Reflexión sobre la Valoración Geriátrica Integral

La valoración es la primera etapa del proceso enfermero. Por lo tanto su importancia reside en que sin ella el resto del proceso no sería posible.

Desde la enfermería vemos al individuo desde una perspectiva psicosocial, es por ello fundamental que la valoración también lo sea y por ello sea integral.

Una valoración integral quiere decir que conciernen todos los aspectos físicos, psicológicos, y socioeconómicos de las personas. Más específicamente con las siguientes esferas: Clínica, funcional, social, cognitiva y afectiva.

Para realizar una buena valoración debemos de guiarnos por un modelo.

En enfermería podemos trabajar con distintos modelos enfermeros y por lo tanto realizar la valoración y recogida de datos de forma diferentes. Por ejemplo: Modelo de Virginia Henderson basado en las 14 Necesidades Básicas o el Modelo de Marjory Gordon basado en patrones funcionales.

Además de los ejemplos expuestos existen otros muchos modelos, pero todos tienen un objetivo común; valorar a la persona de forma holística.

Para realizar una buena valoración integral geriátrica es necesaria, además de utilizar un modelo como en la valoración de un adulto, la utilización de escalas más específicas para orientarnos sobre sus posibles problemas. Estas escalas son:

Test de Pfeiffer; nos ayuda a ver cuál es el estado cognitivo del paciente y hacernos sospechar o no si existe demencia o principio de la misma.

Mª Ángeles Núñez Baila

3º de Enfermería, grupo A. Grupo 3 de Seminario.

Asignatura: Enfermería del Envejecimiento

Profesor: Mª del Pilar Crespo Serván

Índice de valoración de Barthel; a través de él podemos ver la autonomía de la persona para las actividades básicas de la vida (ABVD).

Índice de Lawton y Brody; lo utilizamos para ver cómo se desenvuelve en las actividades instrumentales de la vida diaria (AIBD).

Debido a las pérdidas y los duelos que suelen sufrir posiblemente estás personas de sus más allegados o bien por su estado de salud, también es conveniente que utilicemos la escaña de Ansiedad-Depresión de Goldberg, donde realizamos un cribado tanto de la ansiedad como de depresión, para que si ésta última diese positivo poder pasar la Escala de depresión geriátrica de Yesavage.

También dependiendo de la idiosincrasia y situación del paciente, podemos pasar otras escalas relacionadas con la movilidad y el riesgo de caídas como serían: Escala de valoración del equilibrio y la marcha- TINETTI- y el test de riesgo de úlcera por presión –NORTON-.

Una última escala a valorar muy importante y que no se nos puede olvidar para realizar una buena valoración integral es la escala de evaluación del estado Nutricional.

La última escala es tan importante o más que las otras porque muchos problemas de las personas mayores pueden residir en la alimentación por falta de conocimientos o recursos.

Debemos pensar que por ejemplo el cuidado de una úlcera puede ser muy liviano y tener una recuperación rápida si el estado nutricional es adecuado y el paciente tiene una cantidad óptima de proteínas.

En definitiva, una valoración integral es aquella que contempla todos los aspectos de una persona, interrelacionando sus conductas para buscar las causas de los problemas que existan para dar así una mejor solución y calidad de vida.