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danny-rodriguez
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Estructuras del lenguaje
.
A un nivel profundo de pensamiento, el
orador tiene un conocimiento completo
de lo que quiere comunicar a otros. Esta
es la llamada estructura profunda, y
opera a un nivel inconsciente. Para ser
eficiente en su comunicación, el orador,
de manera inconsciente, elimina,
generaliza, limita o distorsiona sus
pensamientos profundos basándose en
sus creencias y valores, recuerdos,
decisiones, estrategias y en lo que él quiere que oigas. En otras
palabras: el orador posee la experiencia completa que quiere
comunicar y debe elegir las palabras para hacerlo, perdiéndose una
gran cantidad de información en este proceso. Lo que escuchamos es
sólo la punta del iceberg.
Por otro lado, la estructura superficial es lo que sea que comunica,
verbalmente, por escrito, tono vocal y lenguaje corporal. Lo que se
comunica finalmente, la estructura superficial, es sólo un pequeño
fragmento del pensamiento original, y puede ser ambiguo y confuso y
llevar a un error de entendimiento. De las diferencias entre la
estructura profunda y la estructura superficial es de donde nacen la
inmensa mayoría de los conflictos y los malentendidos.
Imagina que estamos tomando café. Antes de que empieces a hablar, y
en menos de un segundo, tomas una experiencia y la sintetizas en
palabras filtrándola a través de tus creencias y valores, recuerdos y
decisiones. Me dices “Mi nuevo jefe no aprecia mi trabajo”. Esta frase
sólo revela la estructura superficial de tu comunicación. Yo entonces
tomo tus palabras y creo mi estructura profunda, mi propia
interpretación. Para hacer esto, y sin darme cuenta, filtro lo que has
dicho a través de mis propias creencias y valores, recuerdos y
decisiones. A partir de esto, yo puedo decir entonces “Sé exactamente
a qué te refieres; esto es lo que deberías hacer”. Mi consejo podría ser
muy apropiado para mí y una completa catástrofe para ti, ya que no
tengo una comprensión real de lo que significa para ti “Mi nuevo jefe
no aprecia mi trabajo”. Como resultado, esto nos puede conducir a una
discusión porque tú no me entiendes y además “siempre te estoy
diciendo lo que tienes que hacer”. En ese caso, puedo que te
atrincheres más todavía en tus creencias y comportamientos
limitantes. ¿Has observado alguna vez una situación así? Fíjate a
partir de ahora y te darás cuenta de lo habitual que es este tipo de
comunicación.
Para dar un consejo útil, debo sentir curiosidad por lo que has dicho y
empezar a hacer preguntas para conocer con más detalle tu estructura
profunda, es decir, todos los detalles de la experiencia o situación que
describes. Una vez que disponga de más claridad, estoy en una mejor
situación para dar un consejo. Lo que sucede a menudo es que,
mientras uno se interesa, y a través de las preguntas que hace, la otra
persona termina obteniendo más claridad sobre su propia situación y
encontrando formas de resolverla.
Normalmente la gente no necesita nuestro consejo, sino nuestro
interés, nuestra curiosidad y nuestro apoyo. Generalmente, cada uno
de nosotros cuenta ya con todos los recursos para solucionar sus
propios problemas, y lo único que necesita es algo más de claridad.