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Lección 5

05 discipular enfermos

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Lección 5

TEXTO CLAVE

“Y se le acercó mucha gente que

traía consigo a cojos, ciegos,

mudos, mancos, y otros muchos

enfermos; y los pusieron a los

pies de Jesús, y los sanó; de

manera que la multitud se

maravillaba, viendo a los mudos

hablar, a los mancos sanados, a

los cojos andar, y a los ciegos

ver; y glorificaban al Dios de

Israel” Mateo 15:30-31

INTRODUCCION

Es muy interesante que la palabra “dolor” en Isaías

53:4 provenga de una palabra hebrea que

significa “enfermedad”.

En la antigüedad, se consideraba la enfermedad

como el resultado de pecados.

El Mesías sanador

Todos tenemos cosas quebradas. ¿Cómo podemos aprender a discipular a otros por medio de la simpatía en su propio quebrantamiento, un quebrantamiento que podemos comprender muy bien por causa del nuestro?

“Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido” (Isaías 53:4)

“Sólo Cristo pudo llevar las aflicciones de muchos. "En toda angustia de ellos

él fue angustiado" (Isa. 63: 9). Nunca provocó una enfermedad a su propia

carne, pero llevó las enfermedades ajenas. Con la más tierna simpatía

contemplaba a los dolientes que lo rodeaban. Gimió en espíritu cuando vio la

obra de Satanás revelada en toda su maldad, e hizo suyo cada caso de

necesidad y dolor... El poder del amor estuvo en toda su curación. Identificó

sus intereses con los de la humanidad doliente” E.G.W. (A fin de conocerle, 11 de febrero)

“¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho y anda?” (Marcos 2:9)

Jesús recorría “todas las ciudades y aldeas… sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo” (Mateo 9:35)

Pero Jesús no se conforma con sanar las enfermedades físicas, sino que desea también sanar la enfermedad moral, el pecado. Jesús siempre intentaba sanar a la persona completa (espíritu, alma y cuerpo)

No toda enfermedad es consecuencia de nuestro pecado. No obstante, la mente y el cuerpo están tan unidos que la angustia, el remordimiento y el sentimiento de culpabilidad producen enfermedades. Éstas solo pueden ser sanadas completamente gracias al perdón ofrecido por el Salvador.

Sanar el cuerpoEstudia Marcos 2:1 al 12. ¿Qué nos enseña con respecto a la conexión entre la enfermedad física y la pecaminosidad? ¿Qué lecciones no deberíamos tomar de esta historia?

Aunque la enfermedad puede resultar directamente de prácticas pecaminosas, a menudo las personas, aun los infantes, se enferman sin una razón obvia fuera de que todos somos víctimas de un mundo caído. ¿Por qué es tan importante recordar esta triste verdad cuando procuramos ministrar a alguien enfermo o que sufre por un ser amado enfermo?

Jesús sanó más que solo cuerpos. Cristo siempre sanaba a la persona completa.

Así reconocía que la salud física era inseparable de la salud espiritual. Por

medio de la curación física realizaba una transformación espiritual.

“El corazón alegre constituye buen remedio; mas el espíritu triste seca los huesos” (Proverbios 17:22)

Jesús y los apóstoles nos dejaron preciosos consejos para prevenir una buena parte de las enfermedades modernas.

1. “No os hagáis tesoros en la tierra… sino haceos tesoros en el cielo”(Mt. 6:19-20)

2. “No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir” (Mt. 6:25)

3. “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mt. 6:33)

4. “Basta a cada día su propio mal” (Mt. 6:34)

5. “echando toda vuestra ansiedad sobre él,porque él tiene cuidado de vosotros” (1P. 5:7)

6. “atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos” (2Co. 4:8-9)

7. “Regocijaos en el Señor siempre” (Fil. 4:4)8. “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones

delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias” (Fil. 4:6)9. “todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro,

todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Fil. 4:8)

10.“cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él” (1Jn. 3:22)

“El corazón alegre constituye buen remedio; mas el espíritu triste seca los huesos” (Proverbios 17:22)

Sanar la mente y el cuerpo

Estudia Mateo 6:19 al 34, 1 Pedro 5:7, 2 Corintios 4:7 al 10, Filipenses 4:4 al 9, y 1 Juan 3:20 al 22. ¿Cómo podrían los principios que enseñan estos versículos aliviar la ansiedad, la culpa y la vergüenza que son la base de muchas enfermedades mentales?

Mediante la curación física y la restauración mental, Jesús hacía discípulos. La meta última siempre era el discipulado. En Lucas 8:26 al 39, al hombre poseído por demonios en Gadara Cristo lo comisionó para que evangelizara a su familia y sus conciudadanos.

Aunque un caminar íntimo con Dios no es garantía de buena salud, no hay dudas de que la paz mental que proviene de conocer a Dios da un impacto positivo aun en lo físico. ¿De qué modos prácticos podemos aplicar estos principios de salud, en especial si somos propensos a preocuparnos?

Por lo demás, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Fil. 4:8

Al enseñar a la gente los principios de la salud mental,

debería destacarse la importancia de confiar en Dios, lo que conduce a un

compromiso espiritual personal y a un discipulado

pleno.

El valor, la esperanza, la fe, la simpatía, el

amor: todas estas cosas fomentan la salud

y alargan la vida. Un espíritu satisfecho y

alegre es como salud para el cuerpo y

fuerza para el alma.

El agradecimiento, la alegría, la

benevolencia, la confianza en el amor y en

el cuidado de Dios, son otras tantas

incomparables salvaguardias de la salud

E.G.W. (Dios nos cuida, 12 de febrero)

Los primeros años de la iglesia estuvieron acompañados de un gran despliegue de sanidad.

A partir del sanamiento del cojo (Hch. 3:1-19), el don de sanidad comenzó a manifestarse enla iglesia.

Los enfermos eran colocados en la calle para ser sanados al paso de Pedro (Hch. 5:15). Felipe expulsaba demonios y sanaba a paralíticos y cojos (Hch. 8:6-8). Pablo sanaba a gran cantidad de enfermos (Hch. 19:11-12; 28:7-9)

Incluso tenemos registro de dos resurrecciones: Dorcas (Hch. 9:36-42) y Eutico (Hch. 20:7-10)

Estos milagros revelaban la presencia de Dios entre ellos. Conforme el Evangelio se extendía, los milagros de sanidad fueron desapareciendo paulatinamente.

“tanto que sacaban los enfermos a las calles, y los ponían en camas y lechos, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos”

(Hechos 5:15)

El legado de curación de JesúsRepasa Hechos 3:1 al 19, 5:12 al 16, 9:36 al 42 y 20:7 al 10; 1 Corintios 12:7 al 9 y 28 al 31; y Santiago 5:13 al 16. ¿Cómo deben los cristianos modernos evaluar la importancia del ministerio de sanidad de la iglesia primitiva?

Hechos 3:1 al 19, 5:12 al 16

Hechos 9:36 al 42

Hechos 20:7 al 10

1 Corintios 12:7 al 9 y 28 al 31

Santiago 5:13 al 16.

“¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas. ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho” (Santiago 5:13-16)

Dios ha otorgado a la iglesia de hoy de tres herramientas poderosas para la sanidad física y espiritual:

A. La oración.B. La unción de enfermos.C. La reforma pro-salud.

El legado de curación de JesúsRepasa Hechos 3:1 al 19, 5:12 al 16, 9:36 al 42 y 20:7 al 10; 1 Corintios 12:7 al 9 y 28 al 31; y Santiago 5:13 al 16. ¿Cómo deben los cristianos modernos evaluar la importancia del ministerio de sanidad de la iglesia primitiva?

Hechos 3:1 al 19, 5:12 al 16

Hechos 9:36 al 42

Hechos 20:7 al 10

1 Corintios 12:7 al 9 y 28 al 31

Santiago 5:13 al 16.

La resurrección y la vida

En un mundo donde por ahora reina la muerte, ¿qué gran esperanza hay en los siguientes versículos? Lucas 7:11-17; Marcos 5:21-43; Juan 11:37-44.

¿Por qué esta promesa de vida eterna es tan importante para nosotros? ¿Dónde estaríamos sin ella? ¿Qué esperanza tendrías sin ella?

Marcos 5:21-43Lucas 7:11-17 Juan 11:37-44.

A veces, la curación no llega como la queremos. Las personas siguen, aun por años, con enfermedades que debilitan y que, a veces, empeoran. Otros mueren a pesar del ungimiento y la oración. No tenemos respuestas al por qué, en algunos casos, se produce la curación y, en otros, no.

Sin embargo, tenemos algo mejor que una curación milagrosa: la

promesa de la resurrección a vida eterna cuando Jesús venga y “los

santos del Altísimo [...] poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y

para siempre” (Daniel 7:18).

“Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?” (Juan 11:25-26)

Jesús resucitó al hijo de la viuda de Naín

(Lc. 7: 11-17)

Jesús resucitó a la hija de Jairo (Mr. 5:21.43)

Jesús resucitó a Lázaro (Jn. 11:37-44)

Jesús demostró tener poder sobre la muerte. Pero no era su deseo alargar la vida en este mundo de pecado. Él quiere resucitarnos a una vida mejor: una vida eterna libre de pecado.

La enfermedad y los accidentes pueden prevalecer, pero la vida eterna está garantizada a todos los que hagan de Jesús su Salvador.

Preguntas para Dialogar:1. ¿Cómo alcanzaría el ministerio de curación

abrir los corazones y las mentes que, de otro modo, estarían cerrados al evangelio? ¿De qué modo los cristianos pueden protegerse del error de pensar que la curación es un fin en sí misma?

2. ¿De qué forma las iglesias que no están conectadas con hospitales lograrían participar en el ministerio de curación? ¿De qué manera los cristianos involucrados en el ministerio de curación pueden evitar la asociación en la mente del público con los así llamados “sanadores por fe”?

3. ¿Qué les decimos a los discípulos en potencia quienes, leyendo acerca de las curaciones en la Biblia, llegan a nuestras iglesias u hospitales en busca de una sanidad que no ocurre? ¿Qué respuesta tenemos para ellos? ¿Qué nos responderíamos a nosotros mismos al procurar entender estas situaciones? ¿Qué respuestas se encuentran en la Biblia que nos pueden ayudar en momentos como estos?

El

Discipulado

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