298
HISTORIA DE LOS PATRIARCAS Y PROFETAS El gran conflicto entre el bien y el mal ilustrado en la vida de los santos de la antigüedad. ELENA G. DE WHITE CAPÍTULO 1. El Origen del Mal "Dios es amor." Su naturaleza y su ley son amor. Lo han sido siempre, y lo serán para siempre. "El Alto y Sublime, el que habita la eternidad," cuyos "caminos son eternos," no cambia. En él "no hay mudanza, ni sombra de variación." Cada manifestación del poder creador es una expresión del amor infinito. La soberanía de Dios encierra plenitud de bendiciones para todos los seres creados. El salmista dice: "Tuyo el brazo con valentía; fuerte es tu mano, ensalzada tu diestra. Justicia y juicio son el asiento de tu trono: misericordia y verdad van delante de tu rostro. Bienaventurado el pueblo que sabe aclamarte: andarán, oh Jehová, a la luz de tu rostro. En tu nombre se alegrarán todo el día; y en tu justicia serán ensalzados. Porque tú eres la gloria de su fortaleza; ... Porque Jehová es nuestro escudo; y nuestro rey es el Santo de Israel." (Sal. 89: 13-18.)* La historia del gran conflicto entre el bien y el mal, desde que principió en el cielo hasta el final abatimiento de la rebelión y la total extirpación del pecado, es también una demostración del inmutable amor de Dios. El soberano del universo no estaba solo en su obra benéfica. Tuvo un compañero, un colaborador que podía apreciar sus designios, y que podía compartir su regocijo al brindar felicidad a los seres creados. "En el principio era el Verbo, y el 12 Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios." (Juan 1: 1, 2.) Cristo, el Verbo, el Unigénito de Dios, era uno solo con el Padre eterno, uno solo en naturaleza, en carácter y en propósitos; era el único ser que podía penetrar en todos los designios y fines de Dios. "Y llamaráse su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz" "sus salidas son desde el principio, desde los días del siglo." (Isa. 9: 6; Miq. 5: 2.) Y el Hijo de Dios, hablando de sí mismo, declara: "Jehová me poseía en el principio de su camino, ya de antiguo, antes de sus obras. Eternalmente tuve el principado. . . . Cuando establecía los fundamentos de la tierra; con él estaba yo ordenándolo todo; y fui su delicia todos los días, teniendo solaz delante de él en todo tiempo." (Prov. 8: 22-30) El Padre obró por medio de su Hijo en la creación de todos los seres celestiales. "Porque por él fueron criadas todas las cosas, . . . sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue criado por él y para él." (Col. 1: 16.) Los ángeles son los ministros de Dios, que, irradiando la luz que constantemente dimana de la presencia de él y valiéndose de sus rápidas alas, se apresuran a ejecutar la voluntad de Dios. Pero el Hijo, el Ungido de Dios, "la misma imagen de su sustancia," "el resplandor de su gloria" y sostenedor de" todas las cosas con la palabra de su potencia," tiene la supremacía sobre todos ellos. Un "trono de gloria, excelso desde el principio," era el lugar de su santuario; una "vara de equidad," el cetro de su reino. "Alabanza y magnificencia delante de él: fortaleza y gloria en su santuario." "Misericordia y verdad van delante de tu rostro." (Heb. 1: 3, 8; Jer. 17: 12; Sal. 96: 6; 89: 14) Siendo la ley del amor el fundamento del gobierno de Dios, la felicidad de todos los seres inteligentes depende de su perfecto acuerdo con los grandes principios de justicia de esa ley. Dios desea de todas sus criaturas el servicio que nace del amor, de la comprensión y del aprecio de su carácter. No 13 halla placer en una obediencia forzada, y otorga a todos libre albedrío para que puedan servirle voluntariamente. Mientras todos los seres creados reconocieron la lealtad del amor, hubo perfecta armonía en el universo de Dios. Cumplir los designios de su Creador era el gozo de las huestes celestiales. Se deleitaban en reflejar la gloria del Todopoderoso y en alabarle. Y su amor mutuo fue fiel y desinteresado mientras el amor de Dios fue supremo. No había nota discordante que perturbara las armonías celestiales. Pero se produjo un cambio en ese estado de felicidad. Hubo uno que pervirtió la libertad que Dios había otorgado a sus criaturas. El pecado se originó en aquel que, después de Cristo, había sido el más honrado por Dios y que era el más exaltado en poder y en gloria entre los habitantes del cielo. Lucifer, el "hijo de la mañana," era el principal de los querubines cubridores, santo e inmaculado. Estaba en la presencia del gran Creador, y los incesantes rayos de gloria que envolvían al Dios eterno, caían sobre él. "Así ha dicho el Señor Jehová: Tú echas el sello a la

EGW Historia de los Patriarcas y Profetas

Embed Size (px)

DESCRIPTION

 

Citation preview

  • 1. HISTORIA DE LOS PATRIARCAS Y PROFETAS El gran conflicto entre el bien y el mal ilustrado en la vida de los santos de la antigedad. ELENA G. DE WHITECAPTULO 1. El Origen del Mal"Dios es amor." Su naturaleza y su ley son amor. Lo han sido siempre, y lo sern para siempre. "El Alto ySublime, el que habita la eternidad," cuyos "caminos son eternos," no cambia. En l "no hay mudanza, nisombra de variacin."Cada manifestacin del poder creador es una expresin del amor infinito. La soberana de Dios encierraplenitud de bendiciones para todos los seres creados. El salmista dice:"Tuyo el brazo con valenta;fuerte es tu mano, ensalzada tu diestra.Justicia y juicio son el asiento de tu trono:misericordia y verdad van delante de tu rostro.Bienaventurado el pueblo que sabe aclamarte:andarn, oh Jehov, a la luz de tu rostro.En tu nombre se alegrarn todo el da;y en tu justicia sern ensalzados.Porque t eres la gloria de su fortaleza; ...Porque Jehov es nuestro escudo;y nuestro rey es el Santo de Israel." (Sal. 89: 13-18.)*La historia del gran conflicto entre el bien y el mal, desde que principi en el cielo hasta el final abatimientode la rebelin y la total extirpacin del pecado, es tambin una demostracin del inmutable amor de Dios.El soberano del universo no estaba solo en su obra benfica. Tuvo un compaero, un colaborador que podaapreciar sus designios, y que poda compartir su regocijo al brindar felicidad a los seres creados. "En elprincipio era el Verbo, y el 12 Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios."(Juan 1: 1, 2.) Cristo, el Verbo, el Unignito de Dios, era uno solo con el Padre eterno, uno solo en naturaleza,en carcter y en propsitos; era el nico ser que poda penetrar en todos los designios y fines de Dios. "Yllamarse su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Prncipe de paz" "sus salidas son desdeel principio, desde los das del siglo." (Isa. 9: 6; Miq. 5: 2.) Y el Hijo de Dios, hablando de s mismo, declara:"Jehov me posea en el principio de su camino, ya de antiguo, antes de sus obras. Eternalmente tuve elprincipado. . . . Cuando estableca los fundamentos de la tierra; con l estaba yo ordenndolo todo; y fui sudelicia todos los das, teniendo solaz delante de l en todo tiempo." (Prov. 8: 22-30)El Padre obr por medio de su Hijo en la creacin de todos los seres celestiales. "Porque por l fueron criadastodas las cosas, . . . sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue criado por l ypara l." (Col. 1: 16.) Los ngeles son los ministros de Dios, que, irradiando la luz que constantemente dimanade la presencia de l y valindose de sus rpidas alas, se apresuran a ejecutar la voluntad de Dios. Pero elHijo, el Ungido de Dios, "la misma imagen de su sustancia," "el resplandor de su gloria" y sostenedor de"todas las cosas con la palabra de su potencia," tiene la supremaca sobre todos ellos. Un "trono de gloria,excelso desde el principio," era el lugar de su santuario; una "vara de equidad," el cetro de su reino. "Alabanzay magnificencia delante de l: fortaleza y gloria en su santuario." "Misericordia y verdad van delante de turostro." (Heb. 1: 3, 8; Jer. 17: 12; Sal. 96: 6; 89: 14)Siendo la ley del amor el fundamento del gobierno de Dios, la felicidad de todos los seres inteligentes dependede su perfecto acuerdo con los grandes principios de justicia de esa ley. Dios desea de todas sus criaturas elservicio que nace del amor, de la comprensin y del aprecio de su carcter. No 13 halla placer en unaobediencia forzada, y otorga a todos libre albedro para que puedan servirle voluntariamente.Mientras todos los seres creados reconocieron la lealtad del amor, hubo perfecta armona en el universo deDios. Cumplir los designios de su Creador era el gozo de las huestes celestiales. Se deleitaban en reflejar lagloria del Todopoderoso y en alabarle. Y su amor mutuo fue fiel y desinteresado mientras el amor de Dios fuesupremo. No haba nota discordante que perturbara las armonas celestiales. Pero se produjo un cambio en eseestado de felicidad. Hubo uno que pervirti la libertad que Dios haba otorgado a sus criaturas. El pecado seorigin en aquel que, despus de Cristo, haba sido el ms honrado por Dios y que era el ms exaltado enpoder y en gloria entre los habitantes del cielo. Lucifer, el "hijo de la maana," era el principal de losquerubines cubridores, santo e inmaculado. Estaba en la presencia del gran Creador, y los incesantes rayos degloria que envolvan al Dios eterno, caan sobre l. "As ha dicho el Seor Jehov: T echas el sello a la
  • 2. proporcin, lleno de sabidura, y acabado de hermosura. En Edn, en el huerto de Dios estuviste: toda piedrapreciosa fue tu vestidura. . . . T, querubn grande, cubridor: y yo te puse; en el santo monte de Dios estuviste;en medio de piedras de fuego has andado. Perfecto eras en todos tus caminos desde el da que fuiste criado,hasta que se hall en ti maldad." (Eze. 28: 12-15.)Poco a poco Lucifer lleg a albergar el deseo de ensalzarse. Las Escrituras dicen: "Enaltecise tu corazn acausa de tu hermosura, corrompiste tu sabidura a causa de tu resplandor." (Vers. 17) "T que decas en tucorazn: . . . Junto a las estrellas de Dios ensalzar mi solio,.... y ser semejante al Altsimo." (Isa. 14: 13, 14)Aunque toda su gloria proceda de Dios, este poderoso ngel lleg a considerarla como perteneciente a smismo. Descontento con el puesto que ocupaba, a pesar de ser el ngel que reciba ms honores entre lashuestes celestiales, se aventur a codiciar el homenaje que 14 slo debe darse al Creador. En vez de procurarel ensalzamiento de Dios como supremo en el afecto y la lealtad de todos los seres creados, trat de obtenerpara s mismo el servicio y la lealtad de ellos. Y codiciando la gloria con que el Padre infinito haba investidoa su Hijo, este prncipe de los ngeles aspiraba al poder que slo perteneca a Cristo.Ahora la perfecta armona del cielo estaba quebrantada. La disposicin de Lucifer de servirse a si mismo envez de servir a su Creador, despert un sentimiento de honda aprensin cuando fue observada por quienesconsideraban que la gloria de Dios deba ser suprema. Reunidos en concilio celestial, los ngeles rogaron aLucifer que desistiese de su intento. El Hijo de Dios present ante l la grandeza, la bondad y la justicia delCreador, y tambin la naturaleza sagrada e inmutable de su ley. Dios mismo haba establecido el orden delcielo, y, al separarse de l, Lucifer deshonrara a su Creador y acarreara la ruina sobre s mismo. Pero laamonestacin, hecha con misericordia y amor infinitos, solamente despert un espritu de resistencia. Luciferpermiti que su envidia hacia Cristo prevaleciese, y se afirm ms en su rebelin.El propsito de este prncipe de los ngeles lleg a ser disputar la supremaca del Hijo de Dios, y as poner entela de juicio la sabidura y el amor del Creador. A lograr este fin estaba por consagrar las energas de aquellamente maestra, la cual, despus de la de Cristo, era la principal entre las huestes de Dios. Pero Aquel quequiso que sus criaturas tuviesen libre albedro, no dej a ninguna de ellas inadvertida en cuanto a los sofismasperturbadores con los cuales la rebelin procurara justificarse. Antes de que la gran controversia principiase,deba presentarse claramente a todos la voluntad de Aquel cuya sabidura y bondad eran la fuente de todo suregocijo.El Rey del universo convoc a las huestes celestiales a comparecer ante l, a fin de que en su presencia lpudiese 15 manifestar cul era el verdadero lugar que ocupaba su Hijo y manifestar cul era la relacin que ltena para con todos los seres creados. El Hijo de Dios comparti el trono del Padre, y la gloria del Ser eterno,que exista por s mismo, cubri a ambos. Alrededor del trono se congregaron los santos ngeles, una vasta einnumerable muchedumbre, "millones de millones," y los ngeles ms elevados, como ministros y sbditos, seregocijaron en la luz que de la presencia de la Deidad caa sobre ellos. Ante los habitantes del cielo reunidos,el Rey declar que ninguno, excepto Cristo, el Hijo unignito de Dios, poda penetrar en la plenitud de susdesignios y que a ste le estaba encomendada la ejecucin de los grandes propsitos de su voluntad. El Hijode Dios haba ejecutado la voluntad del Padre en la creacin de todas las huestes del cielo, y a l, as como aDios, deban ellas tributar homenaje y lealtad. Cristo haba de ejercer an el poder divino en la creacin de latierra y sus habitantes. Pero en todo esto no buscara poder o ensalzamiento para s mismo, en contra del plande Dios, sino que exaltara la gloria del Padre, y ejecutara sus fines de beneficencia y amor.Los ngeles reconocieron gozosamente la supremaca de Cristo, y postrndose ante l, le rindieron su amor yadoracin. Lucifer se postr con ellos, pero en su corazn se libraba un extrao y feroz conflicto. La verdad,la justicia y la lealtad luchaban contra los celos y la envidia. La influencia de los santos ngeles pareci poralgn tiempo arrastrarlo con ellos. Mientras en melodiosos acentos se elevaban himnos de alabanza cantadospor millares de alegres voces, el espritu del mal pareca vencido; indecible amor conmova su ser entero; aligual que los inmaculados adoradores, su alma se hinchi de amor hacia el Padre y el Hijo. Pero luego se llendel orgullo de su propia gloria. Volvi a su deseo de supremaca, y nuevamente dio cabida a su envidia haciaCristo. Los altos honores conferidos a Lucifer no fueron justipreciados como ddiva especial de Dios, y por lotanto, no produjeron 16 gratitud alguna hacia su Creador. Se jactaba de su esplendor y elevado puesto, yaspiraba a ser igual a Dios. La hueste celestial le amaba y reverenciaba, los ngeles se deleitaban en cumplirsus rdenes, y estaba dotado de ms sabidura y gloria que todos ellos. Sin embargo, el Hijo de Dios ocupabauna posicin ms exaltada que l. Era igual al Padre en poder y autoridad. El comparta los designios delPadre, mientras que Lucifer no participaba en los concilios de Dios. "Por qu -se preguntaba el poderosongel- debe Cristo tener la supremaca? Por qu se le honra ms que a m?"
  • 3. Abandonando su lugar en la inmediata presencia del Padre, Lucifer sali a difundir el espritu de descontentoentre los ngeles. Trabaj con misteriosa reserva, y por algn tiempo ocult sus verdaderos propsitos bajouna aparente reverencia hacia Dios. Principi por insinuar dudas acerca de las leyes que gobernaban a losseres celestiales, sugiriendo que aunque las leyes fuesen necesarias para los habitantes de los mundos, losngeles, siendo ms elevados, no necesitaban semejantes restricciones, porque su propia sabidura bastabapara guiarlos. Ellos no eran seres que pudieran acarrear deshonra a Dios; todos sus pensamientos eran santos;y errar era tan imposible para ellos como para el mismo Dios. La exaltacin del Hijo de Dios como igual alPadre fue presentada como una injusticia cometida contra Lucifer, quien, segn se alegaba, tena tambinderecho a recibir reverencia y honra. Si este prncipe de los ngeles pudiese alcanzar su verdadera y elevadaposicin, ello redundara en grandes beneficios para toda la hueste celestial; pues era su objeto asegurar lalibertad de todos. Pero ahora aun la libertad que haban gozado hasta ese entonces conclua, pues se les habanombrado un gobernante absoluto, y todos ellos tenan que prestar obediencia a su autoridad. Tales fueron lossutiles engaos que por medio de las astucias de Lucifer cundan rpidamente por los atrios celestiales.No se haba efectuado cambio alguno en la posicin o en 17 la autoridad de Cristo. La envidia de Lucifer, sustergiversaciones, y sus pretensiones de igualdad con Cristo, haban hecho absolutamente necesaria unadeclaracin categrica acerca de la verdadera posicin que ocupaba el Hijo de Dios; pero sta haba sido lamisma desde el principio. Sin embargo, las argucias de Lucifer confundieron a muchos ngeles.Valindose de la amorosa y leal confianza depositada en l por los seres celestiales que estaban bajo susrdenes, haba inculcado tan insidiosamente en sus mentes su propia desconfianza y descontento, que suinfluencia no se discerna. Lucifer haba presentado con falsa los designios de Dios, interpretndolos torcida yerrneamente, a fin de producir disensin y descontento. Astutamente induca a sus oyentes a que expresaransus sentimientos; luego, cuando as convena a sus intereses, repeta esas declaraciones en prueba de que losngeles no estaban del todo en armona con el gobierno de Dios. Mientras aseveraba tener perfecta lealtadhacia Dios, insista en que era necesario que se hiciesen cambios en el orden y las leyes del cielo para asegurarla estabilidad del gobierno divino. As, mientras obraba por despertar oposicin a la ley de Dios y por inculcarsu propio descontento en la mente de los ngeles que estaban bajo sus rdenes, haca alarde de querer eliminarel descontento y reconciliar a los ngeles desconformes con el orden del cielo. Mientras fomentabasecretamente el desacuerdo y la rebelin, con pericia consumada aparentaba que su nico fin era promover lalealtad y preservar la armona y la paz.El espritu de descontento as encendido haca su funesta obra. Aunque no haba rebelin abierta, eldesacuerdo aumentaba imperceptiblemente entre los ngeles. Algunos reciban favorablemente lasinsinuaciones de Lucifer contra el gobierno de Dios. Aunque previamente haban estado en perfecta armonacon el orden que Dios haba establecido, estaban ahora descontentos y se sentan desdichados porque nopodan penetrar los inescrutables designios de Dios; les 18 desagradaba la idea de exaltar a Cristo. Estabanlistos para respaldar la demanda de Lucifer de que l tuviese igual autoridad que el Hijo de Dios. Pero losngeles que permanecieron leales y fieles apoyaron la sabidura y la justicia del decreto divino, y as trataronde reconciliar al descontento Lucifer con la voluntad de Dios. Cristo era el Hijo de Dios. Haba sido uno conel Padre antes que los ngeles fuesen creados. Siempre estuvo a la diestra del Padre; su supremaca, tan llenade bendiciones para todos aquellos que estaban bajo su benigno dominio, no haba sido hasta entoncesdisputada. La armona que reinaba en el cielo nunca haba sido interrumpida. Por qu deba haber ahoradiscordia? Los ngeles leales podan ver slo terribles consecuencias como resultado de esta disensin, y confrvidas splicas aconsejaron a los descontentos que renunciasen a su propsito y se mostrasen leales a Diosmediante la fidelidad a su gobierno.Con gran misericordia, segn su divino carcter, Dios soport por mucho tiempo a Lucifer. El espritu dedescontento y desafecto no se haba conocido antes en el cielo. Era un elemento nuevo, extrao, misterioso einexplicable. Lucifer mismo, al principio, no entenda la verdadera naturaleza de sus sentimientos; durantealgn tiempo haba temido dar expresin a los pensamientos y a las imaginaciones de su mente; sin embargono los desech. No vea el alcance de su extravo. Para convencerlo de su error, se hizo cuanto esfuerzopodan sugerir la sabidura y el amor infinitos. Se le prob que su desafecto no tena razn de ser, y se le hizosaber cul sera el resultado si persista en su rebelda.Lucifer qued convencido de que se hallaba en el error. Vio que "justo es Jehov en todos sus caminos, ymisericordioso en todas sus obras" (Sal. 145: 17), que los estatutos divinos son justos, y que debareconocerlos como tales ante todo el cielo. De haberlo hecho, podra haberse salvado a s mismo y a muchosngeles. An no haba desechado completamente la lealtad a Dios. Aunque haba abandonado su 19 puesto de
  • 4. querubn cubridor, si hubiese querido volver a Dios, reconociendo la sabidura del Creador y conformndosecon ocupar el lugar que se le asign en el gran plan de Dios, habra sido restablecido en su puesto.Haba llegado el momento de hacer una decisin final; l deba someterse completamente a la divina soberanao colocarse en abierta rebelin. Casi decidi volver sobre sus pasos, pero el orgullo no se lo permiti. Era unsacrificio demasiado grande para quien haba sido honrado tan altamente el tener que confesar que habaerrado, que sus ideas y propsitos eran falsos, y someterse a la autoridad que haba estado presentando comoinjusta.Un Creador compasivo, anhelante de manifestar piedad hacia Lucifer y sus seguidores, procur hacerlosretroceder del abismo de la ruina al cual estaban a punto de lanzarse. Pero su misericordia fue malinterpretada. Lucifer seal la longanimidad de Dios como una prueba evidente de su propia superioridadsobre l, como una indicacin de que el Rey del universo an accedera a sus exigencias. Si los ngeles semantenan firmes de su parte, dijo, an podran conseguir todo lo que deseaban. Defendi persistentemente suconducta, y se dedic de lleno al gran conflicto contra su Creador. As fue como Lucifer, el "portaluz," el quecomparta la gloria de Dios, el ministro de su trono, mediante la transgresin, se convirti en Satans el"adversario" de Dios y de los seres santos, y el destructor de aquellos que el Seor haba encomendado a sudireccin y cuidado.Rechazando con desdn los argumentos y las splicas de los ngeles leales, los tild de esclavos engaados.Declar que la preferencia otorgada a Cristo era un acto de injusticia tanto hacia l como hacia toda la huestecelestial, y anunci que desde ese entonces no se sometera a esa violacin de los derechos de sus asociados yde los suyos propios. Nunca ms reconocera la supremaca de Cristo. Haba decidido reclamar el honor quese le debi haber otorgado, y asumir la direccin 20 de cuantos quisieran seguirle; y prometi a quienesentrasen en sus filas un gobierno nuevo y mejor, bajo cuya tutela todos gozaran de libertad. Gran nmero dengeles manifest su decisin de aceptarle como su caudillo. Engredo por el favor que recibieran susdesignios, alent la esperanza de atraer a su lado a todos los ngeles para hacerse igual a Dios mismo, y serobedecido por toda la hueste celestial.Los ngeles leales volvieron a instar a Satans y a sus simpatizantes a someterse a Dios; les presentaron lo queresultara inevitable en caso de rehusarse. El que los haba creado poda vencerlos y castigar severamente surebelde osada. Ningn ngel poda oponerse con xito a la ley divina, tan sagrada como Dios mismo.Advirtieron y aconsejaron a todos que hiciesen odos sordos a los razonamientos engaosos de Lucifer, y leinstaron a l y a sus secuaces a buscar la presencia de Dios sin demora alguna, y a confesar el error de haberpuesto en tela de juicio la sabidura y la autoridad divinas.Muchos estaban dispuestos a prestar atencin a este consejo, a arrepentirse de su desafecto, y a pedir que seles admitiese en el favor del Padre y del Hijo. Pero Lucifer tena otro engao listo. El poderoso rebeldedeclar entonces que los ngeles que se le haban unido haban ido demasiado lejos para retroceder, que lestaba bien enterado de la ley divina, y que saba que Dios no los perdonara. Declar que todos aquellos quese sometieran a la autoridad del cielo seran despojados de su honra y degradados. En cuanto a l se refera,estaba dispuesto a no reconocer nunca ms la autoridad de Cristo. Manifest que la nica salida que lesquedaba a l y a sus seguidores era declarar su libertad, y obtener por medio de la fuerza los derechos que nose les quiso otorgar de buen grado.En lo que concerna a Satans mismo, era cierto que ya haba ido demasiado lejos en su rebelin pararetroceder. Pero no ocurra lo mismo con aquellos que haban sido cegados 21 por sus engaos. Para ellos elconsejo y las splicas de los ngeles leales abran una puerta de esperanza; y si hubiesen atendido laadvertencia, podran haber escapado del lazo de Satans. Pero permitieron que el orgullo, el amor a su jefe yel deseo de libertad ilimitada los dominasen por completo, y los ruegos del amor y la misericordia divinosfueron finalmente rechazados.Dios permiti que Satans siguiese con su obra hasta que el espritu de desafecto se troc en una activarebelin. Era necesario que sus planes se desarrollasen en toda su plenitud, para que su verdadera naturaleza ytendencia fuesen vistas por todos. Como querubn ungido, Lucifer, haba sido altamente exaltado; era muyamado por los seres celestiales, y su influencia sobre ellos era poderosa. El gobierno de Dios inclua no slolos habitantes del cielo sino tambin los de todos los mundos que haba creado; y Lucifer lleg a la conclusinde que si pudiera arrastrar a los ngeles celestiales en su rebelin, podra tambin arrastrar a todos los mundos.El haba presentado su punto de vista astutamente, haciendo uso de sofismas y engaos para lograr sus fines.Su poder para engaar era enorme. Disfrazndose con un manto de mentira, haba obtenido una ventaja. Todocuanto haca estaba tan revestido de misterio que era muy difcil revelar a los ngeles la verdadera naturalezade su obra. Hasta que sta no estuviese plenamente desarrollada, no podra manifestarse cun mala era ni su
  • 5. desafecto sera visto como rebelin. Aun los ngeles leales no podan discernir bien su carcter, ni ver adondese encaminaba su obra.Al principio Lucifer haba encauzado sus tentaciones de tal manera que l mismo no se comprometa. A losngeles a quienes no pudo atraer completamente a su lado los acus de ser indiferentes a los intereses de losseres celestiales. Acus a los ngeles leales de estar haciendo precisamente la misma labor que l haca. Supoltica era confundirlos con argumentos sutiles acerca de los designios de Dios. Cubra de 22 misterio todo losencillo, y por medio de astuta perversin pona en duda las declaraciones ms claras de Jehov. Y su elevadaposicin, tan ntimamente relacionada con el gobierno divino, daba mayor fuerza a sus pretensiones.Dios poda emplear slo aquellos medios que fuesen compatibles con la verdad y la justicia. Satans podavalerse de medios que Dios no poda usar: la lisonja y el engao. Haba procurado falsear la palabra de Dios,y haba tergiversado el plan de gobierno divino, alegando que el Creador no obraba con justicia al imponerleyes a los ngeles; que al exigir sumisin y obediencia de sus criaturas, buscaba solamente su propiaexaltacin. Por lo tanto, era necesario demostrar ante los habitantes del cielo y de todos los mundos que elgobierno de Dios es justo y su ley perfecta. Satans haba fingido que procuraba fomentar el bien del universo.El verdadero carcter del usurpador, y su verdadero objetivo, deban ser comprendidos por todos. Debadrsele tiempo suficiente para que se revelase por medio de sus propias obras inicuas.La discordia que su propio proceder haba causado en el cielo, Satans la atribua al gobierno de Dios. Todolo malo, deca, era resultado de la administracin divina. Alegaba que su propsito era mejorar los estatutos deJehov. Por consiguiente, Dios le permiti demostrar la naturaleza de sus pretensiones para que se viese elresultado de los cambios que l propona hacer en la ley divina. Su propia labor haba de condenarle. Satanshaba dicho desde el principio que no estaba en rebelda. El universo entero haba de ver al engaadordesenmascarado.Aun cuando Satans fue arrojado del cielo, la Sabidura infinita no le aniquil. Puesto que slo el servicioinspirado por el amor puede ser aceptable para Dios, la lealtad de sus criaturas debe basarse en la conviccinde que es justo y benvolo. Por no estar los habitantes del cielo y de los mundos preparados para entender lanaturaleza o las consecuencias del pecado, no podran haber discernido la justicia de 23 Dios en la destruccinde Satans. Si se le hubiese suprimido inmediatamente, algunos habran servido a Dios por temor ms bienque por amor. La influencia del engaador no habra sido anulada totalmente, ni se habra extirpado porcompleto el espritu de rebelin. Para el bien del universo entero a travs de los siglos sin fin, era necesarioque Satans desarrollase ms ampliamente sus principios, para que todos los seres creados pudiesen reconocerla naturaleza de sus acusaciones contra el gobierno divino y para que la justicia y la misericordia de Dios y lainmutabilidad de su ley quedasen establecidas para siempre.La rebelin de Satans haba de ser una leccin para el universo a travs de todos los siglos venideros, untestimonio perpetuo acerca de la naturaleza del pecado y sus terribles consecuencias. Los resultados delgobierno de Satans y sus efectos sobre los ngeles y los hombres iban a demostrar qu resultado se obtieneinevitablemente al desechar la autoridad divina. Iban a atestiguar que la existencia del gobierno de Diosentraa el bienestar de todos los seres que l cre. De esta manera la historia de este terrible experimento de larebelin iba a ser una perpetua salvaguardia para todos los seres santos, para evitar que sean engaados acercade la naturaleza de la transgresin, para salvarlos de cometer pecado y sufrir sus consecuencias.El que gobierna en los cielos ve el fin desde el principio. Aquel en cuya presencia los misterios del pasado ydel futuro son manifiestos, ms all de la angustia, las tinieblas y la ruina provocadas por el pecado, contemplala realizacin de sus propios designios de amor y bendicin. Aunque haya "nube y oscuridad alrededor de l:justicia y juicio son el asiento de su trono." (Sal. 97: 2.) Y esto lo entendern algn da todos los habitantes deluniverso, tanto los leales como los desleales. "El es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminosson rectitud: Dios de verdad, y ninguna iniquidad en l: es justo y recto." (Deut. 32: 4.) 24CAPTULO 2. La Creacin"POR LA palabra de Jehov fueron hechos los cielos, y todo el ejrcito de ellos por el espritu de su boca. . . .Porque l dijo, y fue hecho; l mand, y existi." "El fund la tierra sobre sus basas; no ser jams removida."(Sal 33: 6, 9; 104: 5)Cuando sali de las manos del Creador, la tierra era sumamente hermosa. La superficie presentaba un aspectomultiforme, con montaas, colinas y llanuras, entrelazadas con magnficos ros y bellos lagos. Pero las colinasy las montaas no eran abruptas y escarpadas, ni abundaban en ellas declives aterradores, ni abismosespeluznantes como ocurre ahora; las agudas y speras cspides de la rocosa armazn de la tierra estabansepultadas bajo un suelo frtil, que produca por doquiera una frondosa vegetacin verde. No habarepugnantes pantanos ni desiertos estriles. Agraciados arbustos y delicadas flores saludaban la vista por
  • 6. dondequiera. Las alturas estaban coronadas con rboles aun ms imponentes que los que existen ahora. Elaire, limpio de impuros miasmas, era claro y saludable. El paisaje sobrepujaba en hermosura los adornadosjardines del ms suntuoso palacio de la actualidad. La hueste anglica presenci la escena con deleite, y seregocij en las maravillosas obras de Dios.Una vez creada la tierra con su abundante vida vegetal y animal, fue introducido en el escenario el hombre,corona de la creacin para quien la hermosa tierra haba sido aparejada. A l se le dio dominio sobre todo loque sus ojos pudiesen mirar; pues, "dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestrasemejanza; y seoree ... en toda 25 la tierra. Y cri Dios al hombre a su imagen, varn y hembra los cri."(Gn. 1: 26, 27)Aqu se expone con claridad el origen de la raza humana; y el relato divino est tan claramente narrado que noda lugar a conclusiones errneas. Dios cre al hombre conforme a su propia imagen. No hay en esto misterio.No existe fundamento alguno para la suposicin de que el hombre lleg a existir mediante un lento procesoevolutivo de las formas bajas de la vida animal o vegetal. Tales enseanzas rebajan la obra sublime delCreador al nivel de las mezquinas y terrenales concepciones humanas. Los hombres estn tan resueltos aexcluir a Dios de la soberana del universo que rebajan al hombre y le privan de la dignidad de su origen. Elque coloc los mundos estrellados en la altura y colore con delicada maestra las flores del campo, el quellen la tierra y los cielos con las maravillas de su potencia, cuando quiso coronar su gloriosa obra, colocandoa alguien para regir la hermosa tierra, supo crear un ser digno de las manos que le dieron vida. La genealogade nuestro linaje, como ha sido revelada, no hace remontar su origen a una serie de grmenes, moluscos ocuadrpedos, sino al gran Creador. Aunque Adn fue formado del polvo, era el "hijo de Dios." (Luc 3: 38,V.M.)Adn fue colocado como representante de Dios sobre los rdenes de los seres inferiores. Estos no puedencomprender ni reconocer la soberana de Dios; sin embargo, fueron creados con capacidad de amar y de serviral hombre. El salmista dice: "Hicstelo enseorear de las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de suspies: . . . asimismo las bestias del campo; las aves de los cielos, . . . todo cuanto pasa por los senderos de lamar." (Sal. 8: 6-8.)El hombre haba de llevar la imagen de Dios, tanto en la semejanza exterior, como en el carcter. Slo Cristoes "la misma imagen" del Padre (Heb. 1: 3); pero el hombre fue creado a semejanza de Dios. Su naturalezaestaba en armona 26 con la voluntad de Dios. Su mente era capaz de comprender las cosas divinas. Susafectos eran puros, sus apetitos y pasiones estaban bajo el dominio de la razn. Era santo y se senta feliz dellevar la imagen de Dios y de mantenerse en perfecta obediencia a la voluntad del Padre.Cuando el hombre sali de las manos de su Creador, era de elevada estatura y perfecta simetra. Su semblantellevaba el tinte rosado de la salud y brillaba con la luz y el regocijo de la vida. La estatura de Adn era muchomayor que la de los hombres que habitan la tierra en la actualidad. Eva era algo ms baja de estatura queAdn; no obstante, su forma era noble y plena de belleza. La inmaculada pareja no llevaba vestidurasartificiales. Estaban rodeados de una envoltura de luz y gloria, como la que rodea a los ngeles. Mientrasvivieron obedeciendo a Dios, este atavo de luz continu revistindolos.Despus de la creacin de Adn, toda criatura viviente fue trada ante su presencia para recibir un nombre; vioque a cada uno se le haba dado una compaera, pero entre todos ellos no haba "ayuda idnea para l." Entretodas las criaturas que Dios haba creado en la tierra, no haba ninguna igual al hombre. "Y dijo Jehov Dios:No es bueno que el hombre est solo, harle ayuda idnea para l." (Gn. 2: 18.) El hombre no fue creadopara que viviese en la soledad; haba de tener una naturaleza sociable. Sin compaa, las bellas escenas y lasencantadoras ocupaciones del Edn no hubiesen podido proporcionarle perfecta felicidad. Aun la comunincon los ngeles no hubiese podido satisfacer su deseo de simpata y compaa. No exista nadie de la mismanaturaleza y forma a quien amar y de quien ser amado.Dios mismo dio a Adn una compaera. Le provey de una "ayuda idnea para l," alguien que realmente lecorresponda, una persona digna y apropiada para ser su compaera y que podra ser una sola cosa con l enamor y simpata. Eva fue creada de una costilla tomada del costado 27 de Adn; este hecho significa que ellano deba dominarle como cabeza, ni tampoco deba ser humillada y hollada bajo sus plantas como un serinferior, sino que ms bien deba estar a su lado como su igual, para ser amada y protegida por l. Siendo partedel hombre, hueso de sus huesos y carne de su carne, era ella su segundo yo; y quedaba en evidencia la uninntima y afectuosa que deba existir en esta relacin. "Porque ninguno aborreci jams a su propia carne, antesla sustenta y regala." "Por tanto, dejar el hombre a su padre y a su madre, y allegarse ha a su mujer, y sernuna sola carne." (Efe 5: 29; Gn. 2: 24)
  • 7. Dios celebr la primera boda. De manera que la institucin del matrimonio tiene como su autor al Creador deluniverso. "Honroso es en todos el matrimonio." (Heb. 13: 4.) Fue una de las primeras ddivas de Dios alhombre, y es una de las dos instituciones que, despus de la cada, llev Adn consigo al salir del paraso.Cuando se reconocen y obedecen los principios divinos en esta materia, el matrimonio es una bendicin:salvaguarda la felicidad y la pureza de la raza, satisface las necesidades sociales del hombre y eleva sunaturaleza fsica, intelectual y moral."Y haba Jehov Dios plantado un huerto en Edn al oriente, y puso all al hombre que haba formado." (Gn.2: 8.) Todo lo que hizo Dios tena la perfeccin de la belleza, y nada que contribuyese a la felicidad de lasanta pareja pareca faltar; sin embargo, el Creador les dio todava otra prueba de su amor, preparndolesespecialmente un huerto para que fuese su morada. En este huerto haba rboles de toda variedad, muchos deellos cargados de fragantes y deliciosas frutas. Haba hermosas plantas trepadoras, como vides, quepresentaban un aspecto agradable y hermoso, con sus ramas inclinadas bajo el peso de tentadora fruta de losms ricos y variados matices. El trabajo de Adn y Eva deba consistir en formar cenadores o albergues conlas ramas de las vides, haciendo as su propia morada con rboles vivos cubiertos de follaje y 28 frutos. Habaen profusin y prodigalidad fragantes flores de todo matiz. En medio del huerto estaba el rbol de la vida queaventajaba en gloria y esplendor a todos los dems rboles. Sus frutos parecan manzanas de oro y plata, ytenan el poder de perpetuar la vida.La creacin estaba ahora completa. "Y fueron acabados los cielos y la tierra, y todo su ornamento." "Y vioDios todo lo que haba hecho, y he aqu que era bueno en gran manera." (Gn. 2: 1; 1: 31.) El Edn floreca enla tierra. Adn y Eva tenan libre acceso al rbol de la vida. Ninguna mcula de pecado o sombra de muertedesfiguraba la hermosa creacin. "Las estrellas todas del alba alababan, y se regocijaban todos los hijos deDios." (Job 38: 7)El gran Jehov haba puesto los fundamentos de la tierra; haba vestido a todo el mundo con un manto debelleza, y haba colmado el mundo de cosas tiles para el hombre; haba creado todas las maravillas de latierra y del mar. La gran obra de la creacin fue realizada en seis das. "Y acab Dios en el da sptimo suobra que hizo, y repos el da sptimo de toda su obra que haba hecho. Y bendijo Dios al da sptimo, ysantificlo, porque en l repos de toda su obra que haba Dios criado y hecho." (Gn. 2: 2, 3) Dios mir consatisfaccin la obra de sus manos. Todo era perfecto, digno de su divino Autor; y l descans, no como quienestuviera fatigado, sino satisfecho con los frutos de su sabidura y bondad y con las manifestaciones de sugloria.Despus de descansar el sptimo da, Dios lo santific; es decir, lo escogi y apart como da de descansopara el hombre. Siguiendo el ejemplo del Creador, el hombre haba de reposar durante este sagrado da, paraque, mientras contemplara los cielos y la tierra, pudiese reflexionar sobre la grandiosa obra de la creacin deDios; y para que, mientras mirara las evidencias de la sabidura y bondad de Dios, su corazn se llenase deamor y reverencia hacia su Creador.Al bendecir el sptimo da en el Edn, Dios estableci un 29 recordativo de su obra creadora. El sbado fueconfiado y entregado a Adn, padre y representante de toda la familia humana. Su observancia haba de ser unacto de agradecido reconocimiento de parte de todos los que habitasen la tierra, de que Dios era su Creador ysu legtimo soberano, de que ellos eran la obra de sus manos y los sbditos de su autoridad. De esa manera lainstitucin del sbado era enteramente conmemorativa, y fue dada para toda la humanidad. No haba nada enella que fuese obscuro o que limitase su observancia a un solo pueblo.Dios vio que el sbado era esencial para el hombre, aun en el paraso. Necesitaba dejar a un lado sus propiosintereses y actividades durante un da de cada siete para poder contemplar ms de lleno las obras de Dios ymeditar en su poder y bondad. Necesitaba el sbado para que le recordase ms vivamente la existencia deDios, y para que despertase su gratitud hacia l, pues todo lo que disfrutaba y posea proceda de la manobenfica del Creador.Dios quiere que el sbado dirija la mente de los hombres hacia la contemplacin de las obras que l cre. Lanaturaleza habla a sus sentidos, declarndoles que hay un Dios viviente, Creador y supremo Soberano deluniverso. "Los cielos cuentan la gloria de Dios, y la expansin denuncia la obra de sus manos. El un da emitepalabra al otro da, y la una noche a la otra noche declara sabidura." (Sal. 19: 1, 2.) La belleza que cubre latierra es una demostracin del amor de Dios. La podemos contemplar en las colinas eternas, en los corpulentosrboles, en los capullos que se abren y en las delicadas flores. Todas estas cosas nos hablan de Dios. Elsbado, sealando siempre hacia el que lo cre todo, manda a los hombres que abran el gran libro de lanaturaleza y escudrien all la sabidura, el poder y el amor del Creador.
  • 8. Nuestros primeros padres, a pesar de que fueron creados inocentes y santos, no fueron colocados fuera delalcance del pecado. Dios los hizo entes morales libres, capaces de apreciar 30 y comprender la sabidura ybenevolencia de su carcter y la justicia de sus exigencias, y les dej plena libertad para prestarle o negarleobediencia. Deban gozar de la comunin de Dios y de los santos ngeles; pero antes de darles seguridadeterna, era menester que su lealtad se pusiese a prueba. En el mismo principio de la existencia del hombre sele puso freno al egosmo, la pasin fatal que motiv la cada de Satans. El rbol del conocimiento, que estabacerca del rbol de la vida, en el centro del huerto, haba de probar la obediencia, la fe y el amor de nuestrosprimeros padres. Aunque se les permita comer libremente del fruto de todo otro rbol del huerto, se lesprohiba comer de ste, so pena de muerte. Tambin iban a estar expuestos a las tentaciones de Satans; perosi soportaban con xito la prueba, seran colocados finalmente fuera del alcance de su poder, para gozar delperpetuo favor de Dios.Dios puso al hombre bajo una ley, como condicin indispensable para su propia existencia. Era sbdito delgobierno divino, y no puede existir gobierno sin ley. Dios pudo haber creado al hombre incapaz de violar suley; pudo haber detenido la mano de Adn para que no tocara el fruto prohibido, pero en ese caso el hombrehubiese sido, no un ente moral libre, sino un mero autmata. Sin libre albedro, su obediencia no habra sidovoluntaria, sino forzada. No habra sido posible el desarrollo de su carcter. Semejante procedimiento habrasido contrario al plan que Dios segua en su relacin con los habitantes de los otros mundos. Hubiese sidoindigno del hombre como ser inteligente, y hubiese dado base a las acusaciones de Satans, de que el gobiernode Dios era arbitrario.Dios hizo al hombre recto; le dio nobles rasgos de carcter, sin inclinacin hacia lo malo. Le dot de elevadascualidades intelectuales, y le present los ms fuertes atractivos posibles para inducirle a ser constante en sulealtad. La obediencia, perfecta y perpetua, era la condicin para la felicidad eterna. 31 Cumpliendo estacondicin, tendra acceso al rbol de la vida.El hogar de nuestros primeros padres haba de ser un modelo para cuando sus hijos saliesen a ocupar la tierra.Ese hogar, embellecido por la misma mano de Dios, no era un suntuoso palacio. Los hombres, en su orgullo,se deleitan en tener magnficos y costosos edificios y se enorgullecen de las obras de sus propias manos; peroDios puso a Adn en un huerto. Esta fue su morada. Los azulados cielos le servan de techo; la tierra, con susdelicadas flores y su alfombra de animado verdor, era su piso; y las ramas frondosas de los hermosos rbolesle servan de dosel. Sus paredes estaban engalanadas con los adornos ms esplendorosos, que eran obra de lamano del sumo Artista.En el medio en que viva la santa pareja, haba una leccin para todos los tiempos; a saber, que la verdaderafelicidad se encuentra, no en dar rienda suelta al orgullo y al lujo, sino en la comunin con Dios por medio desus obras creadas. Si los hombres pusiesen menos atencin en lo superficial y cultivasen ms la sencillez,cumpliran con mayor plenitud los designios que tuvo Dios al crearlos. El orgullo y la ambicin jams sesatisfacen, pero aquellos que realmente son inteligentes encontrarn placer verdadero y elevado en las fuentesde gozo que Dios ha puesto al alcance de todos.A los moradores del Edn se les encomend el cuidado del huerto, para que lo labraran y lo guardasen. Suocupacin no era cansadora, sino agradable y vigorizadora. Dios dio el trabajo como una bendicin con que elhombre ocupara su mente, fortaleciera su cuerpo y desarrollara sus facultades. En la actividad mental y fsica,Adn encontr uno de los Placeres ms elevados de su santa existencia. Cuando, como resultado de sudesobediencia, fue expulsado de su bello hogar, y cuando, para ganarse el pan de cada da, fue forzado aluchar con una tierra obstinada, ese mismo trabajo, aunque muy distinto de su agradable ocupacin en elhuerto, le sirvi de salvaguardia contra la tentacin y como fuente de felicidad. 32Estn en gran error los que consideran el trabajo como una maldicin, si bien ste lleva aparejados dolor yfatiga. A menudo los ricos miran con desdn a las clases trabajadoras; pero esto est enteramente endesacuerdo con los designios de Dios al crear al hombre. Qu son las riquezas del ms opulento encomparacin con la herencia dada al seorial Adn? Sin embargo, ste no haba de estar ocioso. NuestroCreador, que sabe lo que constituye la felicidad del hombre, seal a Adn su trabajo. El verdadero regocijode la vida lo encuentran slo los hombres y las mujeres que trabajan. Los ngeles trabajan diligentemente; sonministros de Dios en favor de los hijos de los hombres. En el plan del Creador, no caba la prctica de laindolencia que estanca al hombre.Mientras permaneciesen leales a Dios, Adn y su compaera iban a ser los seores de la tierra. Recibierondominio ilimitado sobre toda criatura viviente. El len y la oveja triscaban pacficamente a su alrededor o seechaban junto a sus pies. Los felices pajarillos revoloteaban alrededor de ellos sin temor alguno; y cuando sus
  • 9. alegres trinos ascendan alabando a su Creador, Adn y Eva se unan a ellos en accin de gracias al Padre y alHijo.La santa pareja eran no slo hijos bajo el cuidado paternal de Dios, sino tambin estudiantes que recibaninstruccin del omnisciente Creador. Eran visitados por los ngeles, y se gozaban en la comunin directa consu Creador, sin ningn velo obscurecedor de por medio. Se sentan pletricos del vigor que proceda del rbolde la vida y su poder intelectual era apenas un poco menor que el de los ngeles. Los misterios del universovisible, "las maravillas del Perfecto en sabidura" (Job 37: 16), les suministraban una fuente inagotable deinstruccin y placer. Las leyes y los procesos de la naturaleza, que han sido objeto del estudio de los hombresdurante seis mil aos, fueron puestos al alcance de sus mentes por el infinito Forjador y Sustentador de todo.Se entretenan con las hojas, las flores y los rboles, descubriendo en cada uno 33 de ellos los secretos de suvida. Toda criatura viviente era familiar para Adn, desde el poderoso leviatn que juega entre las aguas hastael ms diminuto insecto que flota en el rayo del sol. A cada uno le haba dado nombre y conoca su naturalezay sus costumbres. La gloria de Dios en los cielos, los innumerables mundos en sus ordenados movimientos,"las diferencias de las nubes" (Job 37: 16), los misterios de la luz y del sonido, de la noche y el da, todoestaba al alcance de la comprensin de nuestros primeros padres. El nombre de Dios estaba escrito en cadahoja del bosque, y en cada piedra de la montaa, en cada brillante estrella, en la tierra, en el aire y en loscielos. El orden y la armona de la creacin les hablaba de una sabidura y un poder infinitos. Continuamentedescubran algo nuevo que llenaba su corazn del ms profundo amor, y les arrancaba nuevas expresiones degratitud.Mientras permaneciesen fieles a la divina ley, su capacidad de saber, gozar y amar aumentara continuamente.Constantemente obtendran nuevos tesoros de sabidura, descubriendo frescos manantiales de felicidad, yobteniendo un concepto cada vez ms claro del inconmensurable e infalible amor de Dios. 34CAPTULO 3. La Tentacin y la CadaNO SINDOLE posible continuar con su rebelin en el cielo, Satans hall un nuevo campo de accin para suenemistad contra Dios, al tramar la ruina de la raza humana. Vio en la felicidad y en la paz que la santa parejagozaba en el Edn el deleite que l haba perdido para siempre. Estimulado por la envidia, resolvi inducirlesa desobedecer y atraer sobre s la culpa y el castigo del pecado. Tratara de cambiar su amor en desconfianza,y sus cantos de alabanza en oprobio para su Creador. De esta manera no slo arrojara a estos inocentes seresen la desgracia en que l mismo se encontraba, sino que tambin ocasionara deshonra para Dios y pesar en loscielos.A nuestros primeros padres no dej de advertrseles el peligro que les amenazaba. Mensajeros celestialesacudieron a presentarles la historia de la cada de Satans y sus maquinaciones para destruirlos; para lo cualles explicaron ampliamente la naturaleza del gobierno divino, que el prncipe del mal trataba de derrocar. Fuela desobediencia a los justos mandamientos de Dios lo que ocasion la cada de Satans y sus huestes. Cunimportante era, entonces, que Adn y Eva honrasen aquella ley, nico medio por el cual es posible mantener elorden y la equidad.La ley de Dios es tan santa como l mismo. Es la revelacin de su voluntad, el reflejo de su carcter, y laexpresin de su amor y sabidura. La armona de la creacin depende del perfecto acuerdo de todos los seres ylas cosas, animadas e inanimadas, con la ley del Creador. No slo ha dispuesto Dios leyes para el gobierno delos seres vivientes, sino tambin para todas las operaciones de la naturaleza. Todo 35 obedece a leyes fijas,que no pueden eludirse. Pero mientras que en la naturaleza todo est gobernado por leyes naturales, solamenteel hombre, entre todos los moradores de la tierra, est sujeto a la ley moral. Al hombre, obra maestra de lacreacin, Dios le dio la facultad de comprender sus requerimientos, para que reconociese la justicia y labenevolencia de su ley y su sagrado derecho sobre l; y del hombre se exige una respuesta obediente.Como los ngeles, los moradores del Edn haban de ser probados. Slo podan conservar su feliz estado sieran fieles a la ley del Creador. Podan obedecer y vivir, o desobedecer y perecer. Dios los haba colmado dericas bendiciones; pero si ellos menospreciaban su voluntad, Aquel que no perdon a los ngeles que pecaronno los perdonara a ellos tampoco: la transgresin los privara de todos sus dones, y les acarreara desgracia yruina.Los ngeles amonestaron a Adn y a Eva a que estuviesen en guardia contra las argucias de Satans; porquesus esfuerzos por tenderles una celada seran infatigables. Mientras fuesen obedientes a Dios, el maligno nopodra perjudicarles; pues, si fuese necesario, todos los ngeles del cielo seran enviados en su ayuda. Si ellosrechazaban firmemente sus primeras insinuaciones, estaran tan seguros como los mismos mensajeroscelestiales. Pero si cedan a la tentacin, su naturaleza se depravara, y no tendran en s mismos poder nidisposicin para resistir a Satans.
  • 10. El rbol de la sabidura haba sido puesto como una prueba de su obediencia y de su amor a Dios. El Seorhaba decidido imponerles una sola prohibicin tocante al uso de lo que haba en el huerto. Si menospreciabansu voluntad en este punto especial, se haran culpables de transgresin. Satans no los seguira continuamentecon sus tentaciones; slo podra acercarse a ellos junto al rbol prohibido. Si ellos trataban de investigar lanaturaleza de este rbol, quedaran expuestos a sus engaos. Se les aconsej que prestasen atencin cuidadosa36 a la amonestacin que Dios les haba enviado, y que se conformasen con las instrucciones que l habatenido a bien darles.Para conseguir lo que quera sin ser advertido, Satans escogi como medio a la serpiente, disfraz bienadecuado para su proyecto de engao. La serpiente era en aquel entonces uno de los seres ms inteligentes ybellos de la tierra. Tena alas, y cuando volaba presentaba una apariencia deslumbradora, con el color y elbrillo del oro bruido. Posada en las cargadas ramas del rbol prohibido, mientras coma su delicioso fruto,cautivaba la atencin y deleitaba la vista que la contemplaba. As, en el huerto de paz, el destructor acechabasu presa.Los ngeles haban prevenido a Eva que tuviese cuidado de no separarse de su esposo mientras ste estabaocupado en su trabajo cotidiano en el huerto; estando con l correra menos peligro de caer en tentacin queestando sola. Pero distrada en sus agradables labores, inconscientemente se alej del lado de su esposo. Alverse sola, tuvo un presentimiento del peligro, pero desech sus temores, dicindose a s misma que tenasuficiente sabidura y poder para comprender el mal y resistirlo. Desdeando la advertencia de los ngelesmuy pronto se encontr extasiado, mirando con curiosidad y admiracin el rbol prohibido. El fruto era bello,y se preguntaba por qu Dios se lo haba vedado. Esta fue la oportunidad de Satans. Como discerniendo suspensamientos, se dirigi a ella diciendo: "Con qu Dios os ha dicho: No comis de todo rbol del huerto?"(Vase Gnesis 3)Eva qued sorprendida y espantada al or el eco de sus pensamientos. Pero, con voz melodiosa, la serpientesigui con sutiles alabanzas de su hermosura; y sus palabras no fueron desagradables a Eva. En lugar de huirde aquel lugar, permaneci en l, maravillada de or hablar a la serpiente. Si se hubiese dirigido a ella un sercomo los ngeles, hubiera sentido temor; pero no se imagin que la encantadora serpiente 37 pudieraconvertirse en instrumento del enemigo cado.A la capciosa pregunta de Satans, Eva contest: "Del fruto de los rboles del huerto comemos; ms del frutodel rbol que est en medio del huerto dijo Dios: No comeris de l, ni le tocaris, porque no muris. Entoncesla serpiente dijo a la mujer: No moriris; mas sabe Dios que el da que comiereis de l, sern abiertos vuestrosojos, y seris como dioses sabiendo el bien y el mal."Le dijo que al comer del fruto de este rbol, alcanzaran una esfera de existencia ms elevada y entraran en uncampo de sabidura ms amplio. Aadi que l mismo haba comido de ese fruto prohibido y como resultadohaba adquirido el don de la palabra. Insinu que por egosmo el Seor no quera que comiesen del fruto, puesentonces se elevaran a la igualdad con l. Manifest Satans que Dios les haba prohibido que gustasen delfruto de aquel rbol o que lo tocasen, debido a las maravillosas propiedades que tena de dar sabidura ypoder. El tentador afirm que jams llegara a cumplirse la divina advertencia; que les fue hecha meramentepara intimidarlos. Cmo sera posible que ellos muriesen? No haban comido del rbol de la vida? Agregel tentador que Dios estaba tratando de impedirles alcanzar un desarrollo superior y mayor felicidad.Tal ha sido la labor que Satans ha llevado adelante con gran xito, desde los das de Adn hasta el presente.Tienta a los hombres a desconfiar del amor de Dios y a dudar de su sabidura. Constantemente pugna pordespertar en los seres humanos un espritu de curiosidad irreverente, un inquieto e inquisitivo deseo depenetrar en los inescrutables secretos del poder y la sabidura de Dios. En sus esfuerzos por escudriar aquelloque Dios tuvo a bien ocultarnos, muchos pasan por alto las verdades eternas que nos ha revelado y que sonesenciales para nuestra salvacin. Satans induce a los hombres a la desobediencia llevndoles a creer queentran en un admirable campo de conocimiento. Pero todo esto es un 38 engao. Ensoberbecidos por sus ideasde progreso, pisotean los requerimientos de Dios, caminando por la ruta que los lleva a la degradacin y a lamuerte.Satans hizo creer a la santa pareja que ellos se beneficiaran violando la ley de Dios. No omos hoy darazonamientos semejantes? Muchos hablan de la estrechez de los que obedecen los mandamientos de Dios,mientras pretenden tener ideas ms amplias y gozar de mayor libertad. Qu es esto sino el eco de la voz delEdn: "El da que comiereis de l," es decir, el da que violarais el divino mandamiento, "seris como dioses"?Satans asever haber recibido grandes beneficios por haber comido del fruto prohibido, pero nunca dej verque por la transgresin haba sido desechado del cielo. Aunque haba comprobado que el pecado acarrea unaprdida infinita, ocult su propia desgracia para atraer a otros a la misma situacin. As tambin el pecador
  • 11. trata de disfrazar su verdadero carcter; puede pretender ser santo, pero su elevada profesin slo hace de lun embaucador tanto ms peligroso. Est del lado de Satans y al hollar la ley de Dios e inducir a otros a hacerlo mismo, los lleva hacia la ruina eterna.Eva crey realmente las palabras de Satans, pero esta creencia no la salv de la pena del pecado. No crey enlas palabras de Dios, y esto la condujo a su cada. En el juicio final, los hombres no sern condenados porquecreyeron concienzudamente una mentira, sino porque no creyeron la verdad, porque descuidaron laoportunidad de aprender la verdad. No obstante los sofismas con que Satans trata de establecer lo contrario,siempre es desastroso desobedecer a Dios. Debemos aplicar nuestros corazones a buscar la verdad. Todas laslecciones que Dios mand registrar en su Palabra son para nuestra advertencia e instruccin. Fueron escritaspara salvarnos del engao. El descuidarlas nos traer la ruina. Podemos estar seguros de que todo lo quecontradiga la Palabra de Dios procede de Satans. 39La serpiente tom del fruto del rbol prohibido y lo puso en las manos vacilantes de Eva. Entonces le recordsus propias palabras referentes a que Dios les haba prohibido tocarlo, so pena de muerte. Le manifest que norecibira ms dao de comer el fruto que de tocarlo. No experimentando ningn mal resultado por lo que habahecho, Eva se atrevi a ms. Vio "que el rbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y rbolcodiciable para alcanzar la sabidura; y tom de su fruto, y comi." Era agradable al paladar, y a medida quecoma, pareca sentir una fuerza vivificante, y se figur que entraba en un estado ms elevado de existencia.Sin temor, tom el fruto y lo comi.Y ahora, habiendo pecado, ella se convirti en el agente de Satans para labrar la ruina de su esposo. Conextraa y anormal excitacin, y con las manos llenas del fruto prohibido, lo busc y le relat todo lo que habaocurrido.Una expresin de tristeza cubri el rostro de Adn. Qued atnito y alarmado. A las palabras de Eva contestque se deba ser el enemigo contra quien se los haba prevenido; y que conforme a la sentencia divina elladeba morir. En contestacin, Eva le inst a comer, repitiendo el aserto de la serpiente de que no moriran.Aleg que las palabras de la serpiente deban ser ciertas puesto que no senta ninguna evidencia del desagradode Dios; sino que, al contrario, experimentaba una deliciosa y alborozante influencia, que conmova todas susfacultades con una nueva vida, que le pareca semejante a la que inspiraba a los mensajeros celestiales.Adn comprendi que su compaera haba violado el mandamiento de Dios, menospreciando la nicaprohibicin que les haba sido puesta como una prueba de su fidelidad y amor. Se desat una terrible lucha ensu mente. Lament haber dejado a Eva separarse de su lado. Pero ahora el error estaba cometido; debasepararse de su compaa, que le haba sido de tanto gozo. Cmo podra hacer eso? 40Adn haba gozado el compaerismo de Dios y de los santos ngeles. Haba contemplado la gloria delCreador. Comprenda el elevado destino que aguardaba al linaje humano si los hombres permanecan fieles aDios. Sin embargo, se olvid de todas estas bendiciones ante el temor de perder el don que apreciaba ms quetodos los dems. El amor, la gratitud y la lealtad al Creador, todo fue sofocado por amor a Eva. Ella era partede s mismo, y Adn no poda soportar la idea de una separacin. No alcanz a comprender que el mismoPoder infinito que lo haba creado del polvo de la tierra y hecho de l un ser viviente de hermosa forma y que,como demostracin de su amor, le haba dado una compaera, poda muy bien proporcionarle otra. Adnresolvi compartir la suerte de Eva; si ella deba morir, l morira con ella. Al fin y al cabo, se dijo Adn, nopodran ser verdicas las palabras de la sabia serpiente? Eva estaba ante l, tan bella y aparentemente taninocente como antes de su desobediencia. Le expresaba mayor amor que antes. Ninguna seal de muerte senotaba en ella, y as decidi hacer frente a las consecuencias. Tom el fruto y lo comi apresuradamente.Despus de su transgresin, Adn se imagin al principio que entraba en un plano superior de existencia. Peropronto la idea de su pecado le llen de terror. El aire que hasta entonces haba sido de temperatura suave yuniforme pareci enfriar los cuerpos de la culpable pareja. El amor y la paz que haban disfrutado desapareci,y en su lugar sintieron el remordimiento del pecado, el temor al futuro y la desnudez del alma. El manto de luzque los haba cubierto desapareci, y para reemplazarlo hicieron delantales; porque no podan presentarsedesnudos a la vista de Dios y los santos ngeles.Ahora comenzaron a ver el verdadero carcter de su pecado. Adn increp a su compaera por su locura deapartarse de su lado y dejarse engaar por la serpiente; pero ambos presuman que Aquel que les haba dadotantas muestras de su amor perdonara esa sola y nica transgresin,41 o que no se veran sometidos al castigotan terrible que haban temido.Satans se regocij de su triunfo. Haba tentado a la mujer a desconfiar del amor de Dios, a dudar de susabidura, y a violar su ley; y por su medio, causar la cada de Adn.
  • 12. Pero el gran Legislador iba a dar a conocer a Adn y a Eva las consecuencias de su pecado. La presenciadivina se manifest en el huerto. En su anterior estado de inocencia y santidad solan dar alegremente labienvenida a la presencia de su Creador; pero ahora huyeron aterrorizados, y se escondieron en el lugar msapartado del huerto. "Y llam Jehov Dios al hombre, y le dijo: Dnde ests t? Y l respondi: O tu voz enel huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y escondime. Y djole: Quin te ense que estabasdesnudo? Has comido del rbol de que yo te mand no comieses?"Adn no poda negar ni disculpar su pecado; pero en vez de mostrar arrepentimiento, culp a su esposa, y deesa manera al mismo Dios: "La mujer que me diste por compaera me dio del rbol, y yo com. " El que poramor a Eva haba escogido deliberadamente perder la aprobacin de Dios, su hogar en el paraso y una vidade eterno regocijo, ahora despus de su cada culp de su transgresin a su compaera y aun a su mismoCreador. Tan terrible es el poder del pecado.Cuando la mujer fue interrogada: "Qu es lo que has hecho?" contest: "La serpiente me enga, y com.""Por qu creaste la serpiente? Por qu la dejaste entrar en Edn?" Estas eran las preguntas implcitas en susdisculpas por su pecado. As como Adn, ella culp a Dios por su cada. El espritu de autojustificacin seorigin en el padre de la mentira; lo manifestaron nuestros primeros padres tan pronto como se sometieron a lainfluencia de Satans, y se ha visto en todos los hijos e hijas de Adn. En vez de confesar humildemente supecado, tratan de justificarse culpando a otros, a 42 las circunstancias, a Dios, y hasta murmuran contra lasbendiciones divinas.El Seor sentenci entonces a la serpiente: "Por cuanto esto hiciste, maldita sers entre todas las bestias yentre todos los animales del campo; sobre tu pecho andars, y polvo comers todos los das de tu vida." Puestoque la serpiente haba sido el instrumento de Satans, compartira con l la pena del juicio divino. Despus deser la ms bella y admirada criatura del campo, iba a ser la ms envilecida y detestada de todas, temida yodiada tanto por el hombre como por los animales. Las palabras dichas a la serpiente se aplican directamenteal mismo Satans y sealan su derrota y destruccin final: "Y enemistad pondr entre ti y la mujer, y entre tusimiente y la simiente suya; sta te herir en la cabeza, y t le herirs en el calcaar."A Eva se le habl de la tristeza y los dolores que sufrira. Y el Seor dijo: "A tu marido ser tu deseo, y l seenseorear de ti." En la creacin Dios la haba hecho igual a Adn. Si hubiesen permanecido obedientes aDios, en concordancia con su gran ley de amor, siempre hubieran estado en mutua armona; pero el pecadohaba trado discordia, y ahora la unin y la armona podan mantenerse slo mediante la sumisin del uno odel otro. Eva haba sido la primera en pecar, haba cado en tentacin por haberse separado de su compaero,contrariando la instruccin divina. Adn pec a sus instancias, y ahora ella fue puesta en sujecin a su marido.Si los principios prescritos por la ley de Dios hubieran sido apreciados por la humanidad cada, esta sentencia,aunque era consecuencia del pecado, hubiera resultado en bendicin para ellos; pero el abuso de parte delhombre de la supremaca que se le dio, a menudo ha hecho muy amarga la suerte de la mujer y ha convertidosu vida en una carga.Junto a su esposo, Eva haba sido perfectamente feliz en su hogar ednico; pero, a semejanza de las inquietasEvas modernas, se lisonjeaba con ascender a una esfera superior a la 43 que Dios le haba designado. En suafn de subir ms all de su posicin original, descendi a un nivel ms bajo. Resultado similar alcanzarn lasmujeres que no estn dispuestas a cumplir alegremente los deberes de su vida de acuerdo al plan de Dios. Ensu esfuerzo por alcanzar posiciones para las cuales Dios no las ha preparado, muchas estn dejando vaco ellugar donde podran ser una bendicin. En su deseo de lograr una posicin ms elevada, muchas hansacrificado su verdadera dignidad femenina y la nobleza de su carcter, y han dejado sin hacer la obra mismaque el Cielo les seal.Dios manifest a Adn: "Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del rbol de que te manddiciendo, No comers de l; maldita ser la tierra por amor de ti; con dolor comers de ella todos los das detu vida; espinos y cardos te producir, y comers hierba del campo; en el sudor de tu rostro comers el panhasta que vuelvas a la tierra; porque de ella fuiste tomado: pues polvo eres, y al polvo sers tornado."Era voluntad de Dios que la inmaculada pareja no conociese absolutamente nada de lo malo. Les haba dadoabundantemente el bien, y vedado el mal. Pero, contra su mandamiento, haban comido del fruto prohibido, yahora continuaran comindolo y conoceran el mal todos los das de su vida. Desde entonces el linaje humanosufrira las asechanzas de Satans. En lugar de las agradables labores que se les haban asignado hastaentonces, la ansiedad y el trabajo seran su suerte. Estaran sujetos a desengaos, aflicciones, dolor, y al fin, ala muerte.Bajo la maldicin del pecado, toda la naturaleza dara al hombre testimonio del carcter y las consecuenciasde la rebelin contra Dios. Cuando Dios cre al hombre lo hizo seor de toda la tierra y de cuantos seres la
  • 13. habitaban. Mientras Adn permaneci leal a Dios, toda la naturaleza hubiera estado. Pero cuando se rebelcontra la ley divina, las criaturas inferiores se rebelaron contra su 44 dominio. As el Seor, en su granmisericordia, quiso ensear al hombre la santidad de su ley e inducirle a ver por su propia experiencia elpeligro de hacerla a un lado, aun en lo ms mnimo.La vida de trabajo y cuidado, que en lo sucesivo sera el destino del hombre, le fue asignada por amor a l. Erauna disciplina que su pecado haba hecho necesaria para frenar la tendencia a ceder a los apetitos y laspasiones y para desarrollar hbitos de dominio propio. Era parte del gran plan de Dios para rescatar al hombrede la ruina y la degradacin del pecado.La advertencia hecha a nuestros primeros padres: "Porque el da que de l comieres, morirs" (Gn. 2:17), nosignificaba que moriran el mismo da en que comiesen del fruto prohibido, sino que ese da sera dictada lairrevocable sentencia. La inmortalidad les haba sido prometida bajo condicin de que fueran obedientes; peromediante la transgresin perderan su derecho a la vida eterna. El mismo da en que pecaran serancondenados a la muerte.Para que poseyera una existencia sin fin, el hombre deba continuar comiendo del rbol de la vida. Privado deeste alimento, vera su vitalidad disminuir gradualmente hasta extinguirse la vida. Era el plan de Satans queAdn y Eva desagradasen a Dios mediante su desobediencia; y esperaba que luego, sin obtener perdn,siguiesen comiendo del rbol de la vida, y perpetuasen as una vida de pecado y miseria. Pero despus de lacada, se encomend a los santos ngeles que custodiaran el rbol de la vida. Estos ngeles estaban rodeadosde rayos luminosos semejantes a espadas resplandecientes. A ningn miembro de la familia de Adn se lepermiti traspasar esa barrera para comer del fruto de la vida; de ah que no exista pecador inmortal.La ola de angustia que sigui a la transgresin de nuestros primeros padres es considerada por muchos comoun castigo demasiado severo para un pecado tan insignificante; y ponen 45 en tela de juicio la sabidura y lajusticia de Dios en su trato con el hombre. Pero si estudiasen mis profundamente el asunto, podran discernirsu error. Dios cre al hombre a su semejanza, libre de pecado. La tierra deba ser poblada con seres algoinferiores a los ngeles; pero deba probarse su obediencia; pues Dios no haba de permitir que el mundo sellenara de seres que menospreciasen su ley. No obstante, en su gran misericordia, no seal a Adn una pruebasevera. La misma levedad de la prohibicin hizo al pecado sumamente grave. Si Adn no pudo resistir laprueba ms nfima, tampoco habra podido resistir una mayor, si se le hubiesen confiado responsabilidadesms importantes.Si Adn hubiese sido sometido a una prueba mayor, entonces aquellos cuyos corazones se inclinan hacia lomalo se hubiesen disculpado diciendo: "Esto es algo insignificante, y Dios no es exigente en las cosaspequeas." Y as hubiera habido continuas transgresiones en las cosas aparentemente pequeas, que pasan sincensura entre los hombres. Pero Dios indic claramente que el pecado en cualquier grado le es ofensivo.A Eva le pareci de poca importancia desobedecer a Dios al probar el fruto del rbol prohibido y al tentar a suesposo a que pecara tambin; pero su pecado inici la inundacin del dolor sobre el mundo. Quin puedesaber, en el momento de la tentacin, las terribles consecuencias de un solo mal paso?Muchos que ensean que la ley de Dios no es obligatoria para el hombre, alegan que es imposible obedecersus preceptos. Pero si eso fuese cierto, por qu sufri Adn el castigo por su pecado? El pecado de nuestrosprimeros padres trajo sobre el mundo la culpa y la angustia, y si no se hubiesen manifestado la misericordia yla bondad de Dios, la raza humana se habra sumido en irremediable desesperacin. Nadie se engae. "Lapaga del pecado es muerte." (Rom. 6:23.) La ley de Dios no puede violarse ahora ms impunemente 46 quecuando se pronunci la sentencia contra el padre de la humanidad.Despus de su pecado, Adn y Eva no pudieron seguir morando en el Edn. Suplicaron fervientemente a Diosque les permitiese permanecer en el hogar de su inocencia y regocijo. Confesaron que haban perdido tododerecho a aquella feliz morada, y prometieron prestar estricta obediencia a Dios en el futuro. Pero se les dijoque su naturaleza se haba depravado por el pecado, que haba disminuido su poder para resistir al mal, y quehaban abierto la puerta para que Satans tuviera ms fcil acceso a ellos. Si siendo inocentes haban cedido ala tentacin; ahora, en su estado de consciente culpabilidad, tendran menos fuerza para mantener suintegridad.Con humildad e inenarrable tristeza se despidieron de su bello hogar, y fueron a morar en la tierra, sobre lacual descansaba la maldicin del pecado. La atmsfera, de temperatura antes tan suave y uniforme, estabaahora sujeta a grandes cambios, y misericordiosamente, el Seor les provey de vestidos de pieles paraprotegerlos de los extremos del calor y del fro.Cuando vieron en la cada de las flores y las hojas los primeros signos de la decadencia, Adn y su compaerase apenaron ms profundamente de lo que hoy se apenan los hombres que lloran a sus muertos. La muerte de
  • 14. las delicadas y frgiles flores fue en realidad un motivo de tristeza; pero cuando los bellos rboles dejaron caersus hojas, la escena les record vivamente la fra realidad de que la muerte es el destino de todo lo que tienevida.El huerto del Edn permaneci en la tierra mucho tiempo despus que el hombre fuera expulsado de susagradables senderos. (Vase Gn. 4:16.) Durante mucho tiempo despus, se le permiti a la raza cadacontemplar de lejos el hogar de la inocencia, cuya entrada estaba vedada por los vigilantes ngeles. En lapuerta del paraso, custodiada por 47 querubines, se revelaba la gloria divina.* All iban Adn y sus hijos aadorar a Dios. All renovaban sus votos de obediencia a aquella ley cuya transgresin los haba arrojado delEdn. Cuando la ola de iniquidad cubri al mundo, y la maldad de los hombres trajo su destruccin por mediodel diluvio, la mano que haba plantado el Edn lo quit de la tierra. Pero en la final restitucin, cuando haya"un cielo nuevo, y una tierra nueva" (Apoc. 21:I), ha de ser restaurado ms gloriosamente embellecido que alprincipio.Entonces los que hayan guardado los mandamientos de Dios respirarn llenos de inmortal vigor bajo el rbolde la vida; y a travs de las edades sin fin los habitantes de los mundos sin pecado contemplarn en aquelhuerto de delicias un modelo de la perfecta obra de la creacin de Dios, inclume de la maldicin del pecado,una muestra de lo que toda la tierra hubiera llegado a ser si el hombre hubiera cumplido el glorioso plan deDios.CAPTULO 4. El Plan de RedencinLA CAIDA del hombre llen todo el cielo de tristeza. El mundo que Dios haba hecho quedaba mancilladopor la maldicin del pecado, y habitado por seres condenados a la miseria y a la muerte. Pareca no existirescapatoria para aquellos que haban quebrantado la ley. Los ngeles suspendieron sus himnos de alabanza.Por todos los mbitos de los atrios celestiales, haba lamentos por la ruina que el pecado haba causado.El Hijo de Dios, el glorioso Soberano del cielo, se conmovi de compasin por la raza cada. Una infinitamisericordia conmovi su corazn al evocar las desgracias de un mundo perdido. Pero el amor divino habaconcebido un plan mediante el cual el hombre podra ser redimido. La quebrantada ley de Dios exiga la vidadel pecador. En todo el universo slo exista uno que poda satisfacer sus exigencias en lugar del hombre.Puesto que la ley divina es tan sagrada como el mismo Dios, slo uno igual a Dios podra expiar sutransgresin. Ninguno sino Cristo poda salvar al hombre de la maldicin de la ley, y colocarlo otra vez enarmona con el Cielo. Cristo cargara con la culpa y la vergenza del pecado, que era algo tan abominable alos ojos de Dios que iba a separar al Padre y su Hijo. Cristo descendera a la profundidad de la desgracia pararescatar la raza cada.Cristo intercedi ante el Padre en favor del pecador, mientras la hueste celestial esperaba los resultados contan intenso inters que la palabra no puede expresarlo. Mucho tiempo dur aquella misteriosa conversacin, el"consejo de paz" (Zac. 6: 13.) en favor del hombre cado. El plan de la salvacin haba sido concebido antesde la creacin del 49 mundo; pues Cristo es "el Cordero, el cual fue muerto desde el principio del mundo."(Apoc. 13: 8.) Sin embargo, fue una lucha, aun para el mismo Rey del universo, entregar a su Hijo a la muertepor la raza culpable. Pero, "de tal manera am Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unignito, para que todoaquel que en l cree, no se pierda, mas tenga vida eterna." (Juan 3: 16.) Oh, el misterio de la redencin! Elamor de Dios hacia un mundo que no le amaba! Quin puede comprender la profundidad de ese amor "queexcede a todo conocimiento"? Al travs de los siglos sin fin, las mentes inmortales, tratando de entender elmisterio de ese incomprensible amor, se maravillarn y adorarn a Dios.Dios se iba a manifestar en Cristo, "reconciliando el mundo a s." (2 Cor. 5: 19.) El hombre se habaenvilecido tanto por el pecado que le era imposible por si mismo ponerse en armona con Aquel cuyanaturaleza es bondad y pureza. Pero despus de haber redimido al mundo de la condenacin de la ley, Cristopodra impartir poder divino al esfuerzo humano. As, mediante el arrepentimiento ante Dios y la fe en Cristo,los cados hijos de Adn podran convertirse nuevamente en "hijos de Dios." (1 Juan 3: 2.)El nico plan que poda asegurar la salvacin del hombre afectaba a todo el cielo en su infinito sacrificio. Losngeles no podan regocijarse mientras Cristo les explicaba el plan de redencin pues vean que la salvacindel hombre iba a costar indecible angustia a su amado Jefe. Llenos de asombro y pesar, le escucharon cuandoles dijo que debera bajar de la pureza, paz, gozo, gloria y vida inmortal del cielo, a la degradacin de la tierra,para soportar dolor, vergenza y muerte. Se interpondra entre el pecador y la pena del pecado, pero pocos lerecibiran como el Hijo de Dios. Dejara su elevada posicin de Soberano del cielo para presentarse en latierra, y humillndose como hombre, conocera por su propia experiencia las tristezas y tentaciones que elhombre habra de sufrir. Todo esto era necesario para que pudiese socorrer a 50 los que iban a ser tentados.(Heb. 2: 18.) Cuando hubiese terminado su misin como maestro, sera entregado en manos de los impos y
  • 15. sometido a todo insulto y tormento que Satans pudiera inspirarles. Sufrira la ms cruel de las muertes,levantado en alto entre la tierra y el cielo como un pecador culpable. Pasara largas horas de tan terribleagona, que los ngeles se habran de velar el rostro para no ver semejante escena. Mientras la culpa de latransgresin y la carga de los pecados del mundo pesaran sobre l, tendra que sufrir angustia del alma y hastasu Padre ocultara de l su rostro.Los ngeles se postraron de hinojos ante su Soberano y se ofrecieron ellos mismos como sacrificio por elhombre. Pero la vida de un ngel no poda satisfacer la deuda; solamente Aquel que haba creado al hombretena poder para redimirlo. No obstante, los ngeles iban a tener una parte que desempear en el plan deredencin. Cristo iba a ser hecho "un poco . . . inferior a los ngeles, para que . . . gustase la muerte." (Heb.2:9, V. M.) Cuando adoptara la naturaleza humana, su poder no sera semejante al de los ngeles, y elloshabran de servirle, fortalecerle y mitigar su profundo sufrimiento. Asimismo, los ngeles habran de serespritus auxiliadores, enviados para ayudar a los que fuesen herederos de la salvacin. (Heb. 1:14.)Guardaran a los sbditos de la gracia del poder de los malos ngeles y de las tinieblas que Satans esparciraconstantemente alrededor de ellos.Cuando los ngeles presenciaran la agona y humillacin de su Seor, se llenaran de dolor e indignacin, ydesearan librarlo de sus verdugos; mas no deban interponerse para evitar lo que vieran. Era parte del plan dela redencin que Cristo sufriese el escarnio y el abuso de los impos; y l mismo consinti en todo esto alconvertirse en Redentor del hombre.Cristo asegur a los ngeles que mediante su muerte iba a rescatar a muchos, destruyendo al que tena elimperio de la muerte. Iba a recuperar el reino que el hombre haba perdido 51 por su transgresin, y que losredimidos habran de heredar juntamente con l, para morar eternamente all. El pecado y los pecadores iban aser exterminados, para nunca ms perturbar la paz del cielo y de la tierra. Pidi a la hueste anglica queconcordase con el plan que su Padre haba aceptado, y que se regocijasen en que mediante su muerte elhombre cado podra reconciliarse con Dios.Entonces un indecible regocijo llen el cielo. La gloria y la bendicin de un mundo redimido excedi a lamisma angustia y al sacrificio del Prncipe de la vida. Por todos los atrios celestiales repercutieron los acordesde aquella dulce cancin que ms tarde habra de orse sobre las colinas de Beln: "Gloria en las alturas aDios, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres." (Luc. 2: 14.) Ahora con una felicidad msprofunda que la producida por el deleite y entusiasmo de la nueva creacin, "las estrellas todas del albaalababan, y se regocijaban todos los hijos de Dios." (Job 38:7.)La primera indicacin que el hombre tuvo acerca de su redencin la oy en la sentencia pronunciada contraSatans; en el huerto. El Seor declar: "Y enemistad pondr entre ti y la mujer, y entre tu simiente y lasimiente suya; esta te herir en la cabeza, y t le herirs en el calcaar." (Gn. 3: 15.) Esta sentencia,pronunciada en presencia de nuestros primeros padres, fue una promesa para ellos. Mientras predeca la luchaentre el hombre y Satans, declaraba que el poder del gran adversario sera finalmente destruido. Adn y Evaestaban como criminales ante el justo Juez, y aguardaban la sentencia que mereca su transgresin; pero antesde or hablar de la vida de trabajo y angustia que seria su destino, o del decreto que determinaba que volveranal polvo, escucharon palabras que no podan menos que infundirles esperanza. Aunque habran de padecer porefecto del poder de su gran enemigo, podran esperar una victoria final.Cuando Satans supo que existira enemistad entre l y la 52 mujer, y entre su simiente y la simiente de ella, sedio cuenta de que su obra de depravacin de la naturaleza humana seria interrumpida; que de alguna manera elhombre seria capacitado para resistir su poder. Sin embargo, cuando el plan de redencin se dio a conocer,Satans se regocij con sus ngeles al pensar que por haber causado la cada del hombre, poda ahora hacerdescender al Hijo de Dios de su elevada posicin. Satans declar que hasta la fecha sus planes haban tenidoxito en la tierra, y que cuando Cristo tomase la naturaleza humana, l tambin podra ser vencido, y as seevitara la redencin de la raza cada.Los ngeles celestiales explicaron ms completamente a nuestros primeros padres el plan que haba sidoconcebido para si su redencin. Se les asegur a Adn y a su compaera que a pesar de su gran pecado, no seles abandonara a merced de Satans. El Hijo de Dios haba ofrecido expiar, con su propia vida, latransgresin de ellos. Se les otorgara un tiempo de gracia y, mediante el arrepentimiento y la fe en Cristo,podran llegar a ser de nuevo hijos de Dios.El sacrificio exigido por su transgresin revel a Adn y a Eva el carcter sagrado de la ley de Dios; ycomprendieron mejor que nunca la culpa del pecado y sus horrorosos resultados. En medio de suremordimiento y angustia pidieron que la pena no cayese sobre Aquel cuyo amor haba sido la fuente de todosu regocijo; que ms bien cayera sobre ellos y su descendencia.
  • 16. Se les dijo que, como la ley de Jehov es el fundamento de su gobierno en el cielo y en la tierra, ni aun la vidade un ngel podra aceptarse como sacrificio por la transgresin de ellos. Ninguno de sus preceptos podaabolirse o cambiarse para ajustarse al hombre en su condicin cada; pero el Hijo de Dios, que haba creado alhombre, poda expiar su falta. As como la transgresin de Adn haba trado desgracia y muerte, el sacrificiode Cristo traera vida e inmortalidad.No slo el hombre sino tambin la tierra haba cado por el 53 pecado bajo el dominio del maligno, y haba deser restaurada mediante el plan de la redencin. Al ser creado, Adn recibi el seoro de la tierra. Pero alceder a la tentacin, cay bajo el poder de Satans. Y "el que es de alguno vencido, es sujeto a la servidumbredel que lo venci." (2 Ped. 2: 19.) Cuando el hombre cay bajo el cautiverio de Satans, el dominio que antesejerca pas a manos de su conquistador. De esa manera Satans lleg a ser "el dios de este siglo." (2 Cor.4:4.) El haba usurpado el dominio que originalmente fue otorgado a Adn. Pero Cristo, mediante susacrificio, al pagar la pena del pecado, no slo redimira al hombre, sino que tambin recuperara el dominioque ste haba perdido. Todo lo que perdi el primer Adn ser recuperado por el segundo. El profeta dijo:"Oh torre del rebao, la fortaleza de la hija de Sin vendr hasta ti: y el seoro primero." (Miq. 4: 8) Y elapstol Pablo dirige nuestras miradas hacia "la redencin de la posesin adquirida." (Efe. 1:14.) Dios cre latierra para que fuese la morada de seres santos y felices. El Seor "que form la tierra, el que la hizo y lacompuso; no la cri en vano, para que fuese habitada la cri." (Isa. 45:18.) Ese propsito ser cumplido,cuando sea renovada mediante el poder de Dios y libertada del pecado y el dolor; entonces se convertir en lamorada eterna de los redimidos. "Los justos heredarn la tierra, y vivirn para siempre sobre ella."(Sal. 37:29.) "Y no habr ms maldicin; sino que el trono de Dios y del Cordero estar en ella, y sus siervos leservirn." (Apoc. 22:3.)Mientras fuera inocente, Adn haba gozado de abierta comunin con su Hacedor; pero el pecado produjoseparacin entre Dios y el hombre, y slo la expiacin de Cristo poda salvar el abismo, y hacer posible latransmisin de las bendiciones de la salvacin entre el cielo y la tierra. El hombre tena vedada lacomunicacin directa con su Creador, pero Dios se comunicara con l por medio de Cristo y de los ngeles.54En esa forma se revelaron a Adn importantes acontecimientos que se produciran en la historia humana,desde el tiempo en que fue pronunciada la sentencia divina en el Edn hasta el diluvio, y desde all hasta elprimer advenimiento del Hijo de Dios. Se le mostr que si bien el sacrificio de Cristo tendra suficiente valorpara salvar a todo el mundo, muchos escogeran una vida de pecado ms bien que de arrepentimiento yobediencia. Los crmenes aumentaran en las generaciones sucesivas, y la maldicin del pecado pesara cadavez ms sobre la raza humana, las bestias y la tierra. La vida del hombre seria acortada por su propio pecado;disminuiran su estatura y resistencia fsica, as como su poder intelectual y moral, hasta que el mundo sellenase de toda clase de miserias. Mediante la complacencia del apetito y las pasiones, los hombres seincapacitaran para apreciar las grandes verdades del plan de redencin. No obstante, fiel al propsito por elcual dej el cielo, Cristo mantendra su inters en los hombres, y seguira invitndolos a ocultar susdebilidades y deficiencias en l. Suplira las necesidades de todos los que fuesen a l con fe. Y siempre habraunos pocos que conservaran el conocimiento de Dios, y se guardaran inclumes en medio de la prevalecienteiniquidad.El sacrificio de animales fue ordenado por Dios para que fuese para el hombre un recuerdo perpetuo, unpenitente reconocimiento de su pecado y una confesin de su fe en el Redentor prometido. Tena por objetomanifestar a la raza cada la solemne verdad de que el pecado era lo que causaba la muerte. Para Adn elofrecimiento del primer sacrificio fue una ceremonia muy dolorosa. Tuvo que alzar la mano para quitar unavida que slo Dios poda dar. Por primera vez iba a presenciar la muerte, y saba que si hubiese sido obedientea Dios no la habran conocido el hombre ni las bestias. Mientras mataba a la inocente vctima temblaba alpensar que su pecado hara derramar la sangre del Cordero inmaculado de Dios. Esta escena le dio un sentidoms profundo y vvido de 55 la enormidad de su transgresin, que nada sino la muerte del querido Hijo deDios poda expiar. Y se admir de la infinita bondad que daba semejante rescate para salvar a los culpables.Una estrella de esperanza iluminaba el tenebroso y horrible futuro, y le libraba de una completadesesperacin.Pero el plan de redencin tena un propsito todava ms amplio y profundo que el de salvar al hombre. Cristono vino a la tierra slo por este motivo; no vino meramente para que los habitantes de este pequeo mundoacatasen la ley de Dios como debe ser acatada; sino que vino para vindicar el carcter de Dios ante eluniverso. A este resultado de su gran sacrificio, a su influencia sobre los seres de otros mundos, as comosobre el hombre, se refiri el Salvador cuando poco antes de su crucifixin dijo: "Ahora es el juicio de este
  • 17. mundo: ahora el prncipe de este mundo ser echado fuera. Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos traera m mismo." (Juan 12: 31, 32.) El acto de Cristo de morir por la salvacin del hombre, no slo hara accesibleel cielo para los hombres, sino que ante todo el universo justificara a Dios y a su Hijo en su trato con larebelin de Satans. Demostrara la perpetuidad de la ley de Dios, y revelara la naturaleza y las consecuenciasdel pecado.Desde el principio, el gran conflicto gir en derredor de la ley de Dios. Satans haba procurado probar queDios era injusto, que su ley era defectuosa, y que el bien del universo, requera que fuese cambiada. Al atacarla ley, procur derribar la autoridad de su Autor. En el curso del conflicto habra de demostrarse si losestatutos divinos eran defectuosos y sujetos a cambio, o perfectos e inmutables.Cuando Satans fue expulsado del cielo, decidi hacer de la tierra su reino. Cuando sedujo y venci a Adn ya Eva, pens que haba conquistado la posesin de este mundo; "porque me han escogido como su soberano,"dijo l, Alegaba que era imposible que se otorgase perdn al pecador; que por lo tanto los miembros delgnero humano cado eran 56 legtimamente sus sbditos y el mundo era suyo. Pero Dios dio a su propioamado Hijo, que era igual a l, para que sufriese la pena de la transgresin y provey as un camino medianteel cual ellos pudiesen ser devueltos a su favor y a su hogar ednico. Cristo emprendi la tarea de redimir alhombre y de rescatar al mundo de las garras de Satans. El gran conflicto que principi en el cielo iba a serdecidido en el mismo mundo, en el terreno que Satans reclamaba como suyo.El universo entero se maravill al ver que Cristo deba humillarse a s mismo para salvar al hombre cado. Elhecho de que Aquel que haba pasado de una estrella a otra, de un mundo a otro, dirigindolo todo,satisfaciendo, mediante su providencia, las necesidades de todo orden de seres de su enorme creacin,consintiese en dejar su gloria para tomar sobre si la naturaleza humana, era un misterio que todas lasinmaculadas inteligencias de los otros mundos deseaban entender.Cuando Cristo vino a nuestro mundo en forma humana todos estaban interesados en seguirle mientras recorrapaso a paso su sendero salpicado de sangre desde el pesebre hasta el Calvario. El cielo not las afrentas y lasburlas que l reciba, y supo que todo era instigado por Satans. Presenci la obra de dos fuerzas contrarias:Satans arrojando constantemente tinieblas, angustia y sufrimientos sobre la raza humana, y Cristooponindosele. Observ la batalla entre la luz y las tinieblas a medida que se rea con ms ardor. CuandoCristo exclam en la cruz en su expirante agona: "Consumado es," un grito de triunfo reson a travs de todoslos mundos, y a travs del mismo cielo.Finalmente se haba decidido la gran contienda que tanto haba durado en este mundo, y Cristo era elvencedor. Su muerte haba contestado la pregunta de si el Padre y el Hijo tenan suficiente amor hacia elhombre para obrar con tal abnegacin y espritu de sacrificio. Satans haba revelado su 57 verdadero carcterde mentiroso y asesino. Se vio que si se le hubiese permitido dominar a los habitantes del cielo hubieramanifestado el mismo espritu con el cual haba gobernado a los hijos de los hombres que estuvieron bajo supotestad. Como con una sola voz, el universo leal se uni para ensalzar la administracin divina.Si se hubiera podido cambiar la ley, el hombre habra sido salvado sin necesidad del sacrificio de Cristo; peroel hecho de que fuese necesario que Cristo diera su vida por la raza cada prueba que la ley de Dios noexonerar al pecador de sus demandas. Est demostrado que la paga del pecado es la muerte. Cuando muriCristo, qued asegurada la destruccin de Satans. Pero si la ley hubiera sido abolida en la cruz, como muchosaseveran, entonces el amado Hijo de Dios hubiera sufrido la agona y la muerte slo para dar a Satans lo quepeda; entonces el prncipe del mal habra triunfado; y sus acusaciones contra el gobierno divino hubieranquedado probadas. Pero el mismo hecho de que Cristo sufri la pena de la transgresin del hombre, es paratodos los seres creados un poderos