Una travesía interminable

Desde pequeña me gustaban los animales acuáticos, pero en especial los delfines, siempre me han parecido animales tiernos y muy cariñosos con los humanos, este amor hacia estos animales fue creciendo con el tiempo y después de culminar con mis estudios superiores, decidí entrenar delfines, es así como comenzó mi travesía y nunca me arrepiento de haberla iniciado.

Como uno de mis primos había estudiado zoología, le pedí que me ayudara a cumplir mi sueño de entrenar delfines y estar en contacto con ellos. Él me presento a una bióloga marina que había sido su profesora en la universidad , su nombre era Valeria.

Ella me conto que en dos semanas se iba de viaje a Australia donde se encuentra el arrecife en el cual trabaja cuidando especies en extinción. Me preguntó si deseaba a acompañarla debido a que había un espacio reservado para delfines y yo podría ser parte del equipo de trabajo.

La idea me encanto, el único problema era que no hablaba muy bien el ingles y tenia solo dos semanas para aprender. Así que me dedique por completo a estudiar, sin embargo no fue suficiente porque mi ingles no era tan fluido; pero Valery me dio animó diciendo que el estar allá va a hacer que aprenda mejor y además habían varios practicantes y estudiantes que no manejaban muy bien este idioma y me podía unir a ellos.

Por fin llegó el día y partimos rumbo a lo que seria mi nueva vida, a pesar que me costo bastante dejar a mi familia, recibí de ellos todo su apoyo, lo cual me hizo sentir muy bien y me incentivo a cumplir mi sueño.

Al llegar al aeropuerto de la ciudad, Valery bajo rápidamente y me dijo que el helicóptero nos estaba esperando, el nos llevaría al arrecife que se encontraba en una pequeña isla. Cuando aterrizó el helicóptero, nos recibieron unos amigos de Valery y nos guiaron hacia nuestra habitaciones.

Después de desempacar, bajamos, y Valery me presento al profesor Tom encargado del área de los delfines. Él me puso como una estudiante más y me asigno un delfín con el cual trabajaría el resto del año.

Los dos primeros meces fueron algo difíciles pues no comprendía mucho el ingles y por lo tanto no realizaba de manera correcta lo que me encargaban.

Pero en ese tiempo hice una buena amiga, su nombre era Amy, ella se ofreció a

darme clases de ingles en nuestras horas libres y como ambas nos encariñamos con nuestros delfines, les pusimos nombre, el mío se llama RONI y el de Amy, era GWEN por ser hembra.

Roni tenia 4 años, era muy juguetón, le encantaba que le avienten la pelota para que con un cabezazo te la regrese o la

atrapa con la boca, también pasaba por los aros tres veces seguidas y aplaude cuando lo hace bien.

Su plato favorito eran los peces y calamares,; los pulpos no le gustaban mucho sin embargo tenia que comerlos por que poseían una fibra buena para sus músculos.

Un día saliendo del cafetín vimos un volante en el cual anunciaban una competencia para entrenadores de delfines, esta se llevaría a cabo dentro de cinco meses como cierre del año.

Con Amy fuimos a averiguar sobre las categorías en las cuales nos podríamos presentar y para nuestra suerte había una de novatos, en que decidimos inscribirnos.

Desde ese momento sabíamos que teníamos que poner de nuestra parte para que nuestros del delfines pudieran estar entre los finalistas. Al día siguiente pedimos permiso a Tom, nuestro profesor, para que nos permitiera quedarnos en la piscina durante nuestra horas libres, para poder entrenar a nuestros delfines.

El accedió gustoso y estuvo presente en nuestros primeros entrenamientos dándonos instrucciones para como mantenerlos tranquilos y para que no obedezcan a lo que le indicábamos.

Era divertido y emocionante saber que entraríamos en una competencia y como cuando te divierte el tiempo pasa rápido, sin darnos cuenta llego el gran día en el que demostraríamos el esfuerzo que habíamos realizado en los últimos meses.

Al ingresar presentaron a todos los participantes de mi categoría, y por sorteo yo fui la tercera en participar junto a Roni.

Roni salto para golpear las pelotas, paso por unos aros y nuevamente salto vallas que le pusieron como obstáculos, tenia miedo de equivocarnos, pero Roni se lució y fue muy lindo vivir esa experiencia junto a él.

A pesar de estar muy nerviosa, dimos un buen espectáculo, y puedo asegurarlo porque Amy grabo todo, por supuesto yo hice lo mismo cuando ella participo. Luego de que todos participaron, dieron los resultados y sorprendentemente yo quede entre las finalistas, pero Amy no tuvo la misma suerte; sin embargo se quedo para apoyarme.

Cuando tuvimos que volver a participar pensé que no iba a estar tan nerviosa, pero me equivoque, tenia más nervios que al inico.

Pero Roni lo volvió hacer espectacular y estuve muy contenta al finalizar. Aunque no ganamos, me lleve la gran satisfacción de haberlo intentado, Tom me felicitó y como premio a mi esfuerzo me regaló a Roni; para que lo siga entrenando y el próximo año volviéramos a participar.

Han pasado ya 4 años desde aquel momento y Roni tiene 8 años y déjenme contarles que hemos ganado en estos tres últimos años y me siento orgullosa de eso, mi familia esta feliz por mis triunfos y he traído a mi mamá a Australia para que conozca a Roni, ella se ha encariñado tanto con el que ya no quiere regresar.

Mis aventuras con Roni no terminan siempres aprendemos nuevas cosas y junto a Amy y Gwen seguimos en el arrecife ayudando a Tom con los nuevos estudiantes y seguimos entrenando no tanto por ganar sino por divertirnos con lo que amamos, los delfines.

CONTINUARÁ…