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MANEJO INICIAL DEL PACIENTE QUEMADO
JORGE E. RUIZ SANTACRUZ
Medicina de Urgencias
Se definen las quemaduras como una lesión de piel y tejido adyacente causadas
por un agente físico, químico o biológico, con manifestaciones clínicas variables
de forma local y sistémica y con una respuesta diferente, de acuerdo a la
gravedad del caso.
Epidemiología
Se dice que al menos el 1% de la población por año sufre quemaduras, de éstos
el 4% requiere hospitalización, con una incidencia de 0,29 por 10.000 personas.
La mortalidad general se acerca al 6%, pero en ancianos llega a ser tan alta como
el 43%. Como control de estancia hospitalaria se dice que el paciente quemado
debe permanecer un día de hospital por cada grado de superficie corporal total
que presente quemadura.
Dentro de los agentes etiológicos se sabe que el 37% es causado por líquidos
calientes, principalmente en niños; el 27% es causado por llama, generalmente en
adultos en edad laboral; y 12% por electricidad. Y a pesar de los controles de las
autoridades sigue siendo la pólvora el causante del 4% de los ingresos
hospitalarios. Las condiciones actuales de violencia que sufre nuestro país han
causado que las minas antipersonales y pipetas de gas utilizadas como artefactos
explosivos sean otra de las etiologías que en la actualidad también se encuentran
como causales de hospitalización para pacientes con quemaduras severas.
Fisiopatología de las quemaduras
El evento inicial, como lo describió Jackson, está dado por una desnaturalización y
coagulación de las proteínas en el centro de la quemadura, alrededor de ésta
existe una zona isquémica en riesgo de necrosarse y una tercera zona de
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vasodilatación e inflamación, que es la más externa de las tres.1
Se presenta un
período de necrosis y de oclusión capilar, con gran producción de fibrina y
formación del coágulo, que genera adhesión de neutrófilos, lo cual, sumado a la
vasoconstricción inicial severa, genera un daño irreversible en el tejido afectado.
Se han descrito dos períodos con respecto a la fisiopatología en el sistema
circulatorio: una fase inicial de choque con caída del gasto cardíaco y del
consumo de oxígeno, que llevan al paciente a un estado de hipovolemia; y una
fase hipermetabólica donde aumentan tanto el gasto cardiaco como el consumo
de oxígeno, presentada 24 a 48 horas posterior a la quemadura donde se invierte
el cuadro y con unas consideraciones totalmente distintas al proceso inicial.
Con respecto al equilibrio hidroelectrolítico, en las primeras horas ingresa sodio a
la célula y sale potasio, lo cual causa una hiponatremia e hipercalemia que se
aumenta por la necrosis celular. Todo este proceso lleva a un estado de acidosis
metabólica en unión con una hipoperfusión de prácticamente todos los tejidos de
la economía corporal, la hipovolemia presente y el trastorno renal. Todo lo anterior
contraindica la aplicación de potasio extra en las fases iniciales de reanimación.
El sistema inmune es determinante en la fisiopatogenia de los pacientes con
quemaduras ya que las infecciones son causantes del 75% de la mortalidad. La
piel coagulada es un medio de cultivo bacteriano, la escara es un reservorio
avascular de infección en el que no penetra el antibiótico, por esta razón el
huésped es susceptible a gérmenes endógenos o exógenos por igual, que causan
daño entre los días 7 y 14 después de la quemadura, los días principales de
riesgo infeccioso.
Clasificación
De acuerdo a la superficie corporal se utiliza el nomograma conocido como la
regla de los nueves -como se observa en la figura 1-.
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Figura 1: Regla de los nueves
También se sabe que la palma de la mano del mismo paciente representa del 1%
al 1,25% de superficie corporal quemada. Existen nomogramas más exactos para
determinar la superficie corporal comprometida en niños y para cada área
específica; pero en general se acepta que por su mayor área cefálica, para los
niños en el primer año de vida se aumenta al 19% el porcentaje de superficie de la
cabeza, y se resta de los miembros inferiores -queda cada uno con 13%- y por
cada año de edad que aumente el niño, se le resta 1% a la cabeza y se le vuelve
a sumar a los miembros inferiores.
Con respecto a la profundidad, tradicionalmente se ha dividido la clasificación en
tres grados:
Primer grado
Afecta la capa córnea y algunas de las capas más superficiales de la piel. Se
manifiesta con síntomas como dolor y resequedad. Clínicamente se caracteriza
por presentar eritema o bronceado en áreas expuestas al sol que es su principal
agente causal, no presenta cicatrización anormal al no agredir la capa basal.
Segundo grado
Presenta destrucción epidérmica total, lo cual aumenta el riesgo infeccioso, hay
compromiso dérmico de diferente grado y deja cicatriz en la zona afectada. Como
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signo semiológico principal, en las quemaduras de segundo grado se presenta la
ampolla con contenido claro en su interior y el dolor es de intensidad variable.
Existe una subdivisión que define mejor el compromiso dérmico en superficial y
profundo:
Segundo grado superficial. Son lesiones más eritematosas, de una curación mas
rápida, aproximadamente entre 7 y 14 días, con una mejoría que deja una
hipopigmentación con un aspecto rosado claro y que tienen buen pronóstico en
cuanto a la cicatrización.
Segundo grado profundo. Son lesiones que cicatrizan un poco más tarde que las
anteriores, entre 21 y 28 días. Presentan una coloración mas pálida que las de
segundo grado superficial en las fases iniciales y tienen un alto riesgo de
presentar una cicatrización anormal tipo hipertrófica.2 En general, al igual que las
de tercer grado, éstas van a requerir injertos como terapia de cubrimiento cutáneo.
Tercer grado
Hay compromiso en el espesor total de la piel, se presenta variedad de
manifestaciones clínicas: desde la palidez hasta la necrosis cutánea completa, del
tejido celular subcutáneo y aun zonas más profundas. Se presentan contracturas,
escaras muy gruesas y adheridas y se habla de insensibilidad de las lesiones
debido al compromiso nervioso dérmico y de tejidos profundos, pero si alrededor
se encuentran zonas de quemaduras grado I ó II, como es lo usual, habrá dolor.
En general, se dice que las lesiones de tercer grado requieren cirugía, previos
lavados y desbridamientos profundos para su posterior cubrimiento con injertos de
piel.
Compromiso del sistema respiratorio
Mención especial merece este punto, ya que es la principal causa de muerte en
las fases iniciales de las quemaduras. Se debe sospechar compromiso del
sistema respiratorio en pacientes que presenten quemaduras faciales, ocurridas
en espacios cerrados o quemaduras producidas por vapores y agentes químicos.
Además de lo anterior, también se debe sospechar compromiso del sistema
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respiratorio, en lesiones circulares del tórax que impidan la correcta expansión al
inspirar o cuando existen criterios clínicos indirectos como sibilancias, broncorrea
de esputo negrusco -pueden aparecer hasta 48 horas después de la quemadura
inicial-, quemaduras de las vibrisas nasales, etc.
El tratamiento de las quemaduras por inhalación se hace con oxígeno al 100%, se
debe tener una limpieza de las secreciones de las vías respiratorias y
proporcionar agonistas ß2 inhalados o sistémicos; intubar los pacientes que
lleguen en coma, con insuficiencia respiratoria o que tengan riesgo de presentarla,
quemaduras circulares del cuello, al igual que edema faríngeo severo y también
es importante en algunos pacientes en los que se requiera dar presión positiva.
Existe controversia entre la intubación nasotraqueal versus traqueostomía. Se
sabe y se tiene como base que no se deben dar antibióticos profilácticos. El uso
de esteroides es controvertido y se debe tener una terapia respiratoria intensiva.
La broncoscopia es muy útil cuando existen atelectasias que no ceden con otros
tratamientos.
Infecciones
Otro tópico importante en los pacientes con quemaduras. El diagnóstico de la
infección en el paciente quemado es de gran complejidad: hay que diferenciar
invasión o colonización -dada en la superficie de los tejidos no viables o en la
interfase de éstos con los viables- e infección cuando hay bacterias con
microinvasión a fluídos anexos o a vasos sanguíneos cercanos a la zona
lesionada.
Las infecciones aparecen generalmente entre el séptimo y el noveno día y un foco
importante de infección son los catéteres endovenosos. No se recomienda
antibióticos profilácticos y es importante anotar que los 2 ó 3 primeros días
posteriores a la quemadura se puede presentar fiebre debido al estado
hipermetabólico en que se encuentra el organismo sin significar necesariamente
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infección. En estos casos se debe ordenar hemocultivos seriados con sus
respectivos antibiogramas. 3
Manejo de las quemaduras
Como personal de la salud debemos conocer los primeros auxilios y qué hacer en
caso de un incendio presenciado: lo primero es la autoprotección, el cuidado
personal del socorrista y extinguirle la llama al paciente con frazadas, trasladarlo
luego a un lugar seguro y fresco, retirar la ropa y desnudarlo, en general se le
debe proporcionar agua al clima por que la fría puede causarle profundización de
las quemaduras e hipotermia.
Cuando se va a definir el tipo de tratamiento de un paciente con quemaduras hay
que conocer primero el estado de gravedad de éstas. Para esto se utilizan varios
criterios:
Se debe dar un tratamiento hospitalario a:
1. Quemaduras grado II en niños mayores del 10% y adultos mayores del 15% y
quemaduras grado III tanto en niños como adultos mayores del 2%; en general,
las quemaduras de grado I no requieren tratamiento hospitalario.
2. Edades extremas: tanto niños como ancianos deben tener un manejo
hospitalario.
3. Áreas especiales comprometidas como cara, genitales, manos y plantas de los
pies, áreas extensoras y flexoras.
4. Niños en los cuales se sospeche maltrato infantil: se manifiesta como infantes
muy callados, con cicatrices en diferentes estadios de evolución, retraídos,
lloran poco, presentan quemadura en guante, en media, en zonas como glúteos
y genitales, cicatrices por plancha o cigarrillos y es nuestro deber como
personal de la salud informar a las autoridades pertinentes para la protección
de estos menores.
5. Las quemaduras eléctricas y por cáusticos.
6. Quemaduras por inhalación y de las vías aéreas superiores.
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7. Pacientes que presenten lesiones asociadas: trauma de tórax, encéfalo-
craneano o traumas de abdomen –politraumatizados-.
8. Enfermedades preexistentes como diabetes, hipertensión, enfermedad
pulmonar obstructiva crónica –EPOC-, o en niños con desnutrición, asma etc.
9. Por último, pacientes con alto riesgo social como indigentes, que a pesar que
sus lesiones no sean muy severas, vivir en la calle van a presentar altísimo
riesgo de infección y de complicaciones.
Los pacientes que no tengan los criterios anteriores pueden ser manejados de
forma ambulatoria, pero antes de darles de alta deben recibir profilaxis
antitetánica tanto con toxoide tetánico como antitoxina humana.
Los cuidados de la piel en lesiones como flictenas se manejan extrayendo el
líquido de éstas, dejando el techo que sirva como apósito natural hasta que se
presente renovación epitelial. Es importante recomendarle al paciente que las
curaciones y los cambios de apósitos debe hacerse cada 2 ó 3 días para no retirar
el epitelio que se está renovando. También se le recomienda, si tiene quemaduras
en los miembros tanto superiores como inferiores, elevarlos para disminuir el
edema. Además, se debe instruir al paciente acerca de la terapia física temprana
en casa, la analgesia se maneja con diferentes medicamentos de acuerdo a la
severidad del caso. Se deben formular antihistamínicos para evitar el prurito y
explicarle al paciente acerca de la hidratación y protección de la piel inicialmente
con lubricantes y posteriormente cuando el proceso de cicatrización esté más
instaurado con el uso de bloqueadores solares.
Inicialmente se debe citar al paciente después de darle de alta en las primeras 24
ó 48 horas y seguidamente tener vigilancia cada dos o tres días de acuerdo a la
gravedad del caso y a la evolución que esté presentando el paciente.
El manejo hospitalario se inicia pensando que el quemado es un verdadero
paciente politraumatizado y como en todo paciente politraumatizado la fase inicial
de reanimación se da con el ABC.
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La A, vigilar la vía aérea como se había dicho antes en pacientes con quemaduras
faciales, vigilando el desarrollo del edema por que puede causar obstrucción de la
vía aérea.
La B, tener cuidado de inhalación de tóxicos, pacientes que presenten signos de
trauma de tórax. Se le debe proporcionar oxígeno a todo paciente que presente
quemaduras de cierta gravedad.
La C de circulación, vigilar en los pacientes la hipovolemia, sobre todo pacientes
que presenten lesiones asociadas con sangrado externo o interno.
Para la administración inicial de líquidos existen varias fórmulas de reanimación,
pero en general, en la literatura mundial y en nuestro medio sigue siendo la
fórmula de Parkland, la que se utiliza con mayor frecuencia. Se utiliza lactato de
Ringer o en su defecto solución salina a dosis de 4 mililitros por kilogramo de peso
por porcentaje de superficie corporal total comprometida, del total calculado la
mitad se da en las primeras 8 horas después de la quemadura, no del momento
de consulta, y la otra mitad se deja para las otras 16 horas. El segundo día se
administra la mitad o un tercio de los requerimientos del primer día según esta
fórmula. En neonatos se brinda dextrosa a dosis de 1.500 mL por metro cuadrado
de superficie corporal para evitar la hipoglicemia, sería la única indicación de
dextrosa en fases iniciales en el paciente quemado. Cuando se administren los
líquidos en el periodo de reanimación se deben evitar los bolos y la administración
de soluciones hipertónicas, por que hay consenso que estos aumentan el edema,
al igual que los coloides en las primeras 24 horas.
Pacientes con quemaduras graves deben ser atendidos en una unidad de
cuidados intensivos y aquellos pacientes que requieran más de lo calculado en la
fórmula de Parkland para ser reanimados requieren medición de presión venosa
central, oximetría, etc. En pacientes extremos el uso de sustancias como
bicarbonato de sodio a dosis de 50 mEq/L y dopamina a dosis de 3 µg/Kg/min
mejoran la función circulatoria y renal.
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El control de la reanimación inicial se hace con la clínica del paciente y el volumen
urinario, que debe ser en niños de 1 a 2 cm/Kg/h y en adultos de 0,5 a 1 mL/Kg/h.
Los gases arteriales deben tener un exceso de bases entre menos y mas 6 y el
hematocrito debe permanecer menor al 60%.
La analgesia es importante manejarla de acuerdo a la intensidad del dolor: ir
ascendiendo desde acetaminofén hasta opiáceos como morfina, meperidina o
nalbutina –Nubaine®- de acuerdo al dolor que presente el paciente. Se debe
realizar protección gástrica en pacientes que presenten quemaduras mayores del
25% de superficie corporal total, con ranitidina inicialmente venosa dosis de 50mg
cada 8 horas en el paciente adulto y en el niño dosis de 1 a 2 mg/Kg/d. La vía oral
se suspende en pacientes que presenten íleoadinámico, generalmente con
quemaduras mayores al 50% de superficie corporal total. El soporte psicológico es
siempre importante en los pacientes con quemaduras, el paciente debe notar que
lo estamos acompañando, se le debe explicar la gravedad de su enfermedad y los
requerimientos hospitalarios, que en general van a ser de varios días.
Los exámenes de laboratorio inicial que se ordenan en los pacientes con
quemaduras son: hemoleucograma y sedimentación, glucemia, nitrógeno ureico,
creatinina y se va aumentando la complejidad de acuerdo a la severidad del caso.
Existen protocolos de manejo, pero no se deben tomar como camisa de fuerza.
En la mayoría de las veces no se ordenan líquidos endovenosos sino
rehidratación oral a pacientes que presenten quemaduras menores al 15% de
superficie corporal total; sonda nasogástrica en mayores del 50% y si presentan
distensión gástrica y así sucesivamente, individualizado cada paciente.
Hablando de los cuidados locales de las quemaduras es fundamental el lavado y
desbridamiento en las fases iniciales, esto mejora la circulación sanguínea hacia
la zona de quemadura, permite la caída de la escara ayudando a evaluar la
verdadera profundidad y disminuye los riesgos de contaminación y posterior
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infección, además que favorece la cicatrización. Otro de los objetivos
fundamentales de los lavados y desbridamientos es el adecuado cubrimiento de
las quemaduras para evitar la desecación de la piel.
Terapia tópica
La escara es un tejido muerto, tanto la sulfadiacina de plata como la nitrofurazona
–Furacín®- al ser bacteriostáticos evitan que las enzimas bacterianas despeguen
la escara, por tanto retrasan su caída. La sulfadiacina de plata retrasa menos la
caída de la escara que la nitrofurazona. En general, se utiliza la sulfadiazina de
plata mientras se presenta escara y ungüentos como la nitrofurazona o la vaselina
cuando ya no hay escara y se está buscando el proceso de renovación epitelial.
Sustancias como el nitrato de plata y el mercuriocromo se utilizan como secantes
y antigranulantes.
En la actualidad, para el manejo local de las lesiones se utiliza la escarectomía
tangencial, descrita inicialmente en 1970 por la doctora Janzekovic, la cual
disminuye la respuesta inflamatoria y aumenta la inmunidad en el área donde se
realiza; además ayuda a un cubrimiento precoz y tiene otros efectos favorables
para el paciente como disminución de la estancia hospitalaria. La escarectomía
tangencial se basa en cortes seriados con un dermátomo especial hasta encontrar
piel sana con punteados sanguíneos, y realizar sobre ésta injertos parciales de
piel -idealmente con autoinjertos, o sea tomados del propio paciente- en el mismo
acto quirúrgico, lo cual proporciona un cubrimiento inmediato, es de fácil acceso,
tiene bajo costo y menor riesgo infeccioso. Si esto no es posible se pueden
realizar xenoinjertos u homoinjertos, que se utilizan en pacientes con quemaduras
tan extensas que el propio paciente no puede brindar las dimensiones necesarias
de piel que se requieren para cubrir su superficie corporal quemada, el
inconveniente es el costo alto. 4,5
Otro punto importante de analizar en el manejo del paciente quemado es la
necesidad de realizar escarotomía profiláctica, principalmente en pacientes que
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presenten lesiones circunferenciales en el tórax y extremidades, las primeras por
que alteran la función ventilatoria y las segundas porque alteran la función
circulatoria del miembro afectado dejando secuelas devastadoras. Se puede
realizar bajo sedación y analgesia sin necesidad de anestesia general en la
mayoría de los casos. Si las escarotomías no son suficientes para evitar la
aparición del síndrome compartimental -se sospecha cuando se presenta
disminución en la propiocepción, dolor, palidez, parestesias, signos estos que se
presentan cuando la presión compartimental aumenta de 30 mmHg- se deben
realizar fasciotomías.
Soporte nutricional
Los pacientes con quemaduras aumentan los requerimientos calóricos hasta tres
veces. Se sabe que se requieren 25 Kcal/kg + 40 Kcal por porcentaje de
superficie corporal total quemada, estos requerimientos son mayores en los niños.
Tienen necesidades aumentadas de proteínas -mayores a 2 g/día- por el
catabolismo proteico aumentado. El método mas apropiado de seguimiento
nutricional es el nivel sérico de prealbúmina.
Rehabilitación
Factor fundamental en el proceso de tratamiento del paciente quemado. Su inicio
debe ser lo más temprano posible, incluso desde el momento de la reanimación
inicial.
Se basa en cinco pilares fundamentales:
1. Medidas antiedema como elevación del miembro afectado o de la cabecera de
la cama, según el área afectada.
2. Evitar contracturas: con férulas para evitar pérdida del movimiento articular
3. Posición protectora funcional en áreas especiales como cuello, manos y pies.
4. Cuidados de la piel con una adecuada hidratación.
5. Manejo de la cicatrización con elásticos en quemaduras de segundo grado
profundo y tercer grado, donde se presenta el mayor riesgo de cicatrización
hipertrófica, su utilización debe ser hasta por 2 años.
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Manejo de áreas corporales especiales
Manos: evitar el edema principalmente dorsal presente indefectiblemente en el
paciente con quemaduras de mano, que tiende a producir deformidad con
extensión de la articulación metacarpofalángica, flexión de la interfalángica
proximal y aducción del pulgar, que en la mayoría de las veces es irreversible.
El manejo adecuado es con férulas en posición funcional y medidas
antiedema.
Cara: es un área que estigmatiza al paciente en la sociedad, aunque cualquier
componente de la cara es importante, se debe tener máximo cuidado con
estructuras con componente cartilaginoso como la nariz y las orejas. Se debe
evitar todo lo que produzca presión en éstas áreas -sondas nasogástricas,
cánulas, etc.- por el alto riesgo de generar condritis y posteriormente necrosis.
Mamas: hay que tener en cuenta que se debe desbridar la piel afectada como
en las otras zonas del cuerpo, excepto la piel del pezón, con la cual se debe
ser muy conservador por sus características tan especiales.
Prevención
Definitivamente como casi todo en medicina en lo que más se debe insistir es en
este aspecto donde los grandes estudios mundiales muestran los mayores
beneficios, con campañas a madres comunitarias acerca de cuidados en la
cocina, programas en contra de la pólvora, salud ocupacional en trabajadores
con electricidad, control de construcción de edificaciones con las medidas
antiincendio adecuadas, etc.
Se debe conocer el tema de las quemaduras a fondo, porque desde los
primeros momentos del suceso, como personal de la salud, somos quizás la
única esperanza que tiene el paciente de recuperar su estado funcional y
estético.
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Bibliografía
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