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Heródoto: Los pueblos y la Tierra

Herodoto

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Heródoto:Los pueblos y la Tierra

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[...] La tierra era un disco rodeado por el océano, cubierto por la bóveda celeste y al que el mundo subterráneo servía de soporte. El ombligo de la tierra era Babilonia, o Memfis, o Atenas, según el observador fuera

un babilonio, un egipcio o un griego. Los habitantes de la tierra se dividían en hombres, bárbaros y monstruos. Hombres eran los griegos (o los egipcios, o los babilonios), en cambio eran bárbaros los demás

pueblos y, finalmente, monstruos, medio bestias, los exóticos salvajes. Todo parecía estar en perfecto orden sobre el disco terrestre y todo

tenía un sitio fijo alrededor de su ombligo.[...]

Herbert Wendt.

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DESCRIPCIÓN DE LA TIERRA No puedo menos de reír en este punto viendo cuántos describen hoy día sus globos terrestres, sin hacer reflexión alguna en lo que nos exponen: píntannos la tierra redonda, ni más ni menos que una bola sacada del torno; hácennos igual el Asia con la Europa. Voy, pues, ahora a declarar, en breve cuál es la magnitud de cada una de las partes del mundo y cuál viene a ser su mapa particular o su descripción.

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Primeramente, los persas en el Asia habitan cerca del mar Noto o del Sud, que llamamos Eritreo. Al Norte de ellos hacia el viento Bóreas están los medos; sobre los medos viven los Sáspires, y sobre éstos los Colcos, que confinan con el mar del Norte o ponto Euxino, donde desagua el río Fasis; así que estas cuatro naciones ocupan el trecho que hay de mar a mar.

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Desde allí, tomando hacia Poniente, del centro de aquellos países salen dos penínsulas o zonas de tierra extendidas hasta el mar, las que voy a describir. La una por la parte que corresponde al Bóreas, empezando desde el Fasis, se extiende por la costa del mar, siguiendo el ponto Euxino y el Helesponto hasta llegar al Sigeo, que es un promontorio de Troya: la misma comenzando por la parte del Noto desde el golfo Miriandrico, que está en la costa de Fenicia, corre por la orilla del mar hasta el promontorio Triopio. Treinta son las naciones que viven en el distrito de dicha comarca.

Barco fenicio (hippos). Relieve del palacio de Sargon II en Dur-Sharrukin (ahora Khorsabad). Louvre

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Esta es la Primera de las dos zonas de tierra; pasando hablar de la otra, empieza desde los persas y llega hasta el mar Eritreo. En ella está la Persia, a la cual sigue la Asiria, y después de ésta la Arabia, que termina en el Golfo Arábigo o mar Rojo, al cual condujo Darío un canal tomado desde el Nilo, si bien no concluye allí porque así lo han querido. Hay, pues, un continente ancho y muy grande desde los persas hasta la Fenicia, desde la cual sigue aquella zona por la costa del mar Mediterráneo, pasando por la Siria Palestina y por el Egipto, en donde remata, no conteniendo en su extensión más que tres naciones. Estas son las regiones contenidas desde la Persia hasta llegar a la parte occidental del Asia.

Fresco en una tumba egipcia. 1450 a.C.

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Las regiones que caen sobre los persas, medos, Saspires y Colcos, tirando hacia Levante, son bañadas de un lado por el mar Eritreo, y del lado del Bóreas lo son por el mar Caspio y por el río Araxes, que corre hacia el Oriente. El Asia es un país poblado hasta la región de la India, pero desde allí todo lo que cae al Oriente es una región desierta de que nadie sabe dar seguros indicios.

Retrato de un mono, Mewar, Udaipur, circa 1700 a.C.

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Tales son los límites y magnitud del Asia: pasando ya a la Libia o África, sigue allí la segunda zona, pues la Libia empieza desde el Egipto, y formando allá en su principio una península estrecha, pues no hay desde nuestro mar Mediterráneo hasta el Eritreo más de cien mil orgias, que vienen a componer mil estadios, desde aquel paraje se va ensanchando por extremo aquel continente que se llama Libia o África.

Dama blanca de Auahoure, c.4000 a.C.

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ETNOCENTRISMO DE LOS PUEBLOS

Si a todos los hombres se propusiera escoger entre todas las costumbres las más hermosas, después de examinarlas, cada cual se quedaría con las propias [...] Darío, durante su reinado, llamó a los griegos que estaban con él y les preguntó cuánto querían por comerse los cadáveres de sus padres. Respondiéronle que por ningún precio lo harían. Llamó después Darío a unos indios llamados calacias, los cuales comen a sus padres, y les preguntó en presencia de los griegos (que por medio de un intérprete comprendían lo que se decía) cuánto querían por quemar los cadáveres de sus padres, y ellos le suplicaron a grandes voces que no dijera tal blasfemia. Tanta es en estos casos la fuerza de la costumbre; y me parece que Píndaro escribió acertadamente cuando dijo que “la costumbre es reina de todo”. (p. 164, LIII, 38)

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COSTUMBRES DE LOS PERSAS

Sé que los persas observan los siguientes usos: no acostumbran erigir estatuas, ni templos, ni altares y tienen por insensatos a los que lo hacen; porque, a mi juicio, no piensan como los griegos que los dioses tengan figura humana. Acostumbran hacer sacrificios a Zeus, llamando así a todo el ámbito del cielo; subidos a los montes más altos sacrifican también al sol, a la luna, a la tierra, al agua y a los vientos, éstos son los únicos dioses a los que sacrifican desde un comienzo.

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De todos los hombres los persas son los que más adoptaron las costumbres extranjeras. En efecto, llevan el traje medo, teniéndolo por más hermoso que el suyo, y para la guerra el peto egipcio; se entregan a toda clase de deleites que llegan a su noticia; y así de los griegos aprendieron a tener amores con muchachos. Cada cual toma muchas esposas legítimas y mantiene muchas más concubinas...

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COSTUMBRES DE LOS BABILONIOS

En cada aldea, una vez al año, se hace lo siguiente: reunían cada vez cuantas doncellas tenían edad para casarse y las conducían a un sitio; en torno de ellas había una multitud de hombres en pie. Un pregonero las hacía levantar una tras una y las iba vendiendo, empezando por la más hermosa de todas. Después de venderse ésta por mucho oro, pregonaba a la que seguía en hermosura, y las vendían para esposas. De este modo los babilonios ricos que estaban por casarse, pujando unos con otros, adquirían las más lindas. Pero los plebeyos que estaban por casarse y para nada necesitaban una buena presencia, recibían dinero y las doncellas más feas.

León, reinado de Nabucodonosor II (605 a.C.–562 a.C.), Babilonia

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DIFERENCIAS ENTRE LOS EGIPCIOS Y EL RESTO DE LOS HOMBRES

Los egipcios, con su clima particular y con su río, que ofrece naturaleza distinta de la de los demás ríos, han establecido en casi todas las cosas, leyes y costumbres contrarias a las de los demás hombres. Allí son las mujeres las que compran y trafican, y los hombres se quedan en casa, y tejen. Tejen los demás empujando la trama hacia arriba, y los egipcios hacia abajo. Los hombres llevan la carga sobre la cabeza, y las mujeres sobre los hombros. Las mujeres orinan de pie, y los hombres sentados. Hacen sus necesidades en casa, y comen fuera, por las calles, dando por razón que lo indecoroso, aunque necesario, debe hacerse a escondidas, y lo no indecoroso, a las claras.

Amuleto con el ojo de Horus. 6th–4th siglos a.C.

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DEVOCIÓN DE LOS EGIPCIOS POR LOS ANIMALES DOMÉSTICOS

Cuando hay un incendio, pasa con los gatos un hecho extraordinario. Porque los egipcios se colocan de trecho en trecho guardando a los gatos, sin ocuparse de extinguir el fuego; pero los gatos cruzan por entre los hombres a saltos por encima de ellos y se lanzan al fuego. Cuando tal sucede, gran pesar se apodera de los egipcios.

En las casas en que un gato muere de muerte natural, todos los moradores se rapan las cejas solamente; pero al morir un perro, se rapan la cabeza y todo el cuerpo...

Antigüedad egipcia en el museo del Louvre

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CRÁNEOS DE LOS EGIPCIOS Y LOS PERSAS

Noté, pues, que los cráneos de los persas eran tan frágiles y endebles que con la menor chinita que se los tire se los pasará de parte a parte; y al contrario, tan sólidas y duras las calaveras egipcias que con un guijarro que se les arroje apenas se podrá romperlas. Dábanme de esto los egipcios una razón a la que yo llanamente asentía, diciéndome que desde muy niños suelen raer a navaja sus cabezas, con lo cual se curten sus cráneos y se endurecen al calor del sol. Y esto mismo es sin duda el motivo por el cual no encalvecen, siendo averiguado que en ningún país se ven menos calvos que en Egipto, y esta es la causa también de tener aquella gente tan dura la cabeza. Y al revés, la tienen los persas tan débil y quebradiza, porque desde muy tiernos la defienden del sol, cubriéndosela con sus tiaras hechas de fieltro a manera de turbantes.

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LOS ETÍOPES

Los etíopes a quienes les enviaba Cambises son, según cuentan, los más altos y hermosos de todos los hombres. Dícese que entre otras leyes por las que se apartan de los demás hombres, observan en especial esta que mira a la realeza: consideran digno de reinar a aquel de los ciudadanos que juzgan ser más alto y tener fuerza conforme a su talla.

Escultura africana. Imagen de catface3, flickr

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INMORTALIDAD DE LOS GETAS

Se creen inmortales por lo siguiente. No piensan que mueren: el que perece va a vivir con el dios Salmoxis, el mismo a quien algunos llaman Gebelizis. Cada cinco años sortean uno, al cual despachan por mensajero a Salmoxis, encargándole lo que por entonces necesitan, y le envían así: algunos de ellos, alineados, tienen tres venablos, otros toman de las manos y de los pies al enviado a Salmoxis, le levantan al aire y le arrojan sobre las picas. Si muere con ellas, les parece que tienen propicio al dios; pero si no muere, a quien reprochan es al mensajero, diciéndole que es un malvado, y después de reprocharle, despachan a otro, a quien dan sus encargos mientras todavía vive.

Salmoxis. Pintura tracia de c. 400 a.C.

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PACTOS DE LOS ÁRABES

Entre los árabes, los más fieles y escrupulosos en guardar la fe prometida en los pactos solemnes que contratan, úsase la siguiente ceremonia:

Entre las dos personas que quieren hacer un legítimo convenio, sea de amistad o sea de alianza, preséntase un medianero que con una piedra aguda y cortante hace una incisión en la palma de la mano de los contrayentes, en la parte más vecina al dedo pulgar; toma luego unos pedacitos del vestido de entrambos, con ellos mojados en la sangre de las manos va untando siete piedras allí prevenidas, invocando al mismo tiempo a Dioniso y a Urania, o sea a Baco y a Venus. Concluida por el medianero esta ceremonia, entonces el que contrae el pacto de alianza o amistad presenta y recomienda a sus amigos el extranjero, o el ciudadano, si con un ciudadano lo contrae; y los amigos por su parte miran como un deber solemne guardar religiosamente el pacto convenido.

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COSTUMBRES DE LOS INDIOS

Otros indios que llaman Padeos y que habitan hacia la aurora, son no solo pastores de profesión, sino que comen crudas las reses, y sus usos se dice son los siguientes: cualquiera de sus paisanos que llegue a enfermar, sea hombre, sea mujer, ha de servirles de comida. ¿Es varón el infeliz doliente? Los hombres que lo tratan con más intimidad son los que le matan, dando por razón que corrompido él con su mal llegaría a corromper las carnes de los demás. El infeliz resiste y niega su enfermedad; mas ellos por eso no le perdonan, antes bien lo matan y hacen de su carne un banquete. ¿Es mujer la enferma? sus más amigas y allegadas son las que hacen con ella lo mismo que suelen los hombres con sus amigos enfermos. Si alguno de ellos llega a la vejez, y son pocos de este número, procuran quitarle la vida antes que enfermo de puro viejo, y muerto se lo comen alegremente.

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SOBRE LOS ESCITAS

Los escitas suelen cegar a sus esclavos, para mejor valerse de ellos en el cuidado y confección de la leche, que es su ordinaria bebida, en cuya extracción emplean unos cañutos de hueso muy parecidos a una flauta, metiendo una extremidad de ellos en las partes naturales de las yeguas, y aplicando la otra a su misma boca con el fin de soplar, y al tiempo que unos están soplando van otros ordeñando; y dan por motivo de esto, que al paso que se hinchan de viento las venas de la yegua, sus ubres van subiendo y saliendo hacia fuera. Extraída así la leche, derrámanla en una vasijas cóncavas de madera, y colocando alrededor de ellas a sus esclavos ciegos, se la hacen revolver y batir y lo que sobrenada de la leche así removida lo recogen como la flor y nata de ella y lo tienen por lo más delicado, estimando en menos lo que se escurre al fondo. Para este ministerio quitan la vista los escitas a cuantos esclavos cogen, muchos de los cuales no son labradores, sino pastores únicamente.

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Departamento de Lenguas ClásicasIES Azahar

Web: Lais en Atenas

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