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Page 1: Trama biombo final final final

[1] La unidad se compone de geometrías distintas. La que contiene (exterior) y la con-tenida (interior).Se compone de una unidad que se puede ir desglosando en unidades más pequeñas.

[6] Desde el exterior se establece un centro luminoso, aglomerado en una geometría más conjunta, pero destacando unas de otras.

[4] El color crea un degrade, donde la luz va apareciendo a medida que se introduce en la fruta.

Trama a base de los colores y las direcciones que crean el mvimiento

Trama de movimientos y direcciones, parte trasera

Trama unitaria Trama que se conforma de la trama unitaria, a partir de sus colores y sus posiciones.Direcciones distintas son movimiento. Lo apetitoso esta en lo heterogeneo, de los colores y las direcciones

Matriz que aparece en el proceso del termo-formado. Plástico mica.

Trama 20x20, aparecen los colores, los movi-mientos y las direcciones.

La diversidad luminosa del movimiento dado por las direc-ciones

La apetencia deja de ser un resolutivo biológico cuando aparece el placer. Cuando este aparece, el comer adquiere un mundo mucho más amplio y variadas sensaciones. La apetencia en primer lugar trae tiem-pos, tiempo para observar y admirar, tiempo para pensar como interac-tuar con la comida, tiempo de interacción, tiempo para ejecutar el acto de comer, tiempo para sentir y analizar el gusto.

En una primera etapa nos enfocamos en el primer tiempo, el de obser-vación y admiración. La fruta está dispuesta para ser comida, se obser-van sus luces exteriores, la textura y el color. Pero no es hasta que apa-rece el segundo y tercer tiempo del apetito, el pensar como interactuar y llegar a hacerlo, que podemos observar la fruta más íntegramente.El pensar como interactuar con la fruta es un acto más intuitivo, pero cuando materializamos este acto, se vuelve consciente.

Cuando interactuamos con la fruta, la tocamos, la rodeamos, apare-cen valores como el de la textura, los sentidos nos ayudan a deter-minar algunos puntos de la fruta, si tendrá buen sabor, si está muy madura o no, si está descompuesta, etc.

Cuando intervenimos la fruta, es cuando se nos muestra el alimento y su riqueza interior. Lo primero que aparece son los colores, desde la potencia del color en la parte exterior, al degrade en el interior, descendiendo en color, pero ascendiendo en la luminosidad de la fruta.

La luminosidad está dada por la forma, con sus tramas y sus vacios. Los “vacios” de la fruta son formas que no están habitadas por los mismos volúmenes que el resto del alimento, son concavidades, grandes o

pequeñas, que ocultan la luminosidad de la fruta, pero que a la vez le otorgan valor a esta misma, ya que hace que la luz se distinga en los puntos más sobresalientes.

¿Qué relación tiene la luminosidad de la fruta con la apetencia? La luminosidad otorga brillo, el brillo resalta el color y el alimento, el ojo observa los cambios luminosos de la fruta, la heterogeneidad de este juego hace que la fruta no conste de una sola parte interior, si no de muchas que la componen. Al contener varias partes, se distinguen dis-tintos tipos de sabores en una misma fruta.

La geometría también genera tramas luminosas, ya que la que envuelve se va descomponiendo en otras formas con distintos tamaños y relie-ves. Estos cambios de formas generan un movimiento, las direcciones

de estas geometrías no son las mismas, por lo que el cambio luminoso va relacionado también con esto.

Se puede decir entonces que lo apetitoso está directamente relaciona-do con la heterogeneidad luminosa en la fruta, dada por los distintos relieves y direcciones que toman las geometrías, que tienen distintas formas y espesores. Lo apetitoso aparece entonces como la posibilidad de que una fruta nos resalte más de un sentido, desde la observación al acto de comer, y esto está dado por los cambios luminosos que presen-tan las formas.

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