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MIGUEL ÁNGEL MILA E s pertinente y oportuno hablar sobre la figura y la obra de Carlos Codes en el relato del arte de Casti- lla-La Mancha de las últi- mas décadas. Es oportuno por qué no creo que se le haya hecho la jus- ticia que merecen sus aportaciones al devenir artístico de nuestra tie- rra, ni tampoco la calidad de una obra frecuentemente trascurada o tratada superficial y sumariamente, como de soslayo. Bien es cierto que con alguna responsabilidad en ello por parte del artista. Su talante, po- dríamos definirlo como bipolar, en- tre lo formal/informal, artística y personalmente, obsesivo-compulsi- vo y, ciertamente, lejano de todo afán soberbio o preocupado en lo más mínimo por la auto-promo- ción. El “ego” de Carlos es afable y doméstico, ligero y amigable, muy distinto a tantos auto-proclamados “imprescindibles” .Y, sin embargo, re- sulta una figura conformadora de todos los episodios y avatares del arte conquense de los últimos años. Es pertinente por qué se ne- cesita del análisis de su obra para entender el pasaje que va, del “Gru- po de Cuenca” y de su herencia, a las prácticas artísticas en Castilla-La Mancha desde los ’80. Sin embargo existe una práctica desmemoria en la historiografía del arte contempo- ráneo de Castilla-La Mancha de los sucesos que no sean los que han venido sancionándose como “canó- nicos” y “homologables” al relato del arte español contemporáneo, donde “pocos fueron los llamados y menos los elegidos”. Ya hemos visto en otras ocasio- nes la influencia decisiva de los ar- tistas abstractos de Cuenca, bajo la égida de Zobel y Torner, en las su- cesivas generaciones. Pero, antes que producir una “escuela”o un se- guidismo literal en sus epígonos, es curioso constatar la divergencia de planteamientos estéticos de sus na- turales “discípulos”.Tanto Adrián Moya, como Simeón Saiz o, en bue- na medida, José María Lillo y, tam- bién, los del “Grupo Yesca” , todos cercanos al Museo de Arte Abstrac- to, inmediatamente exploran otros caminos. Digamos que, gran parte de la “sacralidad” , que ha concluido en la mitificación y en la cristaliza- ción de Cuenca como “ciudad abs- tracta” , ha producido también un cierre institucional y una apropia- ción oficial de lo que se entiende hoy por arte contemporáneo en Castilla-La Mancha. Es un proceso de institucionalización bien conoci- do en la etapa anterior y que se vuelve a reproducir. Véase al res- pecto la última obra de Julián Díaz Sánchez (“La idea de arte abstracto en la España de Franco”, Cátedra, 2013). Este cierre institucional se produce de una forma natural con la cesión del Museo de Arte Abs- tracto a la Fundación Juan March y la desaparición de la figura de Zo- bel. A partir de ahí ya no es posible LA MÁQUINA DEL TIEMPO Carlos Codes: El amigo americano “The Filth & The Fury” , 2004. (Foto: C. Codes) una evolución del “Grupo de Cuen- ca”sino en la categoría de lo mítico. Ya no son artistas “vigentes” , son his- tóricos, emblemáticos… Los jóve- nes, “a fortiori”, han de matar al pa- dre… Tanto Carlos Codes como, en otro orden, Alberto Romero o los de “Yesca” , se vuelven hacia el Expre- sionismo Abstracto americano. El “Grupo de Cuenca” , excepto Guerre- ro, estaba más próximo a las defini- ciones del informalismo europeo, del “Tachismo” o del “Art-Brut” . Los jóvenes artistas, además, recogen la influencia de un Robert Rauschen- berg, en el pasaje del Expresionis- mo Abstracto al “Pop-Art” . En la obra de Carlos Codes conviven sin pro- blemas las bases formalistas de un De Kooning o de un Rauschenberg con la irrupción del fenómeno War- hol. Es por ello que Codes puede declarar que le hubiera gustado “to- mar una copa con Jackson Pollock”. Desde esos años ’80, cerca, en mu- chos aspectos, pero muy lejos tam- bién de la “Nueva Figuración”, se despliega la obra intensa y agitada de Carlos Codes, siendo de los po- cos que se proyecta no sólo en Cuenca, sino en otros puntos de Castilla-La Mancha. Como ejemplo de esta necesaria integración regio- nal de las prácticas artísticas con- temporáneas, donde participa Co- des, hay que citar la exposición “CU- CR-Cuenca/Ciudad Real-Arte Contemporáneo”, Julio-Septiembre de 2008, promovida por la Asocia- ción de Galerías de Arte de Castilla- La Mancha y comisariada por Alicia Arteaga y el propio Carlos Codes, que contó con la participación de los críticos Julián Díaz y Eduardo Hi- gueras y de los artistas emergentes más significativos de las dos ciuda- des. “Botellas-Collage” , 2004. (Foto: C. Codes) Retrato de frente y de lado Carlos Codes (Cuenca, 1958) ha di- rigido durante quince años la le- gendaria galería Jamete, produ- ciendo más de doscientas exposi- ciones, protagonizando, en el cambio de siglo, los discursos plás- ticos más relevantes de los nuevos artistas de Cuenca. Depositario de la memoria artística de una ciudad que, con el Museo de Arte Abstrac- to, las antiguas galerías como la Sala Honda y la Sala Alta, los estu- dios del antiguo Asilo, el taller de grabado del Museo Provincial, la Facultad de Bellas Artes, hasta las nuevas salas, las fundaciones Anto- nio Pérez y Antonio Saura, la Escue- la de Artes y las nuevas iniciativas de grupos como “Elanaveva”,“La Goma” o “Lamosa” , han revitalizado nuevamente el panorama de la in- discutible capital del arte contem- poráneo de Castilla-La Mancha. Según Miguel López, Carlos sería como un “peregrino” en los azaro- sos territorios del arte contemporá- neo. Alguien que está en movimien- to y que, como peregrino, tiene una meta, un destino. El suyo no es un viaje a la deriva o una suerte de “flaneur” bohemio. No lo dice, pero se le supone. En Carlos Codes las obras no son proyectos “a priori” , no son tentativas, son constataciones, logros que se presentan únicamen- te cuando ya han sido realizados. Así es posible ahora, con algo de distancia, ver la evolución que le lle- va, desde finales de los ’70, de los discursos expresionistas, pasando por el Pop, a una integración de len- guaje que, en palabras de Eduardo Higueras, se decanta en una “com- pleja alusividad” , hecha de materia- les plásticos y retóricos generado- res de un “ánimo comunicativo” plagado de fuerza e ironía. Como el propio Codes se ha definido, entre “the filth & the fury” . Sus últimas aventuras le han de- vuelto al cosmos emocional e inte- lectual de su viejo compromiso conquense. Ha revitalizado, con su socio y amigo Mario Peñalver, la antigua taberna artística “Los Ele- fantes” en la Plaza Mayor, una suer- te de cenáculo de artistas e intelec- tuales que discuten apasionada- mente, no tanto sobre el arte, cuanto sobre los placeres de la vida y las dimensiones perdidas de la co- tidianidad, el vino, quizás el fútbol, la música, las procesiones, quizás la política o, qué sé yo, las cosas que de verdad valen la pena… También lleva empeñado su esfuerzo, desde hace un año, en el proyecto “Días de arte en Cuenca”, en colaboración con el Ayuntamiento, que está pre- sentando una serie de exposiciones de los artistas jóvenes más destaca- dos. Si Nina Leen hiciera ahora en Cuenca una nueva foto de “Los Iras- cibles” , aparecería por fin el amigo americano tomándose esa copa con Pollock en una mesa de “Los Elefantes” . “Carlos Codes” , Cuenca, 2013. (Infografía: M. A. Mila) 30 OPINIÓN Lanza WWW.LANZADIGITAL.COM DOMINGO, 22 DE DICIEMBRE DE 2013 T anto Carlos Codes como, en otro orden, Alberto Romero o los de “Yesca”, se vuelven hacia el Expresio- nismo Abstracto americano

20131222 CARLOS CODES: EL AMIGO AMERICANO-Miguel Ángel Mila

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Artículo dedicado a la figura y a la obra de Carlos Codes (Cuenca, 1958), artista plástico y director durante 15 años de la legendaria Galería "Jamete" de Cuenca.

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Page 1: 20131222 CARLOS CODES: EL AMIGO AMERICANO-Miguel Ángel Mila

MIGUEL ÁNGEL MILA

Es pertinente y oportunohablar sobre la figura y laobra de Carlos Codes enel relato del arte de Casti-lla-La Mancha de las últi-

mas décadas. Es oportuno por quéno creo que se le haya hecho la jus-ticia que merecen sus aportacionesal devenir artístico de nuestra tie-rra, ni tampoco la calidad de unaobra frecuentemente trascurada otratada superficial y sumariamente,como de soslayo. Bien es cierto quecon alguna responsabilidad en ellopor parte del artista. Su talante, po-dríamos definirlo como bipolar, en-tre lo formal/informal, artística ypersonalmente, obsesivo-compulsi-vo y, ciertamente, lejano de todoafán soberbio o preocupado en lomás mínimo por la auto-promo-ción. El “ego” de Carlos es afable ydoméstico, ligero y amigable, muydistinto a tantos auto-proclamados“imprescindibles”.Y, sin embargo, re-sulta una figura conformadora detodos los episodios y avatares delar te conquense de los últimosaños. Es pertinente por qué se ne-cesita del análisis de su obra paraentender el pasaje que va, del “Gru-po de Cuenca” y de su herencia, alas prácticas artísticas en Castilla-LaMancha desde los ’80. Sin embargoexiste una práctica desmemoria enla historiografía del arte contempo-ráneo de Castilla-La Mancha de lossucesos que no sean los que hanvenido sancionándose como “canó-nicos” y “homologables” al relatodel arte español contemporáneo,donde “pocos fueron los llamados ymenos los elegidos”.

Ya hemos visto en otras ocasio-nes la influencia decisiva de los ar-tistas abstractos de Cuenca, bajo laégida de Zobel y Torner, en las su-cesivas generaciones. Pero, antesque producir una “escuela” o un se-guidismo literal en sus epígonos, escurioso constatar la divergencia deplanteamientos estéticos de sus na-turales “discípulos”. Tanto AdriánMoya, como Simeón Saiz o, en bue-na medida, José María Lillo y, tam-bién, los del “Grupo Yesca”, todoscercanos al Museo de Arte Abstrac-to, inmediatamente exploran otroscaminos. Digamos que, gran partede la “sacralidad”, que ha concluidoen la mitificación y en la cristaliza-ción de Cuenca como “ciudad abs-tracta”, ha producido también uncierre institucional y una apropia-ción oficial de lo que se entiendehoy por arte contemporáneo enCastilla-La Mancha. Es un procesode institucionalización bien conoci-do en la etapa anterior y que sevuelve a reproducir. Véase al res-pecto la última obra de Julián DíazSánchez (“La idea de arte abstractoen la España de Franco”, Cátedra,2013). Este cierre institucional seproduce de una forma natural conla cesión del Museo de Arte Abs-tracto a la Fundación Juan March yla desaparición de la figura de Zo-bel. A partir de ahí ya no es posible

LA MÁQUINA DEL TIEMPO

Carlos Codes:El amigo americano

“The Filth & The Fury”, 2004. (Foto: C. Codes)

una evolución del “Grupo de Cuen-ca” sino en la categoría de lo mítico.Ya no son artistas “vigentes”, son his-tóricos, emblemáticos… Los jóve-nes, “a fortiori”, han de matar al pa-dre…

Tanto Carlos Codes como, en otroorden, Alberto Romero o los de“Yesca”, se vuelven hacia el Expre-sionismo Abstracto americano. El“Grupo de Cuenca”, excepto Guerre-ro, estaba más próximo a las defini-ciones del informalismo europeo,del “Tachismo” o del “Art-Brut”. Losjóvenes artistas, además, recogen lainfluencia de un Robert Rauschen-berg, en el pasaje del Expresionis-mo Abstracto al “Pop-Art”. En la obrade Carlos Codes conviven sin pro-blemas las bases formalistas de unDe Kooning o de un Rauschenbergcon la irrupción del fenómeno War-hol. Es por ello que Codes puededeclarar que le hubiera gustado “to-

mar una copa con Jackson Pollock”.Desde esos años ’80, cerca, en mu-chos aspectos, pero muy lejos tam-bién de la “Nueva Figuración”, sedespliega la obra intensa y agitadade Carlos Codes, siendo de los po-cos que se proyecta no sólo enCuenca, sino en otros puntos deCastilla-La Mancha. Como ejemplode esta necesaria integración regio-nal de las prácticas artísticas con-temporáneas, donde participa Co-des, hay que citar la exposición “CU-CR-Cuenca/Ciudad Real-Ar teContemporáneo”, Julio-Septiembrede 2008, promovida por la Asocia-ción de Galerías de Arte de Castilla-La Mancha y comisariada por AliciaArteaga y el propio Carlos Codes,que contó con la participación delos críticos Julián Díaz y Eduardo Hi-gueras y de los artistas emergentesmás significativos de las dos ciuda-des.

“Botellas-Collage”, 2004. (Foto: C. Codes)

Retrato de frente y de lado

Carlos Codes (Cuenca, 1958) ha di-rigido durante quince años la le-gendaria galería Jamete, produ-ciendo más de doscientas exposi-ciones, protagonizando, en elcambio de siglo, los discursos plás-ticos más relevantes de los nuevosartistas de Cuenca. Depositario dela memoria artística de una ciudadque, con el Museo de Arte Abstrac-to, las antiguas galerías como laSala Honda y la Sala Alta, los estu-dios del antiguo Asilo, el taller degrabado del Museo Provincial, laFacultad de Bellas Artes, hasta lasnuevas salas, las fundaciones Anto-nio Pérez y Antonio Saura, la Escue-la de Artes y las nuevas iniciativasde grupos como “Elanaveva”, “LaGoma” o “Lamosa”, han revitalizadonuevamente el panorama de la in-discutible capital del arte contem-poráneo de Castilla-La Mancha.Según Miguel López, Carlos seríacomo un “peregrino” en los azaro-sos territorios del arte contemporá-neo. Alguien que está en movimien-to y que, como peregrino, tiene unameta, un destino. El suyo no es unviaje a la deriva o una suerte de“flaneur” bohemio. No lo dice, perose le supone. En Carlos Codes lasobras no son proyectos “a priori”, noson tentativas, son constataciones,logros que se presentan únicamen-te cuando ya han sido realizados.Así es posible ahora, con algo dedistancia, ver la evolución que le lle-va, desde finales de los ’70, de losdiscursos expresionistas, pasandopor el Pop, a una integración de len-guaje que, en palabras de EduardoHigueras, se decanta en una “com-pleja alusividad”, hecha de materia-les plásticos y retóricos generado-res de un “ánimo comunicativo”plagado de fuerza e ironía. Como elpropio Codes se ha definido, entre“the filth & the fury”.Sus últimas aventuras le han de-

vuelto al cosmos emocional e inte-lectual de su viejo compromisoconquense. Ha revitalizado, con susocio y amigo Mario Peñalver, laantigua taberna artística “Los Ele-fantes” en la Plaza Mayor, una suer-te de cenáculo de artistas e intelec-tuales que discuten apasionada-mente, no tanto sobre el ar te,cuanto sobre los placeres de la viday las dimensiones perdidas de la co-tidianidad, el vino, quizás el fútbol,la música, las procesiones, quizás lapolítica o, qué sé yo, las cosas quede verdad valen la pena… Tambiénlleva empeñado su esfuerzo, desdehace un año, en el proyecto “Días dearte en Cuenca”, en colaboracióncon el Ayuntamiento, que está pre-sentando una serie de exposicionesde los artistas jóvenes más destaca-dos. Si Nina Leen hiciera ahora enCuenca una nueva foto de “Los Iras-cibles”, aparecería por fin el amigoamericano tomándose esa copacon Pollock en una mesa de “LosElefantes”.

“Carlos Codes”, Cuenca, 2013.(Infografía: M. A. Mila)

30 ❙ OPINIÓN LanzaW W W . L A N Z A D I G I T A L . C O M DOMINGO, 22 DE DICIEMBRE DE 2013

Tanto Carlos Codes como, en otro

orden, Alberto Romero o los de

“Yesca”, se vuelven hacia el Expresio-

nismo Abstracto americano