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Máster de Profesorado de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato, Formación Profesional y Enseñanza de Idiomas TAREA DEL EJE III PROCESOS Y CONTEXTOS EDUCATIVOS Estudiante: Héctor Velasco Arregui Teléfono: 628 790 113 E-mail: [email protected]

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Máster de Profesorado de Educación Secundaria Obligatoria y

Bachillerato, Formación Profesional y Enseñanza de Idiomas

TAREA DEL EJE III

PROCESOS Y CONTEXTOS EDUCATIVOS

Estudiante: Héctor Velasco Arregui

Teléfono: 628 790 113

E-mail: [email protected]

Índice

1. Introducción......................................................................................................................................4

2. Proyecto de Autoevaluación y Mejora.............................................................................................5

2.1. Prólogo......................................................................................................................................5

2.2. Fase I. Contextualización y consideraciones previas................................................................6

2.2.1. Justificación .....................................................................................................................6

2.2.2. Planteamientos previos.....................................................................................................6

2.3. Fase II. Planificación................................................................................................................7

2.3.1. Constitución de la CAM y organización general..............................................................7

2.3.2. Planificación provisional...................................................................................................8

2.4. Fase III. Desarrollo...................................................................................................................8

2.4.2. Sistema de indicadores......................................................................................................9

2.5. Fase IV. Recogida y Análisis de información.........................................................................10

2.5.1. Fuentes de información y metodología...........................................................................10

2.5.2. Recogida, análisis e interpretación de la información.....................................................11

2.6. Fase V. Informe Autoevaluación.............................................................................................11

2.7. Fase VI. Plan de Mejora..........................................................................................................12

3. Ensayo............................................................................................................................................13

3.1. Introducción............................................................................................................................13

3.2. Las perspectivas teóricas, prácticas y legales del desarrollo institucional.............................14

3.2.2. Autonomía de los centros................................................................................................15

3.3. Conocimiento institucional.....................................................................................................16

3.4. Los problemas educativos susceptibles de conocimiento institucional..................................17

3.5. Diseño de procesos de investigación y/o evaluación para el desarrollo institucional y del

profesorado....................................................................................................................................19

3.5.1. El profesor.......................................................................................................................19

3.5.2. El alumno........................................................................................................................20

3.5.3. Otros ...............................................................................................................................20

4. Conclusiones...................................................................................................................................21

5. Bibliografía y webgrafía.................................................................................................................22

1. Introducción

El presente trabajo pretende ajustarse a los requisitos establecidos para la tarea del tercer eje

de la asignatura Procesos y Contextos Evolutivos. En primer lugar el alumno propone un modelo de

Proyecto de Autoevaluación y Mejora orientado a la estimación del grado de utilización de las

tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en el centro educativo en el que el estudiante

ha desarrollado sus prácticas de Máster. Este modelo es tan sólo una propuesta teórica,

evidentemente simplista, ya que el alumno no está familiarizado con dichos procesos fuera un

ámbito estrictamente académico, e incompleta, puesto que el estudiante sólo conoce algunas de las

realidades del contexto institucional en el que plantea el desarrollo del modelo.

En segundo lugar se desarrollará un breve ensayo sobre distintas cuestiones y aspectos de

los entornos institucional y docente de los centros educativos, en el que se buscará plasmar las

preocupaciones, ideas y reflexiones que le han suscitado al alumno la diversa documentación

consultada por recomendación explícita del equipo docente.

Finalmente, se presentarán unas breves conclusiones sobre el trabajo desarrollado, con

ánimo de sintetizar la información y las impresiones generales que ha suscitado la realización de la

tarea.

2. Proyecto de Autoevaluación y Mejora

2.1. Prólogo

El modelo de autoevaluación que se propone a continuación se ha basado en la realidad

institucional del centro donde el alumno ha realizado las prácticas de Máster (asignaturas Prácticum

I y II). Por lo tanto, aunque dicho modelo sea ficticio, está basado en contextos educativos e

institucionales reales, buscándose en todo momento proporcionar la máxima verosimilitud a la

tarea. Por ello a continuación describen algunas características del centro y contexto educativos.

El instituto politécnico de educación secundaria, bachillerato y formación profesional

Egibide-Jesús Obrero se localiza en pleno centro de Vitoria-Gasteiz. Se trata de un centro

educativo-formativo de régimen concertado, con grandes instalaciones y equipamiento muy

variado, ambos en constante cambio y renovación. Sírvanos de ejemplo que en los últimos diez

años se ha conseguido dotar de cañón de proyección a la mayoría de las aulas (proyecto que

finalizará en el curso próximo con la totalidad de las aulas equipadas con este dispositivo). Otro

ejemplo de esta constante preocupación por el alumnado, es la limitación progresiva del acceso a las

instalaciones por la calle de mayor tráfico (el edificio cuenta con accesos desde dos calles con muy

distinto nivel de tráfico), hasta llegar a restringirse de manera explícita, disminuyendo de esta

manera el riesgo, el ruido y la contaminación para los jóvenes.

El nivel sociocultural y económico de las familias es medio-bajo, existiendo un alto nivel de

interculturalidad. Ambos factores contribuyen a que se estime que el riesgo de exclusión social de

los estudiantes de la zona es alto. Además, el centro promueve gran número de actividades para la

comunidad, y cuenta con una AMPA que desarrolla su propio blog online.

Por otro lado, son un centro de formación profesional que colabora con una veintena de

instituciones y más 400 empresas de diversos sectores, lo que les proporciona un contacto muy

estrecho con el ámbito laboral de la provincia. Hecho que se encuentra estrechamente vinculado a la

realidad socio-económica de la comunidad educativa, ya que predomina entre los estudiantes una

intención de educación (formación) enfocada al mundo laboral, de manera que la oferta educativa

que promueve el centro les permite la posibilidad de continuar sus estudios o formación sin que sea

necesario el cambio de centro educativo.

La situación (ficticia) de partida es el acercamiento que realiza un grupo de docentes a

diversos proyectos de autoevaluación realizados en otros centros y la preocupación en torno al uso

de las TIC en la práctica docente habitual. Este grupo de docentes transmite su idea de iniciar un

proceso de autoevaluación al equipo directivo, que reconociendo su potencial utilidad, se

compromete a involucrarse en el proceso en la medida de lo necesario.

2.2. Fase I. Contextualización y consideraciones previas

2.2.1. Justificación

Si bien en los últimos años desde el departamento de educación autonómico se está

realizando un seguimiento de la inclusión de las TIC en los centros educativos, tanto el equipo

directivo de Egibide como parte de su profesorado estamos interesados en conocer el alcance de la

utilización de estas herramientas con fines didácticos por parte del propio profesorado y del

alumnado. Para ello se propone realizar un proyecto de autoevaluación, que sirva para valorar la

presencia de las citadas tecnologías en la práctica educativa, tanto dentro como fuera de las aulas.

Además, consideramos que la puesta en marcha de este proceso servirá para iniciar y/o aumentar la

concienciación de toda la comunidad educativa (profesorado, alumnado y sus familias) sobre la

necesidad y/o conveniencia de integrar este tipo de recursos, tanto en el currículo, como en el

proceso general de enseñanza-aprendizaje.

2.2.2. Planteamientos previos

La primera fase será la difusión entre el profesorado de las intenciones generales del

proyecto de autoevaluación, para que todo aquel docente que esté interesado pueda tomar parte

activa en el mismo. Posteriormente se realizará una reunión del grupo de trabajo general, compuesto

inicialmente por todos aquellos docentes con intención de participar, para constituir una Comisión

de Autoevaluación y Mejora (CAM). Esta, a su vez, se reunirá para valorar el proyecto provisional

elaborado por el grupo de trabajo general (a partir de las propuestas que hayan realizado todos los

participantes del proyecto) y planificará el calendario del proyecto, organizando los grupos y

subgrupos de trabajo y realizando el reparto de tareas. Además esta comisión será la responsable de

informar a la dirección del centro de las necesidades y propósitos del proyecto.

Se estima que, este primer año, uno de los objetivos principales será la familiarización con la

dinámica de los procesos de autoevaluación. Por lo tanto, uno de los primeros pasos deberá ser

obtener y recopilar de información relativa a qué son estos procesos y cómo se llevan a cabo

(búsqueda de modelos teórico-prácticos), sobre proyectos similares realizados en otros centros, y

plantearse la posibilidad de pedir/contratar asesoramiento u organizar jornadas de formación a cargo

de personas ya iniciadas en el campo de la autoevaluación. Todas estas cuestiones deberán ser

estudiadas por el grupo de trabajo general, que transmitirá sus conclusiones a la CAM, encargada de

valorarlas y de iniciar dicho contacto, en caso de que fuese necesario.

En la puesta en marcha del proyecto de autoevaluación es probable encontrar:

• Reticencia por parte de algunos sectores del profesorado, alumnado y entornos

familiares; pese a ello se aspira a que la difusión del proyecto, así como de sus

intenciones, conveniencia y resultados, produzca una concienciación suficiente como

para ir sumando apoyos progresivamente. Esta difusión se producirá tanto al comienzo

como al final del mismo;

• Incertidumbre, dificultades y obstáculos iniciales, que deberán ser superados con

formación, asesoramiento, trabajo, esfuerzo y cooperación. Sin duda, la puesta en

marcha de todo proyecto puede ser ardua, pero igualmente motivadora.

• Escasa disponibilidad horaria de la mayor parte del profesorado, que deberá ser

solventada mediante la correspondiente liberación de carga docente por parte de la

dirección y/o el departamento de personal. Todo ello con la finalidad última de poder

cumplir con la realización de las tareas relacionadas con el proyecto.

2.3. Fase II. Planificación

2.3.1. Constitución de la CAM y organización general

La reunión de los miembros del equipo docente y/o directivo que tomarán parte directa en el

Proyecto de Autoevaluación y Mejora debe tener como propósito principal establecer unos objetivos

generales para el proyecto y constituir una CAM a partir de la selección de determinados miembros

del grupo de trabajo. Así, los objetivos principales del proyecto, en este caso, podrían ser dos:

• Familiarización con los procesos de Autoevaluación y Mejora en los centros educativos;

• Estimación del grado de utilización de las TIC con fines didácticos por parte del profeso-

rado y el alumnado del centro.

En cuanto a las funciones principales del grupo de trabajo general, éstas serían:

• Puesta en marcha del proyecto de autoevaluación,

• Constitución de la CAM;

• Definición los objetivos generales del proyecto,

• Diseño del proyecto de autoevaluación provisional;

• Realización de las tareas encomendadas por la CAM;

• Recogida y procesamiento de información;

• Elaboración de informes provisionales y final.

Con respecto a la CAM, sus funciones principales podrían ser:

• Valoración, planificación y asignación de tareas del proyecto;

• Puesta en contacto con/contratación de personal cualificado para apoyo, formación y

asesoramiento en el proyecto;

• Seguimiento, toma de decisiones e información al equipo directivo;

• Aprobación de informes y aportación de sugerencias y comentarios;

• Evaluación final del proyecto y elaboración del Plan de Mejora, así como la sensibi-

lización y difusión de ambos.

2.3.2. Planificación provisional

Tras las primeras reuniones de la CAM, debería establecerse una planificación provisional

para el primer curso, con objetivos generales en cada trimestre que podrían ser:

• Primer trimestre: planificación, sensibilización/difusión y asesoramiento/formación;

• Segundo trimestre: elaboración de instrumentos y recogida de información;

• Tercer trimestre: análisis de información y elaboración, valoración y difusión del

Informe Final y del Plan de Mejora.

Esta planificación y sus objetivos han de ser en todo momento flexibles y las tareas se

realizarán de un modo sencillo y básico, siendo conscientes de que con la práctica y la experiencia

puedan ir perfeccionándose. Para ello, además, la CAM deberá valorar la necesidad de contactar

con personal cualificado, que pueda apoyar, formar y asesorar a los agentes participantes en el

proyecto, y se encargará de hacerlo en caso de ser necesario.

2.4. Fase III. Desarrollo

2.4.1.Delimitación de los ámbitos y componentes de estudio

Para el primer año de proyecto sería conveniente limitar el ámbito de estudio en la medida

de lo posible, por ejemplo centrándose en determinar el grado de utilización didáctica de las TIC

relacionadas con entornos informáticos (aplicaciones, programas software e internet) en los cursos

de Bachillerato. La razón de estudio de este aspecto, como ya se ha comentado, sería la relevancia

que han ido adquiriendo estas tecnologías dentro de las políticas educativas actuales, erigiéndose

como potenciales recursos de gran valor didáctico. La selección de estos cursos específicos, dentro

del amplio abanico de posibilidades en un centro de estas características, se debe a diversas razones:

• Es necesario acotar el ámbito de estudio del proyecto, para dotarlo de posibilidades

reales de ejecución adecuada;

• Se trata de alumnado con mayor seriedad y menor problemática potenciales. Además, su

edad les convierte usuarios de informática presumiblemente más capaces y autónomos

que el alumnado de cursos anteriores;

• Las aulas ya cuentan con cañón de proyección (la implantación en el resto de aulas está

siendo progresiva), lo que facilita el uso de TIC en estos niveles;

• La instalación de pizarras digitales prevista también comenzará en las aulas de estos

niveles, por lo que la formación de los docentes que les imparten clase es, si cabe, aún

más necesaria.

2.4.2. Sistema de indicadores

Una vez definido el ámbito de estudio general, es necesario establecer un sistema de

indicadores sencillo que contenga los rasgos significativos de los elementos a evaluar. Éste podría

ser, a grandes rasgos, el siguiente:

1. El profesorado de Bachillerato tiene conocimientos sobre aplicaciones y/o programas

informáticos (API's) con potencial uso didáctico;

2. El profesorado de Bachillerato utiliza API's con fines didácticos;

3. El profesorado de Bachillerato impulsa la utilización API's por parte del alumnado como

parte de su aprendizaje enfocado tanto al ámbito escolar como propio (autoaprendizaje);

4. El alumnado de Bachillerato tiene conocimientos sobre aplicaciones y/o programas

informáticos (API's) con potencial uso didáctico;

5. El alumnado de Bachillerato utiliza API's como parte de su aprendizaje enfocado al

ámbito escolar;

6. El alumnado de Bachillerato utiliza API's como parte de su aprendizaje autónomo

(autoaprendizaje);

7. Las familias del alumnado de Bachillerato conocen el potencial didáctico de las API's;

8. Las familias del alumnado de Bachillerato permiten la utilización de API's por parte del

alumnado;

9. Las familias del alumnado de Bachillerato impulsan la utilización de API's por parte del

alumnado como parte de su aprendizaje autónomo (autoaprendizaje).

2.5. Fase IV. Recogida y Análisis de información

2.5.1. Fuentes de información y metodología

Las fuentes de información de partida serán los cuestionarios e informes elaborados por

petición del departamento de Educación del País Vasco por un lado, y los profesores participantes

de forma voluntaria, su alumnado de Bachillerato y aquellas de sus familias que deseen participar

por otro. Con los primeros se pretende conocer la situación de partida aproximada, a través de las

cuestiones tratadas en el seguimiento del tema a tratar por parte de un órgano externo al centro. De

esta manera también se recogerán ideas y orientaciones sobre los aspectos específicos que pueden

resultar de mayor interés.

Por otro, y para complementar lo anterior, el grupo de trabajo deberá desarrollar las

herramientas básicas para la recogida de información a analizar como parte del proyecto. Estas

herramientas podrían ser cuestionarios sencillos elaborados a tal efecto, proporcionados al profeso-

rado, al alumnado y sus familias, tanto físicamente (en papel) como telemáticamente, con ánimo de

facilitar la máxima participación en todos los ámbitos. Estos cuestionarios deberían constar de un

número limitado de preguntas sencillas, de respuesta cualitativa con escala preestablecida (muy

poco/muy mal, poco/mal, suficiente/regular, bastante/bien, mucho/muy bien).

Las preguntas variarán en función del colectivo al que vayan dirigidas (a continuación se

muestran algunos posibles ejemplos):

• Para el profesorado:

◦ ¿Es consciente de la importancia de las TIC en la sociedad actual?

◦ ¿Crees que el uso que da el alumnado a las aplicaciones o programas informáticos

(API's) le ayuda a aprender?

◦ ¿Crees que podrías aumentar la utilización, con fines didácticos, de las API's en la

asignatura/s que impartes?

• Para el alumnado:

◦ ¿Usas habitualmente el ordenador o la tableta para navegar por internet?

◦ ¿Para estudiar o hacer tareas escolares?

◦ ¿Y para divertirte?

◦ ¿Para relacionarte con otras personas?

◦ Crees que el uso que se le da a las API's te ayuda a aprender...

• Para las familias:

◦ ¿Cree que las TIC son importantes en la sociedad actual?

◦ ¿Y en el mundo laboral?

◦ ¿Su hijo/a utiliza habitualmente este tipo de tecnologías (API's, internet, ordenador,

tableta, etc)?

◦ ¿Con qué frecuencia cree que lo usa para tareas escolares?

2.5.2. Recogida, análisis e interpretación de la información

Los datos recogidos se analizarán estadísticamente y los resultados se mostrarán, preferente-

mente, en tablas o gráficos sencillos para facilitar su comprensión. Los indicadores deben de ser

claros y sencillos (apartados 2.4.2.), encaminados a conocer principalmente tres realidades:

• ¿Somos conscientes de la utilidad de las TIC para los ciudadanos en la sociedad actual?

• ¿Se usan las TIC con fines didácticos eficaz y habitualmente?

• ¿Existe margen de mejora en este aspecto?

Cada docente participante encargado de un grupo de Bachillerato será responsable de hacer

llegar los cuestionarios (en papel) de los alumnos y sus familias, así como el suyo propio, al grupo

de trabajo general o el subgrupo encargado de recoger y analizar la información. Así mismo, los

cuestionarios telemáticos deberán estar disponibles para su correspondiente análisis por parte de los

responsables.

2.6. Fase V. Informe Autoevaluación

Esta fase debería comenzar con la redacción de un informe provisional con las conclusiones

que ha elaborado el grupo de trabajo a partir de la información extraída del análisis de los datos

recogidos. Este documento se presentará, sucesivamente, a la CAM y al profesorado, para su

discusión y la aportación de comentarios y sugerencias. Tras la oportuna recogida e inclusión de

aportaciones, se redactará la versión definitiva del informe, que tras ser validado por la CAM,

deberá ser presentado por ésta al claustro y al consejo escolar, para posteriormente difundirlo a toda

la comunidad educativa.

Brevemente, el informe deberá incluir los siguientes apartados:

1. Introducción, con los objetivos iniciales del proyecto de autoevaluación y el contexto en

el que se ha desarrollado;

2. Punto de partida, con los planteamientos previos, la justificación del proyecto y los

objetivos específicos para el ámbito de trabajo seleccionado;

3. Diseño del proceso, con las etapas y elementos componentes del proyecto;

4. Resultados obtenidos, por cada bloque evaluado, accesibles y de fácil comprensión

mediante tablas, gráficos, diagramas, etc;

5. Conclusiones, claras y sintéticas, junto con propuestas de mejora;

6. Anexos, con información complementaria considerada de utilidad.

2.7. Fase VI. Plan de Mejora

El plan de mejora provisional abarcará inicialmente los dos próximos cursos. En el siguiente

se pretende que aquellos docentes (voluntarios) que posean conocimientos sobre una determinada

API, o quieran iniciarse en el uso de alguna, lleven a cabo el siguiente plan trimestral durante el

siguiente curso:

• Primer trimestre: profundización en el programa y desarrollo, redacción o traducción de

un manual básico de utilización de la API de interés;

• Segundo trimestre: inclusión en el currículo con fines didácticos, es decir, el docente

deberá idear una actividad o tarea que requiera la utilización de la API por parte del

alumnado. Posteriormente elaborará un informe breve para la CAM, valorando la

utilidad de dicha API, otros posibles usos de la misma, y la experiencia en conjunto;

• Tercer trimestre: cada docente voluntario presentará brevemente (20-30') la API con la

que ha trabajado, además del guión elaborado, al resto de docentes voluntarios, así como

cualquier miembro del profesorado interesado. Los guiones se archivarán, de manera

que queden disponibles para aquellos docentes y/o alumnos que puedan necesitarlos.

La CAM emitirá el informe correspondiente al final del curso, con un resumen de las

experiencias de cada docente con las distintas API's, así como una valoración global y sus

recomendaciones para la siguiente anualidad. Entre ellas se contemplará la posibilidad de realizar

experiencias similares con otras API's o TIC, organizar charlas formativas con docentes o

especialistas externos y la inclusión (formal) en el currículo de las API's con las que se ha trabajado.

No se descarta la posibilidad de que el alumnado que posea conocimientos sobre algunas API's

pueda instruir a los propios docentes sobre su uso, para una potencial aplicación posterior.

3. Ensayo

3.1. Introducción

La sociedad hace un llamamiento de socorro ante una perspectiva gris y descorazonadora: la

escuela, ese lugar donde se proporciona a los niños y a jóvenes el conocimiento necesario para

desenvolverse eficazmente en los distintos ámbitos vitales, se ha quedado rezagada con respecto a

un mundo, el actual, que cambia de manera vertiginosa. Un mundo en el que la fugacidad y la

inmediatez exigen un continuo estado de alerta, en el que todo parece susceptible de suceder o

modificarse en un breve instante, en el que hasta el conocimiento parece víctima de la auto-

obsolescencia. Y por su parte, la educación, desde el punto de vista del clásico academicismo, como

mera impartición de conocimientos, con esa dualidad de sujetos activos y pasivos coexistiendo en el

aula pero con mínima interacción entre formadores y formados, rígida, estanca y monótona, es un

concepto trasnochado, caducado e inservible para la compleja tarea de formar a sujetos competentes

capaces de enfrentarse a la incertidumbre del mañana, a lo desconocido de lo inmediato.

Por si fuera poco, las nuevas tecnologías, principalmente relacionadas con el acceso y

difusión de la información (llamémoslas telecomunicaciones, TIC's, etc) y el transporte (logística),

han “ensanchado” nuestro mundo. La globalización parece haber traído consigo una sensación de

interconexión entre todos nosotros, como si una red invisible se extendiese por el globo terráqueo y

las tensiones de una parte de la red afectasen a todo el resto. Ante esta perspectiva, el reto de la

escuela actual pasa por educar, formar e instruir a esos sujetos llenos de potencial pero carentes de

recursos propios: los niños y jóvenes de hoy en día. Y esto significará moldear su actitud,

proporcionar valores éticos y morales, aportar conocimientos y estrategias para adquirirlos de

manera autónoma pero, sobre todo, “entrenarles” para ser competentes en una serie de ámbitos

considerados básicos (o clave) para el ciudadano del mañana. Sólo de esta manera podrán adaptarse

a convivir en este mundo, frío y despiadado en ocasiones, y asomarse al abismo de la incertidumbre

o encarar el reto de escalar las gigantescas montañas de la información con visos de éxito. Este

magnífico cometido ha de estar necesariamente compuesto por un sinfín de arduas tareas,

impulsado por personas abnegadas y visionarias, y realizado a base de entrega y esfuerzo. No se han

de escatimar medios en una empresa de la que depende el futuro de la sociedad y, en el mundo de

las sociedades interconectadas (de la sociedad planetaria/mundial o macro-sociedad), por qué no

decirlo, también parte del futuro de la humanidad.

3.2. Las perspectivas teóricas, prácticas y legales del desarrollo institucional

3.2.1. Proyecto educativo

La lógica nos dice que es natural que exista una finalidad para la creación de esas

instituciones (las escuelas), que tienen su razón de ser en la satisfacción de una necesidad para con

la cual tienen el deber de ser responsables y eficaces. Así mismo, también es lógico que exista una

guía de ruta, un plan a grandes rasgos (proyecto educativo), que oriente, que sirva de manual,

permitiendo retomar el camino en caso de pérdida o desorientación. Un documento que sirva

también de declaración de principios, de autoafirmación (somos lo que somos porque buscamos este

objetivo concreto y para ello elaboramos un plan maestro, que establece las herramientas, recursos e

instrumentos con los que desarrollar diversas tareas específicas para su consecución).

La finalidad: CREAR, MOLDEAR, EDUCAR al ciudadano de hoy y del mañana. Los

agentes implicados: la sociedad en su conjunto, ya que todos somos responsables de lo que hacemos

para con el hoy y para con el mañana. Hablar de la sociedad suena laxo y generalista, y es cierto que

hay grupos especialmente determinantes en el desarrollo de esta tarea. En primer lugar, hemos de

considerar a los miembros de los centros educativos, tanto docentes como discentes, ya que es ésta

la “ciudad educativa”. El anteriormente conocido como “Templo del saber”, ha pasado a ser más

bien el “principal punto educacional comunitario” (entendiendo como comunidad educativa como

el conjunto de personas implicadas en la educación de una parte de sus miembros), es decir, el lugar

al que se envía a los que deben ser educados a ser educados. Por tanto, todo miembro del lugar

donde se realiza esta importante tarea está implicado en tal proceso educativo, participe en mayor o

menor medida (“Todo miembro de una tripulación debe hacer lo necesario para que el barco que no

se hunda”).

Actores igualmente importantes son las familias del alumnado: estos han de “remar” en la

misma dirección, y tienen la responsabilidad de depositar parte de su confianza (una parte lo mayor

posible) en los miembros del centro educativo. La confianza, y yendo más allá, la fe (desde la

perspectiva de la confianza en aquello de lo que no se tiene pruebas) en los educadores, tanto

discentes como docentes, es necesaria. La ausencia de fe es una lacra de en estos días, resulta

realmente difícil creer en aquello de lo que no tenemos pruebas. Parece que con el avance

tecnológico, en la cultura de los “hechos” (cuestiones probadas científicamente), estuviésemos

perdiendo esa capacidad. La capacidad de dar crédito a, creer y tener fe en personas que no

conocemos, confiándoles lo más preciado para muchos padres (nuestros hijos y su educación, sus

motivaciones, quizá hasta sus sueños (más ingenuos), su tiempo en años clave, puede los más

preciados en muchos casos pero, sin duda, unos de los más influyentes para el resto de sus vidas).

Pero además, es imprescindible la cooperación, basada en un sentimiento común de

responsabilidad (esto es la “corresponsabilidad”). Sin duda, a partir de la confianza se puede

afianzar una relación cooperativa con fiabilidad. Sin confianza, sin fe, sin la creencia de estar

involucrados en el mismo proyecto, una cooperación efectiva resulta prácticamente inviable.

Y como apoyo definitivo, la legislación, que debe legitimar, impulsar y afianzar la creación

de este tipo de documentos por parte de los centros educativos. La LOMCE dedica el artículo 121 a

este documento, lo que refleja la importancia del mismo como parte neural de la institución

educativa. La ley destaca la responsabilidad de las administraciones públicas en su promoción, el

marcado carácter flexible que ha de poseer y la necesidad de contener las peculiaridades de cada

centro en el mismo (concretamente referido a la especialización curricular). Quizá sea esta la

principal razón de que otros documentos que definen la líneas de actuación educativa previstas a

nivel autonómico (dígase el “Marco de Modelo Pedagógico-Heziberri 2020”) si bien hacen continua

referencia a este documento, no profundizan excesivamente en sus características.

3.2.2. Autonomía de los centros

Aunque Lesley Saunders acuña el término “animal” en referencia a la autoevaluación, voy a

permitirme la licencia de usarlo con respecto al centro educativo, al asemejar el proyecto educativo

de un centro al instinto, al carácter, a la naturaleza intrínseca de este ser vivo (con la salvedad de

que el animal no decide qué debe ser y cómo debe actuar, aunque siempre vuelve sobre esa hoja de

ruta que lleva dentro cuando tiene que actuar, al igual que el centro debe hacerlo en los momentos

convulsos). Sería incongruente que las mismas políticas que instan a este ser a autodefinirse sean las

que posteriormente encadenen con “grilletes” administrativos y de gestión a los centros. Éstos han

de poseer la libertad de, con un objetivo final claro y común para todos (educación para la

obtención de ciudadanos competentes), reconocer el terreno en el que se mueven y las necesidades

específicas a las que deben responder (contexto social y cultural) para definir su propia identidad

(recogida en el plan educativo) y “salir adelante” por sus propios medios (autonomía administrativa

y de gestión). No es una búsqueda de la segregación, ya que debe haber unas directrices mínimas

comunes de exigido cumplimiento (a tratar en el siguiente apartado), sino un ejercicio de

responsabilidad: si no parecen existir dos países, ciudades, familias o personas iguales, ¿por qué

habría de ser diferente para un “ser vivo” que ha de convivir, adaptarse, crecer, y en suma,

interrelacionarse, con el medio que le rodea (el barrio, la comunidad, la sociedad)? Indudablemente,

la autonomía de los centros educativos parece un requisito indispensable en el momento actual.

Este importante apartado tiene especial relevancia en el texto de la LOMCE, donde queda

patente la responsabilidad de las Comunidades Autónomas de cara a su promoción y gestión. Esto, a

su vez, también queda ampliamente reflejado en el documento anteriormente comentado (Heziberri

2020), en el que la autonomía de los centros se considera una condición necesaria para su adecuado

desarrollo y funcionamiento.

3.3. Conocimiento institucional

El centro educativo, como si se tratase de una especie de “meta-organismo” vivo, también ha

de crecer. Y no nos referimos aquí al sentido más puramente físico, que también podrá ser conside-

rado en cuanto a un aumento de su oferta educativa/formativa, o de sus instalaciones en función de

las necesidades, sino más bien a un crecimiento considerado como maduración. Y para ello

requerirá tanto procesos de reflexión autocrítica como de autorregulación, en los que será necesario

plantearse qué se está haciendo, para qué se hace y si el modo en el que se hace es el más adecuado.

Todo lo anterior requiere estar en constante observación del entorno que rodea al centro educativo,

así como la asunción de los sucesos, acontecimientos y realidades, tanto externas como internas, y

la reflexión sobre los mismos, en pro de una puesta en práctica de estrategias para responder a ellos.

Por otro lado, este “animal”, que necesitará adaptarse a una sociedad en continuo cambio

para “sobrevivir”, debe también poder aprender de su propia experiencia y de la ajena (no debemos

olvidar que tanto los errores como los aciertos ajenos pueden ser una gran fuente de conocimiento y

una efectiva forma de adquirir experiencia, haciéndola propia). Además, como parte inherente del

aprendizaje de todo ser vivo, ha de poder experimentar, e incluso apostar, es decir, ha de tener la

opción de hacer pruebas (la autonomía que se garantiza desde las administraciones públicas lo

posibilitará), asumiendo ciertos riesgos, para posteriormente obtener resultados que requerirán,

además, una valoración crítica.

Si bien todo lo anterior podría encuadrarse dentro de lo que se denomina proyectos de

autoevaluación, hemos de recordar que históricamente siempre ha existido una tensión en torno a la

(necesaria) rendición de cuentas. El hecho de que ésta, entendida aquí como un balance o

valoración crítica, se realice para con uno mismo (la propia institución) o para con el exterior (la

administración o el organismo gubernamental pertinente), ha sido motivo de debate durante

décadas. Aunque no entraremos en más detalles, consideramos que el hecho de que los centros

pongan en marcha estos proyectos por iniciativa propia puede suponer la minimización de la carga

(la presión) y el progresivo reemplazo por la motivación: por ser mejores, por superarnos, por

seguir creciendo y aprendiendo, por ser capaces de conseguir procesos optimizados y de normalizar

actuaciones estandarizadas (que en un principio pueden requerir una implantación costosa, pero que

a la larga reducen costos al ser aplicadas rutinariamente y estar interiorizadas). Todo ello requiere

un ingente esfuerzo que ha de ser compartido por todos los integrantes de la comunidad educadora.

3.4. Los problemas educativos susceptibles de conocimiento institucional

Las nuevas corrientes educativas sitúan al centro educativo como principal escenario en el

que han intervenir un gran número de actores. Aunque clásicamente se ha considerado al personal

docente como (principal) responsable (casi en exclusiva) de la educación, las nuevas corrientes

abogan por que las familias, la administración, los políticos y el personal discente se unan a los

docentes en la acción educadora dentro una comunidad educativa que va más allá de las paredes del

centro educativo para convertirse en una especie de “ciudad educativa”, un lugar de encuentro y

concentración de procesos de enseñanza y aprendizaje. Todo ello sustentado por la existencia de un

sentimiento de corresponsabilidad, como principal nexo de unión de esta intrincada red de actores

que necesariamente han de cooperar en la transmisión de valores y conocimientos, en el fomento de

actitudes receptivas y reflexivas, en la motivación de los estudiantes para que no cese su avidez por

el aprendizaje. La comunicación entre todos estos actores ha de ser optimizada, en pro de una

minimización de redundancia en las actividades y el reparto adecuado de responsabilidades

parciales y compartidas. La concepción obsoleta de la separación de la educación en

compartimentos estancos (sea considerada tanto la dualidad hogar-escuela como de las distintas

materias y asignaturas en la escuela) ha dado paso a la concepción de una interconexión entre los

compartimentos.

Así como los límites entre los distintos implicados en la educación se ha difuminado,

también parece haber ocurrido algo similar con las materias. Las asignaturas, antes delimitadas

como áreas de conocimiento prácticamente inmiscibles, también requieren estar interconectadas en

un esfuerzo conjunto por enseñar, fomentar, impulsar una educación basada en la adquisición

competencias. Por lo tanto, no se han de desdeñar propuestas didácticas que trascienden las barreras

departamentales, como por ejemplo la enseñanza por proyectos, como nuevas fórmulas de

innovación docente con gran potencial motivador.

Por otro lado, y aunque este no sea el momento de analizar posibles estrategias para

combatir el absentismo y abandono escolar, yo diría que parece existir una tendencia de rechazo

hacia el aprendizaje en general, aunque obviamente son las formas de aprendizaje menos

motivadoras, las más áridas o menos atractivas socialmente, las que sufren en mayor medida este

rechazo. No se antoja sencilla la solución para dar el necesario vuelco a esta situación. Mientras

ciertos conocimientos se adquieren “casi sin esfuerzo” (según los usuarios), otros requieren una

gran predisposición, esfuerzo y dedicación. Y detrás de esto se encuentra la condición clave: la

motivación. Si esta es externa (p.ej. una necesidad social o laboral) el éxito está supeditado a su

magnitud, en cambio si está es propia, si uno está convencido de la necesidad, de la bondad, de ese

aprendizaje, ese se realiza con mayor o menor esfuerzo, pero con la inevitable satisfacción de la

realización del trabajo (aún mayor si este se ha realizado correctamente o con todo el esfuerzo

posible, como dijo Ghandi “Un esfuerzo completo es una victoria completa”). El fomento de esta

sensación agradable, de autorrealización, que en principio puede requerir el aprobado (la

felicitación) externo pero que a la postre ha de ser propia y reflexiva (sensación de satisfacción).

Esta sensación poderosa, que crea “adicción”, ha de fomentarse e inculcarse, en pro de la creación

de sujetos que experimenten, más que un alivio, una sensación placentera cuando hagan lo correcto

(clásicamente). Al incluir los procesos de aprendizaje dentro de este grupo de acciones deseables,

que desencadenan esa satisfacción personal, se está dando un gran impulso a la necesidad (la

exigencia actual) de una educación a lo largo de toda la vida. El mundo, la sociedad actual impone

sus normas, es decir, nosotros nos estamos auto-imponiendo (al igual que creamos otras

necesidades, cuyo ejemplo más claro pueden ser las relacionadas con los hábitos consumistas) esta

necesidad y hemos de poner los recursos, desde la educación, para satisfacerla.

El ciudadano ha de ser una esponja, ha de estar hecho un material poroso pero selectivo. En

la medida que sea capaz de asimilar conocimiento, de interiorizarlo, de extraer su jugo y de eliminar

lo superfluo y de emprender de nuevo el proceso de aprendizaje. Como un árbol que añade capas en

su tronco pero que pierde las hojas que no requiere o no puede mantener en cada invierno, que

extrae los nutrientes de la tierra tan solo en la medida que los necesita, de manera continua y

progresiva, así ha de ser ese nuevo ser en continuo aprendizaje, en contacto con una ingente

cantidad de información, que llega desde todas las direcciones. El gran riesgo que existe es la

saturación, la sensación de pérdida, de insignificancia, el sentimiento de verse sobrepasado por unos

elementos en ciertos momentos difíciles de gestionar. Para evitar estos acontecimientos será

necesario cerrar el grifo en momentos puntuales, filtrar, resumir, asimilar, reflexionar y volver a

empezar. La sensatez, la racionalidad, la responsabilidad, la coherencia, el equilibrio, han de

inculcarse, diariamente, como parte esencial de actitudes sostenibles, capaces de mantenerse a largo

plazo, positivas para el individuo en la medida que permiten un crecimiento personal progresivo,

edificante, motivador y, en la medida de lo posible, exento de presión.

Con respecto a la convivencia, hemos de considerar que las bases han de asentarse mucho

antes de la educación secundaria, en la que obviamente sigue siendo parte importante a mantener y

reforzar. Pero en las primeras etapas de la vida escolar donde deben fijarse valores como el respeto,

y muy especialmente (dada la peligrosa escasez actual) hacia el profesorado y los compañeros. Y es

en estas primeras etapas se ha de fijar la concepción de que la multiculturalidad requiere respeto,

incluso más, admiración, al ser una forma de enriquecimiento social.

3.5. Diseño de procesos de investigación y/o evaluación para el desarrollo

institucional y del profesorado

En una sociedad de barreras difusas, de fronteras cada día más débiles, en la que el blanco y

el negro dejan paso a una amplia paleta de grises, los roles de “docentes” y “discentes” también

pueden difuminarse en la experimentación para la búsqueda de nuevas fórmulas innovadoras.

3.5.1. El profesor

La figura del profesor como agente evaluador es aquella con la que más familiarizados

estamos. Rápido olvidamos que ese profesor ha sido durante gran parte de su vida evaluado y, en

muchos casos, lo sigue y seguirá estando. Algo menos habitual es considerar que la evaluada es su

práctica profesional, la docencia. ¿Cómo evaluar al evaluador? Podríamos preguntarnos o, ¿quién

debe hacerlo? Sin duda, entramos en un terreno confuso y ciertamente delicado. Sin embargo, la

respuesta puede ser tan sencilla como simplista: uno mismo. Una persona, un profesional al que se

le atribuyen ciertas características por el desempeño intrínseco de su función educativa (dígase

conocimiento, rigor, ingenio, experiencia) ha de poder realizar un ejercicio autocrítico si se lo

propone (ante empresas de mayor envergadura se habrá visto enfrentado, sin duda). Por lo tanto, la

idea del profesor investigador de su propia labor (que podría denominarse, auto-investigación o

investigación reflexiva) no resulta en absoluta descabellada y proporciona un interesante reto al

docente inconformista que desea mejorar, actualizarse y aspirar a la excelencia en su propio campo.

El profesor evaluado ha de plantearse, primero ante sí mismo: ¿cuáles son mis principales

habilidades? ¿Cómo las exploto? ¿Cómo identifico y mejoro mis puntos débiles? Quizá la primeras

respuestas, las más intuitivas estén relacionadas con la auto-observación de una clase propia (el

docente puede grabar una de sus clases, o pedir que alguien lo haga, y examinarla a posteriori) o la

observación realizada por un agente crítico de carácter externo. Ambas posibilidades pueden

interferir en la marcha habitual de la clase, incluso inconscientemente. Por ello deberán ser los

asistentes habituales a las clases (los alumnos), que están en posesión de una dilatada opinión de las

clases (por la acumulación de las mismas), los que evalúen de manera efectiva la práctica educativa.

Por otro lado, un docente formado en un campo específico que puede resultar de interés para

el resto de compañeros docentes, puede actuar de formador para ellos, poniendo en práctica tanto su

experiencia docente como sus estrategias habituales en la rutina profesional. De esta manera, por un

lado la comunidad docente se beneficia de una formación resumida, cercana (al ser proporcionada

por un compañero, en compañía de otros, en un entorno no ajeno, que incluso puede ser el propio

centro educativo). Por otro, el docente formado-formador puede obtener una valoración crítica

sobre su labor realizada por sus compañeros in situ.

3.5.2. El alumno

Al considerar al alumno su primera faceta siempre es la de agente evaluado. Pero hemos de

ir más allá y ser capaces de atribuirle funciones de mayor calado. Como principal receptor de la

práctica docente hemos de tomar muy en serio la posibilidad del alumno como principal agente

evaluador de dicha práctica. En un primer acercamiento, una encuesta anónima, sencilla, directa,

acorde a capacidades del alumnado, a su nivel comprensivo y de vocabulario, en formato atractivo,

con incentivo o de manera obligatoria (en la propia aula de informática tras una clase teórica y

mediante comprobación de que todos los ordenadores del aula han enviado la encuesta), podría

resultar de enorme utilidad para detectar los errores más significativos de la práctica educativa.

Y yendo un paso más allá, ¿por qué no valorar la posibilidad del alumno como formador de

profesorado? El intercambio de roles puede ser de gran interés, y más si tenemos en cuenta que en

muchas ocasiones es el propio alumnado el que está al tanto de los nuevos avances tecnológicos. El

alumnado puede proporcionar al docente otra visión de los recursos, además de darle ideas de sus

motivaciones al expresarse.

3.5.3. Otros

Si consideramos el centro educativo como comunidad educadora en la que han implicarse un

gran número de actores no podemos desdeñar las distintas formas de implicación que pueden tener

estos en la valoración crítica de la práctica docente.

En mi opinión, uno de los métodos más concluyentes para el conocimiento es la pregunta.

Por tanto, considero que los cuestionarios son una herramienta esencial para el conocimiento de las

opiniones de los demás. Obviamente, cada cuestionario ha de ser diseño de acuerdo considerando

dos factores primordiales: el tipo de información que se pretende extraer y el grupo de personas que

van a proporcionarme esa información. El diseño de cuestionarios sencillos, adaptados a distintos

grupos de destinatarios, con distintos objetivos en cuanto a la información que se pretende extraer,

es esencial para obtener la información de vuelta (retroalimentación o feedback).

Con respecto a esto, creo que es de gran interés mantener o conseguir una opinión de los

antiguos alumnos. Pese al esfuerzo que pueda suponer esta tarea, sus beneficios de cara a la valiosa

información que puede obtenerse no han de ser menospreciados: puede conseguirse información de

personas que un importante rango de edades, cuya vida y experiencias pueden aportar una

perspectiva distinta del centro educativo (o lo que recuerdan de él) con el paso de los años, pueden

dar una opinión realmente formada de la educación que recibieron y hasta aportar ideas o líneas de

mejora en función de cómo ven la sociedad actual.

4. Conclusiones

La sociedad actual, el mundo globalizado en continuo cambio, demandan un nuevo

prototipo de ciudadano. Entre otras características, ha de ser dinámico, reflexivo y participativo, a la

par que responsable, solidario y multi-competente. Para formar, instruir y educar a los jóvenes de

hoy con el objetivo de que se conviertan en ese tipo de ciudadanos se requiere la actuación conjunta

de todos los agentes de la comunidad educativa. Aunque las instituciones tienen una gran

responsabilidad, las familias y los políticos no deben desmarcarse de esta tendencia.

Si nos centramos en los centros educativos, y en su pilar sustantivo (el proceso de

enseñanza-aprendizaje), hay mucho trabajo realizado en el plano teórico pero la aplicación práctica,

la implementación de nuevas formas de actuar, de pensar, de investigar, de innovar, de aprender, de

enseñar, no puede descansar. Y requiere sumar muchos esfuerzos, desarrollar nuevos métodos y

aplicar, hasta exprimirlos, además de mejorarlos, aquellos que han demostrado utilidad. Y en este

sentido, los proyectos de autoevaluación son imprescindibles para conocer la realidad de un centro,

pero se requiere reflexión autocrítica (durante todo el proceso), constante trabajo en equipo, fe y

motivación, esfuerzo, cooperación y responsabilidad, y por supuesto apoyo institucional. No basta

con detectar problema y querer solucionarlo, es necesario saber cómo y tener los medios y apoyos

necesarios para poder hacerlo.

Sin duda, existe un gran margen de mejora en el ámbito institucional y en la Educación en

general, y el horizonte es prometedor en la medida de que se pueden hacer grandes cosas si se

ponen los medios. Estas mejoras serán esenciales en un mundo en constante cambio, con retos en

cada esquina, con un universo inabarcable de información, en el que prima la flexibilidad, la

supresión de barreras. Los futuros (y presentes) ciudadanos del mundo deberán estar capacitados

para no ahogarse en este océano de información (la nueva forma de riqueza y/o poder), para

adquirirla, filtrarla, administrarla, asimilarla, utilizarla y, por qué no, transmitirla eficazmente. El

reto está servido y, para aquellos que disfruten de la enseñanza, que sean capaces de sentir el

proyecto de una educación inclusiva, equitativa, actualizada, útil y necesaria para la vida en

sociedad, para el éxito de sus destinatarios, será fascinante tomar el testigo e implicarse con

responsabilidad para formar parte de esta gran empresa.

5. Bibliografía y webgrafía

• Bolívar Botía, A. (2010). “La autonomía de los centros educativos en España”. CEE

Participación Educativa, 13, marzo 2010. Disponible en: http://www.mecd.gob.es/revista-

cee/pdf/n13-bolivarbotia.pdf

• Granda, A. y San Fabián, J.L. (2008). “Fases de la autoevaluación de un centro”, OGE, nº 1,

enero. Disponible en:

http://www.fedicaria.org/miembros/fedAsturias/Apartado_9/Fases_Autoevaluacion_de_un_

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• Heziberri 2020. Marco del Modelo Educativo Pedagógico. Departamento de Educación, Política

Lingüística y Cultura del Gobierno Vasco. Disponible en: http://www.euskadi.net

• Ley Orgánica 8/2013 de 9 de diciembre, BOE de 10 de diciembre 2013. Disponible en:

http://www.anpe.es/wp-content/uploads/2013/01/LOMCE_LOE.pdf

• Martín Rodríguez, E. (2013). “La evaluación basada en el centro: la autoevaluación

institucional”, en E. Martín (Coordinador). Evaluación de centros y profesores. Madrid, UNED,

pp. 169-201.

• Proyecto de Autoevaluación y Mejora IES Roces, curso 2009-2010. Disponible en:

http://web.educastur.princast.es/ies/iesroces/archivos/pdf/PROYECT%20AUTOEVALUACI

%C3%93N%20Y%20MEJORA%2009-10.pdf

• Temas 8, 9 y 10 de los materiales didácticos de la asignatura Procesos y Contextos

Educativos

Documentos propios del Instituto Politécnico Egibide-Jesús Obrero:

• Proyecto Educativo del Centro

• Políticas Generales

• Ordenación de la vida interna del centro

Documentos disponibles en http://www.Egibide.org:

• Orientación académica y profesional

• Apoyo al Proceso de enseñanza