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María del Camino Fuertes Santos

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La Cerámica Medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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María del Camino Fuertes Santos

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Rosario Torres RuizConsejera de Cultura

Isabel Muñoz DuránViceconsejera de Cultura

Lidia Sánchez MilánSecretaria General de Políticas Culturales

Guadalupe Ruiz HerradorDirectora General de Bienes Culturales

COORDINACIÓN DE LA EDICIÓN

Dirección General de Bienes CulturalesServicio de Investigación y Difusión del Patrimonio Histórico

Viceconsejería de CulturaServicio de Información y Difusión

PRODUCCIÓN

JUNTA DE ANDALUCÍA. Consejería de Cultura

Empresa Pública de Gestión de Programas CulturalesUnidad de Programas de Colaboración

Diseño, maquetación e impresión:Tecnographic, S.L.

Edita: JUNTA DE ANDALUCÍA. Consejería de Cultura© de la edición: JUNTA DE ANDALUCÍA. Consejería de Cultura© de los textos y fotos: sus autores

I.S.B.N.: 978-84-8266-976-2Depósito Legal: SE-1048/2010

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PREÁMBULO

La monografía que aquí se presenta expone un amplio elenco de formas cerámicas de época me-dieval recuperadas, casi en su totalidad, en el yacimiento de Cercadilla, si bien algunas de ellas proceden de Córdoba capital y de la provincia. El estudio de la cerámica, que por el momento cul-mina en esta publicación, ha servido para aquilatar las distintas fases cronológicas de este amplio período, muy bien documentado en Cercadilla, lo que además ha servido, entre otras cuestiones, para entender con mayor precisión la complejidad histórica de este yacimiento.

La investigación no se puede dar por finalizada ya que, a pesar de la destrucción efectuada sobre el yacimiento para llevar a cabo la construcción de la estación de ferrocarriles, una buena parte del mismo sigue oculta. Los proyectos arqueológicos que en el futuro se lleven a cabo, permitirán ir completando esa imagen e ir conociendo con mayor detalle las transformaciones urbanísticas y humanas de este importante espacio de la Córdoba antigua.

La obra se presenta en dos formatos distintos, uno en forma de libro tradicional y otro en soporte digital. Debido al número, importante, de material cerámico estudiado, se ha considerado oportu-no no plasmar en el papel la descripción detallada de todas las variantes y subvariantes de los tipos ni exponer, tampoco, los dibujos de todas ellas que, con el resto del estudio, sí está recogido en el CD. La paginación de la publicación es distinta según el formato. Se mantiene, eso sí, el mismo orden de las figuras en ambos soportes.

Este estudio forma parte de otro más amplio que constituyó mi Tesis Doctoral, que con el título La ocupación medieval de la Zona Arqueológica de Cercadilla, Córdoba. Siglos VII-XIII, defendí en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, en Octubre de 2005. Durante el tiempo transcurrido desde entonces hasta su publicación han visto la luz nuevos estudios sobre cerámica cordobesa, que he preferido no incluir por alterar lo menos posible la estructura del trabajo original, ya que, por otra parte, sus conclusiones no afectan en gran medida a las obtenidas en éste. Es por tanto que la bibliografía utilizada para llevar a cabo la investigación y que en el capítulo final enumeramos, es la que se usó hasta ese año: 2005.

Este libro constituye la última etapa de una labor que comenzó prácticamente al inicio de las exca-vaciones en el yacimiento de Cercadilla, momento en el que me hice cargo del estudio del material cerámico medieval que se iba recuperando en el transcurso de esas intervenciones.

Su término ha sido posible llevarlo a cabo gracias al apoyo y ayuda del que ha constituido el equi-po responsable de las investigaciones en el yacimiento a lo largo de todos estos años: arqueólogos, antropólogos, biólogos, dibujantes y topógrafos a los que quiero expresar mi agradecimiento y, de entre ellos, al que fue el impulsor de estas investigaciones, el Prof. Dr. Rafael Hidalgo. Asimismo quiero desde aquí agradecerle a mi compañera, Dña. Laura Ortiz, su colaboración durante la in-formatización final del aparato gráfico.

Quiero dejar constancia de mi reconocimiento al Prof. Dr. Alberto Canto, quien se ha ocupado del estudio del material numismático andalusí de Cercadilla, y que, con gran generosidad, se ha prestado siempre a responder y resolver todas y cada una de las muchas preguntas y dudas que han ido surgiendo a lo largo de estos dieciséis años. También quiero agradecer a las Profas. Dras. Ana Labarta y Carmen Barceló, su constante colaboración y ayuda para interpretar y resolver los mensajes epigráficos en árabe cúfico o cursivo, de los materiales cerámicos y de los demás objetos

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muebles recuperados en Cercadilla. De igual modo debo expresar mi gratitud a los miembros del Seminario de Arqueología de la Universidad de Córdoba, por su disposición a ayudarme siempre que se lo he solicitado y, en especial, a los Profes. Drs. Carlos Márquez y Ángel Ventura.

De igual manera mi agradecimiento por todas sus correcciones, indicaciones y sugerencias a los Prof. Drs. Manuel Acién, Juan Carlos Castillo, Helena Catarino y Sergio Martínez, al igual que al Dr. Antonio Vallejo, quien, además, me ha facilitado el acceso a los recursos con que cuenta el Conjunto Arqueológico de Mad nat al-Zahr y que me resultaban especialmente necesarios.

La Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía ha sido la institución valedora de este yaci-miento y el único apoyo de las investigaciones en Cercadilla. Gracias a ella una parte importante del mismo se ha conservado y una parte, menor, puede ser visitada. Por todo ello no quiero dejar de agradecer al personal de esta Consejería y de la Dirección General de Bienes Culturales el interés mostrado, no solo hacia el yacimiento, sino, también, hacia mi persona.

Un trabajo como el a continuación someto a crítica del lector, con tantos años de trabajo detrás, no se hace sin ayuda, ideas, crítica y comentarios de otros compañeros y/o amigos, facilitados en reuniones, congresos y jornadas. Citarlos uno por uno sería exagerado y posiblemente injusto por los no nombrados. A todos los que me han ayudado a ordenar las ideas y a aquilatar las hipótesis, gracias. Todas las equivocaciones plasmadas en el texto son exclusividad mía.

Por último, quiero dar las gracias por toda la ayuda y apoyo prestado, a los miembros del Seminario de Arqueología de la Universidad Pablo de Olavide y, muy especialmente, a la Profa. Dra. Pilar León, por haber querido y sabido conducir este trabajo a su culmen final.

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CAPÍTULO I.INTRODUCCIÓN, METODOLOGÍA E HISTORIA DELA INVESTIGACIÓN.

I.1.- INTRODUCCIÓN. LA SECUENCIA ESTRATIGRÁfICA DEL yACIMIENTO ARqUEOLÓGICO DE CERCADILLA.

Una de las más relevantes particularidades que caracterizan al yacimiento de Cercadilla es su secuencia estratigráfica, ya que ésta se desarrolla en un amplio arco temporal que abarca desde el siglo I a. C. hasta el siglo XIII (Planos 1 y 2).

Si bien esta secuencia cronológica es ya de sobra conocida, pues ha sido estudiada y publicada en diversas ocasiones, creemos que no está de más comenzar con una revisión general de la misma, a manera introductoria, para, posteriormente y ya con profundidad, adentrarnos en el tema objeto de nuestro estudio: la ocupación de Cercadilla durante el período medieval a través de los mate-riales cerámicos recuperados.

Los primeros vestigios que nos acercan al inicio de la ocupación histórica del yacimiento de Cercadilla, se corresponden con los restos de una urna cineraria, adscrita a un enterramiento infantil, fechada entre la segunda mitad del siglo I a. C y la primera mitad del siglo I d.C. Si bien es el único elemento disponible de estas características, son más abundantes los restos reutilizados y recuperados in loco de inscripciones funerarias de época altoimperial, lo que nos habla del uso del perímetro urbano de Colonia Patricia, y en concreto de este área, como zona de necrópolis1.

El uso funerario se abandonó en un momento indeterminado del siglo I d. C, ya que sobre esta zona se construyó una villa cuya vida se prolongará hasta el siglo III, momento en el que se arrasará para llevar a cabo la construcción del palacio imperial tetrárquico2 (Plano 3).

Será a finales del siglo III cuando se lleve a cabo la edificación del palacio imperial terárquico, organizado en torno a un criptopórtico semicircular, constituido por una galería semisubterránea, con bóveda de medio cañón. Esta galería, de cuatro metros de altura y cuatro metros y medio de anchura, describe un recorrido total que supera los ciento cincuenta metros de longitud.

Es el criptopórtico el elemento que proporciona cohesión a todas las amplias salas que configuran el monumento. Para la construcción de dichas salas, dispuestas en forma radial en torno a la galería, se aplicaron primordialmente dos modelos: la planta basilical, muy vinculada a la arquitectura imperial del momento, y la planta triconque, caracterizada por la incorporación de tres ábsides en la cabecera.

El uso de estos modelos y la configuración general del conjunto, así como la fábrica utilizada para su materialización -hormigón con revestimiento de opus vittatum mixtum-, permiten asegurar que el ar-quitecto responsable de esta obra estaba vinculado al emperador y a la arquitectura que, en el momento de la construcción, se estaba creando al servicio del poder en las grandes capitales del Imperio.

1 Sobre este tema HIDALGO, 1997b; HIDALGO et alii, 1994, 43; 1995a, 37-38; GARCÍA MATAMALA (2002) ha llevado a cabo un estudio tipológico de la urna cineraria. 2 La villa altoimperial de Cercadilla ha sido tratada en HIDALGO 1997b; 1997c; HIDALGO y MORENO, 1996; HIDALGO et alii, 1994, 41-45; 1995a, 37-39. Un estudio monográfico sobre la misma en MORENO, 1997

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El monumento constituye un caso único entre los múltiples ejemplos de la arquitectura romana llegada hasta nosotros. La información hasta ahora recuperada mediante las excavaciones, permite plantear que el complejo está vinculado en origen a la estancia de Maximiano en Hispania, entre los años 296-297 y al proceso de descentralización de las sedes imperiales tetrárquicas desde su enclave tradicional, en la Urbs, a zonas periféricas del Imperio3.

En lo referente a la ocupación del yacimiento en época medieval, se han podido diferenciar, a grandes rasgos, al menos cuatro grandes momentos:

1.- Desde la Antigüedad Tardía al nacimiento de al-Andalus (siglo VI - 1er. tercio siglo VIII).

A partir del s. VI d.C., parte del antiguo palacio romano se reutilizó como centro de culto cristiano, para convertirse en la que posiblemente constituiría la basílica martirial de San Acisclo. En torno a dicha basílica se concentró una importante necrópolis cristiana que perdurará hasta el final del califato (Plano 5).

Durante este amplio período se llevó a cabo el desmonte de gran parte del edificio romano. El interior del criptopórtico fue utilizado como refugio ocasional y, a veces, como alojamiento estable. De este momento se ha recuperado un importante elenco cerámico que nos ratifica el uso de este área como asentamiento doméstico.

2.- Emiral (1er. tercio del siglo VIII – primera mitad del siglo X).

Alrededor de la iglesia cristiana y de la necrópolis a ella asociada se agruparon gentes practicantes de esta religión. Las huellas constructivas y urbanísticas de su asentamiento han sido casi borradas tras la expansión urbanística califal, pero su paso por Cercadilla ha quedado constatado a través de la cerámica que utilizaron para desempeñar las tareas domésticas.

3.- Califal (2ª mitad del siglo X- primeros años del siglo XI).

Ya en época califal gran parte del yacimiento fue ocupado por uno de los extensos arrabales que rodeaban al recinto amurallado de la ciudad. En él ha sido posible documentar, hasta el momento, cuarenta de las casas que lo conformaban, además de edificios de carácter público y una buena parte de su trama viaria.

La tipología general de las casas de este barrio responde -salvo variaciones particulares de cada una de ellas-, al esquema general de viviendas califales documentadas ampliamente en Córdoba y en otras áreas peninsulares, conformado por una serie de crujías de diferentes dimensiones que se organizaban en torno a un patio. Algunas de las casas estaban rodeadas por espacios no construidos, a veces reco-rridos por redes de canalizaciones. Es muy posible que estos espacios fuesen utilizados como huertos.

Es al final del período califal cuando observamos el abandono paulatino del arrabal de Cercadi-lla. Ello nos induce a considerar como causa de ese abandono, al clima de inseguridad que debió acompañar a la guerra civil cordobesa del año 1010.

4.- Siglo XII.

Esta ocupación, que podemos situar en el s. XII, sólo se produjo en una zona muy concreta del yacimiento. Está definida por un asentamiento de carácter agrícola e industrial, tal vez vinculado a

3 Para adentrarse en el conocimiento del conjunto palatino de Cercadilla HIDALGO, 1996a; 1996b; 1996c; 1997a; 1997b; 1998; 1999a; 1999c; 2004; 2007; HIDALGO y VENTURA, 1994; HIDALGO et alii 1993; 1994; 1995a; 1995b; 1995c; 1996.

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la producción de aceite, y con un horno que, quizás, estuvo destinado a la fabricación cerámica. A su alrededor sólo se extendían ruinas y tierras de labor.

De momentos posteriores, tras la toma de la ciudad por las tropas cristianas, contamos con un enterramiento aislado que hay que relacionar con la reocupación de la instalación industrial, fruto de los repartos efectuados tras la llegada de los nuevos ocupantes. El resto de la superficie del ya-cimiento estaba cubierta por rellenos sedimentarios de cronología moderna, muy alterados por la superposición urbanística contemporánea.

I.2.- OBJETIVOS y METODOLOGÍA.

I.2.1.- Objetivos.

El objetivo principal de este trabajo ha sido la elaboración de una sistematización tipológica de las formas cerámicas de época medieval del yacimiento de Cercadilla, con el fin de que, a partir de sus características morfológicas y, en algunos casos, decorativas, se pueda determinar con precisión el arco cronológico en el que se fabricaron. De esta manera, nos adentraremos en el conocimiento del tipo de población que ocupó este solar cordobés durante el período medieval. El resultado final ha sido la creación de un único corpus cerámico en el que han quedado agrupadas, clasificadas y fechadas, la mayor parte de las formas cerámicas medievales recuperadas en Cercadilla.

Desde que nos vinculamos científicamente a este yacimiento, nuestra investigación ha girado, sobre todo, alrededor de la ocupación medieval del mismo, centrándonos, con más detenimiento, en el estudio de la cerámica de este período. Con su análisis hemos podido discernir, con mayor claridad, diferentes fases cronológicas dentro del gran período medieval y de este modo cubrir, en la medida de lo posible, el vacío de información existente en Córdoba con respecto a este tema de investigación.

No se puede hablar de cerámica, ni de ningún elemento mueble relacionado con la vida coti-diana, sin tener en cuenta el contexto en el que se ubicó. La cerámica sirvió para llevar a cabo tareas domésticas propias de la vida corriente de las familias, y sus formas y decoraciones son, en muchos casos, las claves para determinar el ciclo cronológico en el que se desenvolvieron. Nues-tro afán ha sido siempre el de verificar el ambiente estratigráfico en el que se inscribió toda esa cerámica, independientemente del modo de fabricación de la misma y sin dejarnos tentar por la complejidad de algunas de las decoraciones, o por la de algunas de las técnicas alfareras con las que se elaboró. Por tanto, a la hora de enfrentarnos a su estudio, hemos aplicado el mismo método de trabajo tanto al simple fragmento de olla quemado, como al más precioso ataifor fabricado en verde y manganeso. Ello nos ha permitido hacer frente al amplio período histórico que hemos analizado y a la interpretación de cada una de las fases documentadas.

Según lo antedicho y aun cuando el núcleo de este trabajo es la sistematización tipológica de la cerámica, esta se inscribe en un contexto histórico-arqueológico concreto con el que se relaciona y que a continuación explicamos brevemente.

I.2.2.- El estudio de la ocupación doméstica del yacimiento de Cercadilla.

Nuestro trabajo comienza a partir del momento crono-estratigráfico en el que se observa la ausen-cia definitiva de materiales cerámicos africanos en Córdoba (FUERTES e HIDALGO, 2003b).

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Gracias al análisis minucioso de la estratigrafía, los estudios arquitectónicos y urbanísticos y a la observación meticulosa de los materiales muebles, hemos podido diferenciar entre los siglos VII – XIII, diferentes fases cronológicas4.

Preislámica: siglo VII- principios del siglo VIII. •Emiral: •

Emiral antiguo. 1er. tercio siglo VIII- 2º tercio siglo VIII. •Emiral indeterminado. Siglos VIII – IX.•Emiral de transición. Siglo IX – principios siglo X.•

Califal. Mediados del siglo X – principios del siglo XI.•Abandono califal. Siglo XI.•Siglos XI-XII. •Siglo XII. •Siglo XII – principios del siglo XIII. •Siglos XIII-XIV. •

Para llevar a cabo el estudio de la cerámica hemos aplicado un método de trabajo, que establecimos al comienzo de nuestra investigación y que ha consistido en la observación y estudio de la cerámica fragmento por fragmento.

Los materiales escogidos para la ejecución de esta sistematización proceden de diferentes con-textos fechados entre el siglo VII y los primeros años del siglo XIII. Estos contextos los hemos podido aislar, desde el punto de vista cronológico, gracias a los criterios estratigráficos, al estudio de la cerámica y al análisis numismático –en el caso de que ello fuera posible-.

FasE PrEIslámICa. siglo VII - principios del siglo VIII.

Aplicamos el término preislámico cuando nos referimos a niveles arqueológicos en los que se ob-serva la ausencia total tanto de sigillata africana como de cualquier tipo de cerámica fina romana, así como de cerámica claramente islámica. Esta etapa abarcaría el siglo VII y los primeros años del siglo VIII, antes de la llegada de las tropas musulmanas.

Los materiales pre-islámicos, encuadrados por nosotros entre los siglos VII y VIII, en momen-tos previos a la conquista de Córdoba o en los inicios de esa conquista, se recuperaron, funda-mentalmente, en distintos niveles de ocupación de la galería subterránea del criptopórtico. Esa secuencia estratigráfica, nos ofreció una evolución continuada de la ocupación desde el siglo IV hasta el siglo X, pero con marcados hiatus temporales, edilicios y ocupacionales, que per-mitieron, junto al estudio exhaustivo de la cerámica, establecer, siempre con cautela, “fronteras” cronológicas precisas5.

La idea de exponer y tipificar estos materiales pre-islámicos, parte de la necesidad de identificar a este grupo cerámico, por ser mal conocido y, sin embargo, sumamente importante. Estos frag-mentos son los modestos representantes de un complejo momento histórico en el que la antigua ciudad romana fue transformándose y adaptándose a unos nuevos modelos de vida, que se vieron bruscamente alterados tras la llegada de las tropas musulmanas. 4 La evolución urbanística del área de Cercadilla en HIDALGO y FUERTES 2001 y FUERTES e HIDALGO, 2002.5 El estudio de la secuencia ocupacional del criptopórtico y de los materiales cerámicos a ella asociada en HIDALGO et alii, 1996 y en FUERTES e HIDALGO, 2003b.

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Es en este momento cuando se observa la total ausencia de materiales romanos fabricados en producciones de cerámica fina, tanto de africanas como de Terra Sigillata Hispánica Tardía Meridional o de otros productos importados. Asimismo, también se percibe la desaparición de los recipientes que se habían estado fabricando hasta este momento imitando a la Cerámica Tosca Tardía. Aparecen nuevos modelos cerámicos, muchos de ellos herederos de las formas antiguas y, en algunos casos, producciones de peor factura. Comienzan a proliferar nuevas formas, que seguirán siendo modeladas en la etapa siguiente, y temáticas decorativas que, más adelante, desaparecerán por completo.

Los materiales cerámicos pre-islámicos estudiados proceden en su mayor parte del interior de la galería romana.

FasE EmIral.

Hemos podido aislar al menos tres etapas asociadas a esta amplia fase histórica:

Emiral temprano. 1er. tercio siglo VIII – 2o tercio siglo VIII.: ■

Esta fase sólo la hemos detectado en el interior del critopórtico. Se trata de un gran muladar, de más de 10 metros de longitud y 4,5 metros de anchura (la anchura total de la galería) con una al-tura de más de 0,8 metros, del que se recuperaron más de diez mil fragmentos cerámicos, la mayor parte de ellos atípicos o galbos. Este muladar se disponía bajo niveles estratigráficos fechados du-rante el período emiral, eso sí, en un momento inconcreto de los siglos VIII y IX, y se superponía a niveles pre-islámicos. Su situación estratigráfica, el análisis formal y decorativo de los recipientes y la recuperación de varios feluses han sido las claves para determinar esta etapa.

Emiral indeterminado. Siglos VIII - IX: ■

Ningún dato estratigráfico claro nos permite fechar con más exactitud este amplio momento histó-rico, localizado, en la mayor parte de las ocasiones, entre los niveles estratigráficos y las estructuras romanas y las califales.

Una parte de la cerámica asociada a este momento procede de basureros y muladares en los que se percibe una presencia abrumadora de formas cerámicas nuevas, distintas a las de momentos prece-dentes e, igualmente, muy distintas a las de época califal. Estos basureros aparecen bajo los rellenos de nivelación de las casas califales y están asociados a una ocupación doméstica de la que no nos quedan más que escasas huellas, debido al arrasamiento que supuso la superposición urbanística califal.

En menor medida se han seleccionado piezas recuperadas en niveles de sedimentación más lenta, formados por el paso del tiempo y por su uso continuado, que no están asociados a estructuras de habitación. En ellos se excavaron muchas las tumbas mozárabes y gran parte de los pozos de ba-sura a los que anteriormente hemos aludido. Algunos niveles forman parte de los caminos y todos ellos se localizan bajo el arrabal califal.

Una parte de la cerámica se recuperó del interior de la galería del criptopórtico, asociada a varios momentos de ocupación muy concretos.

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Casi todo el elenco recuperado se fabricó en cerámica común, si bien hemos constatado la existen-cia de algunos fragmentos y piezas vidriadas. Su presencia es muy escasa y su aparición se puede fijar entre mediados y/o finales del siglo IX.

Emiral de transición. Siglo IX – principios siglo X: ■

La cerámica de esta etapa se rescató de dos pozos de basura en los que se habían arrojado mate-riales fabricados de manera tradicional que convivían con materiales más modernos. Suponemos que esas formas se elaboraron, se usaron y se desecharon en esta fase difícil de detectar, en la que se aprecia como la tradición alfarera se va amoldando a las nuevas modas. Estas modas son las que darán paso al verde y manganeso y a la producción vidriada cordobesa.

El mayor cúmulo de referencias sobre las etapas tardoantigua y emiral se vincula con la basílica cristiana y con la necrópolis a ella asociada. Por otra parte, es la ocupación doméstica la que, en realidad, se relaciona con la cerámica, ya que la de carácter cultual apenas ha dejado rastro en el registro material6.

FasE CalIFal. mediados del siglo X – principios del siglo XI.

Los materiales califales susceptibles de ser tipificados se han recuperado en distintos niveles de uso y ocupación.

El grueso de materiales procedía de un relleno que colmataba parte de una de las galerías sub-terráneas, que se abrían bajo la zona residencial del palacio romano. Sobre este área se levantaba una vivienda, uno de cuyos muros maestros cortaba al relleno en cuestión. Sobre los pavimentos de este edificio se documentó un ataifor en verde y manganeso de base plana y borde redondeado (tipificado por nosotros como tipo 7), muy presente en Cercadilla y en Mad nat al-Zahr ’ Esta casa se enmarcaba en un paisaje caracterizado por la presencia de grandes viviendas organizadas en torno a calles y plazas.

Algunas de las piezas proceden de varios pozos de basura asociados al uso continuado de las casas del arrabal. Algunos de ellos eran antiguos pozos de agua, reutilizados una vez que se quedaban secos o se contaminaban (debido a la presencia cercana de pozos ciegos asociados a las letrinas).

Otros materiales se recuperaron sobre los pavimentos y los niveles de uso de las casas del arrabal califal.

Por otro lado ciertas piezas se encontraron en las zanjas de cimentación de los muros de las casas del arrabal, así como en varios de los rellenos de nivelación asociados a los suelos de dichas casas.

Son, en definitiva, diferentes niveles y estratos relacionados con el barrio de época califal que se extiende por todo el yacimiento de Cercadilla7.

6 Sobre la iglesia cristiana y la necrópolis HIDALGO 1999b; 2000; 2002; 2005. Sobre la necrópolis cristiana RUIZ y GARCÍA 1996/7; ORTIZ 2002; 2003a; 2003b y más recientemente FUERTES, RODERO y ARIZA, 2007.7 Analizado con detalle en FUERTES, 1997; 2002b; 2007a (e.p.); FUERTES e HIDALGO, 2003b; FUERTES, RO-DERO, ARIZA, 2007; CASTRO, 2005.

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abandOnO CalIFal. siglo XI.

El abandono de las viviendas del arrabal califal se ha documenta, también, durante esta fase. Con-sideramos, por tanto, que ese abandono bien pudo estar en relación con la Fitna, la guerra civil cordobesa del año 1010.

Algunas de las piezas las hemos documentado en los rellenos de abandono de las casas califales así como en los niveles de derrumbe de los tejados.

Un conjunto de pocas piezas, pero de gran calidad, se localizó en un espacio de habitación de una casa califal, en el interior de una fosa que se había hecho cortando a los niveles de ocupación y nivelación y bajo el derrumbe de los tejados.

Debemos dejar constancia de que al producirse el abandono de las viviendas y en general de toda la zona, durante este siglo y no tener documentada ocupación alguna asociada a este momento, a ex-cepción de muy pocos ejemplos, no existen en Cercadilla las producciones y series cerámicas pro-pias de esta etapa. Ello nos impide completar la seriación cerámica y nos imposibilita determinar con total precisión el momento de aparición de algunas de las familias o tipos cerámicos asociados, claramente, a nuestra estratigrafía del siglo XII. De hecho Acién (2001a, 508; 2003, 440) comenta que la mayor abundancia de formas cerámicas se alcanza durante el siglo XI, relacionándola con una proliferación de estilos y alfares locales, lo que, por otra parte, y como el mismo investigador indica, ha dado pie a que el siglo XI se haya convertido en un “fondo de saco” donde incluir a todas las piezas que no encajan fácilmente con tipologías mejor definidas de momentos anteriores.

siglos XI-XII.

La cerámica de este momento procede de rellenos de colmatación lenta formados sobre las casas califales. Estos rellenos no tienen relación con niveles de habitación.

siglo XII.

La cerámica del siglo XII se recuperó en un área en donde se ubicaba lo que nosotros hemos iden-tificado como una instalación agrícola e industrial (FUERTES, 2006). Los materiales proceden de distintos niveles asociados con este establecimiento y su estudio ha permitido concluir que se construyó, se habitó y se abandonó durante el siglo XII, sin que se pueda ajustar con mayor preci-sión cada una de esas fases.

Una parte de los mismos se recuperó en los rellenos aportados para nivelar toda el área antes de proceder a la edificación de las distintas construcciones, y en el interior de las zanjas de cimenta-ción de los muros que las conformaron.

No obstante la mayor parte de la cerámica procedía de los basureros abiertos en las inmediaciones, así como de rellenos vertidos con la intención de colmatar zonas abandonadas durante el uso de la alquería.

Otras piezas, como las tinajas, se localizaron in situ. Estos grandes recipientes se enterraron par-cialmente en los suelos de varias de las habitaciones. En algunos casos se hallaron en su interior jarros que se debieron utilizar para favorecer su vaciado.

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Se recuperaron materiales en los rellenos de abandono y derrumbe de las distintas unidades cons-tructivas. Determinados materiales se localizaron en los rellenos de colmatación de las letrinas.

siglo XII – principios siglo XIII.

Los materiales asociados a esta cronología proceden de un basurero abierto sobre los niveles de sedimentación medievales que colmataban las cryptae situadas bajo las estancias de habitación del conjunto palatino.

En este basurero, que presentaba una única matriz arcillosa, se recuperó un elenco cerámico muy homogéneo, caracterizado por mostrar una serie de características formales y decorativas distintas de las observadas en otras zonas del yacimiento. Dentro de este conjunto convivían producciones y decoraciones características tanto del siglo XII como del siglo XIII. La inexistencia de decora-ciones y producciones cristianas y la existencia de decoraciones y producciones islámicas, han sido las claves que nos han llevado a asegurar que estos materiales se usaron antes de la conquista de la ciudad por parte de las tropas cristianas.

siglo XIII-XIV.

Los niveles arqueológicos de estos momentos son rellenos de sedimentación lenta en los que se documentan escasos materiales, entre los que destacan algunos fragmentos de loza blanca con azul y cerámica vidriada ezn verde oscuro y marrón. Estos rellenos han sido, por lo general, muy afectados por la infraestructura de las construcciones contemporáneas8 y por las labores agrícolas. Cuando los hemos detectado inalterados no han aportado materiales cerámicos susceptibles de ser tipificados, a excepción de cinco piezas que sí hemos incluido en este trabajo.

I.2.3.- El estudio de la cerámica.

Una vez recuperado y separado el material objeto del estudio, se procedió a su análisis formal y estilístico, pieza por pieza y fragmento por fragmento. Para ello se diseñó una ficha de trabajo en la que se establecían una serie de subdivisiones en las que señalamos los diferentes aspectos formales, técnicos y decorativos de cada uno de los fragmentos seleccionados9.

A medida que se iba realizando la clasificación por fragmentos, se fueron seleccionando las piezas que presentaban rasgos susceptibles de ser tipificados, piezas que se dibujaron y se describieron. El primer paso que seguimos para la elaboración de la sistematización, fue el reconocimiento de una serie de características formales que nos indicaron la existencia de 35 familias cerámicas, con particu-laridades suficientemente personalizadas como para permitir su diferenciación. Asimismo, cada una de las familias poseía rasgos comunes que permitían unificar a todos y cada uno de sus miembros.

Gracias a la riqueza formal de la cerámica medieval se pueden diferenciar diversos grupos de reci-pientes en gran parte de las familias cerámicas, establecidos a partir de una serie de variables mor-

8 Esta infraestructura se relaciona, casi siempre, con la antigua estación de ferrocarril de Córdoba sobre la que se levanta la actual estación de RENFE, y con unos depósitos de hidrocarburos de la empresa CAMPSA. La zona noreste del ya-cimiento también fue alterada por la cimentación de una fábrica de productos esmaltados.9 Las dimensiones del yacimiento de Cercadilla (en torno a ocho hectáreas) obligaron a su excavación por sectores. Hasta el momento se han llevado a cabo excavaciones en 22 sectores distintos. Los materiales estudiados proceden de los sectores 1, 2, 4, 7, 9, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 20, 21 y 22. El método aplicado para el estudio de las piezas cerámicas en FUERTES, 2002, 19.

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fológicas distintas de los rasgos más generales que caracterizan a esas familias. Cada uno de esos grupos se identifica con el término tipo. En cada uno de los tipos se han observado peculiaridades específicas que nos llevan a distinguir el grupo de los subtipos. A partir de los tipos, o en su caso de los subtipos, se han clasificando todos aquellos recipientes con características susceptibles de ser analizadas, que han quedado señaladas en los apartados de las variantes y de las subvariantes. Es una tipología alfanumérica que, en ningún caso, pierde de vista el nombre que tradicionalmente se viene otorgando a cada una de las familias y series cerámicas, ya que ese nombre facilita en gran medida el uso, no sólo de ésta sino de cualquier tipología cerámica. Por regla general, las voces “ataifor”, “botella”, “candil” o “vaso” se reconocen con facilidad, mientras que resulta más compli-cado y farragoso reconocer las familias 3, 8, 9 y 12 de Cercadilla, por carecer de coincidencia con sus equivalentes de otros yacimientos. Esas voces han sido clasificadas por Rosselló-Bordoy, a cuya obra El nombre de las cosas en Al-Andalus: una propuesta de terminología cerámica remitimos, sin perder de vista lo que la Real Academia Española opina al respecto. En todo caso, el debate terminológico no es un ámbito en el que nosotros nos adentraremos ya que se aleja de nuestro objetivo prioritario, que es el estudio de la cerámica asociada a la ocupación medieval de Cercadilla, pero nos queda-mos con lo que Acién (1994) sostiene al respecto “(...) el resto de arqueólogos afinen y contrasten cada vez más sus respectivas tablas locales, pero éstas han de quedar integradas en una terminología común, lo contrario es mixtifori y acientífico”

En el conjunto global de fragmentos y piezas estudiado se ha podido diferenciar, hasta el mo-mento, un elenco formado por 35 familias cerámicas. Cada una de las familias ha sido analizada con detenimiento, teniendo en cuenta la técnica con la que fue elaborada, la producción en que se fabricó, la cocción a la que se sometió, la funcionalidad para la que fue creada, etc. Asimismo, hemos intentado rastrear la dispersión de cada una de las familias y de los tipos que las definen por el territorio de al-Andalus, desde la Meseta Norte hasta el sur de la Península y desde la zona más occidental hasta el Levante.

En algunos casos hemos traspasado las fronteras peninsulares, aunque el carácter artesanal de esta cerámica hace dificultosa la búsqueda de paralelos fuera de su territorio más inmediato. Y es que en muchos casos, tras una apariencia similar se esconden diferentes pastas, técnicas, cocciones y acabados, que indican la existencia de producciones locales que imitan a modelos procedentes de las áreas de mayor influencia. En otros casos son los propios materiales cerámicos los que se trasladaron de unas zonas a otras y en muchas ocasiones, determinados tipos de recipientes fueron fabricados hasta la saciedad, en casi todos los núcleos poblacionales, debido a la efectividad y fun-cionalidad de las formas en cuestión (es el caso de muchas de las ollas, de los lebrillos, sobre todo los de tipo 1, de gran parte de las tapaderas, etc.), por lo que rastrear su dispersión supone un tra-bajo desmesurado (en algunos casos ya realizado por otros investigadores a los que recurriremos) y cuya efectividad puede que, incluso, no sea la deseada, que es la de observar rutas de comercio, áreas de influencia o la de contrastar cronologías.

En un capítulo aparte hemos recopilado todos y cada uno de los motivos decorativos que se dispu-sieron sobre las superficies cerámicas para su ornamentación, para al final ordenar las conclusiones derivadas de todo el trabajo.

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I.3. HISTORIA DE LA INVESTIGACIÓN.

Poco podemos aportar a lo ya detallado en el trabajo que en su día llevamos a cabo para la cerá-mica califal y en el que hicimos un recorrido por las distintas publicaciones que sobre cerámica medieval se habían realizado para la ciudad de Córdoba (FUERTES, 2002, 20-22). Y es que, como ya dejamos apuntado en su momento, si bien los materiales cerámicos de época medieval-islámica recuperados en las numerosas intervenciones arqueológicas efectuadas en la ciudad son muy abundantes, su estudio es prácticamente inexistente. Por regla general los arqueólogos se han conformado con hacer someras descripciones de los mismos, atribuyéndoles en algunos casos, una determinada cronología10, aunque lo más frecuente es que los vestigios documentados del período islámico se fechen en la etapa califal, sin que se aporte, en ningún caso, referencia alguna a los materiales cerámicos o numismáticos rescatados. En algunos trabajos, los menos, se hace una des-cripción de las piezas cerámicas encontradas, de sus producciones y de los contextos estratigráficos en los que se localizaron, acompañándose, en algunas ocasiones, de dibujos de algunas de las piezas recuperadas11. Esta carencia de estudios específicos, ha impedido ajustar con mayor precisión las cronologías a aquellos investigadores que sí han hecho el esfuerzo de estudiar los materiales12.

A nuestro trabajo sobre la cerámica califal de Cercadilla, sucedió, en 2001, un estudio de la investi-gadora alemana A. Heidenreich sobre las importaciones de cerámica de lujo a la Península Ibérica, que se centraba, fundamentalmente, en las cerámicas importadas a Mad nat al-Zahr ’.

En el mismo año y como parte de la exposición El esplendor de los Omeyas cordobeses se pre-sentó una visión general de la cerámica califal de Mad nat al-Zahr ’, a cargo de J. Escudero. Junto a este trabajo se publicaron con detalle piezas cerámicas procedentes de varios yacimientos pero, sobre todo, Mad nat al-Zahr ’ y de la ciudad de Córdoba.

En las excavaciones realizadas en el Teatro Romano de la ciudad (VENTURA et alii, 2002), se documentó un interesante elenco cerámico medieval, cuyo estudio se ha centrado, por el momento, en cinco piezas cerámicas. En concreto se trataba de una lamparilla tardoantigua, un fragmento de jarro o jarra con decoración esgrafiada –uno de los pocos ejemplos existentes en la ciudad- y varios recipientes almohades, entre los que destacaban diversas fuentes sostenidas por varios pies –posi-blemente tres- y decoradas con las clásicas costillas. Estas fuentes o trípodes, se caracterizaban por tener adornadas las bases con la estrella de David, por lo que se las ha relacionado con la población judía cordobesa de los siglos XII-XIII (ibíd. 289-302).

Recientemente Rosselló-Bordoy (2002a) ha elaborado una revisión historiográfica de los estu-dios centrados en la cerámica califal recuperada en Mad nat al-Zahr ’ . Su trabajo trata cues-tiones tales como la funcionalidad de los recipientes y otras que, a día de hoy, no están todavía resueltas del todo, como son las referidas a los orígenes de la cerámica califal, a los centros productores y a las influencias que sobre aquella tuvieron la cerámica iraquí y china. Entre otras imágenes, su aportación presentaba un cuadro-resumen en el que quedaban recogidas las diferentes familias cerámicas conocidas en el Conjunto Arqueológico, la diversa terminología

10 Este es el caso de IBÁÑEZ et alii, 1987, 113; BAENA, 1991; MARFIL 1997a, 83-86; 1993c, 155; LÓPEZ REY, 1997, 120-121; 2001, 215-216; CAMACHO, 1998; HUNT, 2004.11 Como por ejemplo en MORENA, 1991; 1992; BAENA, 1991; GODOY, 1991; CARMONA, 1992; HIDALGO, 1992; 1993; BERMÚDEZ et alii, 1991; SERRANO y CASTILLO, 1992; VENTURA y BERMÚDEZ, 1992; MARFIL 1997b, 155; MORENO y COSTA, 1990; PENCO y MARFIL, 1993; CAMACHO et alii, 2001; MÁRQUEZ, 2004.12 Tal es el caso de los materiales recuperados en la C/ Terrones, en el barrio de San Basilio, fechados en época califal a pesar de la existencia de formas características de épocas más recientes –como ollas y cazuelas carenadas, jarros/as de la variante 2.1.B.3., tapaderas del tipo 1.B de Cercadilla, muy similares a las 6.1.B.2.1 y 6.1.B.2.2 y bases de ataifores con pies anulares muy desarrollados- (CARMONA 1998, lám. 3 y 4).

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aplicada a las mismas según los principales autores dedicados a su estudio –Vallejo, Escudero, Camps, Cano y él mismo-, y las distintas funcionalidades otorgadas a cada una de ellas por parte de estos investigadores.

De 2003 son dos trabajos centrados en la cerámica medieval islámica cordobesa. En uno de ellos se hacía un rápido análisis de la evolución formal de algunas de las familias cerámicas a lo largo de esa historia (FUERTES; MURILLO; LUNA, 2003a), mientras que en el otro se daba a conocer un grupo de cerámicas almohades recuperado en las excavaciones llevadas a cabo en el conocido como Huerto de San Pablo o Palacio de Orive, en pleno corazón de la Axarquía cordobesa, barrio de expansión de la ciudad en época bajomedieval (FUERTES; MURILLO; LUNA, 2003b).

De 2003 es la última aportación realizada por nosotros, junto a R. Hidalgo, sobre los materiales ce-rámicos tardorromanos y altomedievales cordobeses. Con este estudio se han dado a conocer, entre otros, materiales cerámicos visigodos de Córdoba. Materiales en su mayoría bien trabajados, sobre todo los destinados a la mesa, con formas y decoraciones características que permiten definir estos niveles tan difíciles de rastrear en esta ciudad, debido al gran desarrollo urbanístico experimentado durante casi todas sus etapas históricas.

Recientemente ha sido publicado el espectacular barrio califal conocido como “Casas del Naranjal” documentado en una de las zonas de expansión de la ciudad hacia el Oeste, hacia Mad nat al-Zahr ’ (CAMACHO et alii, 2004). Si bien en este trabajo se expone una lámina con 25 formas cerámicas, pertenecientes a 9 familias diferentes, junto con un intento de clasificación tipológica, la parquedad del análisis realizado aporta pocas luces al conocimiento del ajuar cerámico de los habitantes de la Córdoba medieval islámica.

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CAPÍTULO II.SISTEMATIZACIÓN TIPOLÓGICA DE LA CERÁMICA MEDIEVAL.

Esta sistematización ordena el conjunto global de la cerámica medieval de Cercadilla y es una ampliación de la que en su día realizamos para los materiales de época califal del yacimiento (FUERTES, 2002). Con ella hemos pretendido no sólo llevar a cabo su clasificación, sino también conseguir su comprensión formal, funcional y cronológica.

Para la elaboración de esta tipología hemos considerado conveniente agrupar las formas en diferentes familias, en las que se han reunido piezas que presentaban similares o idénticas carac-terísticas morfológicas. Hasta el momento hemos llegado a distinguir un total de 35 familias, a las que se les ha atribuido una funcionalidad específica siempre que ello ha sido posible.

Las familias se identifican con un número correlativo. De la misma manera se designan los tipos de cada una de ellas. Los subtipos quedan recogidos con una letra, mientras que las variantes se clasifican también con un número. En algunos casos las variantes presentan, asi-mismo, características susceptibles de ser resaltadas y tipificadas, por lo que se ha hecho ne-cesaria la creación de subvariantes que, de igual modo, se especifican a través de un número. En consecuencia el orden y jerarquía de la clasificación propuesta es: familia. tipo. subtipo. variante. subvariante.

II.1.- LAS fAMILIAS CERÁMICAS.

Familia 1.- Ollas.•Familia 2.- Jarros/as.•Familia 3.- Ataifores y jofainas.•Familia 4.- Tinajas.•Familia 5.- Lebrillos.•Familia 6.- Tapaderas.•Familia 7.- Cazuelas.•Familia 8.- Botellas.•Familia 9.- Candiles.•Familia 10.- Braseros.•Familia 11.- Anafes.•Familia 12.- Tazas y/o vasos.•Familia 13.- Platos.•Familia 14.- Cuencos.•Familia 15.- Cangilones.•Familia 16.- Piezas de pequeño tamaño.•Familia 17.- ¿Fuentes destinadas a la presentación de alimentos?.•Familia 18.- Útiles de alfar: barras de alfarero y atifles.•Familia 19.- Recipientes destinados a la preparación de alimentos.•Familia 20.- Recipientes destinados a la presentación de alimentos, probablemente líquidos calientes.•Familia 21.- Orzas.•Familia 22.- Redomas.•

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Familia 23.- Botes.•Familia 24.- Pipas.•Familia 25.- ¿Cazos destinados a la cocción de alimentos o al calentamiento de líquidos?.•Familia 26.- Tambores.•Familia 27.- Soportes para piezas cerámicas.•Familia 28.- Bacines.•Familia 29.- Cantimploras.•Familia 30.- Familia 30. ¿Macetas?.•Familia 31.- Familia 31. ¿Embudos?.•Familia 32.- Palmatorias/candeleros.•Familia 33.- Crisoles. •Familia 34.- Familia 34.•Familia 35.- Familia 35. Figuras zoomorfas. •

Estas familias acogen a formas directamente relacionadas con el menaje del hogar, así como reci-pientes cuya funcionalidad no se relaciona expresamente con las actividades domésticas. El primer grupo acoge a las ollas; a los jarros/as; a los ataifores y jofainas; a las tinajas; los lebrillos; las tapade-ras; las cazuelas; las botellas; los candiles; los braseros; los anafes; las tazas y/o vasos; los platos; los cuencos; las piezas de pequeño tamaño, ya sean juguetes o recipientes destinados a guardar especias u otro tipo de productos; a los incluidos dentro de la familia 17 o probables fuentes destinadas a la presentación de alimentos; los recipientes de la familia 19, destinados a la preparación de ali-mentos; a los de la familia 20 o probables contenedores de alimentos -tal vez líquidos calientes-; las orzas; las redomas; a los de la familia 25 o probables cazos destinados a la cocción de líquidos; a los bacines; las cantimploras y a los de las familias 27 y 30; así como a los de la familia 31 -si se demuestra finalmente que nos encontramos soportes para encajar piezas cerámicas- macetas y em-budos. Las piezas englobadas dentro de la familia 35 se relacionan igualmente con los ambientes domésticos, ya sean las agrupadas dentro del Grupo 1, por cuanto en la mayor parte de los casos son juguetes, como las del Grupo 2 ya que son las bocas, de morfología caprichosa, de jarros/as, botellas, redomas, etc.

En el grupo de formas cerámicas no destinadas, al menos en principio, al hogar, se encontrarían los cangilones, las barras de alfarero y los atifles, los botes, tal vez usados para contener produc-tos no relacionados directamente con las tareas domésticas, las pipas, los tambores y los crisoles. Junto a estas formas, y dentro de este apartado, se agruparían aquellos elementos destinados a la construcción, es decir, las tejas, los ladrillos, los atanores, etc., que no hemos considerado necesario incluir dentro de este estudio, por cuanto nuestra investigación se centra en los objetos cotidianos cerámicos que formaron parte del interior de las viviendas y de los edificios de la Córdoba medie-val, y no de los que sirvieron para construir esos edificios y sus infraestructuras. Desconocemos la funcionalidad que tuvieron los recipientes agrupados dentro de la familia 34.

Por todo ello y de forma general, podemos reunir a las distintas familias cerámicas en distintos grupos según el ambiente doméstico, con el que, en principio, se relacionaron.

Cerámica de cocina.•

Familia 1. Ollas.•Familia 7. Cazuelas.•Familia 11. Anafes.•Familia 19. Recipientes destinados a la preparación de alimentos.•Familia 25. ¿Cazos destinados a la cocción de alimentos?.•

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Cerámica de mesa.•

Familia 2. Jarros/as.•Familia 3. Ataifores y jofainas.•Familia 8. Botellas.•Familia 12. Tazas y/o vasos.•Familia 13. Platos.•Familia 17. ¿Fuentes destinadas a la presentación de alimentos?.•Familia 20. Recipientes destinados a la presentación de alimentos, probablemente líquidos •calientes.Familia 22. Redomas.•

Cerámica asociada a cualquier ambiente doméstico.•

Familia 5. Lebrillos.•Familia 6. Tapaderas.•Familia 9. Candiles.•Familia 10. Braseros.•Familia 14. Cuencos.•Familia 16. Piezas de pequeño tamaño.•Familia 27. Soportes para piezas cerámicas.•Familia 28. Bacines.•Familia 29. Cantimploras.•Familia 30. ¿Macetas?.•Familia 31. ¿Embudos?.•Familia 32. Palmatorias / candeleros. •Familia 35. Figuras zoomorfas. •

Cerámica de almacenamiento.•

Familia 4. Tinajas.•Familia 21. Orzas.•

Cerámica relacionada con actividades no domésticas.•

Familia 15. Cangilones.•Familia 23. Botes.•Familia 24. Pipas.•Familia 26. Tambores.•

Cerámica relacionada con actividades industriales.•

Familia 18. Barras y atifles.•Familia 33. Crisoles.•

Cerámica con funcionalidad desconocida.•

Familia 34.•

Tras una introducción general al estudio de cada una de las familias hemos procedido al análisis pormenorizado de los recipientes que engloba. En el análisis general se resuelven cuestiones de

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tipo técnico y de producción, en algunos casos de decoración –aunque existe un capítulo específico en el que se detalla este tema- y de acabado final. A continuación se da paso al estudio de cada uno de los recipientes, ya clasificados según la tipología propuesta por nosotros. Tras la clasificación tipológica se realiza un detallado estudio formal de los recipientes, se especifica la producción en la que fueron elaborados –común, vidriada, verde y manganeso, cuerda seca o loza dorada- y la técnica de modelado en la que se fabricaron -torno, torno lento o mano-, para terminar precisando el período histórico en el que se encuadran. Por último se especifica la figura y, en algunos casos, la lámina en las que se puede observar el recipiente escogido que identifica al tipo cerámico.

Como ya comentamos en el capítulo de Introducción, en esta sistematización tipológica no sólo se han estudiado nuevos conjuntos cerámicos recuperados en el transcurso de las excavaciones de Cercadilla. Además, hemos rescatado los estudiados y publicados en anteriores ocasiones y los he-mos ordenado de nuevo para, de esta manera, poder tener en un solo compendio todo el material cerámico medieval que en Cercadilla ha sido susceptible de ser clasificado y estudiado.

Cuando en el análisis formal nos estemos refiriendo a uno de estos ejemplares anteriormente estu-diados, se incluye siempre la cita de la publicación en la que se dio a conocer por primera vez.

FamIlIa 1. Ollas.

Cerámica de cocina.•Forma cerrada• 13.Técnica de fabricación: mano, torno lento, torno.•Producción: cerámica común, cerámica vidriada.•Olla: “• (Del latín Olla). Vasija redonda de barro o metal, que comúnmente forma barriga, con cuello y boca anchos y con una o dos asas, la cual sirve para cocer alimentos, calentar agua, etc.” (D.R.A.E., 1992, 1045).Olla: “• Contenedor aplicable al fuego para guisos con abundante líquido, ebulliciones a fuego vivo, etc. Tiene paredes altas y boca no excesivamente amplia (forma cerrada) asas o muñones de prensión. Nombre árabe burma, Qidr” (ROSSELLÓ-BORDOY, 1991, 168).

Son formas globulares, rara vez piriformes, de aspecto algo achatado (se han documentado muy po-cos ejemplares con una altura superior a los 20 cm). Sus bases son planas o, ligeramente, convexas, con el fin de proporcionarles mayor estabilidad sobre los anafes o sobre las brasas14. Normalmente suelen tener doble asa enfrentada, aunque existen ejemplares sin ningún tipo de elemento de aprehensión. Las diferencias más notorias entre las distintas piezas se centran en la forma de los bordes.

Estas formas se modelan, en la mayor parte de los casos, con arcillas poco o muy poco decantadas. Los desgrasantes, fundamentalmente de tipo micáceo o calizo (e incluso orgánicos), suelen ser de tamaño medio o fino15, aunque no son raros los desgrasantes mayores, sobre todo durante los mo-mentos más tempranos. La mayor abundancia de desgrasantes permitiría una mayor plasticidad de las arcillas, para contrarrestar las dilataciones y contracciones a las que se verían sometidas a causa

13 Según la propuesta de A. Bazzana (1979, 153).14 De la misma opinión son Bazzana (1979, 156) y Gutiérrez (1996a, 58). 15 El tamaño de los desgrasantes se ha identificado teniendo en cuenta las siguientes gradaciones:No apreciable ............. (< 0,05 mm.)Muy fino .................... (0,05 - 0,1 mm.)Fino............................ (0,1 - 0,25 mm.)Grueso ....................... (0,25 -0,5 mm.)Muy grueso ................ (> 1 mm.)Estas gradaciones se han utilizado en la clasificación de la totalidad del conjunto cerámico de Cercadilla, tanto en piezas medievales como romanas.

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del calor proporcionado por las llamas o las brasas. Las pastas son siempre bizcochadas y no se decoran, exceptuando algunos ejemplares tempranos. En el siglo XII la superficie interna de todos los recipientes de los tipos 3 y 8 aparece vidriada, así como la de algunos de los tipos 2 y 716.

Las superficies externas aparecen siempre quemadas, exceptuando las de algunos ejemplares que presentan pocos restos de fuego o incluso ninguna muestra de haber sido sometidas al rigor de los fogones. Sin embargo, por lo general, la exposición a las llamas o a las brasas de los recipientes fue tan intensa que las pastas se quemaron de tal manera que, hoy en día, resulta del todo imposible reconocer el tipo de cocción con que se fabricaron.

En general las arcillas se expusieron a un ambiente oxidante durante su proceso de cocción aun-que, en ocasiones, se alternó la entrada de oxígeno en el horno –provocando la característica pasta “sandwich”-. Y si bien en raros casos las pastas son reductoras y, por lo tanto, grises o negras, la mayoría de las ollas fueron de color anaranjado-rojizo.

Esta familia es la que agrupa al conjunto más numeroso de recipientes cerámicos, junto con la de los jarros/as. Su abundancia puede estar en relación con las recomendaciones de los maestros cocineros, que aconsejaban utilizar ollas nuevas para la elaboración de determinadas recetas cu-linarias17. No creemos que las ollas de Cercadilla se desecharan tras un solo uso. El reemplazo se realizaría tras su rotura, debida al continuo trasiego de que eran objeto y a los cambios térmicos a los que se veían sometidas, cambios que terminaban debilitándolas y agrietándolas.

Las paredes de estos recipientes son más anchas durante el emirato que durante el califato, período a partir del que comenzarán a estrecharse considerablemente.

Hasta el momento se han diferenciado nueve tipos formales:

Tipo 1.- Ollas fundamentalmente globulares, con cuellos exvasados o estrangulados •y con los bordes moldurados hacia el exterior. Bases planas o ligeramente convexas. Fabricadas en cerámica común. Los ejemplares que se engloban dentro de este tipo los hemos localizado en todos las etapas medievales documentadas en Cercadilla, aunque algunas variantes –como la 1.A.1.1.- serán características del califato y de los momentos siguientes.Tipo 2.- Ollas fundamentalmente globulares, con cuellos exvasados o estrangulados y con •los bordes exvasados y redondeados. Bases planas o ligeramente convexas. Fabricadas en cerámica común y, algunos ejemplares tardíos, en cerámica vidriada. Este tipo de ollas ha sido recuperado en todas las etapas medievales documentadas en Cercadilla. Tipo 3.- Ollas de paredes globulares, casi acampanadas y cuellos muy poco desarrollados. •Los bordes son rectos y moldurados al exterior. Vidriadas en el interior y en el borde exterior. Bases planas. Siglo XII – principios del siglo XIII.Tipo 4.- Ollas globulares, con cuellos exvasados o estrangulados y con los bordes exvasados •y caídos. Bases planas o ligeramente convexas. Fabricadas en cerámica común. Los ejemplares que se engloban dentro de este tipo los hemos localizado en todas las etapas medievales documentadas en Cercadilla.

16 Aunque formalmente las ollas valencianas y las de Cercadilla no presentan rasgos comunes, en ambos casos empiezan a vidriarse hacia el siglo XII (BAZZANA, 1986, 93).17 En dos testimonios escritos, fechados entre la 2ª mitad del siglo VII- siglo XII, el Fadalat al-jiwan fi tayyibat al-ta’am wa-l-alwan de Ibn Razin al-Tuyibi y la Kitab al-Tabij fi l ’Magrib wa-l-Andalus, se sugería el uso de ollas nuevas para cada nuevo guiso, a no ser que estuvieran vidriadas, en cuyo caso se podrían hacer hasta cinco cocciones. Aún así el Kitab al-Tabij... reconoce que es difícil poner en práctica esta norma, por lo que recomienda la limpieza de las ollas todas las noches, con agua caliente y salvado (MARÍN, 1996, 167; ROSSELLÓ-BORDOY 1995a, 141-143).

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Tipo 5.- Ollas fundamentalmente globulares, con cuellos exvasados o estrangulados y •con los bordes exvasados y de sección triangular. Bases planas o ligeramente convexas. Fabricadas en cerámica común. Los ejemplares que se engloban dentro de este tipo los hemos localizado en todas las etapas medievales documentadas en Cercadilla. Tipos 6.- Ollas fundamentalmente globulares, con cuellos exvasados o estrangulados, •cuellos cilíndricos y entrantes y bordes rectos o entrantes. Bases planas o ligeramente convexas. Fabricadas en cerámica común. Siglo IX. Siglo XII. Tipo 7.- Ollas fundamentalmente globulares, con cuellos exvasados o estrangulados y •con los bordes exvasados de sección cuadrangular. Bases planas o ligeramente convexas. Fabricadas en cerámica común y en cerámica vidriada algunos ejemplares tardíos. Se han localizado en todas las etapas medievales documentadas en Cercadilla. Tipo 8.- Ollas fundamentalmente globulares, con cuellos entrantes, marcados por carenas. •Los bordes son exvasados, generalmente de perfil triangular. Las bases son planas. Vidriadas al interior y en el borde al exterior. Siglo XII.Tipo 9.- Ollas de paredes globulares y cuellos cilíndricos. Los bordes son exvasados, •redondeados o de perfil triangular, pero tienen en común que parecen, sin estarlo, aplicados sobre las paredes del cuello. Bases planas. Fabricadas en cerámica común. Siglo XII.

Tipo 1. ■

Ollas con bordes moldurados hacia el exterior. Características de todos los momentos, aunque al-gunas subvariantes, como la 1.A.1.1., son típicas de determinados períodos concretos. Fabricadas en cerámica común.

1.1.A.- Ollas de cuerpos globulares, base plana o ligeramente convexa, borde moldurado de sec-ción semi-cuadrangular.

1.1.a.1.- Cuello recto.

1.1.A.1.1.- Olla de paredes globulares, doble asa y base plana. Cuello recto con el borde ligera-mente moldurado al exterior. El perfil exterior del borde ofrece una sección semi-cuadrangular, derivada de la propia moldura. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 1.1, lám. 5)18. Fig. 1.1.

1.1.A.1.2.- Olla de paredes globulares, cuello recto rematado en un borde exvasado y moldurado de sección cuadrangular. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, lám. 5.1). Fig. 1.2.

1.1.A.1.3.- Olla de paredes globulares, cuello recto rematado en un borde casi recto y moldura-do de sección cuadrangular. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, lám. 5.4). Fig. 1.3.

18 Este tipo de olla ha sido clasificado como un recipiente califal en el sureste peninsular (ACIÉN et alii, 1995, 133, nº. 425). Aparece también en Mad nat al-Zahr ’ (VALLEJO y ESCUDERO, 1999, fig. 13). En Badajoz se recuperaron perfiles semejantes en cerámica bizcochada que fueron fechados entre el siglo XI y los primeros años del siglo XII (VALDÉS, 1985, fig. 2.1-7, 65.3-6, 65.8). Asimismo, ollas con bordes moldurados similares a los aquí presentados se han localizado en Montefrío (Granada), sin embargo, estos recipientes no se encuadran en una cronología concreta, sino que abarcan un arco temporal muy amplio, entre los siglos VII y XI, aunque se considera que los momentos de máxima vigencia corresponden a los siglos IX y X (MOTOS, 1986, fig. 3.2, 3.3).

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1.1.A.1.4.- Olla de paredes globulares, cuello recto rematado en un borde ligeramente exvasado y moldurado de sección cuadrangular. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUER-TES, 1995, lám. 5.8). Fig. 1.4.

1.1.A.1.5.- Olla de paredes globulares, cuello recto rematado en un borde exvasado, algo engrosado y moldurado de sección cuadrangular. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUER-TES, 1995, lám. 5.11). Fig. 1.5.

1.1.A.1.6.- Olla de paredes globulares, cuello recto rematado en un borde exvasado, algo engro-sado, ligeramente moldurado, de sección cuadrangular y biselado al interior. Las asas parten del borde, se sobreelevan por encima de él y finalizan en la zona mesial del recipiente. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, lám. 5.12). Fig. 1.6.

1.1.A.1.7.- Olla de paredes globulares, cuello recto rematado en un borde exvasado, ligeramente moldurado de sección cuadrangular. Las asas parten del borde y finalizan en la zona mesial del re-cipiente. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, lám. 5.13). Fig. 2.1.

1.1.A.1.8.- Olla de paredes globulares, cuello recto, cilíndrico, rematado en un borde muy engrosa-do y moldurado de sección cuadrangular. Las asas parten desde el borde y el cuello y finalizan en la zona mesial del recipiente. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 2.2.

1.1.A.1.9.- Olla de paredes globulares, cuello recto, muy engrosado, rematado en un borde exvasa-do y moldurado de sección cuadrangular. Las asas parten del borde, se elevan por encima de él y finalizan en la zona más ancha del recipiente. Común. Torno. Emiral. Siglo IX. Fig. 2.3.

1.1.A.1.10.- Olla de paredes globulares, cuello recto rematado en un borde exvasado y moldurado de sección cuadrangular. Las asas parten del borde, se elevan por encima de él y finalizan en la zona más ancha del recipiente. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI. Fig. 2.4.

1.1.a.2.- Cuello entrante.

1.1.A.2.1.- Olla de paredes globulares, doble asa y base plana. Cuello entrante y borde moldurado, de sección cuadrangular. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 1.2, lám. 6 y 7). Fig. 3.1.

1.1.A.2.2.- Olla de paredes muy globulares, cuello cilíndrico, entrante, rematado en un borde ex-vasado y moldurado, de sección cuadrangular. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, lám. 5.2). Fig. 3.2.

1.1.A.2.3.- Olla de paredes globulares, cuello cilíndrico, entrante, rematado en un borde muy exva-sado y moldurado, engrosado al interior, de sección cuadrangular. Las huellas de torno están muy marcadas en el interior del recipiente. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUER-TES, 1995, lám. 5.6). Fig. 3.3.

1.1.A.2.4.- Olla de paredes muy globulares, cuello cilíndrico, corto y entrante, rematado en un borde exvasado, engrosado y moldurado, de sección cuadrangular. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, lám. 5.7). Fig. 3.4.

1.1.A.2.5.- Olla de paredes globulares, cuello cilíndrico, entrante, rematado en un borde ligera-mente exvasado y moldurado, de sección cuadrangular. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, lám. 5.9). Fig. 4.1.

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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1.1.A.2.6.- Olla de paredes globulares, cuello cilíndrico, entrante, rematado en un borde exvasado y moldurado, de sección cuadrangular. Las asas parten del borde y finalizan en la zona de los hom-bros. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, lám. 5.10). Fig. 4.2.

1.1.A.2.7.- Olla de paredes globulares, cuello cilíndrico, entrante, rematado en un borde exvasado y moldurado, de sección cuadrangular. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUER-TES, 1995, lám. 6.8). Fig. 4.3.

1.1.A.2.8.- Olla de paredes muy globulares, cuello cilíndrico, corto, entrante, rematado en un borde exvasado, muy engrosado –sobre todo al interior- y moldurado, tanto al exterior como al interior, de sección cuadrangular. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, lám. 6.10). Fig. 4.4.

1.1.A.2.9.- Olla de paredes globulares, cuello cilíndrico, corto, entrante, rematado en un borde exvasado, suavemente moldurado, de sección cuadrangular. La unión del cuello y el borde se resalta a través de una inflexión. Las asas parten del borde y se elevan por encima de él. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 90.148). Fig. 4.5.

1.1.A.2.10.- Olla de paredes globulares, cuello cilíndrico, corto, entrante, rematado en un borde exvasado, suavemente moldurado, de sección cuadrangular. La unión del cuello y el borde se resalta a través de una inflexión. Base plana, de paredes mucho más gruesas que el resto del recipiente. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI. Fig. 5.1.

1.1.A.2.11- Olla de paredes globulares, cuello entrante rematado en un borde ligeramente exva-sado y moldurado al exterior. Base plana. Las asas parten del borde, se elevan por encima de él y finalizan en los hombros del recipiente. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI. Fig. 5.2.

1.1.a.3.- de cuello exvasado.

1.1.A.3.1.- Olla de paredes globulares, cuello exvasado rematado en un borde ligeramente exvasado y moldurado de sección cuadrangular. La unión del cuello y el cuerpo se señala a través de un resalte. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, lám. 5.3). Fig. 6.1.

1.1.A.3.2.- Olla de paredes globulares, cuello exvasado rematado en un borde recto y moldurado de sección cuadrangular. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, lám. 5.5). Fig. 6.2.

1.1.A.3.3.- Olla de paredes globulares, cuello exvasado rematado en un borde exvasado, Fig. algo engrosado y moldurado de sección cuadrangular. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 6.3.

1.1.A.3.4.- Olla de paredes globulares, cuello exvasado rematado en un borde exvasado, suavemen-te moldurado de sección cuadrangular. Las asas parten del borde, se elevan por encima de él y finalizan en la zona de los hombros. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 6.4.

1.1.A.3.5.- Olla de paredes globulares, cuello cilíndrico, exvasado rematado en un borde exvasado y moldurado de sección cuadrangular. Las asas parten del borde y se elevan por encima de él. Co-mún. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994b, fig. 2.6). Fig. 6.5.

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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1.1.A.3.6.- Olla de paredes globulares, cuello cilíndrico, exvasado rematado en un borde exvasado y moldurado. El paso de las paredes al cuello se resalta a través de una inflexión. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI. Fig. 6.6.

1.1.a.4.- de cuello estrangulado.

1.1.A.4.1.- Olla de paredes globulares, cuello estrangulado rematado en un borde muy exvasa-do y moldurado, de sección cuadrangular. Común. Torno lento. Siglos VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 76.1870). Fig. 7.1.

1.1.B.- Ollas de cuerpos globulares, bases planas o ligeramente convexas, bordes exvasados, engro-sados y moldurado.

1.1.b.1.- de cuello estrangulado.

1.1.B.1.1- Olla de paredes globulares, cuello estrangulado rematado en un borde exvasado, engro-sado y moldurado. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUER-TES, 2002, fig. 1.3). Fig. 7.2.

1.1.B.1.2.- Olla de paredes globulares, cuello estrangulado rematado en un borde exvasado, en-grosado y moldurado. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII – IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 82.4392). Fig. 7.3.

1.1.B.1.3.- Olla de paredes globulares, cuello estrangulado rematado en un borde exvasado, engro-sado y moldurado. Común. Torno. Emiral de transición, siglo IX – principios siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, lám. 1.XXII). Fig. 7.4.

1.1.B.1.4.- Olla de paredes globulares, cuello estrangulado rematado en un borde exvasado, en-grosado y moldurado. Común. Torno. Siglos VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b fig. 8.6). Fig. 8.1.

1.1.B.1.5.- Olla de paredes globulares, cuello estrangulado rematado en un borde muy exvasado, engrosado, moldurado y caído. Común. Torno. Siglos VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HI-DALGO, 2003b, fig. 8.45). Fig. 8.2.

1.1.B.1.6.- Olla de paredes globulares, cuello estrangulado rematado en un borde exvasado, algo engrosado y moldurado. Común. Torno lento. Siglos VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HI-DALGO, 2003b, fig. 8.122). Fig. 8.3.

1.1.B.1.7.- Olla de paredes globulares, cuello estrangulado rematado en un borde exvasado, engro-sado y moldurado. Común. Torno. Emiral de transición, siglo IX – principios siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, lám.1.XXI). Fig. 8.4.

1.1.B.1.8.- Olla de paredes globulares, cuello estrangulado rematado en un borde exvasado, en-grosado y moldurado al exterior. Al interior el borde presenta una marcada concavidad. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 8.5.

1.1.b.2.- de cuello exvasado.

1.1.B.2.1.- Olla de cuello exvasado rematado en un borde exvasado, engrosado y moldurado. Co-mún. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994b, fig. 2.2). Fig. 9.1.

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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1.1.B.2.2.- Olla de paredes globulares, cuello exvasado rematado en un borde exvasado, muy en-grosado y moldurado. La moldura origina un pico algo pronunciado. Común. Torno. Emiral inde-terminado, siglos VIII – IX, (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 81.4770). Fig. 9.2.

1.1.B.2.3.- Olla de cuello exvasado rematado en un borde exvasado, engrosado y moldurado. Co-mún. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII – IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 81.4779). Fig. 9.3.

1.1.B.2.4.- Olla de paredes globulares, cuello exvasado rematado en un borde exvasado, engrosado y moldurado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 9.4.

1.1.B.2.5.- Olla de paredes globulares, cuello exvasado rematado en un borde exvasado, engrosa-do y moldurado. Las asas parten del borde, se elevan ligeramente por encima de él y finalizan en la zona de los hombros. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII – IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 80.4130). Fig. 9.5.

1.1.B.2.6.- Olla de cuello exvasado rematado en un borde exvasado, algo engrosado y moldura-do. Común. Torno. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 8.48). Fig. 10.1.

1.1.B.2.7.- Olla de paredes globulares, cuello exvasado rematado en un borde exvasado, engrosado y moldurado. Común. Torno. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 8.54). Fig. 10.2.

1.1.B.2.8.- Olla de paredes globulares, cuello exvasado rematado en un borde exvasado, engrosado y moldurado. Común. Torno. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 8.101). Fig. 10.3.

1.1.B.2.9.- Olla de cuello exvasado rematado en un borde muy exvasado, algo engrosado y mol-durado. Común. Torno. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 8.113). Fig. 10.4.

1.1.B.2.10.- Olla de cuello exvasado rematado en un borde exvasado, engrosado y moldurado, algo caído. Común. Torno. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 9.21). Fig. 10.5.

1.1.B.2.11.- Olla de paredes globulares, cuello exvasado rematado en un borde exvasado, algo en-grosado y moldurado. Común. Torno. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 9.110). Fig. 10.6.

1.1.B.2.12.- Olla de paredes globulares, cuello exvasado rematado en un borde exvasado, engrosa-do muy moldurado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 11.1.

1.1.C.- Ollas de cuerpos globulares, bases planas o ligeramente convexas, con bordes con molduras muy profundas.

1.1.C.1.- Cuellos exvasados.

1.1.C.1.1.- Olla de paredes muy globulares, cuello exvasado rematado en un borde muy moldurado al exterior. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 1.4). Fig. 11.2.

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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1.1.C.1.2.- Olla de paredes globulares, cuello exvasado, rematado en un borde muy exvasado con una inflexión muy pronunciada que origina una doble moldura. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 11.3.

1.1.C.1.3.- Olla de paredes globulares, cuello exvasado, rematado en un borde exvasado con una inflexión muy pronunciada que origina una doble moldura. Común. Torno. Ca-lifal, mediados del siglo X – principios siglo XI (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 90.8). Fig. 11.4.

1.1.D.- Ollas de cuerpos globulares, bases planas o ligeramente convexas, con bordes moldurados y remates en pico.

1.1.d.1.- de cuello estrangulado.

1.1.D.1.1.- Olla de paredes globulares, cuello estrangulado rematado en un borde muy exvasado, suavemente moldurado y rematado en pico. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 12.1.

1.1.d.2.- de cuello exvasado.

1.1.D.2.1.- Olla de paredes globulares, cuello exvasado rematado en un borde exvasado, suavemen-te moldurado y rematado en pico. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 12.2.

1.1.E.- Ollas de cuerpos globulares, bases planas o ligeramente convexas, con bordes varias veces moldurados.

1.1.E.1.- de cuello exvasado.

1.1.E.1.1.- Olla de paredes globulares, cuello engrosado y exvasado rematado en un borde exva-sado, varias veces moldurado lo que le confiere una sección muy compleja. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 12.3.

1.1.f.- Ollas de cuerpos globulares o piriformes, bases planas o ligeramente convexas, con bordes rectos y moldurados.

1.1.F.1.- Cuellos exvasados.

1.1.F.1.1.- Olla de cuerpo globular, cuello exvasado rematado en un borde recto moldurado en su lado exterior. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, lám. 6.12; 6.13). Fig. 12.4.

1.1.F.2.- Ollas con los cuerpos globulares, cuellos estrangulado y bordes moldurados.

1.1.F.2.1.- Olla de cuerpo globular, cuello estrangulado rematado en un borde exvasado con el labio moldurado. Común. Fabricada a mano. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES y GON-ZÁLEZ, 1996, fig. 76.1869). Fig. 12.5.

Tipo 2. ■

Ollas de bordes exvasados y labios redondeados. Si bien este tipo de ollas se documenta en los dis-tintos períodos medievales, sobre todo las tipificadas como 1.2.B.1.9 (vid. infra), es cierto que es un

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tipo característico del período emiral. Los ejemplares más tardíos se caracterizan por poseer las pa-redes más estrechas. Fabricadas en cerámica común, exceptuando algunos ejemplares tardíos que se vidriaron. Este tipo de ollas aparece en gran número yacimientos y en casi todas las fases islámicas.

1.2.A.- Ollas de paredes globulares, bases planas o ligeramente convexas, bordes exvasados, a veces algo engrosados y redondeados.

1.2.a.1.- Cuello recto o exvasado.

1.2.A.1.1.- Olla de paredes globulares con cuello exvasado. Borde ligeramente engrosado y redon-deado. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 2.1). Fig. 13.1.

1.2.A.1.2.- Olla de paredes globulares con cuello exvasado. Borde ligeramente engrosado y redon-deado. Común. Torno. Emiral de transición, siglo IX – principios siglo X (FUERTES y GON-ZÁLEZ, 1994a, lám. 1.VIII). Fig. 13.2.

1.2.A.1.3.- Olla de paredes globulares con cuello exvasado. Borde ligeramente engrosado y redon-deado, algo apuntado. Común. Torno. Emiral de transición, siglo IX – principios siglo X (FUER-TES y GONZÁLEZ, 1994a, lám. 1.XI). Fig.13.3.

1.2.A.1.4.- Olla de paredes globulares con cuello exvasado. Borde engrosado y redondeado. Co-mún. Torno. Emiral de transición, siglo IX – principios siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, lám.1.XIV). Fig.13.4.

1.2.A.1.5.- Olla de paredes globulares con cuello exvasado. Borde engrosado y redondeado, cón-cavo al interior. Común. Torno. Emiral de transición, siglo IX – principios siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, lám.1.XV). Fig. 13.5.

1.2.A.1.6.- Olla de paredes globulares con cuello exvasado. Borde engrosado y redondeado. Co-mún. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994b, fig.2.9). Fig. 13.6.

1.2.A.1.7.- Olla de paredes globulares con cuello exvasado. Borde engrosado y redondeado. Las asas parten del borde y finalizan en los hombros del recipiente. Común. Torno. Emiral indetermi-nado, siglos VIII – IX. Fig. 14.1.

1.2.A.1.8.- Olla de paredes globulares con cuello recto y exvasado. Borde engrosado y redondeado, apuntado al exterior. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII – IX. Fig. 14.2.

1.2.a.2.- Cuello estrangulado.

1.2.A.2.1.- Olla de paredes globulares con cuello estrangulado. Borde engrosado y redondeado. Común. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994b, fig. 2.8). Fig. 14.3.

1.2.A.2.2.- Olla de paredes globulares con cuello estrangulado. Borde ligeramente engrosado y redondeado, ligeramente caído. Común. Torno. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HI-DALGO, 2003b, fig. 8.151). Fig. 15.1.

1.2.A.2.3.- Olla de paredes globulares con cuello estrangulado. Borde ligeramente engrosado y redondeado, con tendencia a la horizontalidad. Común. Torno. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 8.68). Fig. 15.2.

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1.2.A.2.4.- Olla de paredes globulares con cuello estrangulado. Borde ligeramente engrosado y redondeado. Común. Torno. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 8.38). Fig. 15.3.

1.2.A.2.5.- Olla de paredes globulares con cuello estrangulado. Borde exvasado y redondeado, ligeramente biselado al exterior. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 15.4.

1.2.A.2.6.- Olla de paredes globulares con cuello estrangulado. Borde exvasado y redondeado. Las asas parten del borde, se elevan por encima de él y finalizan, con una anchura mayor, por debajo de la línea de los hombros del recipiente. Común. Torno lento. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 16.1.

1.2.A.2.7.- Olla de paredes globulares con cuello estrangulado. Borde exvasado, ligeramente en-grosado y redondeado, moldurado en el labio superior. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 16.2.

1.2.B.- Ollas de paredes globulares o piriformes, bases planas o ligeramente convexas, bordes rectos y redondeados.

1.2.b.1.- Cuello exvasado.

1.2.B.1.1.- Olla de paredes globulares con cuello exvasado y borde recto y redondeado. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 2.2). Fig. 16.3.

1.2.B.1.2.- Olla de paredes globulares con cuello exvasado. Borde recto y redondeado, con el labio superior plano. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 16.4.

1.2.B.1.3.- Olla de paredes globulares con cuello exvasado. Borde recto y redondeado, con una suave concavidad al interior lo que provoca que el labio interno sea algo apuntado. Puede variar por tamaños. Común. Torno. Siglos VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 76.1593; 76.1540). Fig. 17.1.

1.2.B.1.4.- Olla de paredes globulares con cuello corto exvasado. Borde recto y redondeado. Co-mún. Torno. Emiral indeterminado, siglo VIII – IX. Emiral, siglo IX (FUERTES y GONZÁ-LEZ, 1994b, fig. 2.7). Fig. 17.2.

1.2.B.1.5.- Olla de paredes globulares con cuello exvasado. Borde recto y redondeado. De paredes muy finas. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 17.3.

1.2.B.1.6.- Olla de paredes globulares con cuello largo y exvasado. Borde recto y redondeado. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII – IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 82.4769). Emiral de transición, siglo IX – principios siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, lám.1.XII). Fig. 17.4.

1.2.B.1.7.- Olla de paredes globulares con cuello exvasado. Borde recto y redondeado, algo apun-tado al exterior y ligeramente cóncavo al interior. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII – IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 82.3737). Fig. 17.5.

1.2.B.1.8.- Olla de paredes globulares con cuello exvasado. Borde recto y redondeado, suavemente apun-tado al exterior. Paredes muy gruesas. Común. Torno lento. Siglo VII-VIII (Pre-islámico). Fig. 18.1.

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1.2.B.1.9.- Olla de paredes globulares con cuello exvasado -los cuellos pueden ser más o menos largos-. Borde recto y redondeado. Las asas parten del borde y finalizan en la zona de los hombros. La base es plana, a veces ligeramente convexa. Es la variante más prolífica dentro del subtipo de ollas con bordes rectos y redondeados. Común. Torno o torno lento. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Emiral indeterminado, siglos VIII – IX. Emiral, siglo IX (FUER-TES y GONZÁLEZ, 1994b, fig.1.1 a 10; 6.1). Califal, mediados del siglo X – principios siglo XI. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, lám. 6.1). Fig. 18.2.

1.2.B.1.10.- Olla de paredes globulares con cuello exvasado. Borde recto y redondeado. Las asas parten del borde y finalizan en la zona de los hombros. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII – IX. Fig. 18.3.

1.2.B.1.11.- Olla de paredes globulares con cuello exvasado. Borde recto y redondeado, apunta-do al exterior. Común. Torno. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 8.8). Fig. 19.1.

1.2.B.1.12.- Olla de paredes globulares con cuello exvasado. Borde recto y redondeado. Las pa-redes del cuerpo se van ensanchando a medida que se acercan a la base. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 19.2.

1.2.B.1.13.- Olla de paredes globulares con cuello exvasado. Borde recto y redondeado. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 19.3.

1.2.B.1.14.- Olla de paredes globulares con cuello exvasado. Borde recto y redondeado. Paredes grue-sas. Común. Torno lento. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 19.4.

1.2.B.1.15.- Olla de paredes globulares con cuello exvasado. Borde recto y redondeado. Las asas parten del borde y se elevan por encima de él. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 19.5.

1.2.B.1.16.- Olla de paredes globulares con cuello recto, más exvasado en la zona del borde que es recto y redondeado. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI. Fig. 20.1.

1.2.B.1.17.- Olla de paredes globulares con cuello exvasado. Borde recto, ligeramente engrosado y redondeado. Base plana. Las asas parten del borde, se elevan por encima de él y finalizan por debajo de los hombros. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII – IX. Fig. 20.2.

1.2.B.1.18.- Olla de paredes globulares con cuello exvasado. Borde recto y redondeado. Base plana. Las asas parten del borde, se elevan por encima de él y finalizan por debajo de los hombros. Co-mún. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII – IX. Fig. 20.3.

1.2.b.2.- Cuello estrangulado.

1.2.B.2.1.- Olla de paredes globulares con cuello estrangulado. Borde recto y redondeado, sua-vemente apuntado. Común. Torno. Siglos VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 8.39). Fig. 21.1.

1.2.B.2.2.- Olla de paredes globulares con cuello estrangulado. Borde muy exvasado y redondea-do. Común. Torno lento. Siglos VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 8.170). Fig. 21.2.

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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1.2.B.2.3.- Olla de paredes globulares con cuello estrangulado. Borde muy exvasado y redondeado, con el labio ligeramente apuntado. Común. Torno. Siglos VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 8.7). Fig. 21.3.

1.2.b.3.- de paredes piriformes y cuello estrangulado.

1.2.B.3.1.- Olla de paredes piriformes con cuello estrangulado. Borde exvasado y redondeado. Común. Fabricada a mano. Siglos VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 76.1452). Fig. 21.4.

1.2.b.4.- de paredes globulares y cuello entrante.

1.2.B.4.1.- Olla de paredes globulares con cuello entrante. Borde exvasado y redondeado. Las pa-redes del cuerpo se van ensanchando a medida que se acercan a la base y en el cuello. Vidriada al interior y al exterior. Torno. Siglo XII. Fig. 21.5.

1.2.C.- Ollas de paredes globulares, bases planas o ligeramente convexas, bordes muy engrosados y redondeados.

1.2.C.1.- Con cuellos largos y exvasados.

1.2.C.1.1.- Olla con cuello largo, exvasado rematado en un borde muy exvasado, engrosado y re-dondeado. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 2.3). Fig. 22.1

1.2.C.2.- Cuellos cortos y rectos.

1.2.C.2.1.- Olla de paredes globulares, cuello corto y recto rematado en un borde muy engrosado y redondeado. Las asas parten del borde y finalizan en la zona de los hombros. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII – IX. Fig. 22.2.

1.2.C.2.2.- Olla de paredes muy globulares, cuello estrangulado corto rematado en un borde exva-sado, engrosado y redondeado. Común. Torno. Emiral de transición, siglo IX – principios siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, lám. VII). Fig. 22.3.

1.2.C.2.3.- Olla de paredes globulares, cuello estrangulado, corto y moldurado rematado en un borde engrosado y redondeado. Común. Torno. Emiral de transición, siglo IX – principios siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, lám. 1.XIII). Fig. 22.4.

1.2.C.3.- Cuellos cortos y exvasados.

1.2.C.3.1.- Olla de paredes globulares, cuello exvasado y corto rematado en un borde muy engro-sado y redondeado. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII – IX. Fig. 23.1.

1.2.C.4.- Cuellos estrangulados.

1.2.C.4.1.- Olla de paredes globulares con cuello estrangulado. Borde exvasado, engrosado y redon-deado, ligeramente apuntado. Común. Torno. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 23.2.

1.2.C.4.2.- Olla de paredes globulares con cuello estrangulado. Borde exvasado, engrosado y redon-deado. Emiral temprano. Común. Torno. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 23.3.

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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1.2.D.- Ollas de paredes globulares, bases planas o ligeramente convexas, bordes engrosados al interior.

1.2.d.1.- Cuellos rectos o exvasados.

1.2.D.1.1.- Olla de paredes globulares con cuello recto y borde engrosado hacia el interior y re-dondeado. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig.2.4). Fig. 24.1.

1.2.D.1.2.- Olla de paredes globulares con cuello recto y borde engrosado hacia el interior y redon-deado. Común. Torno. Emiral de transición, siglo IX – principios siglo X (FUERTES y GON-ZÁLEZ, 1994a, lám. 1.III). Fig. 24.2.

1.2.d.2.- Cuellos exvasados y bordes engrosados al interior y apuntados.

1.2.D.2.1.- Olla de paredes globulares con cuello exvasado y borde engrosado hacia el interior, redondeado, con el labio muy apuntado. Común. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES y GON-ZÁLEZ, 1994b, fig.2.15). Fig. 24.3.

1.2.D.2.2.- Olla de paredes globulares, cuello exvasado, largo y borde engrosado hacia el interior y redondeado, suavemente apuntado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 24.4.

1.2.d.3.- Cuellos estrangulados.

1.2.D.3.1.- Olla de paredes globulares con cuello estrangulado y borde engrosado hacia el interior y redondeado. Al interior se hace cóncavo. Común. Torno. Emiral de transición, siglo IX – princi-pios siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, lám. 1.I). Fig. 24.5.

1.2.D.3.2.- Olla de paredes globulares con cuello estrangulado y borde engrosado hacia el interior y redondeado. Común. Torno. Emiral de transición, siglo IX – principios siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, lám. 1.II). Fig. 24.6.

1.2.D.3.3.- Olla de paredes globulares con cuello estrangulado y borde engrosado hacia el interior y redondeado. Común. Torno. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 8.1). Fig. 25.1.

1.2.D.3.4.- Olla de paredes globulares con cuello estrangulado y borde engrosado hacia el interior y redondeado. Común. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994b, fig. 2.10 a 13). Fig. 25.2.

1.2.D.3.5.- Olla de paredes globulares con cuello estrangulado y borde engrosado hacia el interior y redondeado. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII – IX (FUERTES y GONZÁ-LEZ, 1996, fig. 82.4778). Fig. 25.3.

1.2.D.3.6.- Olla de paredes globulares con cuello estrangulado y borde engrosado hacia el interior y redondeado. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII – IX (FUERTES y GONZÁ-LEZ, 1996, fig. 82.4773). Fig. 25.4.

1.2.D.3.7.- Olla de paredes globulares con cuello estrangulado y borde engrosado hacia el in-terior y redondeado, ligeramente apuntado al exterior. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII – IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 82.4401). Fig. 25.5.

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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Tipo 3. ■

Ollas de paredes globulares y cuellos muy poco desarrollados. El aspecto final es, en cierta forma, acampanado. Los bordes son rectos y moldurados al exterior. Las asas arrancan por debajo del cuello. Estas piezas están vidriadas al interior y en el borde al exterior, en color melado oscuro. Si bien no hemos recuperado ningún ejemplar completo, las bases recogidas y que bien pudieran per-tenecer a estos recipientes, eran planas. Todas las ollas de este tipo han sido recogidas en un mismo y único nivel de ocupación fechado en el siglo XII – principios del siglo XIII19.

Se pueden distinguir dos subtipos atendiendo a la dirección del cuello.

1.3.A.- Ollas de paredes globulares, muy entrantes en la zona más cercana al cuello que es muy corto, de paredes rectas o ligeramente exvasadas, moldurado al exterior. Estas ollas están vidriadas al interior y al exterior en la zona más cercana al borde, en color melado oscuro.

1.3.a.1.- borde biselado al interior.

1.3.A.1.1.- Olla de paredes globulares, cuello corto, ligeramente exvasado y borde recto moldurado al exterior y con un suave bisel al interior. El interior del cuello es cóncavo. Vidriada al interior y en el borde al exterior. Torno. Siglo XII – principios del siglo XIII, (FUERTES, 1995, 269, lám. 6.2). Fig. 26.1.

1.3.A.1.2.- Olla de paredes globulares, cuello corto, ligeramente exvasado y borde recto moldurado al exterior y con un suave bisel al interior. El interior del cuello es cóncavo. Vidriada al interior y en el borde al exterior. Torno. Siglo XII – principios del siglo XIII (FUERTES, 1995, 269, lám. 6.3). Fig. 26.2.

1.3.A.1.3.- Olla de paredes globulares, cuello corto, recto y borde recto moldurado al exterior y con un suave bisel al interior. El interior del cuello es cóncavo. Vidriada al interior y en el borde al exterior. Torno. Siglo XII – principios del siglo XIII (FUERTES, 1995, 269, lám. 6.4). Fig. 26.3.

1.3.A.1.4.- Olla de paredes globulares, cuello corto, recto y borde recto moldurado al exterior y con un suave bisel al interior. El interior del cuello es cóncavo. Vidriada al interior y en el borde al exterior. Torno. Siglo XII – principios del siglo XIII (FUERTES, 1995, 269, lám. 6.9). Fig. 26.4.

1.3.a.2.- sin bisel al interior.

1.3.A.2.1.- Olla de paredes globulares, cuello corto, exvasado y borde recto moldurado al exterior. El interior del cuello es cóncavo. Vidriada al interior y en el borde al exterior. Torno. Siglo XII – principios del siglo XIII (FUERTES, 1995, 269, lám. 6.5). Fig. 27.1.

19 Localizadas también en otras áreas de la ciudad (VARGAS y CARRILLO, 2004). Ollas parecidas a las del tipo 3 de Cercadilla, aunque clasificadas como orzas, se recuperaron en la Alcazaba de Badajoz y se fecharon en el siglo XI y los primeros años del XII (VALDÉS, 1985, fig. 100.8). En Sevilla se han localizado ejemplares con perfiles muy parecidos en estratigrafía de la primera mitad del siglo XIII (LAFUENTE, 1999a, fig. 4.4). También de los siglos XII principios del XIII, son las ollas de Saltés, en Huelva, muy similares a las del tipo 3 de Cercadilla (BAZZANA y CRESSIER, 1989, fig. 22), así como en Niebla fechadas entre la segunda mitad del siglo XII y la primera mitad del siglo XIII (GÓMEZ TOSCANO et alii, 1999, fig.5; CAMPOS et alii, 1999, fig. 4). Se reconocen estos perfiles en Mértola durante el siglo XIII. Las ollas portuguesas no están, como las de Cercadilla, vidriadas y conservan las asas que parten desde los hombros (LAFUENTE, 1996, 176, fig. 2-3, 177, fig. 2). Ollas muy similares, que no idénticas, se han recogido, también asociadas a una cronología almohade en Alcácer do Sal (CAVALEIRO y RAFAEL, 2001, fig. 8. 23-24) y en otros yacimientos portugueses durante el siglo XIII (VARELA y VARELA, 1995, fig. 4).

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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1.3.A.2.2.- Olla de paredes globulares, cuello corto, recto y borde recto moldurado al exterior. El interior del cuello es cóncavo. Las asas parten inmediatamente por debajo del cuello, en la zona de los hombros –no señalados-. Vidriada al interior y en el borde al exterior. Torno. Siglo XII – prin-cipios del siglo XIII (FUERTES, 1995, 269, lám. 6.6). Fig. 27.2.

1.3.A.2.3.- Olla de paredes globulares, cuello corto, exvasado y borde recto moldurado al exterior y con un suave bisel al interior. El interior del cuello es cóncavo. Las asas parten inmediatamente por debajo del cuello, en la zona de los hombros –no señalados-. Vidriada al interior y en el borde al exterior. Torno. Siglo XII – principios del siglo XIII (FUERTES, 1995, 269, lám. 6.7). Fig. 27.3.

1.3.B.- Ollas de paredes globulares y cuello corto, entrante y moldurado.

1.3.b.1.- borde exvasado al exterior y biselado al interior.

1.3.B.1.1.- Olla de paredes globulares, cuello corto, entrante y borde exvasado y con un suave bisel al interior. El interior del cuello es cóncavo. Vidriada al interior y en el borde al exterior. Torno. Siglo XII – principios del siglo XIII (FUERTES, 1995, 269, lám. 6.11). Fig. 27.4.

Tipo 4. ■

Ollas de cuerpos globulares, cuellos estrangulados o exvasados (los menos) y bordes engrosados y caídos hacia el exterior. Las bases son planas o ligeramente convexas. Fabricadas en cerámica común. Si bien aparecen en el registro arqueológico desde la etapa pre-islámica, son muy caracte-rísticas de los niveles emirales de Cercadilla20.

1.4.A.- Ollas de cuerpos globulares, cuellos exvasados o estrangulados, bordes exvasados y caídos. Los bordes están facetados lo que origina perfiles poligonales.

1.4.a.1.- de cuellos rectos o exvasados.

1.4.A.1.1.- Olla de paredes globulares, muy finas, con cuello exvasado y borde engrosado ligera-mente caído hacia el exterior. El borde está facetado lo que le origina un perfil poligonal. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 3). Fig. 28.1.

1.4.A.1.2.- Olla de paredes globulares, con cuello exvasado y borde engrosado ligeramente caído hacia el exterior, de perfil triangular. Común. Torno. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 9.19). Fig. 28.2.

1.4.A.1.3.- Olla de cuello muy exvasado rematado en un borde exvasado, engrosado y caído. Las aristas del borde están muy marcadas lo que origina una sección poligonal. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 28.3.

1.4.a.2.- de cuellos estrangulados.

1.4.A.2.1.- Olla de paredes globulares, con cuello estrangulado y borde engrosado ligeramente caído hacia el exterior, de perfil triangular. Común. Torno. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUER-TES e HIDALGO, 2003b, fig. 8.117). Fig. 28.4.

20 Este tipo de borde no es muy común, aunque se ha documentado en algunas excavaciones onubenses, asociados a una cronología califal y/o taifa (PÉREZ MACÍAS, 2002, fig. 4.24).

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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1.4.A.2.2.- Olla de paredes globulares, con cuello estrangulado y borde engrosado ligeramente caído hacia el exterior. El borde está facetado lo que le origina un perfil triangular. Común. Torno. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 8.77). Fig. 28.5.

1.4.A.2.3.- Olla de paredes globulares, con cuello estrangulado y borde engrosado ligeramente caído hacia el exterior, de perfil triangular. Común. Torno. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUER-TES e HIDALGO, 2003b, fig. 8.109). Fig. 28.6.

1.4.A.2.4.- Olla de paredes globulares, con cuello estrangulado y borde engrosado ligeramente caído hacia el exterior, de perfil triangular. Común. Torno. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUER-TES e HIDALGO, 2003b, fig. 9.69). Fig. 29.1.

1.4.A.2.5.- Olla de paredes globulares, con cuello estrangulado y borde engrosado ligeramente caído hacia el exterior, de origina un perfil triangular. A la altura de los hombros se ha realizado una carena. Común. Torno. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 9.107). Fig. 29.2.

1.4.A.2.6.- Olla de paredes globulares, con cuello estrangulado y borde engrosado ligeramente caído hacia el exterior, de perfil triangular. Común. Torno. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUER-TES e HIDALGO, 2003b, fig. 9.70). Fig. 29.3.

1.4.A.2.7.- Olla de paredes globulares, con cuello estrangulado y borde engrosado ligeramente caído hacia el exterior. El borde está facetado lo que le origina un perfil poligonal. Al interior se acusa un fuerte bisel. Común. Torno. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 9.120). Fig. 29.4.

1.4.A.2.8.- Olla de paredes globulares, con cuello estrangulado y borde engrosado ligeramente caído hacia el exterior. El borde está facetado lo que le origina un perfil poligonal. Emiral de tran-sición, siglo IX – principios siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, lám. 1.XVIII). Siglo XII. Fig. 30.1.

1.4.A.2.9.- Olla de paredes globulares, con cuello estrangulado y borde engrosado y caído hacia el exterior. Base plana. Sin asas. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio Siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 30.2.

1.4.A.2.10.- Olla de paredes globulares, con cuello estrangulado y borde algo engrosado y caído hacia el exterior. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 30.3.

1.4.B.- Ollas de cuerpos globulares, cuellos exvasados o estrangulados, bordes exvasados y caí-dos, redondeados.

1.4.b.1.- de cuellos exvasados.

1.4.B.1.1.- Olla de paredes globulares, con cuello exvasado y borde engrosado, caído hacia el exte-rior y redondeado. Común. Torno. Siglos XI – XII (indeterminado). Fig. 31.1.

1.4.b.2.- de cuellos estrangulados.

1.4.B.2.1.- Olla de paredes globulares, con cuello estrangulado y borde engrosado ligeramente caído hacia el exterior, suavemente redondeado. Común. Torno. Siglos VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 9.85). Fig. 31.2.

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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1.4.B.2.2.- Olla de paredes globulares, con cuello estrangulado y borde engrosado ligeramente caí-do hacia el exterior, suavemente redondeado. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII-IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 81.3673). Fig. 31.3.

1.4.B.2.3.- Olla de paredes globulares, con cuello estrangulado y borde engrosado ligeramente caí-do hacia el exterior, suavemente redondeado. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII-IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 81.834). Fig. 31.4.

1.4.B.2.4.- Olla de paredes globulares, con cuello estrangulado y borde engrosado ligeramente caí-do hacia el exterior, suavemente redondeado. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII-IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 81.921). Fig. 32.1.

1.4.B.2.5.- Olla de paredes globulares, con cuello estrangulado y borde engrosado caído hacia el exterior y redondeado. Las asas parten del borde, se elevan por encima de él y finalizan por debajo de los hombros. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII – IX. Fig. 32.2.

Tipo 5. ■

Ollas de cuerpos globulares, cuellos estrangulados o exvasados (los menos) y bordes exvasados de sección triangular. Las bases son planas o ligeramente convexas. Fabricadas en cerámica común. Son ollas comu-nes durante las etapas más antiguas, aunque no por ello desconocidas en el califato ni en el siglo XII21.

1.5.A.- Olla de paredes globulares con cuello estrangulado, ligeramente exvasado y borde exvasado de perfil triangular.

1.5.a.1.- Con el borde de perfil triangular simple.

1.5.A.1.1.- Olla de paredes globulares con cuello estrangulado, ligeramente exvasado y borde ex-vasado de perfil triangular simple. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 4.1). Fig. 33.1.

1.5.A.1.2.- Olla de paredes globulares con cuello estrangulado, ligeramente exvasado y borde exva-sado de perfil triangular simple. Común. Torno lento. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 9.158). Fig. 33.2.

1.5.A.1.3.- Olla de paredes globulares con cuello estrangulado, ligeramente exvasado y borde ex-vasado de perfil triangular simple. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII-IX (FUER-TES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 81.3935). Fig. 33.3.

1.5.A.1.4.- Olla de paredes globulares con cuello estrangulado, ligeramente exvasado y borde ex-vasado de perfil triangular simple, cóncavo al interior. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 33.4.

1.5.A.1.5.- Olla de paredes globulares con cuello estrangulado, ligeramente exvasado y borde exva-sado de perfil triangular simple. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 34.1.

21 De perfil triangular aparecen ollas en Ba ana (Pechina, Almería) en el Nivel II, fechadas entre los siglos IX y X, aunque en este yacimiento este tipo de piezas tiene los bordes internos y externos vidriados (CASTILLO y MARTÍNEZ, 1993b, lám 1.10). Tam-bién se han localizado en Lorca (Murcia), asociadas a estratos del siglo X o algo más tempranos (MARTÍNEZ RODRIGUEZ, 1994, fig. 5.6). De esa misma cronología se conocen ejemplares de la Marca Media (RETUERCE, 1998, 288-289, fig. 315-318).

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1.5.A.1.6.- Olla de paredes muy globulares con cuello estrangulado y borde engrosado de perfil triangular. Doble asa. Común. Torno. Emiral de transición, siglo IX – principios siglo X (FUER-TES y GONZÁLEZ, 1994a, lám. 1.IV). Fig. 34.2.

1.5.A.1.7.- Olla de paredes muy globulares, cuello estrangulado y borde exvasado de perfil trian-gular. Base plana. Común. Torno. Emiral de transición, siglo IX – principios siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, lám. 1.XIX). Fig. 34.3.

1.5.a.2.- Con el borde de perfil triangular complejo.

1.5.A.2.1.- Olla de paredes globulares con cuello estrangulado, ligeramente exvasado y borde exva-sados, de perfil triangular, este último rematado en una arista viva. Al exterior el borde presenta un pequeño bisel en su parte superior. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 4.2). Fig. 35.1.

1.5.A.2.2.- Olla de paredes globulares con cuello estrangulado y borde exvasado de perfil triangu-lar, rehundido en la zona más cercana al labio. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII-IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 81.4187). Fig. 35.2.

1.5.A.2.3.- Olla de paredes globulares con cuello estrangulado y borde exvasado de perfil trian-gular, moldurado por debajo de la arista. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII-IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 82.4775). Fig. 35.3.

1.5.A.2.4.- Olla de paredes globulares con cuello estrangulado y borde exvasado de perfil triangular formado por un doble bisel. Común. Torno. Emiral de transición, siglo IX – principios siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, lám. 1.XX). Fig. 35.4

1.5.a.3.- bordes de perfil triangular con la arista fuertemente marcada.

1.5.A.3.1.- Olla de paredes globulares con cuello estrangulado, ligeramente exvasado y borde ex-vasado de perfil triangular, rematado en una arista viva. Común. Torno. Torno lento. Se trata de una de los perfiles de olla más comunes en todas las épocas, desde momentos preislámicos hasta el siglo XII. Las variaciones son mínimas, y afectan al tamaño o al grosor de las paredes. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 9.24). Emiral de transición, siglo IX – principios siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, lám.1.IX, 1.XVII). Califal, mediados del siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 4.3). Siglo XII. Fig. 36.1.

1.5.A.3.2.- Olla de paredes globulares con cuello estrangulado, ligeramente exvasado y borde ex-vasado de perfil triangular, rematado en una arista viva. La arista se ha efectuado en una zona muy cercana al labio. Común. Torno. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 9.180). Fig. 36.2.

1.5.A.3.3.- Olla de paredes globulares con cuello estrangulado y borde exvasado de perfil triangular, rematado en una arista viva. Entre la arista y el labio el borde se ha rehundido. Co-mún. Torno. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 76.3873). Fig. 36.3.

1.5.A.3.4.- Olla de paredes globulares con cuello estrangulado y borde exvasado de perfil triangu-lar, rematado en una arista viva. Las asas parten del borde y finalizan en la zona de los hombros. Base plana. Común. Torno. Emiral, siglos VIII – IX. Fig. 36.4.

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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1.5.B.- Ollas de paredes globulares con cuellos cilíndricos, exvasados y bordes exvasado de perfil triangular.

1.5.b.1.- Con el borde de perfil triangular y la arista muy marcada.

1.5.B.1.1.- Olla con cuello cilíndrico y borde exvasado de perfil triangular, rematado en una arista marcada. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 4.4). Fig. 37.1.

1.5.B.1.2.- Olla de paredes globulares, cuello cilíndrico y borde exvasado de perfil triangular, rema-tado en una arista marcada. Entre el labio y la arista el borde se ha rehundido suavemente. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII - IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 81.841). Fig. 37.2.

1.5.B.1.3.- Olla de paredes globulares, cuello cilíndrico y borde exvasado de perfil triangular, re-matado en una arista marcada. Las asas parten del borde y finalizan por debajo de los hombros del recipiente. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 37.3.

1.5.B.1.4.- Olla de paredes globulares, cuello cilíndrico y borde exvasado de perfil triangular, rema-tado en una arista marcada. Base convexa. Las asas parten del borde y finalizan por debajo de los hombros del recipiente. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 37.4.

1.5.b.2.- Con el borde de perfil triangular algo engrosado y redondeado.

1.5.B.2.1.- Olla de paredes globulares con cuello cilíndrico, exvasado y borde exvasado de perfil triangular, algo engrosado y redondeado. Por debajo de la arista se ha biselado el borde. Común. Torno. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 9.88). Fig. 38.1.

1.5.B.2.2.- Olla de paredes globulares con cuello cilíndrico, exvasado y borde exvasado de perfil triangular, algo engrosado y redondeado. Común. Torno. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUER-TES e HIDALGO, 2003b, fig. 9.108). Fig. 38.2.

1.5.C.- Ollas de paredes globulares con cuellos exvasados o estrangulados y bordes engrosados de perfil triangular.

1.5.C.1.- Con cuello exvasado.

1.5.C.1.1.- Olla de paredes globulares, cuello exvasado y borde engrosado de perfil triangular. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 4.5). Fig. 38.3.

1.5.C.2.- Con cuello estrangulado.

1.5.C.2.1.- Olla de paredes globulares, cuello estrangulado y borde muy engrosado de perfil trian-gular. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 39.1.

1.5.D.- Ollas de paredes globulares, sin cuello y bordes de perfil triangular.

1.5.d.1.- Con bordes engrosados de perfil triangular.

1.5.D.1.1.- Olla de paredes globulares, sin cuello, rematadas en un borde engrosado de perfil trian-gular. Cronología tardoantigua o emiral temprana. Común. Torno. Siglos VII – VIII. Fig. 39.2.

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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1.5.D.1.2.- Olla de paredes globulares, sin cuello, rematadas en un borde algo engrosado de perfil triangular. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 39.3.

Tipo 6. ■

Ollas de paredes globulares, cuellos cilíndricos y entrantes y bordes rectos o entrantes. Bases planas o ligeramente convexas. Se fabrican en cerámica común y sólo algún ejemplar tardío en cerámica vidriada.

1.6.A.- Ollas de paredes globulares, cuellos cilíndricos entrantes y bordes rectos.

1.6.a.1.- Con los bordes rectos y redondeados.

1.6.A.1.1.- Olla de paredes globulares, cuello cilíndrico, entrante, rematado en un borde recto, algo engrosado y redondeado. El paso del cuerpo al cuello se marca a través de una moldura. Común. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994b, fig. 2.14). Fig. 40.1.

1.6.A.1.2.- Olla de paredes cuello cilíndrico, entrante, rematado en un borde recto, ligeramente en-grosado y redondeado. Las asas parten del borde y finalizan en los hombros del recipiente. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 40.2.

1.6.B.- Ollas de paredes globulares, cuellos cilíndricos entrantes y bordes entrantes.

1.6.b.1.- bordes entrantes de perfil triangular hacia el interior.

1.6.B.1.1.- Olla de paredes globulares, cuello cilíndrico, entrante y borde entrante de perfil trian-gular hacia el interior del recipiente. El paso del cuerpo al cuello se ha resaltado por una carena. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 40.3.

1.6.C.- Ollas con cuellos muy entrantes y borde recto.

1.6.C.1.- Olla de paredes globulares, cuello cilíndrico, entrante, adornado con una doble carena que no altera la dirección de las paredes. El cuello a partir de esa carena se mantiene entrante y se remata en un borde recto, algo engrosado al interior y ligeramente apuntado en el labio. Hasta la actualidad sólo hemos documentado este ejemplar. Vidriada, en color melado, la superficie interna y el borde al exterior. Torno. Siglo XII. Fig. 40.4.

Tipo 7. ■

Ollas de paredes globulares con bordes de sección cuadrangular. Las bases son planas o ligeramen-te convexas. Se fabrican en cerámica común.

1.7.A.- Ollas de paredes globulares, cuellos estrangulados y bordes exvasados, de sección cuadran-gular, con el labio superior plano.

1.7.a.1.- Con el labio superior plano pero suavemente redondeado hacia el exterior.

1.7.A.1.1.- Olla de paredes globulares, cuello estrangulado, rematado en un borde exvasado, de

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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sección cuadrangular, con el labio superior plano, suavemente redondeado hacia el exterior. El lado exterior del borde se eleva ligeramente por encima del lado interno. Común. Torno. Emiral inde-terminado, siglos VIII – IX. Fig. 41.1.

1.7.A.1.2.- Olla de paredes globulares, cuello estrangulado, rematado en un borde exvasado, de sección cuadrangular, con el labio superior plano, suavemente redondeado hacia el exterior. Tanto el cuello como el borde han sido engrosados. El lado exterior e interior del borde están en la misma horizontal. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 41.2.

1.7.A.1.3.- Olla de paredes globulares, cuello estrangulado, rematado en un borde exvasado, de sección cuadrangular, con el labio superior plano, suavemente redondeado hacia el exterior. El lado exterior e interior del borde están en la misma horizontal. Común. Torno lento. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 9.10). Fig. 41.3.

1.7.A.1.4.- Olla de paredes globulares con cuello estrangulado. Borde exvasado y con el labio supe-rior plano, lo que le confiere un perfil cuadrangular, redondeado al exterior. Común. Torno. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 9.89). Fig. 41.4.

1.7.A.1.5.- Olla de paredes globulares, cuello entrante y borde exvasado, engrosado, con el labio plano. Emiral de transición, siglo IX – principios siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, lám.1.V). Fig. 41.5.

1.7.B.- Ollas de paredes globulares, cuellos estrangulados y bordes exvasados, varias veces faceta-dos hasta formar una sección cuadrangular.

1.7.b.1.- Ollas de paredes globulares, cuellos estrangulados y bordes de sección cuadrangular.

1.7.B.1.1.- Olla de paredes globulares, cuello estrangulado que se remata en un borde exvasado tres veces facetado al exterior lo que origina un borde de sección cuadrangular. Las asas parten del borde, se elevan por encima de él y finalizan en la zona de los hombros. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII – IX. Emiral de transición, siglo IX – principios siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, lám.1.XVIII). Fig. 42.1.

1.7.b.2.- Ollas de paredes globulares, cuellos estrangulados y bordes de sección cuadrangular más en-grosados cuanto más cercanos al labio.

1.7.B.2.1.- Olla de paredes globulares, cuello estrangulado y borde exvasado de sección cuadran-gular, más engrosado en el labio que en el cuello. Común. Torno. Siglos VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 9.49). Fig. 42.2.

1.7.B.2.2.- Olla de paredes globulares, con los hombros muy marcados, cuello estrangulado y borde exvasado de sección cuadrangular, más engrosado cuanto más cercano al borde. Común. Torno lento. Siglos VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 9.166). Fig. 42.3.

Tipo 8. ■

Ollas de paredes globulares y cuellos entrantes, más bien rehundidos y marcados por carenas. Los bordes son exvasados, generalmente de perfil triangular, muy marcados. Las asas parten, siempre, por debajo del cuello. Estas piezas están vidriadas al interior y en el borde al exterior, en color verde

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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o melado. Las bases son planas. Por lo general las huellas del torno están muy marcadas. Este tipo de olla ha sido localizado en niveles de ocupación del siglo XII22.

1.8.A.- Ollas de paredes globulares, cuello rehundido marcado por una carena, bases planas y bor-des exvasados de perfil triangular.

1.8.a.1.- bordes exvasados de perfil triangular, moldurados.

1.8.A.1.1.- Olla de paredes muy globulares, cuello rehundido marcado por una carena, base plana y borde exvasado de perfil triangular, moldurado. Las asas parten de la carena y finalizan en la zona mesial del recipiente, en donde éste más se ensancha. Líneas de torno muy marcadas al exterior. Vidriada al interior en color verde. Torno. El vedrío se extiende, también por el exterior del borde. Siglo XII. Fig. 43.1.

1.8.a.2.- bordes exvasados de perfil triangular, suavemente redondeados.

1.8.A.2.1.- Olla de paredes globulares, cuello rehundido marcado por una carena y borde exvasado de perfil triangular, suavemente redondeado. Líneas de torno muy marcadas al exterior. Vidriada al interior en color melado. Torno. El vedrío se extiende, también por el exterior del borde. Siglo XII. Fig. 43.2.

1.8.a.3.- bordes exvasados de perfil triangular, con la arista muy marcada.

1.8.A.3.1.- Olla de paredes globulares, cuello rehundido marcado por una carena y borde exvasado de perfil triangular, con la arista muy marcada. Las asas parten de la carena del cuello y finalizan por debajo de la zona mesial, en donde más se ensancha el recipiente. Líneas de torno muy marca-das al exterior. Vidriada al interior en color melado. El vedrío se extiende, también por el exterior del borde. Torno. Siglo XII. Fig. 44.1.

22 Ollas con carena en los hombros y vidriadas, de perfiles casi idénticos a este tipo de Cercadilla se localizaron en Toledo y se fecharon, desde nuestro punto de vista equivocadamente, durante el período califal (MARTÍNEZ, 1990b, fig. 7). Dentro del conjunto cerámico toledano existen otras formas cerámicas cuyos perfiles son idénticos a los perfiles de piezas del siglo XII en Cercadilla (vid. infra). Las del Testar del Puente de San Martín se han fechado en el XI (AGUADO et alii, 1990, fig. 2). En Vascos se encuadran en época taifa (IZQUIERDO, 1986, fig. 11.1). En Madrid también se han documentado aunque algo más bajas (RETUERCE y LOZANO, 1986b). Las ollas sin vedrío localizadas en esta zona se consideran que son del IX mientras que las vidriadas serían características del XI (BERMEJO y MUÑOZ, 1999, 558, fig.1.1). En Guadalajara, sin vidriar, pero pintadas se fechan en el siglo XI (CUADRADO y CRESPO, 1992, fig. 10.1, 10.47). En general en la Marca Media han sido fechadas sin vidriar dentro de un amplio “período Omeya” (RETUERCE, 1998, 276-279, fig. 286-293) a excepción de uno de los tipos que ha sido fechado en el período mudéjar (siglo XIII). Las vidriadas (íbid. 282-283, fig. 304-307) se han datado entre los siglos XI y XII. En Badajoz están vidriadas y bizcochadas y se encuadran en el siglo XI – principios del siglo XII (VALDÉS, 1985, fig. 100. 9-12; 136. 11-15). Esta forma se ha recuperado en excavaciones urbanas de Lérida, asociada a niveles del XII (GALLART; GIRALT; MIRÓ, 1986, lám. V.9). En Andújar ( Jaén) se han localizado en niveles de finales del siglo XII – principios del siglo XIII (CHOCLÁN y CASTILLO, 1991, fig. 10). En Córdoba se localizó una olla de este tipo en un solar céntrico de la ciudad y fue fechada por sus excavadores en el siglo XII (SERRANO y CASTILLO, 1992, fig. 6B). En Sevilla ollas de perfiles similares se fechan durante el período califal (HUARTE y LAFUENTE, 2001, fig. 1.3, 1.4, 1.5), mientras que en Jerez de la Frontera aparecen en niveles tardíos y asociadas a cazuelas de costillas (MONTES y GONZÁLEZ, 1990, fig. 15). En Granada aparecen ollas con perfiles parecidos al tipo 8 de Cercadilla aunque el cuello no es tan estrangulado sino, más bien, cilín-drico. Además no están vidriadas, aunque se presupone su existencia (RODRÍGUEZ, 1999, 105, lám. 1.5-6). En Niebla se han recuperado en niveles del siglo XI (PÉREZ y BEDÍA, 1993, fig. 3). También aparecen en Mértola de los siglos XI y mediados del XII (MACÍAS, 1991; 1992) y en el Castillo de Palmela, en Setúbal, en niveles del siglo XI, vidriadas o engobadas en color rojo (FERREIRA, 2001, fig. 7.e-h; FERNANDES y CARVALHO, 1997, fig. 47-49; FERREIRA y CARVALHO, 1999). En Málaga el borde de una olla, similar al tipo 8 de Cercadilla, vidriado al interior, se ha fechado entre los siglos X-XI (MAYORGA y PERAL, 1995, lám. II.1). En general, en el sureste de al-Andalus esta forma se documenta claramente en el siglo XII (ACIÉN et alii, 1995).

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1.8.A.3.2.- Olla de paredes muy globulares, cuello rehundido marcado por una carena y borde ex-vasado de perfil triangular, con la arista muy marcada. El vedrío se extiende, también por el exterior del borde. Torno. Siglo XII. Fig. 44.2.

1.8.A.3.3.- Olla de paredes globulares, cuello rehundido marcado por una carena y borde exvasado de perfil triangular, con la arista muy marcada. Vidriada al interior en color melado. El vedrío se extiende, también por el exterior del borde. Torno. Siglo XII. Fig. 44.3.

Tipo 9. ■

Ollas de paredes globulares y cuellos cilíndricos, entrantes. Los bordes son exvasados, redondeados o de perfil triangular, pero tienen en común que parecen, sin estarlo, aplicados sobre las paredes del cuello. Las dos asas suelen partir del borde. Las bases son planas y las paredes suelen ser muy finas. Se fabrican en cerámica común. Este tipo de olla ha sido localizado en niveles de ocupación del siglo XII.

1.9.A.- Ollas de paredes globulares y cuellos cilíndricos, entrantes. Los bordes son exvasados y redondeados o de perfil triangular23.

1.9.a.1.- Cuello entrante y borde de perfil triangular.

1.9.A.1.1.- Olla de paredes muy globulares y cuello cilíndrico y entrante. El borde es exvasado y de perfil triangular, suavemente redondeado. Parece estar aplicado sobre las paredes del cuello. Las asas parten del borde y finalizan por debajo de los hombros del recipiente. En la zona mesial han quedado muy marcadas las líneas de torno. Base plana. Las paredes son muy estrechas. Común. Torno. Abandono siglo XII24. Fig. 45.1.

1.9.A.1.2.- Olla de mediano tamaño y paredes globulares y cuello cilíndrico y entrante. El borde es exvasado y de perfil triangular, con la arista muy marcada. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 46.1.

1.9.a.2.- Cuello entrante y borde redondeado.

1.9.A.2.1.- Olla de paredes muy globulares y cuello cilíndrico y entrante. El borde es exvasado y redondeado. Parece estar aplicado sobre las paredes del cuello. Las asas parten del borde y finalizan en los hombros del recipiente. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 46.2.

FamIlIa 2. Jarros/as.

Cerámica de mesa.•Forma cerrada.•Técnica de fabricación: mano, torno lento, torno. •

23 El perfil de estas ollas es muy similar a del tipo I de marmitas de “El Castillejo” de los Guájares (Granada), fechadas entre los siglos XIII y XIV. En esta zona su presencia es mucho más abundante que en Cercadilla y aparecen tanto vidriadas como bizcochadas y, a veces, con las superficies engobadas (GARCÍA PORRAS, 2001, 486 nº 3, 487 nº 6, 489, 491, 492 nº 15). Una olla muy similar a las de nuestro tipo 9 aunque tal vez algo más achatada y vidriada al interior, se ha localizado en Jaén en niveles de los siglos XII-XIII, junto a tinajas estampilladas y cazuelas de costillas (CASTILLO y CASTILLO, 1991, fig. 8A). Se ha localizado en Calatrava la Vieja (Ciudad Real) en época almohade (RETUERCE, 1998, 297, fig. 334).24 Existen ollas en el yacimiento de Bezmiliana con perfiles similares a este tipo de Cercadilla que se fechan o en época califal o durante el siglo XI (ACIÉN, 1990, fig. 5.13, 5.14). También como califal la fecha Retuerce (1986, fig. 3.H) en Serpa. En Cercadilla sólo aparecen en niveles del siglo XII.

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Producción: cerámica común, cerámica vidriada, cerámica verde y manganeso, cerámica de •cuerda seca. Jarra: “• (Del árabe Yarra, vasija de barro para el agua). Vasija de barro, porcelana, loza, cristal, etc., con cuello y boca anchos y una o dos asas”; Jarro: “(De jarra). Vasija de barro, loza, vidrio o metal, a manera de jarra y con sólo un asa” (D.R.A.E., 1992, 848).Jarra: “• Contenedor de servicio, de tamaño mediano con asas, o sin ellas. Las de barro poroso sirven para mantener el agua fresca. Elemento eminentemente doméstico, aunque sea utilizable en el transporte a causa de su manejabilidad. Nombre árabe: arra; Jarrita: Básicamente útil para beber ( urayba) las de boca ancha; para escanciar líquidos, las de cuello alto, con o sin pico. Nombre árabe: barrada, pues jarrita es diminutivo romance del étimo árabe arra. Jarro, Jarrito: Útil para escanciar líquidos (...) con una sola asa, pico vertedor, o bien pitorro” (ROSSELLÓ-BORDOY, 1991, 164-166).

Porcentualmente, nos encontramos ante el grupo cerámico más numeroso dentro del conjunto total de familias y recipientes. Su abundancia está, además, en directa relación con su gran diver-sidad tipológica y formal. Al igual que ocurre con las ollas y con la mayor parte de las familias, los diferentes tipos asociados a este grupo formal se han definido a partir del perfil de los bordes, ya que, aunque existen piezas con otro tipo de peculiaridades originales y muy particulares, la mayor parte de ellas presentan características comunes.

Hemos diferenciado dos tipos principales, a partir de los recipientes de boca circular y los de boca trilobulada y 27 subtipos. Todos ellos cumplían una única función en origen: el transporte y la contención de líquidos, fundamentalmente agua.

Las pastas de los recipientes de esta familia están por lo general bastante decantadas, aunque en ocasiones encontramos piezas en las que los desgrasantes son muy abundantes, como es el caso del recipiente representado en la fig. 76.1 (del tipo 2.1.C.8.1.). Los desgrasantes son, entre otros no diferenciados, micáceos (de mica moscovita) y de cuarzo, con presencia en muchos casos de un tipo de desgrasante de color rojo, probablemente cerámica triturada.

El color de las pastas suele ser rojizo, anaranjado o blanquecino, como consecuencia de la cocción oxidante a la que se expusieron las piezas, aunque no es despreciable la cantidad de piezas cocidas en ambiente reductor que, por lo general, aparecen pintadas con motivos decorativos diseñados en tonalidades claras.

La inmensa mayoría de las piezas fueron fabricadas en cerámica común. En menor proporción se fabricaron en cerámica vidriada y en verde y manganeso, mientras que los recipientes elaborados en cuerda seca son muy escasos. Las piezas bizcochadas sólo fueron alisadas con las manos en el último momento de su elaboración, antes de proceder a su cocción.

Una de las técnicas más empleadas para el tratamiento de las superficies externas fue la aplicación de engalbas. Durante el emirato y el califato estos engobes son, normalmente, poco cubrientes, por lo que aparecen muy mal conservados o en gran parte perdidos. Sin embargo, a partir del siglo XII, proliferará esta forma de tratar las superficies, tanto en color rojo como en color negro o gris, sobre todo en los jarros/as 2.1.B, 2.1.F.3 y 2.1.R, mientras que en los períodos pre-islámico y emiral abundarán los recipientes espatulados.

Admiten todo tipo de decoraciones y de esquemas decorativos, aunque es la pintura el tratamien-to más utilizado para las piezas bizcochadas. Son pocas las tonalidades pictóricas que entran en juego, siendo los colores claros -desde la gama del blanco hasta el beige oscuro-, los rojizos -desde el anaranjado al rojo claro- y los ocres, los más empleados. Por lo común estos colores se aplican sobre superficies de tonalidades opuestas, con el fin de que los motivos decorativos resalten sobre

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los fondos. Los motivos vegetales, geométricos, epigráficos o pseudo-epigráficos son los temas decorativos por excelencia y son aplicados en la decoración pintada, en la decoración de las piezas fabricadas en verde y manganeso y en la decoración de los recipientes vidriados. Pudieron estar de-corados con un solo tema o, por el contrario, mezclar varios de ellos, consiguiendo composiciones muy barrocas. No hemos documentado, por el momento, decoración zoomorfa o antropomorfa25.

Junto a los cántaros, es decir, junto a los recipientes de más de 40 cm. de altura destinados al aca-rreo y el almacenamiento de agua, el tipo más abundante de esta familia es el clasificado como tipo 1, subtipo B. Son pequeños jarros26 de cuerpo globular, base convexa, cuello cilíndrico y borde por lo general biselado al interior. Estas piezas pueden estar decoradas o no y, si lo están, la decoración será siempre pintada y los motivos siempre de carácter profiláctico, con haces de dedos que recorrerán las piezas tanto vertical como horizontalmente. Su evolución es mínima, de manera que las formas se mantienen casi sin alteración durante cinco siglos, exceptuando ligeras modificaciones en su morfología. Su abundancia es muy significativa desde los primeros momen-tos de la ocupación musulmana; hasta tal punto, que podemos llegar a afirmar que los contextos en los que no está presente este tipo de recipiente, no son islámicos. A esos efectos se puede con-siderar uno de los fósiles directores para determinar si nos encontramos ante niveles emirales o previos al emirato -éstos últimos difíciles de identificar ante la ausencia de otros elementos más representativos-. Asimismo y como veremos a continuación, algunas de las diferencias morfoló-gicas que adquieren a lo largo de los siglos, son suficientemente peculiares como para permitirnos asignarles su cronología exacta.

En cuanto al resto de recipientes y, aunque es muy amplia la variedad formal aplicada a estas formas (vid. infra), la mayoría de ellos suelen tener los cuerpos globulares (los ejemplares que entroncan con las formas visigodas poseen cuerpos más piriformes), que se estrechan en la zona cercana a la base. Éstas suelen ser planas o ligeramente convexas. Muy pocos ejemplares tienen bases cóncavas y son, también, muy escasos los recipientes con pies de pequeño tamaño -similares a pequeños mamelones-, apoyos utilizados sobre todo durante el siglo IX. A partir del siglo XII será común el uso de pies anulares.

Hemos diferenciado 2 tipos, establecidos en función de la forma de las bocas. Estos tipos se han subdividido en diferentes variantes que a su vez poseen múltiples subvariantes.

Tipo 1.- Recipientes de todos los tamaños y formas con boca circular. •Tipo 2.- Recipientes de todos los tamaños y formas con boca trilobulada.•

Tipo 1.- Boca circular. ■

2.1.A.- Recipientes de boca circular, cuerpos grandes, globulares o algo piriformes, cuellos es-trechos, por lo general largos, que pueden estar carenados. Bases planas y delgadas, en ocasiones ligeramente convexas. Son piezas de gran tamaño y en cierta manera entroncarían directamente con los jarros/as 2.1.C, es decir, con los cántaros.

2.1.a.1.- Con cuellos estrechos y exvasados y bordes exvasados y caídos.

2.1.A.1.1.- Recipiente con cuello estrecho, de paredes exvasadas, borde exvasado y caído. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 5). Fig. 47.1.

25 Decoración zoomorfa pintada se puede contemplar en las piezas expuestas en el Museo Arqueológico Provincial de Córdoba. 26 Son pocas las piezas que presentan dos asas, al menos durante los primeros momentos, aunque en un momento más avanzado, ya en el siglo XII, serán muy comunes.

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2.1.A.1.2.- Jarra de cuello estrecho y exvasado y borde exvasado y caído. Las asas parten del borde y se elevan por encima de él. Común. Torno. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDAL-GO, 2003b, fig. 10.161). Fig. 47.2.

2.1.A.1.3.- Jarro/a de cuello estrecho y exvasado y borde exvasado y caído. Común. Torno. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 10.58). Fig. 47.3.

2.1.A.1.4.- Jarro/a de cuello estrecho, entrante y borde exvasado y caído. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 47.4.

2.1.a.2.- Cuello estrecho, más o menos largo, carenado y borde exvasado de sección triangular 27.

2.1.A.2.1.- Jarra de cuello estrecho, más o menos largo, carenado y borde exvasado de sección triangular. Las asas parte desde la carena del cuello. Común. Torno. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 77.1725). Fig. 48.1.

2.1.A.2.2.- Jarra de cuello estrecho, más o menos largo, carenado y borde exvasado de sección triangular. Las asas parten desde la carena del cuello. Común. Torno. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 77.1735). Fig. 48.2.

2.1.A.2.3.- Jarro/a de cuello estrecho, más o menos largo, carenado y borde exvasado de sección triangular. Común. Torno. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 10.78). Fig. 48.3.

2.1.a.3.- Cuello estrecho, más o menos largo, carenado y borde engrosado28.

2.1.A.3.1.- Jarra de cuello estrecho, más o menos largo, carenado y borde exvasado, engrosado y redondeado con el labio plano. Las asas parten desde la carena del cuello. Común. Torno. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 77.1450). Fig. 48.4.

2.1.A.3.2.- Jarra de cuello estrecho, más o menos largo, carenado y borde exvasado, engrosado y redondeado. Las asas parten desde la carena del cuello. Común. Torno. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 77.1073). Fig. 48.5.

2.1.A.3.3.- Jarra de cuello estrecho, más o menos largo, suavemente carenado y borde exvasado, engrosado y redondeado. Las asas parten desde la carena del cuello. Común. Torno. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 10.98). Fig. 49.1.

2.1.A.3.4.- Jarro/a de cuello estrecho, más o menos largo, suavemente carenado y borde exvasado, engrosado y redondeado. Común. Torno. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDAL-GO, 2003b, fig. 10.84). Fig. 49.2.

2.1.A.3.5.- Jarro/a de cuello estrecho, más o menos largo, suavemente carenado y borde exva-sado, engrosado y redondeado. Común. Torno. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 77.1179). Fig. 49.3.

2.1.a.4.- Cuello estrecho, más o menos largo y borde exvasado de sección triangular.

27 Este tipo de cuellos y bordes carenados, así como sus cuerpos, más piriformes, se relacionan con jarros/as visigodos, de pleno siglo VII, en yacimientos valencianos (GISBERT, 1986). 28 Es un tipo de jarra presente en Mérida (ALBA y FEIJOO, 2003, fig. 5 y 8).

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No hemos localizado ejemplares completos, pero los cuerpos que se podrían asociar a las subva-riantes 1, 2, 3 y 4, poseían una o dos asas (fig. 49.4, 49.5, 125.1). Las paredes son globulares, casi acampanadas, debido a la estrechez que adquieren en la zona del cuello. Las bases de estas subva-riantes son estrechas y planas (fig. 125.2, 125.3).

2.1.A.4.1.- Jarro/a de cuello estrecho, más o menos largo y borde exvasado, de sección triangular. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII - IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 83.4781). Fig. 50.1.

2.1.A.4.2.- Jarro/a de cuello estrecho, más o menos largo y borde exvasado, de sección triangular. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII- IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 83.919). Fig. 50.2.

2.1.A.4.3.- Jarro/a de cuello estrecho, más o menos largo y borde exvasado, de sección triangular. Común. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994b, fig.4.10). Fig. 50.3.

2.1.A.4.4.- Jarro/a de cuello estrecho, más o menos largo y borde exvasado, de sección triangular, suavemente redondeado. Común. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994b, fig. 4.12). Fig. 50.4.

2.1.a.5.- Cuello carenado estrecho, más o menos largo y borde exvasado y caído.

2.1.A.5.1.- Jarra de cuerpo muy globular, cuello estrecho, carenado y borde exvasado y caído. Las asas parten desde la carena del cuello y finalizan en los hombros del recipiente. Común. Torno. Siglo VII-VIII (Pre-islámico). Fig. 51.1.

2.1.A.5.2.- Jarro/a de cuello estrecho, más o menos largo, posiblemente carenado y borde exvasado y caído. Común. Torno. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 10.71). Fig. 52.1.

2.1.A.5.3.- Jarro/a de cuello estrecho, más o menos largo, carenado y borde exvasado y caído. Común. Torno. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 10.123). Fig. 52.2.

2.1.A.5.4.- Jarro/a de cuello estrecho, más o menos largo, carenado y borde exvasado y caído. Común. Torno. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 10.55). Fig. 52.3.

2.1.a.6.- Cuello estrecho, más o menos largo y exvasado y borde recto.

2.1.A.6.1.- Jarro/a de cuello exvasado y estrecho, más o menos largo, y borde recto y redondeado. Común. Torno. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig.10.153). Fig. 52.4.

2.1.B.- Recipientes con boca circular, cuello cilíndrico de paredes rectas o, a veces, exvasadas. Por lo general los bordes son biselados al interior aunque existen excepciones. Los cuerpos siempre son globulares y pueden estar carenados en el siglo XII. Las bases son planas, ligeramente convexas o poseen un pie anular. Las de pie anular se asocian a niveles de los siglos XI (posterior al califato omeya) y XII29. Tienen una o dos asas, indistintamente, aunque determinados recipientes no las 29 Contrasta con esta afirmación un conjunto de jarros leridanos tipo 1B con pie anular, fechado, a nuestro entender con desacierto, en la primera mitad del siglo X (LORIENTE, 2000).

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poseían. Se fabricaron en cerámica común y se decoraron con pintura, o se engobaron, éstos úl-timos con más asiduidad durante el siglo XII. Los engobes son normalmente de color rojo o, en menos ocasiones, de color gris-negro. Aparecen en todas y cada una de las etapas islámicas y casi podríamos decir que nos encontramos ante un fósil director del período medieval-islámico30.

2.1.b.1.- Cuellos rectos o ligeramente entrantes (en contadas ocasiones los cuellos son exvasados). Con base planas, a veces ligeramente convexas lo que las hace algo inestables. Poseen, por lo general, un asa, aunque algunas veces pueden tener dos. Estas piezas no son muy grandes. Suelen estar pintadas.

2.1.B.1.1- Recipiente con cuello de paredes rectas, borde entrante, de sección triangular. El borde se separa del cuerpo a través de una escotadura, que le obliga a un cambio de dirección, haciéndo-lo ligeramente exvasado. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglos XI (FUERTES, 2002, fig. 6.1). Siglo XII. Fig. 53.1.

2.1.B.1.2.- Recipiente con cuello de paredes exvasadas en la zona más cercana a la panza y entran-tes en la zona más cercana al borde. Éste se separa del cuello a través de una pequeña escotadura, rematándose en un borde redondeado al exterior y de perfil triangular al interior. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglos XI (FUERTES, 2002, fig. 6.2). Fig. 53.2.

2.1.B.1.3.- Recipiente con cuello de paredes entrantes y borde entrante de sección triangular. Co-mún. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglos XI (FUERTES, 2002, fig. 6.3). Siglo XII. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, lám. 12.9, 12.10). Fig. 53.3.30 Este tipo de recipientes está presente en Cercadilla desde los primeros momentos vinculado a la dominación islámica (FUERTES y GONZÁLEZ 1994a; 1994b; 1996;). También en Jaén aparece en momentos claramente emirales y califa-les (CASTILLO, 1995, 199-200, fig. 10 y 11; 1998, 55, fig. 16; PÉREZ ALVARADO, 2003, 101-102; VARGAS, 1997, fig. 4), mientras que en Sevilla se ha localizado a partir de momentos califales (HUARTE y LAFUENTE, 2001, fig. 1.3, 1.4, 1.5). Ya en 1978, Zozaya (1980a, fig. 3) presentó este tipo de jarros/as, y lo encuadró dentro del emirato y el califato. Jarros/as con este perfil se localizan en multitud de yacimientos peninsulares desde Córdoba (AA.VV., 1986, fig. 93-96; SERRANO y CASTILLO, 1992, fig. 6A; VALLEJO y ESCUDERO, 1999, fig. 11) hasta Niebla, en donde fueron fechados, en un primer momento, entre los siglos VIII-X (OLMO, 1986a, fig. 1d; FERNÁNDEZ et alii, 1990, fig. 1); a partir de la aparición de nuevas piezas carenadas se ha ampliado esa cronología a los siglos X-XI (MACÍAS y BEDIA, 1993, 59, fig. 10) e, incluso, al siglo XII - principios del XIII (GÓMEZ TOSCANO et alii, 1999, fig.5; CAMPOS et alii, 1999, fig. 4). En otras poblaciones onubenses se asocian, sin carena, a los siglos X y XI (PÉREZ MACÍAS, 2002, fig. 4). En Ba ana (Pechina, Almería) han sido fechados en un momento de transición entre los siglos IX y X (CASTILLO y MARTÍNEZ 1993c, lám. VII, XVIII), mientras que en Almería capital, se han recuperado en niveles de pleno siglo X (DOMÍNGUEZ; MUÑOZ; RAMOS, 1987, fig. 1). Se han recogido en Ceuta (FERNÁNDEZ SOTELO, 1988.III, 101-102); en Málaga (NAVARRO et alii, 1999); en Montefrío (Granada), con una cronología que abarca desde el siglo IX hasta el siglo XI (MOTOS, 1986, fig. 4.8, 4.9; 1993, fig. 8.20-28) y en Ilbira (Granada) aparecen desde momentos emirales (RODRÍGUEZ, 2003, fig. 3). Se han recuperado en Lorca (MARTÍNEZ RODRIGUEZ, 1994, fig.9) y en la misma ciudad de Murcia (NAVARRO PALAZÓN, 1986b, nº. 332, 333, 523 a 526; 1990, fig. 7.9, 7.22; MUÑOZ, 1993, 181, fig. 3; MUÑOZ y CASTAÑO, 1994, fig. 7.1, 7.2, 7.3, lám. 5). Se encuentran en la Rábita de las Dunas de Guarda-mar, en niveles claros del siglo X y de principios del XI (AZUAR et alii, 1989, 28, fig. 2; 29, fig. 3 a 5; 65, fig. 2; 70, fig. 2, 3; 84, fig. 2 y 3; 118, fig. 4), así como en otros yacimientos alicantinos, donde aparecen con una ligera carena en la zona de los hombros (GUTIÉRREZ, 1987b, fig. 2.2, 2.3; 1996a, 113-115, fig. 42). Esta forma ya fue clasificada en Mallorca como Marmitas tipo E, y ya se observó su larga perduración, desde momentos califales hasta el siglo XII (ROSSELLÓ-BORDOY, 1978a, 70, fig. 15 y 16; 1999, 20). En Ibiza se ha recuperado en los yacimientos de Puig de Molins y de la Cueva de Santa Agnes -junto a materiales paleocristianos y mozárabes- (FERNÁNDEZ, 1983, 85, 87, 88, nº. 351, 582 y 1443; KIRCHNER, 2002). Esta forma aparece también en la atalaya de Venturada, en Madrid, (CABALLERO y MATEO, 1990, fig. 5.85 y 5.120). En Cerro Pelao, en Cuenca, ha sido documentada en la segunda mitad del X y en el siglo XI (MONCO, 1987, 224), así como en Toledo (MARTÍNEZ, 1986, lám. III a VII), concretamente en las excava-ciones realizadas en el circo romano, donde ha sido fechada a finales del siglo X principios del siglo XI. Esta cronología fue más tarde rectificada y ampliada hasta los tres primeros decenios del siglo XI (MARTÍNEZ, 1990b). Jarritas tipo 1B de Cercadilla se han documentado en numerosos yacimientos de la Marca Media, abarcando una cronología muy amplia, desde el siglo X hasta el siglo XII (RETUERCE, 1998, 189-199, 213-215, fig. 145-161, 189-191). Por su parte en el Sureste de al-Andalus estas formas se prodigan desde el siglo IX hasta el siglo XII (ACIÉN et alii, 1995, 132; 2003). En Mérida aparecen asociadas al emirato (ALBA y FEIJOO, 2003, fig. 11).

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2.1.B.1.4.- Recipiente con cuello de paredes entrantes y borde exvasado, moldurado y de sección triangular. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglos XI (FUERTES, 2002, fig. 6.4). Fig. 53.4.

2.1.B.1.5.- Recipiente con cuello de paredes rectas, ligeramente entrantes, borde recto en su parte externa y engrosado y moldurado en el interior. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglos XI (FUERTES, 2002, fig. 7.1). Fig. 54.1.

2.1.B.1.6.- Recipiente con cuello recto, cilíndrico, base plana, ligeramente convexa, cuerpo globular y borde redondeado algo biselado al interior. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – prin-cipios del siglos XI (FUERTES, 2002, fig. 7.2). Fig. 54.2.

2.1.B.1.7.- Recipiente de cuello recto, cilíndrico, paredes globulares, base plana y borde redon-deado, algo engrosado. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglos XI (FUERTES, 2002, fig. 7.3, lám. 8). Siglo XII. Fig. 54.3.

2.1.B.1.8.- Recipiente con cuello, de diámetro superior a los 10 cm, de paredes rectas, ligeramente exvasadas, borde biselado hacia el interior, de sección triangular. Pieza de gran tamaño, podría in-cluirse dentro del grupo 1C, ya que probablemente posea el tamaño de un cántaro y probablemente se usara como tal, sin embargo la forma es mucho más similar a la de este grupo. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglos XI (FUERTES, 2002, fig. 7.4). Fig. 54.4.

2.1.B.1.9.- Jarro/a de cuello cilíndrico, ligeramente entrante rematado en un borde engrosado al interior de sección triangular. Existe una escotadura cerca del borde que, en cierta forma, señalaría el paso de éste al cuello. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII – IX. Fig. 55.1.

En la zona portuguesa se localizan en Almodôvar, fechadas entre los siglos VIII-XI (GUERRA y FABIAO, 1993, 98, fig. 14), en Sintra en los siglos IX y X (COELHO, Est. III. 13.14), en Moura con dos asas en los siglos X y XI (MACÍAS, 1993, fig. 9) así como en la zona del Algarve (MATOS, 1986, lám. 153). También en Cerro da Vila en Vilamoura aparece este tipo de recipientes entre los siglos IX-X (MATOS, 1991a, 439). En Lisboa se han recuperado estos ejemplares desde el siglo XI hasta el siglo XIII (GOMES, 2003, fig. 8-9), muchos de ellos decorados con motivos profilácticos. Su perdu-ración es considerable. Nos encontramos con piezas de características técnicas y morfológicas similares en el siglo XII, no solamente en Cercadilla (FUERTES, 1995), sino también en multitud de yacimientos. Así las encontramos en Setefilla, en los estratos más modernos (KIRCHNER, 1990, fig. 14.83) y en Sevilla capital en ambientes almohades y producidas en cuerda seca (LAFUENTE, 1995, 298). Se han localizado en Caños de Beca en niveles del siglo XII (CAVILLA, 1992a, fig. 18), en Jerez de la Frontera (MENÉNDEZ y REYES, 1986, lám. III; OLMO, 1986b, lám. III) y en Cádiz capital, fechadas entre los siglos XI y XII (GALLARDO et alii, 1999, fig. 6) y también en el XIII (MENÉNDEZ y RE-YES, 1985, fig. 1 y 2). En Granada aparecen con una inflexión en la zona de unión de las bases con los cuerpos –indicativo de piezas más tardías- (RODRÍGUEZ, 1999, lám. 7.3). Se han recuperado en Denia (GISBERT et alii, 1992, 151, pieza 050; AZUAR, 1991a, 261, fig. 1I1) y en otros yacimientos alicantinos (AZUAR, 1989, fig. 36, 60, 65b, 94.55-57 y 68) junto con piezas que también se fechan entre los últimos años del siglo XI hasta el siglo XII, o incluso XIII (AZUAR, 1989, fig. 50). En el Castillo de Aspe (Alicante) los ejemplares tardíos –segunda mitad del siglo XII – primera mitad del siglo XIII- se caracterizan por poseer un saliente en la zona cercana a la base (BORREGO; QUILES; SARANOVA, 1994, 66). En Alicante capital hay piezas del siglo XI (ROSSER et alii, 1994, 122) y XII (AZUAR, 1989, fig. 6.402), así como en el yacimiento de Santa Fe de Oliva (BAZZANA, 1984, 282-287, 1986b, fig. 6) y en Lorca, Murcia (NAVARRO PALAZÓN, 1986b, nº. 211, 217 a 220; 1991a, nº. 229 a 232; 1997, nº. 30-31). Entre finales del siglo XI y principios del XII se han documentado en Lérida, concretamente en Balaguer (GIRALT, 1987, fig. 2) y en Solibernat, del siglo XII con huellas de torno en la panza y dos asas (ROVIRA et alii, 1997). En Calatrava la Vieja (Ciudad Real) están en nive-les del siglo XII (RETUERCE y LOZANO, 1986a, lám. 12) En Zaragoza han sido localizadas en niveles del siglo XI (VILADES, 1986, 138, lám. IV.1 y IV.2) y en Badajoz en niveles del siglo XI y principios del siglo XII (VALDÉS, 1985, fig. 39, 81-86, 89). En el territorio portugués se han documentado, igualmente durante el período post-califal en Mértola (TORRES et alii, 1996, fig. 10; MACÍAS, 1996, fig. 4.32), en el Cerro da Vila (MATOS, 1991, 444) y en la Alcazaba de Santaren, donde sus estudiosas comentan que son piezas completamente islámicas (VIEGAS y ARRUDA, 1999). En Cidade das Rosas (Serpa), Retuerce (1986, 89, fig. 4F) muestra una pieza de características análogas a las que aquí pre-sentamos y que sitúa en el período califal, junto con otras formas que, al menos en el yacimiento de Cercadilla, aparecen solamente a partir del siglo XII, como por ejemplo los ataifores de las figuras 2A, 2B y 2C de ese trabajo. Los jarros tipo 1B se localizan, también, en yacimientos norteafricanos, asociados a los siglos X – XI (MOKRANI, 1997b, fig. 26 a 29).

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2.1.B.1.10.- Jarra de paredes muy globulares y cuello recto, corto, cilíndrico, rematado en un borde algo engrosado, de perfil triangular. Las asas parten del borde y finalizan por debajo de los hom-bros. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 55.2.

2.1.B.1.11.- Jarro/a de paredes muy globulares, de cuello entrante, corto, cilíndrico, rematado en un borde muy entrante y redondeado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 55.3.

2.1.B.1.12.- Jarra de paredes globulares, cuello cilíndrico, ligeramente entrante, sobre todo en la zona más cercana al borde que es redondeado y biselado al interior, lo que le confiere una sección triangular. La separación entre cuello y borde se realiza a través de una inflexión en las paredes. Las líneas de torno han sido muy marcadas desde la zona mesial hasta la base. Las asas parten del borde y finalizan en los hombros. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 55.4.

2.1.B.1.13.- Jarra de paredes globulares, cuello cilíndrico, ligeramente entrante, sobre todo en la zona más cercana al borde que es redondeado y suavemente biselado al interior, lo que le confiere una sección triangular. La separación entre cuello y borde se realiza a través de una inflexión en las paredes. Las líneas de torno han sido muy marcadas desde la zona mesial hasta la base. Las asas parten del borde y finalizan en los hombros. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 56.1.

2.1.B.1.14.- Jarra de cuello cilíndrico, ligeramente entrante. El borde, separado del cuello a través de una inflexión en las paredes, es engrosado al exterior y redondeado y cóncavo al interior. Co-mún. Torno. Siglo XII. Fig. 56.2.

2.1.B.1.15.- Jarra de paredes globulares carenadas en su zona más alta, cuello cilíndrico, lige-ramente entrante, sobre todo en la zona más cercana al borde que es engrosado y redondeado. Las asas parten del borde, se elevan por encima de él y finalizan por debajo de la línea de los hombros. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, lám. 12.11). Fig. 56.3.

2.1.B.1.16.- Jarra de paredes globulares altas y cuello cilíndrico, ligeramente entrante, sobre todo en la zona más cercana al borde que es engrosado al interior, con un perfil casi triangular. Común. Torno. Emiral de transición, siglo IX – principios siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, lám. 1.XXII). Fig. 57.1.

2.1.B.1.17.- Jarra de paredes globulares, cuello cilíndrico, de paredes rectas, y borde de perfil trian-gular con la arista muy marcada. Tanto el cuello como el cuerpo tienen muy marcadas las líneas del torno al interior. Las asas parten del borde, se elevan por encima de él y finalizan en los hombros. Común. Torno. Emiral de transición, siglo IX – principios siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, lám. 3.VII). Fig. 57.2.

2.1.B.1.18.- Jarra de paredes globulares, cuello cilíndrico, de paredes rectas, y borde recto y re-dondeado, suavemente biselado al interior. Sin asas. Base plana. Verde y manganeso al exterior, vidriada al interior. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI. Fig. 58.1.

2.1.B.1.19.- Jarra de paredes globulares, cuello cilíndrico, de paredes rectas, y borde recto y redon-deado, suavemente apuntado. Doble asa de apéndice, que parte y finaliza en la zona más ancha del recipiente31. Cuerda seca parcial. Torno. Abandono califal. Siglo XI. Fig. 58.2.

31 Una pieza muy parecida a nuestro tipo se ha localizado en una de las excavaciones urbanas de Lisboa y ha sido fechada en el siglo XI (BUGALHAO y FOLGADO, 2001, 62). Son almohades las localizadas en Calatrava la Vieja (Ciudad Real) (RETUERCE, 1998, 216, fig. 192-193).

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2.1.b.2.- son recipientes de cuerpos globulares y cuellos cilíndricos y exvasados, base plana, a veces ligeramente convexa.

2.1.B.2.1.- Jarra de paredes globulares, cuello cilíndrico, exvasado, rematado en un borde recto y redondeado. Base plana. Las asas parten del borde, se elevan por encima de él y finalizan en la línea de los hombros. Común. Torno. Emiral de transición, siglo IX – principios siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, lám. 3.VI). Fig. 59.1.

2.1.B.2.2.- Jarra de paredes globulares, cuello cilíndrico, exvasado, rematado en un borde recto, engrosado al interior y redondeado. Las asas parten del borde y finalizan en la línea de los hombros. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII – IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 84.4771). Fig. 59.2.

2.1.b.3.- En este grupo se engloban aquellos recipientes que presentan cuerpos globulares, aunque algo achatados, cuellos generalmente muy altos, cilíndricos y de paredes entrantes. los ejemplares com-pletos poseen bases convexas que se separan del cuerpo a través de una fuerte inflexión, o bases planas. Pueden o no estar carenados. de estarlo la carena se sitúa en el paso del cuerpo al cuello. Son ejempla-res característicos de momentos posteriores al califato omeya32.

2.1.B.3.1.- Jarra de paredes globulares, algo achatadas. La zona del paso al cuello presenta una carena muy marcada que obliga a un cambio de dirección de las paredes del cuello. Éste es largo, cilíndrico y entrante y se remata en un borde redondeado al exterior y cóncavo al interior. El paso del cuello al borde se marca a través de una inflexión. Las asas finalizan por debajo de los hombros. Base plana ligeramente convexa, separada del cuerpo a través de una marcada inflexión. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 60.1.

2.1.B.3.2.- Jarra de paredes globulares, algo achatadas. En la zona del paso al cuello se ha realizado una carena muy marcada que obliga a un cambio de dirección de las paredes del cuello. Éste es largo, cilíndrico y entrante y se remata en un borde redondeado al exterior y cóncavo al interior. El paso del cuello al borde se marca a través de una inflexión. Las asas parten del borde y finalizan por debajo de los hombros. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 60.2.

2.1.B.3.3.- Jarra de paredes globulares, algo achatadas. En la zona del paso al cuello se incorpora una carena muy marcada, que da paso al cuello. Éste es largo, cilíndrico y muy entrante y se remata en un borde redondeado al exterior y engrosado al interior lo que le confiere una sección triangular de aristas redondeadas. El paso del cuello al borde se marca a través de una ligera inflexión. Las asas parten del borde, se elevan por encima de él y finalizan por debajo de los hombros. Base sepa-rada del cuerpo a través de una marcada inflexión. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 60.3.

2.1.B.3.4.- Jarra de paredes globulares, algo achatadas que se unen con el cuello a través de una ca-rena muy marcada. El cuello es largo, cilíndrico y muy entrante y se remata en un borde apuntado y biselado al interior. Las asas parten del borde y finalizan por debajo de los hombros. Base convexa separada del cuerpo a través de una marcada inflexión. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 61.1.

2.1.B.3.5.- Jarro/a de cuello largo, cilíndrico y muy entrante que se remata en un borde recto y redondeado, algo engrosado al interior lo que le confiere una sección triangular de aristas redon-deadas. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 61.2.

32 Consideradas como almohades e incluso nazaríes en Málaga (ACIÉN; PERAL; RECIO, 1990, fig. 7). En Mad nat al Zahr ’ las han clasificado como califales (VALLEJO y ESCUDERO, 1999, fig. 11), cronología que difiere completa-mente de la propuesta por nosotros.

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2.1.B.3.6.- Jarra de paredes globulares, algo achatadas. En la zona del paso al cuello se ha reali-zado una carena que da paso al cuello. Éste es largo, cilíndrico y entrante, sobre todo en la zona del borde. Éste es entrante, con el labio redondeado y cóncavo al interior. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 61.3.

2.1.B.3.7.- Jarra de paredes globulares que se une al cuello a partir de una carena muy marcada. El cuello es alto, cilíndrico y entrante y se remata en un borde de perfil triangular al exterior y biselado al interior. El paso del cuello al borde se marca a través de una marcada inflexión. Las asas parten del borde y finalizan por debajo de los hombros. Están adornadas con una moldura en la zona donde se unen al cuerpo. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 62.1.

2.1.B.3.8.- Jarro/a de cuello largo, cilíndrico y muy entrante que se remata en un borde engrosado de sección triangular. Vidriada melada al interior y al exterior. Torno. Siglo XII. Fig. 62.2.

2.1.B.3.9.- Jarro/a de cuerpo con paredes globulares hasta la carena, a partir de ella se rehunden ligeramente y dan paso al cuello entrante rematado en un borde recto biselado al interior. Común. Torno. Emiral de transición, siglo IX – principios siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, lám. 1.XXIV). Fig. 62.3.

2.1.B.3.10.- Jarra de paredes globulares. Cuello largo, cilíndrico y entrante y se remata en un borde de perfil triangular al exterior. Base plana. Las asas parten desde la mitad del cuello y finalizan por debajo de los hombros. Vidriada melada al interior y al exterior. Torno. Abandono siglo XII33. Fig. 63.1.

2.1.B.3.11.- Jarra de paredes globulares. En la zona del paso al cuello se ha realizado una carena muy poco marcada. Éste es alto, cilíndrico y entrante y se remata en un borde recto y biselado al interior. La única asa parte del borde y finaliza por debajo de la carena. Base convexa, que se separa del cuerpo a través de una inflexión. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 63.2.

2.1.b.4.- Jarras de pequeño tamaño, cuerpos globulares, con o sin carena, cuellos cilíndricos. los ejem-plares recuperados completos poseen las bases con pie anular34. Hasta el momento todos los ejempla-res recuperados se han localizado en niveles posteriores al califato omeya.

2.1.B.4.1.- Jarra de pequeño tamaño, de paredes globulares. En la zona del paso al cuello se ha realizado una carena muy marcada. Éste es corto, cilíndrico y entrante y se remata en un borde recto y redondeado. Las asas parten del borde y finalizan por debajo de los hombros. Base con pie anular. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 64.1.

2.1.B.4.2.- Jarra de pequeño tamaño, de paredes globulares. En la zona del paso al cuello se ha rea-lizado una carena muy marcada. Éste es corto, cilíndrico y se remata en un borde recto y apuntado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 64.2.

2.1.B.4.3.- Jarra de pequeño tamaño, de paredes globulares. Cuello corto, cilíndrico y entrante, rematado en un borde recto y apuntado. Las asas parten del borde, se elevan por encima de él y finalizan por debajo de los hombros. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 64.3.

33 De Calatrava la Vieja (Ciudad Real) se conoce un ejemplar en muy buen estado que es muy similar al tipo 2.1.B.3.10 de Cercadilla, fechado en época almohade, con el solero marcado a través de una inflexión y con las asas partiendo desde los hombros (RETUERCE y LOZANO, 1986a; RETUERCE, 1998, 263). En Mértola también se conoce un tipo muy similar, aunque, como el ejemplar manchego, las asas parten de los hombros (KAHWLI, 1993, fig. 26).34 De características casi idénticas, en cuanto a la cronología, tamaño, forma e incluso color, se encuentran en la Alcazaba del Castillo de S. Jorge, en Lisboa, aunque en este caso estaban pintadas (GOMES et alii, 2001, fig. 11, nº 8).

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2.1.b.5.- Jarras de pequeño tamaño con cuerpos de paredes exvasadas, carenadas y rectas. Cuellos cilíndricos. bases de pie anular.

2.1.B.5.1.- Jarra de pequeño tamaño. Cuerpo de paredes exvasadas y doblemente carenadas, a par-tir de la primera carena las paredes continúan rectas hasta la segunda carena, que da paso al cuello. Éste es de paredes casi rectas, ligeramente entrantes, rematadas en un borde recto y redondeado. Las asas parten del borde y finalizan en la primera carena. Base con pie anular. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 64.4.

2.1.b.6.- se trata de jarros/as de pequeño tamaño de cuerpos globulares y cuellos cortos, entrantes, también globulares. bases planas o ligeramente convexas. Hasta el momento todos los ejemplares de esta variante se han localizado en el emirato.

2.1.B.6.1.- Jarra de aspecto achatado, paredes globulares, cuello corto, entrante, rematado en un borde recto, algo engrosado y redondeado. Las asas parten del borde, se elevan por encima de él y finalizan en la zona de los hombros. Común. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES y GONZÁ-LEZ, 1994b, fig. 3.1). Fig. 65.1.

2.1.B.6.2.- Jarra de paredes globulares, cuello corto, entrante, rematado en un borde recto y redondeado. Común. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994b, fig. 3.4). Fig. 65.2.

2.1.B.6.3.- Jarra de aspecto achatado, paredes globulares, cuello corto, entrante, rematado en un borde recto, redondeado y biselado al interior. Las asas parten del borde, se elevan por encima de él y finalizan en la zona de los hombros. Común. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES y GONZÁ-LEZ, 1994b, fig. 3.3, 3.5). Fig. 65.3.

2.1.B.6.4.- Jarra de aspecto achatado, paredes globulares, cuello corto, entrante, rematado en un borde recto, biselado al interior. Las asas parten del borde, se elevan por encima de él y finalizan en la zona de los hombros. Común. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994b, fig. 3.2, 3.7). Fig. 66.1.

2.1.B.6.5.- Jarra de aspecto achatado, paredes globulares, cuello corto, entrante, rematado en un borde recto, algo engrosado y redondeado. Las asas parten del borde, se elevan por encima de él y finalizan en la zona de los hombros. Común. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES y GONZÁ-LEZ, 1994b, fig. 3.8). Fig. 66.2.

2.1.B.6.6.- Jarra de aspecto achatado, paredes globulares, cuello corto, muy entrante, rematado en un borde recto, biselado al interior. Común. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994b, fig. 3.6). Fig. 66.3.

2.1.C.- Recipientes de gran tamaño con cuerpos globulares que se estrechan en las bases. Los cuellos son más anchos que los del grupo 1A. Su funcionalidad estaría en relación con el trans-porte y almacenamiento de líquidos. A este tipo de piezas se las reconoce como cántaros. Suelen tener dos asas -fig. 67.1.-35. Ya de momentos muy tempranos, desde el 2º tercio del siglo VIII, tenemos constancia del uso de cántaros –fig. 67.2- de cuerpo globular, cuello muy alto, con una gran moldura y borde exvasado.

35 Del mismo tipo se localizan igualmente en Mad nat al Zahr ’ (VALLEJO y ESCUDERO, 1999, fig. 4).

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2.1.C.1.- Cántaros con los bordes de sección triangular 36.

2.1.C.1.1.- Recipiente con cuello, de diámetro inferior a los 10 cm., de paredes exvasadas que se rematan en un borde exvasado de sección triangular. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 9.1). Fig. 68.1.

2.1.C.1.2.- Recipiente con cuello, de diámetro inferior a los 10 cm., de paredes exvasadas y borde exvasado de sección triangular ligeramente engrosado. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 9.2). Fig. 68.2.

2.1.C.1.3.- Recipiente con cuello, de diámetro inferior a los 10 cm., de paredes ligeramente exva-sadas rematadas en un borde exvasado de sección triangular algo engrosado en su interior. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 9.3). Fig. 68.3.

2.1.C.1.4.- Jarro con cuello, de diámetro superior a los 10 cm., de paredes rectas ligeramente entrantes y borde exvasado, de sección triangular. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 9.4). Fig. 68.4.

2.1.C.1.5.- Recipiente con cuello, de diámetro superior a los 10 cm., de paredes ligeramente en-trantes, borde exvasado de sección triangular con una ligera inflexión por encima del pico del borde. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 9.5). Fig. 68.5.

2.1.C.1.6.- Recipiente con cuello, de diámetro superior a los 10 cm., de paredes algo exvasadas, casi rectas, borde exvasado, de sección triangular, ligeramente caído. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 9.6). Fig. 68.6.

2.1.C.1.7.- Jarro de paredes globulares, cuello largo, de diámetro inferior a los 10 cm., de paredes rectas, más entrantes en la zona del borde que es exvasado de sección triangular. Común. Torno. La única asa parte de la zona más baja del cuello y finaliza en la zona de los hombros. Califal. Fig. 69.1.

2.1.C.1.8.- Jarro/a de cuello, de diámetro inferior a los 10 cm., de paredes entrantes y borde ex-vasado de sección triangular. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, lám. 12.4). Fig. 69.2.

2.1.C.1.9.- Jarro/a de cuello, de diámetro superior a los 10 cm., de paredes entrantes y carenadas y borde exvasado y engrosado de sección triangular. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII – IX. Fig. 69.3.

2.1.C.1.10.- Jarra de cuello, de diámetro cercano a los 10 cm., de paredes abombadas y borde exva-sado de sección triangular, con el labio casi plano. Este tipo de cántaros poseen las asas por debajo del cuello. Siglo XII. Fig. 70.1.

36 Se han documentado piezas de características similares, asociadas a los siglos IX-X, en el yacimiento almeriense de Ba ana (Pechina, Almería) (CASTILLO y MARTÍNEZ, 1993c, lám. XVIII.6). Asimismo, también se han docu-mentado en Lorca, en niveles de ocupación fechados en el siglo X (MARTÍNEZ RODRIGUEZ, 1994, fig. 8), y en Murcia capital (NAVARRO PALAZÓN, 1990a). Perfiles similares a los de este tipo se han clasificado como califales en la tipología establecida para las formas cerámicas del sureste peninsular (ACIÉN et alii, 1995, 138). En Mértola se han documentado en estratos de los siglos X-XI (KHAWLI, 1993, 72), al igual que en el Castillo Velho de Alcoutim, en el Algarve portugués (CATARINO, 1992a, lám.1.11).

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2.1.C.1.11.- Jarra de cuello, de diámetro cercano a los 10 cm., de paredes abombadas y borde exva-sado de sección triangular, moldurado en la zona más cercana al labio. Este tipo de cántaros posee las asas por debajo del cuello37. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 70.2.

2.1.C.1.12.- Jarro/a de cuello, de diámetro superior a los 10 cm., de paredes entrantes y borde exvasado de perfil triangular. Común. Torno. Emiral de transición, siglo IX – principios siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, lám. 3.XVII). Fig. 70.3.

2.1.C.1.13.- Jarro/a de cuello, de diámetro inferior a los 10 cm., de paredes entrantes y borde exvasado de perfil triangular, moldurado en la zona más cercana al labio. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII – IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 83.843). Fig. 70.4.

2.1.C.1.14.- Jarro/a de cuello, de diámetro inferior a los 10 cm., de paredes entrantes y borde exvasado, algo engrosado, de perfil triangular. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII, (FUERTES, 1995, lám. 12.1). Fig. 70.5.

2.1.C.1.15.- Jarro/a de cuello, de diámetro superior a los 10 cm., de paredes entrantes y borde exvasado de perfil triangular, moldurado en la zona más cercana al labio. Común. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994b, fig. 4.11). Fig. 70.6.

2.1.C.1.16.- Jarro/a de cuello, de diámetro inferior a los 10 cm., de paredes entrantes y borde ex-vasado de perfil triangular. Común. Torno. Siglos VII – VIII (Pre-islámico) (FUERTES y GON-ZÁLEZ, 1996, fig. 77.1610). Fig. 70.7.

2.1.C.1.17.- Jarro/a de cuello, de diámetro inferior a los 10 cm., de paredes entrantes, algo que-bradas y borde exvasado de perfil triangular. Común. Torno. Siglos VII – VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 10.160). Fig. 70.8.

2.1.C.2.- Con bordes planos en su parte superior.

2.1.C.2.1.- Recipiente con cuello, de diámetro inferior a los 10 cm., de paredes rectas, ligeramente exvasadas, borde entrante, plano, de sección semi-cuadrangular. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 10.1)38. Fig. 71.1.

2.1.C.2.2.- Recipiente con cuello, de diámetro inferior a los 10 cm., de paredes rectas, borde exva-sado, plano, ligeramente engrosado. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 10.2). Fig. 71.2.

2.1.C.2.3.- Recipiente con cuello, de diámetro superior a 10 cm., de paredes ligeramente entrantes, borde exvasado plano, ligeramente apuntado. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – prin-cipios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 10.3). Fig. 71.3.

2.1.C.2.4.- Recipiente con cuello, de diámetro superior a los 10 cm., de paredes muy exvasadas, con borde exvasado, inclinado y plano de sección cuadrangular. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 10.4). Fig. 71.4.

37 En el Monasterio de Nuestra Señora del Buen Suceso del Retamal, en Aznalcollar (Sevilla) se recuperaron jarras de las variantes 9 y 10, con los cuellos abombados, que se encuadraron en época califal (HUNT, 1999, lám. 1). A nosotros nos parecen más tardías. 38 Piezas con características similares se han recogido, en niveles del siglo XII, en Calatrava la Vieja (Ciudad Real) (RE-TUERCE, 1998, 228-230, fig. 213-214).

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2.1.C.2.5.- Jarro/a de cuello, de diámetro inferior a los 10 cm., de paredes rectas y borde exvasado y redondeado con el labio superior plano. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 71.5.

2.1.C.3.- Con bordes exvasados y engrosados.

2.1.C.3.1.- Recipiente con cuello, de diámetro superior a los 10 cm., con paredes exvasadas y borde muy engrosado. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUER-TES, 2002, fig. 11). Fig. 72.1.

2.1.C.3.2.- Jarro/a de cuello, de diámetro inferior a los 10 cm., de paredes rectas, con doble carena en la zona más cercana al borde, que no altera la dirección de las paredes y borde vuelto sobre sí mismo, de tal manera que deja libre un espacio de sección redondeada. Es posible que ese agujero permitiera el paso de una cuerda. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 72.2.

2.1.C.4.- Con bordes exvasados y caídos.

2.1.C.4.1.- Recipiente con cuello, de diámetro inferior a los 10 cm., con borde exvasado y caído. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 12.1). Fig. 72.3.

2.1.C.4.2.- Recipiente con cuello, de diámetro inferior a los 10 cm., con borde exvasado, caído, ligeramente engrosado. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 12.2). Fig. 72.4.

2.1.C.4.3.- Jarro/a de cuello, de diámetro superior a los 10 cm., de paredes entrantes y borde muy exvasado, algo engrosado y caído. Común. Torno. Emiral indeterminada, siglos VIII – IX. Fig. 72.5.

2.1.C.4.4.- Jarro de paredes globulares, cuello, de diámetro inferior a los 10 cm., de paredes entran-tes y carenadas y borde exvasado y caído. El asa parte desde la carena del cuello. Común. Torno. Abandono siglo XII39. Fig. 72.6.

2.1.C.4.5.- Jarro/a de cuello, de diámetro superior a los 10 cm., de paredes entrantes y borde ex-vasado, algo engrosado y caído. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 72.7.

2.1.C.4.6.- Jarro/a de cuello, de diámetro inferior a los 10 cm., de paredes entrantes, varias veces carenadas, sin que las carenas cumplan más función que la plenamente decorativa, con el borde exvasado, algo engrosado y caído. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 72.8.

2.1.C.4.7.- Jarro/a de cuello, de diámetro inferior a los 10 cm., de paredes entrantes, con el borde exvasado, algo engrosado y caído. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 73.1.

2.1.C.4.8.- Jarro/a de cuello, de diámetro inferior a los 10 cm., de paredes entrantes, con el borde exvasado, algo engrosado y caído. Común. Torno. Siglos VII – VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003, fig. 10.2). Fig. 73.2.

2.1.C.4.9.- Jarro/a de cuello, de diámetro superior a los 10 cm., de paredes muy exvasadas, con el borde exvasado y caído. Común. Torno. Siglos VII – VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDAL-GO, 2003, fig. 10.57). Fig. 73.3.

39 Lafuente (1999b, 213) presenta una fotografía de cántaros sevillanos almohades, que bien podían representar a este tipo de Cercadilla. Parecidos son también los cántaros de la segunda mitad del siglos XII y la primera mitad del siglo XIII del Castillo de Aspe (Alicante) (BORREGO; QUILES; SARANOVA, 1994, 54-59).

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2.1.C.4.10.- Jarro/a de cuello, de diámetro superior a los 10 cm., de paredes exvasadas, con el bor-de exvasado, algo engrosado y caído. Común. Torno. Siglos VII – VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003, fig. 10.47). Fig. 73.4.

2.1.C.4.11.- Jarro/a de cuello estrangulado, de diámetro inferior a los 10 cm., con el borde exvasa-do, caído y moldurado. Común. Torno. Siglos VII – VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDAL-GO, 2003, fig. 10.59). Fig. 73.5.

2.1.C.4.12.- Jarro/a de cuello, de diámetro inferior a los 10 cm., de paredes entrantes, con el bor-de exvasado, engrosado y caído. Común. Torno. Siglos VII – VIII (Pre-islámico) (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 77.1401). Fig. 73.6.

2.1.C.4.13.- Jarro/a de cuello, de diámetro superior a los 10 cm., de paredes entrantes, con el borde exvasado, engrosado y caído, con el labio moldurado. Común. Torno. Emiral de transición, siglo IX – principios siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, lám. 3.XIX). Fig. 73.7.

2.1.C.4.14.- Jarro/a de cuello, de diámetro superior a los 10 cm., de paredes entrantes, con el borde exvasado, engrosado y caído. Común. Torno. Emiral de transición, siglo IX – principios siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, lám. 3.XX). Fig. 73.8.

2.1.C.4.15.- Jarra de cuello largo, de diámetro inferior a los 10 cm., de paredes rectas, varias veces molduradas, con el borde muy exvasado y caído. Común. Torno. Abandono XII. Fig. 73.9.

2.1.C.5.- Cántaros con los bordes rectos y carenados, lo que les da un aspecto de “pico de pato”. los cue-llos pueden ser entrantes o, incluso, abombados. Son característicos del siglo XII.

2.1.C.5.1.- Jarro/a de cuello, de diámetro inferior a los 10 cm., de paredes entrantes, con el borde muy exvasado y carenado. A partir de la carena las paredes del borde continúan rectas y se rematan en un labio redondeado. El aspecto es de “pico de pato”. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 74.1.

2.1.C.5.2.- Jarra de cuello, de diámetro superior a los 10 cm., de paredes entrantes, con doble care-na, que enmarca a una escotadura en la zona más cercana al borde. Éste es exvasado y carenado. A partir de la carena las paredes del borde continúan exvasadas y se rematan en un labio redondeado. El aspecto es de “pico de pato”. Las asas parten por debajo del borde y finalizan en la zona más baja del cuello. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 74.2.

2.1.C.5.3.- Jarra de cuello, de diámetro superior a los 10 cm., de paredes abombadas, con doble carena, que enmarca a una escotadura en la zona más cercana al borde. Éste es exvasado y carenado. A partir de la carena las paredes del borde continúan rectas y se rematan en un labio redondeado. El aspecto es de “pico de pato”. Las asas parten por debajo del borde y finalizan en la zona más baja del cuello. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 74.3.

2.1.C.5.4.- Jarra de cuello, de diámetro inferior a los 10 cm., de paredes casi rectas, aunque ligera-mente entrantes, con doble carena, que enmarca a una escotadura en la zona más cercana al borde. Éste es exvasado y carenado. A partir de la carena las paredes del borde continúan exvasadas y se rematan en un labio entrante y redondeado. El aspecto es de “pico de pato”. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 75.1.

2.1.C.5.5.- Jarra de cuello, de diámetro superior a los 10 cm., de paredes abombadas, con doble carena, que enmarca a una escotadura en la zona más cercana al borde. Éste es exvasa-do y carenado. A partir de la carena las paredes del borde continúan exvasadas y se rematan

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en un labio redondeado, con un suave bisel al exterior. El aspecto es de “pico de pato”. Las asas parten por debajo del borde y finalizan en la zona más ancha del cuello. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 75.2.

2.1.C.6.- Cántaros con bordes carenados. la carena les cambia la dirección del borde.

2.1.C.6.1.- Jarro/a de cuello, inferior a los 10 cm., que se abre en la boca, superando esa anchura. El cuello es entrante y el borde exvasado y carenado. Desde la carena el borde cambia de dirección y continúa recto con el labio redondeado. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUER-TES, 1995, lám. 12.2). Fig. 75.3.

2.1.C.6.2.- Jarro/a de cuello, inferior a los 10 cm., entrante y el borde exvasado y carenado. Desde la carena el borde cambia de dirección y continúa entrante rematado en un labio redondeado. Común. Torno. Emiral de transición, siglo IX – principios siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, lám. 3.XVI). Fig. 75.4.

2.1.C.7.- bordes con doble carena.

2.1.C.7.1.- Jarro/a de cuello, de diámetro cercano a los 10 cm., de paredes exvasadas y borde exva-sado con doble carena. Desde la primera carena el borde continúa con las paredes rectas hasta la segunda carena que se hacen entrantes, rematándose en un labio apuntado. La boca es más ancha que el cuello, que es entrante. Común. Torno. Emiral de transición, siglo IX – principios siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, lám. 3.XVIII). Fig. 75.5.

2.1.C.8.- Cuello entrante.

2.1.C.8.1.- Jarro de paredes globulares, cuello, de diámetro superior a los 10 cm., de paredes en-trantes rematadas en un borde recto con el labio redondeado. El asa parte por debajo del borde y finaliza en la zona más ancha de la vasija. Común. Torno lento. Base plana. Siglos VII – VIII (Pre-islámico). Fig. 76.1.

2.1.C.8.2.- Jarro/a de cuello, de diámetro superior a los 10 cm., de paredes entrantes rematadas en un borde exvasado y redondeado. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 76.2.

2.1.C.9.- Cuello exvasado y borde redondeado.

2.1.C.9.1.- Jarro de paredes globulares, cuello, de diámetro inferior a los 10 cm., de paredes exvasa-das rematadas en un borde recto y redondeado. El asa parte del borde, se eleva por encima de él y finaliza en los hombros del recipiente. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 77.1.

2.1.C.9.2.- Jarro/a de cuello exvasado, borde exvasado, de paredes rectas con el labio redondeado. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 77.2.

2.1.D.- Jarras de boca circular, muy similares a las del grupo 1B, aunque presentan como particu-laridad un filtro interno en la zona de unión del cuello con el cuerpo.

2.1.d.1.- Cuerpo globular, cuello cilíndrico, entrante rematado en un borde recto. las asas parten de la línea de unión entre el cuello y el cuerpo y, haciendo un giro de casi 360º, finalizan inmediatamente por debajo de donde parten. Pie anular bajo y ancho. El único ejemplar completo localizado hasta el

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momento posee en las dos asas sendos apéndices decorativos40. Filtro interno en la zona de unión del cuello con el cuerpo. Cuerda seca parcial. Torno. Siglo XI. Fig. 78.1.

2.1.d.2.- Cuerpo globular carenado, cuello cilíndrico y exvasado. las asas parten desde la mitad del cuello y finalizan en la carena. Pie anular bajo y ancho. Filtro interno en la zona de unión del cuello con el cuerpo. Común. Torno. Abandono siglo XII41. Fig. 78.2.

2.1.E.- Jarros/as de cuellos exvasados y bordes redondeados.

2.1.E.1.- Con cuellos estrechos y bordes exvasados y redondeados.

2.1.E.1.1.- Recipiente de cuello estrecho y borde redondeado. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 13.1). Fig. 79.1.

2.1.E.1.2.- Recipiente de cuello estrecho, borde redondeado y labio ligeramente apuntado. Co-mún. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 13.2). Fig. 79.2.

2.1.E.1.3.- Recipiente de cuello estrecho, borde redondeado y moldurado. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 13.3). Fig. 79.3.

2.1.E.1.4.- Recipiente de cuello estrecho, borde redondeado y engrosado. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 13.4). Fig. 79.4.

2.1.E.1.5.- Recipiente de paredes muy estrechas y globulares, base plana y borde redondeado. Con una sola asa. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 13.5, lám. 9). Fig. 79.5.

2.1.E.1.6.- Jarro/a de cuerpo globular, cuello exvasado y borde recto y redondeado, ligeramente biselado al interior. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 79.6.

2.1.E.2.- Con cuellos muy exvasados y bordes redondeados.

2.1.E.2.1.- Recipiente de gran tamaño de cuello exvasado que finaliza en un borde redondea-do biselado hacia el interior. El cuello se ha decorado con tres molduritas. Vidriada en verde al exterior e interior. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 13.6). Fig. 79.7.

2.1.E.3.- Con cuellos exvasados y engrosados.

2.1.E.3.1.- Jarro/a de cuerpo globular, cuello exvasado, engrosado y borde recto y redondeado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 80.1.

2.1.E.4.- Con cuellos estrangulados y bordes exvasados.

2.1.E.4.1.- Jarro de paredes rectas, ligeramente carenadas en la zona más alta que se hacen

40 Apéndices en las asas poseen los ejemplares zaragozanos de los siglo X-XI (MOSTALAC, 1990, fig. 4c). En Córdoba se recuperó al menos otra pieza con apéndices en las asas pero sin filtro interno, fabricada en cuerda seca (MORENO y COSTA, 1990, fig. 5.1). 41 La morfología de este tipo recuerda a piezas valencianas almorávides, de la primera mitad del siglo XII, no carenadas (AZUAR, 1992c, 348-349).

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entrantes. El cuello estrangulado y da paso a un borde exvasado y redondeado. Común. Torno. Siglos VII – VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 10.173). Fig. 80.2.

2.1.f.- Recipientes con cuellos más o menos rectos, y bordes rectos y redondeados.

2.1.F.1.- recipientes con cuello, ligeramente exvasado y borde recto y redondeado.

2.1.F.1.1.- Recipiente de cuello recto, algo exvasado en la zona cercana al borde que es redondeado. Vidriada en color melado al exterior e interior. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 14.1). Fig. 81.1.

2.1.F.1.2.- Recipiente con cuello recto, ligeramente exvasado rematado en un borde recto y re-dondeado algo biselado hacia el interior. Vidriada en verde al exterior e interior. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 14.2). Fig. 81.2.

2.1.F.1.3.- Recipiente con cuello recto, ligeramente exvasado, con borde recto, ligeramente en-trante, redondeado y con una pequeña moldura en el interior. El cuello se diferencia del cuerpo, de paredes rectas, a través de un evidente estrechamiento. Vidriada en color melado al exterior e interior. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 14.3). Fig. 81.3.

2.1.F.1.4.- Recipiente con cuello recto y borde recto y redondeado con un suave bisel al interior. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 14.4). Fig. 81.4.

2.1.F.1.5.- Recipiente con cuello recto y borde recto, ligeramente exvasado y redondeado, con una moldura al exterior. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUER-TES, 2002, fig. 14.5). Fig. 81.5.

2.1.F.1.6.- Pieza de cuerpo y cuello cilíndricos. Este último con las paredes ligeramente exvasadas y borde recto y redondeado. La separación entre ambas zonas se lleva a cabo a través de un estre-chamiento y una marcada carena. Base plana. Solo posee un asa42. Común. Torno. Califal, media-dos del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 14.6, lám. 10). Fig. 81.6.

2.1.F.1.7.- Jarro de paredes globulares cuello recto rematado en un borde recto y redondeado. Base plana. El asa parte del borde, se eleva por encima de él y finaliza en el hombro. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 81.7.

2.1.F.1.8.- Jarro/a de cuello recto, doblemente moldurado rematado en un borde recto y redondea-do, biselado al interior. Cuerda seca parcial. Torno. Siglo XII. Fig. 81.8.

2.1.F.1.9.- Jarro/a de paredes globulares, cuello exvasado, rematado en un borde recto, algo engro-sado y redondeado, ligeramente biselado al interior. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 82.1.

2.1.F.1.10.- Jarro de paredes globulares cuello recto rematado en un borde recto y redondeado. Base plana. El asa parte del borde, se eleva por encima de él y finaliza en el hombro. Común. Torno. Emiral indeterminada, siglos VIII – IX. Fig. 82.2.

42 Un pequeño jarro con estas características se conoce en Mad nat al Zahr ’ (ROSSELLÓ-BORDOY, 1995b, lám. 104).

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2.1.F.1.11.- Jarro/a de cuello recto, ligeramente exvasado, con varios salientes decorativos, remata-do en un borde que es recto y redondeado. Vidriado. Emiral, siglo IX. Fig. 82. 3.

2.1.F.1.12.- Jarro de paredes globulares, cuello cilíndrico ligeramente exvasado, rematado en un borde recto y redondeado, con el labio suavemente apuntado. Base plana. Común. Torno. Califal. Fig. 82.4.

2.1.F.1.13.- Jarro de paredes globulares, cuello cilíndrico exvasado, rematado en un borde recto, algo engrosado y redondeado. La unión del cuello con el cuerpo se resalta con una doble carena. Vidriado melado al exterior y al interior. Torno. Emiral, siglo IX. Fig. 82.5.

2.1.F.1.14.- Jarro/a de cuello de paredes carenadas rematadas en un borde ligeramente exvasado y redondeado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 82.6.

2.1.F.2.- recipientes con cuellos rectos, ligeramente entrantes.

2.1.F.2.1.- Recipiente con cuello recto, ligeramente entrante (sobre todo en la zona cercana al borde) con borde recto, redondeado, algo engrosado al interior. Vidriada en verde al exterior y al interior. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 14.7). Fig. 82.7.

2.1.F.2.2.- Recipiente con cuello recto, ligeramente entrante y borde recto, redondeado, algo bi-selado al interior. Vidriada en color melado al exterior y al interior. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 14.8). Fig. 82.8.

2.1.F.3.- Jarritas de paredes globulares, cuello, recto, ligeramente exvasado, sobre todo en la zona más cercana al borde que es redondeado. Pie anular. Esta variante se ha recuperado en niveles del siglo XII. Fig. 83.1.

2.1.F.3.1.- Jarrita de paredes globulares, molduradas en la zona más cercana a la base. El cuello es recto, ligeramente exvasado, sobre todo en la zona más cercana al borde que es recto y redondea-do. Base anular. Las asas parten desde la mitad del cuello y finalizan por debajo de la línea de los hombros. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 83.2.

2.1.F.3.2.- Jarrita de paredes globulares. El cuello es recto, ligeramente exvasado, sobre todo en la zona más cercana al borde que es recto, algo engrosado al interior y redondeado. Las asas parten desde la unión del cuello con el cuerpo. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 83.3.

2.1.F.3.3.- Jarrita de paredes globulares, molduradas en la zona más cercana al cuello. Éste es lige-ramente exvasado, sobre todo en la zona más cercana al borde que es recto y redondeado. Las asas parten desde la mitad del cuello. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 83.4.

2.1.F.3.4.- Jarrita de paredes globulares. El cuello es recto, ligeramente exvasado, sobre todo en la zona más cercana al borde que es recto y redondeado. Las asas parten desde la mitad del cuello. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 83.5.

2.1.F.3.5.- Jarrita de paredes globulares. El cuello es recto, ligeramente exvasado, sobre todo en la zona más cercana al borde que es recto y redondeado, ligeramente biselado al interior. Base anular. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 83.6.

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2.1.F.4.- Jarra de cuerpo globular, base plana, cuello recto y borde recto y redondeado.

2.1.F.4.1.- Jarra de cuerpo globular, base plana, cuello largo y recto y borde recto y redondeado. La zona de unión entre el cuerpo y el cuello se ha resaltado con dos carenas decorativas. Las asas par-ten de la carena más alta y finalizan en los hombros del recipiente. Esta unión ha quedado resaltada a través de un baquetón. Común. Torno. Este recipiente se ha localizado en un estrato contempo-ráneo. Sin embargo, su situación en el yacimiento –en el edificio de doble cabecera absidada una vez que éste se ha reconvertido en centro de culto cristiano (HIDALGO, 2000; 2002; 2005) sobre niveles de necrópolis tardoantigua- y sus características morfológicas43 y decorativas44, nos inclinan a fecharla en un momento avanzado de la tardoantigüedad. Fig. 83BIS.1.

2.1.G.- Jarros/as con cuellos exvasados y bordes exvasados y caídos.

2.1.G.1.- recipientes con cuellos exvasados y bordes caídos de sección triangular.

2.1.G.1.1.- Recipiente de cuello ligeramente exvasado y borde caído de sección triangular. Co-mún. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 15.1). Fig. 84.1.

2.1.G.1.2.- Recipiente de paredes exvasadas algo entrantes en la zona del borde que es exvasado y caído, de sección triangular. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 15.2). Fig. 84.2.

2.1.G.2.- recipientes con cuellos exvasados y bordes desarrollados y caídos.

2.1.G.2.1.- Recipiente con cuello exvasado y borde muy exvasado y caído. Verde y manganeso al exterior. Vidriado melado al interior. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 15.3). Fig. 84.3.

2.1.H.- Jarros/as de paredes entrantes.

2.1.H.1.- Jarros/as de paredes entrantes y bordes redondeados.

2.1.H.1.1.- Recipiente de paredes entrantes y borde redondeado, ligeramente biselado hacia el interior. La pieza presenta un baquetón que separa la zona del cuerpo con la del cuello. Verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 16.1). Fig. 85.1.

2.1.H.1.2.- Recipiente de paredes entrantes y borde biselado al interior. En la zona cercana al bor-de la pieza presenta una moldura. Vidriado verde al interior y al exterior. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 16.2). Fig. 85.2.

43 El aspecto de la pieza nos recuerda las jarritas CA 1145-1 y CA 1145-2, localizadas en Valencia en el relleno de la Cár-cel de San Vicente, junto con otros recipientes cuya cronología no es inferior a 550 d. C y con cuencos de pitorro de circa 600-700 (PASCUAL; RIBERA; ROSSELLÓ, 2003, fig. 11) Entre los siglos VII y VIII se ha fechado la segunda fase de la necrópolis del área episcopal en dónde se han recuperado jarritas que se asemejan y mucho, a otras de yacimientos italianos de los siglos VI y VII y que recuerdan, en cierta medida a la nuestra (ítem, fig. 12 y 13). También en Cartagen se han recuperado jarros muy similares al cordobés, fechados entre los siglos VI y VII (MURICA y GUILLERMO, 2003, Fig. 5.31, 5.34, 5.36 y 5.37).44 Vid. Capítulo III.

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2.1.I.- Jarros/as de bordes de sección triangular.

2.1.I.1.- Jarros/as de cuellos exvasados y bordes de perfil triangular.

2.1.I.1.1.- Recipiente con cuello exvasado y borde muy exvasado de perfil triangular. Común. Tor-no. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 17.1). Fig.86.1.

2.1.I.1.2.- Recipiente con cuello exvasado (con un saliente en todo el perímetro del cuello) y borde exvasado de perfil triangular algo engrosado. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – prin-cipios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 17.2). Siglo XII. Fig. 86.2.

2.1.I.1.3.- Jarro/a de cuello exvasado rematado en un borde exvasado, de perfil triangular, muy aguzado en su extremo. Vidriado melado al interior y al exterior. Torno. Siglo XII. Fig. 86.3.

2.1.I.2.- Jarros/as con cuellos entrantes y bordes exvasados de perfil triangular.

2.1.I.2.1.- Recipiente de paredes ligeramente entrantes, que se exvasan el la zona más cercana al borde, que es algo engrosado y de sección triangular. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 17.3). Fig.86.4.

2.1.I.3.- Jarros/as con cuellos rectos y bordes exvasados de perfil triangular.

2.1.I.3.1.- Jarro de cuerpo globular, cuello recto rematado en un borde exvasado, de perfil triangu-lar. El asa parte desde la mitad del cuello. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 86.5.

2.1.J.- Contamos con una sola pieza de este tipo. Jarro/a de pequeño tamaño con cuello de paredes exvasadas y borde exvasado de sección triangular con resalte en la zona superior. Vidriada verde al exterior y al interior. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 18). Fig. 87.1.

2.1.K.- Jarros/as de boca circular con los bordes muy engrosados.

2.1.K.1.- Jarros/as de boca circular, de cuellos exvasados, con los bordes muy engrosados de sección triangular.

2.1.K.1.1.- Contamos con una sola pieza de este tipo. Jarro/a con cuello de paredes muy exvasadas y borde muy engrosado de sección ligeramente triangular. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 19). Fig. 87.2.

2.1.K.2.- Jarros/as de boca circular, de cuellos rectos, con los bordes muy engrosados de sección triangular.

2.1.K.2.1.- Jarro/a de boca circular, de cuello recto, rematado en un borde muy exvasado y engro-sado y redondeado. Cóncavo al interior. Común. Torno. Emiral, siglo IX. Fig. 87.3.

2.1.L.- Jarros/as con los bordes con el labio plano.

2.1.l.1.- Jarros/as con los cuellos rectos y bordes con los labios planos.

2.1.L.1.1.- Jarro/a con el cuello de paredes rectas, ligeramente entrantes y borde lenticular, casi plano en su parte superior. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 20). Fig. 88.1.

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2.1.l.2.- Jarros/as con los cuellos entrantes y bordes con los labios planos.

2.1.L.2.1.- Jarro/a con el cuello entrante y borde exvasado, redondeado al exterior y con el labio superior plano. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 88.2.

2.1.L.2.2.- Jarro/a de cuerpo de paredes globulares, con el cuello entrante y borde exvasado, redon-deado al exterior y con el labio superior plano. El borde, aunque exvasado aunque exvasado, está inclinado hacia el interior. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 88.3.

2.1.L.2.3.- Jarro/a con el cuello entrante y borde exvasado, redondeado al exterior y con el labio superior plano y moldurado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 88.4.

2.1.M.- Piezas con bordes biselados al interior.

2.1.m.1.- Piezas de cuellos cilíndricos, altos y estrechos rematados en bordes biselados al interior.

2.1.M.1.1.- Recipiente con cuello de paredes rectas, estrechas y borde biselado al interior. Co-mún. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 21.1). Fig. 89.1.

2.1.M.1.2.- Recipiente con cuello cilíndrico, de paredes estrechas, ligeramente exvasadas y borde algo engrosado, biselado al interior. La pieza aquí tipificada conserva el arranque de una única asa que parte del borde y se eleva por encima de él. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – mediados del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 21.2). Fig. 89.2.

2.1.N.- Poseemos una sola pieza de este tipo. Se trata de un jarro de paredes rectas, solero plano, cuello cilíndrico, moldurado y borde exvasado de sección triangular. Vidriada en verde al exterior y al interior. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 22). Fig. 90.1.

2.1.Ñ.- Se trata de jarros (algunos de los recipientes no tienen asa), de paredes muy globulares muy cortos, soleros planos, cuellos cortos y un pitorro en el lado contrario al del asa (en caso de que exista). Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI. Fig. 91.2.

2.1.Ñ.1. Piezas de paredes globulares, solero plano, cuello recto y borde recto y redondeado. En uno de sus laterales se ha modelado un pitorro destinado a la salida del continente. no tiene asa. Común. Tor-no. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 23). Fig. 91.1.

2.1.O.- Jarros/as de cuellos moldurados.

2.1.O.1.- de cuello moldurado y borde exvasado.

Asociado a esta variante conocemos un ejemplar casi completo de época emiral, de cuerpo muy globular, cuello doblemente moldurado aunque de paredes rectas, aunque desconocemos la forma del borde. El recipiente tenía un asa que finalizaba en la zona de los hombros. Común. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994b, fig. 4.3). Fig. 92.1.

2.1.O.1.1.- Recipiente con cuello moldurado, ligeramente exvasado, con un ensanchamiento en la zona más cercana al borde que es exvasado y redondeado. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 24). Fig. 92.2.

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2.1.P.- Recipientes de paredes rectas, exvasadas o no, que en la zona más, alta y a través de una carena, dan paso a un cuello recto rematado en un borde recto.

2.1.P.1.- Jarros/as de paredes rectas con tendencia al exvasamiento.

2.1.P.1.1.- Jarro de paredes ligeramente exvasadas, completamente rectas, que en la zona más alta, a partir de una acusada carena, se retraen para hacer el cuello, también de paredes rectas, rematado en un borde recto y redondeado, ligeramente apuntado. El asa parte desde la carena. El paso a la base, que desconocemos como sería, se resalta con una carena. Vidriado melado al exterior y al interior. Torno. Siglo XII. Fig. 93.1.

2.1.P.2.- Jarros/as de paredes rectas, ligeramente entrantes.

2.1.P.2.1.- Jarro de paredes ligeramente entrantes, completamente rectas, que en la zona más alta, a partir de una acusada carena, se retraen para hacer el cuello, también de paredes rectas, rematado en un borde recto muy apuntado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 93.2.

2.1.q.- Jarros/as de cuellos entrantes. Los cuerpos suelen ser globulares y las bases planas o lige-ramente convexas.

2.1.Q.1.- Jarros/as de cuellos entrantes y bordes rectos.

2.1.Q.1.1.- Jarro de cuerpo globular, cuello entrante y borde recto y redondeado. El asa parte de la zona más baja del cuello y finaliza en la zona de los hombros. Base plana. Común. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994b, fig. 4.4). Fig. 94.1.

2.1.Q.1.2.- Jarro/a de cuello entrante, borde recto y redondeado. Común. Torno. Siglo XII. Fig.94.2.

2.1.Q.1.3.- Jarro de cuerpo globular, cuello entrante y borde recto y redondeado. El asa parte de la zona más baja del cuello y finaliza por debajo de la línea de los hombros. El cuerpo se estrecha mucho a medida que se acerca a la base que es plana. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 94.3.

2.1.R.- Jarras de pequeño y mediano tamaño, muy anchas, de paredes globulares en la zona más cercana a la base y entrantes en la zona más cercana al cuello que puede estar carenado. Doble asa. La base es plana45.

2.1.r.1.- Jarra de mediano tamaño. Cuerpo muy globular y entrante. Cuello cilíndrico. doble asa. base plana.

2.1.R.1.1.- Jarra de mediano tamaño. Desde la base hasta la mitad del recipiente el cuerpo es muy globular. A partir de esa zona media, las paredes continúan entrantes hasta una carena que da paso a los hombros, aún más entrantes Desde aquí el cuello es largo, de paredes rectas y cilíndricas, y se remata en un borde recto biselado al interior con el labio muy aguzado. Base plana. Las asas parten de la carena de los hombros y finalizan por encima de la zona más ancha del recipiente. Común. Torno. Siglo XII (por similitudes tipológicas con la subvariante 2.1.R.1.2). Fig. 95.1.

45 Los dos recipientes que presentamos como variantes no se localizaron en Cercadilla, si bien, las subvariantes sí proceden del yacimiento. No obstante hemos considerado oportuno incluir tales piezas por ser formas raras que, al no aparecer con el perfil completo en nuestro yacimiento pueden dar a entender una morfología distinta de la real. Desde aquí queremos agradecer a D. Manuel Gómez Luna, haber puesto a nuestra disposición estos dos ejemplares.

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2.1.R.1.2.- Jarra de mediano tamaño. Desde la base hasta la mitad del recipiente el cuerpo es glo-bular. A partir de esa zona media, las paredes continúan entrantes hasta la carena que da paso a los hombros, aún más entrantes Desde aquí el cuello es cilíndrico, de paredes entrantes y se remata en un borde recto biselado al interior con el labio muy aguzado. Las asas parten desde la carena de los hombros. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 95.2.

2.1.r.2.- Jarra de pequeño o mediano tamaño. Cuerpo muy globular y entrante. Cuello cilíndrico rehundido. doble asa. base plana.

2.1.R.2.1.- Jarra de pequeño tamaño. Desde la base hasta la mitad del recipiente el cuerpo es muy globular. A partir de esa zona media, las paredes continúan entrantes hasta la carena que da paso al cuello. Éste es corto, con las paredes rehundidas rematadas en borde ligeramente exvasado y biselado al interior. Base plana. Las asas parten de la carena de los hombros y finalizan en la zona más ancha del recipiente. Común. Torno. Siglo XII (por similitudes tipológicas con el resto de subvariantes). Fig. 96.1.

2.1.R.2.2.- Jarra de mediano tamaño. El cuerpo posee las paredes globulares desde la zona mesial del recipiente hasta la base. A partir de esa zona media, las paredes continúan en-trantes hasta la carena que da paso al cuello. Éste es corto, con las paredes rehundidas rematadas en borde ligeramente exvasado, algo engrosado al interior. Las asas parten de la carena de los hombros y finalizan en la zona más ancha del recipiente. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 96.2.

2.1.R.2.3.- Jarra de mediano tamaño. Desde la base hasta la mitad del recipiente el cuerpo es muy globular. A partir de esa zona media, las paredes continúan entrantes hasta la carena que da paso al cuello. Éste es corto, con las paredes rehundidas rematadas en borde ligeramente exvasado y redondeado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 97.1.

2.1.R.2.4.- Jarra de pequeño tamaño. Desde la base hasta la mitad del recipiente el cuerpo es glo-bular. A partir de esa zona media, las paredes continúan ligeramente entrantes hasta la carena que da paso al cuello. Éste es corto, con las paredes rehundidas rematadas en borde ligeramente exva-sado y redondeado. Las asas parten de la carena de los hombros y finalizan en la zona más ancha del recipiente. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 97.2.

2.1.R.2.5.- Jarra de mediano tamaño. Desde la mitad del recipiente hasta la carena que da paso al cuello, las paredes son entrantes. El cuello es corto, con las paredes rehundidas rematadas en borde ligeramente exvasado y redondeado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 97.3.

Tipo 2.- Boca trilobulada. ■

2.2.A.- Cántaros.

Los que aquí estudiamos son aquellos jarros/as cuya funcionalidad debió estar directamente relacionada con el transporte de líquidos. Nos referimos evidentemente a los cántaros, que al igual que los del tipo 1C son formas de gran tamaño, con una altura que oscila en torno a los 40 cm. y cuerpos globulares que sufren un fuerte estrechamiento en la zona de la base, que es plana, a veces ligeramente convexa (la estabilidad se compensaría al utilizar algún tipo de soporte para su sujeción). Los cuellos también son estrechos, al igual que las bocas, que en

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estos casos son trilobuladas. Los cántaros, ya sean de boca circular como trilobulada, poseen una morfología muy similar a lo largo de la historia, como podemos observar al comparar los recipientes preislámicos (fig. 103.1), con los emirales (fig. 107.4), los califales (fig. 98.1) o con los del siglo XII (fig. 99.1, 100.1, 108.1). Las piezas se han tipificado por la forma de los bordes. Sólo cuentan con un asa.

2.2.a.1.- Cántaros de bordes moldurados.

2.2.A.1.1.- Jarro con cuello de paredes exvasadas y borde moldurado, ligeramente apuntado. Co-mún. Torno. Emiral de transición, siglo IX – principios siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, lám. 3.XXI). Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 26.1). Fig. 102.1.

2.2.A.1.2.- Jarro con cuello de paredes exvasadas y borde moldurado. Común. Torno. Emiral de transición, siglo IX – principios siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, lám. 3. XXII). Cali-fal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 26.2). Fig. 102.2.

2.2.A.1.3.- Jarro con cuello de paredes exvasadas y borde engrosado y moldurado. Común. Tor-no. Emiral de transición, siglo IX – principios siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, lám. 3. XXVIII). Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 26.3). Fig. 102.3.

2.2.A.1.4.- Jarro con cuello exvasado y borde con doble moldura. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 26.4). Fig. 102.4.

2.2.A.1.5.- Jarro de cuello ligeramente exvasado y borde recto y moldurado en el labio. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI. Fig. 102.5.

2.2.A.1.6.- Jarro de paredes globulares, cuello entrante y borde exvasado y moldurado. El asa parte del borde, se eleva por encima de él y finaliza en los hombros. Base plana. Común. Torno. Siglos VII – VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 11.174). Fig. 103.1.

2.2.A.1.7.- Jarro de cuello entrante y borde exvasado y moldurado, algo caído. Común. Torno. Si-glos VII – VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 11.92). Fig. 104.1.1.

2.2.A.1.8.- Jarro de cuello entrante y borde exvasado y moldurado. Común. Torno. Siglos VII – VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 11.12). Fig. 104.2.

2.2.A.1.9.- Jarro de paredes globulares, cuello entrante y borde exvasado y moldurado. El asa parte del borde y se eleva por encima de él. Común. Torno. Siglos VII – VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003, fig. 11.16). Emiral indeterminado, siglos VIII-IX (FUERTES y GONZÁ-LEZ, 1996, fig. 84.4782). Fig. 104.3.

2.2.A.1.10.- Jarro de cuello entrante y borde exvasado y moldurado. Por debajo del borde se ha efectuado una doble moldura. Común. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994b, fig. 5.6). Fig. 104.4.

2.2.A.1.11.- Jarro de cuello entrante y borde exvasado, algo engrosado y con una moldura cerca del labio. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 104.5.

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2.2.A.1.12.- Jarro de cuello entrante y borde exvasado, suavemente moldurado. Común. Torno. Siglo XII – principios del siglo XIII (FUERTES, 1995, 269, lám. 12.5). Fig. 104.6.

2.2.A.1.13.- Jarro de cuello entrante y borde exvasado y moldurado. Común. Torno. Siglo XII – principios del siglo XIII (FUERTES, 1995, 269, lám. 12.6). Fig. 104.7.

2.2.a.2.- Cántaros con bordes entrantes de sección triangular.

2.2.A.2.1.- Pieza de cuello exvasado y borde entrante de sección triangular. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 27). Fig. 105.1.

2.2.a.3.- Cántaros con bordes engrosados.

2.2.A.3.1.- Pieza de cuello exvasado y borde muy engrosado con ligera sección triangular. Co-mún. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 28.1). Fig. 105.2.

2.2.A.3.2.- Pieza de cuello exvasado y borde engrosado y redondeado. Común. Torno. Califal, me-diados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 28.2). Fig. 105.3.

2.2.A.3.3.- Jarro de cuello entrante y borde exvasado, engrosado y redondeado. Común. Tor-no. Emiral indeterminado, siglos VIII-IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 84.4189). Fig. 105.4.

2.2.A.3.4.- Jarro de cuello entrante y borde exvasado, engrosado y redondeado. Común. Torno. Siglo XII – principios del siglo XIII (FUERTES, 1995, 269, lám. 12.8). Fig. 105.5.

2.2.a.4.- Cántaros de bordes caídos.

2.2.A.4.1.- Pieza con cuello exvasado y borde muy exvasado ligeramente caído. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 29). Fig. 106.1.

2.2.A.4.2.- Jarro de cuello entrante y borde exvasado, algo engrosado y caído. Cerca del borde se ha realizado un baquetón. El asa parte del borde y se eleva por encima de él. Común. Torno. Emiral in-determinado, siglos VIII-IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 84.2462, 84.2461). Fig. 106.2.

2.2.A.4.3.- Jarro de cuerpo globular, cuello entrante y borde exvasado, engrosado y caído. Común. Torno. Emiral, siglos VIII – IX. Fig. 106.3.

2.2.A.4.4.- Jarro de cuello ligeramente entrante, rematado en un borde exvasado, engrosado y caí-do. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 106.4.

2.2.a.5.- Cántaros de cuellos exvasados y bordes redondeados 46.

2.2.A.5.1.- Pieza de cuello exvasado y borde redondeado. Común. Torno. Emiral de transición, si-glo IX – principios siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, lám. 3.XXIV). Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 30.1). Fig. 107.1.

46 Piezas similares a éstas se han presentado como califales en la tipología cerámica elaborada para el sureste peninsular (ACIÉN et alii, 1995, 138).

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2.2.A.5.2.- Pieza de cuello exvasado y borde exvasado y redondeado. Común. Torno. Califal, me-diados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 30.2). Fig. 107.2.

2.2.A.5.3.- Jarro de cuello entrante y borde exvasado y redondeado. El asa parte del borde. Co-mún. Torno. Siglos VII – VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 11.102). Fig. 107.3.

2.2.A.5.4.- Jarro de cuerpo globular, cuello entrante y borde exvasado y redondeado. Común. Tor-no. Emiral, siglo IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994b, fig. 5.2). Fig. 107.4.

2.2.A.5.5.- Gran cántaro de paredes globulares, cuello entrante y borde exvasado y redondeado. Común. Torno. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 108.1, 109.1.

2.2.A.5.6.- Jarro de grandes dimensiones, de cuello entrante y borde exvasado y redondeado. La única asa parte desde la mitad del cuello. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 110.1.

2.2.A.5.7.- Jarro de cuello entrante y borde muy exvasado y redondeado. Común. Torno. Siglos VII – VIII (Pre-islámico) (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 77.1900). Fig. 110.2.

2.2.A.5.8.- Jarro de cuello exvasado y borde recto y redondeado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 110.3.

2.2.A.5.9.- Jarro de cuerpo globular, cuello exvasado y borde redondeado. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII-IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 84.3735). Fig. 110.4.

2.2.A.5.10.- Jarro de cuello recto y borde exvasado y redondeado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 110.5.

2.2.a.6.- Cántaros con bordes cuadrangulares.

2.2.A.6.1.- Pieza de cuello corto con paredes exvasadas y borde de sección cuadrangular con el labio redondeado. Común. Torno. Emiral de transición, siglo IX – principios siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, lám. 3.XXVI, 3.XXVII). Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 31.1). Fig. 111.1.

2.2.A.6.2.- Pieza de cuello con paredes muy exvasadas y borde de sección cuadrangular ligera-mente redondeado. Esta pieza es de grandes dimensiones. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 31.2). Fig. 111.2.

2.2.A.6.3.- Jarro de cuerpo globular, cuello entrante y borde exvasado de sección cuadrangular. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII-IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 84.923). Fig. 111.3.

2.2.A.6.4.- Jarro de cuello recto y borde exvasado de sección cuadrangular. Común. Torno. Emiral, siglo IX. Fig. 112.1.

2.2.A.6.5.- Jarro de cuerpo globular, cuello exvasado y borde exvasado de sección cuadrangular, con el labio moldurado. El asa parte del borde, se eleva por encima de él y finaliza en la zona de los hombros. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI. Fig. 112.2.

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2.2.a.7.- Cántaros de bordes exvasados de sección triangular.

2.2.A.7.1.- Pieza de cuello estrangulado y borde muy exvasado de sección triangular. Común. Tor-no. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 32). Fig. 112.3.

2.2.a.8.- Cántaros de cuellos entrantes y bordes redondeados.

2.2.A.8.1.- Jarro de cuerpo globular y base plana. Cuello entrante y borde recto y redondeado. El asa arranca en la parte más alta de la zona mesial. Común. Fabricada a mano. Emiral indetermi-nado, siglos VIII-IX. Fig. 112 BIS.

2.2.B.- Solamente conocemos un ejemplar de este tipo. Pieza de cuerpo globular, cuello recto li-geramente exvasado y borde muy exvasado y redondeado. Cuenta con un asa en la zona inversa al pico vertedor. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 33). Fig. 113.1.

2.2.C.- Jarros de cuerpos globulares. Cuellos entrantes y bordes redondeados.

2.2.C.1.- Jarros de cuerpo globular, cuello entrante y borde redondeado. No conservamos la base y desconocemos si presentaba algún tipo de elemento de prensión. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 34). Fig. 114.1.

2.2.D.- Jarros de cuerpos globulares. Bases planas o ligeramente convexas. Bordes redondeados

2.2.d.1.- Con cuellos rectos, ligeramente exvasados.

2.2.D.1.1.- Jarro de cuerpo globular, base plana, cuello ligeramente exvasado, separado del borde a través de una carena de la que parte un asa que finaliza en la parte más ancha de la zona mesial. Borde exvasado y redondeado. Vidriado melado al exterior y al interior. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 35.1, lám. 12)47. Fig. 115.1.

2.2.D.1.2.- Jarro de cuerpo globular, algo achatado. Cuello cilíndrico que se remata en un borde ligeramente exvasado y redondeado. Presenta una carena por debajo del borde. Base plana. Vidria-do melado al exterior y al interior. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, FUERTES, 2002, fig. 35.2, lám. 13). Fig. 115.2.

2.2.D.1.3.- Jarro de cuerpo globular. Cuello cilíndrico, largo, de paredes rectas que se remata en un borde algo engrosado y redondeado. El asa parte del borde, se eleva por encima de él y finaliza en la zona más ancha del recipiente. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI. Fig. 116.1.

2.2.D.1.4.- Jarro de cuerpo globular. Cuello cilíndrico y exvasado que se remata en un borde recto y redondeado. Base plana. El asa parte del borde, se eleva por encima de él y finaliza por debajo de la zona más ancha del recipiente. Común. Torno. Abandono califal, siglo XI. Fig. 116.2.

2.2.d.2.- Con cuellos rectos y bordes rectos.

2.2.D.2.1.- Pieza de pequeñas dimensiones de base plana, paredes globulares que finalizan en un cuello cilíndrico de paredes rectas rematadas en un borde redondeado en el labio y biselado al 47 Ya se conocía en Córdoba la existencia de piezas de este tipo, aunque no se les había asignado una cronología concreta (AA.VV., 1986, fig. 65).

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interior. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 36, lám. 14). Fig. 117.1.

2.2.d.3.- Con cuellos exvasados y bordes redondeados 48.

2.2.D.3.1.- Jarro de paredes globulares, cuello largo, exvasado rematado en un borde exvasado, algo engrosado y redondeado. El asa finaliza en la parte más ancha del recipiente. Base ligeramente convexa. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI. Fig. 118.1.

2.2.D.3.2.- Jarro de paredes globulares, cuello exvasado rematado en un borde exvasado, algo y redondeado, ligeramente apuntado. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI. Fig. 119.1.

2.2.D.3.3.- Jarro de paredes globulares, cuello largo, exvasado rematado en un borde exvasado, engrosado y redondeado. El asa parte del borde y finaliza en la zona más ancha del recipiente. Común. Torno. Emiral indeterminado. Siglos VIII – IX. Fig. 119.2.

2.2.D.3.4.- Jarro de paredes globulares, cuello exvasado rematado en un borde exvasado, y redon-deado, ligeramente apuntado. El asa parte del borde y finaliza en la zona más ancha del recipiente. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI. Fig. 119.3.

2.2.D.3.5.- Jarro de cuerpo globular. Cuello cilíndrico exvasado que se remata en un borde ligera-mente exvasado y redondeado. Base plana. El asa parte del borde y finaliza por debajo de la zona más ancha del recipiente. Base plana. Vidriado melado al interior y al exterior. Torno. Califal, me-diados del siglo X – principios del siglo XI. Fig. 120.1.

2.2.D.3.6.- Jarro de cuerpo globular, cuello exvasado y borde recto y redondeado. Del borde parte la única asa, se sobreeleva por encima de él y finaliza en los hombros, muy marcados. Base plana. Común. Torno. Emiral de transición, siglo IX – principios siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, lám. 1.XXV). Fig. 120.2.

2.2.d.4.- Jarros con cuellos muy cortos, exvasados y bordes rectos.

2.2.D.4.1.- Jarro de paredes globulares, cuello corto, exvasado, rematado en un borde recto y redondea-do. El asa parte del borde, se eleva por encima de él y finaliza en la zona más ancha del recipiente. Base plana49. Común. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994b, fig. 5.1). Fig. 121.1.

2.2.E.- Pieza de cuello entrante y el borde de sección triangular. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 37). Fig. 122.1.

2.2.f.- Jarros de paredes globulares, cuellos cilíndricos rematados en un bordes con el labio plano. Bases planas o ligeramente convexas.

2.2.F.1.- Jarros de paredes globulares, cuello cilíndrico, de paredes rectas, rematados en un borde ex-vasado con el labio superior plano. base plana. El asa parte del borde, se eleva por encima de él y fina-liza en la zona más ancha del recipiente. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI. Fig. 123.1.

48 Son piezas relativamente frecuentes en el yacimiento durante el califato. Han sido localizadas en otros yacimientos cordobeses y clasificadas como califales (CHINCHILLA, 1986, fig. 3, 8). 49 Un jarro idéntico se recuperó en el yacimiento del Cabecico de las Peñas (Fortuna, Murcia). La pieza en cuestión no se ha fechado, probablemente por carecer de estratigrafía asociada a ella (NAVARRO PALAZÓN, 1986b, fig. 59).

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2.2.G.- Jarros de paredes globulares, cuellos cilíndricos rematados en bordes moldurados. Base planas o ligeramente convexas.

2.2.G.1.- Jarros de paredes globulares, cuellos entrantes rematados en bordes exvasados y moldurados. El asa finaliza en la zona más ancha del recipiente. base plana. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI. Fig. 124.1.

A pesar de que son escasas las piezas que conservan el perfil completo, el estudio de los fragmentos nos permite asegurar que la mayor parte de los recipientes agrupados en esta familia, ofrecían ca-racterísticas formales muy similares. Por lo general los cuerpos de estas piezas son globulares –son escasas las de cuerpos piriformes o de paredes más rectas (fig. 49.4, 49.5, 125.1, 125.2, 125.3)- y se estrechan en la zona de las bases, que son planas o ligeramente convexas. Casi todos los ejemplares de esta familia, incluidos los de las etapas pre-islámica y emiral, se fabricaron a torno, aunque no por ello es desconocido el repertorio de piezas fabricado a mano (fig. 126).

Durante el emirato y, en general en casi todas las etapas estudiadas, la mayor sofisticación de los recipientes se centra en los cuellos, bordes o en el tratamiento decorativo de las superficies. Lo vemos, por ejemplo, en el caso del jarro de superficies espatuladas de la fig. 127.1, del siglo IX, con cuerpo globular y base plana, pero con un cuello estrangulado y moldurado (lám. 23). Más raro, por ser único en todo el elenco de Cercadilla, es el jarro de la fig. 128.1, de base plana, con el cuer-po globular en la zona más cercana a la base y entrante a medida que se acerca al borde. El cuello presenta un perfil sinuoso –con hasta cuatro cambios de dirección-, y de él parte la única asa que tuvo la pieza, de desarrollo horizontal con un arranque a modo de apéndice, del que desconocemos como se remataría. Tanto los hombros como el cuello se decoraron con dos molduras aplicadas de-coradas con trenzas de dos cabos. Toda la superficie exterior se espatuló profusamente, adquiriendo un cuidado aspecto de tacto muy suave. Se debió tratar de un artículo exclusivo durante el tiempo en el que fue utilizado, siendo ese período difícil de precisar ya que se localizó en una fosa de ver-tidos con abundante material emiral, tardoantiguo e, incluso tardorromano, pero contaminado con materiales del siglo XII procedentes de la instalación agrícola y artesanal50. Creemos, sin embargo, que debió formar parte de un repertorio antiguo, tal vez vinculado al uso del palacio como iglesia cristiana, ya que se localizó en el entorno de uno de los edificios del centro de culto cristiano, esto es, junto al edificio romano de doble cabecera absidada.

También artículos excepcionales debieron ser considerados los jarros/as emirales vidriados, de los que se han documentado algunos pocos y pequeños fragmentos (fig. 82.5, 348.3) y un magnífico ejemplar, del siglo IX, vidriado en color verde y decorado profusamente (fig. 129.1; lám. 24). Este ejemplar, de paredes rectas y base plana, contaba con un asa, lo que parece indicarnos que, tal vez, tuviera la boca trilobulada51.

En el califato, a pesar de que algunos recipientes tuvieron unos perfiles muy originales (de base convexa y cuerpo muy moldurado al exterior, fig. 130.2), la mayor parte de las formas responden a esquemas muy similares, siendo lo más característico que los cuerpos sean más o menos globulares y, en menor medida, piriformes (fig. 130.5, 355.1), con la base plana, de pequeño (fig. 130.1) o gran tamaño, aunque algunas piezas, sobre todo los cántaros, pudieron tener esa base ligeramente convexa. En muy pocas ocasiones hemos documentado ejemplares carenados (fig.130.4).

50 Formaba parte de un sedimento arcilloso, cortado por varias zanjas de cimentación y fosas del siglo XII, en el que también se recuperó un ataifor tipo 4, cuatro fragmentos de cazuelas vidriadas y un fragmento de redoma en verde y manganeso.51 Se conoce un ejemplar muy similar de Córdoba (CHINCHILLA, 1986), también vidriado en color verde y muy ador-nado con decoración incisa bajo cubierta. Esta pieza fue considerada como califal, si bien en su estudio no se exponen los criterios que llevan a fecharla en ese momento. Nosotros pensamos que la pieza es emiral y que se trata, al igual que la nuestra, de una importación.

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Durante el siglo XII la tendencia continúa siendo la misma, es decir, los cuerpos suelen ser globu-lares y las bases planas, aunque a partir de ahora se comienzan a fabricar recipientes con inflexiones, más o menos marcadas, en las zonas de unión de las bases (fig. 60, 61.1, 63, 131). En ocasiones las paredes son casi rectas con las bases planas (fig. 132.1) o ligeramente convexas (fig. 132.2, 132.3).

Sabemos de la existencia de jarros con pitorro desde el período califal (fig. 91.1) hasta el siglo XII. Sin embargo, de este momento no hemos recuperado ninguna forma que nos ofreciera un perfil completo (fig. 133)52.

FamIlIa 3. ataifores y jofainas.

Cerámica de mesa.•Forma abierta.•Técnica de fabricación: torno.•Producción: cerámica común, cerámica vidriada, cerámica verde y manganeso, cerámica cuerda •seca, loza dorada.Ataifor: • (Del árabe at-Taifur, la bandeja, la mesilla). Plato hondo para servir viandas, que se usaba antiguamente (D.R.A.E., 1992, 154).Jofaina: “• (Del árabe yufaina, platillo hondo, escudilla). Vasija en forma de taza, de gran diámetro y poca profundidad que sirve principalmente para lavarse la cara y las manos” (D.R.A.E., 1992, 852).Ataifor: “• Plato de servicio, con una tipología sumamente variada. Pieza que puede presentarse sin vidriar (generalmente ejemplares arcaicos) o vidriada (melados, verdes, etc.) o bellamente decorados (verde y manganeso, cuerda seca, etc.). Es pieza rastreable en todas épocas y a través de un aspecto formal puede establecerse su cronología. Nombres árabes a fa, ayfûr, Gi âr” (ROSSELLÓ-BORDOY, 1991, 167).Jofaina: “• Platito de servicio, generalmente reducción del ataifor. (...) La jofaina actual ha sufrido un cambio en cuanto a tamaño y función que no admite comparación con el tamaño de la jofaina andalusí. Nombre árabe afna” (ROSSELLÓ-BORDOY, 1991, 167).

El repertorio cerámico asociado a los ambientes domésticos de época califal del yacimiento de Cer-cadilla se caracteriza, fundamentalmente, por la aparición masiva de una forma cerámica muy parti-cular del mundo islámico, el ataifor. Un plato, por lo general de grandes dimensiones, cuyas peculiari-dades formales lo hacen perfectamente reconocible. Sus variaciones formales y tipológicas permiten, además, utilizar estas piezas para fechar las diferentes fases de ocupación de época medieval.

Es la tercera familia más numerosa del conjunto cerámico medieval islámico del yacimiento, por detrás de los jarros/as y de las ollas y se caracteriza por ser una forma de paredes muy abiertas, más o menos altas con solero plano o pie anular.

Los primeros ataifores de Cercadilla aparecen siempre asociados a estratos califales, junto con ma-terial vidriado y realizado en verde y manganeso, ollas del Tipo 1 Subtipo A y candiles de piqueras desarrolladas. Por el momento no podemos asegurar que estas piezas se usaran durante el período emiral -en el que son más característicos los platos Tipo 1, precursores clarísimos del ataifor-, a diferencia de lo que ocurre en otras zonas peninsulares, donde se ha documentado esta forma en los momentos previos al califato53.

52 No se han recuperado en Cercadilla los clásicos jarros de pitorro característicos de época almohade como los localizados en Cádiz (CAVILLA, 1993). 53 En Málaga se excavó un alfar, en el que se recuperaron numerosos ataifores vidriados del tipo 7 y 1/7 de Cercadilla (clasificados por sus excavadores como tipo 2). No se recogió ninguna pieza elaborada en verde y manganeso, motivo por el cual los autores adscribieron este alfar al período emiral (ÍÑIGUEZ y MAYORGA, 1993).

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La totalidad de los ejemplares recuperados en Cercadilla estuvieron vidriados o se fabricaron en verde y manganeso, a excepción de un ejemplar, localizado en niveles correspondientes al siglo XII, fabricado en cerámica común54. Otros dos ataifores se trabajaron de manera distinta al común del conjunto global, uno de ellos, del siglo XI, se fabricó en cuerda seca –3.2.D.1.2. (fig.148.2)- y otro, del tipo 6 recuperado en un ambiente estratigráfico fechado en el siglo XII – principios del siglo XIII, se ejecutó en loza dorada (fig. 166).

Los motivos decorativos más barrocos fueron diseñados sobre las piezas fabricadas en verde y manganeso. Las vidriadas, aun cuando contamos con ejemplares bellamente decorados, suelen estar surcadas por trazos de manganeso sin formar esquemas concretos durante el período ca-lifal. A partir del siglo XII un motivo decorativo será recurrente: dos trazos curvos cruzados en dos extremos del plato. Los ataifores fabricados en verde y manganeso se decoraron con motivos vegetales, geométricos, epigráficos -repitiendo solamente la fórmula al-mulk- y de forma excep-cional, zoomorfos.

Este tipo de recipientes se modeló con arcillas decantadas, aunque de manera ocasional se han lo-calizado desgrasantes que superan el medio centímetro, que quizás por su carácter aislado debemos considerarlos impurezas. Las pastas son, casi siempre, de color rojizo debido a que fueron expues-tas a cocción oxidante, sobre todo aquellas que fueron meladas. Las piezas vidriadas en color verde presentan, comúnmente, la pasta reductora, con nervio de cocción o alterna. Todos los recipientes se fabricaron a torno.

Hemos diferenciado hasta el momento ocho tipos de ataifores, que presentan numerosas variantes y subvariantes, de las que algunos son coincidentes con los ya establecidos en las tipologías formu-ladas para esta forma por Rosselló-Bordoy y por Escudero55.

Tipo 1.- De paredes exvasadas, bordes redondeados y pie anular. Por lo general de gran •tamaño, aunque no son raros los de pequeñas dimensiones. Cerámica vidriada, cerámica verde y manganeso. Califal. Siglo XII. Principios siglo XIII. Tipo 2.- De paredes curvas, abiertas, con bordes engrosados y/o de sección triangular. •Solero con pie anular o plano. Cerámica vidriada, cerámica verde y manganeso y cuerda seca. Califal. Siglo XII. Principios siglo XIII.Tipo 3.- De paredes bajas y rectas con fuerte carena. Ala horizontal más o menos •desarrollada. La base puede ser plana, algo convexa o con anillo anular. Los tenemos localizados por primera vez durante el período califal, se han documentado también en niveles claros del siglo XII y en contextos de principios del siglo XIII. Tipo 4.- Ataifores carenados con paredes exvasadas hasta la carena, y exvasadas o entrantes •a partir de la carena. Bordes exvasados o rectos. Solero con pie anular. Cerámica vidriada, cerámica verde y manganeso. Siglo XII. Principios siglo XIII.Tipo 5.- Ataifores de pequeñas dimensiones de paredes siempre exvasadas y carenadas y •bordes rectos. Hasta el momento no se ha recuperado ningún ejemplar completo, por lo que desconocemos la forma de la base. Cerámica vidriada, cerámica verde y manganeso. Siglo XII. Principios siglo XIII.Tipo 6.- De paredes muy exvasadas y borde engrosado. Loza dorada. Siglo XII – principios •siglo XIII.

54 No creemos que esta manera de tratar los ataifores fuese generalizada. Más bien pensamos que se trata de un producto ocasional. Tampoco aparecen ataifores fabricados en cerámica común en Mad nat al Zahr ’ (VALLEJO y ESCUDERO, 1999, 146).55 También Cano (1996, 13-14) ha propuesto una tipología para los ataifores de Mad nat al Zahr ’ , en la que establece tres tipos, a dos de los cuales diferencia por el tipo de base (tipo I, de base anular, independientemente del perfil del borde y tipo II, de base plana), mientras que el tercer tipo se define por su ala horizontal.

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Tipo 7.- De paredes exvasadas, borde recto y redondeado y solero plano. Cerámica vidriada, •cerámica verde y manganeso. Califal. Siglo XII. Principios siglo XIII.Tipo 1/7.- De paredes exvasadas, borde recto y redondeado. No conservan las bases por lo •que no se pueden clasificar ni en el tipo 1, ni en el tipo 756. Califal. Siglo XII. Principios siglo XIII.

Tipo 1. ■

De paredes exvasadas, bordes redondeados y pie anular. Por lo general son de gran tamaño, aunque hemos localizado jofainas y ataifores de pequeño tamaño que también se adscriben a este grupo57.

3.1.A.- De paredes exvasadas y abiertas. Borde recto y redondeado.

3.1.a.1.- de paredes exvasadas, altas y abiertas. borde recto y redondeado.

3.1.A.1.1.- Ataifor de paredes exvasadas, altas, abiertas y borde redondeado. De gran tamaño. No se conserva la base completa, aunque es muy posible que se rematase en pie anular. Cerámica vi-driada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 39). Fig. 134.1.

3.1.A.1.2.- Ataifor de paredes exvasadas, altas y abiertas. Borde recto y redondeado. En la zona más cercana a la base se ha efectuado una suave carena prácticamente inapreciable. Cerámica vidriada. Ce-rámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI. Fig. 134.2.

3.1.a.2.- de paredes exvasadas, no muy altas y abiertas. borde recto y redondeado.

3.1.A.2.1.- Ataifor de paredes curvas, bajas, muy abiertas, rematadas en un borde recto y redon-deado, suavemente apuntado. Pie anular. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XII. Fig. 135.1.

3.1.A.2.2.- Jofaina de paredes abiertas rematadas en un borde recto y redondeado, ligeramente engrosado al interior. Pie anular. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XII. Fig. 135.2.

56 La similitud formal existente en los bordes de los ataifores del tipo 7 (Rosselló-Bordoy 0, Escudero I), y del tipo 1 (Rosselló-Bordoy III, Escudero II) –rectos y redondeados- hace muy difícil la diferenciación de los recipientes cuando no se encuentran completos, ya que es la forma de la base uno de los principales elementos definitorios, de la misma manera que ocurre en las tipologías establecidas con anterioridad por Roselló-Bordoy y Escudero:Ataifor tipo 0. “Se trata de una pieza concoide de labios rectos, sin reborde, paredes ligeramente curvas, algo abiertas y base con-vexa sin ningún tipo de repié o solero” (ROSSELLÓ-BORDOY, 1988-90, 129).Ataifor tipo III. “Fuente de paredes curvas, altas, sin reborde, caracterizándose por una disminución del espesor en la parte superior de las paredes” (ROSSELLÓ-BORDOY, 1978a, 19, fig.2). “Recipiente de forma abierta, paredes curvas altas, sin interrupciones en su desarrollo y con repié anular bajo y de gran diámetro” (ROSSELLÓ-BORDOY, 1983c, 118).“Recuerda al tipo 0 pero de gran tamaño, paredes curvas bien torneadas, labio recto y solero bajo y ancho” (ROSSELLÓ-BOR-DOY, 1988-90, 1, 129).Ataifor I. “Piezas de solero plano/convexo, paredes rectas, más o menos abiertas, y labio recto” (ESCUDERO, 1988-90, 2, 128).Ataifor II. “Piezas de solero con repié anular muy bajo, paredes abiertas, convexas y labio recto” (ESCUDERO, 1988-90, 2, 128).57 También presente en Murcia (NAVARRO PALAZÓN, 1990a, fig. 5) y en Almería (CANTERO y EGEA, 1994, lám. 2), en niveles de ocupación del siglo X. En yacimientos como el Tossal del Moro, (Benilloba, Alicante), aparecen asociados a niveles vinculados a los siglos X y XI (AZUAR, 1989, fig. 33). En Valencia se recuperaron asociados a niveles del XII (VICENT et alii, 1985, fig. 6.6, 6.7), así como en Torre Grossa ( Jijona, Alicante) donde aparecen también a prin-cipios del s. XIII (AZUAR, 1985). En Jerez de la Frontera (Cádiz), los ataifores tipo 1 de Cercadilla, con vedrío blanco, se localizan en niveles de mediados del siglo XII y primera mitad del siglo XIII (FERNÁNDEZ GABALDÓN, 1986b). En Mértola han sido fechados entre finales del siglo XI y mediados del siglo XIII (TORRES, 1986, fig. 1, 2).

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3.1.A.2.3.- Ataifor de paredes curvas, bajas, muy abiertas, sinuosas, rematadas en un borde recto y re-dondeado. Pie anular. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XI. Fig. 135.3.

Tipo 2. ■

De paredes curvas, abiertas, con bordes engrosados y/o de sección triangular. En la mayor parte de los casos conocidos el solero presenta pie anular, aunque no son desconocidos los recipientes con el solero plano58.

3.2.A.- Ataifor de perfil triangular con el borde horizontal.

3.2.a.1.- Con las paredes altas.

3.2.A.1.1.- Ataifor de paredes altas, curvas, exvasadas, borde de perfil triangular, y desarrollo horizon-tal. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (fig. 40.1). Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, lám. 2.6. 3.1). Fig. 136.1

3.2.A.1.2.- Ataifor de paredes altas, exvasadas, a excepción de la zona más cercana al borde que tienden a elevarse más rectas. Borde exvasado, de perfil triangular de desarrollo horizontal.. Cerá-mica verde y manganeso. El exterior y el interior del ataifor están cubiertos por el esmalte estan-nífero de color blanco. Torno. Siglo XII. Fig. 136.2.

3.2.A.1.3.- Ataifor de paredes altas, exvasadas, rematadas en un borde exvasado, de perfil triangular de desarrollo horizontal. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XI. Fig. 136.3.

3.2.a.2.- Con las paredes bajas.

3.2.A.2.1.- Jofaina de paredes bajas, exvasadas y borde exvasado de perfil triangular con tendencia a la horizontalidad. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 40.2). Fig. 137.1.

58 Se localizan piezas con este perfil en el yacimiento de Setefilla, en Sevilla, en estratos vinculados a los siglos X-XI (KIR-CHNER, 1986, passim; 1990, 113-117), así como en Sevilla capital, siempre con solero de pie anular muy bajo (OLIVA y TABALES, 2003, fig. 7; HUARTE y LAFUENTE, 2001, fig. 2.3, 2.7, 2.8). Con esta cronología en Mad nat Ilbira (Granada) (CANO, 1990, fig. 1a) o Almuñecar con la base plana (GÓMEZ BECERRA, 1997, fig. 31, 33). En Granada capital han aparecido ejemplares en niveles de los siglos XI y XII (RODRÍGUEZ, 1999, lám. 3.1-5). Asimismo también aparecen, aunque en escasa proporción, en Ba ana (Pechina, Almería (CASTILLO y MARTÍNEZ, 1993c, lám. XVI.7) y en Almería capital (CANTERO y EGEA, 1994, lám. 2). En Mesas de Villaverde (Málaga) (LOZANO, 1984, fig. 2.B) y en Málaga capital, donde se documentan ataifores vidriados desde momentos emirales (IÑIGUEZ y MAYORGA, 1993, lám 4.1-7), aunque lo más normal es que estén asociados a niveles califales (MAYORGA y PERAL, 1995, fig. 10.1 a 3; SOTO et alii, 1997, fig. 4.10, 4.12, 4.13; NAVARRO LUENGO et alii, 1999a, fig. 4). En Cádiz aparecen en distintos yacimientos asociados a cronología califal (CAVILLA y ARANDA, 1990, fig. 3). En Ceuta, en donde además de con anillo en el solero, suelen aparecer con las bases planas o ligeramente convexas (FERNÁNDEZ SOTELO, 1988.II, 10, 118-120, fig. 3, 5a, 5b, 7). En Niebla se han recuperado con anillos de solero asociados al siglo XI (PÉREZ y BEDÍA, 1993, fig. 12-17) y en Lucena del Puerto, también en Huelva, se han recuperado pero con un saliente o entrante en la zona más cercana al borde. En esta población también se han recuperado ataifores tipo 2 sin quiebros de ningún tipo en sus paredes. Todo el conjunto se engloba dentro de una cronología amplia, califal-taifa (PÉREZ MACÍAS, 2002, fig. 1, 3). Se han documentado en el Sur de Portugal, en Vilamoura, en donde también se han recuperado piezas del tipo 2 pero con solero plano (MATOS, 1986), al igual que en Lisboa, fechadas en los siglos XI y XII (BUGALHAO y FOLGADO, 2001, fig. 51, 58-60). En Mértola, fechadas entre finales del siglo XI y mediados del siglo XIII (TORRES, 1986, fig. 2; MACÍAS, 1991). En el Castelo das Reliquias, en Alcoutim, asociadas a estratos del siglo X (CATARINO, 1992a, 305; 1999, lám II.9). En Moura de los siglo X – XI (MACÍAS, 1993, fig. 7). En el yacimiento portugués de Castelo de Silves este perfil se ha documentado en niveles asociados al siglo VIII, supuestamente importado desde Oriente hasta la Penín-sula por los Omeyas y son recipientes muy abundantes en momentos califales (GOMES, 1988, 163-175, 181-184).

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3.2.A.2.2.- Jofaina de paredes bajas, exvasadas y borde exvasado, de perfil triangular con tendencia a la horizontalidad. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, lám. 3.6, 3.8). Fig. 137.2.

3.2.B.- Ataifor con el borde de perfil triangular ligeramente caído59.

3.2.b.1.- de paredes bajas.

3.2.B.1.1.- Ataifor de paredes muy exvasadas, cortas y rectas. Borde de perfil triangular con desa-rrollo hacia abajo. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 41.1). Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, lám.3.4). Fig. 137.3.

3.2.B.1.2.- Ataifor de paredes exvasadas, curvas, que hacia la mitad del recorrido continúan rectas y se rematan en un borde de perfil triangular, ligeramente caído. Base con pie anular. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XII. Fig. 137.4.

3.2.b.2.- de paredes altas.

3.2.B.2.1- Ataifor de paredes altas, curvas rematadas en un borde de perfil triangular ligeramente caído. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 41.2). Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, lám.3.3). Fig. 138.1.

3.2.B.2.2.- Ataifor de paredes altas, curvas, rematadas en un borde algo engrosado, de perfil trian-gular ligeramente caído. El borde de las paredes se separan a través de una inflexión. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XII. Fig. 138.2.

3.2.b.3.- de paredes bajas y con el borde y las paredes separadas a través de una inflexión.

3.2.B.3.1.- Ataifor de paredes muy abiertas, bajas, rematadas en un borde exvasado, de perfil trian-gular ligeramente caído. La separación entre las paredes y el borde se señala a través de una mol-

En Castro da Cola, en Ourique, los ataifores tipo 2, con solero o sin él aparecen en los siglos X y XI (GÓMEZ MARTÍNEZ, 1998). Como califales han sido ampliamente localizados en Valencia (BAZZANA, 1983, 9, 107, 108, 111, fig.: 19, 27 y 35). Algunos de los ejemplares de esta ciudad se fabricaron en cuerda seca y se han fechado en el siglo XI (BAZZANA, 1983, 122 y 125, fig.: 37 y 39). También se han documentado con relativa frecuencia en Benetússer (Valencia), en niveles de la segunda mitad del siglo X (ESCRIBÀ, 1990, 69 a 85) y en Balaguer (Lérida) fechados a finales del siglo X- principios del siglo XI (GIRALT, 1987, fig. 1). Así como en Lérida capital (GALLART; GIRALT; MIRÓ, 1986, lám. II.1). Sin embargo, en la excavación realizada en esta ciudad en la Caserna de Cavalleira, fechan estos materiales en la primera mitad del siglo X (LORIENTE, 2000). Nosotros mantenemos nuestras reservas ya que las formas y decoraciones son más propias de la segunda mitad de ese siglo o, incluso, del XI. Durante el siglo X son frecuentes en Murcia (NAVARRO PALAZÓN, 1990a, fig. 5), al igual que durante el siglo XII (NAVARRO PALAZÓN, 1997, nº. 15, 17, 18, 21). En Zaragoza, se han fechado entre los siglos X y XI (MOSTALAC, 1990, fig. 4a, 4b), así como en el poblado de Olmos (Toledo) (MARTÍNEZ, 1990a, fig. 2 F y G), en Toledo capital (MARTÍNEZ, 1990b, fig. 8), en Madrid (RETUERCE, 1990, 156) y en Medinaceli (Soria) (GÓMEZ MARTÍNEZ, 1996, fig. 2). En Badajoz, en niveles del siglo XI (VALDÉS, 1985, 98, 115.1). En algunos yacimientos alicantinos aparecen asociados al siglo XII y principios del XIII, como por ejemplo en El Castellar, (AZUAR, 1989, fig. 50.5191-5192, 72, 73-5321), o en Torre Grossa, donde se han localizado con el pie alto o con molduras cerca de la base (AZUAR, 1985), al igual que en el Castillo de Aspe (BORREGO; QUILES; SARANOVA, 1994, 45-46). En Jaén aparecen, también, entre los siglos XI y XIII (MONTILLA, 2002, fig. 10) así como en Caños de Beca (Cádiz) (CAVILLA, 1992, 128-129), al igual que en Murcia (NAVARRO PALAZÓN 1986b, passim) o en el Castillejo de los Guájares (Gra-nada) (CRESSIER et alii 1991, 12-13). En las Islas Baleares aparecen asociados a una cronología de finales del siglo XII y siglo XIII (KIRCHNER, 2002). 59 Con el borde caído y con molduras e inflexiones en las paredes son los ataifores del XIII de Évora (TEICHNER, 1998, fig. 9.4).

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dura y una inflexión. No conserva la base. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XII. Fig. 139.1.

3.2.b.4.- de paredes altas y con el borde y las paredes separados a través de una inflexión o molduras.

3.2.B.4.1.- Ataifor de paredes exvasadas, altas y curvas que se rematan en un borde exvasado de perfil triangular y caído. El borde se separa de las paredes a través de una inflexión y dos moldu-ras. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, lám. 2.1). Fig. 139.2.

3.2.C.- Ataifor con borde recto de perfil triangular.

3.2.C.1.- Con el perfil triangular bien marcado.

3.2.C.1.1.- Ataifor de paredes curvas, exvasadas, altas y borde recto de perfil triangular. Solero plano. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 42.1, lám. 15 y 16). Fig. 140.1.

3.2.C.1.2.- Ataifor de paredes muy altas rematadas en un borde exvasado de perfil triangular. Desconocemos la base aunque muy posiblemente fuera con anillo de solero. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XII. Fig. 140.2.

3.2.C.1.3.- Ataifor de paredes abiertas, rematadas en un borde de perfil triangular. Cerámica vi-driada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XII. Fig. 141.1.

3.2.C.1.4.- Ataifor de paredes altas, curvas, rematadas en un borde de perfil triangular ligera-mente apuntado. Pie anular. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XII. Fig. 141.2.

3.2.C.1.5.- Ataifor de paredes altas, curvas rematadas en un borde de perfil triangular. Pie anular. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XII. Fig. 142.1.

3.2.C.1.6.- Ataifor de paredes muy abiertas rematadas en un borde de perfil triangular. Pie anular. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XII. Fig. 143.1.

3.2.C.1.7.- Ataifor de paredes bajas, muy abiertas, rematadas en un borde de perfil triangular. Base convexa. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI. Fig. 143.2.

3.2.C.1.8.- Ataifor de paredes altas, curvas, rematadas en un borde de perfil triangular. Base plana. Abandono califal. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XI. Fig. 144.1.

3.2.C.1.9.- Ataifor de paredes altas, curvas, rematadas en un borde de perfil triangular muy marcado, con el labio superior plano. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XII. Fig. 145.1.

3.2.C.1.10.- Ataifor de paredes abiertas y altas rematadas en un borde exvasado de perfil triangular, suavemente marcado. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios siglo XI. Fig. 145.2.

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3.2.C.2.- Con el perfil triangular poco marcado.

3.2.C.2.1.- Ataifor de paredes curvas, exvasadas, altas y borde recto de perfil de forma casi triangu-lar. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – prin-cipios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 42.2). Fig. 146.1.

3.2.C.2.2.- Ataifor de paredes curvas rematadas en un borde de perfil triangular suavemente mar-cado. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XII. Fig. 146.2.

3.2.C.3.- Con el borde y las paredes separadas por una inflexión.

3.2.C.3.1.- Ataifor de paredes muy abiertas rematadas en un borde de perfil triangular. Las paredes y el borde se diferencian a partir de una inflexión. Base plana. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI. Fig. 147.1.

3.2.C.3.2.- Ataifor de paredes abiertas, bajas, rematadas en un borde de perfil triangular. Las pare-des y el borde se separan a través de una inflexión y de una moldura. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XII. Fig. 147.2.

3.2.D.- Con el borde exvasado, algo engrosado y redondeado.

3.2.d.1.- de paredes altas.

3.2.D.1.1.- Ataifor de paredes abiertas, altas, rematadas en un borde exvasado, algo engrosado y redondeado. El borde se señala a partir de una suave inflexión. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI. Fig. 148.1.

3.2.D.1.2.- Ataifor de paredes altas, abiertas, rematadas en un borde exvasado, algo engrosado y redondeado. Fabricado en cuerda seca. Abandono califal. Cerámica cuerda seca. Cerámica vidria-da. Torno. Siglo XI. Fig. 148.2.

3.2.D.1.3.- Ataifor de paredes abiertas, altas, rematadas en un borde exvasado, algo engrosado y redondeado. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XI. Fig. 149.1.

3.2.d.2.- de paredes bajas.

3.2.D.2.1.- Ataifor de paredes muy abiertas, bajas, rematadas en un borde exvasado, algo engro-sado y redondeado. Base plana. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios siglo XI. Fig. 150.1.

3.2.D.2.2.- Ataifor de paredes muy abiertas, bajas, rematadas en un borde exvasado, algo engro-sado, redondeado y algo caído. La unión de las paredes con la base, que posiblemente fuese plana, ha sido marcada por una arista muy viva. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XII. Fig. 151.1.

3.2.d.3.- de paredes altas con una inflexión o moldura en la zona de separación del borde.

3.2.D.3.1.- Ataifor de paredes exvasadas, altas y curvas rematadas en un borde exvasado y redon-deado que se separa de las paredes a través de una inflexión. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, lám.2.9). Fig. 151.2.

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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Tipo 3. ■

De paredes bajas y rectas con fuerte carena. Ala horizontal más o menos desarrollada. La base puede ser plana, algo convexa o con anillo anular. Se han localizado en ambientes califales y del siglo XII60.

3.3.A.- Ataifor con ala horizontal.

3.3.a.1.- de ala ancha.

3.3.A.1.1.- Ataifor de paredes exvasadas y ala ancha totalmente horizontal. Cerámica vidriada. Ce-rámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUER-TES, 2002, fig. 43.1). Fig. 152.1.

3.3.A.1.2.- Ataifor de paredes exvasadas, carenadas de ala ancha completamente horizontal. Ce-rámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Recuperado en contextos del siglo XII. Fig. 152.2.

3.3.A.1.3.- Ataifor de paredes exvasadas, carenadas, de ala ancha, algo engrosada y completamente horizontal. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Recuperado en contextos del siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, lám. 3.10). Fig. 152.3.

3.3.a.2.- de ala estrecha.

3.3.A.2.2.- Pieza de paredes exvasadas y ala estrecha horizontal. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 43.2). Fig. 152.4.

3.3.a.3.- de ala con el labio superior completamente plano.

3.3.A.3.1.- Pieza de paredes cortas, curvas rematadas en un borde con ala horizontal, con el labio superior completamente plano y curva por el labio inferior. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Recuperada en contextos del siglo XII. Fig. 152.5.

60 Estas piezas, de las que existen pocos ejemplares en Cercadilla, al igual que en Mad nat al Zahr ’ (ESCUDERO, 1988-90, 143), se fechan en momentos claramente califales. Durante este período se han documentado en Madinat Ilbira (CANO, 1990, fig. 1c). Aparecen en Murcia (NAVARRO PALAZÓN, 1990a, fig. 5; GUTIÉRREZ, 1996a, 133-134, fig. 57), en Balaguer (Lérida) (GIRALT, 1987, fig. 1; ESCÓ; GIRALT; SÉNAC, 1998, 61, 72) y en las Islas Baleares, tanto en el siglo X como en ambientes estratigráficos de los siglos XII y XIII, aunque en estos momentos con las paredes muy altas (KIRCHNER, 2002, tipo VII.7.1). En el centro de la Península se han documentado en Medinaceli (Soria) (GÓMEZ MARTÍNEZ, 1996, fig. 3.1). En el siglo XI han sido fechadas en Toledo capital (AGUADO et alii, fig. 1.3, 1.5), y en yacimientos de su provincia como Vascos (IZQUIERDO, 1979, 348, fig. 36.2). Se han recuperado también en Calatalifa (Madrid) (RETUERCE, 1984b, fig. 6.e), y en general en los yacimientos de la Meseta Central (RETUERCE, 1998, 108-109). También han aparecido en Denia (Alicante) (AZUAR, 1989, fig. 20). Sin embargo, en Mértola se han recuperado en niveles de ocupación fechados en los siglos IX-X. En este primer momento estas piezas no se localiza-ron vidriadas sino con las superficies pintadas, con pintura roja de trazos finos. Además estos recipientes no contaban con pie anular sino que su solero era plano y solamente en un momento más avanzado, hacia la segunda mitad del siglo X, principios del XI, los recipientes se empezaron a fabricar con anillo de solero y se empezaron a vidriar (GÓMEZ MARTÍNEZ, 1997a, fig. 8). Retuerce (1998, 85-87, fig. 12-13) presenta unas piezas muy similares aunque sin vedrío, simplemente pintadas, procedentes de diferentes yacimientos de la Marca Media, de las que comenta que podrían ser las cerámicas islámicas más primitivas, con antecedentes en época visigoda. Además de este tipo presenta igualmente otros tipos, mucho más cercanos al nuestro, pero con bastante más fondo que los de Cercadilla (ibíd. 109-111, fig. 54-55). Aun-que con el ala algo más elevada, el ataifor más similar a los nuestros es sin duda el tipo A.30, procedente de Medinaceli (Soria), considerado de origen fatimí y fechado en el siglo X (ibíd. 137, fig. 81).

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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3.3.B.- Ataifor con ala horizontal caída.

3.3.b.1.- de ala ancha.

3.3.B.1.1.- Ataifor de paredes exvasadas y ala ancha horizontal, muy desarrollada que presenta una ligera caída hacia la zona más cercana al borde, que es redondeado. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 43.3). Fig. 153.1.

3.3.B.1.2.- Ataifor de paredes exvasadas, fuertemente carenadas, rematadas en un ala ancha muy desarrollada y caída. Base plana. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios siglo XI. Fig. 153.2.

3.3.b.2.- de ala estrecha.

3.3.B.2.1.- Ataifor de paredes exvasadas rematadas en un ala estrecha caída. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Recuperado en contextos del siglo XII. Fig. 153.3.

3.3.B.2.2.- Ataifor de paredes exvasadas, rematadas en un ala estrecha, corta y ligeramente caída. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Recuperado en contextos del siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, lám. 10.9). Fig. 153.4.

3.3.C.- Ataifor de ala horizontal con el borde elevado por encima del ala.

3.3.C.1.- Con el ala ancha.

3.3.C.1.1.-Ataifor de paredes exvasadas y ala horizontal de bordes redondeados. El borde de este ala se eleva por encima de esa horizontalidad. El paso del cuerpo al ala se efectúa a través de una ligera carena. Base con anillo de solero poco pronunciado. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 43.4). Fig. 154.1.

3.3.C.1.2.- Ataifor de paredes exvasadas, carenadas, rematadas en un ala desarrollada, de bordes redondeado, ligeramente elevada. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Recu-perado en contextos de abandono de la ocupación del siglo XII. Fig. 154.2.

Tipo 4. ■

Ataifores carenados con paredes, generalmente exvasadas, aunque no son desconocidos los ejem-plares con paredes que a partir de la carena se hacen entrantes. Los bordes suelen ser exvasados, aunque también los hay rectos. Algunos ataifores de este tipo presentan doble asa transversal. To-dos los ejemplares completos, recuperados hasta el momento, tienen el solero con pie anular61.

61 Esta forma ha sido tipificada por Rosselló-Bordoy (1983, 341) como ataifor tipo II o “ataifor de perfil quebrado”. Este autor lo fecha en el siglo XI y considera que su pervivencia alcanza hasta el siglo XII, momento en el que se fechan los famosos atai-fores de Calatayud y de la Nave (ROSSELLÓ-BORDOY, 1992e; 1992f ). Estas piezas aparecen en Cercadilla en niveles del siglo XII, así como en otras zonas de Córdoba (FUERTES; MURILLO; LUNA, 2003b, fig. 1.4; VARGAS y CARRILLO, 2004). Son considerados almohades los ejemplares sevillanos (LAFUENTE, 1995, 294-296; 1999, fig. 2.1, 2.2; 2003, fig. 2, 3) y entre los siglos XI-XIII se han fechado en Jaén (MONTILLA, 2002, fig. 10). Aparecen en Saltes (Huelva) en niveles del XII – principios del XIII (BAZZANA; BEDÍA; de MEULEMEESTER, 1994, fig. 114) y en Niebla entre el siglo XII y principios del XIII (GÓMEZ TOSCANO et alii, 1999, fig.5; CAMPOS et alii, 1999, fig. 4). En Cádiz, concretamente en Barbesula, se documenta su presencia en el primer cuarto del siglo XIII (CAVILLA, 1990; 1992b, fig. 2, 4).

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3.4.A.- Ataifores carenados con las paredes rectas o exvasadas a partir de esa carena.

3.4.a.1.- Con el borde de perfil triangular.

3.4.A.1.1.- Ataifor de paredes altas, exvasadas y carenadas. A partir de la carena las paredes conti-núan casi rectas y se rematan en un borde de perfil triangular. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XII. Fig. 155.1.

3.4.A.1.2.- Ataifor de paredes exvasadas y carenadas. A partir de la carena las paredes continúan casi rectas y sinuosas, rematadas en un borde de perfil triangular ligeramente caído. Cerámica vi-driada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XII. Fig. 155.2.

3.4.A.1.3.- Ataifor de paredes muy altas, exvasadas y carenadas. A partir de la carena las paredes siguen exvasadas y se rematan en un borde de perfil triangular. Todo el cuerpo mantiene las líneas del torno muy marcadas. Con doble asa transversal situada inmediatamente por debajo de la línea del borde. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XII. Siglo XII – princi-pios siglo XIII (FUERTES, 1995, lám. 4.5). Fig. 156.1.

3.4.A.1.4.- Ataifor de paredes altas, exvasadas y carenadas. A partir de la carena las paredes con-tinúan exvasadas y se rematan en un borde de perfil triangular. Doble asa transversal situada in-mediatamente por debajo de la línea del borde. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XII. Fig. 157.1.

En Jerez (Cádiz) se han recuperado con cubierta blanca en una estratigrafía de mediados del siglo XII – primera mitad del siglo XIII (FERNÁNDEZ GABALDÓN, 1986b). Entre los siglos XIII y XIV se fechan los ejemplares recuperados en “El Castillejo” de los Guájares (Granada) (GARCÍA PORRAS, 2001) y de los siglos XI-XII los de Granada capital (RODRÍGUEZ, 1997, fig. 3; 1999, lám. 3.6-7). En Mértola también se fechan entre los siglos XII y XIII (TORRES, 1986, fig. 3; LAFUENTE, 1996, 178-191; GÓMEZ MARTÍNEZ, 2001a, 144-145), aunque parece ser que también se han localizado en estratos del siglo X en adelante; algunos de los que, los considerados más tempranos, poseían asas –apli-que característico de los ataifores tardíos de Cercadilla- (GÓMEZ MARTÍNEZ, 1997a, fig. 9). Sin embargo, en Lisboa se localizan en niveles del XII (BUGALHAO y FOLGADO, 2001, nº. 49, 52), así como en el Castillo de Palmela, en Setúbal, donde adelantan su aparición al siglo XI (FERREIRA, 2001, fig. 10.q-s; FERREIRA y CARVALHO, 1999). Son almohades las piezas localizadas en Alcácer do Sal (CAVALEIRO y RAFAEL, 2001, fig. 9.29-32). Los ejemplares carenados alicantinos se fechan entre los siglos XI y XIII (AZUAR 1985, lám. II, III; 1989, fig. 136; ROSSER, 1994). También en Valencia aparecen en niveles del XII (VICENT et alii, 1985, fig. 6.5; COLL; MARTÍ; PASCUAL, 1988, 71), así como en Lérida (GALLART; GIRALT; MIRÓ, 1986, lám. II.3), aunque algunos ejemplares se adelantan al XI (ESCÓ; GIRALT; SÉNAC, 1988, 67, 68). Del XIII son los ataifores carenados de Denia (Alicante) (GISBERT; BUR-GUERA; BOLUFER, 1992, fig. 21) y de la segunda mitad del siglo XII – primer tercio del siglo XIII los de las Islas Baleares (KIRCHNER, 2002). En Calatrava la Vieja (Ciudad Real) Retuerce y Lozano (1986a) los adscriben al siglo XII - principios del siglo XIII, así como los de Alarcos (Ciudad Real) (RETUERCE y de JUAN, 1999). También se han recogido en distintos yacimientos de la Meseta Central y se han fechado en torno a los siglos XI y XII, aunque se ha apun-tado la probabilidad de que algunas piezas se comenzarán a fabricar en el X (RETUERCE, 1998, 102-104). Los ataifores destinados a adornar las fachadas de las distintas iglesias pisanas, gran parte de ellos carenados y con unas decoraciones completamente distintas a las de Cercadilla y, por ende, cordobesas, se han fechado entre los siglos XI y XII, aunque un número importante de los mismos son fechados en la primera mitad del siglo XI (BERTI y TONGIORGI, 1981).Una parte de los investigadores tienden a adelantar la cronología de estas piezas a momentos anteriores al siglo XII o in-cluso al siglo XI (como ya hemos visto para algunas piezas de Mértola). De este modo, piezas carenadas casi de idénticas características a las de Cercadilla, han sido documentadas en Setefilla (Sevilla) y se han fechado como el resto del conjun-to, entre los siglos X y XI (KIRCHNER, 1986, fig. 20). También se han localizado en el poblado de Calatalifa (Madrid) Retuerce (1984b, 132, fig. 1a-b, 2 a-b), que las encuadra dentro de su Grupo 4 o cerámicas con vedrío-, las fecha entre mediados del siglo X y finales del siglo XI. En Toledo también se han fechado en época califal ataifores carenados, algu-nos de ellos con asas transversales (MARTÍNEZ, 1990b, fig. 8). Como califales encuadra Navarro Palazón (1990a, fig. 5) los localizados en el Alfar de San Nicolás de Murcia. En la primera mitad del siglo XI, concretamente entre los años 1035-40, se fecha el ataifor, fabricado en cuerda seca total, de Alcalá de Henares (AZUAR, 1992a). En el Sureste de al-Andalus, los ataifores carenados se prodigan desde el siglo XI (ACIÉN el alii, 1995). Retuerce (1986) tiende a fechar estos ataifores durante el período califal en Cidade das Rosas, en Serpa, aunque observando todo el conjunto cerámico que estudia se adivina una fecha más tardía, mucho más cercana al XII (vid. infra).

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3.4.A.1.5.- Ataifor de paredes altas, exvasadas y carenadas. A partir de la carena las paredes conti-núan exvasadas y se rematan en un perfil triangular. Doble asa transversal situada por debajo de la línea de borde. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XII. Fig. 157.2.

3.4.A.1.6.- Ataifor de paredes exvasadas, carenadas. A partir de la carena las paredes continúan casi rectas y se rematan en un borde de perfil triangular. Doble asa transversal situada por debajo de la línea de borde. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XII. Fig. 157.3.

3.4.a.2.- Con el borde engrosado y con el labio superior plano.

3.4.A.2.1.- Ataifor de paredes abiertas, carenadas. A partir de la carena las paredes continúan exvasadas y se rematan en un borde engrosado con el labio superior plano. Pie anular. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XII. Fig. 158.1.

3.4.A.2.2.- Ataifor de paredes no muy altas, exvasadas y carenadas. A partir de la carena las pare-des continúan exvasadas y se rematan en un borde engrosado con el labio superior casi plano. Pie anular. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XII. Fig. 158.2.

3.4.A.2.3.- Ataifor de paredes casi rectas, carenadas en la zona más cercana a la base- Las paredes están decoradas con una suave moldura y se rematan en un borde engrosado con el labio plano. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XII. Fig. 159.1.

3.4.A.2.4.- Ataifor de paredes altas, exvasadas y carenadas. A partir de la carena las paredes conti-núan casi rectas y se rematan en un borde engrosado con el labio plano. Cerámica vidriada. Cerá-mica verde y manganeso. Torno. Siglo XII. Fig. 159.2.

3.4.A.2.5.- Ataifor de paredes altas, exvasadas y carenadas. A partir de la carena las paredes conti-núan casi rectas y se rematan en un borde exvasado, algo engrosado y con el labio plano. Pie anular. Cerámica vidriada. Torno. Siglo XII. Fig. 160.1.

3.4.a.3.- Con el borde recto y redondeado.

3.4.A.3.1.- Ataifor de paredes altas, exvasadas y carenadas. A partir de la carena las paredes conti-núan exvasadas y se rematan en un borde recto y redondeado, con el labio suavemente apuntado. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XII. Fig. 161.1.

3.4.a.4.- Con el borde engrosado y redondeado.

3.4.A.4.1.- Ataifor de paredes muy altas, exvasadas y carenadas. A partir de la carena las paredes continúan casi rectas y se rematan en un borde engrosado y redondeado. Cerámica vidriada. Torno. Localizado en contextos post-islámicos, siglos XIII – XIV. Fig. 161.2.

3.4.a.5.- de borde biselado al interior.

3.4.A.5.1.- Ataifor de paredes abiertas, exvasadas y carenadas. A partir de la carena las paredes continúan rectas y se rematan en un borde recto biselado al interior. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XII. Fig. 162.1.

3.4.A.5.2.- Ataifor de paredes abiertas, exvasadas y suavemente carenadas. A partir de la carena las paredes continúan rectas, ligeramente exvasadas, y se rematan en un borde recto suavemente biselado al interior. Pie anular. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XII. Fig. 162.2.

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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3.4.a.6.- de borde entrante.

3.4.A.6.1.- Ataifor de paredes exvasadas y carenadas. A partir de la carena las paredes continúan rectas y se rematan en un borde entrante, algo engrosado y redondeado, suavemente biselado al interior. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, lám. 4.1). Fig. 163.1.

3.4.A.6.2.- Ataifor de paredes exvasadas y carenadas. A partir de la carena las paredes continúan casi rectas y se rematan en un borde entrante, engrosado y redondeado. Cerámica vidriada. Cerá-mica verde y manganeso. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, lám. 4.2). Fig. 163.2.

3.4.A.6.3.- Ataifor de paredes exvasadas y carenadas. A partir de la carena las paredes continúan casi rectas y se rematan en un borde entrante, engrosado y moldurado. Cerámica vidriada. Cerámica ver-de y manganeso. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, lám. 4.3). Fig. 163.3.

3.4.B.- Ataifores carenados con las paredes entrantes a partir de la carena.

3.4.b.1.- Con el borde exvasado de perfil triangular.

3.4.B.1.1.- Ataifor de paredes exvasadas y carenadas. A partir de la carena las paredes continúan entrantes y se rematan en un borde exvasado de perfil triangular. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XII. Fig. 164.1.

3.4.b.2.- Con el borde recto biselado al interior.

3.4.B.2.1.- Ataifor de pequeño tamaño con las paredes exvasadas y carenadas. A partir de la care-na las paredes se hacen entrantes y se rematan en un borde recto y biselado al interior. Pie anular. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XII. Fig. 164.2.

Tipo 5. ■

Si bien este tipo de ataifores podría incluirse dentro del grupo 4 por ser ataifores carenados, el aspecto de las piezas es radicalmente opuesto, ya que las paredes son siempre muy exvasadas y con los bordes rectos. De pequeño tamaño. Aparecen en niveles del siglo XII y de principios del siglo XIII62.

3.5.A.- De paredes exvasadas y borde recto.

3.5.a.1.- de paredes exvasadas y borde recto y redondeado.

3.5.A.1.1.- Ataifor de paredes bajas y exvasadas, carenadas con el borde recto y redondeado. Cerá-mica vidriada. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, lám. 4.6). Fig. 165.1.

3.5.A.1.2.- Jofaina de paredes muy exvasadas, bajas y carenadas. Borde recto y redondeado. Hacia el interior en la zona de paso de las paredes al borde las pastas se ensanchan. Dos asas parten del bor-de, se desarrollan en altura, pasan por encima de aquél y finalizan en el interior del recipiente. Ce-rámica vidriada. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, fig. 3.5). Fig. 165.2.

62 Como jofaina han tipificado en Granada los ejemplares que con este perfil se han recuperado en niveles de los siglos XI y XII (RODRÍGUEZ, 1997, fig. 3; 1999, lám. 4.1). Es una forma que ha aparecido en las cuevas artificiales de la Hoya de Guadix, también en Granada (BERTRAND, 1987, lám. 3).

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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3.5.a.2.- de paredes exvasadas y borde engrosado.

3.5.A.2.1.- Ataifor de paredes exvasadas carenadas, rematadas en un borde recto, engrosado y re-dondeado. Las paredes son más anchas que el borde aunque se estrechan en la zona más cercana a ese borde. Cerámica vidriada. Torno. Siglo XII. Fig. 165.3.

Tipo 6. ■

De paredes muy exvasadas y borde engrosado. No poseemos datos sobre el tipo de base con que contó (FUERTES, 1995, 267-268, lám. 3.7). Esta pieza se fabricó en loza dorada. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII63. Fig. 166.1.

Tipo 7. ■

De paredes exvasadas, borde redondeado y solero plano64 (ROSSELLÓ-BORDOY 0, Escude-ro I). Estas piezas son características del califato, aunque en no pocos casos se han recuperado en momentos más tardíos65. En Cercadilla los ataifores de tipo 7 recuperados en estratigrafía del XII presentan motivos decorativos característicos de esta centuria, lo que impide considerar la posibilidad de que se trate de perduraciones o de intrusiones debidas a alteraciones estratigráfi-cas. Un ejemplar, seguramente importado, ha sido recogido en estratos emirales (fig. 168.1).

3.7.A.- Ataifor de borde exvasado y redondeado.

3.7.a.1.- de paredes abiertas y borde recto.

3.7.A.1.1.- Ataifor de paredes rectas, algo abiertas, borde recto, redondeado y solero plano lige-ramente convexo. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 44.1, lám. 36). Fig. 167.1.

63 Bordes similares asociados a umbos, fabricados en loza dorada y azul gótico-mudéjar, se han hallado en Almería (MU-ÑOZ y FLORES, 1990, 545, lám. II; FLORES; MUÑOZ; DOMÍNGUEZ, 1989, fig. 44) y Valencia (VICENT, 1992). En Mértola las piezas fabricadas en loza dorada se fechan entre la primera mitad del siglo XII y principios del siglo XIII, pero la mayor parte de ellas las encuadran entre la segunda mitad y finales del siglo XII (GÓMEZ MARTÍNEZ, 1997b). 64 Se documentan con gran asiduidad, al igual que en Cercadilla, enMad nat al Zahr ’ (ESCUDERO, 1988-90, 140), en Ma-dinat Ilbira (Granada) (CANO, 1990, fig. 1b), en Almuñecar (Granada)(GÓMEZ BECERRA, 1997, fig. 32) y en Marmuyas (Málaga) (NAVARRO LARA 1991, fig. 3), durante el siglo X. En Málaga se documentaron ataifores con este perfil entre los desechos de un alfar fechado en época emiral (ÍÑIGUEZ y MAYORGA, 1993, lám. 4) Este tipo de ataifor es muy común en el yacimiento de Ba ana (Pechina, Almería) fechado en un momento de transición entre el emirato y el califato (CASTILLO y MARTÍNEZ, 1993c, lám. XVI). Es común su frecuencia en Ceuta, en época califal (FERNÁNDEZ SOTELO, 1998.II, 127-131), así como en Murcia, no solamente asociados a niveles califales (NAVARRO PALAZÓN, 1990a, 34-35, fig. 5; GUTIÉ-RREZ, 1996a, 134, fig. 57), sino también a niveles de la primera mitad del siglo XII (NAVARRO PALAZÓN, 1997, nº 10). En las Dunas de Guardamar (Alicante) apareció esta forma, producida en cerámica vidriada, en niveles del siglo X y principios del siglo XI (AZUAR et alii, 1989, 28). Algunos autores prefieren adelantar la cronología de este tipo de ataifor a momentos emirales. Así por ejemplo en Jaén este tipo de piezas se asocia a momentos fechados entre finales del siglo IX e inicios del siglo X (CASTILLO, 1995, 203, fig. 5.17). También en yacimientos como en el de Mértola, este tipo de ataifor está documentado en niveles del siglo IX. En este momento las piezas no se vedrían sino que se pintan, y ya en pleno siglo X es cuando aparece el mismo perfil pero vidriado al exterior y al interior (GÓMEZ MARTÍNEZ, 1997a, fig. 8). En el sureste andaluz estas piezas tendrían claros precedentes en momentos emirales (ACIÉN et alii 1995, 131). En zonas más alejadas, como en Lleida se han recuperado en un conjunto que se ha fechado en la primera mitad del siglo X (LORIENTE, 2000), si bien, desde nuestro punto de vista, el conjunto completo debió ser algo más tardío, como mínimo de la segunda mitad del siglo o incluso algo posterior. 65 Ya en su momento Rosselló (1986-87) apuntó que los ataifores con solero plano eran piezas características del siglo X, mientras que a partir del siglo XI eran más comunes los recipientes con repiés, cuyo diámetro iba disminuyendo a medida que iba aumentando la altura de estos recipientes. Esta misma hipótesis la defiende Gómez Martínez (1994, 127) en su estudio sobre la cerámica verde y manganeso de Mértola.

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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3.7.A.1.2.- Ataifor de paredes abiertas y borde recto y redondeado. Solero plano. Cerámica vi-driada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XII. Fig. 167.2.

3.7.A.1.3.- Ataifor de paredes abiertas y borde recto y redondeado. Las paredes se ensanchan pau-latinamente desde la base hasta el borde. Solero plano. Torno. Emiral. Siglo IX. El ejemplar que re-presenta a este tipo está vidriado en color verde oliva. Casi con total probabilidad nos encontramos ante una pieza importada ya que, por lo menos hasta ahora, es el único ejemplar de ataifor localizado en niveles emirales. Es de pastas muy duras cocidas en ambiente oxidante y reductor. Además su funcionalidad estuvo más relacionada con el ornato de la vivienda que con su servicio en la mesa. Un minúsculo agujero casi en el borde nos indica que la pieza estuvo colgada66. Fig. 168.1.

3.7.a.2.- Con el borde ligeramente apuntado y engrosados en su cara interna.

3.7.A.2.1.- Jofaina de paredes abiertas y borde redondeado, ligeramente apuntado, algo engrosado en su cara interna. Solero plano. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 44.2). Fig. 168.2.

3.7.A.2.2.- Jofaina de paredes abiertas, rematadas en un borde recto y redondeado, suavemente apuntado y engrosado en su cara interna. Las paredes presentan distinto grosor. Base convexa. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Por tipología: califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI. Fig. 168.3.

3.7.a.3.- Con las paredes más gruesas que la base.

3.7.A.3.1.- Ataifor de paredes exvasadas y borde redondeado. Solero plano. Las paredes son más gruesas que la base. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 45.1, lám. 17). Fig. 169.1.

3.7.A.3.2.- Ataifor de paredes exvasadas y borde recto y redondeado. Base plana. Las paredes son más gruesas que la base. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Califal, media-dos del siglo X – principios del siglo XI. Fig. 170.1.

3.7.a.4.- las paredes más estrechas en la zona del borde.

3.7.A.4.1.- Ataifor de paredes exvasadas, abiertas, ligeramente más estrechas en la zona más cercana al borde, que es redondeado. Base plana. Cerámica vidriada. Cerámica verde y man-ganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 45.2). Fig. 170.2.

3.7.A.4.2.- Ataifor de paredes exvasadas que se estrechan ligeramente en la zona más cercana al borde, que es redondeado. Base plana. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XII. Fig. 170.3.

66 Si bien en Cercadilla no se conocen ataifores anteriores al siglo X, a excepción de la pieza que representa el tipo 3.7.A.1.3 que es importada, sí son más conocidos en yacimientos del Sureste de al-Andalus, de cuyos centros productores quizás provenga. Durante el siglo IX, los investigadores centrados en la zona oriental, han observado, al igual que ocurre con el ejemplar de Cercadilla, que los soleros son planos (ACÍEN et alii, 1995). En Málaga los ataifores vidriados emirales son bastante comunes (IÑIGUEZ y MAYORGA, 1993, lám. 4; FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ et alii, 1999, fig. 6.7-9) y recientemente han sido fechados en la segunda mitad del siglo IX y más concretamente en el último cuarto de dicha centuria, perdurando durante las primeras décadas del siglo X (ACIÉN et alii, 2003, 417-420, 432-433). El ejemplar de Cercadilla se podría tipificar dentro del grupo de ataifores de borde recto de Ba ana (Pechina, Almería) (CASTILLO y MARTÍNEZ, 1993c, 82), yacimiento de donde es probable que proceda.

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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3.7.B.- Ataifor de borde apuntado.

3.7.b.1.- Ataifor de paredes abiertas, borde ligeramente apuntado y solero plano. Cerámica vidria-da. Cerámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 46). Fig. 171.1.

3.7.b.2.- Ataifor de paredes altas y exvasadas, ligeramente entrantes en la zona más cercana al borde que es recto y apuntado. Base plana. Vidriado en color azul. Torno. Siglo XI. Fig. 171.2.

3.7.C.- Ataifor de borde entrante.

3.7.C.1.- Con las paredes más gruesas que la base.

3.7.C.1.1.- Pieza de paredes exvasadas y borde entrante y redondeado. Solero plano. Las paredes son más gruesas que la base. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Califal, me-diados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 47, lám. 18). Fig. 172.1.

3.7.C.1.2.- Ataifor de paredes exvasadas y borde ligeramente entrante y redondeado, suavemente apuntado. Las paredes son más gruesas que la base que es plana. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XII. Fig. 173.1.

3.7.C.2.- Con las paredes y la base con el mismo grosor.

3.7.C.2.1.- Ataifor de paredes exvasadas, borde entrante y redondeado. Base plana. Cerámica vi-driada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XI. Fig. 173.2.

Tipo 1/7. ■

En este tipo agrupamos a todos aquellos ataifores de paredes curvas, exvasadas y abiertas, con bordes rectos más o menos redondeados, cuyo estado de fragmentación impide adscribirlos con seguridad al tipo 1 o al tipo 7 y que, sin embargo, consideramos importante conocerlos y tenerlos en cuenta, ya que constituyen un grupo muy numeroso, sobre todo durante la etapa califal67.

3.1/7.A.- Ataifor de borde redondeado

3.1/7.a.1.- Piezas de paredes casi rectas y bordes rectos y redondeados. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 48.1). Fig. 174.1.

67 Ataifores de paredes curvas, borde recto y redondeado y que no conservan la base, se han localizado en la Rábita de Guardamar (Alicante), en niveles de ocupación de los siglos X y principios del XI (AZUAR et alii, 1989, 65), en Alme-ría en el siglo X (CANTERO y EGEA, 1994, lám. 2), en Málaga entre los restos de desechos de alfar de época emiral (ÍNIGUEZ y MAYORGA, 1993, lám. 4), en Mesas de Asta (Cádiz) se recuperaron junto a materiales de los siglos XI y XII (OLMO, 1986). En el conjunto de Setefilla (Sevilla), fechado entre los siglos X y XI, también se han recuperado ataifores de borde redondeado (KIRCHNER, 1986, passim). En Sevilla se recogieron fragmentos de ataifores de bordes redondeados en niveles califales (OLIVA y TABALES, 2003, fig. 7) y de la primera mitad del siglo XIII (LAFUENTE, 1999a, fig. 2.4). En algunos yacimientos de Jaén se localizan desde momentos emirales, concretamente desde el siglo IX (CASTILLO, 1998, 50, fig. 10), en Badajoz han sido fechados durante el siglo XI (VALDÉS, 1985, 92.2-8, 104-1-11, 118.3, 120.1-14, 121.1-2), así como en Zaragoza (VILADES, 1986, lám. 2.3). En Lleida se han fechado ataifores de este tipo desde la primera mitad del siglo X (LORIENTE, 2000). Sobre las numerosas variantes de este tipo véase, entre otros, GÓMEZ MARTÍNEZ, 1996.

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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3.1/7.a.2.- Piezas de paredes abiertas y bordes rectos, redondeado, ligeramente engrosados. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 48.2). Fig. 174.2.

3.1/7.a.3.- Piezas de paredes cortas, muy abiertas y bordes rectos y redondeados. Cerámica vidria-da. Cerámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 48.3). Fig. 174.3.

3.1/7.a.4.- Piezas de paredes exvasadas, altas y bordes rectos y redondeados. la zona donde finaliza la base y comienza el desarrollo de las paredes se diferencia a través de una ligera carena. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 48.4). Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, lám. 2.7). Fig. 174.4.

3.1/7.a.5.- Piezas de paredes bastante abiertas y bordes rectos y redondeados. Cerámica vidriada. Ce-rámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUER-TES, 2002, fig. 49.1). Fig. 175.1.

3.1/7.a.6.- Con las paredes curvas, sin cambios de ningún tipo en su recorrido y el borde recto y re-dondeado.

3.1/7.A.6.1.- Ataifor de paredes exvasadas, curvas y borde recto y redondeado. Cerámica vidria-da. Cerámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 49.2). Fig. 175.2.

3.1/7.A.6.2.- Ataifor de paredes exvasadas, curvas y borde recto y redondeado. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XII. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, lám. 1.3; 1.6; 3.4). Fig. 175.3.

3.1/7.a.7.- Piezas de paredes altas, abiertas y bordes rectos, redondeados, ligeramente engrosados. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 49.3). Fig. 175.4.

3.1/7.a.8.- Piezas de paredes muy rectas y altas, bordes redondeados. La pieza presentada es una jofaina. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 49.4). Fig. 175.5.

3.1/7.a.9.- Piezas de paredes exvasadas, muy finas y bordes redondeados. La pieza presentada es una jofaina. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 50.1). Fig. 176.1.

3.1/7.a.10.- ataifores de paredes muy exvasadas, quebradas y borde redondeado. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUER-TES, 2002, fig. 50.2). Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, lám. 1.2; 1.4). Fig. 176.2.

3.1/7.a.11.- Piezas de paredes muy exvasadas, no demasiado altas, y bordes redondeados. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 50.3). Fig. 176.3.

3.1/7.a.12.- de paredes exvasadas y bordes redondeados. Las paredes y el borde se separan por una inflexión.

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3.1/7.A.12.1.- Ataifor de paredes exvasadas, curvas con una pequeña inflexión en la zona más cercana al borde que es ligeramente exvasado y redondeado. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 50.4). ). Fig. 176.4.

3.1/7.A.12.2.- Ataifor de paredes exvasadas, curvas rematadas en un borde –que se separa de las paredes a través de una inflexión- ligeramente exvasado y redondeado. Cerámica vidriada. Cerá-mica verde y manganeso. Torno. Siglo XII. Fig. 176.5.

3.1/7.B.- Ataifores de bordes redondeados algo apuntados.

3.1/7.b.1.- de borde más ancho que las paredes y apuntado.

3.1/7.B.1.1.- Ataifor de paredes exvasadas, gruesas y borde recto apuntado. Cerámica vidriada. Ce-rámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUER-TES, 2002, fig. 51). Fig. 177.1.

3.1/7.b.2.- de borde más estrecho que las paredes y apuntado.

3.1/7.B.2.1.- Ataifor de paredes muy exvasadas, gruesas, que se estrechan en la zona del borde que es recto y apuntado. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI. Fig. 177.2.

3.1/7.C.- Ataifores de bordes entrantes y redondeados.

3.1/7.C.1.- Piezas de paredes exvasadas, los bordes redondeados, cambian de dirección respecto a las paredes de una forma suave y se hace más vertical. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 53.1). Fig. 178.1.

3.1/7.C.2.- Piezas de paredes exvasadas, los bordes, redondeados, son verticales. El cambio de di-rección del borde se realiza de una manera brusca con respecto a las paredes del recipiente. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 53.2). Fig. 178.2.

3.1/7.C.3.- Paredes entrantes en la zona más cercana al borde que son rectos y redondeados.

3.1/7.C.3.1.- Ataifor de paredes exvasadas, curvas, ligeramente entrantes en la zona del borde, que es recto y redondeado. La pieza presentada es una jofaina. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 53.3). Fig. 178.3.

3.1/7.C.3.2.- Ataifor de paredes exvasadas, curvas, ligeramente entrantes en la zona del borde, que es recto y redondeado. El borde es algo más estrecho que las paredes. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Siglo XII. Fig. 178.4.

3.1/7.C.4.- Jofainas de paredes exvasadas y bordes entrantes, engrosados y ligeramente moldurados al interior. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 53.4). Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, lám. 1.5). Fig. 178.5.

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3.1/7.C.5.- Pieza de paredes exvasadas y borde ligeramente entrante y engrosado. La pieza presen-tada es una jofaina. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 53.5). Fig. 178.6.

3.1/7.D.- Ataifores de bordes redondeados, ligeramente biselados.

3.1/7.d.1.- Piezas de paredes exvasadas y bordes redondeados, ligeramente biselados hacia el interior. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 52). Fig. 179.1.

FamIlIa 4. Tinajas.

Cerámica de almacenamiento.•Forma cerrada. Forma abierta. •Técnica de fabricación: mano, torno lento, torno.•Producción: cerámica común, cerámica vidriada, cerámica cuerda seca.•Tinaja: “• (Del latín Tinacula, de Tina). Vasija grande de barro cocido, y a veces vidriado, mucho más ancha por el medio que por el fondo y por la boca, y que encajada en un pie o aro, o empotrada en el suelo, sirve ordinariamente para guardar agua, aceite u otros líquidos” (D.R.A.E., 1996, 1403).Tinaja: “• Contenedor grande, o muy grande generalmente de difícil manejo, aunque su transporte pueda llevarse a cabo con ayuda de alforjas acopladas a una caballería. Nombre árabe: Jâbîya” (ROSSELLÓ-BORDOY, 1991, 162).

Se trata de grandes vasijas destinadas a la contención de alimentos, tanto sólidos (fundamental-mente grano) como líquidos (aceite o agua). Estas vasijas presentan casi siempre una morfología muy similar. Los cuerpos son globulares y se estrechan en la zona de las bases, que son planas. Los bordes suelen ser exvasados.

En la mayor parte de los casos las pastas son anaranjadas y presentan gran cantidad de desgrasantes de todos los tamaños, siendo muy abundantes los gruesos y en menor medida los muy gruesos, aunque hemos documentado algunos tipos elaborados con arcillas muy decantadas. Generalmente las superficies de estos recipientes están bizcochadas y no presentan diseños decorativos complejos -uno o varios cordones aplicados con digitaciones, o varias líneas incisas- y es así como las hemos documentado en Cercadilla durante el emirato y el califato. En los niveles de ocupación más tar-díos, durante el siglo XII o los primeros años del siglo XIII, algunos ejemplares se vidriaron, se fabricaron en cuerda seca y se decoraron con estampillas.

Normalmente estas piezas no tienen asas, ya que la presencia de las mismas y en muchos casos ca-rece de utilidad, pues se fabrican con la intención de ser empotradas o en el suelo o en mostradores. De la primera manera las hemos documentado en numerosas ocasiones, tanto durante el califato como durante el siglo XII. Sin embargo no son desconocidos los ejemplares con asas, en algunos casos de aleta, que se disponen en los hombros (fig. 190.3). Gracias a ellas las tinajas se podrían desplazar con un movimiento rotatorio, sobre sí mismas, ya que de otra manera resultaría del todo imposible, sobre todo cuando se encontrasen colmadas. Más raras son las asas pequeñas situadas en la boca o en el cuello (fig. 193.1, 193.3, 193.4).

Por lo general estos recipientes se han localizado muy fragmentados, por lo que en esta tipología son muy pocos los tipos completos. Sin embargo, son todos muy similares siendo en los bordes donde se observan las mayores diferencias.

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Hemos diferenciado 6 tipos:

Tipo 1.- Recipientes grandes, de paredes globulares, cuellos rectos o exvasados, bocas de •gran diámetro y bordes exvasados muy desarrollados. Bases planas o ligeramente convexas. Común. Siglos VIII al XI. Tipo 2.- Base estrecha, paredes rectas, boca de idéntico tamaño al de las paredes y borde •exvasado de sección cuadrangular. Base plana. Común. Siglo XII – principios siglo XIII. Tipo 3.- Paredes globulares, hombros horizontales, cuello largo y cilíndrico y borde •exvasado. Vidriada y estampillada. Siglo XII – principios siglo XIII. Tipo 4.- Recipientes de gran tamaño, con paredes globulares en la panza y entrantes en •la zona de los bordes. Boca pequeña con el borde exvasado. Base plana. Común. Aparecen durante los primeros años del emirato, pero su mayor desarrollo se producirá en el califato y en el siglo XII. Tipo 5.- Recipientes de tamaño mediano y de paredes estrechas. Cuerpos globulares y •bordes exvasados. Cerámica común. Siglos VIII –IX.Tipo 6.- Recipientes con el cuello cilíndrico y estrecho desde el que parten las asas que, •probablemente, finalizarían en los hombros. Desconocemos la forma del cuerpo y de la base. Cerámica común. Siglos IX – XI.

Tipo 1. ■

Recipientes muy grandes, con cuellos más o menos desarrollados, rectos o exvasados, bocas de gran diámetro (entre 40-60 cm.) y bordes exvasados, engrosados, generalmente muy desarrollados. Las bases son planas o ligeramente convexas y por lo general son más estrechas que la boca.

4.1.A.- De cuello recto y borde de sección lenticular.

4.1.a.1.- de cuello recto y borde de sección lenticular, más engrosado en la parte externa que al inte-rior. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 54.1). Fig. 181.1.

4.1.a.2.- de cuello recto, ligeramente exvasado, y borde de sección lenticular y caído.

4.1.A.2.1.- Tinaja de cuello recto, ligeramente exvasado y borde de sección lenticular algo caído hacia el exterior. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 54.2). Fig. 181.2.

4.1.A.2.2.- Tinaja de cuello exvasado, borde engrosado, de sección lenticular y caído. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII – IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 85.3667). Fig. 181.3.

4.1.A.2.3.- Tinaja de cuello exvasado, borde engrosado, muy largo y caído. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII –IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 85.3668). Fig. 181.4.

4.1.a.3.- de cuello recto y borde de sección lenticular, más elevado en su lado exterior y más caído en su interior donde es ligeramente apuntado. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 54.3). Fig. 182.1.

4.1.a.4.- de cuello recto y borde muy engrosado de sección lenticular. Común. Torno. Califal, media-dos siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 54.4). Fig. 182.2.

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4.1.B.- De cuello recto y borde muy engrosado.

4.1.b.1.- de cuello recto y borde ligeramente entrante, muy engrosado. Común. Torno. Califal, me-diados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 55.1). Fig. 182.3.

4.1.b.2.- de cuello recto y borde muy engrosado y redondeado. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 55.2). Fig. 182.4.

4.1.b.3.- de cuello recto y borde muy exvasado y engrosado.

4.1.B.3.1.- Tinaja de boca de gran diámetro, igual que el cuello que es recto rematado en un borde muy exvasado y engrosado de sección triangular. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – prin-cipios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 55.3). Fig. 183.1.

4.1.B.3.2.- Tinaja de boca de gran diámetro, al igual que el cuello que es recto y se remata en un borde muy exvasado y muy engrosado, tanto es así que su tamaño supera con mucho el grosor de las paredes. El borde es de sección triangular al exterior, y biselado al interior. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 183.2.

4.1.B.3.3.- Tinaja de grandes dimensiones con el diámetro de la boca igual que el del cuello, que es recto y rematado en un borde muy exvasado, engrosado y de sección triangular. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 183.3.

4.1.C.- De cuello exvasado y borde engrosado.

4.1.C.1.- de cuello exvasado y borde muy engrosado, sobre todo hacia el exterior.

4.1.C.1.1.- Tinaja de cuello exvasado, algo curvo al interior, rematado en un borde muy engrosado, sobre todo al exterior y de sección lenticular. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 56.1). Fig. 184.1.

4.1.C.1.2.- Tinaja de grandes dimensiones, con la boca de igual diámetro que el cuello que es exvasado, muy engrosado, sobre todo hacia el exterior, de sección triangular. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 184.2.

4.1.C.1.3.- Tinaja de cuello exvasado y borde exvasado, muy engrosado y caído. Común. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994b, fig. 6.5). Fig. 184.3.

4.1.C.2.- de cuello ligeramente exvasado y borde engrosado, sobre todo hacia el exterior. El labio es plano. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 56.2). Fig. 184.4.

4.1.C.3.- Piezas de paredes globulares, basse planas y bordes exvasados, engrosados y redondeados. El labio es plano. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 57). Fig. 185.1.

4.1.D.- De cuello recto y borde exvasado de sección triangular.

4.1.d.1.- Tinajas de grandes dimensiones, bases planas, cuerpos globulares, cuellos cilíndricos, de pa-redes rectas rematadas en un borde exvasado de sección triangular. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 186.1.

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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Tipo 2. ■

Hoy por hoy solamente hemos podido documentar un único ejemplar correspondiente a este tipo, por lo que nos abstenemos de establecer subtipos, variantes y subvariantes.

Se trata de un recipiente de más de 0,6 m. de altura, que al contrario que el resto de los tipos co-nocidos, se encuadra dentro del grupo de formas abiertas, ya que cuenta con un diámetro de boca más amplio que el diámetro de la base. Es un gran contenedor, de base plana, paredes exvasadas rematadas en un borde exvasado de sección cuadrangular. Una carena en la zona mesial del reci-piente, obliga a un cambio, poco brusco, en la dirección de las paredes68. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, 271-272, lám. 10.2). Fig. 187.1.

Conservamos, igualmente, un fragmento, muy pequeño de un gran contenedor que bien po-dría estar incluido dentro de este tipo de tinajas. Sin embargo, las dimensiones del fragmento nos obligan a ser cautos ya que podemos estar ante una tinaja o, tal vez, un brocal de un pozo. La decoración del fragmento, estampillada, fecha a la pieza en torno a los siglos XII o XIII69. Fig. 188.1.

Tipo 3. ■

Tinajas de hombros muy marcados, cuerpo globular, cuello cilíndrico de paredes exvasadas. El cuello es mucho más estrecho en la zona de unión con el cuerpo que en la boca. Esta cualidad permitiría el apilamiento de las tinajas, en posición invertida, cuando no funcionaran como con-tenedores, ya que sus bases, muy estrechas, se diseñaron para encajarlas en soportes destinados a tal fin. El cuello finaliza en un borde exvasado y caído. Se trata de un recipiente vidriado y con decoración estampillada, características ambas asociadas a fechas tardías, acordes con la crono-logía propuesta por nosotros70. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, 271-272, lám. 10.1). Fig. 188.2.

Hoy por hoy solamente hemos podido documentar un único ejemplar correspondiente a este tipo, por lo que nos abstenemos de establecer subtipos y variantes.

68 Contenedores de gran tamaño, de boca amplia y paredes rectas, algunos de ellos decorados con estampillas, se han recuperado en niveles del siglo XIII en Saltés (Huelva) (BAZZANA y CRESSIER, 1989, fig. 35). 69 Esta pieza no se documentó dentro de un registro arqueológico claro, sino que se localizaba en uno de los estratos de relleno que cubría al yacimiento y que fue utilizado durante mucho tiempo como huerta. En este tipo de estrato los ma-teriales arrojan cronologías que abarcan desde el siglo X hasta el siglo XV o incluso más avanzadas.70 Aguado (1991) recoge un repertorio interesante de tinajas estampilladas, consideradas de origen cordobés, fechadas entre los siglos XII y XIII. De características morfológicas y decorativas muy similares en “El Castillejo” de los Guájares, en Granada, con una cronología entre los siglos XIII-XIV (GARCÍA PORRAS, 2001, 545-548). También en Granada se han localizado ejemplares muy similares, incluso hasta en el color del vedrío (PÉREZ LÓPEZ, 1995a, 387), fechados en época almohade, en el siglo XIII. Con esa cronología coinciden los recipientes de características semejantes de Sevilla (LAFUENTE, 1995, 297). De la segunda mitad del siglo XII son los fragmentos de tinajas estampillados sobre barro solamente bizcochado o vidriado en verde, recuperados en Jerez de la Frontera (Cádiz) (MOTES, 1987-88). También se han documentado en Almería de los siglos XII y XIII (FLORES y MUÑOZ, 1993, 134-136). En Murcia se han localizado con esa misma cronología (NAVARRO PALAZÓN, 1986, passim). Ejemplares casi idénticos se documentan en Mértola, fechados entre la segunda mitad del siglo XII y la primera mitad del siglo XIII (KAHWLI, 1993, fig. 1-4). También en la localidad portuguesa de Alcácer do Sal se han recuperado tinajas estampilladas y vidriadas como nuestro tipo 3 (CARVALHO y FARIA, 1993, fig. 23-29; CAVALEIRO y RAFAEL, 2001, fig. 5), así como en el Castillo de Silves (VARELA, 1991). De la segunda mitad del siglo XII son las de Beja (CORREIA, 1991).

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Tipo 4. ■

Recipientes de gran tamaño, con paredes globulares en la panza y entrantes en la zona de los bordes. La base es plana. Se rematan en un borde exvasado. Boca pequeña en relación con las di-mensiones del recipiente71.

4.4.A.- De cuello entrante, estrangulado y borde exvasado.

4.4.a.1.- de cuello entrante, estrangulado, y borde exvasado y engrosado de líneas redondeadas.

4.4.A.1.1.- Tinaja de paredes globulares que dan paso, marcado a través de una carena, a un cuello entrante, estrangulado, rematado en un borde exvasado, muy engrosado, de sección triangular pero de líneas redondeadas. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUER-TES, 2002, fig. 58.1)72. Fig. 189.1.

4.4.A.1.2.- Tinaja de cuello entrante, estrangulado, rematado en un borde exvasado, en-grosado de sección cuadrangular, aunque de líneas redondeadas. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 189.2.

4.4.A.1.3.- Tinaja de cuello entrante, estrangulado, rematado en un borde exvasado, algo engrosa-do de sección lenticular. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 189.3.

4.4.A.1.4.- Tinaja de cuello entrante, estrangulado, rematado en un borde exvasado, algo engrosa-do, de líneas redondeadas y caído. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 190.1.

4.4.a.2.- de cuello entrante, estrangulado, y borde exvasado y engrosado de aristas marcadas.

4.4.A.2.1.- Tinaja de cuello entrante, estrangulado, diferenciado de las paredes que son globu-lares, a través de una marcada carena, y rematado en un borde exvasado, algo engrosado y de sección cuadrangular. Las aristas del borde han sido muy marcadas. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 190.2.

4.4.a.3.- de cuello estrangulado.

4.4.A.3.1.- Tinaja de paredes globulares y por tanto entrante en los hombros. Casi sin cuello, éste queda marcado a través de un fuerte estrangulamiento que da paso a un borde muy exvasado y redondeado. En la zona de los hombros se disponían dos asas de aletas. Base plana. Común. Torno. Emiral de transición, siglo IX – principios siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, 152, fig. 89.717). Fig. 190.3.

4.4.B.- De cuello entrante, borde exvasado.

4.4.b.1.- de cuello entrante, borde exvasado muy engrosado.

4.4.B.1.1.- Tinaja de cuello entrante rematado en un borde exvasado, muy engrosado, ligeramente biselado al interior y de sección cuadrangular. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – princi-pios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 58.2). Fig. 191.1.

71 En Mad nat al Zahr ’ existen piezas de características muy similares (VALLEJO y ESCUDERO, 1999, fig. 21-24). 72 El tipo 1 de la serie de Mad nat al Zahr ’ es de características morfológicas idénticas al de Cercadilla (VALLEJO y ESCUDERO, 1999, fig. 22.1).

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4.4.B.1.2.- Tinaja de cuello entrante rematado en un borde exvasado, engrosado de sección trian-gular. Si bien la pieza es de grandes dimensiones hay que hacer notar que el diámetro de la boca es más pequeño que el del cuello, lo que hace a la forma muy cerrada. Común. Torno. Torno lento. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 191.2.

4.4.B.1.3.- Tinaja de cuello entrante, rematado en un borde exvasado, muy engrosado de sección len-ticular, con el borde exterior algo apuntado y caído al interior. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 191.3.

4.4.C.- De cuello entrante, borde exvasado, algo engrosado de sección lenticular, rematado en un perfil apuntado. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 58.3). Fig. 192.1.

4.4.D.- Tinaja de cuello entrante, algo abombado en la zona más cercana al borde que es recto, engrosado y con el labio plano. Por el momento sólo hemos documentado un fragmento perte-neciente a este tipo de recipientes, por lo que no diferenciamos variantes o subvariantes. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 192.2.

Tipo 5. ■

Se trata de recipientes de tamaño mediano y de paredes estrechas. Cuerpos globulares y bordes exvasados. Más que tinajas, son recipientes de almacenamiento, de grandes dimensiones, pero más vinculados a una tipología más cercana a la de la familia 1.

4.5.A.- Recipientes de cuello cilíndrico, estrangulado y bordes exvasados.

4.5.a.1.- recipientes de cuello cilíndrico, estrangulados, bordes exvasados de sección triangular.

4.5.A.1.1.- Recipiente de cuello cilíndrico, rematado en un borde exvasado de sección triangular, de aristas marcadas. Con dos asas que parten del borde y se elevan por encima de él. Descono-cemos donde finalizarían. Común. Torno. Emiral, siglos VIII-IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, 134, fig. 79. 1195). Fig. 193.1.

4.5.A.1.2.- Recipiente de cuello cilíndrico rematado en un borde exvasado, algo engrosado de sección triangular pero con las líneas redondeadas. Común. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994b, fig. 6.3). Fig. 193.2.

Tipo 6. ■

No contamos con ninguna pieza completa, por lo que desconocemos si el cuerpo era globular o más piriforme. Se caracterizan por tener el cuello cilíndrico y estrecho y desde éste parten las asas, que, probablemente, finalizarían en los hombros.

4.6.A.- Con el borde exvasado.

4.6.a.1.- de borde exvasado y redondeado.

4.6.A.1.1.- De cuello estrecho de paredes entrantes y boca de pequeño diámetro con borde exvasado y redondeado. Dos asas parten de la zona alta del cuello en el punto de unión con el borde. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 59). Fig. 193.3.

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4.6.A.1.2.- Tinaja de cuello cilíndrico, estrecho rematado en un borde exvasado, algo engrosado y re-dondeado. Las dos asas parten desde la mitad del cuello. Común. Torno. Emiral, ¿siglo IX?. Fig. 193.4.

FamIlIa 5. lebrillos

Cerámica asociada a cualquier ambiente doméstico.•Forma abierta.•Técnica de fabricación: torno.•Producción: cerámica común.•Lebrillo: “• De origen incierto. Vasija de barro vidriado, de plata u otro metal, más ancha por el borde que por el fondo, y que sirve para lavar ropa, para baños de pies y otros usos” (D.R.A.E., 1992, 874).Lebrillo: “• Contenedor de forma abierta, su funcionalidad es múltiple. Si presenta paredes altas podría identificarse con la Tina, pieza especializada en el lavado doméstico (colada). Nombre árabe: librîl, Qasrîya, Qadh” (ROSSELLÓ-BORDOY, 1991, 169).

Piezas de paredes exvasadas muy abiertas y base plana o ligeramente convexa. Las bocas son de gran diámetro. La superficie interna de las piezas está, siempre, muy alisada, incluso en algún caso, los menos, presenta al interior un acabado espatulado o bruñido. Hasta el momento todas las pie-zas recuperadas se han fabricado en cerámica común. Las arcillas fueron poco decantadas por lo que contienen numerosos desgrasantes, sobre todo de cuarzo y mica, de tamaño medio y fino y, en menos ocasiones, de tamaño grueso.

La cocción de estas piezas es casi siempre de tipo oxidante por lo que las pastas poseen tonos roji-zos, tanto al exterior como al interior, o blanquecinos. En ocasiones se observa nervio de cocción, aunque no se ha documentado ningún lebrillo con las superficies grises.

Son formas muy abiertas, con un amplio diámetro de boca, que suele superar los 30 cm., llegando a alcanzar en muchos ejemplares más de 60 cm. La inmensa mayoría de estas piezas poseen las pa-redes exvasadas y los bordes exvasados y desarrollados, sin embargo se ha podido diferenciar, tam-bién, un tipo con las paredes entrantes. Estuvieron destinadas a multitud de actividades domésticas relacionadas con la higiene personal y de las viviendas, con tareas agrícolas o ganaderas e incluso, algunas de ellas, estuvieron en íntima relación con el mundo de los muertos, ya que sirvieron como cubiertas de algunas de las tumbas mozárabes que se localizan en el yacimiento.

Si bien la mayoría de estos recipientes no se decoró, algunos se adornaron con meandros incisos o con cordones aplicados decorados con digitaciones.

Los lebrillos de paredes exvasadas (tipo 1) cuentan con idénticas características morfológicas que los braseros, con la única diferencia de que éstos últimos presentan las paredes internas completamente quemadas.

Se han diferenciado dos tipos73:

Tipo 1.- De paredes exvasadas y base plana, a veces ligeramente convexa. Cerámica común. •Aparece en todas las fases medievales islámicas documentadas en Cercadilla y es, junto con los jarros tipo 1B y los candiles, una familia clave para distinguir los niveles emirales de los pre-islámicos.

73 En los primeros trabajos llevados a cabo sobre el material cerámico medieval del yacimiento de Cercadilla consideramos oportuno establecer para esta forma tres tipos (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996).

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Tipo 2.- De paredes curvas y base plana, a veces ligeramente convexa. Cerámica común. •Aparece en todas las fases medievales islámicas documentadas en Cercadilla.

Tipo 1. ■

De paredes exvasadas.

5.1A.- De paredes exvasadas y borde engrosado74.

5.1.a.1.- de paredes exvasadas y borde engrosado con perfil cuadrangular.

5.1.A.1.1.- Lebrillo de paredes exvasadas, y borde engrosado. Los filos del borde no son redondea-dos, por lo que el borde ofrece un perfil casi cuadrangular. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 60.1). Fig. 194.1.

5.1.A.1.2.- Lebrillo de paredes exvasadas rematadas en un borde engrosado y facetado, ofreciendo un perfil casi cuadrangular. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII - IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 85.3721). Fig. 194.2.

5.1.A.1.3.- Lebrillo de paredes exvasadas, rematadas en un borde engrosado, varias veces facetado y algo caído. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 194.3.

5.1.A.1.4.- Lebrillo de paredes exvasadas rematadas en un borde exvasado, engrosado, casi redon-deado, pero facetado en uno de sus extremos, lo que le confiere un perfil más cuadrangular. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 195.1.

5.1.a.2.- de paredes exvasadas y borde recto, muy engrosado, de perfil redondeado.

5.1.A.2.1.- Lebrillo de paredes muy exvasadas rematadas en un borde recto, algo engrosado de perfil redondeado. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 60.2). Fig. 195.2.

5.1.A.2.2.- Lebrillo de paredes exvasadas, altas, rematadas en un borde recto y redondeado. El borde, aunque exvasado, no es muy saliente con respecto a las paredes y parece, sin estar-lo, aplicado. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, fig. 8.5). Fig. 196.1.

5.1.A.2.3.- Lebrillo de paredes exvasadas, altas y borde muy engrosado y redondeado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 196.2.

5.1.A.2.4.- Lebrillo de paredes exvasadas rematadas en un borde engrosado y redondeado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 196.3.

74 Un tipo similar al que aquí presentamos, ha sido fechado en momentos emirales en yacimientos del Sureste peninsular (ACIÉN et alii, 1995, 137). En Mad nat al Zahr ’ este tipo, junto con los de borde de sección triangular, es muy común (VALLEJO y ESCUDERO, 1999, 26 a 27), al igual que en la Marca Media (RETUERCE, 1998, 341-346, fig. 398-404). En Cercadilla, también hemos recuperado esta variante del tipo 1 en todas las etapas documentadas. Al ser una forma muy funcional, su presencia está documentada en casi todos los yacimientos peninsulares. Una de relación de los mismos en RETUERCE, 1998, y más recientemente, sobre todo para las piezas con cronología más moderna, en KIR-CHNER, 2002.

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5.1.A.2.5.- Lebrillo de paredes exvasadas, algo curvas en la zona más alta y borde muy engrosado y redondeado. Común. Torno. ¿Siglo XII?. Fig. 196.5.

5.1.A.2.6.- Lebrillo de paredes exvasadas, casi rectas, algo curvas en la zona más cercana al borde que es exvasado, muy engrosado y redondeado. Las asas parten del borde. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 197.1.

5.1.a.3.- de paredes exvasadas y borde exvasado, algo engrosado y redondeado.

5.1.A.3.1.- Lebrillo de paredes exvasadas rematadas en un borde exvasado, ligeramente engrosado y redondeado. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 60.3). Fig. 197.1.

5.1.A.3.2.- Lebrillo de paredes exvasadas y borde exvasado, ligeramente engrosado, redondeado y algo caído. Base plana. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 197.2.

5.1.A.3.3.- Lebrillo de paredes exvasadas, algo curvadas, rematadas en un borde exvasado, algo engrosado y redondeado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 198.1.

5.1.A.3.4.- Lebrillo de paredes muy exvasadas rematadas en un borde exvasado, algo engrosado, redondeado y biselado al interior. Común. Torno. Siglo XII – principios del siglo XIII (FUER-TES, 1995, fig. 8.2). Fig. 198.2.

5.1.A.3.5.- Lebrillo de paredes exvasadas, y borde exvasado y redondeado. Común. Torno. ¿Siglo XII?. Fig. 198.3.

5.1.B.- De paredes exvasadas y borde de sección triangular75.

5.1.b.1.- de paredes exvasadas y borde de sección triangular, de perfil romo.

5.1.B.1.1.- Lebrillo de paredes exvasadas, molduradas en su parte alta y rematadas en un borde de sección triangular, de perfil romo y ligeramente caído. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 61.1). Fig. 199.1.

5.1.b.2.- de paredes exvasadas y borde exvasado y engrosado de perfil triangular.

5.1.B.2.1.- Lebrillo de paredes muy exvasadas, rematadas en un borde exvasado, algo engrosado y de perfil triangular. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUER-TES, 2002, fig. 61.2). Fig. 199.2.

5.1.B.2.2.- Lebrillo de paredes exvasadas, no muy altas, y borde exvasado, algo engrosado de perfil triangular. Base plana. Común. Torno. ¿Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI? 76. Fig. 199.3.

5.1.B.2.3.- Lebrillo de base plana, paredes exvasadas, rematadas en un borde engrosado de perfil triangular. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 200.1.

75 Los lebrillos de perfil triangular, así como los de bordes engrosados, fechados entre los siglos XIII y XIV, son comunes en el yacimiento granadino de “El Castillejo” de los Guájares (GARCÍA PORRAS, 2001, 561-569). 76 Realmente nos encontramos ante una pieza de pequeñas dimensiones, muy poco común. Sin embargo, el grosor de sus paredes, así como la decoración y el hecho de que estuviera engobada al exterior en color rojo, nos llevan a pensar que se trata de un recipiente asociado a esta familia.

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5.1.b.3.- de paredes exvasadas y borde de sección triangular.

5.1.B.3.1.- Lebrillo de base plana, paredes exvasadas, algo curvadas en su lado exterior y borde exvasado de perfil triangular. Común. Torno. Califal, mediados del siglo IX – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 61.3). Fig. 200.2.

5.1.B.3.2.- Lebrillo de base ligeramente convexa, paredes muy bajas, exvasadas, aunque curvas en su lado externo rematadas en un borde exvasado, de perfil triangular. Común. Torno. Emiral, ¿siglo IX?. Fig. 200.3.

5.1.B.3.3.- Lebrillo de base plana, paredes exvasadas, muy cortas, rematadas en un borde exvasado, de perfil triangular. La zona de unión entre la base y las paredes se resalta por una inflexión. Co-mún. Torno. Emiral, ¿siglo IX?. Fig. 200.4.

5.1.B.3.4.- Lebrillo de paredes muy exvasadas, muy alisadas al interior, casi resbaladizas, rematadas en un borde exvasado de perfil triangular. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII-IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 85.4445). Fig. 201.1.

5.1.B.3.5.- Lebrillo de paredes muy exvasadas, curvas al interior, muy alisadas al interior, rematadas en un borde exvasado de perfil triangular con el labio plano. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII- IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 85.3788). Fig. 201.2.

5.1.B.3.6.- Lebrillo de paredes muy exvasadas rematadas en un borde recto, algo engrosado, de perfil triangular. Común. Torno. Emiral. Siglo IX. Califal, mediados del siglo X – principios siglo XI. Fig. 201.3.

5.1.B.3.7.- Lebrillo de paredes exvasadas, algo más engrosadas en la zona más cercana al borde que es exvasado de perfil triangular. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 201.4.

5.1.C.- De paredes exvasadas y borde moldurado en el labio77.

5.1.C.1.- de borde exvasado y moldurado en el labio superior pero engrosado y redondeado al exterior.

5.1.C.1.1.- Lebrillo de paredes muy exvasadas, rematadas en un borde muy exvasado y moldurado en su labio superior. El perfil exterior es redondeado. La unión entre las paredes y el borde se resalta a través de una inflexión. Común. Torno. ¿Siglo XII?. Fig. 202.1.

5.1.C.1.2.- Lebrillo de paredes exvasadas, rematadas en un borde exvasado con el labio superior moldurado. El perfil exterior es redondeado. Común. Torno. ¿Siglo XII?. Fig. 202.2.

5.1.C.1.3.- Lebrillo de base convexa, de paredes exvasadas, muy altas, rematadas en un borde de perfil exterior redondeado y el labio superior moldurado. La moldura, al interior es casi a bisel. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, lám. 8.4). Fig. 202.3.

5.1.C.2.- de borde exvasado y moldurado en el labio superior y rematado al exterior en pico.

5.1.C.2.1.- Lebrillo de paredes exvasadas, con varias curvaturas rematadas en un borde exvasado, en pico y con el labio superior moldurado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 202.4.

77 Nos encontramos ante piezas características de momentos tardíos muy documentadas en el siglo XII y sin presencia en momentos anteriores. Los bordes moldurados al interior, o mejor bífidos, son muy característicos de estos momentos. Se localizan en Mallorca asociados a materiales del siglo XIII (PONS y RIERA, 1988, fig. 24.5).

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5.1.C.2.2.- Lebrillo de paredes muy altas, exvasadas, con varias curvaturas, rematadas en un borde exvasado, en pico y con el labio moldurado, casi biselado. Común. Torno. Siglo XII- XIII (FUER-TES, 1995, lám. 8.1). Fig. 202.5.

5.1.C.3.- de borde exvasado y moldurado en el labio superior y facetado.

5.1.C.3.1.- Lebrillo de paredes exvasadas, muy estrechas con el labio moldurado o, mejor, rehun-dido y borde exterior facetado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 203.1.

5.1.C.4.- de borde moldurado y sección triangular.

5.1.C.4.1.- Lebrillo de paredes exvasadas, estranguladas al exterior lo que provoca al interior un abombamiento de las mismas, rematadas en un borde recto, moldurado en el labio y de sección triangular. Base plana. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII 78. Fig. 203.2.

5.1.D.- De borde redondeado.

5.1.d.1.- de borde exvasado y redondeado.

5.1.D.1.1.- Lebrillo de paredes exvasadas y borde exvasado y redondeado. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 62.1). Fig. 203.3.

5.1.D.1.2.- Lebrillo de paredes exvasadas, altas y borde exvasado y redondeado, con el labio supe-rior plano y con un pequeño apéndice debajo del borde. Común. Torno. ¿Siglo XII?. Fig. 203.4.

5.1.d.2.- borde recto y redondeado.

5.1.D.2.1- Lebrillo de paredes exvasadas y borde recto y redondeado. Común. Torno. Califal, me-diados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 62.2). Fig. 203.5.

5.1.D.2.2.- Lebrillo de base plana, paredes exvasadas rematadas en un borde recto y redondeado. La unión entre la base y las paredes se resalta a través de una inflexión. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 204.1.

5.1.D.2.3.- Lebrillo de base plana, paredes ligeramente exvasadas y borde recto y redondeado. Con un asa de sección triangular. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 204.2.

5.1.D.2.4.- Lebrillo de base plana, paredes exvasadas rematadas en un borde recto y redondeado. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 204.3.

5.1.D.2.5.- Lebrillo de paredes exvasadas rematadas en un borde recto, ligeramente engrosado y redondeado. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 205.1.

5.1.D.2.6.- Lebrillo de base plana, paredes exvasadas rematadas en un borde recto y redondeado. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 205.2.

78 En Jaén se recuperó un recipiente que presentaba un perfil casi idéntico a este tipo de lebrillo. Fue clasificado dentro de la serie tipológica Cazuela, concretamente dentro del grupo GT.2.1 (PÉREZ ALVARADO, 2003, 90). La pieza de Cercadilla que da origen a este tipo ha sido clasificada dentro de la familia 5, la de los lebrillos, por ser un recipiente de cerca de 40 cm. de base y no presentar las superficies quemadas. En Jaén no se pudo concretar su cronología.

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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5.1.D.2.7.- Lebrillo de base plana, paredes muy exvasadas rematadas en un borde recto y redondeado. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 205.3.

5.1.d.3.- de borde casi recto aunque ligeramente entrante y redondeado.

5.1.D.3.1.- Lebrillo de base convexa sostenida por dos pies macizos. Paredes ligeramente exva-sadas rematadas en un borde casi recto aunque ligeramente entrante y redondeado. Al menos presenta un asa que parte de la zona alta del recipiente y se remata en el borde, sobreelevándose por encima de él. Común. Torno. Cronología post-islámica (siglo XIII-XIV, indeterminada). Fig. 206.1.

5.1.D.3.2.- Lebrillo de paredes exvasadas y borde casi recto, aunque ligeramente entrante y re-dondeado. Al menos presenta un mamelón como sistema de aprehensión del recipiente. Común. Torno. Siglos XIII-XIV. Fig. 206.2.

5.1.D.3.3.- Lebrillo de paredes ligeramente exvasadas, rematadas en un borde casi recto, aunque ligeramente entrante y redondeado. Con doble asa, digitada a ambos lados, que parte de la zona alta del recipiente y se sobreeleva por encima del borde. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 206.3.

5.1.D.3.4.- Lebrillo de paredes exvasadas, borde ligeramente entrante, redondeado al exterior, con el labio superior plano y rematado en pico al interior. Con doble asa transversal en la zona más alta del recipiente. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 206.4.

5.1.E.- De paredes exvasadas y borde de sección cuadrangular.

5.1.E.1.- borde recto de perfil cuadrangular.

5.1.E.1.1.- Lebrillo de paredes muy exvasadas, altas y borde recto de perfil cuadrangular. Co-mún. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 63). Fig. 207.1.

5.1.E.1.2.- Lebrillo de paredes muy bajas, exvasadas, rematadas en un borde recto de per-fil casi cuadrangular de líneas suaves y redondeadas. Las paredes han sido ligeramente es-tranguladas al exterior, en la zona de unión con la base, lo que ha provocado al interior un abombamiento de las mismas. La base es plana. Las paredes interiores han sido muy alisadas, por lo que presentan una superficie muy suave. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII – IX. Fig. 207.2.

5.1.f.- Solamente hemos documentado una pieza de éstas características. De paredes exva-sadas y borde exvasado, redondeado hacia el interior, labio plano y rematado en pico hacia el interior. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 64). Fig. 207.3.

5.1.G.- Con los bordes separados de las paredes a través de un hundimiento marcado.

5.1.G.1.- Con las paredes carenadas.

5.1.G.1.1.- Pieza de paredes exvasadas, curvadas en el interior y carenadas en la zona más alta. A partir de la carena se marca una profunda inflexión desde la que parte el borde que es exvasado, algo engrosado y redondeado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 208.1.

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5.1.G.2.- de borde engrosado y redondeado.

5.1.G.2.1.- Lebrillo de base plana, paredes exvasadas, algo curvas al interior, rematadas en un borde engrosado y redondeado. La unión entre las paredes y el borde se realza a través de una marcada inflexión. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 208.2.

5.1.G.2.2.- Lebrillo de paredes exvasadas, algo curvadas al exterior, rematadas en un borde exvasa-do, engrosado y redondeado. La unión entre las paredes y el borde se realza a través de una marcada inflexión. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 208.3.

5.1.G.3.- de borde caído79.

5.1.G.3.1.- Lebrillo de paredes exvasadas y sinuosas, rematadas en un borde engrosado y caído. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, lám. 8.3). Fig. 209.1.

5.1.G.3.2.- Lebrillo de paredes muy exvasadas rematadas en un borde exvasado, algo engrosado y caído, casi de sección cuadrangular. La unión entre las paredes y el borde se realza a través de un rehundimiento muy marcado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 209.2.

5.1.G.3.3.- Lebrillo de base plana, más estrecha que las paredes, que son exvasadas y rematadas en un borde exvasado, engrosado y caído. La unión entre las paredes y el borde se realza a través de una marcada inflexión. Común. Torno. Siglos XIII- XIV. Fig. 209.3.

5.1.G.3.4.- Lebrillo de gran diámetro, de paredes muy exvasadas rematadas en un borde exvasado y caído. El borde se hace curvo al interior. Presenta doble asa curva que parte de la zona mesial del recipiente y finaliza en el borde. La unión entre las paredes y el borde se realza a través de una marcada inflexión. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 210.1.

5.1.G.3.5.- Lebrillo de paredes muy exvasadas rematadas en un borde muy engrosado, rematado en un pico y caído. La unión entre las paredes y el borde se realza a través de una marcada inflexión. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 210.2.

Tipo 2. ■

De paredes curvas, entrantes.

5.2.A.- De paredes curvas y bordes exvasados80.

5.2.a.1.- de bordes exvasados, engrosados de sección lenticular.

5.2.A.1.1.- Lebrillo de paredes curvas, entrantes, rematadas en un borde exvasado, algo engrosa-do de sección lenticular. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 65.1). Fig. 211.1.

79 Se fechan entre el siglo XI y siglo XII en el Castillo de Palmela, en Portugal (FERNANDES y CARVALHO, 1997, fig. 58).80 De paredes curvas y borde exvasado también se han localizado en el yacimiento de Ba ana (Pechina, Almería) entre los siglos IX y X (CASTILLO y MARTÍNEZ, 1993c, lám. XX.6 a 8), siempre decorados con líneas incisas o con cordones digitados. En Cercadilla no todos los recipientes aparecen decorados. También sin decorar se localizan en Lorca (Murcia) asociados a estratos del siglo X (MARTÍNEZ, 1994, fig. 7.1). En época emiral y califal se han documentado lebrillos de perfil curvo en yacimientos del sureste peninsular (ACIÉN et alii, 1995, 139). También se han documentado en Mad nat al Zahr ’ (VALLEJO y ESCUDERO, 1999, fig.: 28).

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5.2.A.1.2.- Lebrillo de paredes curvas, entrantes, rematadas en un borde engrosado de sec-ción lenticular. Común. Torno. Siglo XII- principios siglo XIII (FUERTES, 1995, lám. 9.4). Fig. 211.2.

5.2.A.1.3.- Lebrillo de paredes curvas, entrantes, rematadas en un borde muy engrosado, de sec-ción lenticular, con un bisel al interior. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUER-TES, 1995, lám. 9.3). Fig. 211.3.

5.2.A.1.4.- Lebrillo de paredes curvas, entrantes, rematadas en un borde engrosado, de sección lenticular algo apuntado al exterior y con un suave bisel al interior. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, lám. 9.5). Fig. 211.4.

5.2.A.1.5.- Lebrillo de paredes curvas, entrantes, rematadas en un borde algo engrosado, de sección lenticular, apuntado al exterior y con una carena suave al interior en la zona de unión del borde con las paredes. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 212.1.

5.2.A.1.6.- Lebrillo de paredes curvas, entrantes, rematadas en un borde algo engrosado, de sección lenticular, apuntado al exterior. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 212.2.

5.2.A.1.7.- Lebrillo de paredes curvas, entrantes, rematadas en un borde de sección lenticular, apuntado al exterior. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 212.3.

5.2.A.1.8.- Lebrillo de paredes curvas, entrantes, rematadas en un borde de sección lenticular, sua-vemente redondeado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 212.4.

5.2.A.1.9.- Lebrillo de paredes curvas rematadas en un borde muy exvasado, de sección lenticular, suavemente redondeado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 212.5.

5.2.a.2.- borde lenticular y caído.

5.2.A.2.1- Lebrillo de paredes exvasadas, algo entrantes en la zona más cercana al borde. Éste es exvasado, de sección lenticular, ligeramente caído. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 65.2). Fig. 213.1.

5.2.a.3.- Con el labio plano.

5.2.A.3.1.- Lebrillo de paredes exvasadas, rematadas en un borde exvasado con el labio superior plano. Sección cuadrangular. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 213.2.

5.2.B.- Piezas de paredes curvas, y bordes muy engrosados

5.2.b.1.- de bordes muy engrosados de sección lenticular.

5.2.B.1.1.- Lebrillo de paredes curvas, entrantes, rematadas en un borde muy engrosado de sección lenticular, algo apuntado al interior. Común. Torno. Siglo XII- principios siglo XIII (FUERTES, 1995, lám. 9.1). Fig. 213.3.

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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5.2.b.2.- de borde muy engrosado de sección triangular.

5.2.B.2.1.- Lebrillo de paredes curvas, entrantes, rematadas en un borde muy engrosado de sección triangular. En la zona baja del recipiente presente una carena que no altera la dirección de las pa-redes. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 214.1.

5.2.b.3.- de borde muy engrosado y caído.

5.2.B.3.1.- Lebrillo de base plana, paredes curvas, entrantes y borde engrosado y caído. Do-ble asa curva que parte de la zona mesial y se remata en el borde. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 214.2.

5.2.B.3.2.- Lebrillo de paredes curvas, entrantes y borde engrosado y caído. Común. Torno. Siglos XIII-XIV. Fig. 214.3.

5.2.C.- De borde entrante.

5.2.C.1.- Con el labio superior plano.

5.2.C.1.1.- Lebrillo de paredes curvas, entrantes, con el borde entrante y el labio superior plano. Un suave estrangulamiento separa el borde de las paredes. Las asas parten de la zona más baja del cuerpo. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 215.1.

5.2.C.1.2.- Lebrillo de paredes curvas, entrantes, con el borde entrante y el labio superior plano. La sección es cuadrangular. Un suave estrangulamiento separa el borde de las paredes. Las asas parten de la zona más ancha del cuerpo. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 215.2.

FamIlIa 6. Tapaderas.

Cerámica asociada a cualquier ambiente doméstico.•Forma abierta.•Técnica de fabricación: mano, torno.•Producción: cerámica común, cerámica verde y manganeso, cerámica cuerda seca.•Tapadera: “• (De tapar). Pieza que se ajusta a la boca de alguna cavidad para cubrirla, como en los pucheros, tinajas, pozos, etc.” (D.R.A.E., 1992, 1376).Tapadera: “• Pieza de forma muy variada, elemento de cubrición de piezas cerradas. Nombre árabe Gi â’, muga a” (ROSSELLÓ-BORDOY, 1991, 170).

La tipología de esta familia es muy variada. Se han fabricado con arcillas de color anaranjado o rojizo, aunque también son muy abundantes las piezas modeladas con arcillas claras. Las pastas pueden estar o no decantadas, dependiendo, fundamentalmente, del tamaño de las piezas y de la utilidad para la que fueron concebidas. Las tapaderas usadas para la cubrición de las tinajas tienen abundantes desgrasantes de todos los tamaños, siendo más abundantes los de tamaño medio o grueso. También se observan abundantes desgrasantes en la mayor parte de las tapaderas del tipo 4, sobre todo en aquellas que tuvieron una función directamente relacionada con la actividad culi-naria (como lo demuestra el hecho de encontrarse la mayor parte de estos recipientes con huellas de fuego). Sin embargo, las piezas más pequeñas presentan pastas más decantadas con desgrasantes de tamaño fino o medio. Generalmente están bizcochadas aunque también contamos con piezas fabricadas en verde y manganeso y en cuerda seca.

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Aunque todas la piezas estaban destinadas a la cubrición de otros recipientes, cada uno de los tipos servían para cubrir a distintas familias cerámicas. Así los tipos 1 y 2 se utilizaron para cubrir reci-pientes con poco diámetro de boca, como por ejemplo ollas81, jarros, cuencos, etc.

Las tapaderas tipo 3, es decir las completamente planas, son las más escasas en el yacimiento. Debieron servir para cubrir piezas de almacenamiento o lebrillos, debido al diámetro de su superficie (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, lám. 3.V). No aparecen quemadas, aunque algunas presentan las superficies tiznadas por el humo.

Son las tapaderas tipo 4, es decir, aquellas de superficie plana con los bordes vueltos hacia arriba, las que suelen conservan signos evidentes de haber estado sometidas al fuego. Es posible que este tipo de tapaderas se utilizase durante los procesos de cocción para tapar las ollas o las cazuelas, aunque no descartamos que tuvieran alguna otra funcionalidad dentro de las cocinas, con una mayor vin-culación al fuego, tal vez en relación con la elaboración de determinados alimentos o como soporte de otros recipientes.

Para su fabricación se utilizaron arcillas más o menos decantadas, dependiendo fundamental-mente del uso al que iban a ser destinadas. De hecho, en los tres primeros tipos hay poca pre-sencia de desgrasantes, que son de tamaño medio y/o fino. En las del tipo 4 los desgrasantes son más abundantes, debido a su relación más directa con el fuego, pues aquellos permitirían soportar con mayor resistencia los cambios bruscos de temperatura. Las superficies suelen ser rojizas, aunque algunas de ellas se fabricaron con arcillas claras. Esta coloración está en directa relación con la cocción oxidante a la que se vieron expuestas, aunque en ocasiones las cocciones oxidantes y reductoras se alternaron.

Son pocas las piezas que presentan algún tipo de decoración y de existir, se suele disponer en las de los tipos 3 y 4. Por lo general son incisiones marcadas con punzones o con utensilios de sección redondeada. Las del tipo 4 presentan los bordes decorados con digitaciones.

Se han diferenciado hasta el momento cuatro tipos formales:

Tipo 1.- De paredes convexas, más o menos altas. Cerámica común. Cerámica vidriada. •Cerámica verde y manganeso. Aparecen en todas las fases medievales documentadas Algunas variantes se asocian a determinados momentos históricos, como en el caso del subtipo 6.1.B., de borde bífido, habitual durante el siglo XII. Tipo 2.- De paredes cóncavas con pomo central. Cerámica común. Cerámica cuerda seca. •Algún ejemplar se ha recuperado en niveles del 2º - 3er tercio del siglo VIII, pero son sobre todo habituales durante el siglo VII y durante el siglo XII. Tipo 3.- Completamente planas. Cerámica común. No se ha detectado ningún ejemplar •más allá del califato. Tipo 4.- Planas con los bordes vueltos. Cerámica común. Se documentan en todas las fases •medievales documentadas en el yacimiento, pero son características de la fase medieval-islámica. La variante 6.4.E.1. es representativa del siglo XII.

81 Durante el proceso de excavación localizamos, in situ, una olla tipo 1, subtipo A (fig. 1.2), cubierta con una tapadera del tipo 2, subtipo C (fig. 68.3). Ni la olla ni la tapadera presentaban huellas de fuego, lo que nos indica que ninguno de los dos recipientes se utilizó en la cocina. Es más probable que la función a la que se destinaron estuviera más en relación con el almacenamiento de determinados productos (FUERTES, 2002, lám. 3).

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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Tipo 1. ■

De paredes convexas más o menos altas.

6.1.A.- Con bordes engrosados.

6.1.a.1.- Con bordes engrosados de perfil redondeado.

6.1.A.1.1.- Con borde engrosado, de perfil redondeado aunque biselado al interior. Común. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994b, fig.7.4). Fig. 216.1.

6.1.A.1.2.- Con borde engrosado de perfil redondeado, señalado y diferenciado de las paredes del recipiente a través de una inflexión. Común. Torno. Siglo XII - principios siglo XIII (FUERTES, 1995, fig. 11.7). Fig. 216.2.

6.1.A.1.3.- Con borde ligeramente engrosado y redondeado. Común. Torno. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 13.95). Fig. 216.3.

6.1.A.1.4.- Tapadera de paredes altas y rectas rematadas en un borde ligeramente engrosado y redondeado. La separación entre el borde y las paredes queda resaltada a través de una inflexión. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 216.4.

6.1.A.1.5.- Tapadera convexa con el borde entrante, algo engrosado y redondeado. Común. Tor-no. Siglo VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 13.94). Fig. 216.5.

6.1.A.1.6.- Tapadera convexa con el borde engrosado y redondeado, cóncavo al interior. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 216.6.

6.1.A.1.7.- Tapadera convexa con el borde engrosado y redondeado. Común. Torno. Emiral tem-prano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 216.7.

6.1.A.1.8.- Tapadera convexa con el borde, exvasado, engrosado y redondeado. El borde se desa-rrolla en horizontal. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 216.8.

6.1.a.2.- Con bordes engrosados de perfil apuntado.

6.1.A.2.1.- Tapadera de paredes altas rematadas en un borde recto, algo más engrosado que las paredes y separado de éstas a través de una ligera inflexión –marcada tanto al exterior como al interior- y de perfil apuntado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 217.1.

6.1.a.3.- Con el borde engrosado y moldurado.

6.1.A.3.1.- De paredes bajas, con el borde horizontal engrosado y moldurado al interior. Común. Torno. ¿Siglo XII?. Fig. 217.2.

6.1.a.4.- Con el borde engrosado de perfil cuadrangular.

6.1.A.4.1.- Tapadera de paredes convexas con el borde muy engrosado de perfil cuadrangular. Co-mún. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 217.3.

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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6.1.B.- Piezas de paredes altas de borde bífido provocado por una marcada moldura o inflexión al interior lo que facilita su ajuste a otro tipo de piezas82.

6.1.b.1.- la moldura o inflexión divide al borde en dos partes bien diferenciadas. la externa sobre la que se apoya el recipiente, mientras que la interna, se sitúa por encima del nivel de apoyo de la parte externa.

6.1.B.1.1.- Con los dos extremos del borde, que es recto, tanto el externo como el interno, con el perfil redondeado. Común. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994b, fig. 7.5). Fig. 217.4.

6.1.B.1.2.- Con el borde separado de las paredes a través de una fuerte inflexión y los dos extremos redondeados. Común. Torno. Emiral de transición siglo IX- principios s. X (FUERTES y GON-ZÁLEZ, 1994a, lám. 3.III). Fig. 217.5.

6.1.B.1.3- Con los dos extremos del borde separados por una superficie horizontal. Los dos extre-mos de perfil redondeado. Común. Torno. Probablemente siglo XII. Fig. 217.6.

6.1.b.2.- la moldura o inflexión divide al borde en dos partes bien diferenciadas. la interna, sobre la que se apoya el recipiente, mientras que la externa, se sitúa por encima del nivel de apoyo de la parte interna.

6.1.B.2.1.- Tapadera de paredes altas con el borde externo, más corto, ligeramente apuntado y el interno, más largo, redondeado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 218.1.

6.1.B.2.2.- Tapadera de borde muy pronunciado. La moldura es tan marcada que el borde interior y el exterior están separados por un ángulo de 90º, El borde interno es redondeado y el externo tiene su base plana y el labio apuntado. Fabricada en verde y manganeso. Torno. Siglo XII. Fig. 218.2.

6.1.B.2.3.- Tapadera de paredes bajas, muy entrantes. Los bordes, tanto el interno como el externo, están separados por un ángulo de casi 90º. Los dos bordes son redondeados. Vidriada. Torno. Siglo XII. Fig. 218.3.

6.1.B.2.4.- Tapadera-plato, convexa, fabricada a torno: Los bordes, tanto el interno, como el ex-terno han sido aguzados. Común. Torno lento. Siglos VII-VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HI-DALGO, 2003b, fig. 13.14). Fig. 218.4.

6.1.C.- Con bordes redondeados. Normalmente los bordes son rectos, sin que en ningún caso su ejecución altere la dirección de las paredes. A pesar de ser piezas relativamente sencillas no son muy numerosas.

82 Aparecen asociadas al siglo XIII en Cova dels Amagatalls (Murcia), en Murcia capital (NAVARRO PALAZÓN, 19991a, 224-226) y en el Castillejo de los Guájares (Granada) (CRESSIER; RIERA; ROSSELLÓ-BORDOY, 1991, cuadro V). En Denia (Alicante) se recuperan en niveles del 1er tercio del siglo XIII, clasificadas como tipo 2 (GISBERT; BURGUERA; BOLUFER, 1992, fig. 20.12). En Sevilla se recuperaron en ambientes asociados a la ocupación almohade (LAFUENTE, 1995, 296, fig. 4; 1999, 4.2). La mayor parte de las tapaderas con borde bífido son tardías en Almería, de los siglos XIII y XIV (FLORES y MUÑOZ, 1993, 168-169). En Cádiz aparecen asociadas a estratigrafía del siglo XII y XIII (MENÉNDEZ y REYES, 1985, fig. 10) y también en Málaga (DUARTE; PERAL; RIÑONES, 1990, 402). Son almohades las tapaderas de borde bífido del Castillo de Silves, (VARELA, 1991) y las de Alcácer do Sal (CAVALEIRO y RAFAEL, 2001, fig. 7. 19–21) en Portugal. Las tapaderas de borde bífido –H.08.B- se fechan en la Marca Media, al igual que en Cercadilla, durante el período Omeya, a excepción del tipo H.11, que es del siglo XII (RETUERCE, 1998, 328, 333, fig. 386-387, 391).

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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6.1.C.1.- Con una inflexión que separa el borde de las paredes.

6.1.C.1.1.- Pieza de paredes convexas, semiesféricas y borde redondeado, en el punto de unión del borde con el cuerpo se produce un estrechamiento apenas marcado. Común. Torno. Califal, me-diados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 66). Fig. 219.1.

6.1.C.2.- sin que en ningún caso exista ningún elemento que permita diferenciar el borde de las paredes.

6.1.C.2.1.- Piezas de gran tamaño, posiblemente destinada a la cubrición de algún tipo de conte-nedor. Las paredes son muy anchas rematadas en un borde redondeado. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 219.2.

6.1.C.2.2.- Tapadera semiesférica con el borde recto, aunque de menor anchura que las paredes, y re-dondeado. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, fig. 11.8). Fig. 219.3.

6.1.C.2.3.- Tapadera de paredes exvasadas con carena alta, que no altera la dirección de las paredes y bordes recto y redondeado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 219.4.

6.1.C.2.4.- Tapadera-plato convexa, fabricada a torno, de borde redondeado, con la arista superior algo aguzada. Común. Torno lento. Siglo VII – VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 13.61). Fig. 219.5.

6.1.C.2.5.- Tapadera-plato convexa, fabricada a torno, de paredes rectas y borde recto y redondea-do. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 219.6.

6.1.D.- Con bordes rematados en un labio completamente plano.

6.1.d.1.- Con el borde exvasado con respecto a las paredes y con el labio inferior plano.

6.1.D.1.1.- Tapadera de paredes no muy altas con el borde, exvasado, más engrosado que las pa-redes y diferenciado de éstas a través de una inflexión. El labio inferior es plano. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, fig. 11.5). Fig. 220.1.

6.1.D.1.2.- Tapadera de paredes altas, carenadas en la zona más alta y con el borde exvasado, en-grosado y con el labio plano. Al interior la pieza tiene un baquetón en su zona mesial. Común. Torno. Siglo XII - principios siglo XIII (FUERTES, 1995, fig. 11.6). Fig. 220.2.

6.1.d.2.- Con el borde recto y con el labio inferior plano.

6.1.D.2.1.- Tapadera de paredes altas con el borde recto, engrosado y con el labio inferior plano. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, fig. 11.9). Fig. 220.3.

6.1.d.3.- Con el borde entrante con respecto a la dirección de las paredes y el labio inferior plano.

6.1.D.3.1.- Tapaderas de paredes bajas, rehundidas en la zona alta y con el borde entrante y el labio plano. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 220.4.

6.1.E.- Con bordes apuntados.

6.1.E.1.- Pieza de paredes convexas, desarrolladas en altura, rematadas en un borde apuntado con

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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una ligera moldura hacia su interior. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 67.1). Fig. 220.5.

6.1.E.2.- Piezas de paredes convexas y carenadas, poco desarrolladas en altura, rematadas en bordes apuntados con molduras al exterior. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 67.2). Fig. 220.6.

6.1.E.3.- Tapaderas de paredes convexas, poco desarrolladas en altura, rematadas en bordes, que, a través de una carena, cambian de dirección con respecto a la del resto de las paredes, de perfil redondeado. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 220.7.

6.1.f- Con bordes rectos de sección cuadrangular.

6.1.F.1.- Tapaderas rematadas en bordes rectos de sección cuadrangular con los bordes suavemente redondeados.

6.1.F.1.1.- Tapadera convexa, fabricada a torno, de borde de sección cuadrangular, con un pequeño saliente en lo que sería la unión de las paredes con el borde. Común. Torno. Siglos VII – VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2002b, fig. 13.165). Fig. 221.1.

6.1.F.1.2.- Tapadera-plato convexa, fabricada a torno, con la superficie algo irregular y borde de sección cuadrangular, suavemente redondeado. Común. Torno. Siglos VII – VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 13.93). Fig. 221.2.

6.1.F.1.3.- Tapadera-plato convexa, fabricada a torno, con el labio de sección cuadrangular con la arista superior del borde pronunciada. Común. Torno lento. Siglos VII – VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 13.62). Fig. 221.3.

6.1.F.1.4.- Tapadera-plato rematada en un borde de sección cuadrangular. Común. Torno. Siglos VII – VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 13.154). Fig. 221.4.

El tipo 1 de tapaderas acogería a la pieza de la fig. 222.1, de la que no se conserva el borde. Sus paredes no se desarrollan de manera continua, como es lo habitual, sino que el cuerpo es escalonado, separándose unas zonas de otras a través de fuertes carenas o inflexiones. Siglo XII.

Tipo 2. ■

De base plana, con pomo central y paredes que se desarrollan hacia arriba que pueden ser cóncavas o convexas.

6.2.A.- Con paredes convexas.

6.2.a.1.- Piezas de paredes exvasadas convexas con bordes redondeados.

6.2.A.1.1.- Pieza de paredes exvasadas convexas, rematadas en un borde redondeado algo engro-sado. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 68.1). Fig. 223.1.

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6.2.a.2.- Con el labio superior plano.

6.2.A.2.1.- Tapadera de base plana, pomo central muy macizo que no sobrepasa la altura de las pa-redes que son ligeramente convexas y borde recto, engrosado con el labio superior completamente plano. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 223.2.

6.2.A.2.2.- Tapadera de paredes convexas, con borde ligeramente engrosado, algo redondeado y con el labio superior plano. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995 fig. 11.10). Fig. 223.3.

6.2.A.2.3.- Tapadera de base plana. Pomo central, algo estrangulado en su zona mesial y con su borde superior redondeado. Este pomo no sobrepasa la altura de las paredes que son ligeramente convexas, borde exvasado redondeado y con el labio superior plano. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, fig. 11.11). Fig. 223.4.

6.2.a.3.- Tapaderas con el borde cuyo labio superior presenta una moldura o inflexión.

6.2.A.3.1.- Tapadera de base convexa. Pomo central con el borde superior plano. El pomo no so-brepasa la altura de las paredes que son convexas y se rematan en un borde redondeado y con el labio superior con una suave inflexión. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 223.5.

6.2.B.- Con paredes cóncavas.

6.2.b.1.- de paredes cóncavas con el borde redondeado.

6.2.B.1.1.- Tapadera de base plana. Pomo central más estrecho en su base que en el borde que es redondeado. El pomo supera la altura de las paredes que son cóncavas con el borde recto y redondeado. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, fig. 11.12). Fig. 223.6.

6.2.B.1.2.- Base plana. Paredes cóncavas rematadas en un borde recto algo biselado hacia el inte-rior y redondeado. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, fig. 11.13). Fig. 223.7.

6.2.b.2.- las paredes se rematan en un borde que cambia de dirección con respecto al de las paredes.

6.2.B.2.1.- Tapadera de base ligeramente convexa – el centro de la misma está resaltado-. Pomo central de borde redondeado. El pomo no supera la altura de las paredes que son ligeramente cóncavas rematadas en un borde que cambia bruscamente de dirección y se hace entrante y redon-deado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 223.8.

6.2.B.2.2.- Tapadera de base plana. Pomo central, más estrangulado en la base que en el borde que es de sección triangular. El pomo no supera la altura de las paredes. Éstas son ligeramente cóncavas rematadas en un borde que se hace entrante, con el labio superior plano y con perfil triangular al interior. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 223.9.

6.2.b.3.- Con los bordes engrosados.

6.2.B.3.1.- Tapadera de grandes dimensiones, utilizada posiblemente para la cubrición de vasijas de almacenamiento. La separación entre la base y las paredes se resalta a través de una carena poco marcada. Las paredes son cóncavas rematadas en un borde que se separa de las paredes por una

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inflexión. El borde es engrosado presenta dos suaves biseles al exterior y un suave bisel al interior. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 224.1.

6.2.b.4.- Con el borde biselado al interior.

6.2.B.4.1.- Tapadera de grandes dimensiones, utilizada posiblemente para la cubrición de vasijas de almacenamiento. De base plana, paredes cóncavas rematadas en un borde biselado al interior. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 224.2.

6.2.b.5.- Tapaderas cóncavas con ala más o menos desarrollada.

6.2.B.5.1.- Tapadera de base plana. Pomo central con el borde muy redondeado. El pomo supera la altura de las paredes que son cóncavas y que se rematan en un borde en ala ligeramente apuntado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 224.3.

6.2.B.5.2.- Tapadera de base plana. Pomo central rematado en un borde redondeado. El pomo no supera la altura de las paredes. Paredes cóncavas con las líneas de torno muy marcadas. El borde se desarrolla en ala algo caída y con el labio redondeado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 224.4.

6.2.B.5.3.- Tapadera de base plana. Pomo central con el borde moldurado. El pomo supera la altura de las paredes que son cóncavas, presentando en la zona mesial una carena que no altera la dirección de las mismas. Las paredes se rematan en un ala muy desarrollada, casi horizontal, ligeramente apuntada, con el labio superior casi plano. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 224.5.

6.2.B.5.4.- Tapadera de pequeñas dimensiones. De base plana con pomo central con el bor-de redondeado. El pomo supera la altura de las paredes que son cóncavas rematadas en un ala muy desarrollada, casi horizontal con el borde redondeado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 224.6.

6.2.B.5.5.- Tapadera de paredes cóncavas rematadas en un ala estrecha, con el borde elevado por encima del inicio del ala, redondeado y ligeramente caído. El recipiente que da nombre al tipo es un ejemplar fabricado en cuerda seca parcial. Cuerda seca parcial. Torno. Califal, mediados siglo XI – principios siglo XI. Fig. 224.7.

6.2.b.6.- Con los bordes biselados al exterior.

6.2.B.6.1.- Tapadera de base plana. Pomo central con el borde redondeado que no supera la altura de las paredes. Éstas son cóncavas rematadas en un borde recto biselado al exterior lo que hace que su labio superior sea plano. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 225.1.

6.2.C.- De paredes rectas83.

6.2.C.1.- Con los labios superiores biselados al exterior y con el labio superior plano.

6.2.C.1.1.- Pieza de paredes exvasadas, rectas y cortas rematadas en un borde plano. La zona de unión de las paredes con la base está muy engrosada. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 68.2). Fig. 225.2.

83 Igual en Calatalifa (Madrid) (RETUERCE, 1998, 320, fig. 365).

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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6.2.C.1.2.- Pieza de base plana. Pomo central estrangulado por el centro y rematado en un borde muy aguzado de sección triangular. El pomo supera la altura de las paredes que se rematan en un borde biselado al exterior y con el labio superior plano. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 68.3, lám. 7 y 19)84. Fig. 225.3.

6.2.C.1.3.- Tapadera de base plana con las paredes rectas y con el borde biselado al exterior. El labio superior aunque es casi plano, presenta una muy suave curvatura. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 225.4.

6.2.C.2.- Con el labio apuntado.

6.2.C.2.1.- Pequeña tapadera de base plana, paredes rectas rematadas en un borde apuntado. Co-mún. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 225.5.

Tipo 3. ■

Completamente planas85.

6.3.A.- De gran tamaño. Más de 20 cm. de diámetro.

6.3.a.1.- de paredes exvasadas.

6.3.A.1.1.- Tapadera maciza de paredes ligeramente exvasadas rematadas en un borde apuntado. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 69.1). Fig. 227.1.

6.3.A.1.2.- Tapadera maciza de grandes dimensiones, completamente plana con las paredes exva-sadas rematadas en un borde redondeado. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – princi-pios del siglo XI. Fig. 226.1.

6.3.A.1.3.- ¿Tapadera? completamente plana, con las paredes exvasadas rematadas en un borde redondeado. La superficie de la tapadera se sobreeleva con respecto a las paredes. Las profundas incisiones que se conservan nos indican que tal vez nos encontremos ante un útil que pudiera ser-vir para otro menester distinto del de cubrir, al igual que ocurre con el recipiente tipificado como 6.4.A.2.9. (vid. infra)86. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 227.2.

6.3.a.2.- Tapadera maciza, de paredes rectas.

6.3.A.2.1.- Tapadera maciza, de paredes rectas. El borde no ha sido trabajado. Probablemente la pella de arcilla simplemente se cortó con una cuerda. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 69.2). Fig. 227.3.

84 Esta pieza fue clasificada en un primer momento como la variante 2 dentro del subtipo C. El nuevo estudio realizado nos lleva a la conclusión de que las diferencias formales existentes solamente permiten verla como una pieza distinta a la 6.2.C.1.1. pero no fuera de la variante 1. 85 Tapaderas completamente planas, con o sin los bordes engrosados, se han documentado en niveles asociados a un tem-prano siglo X en Lorca (Murcia) (MARTÍNEZ, 1994, fig. 6).86 Al igual que el recipiente nombrado más abajo, esta pieza poseía la base quemada mientras que la superficie no tenía restos de fuego. Los estudiosos de la cerámica altomedieval de algunos de los yacimientos de Sierra Mágina ( Jaén), pre-sentan un fragmento de tapadera con profundas incisiones onduladas. Al igual que nuestro ejemplar, la razón de tales incisiones, pudo ser más funcional que decorativa (QUESADA; MOTOS; RODRÍGUEZ, 1996, lám. IV.1).

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6.3.A.2.2.- Tapadera de base plana, paredes rectas, con el borde ligeramente redondeado. Al menos poseería dos mamelones, muy cercanos al borde, que facilitarían su manejo. Común. Mano. Siglos VII –VIII (Pre-islámico) (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 78.1525). Fig. 227.4.

6.3.A.2.3.- Tapadera de base plana, paredes rectas y borde redondeado. Un asa, de la que sólo se conserva el arranque, atravesaría la pieza y facilitaría su uso. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI. Fig. 227.5.

6.3.a.3.- Tapaderas macizas, de paredes rectas más elevadas en la zona externa que en la central.

6.3.A.3.1.- Tapadera maciza, con las paredes rectas, más altas por el exterior que en la zona central. Con pomo central muy macizo más elevado que las paredes rematadas en un borde redondeado. Común. Mano. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 69.3). Fig. 227.6.

6.3.A.3.2.- Tapadera plana, maciza, de sección semicircular, con las paredes rectas rematadas e un borde redondeado. Común. Mano. Siglo VII –VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 14.162). Fig. 227.7.

6.3.B.- De pequeño tamaño. Menos de 20 cm. de diámetro.

6.3.b.1.- Con los bordes redondeados.

6.3.B.1.1.- Tapadera completamente plana, de gran tamaño, probablemente destinada a cubrir vasijas de almacenamiento. El borde redondeado, se diferencia del resto del cuerpo a través de un ligero estrangulamiento. Común. Torno. Emiral de transición, siglo IX – principios del siglo X. (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, lám. 3.5; 1996, fig. 102). Fig. 228.1.

6.3.B.1.2.- Tapadera completamente plana, de gran tamaño, de paredes rectas rematadas en un borde redondeado. Común. Torno lento. Siglos VII –VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDAL-GO, 2003b, fig. 14.32). Fig. 228.2.

6.3.B.1.3.- Tapadera completamente plana, de gran tamaño, rematada en un borde redondeado con una suave arista. Asa de cinta que atraviesa toda la pieza. Común. Torno lento. Siglos VII –VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 14.169). Fig. 228.3.

6.3.B.1.4.- Tapadera completamente plana, de gran tamaño, rematada en un borde redondeado que se diferencia de las paredes a través de un suave bisel. Común. Torno lento. Siglos VII –VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 14.155). Fig. 228.4.

6.3.b.2.- de bordes de sección cuadrangular.

6.3.B.2.1.- Tapadera completamente plana, de gran tamaño, rematada en un borde de sección cuadrangular con la aristas muy marcadas. Común. Torno lento. Siglos VII –VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 14.43). Fig. 228.5.

6.3.B.2.2.- Tapadera completamente plana, de gran tamaño, rematada en un borde de sección cuadrangular. Común. Torno lento. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 228.6.

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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Tipo 4. ■

Planas con los bordes vueltos hacia arriba87.

6.4.A.- De paredes exvasadas, cortas, ligeramente estranguladas en su zona central.

6.4.A.1.- De paredes exvasadas, cortas, ligeramente estranguladas en su zona central y con carena.

6.4.A.1.1.- De base plana y paredes ligeramente exvasadas hasta la carena, pronunciada, a partir de la cual la dirección de las paredes continúa recta, rematándose en un borde redondeado. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 70.1). Fig. 229.1.

6.4.A.1.2.- De base plana y paredes exvasadas hasta la carena a partir de la cual continúan rectas rematándose en un borde ligeramente biselado al interior. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 229.2.

6.4.a.2.- de paredes rectas o exvasadas, cortas, ligeramente estranguladas en su zona central sin carena.

6.4.A.2.1.- Tapadera de base ligeramente convexa, de paredes exvasadas ligeramente estranguladas, rematadas en un borde redondeado. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 70.2). Fig. 229.3.

6.4.A.2.2.- Tapadera de base plana con las paredes exvasadas, estranguladas, rematadas en un borde exvasado y redondeado. Un asa, probablemente de cinta, atravesaría parte de la zona central de su superficie y facilitaría su manejo. Común. Torno. Emiral de transición, siglo IX - principios del siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, lám. 3.IV). Fig. 229.4.

6.4.A.2.3.- Tapadera de base plana con las paredes exvasadas, ligeramente estranguladas, rematadas en un borde exvasado y engrosado, ligeramente biselado y redondeado al exterior. De grandes dimensiones. Común. Torno. Emiral, siglos VIII – IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 86.3946). Fig. 229.5.

6.4.A.2.4.- Tapadera de base plana, paredes anchas estranguladas rematadas en un borde bisela-do al exterior y redondeado, muy similar a la anterior. Común. Torno. Emiral, siglos VIII – IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 86.4439). Fig. 229.6.

87 Presentes en Mad nat al Zahr ’ y tipificadas como tipo 1 (VALLEJO y ESCUDERO, 1999, fig. 30.1, 30.2). De este tipo se han documentado en el Nivel II de Ba ana (Pechina, Almería), fechadas entre los siglos IX y X (CASTILLO y MARTÍNEZ, 1993b, lám. XIII), y en Bezmiliana (Málaga) fechadas en época califal aunque realizadas a torno lento (ACIÉN, 1986, fig. 12). Han sido clasificadas como califales en el sureste peninsular (ACIÉN et alii, 1995, 136). En Mérida aparecen por primera vez en los niveles emirales con los bordes decorados con digitaciones (ALBA y FEIJOO, 2003, 491, fig. 13). Hacia el X se fechan las tapaderas de borde vuelto recuperadas en el Castelo das Reliquias (Alcoutim, Portugal) (CATARINO, 1999, lám. II.18). En torno a los siglos IX-X se han fechado las tapaderas, fabricadas a mano, del yacimiento de Nakur, en Marruecos (ACIÉN et alii, 1999, lám. 3). Gutiérrez (1990-91; 1996a, 84, 140, fig. 21) presenta formas muy similares a las tapaderas tipo 4. Ella piensa que, o son cazuelas, o mejor, platos o discos de fuego destinados a la cocción de pan ácimo o para tostar los cereales. Navarro Palazón (1997, 89), también les atribuye esa función, incluso a las piezas pintadas. Gómez Becerra (2000, 367-368) las denomina Tabaq y especifica que son formas específicas para hacer pan sobre las brasas. En El Maurate (Motril, Granada) están siempre fabricadas a torneta. En Cercadilla algunas de estas formas sí aparecen con huellas de fuego por lo que se podrían utilizar para esa función; sin embargo, muchas otras aparecen con las superficies limpias o algo tiznadas, como consecuencia de haber servido como tapaderas durante el proceso de elaboración de los alimentos. Como discos de horno las clasifican en Jaén, indicando, siempre, que la superfi-cie superior estaba rugosa para impedir que el alimento que allí se cociera, probablemente pan, se adhiriera a las paredes (PÉREZ ALVARADO, 2003, 92). En nuestra tipología contamos con una forma casi idéntica a las tapaderas tipo 4 que en principio no debió ser concebida para tapar recipientes. Se trata de la forma 19 (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, 129-130, fig. 112.19), de base plana con paredes cortas y con pico vertedor. Evidentemente estas piezas, que presentan las pastas completamente quemadas, sí se expusieron de forma prolongada al fuego. El pico vertedor nos hace pensar que en lo que en ellas se cocinara tendría algún tipo de líquido que se recuperaba por ese pico.

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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6.4.A.2.5.- Tapadera de base plana. Paredes exvasadas estranguladas (el estrangulamiento sólo es perceptible en la superficie externa, al interior las paredes continúan rectas) rematadas en un borde ligeramente biselado al exterior. Común. Torno. Emiral, siglos VIII – IX (FUERTES y GON-ZÁLEZ, 1996, fig. 86.3855). Fig. 229.7.

6.4.A.2.6.- Tapadera de base plana de paredes estranguladas y borde recto y redondeado. Común. Mano. Emiral, siglos VIII- IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 86.3945). Fig. 229.8.

6.4.A.2.7.- Tapadera de base plana, paredes exvasadas estrechas y estranguladas rematadas en un borde de perfil triangular ligeramente cóncavo en su parte superior. Común. Torno. Emiral, siglos VIII- IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 86.4308). Fig. 230.1.

6.4.A.2.8.- Tapadera de base plana, paredes ligeramente exvasadas, cortas y estranguladas, más estrechas que la base. Las paredes se rematan en un borde digitado más apuntado en las zonas rehundidas que en las más elevadas donde se presenta redondeado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 230.2.

6.4.A.2.9.- ¿Tapadera? de base plana, de paredes cortas y estranguladas rematadas en un borde redondeado. La ¿tapadera? es más estrecha en los extremos que en el centro que es abombado. Común. Torno. Emiral, siglo IX88. Fig. 230.3.

6.4.A.2.10.- Tapadera de base plana, paredes exvasadas, estranguladas en su zona mesial, rematadas en un borde de sección cuadrangular suavemente redondeada. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Siglo XII. Fig. 230.4.

6.4.A.2.11.- Tapadera de base plana, paredes exvasadas, estranguladas en su zona mesial, remata-das en un borde de sección triangular. Un asa de cinta atraviesa todo el recipiente de lado a lado. Común. Torno. Emiral, siglos VIII – IX. Fig. 230.5.

6.4.A.2.12.- Tapadera de base plana, paredes exvasadas, ligeramente estranguladas en su zona me-sial, rematadas en un borde engrosado y redondeado. Común. Torno lento. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 230.6.

6.4.B.- De paredes rectas, cortas y entrantes.

6.4.b.1.- Con las paredes engrosadas.

6.4.B.1.1.- Tapadera de base cóncava. Paredes entrantes, rectas y muy engrosadas rematadas en un borde apuntado. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII - IX. (FUERTES y GON-ZÁLEZ, 1996, 149, fig. 86.4307). Fig. 231.1.

6.4.B.1.2.- Tapadera de base plana, de paredes muy cortas, engrosadas, entrantes rematadas en un borde redondeado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 231.2.

88 Esta pieza estaba quemada en la base y en los laterales, mientras que la superficie no presentaba huellas de fuego. Las incisiones de su superficie, muy profundas (algunas de ellas de más de 1 mm.) pueden formar parte de un esquema decorativo, aunque también pudieron servir para recoger algún tipo de líquido. Es posible que esta “tapadera” pudiera servir como ¿sartén? o ¿plancha? –utilizando términos actuales- en la que se cocinase algún tipo de alimento cuyo jugo se escurriera, hacia los laterales, a través de esos canalillos. Esta pieza es la única que conocemos con esta tipología, por lo que no podemos aventurar si se trata de otro tipo de recipiente distinto al de tapadera.

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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6.4.b.2.- Con las paredes estranguladas.

6.4.B.2.1.- Tapadera de base plana con las paredes cortas, entrantes y ligeramente estranguladas, rematadas en un borde redondeado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 231.3.

6.4.C.- De paredes rectas, cortas y exvasadas.

6.4.C.1.- de paredes rectas.

6.4.C.1.1.- De paredes muy cortas y rectas, con borde redondeado. Común. Torno. Califal, media-dos del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 71.1). Fig. 231.4.

6.4.C.1.2.- De paredes cortas, rectas con el borde entrante y redondeado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 231.5.

6.4.C.2.- de paredes exvasadas.

6.4.C.2.1.- De paredes exvasadas, borde entrante y redondeado. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 71.2). Fig. 232.1.

6.4.C.2.2.- Tapadera de base plana, ligeramente cóncava en el centro. Paredes muy cortas con el borde ligeramente apuntado y de sección cuadrangular. La pieza presenta un ligero abombamiento en la zona central. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 232.2.

6.4.C.2.3.- Tapadera de base plana, muy estrecha, paredes cortas, exvasadas y engrosadas con el borde redondeado. Un asa de cinta la atraviesa. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 232.3.

6.4.C.2.4.- Tapadera de base plana, muy estrecha, paredes cortas exvasadas, engrosadas con el labio suavemente redondeado aunque es casi plano. Común. Torno. Abandono califal. Siglo XI. Fig. 232.4.

6.4.C.2.5.- Tapadera de base plana, muy estrecha, paredes engrosadas, exvasadas rematadas en un borde suavemente biselado al interior. El paso de la base a las paredes se ha señalado con una suave carena. Un asa de cinta recorre la pieza. Común. Torno. Emiral. Siglo IX. Fig. 232.5.

6.4.C.2.6.- Tapadera de base plana, paredes exvasadas rematadas en un borde biselado al exterior. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 232.6.

6.4.C.2.7.- Tapadera de base plana, paredes ligeramente exvasadas, rematadas en un borde face-tado con el labio apuntado. Común. Torno lento. Siglos VII –VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 14.172). Fig. 232.7.

6.4.C.3.- de paredes exvasadas y labio plano.

6.4.C.3.1.- Tapadera de base plana, paredes exvasadas, sinuosas, rematadas en un labio plano. Co-mún. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 233.1.

6.4.D.- De paredes cortas y bordes muy engrosadas.

6.4.d.1.- Piezas de paredes exvasadas, muy cortas y muy engrosadas. Común. Torno. Califal, me-diados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 71.3). Fig. 233.2.

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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6.4.E.- Nos encontramos ante un tipo específico de tapaderas perfectamente reconocibles tanto por su aspecto como por sus dimensiones. Son de grandes dimensiones y muy pesadas, ya que sus paredes son muy anchas. Todas estas tapaderas se utilizaron para cubrir las tinajas y son ca-racterísticas de momentos posteriores al califato omeya. Las hemos documentado en los niveles de abandono y derrumbe de las casas califales y en los niveles de ocupación del siglo XII, sin que hayamos localizado ninguna asociada a otro momento histórico. Todas estas tapaderas se cocieron en ambientes oxidantes siendo su coloración final rojiza o castaña clara. Por regla general presen-tan desgrasantes de tamaño medio y grueso en cantidad variable según las piezas. Todas ellas tiene pomo central que, normalmente, suele estar perforado89.

6.4.E.1.- Paredes exvasadas.

6.4.E.1.1.- Tapadera de paredes anchas y exvasadas rematadas en un borde redondeado. Base pla-na. Pomo central, perforado longitudinalmente, de borde exvasado y apuntado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 233.3.

6.4.E.1.2.- Tapadera de paredes ligeramente exvasadas y borde de sección cuadrangular, con una ligera inflexión en el labio superior. Base plana. Pomo central, perforado longitudinalmente, de sección exvasada y borde redondeado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 233.4.

6.4.E.1.3.- Tapadera de base cóncava, pomo central ligeramente estrangulado con borde redon-deado. Las paredes son exvasadas con el borde entrante y redondeado. Común. Torno. Siglos XI-XII (indeterminado). Fig. 233.5.

6.4.E.1.4.- Tapadera de base plana, con pomo central de sección exvasada y borde redondeado. Está perforado longitudinalmente. Las paredes son ligeramente exvasadas y el borde si bien presenta una sección cuadrangular, tiene el labio superior moldurado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 234.1.

6.4.E.2.- de paredes entrantes.

6.4.E.2.1.- Tapadera de base plana, ligeramente elevada en los extremos. Las paredes son entrantes rematadas en un borde redondeado. Pomo muy ancho, ligeramente estrangulado, rematado en un borde redondeado. Común. Torno. Abandono califal. Siglo XI. Fig. 233.6.

FamIlIa 7. Cazuelas.

Cerámica de cocina.•Forma abierta.•Técnica de fabricación: mano, torno.•Producción: cerámica común, cerámica vidriada.•Cazuela : “• De cazo. Vasija, por lo común redonda y de barro, más ancha que honda que sirve para guisar y otros usos” (D.R.A.E., 1992, 315).Cazuela: “• Contenedor aplicable al fuego para guisos con poco líquido, ebulliciones a fuego lento. Paredes bajas y boca amplia (forma abierta) asas o muñones de prensión. Nombre árabe Qa ’a, â in” (ROSSELLÓ-BORDOY, 1991, 169).

89 Son muy parecidas a las recuperadas en Niebla (Huelva) (CAMPOS et alii, 1999, fig. 4).

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Las cazuelas de Cercadilla son recipientes de paredes abiertas, no muy altas, con las bases planas o ligeramente convexas. Estas piezas están por lo general completamente quemadas debido a su prolongada exposición al fuego.

Como las ollas, los ejemplares más tempranos presentaban paredes gruesas (fig. 235.3, 238.4). Sin embargo, ya durante el siglo X las paredes son mucho más estrechas, lo que permitía una cocción más rápida de los alimentos.

Las pastas están poco decantadas y presentan abundantes desgrasantes de tamaño medio y fino. Se co-cieron por lo general en ambientes oxidantes, lo que permitió una coloración rojiza de las superficies.

Ninguno de los ejemplares ha sido decorado, debido al destino para el que fueron concebidos. Su exposición al fuego originaba un rápido e importante oscurecimiento de las superficies que, en mu-chos casos quedaban completamente quemadas, lo que impediría la apreciación de los esquemas decorativos.

Se han diferenciado hasta el momento cuatro tipos:

Tipo 1.- Cazuelas de paredes exvasadas, con las bases planas o ligeramente convexas. •Cerámica común. Aparecen en todas las etapas medievales islámicas documentadas en Cercadilla. Tipo 2.- Cazuela de paredes rectas. Bases planas o ligeramente convexas. Cerámica común. •Por el momento sólo se han documentado durante el califato.Tipo 3.- Cazuelas de paredes entrantes. Bases planas o convexas. Cerámica común. Por el •momento sólo recuperadas durante el período de transición entre el emirato y el califato.Tipo 4.- Cazuelas de paredes carenadas. Bases planas o convexas. Cerámica común. •Cerámica vidriada. Aparecen en todas las etapas medievales documentadas en el yacimiento. Las piezas carenadas y vidriadas lo hacen en el siglo XII.

Tipo 1. ■

Cazuelas de paredes exvasadas, con las bases planas, o ligeramente convexas.

7.1.A.- De paredes exvasadas, y borde redondeado.

7.1.a.1.- Pieza de paredes exvasadas y altas y labio ligeramente redondeado.

7.1.A.1.1.- Cazuela de paredes exvasadas y labio ligeramente redondeado. Las paredes son muy finas y altas. No conservamos la base aunque suponemos que sería ligeramente convexa. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 72.1). Fig. 235.1.

7.1.A.1.2.- Cazuela de paredes exvasadas, altas y gruesas. Labio recto, ligeramente entrante y re-dondeado. Las asas parten del borde y finalizan en la zona mesial del recipiente. La base, muy probablemente, es cóncava. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 235.2.

7.1.A.1.3.- Cazuela de base plana, paredes gruesas, exvasadas, rematadas en un borde recto y re-dondeado. Las asas parten del borde y finalizan por encima del nivel de la base. Común. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994b, fig. 6.2). Fig. 235.3.

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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7.1.a.2.- Piezas de paredes exvasadas, bajas y muy abiertas rematadas en un borde redondeado, li-geramente engrosado. las piezas poseen dos asas que parten del borde y finalizan en la base, ésta es plana. Común. Torno. Califal, mediados siglo X - principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 72.2). Fig. 235.4.

7.1.B.- De paredes exvasadas y labio plano.

7.1.b.1.- Con las paredes ligeramente exvasadas, estrechas, borde recto y labio plano.

7.1.B.1.1.- Cazuela de paredes ligeramente exvasadas, estrechas, borde recto y labio plano. La base sería, con bastante probabilidad, plana. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 73.1). Fig. 236.1.

7.1.B.1.2.- Cazuela de paredes exvasadas rematadas en un borde recto con el labio plano. Las asas parten desde el interior del borde del recipiente y finalizan en la zona mesial del mismo. No se conserva la base. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 73.2). Fig. 236.2.

7.1.B.1.3.- Cazuela de paredes exvasadas, rematadas en un borde recto, algo engrosado y con el labio plano. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 236.3.

7.1.B.1.4.- Cazuela, fabricada a mano, de base plana, forma esférica, paredes exvasadas y borde ligeramente biselado al exterior con el labio plano. Es una cazuela de grandes dimensiones y pare-des muy anchas. Común. Mano. Emiral de transición, siglo IX – principios siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, lám. 3.XIII). Fig. 236.4.

7.1.C.- De paredes exvasadas y borde biselado hacia el interior.

7.1.C.1.- de paredes exvasadas, no muy altas y borde biselado hacia el interior.

7.1.C.1.1.- Cazuela de base plana, paredes exvasadas, no muy altas, rematadas en un borde bise-lado y algo engrosado al interior. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 74.1). Fig. 237.1.

7.1.C.1.2.- Cazuela de base plana, paredes exvasadas, cortas, rematadas en un borde biselado al interior y redondeado. Las asas parten del borde y finalizan en la base. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 237.2.

7.1.C.2.- de paredes exvasadas, no muy abiertas y borde biselado hacia el interior. El tránsito de la zona mesial a la basal se realiza a través de una ligera carena. las asas parten del borde y finali-zan por encima de la citada carena. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 74.2). Fig. 237.3.

7.1.C.3.- Piezas de paredes exvasadas y borde ligerísimamente biselado hacia el interior. base plana. las asas parten del borde y finalizan en la zona cercana a la base. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 74.3). Fig. 237.4.

7.1.C.4.- Piezas de paredes exvasadas rematadas en un borde biselado al interior que presenta en el labio una ligera moldura al exterior. base plana. las asas parten del borde y finalizan en la base, que se diferencia del cuerpo a través de una escotadura. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 74.4). Fig. 237.5.

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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7.1.D.- De paredes exvasadas y borde apuntado.

7.1.d.1.- de paredes exvasadas y borde apuntado algo engrosado en su interior. las zonas mesial y basal se diferencian a través de una carena. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 75). Fig. 238.1.

Tipo 2. ■

Cazuelas de paredes rectas. Bases planas o ligeramente convexas.

7.2.A.- De paredes rectas y borde biselado hacia el interior. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 90.14). Fig. 238.2.

7.2.B.- De paredes rectas y borde exvasado.

7.2.b.1.- de paredes rectas y borde exvasado, ligeramente engrosado. La pieza conserva un asa que parte del borde y finaliza en la zona de la base. Esta se separa de la zona mesial a través de una suave curva. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 76). Fig. 238.3.

Tipo 3. ■

Cazuelas de paredes entrantes. Bases planas o convexas.

7.3.A.- De paredes entrantes y borde redondeado.

7.3.a.1.- Cazuelas de bases planas, paredes entrantes, rematadas en bordes entrantes y redondeados, ligeramente biselados al interior. Un asa recorre toda la circunferencia de la pieza90. Común. Mano. Emiral de transición, siglo IX – principios siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, lám. 3.XIV). Fig. 238.4.

Tipo 4. ■

Cazuelas de paredes carenadas. Bases planas o convexas.

7.4.A.- Paredes carenadas y borde exvasado.

7.4.a.1.- Paredes carenadas y borde exvasado y redondeado.

7.4.A.1.1.- Cazuela de paredes exvasadas y carenadas. La carena cambia la dirección de las paredes que de exvasadas pasan a ser entrantes y se rematan en un borde exvasado y redondeado. Común. Torno. Emiral de transición, siglo IX – principios del siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, 773, lám.3.XII). Fig. 238.5.

7.4.A.1.2.- Cazuela de paredes exvasadas hasta la carena, a partir de la que continúan rectas. Borde exvasado, algo engrosado y redondeado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 238.6.

90 Cazuelas realizadas a mano, o a torno lento, de paredes y bordes entrantes, son conocidas en el sur de al-Andalus y pareci-das morfológicamente se han recuperado en Bezmiliana (Málaga) (ACIÉN, 1986; ROSSELLÓ-BORDOY, 1993; fig. 3).

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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7.4.A.1.3.- Cazuela de paredes carenadas. La carena obliga a un cambio de dirección en las paredes que de exvasadas pasan a ser rectas y se rematan en un borde recto, algo engrosado al exterior y redondeado. Las asas parten del borde. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI. Fig. 238.7.

7.4.B.- Paredes carenadas y borde recto.

7.4.b.1.- Piezas de paredes carenadas en la parte baja de la zona mesial. la carena origina unas paredes ligeramente exvasadas que se rematan en bordes recto,s algo engrosados y ligeramente apun-tados. No conocemos la forma de la base. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 77.1). Fig. 239.1.

7.4.b.2.- Piezas de paredes carenadas y bordes rectos y redondeados.

7.4.B.2.1.- Cazuela de paredes exvasadas, hasta la carena a partir de la que continúan rectas y borde recto y redondeado. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 77.2). Fig. 239.2.

7.4.B.2.2.- Cazuela de base convexa, paredes exvasadas y carenadas, y borde recto y redon-deado. Por encima de la carena se ha realizado una inflexión. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 239.3.

7.4.b.3.- de bordes rectos y con el labio superior plano.

7.4.B.3.1.- Cazuela carenada de base convexa, paredes exvasadas rematadas en un borde recto con el labio superior plano. Común. Torno. Siglo XII – principios del siglo XIII. (FUERTES, 1995, fig. 7.8, 7.9, 7.11, 7.12). Fig. 239.4.

7.4.B.3.2.- Cazuela carenada, de base convexa, paredes altas, exvasadas, sinuosas, rematadas en un borde recto, algo apuntado con el labio superior plano. Común. Torno. Siglo XII – principios del siglo XIII (FUERTES, 1995, fig. 7.10). Fig. 239.5.

7.4.b.4.- de bordes rectos y apuntados al exterior.

7.4.B.4.1.- Cazuela carenada, de base convexa, paredes exvasadas, rematadas en un borde recto y apuntado al exterior. El asa parte desde el borde y finaliza en la zona de la carena. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI. Fig. 240.1.

7.4.C.- De paredes carenadas y borde biselado al interior91.

7.4.C.1.- Con el bisel recto.

7.4.C.1.1.- Cazuela de base convexa, paredes exvasadas y carenadas rematadas en un borde bise-lado al interior, con el bisel recto. La unión de las paredes con el borde se resalta a través de una inflexión. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 240.2.

91 Perfiles similares se localizan en “El Castillejo” de los Guájares (Granada) con una cronología del XIII al XIV (GAR-CÍA PORRAS, 2001, 500-509). En Granada capital se han recuperado entre los siglos XI y XII cazuelas carenadas, vidriadas o no (RODRÍGUEZ, 1997, fig. 1; 1999, 106). Cazuelas carenadas, de los siglos XII – principios siglo XIII, se recuperaron en Saltés (Huelva) (BAZZANA y CRESSIER; 1989, fig. 26), y al S. de Alcoutim (Portugal), en el “Mon-tinho das Laranjeiras”, fechadas como califales – taifas (COUTINHO, 1993).

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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7.4.C.1.2.- Cazuela de base convexa, paredes exvasadas y carenadas rematadas en un borde bi-selado al interior, con el bisel recto. La unión de las paredes con el borde se resalta a través de una inflexión. La carena se resalta, también, a través de una inflexión. Vidriada. Torno. Siglo XII. Fig. 240.3.

7.4.C.1.3.- Cazuela de base convexa, paredes exvasadas hasta la carena, a partir de la cual conti-núan rectas. Las paredes finalizan en un borde biselado al interior, con el bisel recto. La carena se resalta por una profunda inflexión. Las asas parten por encima de la carena y finalizan en el borde. Con doble asa. Vidriada. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII -IX. Fig. 240.4.

7.4.C.1.4.- Cazuela de base convexa, paredes exvasadas y carenadas, rematadas en un borde exvasa-do y biselado al interior, con el bisel recto. La carena es muy suave. Las asas parten desde la carena y finalizan en el interior del borde. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 240.5.

7.4.C.1.5.- Cazuela de base convexa de paredes exvasadas y carenadas, rematadas en un borde exvasado y biselado al interior, con el bisel recto. Las asas parten de la zona mesial y finalizan en el borde. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 241.1.

7.4.C.1.6.- Cazuela de base convexa, paredes carenadas y exvasadas que se rematan en un borde exvasado, apuntado al exterior y biselado al interior, con el bisel recto. Las asas parten desde la carena y finalizan en el borde. Vidriada. Torno. Siglo XII. Fig. 241.2.

7.4.C.1.7.- Cazuela de base convexa, paredes exvasadas y carenadas y borde biselado al interior con el bisel recto. Las asas parten desde la carena y finalizan en el borde. Vidriada. Torno. Siglo XII. Fig. 241.3.

7.4.C.1.8.- Cazuela de base convexa, paredes exvasadas y carenadas, muy altas, rematadas en un borde exvasado y redondeado al exterior y biselado al interior, con el bisel recto. Vidriada. Torno. Siglo XII. Fig. 241.4.

7.4.C.1.9.- Cazuela carenada, con doble carena facetada, paredes exvasadas rematadas en un borde suavemente biselado al interior y redondeado. Las asas parten del borde y finalizan por encima de la línea de la carena. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI. Fig. 241.5.

7.4.C.1.10.- Cazuela carenada, de base convexa, paredes exvasadas, borde entrante y biselado al interior. El paso de las paredes al borde se resalta por una suave carena, al interior este paso queda marcado por una inflexión. Las asas parten del borde y finalizan por encima de la línea de la carena. Vidriada. Torno. Siglo XII. Fig. 242.1.

7.4.C.1.11.- Cazuela de paredes exvasadas, suavemente carenadas, rematadas en un borde recto bi-selado al interior. Las asas parten del borde y finalizan por encima de la línea de la carena. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 242.2.

7.4.C.2.- Con el bisel interior moldurado.

7.4.C.2.1.- Cazuela de base convexa, paredes exvasadas y carenadas rematadas en un borde recto, sua-vemente biselado al interior con una ligera moldura en el bisel. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 242.3.

7.4.C.2.2.- Cazuela de base convexa, paredes exvasadas y carenadas, rematadas en un borde exva-sado y redondeado al exterior y biselado al interior, con el bisel moldurado. Por encima de la carena se ha realizado una inflexión. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 242.4.

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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7.4.D.- Con doble carena.

7.4.d.1.- Cazuelas de base convexa. la carena separa la base de las paredes que continúan rectas has-ta una nueva carena que da paso al borde, que es entrante y redondeado. El asa parte desde la carena inferior y finaliza en la carena superior. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 242.5.

FamIlIa 8. botellas.

Cerámica de mesa.•Forma cerrada.•Técnica de fabricación: torno.•Producción: cerámica común, cerámica vidriada.•Botella: “• Del dialectal Botella, o del francés Bouteille, del latín Buticulla. Vasija de cristal, de vidrio o barro cocido, con el cuello angosto que sirve para contener líquidos” (D.R.A.E., 1992, 223).Botella: ROSSELLÓ-BORDOY la denomina • Limeta: “Útil para escanciar, de tamaño pequeño o medio, sin asa. Del árabe limma” (ROSSELLÓ-BORDOY, 1991, 167).Limeta: “• Del mozárabe lima, nima, redoma, y éste del latín limbus, nimbus, vasija de cristal en Marcial. Botella de vientre ancho y corto y cuello bastante largo” (D.R.A.E., 1992, 889).

Por lo general nos encontramos ante piezas de cuerpos globulares, con cuellos más o menos largos, algunos de ellos moldurados, o adornados con carenas (vid. infra) y, normalmente, rematados en bordes exvasados. Se trata por lo general de piezas muy bien acabadas, lo que nos indica que nos encontramos ante recipientes que, dentro del uso cotidiano, se destinaron a ambientes más privi-legiados que los de la cocina. De hecho, incluso desde momentos muy tempranos, estas piezas se trabajaron afanosamente, engobándolas y espatulándolas, y así las encontramos durante la etapa preislámica (fig. 243.1), desde los primeros momentos del período emiral (fig. 243.2), en el siglo IX (fig. 243.3) o, también, en momentos tardíos (fig. 243.4).

Las pastas están siempre muy decantadas y suelen poseer tonalidades claras, aunque otras veces son de tonos rojizos o anaranjados. La cocción a la que se vieron expuestas se llevó a cabo en am-bientes oxidantes.

No presentan casi ningún desgrasante y, de aparecer, son de tamaño fino o medio, de mica y caliza o desgrasantes de tonalidades rojizas, probablemente derivados del triturado de cerámicas de de-secho o de materiales cerámicos de construcción.

Hasta la actualidad hemos diferenciado cuatro tipos:

Tipo 1.- Botellas de cuerpos globulares, cuellos más o menos cortos y estrechos que se •rematan en un borde exvasado. Cerámica común. Aparecen desde los primeros momentos del emirato hasta el siglo XII.Tipo 2.- Botellas de cuerpos globulares con un baquetón en la zona alta del cuerpo que da •inicio a la entrada del cuello del recipiente. Cuello largo, estrecho y moldurado. Con asa. Cerámica vidriada. Sólo documentadas durante el califato.Tipo 3.- Botellas de pequeño tamaño, piriformes y base plana. Cerámica común. Sólo •documentadas durante el califato.Tipo 4.- Botellas de cuellos entrantes. Cerámica común. Sólo localizadas durante la etapa •pre-islámica.

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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Tipo 1. ■

Botellas de cuerpos globulares, cuellos más o menos cortos y estrechos que se rematan en un borde exvasado.

8.1.A.- Botellas de bordes exvasados de sección triangular92.

8.1.a.1.- Con el cuello recto rematado en un borde exvasado, de sección triangular, algo redon-deada al exterior.

8.1.A.1.1.- Botella de cuerpo globular, cuello recto y borde exvasado, cóncavo al interior y de sec-ción triangular, algo redondeada al exterior. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – princi-pios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 78.1). Fig. 244.1.

8.1.A.1.2.- Botella de cuerpo globular, carenada en la zona de los hombros, en el punto de unión de éstos con el cuello que es recto, ligeramente exvasado, rematado en un borde recto, de sección triangular, de aristas redondeadas. Común. Torno. Emiral, ¿siglo IX?. Fig. 244.2.

8.1.A.1.3.- Botella de cuerpo globular, cuello exvasado rematado en un borde exvasado, algo en-grosado, de sección triangular de aristas suavemente marcadas. La unión del cuerpo con el cuello se marca al interior por un apéndice. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 244.3.

8.1.A.1.4.- Botella de cuello corto, ligeramente exvasado, rematado en un borde exvasado, de sección triangular con las aristas suavemente redondeadas y con el perfil cóncavo al interior. Común. Torno. Común. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994b, fig. 8.9). Fig. 244.4.

8.1.A.1.5.- Botella de cuello corto, rematado en un borde exvasado, de sección triangular con las aristas redondeadas. Al interior el borde es cóncavo. Común. Torno. Emiral de transición, siglo IX – principios siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 87.2466). Fig. 244.5.

8.1.A.1.6.- Botella de cuello corto rematado en un borde exvasado de sección triangular con las aristas redondeadas. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII - IX (FUERTES y GON-ZÁLEZ, 1996, fig. 84.3677). Fig. 244.6.

8.1.A.1.7.- Botella de pequeño tamaño, con la base convexa, cuerpo globular, cuello corto y exvasa-do y borde exvasado de sección triangular con las aristas redondeadas. El paso del cuerpo al cuello se resalta a través de una carena. La panza del recipiente presenta algunas de las huellas del torno muy marcadas. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII - IX. Fig. 244.7.

8.1.A.1.8.- Botella de pequeño tamaño, con la base convexa, cuerpo globular, cuello corto y borde exva-sado de sección triangular con las aristas redondeadas. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 244.8.

8.1.a.2.- Cuello exvasado rematado en un borde exvasado de sección triangular de aristas marcadas.

8.1.A.2.1.- Botella de cuello exvasado y borde exvasado de sección triangular. Común. Torno. Ca-lifal, mediados del siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 78.2). Fig. 244.9.

92 Botellas de cuerpos globulares, cuellos cortos con bordes exvasados de sección triangular se han recuperado en otros solares cordobeses (AA.VV., 1986, fig. 98). Tipos similares se han localizado, igualmente en los niveles más tempranos de Arcávica (Cuenca) (ÁLVAREZ DELGADO, 1987, 406; 1989, fig. 4.3). Sin embargo, son piezas comunes en momentos califales en yacimientos de Zaragoza (VILADES, 1986, 141, lám. VI.3), así como en los de la Marca Media (RETUER-CE, 1998, 148-149, fig. 88 y 91).

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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8.1.A.2.2.- Botella de pequeño tamaño, base plana, cuerpo globular, cuello corto, exvasado remata-do en un borde exvasado, de sección triangular con las aristas fuertemente marcadas. El punto de unión de la base con el cuello queda marcado a través de una inflexión. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 244.10.

8.1.A.2.3.- Botella de cuello exvasado y carenado, rematado en un borde exvasado de sección triangular. El cuello y la boca son relativamente más anchos de lo que suele ser lo habitual para este tipo de piezas. Común. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994b, fig. 8.8). Fig. 245.1.

8.1.A.2.4.- Botella de cuello estrecho, exvasado y carenado, rematado en un borde exvasado de sección triangular, con las aristas marcadas. Común. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES y GON-ZÁLEZ, 1994b, fig. 8.7). Fig. 245.2.

8.1.A.2.5.- Botella de cuerpo globular, cuello corto rematado en un borde exvasado de sección triangular, con las aristas marcadas. El paso del cuerpo al cuello se resalta a través de una carena. Común. Torno. Emiral de transición, siglo IX – principios del siglo X (FUERTES y GONZÁ-LEZ, 1994a, lám. 2.X). Fig. 245.3.

8.1.a.3.- Con cuellos estrangulados y borde exvasado de sección triangular.

8.1.A.3.1.- Botella de base convexa, cuerpo algo globular, aunque con cierta tendencia a ser pirifor-me, cuello estrangulado rematado en un borde exvasado de sección triangular, con la arista marca-da. El tipo de base impide que el recipiente sea estable. Común. Torno. Siglo XI93. Fig. 245.4.

8.1.A.3.2.- Botella de cuello estrangulado y borde exvasado, de sección triangular, de aristas redon-deadas. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 245.5.

8.1.A.3.3.- Botella de base plana, cuerpo globular, aunque con cierta tendencia a ser piriforme, re-matado en un cuello estrangulado con un borde exvasado de sección triangular y con perfil cóncavo al interior. Común. Torno. Emiral de transición, siglo IX – principios del siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, lám. 2.XI). Fig. 245.6.

8.1.A.3.4.- Botella de cuello estrangulado rematado en un borde exvasado, de sección triangular y caído. Común. Torno. Emiral de transición, siglo IX – principios siglo X (FUERTES y GONZÁ-LEZ, 1994a, lám. 2.XIV). Fig. 245.7.

8.1.B.- Botellas con bordes exvasados y engrosados94.

8.1.b.1.- Con bordes exvasados, engrosados y redondeados.

8.1.B.1.1.- Botella de cuello de paredes rectas, ligeramente exvasadas, y borde exvasado, engrosado y redondeado. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 79.1). Fig. 246.1.

93 De idénticas características en Mad nat al Zahr ’ (VALLEJO y ESCUDERO, 1999, lám. 9). El recipiente que re-presenta a este tipo de botella se caracteriza porque en la panza tiene un agujero realizado tras la cocción. Para algunos investigadores los recipientes inutilizados intencionadamente, como en este caso, se utilizaron para llevar a cabo ritos fu-nerarios (CHINCHILLA, 1986). Más recientemente se ha planteando la posibilidad de que estas piezas formasen parte del ajuar relacionado con las labores agrícolas o de transformación de los alimentos y que sirvieran como dosificadores (MINGOTE, 1994).94 Se localizan desde momentos tempranos en Arcáviva (Cuenca) (ÁLVAREZ DELGADO, 1989, fig. 4.1).

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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8.1.B.1.2.- Botella de cuerpo globular, cuello ligeramente exvasado rematado en un borde exvasa-do, algo engrosado y redondeado. La zona de unión de los hombros con el cuello se marca a través de una carena marcada. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 246.2.

8.1.B.1.3.- Botella de cuello estrecho, ligeramente exvasado, rematado en un borde muy exvasado, engrosado y redondeado. Común. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994b, fig. 8.8), Emiral de transición, siglo IX – principios siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, lám. 2.XVI). Fig. 246.3.

8.1.B.1.4.- Botella de cuerpo globular, cuello ligeramente exvasado rematado en un borde exva-sado, engrosado y redondeado. La unión del cuerpo con el cuello se resalta a través de una carena. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 246.4.

8.1.b.2.- Con los cuellos exvasados y los bordes también exvasados y engrosados.

8.1.B.2.1.- Botella de cuello ligeramente exvasado y borde muy exvasado, algo engrosado y redondeado. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 79.2). Fig. 246.5.

8.1.B.2.2.- Botella de cuello ligeramente exvasado rematado en un borde exvasado, engrosado y redondeado. Común. Torno. Emiral de transición, siglo IX – principios del siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, lám. 2.XV). Fig. 246.6.

8.1.b.3.- de paredes globulares, cuello ligeramente exvasado rematado en un borde recto.

8.1.B.3.1.- Botella de paredes muy globulares, cuello ligeramente exvasado rematado en un borde recto, algo engrosado y redondeado. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 79.3). Fig. 246.7.

8.1.B.3.2.- Botella de paredes muy globulares, cuello ligeramente exvasado rematado en un borde recto y redondeado. La unión del cuello con el cuerpo queda marcado al interior por un apéndice. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 246.8.

8.1.B.3.3.- Botella de paredes globulares, cuello ligeramente exvasado y borde recto y redondeado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 246.9.

Tipo 2. ■

Botella de cuerpo globular con un baquetón en la zona alta del cuerpo que da inicio a la entrada del cue-llo del recipiente. Este es largo y estrecho y presenta al menos una moldura. Desde esta parte concreta del cuello se desarrolla un asa con un aplique en la zona más alta de la misma. Vidriada. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios siglo XI (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 91.13). Fig. 247.1.

Tipo 3. ■

Botellas de pequeño tamaño con cuerpo de tendencia piriforme y base plana. El cuello corto y rec-to, se remata en un borde exvasado ligeramente engrosado y redondeado. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 80)95. Fig. 247.2.95 Aunque algo más achatadas se han recogido algunas botellas de características tipológicas y morfológicas parecidas a las

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Tipo 4. ■

Botellas de cuellos entrantes.

8.4.a.- botellas de cuellos entrantes rematados en un borde exvasado.

8.4.A.1.- Botella de cuello entrante rematado en un borde exvasado de sección triangular, muy biselado al interior. Común. Torno. Siglos VII – VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 15.163). Fig. 247.3.

FamIlIa 9. lámparas y candiles.

Cerámica asociada a cualquier ambiente doméstico. •Forma cerrada. Forma abierta• 96.Técnica de fabricación: torno lento, torno.•Producción: cerámica común, cerámica vidriada, cerámica en cuerda seca.•Candil: “• (Del latín Candela, a través del mozárabe Qindil). Utensilio para alumbrar, dotado de un recipiente de aceite y torcida y una varilla con gancho para colgarlo. 2. Lamparilla manual de aceite, usada antiguamente, en forma de taza cubierta, que tenía en su borde superior, por un lado, la piquera o mechero y por el otro el asa” (D.R.A.E., 1992, 272).Candil: “• Elemento portátil o fijo para la iluminación doméstica (...). Nombre árabe: Qandîl, mi bâ” (ROSSELLÓ-BORDOY, 1991, 174).Lámpara: “(De lampada). Utensilio para dar luz, que consta de uno o varios mecheros con un •depósito para la materia combustible, cuando es líquida (...)”. (D.R.A.E., 1992, 867).

Exceptuando algún ejemplar, con pastas de color rojizo oscuro, la mayor parte de los candiles se fabricó con pastas de tonos claros, blanquecinos (en alguna ocasión de tendencia grisácea, debido a la exposición de los recipientes a un ambiente reductor dentro del horno), o de color amarillento (bastante más raros)97, casi sin desgrasantes. De existir éstos suelen ser de mica moscovita. Aunque no son muy frecuentes, algunas piezas se vidriaron, en color melado o verde. Algunos ejemplares fueron embellecidos con goterones de vedrío sobre la parte alta de la cazoleta, o, incluso con leyen-das pesudo-epigráficas, aunque lo habitual es que no estén decorados.

Nos encontramos con una de las familias que, al igual que la de los ataifores y que los jarros/as tipo 1B, definen perfectamente los ambientes islámicos. La morfología de estas piezas es muy variada aunque todos los tipos, exceptuando el 3, presentan los elementos característicos de esta forma: piquera, asa, chimenea y cazoleta. De época preislámica contamos con un tipo de lámpara, aleja-do morfológicamente de la serie candil y clasificado como Lámpara Tipo 0 (FUERTES, 1998; FUERTES e HIDALGO, 2003b).

Hemos diferenciado hasta el momento 5 tipos:

Tipo 0.- Lámparas de sección circular, sin piquera. Cerámica común. Siglos VII – VIII. •Pre-islámicas.

de Cercadilla en Calatrava la Vieja (Ciudad Real) (RETUERCE, 1998, 165-166, fig. 111-112). 96 La mayor parte de los candiles son formas cerradas exceptuando los de tipo tres (de cazoleta abierta con pellizco, con o sin pie) en el que la forma es evidentemente abierta.97 También en Zaragoza las pastas suelan ser de color castaño claro, blanquecino o beige, independientemente del tipo -exceptuando la forma VIII- (VILADÉS, 1991, 38).

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Tipo 1.- Candiles de piquera larga, cuerpo troncocónico y chimenea alta. La piquera, •de sección semicircular, casi mantiene en su inicio la misma anchura que el cuerpo, estrechándose a medida que se aleja de éste. Cerámica común. Cerámica vidriada. Aparecen en los niveles de transición entre el emirato y el califato y no desaparecen hasta el siglo XIII. Son los candiles más representativos del califato. Algunos subtipos, 9.1.C, 9.1.D y 9.1.E, aparecen tras el califato y se fabricarán, también, en el siglo XII. Tipo 2.- Candiles de cuerpo troncocónico con las piqueras cortas o muy cortas. Cerámica •común. Cerámica cuerda seca. Son piezas emirales, aunque se ha recuperado algún recipiente en ambientes mucho más modernos, si bien su presencia, a excepción de algunos casos concretos, es probable que sea consecuencia de alteraciones estratigráficas. Tipo 3.- Candiles con piqueras de pellizco. Cerámica vidriada. Siglo XII.•Tipo 4.- Candiles con múltiples piqueras. Cerámica vidriada. Hasta el momento sólo •localizados durante el califato.

Tipo 0.- ■ Lámparas de sección circular 98.

9.0.A.- Son lámparas circulares, fabricadas a torno o torno lento, que poseen dos partes bien di-ferenciadas. Se levantan sobre un soporte, generalmente alto y macizo o sobre “platitos”, de base plana, con paredes exvasadas y cóncavos en su parte superior. Desde el interior de este soporte se alza un receptáculo o chimenea, de forma troncocónica, más o menos abierto en su base, según los casos, en el que se han realizado dos orificios: uno en la zona superior, destinado a la introducción del aceite, y otro en uno de sus laterales, en donde se localizaba la mecha y por donde se efectuaba la iluminación. Algunos ejemplares conservan las asas, que son de pellizco.

Tradicionalmente, este tipo de lámparas ha sido conocido con el nombre de “lámparas vándalas”. Todas las piezas que aquí presentamos han aparecido en niveles previos a la ocupación islámica de Córdoba a excepción de una pieza de Villa del Río (Córdoba) cuya localización, casual, no aporta datos estratigráficos; de un ejemplar localizado en niveles emirales tempranos y de otro recupe-rado en un estrato del siglo IX. La presencia de estos dos ejemplares en estos niveles islámicos la consideramos casual, ya que ningún otro dato nos permite aventurar la fabricación de esta forma durante el emirato99.

9.0.a.1.- Con la chimenea de paredes entrantes. la diferencia entre las paredes y el borde se hace patente a través de un estrangulamiento más o menos marcado. Cuando no se conserva la chimenea nos abstenemos de plantear variantes, aunque los soportes también son de distinta tipología. De hecho hemos documentado algunos ejemplares que enumeramos a continuación:

Lámpara circular realizada a torno de base muy ancha. Presenta un soporte en forma de cuenquecito, •de paredes exvasadas, rematadas en un borde exvasado de sección triangular. La chimenea, que parte de la zona interna del soporte, es reentrante de paredes muy finas y no conserva el borde. Común. Torno. Siglo VII – VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 15.28). Fig. 248.1.

98 Hasta 1998, dentro de las lámparas circulares incluíamos sólo los ejemplares conocidos como “lámparas vándalas” (FUERTES, 1998). El conocimiento de nuevas piezas, con tipologías diversas, pero todas ellas de sección circular, nos obliga a plantear, ahora, subtipos dentro de este grupo. Dentro de este tipo de lámparas hemos incluido dos ejemplares que no proceden de Cercadilla, pero que han sido ya estudiados en anteriores trabajos y establecen, por sí mismos, va-riantes imprescindibles a la hora de constituir una tipología lo más completa posible. Por este motivo las que hasta el momento llamábamos lámparas tipo 0 pasan a ser denominadas: lámparas tipo 0, subtipo A. 99 Estas lámparas son muy difíciles de rastrear en la Península Ibérica. En Zaragoza se localizó un ejemplar vidriado con un perfil muy similar, clasificado como forma I y fechado en el siglo X, 1ª mitad del siglo XI. (VILADÉS, 1991, nº 6). Tal vez se trate de una importación de algún centro productor del Mediterráneo oriental, donde se siguieron fabricando hasta fechas muy avanzadas (vid. infra. Nota 217).

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Lámpara circular, fabricada a torno, de la que se conserva únicamente el soporte, de paredes •exvasadas rematadas en un borde recto y redondeado. Desde la zona más cercana al borde del soporte partiría la chimenea que no se conserva. Común. Torno. Siglo VII – VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 15.17). Fig. 248.2.Lámpara circular, fabricada a torno, con la base, en forma de plato que es de paredes •exvasadas rematadas en un borde redondeado. Común. Torno. Siglo VI, Siglo VII – VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 15.25). Fig. 248.3.

9.0.A.1.1.- Lámpara circular con el soporte en forma de pequeño plato de 0,5 cm. de grosor, de paredes exvasadas que no conservan el borde. Del centro de ese plato se alza la chimenea, muy abierta en su base, con paredes reentrantes, separadas del borde a través de un estrangulamiento. El borde es ligeramente engrosado y redondeado. Común. Torno. Siglo VI-VII (FUERTES, 1998, 332, fig. 1). Fig. 248.4.

9.0.A.1.2.- Lámpara circular, fabricada a torno, que consta de dos partes bien diferenciadas. El soporte es un plato o cuenco de base plana y paredes exvasadas. Desconocemos cómo se remataba en su borde. Desde el interior del plato parte la chimenea, de paredes entrantes y borde marcado a partir de una ligera inflexión y redondeado. Común. Torno. Siglo VII – VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 15.26). Fig. 248.5.

9.0.A.1.3.- Lámpara circular que consta de dos partes bien diferenciadas. El soporte es un plato de base plana y ancha, con paredes exvasadas. Desde el interior, en la zona más baja del plato, casi en contacto con la base, parte la chimenea, baja, de paredes entrantes y borde anunciado a través de una ligera inflexión, redondeado algo apuntado. Común. Torno. Siglo VII – VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 15.27). Fig. 248.6.

9.0.A.1.4.- Lámpara circular de la que se conserva exclusivamente la chimenea, de paredes entran-tes rematadas en un borde, anunciado por una ligera inflexión, algo engrosado y casi redondeado, a excepción de una ligera moldura en su interior. Común. Torno. Siglo VII – VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 15.91). Fig. 248.7.

9.0.A.1.5.- Lámpara circular de la que se conserva el arranque de las paredes del soporte y parte de la chimenea. Ésta es de paredes entrantes y borde redondeado, biselado al interior. El borde se separa de las paredes por una inflexión. Común. Torno. Localizada en un nivel del 2º - 3er tercio del siglo VIII, en contacto con un nivel de época visigoda. Fig. 248.8.

9.0.a.2.- Con la chimenea de paredes entrantes y borde recto y redondeado.

9.0.A.2.1.- El soporte es un recipiente de base plana, ligeramente convexa, paredes exvasadas de borde redondeado, algo biselado hacia el interior. Del centro de ese recipiente se alza una chimenea troncocónica, con la base muy abierta, más ancha en la zona destinada al orificio lateral que en su lado contrario, con las paredes entrantes y el borde redondeado. En ambos orificios se conservan restos del fuego. En uno de los laterales de las paredes de la base se lo-caliza un asa de pellizco. Común. Torno. Siglo VII – VIII (Pre-islámico) (FUERTES, 1998, 333, fig. 1). Fig. 249.1.

9.0.A.2.2.- Lámpara circular, fabricada a torno, con el soporte de base plana y paredes exvasadas con borde entrante y labio biselado, ligeramente apuntado. Del centro del soporte se levanta la chi-menea de 3,3 cm. de altura, de forma troncocónica con paredes entrantes y borde redondeado. En el orifico lateral se conservan las huellas del fuego. Común. Torno. Siglo VII – VIII (Pre –islámico) (FUERTES, 1998, 334, fig. 2). Fig. 249.2.

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9.0.A.2.3.- (Museo Histórico Municipal de Villa del Río). Lámpara circular con soporte de pa-redes exvasadas de borde redondeado, de paredes más altas que la chimenea, que es de paredes entrantes y borde redondeado. El asa, de pellizco, se localiza en el mismo lado que el orificio en el que se situaba la mecha. Común. Torno. Por tipología adscribimos esta pieza a una cronología que abarcaría desde el siglo VI al VIII, en momentos previos a la conquista de Córdoba por parte de las tropas musulmanas, (FUERTES, 1998, 335, fig. 2). Fig. 249.3.

9.0.A.2.4.- Lámpara circular, fabricada a torno, muy bien trabajada. Sobre un soporte macizo, de base muy gruesa y paredes exvasadas, se levanta una chimenea de paredes entrantes y borde recto y redondeado. En uno de sus lados se localizaría la apertura destinada a la mecha. Común. Torno. Esta variante, por el momento, no puede ser adscrita a una cronología exacta por no haberse recu-perado en niveles estratigráficos fiables. Por su morfología suponemos su cronología en torno a los siglos VI – VIII (Pre-islámico) Fig. 249.4.

9.0.A.2.5.- Lámpara circular muy bien trabajada. Sobre un soporte macizo de paredes exvasadas, más altas que la chimenea, se levanta esta última con las paredes entrantes y el borde recto y redon-deado. En uno de sus lados se localizaría la apertura destinada a la mecha. Común. Torno. Emiral. Siglo IX100. Fig. 249.5.

9.0.A.2.6.- Lámpara circular con chimenea de paredes entrantes rematadas en un borde recto y redondeado. En uno de sus laterales se abre el orificio en donde se localizaría la mecha. Se levanta sobre un soporte macizo de paredes exvasadas rematadas en un borde redondeado. Común. Torno. Siglo VII – VIII (Pre-islámico). Fig. 249.6.

9.0.B. Lámparas circulares sin chimenea101.

9.0.b.1.- lámparas circulares sin chimenea y sin pie.

9.0.B.1.1.- Lámpara de sección circular, de base plana, gruesa y paredes exvasadas, muy gruesas, re-matadas en un borde redondeado, ligeramente apuntado102. Común. Torno lento. Siglos VII –VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 15.MUS1). Fig. 250.1.

9.0.b.2.- lámparas circulares sin chimenea con pie.

9.0.B.2.1.- Lámpara circular, con forma de cuenco o pequeño platito de paredes ligeramente exva-sadas rematadas en un borde recto y redondeado. Este pequeño recipiente, en donde se depositaría el aceite y la mecha, es soportado por un pie, macizo, con la base algo más ancha que el resto del soporte y con el borde redondeado. Común. Mano. Siglos VII –VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 15.12817). Fig. 250.2.

100 Es el único recipiente con esta morfología recuperado en un nivel claramente emiral. Por el momento no podemos asegurar que se trate de un producto fabricado en este momento. Pensamos que lo más probables es que su presencia se deba a una perduración en el tiempo o a una importación, tal vez del norte de África.101 Aunque no tienen nada que ver con las lámparas de Cercadilla en cuanto a cronología, no podemos dejar de mencionar los candiles o lámparas de Zamora. Piezas destinadas a la iluminación con formas de vasos o cuencos que en esta provincia se han recuperado en estratigrafía de los siglos XI-XIV (LARRÉN y TURINA, 1998, 89, fig. 20-30). 102 Esta lámpara se recuperó en niveles de ocupación pre-islámicos en la excavación del Teatro Romano de Córdoba. Un paralelo formal de esta forma lo encontramos en la zona de la Puglia (Italia), fechado entre los siglos VI y VII y que se asocia contextualmente, junto a otras formas cerámicas, a una lámpara “vándala”. Los autores del estudio no hablan de lámpara sino de un pequeño vaso (ARTHUR y PATTERSON, 1998, 521, fig. 8.7 y 8.11).

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Tipo 1. ■

Los candiles pertenecientes a este tipo se caracterizan por contar con las piqueras desarrolladas independientemente del resto de características morfológicas de cada una de sus partes103. Si bien la mayor parte de ellos se fabricaron en cerámica común, no son extraños los vidriados, casi todos asociados al califato (fig. 251.1).

9.1.A.- Candil de piquera larga y cuerpo troncocónico. La piquera casi mantiene en su inicio la misma anchura que el cuerpo y se va estrechando hacia la zona más extrema. La sección transversal de las piqueras pertenecientes a este subtipo es semicircular, más o menos conseguida y suele estar rematada en pico. Esta característica se observa en muy pocos ejemplares, ya que la mayor parte de los recipientes está fracturado en este extremo. Las chimeneas son de altura variable y por lo general la anchura de su base suele coincidir con la anchura máxima de la cazoleta. Los ejemplares de este tipo aparecen durante el califato (fig. 251.3, 251.4) y se mantiene su fabricación durante los siglos XI (fig. 251.2) y XII.

9.1.a.1.- Chimenea alta con el borde exvasado.

9.1.A.1.1.- Candil de cuerpo troncocónico con chimenea alta, de paredes más o menos rectas, con borde exvasado, de sección triangular aunque con las aristas redondeadas (no mantiene el mismo perfil en todo el borde). Piquera desarrollada, cuya base se mantiene al mismo nivel que la base de la cazoleta, excepto en su extremo en donde se eleva. El asa parte de la zona más baja del cuerpo y finaliza en el exterior de la chimenea. Común. Vidriado. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI, (FUERTES, 2002, fig. 81.1, lám. 20 y 21). Fig. 252.1.

9.1.A.1.2.- Candil de cuerpo troncocónico. Chimenea de paredes entrantes rematadas en un borde exvasado de ala redondeada y caída. La unión de la chimenea con la cazoleta ha sido marcada al exterior con un saliente muy pronunciado. El asa parte de ese saliente y se remata por debajo del borde. La piquera, en gran parte perdida, se eleva por encima de la base de la cazoleta. Común. Vidriado. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI. Fig. 252. 2.

9.1.A.1.3.- Candil de cuerpo troncocónico, chimenea estrangulada rematada en un borde ex-vasado, algo engrosado y redondeado. Piquera larga, cuyo extremo se sobreeleva por encima del suelo de la pieza. El asa, que no se conserva completa, partiría casi desde la base y finalizaría en la zona más baja de la chimenea por el exterior. Común. Vidriado. Torno. Califal, mediados siglo X – siglo XI. Fig. 252.3.103 Los candiles de estas características son muy similares en los yacimientos califales del área andalusí. Todos ellos tienen las piqueras largas, chimenea ancha y asa desarrollada que puede o no introducirse en el interior de la chimenea. Así aparecen en Córdoba (AA.VV., 1986, 67; MORENO y COSTA, 1990, fig. 4) y en gran parte de los yacimientos con estratigrafía islámica. Se han recuperado en Osuna (Sevilla) (VARGAS, 1997, fig. 4), en Sevilla capital desde momentos califales (HUARTE y LAFUENTE, 2001, fig. 1.3, 1.4, 1.5), al igual que en Granada (CANO, 1990, fig.7), mientras que en Málaga aparecen tanto en momentos claramente califales (PUERTAS, 1985, fig. 3 a 5), como asociados a la etapa emiral (ÍÑIGUEZ y MAYORGA, 1993, lám. 7) aunque, a veces, no se les ha asignado ninguna cronología (CISNEROS y FERNÉNDEZ, 2003, fig. 8). También aparecen en Ceuta (FERNÁNDEZ SOTELO, 1988.I, 75-78, fig.43-49), en Cádiz capital (ARANDA, 1984) y en su pro-vincia (GUTIÉRREZ y REINOSO, 2000, fig. 3), en yacimientos como en El Ladrillero de Aroche (Huelva) (PÉREZ MA-CÍAS, 1990, 327), así como en el Algarve portugués (CATARINO, 1992a, 305). En las Dunas de Guardamar (Alicante) se localizan en niveles del siglo X y principios del XI (AZUAR et alii, 1989, passim). También en Alicante capital (GUTIÉRREZ, 1996a, 124, fig. 50 y 58) y en Murcia (NAVARRO PALAZÓN, 1986b, nº 357 a 364, 540 a 543, 698 a 701; 1990, fig. 8). En Torre Grossa (Alicante), se han recuperado candiles de piquera larga en niveles de los siglos XII – principios del XIII (AZUAR, 1985, lám. XlI). Este tipo de candil aparece en Zaragoza (VILADÉS, 1991), Medinaceli (Soria) (GÓMEZ MARTÍNEZ, 1996, 163), en Vascos (Toledo) (IZQUIERDO, 1979, 289, fig. 7; 1983b, 368, fig. 38; 1986a, 119) y en toda la zona central de al-Andalus (RETUERCE, 1998, 384-388, fig. 449-455) Ya en 1969 se hizo una primera tipificación de los candiles de Mallor-ca. Los candiles del tipo 1 de Cercadilla se corresponderían con los del tipo II de esa provincia (aquellos que tenían la cazoleta troncocónica), o con los del tipo IV, en el caso de que aquella fuera lenticular (ROSSELLÓ-BORDOY et alii, 1969).

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9.1.A.1.4.- Candil de cuerpo bitroncocónico, chimenea ancha en la zona de unión con la cazoleta, paredes estranguladas y borde exvasado y redondeado. La chimenea, que en su inicio mantiene una anchura similar que la cazoleta, es ancha hasta su extremo, que se estrecha ligeramente. La piquera tiene el suelo más bajo que la cazoleta, lo que desequilibra mucho al candil. El asa parte de la zona mesial de la cazoleta y se remata, al exterior de la chimenea por debajo del borde. Común. Vidriado. Torno. Califal, mediados siglo X – siglo XI. Fig. 252.4.

9.1.a.2.- Chimenea alta con el borde recto.

9.1.A.2.1.- Candil de cuerpo troncocónico con chimenea de paredes exvasadas y borde redondea-do. Piquera desarrollada cuya base se mantiene al mismo nivel que la base de la cazoleta, excepto en su extremo final, donde se eleva ligeramente. El asa parte de la base y finaliza en el interior de la chimenea. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 81.2). Fig. 253.1.

9.1.A.2.2.- Candil de cuerpo troncocónico, chimenea alta, de paredes entrantes, exceptuando en la zona más cercana al borde, donde, a partir de un marcado estrangulamiento, se hacen exvasa-das. El borde es recto y redondeado. El asa parte de la base del recipiente y finaliza en el exterior del mismo por debajo del borde. La chimenea, en su mayor parte perdida, se eleva por encima de la base de la cazoleta. Común – Vidriado. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI. Fig. 253.3.

9.1.A.2.3.- Candil de cuerpo bitroncocónico, con la chimenea estrangulada rematada en un borde recto y redondeado, ligeramente apuntado al interior. El asa parte de la zona mesial de la cazoleta y se remata en la zona media de la chimenea por su lado externo. La piquera es muy ancha y su extremo se eleva por encima del nivel de base del recipiente. Común. Vidriado. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI. Fig. 253.2.

9.1.a.3.- Chimenea corta con el borde exvasado.

9.1.A.3.1.- Candil de cuerpo bitroncocónico con chimenea corta rematada en un borde exvasado de sección triangular. La piquera no se conserva, aunque por comparación con otros ejemplares califa-les de idénticas características morfológicas, sabemos que es desarrollada. El asa parte de la cazoleta y finaliza en el interior de la chimenea. Vidriado melado al exterior como al interior. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 81.3, lám. 22). Fig. 254.1.

9.1.A.3.2.- Candil de cuerpo bitroncocónico con realce en la zona mesial, chimenea corta de pa-redes exvasadas rematadas en un borde redondeado. Piquera desarrollada, más estrecha que la cazoleta. El asa parte de la base y se finaliza en la zona de unión de la cazoleta con la chimenea por su parte externa. Común. Torno. Emiral, ¿siglo IX?. Fig. 254.2.

9.1.A.3.3.- Candil de cuerpo bitroncocónico, con realce en su zona mesial, chimenea corta, exva-sada con borde recto y redondeado. La piquera, larga, de sección semicircular, se sobreeleva por encima de la base de la cazoleta que es plana. El asa parte desde la base y finaliza en el interior de la chimenea. Común. Torno. Emiral de transición, siglo IX – principios siglo X. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, lám. 2.IX). Fig. 254.3.

9.1.B.- Candil de cuerpo lenticular cuya parte superior se va estrechando y se une sin brusquedad con la chimenea. La chimenea mantiene en su inicio la anchura de la cazoleta y se va estrechando hacia la zona más extrema.

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9.1.b.1.- Chimenea alta con visera.

9.1.B.1.1.- Candil de cuerpo lenticular. La parte superior de la cazoleta, que se diferencia de la parte inferior a través de una carena marcada, se va estrechando hasta confundirse con la chimenea cuyo borde es exvasado, algo engrosado, formando una incipiente visera. El asa parte de la carena y finaliza en la pared externa de la chimenea por debajo del borde. Común – Vidriado. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, 273, fig.11.3). Fig. 254.4.

9.1.C.- Candil de cuerpo bitroncocónico con piquera desarrollada de sección cuadrangular. Por lo general la chimenea es más estrecha que la anchura de la cazoleta. Algunos ejempla-res presentan en la zona de unión de la chimenea con la cazoleta un baquetón que realza esa unión.

9.1.C.1.- Con baquetón de realce.

9.1.C.1.1.- Candil de cuerpo bitroncocónico, chimenea estrecha de paredes rectas excepto en la zona más cercana al borde que se hacen exvasadas. El borde es recto y redondeado. El asa, de apén-dice, parte de la base y se remata en el punto de unión de la chimenea con la cazoleta. La unión de ésta con la piquera (no conservada) se resalta por medio de un baquetón. Cuerda seca parcial. Torno. Siglo XI (FUERTES, 2000, lám. 7)104. Fig. 255.1.

9.1.C.2.- Candiles sin baquetón de realce en la zona de unión de la cazoleta con la piquera. De cuerpo bitroncocónico, de chimenea estrecha y con un asa que parte desde la base y finaliza en el arranque de la chimenea. Siglo XII. Fig. 255.2.

9.1.C.2.1.- Candil de cuerpo bitroncocónico, chimenea alta, de paredes estranguladas y exvasadas en el borde que es exvasado y caído. La piquera, de sección cuadrangular, más estrecha que la an-chura de la cazoleta, se mantiene al mismo nivel que la base del candil que es plana. El asa parte de la zona mesial de la cazoleta y finaliza en el exterior de la chimenea. Común – Vidriado. Torno. Siglo XI. Fig. 255.3.

9.1.C.2.2.- Candil de cuerpo bitroncocónico, con la chimenea de paredes altas, ligeramente estran-guladas, rematadas en un borde exvasado y redondeado. La chimenea larga, más estrecha que la cazoleta, es de sección casi cuadrangular, con el extremo algo más elevado que la base del resto de la pieza. El asa, incompleta, arranca de la zona mesial de la cazoleta y se remata en la zona más baja de la chimenea, por el exterior de la misma. Común – Vidriado. Torno. Siglos XI – XII. Fig. 255.4.

9.1.D.- Candil de cazoleta pequeña, chimenea muy estrecha, normalmente de sección cua-drangular y piquera desarrollada105. Son característicos del siglo XI, posteriores a la Fitna. Fig. 256.1.

9.1.d.1.- Candil de cazoleta de pequeño diámetro, troncocónica. Chimenea alta y estrecha, de pare-des estrechas, rectas y borde exvasado. Chimenea de sección cuadrangular, del mismo diámetro que la cazoleta en su zona de unión que a medida que se separa de ella se va ensanchando. El asa parte desde la mitad de la cazoleta y finaliza en donde comienza. Común – Vidriado. Torno. Siglos XI-XII (in-determinado). Fig. 256.2.

104 Este tipo de candiles que nosotros sólo hemos documentado, hasta la actualidad, en contextos posteriores al califato omeya, se ha recuperado en niveles del siglo X en el alfar de San Nicolás en Murcia (NAVARRO PALAZÓN, 1990a, fig. 8.10). 105 También localizado en las excavaciones llevadas a cabo en el palacio de Orive, en Córdoba (FUERTES; MURILLO; LUNA, 2003b, fig. 1.11).

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9.1.E.- Con cuerpos semiesféricos. Este subtipo es muy raro en el yacimiento de Cercadilla y su aparición se limita a escasos fragmentos. Se caracteriza por poseer el cuerpo semiesférico. La unión de la cazoleta con la chimenea se hace sin brusquedad, al igual que con la piquera, cuya base se mantiene algo más elevada que la base de la cazoleta. Común. Torno. Siglo XI. Fig. 256.3.

Tipo 2. ■

Este tipo de candil se caracteriza por poseer las piqueras cortas o muy cortas. Por lo general son candiles de pequeño tamaño y la mayor parte de ellos se han documentado en niveles emirales. Algunos de ellos, incluso, en niveles muy tempranos, fechados entre el 2º - 3er tercio del siglo VIII (fig. 257.1).

Por regla general los ejemplares asociados a este subtipo no suelen estar decorados, sin embargo, la norma no siempre se produce y en algunos casos encontramos piezas decoradas (fig. 257.2). Por el momento esta pieza no podemos adscribirla a una cronología concreta basándonos en criterios estrictamente estratigráficos, ya que procede de un contexto de época contemporánea, si bien, sus características tipológicas son muy similares a las de los candiles de momentos emirales.

9.2.A.- Este subtipo abarca a todos aquellos ejemplares que tienen las chimeneas cortas, aunque todas ellas superan 1 cm. de altura106.

9.2.a.1.- Chimeneas de paredes exvasadas y borde recto y redondeado.

9.2.A.1.1.- Candil de cazoleta bitroncocónica y surco circular que la rodea. Piquera poco desa-rrollada. El asa parte de la zona inferior de la cazoleta y finaliza en el interior de la chimenea. La chimenea es corta, de paredes exvasadas con borde recto, algo engrosado al interior y redondeado. Común. Torno. Emiral de transición, siglo IX- principios del siglo X (FUERTES y GONZÁ-LEZ, 1994, lám. 2.VI; 1996, fig. 88.750). Fig. 257.3.

9.2.A.1.2.- Candil de cazoleta bitroncocónica con un surco circular que la rodea. Piquera corta y chimenea de paredes estranguladas rematadas en un borde recto y redondeado. El asa parte des-de la base. Común. Torno. Emiral de transición, siglo IX- principios del siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994, lám. 2.VIII; 1996, fig. 88.746). Fig. 257.4.

9.2.A.1.3.- Candil de cazoleta bitroncocónica de paredes exvasadas y borde redondeado. Aun-que este fragmento no conserva la piquera, al haberse localizardo en el mismo tipo de am-biente que los tres anteriores suponemos que es, también es corta. Común. Torno. Emiral de transición, siglo IX- principios del siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 88.3874). Fig. 257.5.

9.2.A.1.4.- Candil de cazoleta bitroncocónica con surco circular que la rodea. Piquera corta. El asa parte de la zona mesial de la cazoleta y finaliza en la zona externa de la chimenea. La chimenea es corta, de paredes ligeramente exvasadas rematadas en un borde redondeado. Común. Torno. Emi-ral de transición, siglo IX- principios del siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994, lám. 2.VII; 1996, fig. 88.749). Fig. 257.6.

106 Candiles con esta morfología se localizan en el Sambo (Alicante) (GUTIÉRREZ, 1987, 17, fig. 3), en Jaén (SALVA-TIERRA y CASTILLO, 1993, 249, fig. 4), en Zaragoza (VILADÉS, 1991, 133-161), en Mérida (ALBA y FEIJOO, 2001, fig. 7.G) y en general en todo el territorio peninsular (ZOZAYA, 1978, fig. 4) adscritos a los siglos IX y X.

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9.2.A.1.5.- Candil de cazoleta troncocónica, de chimenea, estrecha, corta, de paredes estranguladas rematadas en un borde exvasado. La piquera, perdida, debió ser corta y se debió sobreelevar por encima de la base del candil. El asa, parte desde la base y se remata en el exterior de la chimenea. Este asa se caracteriza porque es un rosco completo, independiente del resto del candil y aplicado sobre el mismo. Cuerda seca parcial. Torno. Siglos XI – XII (indeterminado). Fig. 257.7.

9.2.a.2.- Candiles con la chimenea de paredes exvasadas y borde recto de sección cuadrangular.

9.2.A.2.1.- Candil de cazoleta troncocónica con chimenea corta de paredes exvasadas, rematadas en un borde recto de sección cuadrangular como consecuencia de tener el labio superior plano. El asa parte desde la base y finaliza, en el interior de la chimenea, en la zona de unión de ésta con la cazoleta. La piquera, corta, se sobreeleva por encima del la base de la cazoleta que es plana. Co-mún. Torno. Aunque estos rasgos tipológicos son característicos de época emiral, éste ejemplar se localizó en un nivel de abandono del siglo XII. Fig. 258.1.

9.2.B.- Candiles de piquera y chimenea corta.

9.2.b.1.- Candiles con la chimenea muy corta de paredes exvasadas y borde recto y redondeado.

Si bien los ejemplares conocidos no conservan las piqueras, éstas no pudene ser largas a juzgar por el tamaño de la fractura de la unión de ese elemento con la cazoleta. Estos candiles se locali-zan en niveles emirales. Aunque hemos localizado algún fragmento este tipo de candil en niveles estratigráficos del siglo XII, pensamos que su presencia en estos contextos puede ser debida a alteraciones estratigráficas107.

9.2.B.1.1.- Candil de cazoleta bitroncocónica y chimenea corta, de menos de 1 cm. de altura, de paredes exvasadas y borde recto y redondeado. El asa parte desde la base y es de apéndice. Común. Torno. Localizada en un relleno del siglo XII, aunque por las características morfológicas más bien pensamos que sea de momentos previos, y su aparición en niveles del XII se deba a una alteración estratigráfica108. Fig. 258.2.

9.2.B.1.2.- Sólo se conserva parte de la cazoleta y el borde de la misma. Es un candil muy pequeño, sin chimenea, con la cazoleta semiesférica de borde exvasado y redondeado. A pesar de que no se conserva la piquera, ésta no puede ser de otra manera más que corta. Común. Torno. Emiral tem-prano, 2º - 3er tercio del siglo VIII. Fig. 258.3.

9.2.B.1.3.- Candil de cazoleta troncocónica. La chimenea, muy corta, es de paredes exvasadas, rematadas en un borde recto y redondeado. Al interior, entre la chimenea y la cazoleta, se extiende un apéndice que cierra, en gran medida, esa chimenea. El asa, que parte del borde, aunque no se conserva, es de apéndice. La piquera, corta, se sobreeleva por encima de la base de la cazoleta que es plana. Común. Torno. Emiral, ¿siglo IX?. Fig. 258.4.

107 Aparecen algunos ejemplares de chimeneas cortas en Cartagena asociados, probablemente, a niveles de la segunda mitad del siglo IX (GUTIÉRREZ, 1996a, fig. 136). Algunos ejemplares son casi idénticos a los de este grupo 9.2.B.1., concretamente a los de las variantes 1, 2 y 4 (MURCIA y GUILLERMO, 2003, fig.13.90). 108 Una pieza casi idéntica a este tipo de Cercadilla y parecida, también al tipo 9.2.B.1.3, probablemente del siglo IX (vid. infra), se localizó en Cartagena, sin procedencia estratigráfica. Gutiérrez (1996a, fig. 136.1), le presupone una cronología de la segunda mitad del siglo IX. Nos llama la atención la similitud de los dos tipos, del 33.2.3. de Gutiérrez y los de Cercadilla, por pertenecer a zonas muy separadas geográficamente.

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9.2.B.1.4.- Candil de cazoleta troncocónica con la chimenea de paredes exvasadas, rematadas en un borde redondeado. Piquera corta, base de la cazoleta plana. El asa parte de la zona mesial de la cazoleta y se introduce en el interior de la chimenea. Común. Torno. Emiral, ¿siglo IX?. Fig. 258.4.

9.2.B.1.5.- Candil de cazoleta bitroncocónica, con chimenea corta de paredes exvasadas, remata-das en un borde recto y redondeado. Piquera corta, cuyo extremo se sobreeleva por encima de la base de la cazoleta que es plana. El asa parte de la base de la cazoleta y finaliza en la zona de unión entre la cazoleta y la chimenea, por el exterior de ésta. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII - IX. Fig. 258.6.

9.2.b.2.- Candiles con la chimenea muy corta, de borde bífido.

9.2.B.2.1.- Candil de cazoleta lenticular, chimenea casi inexistente, de borde bífido, con el extre-mo exterior más alto que interior. Asa de apéndice. La piquera, perdida, seguramente fue corta. La base es convexa. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII - IX. Fig. 259.1.

9.2.B.2.2.- Candil de cazoleta troncocónica rematada en un borde bífido con el extremo exterior algo más elevado que el interior. Común. Torno. Emiral, ¿siglo IX?. Fig. 259.2.

9.2.C.- Candiles de piquera corta y con chimeneas con una altura de más de 1 cm.

9.2.C.1.- Candiles de piquera corta y con chimeneas con una altura superior de más de 1 cm. de altura con los bordes rectos109.

9.2.C.1.1.- Candil de cazoleta lenticular, y chimenea de paredes rectas, de más de 1 cm. de altura rematadas en un borde recto y redondeado. La piquera es corta y su extremo se eleva por encima del nivel de la base de la cazoleta. El asa parte de la cazoleta y finaliza en la zona de unión de esta última con la chimenea por su lado exterior. Común. Torno. Emiral, siglo IX. Fig. 259.3.

9.2.C.1.2.- Candil de cazoleta lenticular, y chimenea de paredes rectas, de 1.5 cm. de altura rema-tadas en un borde recto y redondeado. La piquera es corta y asa de apéndice. El ejemplar apareció fuera de contexto pero su morfología se pueda encuadrar en la etapa emiral. Común. Torno. Emiral indeterminado. Fig. 259.4.

Tipo 3. ■

Candiles de cazoleta abierta con piqueras de pellizco.

9.3.A.- Con pie110.

9.3.a.1.- Candiles con pie y cazoleta de paredes exvasadas y borde recto y redondeado.

9.3.A.1.1.- Candil de pie alto. La base es plana y el pie está horadado hasta la base de la cazoleta 109 Candiles idénticos se han recuperado en niveles del siglo IX en Cartagena (MURCIA y GUILLERMO, 2003, fig. 13.91).110 Los candiles con pie, con cazoleta abierta y piquera de pellizco son propios de los siglos XII y XIII y asociados a estas fechas se han documentado en Sevilla (LAFUENTE, 1999a, fig. 5.3). Incluso se seguirán fabricando en Granada durante el período nazarí (PÉREZ LÓPEZ, 1995b). De los siglos XIV y XV son los ejemplares almerienses, algunos de ellos fabricados en loza dorada y azul (FLORES y MUÑOZ, 1993, 208, 209, 257, 258). En estratigrafía almohade se han recogido en Alcácer do Sal, (Portugal) (CAVALEIRO y RAFAEL, 2001, fig. 9.35).

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en donde se hace macizo. La cazoleta es de paredes exvasadas, quebradas, y con el borde recto y redondeado. Un asa parte desde la zona mesial del pie. Vidriado. Torno. Siglo XII (FUERTES, 2000, fig. 7). Fig. 260.1.

9.3.A.1.2.- Candil de pie alto. La base es plana y tanto ella como el pie está horadado hasta la base de la cazoleta. La cazoleta es de paredes exvasadas ligeramente carenadas y rematadas en un borde recto y redondeado. El asa parte desde la zona mesial del pie. Vidriado. Torno. Siglo XII. Fig. 260.2.

Los dos tipos anteriormente detallados no conservaban los pies completos, pero conservamos algunas de estas bases que se caracterizan por estar horadadas en el centro.

Pie de candil de base plana, horadado en el centro, borde redondeado y paredes que en la zona •cercana a la base se han carenado hasta tres veces, ofreciendo un aspecto escalonado. Vidriado. Torno. Siglo XII. Fig. 260.3.

Pie de candil de base plana, horadada el centro y extremos de paredes exvasadas, quebradas •y borde redondeado. Las paredes del pie más cercanas a la base son entrantes y carenadas. Vidriado. Torno. Siglo XII. Fig. 260.4.

9.3.B.- Sin pie. No se ha localizado en Cercadilla ningún ejemplar asociado a este subtipo111.

Tipo 4. ■

Candiles con múltiples piqueras.

9.4.A.- Candil de cazoleta lenticular, con tres piqueras y un asa. Vidriado. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, 159, fig. 92.5). Fig. 261.1.

FamIlIa 10. braseros.

Cerámica asociada a cualquier ambiente doméstico.•Forma abierta.•Técnica de fabricación: torno.•Producción: cerámica común.•Brasero: “• (De brasa). Pieza de metal, honda, ordinariamente circular, con borde, y en la cual se hecha o se hace lumbre para calentarse. Suele ponerse sobre una tarima, caja o pie de madera o metal” (D.R.A.E., 1992, 226).

En Cercadilla sólo hemos diferenciado un tipo de braseros que mantiene idénticas carac-terísticas a los lebrillos tipo 1 (la diferencia se hace patente en el interior de los recipientes ya que los asociados a esta familia aparecen quemados). Las bases de esta forma, al igual que las de los lebrillos, son planas y las paredes internas están alisadas, aunque no llegan a alcanzar la misma lisura que en los lebrillos. Que las superficies internas estén quemadas, les confiere una singularidad que las asocia con una actividad concreta: calentar las estancias. Es una familia que no sólo acoge a las piezas elaboradas en arcilla, que son las estudiadas

111 Muy abundante por otra parte en las excavaciones urbanas cordobesas. Asociados a estratigrafías, no publicadas, almohades.

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por nosotros, sino también a ejemplares fabricados en piedra o en bronce, en la mayoría de los casos mucho más atractivos que los cerámicos112. Son, por tanto, utensilios bien diferen-ciados dentro de un hogar y perfectamente reconocibles por la sociedad que los utilizó, por lo que pensamos que la diferenciación de este grupo cerámico es adecuada113.

Esta misma forma, con tres apéndices en el interior, sobre la base, destinados a sostener y calentar a otro recipiente, se ha recuperado en Ba ana (Pechina, Almería), en donde ha sido interpretada como anafe (FLORES y MUÑOZ, 1993, 56).

Tipo 1. ■

De paredes exvasadas.

10.1.A.- De paredes exvasadas y borde engrosado.

10.1.a.1.- de paredes exvasadas y borde muy engrosado. Común. Torno. Emiral, siglo IX. Ca-lifal, mediados del siglo X – principios del siglo XI. (FUERTES 2002, fig. 82.1). Fig. 262.1.

10.1.B.- De paredes exvasadas y borde de sección triangular.

10.1.b.1.- de paredes exvasadas y borde exvasado, de sección ligeramente triangular y con el perfil romo. Común. Torno. Emiral, siglo IX. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 82.2). Fig. 262.2.

FamIlIa 11. anafes.

Cerámica de cocina.•Forma cerrada.•Técnica de fabricación: torno.•Producción: cerámica común.•Anafe: “• (Del árabe An-Nafij, horno portátil de barro cocido). Es un hornillo, generalmente portátil” (D.R.A.E., 1992, 94)Anafe: “• Hornillo portátil para trabajos culinarios o de calefacción doméstica. Las palabras árabes documentadas no han dejado derivados. Nombre árabe: Tannûr, malla, nafaj. Es evidente la diferencia entre hornillo portátil (nafaj) y el útil acampanado utilizado para cocer pan, constatado en Mallorca y Alicante. La diferencia formal entre malla y Tannûr se observa ya en los textos más tempranos. La primera palabra no ha dejado ni rastro y la segunda, convertida en atanor, se aplica al tubo de barro cocido, o bien al brocal, cerámico, de pozo” (ROSSELLÓ-BORDOY, 1991, 171).

Forma destinada al calentamiento de los recipientes utilizada en la preparación de los alimentos. Sólo se han diferenciado dos tipos en nuestro yacimiento. El tipo 1, presente en todas las etapas medievales islámicas y el tipo 2, presente desde momentos califales hasta el siglo XII.

112 Como es el caso de los ejemplares cordobeses fabricados en piedra (SANTOS, 1944, 65-70; FUERTES; LABARTA; BARCELÓ, 2002, 291-292) y en bronce, custodiados en el Museo Arqueológico de la ciudad. 113 Orton, Tyers y Vince (1997, 97) aceptan el abandono de la naturaleza jerárquica de la estructura tipológica, para per-mitir que dos formas similares puedan pertenecer a dos familias cerámicas.

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Los ejemplares del tipo 1 son más numerosos. La forma es acampanada y presenta, al interior, tres apéndices muy cercanos al borde, que servían para sostener los recipientes susceptibles de ser utilizados para el calentamiento de los alimentos, o de cualquier otro preparado.

Son recipientes de pastas muy gruesas muy poco decantadas con muchos desgrasantes de tamaño medio y grueso, de caliza, cuarzo y de mica moscovita. Las superficies internas están, evidentemen-te, quemadas, característica ésta que se observa también en las superficies externas. No presentan ningún tipo de decoración.

Se han podido diferenciar dos tipos:

Tipo 1.- De forma acampanada, completamente hueca. Paredes entrantes y borde exvasado. •Cerámica común. Se ha constatado su presencia al menos desde el siglo IX, aunque aparecen con profusión a partir del califato, manteniéndose, con muy pocas variantes, hasta los primeros años del siglo XIII.Tipo 2.- Recipientes con dos partes muy bien diferenciadas separadas entre sí por una rejilla •perforada por varios orificios. La inferior es un receptáculo cerrado de paredes exvasadas o rectas que se separa de la parte superior a través de una rejilla. La parte superior posee forma de campana invertida. Cerámica común. Aparecen en Cercadilla desde el califato y proliferan a partir del siglo XII.

Tipo 1. ■

De forma acampanada, con el borde exvasado, plano o biselado lo que ayuda a sostener el recipien-te que se le apoya. En esta zona o en la zona de unión del borde con la panza se disponen, en el interior, hasta tres mamelones que facilitan el soporte de las piezas destinadas a la cocción de los alimentos. La parte inferior no está totalmente cerrada, sino que presenta uno o varios orificios por los que se avivaría el fuego y una entrada casi tan alta como el recipiente (fig. 263). Estas piezas se dispondrían directamente sobre cualquier hogar ya que no necesitan un espacio predeterminado para su uso, además, al ser piezas relativamente pequeñas, su movilidad resulta sencilla114.

11.1.A.- De paredes entrantes y bordes exvasados.

11.1.A.1.- De bordes exvasados y redondeados.

114 Aunque alejada en la distancia se puede rastrear esta forma en Viladecans (Barcelona), con una cronología que oscila entre los siglos XI y XII (COLL et alii, 1986, 284-285). También se han recuperado anafes muy similares en el área comprendida entre Madrid y Toledo, fechados entre los siglos IX y X. No son tan sencillos como los de Cercadilla, sino que están algo más elaborados, presentando incluso decoración pintada o incisa (RETUERCE 1990, 159-160; 1998, 363-365, fig. 425-427). Piezas idénticas a las de Cercadilla se han localizado en Mad nat al Zahr ’, clasificadas por Vallejo y Escudero (1999, fig. 18.1) dentro de la serie 3.8, tipo 1. En Vascos (Toledo) los hay de las mismas características tipológicas, aunque con decoración incisa (IZQUIERDO, 1999, fig. 5.3). En la zona levantina esta forma también es conocida, llegando a perdurar hasta la época bajomedieval (MESQUIDA y AMIGUES, 1986, lám.1; COLL; MARTÍ; PASCUAL, 1988, pieza nº. 53; MARTÍ y PASCUAL, 1995, fig.15.3). En las zonas rurales del sureste peninsular se conocen desde el siglo VIII y llegan a perdurar hasta el siglo X (GUTIÉRREZ, 1993, fig. 6.6 y fig. 9.11-13; 1996a, 85-86, fig. 22). Gutiérrez (1990-91) analiza la forma del anafe no sólo como un utensilio destinado a servir como hornillo sino, también, vinculado con la cocción de pan. Una vez conseguido el fuego y he-chas las brasas bajo el anafe, se dispondría la masa de harina sobre las paredes internas, cegando con tapaderas (de ahí que muchas de ellas posean huellas de fuego) los orificios hasta que la masa estuviera completamente cocida. Los ejemplares que ella estudia presentan líneas incisas, paralelas y verticales, tanto al interior, como al exterior de los recipientes, según la misma autora para ayudar a que la masa se adheriese bien a las paredes. En los de Cercadilla no se da esta peculiaridad.

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11.1.A.1.1.- Anafe de paredes gruesas, entrantes y desarrollo poco marcado del borde. Común. Torno. Emiral, siglo IX. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 84.1). Fig. 264.1.

11.1.A.1.2.- Anafe de paredes entrantes no demasiado gruesas. Desarrollo pronunciado del bor-de. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 84.2). Fig. 264.2.

11.1.A.1.3.- Anafe de paredes entrantes y borde exvasado, redondeado, ligerísimamente engrosa-do. Las paredes se rematan en la base en un borde biselado hacia el interior con el labio plano en la zona de apoyo. La pieza está completamente hueca, pues se colocaba directamente sobre las brasas. Presenta una gran apertura en uno de sus lados por la que se avivaría y se controlaría el fuego. Co-mún. Torno. Emiral, siglo IX. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 85.1, lám. 23). Siglo XII. Fig. 265.1.

11.1.A.1.4.- Anafe de paredes entrantes rematadas en un borde exvasado y redondeado. Conserva dos mamelones para la sujeción de los recipientes destinados al fuego. Las paredes se rematan en su parte inferior en un borde biselado al exterior y un labio completamente plano que permitiría el perfecto equilibrio de la pieza. En uno de los lados del anafe se abre una gran abertura que posibilitaría el control del fuego. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 85.2). Fig. 265.2.

11.1.A.1.5.- Anafe de paredes entrantes rematadas en un borde exvasado y redondeado. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, fig. 8.6). Fig. 266.1.

11.1.A.1.6.- Anafe de paredes entrantes rematadas en un borde ligeramente engrosado y redon-deado, algo caído. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, fig. 8.8). Fig. 266.2.

11.1.A.1.7.- Anafe de paredes entrantes rematadas en un borde exvasado y redondeado. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, fig. 8.9). Fig. 266.3.

11.1.a.2.- anafe de paredes entrantes y borde exvasado, recto y redondeado. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 86.1) Siglo XII. Fig. 266.4.

11.1.a.3.- anafe de paredes casi rectas y borde exvasado y redondeado. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 86.2). Fig. 267.1.

11.1.B.- De bordes exvasados y engrosados.

11.1.b.1.- De paredes entrantes y bordes engrosados y redondeados.

11.1.B.1.1.- De paredes entrantes y borde, engrosado y redondeado. Común. Torno. Califal, me-diados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 87.1). Fig. 267.2.

11.1.B.1.2.- De paredes entrantes y borde engrosado y redondeado, ligeramente apuntado en su parte superior. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig.87.2). Fig. 267.3.

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11.1.b.2.- bordes engrosados, de sección cuadrangular.

11.1.B.2.1- Anafe de paredes entrantes y borde engrosado de sección cuadrangular. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 88). Fig. 268.1.

11.1.B.2.2.- Anafe de paredes entrantes, muy gruesas y borde engrosado, moldurado y de sección cuadrangular. Común. Torno. Siglos XI – XII (indeterminado). Fig. 268.2.

11.1.b.3.- De paredes entrantes y bordes exvasados muy engrosados.

11.1.B.3.1.- De paredes entrantes, borde exvasado y muy engrosado. Común. Torno. Califal, me-diados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 90.1). Fig. 269.1.

11.1.B.3.2.- De paredes entrantes y borde muy engrosado. Recipiente muy grande en comparación con los restantes ejemplares. Presenta un ligero engrosamiento hacia el interior en la zona alta del borde. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 90.2). Fig. 269.2.

11.1.B.3.3.- De paredes entrantes y borde exvasado, muy engrosado. Recipiente muy grande. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 90.3). Fig. 269.3.

11.1.C.- De bordes exvasados con visera.

11.1.C.1.- de paredes entrantes, borde exvasado con una gran visera, apuntada en el labio. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 89). Fig. 270.1.

11.1.D.- Con bordes exvasados de sección triangular.

11.1.d.1.- Piezas de paredes entrantes con bordes exvasados de sección triangular.

11.1.D.1.1.- De paredes entrantes y estrechas. Borde de sección triangular, apuntado y ligeramente caído. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 91.1). Fig. 270.2.

11.1.D.1.2.- Pieza abierta de forma acampanada que finaliza en un pie recto biselado hacia el interior. Cuerpo de paredes entrantes y estrechas rematadas en un borde de sección triangular moldurado. En una de sus paredes se dispuso un orificio destinado a la entrada de aire con el que avivar el fuego. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 91.2). Fig. 270.3.

11.1.D.1.3.- Anafe de paredes entrantes rematadas en un borde muy exvasado, de labio redondea-do y sección triangular. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 271.1.

11.1.D.1.4.- Anafe de paredes entrantes, algo abombadas, rematadas en un borde exvasado, de perfil triangular. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI. Fig. 271.2.

11.1.D.1.5.- Anafe de paredes entrantes rematadas en un borde exvasado de sección triangular con el labio algo ligeramente moldurado. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUER-TES, 1995, fig. 8.6). Fig. 271.3.

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11.1.E.- Con el borde exvasado y moldurado

11.1.E.1.- anafe de paredes entrantes rematadas en un borde exvasado con el labio superior moldu-rado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 271.4.

Tipo 2. ■

Hasta la actualidad no hemos localizado ningún ejemplar completo. Sin embargo, sabemos que estas piezas poseían dos partes muy bien diferenciadas separadas entre sí por una rejilla perforada por varios orificios. La inferior es un receptáculo cerrado de paredes exvasadas o rectas que se se-para de la parte superior, con forma de campana invertida, a través de una rejilla.

Hemos diferenciado dos subtipos distintos de bordes de este tipo de anafes, aunque, al no poseer nin-gún ejemplar completo no podemos determinar si los distintos bordes se asocian a distintas bases.

11.2.A.- De paredes exvasadas.

11.2.a.1.- anafes con la parte superior de paredes exvasadas rematadas en un borde exvasado. al interior, a la altura del borde se localizan varios soportes para sostener los recipientes cerámicos. Las paredes están varias veces perforadas. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 272.1.

11.2.B.- De paredes entrantes.

11.2.b.1.- anafes con la parte superior de paredes entrantes rematadas en bordes rectos. las paredes están varias veces agujereadas. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 272.2.

Las partes inferiores mantienen características comunes.

11.2.- Parte inferior de anafe tipo 2 consistente en un recipiente cilíndrico de base plana, •paredes exvasadas. En lo que sería la zona mesial del recipiente se dispone al interior una parrilla agujereada que permitirá el paso del calor a la zona superior. Las paredes de este receptáculo tenían varios agujeros que ayudaban a avivar las ascuas115. Común. Torno. Califal, mediados de siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 92). Fig. 272.3.11.2.- Parte inferior de anafe tipo 2 consistente en un recipiente cilíndrico, de paredes exvasadas, •con doble asa que permitiría su fácil traslado. La zona inferior estaría horadada por varios orificios que ayudarían a mantener el calor del interior. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 273.1.11.2. Recipiente cilíndrico de base plana, paredes estranguladas, con una rejilla en el interior •(del que no conservamos más que el arranque). Común. Torno. Siglo XII. Fig. 273.2.11.2.- Recipiente cilíndrico de base plana, de paredes exvasadas. Con doble asa. Común. •Torno. Siglo XII. Fig. 273.3.

FamIlIa 12. Tazas y/o vasos.

Cerámica de mesa.•Forma cerrada.•Técnica de fabricación: torno.•Producción: cerámica común, cerámica vidriada, cerámica verde y manganeso.•

115 Esta forma se hace presente en numerosos yacimientos peninsulares con una cronología muy amplia. Una relación detallada de muchos de estos yacimientos en Retuerce (1998, 365-367, fig. 428- 430).

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Taza: “• (Del árabe Tassa, escudilla). Vasija pequeña por lo común de loza o metal y con asa, que se usa generalmente para tomar líquidos” (D.R.A.E., 1992, 1381).Taza: “• Vaso para beber, con asas o sin ellas. Útil para beber. Nombre árabe a a, Tâqra” (ROSSELLÓ-BORDOY, 1991, 168).Vaso: “• (Del latín Vasum). Pieza cóncava de mayor o menor tamaño, capaz de contener alguna cosa. 2. Recipiente de metal, vidrio u otra materia, por lo común de forma cilíndrica que sirve para beber” (D.R.A.E., 1992, 1464).

Son escasos los ejemplares que se encuadran dentro esta familia. Estas piezas, modeladas con diferentes tipos de arcillas, por lo general bastante decantadas, se hacen más presentes a partir del califato. El bajo número de ejemplares y la fragmentación de los recipientes han sido los motivos principales que nos han llevado a incluir ambas formas dentro de una misma serie, ya que los per-files son muy similares y las diferencias entre uno y otro tipo vienen derivadas de la existencia o no de asas, existencia que sólo podemos evidenciar cuando contamos con piezas completas.

Hasta el momento podemos diferenciar cuatro tipos:

Tipo 1.- Tazas y/o vasos de paredes exvasadas. Con bases planas o ligeramente convexas. •Cerámica común. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Se han recuperado en todas las fases históricas documentadas. Tipo 2.- Tazas y/o vasos de paredes entrantes. Bases planas o ligeramente convexas. •Cerámica común. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Se han recuperado en todas las fases históricas documentadas. Tipo 3.- Tazas y/o vasos de paredes rectas. Bases planas o ligeramente convexas. Cerámica •común. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. Su presencia es habitual desde el califato hasta el siglo XII. Tipo 4.- Tazas y/o vasos de paredes carenadas. Cerámica común. Cerámica vidriada. •Bases ligeramente convexas. Conocemos algún ejemplar durante el califato pero son más comunes en el siglo XII. Tipo 5. Tazas y/o vasos de cuerpo globular y cuello cilíndrico. Vidriadas. El único ejemplar •conocido se localizó en niveles del siglo IX.

Tipo 1. ■

Tazas y/o vasos de paredes exvasadas. Con bases planas o ligeramente convexas.

12.1.A.- De paredes exvasadas, sin curvaturas.

12.1.a.1.- De paredes exvasadas con borde exvasado, de sección triangular.

12.1.A.1.1.- Taza de base ligeramente convexa, paredes exvasadas, sin curvaturas rematadas en un borde exvasado de sección triangular. El paso de la base a las paredes del cuerpo se ha señalado con una inflexión. La única asa parte desde esa inflexión y finaliza hacia la mitad del recipiente. Vidriada. Torno. Califal, mediados del siglo X- principios siglo XI (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 91.6). Fig. 274.1.

12.1.a.2.- De paredes exvasadas con borde biselado hacia el interior.

12.1.A.2.1.- Taza de base plana y cuerpo de paredes exvasadas rematadas en un borde recto bi-selado al interior. Las paredes se diferencian de la base a través de un ligero estrangulamiento de

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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las mismas. Al menos posee un asa que parte de la base. Vidriada. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 91.11). Fig. 274.2.

12.1.A.2.2.- Taza de paredes, ligerísimamente exvasadas, casi rectas, rematadas en un borde suave-mente biselado al interior. El asa, de apéndice bastante desarrollado parte del borde y se remata en la zona de unión de las paredes con la base, que es ligeramente convexa. Vidriada. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI. Fig. 274.3.

12.1.A.2.3.- Taza de paredes rectas, rematadas en un borde biselado al interior, con el labio apun-tado. El asa, muy ancha, parte del borde y finaliza en la zona mesial. Verde y manganeso. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI. Fig. 274.4.

12.1.a.3.- de paredes exvasadas y borde recto y redondeado.

12.1.A.3.1.- De paredes ligeramente exvasadas rematadas en un borde recto y redondeado. Se se-para el borde de las paredes a través de una moldura. Desconocemos la forma de la base. Vidriada. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 91.4787). Fig. 274.5.

12.1.A.3.2.- Vaso de paredes exvasadas, sin curvatura, rematadas en un borde recto y redondeado. Vidriada. Torno. Siglo XII. Fig. 274.6.

12.1.B.- De paredes exvasadas, ligeramente globulares.

12.1.b.1.- de paredes exvasadas, ligeramente globulares y borde exvasado.

12.1.B.1.1.- De base plana, paredes exvasadas, ligeramente globulares rematadas en un borde exva-sado de sección triangular. La base se separa de las paredes a través de una ligera inflexión. Común. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994b, fig. 8.2). Fig. 274.7.

Tipo 2. ■

Tazas y/o vasos de paredes entrantes. Bases planas o ligeramente convexas.

12.2.A.- De paredes entrantes, sin curvaturas.

12.2.a.1.- de paredes entrantes y borde biselado al interior.

12.2.A.1.1.- Vaso de base plana, paredes entrantes rematadas en un borde biselado al interior. Co-mún. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 91.4). Fig. 275.1.

12.2.A.1.2.- Taza de base plana, paredes entrantes y borde recto biselado suavemente al interior. La única asa parte de la zona mesial del recipiente. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 275.2.

12.2.A.1.3.- Taza de base plana, paredes entrantes, lo que le confiere un aspecto más piriforme, y bor-de recto biselado al interior. Un asa parte de la zona más alta del recipiente y finaliza en la zona más baja. La separación entre la base y las paredes está señalada. Vidriada. Torno. Siglo XII. Fig. 275.3.

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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12.2.a.2.- de paredes entrantes y borde redondeado.

12.2.A.2.1.- Pieza de paredes entrantes y borde redondeado. La pieza presenta un ligero saliente en todo su recorrido en la zona cercana al borde. Desconocemos la forma de la base. Vidriada. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 93.1). Fig. 275.4.

12.2.A.2.2.- Pieza de paredes entrantes y borde algo engrosado y redondeado aunque con el labio ligeramente apuntado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 275.5.

12.2.A.2.3.- Pieza de paredes entrantes y borde redondeado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 275.6.

12.2.B.- De paredes entrantes, ligeramente globulares.

12.2.b.1.- de paredes entrantes, globulares y borde exvasado o recto.

12.2.B.1.1.- De paredes entrantes, ligeramente globulares y borde exvasado y redondeado. Base plana. Algunas piezas presentan, como decoración, varias molduras en su zona mesial. Común. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994b, fig. 8.3). Fig. 276.1.

12.2.B.1.2.- De paredes entrantes, ligeramente globulares, borde ligeramente exvasado y redon-deado. Base convexa. Común. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994b, fig. 8.1). Fig. 276.2.

12.2.b.2.- de paredes entrantes, globulares y borde entrante.

12.2.B.2.1.- Vaso de base convexa, paredes globulares y borde ligeramente entrante y apuntado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 276.3.

12.2.B.2.2.- Recipiente de paredes entrantes y borde entrante y apuntado. Una sola asa parte del cuerpo aunque se desconoce donde finalizaría. Verde y manganeso. Torno. Siglo XII. Fig. 276.4.

12.2.B.2.3.- Recipiente de paredes globulares y borde entrante y redondeado. Vidriado. Torno. Siglo XII. Fig. 276.5.

12.2.B.2.4.- Recipiente de paredes globulares, entrantes y borde entrante y redondeado. Vidriado. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI. Siglo XII. Fig. 276.6.

12.2.B.2.5.- Taza de paredes curvas, entrantes, rematadas en un borde recto y redondeado. El asa, con apéndice saliente, parte por debajo del borde y finaliza en la zona de unión de las paredes del cuerpo con la base. Verde y manganeso. Torno. Siglo XII. Fig. 276.7.

Tipo 3. ■

Tazas y/o vasos de paredes rectas. Bases planas o ligeramente convexas.

12.3.A.- De paredes rectas, borde exvasado.

12.3.a.1.- de paredes rectas, borde exvasado de sección triangular.

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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12.3.A.1.1.- De paredes rectas, borde exvasado de sección triangular y labio plano. Base ligeramen-te convexa. Vidriada. Torno. Califal, mediados del siglo X- Principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 93.2, lám. 24). Fig. 277.1.

12.3.B.- De paredes rectas y borde recto.

12.3.b.1.- de paredes rectas, borde recto y biselado.

12.3.B.1.1.- De paredes rectas, borde recto ligeramente biselado al exterior. Base plana. Común. Tor-no. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 93.3). Fig. 277.2.

12.3.b.2.- de paredes rectas, borde recto y redondeado.

12.3.B.2.1.- Recipiente de base plana, paredes rectas rematadas en un borde recto y redondeado, algo más engrosado al interior. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 277.3.

12.3.C.- Tazas de paredes rectas rematadas en un borde biselado al interior y base de pie anular. Del borde sale una única asa con apéndice, que finaliza en la parte inferior del cuerpo116.

12.3.C.1.- mediano tamaño, más de 10 cm. de diámetro.

12.3.C.1.1.- Taza de mediano tamaño con las paredes rectas rematadas en un borde muy biselado al interior y base de pie anular. Del borde sale un asa con apéndice que finaliza en la parte inferior del cuerpo. Vidriada. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 93.4). Fig. 277.4.

12.3.C.1.2.- Taza de mediano tamaño, de paredes ligeramente exvasadas rematadas en un borde apuntado. El asa, de apéndice, parte del borde, se eleva ligeramente por encima de él y finaliza en donde se inicia el paso a la base, que muy probablemente tuviera un anillo de solero. Vidriada. Torno. Siglo XII. Fig. 277.5.

12.3.C.1.3.- Taza de mediano tamaño de paredes ligeramente exvasadas rematadas en un borde algo engrosado y redondeado. El asa, de apéndice, comienza justamente por debajo del borde y finaliza en la zona de unión con la base. Esta zona ha sido resaltada con una suave carena. En la mitad inferior del cuerpo se ha realizado una pequeña inflexión. Verde y manganeso. Torno. Siglo XII. Fig. 277.6.

12.3.C.2.- Pequeño tamaño, menos de 10 cm. de diámetro.

12.3.C.2.1.- Taza de pequeño tamaño, con las paredes rectas, borde biselado al interior, y base con pie anular. El asa, con apéndice, se sitúa algo por debajo del borde y finaliza en la parte

116 Esta forma la podemos rastrear en Valencia, concretamente en Boatella, fechada entre los siglos X-XI (BAZZANA, 1983, 88, fig. 8) y en Murcia (NAVARRO PALAZÓN, 1990a, fig. 8.25). En Granada, Cano (1990, 29, fig. 5.2077) re-curre a Zozaya (1980b, 312-313) para fecharla, quien considera que las tazas con apéndice se encuadrarían en la primera fase del califato. También aparecen en Málaga en niveles califales (MAYORGA y PERAL, 1995, fig. 12.9). En el sureste de al-Andalus esta forma también se fecha en momentos califales (ACIÉN et alii, 1995, 131; GUTIÉRREZ, 1996a, 119, fig. 45). En Toledo tipos similares se han fechado en el siglo XI (AGUADO et alii, 1990, fig. 1.8; RUBIO, 1987, fig. 1.1, 1.2), aunque en el Testar de San Martín abarcan una cronología muy amplia, desde el siglo X hasta el siglo XII, ya que junto a piezas más claramente califales, como las tazas, aparecen ollas carenadas (recipientes que en nuestro yacimiento se asocian a niveles tardíos) (LÓPEZ, 1987, 734; AGUADO et alii 1990, passim). Son comunes en algunos yacimientos de la Marca Media durante el siglo X (RETUERCE, 1998, 248-249, fig. 243).

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inferior del cuerpo. Verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 93.5). Fig. 277.7.

Tipo 4. ■

Tazas y/o vasos de paredes carenadas. Bases ligeramente convexas.

12.4.A. Con una brusca carena en la zona de los hombros, dando paso al cuello y borde del reci-piente y una carena en la zona baja de las paredes que da paso a la base.

12.4.a.1.- Con el cuello y el borde recto.

12.4.A.1.1.- Pieza de paredes ligeramente exvasadas con doble carena. La superior da, de forma brusca, paso al cuello, cilíndrico, corto, rematado en un borde recto. La inferior da paso a la base que es ligeramente convexa. La pieza posee al menos tres asas. Verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 93.6)117. Fig. 278.1.

12.4.a.2.- Con el cuello estrangulado y el borde exvasado.

12.4.A.2.1.- Pieza de paredes rectas con doble carena. La carena superior da paso de forma brusca a un cuello cilíndrico, estrangulado, rematado en un borde exvasado ligeramente apuntado. La carena inferior cambia drásticamente la dirección de las paredes hasta rematarse en un anillo de solero. Posee al menos dos asas118. Vidriada. Torno. Siglo XII. Fig. 278.2.

12.4.B.- Con una sola carena que altera en gran medida la dirección de las paredes.

12.4.b.1.- Paredes entrantes sin cuello.

12.4.B.1.1.- Recipiente carenado, cuya carena cambia bruscamente la dirección de las paredes. Desde la base hasta la carena éstas son exvasadas y a partir de ella entrantes. Sin cuello el borde es entrante de sección triangular. Las piezas tienen normalmente dos asas. Vidriada. Torno. Siglo XII. Fig. 278.3.

12.4.C.- Recipiente de paredes globulares con una carena que no altera la dirección de las paredes.

12.4.C.1.- de base plana.

12.4.C.1.1.- Recipiente de base plana, paredes globulares entrantes carenadasen su parte superior. La carena da paso al cuello, estrangulado y rematado en un borde exvasado, moldurado y de perfil triangular. De la carena parten las asas que finalizan en la parte más globular de la panza. Vidriada. Torno. Abandono. Siglo XII. Fig. 278.4.

117 Se han localizado en Madrid y Medinaceli (Soria) en torno a los siglos X y XI (RETUERCE 1998, 247-248, fig. 239-240).118 Un recipiente muy parecido formalmente a nuestra taza 12.4.A.2.1, aunque con el cuello y borde recto, sin inflexión, se catalogó con el conjunto de materiales islámicos del Portal de Magdalena en Lérida. Esta pieza, clasificada dentro del Grupo 3, entre las piezas decoradas en verde con engalba y vidriado transparente, de mayores dimensiones que la pieza de Cercadilla, se fechó en el primer tercio del siglo XI (LORIENTE, 1990, 101-102, lám. 16). Este tipo también aparece en Madrid (RETUERCE y LOZANO, 1986b).

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12.4.C.2.- de pie anular.

12.4.C.2.1- Recipiente de paredes globulares, sobre todo en la zona más baja del recipiente. En la parte alta hay una carena marcada que da paso al cuello, ligeramente estrangulado y rematado en un borde exvasado y moldurado. Las asas parten de la carena y se rematan en la zona más globular del recipiente. La base es de pie anular. Común. Torno119. Por similitudes formales con la variante 12.4.C.1.1., siglo XII. Fig. 278.5.

Dentro del tipo 4, es decir, dentro del grupo de tazas y vasos carenados debemos tener en cuenta algunos recipientes que no se pueden tipificar por carecer de borde pero cuya presencia y conoci-miento enriquece esta tipología.

12.4. Fig. 278.6. Pieza de paredes exvasadas y carenadas en la zona de la base que es •convexa. El recipiente está sostenido por tres pequeños pies. Común. Torno. Emiral, siglo IX. (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994b, fig. 8.4).12.4. Fig. 278.7. Pieza de paredes exvasadas. El paso de las paredes a la base se marca por •una profunda carena. La base es de pie anular. Común. Torno. Siglo XII - Principios siglo XIII. (FUERTES, 1995, fig. 11.1).12.4. Fig. 278.8. Pieza de base plana y con paredes exvasadas y carenadas. Con doble asa •que parte de la carena. Común. Torno. Siglo XII - principios siglo XIII (FUERTES, 1995, fig. 11.2).

Tipo 5 ■

De cuerpo globular y cuello cilíndrico120.

Taza de pequeño tamaño, con dos partes bien diferenciadas. El cuerpo es bajo y muy globular. El cuello es alto, de paredes exvasadas rematadas en un borde recto, biselado al interior. El asa parte de la zona mesial de la panza. Desconocemos como se remataría. Esta pieza está vidriada al interior y al exterior en color verde oliva121. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 23 y 24). Fig. 279.1.

Solamente contamos con un ejemplar de estas características por lo que nos abstenemos de formu-lar subtipos, variantes y subvariantes.

119 La única pieza documentada asociada a esta variante se localizó en nuestro yacimiento durante el arrasamien-to realizado en 1991 previo al inicio de las labores arqueológicas. Actualmente esta pieza está en una colección particular. 120 Esta pieza fue presentada por primera vez en el Congreso Cerámicas tardorromanas y altomedievales en la Península Ibérica. Ruptura y Continuidad celebrado en Mérida en 2001. En aquella ocasión al comentarla la nombrábamos como jarrito (FUERTES e HIDALGO, 2003b). Su tamaño indica que no es tal sino más bien una tacita. Su tipo de vidriado y la decoración que presenta, recuerda a los jarritos que Gutiérrez (1996a, 132-133) tipifica dentro de la serie 23, de “perfil de saco”. Morfológicamente no son parecidos a esta taza, aunque su producción –vidriada-, su decoración –impresa o incisa bajo cubierta- y su cronología –mediados del siglo IX- permita englobar a todos ellos dentro de un mismo grupo y pertenecientes un taller –tal vez almeriense o murciano-. Sin embargo, Navarro Palazón (1986, 157-159), presenta el grupo murciano como califal.121 De pastas claras, muy bien decantadas, recuerda, más que en el perfil en el aspecto final, a piezas de Pechina (Almería) fechadas entre los siglos IX y X (FLORES y MUÑOZ, 1993, 87, 111).

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FamIlIa 13. Platos.

Cerámica de mesa.•Forma abierta.•Técnica de fabricación: torno.•Producción: cerámica común, cerámica vidriada.•Plato: “(Del latín Plattus, Platus, plano). Vasija baja y redonda, con una concavidad en medio y •borde comúnmente plano alrededor. Se emplea en las mesas para servir los alimentos y comer en él y para otros usos” (D.R.A.E., 1992, 1150).

Se trata de recipientes de paredes bajas, abiertas (en el caso de los platos del tipo 1) o rectas (en el caso de los del tipo 2), y base plana o ligeramente convexa. Los ejemplares del tipo 1 aparecen siempre bizcochados con pastas muy decantadas y sus antecedentes son claramente romanos (VE-GAS, 1973, 50, 51). Los del tipo 2, generalmente de pastas claras muy decantadas, están vidriados en color verde o melado.

Las pastas de estas piezas están muy decantadas aunque presentan en ocasiones desgrasan-tes, muy escasos, de tamaño medio o incluso grueso de cuarzo o mica. Son piezas cocidas fundamentalmente en ambiente oxidante, aunque no son raras las que presentan nervio de cocción.

Los platos tipo 2 están siempre vidriados, tanto al interior como al exterior, en color melado o ver-de, a veces decorados con trazos, dibujados con manganeso, que por lo general no forman ningún esquema decorativo concreto.

Se han diferenciado dos tipos:

Tipo 1.- De paredes bajas, semiesféricas bordes entrantes, redondeados y bases planas o •con tendencia a la convexidad. Cerámica común. Característicos del emirato.Tipo 2.- Paredes rectas y delgadas no muy altas. Las bases suelen ser planas aunque con •tendencia a la convexidad, diferenciándose del cuerpo mediante una carena. Cerámica vidriada. Comienzan a proliferar en el siglo X, y su perduración llega hasta el siglo XII.

Tipo 1. ■

Más cercanos a las formas romanas. De paredes bajas, semiesféricas, bordes entrantes, redondea-dos y bases planas o con tendencia a la convexidad. Su presencia es escasa y es muy posible que nos encontremos ante los antecedentes más directos de la forma ataifor. Todos los ejemplares se fabricaron en cerámica común.

13.1.A.- De paredes exvasadas y bordes entrantes.

13.1.a.1.- de paredes exvasadas y bordes entrantes y redondeados.

13.1.A.1.1.- Plato de paredes exvasadas y borde entrante, ligeramente engrosado y redondeado. La base es posible que fuera ligeramente convexa. Común. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994b, fig. 7.9). Fig. 280.1.

13.1.a.2.- de paredes exvasadas y bordes entrantes y biselados al interior.

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13.1.A.2.1.- Plato de paredes exvasadas, rematadas en un borde entrante, redondeado al exterior y biselado al interior. Desconocemos la forma de la base. Común. Torno. Emiral, siglo IX (FUER-TES y GONZÁLEZ, 1994b, fig. 7.6). Fig. 280.2.

13.1.B.- De paredes exvasadas y bordes rectos.

13.1.b.1.- de paredes exvasadas y bordes rectos y redondeados.

13.1.B.1.1.- Plato de paredes exvasadas rematadas en un borde recto, algo engrosado y redondeado. La base es ligeramente convexa. Común. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994b, fig. 7.8). Fig. 280.3.

Tipo 2. ■

Paredes rectas y delgadas no muy altas. Las bases suelen ser planas aunque con tendencia a la convexidad, diferenciándose del cuerpo mediante una carena más o menos marcada122. Todos los ejemplares fueron vidriados.

13.2.A.- Plato de paredes rectas o con ligera tendencia al exvasamiento y borde redondeado.

13.2.a.1.- Con carena que separa la base del resto del cuerpo.

13.2.A.1.1.- Plato de paredes rectas y borde redondeado. Carena muy marcada que diferencia el cuerpo de la base. Desconocemos la forma de esta última. Vidriado. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 94.1). Fig. 281.1.

13.2.A.1.2.- Plato de paredes ligeramente exvasadas rematadas en un borde recto y redondeado. El paso de la base al cuerpo se señala por una carena. La base posee cierta tendencia a la convexidad. Vidriado. Torno. Siglo XII. Fig. 281.2.

13.2.A.1.3.- Plato de paredes rectas, ligeramente exvasadas, borde exvasado y redondeado. Base plana con tendencia a la concavidad en su parte central. Se separa del cuerpo a través de una marcada carena. Vidriado. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 91.9). Fig. 281.3.

13.2.a.2.- de paredes rectas y borde recto. sin carena.

13.2.A.2.1.- Plato de paredes exvasadas rematadas en un borde recto y redondeado. Base plana. Vidria-do. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 94.2). Fig. 281.4.

13.2.A.2.2.- Plato de paredes exvasadas, algo sinuosas, rematadas en un borde recto y redondeado. Base con posible tendencia a la convexidad. Vidriado. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI. Fig. 281.5.

13.2.A.2.3.- Plato de paredes rectas, ligeramente exvasadas y borde redondeado algo engrosado hacia el interior. La base, que es plana, se separa del cuerpo a través de una carena. Vidriado. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 94.3). Fig. 282.1.

122 Platos del tipo 2 de Cercadilla se han clasificado como cuencos en Mad nat al Zahr ’ (VALLEJO y ESCUDERO, 1999, fig. 1).

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13.2.A.2.4.- Plato con paredes casi rectas rematadas en un borde recto, algo engrosado, y suave-mente redondeado, excepto en el labio que es casi plano. Al exterior el cuerpo y el borde se separan tras una suave inflexión. Vidriado. Torno. Siglo XII. Fig. 282.2.

13.2.B.- Plato de paredes rectas con tendencia al exvasamiento. Borde moldurado.

13.2.b.1.- sin carena.

13.2.B.1.1.- Pieza de paredes rectas ligeramente exvasadas rematadas en un borde moldurado. Base plana. Vidriado. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 94.4). Fig. 282.3.

13.2.b.2.- Con las paredes carenadas.

13.2.B.2.1.- Pieza de paredes rectas rematadas en un borde recto y moldurado. Base algo convexa que se separa del cuerpo a través de una marcada carena. Vidriado. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 91.10). Fig. 282.4.

FamIlIa 14. Cuencos.

Cerámica asociada a cualquier ambiente doméstico. •Forma abierta.•Técnica de fabricación: torno.•Producción: cerámica común, cerámica vidriada.•Cuenco: “• De Cuenca. Recipiente no muy grande de barro u otra materia, hondo y ancho y sin borde o labio” (D.R.A.E., 1992, 435).

Recipientes pequeños de paredes semiesféricas, no muy altas. Bases planas o ligeramente convexas. Su presencia es más frecuente en estratos emirales. Las pastas son anaranjadas con presencia, no muy abundante, de desgrasantes de tamaño fino o medio. En épocas muy tempranas, tanto en mo-mentos pre-islámicos, como durante la primera fase de ocupación musulmana, se hacen presentes algunos recipientes con las paredes muy espatuladas, casi bruñidas.

Son recipientes muy abundantes durante el período pre-islámico y durante la etapa emiral. Sin embargo, su presencia escasea en el califato y en momentos más tardíos. La explicación mas co-herente para entender esa escasez tal vez la debamos buscar en la aparición y uso, durante estos períodos, del ataifor y del aumento de la presencia de contenedores como las fuentes (familia 17), las orzas (familia 21), los botes (familia 23), etc.

Hasta el momento hemos diferenciado dos tipos:

Tipo 1.- Cuencos de paredes semiesféricas, bases planas o ligeramente convexas. •Cerámica común y cerámica vidriada. Se hace presente en todas las etapas históricas analizadas. Tipo 2.- Cuencos de paredes exvasadas o rectas. Bases planas o ligeramente convexas. •Cerámica común y cerámica vidriada. Se hace presente en todas las etapas históricas analizadas.

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Tipo 1. ■

Cuencos de paredes semiesféricas, bases planas o ligeramente convexas.

14.1.A.- De paredes semiesféricas y bordes entrantes.

14.1.a.1.- de paredes semiesféricas, bordes entrantes y redondeados.

14.1.A.1.1.- Cuenco de paredes semiesféricas, con el borde entrante y redondeado. Común. Torno. Siglos VII – VIII, (Pre-islámico) (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 79.1744). Fig. 283.1.

14.1.A.1.2.- Cuenco de pequeñas dimensiones, de paredes semiesféricas rematadas en un borde entrante y redondeado. Común. Torno. Siglos VII – VIII, (Pre-islámico) (FUERTES y GON-ZÁLEZ, 1996, fig. 79.1527). Fig. 283.2.

14.1.A.1.3.- Cuenco de paredes semiesféricas con borde entrante y redondeado. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII – IX. Fig. 283.3.

14.1.A.1.4.- Cuenco de paredes semiesféricas, decoradas con doble carena, que no altera la dirección de las paredes que se rematan en un borde entrante y redondeado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 283.4.

14.1.A.1.5.- Cuenco de paredes semiesféricas rematadas en un borde engrosado y redondeado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 283.5.

14.1.A.1.6.- Cuenco de pequeñas dimensiones, de paredes bajas, muy cerradas, que se rematan en un borde muy engrosado y redondeado. El paso de las paredes al borde se marca con una inflexión. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 284.1.

14.1.A.1.7.- Cuenco de paredes semiesféricas rematadas en un borde entrante y redondeado, cóncavo al interior. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII - 3er tercio siglo VIII. Fig. 284.2.

14.1.A.1.8.- Cuenco de paredes semiesféricas rematadas en un borde entrante y redondeado. Co-mún. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII - 3er tercio siglo VIII. Fig. 284.3.

14.1.a.2.- de paredes semiesféricas, bordes entrantes y moldurados al exterior.

14.1.A.2.1.- Cuenco de paredes semiesféricas rematadas en un borde redondeado pero moldurado en se lado externo. Común. Torno. Siglos VII – VIII, (Pre-islámico) (FUERTES y GONZÁ-LEZ, 1996, fig. 79.1916). Fig. 284.4.

14.1.a.3.- de paredes semiesféricas, bordes entrantes y moldurados al interior.

14.1.A.3.1.- Cuenco de paredes semiesféricas rematadas en un borde entrante y moldurado al interior. Casi podríamos hablar de un borde bífido. Común. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994b, fig. 6.4). Fig. 284.5.

14.1.a.4.- de paredes semiesféricas, borde entrantes y apuntados.

14.1.A.4.1.- Cuenco de paredes semiesféricas rematadas en un borde entrante y apuntado. Común. Torno. Emiral de transición, finales siglo IX – principios siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 88.833). Fig. 285.1.

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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14.1.A.4.2.- Cuenco de pequeñas dimensiones y paredes altas, semiesféricas, rematadas en un borde entrante y apuntado. Vidriado melado muy oscuro al interior y exterior. Torno. Siglo XII. Fig. 285.2.

14.1.A.4.3.- Cuenco de paredes semiesféricas rematadas en un borde entrante y apuntado. Todo el cuerpo ha sido decorado con las clásicas “costillas”. Vidriado verde al interior y al exterior. Torno. Siglo XII. Fig. 285.3.

14.1.a.5.- de paredes semiesféricas, bordes entrantes y biselados.

14.1.A.5.1.- Cuenco de paredes semiesféricas, rematadas en un borde entrante biselado al interior. Común. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994b, fig. 7.7). Fig. 285.4.

14.1.A.5.2.- Cuenco de paredes semiesféricas, rematadas en un borde entrante, biselado al interior. El paso de las paredes al borde se ha señalado con una inflexión. Común. Torno. Siglos VII – VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig 15.29). Fig. 285.5.

14.1.A.5.3.- Cuenco de paredes semiesféricas, rematadas en un borde engrosado y biselado al in-terior. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 285.6.

14.1.a.6.- de paredes semiesféricas y bordes engrosados.

14.1.A.6.1.- Cuenco de paredes semiesféricas, rematadas en un borde muy engrosado, con el labio plano. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII - 3er tercio siglo VIII. Fig. 286.1.

14.1.a.7.- de paredes semiesféricas y bordes de sección cuadrangular.

14.1.A.7.1.- Cuenco de paredes semiesféricas y borde recto de sección cuadrangular. Común. Tor-no. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII - 3er tercio siglo VIII. Fig. 286.2.

14.1.A.7.2.- Cuenco de paredes semiesféricas, con doble carena en la zona más cercana al borde, que es recto de sección cuadrangular, varias veces moldurado al exterior. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII - 3er tercio siglo VIII. Fig. 286.3.

14.1.A.7.3.- Cuenco de paredes semiesféricas y borde recto de sección cuadrangular. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII - 3er tercio siglo VIII. Fig. 286.4.

14.1.B.- De paredes semiesféricas y bordes exvasados.

14.1.b.1.- de paredes semiesféricas y bordes exvasados y redondeados.

14.1.B.1.1.- Cuenco de paredes altas, semiesféricas rematadas en un borde exvasado y redon-deado. Común. Torno. Siglos VII – VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 15.115). Fig. 286.5.

14.1.B.1.2.- Cuenco de paredes semiesféricas rematadas en un borde exvasado y Fig. 286.6.

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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Tipo 2. ■

Cuencos de paredes exvasadas o rectas. Bases planas o ligeramente convexas.

14.2.A.- De paredes exvasadas.

14.2.a.1.- de paredes exvasadas ligeramente carenadas.

14.2.A.1.1.- Cuenco de paredes exvasadas, ligeramente carenadas y borde exvasado y redondea-do. Común. Torno. Siglos VII – VIII (Pre-islámico) (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 79.1519). Fig. 287.1.

14.2.A.1.2.- Cuenco de paredes carenadas y borde exvasado y redondeado. Común. Torno. Siglos VII – VIII (Pre-islámico) (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 79.1742). Fig. 287.2.

14.2.A.1.3.- Cuenco de grandes dimensiones, de paredes exvasadas, carenadas, rematadas en un borde ligeramente entrante y redondeado. Común. Torno. Siglos VII – VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 15.157). Fig. 287.3.

14.2.A.1.4.- Cuenco de paredes muy altas, exvasadas, carenadas, rematadas en un borde recto y apuntado. Común. Torno. Siglos VII – VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 15.156). Fig. 287.4.

14.2.A.1.5.- Cuenco de paredes exvasadas, carenadas, rematadas en un borde adelgazado y apun-tado. Vidriado melado al interior y al exterior. Torno. Siglo XII. Fig. 287.5.

14.2.A.1.6.- Cuenco de paredes exvasadas y carenadas, rematadas en un borde algo engrosado con el labio plano y apuntado al interior. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 287.6.

14.2.A.1.7.- Cuenco de paredes exvasadas, ligeramente carenadas, rematadas en un borde biselado al interior. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 288.1.

14.2.A.1.8.- Cuenco de paredes exvasadas, carenadas, rematadas en un borde entrante, redondeado y separado de las paredes a través de una inflexión. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglos VIII – IX. Fig. 288.2.

14.2.A.1.9.- Cuenco de paredes carenadas, exvasadas desde la base hasta la carena y entrantes desde la carena hasta el borde. El borde es recto y biselado al interior. Las paredes se separan del borde a través de una marcada inflexión. Común. Torno. Emiral indeterminado, siglo VIII – IX. Fig. 288.3.

14.2.A.1.10.- Cuenco de grandes dimensiones de paredes exvasadas y carenadas que se rematan en un borde recto y redondeado. Común. Torno. Siglos VII – VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig 15.30). Fig. 288.4.

14.2.a.2.- de paredes exvasadas, sin carena.

14.2.A.2.1.- Cuenco de paredes exvasadas, rematadas en un borde recto con el labio plano. Co-mún. Torno. Siglos VII – VIII (Pre-islámico) (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 79.1886). Fig. 288.5.

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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14.2.A.2.2.- Cuenco de paredes exvasadas, sin carena, rematadas en un borde recto y redondeado. Común. Torno. Siglos VII – VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 15.114). Fig. 288.6.

14.2.A.2.3.- Cuenco de paredes muy exvasadas rematadas en un borde recto y redondeado. Común. Torno. Siglos VII – VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDALGO, 2003b, fig. 15.116). Fig. 289.1.

14.2.A.2.4.- Cuenco de paredes exvasadas rematadas en un borde exvasado y apuntado. Probablemen-te la pieza se sustente en un anillo anular. Vidriado interior y exterior. Torno. Siglo XII. Fig. 289.2.

14.2.A.2.5.- Cuenco de paredes exvasadas, rematadas en un borde algo engrosado con el labio plano. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII - 3er tercio siglo VIII. Fig. 289.3.

14.2.A.2.6.- Cuenco de paredes exvasadas, al menos en la zona más cercana al borde que es lo que se conserva. El borde es redondeado aunque tiene una suave tendencia a una sección triangular. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII - 3er tercio siglo VIII. Fig. 289.4.

14.2.B.- De paredes rectas.

14.2.b.1.- de paredes rectas carenadas.

14.2.B.1.1.- Cuenco de pequeño tamaño de paredes rectas, carenadas y borde exvasado y redon-deado. Común. Torno. Siglos VII- VIII (Pre-islámico) (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 79.1918). Fig. 289.5.

14.2.b.2.- de paredes rectas sin carena.

14.2.B.2.1.- Cuenco de paredes rectas, sin carena, borde recto y labio plano. Vidriado. Torno. Ca-lifal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 95). Fig. 289.6.

Las bases de estos recipientes hasta el período califal son planas o ligeramente convexas. A partir de este momento aparecen algunas piezas con anillos de solero.

FamIlIa 15. Cangilones.

Cerámica relacionada con actividades no domésticas.•Forma cerrada.•Técnica de fabricación: torno.•Producción: cerámica común.•Cangilón: “• (Tal vez del latín Congius, Congio). 2. Vasija de barro o metal que sirve para sacar agua de los pozos y ríos, atadas con otras a una maroma doble que descansa sobre la rueda de la noria” (D.R.A.E., 1992, 273).Cangilón: Arcaduz: “• Cangilón de noria. Nombre árabe Qâdûs” (ROSSELLÓ-BORDOY, 1991, 174).

Piezas de paredes rectas, algunas con tendencia al exvasamiento rematadas en un borde exvasa-do, generalmente de perfil triangular, aunque no por ello son desconocidos los redondeados. Los cuerpos presentan varias escotaduras, normalmente dos, por las que pasaban las cuerdas que los sujetaban a las norias. Estas piezas, exceptuando algún caso en particular, se han fabricado con arcillas muy decantadas. Algunos ejemplares tenían las bases perforadas. Es de suponer que estas perforaciones facilitarían la salida del agua. Sin embargo, no podemos nunca olvidar que cualquier

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forma cerámica, puede recibir una función distinta a la que en principio se le presupone. Por esto es por lo que, esa perforación, podría ser debida a cualquier otra circunstancia, como por ejemplo al uso de alguno de estos ejemplares como macetas.

Al contrario que en la mayoría de las formas analizadas, los cangilones no se tipifican por el perfil de los bordes, sino por el de sus bases, ya que son éstas las que ofrecen información cronológica. De hecho los cangilones que se rematan en pico hacen su aparición hacia el siglo XII, los de bases convexas fueron usados desde los primeros momentos de la ocupación islámica hasta el siglo XII, mientras que los de bases planas los tenemos constatados desde los momentos de transición entre el emirato y el califato, hasta el siglo XII.

El gran estado de fragmentación que presenta, en general la mayoría del material cerámico de Cer-cadilla y, en particular, el de los ejemplares asociados a esta familia, ha impedido, en gran medida, conocer las formas completas, por lo que resulta muy difícil asociar los bordes a las bases. Aún así, creemos oportuno tener presente los diferentes tipos de borde que estarían asociados a esas bases.

Se han documentado tres tipos de cangilones según la forma de sus bases que o están rematadas en pico, o son convexas o planas. Sin embargo, debemos diferenciar al menos otros dos tipos, en los que se puedan agrupar los distintos bordes de las piezas de esta familia. Uno de estos tipos es el que agruparía a los tipos 2 y 3 –Tipo 2/3-, y que acogería a los bordes de los cangilones que poseían las bases convexas o planas y asociados, siempre, a estratigrafía emiral o califal. El otro nuevo tipo es el que agruparía a los bordes de los cangilones del siglo XII. Los cangilones asociados a esta estratigrafía pudieron tener las bases tanto rematadas en pico, como convexas o planas, por lo que los bordes recuperados en esta estratigrafía se agrupan en un macro tipo denominado Tipo 1/2/3.

Tipo 1.- Cangilones con las bases rematadas en pico. Cerámica común. Son piezas •características del siglo XII en adelante. Tipo 2.- Cangilones con las bases convexas. Cerámica común. Se encuentran en todas •las etapas históricas islámicas analizadas. Su presencia la tenemos constatada desde el 2º tercio del siglo VIII (fig. 291.1, 291.2, 291.3).Tipo 3.- Cangilones con las bases planas. Cerámica común. Se conocen desde el período •de transición entre el emirato y el califato y, aunque su presencia es escasa, perduran al menos hasta el siglo XII.

Tipo 1. ■

Cangilones con las bases rematadas en pico, es decir, con las bases sensiblemente más estrechas que las paredes123.

15.1.A.- Cangilones de base rematada en pico, con el suelo de esta base completamente plano.

15.1.a.1.- Con el cuerpo de paredes curvas hasta llegar a la primera escotadura.

15.1.A.1.1.- Cangilón de base rematada en pico, con el suelo de esta base plano. El cuerpo que se alza desde la base es de paredes curvas hasta llegar a la primera escotadura, delimitada por dos mar-

123 En el sureste de al-Andalus las bases con pico se hacen presentes desde el siglo X (ACIÉN et alii, 1995, 139). También en Jerez de la Frontera (Cádiz) se fecha su aparición entre los siglos X y XI (AGULIAR; GONZÁLEZ y BARRIO-NUEVO, 1998, fig. 5.41). En el yacimiento de El Ladrillero de Aroche (Huelva) esta forma no va más allá del siglo XI, no obstante, los materiales no proceden de una estratigrafía fiable (PÉREZ MACÍAS, 1990, 327). Para Kirchner (2002) esta forma es posterior al siglo XI.

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cadas carenas, en donde la pieza se adelgaza. A partir de esta escotadura las paredes continuaban rectas, ligeramente entrantes. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 290.1.

15.1.A.1.2.- Cangilón de base rematada en pico, con el suelo de esta base plano. El cuerpo que se alza desde la base es de paredes curvas hasta llegar a la primera escotadura. Esta se señala por una carena. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 290.2.

15.1.A.1.3.- Cangilón de base rematada en pico, con el suelo completamente plano. De pequeño tamaño. Cuerpo de paredes globulares en la zona más cercana a la base, son más entrantes a partir del final de la tercera escotadura. Las escotaduras, un total de tres, se marcan a partir de fuertes carenas. El borde se desarrolla en vertical con el labio plano. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 290.3.

15.1.B.- Cangilones de base rematada en pico con el suelo de esta base convexo. Algunos de estos picos son muy pronunciados.

15.1.b.1.- Con el cuerpo de paredes curvas hasta llegar a la primera escotadura.

15.1.B.1.1.- Cangilón de base rematada en pico con el suelo convexo. A partir de la base, hasta la primera escotadura, el cuerpo es de paredes curvas. Desde la escotadura las paredes continúan exvasadas. Las líneas de torno están muy marcadas en todo el cuerpo. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, lám.4.12). Fig. 290.4.

15.1.B.1.2.- Cangilón de pequeño tamaño rematado en un pico poco pronunciado con el suelo convexo. Desde la base se desarrolla un cuerpo de paredes curvas hasta la primera escotadura seña-lada a partir de una carena. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 290.5.

Tipo 2. ■

Cangilones con las bases convexas124.

15.2.A.- Con la base convexa paredes ligeramente exvasadas.

15.2.a.1.- Con la base convexa, paredes ligeramente exvasadas, con doble escotadura, y borde exvasado.

15.2.A.1.1.- Cangilón de base convexa, paredes ligeramente exvasadas, con doble escotadura y borde exvasado de sección triangular. Presenta dos escotaduras localizadas, una de ellas por debajo del borde y la otra en la zona mesial. En su base, convexa, tiene un orificio que permiti-ría la mejor salida del agua. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 96, lám. 25). Fig. 291.4.

15.2.A.1.2.- Cangilón de base convexa, doble escotadura, de la superior intuimos su inicio). La inferior marcada por carenas muy pronunciadas. Las líneas de torno, muy marcadas, otorgan a la pieza un aspecto muy barroco. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 291.5.

124 Las bases convexas, con perforaciones centrales o con ligeros o pequeños aplanamientos centrales han sido clasifi-cados en el yacimiento de Les Jovades (Valencia) como los tipos 5, 6 y 7 respectivamente. Los arcaduces de este yaci-miento no han podido ser fechados con total exactitud, ya que los pozos en los que se encontraban fueron construidos entre los siglos X y XI y utilizados hasta el siglo XV (BAZZANA; CLIMENT y MONTMESSIN, 1987). También se han documentado en Medinaceli (Soria) (GÓMEZ MARTÍNEZ, 1996, 163), en Calatrava la Vieja (Ciudad Real), Cervera (Madrid) y Oreja (Toledo) (RETUERCE, 1998, 377, 440-443). En Mérida se han recuperado en niveles emirales (ALBA y FEIJOO, 2001, fig. 7.H).

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15.2.a.2.- de paredes ligeramente exvasadas pero curvas por encima de la base convexa hasta la pri-mera escotadura. No diferenciamos subvariantes por haber documentado sólo fragmentos de poca entidad. Común. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994b, fig. 8.13). Emiral de transición, siglo IX – principios siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, lám. 2.III). Siglo XII – principios del siglo XIII (FUERTES, 1995, fig. 4.11). Fig. 291.6.

15.2.B.- Con la base convexa y las paredes verticales.

15.2.b.1.- Con la base convexa, paredes verticales, con doble escotadura, y borde recto.

15.2.B.1.1.- Cangilón de base convexa, paredes verticales, varias veces carenadas. Las carenas en-marcan la doble escotadura por donde pasan las cuerdas. El borde es recto. Fig. 292.1.

Tipo 3. ■

Cangilones con las bases planas. Las bases poseen una anchura similar a la de los cuerpos125.

15.3.A.- Con la base plana y las paredes ligeramente exvasadas.

15.3.a.1.- Con la base plana, las paredes exvasadas. las paredes y la base se desarrollan de manera continua.

15.3.A.1.1.- Cangilón de base plana y paredes exvasadas. Las paredes y la base se desarrollan de manera continua hasta la primera escotadura que está marcada por dos carenas. A partir de esta escotadura las paredes siguen más rectas. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 292.2.

15.3.A.1.2.- Cangilón de base plana y paredes exvasadas, ligeramente curvadas, hasta la primera escotadura, marcada por dos carenas. El desarrollo entre las paredes y la base se desarrolla de forma continua. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 292.3.

15.3.a.2.- Con la base plana, las paredes exvasadas. las paredes y la base no se desarrollan de manera continua, sino que están separadas por una inflexión. Común. Torno. Siglo XI. Fig. 292.4.

15.3.a.3.- de paredes exvasadas y con la escotadura inferior inmediatamente por encima de la base. Común. Torno. Emiral de transición, siglo IX – principios siglo X (FUERTES y GONZÁ-LEZ, 1994a, lám. 2.V). Fig. 292.5.

Tipo 2/3. ■

Bordes de cangilones cuyas bases son convexas o planas.

125 Con base plana se han localizado en otras zonas de Córdoba (AA.VV., 1986, fig. 129-130), en los dos niveles de Ba ana (Pechina, Almería) (CASTILLO y MARTÍNEZ, 1993c, lám. XII y XXII) y en Huesca, fechados en el siglo XI (ESCO et alii, 1988, 151). En el sureste peninsular se documentan en época emiral y califal (ACIÉN et alii, 1995, 139). En Les Jovades (Valencia) este tipo de cangilón ha sido fechado por algunos autores en el siglo XI (ESCO; MARTÍ; PASCUAL, 1988, 82), aunque posteriores estudios han asignado una fecha más tardía para los arcaduces de base plana, en torno a los siglos XII y XIII (BAZZANA; CLIMENT; MONTMESSIN, 1987). Aparece en época emiral, al igual que en Cerca-dilla, en Mérida (ALBA y FEIJOO, 2001, fig. 7.H).

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15.2/3.A.- Con las paredes de la zona distal más o menos rectas 126.

15.2/3.a.1.- Con borde redondeado. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 97.1). Fig. 293.1.

15.2/3.a.2.- Con el labio casi plano, algo inclinado hacia el interior del recipiente. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 97.2). Fig. 293.2.

15.2/3.a.3.- Con el borde exvasado y redondeado. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 97.3). Fig. 293.3.

15.2/3.a.4.- Con el borde algo engrosado al interior y de perfil triangular al exterior. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 97.4). Fig. 293.4.

15.2/3.a.5.- Con el borde algo engrosado al exterior y con una ligera inflexión en el interior. de paredes muy estrechas. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUER-TES, 2002, fig. 97.5). Fig. 293.5.

15.2/3.a.6.- Con el borde ligeramente exvasado y apuntado. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 97.6). Fig. 293.6.

15.2/3.a.7.- Con el borde apuntado, engrosado en el interior. Común. Torno. Califal, mediados siglo X - principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 97.7). Fig. 293.7.

15.2/3.B.- Con las paredes de la zona distal exvasadas.

15.2/3.b.1.- Con el borde redondeado.

15.2/3.B.1.1.- Cangilón de paredes exvasadas que se rematan en un borde, diferenciado del cuerpo a partir de una carena, exvasado y redondeado. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – princi-pios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 98.1). Fig. 294.1.

15.2/3.B.1.2.- Cangilón de paredes rectas que finalizan en una carena que da paso a la zona distal, exvasada y rematada en un borde redondeado. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – princi-pios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 98.2). Fig. 294.2.

15.2/3.b.2.- Con la zona distal rematadas en un borde apuntado, ligeramente biselado al interior. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 98.3). Fig. 294.3.

15.2/3.b.3.- Con el borde de sección triangular.

15.2/3.B.3.1.- Cangilón con las paredes más cercanas al borde ligeramente exvasadas, sobre todo a partir de la escotadura. Las paredes se rematan en un borde algo exvasado y engrosado y de sección triangular. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI. Fig. 294.4.

126 Con las paredes cilíndricas son muy característicos los cangilones de Ba ana (Pechina, Almería) asociados al Nivel I. fechados entre los siglos IX y X (CASTILLO y MARTÍNEZ, 1993c, lám. XII 4 a 6).

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15.2/3.B.3.2.- Cangilón de paredes exvasadas, con doble escotadura y borde exvasado de perfil triangular ligeramente caído. Común. Torno. Emiral de transición, siglo IX – siglo X (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994a, lám. 2.II). Fig. 294.5.

15.2/3.C.- Con las paredes en la zona distal entrantes.

15.2/3.C.1.- de pequeño tamaño, con las paredes de la zona distal entrantes que finalizan en un bor-de exvasado, algo redondeado. recipientes de paredes muy finas. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES 2002, fig. 99.1). Fig. 295.1.

15.2/3.C.2.- Con las paredes de la zona distal entrantes rematadas en un borde exvasado, algo en-grosado y redondeado. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES 2002, fig. 99.2). Fig. 295.2.

15.2/3.C.3.- Con las paredes de la zona distal entrantes, con el borde recto, ligeramente apuntado, algo biselado hacia el interior. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUER-TES 2002, fig. 99.3). Fig. 295.3.

Tipo1/2/3. ■

Bordes de cangilones cuyas bases o están rematadas en pico, o son convexas o planas.

15.1/2/3.A.- Con las paredes de la zona distal más o menos rectas.

15.1/2/3/a.1.- Con el borde de perfil triangular.

15.1/2/3/A.1.1.- Cangilón de paredes rectas, con doble escotadura, marcada por dos carenas pro-nunciadas. Desde la escotadura superior parte el borde, recto, al igual de las paredes y debido a su unión con esa carena tiene un perfil triangular. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 295.4.

15.1/2/3.B.- Con las paredes de la zona distal exvasadas.

15.1/2/3.b.1.- Con el borde de perfil triangular.

15.1/2/3.B.1.1.- Cangilón de paredes exvasadas, suavemente curvadas hasta la escotadura superior, desde la que parte un borde exvasado, de sección triangular, suavemente moldurado. El cuerpo tiene muy marcadas las líneas del torno. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUER-TES, 1995, fig. 4.7). Fig. 295.5.

15.1/2/3.B.1.2.- Cangilón de paredes exvasadas, algo curvadas, hasta la escotadura superior a partir de la que sale un borde exvasado de perfil triangular. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, fig. 4.8). Fig. 295.6.

15.1/2/3.B.1.3.- Cangilón de borde muy exvasado y de sección triangular, que parte de la escotadura superior. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, fig. 4.10). Fig. 295.7.

15.1/2/3.b.2.- de bordes redondeados.

15.1/2/3.B.2.1.- Cangilón de paredes suavemente exvasadas hasta la escotadura superior a partir de la que continúan las paredes rectas, suavemente carenadas, rematadas en un borde

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exvasado y redondeado. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, fig. 4.9). Fig. 295.8.

FamIlIa 16. Piezas de pequeño tamaño.

Cerámica asociada a cualquier ambiente doméstico• 127.Forma cerrada. Forma abierta. •Técnica de fabricación: torno.•Producción: cerámica común, cerámica vidriada.•

En una familia concreta se deben agrupar a aquellas piezas cuyo pequeño tamaño es, sin duda, la característica fundamental que las define, aún cuando, la mayor parte de ellas poseen una morfo-logía similar o, incluso, idéntica a las de otras familias cerámicas128. Ese pequeño tamaño indica, por otra parte, la funcionalidad para la que fueron concebidas. Es más que probable que nos en-contremos ante juguetes, o ante piezas que sirvieron para guardar especias, vinculadas, por tanto, a las labores derivadas de la cocina y de la mesa, o que contuvieran productos tal vez destinados al adorno o acicalamiento personal129.

Son piezas efectuadas con pastas medianamente decantadas, con una calidad técnica similar a la de los recipientes de mayor envergadura.

Algunos de los recipientes se fabricaron con producciones distintas a las de sus hermanas mayores. Tal es el caso de algunas de las ollitas califales, cuyas superficies vidriadas no se dejaran ver en las ollas hasta el siglo XII.

Familia 1. Ollitas.

Tipo 2. ■

Ollitas de borde exvasado y redondeado.

16/1.2.A.- Con borde más o menos engrosado y redondeado.

16/1.2.a.1.- Ollitas de más de 5 cm. de altura.

16/1.2.A.1.1.- Ollita de paredes globulares, cuello recto, muy corto y borde exvasado, algo engrosa-do y redondeado. La pieza conserva un asa. Vidriada. Torno. Califal, mediados del siglo X – prin-cipios del siglo XI (FUERTES 2002, fig. 100.1). Fig. 296.1.

16/1.2.A.1.2.- Ollita de paredes globulares, cuello exvasado y borde exvasado, ligeramente engro-sado y redondeado. Las asas parten del borde y finalizan en la zona mesial. Vidriada al interior y al exterior en color melado. Torno. Siglo XII. Fig. 296.2.127 Agrupamos en esta familia a todos aquellos recipientes que imitan a formas cerámicas más grandes. No se agrupan a los que no poseen su homólogo en mayor tamaño –como en el caso concreto de las orzas–. 128 Hemos considerado oportuno clasificarlas atendiendo a los criterios tipológicos de las familias cerámicas con las que se identifican. 129 Navarro Palazón (1986b, XV) considera que los recipientes de pequeño tamaño murcianos bien pudieran haberse des-tinado a esas funciones. Una colección muy singular de piezas que imitan de forma fidedigna, a los recipientes propios del menaje doméstico de los siglos XIV y XV y que sin duda debieron ser juguetes, en MARINETTO, 1993; 1995b; 1995c; 1995d. Los juguetes granadinos también han sido tratados por ÁLVAREZ GARCÍA, 1999, 2000.

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16/1.2.A.1.3.- Ollita de paredes globu1lares, cuello exvasado y borde exvasado, redondeado, lige-ramente apuntado. El asa parte del borde y finaliza por debajo de la zona mesial. Vidriada. Torno. Siglo XII. Fig. 296.3.

16/1.2.a.2.- Ollitas de menos de 5 cm. de altura.

16/1.2.A.2.1.- Ollita de paredes globulares, cuello estrangulado y borde exvasado, ligeramente en-grosado y redondeado. Común. Torno. Emiral, siglo IX. Fig. 296.4.

16/1.2.A.2.2.- Ollita de paredes globulares, cuello estrangulado y borde exvasado y redondeado. Base convexa. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI. Fig. 296.5.

16/1.2.B.- Ollitas de paredes globulares, bordes rectos y redondeados.

16/1.2.b.1.- Cuello recto o exvasado.

16/1.2.B.1.1.- Ollita de paredes globulares, cuello exvasado y borde recto y redondeado. Las asas parten del borde y finalizan en los hombros. Vidriada al interior, con manchas al exterior. Torno. Siglo XII. Fig. 296.6.

16/1.2.B.1.2.- Ollita de paredes globulares, cuello cilíndrico de paredes rectas y borde redondeado y biselado al interior lo que provoca que el labio sea apuntado. Vidriada al interior y al exterior. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI. Fig. 296.7.

16/1.2.B.1.3.- Ollita de paredes globulares y base plana. Cuello cilíndrico de paredes rectas re-matadas en un borde exvasado y redondeado. La única asa conocida finaliza en la zona mesial del recipiente. Vidriada. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 91.7). Fig. 296.8.

16/1.2.B.1.4.- Ollita de paredes globulares, cuello exvasado y borde recto y redondeado. Las asas parten del borde y finalizan en la zona mesial del recipiente. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 296.9.

16/1.2.B.1.5.- Ollita de paredes globulares, cuello exvasado y borde recto y redondeado. Base li-geramente convexa. Común. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994b, fig. 2.18). Fig. 296.10.

Tipo 5. ■

Ollitas con el borde de perfil triangular.

16/1.5.B.- Ollitas de paredes globulares con cuellos cilíndricos, exvasados y bordes exvasado de perfil triangular.

16/1.5.b.1.- Con el borde de perfil triangular y la arista muy marcada.

16/1.5.B.1.1.- Ollita de muy pequeño tamaño de paredes globulares, cuello cilíndrico de pare-des rectas rematadas en un borde exvasado de sección triangular muy marcado. Vidriada. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 91.273). Fig. 297.1.

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Tipo 6. ■

Ollitas con cuellos cilíndricos y entrantes y bordes rectos o entrantes. Bases planas o ligera-mente convexas.

16/1.6.C.- Ollitas con cuellos muy entrantes y borde recto.

16/1.6.C.2.- Ollitas de paredes rectas, cuellos entrantes y bordes rectos y redondeados. bases convexas. El asa parte desde la unión del cuello con las paredes y finaliza por debajo de la zona mesial del re-cipiente. Esta variante no ha sido documentada a tamaño normal, aunque en cierta manera nos recuerda a la 1.6.C.1. Vidriado al interior en color verde y melado y manchado al exterior con el vedrío verde. Torno. Siglo XII. Fig. 297.2.

Tipo 7. ■

Ollitas de borde de sección cuadrangular.

16/1.7.A.- Pieza de paredes globulares, cuello recto rematado en un borde engrosado con el labio plano lo que le confiere un aspecto cuadrangular. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES 2002, fig. 100.2). Fig. 297.3.

16/1.7.B.- Recipientes de cuello exvasado rematado en un borde exvasado de sección cuadrangular.

16/1.7.b.1.- Piezas de cuellos exvasados rematados en un borde exvasado con el labio plano. Co-mún. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES 2002, fig. 100.3). Fig. 297.4.

16/1.7.b.2.- Pieza de paredes globulares con hombros muy desarrollados rematados en un borde ex-vasado de sección cuadrangular. Vidriada verde al exterior y al interior. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES 2002, fig. 100.4). Fig. 297.5.

Familia 2. Jarritos/as.

Tipo 1. ■

De boca circular.

16/2.1.B. Se trata de jarritos con paredes globulares, base plana y cuellos cilíndricos.

16/2.1.b.1.- Con borde recto y redondeado.

16/2.1.B.1.1- Jarrito de base plana, cuerpo globular, cuello recto ligeramente entrante rematado en un borde redondeado. Vidriado. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES 2002, fig. 100.5). Fig. 298.1.

16/2.1.B.1.2.- Jarrito de base plana, cuerpo globular, cuello recto ligeramente entrante rematado en un borde redondeado. Común. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994b, fig. 8.5). Fig. 298.2.

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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16/2.1.b.2.- Jarritos de base plana, cuerpo globular, cuello recto y moldurado. La pieza presentada no conserva el borde. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES 2002, fig. 100.6). Fig. 298.3.

Familia 6. Tapaderas.

Tipo 3. ■

Completamente planas.

16/6.3.A.- De pequeño tamaño. Menos de 20 cm. de diámetro.

16/6.3.a.1.- de paredes exvasadas.

16/6.3.A.1.1.- Tapadera de muy pequeño tamaño, completamente plana, con las paredes exvasadas rematadas en un labio apuntado. Con pomo central. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 298.4.

Familia 22. redomas.

Tipo 1. ■

Redoma de cuerpo globular, base plana, cuello largo y estrecho del que parte un asa que finaliza en la zona alta del cuerpo. El cuello se remata en una boca circular.

16/22.1.A.- De cuello no carenado.

16/22.1.a.1.- de borde redondeado. redoma de cuerpo globular y base plana. Cuello desarrollado rematado en un borde recto, algo cóncavo al interior y redondeado. la única parte del borde y finaliza en la zona mesial. Vidriada. Torno. Califal, mediados del siglo X- principios del siglo XI. Fig. 298.6.

Algunos ejemplares vidriados se han localizado en niveles del siglo XII. Fig. 298.5.

Familia 17. ¿Fuentes destinadas a la presentación de alimentos?.

Cerámica de mesa.•Forma abierta.•Técnica de fabricación: torno.•Producción: cerámica común, cerámica verde y manganeso.•Fuente: • 5. Plato grande, circular u oblongo, más o menos hondo, que se usa para servir los alimentos (D.R.A.E., 1992, 707).Fuente: • 11. mITrad. Étimo del mtrd marroquí, una de las fuentes de servicio más comunes en tiempos modernos, generalmente fuente de pie alto para servir o exponer viandas (....) (ROSELLÓ-BORDOY, 1994, 52).15. YaFna. Étimo a través del diminutivo yufayna castellana (...). Hay que considerarla como un elemento más del servicio de mesa con los problemas de identificación que ello conlleva. (Ibíd. 53). 44. TabaQ. Étimo del tabaque castellano o tabac catalán, muy frecuente en la documentación medieval cristiana y con una amplia pervivencia en los ajuares cerámicos medievales también cristianos. (...). Es una pieza de función múltiple como servicio de mesa, tapadera, posiblemente para ahornar el pan (...) (Ibíd. 62).

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Recipientes de paredes abiertas, por lo general hondos y de mediano tamaño. Se trata de piezas bien trabajadas, cocción oxidante, y pastas bien decantadas. Las bases pueden ser convexas, planas y en momentos más tardíos algunas de ellas se sustentan sobre varios pies (fig. 299). Los ejemplares que se agrupan dentro de la familia 17 pudieron utilizarse para almacenar alimentos y ayudar a su traslado y presentación en la mesa, aunque no descartamos cualquier otra funcionalidad

Hemos distinguido tres tipos:

Tipo 1.- Fuentes de paredes exvasadas y bordes desarrollados. Bases planas. Cerámica •común. Características del siglo XII, perduran, al menos, hasta principios del siglo XIII.Tipo 2.- Fuentes de paredes exvasadas y bordes no desarrollados. Bases planas. Cerámica •común. Se hacen presentes en todas las etapas históricas analizadas130.Tipo 3.- Fuentes de paredes rectas. Cerámica común. Cerámica verde y manganeso. Sólo •localizadas, hasta ahora, durante la etapa califal.

Tipo 1. ■

Fuentes de paredes exvasadas, con cierta tendencia a cerrarse en la zona de los bordes. Estos son exvasados más o menos desarrollados. Estas piezas se han documentado en niveles encuadrados cronológicamente entorno al siglo XII.

17.1.A.- De paredes exvasadas, excepto en la zona de los bordes, donde tienden a cerrarse, con los bordes engrosados. Las bases o tienen cierta tendencia a la convexidad, o son planas, o se sostienen sobre varios pies. Por lo general con doble asa.

17.1.a.1.- Con los bordes engrosados y exvasados de sección almendrada.

17.1.A.1.1.- Fuente de paredes exvasadas, sinuosas, rematadas en un borde exvasado y engrosado, de sección almendrada. Las asas parten del borde, se elevan ligeramente por encima de él, y finali-zan en la zona mesial. La base es ligeramente convexa. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, fig. 7.4). Fig. 300.1.

17.1.A.1.2.- Fuente de paredes exvasadas, excepto en la zona del borde que son entrantes. El borde es engrosado y exvasado, biselado al interior. Las asas parten del borde. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII (FUERTES, 1995, fig. 7.3). Fig. 300.2.

17.1.A.1.3.- Fuente de paredes exvasadas, excepto en la zona del borde que son entrantes. El borde es exvasado, algo engrosado de sección almendrada. La base ligeramente convexa se sostiene sobre tres pequeños pies de sección triangular. La doble asa es de cinta y se sitúa por debajo del borde. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 300.3.

17.1.A.1.4.- Fuente de paredes exvasadas, adornadas con una carena que no altera la dirección de las mismas. Las paredes se hacen entrantes en la zona del borde que es exvasado y engrosado, con el labio superior casi plano lo que hace que sus extremos sean apuntados131. El asa parte del borde y finaliza en la zona mesial. La base es plana. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 300.4.

130 En distintas zonas del sur estas formas funcionan como anafes (ÁLVAREZ GARCÍA, 2000, lám. II; GÓMEZ MARTÍNEZ, 2000, 424). 131 Tipos muy similares se han recuperado en Cádiz en niveles fechados entre el siglo XI y la primera mitad del siglo XIII (ARANDA, 1993-94, 140). También aparecen en Niebla (Huelva), asociados a niveles del XIII. Los tipos de esta localidad onubense han sido clasificados como morteros (PÉREZ y BEDÍA, 1993, fig. 7).

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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17.1.A.1.5.- Fuente de paredes exvasadas, adornadas con una carena que no altera la dirección de las mismas132. Las paredes se hacen entrantes en la zona del borde que es algo más engrosado con el labio plano. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 301.1.

17.1.A.1.6.- Fuente de paredes exvasadas, adornadas con una carena saliente, que no altera la dirección de las paredes. Éstas se hacen entrantes en la zona más cercana al borde que es engro-sado, exvasado, de sección almendrada, apuntado al exterior y redondeado al interior. Las asas parten del borde, se elevan ligeramente por encima de él y finalizan en la zona mesial. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 301.2.

17.1.A.1.7.- Fuente de paredes exvasadas, curvadas en la zona más cercana al borde. Éste es exvasa-do, ligeramente engrosado, de sección almendrada y con un suave bisel al interior. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 301.3.

17.1.A.1.8.- Fuente de paredes altas, exvasadas, rematadas en un borde exvasado, de sección lenticular. Con doble asa de cinta que se sitúa por debajo de la línea del borde. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 301.4.

17.1.a.2.- Con los bordes engrosados y exvasados de sección almendrada y moldurados 133.

17.1.A.2.1.- Fuente de paredes exvasadas, varias veces carenadas, sin que las carenas cumplan más función que la de embellecer la pieza. El borde es engrosado y exvasado, moldurado en su labio superior. La moldura provoca un doble borde, al exterior más estrecho y largo y más corto y engro-sado al interior. Con doble asa que parte del borde, se elevan por encima del mismo y finalizan en la zona mesial. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 302.1.

17.1.A.2.2.- Fuente de paredes exvasadas, carenadas en la zona mesial. La carena no altera la di-rección de las paredes que se rematan en un borde engrosado, exvasado y moldurado en el labio superior. La moldura provoca un doble borde, más engrosado y largo al exterior y más estrecho y corto al interior. Las asas se elevan por encima del borde y finalizan en la zona mesial. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 302.2.

17.1.A.2.3.- Fuente de paredes exvasadas, entrantes en la zona más cercana al borde, que es en-grosado y con una suave moldura en el labio superior. La moldura provoca un doble borde, más engrosado y largo al exterior y más corto y engrosado al interior. Las asas se elevan por encima del borde. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 302.3.

17.1.A.2.4.- Fuente de paredes exvasadas, rematadas en un borde también muy exvasado y ligera-mente moldurado en el labio superior. La moldura provoca un doble borde, muy corto al interior, que es apuntado y más ancho y largo al exterior. Con doble asa de cinta dispuesta por debajo del borde. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 302.4.

17.1.A.2.5.- Fuente pequeña, honda, de paredes exvasadas, estrechas rematadas en un borde en-grosado, moldurado en el labio superior. La moldura provoca un doble borde, redondeado. Doble asa de cinta dispuesta por debajo del borde. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 302.5.

132 Este tipo de adorno de las paredes, que se hace común en nuestro yacimiento en niveles tardíos, se aplicaba, en los momentos de transición al califato, en las cazuelas jienenses (PÉREZ ALVARADO, 2003, 91). 133 Estas formas aparecen en Toledo durante el siglo XI (AGUADO et alii, 1990, fig. 2). En el Castillo de Peñáguila (Ali-cante) están asociadas con una cronología de finales del siglo XII - principios del XIII (AZUAR, 1989, 99, fig. 39.255) y en Denia (Alicante) a mediados del siglo XIII (GISBERT; BURGUERA; BOLUFER, 1992, fig. 23.2).

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17.1.A.2.6.- Fuente de paredes exvasadas, más entrantes en la zona del borde. Éste es más engrosa-do y con el labio superior moldurado. La moldura provoca un doble borde, más largo y redondeado al exterior y más corto, e igualmente redondeado al interior. Las asas parten del borde, se elevan por encima de él y finalizan en la zona mesial. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 303.1.

17.1.A.2.7.- Fuente de paredes exvasadas, sinuosas, más entrantes en la zona del borde que es más engrosado con una marcada moldura el labio superior. La moldura hace que el labio exterior sea más bajo que el inferior, que además es entrante. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 303.2.

17.1.A.2.8.- Fuente de paredes exvasadas, excepto en la zona del borde que son más entrantes, re-matadas en un borde muy engrosado y varias veces moldurado en el labio superior. Común. Torno. Siglo XII – principios siglo XIII134 (FUERTES, 1995, fig. 7.1. y 7.2). Fig. 303.3

17.1.A.2.9.- Fuente de paredes exvasadas, excepto en la zona del borde que son más entran-tes. Las paredes tienen al menos dos carenas con una funcionalidad decorativa que no alteran la dirección de las paredes. El borde es exvasado y con el labio superior moldurado. La mol-dura provoca un doble borde, ambos redondeados. Las asas parten del borde. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 303.4.

17.1.A.2.10.- Fuente de paredes exvasadas rematadas en un borde engrosado con el labio superior moldurado. La moldura provoca un doble borde, el exterior redondeado y el interior apuntado. Las paredes presentan al menos una carena que origina un retranqueo de las paredes en la zona más cercana al borde. Las asas parten del borde y finalizan por debajo de la carena. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 303.5.

17.1.B.- De paredes exvasadas, excepto en la zona de los bordes, donde tienden a cerrarse, con los bordes engrosados. Las paredes están carenadas y la carena afecta a la dirección de las mismas.

17.1.b.1.- Fuentes de paredes exvasadas, excepto en la zona más cercana al borde en donde, y a partir de una fuerte carena, cambia la dirección de las paredes que se rematan en un borde engrosado muy exvasado y moldurado en el labio superior. la moldura hace que el lado exterior del borde se sobreeleve por encima del borde interior. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 304.1.

Tipo 2. ■

Fuentes de paredes exvasadas y bordes no desarrollados. Bases planas.

17.2.A.- De paredes exvasadas y bordes redondeados.

17.2.a.1.- de paredes exvasadas rematadas en un borde recto y redondeado.

17.2.A.1.1.- Fuente de paredes exvasadas, rematadas en un borde recto, redondeado, lige-ramente apuntado al interior. El paso de las paredes a la base (que no se conserva, pero que posiblemente fuese ligeramente convexa) se acentúa por una carena. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 304.2.

134 Con los bordes muy desarrollados y moldurados también se han documentado en Sintra (Portugal), de momentos posteriores al siglo XI (COELHO, 1999, Est. IV.12).

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17.2.A.1.2.- Fuente de paredes muy altas, exvasadas, rematadas en un borde recto y redondeado. La base fue, posiblemente convexa. Las paredes y la base se separan a través de una carena. Común. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994b, fig. 6.1). Fig. 304.3.

17.2.B.- De paredes exvasadas y bordes con el labio superior plano.

17.2.b.1.- de paredes exvasadas y bordes rectos con el labio superior plano.

17.2.B.1.1.- Fuente de amplio diámetro, paredes altas, exvasadas, rematadas en un borde recto, algo engrosado y con el labio superior plano. La base pudo ser ligeramente convexa. Común. Torno. Siglo XII – principios del siglo XIII (FUERTES, 1995, lám. 7.7). Fig. 305.1.

17.2.B.1.2.- Fuente de amplias dimensiones, base plana, paredes exvasadas, rematadas en un borde recto, biselado al exterior y con el labio plano. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 305.2.

17.2.B.1.3.- Fuente de amplias dimensiones, paredes exvasadas, con el borde exvasado, biselado al exterior, con el labio superior casi plano. No se conserva la base. Común. Torno. Emiral indetermi-nada, siglos VIII – IX. Fig. 305.3.

17.2.B.1.4.- ¿Fuente? de pequeñas dimensiones. Base plana, paredes exvasadas, rematadas en un borde recto con el labio superior plano. La zona mesial del recipiente se ha adornado con un cordón aplicado decorado con pequeñas impresiones realizadas con un útil de sección tra-pezoidal. El grosor de las paredes y la mala decantación de las arcillas con las que se fabricó son peculiaridades anómalas para este tipo de recipientes. Común. Torno. Emiral indeterminado, ¿siglo IX?. Fig. 305.4.

17.2.B.1.5.- Fuente de grandes dimensiones, de paredes gruesas, exvasadas, rematadas en un borde recto con el labio plano, ligeramente biselado al exterior. Se conservan dos mamelones con impre-siones digitales. No se conserva la base. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 306.1.

17.2.b.2.- de paredes exvasadas y bordes exvasados con el labio superior plano.

17.2.B.2.1.- Fuente de pequeñas dimensiones de paredes exvasadas rematadas en un borde exva-sado y biselado al interior. Base plana. Ésta se separa de las paredes a través de una inflexión. La pieza conservaba un asa, aunque suponemos la presencia de dos, que partían por debajo de la línea del borde. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 306.2.

17.2.B.2.2.- Fuente de paredes exvasadas, rematadas en un borde exvasado, biselado al interior. La base es convexa y la pieza se sustenta por un número indeterminado de pies, probablemente tres. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 306.3.

17.2.C.- Solamente hemos documentado una pieza como esta. Se trata de un recipiente de base plana, paredes exvasadas que finalizan en un borde exvasado. Este borde se remata en un labio en el que se ha realizado un doble bisel, hacia el exterior y hacia el interior. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios siglo XI (FUERTES 2002, fig. 101.1). Fig. 307.1.

Tipo 3. ■

Fuentes de paredes rectas.

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17.3.A- De paredes casi rectas y forma cóncava. Bordes rectos.

17.3.a.1.- Piezas de bases ligeramente convexas, paredes ligeramente entrantes y bordes rectos bi-selados hacia el interior. Verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES 2002, fig. 101.2). Fig. 307.2.

17.3.a.2.- Piezas de paredes casi rectas, ligerísimamente entrantes. Presentan un suave estrangula-miento en la zona cercana al borde, que son rectos y redondeados. Verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES 2002, fig. 101.3). Fig. 307.3.

17.3.a.3.- Poseemos una sola pieza de este tipo. Fuente de paredes rectas y borde apuntado, lige-ramente biselado hacia el interior. la separación entre el borde y el cuello se realiza a través de una sutil escotadura. Verde y manganeso. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES 2002, fig. 101.4). Fig. 307.4.

FamIlIa 18. Utiles de alfar: barras de alfarero y atifles.

Cerámica relacionada con actividades industriales.•Técnica de fabricación: mano.•Producción: cerámica común.•

Sólo hemos recuperado algunos fragmentos de barras y algunos brazos de atifles que, en ningún caso, han aportado datos representativos sobre su morfología. Algunas de las barras muestran decoración digitada, impresa sobre las arcillas blandas a modo de pellizcos y, en ocasiones, fueron salpicadas con goterones de vedrío. Varias piezas han aparecido en la zona de la instalación agrícola e industrial, asociadas a una estratigrafía del siglo XII y probablemente estuvieron relacionadas con el horno instalado en el patio del Edificio 1 de ese complejo135 (FUERTES 2006).

FamIlIa 19. ¿recipientes destinados a la preparación de alimentos?.

Cerámica de cocina.•Forma abierta.•Técnica de fabricación: torno.•Producción: cerámica común.•

Se trata de recipientes con las paredes bajas y gruesas, de base plana, forma esférica y que presentan un pico vertedor en uno de sus lados. Normalmente aparecen con las pastas muy quemadas lo que nos indica que se trata de recipientes concebidos para ser usados en la cocina. Sus características morfológicas nos indican que los alimentos o productos que en ellos se prepararon no estuvieron expuestos a una cocción prolongada, como la que se efectuaría en ollas o cazuelas, ya que la baja al-tura de sus paredes propiciaría una rápida evaporación del agua. Sin embargo, y al igual que ocurre con la mayor parte de los recipientes, algunos de ellos recibieron otra funcionalidad que, hoy por hoy, se nos escapa, alejada de los fogones, como lo demuestra el hecho de no estar tiznados o de no presentar las paredes quemadas. Es el caso del recipiente tipificado como 19.1.A.1.2. que, incluso, aún conserva la engalba beige que lo recubría.

135 La existencia de hornos cerámicos y basureros con desechos de alfar se han documentado, desde época romana hasta el período bajomedieval, hacia el Oeste del yacimiento de Cercadilla, lindando con las vías del ferrocarril y muy cercanos a la línea de la muralla del siglo XII. Recientes excavaciones han sacado a la luz nuevos hornos al norte de Cercadilla, en zonas muy cercanas a la sierra.

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Son unos recipientes difíciles de rastrear, debido en gran parte a que presentan peculiaridades mor-fológicas muy similares a las de las cazuelas y, sobre todo, a las de las tapaderas tipo 4, las de borde vuelto, cuyo uso como útiles de cocina ya lo hemos sugerido más arriba y en anteriores ocasiones (FUERTES, 2002, 92).

Se han localizado en niveles emirales y del siglo XII. No se han documentado en niveles cali-fales. Podrían identificarse como sartenes, pues se tiene constatada su existencia fabricadas en metal o barro (ROSSELLÓ-BORDOY, 1994, 72), además de que se conocen recetas de cocina en las que se debían freír los alimentos, por lo que se hacía necesario este tipo de utensilios (MARÍN, 1996).

Se han diferenciado dos tipos:

Tipo 1.- Recipientes destinados a la preparación de alimentos de paredes exvasadas. Bases •planas. Cerámica común. Localizados durante el emirato y en el siglo XII. Desconocidos, por el momento, durante el califato.Tipo 2.- Recipientes destinados a la preparación de alimentos de paredes rectas. Bases •planas. Cerámica común. Documentados en la etapa más temprana del emirato y en el siglo XII.

Tipo 1. ■

De paredes exvasadas

19.1.A..- De paredes exvasadas sin carena136.

19.1.a.1.- de paredes exvasadas sin carena, con el borde biselado al interior.

19.1.A.1.1.- Recipiente de paredes muy cortas, exvasadas, sinuosas, rematadas en un borde bisela-do al interior. Base plana. Con pico vertedor en uno de sus lados. Común. Torno. Emiral, siglo IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994b, fig. 7.3). Fig. 308.1.

19.1.A.1.2.- Recipiente de paredes muy gruesas, base plana, paredes bajas, exvasadas, rematadas en un borde biselado al interior y algo apuntado y redondeado al exterior. En uno de sus lados pre-senta un pico vertedor y el contrario se eleva casi el doble de altura, tal vez a modo de asa. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 308.2.

19.1.B.- De paredes exvasadas con carena.

19.1.b.1.- Recipiente de paredes carenadas y exvasadas, rematadas en un borde biselado al interior, muy apuntado al exterior. Con pico vertedor en uno de sus lados. Común. Torno. Emiral tempra-no, 2º tercio Siglo VIII- 3er tercio Siglo VIII. Fig. 309.1.

Tipo 2. ■

De paredes rectas. Bases planas.

136 Aún cuando se aleja cronológica y geográficamente nos recuerda a la documentada en el Carme de Manresa, del siglo XIV, englobada dentro del grupo de cerámicas grises (BOLOS y PADILLA, 1986, 258).

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19.2.A.- De paredes rectas con el borde recto y moldurado en su labio superior.

19.2.a.1.- recipientes de bases planas, paredes rectas rematadas en un borde recto moldurado en su labio superior. las paredes son más altas por unos lados que por otros. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 309.2.

19.2.B.- De paredes rectas y borde redondeado.

19.2.b.1.- recipientes de paredes casi rectas, ligeramente entrantes en la zona del borde que es redondeado. base probablemente planas, aunque no se conserva. Un asa, hueca, se desarrolla en horizontal, partiendo por debajo del borde y finalizando en la base. Es probable que el asa estuviera hueca para poder engarzar, tal vez, un asta de madera. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 310.1.

Presentamos dentro de este tipo un fragmento de lo que pensamos que podría •tratarse de un recipiente de esta familia. No consideramos oportuno establecer va-riantes al no estar seguros de su adscripción tipológica. Se trata de un recipiente de base plana, y paredes rectas rematadas en un borde redondeado. Las paredes son muy gruesas, así como la base. La pieza está completamente quemada, tanto al exterior como al interior, sobre todo en la base, por lo que es imposible identificar el tipo de cocción al que se vio expuesta. Sólo hemos documentado un fragmento que no posee el pico vertedor. Común. Torno. Emiral temprana. 2º tercio siglo VIII – 3er tercio siglo VIII. Fig. 310.2.

19.2.C.- De paredes rectas y borde biselado al interior.

19.2.C.1.- recipientes de paredes casi rectas, ligeramente entrantes en la zona del borde que es bise-lado al interior. Un asa, hueca, se desarrolla en horizontal, partiendo por debajo del borde y finali-zando en ¿la zona mesial?. Es probable que el asa estuviera hueca para poder engarzar un mango de madera. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 310.3.

FamIlIa 20. recipientes destinados a la presentación de alimentos, probablemente líquidos calientes

Cerámica de mesa. •Forma cerrada.•Técnica de fabricación: torno.•Producción: cerámica vidriada.•

Sólo hemos podido identificar, hasta el momento, un único ejemplar vidriado al interior y al exterior. Es un contenedor profundo de boca ancha y que se caracteriza por contar con dos asas muy separadas del cuerpo. Esta peculiaridad nos sugiere que, tal vez, sirviera para contener y desplazar líquidos calientes, ya que las asas, al estar distanciadas del cuerpo, no se calentarían, permitiendo y facilitando su movilidad.

Hemos identificado un tipo:

Tipo 1. ■

Recipiente de mediano tamaño, de paredes altas, entrantes, rematadas en un borde exvasado de sección triangular. Base plana. Las asas parten por debajo del borde, se separan mucho de las pare-des del recipiente y finalizan por encima de la base. Siglo XII – principios del siglo XIII (FUER-TES, 1995, lám. 11.14). Fig. 311.1.

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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FamIlIa 21. Orzas

Cerámica de almacenamiento.•Forma cerrada.•Técnica de fabricación: torno.•Producción: cerámica común, cerámica vidriada, cerámica verde y manganeso.•Orza: “• (Del latín Urceus). Vasija vidriada de barro, alta y sin asas, que sirve por lo común para guardar conservas” (D.R.A.E., 1992, 1056).Orza: “• Contenedor mediano, de uso doméstico, aunque no se puede descartar su uso como elemento de transporte. Nombre árabe Qulla” (ROSSELLÓ-BORDOY, 1991, 164).

Los ejemplares documentados en este yacimiento son piezas de pequeño o mediano tamaño que aparecen en el período califal, perdurando hasta, al menos, el siglo XII. Se fabricaron con arcillas bien decantadas y se cocieron, sobre todo, en ambientes oxidantes. En la mayoría de las orzas se vidriaron las superficies, aunque muchos de los recipientes se fabricaron en común y, los menos, en verde y manganeso.

Se han documentado tres tipos:

Tipo 1.- Orzas de paredes globulares. Cerámica vidriada. Cerámica verde y manganeso. •Identificadas durante el califato y el siglo XII. Tipo 2.- Orzas de paredes piriformes. Bases planas. Cerámica vidriada. Cerámica verde y •manganeso. Identificadas durante el califato y el siglo XII. Tipo 3.- Orzas de paredes carenadas. Bases planas. Cerámica común. Siglo XII. •

Tipo 1. ■

Orzas de paredes globulares. Bases planas.

21.1.A.- De paredes globulares y borde exvasado137.

21.1.a.1.- Orcitas de paredes globulares, más redondeadas en la zona mesial, que sufren un im-portante estrangulamiento en la zona del cuello, rematado en un borde exvasado, algo engrosado y redondeado. Vidriada. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 102.1, lám. 26). Fig. 312.1.

21.1.B.- De paredes globulares, sin cuello, aunque señalado con una carena.

21.1.b.1.- Con los bordes engrosados.

21.1.B.1.1.- Orza de paredes muy globulares, sin cuello, que queda señalado a partir de una carena. El borde está engrosado y es de sección triangular. Vidriada en blanco. Torno. Siglo XII. Fig. 312.2.

21.1.B.1.2.- Orza de paredes muy globulares, sin cuello, aunque este queda señalado a partir de una carena. El borde está exvasado y engrosado. Verde y manganeso. Torno. Siglo XII. Fig. 312.3.

137 De este tipo o similares se han documentado en otros solares de la ciudad, aunque sin adscripción cronológica (AA.VV., 1991, 74-75).

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Tipo 2. ■

Orzas de paredes piriformes. Bases planas. Es un tipo característico de los siglos XI y XII. Fig. 312.4.

21.2.A.- De paredes piriformes y borde exvasado.

21.2.a.1.- Orzas de paredes piriformes rematadas en un borde exvasado de sección triangular. de base plana. Vidriada. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, 2002, fig. 102.2). Fig. 312.5.

Tipo 3. ■

Orzas de paredes carenadas. Bases planas.

21.3.A.- De paredes carenadas y cuello exvasado.

21.3.a.1.- Orzas de base plana y paredes carenadas. Cuellos exvasados rematados en un borde recto y redondeado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 313.1.

21.3.B.- De paredes carenadas y cuello estrangulado.

21.3.b.1.- Orcitas de bases planas, paredes carenadas, cuellos estrangulados y bordes exvasados y re-dondeados138. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 313.2.

21.3.C.- De paredes carenadas y borde recto.

21.3.C.1.- Orcitas de bases planas, paredes carenadas, y bordes rectos y redondeados. desde la base hasta la carena las paredes están rehundidas. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 313.3.

FamIlIa 22. redomas.

Cerámica de mesa.•Forma cerrada.•Técnica de fabricación: torno.•Producción: cerámica común, cerámica vidriada, cerámica verde y manganeso.•Redoma: “• (Del árabe ruduma botella de cristal, frasco). Vasija de vidrio, ancha en su fondo que va estrechándose hacia la boca” (D.R.A.E., 1992, 1239).Redoma: “• Útil para escanciar, de tamaño pequeño, con asa. Nombres árabes ra ûma, Kûz”. (ROSSELLÓ-BORDOY, 1991, 166).

Los primeros representantes de esta familia se conocen desde la etapa pre-islámica, si bien son más abundantes durante el califato y en las centurias siguientes.

Son piezas estilizadas y de cuidado acabado, destinadas al transporte de líquidos, por lo que su funcionalidad está relacionada o con el ambiente de mesa o con cualquier otro de carácter más privilegiado que el de la cocina. Las pastas son de tonalidades claras o rojizas, resultantes de la coc-

138 Esta misma forma se considera almohade en Sevilla (LAFUENTE, 1995,293).

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ción oxidante a la que se vieron sometidas. Las primeras presentan escasos desgrasantes muy finos, mientras que las segundas, aunque no están mal decantadas poseen mayor número de desgrasantes, tanto finos como de tamaño medio.

Se han documentado 2 tipos:

Tipo 1.- Redomas con la boca circular. De cuerpos globulares, bases planas, cuellos largos •y estrechos de los que parten una única asa que finaliza comúnmente en los hombros. Fabricadas en cerámica común, en cerámica vidriada y en verde y manganeso. Se han recuperado en niveles califales y del siglo XII. Tipo 2.- Redomas de boca trilobulada. Estos ejemplares pueden adoptar el cuerpo globular •o piriforme. Fabricadas en cerámica común, en cerámica vidriada y en verde y manganeso. Se han recuperado en todas las etapas medievales documentadas en el yacimiento.

Tipo 1. ■

Redomas de cuerpo globular, bases planas, cuellos largos y estrechos del que parten una única asa que finaliza en la zona alta del cuerpo. Los cuellos se rematan en una boca circular.

22.1.A.- De cuello no carenado.

22.1.a.1.- redomas de cuellos rectos con el borde exvasado de sección triangular 139.

22.1.A.1.1.- Redoma de cuello recto con el borde exvasado de sección triangular, algo cóncavo al interior. Vidriada. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES 2002, fig. 103.1). Fig. 314.1.

22.1.A.1.2.- Redoma de cuerpo globular, achatado, cuello largo, ligeramente exvasado, rematado en un borde exvasado de sección triangular. Base plana. La única asa parte de la mitad del cuello y finaliza en la zona de los hombros. Vidriada. Torno. Califal, mediados siglo X - principios siglo XI (FUERTES 2002, fig. 103.2, lám. 27). Fig. 314.2.

22.1.A.1.3.- Redoma de cuerpo globular, achatado y base plana. El cuello largo es más estrecho en la zona más cercana al cuerpo y se ensancha en la zona cercana a la boca. El borde es de sección triangular con aristas muy marcadas. El asa parte de la zona más baja del cuello y finaliza hacia la mitad del cuerpo. Vidriada. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios siglo XI. Fig. 314.3.

22.1.a.2.- de cuello no carenado y borde redondeado.

22.1.A.2.1.- Redoma de pequeño tamaño de cuerpo globular y cuello recto, con el borde ligeramen-te entrante y redondeado. La base es plana. La única asa parte desde la mitad del cuello y finaliza en el arranque de los hombros. Vidriada melada interior y exterior. Torno. Siglo XII. Fig. 314.4.

139 Las redomas de este tipo que, por otra parte, son las más frecuentes en Cercadilla, fueron clasificadas por Azuar (1986b) como redomas de tipo I, aunque las más parecidas a nuestro tipo él las fecha -siguiendo a Zozaya (1980a, 269)-, en momentos previos al califato. Nosotros las encuadramos en pleno califato, sin que hayamos recogido, hasta el momento, ningún fragmento similar que nos permita adelantar la cronología a momentos anteriores a esa fecha. Iguales son las localizadas en el Nivel II de Ba ana (Pechina, Almería) (CASTILLO y MARTÍNEZ, 1993c, lám. XIX.4) y en Málaga (PUERTAS, 1985, fig. 2, tipo 6.4; SOTO et alii, 1997, fig. 4.20 a 28). De características casi idénticas, aunque con matices formales distintos en el borde, se han documentado en Benetússer (Valencia) asociadas a niveles de la segunda mitad del siglo X (ESCRIBÀ, 1990, 87), así como en varios yacimientos de la Marca Media con la misma cronología (RETUERCE, 1998, 151-152, fig. 95-96).

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22.1.B.- De cuello carenado.

22.1.b.1.- redoma de cuello carenado. a partir de la carena presente en el cuello, las paredes del mismo se hacen entrantes y están decoradas con acanaladuras. se rematan en un borde exvasado y redondeado. El asa parte de la mitad del cuello. Verde y manganeso. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI (FUERTES 2002, fig. 103.3). Fig. 315.3.

22.1.b.2.- suelen ser piezas grandes, en comparación con sus homólogas de los tipos y variantes 22.1.a. y 22.1.b.1, con los cuerpos muy anchos, lo que les confiere gran capacidad de contención. Los cuellos son muy peculiares. Éstos se desarrollan rectos o estrangulados, pero a media altura cambia por completo la forma, ya que se ensanchan y se hacen cónicos. La regla general es que la única asa parta del cuello, concretamente de la zona en la que se produce el cambio de dirección y finalice en los hombros. Esta variante de redoma se caracteriza fundamentalmente por ser propia del siglo XII y de hecho, en Cercadilla, ninguna pieza con este perfil ha aparecido en momentos previos a esa centuria. Como ocurre con gran parte del material de Cercadilla, su estado de fragmentación impide tipificar las diferentes variantes, en lo que abunda también la circunstancia de que los cuerpos no debieron diferir en demasía los unos con los otros, siendo la mayor parte de ellos glo-bulares, anchos y altos140. Todos los ejemplares recuperados, a excepción de uno de ellos, estuvieron vidriados y se modelaron a torno.

Los cuellos sí ofrecen mayor variedad. Su altura es variable y, por lo general, sufren un estrangu-lamiento antes de llegar a la carena. A partir de ella algunos ejemplares se abomban (fig. 316.1), otros son más piriformes (fig. 316.2) o se exvasan (fig. 316.3). No son desconocidos los cuellos que se estrechan hasta el borde a partir de la carena. Uno de los casos que aquí presentamos se fabricó en cerámica común (fig. 316.4).

22.1.B.2.1.- Redoma de cuerpo globular, base plana, cuello entrante y largo en la zona más cercana al cuerpo. En la zona más cercana a la boca el cuello se abomba, aunque las paredes continúan entrantes y se rematan en un borde recto y redondeado. El asa parte desde la zona donde comienza a abombarse el cuello y finaliza en la zona de los hombros. Vidriada. Torno. Siglo XII. Fig. 317.1.

Tipo 2. ■

Redomas de boca trilobulada. Estos ejemplares, fabricados en cerámica común o vidriada, poseen el cuerpo globular o piriforme.

22.2.A.- De cuello sin carena.

22.2.a.1.- de cuello sin carena y borde redondeado.

22.2.A.1.1.- Redoma de boca trilobulada de pequeño tamaño. Base convexa, cuerpo piriforme, cuello estrangulado que se exvasa en la zona más cercana al borde que es redondeado. Sin asa. Común. Torno. Emiral, siglos VIII – IX. Fig. 318.1.

22.2.A.1.2.- Redoma de boca trilobulada con el cuello estrangulado rematado en un borde redon-deado. La única asa parte del borde. Vidriada. Torno. Siglo XII. Fig. 318.2.

140 En Denia también ha aparecido este tipo de redomas, asociadas a una estratigrafía del siglo XII y de los primeros años del siglo XIII (GISBERT; BURGUERA; BOLUFER, 1992, fig. 17.9).

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22.2.A.1.3.- ¿Redoma? de boca trilobulada. Con el cuello ligeramente estrangulado excepto en la zona más cercana al borde, donde se hace exvasado. El borde es redondeado. La única asa parte de la zona alta del cuello. Común. Torno. Siglos VII – VIII (Pre-islámico) (FUERTES e HIDAL-GO, 2003b, fig, 11.60)141. Fig. 318.3.

22.2.A.1.4.- Redoma de boca trilobulada y cuello suavemente estrangulado rematado en un borde algo exvasado y redondeado, ligeramente biselado al interior. La única asa parte de la zona más estrangulada del cuello. Común. Torno. Emiral, siglo IX. Fig. 318.4.

22.2.B.- Cuello carenado.

22.2.b.1.- de cuello carenado y borde redondeado.

22.2.B.1.1.- Redoma de boca trilobulada con el cuello recto hasta la carena. A partir de esta con-tinúa exvasado y se remata en un borde redondeado. La única asa parte del borde. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 319.1.

22.2.B.1.2.- Redoma de boca trilobulada. De cuello largo, de paredes rectas a pesar de estar care-nado, que se ensancha y se exvasa para rematarse en un borde redondeado. La única asa parte de la carena del cuello. Vidriada. Torno. Siglo XII. Fig. 319.2.

22.2.b.2.- de cuello carenado y borde de sección triangular.

22.2.B.2.1.- Redoma de pequeñas dimensiones y boca trilobulada. De cuerpo globular y base plana. El cuello es corto, estrangulado y carenado y se remata en un borde exvasado, algo engro-sado de perfil triangular. La única asa parte del borde y finaliza en la zona mesial. Común. Torno. Califal, mediados siglo X – principios siglo XI. Fig. 319.3.

Normalmente son piezas de cuerpos achatados y globulares tanto en época califal (fig. 320.1) como durante el siglo XII (fig. 320.2; fig. 320.3; fig. 320.4; fig. 321.1; fig. 321.2; fig. 321.3; fig. 321.4.), aunque también existen ejemplares con los cuerpos piriformes, no solamente durante el emirato (fig. 321.5) sino, también, durante el siglo XII (fig. 321.6). Las bases son planas, aunque hay recipientes con pie anular en el XII y convexas. En ocasiones, y como veíamos también en el caso de los jarros/as tardíos, las bases de las redomas tardías se separan del cuerpo a través de una inflexión más o menos marcada142.

FamIlIa 23. botes.

Cerámica asociada a cualquier ambiente doméstico.•Forma cerrada.•Técnica de fabricación: torno.•Producción: cerámica verde y manganeso.•Bote: “• (Del mismo origen que Pote143). Recipiente pequeño, comúnmente cilíndrico, que sirve para guardar medicinas, aceites, pomadas, tabaco, conservas, etc.” (D.R.A.E., 1992, 223).

141 Aunque inicialmente la incluimos dentro de la familia de los jarros/as, en la actualidad pensamos que, en realidad, es probable que se trate de una redoma y así, de hecho, la hemos clasificado. 142 Con cuerpos muy globulares e inflexiones muy marcadas en la zona de unión del cuerpo con la base, se han recuperado redomas en Granada, asociadas a los siglos XI y XII (RODRÍGUEZ, 1997, fig. 3; 1999, lám. 6.6). 143 Pote: “Del catalán pot, bote, tarro” (D.R.A.E., 1992, 1169).

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Recipientes cuya funcionalidad estaba directamente relacionada con el almacenamiento de un-güentos, aceites, condimentos o productos de cierto valor. No sólo la forma nos indica esta funcio-nalidad. Hasta el momento, todos los recipientes recuperados se fabricaron en verde y manganeso, producción a todas luces más costosa que la simple cerámica común. Esta circunstancia nos indica el uso de estas formas en tareas de mayor prestigio, ya fueran de carácter doméstico, comercial o profesional, que las propiamente culinarias.

Las piezas localizadas y que responden al tipo presentado en esta tipología, poseen las pastas claras muy bien decantadas, en las que los desgrasantes son muy escasos y de tamaño fino.

Se ha diferenciado 1 tipo:

Tipo 1. ■

Botes de base plana, paredes cilíndricas, cuello estrangulado y borde exvasado144.

23.1.A.- Recipientes de paredes cilíndricas, bases planas y cuellos (que se separan del cuerpo a través de un estrechamiento) rectos, rematados en un borde exvasado de sección triangular. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES 2002, fig. 104.1, lám. 28). Fig. 322.1.

23.1.B.- Piezas de pequeño tamaño de bases planas, cuerpos cilíndricos que se estrechan en la zona del cuello que se rematan en un borde exvasado de sección cuadrangular. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES 2002, fig. 104.2, lám. 29). Fig. 322.2.

FamIlIa 24. Pipas.

Cerámica relacionada con actividades no domésticas.•Forma cerrada.•Técnica de fabricación: torno/mano.•Producción: cerámica común. •Pipa: “• (Del latín vulgar pipa, flautilla). Utensilio para fumar consistente en un tubo terminado en un recipiente, en el que se coloca y enciende el tabaco picado u otra sustancia, cuyo humo se aspira por el extremo de la boquilla del tubo” (D.R.A.E., 1992, 1140).

La escasez de pipas en el yacimiento nos impide plantear tipos distintos. Solamente hemos conser-vado dos piezas, en principio las dos califales. Su uso estaría en relación con el consumo de algún tipo de droga, lo más probable hachís145.

144 Este tipo de piezas son muy características de Mad nat al Zahr ’ (CANO, 1996, fig. 33). Navarro Palazón (1990a, fig. 7.27) clasifica algunas piezas del alfar temprano de San Nicolás de Murcia, con perfiles muy similares a esta familia, como orzas y las fecha en el siglo X. En Granada formas casi idénticas, se han fechado en momentos nazaríes (RUIZ, 1987, 140, fig. 2), si bien poseen un perfil más quebrado que las califales y las bases son convexas o tienen pies poco desarrollados (VALDÉS, 1995c, 287).145 Se tiene constancia del consumo de hachís en al-Andalus hacia el siglo XIV, no obstante Valdés (1993) a través de textos escritos y nuevos hallazgos de pipas, entre ellas una de Mad nat al Zahr ’ afirma que el consumo de esta sustancia es an-terior a esa fecha e, incluso, plantea la posibilidad de que se utilizase en la Península antes de la llegada de los musulmanes. Durante el período nazarí se encuadran las pipas granadinas (MARINETTO, 1991; 1995a), al igual que las almerienses (FLORES y MUÑOZ, 1993). Del final del siglo XII, principios del siglo XIII son las pipas halladas en el Castillo de Jijona (Alicante) (AZUAR, 1989, fig. 115). En Córdoba se conserva algún ejemplar en el Museo Arqueológico al que no se la ha atribuido ninguna fecha concreta, ya que se ha encuadrado en el amplio período que va de los siglos X al XII (BAENA, 1995, 141). En Balaguer (Lérida) también se ha recuperado una pipa y se ha encuadrado, aunque con reservas, en el siglo XI (ESCÓ; GIRALT; SÉNAC, 1988, 177). Valdés (1993), hace una relación de los yacimientos en los que han ido apare-ciendo estas pipas y las cronologías a las que se asocian y, a excepción de las granadinas, todas son anteriores al siglo XIV.

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Fig. 323.1.- Pipa de la que se conserva parte de lo que sería la embocadura y el horno. No se ha recuperado ningún remate ni del borde ni de la boquilla. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES 2002, fig. 105)146.

Fig. 323.2.- Pipa con boquilla circular, con resalte. La cazoleta es cilíndrica y se une a la bo-quilla formando una U, manteniéndose el horno en posición vertical. Fue fabricada a torno y mano en arcillas horneadas en ambiente oxidante. La boquilla ha sido adornada con la cabe-za de un cuadrúpedo de rasgos muy esquemáticos. Califal, mediados del siglos X – principios del siglo XI.

FamIlIa 25. ¿Cazos destinados a la cocción de alimentos o al calentamiento de líquidos?.

Cerámica de cocina.•Forma cerrada.•Técnica de fabricación: torno.•Producción: cerámica común.•Cazo: “• (Probablemente del bajo latín Cattia). Recipiente de cocina, de metal, porcelana, etc., generalmente más ancho por la boca que por el fondo, pero a veces cilíndrico, con mango y, por lo general, un pico para verter” (D.R.A.E., 1992, 315).

Este tipo de recipientes se fabricó con arcillas poco decantadas, en las que abundaban los des-grasantes de tamaño medio o incluso grueso, de cuarzo, de mica moscovita e, incluso, de color rojo, derivados probablemente de la molienda de piezas cerámicas desechadas. La cocción fue oxidante, aunque en la mayor parte de las piezas estudiadas las pastas estaban completamente quemadas, lo que demuestra que su destino estaba vinculado al de los fogones. Por la altura de las paredes podemos intuir la posibilidad de que en ellos se cocieran determinados alimentos con mucho caldo o se calentasen líquidos. Todos los ejemplares conocidos se fabricaron en común. Las piezas documentadas se asocian a niveles de mediados del siglo X – principios del siglo XI y del siglo XII.

Tipo 1. ■

Paredes cilíndricas algo entrantes. Boca circular. Base plana. Un asa.

25.1.A.- Bordes rectos.

25.1.a.1.- bordes rectos y redondeados.

25.1.A.1.1- ¿Cazo? de paredes rectas, ligeramente entrantes, rematadas en un borde recto y redondeado. Base plana. La única asa parte del borde y finaliza hacia la mitad del recipiente. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES, fig. 106, lám. 30). Fig. 324.1.

25.1.A.1.2.- ¿Cazo? de paredes entrantes rematadas en un borde recto, ligeramente engrosado y redondeado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 324.2.

FamIlIa 26. Tambores.

146 Sobre este tipo de útiles cerámicos véase VALDÉS 1984 y 1993; MARINETTO, 1991; 1995a.

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Cerámica relacionada con actividades no domésticas.•Forma cerrada.•Técnica de fabricación: torno.•Producción: cerámica común.•Tambor: “• (Del persa Tabîr, a través del árabe Tanbûr). Instrumento musical de percusión de madera o metal, de forma cilíndrica, hueco, cubierto por sus dos bases con piel estirada, y el cual se toca con dos palillos. 3. Nombre de distintos objetos que por su forma y proporciones recuerdan un tambor” (D.R.A.E., 1992, 1374).Tambor: “• Su denominación puede ser motivo de fricción con los musicólogos, pues los nombres de instrumentos están perfectamente establecidos y el atabal 147 actual no presenta relación alguna con los especímenes constatados arqueológicamente hasta el momento. Tal vez sería más adecuado utilizar adufe 148, con las debidas reservas, aunque desde un aspecto puramente organológico lo adecuado sería denominarlo tambor. Nombre árabe: duf, Tabal, Tiryâl, bandayr; aqf, nuqayra” (ROSSELLÓ-BORDOY, 1991, 177).

Son piezas bizcochadas, con la superficie exterior alisada, realizadas siempre con cocción oxidante lo que confiere a las pastas tonos claros, en las que existen abundantes desgrasantes de tamaño fino.

Hasta el momento sólo hemos recuperado un tipo, fabricado en cerámica común, asociado a am-bientes emirales del siglo IX y califales.

Tipo 1. ■

Pieza con peanas cilíndricas, de paredes entrantes que a partir de una determinada altura, pero manteniendo un desarrollo continuo, cambian de dirección haciéndose exvasadas.

26.1.A. Pieza con peanas cilíndricas, de paredes entrantes que a partir de una determinada altura cambian de dirección haciéndose exvasadas. Con los bordes entrantes.

26.1.a.1.- Con los bordes entrantes de sección triangular.

26.1.A.1.1.- Tambor con dos partes bien diferenciadas aunque de desarrollo continuo. La inferior, de la que no se conserva el borde, es una peana cilíndrica de paredes entrantes que, a una determi-nada altura, se hacen exvasadas, excepto en la zona del borde, en donde se curvan y se rematan en un borde entrante de sección triangular. Todo el recipiente está hueco149. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES 2002, fig. 107, lám. 31). Fig. 325.1.

26.1.A.1.2.- Parte superior de un tambor. De paredes exvasadas rematadas en un borde entrante de perfil triangular con el labio plano. Común. Torno. Emiral. Siglo IX. Fig. 325.2.

26.1.a.2.- Con los bordes entrantes y redondeados.147 Del árabe at-Tabal, el tímpano. Timbal semiesférico de un parche. 2. Tamborcillo o tamboril que suele tocarse en fiestas públicas (D.R.A.E., 1992, 153).148 Del árabe Ad-duff, el pandero. Pandero morisco (D.R.A.E., 1992, 34).149 Tambores del mismo tipo se han documentado en un pecio árabe en Bateguier (Cannes, Francia) del que se supone que la cerámica que transportaba procedía del al-Andalus (VINDRY, 1980). Con un perfil casi idéntico se han recuperado en las excavaciones llevadas a cabo en Benetusser (Valencia), en niveles fechados en la segunda mitad del siglo X (ES-CRIBÀ, 1990, 113-114), en Murcia, en niveles almorávides de la primera mitad del XII (NAVARRO PALAZÓN, 1997, nº. 35), en Vascos (Toledo) y en Madrid (RETUERCE, 1998, 393-394, fig. 461-462). Asimismo en Silves (Portugal) se recuperaron piezas que presentaban el mismo tipo de perfil y que han sido fechadas entre los siglos VIII-IX (VALERA, 1995, fig. 5). En una excavación llevada a cabo en la C/ Justicia de Jerez de la Frontera (Cádiz), se documentó un tabal con una fecha antequem la segunda mitad del siglo X (AGUILAR; GONZÁLEZ; BARRIONUEVO, 1998, fig. 3.21).

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26.1.A.2.1.- Parte superior de un tambor. De paredes exvasadas rematadas en un borde entrante y redondeado. Común. Torno. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI. Fig. 325.3.

26.1.A.2.2.- Parte superior de un tambor. De paredes exvasadas, excepto en la zona del borde que son más curvas. El borde es entrante y redondeado aunque con el labio superior plano. Común. Torno. Emiral. Siglo IX. Fig. 325.4.

FamIlIa 27. soportes para piezas cerámicas.

Cerámica asociada a cualquier ambiente doméstico.•Forma abierta.•Técnica de fabricación: torno.•Producción: cerámica común.•

Se trata de un soporte que ayudaría a encajar dos recipientes distintos.

Al no conocer hasta el momento más que a este único ejemplar, no podemos establecer más que un tipo, por lo que nos podemos establecer subtipos y variantes.

Tipo 1. ■

Se trata de una pieza circular, de baja altura, de menos de 2 cm., y con doble borde. El borde infe-rior es bífido. Las paredes son reentrantes y carenadas y finalizan en un borde redondeado, entran-te, con desarrollo hacia el interior de la pieza, adentrándose en ella. Siglo XII150. Fig. 326.1.

Si bien no han sido documentados en Cercadilla sabemos de la existencia en otros puntos del solar cordobés de recipientes de grandes dimensiones, destinados a soportar tinajas. Nos encontraría-mos ante un segundo tipo, completamente distinto, asociado a momentos tardíos, del siglo XII151.

FamIlIa 28. bacines.

Cerámica asociada a cualquier ambiente doméstico. •Forma abierta.•Técnica de fabricación: torno.•Producción: cerámica común, cuerda seca.•Bacín: “• (Del temprano catalán bacín). Recipiente de barro vidriado, alto y cilíndrico, que servía para recibir los excrementos mayores del cuerpo humano” (D.R.A.E., 1992, 175).

150 Los ejemplares más parecidos al tipo 1 de Cercadilla los encontramos en la ciudad de Thaert, en Túnez. En las exca-vaciones allí llevadas a cabo entre los años 1958 y 1959 se recuperó un elenco cerámico que se ha fechado dentro de un amplio arco temporal, entre los siglos IX –XIII, en el que se documentaron soportes muy similares al de Cercadilla. Por desgracia, es imposible asignarles una cronología concreta, pues conviven con lámparas tipo 0A, de Cercadilla, cerámica vidriada y cerámica en verde manganeso (MOKRANI, 1997a, fig. 22, 23, 46, 70, 89, 90, 108, 137). En otros yacimientos del Magreb central, como en el Achir, se han recuperado asociados a una cronología de los siglos X –XI (MOKRANI, 1997b, fig. 114). 151 Se conservan soportes para tinajas de este tipo en el Museo Arqueológico Provincial de Córdoba. Aguado (1991; 182-183, fot. 201-204) recoge algunos ejemplares que considera cordobeses y que fecha, sin criterios estratigráficos, entre los siglos X y XIV.

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Se trata de recipientes cilíndricos, medianamente altos y de base plana. La cocción es siempre oxidante y el color de las pastas rojizo o beige. Documentados, hasta el momento, en niveles de ocupación del siglo XII. Sólo hemos distinguido un tipo.

Tipo 1. ■

Recipientes de paredes rectas, en ocasiones ligeramente más entrantes en la zona más cercana al borde. La base y la boca tienen el mismo diámetro – al menos en las piezas recuperadas hasta hoy. Bases planas (fig. 327.1).

28.1.A.- De paredes rectas con el borde exvasado.

28.1.a.1.- de paredes rectas, ligeramente entrantes en la zona del borde que es exvasado.

28.1.A.1.1.- Bacín de paredes rectas, excepto en la zona más cercana al borde, donde son entrantes. El borde es exvasado, engrosado, redondeado y ligeramente caído. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 327.2.

28.1.A.1.2.- Bacín de paredes rectas, excepto en la zona más cercana al borde, donde se cierran ligeramente. El borde es exvasado, engrosado y redondeado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 327.3.

28.1.a.2.- de paredes rectas y borde exvasado.

28.1.A.2.1.- Bacín de paredes rectas, rematadas en un borde exvasado, ligeramente apuntado al exterior. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 328.1.

28.1.A.2.2.- Bacín de paredes rectas, relativamente alto, rematadas en un borde ligeramente exva-sado y redondeado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 328.2.

28.1.A.2.3.- Bacín de base plana, paredes rectas, rematadas en un borde exvasado y moldurado. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 329.1.

28.1.A.2.4.- Bacín de paredes rectas, rematadas en un borde exvasado, algo engrosado y caído. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 329.2.

28.1.A.2.5.- Bacín de paredes rectas rematadas en un borde exvasado, engrosado y moldurado al exterior. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 329.3.

28.1.A.2.6.- Bacín de paredes rectas rematadas en un borde exvasado, engrosado y redondeado. Base plana. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 330.1.

28.1.B.- De base plana, paredes rectas y borde recto.

28.1.b.1.- Con el borde recto y el labio superior plano.

28.1.B.1.1.- Bacín de base plana, paredes rectas rematadas en un borde recto con el labio superior plano. En el labio superior se han practicado dos molduras. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 331.1.

28.1.C.- De paredes ligeramente exvasadas y borde exvasado.

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28.1.C.1.- de paredes ligeramente exvasadas, con cuello cilíndrico, exvasado, rematado en un borde exvasado y redondeado. Al menos la pieza posee un asa localizada por debajo del cuello que posi-blemente finalizase en el borde. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 331.2.

FamIlIa 29. Cantimploras.

Forma cerrada.•Técnica de fabricación: torno.•Producción: cerámica común.•Cantimplora: “• (Del catalán Cantimplora). 2. Recipiente de metal que sirve para enfriar el agua y es semejante a la garrafa. 3. Frasco aplanado y revestido de cuero paja o bejuco, para llevar la bebida” (D.R.A.E, 1992, 276).Cantimplora: “• Contenedor de líquidos, de tamaño pequeño utilizable para el transporte de pequeñas cantidades de líquido necesarias para el trabajo rural. Puede ser de tamaño diminuto para perfumes o agua del pozo de Zemzen, relacionable con los ritos propios de la peregrinación a la Meca (antecendentes: San Menas de época paleocristiana). Nombre árabe: no constatado en al-Andalus, pues marass, étimo del castellano almarraja/almarraza, no responde exactamente con esta forma. En Oriente recibe el nombre de matara y en Marruecos Qar’a” (ROSSELLÓ-BORDOY, 1991, 165).

Sólo se ha identificado un tipo fabricado en cerámica común y sin decoración, a excepción de una fina película de engalba de color rojo. Se han documentado en niveles de ocupación del siglo XII. Suelen tener dos asas152.

Tipo 1. ■

Recipientes cerrados, de cuerpo esférico, achatado en sus dos frentes. Desde los hombros, señala-dos con una carena, parte el cuello, cilíndrico y estrangulado, que se remata en un borde, exvasado, muy similar al de las botellas. Fig. 332.1.

FamIlIa 30. ¿macetas?.

Forma cerrada.•Técnica de fabricación: torno.•Producción: cerámica común.•Maceta: “• (Del italiano mazzeto, mazo de flores o más probablemente derivado análogo mozárabe). Vaso de barro cocido, que suele tener un agujero en la parte inferior, y que, lleno de tierra, sirve para criar plantas” (D.R.A.E., 1992, 909).Maceta: “• Contenedor para plantas, de carácter móvil fabricado específicamente para ese uso, con agujero en la base o en la parte inferior de sus paredes para facilitar el desagüe del agua sobrante. Nombre árabe: Tanto mi bâq como mismam, no se han documentado textualmente en al-Andalus” (ROSSELLÓ-BORDOY, 1991, 175).

152 Son muy similares a las cantimploras de Torre Grossa (Alicante) (AZUAR, 1985, lám. XXXVII, XXXVIII, XXXIX). Son formas generalmente asociadas a niveles tardíos en Jerez (Cádiz) MONTES y GONZÁLEZ, 1990, fig. 3). En la Marca Media se han documentado desde el período Omeya (RETUERCE, 1998, 158-159, fig. 103-106). Bernus-Taylor (2001b) fecha en el siglo X una cantimplora recuperada de alguna excavación realizada en Córdoba, concretamente en el Barrio de San Basilio. El engobe rojo que la recubre y la misma forma, característica del siglo XII, son motivos suficientes para fechar la pieza en esta centuria y no en el siglo X. También asociadas al siglo XII se han recuperado en la axarquía cordobesa (FUERTES; MURILLO; LUNA, 2003b).

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Tipo 1. ■

Pieza cilíndrica, alta y estrecha, compartimentada a partir de cinco anillos salientes de perfil cóncavo. A las paredes de la pieza se le han abierto numerosos orificios que las atraviesan por completo. El borde es exvasado y redondeado. La base es ligeramente convexa y en su centro se abre un orificio. Las arcillas han sido muy bien decantadas y se expusieron, durante el proceso de cocción, a un ambiente oxidante, por lo que el color final de las mismas ha adquirido un tono rojizo poco intenso, matizado además por un engobe de tono beige (FUERTES 2002, fig. 108, lám. 32). Fig. 333.1.

La altura de la pieza, la forma cilíndrica y el orificio de la base son características propias de las macetas, pero la peculiar forma de nuestra pieza nos indica que se destinó a un uso concreto, tal vez a un cultivo específico que no podemos precisar.

Las macetas se utilizaban, sobre todo, para cultivos de cierta importancia como los árboles fru-tales, sobre todo de aquellos cuyas semillas no estaban protegidas por un hueso –membrillos, manzanos, laurel, naranjos, etc.- para que germinasen y se fortalecieran durante su etapa más temprana, por otra parte la más frágil. Se aconsejaba además utilizar macetas nuevas para cada nueva plantación y cambiarlas cada año (BANQUERI, 1988, 173-174).

Es de sobra conocido que en Córdoba, primero en los jardines de la Arruzafa, durante el siglo VIII, posiblemente en Mad nat al-Zahr ’ durante la etapa califal, y posteriormente en los distintos reinos de Taifas, se acondicionaron verdaderos jardines botánicos, en donde se experimentaba con plantas traídas desde los confines del mundo conocido. En estos jardines o en las fincas reales, existían zonas de producción y zonas destinadas a la experimentación y acondicionamiento de especies exóticas –cítricos, caña de azúcar, etc.-, aprovechándose de las bondades climatológicas de al-Andalus y del buen hacer de los agricultores, que podían conseguir hasta dos cosechas anuales de hortalizas, tanto de invierno como de verano (GARCÍA SÁNCHEZ, 1995b).

Pero en los diferentes tratados de agricultura, estudiados y comentados por distintos investigado-res (WATSON, 1990; GARCÍA SÁNCHEZ, 1994; KHUNE, 1994), de medicina (KHUNE, 1994), así como en los recetarios de cocina (AUBAILLE-SALLENAVE, 1994) o en distintas obras literarias en las que los alimentos y su cultivo son, protagonistas de las mismas, como en las del cordobés Ibn Quzman (RUBIERA, 1994), no se menciona el uso de macetas con carac-terísticas especiales.

Actualmente se fabrican una serie de macetas muy peculiares, en origen destinadas a plantar fresas (LLORENS y CORREDOR, 1982, 43), aunque, en muchos casos, se utilizan para cul-tivar cualquier tipo de planta ornamental. Estas macetas tienen las paredes agujereadas y coin-cidiendo con cada uno de los agujeros, se aplican pequeños receptáculos que sirven para acoger distintas matas o ramas de la misma planta. Su uso se extiende por toda la Península Ibérica, sobre todo por la cornisa cantábrica, por Galicia (lám. 39) y Sur de Portugal (lám. 40) y tenemos constatado su uso en Italia, concretamente en el Lazio (lám. 41). Resulta por lo menos curiosa la similitud, salvando las diferencias, de estas formas, separadas por diez siglos y sin ningún tipo de enlace entre ellas. Pero y a pesar de que es muy sugerente considerar nuestra pieza como un receptáculo destinado al cultivo de este arbusto, debemos admitir que, ninguno de los tratados agrícolas manejados, ni ninguno de los autores dedicados al estudio de la alimentación, medicina o cultivos andalusíes, hacen referencia a la fresa. Sin embargo, es una especie bien conocida por los europeos y chinos, aunque la variedad de fresa que hoy en día se consume en España procede de Chile o de Virginia (E.E.U.U.).

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Si bien nosotros defendemos el uso de este recipiente como maceta, no dejamos de lado otros posibles usos, algunos de ellos propuestos por otros investigadores para recipientes casi idénticos o similares. De hecho Rosselló-Bordoy (1978a, 76, fig. 19b) recuperó en Santa Catalina de Sena, en Mallorca, un recipiente muy similar que incluyó dentro de la serie Anafe o Fogón. Para el investi-gador mallorquín, esta pieza cilíndrica (de la que sólo se conserva la parte superior) se dispondría sobre el fuego y permitiría, según este investigador, su activación “a la manera de los cilindros de lata que han sido utilizados con este fin”. Bazzana (1996, 153 y 158, fig. 18a) considera que es, igualmente, un instrumento que se colocaría directamente sobre un fuego abierto y que facilitaría la salida del humo. Zozaya (1980b, fig. 6) también admite esa funcionalidad.

La pieza de Cercadilla, conservada completa, a excepción de una fractura en el borde, no serviría para la función atribuida por estos investigadores al tipo, ya que conserva completa la base, lo que nos indica que no se dispondría sobre el fuego, en todo caso éste, o las ascuas del mismo, se colocarían en el interior del recipiente. Esa posibilidad también es improbable, ya que la pieza no presenta ninguna huella de fuego ni al interior ni al exterior y es evidente que si su función hubiera sido la de destinarse al calentamiento, tanto del hogar como de los alimentos, obligatoriamente presentaría las superficies completamente tiznadas y quemadas. Del mismo modo, se debe descar-tar también un uso vinculado con el fuego por la misma forma del recipiente, ya que su altura no facilita la entrada ni salida de ningún tipo de fuente de luz o calor.

Son pocos los recipientes que necesitan tener los cuerpos agujereados para poder llevar a cabo la función precisa para la que se les destina. De esta manera se han fabricado tradicionalmente las queseras, los recipientes para asar castañas (LLORENS y CORREDOR, 1982, 70; SESEÑA, 1997, 156, 176; FERNANDES, 1997, fig. 3) o las caracoleras valencianas, destinadas a purgar a los caracoles antes de cocinarlos (SEMPERE, 1982, 118; SAVINI, 1997, 621). En Paterna (MES-QUIDA, 1992, fig. II/5) y en la comarca del Vallés Occidental, en Barcelona (COLL; MOLINA; ROIG, 1994 lám. 5.4), se han localizado piezas similares interpretadas como hornillos. Como hornillo o brasero también se ha identificado, aunque con reservas, una pieza, del siglo XII – prin-cipios del XIII, localizada al noreste de Portugal, en el distrito de Braganza (RODRÍGUEZ y REBANDA, 1995, fig. 13). Desde un punto de vista formal esta pieza no tiene nada que ver con la de Cercadilla, ya que es de boca amplia, con las paredes exvasadas y rematadas en un borde exva-sado de “pico de pato”. Pero, al igual que nuestro ejemplar, tanto las paredes como la base estaban agujereadas. A nuestro parecer su funcionalidad debía ser otra distinta, ya que resulta muy poco práctico un brasero con la base varias veces agujereada153.

Por otro lado no debemos olvidarnos de las botellas o jarras con agujeros en el cuerpo o aquellas que tienen varias perforaciones en las bases y que han sido interpretados como aguamaniles o dosificadores utilizados durante la molienda (PERAL y FERNÁNDEZ, 1990, 36, lám. 1.6; MINGOTE, 1994; GUTIÉRREZ, 1996a)154, coladores o útiles destinados a la elaboración de productos lácteos (IZQUIERDO, 1986; SARANOVA, 1994 140-141; ALBA y FEIJOO, 2001, fig. 8.K), escurridores (NAVARRO ROYO, 1996, 19, nº 50) o piezas más singulares como la probable tapadera de pebetero de Lorca, Murcia (NAVARRO PALAZÓN, 1986, fig. 236) o la portuguesa del Cerro da Vila (MATOS, 1991a, 449), las cuscuseras (NAVARRO PA-LAZÓN, 1991a, 127-128; MOKRANI, 1997a, fig. 24, 45; VIEGAS y ARRUDA, 1999, fig. 16.17), los conos de azúcar o el posible colador de melaza vinculado a la producción de azúcar

153 Retuerce (1998, fig. 47) presenta una forma identificada como anafe con las paredes varias veces perforadas, asociada a una cronología almohade y recuperada en Carrión de Calatrava, Ciudad real. 154 Siguiendo las recomendaciones de los tratados agrícolas, se fabricaban recipientes, como orzas, ollas, arcaduces, etc., con las bases taladradas, que se utilizaban para conservar determinados productos, como frutas y hortalizas (GARCÍA, 1994). En Cercadilla se ha localizado una botella –la representante del tipo 8.1.A.3.1.- con un agujero en la panza que podría incluirse dentro de este grupo (vid. supra).

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marroquí (FÁBREGAS, 1995; FÁBREGAS y GARCÍA, 1998).

De la dinastía china Han (206 a.C – 220 d.C) es una vasija de cerámica formalmente muy similar a la de Cercadilla. Se trata de una pieza cilíndrica, alta (45,4 cm.) y estrecha (circa 15 cm.), subdi-vidida al exterior con tres anillos salientes y con el cuerpo perforado. La boca tiene forma de pájaro. Al igual que la de Cercadilla su funcionalidad resulta difícil de interpretar, aunque sus estudiosos plantean la posibilidad de que se trate de un recipiente destinado a almacenar objetos largos o tablillas (AA.VV., 2004, 148) (lám. 38).

FamIlIa 31. ¿Embudos?.

Cerámica asociada a cualquier ambiente doméstico.•Forma abierta.•Técnica de fabricación: torno.•Producción: verde y manganeso.•Embudo: “• (Del latín <<traiectorium>> imbutum, conducto lleno de líquido). Instrumento hueco, ancho por arriba y estrecho por abajo, en figura de cono y rematado en un canuto, que sirve para trasvasar líquidos” (D.R.A.E., 1992, 569). Embudo: “• Nombre árabe bût, andûba, misabb. El primero aparece con el valor de fusor, crisol y se (...) la traduce por Infusorium, aunque da la impresión que este vocablo latino sea utilizado, casi siempre, con valor de embudo” (ROSSELLÓ-BORDOY, 1991, 172).

Sólo se ha localizado hasta la fecha un ejemplar incompleto con estas características, vinculado al período califal. Fue fabricado con pastas oxidantes muy bien decantadas con pocos desgrasantes de tamaño fino y medio, de cuarzo, mica y orgánicos, cuya huella ha quedado reflejada a través de las vacuolas.

Estaba fabricado en verde y manganeso, técnica que presentaba tanto al interior como al exterior. Esta producción nos sugiere su utilización en ambientes al margen de las cocinas, en relación, tal vez, con ambientes profesionales vinculados al comercio de perfumes, especias, o al ejercicio de la medicina, etc.

Solamente hemos documentado un tipo.

Tipo 1. ■

De paredes muy exvasadas rematadas en un borde redondeado. La boca se cierra dando paso al cuello que está fracturado. Fabricado en verde y manganeso, producción que se presenta tanto al interior como al exterior del recipiente. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI (FUERTES 2002, fig. 109). Fig. 334.1.

FamIlIa 32.- Palmatorias / candeleros.

Cerámica asociada a cualquier ambiente doméstico. •Forma abierta. •Técnica de fabricación: torno. •Producción: cerámica común. •Palmatoria: • 2.- “Especie de candelero bajo, con mango y pie, generalmente de forma de platillo” (D.R.A.E., 1992, 1069).

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Candelero: “• (De candela). Utensilio que sirve para mantener derecha la vela o candela, y consiste en un cilindro hueco unido a un pie por una barreta o columnilla” (D.R.A.E., 1992, 271).

Se ha documentado un tipo asociado a niveles de abandono del siglo XI y niveles del siglo XII.

Tipo 1. ■

Piezas con cuerpo cilíndrico de no más de dos centímetros de altura155.

32.1.A.- Cuerpo cilíndrico con la base más larga que el cuerpo.

32.1.a.1.- de cuerpo cilíndrico de paredes rectas.

32.1.A.1.1.- Palmatoria de base plana, más larga que el cuerpo, que es cilíndrico, de pare-des rectas y borde redondeado. Al interior las paredes se curvan. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 335.1.

32.1.A.1.2.- Palmatoria de base plana, más larga que el cuerpo. Este es cilíndrico de paredes rectas y borde redondeado. Las paredes se engrosan en gran medida al interior. La base no es maciza, sino que está horadada en el centro. Común. Torno. Siglo XII. Fig. 335.2.

32.1.B.- Cuerpo cilíndrico con la base del mismo tamaño que el resto del cuerpo.

32.1.b.1.- de cuerpo cilíndrico con las paredes quebradas.

32.1.B.1.1.- Pieza de base plana, de igual tamaño que el resto del cuerpo. El cuerpo se distingue de la base a partir de una inflexión desde la que parten las paredes rectas para luego, a partir de una carena, hacerse entrantes y, de nuevo, a través de un estrangulamiento, continuar exvasadas. Se rematan en un borde recto y redondeado. Común. Torno. Siglo XI. Fig. 335.3.

FamIlIa 33. Crisoles.

Cerámica asociada a ambientes no domésticos.•Forma abierta.•Técnica de fabricación: torno.•Producción: cerámica común.•Crisol: “• (Del catalán temprano cresol). Recipiente hecho de material refractario, que se emplea para fundir alguna materia a temperatura muy elevada” (D.R.A.E., 1992, 421).

Los crisoles localizados en Cercadilla, fabricados en cerámica, se caracterizan por presentarse siempre muy fracturados y completamente destruidos por la acción de la temperatura y por los restos de los materiales fundidos en ellos. Todos ellos, ya sean mas grandes o pequeños, perte-necen a un solo tipo.

155 Piezas similares aunque alejadas cronológicamente de las de Cercadilla se han localizado en Palmela (Portugal), en niveles del siglo XVII (FERNADES y CARVALHO, 1998, fig. 141).

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Tipo 1. ■

Base plana. Paredes exvasadas. Bordes rectos y redondeados. Boca trilobulada. Evidentemente la sencillez de la forma responde a su carácter utilitario. Emiral siglo IX (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994b, fig. 8.12). Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI. Siglo XII. Fig. 336.1.

FamIlIa 34.

Forma abierta.•Técnica de fabricación: torno.•Producción: cerámica común.•

Dentro de esta familia agrupamos a una serie de recipientes de los que desconocemos la utilidad para la que fueron concebidos. Son piezas de paredes finas, fabricadas en cerámica común, con arcillas bien decantadas y cocidas a altas temperaturas, lo que les ha conferido una gran dureza. Todos los fragmentos localizados hasta la actualidad se cocieron en ambientes reductores, por lo que la coloración de las pastas es de tonos grisáceos, más o menos oscuros. Ninguno de ellos recibió ningún tipo de tratamiento embellecedor. No presentan huellas de fuego, por lo que suponemos que estuvieron alejados de las tareas propias de la cocina y de la iluminación156.

Evidentemente son contenedores y podrían incluirse en el grupo de los cuencos. Sin embargo, al no conocer la forma a la que nos enfrentamos y no haber visto ningún ejemplar completo, hemos considerado más oportuno englobarlos en una familia cerámica distinta. Tal vez nos encontremos ante una forma cerámica asociada a tareas agrícolas o industriales. La forma, de paredes exvasadas, en cierta manera nos recuerda a los conos de azúcar utilizados para recoger el resultante de la pre-sión de la caña de azúcar. Para ello es necesario utensilios de cuerpo troncocónico con perforación en la base tal y como lo indican Fábregas y García (1998, 155). Nosotros no hemos recuperado ninguna base que estuviera agujereada.

Por otro lado, estas formas sólo se han localizado en época emiral temprana, en concreto entre el. 2º y 3er tercio del siglo VIII. Tal vez, al ser formas tan antiguas no se vinculen al refinamiento del azúcar ya que, realmente, no es hasta el siglo XII cuando este producto empieza a desplazar a la miel, si bien su conocimiento es anterior y, de hecho, ya en el siglo IX autores árabes como al-Dinawari, comentan su existencia157 (FÁBREGAS, 1995; FÁBREGAS y GARCÍA, 1998)158.

Solamente hemos documentado un tipo.

156 Esta última funcionalidad la barajamos al observar los perfiles, ya que podríamos encontrarnos ante lámparas similares a las deMad nat al Zahr ’, las denominadas “lamparillas” de perfil cónico invertido, con paredes rectas y pequeña peana. Sin embargo, las pastas son completamente distintas, no se conserva ninguna peana y son dos siglos más antiguas que las de la ciudad palatina (VALLEJO y ESCUDERO, 1999, 142, fig. 31). Estas piezas, tan características del conjunto palatino, se han recuperado, también, durante el período califal en Sevilla (HUARTE y LAFUENTE, 2001, fig. 1.3, 1.4, 1.5).157 Parece ser que la primera crónica que habla de su introducción en al-Andalus, en el año 961, es el Calendario de Córdoba, a pesar de que las primeras noticias sobre su fabricación son del siglo XIII (GONZÁLEZ y FERNÁNDEZ, 1998). Sin embargo, se baraja la posibilidad de que su introducción fuera aún más temprana, con Abd-al-Rahman I (756-788), aunque no hay, todavía, testimonios ni documentos que lo confirmen y sí parece más factible que esa introducción fuera algo más tardía, con Abd-al-Rahman II o Abd-al-Rahman III (GARCÍA SÁNCHEZ, 1998, 212).158 Los estudios presentados por estos autores agrupan formas encuadradas cronológicamente entre los siglos XIV y XVI. En Valencia también se han documentado conos de los siglos XIV y XV (COLL; MARTÍ; PASCUAL, 1988, 108). De los siglos XV y XVII son algunas formas documentadas en Sevilla (AMORES et alii, 1995, fig. 4). En Lisboa también se han recuperado estas formas vinculadas a la producción azucarera de los siglos XV y XVI (TORRES, 1990a; 1990b). Sobre estas formas, véase GONZÁLEZ y FERNÁNDEZ, 1998.

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Tipo 1. ■

De paredes muy exvasadas159.

34.1.A.- De paredes muy exvasadas y bordes rectos.

34.1.a.1.- de paredes muy exvasadas y bordes rectos de sección cuadrangular.

34.1.A.1.1.- Recipiente de paredes exvasadas y borde recto de sección cuadrangular, con el labio superior suavemente redondeado. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 337.1.

34.1.A.1.2.- Recipiente de paredes exvasadas y borde recto de sección cuadrangular, ligeramente biselado al exterior. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 337.2.

34.1.A.1.3.- Recipiente de paredes muy exvasadas y borde recto, algo engrosado al exterior y de sección cuadrangular. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 337.3.

34.1.a.2.- de paredes muy exvasadas y bordes rectos de sección cuadrangular, separados del resto del recipiente por alguna inflexión en las paredes.

34.1.A.2.1.- Recipiente de paredes muy exvasadas y borde recto de sección cuadrangular. El borde se separa del resto del cuerpo por sendas inflexiones realizadas tanto al exterior como al interior de la vasija. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 338.1.

34.1.A.2.2.- Recipiente de paredes muy exvasadas y borde recto, algo engrosado al exterior y de sec-ción cuadrangular. El borde se separa del resto del cuerpo por una inflexión realizada en el exterior de la vasija. Común. Torno. Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII. Fig. 338.2.

FamIlIa 35. Figuras zoomorfas.

Cerámica asociada a cualquier ambiente doméstico.•Grupo 2: Forma cerrada.•Técnica de fabricación: mano, torno.•Producción: cerámica común.•

Englobamos dentro de esta familia a un grupo de piezas cuya característica principal es que, todas ellas, han sido modeladas con forma de animales. No estableceremos tipos dentro de esta familia.

Se diferencian claramente dos grupos.

Grupo 1.- Son representaciones de animales en las que lo único que se ha pretendido es el •modelado de ese animal. La mayoría de estas piezas serían pequeños juguetes160.

159 De paredes muy exvasadas recoge un tipo de recipiente Retuerce (1998, 2678-268, fig. 277) que interpreta como un tarro, aunque no desecha su funcionalidad como arcaduz. 160 Animalitos de este tipo, algunos de ellos silbatos, todos ellos del siglo XII, se han recuperado en distintas excavacio-nes de la provincia de Jaén (ROYO, 1991, 137-139). También se han recogido en Murcia (NAVARRO PALAZÓN, 1986, 112, 258, 304-306; 1991a, 253). Rosselló-Bordoy (1978b; 1995ª, 140) ha recogido algunos ejemplares de las Islas Baleares. De Mallorca es muy conocida una figurita interpretada como una leona (ZOZAYA, 2001b, 171). En Valencia

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Grupo 2.- Reúne a distintos recipientes, con una utilidad muy concreta que, en vez de •fabricarse del modo tradicional, se modelaron adoptando formas caprichosas y originales. Es posible que sean botellas, aguamaniles o, incluso, fuentes. Si nos encontrásemos ante la forma completa es evidente que tendríamos que encuadrarla dentro de su familia correspondiente. Al haber documentado fragmentos de estas formas, consideramos oportuno clasificarlas dentro de esta familia y grupo.

Grupo 1. ■

Pieza 1.- Figurita de pequeño tamaño. Se trata de un cuadrúpedo del que sólo se conserva el cuer-po y el arranque de las patas traseras. ¿Felino?. Probablemente siglo XII. Fig. 339.1.

Pieza 2.- Figurita de pequeño tamaño. Se trata de un caballito con silla de montar. Se conserva el cuerpo y la pata derecha. Es una pieza muy estilizada, decorada con trazos de pintura. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI. Fig. 339.2.

Pieza 3.- Figurita de pequeño tamaño. Se trata de un caballito con silla de montar y escudo re-dondo en su lado derecho. Se conserva el cuello y casi todo el cuerpo, a excepción de los cuartos traseros. Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI. Fig. 339.3.

Pieza 4.- Figurita de cuadrúpedo de la que sólo se conserva el cuerpo y el arranque de las cuatro pa-tas. Si bien no hay ningún atributo claro que nos permita incluir esta pieza dentro de una especie ani-mal, por la corpulencia del lomo y de la pata derecha, es posible que se haya pretendido modelar un felino, probablemente un león. ¿Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI?. Fig. 339.4.

Grupo 2 ■ 161

Pieza 1.- Cabeza de cuadrúpedo. Cuello ancho en la base y largo y hocico prominente. Ojos marcados con dos simples líneas incisas en forma de curva. Orejas rotas, aunque la derecha, mejor conservada, es corta y puntiaguda. El cuello está hueco, así como el hocico. Eviden-temente se utilizó para ser llenado de líquido, posiblemente agua, que salía por la boca del animal representado. La simpleza de los rasgos impiden señalar con exactitud ante que animal nos encontramos. ¿Caballo?. Es posible que sirviera como surtidor de una fuentecita. Siglo XI. Fig. 340.1.

Pieza 2.- Cabeza de cuadrúpedo. Cuello ancho en la base y corto, hocico prominente rematado en un anillo de sección circular. Sin ojos. Orejas cortas y puntiagudas. El cuello está hueco así como el hocico. De nuevo, la escasez de rasgos nos impide saber el tipo de animal que se intentó represen-tar, tal vez un caballo. Siglo XII. Fig. 340.2. también son conocidos (COLL; MARTÍ; PASCUAL, 1988, 80). 161 Son numerosos los ejemplos de piezas con función utilitaria que se modelaron con formas singulares normalmente de animales. Una de ellas es la recientemente adquirida por la Junta de Andalucía y perteneciente al Conjunto de Mad nat al Zahr ’. Se trata de una botella o “escanciador de líquidos” –tal y como la describen los propios investigadores del Conjunto -con forma de jirafilla- con medallón en el pecho fabricada en verde y manganeso (información extraída de los paneles informativos que la acompañaban en el Museo Arqueológico Provincial de Córdoba). También conocemos la presencia de una jarra zoomorfa, con forma de cuadrúpedo, posiblemente almohade, recuperada en la excavación de un solar cordobés. No tenemos más noticias de esta pieza (MARFIL, 1997a, 85). Muy originales son las bocas de aguamaniles que se han lo-calizado en distintas excavaciones murcianas (NAVARRO PALAZÓN, 1986, 247-248, 290-291) y baleares (KIRCHNER, 2002). En Vascos (Toledo) las localizadas se fabricaron en cuerda seca parcial (IZQUIERDO, 1999, fig. 8). Del siglo XI es un escanciador de líquidos, o aguamanil, o botella, con forma de dromedario aparecido en Mallorca (ZOZAYA, 2001b, 171), muy similar al recuperado en el pecio de Betéguier (Cannes, Francia), del siglo X (Las Andalucías..,2001, 185).

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II.2.- CONSIDERACIONES fINALES.

Esta sistematización tipológica agrupa fragmentos y piezas completas según su forma y funciona-lidad, primando para su identificación la forma del recipiente sobre su funcionalidad, a no ser que ésta última se pueda reconocer sin error. Aun así, no debemos olvidar que el fin último de cada una de las piezas recuperadas y clasificadas, fue, realmente, el que sus dueños le asignaron. Ello nos explica por qué, por ejemplo, aparecen, constantemente, ollas sin restos de fuego cuando, lo más lógico, es que se usaran para cocinar. Es evidente que también pudieron utilizarse para almacenar alimentos, o cualquier otro producto en las despensas y alacenas.

En numerosas ocasiones hemos localizado las bases agujereadas de lo que en su día, cuando es-taban completos, eran jarros -o jarras-. Formas destinadas a la contención de líquidos, sobre todo agua, que tras una rotura fortuita, o bien, intencionadamente, se reaprovecharon como macetas. Algunos jarros/as pudieron estar más vinculados a la ingesta directa de líquidos y con ello servir como vasos, principalmente en lo concerniente a las piezas pequeñas y con bocas anchas, como el caso de la fig. 81.6 o de los jarros/as del tipo 1B de mediano o pequeño tamaño.

Los ataifores o los platos, son formas cuyo uso como tapadera no es necesario defender. Los lebri-llos tal vez sean los recipientes “plurifuncionales” por excelencia, ya que sirvieron para multitud de quehaceres, por lo que ningún hogar debió prescindir de este recipiente dentro de su ajuar domés-tico. Se usaron, entre otros cometidos, para lavar la colada, para la higiene personal, ayudaron en el trabajo derivado de las matanzas, en ellos se ligó harina con agua o, incluso, ayudaron a señalar los enterramientos de los cristianos cordobeses durante la ocupación musulmana. Al contrario ocurre con las tinajas, cuyo gran tamaño les confiere una tarea precisa, aunque también las hemos locali-zado, al igual que los lebrillos, formando parte de las cubiertas de las tumbas mozárabes e, incluso, fueron usadas como hornos domésticos162.

Las tapaderas del tipo 4 pudieron servir para cocinar y de ahí que algunas de ellas presentasen las pastas completamente quemadas y, en cierta forma, pudieran suplir a los ejemplares de la familia 19. Aquellas que fueron decoradas con incisiones profundas en toda su superficie, pudieron utili-zarse para preparar o cocinar algún tipo de alimento, cuyo jugo o salsa se podría recuperar a través de esas acanaladuras.

Por su parte los braseros tal vez actuaron como cocinas improvisadas, reemplazando a los anafes. Las ollas y las cazuelas se podrían colocar sobre las ascuas que contuvieran y, además de servir para caldear el ambiente, permitirían el calentamiento o preparación de los alimentos. En la mayor parte de los casos las bases de los recipientes de esas familias son convexas, lo que facilita su asiento sobre superficies irregulares, como las que forman las brasas.

Los cuencos, al igual que los lebrillos, son piezas que pueden emplearse en multitud de ocasiones. Son contenedores por excelencia y por ello sirvieron también como platos, sobre todo durante los siglos VII – IX, decayendo su uso durante el X, en coincidencia con la aparición de la familia de los

ataifores. Debieron servir como lámparas -de hecho algunas de estas piezas conservan los bordes quemados- sobre todo durante las fases en las que los candiles no eran frecuentes. Coincide, ade-más, que uno de los tipos identificados de la familia de las lámparas y candiles –concretamente el 9.0.B- se elaboró con una forma muy próxima a la de los cuencos.

La utilidad de los cangilones es muy variada, aunque su funcionalidad esté relacionada con el abas-162 En el Espacio 10 de la Casa 1 del Sector Central (FUERTES, 2002b).

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tecimiento de agua desde las norias. Hoy en día se utilizan para pescar pulpos en el Mediterráneo y se conoce su uso para el cultivo de frutales y hortalizas (MINGOTE, 1994), para conservar uvas (GARCÍA, 2004, 262, 278) y es muy probable que se usaran también como macetas.

En general, y a excepción de familias muy concretas como las de las lámparas y los candiles, las barras y atifles, los tambores, los soportes, el tipo 1 de la familia 30, los embudos, las palmatorias - candeleros, y el grupo 1 de la familia de las figuras zoomorfas, cualquier recipiente pudo utilizarse como contenedor y, por tanto, se pudo aplicar a cualquier menester163. De hecho hasta el tipo 1 de la familia 30 –interpretada por nosotros como una maceta-, se pudo utilizar y de hecho así parece ser que se hizo en Mallorca, como anafe, ya que los agujeros de sus paredes permitirían mantener el fuego activo y su borde bien pudo haber servido para sostener los cacharros de cocina (vid. supra).

Rosselló-Bordoy (1995, 141; 2002a, 81-89) ha tratado las diversas funcionalidades del menaje cerámico andalusí y recoge recetas culinarias en las que se especifica la manera de cocinar los alimentos y de los recipientes aptos para su elaboración; entre ellas hace alusión, como ejemplo a esa plurifuncionalidad de la que venimos hablando, al uso de dos tejas para elaborar una receta de pescado a la sal164.

No obstante, lo cierto es que la proliferación de formas distintas se debe entender como indicativo del grado de especialización que adquirió el utillaje doméstico, diversificando su morfología para adaptarse a las distintas tareas y facilitarlas, lo que, a fin de cuentas, indica el nivel de progreso de una sociedad, y que en Córdoba coincide con el califato, momento en el que la ciudad alcanza el grado de desarrollo social, económico y político más importante de su historia altomedieval. A partir de este período la cerámica seguirá transformándose y adaptándose a las nuevas modas im-perantes, aunque pervivirán muchos vestigios del pasado, hasta que tras la conquista de la ciudad por parte de las tropas cristianas, cambie casi por completo su morfología y estética.

El incremento del número de familias cerámicas viene acompañado de la multiplicidad tipológi-ca de los recipientes, pero, aún a pesar de esa proliferación, el montante más cuantioso de piezas cerámicas se corresponde, en todas y cada una de las etapas medievales estudiadas, con aquellas relacionadas con los alimentos, con su preparación –ollas-, su almacenamiento –jarros/as- y su presentación en la mesa –ataifores-, seguidas de cerca por el resto de recipientes relacionados con la conservación y transformación de aquellos –tinajas, tapaderas, cazuelas, anafes, etc.-. Esta abundancia de recipientes relacionados con los alimentos, es completamente normal, ya que la vida cotidiana de las familias gira, sobre todo, alrededor de las horas de la comida.

La necesidad imperiosa de almacenar agua potable en el interior de las casas está en relación directa con la abrumadora presencia de jarros/as. Además esta necesidad debió ser más acu-ciante en aquellas viviendas que no contaban con pozo de agua en su interior165. En estos casos el agua debía ser transportada desde pozos comunitarios y, tal vez, en el caso de Cercadilla, desde el acueducto localizado al este del yacimiento y, tal vez, desde los primeros años del siglo X y hasta el final del califato, desde el arroyo canalizado que transcurría por el camino más occidental del arrabal.

En segundo lugar, son las ollas y, tras ellas, los recipientes de cocina necesarios para cocinar los 163 En distintos yacimientos andaluces y portugueses nuestras fuentes tipo 1 –para algunos morteros- se utilizaron como anafes o braseros (ÁLVAREZ GARCÍA, 2000; GÓMEZ MARTÍNEZ, 2000). 164 Torres et alii (1996, 204-205), hacen referencia a la dificultad que entraña otorgar una funcionalidad específica a cada una de las formas cerámicas, debido a la gran diversidad funcional que pueden llegar a adquirir. 165 Recordamos que la mayoría de los pozos de agua de las casas estaban cegados, probablemente porque sus aguas estaban contaminadas, tal vez debido a la ausencia de cloacas comunitarias y a la proliferación de los pozos ciegos particulares que, en muchos casos debieron poner en contacto las aguas del manto freático con las sucias.

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alimentos, así como los destinados a su almacenamiento o a su presentación en la mesa, los recipientes más utilizados. El número de ollas es probablemente más elevado a causa de las necesidades derivadas de la cocina andalusí, en la que son más abundantes las rece-tas culinarias asociadas a la cocción de los alimentos como, por ejemplo, potajes y sopas -con leguminosas, hortalizas y con más o menos carne, dependiendo, evidentemente, de la capacidad económica de las familias-. Junto a todo ello, son los alimentos provenidos de la transformación de los cereales, los más consumidos por gran parte de la población (GARCÍA SÁNCHEZ, 1996).

A pesar de la gran cantidad de material cerámico recuperado en Cercadilla, es perceptible la ausencia de elementos indispensables del menaje de la vida cotidiana. La ausencia de formas imprescindibles en momentos concretos y su aparición en determinadas etapas, nos resulta un hecho llamativo. Así pues, durante el emirato no hay ataifores, no hay casi vasos ni tazas, ni cantimploras, por otra parte tampoco presentes en el califato. En nin-guna de las fases identificadas hemos documentado alguna forma concreta de mortero166, aunque los recipientes englobados dentro del tipo 1 de nuestra familia 17, interpretados por nosotros como fuentes, bien podrían haber adquirido esa funcionalidad, sobre todo los de mediano tamaño. Los bacines sólo se han recuperado en niveles del siglo XII y, entre otros aspectos, su presencia es una muestra de refinamiento, propia de sociedades, sobre todo urbanas, avanzadas económica y culturalmente. La ausencia significativa de estos recipientes tal vez se viera suplida con la presencia de otros fabricados en materia-les de los que no ha quedado huella alguna, como la madera. Todo el menaje doméstico, excepto el que se relaciona directamente con el fuego, se puede fabricar en madera y, gran parte del mismo, con fibras vegetales167. No se debe descartar tampoco el uso de utensilios de metal, como las sartenes (ROSSELLÓ-BORDOY, 1994, 72) y tal vez otros objetos, seguramente muy preciados, como los calderos.

la fase pre-islámica . siglo VII- principios del siglo VIII.

A partir del siglo VI y sobre todo durante el siglo VII, antes de la dominación islámica de la Península, comenzarán a proliferar en Córdoba formas cerámicas distintas a las de las etapas inmediatamente anteriores (FUERTES e HIDALGO 2003b), entre las que destaca una serie de piezas característica de este período. Además, durante esta fase es muy indicativa la total ausencia de materiales fabricados en producciones de cerámica fina, tanto de sigillata africana como de Terra Sigillata Hispánica Tardía Meridional, o de Cerámica Tosca Tardía y sus imitaciones168.

Todo el material cerámico asociado a esta fase se fabricó en cerámica común. La mayor parte de las piezas se manufacturó a torno, si bien un buen número de ellas se realizó a mano, sobre todo aquellas que se destinaron a la cocina y algunas de las tapaderas. Las piezas se decoraron de forma sencilla, normalmente con pintura de tonos rojizos y ocres formando esquemas complejos y abstractos, en ningún caso figurativos. Son muy comunes las superficies espatuladas, asociadas, casi siempre, a recipientes con pastas de tonalidades rojizas y, a veces, engobadas en ese tono. 166 Sí hemos recuperado un precioso mortero de mármol califal profusamente decorado, hasta el momento sin publicar. Rosselló-Bordoy (1995, 142) al transcribir el Kitab al Tabij, expone un texto en el que el autor hace alusión al uso de morteros de madera o de mármol, para majar los alimentos. 167 Son conocidos los recipientes fabricados con vísceras de vaca embarrados con excrementos de este animal junto con yeso para conservar las uvas (GARCÍA, 2004, 263). Las calabazas pueden servir una vez vaciadas como contenedores, incluso de agua. 168 Durante el Congreso Cerámicas tardorromanas y altomedievales en la Península Ibérica. Ruptura y Continuidad, celebrado en Mérida en 2001, se confirmaron y se aquilataron las fechas en las que se evidencian la desaparición de los materiales africanos en los diferentes territorios peninsulares, (CABALLERO; MATEOS; RETUERCE, 2003, passim).

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La cerámica de cocina aparece decorada con incisiones, formando meandros, bandas, ungulaciones o simples punteados realizados a punzón sobre las arcillas blandas. Todas las formas de cocina documentadas son ollas169, generalmente globulares –aunque algu-nas piezas son más piriformes- con bordes moldurados, redondeados, caídos, de sección triangular o de sección cuadrangular. Por lo general se cocieron en ambientes oxidantes, aunque alguna de ellas se coció en ambiente reductor, por lo que las pastas adquirieron un tono rojizo. Aparecen las ollas tipo 4, las de bordes caídos, ollas que se seguirán fabri-cando de manera generalizada durante el período islámico, aunque de forma más acusada durante el emirato.

Junto a esta cerámica de cocina aparece una notable proporción de recipientes destinados a la contención de líquidos, todos ellos fabricados a torno, con arcillas muy decantadas y bien trabajadas. Son, fundamentalmente, jarros o jarras de boca trilobulada o circular, botellas y redomas. Una de las piezas más espectaculares del conjunto cerámico de Cer-cadilla es una jarra (Fig. 83 BIS) fabricada a torno, con pastas finas, bastante decantadas aunque presenta algunos desgrasantes de color blanco y de cocción oxidante, lo que ha hecho que las arcillas se hayan tornado rojizas. La pieza está espatulada y presenta deco-ración incisa, poco profunda (vid. infra). Es una pieza muy bien trabajada, cocida a altas temperaturas, cuyo aspecto final no se asemeja a las del resto del conjunto. Estas caracte-rísticas nos hacen pensar que la pieza, al igual que las lámparas tipo 0, sea importada.

Casi todas las tapaderas pertenecientes a este momento son de paredes convexas, muy altas y por lo general muy grandes, destinadas a tapar recipientes con un gran diámetro de boca, grandes contenedores que no han sido recuperados en ninguna de las excavaciones realizadas, tal vez porque se fabricasen en algún tipo de material que no se ha conservado. Ninguna de estas tapaderas presentaba huellas de fuego, por lo que debemos otorgarles una función distinta a la relacionada directamente con la cocción de los alimentos.

Sí se expusieron al fuego las tapaderas completamente planas y así lo hemos observado en sus superficies, en algunos casos muy quemadas. Este tipo de tapaderas, por otra parte muy simples, se fabricó a mano o a torno lento. El grosor de sus paredes es considerable, lo que evidencia un escaso dominio técnico de la ejecución. Aunque alguna de las pie-zas no contaba con ningún elemento de aprehensión, la mayoría tenía asas de cinta que atravesaban de lado a lado el recipiente o, en menos ocasiones, simples mamelones sobre la superficie. Conocemos de este momento una tapadera plana pero con el borde ligera-mente más elevado que la superficie de la misma, que responde a un tipo de tapaderas –tipo 4- que será característico del siguiente período. Son muy pocos los recipientes de esta familia que presentan decoración, normalmente de tipo inciso, con líneas onduladas o más o menos rectas entrecruzándose unas con otras, entre los que conocemos un único caso en el que se representó una estrella de cinco puntas. En algunos de estos recipientes se efectuaron diseños muy simples impresos, utilizando para ello algún tipo de utensilio circular que se aplicó sobre las arcillas blandas.

Son muy escasos los fragmentos cerámicos conservados que se pueden identificar como botellas. Siempre se fabricaron a torno y la coloración de sus pastas suele ser beige o anaran-jada. En alguna de estas botellas se alcanzó un grado de ejecución técnica muy avanzado.

Una de las familias cerámicas más significativa de este período es la de las lámparas tipo 0170. Fabri-169 No hemos recuperado hasta el momento ninguna pieza que se pudiera adscribir a la forma cazuela.170 Las lámparas más antiguas las hemos documentado en dos niveles de ocupación bien diferenciados y analizados. Una de ellas se recuperó en un nivel en el que convivía con Africana D, TSHTM y Cerámica Tosca Tardía, así como con piezas de cocina y mesa fabricadas con una tecnología distinta a la de etapas precedentes. Otro de los ejemplares apareció sobre un nivel de saqueo

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cadas a torno, están formadas por dos partes muy bien diferenciadas. Por un lado un soporte, como un plato o cuenco, sobre el que se levanta un cuerpo, hueco, de forma troncocónica, abierto en su parte superior y en uno de sus laterales. La forma troncocónica del cuerpo y esa apertura lateral recuerda en gran medida a los anafes característicos de los siglos precedentes171 .

La importancia de estas lámparas radica, al menos dentro del actual estado de la investigación, en que esta familia podría considerarse fósil guía para fechar los contextos de este período, difíciles de esclarecer por otros materiales más concretos, habida cuenta del cese radical en Córdoba de las importaciones diagnosticables ya a finales del siglo V y, sobre todo, en el siglo VI. Su presencia se hace común en las excavaciones cordobesas, sobre todo a partir de la identificación de los primeros ejemplares de Cercadilla. Por otro lado, desconocemos su perduración concreta que, como en otras zonas del Mediterráneo, pudo ser muy amplia. Sin embargo, presumimos que este tipo de lámparas desapareció por completo durante los primeros años de la ocupación islámica cordobesa, desplaza-da por la fabricación masiva de la forma candil.

La ausencia de estudios sobre las arcillas con que se moldearon estas lámparas nos impide saber dónde se fabricaron, aunque la escasez cuantitativa tal vez nos esté indicando, que tales pro-ductos fueran importados desde el Norte de África. De todas maneras esta posibilidad puede valorarse positivamente para el siglo VI, cuando aún se documentan en Córdoba materiales cerámicos africanos, aunque es más improbable para el siglo VII, ya que, al menos, hasta hoy, no tenemos constatada durante esta centuria la presencia de otras producciones africanas.

Se han recuperado, además, otros dos tipos de lámparas circulares, completamente desconoci-dos en Córdoba hasta el momento, caracterizados por la sencillez de sus formas. Son simples platitos o cuencos de paredes curvas con bordes redondeados, una de ellas sobre un soporte macizo. Es muy probable que la forma cuenco, los platos más profundos o las formas cerradas pequeñas, sirvieran como lámparas una vez desaparecidas las lucernas y antes de que empezaran a proliferar los candiles. Incluso podríamos pensar que algunas de las tapaderas-platos convexas se usaran para este menester. De hecho, una de las tapaderas estudiadas presentaba huellas de fuego exclusivamente en el borde (fig. 221.4), al igual que las lámparas circulares o como ocurre en las piqueras de los candiles.

Los cuencos también son característicos de esta fase. Por lo general suelen ser formas simples, de pare-des curvas y bordes redondeados. Sin embargo, hemos documentado igualmente la presencia de piezas carenadas y de grandes recipientes de paredes reentrantes en las zonas más cercanas al borde, que suele ser de sección rectangular. Todos se fabricaron a torno, con cocción oxidante y con arcillas que tras el proceso de cocción adquirieron tonalidades muy claras. Algunos de los recipientes se pintaron.de las estructuras del palacio de Cercadilla (HIDALGO, 1996a, 81). En ese nivel de saqueo se documentó una tumba infantil de inhumación cubierta con tégulas, de clara tradición romana, que se puede fechar entre los siglos VI y VII. Además, en este estrato se documentó un fragmento de sigillata africana de la forma Hayes 104, que ofrece una cronología que abarca desde los primeros momentos del siglo VI hasta el año 580. El resto de las lámparas ha aparecido asociados a suelos o en niveles de colmatación en los que no se documenta presencia, ni de africana D, ni de Tosca Tardía, y en niveles en los que no hay ninguna forma cerámica o muestra alguna de cultura material islámica (FUERTES e HIDALGO, 2003b).171 El ámbito de dispersión de estas piezas se distribuye por todo el Mediterráneo Oriental y por el Norte de África. Es en Túnez donde se ha localizado el mayor número de lámparas, la mayor parte de ellas procedentes de la ciudad de Uthina, recuperadas sobre el nivel de arrasamiento de las termas de esa ciudad, arrasamiento acaecido a mediados del siglo V, durante las invasiones vándalas. Además de en Túnez se han documentado por gran parte del Norte de África y el Medite-rráneo Oriental, concretamente en Chipre y en Corinto, asociadas al siglo X. Algunos de estos recipientes incluso llegaron a vidriarse en color melado y verde y en algunas zonas, como en Libia, su perduración llegó a alcanzar el siglo XII, y hasta el XIV en algunas zonas del Próximo Oriente, como en el Líbano o Israel (FRANÇOIS et alii, 2003, fig. 9). También se han documentado en Italia, en la zona de Palermo, en donde se han localizado lámparas fabricadas en cerámica común y vidriada. El arco cronológico otorgado a estas piezas se encuadraría dentro del siglo X, aunque se supone su presencia al menos desde el siglo IX (ARCIFA y LESNES, 1997). Sin embargo, en la Puglia se ha adelantado la cronología de esta for-ma cerámica al siglo VII (ARTHUR y PATTERSON, 1998, fig. 8.11). Una revisión del ámbito de dispersión geográfica y cronológica de estas lámparas en ORSSAUD y SODINI, 1997; FUERTES, 1998 y HADAD, 1999.

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Fase emiral.

Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII.

Aun cuando el material cerámico asociado a esta etapa se corresponde con un momento muy temprano de la ocupación musulmana de la ciudad, hay en su conjunto una serie piezas con características formales concretas que confirman claramente los contextos islámicos. De esta manera, junto a ollas con perfiles muy sencillos, en S, de bordes exvasados y redondeados, al-gunos de ellos, engrosados y moldurados, pero, en general, poco innovadores, existen, incluso en el material asociado a la cocina, piezas como, por ejemplo, las ollas 1.4.A.2.9., propias de momentos emirales.

Los jarros/as no presentarán variaciones importantes en cuanto a su morfología y decoración en comparación con los de momentos preislámicos. Las arcillas con tonalidades claras tras la cocción se utilizarán a menudo para fabricarlos y los perfiles no presentarán importantes variaciones formales, aunque existen casos de piezas más originales y en principio únicas para este momento (fig. 67.2). Proliferan los cántaros, si bien todavía no serán tan abundantes como en las etapas sucesivas.

Hacen su aparición en escena las tinajas de grandes dimensiones -4.4.B.1.3.- que, con pocas va-riaciones, se mantendrán hasta el final de la ocupación musulmana de la ciudad. De igual modo, constatamos por primera vez la presencia de los lebrillos, formas indispensables en el menaje do-méstico musulmán, algunos con perfiles muy similares a los de las sucesivas etapas -5.1.C.4.1., 5.1.D.2.4., 5.1.D.2.5., 5.1.D.2.6.- y otros algo más originales, sobre todo por la anchura de sus paredes -5.2.A.3.1., 5.2.C.1.2.-.

Las tapaderas no presentarán variaciones significativas en comparación tanto con las de mo-mentos anteriores, como con las de las sucesivas etapas. Si bien se han localizado representantes de todos los tipos, hay que valorar, sobre todo, la mayor abundancia de ejemplares del tipo 1, con respecto al resto de los tipos y, fundamentalmente, la aparición de tapaderas tipo 4, con los bordes vueltos hacia arriba, por lo que al igual que los candiles, se pueden considerar piezas y prototipos islámicos.

En estos primeros momentos de ocupación contamos con la presencia de un ejemplar de una lámpara tipo 0.A. –9.0.A.1.5.- (fig. 248.8). Su presencia en estos momentos se puede expli-car si consideramos la posibilidad de que se pudiera tratar de una perduración en el tiempo. Al fin y al cabo al muladar en el que se recuperó, se arrojaron recipientes que se rompieron tras la conquista de Córdoba por los musulmanes, pero que, en algunos casos, como éste, se pudieron fabricar antes de su llegada. Creemos que es menos probable que este recipiente se fabricase durante el emirato, y no podemos dejar de valorar de que se trate de un producto importado.

En esta fase aparece por primera vez la forma candil, sin chimenea172 y con la piquera muy corta.

Los cuencos en este período son muy abundantes, lo mismo que ocurría durante la etapa pre-islá-mica. La mayor parte son semiesféricos, si bien, algunos de ellos presentan los cuerpos carenados. Son piezas muy bien trabajadas que se decoraron –de hecho pueden aparecer pintados, o engo-bados-. La gran abundancia de los mismos es muy probable que esté en relación con su uso como servicio de mesa en ausencia de otras formas como platos y, sobre todo, ataifores. 172 Por el momento no estamos en condiciones de aseverar que los primeros candiles se fabricasen sin chimenea. El hecho de que nosotros no las hayamos encontrado puede deberse a la casualidad.

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También por primera vez se constata la existencia de cangilones, todos ellos de base convexa. Su presencia, al igual que la de los jarros tipo 1B, las tapaderas tipo 4, los lebrillos y los candiles, puede ser considerada primordial para confirmar la cronología de los contextos islámicos.

La familia 19, identificada por nosotros como una forma destinada a la preparación de alimentos, aparece ya en estos primeros niveles islámicos, así como la familia 34, de funcionalidad desconocida.

Todo el elenco cerámico de esta etapa se fabricó en cerámica común, a excepción de un recipiente, del que sólo hemos recuperado dos galbos, de no más de dos centímetros. Son tan pequeños los fragmentos conservados que no nos permiten determinar si las piezas a las que pertenecieron se fabricaron a torno rápido o lento, aunque nos inclinamos más por esta última posibilidad. El reci-piente en cuestión fue un útil de cocina, muy bien trabajado, con las arcillas muy decantadas y con la superficie de las paredes quemada y el interior recubierto de una capa de vedrío blanco. Ningún otro fragmento cerámico estudiado por nosotros presenta este tipo de vedrío173.

En esta fase se observan por primera vez materiales completamente nuevos en Córdoba, vinculados evidentemente a la llegada de las tropas musulmanas a la ciudad. Las nuevas formas enumeradas anteriormente las traen los musulmanes y se imponen rápidamente, como lo demuestra el hecho de encontrarse en contextos con esta cronología tan temprana. Son materiales que por otra parte tendrán una enorme perduración y que serán protagonistas indiscutibles de la centuria siguiente, como el caso de la olla de perfil caído –tipo 4-, los lebrillos y los cangilones.

Emiral indeterminado. siglos VIII – IX.

Durante el emirato se fabricarán nuevas familias cerámicas y se multiplicarán los tipos, subtipos y variantes de los ya existentes en momentos precedentes. La mayor parte de las formas estarán moldeadas a torno, siendo raras las piezas fabricadas a mano.

La diversidad formal será distintiva de este período, en el que abundarán las ollas tipo 2, 4 y 5, los jarros/as –sobre todo los de tipo 1-, las grandes tinajas, los lebrillos de paredes exvasadas, las tapaderas de bordes vueltos, las cazuelas, las botellas, los candiles de piqueras cortas -con o sin chimenea-, los braseros, los anafes tipo 1, los platos tipo 1 (claros precedentes de la forma ataifor aunque fabricados solamente en cerámica común), los cuencos, los cangilones -de base convexa y plana- y las formas de la familia 19.

173 En Mérida, concretamente en Morería, se ha recuperado, en niveles fechados hacia el siglo VIII, cerámica vidriada al interior con una espesa cubierta de color negruzca, opaca o marrón semitrasparente que recuerdan a las vetrinas pesantes italianas de los siglos VIII al X, evolución de la cerámica romana vidriada para algunos autores, mientras que para otros son consecuencia del influjo bizantino o carolingio. Son piezas abiertas, de mesa o de cocina. El sentido del vedrío es utilitario, ya que no se cubren de esta manera las superficies externas. Serían piezas fabricadas por talleres locales con conocimiento de técnicas traídas de fuera (ALBA, 2001, 280-281; ALBA y FEIJOO, 2003, 492). En Tarragona también se han localizado cerámicas vidriadas, que imitan las formas de la cerámica reductora de cocina, fabricadas por un taller local (MACÍAS, 1998, 813). Más tempranos, en concreto de la segunda mitad del siglo VII o de los primeros años del siglo VIII, son una serie de fragmentos vidriados recuperados en el Tolmo de Minateda (Hellín, Albacete), de los que, por el momento, no es posible precisar si se trata de producciones vidriadas o de materiales destinados a la fabricación de vidrio o, tal vez, de vedrío para la cerámica. No obstante, a partir de la segunda mitad del siglo IX, sí aparecen materiales vidriados monócromos con decoración incisa, en relieve o aplicadas, de origen foráneo, granadino o almeriense (GUTIÉ-RREZ; GAMO; AMORÓS, 2003, 134 y 150-156, fig. 10 y 21). También en Cartagena se han recuperado materiales vidriados en época emiral procedentes de Pechina (Almería) (MURCIA y GUILLERMO, 2003, 209, fig. 19). Al igual que en Cercadilla, son muy escasos los repertorios vidriados emirales en Jaén, apareciendo de manera significativa a finales del siglo IX o principios del siglo X (PÉREZ et alii, 2003, 396).

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A excepción de los cuencos, todas las formas enumeradas anteriormente no existían durante el siglo VII y tras su incorporación a los repertorios cordobeses, muchas de ellas permanecerán casi inaltera-bles hasta el siglo X o incluso hasta más adelante, mientras que otras, las menos, desaparecerán. Por lo general las familias cerámicas tenderán a ir evolucionando para amoldarse a las nuevas necesidades aunque, esa evolución es lenta, a veces perceptible y en multitud de ocasiones, inapreciable.

Observamos que durante el siglo IX desaparece la forma 34, y no la volvemos a encontrar en todo el posterior repertorio cerámico islámico de Cercadilla. Del mismo modo, durante el período emiral desaparecerá casi por completo la decoración que embellecía las ollas y que tan característica había sido de momentos anteriores. Por el contrario la cerámica de mesa se decorará con mayor profusión que la de momentos precedentes. La técnica decorativa más aplicada será la pintura y los esquemas decorativos serán fundamentalmente de tipo geométrico, vegetal o el conocido como profiláctico, es decir, haces de tres dedos que recorren las piezas longitudinalmente y, a veces, transversalmente. Desaparecen por completo los esquemas decorativos de la cerámica de mesa del siglo VII, de mane-ra que las composiciones abstractas y cerradas en sí mismas no se volverán a reproducir.

Tal vez una de las formas más comunes del mundo islámico sea la de los jarritos globulares de cuello cilíndrico –jarros tipo 1B-. Estas piezas pueden ir decoradas o no, si bien cuando lo están, es el esquema profiláctico el único que adorna sus superficies. Es en este momento cuándo surgen estos jarros/as, seguramente a final del siglo VIII o en el siglo IX, una vez que ya está más asentada la población foránea, o más islamizada la población cordobesa.

Junto a estos jarritos aparecen las tapaderas planas con los bordes vueltos hacia arriba y los can-diles de cazoleta pequeña, chimenea poco elevada -a veces inexistente-, piquera muy corta y asa de apéndice. En algunos ejemplares sí se desarrollaron las asas que, partiendo desde la cazoleta, finalizaban en el interior o en el exterior de la chimenea.

El mayor volumen de material cerámico emiral conocido es el de cerámica común, sin que podamos encontrar una explicación clara para comprender la inexistencia de cerámica vidriada autóctona en Córdoba a finales del siglo IX, presente, sin embargo, en otras zonas de al-Andalus. Se han recupera-do en niveles emirales, pertenecientes al siglo IX, algunos fragmentos, que posiblemente no excedan de la docena, vidriados en color verde o melado. No tenemos constancia alguna de su aparición en ninguna otra zona de la ciudad. Las piezas más relevantes – tres jarros/as, dos de ellos profusamente decorados (fig. 82.5, 129.1, 346.3), un ataifor (fig. 168.1), y una taza (fig. 279.1)- se vidriaron tanto al interior como al exterior en color verde oliváceo. El ataifor y el jarro/a decorado de la fig. 129.1 pre-sentaban unas pastas tipo “sandwich” con desgrasantes de tamaño medio, o incluso grueso, mientras que la taza, fabricada con arcillas muy decantadas, se coció en ambiente oxidante y el color resultante de las pastas fue blanquecino. El grosor de las paredes es mínimo, lo que otorga a la pieza un aspecto muy estilizado. Las piezas están muy bien cocidas y sus características técnicas y decorativas, se alejan de la tradición cordobesa. Su escasa presencia en Cercadilla y en Córdoba abunda en la hipótesis planteada tanto en éste como en otros trabajos (FUERTES, 2002, 203; FUERTES e HIDALGO 2003b, 538), según la cual nos encontramos ante productos traídos de fuera, muy raros, probable-mente considerados de lujo y por tanto, de alto coste económico. Además de estos fragmentos no tenemos constancia de la aparición de otros con estas cronologías en otras zonas de la ciudad, por tanto, y teniendo en cuenta la información con la que contamos hasta el momento y a la espera de que se den a conocer otros conjuntos cerámicos, no nos queda más que proponer que en la capital de al-Andalus no se llegó a fabricar cerámica vidriada hasta el siglo X.

La mayor parte de los fragmentos vidriados recuperados en la estratigrafía emiral, pertenecen a formas cerradas y en general se embellecieron con decoración incisa, de trazo lineal, firme y pro-fundo o con decoración aplicada. Este tipo de recipientes también se localizará, en muy escasa

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proporción, en los contextos califales. Su presencia en ambientes de cronología más avanzada es probable que esté en relación con su excepcionaledad, lo que las convertiría en piezas muy aprecia-das, susceptibles de ser “heredadas” por distintas generaciones.

Emiral de transición, siglo IX – principios del siglo X.

Durante este momento se observa la presencia de materiales característicos del emirato, formas que por otra parte no desaparecerán durante el período siguiente, conviviendo con recipientes más evolucionados muy característicos del califato. Así, por una parte se observan por primera vez los candiles de piquera larga, los tipo 1, aumenta la diversidad tipológica de la familia de los jarros-as, alguno de ellos de una calidad técnica propia del califato –fig. 57.2-, y por primera vez se consta-ta la aparición de recipientes de la familia 3, de los ataifores, tanto vidriados como fabricados en verde y manganeso, aunque su escasez, impensable en el califato, nos confirma la cronología de estos depósitos en el período de transición entre el emirato y el califato, probablemente durante los primeros años del siglo X.

Fase califal. mediados del siglo X – principios del siglo XI.

La cerámica común siguió siendo la principal protagonista de los ajuares domésticos de los habi-tantes cordobeses del siglo X, al igual que lo había sido durante los períodos precedentes. Es evi-dente que su uso no sólo estaba vinculado a las clases sociales más modestas, sino que se asociaba, igualmente, a actividades productivas, económicas y domésticas de carácter básico, como la cocina, el transporte de agua, el almacenamiento de sólidos y líquidos, el calentamiento e iluminación de las viviendas, etc. Para llevar a cabo esas actividades no se utilizaron durante este período produc-ciones más sofisticadas y costosas como las vidriadas, por lo que su empleo se vio reducido a los recipientes considerados más refinados.

Junto a la cerámica común, la cerámica vidriada acompañó el continuo quehacer cotidiano de los habitantes de Córdoba, en tanto que la cerámica realizada en verde y manganeso y la de cuerda seca poseyeron un carácter privilegiado, siendo los recipientes fabricados en estas dos produc-ciones los de mayor prestigio.

La cerámica vidriada está muy presente en los niveles asociados al barrio califal, siendo en este momento en el que se ha constatado la aparición y el uso de la cerámica verde y manganeso y, en menor medida, la de la cuerda seca. Asimismo, el uso masivo de la cerámica vidriada está en directa relación con el uso de las otras dos producciones. Desde el punto de vista formal, la cerámica del siglo X presenta una serie de características que la distinguen de las de momentos anteriores. Por un lado, los recipientes alcanzan una mejor ejecución técnica, por lo que las paredes de los mismos tienden a estrecharse, evidencia que se hace patente, sobre todo, en las ollas. Por otro lado, la ma-yoría de las bases de los recipientes son planas o ligeramente convexas. No hay repiés, exceptuando en algunos, muy pocos, ataifores. Los anillos de solero serán comunes en formas distintas a la de los ataifores en momentos más tardíos, a partir del siglo XI, sobre todo en el siglo XII174.

Aparecen las ollas tipo 1A, muy globulares, con los borde exvasados y moldurados de sección cuadrangular. Siguen fabricándose los jarros 1B, sin diferencias notables con respecto a los de momentos anteriores, por lo que, a partir de ahora, serán piezas difíciles de fechar si no aparecen acompañadas de otros materiales y en contextos muy claros. Los ataifores son los grandes prota-gonistas de este período, por cuanto es la primera vez que aparecen, ya de manera masiva, casi sin 174 Esta peculiaridad ya fue apuntada en su momento por Retuerce y Zozaya, (1991, 317).

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ensayos, aunque habíamos detectado precedentes claros en época emiral, concretamente en los platos fabricados en cerámica común del tipo 1. Bien es cierto que si en Córdoba no son anteriores al califato, a excepción de las piezas importadas, sí son comunes en el sureste andalusí y desde allí se trasladarían a la capital de manera contundente. Son característicos del califato los ataifores tipo 1, en baja proporción, los tipos 2 y 3 y sobre todo los de tipo 7.

También es durante el califato, cuando eclosiona la producción de tinajas, conocidas desde el emi-rato. Abundan los lebrillos, sobre todo del tipo 1, las tapaderas de todos los tipos, las cazuelas de paredes exvasadas y, en general, se detecta un aumento cuantitativo de recipientes cerámicos. Son muy representativas las tazas tipos 1 y 2 –que se mantendrán durante el XII-, los platos tipo 2, que seguirán fabricándose, también en el XII las redomas tipo 1, subtipo A y los botes de cuerpo cilíndrico y cuello estrangulado. Asociadas a niveles califales hemos creído identificar dos pipas, formas cuya aparición se presupone bastante posterior en otros yacimientos peninsulares, pero de las que, como ya se ha dicho, Valdés apuntó su probable aparición en momentos, incluso, anterio-res a la llegada de los musulmanes. Durante el califato se fabricó el tipo 1 de la familia 30, forma interpretada por nosotros como una maceta, cuya existencia sólo la tenemos constatada para este período. Recipiente extraño y del que nos resta averiguar cuál fue su cometido final y a qué especie horto-fructícola determinada se destinó.

Muchas de las formas califales perdurarán durante el siglo XII, por lo que es lógico pensar que también en el siglo XI se fabricarán recipientes con particularidades formales, técnicas y decorativas similares.

siglo XII.

La ausencia de ocupación significativa en Cercadilla durante el siglo XI ha provocado un salto importante en cuanto al conocimiento de la evolución de la cerámica medieval islámica, por lo que de ese momento contamos nada más que con muy pocos ejemplos.

Es posible que algunas de las formas que nosotros hemos localizado en el siglo XII, se empe-zaran a concebir durante el siglo XI, tal vez durante el período taifa o tal vez tras la llegada de los almorávides, y que se siguieran fabricando en el siglo XII, al igual que ocurre con determi-nados recipientes, cuya presencia se constata durante el califato o, incluso, durante el emirato, tales como las ollas tipo 1A, los jarros/as tipo 1B, los ataifores tipo 2 y tipo 3, los cangilones tipos 2 y 3, etc.

En el siglo XII tenemos constatada la presencia de dos nuevos tipos de ollas, en concreto los tipos 8 y 9 que convivirán con los tipos 1, 2, 4 y 5. Junto a la presencia de estos dos nuevos tipos se do-cumenta, por primera vez, el uso de la técnica del vedrío para recubrir el interior de las ollas tipo 8, marcando un cambio radical con la tradición anterior, ya que durante el califato no se utilizó esta técnica para los recipientes de cocina. Las ollas tipo 8, con carena en los hombros y cuellos muy estrangulados, son típicas del siglo XII en numerosos yacimientos, mientras que, en otros, aparecen durante el XI -en Toledo, Badajoz, Lérida, Niebla, o en yacimientos portugueses-. Junto a ellas aparecen, también por primera vez, las ollas tipo 9, de paredes muy finas, cuerpo globular y cuello cilíndrico, con un borde pequeño y engrosado. Es un tipo de perfil conocido en otras zonas de al-Andalus y su perduración se puede rastrear en yacimientos como el de Castillejo de los Guájares (Granada) entre los siglos XIII y XIV.

En la mayor parte de los jarros se observa también una continuidad formal con lo anteriormente fabricado. Muchos de los nuevos recipientes se seguirán fabricando del mismo modo que en el emirato, pero junto a ellos aparecerán, además, otros muy similares pero carenados y con pie anular

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o con una pronunciada inflexión en las paredes, muy cercana a la base (es muy evidente el cambio morfológico al que se somete el jarro/a tipo 2.1.B. durante este período). Además, en este período estos recipientes, junto a otros de esta misma familia, cubrirán sus paredes externas con una fina película de engobe de color rojo o, en menor medida, de color negro. Aparecen ahora las jarritas 2.1.F.3., de cuerpo achatado, cuellos cilíndricos y pié anular, también engobadas en color rojo y las 2.1.R, tal vez relacionadas con el transporte de un determinado producto y, al igual que las ante-riores, engobadas en rojo o negro.

Los ataifores tipo 1 y 2 se fabrican durante este período de forma masiva y , en menor proporción, los ataifores tipo 3 y 7. Junto a ellos se fabrican, por primera vez, los ataifores tipo 4, es decir, los carenados, algunos de ellos con asas horizontales, pegadas a las paredes, situadas inmediatamente por debajo del borde y los del tipo 5, también carenados pero con las paredes muy exvasadas. Al igual que ocurre con las ollas tipo 8, en algunos yacimientos la cronología de estas piezas se adelan-ta al siglo XI o, incluso al X. No podemos valorar la primera fecha pero es seguro, que en Córdoba no se realizaron ataifores carenados durante el califato.

Los lebrillos tipo 2, si bien son habituales en cualquier período islámico, son muy abundantes durante el siglo XII, al igual que las tapaderas tipo 2, así como las destinadas a cubrir grandes tinajas, las del tipo 4 subtipo E, aunque posiblemente las más características sean las de tipo 6.1.B, las de borde bífido.

La aparición de las cazuelas carenadas vidriadas al interior será otra de las novedades de este mo-mento. Suelen tener las bases convexas y, en ocasiones, las bases se separan de las paredes a través de una marcada inflexión. Los candiles seguirán fabricándose con cazoleta y piquera larga, sin em-bargo, surgen por primera vez, los de chimenea muy estrecha y cazoleta muy pequeña y proliferan los de cazoleta abierta con pellizco levantados sobre un pie.

En general las formas se distinguen por ser mucho más angulosas que las de momentos ante-riores, aunque ello no excluye que, además, existan ejemplares de gran sencillez, como las tazas del tipo 12.2.A.1.3. Lo más normal es encontrar piezas muy carenadas, con bordes, cuellos y pies muy marcados. Así, mientras que las tazas y/o vasos tipos 1, 2 y 3 son habituales desde el califato o, incluso, desde etapas anteriores, las del tipo 4, las carenadas, son propias, única-mente, de este siglo.

Aparecen las fuentes de paredes entrantes, con bordes desarrollados y bases planas marcadas por una inflexión, y los bacines, algunos de ellos fabricados en cuerda seca y con complejas decora-ciones. Por otro lado, no se han documentado cazuelas de costillas, propias del mundo almohade – aunque sí existen cuencos adornados con ese peculiar motivo –fig. 285.3-175. Ante la ausencia generalizada de este peculiar adorno en Cercadilla no podemos aventurar ninguna hipótesis, aunque, tal vez, lo más plausible sea que la instalación dónde se recuperó la mayor parte de los materiales, se abandonase antes de que se produjera la implantación de esa fórmula decorativa en el ajuar cerámico. No obstante, ni siquiera en el conjunto cerámico más tardío, fechado en-tre el siglo XII y principios del siglo XIII, con loza dorada, ollas de tipo 3 vidriadas al interior, ataifores carenados, tinajas vidriadas y estampilladas y cangilones con bases rematadas en pico, es decir, con formas muy características de época almohade, se localizaron recipientes con ese característico adorno.

siglo XII – principios del siglo XIII.

175 En yacimientos donde la presencia almohade está perfectamente probada, las cazuelas de costillas aparecen asociadas a nuestras ollas tipo 8 (MONTES y GONZÁLEZ, 1990).

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Los materiales son muy similares si no idénticos a los del siglo XII, es decir jarros tipo 1B care-nados y con inflexión en la zona más cercana a la base; ataifores de tipo 1, 2, 4 y 5; lebrillos tipo 2 con los bordes muy desarrollados; tapaderas tipo 2, cazuelas carenadas y cangilones con las bases rematadas en pico.

Pero la presencia de ollas tipo 3 vidriadas al interior, de ataifores tipo 6 fabricados en loza dorada, de tinajas de tipo 2 y de tipo 3 vidriadas y con decoración estampillada, y de fuentes con bordes muy desarrollados y moldurados, nos indican que nos encontramos ante un momento avanzado del siglo XII y ante los primeros años del siglo XIII. Y, aunque nos faltan algunas formas carac-terísticas de estos momentos, propias de la facies cultural almohade, tales como las cazuelas de costillas, la ausencia de materiales representativos de esa última centuria, ratifica la idea de que el depósito se efectuó antes de la conquista de la ciudad por parte de las tropas comandadas por Fernando III.

En el siglo XII se siguen manteniendo formas cuya aparición comienza durante el siglo X (ollas tipo 1 y 2, jarros/as tipo 1b, ataifores tipo 1, 2 y 7, lebrillos tipo 1). Esa pervivencia llegó hasta los inicios del siglo XIII, si bien en momentos más avanzados, ya no documentados en Cercadilla, desaparecen casi por completo176.

A partir de la creación de la tipología de Cercadilla y el estudio de los materiales cerámicos que engloba, hemos observado que, en algunos casos, existen notables discrepancias entre las cronolo-gías propuestas por otros investigadores y las planteadas para el caso de Cercadilla. De esta manera hemos observado que en determinados yacimientos se han localizado piezas con características casi idénticas –si no iguales- a las de Cercadilla, pero asociadas a períodos históricos distintos de los propuestos para nuestro yacimiento. Todas esas discrepancias han sido analizadas en cada caso concreto, pero queremos llamar la atención sobre los conjuntos cerámicos de varios yacimientos, que, aún mostrando una homogeneidad formal idéntica a la de Cercadilla, han sido fechados en momentos distintos a los del conjunto cordobés. Uno de estos elencos cerámicos, fechado en un momento muy alejado en el tiempo al propuesto por nosotros, es el recuperado en los hornos del circo romano de Toledo. Ollas tipo 8 de Cercadilla, jarros 1B carenados, ataifores tipo 4 con pie desarrollado y ataifores con asas horizontales, se han datado, aunque con reservas, a finales del siglo X - primer tercio del XI, es decir durante el período califal (MARTÍNEZ, 1986; 1990b). Estos materiales en Cercadilla se han localizado en niveles estratigráficos del siglo XII.

El conjunto cerámico recuperado en la Caserna de Cavalleira, en Lleida (LORIENTE, 2000), de la primera mitad del siglo X, en comparación con el elenco cerámico cordobés, presenta una cronología muy temprana. En este yacimiento se recuperaron ataifores de los tipos 2, 7 y 1/7 de Cercadilla en verde y manganeso y cuerda seca, todos con la base plana, junto a jarros tipo 1B de Cercadilla con pie anular, y jarros/as y tazas con apéndices en las asas. En principio, la aparición conjunta de las técnicas verde y manganeso y cuerda seca, los pies en los jarros y los apéndices en las asas, nos lleva a considerar que el conjunto es posterior a la fecha propuesta por su estudiosa, cuando menos de la segunda mitad del siglo X y, más probablemente del siglo XI. Además, uno de los ataifores leridanos se embelleció con una leyenda en árabe cursivo, en manganeso, superpuesta a un fondo blanco estannífero. Este tipo de decoración aparece en Cercadilla a finales del período califal, ya en el siglo XI. 176 Recientemente se ha llevado a cabo un estudio de materiales cerámicos del siglo XIII en el que se observa una muy dé-bil pervivencia de formas cerámicas califales (MORENO y GONZÁLEZ, 2002-2003). En los contextos más modernos de Cercadilla, tanto los encuadrados en el siglo XII y asociados a la instalación agrícola e industrial, como los encuadrados entre el siglo XII – principios del siglo XIII, se observa que esa pervivencia es mayor. Sin embargo, ya en pleno siglo XIII las nuevas modas cristianas se impusieron rápidamente a la antigua tradición alfarera islámica.

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En 1986 Retuerce aportó a la investigación sobre cerámica islámica, un conjunto de piezas pro-cedente de “Cidade das Rosas” en Serpa, Portugal, recuperado en un sólo estrato de cenizas y fechado en época califal, al estar sobre niveles visigodos del siglo VI. Es evidente que el estado incipiente en el que se encontraba la investigación en ese momento, propició que, en algunos casos, las conclusiones cronológicas propuestas, no se ajustasen con total precisión a la realidad, mejor conocida hoy en día. Los materiales cerámicos que presenta, ollas tipo 9 de Cercadilla (fig. 3.H), ataifores carenados -tipo 4 de Cercadilla- con el fondo decorado con trazos curvos de manganeso que se entrecruzan (fig. 2.A, 2.B, 2.C, 2.G), ataifores con ala de paredes altas (tipo 3 de Cercadilla) –fig. 2.D-, bases de ataifores con pie alto (fig. 3.B), jarros tipo 1.B. de Cercadilla -fig. 4.G-, y jarras con las paredes cercanas al borde muy entrantes –fig. 5.B-, son, al menos en Cercadilla, del siglo XII, tal vez con antecedentes durante mediados-finales del XI pero, en absoluto, relacionados con el período califal.

También algunos de los materiales de Pechina han sido fechados, desde nuestro punto de vista, muy tempranamente. Es el caso de algunos jarros fechados en el IX si bien fueron fabricados en cuerda seca y con asas de apéndices rematados en botón (FLORES y MUÑOZ, 1993, 92, 93, 146). Este tipo de recipientes se han localizado en contextos del siglo XII en Murcia, Almería y en Córdoba.

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CAPÍTULO III.

LAS TÉCNICAS y LOS ESqUEMAS DECORATIVOS.

La decoración, el “arte” de embellecer las cosas, en nuestro caso la cerámica, llevó a los alfareros de la Córdoba medieval, a buscar la inspiración de aquello que querían recrear en sus obras en el mundo que les rodeaba. Los motivos decorativos plasmados sobre algunas de las cerámicas y, en algunos –pocos- casos, la maestría en su ejecución, nos presentan no sólo objetos de carácter utili-tario, sino, pequeñas obras de arte, que plasman una visión artística, una forma de entender el arte, la moda y la belleza. No debemos dejar de lado en ningún momento que el trabajo de los alfareros medievales de Córdoba era artesanal, por lo que en cada trazo de pintura, en cada esquema deco-rativo, se ha concretado una forma personal de entender y expresar la visión artística de la sociedad pre-islámica e islámica cordobesa

En una gran parte de las piezas simplemente hay adornos realizados rápidamente, en muchos ca-sos de forma descuidada, con útiles que ayudaban a ejecutarlos, como peines, pinceles más o menos gruesos o, incluso, con los mismos dedos. Estos motivos decorativos son los que más se repiten en todas y cada una de las épocas y son los que menos llaman nuestra atención. En otras formas cerámicas lo que se ha representado va más allá de la simple decoración, en ellas, realmente, existe una intención estética.

Al igual que ya hicimos en nuestro estudio de la cerámica califal de Cercadilla, analizaremos los esquemas decorativos de cada una de las familias cerámicas por separado, por épocas y por produc-ciones177. Finalmente haremos, a modo de recapitulación, un examen de aquellas decoraciones en las que se entremezclan todo tipo de trazos –geométricos, vegetales, epigráficos, etc.-, por entender que en ellas, además de simples adornos, se expresaron ideas y conceptos perfectamente reconoci-bles por la población que los adquirió, pero cuya interpretación individualizada y pormenorizada rebasa con mucho los objetivos de este trabajo.

III.1.- LAS fAMILIAS CERÁMICAS.

FamIlIa 1. Ollas.

En general, la cerámica de cocina, no suele presentar decoración alguna. Como único acabado se solía aplicar a los recipientes un último alisado, realizado con las manos, antes de proceder a su secado. En estas piezas, en las que las cualidades funcionales adquirieron gran importancia y en las que el objetivo prioritario de los alfareros fue conseguir gran plasticidad y resistencia al fuego, la estética pasó a formar parte de un segundo plano. Al fin y al cabo estas formas fueron expuestas al fuego de forma continua, por lo que rápidamente se tiznaban y, en algunos casos, se quemaban por completo. Son, por tanto, muy raras las piezas que presentaron algún tipo de decoración, aunque no por ello inexistentes.

177 No nos detendremos en el estudio de cada una de las producciones: común, vidriada, verde y manganeso y cuerda seca, por no ser éste un trabajo en el que hayamos buscado como objetivo su análisis, ya que, han sido sobradamente estudiadas y analizadas por diversos autores, ya recogidos previamente por nosotros mismos (FUERTES, 2002, 150-152).

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Siglos VII-VIII (Pre-islámico).

Es precisamente en este momento cuando más motivos decorativos se observan en los re-cipientes de esta familia. Por otra parte, la existencia de estos motivos decorativos ayuda a reconocer esta fase, poco conocida en Córdoba debido al reducido número de excavaciones en las que se ha identificado, además de a la falta de estudios generales referentes a los mismos.

Esta familia, durante este período, se fabricó exclusivamente en cerámica común. Todas las ollas decoradas presentan diseños muy simples, siempre incisos.

Decoración incisa.

Esquemas geométricos.

Motivos geométricos de trazo curvo.

Meandros. Fundamentalmente localizados en la zona de los hombros o, en menos casos, en •el cuello (fig. 8.3). Se disponen en una o varias líneas, ya sean continuos (fig. 7.1, 8.3, 15.1, 42.2, 341.1, 341.2, 341.3, 341.4), generalmente realizados a peine, o discontinuos (fig. 8.2). Suelen estar bien trazados, debido a que se aprovecha para su ejecución el giro del torno. En cambio, cuando los recipientes han sido fabricados a mano o a torno lento, el trazo suele ser más descuidado (fig. 8.3). Meandros entrecruzados. Es una composición más elaborada que la anterior aunque revestida •de gran sencillez. Los meandros continuos se van entrecruzando unos con otros, haciendo esquemas en ocho. Se localizan en la zona de los hombros (fig. 18.1).Ondas. Muy similares a los meandros aunque menos pronunciadas. Se disponen en la •zona de los hombros (fig. 21.2) y en ocasiones enmarcan a otro tipo de composiciones (fig. 8.2).Ungulaciones. Este tipo decorativo que se asemeja a la huella de una uña, se sitúa en la zona •de los hombros de algunos recipientes. Los trazos se disponen alternos, manteniendo un ritmo semi-continuo (fig. 12.5).Puntos. Sólo se ha localizado un fragmento cerámico con este tipo decorativo en el que •aparecen agrupados. Es posible que formasen parte de una composición más compleja (fig. 341.5).

Motivos geométricos de trazo rectilíneo.

Bandas. No aparecen solas. Generalmente, son varias líneas realizadas a peine que enmarcan a •otras composiciones (fig. 15.1).Triángulos sin cerrar. Motivo escaso, el trazo es muy grueso y se puede considerar triángulo y •no meandro por presentar los vértices marcados (fig. 36.2).

Emiral temprano, 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII.

La mayor parte de las ollas de este momento no se decoraron. La decoración, de existir, siempre es incisa, reproduciendo esquemas simples. Todas se fabricaron en cerámica común.

Decoración incisa.

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Esquemas geométricos.

Motivos geométricos de trazo curvo.

Meandros. Normalmente localizados en la zona de los hombros. Aparecen por lo general •realizados a peine, aunque en alguna pieza se hicieron con un útil de una sola punta, un punzón o algo similar (fig. 34.5, 341.6).

Emiral indeterminado, siglos VIII – IX.

El mayor porcentaje de ollas de este período no recibió ningún tratamiento decorativo. Todas las ollas se fabricaron en cerámica común.

Los motivos decorativos son incisos o impresos, representando esquemas muy sencillos.

Decoración incisa.

Esquemas geométricos.

Motivos geométricos de trazo curvo.

Meandros. Normalmente realizados a peine. Pueden disponerse en la zona de los hombros o •de manera aleatoria (fig. 16.1). Semicírculos. Muy pequeños y continuos aunque no enfilados. Aparecen decorando algunas •asas. (fig. 2.3).

Decoración impresa.

Esquemas geométricos.

Motivos geométricos de trazo curvo.

Digitaciones. Las huellas de los dedos sirven en algunas ocasiones como decoración. Generalmente •aparecen en la zona de unión de las asas con las panzas de los recipientes (16.1).

Califal de transición, finales del siglo IX – principios del siglo X.

Ninguno de los ejemplares recuperados en los contextos de este período presentaba las superficies decoradas.

Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI.

Las ollas de este momento no recibieron ningún tratamiento decorativo a excepción de un único ejemplar que se decoró de manera muy sencilla, con incisiones. Las ollas califales, que sirvieron como tales, se fabricaron en cerámica común.

Decoración incisa.

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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Esquemas geométricos.

Motivos geométricos de trazo rectilíneo.

Bandas. Dos finas incisiones paralelas que recorren toda la superficie de la pieza por los hombros •(fig. 20.1).

Siglo XII.

Al igual que ocurría en momentos precedentes, son muy escasos los ejemplares que reciben algún tipo de tratamiento decorativo. Sin embargo, y de manera excepcional, se utilizó la pintura para decorar una de estas formas, además de la decoración incisa. Las ollas de este momento se fabri-caron, la mayor parte, en cerámica común y, en algunos casos, en cerámica vidriada. Las ollas así fabricadas presentan el vedrío al interior y, en ocasiones, en los bordes y en los cuellos. Ninguno de los ejemplares recuperados mostraba algún tipo de fórmula decorativa que las embelleciera. El vidriado es de carácter utilitario, evita la porosidad de las pastas y permite mantenerlas en un mejor estado de limpieza.

Casi todas las ollas del tipo 8 y algunas del tipo 9, ambos tipos característicos de este momento, presentan las líneas del torno muy marcadas.

Decoración incisa.

Esquemas geométricos.

Motivos geométricos de trazo rectilíneo.

Bandas. Finas incisiones, realizadas a peine, recorren los hombros de algunos de los recipientes •del tipo 8 (fig. 44.2).

Decoración pintada.

Esquemas profilácticos.

Evidentemente, su existencia debemos considerarla de carácter excepcional, ya que las superficies de estos recipientes, una vez comenzado su uso, se tiznarían y se quemarían, por lo que la pintura desaparecería.

Un solo grupo de tres dedos de color blanco, en sentido vertical, adorna una de las caras de una olla del tipo 9 (fig.45.1). Los trazos son cortos, ocupando solamente una superficie ya de por sí resaltada por las huellas del torno. La única olla en la que ha aparecido este esquema decorativo no presentaba las superficies quemadas, es decir, no se expuso nunca al fuego. Ollas pintadas con esquemas profilácticos, con una morfología similar a la de Cercadilla, se han re-cuperado en Guadix (Granada), en niveles almorávides-almohades (GONZÁLEZ; ADRO-HER; LÓPEZ, 1993, fig. 3).

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FamIlIa 2. Jarros/as.

Al ser la familia con mayor número de ejemplares, es también la que reúne un mayor elenco de diseños decorativos.

Una vez moldeados cada uno de los jarros o jarras, éstos fueron primeramente alisados y en muchos casos engobados. Las engalbas son por lo general, sobre todo durante el emirato y el califato, poco cubrientes aunque, en algunos casos, generalmente asociados a subtipos concretos del siglo XII, son más densas.

Cerámica común. ■

Siglos VII-VIII (Pre-islámico).

Decoración espatulada.

Cuando las superficies cerámicas están espatuladas adquieren un brillo intenso, como consecuen-cia de haber sido “pulidas” con algún tipo de objeto duro. La diferencia con las superficies bruñidas radica esencialmente en que con el espatulado casi siempre son más que evidentes las huellas del paso del útil usado para tal fin.

Algunos de los recipientes de mesa, como los jarros/as o las botellas de los siglos VII – VIII, se espatularon. Esta técnica fue más utilizada durante este período y durante los primeros años del emirato, que en las etapas siguientes. Todos los recipientes así decorados se cocieron en ambientes oxidantes, por lo que sus pastas adquirieron tonos rojizos, anaranjados o castaños claros. En ocasio-nes estos tonos se resaltaron al aplicarles algún tipo de engalba del mismo color. Con esta técnica muy probablemente se intentaba recrear y en cierta manera recuperar un tipo cerámico ya perdido, pero aún no olvidado, el de la sigillata o mejor el de la cerámica africana, cerámica desaparecida en Córdoba en este período (Fig. 83 BIS).

Ciertamente, son muy pocas las piezas que utilizaron esta técnica decorativa, llegando casi a des-aparecer durante el período califal178.

Decoración incisa.

Una de las piezas del repertorio estudiado es una jarra espatulada (Fig. 83 BIS) sobre la que se ha efectuado un tipo de decoración incisa, muy poco profunda, en la que se mezclan una serie de motivos extraños que a primera vista no parecen componer un esquema decorativo preciso y en el que se entremezclan motivos de todo tipo.

Esquemas geométricos.

Motivos geométricos de trazo curvo.

Círculos. Más o menos grandes que enmarcan otras composiciones o que aparecen dentro de •otros motivos. Arcos. Grandes o pequeños que aparecen solos o intentando cerrar otras composiciones •geométricas.

178 A excepción de la pieza 2.1.F.4.1. (Fig. 83 BIS), el resto de ejemplares documentados con este tipo de decoración eran fragmentos de galbos o atípicos, por lo que sus dibujos no están incluidos en este estudio.

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Motivos geométricos de trazo rectilíneo.

Líneas. Trazadas de múltiples maneras: oblícuas, verticales, horizontales, convergentes –que •enmarcan otras composiciones-, curvadas. En general son líneas largas, si bien algunas de ellas son trazos cortos, que parten de las más largas. Casi todas ellas finalizan en curva, algunas de ellas tan cerradas que parece que quieren representar anzuelos.Estrellas. Compuestas a partir de cinco líneas que se entrecruzan en un mismo vértice. Esta •composición se enmarca dentro de otras dos, una de las cuales, la más cercana al vértice es un círculo perfecto y la más alejada de ese vértice es un arco que casi cierra un triángulo de un solo ángulo.Triángulos sin cerrar. O aparecen enmarcados entre líneas convergentes o aparecen enmarcando •a estrellas y círculos y casi cerrados por arcos.

Esquemas pseudos-epigráficos.

Trazos cortos, curvos y más o menos alineados que parecen representar letras (Fig. 83 BIS).

Esquemas ¿zoomorfos?.

El grado de abstracción de los trazos representado nos hace dudar de que se trate de simples líneas o de si, en realidad, se trata de una composición muy abstracta y naïf de un elemento zoomorfo, tal vez un pájaro, con un solo ojo, una pata y un pico exagerado. Este ¿pájaro? tendría una gran cola, dibujada con dos líneas convergentes que enmarcan una línea en zig-zag o de triángulos con un sólo vértice.

Decoración impresa.

Pseudo-digitaciones. Pequeñas y alineadas, realizadas con cualquier útil de sección curva o in-cluso, tal vez con los dedos, se disponen en el cuello, base y asas del recipiente (Fig. 83 BIS).

Decoración pintada.

Es la técnica decorativa más elegida a la hora de decorar las superficies cerámicas. De este período contamos con muy pocos esquemas decorativos. Generalmente el tipo de pintura em-pleada era de color rojizo y se aplicaba sobre recipientes de pastas claras o rojizas. Sólo hemos localizado un ejemplar en el que se observaban muy escasos restos de pintura negra sobre el borde (fig. 73.4).

Esquemas geométricos.

Motivos geométricos de trazo curvo.

Ondas. Se representan líneas onduladas de trazo continuo (fig. 342.10, 342.16, 342.15). •Puntos. Más o menos conseguidos, aparecen de forma aislada (fig. 342.4) o formando parte de •las composiciones más complejas (fig. 342.10).

Esquemas profilácticos.

Algunos recipientes se decoraron con trazos de pintura realizados con los dedos (fig. 52.4, 342.7, 342.8, 342.12, 342.18, 342.19). En algunos casos (fig. 342.18, 342.19) el final del trazo recuerda, sin serlo, al esquema profiláctico característico de la decoración musulmana.

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Esquemas abstractos.

La mayor parte de los recipientes presentan una decoración en la que no se ha diseñado ningún esquema decorativo preciso o, al menos, lo conservado no muestra ninguna temática concreta. Son trazos realizados con pincel o con los dedos, que suelen girar sobre sí mismos formando es-quemas cerrados179 (fig. 48.3, 52.2, 342.1, 342.2, 342.5, 342.6, 342.9, 342.11, 342.13, 342.14). En algunos casos se podría intuir la presencia de alguna representación esquemática de tipo vegetal (fig. 342.9).

Emiral temprano, 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII.

Decoración espatulada.

Durante esta etapa algunas de las piezas fueron espatuladas en alguna zona determinada del cuer-po, mientras que en otros casos el espatulado ocupó toda la superficie (fig. 82.1, 344.1).

Decoración incisa.

Esquemas geométricos.

Motivos de trazo curvo.

Meandros. Normalmente continuos, en una sola línea o en varias –realizadas con peine- que se •disponen en la zona de los hombros (fig. 77.1.).Ungulaciones. Es un motivo muy poco corriente. Se aplica en la zona del cuello. (fig. 67.2.).•

Motivos geométricos de trazo rectilíneo.

Bandas. Realizadas a peine en grupos de 4 o 6 (fig. 344.2).•

Decoración impresa.

Esquemas geométricos.

Motivos geométricos de trazo curvo.

Digitaciones. La huella de uno o varios dedos que se disponen, en algunas ocasiones, en la zona •de unión de las asas con la panza u hombros de los recipientes (fig. 77.1).Círculos. No son más que la huella de un punzón o de cualquier objeto de sección circular. •Se suelen situar en la zona de unión de las asas con las panzas u hombros de los recipientes (fig. 344.3).

Decoración pintada.

Esquemas geométricos.

Motivos de trazo rectilíneo.

179 Este tipo decorativo ya nos había llamado la atención cuando llevamos a cabo la primera aproximación al estudio de los materiales pre-islámicos (FUERTES y GONZÁLEZ, 1996, fig. 78).

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Bandas. Más o menos finas dependiendo del pincel utilizado. Aparecen en sentido vertical u •oblicuo (fig. 343.1, 343.3).Triángulos sin cerrar. Este esquema lo encontramos asociado a una composición más compleja •(fig. 343.2).Escaleras. Esquema formado por dos líneas más o menos paralelas unidas por líneas más cortas •(fig. 343.2).Rombos. Formados por líneas oblicuas que se entrecruzan (fig. 343.4).•

Esquemas profilácticos.

Se comienzan a ver piezas en las que predomina la presencia de trazos ejecutados con los dedos en sentido longitudinal o transversal –en menor medida- (fig. 343.8, 345). Difiere en cierta medida con el característico diseño islámico.

Esquemas indeterminados.

En algunos casos resulta imposible interpretar el motivo representado (fig. 343.6, 343.7).

Emiral indeterminado, siglos VIII – IX.

Decoración pintada.

Esquemas profilácticos.

Durante los primeros años del emirato, como hemos visto más arriba, comienzan a proliferar los esquemas profilácticos. Estos esquemas son haces de tres dedos que atraviesan las piezas vertical y, en menos ocasiones, horizontalmente. Es una decoración característica de la cerámica islámica, por lo que su existencia es una muestra inequívoca de la aceptación de las modas traídas por el nuevo contingente foráneo (fig. 55.1, 82.1.2, 346.1).

Emiral, siglo IX.

Decoración espatulada.

Durante el siglo IX la decoración espatulada sigue siendo utilizada para embellecer las formas cerámicas. En torno a un 17 % de los recipientes relacionados con los ambientes de mesa presen-taban esta técnica decorativa (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994b, fig. 10). El espatulado ocupa todo el cuerpo (fig. 243.3) o solamente alguna de sus partes -cuello, panza- (fig. 127.1).

Decoración moldurada.

Las molduras se sitúan en cualquier parte de la superficie de los jarros/as, como, por ejemplo, los cuellos (fig. 343.5).

Decoración pintada.

Los tonos cromáticos más utilizados a la hora de decorar las piezas son los pertenecientes a la gama de los rojos o castaños. Lo normal es utilizar colores que contrasten con el color de las superficies.

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Esquemas geométricos.

Motivos geométricos de trazo curvo.

Círculos. No suelen aparecer solos, sino que forman parte de esquemas más complejos, aunque se •presentan como motivos principales (fig. 346.2).

Motivos geométricos de trazo rectilíneo.

Bandas. Enmarcan a otros esquemas decorativos (fig. 346.2).•

Esquemas profilácticos.

Durante el siglo IX este tipo de decoración pasa a ser una de las más utilizadas para decorar los recipientes. Casi siempre son haces de tres dedos verticales, aunque también los hay transversales y se disponen sobre las panzas y los cuellos (fig. 66.1, 66.2, 92.1, 94.1).

En algunos casos son trazos de dedos sin un una temática concreta (fig. 87.3).

Emiral de transición, finales del siglo IX – principios del siglo X.

Decoración pintada.

Los tonos más utilizados son los de la gama de los rojos y los ocres. Generalmente se aplican sobre pastas rojizas o claras.

Esquemas profilácticos.

Se trata del mismo diseño observado durante el emirato pleno (fig. 57.2).

Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI.

Decoración incisa.

No son muy abundantes las piezas que han recibido decoración incisa. Por regla general consiste en una o varias líneas paralelas, muy finas, que suelen ir dispuestas en los cuellos (fig. 84.2).

Decoración moldurada.

Son muy escasos los ejemplares que presentan este tipo de decoración (fig. 130.2).

Decoración pintada.

Es la técnica decorativa que con mayor frecuencia se aplica a los ejemplares pertenecientes a esta familia. La gama cromática es ciertamente escasa, siendo los tonos grisáceos, castaños-rojizos y blanquecinos los más empleados. Estos tonos se suelen aplicar sobre superficies con tonalidades opuestas al color elegido para la decoración. De hecho, son escasos los ejemplares en donde los

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motivos decorativos diseñados, por ejemplo en color rojizo, se han aplicado en superficies de esa tonalidad. Los esquemas representados son muy diversos:

Esquemas geométricos.

Probablemente sean los más utilizados a la hora de dibujar la decoración pictórica de los jarros/as. El repertorio de temas que enmarcan estos esquemas es muy amplio y variado. Se caracteriza, además, porque no suelen aparecer de forma individualizada en la pieza, sino que es más común la unión de varios de ellos, lo que enriquece en gran medida el resultado final.

Motivos geométricos de trazo curvo.

Círculos. Se trata de otro de los temas más recurrentes en los esquemas decorativos de la •cerámica musulmana cordobesa. Aparecen representados de múltiples maneras: círculos pequeños completamente rellenos de pintura180 (fig. 118.1, 123.1, 347.3, 348.1, 348.2, 349.4), círculos concéntricos (fig. 112.2, 348.3, 349.2, 350.2), semicírculos (fig. 350.2), o grandes círculos que ocupan una extensión considerable de las piezas181 (fig. 347.5, 353.1). Semicírculos enfilados. Se disponen en los hombros cerrando el círculo. Enmarcan a otros •motivos (fig. 91.2). Escamas• 182. Este motivo suele servir para enmarcar cualquier otro tema decorativo (fig. 349.3, 351.3).Espirales. Grandes o pequeñas forman parte de otro de los temas más asiduos dentro del •repertorio decorativo (fig. 98183, 349.5). Puntos• 184. Este motivo decorativo no aparece nunca solo, sino intercalado con otros motivos diferentes. Consiste en la aplicación de pequeños toques de pincel, siendo su grosor variable según el tamaño del útil empleado (fig. 91.2, 118.1, 123.1, 347.2, 347.4, 348.4, 349.2, 349.3, 350.2, 352.1). No suelen ser completamente circulares, a veces son casi ungulaciones (fig. 351.3).

Motivos geométricos de trazo rectilíneo.

Aspas. Estos motivos, por otra parte muy sencillos, se diseñan mediante dos líneas inclinadas •que se cruzan en su centro (fig. 118.1, 119.1, 123.1).Bandas. Se trata de otro de los motivos decorativos más clásicos utilizados en la decoración de •los recipientes cerámicos medievales. Al igual que los puntos no suelen aparecer nunca solos, sino que sirven, generalmente, para enmarcar otros. Estas bandas se disponen en las piezas de forma horizontal (fig. 72.1, 112.2, 114.1, 116.1, 118.1, 123.1, 124.1, 347.2, 347.3, 347.4, 348.1, 348.2, 348.4, 349.1, 349.2, 349.4, 350.2, 350.3, 350.4, 350.5, 352.2, 352.3, 352.5, 353.1, 353.2, 353.3, 353.4, 353.5, 353.6) o vertical (fig. 72.3, 118.1, 351.3).Trazos finos alineados. Son varios trazos aplicados con pincel que se disponen, generalmente, •en el cuello de los recipientes y lo bordean. Suelen estar ligeramente inclinados (fig. 79.1, 119.1, 123.1, 349.4).Enrejados• 185. Líneas verticales atravesadas por líneas horizontales. Los cuadrados o rectángulos resultantes pueden haber sido rellenados (dameros) o no. Es muy normal que esas figuras

180 Retuerce y Zozaya (1986, 86, fig. 10.16) recogen esta decoración procedente de Mad nat al Zahr ’ y la tipifican dentro del grupo A-2-l, es decir, cerámica pintada con “trazos finos blancos sobre fondo rojo” concretamente, el fragmento de la fig. 347.3 ha sido pintado en color blanquecino sobre pasta rojiza.181 Tema utilizado, también, en Mad nat al Zahr ’ (RETUERCE y ZOZAYA, 1986, fig. 11.9 a 12). 182 También se han localizado en Mad nat al Zahr ’ (RETUERCE y ZOZAYA, 1986, fig. 10.8).183 Idéntica decoración a la de este ejemplar, es la que aparece en un cántaro de boca trilobulada en Mad nat al Zahr ’ (ESCUDERO, 2001, 402). 184 Pavón (1967, 416) ya hacía referencia a este tipo decorativo en la cerámica de Mad nat al Zahr ’ como uno de los más abundantes. 185 Muy comunes en Mad nat al Zahr ’ (PAVÓN, 1967, 416) y en yacimientos de Guadalajara (RETUERCE y ZO-ZAYA, 1986, fig. 6).

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geométricas enmarquen algún tipo de elemento decorativo (fig. 118.1, 123.1, 349.1, 352.1).Triángulos. No es un tema demasiado frecuente. Realizado a partir de tres líneas que se unen •formando ángulos. No se busca una gran precisión a la hora de su ejecución y en la mayor parte de los casos enmarcan otro motivo distinto (fig. 348.3, 348.4). Triángulos sin cerrar. Formados a partir de dos líneas que se unen haciendo un solo ángulo. En •ocasiones aparecen enfrentados, casi formando rombos. Suelen enmarcar a otros motivos (fig. 91.2).

Esquemas vegetales.

La naturaleza que rodeaba a los artesanos y a los artistas, fue una de las más importantes fuentes de inspiración a la hora de elegir los diferentes motivos decorativos con los que embellecer sus obras. Su continua observación permitió su conocimiento y su posterior plasmación sobre cualquier tipo de soporte. Sobre la cerámica, este tipo de esquemas adquirió gran protagonismo y así quedó refle-jado en los motivos pintados que han llegado hasta nosotros.

Espigas• 186. Es uno de los temas más recurrentes dentro del repertorio pictórico (fig. 348.1, 348.2, 351.1, 351.2).Hojas. Agrupadas o sueltas, las hojas constituyen el elemento pictórico vegetal por excelencia. •Suelen ser grandes hojas lanceoladas, más o menos decoradas en su interior. Pueden estar unidas en haces de dos o más hojas por uno de sus extremos o pueden agruparse en torno a un eje que puede hacer las veces de tallo (fig. 347.3, 350.3, 350.5, 352.2, 352.3, 352.4).

Esquemas epigráficos y pseudo-epigráficos 187

Con diferencia son los motivos menos utilizados por la pintura para la decoración de los jarros/as. En la mayor parte de los casos se trata más bien de un intento de realizar una frase, palabra o letra, razón por la que casi nunca son legibles (fig. 98.1188, 353.1, 353.2, 353.3, 353.4, 353.5, 353.6). A veces están enmarcados dentro de círculos (fig. 112.2).

Esquemas profilácticos.

Los haces de tres dedos que recorren las piezas tanto vertical como horizontalmente, constituyen el tema más utilizado a la hora de decorar los jarros/as. Es un diseño asociado a recipientes desti-nados al transporte y a la contención de líquidos. Aunque hay ocasiones en las que los trazos que representan los dedos son ondulados (fig. 53.2), por regla general esas líneas son rectas. La deco-ración se sitúa tanto en el cuello como en los cuerpos de los recipientes (fig. 53.1, 53.4, 54.1, 54.3, 54.4, 67.1, 68.3, 69.1, 71.1, 84.3, 86.4, 117.1, 130.5, 350.1)189.

Esquemas abstractos.

Trazos sin forma ni tema decorativo reconocible (fig. 352.6).

Siglo XII.

186 Para Retuerce y Zozaya (1986, 86, fig. 10.17 y 10.18) derivan de un tema clásico.187 Todas las piezas que presentan este tipo de decoración han sido analizadas e interpretadas por A. Labarta y C. Barceló.188 Retuerce y Zozaya (1986, fig. 9.10), presentan una pieza, procedente de Mad nat al Zahr ’, con unos trazos, también ilegibles, que nos recuerdan en gran medida a los que aquí estamos analizando.189 Los esquemas profilácticos han sido ampliamente documentados en numerosos yacimientos de la zona Mediterránea (RETUERCE y ZOZAYA, 1986, 76, fig. 4. 13 a 18; BAZZANA; 1983, 42, 52, fig. 9, 13, 14) y en yacimientos de la Marca Media, del Valle del Guadalquivir y del sureste peninsular (RETUERCE y ZOZAYA, 1986, 76 y 80, fig. 4, 6-9).

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Decoración impresa.

No son muy abundantes los recipientes que han recibido este tipo de decoración.

Digitaciones. Las huellas de los dedos, unas a continuación de otras, se disponen en la zona •más ancha de los jarritos (fig. 64.1, 64.2). Otras piezas se decoran con digitaciones en los cuellos (fig. 108.1).

Decoración moldurada.

Son pocos los recipientes que presentan las superficies molduradas. Las molduras más o menos marcadas se sitúan en cualquier parte de la superficie de los jarros/as, como, por ejemplo, los cuellos (fig. 73.9, 82.6).

Decoración pintada.

Al igual que en momentos anteriores, es la pintura la técnica decorativa más empleada a la hora de embellecer las superficies de los jarros/as de esta etapa. Igualmente, en este momento adquieren gran protagonismo las superficies engobadas, tanto en color rojo mate como, en menor medida, en color negro (fig. 56.2). Determinadas variantes de esta familia se engobarán, en concreto, casi todas las representantes de los subtipos 2.1.B de éste período y en especial las de las variantes 2.1.B.4. y 2.1.B.5 y las de los subtipos 2.1.D, 2.1.F.3 y 2.1.P.

Esquemas geométricos.

Motivos geométricos de trazo curvo.

Meandros. La mayor parte de las veces forman parte de esquemas decorativos más complejos •(fig. 359.4).Círculos. Dispuestos en espacios dejados en reserva (fig. 360.3) o concéntricos (fig. 360.1).•Puntos. Más o menos gruesos pueden aparecer de forma alterna (fig. 101), en hilera (fig. 359.3, •360.5) u ocupando espacios vacíos (fig. 359.4, 360.3, 360.4).Trazos curvos. Sin que representen un motivo concreto (fig. 56.2, 71.5, 79.6, 99.1, 100.1, 101.1).•

Motivos geométricos de trazo rectilíneo.

Bandas. Pueden aparecer como motivo principal paralelas unas a otras (fig. 61.2, 61.3), pueden •ir en solitario sobre los bordes (fig. 72.8, 88.2) o enmarcando composiciones decorativas (fig. 359.4, 360.1, 360.5).Trazos finos alineados. No aparecen de forma aislada sino, agrupados en número de cinco (fig. •360.1), cuatro o tres (fig. 100.1, 101.1).Enrejados. A veces ocupan gran parte de la superficie (fig. 360.3) o, en ocasiones, zonas •determinadas de los vasos (fig. 360.5).

Esquemas vegetales.

Espigas. Algunos de estos motivos llegan a ocupar toda la superficie de los recipientes (fig. 359.1).•Hojas. Lanceoladas, pintadas en varios colores, que forman grandes composiciones florales •(fig. 359.2).

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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Esquemas profilácticos.

Se repiten los esquemas de etapas anteriores: los tres dedos que recorren las piezas de manera longitu-dinal (fig. 99.1, 360.2) o trazos realizados con los dedos dispuestos con otro orden (fig. 80.1, 360.4).

Cerámica vidriada. ■

Se documentan por primera vez recipientes vidriados a partir del siglo IX, aunque su presencia es casi anecdótica hasta siglo X.

Emiral, siglo IX.

Durante el siglo IX comienzan a aparecer algunos recipientes que presentan las superficies vidria-das. Sin embargo, y en contra de lo que pudiera parecer, este tipo de producción es casi inexistente durante este período, apareciendo con profusión durante la etapa califal, ya asociada a formas ca-racterísticas de ese momento y a producciones tan señeras como el verde y manganeso.

Lo normal es que estos recipientes presenten decoraciones muy cuidadas, al igual que lo está su aspecto final. Suelen ser piezas con pastas claras, a veces rojizas, muy bien decantadas y con vedríos cubrientes, que no espesos. La escasez de materiales cerámicos vidriados durante este período y el tipo de pastas, distintas a las el resto de las formas cerámicas de este momento e, igualmente, distintas a las de las formas cerámicas vidriadas de la etapa califal, nos permite creer que nos en-contramos ante piezas que proceden de fuera de Córdoba190.

No hemos recuperado jarros completos, ni siquiera perfiles claros de este tipo de piezas, de modo que solamente algunos galbos nos indican su presencia. Al ser galbos, generalmente de pequeño tamaño, no podemos asegurar a ciencia cierta que se trate de jarros/as o de recipientes de otra fa-milia, eso sí, relacionada en todo caso con ambientes de mesa.

La decoración de estos recipientes no se aleja de los cánones clásicos, siendo los motivos vegetales y los geométricos los más utilizados.

Decoración incisa bajo cubierta.

Esquemas geométricos.

Motivos de trazo rectilíneo.

Líneas. Verticales y agrupadas en conjuntos de cinco que enmarcan composiciones vegetales •(fig. 129.1).Rombos. Enlazados por uno de sus vértices (fig. 129.1). •Esquemas vegetales.•Espigas. Que actúan como protagonistas de la composición decorativa (fig. 129.1).•

Decoración con manganeso.

Esquemas geométricos.190 No existen análisis de pastas que confirmen tal hipótesis, por lo que para hacer esta afirmación nos basamos en la morfología y en la comparación de visu de los materiales y de sus pastas.

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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Motivos de trazo curvo.

Círculos. Los hay concéntricos que enmarcan puntos o círculos sin cerrar (fig. 346.3).•Puntos. Más o menos gruesos (fig. 346.3).•

Motivos de trazo rectilíneo.

Bandas. Que enmarcan composiciones más complejas (fig. 346.3).•

Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI.

Sobre la cerámica vidriada se suelen aplicar varias técnicas decorativas.

Incisa bajo cubierta.

Trazadas con un punzón, se trata de líneas paralelas que se aplican en el cuello de las piezas (fig. 79.7) o en otras zonas del recipiente (fig. 354.1).

A veces son simples incisiones que adornan las molduras de los recipientes como en el caso de la fig. 354.6191.

Impresa bajo cubierta 192

Es una técnica decorativa que rara vez se aplica. Solamente aparece en los recipientes vidriados y por regla general el color elegido es el verde, aunque no son raros, tampoco, los de color melado. No hay una representación de temas decorativos precisos, sino que se trata más bien de trazos muy rectos (pro-bablemente ejecutados con una pieza dura de forma angulosa, que hace que el trazo sea completamen-te rectangular), que se entrecruzan (fig. 90.1, 354.1, 354.2, 354.3). En algunas piezas, en los espacios li-bres que están rodeados por los trazos, se han marcado algunas pequeñas impresiones, probablemente con punzón (fig. 354.3). En otros casos se han ejecutado impresiones en forma de pequeños triángulos sin cerrar, con la intención de otorgar a las superficies un aspecto escamoso (fig. 354.5).

Decoración moldurada.

Las molduras dan un aspecto más original a la forma final de los jarros/as. Se disponen indistinta-mente en cualquier parte del cuerpo de las piezas (fig. 354.6).

Decoración con manganeso.

La aplicación de trazos de manganeso es muy habitual como tema decorativo de la cerámica vi-driada en toda el área de al-Andalus.

191 Gutiérrez (1996a, 165, fig. 70.34) habla de esta técnica de “incisiones sobre moldura bajo cubierta” y encuentra piezas decoradas de esta manera en yacimientos tales como Pechina (Almería), el Castillo de Montefrío (Granada), Mad nat Ilbira y Córdoba, así como en los yacimientos estudiados por ella del sureste peninsular.192 También en Calatalifa (Madrid), se han documentado piezas con decoración impresa que Retuerce encuadra dentro del grupo 4, otorgándoles una cronología que abarca desde mediados del siglo X hasta finales del XI (RETUERCE, 1984b, 129, fig. 4c, 10). En Murcia se han recuperado algunos jarros con este tipo de decoración y con motivos muy similares a los docu-mentados en Cercadilla, estas piezas se han fechado entre los siglos X y XI (NAVARRO PALAZÓN, 1986b, nº 338 a 341).

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Esquemas abstractos.

Trazos sin un esquema establecido. En la mayoría de los casos son simples pinceladas de trazo irregular de color castaño o verde, que atraviesan la pieza sin ningún tipo de orden (fig. 115.1, 115.2, 120.1, 355.1).

La pieza de la fig. 355.1 fue sumergida en vedríos de diferentes colores, lo que le ha proporciona-do un aspecto exterior muy peculiar y un tanto original, ya que el resultado final no es más que la huella de esos distintos vedríos deslizándose por la superficie del recipiente.

Siglo XII.

Las piezas vidriadas de este momento, que son muy numerosas, no suelen mostrar motivos decorativos concretos, limitándose la decoración a trazos mejor o peor realizados (fig. 131.2, 132.3). Hemos recuperado un sólo galbo de una pieza que presentaba decoración incisa forman-do escamas (fig. 361.1).

Esquemas pesudo-epigráficos.

Sobre el fondo vidriado de una de las piezas la plasmación de trazos similares a las letras del alfabeto árabe nos recuerda que, probablemente, una parte muy considerable de los alfareros no sabía leer o escribir y que su mercancía se dirigía a una población que, igualmente, era analfabeta (fig. 361.2).

Cerámica verde y manganeso. ■

Los recipientes fabricados en verde y manganeso aparecen en Cercadilla, por primera vez, asocia-dos a la construcción, uso y abandono del arrabal, es decir, durante la etapa plenamente califal.

Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI.

En los jarros/as fabricados en verde y manganeso se observan prácticamente los mismos esquemas decorativos realizados con pintura sobre las superficies bizcochadas. En algunas piezas resulta del todo imposible determinar el esquema decorativo escogido (fig. 85.2).

Esquemas geométricos.

Motivos geométricos de trazo curvo.

Motivos circulares. Según Cano (1996, 22-25, fig. 41 a 43) el tema anular es probablemente el •mejor representado en el repertorio decorativo del yacimiento de Mad nat al-Zahr ’, apareciendo tanto sobre las formas abiertas como sobre las cerradas; sin embargo, no es muy relevante en lo que concierne a la familia 2 de Cercadilla. Así pues sólo se ha conservado una pieza en la que aparecen círculos concéntricos pintados en negro directamente sobre el fondo blanco -no se conservan restos de verde- (fig. 81.6).Se han documentado esquemas anulares enmarcados en franjas (Cano, 1996, fig. 43), conformados por círculos más o menos conseguidos, diseñados en negro y rellenos de verde e incluso negro. Estos círculos están circunscritos a una serie de líneas de anchura indeterminada,

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según sea el tamaño de los esquemas circulares, que suelen estar delimitadas en manganeso y rellenas en verde (fig. 356.1).Trenzados. Por lo general se trata de dos líneas onduladas que se entrecruzan, formando uno •de los esquemas decorativos más utilizados para las piezas elaboradas en verde y manganeso. Sobre el fondo blanco se delimitan los bordes de los cabos con líneas de manganeso que se han rellenado en verde. Este tipo de decoración se suele disponer sobre los hombros de los jarros/as (fig. 356.2).

Motivos geométricos de trazo rectilíneo.

Triángulos. Sobre todo se utilizan para no dejar zonas aisladas sin decoración. Pueden estar •completamente rellenos por uno de los dos óxidos: el cobre o el manganeso (fig. 356.3, 356.5).

Esquemas vegetales.

Al igual que sobre la cerámica decorada con pintura, los temas vegetales son muy abundantes en la decoración de las piezas fabricadas en verde y manganeso. Es cierto, no obstante, que este tema es más prolífico en Cercadilla sobre las formas abiertas (vid. infra) que sobre las formas cerradas.

Florones. Sobre los hombros de lo que fue en su momento un jarro/a se han trazado los pétalos •de la gran corola de una flor. Estos pétalos, de trazo recto y forma casi rectangular, fueron delineados en manganeso, dejando el interior en blanco. Se iniciaban desde un cáliz, pintado en negro, mientras que el color que rodeaba los pétalos era el verde (fig. 356.4).Palmetas. Representadas, a modo de ejemplo, en una de las piezas más bellas con que cuenta •el elenco cerámico de Cercadilla (fig. 58.1). Una pieza, cuya decoración, plasmada en una sola franja, repite de manera continua medias palmetas contrapuestas unas con otras. En la franja se ha dibujado la decoración en negro, rellena por el color verde y, toda ella, se dibuja sobre el blanco que cubre a toda la superficie del vaso.

Este tipo decorativo, muestra no solamente un esquema concreto sino que, además, constituye en sí mismo una plasmación estética que va más allá de la simple decoración de un vaso. Su sencillez y elegancia se incrementa al representar el motivo decorativo en una sola franja.

Esquemas epigráficos.

Se trata de otro de los temas recurrentes de la cerámica verde y manganeso aunque, como ocurre con los esquemas vegetales, es más abundante sobre las formas abiertas que sobre las cerradas. En una de las piezas sólo hemos documentado la zona superior de tres letras del alfabeto árabe en cúfico, pertenecientes a la leyenda al-mulk, abreviatura de al mulk li-llah (La Soberanía per-tenece a Dios) (fig. 356.5).

Siglo XI.

Esquemas geométricos.

Motivos de trazo curvo.

Medias lunas. Probablemente sean esquematizaciones de medias palmetas. Son motivos muy •simples y mal conseguidos, de aspecto muy simple, delineados, siempre, en color negro (fig. 357.2).

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Motivos de trazo rectilíneo.

Bandas. Enmarcan el espacio reservado en el que se plasma la decoración escogida (fig. 357.2).•Triángulos. Se localizan en las zonas dejadas en reserva (fig. 357.1).•

Esquemas vegetales.

Hojas. Realmente, en los esquemas conservados observamos la presencia de hojas o tal vez •de pétalos, que formaban parte de una composición más compleja. Enmarcadas en negro y rellenas en verde (fig. 357.3).

Esquemas epigráficos.

La leyenda al-mulk en caracteres cúficos degradados ocupa los hombros de una de las piezas. Las letras se siluetearon en negro y se rellenaron en verde193 (fig. 357.1).

Siglo XII.

Esquemas geométricos.

Motivos de trazo curvo.

Círculos. Alineados unos al lado de otros y rellenos con puntos (fig. 361.3).•Puntos. Rellenando otros tipos decorativos (fig. 361.3).•

Esquemas epigráficos o pseudo epigráficos.

Este tipo de decoración es muy rara sobre soportes como los jarros/as, siendo su presencia más común en formas clásicas como los ataifores. Sin embargo, contamos con algún recipiente en el que se intentó escribir algún tipo de leyenda (fig. 93.1, 361.3).

Cerámica cuerda seca. ■

Como ya hemos comentado anteriormente, este tipo de producción es muy escasa en el conjunto de los materiales que estamos estudiando.

Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI.

Los esquemas decorativos representados responden a los tradicionales ya comentados más arriba y se enmarcarían dentro del grupo de los esquemas geométricos.

Esquemas geométricos.

193 Es el único fragmento cerámico de Cercadilla en el que se ha representado la leyenda al-mulk con grandes caracteres. No son muy comunes las piezas en las que las leyendas abarcan todo el campo decorativo, como es el caso del ataifor recuperado en el Castillo del Sax (Alicante), un tipo 2 de Cercadilla, fechado en el siglo X, con todo el campo decorativo ocupado con esa leyenda (NAVARRO POVEDA, 1991, lám. II.14).

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Motivos de trazado curvo.

Motivos circulares. Por lo general no se llegan a completar círculos totalmente cerrados, aunque •es evidente que la intención del artesano fue la de representar este motivo decorativo. Pueden estar delimitados en negro y rellenos en verde (fig. 358.1).

Motivos de trazado rectilíneo.

Bandas. Pintadas en color negro que enmarcan al color verde y a los motivos decorativos •circulares (fig. 358.1).

Siglo XI.

Esquemas geométricos.

Motivos de trazo curvo.

Puntos. De pequeño tamaño que no forman parte de los esquemas principales, sino que rellenan •espacios vacíos (fig. 358.2). Aparecen rellenando superficies dejadas en reserva, sobre todo en color negro (fig. 58.2).Ondas. Motivos sinuosos que se extienden por todo el cuerpo del recipiente, tanto del cuello •como de la panza (fig. 58.2).Círculos enfilados. Adorna la panza de los recipientes una hilera continua de círculos, de •descuidada ejecución, rellenos en color verde (fig. 78.1).

Motivos de trazo rectilíneo.

Bandas. Pintadas en color negro que enmarcan al color verde y a los motivos decorativos •circulares (fig. 358.2). Algunas de ellas sirven para separar distintos esquemas decorativos (fig. 58.2).Triángulos. Pequeños, rellenos de color verde, sirven para adornar espacios dejados en reserva •(fig. 78.1).

Esquemas vegetales.

Palmetas. Representadas de manera esquemática (fig. 358.2). •Hojas. Lanceoladas y unidas en grupos de dos, sirven para embellecer los cuellos de •los recipientes. Están enmarcadas por bandas que se amoldan a la composición vegetal (fig. 78.1).

FamIlIa 3. ataifores y jofainas.

Son recipientes muy abundantes a partir del período califal aunque su forma, que entronca clara-mente con las formas romanas194, la conocemos desde momentos anteriores. Nosotros la clasifica-mos como Platos Tipo 1 y desaparecerá por completo en el siglo X.

Las técnicas empleadas durante el proceso de su fabricación, así como la rica decoración que em-194 De hecho, Rosselló-Bordoy (1988-90, 129) enlaza la forma ataifor, concretamente el ataifor clasificado por él como tipo 0 (tipo 7 de Cercadilla), con el tipo característico de la gran pátera o fuente tardorromana de sigillata africana.

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bellece la superficie de muchos de estos ejemplares, los convierten en las piezas reinas dentro de todo el elenco cerámico medieval. Es también en esta forma sobre la que se ha representado un mayor cúmulo de temas decorativos, tanto en los ataifores vidriados, como en los fabricados en verde y manganeso y en cuerda seca, consiguiendo, en muchos casos, unos repertorios decorativos que transcienden del mero -y no por ello menos importante- recipiente artesanal, convirtiéndolos en obras de gran belleza.

Cerámica común. ■

Solamente hemos documentado un fragmento de ataifor fabricado en cerámica común en niveles del siglo XII. Su presencia en Cercadilla es anecdótica por lo que suponemos que su fabricación no fue masiva195.

Cerámica vidriada en color melado o verde. ■

Emiral, siglo IX.

De este momento sólo se ha localizado un ataifor tipo 7 vidriado en color verde oliva que no fue decorado (fig. 168.1). Cocido en ambiente reductor, las pastas presentan coloración gris y son muy compactas. En una zona concreta, muy cercana al borde, se le practicó un pequeño orificio para que pudiera ser colgado de una pared196.

Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI.

Los ataifores califales recogidos en el yacimiento han sido vidriados o fabricados en verde y man-ganeso y cuerda seca.

Los ejemplares vidriados por ambas superficies son una muestra muy importante dentro de esta gran familia. Sin embargo, el repertorio decorativo asociado a esta producción es ciertamente pobre.

Decoración con manganeso.

Esquemas geométricos.

Motivos geométricos de trazo curvo.

De tipo anular. Se trata de semicírculos concéntricos que se disponen a partir del borde del •195 En muchos yacimientos peninsulares los ataifores pueden aparecer sin vidriar, como en Madrid donde aparecen en-gobados en color rojo al interior (SOLER y TURINA, 1990, 285). En Ba ana (Pechina, Almería), al menos una parte significativa de estos ejemplares aparece sin vidriar, fundamentalmente los pertenecientes al grupo de “ataifores de base engrosada” del Nivel I (CASTILLO y MARTÍNEZ, 1993b, 67; 1993, 86). Algunos de los ejemplares recogidos en el yacimiento de Dña. Blanca (Cádiz) de finales del siglo XI- principios del XII, no estaban vidriados al exterior aunque sí al interior, con “una clara función impermeabilizadora” (MIRA, 1987, 24). Asimismo se han localizado ataifores sin vidriar en Castelo de Silves, en el Sur de Portugal, desde los momentos más antiguos, fechados entorno al siglo VIII, hasta el período almohade (VARELA, 1988, passim).196 Ataifores tipo 7 o mejor 1/7, con unos vedríos espesos, normalmente melados y pastas anaranjadas se han recuperado en Málaga. En esta ciudad aparecen, también, decorados con líneas de manganeso (FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ et alii, 1999, fig. 6.7-9; ÍÑIGUEZ y MAYORGA, 1992; 1993). También son comunes los ataifores de base plana vidriados emirales de Ba ana (Pechina, Almería) (CASTILLO y MARTÍNEZ, 1993b; 1993).

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ataifor. Realizados en manganeso sobre el vedrío melado (fig. 167.1).Trazos curvos. Que enmarcan composiciones de tipo vegetal (fig. 167.2) o abstracto (fig. 148.1).•

Motivos geométricos de trazo rectilíneo.

Bandas. Se van disponiendo, en grupos de dos, enfrentadas. Estas franjas o bandas se dibujaron •con manganeso sobre el vedrío de color melado (fig. 167.1). Retuerce y Zozaya (1986, 93, fig. 15.7) han interpretado este diseño como representaciones muy esquemáticas de palmetas197.

Esquemas vegetales.

Hojas. La composición fragmentada impide conocer el desarrollo completo del tema •decorativo. Únicamente se conserva un grupo de tres hojas unidas en un punto central, cuyos contornos fueron trazados en manganeso. El interior de las hojas, de color melado, esto es el color utilizado para vidriar la superficie del ataifor, ha sido salpicado con pinceladas cortas de manganeso (fig. 167.1)198.Tripétalos.Delineados en manganeso, forman una composición que es posible que se repitiera •varias veces por la superficie interna del ataifor (fig. 134.2).

Esquemas abstractos.

Al contrario de lo que ocurría con los ataifores decorados con motivos vegetales o geométricos, los ataifores en los que las pinceladas irregulares en manganeso ocupan parte de la superficie del plato, sin formar ningún esquema preciso, son muy abundantes. Se trata de trazos más o menos extensos en negro -en ocasiones en verde- que se superponen al verde o melado del vedrío. Estas pinceladas pueden ser hileras de goterones, trazos sin ningún tipo de orden e, incluso, únicamente manchas (fig. 152.1, 171.1, 175.1, 175.4, 176.2, 179, 178.2.).

Siglo XII.

Decoración incisa.

No es frecuente que los ataifores presenten este tipo de decoración. De hecho, de todo el elenco cerámico de Cercadilla, sólo una pieza presentaba líneas incisas debajo de la carena. Este tipo de decoración aumenta la sensación de volumen del plato (fig. 161.1).

Decoración con manganeso.

Los motivos decorativos de los ataifores vidriados se realizaron en negro, exceptuando muy escasas excepciones en que se dibujaron en color verde.

Esquemas geométricos.

Motivos geométricos de trazo curvo.

197 En Ceuta aparecen piezas con decoraciones muy parecidas (FERNÁNDEZ SOTELO, 1988.II, 130, fig. 9a y b), así como en Toledo (AGUADO, 1983, lám. XII.A).198 Este motivo decorativo se ha documentado en el Testar del Puente de San Martín (Toledo), en ataifores fechados en el siglo XI (LÓPEZ, 1987, fig. 2.10).

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Círculos. En algunos casos concéntricos que enmarcan otras composiciones decorativas •(fig. 371.1).Trazos curvos. Que pueden o no entrecruzarse (fig. 137.3, 155.1)• 199 o unirse en un solo punto formando V muy abiertas (fig. 141.1, 173.1). Seguramente en estos casos nos encontremos ante una simplificación del motivo vegetal de la palmeta. En algunos casos el estado del ataifor nos impide saber el desarrollo de estos motivos (fig. 170.3). Puntos. No aparecen como motivos aislados, sino rellenando espacios vacíos de composiciones •más complejas (fig. 371.1).

Motivos geométricos de trazo rectilíneo.

Bandas. Que pueden representarse en paralelo (fig. 170.3).•Aspas. Que en ocasiones ocupan la mayor parte de la superficie de la pieza (fig. 140.2, 159.1, •164.2, 371.3) o una parte concreta de la misma (fig. 155.2).

Esquemas vegetales.

Palmetas. Es un tema muy utilizado para decorar los ataifores realizados en verde y manganeso. •En los ataifores vidriados el motivo es muy raro. De hecho lo más normal es que la representación esté muy esquematizada (fig. 158.2200, 159.1, 167.2, 178.4, 371.2). Representaciones florales. En concreto una de las piezas recuperadas con este tipo de motivo •decorativo es una representación muy esquemática de una flor de cuatro pétalos (fig. 371.1).

Esquemas pseudo-epigráficos.

Generalmente los esquemas de este tipo se localizan sobre los ataifores en verde y manganeso, siendo muy escasos los plasmados sobre los de cubierta vítrea (fig. 370.1).

Siglo XII – principios del siglo XIII.

Los motivos decorativos se repiten al igual que en la etapa inmediatamente anterior.

Esquemas geométricos.

Motivos geométricos de trazo curvo.

Meandros. Que atraviesan toda la superficie del plato alternando los colores negro y verde •(FUERTES, 1995, lám. 1.5).

199 Los trazos curvos en manganeso que se entrecruzan, ocupando toda la superficie del fondo de los ataifores constitu-yen un tema recurrente en la decoración de estos platos durante el siglo XII. Este motivo se ha documentado en Serpa –Portugal-, aunque asociado a una cronología califal, si bien la pieza es un ataifor carenado (RETUERCE, 1986, fig. 2C), lo que junto a la observación del resto de las formas nos llevan a considerar el conjunto portugués más tardío (vid.supra Cap. II). Aparecen de esta manera decorados algunos de los ataifores carenados del siglo XIII recuperados en el asentamiento medieval del Dolmen de Alberite (Cádiz) (GUTIÉRREZ LÓPEZ, 2001, fig. 4), en Málaga en los siglos XI-XII (SALADO y RAMBLA, 2002, fig. 8) o en Ceuta (FERNÁNDEZ SOTELO, 1988, III, fig. 16-18). También aparecen en Valencia en los niveles del siglo XII (BAZZANA 1983, passim; LERMA et alii, 1991; LERMA; MIRA-LLES; SOLER, 1986).200 Este tipo de media palmeta se ha plasmado también sobre ataifores carenados en Mértola (GÓMEZ MARTÍNEZ, 1994, fig. 49).

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Cerámica vidriada en azul celeste. ■

Abandono de las estructuras califales. Siglo XI.

Diferenciamos este tipo de producción, vidriada, por cuanto el color que presentan las superficies de los dos ataifores localizados, azul, es único en nuestro yacimiento y en Córdoba. Las dos piezas no presentaban ningún esquema decorativo (fig. 171.2, 180; lám. 31).

Estos dos recipientes se caracterizan, además, por poseer unas pastas casi blancas que en nada se parecen a las del resto del conjunto cerámico. El tipo de pastas y, evidentemente, el color del ve-drío, son pruebas más que suficientes para saber que estos dos ejemplares, por desgracia muy mal conservados, no se fabricaron en Córdoba, ni, seguramente, en al-Andalus201.

El color azul se aplica desde la segunda mitad del siglo IX en el Próximo Oriente, gracias a la existencia y explotación de las minas iraníes de cobalto. El óxido de cobre, utilizado para el color verde, también permite alcanzar los tonos turquesa. Sin embargo, fue un color rara vez usado, primando sobre él los colores verde, marrón, blanco y melado (BERNUS-TAYLOR, 1995).

Por el contrario, el azul se utiliza de forma habitual en muchos de los recipientes norte-africanos. De esta manera, se han recuperado en Túnez, durante el siglo XI y los primeros años del siglo XII, donde el color azul turquesa se ha conseguido con óxido de cobre y se aplicó sobre arcillas amarillentas (DAOULATLI, 1995, fig. 49 y 50). En Egipto se fabricó a partir de finales del siglo X cerámica con vedrío azul turquesa, caracterizándose por poseer las pastas amarillas claras o rosáceas (GAYRAUD, 1997, 268). El color azul turquesa tam-bién se fabricó en Marruecos, aunque aquí constituye una producción muy poco frecuente (ERBATI, 1995) 202.

Cerámica verde y manganeso. ■

Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI.

Este tipo de producción permitió un desarrollo muy importante de los temas decorativos, circuns-critos, eso sí, a los esquemas decorativos tradicionales. Aunque haremos un análisis pormenorizado de cada uno de los esquemas dibujados, en la mayoría de las veces forman parte de conjuntos de-corativos más complejos que analizaremos al final de este capítulo.

201 Son de sobra conocidas las relaciones comerciales de al-Andalus con puertos muy lejanos (VALDÉS, 1991; AZUAR, 1998), llegando a importarse, entre otros productos, porcelana china de la dinastía Sung, encontrada en Almería y fe-chada entre los años 906-908 (ZOZAYA, 1969; 1980a; 1980b; 1993b). En un estudio más reciente Zozaya (1994) hace una relación de piezas importadas desde el Norte de África y Oriente. En ningún caso hace referencia a la presencia de piezas vidriadas en azul celeste o turquesa.202 En Le vert et le brun... se presenta un ataifor marroquí turquesa del siglo XIV (ERBATI, 1995, fig. 73). En distintos museos italianos se conservan platos, jarras, vasos y diferentes objetos, vidriados en azul, de origen persa, de los siglos XII y XIII (GRUBE, 1993) y un plato, más cercano cronológicamente a los de Cercadilla, vidriado en azul cobalto, cuya decoración, en manganeso, forma motivos epigráficos rodeando a una liebre, de Ifriqiya del siglo XI (VENTRONE, 1993, 172, fig. 69). De los siglos XII y XIII son las piezas persas y sirias depositadas en el Museo Calouste Gulbenkian de Lisboa (MOTA, 1988). En Siria las piezas se vedrían en azul turquesa sobre todo en los siglos XI y XII (SOUSTIEL, lám. 130-131). En España, concretamente de Valencia se conoce un pequeño ataifor o jofaina vidriado al interior en azul turquesa y al exterior en blanco. La pieza está carenada y ha sido fechada en el primer tercio del siglo XIII (COLL; MARTÍ; PASCUAL, 1988, 72. Nº 24).

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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Esquemas geométricos.

Motivos geométricos de trazo curvo.

Puntos o motivos circulares pequeños. Rellenos por un solo color, ya sea verde o negro, •constituyen el tema más recurrente en la decoración de los ataifores. Rara vez adquieren total protagonismo dentro del tema principal de una composición (fig. 152.4), pues, en la mayor parte de las ocasiones, sirven o para rellenar los campos decorativos dejados en reserva por las figuras geométricas o para adornar el interior de las composiciones vegetales (fig. 362.1, 363.3, 364.1, 364.2, 364.4, 365.1, 368.1).Círculos. En algunos casos los círculos son los marcos de otros (fig. 147.1). •Semicírculos. Se utilizan de forma recurrente, sobre todo para decorar los bordes internos de los •ataifores. Se dibujan semicírculos enfilados con alternancia de colores verde y negro (fig. 134.1, 136.1, 137.3, 150.1, 169.1, 172.1, 177.2) o se entrecruzan unos con otros. El orden de colores es el mismo que en el caso anterior, sin embargo, al estar unidos por líneas de manganeso, se genera un espacio triangular en reserva de color blanco (fig. 140.1). Cano (1996, 25-26) agrupa estos motivos curvos dispuestos en los bordes dentro del grupo “Motivos geométricos para bordes de ataifor”. Esta decoración se considera de origen abasí (RETUERCE y ZOZAYA, 1986, 102; BAZZANA, 1991, 352).Anillos. Rellenos de verde o negro o con la alternancia de los dos colores, son motivos •frecuentes dentro del conjunto de los esquemas decorativos curvos. Aparecen formando parte de composiciones más barrocas (fig. 176.4, 364.3, 364.5), alineados en bandas (fig. 137.3) o bordeando otros temas decorativos (fig. 138.2). Figuras polilobuladas. Formadas a partir de la unión de trazos rectilíneos con anillos del tipo •anteriormente comentados. Normalmente las figuras polilobuladas rodean a un motivo central, localizado siempre en la zona central de la base del plato como por ejemplo una flor de cinco pétalos (fig. 363.3)203. Trenzados. Son generalmente de dos cabos y pueden formar parte de los esquemas principales •(fig. 143.2, 147.1, 150.1, 175.3204) o ser esquemas decorativos secundarios (fig. 172.1). Por lo general, suelen estar enmarcados entre bandas aunque en algunos recipientes, los menos, aparecen solos (fig. 366.2).

Motivos geométricos de trazo rectilíneo.

Líneas. Rectas que se entrecruzan o que forman figuras geométricas, son los trazos más utilizados •dentro de este grupo. Se han documentado líneas en zig-zag, dibujadas en manganeso (fig. 365.1), líneas quebradas o trazos cortos (fig. 365.2), o unidas en cruz (fig. 147.1).Son comunes los trazos rectos horizontales y verticales que se unen formando cruces, algunas de las cuales no se llegan a juntar, dejando un espacio en el que se desarrolla un tema decorativo más rico (fig. 172.1).Triángulos. Con manganeso se diseñan estas figuras geométricas cuyo interior se rellena en •color verde (fig. 365.4). En algunos casos, en los espacios en reserva dejados por los triángulos se disponen motivos anulares (fig. 362.2, 368.4). En otras ocasiones los triángulos forman una cenefa y así los encontramos en la base del ataifor de la fig. 153.2, donde, muy posiblemente enmarcasen una composición central. Bandas. Más o menos rectas que rodean a otros motivos centrales. Casi siempre los contornos •

203 En este caso los anillos dibujados en negro rodean a un espacio reservado en blanco que a su vez acoge a un círculo u hoja también de color negro. Alrededor de estos anillos se dispone el color verde, que abraza al anillo (también de color negro), que acoge a la flor (con los pétalos y tallo negros que rodean a una corola en blanco).204 El motivo decorativo de este ataifor recuerda en gran medida al motivo que adornaba un jarro/a, de mediados del siglo X, de Mértola (GÓMEZ MARTÍNEZ, 2001a, 121), lo que evidencia el traslado de los modelos decorativos o de las ideas desde la capital a la periferia.

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de estas bandas se dibujaron en negro, mientras que su interior se pudo colorear en verde (fig. 362.3) o en blanco (fig. 150.1).Dameros o superficies cuadriculadas. Las líneas en manganeso se entrecruzan vertical y •horizontalmente formando figuras cuadrangulares que se rellenan en color verde, en color negro o se dejan simplemente en blanco. La alternancia de colores sigue un orden establecido, que al menos en Cercadilla es siempre el mismo (fig. 362.4). Escaleras. Se trata de dos líneas verticales, paralelas, unidas por líneas más cortas en sentido •horizontal, formando una escalera. Es un motivo poco frecuente, que hasta el momento sólo lo hemos documentado dibujado en manganeso (fig. 365.5).

Exceptuando la composición de dameros, los motivos de carácter rectilíneo arriba comentados no aparecen solos, sino que sirven como marcos a composiciones de mayor importancia, más elaboradas, que se ubican en las zonas más importantes de las piezas. Forman parte de un todo, que no necesaria-mente debe ser de tipo geométrico, sino que puede ser, igualmente, vegetal, epigráfico o zoomorfo.

Esquemas vegetales.

Palmetas. Este motivo es uno de los más utilizados en la iconografía vegetal de los ataifores •verde y manganeso. El color verde o el negro rodea las hojas que, enmarcadas por una línea de manganeso, se reservan en color blanco. El contraste de colores realza la belleza de la composición (fig. 134.1, 140.1, 174.1, 363.1). En la pieza de la fig. 363.1, la figura de una palmeta rellena el interior de una hoja lanceolada cuyo contorno fue trazado en manganeso. Paralelo a ese primer contorno se dibuja uno de menores dimensiones, dejando entre ambos un espacio de reserva en blanco, mientras que el interior del segundo contorno se rellena de verde, que rodea a las hojas de la palmeta reservadas en blanco.Contamos con el caso de un ataifor en el que el tema de la palmeta se repite de manera continuada, a ambos lados de una composición separada por varias franjas verticales, una de ellas decorada con una trenza de dos cabos. Resalta de esta composición el que el esquema geométrico separa el desarrollo del esquema vegetal205 (fig. 148.2).Una composición de mayor complejidad, que debió ser de gran originalidad y preciosismo, es la representada en la pieza de la fig. 363.2. La gran fragmentación de este ataifor ha impedido identificar el esquema en su totalidad, aunque es posible reconstruir al menos su composición central. Ésta estaba compuesta por cuatro palmetas desdobladas de las que se conserva una entera. Estas palmetas fueron silueteadas en manganeso y sus hojas estaban rodeadas por el color verde, quedando el interior de las mismas en blanco. La parte superior de la palmeta, mucho más elevada y ancha, se rellenó con una hoja lanceolada en manganeso. En el vértice externo de esta parte superior se conservó un espacio en manganeso hacia el que confluyeron al menos cuatro vértices de lo que debieron ser idénticas palmetas. Todo el esquema decorativo ocupaba la parte central de un ataifor tipo 7206.En el ataifor de la fig. 147.1, el tema decorativo se reparte en cuatro zonas formadas a partir de una cruz que divide el espacio interno. Medias palmetas adornan cada uno de los ángulos donde se cruzan las dos líneas de la cruz, agrupadas de tres en tres, formando un total de cuatro grupos de tres que rodean a otros tantos grandes círculos. Medias palmetas también formaban parte de la decoración barroca del ataifor de la fig. 366.3. En el caso de la fig. 366.2, las palmetas

205 Este tipo de decoración, una banda ancha decorada con medias palmetas en composición continua, es conocida en Mad nat al Zahr ’ (CANO, 1996, lám. VI). Zozaya (2002, 125-127) recoge piezas con este tipo de decoración de otros yacimientos peninsulares -Málaga, Silves, Murcia, Alicante, Valencia, Lérida y Zaragoza-, todos ellos fe-chados en el período califal (vid. infra).206 El tipo decorativo fue sistematizado por Escudero (1988-90, 134, fig. 14.3 y 14.4) dentro de su grupo decorativo V.7, que se caracterizaba por la disposición central de cuatro o seis palmetas lobuladas, convergentes al centro.

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aparecen enmarcadas entre bandas, lo que les otorga el aspecto de cenefas. Las palmetas son por excelencia uno de los elementos decorativos más utilizados a la hora de embellecer los ataifores, cuya representación se realizó tanto de manera detallada como de forma esquemática. En algunos casos este tema se ha diseñado de forma original como el caso de la fig. 366.1, en donde el interior de la palmeta ha sido descompuesto en múltiples líneas, con un resultado final que recuerda al aspecto de una concha. Hojas. Casi siempre son lanceoladas y en muchos casos enmarcan motivos más complejos •como palmetas (vid. supra) o tallitos (fig. 176.4). Generalmente se las representa con un doble contorno de color negro, en el que el espacio resultante entre esos dos contornos se deja reservado en blanco, mientras que el interior del segundo contorno se rellena en verde (fig. 175.2, 363.4, 363.5) o en negro (fig. 138.1, 363.4). En ocasiones la hoja está completamente rellena de verde o se deja en reserva de color blanco. Este tipo de hojas aparece rodeando a una composición, o bien aparecen varias de ellas unidas entre sí en un punto central. En algunos casos las hojas se representan con gran realismo, llegando a reproducir hasta su nervadura como es el caso de la fig. 366.3, en donde el motivo decorativo, palmetas y hojas, se amolda, perfectamente, a la superficie del fondo del plato. No es muy normal que la decoración se circunscriba, de manera tan precisa, a los límites constituidos por la forma de los recipientes207. Muy comunes son también las hojas de base ancha y punta fina (de gran parecido a las picas de la baraja francesa), que pueden formar parte de un esquema central como el que nos encontramos en la fig. 172.1. En este caso son cuatro las hojas que constituyen el motivo decorativo principal. Estas cuatro figuras rodeaban a un espacio que no se conserva y en el que, probablemente, se desarrollaba un motivo central. Las hojas fueron contorneadas en manganeso, dejando en su interior un espacio de reserva en blanco que rodeaba al relleno de color verde. Éste no mantenía la forma externa de la hoja, sino que seguía un trazado polilobulado más decorativo. Hojas imbricadas, es decir, con el vértice de una hoja penetrando en el núcleo de la siguiente (Cano, 1996, 28), las hemos localizado en las alas de ataifores tipo 3, tal y como podemos observar en los ataifores de las fig. 153.3 y 153.2. En el primero de ellos las hojas se han dibujado con doble contorno en manganeso. El espacio resultante entre ambas líneas se ha dejado reservado en blanco, el espacio interior se ha rellenado en negro, y la hoja se ha rodeado de color verde. En el segundo caso, las hojas se enmarcan entre dos franjas y forman una composición de cenefa que rodea toda el ala.Tallos. Como ya comentaba Cano (1996, 30), los tallos o tallitos son pequeñas líneas ascendentes, •filiformes, que salpican algunas de las piezas. Con su parte superior algo más engrosada que el resto del dibujo, podrían ser la simplificación de motivos, tales como las palmetas, o ser hojas de perfil (fig. 176.4, 365.2, 365.3). En otros casos se presentan formando parte de un tema decorativo mucho más complejo (fig. 169.1, 364.1).Tripétalos. Se trata de composiciones formadas por un tallo rematado en tres pétalos que •nos recuerdan a las formas de los lirios. En algunos casos es complicada su identificación, aunque en otros ésta resulta mucho más sencilla, ya que se disponen como elementos aislados adquiriendo un importante protagonismo dentro del conjunto de la composición. En la fig. 140.1 el tripétalo, contorneado en manganeso, se desdobla, desde un tallo central relleno en negro y con un espacio de reserva en blanco, en tres pétalos: los laterales semicirculares, rellenos en verde y blanco y el central con el extremo más afilado, relleno en negro y blanco. En esta ocasión, aún no siendo el motivo principal de la composición, adquiere gran importancia gracias a la ubicación que posee dentro del plato, sobre el lomo del animal, en una situación central, revistiendo, por tanto, un marcado carácter privilegiado208.

207 Un caso similar en Mértola (GÓMEZ MARTÍNEZ, 1994, fig. 43). 208 Algo muy similar se puede observar en el famoso ataifor del caballo de Mad nat Ilbira. En esta pieza el tripétalo se localiza entre las cuatro patas del animal, también en una zona centralizada (CANO, 1990, 39, lám. 11; SOLER, 1992a, 235).

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En la jofaina de la fig. 168.3, los tripétalos son los protagonistas por excelencia de la composición. Contorneados en negro y rellenos en verde forman una composición sencilla y, a la vez, dotada de gran preciosismo.Florones. Aunque es un esquema bastante común dentro de la decoración de los ataifores, en •Cercadilla sólo hemos podido documentar hasta el momento un ejemplar (fig. 169.1). En este caso el esquema principal ocupa casi toda la superficie interna del ataifor y está representado por ocho pétalos que se agrupan en torno a una serie de tallos de trazado rectilíneo. Toda la composición se enmarcó en color negro, siendo su contorno curvo. Su interior se rellenó alternativamente en negro y verde exceptuando unos tallos centrales que se reservaron en blanco. El motivo central, el florón, recoge un motivo secundario, una estrella de ocho puntas cuyo relleno interno se dibujó en color negro y verde alternativamente.

Esquemas epigráficos.

Aunque los esquemas epigráficos son ciertamente frecuentes dentro de los motivos iconográfi-cos que decoran los ataifores en verde y manganeso, no hemos documentado ninguna pieza que conserve completa la leyenda representada en su interior (fig. 168.2, 368.1, 368.2, 368.3, 368.4, 368.5209, 368.6210). Los trazos son cúficos, de carácter geométrico, y en todos ellos se repite la misma leyenda: al-mulk211. Esta expresión no ha sido elegida al azar, “es, desde mediados del siglo X, en al-Andalus, la expresión estricta y rigurosa de la legitimidad omeya, del orden califal instaurado y proclamado” (BARCELÓ, 1993, 294).

Es muy probable que en la mayor parte de las piezas recuperadas con decoración epigráfica, las leyendas formaran parte de las composiciones centrales, como es el caso de la fig. 368.2, exceptuan-do el caso de la fig. 368.5 en el que, probablemente, la leyenda se dispondría en el interior de una cenefa. En esta caso la palabra comenzaría con una alif junto a una kaf, es decir, se utilizaría la fór-mula completa y con seguridad, ésta se repetiría sin ningún tipo de alteración tal y como aparecen en Mad nat al-Zahr ’ (ESCUDERO, 1988-90, 129). No hemos documentado ninguna leyenda epigráfica realizada en cúfico florido y sí algunas con motivos pseudo-epigráficos, ocupando la parte central del recipiente (fig. 154.1).

En la fig. 177.1 la leyenda epigráfica se ha situado en los bordes del ataifor. En este caso la leyenda, en cursiva, expresa un nombre propio Gitrif, tal vez el alfarero que lo ejecutó.

También hemos documentado leyendas pseudo-epigráficas, en la que se repiten más o menos los mis-mos caracteres, que comportándose como cenefas, rodean a composiciones centrales (fig. 369.1).

Esquemas zoomorfos.

Si ya de por sí el tema zoomorfo es un tema al que rara vez se recurre a la hora de diseñar los moti-vos decorativos de las piezas en verde y manganeso, su presencia se hace francamente extraña en el yacimiento de Cercadilla. Sólo se ha recuperado una pieza en época califal que presenta un motivo central de tipo zoomorfo (fig. 140.1). En concreto se trata de un cuadrúpedo felino, probablemente un león. La pieza en cuestión no se conserva completa por lo que no podemos recomponer toda la composición. El animal estaba silueteado en manganeso y su interior se rellenó alternativamente en manganeso y cobre, dejando espacios reservados en blanco. Su cabeza es redondeada y aparece de perfil, con un solo ojo, redondo, con las dos orejas y con la boca abierta, desde la que sale una

209 Un ataifor con los trazos muy similares a los de esta pieza en CANO, 1996, fig. 62.SA/479.210 Con características muy parecidas a piezas procedentes de Mad nat al Zahr ’ (CANO, 1996, fig. 62.SA/234).211 Exceptuando la pieza de la fig. 368.4, en la que solamente se ha podido leer al-. El resto de la palabra o frase se ha perdido.

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lengua terminada en pico. El cuello ha sido decorado con motivos anulares rellenos en blanco-verde y blanco-negro alternativamente, que representan la melena de este felino. Su lomo está casi completamente perdido, y de él sólo se conserva la silueta de su contorno y otro motivo, también, de carácter anular. La cola ha sido dibujada íntegramente con manganeso y de ella solamente se conserva un tramo. Una de las patas se localiza a la altura del pecho lo que nos indica que la fiera adoptó una actitud de marcha o ataque212.

Abandono del arrabal califal. Siglo XI.

Esquemas geométricos.

Motivos geométricos de trazo curvo.

Círculos. Que sirven para enmarcar otro tipo de composiciones y que de paso subdividen el •espacio interno del ataifor en distintos campos (fig. 136.3). Semicírculos. Enfilados que se disponen en el borde interno de los ataifores. Los semicírculos se •rellenan alternativamente en negro y verde (fig. 149.1) o en un sólo color (fig. 148.2, 173.2).

Esquemas vegetales.

Palmetas. Las encontramos formando parte de grandes composiciones, no solamente vegetales •sino también geométricas (fig. 135.1, 136.3). En ocasiones no contamos más que con alguna representación aislada (fig. 145.1).Hojas. Que nos recuerdan al trébol y que rellenan grandes espacios dejados en reserva (fig. 136.3).•Tallos. Realmente se trata de filamentos, tal vez de tipo vegetal, aunque se asemejan a las patas de •una estrella de mar. Sólo se han conservado dos de estos filamentos aunque seguramente fueran cuatro, unidos todos ellos en el centro del plato. Estos tallitos dividirían el campo decorativo en cuatro zonas distintas de las que, al menos dos de ellas se decoraron con dos emblemas de distinta naturaleza, uno de ellos de trazo romboidal (fig. 173.2).

Esquemas pseudo-epigráficos.

Una sola pieza de este momento presenta este motivo decorativo. Si bien la leyenda ocupa la su-perficie total de la base del recipiente, en ella no se expresa ninguna palabra en concreto. La deco-ración se ejecutó en manganeso directamente sobre la superficie blanca (fig. 369.2).

Esquemas zoomorfos.

Del momento del abandono del arrabal de Cercadilla hemos recuperado otro ataifor en el que se conservan las líneas de lo que parecen los cuartos traseros y la cola de un cuadrúpe-do. Sobre la engalba blanca se han dibujado los contornos en negro y, al menos en la parte conservada, los espacios que han sido rellenados también lo han sido en color negro o se han dejado en blanco.

La grupa del animal presenta algún tipo de decoración difícil de interpretar. Parece una compo-sición en forma de aspa, que es posible que formase parte del arnés o de cualquier otro tipo de indumentaria propia de los caballos, siempre y cuando esa grupa fuese la representación de uno de estos animales (fig. 149.1)213. 212 La iconografía del león la hemos estudiado con detalle en: FUERTES, 2002a, 172-182; 2002b, 225-251. 213 Si bien no podemos asegurar que esta grupa pertenezca a un equino, de ser así encontramos un paralelo claro de indu-

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Esquemas indeterminados.

Realmente en este apartado incluimos la decoración de un ataifor en el que se conserva parte de un motivo de trazos rectilíneos, relleno por lo que podría considerarse una hoja lanceolada. No sabemos cómo podría incluirse este motivo dentro de una composición más compleja, aunque pensamos incluso que pudiera tratarse de parte de una composición zoomorfa, tal vez un ala o la cola de un ave (fig. 135.3). También podría tratarse de una composición geométrica y, de esta forma el tema constituyera un triángulo con el cateto más corto cóncavo. De esta manera, aun-que agrupados ocho de ellos, de forma radial, formando una estrella de ocho puntas, se conoce un precioso ejemplar en Mértola del siglo X (TORRES y GÓMEZ, 1995, fig. 77; GÓMEZ MARTÍNEZ, 2001a, 111).

Siglo XII.

Esquemas geométricos.

Motivos geométricos de trazo curvo.

Puntos o motivos circulares pequeños. Generalmente ocupando espacios vacíos (fig. 146.2, 367.1).•Semicírculos. Presentes, sobre todo, en las alas de los ataifores tipo 3 (fig. 154.3). •Rombos. En las piezas donde se ha utilizado este motivo aparecen unos dentro de otros (fig. •367.3). Silueteados en manganeso, el espacio que los separa se rellena en verde. Trenzados. De dos cabos que se disponen, por ejemplo, en las alas de los ataifores tipo 3 •(fig. 153.3).

Motivos geométricos de trazo rectilíneo.

Bandas. Enmarcadas en color negro y con alternancia de colores: blanco y verde, ocupan toda •la superficie interna del ataifor (fig. 139.1).Trazos finos. Que rellenan algunas superficies y evitan la monotonía de algunos esquemas •decorativos (fig. 139.1.).Aspas. Utilizadas para rellenar algunas superficies (fig. 367.3).•

Esquemas vegetales.

Palmetas. Aparecen de manera esquematizada y formando parte de otras composiciones (fig. 142.1). •Hojas. Contamos con el excepcional caso de un ataifor que, si bien se encuentra cercenado por •el paso del tiempo, la parte conservada nos muestra un esquema decorativo de gran belleza. Se trata de una composición de tres hojas (conservadas), que formaban parte de un conjunto más numeroso –tal vez seis, tal vez ocho- que configuraba una estrella de seis u ocho puntas. Estas hojas, lanceoladas, más gruesas por la zona más cercana al tallo, estaban unidas y rodeadas por una línea continua, que actuaba a modo de marco, de manifiesto estilo barroco. Cada una de estas hojas se ha rellenado por otras hojas de distinta naturaleza, una de ellas también lanceolada, pero más estilizada, y otra de base ancha y punta fina, unida a la hoja grande a través de un tallo. Todas las hojas estaban silueteadas en manganeso y rellenas en blanco. El espacio existente entre las hojas y el marco que las rodeaba, se ha rellenado en verde, así como el espacio de las hojas embutidas en las hojas centrales (fig. 144.1).Las hojas lanceoladas suelen estar siempre rellenas por otra composición, también de tipo •

mentaria propia de estos animales en el conocido ataifor del caballo del Museo Arqueológico de Granada (Cano, 1990, lám. 11). El caballo de Mad nat al Zahr ’, de estética peor conseguida que el granadino, no está enjaezado ( JENKINS, 1993, 52-53; CANO, 1996, lám. VII).

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vegetal generalmente hojas más esquemáticas (fig. 147.2) o más barrocas (fig. 367.2). Tripétalos. Con los bordes curvos lo que les confiere más originalidad (fig. 367.2). Aparecen, •igual que ya veíamos durante la etapa califal, rellenado espacios vacíos (fig. 142.2).

Esquemas epigráficos o pseudo-epigráficos.

Los esquemas epigráficos son frecuentes en la decoración de los ataifores de este momento. El al-gunos casos el tipo de trazo epigráfico es más suelto, al no estar sujeto a la normativa de la escritura cúfica, lo que les dota de mayor originalidad aunque, eso sí, de menor virtuosismo. Las leyendas pueden aparecer completamente solas, siendo los únicos esquemas decorativos y se disponen en los bordes de las piezas (fig. 143.1,), en el centro de las mismas (fig. 162.2, 176.5, 370.1, 370.2), en los laterales (fig. 370.3, 370.4) o en las alas a modo de cenefas (fig. 152.5). También pueden aparecer junto a esquemas de otro tipo como, por ejemplo, vegetales (fig. 146.2)214. En este caso concreto se ha expresado, en cúfico, la fórmula Baraka (bendición).

Esquemas zoomorfos.

De este momento hemos recuperado un ataifor decorado con un ave. Todo el animal ha sido si-lueteado en manganeso y los espacios libres se han rellenado en verde. La cabeza, de perfil, mira a la izquierda por lo que sólo se ha representado un ojo. El pico permanece cerrado. El cuerpo se ha decorado con círculos de manganeso. No se han cnservado completas ni las alas ni la cola, aunque por los escasos trazos visibles parece que al menos el ala izquierda no estaba desplegada. Entre las patas se ha representado un tripétalo y delante del pecho del animal se ha dibujado lo que podría interpretarse como una palmeta esquematizada (fig. 142.1).

La calidad artística de la representación no ha alcanzado altas cotas de realismo, por lo que es difícil aventurar la especie representada. Cabe la posibilidad de que la figura encarne a un pavón. Es una composición muy pesada y nada armoniosa, que ocupa todo el campo visual. Estas características estilísticas son propias de estos animales durante la etapa almohade, en contra de la gracilidad, casi “ligereza”, que presentan los pavones califales, concretamente los de Mad nat al-Zahr ’ 215.214 Los ataifores con leyendas epigráficas aisladas, generalmente sobre cubierta estannífera, son propios de los siglos XI y XII. Con esa cronología se han recuperado en Mértola (TORRES y GÓMEZ, 1995, lám. 78). Entre los siglos X y XI se fechan en Zaragoza ejemplares así decorados (CABAÑERO y LASA, 1997, 453). Fuera de la Península en Siyilmasa –Marruecos- (ERBATI, 1995, lám. 70) y en Kairouan –Túnez- existen ataifores vidriados con cenefa epigráfica central desde el siglo IX (DAOULATLI, 1995, 77). 215 De Mad nat al Zahr ’ proceden un buen número de ataifores decorados con pavones (CANO, 1996, 116). De Córdoba se conoce otro ataifor con un pájaro si bien no podemos concretar que sea un pavo, fabricado en verde y manganeso. Esta pieza se recuperó junto con un lote cerámico de gran calidad en la excavación realizada en 1987 en los “Llanos del Castillo”. Los materiales fueron fechados por las arqueólogas en época califal, aunque nosotros pensamos, a partir de la observación general de las pocas formas presentadas en la publicación, que algunas de las piezas fueran de época taifa (MORENO y COSTA, 1990, fig. 5.3). En el de Cerro da Vila (Vilamoura, Portugal) se ha documentado un ejemplar, tal vez importado desde la ciudad palatina (MATOS, 1986, lám. II). Ya tardíos se conocen los ataifores de Alcalá de Henares (Madrid), (ZOZAYA, 1981a, fig. 1; 1983, 502, fig. 67; PAVÓN, 1982, fig. 71; AZUAR 1992a, 238-239; RETUERCE, 1998, 111) y los de Denia (Alicante), dos de ellos fabricados en cuerda seca total (GISBERT, 1986a, 200; AZUAR, 1989, lám. 42) y otro en verde y manganeso (GISBERT; BURGUERA; BOLUFER, 1992, 120, nº. 002). También se han recuperado varios ataifores en cuerda seca con aves, al iguales que la nuestra muy poco gráciles, en Valencia (BAZ-ZANA, 1983, passim). En Málaga también se ha representado esta figura sobre el fondo de ataifores fabricados en verde y manganeso y cuerda seca (CASAMAR, 1980-81; CANO, 1995, 133, lám. 16). De Lérida se conoce un ataifor carenado, fabricado en verde y manganeso y decorado con un pavón muy estilizado, con el borde decorado con una faja de palmetas imbricadas. Esta pieza se ha fechado o durante el período califal (ESCÓ; GIRALT; SÉNAC, 1988, 63) o en el XI (PIE-RA, 1998). En el Museo Arqueológico de Mértola se conservan un ataifor y un jarrito decorados con pájaros, tal vez pa-vones, aunque de línea muy simple, en cuerda seca total, del siglo XII (GÓMEZ MARTÍNEZ, 2001a, 128). Pájaros del estilo del de Mértola también se han localizado en Almería (FLORES; MUÑOZ; LIROLA, 1999, fig. 5). En el mundo visigodo el pavón, si se representa con la cola recogida, representa la Resurrección, mientras que en el islámico el pavón actúa como inspector de almas (ZOZAYA, 2002, 131). Sobre los atributos mágicos, religiosos, oníricos, emblemáticos y propagandísticos, de éste y otros animales CASAMAR, 1980-81 y CASAMAR y ZOZAYA, 1991. Sobre la simbología

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Siglo XII – principios del siglo XIII.

Esquemas geométricos.

Motivos geométricos de trazo curvo.

Semicírculos. Aparecen enfilados, con alternancia de colores en los bordes (fig. 151.2), •(FUERTES, 1995, lám. 1 a 3).

Esquemas vegetales.

Palmetas. Aparecen formando parte de otras composiciones (FUERTES, 1995, lám. 2.7; 2.8).•

Cerámica verde y manganeso y vidriado melado ■ 216.

Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI.

En este período se ha recuperado una pieza decorada en verde y manganeso y vidriado melado, todo ello sobre la cubierta estannífera. Dentro de este grupo no contamos más que con un peque-ño fragmento de un ataifor (fig. 372.1) -más probablemente jofaina-, en el que aparecen algunos elementos geométricos.

Esquemas geométricos.

Trazos curvos.

Se trata de varios trazos realizados a modo de bandas, pero que presentan una ligera curvatura, lo que hace el motivo mucho más dinámico. Estas bandas, que se unen en los extremos para formar una figura probablemente cerrada (de carácter poligonal), encierran un tema anular de círculos concéntricos mar-cados con manganeso y rellenos de cobre, dejando un espacio de reserva para el blanco de la base.

Cerámica en cuerda seca. ■

Abandono de las estructuras califales. Siglo XI.

Solamente contamos con un ataifor fabricado con esta técnica, correspondiente a un nivel de aban-dono y derrumbe de las estructuras califales, fechado en el siglo XI (fig. 148.2).

Esquemas geométricos.

Motivos de trazo curvo.

Semicírculos. Enfilados en el borde silueteados en manganeso y rellenos en cobre. •

del pavón, junto con la del león, durante el período almohade, ACIÉN, 1996. 216 La cerámica decorada en verde y manganeso sobre vedrío melado no es muy común en Córdoba. De nuevo creemos que nos encontramos ante una producción importada, tal vez norteafricana, tal vez desde Túnez, en donde se conoce desde el siglo IX (DAOULATLI, 1995).

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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Motivos de trazo rectilíneo.

Bandas. Que a modo de cenefa rodean a una composición vegetal.•

Esquemas vegetales.

Palmetas. Forman parte de la composición central. Son palmetas contrapuestas y continuas •que, en una cenefa, atraviesan toda la superficie interna.

Loza dorada. ■

Siglo XII – principios del siglo XIII.

Se ha recuperado un fragmento de borde de ataifor-umbo, en loza dorada. El fragmento es de-masiado pequeño y en él no existía decoración alguna (fig. 166.1).

FamIlIa 4. Tinajas.

Por lo general este tipo de piezas responde a formas muy simples en las que la evolución formal es poco representativa. Desde el siglo X hasta el siglo XII se observan pocos cambios morfológicos, a excepción de algunos nuevos tipos característicos de este último período.

Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII.

Hemos recuperado muy pocos fragmentos de recipientes asociados a esta familia. En sólo uno de ellos se aprecia una somera decoración en la que los dedos del alfarero quedaron impresos en la zona de unión del borde con cuello. Las huellas de los dedos se disponen de manera regular (fig. 191.2).

Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI.

Todos los ejemplares fueron producidos en cerámica común y como única decoración, de exis-tir, se limitó a un cordón digitado dispuesto en el cuello o en la unión de éste con el cuerpo (fig. 183.1, 185.1, 193.3).

Siglo XII. Siglo XII – principios siglo XIII.

El uso de los vedríos o la cuerda seca para fabricar estos recipientes, así como la aparición de nuevas fórmulas decorativas, permiten encuadrarlos cronológicamente durante este período.

Cerámica común. ■

Durante el siglo XII el mayor número de tinajas estará exento de cualquier tipo de decoración.

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Decoración incisa.

Algunas tinajas verán aumentada su decoración con esquemas incisos, reproduciendo meandros, realizados a peine (fig. 187.1, 190.2), o líneas en paralelo (fig. 183.3).

Decoración aplicada.

Algunas vasijas presentarán decoración aplicada, siendo el esquema reproducido el clásico cordón digi-tado, normalmente sólo uno, en ocasiones dos, dispuesto en el cuello (fig. 183.2, 183.3, 184.2, 193.4).

En otras ocasiones los motivos decorativos alcanzarán mayor complejidad.

Decoración estampillada.

La decoración estampillada se aplica tanto en cerámica vidriada como en común, indistintamente217.

Esquemas geométricos.

Motivos de trazo curvo.

Círculos. Pueden aparecer de forma desorganizada y rodeando esquemas vegetales (fig. 188.2).•Meandros. Aparecen rellenando espacios vacíos (fig. 373.1).•

Motivos de trazo rectilíneo.

Rombos. Todos los rombos utilizados no aparecen exentos, sino en estampillas continuas y •siempre enmarcando a otros esquemas geométricos218 (fig. 188.2, 373.1). Puntos. Mejor o peor conseguidos, aparecen rellenando espacios vacíos (fig. 188.2, 373.1, 373.4). •Triángulos. Aparecen sin cerrar y, al igual que los rombos o los círculos, enmarcan al mismo o •a otro esquema geométrico (fig. 188.2).

Esquemas vegetales.

En algunos casos no se aprecia el tema escogido por aparecer de manera abstracta, aunque se observa con claridad que lo representado es una idealización del mundo vegetal (fig. 188.2). A veces la composición vegetal se localiza en el extremo de los trazos del motivo representado (fig. 373.4).

Flores. De varios pétalos que rellenan a composiciones geométricas (fig. 188.2).•

Esquemas epigráficos o pseudo epigráficos.

En un fragmento de tinaja se ha conservado una banda epigráfica estampillada en la que reproduce de manera continua la fórmula Kafiya, cuyo significado, “suficiente” o “bastante”, es muy acorde con el tipo de recipiente sobre la que se plasmó (fig. 373.5). “Prosperidad” (Al-tawfiq) es el deseo que se expresa en la estampilla de otra tinaja (fig. 373.1).

217 Aguado (1983) hace un análisis de tinajas estampilladas. Más recientemente Khawli (1992; 1993) ha estudiado las estampillas de las tinajas de los siglos XI – XIII de Mértola. 218 Según Torremocha y Oliva (2002, 61), este motivo es ampliamente utilizado por el arte decorativo del siglo XII.

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Cerámica cuerda seca. ■

No hemos encontrado cuerda seca total, sino parcial (Lám. 32). Los esquemas decorativos no son representativos, ya que no los hemos localizado completos. Se limitan a bandas horizontales y ver-ticales en las que se alternan los colores (fig. 373.3). En uno de los fragmentos se observa, además, decoración aplicada (fig. 373.2), consistente en la aplicación sobre las pastas frescas de una leyenda epigráfica, de la que sólo se nos conservan varios segmentos de letras cúficas en las que se pueden leer la palabra Tamma (“completa”, “total”). Esta composición se adornó, además, con esquemas pintados, impresos -el motivo circular- e incisos. Esta alternancia de técnicas decorativas propor-cionó a la pieza un aspecto extremadamente barroco.

FamIlIa 5. lebrillos.

Los lebrillos siempre fueron modelados en cerámica común y sus superficies, la externa y la inter-na, recibieron diferentes tratamientos. Así, mientras que el exterior de estas piezas no fue más que someramente alisado con las manos, la superficie interna, por lo general fue concienzudamente alisada, probablemente con cuero o algún material resistente, lo que le proporcionó una extremada lisura y suavidad.

La escasez decorativa de estas piezas está íntimamente ligada a su propia idiosincrasia y solamente algunos ejemplares, los menos, presentan sobre sus superficies externas, y por debajo de la línea de borde, algún sencillo adorno. La decoración la hemos detectado, siempre, en Cercadilla, en los ejemplares califales y sobre todo posteriores.

Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI.

Decoración incisa.

Es la técnica más utilizada. Los motivos decorativos se reducen a la representación de meandros, algunas veces realizados a peine (fig. 213.1).

Decoración aplicada.

Mucho menos frecuente que la anterior, esta técnica se reduce a la colocación de un cordón sobre la superficie. Este cordón siempre está digitado (fig. 199.3).

Solamente en una ocasión hemos documentado la conjunción de ambas técnicas en el mismo recipiente (fig. 213.1).

Siglo XII. Siglo XII – principios siglo XIII.

Decoración incisa.

De la misma manera que durante el califato, la decoración incisa sigue siendo la técnica decorativa más utilizada para adornar las superficies de estos grandes recipientes.

Esquemas geométricos.

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Motivos geométricos de trazo curvo.

Meandros. Casi siempre realizados a peine (fig. 195.1, 197.3, 198.1, 200.1, 201.4, 206.3, 208.1, •209.2, 210.1, 211.4, 212.1, 212.2, 212.3, 212.5, 213.3, 214.1, 214.2, 214.3, 215.1). En algunas ocasiones se disponen dos franjas de meandros, una por debajo del borde y la otra hacia la mitad del lebrillo (fig. 211.3, 213.3). Ungulaciones. Se disponen trazos cortos, unos a continuación de otros en la línea del borde (fig. 196.2).•

Motivos geométricos de trazo rectilíneo.

Aspas. Que decoran los bordes (fig. 206.4).•Triángulos. De gran tamaño, que decoran parte de la superficie (fig. 206.4).•

Decoración impresa.

Algunas veces las digitaciones adornan las asas (fig. 206.3).

FamIlIa 6. Tapaderas.

Siglos VII-VIII (Pre-islámico).

Siempre son decoraciones muy sencillas realizadas con útiles poco sofisticados.

Decoración incisa.

Esquemas geométricos. Motivos de trazo curvo.

Líneas. Éstas pueden ser paralelas, sin que se persiga con ellas más detallismo que sencillamente •recorrer toda la circunferencia de la tapadera por encima de la línea de borde (fig. 219.5), o varias líneas onduladas realizadas a peine, que entrecruzándose unas con otras (verticales con horizontales) forman casetones (fig. 221.1).

Motivos de trazo rectilíneo.

Estrellas. En un sólo caso se ha recuperado una tapadera tipo 3, cuya superficie exterior •había sido decorada con una estrella de cinco puntas (fig. 227.7). Este tipo decorativo, habitualmente denominado “pentalfa” ha sido interpretado como un símbolo mágico o de carácter profiláctico y fue muy utilizado durante la época medieval. Está muy presente, sobre todo como graffiti, en el norte de España (AZKÁRATE, 1988, passim; DÍAZ-CORONEL, 1976, 195-196).

Decoración impresa.

Esquemas geométricos.

Motivos de trazo curvo.

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Círculos. Realizados con un útil de sección redondeada, adornan, normalmente toda la superficie •exterior de la tapadera (fig. 232.7) o la línea de borde (fig. 221.4). En este caso son círculos concéntricos. Digitaciones. Adornan la superficie exterior de las tapaderas (fig. 228.2, 228.5).•

Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII.

Decoración incisa.

Esquemas geométricos.

Motivos de trazo rectilíneo.

Algunas tapaderas poseen las superficies surcadas con trazos incisos muy profundos (fig. 227.2), tal vez destinados a alguna otra función distinta de la de adornarlas, como sería la de servir para recuperar el líquido sobrante de algún preparado.

Decoración impresa.

Esquemas geométricos.

Motivos de trazo curvo.

Círculos. Realizados con un útil de sección redondeada. Los círculos suelen ocupar toda la •superficie externa del recipiente (fig. 230.6).

Decoración pintada.

No se han conservado los motivos decorativos completos (fig. 216.8).

Emiral indeterminado, siglos VIII – IX.

De este momento poco preciso se plasman sobre las superficies de las tapaderas decoraciones poco elaboradas, como es el caso de la fig. 230.5, en donde una línea impresa de huellas digitales adorna el borde de la pieza.

Emiral, siglo IX.

Decoración incisa.

Esquemas geométricos.

Motivos de trazo rectilíneo.

Espigas. Una de las tapaderas posee una serie de líneas incisas, muy profundas, que, formando •una espiga recorren toda la superficie externa de la pieza. Estas líneas incisas bien pudieran servir, además de para adornar, para alguna otra función más concreta, como por ejemplo, recuperar algún tipo de líquido sobrante y dirigirlo hacia los extremos, desde donde tal vez se

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recuperaría a través de un pico vertedor. El recipiente que conserva este esquema decorativo tenía la base completamente quemada (fig. 230.3).En este momento también se adornarán algunos de los bordes de las tapaderas con digitaciones •(fig. 229.8, 231.1).

Califal de transición, finales del siglo IX – principios del siglo X.

Algunas de las tapaderas tipo 4 de este período presentarán los bordes vueltos decorados con digitaciones (fig. 229.3).

Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI.

Cerámica común. ■

En las tapaderas vinculadas al mundo califal de Cercadilla solamente hemos documentado dos tipos de técnicas decorativas aplicadas a las superficies de las paredes:

Decoración incisa.

Esquemas geométricos.

Motivos de trazo curvo.

Meandros. Con un punzón o peine se traza, como único motivo decorativo, una línea continua •de meandros, que por lo general rodean a la cara vista de la pieza (fig. 231.4).En una de las tapaderas una cuádruple línea de meandros, realizada a peine, recorre sin interrupciones toda la circunferencia de la pieza (fig. 226.1).Cruces. Formadas con un total de diez líneas que enmarcan una leyenda epigráfica (fig. 226.1).•

Esquemas epigráficos.

El único ejemplar de esta familia que muestra este tipo de decoración, es una gran tapadera de tinaja en la que una leyenda ocupa casi por completo su superficie (fig. 226.1). En ella se puede leer amal Salih, (obra de Salih), tal vez el alfarero que la fabricó.

Decoración impresa.

En algunos casos, la decoración elegida para adornar la superficie de las tapaderas, se hizo con un instrumento circular cuyo extremo estaba hueco. Con ese útil, probablemente un punzón al que se le eliminó la punta, se presionó sobre las pastas blandas, obteniendo como resultado pequeños círculos por toda la superficie de la pieza. Generalmente rodean la zona cercana al borde de la tapadera, formando una circunferencia, de mayor o menor diámetro dependiendo del tamaño del recipiente. A veces, en el interior de esta circunferencia se disponen líneas de círculos que se entrecruzan. Este tipo de decoración siempre está vinculado a las tapaderas de los tipos 3 y 4 (fig. 227.1, 227.5).

Algunos de los bordes vueltos de las tapaderas tipo 4 se adornaron con digitaciones (fig. 229.3).

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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Cuerda seca. ■

Sólo se ha documentado un ejemplar fabricado en este tipo de técnica (fig. 224.7).

Esquemas geométricos.

Motivos de trazo curvo.

Círculos y semicírculos. Ambas figuras en negro rodeaban a círculos o semicírculos en verde. •Los primeros se localizaban en el interior de un diseño triangular, de trazo curvo, sin identificar y los segundos adornaban los bordes de la tapadera.

Siglo XII.

Cerámica común. ■

Decoración incisa.

Esquemas geométricos.

Motivos de trazo curvo.

Meandros. Varias líneas de meandros realizados a peine, o líneas sencillas repitiendo este •esquema, adornan las superficies de las tapaderas y en ocasiones, enmarcan composiciones más complejas (fig. 234.1).

Motivos de trazo rectilíneo.

Trazos. Pequeños trazos incisos sobre la superficie de los bordes (fig. 231.2, 232.4) o sobre el •cuerpo de los recipientes (fig. 231.3), o incluso sobre los pomos (fig. 234.1), son los esquemas escogidos para adornar algunas de las tapaderas de bordes vueltos. Estrella. Es un tema muy poco escogido –sólo se han recuperado dos ejemplares así adornados •en Cercadilla-. La primera de ellas, de cinco puntas, la observábamos sobre la superficie de una tapadera del período pre-islámico, mientras que la de este período es de seis puntas (fig. 234.1).

Decoración impresa.

En algunas de las tapaderas tipo 4, y tal como hemos visto durante los siglos X-XI, los bordes se decoran con digitaciones efectuadas sobre las arcillas blandas (fig. 230.2, 232.2).

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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Cerámica vidriada. ■

En las tapaderas vidriadas no se realizaron esquemas decorativos concretos. Manchas de color distinto al de la base fueron los únicos “motivos” que adornaron sus superficies (fig. 218.3).

Cerámica verde y manganeso. ■

Esquemas vegetales.

Hojas. Lanceoladas, dentadas o, mejor, aserradas (ya que los dientes los tiene doblados •hacia su punta), adornan la cara vista de una tapadera tipo 1. Lamentablemente no se puede reconstruir completamente la composición, al no conservarse nada más que un fragmento de la pieza (fig. 218.2).

FamIlIa 7. Cazuelas.

Al igual que ocurría con las ollas, estas piezas, cuya función está íntimamente ligada con la prepa-ración de los alimentos, no presentan ningún tipo de decoración.

A partir del siglo XII, muchos de los recipientes de estas familias tendrán las superficies internas vidriadas y, en ocasiones, las externas. Sobre los colores, melados o verdes se dispondrán, a veces, trazos en color negro que no llegarán a conformar ningún esquema preciso (fig. 241.4). Por lo general, las cazuelas con las superficies internas vidriadas, también mostrarán los bordes externos vidriados.

FamIlIa 8. botellas.

Son piezas que se ejecutaron en cualquier tipo de técnica y, de hecho, hay suficientes ejemplos conocidos en la cerámica islámica. Sin embargo, en Cercadilla y hasta la actualidad, sólo las hemos documentado fabricadas en cerámica común y en cerámica vidriada.

Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII.

Si bien ningún esquema decorativo adornaba la superficie de estos ejemplares durante este pe-ríodo, algunos recipientes fueron espatulados de manera muy cuidadosa. Esta técnica dota a estos y cualquier otro tipo de pieza cerámica de suficiente belleza como para obviar, posteriormente, cualquier otra forma de decoración (fig. 243.2).

Emiral, siglo IX

También durante este período se seguirán fabricando botellas espatuladas (fig. 243.3).

Cerámica común ■

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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Decoración pintada.

Esquemas geométricos.

Motivos de trazo curvo.

Trazos. Más o menos ondulados que adornan el cuello y borde de estos ejemplares (fig. 245.2). •

Califal de transición, finales del siglo IX – principios del siglo X.

Cerámica común. ■

Decoración pintada.

Esquemas profilácticos.

Es el único tema escogido durante este período para decorar las superficies de las botellas. Los trazos realizados con los dedos se disponen de manera vertical (fig. 245.6).

Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI.

Cerámica común. ■

Decoración moldurada.

Algunas piezas presentan la superficie de la pieza completamente moldurada (fig. 247.2).

Decoración pintada.

Esquemas profilácticos.

Es el esquema más utilizado a la hora de decorar estos recipientes. Se trata de varios trazos verti-cales marcados con los dedos que recorren la pieza, al igual que en los jarros/as, de arriba a abajo (fig. 244.1).

Siglo XII.

Durante este período muchas de las botellas, así como de los jarros/as, recubrirán sus superficies de engobes en color rojo o negro (fig. 243.4).

Cerámica común. ■

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La cerámica medieval de Cercadilla, Córdoba. Tipología, decoración y función

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Decoración pintada.

Esquemas geométricos.

Motivos de trazo curvo.

Trazos. Sin orden y sin forma que adornan los bordes de los recipientes (fig. 246.2).•Gotas. También podríamos denominar a este esquema como puntos, pero más parecen gotas •salpicadas desde el extremo de un pincel mojado en pintura (fig. 246.8).

Esquemas profilácticos.

Grupos de tres dedos, de desarrollo vertical, adornan las superficies de algunos de estos ejemplares (fig. 244.8). En algunos casos, a pesar de que no se ha recuperado la pieza completa, este esquema es perfectamente reconocible (fig. 246.2, 246.4).

FamIla 9. lámparas y candiles.

Siglos VII-VIII (Pre-islámico).

Ninguna de las Lámparas tipo 0 de este período presenta ningún tipo de decoración.

Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII.

No se decoran los candiles de éste período.

Emiral indeterminado, siglos VIII – IX.

No se han recuperado piezas decoradas asociadas a este período.

Emiral, siglo IX.

Decoración incisa.

Esquemas geométricos.

Motivos de trazo rectilíneo.

Trazos. Que recorren la circunferencia de la cazoleta (fig. 254.1, 257.2).•

Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI.

Los candiles califales no suelen presentar decoración alguna, ni los realizados en cerámica común ni los que fueron vidriados, a excepción de pocos ejemplares en los que el vedrío está siempre está presente. En un caso se ha observado la presencia de engobe rojizo sobre la superficie externa (fig. 254.3).

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Cerámica común. ■

Con verdugones.

Tradicionalmente se denominan así a los candiles, realizados en cerámica común, que han sido adornados con “salpicaduras” de vedrío. La decoración es siempre monocroma, siendo el color verde el más utilizado. No forma ningún esquema decorativo. Algunas veces las salpicaduras se quedaron impresas como si fueran gotas (fig. 253.2, 253.3), mientras que, en otras ocasiones, son manchas más o menos extendidas las que ocupan parte de la superficie del recipiente (fig. 252.1).

Esquemas pseudo epigráficos.

Trazos con apariencia de letras, en color verde, adornan la superficie bizcochada de uno de los ejemplares (fig. 253.3).

Cerámica vidriada. ■

Decoración moldurada.

Únicamente se conoce una pieza cuyo cuerpo presentaba una serie de molduras que lo decoraban. Se trata del único ejemplar recogido en Cercadilla con tres piqueras. Este candil estaba vidriado y su cuerpo presentaba hasta cuatro molduras que enmarcaban a varios casetones de tendencia rectangular (fig. 261.1).

Siglo XI – XII (indeterminado).

Cerámica común. ■

Con verdugones.

De color verde que se adornan la superficie de la cazoleta, de la piquera y el borde de la chimenea (fig. 255.3, 255.4) o sólo de la cazoleta y piquera (fig. 255.1, 256.2).

Cerámica cuerda seca. ■

Esquemas pseudo-epigráficos.

Trazos sin orden ni forma concreta pero con aspecto de letras del alfabeto árabe. Las líneas maestras en color oscuro forman la “pseudo-letra” que ha sido rellenada en color verde (fig. 257.1).

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Siglo XII.

Cerámica común. ■

Con verdugones.

De color verde que se adornan la superficie de la cazoleta y de la piquera (fig. 255.2).

FamIlIa 10. braseros.

Esta familia, cuya tipología formal coincide exactamente con la de los lebrillos tipo 1, no presenta ningún tipo de decoración en su superficie externa.

FamIla 11. anafes.

Al igual que el resto de la cerámica destinada a la cocina, esta forma tampoco presenta ningún tipo de decoración de sus superficies, que se caracterizan, por otra parte, por encontrarse en gran parte quemadas como consecuencia de su uso.

Algunos ejemplares tardíos se adornaron con cordones digitados (fig. 268.2, 271.4).

FamIlIa 12. Tazas y/o vasos.

Emiral, siglo IX.

Cerámica común. ■

Decoración moldurada.

Desde el momento en el que se hace presente esta forma en el repertorio cerámico de Cercadilla, la decoración moldurada, aún siendo francamente simple, es la más utilizada para decorarla. Se trata, generalmente, de una ligera moldura que se sitúa en cualquier parte de la superficie de estos recipientes (fig. 276.1).

Cerámica vidriada. ■

Decoración aplicada.

Sobre las superficie de las piezas se superponen pequeños rollitos de arcilla que se van uniendo formando triángulos y están adornados con pequeños trazos incisos (fig. 279.1)219.219 En el tercer cuarto del siglo IX fecharon Retuerce y Canto (1987) una redoma vidriada en verde con el mismo tipo de

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Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI.

Este tipo de formas lo hemos documentado en Cercadilla fabricado en cerámica común, en cerá-mica vidriada y en verde y manganeso, pero con un repertorio decorativo muy pobre.

Cerámica vidriada. ■

Decoración moldurada.

Al igual que se decoran con molduras los vasos y las tazas de cerámica común, también se docu-menta este tipo de decoración en los ejemplares vidriados (fig. 275.4).

Decoración con manganeso o cobre.

Pueden ser pinceladas curvas de manganeso haciendo ondas sobre las superficies vidriadas, ro-deando toda la pieza (fig. 277.4) o simples trazos de color distinto al de la superficie a la que se superponen (fig. 274.3).

Cerámica verde y manganeso. ■

Esquemas geométricos.

Motivos de trazo rectilíneo.

Se trata de pinceladas aplicadas, en manganeso, sobre la cubierta blanca de arriba a abajo (fig. 278.1) o sobre las asas (fig. 274.4).

Siglo XII.

Cerámica común. ■

Sobre los recipientes de esta familia se aplican, sobre la superficie exterior y sobre los bordes inter-nos, engobes, cubrientes –que no espesos- y de color rojo (fig. 275.6).

Decoración pintada.

Esquemas geométricos.

Motivos de trazo rectilíneo.

decoración que nuestra taza, procedente de una colección particular. La redoma albergaba varias monedas en su interior y de ahí la precisión cronológica.

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Pinceladas cortas. Parten del borde y se desarrollan en vertical hacia el centro del vaso •(fig. 276.3).

Cerámica verde y manganeso. ■

Lo único que se conserva sobre las superficies blancas son manchas o trazos en verde o negro (fig. 276.4, 276.7).

A veces se observan motivos anulares aunque, de nuevo, el estado de conservación de las piezas impide reconocer con claridad el tema representado (fig. 277.6).

FamIlIa 13. Platos.

Emiral, siglo IX.

Los platos emirales, es decir, los de tipo 1, fueron en algunos casos decorados con pintura, aunque en la mayor parte de las piezas no se conservan los esquemas decorativos. Éstos se dispusieron sobre los bordes (fig. 280.1, 280.3) o sobre la superficie interna del plato (fig. 280.2).

Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI.

Fabricados siempre en cerámica vidriada, no suelen aparecer decorados.

Decoración moldurada.

Una pequeña moldura, situada en la zona cercana al borde, es la decoración más habitual utilizada en este tipo de recipientes (282.3., 282,4).

Decoración con manganeso.

Se trata fundamentalmente de trazos de manganeso que no conforman ningún esquema de-corativo preciso. Este tipo de adorno es más habitual en el interior de las piezas que en su exterior (282.3).

Siglo XII.

Los platos vidriados de este momento no presentaban ningún tipo de decoración, a excepción de algún ejemplar con dos líneas incisas (fig. 281.2).

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FamIlIa 14. Cuencos.

Siglos VII-VIII (Pre-islámico).

Cerámica común. ■

Decoración incisa.

Esquemas geométricos.

Motivos de trazo curvo.

Meandros. Trazados a peine se disponen por debajo de la línea del borde (fig. 287.1).•

Decoración pintada.

Casi todos los cuencos de este momento fueron pintados. La fragmentación de todos ellos impide reconocer el tema escogido, aunque por los restos conservados nos aventuramos a sugerir que el tema representado, como en los jarros/as, es de tipo abstracto, efectuado con los dedos o con pinceles. La pintura por lo general es de tono rojizo o castaño (fig. 285.5, 286.5, 288.6, 289.1).

Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII.

Cerámica común. ■

Normalmente los cuencos de este período se pintaron, aunque en determinados casos fue-ron engobados en color rojo. La engalba afecta a la superficie externa y al borde interno (fig. 286.6).

Decoración pintada.

La pintura escogida suele ser de tono rojizo y se aplica sobre recipientes de pastas claras o rojizas. Los esquemas decorativos se realizaron con los dedos o con pinceles de diferente grosor. Suelen ser trazos sin forma alguna sobre los bordes (fig. 284.2), formando ondas sobre los cuerpos (fig. 284.3, 286.3), aunque lo normal es que no podamos reconocer el motivo representado (fig. 286.2). A veces se pintan los bordes (fig. 286.3).

Esquemas profilácticos.

Trazos realizados con los dedos, horizontales, que se disponen por toda la superficie (fig. 286.4).

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Emiral indeterminado, siglos VIII – IX.

Cerámica común. ■

Decoración pintada.

Esquemas profilácticos.

Los trazos verticales, realizados en color rojo, con los dedos de la mano, recorren toda la superficie de los cuencos (fig. 288.3).

Emiral, siglo IX.

Cerámica común. ■

Decoración pintada.

Se dispone sobre los bordes (fig. 285.4).

Califal de transición, finales del siglo IX – principios del siglo X.

Cerámica común. ■

Decoración pintada.

Esquemas profilácticos.

Grupos de tres dedos que recorren la pieza en vertical (fig. 285.1).

Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI.

Los recipientes de momentos califales asociados a esta familia son muy escasos y en ninguno de ellos se ha representado decoración alguna.

Siglo XII.

Cerámica vidriada. ■

Decoración aplicada.

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Costillas. Se trata de pequeños rollitos de arcilla que se sitúan, muy cerca unos de otros, sobre la •superficie de los recipientes. Es un adorno muy característico de la cerámica almohade (fig. 285.3).

FamIlIa 15. Cangilones.

Ninguna pieza de esta familia ha sido decorada. Todas ellas se han moldeado en cerámica común, siendo muy usadas las pastas claras, en contraposición a las rojizas. Únicamente sus cuerpos, con dos o más escotaduras y con las huellas del torno muy marcadas, hacen de cada uno de los recipien-tes, formas muy dinámicas y muy ricas en cuanto a originalidad y diseño.

FamIlIa 16. Piezas de pequeño tamaño.

Como ya hemos comentado en el capítulo anterior220 esta familia está representada por una serie de ejemplares de muy pequeño tamaño. Estos pequeños recipientes se pueden identificar como ju-guetes y, por tanto, no hacen más que reproducir en miniatura los objetos cotidianos que rodeaban a los niños que los manejaban.

Podría darse la circunstancia de que algunos objetos concretos no fueran juguetes, sino que tuvie-ran un destino diferente, tal vez para guardar especias o productos relacionados con la cosmética, la medicina....

Emiral, siglo IX.

Las piezas se pintan con pincel del mismo modo que los recipientes de mayor tamaño, aunque el aspecto final resulta mucho más cuidado y estilizado (fig. 298.2).

Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI.

Son fieles reflejos tipológicos de los útiles a los que imitan e igualmente detallan con la misma pre-cisión los esquemas decorativos. Sólo se decoraron algunas de las piezas que imitaban a los jarros/as. Esta decoración se llevó a cabo con pintura, representando esquemas profilácticos, trazados a pincel (fig. 298.3).

Siglo XII.

Las piezas de este momento, vidriadas en su mayor parte, no presentaban ningún esquema decorativo.

FamIlIa 17. ¿Fuentes destinadas a la presentación de alimentos?.

Emiral indeterminado, siglos VIII – IX.

El ejemplar de esta familia asociado a esta cronología no presenta ningún esquema decorativo, aunque fue intensamente espatulado lo que le confirió un acabado muy cuidado. Esta cualidad, 220 Vid. Capítulo II.

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como la forma en sí de la pieza, confiere al recipiente un aspecto que recuerda en gran medida a las formas cerámicas romanas (fig. 305.2).

Emiral, siglo IX.

Un cordón aplicado hacia la mitad del recipiente, decorado con digitaciones, es la única decoración escogida durante este período para decorar los ejemplares recuperados en Cercadilla (fig. 305.4).

Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI.

Generalmente estas piezas se moldearon en cerámica común, en cuyo caso los cuerpos no presen-tan ningún tipo de decoración.

Cerámica verde y manganeso. ■

Algunas de las piezas recuperadas no han mantenido los motivos decorativos debido al mal estado de conservación que presentan sus superficies (fig. 307.2). En otras ocasiones los fragmentos con-servados son demasiado pequeños como para apreciar los motivos decorativos (fig. 307.3).

Esquemas epigráficos.

El carácter de prestigio que debieron poseer estos recipientes se atestigua por la decoración epigráfica de algunos de ellos, en donde la leyenda al-mulk, decora la superficie de estas piezas (fig. 307.4).

Siglo XII.

Cerámica común. ■

Decoración incisa.

Esquemas geométricos.

Motivos de trazo curvo.

Meandros. Al menos dos líneas de meandros recorren las superficies de algunos de estos •ejemplares (fig. 299.1).

Decoración pintada.

Normalmente son trazos dispuestos en el borde (fig. 301.3, 302.1, 302.3), aunque, a veces, también se localizan por toda la pieza (fig. 303.2).

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FamIlIa 18. Útiles de alfar: barras de alfarero y atifles.

Ninguno de los fragmentos recuperados estaba decorado.

FamIlIa 19. recipientes destinados a la preparación de alimentos.

Emiral temprano. 2º tercio siglo VIII- 3er tercio siglo VIII.

Digitaciones impresas sobre las arcillas blandas es el único tema decorativo escogido para decorar las superficies de estos recipientes (fig. 310.2).

Emiral, siglo IX.

El único ejemplar identificado como perteneciente a esta familia de este período, no presentaba ningún tipo de decoración, tal y como es habitual en los recipientes destinados a la preparación de los alimentos.

Siglo XII.

Los dos únicos ejemplares recuperados del siglo XII presentaban unas sencillas líneas incisas de-corando la superficie de sus paredes (fig. 308.2, 309.2). Ninguna de las piezas se expuso al fuego y la primera de ellas, además, fue engobada.

FamIlIa 20. recipientes destinados a la presentación de alimentos, probablemente líquidos calientes.

Sólo conocemos una pieza que pueda agruparse dentro de este grupo cerámico. Estaba vidriado, al interior y al exterior, y la superficie externa se había decorado con trazos de color negro (fig. 311).

FamIlIa 21. Orzas.

Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI.

Algunas de las piezas ofrecen como único elemento de embellecimiento de sus superficies el vi-driado otorgado durante el proceso de fabricación (fig. 312.1). En otros casos se han documentado piezas fabricadas en verde y manganeso, cuyos motivos decorativos no eran más que simples pin-celadas de manganeso sobre las superficies blancas (fig. 312.5).

Siglo XII.

Sólo el color de los vedríos actúa como único embellecedor de estos ejemplares (fig. 313.2, 313.3). En los recipientes fabricados en verde y manganeso no se conservan las decoraciones (fig. 312.2, 312.3).

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FamIlIa 22. redomas.

Siglos VII-VIII (Pre-islámico).

El estado de fragmentación de la pieza que hemos interpretado como redoma asociada a este pe-ríodo, impide saber si estaba decorada.

Emiral indeterminado, siglos VIII – IX.

Las redomas de Cercadilla no estaban decoradas a excepción de un ejemplar con doble línea incisa (318.1).

Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI.

Cerámica común. ■

Las redomas fabricadas en cerámica común no muestran ningún esquema decorativo (fig. 319.3).

Cerámica vidriada. ■

Generalmente, el único tratamiento que suelen recibir estos recipientes es el vidriado de las pastas, exceptuando algunas piezas con los cuellos surcados de molduras (fig. 315.3).

Siglo XI.

Cerámica verde y manganeso. ■

Esquemas geométricos.

Motivos geométricos de trazo rectilíneo.

Rayas. Sobre la cubierta blanca algunas rayas, en alternancia de colores, verde y negro, adornan •la superficie de las panzas (fig. 320.2).

Siglo XII.

Cerámica común. ■

No recibieron ningún tipo de decoración.

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Cerámica vidriada. ■

Esquemas geométricos.

Motivos geométricos de trazo curvo.

Trazos curvos. Pequeñas pinceladas de manganeso adornan los cuellos de las redomas (fig. 315.1).•

Motivos geométricos de trazo rectilíneo.

Rayas. Una o dos rayas verticales recorren el cuello de las redomas (fig. 315.2).•

Cerámica verde y manganeso. ■

Esquemas geométricos.

Motivos geométricos de trazo rectilíneo.

Rayas. Sobre la cubierta blanca algunas rayas, en alternancia de colores, verde y negro, adornan •la superficie de las panzas. El esquema es idéntico al observado de momentos inmediatamente anteriores (fig. 320.3).

FamIlIa 23. botes.

Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI.

Las piezas recuperadas no conservan los esquemas decorativos.

FamIlIa 24. Pipas.

Lo más interesante de algunas de las pipas recuperadas en el yacimiento es la forma de sus embo-caduras, ya que se modelaron con forma de cabezas de animales (fig. 323.2).

FamIlIa 25. ¿Cazos destinados a la cocción de los alimentos o al calentamiento de líquidos?.

Estos recipientes no fueron decorados.

FamIlIa 26. Tambores.

Emiral. Siglo IX.

Si bien no se aprecia ningún esquema decorativo de las superficies de los tambores de éste período, en ellos se conservan restos de pintura roja (fig. 325.2) y de engobe rojizo (fig. 325.4).

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Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI.

Decoración incisa.

Esquemas geométricos.

Motivos de trazo rectilíneo.

Líneas. Muy marcadas y profundas en grupos de tres o cuatro, que recorren verticalmente los •cuerpos. Estos grupos de líneas están atravesados por trazos oblicuos (fig. 325.1).

FamIlIa 27. soportes para piezas cerámicas.

Siglo XII.

Los recipientes localizados hasta el momento, del tipo 1, no han sido decorados221.

FamIlIa 28. bacines.

Siglo XII.

Cerámica común. ■

Esquemas geométricos.

Motivos de trazo curvo.

Meandros. Por lo general se han realizado a peine. Son meandros continuos que se disponen •por debajo de la línea del borde (fig. 327.2, 327.3, 329.1, 329.2, 329.3, 330.1, 331.2).

Cerámica cuerda seca. ■

Esquemas geométricos.

Motivos de trazo rectilíneo.

Rombos. Que actúan como marcos de otras composiciones (fig. 331.3).•

Esquemas vegetales.

221 Como ya expusimos en el capítulo de la tipología, al referirnos a esta familia cerámica, en Cercadilla no se han recupe-rado los soportes de tinajas característicos de este momento, normalmente estampillados, en numerosas ocasiones vidria-dos y, a veces, con decoración aplicada. Son muy comunes en numerosos yacimientos andalusíes y también en Córdoba. Ejemplares cordobeses se pueden contemplar en las salas del Museo Arqueológico Provincial, en donde se exponen los materiales medievales.

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Hojas. Más anchas por la base que en la punta. Están dibujadas en negro y rellenas en color •verde. La base no está cerrada, sino que se queda abierta formando una flor de lis (fig. 331.3).

FamIla 29. Cantimploras.

Siglo XII.

No presentan ningún esquema decorativo que embellezca sus superficies, a excepción de un engo-be rojo muy cubriente que afecta, sobre todo, al exterior de los recipientes.

FamIlIa 30. ¿macetas?.

Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI.

La única pieza conocida asociada a esta familia no presentaba ningún tratamiento decorativo, a excepción de un engobe de color rosado que cubría completamente toda la superficie.

FamIlIa 31. ¿Embudos?.

Califal, mediados del siglo X – principios del siglo XI.

La pieza documentada no conservaba restos de decoración de sus superficies.

FamIlIa 32. Palmatorias/candeleros.

No presentan esquemas decorativos.

FamIlIa 33. Crisoles.

Evidentemente este tipo de piezas no se decoraron.

FamIlIa 34.

Los ejemplares asociados a esta familia no presentaban ningún tratamiento ni esquema decorativo que embelleciera sus superficies.

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FamIlIa 35. Figuras zoomorfas.

A excepción de un caballito que se adornó con varias pinceladas de pintura (fig. 339.2), en el resto de las piezas no se embellecieron las superficies.

III.2.- CONSIDERACIONES fINALES.

Para finalizar este capítulo haremos una revisión de algunas de las composiciones decorativas ya que, al haberse analizado los dibujos que las conformaban de manera individualizada, pueden no entenderse como lo que fueron: conceptos unitarios que muy seguramente “narraron” pensamien-tos religiosos o políticos, juicios o fantasías, dirigidos a una sociedad que entendía perfectamente el mensaje que en ellos se recreaba, pero cuyo significado merece un estudio en profundidad en el que ahora no nos adentraremos, por exceder los límites de este trabajo222.

Haremos sólo la revisión de los recipientes con las decoraciones más cuidadas y barrocas. Éstas se efectuaron sobre los jarros/as y sobre los ataifores, tanto califales, como del siglo XII o de los pri-meros años del XIII, mientras que el resto de las piezas se decoraron de manera más sencilla. Por su parte las tinajas fabricadas en cuerda seca también contaron con decoraciones complejas, aunque su fragmentario estado de conservación, impide apreciar su decoración en conjunto.

Del período tardoantiguo destaca una magnífica jarra fabricada a torno, cocida a altas tempera-turas, de color rojizo que fue completamente espatulada (Fig. 83 BIS). Su forma y su tratamiento decorativo hacen de la pieza un ejemplar único y original, no solo en Cercadilla, sino, también, en Córdoba e Hispania. La pieza cuenta con una decoración impresa a base de lo que hemos denominado pseudo-digitaciones, de muy pequeño tamaño, enfiladas, que se disponen en los bordes y el centro de las asas, en el cuello y en la línea de unión de la base con el cuerpo. La pieza se he decorado, también, con líneas incisas, muy poco profundas, en las que se han representado trazos curvos y rectos en los que tenemos que ver algo más que simples rayas. Por un lado se ha representado una estrella de cinco puntas rodeada por un círculo, temática ésta con una mar-cada simbología mística. A la derecha de este símbolo se suceden una serie de trazos curvos y rectos alineados en horizontal y en vertical, que parecen representar letras. Al lado de la estrella observamos una serie de trazos en los que tal vez se haya representado un motivo zoomorfo ¿un pájaro? de cola larga. Es evidente que la fragmentación del recipiente dificulta en gran medida la interpretación de lo reproducido a lo que se une su excesiva simplicidad. La peculiaridad de este ejemplar, en comparación con el resto del conjunto cerámico estudiado, nos induce a creer que nos encontramos ante un recipiente importado.

Del período emiral tenemos que destacar tres piezas que por sus características técnicas y decora-tivas resultan excepcionales en comparación con las del resto del conjunto cerámico.

fig. 129.1.- Se trata de un jarro excepcional vidriado en color verde al interior y al exterior, con las paredes externas profusamente decoradas. La decoración es incisa, bajo la cubierta vítrea, y la temática tratada es de carácter geométrico y vegetal. El cuerpo, de paredes rectas, se dividió al menos en dos campos decorativos. El más bajo se desarrolla desde el arranque del asa hasta la base. En él, siete cuadros, enmarcados por líneas verticales, en grupos de cinco, acogen a siete espigas. Sobre este campo decorativo, se desarrolla otro, hacia el borde, con una temática completamente 222 Recientemente Acién (2001a) ha analizado a fondo los motivos decorativos representados sobre las superficies de las piezas cerámicas, pues considera que son vehículos de transmisión de propaganda política. Analiza el caso del uso del verde y manganeso y la expresión al-mulk, las series esgrafiadas murcianas, y decoraciones plasmadas sobre cuerda seca durante la etapa almohade

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distinta, de la que sólo podemos apreciar una banda de rombos unidos por los vértices laterales. La pieza, de pastas muy duras y con desgrasantes de tamaño medio, fue cocida en ambiente reductor. Es una pieza muy bien trabajada y seguramente, al igual que las otras piezas vidriadas emirales, es importada223 (lám. 24).

fig. 346.3.- Es un pequeño galbo vidriado y decorado en manganeso con esquemas geométricos de trazo muy sutil y elegante, otra prueba inequívoca de la importación de materiales cerámicos vi-driados a la ciudad de Córdoba en este momento. Este pequeño fragmento de jarro se nos muestra como un magnífico representante de unas formas cerámicas muy escasas en esta ciudad que nos están indicando que Córdoba, a pesar de su condición de capital, no contó durante el emirato con talleres fabricantes de cerámica vidriada.

fig. 279.1.- En cuanto a la taza emiral vidriada y con decoración aplicada e incisa, sólo debemos añadir a lo ya comentado, que el tipo decorativo es, sin lugar a dudas, de influencia foránea, muy alejado de lo que en Córdoba se estaba fabricando durante este período.

Del período califal destaca el jarro de la fig. 58.1 (lám. 25), decorado en los hombros con una faja enmarcada por dos finas líneas en manganeso que enmarcan una composición continua de pal-metas. El sentido circular de esta composición evoca la idea de principio y fin, fórmula decorativa característica de Córdoba, que aparece en algunas de las piezas califales más conocidas de esta ciudad, conservadas en el Museo Arqueológico Provincial224. Este tipo decorativo también se ha plasmado sobre recipientes fabricados en cuerda seca como es el caso del más que probable jarro/a de la fig. 358.2. En su cuerpo se disponen de manera continua y de forma esquemática, lo que Cano (1996, fig. 49) denomina palmetas emparejadas.

En la jarrita de la fig. 78.1, el cuerpo sólo ha sido decorado en la zona de los hombros, en los que se han representado círculos continuos que bordean todo el perímetro. También se ha decorado el cuello de la pieza con motivos que evocan, de manera burda y mal conseguida, medias palmetas, dispuestas, también de forma continua, cerrando una composición circular225. Este mismo esque-223 Chinchilla (1986), presenta una redoma cordobesa, vidriada en color verde al exterior y de color melado al interior, con la decoración, incisa bajo cubierta, y con una temática de tipo geométrico, ocupando la mayor parte del campo decorativo. Ella la considera califal, si bien no aporta ningún criterio que determine esa fecha con seguridad. Otro ejemplar muy parecido, también vidriado en color verde, es una redoma, aparecida en Mejorada del Campo (Madrid), con decoración incisa y con espigas flanqueadas por líneas verticales como la de Cercadilla, si bien en el caso madrileño, esta decoración se “apoya” en triángulos invertidos. Pavón (1982, fig. 64.8) al estudiar la pieza no hace mención ninguna a estratigrafía ni cronología. Tal vez nos encontremos ante productos importados del sur de al-Andalus como propone Gutiérrez (1996, 164-165; 1999, 87), concretamente de Pechina (Almería). De hecho, en Nakur, Marruecos, se ha documentado un jarro “tipo Pechina” -que, junto a otra serie de materiales importados, ha permitido fechar la cerámica del yacimiento entre los siglos IX y X-, similar en forma al ejemplar de Cercadilla y, como él, profusamente decorado (ACIÉN et alii, 1999, lám. I.12). También en Málaga aparecen materiales similares (FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ et alii, 1999, fig. 7. 1-13). 224 En concreto un cuenco con cuatro asas con apéndice (ROSSELLÓ-BORDOY, 1995, 115; MORENO, 2001), en el que la decoración se dispone en los cuatro frentes dejados por las asas enmarcada en rectángulos, y en una orza con dos asas laterales (ROSSELLÓ-BORDOY, 1992d). En esta última pieza, la decoración con palmetas se ha representado en dos fajas, una situada en la parte más alta del cuerpo del recipiente, pegada al cuello con medias palmetas, todas ellas orientadas de la misma manera. La segunda franja, en los hombros, algo más ancha que la primera, se adorna con palmetas enlazadas. En Toledo se ha documentado también este esquema decorativo estudiado por Aguado (1983, lám. XVII), quien no duda en atribuir un origen cordobés a las piezas toledanas más antiguas, debido a la similitud de las formas y los esquemas decorativos (íbid., 53). En Málaga, una taza muy similar a la del tipo 12.4.A.2.1. de Cercadilla, también se decoró con una franja en la que una trenza de dos cabos, recorría todo el perímetro del borde (CANO, 1995, 279, fig. 15). Esta decoración también se ha plasmado en una orza en verde y manganeso de Ceuta (FERNÁNDEZ SOLETO, 1988, II, fig. 13).225 Una jofaina fabricada en verde y manganeso y recuperada en la excavación de “Los Llanos del Castillo”, en Córdoba, presentaba una decoración idéntica a la de nuestra jarrita. Esta pieza fue fechada por las arqueólogas responsables de la excavación en época califal, si bien algunas piezas poseían una morfología más característica del período taifa (MORE-NO y COSTA, 1990, fig. 4.1). Otra jarrita idéntica a la de Cercadilla aunque sin filtro, se recuperó en la misma excava-ción y por tanto se fechó como califal, si bien las asas con apéndice rematadas en botón son más tardías. Su decoración,

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ma, se reproduce en los hombros del jarro/a de la fig. 357.2. En este caso las probables palmetas continuas se disponen en los hombros del recipiente y están, al igual que el resto de los ejemplares, enmarcadas por dos bandas paralelas226.

En la pieza de la fig. 91.2 se han representado semicírculos enfilados, cerrando un círculo en la zona de los hombros lo que, como la anterior, evoca la idea de principio y fin. La composición enamarca a triángulos sin cerrar que se enfrentan, formando rombos, que acogen puntos. Los triángulos sin cerrar también se disponen en los vértices de unión de los semicírculos. Lo más característico de esta pieza no es su decoración vista de frente, sino la misma desde una posición cenital y es que lo representado, así visto, es una estrella de siete puntas. El septagrama posee un marcado carácter místico relacionado al número siete.

Muy barrocas son también las decoraciones geométricas de los jarros de las fig. 118.1 y 123.1. Am-bas piezas son jarritos de cuerpo globular, base plana, cuello estrecho y boca con borde trilobulado. El primero de ellos ofrece distintos puntos de vista, según sea observado de frente o desde arriba, gracias a los detalles dibujados en los espacios dejados en reserva, como los pequeños círculos en los vértices de unión de los arcos, que ayudan a hacer más dinámica la composición. El cuerpo se adorna en la parte inferior con tres líneas de aspas continuas. Al igual que la pieza 91.2 en la vista cenital se observa que lo representado es una estrella de siete o, más factible, de ocho puntas. El segundo de los recipientes, con la boca trilobulada, cambia su aspecto según se vea de perfil o de frente. El cuerpo ha sido profusamente decorado. En la zona de arranque del cuello y en su parte más cercana a la base, pero por encima de ella, dos bandas delimitan una hilera de círculos rellenos de pintura blanca y recorren toda la circunferencia del jarro. Estas dos composiciones enmarcan otra consistente en rombos continuos rellenos de puntos que forman otra composición romboidal. Por encima de la banda superior una fila de pequeñas pinceladas también recorre todo el cuello. Tal vez lo más original de este recipiente es su visión frontal (lám. 28) y es que a ambos lados del pico vertedor se pintaron unos pequeños trazos en forma de triángulos abiertos rellenos por una línea diagonal, que podrían evocar unos ojos y, junto al pico vertedor y, en general, al resto del recipiente, formarían una composición de carácter zoomorfo, tal y como defiende Zozaya (2002) para otras piezas de aspecto similar.

En un fragmento de galbo de jarro/a aparecido en contextos del s. XII (fig. 361.3) se conserva como única decoración círculos alineados, rellenos de puntos, enmarcados por una banda en man-ganeso. Estos motivos geométricos que en principio no parecen conformar ningún diseño figurati-

en los hombros, se dispone en una banda en verde que enmarca una trenza de dos cabos y en el cuello se ha representado una composición continua de palmetas enlazadas (MORENO y COSTA, 1990, fig. 5.1). 226 Una jarra de Lérida (ESCÓ; GIRALT; SÉNAC, 1988, 97; BISSON, 1998), también con filtro y con una tipología muy similar a la de Cercadilla y, además, fabricada en cuerda seca parcial, fue decorada con una línea de palmetas enla-zadas muy bien diseñadas en el cuello y con una línea de puntos continuos separados por líneas sinusoides, enmarcadas entre dos bandas, en los hombros. La pieza de Cercadilla copia de manera burda al modelo catalán. Esta claro que tanto la tipología de la pieza, prácticamente igual a la cordobesa, el tratamiento decorativo, así como la técnica de fabricación, indican que ambas piezas se basan en un mismo modelo. Las dos se fechan en el siglo XI, la nuestra en un momento in-determinado de esa centuria y la de Lérida en el 2º tercio. Solamente queda por discernir si las dos salieron de un mismo taller, o si las dos son el distinto resultado de la copia un único prototipo. Otras dos piezas leridanas sin filtro, con apén-dices en las asas y fabricadas en cuerda seca parcial, se han decorado de manera similar. Una de ellas, fechada, a nuestro entender de manera equivocada, en época califal posee una faja con hojas imbricadas en el borde superior, una trenza de dos cabos en el cuello y una faja de palmetas concatenadas en los hombros. La otra, de la primera mitad del siglo XI, tiene una decoración más simple y peor ejecutada. Una trenza de dos cabos en el borde, semicírculos continuos en el cuello y una faja de palmetas encadenadas en los hombros. Si bien ambas poseen una decoración más compleja que la del ejem-plar cordobés, sobre todo la primera, podríamos incluirlas, igualmente, dentro de la misma “familia” decorativa (ESCÓ; GIRALT; SÉNAC, 1988, 89, 90). Jarras similares, fabricadas también en cuerda seca, y con una decoración casi idéntica en cuello y hombros se han rescatado, asociadas al siglo XI, en Jerez de la Frontera (Cádiz) (AGUILAR; GONZÁLEZ; BARRIONUEVO, 1998, fig. 5.40) y en Sevilla (OLIVA y TABALES, 2003, fig. 7).

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vo, componían realmente grandes florones enmarcados por estrellas, y reproducen un motivo bien conservado y conocido presente en los ataifores de la ciudad palatina cordobesa, que no es otro que una derivación del Sello de Salomón227 (CANO, 1996, fig. 45; lám. XXXII, XXXIII, XXXIV, XXXVIII).

Los ataifores también fueron decorados con composiciones muy complejas, como es el caso de la fig. 136.3, en el que las medias palmetas enmarcan círculos en los que se representaron hojas de trébol. Muy probablemente cinco eran los círculos y cinco las medias palmetas que rodeaban un motivo central, tal vez de tipo vegetal. No tenemos constancia de la presencia en Córdoba de ataifores así decorados. Se caracteriza además por estar cubierto, tanto al exterior como al interior, por el esmalte estannífero, por lo que ambas superficies son de color blanco. Lo habitual es que el exterior de estos recipientes estén vidriados sobre todo en color verde y en menor medida en color melado.

El de la fig. 147.1 se decoró con círculos que, enmarcados entre medias palmetas, acogían trenzas de dos cabos flanqueadas por bandas. Toda la composición se encuadraba en un marco realizado a partir de dos ejes, transversal y longitudinal, que se cruzaban en el centro del plato y que dejaban cuatro espacios en los que se habían desarrollado los motivos ornamentales, imitando una simetría. El campo decorativo del ataifor de la fig. 369.1 también fue dividido en cuatro partes, generadas a partir del cruce de dos bandas rellenas de motivos pesudoepigráficos. Los cuatro ángulos formados tras la unión de los casetones se rellenaron con motivos tal vez de tipo vegetal228.

La decoración del ataifor de la fig. 366.2, también se dispuso entre los espacios generados tras la intersección de un eje longitudinal y otro transversal. En este caso la decoración se hace más com-pleja si cabe, ya que el único eje que se conserva es una amplia faja decorada con palmetas. Esta faja desemboca en un gran motivo central, de forma mixtilínea, con el espacio interno decorado tal vez con motivos vegetales, si bien los trazos conservados son escasos y, por ello, difíciles de interpretar. Los cuatro espacios resultantes tras la intersección de los dos ejes, son atravesados por trenzas de dos cabos, cuya simplicidad en la ejecución choca de manera ostensible con la decoración agrupada en las bandas que conforman los ejes y el espacio central.

El ataifor de la fig. 172.1 desarrolla su decoración más espectacular a partir del vértice de unión de los dos ejes que atraviesan vertical y horizontalmente el plato. Los dos ejes se han planteado con sendas fajas que enmarcan a trenzas de dos cabos. Desde el punto de unión de los dos ejes, cuatro grandes hojas que se dirigen hacia los cuatro espacios resultantes de la unión de los dos ejes, acogen palmetas de trazo mediocre.

Probablemente una de las piezas califales con más calidad estética de las recuperadas en Cercadilla sea el ataifor de la fig. 169.1. Este ejemplar, que se conserva completo y en un estado bastante acep-table, está decorado con una composición vegetal que se circunscribe en una estrella de ocho puntas. Del siglo XII se ha recuperado otro ejemplar que presenta una decoración muy similar (fig. 144.1). A pesar de que este segundo ataifor se halló fracturado, el motivo decorativo y el grado de conserva-ción de los distintos vedríos se han conservado en buen estado. El motivo principal está formado a

227 Según Cano (1996, 23) el Sello de Salomón tendría carácter profiláctico y habría llegado a Córdoba a través de otros ejemplares procedentes del Próximo Oriente, pues muestra fuertes paralelismos con piezas iraquíes e iraníes.228 Ataifores cuyo campo decorativo haya sido subdividido en cuatro partes, a partir de ejes longitudinales y transversales entrecruzados, son conocidos en Córdoba, concretamente en Mad nat al Zahr ’, donde esos ejes son fajas decoradas con motivos pseudoepigráficos (CANO, 1996, fig. 63; lám. XXX). Contrástese la opinión que recientemente ha escrito Zo-zaya (2002, 138-139) sobre la simbología de una pieza muy similar a las de Mad nat al Zahr ’, conservada en el Museo Arqueológico Nacional, en la que el autor relaciona la decoración interna del ataifor con la forma de la cúpula celeste.

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partir de grandes hojas lanceoladas, de las que se conservan solamente tres, que formarían, junto con otras tres o cinco hojas, una estrella de seis u ocho puntas, al igual que el ejemplar califal229.

Dos de los ataifores califales estudiados se decoraron de la misma manera, pero fueron fabricados con técnicas distintas, en verde y manganeso y en cuerda seca (fig. 146.1, 148.2). Si bien ambos representan el mismo esquema decorativo, el fabricado en cuerda seca ha conseguido mayor vir-tuosismo en la ejecución. Los dos poseen un motivo central, que no es más que una banda ancha en la que las palmetas se enlazan y en las que el verde, enmarcado por el negro, resalta sobre el blanco, coincidiendo con el esquema observado en los jarros analizados más arriba230.

Dentro de este mismo esquema podíamos incluir otro tema decorativo distinto pero igualmente interesante al aparecer, como motivo principal, trenzas de dos cabos circunscritas en una compo-sición más compleja, como veíamos en el ataifor de la fig. 148.2, en los también califales de las fig. 143.2 y 150.1 y en el recuperado en niveles del XII de la fig. 175.3.

En el de la fig. 143.2 –y seguramente en el de la fig. 175.3- es una gran trenza de dos cabos la que rodea todo el perímetro del plato231, tal vez enmarcando a una composición central, de la que, si existía, no se ha conservado ni un solo trazo. En el de la fig. 150.2 el esquema representado es más complejo. En este caso el trenzado se encuadra entre dos fajas en verde y en manganeso que, a su vez, se hacen rodear, en cada uno de los lados, de palmetas. Éstas están circunscritas a un espacio semicircular, el que realmente le permite la superficie del fondo del plato, ya que la composición ocupa todo el fondo, dejando las paredes libres de toda decoración, a excepción del borde que se rodea con semircírculos enfilados en negro y blanco232.

229 Se han encontrado piezas muy parecidas al ejemplar califal, algunas de ellas en Mad nat al Zahr ’ (CANO, 1996, lám. XXVII). Otra se recuperó en Mértola. La portuguesa tenía todo el suelo del plato ocupado tanto por la estrella como por medias palmetas que se ubicaban en las zonas dejadas en reserva por los brazos de la composición principal. Aunque no lo conservamos completo, uno de nuestros ataifores califales también presentaba ese motivo, medias palmetas, ocupando los espacios vacíos dejados por otra composición más compleja (fig. 366.3).230 Zozaya (2002, 122-127) hace un estudio de este tipo decorativo y, de manera muy sugerente, lo pone en relación con las pinturas del salón del trono del palacio de Qusayr `Amra. Este investigador propone que este tipo de motivo, una faja central decorada con una composición vegetal, o, en algunos casos, epigráfica, es una abstracción, propia de época abbasí, de composiciones antropomorfas más antiguas, mucho más barrocas, presentes en pinturas, tejidos, marfiles y cerámicas, en las que el tema central original es el del emperador flanqueado por sus escoltas. 231 Esquemas decorativos continuos bordeando el plato, algunos de ellos con la leyenda al-mulk, también se han recu-perado en Mad nat al Zahr ’ (CANO, 1996, lám. XXIX). En Setefilla (Sevilla) también aparecen así decorados (KIR-CHNER, 1986, fig. 13). De Denia (Alicante) proceden dos ataifores en los que la composición del borde es una faja de palmetas enlazadas que rodean a composiciones decorativas más centradas (ROSSELLÓ-BORDOY, 1995 b, lám. 89 y 91) y también se conoce al menos un ejemplar cuyo borde está decorado con una trenza de dos cabos, interpretadacomo “cordón de la eternidad” (AZUAR, 1989, 322, lám. 41). Sin embargo, en uno de estos platos, concretamente en el presentado en la lám. 91 de Azuar, la trenza de dos cabos aparece en la composición central, enmarcada entre dos bandas y flanqueada por dos hojas lanceoladas. Este plato, además, reúne los elementos utilizados por Zozaya para plantear su hipótesis sobre la representación del poder a través de símbolos vegetales y geométricos (vid. supra nota 276). Bandas decorativas en el borde con palmetas enlazadas, hojas imbricadas y trenzas de dos cabos, se han recuperado en las excavaciones del Portal de Magdalena, en Lérida (LORIENTE, 1990, passim).232 Las trenzas de dos cabos enmarcando a otro tipo de composiciones las podemos observar en la famosa redoma de Madinat Ilbira. Es un tema frecuente en Mad nat al Zahr ’ tanto en los bordes de los ataifores (CANO, 1996, lám. XXXIII, XXXIX) como en sus fondos, así como en los cuerpos de otros recipientes (íbid. fig. 43-44). Aguado (1983, lám. XXVI) recoge en Toledo una taza de perfil carenado decorada con una trenza de dos cabos, enmarcada en un espacio rectangular que ocupa todo el perímetro del recipiente. Uno de los ataifores recuperados en Tossal del Moro (Benilloba, Alicante), se decoró con dos trenzas de dos cabos que enmarcaban una composición de palmentas enlazadas. El ataifor estaba vidriado, de color melado y la decoración se realizó en manganeso (AZUAR, 1989, fig. 33, lám. 40). En Murcia se conocen composiciones en las que trenzas de dos cabos flanquean a fajas de palmetas enlazadas (NAVARRO PALAZÓN, 1986, fig. 660). En Niebla también se han recuperado ataifores que presentan esta fórmula decorativa en los bordes (PÉREZ y BEDÍA, 1993, fig. 16). También en Mértola se representan en los fondos de los platos, como composición central (GÓMEZ MARTÍNEZ, 1994, fig. 46).

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No podemos olvidar en esta relación de piezas profusamente decoradas la tinaja vidriada y estam-pillada recuperada en ambientes adscritos al siglo XII – principios del siglo XIII (fig. 188.2). Basta observarla con detenimiento para hacerse la idea de que esta pieza debió suponer un artículo de lujo en la vivienda a la que sirvió. Y existe una evidencia negativa que nos podría estar indicando que así fue considerada, como es la ausencia, en el basurero en donde se recuperaron su cuello y su boca, de cualquier otro fragmento de su cuerpo o de su base. Ello es un indicio claro de que por alguna razón desconocida la pieza se fragmentó, tal vez por un golpe o incluso una caída, rompién-dose por uno de sus puntos más frágiles: el cuello. Éste y el borde se fragmentaron de tal manera que se desestimó su restauración, pero no así la del resto del recipiente que, por otra parte, pudo no haber sufrido rotura alguna, lo que habría permitido a sus dueños, seguir usándola.

Es en el califato y durante el último momento de ocupación del yacimiento, cuando más se prodi-garon las decoraciones en los recipientes, debido principalmente a la incorporación de las nuevas producciones -vidriada, verde y manganeso, y cuerda seca- que permitieron realzar las composi-ciones ejecutadas. En todas las épocas los esquemas decorativos más complejos y mejor acabados se dispusieron en los recipientes destinados a la mesa, o en los vinculados a las actividades desarro-lladas fuera de las cocinas. Y dentro de este privilegiado grupo fueron, sobre todo, los jarros y los ataifores los que recrearon con mayor fasto las decoraciones más exquisitas.

Durante la fase pre-islámica los adornos en las ollas se reducen a trazos incisos, descuidados y tor-pes en muchos casos. Los motivos más representados son los meandros, localizados casi siempre en los hombros o en la zona más cercana al cuello.

La mayor parte de la decoración pintada se plasma sobre las superficies de los jarros y las botellas, nor-malmente en color rojo, que se superpone a recipientes de pastas de color blanquecino, beige o anaran-jado. Son muy pocos los fragmentos con cocción reductora y pintura de color blanquecino. Los motivos representados, dibujados con los dedos o con pincel, son escasos y el esquema diseñado es abstracto. En algunos casos se dibujaron líneas curvas formando diseños ondulados y cerrados en sí mismos.

En algunos recipientes los esquemas conservados podrían originar dudas sobre la representación mostrada, en concreto en aquellos en los que la decoración podría interpretarse como la clásica composición profiláctica típica de momentos islámicos. La naturaleza de este tipo de composición no es otra más que el resultado del acto reflejo del alfarero cuando, una vez terminada la decoración del recipiente, limpia sus dedos -o los pinceles- de la pintura sobrante, dejándolos arrastrar por el cuerpo de aquel. El rastro de esa limpieza puede parecer la figura profiláctica distintiva del período islámico, pero es, sin lugar a dudas, una representación completamente distinta233.

Durante los primeros momento de ocupación emiral detectados correspondientes al 2º y 3er tercio del siglo VIII, las ollas se seguirán decorando como en los momentos precedentes, con trazos incisos simples, descuidados y alternos, y formando meandros. Los jarros/as también se decorarán con inci-siones, formando meandros en la zona de los hombros, ungulaciones o bandas paralelas realizadas a peine o círculos incisos, agrupados sobre todo en la zona de unión de las asas con las panzas.

233 No se conocen en España suficientes contextos de esta etapa en los que se haya reconocido la existencia de cerámica pin-tada, tal vez porque, debido a la escasez de datos sobre este período, ha sido considerada como islámica. Sin embargo, sí se conocen en Italia, donde se han recuperado magníficos recipientes pintados en la zona de Abruzzo, datados entre los siglos VI-VII e incluso de momentos precedentes. Los motivos decorativos son bandas, líneas, puntos, triángulos, etc. (STAFFA, 1998, 451-461; GENITO, 1998). En algunas de las excavaciones de este área (GIUSEPPE, 1998), se han encontrado piezas de caracteres formales idénticos a los de Cercadilla. Se ha documentado cerámica pintada del siglo VII en las excavaciones de Crypta Balbi, considerada como una importación desde la Italia Meridional. Las formas decoradas con pintura roja son, o bien contenedores, o bien formas de mesa, botellas, jarros..., en los que los motivos, lineales o curvos, no forman un esquema preciso (RICCI, 1998, 377-378). También de este momento se ha localizado cerámica pintada en el Norte de la Campania, en Nápoles (ARTHUR, 1998, 497-499) y en el Bruttium (RAIMONDO, 1998, passim).

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Una de las técnicas decorativas mejor ejecutadas es la del espatulado, con la que se consiguen su-perficies brillantes y lisas. No es una práctica islámica pues su presencia la tenemos constatada des-de el siglo VI (FUERTES e HIDALGO, 2003b), conviviendo con cerámica africana y TSHTM, aunque su mayor difusión la hemos constatado durante el VII, cuando los materiales africanos han dejado de llegar a Córdoba. Su aparición probablemente esté relacionada con el deseo de imitar productos cerámicos fuertemente vinculados a la tradición cordobesa, pero cuya llegada era cada vez más ocasional.

La cerámica espatulada nunca desaparecerá por completo durante las centurias siguientes, pero su frecuencia será cada vez más escasa a partir del califato, y ya en el siglo XII, será relevada por la cerámica engobada en color rojo.

A partir del siglo VIII, comenzarán a representarse los haces de tres dedos agrupados recorriendo la superficie de los vasos. Es el motivo más frecuentemente representado en la cerámica, en todas las fases islámicas, asociado siempre a contenedores de agua –jarros/as o botellas- o, en menor proporción, de alimentos –ollas y cuencos-. Solamente se representará pintado sobre los recipien-tes comunes, nunca aparecerá diseñado sobre las superficies de la cerámica vidriada, del verde y manganeso, ni de la cuerda seca.

Es en el califato cuando se produce la gran eclosión decorativa en la cerámica. Los esquemas más barrocos y las composiciones más difíciles se ejecutarán durante este período, mientras que, en el siglo XII, se tenderá a ejecutar diseños mucho más simples y monótonos, a excepción de escasos ejemplos, probablemente como consecuencia de la ortodoxia religiosa imperante en este momento.

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CAPÍTULO IV.

CONCLUSIONES.

Durante el período precedente a la llegada de las tropas musulmanas a la Península y durante las dos primeras centurias de la ocupación islámica, un importante grupo de gentes hicieron de las ruinas del viejo palacio romano su lugar de residencia y trabajo y, fundamentalmente, su refugio físico y espiritual. Reunidos en torno a un punto de encuentro, el centro de culto cristiano, esa comunidad cristiana nos dejó múltiples muestras de su cultura material, pero pocos restos constructivos.

La nueva función religiosa asumida por el palacio imperial, dará comienzo como muy tarde en el siglo VI y se enmarca dentro de un fenómeno general, que no es otro más que la “cristianización” de los palacios tetrárquicos, como consecuencia de la nueva política constantiniana y de la intención de la iglesia cristiana de dejar constancia de su victoria sobre los que, pocos años atrás, habían sido sus perseguidores.

Para llevar a cabo esa transformación no se reutilizó todo el complejo, sino sólo algunos de sus edificios. Estos edificios, que se situaban unos a continuación de otros y que se comunicaban a través del pórtico en sigma, fueron el aula de cabecera triconque norte, el aula de doble cabecera absidada y el aula basilical menor. El resto del palacio será ocupado de forma marginal. En torno a estos tres edificios se situó una gran necrópolis cristiana. (Plano 5).

El edificio de mayor importancia de este centro de culto fue el aula de cabecera triconque, aula alrededor de la cual se produce una mayor concentración de enterramientos y cuya planta, transformada para llevar a cabo estas nuevas funciones, se amolda perfectamente a la arquitec-tura de las iglesias hispanas. Esta iglesia ha sido identificada, a tenor de los datos que se barajan hasta el momento, como la iglesia de San Acisclo, mártir cordobés muerto a finales del siglo III (HIDALGO, 2002, 358-369).

El uso del complejo cristiano se extendió hasta el siglo XI, como lo demuestra, entre otras eviden-cias, la propia planta arrabal califal. Éste rodeaba todo el complejo, pero no se llegó a superponer al mismo (vid. infra).

Hasta el momento, sólo hemos detectado presencia ocupacional en el siglo VII y los primeros años del siglo VIII en el interior de la galería del criptopórtico, en concreto en la zona donde se conserva la bóveda casi intacta, utilizada como vivienda y/o refugio a lo largo de esa etapa (HIDALGO et alii, 1996; FUERTES e HIDALGO, 2003b). Pocos más datos hemos podido constatar desde un punto de vista arquitectónico y urbanístico en cuanto a la etapa emiral plena se refiere, habiéndose detectado, también en el criptopórtico, restos de ocupación habitacional (HIDALGO et alii, 1996, 53-57). Asimismo en varias zonas del yacimiento se han localizado la presencia de varios caminos y restos de instalaciones industriales, siendo la más importante la ubicada en el interior del espacio de la antigua aula de cabecera triconque sur del palacio romano, en donde se construyó un horno probablemente destinado a la fabricación de vidrio (HIDALGO et alii, 1995b).

Será durante el siglo X cuando esta situación de ocupación cultual y, en cierto sentido, marginal de la zona de un giro de ciento ochenta grados. A partir de este momento se lleva a cabo la cons-trucción de un importante núcleo de viviendas, generando uno de los arrabales occidentales de la

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ciudad. Un barrio cuya construcción no respondió a impulsos casuales o al fruto de la necesidad individual o familiar de hacerse con un techo bajo el que vivir. Nos encontramos ante una acción conjunta y organizada que conllevó la urbanización planificada del oeste de la Medina, que acogió a la cada vez más numerosa población cordobesa, incrementada gracias a la estabilidad política y económica conseguida durante el califato de Abd-al Rahman’ III. Este arrabal respetará, en parte, el espacio ocupado por el centro de culto cristiano y será durante el siglo XI cuando uno y otro serán abandonados. Seguramente el nuevo contingente de población ya sería de religión islámica y, por tanto, dirigiría sus oraciones hacia la mezquita localizada en el extremo más oriental del arrabal. Es el único hito religioso islámico de esta zona, muy influenciada por el gran complejo cristiano de San Acisclo, que atrajo en torno a sí a gentes dispuestas a vivir y a ser enterradas bajo este otro signo religioso.

La mezquita se construyó muy probablemente antes de la gran expansión urbanística califal y hacia ella se dirigían antiguos caminos que más tarde se convirtieron en las calles que organizaron el nuevo barrio de viviendas. Esta construcción, así como elementos tan dispares como el palacio imperial, el gran centro de culto cristiano con la necrópolis asociada, las antiguas obras de infraes-tructura –como acueductos- y caminos romanos, tardoantiguos y emirales, aglutinaron y forzaron la urbanización de esta zona y le confirieron una personalidad muy marcada. A pesar de ello, la traza urbanística intentó unificarse con respecto a la del resto de los arrabales occidentales, también formados alrededor de elementos previos que condicionaron su planificación, pero que, sin duda alguna, nunca fueron de la entidad edilicia y urbanística de los de Cercadilla, por lo que su trazado fue mucho más ordenado y regular que el que nos ocupa234.

Las casas, construidas con tapial, se levantaron sobre cimentaciones de mampuesto sobre las que se disponían zócalos de sillares. Estas paredes, enlucidas con cal y, en ocasiones con los zócalos pinta-dos en rojo, sostenían tejados a un agua que se orientaban hacia los patios. Los pavimentos de estas casas se construyeron con piedra o tierra. Ninguna de las viviendas poseyó suelos más ricos que la piedra caliza, la pizarra o el esquisto y sólo en contadas ocasiones, la piedra de mina – la caliza micrítica- se dispuso como pavimento. En ningún caso se ha evidenciado el uso del mármol como suelo aunque sí fue utilizado para la decoración arquitectónica de algunas de las viviendas235.

La riqueza de las viviendas debió estar en sintonía con la decoración mueble de su interior, de la que nos han llegado a nosotros pocos pero elocuentes ejemplos, que no son más que lo desechado u olvidado por sus dueños tras su partida y que nos dan una idea del refinamiento que rodeó a la sociedad aquí asentada236.

El arrabal, el centro de culto cristiano y la necrópolis fueron abandonados durante el siglo XI. Los materiales cerámicos no arrojan una cronología que vaya más allá del período califal, por lo que suponemos que la causa no debió ser otra que el clima de inestabilidad de la Córdoba del primer decenio del XI, que generó la caída del califato y el inicio del período Taifa. Aunque este abandono se realizó en un solo momento, se ejecutó de manera organizada, de tal forma que se consiguió tras-ladar no sólo a las personas, sino también, hasta el último de los enseres con los que convivían.

Durante cerca de un siglo esta zona quedó casi completamente abandonada, si bien algunas de las antiguas viviendas fueron reutilizadas de manera precaria, llegándose, incluso, a realizar un 234 La construcción de los arrabales alrededor de almunias o mezquitas en ACIÉN y VALLEJO, 1998; MURILLO, FUERTES, LUNA, 1999 (trabajo íntegramente reproducido por MURILLO y otros en 2004 para presentar algunas novedades arqueológicas) y ACIÉN, 2001b. 235 En concreto se ha recuperado una basa (HIDALGO et alii, 1994, 51; 1995a, 40) y un capitel. Este último fechado entre los años 30 y 40 del siglo X (BERMÚDEZ y RUIZ, 2003, 88-91). 236 Los materiales cerámicos han sido estudiados por nosotros en éste y anteriores trabajos. No se han realizado estudios sobre los materiales óseos, metálicos o sobre la decoración arquitectónica, a excepción del ya comentado del capitel califal.

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enterramiento de un individuo de religión islámica, quién sabe si uno de estos últimos moradores del arrabal o uno de sus saqueadores. Es un enterramiento único y ocasional, efectuado sobre los tapiales ya caídos de una de las antiguas casas del arrabal.

Será de nuevo en el siglo XII cuando en una zona muy concreta del yacimiento se procede a la construcción de un complejo agrícola, ganadero y artesanal, una instalación cuya vida y fin se de-sarrolló a lo largo del siglo XII. A partir de este momento el yacimiento no volvió a ser habitado, relegándose su uso a la actividad agrícola hasta el siglo XIX, cuando fue ocupado por la red ferro-viaria y por varias industrias.

Según las distintas circunstancias de cada uno de los momentos históricos, el urbanismo se desa-rrolló de diferente manera, condicionado por los elementos urbanísticos o arquitectónicos previos a las sucesivas ordenaciones del territorio, transformaciones que según Mazzoli-Guintard (2002) responden, en la mayor parte de los casos, a las exigencias de la dinastía del poder.

A lo largo de este trabajo hemos ido desgranando los datos con que hemos contado para recom-poner una parte de la historia altomedieval de Córdoba, analizando para ello la información recu-perada en el transcurso de las excavaciones de Cercadilla. Este estudio se ha centrado en torno a la cerámica que utilizó la población que, en Cercadilla, dejó constancia de su presencia, lo que nos ha permitido conocer la vajilla doméstica que facilitó la actividad cotidiana de estas gentes y que nos acerca a la forma de vida de los cordobeses entre el siglo VII y principios del siglo XIII.

Para llevar a cabo el análisis del ingente volumen de material cerámico objeto de nuestro estudio, hemos considerado oportuno crear una sistematización tipológica específica para el yacimiento, de tipo alfanumérico, por considerar que, de esta manera, se facilitaba y agilizaba la clasificación del material. No resulta sencillo confeccionar una tipología cerámica cuando, como en el caso de Cerca-dilla, el material recuperado aparece muy fragmentado237; no obstante, a pesar de los inconvenientes, el resultado final nos ha permitido, entre otras conclusiones que expondremos a continuación, dis-tinguir un total de 35 familias cerámicas distintas y más de 1.200 formas. El estudio de la cerámica de Cercadilla ha sido llevado a cabo siempre desde la óptica estratigráfica, priorizando conjuntos cerrados y niveles de alta fiabilidad. De esta manera creemos haber expuesto de manera acertada una amplia muestra de la cerámica empleada durante las distintas etapas altomedievales en la ciudad.

La mayor parte de la cerámica se fabricó a torno, aunque no son desconocidos los repertorios de cerámica elaborada a mano o a torno lento, sobre todo durante el siglo VII y los primeros momentos de la ocupación musulmana de Córdoba. Sin embargo, la fabricación de este tipo de productos no fue un hecho generalizado, probablemente a causa de la continuada actividad de los alfares tradicionales, incluso tras la llegada de los nuevos contingentes foráneos. Además, si bien se presupone que la cerámica a mano está tradicionalmente asociada a producciones ligadas al ámbito doméstico, la recuperada en Cercadilla se manufacturó fuera del yacimiento238, probablemente en los mismos talleres que fabricaban el resto de los recipientes.

La llegada de los musulmanes no trajo consigo cambios radicales en la producción cerámica, sino que ésta se mantuvo fiel a la tradición alfarera durante los primeros momentos de ocupación. Pero, ante todo, la industria cerámica es una actividad económica que se amolda a las exigencias de la

237 En ocasiones el estado fragmentario en el que se han encontrado estos materiales nos ha conducido a error, como en el caso de la forma 19 –19.1.A.1.1- interpretada en un primer momento como tapadera (FUERTES y GONZÁLEZ, 1994b, 298, fig. 3).238 El único horno emiral localizado es una estructura industrial que creemos vinculada con la fabricación de vidrio y/o metal (HIDALGO et alii, 1995b).

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demanda. Es por ello por lo que los alfareros se adaptaron rápidamente a los nuevos gustos y fue-ron aportando los nuevos productos al mercado a medida que se iba controlando su fabricación, coincidiendo, además, con la mayor islamización de la población cordobesa.

Tal vez una de las perduraciones más claras de la tradición anterior durante los primeros años de ocupación islámica, es la de la fabricación de piezas con las superficies externas espatuladas239. Los recipientes así decorados muestran unas superficies brillantes de color rojo o castaño claro, colores conseguidos tras la exposición de las piezas a una cocción de tipo oxidante y, también, por la aplicación de engobes con ese tono. Piezas en muchos casos con fuertes carenas, cuyo color y tratamiento recuerdan a la cerámica fina romana, concretamente a la sigillata africana, desaparecida de Córdoba durante el siglo VII. Es en los niveles del VI, aún conviviendo con la sigillata (Hayes 93A, 99 y 104), la cerámica Tosca Tardía y la Terra Sigillata Hispánica Tardía Meridional (Orfila 1), cuando comienzan a aparecer estos recipientes, haciéndose su presencia más abundante en la centuria siguiente (FUERTES e HIDALGO, 2003b). Durante el emirato son frecuentes, siendo más escasos durante el período califal, aunque no por ello inexistentes, y su presencia es ya esporádica durante el siglo XII240.

Durante el período pre-islámico y los primeros años de la ocupación musulmana se percibe una menor diversidad formal, tendencia ésta que se invierte, sobre todo, a partir del califato, momento en el que además de constatarse la existencia de una mayor abundancia numérica y tipológica de recipientes, aparecerán nuevas técnicas alfareras que enriquecerán el ajuar ce-rámico andalusí. Es a partir del siglo X cuando se advierte la aparición de cerámica vidriada, asociada siempre en Cercadilla al verde y manganeso, y es a finales del período califal cuando empieza a despuntar la cuerda seca, producción que, en Córdoba, nunca hizo sombra a las otras dos.

La escasez de recipientes vidriados durante el período emiral o al menos hasta el siglo X, demues-tra la ausencia de alfares cordobeses dedicados a la fabricación de este tipo de cerámica. Las piezas vidriadas de Cercadilla son importaciones procedentes de zonas periféricas, tal vez de los centros productores del sureste de al-Andalus. Estos productos no tienen nada en común con la vajilla au-tóctona, no sólo por el tratamiento otorgado a las superficies, desconocido en Córdoba, sino tam-bién por su propia elaboración y/o decoración. Tanto es así que los recipientes vidriados podrían englobarse dentro de un grupo de “cerámicas finas”, por cuanto su aspecto es completamente dis-tinto al del común de las piezas cordobesas y, podrían ser considerados objetos de lujo241. De hecho, algunas de las piezas recuperadas tuvieron las superficies profusamente decoradas, reproduciendo esquemas decorativos de carácter geométrico, normalmente de tipo rectilíneo o en ocasiones de tipo curvo –escamas, semicírculos, puntos...-. Decoraciones incisas, impresas o aplicadas de gran

239 No sólo en Cercadilla, sino también en el teatro romano, así como en la Plaza de Juda Levi, en donde se recuperó en un pozo ciego, junto a “dos ollas completas”, cerámica espatulada con superficies rojas y cerámica pintada con “arcilla fresca”. Los autores del trabajo hacían hincapié en la ausencia de vidriados y en la presencia de formas de tradición visigoda o romana tardía sin más precisión (IBÁÑEZ et alii, 1987, 114).240 Se conocen piezas engobadas en color rojo, que recuerdan a la sigillata africana y con formas que imitan a los recipien-tes metálicos, que presentan inscripciones con letras árabes, en las excavaciones de Susa (BERNUS-TAYLOR, 1995). Cerámica espatulada de pastas claras se recuperó en el yacimiento de Mesas de Asta en Jerez de la Frontera, asociada a materiales de los siglos XI y XII (OLMO, 1986). Aparece cerámica epatulada en Barcelona, si bien la forma con la que, normalmente, se asocia esta producción, la “setra” –jarra con pico vertedor tubular-, procedente del mundo carolingio, no tiene nada que ver con el repertorio formal cordobés. La cerámica espatulada catalana aparece en niveles en los que no está presente la cerámica romana, fechándose su inicio entre los siglos VII y IX (LÓPEZ MULLOR et alii 2003, 59-60) y su desaparición se fecha en el siglo XIII (RIU, 1991). Al haberse recuperado en todos los niveles altomedievales de la ciudad comienza a ser considerada como un fósil director. También es notable la presencia de cerámica espatulada en Jaén, asociada, al igual que en Cercadilla, a niveles visigodos (PÉREZ et alii 2003, 396).241 El ataifor (fig. 168.1) presenta un pequeño orificio, muy cercano al borde, realizado para poder pasar un cordel y, de esta manera, poder colgarlo de una pared, tal vez como objeto decorativo.

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barroquismo que hacían de estos recipientes piezas únicas, cuya posesión debió ser considerada como un privilegio al que pocos podían acceder242.

La escasez de los productos vidriados en los asentamientos rurales que rodean a los centros pro-ductores, ha sido recientemente tratada por Acién y otros investigadores (2003, 432), quienes han planteado la posibilidad de que fuera la inseguridad de los caminos la causa fundamental que habría impedido la difusión de este tipo de mercancías, siendo el norte de África y los territorios fuera de las fronteras de al-Andalus los destinatarios de dichos productos, aprovechando la salida al mar de esos alfares. Tal vez esa hipótesis se pueda trasladar al caso cordobés y pudiera ser la que explicaría la ausencia significativa de este tipo de materiales, sobre todo si tenemos en cuenta que Córdoba, por su condición de capital, contaba con personajes de alto rango social y nivel adquisi-tivo que podrían adquirir este tipo de mercancías.

Las primeras evidencias de cerámica vidriada cordobesa las hemos recuperado en ambientes claros del siglo X y ya asociadas a piezas fabricadas en verde y manganeso, siendo, como ya hemos dicho más arriba, durante el califato cuando su uso se generaliza y alcanza a todas las clases sociales. No hemos podido constatar en Cercadilla, por el momento, ningún ambiente estratigráfico en donde sólo existiera cerámica vidriada autóctona, por lo que no nos queda más que proponer que ambas producciones se empezaran a fabricar en Córdoba de manera conjunta. La fabricación de piezas vidriadas o en verde y manganeso no decae durante los siglos siguientes. De hecho en el siglo XII se vidriaron familias cerámicas que no lo estuvieron durante el califato, en concreto las ollas y las cazuelas. Al igual que en el califato, sólo algunos recipientes cerámicos cuyo uso estaba asociado a la mesa o reservado a actividades concretas de carácter más privilegiado, se fabricaron en verde y manganeso.

La cuerda seca en Cercadilla es muy escasa y siempre aparece asociada a contextos califales de uso o abandono, lo que demuestra que su utilización comienza durante los últimos años de este perío-do243. Las primeras formas fabricadas de tal manera lo fueron en cuerda seca parcial y, solamente en contextos del siglo XII, se han recuperado recipientes fabricados en cuerda seca total. De todos modos, esta producción no es muy abundante en Córdoba, por lo que es muy posible que la mayor parte de los materiales fabricados de esta manera fueran importados, si bien deberán ser los análisis de pastas los que confirmen esta hipótesis244.

Sólo se ha localizado un fragmento de ataifor –o umbo- fabricado en loza dorada, concretamente del tipo 6, vinculado a un ambiente claro del siglo XII – principios del siglo XIII. Se trata de una forma y de una producción característica de las zonas mediterráneas, como Almería o Valencia, pero, a partir de lo hasta ahora conocido, poco presente en Córdoba durante esta etapa.

242 Gutiérrez (1996, 164-165), hace un análisis de esta producción vidriada y de sus motivos decorativos, en el que revisa los yacimientos en los que se han recuperado fragmentos similares. Sitúa su origen y procedencia fuera de las fronteras andalusíes y la enlaza con las producciones orientales influenciadas por las manufacturas bizantinas. También Motos (1991, 98) afirma que las decoraciones incisas y aplicadas granadinas tienen antecedentes en la cerámica bizantina de Corinto. Sobre cerámica vidriada de época tardoantigua y altomedieval vid. ZANINI, 2003; PAROLI et alii, 2003.243 Para Azuar (1998) la cuerda seca es de la segunda mitad del siglo XI. Valdés y otros autores (2001, 385) mantienen que la cuerda seca se documenta con certeza desde los comienzos del siglo XI, aunque plantean la probabilidad de que su aparición pudiera ser de los últimos años del siglo X, si bien no conocen yacimientos con estratigrafías fiables que así lo confirmen. En el siglo IX fecha Varela (1995; 1998) los recipientes así trabajados recuperados en Silves, al igual que los de verde y manganeso, incluso adelantando la cronología de estos últimos al siglo VIII. Según la autora los materiales serían importados. De confirmarse plenamente esa cronología serían las piezas fabricadas en cuerda seca y en verde y manganeso más antiguas del territorio peninsular. Esta cronología, que ya ha sido criticada entre otros por Acién (1998, 441; 2003, 441 y nota 46), es contraria, también, a lo observado en Cercadilla.244 La ausencia de cuerda seca en Córdoba puede estar en relación con la falta de estudios sobre esta producción cerámica, pues somos conocedores de la aparición de recipientes así fabricados en algunas excavaciones realizadas en otros puntos de la ciudad, incluso, de hornos alfareros dedicados a esta producción. No existen publicaciones al respecto.

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Gran parte de la cerámica medieval se decoró, sobre todo las formas cuya funcionalidad estaba en directa relación con los ambientes domésticos más distinguidos. Las ollas, cazuelas y, en general, todos los utensilios asociados a los fogones tuvieron las superficies lisas, en determinados casos con algún tipo de decoración muy sencilla, incisa o aplicada. Los esquemas decorativos más barrocos los encontramos en los jarros/as y en los ataifores. Los alfareros expresaron a través de las decora-ciones de los recipientes, a menudo de manera modesta, el sentido estético de esta sociedad. Pero los esquemas decorativos plasmados en la cerámica están vinculados con el mundo de las ideas imperantes, ideas impuestas por los representantes del poder, tanto político como religioso. Todas las piezas asociadas al momento de ocupación islámica presentan motivos decorativos que no se alejan, en la mayor parte de los casos, de la ortodoxia religiosa. La mayoría de las piezas se ador-naron con motivos geométricos, vegetales y epigráficos y, sólo en casos muy contados, con motivos zoomorfos, sin que hasta el momento hayamos recuperado ninguna pieza adornada con motivos antropomorfos245.

Es posible que la ausencia de decoraciones más complejas, algunas de ellas, tal vez, más alejadas de la normativa religiosa, esté en relación con la extracción social de los que habitaban en Cercadilla, constituida principalmente por gentes cuyo nivel adquisitivo no les debía permitir la adquisición de las mejores piezas que el mercado alfarero ofertaba.

Los que sí debieron acceder a esas piezas más distinguidas, fueron las familias que tuvieron la fortuna de contar con una situación económica más privilegiada, quienes serían, por otra parte, las que ocupasen las mejores casas del arrabal o, al menos, las de mayores dimensiones. Pebete-ros, incensarios, braseros en piedra o bronce, telas, etc., engalanaban, sin duda junto a las piezas cerámicas de mayor belleza, las viviendas. Pero son muy pocas las piezas recuperadas. Sólo quedó lo que se rompió o se deterioró con el uso, el resto del ajuar se debió embalar y trasladar con dirección a las nuevas residencias alejadas del miedo que precedió a la guerra de principios del siglo XI y al que debió surgir ante la llegada de las tropas cristianas en el siglo XIII.

Son muy pocos los casos en los que, al observar las decoraciones de los recipientes, se reconoce un grado de ejecución técnica y artística de primera línea. Muy pocas piezas de Cercadilla son ejemplos de trabajos cuidados y originales -tal vez el jarro de la fig. 58.1 o los ataifores de las figs. 169.1 y 172.1-. En la mayoría de los casos se observan descuidos nada propios de maestros, incluso en aquellos que están mejor ejecutados. Son pocas las piezas cordobesas que presentan una excelente calidad artística, a excepción de algunos ejemplos, la mayor parte de ellos vincu-lados a Mad nat al-Zahr ’ 246.

La mayoría de las piezas decoradas estuvieron pintadas. Los haces de tres dedos atravesando las piezas verticalmente, es el motivo más habitual escogido para embellecer los recipientes cerámicos. En todos los casos este tema se aplicó sobre las superficies de los jarros/as, o de los contenedores de líquidos, a excepción de una olla tardía que también lo presenta (fig. 45.1) y de varios cuencos emirales, por lo que es lógico pensar que uso esté relacionado con el propósito de indicar dónde se guardaba el agua apta para el consumo247.

245 Como la famosa botella de los músicos, custodiada en el Museo Arqueológico de Córdoba y otros muchos ejemplos, de entre los que queremos destacar el precioso ataifor fabricado en verde y manganeso, procedente de la Aldea de Don Gil, en el término municipal de Córdoba, decorado con un personaje tocado con un gorro o turbante y que sostiene, en cada una de sus manos, sendas redomas (MORENA, 2001, lám. VII). Otro ataifor, recuperado Córdoba capital, también estaba decorado con un personaje que lleva un artilugio en la boca, tal vez un instrumento (MORENA, 2002, lám. IV). 246 A este respecto y comentando las piezas más conocidas de Madinat Ilbira, ya se pronunció en su día Valdés (1995a, 240) al comentar de aquellas, que “.. no pocas veces sirvieron para justificar juicios exagerados sobre una calidad artística que sólo benévo-lamente puede atribuírseles. Basta compararlos, para rectificar, con las piezas de los talleres nazaríes o del Islam meridional”.247 Los tres trazos ejecutados con los dedos o los pinceles sería una esquematización de la mano de Fátima (MARTÍNEZ, 1995). Sobre su iconografía vid. GARCÍA AVILÉS, 1991.

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Por otro lado y, a pesar de que nuestro yacimiento debió ser habitado por un importante contingente de cristianos, no se ha recuperado ninguna pieza que presentase algún motivo decorativo relaciona-do con esa religión. Los individuos de Cercadilla, cristianos o no, compraron la cerámica que estaba en el mercado y esa cerámica estaba decorada con simbología de marcado carácter islámico.

Desconocemos la profesión de fe que practicaban los alfareros, aunque es lógico pensar que durante los primeros momentos de ocupación, éstos siguieran siendo los mismos que habían estado trabajando hasta la llegada de las tropas islámicas y, por lo tanto, no fueran musul-manes. De hecho, la cerámica fabricada durante el período inmediatamente posterior a la conquista aún mantiene decoraciones y formas heredadas de la etapa precedente y, aunque desde esos primeros momentos se asimilaron con rapidez algunas de las ideas traídas por los invasores, las formas más tradicionales y las de mayor demanda, como las ollas o los jarros/as, se siguieron fabricando como se venía haciendo desde antaño. Está claro que, en Córdo-ba, los recién llegados se abastecieron durante los primeros momentos del activo mercado local, al que se fueron incorporando los originales modelos foráneos a medida que la nueva población se asentaba y consolidaba su situación. Por otro lado, no debemos olvidar que tanto los indígenas como los extranjeros “derivarían de una tradición tardorromana común” (MANZANO, 2003, 554), circunstancia ésta que explicaría la imposibilidad de reconocer y distinguir, en muchos casos, los nuevos productos de los tradicionales y que aclararía el mantenimiento de determinadas formas y acabados tal y como hemos visto más arriba248.

La forma de fabricar cerámica durante la etapa medieval en Córdoba y en al-Andalus, de manera ar-tesanal, obliga a mantener cierta precaución a la hora de ver paralelos en otras comarcas periféricas, ya que no sólo se importaron y exportaron los productos cerámicos de unas zonas a otras, sino que, además, se procedió a la transferencia de las ideas y de las modas. Esta última circunstancia fue la que permitió la difusión de muchos tipos cerámicos, fabricados, evidentemente en cada una de las zonas, con las ar-cillas locales y por los alfareros locales249. Que a Córdoba llegaron desde época emiral piezas cerámicas procedentes de otros territorios andalusíes, ha quedado atestiguado por la localización en Cercadilla de los materiales cerámicos vidriados emirales, cuya procedencia foránea queda confirmada por tratarse de piezas muy singulares dentro del conjunto cerámico general. Como ellos, también se importaron los ataifores azules califales y, a lo mejor, algunas de las piezas fabricadas en cuerda seca. Si esos materiales se movieron desde zonas más o menos alejadas hasta Córdoba, es perfectamente plausible que otras piezas, no necesariamente de lujo, también se trasladasen desde fuera hasta esta ciudad y a la inversa250.248 Salvatierra (2001, 620), opina que las primeras producciones islámicas jienenses debieron ser fabricadas por los indígenas, ya que éstos eran la población mayoritaria durante los primeros momentos de ocupación. A medida que se consolidaban los asentamientos de los musulmanes se incorporaban a la actividad alfarera las nuevas técnicas más propias de los recién llegados, tales como el torno rápido y los vidriados. Sobre la presencia y ausencia de formas cerámicas de origen autóctono y foráneo, como indicios para reconocer los tipos de poblaciones establecidos en los distintos asentamientos rurales de Tudmir, remitimos a las ideas e hipótesis planteadas por Gutiérrez (1996a; 1996c; 1996d; 1999; 2000) y Kirchner (1999; 2000). 249 La existencia de distintos centros productores queda atestiguada por la presencia de los hornos cerámicos. Recientes análisis de pastas cerámicas procedentes de distintos yacimientos (Gormaz, Mértola, Pechina y Almería), han permitido confirmar el uso de arcillas locales para la fabricación de los productos cerámicos (ZOZAYA y APARICIO, 2003). Esta evidencia permite aseverar la existencia de centros productores de manera diseminada, no concentrados en ciudades con-cretas. Si se extrapola esta conclusión al resto de la Península, se puede plantear la hipótesis de la existencia de numerosos centros alfareros que, inmersos en los circuitos comerciales bebían de las modas imperantes de las ciudades de su entorno y, por supuesto, de la capital cordobesa por lo menos hasta el siglo XI. 250 A este respecto y para el caso de Mértola, se ha pronunciado recientemente GÓMEZ, 2003. Estudios arqueométricos cerámicos de algunos yacimientos portugueses demuestran que hay productos locales y productos importados (DIAS; PRUDENCIO; GONVEIA, 2001). Que la cerámica se transportó no sólo como producto de lujo, como queda ates-tiguado en Cercadilla al igual que en otros muchos yacimientos andalusíes, sino también como producto de primera necesidad, ha quedado demostrado, por ejemplo, en Nakur, en el Magreb occidental, donde la cerámica de uso cotidiano es de procedencia foránea –al-Andalus, Ifriqiya o Magreb central- (ACIÉN et alii, 1999; 2003). Sobre el comercio de la cerámica de lujo HEIDENREICH, 2001. Para el caso de Cercadilla nos encontramos con productos en principio poco atractivos con paralelos formales en distintos y alejados puntos de al-Andalus, como los jarros tipo 2.1.B, cuya presencia en multitud de yacimientos es muy significativa (vid. nota 31). Al igual ocurre con las lámparas tipo 9.0.A., cuya proce-dencia tal vez debamos buscarla en el norte de África o en otros centros productores del Mediterráneo (vid. nota 169),

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Sin embargo, no podemos asegurar a ciencia cierta el traslado físico de los recipientes de unas zonas a otras, teniendo en cuenta, únicamente, la forma de los mismos. Las formas se pueden imitar, pero sólo es la arcilla, el alma de la cerámica, la que puede ratificar la procedencia de los materiales y para ello es necesario llevar a cabo un estudio centrado en las pastas de los materiales cerámicos.

y con los candiles, en concreto con los agrupados dentro de los tipos 9.2.B.1. (y más específicamente de las subvariantes 9.2.B.1.1. y 9.2.B.1.3.) y 9.2.C.1. idénticos a los localizados en yacimientos alicantinos (vid. notas 105, 106 y 107) y cuya presencia en puntos geográficos tan dispares se hace más interesante por ser productos emirales. Incluso algunos tipos de ollas –3, 8 y 9- se localizan en distintos puntos de la geografía andalusí (vid. notas 20, 23 y 24).

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CAPÍTULO V.

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