Download doc - Triduopascual

Transcript
Page 1: Triduopascual

INTRODUCCIÓN

La vida cristiana se compone de tres pilares básicos: La confesión de una Fe (lo que creemos), la celebración de los Misterios (la fe hecha oración, la fe que se celebra) y la Moral (el comportamiento consecuente con lo que se cree y se celebra).

La celebración, -la vida sacramental- es el lugar donde se establece ese puente entre el Dios en el que creemos, por un lado, y nuestra propia vida, por otro. El creyente, al celebrar la Liturgia cristiana, establece un vínculo entre Dios y su vida, vínculo que tiene el carácter de celebración, de ritual. No basta con ‘creer’ solamente; no basta con ‘ser buenos’ sin más. Es necesario recuperar algo esencial de nuestra fe, y es que Dios sigue actuando realmente en nuestras vidas, y lo hace de forma especial en los sacramentos.

No tener en nuestra fe una dimensión ‘celebrativa’ sería no confiar en que Dios se sigue haciendo presente en nuestra vida, sería como “sobrarse” a sí mismo, sería como creer en un dios imaginario. En las celebraciones reconocemos que el Dios en el que creemos se hace “carne”, sacramento, encuentro. Uno de los momentos más claros de este re-vivir el regalo de nuestra salvación es la Semana Santa.

EL SACRO TRIDUO PASCUAL

La Iglesia celebra cada año los grandes misterios de la redención de los hombres desde la misa vespertina del Jueves Santo "en la Cena del Señor", hasta las Vísperas del domingo de Resurrección. Este período de tiempo se denomina "triduo del crucificado, sepultado y resucitado"; se llama también Triduo Pascual porque con su celebración se hace presente y se realiza el misterio de la Pascua, es decir, el tránsito del Señor de este mundo al Padre. En esta celebración del misterio, por medio de los signos litúrgicos y sacramentales, la Iglesia se une en íntima comunión con Cristo, su Esposo, su Amigo. 

LA MISA VESPERTINA DEL JUEVES SANTO "EN LA CENA DEL SEÑOR"

"Con la misa que tiene lugar en las horas vespertinas del jueves de la Semana Santa, la Iglesia comienza el Triduo Pascual y evoca aquella última Cena en la cuál el Señor Jesús, en la noche en que iba a ser entregado, habiendo amado hasta el extremo a los suyos que estaban en el mundo, ofreció a Dios Padre su Cuerpo y su Sangre bajo las especies del pan y del vino y los entregó a los Apóstoles para que los tomasen, mandándoles que ellos y sus sucesores en el

sacerdocio también lo ofreciesen."

Toda la atención del espíritu debe centrarse en los misterios que se recuerdan en estos Oficios: es decir, la institución de la Eucaristía, la institución del Orden sacerdotal y el mandamiento del Señor sobre la caridad fraterna, cuyo reflejo es el lavatorio de los pies: «Este es mi mandamiento, que os améis como yo os he amado».

Se reserva el Santísimo Sacramento en un lugar convenientemente adornado, que invita a la oración y a la meditación; en este tiempo de contemplación es oportuno leer una parte del Evangelio según san Juan (capítulos 13-17), p. ej.

Pasada la medianoche comienza ya el día de la Pasión del Señor. Solemos celebrar la llamada “Hora Santa”, como recuerdo de la oración de Jesús en Getsemaní, donde Él mismo invita a sus discípulos a orar y velar, al menos una hora...

Page 2: Triduopascual

VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR 

En este día, en que "ha sido inmolada nuestra Víctima Pascual: Cristo", la Iglesia, meditando sobre la Pasión de su Señor y Esposo y adorando la Cruz, conmemora su nacimiento del costado de Cristo dormido en la Cruz (sangre y agua), e intercede por la salvación de todo el mundo.

El Viernes de la Pasión del Señor es un día de penitencia obligatorio para toda la Iglesia por medio de la abstinencia y el ayuno.

Es un día de gran solemnidad: “Ha muerto el Maestro”. El cristiano se acerca al misterio de la cruz, la suya y las nuestras, y reconoce en la entrega hasta la muerte de su Señor la gran prueba de su amor: «nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos». La Cruz, adelantada en la Eucaristía, es el lugar y el modo en los que nos ha amado el Señor.

DOMINGO DE PASCUA DE LA RESURECCIÓN DEL SEÑOR

VIGILIA PASCUAL EN LA NOCHE SANTA

La celebración de la Vigilia Pascual se desarrolla de la siguiente manera: después del Lucernario y del Pregón Pascual (que es la primera parte de la Vigilia donde el protagonismo es de la luz, el Cirio Pascual), la Santa Iglesia contempla las maravillas que el Señor Dios realizó desde el principio en favor de su pueblo (segunda parte o liturgia de la Palabra, con diversas lecturas bíblicas, Creación, Éxodo, Profetas, Nuevo Testamento), hasta que, acompañada ya de sus nuevos hijos renacidos en el bautismo (tercera parte, liturgia del Agua), es invitada a la Mesa preparada por el Señor para la Iglesia, memorial de su Muerte y Resurrección, en espera de su nueva venida (cuarta parte ).

Es la noche Santísima en la que Cristo ha resucitado, la gran noticia dada al mundo, la liberación de nuestro destino mortal. La Iglesia no tiene nada más que ofrecer que esto: el anuncio, con las palabras y el testimonio de vida, de que Jesucristo es el Salvador, y por él empezamos

una nueva vida, vida que ha de ser llevada a los hermanos con el anuncio valiente de la fe. Sin duda, la celebración más grande de toda la cristiandad y de todo el año para un discípulo de Jesús.

EL DÍA DE PASCUA

La misa del día de Pascua se debe celebrar con la máxima solemnidad. Comienza aquí un periodo de 50 días como prolongación de este día grandioso. Es el Tiempo Pascual hasta la celebración de la venida del Espíritu en Pentecostés.

LAS PROCESIONES DE SEMANA SANTA

En la Semana Santa hacemos memoria del Misterio Pascual del Señor que se celebra sacramentalmente en el templo, se vive en el corazón y se manifiesta en la calle.

Las salidas procesionales y estaciones de penitencia que nacen de la liturgia y a ella deben conducir, pueden llegar a ser, si se hacen con devoción y dignidad cristiana, valiosas catequesis plásticas en sus recorridos por las calles. Son una predicación del Misterio Pascual, esto es, de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo. Se puede afirmar que son fe que se hace cultura, expresión estética de un corazón creyente, fe que se hace sentimiento, sentimiento que lleva a la fe. Una procesión sólo tiene algún sentido si se celebran los grandes actos litúrgicos de estos días. Son, por así decirlo, secundarias, complementarias, siempre como prolongación de lo vivido en la Liturgia, a la cual nunca deben ‘sustituir’. Recopilo información ------- m. Bernal p.s.