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VER los signos de vitalidad, de renovación y de comunión ,para seguir esperanzadas trabajando esta parcela de la Congregación, de la cual cada una hacemos parte muy significativa.
Esta mirada contemplativa nos invita adéntranos en lo que será la espiritualidad de nuestra Asamblea
Ver los brotes de vida nueva… Si, ver los brotes de vida nueva, que silenciosamente va germinado en
el corazón de cada una.
Ver con mirada de jardinero, de agricultor
avezado, que con cuidado va haciendo la poda en cada uno de los árboles
de su huerto. Si los árboles son jóvenes sabe qué clase de poda debe
hacerle. Basta quitarle las ramas secas, limpiarlo,
abonarlo.
También darle la poda, para que vaya
tomando la forma y el vigor, de manera que sea una promesa de
bendiciones en buenos frutos.
Es sin duda en este momento de evaluación que estamos viviendo,
desde la espiritualidad de la Asamblea, la imagen de la religiosa joven a quien se le debe ayudar a formarse hasta ver
personificada en ella el Espíritu del Instituto y de la religiosa madura,
para que avance sin titubeos hacia una vida Consagrada con frutos maduros
de santidad
La segunda poda llamada de los frutos, ayuda y perfecciona la anterior y consiste en cortar los chupones, las ramas secas, estériles y superfluas, a fin de dejar a las fructíferas toda la savia del árbol, es la imagen de la vida de la religiosa a quien se le corrige cuanto tiene de defectuoso en su espíritu, en su corazón y en su carácter.
Los mejores y más sazonados frutos se hallan en los árboles que han sido podados, ligados y como crucificados al rodrigón o al muro que los sostiene, así la imagen de la religiosa que va haciendo un camino de fidelidad, de kènosis, de el “dar a solo a Dios el honor y la gloria”
Además la poda es absolutamente
necesaria al árbol bueno, porque
mientras más se poda, más
excelentes frutos produce.
Sigamos hablando de siembras, de brotes, de árboles, de jardinero. Un buen jardinero cuida la floración de su huerto. La flor es el principio, el germen del fruto.
Cuidar la vida que florece en cada hermana. Sí,
cuidarla de las heladas, de los malos tratos, de
comportamientos oscos y severos. También de las
lluvias copiosas de la condescendencia a todo, o
de la indiferencia que echa por tierra la virtud y el esfuerzo de cada una.
¡CUIDADO AMOROSO….!
La flor también pude secarse por falta de savia, esto es de piedad, o también, la flor puede ser mordida por el gusano de las malas pasiones, en fin, la flor puede morirse, si no se le guarda y rodea con toda suerte de cuidados.
Finalmente el buen jardinero hace guerra abierta a los gusanos y a los nidos de orugas que dañan los buenos frutos y terminan por apestar todo el árbol.
Simbolizando aquí, los pequeños defectos, que van creciendo y convirtiéndose en comportamientos habituales, con los cuales se mengua la virtud y la perfección de una vida religiosa con frutos de santidad, y comunión.
Ver los brotes de vida nueva, renovar y revitalizar nuestra consagración, arraigada en el evangelio, en nuestra historia Congregacional, que suscite nuevas fuerzas, nuevos caminos en nuestra vida discipular y misionera, son los frutos que queremos recoger de nuestra Asamblea.
Ver los brotes…Yo voy a realizar una cosa nueva, que ya
aparece. ¿No la notan? Si, descubrir los signos
nuevos de nuestra vida consagrada, en
cada una de las Comunidades Locales,
en nuestra Obras apostólicas, en
nuestros pueblos.
Y hacer una propuesta nueva que nos lance a la conquiste de la utopía que buscamos HACER UNA CONGREGACIÓN
NUEVA, UNA PROVINCIA NUEVA, UNA
DELEGACIÓN NUEVA o como nos soñó nuestro
pasado Capítulo General: “Echar vino nuevo en
odres nuevos”.
Algo nuevo está naciendo, necesitamos tener ojos, oídos y corazón de madre, para ver, oír y facilitar los brotes de vida que surgen. Brotes de vida nueva los vamos percibiendo en la espiritualidad, en la fraternidad y en la misión.
Soñar en grupo, con armonía, entre luces y sombras, con gozo y preocupación con buena disposición de aportar y acoger…
Algo nuevo …