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Página 1 de 17 Instituto Teológico Internacional Vida Nueva para el Mundo Programa de Doctorado Investigación exegética y escatológica de Daniel 9.24-27 Maestro: Pastor César González Alumna:Aurora González Turnbull Junio de 2016

Estudio exegetico dn9.24 27

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Instituto Teológico Internacional

Vida Nueva para el Mundo

Programa de Doctorado

Investigación exegética y

escatológica de Daniel 9.24-27

Maestro: Pastor César González

Alumna:Aurora González Turnbull

Junio de 2016

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Uno de los pasajes bíblicos más discutidos es el de Daniel 9.24-27, conocido como

la profecía de las 70 semanas, en relación a los eventos de los últimos tiempos. Diversos

autores han estudiado el pasaje para determinar si dicha profecía ya tuvo lugar en su

totalidad o de manera parcial. A lo largo de esta investigación mostraré las posturas que, de

manera general, se dividen en dos dependiendo de cuándo consideran que tiene

cumplimiento la última semana.

Me basaré en los postulados de José Grau (1977) respecto a la manera de interpretar

las 70 semanas de Daniel, pues él presenta las dos principales posturas: dispensacionalista

y la del pacto; además establece los seis puntos de Daniel que se deben tener en cuenta y

explica –en palabras de otro autor- la propia postura del pacto.

El análisis exegético y escatológico de las 70 semanas de Daniel 9.24-27 ha sido

desarrollado en tres vertientes, de acuerdo con Grau (quien se declara no

dispensacionalista):

1) La postura de los que no aceptan la absoluta y única autoridad de la Biblia.

2) La postura dispensacional…

3) La interpretación mesiánica tradicional (111).

La primera la descartamos junto con el autor por ser antibíblica, por lo cual nos

quedan las otras dos.

Por su parte, Evis Carballosa (1979) señala cuatro escuelas de interpretación de las

setenta semanas; dos de ellas concuerdan con las de Grau y son las que consideraré. En

general podemos decir que la mayoría de los teólogos concuerdan con los eventos de las

primeras 7+621 semanas,

En cualquier caso, tenemos que empezar por diferenciar, someramente, lo que se

llama postura dispensacional y la interpretación mesiánica tradicional o teología del pacto.

La definición del dispensacionalismo de Scofield es: “Una dispensación es un

período de tiempo durante el cual el hombre es puesto a prueba con referencia a cierta

revelación específica de la voluntad de Dios” (en Ryrie, 14).

Pentecost aclara que “los pactos bíblicos son muy diferentes de los pactos

teológicos propuestos por los teólogos de estos pactos”2 quienes consideran que a lo largo

los periodos de la historia se desarrolla un “pacto entre Dios y los pecadores, por el cual

Dios salvaría, mediante el valor de la muerte de Cristo, a todos los que viniesen a Él por la

fe” (1989:53). Y Ryrie explica que “la teología reformada con su pacto global de la gracia

pasa por alto grandes épocas y puntos cumbres de la historia para no perturbar la ‘unidad

de la Escritura’ e introduce algo tan nuevo que una dispensación tendría que ser

reconocida” (Ryrie, 1993:24)3.

En cuanto a los principios del dispensacionalismo, se reconocen tres: a) la

distinción entre Israel y la iglesia, b) la interpretación bíblica es literal (de donde surge la

1 Es la misma separación que se hace en la profecía.

2 Teología del pacto.

3 Ryrie explica que la teología reformada “mantiene que hay varias dispensaciones, (¡y aun usa la palabra!)

dentro de la manifestación del pacto de la gracia” (25), con lo cual se hace un reconocimiento a las

dispensaciones a pesar de que se oponen a esta corriente teológica.

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distinción del inciso anterior) y c) el propósito de Dios es su propia gloria4 (a diferencia de

los teólogos del pacto que opinan que es la salvación).

Otros autores establecen más diferencias (a partir de las anteriores)5, pero no es

necesario profundizar en ellas en este trabajo.

Para dar lugar a la exégesis del pasaje y, luego, a mi postura escatológica, considero

conveniente iniciar con los criterios para la interpretación de la profecía de dos autores, la

de Louis Berkhof (2005) y las reglas sugeridas por Ramm (en Pentecost, 1989:47-50).

LOUIS BERKHOF

a. Considerar las palabras en sentido literal, a menos que se indique claramente

que tienen un sentido simbólico

El sentido literal se basa en la definición de las palabras del texto original6. Las

semanas7, consideradas de siete años cada una

8 (simbólico), nos dan las fechas en las que

inicia la profecía, suceden las primeras 7 semanas (desde la orden para restaurar y edificar

Jerusalén), las siguientes 62 (edificar Jerusalén hasta el Mesías Príncipe) y, la última la

veremos aparte: volver a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos.

Aquí podemos incluir lo expuesto por Grau, que es literal, sobre lo que está

establecido en el v. 25: “cumplidos los 70 años del exilio profetizado por Jeremías, se abre

una época de 70 sietes, en la que Dios llevará a cabo sus propósitos con seis consecuencias

como resultado”, las cuales clasifica en negativas –lo que Dios destruye- y positivas –lo

que Dios va a establecer. Las consecuencias negativas son: a) acabar con la prevaricación;

b) concluir con el pecado, y c) expiar la iniquidad. Por su parte, las positivas son: a) traer la

justicia de los siglos; b) sellar la visión y la profecía, y c) ungir al Santo de los santos (101-

103).

Literalmente tenemos, de cada uno de estos seis puntos: la prevaricación que es la

iniquidad, la rebeldía o rebelión, la transgresión o traición. El pecado es la ofensa, es errar

en el blanco. La iniquidad consiste en la maldad, el delito, la culpa. Estos tres aspectos

van a terminar, llegarán a su fin. Y los aspectos positivos son: traer la justicia, la

prosperidad, la rectitud; sellar la visión y la profecía: poner fin, dejar sellado o señalado,

en relación con la visión profética: la comunicación de los mensajes divinos; ungir al

Santo de los santos: consagrar al Santo; apartarlo para su oficio.

La orden, de acuerdo con su significado hebreo, es el acta o decreto, por eso

podemos ubicar el inicio del periodo en estudio. Restaurar y edificar Jerusalén significa

su reconstrucción, volver a construir. La plaza es un área; y el muro, que sería una

4 Como se puede ver en Ef 1: v.6 para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en

el Amado; v. 12 a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos

en Cristo; v. 14 que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza

de su gloria. 5 Véase el Anexo 1: tabla comparativa de la teología del pacto y el dispensacionalismo.

6Véase el Anexo 2 con los términos hebreos del Diccionario Strong.

7 Las negritas son mías para anotar su significado literal, con base en el Strong.

8 Lv 25.8 Y contarás siete semanas de años, siete veces siete años, de modo que los días de las siete

semanas de años vendrán a serte cuarenta y nueve años.

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trinchera, implica un resguardo. Esto implica, de acuerdo con Jamieson, Fausset y Brown

(1999), que la restauración de la ciudad sería tanto interior como exterior.

Quitar la vida al Mesías es literal, además ya tuvo su cumplimiento. Se reconoce a

Jesús como el Mesías; su entrada triunfal en Jerusalén lo presenta como príncipe; su

muerte es quitarle la vida.

Mas no por sí: esto se puede entender que no fue él quien se quitó la vida, pero de

manera simbólica significa que, aparentemente, su muerte no tuvo sentido. Y no lo tuvo

para los judíos que no lo reconocieron, pero sí para quienes lo aceptamos como Señor y

Salvador. Sin embargo, su propósito era venir a su pueblo, Israel, pero ellos no lo

recibieron (Jn 1.11). Jamieson et al. explica esta frase de la siguiente manera: “Él ha de ser

‘cortado y no habrá nada para él’” (1999:844).

Luego habla del pueblo de un príncipe; algunos consideran que este príncipe es el

mismo que el Mesías, pero se hace la distinción porque no se le nombre Mesías. Esto nos

dará la pauta para saber que el Príncipe Mesías, luego nombrado solo como Mesías, no es

el mismo que el príncipe: el significado literal de la palabra es jefe o alguien con autoridad.

Por lo tanto, tampoco el pueblo de un príncipe que ha de venir puede ser el pueblo judío ni

los cristianos.

Ese pueblo destruirá: decaer, corromper; destrozar, hacer destrucción, devastar; la

ciudad y el santuario: de la misma raíz que santo; se refiere a lo sagrado o lo separado

para el uso del templo. Esta destrucción será con inundación, con ímpetu, con turbión (con

mucha fuerza y violencia).

Hasta el fin de la guerra, durarán las devastaciones: cuando concluya la

confrontación total entre dos fuerzas, se separarán o cortarán las asolaciones, el

desconsuelo. Es decir que este pavor, ruina, espanto estará vigente y terminará cuando se

termine el combate. En esta porción no dice entre quién será el combate.

Con el v. 27 viene la otra semana. Se habla de un pacto con muchos: se trata de

una alianza o convenio. “Muchos” alude a cantidad, abundancia, muchedumbre, habla de

pluralidad de números y cantidades.

En medio de esta semana (7 años) hará cesar el sacrificio y la ofrenda. El sujeto

que “hará cesar”, si leemos el pasaje completo, será el príncipe que ha de venir. Luego,

después, con las gran cantidad de abominaciones: nauseabundo, sucio, inmundo,

esencialmente idólatra, vendrá el desolador, es decir, el angustiador. Esto terminará cuando

venga la consumación, la destrucción, aniquilación total; esto en relación con el desolador,

cuando se derrame lo que está determinado: cuando caiga, se funda, lo que está

acordado. Es decir que el príncipe tendrá un final ya definido y con él terminarán las

abominaciones, cosas extremas definidas como nauseabundas.

b. Debe buscarse la idea fundamental

Este pasaje tiene como propósito darle a conocer a Daniel lo que va a ocurrir con el

pueblo de Dios: Israel; cuándo ocurrirán los hechos y cuál será el resultado. Estos son los

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dos puntos que no pueden perderse se vista: es una profecía para Israel y se da a conocer el

tiempo de su cumplimiento.

Si bien las primeras sesenta y nueve semanas son muy claras para nosotros porque

ya se cumplieron, sabemos que en su momento no fue fácil entender, por ejemplo, que se

le quitaría la vida al Mesías; de igual manera, no todos comprenden que hace falta que

ocurran otros eventos para terminar con el pecado, la prevaricación y la iniquidad; y

tampoco alcanzamos a comprender cómo llegará la justicia perdurable, y se llevará a cabo

la unción del Santo de los santos. La visión y la profecía se sellan puesto que se da el

cumplimiento de lo que el Señor nos ha revelado a través de dichas profecías.

c. Al interpretar las acciones simbólicas, “el intérprete debe proceder bajo el

supuesto de la realidad de ellos, esto es, de los eventos de la vida del profeta, a menos

que la conexión demuestre lo contrario” (2005:74).

Lo relevante de este aspecto es que las visiones de Daniel se han cumplido, como es

el caso del sueño de Nabucodonosor. Otro ejemplo es el cumplimiento literal de las

primeras sesenta y nueve semanas; no hay motivo para suponer que no ocurrirá lo mismo

con la última.

d. Considera lo que llama un “carácter germinativo” de las profecías, en cuanto

que se cumplen por etapas. Por lo mismo no se puede hablar de más de un significado

de la profecía pero sí de dos o tres cumplimientos escalonados.

Esta profecía es un ejemplo claro de este carácter germinativo puesto que el

cumplimiento es escalonado, como ya se ha dicho; y desde la visión se ve que son tres

periodos: 7+62+1.

e. “Las profecías deben leerse a la luz de su cumplimiento, pues éste revela a

menudo profundidades que, de no haber hecho así habrían escapado a nuestra

atención. El intérprete debe tener en mente, sin embargo, que muchas de ellas no se

refieren a sucesos históricos específicos, sino que anuncian principios generales que se

podrán cumplir de diversas formas… se presupone que si deben cumplirse en una

dispensación futura, la forma de la anterior dispensación será descartada en el

cumplimiento” (2005:74).

Ocurre lo mismo con este inciso. Pero es necesario recalcar que si las visiones de

Daniel tuvieron cumplimiento en su totalidad, la que nos ocupa no tiene por qué ser la

excepción. Ahora bien, con la segunda venida de Cristo, cuando estemos en la

dispensación del reino, ya no será necesaria la gracia (actual dispensación) porque ya habrá

surtido su efecto. Sin embargo, es conveniente señalar que hay un periodo o intervalo entre

el cumplimiento de la semana 69 y 70 en la cual el Señor estará tratando con Israel, pues

fracasaron en la responsabilidad dada (el cumplimiento de la ley), por lo que tiene que

venir el juicio de Dios. Esta responsabilidad no es nueva, es decir, Israel como pueblo,

decidió seguir bajo la ley al no reconocer a Jesucristo, por lo que los juicios de dicha

dispensación siguen vigentes para él. Y terminarán en la semana 70 cuando ellos se

vuelvan al Mesías y lo reconozcan.

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BERNARD RAMM9

A. Determine el fondo histórico

El autor del pasaje es el profeta Daniel10

quien fue deportado a Babilonia en la

época de la cautividad (605-536 a.C.: Dn 1.1, 9.13), cuando el templo de Jerusalén fue

destruido por orden de Nabucodonosor II. El pueblo judío regresó a su tierra tras un edicto

del rey Ciro (“salida la orden”: 9.25).

Daniel pide perdón por su pecado y el del pueblo (9.20), clama a la misericordia de

Dios (a lo largo del cap. 9, además de darle horna y honor) y en el v.21 menciona la

aparición del ángel Gabriel quien le da la visión profética (sabiduría y entendimiento, v.22)

sobre cuál sería el porvenir del pueblo.

El comentario de la Biblia Diario Vivir nos resume, respecto a Daniel, que fue

llevado cautivo a Babilonia en el años 605 a.C.; sirvió en el gobierno de los reyes

Nabucodonosor, Belsasar, Darío y Ciro a lo largo de 60 años; era sabio, consejero,

solucionó problemas complejos con la ayuda de Dios; fue profeta11

; predijo la

reconstrucción de la ciudad (Daniel 9.25)12

(págs. 672, 838, 1055-1079).

Terry hace un recuento del periodo histórico del libro de Daniel13

: Nabucodonosor

estaba reinando cuando Daniel tuvo su primera visión; Belsasar ocupaba el trono de

Babilonia en la segunda visión (capítulos 7–8); lo sucedió Darío el meda (capítulo 9)14

.

Posteriormente llegó Ciro el persa (capítulos 10–12) y durante su tercer año de reinado fue

que se dio la revelación de los reyes de Persia y Grecia15

(págs. 109-110). Respecto a los

sueños, estos “subrayan dramáticamente los planes futuros de Dios, que comienzan con

Babilonia y continúan hasta el final de los tiempos. Presentan una predicción de la

redención de Dios y se dice que son la clave de toda profecía bíblica” (Diario Vivir, s.f.:

1056).

En los primeros versículos del capítulo 9, Daniel confiesa el pecado de su pueblo

(al realizar su petición en plural); pide perdón; suplica misericordia, no justicia, pues

reconoce que el mal le llegó a su pueblo por haberse rebelado en contra de Dios; clama a

Él para que aparte su ira y su furor de sobre Jerusalén, el santo monte de Dios, “porque a

causa de nuestros pecados, y por la maldad de nuestros padres, Jerusalén y tu pueblo son el

oprobio de todos en derredor nuestro” (v. 16 b), confiando no en las propias justicias sino

en las “muchas misericordias” de Dios (v.18).

También nos menciona que había revisado las profecías de Jeremías las cuales

decían que el pueblo regresaría de su cautiverio después de setenta años (Jer 25.11-12,

9 Debido a que lo más importante de esta investigación es determinar el pasaje mismo, estos puntos los

trataré de manera superficial. 10

Profeta: Dn 5.12 y Mt 24.15. 11

Se sabe por las diversas visiones que se refieren en su libro como por Mt 24:15: “cuando veáis en el lugar

santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel”. 12

Tema del que trata esta investigación. 13

En la obra de Terry se señalan los versículos correspondientes. 14

Profecía de Is 13.17, 21.2 y Jer 51.11,28. 15

Terry muestra su postura al decir que “no se halla (…) mención alguna de ningún poder mundial más

moderno que el de Grecia”, en alusión a que no hay evidencia del anticristo y no hay por qué suponer que la

profecía del libro tiene que ver con su aparición. Incluso dice que en los profetas apocalípticos hay gran

simbolismo.

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29.10), los cuales ya se estaban cumpliendo. Lo más relevante de esto es considerar cuándo

se cumplieron estos setenta años. Así que a partir de la orden dada por Ciro se empiezan a

contabilizar los 7+62 sietes de años (69x7=483 años)16

+1 (la última semana de años, que

está en discusión).

Esta cronología se observa de manera sencilla en el siguiente cuadro. Hay que

tener en cuenta que son “años lunares”17

, como los contabilizaban (y siguen haciendo) los

judíos.

Imagen obtenida de: Copiado de: Centro Rey. (s.f.). Las setenta semanas de Daniel. Escatología. Recuperado

de http://www.centrorey.org/escatologia/esc_05.html

B. Determine el sentido completo y la significación de todos los nombres propios,

eventos, referencias geográficas, referencias a costumbres o cultural material, y

referencias a la flora y la fauna.

Podemos observar que no aplica la regla, pero podemos corresponderla al inciso (a)

de los criterios de Berkhof18

.

C. Determine si el pasaje es profético o didáctico

16

Un estudio minucioso de cómo contabilizar el tiempo (que no realicé) se encuentra en la obra de Martin

Anstey, (1913). The Romance of Bible Chronologý. Marshall Brothers, Ltd. 17

El año lunar es de 360 días, a diferencia de 365 del calendario gregoriano que utilizamos. 18

Ver supra, página 2.

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El pasaje es claramente profético puesto que Daniel es profeta (a lo largo del libro

se mencionan sus visiones y revelaciones dadas por Dios); el ángel Gabriel ha salido para

darle a entender la “visión”; el mismo Señor Jesús lo llamó profeta (Mt 24.15, Mr 13.14).

“La profecía puede ser definida simplemente como la proclamación de aquello que

Dios ha revelado. El profeta recibió una revelación especial de Dios, y a su vez la transfirió

al pueblo. Estas revelaciones sirvieron para explicar el pasado, dilucidar el presente y

descubrir el futuro. Su interés está siempre centrado en el reino de Dios o la obra redentora

de Cristo” (Berkhof, 71-72).

El tipo de revelación profética, en función del lenguaje empleado, conforme a la

clasificación que encontramos en Pentecost (1989:40-46), corresponde al de sueños y

éxtasis, aunque pueda tener otros elementos.

Es importante reconocer que este pasaje trata de una profecía, algo que se predice, y

no de un tipo (ver la distinción que Fairbairn hace en Pentecost [41]) “El tipo imagina o

prefigura, mientras que la profecía predice, realidades venideras”. Angus y Green (en

Pentecost, 42) mencionan: “Precauciones. A1 aplicar estas reglas, es importante recordar

que los escritores inspirados no destruyeron el sentido histórico de la Escritura para

establecer el sentido espiritual, ni encontraron un significado escondido en las palabras,

sino sólo en los hechos de cada pasaje, que dicho significado era el fácil, natural y

escritural, y que se limitaron a exposiciones que ilustraban alguna verdad de importancia

práctica o espiritual”.

Esto concuerda con la interpretación literal que debe hacerse del pasaje y no

acomodar “tu pueblo” y “tu santa ciudad” a la iglesia, pues claramente corresponde al

pueblo de Israel, por quien el profeta Daniel está orando. En Dn 9.7-8 menciona: “todo

hombre de Judá, los moradores de Jerusalén, y todo Israel”.

Tampoco podemos ubicarla en la interpretación por símbolos. Feinberg, en

Pentecost (43) dice que “Algunas profecías son comunicadas por medio de un lenguaje

simbólico. Pero cuando ése ha sido el caso, los símbolos son explicados en el contexto

inmediato, en el libro que ocurren, o en cualquiera otra parte de la Palabra, no dejando

lugar alguno a las imaginaciones del hombre para inventar explicaciones”.

Respecto a revelación profética por parábolas, más que considerar los métodos de

interpretación de éstas, es reconocer que el pasaje en estudio no es una parábola ya que

estas consisten en un relato sacado de la naturaleza o de situaciones humanas para dar una

enseñanza, en este caso, espiritual; pero no es lo que sucede con el pasaje de Daniel 9.

Ahora bien, el cuarto tipo de revelación profética, siguiendo el esquema presentado

por Pentecost, es por medio de sueños y éxtasis. En este sentido, en el pasaje en cuestión

Daniel menciona explícitamente: “aún estaba hablando en oración cuando el “varón”19

Gabriel… vino a mí… y me hizo entender, y habló conmigo” (Dn 9. 21-22). Es decir, se

trata de una aparición del ángel Gabriel, no hay que buscarle otro sentido a lo que dice de

manera textual. Carballosa incluso menciona que la palabra utilizada en el hebreo para

“varón” es ish cuyo significado es “hombre”, por lo cual podemos circunscribir la profecía

en estudio a este tipo de revelación.

19

Entrecomillado mío.

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Terry (s.f.) dice: “Todo el proceso [del éxtasis profético] es, manifiestamente, una

operación divino-humana. Y sin embargo, al través de toda ella el espíritu retiene la

conciencia normal del ser humano y sabe que la visión es divina” (86). Y ejemplifica de la

siguiente manera: “La misma cosa aparece también en las visiones de Daniel. El contempla

los símbolos proféticos, oye las palabras del ángel intérprete y, también él cae sobre su

rostro abrumado por el profundo sueño que adormece los poderes activos de la mente y la

coloca enteramente en manos del ángel revelador (Dn 8: 17-18)... en tanto que lo otro le

sobrevenía durante su estado de vigilia consciente y, probablemente, durante el acto de la

oración (comp. 9:21)” (87).

D. Si es profético determine si se ha cumplido o si es condicional

Esta parte será ampliamente desarrollada más adelante pues es el objeto mismo de

esta investigación.

E. Determine si el mismo tema o conceptos es tratado también en otra parte

Daniel ha sido considerado el apocalipsis del Antiguo Testamento, precisamente

debido a que es un libro de profecía sobre los últimos tiempos.

En el Nuevo Testamento, nuestro Señor Jesucristo advirtió a sus discípulos acerca

de los últimos tiempos e hizo referencia en Mateo 24.1520

a “la abominación desoladora de

que habló el profeta Daniel” (9.27), así que claramente hay relación entre ambos pasajes.

En la visión de Daniel 9.24 aparece la palabra “sellar” en relación a la visión y

profecía. El número Strong es H285621: “encerrar, cerrar; específicamente sellar: fin,

firmar, sellado, sellar, sello, señalar”. Esta palabra, con el mismo sentido, vuelve a aparecer

en Apocalipsis 10.4 y 22.10, número Strong G497222, que tiene el mismo significado de

“sellar, señalar”

En Dn 9.24 aparece “visión”, H2377, vista (mentalmente), sueño, revelación. Vine

explica que “casi siempre indica un medio de revelación”. En este sentido (de revelación) y

de acuerdo con Vine se trata de una “visión profética mediante la cual se comunican

mensajes divinos [y] puede significar todo el mensaje del profeta tal como está escrito”.

Aunque no es el pasaje en estudio, también vemos esta relación de la revelación:

Dn 10.1 “fueron reveladas a Daniel…”, H1540; Ap 1.1 “revelación de Jesucristo que Dios

le dio”, G602, Vine dice, en relación a esta palabra en Ap. 1.1, que es “la predicción

simbólica de los juicios finales de Dios” (1984:377). Es importante la correspondencia de

estos pasajes porque, de acuerdo con mi postura, la visión de Daniel está revelada en

Apocalipsis.

Este punto además es de gran interés porque es precisamente el último versículo en

estudio, el que ha traído la disputa acerca de si su cumplimiento ya se llevó a cabo o no,

pues a partir de la interpretación que se le dé a dichos versículos, se puede interpretarse la

tribulación como ya cumplida (teología del pacto) o por cumplirse (dispensacionalista).

20

Y su pasaje paralelo en Mr 13.19. 21

El mismo que aparece en Dn 12.4 “sella el libro”. 22

sfragizo, estampar (con anillo o marca privada) para seguridad o preservación (literalmente o

figurativamente); por implicación guardar secreto, atestiguar: atestiguar, entregar, impedir, sellado, sellar,

sello, señalar.

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F. Mantenga viva en la mente la evolución del pasaje, es decir, ponga atención al

contexto

Lo más relevante en este paso es recordar que Daniel está orando (v.20) para recibir

revelación de lo que pasará con su pueblo, cuando se le apareció el “varón” Gabriel (v.21).

Al ser su pueblo, se entiende literal y perfectamente que se trata de Israel.

Por ser una profecía, se establecen los tiempos de su cumplimiento en el futuro:

7+62+1 semana.

En el v. 25, las palabras “desde”, G4480, y “hasta”, H5704, nos precisan un

intervalo de tiempo: “de aquí”, “adverbio de tiempo o espacio; hasta cuando”. Es decir que

esas 7 + 62 semanas nos señalan a partir de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén y

se cumplen con el Mesías Príncipe. Hay que tener en cuenta que están separadas, lo cual

indica que algo sucede durante las primeras siete semanas y algo durante las 62 siguientes.

Las primeras siete semanas (de años=49 años) fue el tiempo en que se llevó a cabo

la reconstrucción de la ciudad y los muros, a partir del decreto de Artajerjex (ca.444 a.C.).

Las siguientes 62 semanas (de años=434 años) nos darán el momento final del

cumplimiento: “hasta el Mesías Príncipe”, en alusión a nuestro Señor Jesucristo23

. El

momento del cumplimiento de las 483 semanas24

se da cuando Jesús hace su entrada

triunfal en Jerusalén25

. Es el mismo criterio seguido por Harold W. Hoehner, citado por

Carballosa, quien dice “la entrada triunfal de Cristo en Jerusalén ocurrí el 30 de marzo del

año 33 d.C. siendo la fecha que mejor concuerda con el cumplimiento del terminus ad

quem de las 69 hebdómadas. Debe notarse que la muerte del Mesías ocurre ‘después’ de la

terminación de las 69 semanas” (1979:186).

Aunque hay otros cálculos que ubican “hasta el Mesías Príncipe” en la crucifixión,

Jesús se establece como Mesías al entrar en Jerusalén. La crucifixión es el siguiente

evento: “se quitará la vida al Mesías, mas no por sí”. Tanto su entrada como la crucifixión

se ubican alrededor del año 33 d.C.

En el v. 26 aparece la palabra “después”. Esto denota una secuencia no

necesariamente inmediata. Los eventos que ocurren después de esas 62 semanas

(posteriores a las primeras siete) son: se quitará la vida al Mesías, un príncipe destruirá la

ciudad y el santuario, su fin será con inundación y hasta el fin de la guerra durarán las

devastaciones, como ya se mencionó anteriormente.

Muchos teólogos (principalmente los del pacto) consideran que a partir de la muerte

del Mesías inicia la última semana, dado que el templo de Jerusalén fue destruido en el año

70 d.C., por el pueblo romano, dirigido por su gobernante Tito. Sin embargo, no hay

ningún calendario que permita encuadrar estos eventos en “una semana” (de años), por lo

cual esta no puede ser la correcta interpretación.

Otro elemento de suma importancia es diferenciar a Israel de la iglesia. Una vez

crucificado Jesús, quitada la vida al Príncipe Mesías, la destrucción del templo y la

persecución de la iglesia no puede considerarse parte de lo que Dios había destinado para

23

Sobre Él reposó el Espíritu de Dios como lo profetizó Is 61.1-2 y Él mismo lo dijo: Lc 4.18-21. 24

Ver el cuadro del inciso “a”, pág. 6. 25

Mt 21.1-11; Mr 11.1-11; Lc 19.28-40; Jn 12.12-19.

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su pueblo. A lo largo del pasaje, así como de toda la profecía de Daniel, vemos que está

dirigida para el pueblo judío, así que esta última parte del pasaje no tiene por qué ser la

excepción.

G. Ponga cuidado a aquellos elementos de la profecía que son puramente locales o

temporales.

En relación al inciso anterior, la profecía está limitada por un tiempo, sin embargo

este está dividido en tres periodos: 7, 62 y 1 semana. Como hemos visto, el cumplimiento

de las primeras 69 ya se dio, pero queda pendiente la última.

H. Tome la interpretación literal de la profecía como guía límite en la interpretación

profética.

Literalmente leemos que son 70 semanas en periodos de 7+62+1. Las 70 semanas

están determinadas sobre “tu pueblo y tu santa ciudad”. Esto es una clara alusión a Israel y

Jerusalén. La explicación acerca de lo que ha de ocurrir es la interpretación exegética (ya

desarrollada) y escatológica de la presente investigación, que expongo a continuación.

INTERPRETACIÓN DE LAS 70 SEMANAS

Al inicio mencioné dos de las posturas de interpretación señaladas por José Grau

(1977) y presentadas también por Evis Carballosa (1979), a saber:

a) la de la teología del pacto: simbólica, la iglesia es la nueva Israel, el propósito del plan

divino es la salvación, y

b) la dispensacional: literal, Israel no es la iglesia y el propósito de Dios es su gloria, y

En ambos casos llevan a cabo la misma interpretación de las primeras sesenta y

nueve semanas que, como ya expliqué, inician con la orden de la reconstrucción del

templo y concluyen con la venida de nuestro Señor Jesucristo. Por lo tanto, el tema de la

semana 70 es el que está en discusión.

Para ejemplificar y explicar ambas, me basaré en las siguientes imágenes,

empezando con la del pacto.

A. Interpretación de la teología del pacto

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Imagen copiada de: Las setenta semanas de Daniel 9. (2013,19 de enero). Gracia en Cristo.

Recuperado de http://graciaencristo.blogspot.mx/2013/01/las-setenta-semanas-de-daniel-9.html

Imagen copiada de: Rosenthal, E. (s. f.). Daniel 9 – Las 70 semanas (Tema 26). Navegando del

Pasado al Futuro. Recuperado de http://www.navegandodelpasadoalfuturo.net/daniel-9-las-70-

semanas-tema-26/

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En ambos casos podemos ver coincidencia en las primeras 69 semanas. En el caso

de la semana 70, incluso entre los teólogos del pacto hay contradicciones. En el primer

caso el cumplimiento se da al predicarse el evangelio a los gentiles; en el segundo,

aparentemente se concluye pero en realidad se continúa hasta la destrucción de Jerusalén y

del santuario, lo cual no se observa en la primera imagen. Esto tiene que ser así puesto que

es uno de los eventos que se consideran en dicha semana.

Veamos lo que explica Milton Terry (s. f.): “La profecía de las setenta semanas

(Dan 9:24-27) suministra una notable luz colateral a las otras revelaciones de este libro.

Fue una comunicación especial al profeta en respuesta a su intercesión por Jerusalén "el

santo monte", "tu santuario", "tu ciudad" y "tu pueblo" (vs. 16, 17, 19), y por consiguiente,

era de presumirse que contuviera alguna revelación del propósito de Dios respecto a la

ciudad y el santuario que, en esa época, había estado desolado durante unos setenta años”

(112), sin embargo luego concluye que: “un Príncipe Mesiánico ha de aparecer y ser

cortado y el resultado de todo es una ‘terminación de la trasgresión y concluir el pecado y

expiar la iniquidad y para traer la justicia perpetua y sellar la visión y la profecía y ungir al

Santo de los santos’. Todo esto concuerda notablemente con la venida y el reino de

Jesucristo, la consumación de la economía del A. Testamento y la introducción del Nuevo”

(112).

Otros autores partidarios de esta interpretación son Jamiesson et al., quienes dicen,

entre otras cosas, “Israel llegó al ápice de abominaciones, que trajeron la desolación (Mt

24.28), sí, y lo que es la desolación misma, cuando después de asesinar al Mesías, ellos

ofrecían sacrificios mosaicos en forma, pero paganos en espíritu”; luego citan a otros

autores y concluyen que “tal vez las dos interpretaciones del pasaje entero serán en parte

verdaderas; siendo el desolador Tito, un tipo del Anticristo, el final desolador de Jerusalén”

(845-846). Sin embargo esto no solo es ambiguo sino contradictorio y antibíblico ya que la

Escritura misma dice que ha sido inspirada por el Espíritu Santo y no es de interpretación

privada, es decir que hay una sola interpretación (2P 1.19-21). Puedo añadir, junto con la

explicación presentada por Lacueva en el libro de Matthew Henry26

, que si se acepta un

intervalo mayor a siete años entre el Mesías Príncipe y la destrucción del templo (40 años),

también puede aceptarse que hay un intervalo entre la semana 69 y 70 (Henry, 1999:965).

En relación al cumplimiento de los seis puntos del versículo 24 (los cuales no

expuse antes para explicarlos aquí), vemos la postura de los del pacto. Recuérdese que

Grau, al igual que otros autores, considera los tres primeros como negativos en el sentido

de lo que debe concluirse o con lo que debe terminarse, y los otros tres como positivos en

tanto se busca alcanzarlos.

a) para terminar la prevaricación: concluyó con la crucifixión de Cristo.

b) poner fin al pecado: se logra al recibirlo como Señor y Salvador.

c) expiar la iniquidad: somos libre de pecado.

d) para traer la justicia perdurable: la alcanzamos al ser libres de pecado, Él

nos justifica.

e) sellar la visión y la profecía: con la llegada de Jesucristo se cumple la

profecía veterotestamentaria que apuntaba a su venida.

26

Al parecer no es propia de Henry sino de Francisco Lacueva, su traductor, pues en una de las explicaciones

de este pasaje dice que_ “Tanto M. Henry como Alonso Díaz no me sirven para nada en el resto del capítulo

(vv. 24-27) pues no captan en forma alguna el sentido de la porción” (965).

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f) ungir al Santo de los santos: Jesús en ungido en su bautismo.

De esta manera podemos concluir que la postura de estos teólogos es que el

cumplimento de Daniel 9.24-27 se dio con la venida, crudicixion y obra de Jesús en todos

aquellos que lo recibieron. Equiparan a Israel con la iglesia, dicen que el sacrificio y la

ofrenda cesó con el sacrificio expiatorio de Jesús; el templo fue destruido por Tito. Para

ellos la venida del anticristo, profetizada en Apocalipsis, está aislada de las profecías de

Daniel.

B. Interpretación de la teología dispensacionalista

Imagen copiada de: Las 70 semanas de Daniel [slideshare]. Recuperado de

http://es.slideshare.net/PastorSapper/las-70-semanas-de-daniel-41592734

Entre los autores de esta interpretación encontramos a Chafer quien menciona,

respecto a los últimos días de la iglesia, que “siempre deberá disociarse de los últimos días

de Israel” y agrega en relación a la gran tribulación, que “mucho se ha escrito ya tocante a

este breve periodo de siete años. Su duración está determinada por la profecía de la semana

setenta de Daniel… Es el tiempo de los sufrimientos más severos de Israel, y la hora de la

terminación de los tiempos de los gentiles y de sus instituciones. En este periodo se hará

una demostración de la perversidad humana sin restricciones” (1976:400-403).

MasCarthur expones su postura al explicar el pasaje de estudio, específicamente el

versículo 27: “Es claro que se refiere al final de los tiempos con el juicio de la Segunda

Venida, porque la introducción definitiva de la justicia no ocurrió siete años después de la

muerte del Mesías y la destrucción del templo tampoco concuerda con el periodo de

tribulación de siete años (esta destrucción sucedió treinta y siete años después).Este es el

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periodo futuro de siete años que termina con el juicio final del pecado en el reino de

justicia de Cristo, esto es, el regreso de Cristo y el establecimiento de su dominio

universal” (1121). Continúa explicando el versículo en relación a la presencia del anticristo

así como el pacto que hará, la terminación de los sacrificios a la mitad de la “semana”, los

cuales se habrán reanudado. Los otros tres y medio años serán de gran tribulación (por

ejemplo en Mt 24.21, Ap 7.14.

Otro defensor de esta postura es Lacueva27

. Me basaré solamente en dos aspectos

mencionados por él. Explica la relación entre el versículo 26 y 27; el sujeto de este último

está en el anterior, de acuerdo con la formación gramatical hebrea, por lo tanto “el

príncipe” es el sujeto del pacto, pero también expone que el verbo “confirmar” en el

sentido original no es algo ya hecho sino “hacer que se concierte” un nuevo pacto. Los

“muchos” con quienes lo hará son, entre otros, con el pueblo judío, pero no

exclusivamente. Lo enfatiza porque, como ya he expuesto, el texto es para los judías al

tratar de “tu pueblo”, “tu ciudad santa”. Esto lo relaciona con el pasaje de Ap 13.4-7

(Henry, 1999:966).

Imagen copiada de: Las 70 semanas de Daniel. Truthnet. Recuperado de

http://www.truthnet.org/espanol/Las70semanas/

En relación al intervalo entre la semana 69 y 70, cito a Carballosa: “la muerte del

Mesías ocurre ‘después’ de la terminación de las 69 semanas… agotado el bloque de 69

semanas (7+62=69), pero no dentro de la semana setenta, que aguarda un cumplimiento

futuro” (1979:181-182). Más adelante alude a Robert H. Gundry para explicar que no se

pudo quitar la vida al Mesías durante la semana 69 porque claramente dice la profecía que

fue después, con lo que concluye que la única explicación lógica es que a la semana 69 no

27

En su adaptación a la obra de Matthew Henry, cuya exposición es ampliamente recomendable.

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le sigue inmediatamente después la 70 sino que hay un intervalo. Y resume diciendo que la

semana 70 es aún futura, que se caracterizará por la aparición del ‘cuerno pequeño’ o

anticristo de Dn 7.8, 24-25, quien impondrá un pacto a la nación de Israel. Explica 2l

“tiempo y tiempos y medio tiempo” de Dn 7.25 en relación a los últimos 42 meses de Ap

11.2 y 13.5.

Además, puede observarse que ninguno de los seis aspectos mencionados en Dn

9.24 se ha cumplido para el pueblo de Israel, y esto es porque no han transcurrido las 490

semanas.

Imagen copiada de: Las 70 semanas de Daniel. Truthnet. Recuperado de

http://www.truthnet.org/espanol/Las70semanas/

Puedo concluir junto con Feinberg (en Pentecost), que “’en la interpretación de la

profecía que aún no se ha cumplido, las profecías cumplidas son las que le servirán de

patrón. La única manera de saber cómo cumplirá Dios la profecía es determinando cómo

las ha cumplido. Todas las profecías del Mesías sufriente se cumplieron literalmente en el

primer advenimiento de Cristo. No tenemos razones para creer que las predicciones del

Mesías glorificado y reinante28

se cumplirán de otra manera’. La conclusión debe ser que

el método literal del cumplimiento en el Nuevo Testamento establece dicho método como

el método de Dios en relación a la profecía no cumplida” (1989:48).

28

Las negritas son mías.

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