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Licenciada: Ana Cristina Solís G.
Conferencia Regional sobre «Políticas y estrategias para la transformación de la educación superior en América Latina y el Caribe», realizada en la Habana, Cuba, del 18 al 22 de noviembre de 1996.
Declaración Mundial sobre la Educación Superior en el siglo XXI. Visión y Acción.
Informe Final. Conferencia Mundial sobre la Educación Superior, París, 5-9 de octubre de 1998.
La segunda mitad del siglo xx fue la época de expansión más grande de la educación superior, el número de estudiantes matriculados se multiplicó 1960 (13 millones) y 1995 (82 millones).
Este avance agudizo aún más la brecha, entre los países desarrollados, en vías de desarrollo y los subdesarrollados.
Si un país carece de instituciones de educación superior e investigaciones adecuadas, no podrán garantizar un auténtico desarrollo endógeno y sostenible.
Las nuevas tecnologías, el intercambio de
conocimientos y la cooperación internacional, pueden brindar nuevas oportunidades de reducir la disparidad entre los países menos favorecidos.
La educación superior alrededor del mundo sigue cambiando considerablemente:
La masificación El aprendizaje a distancia La educación para toda la vida La redefinición de las relaciones enseñanza-
aprendizaje La articulación con la básica general, y la
educación media. La vinculación con las comunidades y grupos
de negocios.
Expansión cuantitativa del sector Diversificación institucional Aumento de la participación del sector
privado Internacionalización Cambio de actitud de los gobiernos Esfuerzos de transformación de algunas
universidades.
Durante los años 1960 y 1970 se impulsaron procesos de reforma universitaria en toda la región; que coincidieron con el paso de una enseñanza superior elitista a una enseñanza superior de masas.
Entre los años 1950 y 1994, se inscribieron
alrededor de 8 millones de estudiantes en el nivel terciario y para el año 2000 ésta cifra ascendía a 10 millones y siguió en ascenso. Esto se debió fundamentalmente al aumento de la cobertura de los otros niveles del sistema educativo. ( básica general y educación media)
Considera la UNESCO que dicha expansión no ha estado acompañada de la calidad y pertinencia requeridas a esos niveles, afectando el acceso de los estudiantes al tercer nivel.
Resalta la participación de la mujer, que, a partir de la segunda guerra mundial, obtuvo el reconocimiento y el derecho de acceder a la educación superior, hasta alcanzar más del 50% del total de estudiantes a finales del siglo xx.
En cuanto a docentes, se pasó de 25.000 en 1960 a 700.000 en 1994 «sin que aumentara simultáneamente la capacidad de formación». Esta insuficiencia ha debilitado su labor pedagógica y la producción investigativa.
Los gobiernos Nacionales y Regionales crearon esta oferta ante el crecimiento de demanda de la educación superior.
El número de instituciones de educación superior pasó de 70 universidades en 1950 a más de 800 en 1994, con aproximadamente un 60% en el sector privado.
Las ofertas educativas se diferenciaban: en su capacidad académica, misión, visión, oferta de programas académicos, formas de organización, tamaño y vigor en el campo de la investigación.
La «Educación Superior en América Latina y el Caribe, se clasificaron en diversas instituciones :
Las Universidades Complejas, combinan actividades sistemáticas y variadas de investigación y de docencia de pre y postgrado en un número importante de áreas del conocimiento.
Las Universidades Completas, hacen énfasis en la formación profesional, ofrecen carreras o programas en la mayoría de las áreas del conocimiento.
Las Universidades Incompletas, ofrecen programas en un número limitado pero diversificado de áreas del conocimiento.
Universidades especializadas, concentran sus actividades
docentes en una sola área.
Las Instituciones no Universitarias, responden a las demandas de educación a menor costo, tiempo y utilidad en el mercado laboral. Se caracterizan por su gran diversidad, entre las que se cuentan institutos y escuelas politécnicas.
El proceso de privatización en América Latina y el Caribe está fundamentado en dos tendencias políticas:
La que fomenta el crecimiento de las inversiones privadas, se concentra en el autofinanciamiento a través de las matrículas; la consolidación de las universidades de elite, que ofrecen la más alta calidad académica, con matrículas de alto costo.
La que reduce los aportes del Estado destinados al financiamiento de la Universidad pública, establecen sistemas de consecución de recursos similares a los de las privadas; otras entidades que procuran captar la demanda no atendida por las universidades públicas, donde predomina la oferta de profesionales con mínimos estándares académicos.
La educación superior ya no se puede concebir solamente a partir de situaciones y criterios nacionales.
Para fortalecer su calidad y eficacia debe prestar mayor atención a la experiencia internacional, a la colaboración y a la solidaridad entre naciones,
Las redes entre instituciones de enseñanza superior y de investigación, constituyen una metodología innovadora en el fortalecimiento de las capacidades de los países en desarrollo y subdesarrollados.
Algunos organismos internacionales de financiamiento no creían en la eficacia, eficiencia, rentabilidad económica y social de la educación superior, particularmente la pública.
En la década de los 60 los dirigentes políticos y los representantes de la comunidad académica concebían la educación superior como formadora de los recursos humanos de alto nivel; inclusive algunos sectores le atribuían el papel de conciencia crítica del desarrollo social.
La segunda mitad del siglo xx fue el período de más rápido crecimiento en la sociedad y en la educación superior.
En la actualidad las Universidades procuran adaptarse a los
cambios sociales:
Buscando mecanismos de diálogo con las instancias gubernamentales y privadas.
Realizando proyectos de investigación y desarrollo bajo el sistema de riesgos compartidos.
Instalando parques tecnológicos e impulsando investigaciones sobre educación superior.
En el siglo XXI América Latina y el Caribe, tendrán que elaborar políticas, diseñar estrategias y ejecutar programas que permitan gestionar y apropiarse del conocimiento para contribuir con la formación del talento humano.
