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dr-ismael-gonzalez-silva
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En el año 163 a.e.c. el emperador greco/sirio, Antíoco tomó acción para
destruir el Judaísmo. Para lograr su objetivo impuso tres prohibiciones: no
se podía observar el Shabbat, no se podía celebrar el Rosh Chodesh y no
se podía realizar el Brit Mila a los niños judíos.
El Shabbat significa que El Eterno es el Creador y Sustentador del
Universo; que su Torá es el “plano” de la creación. Santificar la Luna
Nueva determina el inicio de un nuevo mes y con este punto de referencia
se establecen las demás festividades. Sin este dia se genera un caos.
Por ejemplo, si la Fiesta de Succot es el dia 15, la única manera de
saberlo es conociendo cuando es el dia primero del mes. La circuncisión
es la señal del pacto entre Dios y su pueblo a nivel individual. Son estos
tres elementos los que le dan al pueblo judío un claro y preciso sentido de
identidad ante los ataques de la cultura griega y/o de cualquier otra cultura
a medida el tiempo avanza.
Matatías, y luego su hijo Judas Macabeo en unión a sus 4 hermanos
comenzaron una revuelta que se extendió por 3 años . La victoria fue un
verdadero milagro dado el hecho de la enorme diferencia que existía
entre ambos ejércitos. Habiendo ganado el control del Templo en
Jerusalén , decidieron que había que rededicarlo inmediatamente. Esto
asi, por causa de la contaminación provocada por los griegos.
Para realizar la dedicación necesitaban aceite puro de olivas para
encender la Menorahin. De entre todas las tinajas que contenían aceite
solo una no había sido contaminada por los griegos en su adoración a
Zeus. El problema era que necesitaba aceite para ocho dias y solamente
había para uno. ¿Cuál fue el milagro? El aceite que sólo daba para un
dia, ardió durante ocho dias. Tiempo que se requería para preparar nuevo
aceite apto para el ritual.
La menorá que está a su mano izquierda es la que se utilizaba en el Santuario. Esta tiene 7 brazos y se asocia con el acto creativo de El Eterno. La misma se ubicaba en el lado sur del Templo.
La menorá que está a su mano derecha es la que se utiliza para la Fiesta de la Dedicación. Esta se conoce con el nombre de Janukía. Tiene 9 brazos. En el centro se coloca el “shamash” con el que se encenderán las velas cada noche.
Si usted cuenta dejándose
llevar por lo que ve a simple
vista, la contestación podría
ser: 9. Pero no son nueve.
Para la celebración usted
necesitará un mínimo de 37
velas. ¿Por qué? Veamos…
La primera vela que se enciende cada noche es el “shamash.” Luego
enciende la primera vela. Esta debe estar colocada en el espacio de la
extrema derecha. Las siguientes noches se repite el mismo proceso;
siempre encendiéndose primero la vela que corresponde al dia presente.
(Vea la siguiente plantilla.) La suma total de velas se desglosa de la
siguiente forma: 1 + 2 + 3 + 4 + 5 + 6 + 7 + 8 = 36.
Primero enciende el “shamash.” Pronuncia la bendición. Luego enciende
la primera vela. Las velas deben estar alineadas y a la misma altura. Se
encienden al caer la noche y se colocan en una ventana frontal de la
residencia. Deben estar encendidas por lo menos durante 30 minutos.
La segunda noche enciende el
“shamash” pronuncia la bendición y
luego procede a encender las velas
correspondientes.
Segunda noche
Tercera noche
Cuarta noche
Quinta noche
Sexta noche
Séptima noche
Octava noche
Aquí están las bendiciones en hebreo,
su transliteración fonética y su traducción al español.
(Las primeras dos se hacen después de haber encendido el
Shamash y antes de encender las velas.)
Janucá es sinónimo de milagros, pero no de cualquier tipo de milagro.
Estamos hablando de milagros de “luz.” (אור) Durante estos 8 días hay
una manifestación divina a favor de toda persona que enciende las velas
con consciencia de lo que está haciendo.
El asunto, al hablar de este tema es disfrutar del conocimiento que le
permite reconocer que “el problema” nunca ha sido el otorgamiento de la
luz. El problema, es que las vasijas tienen que estar listas para recibir lo
que siempre ha estado en “stand by.”
¿Cuál es el elemento incapacitante? El Egoísmo
“Una mujer, de las mujeres de los hijos de los profetas, clamó a Eliseo, diciendo: Tu siervo mi marido ha muerto; y tú sabes que tu siervo era temeroso de El Eterno; y ha venido el acreedor para tomarse dos hijos míos por siervos. Y Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo? Declárame qué tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una vasija de aceite. El le dijo: Ve y pide para ti vasijas prestadas de todos tus vecinos, vasijas vacías, no pocas. Entra luego, y enciérrate tú y tus hijos; y echa en todas las vasijas, y cuando una esté llena, ponla aparte. Y se fue la mujer, y cerró la puerta encerrándose ella y sus hijos; y ellos le traían las vasijas, y ella echaba del aceite. Cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo a un hijo suyo: Tráeme aún otras vasijas. Y él dijo: No hay más vasijas. Entonces cesó el aceite.” (2Reyes 4:1-6)
A medida pasan las noches la cantidad de velas va aumentando. Al final, se han encendido 36 velas. Esta cifra se escribe utilizando dos letras en hebreo. Nos referimos a “lamed” y “vau.” La primera tiene un valor de 30 y la segunda de 6. Ahora bien, cuando buscamos qué palabra se forma cuando unimos estas dos letras surge: “lev.”
ול
“Lev” significa en español: “corazón.”
“Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.” (Génesis 1:3)
A esta luz que se manifiesta el primer dia de la creación se le llama Or Haganuz—”la luz oculta.” Durante estos ocho dias tan importantes e incomparables se crea un escenario que persigue la manifestación de esta “luz.” Cada persona debe ser capaz de preparar “su vasija” para que ésta sea llena por la luz del Eterno. De esto se trata la fiesta de Janucá.
Cf. http://www.torah.org/learning/perceptions/5772/vayigash.html