Gran Bretaña no pudo
pagarle a los Estados Unidos. Y según el Dr. H. Michell, Profesor de
Economía Política de la Universidad do Mc'Master y Presidente de la
Universidad de Ciencias Políticas del Canadá, el descalabro de 1929 fue
resultado especialmente de la desorganización del mundo.
Todos querían pagar la guerra, pero no tenían dinero con qué
hacerlo. Los griegos dijeron alguna vez que el dinero, y no los hombres, es
el factor que gana las guerras. Y a Napoleón se atribuye la conocida frase:
"para ganar la guerra, dinero, dinero y más dinero". En ese tiempo, el
mundo tenla montañas de dinero, que se expresaban en cifras
astronómicas, como ocurre en nuestros días con los gastos de guerra. Pero
esa abundancia contrastaba con su mala calidad, papel, libras de papel,
dólares de papel, francos de papel, y unidades tan extrañas como las
llamadas pengos zlotys, c/1ervontsis, que inundaron a Europa y al mundo
40
entero, que sin embargo, padecían una pobreza real.
Nada puede substituir al dinero; nuestro sistema económico moderno
depende de un abastecimiento suficiente de dinero. Pero esta suficiencia no
consiste en imprimir torrentes de billetes que tarde o temprano impondrán
las Angustias de la Inflación; advierte el profesor Michell que no es tan fácil
volver al patrón oro aparte de que sería discutible su conveniencia: no hay
suficiente oro, casi todo el oro que posee el mundo está en los Estados
Unidos, y las minas de A frica del Sur se están agotando. 23.
Otra solución muy importante sería establecer una relación fija v
universal entre la plata y el oro, de modo que los dos metales puedan
cambiarse uno por el otro libremente, por ejemplo de 50 a 1 . La ley de toda
plata acuñada debería ser de 925 milésimos de plata pura, con curso legal
hasta cualquier límite, y las casas de moneda de todos los países,
aceptarían plata para acuñarla sin límite alguno, v a un costo reducido.
Todo Banco tendría que cambiar sus billetes por oro o plata, y posiblemente
en una proporción fija. Pero esa circunstancia podrla también llevar a un
extremo: si en determinado momento algún país careciera de oro o de
monedas de plata, podrá recurrir a tundir cucharas, cafeteras y otros
utensilios diversos, para acuñar moneda.
23. Cfr. José Luis CURIEL BENFIELD. El dinero, fenómeno económico·
furfdlco. Tesis presentada en la Escuela Nacional de Jurisprudencia de la
U.N.A.M. México, 1943.
41
Así se llegaría a un bimetalismo universal. Habría el peligro para los
Estados Unidos, de perder sus reservas de oro, o de inundarse de plata;
Pero esto se evitaría, según Michell, estableciendo una relación fija a
cada país, por la cantidad de oro que estuviera dispuesto a cambiar por
plata. Con objeto de que todas las Naciones pudieran abastecerse de oro,
las deudas podrían ser pagadas en cualquiera de los dos metales, en
proporciones fijas y universales. Respecto a la pretensión de volver al
patrón oro, dice Michell, que es irrealizable, debido a que no hay suficiente
oro en el mundo. De hecho, el patrón oro ha quedado hecho trizas. 24.
El problema anterior nos recuerda el anhelo de muchos autores de
intentar el establecimiento de una moneda internacional. Aquí se repite de
nuevo, la analogía entre la moneda y el lenguaje. Así corno no ha sido
posible instaurar un lenguaje universal, y aún sufrimos las consecuencias de
la Babel bíblica, tampoco ha sido posible instituir una moneda unitaria, lo
cual ha planteado constantemente, a lo largo de la Historia, graves
problemas de equivalencias monetarias entre los diversos países, así como
la posibilidad de especulaciones monetarias.
Pero si parece utópico, por ahora, el establecimiento de una unidad
monetaria entre todos los países del Mundo, no se muestra imposible,
aunque sí difícil, la fusión e identificación de algunos sistemas monetarios
24. H. MICHELL. Plan monetario para después de la guerra. En la revista "El espectador americano". México, 1943.
de países afines en costumbres, tradición e historia. Por ejemplo, la
constitución de una moneda hispanoamericana, que sirviera de común
denominador y punto central de referencia de todos los signos dinerarios
que circulan en los países incluídos. Estos llevarían a la solución del gran
problema Interestatal de las oscilaciones monetarias en las naciones
miembros de la confraternidad hispanoamericana.
11. LA POSIBILIDAD DE UNA MONEDA INTERNACIONAL.
No hay duda que la Primera Guerra Mundial trajo consigo
consecuencias nunca antes presentes al término de los conflictos,
precisamente por su carácter de multinacional. Todos los países que
participaron en ella presentaban situaciones de crisis económicas, más o
menos graves, y se hacía inaplazable el pago de deudas y la inversión en la
reconstrucción y el reencauzamiento del desarrollo. Así surgió la idea, no
tanto de crear un signo monetario internacional, sino de erigir instituciones
financieras que procuraran y administraran la cooperación internacional, y
encauzaran los procesos económicos de restablecimiento del orden.
Pero a la vuelta de veinte años se produjo la Segunda Guerra
Mundial, con mayor extensión, inversiones y destrozos que la anterior.
repitiéndose los mismo afanes reconstructivos y reordenadores.
Entre las instituciones financieras internacionales creadas con ese
empeño de coordinar las labores de los diferentes países, en lo tocante a
pagos e inversiones, hay que mencionar las siguientes:
El Banco de Pagos Internacional, organismo fundado en 1929, y con
sede en Basilea, quo promueve la cooperación entre los Bancos Centrales
de los países de Europa Occidental, y facilite las operaciones financieras
internacionales. Desde 1947, es el agente técnico para el cumplimiento de
los acuerdos de pagos unilaterales intraeuropoos, así como para realizar las
operaciones administrativas y bancarias de la Unión Europea de Pagos.
Casi al final de la Segunda Guerra Mundial, se celebró en la ciudad
de Bretton Woods (New Hampshire, Estados Unidos), una Conferencia,
entre el 1 y el 1 2 do julio de 1944, a la que asistieron representantes de
cuarenta y cuatro países, y en ella se acordó la creación de dos
instituciones financieras supranacionalos: El Banco Internacional para la
Reconstrucción y Desarrollo, y el Fondo Monetario Internacional, con el fin
de contribuir a la cooperación económica internacional.
El Banco Internacional para Ja Reconstrucción y del Desarrollo, entró
en funciones en junio de 1946, para ayudar al reestablecimiento de las
economías nacionales, destruidas o quebrantadas por la guerra, y a asistir a
los países más jóvenes en vías de industrialización, así como a los más
viejos en la modernización de su equipo industrial. 25.
25. Diccionario Enciclopédico Espasa. (24 Vals.). Madrid. EspasaCalpe, 1979.
El Fondo Monetario Internacional, tiene como funciones fomentar la
estabilidad en los cambios y la libertad en las transacciones, mantener
convenios de cambio entre los paises miembros, y contribuir al
establecimiento de un sistema multilateral de pagos. En la actualidad, los
paises que realmente controlan el Organismo, son los que poseen más
reservas, un grupo formado por diez paises, que son: Alemania, Bélgica,
Canadá, Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Italia, Japón, Países Bajos,
y Suecia (Club o Grupo de los Diez). El 5 de enero de 1962, estos paises
suscribieron un procedimiento para reforzar por medio de préstamos, los
recursos del Fondo, en el momento en que fuera necesario asegurar el
sistema de pagos internacional. El importo asignado a los recursos,
asciende a 6,000 millones de dólares; la participación de cada país se
calcula en función de sus reservas; y el reembolso al Fondo deberá hacerse
cuando el país que solicitó el préstamo haya resuelto su problema, y en
todo caso, en un plazo que no exceda de tres a cinco años.
En América, y de especial interés para México, se han creado dos
Instituciones bancarias internacionales, que también promueven la actividad
económica y monetaria. Tales, son, el Banco de Exportaciones e
Importaciones, y el Banco Interamericano de Desarrollo.
El Banco de Exportación e Importación (Eximbankl, es un organismo
bancario estadounidense, con sede en Washington, fundado en 1934.
Opera con fondos públicos y tiene la misión de promover las exportaciones
de productos norteamericanos, mediante el financiamiento de proyectos
45
importantes en el extranjero, capaces de contribuir al progreso económico
del país que recibe el beneficio.
El Banco Interamericano de Desarrollo (B. l. D.), es un organismo
financiero fundado en Washington en 1959 por las Repúblicas
Iberoamericanas y los Estados Unidos, que tiene por objeto acelerar el
desarrollo económico individual y colectivo de los países miembros. 26.
Como se ve, no se trata de acciones monetarias con signos
particulares de cada nación, que alcancen un valor internacional, ni
tampoco de una moneda única capaz de circular en todos los países. Se
trata, más bien, de operaciones monetarias, determinadas en su cuantía
con un reconocimiento internacional, apoyadas por organismos
internacionales, procedentes de la reunión de bancos nacionales de países
con alta solvencia económica, o donaciones participantes en transacciones
internacionales, que por la magnitud de éstas, o par su operatividad fuera
del país interesado, na pueden ejercerlas por sí mismos, y tienen que
recurrir al auxilia de las potencias económicas.
En toda caso, aunque sin tener una determinación internacional
expresa, las unidades monetarias de los países más desarrolladas, y por
tanto más ricos, son las que promueven su circulación fuera del país,
amparadas en el crédito nacional, y sirviendo de unidad en transacciones
26. Según Modesto SEARA VAZQUEZ: Tratado General de Ja Organización Internacional. México. Fondo de Cultura Económica, 1980.
específicas. El dólar, la libra esterlina, el franco, el marco, el yen, etc., son
unidades monetarias nacionales, que por la ascendencia de sus países,
sirven como unidades monetarias comparativas, y expresan un valor
estable y uniforme en todos los países. No se trata pues, de una moneda
internacional, sino de la posibilidad de operaciones monetarias, a través de
bancos internacionales, o de circulación de monedas emitidas por paises
fuertes, capaces de respaldar y mantener el equilibrio monetario
internacional, a través de un cambio seguro y permanente.
111. LA MONEDA COMO DIVISA.
Ante los ojos de la Economía Internacional y del Derecho Interestatal,
la moneda que deja su País de origen y circula en el comercio de las demás
Naciones, recibe el nombre de divisa.
El mercado de divisas supone la realización (de hechol, de un
equilibrio y equivalencia entre los diversos sistemas monetarios del mundo,
de suerte que las unidades monetarias de ciertos países pueden
considerarse teóricamente como fracciones de otras unidades de mayor
valor adquisitivo, con las cuales se comparan. Probablemente el término y
el fin de estas comparaciones den por resultado considerar unidad mundial
monetaria en determinada fecha a la que en ese momento tenga,
proporcionalmente hablando, el mayor valor, esto es, la mayor capacidad
adquisitiva.
47
Entonces ocurre que los signos de los diversos países se muestran
como objetos de oferta y demanda, convirtiéndose en verdaderas
mercaderías sujetas a las fluctuaciones y controles de que es susceptible
cualquier otro bien económico. Investigando este mercado que versa
directamente sobre los representantes de los bienes sin llegar a ellos, nos
acercamos posiblemente al esclarecimiento de uno de esos aspectos
misteriosos de la moneda,. que consiste en el alza y en la baja de su valor.
Igualmente nos atrevemos a tocar uno de los resortes de dominación
financiera más rápidos, poderosos y arriesgados que pueden manejar la
mano y la inteligencia del hombre: así como el monopolio y el
acaparamiento (aunque sea provisional), de ciertas mercancías, trae como
consecuencia el alza de su precio y generalmente también el aumento de su
demanda, el atesoramiento de ciertas divisas, de ciertos medios de
comunicación mercantil como son las monedas, logra el "milagro" de elevar
perjudiclalmente el valor de esta moneda, mientras que las demás,
abundando en el mercado como objeto de gran oferta y de poca o ninguna
demanda, ven decrecer enormemente su valor. Si en este instante, el
perspicaz y habilidoso financiero o político, adquiere un gran número de
esas monedas baratas para atesorarlas, éstas subirán de precio como
pasarla con acciones, bonos y otros títulos de crédito.
La anterior observación muestra cómo el artificio humano viene a
complicar más aún el ya Intrincado engranaje monetario. El funcionamiento
de las necesidades humanas en relación con la producción, con la
distribución, la circulación y el consumo, independientemente del factor
48
monetario, es muy inestable porque su resultado depende de numerosas
causas y circunstancias. Como la moneda representa la adquisición futura
de los bienes que han de satisfacer esas necesidades dentro de los ciclos
económicos mencionados, de por si está sujeta a vicisitudes difíciles de
prever. Pero como si esto fuera poco, a su vez, la moneda es convertida
por el hombre en otra mercancía independientemente de su· función
monetaria y mandataria, sometida a nuevas relaciones variables que hacen
más oscilante e Inestable su valor. 27.
En estas circunstancias, es fácil Imaginar el admirable Instrumento de
dominación que es el dinero para los sistemas imperialistas, cuyo poder hoy
se ejerce desde los bancos, sin necesidad de acciones diplomáticas ni
militares.
Un sector Importante de lo que podemos llamar Derecho Dinerario
Internacional, versaría sobre las deudas, obligaciones y créditos
pecuniarios, o que podrían pagarse con dinsro, contraldos por una Nación
que os Insolvente o se acerca a la Insolvencia, con otra poderosa. Estas
deudas han jugado un papel muy importante en la historia de las naciones.
Cuando los Estados deudores se han negado a pagar, las .Potencias
dominantes han llegado hasta exigir el cumpllmiento de esas obligaciones
mediante la intervención armada. Sobre este particular se han expuesto
doctrinas de carácter internacional, sumamente conocidas. Por ejemplo la
Enmienda Portar, que admitía la Doctrina Drago de no-Intervención armada
27. CURIEL BENFIELD: Op. Cit.
49
por deudas pecuniarias, siempre que el Estado deudor aceptara y cumpliera
un arbitraje internacional.
Diríase que asl como ha sido abolida en el Derecho Interno la prisión
por deudas civiles, asl en el Derecho Internacional hay tendencias que
muestran la conveniencia de impedir que se toque a la persona moral de la
Nación, con el pretexto o con el motivo del incumplimiento de obligaciones
pecuniarias. Es de desearse que la política de concordia norma la actividad
de los gobernantes de los pueblos de la tierra, y que Tribunales de Justicia
Internacional y procedimientos de arbitraje, logren la solución de problemas
económicos, impidiendo que sirvan como base de arbitrariedades e
injusticias.
El convenio entre las naciones es uno de los medios más nobles para
lograr el progreso de todas y cada una de ellas. Como un tratado
internacional significa la unión de dos o más voluntades Estatales sobre un
mismo punto, la palabra asl empeñada pone en suerte el crédito y la
dignidad de un País. De aquí que todos sus habitantes deben respetar el
convenio legítimamente celebrado en nombre de su Patria.
El artículo 133 de nuestra Constitución otorga categoría de primer
rango a los Tratados Internacionales dentro de la jerarquía de las leyes:
Esta Constitución, las leyes del Congreso de la
Unión que emanen de ella, y todos los Tratados
que estén de acuerdo con la misma, celebrados y
so
que se celebren por el Presidente de la República,
con aprobación del Senado, serán la Ley Suprema
de toda la Unión Los jueces de cada Estado se
arreglarán a dicha Constitución, leyes y tratados.
a pesar de las disposiciones en contrario que
pueda haber en las Constituciones o leyes de 10,
Estados
La celebración de un Tratado Internacional reviste siempre gran
importancia, lo que explica los muchos trámites que debe correr En su
confección intervienen diversas dependencias del Ejecutivo. ya que han de
ser consultadas todas las Secretarías interesadas en el contenido del
tratado; en los tratados de comercio se consulta la opinión de la Junta de
Tratados de Comercio. En seguida, se firman los tratados, preparándose los
instrumentos al respecto en caso de que &ean firmados en México; si es en
el extranjero, se requiere pleno poder para el funcionario que firmará en
nombre del Estado. Si el tratado es con País de habla castellana el
instrumento se hace sólo en este idioma. Si es pals de otra lengua se
traduce a las lenguas que se hubieren convenido, y sí es en un solo idioma
suele adoptarse el francés. Los instrumentos son dos: uno para México y
otro para el país con el que se celebre el tratado, con texto idéntico, y
cuando se hace en dos idiomas, cada página se divide en dos columnas,
debiendo quedar los mismos párrafos uno en frente del otro La aprobación
del Senado se pide por conducto de la Secretaría de Gobernación a la qun
se manda copia certificada por duplicado del texto Integro del tratado. en
castellano. conservándose una copia certificada para el exped1entu
respectivo. El Senado comunica su aprobación mediante un decreto que
envía a la Secretaría de Gobernación, quien lo remite a la de Relaciones
Exteriores para que recabe la firma del Presidente de la República, y hasta
entonces se devuelve el decreto a Gobernación para su publicación en el
Diario Oficial. Además existe una ratificación, ya sea diplomática o por
instrumento, y tanto la Secretaría de Relaciones Exteriores, como las demás
dependencias del Ejecutivo en lo que a las mismas corresponde, deben
hacer un estudio minucioso de los tratados suscritos por el gobierno de
México, para no incurrir en responsabilidad internacional. 28.
IV. REGIMEN JURIDICO MEXICANO APLICABLE A LA MONEDA
EXTRANJERA.
Conforme a nuestro derecho monetario, la moneda extranjera no
tiene curso legal en la República, esto es, carece de poder liberatorio de
deudas pecuniarias conferido en ley e independiente de la voluntad de las
partes, quedando excluída de los bienes a los que el legislador da el
carácter de "moneda circulante".
Así lo señala expresamente la primera parte del artículo 80. de la Ley
Monetaria de los Estados Unidos Mexicanos:
28. Rafael CRISI QUINTANA. El cumplimiento de las obligaciones internacionales de los Estados, en relación con su capacidad económica. Tesis presentada en la Escuela Nacional de Jurisprudencia de la U.N.A.M. México, 1940.
52
La moneda extranjera no tendrá curso legal en la
República, salvo en los casos en que la ley
expresamente determine otra cosa ...
Este régimen es consistente con las prevenciones que en la materia
señalan otras disposiciones legales, tales como el artículo 638 del Código
de Comercio de 1887:
Nadie puede ser obligado a recibir moneda
extranjera.
El artículo 2o. de la Ley Monetaria excluye a las divisas de la
enumeración limitativa que en él se hace de las "monedas circulantes":
Las únicas monedas circulantes serán:
al Los billetes del Banco de México, con las
denominaciones que fijen sus estatutos;
bl Las monedas metálicas de diez, cinco, dos, un
pesos, y de cincuenta, veinte, diez y cinco
centavos, con los diámetros, composición
metálica, cuños y demás características que
señalen los decretos relativos ....
Y el artículo 635 del mencionado Código de Comercio:
La base de la moneda mercantil es el peso
mexicano y sobre esta base se harán todas las
operaciones de comercio y los cambios sobre el
extranjero.
5.1
El espíritu de los preceptos señalados es reservar la función de medio
general de pago dentro de la República, a la moneda nacional, única dotada
de curso legal, sin que ello en modo alguno signifique que la moneda
extranjera no pueda ser objeto de obligaciones a solventarse en el país.
Estas obligaciones se reconocen expresamente en numerosas disposiciones
expedidas, tanto al entrar en vigor algunos de los artículos mencionados,
como con posterioridad a ellos. Así, los artículos 359 del Código de
Comercio de 1889, y 2389 del Código Civil de 1932, prevén la celebración
de contratos de mutuo en moneda extranjera; el artículo 267 de la Ley
General de Títulos y Operaciones de Crédito acepta plenamente los
depósitos bancarios en divisas; el citado artículo So. de la Ley Monetaria
prevé, en su segunda parte, la existencia de obligaciones en moneda
extranjera, lo cual confirman diversas normas contenidas en la Ley General
de Instituciones de Crédito y Organizaciones Auxiliares.
Por su parte, la Suprema Corte de Justicia de la Nación lo acepta en
un gran número de ejecutorias sobre muy diversos negocios jurídicos que
comprenden, entre otros, el pago de salarios estipulados en esa moneda, la
validez de títulos de crédito nominados en ella y la eficacia jurídica de
contratos de mutuo en divisas.
La salvedad que la primera parte del artículo 80. hace, señalando que
la moneda extranjera tendrá curso legal cuando la ley así lo determine
expresamente -prevención que en sana técnica jurídica resulta innecesaria
tiene el siguiente origen histórico. Durante el siglo XIX diversas
54
disposiciones emanadas del Ejecutivo Federal reconocieron o negaron
"curso legal" a la moneda extranjera, cuando en 1904 el Congreso de la
Unión facultó al Ejecutivo para reformar el régimen monetario conforme a
las bases que al efecto determinó el propio Congreso, éstas autorizaban al
Ejecutivo para "Conceder circulación legal. por tiempo limitado. a las
monedas de oro de otras naciones"; no obstante. el propio Ejecut1vu al
expedir la Ley Monetaria de 1905, aprobada posteriormente por el
Congreso, prefirió mantener en éste tan importante atribución.
consignándolo así en el artículo 22 del mencionado Ordenamiento, cuyo
texto, en esta materia, se incorporó después, con ligeras variantes, en ol
citado artículo 80. de la Ley Monetaria de 1931.
Por lo que se refiere a las característica~ propias do la obhgac101ios
en moneda extranjera, el artículo 80. de la Ley Monetaria señala, en la
segunda parte del primer párrafo:
Las obligaciones de pago on moneda
extranjera contraídas dentro o fuera de la
República, para ser cumplidas en ésta. so
solventarán entregando el equivalente en moneda
nacional al tipo de cambio que rija en el lugar v fecha en que se haga el pago.
Por lo tanto las prestaciones nominadas en d1v1sas quedan cubiertas
entregando su equivalencia en moneda nacional. Este régimen, aceptado
usualmente en la legislación y en la doctrina comparada, distmguc entre
"moneda del contrato" y "moneda de pago". La primera es aquella objeto
de la obligación, en tanto la segunda es la que, al entregarse, hace que la
obligación quede solventada.
El artículo 359 del Código de Comercio determina que:
Consistiendo el préstamo en dinero, pagará el
deudor devolviendo una cantidad igual a la
recibida conforme a la Ley Monetaria vigente en la
República al tiempo de hacerse el pago, sin que
esta prescripción sea renunciable. Si se pacta la
especie de moneda, siendo extranjera, en que se
ha de hacer el pago, la alteración que experimente
en valor será en daño o beneficio del prestador.
Tal prevención se contiene asimismo, con ligeras variantes de forma,
en el artículo 2,389 del Código Civil para el Distrito Federal.
Consistiendo el préstamo en dinero, pagará el
deudor devolviendo una cantidad igual a la
recibida conforme a la ley monetaria vigente al
tiempo de hacerse el pago, sin que esta
prescripción sea· renunciable. Si se pacta que el
pago debe hacerse en moneda extranjera, la
alteración que ésta experimente en valor será, en
daño o beneficio del mutuatario.
Estas disposiciones, relacionadas con el artículo 80., permiten
sostener que en el mutuo, las obligaciones en divisas pueden solventarse, a
voluntad del deudor, entregando la misma suma de moneda extranjera
j6
recibida, o bien su equivalente en moneda nacional; conforme a este
criterio la expresión "se solventarán" del artículo So. de la Ley Monetaria,
se interpretaría en el sentido de que las mencionadas obligaciones. sin
perjuicio de poderse pagar cumpliendo la prestación convenida, "quedarán
solventadas" si, en vez de ello, so entrega el equivalente en moneda
nacional. Estaríamos así en presencia de una obligación facultativa en la
que la prestación in obligatione corresponde a moneda extranjera,
quedando in facultate solutionis hacer el pago en moneda nacional.
La conversión de la moneda extranjera debida, a la moneda nacional
con que puede pagarse la correspondiente obligación, debe hacerse al tipo
de cambio que a la fecha determine el Banco de México.
Hasta el mes de noviembre de1982, el artículo 73 fracción XVIII de
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos mantenía. en
forma literal y sin que ello hubiere sido ob¡eto de discusión o comentario del
Constituyente, el texto del artículo 73 fracción XXIII de la Carta Política de
1857, señalando entre las facultades del Congreso de la Unión la de
determinar el valor de la moneda extranjera.
Al someterse a la consideración del Congreso de 185 7. la
correspondiente prevención, ésta fue criticada; Balcárcel e Ignacio Ramíre1
impugnaron la mencionada facultad, expresando, el primero, que tal
atribución no le parecía propia del Congreso. y el segundo, que era
innecesaria, pues el valor nominal de las monedas extranjeras lo determinan
sus respectivos gobiernos, en tanto que el do mercado lo fija el comercio
sin necesidad de legisladores y sin equivocarse jamás. A esas críticas
contestó Mata, que a su juicio, sólo el Congreso puede determinar cómo so
ha de admitir la moneda extranjera en las oficinas publicas.
En esta controversia encontramos principios que posteriormente se
plasmaron en diversas disposiciones legales, conforme a las que el valor de
la moneda extranjera es el de plaza, y la Secretaría de Hacienda y Crédito
Público determina, para efectos fiscales, la equivalencia do la moneda
extranjera con la nacional.
Para una cabal interpretación del precepto vigente, que aclara el
alcance y el ejercicio de la referida facultad, procede hacer algunos breves
comentarios sobre las diversas connotaciones que, en la materia, tiene la
palabra "valor": 29,
a) Por valor puede entenderse la paridad o equivalencia referida a una
unidad de cuenta, común a la moneda extranjera y a la moneda nacional.
Tal paridad puede expresarse en términos de un metal precioso,
principalmente el oro, o en los de alguna otra unidad aceptada
internacionalmente para efectos monetarios, caso de los derechos
especiales de giro previstos en el Convenio del Fondo Monetario
Internacional. Así, como afirma Nussbaum "para evaluar una moneda en
términos de otra dentro del sistema de patrón oro, el camino correcto
29. Según Francisco BORJA MARTINEZ: Op. Cit
58
consiste en determinar el valor del oro puro contenido en cada una de las
monedas patrón y fijar sobre esta base la relación entre las dos unidades
Corresponde hacer idéntica operación cuando las monedas comparadas
están bajo un patrón plata. La relación resultante es llamada, con toda
propiedad paridad monetaria. 30.
b) Otra acepción del término valor, refiere éste al tipo o cot11ac16n de
cambio conforme al que, en un determinado momento, puedan adqu1ri1:;e o
enajenarse divisas en el mercado. Nussbaum señala con acierto que el
verdadero valor económico de una unidad monetaria extranjera se
encuentra raramente en la parledad del oro, siendo el tipo de cambio el que
refleja el precio variable de mercado de la moneda extranjera.
Sobre el particular, el Código de Comercio Mexicano establece eP '·'
artículo 637:
Las monedas extranjeras, efectivas o
convencionales no tendrán en la República más
valor que el de plaza.
Consecuentemente con ese criterio, la Ley Monetaria vigente ordena,
en su artículo 80. primer párrafo segunda parte que·
30. Según Arturo NUSSBAUM. Teoría jurldica del dinero Trad de
Sancho Seral. Madrid. Librería de Victoriano Suáre1 1929 págs 22!:i y ss
Las obligaciones de pago en moneda
extranjera contraídas dentro o fuera de la
República para sor cumplidas en ésta, se
solventarán entregando el equivalente en moneda
nacional al tipo de cambio que rija en el lugar v fecha en que se haga el pago.
Dentro de este estatuto jurídico, ol Banco de México, en ejercicio de
la función reguladora de los cambios, que su Ley le encomienda, había
venido determinando el mencionado tipo de cambio a través de operaciones
de mercado, en las cuales su posibilidad de fijarlo era muy amplia debido a
que esa Institución concentra la mayor parte de las divisas generadas por la
economía del país, estando, por otra parte, facultada en ley para establecer
la forma y términos en que las instituciones de crédito pueden llevar a cabo
operaciones con divisas.
Este régimen se ha modificado de manera significativa a partir de lo.
de septiembre de 1962 en que se abandonó la absoluta convertibilidad y
libre transferibilidad cambiarlas, para instituir, por primera vez en México,
un régimen de control de cambios. Debido en gran medida a ello, en
noviembre de ese año, se reformó la Ley Orgánica del Banco de México,
para señalar, entre otras cosas, la facultad del Instituto Central de
determinar el o los tipos de cambio a los que debe hacerse la conversión de
moneda extranjera a moneda nacional, prevista en el artículo So. de fa Ley
Monetaria. La citada reforma atribuye asimismo al Instituto Central,
facultades de carácter general para fijar tipos do cambio aplicables a las
operaciones de compra v venta de divisas o moneda extranjera que se
60
lleven a cabo en el territorio nacional.
Ante las dudas que se hablan venido presentando en cuanto a si el
tipo de cambio debla fijarse directamente por el Congreso de la Unión. la
Constitución Politica fue reformada en el mismo mes de noviembre, para
señalar que la facultad del Congreso consistla en "dictar reglas para
determinar el valor relativo de la moneda extranjera". Tales normas se
expidieron en dici~mbre de eso año a través de la Ley Reglamentaria de la
fracción XVIII del artlculo 73 Constitucional, en donde se consigna que el
Banco de México, al determinar el valor relativo de la moneda extranjera
con la nacional, de conformidad con lo previsto en su Ley Orgánica. tomará
en consideración como regla general, los siguientes factores y criterios. ol
equilibrio de la balanza de pagos; el desarrollo del comercio exterio1 del
pals; el mantenimiento del nivel adecuado de las reservas internacionales de
divisas; el comportamiento del mercado de divisas; la obtención de divisas
requeridas para el pago de los compromisos internacionales· el
comportamiento de los niveles de precios y de la tasas de interés interno y
externo, y la equidad entre acreedores y deudores de obligaciones
denominadas en moneda extranjera, pagaderas en el territorio nacional
Todo ello, a fin de promover el desarrollo equilibrado del pals, v el
aseguramiento de la realización de los planes de desarrollo con ¡usticm
social.
c) El valor de la moneda extranjera puede también fijarse referido al
pago de obligaciones de carácter fiscal En este sentido el artículo 20 de
61
Código Fiscal de la Federación, reformado en diciembre de 1983, señala el
régimen conforme al cual la Secretaría de Hacienda y Crédito Público
determina dichos tipos de cambio, tomando en cuenta las prevalecientes en
el mercado bancario nacional.
Si bien las recientes reformas legales a que se ha hecho mención,
fortalecen y aclaran el régimen jurídico aplicable a la determinación de los
tipos de cambio a los que deban llevarse a cabo dentro de la República
operaciones en que esté involucrada moneda extranjera, dicho régimen
tendría una más firme e incuestionable base constitucional, si la disposición
actualmente vigente en nuestra Carta Magna, consignase que la
correspondiente facultad del Congreso es, simple y llanamente, legislar en
materia cambiaria. 31.
31., BORJA MARTINEZ. Op. cit.
62
Capítulo cuarto
MANEJO LEGAL DE LA MONEDA EXTRAN.IERA EN MEXICO
l. LAS OBLIGACIONES EN DINERO.
Desde el derecho romano se reconoce a la obligación como un hecho
jurídico; en la lnstituta de Justiniano se le defino como:
/uris vincu/um, quo necessitate adstringimur a/icuius solvendae re1,
secundum nostrae civitatis iura, La obligación es un vinculo jurídico por el
cual quedamos constreñidos a cumplir.necesariamente, de acuerdo con el
derecho de nuestra comunidad política. 32.
A partir del derecho romano se han formulado definiciones más o
menos coincidentes; en términos generales la obligación puedo definirse
como la relación jurídica entre dos personas, en virtud de la cual, una do
ellas, llamada deudor, queda sujeta para con otra, llamada acreedor, a una
prestación o a una abstención de carácter patrimonial, que el acreedor
puede exigir al deudor. En la obligación, la relación entre los sujetos puede
tomar una forma activa, a la que se le da el nombre de crédito, o una forma
pasiva a la que se le da el nombre de deuda. Como se ve la deuda
corresponde a la obligación, en un sentido restringido.
32. Guillermo F. MARGADANT S. El Derec/10 Privado Rum,111u México, Esfinge, 1982. pág 307.
h.l
Traspasando el mero marco jurídico, es posible reconocer en las
obligaciones el mecanismo por el cual se realiza la vida social en todos sus
aspectos, ya que el trato entre los hombres no puede limitarse a simples
formas de estímulo y reacción, sino más bien a un acuerdo procedente de
una decisión, que se considera como el origen más elemental de los
contratos, y éstos, como la regulación de las relaciones entre los hombres.
Como puede advertirse en. la obligación hay que reconocer tres
elementos constantes: Los sujetos, la relación jurídica entre estos sujetos, y
el objeto como materia de la obligación.
Los sujetos de la obligación son los elementos humanos que la
aceptan o la suscriben. Estos sujetos, como ya se dijo, son dos: uno activo
y uno pasivo; aunque la actividad y la pasividad no necesariamente se
refieren a una singularidad de sujetos, pues en una obligación puede haber
una pluralidad de acreedores igual que una pluralidad de deudores. De
todas maneras la obligación es la expresión de lo que para armonía do la
vida civil se acepta y se ofrece como compromiso.
La relación jurídica de la obligación consiste en la realidad que tal
relación representa en el derecho positivo; esa relación, no sólo en cuanto
realidad humana sino también en cuanto a hecho legal, tiene cabida dentro
de las leyes y códigos sobre todo en lo relativo a la garantía de su
cumplimiento, si fuere necesario hasta por la vía coercitiva.
64
Pero la obligación contraída por dos sujetos, y regulada y garantizada
por la relación jurídica que Impone, necesariamente reconoce la presencia
de un tercer elemento, que es el objeto.
Entiéndase por objeto de la obligación, simplemente lo que el
acreedor puede exigir al deudor; y esto puede ser un hecho positivo, la
entrega de alguna cantidad de dinero, o la ejecución de un trabajo,
entonces se le llama prestación; pero puede ser también un hecho negativo,
esto es, el no hacer algo y entonces so trata de una abstención; hay pues
tres objetos posibles para la obligación: El dar, el hacer, y el no hacer.
El objeto de las obligaciones, además de representar un hecho real y
viable, debe también ser susceptible de una apreciación en dinero; con esto
se asegura que la obligación tenga la posibilidad de ser cumplida 33
satisfactoriamente. A este respecto el Código Civil establece:
Artículo 1824. Son objeto de los contrato'
l. La cosa que el obligado daba de dar,
11. El hecho que el obligado debe hacer o no hacer.
Artículo 1825. La cosa objeto del contrato debo:
1° Existir en la naturaleza; 2º Ser determinada o
determinable en cuanto a su especie. 3° Estar en
el comercio.
33. Cfr Manuel BORJA SORIANO: Teoria General de las Obligacmnes. México. Porrúa, 1982. págs. 71 y ss.
6S
Ante el hecho de las ooligaciones, resulta necesario aclarar cuál es
su origen, es decir, cómo y por qué se producen, circunstancias todas
estas que en el derecho civil se conocen como fuentes de las obligaciones.
En principio, la obligación es un acuerdo al que llegan dos sujetos,
miembros de una sociedad y titulares del atributo supremo de la libertad
individual. La libertad, así, resulta ser el origen, no sólo de la obligación,
sino de todos los actos realizados en, por. y para la convivencia; es el
fundamento moral de toda relación humana, que adquiere el carácter de
jurídica.
La libertad significa la capacidad de determinación, de decisión, de
acción así como de aceptación o de acogimiento. Frente a otra voluntad, la
de una persona puede mostrar su aceptación, esto es su venia; por tanto,
cuando dos personas aceptan su venia hacia algo, se está frente a una
situación de con-venio. Y con este término se da el nombre al hecho
jurídico elemental, definido en nuestro Código Civil de la manera siguiente:
Artículo 1792. Convenio es el acuerdo de dos o
más personas para crear, transferir, modificar o
extinguir obligaciones.
Del mero consorcio de voluntades a que puede reducirse un
convenio, se llega a la formulación de un contrato, es decir, el trato con (no
se puede tratar a solas, por eso el contrato supone la presencia plural de
los contratantes). El contrato es la forma concreta y legalizada de un
convenio.
66
Artículo 1793. Los convenios que producen o
transfieren las obligaciones y derechos toman el
nombre de contratos.
También las obligaciones pueden generarse en el ejercicio libre de la
voluntad de alguno de los sujetos, en cuyo caso, para bien de la armonía en
la convivencia social, la ley estipula las situaciones en que este ejercicio de
la voluntad unilateral puede darse. Estas situaciones, por su aparente falta
de especificación contractual, han requerido la intervención de la ley. Así
tenemos lo que estipula el Código Civil:
Artículo 1860. El hecho de ofrecer al público
objetos en determinado precio, obliga al dueño a
sostener su ofrecimiento.
Artículo 1861. El que por anuncios u
ofrecimientos hechos al público se comprometa a
alguna prestación en favor de quien lleno
determinada condición o desempeñe cierto
servicio, contrae la obligación de cumplir lo
prometido.
Artículo 1862. El que en términos del articulo
anterior ejecutare el servicio pedido o llenare la
condición señalada, podrá exigir el pago o la
recompensa ofrecida.
Artículo 1863. Antes de que esté prestado el
servicio o cumplida la condición, podrá el
promitente revocar su oferta, siempre que la
revocación se haga con la misma publicidad que el
ofrecimiento.
67
Otra fuente do la obligaciones es la que resulta del deber que tiene
quien se ha enriquecido ilegítimamente, de devolver e indemnizar lo mal
habido, a quien por esa razón se ha perjudicado en su patrimonio. El
injustamente enriquecido debe indemnizar al empobrecido. La acción para
reclamar jurídicamente dicha indemnización, se conoce desde el derecho
romano como actio in rem verso o acción de repetir. Nuestro Código Civil,
en este sentido establece:
Artículo 1 882. El que sin causa se enriquece en
detrimento de otro, está obligado a indemnizarlo
en su empobrecimiento en la medida que él se ha
enriquecido.
El artículo mencionado, establece claramente los elementos que
intervienen en el enriquecimiento ilegítimo: el enriquecimiento de una
persona (la obligada a devolver lo mal habido); el empobrecimiento de otra
(la que sufre el detrimento en sus bienes por el enriquecimiento de la otra);
la relación entre el enriquecimiento y el empobrecimiento (solamente
cuando uno se empobrece por causa directa de que el otro se enriquece, es
decir, que lo que es prejuicio para uno resulte beneficio para otro); y la
ausencia de causa (cuando no se estipula, ni en el contrato ni en la ley, la
posibilidad de que una de las partes resulte enriquecida con prejuicio de la
otra).
Una fuente más de obligaciones la construye la gestión de negocios,
en la que, al margen de todo contrato, un sujeto se dispone y se entrega a
68
un asunto de otro. El carácter de fuente de obligaciones, lo ofrece esta
figura jurídica de la gestión de negocios, señalando precisamente al gestor,
como obligado respecto del dueño del negocio de que se trate. Diversas
modalidades de obligación se derivan de este hecho, mismas que están
reguladas en el Código Civil de la manera siguiente:
Artículo 1896. El que sin mandato y sin estar
obligado a ello se encarga de un asunto de otro,
debe obrar conforme a los intereses del dueño del
negocio.
Artículo 1897. El gestor debe desempeñar su
encargo con toda la diligencia que emplea en sus
negocios propios, e indemnizará los daños y
perjuicios que por su culpa o negligencia so
irroguen al dueño de los bienes o negocios que
gestione.
Artículo 1898. Si la gestión tiene por objeto evitar
un daño inminente al dueño, el gestor no responde
más que de su dolo o de su falta grave
Artículo 1899. Si la gestión se ejecuta contra la
voluntad real o presunta del dueño, el gestor debe
reparar los daños y perjuicios que resulten a aquel,
aunque no haya incurrido en falta.
Artículo 1900. El gestor responde aún del caso
fortuito si ha hecho operaciones arriesgadas.
aunque el dueño del negocio tuviere costumbre de
hacerlas, o si hubiere obrado más en interó~
propio que en interés del dueño del negocio
Artículo 1901. Si el gestor delegare en otra
persona todos o algunos de los deberes de su
cargo, responderá de los actos del delegado, sin
prejuicio de la obligación directa de éste para con
el propietario del negocio.
La responsabilidad de los gestores, cuando fueren
dos o más, será solidaria.
Artículo 1902. El gestor, tan pronto como sea
posible, debe dar aviso· de su gestión al dueño y
esperar su decisión, a menos que haya peligro en
la demora.
Si no fuere posible dar ese aviso el gestor debe
continuar su gestión hasta que concluya el asunto.
Artículo 1903. El dueño de un asunto que hubiere
sido útilmente gestionado, debe cumplir las
obligaciones que el gestor haya contraído a
nombre de él y pagar los gastos de acuerdo con lo
prevenido en los artículos siguientes.
Artículo 1904. Deben pagarse al gestor los gastos
necesarios que hubiere hecho en el ejercicio de su
cargo y los intereses logales correspondientes,
pero no tiene derecho a cobrar retribución por el
desempeño de la gestión.
Artículo 1905. El gestor que se encargue de un
asunto contra la expresa voluntad del dueño, si
éste se aprovecha del beneficio de la gestión,
tiene obligación de pagar a aquél el importe de los
gastos, hasta donde alcancen los beneficios, a no
ser que la gestión hubiere tenido por objeto librar
70
al dueño de un deber impuesto en interés público,
en cuyo caso debe pagar todos los gastos
necesarios hechos.
Todavía puede reconocerse una fuente más de obligaciones: la
reparación del daño, a que se obliga quien lo ocasiona a través de un acto
ilícito. Aquí se reconoce el ejercicio y la aplicación de la responsabilidad
personal ante los demás, en la comisión de actos, deliberados o
Imprudentes, que den como resultado una situación de perjuicio para los
demás, en cuyo caso el causante ha de responder, a satisfacción, no sólo
por el hecho realizado, sino por los efectos que ocasione en el o los
perjudicados.
En la generación de obligaciones por la comisión de hechos ilicitos.
nuestro Código Civil es suficientemente claro:
Artículo 1830. Es ilícito el hecho que es contrario
a las leyes de orden público o a las buenas
costumbres.
Artículo 1910. El que obrando ilfcitamento o
contra las buenas costumbres cause daño a otro,
está obligado a repararlo, a menos que demuestre
que el daño se produjo como consecuencia de
culpa o negligencia inexcusable de la víctima.
Artículo 1911. El incapaz que cause daño debe
repararlo, salvo que la responsabilidad recaiga en
las personas de él encargadas.
71
Artículo 1912. Cuando al ejercitar un derecho se
cause daño a otro, hay obligación de indemnizarlo
si se demuestra que el derecho sólo se ejercitó a
fin de causar el daño, sin utilidad para el titular del
derecho.
Artículo 1913. Cuando una persona hace uso de
mecanismos, instrumentos, aparatos o
substancias peligrosas por sí mismos, por la
velocidad que desarrollen, por su naturaleza
explosiva o inflamable, por la energía de la
corriente eléctrica que conduzcan o por otras
causas análogas, está obligada a responder del
daño que cause, aunque no obre ilícitamente, a no
ser que demuestre que ese daño se produjo por
culpa o negligencia inexcusable a la víctima.
Artículo 1915. la reparación del daño debe
consistir a elección del ofendido en el
restablecimiento de la situación anterior, cuando
ello sea posible, o en el pago de daños y
perjuicios ....
Una última fuente de obligaciones la constituye la responsabilidad
que recae sobre los patrones, por accidente o muerte de los trabajadores,
hecho que está considerado en general dentro del Código Civil:
Artículo 1935.Los patrones son responsables de
los accidentes de trabajo y de las enfermedades
profesionales de los trabajadores sufridas con
motivo o en el ejercicio de la profesión o trabajo
que ejecuten; por tanto, los patrones deben pagar
la indemnización correspondiente, según, que
72
hayan traído como consecuencia la muerte o
simplemente la incapacidad temporal o
permanente para trabajar. Esta responsabilidad
subsistirá aún en el caso de que el patrón contrate
el trabajo por intermediario.
Artículo 1936. Incumbe a los patrones el pago de
la responsabilidad que nace de los accidentes del
trabajo y de las enfermedades profesionales
independientemente de toda idea de culpo o
negligencia de su parte.
Artículo 1937. El patrón no respondera de loe.
accidentes del trabajo cuando el trabajador
voluntariamente (no por imprudencia) los haya
producido.
Como se ve, estas obligaciones, aunque están señaladas en el
Código Civil, por su referencia al ámbito del trabajo, que cae dentro del
fuero federal, se les da un amplio tratamiento dentro de la Ley Federal del
Trabajo.
Como puede advertirse, las obligaciones se presentan de muy
diversas maneras, dando origen a una· diversidad de denominaciones,
originarias todas de la forma como se proyectan en la sociedad, primero
como contrato y después como cumplimiento. Desde un punto de vista
doctrinario, pueden distinguirse diversos tipos de obligación, mismos que
aplicando los criterios respectivos, pueden dar lugar a una clasificación, que
ofrecería los siguientes criterios:
a) Por su realidad. Las obligaciones tendrán el carácter de precisas si
se refieren a un señalamiento especifico, o de condicionales, si su
realización está sometida a una circunstancia previa.
b) Por el tiempo a cumplirse. Las obligaciones pueden ser fijas, si
estipulan una fecha determinada para su cumplimiento, o a plazos, si ese
cumplimiento debe realizarse periódicamente, y en condiciones también
preestablecidas.
c) Por las personas que intervienen. Las obligaciones pueden ser
conjuntivas, cuando el acreedor y el deudor acuerdan lo conducente;
alternativas, cuando de acuerdo a situaciones especificas el acreedor o el
deudor se ven constreñidos a aceptar una situación dada, ya sea que les
resulte favorable o desfavorable; y mancomunadas, cuando hay pluralidad
de deudores o acreedores.
d) Por el objeto. Las obligaciones pueden ser: de dar, cuando
consiste en la entrega de algo; de hacer, cuando se trata de la ejecución de
una obra; de no hacer, cuando el compromiso es la abstención de hacer
algo.
Como se ve, de toda esta variedad de obligaciones, las que
competen al presente trabajo son las de dar, mismas que se encuentran
reglamentadas en nuestro Código Civil:
Articulo 2011. La prestación de cosa puede
consistir:
74
l. En la traslación de dominio de cosa cierta;
11. En la enajenación temporal del uso o goce de
cosa cierta;
111. En la restitución de cosa ajena o pago de cosa
debida.
Artículo 2012. El acreedor de cosa cierta no
puede ser obligado a recibir otra, aun cuando sea
de mayor valor.
Cuando se trata de obligaciones de dar, por lo general se entiende
que la materia de la dación es dinero, o puede reducirse a dinero; y en este
sentido hay muchas situaciones que pueden servir como ejemplo:
obligaciones no cumplidas, motivan acciones jurídicas que imponen
indemnizaciones pecuniarias; y aún hechos de índole espiritual, afectiva, e
moral, se promueven, se justifican o se resuelven, por la vía pecuniaria. Lo
mismo ocurre con la destrucción o la pérdida de la cosa que se ha de dar. y
que a falta de ella se da dinero. Y todo esto, no significa que el acreedor se
vuelva más rico, o que reciba algún beneficio o que tenga alguna ventaja al
recibir el pago de una obligación; simplemente, que el dinero es el medio
más idóneo para liquidar cualquier compromiso, contraído libremente. 34.
Al respecto, nuestro Código Civil vigente establece los casos en que
la pérdida, el deterioro o la destrucción de las cosas materia de una
obligación de dar, puede subsanarse pecuniariamente:
34. Según Manuel BEJARANO SANCHEZ: Obligaciones Civiles. México. Harla, 1980.
75
Artículo 2112. Si la cosa se ha perdido o ha
sufrido un detrimento tan grave que, a juicio de
peritos, no pueda emplearse en el uso a que
naturalmente está destinada, el dueño debe ser
indemnizado de todo el valor legítimo de ella.
Artículo 2113. Si el deterioro es menos grave,
sólo el importe de éste se abonará al dueño al
restituirse la cosa.
Artículo 2114. El precio de la cosa será el que
tendría al tiempo de ser devuelta al dueño,
excepto en los casos en que la ley o el pacto
señalen otra época.
Artículo 2115. Al estimar el deterioro de una cosa
se atenderá no solamente a la disminución que él
causó en el precio de ella, sino a los gastos que
necesariamente exija la reparación.
Artículo 211 6. Al fijar el valor y deterioro de una
cosa, no se atenderá al precio estimado o de
afecto, a no ser que se pruebe que el responsable
destruyó o deterioró la cosa con objeto de lastimar
los sentimientos o afectos del dueño; el aumento
que por estas causas se haga, se determinará
conforme a lo dispuesto por el artículo 1916.
Pero si el cumplimiento de una obligación de dar, ocasiona un daño o
un perjuicio al acreedor, éste se haya en el derecho de reclamar
jurídicamente, no sólo el cumplimiento de lo obligado, sino la retribución
76
pecuniaria por ese daño o perjuicio. Así lo establece el Código Civil para ol
Distrito Federal:
Artículo 2108. Se entiende por daños la pérdida o
menoscabo sufrido en el patrimonio por la falta de
cumplimiento de una obligación.
Artículo 2109. Se reputa perjuicio la privación de
cualquier ganancia lícita que debiera haberse
obtenido con ol cumplimiento de la obligación.
Artículo 2110. Los daños y perjuicios deben ser
consecuencia inmediata y directa do la falta de
cumplimiento de la obligación, ya sea que se
hayan causado o que necesariamente deban
causarse.
Artículo 2117. La responsabilidad civil puede ser
regulada por convenio de las partes, salvo
aquellos casos en que la ley disponga
expresamente otra cosa.
Si la prestación consistiere en el pago de cierta
cantidad de dinero, los daños y perjuicios que
resulten de la falta de cumplimiento no podrán
exceder del interés legal, salvo convenio en
contrario.
Por ello se denominan obligaciones de dinero, aquellas en las que el
objeto es una cosa que puede ser valuada económicamente. o bion, en
forma, directa, alguna cantidad de dinero. Aquí, el cumplimiento de la
obligación de pagar afecta el estado del acreedor; por ello, el
17
incumplimiento del pago, o su retraso, al originar un daño o un perjuicio en
el patrimonio del acreedor, obliga al deudor a pagar. además de lo obligado,
una cierta cantidad compensatoria, que se conoce como interés.35, El
Interés tiene un carácter legal, estipulado en el Código Civil:
Artículo 2295. El interés legal es el nueve por
ciento anual. El interés convencional es el que
fijen los contratantes, y puede ser mayor o menor
que el interés legal; pero cuando el interés sea tan
desproporcionado que haga fundadamente creer
que se ha abusado del apuro pecuniario, de la
inexperiencia o de la ignorancia del deudor, a
petición de éste el juez, teniendo en cuenta las
especiales circunstancias del caso, podrá reducir
equitativamente el interés hasta el tipo legal.
Una modalidad particular de las obligaciones de dar, y sobre todo de las
obligaciones de dinero es el mutuo. Se trata de un contrato por el cual una
cosa considerada cambia temporalmente de dueño, es decir su propiedad
se ha transferido a quien la recibe: (El propietario que entrega la propiedad
es el mutuante y quien la recibe es el mutuatario, que se convierte en
deudor). El contrato de mutuo equivale a un préstamo: El mutuante presta
al mutuatario algo que éste le devolverá, según lo contratado en la misma
especie y calidad. Cuando el contrato de mutuo establezca el pago en
efectivo, y aún de intereses, éstos pueden ser legales o convencionales, y
el deudor no cumple alguno de estos términos del contrato el mutuante
35. Cfr. BORJA SORIANO, Op. cit:
78
\• l'. [""'' •.,,1.1 ~·~:n r~:r~~ ~.:\ u~¡~L.;Gr~GA
puede dar por terminado el contrato, si el deudor después de contra/da la
obligación resulta insolvente. El Código Civil estipula lo siguiente:
Artículo 2384. El mutuo es un contrato por el cual
el mutuante se obliga a transferir la propiedad de
una suma de dinero o de otras cosas fungibles al
mutuatario, quien se obliga a devolver otro tanto
de la misma especie y calidad.
Artículo 2393. Es permitido estipular interés por el
mutuo, ya consista en dinero, ya en géneros.
Articulo 2394. El interés es legal o convencional.
11. EL DINERO COMO MEDIO DE CUMPLIMIENTO DE LAS OBLIGACIONES.
Al margen del aspecto legal que ofrece el hecho del pago, conviene
hacer alguna reflexión, aunque simple, sobro el significado social que tal
hecho contiene; La convivencia social se realiza a base de aparición y
satisfacción de necesidades; muchas de éstas, de naturaleza material, que
cada hombre, por sí solo, es incapaz de resolver, por lo que requiere la
participación de los demás, es un verdadero intercambio de servicios; cada
uno a lo que puede, y recibe lo que necesita, Y tal situación, al
generalizarse y reconocerse como indispensable para el desarrollo de la vida
organizada, eleva la convivencia a una relación contractual, cuyo
mecanismo se fundamenta y se regula en la noción de obligación reciproca,
estableciéndose así, de manera institucional, actividades como el comercio,
y mecanismos como el crédito, hechos que, por su consistencia, llegan a
10
ser materia de un régimen de derecho, que los regula y garantiza. De ahí
nace el concepto de la obligación, y la garantía de su cumplimiento, esto
último, expresión de la más alta civilidad.
El primer efecto de la obligación, es que el deudor debe cumplirla o
ejecutarla, al mismo tiempo que el acreedor puede exigirle su ejecución o
cumplimiento. Generalmente, el cumplimiento de una obligación, consiste
en su pago.
No obstante, el pago no es la simple liberación de la obligación, sino
que, como cumplimiento de un contrato, tiene el carácter legal que se
desprende de dicho contrato; de ahí su dimensión jurídica, que en nuestro
Código Civil se expresa así:
Artículo 2062. Pago o cumplimiento es la entrega de la cosa o cantidad debida, o la prestación del servicio que se hubiere prometido.
Con el pago se tiene, pues, al ejecución efectiva de la obligación.
Dicho pago, debe hacerse conforme a lo estipulado en el contrato, por la
cantidad expresamente señalada, así como en el tiempo y lugar
establecidos.
Es claro que el pago de una obligación, puede hacerse en efectivo,
esto es, mediante el aporte directo de moneda del cuño corriente, en cuyo
caso, el acreedor manifestará su completa satisfacción, y el deudor quedará
liberado de su obligación contratada. Pero también existe la posibilidad de
que, por los términos del contrato, se establezcan las condiciones a que
80
debe someterse tal acción legal, en cuyo caso, el propio contrato toma la
forma de un título de crédito, perfectamente legalizado, que se conoce con
el nombre de pagaré.
El pagaré es un titulo de crédito que contiene la promesa
incondicional de una persona, llamada suscriptora lel que debe pagar!. de
pagar a otra persona, llamada beneficiaria o tenedora (del pagaré), una
cantidad determinada de dinero, a un tiempo determinado.
Para que el pagaré responda jurídicamente a su carácter de papel de
obligaciones, debe reunir ciertas condiciones, aparentemente sencillas, pero
que, al estipular claramente las condiciones en que ha se cumplirse la
obligación de pagar, adquieren un carácter de exigencias juddicas formales,
que habrán de dar sustento legal al documento.
Este carácter legal del pagaré, está garantizado en la Ley General de
Titulas y Operaciones de Crédito; y en ella misma, se estipulan los
requisitos que debe contener. El artículo 170 de dicha ley. que establece
dichos requisitos, es, por ello mismo, fuente de doctrina. Son requisitos
legales de un pagaré:
al La mención de ser "pagaré", Inserta en el texto del documento.
bl La promesa incondicional de pagar una cantidad determinada de
dinero.
c) El nombre de la persona a quien ha de hacerse el pago.
81
d) El lugar y la fecha en que ha de hacerse el pago.
e) El lugar y la fecha en que se suscribe el documento.
f) La firma del suscriptor (o de la persona que firme a su ruego o en
su nombre).
En relación con el pago, éste es un hecho realizado para extinguir
una obligación; pero es realizado por hombres, en quienes no se puede
prever su comportamiento, o ·la forma de actuar futura. Qué bueno que
todas las obligaciones se cumplieran a satisfacción, en armenia y sin ningún
contratiempo de por medio. Pero ocurre que los hombres, actúan aún ante
sus obligaciones conscientes, por motivos imprevistos, a consecuencia de
ejercicio pleno de su libertad. Consecuencia de osto, es la irregularidad que
puede darse en el cumplimiento de la acción del pago, irregularidad que,
por la naturaleza misma de la obligación, en que intervienen dos elementos
humanos, puede también tener dos modalidades, a saber:
a! Que el acreedor se niegue a recibir el pago del deudor.
b! Que el deudor se niegue a pagar al acreedor.
El deudor está obligado a pagar la deuda; pero también le asiste el
derecho de pagar, para librarse de dicha deuda. Pero para lograr tal
objetivo, el deudor se dispone a pagar, dándose el caso de que ante tal
disposición, se encuentre con obstáculos por parte de acreedor, los cuales
pueden significar un impedimento para que se efectúe el pago, y con ello,
el trastorno que significa para el deudor, el no poder liberarse de la deuda.
Dichos obstáculos, todos referidos al acreedor, son su negativa a recibir el
82
pago, su ausencia, el desconocimiento que se tenga de él, su incapacidad,
o la duda sobre sus derechos. Tales obstáculos, se hallan reconocidos y
previstos por el Código Civil, de la siguiente manera:
Artículo 2097. El ofrecimiento seguido de la
consignación hace veces de pago, si reúne todos
los requisitos que para éste exige la ley.
Artículo 2098. Si el acreedor rehusare sin justa
causa recibir la prestación debida, o dar el
documento justificativo de pago, o si fuere
persona incierta o incapaz de recibir, podrá el
deudor librarse de la obligación haciendo
consignación de la cosa.
Artículo 2099. Si el acreedor fuere conocido, pero
dudosos sus derechos, podrá el deudor depositar
la cosa debida, con citación del interesado, a fin
de que justifique sus derechos por los medios
legales.
En tales condiciones, es imposible cumplir el ofrecimiento de pago,
por parte del deudor; esa situación podría tornarse perjudicial para el
deudor dispuesto a saldar su deuda, ante lo cual, encuentra la protección
de la justicia, a través de otra figura jurídica, que es la consignación. y que
consiste en que el deudor, luego de ofrecer a su acreedor. el pago, o la
cosa debida, hace consignación de ello, es decir, lo deposita, a disposición
del acreedor, pudiendo, además, pedir que se cito al acreedor. para que
justifique sus derechos, y expida el documento de liberación de la deuda.
Es diferente el caso, en el cual el acreedor se niega a recibir el pago de la
83
deuda, con el único fin de molestar o perjudicar al deudor, hecho que sería
materia de otro proceder legal.
En el caso contrario, el acreedor está en el derecho de recibir lo
adeudado; pero el deudor no cumple con esa obligación, ya sea por su
propia y libre voluntad, o por verdadera incapacidad. En ambas situaciones,
el acreedor se vo afectado en sus intereses, al no poder disfrutar de los
bienes que legalmente le corresponden. Trátese, como se ve, de un franco
incumplimiento de un contrato, y por ello se cae dentro de una situación
jurídica.
Ante la negativa de pago por parte del deudor, el acreedor tiene todo
el derecho de acudir a la autoridad, en pos de su intervención para
garantizar el ejercicio de sus derechos de posesión, de algo que se le niega.
El acreedor acudirá a la justicia, la que, luego de comprobar el derecho que
asiste al quejoso, pedirá al Estado que ponga la fuerza social a disposición
del acreedor, para garantizarle el pago. Todo este proceso constituye la
ejecución. Esta ejecución, cuando se trata de deudas de dinero, resulta ser
la más simple, consistiendo en el embargo de los bienes al deudor, para
sacarlos a remate, y pagar con su venta lo que se adeuda al acreedor.
Como ampliación de lo anterior. cabe hacer mención de que, bajo ningún
concepto, pueden ser embargados los bienes que constituyan el patrimonio
familiar.36,
36. BORJA SORIANO, Op. cit.
84
Ya se ha dicho que las obligaciones a que con más frecuencia so
refiere la consideración de este trabajo, son las de dar; y que dentro do
éstas, son las obligaciones de dinero las que promueven todo el mecanismo
legal que nos viene ocupando. Ahora es preciso considerar que, dinero, no
solamente es la moneda que entre nosotros tiene un curso legal, sino
también la moneda extranjera, dentro, claro, de las prescripciones que
limitan y condicionan su manejo.
111. EL DOLAR ESTADOUNIDENSE, COMO REALIDAD MONETARIA.
La actividad económica principal, la que representa el término del
ciclo, es el comercio; y éste, reconoce como su medio principal, al dinero.
El dinero es el instrumento de compra-venta, sin importar la forma como se
le use, ni los tiempos, ni los lugares en que se opere; es el móvil principal
de todas las actividades humanas, trascendiendo, con frecuencia, a las
meramente económicas, para animar otra, no importa cual sea su índole.
Sobre la base de que el dinero es el requisito de cuanta empresa se
propone el hombre, en ning_ún proyecto, por sencillo e ingenuo que
parezca, se carece de una dimensión monetaria inicial, igual que de una
fuente de abastecimiento continuo; ya se trate de una empresa
manufacturera, de una compañía transportadora, de un proyecto de
servicios sociales, de una mejora a las instalaciones escolares, de un
remozamiento a una iglesia, de una campaña de salud, o de una tarea
ecológica, siempre, el punto de partida inicial, y la problemática constante,
BS
se vincula, no al financiamiento, sino a la disposición y manejo de fondos
pecuniarios.
Dentro de este panorama, entonces, el comercio representa el fondo
sobre el que se mueven las actividades que llevan al logro de satisfactores
de toda clase; y en su forma más elemental y simple, podemos señalar al
comercio de bienes de uso inmediato, acaso personal, directo, simple y
transitorio.
Tal comercio, limitado y restrictivo, igualmente se ha venido
convirtiendo en el hecho determinante de por lo menos dos clases o niveles
sociales: la de los que no compran, sino lo indispensable para Ir viviendo,
por las grandes limitaciones pecuniarias que padecen, y cuyas causas, tan
diversas, coinciden en la consecuencia única de la pobreza; y la de los que
compran de todo, consecuencia de la posesión satisfactoria de bienes
dinerarios, o, como ha venido ocurriendo, en uso desmedido del crédito,
dando lugar, en principio, a la proliferación de establecimientos comerciales
de toda clase, en los que se vende, sin medida, también, toda clase de
objetos, no siempre satisfactores, sino también suntuarios y hasta
innecesarios, dando así origen a la otra clase, no necesariamente la alta o
adinerada, sino más bien la de los consumistas.
El consumismo es la actitud generatriz, no sólo de un comercio
abundante, sino de un gasto desproporcionado. Abarca por igual, el
comercio de mercaderías de toda índole, que el comercio de los más
86
variados V extraños servicios. La gente de las clases acomodadas, y de las
clases medias que se resisten al estancamiento en camino de la ruina, es la
alimentadora principal del consumismo, fenómeno, que en síntesis, puede
definirse como un afán de gastar dinero.
Dinero, dinero, y más dinero, es la meta, y la razón de ser de muchos
esfuerzos humanos, que sin medida y sin límite se emprenden con la única
mira de poseerlo, para gastarlo. La compra y el pago de toda clase de
objetos y servicios, muchas veces innecesarios, pero que son expresiones
de una moda, cuya generalización no se detiene ante ninguna limitación,
porque los sistemas de crédito resuelven la posible cortapisa de la falta
inmediata de dinero. El enunciado de estas compras resulta ilimitado, por su
ya enorme, pero siempre creciente variedad; perfumes de marcas
novedosas antes que las afamadas, prendas de vestir de determinado sello,
alhajas no necesariamente genuinas pero vistosas, accesorios personales de
afamada manufactura, calzado de significación ponderada, relojes, plumas.
carteras, portafolios, son medios de exponer, no tanto el status de quien
los porta, sino la posibilidad de su uso. Y lo propio ocurre con el pago de
servicios, como restaurantes, bares, hoteles, automóviles, consumo de
vinos, de cigarrillos, espectáculos caros, asistencia a subastas de obras
artísticas, y todo lo que significa comprar fama, prestigio, distinción.
Pero sobre todo esto, o mejor, paralelamente a esto, existe una
mercancía y un servicio que sirven para lo mismo, y cuyo uso resulta más
garantizado y hasta mejor aceptado: la compra y el manejo de dólares,
87
porque la fuerza monetaria de éstos, es acreditada a sus poseedores. Sobre
todo en los países donde la moneda nacional no tiene una estabilidad
manifiesta, y cuyos recursos están más en la exportación de materias
primas, en el turismo, y en los servicio de él derivados, el dólar
estadounidense se ha vuelto la mercancía principal; se compra con fruición,
y se vende con seguridad y hasta con aceptación gustosa.
La compra y venta de dólares, que en ocasiones ha sido mo\or de un
mercado negro, es, en situaciones normales, un comercio redituable. Sin
embargo, ese fenómeno se ha restringido más bien al pago de mercancías o
de servicios, porque se regula por la misma ley de la oferta y la demanda.
Igual qua en ciudades de la República Mexicana se admiten dólares en el
pago, en algunas ciudades estadounidenses cercanas a la frontera
mexicana, se reciben pesos en su comercio, porque las ventas a nacionales
están muy escasas.
El anterior fenómeno monetario, sin embargo, tiene implicaciones
más profundas que el mero comercio. Producto de una deficiencia de las
monedas débiles frente a las monedas fuertes, óstas acaban por imponerse,
al extrema de ser usadas, legalmente y sin ninguna traba, dentro del
comercio en países cuya moneda resulta más débil. Y tal ocurre entre
nosotros, sabre todo, respecta del dólar estadounidense.
No se trata de un comercio monetario; las bancos y las casas de
cambio, ejercen éste con toda la amplitud a su alcance, y en sentida de
88
compra y de venta, con la explicable diferencia entre una y la otra. No
como un contrasentido, en la lógica del comercio, o, si se quiere, como
una flagrante violación a las leyes mexicanas, el dólar estadounidense suele
circular en operaciones comerciales directas y de poca monta; hay
establecimientos comerciales, sobro todo aquellos más socorridos por la
presencia de clientes extranjeros o turistas, que con la mayor naturalidad,
Incluso mediante anuncios, aceptan pagos en dólares estadounidenses, ya
sea en efectivo (billetes o monedas metálicas), ya sea en forma de cheques
(generalmente de viajero). Y es de notar, sin embargo, que en la aceptación
de dólares como moneda de pago, el comerciante grava el valor de lo
vendido, por concepto del supuesto cambio monetario, con lo que el
comercio se ve más beneficiado.
No deja de ser una situación irregular, que puede considerarse como
ajurldica; el illclto consiste, no en el cambio de moneda que supone la
operación, sino en la violación a la Ley Monetaria, que señala expresamente
a la moneda nacional como única válida en el territorio nacional, de acuerdo
al primer párrafo del articulo Bo., y en todo caso, a operar acciones de
cambio, fuera del control oficial, y a un tipo siempre inferior al que
establece para cada día el Banco de México.
Así el dólar estadounidense adquiere el carácter. o de una mercancía,
que se vende y es aceptada en el comercio, o bien, como una moneda con
circulación corriente dentro de un país ajeno. Aquí se tiene un ejemplo do
que la moneda vale, precisamente por el valor que representa, como una
89
expresión de un poder nacional, superando todas las barreras legales y
prácticas que se dan en lugares ajenos al país que la emite.
Un caso similar, aunque no con miras de uso comercial, sino de
acaparamiento de divisas, es el mercado negro de dólares, consistente en
su adquisición, por el propio valor que representa, valor acumulable, con
miras de negocio, y que por lo mismo, coloca a sus poseedores en
condiciones de ejercer un poder adquisitivo mayor, aún desproporcionado,
por la creciente espiral que va registrando el tipo de cambio al que se
adquiere y al que se puede revender. Pero tal situación, por otra parte,
propia de lugares y de tiempos especiales, sí es francamente Ilegal.
IV. LOS CONTRATOS EN MONEDA EXTRANJERA.
No cabe ninguna duda sobre la intervención de la voluntad de los
hombres, en el manejo de sus bienes pecuniarios; y dentro de ellos, en la
forma habitual y corriente, expresada en el concepto de moneda nacional, o
en la forma ajena al proceder común, extraña y reducida, pero real a fin de
cuentas, manifestada en la noción de moneda extranjera. Cualquiera que
sea el caso del manejo del dinero, este manejo no lo priva de su capacidad
de medio de cambio; y este cambio, no elude la exigencia de un ámbito
social en el que se realice. Por tanto, hablar del uso del dinero, como
moneda nacional o como moneda extranjera, implica la participación de, por
lo menos, dos elementos sociales, que entre sí tratan alguna forma de
convenio en donde opera como medio ese elemento pecuniario.
90
Y el hecho sólo de la presencia de dos elementos humanos, para
efectuar una transacción monetaria, ya implica una situación jurídica,
regulada por disposiciones legales. Es decir, que en la más simple ope,ación
pecuniaria que se opere entre hombres, subyace una dimensión contractual.
Y aquí conviene recordar lo que al respecto dice el Código Civil para el
Distrito Federal:
Artículo 1792. Convenio es el acuerdo de dos o
más personas para croar, transferir, modificar o
extinguir obligaciones.
Articulo 1793. Los convenios que producen o
transfieren las obligaciones y derechos toman el
nombre de contratos.
Articulo 1794. Para la existencia del contrato se
requiere: l. Consentimiento;
11. Objeto que pueda ser materia del contrato.
Pero cuando se contrata una operación, para que sus efectos
pecuniarios sean cubiertos en moneda extranjera, se incursiona en un
campo altamente complejo, porque el uso de la moneda propia de cada
país, tiene dimensiones precisas dentro de él, mas no así cuando esa
moneda es manejada fuera de las fronteras del país que la produce y
reconoce como propia. No el reconocimiento de una moneda extranjera,
sino su validación en cualquier otro país, obedece a mecanismos, que una
vez duperado el criterio del oro, como valor intrínseco de la moneda, hallan
91
su fundamento en hechos de muy variada índole, como la capacidad
industrial del país de que se trate, de su solvencia crediticia, y hasta que su
Influencia política y su participación en los mecanismos de la banca
Internacional. A partir de todo ello, las monedas extranjeras, para ser
aceptadas como mercancías, o como medios de cambio en otros países,
basan su valor en el tipo de cambio, que es variante según el país de que
se trate como recipendario del valor de la moneda extranjera.
Urge, entonces, formular, o en su caso, precisar un concepto del tipo
de cambio. En su forma externa, la significación del tipo de cambio aduce a
la cantidad expresada en moneda nacional, que se paga por la unidad de
alguna moneda extranjera, en un determinado lugar, y en una fecha
señalada. Se trata, por tanto, del reconocimiento de un valor asignado a
una moneda extranjera, es decir, de reconocer a ésta como una mercancía,
por la que hay que pagar un precio. Y al efectuar tal operación, se está
aceptando, tácitamente, la existencia de un contrato, que, en su cláusula
respectiva, manifestaría el precio que el país dueño de la moneda que se
compra, le señala a su materia de venta; y consecuentemente, el precio
que el comprador tiene que pagar por el objeto que pretende adquirir.
Con esa simplicidad aparente, el tipo de cambio resulta simplemente
el precio de una moneda extranjera; pero ese precio no se fija al capricho,
sino que es la resultante de muchas influencias, visibles unas, ocultas
otras. De todas manera, los países más poderosos, imponen altas cuotas a
sus respectivas monedas, dando como efecto que los países débilen se ven
sometidos a graves problemas de desajuste económico, siendo el más
común el de la inflación.
Las repercusiones que ocasiona el fenómeno de la inflación, no se
han hecho esperar. En México, los últimos años han presenciado una gran
Inestabilidad económica, producida precisamente por el fenómeno
Inflacionario, el cual ha proyectado su influencia en diversos ámbitos de la
convivencia, como lo son el social, el económico, el político y el jurídico.
Dentro del ámbito jurídico, y concretamente en el área contractual, la
inflación, como expresión de la pérdida del poder adquisitivo de la moneda,
ha motivado la destrucción del equilibrio en las prestaciones económicas
entre el deudor y el acreedor. Estas alteraciones monetarias se hacen más
patentes en las relaciones jurídicas que plantean pagos, no tanto directos,
como los relacionados contractos sucesivos.
En los contratos relativos a operaciones que incluyen pagos en
moneda naclonal, se ha dado una realidad que destruye el espíritu de la
operación contratada, por efecto de la depreciación o devaluación de la
moneda, que no coincide con la operación del cálculo valorativo, sobre la
que las partes establecieron la equivalencia de sus prestaciones. Este
desequilibrio económico entre las prestaciones de las partes, denuncia la
destrucción de uno de los fines esenciales del derecho, que es el logro de la
justicia conmutativa entre los particulares. Por justicia conmutativa ha de
entenderse la defensa recíproca de lo que en derecho corresponde a cada
9.1
uno; así la protección de la equivalencia de la prestación y la
contraprestación, y con ello la igualdad de valor en el trato económico.37.
Por ello se reconoce como inaplazable, la necesidad de que los
juristas propongan soluciones que ayuden a contrarrestar los efectos
nocivos que ocasiona el fenómeno inflacionario, pues de lo contrario se
incurre en el error de conservar un orden legal ajeno a los problemas reales,
que por ello resulta anacrónico.
En México no se ha hecho ningún cambio sustancial en la legislación
monetaria, destinado a nulificar los efectos inflacionarios; muy por el
contrario, so ha mantenido la vigencia del principio nominalista contenido
en el artículo 7o. de la Ley Monetaria, que dice:
Las obligaciones de pago de cualquier suma en
moneda mexicana, se denominarán
Invariablemente en pesos y, en su caso sus
fracciones. Dichas obligaciones se solventarán
mediante la entrega, por su valor nominal, de
billetes del Banco de México o monedas metálicas
de las señaladas en el Artículo 2o.
La vigencia de este ordenamiento, equivale a la supervivencia de la
idea ilusoria de que el peso conserva siempre su mismo valor, a pesar del
paso del tiempo, y de las contingencias económicas mundiales.
37 · Walter BRUGGER: Diccionario de filosofia. Trad. de José Ma. Vélez Cantarel. Barcelona. Herder, 1953. pág. 222.
94
Ante esta situación, tanto el Estado como los particulares, han
buscado la protección contra los efectos de la inflación, introduciendo, en
los contratos, las cláusulas de indexación. No se trata de una figura jurídica
extraña, ni alteradora de la esencia de equidad que debe privar en todo
contrato. De esa manera, puede definirse a la cláusula de indexación, como
un acuerdo entre las partes, en virtud del cual la suma de dinero que debe
pagar el deudor al acreedor, se determina en base a un indicador de valor
llamado "índice". 38.
La cláusula de indexación puede no estar en los contratos; pero cuando
está, tiene su origen en la autonomía de la voluntad de las partes
contratantes, así que tiene pleno reconocimiento jurídico. Por otra parte. en
cierto modo tiene un reconocimiento legal, a través del artículo 1839 del
Código Civil, pues se acomoda a una de las formas que pueden tener las
cláusulas contractuales admitidas, a saber, la accidental.
Artículo 1839. Los contratantes pueden poner las
cláusulas que crean convenientes; pero las que se
refieran a requisitos esenciales del contrato o sean
consecuencia de su naturaleza ordinaria, se
tendrán por puestas aunque no se expresen, a no
ser que las segundas sean renunciadas en los
casos y términos permitidos por la ley.
38. Arturo ROJAS RIVAS: Régimen Jurldico de las cláusulas en moneda extranjera. Tesis presentada en la Escuela Libre de Derecho. México, 1991. págs 65 y 55.
95
Las cláusulas de indexación, entendidas a manera de pacto, tienen
como objetivo principal evitar la pérdida del poder adquisitivo del dinero,
por lo que únicamente se utilizan en obligaciones dinerarias, entendiendo
por éstas últimas, aquellas en que una persona llamada deudor, resulta
obligada a pagar una suma o cantidad de moneda a otra persona llamada
acreedor, pero determinada en razón de su equivalencia con un índice o
factor valorativo constante, que supere los riesgos de una devaluación, que
perjudicaría al acreedor, o de una inflación que perjudicaría al deudor.
En México se puede observar, por parte del Estado, una inclinación a
indexar obligaciones de dinero, tomando como referencia el salario mínimo
diario vigente; pero existen otros índices, como el oro, alguna moneda
extranjera como por ejemplo el dólar estadounidense, o bien, alguna unidad
de cuenta monetaria preestablecida, como serían los derechos especiales
de giro del Fondo Monetario Internacional.
Es conveniente insistir en que las cláusulas de indexación se utilizan
preferentemente en contratos de tracto sucesivo, o en aquellos en que se
pacta el pacto en plazos largos, ya que cuando se trata de deudas
dinerarias instantáneas, cuyo pago se realiza inmediatamente, su Inclusión
en los contratos resulta ociosa.
96
CONCLUSIONES
1. Una de las actividades más arcaicas de la humanidad, ha sido la
búsqueda constante de elementos con que satisfacer las necesidades
primarias de la vida, entre ellas las de alimento y vestido; v su adquisición
ha tenido diferentes modalidades, que van desde el trueque directo, hasta
el trueque indirecto, mediante el uso do un elemento de cambio, que ha
llegado a ser el principal instrumento del comercio, v que es la moneda.
2. La moneda es el elemento material con que se representa el
dinero; y éste, el testimonio real de un valor, reconocido por todos los
miembros de una sociedad, para facilitar las operaciones de adquisición,
mediante la compra y la venta de toda clase de objetos requeridos por los
individuos. La moneda, es, pues, el instrumento principal del comercio.
3. El dinero, en el Estado moderno, constituye la institución
económico·jurfdica, indispensable en la organización humana, nacional e
Internacional. Pero no se trata de un uso anárquico de tales bienes, sino
que, pues construido el dinero con metales, representa, junto al valor
mismo de los metales en sf, el valor que le confiere cada Estado. En
México, el sistema monetario está regido por lo que al respecto prescribe la
Ley Monetaria de los Estados Unidos Mexicanos.
4. El sistema monetario mexicano tiene sus antecedentes, como
institución jurídica, en la época Colonial. El 11 de mayo do 1535. so
91
estableció la Casa de Moneda, con el objeto de acuñar monedas. Esta
acuñación llegó a ser motivo de reconocimiento internacional, por su
calidad, y fue objeto de exportación. Durante el Siglo XIX, primero de vida
independiente, el sistema monetario sufrió los embates de las
circunstancias político-económicas, y lo más sobresaliente fue la adopción
del Sistema Métrico Decimal, en el sistema monetario, lo que ocurrió en la
época del Imperio de Maximiliano. La primera Ley Monetaria, proviene del
año de 1905. la cual ha sufrido algunas reformas, siendo la última, de la
1992.
5. La acuñación de la moneda en México, tiene su origen en la Casa
de Moneda establecida el año de 1535; y desde entonces, por explicables
razones, ha estado vinculada a la· producción minera. Los metales preciosos
(oro y plata), fueron los que principalmente se usaron, incluyendo el cobre
por razones de la amalgama. Sus denominaciones han sido, a partir de la
unidad, que es el peso, de múltiplos y submúltiplos; la adopción del Sistema
Métrico Decimal, favoreció estas series de denominaciones. La unificación
en la acuñación de moneda, es producto del establecimiento, en 1905, de
la Unica Casa de Moneda, que empezó a funcionar con base en la Ley
Monetaria del mismo año, procediendo a recoger todas las monedas de
diversa acuñación y valor, para unificar el sistema monetario, que aún nos
rige.
6. Pero la acuñación metálica de monedas, habría de resultar
insuficiente para abastecer de ese medio de cambio al creciente comercio;
98
así, se pasó del fundamento en el propio valor metálico de las monedas, al
reconocimiento de su valor, por el que otorgaba y garantizaba el crédito del
gobierno. Surgió entonces el dinero no amonedado, a partir del billete, que
aunque había tenido varios intentos de fabricación, desde el Imperio de
lturbide, y muy especialmente en la época de la Revolución, fue, hasta la
creación del Banco de México, cuando por ley so fabricaron los primeros
billetes, ajustando sus denominaciones a los valores correspondientes a
múltiplos decimales de la unidad monetaria nacional, esto es, el peso. Otras
formas de dinero no amonedado, tienen vigencia legal en México; y entre
ellas, por su abundante circulación, pueden mencionarse el cheque, y las
tarjetas de crédito.
7. El sistema monetario mexicano, a pesar do su turbulenta historia,
no ha tenido caracteres de anárquico, excepción hecha de la situación que
prevaleció durante Ja Revolución, en que cada una de las facciones de
lucha, trataban de consolidar su poder político mediante la emisión de
billetes. A partir de la época independiente, la preocupación legislativa por
el dinero y Ja moneda se ha puesto de manifiesto, por la sucesión de leyes
sobre la materia, las cuales aparecieron en 1B23, 1861, 1867, 1905, 1931
y 1936. Y los organismos legales, para decidir sobre el sistema monetario,
son, hoy, el Senado de la República, la Secretaría de Hacienda y Crédito
Público, y el Banco de México.
8. El dinero, por ser un elemento de uso tan generalizado en todas
las sociedades, ha llegado a convertirse en una fuerza de operación
99
internacional. Muy por encima de los sistemas monetarios nacionales,
operantes en cada país, como expresión de su soberanía o de su existencia
reconocida, las operaciones monetarias a nivel internacional, no sólo cobran
más y más importancia, sino que, en cierto modo, han llegado a ser
determinantes del destino de muchos países, y de la tranquilidad en amplias
zonas del mundo. Ello, no obstante, ha permitido que, en los países de
considerable solvencia económica, a pesar de las influencias decisivas de
las monedas de los países poderosos, se siga reconociendo el valor propio
de su moneda. Tal es el caso de México, en donde, por ley, está prohibida
la circulación de cualquier moneda que no sea la nacional, o del cuño
corriente.
9. La situación internacional, sobre todo después de cada una de las
grandes guerras que ha presenciado el Siglo XX, ha constatado la
incertidumbre de un futuro asegurado, a la vez que la gran experiencia de la
pobreza que se extiende en grandes zonas del planeta. Y entre tantos
planteamientos de reorganización social y de reconstrucción de las
economías, se han hecho intentos, no de crear una moneda internacional
única, sino de institucionalizar los fondos para las ayudas que se van
haciendo indispensables. De no ser así, los países poderosos, los ganadores
de las guerras, tratarían de imponer su moneda, en un modelo de
imperialismo absoluto. La regulación de este peligro, se basa en las diversas
Instituciones financieras y bancarias Internacionales, que tiene como
objetivo la ayuda a la reconstrucción y al progreso de las naciones
interesadas, o de las regiones que lo ameritan.
100
1 O. Esa relación de los sistemas monetarios nacionales con el gran
poder de las agencias internacionales, de comercio o de industria, más que
con las de auxilio al desarrollo, exhibe de manera permanente Ja gran
diferencia entre los sistemas monetarios de países pobres, y los sistemas
monetarios de países ricos, y siempre, como es explicable, con una
tendencia de ventaja hacia estos últimos. Imposible que toda la economía
de una país pobre dependa de alguno rico; pero aún en la situación de
proporcionalidad mayoritaria de los intereses económicos nacionales sobre
los extranjeros, se impone la necesidad de un apoyo en moneda do los
países ricos; Igualmente, las reservas de moneda extranjera no pueden
tener una existencia efectiva, contable, sino que esta reserva se transfiere,
para su apoyo, a otros conceptos, igualmente válidos en el campo
económico, como son el crédito y la capacidad industrial, así como la
posesión de materias primas exportables, y la posibilidad de un comercio
seguro. La disposición, así, de capitales en dimensión de monedas
extranjeras, se expresa bajo el concepto de la divisa, es decir. la capacidad
de poder valorar en moneda extranjera, el potencial económico de un país.
en un momento determinado.
11. Sean divisas, o· sean monedas extranjeras contantes y sonantes,
en México no tiene capacidad de circulación como monedas del curso
común. Esto no quiere decir que se desconozca, ni su valor. ni su
operatividad en el comercio; pero uno y otro, están regulados. Una rigurosa
legislación, establece el tratamiento y los alcances que han de darse a la
moneda extranjera, cualquiera que sea su país de origen, y con admirable
101
celo han procedido todas las instancias oficiales vinculadas con la Ley
Monetaria, incluida entre ellas, la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Ello, no obstante, no quiere decir que no se establezca y opere la diferencia
de capacidad económica entre nuestra moneda nacional, y la moneda de
los países ricos; semejante diferencia, se pone de manifiesto y toma más
cruda realidad, en el tipo de cambio, a veces estable, a veces en
deslizamiento. Así es como, prohibida la circulación de monedas extranjeras
en México, las operaciones en que estas monedas se ven involucradas, se
realizan a partir de su equivalencia a moneda mexicana.
12. Pero la situación actual de la humanidad, ha abierto el ámbito del
comercio a grandes regiones del mundo, superando, con mucho, las
limitaciones de las fronteras nacionales. El trato entre las personas, sean
físicas o morales, trasciende los ámbitos particulares y cerrados de los
países, y se contrata entre entidades de diferente nacionalidad, siempre,
claro está, dentro de las leyes del país en que se opera la contratación. Y
de dichos contratos, surgen naturalmente obligaciones.
13. Las obligaciones a que se refiere el párrafo anterior, son, en su
mayoría, obligaciones de dar. mismas que, por su propia naturaleza, toman
la forma de obligaciones de dinero, ya que se trata de contratos de índole
mercantil, cuyo instrumento de satisfacción, es, en alguna medida, el
dinero. La dimensión jurídica de las obligaciones, que sustenta la legislación
mexicana, hace de éstas un objeto de indiscutible trato legal. Y los asuntos
relacionados a las obligaciones dinerarias, con todas las implicaciones que
102
acarrean, igualmente son m~teria de procederes jurídicos. desde los más
simples hasta los más complicados. El dinero, como instrumento de cambio;
y éste, como vehículo de bienestar, ocupan buena parte do la legislación
mexicana, en cuanto al trato comercial se refiere.
14. Una de las cosas que puede ser motivo de contratos, y sin duda,
con una magnitud impresionante, por la circunstancia de la situación de
México dentro de la órbita de influencia de los Estados Unidos, es su
moneda, esto es, el dólar estadounidense. La realidad comercial de Móxico,
frente al dólar estadounidense, no sólo como materia de contratos. sino
como mercancía, y , en ocasiones, hasta como moneda de uso corriente. El
dólar estadounidense es una realidad monetaria; y una realidad, por cierto,
del más alto significado en México, y en buena parte del mundo.
15. Y México es un país que desarrolla su vida y su proyecto de
progreso, dentro del ámbito mundial; ha salido de sus propias fronteras. y
se Inserta en el escenario del mundo; tratados regionales, consorcios.
proyectos de transformación política, social y económica, son temas de la
actualidad nacional. La economía mexicana se ha internacionalizado, y en
ese contexto, el dólar estadounidense constituye una realidad monetaria
Indiscutible.
103
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