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Sanar el Resentimiento Raíz amarga

Sanar el resentimiento, la raiz amarga

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Sanar el

Resentimiento

Raíz amarga

El re-sentimiento, como dice el vocablo,

es volver a sentir una experiencia

Desafortunadamente no se trata de una grata.

Es una carga amarga

de odio y rencor

Se introduce en nuestro interior cuando

hemos sido, o creemos haber sido,

maltratados.

Consecuentemente estamos

“amargados”.

Cualquiera percibirá nuestra amargura,

incluso si es ajeno a nuestra vida y

problemas.

Todos hemos tenido experiencias

desagradables

Alguna situación o persona nos hizo daño o nos dejó un mal sabor. La

reacción hacia esa situación o persona puede marcar la diferencia

entre la felicidad y la desdicha.

Tú decides:

Pasar por alto, o no tener en cuenta lo

acaecido.

Arreglar el asunto.

Perdonar.

Resentirte y guardar rencor por ello.

Recordar y repasar en tu mente, una y otra

vez, lo sucedido, casi con miedo a que se te

vaya a olvidar.

Algún aburrido oyente, o más de uno,

escuchará tus pesares una y otra vez

El resentimiento nutre tu raíz de amargura, que al brotar:

¿Hace que pasen cosas buenas? ¡no! Imposible.

¿Te causa alegría? Tampoco.

¿Te hace amar más? No, menos.

Las amarguras quitan tu paz y ponen un muro entre tú y la felicidad.

Cuida tus pensamientos

Vigila los pensamientos de tu mente que nutren el jardín de tu corazón.

Si los abandonas al azar, las malas hierbas crecen por todas partes, si no

arreglas tu jardín de forma metódica y constante, luego es mucho más

trabajo arreglarlo.

Las raíces no se ven porque están bajo

tierra, pero no significa que no existan

Cuidar un jardín es cuestión de hacer con regularidad y a tiempo los

trabajos de mantenimiento.

Crecen malas raíces entre piedras y huecos donde no imaginas que

pueden crecer. Se meten en lugares que luego no sabes cómo

sacarlas, algunas las arrancas, parece ser que de tajo porque ya no las

ves, pero queda un poco y vuelven a salir.

Es un error descuidarlo un tiempo, arreglarlo toma esfuerzo arduo, y has

de esperar a que él mismo, con el tiempo, vuelva a florecer y dar fruto.

Así es en los jardines de tu vida:

El jardín de tu familia

El jardín de tu trabajo

El jardín de tus amistades

El jardín de tu iglesia

El jardín de tu clase

Cuando no los cuidas, crecen las raíces malévolas que desbaratan

matrimonios, crecen odios entre padres e hijos, dividen amistades de toda la

vida, arruinan empresas. Por haber dejado crecer esas raicillas.

El resentimiento es una ira desplazada

Estás enojado sin saber que es fruto del resentimiento.

Tus energías y pensamientos están en una actitud de enojo.

No hay alegría, creatividad, ni fuerza positiva en tu vida, debido

al resentimiento.

Inicialmente el resentimiento

pasa inadvertido

Es una enfermedad que si no la diagnosticas

regularmente, sólo la detectas cuando ya está

muy avanzada.

Lleva a la ruina emocional, depresión, ansiedad,

estrés.

OJO: Pude ser mortal y llegar a la violencia,

suicidio, asesinato…

PERO: Siempre tiene cura si se cuida.

Analízate para ver si tienes

resentimientos

Quizás no te des cuenta; y como no sabes que los tienes,es más fácil que sigan creciendo.

Escucha a alguien cuando te mencione o insinúe quetienes alguna amargura.

Es obvio, todo el mundo se da cuenta menos tú.

Sólo un buen amigo te lo dirá, seguramente concautela, pues un amigo verdadero seguirá a tu lado aundespués de conocer tus defectos.

Si sospechas que sufres de amarguras presta atención aalguna indirecta de un amigo, o de un adversario que telo dice a la cara y de mala manera; no te enojes,analiza si quizás en algo está en lo cierto.

El resentimiento es un

enemigo invisible

El resentimiento es el fruto sin cosechar

del enojo, y se manifiesta con el pasar

del tiempo.

Crece como un tumor en nuestra

mente y corazón.

Vigila que no lo tengas.

El que no lo veas no quiere decir que

no exista.

Alguna vez habrás albergado cierto

rencor contra:

Uno o varios de estos:

Otras personas

Tú mismo

Dios (seas creyente o no)

La sociedad

Se manifiesta por:

Algo que te han hecho. Y con frecuencia tienes razón.

Por malentendidos. Es mejor asumir eso en primera instancia. No llegues a

conclusiones basándote en sospechas.

“Ante todo guardaros de las sospechas, porque éste es el veneno de la amistad”

Agustín de Hipona, sigo V

Las raíces de

amarguras pueden

ser contra:

Un amigo cercano.

Un familiar.

Un socio que sientes que te ha estafado.

Un jefe que no valora tu trabajo.

Cuando hay abuso sexual.

Una persona con la que has trabajado por un ideal religiosos o político.

El marido que cree que si su esposa le sigue tratando así no va a aguantar más.

El hijo/a rebelde que se va de casa quejándose de que sus padres son injustos.

Cuando hay violencia familiar.

Cuando un conyugue es infiel.

Hay otro resentimiento,

el dirigido a uno mismo

Es la incapacidad para perdonarse a si mismo, aún cuando losdemás ya le han perdonado.

Todo está perdonado pero en vez de seguir adelante a nuevoshorizontes, lleva ese peso, repitiendo la frase: “Me lo tengomerecido”.

Culpable de no aceptar ser perdonado, vive deprimido.

Es un error ir por la vida creyendo que debemos pagar porcada uno de nuestros errores, creer merecerse una vidadesgraciada.

El arrepentirse no hará retroceder el tiempo y deshacer el malhecho. Pero despojarse de la carga de la condenación es laantesala a la paz interior.

El resentimiento

te perjudica

Al albergar rencor, RE-SIENTES una y

otra vez, como si te pasará de nuevo

el agravio.

RE-VIVES la mala experiencia cientos

de veces.

Además de ser víctima de lo que se

te hizo (en caso de ser así), eres

victima de lo que te haces a ti mismo

al no perdonar.

Será el principio de muchos otros

males.

Amarga tu vida y

la de otros No saber controlar o deshacerte de tu pesar,

enojo o rabia, pasa factura a tu salud mental y

física.

Es un globo que se va hinchando hasta que

puede explotar por cualquier pequeñez.

Si no haces nada por corregir el resentimiento

que te amarga, llega un punto en que quieres

compartir tu infelicidad con otros.

Busca prosélitos, la miseria debe ser compartida.

El resentimiento es como beberse un

veneno esperando que así se muera el otro

El resentimiento puede evolucionar y

buscar nuevos culpables

Cuando la situación se hace inaguantable a

nuestros ojos, nos enojamos o culpamos a

otros por no compartir nuestra amargura.

O culpamos a Dios, que “supuestamente” nos

ama, pero “dejó que nos sucediera este mal

que ha arruinado nuestra vida”. Se pasa al:

“Estoy enojado con Dios”, incluso si eres ateo,

o por eso lo eres.

¿Por qué yo? ¿Por qué a mí? Debe haber más

culpables que podían haber evitado tal

acontecimiento.

Prevención: Haz las paces, arregla el malentendido, o si no consideras que eres

culpable, perdona y pasa página.

No acumules tu enojo de un día para otro. Mira de reconciliarte antes del

anochecer.

Si oscurece y tu enojo continúa, fermentará toda la noche, se agrandará

y probablemente al día siguiente estarás aún más enfadado y

amargado. Has re-sentido y re-vivido la experiencia una y otra vez,

tumbado en la cama sin otra distracción para no pensar en el re-

sentimiento y tu ira.

¿Qué te perdone yo?

Consideras en tus adentros, en un continuo monólogo, que no es justo

perdonar al ofensor por lo que hizo. No se lo merece.

Guardas resentimiento, y la lista de agravios aumenta con el tiempo a

medida que recuerdas cosas anteriores o levantas sospechas y actos

nuevos, ciertos o no.

El amor deja morir al pasado. Motiva a empezar de nuevo

sin preocuparse por el ayer. No tiene que aclarar ningún

malentendido. Los detalles se vuelven intrascendentes, y

lo único que importa es empezar de nuevo. Da igual que

queden cuentas sin saldar y diferencias por resolver, no

cuadren las cuentas o no se lleguen a aclarar los

desacuerdos en la memoria de unos y otros. El pasado se

pone borroso y sólo importa el futuro. El poder del amor no

convierte en historiadores quisquillosos. Prefiere tejer con

los cabos sueltos del pasado —sean aciertos o errores—

lazos de perdón e impulsa a comenzar otra vez.

(Lewis B. Smedes)

Perdona

Cuando perdonas sinceramente dejas de

considerar que la persona que te ha ofendido

tiene una deuda contigo.

Perdonar no es olvidar, es no exigir penalidad

por ello.

A veces, después de perdonar, olvidamos.

No tienen que pedirte perdón, ni estar

arrepentidos, para perdonar.

No significa que estás de acurdo con lo que

se hizo.

El Perdón

Perdón viene del latín per (pasar) y donāre (donar, regalar). Es una

condonación o remisión de una falta, ofensa, demanda o castigo

Exime al culpable de una obligación.

El perdonante, que considera haber sufrido una ofensa, decide a

petición del ofensor o no, no tener resentimiento hacia el ofensor, y

hacer cesar su ira o indignación contra él. Renuncia a reclamar un

castigo.

Acostúmbrate a perdonar

La persona que no perdona es siempre la que sale perdiendo. Sale más

mal parada que la culpable.

El rencor es un acido que corroe a su recipiente.

Destruir archivos rencorosos de “historia” evita la “histeria”.

El tiempo no lo cura todo.

Al perdonar nos beneficiamos a nosotros mismos.

Si no quieres de viejo llegar a ser una persona amargada y gruñona, ve

moldeando ya una personalidad afable y agradable. Pon fin a tu mal

genio antes de acostarte, o acumularás una carga negativa de día en

día.

Pideperdón

Si eres culpable, pide

perdón.

Cuando dejas de

arrepentirte, dejas de

crecer como persona.

Quien se lamenta de

verdad, llora sin

testigos.

Renuévate

Da un paso mental, emocional y a veces

físico. Libérate de tus sentimientos de

malevolencia contra esa persona.

Puedes hacerlo de tres formas:

1- Resolver perdonar a solas.

2- Decirlo directamente a la persona.

3- Contarle todo a alguien, descarga tu

corazón, para liberarte, no para atacar a tu

ofensor.

¿Reconciliarnos?

Es el último paso.

Cuando perdonas totalmente es mucho más fácil reconciliarse.

Varía de un caso a otro.

Lo mejor es esforzarnos por renovar la amistad con la persona que nos hizo daño.

Cuando el ofensor no está arrepentido, la reconciliación es difícil o no aconsejable.

Si alguien está enojado u ofendido por algo que has hecho o dicho, o te guarda rencor, aunque creas que no es tu responsabilidad arreglar las cosas con alguien a quien consideras no haber ofendido. O sabes que lo está pero consideras que es asunto de él y su conflictiva personalidad, no te laves las manos del asunto. Toma la iniciativa para la reconciliación.

¿Hay raíces de resentimiento que

ofuscan tu vida y te roban felicidad?

¿Estás enojado con otros o contigo?

Soluciónalo, cambia de pensamiento,

despréndete de ese peso