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–La Doctrina de las Tres Liberaciones – Carlo Terracciano

La doctrina de las tres liberaciones- Carlo Terracciano

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–La Doctrina de las Tres Liberaciones – Carlo Terracciano -La geopolítica existencial de Carlo Terracciano – por Aleksander Dugin -Terracciano: Rebelión contra el mundialismo moderno -Evola en el tercer milenio – Carlo Terracciano Publicado el noviembre 9, 2014 de Adversario A continuación presentamos en primicia la traducción al castellano del que es sin lugar a dudas el ensayo filosófico, ideológico y programático más importante del geopolitógo eurasiatista italiano Carlo Terracciano (fallecido en 2005). “La Doctrina de las Tres Liberaciones” es un texto fundamental e IMPRESCINDIBLE (en algunos pasajes resulta incluso profético – fue escrito hace más de diez años), cuya atenta lectura recomendamos encarecidamente. TM

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A continuación presentamos en primicia la traducción al castellano del que es sin lugar a dudas el ensayo filosófico, ideológico y programático más importante del geopolitógo eurasiatista italiano Carlo Terracciano (fallecido en 2005).

“La Doctrina de las Tres Liberaciones” es un texto fundamental e IMPRESCINDIBLE (en algunos pasajes resulta incluso profético – fue escrito hace más de diez años), cuya atenta lectura recomendamos encarecidamente.

TM

LA DOCTRINA DE LAS TRES LIBERACIONES

Carlo Terracciano

Versión original: http://xoomer.virgilio.it/controvoce/treliberazioni.htm

Traducción: Tribulaciones Metapolíticas

Libertà va cercando ch’è sì cara,Come sa chi per Lei vita rifiuta.*

Dante Alighieri

(* A la libertad la busca aquel que la aprecia,

como sabe quien por ella la vida rechaza.)

INTRODUCCIÓN

La libertad es parte misma de la esencia y de la existencia tanto de un hombre como de un pueblo, de cada Hombre y de cada Pueblo como tal.

Tanto es así que ahora se considera un derecho fundamental de todo ciudadano y desde la más remota antigüedad la diferencia sustancial entre los hombres, de hecho, era representada por la facultad o no de disponer libremente de sí mismos y de sus bienes. En ausencia de ella se caía en la esclavitud, pasando a ser propiedad de otras personas que podían disponer a su conveniencia y a menudo a su capricho de la persona del esclavo, hasta el punto de privarlo de la vida misma .

La esclavitud fue abolida oficialmente en el mundo hace menos de un siglo y medio, además de los casos más recientes, pero a menudo sólo para ser sustituda por formas más encubiertas y sutiles de dominación casi total y absoluta sobre los hombres, pueblos, naciones, continentes , hasta envolver a todo el mundo. Dominación militar, económica, política, religiosa, psicológica, cultural e incluso hoy en día biológica, informática, ambiental, etc…

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Sobre la naturaleza y el contenido de la libertad, como sobre sus límites, han divagado durante milenios los intelectos más agudos de “filósofos”, en el sentido etimológico del término.

LAS TRES LIBERACIONES

La doctrina de las Tres LIBERACIONES, también podemos llamarla Doctrina de Liberación Integral, trata de abordar los aspectos comunitarios de la libertad del hombre, entendido no como individuo, sino como Persona, no una Mónada aislada y conclusa, sino una parte orgánica de un todo, un miembro activo y consciente, funcional a la Comunidad.

Por lo tanto, se trata de la LIBERACIÓN NACIONAL, LIBERACIÓN SOCIAL Y LIBERACIÓN CULTURAL.

Partiendo de una visión tradicional anagógica, organicista y holística de la existencia, se tiene pues la intención de analizar la libertad (o su ausencia) y los límites de la misma en relación con los diversos aspectos del hombre como ser social: tanto inextricablemente ligado por lazos de sangre, como por la cultura y las relaciones sociales, es decir, por la Historia y Geografía, a sus semejantes esa Unidad Viviente, que es la Comunidad de Destino que actúa en la Historia y en el Espacio Vital geográfico.

EL HOMBRE EN LA ” NATURALEZA” Y EN LA HISTORIA

Es de hecho bastante evidente que nadie puede decir que es absolutamente “libre” y desvinculado de cualquier relación social con otros hombres, por no mencionar con el medio ambiente que lo rodea, casi en un supuesto, adamítico “estado de naturaleza”. Se trata, como sabemos por las observaciones sobre el mundo animal y vegetal, de un falso pensamiento iluminista y modernista, que a su vez tiene sus raíces en la perspectiva monístico-creacionista que considera que el mundo entero está creando en el servicio del hombre y a su completa disposición. Tal punto de vista, se materializó después de la pérdida de cualquier dimensión espiritual, y produjo los desastres ambientales hoy por todos conocidos.

Por el contrario, debemos tener en cuenta al Sistema-Tierra como un organismo vivo y palpitante, un ecosistema unitario del cual el hombre es una especie entre otras, en su “nicho ecológico”. Y de hecho la hipótesis de GEA, ahora resurgida con evidencias irrefutables, sobre todo si tenemos en cuenta los devastadores daños causados por la modernización y el fenómeno de rechazo consecuente, que preanuncia ser la enésima (sexta?) extinción de una especie incompatible: la nuestra!

Por otro lado, tal y como se ha indicado anteriormente, la naturaleza social de la comunidad humana, es igualmente evidente que, si no puede haber un hombre desvinculado de su hábitat en base a su naturaleza, no puede existir individuo aislado de la Comunidad, en base a su ser social.

Cada hombre actúa en la Historia a medida que interactúa con la comunidad de pertenencia, nativa o adquirida.

LA LIBERACIÓN NACIONAL…

Pero entonces se deduce lógicamente que no puede haber libertad real individual y colectiva cuando la misma Comunidad Nacional y Social NO ES LIBRE, sino que está sometida a un Poder externo y ajeno que pisotea el libre albedrío, manipula y determina las opciones, controla los medios de subsistencia y la voluntad de los gobernantes y los gobernados.

La Liberación Nacional es, pues, el asunto prioritario para alcanzar la libertad política y civil de las personas que forman parte de ella y de las generaciones venideras.

Y además el hombre también vive en una tierra, permanece y se desarrolla con el fruto de su trabajo, trae al mundo y educa a los hijos. Cada miembro comunitario tiene el derecho, por su propia pertenencia orgánica a la entidad superior representada por la Comunidad, a una sustancial LIBERTAD DE LA NECESIDAD.

LA LIBERACIÓN SOCIAL…

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La liberación social se concretiza en la satisfacción por parte de la Comunidad de las necesidades básicas, los servicios esenciales para una vida civilizada digna de ese nombre: la alimentación, la salud, la educación, la vivienda, la seguridad, la dignidad y el lugar que le corresponde a cada uno en el funcionamiento de la sociedad, una digna vejez asistida hasta un pacífico traspaso.

“A cada uno según sus necesidades, de cada cual según su capacidad” no es un eslogan fácil de efecto, sino la verdadera base de toda convivencia civil en una sociedad bien desarrollada.

Obviamente , el ser humano no sólo tiene una dimensión puramente material, no es “hombre unidimensional” solamente, aunque hoy en día es precisamente a esto a lo que el sistema liberal-capitalista lo quisiera reducir.

En el mismo momento en el que es concebido, se convierte en heredero de un patrimonio que le conecta a una cadena ininterrumpida de ancestros: no es una tabula rasa, sino que lleva en sí mismo, en su ADN, una herencia genética que le hace único. Y también su carácter es único, ya que, al nacimiento, la educación y la experiencia, se suma un patrimonio cultural específico: una lengua materna, un conjunto de conceptos, la experiencia directa de un paisaje y el hábitat, incluyendo el clima, una alimentación particular adaptada a su nivel de vida, las convicciones ético-morales y creencias e ideas filosóficas y religiosas de su tiempo y su espacio.

LA LIBERACIÓN CULTURAL…

La liberación cultural es el tercer pilar indispensable para la formación de un ser humano completo, sano e íntegro en cuerpo y alma.

Todo ello se puede y debe lograr hoy, en el mundo moderno, en la Europa en los albores del tercer milenio cristiano, pero también en el final de un ciclo de la civilización más antiguo y más arraigado en los pueblos del continente Eurasia, es el contenido de las páginas siguientes, teniendo en cuenta determinados supuestos.

LIBERTAD Y LIBERACIÓN

En primer lugar, se notará que se utiliza el término LIBERACIÓN, dando así a la palabra Libertad una connotación dinámica, voluntarística, ya que, como se ha demostrado, las libertades fundamentales enumeradas son actualmente eludidas, traicionadas, absolutamente inexistentes a nivel nacional y mundial. Si la libertad es “la condición de aquellos que están libres” (y no sólo de aquellos que sienten y creen serlo), la liberación es “el acto y el efecto de liberar”.

Y tanto más se propaga y avanza la libertad cuanto el proceso de liberación avanza en la mente y en el país real en lucha con “el país legal” que no es más que el marco legislativo , institucional y jurídico de la potencia ocupante a cargo de los colaboradores internos.

En este sentido , más allá de las viejas clasificaciones obsoletas “derecha-izquierda-centro” , etc … “fascismo-antifascismo/comunismo-anticomunismo” la oposición real en el futuro, estará entre los Patriotas Combatientes para la Liberación Europea y los colaboracionistas del ocupante americano, explotadores de su gente y propiciadores del proyecto globalizador de la dominación global.

UNIDAD Y TRINIDAD DE LA LUCHA DE LIBERACIÓN

También hay que señalar que las Tres Liberaciones están absolutamente interrelacionadas y son interdependientes.

No puede haber verdadera libertad de un pueblo que no las contempla todas, aunque ciertamente en términos de tiempo de desarrollo, la Liberación Nacional es prioritaria y propedéutica de las otras dos.

Pero incluso en su logro no puede prescindir de la realización, al menos en embrión, de las estructuras esenciales para la liberación social del pueblo y etno-cultural de la Comunidad nacional en su conjunto.

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No puede haber LIBERTAD POLÍTICA del y en el Estado que no logre la LIBERTAD SOCIAL y ECONÓMICA de su gente y que no instaure su propia IDENTIDAD CULTURAL.

Así que no puede haber Libertad y prosperidad socio-económica en un país ocupado y subyugado a los intereses financieros y estratégicos de la potencia invasora, que con el fin de favorecer el estado de esclavitud del ocupado por el ocupante, trata de anular intencionalmente la base social y cultural, mediante la imposición de cualquier forma de deformación y desarraigo de sus tradiciones.

Deformación que afecta tanto a las víctimas directas de tal desarraigo, como ahora sucede con las masas de la clase baja del Sur del Mundo obligadas a emigrar, como a los trabajadores europeos, amenazados en su identidad cultural e histórica, tanto en su supervivencia social, frente a una masa de explotados lanzados como carne de cañón en el mercado de la producción y el consumo.

La globalización del mercado de trabajo es la forma más moderna de racismo sutil y de explotación deshumanizada y esclavitud, desde los días de la deportación anglo-estadounidense de los esclavos negros de África. Se presupone y promueve la guerra entre los pobres del sur y del norte del mundo en beneficio de las clases dominantes de ambos.

Y, finalmente, es impensable conquistar y mantener la libertad política, nacional y social, para un pueblo sin raíces y Valores fuertes de referencia, esclavizado en las mentes y en las almas incluso antes que en los cuerpos. Y es bastante obvio que tal pueblo, ahora reducido a una masa informe bajo la dictadura de los más bajos instintos y de la búsqueda más materialista del máximo beneficio, no se plantearía siquiera el objetivo de su liberación y la SOLIDARIDAD entre sus miembros, en ausencia ahora todo vínculo comunitario, y de cualquier referencia a lo ideológico, político, religioso, en una palabra DE TODA IDENTIDAD COMUNITARIA.No hay necesidad de especificar que el individualismo, el hedonismo y el libertarismo solipsista, así como el liberalismo , representan la negación más directa de la verdadera, auténtica liberación en todos los ámbitos de la vida comunitaria.

Ésto siempre sucede cuando a la Libertad como aspiración no va unida la Responsabilidad como principio interiorizado de vida y de evaluación.

LIBERACIÓN “DE” Y LIBERACIÓN “PARA”

Esta consideración nos lleva a una ulterior clarificación de la doctrina de las Tres Liberaciones.

La distinción clásica entre la LIBERACIÓN DE… algo y/o alguien , y la LIBERACIÓN PARA… algo y alguien.

En esencia, en relación con el tema que nos ocupa, es la misma diferencia entre una formulación negativa de la libertad pisoteada (por ejemplo, la lucha de liberación contra el ocupante extranjero) y una formulación positiva, una LIBERACIÓN CREATIVA, para lograr en la Historia, es decir, en el tiempo y en el espacio geográfico, ese Destino de la Civilización que es la razón misma de la existencia de una Unidad Comunitaria.

Y si sólo la libertad de un pueblo, que se da “forma” en el estado es preparatoria para la creación de Cultura y Civilización en el sentido más clásico de estos términos, la nueva civilización que emerge es portadora de la libertad no sólo para el Hombre Nuevo formado en su interior, sino también para la Liberación de los otros pueblos aún sometidos a la esclavitud impuesta por las oligarquías cosmopolitas.

POR UN NUEVO INTER-NACIONALISMO

Al contrario de lo que se creía en este siglo, el verdadero internacionalismo no se basa en la clase, sino en la COMUNIDAD ORGÁNICA DEL PUEBLO, de cada pueblo, en su propia especificidad.

El internacionalismo marxista, por ejemplo, hegelianamente basado en una ciencia social auto-cumplida en la historia, en su aplicación práctica institucional ha favorecido objetivamente los planes del gran capital

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internacional, en su ahora plurisecular labor de erradicación de las culturas y de los pueblos (también en sentido literario y físico).

A pesar de las muchas cosas correctas realizadas y algunas teorías válidas para aquellos tiempos, ello ha finalmente posibilitado el triunfo del presunto adversario mundial, que buscaba la destrucción de la diversidad y la especificidad con el fin de llegar mejor a laglobalización total del Mercado/Mundo; en la perspectiva, ahora próxima, para hacer realidad el proyecto de dominación política globalista sobre los pueblos por un pequeño círculo de oligarcas internacionalistas cosmopolitas.

El marxismo no ha sido, de hecho, capaz de superar la desventaja inicial de su crítica real a lo largo de la lógica interna del capitalismo. En este sentido, al final del “padre” mató al hijo y no al revés.

La desintegración de los pueblos a favor del individualismo hedonista, hasta la más reciente teorización que los llamados “derechos humanitarios” universales dicen defender (por cuenta y también en contra de las comunidades nacionales individuales de pertenencia), es funcional sólo a la destrucción de toda forma organizada que aún trata de proteger la verdadera libertad del hombre, de todo hombre, colocándolo solo y desnudo a merced del Poder Mundial del Capital, llamando después a ésto “libre mercado” , o “libre competencia” y similares.

Una libertad económica mundial y un derecho de injerencia “humanitaria” decidida y aplicada precisamente por la superpotencia estadounidense que querría imponerlos al resto del mundo.

Y si este proceso desintegrativo se llevó a cabo más a fondo y rápidamente en Occidente y no en el Oriente “soviético” y en los países del “Tercer Mundo” que, al menos oficialmente adoptaron el marxismo, esto se debe al hecho de que, por naturaleza, los pueblos y sus élites pronto desarrollaron, de hecho, una forma de NACIONALCOMUNISMO, práctico, si no teórico, que (invirtiendo los roles asignados a la ideología triunfante original) fue capaz de adaptar la doctrina marxista a sus propios intereses nacionales, reconectándose, a pesar de los antecedentes teóricos materialistas, a sus respectivas culturas y civilizaciones a veces plurimilenarias.

Ese fue el caso de Cuba, China, Vietnam, Corea del Norte, Yugoslavia, hoy entre los últimos bastiones de la defensa de los pueblos del mundialismo, como ya fue para Rusia ayer…

EL COMUNITARISMO EUROPEO COMO ACTUALIZACIÓN Y SUPERACIÓN DEL NACIONAL-COMUNISMO

En el estado actual de las cosas, y con la experiencia reciente de aquellas naciones y sistemas sociales, podemos afirmar que la próxima, futura Lucha de Liberación no puede más que ser Mundial, porque mundialista, en los medios y en los fines, es el poder de intervención y represión del Sistema imperialista americanocéntrico.

Por lo tanto, debe ser ” INTER-NACIONALISTA” , CON RESPECTO A LOS PARTICIPANTES EN LA LUCHA, y basada en las GRANDES UNIDADES CONTINENTALES GEOPOLÍTICAS, EN RELACIÓN CON EL ESPACIO Y LA POSICIÓN de los pueblos que participan en ella.

En esta perspectiva es deseable una Alianza Cuatricontinental Antiimperialista.

En particular, la liberación de Europa es factible sólo en una dimensión geopolítica unificada que va desde el Atlántico hasta el Pacífico, es decir, la península europea + la Federación de Rusia, hoy más que nunca “europea” en su propio derecho, con los inmensos espacios logístico-estratégicos de Siberia: La Eurasia unida desde Reykjavik a Vladivostok, desde el Atlántico hasta el Pacífico.

En este proyecto planetario, el futuro Comunitarismo Europeo representaría un desarrollo natural y también una superación del mismo Nacionalcomunismo, como se ha históricamente planteado. De hecho, colocándose en esa línea de pensamiento, incluso llevándolo a extremos, se lo envuelve en una nueva síntesis, que pone en cuestión tanto el nacionalismo como el comunismo, en sus respectivas teorías y en la práctica sus logros históricos.

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Podemos decir, pues, por el momento, que una perspectiva realista de la Liberación Continental es imaginable si partiendo de las especificidades nacionales, regionales y locales, de los pueblos y mediante la redefinición de éstos en la forma y el contenido adecuado a los tiempos, colocándolos en la más amplia y vital Unidad de Política, organizados institucionalmente como UNIDADES IMPERIALES CONTINENTALES, geopolíticamente unitarias y económicamente autosuficientes.

El vetero-nacionalismo burgués, nacido ideológicamente del siglo de las llamadas “Luces” y políticamente de la Revolución Francesa de 1789, no sólo está desfasado, siendo totalmente incapaz de hacer frente a los desafíos globales del nuevo milenio, sino que, pasado por la fase del colonialismo moderno y del imperialismo, desemboca hoy en un internacionalismo funcional al proyecto de Gobierno Único Mundial.

Se ciñe en vigencia bajo la égida de la “UE” y del Capital, se ha demostrado en repetidas ocasiones completamente dominado frente al chantaje mundialista americano-sionista. El único supranacionalismo triunfante hoy sobre todos sus rivales es el de la talasocracia USA, dominante de los mares y los cielos de la Tierra, santuario estratégico inviolable de esos Poderes fuertes histórica y económicamente caracterizados por un cosmopolitismo apátrida.

EL SIGLO XX

El nacionalismo que hemos conocido en los últimos dos siglos, es el resultado de la ideología de la Ilustración y la Revolución Francesa, la Revolución Industrial y tecnológica forjada a partir de 1800 en adelante, y se transforma en imperialismo en todo el mundo, sobre todo mediante las poderosas talasocracias anglófonas y Francia.

El siglo XX de la era cristiana que dejamos atrás fue testigo del sangriento choque de nacionalismos en Europa en las dos guerras mundiales, a una distancia de una generación. Una verdadera “guerra civil europea” que ha visto a todos sucumbir, a todos derrotados , incluso aquellos que se sentaron en la mesa de los ganadores en Yalta y Potsdam.

Después de la Segunda Guerra Mundial hemos asistido al desmantelamiento sistemático de los imperios coloniales europeos, algo favorecido por el neo-imperialismo de EE.UU., que a ellos sustituye en todos los rincones del mundo.

La propia Unión Soviética, el único rival creíble en la eterna contraposición entre potencias terrestres y marítimas, fue finalmente derrotada, y se inclinó a la voluntad globalista desintegrándose al final de la Tercera Guerra Mundial;”guerra fría” sólo en ese espacio que geoestratégico que era la Europa dividida en bloques, pero sangrienta guerra de conflictos locales, golpes militares, bloqueos económicos y comerciales, guerra ideológico-política estratégica y tecnológica en todas partes.

Estamos en presencia de un mundo unipolar americanocéntrico, articulado y ramificado piramidalmente en un sistema jerárquico de relaciones políticas subordinadas.

Algunas potencias medias están sujetas, en sus respectivas áreas geopolíticas de origen (Alemania para Europa, Japón en Asia, Australia en Oceanía ), etc. a un papel de ejecutores y guardianes, controlados y controladores para el nuevo orden mundial, también en vista de ser un puente entre el monocentrismo capitalista americanocéntrico y un policentrismo que favorecerá el aumento de los gobiernos de centro-derecha, liberal- liberalistas, partidarios de un neo-nacionalismo más funcional a la dominación capitalista del mundialismo, al triunfo de su proyecto final que va más allá del mismo factor materialista económico.

En similar perspectiva y redefinición de los roles, el nacionalismo de los siglos XVIII y XIX no sólo no tiene ya ninguna razón de ser como un factor de unidad, soberanía, independencia y liberación popular, sino que en Europa es de hecho el instrumento más preciso para la esclavitud de sus respectivas poblaciones respecto al dominio planetario mundialista.

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Tarea que se realiza uniformando, por fuera y por dentro, las leyes y las instituciones y los intereses de la superpotencia dominante en el mercado global y de liderazgo en sus respectivos dominios “delegados”, una tarea cada vez más flagrante y masiva de represión y persecución de cualquiera que incluso de forma velada se oponga al modelo dominante del pensamiento único.

Homologación a la cual sectas, la masonería y las diversas instituciones eclesiásticas ofrecen su contribución ideológica y doctrinaria, con la sumisión de sus seguidores y la bendición sacramental.

EL GLOBALISMO Y LA GLOCALIZACIÓN

A pesar de este sombrío panorama, nos damos cuenta de que cada vez más hombres de élite y pueblos, casi por instinto de resistencia innata y conservación, tienden a oponerse a la homologación totalitaria del capital, el capitalismo en su forma más salvaje y aberrante cuyas consecuencias desastrosas en términos de desarrollo social y ecológico son más evidentes que en lo cultural y espiritual, aunque de todos modos presente.

En particular, además de un proceso de globalización impuesta desde arriba por las instituciones políticas y religiosas, por los medios de comunicación, mediante el lavado de cerebro o instrumentos represivos directos, estamos siendo testigos de un retorno instintivo a la LOCALIZACIÓN, la recuperación de las raíces culturales e históricas propias, a la defensa, aunque en ocasiones miope y descompuesta, de la propia especificidad, así como una recuperación del equilibrio con la naturaleza y el territorio.La conciencia ecológica es cada vez más generalizada a pesar de que sigue sucumbiendo ante los estragos causados por el avance implacable de la tecnología más devastadora y destructiva (pensemos sólo para hacer un ejemplo en los desastres ecológicos causados por el petróleo).

Este proceso de revisión y restauración de los valores ha sido definido como glocalización, ya que combina y representa la síntesis entre un retorno a lo particular y un conocimiento de la generalidad y la interdependencia de los problemas de toda la Tierra.

A principios del siglo XXI se ha vuelto evidente a la vista de todos la ecuación:“Progreso” tecnológico, experimentación bio-tecnológica, informática y similares = RETROCESO del hombre en su integridad física, biológica, mental, social.

La concepción lineal-progresista y progresiva de una historia y la civilización de la humanidad, entendida como unitaria y unidireccional toca a su fin. Se encuentra en plena crisis después de haberse demostrado su falsedad y su perversión que hace que el hombre no sea más libre, consciente y feliz, sino cada vez más un esclavo, aburrido e infeliz.

La misma “explosión demográfica” en una parte del planeta y la disminución de la natalidad de las sociedades industrializadas no representan más que las dos caras de la misma moneda, dos problemas creados por la misma causa: la ideología modernista que ha preparado el terreno para la dominación total del Capital sobre el Hombre.

Se logra de manera espectacular la predicción del desastre anunciado en TODAS las culturas tradicionales (pre-visión en cuanto recuerdo de lo que ya ha sucedido épocas pasadas), basada en un concepto “circular” de la historia, porque la Revolución es por lo tanto es un re-volver, volver a los Orígenes, tras la implementación de una síntesis dialéctica de las antítesis en la armonía general del Cosmos.

Lejos de catastrofismos apodícticos, es propedéutica a la doctrina de las Tres Liberaciones en cuanto reconoce la realidad, la validez y el carácter inevitable, tanto en el plano lógico como en el ontológico.

TIERRA DE LOS ANTEPASADOS Y CAMPO DE BATALLA

Por lo que respecta más específicamente a la Libertad Nacional, ésta requiere una redefinición de la nación misma, tanto su naturaleza y su origen como sus fines.

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Si en el plano más ideal, la formulación más perfecta es aquella que define la Patria como “el lugar donde se lucha por el ideal propio”, por la propia cosmovisión, en el plano histórico representa el imaginario colectivo de una comunidad , “la Tierra de los Padres”, de los antepasados, que fue conquistada por la lucha, fructificada con el trabajo, santificada por la presencia de los Lares, de los Antepasados. Por último, desde una programática política es la “Comunidad de Destino” en la historia y en el espacio geográfico, ambos analizados y estudiados en la dirección estratégica a largo plazo de la GEOPOLÍTICA.

El concepto de microcomunidad está de nuevo en boga, también como la defensa ante la disolución ideacional y física del hombre moderno en la llamada “aldea global”, informática y política, que se parece cada vez más a un “jungla planetaria” o , mejor aún; a un “desierto” post- atómico, tanto exterior como interior, realizando una vez más la profecía de los que dijeron que “al comienzo de la civilización está el bosque, al final está el desierto!”

Su forma degenerativa, sin embargo, está representada por la defensa de mente estrecha y egoísta de su microcosmos económico y social, lo que conlleva el rechazo de todas las formas de solidaridad nacional e internacional, con una visión miope y provincialística, que a veces es peor que los viejos nacionalismos pasados de moda y que siempre resulta contraproducente. (Nota de TM: Veáse por ejemplo el “independentismo” catalán)

LAS TRES PROPIEDADES

La doctrina de las Tres Liberaciones tiene una respuesta coherente a la gran problemática social de la propiedad que ha lacerado al siglo XX.

Se reconocen tres tipos de propiedades: la Propiedad Nacional, la Propiedad Social y la Propiedad privada para uso social.

Ante el abrumador poder de la globalización mundial, de las corporaciones multinacionales, de los grupos de presión financieros e industriales, de todos los potentados económicos y políticos ajenos a la nación y su destino, es absolutamente esencial que la Comunidad sea liberada de los lazos económicos que la estrangulan, garantizando bienes y servicios esenciales a los ciudadanos.

Por esta razón, el Estado nacional comunitario debe tener la propiedad de los recursos que tienen un interés general para toda la comunidad, para asegurar su bienestar y la independencia.

LA PROPIEDAD NACIONALIZADA

Está por tanto prevista la nacionalización sin indemnización de los Bancos (empezando con la “Banca d´Italia”, que lo es tan sólo en nombre), sólo el Estado puede y debe acuñar moneda. Los seguros, las industrias del sector de la energía (con negociaciones directas hacia los productores, sin la intermediación de las empresas multinacionales), las telecomunicaciones, las concentraciones industriales de interés nacional y estratégico (alimentos, armas, Informática, etc …). Obviamente, la educación, la salud, el transporte y similares son prioridades absolutas de interés nacional que no puede dejarse en manos privadas.

En resumen, todo lo que es de interés general debe pertenecer a la Comunidad popular.

LA PROPIEDAD SOCIALIZADA

Es la propiedad de las empresas, industrias, bienes y servicios por una parte de la comunidad local o nacional, y especialmente los directamente involucrados, es decir, aquellos que trabajan allí y que obtienen el sustento para ellos y sus familias.

Todas ellas serán socializadas y se convertirán por lo tanto propiedad indivisible y no transferible de los trabajadores organizados, los cuales serán al mismo tiempo propietarios y accionistas responsables de la

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Comunidad en su conjunto, que controlará la producción y la gestión a través de los Comisarios políticos y sociales correspondientes.

No hace falta decir que en el estado nacional no pueden existir concentraciones industriales y/o financieras que puedan afectar de la más mínima manera, ya sea por extensión o riqueza, las opciones políticas comunitarias. La política, por lo tanto, siempre ha de conducir la Economía, y nunca al revés!

LA PROPIEDAD PRIVADA

El Estado debe reconocer la pequeña propiedad privada, la de los bienes y del uso: “la casa y las cosas” para decirlo de manera sucinta.

Pero la propiedad privada también debe estar siempre al servicio de la comunidad.

Una propiedad privada que no cumpla con este requisito o incluso lo contradiga no puede existir; esa será inmediatamente confiscada sin indemnización y nacionalizada.

Algunos ejemplos: la casa que había quedado vacía, el campo que no se cultiva, la pequeña fábrica familiar que contamina el medio ambiente con sus humos y gases de escape, etc…

Propiedad privada SOLO puede existir si tiene un fin social, un fin comunitario de desarrollo para todos.

Y esto se aplica tanto a nivel local como general. Lo que nos lleva a la cuestión de la LOCALIZACIÓN y de las grandes UNIDADES CONTINENTALES.

PEQUEÑAS PATRIAS Y GRANDES IMPERIOS

Si el “Estado-nación” de los últimos dos siglos es totalmente inadecuado para combatir a la globalización y al proyecto mundialista de dominación planetaria, más aún las “pequeñas patrias” por derecho propio que están completamente indefensas frente al peligro de la homologación planetaria, pese a que les favorezca una mayor concienciación de sus raíces culturales (aunque no siempre y no en todas partes).

El riesgo más inmediato es confundir el retorno a las raíces con un simple resurgir folklórico; cantar, bailar y cocinar para el turismo de masas en busca de “color local”.

Aspectos que el mundialismo ha demostrado de saber adaptar bien usándolo para su proyecto, incluso con precisos estudios de mercado sobre la diferenciación cualitativa de los bienes sobre la base de las diferencias étnicas y culturales, por otra parte cada vez más borrosas , superficiales y ” bastardizadas”.

El peligro más sutil es que, incluso, la lucha de liberación “localista” contra el centralismo nacionalitario de los siglos pasados se convierta a su vez en un instrumento del mismo globalismo para someter a su propia voluntad y a sus sórdidos proyectos a las naciones que siguen en pie y no tienen la intención de doblegarse ante el imperialismo estadounidense y los intereses capitalistas.

EL PAPEL DE LA GEOPOLÍTICA

Esto explica en gran medida la diferencia en la actitud del imperialismo de EE.UU. y sus cómplices en Europa y Asia en los diversos teatros de crisis entre el Estado central y sus minorías étnicas: Serbia-Kosovo, la UE -Austria, Rusia-Chechenia, Turquía-Kurdistán (pero también Irán/Iraq-Kurdistán), Indonesia-Timor Oriental en diferentes períodos, etc… etc…

Incluso las posiciones hacia ciertos personajes políticos y movimientos revolucionarios han cambiado sobre la base del mismo proyecto. Un ejemplo para todos: Arafat y la OLP > Israel. Desde “terrorista internacional” a Premio Nobel! Y sobre todo instrumento-rehén en las manos del sionismo, dentro y fuera de Israel.

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Sólo el papel de este último (Israel) permanece inmutable por la razón obvia de que representa, a nivel de la estructura internacional, el motor mismo del mundialismo en todos sus aspectos: económico, mediático, ideológico- religioso, político, etc . Así como un sitio de dominación geoestratégica del “Viejo Mundo”.

Es por lo tanto evidente que la única vía realista y justa para la Liberación Nacional de Europa, como ejemplo también para todos los demás pueblos, consiste en la UNIDAD GEOPOLÍTICA CONTINENTAL, en la Europa unida del Atlántico al Pacífico, la Eurasia de los geopolíticos, es decir toda la península y las islas europeas más la Federación Rusa.

Y en tal contexto histórico futuro, en el siglo XXI, ésta última (Rusia) tendrá sin duda un rol de guía en la Lucha de Liberación Continental, también en sus más pequeñas articulaciones.Antes que nada, el continente Eurasia debe liberarse a sí mismo, sacudiéndose de encima el yugo impuesto por la Finanza Mundial que depreda sus recursos y empobrece a los pueblos, destruyéndolos material y espiritualmente con los más abyectos venenos de la occidentalización.

Por sus dimensiones, por la vastedad de las tierras vírgenes y riquísimas de materias primas, por el sustancial aguante de su pueblo pese a la agresión mundial de hace al menos dos siglos, Rusia, potencia terrestre en natural conflicto con la talasacrocia anglófona, es la más natural de las candidatas para el papel de guía de la Liberación Continental Europea.Moscú (la “Tercera Roma” de los místicos rusos) será la candidata ideal para el rescate antimundialista de la Europa de los cien pueblos bajo una sola bandera!

Ella jugará, salvando las distancias, el rol que por ejemplo el Piamonte y Prusia tuvieron en el siglo XIX en la respectiva creación de las Nuevas Naciones, Italia y Alemania, que más tarde se encontraron unidas por el Destino en la derrota de toda Europa, derrota propiciada precisamente por su enfrentamiento con Rusia, a su vez víctima póstuma, tras medio siglo, del común Enemigo del género humano.

Por lo demás, Rusia misma no podría mantener su propia sustancial independencia, como se ha demostrado, aislándose de Europa en un paneslavismo nacionalista también éste decimonónico, creyendo afrontar con similares bases el desafío del mundialismo en el siglo que inicia, que es desafío global para el dominio de todo el planeta y de sus recursos, en primer lugar los recursos rusos.

IMPERIUM CONTRA IMPERIALISMO

En tal contexto por lo tanto, la Lucha de Liberación Nacional de las Patrias Locales de Europa encontrará su posibilidad de realización y su desembocadura natural en el nuevo concepto de:

IMPERIUM CONTINENTAL EUROPEO

La misma existencia de un tal proyecto lo pondría naturalmente en conflicto total con el Poder Mundialista. Eso determinaría pues, inevitablemente, la derrota definitiva del dominio totalitario americano-capitalista; no sólo en Europa, sino en todo el mundo.Por lo demás, la tendencia a la unificación de las grandes áreas etno-culturales y geopolíticas está ya hoy en marcha, estudiada por los mismos politógos anglófonos más perspicaces y de los geopolíticos más libres de prejuicios.

Una tendencia general, ineludible y necesaria, que espera sólo una TOMA DE AUTOCONCIENCIA de la realidad histórica y geográfica de las Unidades Geopolíticas en cuestión, unida a una IDENTIFICACIÓN DEL ENEMIGO OBJETIVO GLOBAL de todos los pueblos sobre todos los continentes…La concepción circular de la Historia por su propia naturaleza no puede ser conservadora ni reaccionaria, sino que es etimológicamente REVOLUCIONARIA.

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Ésto explica por qué una concepción “imperial” y comunitarista (por lo tanto antiimperialista) del estado, fundada sobre la especificidad de los pueblos en sus respectivas ricas y múltiples diferencias, pero realizada en la UNIDAD GEOPOLÍTICA CONTINENTAL, sea actual como nunca, y futurible.

Esa responde a las exigencias de una lucha creíble y factible contra la globalización capitalista, defiende la libertad y la especificidad de los pueblos que la componen precisamente con la Unidad y guía la lucha de liberación de los pueblos de todo el mundo poniéndose a la vanguardia de una ALIANZA CUADRICONTINENTAL ANTICAPITALISTA Y ANTIIMPERIALISTA.

Todo lo contrario del nacionalismo centralista post-Revolución Francesa, que impuso, en Europa y en todo el mundo, un modelo único, el cual dió lo peor de sí durante la fase colonial y las “guerras civiles” europeas de éste siglo XX. Terminando por convertirse a su vez en colonias del imperialismo talasocrático de más allá del Atlántico.Y que hoy, reducido a un único común d(en)ominador, llega a su natural degeneración centralista y totalitaria rotante en torno al centro de gravedad atlántico envolviendo en sí a todo el orbe terráqueo.Por lo tanto, para sintetizar al máximo: Imperio Europeo de los Pueblos Libres contra Imperialismo Mundialista Americanocéntrico + vetero-nacionalismos.

Los cuales, éstos últimos, también en la fase policentrista del capitalismo, se han cimentado de una única ideología y de un solo proyecto (en el cual recubren deberes particulares pero convergentes) en una especie de “regionalización” de los roles y de las funciones sobre base geopolítica.Siempre y de todas maneras centrada, política y militarmente, en el rol hegemónico de la superpotencia USA, tanto liberal en la teoría como monopolista en la práctica, autora de la globalización de los mercados y de la homologación de los pueblos, con el fin de favorecer el dominio de una minúscula casta privilegiada de cosmopolitas “bíblicos”, en el sentido sombartiano y weberiano del término.

LA LUCHA DE LIBERACIÓN: NUESTRA RESPUESTA

Ésta inicia de la lucha de resistencia por el rescate político y cultural del continente Eurasia.Prosigue como Lucha de Liberación del dominio imperialista del otro lado del Atlántico, vehículo armado del Proyecto de Dominación Mundialista por parte de una Oligarquía que subyuga a las mentes sometiéndolas bajo el totalitarismo del Pensamiento Único y chantajeando a los pueblos europeos con mentiras sobre el propio pasado, con el fin de dividirlos y enfrentarlos en guerras políticas étnicas y fratricidas.Nuestra Lucha de Liberación apunta hacia una COMUNIDAD DE DESTINO de dimensión continental, cimentada en su rica y creativa multiplicidad, por un origen común, y, lo que es más importante, por una Misión de Liberación planetaria.

Es evidente que estamos ante dos Concepciones de la Vida, del Mundo, del Espíritu, de la Comunidad política y social, de la Existencia, de la Historia, completamente, totalmente e irreconciliablemente ANTITÉTICAS, ANTAGONISTAS y AUTOEXCLUYENTES.Sea a nivel físico que a nivel metafísico. Como tales, destinadas a enfrentarse ad eternum.La de las Tres Liberaciones es nuestra respuesta doctrinaria que prepara, a través de sus élites culturales y políticas, la toma de conciencia de un pueblo entero; condición indispensable para traducir el pensamiento en acto, el conocimiento de la situación real en acción del pueblo.

Para realizarse en los hechos, esa acción deberá dotarse de una estructura militante, un instrumento político que sepa conjugar teoría y praxis revolucionaria: La realización de la doctrina de las Tres Liberaciones sobre el plano histórico, pasando por todas las fases de la cotidiana lucha de liberación nacional, social y cultural entre y por los respectivos pueblos.

EL ROL GUÍA REVOLUCIONARIO PARA LA LIBERACIÓN

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Para tal fin, consideramos indispensable la creación de un COORDINAMIENTO NACIONAL EUROPEO (bajo la forma de Movimiento de Vanguardia, tanto articulado en sus ramificaciones territoriales como unitario en su Doctrina Política y en sus élites dirigentes).

Un Movimiento, por tanto, trans-nacional europeo, del cual las ramificaciones a nivel de cada nación no sea más que las “secciones territoriales locales”. Tal Movimiento, (inicialmente de “cuadros” militantes, para más tarde convertirse en Fuerza Unida Popular) deberá ser sumamente articulado y elástico, adaptado a las condiciones locales en el que se encontrará operativo en las diferentes realidades de Europa; será eso mismo el reflejo de la enriquecedora multiplicidad de nuestros pueblos.

No obstante, y precisamente por ésto, deberán preventivamente poner y ponerse fronteras bien claras, objetivos estratégicos bien definidos, una política tendencialmente unitaria. Deberá pues tener una cosmovisión común, una misma visión de la lucha, de los objetivos primarios a alcanzar. Estamos absolutamente seguros de que la presente DOCTRINA DE LAS TRES LIBERACIONES representa una buena plataforma de partida sobre la cual construir el futuro para la Liberación Nacional, Social y Cultural de la Europa Unida.

LA CUARTA LIBERACIÓN

Al inicio de la Doctrina de las Tres Liberaciones hemos sugerido una Cuarta: La Liberación Espiritual.Siendo la presente un documento propiamente político de carácter comunitario, haremos sólo una breve síntesis sobre una cuestión que hace referencia a la esfera más íntima de cada uno, y sólo en tanto que concierna a su proyección política y social, que a su vez envuelve a toda la comunidad.

El Estado comunitario tutela, defiende y propone los Valores espirituales tanto del individuo como de todo el pueblo. Reconoce libertad de culto y de hecho favorece cualquier manifestación de “pietas” pública y de devoción popular. Basándose en la convicción de la Unicidad originaria de la Tradición Primordial, articulada en sus varias formas de expresión “culturales”, la Europa Unida del mañana no sólo garantizará las varias religiones presentes en su territorio, sino que se hará a sí misma portadora de una FUNCIÓN ANAGÓGICA Y SACRAL.

Cada uno será libre de adorar el Principio Superior con el cual se identifique, con el solo límite de las leyes del Estado y del interés vital de la Comunidad en su conjunto, cuya libertad no debe ser sometida a ataques, presiones o injerencias en los campos políticos y sociales que sean de su competencia: defensa, educación, salud, campo social, cultura, etc.Rechazando una visión “laica”, o peor, materialista, el estado Comunitario no sólo debe defender a todas las creencias compatibles con sus Valores fundamentales y fundacionales, sino que Él mismo se hace PORTADOR DE LOS VALORES ESPIRITUALES, “puente” hacia un superior Plano del Ser, también con ceremonias y Ritos de Estado, como era el caso en la Romanidad y en todas las sociedades Tradicionales.

Máximo valor será otorgado al Culto a los Antepasados, reuniéndose y reencontrándose de ese modo con su propia Historia, con la cadena ininterrumpida de la estirpe de la Comunidad de Destino radicada en la Tierra propia de los pueblos europeos.

VIDEO: http://youtu.be/TG0ek9zNcUUConsideración que nos devuelve circularmente al inicio de nuestro ensayo: a la LUCHA DE LA LIBERACIÓN DE EURASIA, NUESTRA TIERRA DE LOS ANTEPASADOS.

FUENTE: https://adversariometapolitico.wordpress.com/2014/11/09/la-doctrina-de-las-tres-liberaciones-carlo-terracciano/

La geopolítica existencial de Carlo Terracciano – por Aleksander Dugin

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Publicado el febrero 2, 2013de Adversario

La geopolítica existencial de Carlo Terracciano – por Aleksander Dugin

http://openrevolt.info/2012/09/19/existential-geopolitics-of-carlo-terracciano-by-alexander-dugin/

Traducido para TM por Felix W.

La elección de Carlo Terracciano

++Creo que Carlo Terracciano es uno de los más importantes geopolíticos europeos de los últimos decenios. Estoy convencido de que va a ser reconocido como uno de los clásicos autores modernos de esta disciplina. Tuve la oportunidad de conocer a Carlo Terracciano personalmente, y siempre he admirado la rectitud de su posición ideológica en la vida: La geopolítica era para él una elección existencial, vivió en plena conformidad con sus principios, lo que demuestra algo impensable en nuestra época: Una actitud personal romana, olímpica – la lealtad, el apego total a la causa, la integridad moral completa sin tener en cuenta los efectos de las presiones de la modernidad.

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Carlo Terracciano era un hombre de ideas y un hombre de acción, al mismo tiempo. En su caso, la teoría y la práctica se fusionaron en algo indivisible. ¿Cuál era su idea principal y cuál fue su acto esencial?

++

El nacimiento de la geopolítica de la espuma del mar

++Carlo Terracciano heredó la tradición geopolítica del continentalismo europeo. En sus escritos (recopilados en una serie de artículos en “Nel Fiume della storia”), traza la génesis ideológica de esta escuela. El imperialista británico H. Mackinder fue el primero en articular la principal ley geopolítica – oposición dualista entre la civilización del Mar (talasocracia) y la civilización de la Tierra (telurocracia). Mackinder mismo era un brillante representante de la talasocracia y se encargó de transmitir la tradición de la estrategia talasocrática, el procedimiento de la percepción geopolítica de Gran Bretaña a los Estados Unidos. Mackinder fue uno de los fundadores de la London School of Economics, contribuyó a la aparición de “Chattem House”, el Real Centro de Estudios Estratégicos e inspiró el primer equipo del CFR (Consejo de Relaciones Exteriores), publicando en «Foreign Affairs» sus posteriores artículos. De él al americano A. Mahan se puede trazar la línea recta de la geopolítica atlantista, pasando por el realismo americano (con algo de “liberalismo muscular”, transnacionalismo y globalización) hasta llegar a Kissinger, Brzezinski, D. Rockefeller, por un lado, y los neocons en el otro.

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La hegemonía planetaria de Estados Unidos y la idea de talasocracia global con el Gobierno Mundial deriva de la visión planetaria de Mackinder, llevada a sus límites lógicos. El mundo puede llegar a ser realmente global, sólo cuando el poder del Mar definitivamente acabe con el poder de la Tierra (o viceversa). Ese fue el objetivo de la vida de Mackinder. Y ahora vemos que muchos de sus proyectos se cumplen: insistía en el desmantelamiento de Rusia, en la creación de un “cordón sanitario” en Europa del Este, en la necesidad de derrotar a Alemania y Rusia, y todo esto de alguna manera se realizó a finales del siglo XX, proporcionando así las condiciones para el surgimiento de un mundo unipolar y la hegemonía global de EE.UU. Este imperio talasocrático se convierte en una realidad ante nuestros ojos.

++Respuesta Continental

++Pero en el primer cuarto del siglo XX, el desafío conceptual de H. Mackinder fue contestado por los geopolíticos que se ubicaron en el lado de la telurocracia. Se trataba, en primer lugar, de la escuela alemana de Karl Haushofer, quien comenzó a desarrollar una base geopolítica telurocrática, Geopolítica-2 (mientras que la geopolítica talasocrática anglosajona se puede llamar “Geopolítica-1″). Así se sentaron las bases para la tradición continentalista.

Karl Haushofer

++La escuela de Haushofer ofreció a Alemania realizar su naturaleza telurocrática y unificar Europa sobre la base continental; para lograrlo era necesario concluir una alianza con la Unión Soviética y fortalecer los lazos con Japón y así destruir la talasocracia mundial – la alianza de Inglaterra, EE.UU. y Francia. La consolidación de todas

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las potencias terrestres era la única manera de deshacerse de las potencias marítimas y la tentación de organizar el espacio mundial bajo su modelo talasocrático. Este concepto fue desarrollado por el proyecto de una nueva división del mundo sobre la base de las Pan-ideas – cuatro áreas que iban a ser integradas económicamente, políticamente y estratégicamente a lo largo del meridiano – de norte a sur. Haushofer había creado un importante baluarte conceptual de la Geopolítica-2, con el cual se sentaban las bases para el continentalismo europeo en el que Alemania fue concebida como el centro de la telurocracia europea (un hecho natural reconocido por el propio Mackinder).

++Tras la derrota de Alemania y las potencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial la geopolítica telurocrática ha sido desacreditada durante mucho tiempo y se perdió entre las sombras. Autores americanos han llegado a sugerir que habría que distinguir la anglosajona «Geopolitics» de la alemana «Geopolitik», identificando la primera como un “método completamente aceptable de análisis de la ciencia política en el ámbito de las relaciones internacionales”, y la segunda como”Fantasías imperialistas”. En estas definiciones de lo que es “científico” y lo que no, vemos sólo el típico doble rasero y la clásica propaganda política de los ganadores. Las potencias marítimas derrotaron a las potencias terrestres, y establecieron una disciplina colonial – en particular en el campo de la ciencia, porque el conocimiento, como Michel Foucault ha mostrado, es sinónimo de poder.

++Sin embargo, la escuela continentalista de la geopolítica telurocrática continuó existiendo en Europa en condiciones marginales también después de la Segunda Guerra Mundial. Los ejemplos son las obras del general austríaco Jordis von Lohausen, el teórico belga y fundador del movimiento pan-europeo “Joven Europa” Jean Thiriart (a quien, casualmente, Carlo Terracciano encontró por primera vez en Moscú en mi apartamento en 1992) y el destacado filósofo francés Alain de Benoist. La característica principal de esta continental Gepolítica 2 es la visión del mundo desde el punto de vista de la Tierra. De esto podemos deducir fácilmente el papel de cada jugador en la “gran guerra de los continentes.” Los que están en el lado de la Tierra están automáticamente contra el mar, es decir, contra el mundo anglosajón, en contra de la dominación de EE.UU. y en contra de la globalización occidental (mundialismo).

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++Testimonio telurocrático de Carlo Terracciano

++Carlo Terracciano era un sucesor directo de la tradición geopolítica continentalista, el teórico más notable y persistente practicante de la Geopolítica-2. Su obra es quizás el ejemplo más completo y coherente de esta tradición. No se limita a seguir reciclando teorías pre-existentes, sino que aplica los principios básicos de la geopolítica telurocrática para analizar la situación actual en el mundo. No dejó una sombra de duda en su elección personal: habla en nombre de todo el continente de Europa, de la telurocracia. En las condiciones de ocupación y dominación atlantista talasocrática es un gesto viril de la rebelión espiritual y cognitiva. Así Terracciano lleva a cabo un acto simbólico importante: lo que constituye el polo subjetivo, dotado de la voluntad y de la mente, que surge del vertedero de la Europa post-moderna, convirtiéndose en un proyecto alternativo revolucionario de los países de Europa. Ésta posible pero aún no realizable Europa surge – aunque sea sólo en teoría – de entre las ruinas de la modernidad agonizante. Terracciano es una especie de testigo geopolítico, en sus escritos y acciones testifica que la victoria del Mar no es absoluta y que en Europa permanece una red de decidida resistencia geopolítica continentalista y que esta red es plenamente consciente de la naturaleza, finalidad y participaciones en la gran guerra de los continentes. Por lo tanto, Carlo Terracciano está salvando la geopolítica continental europea tradicional, preparando así el restablecimiento teórico de Europa.

++

Terracciano como Eurasiatista++Además, el momento decisivo en la evolución de las teorías Carlo Terracciano fue su encuentro con la tradición geopolítica eurasiatista restablecida en Rusia desde finales de los 80. La escuela moderna eurasiatista rusa de la

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geopolítica fue fundada a finales de los años 80 como una reflexión geopolítica post-soviética en la visión de mundo de Mackinder, como una especie de respuesta al desafío talasocrático. La lógica constituyente de la construcción de la geopolítica Eurasiatista era muy similar a la génesis de la geopolítica alemana de la escuela de Haushofer. Pero en el caso de Rusia, la simetría era aún más perfecta: Mackinder identificó como el principal enemigo del poder marítimo al Heartland, cuyo control garantiza a la talasocracia la dominación del mundo. Los eurasiatistas rusos en los últimos años 80 aceptaron el marco principal del mapa geopolítico y acordaron reconocer la esencia de la historia de Rusia en la telurocracia. La Rusia es el Heartland, así Geopolítica-2 es la causa rusa. Así se sentaron las bases del moderno neo-eurasismo.

La geopolítica euroasiática rusa se reunió con el continentalismo europeo en 1992 – durante una visita conjunta a Moscú de Carlo Terracciano y Jean Thiriart. Jean Thiriart fue el autor del concepto de “Imperio Euro- soviético de Vladivostok a Dublín” y Carlo Terracciano en esa época escribió su obra programática “En la espuma de la historia” (“Nel fiume della Storia”). Desde entonces el continentalismo europeo y el eurasismo ruso se convirtieron casi en la misma línea geopolítica. Algo similar se describe en el concepto de Haushofer del proyecto continental del bloque geopolítico “Berlín-Moscú-Tokio”. La misma idea fue revivida en el plano teórico en los años 90 en Rusia. El estrecho diálogo geopolítico ruso – europeo comenzó entonces en Moscú y sigue creciendo hasta la actualidad. Al mismo tiempo, otros geopolíticos europeos, en particular Alain de Benoist y Claudio Mutti, visitaron Moscú, entrando en la misma dirección de consideraciones geopolíticas. En Francia, unos puntos de vista muy similares fueron desarrollados por el excelente escritor tradicionalista Jean Parvulesco.

++Carlo Terracciano tuvo en esa amistad eurasiática el papel principal. Con una energía apasionada comenzó a desarrollar la tendencia eurasiatista, invitando a la unión en un bloque continental telurocrático de todos aquellas fuerzas inconformistas contra el status quo. Su obra, aunque se ha desarrollado en el ámbito de una élite intelectual y de escuelas geopolíticas, ha tenido un impacto considerable. Las ideas son importantes, y cualquier acción política siempre se inicia con el proyecto, el programa, la estrategia.

++Islam y telurocracia

++El análisis de la situación actual ha llevado a Carlo Terracciano a la conclusión de que muchos países islámicos y la civilización islámica en su conjunto debe ser considerada como una aliada crucial en la alianza telurocrática en la lucha común contra la hegemonía estadounidense y la globalización plutocrática. Por lo tanto, la importancia del factor islámico se ha convertido en un componente vital del neocontinentalismo moderno. Terracciano debe considerarse como uno de sus fundadores. El Islam es un Poder telurocrático – esta fue la conclusión a la que llegó Carlo Terracciano. Se convirtió desde entonces en una especie de axioma geopolítico para el eurasismo

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contemporáneo.Terracciano hizo una serie de viajes y dio una serie de conferencias en los países islámicos – Irán, Siria, etc, promoviendo por todas partes la geopolítica euroasiática continentalista. Ideas y acciones, como siempre en el caso de Carlo Terracciano no difirieron.

++Nacional comunismo

++La formación de puntos de vista geopolíticos han estado acompañados por Terracciano con los correspondientes cambios ideológicos y políticos. La apelación a los criterios geopolíticos, los conceptos y la evaluación del significado crucial de telurocracia exigió la revisión de los fundamentos políticos del patriotismo clásico europeo, que por lo general se refiere a la “Tercera Posición” (anti-liberalismo y anti-comunismo), en el espíritu de Evola, Heidegger y Yockey. Si aceptamos el punto de vista de la potencia terrestre, la Unión Soviética pasó inmediatamente de ser uno de los dos enemigos de Europa (junto con el Occidente capitalista liberal, personificada en los EE.UU.) a ser un aliado. Esto requiere una revisión radical de la “Tercera Posición” y la transición a una fusión entre el europeísmo y el sovietismo, el nacional-bolchevismo. Por una evolución semejante a mediados de los 80 pasó el máximo teórico de la europea “Nouvelle Droite” Alain de Benoist. A ′diferencia de muchos otros “nacional revolucionarios” Carlo Terracciano, sin dudarlo, aceptó la dirección ideológica nacional-comunista y se convirtió en uno de los líderes del comunismo nacional en Italia. El Anti-sovietismo y el anticomunismo (sobre todo ahora, después de la caída de la Unión Soviética) se convirtieron en obsoletos y sirven como herramientas en las manos de talasocracia, los liberales y los globalistas. Así que cada ciudadano europeo coherentemente revolucionario debe resueltamente terminar con eso y cooperar activamente con todas las fuerzas de izquierda que luchan contra la hegemonía estadounidense y el capitalismo liberal, que encarnan la esencia de la talasocracia y la civilización del mar. Este giro a la izquierda de Terracciano fue la conclusión lógica de su análisis geopolítico, y él ha dado pasos más decisivos en esta dirección uniéndose así con la tradición de la “Joven Europa” (siguiendo el ejemplo de Claudio Mutti, amigo y colega de Carlo Terracciano ), y convirtiéndose en un pionero de las nuevas tendencias nacional-comunistas y eurasiatistas en la política moderna italiana y europea. Para esta posición política Carlo Terracciano consagró todo un libro bajo el expresivo nombre de “Comunismo Nacional”.

++La justicia social es un valor de la sociedad tradicional. La jerarquía basada en el principio material y la estratificación de clases, que constituye la base del capitalismo, es el mal absoluto y debe ser abolida. La lucha contra el liberalismo, el capitalismo y la oligarquía global por la libertad, la justicia y el orden social basado en la solidaridad y la ayuda mutua es la principal tarea de los nacional-revolucionarios. No se puede tolerar compromiso alguno con la burguesía y sus valores mercantilistas, materialistas y egoístas. El hombre es un ser social. La tradición es una causa del ser colectivo, una causa social. Con el fin de afirmar la sociedad tradicional y aplicarla a escala mundial, es necesario destruir la cosmópolis capitalista fundada en la veneración incondicional del “becerro de oro”. Y en este caso las fuerzas de izquierdas que luchan por la justicia social, son aliadas y amigas, así como las fuerzas de la derecha, que defienden los valores tradicionales – como la espiritualidad, la fe y la fidelidad a las raíces (de hecho, todos éstos valores son incompatibles con el capitalismo y el espíritu comercial).

++Tradicionalismo y la geopolítica de lo Sagrado

++Por último, el aspecto crucial del pensamiento de Carlo Terracciano se asocia con el tradicionalismo y la Tradición. Terracciano siguió el camino trazado por Julius Evola, viéndose a sí mismo como portador de las tradiciones espirituales de Occidente, que se remontan a las profundidades de la antigüedad, al neoplatonismo greco-romano. Era respetuoso frente al Islam y el hinduismo, sentía simpatía por la ortodoxia griega y rusa, pero

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hasta el final de sus días se abstuvo de aclarar sus puntos de vista religiosos con una confesión concreta. Él era un tradicionalista y un fuerte partidario de los antiguos valores indoeuropeos. Estos valores, a su juicio, tenían que estar en el centro de la guerra santa que él libró contra el mundo moderno.La tradición está ligada a la tierra. La modernidad está vinculada al mar. Telurocracia significa Tradición, la modernidad significa talasocracia. Así la geopolítica de Terracciano obtiene una dimensión sagrada. No es sólo un instrumento técnico para el correcto análisis político o la planificación estratégica, sino una ideología, una elección espiritual, una llamada para una batalla sagrada escatológica, un Endkampf, que nos exige movilizar todo nuestro ser.

++Muy buen guerrero

++Carlo Terracciano nos da un ejemplo de cómo debería ser la vida de un auténtico geopolítico en el campo de la ciencia, la teoría, la existencia, la ontología, la escatología. Esta es la movilización total del alma, el pago completo de las creencias de todo el contenido de la vida heroica y trágica.Hoy en día muchos se quejan de que no hay más lugar para los actos heroicos y luchas, todo está condenado a perder desde el principio, nada puede dar resultados empíricos. Esto sólo demuestra debilidad, cobardía y bajeza. Si creemos en algo y nuestra fe es suficientemente fuerte, somos siempre capaces de cambiar el mundo. No hay enemigo imbatible para el ardiente espíritu humano. Carlo Terracciano nos da el ejemplo de un hombre que hasta su último aliento defendió sus creencias. Sus creencias son nuestras creencias. Su lucha es nuestra lucha. Y la lucha de aquellos que vendrán después de nosotros.Confieso que no me interesa qué clase de hombre era Carlo Terracciano, aunque sus amigos afirman que era genial, amable, honesto. No importa. Es subjetivo. Objetivamente, él era un héroe. El verdadero héroe del continente, de la civilización de la tierra, de Eurasia. Y eso es mucho más importante. Sólo la idea sí importa. Y otra cosa también tiene importancia – la vida humana arrojada al fuego de una gran fe y una gran causa.Un tradicional proverbio japonés dice: No sólo es bueno el guerrero que sirve honestamente a un buen Estado, bueno es el guerrero que sirve honestamente a cualquier estado – entre ellos el muy malo, y este servicio honesto es el que convierte al mal estado en uno bueno. Carlo Terracciano era un guerrero muy bueno. El guerrero de Europa.

Fuente: https://adversariometapolitico.wordpress.com/2013/02/02/la-geopolitica-existencial-de-carlo-terracciano-por-aleksandr-dugin/

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Terracciano: Rebelión contra el mundialismo moderno Publicado el noviembre 3, 2010de Adversario

La victoria no se alcanza con el esfuerzo de un día o de un año, sino con la determinación de toda una vida

Extraído de La Biblioteca Evoliana

http://juliusevola.blogia.com/2006/091007-rebelion-contra-el-mundialismo-moderno.-carlo-terracciano.php

Bilioteca Evoliana.- Uno de los intentos de poner al día la obra de Evola se debe al llorado Carlos Terracciano que escribió este pequeño ensayo “Rebelión contra el mundialismo moderno”. Terracciano, fallecido en 2005, es considerado como uno de los intérpretes de la obra de Evola. Reproducimos este artículo por su interés intrínseco, aun a pesar de que no compartimos algunos de los puntos de vista del autor. La traducción ha sido realizada por Santyago Rivas.

Rebelión contra el mundialismo moderno.

Actualidad revolucionaria de la obra de Julius Evola en la Era de la GlobalizaciónCarlo Terracciano[Traducción de Santyago Rivas]

“…Y aunque no se verifique la catástrofe temida por algunos en relación al uso de las armas atómicas, al cumplirse tal destino, toda esta civilización de titanes, de metrópolis de acero, cristal y cemento, de masas pululantes, de álgebras y máquinas que encadenan las fuerzas de la materia, de los dominadores de los cielos y los océanos, aparecerá como un mundo que oscila de su órbita para perderse definitivamente en los espacios, donde ya no vea más ninguna luz, fuera de aquella que produce la aceleración de su propia caducidad…”

“…Solamente podrá salvar a Occidente un retorno al espíritu Tradicional en una NUEVA CONSCIENCIA UNITARIA EUROPEA…”

(Julius Evola, “Rebelión contra el mundo moderno”)“…También sobre el plano de la acción puede ponerse en evidencia el lado positivo de la superación de la idea de Patria, sea como mito del período romántico burgués, sea como hecho naturalista casi irrelevante frente a una unidad de tipo diverso: al ser de una misma patria o tierra, se contrapone entonces el ser o no ser por una misma Causa…”

(Julius Evola, “Cabalgar el tigre”)“Conozco mi destino. Un día se pronunciará mi nombre como recordando algo enorme, una crisis como no la hubo tal en la Tierra, el más formidable hurto de conciencia, una declaración de guerra a todo aquello que hasta entonces era creído y santificado. Es la hora en que el concepto de política entra en su plena fase revolucionaria, y todas las formaciones de la vieja sociedad saltarán por los aires, porque todas reposan sobre la mentira: haremos una guerra como no la ha visto el mundo. DESPUÉS DE MÍ COMENZARÁ SOBRE LA TIERRA LA GRAN POLÍTICA.”

(Friedrich Nietzsche, “Ecce Homo”)

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Evola

“Rebelión contra el mundo moderno”, la obra fundamental de Julius Evola, vio su primera edición italiana en 1934, y al año siguiente ya fue publicada en la Alemania Nacionalsocialista. Es un texto revolucionario que ha representado, para hombres de lugares lejanos y de distintas generaciones, una verdadera y propia “fulminación”, un cambio radical de perspectivas y expectativas, de “Visión del Mundo” desde la época de la “decadencia de Occidente” hasta el fin del ciclo epocal, el “Kali-Yuga” de la tradición hinduista, la era del “Ragna-Rökkr” u “Oscurecimiento de los Dioses” de las sagas nórdicas, “la Edad del Hierro” de la Teogonía de los griegos.

Los años fatales

Un año importante, 1934, mitad de un decenio que representó un vuelco en los destinos de Europa y del planeta entero.

En Alemania, Hitler, recién nombrado Canciller del Reich, se apresta a gestar las bases de una renovada potencia alemana mitteleuropea, dispuesta a conseguir ese “Lebensraum” necesario, aun a costa de incendiar de nuevo el continente, esa Europa que todavía representaba, geopolíticamente hablando, el motor de la política mundial.

Aquí residían todavía los centros políticos, militares, económicos e intelectuales de pequeñas naciones que poseían grandísimos imperios coloniales: Gran Bretaña, como siempre más volcada a los mares abiertos que a los espacios continentales; Francia, que formaba en sus propias escuelas y universidades a las futuras élites revolucionarias de Asia y África, aquellas que, mediado ya el siglo XX, acaudillarán las luchas de liberación nacional en sus respectivos países precisamente en nombre de la “Libertè” y la “Egalitè” (para la “Fraternitè” siempre habría tiempo…), de los “Inmortales Principios” que hicieron potente a París ante los ojos del mundo. Italia, por su parte, bajo el signo del fascio romano, buscaba su espacio en la geopolítica marítima, a la búsqueda de un imperio unitario mediterráneo-africano que le abriese las puertas del Océano Índico y de las grandes rutas comerciales y políticas.

Al este, el “Hombre de Acero”, Stalin, liquidaba, purga tras purga, los residuos cosmopolitas de una revolución trotskista que había intentado utilizar el Imperio Ruso como trampolín del marxismo mundial, transformando, a

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la inversa, al bolchevismo en la bandera del patriotismo y el expansionismo político y militar de la Rusia Soviética en Eurasia y otros lugares. Con acero y sangre, el Padrecito de la Santa Rusia Roja daba a luz las bases de la industrialización y la modernización de un imperio elevado al rango de co-potencia mundial, capaz de disputar el mundo entero durante medio siglo al vencedor final.

En el Extremo Oriente era el Imperio Nipón quien elevaba la bandera solar en nombre de la unidad asiática antioccidental, también en antítesis con el gigante chino, gravemente enfermo por guerras intestinas y ocupaciones extranjeras de grandes porciones del territorio nacional, mientras Mao, acosado, emprendía una Larga Marcha buscando refugio…

Pero he aquí que, protegida por la anchura de los dos mayores océanos del globo, la joven nación americana observaba y aguardaba, y al final será ella quien impondrá al planeta entero el dominio de su propia potencia militar y política, de la tecnología, de la propia moneda, de la lengua inglesa, del “way of life” americano, en fin, del control mediático sobre los instrumentos de comunicación de masas; en una sola palabra condensada: GLOBALIZACIÓN.

América, el mito americano del progreso tecnológico y de la eficiencia fordista, representaba y representa la coronación de aquel proceso de modernización contra el cual Julius Evola había escrito el texto más completo y exhaustivo del punto de vista de la visión del mundo Tradicional.

Ya en el prólogo, el autor indicaba que el concepto “modernización” debía ser entendido no solamente en su sentido “técnico-científico”, sino ante todo como una visión “idealtípica” de lo real, de la Historia y de la vida. Escribía Julius Evola:“Mundo moderno y mundo tradicional son aquí considerados como dos tipos universales, dos categorías apriorísticas de la Civilización”.

Con esta afirmación, por inciso, se quería decapitar de golpe toda la polémica sobre las relaciones entre hombre y máquina, entre ser hombres de la Tradición y usar la tecnología más avanzada.

Con la implosión de la URSS, último anillo de una cadena plurisecular, no sólo se despejaba el campo para una ideología concurrente con sus pretensiones de universalismo y cientificismo, sino que también:

“Se afirmaba una nueva filosofía de la Historia: la idea de que el camino de la humanidad tenía un sentido. A este sentido le fue dado el nombre de globalización”.

Determiniso y globalización

Esta idea de un FATALISMO MONOCÉNTRICO Y UNIDIRECCIONAL del destino de todos los pueblos, en marcha (según el orden indicado de sus varios niveles de “progreso”) hacia una única meta de “redención, que instaure el paraíso en la Tierra”, no es ciertamente nueva. Estamos ante la enésima reproposición de la concepción bíblica lineal-progresista de una historia entendida unitariamente, obviamente sobre el modelo de Occidente.

En sus líneas generales, esta idea es parte de aquel creacionismo que se manifiesta en la perfección de un Edén originario, en el cual el Hombre, que es la criatura por antonomasia, pasando por una Caída (en el pecado original, en la división del trabajo, en la ruptura del Pacto con Dios etc…), y a través de una redención (Cristo, Marx, el Mesías…), accede de nuevo a la perfección, mediante el trámite de una catarsis purificadora (del Holocausto, de la Lucha de Clases, del Juicio Universal…).Esta ideología de impronta judeocristiana encontró, laicizada, en América su tierra de máxima arraigo, deviniendo la infraestructura ideológica portadora, el instrumento propagandista indiscutido e indiscutible para la afirmación del imperialismo capitalista, del expansionismo económico y político de los EEUU, siguiendo las directrices delineadas de la Geopolítica por la más grande potencia talasocrática que jamás apareció sobre el orbe terráqueo. El “Destino Manifiesto” logró que los americanos no duden ni por un instante ser los portavoces y los ejecutores de la Voluntad de Dios en la Tierra.

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Quien se opone a ellos se opone al mismo Dios, y es entonces más que un criminal, es el Mal personificado, o cuando menos su instrumento en el mundo, en contraste con los “predestinados” del Segundo Israel: los EEUU. Acusando una vez y otra a los enemigos demonizados de turno, Hitler o Stalin, Mao o Jomeini, Saddam Hussein o Milosevic, nazi-fascismo, comunismo o islamismo, de querer “conquistar el mundo”, las élites económicas, políticas e intelectuales estadounidenses logran precisamente la justificación de aquello que dicen combatir… CONQUISTAR EL MUNDO.

Creer que la Globalización sea una NECESIDAD INELUDIBLE de la Historia, un proceso natural y automático impersonal y autogenerado en el camino del Progreso, no solamente es la aceptación sin crítica de un falso reflejo ideológico, también representa una derrota ideológica determinada por la asunción acrítica de la visión del mundo del adversario.

Quien da por descontado los axiomas que pertenecen al otro, aun cuando se presenten laicizados e historizados, ya está preso antes de comenzar a luchar, porque realmente pertenece al otro. Si se implantan mentalmente los axiomas ideológicos del enemigo contra el que se quiere combatir, la batalla está perdida de antemano; y el primero de estos axiomas es la utopía igualitaria y absolutamente niveladora, exactamente funcional a los proyectos de globalización total del Capitalismo, al término de su proceso expansivo.

Proceso degenerativo que hoy día se identifica con la destrucción de las economías subalternas, de los recursos energéticos y con el ecosistema en su conjunto: etnocidio es igual a genocidio, tout court.

El mito MOVILIZANTE del “Progreso” indefinido y necesario, idea-fuerza mayor en la fase de la secularización y laicización del Pensamiento Único, radicado en el biblismo particular de raíz protestante-calvinista, en estos inicios del III Milenio se ha vuelto en su contrario, pero nunca en su “opuesto”.

El “progreso” que mata

Biotec, clonación, mutaciones genéticas de animales y vegetales, manipulaciones del ADN con la excusa de mejorar y prolongar la vida, desastres climáticos y ambientales, desaparición de especies animales y de culturas humanas diferenciadas, etc… están convenciendo cada vez a más personas que el llamado “progreso”, impuesto por Occidente al resto del mundo, se ha revelado en realidad en la perspectiva de una catástrofe incontrolada y cada vez más incontrolable. No es un progreso por lo tanto sino un regreso, que tiene determinada una perversa desintegración de todo tejido social y comunitario, un cáncer devastador que calcifica toda estructura orgánica de la sociedad hasta en los lugares más recónditos del planeta, hasta que una autofagocitación de la especie humana devenga en lo que ha sido definida como la “Sexta Extinción”, tras la cinco precedentes que las especies que le precedieron en el dominio de la Tierra.

El modernismo, el progreso técnico, el maquinismo, pueden ser vistos en perspectiva como los elementos destructores del planeta; los científicos, cada vez más incontrolables, se han convertido en una casta intocable de aprendices de brujos y agentes de la destrucción: “Si esto es el progreso, queremos volver al pasado”, dijo el jefe de la tribu de los Masai al contemplar los efectos de la implacable sequía y a la desertificación que arrasa el África, causadas por los cambios climáticos.

El periodista y escritor Massimo Fini comparó el mundo globalizado con un tren en marcha, cargado de explosivos, que aumenta exponencialmente su velocidad, sin luces en una noche de niebla, destinado fatalmente a descarrilar y hacer perecer a sus ocupantes, a extinguir la Tierra misma y todas las formas de vida que cobija.Y los maquinistas responsables del futuro desastre preparan las armas para defenderse de la reacción de los pueblos, pensando ingenuamente que la supuesta inexpugnabilidad de la fortaleza continental norteamericana podrá preservarles del desastre.

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A tan lenta y confusa falta de conciencia de los peligros de la globalización no corresponde de la otra parte un claro conocimiento de las causas, próximas y remotas, del fenómeno y de sus agentes; ni mucho menos un proyecto realista de resistencia y reconquista.

A lo máximo se está contra los efectos de la globalización, pero nadie se opone a sus verdaderas causas.

Al contrario, por parte de las miles realidades genéricamente etiquetadas como “antiglobal” (portavoces de los intereses y exigencias más dispares, desconectadas y conflictuales entre sí), no se propone sino una “globalización de las bases”, que contemple la mejora del nivel de vida de la mayoría pobre del planeta, preservando contemporáneamente el hábitat, que salve las culturas que son la riqueza del mundo pero abatiendo al tiempo los confines y llevando hasta su culminación el proceso de eliminación de las diferencias nacionales.

Todo y lo contrario de todo: definición aritmética de la Nada.

El rostro inhumano de la globalización

Una “globalización de rostro humano” es una absurdidad que se contradice en su misma formulación de base; la enésima reformulación de un reformismo interno del Sistema Global que no quiere perpetuar las injusticias, pero que desprecia la instintiva rebelión autodefensiva de los pueblos como vehículo ciego.La Banca, las instituciones financieras, los lobbies industriales y los supergobiernos mundiales sólo de demuestran “humanos” con aquello en donde ven coincidir sus intereses.Un solo ejemplo: la anulación de la deuda es ciertamente una causa justísima, un acto mínimo reparador de los países depredadores por las riquezas que han sustraído durante decenios.

El débito total de las naciones en vías de… “subdesarrollo” ha superado con largueza la astronómica cifra de 2.500 millardos de dólares, pero… esto no es un “don humanitario” de los gobiernos sino una necesidad vital de la Banca Mundial que determina las políticas interiores y exteriores. El crédito en verdad, lo sabe la banca, es inexigible, aunque sólo sea en sus intereses acumulados, dadas las condiciones desastrosas de las economías al Sur del Mundo.Una declaración general de quiebra de la mayoría de los países de la Tierra provocaría el pánico de los mercados y podría determinar la caída de todo el sistema financiero, acelerando la irresistible decadencia del capitalismo, cada vez más frágil en cuanto más enorme y global.

La condonación “humanitaria” del débito no tiene otro fin que evitar escenarios apocalípticos para la Alta Finanza Mundial, y su contrapartida es la aceptación por parte de los estados deudores de vínculos ulteriores, también políticos, y el compromiso de abatir toda defensa contra la liberalización de los mercados, que es la causa primera que ha determinado su miseria y sus deudas.

Es necesario recordar que Ceaucescu fue abandonado a su suerte en Rumanía una semana después de haber saldado hasta el último centavo de la deuda exterior rumana. El Fondo Monetario Internacional, la Banca Mundial, los Estados Unidos y los países ricos no pueden permitir a ningún Estado alcanzar su propia independencia financiera, la nueva forma de esclavitud del capitalismo en los siglos XX y XXI.

La utopía de la igualdad mundial en el bienestar y en la bonanza, propia de los que pretenden la globalización por lo bajo, no está sólo en sintonía con los intereses de las multinacionales en su expandir el mercado en vertical, en profundidad, sino que también determinaría una nivelación cultural y política total, junto a la destrucción última del ecosistema.

Debe quedar bien claro al Norte del mundo que una más justa redistribución de bienes y servicios en el mundo para solamente a través de un proceso revolucionario, local y general, que derribe los parámetros culturales y económicos de referencia también en los países ricos; revolución que habrá de renunciar a la “riqueza” en términos consumistas para dar fórmula a modos más “espartanos” en el vivir, pero también más libres de los

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potentados mundiales, bajo el fondo de la renovación de las relaciones armoniosas con la naturaleza desde las propias comunidades de pertenencia.

La “cura” propuesta por los “antiglobales” comúnmente entendidos acabará… por matar al paciente. La astucia de un sistema global que proclama la mejora de las condiciones de vida de las clases y de los pueblos es reducirlos a todos al común de productores-consumidores del sistema capitalista global, para alargar así el mercado único de los productos estandarizados, no sólo en el sentido horizontal y geográfico, sino también vertical interclasista, aumentando en sus mínimos aceptables para el mismo Sistema el crédito y la disponibilidad monetaria para la adquisición de nuevos bienes y servicios.

En términos marxistas: disminuir la “pauperización absoluta” es un imperativo para aumentar la expansión del mercado, y para ello hay que alargar la “pauperización relativa”.

O en términos informáticos: el “Digital Divide” de los inputs tecnológicos e informáticos permitirá a los estratos sociales y populares el acceso o no a la realidad virtual y al telemercado.

Los antiglobalizadores de la “izquierda” moderada (por continuar con ciertas definiciones decimonónicas ya hace tiempo superadas), reciclados del internacionalismo proletario al liberalistas de mercado, están de acuerdo en querer y/o aceptar (que es lo mismo desde el lado práctico) la globalización.Porque lo que proponen es sólo una GLOBALIZACIÓN DE SIGNO CONTRARIO, y no lo CONTRARIO DE LA GLOBALIZACIÓN.

En términos políticos son los reformistas internos del Sistema Global y no los revolucionarios a él opuestos.

Mundialismo y globalización

La primera batalla del combate es la terminológica, porque ahí es donde se asumen los valores sustanciales en la elección de una contraposición realmente antagonista al Nuevo Orden Mundial.

La globalización, lejos de ser una “fatal necesidad”, una etapa irreversible del “camino del progreso”, no es sino el efecto de una causa, o si se quiere menos genéricamente determinista, el instrumento de una estrategia mundial conducida, CONSCIENTE Y VOLUNTARIAMENTE durante decenios cuando no por siglos.Y si se debe hablar de determinismo, es sobre un plano metapolítico y por lo tanto metafísico donde debe ponerse atención, como señalaremos cuando toque hablar de la concepción Cíclica de la Historia.

La globalización de los mercados no hubiera podido realizarse sin una obra preventiva preparatoria política y cultural, impuesta por el uso de las armas y las invasiones militares: en el pasado se dieron dos guerras “mundiales” y decenas de decenas de guerras locales, golpes de estado, estragos y genocidios, que terminaron por realizar el “One World” americanocéntrico.

Nosotros definimos ya a este proceso de dominio planetario, desde sus inicios con el nombre de MUNDIALISMO.

Una de las más completas explicaciones de este término es la que ofrece Giuseppe Santoro en su obra “Dominio global. Librecambismo y globalización”, volumen de un centenar de páginas que debiera ser el “libro rojo” de todos los verdaderos revolucionarios antimundialistas.

Escribe Santoro:

“El Mundialismo, en síntesis, es una ideología (y una praxis cultural, social y política) universalista promovida por instituciones internacionales político-militares (principalmente la ONU y la OTAN), por consorcios privados (Council on Foreign Relations, Trilateral, Bilderberg, masonería etc..), asociaciones religiosas (la “capilla” vaticana del Opus Dei, el Consejo Mundial Judío, las numerosas sectas protestantes…) y por una compleja y amplísima red de lobbies y organizaciones internacionales de “presión” política-social-cultural-massmediática

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(agencias de información, industria cinematográfica, etc.), cuya base principal táctica se localiza en el territorio de los Estados Unidos”.

Y sigue:

“El objetivo del mundialismo es la creación de un gobierno o administración única (el Nuevo Orden Mundial), de una única disposición política institucional y social (el liberalismo), un único sistema de valores (el individualismo igualitario de la doctrina de los “Derechos Humanos”) y un único conjunto de costumbres y estilo de vida (el consumismo) extendidos a toda la Tierra sobre el dominio absoluto de todas las fuerzas políticas, económicas y culturales que lo encarnan: las élites de la finanza mundial”.

Santoro es también autor de “El mito del libremercado”, donde profundiza en el estudio de las “clases económicas”.

Es evidente que lo escrito concluye en que el Mundialismo no es un mecanismo anónimo, sin cabeza, sin dirección ni motor, que pueda autorreproducirse metastáticamente, sino un hecho objetivo producto de la intervención de ideas de unos pocos hombres y unas bien identificadas instituciones, que en conjunto son objeto y no sujeto del mismo proceso globalizador. Quien no lo crea así razona en términos de un ferviente determinismo mecanicista que no es sino otro de los devastadores efectos de la más amplia falsificación histórico-ideológica de los siglos: el Iluminismo, matriz del liberalismo y del marxismo, filtrados por los hegelianismos de “derecha” y de “izquierda”.

La raza de los amos

Del resto, daremos un solo ejemplo, también en términos de crédito; pocos son los supercapitalistas que poseen fortunas en mucho superiores a múltiples estados: los americanos Bill Gates, Larry Hallison Warren Buffet y Paul Allen son propietarios de fortunas que equivalen a la de las 42 naciones más pobres del planeta, y que abarcan una población de 600 millones de almas, un sexto de los habitantes del planeta.

Los “decisión makers” de la política mundial, poseedores de todos los sistemas bancarios, de completos sectores industriales y comerciales, de las fuentes energéticas y estratégicas, son quienes sugieren más o menos de forma soterrada la política de los gobiernos y de las instituciones internacionales. Sucintamente pueden agruparse en 13 clanes familiares. En orden alfabético: Astor, Bundy, Collins, Dupont, Freeman, Kennedy, Li, Onassis, Rockfeller, Rothschild, Russell, Van Duyn y Windsor.

La “raza mundialista de los amos” habita en reductos exclusivos, frecuentados sólo por sus propios iguales, salvo cuando debe condescender a escuchar los “hosannas” populares; se cruzan endogámicamente entre sí y deciden por todos.La raza de los amos no tiene patria, sólo pasaportes, uno para cada rincón que visitan. Su patria es el mundo.

Son exhibidores del lujo, cosmopolitas por vocación e interés, antiguos parias que, en la época de la caída de las castas, se elevaron a los vértices de la pirámide política y social. Son los anfitriones de las mansiones donde se celebran las reuniones del Bilderberg, de la Trilateral, del CFR. Algunos han guiado directamente estados y gobiernos, como los Kennedy y los Windsor. Para ellos todo está permitido, desde las guerras y las crisis económicas y financieras provocadas, hasta los más prosaicos homicidios por motivos de faldas (¿quién recuerda el caso Palme?).

Para ellos, la reserva, la mentira y el secreto son los instrumentos absolutamente indispensables de dominio.

Hablar de la necesidad “objetiva” y amorfa del proceso de globalización es otro de sus mejores instrumentos para esconder la causa, manifestando sólo el efecto. En la más generosas de las hipótesis imponen al mundo los propios parámetros de referencia, la propia visión cosmopolita de las relaciones internacionales. Católicos, protestantes o judíos, pero también musulmanes o confucianos o simples agnósticos y ateos, son todos

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portadores de una única visión y estilo de vida, exactamente aquella del “Mundo Moderno”, contra el cual Evola escribió su “Rebelión”.

El semiólogo judío-americano Noam Chomsky, teórico de la antiglobalización desde su cátedra del MIT (Massachussets Institute of Technology), ha sido desde siempre uno de los más feroces críticos del capitalismo y del imperialismo, y a él corresponde la definición de los padrones de la finanza mundial como un “Senado Virtual”, al cual los gobiernos del mundo deben rendir cuantas completamente al margen de los ciudadanos que los han elegido:

“El Senado Virtual es un grupo de auto-investidos capaces de gobernar naciones a través del control de los flujos de capital, las oscilaciones bursátiles y las regulaciones de las tasas de interés. Apenas un estado anuncia la elección del interés colectivo, la amenaza de la retirada absoluta de capitales es inmediata. Todos los gobiernos del mundo, incluso los propios EEUU, son fantoches manipulados por estos senadores enmascarados. Pero a diferencia de los más feroces dictadores, no tienen responsabilidades públicas”.

Aquí nos encontramos en la buena compañía de un hombre que no será acusado de “conspiracionismo complotista”.

A nosotros nos toca añadir que el “Senado Virtual”, para domeñar a los pueblos y los gobiernos, posee otras armas además de las financieras: desde los mass media a la informática, pasando por los golpes palaciegos y militares, hasta la guerra declarada con el uso de “armas inteligentes”.

En Serbia, por ejemplo, usaron de todo: revueltas étnicas, guerrillas montañesas y urbanas, guerra de intervención humanitaria, tráfico de drogas y de blancas, uso de sicarios a sueldo, de uranio empobrecido, de difamaciones y mentiras massmediáticas, de retoque informático de fotografías… hasta la compra literal, con dinero contante y sonante, del Jefe de Estado.

Regresemos de nuevo a Santoro, quien nos ofrece un juicio más neto sobre la “impersonalidad” del proceso histórico que estamos viviendo:

“La denominada globalización (económica, política, cultural y de modos de vida de todos los pueblos de la Tierra) no es de ningún modo un proceso “natural” ni “necesario”, determinado por las leyes internas de un irresistible “desarrollo” del mundo (desde un punto de partida a uno de llegada: Nuevo Orden Mundial, Fin de la Historia, Reino de Dios, Sociedad sin Clases o cualquier otro delirio apocalíptico) y de la lógica de las cosas (¿qué cosas?… y ¿qué lógica?). La globalización es la condición objetiva y autónoma a la que debemos adecuarnos como a una irrevocable voluntad divina, sino sólo el objetivo práctico y deliberado de un grupo de hombres concretos, objetivo tramitado por organizaciones con número de registro leal y que cotizan impuestos, que cuentan con nombre propio, sistemas informativos, massmediáticos y editoriales privados, no necesariamente oscuros ni ocultos en las inmensidades del Universo. En estos grupos no se excluye ni la presencia de conflictos internos ni de resistencias externas”.

(Giuseppe Santoro, “Banqueros y camareros. Soberanía monetaria y soberanía política”).

Simple, ¿no?…

“Derecha” e “izquierda” en el mundo globalizado

Sobre el plano práctico de la acción, la pretendida impersonalidad y necesidad del proceso de globalización determina voluntariamente en las masas un fatalismo impotente, camuflado por los intelectuales orgánicos del Sistema liberal-capitalista como una aprehensión metapolítica e intelectual de la “realidad”. La enésima reproposición, y con mucho la más innoble, es la llamada general a la “apolitización” y la desidia (el pasotismo), a la no-acción. Algo que ya denunciara Evola en obras como “El arco y la maza” y “Cabalgar el tigre”.

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Si antaño los militantes de derecha e izquierda pugnaban por la conquista del Poder para así afirmar sus esperanzas en un Mundo Nuevo, hoy día, mucho más burguesamente, se contentan con “gestionar” el poder desde el “ocaso de las ideologías”.

El minimalismo y la localización devienen las coartadas del desempeño y del refugio en lo privado, haciéndolos pasar por el máximo empeño posible contra los poderes fuertes, como si en el mundo moderno hubiese ya lugar para los oasis y las islas de un vivir alternativo, ajeno a la sociedad circundante y alternativa a la misma. ¿Quién recuerda ya las “comunas” del sesentaiocho?

Pero en esta nueva versión tenemos el agravante que esta fuga incapacitante del mundo ya no se dirige a los establos ni los pueblos abandonados, sino a los palacios de cristal y las torres de marfil de los complejos residenciales del extrarradio: comunitarismo sin comunidad, abierto sólo a los pocos elegidos que han podido entenderlo todo (?) y no han hecho nada (!). Aquí crecen y se propagandan las religiones del egoísmo y la falsificación del espíritu: desde la “new age” hasta la contemplación apática del Nirvana… sin cojones para entrar en él.

La izquierda, junto a buena parte de la derecha, que contesta la globalización por lo alto, acepta sin embargo apriorísticamente la filosofía de fondo, la necesidad de las tesis, los principios filosóficos y las utopías niveladoras; son un ala más del fenómeno globalizador, al que critican errores y horrores… y ni siquiera lo saben.

El internacionalismo proletario de ayer se llama hoy “antiglobal”, aun cuando es cierto que es más global que “anti”.

La derecha (1), que en su origen poseía otros instrumentos conceptuales de comprensión y oposición, partiendo de los estudios sobre el Mundialismo, sobre la Geopolítica, sobre las tradiciones, desarrollados en las obras de los maestros como Evola Guènon, Nietzsche Spengler, Sorokin, Lorenz, Sombart, Weber y otros muchos, se abandonó bien pronto a la NO COMPRESIÓN del fenómeno y a subirse al barco de los ganadores (siempre fue así su proceder), en una regresión política e ideológica respecto a los análisis y las acciones políticas anticipadoras de los años 70 y 80.

Contra todos los nostálgicos

El Fascismo, como fenómeno histórico y político europeo, murió DEFINITIVAMENTE en mayo de 1945, cayendo honrosamente con las armas en la mano, a diferencia del comunismo marxista eslavo-europeo que medio siglo después implotará junto a la URSS y sus satélites.

Y es un hecho irreversible que estas dos formas de modernización y movilización de masas sucumbieron en sus pugnas contra América. Es el modelo americano el que ha triunfado en el siglo XX, dando su impronta a todo el Mundialismo globalizador que hoy arrasa la Tierra.

Geopolíticamente es Eurasia (+ África y América Latina) quien ha perdido, por ahora, en sus confrontaciones contra el “Nuevo Mundo” por un Nuevo Orden Mundial.

El llamado “neofascismo” o “neonazismo” de la segunda posguerra ha sido un gran equívoco, unas veces heroico, otras trágico, y otras también cómico, alimentado en sus puntos más oscuros por los intereses de sus enemigos.

Aquellos que comúnmente viene definido como “extrema derecha” no es sino la expresión del trauma de la derrota militar, de sus caudillos muertos y/o masacrados, abandonados por todos a la orgía del Apocalipsis. La imagen de Mussolini junto a sus jerarcas con los pies hacia el cielo ha pesado como losa en más de una generación política. El 8 de septiembre no sólo representó un vuelco epocal, sino también el fin de Italia como Nación, pasando a ser una simple expresión geográfica ocupada por el atlantismo donde unas pocas decenas de millones de personas hablan más o menos la misma lengua.

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La propaganda martilleante de los vencedores señaló a los fascismos como el Mal personificado, hasta el punto que ha hecho a muchos identificarse en este rol invertido, como forma extrema de contestación y auto-reproducción.

La nostalgia, las formalidad exterior, la castrante exaltación de la derrota, los cultos necrófilos del pasado, el “caudillismo” sin Caudillo unido al expontaneismo anarcoide (armado y desarmado), son la expresión de diferentes factores de impotencia política y social, mientras el mundo cambiaba vertiginosamente marginalizando cada vez más a la extrema derecha en los ghettos construidos por sus propias manos. El nostalgismo neofascista es la NEGACIÓN MISMA DEL FASCISMO histórico como movimiento de movilización revolucionaria de las masas, trampolín de las juventudes revolucionarias de toda Europa, basado en el ímpetu vitalista de la mirada puesta en el futuro, en la fanática determinación de morir o vencer en su COMPETENCIA REVOLUCIONARIA con el comunismo bolchevique también revolucionario.

Ambos tienen como referencia el mundo de la primera mitad del siglo pasado. Y consideremos también que estamos hablando de las mejores partes de la derecha y de la izquierda, de aquellas minorías que jamás aceptaron “tout court” alinearse junto al Sistema, convertirse en los guardias de la porra del orden constituido.Pero aquí y ahora, en los inicios del III Milenio, derecha e izquierda han entendido perfectamente en qué dirección marcha el mundo, y simplemente han abandonado toda batalla histórica y cultural para pasarse al campo del adversario, del Liberal-Capitalismo, de América, del Sionismo y del Mundialismo.

Estos arribistas no son ciertamente el enemigo principal, pero sí el más cercano, a quienes es típica la máxima ambición de los neófitos mercenarios que desean demostrar al nuevo amo la plena fidelidad del siervo adquirido recientemente.Las recientes jornadas de Génova, la exaltación de la más bestial represión policíaca, de esos policías cobardes y nocturnos que no tienen el coraje suficiente de descender a la plaza para la batalla directa, el anticomunismo sin comunistas, la alineación acrítica de todas las iniciativas antipopulares y la perfecta identificación en la política exterior americana y sionista, son hechos claros y evidentes de la mentalidad subyacente al gobierno Berlusconi y sus aliados de la Alianza Nacional, los “postfascistas del neofascismo”.

En otros casos es la representación operística de la acción nostálgica e integrista del mantel y la sacristía, de las cenas y los homenajes cada vez más escondidos para evitar los encuentros con las extrema izquierda parapolicial del Régimen y del Sistema, una confrontación que bien pudiera ser funcional al Sistema si no fuese tan anacrónica e inutilizable por los “servicios” que la gestan dentro y fuera de Italia. Ridículo ese antifascismo de cierta izquierda en tanto que también ridículo el nostalgismo (¿pero a qué demonios se refieren con el “anticomunismo”?) de la derecha más o menos extrema.

Todo a mayor gloria de la raza de los amos que traza los destinos de Italia y de Europa, del mundo entero.

Actualidad de Julius Evola

Habíamos recordado que Julius Evola escribe su “Rebelión contra el mundo moderno” hacia la mitad de los años 30, en un mundo que era bien diferente de nuestros inicios del III Milenio: no existía la energía nuclear y todavía era una hipótesis el uso de la más devastadora ara de ingenio humano; no había televisión, ni ordenadores, ni internet era siquiera imaginado. La aventura del espacio exterior, el hecho de pisadas humanas sobre la Luna o las misiones exploradoras a Marte sólo eran fruto de la imaginación ferviente de los escritores de fantaciencia. No se conocía la estructura helicoidal del ADN, ni podían imaginarse tecnociencias como la biotecnología. La etología estaba por nacer, y los estudios sobre ecología eran cosa de marginales ociosos.

La era de la industrialización avanzaba con pasos de gigante sólo en América y Europa Occidental, donde todavía la mayor parte de la población vivía de la agricultura y habitaba e ciudades a la medida del hombre.

Europa, orgullosa, ocupaba el centro del mundo, con sus imperios coloniales, su cultura decadente, su burguesía.

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La globalización estaba en sus inicios, frenada por la existencia de políticas decididas y economías vitales. América todavía estaba lejos de realizar su proyecto de dominio mundial, aunque sus líneas esenciales ya fueron trazadas ideológica y geopolíticamente en los inicios del siglo XIX.

La Iglesia Romana, aunque ya daba los primeros pasos de su irresistible decadencia, era aun un formidable dique de contención detrás del cual se refugiaban pueblos enteros de millones y millones de almas devotas. La economía estaba dominada por los estados “totalitarios” más importantes: Rusia, Alemania, Japón e Italia. Son 70 años de distancia en lo temporal, pero centurias enteras en lejanía mental, organización social, tecnología, relaciones entre economía y política.

Pero aquellos que se atrevan a releer las páginas de Evola descubrirán de golpe la actualidad de sus análisis, especialmente los apuntados en la segunda parte de la obra, la titulada “Génesis y rostro del mundo moderno”.

Sus conclusiones sobre la “decadencia de Occidente”, al igual que aquellas de Spengler, sus juicios categóricos sobre Rusia como patria del capitalismo de Estado y América como hogar del marxismo social realizado, simplemente, aparecen más como profecías que como aserciones, más si tenemos en cuenta que sus profecías no tienen nada de mágico en el sentido banal del término, pero son fruto de un Conocimiento que se funda en los solas cimientos de la Tradición, en la concepción cíclica de la historia.

Esa concepción según la cual nuestro futuro ya está escrito en el más remoto pasado, según la cual nuestras espaldas no están detrás, sino DELANTE de nosotros, en un a-venir más próximo al fin que al inicio de nuestro actual ciclo de existencia, cuya conclusión y cierre determinará un nuevo y radical Inicio.

Como sabemos, Tradición significa “tradere”, transmisión de aquellos Valores que son eternos en cuanto que no son simplemente humanos, que el hombre no ha “inventado”, sino que ha “recibido”; “Tradición” que se actualiza en la historia en forma de manifestaciones diversas, pero muy fácilmente identificables en toda época y en todo lugar. Tradición que es el opuesto metafísico a toda especie de “tradicionalismo”.

Tradición y revolución

LA TRADICIÓN ES REVOLUCIÓN, etimológica y realmente. “Revolución” es “re-volver”, es decir regresar a los Orígenes, pero no antes de haber completado su Ciclo, su rotación su astronómica “re-evolución”.

La verdadera Tradición no tiene nada que conservar, sino que desea destruirlo todo para dar a sí cumplimiento “revolucionario” del ciclo, para preparar un nuevo inicio, una nueva Edad de Oro.

La Conservación es el contrario de la Tradición/Revolución, si es entendida no en el sentido de los Valores sino en aquel del mantenimiento, de la defensa de las estructuras del pasado, de las formas ya superadas, de los reductos vacíos y banales, de las fórmulas y las formas que el tiempo ha reducido a cenizas. Y esto también es válido para las fórmulas políticas y sociales como para las religiones y las culturas que una vez vueltas residuales e inútiles se perpetúan en vanos simulacros. Repetimos: en el mundo moderno no hay nada que conservar, sino todo que destruir.

Comenzando por cuanto de fosilizado hay en instituciones de un pasado apenas distante, que no fueron sino frutos del modernismo de su tiempo: desde los nacionalismos gestados por la “Revolución” Francesa y por los “Inmortales Principios” del 89.

Si la conservación es el contrario de la Tradición revolucionaria, la SUBVERSIÓN, como todos los fenómenos de revuelta en el mundo moderno, es una revolución de signo contrario, una CONTRA-REVOLUCIÓN, siempre en el sentido tradicional del término.

La subversión, en el mismo momento que pretende destruir las formas del presente (y este es su aspecto más positivo), lo hace en nombre y bajo el signo de la “modernidad”, como categoría mental y espiritual.

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Esto se traduce no en una aceleración hacia el fin de la presente decadencia y por lo tanto en la precipitación del punto catárquico que señala el paso revolucionario cíclico, sino en un perpetuarse bajo nuevas formas de decadencia, que tenderán naturalmente a cristalizarse en la enésima conservación, hasta la llegada de una ulterior honda subversiva. La subversión tiende a borrar las formas del pasado para conservar la esencia del presente, esto es, el modernismo antitradicional, tratando así de detener el verdadero proceso revolucionario que pueda cerrar el ciclo para abrir uno nuevo. La subversión es, en definitiva, otra forma de conservación.

Una serpiente que continúa mordiéndose la cola

Conservación y Subversión son funcionales la una con la otra en la actual fase del ciclo; también cuando desde un elevado punto de vista metahistórico, el cumplimiento revolucionario de la última fase cíclica está escrito en el Destino: como siempre, “fata volentes ducunt, nolestes trahunt”.

Las consecuencias de estas dos actitudes mentales son diversas y comunes, para los que no quieren ser simples espectadores comunes de los eventos, quienes observan en su misma naturaleza la marca de una impersonalidad activa, la fiereza del guerrero de la Tradición que hoy no puede sino manifestarse en el combatiente político revolucionario.

Valores a parte, lo repetiremos por tercera vez: en el mundo moderno no ha nada que salvar y todo está por destruir. En el mundo moderno, a este final de ciclo, toda destrucción del pasado y del presente es propedéutica al cumplirse el mismo ciclo histórico.

Dos frentes, muchas trincheras

Bajo este punto de vista es consecuente que un verdadero revolucionario vea en todo joven contestatario de la actual situación mundial y nacional un aliado táctico en la obra de destrucción de las instituciones mundialistas, en el asalto contra los gobiernos colaboracionistas del ocupante americano; de “derecha” o de “izquierda”, poco importa en el desenmascaramiento de todo engaño sobre la piel de los pueblos, de TODOS los pueblos.

Motivaciones y fines pueden ser divergentes, pero el Enemigo es único y supera toda barrera ideológica. Sólo quien así razona es un verdadero revolucionario, al prescindir de la revolución que tienen en mente, sin fingir, sin saltos de campo para agradar a quien nos considerará siempre un extraño o un neófito convertido.

Es la teorización de los DOS FRENTES Y MUCHAS TRINCHERAS.

Que cada uno combata al Mundialismo, la globalización, también si tiene una visión limitada de los problemas globales, de aspectos parciales, desde el propio punto de vista ideológico, ideal o existencial: desde la propia trinchera. Pero teniendo al menos bien clara la identificación de mismo Enemigo, que es el enemigo global.Quien tenga más claros los términos políticos y metapolíticos del combate planetario es también quien tendrá una mayor panorámica del campo de batalla y sabrá mejor conducir una lucha más radical y determinada.

Y el primer paso consiste en dar un nombre y un rostro a un fenómeno que no es anónimo ni hijo de nadie, como quieren hacernos creer los teorizadores del desempeño político, de la retirada a lo “privado”, entre los inputs metapolíticos y prosaicos de la vida del pequeño burgués.

El nombre de la mundialización: Amerika

El Mundialismo moderno es la fase extrema del imperialismo capitalista americanocéntrico en su manifestación más degenerativa, antitradicional, conservadora y subversiva al mismo tiempo.

Los Imperios tradicionales de Europa, después de haber sido la máxima expresión de las formas político-sociales del mundo tradicional, manifestación de la metafísica en el plano físico, se transformaron al final de su ciclo vital en imperialismos y nacionalismos coloniales, invadiendo e infectando el mundo. Ahora, la ley del contrapeso ha querido que sea Europa la vencida y sometida por un veneno que se ha instalado en su seno: América ha

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vencido a Europa, a toda Europa, también a la de los aliados de ayer, la ha privado de su poder y sus colonias, sustituyendo un neoimperialismo político, económico y mediático.

En términos geopolíticos, el “Mar” ha vencido a la “Tierra”, y continúa avanzando en su interior.

América, en efecto, se ha impuesto también a su rival, Rusia, y los confines de la OTAN avanzan cada vez más hacia el corazón de Eurasia, el HEARTLAND logístico de ex-potencia antagonista.

El Mundialismo, y su manifestación económica y mental, la globalización no podrían existir sin el dominio de una y sola superpotencia que ha impuesto al mundo su predominio militar sobre la tierra, sobre todos los mares, sobre los cielos y sobre el espacio exterior. No existiría sin una moneda única válida en todos los pagos internacionales, sin una lengua común de comunicación, de la diplomacia y de los ordenadores, sin una pseudocultura aceptada y asumida por todos, sin un dominio total de la televisión, el cine, la prensa, internet, etc., por los altos lobbies y las multinacionales con base en los EEUU, fortaleza continental aislada por dos océanos de vasta extensión, brazo armado mundial del SIM, el Superestado Imperialista de las Multinacionales.

“Los Estados Unidos son los grandes defensores de la globalización, y allí donde ésta se ha puesto en práctica, como en las relaciones con México, han aportado un gran bien (…) Pienso que los Estados Unidos son los primeros en beneficiarse de la globalización, desde el punto de vista de la concurrencia, desde una posición más fuerte respecto a los demás”.

Son palabras de Henry Kissinger, “el judío errante” de las administraciones republicanas, premio Nóbel de la paz (después de haber provocado la guerra Irán-Iraq, con un millón de muertos; o la invasión de Timor Oriental, con el exterminio de un tercio de la población local), autor del reciente libro “¿Tiene América necesidad de una política exterior?”, y sponsor del actual ministro de exteriores italiano en el gobierno Berlusconi.

En el fondo son un eco de las manifestaciones de su compadre literal, George Soros, judío de origen húngaro, especulador capaz de hundir en una sola operación bursátil la economía de países enteros (en el 92 le costó a Italia una pérdida de 40 millardos de liras) y actual co-presidente del World Economic Forum di Salsburgo (“hermano menos estival del Foro de Davos”):

“Creo que la globalización traerá grandes beneficios a un gran número de hombres y mujeres… La liberalización de los mercados y del movimiento de los capitales produce sobre todo beneficios privados a los privados. No se preocupa de quien no puede hacerlo “per se”, de los beneficios colectivos”.

(De su artículo: “La globalizzazione è un bene, i governi imparino a usarla”, “Repubblica”, 3.07.2001).

¡¡¡ Viva la sinceridad !!!

Para el señor Soros y sus afines la globalización, ciertamente, es un verdadero maná del cielo. Últimamente anuncia que desea abandonar las finanzas y dedicarse a “los problemas de la democracia en la Europa del Este”. ¡¡¡ Pobres Eslavos !!!Del resto, es preciso anotar que uno de los instrumentos que tiene América para imponer su política económica al mundo, además del dólar, es la llamada GLOBALIZACIÓN ASIMÉTRICA, que mientras impone a las economías más débiles (comprendidas también las de los “partners” ricos del Norte del mundo) el liberalismo absoluto en los intercambios internacionales, aplica por el contrario fortísimas tarifas a las mercancías extranjeras más competitivas en el mercado interno estadounidense, en defensa de los intereses lobbisticos de los productores americanos. Una política económica que aplicada a los productos del Tercer y Cuarto Mundo resulta devastadora para las economías más débiles, obligándolas a importar productos made in USA sobre los cuales América se niega a pagar impuestos.Los alegres muchachos de Robin Hood robaban a los ricos para dárselo a los pobres. Amerika roba a los pobres para dárselo a los ricos.

Cómo prepara América la III Guerra Mundial

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Pero existe un nuevo peligro, que viene acentuándose en los hechos recientes de la nueva Administración republicana de Bush II: el relanzamiento de la carrera armamentista para sostener el gigantesco complejo militar-industrial de los EEUU.Esta es una deuda que busca sobre todo favorecer a los lobbies bélicos y al Pentágono, que han abastecido de personal al nuevo Bush con el viejo staff republicano del padre y otros predecesores.

Se busca así prescindir de los riesgos evidentes de una política de paz y estabilidad internacional, el riesgo de hacer colapsar una economía que estaba en plena crisis, con la creación de un arsenal costosísimo e hipertrófico, a más de completamente inútil en un sistema internacional que ve en los EEUU al día de hoy la única superpotencia mundial.

Esta es la tesis de Chalmers Johnson en su obra “Los últimos días del imperio americano”.

En este libro se proyecta un posible fin de los Estados Unidos muy similar al colapso implosivo de la URSS, en el momento en que se hizo evidente que su esfuerzo militar no era compatible con las estructuras económicas internas y se había demostrado inadaptado a la estrategia contemporánea (derrota en Afganistán, Polonia, Medio Oriente, etc.).

La caída del imperio americano no sería ciertamente una pérdida para el resto del mundo, sino al contrario el inicio de un nuevo renacimiento de los pueblos y de las naciones, si no fuese por el hecho que la globalización americanocéntrica lo ha vinculado todo a la economía y a la política estadounidense, hasta el punto que la crisis general del capitalismo USA representaría contemporáneamente LA Crisis Mundial por antonomasia, frente a la cual aquella del 29 sería una tempestad en un vaso de agua.

Es seguro que América, frente a la perspectiva del desastre económico interno que, simplemente, en aquel tipo de sociedad representaría el fin de los EEUU como entidad política unitaria, estaría dispuesta a desencadenar un conflicto mundial sobre el cual descargar las tensiones internas y en el cual desgastar los armamentos cuya construcción habría determinado la misma crisis (3).

El libro de Johnson había anticipado la crisis con China por la cuestión crucial de Taiwán y el control del Pacífico Nororiental.

En estos momentos, una vuelta al imperialismo militarista e intervensionista sería la válvula de escape del capitalismo en su fase extrema y más agresiva, con la variante que esta vez sería la Alta Finanza quien conduciría el juego y el teatro sería más o menos todo el planeta en su conjunto, planeta que amenaza con la caída en el completo caos seguido de la caída del imperio americano.

Si el Mundialismo es también fruto degenerado del nacionalismo, del imperialismo colonial vuelto en su aparente opuesto, pero en realidad interno a la lógica mercantilista antitradicional que presidió el nacimiento y la afirmación de los imperios coloniales europeos, la solución al problema no puede sino regresar a su lugar de partida: EUROPA.

Europa, Imperio y geopolítica

Es decir, en un IMPERIO EUROPEO autocrático, autárquico, armado. En una concepción imperial, tradicional, revolucionaria y geopolítica como respuesta al imperialismo del mundo unipolar, “modernista”, conservador del estado global actual.Recordemos las palabras de Evola:

“Después, los imperios serían suplantados por los “imperialismos”, y ya no sabrán nada del Estado si no fuera como organización temporal particular, nacional y después plebeya”.

Una Europa Unida que retorne a sus raíces más profundas, a sus orígenes polares, que encuentre en su Tradición las fuerzas para levantar la bandera de la liberación continental y planetaria contra el Mundialismo. Y

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que tenga en la visión GEOPOLÍTICA, es decir, en la conciencia histórica y geográfica de sus élites y de sus pueblos, el arma con la que combatir las utopías del mundo moderno y las amenazas de los potentados mundiales.

Una Europa similar ciertamente no tiene nada que compartir con la actual Unión Europea, apéndice atlántico de la talasocracia americana; la geopolítica, la historia, la ideología de nuestros actuales ocupantes son necesariamente conflictivas y antagonistas con las de Europa.

En términos geográficos, históricos y culturales, la unidad del continente Europa abarca también su parte oriental, especialmente con Rusia, quien representa en la perspectiva geopolítica las garantías necesarias en términos militares y la complementariedad en los aspectos económicos: la potencialidad del ESPACIO VITAL.

La Europa desde Brest, desde Lisboa y desde Reykiavik hasta Vladivostok, Desde Thule, en Groenlandia, hasta Bering, en la punta extrema oriental de Siberia, con eventuales bases avanzadas más allá del estrecho, no es una Utopía, sino una simple necesidad para garantizar nuestra misma existencia.

Sólo entonces tendremos la ocasión de verificar una reacción vital de los pueblos europeos. Y ciertamente no es quizás de Occidente, sino de Oriente y de Rusia de donde puede llegar la esperanza; y por la otra parte Rusia es impotente sin el concurso de Europa Occidental, única salida a los mares cálidos de la potencia del Heartland continental. Estamos unidos en una misma suerte.

Si, como hemos dicho, el Mundialismo actual se identifica total y completamente con el imperialismo americano, hasta el punto de hacer conmutativa la ecuación Mundialismo = Americanismo, loa respuesta POSIBLE no puede sino ser una Europa Unida e Independiente, soberana y autárquica en sus necesidades primarias.El “One World” que se proyecta como el mejor de los mundos posibles tiene un centro: el ombligo del mundo unificado está en los EEUU. En particular, el financiero y político en la franja costera que va desde Nueva York a Washington; el cultural entre Los Angeles y San Francisco; y el económico-industrial en la región de los Grandes Lagos de Chicago y el Texas.

Si la amenaza destructiva de la superpotencia USA, como instrumento del plan mundialista de dominio, es global, también global debe ser la lucha de los pueblos libres, reunidos en áreas geopolíticas y culturales afines.

La nueva Tricontinental

Europa, para ser libre, deberá ponerse a la vanguardia de las luchas de liberación del Sur del mundo: de América Latina, hoy reducida a patio trasero del imperialismo gringo; del África “negra” Subsahariana; del Asia Exterior “amarilla”, con China a la cabeza; del Subcontinente Indoario; de la Umma Islámica.Por lo tanto es también nuestra la lucha del pueblo palestino, árabe, contra la presencia sionista en Palestina y en Medio Oriente.

Israel es el portaviones armado del imperialismo talasocrático USA en el mismo corazón de la masa continental eurasiático-africana, en la confluencia de los estrechos de los mares internos y de las rutas del oro negro de la energía mundial.La misma existencia de Israel representa un peligro mortal para la Unidad Europea, igual que para la Árabe, la Indoaria o la Africana.

La eliminación del bastión sionista en el Mediterráneo es y será una prioridad estratégica para todo gobierno y estado que pretenda combatir contra el Mundialismo, por la unidad continental geopolítica.

En el mundo global no pueden ignorarse situaciones geoestratégicas aberrantes también en las antípodas del planeta.

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Pero las pequeñas naciones siete-ochocentistas no pueden ciertamente competir con las grandes potencias continentales.

Mario Vargas Llosa, por otra parte uno de los grandes intelectuales orgánicos apologistas de la globalización, ha afirmado recientemente:

“La realidad de nuestro tiempo es la de un mundo en el cual las antiguas fronteras nacionales se han difuminado gradualmente hasta establecer en los países de los cinco continentes unas interdependencias que se oponen frontalmente a la vieja idea del Estado-nación y a sus prerrogativas tradicionales”.

(De su artículo: “Quello che resterà del nuovo Sessantotto” – Repubblica, 7/8/2001)

El escritor politicastro no se olvida de anotar que el sistema democrático (es decir: los EEUU) ha derrotado a los grandes regímenes totalitarios del siglo XX, el Fascismo y el Comunismo, señalados aquí como las únicas serias tentativas antimundialistas, respecto a las utópicas veleidades del “pueblo de Seattle”, destinado a ser reabsorbido en el Sistema como ya lo fueron los contestatarios del 68. Un Sistema del cual Vargas Llosa se reconoce como componente interna aun disintiendo de los medios.

Añadiremos por nuestra parte que los mismos “fascismos” y “comunismos” deben en gran parte su derrota al hecho de nunca haber comprendido en su plena totalidad la globalidad de la lucha, ni las intenciones reales de la potencia americana en el mundo. Acabaron destruyéndose entre sí, permitiendo al imperialismo USA batirse, en tiempos separados y con instrumentos diversos, con el único objetivo histórico de dominar la tierra.

Que las unidades geopolíticas y culturales en el futuro de la política mundial no son una mera hipótesis de estudio, fruto de un academicismo politológico o una utopía incapacitante, son los mismos teóricos de la supremacía americana quienes vienen a decirlo. El trilaterista Samuel P. Huntington es el portavoz de varias asociaciones americanas que trazan las líneas estratégicas generales de las barras y las estrellas para el siglo XXI.

En su celebérrimo ensayo “El choque de las civilizaciones y el Nuevo Orden Mundial”, el autor diseña el cuadro de un mundo futuro dividido en grandes áreas geográfico-culturales, en cuyo ámbito prima el principio de “no ingerencia” por parte de las potencias externas. Escribe Huntington:

“Bajo el empuje de la modernización, la política planetaria se está reestructurando según el modelo de la líneas culturales. Los pueblos y los países con culturas similares se avecinan. Las alianzas determinadas por motivos ideológicos o por las relaciones entre las superpotencias dejarán el campo a las alianzas definidas según culturas y civilizaciones”.

“Los límites políticos serán rediseñados afín de que coincidan con las grandes áreas de civilización. Las comunidades culturales sustituirán a los bloques de la Guerra Fría y las puntos donde se intercepten las líneas entre las civilizaciones estarán los puntos conflictivos de la política global”.

Ciertamente Hungtinton escribe como un americano, y su concepto de Civilización tiene muy poco que ver con aquel de la tradición europea o sinojaponesa o árabe-islámica etc. Es más, según la lógica geopolítica atlantista de sus patrocinadores, Europa debe estar unida a los EEUU y separada de su “Hinterland” natural oriental del mundo eslavo-ortodoxo.

Por lo demás, ya la escuela geopolítica de Haushofer había previsto un mundo de unidades continentales (en el sentido que la geopolítica da al término “continente”, que no coincide necesariamente con la subdivisión escolástica en la cual fuimos todos adoctrinados en la enseñanza primaria); pero Huntington, obviamente, no menciona este hecho en ninguna palabra.

Geopolítica y lucha de liberación

Las unidades geopolíticas y culturales de tipo imperial son pues la realidad de la subdivisión planetaria del futuro, y responden a una exigencia real de la Historia y de la Geografía.

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La geopolítica, criminalizada durante años como “pseudociencia nazi” ha conocido un nuevo auge tras el fin del bipolarismo USA-URSS y el nacimiento de nuevas naciones y nuevas realidades supranacionales, como el Islam Revolucionario, el despertar de China o la nueva y asombrosa vitalidad del Hinduismo.En el momento actual, a la inversa, Europa, englobada en la OTAN, no es otra cosa que un territorio de ocupación, “tercera orilla” oceánica de la potencia aéreo-marítima dominante, frente avanzado del imperialismo talasocrático americano en su penetración hacia el corazón continental de Eurasia: el Heartlan rusosiberiano.En un contexto tal, TODOS los ejércitos y policías, TODOS los servicios y las estructuras políticas de las naciones europeas están al servicio de Washington, estructurados y armados en función de los intereses estratégicos de intervención rápida del imperialismo americano en todos los ángulos del mundo.Y como tal deben ser considerados por todo verdadero revolucionario y patriota europeo: como COLABORACIONISTAS DEL ENEMOGO OCUPANTE; y tratados como tales.

En el fondo, la guerra contra Europa aun está por concluir.

La OTAN, lejos de ser una garantía de defensa, es la materialización del instrumento de dominio americano sobre Europa, en particular ahora que ya no tiene justificación el baluarte anticomunista y antisoviético.

La experiencia de las guerras balcánicas y el ataque criminal a Serbia son sólo los últimos trágicos hechos expuestos a los ojos de todos. Y la vergüenza del Tribunal Internacional que La Haya consiste en procesar a los vencidos en nombre de los verdaderos criminales de guerra mundiales, como no otra cosa representó la otra vergüenza histórica de los tribunales de Nuremberg y Tokio.

Con la teorización de las “intervenciones humanitarias”, los Estados Unidos se han autoproclamado policías mundiales contra los “criminales” internacionales de turno, elegidos sobre la base de los intereses de la estrategia militar y política del Pentágono: ayer fueron Hitler, Mussolini, Stalin y el Japón; hoy son Irán, Libia, Corea o más simplemente Saddam Husein, Milosevic o Bin Laden.

La globalización

Para retornar a las proposiciones de la unidad geopolítica autocentrada, señalamos que ésta también representa la respuesta al falso problema de la dicotomía entre GLOBALIZACIÓN y LOCALIZACIÓN.

El mundo moderno siempre ha tendido a abatir toda barrera nacional (internacionalismo, gobierno único mundial…) cultural (uniformismo de las costumbres, de las modas, de la música, de la comida, de internet, etc.), económica (globalización de los mercados, liberalismo absoluto) religiosa (sincretismo, fraternidad universal, modelo monoteísta único), etc…; y en tal sentido se expresa el proyecto mundialista de una cultura unipolar, modelada bajo el “american way of life”.

Por otra parte, la natural resistencia de los hombre sanos y de los pueblos todavía vitales va en el sentido aparentemente opuesto: el localismo, el retorno a los valores de la tierra, cuando no de la sangre.

Se recomponen usos y costumbres, tradiciones locales o recetas, se restablecen los modos vivenciales de relaciones armónicas con la naturaleza propias del precristianismo.

Hasta acabar con las reivindicaciones de autonomía o independencia de las “patrias chicas”, con el renacimiento de lenguas perdidas, el estudio de la historia perdida y de los símbolos y las banderas olvidada.

Un fenómeno en gran parte positivo, pero en muchísimas ocasiones instrumentalizado por los lobbies mundialistas, unas veces siendo utilizado como simple folklore pasadista y otras como instrumentos de debilitación interna de la política nacional, cuando ésta no se pliega completamente a los deseos y valores de los autonombrados patrones del mundo.

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El teórico de esta tendencia “localista”, junto a los varios Iván Illich, Vandana Shiva o Bové, es el ecologista inglés Edward Goldsmith, autor del ensayo “Glocalismo”, donde apunta la tendencia global al localismo en el mundo.

En una reciente entrevista (“La Stampa”, 15/7/2001), el teorizador de las comunidades estables, territoriales, tradicionalistas, autorreguladas y con tendencia al crecimiento cero, afirma:

“Se quiere crear un paraíso para las multinacionales, disolviendo las reglas y leyes que protegen a los pobres y a las comunidades locales. El G8 lo hace sistemáticamente… Creo en los deberes hacia la familia y hacia la comunidad de pertenencia, el las ideas de religión y de tradición. Me parece Horrible la sociedad individualista, atomizada, masificada. No existe libertad que pueda oponerse al consumo de Coca-Cola, a los organismo genéticamente modificados, al MacDonald´s”.

Y sigue:

“La globalización es un fenómeno temporal, que no puede durar… La política de Bus avanza hasta la extinción de la humanidad; pero en tal caso no quedará ni siquiera la economía… no quedará nada… Debemos preparar a las gentes para el colapso de este Sistema, porque éste llegará inevitablemente según su propia lógica.”

Palabras donde nos identificamos completamente y que lanzamos a quienes nos acusan de catastrofismo apocalíptico.

Habrá que ver cómo conciliar las ideas de Goldsmith con las de los globalizadores de lo bajo, los postmarxistas, los internacionalistas y los cristianos de base, es decir, con las ideologías internacionalistas y mundialistas por excelencia… Y también con las de Bové o del subcomandante Marcos, llegado como revolucionario desde la selva lacandona de Chiapas con “El Capital” bajo el brazo… para convertirse a las visiones del “Popol-Vuh”, el texto sagrado de los mayas.

Es noto que, entre los padres nobles del movimiento antiglobal, se insertan también nombres bastardos, viejos y nuevos, en un “totum revolutum” de Marx a Keynes, de Rousseau a Russell, de Morel a Marcuse, de Tolstoi a Trostki, hasta acabar con los más actuales McLuhan y Jeremy Rifkin, quien ha popularizado el término “Ecocidio”, Vandana Shiva Luther Blisset y, obviamente Noam Chomsky y Naomi Klein, la iluminada autora del libro y de la campaña contra los “copyrights”, “No Logo”.

No podemos olvidar a los religiosos y teólogos, desde la Madre Teresa de Calcuta (inolvidable, por cierto, en todas las salsas) a Hans Küng y Leonardo Boff. Extraño que… no se hable mucho de Hakim Bey (alias de Peter Lamborn Wilson), teorizador de las “TAZ” (“Zonas Temporalmente Autónomas”), una de las lecturas preferidas en las franjas duras del anarco-insurreccionismo del movimiento antagonista; un sufí que propone una lectura anarco-nihilita del materialismo marxista pero también de… la diosa Kali, bajo el signo de la destrucción total de todo aquello que el pensamioento tradicional define como el “Kali-Yuga” la Era de Kali, esposa de Shiva, destructora pero también restauradora (4).

Y nos queda el hecho que el “DIFERENCIALISMO IDENTITARIO”, la localización, el particularismo etnogeográfico no puede contrastar la Globalización impuesta, el proyecto Mundialista, sólo recluyéndose en lo particular, oponiendo las pequeñas comunidades y las economías aldeanas al extrapoder económico y político, por no decir militar del mundialismo y de sus siervos. Sólo proyectando una obra de destrucción total (absolutamente necesaria, y prioritariamente indispensable) de las estructuras del mundo moderno, se podrá proyectar y preparar la alternativa a la globalización, y no la globalización alternativa.

Comunidad, nación, Imperio

Ni, al contrario, podemos quedarnos en la espera de la crisis estructural del Sistema mundialista, que, ciertamente, ES el destino del Capitalismo Financiero Internacional, el cual tiende por su propia lógica al colapso, como justamente dice Goldsmith.

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Las naciones nacidas de la Revolución Francesa y de la descolonización de la posguerra son instrumentos políticos inadecuados para afrontar el fenómeno; por cuanto menos lo son entonces las microcomunidades de cualquier género, si no se insertan en una unidad orgánica más grande, más compleja y completa, garante de las especificidades locales y de la defensa común.

Sobre el problema de las relaciones entre “nacionalidad”, “nacionalismo” e “imperio”, es necesario regresar a la obra de Evola “Rebelión contra el mundo moderno”, que también en este campo anticipaba en decenios las críticas al nacionalismo que, entre el histerismo de las masas y de las guerras civiles europeas, ya excavaba la fosa del siglo en curso.

Y sobre esa fosa, el Mundialismo ha colocado su lápida.

La solución al problema de superar la Globalización Mundialista, de la defensa de las particularidades locales frente a la homologación planetaria final del capitalismo, no puede ser otra sino la Europa Unida del Atlántico al Pacífico, del Polo Norte al Mediterráneo, de Brest a Vladivostok y de Narvik a Gibraltar; la Europa de las cien banderas y de las estructuras sistémicas de las comunidades particulares, de la familia a la ciudad, de la ciudad a la región, de la región a la nación y de la nación al Imperio, en una Europa unitaria en sus raíces étnicas y espirituales, ocupando un vasto espacio geopolítico delineado y económicamente autárquico, dotada de los medios de defensa necesarios para garantizar su soberanía.

Esta es la esencia del IMPERIUM tradicional, descrito por Evola y conocido por todas las auténticas Civilizaciones.

Porque la unidad del Imperio viene ante todo dada por las élites espirituales, políticas y militares de los pueblos componentes del mismo Imperio, portadoras de una visión anagógica, espiritual, geopolítica, metapolítica y metafísica, que compenetra y supera los intereses de los pueblos comprendidos en los confines imperiales, cada uno dotado de su propio DOMINIUM, de sus modos y vidas y de su propio espacio geográfico particular subsidiario.

La solución más realista del drama de nuestro tiempo reside en la sabiduría de los principios de la Tradición que, en cuanto tal, no es ni antigua ni moderna, porque es eterna. “No sigo a los antiguos, busco lo que ellos buscaron”, es el lema del hombre de la Tradición.

El retorno de la Gran Política

Se habla mucho del retorno de la política, de su reconquista del puesto que le corresponde sobre la economía.

Pero sólo si se comprende la verdadera naturaleza del Mundialismo, que no es sólo ni mucho menos sobretodo un fenómeno de naturaleza económica, podrá oponerse una alternativa válida, política y socioeconómica, al proyecto de dominio de una restringida, “electa” oligarquía plutocrática, pero también portadora de una bien específica “contra-tradición” religiosa y cultural: una “visión del mundo” global y globalmente antagonista a la de los pueblos.

Sobre el tipo de lucha a contraponer nos permitimos aconsejar al lector a otros trabajos precedentes, en particular al titulado “Doctrina de las Tres Liberaciones” (5): Liberación Nacional – Liberación Social – Liberación Cultural en el cuadro geopolítico europeo y en una perspectiva de guerra total Mundial-Tricontinental de los pueblos contra el imperialismo americano.

Pero antes de toda acción en el campo práctico será necesario aclarar inequívocamente los términos del problema, los actores reales sobre la escena nacional y mundial diferenciándolos de los ficticios, los hombres y las instituciones, los partidos y movimientos que están al servicio del proyecto mundialista.Y para este análisis las viejas y abusivas terminologías ya no tienen sentido, no sirven para el fin que un día sirvieron: “derecha”, “izquierda” fascismo/antifascismo, comunismo – anticomunismo, democracia –

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totalitarismo, nacionalsimo – internacionalismo, son todas palabras que pertenecen a una época y a una política del siglo pasado.

El que ahora se utilicen con fines polémicos y/o apologéticos, sólo tienen la finalidad de desviar la atención de la realidad actual, de las perspectivas de agregación y de la lucha del mañana.

El cuadro del conflicto y sus protagonistas

Evola ha mostrado cómo, al contrario, también los términos exactos pertenecen a la Tradición Una, en cuanto desvinculados de las contingencias de lo temporal y lo pasajero, de lo provisorio y lo inesencial, que pueden transmutarse de época en época en “palabras de orden” para la lucha, en “Mitos de referencia capacitantes” en las perspectivas reales de lucha, para aquellos que quieran ser protagonistas de su propio tiempo, también en la época de la disolución y del fin de ciclo, cuya duración, por otra parte, no podemos determinar.

Estemos siempre atentos frente a aquellos que niegan la existencia de los “mitos capacitantes”, como anuncian los hombres incapaces de actualizar una Realidad precisamente por su propia naturaleza atemporal y metapolítica, aquellos cuyo limitado horizonte mental les resguarda en un estéril nostalgismo y en la impotencia política, cuando en la defensa de las instituciones del pasado. Estas limaduras de hierro preceden a la calamidad cuando no saben ejercitar su fuerza natural atractiva.

Y aquí hay que incluir a todos los que exaltan un pasado lejano del cual son indignos representantes, pues lo niegan en los hechos llevando agua y energías al molino de un enemigo secular, el mismo de ayer, de hoy del próximo mañana.No son útiles los partidarios de una contestación humanista, reformista cristiano-laico-progresista, en cuyos últimos principios ya se manifiestan claramente los gérmenes y las patologías del mal que se quiere combatir.

No son útiles los partidarios de la lucha simplemente destructiva de los “casseurs”, de los anarquistas y nihilistas de toda especie, cuyo verdadero límite no está en la modalidad de acción (¿Qué son y qué cuentan, respondemos a los que se escandalizan, cuatro cristales rotos de oficinas de banca o de dos MacDonalds en el conjunto de los crímenes de la banca y las entidades financieras?), sino en la falta de perspectivas revolucionarias y en la fisiológica negación de una alternativa posible.

También si, en este casi, las convergencias tácticas son posibles y auspiciadles, pero sin retar la propia identidad política y Cultural en sentido lato.Si las derechas del Sistema forman parte del frente enemigo del Mundialismo en el poder, los antiglobalizadores, en sus variantes de todos los colores del arcoiris, representan una contestación INTERNA al Sistema globalista, lo cual no es propiamente una contestación.

En el esquema ideal de los “dos frentes muchas trincheras” mientras la derecha reaccionaria se coloca claramente en el frente opuesto, los jóvenes contestatarios lo hacen en nuestras trincheras vecinas, pero carecen de un cuadro claro y general de las fuerzas en lucha y de las estrategias a emplear. Esto lo saben muy bien los estrategas del enemigo mundialista y lo usan para desviar las energías revolucionarias positivas hacia falsos objetivos.

Para los que son conscientes de todo esto se trata ahora de asumir una posición lo más firme y RADICAL contra todas las expresiones políticas, sociales, científicas, espirituales… del moderno mundo globalizado. Un tradicionalista revolucionario, lo repetiremos hasta la nausea, no tiene nada que salvar del mundo moderno, sino todo que destruir, comenzando por los residuos y las ruinas de un pasado que no pertenece al mundo de la Tradición sino a una fase precendente y ya superada de la decadencia.

Fuertes en una recta Doctrina y en un análisis racional histórico y geopolítico, conscientes de saberse en batalla por la justa causa de los pueblos, en una visión global del mundo y de la historia ofrecida en las enseñanzas tradicionales de los maestros como Evola, Guénon, Béla Hamvas (el autor de “Scientia Sacra”), y tantos otros, los jóvenes revolucionarios antimundialistas del mañana deben colocarse a la vanguardia y no en la cola de la

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guerra contra la globalización, en todas sus formas de manifestación, que obviamente no son sólo económicas y políticas, sino también existenciales, espirituales y naturales.

Hemos de dar respuestas y propuestas a todas las protestas, en todos los campos: en la salud ambiental, en el mundo laboral, en la inmigración y en el débito mundial, en la alimentación y en el comercio, en la genética y en la ecología, en la informática y en la etología, en el animalismo y en mil campos más… en todos en su conjunto y en la visión del mundo en general. Sin seguir histéricamente al último capitoste que aparezca en escena, porque los líderes deben ser pasar los firmes y férreos procesos de selección antes de ser reconocidos como portadores de la “potestas”.

De cualquier forma que se lo quiera llamar, debe nacer una COORDINADORA ANTAGONISTA REVOLUCIONARIA entre todos aquellos que coincidan en una visión tradicional, anagógica de la vida y del mundo, y que tengan la voluntad de aplicarla en la lucha cotidiana; una cotidianidad que sea vivida bajo el sello de lo Absoluto, no el empeño de un día o de un año, sino la determinación de toda una vida.Quien sepa portar en sí mismo tal determinación puede estar seguro de verse acompañado de un número siempre creciente de jóvenes y menos jóvenes, que verán en él un signo, un impulso, una bandera por la cual lanzarse a la batalla.

Evola como maestro de lucha y victoria

Evola no fue el ideólogo de la retirada estratégica, del olvido, de la reclusión monástica, del gesto desesperado, valeroso, pero sin fin en sí mismo, no fue ningún anarquista místico. Toda su vida y su obra, antes y después de las Guerra Mundiales, son un testimonio de empeño, sin exaltaciones improvisadas.

Evola fue un verdadero revolucionario, también mientras estuvo inmóvil, incapacitado en su silla de ruedas, y lo demuestra el hecho que supo mirar a lo lejos y prever la realidad en la cual estamos hoy inmersos. Prever y prevenir, ofreciéndonos los instrumentos teóricos para combatir el mundo y el mundialismo modernos.

El Sistema mundial es mucho más frágil de lo que pretende hacernos creer. Su caída no será prolongada en el tiempo, no será una larga decadencia, sino un derrumbarse inmediato, más veloz que ese gigante con pies de barro que fue la extinta URSS al finalizar el pasado milenio.

Se trata ahora de acelerar en lo posible las contradicciones internas del Sistema, contradicciones que siempre se presentan en todo fenómeno de mutación histórica.Exponer las contradicciones, aportar las contraposiciones, trasladar las contraposiciones EN el Sistema a oposiciones AL sistema. Mostrar a los pueblos toda la fragilidad estructural de este mundo globalizado y asqueroso.Primer imperativo: cambiar el signo de la movilización; del “-“ de una globalización al negativo, a lo bajo, al “+”, positivo, de una lucha sin tregua al Mundialismo, empezando POR la Liberación Nacional, Social, Cultural, europea y mundial.Y no antes de haber hecho limpieza general en la plaza de todo presente y pasado.Este es el verdadero “nihilismo activo”.

Siempre Evola, en las conclusiones de “Rebelión contra el mundo moderno” afirmaba:

“Se trataría de asumir, con una especial orientación interior, los procesos más destructivos de la era moderna para usarlos a los fines de una liberación, como en una acción de retorcer el veneno en contra de sí mismo o en un “cabalgar el tigre”.

¿Y qué puede ser más radical y toral en la lucha contra el mundialismo moderno que tener un firme punto de referencia, bien diferente de las contingencias históricas del momento?

Aquel que no se resguarda entre los confines del espacio y del tiempo, sino que se percibe como un anillo de la cadena ininterrumpida de la una concepción circular de la Historia, ése sabrá siempre ser la VANGUARDIA de las

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nuevas generaciones que, justo en el momento de las mayores tinieblas de la homologación y de la aniquilación, sientan ahora la llamada de la “Rebelión…”, la necesidad ética del empeño en la defensa de los oprimidos, la necesidad física de vivir para luchar y luchar para vivir.

Ezra Pound definió al comunismo como una ética y al fascismo como una estética, y al capitalismo como una práctica.

Ahora se trata de fundir ética y estética en la lucha contra el capitalismo, redefinido como una “práctica” suicida para todos, también para aquellos que lo defienden, sea consciente o inconscientemente.

Como bien dijo uno de los verdaderos revolucionarios del siglo XX, Ernesto “Che” Guevara:

“Necesitamos sentir como si fuese en el propio rostro el bofetón dado a todos los hombres, y obrar en consecuencia”.

Para el resto, quieran o no quieran, la generalidad de los problemas y los peligros ahora globales, hará inútil que se refugien en su mísero egoísmo, en su vivir pequeñoburgués ideológico y social, porque el suicidio colectivo a todos incumbe, y las grandes revoluciones a todos dividen en dos categorías: los revolucionarios y los contrarrevolucionarios.

Hombres como Julius Evola, como Friedrich Nietzsche y tantos otros que nos han dado los instrumentos de estudio, de análisis del mundo actual, pueden ser transformados en armas válidas de lucha y victoria.

¿Quién sabrá asumir su legado con verdadera IMPERSONALIDAD ACTIVA, con ánimo noble y voluntad adamantina, en comunión con otros tantos hombres y pueblos del planeta que en todos los rincones alzan la cabeza, elevan la vos y levantan el puño al cielo?

La posibilidad, también la necesidad, de un nuevo calarse en Lo Político, en el empeño militante total, en la guerra contra el mundialismo moderno, traspasa los límites geográficos y mentales, asumiendo el dicho que “allí donde se combate por la idea, allí está la Patria”, con firmeza y coraje, en el convencimiento de vencer al burgués que se anida en cada uno y que es preciso exorcizar rechazando todas las poses retóricas, los heroísmos de opereta, los escenarios de juego de rol.“Propiciar –escribía Evola- experiencias de una vida superior, una superior libertad… Es la prueba”.

“Y que ella sea completa, resolutiva, es lo propio de una vocación heroica, capaz de afrontar la ola más alta sabiendo que dos destinos posibles están a igual distancia: el de los que terminarán con la misma disolución del mundo moderno, y el de quienes verán el surgir de la nueva corriente”.

Y ahora, dejemos las palabras y vayamos a los hechos.

Notas

(1) Carlo Terracciano escribe aquí, en el original, “Destra” con mayúscula, evidentemente refiriéndose a la antigua “área misina” italiana, y en particular al grupo de Gianfranco Fini, la “Alleanza Nazionale”, a la que acusa de entreguismo al Sistema. En ocasión semejante, Terracciano ha escrito: “Y este es el juicio definitivo y sin apelación para los “postfascistas” del “neofascismo”, aquellos que apelan al “área” precisamente en cuanto que lanzan palabras al aire” (N. del T.)

(2) El término “Amerika”, con “k”, es nuevo y corriente en Italia como calificación despectiva de los EEUU (N. del T.)

(3) Profético, si se considera que este artículo tiene una fecha de redacción de pocos meses antes de los sucesos del 11 de septiembre.

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(4) Carlo Terracciano nos relata que estos datos han sido extraídos del forum telemático de Luigi Leonini, donde se dio nota de las críticas del “izquierdista” Blisset a Hakim Bey, considerado casi un “nazifascista”.

(5) En el original italiano, en la dirección electrónica:http://utenti.tripod.it/ArchivEurasia/terracciano_rr.htm

FUENTE: https://adversariometapolitico.wordpress.com/2010/11/03/terracciano-rebelion-contra-el-mundialismo-moderno/

Evola en el tercer milenio – Carlo Terracciano Publicado el octubre 30, 2010de Adversario

Documento aparecido en la web del colectivo RESISTENCIA hace ya algunos años, escrito por el fallecido geopolitólogo italiano Carlo Terracciano, uno de los máximos exponentes de la corriente euroasiatista (la opuesta al atlantismo).

Carlo Terracciano

“Hacer bien visibles los valores de la verdad, de la realidad y de la Tradición a quien, hoy, no quiere “esto” y confusamente busca “lo otro” significa contribuir a que no en todos prevalezca la gran tentación, allí donde la materia parece ser ya más fuerte que el espíritu”.

“En todo caso sólo podría salvar a occidente un retorno al espíritu tradicional, en una nueva consciencia unitaria europea…Esta es la verdadera cuestión”.

Julius Evola, Rebelión contra el mundo moderno.

Julius Evola

Tiempo de aniversarios, tiempo de conmemoraciones.

Pero entonces también tiempo de consultas y de propósitos para este tercer milenio d.C. ya comenzado con la guerra y con la sangre, entre invasiones, torturas y atentados que anuncian choques epocales de pueblos y continentes.

El 11 de Junio de 1974 Julius Evola, presagiando el fin inminente, hizo que le llevaran de la cama a su escritorio; aquel escritorio que durante años se había convertido en su trinchera, la línea del frente, desde que quedara paralizado en Viena en 1945, resurgiendo de los escombros de los bombardeos aliados.

30 años han pasado y los invasores de entonces están todavía en acción: en Afganistán, en Irak, en Oriente Medio, en toda Eurasia y por todo el planeta.

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En este Junio tiene lugar también el aniversario del desembarco de Normandía, el sesenta aniversario, así como el de la ocupación de Roma por parte de los angloamericanos, fechas celebradas por los vencedores y por los gobiernos colaboracionistas.

Entonces fue toda Europa la que perdió, también esos franceses e ingleses que hoy “festejan la liberación”. La guerra civil europea además de millones y millones de muertos, de la destrucción material, de la pérdida de los imperios coloniales y de la centralidad de Europa en la política mundial, ha determinado la ocupación permanente del continente, ¡que se perpetúa desde hace más de medio siglo!

Y con el derrumbamiento de la URSS y la victoria estadounidense en la Tercera Guerra Mundial, la llamada “guerra fría”, hoy es la misma Rusia la que se ve amenazada en sus fronteras y en su misma integridad territorial, después de haber perdido el imperio.

Los “liberadores” se han quedado, ya no se han ido, han implantado sus bases militares en los países europeos, los partidos colaboracionistas del ocupante en los parlamentos nacionales y en el de la Unión Europea.

Más bien, pese al fin de la división europea de Yalta y la disolución del Pacto de Varsovia, la OTAN no sólo no se ha disuelto a su vez, sino que ha extendido su presencia al este y hasta las repúblicas bálticas de la ex-URSS.

11 de Junio-11 de Septiembre.

Dentro de tres meses, otra repetición, otras celebraciones.

El ataque a los símbolos económicos y militares del imperialismo americano, con independencia de cómo se hayan llevado a cabo verdaderamente los hechos y de lo que haya sucedido entre bastidores, ha representado para la administración Bush el pretexto para atacar impunemente países inermes, con la sustancial indiferencia del mundo entero, cuando no incluso haciendo fila ante el vencedor en el papel de mercenarios serviles y sobre la base de cálculos tan cínicos como errados. El caso italiano es emblemático al respecto.

Pero en este 2004 también tiene lugar una ulterior repetición, ligada esta a la figura del gran pensador de la Tradición.

Han pasado 70 años exactos desde la publicación de su obra fundamental, la suma de su pensamiento sobre el “mundo de la Tradición” y el “mundo moderno”: precisamente“REBELIÓN CONTRA EL MUNDO MODERNO”.

Un texto que ha tenido numerosas reediciones y muchas vidas: en el sentido de que varias generaciones de lectores lo han descubierto y redescubierto, en los años treinta, en los años cincuenta y después del tristemente célebre 68.

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Y todavía hoy, en los albores del nuevo milenio, ante los trágicos acontecimientos de nuestros días redescubrimos en él por enésima vez toda su validez y actualidad a la hora de dar un sentido a los acontecimientos, una respuesta y una guía también política ante el aparente triunfo del Mundialismo, de la globalización, del capitalismo, del imperialismo americano, del sionismo.

Y no sólo.

Porque “Rebelión…” no es un libro de ayer o de hoy, sino de siempre, al menos en los aspectos tradicionales y sapienciales, en su morfología de la historia, en el análisis de las Civilizaciones, en la visión metafísica de conjunto.

En este sentido la visión tradicional en la interpretación de Evola representa un “Mitocapacitante”, es decir, una Realidad superior “capaz” de indicar a cada uno (al menos a quienes ya tienen dentro de sí mismos las cualidades requeridas) las vías de realización tanto personal como política.

Para algunos este libro representó algo mucho más profundo y duradero que una ocasional lectura, aun siendo erudita y veraz.

Fue para muchos, hablando al respecto, un momento catártico, un cambio total de perspectivas, un acontecimiento destinado a marcar las elecciones de toda una vida.

Mientras uno lo leía se abrían horizontes inexplorados, iluminados por la luz de un mediodía inmóvil y sin tiempo. Un auténtico “fulgor”.

Y te decías a ti mismo: “He aquí: esto es lo que siempre he sentido, lo que ya estaba dentro de mí, aunque hasta ahora no tenía una percepción de ello tan clara, neta, esencial. Yo SOY esto, pertenezco a esta Visión, en ella me reconozco y me conozco nuevamente”.

El destino queda marcado.

Quien ha recibido a fondo la lección que Evola expresa en “Rebelión…” y en todos los demás escritos del Maestro de la Tradición, aplicará intuitivamente sus enseñanzas a la realidad en que se encuentra viviendo y actuando. El pensamiento evoliano es como una brújula que permite mantener la ruta en la tempestead más furiosa como también en los momentos de calma.

Ciertamente desde los tiempos en que apareció Rebelión contra el mundo moderno, los escenarios han cambiado completamente. El “mundo moderno” de hoy parece que esté no a 70 años de distancia sino a 70 siglos de aquel en el que vivió y operó Evola; un hombre, no hay que olvidarlo nunca, que además de la actividad intelectual supo proceder de modo práctico tanto a niveles superiores de Conocimiento como en la política de su propio tiempo.

Y sin embargo, su análisis sigue siendo verdaderamente actual: más que nunca.

Porque Evola, intérprete de una visión cíclica de la historia que caracteriza a todas las civilizaciones tradicionales, de todo tiempo y lugar, conocía las líneas de tendencia general involutiva de esta última fase del ciclo occidental.

Si, por ejemplo, las páginas dedicadas al comunismo marxista, a la URSS, al internacionalismo proletario, han sido superadas por los acontecimientos del final del siglo XX, las mismas , por el contrario, se pueden adaptar perfectamente a la globalización contemporánea, al proyecto mundialista en los campos más dispares; y, sobre todo, a América, al american way of life, al cual Evola ya había reservado palabras de fuego.

Se trata por tanto solamente (por decirlo de algún modo…) de “actualizar”, de reestablecer en estos, nuestros años tumultuosos, lo que Evola nos ha enseñado desde hace 70 o 30 años más o menos.

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Es todo lo que hemos intentado hacer, por ejemplo, en las páginas de Rebelión contra el mundialismo moderno, que ya en el título quiere expresar no sólo un homenaje al “Barón mágico” , sino que tiene la finalidad consciente y voluntaria de seguir sus enseñanzas políticas como única respuesta posible a los desafíos de este nuevo siglo y milenio.

Con mayor razón, ahora que tenemos ante nuestros ojos una nueva prueba de lo proféticas que fueron aquellas páginas sobre el mundo moderno y sus últimos destellos.

Ciertamente cada uno tiene su propia opción personal. Sus propios intereses y su propia idiosincrasia.

Cuántos evolianos o “evolamaniacos” han justificado su falta de compromiso, el retirarse del mundo, en nombre de un fatalismo involutivo de fin de ciclo, que es exactamente lo contrario del compromiso impersonal y activo propio de los espíritus guerreros.

Mejor ir a escalar montañas que vivir como… alpinistas de la cotidianeidad.

Otros, por el contrario, han creído que “cabalgaban el tigre” del mundo moderno desatando libremente una instintividad anteriormente reprimida que ha acabado por devorarles, precisamente lo que el propio Evola había previsto para la amplísima mayoría de aquellos jóvenes que decían que se reconocían en su pensamiento y que actuaban en su nombre.

Tal y como están las cosas, se puede decir que, desde el punto de vista político, la situación hoy se ha simplificado y ha quedado netamente clara. Los frentes están perfectamente delineados, las fuerzas en el campo están tomando posición. En toda la masa continental euroasiática y africana, pero también en América Latina, hombres, pueblos, gobiernos concretos, instituciones religiosas y sociales, han tomado conciencia de la crisis irrefrenable del mundo moderno, de la caída crecientemente acelerada de todo el planeta hacia la catástrofe final.

Y no sólo por la guerra en curso, primeras escaramuzas de la guerra global que se avecina.

El equilibrio ecológico, la explosión demográfica, la pauperización creciente del Sur del mundo, cuyos efectos están implicando a las masas trabajadoras tambiém del Norte más rico pero con un “crecimiento 0”, un mercado mundial ya sin frenos, la deuda mundial… la lista sin fin de los problemas de una Tierra globalizada son las tantas sirenas de alarma de aquella crisis prevista y descrita por Evola y por otros pensadores con, por lo menos, un siglo de anticipación.

Pero lo que Evola nos ha ofrecido además, con respecto a los otros vates desventurados, es precisamente la REVUELTA contra la crisis del mundo moderno.

La posibilidad, por tanto, de vivir y de actuar EN el devastado mundo contemporáneo, permaneciendo en pie mientras todo se derrumba y se convierte en polvo.

La única “REVUELTA” posible hoy, la verdadera “revolución” no puede ser otra que la que se encuentra en la etimología misma del término: re-volver, un RETORNO A LOS ORÍGINES, vincularse nuevamente a las raíces tradicionales de Eurasia.

Pero en una concepción cíclica como la que Evola ha explicitado, esto es posible únicamente yendo adelante, mirando al futuro y no al pasado, aceptando la realidad, sin escapatorias (por otra parte, imposibles) hacia lo privado, cuando no incluso hacia un vacuo espiritualismo pseudoesotérico o, en la lógica del “cuanto peor, mejor…pues así llegará el final del Ciclo..”

Se encuentra implícita en el pensamiento evoliano, ayer como hoy, la superación de falsas dicotomías como las de “derecha/izquierda”, fruto envenenado del ideologismo de dos siglos exactos, desde la Revolución Francesa de 1789 al derrumbamiento de la Unión Soviética, 1989-91.

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Las ideologías del siglo veinte están muertas y enterradas.

El nostalgismo, tanto el negro como el rojo, NO representa su continuación sino su negación, si no en las formas exteriores ciertamente sí en los contenidos.

Y precisamente por cuanto nostalgismo, es decir, sentimentalismo impotente y castrante: este sí absolutamente incapacitante y utilizado ya como forma de acaparamiento de consensos electorales de un espacio residual y marginal de votantes.

“Antifascismo” y “anticomunismo” con el reciente añadido del “antislamismo” son sólo palabras vacías, términos propagandísticos usados todo lo más por los vencedores imperialistas para dominar también mentalmente a los pueblos sometidos de ayer y de hoy.

El campo de acción antimundialista, en cambio, es el del redescubrimiento de los Valores tradicionales, de las grandes Ideas que han movido siempre los destinos de los pueblos, sobre directivas, también geográficas, indicadas por la Geopolítica.

La respuesta a la globalización económico-política del siglo XXI de la Era Vulgar no se encuentra en una contraglobalización que, mientras denuncia justamente sus desmanes, sus errores y sus horrores, se refiere ideológica e idealmente a esos mismos presupuestos dogmáticos.

Debemos apuntar a una visón política e histórica que sea exactamente lo contrario de la Globalización y no una Globalización de signo contrario.

La solución, como en los imperios del pasado creadores de Civilización, reside en una política de alcance continental, en el redescubrimiento de las grandes unidades geopolíticamente homogéneas, autárquicas y armadas; que a nivel local se traduce en un reencontrado solidarismo comunitario y a nivel continental en un retorno a formas imperiales (por tanto, antiimperialistas) anagógicamente proyectadas hacia una dimensión superior, “Mítica” en el sentido evoliano: de Mito como realidad más auténtica respecto a la manifestación histórica.

Mito fundante y, por tanto, capacitante, para la movilización en la LUCHA DE LIBERACIÓN: nacional, social, cultural.

Si la Tradición ES Revolucionaria, y no puede no serlo, la Revolución ES Tradicional y no puede sino ser tal.

La Tradición debe “transmitir” valores eternos en el discurrir temporal, a no ser que pretenda transformarse en un conservadurismo antihistórico y antitradicional, que apunte solamente a prolongar en el tiempo fórmulas vacías e instituidas sólo de fachada, pero abandonadas por todo espíritu vital.

Esta falsa “tradición/conservación” es la de los cementerios, la de las “tumbas emblanquecidas”, que ocultan carnes putrefactas, huesos calcificados y polvo.

La Revolución debe “retornar al… futuro”, completar el ciclo; nada que conservar sino todo por destruir de lo que son las formas residuales y vacías del pasado, a menos que se busque llegar a una vacía rebeldía subversiva destinada a su vez a calcificarse en nuevas formas político-sociales “modernistas” y por tanto conservadoras del status quo, útiles sólo para dilatar, para retrasar todavía un poco el ineluctable hundimiento del materialismo moderno bajo el peso mismo de su hipertrofia, de su gigantismo.

Después de la fase “atlántica”, americanocéntrica del siglo pasado, el teatro de choque se ha desplazado nuevamente más acá del Atlántico.

Sobre la masa continental euroasiática se jugará la partida final entre el viejo sistema mundial materialista, mercantilista, marítimo y el porvenir bajo el signo del Suelo, la Sangre y el Espíritu.

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Geopolítica y Geografía sacra, uniéndose a la lucha de Liberación continental forman un arma potente, invencible dirigida contra el agonizante imperialismo talasocrático.

El cual será derrotado no tanto por las armas materiales como, sobre todo, por su propia incapacidad intrínseca de ser creador de Civilización, después de haber sido destructor de pueblos y países.

Un ciclo se cierra, el del materialismo, el de la cantidad, el del número, el del cientificismo, el del progresismo, el de la concepción lineal-evolucionista de la historia, el del igualitarismo formal que se traduce en la esclavitud sustancial de hombres y pueblos a las órdenes de una élite invertida de poquísimos banqueros y politicastros mundialistas.

Un ciclo nuevo se abre, el del Espíritu, introducido por una “raza primordial”, simiente de una nueva generación. El ciclo bajo el signo de la cualidad, de la jerarquía, del carácter cíclico de la historia, de la armonía entre hombres y tierra, de la equidad social y de la liberación continental.

No hay tradición religiosa y sagrada que no prevea en sus propios textos canónicos el cumplimiento del ciclo con el retorno visible de una Presencia que al final se re-manifiesta activamente en la Historia, para sellarla, cerrar un tiempo y abrir uno Nuevo.

Y no podemos concluir más que con las palabras que Julius Evola puso como sello de suRebelión contra el mundo moderno, inspirándose en la tradición arya del Vishnu-purâna:

“Cuando los ritos enseñados por los textos tradicionales y las instituciones de la ley vayan a cesar y el término de la edad oscura se encuentre cerca, una parte del ser divino existente por su propia naturaleza espiritual según el carácter de Brama, que es el principio y el Fin… descenderá sobre la tierra… Sobre la tierra, restablecerá la justicia: y las mentes de aquellos que estén vivos al final de la edad oscura serán despertadas y lograrán una transparencia cristalina.”

Los hombres así transmutados en virtud de tal época especial constituirán casi una simiente de seres humanos (nuevos) y darán nacimiento a una raza que seguirá las leyes de la edad primordial (krta-yuga).En el nombre de Evola y con el signo de la Tradición comienza la redención de Eurasia, la lucha de Liberación del continente, de la Tierra de los Ancestros, de todos los pueblos en todo el planeta.

Carlo Terracciano

FUENTE: https://adversariometapolitico.wordpress.com/2010/10/30/evola-en-el-tercer-milenio-carlo-terracciano/