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Por: César Mejía

PSICOLEGAS Homenacho 2009

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Por: César Mejía

“Es necesario que la psicología tenga como

uno de sus principios éticos la posibilitación

de un aprendizaje humanizador, es decir, el

buscar aquellos tipos de cambio que hagan

real un hombre, una sociedad y una historia

nuevos y mejores.

…la psicología debe preocuparse

por el cómo y el qué del aprendizaje, pero

sobre todo por el para qué: hacia qué realidad

apunta internamente y posibilita cada aprendizaje

en la totalidad del proceso educativo.

Respecto a ello, no tiene sentido la pretensión

de una postura aséptica o éticamente neutra”.

Nació el 7 de noviembre de 1942, en

Valladolid (España).

Entró en el noviciado de la Compañía de

Jesús de Orduña, el 28 de septiembre de 1959.

Más tarde, fue trasladado al noviciado de

Villagarcía, y luego al de Santa Tecla, en El

Salvador, donde hizo su segundo año de

noviciado.

En 1959 ingresa a la Compañía de Jesús.

• Pastor Colonia Zacamil,

• Párroco de Jayaque, La Libertad.

Colaboró en la colonia Zacamil de San Salvador, donde no había sacerdote, a

comienzos de la década de los ochenta.

Cuando hubo quien atendiera a sus habitantes, buscó otro sitio donde prestar

sus servicios los fines de semana y así encontró la parroquia de Jayaque a

30Kms de San Salvador. Comenzó atendiendo un cantón, acabó siendo el

responsable de toda la parroquia, el último año de su vida.

Entre la gente sencilla y pobre, Martín-Baró experimentaba un cambio

notable. Se volvía alegre, reía mucho y se mostraba cariñoso, sobre todo con

los niños. Alegraba las reuniones y fiestas con su guitarra y su voz. Siempre

tenía dulces para repartir entre niños y niñas.

Consiguió una imagen de la virgen para la ermita, donde celebraba, y material

de construcción para un puente. A sus estudiantes de la UCA les pedía

algunas cosas para la parroquia –dulces, galletas, juguetes e incluso un altar.

Con el dinero que le daban en sus viajes adquiría otras cosas también

necesarias -pintura, madera, clavos, etc.- e incluso ayudaba a algunos de sus

feligreses más necesitados.

Organizaba con ellos cursillos y paseos. Durante su última

enfermedad, bastantes feligreses lo visitaron en su casa y también en su

oficina, y le llevaron tamales, guineos, verduras de toda clase y atole.

1961: Estudia Humanidades Clásicas, Universidad

Católica, Quito, Ecuador.

1965: Licenciatura en Filosofía y Letras, Universidad

Javeriana, Bogotá, Colombia.

1970: Bachillerato en Teología, en Eegenhoven, Bélgica.

1975: Licenciatura en Psicología, en la Universidad

Centroamericana, UCA, El Salvador.

1977: Maestría en Ciencias Sociales, en Chicago, USA.

Su tesis fue sobre actitudes sociales y conflictos grupales.

1979: Doctorado en Psicología Social y

Organización, Universidad de Chicago, USA. En su tesis

trató sobre la densidad demográfica de las clases

populares salvadoreñas.

1966: Profesor e inspector en el Colegio Externado de

San José, El Salvador.

1967: Comienza a enseñar en la UCA.

1971-72: Profesor de Psicología en La Escuela Nacional

de Enfermería en Santa Ana

1972-75: Decano de Estudiantes,

1972-75: Miembro Consejo Superior Universitario.

1980: Vice-Rector Académico, Miembro de la Junta de

Directores.

1982-88: Varios cargos académicos:

- Jefe del Departamento de Psicología y Educación

- Profesor titular de Psicología Social.

1989: Vice-Rector Académico de Investigaciones y

Grados Superiores.

Ha sido Profesor invitado de la Universidad Central de Venezuela, de la

Universidad de Zulia (Maracaibo), de la Universidad de Puerto Rico (Recinto de

Río Piedras), de la Universidad Javeriana de Bogotá, de la Universidad

Complutense de Madrid y de la Universidad de Costa Rica.

Posteriormente complementaba siguiendo su libro Acción e

Ideología: "no es lo mismo el acto de violencia necesario

para imponer las cadenas a los esclavos, que el acto de

violencia de éstos para liberarse de tales cadenas".

A sus estudiantes de Psicología Social decía: "eso de condenar la

violencia venga de donde venga, es un tipo de declaraciones que

solo muestra un elevado nivel de ideologización y esconde una

realidad que es muy diferente".

Sus estudiantes lo recuerdan con cariño y también como un profesor

exigente, en particular en los exámenes. Los obligaba a leer distintos

autores, a investigar y a participar en clase.

Las primeras generaciones lo recuerdan como amigo de bromas y amplia

camaradería; recuerdan cómo durante la clase iba tomando los lápices y

bolígrafos de los estudiantes y los iba repartiendo de manera desordenada; al

salir del aula, éstos debían identificar el paradero de sus lápices y bolígrafos

con los demás compañeros

Martín-Baró fue profesor de rituales muy acentuados. Se presentaba en el aula

con un paraguas tipo inglés y con un elegante maletín, del cual sólo extraía el

libro de texto. Los viernes se espedía con un invariable "mis estimados

estudiantes tengan todos ustedes un feliz fin de semana".

Padrino de muchas promociones de psicólogos, los recuerdos fotográficos,

enmarcados de manera meticulosa, colgaban en orden riguroso, de las paredes

de su oficina.

Las últimas generaciones ya no

conocieron esta faceta, sino que

se encontraron con un Martín-

Baró serio y grave, agobiado por

la situación del país y las

responsabilidades que llevaba

sobre sus hombros.

Se ocupaba de las contrataciones de docentes, a veces también supervisaba

personalmente el desempeño de los docentes en las aulas y ponía mucha atención a

las evaluaciones que recibía de los estudiantes. Al observar que algunos docentes no

cumplían con las horas contratadas, comenzó a visitarlos en sus oficinas con cierta

regularidad. Aunque algunos percibían estos controles como policíacos –y él lo sabía-

, más le molestaba la falta de seriedad y la irresponsabilidad. Con algunos hablaba; a

otros les enviaba notas con sus observaciones.

Cuando cumplían años, les felicitaba por teléfono y

si podía les visitaba en su oficina para darles un

abrazo. Lo mismo hacía cuando fallecía algún

familiar de un empleado de la universidad.

Los periodistas lo asediaban, solicitando

entrevistas, las cuales aumentaron en los últimos

años. Cuando salía fuera del país, volvía con

muchas fotografías de sus actividades y

encuentros en el exterior.

En los festivales organizados por los estudiantes de

psicología era el primero en soltar sonoras carcajadas

y en sonrojarse hasta las orejas cuando llegaba el

momento de imitar a los profesores. En dos de esos

festivales cantó la misma canción. Pero en privado,

sobre todo antes de la guerra, tocaba la guitarra en las

reuniones de colegas y amigos de la UCA. En estas

veladas no podían faltar ni su música, ni su voz.

1971-74: Jefe Consejo Redacción Revista ECA,

1975-76: Director Revista ECA

1986: Fundador y Director del Instituto Universitario de

Opinión Pública, IUDOP.

1982-88: Varios cargos académicos:

-- Miembro del Consejo de Redacción de la Revista ECA.

- Miembro del Concejo Editorial de UCA Editores.

- Miembro del Consejo de Redacción de la Revista de

Psicología de El Salvador.

- Miembro del Consejo Editorial de la Revista "Polémica"

(Costa Rica).

- Miembro del Consejo Editorial de la "Revista de

Psicología Social" (España).

Publicó once libros y una larga lista de artículos y

comentarios de carácter científico y cultural, en diversas

revistas latinoamericanas y estadounidenses.

Fue miembro activo de la American Psychological Association, la Sociedad Salvadoreña de

Psicología y de la Sociedad Interamericana de Psicología, de la que fue Vice-Presidente

para México, Centroamérica y el Caribe (de 1987- 1989).

Su primer libro fue

publicado en 1972 y

abordó la psicología

social: "Psicodiagnóstico

de América Latina". En los

siguientes libros integró a

la psicología social al

contexto de la guerra civil

Salvadoreña.

Martín-Baró escribió sobre

un abanico amplio y

ecléctico de

materias, desde el último

Premio Nobel de literatura

hasta James Bond, desde

el machismo hasta la

marihuana.

La guerra implica polarización social, el desplazamiento de grupos hacia extremos

opuestos. Se produce una división crítica en el marco de la coexistencia, que lleva a una

diferenciación radical entre "ellos" y "nosotros"... La gente, los actos y las cosas ya no se

valoran por sí mismos...

"Sin duda, de todos los efectos deteriorantes de la guerra sobre la salud mental de la gente

salvadoreña, el socavamiento de las relaciones sociales es el peor, porque nuestras

relaciones sociales constituyen los cimientos en los que confiamos para construirnos

históricamente como individuos y comunidad humana."

"El saber psicológico debe ponerse al

servicio de una sociedad donde el

bienestar de los menos no se asiente

sobre el malestar de los más, donde la

realización de los unos no requiera la

negación de los otros, donde el interés de

los pocos no exija la deshumanización"

"...cuando la relación de poder carece de

suficiente justificación moral, uno de los

mecanismos más accesibles para

tranquilizar la propia conciencia es la

devaluación de la víctima".

.

En el prólogo de Acción e ideología (1983), Martín-Baró describió con bastante

exactitud las dificultades y el privilegio del quehacer académico, en un país en guerra

como El Salvador. Ahí explicó que esas paginas habían sido…

“escritas en el calor de los acontecimientos, en

medio de un cateo policial al propio hogar, tras el

asesinato de algún colega o bajo el impacto físico

y moral de la bomba que ha destruido la oficina

donde se trabaja. Estas vivencias [...] permiten

adentrarse en el mundo de los oprimidos, sentir

un poco más de cerca la experiencia de quienes

cargan sobre sus espaldas de clase siglos de

opresión y hoy intentan emerger a una historia

nueva. Hay verdades que sólo desde el

sufrimiento o desde la atalaya crítica de las

situaciones es posible descubrir”.

Era feliz escribiendo en la computadora y sobre todo elaborando

gráficas. Gozaba mucho cuando descubría una opción nueva en la

máquina o cuando instalaba un nuevo programa en ella. Cuidó mucho

sus propias publicaciones y también las de otros, cuando éstas

estuvieron bajo su responsabilidad de editor o jefe de redacción.

Corregía las pruebas personalmente y era muy raro que se le escapara

una errata; de la misma manera, cuidaba mucho las referencias

bibliográficas de sus escritos.

Tenía una pluma fácil y un lenguaje

exquisito, sus escritos eran agudos e

inteligentes.

Una de las llamadas telefónicas que los jesuitas pudieron hacer en la noche del 15 de noviembre fue la que Martín-Baró hizo a su hermana Alicia, en Valladolid. Le había explicado que estaban virtualmente rodeados por el ejército:

“Espera, escucha, escucha, ¿oyes cómo suenan las bombas?”.

Alicia preguntó: “Nacho, ¿cuándo se va a arreglar eso?”.

Y él le respondió: “Oh, oh, tiene que haber muchas muertes, muchas muertes todavía”.

En uno de sus últimos escritos, Martín-Baró describió cómo sería manejado

su propio asesinato:

Cuando por cualquier circunstancia aparecen a la luz pública hechos que contradicen frontalmente la „historia oficial‟, se tira alrededor de ellos „un cordón sanitario‟ [...] que los relega a un rápido olvido [...]

La expresión pública de la realidad [...] y, sobre todo, el desenmascaramiento de la historia oficial [...] son consideradas actividades „subversivas‟ –y en realidad lo son, ya que subvierten el orden de mentira establecido. Se llega así a la paradoja de que quien se atreve a nombrar la realidad o a denunciar los atropellos se convierte por lo menos en reo de la justicia”.

En febrero de 1989, Martín-Baró comenzó a hablar de un ambiente en el cual

prevalecía "la posibilidad de ser asesinado cualquier día y la posibilidad de

verse envuelto en un choque violento en cualquier momento".

“ante todo se trata de crear una versión oficial de los hechos, una „historia oficial‟, que ignora aspectos cruciales de la realidad, distorsiona otros e incluso falsea o inventa otros. Esta historia oficial se impone a través de un despliegue propagandístico intenso y muy agresivo, al que respalda incluso poniendo en juego todo el peso de los más altos cargos oficiales [...]

En la madrugada del 16 de noviembre de1989, las fuerzas militares de El Salvadorasesinaron en la propia residencia de laUniversidad Centroamericana a IgnacioMartín-Baró, junto a cinco de suscompañeros de congregación, el DoctorIgnacio Ellacuría, el Doctor SegundoMontes, el Doctor Amando López, elLicenciado Juan Ramón Moreno y elLicenciado Joaquín López y López, lacocinera de la residencia, la señora ElbaRamos y su hija Marisela, de 15 años deedad.

La información y las imágenes de esta presentación fueron tomados del sitio web de la UCA

http://www.uca.edu.sv/martires/new/baro/fbaro.htm

http://www.uca.edu.sv/martires/ignaciomartinbaro.htm

El sitio web del Fondo Ignacio Martín-Baró : http://www.martinbarofund.org/

La Cátedra de Psicología, Ética y Derechos Humanos de la Facultad de Psicología, UBA:

http://www.psi.uba.ar/academica/carrerasdegrado/psicologia/informacion_adicional/obligator

ias/etica/index.htm

Otros sitios consultados:

www.colombiafeliz.wordpress.com

www.crimesofwar.org/onnews/news-elsalvador.html

La Música :

“Todavía cantamos” letra de Victor Heredia, música del grupo salvadoreño “Güinama”

“Limites” letra y música del grupo “AguaViva” de España.