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Pág. 1 La Historia de Loma Linda y lo Que Eso Significó Para Nuestra Iglesia 1905 Hasta Hoy Introducción.- En la Parte Uno de este libro, vimos los comienzos de nuestra obra educacional y cómo Ellen White trató repetidamente de iniciar escuelas modelo, pero esos esfuerzos fallaron, tanto en Battle Cre- ek como en el Colegio Misionero Emanuel. En la Parte Dos, vimos algo nuevo: se le mostró a Ellen White que había llegado el tiempo para hacer proyectos de escuelas, ministerios y misiones, independientes del control de la iglesia, para que comenzasen a operar. Vimos como el Colegio Madison fue fundado, aprendimos cómo llevaron ade- lante su obra modelo, y descubrimos el error fatal: la búsqueda de acreditación (reconocimiento oficial del Estado), lo cual los llevó a caer. Ahora, en la Parte Tres, nos concentraremos más plenamente a ver cómo debe ser conducida una escuela médico-misionera (con clínica). También descubriremos que Loma Linda, fundada más o me- nos en la misma época que Madison, cometió el mismo error: decidió buscar la acreditación. Pero, de- bido a la naturaleza de la situación, diferente a la de Madison, este error de Loma Linda causó grandes problemas para toda nuestra denominación, problemas con los cuales aun vivimos hoy, problemas que se profundizan más cada día. Algunos de esos efectos desoladores serán brevemente analizados en la Parte Cuatro. Comienzos de Nuestro Mensaje de Salud.- El primer avance real en el mensaje de salud vino con la primera visión dada a Ellen White en Otsego, Michigan, en 1863, justo después de la Sesión de la Conferencia General de ese año; en aquel tiempo la denominación estaba organizada y su nombre oficial era el de Iglesia Adventista del Séptimo Día. En la Sesión de Mayo de 1866 de la Conferencia General, Ellen White dio un poderoso mensaje, en el cual ella instaba a comenzar a compartir el mensaje de salud con otros. Como resultado, el Dr. Horatio S. Lay comenzó un diario sobre salud, el Reformador de la Salud. Ese mismo año, comenzó el Instituto Reformador de la Salud en Battle Creek con el Dr. Lay a cargo del mismo. James informó que Ellen “lloró amargamente” cuando el Instituto de Salud fue localizado a 8 acres de tierra en Battle Creek, en vez de ser localizado en una finca rural, tal cual el Señor lo había re- comendado (Review and Herald, 6 de Septiembre de 1873). En aquel tiempo, Battle Creek era un pue- blito de cerca de 5000 personas. Fue erigido un edificio de dos pisos, equipado con piezas para hacer tratamientos; y la institución abrió sus puertas para atender pacientes el 5 de Septiembre de 1866. Muy luego el nombre fue cambia- do para Instituto de Reforma de Salud del Oeste. “La correcta aplicación de agua, el correcto uso del aire, y una dieta apropiada”, junto con otras ayudas naturales, trajo salud a muchos, y difundió la fama del instituto. Los alópatas enseñaban que la sanidad viene de la aplicación de substancias venenosas. Pero Battle Creek le estaba demostrando al mundo que la sanidad viene de un vivir sano y del uso de substancias sanadoras inofensivas. “La práctica de los principios de salud y el uso de simples medios hidroterápicos para tratar las enfermedades fueron mirados como medios cooperadores del poder divino, los cuales son los únicos

La historia de loma linda, vance ferrell

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La Historia de Loma Linda

y lo Que Eso Significó Para Nuestra Iglesia

1905 – Hasta Hoy

Introducción.-

En la Parte Uno de este libro, vimos los comienzos de nuestra obra educacional y cómo Ellen

White trató repetidamente de iniciar escuelas modelo, pero esos esfuerzos fallaron, tanto en Battle Cre-

ek como en el Colegio Misionero Emanuel.

En la Parte Dos, vimos algo nuevo: se le mostró a Ellen White que había llegado el tiempo para

hacer proyectos de escuelas, ministerios y misiones, independientes del control de la iglesia, para que

comenzasen a operar. Vimos como el Colegio Madison fue fundado, aprendimos cómo llevaron ade-

lante su obra modelo, y descubrimos el error fatal: la búsqueda de acreditación (reconocimiento oficial

del Estado), lo cual los llevó a caer.

Ahora, en la Parte Tres, nos concentraremos más plenamente a ver cómo debe ser conducida una

escuela médico-misionera (con clínica). También descubriremos que Loma Linda, fundada más o me-

nos en la misma época que Madison, cometió el mismo error: decidió buscar la acreditación. Pero, de-

bido a la naturaleza de la situación, diferente a la de Madison, este error de Loma Linda causó grandes

problemas para toda nuestra denominación, problemas con los cuales aun vivimos hoy, problemas que

se profundizan más cada día.

Algunos de esos efectos desoladores serán brevemente analizados en la Parte Cuatro.

Comienzos de Nuestro Mensaje de Salud.-

El primer avance real en el mensaje de salud vino con la primera visión dada a Ellen White en

Otsego, Michigan, en 1863, justo después de la Sesión de la Conferencia General de ese año; en aquel

tiempo la denominación estaba organizada y su nombre oficial era el de Iglesia Adventista del Séptimo

Día.

En la Sesión de Mayo de 1866 de la Conferencia General, Ellen White dio un poderoso mensaje,

en el cual ella instaba a comenzar a compartir el mensaje de salud con otros. Como resultado, el Dr.

Horatio S. Lay comenzó un diario sobre salud, el Reformador de la Salud.

Ese mismo año, comenzó el Instituto Reformador de la Salud en Battle Creek con el Dr. Lay a

cargo del mismo.

James informó que Ellen “lloró amargamente” cuando el Instituto de Salud fue localizado a 8

acres de tierra en Battle Creek, en vez de ser localizado en una finca rural, tal cual el Señor lo había re-

comendado (Review and Herald, 6 de Septiembre de 1873). En aquel tiempo, Battle Creek era un pue-

blito de cerca de 5000 personas.

Fue erigido un edificio de dos pisos, equipado con piezas para hacer tratamientos; y la institución

abrió sus puertas para atender pacientes el 5 de Septiembre de 1866. Muy luego el nombre fue cambia-

do para Instituto de Reforma de Salud del Oeste.

“La correcta aplicación de agua, el correcto uso del aire, y una dieta apropiada”, junto con otras

ayudas naturales, trajo salud a muchos, y difundió la fama del instituto. Los alópatas enseñaban que la

sanidad viene de la aplicación de substancias venenosas. Pero Battle Creek le estaba demostrando al

mundo que la sanidad viene de un vivir sano y del uso de substancias sanadoras inofensivas.

“La práctica de los principios de salud y el uso de simples medios hidroterápicos para tratar las

enfermedades fueron mirados como medios cooperadores del poder divino, los cuales son los únicos

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que realmente pueden sanar. La enfermedad viene siendo el resultado de la transgresión de la ley natu-

ral; y el deber y el privilegio de los cristianos de obedecer a estas leyes, y enseñarle a otros a obedecer-

las, hacía parte del evangelio eterno”. M. E. Olsen, Origen y Progreso de los Adventistas del Séptimo

Día:270.

Una Declaración Temprana.-

La siguiente advertencia estaba entre sus primeras declaraciones acerca de nuestra obra médica.

Fue escrita en 1865, dos años después del primer mensaje sobre salud que nos fue dado.

“La reforme pro-salud es una rama de la obra especial de Dios para el beneficio de Su pueblo. Vi

que en una institución establecida entre nosotros, el mayor peligro sería que nuestros administradores

se aparten del espíritu de la verdad presente y de aquella simplicidad que siempre debiera caracterizar a

los discípulos de Cristo.

Me fue dada una advertencia contra bajar las normas de la verdad, de ninguna manera, en una

institución así, para poder ayudar los sentimientos de los incrédulos y así asegurar su patrocinio. El

gran objetivo de recibir incrédulos en la institución es para que ellos puedan abrazar la verdad. Si la

norma es rebajada, ellos tendrán la impresión que la verdad es de poca importancia, y se irán en un es-

tado mental más endurecido que antes”. 1T:560 (Vea 1T:633-634).

Kellog y el Hospital.-

En 1875, el joven Dr. John Harvey Kellog (1852-1942), graduado en la Escuela Médica del Hos-

pital Belleview en Nueva York, se juntó al equipo. Al año siguiente, fue escogido médico superinten-

dente. Dos años más tarde, un segundo edificio fue adicionado, y el nombre fue cambiado para Hospi-

tal Médico y Cirúrgico. Cuando alguien observaba que la palabra “Sanitarium” (en inglés Clínica u

Hospital) no estaba en el diccionario, Kellog respondía que muy luego lo estaría.

Gradualmente, el Hospital de Battle Creek alcanzó una reputación internacional, a medida que se

difundía la noticia de que aquí había un lugar que realmente ayudaba a las personas, sin los indeseables

efectos colaterales.

En 1877, 1884, 1887, 1894 y 1895 fueron construidos más edificios al Hospital. En 1895, el Co-

legio Médico Misionero Americano fue establecido, siendo Kellog su presidente.

Adhiriéndose bien de cerca a los métodos de tratamiento del Espíritu de Profecía, el Hospital de

Battle Creek se hizo conocido mundialmente.

En 1891, el Dr. David Paulson llegó para ver al Dr. John Harvey Kellog, en el Hospital de Battle

Creek. Paulson le hizo una pregunta que la venía meditando hacía algún tiempo. “John, ¿cómo es posi-

ble que usted sea capaz de estar adelantado en cinco años a la profesión médica?”.

Kellog se echó hacia atrás en su silla, y la respuesta que le dio fue una que Paulson nunca olvidó.

Kellog dijo que, “si aparecía algo nuevo, él lo adoptaba inmediatamente, con los conocimientos que él

había obtenido de los escritos de la hermana White, ya que en ese caso era saludable. Cuando otros

médicos finalmente lo aceptaban, después de haber andado lentamente en ese camino, Kellog ya tenía

una ventaja de cinco años sobre ellos. Por otro lado, Kellog rechazó algunas de las nuevas manías, por-

que no se adecuaban a la luz dada a la hermana White. Cuando otros doctores finalmente descubrían su

error, se maravillaban de que Kellog no hubiese caído como ellos lo habían hecho”. Richard A. Shae-

fer, Legado:60.

Infelizmente, algo sucedió dentro del pensamiento de Kellog cuando entró el nuevo siglo. Se vol-

vió extremamente orgulloso y comenzó a separarse de la confianza en Ellen White.

En 1900, todo el complejo poseía más de 900 trabajadores. Como otras instituciones adventistas

se estaban levantando en otros lugares, Kellog se las ingenió para ser la cabeza de ellas. En ese tiempo,

ya no estaba usando el nombre “Adventista del Séptimo Día”.

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Además, un conflicto emergente se estaba intensificando entre John Kellog y los líderes de la

Conferencia General. Justo en el cambio de siglo, a través de diversas manipulaciones legales, co-

menzó a trabajar tranquilamente para obtener el control legal del Hospital de Battle Creek y de la es-

cuela médica.

Muy confiado en sí mismo, Kellog escribió El Templo Viviente, el cual enseñaba el panteísmo.

Felizmente, Ellen White salvó a la denominación de la crisis. Pero en 1908, usando manipulaciones le-

gales, el Dr. J. H. Kellog se las ingenió para quitarle el control del Hospital de Battle Creek y de la Es-

cuela Médica Americana, que estaba adyacente a éste, a la denominación. Su escuela médica colapsó

en la primavera de 1910, y nunca más reabrió sus puertas (la historia es contada en detalles en el libro

de este autor llamado La Apostasía Alfa, donde aparecen Kellog y Ballenger, con 232 páginas y

US$17,50 + US$3,00).

Un grandioso programa de edificación en 1927, el cual incluyó una torre de 15 pisos y un vestí-

bulo y un comedor esmeradamente decorados, trajo una inmensa deuda sobre el Hospital de Battle Cre-

ek. Dos años más tarde vino la banca rota económica de Wall Street; y Kellog desesperadamente trató

de pagar su deuda. Tuvo que declararse en banca rota en 1933. En 1938, se hizo una reorganización del

Hospital bajo las protecciones de quiebra comercial; pero, al fallar también esto, en 1942 fue vendido al

Gobierno de los Estados Unidos. John Harvey Kellog murió el 14 de Diciembre de 1943, en su hogar

en Battle Creek a la edad de 91 años.

Ahora llevaremos nuestra atención al plan de Dios para reemplazar lo que Kellog había hecho

añicos.

Tres años antes de que el Hospital de Battle Creek y el colegio nos fuesen quitados en 1908, el

Señor dijo que había un sitio mucho mejor para nuestro cuartel general del hospital médico misionero y

de la escuela de entrenamiento. Si los consejos de Dios hubiesen sido seguidos, toda la denominación

sería hoy la cabeza y no la cola. Habría comandado una posición de liderazgo en la obra médica misio-

nera para todo el mundo. He aquí lo que sucedió.

Encontrando Loma Linda.-

La Búsqueda de un Lugar Para una Nueva Escuela.-

Aun cuando, al comienzo del nuevo siglo, el Hospital de Battle Creek fuese un centro de trata-

miento líder, la obra especial que Dios tenía para nuestro pueblo en la obra médico-misionera no había

sido hecha. En 1903, Ellen White escribió:

“La obra médico-misionera aun está en su infancia. El verdadero significado de la obra médico-

misionera es conocido apenas un poco”. Testimonios Especiales, Serie B, Nº 8, pág. 2.

En este estudio, aprenderemos el modelo para un centro de entrenamiento médico misionero. Aun

cuando, como resultado del impulso de Ellen White para comprar las propiedades de Paradise Valley y

Glendale para construir ahí hospitales, ninguno de los dos lugares hizo lo que el Señor quería.

Tres años antes de localizar esas propiedades, ella describió cierta propiedad al Sur de California,

la cual le había sido mostrada en una visión de la noche.

“No he podido dormir hasta después de las once y media de la noche. Muchas cosas, en figuras y

símbolos, están pasando delante de mi. Hay hospitales funcionando cerca de Los Ángeles. En un lugar

hay un edificio ocupado, y hay árboles frutales en el terreno del hospital. En esta institución, fuera de la

ciudad, hay mucha actividad”. EGW, Manuscrito 152, 1901.

La visión fue tan real, que ella dijo que parecía estar en el mismo lugar, viendo a los pacientes

afuera. Algunos estaban sentados cerca de la sombra de los árboles mientras otros estaban trabajando

en el jardín. Algunos de los árboles formaban verdaderas bóvedas. Ni el terreno de Paradise ni Glenda-

le cumplían con estas descripciones.

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John Allen Burden (1862-1942) fue uno de nuestros primeros administradores de hospital. Cuan-

do él tenía 9 años de edad, John ya mostraba un gran interés en los escritos del Espíritu de Profecía. En

1882, entró en el Colegio Healdsburg; nueve años después, en 1891, él se convirtió en administrador

del Hospital Santa Helena. Desde 1901 hasta 1904, ayudó a desarrollar la obra hospitalar en Australia.

En 1900, luego después de su retorno de Australia, Ellen White hizo su hogar, al cual llamó

“Elmshaven”, en Pratt Valley, justo abajo del Hospital de Santa Helena (establecido en 1878). Instando

para que las instituciones médicas se estableciesen al Sur de California, ella fue guiada para seleccionar

a John Burden para llevar a cabo la obra de localizar buenos terrenos. En 1904, él comenzó la búsque-

da. Ellen White dijo que Dios le había mostrado que él encontraría buenas propiedades disponibles a

muy bajos precios.

Mientras recorría las áreas costeras y valles, encontró muchos hoteles turísticos y edificios de re-

cuperación de salud a la venta; estos habían quebrado durante un gran auge estatal y un posterior fraca-

so.

Dos de estos terrenos fueron vendidos a compradores privados bajo su consejo: el Hospital Para-

dise Valley (1904) en National City, y el Hospital Glendale (1905).

Más hacia el interior, cerca de San Bernardino, había un complejo victoriano llamado Hotel de

Temporada Loma Linda. Cuando el dueño original entró en quiebra en la década de 1890, la propiedad

y su terreno fue vendida a un grupo de hombres de negocio y de médicos de Los Angeles, los cuales

querían desarrollarlo como un lugar de temporada dedicado a la salud.

Lo llamaron Loma Linda y lo remodelaron y le colocaron lindos muebles, le adicionaron cinco

edificios para la atención de pacientes y un corredor recreativo, y después ornamentaron el cerro que

había detrás de las instalaciones. En aquel tiempo, ellos invirtieron US$ 150.000 en la propiedad. Pero,

en 1904, con pocos patrocinadores y desesperados por venderla, el grupo la puso a la venta.

A comienzos de 1905, Ellen White viajó hacia el Sur; cuando ella llegó a San Bernardino Valley,

fue impresionada a instruir al hermano Burden a que buscase una propiedad en aquella área, la cual

podría ser usada para un Hospital.

Poco después, Burden encontró Loma Linda. El hotel, los edificios auxiliares, y 76 acres de te-

rreno estaban a la venta por US$ 110.000.

Los vendedores querían deshacerse de este elefante blanco, pero deseaban que los compradores

tuviesen éxito como una instalación médica. Entonces le dijeron a Burden que se la dejaban en US$

40.000 (más tarde se la dejaron en US$ 38.900). Ellen White le dijo a John que aceptase. La opción de

compra fue firmada el 26 de Mayo de 1905, con un pago al contado de US$ 1.000. También fue inclui-

do en la venta una participación en acciones en dos compañías de agua. Esto era importante ya que el

agua es escasa en aquella zona.

Ellen White Visita Loma Linda.-

Mientras estaba viviendo en Loma Linda, algunos años atrás, y recordando su historia, a David

Lee le fue confiado un manuscrito por el Dr. L. H. Lonegan y su esposa (titulado “Historia de Loma

Linda”) escrito por John Burden, nuestro pionero organizador y administrador de Loma Linda. El do-

cumento también puede ser encontrado en Archivo de Documento 8A en el Ellen White Estate.

Aquí va el primero de algunas extracciones de ese manuscrito. Describe la primera visita al lugar,

la cual ocurrió el 12 de Junio de 1905.

“Después del retorno de Washington de los miembros ausentes del Comité de la Asociación Sur

de California, se llamó a una reunión y fuimos preguntados acerca de qué se había hecho con la propie-

dad de Loma Linda. Explicamos que la habíamos asegurado pagando US$ 1.000 al contado y que hab-

íamos firmado el contrato de compra de Loma Linda por US$ 40.000.

Naturalmente, algunos del Comité pensaron que en vista de su telegrama contra asegurar Loma

Linda, en vista de la advertencia de la Asociación de la Unión del Pacífico contra adquirir más empre-

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sas debido a las abrumadoras obligaciones financieras, nosotros habíamos actuado imprudentemente.

Fue sugerido que debía ser repudiada oficialmente toda responsabilidad por lo que se había hecho. La

tensión sin embargo fue aliviada, cuando se supo que la asociación no había sido envuelta financiera-

mente en la compra de la propiedad.

Los instamos, sin embargo, antes de tomar una acción final, a comparecer a una reunión de con-

sejo en Loma Linda con la hermana White la cual iba a llegar de Washington la mañana siguiente; y

después de alguna duda, ellos consintieron en ir. Fuera de los miembros del Comité de la Asociación,

cerca de 20 miembros de la Iglesia de Los Ángeles fueron convidados para ir al concilio.

Ellen White llegó y la reunión fue llevada a cabo el 12 de Junio de 1905 (Biografía de EGW, Vo-

lumen 6, pág. 17).

La mañana siguiente cerca de las 10:10 el tren de Los Angeles se detuvo en la estación de Loma

Linda al frente del Hospital. El gran comité estuvo inspeccionando el suelo y el edificio cuando la her-

mana White y su compañía se bajaron de un vagón expreso. El tren de ella que venía del Este, se había

detenido en Redland Junction, ya que el tren que seguía hacia el resto del país, no se detenía en Loma

Linda. Cuando la hermana White se bajó del vagón expreso le dijo a su hijo que estaba con ella: „Willi,

yo he estado aquí antes‟. Él le dijo: „No Mamá, tú nunca has estado aquí‟. „Este es el preciso lugar que

el Señor me ha mostrado, porque me es completamente familiar‟. Dirigiéndose a otro que estaba su la-

do, ella le dijo: „Tenemos que tener este lugar. Tenemos que razonar de causa hacia efecto. El Señor no

nos ha dado esta propiedad para ningún propósito común‟.

Mientras caminaba por el terreno y por los edificios de Loma Linda, ella frecuentemente repetía:

„Este es el preciso lugar que el Señor me ha mostrado‟. Entramos entonces en lo que era llamado el edi-

ficio de la asamblea en la cumbre del cerro. Ahí en un cuarto había una mesa de billar, en otro, una pis-

ta para jugar al palitroque, y en la tercera pieza una mesa para jugar a las cartas con cartas desparrama-

das por el piso. Cuando la hermana White entró en la pieza, ella miró y dijo: „Este edificio será de gran

valor para nosotros, una escuela será establecida aquí. Redland será convertido en un centro, así como

Loma Linda. Battle Creek está decayendo. Dios establecerá Su obra médica en este lugar‟”. John A.

Burden, Historia de Loma Linda.

En aquel tiempo, la denominación aun poseía las instalaciones médicas de Battle Creek; pero, sa-

biendo por anticipado que las perderíamos, se le mostró a Ellen que Loma Linda tomaría su lugar. Pero,

ella dijo, el plan de Dios era que llegasen más allá de lo que habían conseguido el Hospital de Battle

Creek y el centro de entrenamiento. En este libro, aprenderemos cuál era el plan.

Mucho del resto del manuscrito de Burden (Historia de Loma Linda) tiene que ver con las mu-

chas penurias, sacrificios y providencias en el desarrollo de la propiedad de Loma Linda, en los si-

guientes años.

La hermana White instó a los creyentes en el Sur de California a reconocer la importancia de este

proyecto.

“Nuestro pueblo en el Sur de California necesita despertar a la magnitud de la obra a ser hecha

entre sus propios hermanos. Que despierten a la oración y al trabajo... Tengo un mensaje que llevarle a

los miembros de iglesia en el Sur de California. „Levántense, y evalúen por sí mismos las oportunida-

des abiertas ante ustedes‟”. Testimonios Especiales, Serie B, Nº 3, pág. 30-31.

El 20 de Junio (ocho días después de su llegada), la Asociación del Sur de California aceptó la

propiedad como una institución denominacional. Después que el hermano Burden dio una descripción

de la propiedad a los delegados de la asamblea, Ellen White habló, seguida por el presidente de la Aso-

ciación. En un informe oficial de esta reunión, se registró lo siguiente:

“Entonces él declaró que la hermana White había dicho que este hospital debiera ser la principal

escuela de entrenamiento en esa costa (de los Estados Unidos). En este punto, la hermana White lo in-

terrumpió y dijo: „Así será‟”. Minutas de la Asociación del Sur de California, 20 de Junio de 1905.

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Cuando Dios dice que hagamos algo, entonces se puede hacer. Puede ser hecho, eso es, si cree-

mos y obedecemos. Una pequeña Asociación de apenas 1.400 creyentes fue capaz de pagar US$ 20.000

antes del término de aquel año y el resto dentro de los tres años siguientes.

“El consejo del Espíritu de Profecía ha sido confirmado. A medida que avanzamos por la fe, el

Señor abre el camino delante de nosotros, y el dinero viene de fuentes inesperadas. Casi todos estaban

finalmente convencidos de que era realmente Dios el que estaba llevando adelante la empresa”. Bur-

den, Historia de Loma Linda.

Bien al tanto de las posibilidades, si el modelo era seguido, ella escribió en aquel año:

“Es difícil comprender todo lo que esta transacción significa para nosotros”. Carta 291, 1905.

El 15 de Abril de 1906, todo el precio de compra había sido pagado en un servicio de dedicación

en el terreno del Hospital.

“Debemos apreciar Loma Linda como un lugar que el Señor vio de antemano que necesitaríamos,

y que Él nos lo dio”. Ministerio Médico:56.

“Deseo que toda la obra de este lugar sea una correcta representación de lo que nuestras institu-

ciones deben ser”. EGW, 20 de Abril de 1911.

Es bueno detenernos aquí y considerar a John A. Burden. Como usted va a aprender de las si-

guientes páginas, fue él el que se responsabilizó de cumplir con el modelo del Espíritu de Profecía para

Loma Linda, hasta que fue detenido.

“Él era calmo, quieto, naturalmente precavido, pero capaz de hacer audacias por su fe en la Pala-

bra de Dios. Detrás de una frialdad evasiva se escondía un ardiente y caluroso corazón de fervor y de

lealtad y confianza y un propósito decidido para bendecir a sus compañeros. La Sra. White lo conocía

bien, y lo valoraba mucho. Para él fue su consejo principal y de apoyo en esta materia, y a través de él

ella vio las providencias del Señor desarrollándose paso a paso”. A. W. Spalding, La Última Legión de

Cristo:152.

¿Cuál Debía ser el Objetivo?

Al comienzo, John Burden fue el presidente de la mesa directiva, el presidente de la corporación,

el gerente del hospital y también su capellán.

¿Cómo debía comenzar? ¿Qué principios debía adoptar? Felizmente, el hermano Burden había

tenido una experiencia anterior en seguir los principios del Espíritu de Profecía. También tenía una co-

operación cercana de Ellen White. Ella trató de hacer de esto un verdadero centro de entrenamiento

médico misionero modelo, en el pleno sentido de la palabra.

Cuando visitó el terreno de Loma Linda, Ellen White dijo algo que claramente reveló el objetivo:

“Mientras estaba en el entretenido corredor (de la propiedad de Loma Linda), ella destacó: „Dios

va a restablecer Su obra médica en este lugar‟. „Estamos más cerca del cuadro de la obra médica misio-

nera que cuando recién comenzamos. Él nunca quiso que nuestra obra floreciese en el camino profesio-

nal ni comercial, en el cual está ante el mundo hoy (en el Hospital de Battle Creek). Hemos educado

enfermeras que se pasan al lado de la cama, cuando debiéramos haber educado enfermeras misioneras

para que vayan a los hogares de las personas y a las villas, pueblos y ciudades, ministrando a las perso-

nas, canten himnos del evangelio y den estudios bíblicos. Aquellos que hacen esta obra cosecharán una

linda cosecha de almas, tanto de los caminos altos de la vida, como de los humildes”. J. A. Burden,

Historia de Loma Linda.

No “enfermeras que se pasan al lado de las camas”, sino “enfermeras misioneras”. Un tipo radi-

calmente diferente de programas para enfermeras y médicos estaba siendo concebido. ¡El plan no era

entrenar apenas personal médico para que sean empleados de hospitales, sino que fuesen a trabajar en

comunidades de América y a través del mundo, ministrando a los necesitados de los pueblos, dándoles

estudios bíblicos, y llevándoles el último mensaje a sus vidas!

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Comienza la Escuela.-

Durante ese verano, las primeras estudiantes de enfermería, la mayor parte de ellas jóvenes, llega-

ron; y les fue dada alguna instrucción. El hospital abrió sus puertas a los pacientes el 9 de Octubre de

1905; y, ese invierno, 55 pacientes estaban siendo atendidos simultáneamente. En Noviembre, la Dra.

Julia A. White, reclutada por Ellen White, llegó para ser una enfermera de obstetricia y cabeza del pro-

grama de entrenamiento de las enfermeras. La instrucción formal comenzó en Enero de 1906.

Poco tiempo después, la Asociación eligió a Warren E. Howell (1869-1943) para que sea el pri-

mer presidente de esta nueva escuela en Loma Linda (1906-1907). Él había enseñado antes en Healds-

burg y en el Colegio Misionero Emanuel, y entonces fue presidente de Healdsburg (1904-1906). Al

igual que Burden, Howell era un sólido partidario del modelo. A esta nueva escuela en Loma Linda se

le dio el nombre de “Colegio de Evangelistas Loma Linda”. Su tarea era reunir una facultad y ayudar al

hermano Burden a organizar enfermería, el colegiado y el curriculum médico evangelístico.

En el próximo año, 1907, Howell fue enviado a cumplir un compromiso en Grecia. Parece extra-

ño que la Conferencia General decidiera repentinamente enviarlo al Mediterráneo (Howell no sabía na-

da acerca de esa área ni tampoco sabía el idioma), cuando este importante trabajo en Loma Linda esta-

ba apenas comenzando. Pero esta manera de actuar continuaría.

El Dr. George Knapp Abbott tomó su lugar como cabeza de la escuela (1907-1909). Como usted

lo sabrá, este fue el mismo Abbott, otro firme obrero pionero que escribió un extraordinario librito so-

bre hidroterapia, Técnicas de Hidroterapia, y fue coautor del libro Terapia Física en el Cuidado de En-

fermería (el cual fue uno de los seis libros que este autor usó en la preparación del libro Manual de Te-

rapia con Agua; 294 páginas, US$ 10,00 + US$ 2,50). Ambos libros están ahora agotados. El Manual

es un excelente libro de instrucción sobre hidroterapia, disponible por el publicador del libro que usted

tiene ahora en sus manos. Es uno de los más completos libros sobre este asunto disponible hoy en día.

Esto es bueno, ya que no existen muchos libros sobre este asunto hoy en día (el libro completo también

está incluido en la Tercera Edición de la Enciclopedia de Remedios Naturales del presente autor, con

424 páginas).

“Podemos, con beneficio, disminuir mucho del trabajo innecesario que se hace. Dando los trata-

mientos comunes (hidroterapia, etc.) al enfermo, se obtendrá más”. EGW a A. G. Daniells, 1903; Spal-

ding y Magan:317.

Solamente se exigían 9 años de estudios previos para poder matricularse en el programa de en-

fermería. Después de tomar un curso básico de dos años de instrucción en enfermería, los estudiantes

podían escoger entrar en el curso médico evangelístico.

El 9 de Diciembre de 1909, bajo un segundo nuevo nombre, el “Colegio de Evangelistas Médi-

cos” (CEM), la institución recibió del Estado de California una autorización garantizando los grados

académicos y profesional.

Infelizmente, en la segunda década del siglo veinte, el nuevo colegio médico comenzó a desviar-

se, hacia el profesionalismo, prácticas y tratamientos dados por las escuelas médicas no adventistas.

Tempranamente, comenzó a ejercer pesadamente su presión para que Loma Linda se desviara del

modelo. Felizmente, poseemos una carta que provee un vistazo a los puntos de vista divergentes. Esto

nos proveerá una más amplia introducción a toda la situación que existía entonces.

No todos estaban de acuerdo con el modelo. De hecho, habían cuatro puntos de vista en relación

a lo que debería ser hecho con la novata institución.

Para que podamos entender mejor esto, daremos un salto de tres años hacia delante al año 1908, a

una carta escrita a un alto líder de la iglesia.

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Después de eso, veremos una gran cantidad de objetivos y principios de modelos de centros de

entrenamiento médicos misioneros y entonces volveremos a la historia de Loma Linda, para ver cómo

progresó el plan de Ellen White.

Una Carta Importante.-

La Carta de 1908 de Burden a Ruble.-

En la primavera de 1908, John Burden, el pionero administrador de Loma Linda, le escribió una

carta al Dr. W. A. Ruble de la Conferencia General. Burden concebía un colegio médico fundado com-

pletamente en los principios del Espíritu de Profecía. Infelizmente, dentro de pocos años después de

1908, la situación en la escuela médica de Loma Linda comenzó a cambiar. Pero, en esta carta, encon-

tramos un extraordinario vistazo de toda la controversia.

Wells Allen Ruble (1868-1961) había sido un misionero en Africa del Sur, después, uno de los

principales del Colegio de la Unión de Claremont en esa nación. Al volver a América, se graduó en

1906 en el Colegio Misionero Médico Americano de Kellog con el grado de Doctor.

Ruble, en el tiempo en que esta carta le fue escrita, era prominente en el rol de advertencia médi-

ca en la Conferencia General en Takoma Park. Desconocido para ambos, Burden y él mismo, dos años

más tarde, en 1910, Ruble sería elegido a la presidencia del CME (1910-1914) y jefe del Consejo Mi-

sionero Médico (el cual, en 1913, se convirtió en el Departamento Médico de la Conferencia General).

En esta carta, Burden estaba tratando de impresionarlo acerca de la importancia de adherirse a los

principios del Espíritu de Profecía en la escuela médica de Loma Linda.

Burden tenía apenas 46 años de edad cuando escribió esta carta. Después que el cambio había

comenzado en 1910, él continuó como administrativo no médico en el CME por varios años. Sin em-

bargo, desde 1910 en adelante, él fue alejado de la mayoría de los grandes cambios que se estaban lle-

vando a cabo.

En 1916, Burden fue transferido a la administración del Hospital Paradise Valley. Antes de su

muerte en 1942, debe haber llorado a menudo con el curso tomado más tarde por el CME. Se había

convertido en una institución de entrenamiento donde se daban drogas, imitando a las otras escuelas

médicas en el país.

No se olvide que ese mismo año, 1908, la pérdida del Hospital de Battle Creek para la organiza-

ción y del Colegio Médico Americano en Battle Creek ya habían acontecido. John Harvey Kellog y sus

médicos legalmente asociados se lo habían efectivamente robado (Vea La Apostasía Omega de este

mismo autor, mencionado antes y ahora en nuestro Tratado de Historia Doctrinal, para encontrar la his-

toria completa). Nuestros líderes estaban perplejos en cuanto a qué camino debería tomar el Colegio de

Entrenamiento de Loma Linda.

Tal como lo indica la presente carta, en 1908 habían cuatro puntos de vista diferentes en la de-

nominación en relación a lo que se debería hacer con Loma Linda.

Eventualmente quedó claro en la carta que John Burden estaba instando a nuestros líderes de la

iglesia a adoptar el “tercer punto de vista”, descrito a seguir, y abogaba por el éxito a través de toda la

nación.

En la siguiente carta usted encontrará respuestas a la complicada pregunta de cómo, en aquel

tiempo, pudimos haber obtenido un reconocimiento oficial mientras nos adheríamos completamente al

modelo en nuestra obra médica.

Tal como usted reconocerá, la carta de Burden a Ruble era tanto una advertencia como una pro-

fecía (en esta carta, todos los paréntesis y énfasis son nuestros).

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“Loma Linda, California, 13 de Abril de 1908

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Pág. 9

Dr. W. A. Ruble, Takoma Park Sta., Washington, D.C.

Querido hermano:

Lamento no poder estar con usted en este concilio especial del Comité de la Conferencia General,

ya que creo que (Primer Punto de Vista) se le dará alguna atención a la cuestión del avance de la obra

médica en nuestras escuelas.

Loma Linda ha estado avanzando en esta línea, en armonía con la luz que nos ha llegado durante

varios años, y especialmente desde la compra de esta institución y del establecimiento de la obra en

Washington.

Nos ha parecido a nosotros que el Señor está llamando para un entrenamiento evangelístico

médico avanzado en ambos centros. También hemos sentido que hubo más o menos una falta de enten-

dimiento en qué es lo que se debería hacer en estos centros médicos avanzados.

(Segundo Punto de Vista) Algunos han sentido, y así lo han manifestado, que todo lo que tene-

mos que hacer es lo que se ha venido haciendo en nuestras escuelas de entrenamiento de enfermeras en

nuestros hospitales, tal vez con más estudios bíblicos y un poco más de experiencia en el campo.

(Tercer Punto de Vista) Otros han sentido que debiera haber un entrenamiento más avanzado en

la teoría y en la práctica, tanto en la ciencia del arte de sanar tal como está asociado con la obra del

mensaje del tercer ángel, y posiblemente sean reconocidos al igual que aquellos que se gradúan y pue-

den asegurar el reconocimiento Estatal como para tener la libertad de practicar el arte de sanar al igual

que los demás médicos.

(Cuarto Punto de Vista) Otros no han creído que sea necesaria una institución médica completa-

mente calificada para competir con los colegios médicos del mundo.

Les colocaremos números a estas ideas: uno, dos, tres y cuatro.

(Primer Punto de Vista) La Proposición Nº 1 es reconocida por todos nosotros. Es una obra, com-

prensible por lo menos en cierta medida.

(Segundo Punto de Vista) La naturaleza, lugar y obra de la Nº 2está comenzando a ser reconocida

por muchos. Se ve que para misioneros externos a ser calificados con un entrenamiento avanzado en el

arte de sanar, de ser capaces de diagnosticar las enfermedades comunes y de aplicar lo que nosotros

llamamos tratamientos racionales, aumentaría grandemente la utilidad de la obra (“tratamientos racio-

nales” era una frase comúnmente usada entonces para designar los remedios naturales, en contraste con

la administración de venenos (drogas) al enfermo, para sanarlos, lo cual, obviamente, era un tipo irra-

cional de tratamiento. Otro sinónimo, usado posteriormente en esta carta, es “higiene” que también

quiere decir limpiar y restaurar. Por la misma razón, nuestros primeros obreros llamaban a sus centros

de tratamiento de Sanitariums” (Clínicas), ya que solo daban remedios naturales, los cuales eran sanita-

rios y limpiadores. Esos remedios sanitizaban o limpiaban y restauraban la salud del cuerpo. En con-

traste, los “hospitales” del mundo medicinaban a los pacientes con peligrosos productos químicos. Hoy

en día es fácil identificar drogas venenosas. Son aquellas que poseen “contraindicaciones”, un eufe-

mismo para decir “efectos colaterales peligrosos”).

Este es el trabajo que fue recomendado en la Convención Médica llevada a cabo en Loma Linda,

que el Colegio de Evangelistas de Loma Linda debía fortalecer su facultad y llevarlo adelante. Este tra-

bajo también estaba apoyado por la Asociación de la Unión del Pacífico, en una reunión llevada a cabo

en Santa Helena un par de meses antes; y allí fue recomendado que la Asociación de la Unión y la Con-

ferencia General se unieran para llevar a cabo esta obra, particularmente en el camino de proveer esta

escuela con instructores, de acuerdo a las disponibilidades.

(Tercer Punto de Vista, recomendado por Burden) Como la Legislación de California ha abierto

el camino para que los estudiantes como la Escuela de Evangelistas de Loma Linda para ser legalmente

reconocidas para practicar métodos sanitarios de salud, o remedios racionales, algunos han pensado que

sería sabio tener la escuela reconocida por la ley que esos estudiantes, al completar el curso de tres años

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de estudios y cuyas calificaciones los capacitan a pasar los exámenes del Estado, sean libres para traba-

jar al igual que los otros médicos reconocidos; en efecto, ellos mantienen posiciones en nuestras insti-

tuciones y cumplen con todos los requerimientos de la ley. Esto lo designaremos como siendo la Pro-

posición Nº 3, ya que no importa cuan bien calificados puedan estar para hacer su trabajo, tendrán ne-

cesariamente que trabajar como enfermeras bajo la dirección de médicos legalmente calificados (En el

tiempo en que Burden escribió esto, los gobiernos estatales reconocían los remedios naturales de la

misma manera en que reconocían las drogas).

(Continuando con el Tercer Punto de Vista) Nuestro entendimiento de los testimonios es, que

mientras miles tienen que ser rápidamente calificados para la obra médica evangelística, algunos tienen

que ser calificados para trabajar como médicos. Hemos sido instruidos una y otra vez para hacer con

que la escuela sea tan firme como sea posible para la calificación de enfermeras y médicos; y la apertu-

ra de un camino para su reconocimiento; y especialmente en vista del hecho que California hasta ahora

ha sido uno de los Estados más difíciles para el reconocimiento de la práctica médica, nos parece una

providencia divina (que nos permitan continuar enseñando de acuerdo con el modelo), llegando al año

siguiente que comenzamos a funcionar con la escuela (observe que Burden antes limitó esto a “practi-

car métodos sanitarios de sanar, o remedios naturales”. Burden no aprobaba la medicación de drogas.

Porque él sabía que el Espíritu de Profecía se oponía totalmente a eso; vea el capítulo 16 en nuestro

Manual Médico Misionero:229-254; Nota del Traductor: vea también mi archivo “El Uso de Drogas”

en mi CD).

La batalla fue dada por los osteópatas, pero (en vez de aprobar apenas a los osteópatas) la Legis-

lación abrió entonces las puertas de par en par para la entrada del curso médico, diciendo que éste era

igual que la preparación superior en las diez ramas fundamentales que sostienen la educación médica

(Satanás estaba trabajando diligentemente para cerrar la puerta, de tal manera que nuestros médicos no

estuviesen capacitados a operar legalmente, a menos que aceptasen a acceder a usar drogas, radiación,

y todo lo demás. Ciertamente, cuando miramos hacia atrás hoy en día, la situación parecía sin esperan-

za y nuestra obra médica estaba destinada a eventualmente ser oprimida por el control acreditador de la

AMA, lo cual acabó aconteciendo.

Pero el párrafo anterior revela “lo que podría haber sido”. Si, si, hubiésemos peleado el recono-

cimiento legal para los tratamientos con remedios naturales, usando hierbas, hidroterapia, y las ocho

leyes de la salud, ¡Dios nos habría abierto la puerta para conseguirlo! Los osteópatas pelearon la batalla

y obtuvieron lo que querían. Los quiroprácticos también pelaron la batalla y obtuvieron la aprobación

legal para su método de tratamiento. Más recientemente, las enfermeras profesionales han ganado el

derecho a practicar la medicina básica sin un título de médico; a pesar de la oposición de la AMA.

Podría haberse logrado, y Dios nos habría abierto la puerta.

No piense que esto es apenas un sueño aislado. Lea nuestro Manual Médico Misionero. ¡Era el

plan de Dios que levantásemos nuestro “brazo derecho” para extenderlo y abrir las puertas para el men-

saje evangelístico del tercer ángel a través de todo el mundo!

El uso de remedios naturales solamente – el único método médico que se adhiere estrictamente a

la obediencia a las leyes de Dios – podría haber tenido un éxito extraordinario, si hubiésemos permane-

cido firmes con ese método.

Pero, en vez de eso, entre 1912 y 1922, y después, gradualmente acatamos, paso a paso, todos los

requerimientos colocados ante nosotros por el Consejo Médico de Educación de la AMA. Debido a

nuestro acatamiento, la AMA ganó un completo round en la educación médica y de enfermería. El ob-

jetivo oculto de la AMA es tremendamente simple: requiere que solamente sean usados aquellos méto-

dos de tratamiento que traigan dinero para los fabricantes de drogas y de medicamentos. ¿Y cuáles son

esos? Los que pueden ser patentados. Es un hecho bien conocido que esos fabricantes hacen llegar

buenas cantidades de dinero a los cofres de la AMA, a través de caros anuncios colocados en el Diario

de la AMA. La vasta riqueza de los fabricantes de remedios es legendaria).

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Pág. 11

“La materia médica y la intervención quirúrgica han sido rechazadas; de tal manera que, a través

de una escuela de higiene o de prácticas racionales no tendría dificultades para ser reconocida en este

Estado (materia médica era una palabra latina, "materias médicas”, significando cualquier cosa que pu-

diese ser tragada, inyectada, o aplicada corrientemente en la piel. En el siglo XIX, esto incluía hierbas

y/o drogas venenosas; pero, desde el comienzo del siglo XX, la frase incluye solamente las drogas.

“Han sido rechazadas”; esto es, las leyes del Estado de California estaban totalmente relajadas, de

tal manera que a las escuelas médicas no se les requería en aquel tiempo instruir en el uso de cualquier

tipo particular de materia médica o de cirugías).

“Si nuestra escuela fuese reconocida aquí, sus estudiantes tendrían una ventaja a través de la cual

podrían asegurar el reconocimiento en otros Estados, de la misma manera en que los osteópatas están

siendo reconocidos. Su arte de sanar está siendo rápidamente reconocido en todos los Estados, pero han

tenido que pelear arduamente su camino. Ellos abrieron el camino y eso evidentemente hizo todo más

fácil, por lo menos durante algún tiempo, porque otros métodos con reputación para sanar han sido re-

conocidos.

(Esta carta le fue enviada al Dr. Ruble, para que le fuese leída a los líderes de la Conferencia Ge-

neral. El hermano Burden reconoció en esto una oportunidad, y aquí estaba pleiteando con la Confe-

rencia General para que se uniesen con este plan. Pero, él explicó, tendrían que pelear cada milímetro

del camino, porque Satanás se les opondría. El hermano Burden conocía muy bien los consejos del

Espíritu de Profecía, que la obra de sanar con remedios naturales era la “cuña de entrada” de Apoc.

12:17 y 14:6-12 del mensaje que tenemos que llevarle al mundo, el cual es la obediencia a la ley de

Dios, a través de la habilitadora fe de Jesucristo. El tratamiento con remedios naturales y la aceptación

de nuestras verdades especiales acerca de la ley y del Sábado van de manos dadas. ¡Ambas enseñan la

obediencia a las leyes de Dios! Pero, infelizmente, en los años cruciales de 1910 hasta 1922, nuestros

líderes no estaban atentos y perdieron la oportunidad.

Al mismo tiempo, en otro frente, Satanás estaba trabajando para separar la obra médica del

evangelismo. Él comenzó con Kellog en Battle Creek, e intensificó su trabajo en los últimos años en la

medida que nuestra obra de entrenamiento médico y de doctores se volvió “profesionalizada”. Contra-

riamente a lo que mostraba el modelo (y el “tercer punto de vista” sostenido por Burden), las cosas es-

taban arregladas de tal manera que solo nuestros doctores podían diagnosticar, prescribir y tratar; y eran

entrenados solo en drogas y cirugías, y poco conocían de los tratamientos naturales. El plan de Dios, tal

como fue revelado en el Espíritu de Profecía, era que solo unos pocos de nuestro pueblo fuesen “com-

pletamente calificados” como para lidiar con los niveles más avanzados de enfermedades y con los re-

medios naturales. Muchos otros tendrían que cuidar problemas físicos comunes con remedios naturales.

este era el “tercer punto de vista” de Burden).

Fue un gran infortunio que el Colegio Misionero Americano (en Battle Creek) fuese lanzado a

copiar las escuelas del mundo, en vez de colocarse bajo la bandera del arte de sanar que muestra el

mensaje del tercer ángel. Y alguno de nosotros nos parece que podemos cometer el mismo error que

ellos cometieron si seguimos su ejemplo en establecer una escuela médica cuya norma, si es que al fi-

nal es mantenida, signifique comercio desde el principio hasta el final, o entonces los estudiantes que se

gradúen de la escuela perderán su posición reconocida y estarán con aquellos que siguen las prácticas

médicas de hoy.

(El Colegio Médico Americano (1895-1910) comenzó con J. H. Kellog, el cual fue su único pre-

sidente. Él buscó y recibió la acreditación teniendo un campus dividido, con los dos primeros años de

entrenamiento en la Clínica de Battle Creek y los dos últimos años en dos Hospitales no adventistas de

Chicago. Alcanzó a formar 194 médicos antes de cerrar, debido a falta de ayuda económica y a las

siempre mayores exigencias de la acreditación. También abrió un hospital completamente equipado y

con personal en Chicago).

“No es así con una nueva escuela que crea su propia norma y gana su camino a través de sus

méritos: y esa norma, si entendemos los mensajes que nos llegan, es misionera, urdimbre y tejido (o

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trama, en otras palabras, de punta a punta), con el espíritu mercenario completamente eliminado. Por

eso se escogió ese nombre: Médicos Evangelistas.

Nos gustaría estar presente en vuestros consejos y escuchar vuestros análisis con respecto a esto.

Es extremamente interesante para nosotros, del hecho que hemos tenido que enfrentar el asunto y re-

solverlo por nosotros mismos, o entonces desistir de entregar nuestro tan claro mensaje recibido de la

mensajera del Señor.

Entendemos que la cuestión es más o menos confusa para todos, y posiblemente algunos no ven

ninguna luz en darle ninguna consideración ahora; pero somos de la opinión que Dios está llamando a

esta denominación a una reorganización de su obra médica tan ciertamente como Él llamó hace algunos

años a una reorganización de la obra educacional. Así, estamos avanzando con la mejor luz que pode-

mos obtener.

Estamos ansiosos de vuestro consejo y cooperación. No queremos colocarnos en una posición de

adelantarnos de los demás en esta materia, y estaremos agradecidos de vuestros consejos y adverten-

cias. Escribimos así porque nuestros planes y posiciones y nuestra obra puedan ser claramente entendi-

das. Estamos queriendo estar completamente satisfechos con nosotros mismos con lo que hemos con-

seguido hasta aquí, desarrollando el plan y desenvolviendo personas de habilidad para llevar a cabo la

obra como médicos evangelistas.

Si es sabio dejar a un lado el pensamiento de reconocimiento legal de los estudiantes cuando

hayan completado su curso, estamos dispuestos a esperar; pero sentimos más profundamente que, a la

luz de las oportunidades en California, la cuestión de establecer una escuela cuya total influencia y en-

señanza sea la de calificar médicos para practicar el distintivo arte de sanar del tercer mensaje angélico

se le debe dar cuidadosa atención por aquellos que están interesados en este asunto y capacitados para

juzgar los méritos de la cuestión.

(Usted percibirá que los dos párrafos anteriores podrían ser interpretados por la Conferencia Ge-

neral como cancelando la urgente advertencia anterior. Burden había dicho, tenemos que hacer cambios

importantes. Pero entonces él dice, pero si ustedes piensan que no hay necesidad de urgencia, entonces

nosotros haremos eso.

El problema aquí, es que la iglesia controlaba Loma Linda, y Burden no podía decirlo de otra

manera, sin ser quemado. Más adelante en este libro, aprenderemos de las memorias del Dr. Owen S.

Parret, que Ellen White no quería que Burden traspasase el control de Loma Linda a la iglesia, cuando

así lo hizo. Burden reconoció más tarde que este fue su más craso error).

“(Cuarto Punto de Vista) Estoy seguro que tan luego como aparezca la cuestión, el primer pen-

samiento será el de que (el modelo es apenas) una educación médica superficial y que será una desgra-

cia para llevar a cabo la obra del mensaje, a menos que podamos establecer la cuarta proposición; en

efecto, una escuela médica totalmente equipada de acuerdo con la idea del mundo, que pueda venir a

ser un miembro de la asociación de los Colegios Médicos Americanos (esto es, totalmente acreditado).

No creo que por ningún motivo debamos aprobar nada que sea así. Si (tal como lo declara el Espíritu de

Profecía) mucho de lo que ahora está incorporado en las escuelas médicas del mundo es tan inútil como

las máximas de los escribas y fariseos; y si hay estudios intrincados que ciertamente son dañinos para

la mente del estudiante, descalificándolo para la obra que debería hacer; y nuevamente, si mucho de su

curso es mera basura, eliminaría una escuela médica estas cosas inútiles de su obra y adicionaría aque-

llas más útiles, como lo son las agencias sanadoras, la influencia del evangelio de Cristo tal como es

revelado en el estudio de las Escrituras, combinado con remedios racionales y las diez ramas funda-

mentales enseñadas en armonía con todo eso, ¿una escuela así sería „superficial‟ simplemente porque

permaneció firme sola y no fue reconocida por las escuelas modernas del mundo?

(En este último párrafo, el hermano Burden está pleiteando con nuestros líderes para que no bus-

quen la acreditación de las agencias seculares).

“Sin embargo, como lo dije antes, yo creo que lo esencial es la calificación del obrero que va a

hacer la obra, y eso es lo que estamos tratando de llevar adelante. Si es la voluntad de Dios que algunos

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de estos obreros, cuando estén calificados, deban permanecer firmes en la libertad de la ley del Estado

para practicar el arte de sanar del tercer mensaje angélico, Dios ciertamente abrirá el camino.

(Él está diciendo nuevamente que, si perseveramos, podemos, tal como lo han conseguido los os-

teópatas, obtener el reconocimiento legal, para nuestros estudiantes avanzados para que sean médicos,

totalmente reconocidos por la ley del Estado, sin tener que someter nuestra escuela a los requisitos de

acreditación del AMA. Si hacemos nuestra parte, Dios nos ayudará a hacerlo en nuestros términos, y en

completa conformidad con nuestras normas y métodos de la obra médica).

“Para el año que viene, nos parece que la única cosa consistente que podemos hacer es movernos

en armonía con las recomendaciones pasadas en la Convención Médica de la Asociación de la Unión,

la cual anima la calificación de personas con una eficiencia médica avanzada a trabajar como evange-

listas. Por lo tanto debemos continuar con los tres años regulares del curso de Médico-Evangelista, tal

como ha sido hecho hasta aquí en nuestros programas.

En el párrafo anterior, los obreros serían “calificados” haciendo su entrenamiento en nuestro co-

legio CME no calificado. Pero, Burden continúa, también debería ser dado un curso rápido de un año).

“También es bueno suplementar esto con una instrucción de un año para estudiantes maduros, ta-

les como profesores de escuela, obreros bíblicos, enfermeras graduadas y ministros, los cuales quieren

aprender en el menor tiempo posible todo lo que puedan ser capaces de aprender de este arte racional

de sanar, y combinarlo con su obra evangelística. Por lo tanto estamos providenciando la venida del

mejor instructor de Biblia disponible para llevar a cabo ese programa, juntamente con los asuntos

médicos.

(¡El siguiente es un excelente párrafo, porque delinea los asuntos básicos enseñados en el CME

en su curso de un año! Los mismos cursos básicos eran, desde luego, enseñados en forma expandida en

el programa de tres años).

“El curso contemplará asuntos tales como hidroterapia (práctica y teórica), masaje (práctico y

teórico), higiene, psicología, anatomía, dietética, cocina saludable, vestimenta saludable, el estudio de

las enfermedades y el diagnóstico, y métodos médico-evangelísticos para trabajar en los campos. Colo-

cando tantas cosas en un año, hará necesariamente que la instrucción en cada asunto sea breve, y sin

embargo el curso será una maravillosa ayuda para aquellos que lo tomen, y también en el desarrollo de

la obra.

Le hemos preguntado a la Asociación para que nos liberen al hermano Owen como instructor

bíblico, y él ha consentido en venir. Esperamos que la Conferencia General y la Unión estén llanas a

cooperar con nosotros en darnos cada una un instructor, para todo el curso o para una parte del mismo.

Actualmente hay una buena cantidad de alumnos queriendo tomar el curso, siendo que algunos están

posponiendo su partida a algunos campos, para así poder asegurarse esta preparación, aun cuando algu-

nos han estado aquí en la escuela preparándose en el estudio de la Biblia para trabajar en los campos

misioneros.

Nuestra capacidad es limitada. Estoy seguro, si es que la materia es llevada a cabo tal cual nos lo

enseñan los testimonios, y es colocada adecuadamente delante de las personas, será una gran reunión,

no solo de obreros, que ahora están empeñados en una parte de la obra, sino que también de enfermeras

graduadas, las cuales ingresaron para volverse evangelistas, pero han perdido su camino, debido a que

éste no ha sido suficientemente iluminado, de manera que ellas lo pudiesen encontrar.

Voy a anexar más material de la ley en California, mostrando lo que está abierto para ser recono-

cido por el Estado para nosotros aquí, para que ustedes puedan estudiar el asunto y estar capacitados

para aconsejarnos más tarde en relación a las posibilidades de nuestro plan de sacar ventajas de la ley,

para que la escuela pueda ser reconocida.

Oramos para que el Señor lo bendiga en este consejo que ahora va a comenzar, y quedamos aten-

tamente en la obra del Maestro”. Carta de Burden a W. A. Ruble, 13 de Abril de 1908.

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En vez de enfermeras y médicos “al lado de la cama”, Ellen White quería enfermeras y médicos

“evangelísticos”. El modelo incluía el entrenamiento de un gran número de nuestros laicos y laicas, en

cursos cortos, para el servicio como “médicos misioneros”. El alcance del proyecto era impresionante.

En un capítulo anterior en nuestro Manual Médico Misionero revela que el modelo quería que todo

nuestro pueblo, desde un extremo al otro, fuesen “médicos misioneros”.

Tres días después de haberle enviado esta carta al Dr. Ruble, el hermano Burden le envió una co-

pia a Ellen White, acompañada por esta carta:

“Gradualmente los hermanos locales, incluyendo al hermano Reaser, están comenzando a tener

puntos de vista más claros en relación a lo que el Señor quiere que sea esta escuela. Usted podrá ver, a

través de la carta al Dr. Ruble, de la cual le incluyo una copia, algo de lo que se está formando en mi

mente.

Veo en su última comunicación que usted se opuso fuertemente contra la organización de una es-

cuela que compita con las escuelas médicas del mundo, diciendo que nosotros no estábamos calificados

como para preparar estudiantes para que pasaran el examen del Estado ahora. Yo creo que usted verá

en mi carta al Dr. Ruble, que nuestra idea de una escuela reconocida en Loma Linda, en la cual podr-

íamos calificar personas como doctores en higiene y en tratamientos racionales, sería un problema mu-

cho menos difícil que aquel enfrentado por el colegio de Battle Creek. Sin embargo, puede no ser sabio

pensar en una escuela así ahora, y sería mejor esperar hasta que hayamos desarrollado el plan de califi-

car evangelistas completamente para su obra, y que ellos demuestren su utilidad, antes que nosotros

busquemos el reconocimiento del Estado para que nuestros graduados puedan practicar”. John Burden

a Ellen White, 16 de Abril de 1908.

Burden imaginó erróneamente que le sería dado tiempo para desarrollar el programa en Loma

Linda, preparar un número calificado de graduados, y entonces trabajar para obtener el pleno recono-

cimiento del Estado, equivalente a un grado de doctor (él apenas tenía 48 años en 1908).

Pero era A. G. Daniells el que estaba a cargo, no John Burden ni W. A. Ruble. Y Daniells, que

había estado tratando de eliminar Madison desde 1904, en 1909 rechazaría el llamado de Ellen White

para dejar de comer carne. Él le contó a P. T. Magan en 1911 que era ridículo salir de las ciudades, y

que no estaba dispuesto a ser diferente al mundo, cuando entró en nuestra obra médica denominacional.

A los que le preguntaban por qué él, siendo el presidente de la Conferencia General, había comi-

do carne durante toda su vida, él les respondía que le hacía bien.

Dentro de dos años de haberle escrito esta larga carta a Ruble en la Conferencia General, Burden

fue efectivamente puesto a un lado, aun cuando no fue hasta 1916 que lo trasladaron de Loma Linda a

Paradise Valley.

Estableciendo los Objetivos Básicos.-

Deseando lo Mejor.-

Para que el plan pudiese comenzar bien, Ellen White llamó al hermano S. N. Haskell y a su espo-

sa, sus amigos íntimos desde hacía varios años, y les preguntó se podían venir y llevar a cabo el pro-

grama evangelístico en la nueva escuela.

“Muy luego debemos comenzar con una escuela de entrenamiento de enfermeras en Loma Linda.

Este lugar se convertirá en un importante centro educacional, y necesitamos los esfuerzos de usted y de

su esposa para darle el molde correcto a la obra en este nuevo centro educacional”. EGW, Carta 277,

1905.

“Del lado evangelístico ellos tenían, a comienzos de la primavera de 1906, la ayuda de aquel an-

tiguo profesor de Biblia y misionero, el hermano S. N. Haskell, y su esposa, quien, a pedido de la Sra.

White, se había juntado al equipo. Era realmente una escuela evangelística; porque las enfermeras y to-

dos los obreros entraron de lleno en el programa evangelístico práctico del hermano Haskell, en las

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ciudades alrededor, y también colportaban el nuevo libro de la hermana White, El Ministerio de Salud”.

A. W. Spalding, La Última Legión de Cristo:157.

Mientras la escuela estaba en su infancia, solamente las enfermeras serían entrenadas. Pero, ya en

1905, ella indicó que debía ser incluido después el entrenamiento de médicos.

“En relación con la escuela, yo diría, hagan todo lo que sea posible en la educación de las enfer-

meras y médicos”. EGW, Carta 325, 1905.

Si usted, querido lector, está planeando comenzar una escuela médica misionera o estudiar por sí

mismo para ser un médico misionero, usted encontrará que la siguiente información es extremamente

útil. Puede servir como una guía, si, ¡un claro llamado a la acción!

Ellen White fue a una reunión de consejo, efectuada en los terrenos de Loma Linda en 1906. En

aquella reunión ella declaró la doble obra que debía ser hecha.

“Traté de dejar en claro que los médicos del hospital y los ayudantes tenían que cooperar con

Dios en combatir las enfermedades no solo con el uso de remedios naturales que Él ha colocado dentro

de nuestro alcance, sino que animando a sus pacientes a confiar en la fortaleza divina a través de la

obediencia a los mandamientos de Dios”. EGW, Review and Herald, 21 de Junio de 1906.

No a través de drogas venenosas, sino que por la obediencia a las leyes naturales y moral tenían

los pacientes que recuperar su salud. No presuntivamente “solamente por la fe”, sino que por la obe-

diencia a los Diez Mandamientos tenían que ser traídos los pacientes a un salvador conocimiento de

Cristo su Señor y Salvador.

En estos últimos días, la “nueva teología” enseña la salvación a través de la presunción, sin la

obediencia a la ley moral de Dios; y la “nueva teología” médica enseña la sanidad a través de venenos,

sin la obediencia a las leyes de la naturaleza.

En aquella importante reunión, ella también dijo lo siguiente: “Loma Linda no solo será un hospi-

tal, sino que un centro educacional. Con la posesión de este lugar viene la pesada responsabilidad de

hacer la obra de la institución educacional en carácter. Una escuela debe ser establecida aquí para en-

trenar evangelistas misioneros médicos. Mucho está envuelto en esta obra, y es esencial que tengamos

un buen comienzo”. EGW, Review and Herald, 21 de Junio de 1906.

En aquella primavera, con la ayuda de las enfermeras y del equipo de Loma Linda, los Haskells

condujeron un esfuerzo médico-evangelístico en una tienda en San Bernardino. Esto hacía parte del

programa de entrenamiento.

Ansioso de aprender más acerca del modelo para la escuela, el Profesor Howell visitó a Ellen

White en su hogar en Elmshaven. Lo que él aprendió, lo devolvió a la escuela y lo compartió con los

demás (infelizmente, un año y medio después, fue enviado a Grecia). Comentando esa visita, ella ex-

plicó más tarde que la oración sincera, el estudio de los escritos inspirados de Dios, la voluntad de obe-

decer, y el trabajo duro traerán éxito en las líneas correctas.

“Yo le dije que el Señor guiará a todo aquel que se deje guiar. La Biblia es nuestro guía seguro.

Cristo dijo, „El que quiera venir en pos de Mí, tome su cruz y sígame‟.

No podemos demarcar una línea precisa a ser seguida incondicionalmente. Las circunstancias y

las emergencias surgirán, por lo cual el Señor tiene que darnos instrucciones especiales. Pero si comen-

zamos la obra, dependiendo totalmente del Señor, mirando, orando, y caminando en armonía con la luz

que Él nos ha enviado, no seremos dejados para andar en la oscuridad”. EGW, Carta 192, 1906.

¡Esta es una dulce promesa! Si el pueblo de Dios le es fiel y quiere hacer Su voluntad, Él los

guiará durante todo el camino hasta el fin. Y eso es lo que usted y yo queremos, ¿no es verdad? Que-

remos hacer parte de Su plan.

Escuela y Hospital Juntos.-

De acuerdo con el modelo, el hospital y la escuela tienen que ser localizados uno cerca de la otra,

y deben unirse en su instrucción y obra.

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Pág. 16

“La unión de nuestras escuelas y hospitales probará ser una ventaja de muchas maneras”. EGW,

20 de Febrero de 1908.

En el otoño de 1906, Ellen White escribió esto al gerente y al presidente del CME:

“Hermanos Burden y Howell, la obra de la escuela y del hospital será una bendición, la una sobre

el otro; Si hay cooperación entre la obra educacional y la obra del hospital, ciertamente podemos reco-

mendar que la educación superior será llevada a cabo en los terrenos del hospital, porque éste es el plan

del Señor. Si los hombres que están a la cabeza de este emprendimiento, para la utilidad de estas insti-

tuciones, cada uno ayudando al otro, no hay nada que obstaculizar en relación a las operaciones de la

escuela”. EGW, 28 de Septiembre de 1906.

En respuesta, Burden escribió:

“Estamos teniendo la obra más ideal aquí en el Hospital de Loma Linda, de todo lo que he visto

en toda mi experiencia, y yo contribuyo en la influencia de la escuela con el Hospital. Esto suscita una

atmósfera saludable y espiritual en los corazones de los obreros. Algunos pacientes asisten a las clases

de Biblia con los estudiantes. Tan luego como tengamos nuestra capilla lista, nuestras clases de Biblia

serán hechas en las salas de la escuela sabática, las cuales estarán cerca del hospital, y yo estoy seguro

que muchos más pacientes serán entonces atendidos”. John Burden, 16 de Diciembre de 1909.

En una comunicación posterior, ella advirtió a los obreros de Loma Linda, que la escuela debía

estar conectada con el hospital, y que los estudiantes nunca deberían ser enseñados a usar drogas como

remedios.

“Deben ser muy cuidadosos para que no hagáis algo que pueda restringir la obra en Loma Linda.

Es la voluntad de Dios que esta propiedad sea asegurada, y Él ha dado instrucciones que la escuela de-

be estar conectada con el hospital. Una obra especial debe ser llevada a cabo ahí, para calificar jóvenes

y señoritas para que sean obreros médicos misioneros eficientes. Ellos deben ser enseñados a tratar los

enfermos sin el uso de drogas. Una educación tal requiere una experiencia en el trabajo práctico”.

EGW, Carta 274, 1906.

“Drogas como remedios” se refiere a lo que hoy en día llamamos una combinación no natural de

productos químicos, los cuales son extraños al cuerpo humano.

“Las drogas siempre tienen la tendencia a disminuir y destruir las fuerzas vitales, y la naturaleza

se vuelve tan tullida en sus esfuerzos, que el inválido muere, no porque necesitase morir, sino porque la

naturaleza fue atropellada (ultrajada)”. Ministerio Médico:223.

En vez de darle a un enfermo algunas píldoras con productos químicos poderosos, los tratamien-

tos naturales requieren apenas un “trabajo práctico”, hidroterapia, el uso de hierbas, una dieta cuidado-

sa, y algunos cambios que lo llevarán a la completa obediencia a los ocho remedios naturales de la sa-

lud. No solamente se le deben aplicar los tratamientos de sanación a los pacientes, sino que tienen que

ser enseñados a vivir correctamente, física y espiritualmente.

La carta anterior concluye con las siguientes palabras:

“Los estudiantes deben unirse fielmente en la obra médica, manteniendo sus poderes físicos en

las mejores condiciones posibles, y trabajando bajo la instrucción del gran Médico Misionero. El sana-

miento del enfermo y el ministerio de la Palabra deben ir de manos dadas”. EGW, Carta 274, 1906.

Declaraciones en las Primeras Publicaciones.-

Las primeras publicaciones del joven centro educacional nos proveen de una preciosa informa-

ción.

El Boletín de la Escuela, editado en el verano de 1906, muestra tres cursos que eran ofrecidos:

Médicos Evangelistas, Enfermeras Colegiadas y Obreros Evangélicos.

El curso de tres años de Médicos Evangelistas era descrito de la siguiente manera:

“Este curso está previsto especialmente para enfermeras graduadas y para otras que han comple-

tado los asuntos preparatorios... y que quieren tomar estudios médicos avanzados, como una mejor pre-

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Pág. 17

paración para la obra evangelística, pero que desean tomar estos estudios bajo condiciones favorables

al crecimiento espiritual, para confiar en las verdades fundamentales del triple mensaje angélico, y para

el desarrollo del genuino espíritu misionero en el servicio actual”.

Las materias que se enseñaban eran química, terapéuticas fisiológicas, enfermedades de niños, fi-

siología, obstetricia, ginecología, anatomía y enfermedades en general. El prefacio del Boletín decía:

El propósito en establecer un Colegio Evangelista en Loma Linda es el de desarrollar y entrenar

evangelistas. El mundo necesita ser evangelizado, y la obra tiene que ser llevada a cabo rápidamente”.

Al pie de cada página, en itálicos, estaban escritas estas palabras: “Para predicar el reino de Dios

y para sanar a los enfermos”.

En Junio de 1908, salió la primera impresión del Médico Evangelista, publicado por el Colegio

de Evangelistas de Loma Linda. En la introducción, decía significativamente, lo siguiente: “Evangelista

con ninguna otra credencial que la verdad que posee”. No había ninguna mención de afiliaciones con

ningún colegio secular, hospitales, y otras instituciones de la AMA. El diario estaba únicamente “Afi-

liado con el Hospital de Loma Linda”.

El diario anunciaba un “Curso Especial de un Año”, y mencionaba lo que los estudiantes habían

estado haciendo en el año escolar anterior:

“Durante el año pasado, el hermano Luther Warren estuvo asociado con la escuela como Evange-

lista de Campo, y el Señor ha bendecido grandemente su trabajo de inspirar a los jóvenes con un fuerte

espíritu misionero. Todos han tomado parte en la obra evangelística en los pueblos vecinos”.

Cómo Obtuvo su Nombre.-

Un año más tarde, cuando la escuela fue reconocida por el Estado, el nombre fue cambiado para

Colegio de Médicos Evangelistas (CME).

John Burden nos cuenta más tarde cómo la escuela obtuvo su nombre:

“Me recuerdo muy bien de la mañana en que la hermana White escribió la frase „Evangelistas

Médicos Misioneros‟, y sus ojos brillaban mientras escribía. „Así‟, dijo, „yo creo que pueden entender

eso‟. Ella dijo esto en relación al tipo de escuela que sería Loma Linda. Ya que este era el producto,

¿no era lo más natural que la escuela llevase el nombre de este producto? Y ella parecía estar muy

complacida cuando la escuela fue bautizada: „El Colegio de Médicos Evangelistas‟”. John Burden, car-

ta al Dr. E. H. Risley, 3 de Junio de 1929.

Varios años después, la palabra “evangelistas” fue retirada del nombre. El nombre del diario de la

escuela fue cambiado de El Médico Evangelista para Universidad de Loma Linda.

El 1 de Julio de 1961, el nombre de la escuela fue cambiado para Universidad de Loma Linda.

Cuando eso sucedió, una ley especial de California, establecida durante la era del „arenque rojo‟ a fines

de la década del 40 y comienzos de la década del 50, sorpresivamente se aplicó a la escuela. Esto lo

analizaremos posteriormente.

“El propósito de nuestras instituciones de salud no es la de ser primariamente el de los hospitales.

Las instituciones de salud conectadas con la terminación de la obra del evangelio en esta tierra, perma-

nece a través de los grandes principios del evangelio en toda su plenitud. Cristo es aquel que tiene que

ser revelado en todas las instituciones conectadas con la obra de terminar la predicación del evangelio,

pero nadie puede hacerla tan completamente como la institución de salud, donde el enfermo y el su-

friente viene en busca de ayuda y de liberación tanto de la dolencia física como espiritual. Muchos de

ellos, necesitan, tal como el paralítico de antaño, el perdón del pecado como lo primero, y necesitan

aprender cómo hacerlo para „ir y no pecar más‟”. Ministerio Médico:27-28.

Operación y Curriculum.-

Page 18: La historia de loma linda, vance ferrell

Pág. 18

Para aquellos que querían trabajar en Loma Linda en aquellos días, esto es lo que el hermano

Burden escribió:

“Aquí estamos bajo la dirección de Dios para iniciar una gran institución. No tenemos fondos. No

podemos pagarles ni siquiera los pasajes para que vengan, y tampoco sabemos cuando podremos pagar-

les los salarios. Lo máximo que podemos decirles es que necesitamos ayuda. Si vuestro corazón está en

la obra, vengan y compartan nuestra pobreza con nosotros”. John Burden, Historia de Loma Linda.

Es importante que entendamos la operación y el curriculum de Loma Linda en aquellos primeros

años:

“Le alegrará saber que Loma Linda está ahora abierto para recibir pacientes. El Dr. Abbott está

con nosotros, y varios obreros más. Tenemos el primero y el segundo piso llenos, y estamos ocupados

trabajando en el arreglo de las piezas para tratamientos... Esto nos ayudará mucho, por lo menos hasta

aquí...

Ya hemos comenzado nuestra obra educacional formando una clase para los pequeños. La Srta.

Vina Baxter, hermana de la Sra. Burden, les está enseñando durante unas tres horas al día el estudio de

los libros, y tres horas están jardineando, y trabajando con la tierra y con las flores. Los niños están en-

cantados, especialmente con sus estudios en la tierra. Ellos toman en serio su trabajo y con tanto interés

como si fuesen a jugar”. John Burden, carta fechada el 9 de Octubre de 1905, a Ellen White.

Debiera notarse que las modernas escuelas caseras a menudo proveen una educación similar.

¡Gracias al Señor por las escuelas caseras! En un mundo malvado, son un solaz de refugio para nues-

tros niños.

El resto de esta carta mencionaba el estudio de Patriarcas y Profetas y la Biblia con los estudian-

tes en el culto matinal y vespertino.

“Es nuestro plan tener cursos regulares del estudio de la Biblia, de los Testimonios, y otras cosas

necesarias, para cada obrero conectado con la institución”. Ídem.

Un peligro estaba rondando a las enfermeras y a otros miembros del equipo, de tal manera que

ellos corrían, teniendo una incesante actividad, en vez de tomar tiempo para ministrar las necesidades

espirituales de los pacientes.

“J. A. Burden: (Hemos cambiado) nuestra rutina del antiguo plan de 10 a 14 horas diarias de tra-

bajo, para armonizar con lo que los testimonios han venido diciendo durante todo estos años. En Loma

Linda hemos cambiado para seis horas de trabajo, cuatro turnos en 24 horas, y es una mejora. Pero si

existe algo mejor, queremos hacerlo.

“Dr. Rand: Hay dos caminos para solucionar esta dificultad. 1.- Tener más enfermeras; 2.- Tener

menos pacientes.

El Señor ciertamente quiere que nuestro trabajo se haga de tal manera que podamos llevar a cabo

Sus instrucciones. La enfermera evangélica es la que los enfermos quieren, en vez de aquella que es

apenas una profesional, aun cuando posea más habilidad. Es el espíritu cristiano el que es apreciado”.

Procedimientos de la Convención Médico-Misionera, 26-29 de Octubre de 1908, página 55.

Proyectos Misioneros Fuera del Campus.-

Los proyectos misioneros fuera del Campus, con la facultad trabajando con los estudiantes, hacía

parte del curriculum. Esta es una parte muy importante del modelo. Lo siguiente describe una exposi-

ción de contactos entre Octubre de 1906 y Junio de 1907:

“El 4 de Octubre de 1906, el colegio fue oficialmente abierto, y durante el año han llegado

aproximadamente 40 estudiantes haciendo diversos cursos, siete de los cuales se graduaron del curso de

enfermería, el 10 de Julio de 1907. El colegio ofrece tres cursos diferentes de estudio, además de algún

trabajo preparatorio en Inglés y ciencia y algunas clases de trabajo colegiado, tres años de Curso Médi-

co, y el tercer curso electivo que duraba un año, diseñado para obreros evangélicos que quieran una

preparación para trabajo médico-misionero en general”.

Page 19: La historia de loma linda, vance ferrell

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Los “tres cursos” en el párrafo anterior son los cursos de dos años de enfermería, el curso médico

de tres años, y un breve curso de un año a elección.

“Algún trabajo misionero de campo fue llevado a cabo durante el año escolar por los estudiantes

a medida que estaban preparados para unirse en ese trabajo... Habían escuelas de salud en San Bernar-

dino, Highlands, Redlands, Riverside, Corona, Highgrove, Los Angeles, y Gardena, en las cuales un

gran número de señoras eran alcanzadas con los principios de salud en charlas y demostraciones, y el

camino se abrió para que el trabajo se extendiese a diversos lugares en el Sur de California.

Charlas sobre higiene y salud y temperancia eran dadas en las escuelas públicas en San Bernardi-

no, Highlands, Riverside, Corona, y Highgrove, para instruir más de 2.000 niños estudiantes. La in-

fluencia de este trabajo fue tal que la superintendencia de instrucción pública, le dio a nuestros obreros

una invitación permanente para que fueran a la escuela a cualquier instante y les enseñaran a los pupi-

los sobre cualquier tema de salud y temperancia. En las escuelas de San Bernardino el superintendente

hizo un curso especial con charlas y demostraciones prácticas de cocina para los profesores de las es-

cuelas, después de las horas de clases.

Los siguientes dos párrafos muestran cómo la obra comenzó bien pequeña, fue bien hecha, y fue

creciendo.

“La manera en que este trabajo comenzó y creció, muestra como el Señor preparó el camino de-

lante de los obreros. El trabajo fue iniciado con la Iglesia de San Bernardino, pero luego se extendió a

la iglesia de la escuela, y de los miembros de la iglesia hacia los vecinos.

Aquellas señoras muy luego abrieron el camino para que el trabajo fuese introducido en las reu-

niones de las madres. Ahí nuestros obreros tuvieron sus experiencias más interesantes. Esas madres

apreciaron de tal manera la verdad, que abrieron el camino para que estas charlas sean dadas en las es-

cuelas públicas. Las charlas de higiene, cigarrillo, condimentos, y licores conmovió tanto el pensamien-

to del público, que el camino fue abierto rápidamente para que se extendiese a las escuelas en otros lu-

gares. Estas experiencias abrieron el camino para que la obra fuese presentada en la Convención de la

WCTU en Redlands, y de esta reunión surgieron llamados para que el trabajo se extendiese por muchos

lugares por el Sur de California...

Fue abierta una misión en San Bernardino, y dos de las enfermeras graduadas fueron enviadas

hacia allá, para que un trabajo más profundo en educar a las personas en los principios de la vida y de

la salud pudiese ser hecho. El plan es tener una pequeña casa para los obreros, donde ellos puedan dar

tratamientos simples y trabajar de casa en casa ministrando a las personas física y espiritualmente. Los

obreros están haciendo buenos amigos, y algunos ya están interesados en la verdad”. John Burden, In-

forme, 30 de Junio de 1907.

En 1905, un artículo apareció acerca del tipo de trabajo que los Haskells estaban realizando en

Nashville, Tennessee, antes de irse a Loma Linda para conducir un trabajo similar en conexión con los

estudiantes y la facultad del CME:

“El hermano y la hermana Haskell han arrendado una casa en uno de las mejores lugares de la

ciudad, y han reunido una familia de ayudantes a su alrededor, los cuales todos los días salen a dar es-

tudios bíblicos, vendiendo nuestras revistas y haciendo el trabajo médico-misionero. Durante la hora

del culto, los obreros relatan sus experiencias. Los estudios bíblicos son regularmente conducidos en el

hogar, y el joven y la jovencita relacionados con la misión, reciben un entrenamiento práctico para dar

estudios bíblicos y para vender nuestras publicaciones. El Señor ha bendecido su trabajo, muchos han

abrazado la verdad, y muchos otros están muy interesados”. EGW, “El Mensajero de Nashville”, des-

cribiendo la “Misión de Nashville y la Escuela de Entrenamiento Bíblico”, 7 de Septiembre de 1905.

Más tarde, el hermano Haskell describió un trabajo similar que él hizo con los estudiantes de

Loma Linda, cerca de San Bernardino. En la siguiente carta, observe este comentario: “Nadie de esa

primera clase (de estudiantes) se perdió para la obra”. Como resultado de haberlos entrenado en evan-

gelismo práctico, todos los graduados entraron en la obra misionera como enfermeras y médicos. Eso

dice mucho del tipo de entrenamiento en aquellos primeros años del CME. No se trataba de entrenar

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médicos y enfermeras “de al lado de la cama”, los cuales pasasen su tiempo recetando y dando reme-

dios a base de drogas.

“El hermano y la Sra. Haskell aceptaron la invitación de la Sra. White para trabajar en el Sur de

California. Llegaron a Loma Linda en Diciembre de 1905, quedaron encantados con el lugar y, después

de haber permanecido ahí por algunos días, se fueron a Santa Helena para consultarle a la hermana

White en relación al tipo de trabajo que ellos irían a efectuar ahí. Cuando volvieron a principios de

1906, su convicción era que debían iniciar una obra misionera en la ciudad y en varias ciudades de los

alrededores. San Bernardino fue escogida para llevar a cabo ese esfuerzo, fue arrendada una casa en la

ciudad y un grupo de obreros fue seleccionado de Loma Linda para ayudarlos. Ellos condujeron reu-

niones en una tienda, y los obreros distribuyeron literatura y dieron estudios bíblicos en los hogares a

las personas.

A algunos les pareció que este esfuerzo no estaba relacionado con el trabajo del hospital, y se

temía que los hermanos de Loma Linda se estaban desviando por caminos infructuosos y que no le es-

taban dando la debida atención a los intereses de la institución. Los mensajes que llegaron de la Sra.

White, sin embargo, expresaban su aprobación del trabajo en los campos que se estaba haciendo. Repe-

tidamente en sus consejos ella se había regocijado con los aseguradores de Loma Linda debido a que

estaban dándole la oportunidad de hacer un trabajo de evangelismo en las ciudades circunvecinas.

Ahora es evidente que este primer esfuerzo para desarrollar el trabajo de campo moldeó a los es-

tudiantes para los campos misioneros tal vez más que cualquier otra cosa en sus clases. Ninguna de

aquellas primeras clases se perdieron para el trabajo. Cuando ellos se graduaron, estaban listos para los

campos lejanos. Algunos se fueron a la India, otros a Sudamérica. Otros dedicaron sus vidas al trabajo

en su país natal, y otros llevaron adelante sus estudios médicos y se volvieron médicos. Esto demuestra

que seguir los principios en armonía con el propósito y el plan de Dios, dará como resultado producir

obreros según la orden de Dios.

„Estoy contento que estén llevando a cabo la obra que han tomado en San Bernardino‟, le escribió

la hermana White al hermano y a la hermana Haskell. „Yo creo que ustedes están trabajando en armon-

ía con la luz que se me ha dado. En vuestro trabajo entran en contacto con gente que necesita tener

hambre y sed de la justicia. La bendición del Señor estará con todo aquel que trabaje en armonía con

Sus planes‟”. John Burden, carta fechada el 8 de Junio de 1906.

En un estudio separado, el hermano Burden mencionó otro aspecto de la obra misionera:

“Para poder acostumbrar las personas del distrito adyacente con el hospital, cada domingo se rea-

lizaba una comida en la cual las enfermeras, durante su campaña en el campo, convidaban a algunos

hombres de negocios representativos y a sus familias. A través de estos medios fueron hechos muchos

amigos, y ellos ayudaron a aumentar el patrocinio de la institución”. John Burden, Historia de Loma

Linda.

Cuando se fueron los Haskells, el Señor trajo otro obrero para ayudar a los estudiantes a llevar a

cabo el evangelismo en los campos:

“Desde el comienzo, la obra práctica en los campos estuvo ligada con el programa de estudio en

Loma Linda. El trabajo del hermano y de la hermana Haskell en San Bernardino ya se ha mencionado.

Después de su partida, se hizo un poco difícil encontrar a alguien que llevase y enseñase a los estudian-

tes en este camino. Pero luego apareció el Dr. Lillis Wood Starr, un obrero con experiencia en el traba-

jo médico-misionero de casa en casa y un hábil enseñador, se vino con su familia al hospital. La facul-

tad de Loma Linda hizo con que él y algunos de los obreros del hospital comenzaran una clase estu-

diando el libro Ministerio de Curación, entre la compañía recientemente juntada por los evangelistas

del hermano Haskell y sus ayudantes en San Bernardino.

Algunos de los vecinos no adventistas que asistieron a estos grupos de estudios a través de las in-

vitaciones, pidieron que se hiciesen estudios similares en sus hogares. Muy luego, muchos „círculos

familiares‟, con una asistencia promedio de 12 personas, se estaban reuniendo regularmente para estu-

diar sobre el vivir sano, tratamientos racionales, dieta, y vestuario saludable. Esto abrió el camino más

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tarde para charlas públicas ante grupos de madres, y en las escuelas públicas, y en la introducción de li-

teratura bien preparada para los niños. El trabajo se difundió a muchas ciudades y pueblos vecinos, y

llegó aun hasta Pasadena y Los Angeles, con el Dr. Starr y un grupo no inferior a mil madres”. Burden,

Historia de Nuestro Mensaje de Salud.

Ellen White había escrito esto antes:

“Yo se que deberían haber obreros que hagan un trabajo médico-evangelístico por los pueblos y

villas. Aquellos que hagan este trabajo obtendrán una rica cosecha de almas, tanto de las clases altas

como de las bajas. El camino para hacer mejor este trabajo está más preparado por el colportor fiel.

Muchos serán llamados al campo de trabajo de casa en casa, dando estudios bíblicos y orando con

aquellos que están interesados”. EGW, Carta 202, 1903.

“El trato de Dios con Su pueblo debe ser nuestro guía en todo el avance educacional. Su gloria

debe ser el objeto de todo estudio. Aquellos que están siendo entrenados como médicos-misioneros de-

ben entender que su trabajo es el de restaurar la imagen de Dios en el hombre sanando las heridas que

ha ocasionado el pecado”. EGW, Boletín de la Conferencia General, 1901, pág. 455.

“Los principios del cielo deben ser llevados a cabo en cada familia, en la disciplina de cada igle-

sia, en cada establecimiento, en cada institución, en cada escuela, y en todo lo que se haga. Vosotros no

tenéis el derecho a dirigir a menos que lo hagáis de acuerdo con la orden de Dios. ¿Estáis bajo el con-

trol de Dios? ¿Veis vuestra responsabilidad para con Él?”. EGW, Boletín de la Conferencia General,

1901, pág. 25.

En 1909, John Burden le escribió a Ellen White acerca de una historia de cosecha. Esto ilustra el

trabajo de un verdadero “médico-misionero”, uno que ha sido entrenado para cuidar tanto de las nece-

sidades físicas como de las espirituales.

“Una joven, que se había unido a esta obra de cosechar, estaba trabajando por primera vez, y vio

a un hombre que estaba pintando una casa. Él la trató muy fríamente y la rechazó, de tal manera que

ella continuó hasta la próxima casa. Él la llamó; y le dijo que no sacaba nada con entrar en esa casa,

porque esa era su casa, y adentro estaba su esposa, la cual no tendría interés en hablar con ella.

La joven comenzó a irse, pero algo la impelió a volver, y tocó la puerta, y cuando ella entró, una

guagua pequeña en los brazos de su madre, entró en un espasmo. La madre estaba temerosa, sin saber

que hacer, ya que la guagua parecía estar muriendo. La enfermera observó que ella tenía una tetera so-

bre la estufa, justo a la temperatura necesaria como para dar un baño. Ella le dijo a la mujer que trajese

una tina, y rápidamente ella colocó a la guagua en el agua caliente, lo cual la trajo nuevamente a la

conciencia. Mientras tanto la mujer había llamado a su marido, y mientras ellos observaban cómo la en-

fermera traía nuevamente a la guagua a la vida y se las entregaba, ciertamente estaban muy agradeci-

dos, pero también estaban listos para escucharla en lo que ella tenía que decirles”. John Burden, Carta

fechada el 16 de Diciembre de 1909.

Podemos tener otra lección de cómo un obrero puede llevar adelante su evangelismo médico: En

1909, Ellen White se contactó con el Dr. Kress, el cual en aquel tiempo estaba trabajando en el Hospi-

tal de Washington, y le dio una tarea. Usted puede leer parte de esto en sus Consejos de Salud:543-548.

Ella lo instruyó para que mantenga su conexión con el Hospital, pero para que de tiempo en tiempo sa-

liese a hacer evangelismo médico en los campos, y fuese a las reuniones evangelísticas médicas (Para

más detalles, vea Consejos sobre salud:503-504, 540-542).

Uno puede preguntarse cómo un médico puede desarrollar tantas actividades. La siguiente cita

nos ayuda a entender esto:

“Aquellos que están a cargo de nuestros hospitales no muestran sabiduría cuando toman sobre sí

mismos tantas responsabilidades... que negligencian educar y entrenar a los ayudantes en el área reli-

giosa. Hay peligro en que los obreros lleven consigo mismos una atmósfera espiritual impura. En el

campo, la educación de pacientes y enfermeras puede ser llevada a cabo con mucho menos trabajo que

en la ciudad”. EGW, Manuscrito 41, 1902.

Aquí hay una descripción de cómo el Dr. Kress condujo su trabajo evangelístico:

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“Después de un periodo de servicio en el Hospital de Battle Creek, los Kress se fueron a Inglate-

rra en 1898, para establecer la obra médica adventista en ese país. El primer año ellos dieron charlas,

comenzaron escuelas de salud, e iniciaron una revista llamada Vida y Salud, la cual fue publicada

aproximadamente durante un año. Trasladados a Australia en 1900, dejaron la fundación para una gran

obra médica allá”. Enciclopedia Adventista del Séptimo Día:653.

Aquí hay otro pasaje iluminador:

“Cuando el hermano Burden se fue hacia el Sur de California al término de esta Asociación, él

me dijo, „¿Qué podemos planificar para hacer en Loma Linda?‟. Yo le dije, „Siga derecho hacia adelan-

te‟. „Haga con que la verdad brille hacia todos lados. Continúe trabajando con todo su celo en el territo-

rio adyacente a vuestro hospital. Ayude a sus estudiantes a aprender a trabajar, y continúe enviándolos

afuera, a Redlands y Riverside y San Bernardino y a otros pueblos y villas menores que hay por ahí. In-

troduzca nuestra publicaciones y haga todo lo que pueda hacer. Que su luz brille como una lámpara ar-

diente. Anime a los estudiantes a trabajar más en el trabajo misionero, mientras están haciendo su curso

de estudios”. EGW, Manuscrito 53, 11 de Junio de 1909.

Dos días antes, ella escribió:

“Todo el libro de Hechos debe ser estudiado atentamente. Está lleno de preciosas instrucciones;

registra experimentos en la obra evangélica, cuya enseñanza necesitamos en nuestra obra hoy. Esta es

una historia maravillosa; tiene que ver con la educación superior, la cual los estudiantes en nuestra es-

cuela deben recibir”. EGW, 9 de Junio de 1909.

Ellos Tienen que Graduarse Para Servir.-

El programa de entrenamiento en Loma Linda era tan balanceado en aquellos primeros años, que

muchos graduados se fueron a campos lejanos como misioneros.

“Dios ciertamente hará avanzar al humilde, fiel, orador, cuya alma esté firme, médico-misionero,

así como Él ayudó a Daniel y a sus amigos”. Signs of the Times, 2 de Octubre de 1893; Vida Sana:255.

“Diez obreros se han ido ahora de Loma Linda a campos lejanos. Cuatro a Sudamérica y cuatro a

China. Uno a India y uno a Japón. Otro se va a la India el próximo mes. La mesa directiva de la misión

los está llamando tan rápidamente como nosotros los podamos tener listos”. John Burden, 16 de Di-

ciembre de 1909.

La obra misionera para poder preparar un pueblo para enfrentar el juicio es la razón de todo lo

que hagamos.

“El propósito de Dios al dar el triple mensaje angélico al mundo es el de preparar un pueblo que

permanezca leal a Él durante el juicio investigador. Este es el propósito por el cual establecemos y

mantenemos nuestras casas publicadoras, nuestras escuelas, nuestros hospitales, nuestros restaurantes,

nuestras clínicas, y nuestras fábricas de alimentos. Este es nuestro propósito en llevar adelante toda

línea de trabajo en la causa”. Manuscrito 154, 1902; 1 ML:228, 1902.

“Cuando el Señor nos pida para que no hagamos ningún esfuerzo más para construir casas de

reuniones ni para establecer escuelas, hospitales, y casas publicadoras, será tiempo de que crucemos

nuestras manos y dejar que el Señor termine la obra; pero ahora es nuestra oportunidad de mostrar

nuestro celo por Dios y nuestro amor por la humanidad”. 6T:440.

Debemos llevar adelante la obra médico-misionera en muchos lugares, y continuamente apare-

cerán nuevos.

“Enviar misioneros a campos lejanos para hacer obra misionera, desprovistos de instalaciones y

medios, es como pedir ladrillos sin que haya paja...

“Aquellos que van a nuevos campos para usar el arado para preparar el suelo para la siembra de

la semilla de la verdad, deben ser animados, debe orarse por ellos, deben ser sostenidos. Es el deseo del

Señor que cada obrero enviado a nuevos campos deba estar equipado con medios e instalaciones para el

cumplimiento exitoso de Su obra. Deben recibir ayuda y ánimo de aquellos que están en el campo, de

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manera que puedan tener ánimo para vencer las dificultades que ellos enfrentan en su trabajo”. Carta

92, 1902; Ministerio Médico:330.

A esta altura, queremos darle una mirada a varios aspectos del modelo para centros de entrena-

miento médicos-misioneros:

Examinando el Modelo.-

Puntos Clave en el Modelo.-

Aquí, en una carta de Ellen White, fechada el 24 de Marzo de 1908, hay una corta declaración de

algunos aspectos claves del modelo:

“El hermano J. A. Burden y otros al Hospital de Loma Linda, California.

Siento un gran interés que un estudio cuidadoso sea dado a las necesidades de nuestras institucio-

nes en Loma Linda, y que se den los pasos adecuados. Al llevar adelante la obra en este lugar, son ne-

cesarios hombres de talento y de firme espiritualidad.

Podemos, en la obra de educar nuestras enfermeras, alcanzar un alto nivel en el conocimiento de

la verdadera ciencia de sanar. Lo que es de la mayor importancia es que los estudiantes sean enseñados

a representar verdaderamente los principios de la reforma pro-salud. Enseñad a los estudiantes a seguir

fielmente esta línea de estudio, combinada con las otras líneas esenciales de la educación. La gracia de

Jesucristo le dará sabiduría a todo aquel que siga los planes del Señor de la verdadera educación.

Dejad a los estudiantes seguir de cerca el ejemplo de Aquel que compró la raza humana con el

costoso precio de Su propia vida. Dejad que ellos apelen al Salvador y dependan de Él como Aquel que

sana todo tipo de enfermedades. Al Señor le gustaría que los obreros hiciesen especiales esfuerzos para

indicarle a los enfermos y sufrientes al gran Médico que hizo el cuerpo humano. A Él le gustaría que

todos fuesen obedientes hijos de la fe, para que puedan allegarse confiadamente y pedir por la restaura-

ción del cuerpo. Muchos de los que llegan a nuestros hospitales serán bendecidos a medida que apren-

den la verdad acerca de la Palabra de Dios, muchos que nunca la aprenderían por ningún otro medio.

Es bueno que nuestras escuelas de entrenamiento para obreros cristianos se establezcan cerca de

nuestras instituciones de salud, que los estudiantes puedan ser educados en los principios del sano vivir.

Las instituciones que envían obreros que son capaces de dar una razón de su fe, y que poseen aquella fe

que opera por amor y purifica el alma, son de gran valor.

Poseo claras instrucciones de que donde quiera que sea posible, las escuelas deben ser establecidas cer-

ca de nuestros hospitales (o clínicas), que cada institución puede servir de ayuda para la otra. Pero no

aconsejo que se den pasos en este tiempo para crecer tanto en la obra educacional en Loma Linda, de

manera que una gran cantidad de medios sean requeridos para levantar nuevos edificios. Nuestros obre-

ros fieles en Loma Linda no deben ser sobrecargados con tan gran grandes responsabilidades de mane-

ra que estén en peligro de quedar agotados y desanimados.

Estoy encargada de advertirles contra edificar extensivamente para la acomodación de los estu-

diantes. No es sabio invertir en este tiempo un capital tan grande como el que se requeriría para equipar

un colegio médico que probablemente calificaría médicos para que pasasen la prueba de los examina-

dores médicos de diferentes Estados.

No debemos inaugurar una acción ahora que nos obligue a invertir grandemente en la propiedad

de Loma Linda. Ya tenemos una gran deuda en contra de la institución, y tendríamos desánimo y per-

plejidad si estas deudas fuesen grandemente incrementadas. A medida que la obra progrese, nuevas me-

joría pueden ser adicionadas de tiempo en tiempo, a medida que se hagan necesarias. Un ascensor debe

ser luego instalado en el edificio principal. Pero existe la necesidad de una estricta economía. Que

nuestros hermanos se muevan cautelosa y sabiamente, y no planifiquen más allá de lo que pueden ma-

nejar sin verse sobrecargados.

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En la obra de la escuela hay que mantener la simplicidad. Ningún argumento es tan poderoso que

el éxito encontrado en la simplicidad. Y usted puede obtener éxito en la educación de los estudiantes

como médicos-misioneros sin tener una escuela médica que pueda calificar médicos para competir con

los médicos del mundo.

Que se les de a los estudiantes una educación práctica. Y mientras menos dependientes sean en

relación con los métodos de educación del mundo, mejor será para los estudiantes. Se deben dar ins-

trucciones especiales en el arte de tratar al enfermo sin el uso de drogas venenosas, y en armonía con la

luz que Dios ha dado. Los estudiantes deberían salir de la escuela sin haber sacrificado los principios de

la reforma de salud.

La educación que se adecua a las normas del mundo será cada vez menos valorada por aquellos

que están buscando la eficiencia en llevar la obra médico-misionera en relación con la obra del triple

mensaje angélico. Ellos deben ser educados desde el punto de vista de la conciencia; y a medida que

ellos consciente y fielmente sigan los métodos correctos en su tratamiento del enfermo, estos métodos

pasarán a ser reconocidos como preferibles a los métodos de tratamiento a los cuales muchos se han

acostumbrado, los cuales demandan el uso de drogas venenosas.

En este tiempo no debemos tratar de competir con las escuelas médicas del mundo. Si hacemos

esto, nuestras chances de éxito serán pequeñas. No estamos ahora preparados para llevar a cabo con

éxito la obra de establecer grandes instituciones médicas de enseñanza. Más aun, si seguimos los méto-

dos del mundo de la práctica médica, exigiendo grandes honorarios que los médicos del mundo exigen

para su sobrevivencia, nos separaremos del plan de Cristo para nuestro ministerio con el enfermo.

Deben haber en nuestros hospitales (y clínicas) hombres y mujeres inteligentes que puedan ins-

truir en los métodos del ministerio de Cristo. Bajo la instrucción de profesores competentes y consa-

grados, la juventud puede volverse participantes de la naturaleza divina y aprender cómo escapar de la

corrupción que hay en el mundo a través de la concupiscencia. Se me ha mostrado que debemos tener

mucho más mujeres, muchas más señoritas enfermeras, las cuales tratarán al enfermo de una manera

simple y sin el uso de drogas.

Existen muchas hierbas simples que, si nuestras enfermeras aprenden su valor, podrán usarlas en

lugar de las drogas y pueden ser muy efectivas. Muchas veces se me ha solicitado consejo en relación a

lo que se debe hacer en casos de enfermedad o de accidentes, y yo he mencionado algunos de estos re-

medios simples, y ellos han probado ser útiles...

Yo escribo estas cosas para que usted sepa que el Señor no nos ha dejado sin el uso de simples

remedios, los cuales, cuando son usados, no dejará al sistema en una condición de debilidad en el cual

el uso de drogas tan a menudo lo deja. Necesitamos enfermeras bien entrenadas, que puedan entender

cómo usar los remedios simples que la naturaleza ha provisto para la restauración de la salud y que

puedan enseñarle a aquellos que son ignorantes de las leyes de la salud, a usar estos simples remedios,

pero que curan efectivamente. Aquel que creó a los hombres y a las mujeres tiene un interés en aque-

llos que sufren. Él ha dirigido en el establecimiento de nuestros hospitales (y clínicas) y en la construc-

ción de nuestras escuelas cerca de nuestros hospitales, para que sean medios eficientes en el entrena-

miento de hombres y mujeres para la obra de ministrar a la sufriente humanidad. En el tratamiento del

enfermo, no se deben usar drogas venenosas. No se debe recomendar el uso de alcohol ni de tabaco en

ninguna de sus formas, a menos que algún alma se haya embebido (se haya vuelto dependiente) con el

gusto por estas cosas. No habrá excusa para los vendedores de licores, en aquel día donde todo hombre

recibirá de acuerdo con sus obras. Aquellos que han destruido vidas, tendrán que pagar con su propia

vida la penalidad. La ley de Dios es santa y justa y buena.

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Hemos visto la lamentable destrucción de la humanidad, llegar a nuestros hospitales para ser cu-

rados del hábito de beber licor. Hemos visto a aquellos que han arruinado su salud a través de errados

hábitos de dieta y por el uso de carne. Es por esto que necesitamos levantar la voz como una trompeta y

decir: „anuncia a mi pueblo su rebelión y a la casa de Jacob sus pecados‟... (Isa. 58:1).

Que los obreros médicos ASD recuerden que el Señor Dios omnipotente reina. Cristo fue el ma-

yor Médico que jamás pisó esta tierra llena de pecado. El Señor quiere que Su pueblo vaya a Él para

que posean el poder de sanar. Él los bautizará con Su Espíritu Santo y los capacitará para un servicio

que los hará una bendición en restaurar la salud espiritual y física de aquellos que necesiten ser sana-

dos”. 24 de Marzo de 1908; impreso en el Colegio Médico Evangelista, Vol. 2, Nº 1, 1910.

La carta anterior no estaba escondida en el gabinete de archivos, sino que estaba impresa y envia-

da en 1910, a través del diario, a cada suscriptor, líder de iglesia, y a cada miembro de la mesa directiva

del colegio. Se destacan puntos importantes esenciales del modelo en esa carta: use solamente remedios

naturales, la escuela y el hospital deben unirse, no debían afiliarse al mundo ni busquen su acreditación

(calificación). Nuestro método es superior.

Remedios Naturales.-

“Hay muchas maneras de practicar el arte de sanar, pero solo hay una manera que el cielo aprue-

ba. Los remedios de Dios son los simples agentes de la naturaleza, que no recargarán ni debilitarán el

organismo por la fuerza de sus propiedades. El aire puro y el agua, el aseo y la debida alimentación, la

pureza en la vida y una firme confianza en Dios, son remedios por cuya falta millares están muriendo;

sin embargo, estos remedios están pasando de moda porque su uso hábil requiere trabajo que la gente

no aprecia. El aire puro, el ejercicio, el agua pura y un ambiente limpio y amable, están al alcance de

todos con poco costo; mientras que las drogas son costosas, tanto en recursos como en el efecto que

producen sobre el organismo”. CRA:451.

Aquí hay otra declaración fundamental. Está en aquel capítulo especial en el Ministerio de Cura-

ción (capítulo 6) que explica cómo el médico debe efectuar su práctica. Este pasaje asombroso contiene

la base del curso médico en los primeros años en Loma Linda. Todo obrero de la salud debe aprender

estas bases.

“El médico tiene muchas oportunidades para hacer conocer los principios que rigen la salud y pa-

ra enseñar cuán importante es que se los ponga en práctica. Mediante acertadas instrucciones puede

hacer mucho para corregir males que causan perjuicios indecibles.

Una práctica que prepara el terreno para un gran acopio de enfermedades y de males aun peores

es el libre uso de drogas venenosas. Cuando se sienten atacados por alguna enfermedad, muchos no

quieren darse el trabajo de buscar la causa. Su principal afán es librarse de dolor y molestias. Por tanto,

recurren a específicos, cuyas propiedades apenas conocen, o acuden al médico para conseguir algún

remedio que neutralice las consecuencias de su error, pero no piensan en modificar sus hábitos anti-

higiénicos. Si no consiguen alivio inmediato, prueban otra medicina, y después otra. Y así sigue el mal.

Hay que enseñar a la gente que las drogas no curan la enfermedad. Es cierto que a veces proporcionan

algún alivio inmediato momentáneo, y el paciente parece recobrarse por efecto de esas drogas, cuando

se debe en realidad a que la naturaleza posee fuerza vital suficiente para expeler el veneno y corregir

las condiciones causantes de la enfermedad. Se recobra la salud a pesar de la droga, que en la mayoría

de los casos sólo cambia la forma y el foco de la enfermedad. Muchas veces el efecto del veneno pare-

ce quedar neutralizado por algún tiempo, pero los resultados subsisten en el organismo y producen un

gran daño ulterior.

Por el uso de drogas venenosas muchos se acarrean enfermedades para toda la vida, y se malo-

gran muchas existencias que hubieran podido salvarse mediante los métodos naturales de curación.

Los venenos contenidos en muchos así llamados remedios crean hábitos y apetitos que labran la ruina

del alma y del cuerpo. Muchos de los específicos populares, y aun algunas de las drogas recetadas por

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médicos, contribuyen a que se contraigan los vicios del alcoholismo, del opio y de la morfina, que tanto

azotan a la sociedad.

La única esperanza de mejorar la situación estriba en educar al pueblo en los principios correctos.

Enseñen los médicos que el poder curativo no está en las drogas, sino en la naturaleza. La enfermedad

es un esfuerzo de la naturaleza para librar al organismo de las condiciones resultantes de una violación

de las leyes de la salud. En caso de enfermedad, hay que indagar la causa. Deben modificarse las con-

diciones antihigiénicas y corregirse los hábitos erróneos. Después hay que ayudar a la naturaleza en sus

esfuerzos por eliminar las impurezas y restablecer las condiciones normales del organismo.

Los remedios naturales.-

El aire puro, el sol, la abstinencia, el descanso, el ejercicio, un régimen alimenticio conveniente,

el agua y la confianza en el poder divino son los verdaderos remedios. Todos debieran conocer los

agentes que la naturaleza provee como remedios, y saber aplicarlos. Es de suma importancia darse

cuenta exacta de los principios implicados en el tratamiento de los enfermos, y recibir una instrucción

práctica que le habilite a uno para hacer uso correcto de estos conocimientos.

El empleo de los remedios naturales requiere más cuidados y esfuerzos de lo que muchos quieren pre-

star. El proceso natural de curación y reconstitución es gradual y les parece lento a los impacientes. El

renunciar a la satisfacción dañina de los apetitos impone sacrificios. Pero al fin se verá que, si no se le

pone trabas, la naturaleza desempeña su obra con acierto y los que perseveren en la obediencia a sus

leyes encontrarán recompensa en la salud del cuerpo y del espíritu”. MC:87-89.

En los escritos de Ellen White, se ha hecho frecuentemente el comentario acerca de poner al pa-

ciente fuera de la pieza, a medida que el tiempo lo permita. El aire fresco del campo fortalece el cuerpo.

Las vistas, los sonidos y la paz de la naturaleza alrededor son un descanso para todo el ser y lleva los

pensamientos al Dios del cielo. Reclinándose, sentándose, caminando y jardineando es como el pacien-

te se fortalece, fortalece su voluntad y lo llena de esperanza y ánimo.

“Mantengan a los pacientes fuera de las piezas tanto como sea posible y denles ánimo, (alegría),

conversaciones alegres en la recepción, con lecturas simples y con estudios de la Biblia fáciles de ser

entendidos, los cuales animarán el alma. Hablen de la reforma pro-salud, y no te conviertas tu, mi her-

mano, en un llevador de cargas tan pesadas que no puedas enseñar una simple lección de reformas pro-

salud. Aquellos que salen del hospital debieran salir tan bien instruidos que deben poder enseñarles a

otros los métodos para entrenar a sus familias”. EGW, 17 de Junio de 1906.

Tanto los estudiantes como los pacientes deben enseñárseles el vivir saludable básico, evitar to-

talmente el uso de drogas, el uso de remedios simples, y mirar a Cristo como su Sanador y Salvador.

“La unión de nuestras escuelas con los sanatorios probará ser una ventaja de muchas maneras. A

través de las instrucción dada por el hospital, los estudiantes aprenderán cómo evitar la falta de cuida-

do, los hábitos intemperantes al comer. Que la instrucción sea dada en palabras simples. No tenemos

ninguna necesidad de usar las muchas expresiones usadas por los médicos del mundo, las cuales son

tan difíciles de entender, que tienen que ser interpretadas por los propios médicos. Esos largos nombres

a menudo son usados para encubrir el carácter de las drogas que están siendo usadas para combatir la

enfermedad. No necesitamos eso. Los remedios simples de la naturaleza ayudarán en la recuperación

sin tener que soportar los mortales efectos colaterales tan a menudo sentidos por aquellos que usan dro-

gas venenosas. Ellas destruyen el poder del paciente para ayudarse a sí mismo. Los pacientes tienen

que ser enseñados a ejercitar este poder aprendiendo a comer alimentos simples y saludables. Rehusan-

do sobrecargar el estómago con una variedad de alimentos en una misma comida. Todas estas cosas

deben entrar en la educación del enfermo. Deben darse charlas mostrando cómo preservar la salud,

cómo rehuir la enfermedad, cómo descansar cuando el descanso es necesario.

Existen muchas invenciones que cuestan grandes cantidades de dinero que, tampoco, no deben

entrar en nuestra obra. No es lo que nuestros estudiantes necesitan. Que la educación dada sea simple

en su naturaleza. Al darnos a Su Hijo, el Padre dio el regalo más costoso que el Cielo pudo dar. Es

nuestro privilegio usar este regalo en nuestra ministración al enfermo. Que Cristo sea vuestra depen-

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dencia. Llevad todo caso al gran Sanador; que Él guíe cada operación. La oración ofrecida en sinceri-

dad y en fe será escuchada. Esto les dará confianza a los médicos y ánimo al sufridor.

He sido instruida que debemos llevar al enfermo a nuestras instituciones para esperar grandes co-

sas debido a la fe de los médicos en el gran Sanador, el cual, en los años de Su principiante ministerio,

caminó por los pueblos y villas del país y sanó a todos los que venían a Él. Ninguno fue despedido; Él

los sanó a todos. Hagamos con que el enfermo entienda que, aun cuando no se le puede ver, Cristo está

presente para traer alivio y sanidad”. EGW, 20 de Febrero de 1908.

Aparatos y Tratamientos Eléctricos.-

“Hay peligro en gastar mucho dinero en máquinas (médicas) y en aparatos que los pacientes nun-

ca pueden usar en sus estudios hogareños. Deben ser más bien enseñados cómo regular la dieta, de tal

manera que la maquinaria viviente de todo el ser trabaje en armonía”. EGW, 17 de Junio de 1906.

“Cuando estábamos en el hospital de Paradise Valley, fuimos conducidos a través de las nuevas

piezas para tratamientos. Una pieza estaba especialmente equipada con artefactos eléctricos para darle

tratamientos a los pacientes. Esa noche fui instruida que alguien ligado a la institución estaba introdu-

ciendo cosas para el tratamiento de los enfermos que no eran seguras. La aplicación de algunos de estos

tratamientos eléctricos envolverían al paciente en serias dificultades, colocando en peligro su vida.

Uno (Cristo) estaba conversando con los doctores, y con gran sinceridad estaba diciendo, „Nunca,

nunca lleve adelante sus maravillosos planes. Se han traído diversos artefactos mecánicos para las pie-

zas de tratamiento, los cuales son caros, y los hombres que hacen del tratamiento una especialidad para

cuidar de algunos casos, pueden cometer graves errores‟... Fueron nombradas diversas cosas que hab-

ían sido traídas al Hospital Paradise Valley, las cuales no eran necesarias, y que no debieran haber sido

compradas sin haberlo consultado con otros médicos. La cantidad de dinero que algunas de estas

máquinas costaron y el salario que hay que pagarle al que las opera, deben ser tomados en considera-

ción...

Ahora estoy segura que debemos tener mucho cuidado al comprar instrumentos eléctricos y cos-

tosas maquinarias mecánicas. Muévase lentamente, hermano Burden, y no confíe en los hombres que

creen entender lo que es esencial y que se lanzan a gastar dinero en muchas cosas que requieren exper-

tos para manipularlas.

Diversas veces he sido instruida que muchas de las cosas elaboradas, costosas máquinas usadas

para dar tratamientos, no ayudan en la obra tanto como se supone. Con ellas no obtenemos tan buenos

resultados como con las simples aplicaciones que usábamos en nuestras primeras experiencias. La apli-

cación de agua en las formas más simples es una gran bendición.

He sido instruida que los Rayos X no son la gran bendición que algunos creen que es. Si es usado

sin sabiduría, puede hacer mucho daño. Los resultados de algunos de los tratamientos eléctricos son

similares a los resultados de ciertos estimulantes. Hay una debilidad que viene después”. EGW, 17 de

Junio de 1906.

De lo anterior, pareciera que una máquina de rayos X fuese necesaria para diagnosticar un hueso

quebrado, por ejemplo; pero, como tratamiento, diversos tipos de radiaciones deben ser evitadas.

No Debemos Tener Grandes Hospitales.-

Debido a que estamos viviendo en los últimos días, debemos hacer construcciones pequeñas. Es

muy tarde como para iniciar grandes centros médicos, los cuales generan grandes costos, grandes car-

gos, con la consecuente demanda de altos salarios, etc. En vez de eso, debemos erigir pequeñas institu-

ciones en muchos lugares.

“Hay pruebas inequívocas de la inminencia del fin. La amonestación debe darse en lenguaje fir-

me y directo. Es necesario preparar el camino delante del Príncipe de paz que viene sobre las nubes de

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los cielos. Queda aun mucho que hacer en las ciudades que todavía no han oído la verdad para nuestra

época. No debemos establecer instituciones que por sus dimensiones y esplendor rivalicen con las del

mundo; sino que debemos proseguir la obra del Señor en su nombre con la perseverancia y el celo in-

cansable que puso el Salvador en su obra”.9T:21.

Campo Alrededor de la Institución.-

Aun cuando no debamos tener grandes hospitales, hemos sido aconsejados en relación a la impor-

tancia de adquirir campo alrededor de nuestras diversas instalaciones. Es bueno considerar el siguiente

consejo, aun por las familias, si es que están buscando algún lugar en el campo en cual vivir.

“Domingo antes del medio día, del 25 de Febrero, la hermana White vino nuevamente a mi ofici-

na, y... comenzó a contar casi completamente su experiencia en relación con el control de pedazos de

terreno adyacentes al Hospital de Loma Linda. Ella... enfatizó la necesidad de estar bien despiertos

cuando tenemos la oportunidad de adquirir el control de propiedades cercanas a nuestras instituciones...

Ellen White estaba ansiosa para que fuese comprado más campo, el cual pudiese permanecer como ba-

luarte contra la invasión de la vecindad de Loma Linda por personas no amigables”. Clarence C. Cris-

ler, secretaria de Ellen White, Febrero de 1912; Mensajes de Loma Linda:977.

“Siempre que podamos, es nuestro deber hacer las cosas de tal manera que los alrededores inme-

diatos de nuestras instituciones no sean tomados por los guardadores del domingo y quebradores del

Sábado... El Señor no quiere que permitamos tal tipo de vecinos justo alrededor nuestro, trabajando de-

lante de nuestros hijos en Sábado”. EGW, 28 de Marzo de 1912.

Nuestras Escuelas no Deben Entrar en Deudas.-

Si nuestras escuelas son bien conducidas, no entrarán en deudas”. 6T:209 (todo el capítulo provee

indicaciones para evitarlas).

“Deben usarse métodos para prevenir la acumulación de deudas sobre nuestras instituciones. De-

be hacer se de todo para que no suframos debido a las deudas, las cuales nunca desaparecerán, a menos

que haya un cambio total y el trabajo sea llevado hacia delante en una base diferente. Que todos los que

han tenido alguna participación en esta nube que los ha cubierto, sientan ahora que es su deber hacer

todo lo que sea posible para removerla”. 6T:213.

“Si nuestra obra educacional ha sido llevada delante de acuerdo con la instrucción dada para

guiarnos, la sombra oscura de pesadas deudas no pesará sobre nuestras instituciones”. 6T:216.

Declaraciones Sobre Diplomas y Grados.-

En 1908, cuando George A. Irwin iba a ser jefe de la mesa directiva del CME, Ellen White le es-

cribió, diciéndole que la Escuela Madison era un ejemplo de lo que debería ser hecho en Loma Linda.

Felizmente, en este libro, estamos aprendiendo el modelo tanto en Madison como en Loma Linda.

“Madison habla por sí mismo y nos dice lo que pudiera haber sido conseguido... Nuestras escue-

las debieran tener poco que decir ahora en relación a grados y en relación a largos cursos de estudio. El

trabajo de preparación para el servicio a Dios debe ser hecho rápidamente. Que el trabajo sea llevado a

cabo estrictamente de acuerdo con la Biblia. Que cada alma recuerde que los juicios de Dios están en el

país. Que se hable poco de los grados. Que las casas de reuniones que necesitamos en las ciudades sean

simples, y que su erección sea barata. Que el tiempo y los medios sean sabiamente invertidos”. EGW,

23 de Diciembre de 1908; posteriormente fue reimpreso en la Review and Herald, el 2 de Octubre de

1930.

Cuando enviamos nuestros profesores o nuestra juventud en busca de grados, no solo los daña-

mos a ellos, sino que también a los que van a trabajar después con ellos.

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“Reconocemos que un hombre educado como Pablo pueda ser humilde y pueda ser guiado por el

Espíritu del Señor. También reconocemos que una linda mujer puede ser humilde y una buena cristia-

na. Pero cuando la educación y la belleza se vuelven la meta, como si fuese una competencia, o como si

la meta fuese una pelea por obtener grados, la probabilidad ya sea de ser humilde o ser controlado por

el Espíritu es mucho menor. Consecuentemente, cada vez que colocamos grados universitarios como

siendo la meta para la juventud, así también es la probabilidad de que ellos se consideren autosuficien-

tes y no coloquen su confianza sobre el Señor. Y así también las costumbres del mundo permanecerán

en nuestras escuelas y la autosuficiencia propia permanecerá en nuestros obreros”. W. E. Straw, Obser-

vación Personal y Experiencia en Nuestra Obra Educacional:41.

“El método popular de llenar la mente de los estudiantes con aquello que no es práctico, y apurar-

los a través de cierto curso para que pueda obtener un diploma, no es verdadera educación. La verdade-

ra educación comienza adentro, en el corazón, con aquello que es práctico. Ella construye y fortalece la

simetría de carácter que después, en la vida, se mostrará en un trabajo grande, bueno y noble por el

mundo”. Review and Herald, 26 de Diciembre de 1882 (no es de EGW).

Después que Daniells ya no estaba más a cargo de la institución, los líderes de la iglesia encontra-

ron tantos problemas con la acreditación (certificación) y los grados, que emitieron la siguiente reco-

mendación en el Concilio de Otoño de 1931:

“Recomendamos: 9. Que para la seguridad en mantener los ideales cristianos, nuestras facultades

debieran desincentivar el uso del título de „Doctor‟, ya que esta práctica posee una tendencia en las

mentes de los estudiantes a crear una especie de aristocracia educacional. Nos parece que las amonesta-

ciones del Señor contra el uso de títulos preferenciales se aplican aquí”. Recomendación del Concilio

de Otoño de 1931, ítem 9.

Después de citar la declaración anterior, F. M: Wilcox, editor de la Review, hizo el siguiente co-

mentario:

“Es verdad que hemos empleado el término „Doctor‟ aplicándolo a nuestros médicos durante mu-

chos años. ¿Por qué no debiéramos usarlo para designar a aquellos que poseen un grado de doctor en

sus calificaciones literarias?

En nuestras escuelas... como en ninguna otra parte, el uso del término posee una fuerte influencia

educativa en poner delante de nuestros estudiantes normas del mundo. Hace una distinción entre los

hombres; destruye la paridad de la hermandad en la enseñanza...

El énfasis en las normas del mundo y en las distinciones académicas tiende a profesionalizar

nuestras escuelas y a disminuir el espíritu de evangelización”. F. M. Wilcox, editorial, Review and

Herald, 26 de Noviembre de 1931.

Cuatro años más tarde, el hermano C. H. Watson, presidente de la Conferencia General, escribió

esto acerca de cómo la iglesia primitiva se corrompió:

“La iglesia comenzó a cortejar al mundo, y a revivir el cortejo del mundo. Comenzó a desear y a

aceptar los títulos altisonantes que el mundo se agradaba en concederle a sus líderes”. C. H. Watson,

Review and Herald, 21 de Noviembre de 1935.

Percy Magan también vio los efectos del profesionalismo en Loma Linda:

“Birretes, togas y grados no es bueno; son como plumas en un sombrero de una dama. Ellos ca-

erán cuando aparezca algo mejor para colocar en su lugar”. Magan a Sutherland, 8 de Julio de 1923.

Escritores no Adventistas también concuerdan fuertemente en que estas tendencias de hacer de

una persona el “gran hombre” al cual los demás admiran, perjudica a todos los que están envueltos.

“Muchas de las universidades de Europa fueron fundadas por el papa, y fueron conferidos grados

por sus representantes y en virtud de su autoridad. La costumbre de premiar con grados se difundió

desde Italia a otros estados europeos y de España, Francia, e Inglaterra a las colonias de América. Los

grados actuales son conferidos por instituciones de enseñanza en todas partes del mundo... El título de

Doctor... a veces era conferido como un honor por el papa o por el emperador, y... después que la ce-

remonia pública había terminado, el canciller felicitaba al candidato y debido a la autoridad del papa se

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le premiaba con la licencia para poder enseñar. El candidato era entonces investido con los distintivos

de su oficio. Después se sentaba en la silla magisterial, le era colocado un birrete especial sobre su ca-

beza, y se le daba un anillo de oro”. Enciclopedia de la Educación, 1971, Vol. 3, pág. 26.

“Paradojalmente, esta misma insistencia en la educación se está convirtiendo ahora en una barre-

ra para la democracia, especialmente para nuestro esfuerzo nacional para rehacer la estructura de la cla-

se social de este país, reduciendo el número de los pobres y de los no privilegiados.

Hemos construido esta barrera a través de nuestro énfasis en las credenciales. En realidad, nos

hemos convertido en una sociedad credencializada, en la cual un nivel educacional es más importante

que lo que él es capaz de hacer. Las personas no pueden obtener trabajos, los cuales pueden ejecutar

correctamente, debido a su falta de „calificaciones educacionales‟”. Sr. Miller, consejero de programa-

ción de la División de Asuntos nacionales de la Fundación Ford, 1967, publicado en un panfleto de la

Fundación Ford.

Raymond Moore provee esta observación aclaradora:

“El administrador educacional Adventista, también, se enfrenta a muchas presiones de ministros,

profesores, padres, estudiantes, alumnos, administradores y otras personas.

Entre las facultades hay profesores que se han especializado mediante estudios de graduación y

quieren dictar cursos en sus especialidades. Ocasionalmente aparecen nuevos profesores, premiados

por el sentimiento del colegio de la necesidad de esos grados, algunas veces hacen de esos cursos una

condición para emplearlos. No pasa mucho tiempo antes que esos profesores adicionen muchos cursos

caros e innecesarios”. Raymond Moore, la Educación Adventista en la Encrucijada:25.

Reimprimiremos aquí un párrafo, citado anteriormente en la Parte Uno de este libro, relacionado

con el CME:

“En 1898-1899, el colegio, operando bajo un nuevo cargo, no continuó ofreciendo grados acadé-

micos. La edición de Agosto del diario de la escuela, el Abogado, incluyó una cita de un panfleto Cató-

lico Romano: „El otorgar grados fue originado por un papa‟. Fue hecho el anuncio: „El Colegio, bajo su

nueva organización, cesa, en este año, de otorgar grados. La preparación para ser útil en la causa de

Cristo será el asunto constantemente mantenido delante de los estudiantes, reemplazando a los cursos y

diplomas del pasado‟”.

Graduaciones y Competencias.-

El sistema de graduaciones usado en el mundo posee serios defectos. W. W. Prescott escribió la

siguiente declaración:

“El verdadero propósito de nuestra obra educacional es el de restaurar la imagen de Dios en el

alma... La base sobre la cual los estudiantes deben ser animados a trabajar sinceramente al obtener una

educación es un asunto importante. Usted sabe cuán extensa se ha hecho una práctica en las institucio-

nes educacionales para estimular los esfuerzos a través de una competencia profesional en casi todas

partes. El sistema de certificación/graduación a menudo anima un sentimiento de rivalidad. La base del

trabajo se vuelve entonces una ambición personal. No es tanto una cuestión de excelencia personal, no

es el de alcanzar un cierto ideal, sino el de estar sobre los demás. De dos estudiantes con diferentes ca-

pacidades, uno puede alcanzar a través de un trabajo no tan arduo llegar a ser calificado mejor que el

otro, aun cuando el otro haga un trabajo mejor y sea un mejor estudiante.

La verdadera base me parece ser la siguiente: Cada uno está dotado de ciertas capacidades y fa-

cultades. Dios tiene para él un cierto ideal que él puede alcanzar a través del uso correcto del tiempo y

de las oportunidades. Él no estará satisfecho con el hecho de saber que sobrepasó a su vecino. Su es-

fuerzo debe concentrarse en lo que Dios le ha dado para hacer, y el éxito es llegar a alcanzar el ideal

que el Señor le tiene reservado, teniendo en vista sus capacidades y sus oportunidades. Su compañero,

que puede tener apenas la mitad de la capacidad alcanzará el mismo grado de éxito y se hará acreedor

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del mismo elogio si es que alcanza el ideal que Dios le tiene reservado, teniendo en cuenta sus capaci-

dades y sus oportunidades.

La verdadera base del elogio no es la de competir el uno con el otro para ver si uno llega más alto

o si consigue más premios que su compañero, sino de comparar la condición actual de cada estudiante

con el ideal que Dios le tiene reservado para que lo obtenga, teniendo en cuenta las capacidades con las

cuales fue dotado y las oportunidades que Dios providenció para dárselas.

Esta es una base muy diferente que simplemente la idea de ambición personal para aventajar a

otro. Es mucho más fácil para un profesor impeler a uno a un trabajo sincero apelando a la ambición

personal, porque es un rasgo distintivo de la naturaleza humana fácilmente cultivable. De tal manera

que muchos profesores, siendo el método más fácil de hacerlos trabajar (como ellos dicen) a los estu-

diantes, apelan bajo la base de su posición, al compararla con la de otro (2 Cor. 10:12-13).

Pero ese rasgo de la naturaleza humana no necesita ser cultivado. Es el mismo yo antiguo. Cuan-

do la mente de Cristo es colocada en nuestros planes de educación, el propósito no será el de sacar y

fortalecer elementos del yo, sino que será, como en todas las otras partes de la obra, el vaciar el yo, pa-

ra tomar una posición humilde, y sin embargo, esos mismos medios llegarán a una exaltación imposible

de ser lograda de cualquier otra manera”. W. W. Prescott, Director de Educación de la Conferencia Ge-

neral, 23 de Febrero de 1893; Boletín General de la Conferencia General de 1893:357-358.

“Y la prueba no debiera ser, „¿Han estudiado esto?‟, „¿Han pasado por un examen, con cierto

porcentaje en tal asunto?‟, „¿Poseen un diploma en tal curso?‟. Sino, „¿Qué eres tu?‟. Ese debe ser la

prueba siempre. La prueba debe ser la aplicación del ideal de Dios para el individuo, a él personalmen-

te”. W. W. Prescott, Boletín de la Conferencia General, 1897.

De acuerdo con el Espíritu de Profecía, la verdadera educación desarrolla el carácter y nos enseña

a ayudarnos los unos con los otros.

“La verdadera educación no ignora el valor del conocimiento científico o de adquisición literaria;

sino que sobre la información está el poder; sobre el poder, la bondad; sobre la adquisiciones intelec-

tuales está el carácter. El mundo no necesita tanto de hombres de gran intelecto como de carácter noble.

Necesita de hombres cuyas habilidades sean controladas por principios sólidos... La verdadera educa-

ción imparte esta sabiduría. Enseña el mejor uso no apenas de uno de nuestros poderes, sino que de to-

dos ellos y de las adquisiciones. Así cubre todo el círculo de obligaciones, para con nosotros mismos,

para con el mundo, y para con Dios... En un tiempo como este, ¿cuál es la tendencia de la educación

dada? ¿Hacia cuál motivo se apela más a menudo? Hacia la búsqueda del yo.

La mayor parte de la educación dada es una perversión del nombre. En la educación verdadera la

ambición egoísta, la búsqueda de poder, el menosprecio hacia los derechos y las necesidades de la

humanidad, esa es la maldición de nuestro mundo, encontrar una contra-influencia. El plan de vida de

Dios tiene un lugar para cada ser humano. Cada uno tiene que mejorar sus talentos hasta el máximo; y

la fidelidad al hacer esto, sean muchos o pocos los dones, le da derecho a uno al honor. En el plan de

Dios no hay lugar para la rivalidad egoísta. Aquellos que se miden a sí mismos por sí mismos, y se

comparan a sí mismos entre ellos mismos, no son sabios (2 Cor. 10:12)... ¡Pero cuán completamente di-

ferente es mucha de la educación dada ahora! Desde los primeros años de la niñez, existe un apelo

hacia la emulación y la rivalidad; promueve el egoísmo, la raíz de todo mal.

Así es creado el conflicto por la supremacía; y es incentivado el sistema de „atiborrarse‟ (estudio

excesivo), el cual en tantos casos destruye la salud y nos incapacita para ser útiles. En otros casos, la

emulación lleva a la deshonestidad; y al incentivar la ambición y el descontento, amarga la vida y ayu-

da a llenar el mundo con aquellos espíritus que no descansan, turbulentos, los cuales son una continua

amenaza para la sociedad”. Educación:225-226.

No Debemos Someternos a las Normas del Mundo en la Obra Médica.-

Page 32: La historia de loma linda, vance ferrell

Pág. 32

En 1903, A. T. Jones estaba planeando ir a Battle Creek a ayudar al Dr. J. H. Kellogg para volver

a abrir el Colegio de Battle Creek y tenerlo conforme a los requerimientos exigidos por la AMA. Antes

de partir de California hacia Michigan, Jones paró en Elmshaven y Ellen White le hizo un apelo. Ella le

dijo que nosotros queremos el sello, la impronta, de las agencias acreditadoras (certificadoras) en nues-

tro pueblo.

“Salgan de Battle Creek; ¡por amor a Dios salgan de Battle Creek!... Toda esta búsqueda hacia

normas del mundo es innecesaria. Cuando Cristo vino al mundo como nuestro profesor, Él escogió a

hombres iletrados como Sus discípulos... (No vayan ahí)... Dejen que ellos levanten una norma y que

requieran un grado... Él (Cristo) trabajaría mejor con pescadores que con hombres que supiesen mu-

cho... Ellos no sirven para la obra... No necesitamos el elogio de aquellos que no saben lo que es la ver-

dadera educación. No queremos su impronta (sello). Dios nos va a dar Su Espíritu Santo para iluminar

nuestro entendimiento”. EGW, 15 de Agosto de 1903.

Un poco más de dos meses después, ella le escribió al Dr. Kellogg otra de sus muchas cartas, ex-

presándole su gran preocupación:

“¿Quiénes se consagrarán ahora a sí mismos al servicio del Señor? ¿Quiénes van a prometer aho-

ra a sí mismos no afiliarse con el mundo, sino que a salir del mundo y a separarse, rehusando contami-

nar el alma con los esquemas y las prácticas del mundo que han mantenido a la iglesia bajo la influen-

cia del enemigo?”. 8T:45.

Aquí hay declaraciones adicionales dignas de nuestra atención:

“El Dr. Kellogg no está estudiando cómo puede alcanzar mejor los requerimientos del mundo. Él

no va a imitar el ejemplo del mundo en su apariencia y equipaje, adulándose a sí mismo diciendo que

este es el camino para alcanzar a las clases altas...

La idea que la parte externa le da influencia a un hombre o a su posición es una de las mentiras de

Satanás. Que ningún hombre suba sobre los métodos y el ejemplo de nuestro Señor. No hay una norma

más alta que la vida de Cristo. Como pueblo debemos rehuir de las pretensiones del mundo, las cuales

han hecho de los hombres y mujeres lo que ellos son hoy. No debemos copiar las costumbres y prácti-

cas de los hombres sabios del mundo para poder ganar favor o influencia. La semejanza con Cristo es

el verdadero cristianismo. En la verdad hay un poder que ninguna apariencia exterior puede dar, que

ninguna suposición u opiniones del mundo pueden cambiar o alterar”. Ministerio Médico:160-161;

Manuscrito 172, 1899.

“No debiera haber una lucha para ser reconocidos por el mundo para poder ganar carácter e in-

fluencia para la verdad... No debemos desear ser estimados ni honrados por el mundo. No merecemos

ni tenemos derecho a la grandiosidad, solamente si Cristo nos valoriza para nuestra influencia”. Review

and Herald, 23 de Septiembre de 1901.

“Nuestro colegio está hoy en una posición que Dios no aprueba. Se me han mostrado los peligros

que amenazan a esta importante institución. Si sus hombres responsables procuran alcanzar las normas

del mundo, si ellos copian los planos y métodos de otros colegios, el entrecejo fruncido de Dios estará

sobre nuestra escuela”. 5T:27.

“Cualquier reconocimiento o exaltación obtenida en forma separada de Dios es sin valor; porque

no es honrada en el cielo. Tener la aprobación de los hombres no nos gana la aprobación de Dios.

Aquellos que serán reconocidos por Dios en el día del juicio, tienen que escuchar aquí Sus consejos y

ser gobernados por Su voluntad”. EGW, 14 de Septiembre de 1905; 5 Review and Herald:167.

Repetidamente, Ellen White nos advirtió para que no nos afiliemos con el mundo, ni a tratar de

alcanzar sus normas.

“Existe constante peligro entre nuestro pueblo, que aquellos que comienzan a trabajar en nuestras

escuelas y hospitales, acaricien la idea de que tienen que alinearse con el mundo, estudiar las cosas que

estudia el mundo, y familiarizarse con las cosas con las cuales el mundo se familiariza. Este es uno de

los mayores errores que pueden cometerse. Podemos cometer graves errores si le prestamos una aten-

ción especial a las cosas del mundo”. Fundamentos de la Educación Cristiana:534.

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Pág. 33

“Se me ha dado la luz que tremendas presiones serán traídas ante todo ASD con los cuales el

mundo pueda tener una íntima conexión. Aquellos que buscan la educación que el mundo estima tanto,

están gradualmente siendo conducidos más y más lejos de los principios de la verdad, hasta que se

vuelven totalmente educados conforme al mundo. ¡A qué precio han obtenido su educación! Se han

alejado del Espíritu Santo de Dios. Han escogido aceptar lo que el mundo llama conocimiento en lugar

de las verdades que Dios le ha dado a los hombres a través de Sus ministros y profetas y apóstoles.

Y existen algunos que, habiendo asegurado esta educación mundana, piensan que pueden intro-

ducirla en nuestros colegios. Pero permítanme decirles que no podéis tomar lo que el mundo llama de

elevada educación (educación superior) e introducirla en nuestras escuelas y hospitales e iglesias. Ne-

cesitamos entender estas cosas. Les estoy hablando francamente. Esto no debe ser hecho”. Fundamen-

tos de la Educación Cristiana:535-536.

“Antes que podamos llevar el mensaje de la verdad presente en toda su plenitud a otros países,

primero debemos quebrar todo yugo (con el mundo). Debemos entrar en la línea de la verdadera educa-

ción, caminar en la sabiduría de Dios, y no en la sabiduría del mundo”. EGW, Serie B, Nº 11, pág. 30.

“¿Colocaremos delante del mundo, que nuestros médicos tienen que seguir los padrones del

mundo, antes que puedan estar calificados para actuar exitosamente como médicos? Esta es la cuestión

que ahora está probando la fe de algunos de nuestros hermanos. Que ninguno de nuestros hermanos

desagrade al Señor abogando en sus asambleas la idea de que necesitamos obtener de los incrédulos

una educación superior que aquella especificada por el Señor.

La representación del gran Profesor debe ser considerada una revelación toda suficiente. Aquellos

en nuestras filas que se han calificado como médicos deben recibir solamente aquella educación que

esté en armonía con estas verdades divinas...

No tengo ninguna palabra para decir a favor de las ideas del mundo sobre la educación superior

en ninguna escuela que podamos organizar para el entrenamiento de médicos”. EGW a J. A. Burden,

11 de Octubre de 1909; Ministerio Médico:62.

No Debemos Afiliarnos con el Mundo.-

“No es el rango, ni la riqueza, ni la enseñanza, ni el poder lo que ejerce influencia en un cristiano;

sino que una mente y un corazón decididamente consagrados a la causa de Cristo”. EGW a John Bur-

den, 6 de Mayo de 1906.

“Hoy en el mundo religioso existen multitudes que, según ellos creen, están trabajando para el es-

tablecimiento del reino de Cristo como un dominio terrenal y temporal. Ellos desean hacer de nuestro

Señor el gobernador de los reinos de este mundo, el gobernador en sus cortes y campamentos, en sus

casas legislativas, en sus palacios y mercados. Ellos Lo esperan para gobernar a través de promulgacio-

nes legales, impuestas por la autoridad humana”. DTG:470.

“Necesitamos ahora comenzar nuevamente. Deben efectuarse reformas con el corazón, el alma y

la voluntad. Los errores pueden volverse canosos con la edad; pero la edad no hace con que el error se

transforme en verdad, ni la verdad en error. Durante mucho tiempo las antiguas costumbres y hábitos

han sido seguidos. El Señor quiere que toda idea que sea falsa sea dejada a un lado por los profesores y

estudiantes. No tenemos la libertad de enseñar que aquello que se adecua a las normas del mundo o a

las normas de la iglesia, sean aceptados simplemente porque es la costumbre hacerlo así. Estas leccio-

nes que Cristo enseñó tienen que ser nuestras normas. Aquello que el Señor ha dicho en relación a la

instrucción a ser dada en nuestras escuelas debe ser estrictamente observado; porque si en algún aspec-

to no hay una educación de un carácter totalmente diferente de aquella que ha estado siendo impartida

en nuestras escuelas, no debiéramos habernos dado el trabajo de comprar terrenos ni de edificar edifi-

cios escolares.

Algunos insistirán en que si la enseñanza religiosa debe ser algo prominente, nuestras escuelas se

volverán impopulares; que aquellos que no son de nuestra fe no las patrocinarán. Muy bien; entonces

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dejemos que se vayan a otras escuelas, donde encontrarán un sistema de educación que satisfaga sus

deseos. Es el propósito de Satanás con estas consideraciones, impedir la obtención del objetivo por el

cual nuestras escuelas fueron establecidas. Obstaculizados por sus ardides, los gerentes siguen las ma-

neras del mundo y copian sus planes e imitan sus costumbres. Muchos han manifestado su falta de sa-

biduría en relación a esto, uniéndose con los enemigos de Dios y de la verdad, proveyendo entreteni-

mientos mundanos para los estudiantes. Al hacer esto, ellos traen sobre sí mismos la ira de Dios, por-

que ellos desvían a la juventud y hacen la obra de Satanás. Esta obra, con todos sus resultados, ellos

tendrán que enfrentarla en el tribunal de Dios.

Aquellos que persiguen un camino así, demuestran que no se puede confiar en ellos. Después que

lo malo ha sido hecho, ellos pueden confesar su error; pero, ¿pueden ellos deshacer las influencias que

han ejercido? ¿Se le dirá „bien hecho‟ a aquellos que han sido falsos a su confianza? Estos trabajadores

infieles no han construido sobre la Roca eterna, y sus fundamentos demostrarán ser arena movediza.

Cuando el Señor nos pide que seamos distintos y peculiares, ¿cómo podemos nosotros ansiar populari-

dad o tratar de imitar las costumbres y prácticas del mundo? „¿No sabéis que la amistad del mundo es

enemistad con Dios? Cualquiera que sea amigo del mundo es un enemigo de Dios‟. Santiago 4:4.

“Disminuir la norma para asegurarnos popularidad y para poder aumentar en número, y después

hacer con que este aumento sea causa de regocijo, demuestra gran ceguera”. 6T:142-143.

“La razón principal por la cual los colegios no están capacitados para enseñar más y mejor la Bi-

blia, es porque sus energías se han agotado tratando de alcanzar la norma del Estado en relación con

educación secular. Cuando el curriculum que se ha adoptado como norma, es alcanzado por los estu-

diantes, sobra muy poco tiempo o lugar para estudios religiosos”. C. C. Lewis, presidente del Union

College, Review and Herald, 25 de Enero de 1906.

Hemos sido repetidamente advertidos a no unirnos con los incrédulos.

“No penséis que podéis uniros de ninguna manera o confederaros necesariamente con los in-

crédulos. Es bueno que los ministros hagan visitas amigables a los ministros y tratar de buscar una con-

formidad amigable para desarmar la oposición. Lo mismo sucede con los médicos. Se pierde mucho

manteniéndose apartados de la asociación con ambas partes. Pero asociación no significa confedera-

ción. Usted no puede confederarse con los incrédulos o darles preferencia como a nuestro propio pue-

blo”. 4 ML:67.

“Se ha hecho la pregunta: ¿Qué significa confederación? ¿Quién ha formado confederaciones?

Ustedes saben lo que es una confederación, una unión de hombres en una obra que no lleva el sello de

la pura, derecha e indesviable integridad”. 4CBA:1142.

“Para asegurar las ganancias y los honores del mundo, la iglesia fue llevada a buscar el favor y el

apoyo de los grandes hombres de la tierra”. CS:50.

“¿Están los profesores en nuestras escuelas dándole a los estudiantes a comer el pan de vida?

Muchos de ellos están llevando a sus estudiantes sobre el mismo camino que ellos mismos han recorri-

do. Ellos piensan que ese es el único camino correcto. Le dan a los estudiantes comida que no les sos-

tendrá la vida espiritual, sino que hará con que mueran aquellos que aceptan ese camino. Están fascina-

dos con aquello que Dios no les ha pedido que sepan.

Aquellos profesores que están determinados, así como lo estaban los sacerdotes y gobernadores, a

llevar a sus estudiantes por el mismo antiguo camino sobre el cual el mundo continua andando, en-

trarán aun en mayores tinieblas...

El así llamado árbol del conocimiento, se ha vuelto un instrumento de muerte. Satanás se ha en-

tretejido ingeniosamente (mañosamente) él mismo, sus dogmas, sus falsas teorías en la instrucción da-

da. Del árbol del conocimiento él dice las cosas más lisonjeras en relación con la „educación superior‟”.

Fundamentos de la Educación Cristinana:471.

Nuestros médicos no deben hacer sociedad con los médicos que no son de nuestra fe.

“No debéis uniros con los incrédulos en la obra médica. Ni tampoco es éste el plan de Dios. Su

palabra para vosotros es: „No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque, ¿qué unión tiene la

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justicia con la injusticia?... Su sabiduría divina os será dada si rehusáis ceder a la inclinación de uniros

con el mundo‟”. Ministerio Médico:45.

“El Señor... desea que aprendamos la lección de que no debemos obtener el verdadero éxito en Su

obra tratando de alcanzar los criterios del mundo... No debiera existir una lucha para ganar el recono-

cimiento del mundo, para ganar carácter e influencia para la verdad... No debemos desear ser estimados

y honrados por el mundo... La estima de aquellos que no son guiados por Dios, que no están viviendo

en obediencia a las leyes de Su reino, es sin valor”. EGW, 23 de Septiembre de 1901; 4 Review and

Herald:319-320.

“En muchos colegios públicos y privados y universidades, la acreditación (certificación), o la

amenaza de perderla, ha sido usada como una palanca (influencia) para la adición de una facultad, el

desarrollo del „enriquecimiento‟ de nuevos programas, o la construcción o expansión de instalaciones”.

Raymond Moore, La Educación Adventista en la Encrucijada:25.

“La acreditación a veces parece imponerse sobre el sentido común en las escuelas denominacio-

nales en todos los niveles. Hay siempre una tentación entre los educadores para „construir un imperio‟.

Esos líderes están más preocupados en crecer cada año en cantidad o en competir con las instituciones

de las hermanas, en vez de estar preocupados con la calidad básica de los programas dentro de una es-

tructura limitada y de buen tamaño, pero deseable”. Ídem.

“Estudie más la Biblia y menos las teorías de la fraternidad médica, y tendrá una mayor salud es-

piritual. Su mente estará más clara y más vigorosa. Mucho de lo que es abrazado en un curso médico es

positivamente innecesario. Aquellos que llevan a cabo un entrenamiento médico gastan mucho tiempo

aprendiendo algo que no es valioso. Muchas de las teorías que aprenden pueden ser comparadas en va-

lor con las tradiciones y máximas enseñadas por los escribas y fariseos. Muchas de las complejidades

con las cuales ellos tienen que familiarizarse, son un daño para sus mentes”. Consejos sobre Salud:369-

370.

Habiendo recorrido algunas declaraciones importantes relacionadas con la manera en que el mo-

delo médico evangelista debe ser llevado hacia adelante, volveremos ahora a la historia de Loma Linda.

Acercándonos a la Crisis.-

La Reunión de Octubre de 1907.-

Dos eventos significativos ocurrieron en el otoño de 1907:

“Solamente un par de días después del anuncio del cierre del Colegio Médico Misionero Ameri-

cano (en Battle Creek), apareció esta noticia en el diario de la iglesia:

“El 29 de Septiembre fue un día rojo en la historia de nuestra obra médico-misionera. Un nuevo

hito fue pasado en la apertura del Colegio Médico Evangelista, nuestra escuela denominacional en Lo-

ma Linda, California.

Esto marca la apertura formal de la escuela médica. Ha sido incorporado el año anterior, y duran-

te cinco años ha estado en proceso de formación y operación como una escuela de entrenamiento com-

binada médica y evangelística”. A. W. Spalding, La Última Legión de Cristo:148.

El 22 de Octubre de 1907, exactamente 63 años después de la gran desilusión, y un par de sema-

nas después de la apertura del segundo año lectivo del CME, hubo un concilio en la escuela, al cual

asistieron varios líderes de la Conferencia General, médicos, y diversos interesados en la obra médico-

misionera. Las charlas incluyeron “Entrenamiento Médico-Misionero para Campos Lejanos”, Una

Súplica por los Primeros Principios en Nuestra Obra Médico-Misionera”, y “¿Quién Debiera Estudiar

Medicina, y Qué Consejo Necesitan?”.

Con el hermano Daniells presente, Ellen White dijo esto:

“Queremos una escuela del más alto nivel, una escuela donde la Palabra de Dios sea considerada

como esencial y donde la obediencia a sus enseñanzas serán enseñadas. Para llevar adelante una escue-

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la así, tenemos que tener educadores cuidadosamente seleccionados. Nuestra juventud no debe ser to-

talmente dependiente de las escuelas donde se les dice, „si quieren completar nuestro curso de instruc-

ción, tienen que tomar este estudio o algún otro estudio‟, estudios que tal vez no serán de beneficio

práctico para aquellos que su único deseo es el de darle el mensaje de salud y de paz de Dios al mun-

do... Debemos esforzarnos para dar una instrucción que preparará a nuestros estudiantes para el servi-

cio a sus semejantes.

Debemos procurar estudiantes que se profundicen en la Palabra de Dios y que conformarán sus

prácticas de vidas con las verdades de la Palabra. Que la educación dada sea tal, que consagre jóvenes y

señoritas calificadas, para que avancen en armonía con la gran comisión”. EGW, Manuscrito 151,

1907.

Obteniendo un Estatuto del Estado.-

En 1908, el colegio estaba ofreciendo tres cursos: Médicos evangelistas (“diseñado para calificar

obreros con todas las habilidades de los médicos para trabajar, no como médicos sino, como obreros

médicos-misioneros”), enfermería y ministerio.

Verificando la materia, Burden aprendió que los requerimientos del Estado para una escuela

médica totalmente acreditada eran que “debe adecuarse a los requerimientos de la Asociación de los

Colegios Médicos Americanos (ACMA); y que sus edificios, laboratorios, equipos y facultad sean

aprobados por una rígida inspección” (J. P. Dougall a J. A. Burden, 3 de Octubre de 1908).

La ACMA era una subsidiaria de la AMA (Para aclarar el término, en este libro nos referiremos a

la “Acreditación de la AMA” en vez de hacerlo a la acreditación de la ACMA).

La acreditación de la AMA era imposible de ser obtenida; pero se podían obtener aprobaciones

parciales, las cuales eran suficientes para alcanzar las necesidades del modelo en Loma Linda, tal como

Burden ya había mencionado en su importante carta de Abril, citada anteriormente:

“La batalla era peleada por los osteópatas, pero (en vez de aprobar solamente a los osteópatas) la

Legislatura abrió ampliamente la puerta para cualquier escuela cuyos requerimientos de acceso al curso

médico fuese igual a un curso universitario de preparación en las diez ramas principales que eran la ba-

se de la educación médica”. Burden a W. A. Ruble, 13 de Abril de 1908.

El hecho era que, para obedecer al modelo, Loma Linda no necesitaba alcanzar los requerimien-

tos de la Clase “A” para escuela médica. Así, cediendo a los apelos del hermano Burden y de Ellen

White, el Comité de la Conferencia General emitió una resolución en Junio de 1909, restringiendo Lo-

ma Linda a “una escuela especial de entrenamiento para obreros médicos-misioneros”.

Pero, de acuerdo con su carta de Abril a Ruble de la Conferencia General, Burden sabía que, jus-

tamente entonces, ellos necesitaban obtener un estatuto del Estado para la escuela. Así, a un apelo suyo,

el Concilio de Otoño de 1909 recomendó que esto fuese hecho. El 9 de Diciembre, un estatuto del Es-

tado de California fue firmado y registrado en Los Angeles. Esto era justamente lo que Burden quería.

“(El Colegio de Evangelistas) está autorizado a recibir la probidad y los grados literarios, científi-

cos y profesionales tal como son normalmente otorgados por los colegios literarios, científicos, médi-

cos y dentales o farmacéuticos, y particularmente la probidad y los grados de Bachiller en Artes, Bachi-

ller en Ciencias, Doctor en Medicina, Doctor en Cirugías, y Doctor en Cirugías Dentales, y como tes-

timonio de ello puede otorgar los correspondientes diplomas bajo la aprobación corporativa”. Estatutos

del Colegio de Evangelistas, 1909.

Aumento de Presión para la Acreditación.-

Pero la presión continuó aumentando en Loma Linda para que se alinease con las normas del

mundo, para que tuviese más éxito en su misión.

Page 37: La historia de loma linda, vance ferrell

Pág. 37

No era el equipo de Loma Linda el que estaba aumentando la presión, porque ellos estaban pro-

fundamente envueltos en cumplir con el modelo. ¡Todos los días estaban testimoniando cuán exitoso

era ese modelo! Sus vidas eran felices, y sus corazones estaban firmemente unidos en camaradería. Los

estudiantes estaban aprendiendo cómo ser médicos misioneros prácticos en el pleno sentido del térmi-

no. Los pacientes se estaban recuperando lindamente y recibían más que una mera recuperación física.

La presión venía desde individuos fuera de Loma Linda. Dos que estaban muy preocupados eran

A. G. Daniells y W. W. Prescott. Daniells era presidente de la Conferencia General. Prescott había sido

vicepresidente de la Conferencia General y editor de la Review and Herald desde 1901 hasta 1909 y

continuó teniendo importantes posiciones después de eso; de tal manera que poseía mucha influencia.

Además, algunos de nuestros profesores universitarios y presidentes se oponían al modelo de Loma

Linda.

(Es altamente significativo que, un par de años más tarde, en la Asociación Bíblica de 1919, fue

Daniells y Prescott los que dijeron que los escritos de Ellen White no eran totalmente confiables, mien-

tras que los demás que estaban presentes la defendieron).

Especialmente, lo que ellos querían era que Loma Linda obtuviese un status de acreditación par-

cial o total en la Asociación Médica Americana.

Muchas cartas fueron y vinieron, y la posición de Ellen White y John Burden era muy clara. Pero

esto no satisfizo a los detractores del modelo. Se hizo sentir que nuestra seguridad se encontraría en

acercarnos más al camino en que el mundo hacía las cosas.

Infelizmente, ya en 1907 A. G. Daniells, presidente de la Conferencia General, era un líder que

apoyaba la total acreditación para Loma Linda. Aquí hay una importante declaración sobre eso:

“Al contemplar un colegio que va a garantizar grados y diplomas médicos para que sean presen-

tados a la Mesa Directiva del Estado y para ser usados por nuestros médicos misioneros en sus esfuer-

zos para estar calificados para los campos lejanos, para allí practicar. Contemplé el establecimiento de

un colegio médico totalmente equipado que será reconocido, que les va a dar a los estudiantes la prepa-

ración para ser graduados, el cual será reconocido por cuerpos legales tales como la Asociación Médica

Americana... Usted sabe que ese reconocimiento no vale mucho”. A. G. Daniells, citado en Mensajes

de Loma Linda:538.

Es obvio que Daniells ya tenía su manera de pensar bien decidida en 1907. Pero, algunos años

más tarde, él se arrepentiría profundamente de esta decisión.

“El sistema más completo que los hombres hayan creado, fuera del poder y de la sabiduría de

Dios, no vale nada, mientras que los métodos menos promisores tendrán éxito cuando son divinamente

guiados y aceptados con humildad y fe”. PP:554.

No piense que, al escoger el plan de Dios, estamos escogiendo un plan de educación inferior o de

mala calidad.

“La luz que Dios ha dado en las líneas médico-misioneras no hará con que Su pueblo sea mirado

como si fuese inferior en el conocimiento médico científico, sino que hará con que estén junto con la

mayor eminencia. Dios los hará estar como un pueblo sabio y entendido debido a Su presencia con

ellos. En la fuerza de Aquel que es la Fuente de toda sabiduría, de toda gracia, los defectos y la igno-

rancia tienen que ser vencidos”. Consejos a los Profesores:476.

Dos Declaraciones Importantes en 1909.-

No se puede decir que se dio una advertencia suficiente. Las siguientes dos declaraciones fueron

escritas cuando el CME estaba para entrar en un camino que finalmente lo alejaría completamente del

modelo.

En 1909, el Dr. Rand le escribió una carta al hermano Burden, donde le daba una clara explica-

ción acerca de los peligros inherentes al unirse con la AMA.

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El Dr. Howard F. Rand, había sido un profesor y médico misionero juntamente con los Drs. Paul-

son y Kress. Rand había trabajado en el Hospital de Battle Creek hasta que J. H. Kellogg se volvió con-

tra la iglesia y contra el Espíritu de Profecía. Rand tenía un claro entendimiento de cómo la acredita-

ción que Kellogg quería de la AMA, había arruinado esa institución. Cuando él escribió esta carta,

Rand estaba en el equipo del Hospital de Santa Helena.

“La gran dificultad con el Colegio Médico Americano (el Colegio Misionero de Battle Creek) fue

que el Estado le dijo a los directores del colegio que tenían que tener presente ciertas condiciones (para

ser un colegio reconocido por la AMA); y, habiendo alcanzado esa condición, tenían que tener hombres

que la mantuviesen.

Estos hombres (tales como el Dr. Holmes, en 1901, dijeron en el Boletín de la Conferencia Gene-

ral:289-290), que alegremente daban sus servicios, pero ellos (los médicos no adventistas) inmediata-

mente dijeron que (la AMCA) ella tenía que entrar en la Asociación de Colegios (asociación de acredi-

tación) o entonces no podrían dar su tiempo en aquello que no tenía el respaldo de la asociación. El re-

querimiento debía ser obedecido tal como se había hecho; paso a paso, fueron guiados en lo que final-

mente eran aguas muy profundas.

“Tenemos que pelear esto y esforzarnos para proteger y salvar a los hombres de entrar en una

condición tal que nos conduzca a ese camino. Este es el motivo por el cual estoy ansioso”. Howard F.

Rand, Carta a John Burden, 12 de Noviembre de 1909.

Las citas anteriores aparentemente dicen esto: Le dijeron al Colegio Médico Misionero America-

no (CMMA) que debían hacer ciertas cosas. Cuando estas fueron hechas, le dijeron al CMMA que ten-

ía que tener médicos reconocidos en su equipo. Aun cuando algunos médicos adventistas fieles ofrecie-

ron sus servicios, médicos no adventistas le dijeron al CMMA que primero tenían que unirse a la aso-

ciación acreditadora, la cual tenía más requerimientos. Así, paso a paso, la situación se puso fea (El

CMMA cerró sus puertas un año después que Rand escribió la carta anterior)..

Aproximadamente en el mismo tiempo en que Rand escribía esa carta, el Dr. Abbott escribió un

incisivo artículo para el diario del CME. El Médico Evangelista, como de costumbre, fue enviado a to-

dos los líderes de la iglesia.

El Dr. George Knapp Abbott (1880-1959), fue presidente del CME desde 1907 hasta 1910. Él y

el hermano Howell eran los dos hombres firmes en el Espíritu de Profecía y que ciertos líderes remo-

vieron de la presidencia del CME, debido a que estorbaban en el camino de afiliación con la AMA.

Abbott es bien conocido como autor de Técnicas de Hidroterapia, el libro texto sobre este asunto en

Loma Linda, durante décadas. Más tarde fue co-autor de Terapia Física en Cuidados de Enfermería

(ambos no se imprimen más). Nuestro Manual de Hidroterapia provee esencialmente el mismo mate-

rial, pero de una manera fácil de usar (294 páginas; US$ 10 + US$ 2,50).

“Nuestro sistema educacional está cojeando en una rama, muchos aun creen que para poder al-

canzar los requisitos del gobierno terrenal, es necesario, que en algunas líneas, vayamos al mundo para

ser calificados. Parece ser que algunos piensan que para rendirnos al Cesar en las cosas que son del Ce-

sar, tenemos que rendirnos como Romanos y no como Israelitas. Hemos olvidado que Aquel que insti-

tuyó los gobiernos de la tierra es el mismo que coloca reyes y remueve reyes. Hemos olvidado que es el

Señor el que impresiona la mente humana. Aun estamos, en este particular, sirviendo al dios de Ecron y

dándole a otro aquella gloria que le pertenece al Diosa de Israel.

El plan de Dios no fallará. Si queremos triunfar con este plan, tenemos que colocarnos a nosotros

mismos en armonía con él. ¿Debemos continuar negando el poder de Dios para producir en Su pueblo

una educación mejor que aquella que ahora vamos a buscar al mundo? ¿Negaremos en este tiempo la

superioridad de infinita sabiduría sobre la investigación finita?”. G. K. Abbott, El Médico Evangelista,

Vol. 1, Nº 5, Cuarto Trimestre, 1909.

Propuesta Para Completar los Dos Últimos Años en una Universidad Externa.-

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En Julio de 1909, la Conferencia General se juntó en Takoma Park y puso en consideración el

equipar Loma Linda como un centro de entrenamiento pre-médico inicialmente de dos años, de tal ma-

nera que los estudiantes pudiesen completar los dos últimos años en alguna escuela médica externa

(Minutas del Comité de la Conferencia General, 25 de Julio de 1909).

Cuando, en Septiembre, el hermano Burden visitó Ellen White en Elmshaven y le contó sobre el

plan propuesto, ella respondió:

“No queremos ninguna de esas “educaciones superiores” que nos colocarán en una posición don-

de el crédito tiene que ser otorgado, no para el Señor Dios de Israel, sino que para el dios de Ecron. El

Señor quiere que nos mantengamos como un pueblo distinto, tan relacionado con Él que Él pueda tra-

bajar con nosotros...

Sentí una pesada carga esta mañana cuando releí una carta... por haber estudiantes médicos que

tomaron algún trabajo en Loma Linda, pero para conseguir los toques finales de su educación de algu-

nas instituciones mundanas... Debemos permanecer distintos y separados del mundo... No debemos

atarnos a los hombres para poder asegurar una influencia. No debemos pensar que tenemos que tener su

experiencia ni su conocimiento”. EGW, Manuscrito 71, 1909.

En 1909, la presión se intensificó para que Loma Linda buscase la acreditación. Mientras iba a

camino de una Sesión de la Conferencia General, Ellen White le habló a los 30 profesores de la facul-

tad del Union College:

“Existe un constante peligro entre nuestro pueblo que aquellos que se unen para trabajar en nues-

tras escuelas y hospitales, entretengan la idea que tienen que alinearse con el mundo, estudiar las cosas

que el mundo estudia, y familiarizarse con las cosas con que el mundo se familiariza. Este es uno de los

más grandes errores que pueden ser cometidos. Podemos cometer graves errores a menos que preste-

mos especial atención a la búsqueda de la Palabra...

Se me ha dado luz de que tremendas presiones serán traídas sobre cada Adventista del Séptimo

Día con quien el mundo pueda entrar en una cercana conexión. Aquellos que buscan la educación que

el mundo estima tanto, son gradualmente desviados cada vez más de los principios de la verdad hasta

que son educados conforme al mundo. ¡A qué precio han obtenido su educación! Se han alejado del

Espíritu Santo de Dios. Han escogido aceptar lo que el mundo llama conocimiento en lugar de las ver-

dades que Dios le ha dado a los hombres a través de Sus ministros y profetas y apóstoles.

Y existen algunos que, habiendo asegurado esta educación mundana, piensan que pueden intro-

ducirla en nuestros colegios. Pero permítanme decirles que no podéis tomar lo que el mundo llama de

elevada educación (educación superior) e introducirla en nuestras escuelas y hospitales e iglesias. Ne-

cesitamos entender estas cosas. Les estoy hablando francamente. Esto no debe ser hecho”. Fundamen-

tos de la Educación Cristiana:534-536.

El mismo año, ella también escribió esta advertencia:

“He sido instruida a decir que en nuestra obra educacional no debe haber ningún compromiso pa-

ra alcanzar las normas del mundo. El mandamiento de Dios no es el de unirse con el mundo para hacer

avanzar diversas líneas de la obra de acuerdo con los planes del mundo y de acuerdo con la sabiduría

del mundo.

Nuestro pueblo está siendo ahora probado para ver si van a obtener su sabiduría del gran Maestro

que el mundo jamás vio, o si vana buscar al dios de Ecron. Determinemos que no nos ataremos, ni si-

quiera en un hilo, a los programas educacionales de aquellos que no disciernen la voz de Dios y que no

atenderán a Sus mandamientos.

Debemos atender la advertencia: „Entrad por el camino angosto‟ Mat. 7:13-14. Aquellos que ca-

minan en el camino angosto están siguiendo las pisadas de Jesús. La luz del cielo ilumina su camino.

¿Debemos representar delante del mundo que nuestros médicos deben seguir los padrones del

mundo antes de que puedan ser calificados para actuar como médicos exitosos? Esta es la pregunta que

está ahora probando la fe de algunos de nuestros hermanos. Que ninguno de nuestros hermanos des-

Page 40: La historia de loma linda, vance ferrell

Pág. 40

agrade al Señor pidiendo en sus asambleas la idea de que necesitamos obtener de los incrédulos una

educación superior que aquella especificada por el Señor.

La representación del gran Profesor debe ser considerada una revelación todo-suficiente. Aque-

llos de entre nuestras filas que se califican como médicos deben recibir solo aquella educación que esté

en armonía con estas verdades divinas. Algunos han aconsejado que los estudiantes deberían, después

de haber comenzado a trabajar en Loma Linda, completar su educación médica en colegios del mundo.

Pero esto no está en armonía con los planes del Señor. Dios es nuestra sabiduría, nuestra santificación y

nuestra justicia. Debieran proveerse instalaciones en Loma Linda para que la necesaria instrucción en

las líneas médicas pueda ser dada por instructores que teman al Señor y que estén en armonía con Sus

planes para el tratamiento del enfermo.

No tengo ninguna palabra que decir a favor de las ideas del mundo con su educación superior en

ninguna escuela que podamos organizar para el entrenamiento de médicos. Existe peligro en amarrarse

con las instituciones del mundo y trabajar bajo la ministración de médicos del mundo. Satanás está

dando sus órdenes a aquellos que él ha guiado a separarse de la fe. Yo quisiera avisarles que ninguno

de nuestros jóvenes se una a las instituciones médicas del mundo con la esperanza de obtener un mejor

éxito o una mayor influencia como médico”. Carta 132, 1909; Ministerio Médico:61-62.

En 1906, Ellen White escribió una carta a un hombre joven que estaba preguntando si debía en-

trar a una escuela de osteopatía:

“Se ha visto frecuentemente que lo que parecían ser oportunidades favorables para obtener una

educación en las instituciones del mundo, eran trampas del enemigo. El tiempo de los estudiantes ha si-

do ocupado, hasta que la Palabra de Dios no se estudia más. Ellos han completado el curso de estudio,

pero no han sido enseñados a estudiar de la obra de Dios”. EGW, 3 de Septiembre de 1906.

1910: Entrando en la Crisis.-

Confirmando Declaraciones en 1910.-

Llegamos ahora a 1910, el año que marcó el comienzo, aun cuando haya sido lentamente, de lo

que se transformó en un dramático cambio en Loma Linda.

La siguiente declaración de 1905, reimpresa al comienzo de 1910, está relacionada con el intento

de Kellogg para obtener la acreditación de la AMA para el colegio de Battle Creek.

“La así llamada educación superior hoy en día es un engaño que no corresponde con la realidad...

Toda esta educación superior que está siendo planeada será extinguida; porque es espuria. Mientras

más simple sea la educación de nuestros obreros, menos conexión tendrán con los hombres a quienes

Dios no está guiando, y más será obtenido”. EGW, Serie B, Nº 7, pág. 63; Noviembre de 1905; Lake

Union Herald, 26 de Enero de 1910.

En la primavera de 1910, el año en el cual comenzó el movimiento de cambio en Loma Linda,

Ellen White le escribió una urgente carta al hermano Burden, advirtiéndolo que nuestra obra médica,

incluyendo Loma Linda, no se debe confederar con las organizaciones del mundo y que no debe procu-

rar alcanzar sus normas.

El Señor nos ha mostrado el mal de depender de la fuerza de las organizaciones terrenales. Él nos

ha instruido que la comisión del médico misionero es recibida de la más alta autoridad. Él quiere

hacernos entender que es un error mirar como si fuese más esencial la educación dada por los médicos

que rechazan la autoridad de Cristo, el mayor Médico que jamás vivió sobre la tierra. No podemos

aceptar ni seguir el punto de vista de hombres que rehusan reconocer a Dios como su profesor, sino que

aprenden de los hombres y son guiados por leyes y restricciones de los hombres.

Durante la noche del 26 de Abril muchas cosas me fueron reveladas. Se me mostró que ahora, en

un sentido especial, nosotros como pueblo tenemos que ser guiados por una instrucción divina. Aque-

llos que se preparan a sí mismos para la obra médica-misionera debieran temer colocarse a sí mismos

Page 41: La historia de loma linda, vance ferrell

Pág. 41

bajo la dirección de médicos del mundo, para embeber sus sentimientos y prejuicios peculiares y

aprender a expresar sus ideas y puntos de vista. No deben depender, para obtener su influencia, de pro-

fesores del mundo. Deben „mirar a Jesús, el autor y consumador de nuestra fe‟”. EGW, 27 de Abril de

1910.

“No es necesario que nuestros médicos-misioneros sigan el mismo camino dejado por los médi-

cos del mundo. Ellos no necesitan administrar drogas al enfermo. No necesitan seguir la medicación de

drogas para poder tener influencia en su trabajo. El mensaje fue dado, que si ellos se consagraban a sí

mismos al Señor, si buscasen obtener a través de hombres ordenados por Dios para un pleno conoci-

miento de su obra, el Señor los haría hábiles. Conectados con el Profesor divino, ellos entenderían que

su dependencia está en Dios y no sobre los profesos hombres sabios del mundo.

Algunos de nuestros médicos-misioneros han supuesto que un entrenamiento médico de acuerdo

con los planes de las escuelas del mundo, es esencial para su éxito. Para aquellos que han sido enseña-

dos de que el único camino para el éxito es ser enseñado por hombres del mundo y persiguiendo un

curso que es sancionado por hombres del mundo, yo les diría, abandonen tales ideas. Ese es un error

que tiene que ser corregido. Es algo peligroso el aceptar el espíritu del mundo; la popularidad a la cual

convida ese curso, introducirá en la obra un espíritu que la Palabra de Dios no puede sancionar. El

médico-misionero que va a ser eficiente, si va a buscar su propio corazón y se va a consagrar a sí mis-

mo a Cristo, puede ser diligente en estudiar y fiel en el servicio, y aprender a entender los misterios de

su sagrado llamado”. EGW, 27 de Abril de 1910.

Aquí hay una declaración más antigua:

“Nunca debemos depender del reconocimiento del mundo ni para hacer parte de sus filas. Nunca

debemos, en el establecimiento de instituciones, tratar de competir con las instituciones del mundo ni

en tamaño ni en esplendor. El gran deseo de los gerentes de nuestros hospitales debe ser el de caminar

de tal manera en obediencia al Señor, que todos los ayudantes ligados con estas instituciones puedan,

mediante la fe, caminar con Dios así como lo hizo Enoc.

El Señor guiará a todos los que humildemente caminen con Él. Hombres humildes que confíen en

Él serán los más exitosos obreros en Su causa. Debemos ganar la victoria, no erigiendo macizos edifi-

cios en rivalidad con nuestros enemigos, sino que acariciando el espíritu cristiano de mansedumbre y

de humildad”. Ministerio Médico:158; Manuscrito 109, 1902.

Nosotros Debemos Obtener en Cambio una Certificación Especial.-

En la misma carta, citada anteriormente, se nos dice lo siguiente:

“Ahora que el mundo es favorable a la enseñanza de los principios de la reforma pro-salud, debi-

eran tomarse decisiones para asegurar para nuestros médicos el privilegio de impartir una instrucción

médica a nuestros jóvenes, los cuales de otra manera serán dejados a ser guiados por las escuelas médi-

cas del mundo. Vendrá el tiempo cuando será más difícil que lo que es ahora, llevar a cabo el entrena-

miento de nuestros jóvenes en las líneas médico-misioneras”. EGW, 27 de Abril de 1910.

Era parte del modelo que buscásemos obtener una certificación especial del Estado para nuestras

escuelas. La razón por la cual debíamos recibir esa certificación sería la bendición de Dios y el desta-

cado éxito de nuestra obra.

Usted se acordará de aquella larga carta de Burden a Ruble, escrita en 1908, citada anteriormente,

y que decía esto:

“Una buena escuela de higiene o de práctica racional no habría tenido ninguna dificultad para ser

reconocida en este Estado.

Y si nuestra escuela fuese reconocida aquí, sus estudiantes tendrían un terreno ventajoso sobre el

cual podrían ser reconocidos en otros Estados, de la misma manera en que están siendo reconocidos los

osteópatas. Su arte de sanar está siendo rápidamente reconocido en todos los Estados, pero ellos han te-

nido que luchar por su camino contra todo lo que se les ha puesto por delante. Su apertura de camino

Page 42: La historia de loma linda, vance ferrell

Pág. 42

hará con que todo sea más fácil, por lo menos durante un tiempo, hasta que otros métodos respetables

de sanamiento sean reconocidos”. Carta de Burden a W. A. Ruble, 13 de Abril de 1908.

En aquel tiempo, se nos dijo que presionáramos hacia adelante por nuestro camino para que ob-

tuviésemos una certificación especial en cada Estado, basado en la transparente excelencia de nuestro

método de tratamiento. Pero, si no hacíamos eso, la Inspiración nos advierte:

“Vendrá el tiempo cuando será más difícil que lo que es ahora, llevar a cabo el entrenamiento de

nuestros jóvenes en las líneas médico-misioneras”. EGW, 27 de Abril de 1910.

El Volumen 9 de Testimonies, cubre el periodo desde 1904 hasta 1909 y fue publicado ese año.

Contiene importantes cartas enviadas a nuestros líderes.

“En el trabajo de la escuela manténgase la simplicidad. Ningún argumento es tan poderoso como

el éxito fundado en la simplicidad. Usted puede tener éxito en la educación de los estudiantes como

médicos-misioneros sin una escuela que pueda calificar médicos para competir con los médicos del

mundo. Que a los estudiantes se les de una educación práctica. Cuanto menos dependiente sea usted de

los métodos de educación del mundo, mejor será para los estudiantes.

Se les debe dar una instrucción especial en el arte de tratar al enfermo sin el uso de drogas vene-

nosas y en armonía con la luz que Dios ha dado. En el tratamiento del enfermo, no deben ser usadas

drogas venenosas. Los estudiantes debieran salir de la escuela sin haber sacrificado los principios de la

reforma pro-salud o su amor por Dios y Su justicia.

La educación que busca las normas del mundo debe ser cada vez menos valorizada por aquellos

que están buscando la eficiencia para llevar la obra médico-misionera en conexión con la obra del men-

saje del tercer ángel. Ellos deben ser educados desde el punto de vista de la conciencia, y, cuando sigan

concienzuda y fielmente los métodos correctos en su tratamiento del enfermo, estos métodos pasarán a

ser reconocidos como siendo preferibles a los métodos a los cuales muchos se han acostumbrado, y que

demandan el uso de drogas venenosas”. 9T:175.

Raymond Moore nos cuenta de colegios médicos no Adventistas, debido a la transparente exce-

lencia de sus escuelas combinado con una determinación a no ceder a las demandas de las agencias

acreditadoras, y que han permanecido en una espléndida independencia de operación:

“La Universidad McGill de Canadá determinó no sacrificar nunca sus ideales para ser reconocida

por instituciones de gobierno. Se ha convertido en una de las mayores escuelas del mundo. La Univer-

sidad Brigham Young determinó inicialmente mantener altas normas de moralidad a todo costo. Su

padrón ha sido mantenido consistentemente. Su crecimiento e influencia ahora son generalmente mira-

dos como un fenómeno. La Universidad de Boston se aferró a su ahora famoso programa de estudio

cooperativo de trabajo, sin tomar en cuenta el ridículo de las elites. Hoy es una de las mayores y más

respetable de las instituciones de América. Un visitante del Colegio Warren Wilson en Carolina del

Norte, encuentra profesores y estudiantes trabajando varias horas juntos diariamente en trabajo manual.

Su campus es marcadamente desprovisto de problemas los cuales dificultan a la mayoría de los institu-

tos educacionales”. Raymond Moore, La Educación Adventista en la Encrucijada:27.

En Septiembre de 1909, el hermano Burden viajó a Elmshaven para preguntarle a Ellen White al-

gunas cosas:

Hermano Burden: “¿Podría la obtención de unos estatutos para una escuela médica, donde nues-

tros estudiantes pudiesen obtener una educación médica, trabajar en contra de nuestra dependencia de

Dios?”.

Ellen White: “No, no veo que suceda eso, si un estatuto fuese obtenido en los términos correctos.

Solamente asegúrese que los hombres no sean exaltados por sobre Dios. Si usted puede ganar fuerza e

influencia, la cual va a hacer el trabajo más efectivo sin ataros a vosotros mismos a hombres del mundo

(lo cual sería necesario que ocurriese en una acreditación como miembro de una asociación), eso estar-

ía bien”.

Page 43: La historia de loma linda, vance ferrell

Pág. 43

J. A. Burden: “Al planificar nuestro curso de estudio, hemos tratado de seguir la luz de los Testi-

monios; y, al hacerlo, nos ha llevado a separarnos de los requerimientos del mundo. El mundo no nos

reconocerá como estando con ellos. Tendremos que permanecer distintos, por nosotros mismos”.

Ellen White: “Usted puede unirse con ellos en ciertos puntos, los cuales no tendrán una influencia

desviadora, pero que no sea hecho ningún sacrificio que coloque en peligro nuestros principios. Siem-

pre tendremos que permanecer distintos. Dios desea que nosotros estemos separados; y, sin embargo,

es nuestro privilegio el de valernos de ciertos derechos (por ejemplo, estatutos asegurados en los térmi-

nos correctos). Pero en vez de confundir nuestra obra médica, mejor es que estemos distantes y traba-

jemos con las ventajas que ustedes mismos pueden ofrecer...

Usted tiene que arreglar esta materia de la mejor forma que pueda, pero el principio que me es

presentado es que usted no tiene que reconocer ningún poder como si fuese mayor que el poder de

Dios. Nuestra influencia es ser conocidos por Dios, porque guardamos Sus mandamientos”. Entrevista

de John Burden con Ellen White, 20 de Septiembre de 1909.

Ellen White dijo que sería seguro obtener un estatuto Estatal para la escuela, desde que no in-

fluencie de ninguna manera nuestro entrenamiento y trabajo.

“En respuesta a preguntas específicas del hermano J. A. Burden y W. C. White, la Sra. White, en

esta entrevista, declaró sin dudar, que nosotros debiéramos „tener una escuela propia‟ para educar

médicos. Ella también concordó en que no sería una violación de principio el asegurar un estatuto. „Si

usted puede ganar fuerza e influencia‟, dijo ella, „eso hará su trabajo más efectivo sin atarnos nosotros

mismos a hombres del mundo, eso estaría bien hecho‟. (EGW, Manuscrito 71, 1909)”. D. E. Robinson,

Historia de Nuestro Mensaje de Salud:383.

El 13 de Octubre de 1909, el Comité de la Conferencia General aprobó esa acción; y, el 9 de Di-

ciembre, un estatuto fue asegurado del Estado de California para garantizar los grados en las artes libe-

rales y ciencias, dentística y medicina.

La declaración anterior explica la declaración de que “algunos tienen que ser calificados”, sobre

la cual algunos han tropezado. El hermano John Burden sabía el consejo del Espíritu de Profecía sobre

la materia. Relea nuevamente su carta de 1908, citada anteriormente, a W. A. Ruble de la Conferencia

General. Aquí va una parte:

“Nuestro entendimiento de los testimonios es, que mientras miles tienen que ser rápidamente ca-

lificados para la obra médica evangelística, algunos tienen que ser calificados para trabajar como médi-

cos. Hemos sido instruidos una y otra vez para hacer con que la escuela sea tan firme como sea posible

para la calificación de enfermeras y médicos”. John Burden, Carta a W. A. Ruble, 13 de Abril de 1908.

En los últimos años, el Dr. Owen S. Parrett escribió esto:

“Mi esposa me recuerda, „Mientras nosotras las enfermeras estábamos en entrenamiento en Loma

Linda, el hermano Burden nos decía a menudo, ustedes no deben desear ser registradas como enferme-

ras de la manera como lo hace el mundo (ver 1T:127; 6T:126-127; MM:61´62; FE:534-536) para tener

un ministerio superior de sanidad. Repetidamente él nos recordaba que el Colegio de Médicos Evange-

listas fue establecido para proveer un método superior de educación y un método superior de práctica

para enfermeras y médicos, y que nuestro reconocimiento legal era de un orden superior, único y sepa-

rado de los entrenamientos „regulares‟ y reconocimiento de la fraternidad médica del mundo. Dios no

quería que nosotros fuésemos enfermeras „regulares‟ ni médicos „regulares‟.

La colección de Burden de Mensajes de Loma Linda, contiene varias cartas y entrevistas contan-

do esto. Repetidamente el hermano Burden nos dijo a nosotros estudiantes médicos, „la hermana White

me dijo que el Señor nos reconocerá cuando estemos listos para eso‟”. Dr. Owen S. Parrett, Recolec-

ción de Experiencias en Loma Linda en 1909.

El plan de Dios era que el reconocimiento vendría, no como resultado de buscar la aceptación a

través de agencias acreditadoras que estaban de acuerdo con las normas del mundo, sino que debido a

que nuestro método de sanar el enfermo probaría ser mucho más exitoso, tanto en sus efectos inmedia-

tos como a largo plazo, sobre el paciente.

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Pág. 44

El Significado de Ciertas Declaraciones.-

Ellen White ha declarado que debemos proveer una educación completa en la obra médico-

misionera para nuestros estudiantes en Loma Linda. En muchas cartas, algunas de las cuales han sido

citadas en este libro, ella repitió muchas veces en que consiste esa educación. El tipo de educación a

que ella hacía mención es bien obvio. Incluye tanto el entrenamiento médico como el evangelístico, sin

el uso de drogas.

Contrastando fuertemente con esto, y para ser aceptados por las agencias de acreditación del

mundo, Loma Linda habría sido forzado a agregar muchas cosas, incluyendo la administración de dro-

gas, con las cuales no debiéramos habernos envuelto.

Escribiendo acerca de la obra médica, ella dijo al comienzo:

“Dios no envía un mensaje de advertencia en un tiempo, para después enviar otro animando un

movimiento contra el cual Él ya nos había advertido antes. Sus mensajes no se contradicen entre si.

Advertencias han sido dadas, que debieran hacer con que nuestros hermanos paren y consideren su ca-

mino”. EGW, 2 de Octubre de 1905; Serie B, Nº 5, pág. 45.

En 1932, el hermano A. G. Daniells, en una capilla de Loma Linda habló (está citado en la Re-

view and Herald del 31 de Marzo de 1932), declaró que en años anteriores, cuando él era presidente, él

temió que el hermano Burden estaba envolviendo a la denominación en serias dificultades económicas

en sus esfuerzos para comenzar una escuela médica.

Pero, continuó el hermano Daniells, Ellen White había mencionado en una declaración, que una escue-

la médica “completa” para entrenar “médicos-misioneros” era necesaria; así, en 1910, tal como lo ex-

plicó Daniells, él “asumió” que un colegio médico regular era lo que Ellen White quería que fuese ad-

quirido.

He aquí la cita a la cual hace mención el hermano Daniells:

“Debiéramos tener, en diversos lugares, hombres de extraordinaria habilidad que hayan obtenido

sus diplomas en escuelas médicas de la mejor reputación, que puedan pararse delante del mundo como

totalmente calificados y como médicos legalmente reconocidos. Que el temor de Dios haga con que los

hombres escojan sabiamente para que anden por el camino esencial de entrenamiento para poder obte-

ner esas calificaciones. Deben ser hombres prudentes que permanezcan firmes a los principios del men-

saje. Estos debieran obtener las calificaciones y la autoridad para conducir una obra educacional para

nuestros jóvenes y señoritas que deseen ser entrenados en la obra médico-misionera.

Ahora que el mundo es favorable hacia la enseñanza de los principios de la reforma pro-salud,

debieran darse pasos para asegurar para nuestros propios médicos el privilegio de impartir instrucción

médica a nuestros jóvenes, los cuales de otra manera serían guiados a asistir en los colegios médicos

del mundo. Vendrá el tiempo, cuando será más difícil que lo que es ahora, conseguir un entrenamiento

para nuestros jóvenes en la obra médico-misionera”. EGW, Manuscrito 61, 1910 (citado en el Evange-

lista Médico, Junio de 1910).

¿Qué significa esta declaración? Está claro que pareciera correr contra las repetidas declaraciones

de Ellen White, en el sentido que no debemos acreditar (reconocer por el Estado) Loma Linda. ¿Cuál es

el significado de esta declaración, con la cual el hermano Daniells se equivocó?

Lea nuevamente la declaración. Ella no dice que algunas de nuestras escuelas debieran ser acredi-

tadas. No dice que Loma Linda debiera buscar ser acreditada. No contradice ninguna de las demás de-

claraciones relacionadas con nuestra obra de salud, ni de sanidad, ni educacional, ni misionera.

Lo que sí dice es que algunos de nuestros hombres, que poseen habilidades extraordinarias, debi-

eran ir a las universidades externas para obtener sus grados de médicos, de tal manera que puedan ser

colocados aquí y allí, a través de nuestras instituciones (y también en Loma Linda), para que el mundo

no pueda decir que ninguno de nuestros hombres posee las calificaciones más altas (exigidas por ellos).

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Pág. 45

Eso es todo lo que dice. No dice que Loma Linda o cualquiera de nuestras escuelas debiera obtener

acreditación institucional.

Para que al comienzo fuese posible proveer personal para nuestras instalaciones médicas, algunos

hombres debían poseer un entrenamiento avanzado. Pero después de eso, ellos podían entrenar a nues-

tros estudiantes, los cuales serían los profesores en nuestras escuelas médicas.

La declaración anterior, fue citada del Manuscrito 61, 1910. Aquí van otras dos declaraciones del

mismo manuscrito, apenas algunos párrafos antes:

“No es necesario que nuestros médicos-misioneros sigan el mismo camino trazado por los médi-

cos del mundo. Ellos no necesitan administrar drogas para poder tener influencia en su obra. Me fue

dado el mensaje que si ellos se consagran a sí mismos al Señor, si ellos buscan obtener de los hombres

ordenados por Dios un conocimiento total de su obra, el Señor los haría hábiles. Conectados con el Pro-

fesor divino, ellos entenderán que su dependencia está en Dios y no sobre profesos hombres sabios del

mundo.

Algunos de nuestros médicos-misioneros han supuesto que un entrenamiento médico de acuerdo

con los planes de las escuelas del mundo es esencial para su éxito. Para aquellos que han pensado que

el único camino al éxito es el de ser enseñados por hombres del mundo y persiguiendo un curso que

esté sancionado por hombres del mundo, yo les diría ahora, dejen a un lado esas ideas. Ese es un error

que tiene que ser corregido. Es una cosa peligrosa adoptar el espíritu del mundo; la popularidad a la

cual convidan esos cursos, traerán a la obra un espíritu que la Palabra de Dios no puede sancionar. El

médico-misionero que venga a ser eficiente, si procura su propio corazón y se consagra a Cristo, puede

ser diligente en el estudio, fiel en el servicio, y puede aprender a captar los misterios de su llamado.

En Loma Linda, en Washington, en Waroonga, Australia, y en muchos otros hospitales estableci-

dos para la promulgación de la obra del mensaje del tercer ángel, le llegarán a los médicos y a los pro-

fesores nuevas ideas, un nuevo entendimiento de los principios que deben gobernar la obra médica.

Debe darse una educación que esté totalmente en armonía con las enseñanzas de la Palabra de Dios”.

EGW, Manuscrito 61, 1910.

“Aquellos que no creen en la Palabra de Dios, probablemente no puedan presentarle a aquellos

que desean ser médicos-misioneros aceptables, el camino a través del cual ellos tendrán más éxito.

Cristo fue el mayor Médico que el mundo jamás vio; Su corazón siempre fue tocado por el pesar

humano. Él tiene una obra para que ellos hagan y que no va a colocar su dependencia sobre poderes del

mundo.

El verdadero pueblo de Dios que guarda Sus mandamientos, será instruido por Él. El verdadero

médico-misionero será sabio en el tratamiento del enfermo, usando los remedios que provee la natura-

leza. Y entonces él mirará a Cristo como siendo el verdadero Sanador de las enfermedades. Los princi-

pios de reforma pro-salud llevados a la vida del paciente, el uso de remedios naturales, y la cooperación

de las agencias divinas a favor del sufriente, traerá éxito”. Ídem.

Hay un segundo comentario hecho por Ellen White con el cual los hombres se han equivocado.

“Todo lo que nuestros jóvenes, que se están preparando para ser médicos, necesitan saber, es que

nosotros debemos estar preparados para enseñar”. EGW, declaración hecha en la Asociación de Moun-

tain View, el 27 de Enero de 1910; citado en el Médico Evangelista, edición de Octubre-Noviembre de

1911, pág. 32.

El hermano William C. White estaba bien familiarizado con los conceptos de su madre, y él pro-

veyó esta explicación para esa declaración:

“Se les debe dar la oportunidad a nuestros médicos-misioneros de conocer las mejores cosas

hechas por los alópatas (aquellos que siguen el sistema acreditado por el Consejo de la AMA en la

Educación Médica; Asociación de Colegios Médicos Americanos), los eclécticos, los homeópatas, los

osteópatas, y los médicos que curan con agua; pero ninguno de estos sistemas debe ser adoptado como

si fuesen el signo de nuestra orden. Ni tampoco nuestros médicos deben darle el crédito o el honor de

los resultados de sus labores bajo Dios, a ningún hombre o grupo de hombres, ni a ninguna localidad,

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Pág. 46

ni a ningún sistema”. W. C. White, declaración citada en el Médico Evangelista, edición de Octubre-

Noviembre de 1911.

Tal como vamos a aprender luego, fue solamente dos años más tarde que A. G. Daniells dijo

haber “asumido” que el colegio debía continuar adelante buscando la acreditación. Más sobre esto, más

tarde.

¿Por qué permitió Dios que este cambio ocurriese, desde 1910 hasta 1922? Él prueba a los hom-

bres para que vean lo que van a hacer con la luz que brilla sobre ellos. Las declaraciones del Espíritu de

Profecía eran claras, muy claras. Y habían muchas declaraciones, fechadas hasta en 1860. Sus consejos

no han cambiado.

Pero algunos hombres prefieren escoger un pretexto y aceptarlo. Fue porque ellos hicieron eso

después, a comienzos de 1930, que nuestros demás colegios también pidieron que se les permitiese

aplicar la acreditación (más sobre esto, más tarde). Como resultado, todos nuestros colegios están ahora

acreditados. Todo porque algunos hombres que decidieron que Loma Linda debía recibir una acredita-

ción plena, de acuerdo con las normas de instrucción elaboradas por los incrédulos.

Existen ejemplos definidos en la Biblia, y en la historia de la iglesia, en los cuales los hombres

han determinado escoger su camino; y entonces el Señor los ha dejado hacerlo. Esta es una advertencia

para nosotros, individualmente, hoy en día.

Cuando Owen S. Parrett decidió dejar la Escuela de medicina de la Universidad de California del

Sur, en 1907, y se fue a Loma Linda, el decano, el Dr. Charles Bryson, se sintió chocado de que él se

fuera a esa “finca patán” en busca de instrucción médica.

“‟¿Por qué entonces estás tan ansioso para irte de esta universidad y volver a Loma Linda?‟ le

preguntó.

“Porque el Colegio de Evangelistas enfatiza la importancia de la dieta adecuada, métodos natura-

les de tratamiento, ejercicio práctico al aire libre, temperancia, y otras leyes de salud, las cuales necesi-

to saber para poder cuidar mejor al enfermo”.

“‟Muy bien‟, respondió él, „pero es necesario más que eso para formar un colegio médico‟. Y re-

almente así es. Se necesita más confianza en el poder divino para transformar las vidas de los hombres.

Pero la UCS no poseía ese atributo”. Dr. O. S. Parrett, declaración sin fecha.

1910 Fue el Año de la Transición.-

En Abril de 1906, Warren E. Howell se volvió el primer presidente del Colegio de Loma Linda;

pero, después de un año, este fuerte abogado del modelo, fue enviado por el liderazgo como misionero

a Grecia. Eso ocurrió en un tiempo en que su ayuda era grandemente necesaria en Loma Linda.

En la primavera de 1907, el Dr. George Knapp Abbott, tomó su lugar. Abbott también era fiel al

modelo en relación a los tratamientos; pero, como él había obtenido su grado en una universidad exter-

na, no tenía la película completamente clara en relación a la acreditación.

Desde 1910 en adelante, el hermano Burden, el amigo más fiel de Ellen White en Loma Linda,

fue constantemente presionado para que quedara aislado y hombres entrenados en las universidades del

mundo, gradualmente tomaron el control. Dentro de cuatro años, habían metido al CME en graves de-

udas.

Las Memorias de Parrett.-

Un Testigo Ocular Repasa el Pasado.-

En Marzo de 1977, el Dr. Owen S. Parrett, escribió sus memorias. Él había llegado a Loma Linda

en 1908 para completar su entrenamiento médico y trabajó en la escuela como albañil. Mientras cons-

truía edificios en el colegio y estudiaba, se hizo gran amigo de John Burden.

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Pág. 47

Parrott asistió a la escuela como estudiante adulto, durante los años cruciales de 1907 hasta 1915.

Después de haberse graduado, él quiso trabajar en el Hospital Paradise Valley, al cual Burden había si-

do transferido. Parrett también conocía a muchos líderes y obreros. Él era un testigo ocular de lo que

sucedió, como cualquier otro que haya vivido durante ese tiempo. Aquí colocamos una serie de extrac-

tos de las Memorias del Dr. Parrett. Él revisa rápidamente ciertos eventos entre 1907 y algo posteriores

a 1915. Las palabras entre paréntesis son nuestras.

“Esta es una historia difícil de contar. Las diferencias entre los hermanos John Burden, fundador

del CME, y Arthur Daniells, presidente de la Conferencia General, se centralizan en la pregunta: ¿Fue

una „preparación especial‟ a ser dada a aquellos que deseaban un entrenamiento regular, o fue una en-

señanza „regular‟ a ser dada a aquellos que deseaban un entrenamiento regular? ¿Será que Dios quería

ofrecer en el CME una „preparación especial para aquellos jóvenes‟ que „sentían que era su deber‟ el

„ejercer como médicos regularmente calificados‟ (ver Consejos para Profesores:479-481), o tal vez

Dios deseaba que el CME entrenase apenas „médicos regularmente calificados‟? ¿Normales o únicos?

En esto se centralizaba el problema.

El conflicto entre estos dos hombres, y entre estas dos ideas, vino a salir a la superficie primera-

mente en la apertura de la convención médica efectuada en Loma Linda el 27 de Octubre de 1907. Du-

rante el análisis relacionado con el futuro del Colegio de (Médicos) Evangelistas, el hermano Daniells

le preguntó a los líderes de Loma Linda si „¿contemplaban el establecimiento de un colegio médico to-

talmente equipado, que pudiese ser reconocido, el cual le daría a los estudiantes una preparación para

graduarse que fuese reconocida por los cuerpos legales, tales como la Asociación Médica Americana?‟.

Usted sabe que tiene que tener ese reconocimiento para que tenga un real valor” (ver Mensajes de Lo-

ma Linda:538).

El hermano Burden respondió:

El problema del reconocimiento por los cuerpos legales fue, desde luego, levantado, pero noso-

tros pensamos que debemos buscar el reconocimiento y la aprobación de Dios antes que el del mundo.

Hemos llegado a un problema con el mundo. El problema está entre la eterna verdad de Dios y las

normas del mundo. Esto sabemos que es verdad en asuntos religiosos, y es igualmente verdadero en

asuntos como este. No existe una educación verdadera, a no ser que sea en el Evangelio de Cristo. Esto

envuelve toda la verdad. Parece estar bastante claro que tendremos que continuar con el establecimien-

to de una escuela así, sin llevar en cuenta el hecho de que no podemos ver el fin. Yo no creo que Dios

nos llame para hacer un trabajo de esta naturaleza y después nos deje en la oscuridad. Desde luego que

necesitamos esperar comenzar de una manera muy humilde, y crecer gradualmente hasta el nivel que Él

ha colocado. Pero debemos comenzar. La promesa es que Él estará con nosotros si es que Le obedece-

mos, y Él hará con que nosotros lleguemos a los lugares adecuados de la tierra (vea Mensajes de Loma

Linda:538).

El hermano Daniells dijo que nosotros debiéramos tener una escuela cuyos graduados tuviesen

„todos los créditos que fuesen necesarios‟ y que debían estar „preparados de tal manera que pudiesen

exigir un reconocimiento‟... Pero hizo poca diferencia en cuanto a qué norma tenemos nosotros, o qué

pensamos que sea correcto o incorrecto‟ (ver Mensajes de Loma Linda:542-543; comparar con 6T:142;

9T:175-176).

Cuando joven participé en este sistema educacional competitivo y en la práctica médica comer-

cial, porque era el programa escogido por la iglesia. Pero a través de los años, como venía estudiando

los consejos del Señor relacionados con Su ministerio de salud, llegué a ver que Él tiene un camino

mucho mejor para nosotros. Él nos estaba ofreciendo un banquete, pero nosotros escogimos apenas un

pedazo de pan atiborrado con aserrín. Él quería muchas escuelas de los profetas, pero el hermano Da-

niells, especialmente, insistió que a menos que el CME fuese acreditado por la AMA, „no valdría un

centavo‟ (MLL:538).

En la división entre los principios simples evangelistas de salud y el complejo entrenamiento de

los médicos regulares de la AMA, se dieron más pasos en la primavera de 1910. Tal como se ha dicho,

Page 48: La historia de loma linda, vance ferrell

Pág. 48

el hermano Burden deseó ver un entrenamiento especial para los médicos cristianos, mientras que el

hermano Daniells insistió que el entrenamiento de la AMA fuese el entrenamiento dado en el CME.

El 26 de Enero de 1910, el problema le fue comunicado en una carta a Ellen White, la cual res-

pondió al día siguiente... Se le preguntó a la hermana White si se le debiera dar un entrenamiento sufi-

ciente a aquellos que desean ser médicos regulares calificados, como para calificarlos para „pasar por

los exámenes estatales y llegar así a ser registrados, médicos calificados para el trabajo público‟. (Ro-

binson, Historia de Nuestro Mensaje de Salud:385).

Ella respondió que una „preparación especial‟ tenía que dársele a aquellos cuyas convicciones

que de otra manera llegarían a ser „médicos regularmente calificados‟ (ídem:386; MM:57-58) al asistir

a los colegios del mundo. Tristemente, este consejo no fue generalmente interpretado o aplicado en ar-

monía con muchos consejos anteriores, tales como el siguiente... (FE:286, citado).

En una carta a Burden tres meses más tarde, la hermana White dejó claro que esta „preparación

especial‟ entrenaría médicos „que puedan presentarse delante del mundo como totalmente calificados y

legalmente reconocidos... que han obtenido sus diplomas... calificaciones y autoridad como para con-

ducir una obra educacional... en las líneas médico-misioneras‟ sin ser „guiados por leyes y restricciones

humanas... Es una falta de fe en el poder de Dios que lleva a nuestros médicos a confiar tanto en el bra-

zo de la ley, y en confiar tanto en la influencia de los poderes del mundo‟. (27 de Abril de 1910; en

MLL:899-903).

Aun cuando los resultados futuros de las decisiones de la mesa directiva en 1910-1912 todavía no

aparecían en aquel tiempo, el hermano Burden estaba preocupado por los esfuerzos en ofrecer una edu-

cación regular que llevase al reconocimiento de la AMA. En la reunión constituyente del 25 de Marzo

de 1914 del CME, él „enfatizó la necesidad de seguir los planes dados por el Señor, y que es el mérito y

no el reconocimiento lo que realmente cuenta. Tenemos una obra que hacer y no necesitamos pregun-

tarle al mundo para ver si nos dan su autorización. Él declaró que nuestros hospitales debieran ser los

mejores hospitales, donde nuestros estudiantes pudiesen obtener experiencia en asociación con el temor

de Dios, médicos cristianos, y que hemos estado viendo cosas bajo una luz errada‟.

El hermano W. A. Spicer „sintió que debíamos escoger entre dos caminos, o equipar la escuela

para que alcanzase la norma del mundo o no buscar su reconocimiento‟...

Siendo un estudiante adulto del CME desde 1907 hasta 1915, yo estaba bien consciente del anta-

gonismo contra el hermano Burden, y ese antagonismo venía de Daniells, Ruble, Salisbury, y de otros

líderes denominacionales. Sin embargo, esta falta de respeto era usualmente encubierta por aquellos

que gradualmente lo fueron retirando de sus responsabilidades.

En Mayo de 1910, se le pidió al hermano Burden que le cediese la jefatura en la mesa directiva al

hermano George A. Irwin, presidente del Pacific Union College, pero retuvo su posición como gerente

comercial hasta Abril de 1912, cuando este cargo se le concedió a W. D. Salisbury.

En las reuniones constitutivas de la mesa directiva mantenidas desde el 27 de Marzo hasta me-

diados de Abril de 1912, el hermano A. G. Daniells informó que él „colocaba delante de los miembros

de la mesa directiva la importancia de tener un solicitante que pudiese dedicarse a tiempo integral a so-

licitar fondos... Los votos cayeron sobre el hermano Burden‟ (Daniells a W. C. White, 9 de Agosto de

1912; MLL:1008).

Aun cuando los hermanos decidieron darle a Burden la posición de „Tesorero de la Institución

(solamente el título)... Capellán... y Superintendente Comercial del Hospital‟, la intención confesada de

Daniells era que Burden se convirtiese en „un solicitador de fondos a tiempo integral‟. Esto mantendría

fácilmente a Burden fuera de Loma Linda.

La opinión de algunos fue manifestada por el Dr. W. E. Bliss (en aquel tiempo, superintendente

médico del Hospital New England) en su carta a Ruble del 17 de Mayo de 1912: „La salida del herma-

no Burden de Loma Linda será, de acuerdo con mi opinión, la mejor cosa que ha ocurrido por algún

tiempo... Él es muy estrecho en sus puntos de vista como para permitir que la obra progrese de la mane-

ra que tiene que hacerlo‟...

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Pág. 49

El hermano Burden me contó que la hermana White estaba tan preocupada con lo que el Señor le

estaba revelando a respecto de lo que le podría suceder a él, que le dijo que fuese a donde ella estaba

para tener una entrevista con ella y con su hijo Willie.

Ella dijo, „hermano Burden, ¿qué están tratando de hacer al sacarlo de esta institución?... El Se-

ñor lo envió aquí, y su trabajo por esta institución no ha terminado‟... La hermana White paró sorpresi-

vamente; pero después añadió, „Estos hombres tendrán que aprender su lección. Ellos piensan que yo

no se lo que está sucediendo, ¡pero yo se todo lo que está sucediendo!‟.

Y a un grupo mayor (en otro tiempo) ella les dijo, „Si alguno de ustedes piensa que puede hacerlo

mejor que lo que lo ha hecho el hermano Burden, es tiempo que se coloquen de rodillas ante Dios‟.

Una vez que estaba hablando con el hermano y la hermana Burden, la hermana White dijo que

había visto un ángel en pie entre ellos, con una mano en cada hombro, diciendo, „Tan leal a la verdad

como la brújula al polo‟...

Durante la reunión constituyente especial efectuada el 27 de Enero de 1913, el presidente de la

mesa directiva, el hermano G. A. Irwin, informó de los problemas que se habían suscitado a partir de la

última reunión constituyente (efectuada en Abril de 1912) en relación a las responsabilidades del her-

mano Burden.

„Después de la reunión constituyente, diversas historias y rumores salieron a flote, en relación a

la actitud del Comité de la Conferencia General hacia el trabajo del Colegio, y de la posición y trabajo

del hermano Burden. Estos rumores ponen nuestras finanzas en riesgo, no solamente aquí en esta insti-

tución, sino que menoscaban nuestra influencia y nuestra oportunidad de obtener medios en el campo

(campo de trabajo). Tiempo y energía que debieran haber sido dedicados por los oficiales para construir

y fortalecer la obra, han tenido que ser dados para corregir estas malas impresiones y restaurar la con-

fianza en la obra y las buenas intenciones y actitudes de la Conferencia General hacia la obra y los

obreros de Loma Linda‟.

Yo era un estudiante adulto en Loma Linda en aquel tiempo, y sabía que algunos líderes no apre-

ciaban al hermano Burden como superior, debido a sus planes de entrenar a los médicos cristianos.

Esos líderes menoscabaron su propia reputación al remover a Burden. Algunos adventistas que le hab-

ían prestado dinero a la institución, esperando que fuese dirigida por el hermano Burden en armonía

con los simples consejos de la hermana White, comenzaron a retirar su dinero. Su confianza en la insti-

tución estaba basada en el compromiso del hermano Burden con los consejos del Señor. Cuando él fue

removido del puesto de gerente comercial, su confianza en el liderazgo de la Conferencia General fue

destruida. Como resultado, aquellos que querían sacarlo estuvieron listos para acusarlo de estar ama-

rrando a la institución a un solo hombre: él mismo. ¡Pero Daniells, Ruble y Salisbury estaban atando el

CME con los hospitales seculares y con la AMA!

¡Probablemente la asignación final del hermano Burden fue la designación del Comité para que

se hiciese cargo de los „planes financieros para la compra de un terreno en Los Angeles, para un hospi-

tal! El 15 de Junio de 1915, se le pidió que se uniera con A. G. Daniells y otros, para apoyar la compra

de la propiedad de Boyle Heights en la parte baja de la ciudad.

La historia de Ellen White que supuestamente habría aprobado este plan ha sido un desafío para

los nobles líderes de la iglesia. Nosotros, también, creemos que los hechos se han representado mal.

El hermano Burden fue advertido varias veces contra el establecimiento de cualquier institución

médica „de cualquier clase‟ en la ciudad (excepto pequeños restaurantes vegetarianos, salas de trata-

mientos y capillas). La hermana White lo urgió a que comprara una propiedad en el campo para que

fuese instalado un hospital. De tal manera que es fácil ver por qué esta asignación para apoyar la com-

para de terreno en Los Angeles, fue su última asignación. Él fue transferido al Hospital Paradise Valley

a fines de 1915 (después de la muerte de Ellen White).

Uno o dos años más tarde, después que yo me hubiese asociado con el hermano Burden y hubiese

sido nominado director del Hospital Paradise Valley, el Dr. Ruble nos visitó (Ruble renunció a la presi-

dencia de Loma Linda en Agosto de 1914). Aparentemente su relacionamiento con Burden había sido

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Pág. 50

una carga para su conciencia, porque Ruble se disculpó con Burden por haberlo tratado como lo hizo

mientras estaba en Loma Linda. Ruble explicó que cuando él fue enviado en 1910 (por la Conferencia

General) para ser presidente del CME, él tenía „instrucciones de los líderes‟ para „hacer con que Bur-

den saliese de la institución‟. Él le contó al hermano Burden, que „de corazón, él creía en los mismos

principios que usted defendió, y si Dios alguna vez nos coloca otra vez a trabajar juntos, seré muy feliz

en trabajar nuevamente con usted‟. ¡Noble confesión! Pero demasiado tarde, ¡demasiado tarde!

Casi al mismo tiempo, Percy Magan vino a visitarnos, con la esperanza de conseguir que Burden

volviese para ayudar al CME y al Hospital Ellen G. White Memorial (probablemente para recaudar

fondos). En el transcurso de su conversación, Burden le dijo a Magan, „lo que el profeta Elías no pudo

cumplir tuvo que hacerlo Eliseo‟. Magan, que había de alguna manera reemplazado a Burden, le pre-

guntó, „¿dónde entro yo?‟. Burden le respondió, „Eso tienes que decidirlo tú‟.

(Como aprenderemos en este libro, fue a través de los persistentes esfuerzos finales de Magan pa-

ra ayudar a Loma Linda a conseguir su status de acreditación, que ocurrió la última andrajosa colisión

de nuestro sistema de colegiado modelo. Nunca más nos hemos recuperado desde entonces).

El Dr. Kress era otro líder que nos animó a elevar la norma, y nos explicó por qué estábamos en-

frentando tanta oposición. Él me contó que algunos años antes, durante el tiempo del problema con Ke-

llogg, el hermano Daniells fue llamado a ser presidente de la Conferencia General para que tratase gen-

tilmente al doctor. La hermana White comparó todo ese asunto con un gran barco que tenía que enfren-

tar un témpano (1903; 1MS:205.206), haciendo añicos el hielo, pero no sin que el barco sufriese algún

daño. Esperando que aun se podría salvar al doctor para Cristo, ella le escribió al hermano Daniells pa-

ra que le colocara el brazo alrededor del hombre (para que lo tratara con cariño). Daniells se sentía in-

cómodo con este pedido, y le preguntó a sus asociados qué quería decir la hermana White con „ponerle

el brazo alrededor al hombre‟. Un miembro del Comité dijo, „Yo se lo que ella está queriendo decir,

hermano Daniells. ¡Ella quiere decir que usted tiene que poner su brazo alrededor del hombre!‟.

Me dio pena verlo (a Daniells) tan dispuesto a la batalla contra el hombre escogido por el profeta

para levantar la obra médico-evangelística del CME. Pude ver que él estaba muy feliz por haber podido

sacar ese hombre de Loma Linda, y no sabía qué es lo que yo iba a hacer para cambiar la situación. De

tal manera que llamé por teléfono al hermano Daniells mientras una de las reuniones anuales de la me-

sa directiva del CME estaba sesionando, y le pregunté si se me permitiría hablarle algunos minutos a

los delegados. Él concordó y me dio la oportunidad durante una reunión en la mañana, a las 10:00 hrs.

Al llegar a la hora marcada, yo entré en la reunión y me senté. Tan luego como él me vio, le dijo

al Comité que me había prometido que se me darían algunos minutos para presentarles una materia; y

sabiendo que yo había dejado mis pacientes y mi oficina para estar allí presente, él detuvo las demás

cosas para dejarme hablar.

Con una oración silenciosa para que el Espíritu Santo me dirigiese y me diese ánimo, fui hacia

adelante; y, dándome media vuelta, le dije al hermano Daniells lo siguiente:

Hermano Daniells, usted ha servido a la causa de Dios alrededor del mundo como un hombre es-

cogido para dirigir nuestro pueblo para darle el último mensaje al mundo. Todo el cuerpo de nuestro

pueblo reconoce que en 1901 Dios lo llamó para que fuese líder de esta denominación, la cual ha podi-

do ver su servicio tanto en Australia como en Estados Unidos. Su promoción en las misiones extranje-

ras ha permitido que nuestro pueblo entrara en muchos países. Queremos agradecerle por sus años de

devoción en esa fase de la obra.

De la misma manera, la profeta escogió a un hombre joven, temprano en su vida, y lo preparó pa-

ra el liderazgo en el campo médico-misionero, al hermano John A. Burden. Así como Dios lo escogió a

usted en su campo, Él llamó al hermano Burden para localizar, comprar, y colocar los fundamentos del

Colegio Médico Evangelista en Loma Linda.

Puedo ver que si ustedes dos consiguiesen trabajar juntos en armonía, la fuerza de esta combina-

ción sería irresistible, ya que aun cuando han estado trabajando en forma separada, ambos han dejado

sus marcas. Durante algún tiempo, muchos en nuestra denominación han sentido que, si ustedes consi-

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guiesen unir vuestras fuerzas, daríamos un paso tan grande, que podríamos terminar rápidamente la

obra y atravesar el Jordán. Si ustedes dos pudiesen trabajar juntos, cada uno ayudando al otro en un

gran movimiento hacia delante, incluyendo la reforma pro-salud (Daniells aun era un comilón de car-

ne), yo creo que le colocaríamos fuego a la imaginación de todo nuestro campo misionero y le daría-

mos a Dios la oportunidad que Él ha estado esperando para sacar a nuestro pueblo de este desierto de

pecado. Estoy seguro que el hermano Burden se uniría alegremente con usted en un plan así. Oro para

que esto pueda suceder‟.

Cuando terminé de hablar, vi que muchos hombres estaban secando sus lágrimas de sus ojos a lo

largo de toda la audiencia, y estábamos conscientes que el Espíritu Santo había llegado muy cerca. Uno

podía sentir que el aire estaba cargado con Su presencia, mientras yo añadía la última sentencia.

„Apelo a usted, hermano Daniells, para que sepulte su antagonismo y le extienda su mano al her-

mano Burden en una amorosa cooperación‟.

Mi corazón estaba demasiado lleno como para decir algo más. Agradeciéndole al Comité por

haberme escuchado, me volví para salir. Daniells me agradeció y me guió hasta la puerta (tal vez para

asegurarse que no hablaría con los delegados después de eso).

Que yo sepa, no hubo ningún cambio en su actitud; y también estoy seguro que el hermano Bur-

den se habría regocijado de poder trabajar en plena cooperación, si es que el hermano Daniells se

hubiese dispuesto a hacer eso. Pero eso no sucedió. El hermano Daniells era un hombre de fuertes sen-

timientos y que no cambiaba fácilmente de opinión. Su continuado uso de alimentos carnívoros no hizo

sino confundir más su juicio: „Comida y bebidas erradas producen pensamientos y actos errados‟.

(9T:160).

Años más tarde, cuando el hermano Burden miró hacia atrás para ver el camino que su escuela

estaba tomando, él recordó un detalle significativo. Durante varios meses después de su compra, él y el

hermano Owen mantuvieron en custodia el título de la escritura de la propiedad de Loma Linda, espe-

rando que pudiese ser devuelto a la Asociación. Pero cuando él le sugirió a Ellen White su deseo de de-

volverle nuevamente la propiedad a la Asociación, ella se lo objetó tres veces: ¡Aun no! ¡Aun no! ¡Aun

no! Los hermanos de la Asociación, aparentemente, no estaban suficientemente firmes en los planes del

Señor, como para que Loma Linda fuese confiada en sus manos. Pero poco tiempo después, sin haberse

deshecho del mensajero del Señor, Burden continuó adelante y le devolvió la propiedad a la Asocia-

ción.

Años más tarde, Burden me confesó que „ese fue uno de los errores más graves que cometí. Debí

haber escuchado los consejos de la hermana White, y no debí haber entregado la propiedad sin un per-

miso‟”. Dr. Owen S. Parrett, Memorias, Marzo de 1977.

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Hemos aprendido que, algunos años antes, se le había mostrado a la hermana White que habían

tiempos en que no era seguro confiarle instituciones ni proyectos misioneros a los cuidados de la igle-

sia.

“En la organización y dirección de la escuela Madison, no fue colocada bajo el control de la Aso-

ciación. Pero las razones por las cuales esta escuela no le perteneció ni fue controlada por la Asociación

no han sido correctamente considerados”. EGW, SpTB11:32.

En la providencia de Dios, un hombre o un pequeño grupo, que le suplican ayuda, tendrá que tra-

bajar entre grandes sacrificios y durezas para hacer una obra especial que deba ser hecha, donde la igle-

sia ve poco valor para hacerla (o que tal vez la esté haciendo). Si un proyecto así le es devuelto a la de-

nominación, los Comités a la distancia, ocupados con una gran variedad de responsabilidades, se pre-

ocuparán de tomar decisiones en proyectos mayores. Los ministerios independientes no están errados,

pero tienen que ser conducidos de acuerdo con el modelo, por hombres y mujeres dedicados a seguirlo.

El 16 de Julio de 1915, a la edad de 87 años, Ellen White pasó al descanso. Dentro de dos meses,

el hermano Burden fue transferido al Hospital Paradise Valley. Un poco antes de su muerte, ella le dijo.

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“Habiendo hablado con el hermano John Burden un poco antes de su muerte, él me dijo que, du-

rante su última visita a la hermana White, ella hizo la declaración de que Dios la estaba llevando al

descanso, para ahorrarle la dolorosa experiencia de ver su mensaje rechazado por la iglesia”. S. A. Na-

gel, Carta al Diario, Julio de 1961.

Como resultado del error de Daniells en el manejo de la crisis de Loma Linda y en otras partes,

en el verano de 1922 él fue expulsado de la presidencia de la Conferencia General.

Volveremos ahora a 1910, y continuaremos con la historia de cómo ocurrió el cambio.

Otros Eventos en 1910.-

La Reunión de Mayo de 1910.-

Los eventos de 1910 colocaron la base para lo que sucedió después. En Enero, la Asociación de

la Unión del Pacífico, al reunirse en su sesión bienal en Moain View, escuchó un apelo especial de los

líderes del CME pidiendo ayuda financiera adicional. La sesión fue más allá que eso, y votó una reco-

mendación pidiéndole a Loma Linda que ofreciera un curso completo, y que la mesa directiva sea

agrandada para que pudiese incluir una representación de la Conferencia General y de todas las Aso-

ciaciones de Estados Unidos, y que todas ellas ayudasen a la nueva escuela.

En Abril, el Consejo de Primavera votó aprobar esa recomendación y sugirió tres miembros de la

Conferencia General para que formasen parte de la mesa directiva, incluyendo a Daniells.

Estas decisiones cruciales colocaron el control del CME en las manos de los hombres que poco

sabían del modelo médico-misionero y que nunca lo habían visto en acción.

Un concilio representativo convocado en Loma Linda, del 6-10 de Mayo, promulgó varias medi-

das importantes.

El colegio y el hospital fueron colocados bajo una sola organización. Esta medida dejó a un lado

el plan de Ellen White para que quedasen separados, “unidos como iguales”, y que trabajasen muy jun-

tos. De ahí en adelante, el colegio fue considerado superior y el hospital fue considerado como una me-

ra extensión de éste. Nunca más pudo uno aprender del otro, juntos, para salir y hacer obra misionera.

A partir de ese instante, los estudiantes de medicina, emulando más y más a aquellos que estudiaban en

las universidades externas, estaban primero; y los pacientes eran algo con los cuales se trabajaba.

(En el año anterior, su nombre había sido cambiado de “El Colegio de Evangelistas” para “El Co-

legio de Médicos Evangelistas”).

El CME fue transformado en una institución de la Conferencia General; y una mesa directiva de

diez miembros fue escogida, la cual incluía los presidentes de la Conferencia General, la Asociación

de la Unión del Pacífico, y la Asociación de California del Sur. De ahí en adelante, Daniells podía in-

fluir pesadamente en las decisiones relacionadas con la escuela, de acuerdo a como él pensase.

El primer paso fue hacer con que el CME se pareciese a un hospital, autorizando US$ 25.000 pa-

ra la construcción de un pequeño hospital en el campus, para el cuidado de pacientes de cirugías y pa-

cientes críticos. En contraste, el modelo trataba de focalizar (no un paciente crítico en un modelo de en-

trada y salida de pacientes, sino) tratar a los pacientes con remedios naturales, cambiando su estilo de

vida y ganándolos para Cristo.

El Dr. Ruble fue colocado al mando, como presidente del colegio. Aun cuando era un hombre

sincero, él no entendió el modelo como lo habían hecho sus predecesores.

El asunto de pedir dinero prestado ya había comenzado. Aun cuando los líderes habían sido ante-

riormente advertidos a no meterse en ningún proyecto que envolviese a Loma Linda en pesadas deudas,

a menos que hubiesen entendido completamente cuánto estaba envuelto en eso, acabaron haciéndolo de

todas maneras.

“No me atrevo a aconsejarle que se meta en tan grandes planes como los que usted propone. Us-

ted tiene que hacer del Señor su sabiduría en estas materias. No creo que usted debiera planificar algo

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que envuelve una cantidad tan grande de medios, sin tener la certeza de que va a poder cumplir con sus

obligaciones. Yo le advertiría para que no se meta en grandes deudas”. EGW, Carta 82, 1908.

Revelaciones de las Cirugías.-

Como la mesa directiva (desde Mayo de 1910) había recientemente votado hacer caminar a Loma

Linda en un camino que haría con que las cirugías y el cuidado de los pacientes críticos fuesen cada

vez más importantes, aquí hay algunas declaraciones que deben ser consideradas.

Percy T. Magan, en 1915, fue escogido decano del colegio de Loma Linda y escribió esto en ese

mismo año:

“Los pacientes de cirugías no son la mejor clase de pacientes para enseñarles el mensaje. Ellos no

vienen a nosotros con ninguna idea en la cabeza como regla, de que se les hayan corregido sus hábitos

de vida. Ellos vienen para que se les ejecute un pequeño trabajo mecánico en sus cuerpos de tal manera

que puedan continuar en el mismo camino de antes, y no puedo ver ningún gran resultado donde la

Verdad debiera preocuparnos en estos “hospitales”, donde el trabajo de cirugías es la cosa principal. No

estoy despreciando la cirugía legítima, pero no creo que sea la cosa tan importante para la cual nuestros

hospitales hayan sido creados. Dios nos ha dado una obra especial en dietética y en vivir una vida física

justa de todas las maneras posibles en que esto pueda llevarnos a la excelencia y a salvar almas para la

verdad de Dios...

No creo que alguno de los hospitales de Dios que está siguiendo la luz del Señor vaya a ser so-

brepasado por ningún otro hospital quirúrgico del mundo. Nuestra misión está mucho más allá del po-

der de examinar”. Magan a W. C. White, 3 de Marzo de 1915.

Ellen White escribió esto:

“El estudio quirúrgico y otras ciencias médicas recibe mucha atención en el mundo, pero la ver-

dadera ciencia de la obra médica-misionera, llevada adelante tal como la llevó Cristo, es nueva y extra-

ña para las iglesias denominacionales y para el mundo. Pero encontrará su lugar adecuado cuando un

pueblo que ha tenido gran luz, los Adventistas del Séptimo Día, despierten a sus responsabilidades y

aprovechen sus oportunidades”. Evangelismo:518.

“Anoche me pareció estar en una sala de operaciones de un gran hospital, al cual estaban siendo

traídas personas, e instrumentos estaban siendo preparados para cortarles rápidamente sus extremida-

des. Entró uno que parecía tener autoridad, y le dijo al médico, „¿es necesario traer esta gente a esta sa-

la?‟. Mirando con lástima a los sufrientes, dijo, „nunca cortéis una extremidad antes de hacer todo lo

posible para restaurarla‟.

Examinando las extremidades que los médicos habían estado preparando para cortar, dijo, „estas

pueden ser salvadas. El primer trabajo es usar todos los medios disponibles para restaurar estas extre-

midades... Vuestras conclusiones han sido muy rápidas. Pongan estos pacientes en la mejor pieza del

hospital, y denles los mejores cuidados y tratamientos. Usen todos los medios en vuestro poder para

salvarlos de andar por la vida en una condición de lisiados, con su utilidad dañada para siempre‟”.

EGW, Profesionalismo vs Simplicidad, 20 de Octubre de 1902; El Permanente Don de Profecía:326-

327; Spalding y Magan:267 (para otra declaración, ver 8T:187).

Mientras Tanto en Madison.-

El 29 de Septiembre de 1910, el CME oficialmente abrió sus puertas como “escuela médica de-

nominacional”. Ahora era una institución controlada por la Conferencia General.

Solo 10 días antes, Percy Magan comenzó el curso médico en la Universidad de Tennessee.

Cuando él y Ed Sutherland hacían sus estudios mes tras mes, y a medida que iban llegando los infor-

mes de las dificultades que estaba enfrentando la escuela gemela de Loma Linda, Magan le dijo s Sut-

herland que si él estuviese allá, trabajaría tan duro como pudiese y haría cualquier cosa para que el

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CME fuese totalmente acreditado como Clase “A” para el entrenamiento de enfermeras y estudiantes

de medicina.

Él también compartió sus preocupaciones con su esposa, la Dra. Lillian, y con el Dr. Newton

Evans, siendo que ambos eran médicos del equipo de Madison. Percy Magan poco sabía del gran im-

pacto que alcanzarían esas palabras y del retroceso que él mismo experimentaría en la década de 1930.

En realidad era extraño que este fuerte irlandés tomase esa posición. A través de los años, él y

Sutherland recibieron diversas cartas de Ellen White. Ellos estaban muy bien familiarizados con todos

los aspectos del modelo educacional. Pero aquí hubo una omisión en su entendimiento del modelo.

Ambos reconocieron que la escuela de entrenamiento y los tratamientos médicos tenían que ser radi-

calmente diferentes que aquellos del mundo; pero ninguno de los dos tenía un entendimiento claro del

hecho que la escuela de entrenamiento de enfermeras y de médicos no debía buscar obtener una imagen

de aquello que las universidades del mundo ofrecían.

En sus muchos contactos con Daniells, Magan lo había encontrado frecuentemente promoviendo

objetivos del mundo.

Esto incluía resistencia al vegetarianismo y al urgente llamado de Ellen White para que sacasen

las oficinas de la iglesia y las instituciones fuera de las ciudades. A través de una amarga experiencia,

Magan sabía muy bien que Daniells estaba determinado a traer bajo el control de la iglesia a todos los

movimientos independientes.

Y sin embargo, Magan llegó a trabajar lado a lado con Daniells en su pasión por acreditar com-

pletamente Loma Linda. Los dos hombres irían eventualmente a trabajar juntos para conseguir ese ob-

jetivo.

Una Decisión Para Ser la Cola.-

Ahora que el hermano Daniells estaba en el control, el cambio podría comenzar a ser llevado a

cabo. Pero no ocurriría sin encontrar muchas dificultades y recibiendo muchos reveses. Repetidamente

quedó obvio que este paso nunca debió haber sido dado por la organización. Esta realización creció en

una gigantesca ola a medida que los años 10 iban siendo cambiado por los años 20, y después por los

años 30. Toda la denominación fue irrevocablemente afectada por decisiones hechas primeramente en

1910.

Aun cuando la mayoría pudo tener las mejores intenciones, nuestros líderes decidieron empujar

decididamente hacia el camino de la aprobación total de la AMA para Loma Linda. Al tomar esta deci-

sión, no solo violaron clara y repetidamente los consejos del Espíritu de Profecía para que no diesen ese

paso, sino que también violaron un principio financiero básico.

“Debe manifestarse un gran cuidado en el establecimiento de hospitales; porque esta es una obra

importante. Aquellos que tienen la responsabilidad de la obra deben aconsejarse con hermanos expe-

rientes en relación a los mejores planos a ser seguidos. Ellos debieran llevar en cuenta los costos de ca-

da paso dado. No debieran entrar en el trabajo sin saber cuánto dinero poseen para invertir”. Ministerio

Médico:153.

En su esfuerzo para agradar a la AMA, dentro de cuatro años, habían hecho con que el CME tu-

viese una deuda superior a los US$ 400.000 (Merlin Neff, Para Dios y Para el CME:175). Y sin embar-

go, esa deuda, contraída en 1914, era apenas el comienzo de la gran montaña de gastos y deudas que

aun vendría.

Debido a la decisión de obtener la acreditación, Loma Linda no era más independiente. “Agre-

guen estos cursos, saquen aquellos cursos, estos son los textos que tienen que ser usados, coloque todo

esto en su librería, instale este equipo, remodele los edificios, aumente el número de camas, y más

médicos y enfermeras”. Así fue aumentando y aumentando; cada vez fueron hechos más requerimien-

tos y gastos. A este escritor se le dijo en la década de 1960 que, en aquel tiempo, nuestros hospitales

tenían que tener “salas para fumantes” para las visitas. ¿Qué otros requerimientos fueron hechos? Sa-

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bemos que la Universidad de Loma Linda, hoy, posee por lo menos un sacerdote católico romano a

tiempo integral y con salario integral, en su equipo. Cuando comenzamos a afiliarnos con el mundo, no

existe un punto donde podamos detenernos.

“Tendrá que haber una segunda conversión en los corazones de algunas fraternidades médicas, y

un corte de los hombres que están tratando de guiar el barco médico hacia el puerto, porque sino, ni

ellos mismos llegarán al puerto del descanso. Cristo dice, salid de en medio de ellos, y separaos... Toda

esta educación superior que está siendo planeada (por „algunos de nuestros líderes médicos‟ en Battle

Creek para entrenar a los médicos regulares de la AMA) será extinguida; porque es espuria. Mientras

menos conexión posean con los hombres a los cuales Dios no está guiando, más será obtenido”. EGW,

Serie B, Nº 7, pág. 63.

La Visita de Colwell en 1912.-

Ya en 1910, Loma Linda comenzó a aumentar sus instalaciones para ser más parecida a las otras

escuelas médicas. No fue sino hasta 1912 que el CME comenzó seriamente a buscar la acreditación.

Un año antes, en el otoño de 1911, el Dr. Nathan P. Colwell, un inspector de los Colegios Médi-

cos de la Asociación Médica Americana, visitó Loma Linda para ver qué estaba sucediendo ahí.

No había sido hecho ningún pedido de acreditación, y Colwell no había venido a pedirla. Él ape-

nas quería ver cómo era ese lugar.

Pero, cuando estuvo ahí, después que se le mostró el lugar, el hermano Burden lo convidó a su

oficina y los dos se sentaron y tuvieron una conversa. El Dr. Ruble, presidente del CME, lo describió

después así:

“Este caballero, cuyos negocios es el de inspeccionar y examinar los requerimientos de entrada,

curriculum, equipos, facultad, y la librería de las escuelas médicas y ofrecer recomendaciones a la aso-

ciación en relación a su aceptación como escuela médica acreditada, nos visitó hace un mes atrás e hizo

un completo examen del trabajo que estamos haciendo. La primera pregunta que hizo fue, „¿Por qué

están comenzando con una nueva escuela cuando ya hay 150 escuelas médicas en los Estados Uni-

dos?‟.

A esto, la respuesta fue la siguiente: Nuestro objetivo al establecer una nueva escuela médica es:

1.- Preparar médicos-misioneros para que vayan a los campos lejanos a predicar el evangelio.

2.- Proveer una escuela donde podamos educar a nuestros propios jóvenes Adventistas del Sépti-

mo Día para nuestra obra.

3.- Para darle a los jóvenes un entrenamiento en las líneas especiales de tratamiento que nosotros

queremos en nuestras instituciones denominacionales que están dispersas a través de todo el mundo.

Para tener alrededor de nuestros estudiantes una influencia tendiente a mantenerlos leales a su determi-

nación para prepararse a sí mismos en la obra médica. Para proveer un colegio médico de primera clase

donde nuestros jóvenes puedan obtener una educación médica sin ser obligados a violar sus conscien-

cias envolviéndose en trabajos durante el séptimo día de la semana.

La respuesta de Colwell fue que él simpatizaba mucho con tal movimiento y que veía la necesi-

dad de tal escuela”. W. A. Ruble, el Médico Evangelista, Enero de 1912, pág. 17-18.

Varios años más tarde, el hermano Burden recordó más de esa conversación:

“Después de examinar los trabajos de la escuela y conferir con los médicos lo relacionado con

sus planes y propósitos, él (Colwell) inmediatamente se metió en el soporte financiero, lo cual parecía

ser lo más prominente en su mente. Los médicos le trajeron a mi oficina y lo dejaron conmigo. Su pri-

mera pregunta fue, „¿Cuál es el soporte financiero de esta escuela?‟. Yo le respondí que eran 110.000

personas consagradas, que hacían con que ocurriesen todos los déficits en cualquier parte de nuestra

misión u obra educacional, y que también proveían los medios para nuestros edificios e instalaciones a

través de suscripciones populares, legados, y donaciones. Le di una idea del presupuesto financiero

anual de la denominación para su obra mundial, lo cual le pareció sorprendente...

Page 56: La historia de loma linda, vance ferrell

Pág. 56

Yo le dije, „Doctor, antes de continuar en la parte financiera de la materia, me gustaría mostrarle

todo nuestro programa misionero. Somos una organización mundial. Dondequiera que vamos llevamos

a cabo nuestro plan evangelizador bajo una triple base. La espiritual, la mental y la física. Las doctrinas

bíblicas forman la base del desarrollo espiritual. La educación cristiana forma la base del desarrollo

mental y de la restauración; pero lo más importante es el cuidado del cuerpo, el cual es alimentado por

nuestro departamento médico. Todos nuestros misioneros tienen que tener esta triple base para poder ir

a los campos extranjeros, y aquellos que se quedan aquí en casa, también necesitan la misma prepara-

ción.

¿Me diría usted, Doctor, a qué colegio podríamos enviar a nuestros jóvenes para equiparlos para

esta obra misionera mundial con esta triple preparación?‟.

Él me respondió que no existía una escuela así. Entonces le dije, „Propondría usted la destrucción

de esta pequeña escuela médica que nosotros estamos queriendo desarrollar, que de ninguna manera

está compitiendo con vuestros colegios médicos, sino que es nuestro único medio de suplir nuestro

programa misionero con misioneros consagrados para llevar adelante nuestra obra?‟.

Su respuesta fue indirecta. Él me dijo, „Sr. Burden, cuando yo hice mis estudios médicos, lo hice

para ser un médico misionero‟.

Y yo le pregunté, „¿Fue usted al campo misionero?‟

„No‟, dijo, „el médico me apresó y la misión se perdió‟.

Yo le respondí, „exactamente, y es así que fallamos a menos que podamos desarrollar una escuela

como esta, de tal manera que podamos impartirle a nuestros estudiantes la inspiración médico-

misionera y también la preparación científica‟.

A partir de aquel día el Dr. Colwell se volvió un amigo del CME, con todo el estigma de su nom-

bre. Él entendió sus propósitos, apreció su objetivo, e hizo todo lo que pudo, año tras año, para darle

una buena clasificación. Muchas veces, aparentemente para sus amigos, él estiraba un punto para elevar

el grado del CME desde un grado C hasta un grado A en un corto periodo de tiempo, cuyo nombre,

aparentemente algunos de los estudiantes querían cambiar”. John Burden, carta al Dr. E. H. Risley, 3 de

Junio de 1929.

Antes de partir aquella tarde, el Dr. Colwell le dijo a nuestros líderes en Loma Linda que, tenien-

do en vista el tipo de trabajo que estaban haciendo, preparando médicos-misioneros, ¡no necesitaban la

aprobación de la AMA! No se necesitaba una acreditación. Colwell reconoció algo que nuestros líderes

últimamente han olvidado. Si ellos estaban preparando misioneros para trabajar en el extranjero, ¡no

necesitaban la acreditación!

Cuando el hermano Burden le preguntó al hermano Colwell si él “proponía destruir este pequeño

colegio que nosotros estamos tratando de desarrollar”, él aprendió que el Dr. Nathan Colwell había

hecho apenas una visita informal, “sin la intención de clasificar la escuela” (Dr. W. F. Norwood, La Vi-

sión Ensanchada:193). Colwell no adoptó al CME como una escuela tipo C de la AMA. Él estaba cu-

rioso en cuanto a lo que estaba sucediendo ahí.

Fue apenas a causa de que nuestros líderes posteriormente suplicaron para ser admitidos, que

Colwell eventualmente le dio a Loma Linda la clase “C” a fines de 1912.

Eventos en 1912.-

El Requerimiento Inicial de Acreditación en 1912.-

Loma Linda no necesitaba de una acreditación, y no debió haberla solicitado. Aquí está la historia

de cómo sucedió.

Wilbur D. Salisbury, gerente financiero de Loma Linda, fue a Chicago en 1912 y le dijo al Dr.

Colwell que el CME estaba trabajando duro, tratando de obtener una aprobación de la AMA. Colwell

estaba asombrado, porque él había quedado impresionado con su conversación en 1911 con el hermano

Page 57: La historia de loma linda, vance ferrell

Pág. 57

Burden y reconoció que ellos no necesitaban esa acreditación, para poder hacer el trabajo que Dios les

había dado. Norwood lo dijo muy bien:

Algunos meses después, de vuelta a su oficina en Chicago, el Dr. Colwell hizo un memo a mano

con un lápiz, diciendo que un hombre llamado Salisbury (probablemente Wilbur D. Salisbury, gerente

financiero del Hospital de Loma Linda en 1912) había llamado a la oficina de Colwell y le había in-

formado que el colegio estaba continuando con los planes para tener una escuela acreditada (aprobada).

Después de la entrevista, Colwell añadió aquella nota lacónica, „ellos se han ido y han hecho lo

que les dije que no hicieran‟”. Dr. W. Frederick Norwood, La Visión Ensanchada:193.

Recolecciones por Freeda Rubenstein.-

La siguiente historia de Freeda Rubenstein es significativa:

“Puede ser que algunos se sorprendan al saber cómo nuestra obra médica se envolvió con la

AMA y con la Asociación Americana de Colegios Médicos. Hubieron algunos incidentes que estuvie-

ron relacionados conmigo a través de una sobrina del hermano John Burden, fundador de Loma Linda.

En aquel tiempo, yo era una convidada en el hogar del hermano y de la hermana Lowell Weeks, ahora

ya fallecidos. La hermana Weeks estuvo en la primera clase graduada de Loma Linda, y era una exper-

ta en masaje e hidroterapia. Como yo estaba enferma en aquel tiempo, yo aprecié las habilidades de la

hermana Weeks en esta área, y a menudo le pregunté a respecto de su entrenamiento en Loma Linda.

Como el hermano Burden era su tío, ella a menudo contaba incidentes interesantes en sus días pioneros.

Una vez le pregunté a la hermana Weeks cómo nuestra obra médica se vio envuelta con la AMA,

la cual es una organización secular. Ella entonces me relató los siguientes incidentes.

Alrededor de la mesa familiar, a la cual la hermana Weeks estaba sentada con su tío Burden, la

historia de los primeros pasos de la colaboración de los ASD con la AMA fue contada así...

Cuando, en diversas ocasiones, los líderes de la iglesia fueron donde la hermana White en busca

de consejo, ella objetó. Cuando los líderes de la AMA persistieron con sus requerimientos, los herma-

nos volvieron nuevamente donde la hermana White en busca de consejo. Ella advirtió a los Adventistas

que si nos uníamos a ellos, estaríamos formando una confederación con ellos y que no debíamos, de

ninguna manera, unirnos con una confederación del mundo.

Eventualmente, los hermanos volvieron una vez más donde la hermana White en busca de conse-

jo; y, después de escucharlos en lo que tenían que decir, ella se levantó, lentamente se retiró de su pre-

sencia, se fue a su pieza y cerró la puerta tras de sí.

El hermano Burden dijo que algunas veces, después de algunas de estas reuniones, algunos líde-

res de la iglesia decidieron conformarse completamente a los requerimientos de la AMA, para así obte-

ner su reconocimiento”. Freeda Rubenstein, declaración fechada en Septiembre de 1973; citada en Da-

vid Lee, Primeras Historias del Colegio de Médicos Evangelistas:135-136.

Se les dio tanta luz al comienzo a nuestros líderes, y sin embargo aquí estaban queriendo aun más

luz.

Por Qué Cesó la Entrega de Luz.-

Uno puede sorprenderse por qué Ellen White no frenó a nuestros líderes para que no den ese te-

rrible paso. Ella los había instruido repetidamente y los había advertido en años anteriores, pero sin éxi-

to. En 1912, ella estaba muy delicada de salud y estaba trabajando en sus últimos libros.

Pero aun había otra razón:

“Aquí estáis llorando delante de Dios, en la angustia de vuestras almas, por más luz. Estoy auto-

rizada por Dios para decirles que ningún otro rayo de luz brillará sobre vuestros caminos de los Testi-

monies, hasta que hagáis un uso práctico de la luz ya dada.

Page 58: La historia de loma linda, vance ferrell

Pág. 58

El Señor os ha llenado de luz; pero ustedes no la han apreciado; ustedes la han pisoteado. Mien-

tras algunos han despreciado la luz, otros la han negligenciado, o han seguido indiferentemente. Unos

pocos han colocado su corazón para obedecer la luz que Dios se ha agradado en darles”. 2T:606.

Aun cuando fue escrito décadas antes, la siguiente declaración suena como una profecía de lo que

ocurrió en Loma Linda:

“Algunos que han recibido advertencias especiales a través de los testimonios, se han olvidado en

algunas semanas de la reprobación dada. Para algunos los testimonios han sido repetidos diversas ve-

ces, pero no han pensado que sean de suficiente importancia como para ser cuidadosamente atendidos.

Han sido para ellos como historias sueltas. Si ellos hubiesen aceptado la luz dada, habrían evitado

pérdidas y pruebas que después piensan que son severas y duras. Tienen que censurarse solo a ellos

mismos. Han colocado sobre sus propios cuellos un yugo que encuentran penoso de llevar. No es el

yugo que Cristo les ha colocado. El cuidado y el amor de Dios fue ejercitado a favor de ellos; pero su

egoísmo, maldad, y sus almas incrédulas no fueron capaces de discernir Su bondad y misericordia.

Ellos corren en su propia sabiduría, hasta que abrumados con pruebas y confundidos con la perplejidad,

son entrampados por Satanás. Cuando usted reúna (acepte) los rayos de luz que Dios ha dado en el pa-

sado, entonces Él le dará más luz”. 2T:606-607.

“Dios me ha revelado que estamos en positivo peligro de traer a nuestra obra educacional las cos-

tumbres y modas que prevalecen en las escuelas del mundo. Si los profesores no son resguardados,

ellos colocarán sobre los cuellos de sus estudiantes yugos mundanos en vez del yugo de Cristo. El plan

de las escuelas que debemos establecer en estos últimos años del mensaje, es de un orden completa-

mente diferente de aquellas que ya hemos instituido”. EGW, Consejos a los Profesores:532. (escrito en

1908).

“Si queréis hacer la obra por vosotros mismos, que sabéis que tenéis que hacer, entonces Dios os

ayudará cuando necesitéis ayuda. Habéis dejado sin hacer las cosas que Dios os ha dejado para hacer.

Si hubieseis seguido la luz que Él os ha dado, entonces Él os daría más luz para que brille sobre voso-

tros; pero mientras negligenciais los consejos, advertencias y reproches que se os han dado, ¿cómo

podéis esperar que Dios os de más luz y bendiciones para que la negligencieis y despreciéis? Dios no es

como el hombre; con Él no se bromea”. 2T:604-605.

Eventos en 1913.-

Buscando la Aprobación Tipo “C”.-

Fue solo debido a que nuestros líderes solicitaron después la admisión, que Colwell le daría even-

tualmente a Loma Linda la aprobación tipo “C”. Pero no obtendrían ni siquiera esa aprobación durante

los dos próximos años.

No hay ningún registro histórico de ninguna especie que compruebe que las agencias acreditado-

ras quisiesen acreditar nuestras instituciones. Nosotros fuimos los que presionamos y presionamos para

que se nos abrieran las puertas, y ellos continuaron elevando sus normas (como lo hacen siempre) para

volverlas a cerrar. Esa es la razón por la cual existen las agencias acreditadoras: para colocar requeri-

mientos que limiten las instituciones que gradúan. Como resultado, existe un número reducido de cen-

tros de entrenamiento, de tal manera que todos pueden cobrar matriculas más altas y pagarle salarios

más altos a sus administradores y profesores. Debido a que existe un reducido número de graduados,

aquellos que se gradúan pueden cobrar más por sus servicios, debido a que poseen un grado.

Cristo dijo cuál era Su camino: “De gracia habéis recibido, de gracia dad” (Mat. 10:8). El camino

del mundo es totalmente diferente: Consigan la mayor cantidad de dinero del cliente y del empleador.

Para hacer esto, el mundo educacional usa agencias acreditadoras y grados, mientras que los obreros

usan asociaciones profesionales y uniones a través de sindicatos.

Page 59: La historia de loma linda, vance ferrell

Pág. 59

Al aceptar esa baja aprobación (tipo “C”), estábamos admitiendo públicamente nuestra falta de

confianza en el programa médico-misionero superior que Dios ya le había dado a nuestro pueblo.

“Puede hacerse la pregunta: ¿No debemos tener ninguna unión con el mundo? La Palabra del Se-

ñor debe ser nuestro guía. Cualquier conexión con los infieles y los incrédulos que nos identifiquen con

ellos, está prohibida por la Palabra. Debemos salir de ellos y separarnos. En ningún caso debemos unir-

nos con ellos en sus planes o trabajo. Pero no debemos vivir vidas recluidas. Debemos hacer todo el

bien que podamos hacer”. Fundamentos de la Educación Cristiana:482.

Daniells Reconoce su Error.-

En Octubre de 1913, mientras buscaban la aprobación tipo “C” de la AMA, el hermano Daniells

admitió abiertamente que habían cometido un terrible error. Aquí están las minutas oficiales de la reu-

nión de la mesa directiva.

“El hermano Daniells dice que posiblemente... hemos cometido un error al continuar adelante en

el establecimiento de una escuela médica totalmente aprobada (aprobada regularmente por la AMA),

cuando estábamos conduciendo con éxito una escuela médica-misionera... (Él continuó diciendo) „Es-

tamos en una situación de la cual tenemos que salir, pero debemos salir bien‟”. Minutas de la Mesa Di-

rectiva del CME, 22 de Octubre de 1913, página 682.

La única manera de salir era terminando la persecución de la acreditación de la AMA. Como us-

ted ya habrá descubierto, toda la situación es comparable a la de un hombre que deja caer semillas al

suelo, guiando gradualmente a una paloma hacia la trampa. Daniells no pudo “salir” al continuar

haciendo lo que la AMA le decía que hiciese.

La AMA patrocinaba un programa de entrenamiento que adoctrinaba a los estudiantes para que

les diesen drogas venenosas a los pacientes, como remedio para sus muchas enfermedades. Pero usar

remedios venenosos está errado, y no debiéramos copiar eso.

“Ninguna de las escuelas de medicina tan elogiadas en el mundo es aprobada en las cortes celes-

tiales, ni llevan el sobrescrito ni el endoso del cielo...

He hablado claramente en relación a vuestros sentimientos en relación a los métodos de práctica.

El uso de drogas ha resultado en mucho más daño que bien, y nuestros médicos, que dicen creer en la

verdad, no debieran usarlas en la medicina, sino que debieran practicar fielmente las líneas de la higie-

ne, usando remedios naturales, con los cuales obtendrían mucho más éxito con sus esfuerzos...

Hermanos de la profesión médica, os suplico para que piensen francamente y dejen a un lado las

niñerías. El Señor no se agrada con vuestra actitud hacia aquellos que se han graduado en lo que uste-

des llaman de „escuelas inferiores‟. Él no aprueba el espíritu con el cual estáis actuando. Dios nos juz-

gará por lo que debiéramos haber sido, por lo que debiéramos haber hecho, si hubiésemos sido hijos

obedientes. No podemos escapar a las consecuencias o a nuestras omisiones y errores, aun cuando no

podamos verlos ni estimar sus resultados”. EGW, citado en la compilación de J. H. N. Tindall del Espí-

ritu de Profecía, Nuestra Enseñanza Médica y el Uso de Drogas:54-55.

Debiera ser mencionado aquí que antes habían sido colocados en movimiento algunos movimien-

tos en el mundo, los cuales nos forzarían o a pelear por nuestro camino, para que sean reconocidas las

bases de nuestro método superior y único de tratamiento (así como los quiroprácticos y osteópatas lo

estaban haciendo), o someternos totalmente a los requerimientos de acreditación de la AMA

“En 1908, el Dr. Abraham Flexner fue solicitado por la medicina organizada y la Fundación Car-

negie de Enseñanza Avanzada, para conducir una investigación de la educación médica Americana. Él

aceptó la designación y visitó más de 150 instituciones. Su informe llamó la atención de la opinión

pública acerca de las trágicas deficiencias de la mayoría de las escuelas. Como resultado de su investi-

gación, las peores fueron cerradas y fue elaborado un programa constructivo de mejoramiento en aque-

llas que sobrevivieron”. Merlin Neff, Por Dios y por el CME:163.

Page 60: La historia de loma linda, vance ferrell

Pág. 60

La solución era suficientemente simple: o se seguía buscando el reconocimiento estatal, como lo

habían hecho los quiroprácticos y osteópatas, o se buscaba aquello que Ellen White ya nos había dicho.

Preparar médicos-misioneros en Loma Linda, los cuales podrían también ser misioneros en campos le-

janos.

¿Estáis al tanto de que la situación, aun hoy, no ha cambiado en las naciones del Tercer Mundo?

Sin un grado, y aun sin una enseñanza formal, de ninguna especie, usted puede a cualquier nación del

Tercer Mundo, y puede tratar a los enfermos. Y el gobierno no apenas lo tolerará, sino que le dará la

bienvenida a sus esfuerzos. Porque para la gran mayoría de las enfermedades, nuestro sistema es muy

superior a aquel ofrecido por el mundo. En vez de debilitar el cuerpo con remedios venenosos, nosotros

lo fortalecemos a través del uso de remedios naturales. Y al enfermo le mostramos a Cristo, para la cura

del alma.

La Crisis de 1913.-

Los esfuerzos que se estaban haciendo para aprobar la escuela a los requisitos del mundo, parecía

un esfuerzo para tratar de llenar con dinero un hueco sin fondo.

En 1913, ya se había gastado una gran cantidad, sin ni siquiera haber obtenido la más baja de las

aprobaciones con ello. Al año siguiente, de acuerdo con Neff, se habrían gastado más de US$ 400.000

(Por Dios y por el CME:175). Pero el fin aun estaba lejos.

“La carga financiera continuó presionando pesadamente y muchos dudaron de aquellos que ten-

ían que tomar importantes decisiones. A lo largo de 1913, cuando la mesa administrativa de los fidei-

comisarios enfrentaron la realidad otra necesidad de agrandar la facultad más la adición de caros edifi-

cios y equipos (para poder satisfacer los requerimientos), finalmente vieron que habían llegado a una

crisis.

Una mirada a las minutas de la reunión de los fideicomisarios del Colegio de Médicos Evangelis-

tas, efectuada en Takoma Park, Washington, D. C., en Octubre de 1913, juntamente con Concilio de

Otoño del Comité de la Conferencia General, revela un sentimiento de verdadero desmayo ante la in-

terminable corriente de dinero necesaria para el programa de construcción de edificios. Se habían en-

frentado innumerables emergencias pidiendo más dinero prestado, y el endeudamiento de la institución

había ido aumentando año tras año.

Además, el aumento de los requerimientos por parte de la AMA estaban trayendo un aumento de

las perplejidades”. D. E. Robinson, Historia de Nuestro Mensaje de Salud:392.

“Algunos estaban nuevamente cuestionando seriamente el „propósito de dar un curso completo

para los médicos‟... „Tal vez‟, dijo otro, „cometimos un error al continuar avanzando para establecer

una escuela médica completa, ya que estábamos conduciendo con éxito una escuela médico-

misionera‟”. Ídem.

La fuente primaria de las declaraciones anteriores son las Minutas de la Mesa Directiva de los Fi-

deicomisarios del CME, del 21-27 de Octubre de 1913. De acuerdo con esas minutas, todo el proyecto

quedó en espera por algunos días; y los líderes de la iglesia casi decidieron dejar de obtener el recono-

cimiento y volver al entrenamiento de médicos-misioneros. Oh, ¡cuán diferente habría sido el futuro de

la “educación superior” adventista, si hubiesen tomado esa decisión!

1914 y 1915.-

Una Profunda Aprensión en 1914.-

Cuando fue convocada la reunión constitutiva del CME en Marzo de 1914, rápidamente se trans-

formó en un “análisis general de los problemas del CME”.

Page 61: La historia de loma linda, vance ferrell

Pág. 61

“J. A. Burden enfatizó la necesidad de seguir los planes dados por el Señor, que era el mérito y

no el reconocimiento lo que contaba. Tenemos una obra que hacer y no necesitamos preguntarle al

mundo para que nos den su aprobación”. Minutas de la Reunión Constitutiva del CME, 25 de Marzo de

1914.

“S. E. Wright... (dijo) que si la escuela era dedicada al curso médico evangelístico, mucho más

sería obtenido”. Ídem.

“B. G. Wilkinson dijo que él estaba en problemas con el asunto de las normas. ¿Estamos luchan-

do para alcanzar las normas del mundo o no lo estamos?”. Ídem.

Este fue el Benjamin G. Wilkinson (1872-1968), que más tarde escribió Verdad Triunfante y

Nuestra Biblia Autorizada Vindicada.

“R. S. Owen nos recuerda que primero tendríamos que buscar el reconocimiento de Dios. Que

mientras entrenamos algunos para que hagan el trabajo de un médico, un número mayor podría ser en-

trenado como médicos-evangelistas”. Ídem.

“W. A. Spicer sentía que teníamos que escoger entre dos caminos, o equipar la escuela para que

alcanzara la norma del mundo o dejar de buscar su reconocimiento”. Ídem.

“C. W. Flaiz pensaba que en vista de la cercanía del fin de la historia de este mundo, necesitábamos

hombres que saliesen rápidamente al campo misionero y que le enseñasen a los hombres el conoci-

miento de la verdad. Él habló a respecto de los fondos limitados, y que los obreros no debían ser envia-

dos como en tiempos anteriores... (debido a la inmensa suma de dinero anual que había que enviar

hacia el CME)”. Ídem.

Flaiz había tocado en un problema especial: ¡En aquel tiempo, US$ 10.000 de los fondos genera-

les de la iglesia, reunidos de los campos misioneros, eran enviados anualmente a Loma Linda! ¡Esos

US$ 10.000 (una inmensa cantidad de dinero para aquellos tiempos) estaban siendo desviados hacia el

CME en vez de ser usados para enviarlo al extranjero para ayudar los campos misioneros!

¡Qué hemos llegado a hacer! Treinta y dos años antes, se le había dicho a la iglesia:

“Si sus hombres responsables buscan alcanzar las normas del mundo, si copian los planes y

métodos de otros colegios, el ceño de Dios estará sobre nuestra escuela.

Nuestro colegio (en Battle Creek) está hoy en una posición que Dios no aprueba. Se me han mos-

trado los peligros que amenazan esta institución... Ha llegado el tiempo de que hable decididamente. El

propósito de Dios en el establecimiento de nuestro colegio ha sido claramente declarado. Existe una ur-

gente demanda de obreros en el campo evangélico. Los jóvenes que decidieron entrar en el ministerio

no pueden gastar varios años para obtener una educación. Los profesores debieran ser capaces de com-

prender la situación y adaptar su instrucción a la necesidad de esta clase. Se les debiera haber dado ven-

tajas especiales, para que tuviesen un estudio corto pero comprensivo de los ramos más necesarios para

capacitarlos para su obra. Pero se me ha mostrado que esto no ha sido hecho”. 5T:27 (1882).

Cuando, en 1905, Kellogg determinó quedarse con el Colegio Médico Misionero Americano en

Battle Creek, aprobado por la AMA, ella escribió:

“La así llamada “educación superior” de hoy en día es un engaño... Toda esta educación superior

que está siendo planeada será extinguida; porque es espuria. Mientras más simple sea la educación de

nuestros obreros, menos conexión tendrán ellos con los hombres a quienes Dios no está guiando, y más

será obtenido.

La obra será (entonces) hecha en la simplicidad de la verdadera piedad, y los tiempos antiguos

volverán cuando, bajo la guía del Espíritu Santo, miles se convertirán en un día. Cuando la verdad en

su simplicidad sea vivida en todas partes, entonces Dios obrará a través de Sus ángeles así como obró

en el día de Pentecostés”. EGW, 4 de Diciembre de 1905; Serie B, Nº 7, página 63; citado en el Lake

Union Herald, 26 de Enero de 1910.

Tal como hemos observado, la reunión de la mesa directiva de Marzo de 1914, fue una reunión

crucial. Los presentes llegaron muy cerca de tomar la decisión correcta.

Page 62: La historia de loma linda, vance ferrell

Pág. 62

“El desánimo veló a la escuela médica en 1914. Algunos de los médicos líderes tenían graves du-

das de que la institución pudiese sobrevivir cuando la mesa directiva se reunió, porque algunos de los

miembros „tenían sangre en sus ojos y un ronquido en su voz en relación a la empresa de Loma Lin-

da‟”. Neff, Por Dios y por el CME:166.

Pero, en la tarde del último día de la sesión, fue dudosamente votado mantener la acreditación du-

rante dos años más.

Otro evento importante ocurrió en aquel año: En Agosto, el Dr. Ruble renunció a la presidencia

del CME y a sus grandes presiones. Le fue hecho un urgente llamado al Dr. Newton G. Evans, del

equipo del Colegio Madison y de la Universidad de Tennessee, para que ocupara esa vacante.

Cuando Evans llegó y vio la terrible crisis que se venía encima, él se acordó de un amigo que ten-

ía en Tennessee, el “irlandés luchador”, Percy Magan, el cual siempre estaba dispuesto a llevar adelante

cualquier proyecto a buen término.

Aquel verano, el hermano E. E. Andross, presidente del a mesa directiva del CME, y el Dr. Evans

llegaron a Nashville para hablar con él para que fuese a Loma Linda. Pero Magan los rechazó. Él dudó

en ir al CME, porque sabía que los hombres allá no compartían sus preocupaciones por la verdadera

educación y por la obra médica de sostén propio (Neff, Para Dios y para el CME:172).

Es Otorgada la Aprobación Tipo “C”.-

Hubo pocos gritos de victoria cuando, en Febrero de 1915, los líderes de la iglesia aprendieron

que el Concilio de Educación de la AMA había garantizado la aprobación tipo “C” para el CME. Los

nuevos líderes, en Chicago, tenían muchos más requerimientos para que ellos los alcanzaran. Las am-

biciones mundanas pueden ser muy exigentes. (extrañamente suficiente, ya que Neff dice que fue ga-

rantizado en 1908 (pág. 164), y otros historiadores de la iglesia dicen que fue en 1913).

La Crisis de 1915 Sobre Los Angeles.-

Ya en 1912, el presidente Ruble había estado urgiendo a la mesa directiva un dispensario en Los

Angeles, para proveer oportunidades adicionales para los estudiantes. Una pequeña instalación fue

abierta el 29 de Septiembre de 1913, en aquella ciudad.

Pero, en 1915, las presiones de la AMA se habían hecho tan intensas que pidió que, a menos que

la iglesia pagase la construcción de un hospital completo en Los Angeles, probablemente nunca ob-

tendría el status de aprobación completa. Hasta ahí, más de medio millón de dólares se habían gastado

en requerimientos de acreditación, y ahora más aun era requerido. Ellos descubrieron que tendrían que

gastar US$ 60.000 solo para poder comenzar.

“Esto requería una inversión inicial de más de US$ 60.000. Algunos dijeron que primero tenía

que saldarse la deuda ya existente, pero se dijo que la permanencia de los graduados sería colocada en

peligro si hubiese un atraso”. Robinson, Historia del Mensaje de Salud:394.

Debemos tener en cuenta que, algunos años antes, Ellen White declaró positivamente que no deb-

íamos construir ningún hospital en Los Angeles (7T:85). Todas nuestras instalaciones médicas, con ex-

cepción de las pequeñas salas de tratamientos, tenían que estar localizadas fuera de las ciudades, en

áreas rurales. (Para mayores informaciones sobre esto, vea el libro de este mismo autor, El Manual

Médico Misionero, el cual presenta el modelo sobre esta y otras materias).

Cuando le preguntaron, Ellen White había dicho antes, que Loma Linda debía llevar adelante su

obra misionera en Redlands, Los Angeles, y más allá. Ella nunca dijo que debíamos construir un gran

hospital clínico allí.

Esto es lo que ella había dicho, diez años antes, acerca de los planes para un pequeño hospital en

Hill Street, en la ciudad:

Page 63: La historia de loma linda, vance ferrell

Pág. 63

“El Señor no ha guiado en ningún tiempo hacia grandes planos para construir edificios en Los

Angeles. Él nos ha dado luz en relación a cómo tenemos que movernos, y sin embargo han sido hechos

movimientos que son contrarios a la luz y a la instrucción dada.

El plan completo en relación a la compra de la propiedad de Hill Street no fue colocado delante

de mi hasta mi última visita a Los Angeles. Entonces fui tomada para ver esa propiedad, y a medida

que subía la montaña por la parte de adelante, escuché claramente una voz que conocía bien. Esa voz

había dicho, „este es el lugar correcto para que el pueblo de Dios lo compre‟; debí estar muy asombra-

da. Pero él dijo, „no animes a poner aquí ningún establecimiento de ninguna especie. Dios lo prohibe.

Mi pueblo tiene que salir de estos lugares. Este lugar es una Sodoma para la maldad. El lugar donde

Mis instituciones sean establecidas tiene que ser totalmente diferente. Salid de las ciudades, y como

Enoc, vengan de su retiro a advertir a las personas de las ciudades‟...

Después fui instruida que todo el asunto era inspirado por la sabiduría humana. Los hombres hab-

ían seguido su propia sabiduría, la cual es tontería para Dios, y que, si continuaban siguiéndola, los lle-

varía a resultados que no conseguirían ver. La visión espiritual ha sido cegada”. EGW al Dr. Y a la

hermana D. H. Kress, 14 de Enero de 1910; 1 ML:250.

Tal como aprendimos antes en este libro, el plan de Dios era que nuestros hospitales fuesen loca-

lizados en el campo, cerca de nuestras escuelas. Los pacientes tenían que ser restaurados a la salud a

través de métodos naturales, y esto sólo podía ser efectivo si fuese hecho lejos de las ciudades.

Siete Demandas Más de la AMA.-

El Concilio Anual, llevado a cabo en Loma Linda, en 1915, fue aun más fiero que el realizado en

1913. Pero Daniells habló en la asamblea, tratando de reasegurarlos:

“‟Tenemos que cuadrar esto ahora... ¿Hay algo que hacer en el mundo, sino animar a nuestros

jóvenes que contemplaron hacer este curso médico y venir a esta escuela?‟”. Minutas, Constitutiva del

CME, 11 de Noviembre de 1915.

Como respuesta diríamos que, si, habían algunas otras cosas que el movimiento adventista mun-

dial tenía que hacer, fuera de colocar una cantidad tan inmensa de dinero en los esfuerzos acreditativos

de Loma Linda. Durante décadas, el Espíritu de Profecía había pedido muchas instalaciones misioneras

pequeñas a través de todo el mundo, en vez de solo algunas instalaciones gigantescas.

El mismo año, 1915, ocurrió otro evento importante. Percy Magan accedió aceptar un urgente

llamado para ir a Loma Linda. Para la profunda pena de Ed Sutherland, Percy y la Dra. Lillian se fue-

ron, para nunca más hacer de Madison su hogar.

El presidente Evans le dijo a sus asociados que Magan era un terrible empujador (de proyectos) y

que iba a ayudarlos grandemente.

Antes de aceptar el llamado, le fue solicitado a Magan que acompañase a Ruble y a Evans a la

reunión de Febrero de 1915, en Chicago, del Concilio de la AMA sobre Educación Médica. Les supli-

caron a los grandes hombres del mundo que les diesen una aprobación tipo “B”, pero su petición les fue

denegada. La escena parecía recordar a Enrique IV, permaneciendo descalzo en la nieve, suplicándole

ansiosamente a Gregorio VII que le garantizara una dispensación (CS:57).

En vez de eso, fueron colocados aun más requerimientos. Aquí van siete demandas, tal como fue-

ron presentadas oficialmente por el Dr. Nathan P. Colwell, Secretario del Concilio de la AMA sobre

Educación Médica:

“1.- La facultad clínica de la división de Los Angeles, no es satisfactoria, ya que depende de pro-

fesores de otras escuelas médicas.

2.- Los cursos de primero y segundo año en Loma Linda no estaban colocados de una manera

lógica.

3.- El laboratorio de anatomía „era un insulto para el colegio‟.

4.- El laboratorio de patología era inadecuado; el curso de farmacología era débil.

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Pág. 64

5.- El plan de registro y la provisión para las credenciales de los estudiantes eran inadecuadas.

6.- No era satisfactorio „hacer parte del trabajo en Loma Linda y parte en Los Angeles‟.

7.- Era imperativo que el CME poseyera y controlara un hospital clínico de 200 camas en Los

Angeles”. Magan a White, 3 de Marzo de 1915.

Esa carta le fue leída a Ellen White un poco más de cuatro meses antes que ella muriera. ¡No ex-

traña que haya expirado!

Pareciera que la AMA estaba colocando todos los obstáculos posibles que conseguían imaginar,

en el camino de nuestra escuela médica, la cual estaba suplicando tanto para ser aceptada por el mundo.

Esto nos recuerda cuántas doctrinas fueron modificadas en la década de 1950 para poder recibir la

aprobación de los Evangélicos (vea nuestro libro Conferencias Evangélicas y Sus Consecuencias, de

198 páginas).

En la misma carta de ocho páginas, Magan hace este comentario:

“No veo ningún camino bajo el cielo, a menos que Dios obre un milagro, con el cual podamos sa-

lir del estado actual de cosas”. Ídem.

Había sido hecho, no por milagros del cielo, sino que por el desvío de enormes cantidades de di-

nero de los fondos de las misiones hacia Loma Linda, y más una enorme deuda.

Contrario a su continuo consejo, el 16 de Diciembre de 1916, fue colocado el fundamento del

“Hospital Memorial Ellen White”, y comenzó la construcción. ¿Pensaron los hombres que podrían con-

trahacer el mandato de Dios, a través del expediente de llamar el hospital con el nombre especial de la

mensajera que Él había enviado para que no lo hicieran?

El modelo original pedía un modelo de escuela de entrenamiento médico-misionera, usando

“métodos simples”, en Loma Linda. A Través de una sumisión esclavizadora a los requerimientos de la

AMA, el plan de Dios fue cambiado en uno de dos hospitales, dos escuelas médicas, especializándose

en la prescripción de drogas y en cirugías.

Y la seriedad del problema no disminuyó con el pasar del tiempo. Continuó durante décadas. La

situación se ha vuelto un gigantesco monstruo de dos cabezas que devora dinero.

“¡Problemas! Había un constante flujo de ellos, con la escuela médica en dos campus. En una

ocasión el presidente Magan declaró, „todo este asunto de una institución dividida sale muy caro‟ (Ma-

gan a G. H. Curtis, 18 de Diciembre de 1930). Muchos de los serios problemas vinieron de a pares: dos

facultades, dos hospitales, dos escuelas de entrenamientos de enfermeras, dos conjuntos de edificios”.

Neff, Por Dios y por el CME:268.

Magan Se Une al Equipo del CME.-

En el otoño de 1915, le pidieron a Magan que fuese al Concilio de Otoño, que sería efectuado ese

año en Loma Linda. Él llevó a la Dra. Lillian consigo, de tal manera que pudiese descansar. Mientras

estaban allá, por primera vez él vio el lugar.

Percy Magan, que creía con todo su corazón en obtener una acreditación plena para Loma Linda,

comentó en las batallas verbales de esa sesión. Después escribió que aquellos que no querían que la es-

cuela fuese acreditada, irían, si conseguían sus propósitos, a ser condenados hasta la “obsolescencia

inocua”, o hasta la máxima ineficiencia mortal”. (Magan a I. H. Evans, 14 de Julio de 1916). Como us-

ted puede ver, fuera de tener un buen vocabulario, Magan tenía su mente hecha.

Percy Magan deseaba que el CME obtuviese un reconocimiento legal para un ministerio de sani-

dad simple y superior para Dios. Pero eso es una autocontradicción. ¿Cómo pueden aquellos que están

a cargo de certificar un método mucho más bajo, siendo que iban a aprobar algo muy inferior, entender

que eso sería un método superior? Por lo tanto, se nos dijo, que no lo buscáramos.

El 25 de Noviembre, una semana después que terminó la reunión, Magan fue elegido decano de

la división de Los Angeles de la escuela médica.

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No fue sino un año más tarde, que él encontró que era posible dejar Madison, cuando las condi-

ciones también eran difíciles. Pero cuando él se fue permanentemente a California del Sur, todo me-

joró.

“Muchos de los hermanos de aquí parecen sentir que es inútil el tratar de alcanzar la norma de la

AMA. Yo no creo que ninguno de ellos posea una visión realmente clara de lo que tenga que ser este

Colegio Médico de Loma Linda. Dios va a tener que levantar a algunos hombres con una visión, lo cual

va a colocar esta cosa delante de la gran oposición que hay”. Magan a W. C. White, 23 de Mayo de

1915.

Percy Magan comprobaría ser un incansable jactancioso de la completa acreditación para el

CME, a pesar de lo que eso podía costar. Años más tarde, en sentidas palabras salidas del corazón, él

reconocería su error.

“Después de una semana de haberse reunido el equipo del CME, Magan comenzó una campaña

para reunir fondos. La primera tarea fue levantar US$ 61.000 para el hospital de Los Angeles. Siendo

que antes ya había sido un veterano levantador de fondos para Madison, él viajó sin parar por todas las

iglesias adventistas y fue a todas las reuniones a través de todo el país, tratando constantemente de con-

seguir dinero. En el verano de 1916 él había reunido más de US$ 40.000”. (Magan a Paulson, 3 de Ju-

lio de 1916).

Y él aun agrega:

“Hemos comprado el terreno para un sitio, una cuadra entera en la parte principal de Los Ange-

les”. Ídem.

Esa fue la compra de Boyle Heighs. Un mes antes, él le escribió a Sutherland:

“(El Dr. Evans) estaba terriblemente desanimado cuando yo llegué aquí; de hecho, estaba a punto

de renunciar. Pero el Señor me ha ayudado a golpear a algunos de estos compañeros en el hombro, y

las cosas están mejorando”. Magan a Sutherland, 1 de Mayo de 1916.

Daniells había encontrado el hombre que estaba procurando. Pero su trabajo le fue cortado. Otro

problema apareció y la AMA hizo entonces un nuevo requerimiento. Ellos se rehusaron a permitir que

los médicos que enseñaban en la Escuela Médica de la Universidad de California del Sur, fuesen tam-

bién miembros de la facultad del hospital de Los Angeles del CME, aun cuando los médicos estaban

dispuestos a hacerlo.

Eventos de 1916-1919.-

La Advertencia de 1916.-

En 1916, una advertencia profética le llegó a Magan, a través de un encuentro accidental con un

amigo representante de la AMA.

“En mi camino a casa... me encontré con uno de los más prominentes e influyentes miembros (del

Concilio de la AMA) de la Educación Médica. Él me mencionó incidentalmente que el status de Loma

Linda estaba ahora delante del Comité. Las observaciones que él hizo me han justificado en reiterarle

lo que le dije en mi carta al respecto, que el futuro de la escuela médica de Loma Linda es absoluta-

mente sin esperanza.

La profesión médica no tolerará una cosa así como colegio médico, que esté bajo un control sec-

tario. Una escuela médica, para alcanzar las ideas de la profesión médica, tiene que ser científicamente

pura, separada del control de los intereses teológicos o sectarios. Tan cierto como yo estoy vivo, le digo

que el Hospital de Loma Linda nunca recibirá una certificación mayor que la que ya ha obtenido... Le

estoy escribiendo todas estas cosas, porque creo que si usted estuviese convencido de que yo estoy con

la razón, yo no creo que usted siga pidiéndole a hombres y mujeres pobres, que apenas poseen lo sufi-

ciente para sostenerse ellos mismos con las cosas necesarias para la vida y que casi nunca pueden com-

prarse nada extra, que sigan invirtiendo sus escasos recursos en una empresa que no tiene ningún futu-

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ro”. Declaración reimpresa en el Sun-Telegraph, 26 de Septiembre de 1977; citado en Richard A.

Schaefer, Legado: La Herencia de un Servicio Especial de Asistencia Médica Internacional:97-98.

A pesar de la advertencia, tal como ya hemos aprendido, el fundamento del Hospital de Los An-

geles en Boyle Heighs fue colocado en Diciembre de 1916.

La Crisis de Reclutamiento de 1917.-

En Agosto de 1917, el Gobierno de los Estados Unidos emitió una orden eximiendo a ciertos es-

tudiantes de medicina del reclutamiento para la Primera Guerra Mundial. Magan viajó urgentemente,

primero a Washington, D. C., y después a Chicago.

La Armada aceptó una reclasificación para Loma Linda, sujeta a otro examen de la mesa directi-

va de la AMA. Tan rápido como pudo, Magan envió telegramas a través de Western Union a los cam-

pus de Loma Linda y de Los Angeles, en los cuales él pedía que, a cualquier precio, tenían que ser

compradas, dadas, o limpiadas, una gran variedad de cosas. El Dr. Colwell había prometido hacer el

viaje de inspección dentro de dos semanas.

Después de la inspección, el 14 de Noviembre, el Dr. Colwell llamó a Magan por teléfono y le di-

jo que al CME se le había dado la aprobación tipo “B”.

La Crisis de 1919 y Más Demandas.-

El domingo 21 de Abril de 1918, en la tarde, se reunió una asamblea de más de 2.000 personas

para un servicio dedicatorio en un local abierto afuera del Hospital Memorial White, el mayor terremo-

to en 18 años azotó la ciudad, y dañó algunos de los edificios de Loma Linda.

En el verano de aquel año, el CME enfrentó otra crisis. El Gobierno de los Estados Unidos quería

forzar a todas las escuelas médicas reconocidas para el reclutamiento de los estudiantes, o entonces

habrían serios problemas. Los estudiantes tendrían que portar cuchillos y armas en el frente de batalla;

y, debido a ciertos problemas técnicos, el CME podría ser cerrado para siempre.

Un telegrama, enviado por J. W. Christian (presidente de la mesa directiva del CME) y por el Dr.

Magan al Dr. Newton Evans en Washington, resume el problema:

“Crean que es vital para el bienestar de la obra médica denominacional, que encuentren un cami-

no para evitar el cierre de la escuela y que tengamos que hacer volver a los estudiantes al mundo”. Te-

legrama, J. W. Christian y Dr. Magan al Dr. Newton Evans, 2 de Noviembre de 1918.

Se nos informa que “el colapso habría terminado con el programa de la obra médico-educacional

de la denominación para siempre” (Neff, Por Dios y por el CME:208). Pero los programas médicos-

misioneros de entrenamiento, no acreditados, como el que estaba siendo conducido en Madison, no

fueron afectados en lo más mínimo por la crisis.

Afortunadamente, el Armisticio fue firmado solo nueve días después, el 11 de Noviembre, elimi-

nando así la crisis.

Percy Magan estaba entonces listo para volver a viajar para recolectar recursos. Ese mismo año el

santo editor de la Review and Herald escribió estas palabras:

“¿Es necesario que nuestras escuelas denominacionales mantengan las normas del mundo, si su

curso de estudio debe ser diseñado de tal manera que alcance los requerimientos de alguna universidad,

por qué no enviamos entonces a nuestro hijos e hijas directamente a las escuelas del mundo para que

obtengan su educación?”. F. M. Wilcox, Review and Herald, 17 de Abril de 1919.

Después de la epidemia de influenza de 1918, Magan se dedicó a recolectar fondos y obtuvo

otros US$ 16.500 para poder enfrentar otras demandas de proyectos de acreditación. Fue colocada una

gran pizarra en el campus de Loma Linda, la cual mostraba cómo venía llegando el dinero. Diversos

equipos recolectadores de recursos competían entre sí. Se dijo que la competencia era feroz.

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“Los nombres de nuestros diferentes equipos están colocados en un lado y la cantidad diaria reco-

lectada diariamente durante el mes de Mayo... también será colocada en esa pizarra. Toda la loma de

Loma Linda está inflamada para que podamos llegar hasta la cumbre en relación a este asunto”. Magan

a Newton Evans, 23 de Abril de 1919.

Cuando terminó la campaña, Magan proclamó un “jubileo”. Pero el logro de ese blanco competi-

tivo no terminó con los proyectos recolectores de fondos. Tenían que subir cada vez más. La acredita-

ción completa era el objetivo.

Poco sabían ellos en 1919 que, después que ellos obtuviesen finalmente su acreditación final, que

dentro de un poco más que una década, la obtención de dicho objetivo iniciaría el curso descendente de

toda la denominación. El problema era: Un requerimiento de acreditación superado, llevaba a otros re-

querimientos nuevos e insospechados.

Su gran requerimiento de acreditación, una vez obtenido, llevaría a otra pesadilla gigantesca, la

cual envolvería a toda la organización.

¿Se acuerda usted e lo que ella dijo?

“‟Hermano Burden, ¿qué es lo que ellos están tratando de hacer al querer sacarlo de esta institu-

ción?... El Señor lo envió aquí, y su trabajo para esta institución no ha terminado‟... La hermana White

se detuvo sorpresivamente, pero añadió, „Estos hombres tendrán que aprender su lección‟”. Dr. Owen

S. Parrett, Memorias, Marzo de 1977.

La Desilusión de 1921.-

En la primavera de 1921, el equipo de Loma Linda estaba seguro que obtendrían la aprobación

tipo “A”. Pero, después de una inspección de ambos campus del CME por el Dr. W. E. Musgrave y C.

J. Sullivan, ellos emitieron el Informe Musgrave, el cual anunciaba que “aun existían serias deficien-

cias”.

Todos estaban amargamente desilusionados. Con su acostumbrada actitud quisquillosa, la AMA

había hecho una vez más la demanda de que se necesitaba gastar más dinero.

¡La principal queja era que las oficinas generales del dividido campus deberían ser localizadas en

Los Angeles! Loma Linda debería ser apenas el puesto de campo avanzado.

Otros requerimientos nuevos incluían:

La librería tenía que ser agrandada substancialmente

La oficina comercial tenía que ser totalmente modernizada

Tenían que haber muchos más profesores en ambos campus

Un Comité ejecutivo totalmente asalariado debía existir, para tomar las decisiones de la mesa

directiva

Todos los controles debían centralizarse en el decano o en el presidente

¡El presupuesto anual operativo de toda la institución, en ambos campus, tenía que ser au-

mentado en un 25%!

Entre la tormenta resultante en el campus, Magan trató de ser el apaciguador infalible, diciéndole

a cada uno para que continuase adelante, hacia un éxito aun mayor, hasta que alcanzaran el evasivo ob-

jetivo inventado por el hombre.

Durante varios meses, la administración del CME se rehusó a enfrentar los hechos; pero Magan

les recordó que, si se rehusaban a dejar que la AMA los guiase, así como el perro con la correa (aun

cuando él no usó esa frase), el Concilio de la AMA eventualmente los empujaría nuevamente a la apro-

bación tipo “C” y tal vez podría cerrar completamente el colegio. La AMA tenía el sartén por el mango,

y el perro tenía que hacer lo que se le ordenaba.

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Llega 1922.-

Cuando el Dr. Colwell visitó la escuela a comienzos de 1922, concordó con lo que Musgrave

había colocado. Se siguieron unas pocos peleas más para poder dejar feliz a la AMA.

El 3 de Noviembre de 1922, el Dr. Colwell llegó para una nueva inspección, y examinó cada

rincón y cada esquina. Después de haber hecho eso, fue llevado a almorzar, para honrarlo, al Club Atlé-

tico en Los Angeles. Estaban presentes más de una docena de médicos de importantes áreas, muchos de

ellos no adventistas.

Entonces el Dr. Colwell se levantó y habló. Magan recuerda sus palabras:

“Cuando los Adventista del Séptimo Día recién comenzaron, desde el comienzo, muchos de no-

sotros tuvimos la impresión que estaban condenados por ser derrotistas. Yo les dije una y otra vez que

no comenzaran... Hoy he caminado por ese mismo terreno cubierto de lindos edificios, y verdadera-

mente hierve de actividad médica. Aun no he completado mi inspección médica, pero estoy casi seguro

del tipo de informe que voy a hacer, y estoy seguro que todos ustedes estarán satisfecho con él”. Magan

a May Covington, 12 de Diciembre de 1922.

La aprobación tipo “A”, codiciada más que todo lo que había sido escrito en los Testimonios, fue

aprobada en Chicago, el 14 de Noviembre. Estas noticias le llegaron a Magan dos días más tarde.

Incluía consejos diciendo que aun tenían que gastar más dinero para conservar esa clasificación.

Bien, desde luego, ¿no habían ellos esperado que esto ocurriese? Hoy, cuando estoy escribiendo esto,

aun lo están haciendo. Es una tarea que nunca termina.

“El Concilio votó la obtención de esta aprobación, completamente seguro de que los lugares que

aun están comparativamente débiles, serán fortalecidos, y que la institución continuará mejorando”.

Nathan P. Colwell a P. T. Magan, 16 de Noviembre de 1922.

¿Qué hemos conseguido? Serios problemas, los cuales muy luego comenzarían a dañar toda la

denominación.

La pequeña escuela de entrenamiento médico-misionera, a un gran costo, había sido transformada

en un centro de entrenamiento médico de primera categoría, rivalizando con cualquier institución en

California del Sur, con un hospital localizado en Loma Linda y un segundo en Boyle Heights (Hospital

Memorial White) en Los Angeles. Solo las instrucciones y los remedios aprobados por la AMA fueron

usados. De acuerdo con las especificaciones de la AMA, nada más fue permitido. Aun cuando, por al-

gunas décadas, fue enseñada la hidroterapia en el “departamento de fisioterapia” para especialistas no

médicos, eventualmente hasta eso fue suprimido.

De acuerdo con el modelo, bajo el liderazgo del hermano Burden, Loma Linda poseía dos institu-

ciones: el Hospital y la escuela médico-misionera, ambas trabajando unidas como socios ecuánimes; el

equipo y los estudiantes de ambas instituciones trabajaban juntos en evangelismo de campo. Los estu-

diantes graduados salían como misioneros. El equipo de miembros también había aprendido cómo ser

misioneros.

Había sido el plan que este simple, barato, y altamente efectivo programa fuese copiado en todo

el mundo, a medida que iniciásemos nuevas instituciones médico-misioneras.

Pero todo eso es lo que podría haber sucedido.

En vez de eso, Loma Linda se transformó en un enorme elefante blanco, requiriendo continua-

mente infusiones de dinero por parte de la denominación. Esta situación continúa hasta hoy en día

(2003). Un porcentaje del “presupuesto mundial” de la iglesia, de ofrendas recibidas Sábado tras Sába-

do, van hacia Loma Linda para que pueda continuar siendo financieramente solvente.

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Comienza la Crisis Pre-Médica.-

Cómo Comenzó.-

La conexión de Loma Linda con la AMA fue un caso siniestro que causó muchos problemas a

medida que pasaron los años. La agencia acreditadora de la AMA continuó haciendo nuevas demandas.

Ella se había vuelto el patrón y nosotros los sirvientes.

En 1919, el hermano Milton E. Kern, uno de nuestros educadores líderes en aquel tiempo, escri-

bió esta verdad incuestionable:

“Jesús no buscó reconocimiento de las escuelas de sus días; y parece estar claro que si Pablo tenía

un diploma de la escuela de Gamaliel, no le ayudó materialmente en su obra. Fue su experiencia en el

camino a Damasco, más que su trabajo universitario en Jerusalén, lo que le ayudó. Como uno de nues-

tros primeros líderes, una vez dijo, „No tenemos grandes hombres, pero tenemos una gran verdad‟...

Que se entienda que el mensaje del advento no avanzará nunca a través de ningún prestigio que venga

de los hombres que hay entre nosotros, debido a que tengan altos grados académicos. La verdad de

Dios no alcanza éxito a través de ese camino”. M. E. Kern, Review and Herald, 17 de Abril de 1919.

No penséis que nuestros maestros escondidos en Chicago estaban de acuerdo con nosotros. Lejos

de eso. ¡La próxima cosa que la AMA comenzó a demandar, fue que nuestros demás colegios también

fuesen acreditados! Ahora, ellos no lo dijeron de esa manera, pero eso era lo que estaba envuelto.

En este punto, una pequeña instrucción de vocabulario servirá de ayuda: Un “pre-médico” es un

estudiante de un colegio que está haciendo un curso pre-médico, de tal manera que él pueda ir después

a un colegio médico, tal como Loma Linda, y, como “estudiante médico”, hacer el curso de medicina.

En 1919, la AMA comenzó a insistir que el colegio médico acepte solamente premédicos acredi-

tados para su escuela. En aquel tiempo, los premédicos necesitaban apenas 14 grados, o dos años de co-

legio, para poseer un entrenamiento premédico. El nuevo requerimiento de la AMA llevó a una inva-

sión de secularismo dentro de nuestra iglesia.

El Comienzo del Fin.-

Este nuevo requerimiento, que había sido colocado para Loma Linda, iría a repercutir con terri-

bles resultados, afectando drásticamente a toda nuestra iglesia:

Fuera de Loma Linda, nuestros colegios no pertenecieron a las asociaciones educacionales. ¡Si al-

guno de ellos lo era, comenzarían a transformarlo en siervos de los caprichos y de las cada vez ma-

yores demandas de las agencias acreditadoras seculares!

Si uno o dos de nuestros colegios comenzaba recibiendo una acreditación, los otros también co-

menzarían a solicitarla.

Los colegios acreditados requerirían profesores con grados avanzados. Los requerimientos de los

cursos para tales grados requerirían el estudio de una minucia, la cual no era de ninguna manera ne-

cesaria.

Debido a que nuestros colegios no tenían PHD, los estudiantes tendrían que obtener sus entrena-

mientos avanzados en instituciones externas, de la así llamada “enseñanza superior”, todo lo cual

sería secular, en universidades Protestantes o Católicas.

Como resultado de toda esta atención hacia grados avanzados, muchos de nuestros estudiantes más

brillantes perderían su celo misionero y abandonarían su servicio por la humanidad para conseguir

un doctorado de una universidad externa; entonces también podrían ser vistos como grandes hom-

bres y mujeres del mundo.

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Las agencias acreditadoras obtendrían el control, total, no apenas sobre nuestras librerías y sobre el

entrenamiento para los profesores, sino que también sobre la secularización de nuestras escuelas.

Cualquier intento de oficiales de la iglesia para eliminar a los profesores mundanos resultaría en

una pronta suspensión de la acreditación.

Los pastores, obreros, líderes futuros de la iglesia obtendrían su entrenamiento de hombres que po-

seían el grado de doctores de universidades externas, los cuales, como parte de su entrenamiento

doctoral, estaban embebidos de enseñanzas religiosas no adventistas, tales como aquella de que

Antíoco Epífanes fuese el cuerno pequeño de Daniel 7 y 8, de que no existe ningún santuario en el

cielo, de que existe la gracia sin la obediencia, y mucho más.

Los graduados irían a las iglesias locales y harían con que ellas abandonasen las creencias de nues-

tras congregaciones.

Y así ha sucedido. ¡Cada año la apostasía resultante se profundiza!

Pero volvamos a la historia de cómo comenzó todo esto.

La Crisis se Extiende a Todo el País.-

La Conferencia de Colorado de 1923.-

Como respuesta a esta emergencia, mientras algunos de nuestros colegios esperaban para ver lo

que iba a ocurrir, otros ya tenían a sus colegios primarios acreditados por las asociaciones, de tal mane-

ra que podían graduar tanto a los jóvenes como a las señoritas de “calificados” para que se fuesen a

Loma Linda.

A comienzos de la década de 1920, la Conferencia General sintió que algo debía ser hecho en re-

lación a este asunto. Fue decidido que se citase a una reunión para tener una conferencia educacional.

En la Convención Mundial de Educación, efectuada en Colorado-Springs, Colorado, del 5-19 de

Junio de 1923, el hermano Warren E. Howell (presidente del CME, desde 1906 hasta 1907, y secretario

del Departamento de Educación de la Conferencia General, desde 1918-1930) expuso los hechos que

los habían llevado hasta esa crisis.

“En nuestra convención educacional de 1910, sonó una advertencia, la cual no era del todo fuera

de tiempo, contra la amenaza de una enfermedad entonces llamada de “universititis”. Lo que en aquel

entonces era un caso aislado de dos o tres establecimientos, ahora se ha transformado en una epidemia.

La misma psicología de construir nuestras normas para que se igualasen con aquellas del mundo edu-

cacional, parece que engendró el ideal de que si nos íbamos a medir por las normas del mundo, en

nuestra enseñanza, entonces tenemos que buscar al mundo para nuestro entrenamiento y para nuestra

permanencia, hasta que alcancemos esas normas. En otras palabras, ya que pensábamos que no tenía-

mos herreros propios, entonces Israel tenía que descender hasta donde estaban los filisteos, para que

cada uno afilase la rejas de su arado, su azadón, su hacha o su hoz‟ (1 Samuel 13:20).

Aun cuando la lógica de este raciocinio debe ser admitida, su falacia radica en la falsa premisa de

que hayamos adoptado las normas del mundo o sus métodos de enseñanza. Nuestro objetivo era produ-

cir valores educacionales equivalentes a los de ellos, pero que en nuestra propia estima eran muy supe-

riores a los de ellos, y a cualquier cosa que el mundo produzca. No debemos temer de llamar eso de su-

perioridad, si no estuviésemos dependiendo de los principios y métodos de educación que Dios nos ha

dado tan graciosamente. En la medida que nosotros vivamos de acuerdo a esto tendremos aquella

prosperidad y buen éxito en la verdadera educación garantizada a todos los hijos de Dios a través de

Josué (Josué 1:8) en un tiempo crucial para la historia de Israel.

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Mientras nuestros profesores estaban recurriendo a centros de enseñanza en número cada vez

mayor, seguidos por no pocos estudiantes graduados y subgraduados, una nueva amenaza surgió de un

lado no esperado. Sabiamente o no, nuestro colegio médico se había unido con una organización que

había asumido el papel de definir y dictar normas para las escuelas médicas, con el propósito de elimi-

nar a las instituciones incompetentes. Mientras que al principio el paso dado parecía suficientemente

inocente, el resultado inevitable de unir una institución nuestra con una organización que posee objeti-

vos completamente diferentes, luego se mostró de una manera sorprendente. Se promulgó una nueva

norma, la cual requería que todos los que entrasen en un colegio médico normalizado (esto estaba

aprobado por la AMA) debían presentar sus créditos que traían de una escuela que estuviese registrada

como normalizada por una asociación de educadores, los cuales habían asumido un objetivo similar de

normalización de escuelas literarias.

Desde aquel día hasta hoy, se ha mantenido la idea delante de nuestros educadores, de registrar

nuestros colegios en una asociación normalizadora secular, atándolos mucho más que antes, a las póli-

zas educacionales de aquellos que no disciernen la voz de Dios y que no atenderán a Sus mandamientos

(ver MM:61-62). Solamente dos colegios han dado ese paso, de la manera más moderada, que tenga-

mos noticias, registrando apenas el departamento de enseñanza básica. Hacia dónde conducirá este pa-

so a esas escuelas, solo Aquel que sabe el futuro tan bien como el pasado, puede decirlo. Pareciera que

nos estamos atando a nosotros mismos a la cola de un cometa, para ser llevados donde el dueño del

cometa lo estime conveniente, ciertamente en la dirección de menos eficiencia para servir a la causa de

Dios”. Warren Howell, Review and Herald, 12 de Septiembre de 1923.

En esa misma presentación, el hermano Howell, uno de nuestros hombres educacionales más apto

y profundamente fiel al modelo, les dijo esto al grupo reunido:

“El Espíritu de Profecía dice que nuestras escuelas deben ser diferentes a las demás escuelas en

su existencia, y que las escuelas que nosotros establezcamos en los años de término del mensaje, tienen

que ser de un orden totalmente diferente de las que ya hemos establecido. Existe mucho apegarse a las

antiguas costumbres; y debido a esto, estamos mucho más atrás de lo que deberíamos estar en el desa-

rrollo del tercer mensaje angélico. Dios ha estado esperando y suplicando mucho tiempo para que noso-

tros creamos en Su manera de educar, y que lo practiquemos cien por ciento en nuestras escuelas.

Durante mucho tiempo hemos estado demorándonos con las evanescentes teorías de los hombres

acerca de educación. Durante mucho tiempo hemos estado tratando con las normas artificiales coloca-

das por hombres que no disciernen la voz de Dios, y mucho menos Su plan de transformar caracteres y

de hacer misioneros...

Estamos persiguiendo durante mucho tiempo las artes liberales cuyo propósito es la disciplina

mental y la cultura, con una provisión muy exigua para las artes prácticas de Loma Linda vida diaria y

para construir caracteres y para hacer misioneros”. M. E. Howell, citado en W. E. Straw, Sociología

Rural e Historia Educacional Adventista (publicado por el Colegio Madison en 1961); (citado antes en

la Review and Herald, 12 de Septiembre de 1923).

En esta presentación, el hermano Howell listó cinco puntos del Espíritu de Profecía:

“1.- Limitar el estudio de libros a lo estrictamente espiritual y útil.

2.- Mantener para todos los estudiantes un completo balance de las labores útiles y de la enseñan-

za vocacionales, de las cuales tienen que participar tanto los profesores como los estudiantes.

3.- Darle un gran lugar y un balance igual al entrenamiento en el servicio misionero durante el

periodo escolar, adaptado a la edad y a la habilidad de los jóvenes, e igualmente compartido tanto

por los profesores como por los estudiantes.

4.- Mantener los hogares de la escuela para todos los estudiantes no residentes.

5.- Llevar adelante todo el programa en un lugar rural, donde el campo pueda ser cultivado, sufi-

cientemente lejos de la ciudad para escapar de sus influencias desviadoras y corruptoras, pero de-

ntro de un límite donde aun existan personas para el entrenamiento en el campo misionero

Page 72: La historia de loma linda, vance ferrell

Pág. 72

De estos cinco mandamientos dependen toda la ley y los profetas en el plan de Dios para la edu-

cación”. Ídem.

El hermano Straw, que también estaba presente en aquel concilio educacional de 1923, hizo este

comentario:

“El hermano Howell hizo entonces un fuerte apelo para un retorno al modelo de nuestra obra

educacional. Tres hombres se opusieron amargamente a lo que fue presentado... Los tres hombres que

se opusieron a esta presentación, posteriormente no solo dejaron de enseñar en nuestros colegios, sino

que abandonaron el mensaje y murieron fuera de la verdad”. W. E. Straw, Sociología Rural e Historia

Educacional Adventista.

Las Dudas Abruman a Magan.-

En 1926, Magan Se Sentía Encerrado.-

Cuando usted escoge seguir las normas del mundo, muy luego, otros pasan a ser los maestros y

usted es el esclavo.

“Durante el final de la década de 1920, la manía de las inspecciones, informes y cuestionarios se

estaba desarrollando no solo en los medios médicos, sino que también en los círculos educacionales. El

Dr. Magan se quejó de esa tendencia, y dijo que él añoraba los días cuando ciertos oficiales no estaban

todo el tiempo queriendo entrar en su oficina, ¡una esperanza que muchos otros educadores vendrían a

expresar en las próximas tres décadas! Los cuestionarios y las solicitudes de informes... eran „más allá

de la cuenta‟”. Neff, Por Dios y por el CME:268 (citando la carta de Magan a N. P. Colwell, jefe del

comité acreditador de la AMA, 30 de Abril de 1925).

En 1926, Magan le escribió a Howell que, en décadas anteriores él se había opuesto fuertemente

a los grados; él, Magan, ahora se sentía encerrado y no sabía cómo escapar.

“Durante los años noventa y los comienzos de este siglo... yo sostuve sinceramente que nosotros

no necesitábamos estos largos cursos de estudio; que no debíamos otorgar grados, y que mientras más

simple fuesen mantenidas nuestras escuelas... mejor sería... Pero como yo lo veía en aquellos días, un

número considerable de nuestros hermanos estaban ansiosos de que nuestros estudiantes poseyesen

grados, que debíamos tener largos cursos de estudio, y que debíamos enseñar varios asuntos que real-

mente no eran necesarios...

Yo haré todo lo que sea necesario y creo que está bien que lo haga, para evitar las maquinaciones

de la Asociación Central del Norte. Pero yo otorgaré grados y haré algunas cosas antes que me someta

a cerrar nuestras escuelas, aun cuando usted sepa que en lo más íntimo de mi corazón me opongo a to-

do este tipo de cosas (disparates); pero es mejor hacer eso que tener que cerrar todo”. Magan a Warren

Howell, 13 de Enero de 1926.

¿No había un Dios en el cielo que le pudiese dar a Sus hijos algo mejor? ¿Hemos llegado lejos en

este camino y ahora tenemos que cambiar a otro, porque se ha vuelto más importante que nos alinee-

mos con el mundo en vez de entrenar a nuestro pueblo para que de el mensaje final a todo el mundo?

La parte principal del error de Magan está en la declaración anterior. ¡Si Loma Linda se hubiese

apartado totalmente de los grados y de la acreditación, la escuela no habría cerrado! Habría vuelto a lo

que estaba haciendo desde 1906 hasta 1910, enseñando la obra médico-misionera de acuerdo con el

modelo.

Mientras la presión estaba siendo aplicada para enviar nuestros profesores a las universidades pa-

ra que fuesen “calificados”, en 1926 fue sugerido que sería más beneficioso “enviar un profesor al

campo misionero para que obtuviese una visión de las necesidades del mundo y después se lo enviaría

a la universidad”. Review and Herald, 18 de Marzo de 1926.

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Pág. 73

Magan Sentidamente Repasa el Pasado.-

Con gran pena, y bien consciente de que la historia se estaba repitiendo en su tiempo, Percy Ma-

gan revisó la tendencia de nuestras escuelas desde el cambio de siglo:

“A medida que ha ido pasando el tiempo, nuestras escuelas, así como yo veo las cosas, se han

vuelto más mundanas. Largos cursos de estudio se volvieron la orden del día. Sin reflejar en lo más

mínimo lo que las personas hicieron, puedo fijar el tiempo cuando este movimiento comenzó a tomar

forma definitiva en el 1900. Usted se recordará que durante los 1900 hubo una gran cantidad de testi-

monios de la hermana White enviados al colegio de Battle Creek quejándose de los largos cursos de es-

tudio, el número de asuntos que eran enseñados, e indirectamente relacionados con mantener a los es-

tudiantes de tal manera que pudiesen obtener grados (ver Spalding y Magan:48-59,93-104; FE:338,

356,359,451; CT:374; 7T:281).

En aquel tiempo yo sostuve muy fielmente que no necesitábamos estos largos cursos de estudio;

que no debíamos otorgar grados, y que mientras más simple fuesen mantenidas nuestras escuelas, y

mientras más lejos nos mantuviésemos de las costumbres y de las apariencias del mundo, sería mejor.

Yo no era el único, de ninguna manera, en este movimiento. Así crecieron las escuelas de nuestra igle-

sia y las escuelas intermediarias, y hubo un reavivamiento más o menos definido en relación con el

asunto de la educación entre nuestro pueblo. Usted podrá recordar que cuando se formó una nueva cor-

poración alrededor del año 1901, para mantener la propiedad del CME, el cargo fue colocado sobre el

“Acta Benevolente” y no bajo el “Acta Educacional” del Estado de Michigan.

La gran razón para esto, era prevenir el otorgamiento de grados por la nueva escuela, ya que los

grados no podían ser otorgados bajo el Acta Benevolente del Estado de Michigan.

Los hombres que fundaron el CME tenían en mente que debía vivir, en cada particular, de acuer-

do con su nombre, y que un entrenamiento misionero simple para jóvenes y señoritas, deseando darse a

sí mismos a la obra misionera para el Príncipe Emanuel, debería ser su constante e irrevocable aspira-

ción y objetivo. Usted se recordará que fue seriamente considerado hacer del CME una escuela donde

solamente se admitiesen a los que deseaban un entrenamiento para nuestra obra.

El tiempo ha pasado, sin embargo, y los fundadores han sido eliminados. Entonces comenzó un

movimiento para hacer largos cursos de estudio, grados, etc.; y, en el proceso del tiempo (1910), fue

tomado un nuevo camino, fuera del Acta Educacional y el antiguo camino fue abandonado, con el con-

fesado propósito de que esto se estaba haciendo para que la escuela pudiese otorgar grados y para que

pudiese adecuarse a los requerimientos del mundo”. Percy T. Magan, carta a Warren Howell, 13 de

Enero de 1926.

Magan se Quiebra: Casi no hay Misioneros.-

En 1927, se había vuelto obvio para Magan, después de todo el trabajo y de los gastos hechos pa-

ra cambiar nuestra obra educacional y médica, de la cabeza hacia la cola, para poder graduar médicos

con grados reconocidos, ¡que muy pocos de los que Loma Linda graduaba querían ser misioneros! To-

dos los cambios no habían servido para nada. En 1927, Magan le escribió esto al Dr. Owen S. Parrett:

“Me he sentido muy triste al ver en un número reciente de la Review and Herald, una observa-

ción en una página, haciendo propaganda para que los doctores vayan a la obra.

Me parece muy malo que, después de todas las providencias tomadas, esfuerzo, y los recursos

gastados para construir esta escuela, un porcentaje tan pequeño de sus egresados parezcan estar dis-

puestos para realizar aquella obra que está por sobre todas las demás obras, y por la cual este colegio ha

sido fundado (misioneros médicos evangelistas). Creo que la situación es de romper el corazón. He da-

do once de mis mejores años de mi vida para poder colocar esta escuela sobre un sólido fundamento,

pero ahora estoy seriamente levantando la pregunta, en mi propia mente, si es que puedo hacer más por

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Pág. 74

la obra, yéndome a un lugar simple de la obra, que quedándome aquí, al ver tan pocos frutos provenien-

tes de nuestro trabajo”. P. T. Magan a O. S. Parrett, carta fechada el 3 de Abril de 1927.

Ya en 1924, este problema se estaba volviendo serio. Pocos médicos graduados del “programa de

entrenamiento profesional” de Loma Linda querían ir a las misiones de los campos lejanos. En verdad,

justamente como vino a generalizarse después, la mayoría prefería abrir consultorios privados en Cali-

fornia.

“Existía el constante problema de conseguir jóvenes médicos para los campos misioneros, des-

pués que salían voluntariamente para trabajar. En el Concilio de Otoño de 1924, el Dr. Magan le su-

plicó a los delegados que aumentasen y reorganizasen el Departamento Médico de la Conferencia Ge-

neral con el propósito de usar a los graduados del CME en un programa médico-misionero más eficien-

te. Cuando los oficiales de la conferencia, en muchas secciones de los Estados Unidos se quejaron, di-

ciendo que graduar médicos no los establecería en sus ciudades, y que muchos graduados se estaban

quedando en el sur de California, entonces el Dr. Percy analizó el asunto”. Merlin Neff, Por Dios y por

el CME:250.

Usted puede visitar nuestras iglesias por toda California del Norte, Central y del Sur, y usted en-

contrará muchos dentistas y médicos.

Un ejemplo revelador de cuán lejos se han apartado del modelo, en su manera de pensar, los es-

tudiantes del CME, fue mostrado por su deleite con los esfuerzos que Magan hizo para darles “honor y

prestigio”.

En 1932, él (Magan) fue escogido miembro de la mesa directiva del Estado de California como

Examinador Médico, y la clase de jóvenes lo felicitó por sus „incansables esfuerzos‟ para traer „honor y

prestigio‟ a la institución”. Neff, Por Dios y por el CME:273; citando una carta de la clase de jóvenes

de 1933 a Magan, 26 de Enero de 1933.

Por un lado, Magan tenía claras evidencias que Loma Linda estaba haciendo muy poco al darle

una instrucción aprobada por la AMA a los estudiantes. Debido a que el modelo, que había sido segui-

do tan cuidadosamente entre 1905 y 1909, había sido abandonado, y los graduados no querían más ser

misioneros.

Por otro lado, Magan estaba trabajando tan duro como podía, para llevar a nuestros demás cole-

gios a las normas del mundo, a las cuales Loma Linda ya se había adaptado. Él se sentía atrapado y no

supo qué más podía hacer. En 1927, escribió:

“Estaré muy contento cuando llegue el tiempo en que pueda honorablemente dejar mis cargas

aquí. El puesto no es fácil, y la única cosa que me ha sostenido hasta aquí, es que no quiero ser cobarde

y huir”. Magan a J. W. Christian, 8 de Abril de 1927. Es una pobre razón para continuar haciendo lo

que estaba haciendo.

Magan Intensifica la Presión.-

Magan es Elegido a la Presidencia del CME.-

Percy T. Magan, que había sido elegido decano del CME en 1915, fue elegido presidente del

CME el 18 de Marzo de 1928 en la reunión constituyente en Loma Linda.

Advertido de lo que venía, él le escribió una carta al presidente de la mesa directiva la noche an-

terior, rehusando absolutamente esa posición. A la mañana siguiente, él llamó al presidente de la mesa

directiva, para que saliera de la reunión y entonces le entregó la carta. Pero igual fue elegido presidente

(diario de Magan, 18-19 de Marzo de 1928). Cuatro meses antes, Percy Magan había cumplido los 60

años.

Irónicamente, diez días antes, él había suplicado para que lo dejasen libre de todos los cargos

administrativos.

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“Quiero que me dejen libre, en esta próxima reunión, de los cargos que he mantenido durante tan-

to tiempo (como decano y principal promotor de acreditación), y pido esto sin ninguna referencia o

condición relacionada con el asunto del título”. Magan a W. T. Knox, 8 de Marzo de 1928.

No solo había sido el principal levantador de fondos para la cada vez más creciente espiral de

gastos de acreditación, sino que, en la década de 1920, fue la figura principal que urgió para la acredi-

tación de otros colegios adventistas, de tal manera que pudieran enviar estudiantes aprobados a Loma

Linda para entrenamiento. Fue su casi único estímulo el que hizo posible las demandas colocadas de-

lante de las mesas directivas de 1928, 1931 y 1935, para la acreditación de colegios y certificación de

profesores con grados.

“Si el educador irlandés no hubiese continuado dramatizando la seriedad del asunto de la acredi-

tación, los colegios podrían haber operado indefinidamente en un estado mediocre.

Ya en 1920 el Dr. Colwell había advertido a los fideicomisarios que la escuela médica tenía que

recibir sus estudiantes de colegios cuyo curso premédico fuese reconocido por organismos acreditado-

res (tal como la Asociación de Colegios de la parte Norte y Central y de los Colegios Secundarios), o

entonces sus graduados correrían un serio peligro.

El Dr. Percy mantuvo una voluminosa correspondencia con los presidentes de los colegios deno-

minacionales, y él vio la cooperación de los oficiales de la AMA. Eventualmente, aun cuando habían

dudas por parte de algunos miembros de la iglesia, los colegios obtuvieron su acreditación para los

jóvenes, lo cual facilitó la situación.

No pasó mucho tiempo, sin embargo, hasta que algunas de las instituciones decidieron salirse de

la asociación acreditadora, y fue necesario que el Decano Magan advirtiese a las mesas directivas de

estos colegios que un paso hacia atrás, de esa naturaleza, obstaculizaría a sus estudiantes del CME (les

sería más difícil entrar al CME). Si se desarrollaba un estado de emergencia, la escuela médica podría

encontrar necesario ofrecer (ella misma) el curso premédico, aun cuando una proposición de esa natu-

raleza no era mirada con buenos ojos”. Merlin Neff, Por Dios y por el CME:245-246.

La carta anterior es muy reveladora, y nos cuenta lo siguiente:

La advertencia de la AMA, de que todos nuestros colegios tenían que obtener su acreditación, co-

menzó en 1920.

Al comienzo, todos los graduados médicos del CME perderían, por no poseer sus grados anteriores

hechos en un colegio no acreditado, “su permanencia”; esto es, su habilidad de dar exámenes esta-

tales para así más tarde poder postular a posiciones con alto salario en instituciones médicas. Esto

no los afectaba en cuanto a que el CME podía aceptarlos como estudiantes. Los graduados médicos

no necesitaban “permanecer” para poder ir a los campos lejanos como médicos misioneros.

Debido al continuo estímulo de Magan, los colegios obtuvieron “acreditaciones para jóvenes”. So-

lamente fueron acreditados los dos primeros años en sus instituciones; después, el CME aceptó a

los estudiantes que habían apenas tomado el curso premédico de dos años de subgraduación.

Pero, rápidamente, habiendo encontrado que las cadenas de la agencia se apretaban cada vez más

alrededor de ellos, algunos de los colegios quisieron cancelar sus acreditaciones y volver a la liber-

tad.

El CME contestó declarando que si las escuelas no estaban acreditadas, sus graduados serían total-

mente impedidos de entrar y que entonces el CME tendría que formar sus propios subgraduados.

1928: Se Forma la Junta Directiva.-

Cuando se iba a realizar el Concilio de Otoño de 1928, llegó otra crisis. Magan les advirtió a los

líderes reunidos que vendrían resultados espantosos, si todos nuestros colegios no obtuviesen su acredi-

tación. De tal manera que fue votado comenzar con la Junta Directiva de los Adventistas del Séptimo

Día, localizada en la Conferencia General. Magan lo explicó:

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“En esta reunión, después de horas de un buen análisis, fue definitivamente decidida la creación

de una Junta Directiva de los Adventistas del Séptimo Día, para que tome y presione la materia de

acreditar en forma segura y adecuada todas nuestras escuelas, donde eso fuese necesario”. Magan a

Newton Evans, 8 de Agosto de 1928.

De ahí en adelante, se pidió solamente la acreditación de dos años; pero, en 1928, Magan estaba

urgiendo a los colegios para que vayan más allá de una acreditación de dos años, y que obtuviesen una

acreditación de cuatro años (senior).

En 1928, la acreditación de colegios senior se convirtió en un asunto importante, y la batalla osci-

laba entre aquellos que consideraban un reconocimiento tal como „innecesario‟ y „mundano‟, y aque-

llos que entendían que la educación cristiana tenía que alcanzar la norma más alta (la más alta norma

conforme la entendía el mundo). Los presidentes de los colegios colocaron el asunto de la acreditación

delante del Concilio de Otoño; pero, tal como lo describe el Dr. Magan, ¡el asunto fue peleado „por

completo‟! (hubo una gran batalla). Los administradores del CME señalaron las crecientes normas en

medicina, enseñanza y otras profesiones. ¿Era mucho pedir que las instituciones cristianas alcanzasen

requerimientos más rígidos?”. Merlin Neff, Por Dios y por el CME:246.

Pero nuestra Junta Directiva no actuó tan rápidamente como eran los deseos de Magan.

Palabras Fuertes en 1930.-

En el medio de esta olla hirviendo sobre argumentaciones relacionadas con la acreditación, a me-

diados de 1930, uno de los presidentes de nuestros colegios escribió esto:

“Un líder en el mundo educacional le escribió a uno de nuestros educadores lo siguiente: „¿Por

qué buscáis la acreditación de aquel sistema vuestro que es tan fino? Al buscar la afiliación con noso-

tros, destruiréis vuestro objetivo. Sabemos por qué buscáis esto; es a causa de vuestra obra premédica.

¿Por qué no encontráis una salida? Todas las demás escuelas lo hacen‟.

El presidente de una gran universidad le preguntó a uno de nuestros presidentes de colegio algu-

nos años atrás: „Por qué buscáis el reconocimiento? Con vuestro programa denominacional sois absolu-

tamente libres para enseñar lo que quieran... Nosotros somos el pueblo que estamos atados‟.

Aun a otro de nuestros colegios se le dijo que sería bueno si los colegios denominacionales hicie-

sen su propio trabajo y que no se afiliasen con ninguna otra escuela; y que si lo hiciesen (buscando la

acreditación), significaría el sacrificio de principios, pero esto frustraría vuestros principios”. H. H.

Hamilton, presidente del Colegio Misionero de Washington (ahora Columbia Union College), en la

Review and Herald, 9 de Octubre de 1930.

En la edición anterior de la Review and Herald, el hermano F. M. Wilcox (editor de la Review

and Herald desde 1911 hasta 1914), reimprimió la siguiente declaración. Hacía parte de una carta que

Ellen White le escribió a George A. Irwin cuando éste iba a ser presidente de la mesa directiva del

CME en 1908. Ella le escribió, diciendo que la escuela Madison era un ejemplo de lo que debía ser

hecho en Loma Linda:

“Madison habla por sí mismo y nos dice lo que pudiera haber sido conseguido... Nuestras escue-

las debieran tener poco que decir ahora en relación a grados y en relación a largos cursos de estudio. El

trabajo de preparación para el servicio a Dios debe ser hecho rápidamente. Que el trabajo sea llevado a

cabo estrictamente de acuerdo con la Biblia. Que cada alma recuerde que los juicios de Dios están en el

país. Que se hable poco de los grados. Que las casas de reuniones que necesitamos en las ciudades sean

simples, y que su erección sea barata. Que el tiempo y los medios sean sabiamente invertidos”. EGW,

23 de Diciembre de 1908; reimpreso en la Review and Herald, el 2 de Octubre de 1930.

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Pág. 77

Eventos en 1931.-

La Iglesia Vota una Declaración Sobre Grados.-

Magan continuó pidiendo acreditaciones adicionales para nuestros colegios. Neff, que era total-

mente a favor de la acreditación, describe la tremenda acción que fue votada en el Concilio de Otoño

de 1931:

“La iglesia dio un gigantesco paso hacia delante en la educación cristiana, al votar acreditar los

colegios de artes liberales; aun cuando era un proceso lento y gradual. Desde el Concilio de Otoño de

1931, el Dr. Percy envió un telegrama recordando cómo él ha hablado durante una hora y media a favor

de la acreditación y el Concilio ha votado acreditar „cinco colegios seniors‟. Cuando algunas de las ins-

tituciones encuentran difícil alcanzar la aprobación senior para un colegio, sus administradores se sin-

tieron avergonzados debido a que la acreditación del colegio junior parecía enfatizar sus debilidades”.

Merlin Neff, Por Dios y por el CME.

La rivalidad entre las escuelas no hizo más que agrandar el problema. En vez de estar contentos

por no estar acreditados o de solo poseer una acreditación de dos años, cada uno de los colegios quería

mostrar que era tan capaz como los demás.

Su pensamiento estaba cambiando. Los administradores de colegios y facultades estaban comen-

zando a imaginar que su posición era “débil”, debido a que no conseguían imitar totalmente las normas

del mundo.

En el Concilio de Otoño de 1931, nuestros líderes también votaron esta recomendación a nuestras

escuelas:

“Recomendamos, que por el bien de los ideales cristianos, nuestras facultades no debieran usar el

término „Doctor‟, ya que esta práctica posee una tendencia en la mente de los estudiantes a crear una

especie de aristocracia educacional. Pareciera que la admonición del Señor contra el uso de títulos pre-

ferenciales (Mat. 23:9-10) se aplica aquí.

Es verdad que hemos empleado el término „Doctor‟, al aplicarlo a nuestros médicos durante mu-

chos años. ¿No debiéramos usarlo con aquellos que poseen un grado de doctor en asuntos literarios?...

En nuestras escuelas... como en ninguna otra parte, el empleo del término posee una fuerte in-

fluencia educadora al colocar delante de nuestra juventud normas mundanas. Hace una distinción entre

los hombres; destruye la paridad de la hermandad educadora...

El énfasis en las normas del mundo y en una distinción académica tiende a profesionalizar nues-

tras escuelas y disminuye el espíritu evangelizador”. Recomendación del Concilio de Otoño de 1931,

citado en el editorial de F. M. Wilcox, Review and Herald, 24 de Octubre de 1935.

Advertencia de Ser Colocado en la Lista Negra.-

En una carta a C. W. Irwin, quien el año anterior había sido elegido secretario del Departamento

Educacional de la Conferencia General, Magan enfatiza la urgencia de que nuestros colegios sean acre-

ditados. Él citó del Diario de la AMA del 29 de Agosto de 1931 (páginas 611-612), donde el CME es-

taba a punto de ser colocado en la lista negra, debido a haber aceptado dos tercios (77 de los 116) de

sus estudiantes provenientes de colegios no acreditados. Magan advirtió que el próximo paso sería una

aprobación menor para el CME, a lo cual se le seguiría la eventual pérdida de toda la acreditación y el

rechazo de sus graduados de poder dar exámenes ante comisiones estatales. Magan concluyó con estas

palabras: “Preparaos, preparaos, preparaos”. Magan a C. W. Irwin, 23 de Septiembre de 1931.

Tal como lo podríais esperar, Magan compareció al siguiente Concilio de Otoño.

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Se Vota Dejar a los Colegios que Obtengan su Acreditación.-

En aquel tiempo, nuestros profesores estaban pidiendo que todos nuestros colegios fuesen acredi-

tados, y que ellos fuesen enviados, con cargo a la denominación, a obtener grados avanzados. Los ad-

ministradores de nuestros colegios estaban generalmente de acuerdo con esto. La presión sobre la Con-

ferencia General, para que hubiese una decisión favorable, fue muy grande.

Después de un largo debate sobre el asunto, el Concilio de Otoño de 1931, votó en forma reacia

el aprobar que todos nuestros colegios buscasen la acreditación. También votó que cada colegio podía

seleccionar algunos profesores, para que fuesen enviados para obtener grados avanzados.

Pero esta decisión abrió una caja de sorpresas. Inmediatamente, pagando ellos mismos sus costos,

nuestros jóvenes comenzaron a concurrir a las universidades externas, en gran número. En 1935, más

de 40 jóvenes se habían matriculado.

Las Agencias Acreditadoras Planean Prohibir la “Consanguinidad”.-

A fines de la década de 1920, las asociaciones acreditadoras adoptaron una póliza para impedir lo

que ellas llamaron “consanguinidad”. Esto fue, realmente, un plan siniestro.

Para entender mejor lo que está envuelto aquí, de acuerdo con el modelo, algunos pocos profeso-

res entrenados instruirían a los estudiantes en nuestras escuelas médicas. Estos estudiantes, después de

graduarse, irían al servicio misionero. En los últimos años, algunos volverían y serían profesores en la

escuela. En otras palabras, el plan original era que nosotros mismos entrenásemos a nuestros futuros

profesores.

Pero las agencias acreditadoras querían que los colegios aprobados prohibiesen ese tipo de prácti-

ca. Escribiendo en 1931, un mes después de la decisión del Concilio de Otoño de 1931, Percy Magan

escribió esto:

“La Asociación Americana de Colegios Médicos ha elaborado un informe de nuestras escuelas,

criticándonos amargamente por ser nuestra enseñanza, en un grado muy alto, hecha por nuestros pro-

pios graduados. Estos hombres creen que nosotros, y así ha sido, nos casamos entre nosotros mismos

(incesto), educándonos hasta que casi llegamos a ser idiotas, y ellos no tienen ningún problema en de-

cirnos todo eso.

Esa es una razón por la cual queremos salir hacia fuera de nuestro propio personal y traer al Dr.

Hadley y al Dr. Clarence Olsen. Este asunto, hermano Shaw, es más serio y mucho más serio aun ahora

que lo que lo fue en años anteriores”. Magan, carta fechada el 20 de Noviembre de 1931.

Para decirlo claramente, ¡la AMA quería más no adventistas en el equipo!

Como todas las demás, esta demanda fue finalmente obedecida. Por muchas décadas ahora, una

gran mezcla de funcionarios no adventistas en nuestras facultades y en el equipo de Loma Linda, no

son de nuestra fe.

Un año antes, en 1930, el cargo de “consanguinidad” ya estaba funcionando en el CME.

“En la primavera de 1930, un severo criticismo de la escuela médica fue administrado por el Dr.

Fred Zapffe, oficial ejecutivo de la Asociación Americana de Colegios Médicos. Él estaba desilusiona-

do con el pequeño progreso que se había obtenido desde su última inspección seis años antes.

Él informó que el CME poseía un curriculum muy grande de personal, una supervisión “sin obli-

gaciones” del procedimiento clínico, muchas meras clases de trabajo, peligrosas „consanguinidades‟ de

la facultad, y la necesidad de una mejor organización”. Fred Zapffe a Magan, 12 de Julio de 1930. Este

informe hizo con que el Dr. Magan dijese, „En toda mi experiencia con la escuela, nunca había recibido

tal calificación de un secretario ejecutivo como la que hemos recibido de él‟. Magan a M. E. Kern, 3 de

Agosto de 1930”. Neff, Por Dios y por el CME:271.

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Entre 1931 y 1935.-

1933: El Artículo de F. C. Gilbert.-

En medio del furor con respecto a la acreditación, en 1933, el hermano F. C. Gilbert (1867-1946),

un judío convertido y oficial de la Conferencia General, escribió un artículo para la revista Ministerio,

titulado “Por Qué los Judíos Rechazaron a Cristo”.

“Un espíritu de amistad se desarrolló entre los Griegos y los Judíos... Fue hecho un arreglo para

que muchos de los rabinos de Jerusalén fuesen a Alejandría y tradujesen los escritos de las Escrituras

Judías al Griego. También fue sugerido por los Griegos que los Judíos enviasen sus jóvenes talentosos

a Alejandría para entrenamiento... en las... ciencias y en las enseñanzas de los Griegos.

Muchos de los hermanos de Israel temieron los resultados de un tal curso... Ellos aconsejaron a

los jóvenes para que no siguiesen ese procedimiento. Estos (jóvenes), a su vez, argumentaron que sería

una ventaja que los jóvenes fuertes, pensantes y vigorosos fuesen a las escuelas Griegas, ya que así

podrían influenciar a los filósofos Griegos y a los eruditos griegos a que viesen la belleza de la religión

judía.

Muchos de los hombres influyentes de Israel cedieron a la insistencia de los Griegos... Fueron

animados a creer que las sinagogas eran los lugares donde los jóvenes eran enseñados en su religión y

que lo demás no interferiría con ellos... Los antiguos dijeron que Dios ayudaría a los jóvenes a ser lea-

les a su religión, y que las escuelas de entrenamiento de los Judíos tendrían un mejor posicionamiento a

los ojos de las naciones... Gradualmente las escuelas Judías comenzaron a darle grados a sus gradua-

dos. Estaba el Rav o Rabino, el Tana, el Goyon, el Sadi y el Rabbon. Se pensó que sería necesario que

los graduados de las escuelas rabínicas mostrasen las marcas de rango usando ropas diferentes. El

hombre con algún grado tenía que usar una toga y una capa especial. Poco a poco fue formada una aris-

tocracia educacional, la cual fue llamada de Sanedrín.

Mientras las escuelas religiosas continuaban operando, un marcado declinio en la influencia espi-

ritual y en el poder eran visibles. Año tras año la Palabra de Dios era menos estudiada, a medida que

aumentaban los cursos de estudio basados en la cultura y en la filosofía. El curriculum de las escuelas

rabínicas fue aumentado hacia el intelectualismo. A medida que los años eran exaltados y se pensaba

menos en Dios, el Rabino fue alabado; fueron despreciados los que no poseían una escolaridad. La pie-

dad gradualmente disminuyó a medida que aumentaban las formas y las ceremonias”. F. C. Gilbert,

“Por Qué los Judíos Rechazaron a Cristo”, Ministerio, 1933.

1933: La Carta de Magan a Moffett.-

No solamente Loma Linda se volvió como un obediente perrito a la correa, sino que luego a más

líderes le serían colocados los collares de nuestros demás colegios.

En la primavera de 1933, el hermano W. C. Moffett, presidente del Colegio Misionero de Was-

hington, le escribió a Magan para saber por qué sus estudiantes premédicos “no pueden ser admitidos

en Loma Linda”.

El 12 de Junio Magan le explica el asunto a él. Comenzó reprendiendo a Moffett por no haber

buscado la acreditación, cuando Magan le advirtió a todos los colegios para que lo hicieran.

“Ahora creo que nuestros queridos hermanos en el Colegio Misionero de Washington piensan

que yo era apenas un individuo muy duro (en mis primeros estímulos), y por lo tanto fueron un poco

conservadores acerca de comenzar a buscar la acreditación.

No los culpo por su posición, y ellos no me deben culpar a mi por mi posición... Los resultados

finales, hermano Moffett, son estos: Que ahora hemos sido notificados por la Asociación de Colegios

Médicos, que seremos publicados con los casos de todos los estudiantes sometidos por nosotros (a to-

mar exámenes estatales) de los colegios no acreditados.

Page 80: La historia de loma linda, vance ferrell

Pág. 80

Esto está muy cerca de que seamos colocados en la lista negra, y es apenas otra forma de adver-

tirnos de que seremos sacados de la lista de acreditación si no paramos con esta práctica.

Todo este asunto va a ser tratado nuevamente en la próxima reunión de la Asociación; consecuen-

temente apenas existe una cosa que podemos hacer. Y esa es ponerse a trabajar y colocar nuestra casa

en orden. Y eso es exactamente lo que hemos sido obligados a hacer...

No es justo que nosotros... aceptemos estudiantes de escuelas no acreditadas en la escuela médi-

ca, sabiendo que podemos tener problemas cuando ellos salgan (y traten de pasar por exámenes estata-

les)”. Magan a W. C. Moffett, 12 de Junio de 1933.

En 1934, Magan le escribió a la Conferencia General diciéndole que otra inspección, “la más

completa y exhaustiva”, sería efectuada dentro de un año o dos. Sería la más rigurosa, la de más largo

alcance jamás efectuada.

“Ellos han anunciado abiertamente de que existe una gran diferencia hoy entre los mejores cole-

gios médicos y los peores, en nuestro país, así como era en los primeros años de este siglo, cuando tu-

vieron que cortar casi exactamente la mitad de las escuelas médicas, dejando el 50% de estas institu-

ciones sin poder operar. Estos hombres son de la firme opinión de que algunas escuelas médicas

tendrán que ser suprimidas”. Magan a J. L. Shaw, W. H. Branson, 16 de Agosto de 1934.

1935: El Comité Branson.-

La situación en nuestros colegios, en relación a la acreditación, había alcanzado tan extraordina-

rias proporciones que, en la primavera de 1935, los líderes de la iglesia escogieron al hermano Branson

para que liderase un comité especial para estudiar el asunto y preparar un informe para que fuese pre-

sentado en el Concilio de Otoño de 1935.

W. H. Branson (1887-1961) era, en aquel tiempo, presidente de la División Norteamericana

(1930-1938). Después él serviría como presidente de la Conferencia General (1950-1954). Aun cuando

era un hombre muy bueno, el hermano Branson fue introducido en la mitad de una creciente tempestad

de demandas para afiliaciones mundanas.

El Concilio que Cavó la Tumba.-

El Concilio de Otoño de 1935.-

En el Concilio de Otoño de Octubre de 1935, muchos de los líderes de nuestra iglesia reconocie-

ron que se había cometido un terrible error al emitir aquel voto cuatro años antes. Fue visto que había

apenas empeorado la situación.

Se esperaba que, de una o de otra manera, la creciente controversia pudiese finalmente ser satis-

factoriamente resuelta en este concilio.

En nombre del Comité Branson, el Informe Branson fue presentado por W. H. Branson en el

Concilio de Otoño de Octubre de 1935.

Fue la recomendación del comité que solamente dos de nuestros colegios buscasen la acredita-

ción, de manera que pudiesen enviar estudiantes premédicos a Loma Linda. El resto debería continuar

entrenando ministros, profesores, y misioneros para los campos lejanos.

Muchos de nuestros líderes fieles estaban horrorizados con las conclusiones del informe. Tal co-

mo usted se debe estar imaginando, hubo un análisis largo y agonizante. Se reconoció claramente de

que nos habíamos colocado a nosotros mismos en un rincón.

Hombres de Dios se levantaron y suplicaron diciendo que había apenas un camino para poder sa-

lir: un total retorno al divino modelo mostrado (anteriormente).

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Pág. 81

Un Sincero Llamado a Volver al Modelo.-

El hermano Charles H. Watson (1877-1962; presidente de la Conferencia General desde 1930

hasta 1936), explicó todo el problema y dijo cual era la única solución viable:

“Los hechos nos envuelven en la consideración si es que debemos o no continuar con un progra-

ma educacional que esté en armonía con la instrucción que hemos recibido de Dios. El plan de acredi-

tación de nuestras escuelas, adoptado hace cuatro años, ha sido un factor muy contribuyente durante es-

tos cuatro años para nuestro programa educacional, volviéndose cada vez más mundano en su carácter,

en su objetivo, en su determinación para alcanzar los requerimientos de los organismos externos de

acreditación. Estos organismos acreditadores no solo han demostrado su determinación, sino que están

decididos a controlar el programa de nuestra obra educacional, y también los métodos a través de los

cuales dicho programa debe avanzar. No hay ninguna duda acerca de eso.

La póliza provista en 1931, era que seleccionemos profesores con una definida experiencia cris-

tiana para que pudiesen ser entrenados para recibir grados en las universidades del mundo. La expe-

riencia nos ha enseñado que esto es imposible; por ahora hemos colocado las normas para enseñar efi-

cientemente, después un entrenamiento universitario, de manera que todo joven y señorita que busque

alcanzar lo mejor en enseñanza, se sienta forzado a entrar en un entrenamiento que lo llevará al lugar

más alto, pero nosotros no hemos sido capaces de controlar eso. Tenemos la siguiente situación hasta

aquí.

Como resultado de esa acción, en los últimos cuatro años, 40 de nuestros jóvenes estuvieron en la

misma universidad, al mismo tiempo, buscando un entrenamiento que los ayudase alcanzar su objetivo

en educación. Si ustedes pueden continuar con este programa que destruye nuestros propios ideales de-

nominacionales de la verdadera educación, entonces estamos desperdiciando nuestro tiempo al analizar

el informe de esta comisión. Se nos ha dado a algunos de nosotros una tarea... porque se ha demostrado

a sí mismo estar más allá del control de la póliza adoptada en 1931.

El colegio médico estuvo en un tiempo buscando urgentemente la acreditación. Y continua sien-

do una parte importante hoy en día. Y si tenemos que escoger entre continuar con un colegio médico

regular (con la AMA) o irnos al mundo, mi voto es que no continuemos nuestra obra médica regular

(con la AMA); y como líder denominacional los llamo, en el temor de Dios, a dar este paso de mante-

ner los principios de la verdadera educación y de que ésta no nos sea quitada. Este es mi apelo. Es ridí-

culo e inútil que vayamos al mundo con alguna declaración de que Dios nos ha dado los principios de

la verdadera educación y después dar pasos que nos llevarán a la completa ignorancia de estos princi-

pios en el futuro próximo.

Estos son los pasos que hemos dado en los últimos cuatro años. Tenemos urgentemente que deci-

dir entre algunas cosas. El programa de entrenamiento en el servicio de esta denominación, requiere

que nuestros estudiantes sean (espiritualmente) preparados, ya sea que mantengamos abiertas o no

nuestras puertas del colegio médico”. Hermano C. H. Watson, declaración hecha en el Concilio de

Otoño, 30 de Octubre de 1935; citado en 1935 en el Informe Branson:121-124.

Como usted puede ver a través del informe anterior, habían apenas dos posibilidades: o todas las

conexiones entre Loma Linda y la AMA y otras agencias acreditadoras, tenían que ser totalmente cor-

tadas, o todos nuestros demás colegios tenían que acoplarse rápidamente al tren y también tenían que

ser acreditados; y, desde luego, a todos nuestros profesores les gustaría obtener grados avanzados de

universidades externas.

Los hermanos Watson y Branson, así como muchos otros líderes profundamente leales al modelo,

reconocieron que si la acreditación universal y la búsqueda de grados se volviese la norma, ¡nuestros

colegios poseerían el mismo contenido que las universidades del mundo!

Estudiando estos procedimientos, queda claro que estos hombres piadosos estaban realmente an-

gustiados con la situación. Estaba tomando lugar un dramático cambio ante sus ojos, y ellos estaban

temerosos.

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Pág. 82

Antes de este tiempo, nuestros jóvenes asistían a nuestras propias escuelas, se empapaban con el

mensaje, y después salían y lo proclamaban.

Pero repentinamente las cosas estaban cambiando, y esos cambios estaban sucediendo rápida-

mente. Nuestra juventud estaba teniendo la idea de que el objetivo principal de la escuela era proveer-

los con un trabajo que fuese bien rentado. Estaban comenzando a pensar que la única verdadera educa-

ción se podía encontrar en las universidades externas.

Branson Presenta el Informe.-

Aquí hay algunos extractos tanto de ambas presentaciones del hermano Branson, en el Concilio

de Otoño de 1935, los días 28-30 de Octubre, y el análisis que se siguió. Usted puede encontrar el In-

forme completo en el Informe Branson (DH-25-28), disponible a través de esta casa editora.

El hermano Branson mencionó que solamente dos de los seis colegios habían obtenido una acre-

ditación (el Pacific Union College y el Walla Walla College), y que los otros estaban desesperadamente

tratando de obtenerla.

El hermano Branson entonces analiza el hecho de que los individuos que no eran hombres y mu-

jeres de experiencia, arraigados profundamente en la fe y que hubiesen servido en la obra durante va-

rios años, estaban siendo empleados en nuestros colegios, simplemente para satisfacer las necesidades

de acreditación.

“En vez de que algunos profesores sean seleccionados cuidadosamente por las mesas directivas,

tal como fue recomendado (esto es, profesores que tuviesen una gran experiencia cristiana, que fuesen

exitosos en su obra cristiana, y fuesen fieles a la Biblia y a los Testimonios), hemos encontrado que

muchos jóvenes inmaduros han encontrado su camino para ir a las universidades, creyendo que ese era

un camino superior para entrar en nuestra obra institucional. No habían esperado ganar esos años en

experiencia cristiana, la experiencia que viene con los años de servicio cristiano. No esperaron ser es-

cogidos por alguna mesa directiva, la cual pesaría cuidadosamente si este o aquel individuo debía o no

ir a la universidad. Muchos de estos jóvenes han ido de las clases de graduación de nuestros colegios a

las universidades, creyendo que esto facilitaría la entrada a nuestra obra o de encontrar un empleo en

alguna institución educacional”. W. H. Branson, Informe Branson, 28 de Octubre de 1935.

El hermano Branson vio entonces los cambios radicales que habían ocurrido en aquellos cuatro

años, desde el Concilio de Otoño de 1931.

“Nuestra comisión nos trajo la información de que, solamente de un colegio, 30 habían ido a la

universidad para un entrenamiento durante estos cuatro años. Se nos ha dicho que, para un encuentro

social en una universidad, se reunieron nuestros estudiantes Adventistas del Séptimo Día que asistían a

esa universidad; cuarenta de los que allí estaban asistieron a esta reunión social, y no todos habían reci-

bido una invitación.

Podemos multiplicar hechos como estos, los cuales nos indican, como creemos, que estas cosas

se nos han ido de las manos. Han ido más allá de cualquier cosa que la denominación haya planeado, y

que los efectos laterales de todo esto se encuentran en las escuelas donde las mesas directivas han sido

presionadas por el organismo de acreditación, de colocar hombres en sus facultades, que hayan obteni-

do grados avanzados; ellos no sabían donde encontrar hombres con experiencia y de incuestionable in-

tegridad para ocupar esas posiciones. Ellos se han sentido obligados a tomar a alguno de estos hombres

inmaduros, que no han sido seleccionados, sino que han presionado y han decidido tomar sus propios

caminos hacia la universidad, han asegurado su grado, y se han presentado para ser contratados como

empleados.

Creemos, Señor Presidente, que en esto enfrentamos uno de nuestros mayores peligros; porque en

vez de una cuidadosa selección, hemos llegado al lugar en el cual somos forzados a escoger hombres,

que de otra manera no habrían sido escogidos para los lugares de responsabilidad a los cuales han sido

llamados”. Informe Branson.

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Pág. 83

Entonces el hermano Branson hizo esta tremenda advertencia:

“Creemos, como resultado de lo que ha sucedido, que el énfasis errado ha sido colocado en cier-

tas cosas en nuestra obra. Creemos que un énfasis indebido está siendo colocado sobre la idea de asegu-

rar grados de las instituciones mundanas, en vez de entrenar nuestra juventud para el servicio espiritual

en la causa de Dios.

Creo que muchos de nosotros puede testimoniar honestamente de que hemos estado oyendo mu-

cho sobre grados, acreditación y universidades, en los últimos cuatro años, que todo lo que hemos es-

cuchado en toda nuestra vida antes. Algunos de nosotros hemos tenido que aprender un nuevo vocabu-

lario, en el lenguaje, para poder entender a fondo lo que estamos hablando y cual es su real significado.

Me acuerdo que hace algunos años atrás, no escuchábamos todas estas cosas, como las estamos escu-

chando ahora.

El énfasis ahora está siendo colocado sobre la importancia de los estudios del mundo y los gra-

dos, y esto ha tenido una enorme influencia. Muchos profesores creen que está bien que ellos sean en-

trenados en universidades externas, como resultado de una sanción denominacional y de un incentivo

para que así lo hagan. Muchos que se perderán, perderán su fe en Dios, y no encontrarán una posición

de responsabilidad en esta causa, que fue diseñada por Dios para que lo obtuvieran. Si llegan a conse-

guir posiciones de responsabilidad, muchos de ellos introducirán en la obra denominacional, influen-

cias que nos llevarán a desviarnos cada vez más del propósito original que estaba en los corazones de

los hombres que establecieron esta obra.

La comisión, por lo tanto, cree que, como denominación, nos estamos desviando; que se nos ha

confiado en este Concilio de Otoño, de 1935, a tratar de parar con todo esto, a trazar nuevamente nues-

tro curso (dirección), a colocar nuevos hitos, y determinar, a través de la ayuda de Dios, que rectifica-

remos todo lo que esté errado en lo que nos hemos comprometido a hacer en los últimos cuatro años”.

Informe Branson.

El hermano Branson advirtió que, si diésemos ese paso, seguiríamos el desastroso curso de otras

denominaciones.

“Tal como ha sido destacado a través del presidente de la Conferencia General (C. H. Watson),

en su alocución leída ayer en la mañana (Review and Herald, 21 de Noviembre de 1935, páginas 3-8),

otros organismos religiosos han pasado por este camino antes que nosotros. Como resultado de sus es-

fuerzos para asegurar el reconocimiento del mundo, sabemos que hicieron naufragar su fe. Existen ex-

cepciones en casos individuales, pero esta declaración es casi universalmente verdadera”. Informe

Branson.

El hermano Branson citó entonces una declaración, hecha en 1930, por el presidente de un cole-

gio no adventista:

“El reclamo indiscutible hecho hasta aquí, que el colegio de la iglesia lleva una moral más sana y

una atmósfera espiritual, ha sido un argumento incontestable a su favor. Pero este reclamo es seriamen-

te cuestionado hoy en día.

Los requerimientos de las agencias normalizadoras han obligado a los colegios de la iglesia a

cambiar su énfasis de la moralidad a la erudición. Esto ha cambiado todo el padrón mental y ha cam-

biado el espíritu de nuestros colegios de iglesia. Ellos no se han desarrollado, en los años recientes, a lo

largo de líneas que expresen el deseo y la conciencia de cristianismo vital. Ellos han desistido de su

elemento natural de mayor fortaleza (religión), y han tomado las instituciones apoyadas por impuestos

(instituciones públicas) como los elementos de mayor debilidad (normalización).

Las fuerzas que dejan cesante a las instituciones poseen una gran fuerza de arrastre, pero se mue-

ven inexorablemente. Normalmente el cambio está disponible antes que la sociedad esté consciente. La

calificación del colegio de la iglesia se está procesando ahora, y la mayor parte de sus devotos están

mirando la transición; algunos todavía son participantes en el drama, y no lo reconocen”. Andrew D.

Harmon, presidente del Colegio Transilvania, declaración en Historia Corriente, Diciembre de 1930;

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citado en la Review and Herald, 24 de Octubre de 1935; y después en el Informe Branson, 28-30 de

Octubre de 1935.

El hermano Branson entonces declaró:

“No creo, a medida que leo esto, que los Adventistas del Séptimo Día estén incluidos en la última

observación de esta declaración, la calificación del colegio de la iglesia se está procesando ahora, y

muchos de sus devotos están mirando la transición; algunos todavía son participantes en el drama y no

lo reconocen.

Hemos estado en el periodo de transición durante cuatro años. Reconocemos, ciertamente, que ha

habido un desvío de normas, un desvío en los ideales, un desvío en el énfasis, hasta que muchos de

nuestro pueblo, a través de todas las iglesias de este país, se están alarmando. Lo escuchamos en todas

partes. Hay alarma, y esa alarma está en los corazones de nuestros mejores líderes y laicos, los cuales

conforman la membresía de nuestras iglesias. Desde entonces, tal como lo declaran estos hombres,

otras denominaciones han pasado por este camino, y el resultado universal ha sido la calificación del

colegio de la iglesia, disminuyendo los ideales de los fundadores en el establecimiento de estos cole-

gios.

Nos parece a nosotros, que formamos esta comisión, que necesitamos definir si somos capaces de

seguir el mismo curso de acción que hemos seguido hasta aquí, seguirlo hasta sus últimas consecuen-

cias, y sin embargo permanecer firmes ante la marea que los ha barrido. ¿Podemos mantener –nuestros

ideales en su pureza y también alcanzar, completamente, el reconocimiento del mundo y concordar con

ser normalizado por el mundo, lo cual significa que tenemos que estar bajo el dominio de estas organi-

zaciones mundanas?”. Informe Branson.

Después, el hermano Branson cita un ejemplo específico. Una mesa directiva de acreditación ha

observado recientemente que uno de nuestros colegios ha perdido su objetivo original de entrenar obre-

ros.

“Tengo aquí en mis manos un informe que fue enviado por los representantes de una de estas or-

ganizaciones acreditadoras, un informe reciente, que fue hecho en relación con uno de nuestros cole-

gios. Este colegio estaba siendo examinado, por representantes de la mesa acreditadora, para ver si se le

podía otorgar la acreditación. Al comienzo del informe, encontramos la siguiente declaración:

„Los artículos originales de incorporación en este colegio particular declaran definitivamente que

el colegio fue organizado para proveerle especiales oportunidades a los jóvenes y a las señoritas para

que se acostumbraran con los campos misioneros y para que tuvieran una educación en ramas y méto-

dos para lo mismo. La escuela era una parte del programa misionero de la iglesia. Ese ideal ha persisti-

do extensamente y ha afectado el espíritu del curriculum y de los métodos del colegio; pero un cambio

en el énfasis se ha venido procesando lentamente, y ahora la educación como una preparación para di-

versas carreras y, mayoritariamente, para el arte de vivir, es el ideal dominante‟.

De tal manera que estamos siendo alabados aquí por los representantes de la mesa acreditadora;

el comentario fue efectuado debido al hecho de que hemos cambiado nuestros ideales, nos hemos ale-

jado del ideal de entrenar jóvenes y señoritas para los campos misioneros del mundo, y estamos llegan-

do al punto de entrenarlos para las diversas carreras y para el arte de vivir”. Informe Branson.

“‟Porque de la cumbre de las peñas lo veré, y desde los collados lo miraré. El pueblo tiene que

habitar solo, y no será reconocido entre las naciones‟ (Num. 23:9). Este ha sido el programa de Dios a

través de las edades. Israel tiene que habitar solo y no debe ser encontrado entre las naciones. Y yo creo

que esto posee una aplicación bien definida para el Israel de Dios en esta última generación, ya que Él

trata de convertir al pueblo y de llevarlo al cielo. Me parece que Israel tiene que estar libre del gobierno

de organizaciones mundanas que no conocen a Dios en estos tiempos.

Se está atando este pueblo a mundanalidades, a las cuales nos estamos rindiendo. No estoy que-

riendo decir que no estemos resistiendo estas influencias de alguna manera; pero yo creo que la resis-

tencia que le estamos oponiendo no nos está sujetando. Gradualmente estamos siendo empujados hacia

atrás, y debiéramos estar alarmados con eso”. Informe Branson.

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El hermano Watson citó entonces seis pasajes del Espíritu de Profecía, en los cuales el camino

que deberíamos tomar estaba claramente declarado: 6T:145; CT:86 (también en 5T:21, escrito en

1881); CT:532; 6T:142; FE:534-535.

El hermano Branson recomendó entonces que, como medida de compromiso, solamente dos de

nuestros colegios deberían recibir una acreditación completa de cuatro años. Después mencionó que los

dos colegios serían el Pacific Union College y el CME. Después concluyó su presentación (más a res-

pecto de este compromiso, posteriormente).

Profunda Preocupación de Otros Líderes de la Iglesia.-

Cuando el hermano Branson terminó con sus observaciones, todos habían sido profundamente to-

cados. Los líderes de la iglesia reconocieron que esta reunión, de 1935, sería importantísima en la his-

toria de la iglesia. Y así fue.

Se levantaron otros líderes y hablaron:

“Yo estaba viajando en tren juntamente con un director bautista hacia el Estado de Wisconsin, el

cual estaba a cargo de 156 iglesias bautistas. Él me dijo que había eliminado a todos los predicadores

fundamentalistas, excepto a tres, y él esperaba eliminarlos durante ese mismo año. Eso es lo que una

universidad bautista hizo por la denominación bautista. Una universidad (bautista) de Chicago es casi

completamente responsable por lo que le ha ocurrido a todas las iglesias bautistas de América...

Yo creo que hemos comenzado a caminar por el mismo camino, la vía expresa que va a minar los

fundamentos de este movimiento.

Yo creo que Dios nos está llamando ahora al arrepentimiento y para que volvamos atrás, tome-

mos nuestro estandarte, y escapemos de las consecuencias volviendo a lo correcto. El Señor nos ha

aconsejado a que no nos mezclemos en lo más mínimo, y sin embargo algunas de nuestras escuelas

están tan atadas a los sistemas del mundo, que no podemos cortar la amarra. Tendremos que tomar una

actitud decidida para salvarlas. Yo creo que sería terrible si, como denominación, tuviésemos que andar

por el mismo camino desértico por el cual han andado las otras denominaciones protestantes, y si co-

menzamos a andar por ese camino, ciertamente saldremos de él como los demás lo han hecho”. W. A.

Nelson, Presidente, Asociación de New Jersey, Concilio de Otoño, 28-30 de Octubre de 1935.

Después habló el hermano Watson:

“Yo creo que Dios ha colocado delante de nosotros de una manera muy clara, las normas que de-

bemos seguir, y no debemos ir al mundo para preguntarles cuáles son esas normas. Creo que hemos

errado al aceptar normas del mundo en la educación y en otras áreas”. C. H. Watson, Presidente, Con-

ferencia General, Ídem.

El presidente de la Asociación Canadiense habló:

“Yo creo que todo el futuro de la juventud de esta denominación depende que mantengamos, en

las instituciones educacionales, las pólizas de educación de esta denominación, principios justos y de

acuerdo con el modelo que Dios nos ha dado.

No hace mucho tiempo atrás, tuve el privilegio de visitar el hombre que estaba a la cabeza de las

escuelas de toda una denominación. Durante el curso de nuestra conversación, él me dijo que estaba

muy preocupado con la tendencia de su denominación, y me dijo que su denominación estaba perdien-

do rápidamente su juventud, y yo se que su declaración está correcta. Él me dijo que le parecía que la

manera en que las escuelas (colegios y seminarios) se estaban desviando hacia el mundo, haría con que

en poco tiempo más simplemente no existieran, si es que continuamos andando por ese camino. Yo le

pregunté por qué él estaba haciendo una declaración de esa naturaleza; él me dijo que desde que las es-

cuelas se han afiliado con las universidades, y han empleado profesores que han sido entrenados en

universidades no cristianas, ellos han vuelto a las escuelas, han llevado a la sala de clases un espíritu de

incredulidad en el Libro de todos los libros, y así nosotros nos estamos desviando.

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Como miembro de esta denominación, no quiero hacer parte de ese desvío, en ningún plan que

haga más difícil que nuestra juventud se mantenga firme a los fundamentos que Dios nos ha dado”.

Hermano S. A. Ruskjer, Presidente de la Asociación de la Unión de Canadá.

Después habló el hermano Wilcox, uno de los mejores editores de la Review and Herald en los

primeros años:

“Cuatro años atrás, yo estuve firmemente contra la acreditación, en todas sus formas. Hoy en día

estoy aun en el mismo camino. Yo era miembro de esta comisión, y me uní con mis hermanos para pre-

sentar este informe, porque me parece que fue lo mejor, debido a las circunstancias...

En los últimos años ha habido un énfasis en la universidad. Les cuento cómo creo que esto se

puede manejar. Yo creo que deberíamos enunciar los principios que hemos escuchado aquí, para volver

a nuestro antiguo camino; y, con nuestra influencia personal como obreros, volver los corazones de

nuestros padres e hijos para que salgan del camino errado. Yo creo que eso surtirá más efecto que todo

lo que podamos aprobar aquí... Yo apoyo este informe, pero esto es un compromiso; yo lo apoyo como

un compromiso, y espero que llegue el tiempo el próximo año, cuando podamos volver libres de todas

estas influencias que están alrededor nuestro”. Hermano F. M. Wilcox, editor, Review and Herald.

Hablaron dos líderes más:

“Si no acreditamos nuestras escuelas médicas, tememos lo que nos pueda suceder, se nos dice

hoy. Ayer se nos dijo que debíamos ejercitar la fe. Honestamente, no veo cómo puedo volver atras y

repetir su mensaje, hermano Watson; y, cuando los hermanos me preguntan: ¿Estamos atado por una

amarra?, les digo: “Ni en lo más mínimo”. Cómo puedo armonizar eso con lo que estamos haciendo

hoy... Y ahora creemos que hemos salvado la causa de estas cosas impías eliminando tres de nuestras

acreditaciones. Me temo que lamentaremos este día, si continuamos adelante con este programa. Cuatro

años atrás cometimos un error. Cometimos un error, así lo dijo usted”. Presidente Anderson (probable-

mente J. N. Anderson, presidente del Union College).

“Señor Presidente, no quiero aparecer como oponiéndome a esta resolución, pero recuerdo que

cuatro años atrás, cuando estaba hablando con el hermano McElhaney acerca de este asunto, cuando el

voto fue tomado. Él dijo que íbamos a ver el día cuando nos lamentaríamos por lo que habíamos hecho.

Ahora hemos acreditado dos colegios senior. Ahora recomendamos que otro colegio sea acreditado, y

que todos los colegios juniors procedan con precaución. Si esto está errado, ¿cómo puede estar correcto

el acreditar otro más? Si no debemos estar atados ni por un pequeño hilo, ¿por qué no decidimos cortar-

lo?”. Hermano Rice (probablemente M. L. Rice, presidente de diversas Asociaciones en aquellos años).

C. L. Watson se levantó nuevamente. Él colocó el problema ante todos los presentes. Ellos bien

reconocieron que, aun cuando la mayoría de los líderes influyentes no querían que nuestros colegios re-

cibiesen la acreditación, se sentían sin esperanzas ante las demandas de Loma Linda.

Aquella decisión en 1912, de acreditar el CME, amenazó con abrir las puertas para que todos

nuestros profesores fuesen entrenados en escuelas externas y que todos nuestros colegios fuesen forza-

dos a obedecer las demandas de las agencias acreditadoras del mundo.

Lo que parece ser que no entendieron, ¡fue que Loma Linda no cerraría sus puertas si no fuese

acreditada! En vez de eso, volvería a entrenar médicos misioneros y enfermeras para los campos leja-

nos.

Ciertamente, como Percy Magan lo ha descubierto para su propia pena, los estudiantes que acep-

taron la acreditación del CME, se fueron para comenzar prácticas médicas en California. Bajo tales cir-

cunstancias, ¡no había ninguna razón para mantener esa escuela abierta!

Ahora, reconocemos que la mayor parte de la urgencia para acreditar la obra educacional, ha ve-

nido del colegio médico, porque solamente así ha podido continuar trabajando, la base permitida por la

AMA... A menos que decidamos cerrar completamente aquel colegio, tendremos que seguir acreditan-

do las escuelas que preparan estudiantes para que puedan entrar en los cursos del colegio. No hay

ningún otro camino por el cual puedan entrar ahí. Tiene que haber un cierto entrenamiento especializa-

do de por lo menos algunos de los profesores que preparan a los estudiantes para que puedan entrar a

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estas escuelas en las cuales ese entrenamiento es dado, y esas escuelas en las cuales ese entrenamiento

es dado, tienen que ser acreditadas. Esto tiene que ser así, por lo menos en los colegios junior”. C. L.

Watson, Presidente de la Conferencia General.

Aquí, se levantó un fiel presidente de colegio:

“Señor Presidente, creo que debiera ser definido aquí, qué realmente es la acreditación. No consi-

go leer en ninguna parte de los Testimonios que, para poder alcanzar reconocimientos estatales, tenga-

mos que unirnos con la Asociación Central y del Norte o con la Asociación de los Estados del Centro, o

con cualquier otra institución regional, porque estas asociaciones no poseen un reconocimiento del Es-

tado. No son conocidas por el Estado. No poseen ni una sanción legal ni un status legal.

Si realmente estamos obligados a acreditar nuestras escuelas, como algunos parecen pensar, para

alcanzar los requerimientos de las declaraciones del Espíritu de Profecía (si es que esta es la interpreta-

ción correcta), ¿por qué no buscamos el reconocimiento estatal? Personalmente, no creo que sea nece-

saria ninguna acreditación de fuentes externas. Si es que realmente vamos a salir de Babilonia, ¿por qué

no salimos totalmente, y no sigamos manteniendo dos o tres escuelas dentro de ese sistema?”. H. H.

Hamilton (presidente del Colegio Misionero de Washington).

A esta altura, Percy Magan, que había llegado solamente la noche anterior, se levantó para hablar,

y lanzó otra bomba: Dentro de algunos años, ¡ninguno de los colegios sería elegible para enviar gra-

duados a Loma Linda! Esto se debía a que los que ya estaban acreditados, solo poseían dos años de

acreditación. Tendrían que trabajar duro, y a mucho costo, para conseguir una mejora de tres o cuatro

años en el status.

Los líderes de la iglesia estaban comenzando a ver que nunca habría un fin para la creciente espi-

ral de los requerimientos de la acreditación de los colegios y para la certificación de los profesores. Con

esa advertencia, debieran haber votado volver al modelo educacional dado tantos años antes a nuestro

pueblo.

“Señor Presidente, no me estoy levantando apara analizar, de ninguna manera, todo el asunto. No

he estado aquí. Solo he llegado ayer en la noche de Toronto, donde era mi deber estar presente en una

reunión de los colegios de la AMA, y... la propuesta fue de que nuestros colegios médicos estarían

obligados a tener un curso básico premédico de tres años, y eso significa que tenemos que tener una ba-

se acreditada de tres años. Eso aun no es una ley, sino que eso fue traído por el Dr. Paterson, el presi-

dente, en su reunión anual; y parece ser que alcanzó la aprobación de la gran mayoría.

Probablemente en un año más, o algo así, ustedes verán esa regla... Yo les estoy diciendo esto,

porque tan cierto como las escuelas médicas están obligadas a ir a un curso básico de tres años, eso sig-

nifica que dentro de un año o dos, los colegios juniors estarán fuera de la lista"” P. T. Magan, Presiden-

te del CME.

Esa noticia sacudió a toda la asamblea, de tal manera que W. A. Nelson, del Departamento de

Educación de la Conferencia General, hizo un pequeño apelo para aprobar el Informe Branson, para el

bienestar de las “altas realizaciones” de la educación adventista. Entonces el hermano Watson se le-

vantó y dijo esto:

“Los hechos nos envuelven en la consideración si vamos o no a continuar con un programa edu-

cacional que se ha vuelto más y más mundano o si vamos a comenzar un plan educacional que esté en

armonía con la instrucción que hemos recibido de Dios. El plan de acreditar nuestras escuelas, adopta-

do hace cuatro años, ha sido un factor tremendamente contribuyente, durante estos cuatro años, para

que nuestro programa educacional se volviese cada vez más mundano en su carácter, en su objetivo, en

su determinación para alcanzar los requerimientos de las instituciones acreditadoras externas...

Estas instituciones acreditadoras no solo han mostrado su determinación, sino que han determi-

nado controlar el programa de nuestra obra educacional y también los métodos a través de los cuales

ese programa debe ser llevado adelante. No hay ninguna duda acerca de eso”. C. L. Watson, Presidente

de la Conferencia General.

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Después, el hermano Branson se levantó y les suplicó a los miembros que aprueben el Informe

(para la acreditación de por lo menos dos de nuestros colegios), por lo menos, en una base temporaria

de prueba.

Le ha parecido a los miembros de la comisión que tenemos apenas tres cursos de procedimiento.

Todos estos tres puntos de vista han sido analizados en este concilio. Uno es que no hagamos nada para

desatarnos del diluvio mundanal que está inundando nuestras escuelas, que no hagamos nada para eli-

minar o aquietar el miedo de aquellos que piensan que estamos en el camino errado... No podemos

concebir que este concilio actúe de esa manera...

Por otro lado, sentimos que se han hecho un gran número de sugerencias, que se van al otro ex-

tremo, que sea abandonado todo este plan de acreditación de nuestras escuelas. Creemos que estas su-

gestiones serían prematuras. Podríamos llegar a eso. Podemos llegar al punto de tener que cerrar nues-

tro colegio médico, pero me uno al presidente de la Conferencia General y digo que, si es necesario

hacer eso, cortar toda atadura con el mundo, yo sería favorable a eso.

No creo que esta denominación tenga que ser llevada a una posición mundana por ninguna insti-

tución de nuestras filas. No creo que este sea el deseo del colegio médico; pero ha sido la urgencia que

ha venido del colegio médico, la que nos ha hecho acreditar esto hace ya cuatro años; y será la urgencia

de esa escuela la que nos hará continuar con esto. No creo que debamos ser precipitados en una acción

para eliminar la acreditación; eso significaría cerrar el colegio médico, terminar con todo el entrena-

miento del profesorado.

Yo creo en el plan sugerido por la comisión, el cual provee adecuadamente para alcanzar toda ne-

cesidad del colegio médico en la actualidad. Aun no tenemos un curso preparatorio de tres años. No sa-

bemos si alguna vez tendremos un curso preparatorio de tres años. Si alguna vez llegamos a tener un

curso de tres años, podemos tenerlo sin acreditar todos nuestros colegios, y podemos continuar así”. W.

H. Branson, Vicepresidente de la División Norteamericana.

El hermano Branson sabía que ningún colegio adventista poseía un curso preparatorio de tres

años acreditado, para el curso premédico.

Aun cuando haya sido no intencionalmente, el error en el argumento anterior es que, si se recha-

zaban las acreditaciones y los grados, esto haría con que Loma Linda fuese cerrada o que se pararía con

el entrenamiento de los médicos misioneros y de las enfermeras. Pero eso no era así. Ellos aun podían

recibir un entrenamiento completo y después salir a trabajar como misioneros. Además, los cursos cor-

tos en remedios naturales también podían ser dados a los creyentes interesados que quisiesen ayudar a

sus vecinos aquí en los Estados Unidos.

El hermano Piper, presidente de la mesa directiva del Union College ciertamente dio la solución

correcta:

“La póliza provista en 1931, proveía que seleccionásemos profesores con una definida experien-

cia cristiana para que entrasen en el entrenamiento graduado en las universidades del mundo. La expe-

riencia nos ha enseñado que es imposible, desde el momento que colocamos las normas para eficiencia

educacional, con un entrenamiento universitario, porque a partir de ese momento en adelante, todos los

jóvenes y señoritas que busquen alcanzar la enseñanza más alta, se sentirán forzados a entrar en el en-

trenamiento que los llevará al lugar más alto, y no hemos estado capacitados para controlar eso. Esa es

la situación que tenemos aquí.

Como resultado de esa acción dentro de los últimos cuatro años, 40 de nuestros jóvenes estaban

en una universidad al mismo tiempo, buscando un entrenamiento que los ayudase a alcanzar sus objeti-

vos en educación. Si continuamos con este programa, que destruye nuestros propios ideales denomina-

cionales de la verdadera educación, entonces estamos desperdiciando nuestro tiempo analizando el in-

forme de esta comisión. Eso nos da a algunos de nosotros una carga, ya que se ha demostrado que eso

está más allá del control de la póliza adoptada en 1931.

El colegio médico fue en algún tiempo la mayor urgencia para la acreditación. Y es una gran par-

te de la urgencia de hoy en día; y, si tenemos que elegir entre si continuamos con el colegio médico o

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nos vamos al mundo, mi voto es que no continuemos con nuestra obra médica; y, como un líder deno-

minacional, los estoy llamando, en el temor de Dios, a dar este paso para así mantener los principios de

la verdadera educación sin que estos nos sean quitados. Este es mi apelo.

Es ridículo e inútil que vayamos al mundo con alguna declaración de que Dios nos ha dado los

principios de la verdadera educación y después dar pasos que nos llevarán a la completa ignorancia de

estos principios en el futuro próximo.

Estos son los pasos que hemos dado en los últimos cuatro años. Tenemos urgentemente que deci-

dir entre algunas cosas. El programa de entrenamiento en el servicio de esta denominación, requiere

que nuestros estudiantes sean (espiritualmente) preparados, ya sea que mantengamos abiertas o no

nuestras puertas del colegio médico”. Hermano J. F. Piper, presidente de la mesa directiva del Union

College.

El hermano H. H. Votaw, presidente del Departamento de Libertad Religiosa de la Conferencia

General, un poderoso orador, dijo claramente:

Creo que lo dicho por el hermano Watson ahora mismo, nos ha llevado al punto más alto de este

martes en la mañana, aun cuando nos estemos preparando para enviar jóvenes al infierno en tres de

nuestros colegios. Si este es el plan, no tenemos ningún derecho a continuar con dos colegios, ya acre-

ditados, y un tercero que también va a ser acreditado, y continuamos haciendo las cosas que se nos ha

dicho que no hagamos. No consigo ver ninguna diferencia entre dos o seis para todo el sistema de es-

cuelas. Si esta acreditación está errada, entonces está toda errada. Está errada en dos de ellos. No puedo

llegar aquí a encontrar ningún acuerdo entre lo dicho por el presidente de la Conferencia General y el

informe de esta comisión. La comisión dice que ustedes poseen apenas dos colegios acreditados. Son

escuelas acreditadas. Vamos a tener otra más acreditada y no vamos a sacar las otras sin antes destruir

muchas otras escuelas. Enfrentemos las cosas: o hacemos una cosa o entonces hacemos la otra... No

consigo verlo de ninguna otra manera, entre enviar jóvenes y señoritas al infierno teniendo dos escuelas

o teniendo seis escuelas. Si eso está errado, entonces abandonémoslo...

Yo soy el presidente de la mesa directiva del Union College. Mi interés está allá. Estaría contento

si esta fuese la manera correcta de hacerlo, acreditando el CME y el PUC. Estoy contento que ellos po-

sean vuestra acreditación y reconocimiento; pero, hermanos, aun no puedo ver la consistencia de todo

esto. Aprecio las observaciones hechas por el hermano Watson. Él ha aclarado un poco la situación. Tal

vez sea necesario que yo continúe y dejar que el mundo dirija nuestro movimiento, en relación a prepa-

rar a nuestros jóvenes y señoritas para la obra médica. Posiblemente sea así, pero no veo luz en com-

prometerme con el mundo, de ninguna manera; estoy listo a votar en contra de esta recomendación,

porque no veo su consistencia. No veo luz en la proposición”. Hermano Herber H. Votaw, Departa-

mento de Libertad Religiosa de la Conferencia General.

El Voto de Compromiso de 1935.-

Después de una extenso análisis, fue tomado un “voto de compromiso”. Fuera de Loma Linda, la

cual ya estaba acreditada, solamente dos de nuestras escuelas debían mantener la acreditación: el Paci-

fic Union College (PUC) y el Colegio Misionero Emanuel (CME); los otros colegios tenían que conti-

nuar entrenando misioneros para los campos lejanos. En otras palabras, a tres colegios (incluyendo

Loma Linda) se les permitiría apartarse del modelo, pero los otros colegios (Colegio Misionero de

Washington, Atlantic Union College, Union College y el Walla Walla College) tienen que continuar

como están y no pueden obtener la acreditación. El Walla Walla, que ya había obtenido una acredita-

ción de dos años, debido a esta recomendación, tuvo que cancelarla. Todos estos colegios eran colegios

senior (cuatro años de estudio).

Toda esta decisión fue impresa en la edición del 28 de Noviembre de 1935 de la Review and

Herald, bajo el título: “Recomendaciones del Concilio Educacional, adoptadas por el Concilio de Oto-

ño”.

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Aclaración: Se hizo la mención de que, en 1935, teníamos “seis colegios”. Pero no se hizo ningu-

na mención a otros tres colegios (Southwestern Junior College, Southern Missionary College, y Oak-

wood College), probablemente debido a que, en 1935, aun eran colegios junior.

Uno de los que habló en el concilio dijo que Loma Linda, el Pacific Union College y el Walla

Walla ya poseían acreditación; otro dijo que el CME ya la poseía, y otro dijo que luego la poseería. El

hermano Branson recomendó que solamente el PUC y el CME debían retener una acreditación de dos

años.

En realidad, en 1935, cuatro colegios estaban acreditados: Loma Linda en 1922. Los otros tres

habían recibido una acreditación tipo junior (de dos años). Esto significa que solamente los dos prime-

ros años de sus tres o cuatro años de estudio estaban acreditados. Estos tres eran el CME en 1922, el

Walla Walla College en 1932, y el PUC en 1933.

Antes de 1931, diversos colegios habían tratado de obtener una acreditación de dos años. El voto

del Concilio de Otoño de 1931 decía que todos los colegios podían obtener una acreditación de dos

años. La recomendación de Branson fue de que solamente dos colegios tuviesen una acreditación de

dos años: el PUC y el CME. Una razón primaria fue que estaban en lugares opuestos en el país. El plan

de Branson requeriría que la acreditación del Walla Walla fuese cancelada.

Sin embargo, luego al comienzo del análisis que se siguió a la presentación de Branson, P. T.

Magan habló y dijo que, el último edicto de la AMA era de que dentro de dos años, ¡ninguna escuela

acreditada con dos años, podría enviar estudiantes a Loma Linda, sino que solamente a los colegios

acreditados con cuatro años!

Obviamente, habían apenas dos caminos que nuestra iglesia podía tomar: o dejaban que los cole-

gios se moviesen hacia el lado de la acreditación o paraban con todo eso, eliminaban todas las acredita-

ciones (incluyendo la de Loma Linda) y hacían volver todas nuestras escuelas a sus objetivos origina-

les. ¡Ninguna de las escuelas habría cerrado sus puertas!

Aquellos estudiantes que quisiesen cumplir con el modelo, lo conseguirían. Aquellos que quisie-

sen obtener una educación mundana para autosatisfacción, estaban libres para ir a otros colegios y uni-

versidades, estatales, privadas o religiosas.

Consecuencias del Concilio.-

Voto de Compromiso Desencadena una Carrera Para Obtener la Acreditación.-

La decisión tomada en el Concilio de Otoño de 1935 fue como bencina arrojada al fuego. Los

administradores y las facultades de los diversos colegios dijeron que si dos podían hacerlo, todo el resto

también podían hacerlo.

Y eso fue lo que sucedió. Cada colegio aceleró sus esfuerzos para alcanzar la acreditación. No

importaba la deuda que fuese colocada sobre la institución, ni cuántos compromisos tuviesen que hacer,

ni cuántos profesores mundanos tuviesen que contratar. Los profesores actuales y los futuros corrían a

las universidades para poder ser “competentes” para enseñar en nuestros colegios.

El CME, por ejemplo, tuvo que echar abajo y reconstruir cerca de todo el campus, debido a que

todos sus edificios estaban construidos de madera, y la agencia acreditadora exigía ladrillos. No obtuvo

su acreditación senior (de cuatro años), sino hasta 1939.

Dentro de pocos años, todos nuestros colegios en América tenían acreditaciones de dos años (y

algunos de cuatro años). El resto es historia. La aprobación de las agencias acreditadoras requería que

las librerías de las escuelas fuesen ampliadas con muchos libros mundanos, y que casi toda la facultad

fuese graduada en universidades externas. No importaba lo que un hombre creía o enseñaba; si él pose-

ía un PHD, entonces era contratado para instruir a la juventud de nuestra iglesia.

Para mayores informaciones sobre esto, ver E. M. Cadwallader, Una Historia de la Educación

Adventista del Séptimo Día.

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En 1925, Magan le escribió a un amigo acerca de la estrategia que él usaba para hacer con que los

líderes, de cualquier nivel, concordasen con sus objetivos:

“‟Usted puede ver, mi idea fue que trataba de obtener la mayor cantidad posible de estas perso-

nas, para que se familiarizasen con nuestros problemas, y que fuesen favorables a nuestra causa‟, expli-

caba él. „En otras palabras, yo quería estar en un lugar para llevar la batalla a los lugares más altos, si

fuese necesario‟”. Magan a Newton Evans, 30 de Septiembre de 1925.

A pesar del entusiasmo de los colegios para correr a someterse a las agencias acreditadoras mun-

danas, hubo una “reacción en el campo hacia el programa de acreditación de los colegios” (Neff, Por

Dios y para el CME:285). Muchos creyentes fieles estaban profundamente perturbados por esta liqui-

dación generalizada.

1935: La Sorprendente Declaración de Magan.-

Es casi increíble descubrir que, seis meses antes del fatídico Concilio de Otoño de Octubre, cuan-

do el Informe Branson fue aprobado bajo presión, de tal manera que el CME pudiese continuar como

una escuela médica clase A, Percy Magan escribió que, con temblor, ¡él temía que el CME tendría que

ser destruido debido a todo lo que estaba sucediendo ahí! Aquí está la declaración:

“No se lo que va a suceder con la escuela. Estoy orando, y algunas veces pienso, que me paso de

noche y de día gastando tiempo mucho tiempo sobre mis rodillas en sinceras súplicas...

Pudiera ser que esta escuela (el CME) tuviese que ser destruida y sobre sus cenizas Dios levan-

tará una que esté más en armonía con Su voluntad. Así como veo las cosas aquí, ellos están en un gran,

gran peligro. Orgullo, profesionalismo y un espíritu altivo caracterizan a algunos. Por otro lado, una

gran cantidad de alumnos (graduados) son sanos, y todo lo que puedo hacer es „contender por la fe que

una vez les fue dada a los santos‟. Las normas de Dios para Sus instituciones tienen que ser manteni-

das”. Magan a Leroy Edwin Froom, 7 de Mayo de 1935.

Froom (1890-1974) era entonces secretario de la Asociación Ministerial de la Conferencia Gene-

ral y mantenía un frecuente contacto con muchos líderes.

1936: Magan Expresa Preocupaciones.-

Fuera de todo el orgullo que se estaba desarrollando en el equipo del CME, Magan también esta-

ba profundamente preocupado en cómo la escuela había sido llevada a obedecer cada capricho y susu-

rro de la institución acreditadora de la AMA. En 1936, él escribió esto acerca de la reunión de 1931:

“Se me conoce, creo yo, como aquel que forzó el programa de acreditación en el Concilio de

Otoño de Omaha hace unos cinco años atrás. En aquel tiempo, después de largo debate, prácticamente

todos votaron por eso; pero ahora han surgido temores en las mentes de muchos, creyendo que hemos

ido demasiado lejos”. P. T. Magan, carta al Dr. Taylor, 2 de Enero de 1936.

Al año siguiente, Magan escribió otra carta:

“Toda la cuestión de la educación médica se está volviendo cada vez más difícil. Cuando un

hombre es obligado a tomar por lo menos un curso premédico de tres años, y después cuatro años en el

curso médico, y después un año de internado, después de los cuales muchos estudiantes toman uno, dos

o hasta tres años de trabajo de residencia en hospitales aprobados, se puede ver rápidamente que el

tiempo requerido para que él complete su educación, es como lo dicen los irlandeses, „más allá de lo

comprensible‟. Pero nuestros cuellos están en el nudo corredizo”. P. T. Magan, carta al Profesor H. J.

Klooster, 1 de Septiembre de 1937.

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1936: Llega el Comité Examinador.-

El tan aguardado equipo de inspección, el Dr. H. Weiskotten y el Cirujano general M. K. Ireland,

llegaron a Los Angeles el 8 de Marzo de 1936, e inmediatamente notificaron a Magan que querían re-

unirse con él en el Hotel Biltmore. Él se dirigió a la reunión, sabiendo que la acreditación del CME es-

taba en peligro, ya que el Concilio de Otoño de 1935 solo les había permitido a dos colegios (PUC y

CME) obtener la acreditación.

“Durante cuatro horas le dirigieron preguntas „con toda la velocidad y la precisión y la exactitud

de una máquina de disparar‟”. Neff, Por Dios y por el CME, citando la carta de Magan a C. H. Watson

y J. L. Shaw, 13 de Marzo de 1936.

Después de su partida, en Septiembre, el Dr. Zapffe escribió que un alto porcentaje de estudiantes

que entraban no poseían una buena base académica (Fred Zapffe a Magan, 23 de Septiembre de 1936).

En Octubre, el Dr. Cutter escribió que la escuela había sido colocada a prueba.

“Cuando usted sienta que las deficiencias notadas por el consejo han sido corregidas y que la es-

cuela se ajusta a las normas prevalecientes, se le puede solicitar al consejo para que haga una reconsi-

deración, con el fin de volver a la escuela a un nivel de aprobación absoluta”. William D. Cutter a Ma-

gan, 21 de Octubre de 1936.

Tres de los diversos factores que ocasionaban este estado de prueba, eran estos: la necesidad de

aumentar grandemente la librería. Los estudiantes tenían que parar de trabajar durante su año escolar en

el CME. La reducción en la entrada de hombres nuevos a tan solo 55 o 60 estudiantes.

Este último punto significaba que, para todos los gastos masivos en subsidios anuales enviados

por la Conferencia General a Loma Linda, solamente algunos de los jóvenes de la iglesia podían tomar

el curso médico. Pero usted sabe que Loma Linda le obedecía al jefe, porque sabían quién era.

1937: Habla el Hermano McElhany.-

En 1937, una convención educacional fue realizada en Carolina del Norte. El hermano McElhany

(1880-1959), presidente de la Conferencia General, les suplicó sinceramente a los educadores allí re-

unidos a no desviar a nuestra juventud del modelo educacional. Honestamente, la declaración fue pre-

ocupante en lo que dijo:

“Quiero decirle esta mañana a este grupo educacional, que mantenemos nuestro sistema educa-

cional para entrenar obreros, primero para darle voz a este gran mensaje, a la esperanza del segundo

advento. Cualquier cambio en ese objetivo hará abortar el gran propósito de este movimiento...

Muchos de nuestros jóvenes están hoy siendo guiados para que se conformen a las normas del

mundo, por algunos líderes que también están adhiriendo a las formas mundanas de entretenimiento y

placeres. Mis amigos, me gustaría que nuestros jóvenes pudiesen ser mantenidos lejos de todas las fies-

tas en la playa y desfile de nudismo y de shows y otros lugares cuestionables, donde ellos no debieran

ir, pero donde ellos se encuentran algunas veces, guiados por sus líderes. Yo creo que es el deber de to-

da escuela y de toda facultad, dar pasos para cambiar estas cosas.

¿Cuán lejos podemos ir en este asunto de conformidad con el mundo? Terminemos con el espíritu

de compromiso. No seamos como esas personas antiguas, que permitieron que sus creencias religiosas

se volviesen tan venenosas a través del contacto con el mundo, que no fueron más capaces de reconocer

a su propio Mesías cuando Él apareció. ¿Reconocerían los pioneros este movimiento si resucitaran?

¿Reconocerían ellos el movimiento que ellos mismos iniciaron en este mundo y se lo pasaron a sus su-

cesores? ¿Podrían ellos realmente reconocerlo?”. J. L. McElhany, Review and Herald, 14 de Octubre

de 1937.

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1935: Los Lamentos de Daniells.-

Arthur Grosvenor Daniells había andado un largo camino. Nacido en Iowa, hijo de un médico de

la Armada que murió en la Guerra Civil, él fue bautizado a los 10 años. Debido a un problema de salud,

fue al Colegio de Battle Creek solamente un año. Su futuro parecía negro. Pero después conoció a Ellen

y a james White, y los ayudó siendo su secretario, y estaba ansioso por obedecer todos los consejos que

le podían dar.

En aquel tiempo él tenía 31 años, y era el más fuerte y vigoroso presidente de la Asociación de

Nueva Zelandia. Desde ahí en adelante, él siempre se estaba moviendo. Como John Harvey Kellog, él

era sólido en el Espíritu de Profecía hasta que llegó al cambio de siglo; pero, como él, comenzó a pen-

sar que podía mejorar el modelo que Dios, a través de él, se lo estaba presentando a la iglesia.

El Dr. Owen S. Parrott, en sus memorias citadas anteriormente, ha dicho que fue Daniells, más

que ningún otro hombre en un nivel ejecutivo de la iglesia, fuera de Loma Linda, el que metió a la

fuerza la acreditación. Pero, al igual que Percy Magan, también tuvo que llorar después por su tozudez.

En 1935, agotado debido al paso de los años, Daniells llegó a Loma Linda y dio cinco charlas a la

facultad y a los estudiantes.

Una tarde, un estudiante de medicina lo encontró andando en el pasillo. Daniells estaba llorando.

Volviéndose al joven, con una voz de agonía Arthur le dijo: “Obedezca el Espíritu de Profecía. ¡Yo no

lo hice y tuve que pagar el precio!”.

Un par de semanas más tarde, se le diagnosticó cáncer y entró al Hospital Glendale. Afligido con

las penas causadas por las acciones que él había hecho avanzar y que habían dañado tanto todo nuestro

sistema educacional, mandó a llamar urgentemente tres hombres para que viniesen a su pieza. Eran G.

A. Roberts, presidente de la Asociación de California; Roy Cotrell, exmisionero en China y entonces

capellán en Glendale; y George B. Starr, un amigo cercano de Ellen White en Australia, y que en aquel

tiempo estaba ya jubilado. Los tres eran fieles a los escritos del Espíritu de Profecía. El hermano Da-

niells les pidió a los tres ministros que lo ungieran para sanar.

Saliendo de la pieza, para analizar el asunto, los tres se dijeron el uno al otro: “¿Cómo podemos

orar para que sane, cuando durante años, él ha caminado persistentemente contra las instrucciones del

Espíritu de Profecía en su dieta y otras cosas más, y nunca ha cambiado?”.

Pulidamente, rehusaron el pedido de Daniells para ungirlo. Entonces llamó a otras personas para

que oraran por él, y luego después murió (1935).

Años más tarde, en la década de 1960, el joven estudiante de medicina, estaba ahora haciendo su

práctica de medicina, le relató este incidente al hermano James Lee.

Más Demandas Acreditadoras.-

1938: Requiere que se Doblen las Clases.-

En 1938, Magan entró en contacto con el Dr. Cutter, secretario del Concilio de Educación Médi-

ca en Chicago, para preguntarle qué estaría envuelto si el CME comenzase un programa de entrena-

miento para dentistas. La sorprendente respuesta de Cutter, fue que, aun cuando muchos cursos de me-

dicina y dentística en ciencias básicas eran iguales, pero Cutter le dijo a Magan que, ¡tendrían que

comparecer a clases diferentes! ¡Esto requeriría mucho más profesores!

El mismo año, fueron enviadas directrices (realmente fueron órdenes) al CME desde Chicago pa-

ra aumentar los requerimientos de entrada para los nuevos estudiantes y para contratar profesores a

horario completo, con un entrenamiento especializado adecuado en cada uno de los diferentes departa-

mentos. El costo para cumplir con la segunda parte era inmenso. También requería contratar un gran

número de profesores no adventistas.

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1939: Exigencia Para Investigación en el CME.-

Las exigencias de la AMA en Loma Linda nunca cesaron. En 1939, Fred Zapffe le escribió al

CME, exigiendo que sus profesores gastasen una gran cantidad de tiempo realizando “trabajo de inves-

tigación”. Como usted debe saber, este es el escándalo oculto de toda gran universidad en América en

nuestros días: La mayor parte de los profesores gastan su tiempo haciendo investigaciones mientras que

los estudiantes graduados hacen las clases que estén bajo el nivel de doctorado. Comenzando en 1939,

la AMA quería que Loma Linda cayese en el mismo juego.

Durante los años 30, la investigación científica en las escuelas médicas de América, llegó a ser

prominente, y esta tendencia trajo exigencias por parte del alumnado y de los oficiales de las asociacio-

nes médicas, para que el CME avanzase también en este campo.

El pensamiento en esta década fue resumido así por el Dr. Zapffe: „Es función de toda escuela

médica enseñar e investigar, y, yo podría acrecentar, cuidar a los enfermos en sus hospitales. Un profe-

sor que no ha sido picado por el insecto de la investigación, no es un verdadero profesor. Es apenas un

dispensador de conocimiento, el cual puede ser obtenido leyendo un libro guía o alguna literatura. Él

apenas está traspasando lo que lee, lo cual no es realmente educación. Una enseñanza así no está siendo

apoyada, sino que está siendo cada vez más condenada... Hay tanto aun que es desconocido, que no es

difícil encontrar un problema que pueda ser investigado‟”. Neff, Por Dios y por el CME, citando la car-

ta de Zapffe a Magan, 2 de Marzo de 1939.

Fue efectuada otra visita de inspección ese año por la AMA y por la Asociación de Colegios

Médicos Americana. Además de algunas críticas, el equipo de inspección fue crítico sobre el hecho de

que Loma Linda aun poseía dos campus. Desde los primeros años, ellos siempre habían favorecido una

única instalación mamut de entrenamiento en Los Angeles.

(Veinte y tres años más tarde, en 1962, la AMA efectuaría un cambio mayor en sus requerimien-

tos sobre este asunto. El resultado trajo pesados gastos adicionales para Loma Linda. Más sobre esto,

más tarde).

En 1939, Percy Magan tenía 72 años de edad. La gran presión de haber tratado de mantener el

CME avanzando para alcanzar las exigencias de la AMA, con todos los problemas y gastos consecuen-

tes, año tras año, lo estaban deteriorando.

“Las cosas se están poniendo cada vez más duras, y no hay ninguna duda en mi mente, que esta-

mos siendo obligados a hacer cosas bajo circunstancias muy difíciles”. Magan a Sutherland, 20 de

Agosto de 1939.

En 1940, Percy Magan estaba exhausto debido a la continua batalla, y tuvo que permanecer en

cama durante semanas, por algún tiempo. Su corazón estaba comenzando a fallar.

Entre Marzo y Junio de 1942, él renunció a todos sus cargos. El 16 de Diciembre de 1947, Percy

Tilson Magan murió de un ataque cardíaco. Tenía 80 años de edad.

Declaraciones Significativas.-

1944: El Editorial de Leroy E. Froom.-

En 1944, otro líder de la iglesia deplora la situación de lo que le había sucedido a nuestros cole-

gios, como resultado de su unión con Loma Linda:

“Cómo puede un hombre contemplar (o tener la temeridad de presentarlo) el grado de doctor en

divinidad (ganado en las universidades de Babilonia) como una credencial para enseñar o predicar este

triple mensaje, cuyo segundo mensaje dice “Ha caído, ha caído Babilonia... Salid de ella pueblo Mío”.

¿Cómo podemos aceptar una credencial babilónica de esa naturaleza, en lugar de la maestría de la

verdad? ¿Puede un hombre ir a Babilonia para ganar fortaleza y sabiduría para decirle después a los

hombres que salgan de Babilonia? Hacer esta pregunta es apenas una demostración de cuán lejos algu-

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nos se han comprometido con Babilonia, ya que han vuelto a Babilonia para beber de sus cisternas de

sabiduría. Oh, si fueran de las aguas vivas de la fresca verdad de la Palabra.

Algunos necesitan hacer tocar una alarma. Necesitamos afirmarnos y detener esta tendencia que

crece continuamente, si es que se puede entrincherar, y que va a traer un desastre para nuestro mensaje.

Necesitamos entregarnos a estudiar la Palabra, por nosotros mismos, hasta que conozcamos nuevamen-

te la preeminencia de nuestra maestría y nuestra sana exposición de las Escrituras. De otra manera, va-

mos a andar por el mismo camino en que anduvieron las demás religiones antes que nosotros, que co-

menzaron con un mensaje celestial, pero que se han empantanado en las ciénagas de la erudición del

mundo, con su confusa enseñanza, su falta de visión espiritual y su falta de poder para testificar, el cual

virtualmente ha desaparecido”. Leroy Edwin Froom, editor, revista Ministerio, editorial, Abril de 1944.

1959: Stratemeyer Descubre el Modelo.-

¿Qué sucede cuando un líder educacional no adventista descubre el modelo?

“En una reunión de educadores adventistas, al Dr. Stratemeyer del departamento educacional de

la Universidad de Columbia, se le pidió que le hablara al grupo. Él les dijo: „¡Este es un libro sorpren-

dente!‟, dijo el Dr. Stratemeyer en su digna pero fuerte manera de ser, „¡y pensar que la Sra. White ten-

ía apenas tres años de escolaridad!‟... „Si ustedes siguen su filosofía sobre educación, tal como está ex-

puesta en este libro‟, continuó, sosteniendo el libro Educación en sus manos, „ustedes podrán enseñarle

a un niño por qué actúa de la manera en que lo hace. Él tiene que aprender a pensar, a razonar por sí

mismo...

Una y otra vez el Dr. Stratemeyer resaltó el hecho de que una mujer casi sin escolaridad pudiese

escribir como lo hacía la Sra. White. Investigaciones educacionales actuales, demuestran que la Sra.

White estaba adelantada más de 50 años en relación a su época.

„El aliento y la profundidad de su filosofía me asombran. Su concepto de una educación balan-

ceada, de un desarrollo armonioso, y de pensar y actuar de acuerdo con principios, son conceptos edu-

cacionales avanzados... Es este desarrollo armonioso que necesitamos tan grandemente, pero que es tan

grandemente rechazado hoy en día. No estoy sorprendido que miembros de la Iglesia Adventista del

Séptimo Día mantengan los escritos de la Sra. White en alta estima y los hagan ser el centro de sus

programas educacionales en sus escuelas”. Dr. Florence Stratemeyer, citado por Raymond Moore, Re-

view and Herald, 6 de Agosto de 1959.

¡Oh, si estuviésemos haciendo eso!

Escribe Arthur W. Spalding.-

W. E. Straw, en su revisión de nuestra obra educacional, cita una carta de A. W. Spalding a un

vicepresidente de la Conferencia General:

“He tenido el privilegio de una larga conexión y experiencia con nuestras escuelas; y, a lo largo

de este medio siglo o más, he sido un estudiante de los principios educacionales y de la estructura y del

proceso que Dios nos ha dado a través de la instrumentalidad de Ellen G. White. He percibido en sus

escritos no apenas máximas aforísticas (refranes) para embellecer disertaciones sobre religión y educa-

ción; sino que un sistema de educación concebido profundamente e integrado, que lleva en cuenta la fi-

losofía, el rango, la forma, el contenido, el método, y por sobre todo, el espíritu. Estos escritos consti-

tuyen un modelo que, ¡ay de mi!, nuestra historia muestra que han sido poco leídos, poco entendidos y

no del todo comprendidos.

Necesitamos ahora comenzar todo de nuevo. Debemos efectuar reformas con el corazón y con el

alma y con la voluntad... Si no efectuamos, en algunos aspectos, una educación totalmente diferente en

carácter de aquella que se ha estado impartiendo en nuestras escuelas, no debiéramos haber gastado di-

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nero comprando tierras y erigiendo edificios escolares”. A. W. Spalding, citado en W. E. Straw, Socio-

logía Rural y la Historia Educacional Adventista, 1961.

1956: El Cuestionario Secreto de la Conferencia General.-

Durante parte del tiempo que este escritor compareció a nuestro Seminario (localizado en aquel

tiempo al noroeste de Washington, D. C., cerca de la Conferencia General y de la Review and Herald),

trabajó como empleado de limpieza de nuestras oficinas. Una noche, en el invierno de 1956-1957, este

escritor estaba vaciando basureros en un piso del edificio, cuando encontró una observación en uno de

los basureros: “Queme esto”.

La requisición era redundante, ya que todos los papeles eran arrojados a un quemador externo,

juntamente con los desechos de papeles del Seminario y de la Review and Herald, y eran quemados a la

mañana siguiente. Pero la urgencia de la observación atrajo mi atención, de tal manera que saqué todo

lo que había en el basurero y lo examiné brevemente.

Allí, delante de mí, había un montón de hojas, tal vez de unos 10 cm de altura. Eran cuestiona-

rios. La requisición era que fuesen “quemados”. Aparentemente, era una encuesta secreta, porque nun-

ca leí nada igual en la Review and Herald, ni nunca escuché nada relacionado con eso en el Seminario.

El asunto, en hojas tamaño carta (cerca de 100 hojas), probablemente había sido enviado a diversos

líderes de iglesia a través de todos los campos misioneros del mundo. Cada cuestionario consistía en

aproximadamente tres páginas escritas a máquina, de una sola columna, con preguntas, con un triple

espacio después de cada pregunta, para que colocasen sus respuestas manuscritas. Cada cuestionario

poseía respuestas manuscritas para cada pregunta; no había ninguna firma.

El asunto de las preguntas era este: “¿Debiéramos mantener el CME (debe haber sido varios años

antes de que se le cambiara el nombre para LLU)? ¿Debemos continuar apoyándolo? ¿Vale la pena

continuar colocando dinero en él? Si usted está en un campo misionero, está su área siendo ayudada por

Loma Linda o por sus graduados?”.

Llevé casi una media hora mirando los cuestionarios, y entonces arrojé todo eso al incinerador.

Como las respuestas se referían todas a lo mismo, no vi ninguna razón para leerlas todas. No vi una so-

la declaración positiva de todas las que examiné. El consenso era que debíamos parar de subsidiar Lo-

ma Linda y, si fuese necesario, cerrarla. Algunos eran inflexibles para que se hiciese eso. Otros res-

pondían en forma agonizante sobre ese asunto, pero sentían que la situación era aparentemente sin es-

peranzas.

Volviendo a aquellos días, una de las 52 ofrendas mundiales de cada año, iba para ayudar Loma

Linda. ¡Esto es un montón de dinero! Ahora tenemos nuestro “Presupuesto Mundial”; y un porcentaje

de todas las ofrendas (y parte de los diezmos) es enviado para mantener a flote Loma Linda y para ayu-

dar a pagar los salarios de los obreros y capellanes adventistas y no adventistas. Obviamente, un gran

porcentaje de las ofrendas de la iglesia, de todo el mundo, son reservadas para Loma Linda.

Aun estamos ayudando a Loma Linda; así, aparentemente, los hermanos decidieron que era mejor

quemar los cuestionarios. Tal vez, muchas personas de influencia, incluyendo a los médicos, pudieran

estar molestos si los fondos anuales fuesen detenidos.

1961: La Declaración Hecha por W. E. Straw.-

“Práctico” es una palabra clave. ¿Qué sucede cuando los líderes gubernamentales ven nuestra ad-

herencia al modelo? Walter Straw (1880-1962) escribió:

“Cuando yo estaba en Africa tratando de hacer avanzar ese sistema, tal vez solo parcialmente, el

gobierno de Rodesia escogió un comité para inspeccionar las escuelas en ese territorio. Cuando ellos

llegaron a la Misión de Solust y observaron el trabajo y las clases de agricultura, costura, y construc-

ción, el presidente del comité dijo: „Eso es justamente lo que los nativos necesitan; ¿Por qué las otras

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Pág. 97

misiones no hacen eso?‟. Yo le respondí: „Porque han recibido una educación en Artes Liberales, y

nuestros hombres han recibido un trabajo práctico en las escuelas‟. Entonces él dijo: „Usted tiene que ir

y mostrarle a los otros cómo hacerlo de la manera que tiene que ser hecho‟”. W. E. Straw, Sociología

Rural y la Historia de la Educación Adventista, 1961 (Straw gastó 52 años en la obra educacional ad-

ventista).

Los Eventos de 1961-1964.-

1961: El CME se Convierte en una Universidad.-

El 1 de Julio de 1961, el nombre Colegio Médico Evangelista fue abandonado, y la escuela pasó a

llamarse Universidad de Loma Linda. La palabra antipática, “Evangelista”, fue eliminada y la maravi-

llosa palabra, “Universidad”, fue adicionada. ¡Finalmente llegamos!

Pero qué llegada fue esa. Al final de la década de 1940 y al comienzo de la década de 1950, sur-

gió, lo que se llamó, la crisis del “arenque rojo” en las universidades del Estado de California, comen-

zando primero en Berkeley. Fue hecha una gran cruzada para deshacerse de los “simpatizantes comu-

nistas” de las facultades de las universidades estatales. Como una fuerte reacción a esto, la Legislatura

del Estado emitió una ley que, de ahí en adelante, sería ilegal disciplinar o despedir cualquier empleado

de una universidad de California, debido a sus creencias o afiliaciones.

Con el pleno conocimiento de las implicaciones de esa temprana ley, los administradores del

CME seguían determinados a obtener el grado de universidad para la escuela. El honor y el prestigio

que le traería a la institución era considerado como que valía la pena correr el riesgo.

Como resultado, desde 1961 en adelante, es imposible que la ULL reprima o despida a ningún

obrero o profesor porque este sea un ateo, un Católico Romano, o sea lo que sea, o porque él abierta-

mente expresa sus puntos de vista.

Este peligro no es algo pequeño. Un amigo de este escritor, de los días de colegio, fue a la Uni-

versidad de Brigham Young a fines de la década de 1960 y se graduó con un doctorado en Patología

del Habla. Inmediatamente, la ULL lo llamó para que viniera y formase un Departamento de Patología

del Habla. Al llegar, se encontró a sí mismo colocando las cosas en orden como para formar una facul-

tad. Se le dijo que podía sacar a las personas de donde se le ocurriese.

Entonces él entró en contacto con sus profesores en la Universidad de Brigham Young, todos

ellos Santos de los Últimos Días. Después de haber llenado el departamento con Mormones, un par de

años después, él se sintió profundamente molesto con las incesantes rivalidades, maniobras políticas, y

los empujones para ganar posiciones en la ULL. Entonces renunció y se fue al norte de California. Es

muy probable que, desde aquel día, el Departamento de Patología del Habla sea conducido solamente

por Mormones. Y, de acuerdo con la ley estatal del “arenque rojo”, ellos tienen todos los derechos a

compartir su fe con sus estudiantes.

La escuela había eliminado la palabra “evangelistas” de su nombre. Al año siguiente, 1962, le

tocó al diario que llevaba el mismo nombre. Se había llamado el Evangelista Médico desde 1908. En su

lugar, se le dio un nombre bien profesional: Alcance. W. A. Branson, que dio muchas advertencias en

1935, murió ese año a la edad de 74 años.

1962: La AMA Ordena que Haya un Único Campus.-

En 1962, la AMA cambió de su posición original, y no permitió que la ULL enseñase a sus estu-

diantes tanto en el campus de Los Angeles como en el de Loma Linda. Ahora quería que la ULL uniese

todas sus instalaciones de enseñanza en un solo campus, el cual sería Loma Linda. Esa medida inversa

costó otra inmensa cantidad de dinero, para aumentar grandemente las instalaciones de la Escuela de

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Medicina y de la Escuela de Enfermería. Tuvo que ser construido el inmenso Centro Médico de Loma

Linda, con 516 camas.

Iniciado en 1964 y terminado en 1977, ese Centro Médico tenía 546 camas, 60.000 m2 construi-

dos (un poco más de 15 acres), casas para los que trabajaban en la clínica, un hospital, y programas

educacionales y de investigación. Además, había un edificio de cuatro pisos, con un ala de 7200 m2 pa-

ra investigación, con 46 áreas para laboratorios usados por investigadores de la Escuela de Medicina.

Tres torres circulares de siete pisos cada una, construidas en forma de trébol, dominan todo el conjunto

arquitectónico. Posee más de 50 salas de clases y salas de conferencias y dos anfiteatros. Existen 17

instalaciones quirúrgicas en el Centro.

Fuera de algunos dispositivos realmente caros, las casas del Centro Médico poseen dos máquinas

“mata cáncer”: una es la máquina de terapia de ocho tonos de cobalto, que emite un haz de radiación

desde una fuente de Cobalto 60 hacia el paciente. La máquina es tan mortal, que está localizada a 10 m

bajo la entrada principal del hospital.

La segunda máquina es el Betatrón, la cual emite un haz ya sea de rayos X o de electrones, según

sea requerido. Esta máquina Betatrón de seis tonos y de 25 millones de Volt, produce rayos X que po-

seen 20 veces más energía de salida que el haz de cobalto.

El Servicio de Capellán, incluye capellanes asalariados que son Adventistas, Católicos Romanos,

Musulmanes, y de otras creencias. La Capilla Interfe está localizada cerca de la entrada principal, y

siempre está abierta para “orar y meditar”.

Como usted debe saber, en 1984, Loma Linda sorprendió a la nación al colocar el corazón de un

mono vivo en un ser humano. Los médicos éticos a lo largo de todo el mundo cuestionaron la morali-

dad de ese evento. Pero Loma Linda estaba feliz: atrajo la atención de todo el mundo hacia nuestra

iglesia. En 1988, se levantó otra tormenta de protesta por parte de los éticos, cuando Loma Linda tomó

el corazón de un bebé vivo, que no tenía encéfalo, y se lo puso a otro bebé vivo. En relación a la ética

médica, Loma Linda posee una reputación de ser muy atrevida.

1962: No Más Clases de Nutrición.-

Adele Davis era una bien conocida consultora de nutrición, que poseía muchos contactos impor-

tantes en el mundo médico. Ella se atrevió a contar la verdad acerca de las drogas y de algunos reme-

dios naturales, y que muchos de sus amigos médicos no se habían atrevido a hablar, a menos que estu-

viesen dispuestos a perder sus licencias para poder practicar

En 1962, en un apelo que circuló ampliamente, debido a que la FDA estaba tratando de aprobar a

través del Congreso, que todos los suplementos nutricionales fuesen prescritos, Adele Davis dijo que

no había ninguna escuela médica en América que diese siquiera una clase de nutrición. Con eso, ella

debe haber querido decir “ninguna clase requerida”. Eso eliminó otra parte importante del modelo del

curso de entrenamiento de Loma Linda.

(Hidroterapia y remedios naturales también fueron eliminados de nuestras publicaciones y diarios

de salud en la década de 1950, aparentemente para agradar a la AMA, para que no se ofendiera y no

fuese a anular la acreditación).

1964: El Objetivo Era Inculcar el Orgullo.-

Al final del verano y comienzos del otoño de 1964, este escritor no vivía muy lejos de Loma Lin-

da, mientras preparaba un tabloide que contendría el Conflicto de los Siglos. Mientras estaba en esa

área, él y su familia tuvieron la oportunidad de hacer varios contactos importantes, incluyendo una jo-

ven pareja que era inusual. Aun cuando en sus cuatro años de entrenamiento en el curso médico, la fa-

milia era sólida en la creencia en el Espíritu de Profecía.

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Él le explicó a este escritor que él sabía que nadie más en su clase se dedicaba a estudiar el Espí-

ritu de Profecía.

Él también mencionó que era el objetivo de la escuela inculcar el orgullo profesional en los futu-

ros médicos durante los cuatro años de estudio de medicina. Por alguna razón, el equipo estaba muy

preocupado en que esto fuese hecho. Ellos querían que sus estudiantes se graduasen con una actitud de

orgullo profesional, lo cual sería un crédito para la universidad.

Es bien sabido, y es un hecho frecuentemente mencionado que durante muchos años, después de

la graduación, los estudiantes de medicina de Loma Linda poseen una gran tendencia a abandonar a sus

esposas, las cuales han trabajado y los han colocado en la escuela, que los graduados de cualquier otra

escuela médica en la nación.

Más Declaraciones.-

1965: La Declaración del Dr. Nahm.-

El Dr. Nahm era el presidente no adventista de la Universidad de Missouri. Él hizo un comentario

sobre el hecho de que los estudiantes que se graduaban en los colegios modernos y universidades no

habían recibido los tratos de carácter necesarios para tener éxito en la vida y de poder ayudar a otras

personas.

“Interesantes estudios se están haciendo ahora en diversos lugares en cualidades que posibilitan el

éxito en el trabajo y en otras situaciones de la vida, distintas de aquellas que se enseñan en las salas de

clases normales.

Un estudio hecho por Price, Taylor y otros, sobre desempeño de médicos muestran la necesidad,

de que los médicos sean educados a focalizar cualidades diferentes a aquellas reflejadas en sus grados,

cualidades de carácter y personalidad, de habilidad para establecer satisfactoriamente relacionamientos

con personas, y una dedicación e integridad. En un informe reciente...

Taylor y otros señalan que, ahora, hábitos compatibles de enseñanza no son implementados en las

escuelas, para asegurar su continuo funcionamiento cuando las personas salen de la escuela...

Obtener buenos grados y requerimientos para graduarse, a menudo fuerzan al estudiante a subor-

dinarse a sí mismo al profesor de tal manera que pensar y actuar independientemente, las cuales son

cualidades de trabajo muy importantes, no son hábitos que sean desarrollados”. Dr. Nahm, Universidad

de Missouri, Diario Americano de Enfermería, Junio de 1965, página 98.

1967: Declaración de LeFevre.-

Esta es otra declaración de un educador no adventista. El Decano Robert LeFevre, dirigiendo una

reunión de estudiantes de la facultad, dijo esto:

“Siempre que tenemos una situación en este país, donde una elite puede controlar la intelectuali-

dad de sus ciudadanos, tendremos una situación de manipulación y de control cerebral que puede y des-

truirá la iniciativa, la individualidad, la creatividad, y hasta la libertad del hombre”. Robert LeFevre,

carta del Rampart College, Larkspur, California, Noviembre de 1967.

La escuela de LeFevre había decidido no iniciar un programa de graduación. Posteriormente en

su participación, LeFevre citó una declaración de G. L. Pearson de la Universidad Brigham Young:

“‟Los colegios y universidades de América están siendo mantenidos rígidamente en una „liberal‟

camisa de fuerza a través de los equipos acreditadores... La idea de que usted tiene que ser acreditado

es una ficción‟”. Ídem.

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1975: Declaración de Gerald Ford.-

El presidente de los Estados Unidos hizo esta perspicaz observación en una graduación universi-

taria:

“¿Por qué no pueden las universidades de América abrir sus puertas a hombres y mujeres trabaja-

doras, no solo como estudiantes sino que también como profesores? Los solucionadores prácticos de

problemas pueden contribuir mucho con la educación, aun cuando no posean grados. El hecho es que la

educación está siendo estrangulada, por los grados”. Presidente Gerald Ford, Universidad Estatal de

Ohio, verano de 1975.

Declaración de Naomi Joan White.-

Si la siguiente profesora era una cristiana, estamos seguros que a ella le habría gustado enseñarle

a sus estudiantes acerca de Jesucristo. Si no era una cristiana, probablemente por lo menos habría de-

seado, como parte de la clase de literatura histórica, que pudiesen memorizar los Diez Mandamientos.

“He enseñado en escuelas de grado medio durante diez años. Durante ese tiempo le he enseñado,

entre otros, a un asesino, a un evangelista, a un pugilista, a un ladrón y a un imbécil.

El asesino era un pequeño joven tranquilo que se sentaba adelante y me miraba con pálidos ojos

azules; el evangelista, era fácilmente el muchacho más popular de la escuela, y poseía el liderazgo en el

recreo de los niños de educación básica; el pugilista miraba por la ventana y cada cierto tiempo dejaba

oír una risa estridente que sobresaltaba aun a los geranios; el ladrón era un muchacho libertino y seduc-

tor con una canción en sus labios; y el imbécil, un pequeño animalito de ojos suaves que buscaba las

sombras.

El asesino aguardaba la muerte en la penitenciaría estatal; el evangelista estaba ya desde hace un

año en un camposanto; el pugilista perdió un ojo en una pelea en Hong Kong; el ladrón, al empinarse

en la punta de sus pies, puede ver las ventanas de mi sala de clases desde la celda del condado; y el pe-

queño imbécil de ojos cariñosos golpea su cabeza contra una pared forrada (acolchada) en el asilo esta-

tal.

Todos estos pupilos una vez se sentaron en mi sala de clases y me miraron gravemente a través

de gastadas mesas cafés.

Pude haber sido de gran ayuda para esos pupilos, ya que les enseñé el esquema de rima del soneto

de Elizabeth y cómo elaborar una sentencia compleja”. Naomi Joan White, Colección Tindall.

Eventos Desde 1977 Hasta 1990.-

1977: Se Construye el Hospital Para Veteranos.-

El 25 de Septiembre de 1977, fue inaugurado un inmenso hospital para veteranos, con 500 camas,

en Loma Linda. El hospital está localizado en un terreno de 34 acres, aproximadamente a 2 Km hacia el

Este de ULL. Atiende a más de 300.000 veteranos. El mundo no solo le dicta las normas de cómo debe

operar Loma Linda, sino que se ha introducido dentro de Loma Linda. Y la universidad ayudó para que

esto sucediese.

“El hospital no habría sido llevado a cabo a no ser por el interés de la Universidad y de la comu-

nidad de Loma Linda. La ULL nos había dado el terreno para que nosotros construyésemos la estructu-

ra”. Dr. John D. Chase, director médico jefe de la Administración de Veteranos, atendía en la Escuela

de Medicina de la ULL, comenzó sus servicios el 29 de Mayo de 1977.

Durante las ceremonias de inauguración de este gigantesco hospital, el Senador de los Estados

Unidos, Alan Cranston le dijo a la audiencia de 4500 personas:

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“La estructura que ustedes ven aquí hoy, no es apenas la del hospital de veteranos más moderna

en América, sino que uno de los hospitales más sofisticados... del mundo”. Sun Telegram, 26 de Sep-

tiembre de 1977.

1985: Seminarios de la Nueva Era Realizados en la ULL.-

En Marzo de 1985, el Centro Médico de Loma Linda auspició los “Seminarios de Pensamiento

de la Nueva Era” en la escuela, bajo la dirección del no adventista Lou Tice. A aquellos que compare-

cieron se les dijo que necesitaban utilizar sus “poderes espirituales”, y que tenían que ser “hechiceros

constructivos” (“magos constructivos”). “Ustedes saben que yo poseo el poder que me fue investido”,

dijo Tice; “¡Ustedes también pueden tenerlo!”. Las sesiones duraron desde Abril hasta Mayo, y se les

dio a los que comparecieron, 20 horas de crédito en la carrera de enfermería de la ULL. Tice aun habló

desde el púlpito, durante el servicio matutino de la iglesia, el día Sábado, haciéndole propaganda a sus

mercancías (Los Seminarios de la Nueva Era en Loma Linda (WM-107)).

1986: Desaparece la Hidroterapia.-

Con el paso del tiempo, la AMA se volvió cada vez más desconcertada con la existencia de tra-

tamientos hidroterápicos. Eran simplemente demasiado efectivos en la cura de una variedad de enfer-

medades. Si las personas aprendían eso, el uso de drogas sería grandemente reducido, y la AMA no re-

cibiría el retorno de sus carteles de drogas.

Con el paso de los años, el nombre del proceso fue cambiado a “fisioterapia”, e hidroterapia fue

eliminado por la AMA del entrenamiento médico requerido. Solamente fue aprobado como una ayuda

no médica para rehabilitar pacientes, para que estos aprendiesen a usar nuevamente sus extremidades.

En Loma Linda, todo esto quedó localizado en la Escuela de Terapia Física. Le fue disminuido el gra-

do, en 1966, a una sección formada en la nueva Escuela de Profesiones Aliadas de Salud.

En 1986, en el proceso de escribir su Manual de Terapia con Agua, este escritor llamó a la ULL y

preguntó por el Departamento de Fisioterapia. Después de averiguar, ¡aprendí que no había más ningu-

na instrucción sobre hidroterapia en toda la universidad! Llamé otra vez y hablé con la Librería de

ULL, y se me dijo que el libro sobre hidroterapia de Abbott no estaba siendo más impreso, ni por la de-

nominación ni por la ULL, y de que no poseían más libros sobre hidroterapia en las repisas y que du-

rante años no se había vendido ningún libro sobre hidroterapia.

Felizmente, yo ya poseía una copia del libro de Abbott, y aun poseía algunos libros más, inclu-

yendo el inmenso libro de Kellogg sobre este asunto. Usted puede adquirir una copia de nuestro com-

pleto Manual de Terapia con Agua en la misma imprenta que editó este libro.

Tal vez usted se haya sorprendido por qué nuestras casas publicadoras nunca, nunca, imprimen

libros o revistas con artículos recomendando la hidroterapia, los remedios naturales, o aun las vitami-

nas. Infelizmente, ellos también están atrapados por el sistema. Si ellos lo hiciesen, la acreditación de

Loma Linda podría ser disminuida de rango. No hay ninguna otra explicación para este extraño silen-

cio, que se viene arrastrando ya desde la década de 1950.

Nuestra preocupación ha sido aquí primariamente el terrible costo en enseñanzas que no son im-

portantes y en la rebaja de normas. Pero el buscar constantemente alcanzar las exigencias de la acredi-

tación y el pagarle a los profesores para que obtengan sus doctorados, también le ha costado a la iglesia

un montón de dinero. Pero la excusa dada debido a los altos costos de matrícula es “enseñanza sofisti-

cada” y “modernización”.

“¿Por qué cuesta tanto la educación cristiana en los colegios? Porque... el grado de sofisticación

requerido en educación hoy en día hace aumentar los costos”. “La Causa Principal del Costo de la Edu-

cación Cristiana”, en La Sierra Today, Otoño de 1978.

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1984: Corazón Animal en un Bebé Humano.-

Una tempestad de protesta internacional, de médicos a través de todo el mundo, se levantó cuan-

do Loma Linda le puso el corazón de un mono en un niño humano el 26 de Octubre de 1984. El si-

guiente artículo apareció en la lejana Laconia, New Hampshire, y es representativo de los informes de

la prensa alrededor del mundo:

“La operación no alcanza los requerimientos de operaciones experimentales establecido para todo

el mundo en los tribunales de Nuremberg (crímenes de guerra) en 1945-1946... El Dr. Donald Carey

levantó la cuestión de que el comité revisor del Centro Médico de la ULL, encargado de evaluar si la

operación debía o no efectuarse, podría haber sido presionado con el deseo de obtener un reconoci-

miento nacional. „Antes de esta operación, nadie había escuchado algo así antes‟, dijo él”. Lakes Re-

gion Trader, 28 de Noviembre de 1984.

Es interesante que un corazón humano pueda ser transplantado en un infante con un corazón afec-

tado por el síndrome de la hipoplastía, pero Bailey decidió usar un corazón de mono.

Uno de los diarios más grandes de la Costa Oeste, Los Angeles Times, analizando el asunto, ob-

servó significativamente que parte de la razón por la cual Loma Linda hizo esas cosas extrañas, es por-

que querían ver lo siguiente:

“Por primera vez en la historia adventista, toda una generación de eruditos que poseen doctorados

de las universidades seculares, se interesaron en las instituciones de la iglesia”. “Los Adventistas No

Ven Ningún Conflicto en el Caso de Este Bebé Operado”, Los Angeles Times, 10 de Noviembre de

1984.

Bueno, ¡eso es explicarlo claramente! Una parte significativa del problema son los doctorados de

las universidades seculares.

El artículo añade que habían tantos semievolucionistas entre los Adventistas ahora, ¡que sus

médicos no se preocuparon en poner un corazón de un mono en un ser humano!

“Todo el debate creacionista vs evolucionista ha sido colocado abiertamente recientemente en la

iglesia, una indicación de cómo el entrenamiento médico puede proceder en un nivel pragmático mien-

tras la ideología religiosa permanece en las manos de los pastores y de los teólogos de la iglesia.

„Yo diría que la mayoría de los científicos adventistas tienen dificultad en aceptar el valor tradi-

cional de la iglesia en relación con una Creación realizada hace 6.000 años atrás‟, dijo James Walters,

profesor asistente de Ética Cristiana en la ULL”. Ídem.

1988: Cosechando Órganos Vivos.-

Pero un poco más de tres años después, la ética médica fue nuevamente sorprendida. La edición

de Enero de 1996 de Rutheford, el diario del Instituto Rutheford, incluyó un artículo que analizaba

cómo los Chinos comían bebés y cómo el Centro Médico de Loma Linda cosechaba órganos de bebés

vivos, los cuales, en el proceso, eran muertos. ¡Percy Magan jamás lo habría creído! (Cosechando

Órganos (WM-839).

“Uno de los programas más controvertidos de la década de 1980, fue aquel del Centro Médico de

la ULL, el cual decidió „cosechar‟ los órganos de infantes (vivos), a los cuales les faltaba parte o todo

el cerebro.

La cosecha causaba, evidentemente, la muerte de dichos infantes; pero, como estos infantes, en la

opinión de Loma Linda, no estaban calificados como personas, sus órganos eran considerados aprove-

chables. En 1988, la universidad abandonó el programa, pero no por razones morales: „El transplante

no funcionó‟”. Rutheford, Enero de 1996.

Estos eran bebés no encefálicos, mantenidos vivos hasta que los cirujanos de la ULL decidieron

matarlos y así poder usar sus órganos. Aquí hay algunos extractos de tres artículos aparecidos en 1988

relacionados con lo que Loma Linda estaba haciendo:

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“La gran mayoría de los médicos y los éticos médicos firmemente, y con justicia, se oponen a

terminar prematuramente con la vida de los no encefálicos, para poder usar sus órganos”. Christianity

Today, 18 de Marzo de 1988.

“Los cirujanos de Loma Linda no están satisfechos con el hecho de usar como donadores de

órganos a víctimas no encefálicas de algún accidente automovilístico fatal, lo cual es un escenario típi-

co para la donación de muchos otros órganos. Liderados por el Dr. Leonard Bailey, el cual consiguió

con que toda la nación lo observase al implantar el corazón de un mono llamado Goobers en el pecho

de un bebé llamado Fae, estos médicos usarían respiradores para mantener artificialmente las vidas de

los recién nacidos que son no encefálicos, con el único propósito de esperar hasta poder declararlos ce-

rebralmente muertos y entonces poder usarlos como donadores de órganos.

Existe algo escalofriante acerca de las cosas que se hacen en este centro médico... Loma Linda

iba a mantener a estos infantes como donadores vivos de órganos... La parte perturbadora de las últimas

noticias provenientes de Loma Linda, en relación al asunto del bebé Fae, no es tanto lo que se está

haciendo, sino que más bien cómo se está haciendo. Repetimos, los médicos de ese centro médico han

decidido no esperar por los resultados de un debate ético nacional, y en vez de eso, se han lanzado pre-

cipitadamente, en su forma de ver el futuro, en algo que podemos llamar bioalmacén...

Nosotros los estamos viendo (a los bebés) como si fuesen formas particularmente convenientes

para efectuar conjuntos de reparaciones orgánicas”. Health, Marzo de 1988 (las cursivas constan en el

original).

“No es de ningún beneficio, especialmente para aquellos que necesitan órganos, que los especia-

listas en transplantes parezcan estar manipulando el criterio de muerte cerebral para así poder asegurar

el suministro de órganos de infantes”. Manipulando la Muerte, Commonweal, 15 de Enero de 1988.

1990: La Mayoría de los Estudiantes de la ULL No Son Adventistas.-

De acuerdo con un informe, emitido en 1992, ¡la mayoría de los estudiantes que ahora van a la

ULL no son adventistas! ¿Hemos atravesado toda esta miseria, desfigurando todos nuestros colegios y

universidades con profesores que poseen doctorados entrenados en escuelas externas, nada más que pa-

ra ayudar a que los no adventistas puedan ser enfermeras, dentistas y médicos?

El problema son los costos extremadamente caros. Las agencias acreditadoras han colocado tan-

tos requerimientos en la escuela, durante tantas décadas, las cuales aumentan todos los años, que pocos

son los que aun se atreven a ir a Loma Linda.

Un porcentaje del Presupuesto Mundial (las ofrendas que colocamos en la salva cada Sábado),

más los pagos que efectúan los estudiantes, tienen que cubrir todos esos altos costos.

La matrícula y otros gastos son tan altos, que solamente los no adventistas, y los más pudientes

entre nosotros, están capacitados como para enfrentar estos costos y enviar a sus hijos e hijas a la es-

cuela (Nuestra Emergente Escuela No Adventista de Medicina (WM-427-428)).

El porcentaje de no adventistas ha venido aumentando constantemente desde la década de 1980.

Al final del año escolar de 1990, la Escuela de medicina era la única de las cinco escuelas, que aun ten-

ía una mayoría de estudiantes adventistas. Aquí están los números:

Salud Aliada: 1985-1986 = 122 ASD, 81 no adventistas

1989-1990 = 122 ASD, 128 no adventistas

Dentística: 1985-1986 = 65 ASD, 14 no adventistas

1989-1990 = 32 ASD, 47 no adventistas

Medicina: 1985-1986 = 128 ASD, 12 no adventistas

1989-1990 = 103 ASD, 26 no adventistas

Enfermería: 1985-1986 = 103 ASD, 26 no adventistas

1989-1990 = 23 ASD, 83 no adventistas

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Salud Pública: 1985-1986 = 127 ASD, 60 no adventistas

1989-1990 = 41 ASD, 68 no adventistas

Totales: En 1990 la ULL tenía 321 ASD y 352 no adventistas en sus cinco escuelas.

La Declaración de 1915 de Percy Magan.-

Para que podamos ver mejor el cuadro de lo que hemos perdido, volvamos a 1915, solo 9 meses

después que Percy Magan se graduó en la Escuela de Medicina de Vanderbilt en Nashville, Tennessee.

En ese año, él le escribió lo siguiente a W. C. White:

“Hermano White, mis antiguos profesores en Vanderbilt, hombres que han sido médicos durante

años, vienen hacia mi (en Madison) con sus propios casos particulares y me piden que les prescriba al-

go para la enfermedad de sus cuerpos, que ellos saben que ellos mismos se han acarreado esas enfer-

medades a través de sus malos hábitos de vida.

He tenido ya tres casos diferentes de esta naturaleza. Cuando les dije que yo no sabía mucho, y

que ellos, habiendo sido mis profesores, me hacían sentir muy reticente en cuanto a decirles cualquier

cosas; ellos me dijeron francamente que sabían que nosotros poseíamos mucho más luz acerca de estas

cosas, que la que ellos poseían”. Magan a W. C. White, 3 de Marzo de 1915.

¿Cuánto hemos perdido? No puede ser medido. Lo que hemos perdido en estos años pasados, ni

siquiera nuestros profesores en Loma Linda tienen la más mínima idea. Ni siquiera poseen libros de

hidroterapia en sus librerías, para los estudiantes. La última clase de hidroterapia fue dada en la década

de 1970. En vez de eso, los estudiantes son enseñados a aprender a trabajar con drogas, sierras, cuchi-

llos, equipos eléctricos y máquinas radioactivas.

Cuán lindo fue que Dios dejase que Ellen White descansase en 1915, de manera que ella no viese

lo que ha sucedido después.

Autor: Vance Ferrell

Harvestime Books, 2003.

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