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El cristianismo y la cultura (postmodernismo) La iglesia de hoy puede ser comparada a un barco al cual una bomba ha impactado por el costado y rápidamente se está inundando mientras que los pasajeros están ya sea en la sala de baile, en el comedor o en la barra. ¿Qué es lo que ha pasado? Ha habido un cambio en la manera de ver la vida y el mundo, y no nos hemos dado cuenta de ello. Ha cambiado la manera en que la gente mira su mundo. En Isaías 59, el profeta trata el asunto de la oración no contestada y lo atribuye al pecado no confesado. En el v. 3, habla sobre las mentiras. En el v. 4, el lamento es que no hay justicia o verdad. El v. 8 dice que ellos no parecen saber qué significa ser justo y bueno. El v. 10 los acusa de ser como ciegos que andan a tientas en la oscuridad. El v. 14 muestra que la misma ley se opone a las personas justas y que la justicia no puede ser hallada. Finalmente, la acusación es dada, “la verdad tropezó en la plaza”. Para entender dónde estamos, debemos considerar la historia. En el siglo XVI, la Reforma Protestante empezó, y Lutero y otros reformadores declararon la única y sola autoridad de las Escrituras. La Biblia fue puesta por encima de los concilios de la iglesia y de las afirmaciones del Papa cuando se decía que él hablaba “ex cátedra”, esto es, hablando de la infalibilidad de su trono papal en asuntos de fe y moral. Pero algo pasó; aunque los reformadores habían puesto la autoridad de la Biblia por encima de la autoridad de la iglesia, no podían estar de acuerdo en lo que la Biblia decía. Como resultado, en el siglo XVIII, surgió el movimiento conocido como la Ilustración. La Ilustración La Ilustración puso la razón humana por encima de la revelación divina. La Revolución Francesa fue la más alta expresión de la ilustración cuando la libertad de Dios y Su autoridad se convirtieron en la moda. Este pensamiento invadió las naciones e iglesias de Europa, y devastó la vida política, moral, social y religiosa de la gente. También, lentamente se esparció a los Estados Unidos. A causa de los grandes avivamientos religiosos en los Estados Unidos en los siglos XVII y

El cristianismo y la cultura

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El cristianismo y la cultura (postmodernismo)La iglesia de hoy puede ser comparada a un barco al cual una bomba ha impactado por el

costado y rápidamente se está inundando mientras que los pasajeros están ya sea en la sala

de baile, en el comedor o en la barra. ¿Qué es lo que ha pasado? Ha habido un cambio en la

manera de ver la vida y el mundo, y no nos hemos dado cuenta de ello. Ha cambiado la

manera en que la gente mira su mundo.

En Isaías 59, el profeta trata el asunto de la oración no contestada y lo atribuye al pecado no

confesado. En el v. 3, habla sobre las mentiras. En el v. 4, el lamento es que no hay justicia o

verdad. El v. 8 dice que ellos no parecen saber qué significa ser justo y bueno. El v. 10 los

acusa de ser como ciegos que andan a tientas en la oscuridad. El v. 14 muestra que la misma

ley se opone a las personas justas y que la justicia no puede ser hallada. Finalmente, la

acusación es dada, “la verdad tropezó en la plaza”.

Para entender dónde estamos, debemos considerar la historia. En el siglo XVI, la Reforma

Protestante empezó, y Lutero y otros reformadores declararon la única y sola autoridad de las

Escrituras. La Biblia fue puesta por encima de los concilios de la iglesia y de las afirmaciones

del Papa cuando se decía que él hablaba “ex cátedra”, esto es, hablando de la infalibilidad de

su trono papal en asuntos de fe y moral.

Pero algo pasó; aunque los reformadores habían puesto la autoridad de la Biblia por encima

de la autoridad de la iglesia, no podían estar de acuerdo en lo que la Biblia decía. Como

resultado, en el siglo XVIII, surgió el movimiento conocido como la Ilustración.

La Ilustración

La Ilustración puso la razón humana por encima de la revelación divina. La Revolución

Francesa fue la más alta expresión de la ilustración cuando la libertad de Dios y Su autoridad

se convirtieron en la moda.

Este pensamiento invadió las naciones e iglesias de Europa, y devastó la vida política, moral,

social y religiosa de la gente. También, lentamente se esparció a los Estados Unidos. A causa

de los grandes avivamientos religiosos en los Estados Unidos en los siglos XVII y XIX, el

cristianismo tuvo un auge hasta mediados del siglo XIX, el cual fue llamado el “siglo cristiano”.

Pero entonces, Satanás parece que volvió toda su armadura pesada contra esta nación. Entró

la Alta Crítica, procedente de Alemania, la cual socavó la autoridad de la Biblia. El Deísmo,

aunque admitía la existencia de Dios, propuso que su dueño le había puesto un reloj de

tiempo y lo dejó que corriera su curso por leyes naturales. El Deísmo propuso que Dios, como

Creador, no se inmiscuía en los asuntos de Su creación.

Al momento que las iglesias trataron de relacionar el cristianismo a estos nuevos movimientos,

dejaron muchos de sus fundamentos doctrinales. Este acomodo doctrinal ocasionó un

liberalismo creciente, contra el cual el Fundamentalismo empezó a combatir a partir del siglo

XX. En 1923, G. Greshem Machen, un eminente erudito del griego, escribió “Cristianismo y

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Liberalismo” en el cual contrastaba los dos movimientos. Su conclusión fue que el liberalismo

no era más cristiano que el budismo, mahometismo, hinduismo u otra religión del mundo. El

cristianismo y el liberalismo eran completamente incompatibles, teniendo nada en común.

Pero, el Cristianismo Bíblico y el Liberalismo tenían una cosa en común: ambos creían en la

posibilidad de la verdad. Discrepaban en cuanto a la naturaleza de esta verdad, pero estaban

de acuerdo que sí había verdad.

Post-Modernismo

Hoy en día, nos enfrentamos a un nuevo enemigo llamado Post-modernismo. Este retará al

Cristianismo Bíblico aún más que el viejo Liberalismo o Modernismo, porque el Post-

modernismo aun niega la posibilidad de una verdad objetiva. Así como la belleza está en el

ojo del espectador, el Post-modernismo argumentaría que la verdad está sólo en la mente de

cada individuo, proponiendo que el mundo exterior es sólo imaginación de la mente del

hombre y que la verdad es lo que uno quiere que sea verdad. Esto da como resultado en la

siguiente declaración comúnmente escuchada: “puede ser malo para ti, pero está bien para

mí”.

Mientras la ilustración ignoró a Dios en favor de la razón humana, el Post-modernismo deja a

nuestra razón decidir lo que deseamos pensar. Para mucha gente, Dios se encuentra a través

de los cristales, mientras que para otros Dios se encuentra a través de fuerzas canalizadoras.

Este sistema ecléctico significa que una persona puede clamar ser un creyente bíblico, un

homosexual y creer en la reencarnación al mismo tiempo. Los absolutos son reemplazados

por los sentimientos. Creemos en lo que nos gusta o en lo que nos atrae. La gente asiste a las

iglesias, porque le “gusta” el pastor, la música o el grupo de jóvenes. Lo que la iglesia cree y

practica es de poca importancia. La gente dice, “No me gusta la idea del infierno”. ¿A quién le

gusta? Pero, la verdad no es si me guste o no, sino ¿existe tal lugar al que irán aquellos que

mueren sin Cristo en donde pasarán la eternidad separados de Dios? Bajo la influencia del

Post-modernismo, la gente no está dispuesta a creer en aquello que no disfrutan.

Entonces, el Post-modernismo lleva al pluralismo a la verdad en donde cada punto de vista es

igualmente verdadero y valioso. Según el Post-modernismo, cada juicio es simplemente un

asunto cultural en donde la verdad universal no existe.

Estos frutos del Post-modernismo se pueden apreciar en la religión. El Modernismo ha tratado

al Cristianismo Bíblico como chatarra sobrenatural. Por otro lado, el Post-modernismo acepta

cualquier religión. El gran pecado entonces se convierte en ser intolerante. El único pecado

está en declarar que existe el pecado y en criticar los puntos de vista de otros. Esta tolerancia,

por supuesto, es selectivamente aplicada. El Post-modernismo es excesivamente intolerante

con el creyente bíblico, quien declara que el único camino al cielo es la confesión del pecado y

el aceptar a Cristo como Señor y Salvador. La iglesia primitiva creyó que la fe cristiana sola

era la verdad, y como consecuencia, no toleró rivales ni buscó acomodos con ellos. Bajo el

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Post-modernismo, con su visión subjetiva de la verdad, la verdad puede ser hallada en todas

las religiones, y la fe cristiana debe buscar algún tipo de acomodo con las religiones del

mundo.

El Post-modernismo tiene poco uso para la teología y el estudio sistemático de la Palabra de

Dios. La verdad es interna. En la religión, esto se traduce en una forma de religión tibia,

superficial y experimental. El predicar se llena de psicología y habla más acerca del hombre y

sus necesidades que de Dios y de Su gloria. La consejería se convierte en un ejercicio sin

significado en el que el consejero y el aconsejado pasan más horas profundizando en el

psíquico del hombre que enfocándose en  Dios, en Sus demandas y en Su poder para romper

el poder del pecado. Antes, la felicidad era simplemente el producto resultante de la creencia y

conductas correctas. Pero hoy, la felicidad se convierte en la meta y todo lo demás se sujeta a

ella. A manera de contraste, la predicación apostólica hablaba de hechos del Señor Jesucristo

y entonces los interpretaba para aplicarlos a la vida cristiana. Nada podía sustituir tal cosa.

Los frutos del Post-modernismo pueden verse en la educación. La moda de los círculos

educacionales de hoy es el “multiculturalismo”. La verdad no es simplemente definida por el

individuo, sino por lo que la sociedad decide que es la verdad. Pero como ninguna cultura ha

descubierto la verdad absoluta, cada juicio hecho es simplemente un asunto cultural. Un

profesor de universidad dijo que sus estudiantes no estaban del todo convencidos para decir

que algo es malo, ni siquiera el Holocausto Judío. Esto lógicamente explica que el Post-

modernismo se basa en el consenso cultural con ninguna verdad absoluta posible. Por

ejemplo, la exterminación de seis millones de judíos durante la Segunda Guerra Mundial fue

simplemente un reflejo del dominio de un partido político europeo, que de su propia mente se

inventó el mito de la superioridad alemana. El resultado de este tipo de pensamiento es una

fragmentación social en nuestra nación que amenaza con destrozar su estrucutura social.

Los frutos del Post-modernismo se ven en el área de las leyes. Puesto que forjamos nuestra

propia realidad, la ley no tiene una fundación. Entonces, ¿qué es la ley? Es lo que el grupo

cultural más poderoso en la sociedad dicta. La ley es politicalizada y manipulada para fines

políticos. La ley se convierte en política, lo cual a su vez se convierte en poder. Un columnista

escribió acerca del escándalo Clinton, “Desde el principio, estaba claro que este juicio no era

determinar si había sido verdad lo que se le imputaba. La verdad no iba a cambiar el voto del

jurado”. Blackstone, el eminente jurista británico, cuyas teorías de la ley fueron estudiadas en

el pasado, argumentaría que Dios ha revelado leyes en la naturaleza, pero puesto que el

hombre es pecador, tienen que ser regidas por la autoridad de la Biblia. Pero, la ley del Post-

modernismo no tiene bases objetivas y por eso se convierte simplemente en una herramienta

para obtener los fines deseados de cualquier grupo que esté en el poder.

Sin embargo, el Post-modernismo provee una oportunidad única para los cristianos que creen

en la autoridad de la Palabra de Dios. A finales del siglo XIX, la mayoría del mundo religioso

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trató de acomodarse al modernismo de aquel tiempo y produjo un liberalismo que fue

devastador. Hoy día, no debemos acomodarnos al Post-modernismo, sino que debemos tratar

de entender su sutil destrucción de la fe cristiana, y debemos exponerlo como malo, sin

acomodarnos, y oponernos al mismo. El mundo necesita la verdad, ¡y la tenemos en la

Palabra de Dios! El Post-modernismo fallará porque al fin y al cabo el hombre necesita

seguridad. Pero, he aquí el peligro. Alemania reaccionó a la anarquía moral de la República

Weimar eligiendo a Adolfo Hitler al poder. Sí, él fue elegido, no se adueñó del control. Al caer

el Post-modernismo, los hombres querrán seguridad. Ellos encontrarán esto en un líder

dictatorial o en la autoridad de la Palabra de Dios. Nuestra tarea es declarar, defender y vivir

la Palabra de Dios. Algunos quisieron desaparecer una generación completa, otros lo están

tratando ahora, para después construir fortalezas para esconderse, pero ese es un método

seguro para ser derrotados. Cristo dijo que él construiría la iglesia y que “las puertas del

infierno no prevalecerían contra ella”. Esta es nuestra promesa. Tenemos la Palabra de Dios y

el poder del Espíritu Santo para llevarlo acabo.

El cristiano enfrentado a un mundo posmodernoEtiquetas: Dario Ortega Blanco

¡La verdad es relativa! ¡Se acabaron los absolutos! Se escucha con frecuencia en nuestras universidades,

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empresas, centros comerciales en todos lados, ¿Qué esta pasando? Me pregunto un joven en la iglesia; le respondí estamos enfrentando a un mundo vestido de posmodernidad. Pero ¿Qué la post modernidad? Para Richard Rorty, filósofo pragmático norteamericano, el término “posmodernidad”, es una especie de “no concepto”, y “ha sido demasiado utilizado, de forma que causa más perturbaciones de las que vale la pena …” (3) Por su parte el filósofo francés Jean-François Lyotard, uno de los pioneros en la consideración de la posmodernidad, dice que esa palabra “designa el estado de la cultura después de las transformaciones que han afectado a las reglas de juego de la ciencia, de la literatura y de las artes a partir del siglo XIX.” (4) Y agrega: “Simplificando al máximo, se tiene por ‘posmoderna’, a la incredulidad con respecto a los meta relatos.” (5) La posmodernidad, en consecuencia, es una crítica al poder de la razón para explicar toda la realidad. Representa un cuestionamiento a los discursos totalizadores, ovni-comprensivos, como interpretaciones del hombre, del mundo y de la realidad. (Nota 1)

Como ustedes mismos podrán notar no es nada fácil tratar de definir apropiadamente este fenómeno actual, sin embargo, podemos decir con toda franqueza que este fenómeno es una corriente de pensamiento caracterizados por la relatividad de la ideas y los conceptos absolutos.

Pero ¿Qué dice la Biblia sobre este asunto? La posmodernidad nos ha agarrado desprevenido a muchos de nosotros pero no así a Dios hace casi dos mil años atrás escritores inspirados por Dios nos advirtieron claramente el peligro que se avecinaba sobre esta humanidad rebelada contra Dios y muy especialmente sobre todos aquellos que confesamos ser creyentes en el Hijo de Dios es decir Jesucristo. Uno de los que describe de una manera magistral esta época es el apóstol Pablo en su segunda carta a Timoteo capitulo 3: 1 al 5.

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Ahora bien, ten en cuenta que en los últimos días vendrán tiempos difíciles. La gente estará llena de egoísmo y avaricia; serán jactanciosos, arrogantes, *blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, insensibles, implacables, calumniadores, libertinos, despiadados, enemigos de todo lo bueno, traicioneros, impetuosos, vanidosos y más amigos del placer que de Dios. Aparentarán ser piadosos, pero su conducta desmentirá el poder de la piedad. ¡Con esa gente ni te metas! (NVI)    Una de las verdades más sorpréndete es que se nos anuncia unos tiempo o días verdaderamente difíciles ¿acaso no son esos días difíciles estos que vivimos actualmente? Si que lo son, además se nos ofrece una lista completa de una serie de características que este hombre posmoderno presentaría, Será que ¿usted no se ha encontrado a alguna persona en su universidad, trabajo o vecindario con este perfil mencionado? La realidad estimado lector es que estamos bajo la opresión continua de una cultura posmoderna.

¿Qué podemos hacer? ¿Qué pasara con nuestros jóvenes? ¿Qué pasara con nuestros hijos? ¿a que mundo se estarán enfrentando? ¿Qué camino tomar? Pablo inspirado por el Espíritu Santo no da tres consejos claves para poder resistir y vencer a esta avalancha subjetiva que se nos viene encima.

En primer lugar Pablo nos invita en el versículo 10 de este mismo capitulo a seguir sus enseñanzas, su ejemplo y especialmente su fe, en Hebreos 13:7 se nos exhorta a imitar la fe de nuestros lideres espirituales, a nos desviarnos a ninguna otra parte que no sea los fundamentos de la vida cristiana expresada en la vida y obra de nuestro Señor Jesús. No solo seguir estos pasos por poco tiempo sino a ser constantes y perseverantes en la sana doctrina, la iglesia primitiva tenia una característica en su vida en comunidad ellos perseveraban en la doctrina de

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los apóstoles, esto favoreció el crecimiento integral del cuerpo de Cristo.

En segundo lugar en el versículo 12 se nos recuerda que por ser creyente debemos estar dispuesto a soportar persecución, esto no significa que como en tiempo del Imperio Romano seremos devorados por fieras salvajes o quemados en hogueras por profesar fe en el Señor, en este tiempo y especialmente en nuestro contexto la persecución se manifiesta por diversos ataques por desboronar tus creencias, sembrar en ti la duda, las pasiones juveniles, tentaciones sexuales, oportunidades de enriquecimiento ilícito entre otros ataques. Ahora el que procura de una manera sincera vivir una vida que agrade a Dios será objeto de burla y escarnio, pero se puede obtener victoria cuando el creyente se esfuerza con valentía y sin temor se prepara para enfrentar dichos ataques.

En tercer lugar en los versos del 13 al 17 se nos recuerda que la base de toda nuestra fe se halla en las Sagradas Escritura, constantemente o en casi todos mis escritos hago mención a este tema, la razón es sencilla; con preocupación he observado en muchos creyente un desconocimiento parcial y en algunos casos total de las verdades de Dios escritas en Santa Palabra, el problema se presenta cuando no se fomenta en los nuevos creyente el habito de leer la Biblia y muchos solo se conforman con venir domingo tras domingo a escuchar lo que el predicador le venga a ofrecer. Si no se lee la Biblia por supuesto, mucho menos se memorizaran porciones de la Biblia, un creyente que no lee, ni memoriza ni medita no podrá obedecer lo que Dios le indica.Esto produce creyentes débiles que son fácilmente arrastrados por diversas doctrinas o sucumben ante los ofrecimientos y ataques de este mundo posmoderno.

La Biblia es la espada del Espíritu que es de doble filo, además representa una verdad absoluta indiscutible, así

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que debemos promover la lectura de la Biblia en cada hogar cristiano, en otros casos los creyentes solo leen los comentarios bíblicos o libros cristianos, pero no se preocupan por leerla sistemáticamente y con devoción. Una jovencita me decía: Pastor a la hora de leer la Biblia oro al Señor y le pido que al yo abrir al azar la Biblia me indicara un versículo que estuviese que ver con mi vida, esta practica es muy común y errada y muestra la poca consideración que se le da a los dichos de nuestro Dios. Otros han sustituido la han sustituido por pequeños libritos de meditaciones de devoción.

No podemos sobrevivir en un mundo posmoderno sino tomamos en serio las disciplinas básicas de la lectura sistemática de la Sagradas Escrituras. La oración y el testificar valientemente a tiempo y fuera de tiempo.

Me permito citar al Dr. José M. Martínez  explica que: “ la práctica de la lectura de la Biblia y la oración diarias han disminuido, a juzgar por el propio testimonio de no pocos creyentes. Las nuevas generaciones espirituales tienen un conocimiento de la Escrituras inferior al de las generaciones anteriores. A veces resulta deprimente observar cuantos miembros de nuestras iglesias desconocen históricos prominente del Antiguo testamento,… algo parecido aunque de modo menos marcada, puede decirse sobre el conocimiento del Nuevo Testamento”.  (Nota 2)   

Cómo enfrentar la mentalidad posmodernapor Elsie Romanenghi de Powell0 COMENTARIOS

La mentalidad del posmodernismo inunda casi todos los aspectos de la vida diaria. Entonces, ¿cómo se sitúa uno, como cristiano, frente a este modo de ver el mundo? ¿Qué cosas admitir y qué rechazar de su postura?

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Fue durante una charla informal con un alumno, a propósito de su tesis. En un momento de la conversación le dije:

�Habrá muchas interpretaciones igualmente válidas sobre un hecho histórico, pero en última instancia hubo un "algo" que descalificaría a muchas de ellas como falsas.

Me miró con una sonrisa paternalista, y dijo:

�Se ha venido muy "metafísica", profe.

¡� Noo! �protesté; porque hoy, decirle a alguien que está muy "metafísico" es casi un insulto.

En realidad, toda actitud que intenta afirmar algo racionalmente yerra "el camino posmoderno".

El cuestionamiento de la razón no es nuevo. Todo lo contrario. Desde hace más de un siglo hubo una actitud cauta hacia los desbordes del racionalismo. Se la entendía como una actitud vigilante ante los abusos de la razón, sin por ello rechazarla.

Aun los llamados "filósofos de la sospecha" (Nietzsche, Marx y Freud) no desechaban el discurso racional: Marx apelaba a "la ciencia" para demostrar su análisis, Freud señalaba la irracionalidad desde "lo racional", y los rebeldes morales justificaban "moralmente" su disconformismo. El lenguaje racional y moral todavía era moneda de peso aunque se lo atacara abiertamente: Nietzsche, advirtiendo que el discurso moral era un arma para ejercer poder sobre los otros; Marx, señalando el vínculo entre las clases dominantes y el lenguaje que legitimaba su explotación, y Freud desnudando la red de represiones subconscientes que moldean la infancia.

Pero todos ellos, como el resto de los pensadores anteriores al auge de la posmodernidad, creían en una verdad última capaz de justificar lo que afirmaban. Ya no es así.

Voy a citar resumidamente de un libro de Richard Rorty, Contingency, Irony, Solidarity, (Cambridge University Press, págs. 1-15) para ejemplificar esta nueva mentalidad:

La verdad no existe, la inventamos. Los primeros en hacerlo fueron los utopistas dejando de lado la cuestión de buscar la voluntad de Dios y decidir soñar una nueva sociedad. A ellos se le unieron los artistas cuando dejaron de copiar la naturaleza, para expresar lo que imaginaban de ella � El espíritu utópico y

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romántico será el fermento que anime las nuevas respuestas a la pregunta por el sentido de la vida. Pero ningún sentido será definitivo, sino transitorio. La posmodernidad pasará a inspirar a utopistas, artistas y literatos. Aun la ciencia aceptará que también ella es metafórica (es decir, basada en modelos simbólicos, imaginados), como el resto de la cultura humana � No hay nada dado, nada que pueda llamarse "naturaleza" humana inherente. Tampoco existe "la verdad", sólo verdades útiles, transitorias � Las cosas son según las definamos: un juego del lenguaje es tan válido como otro y no hay referentes que convaliden lo que decimos. No hay "un" mundo, ni "una naturaleza humana", que pueda darle la razón a Freud vs. San Pablo, a Aristóteles vs. William Blake � ¿De dónde saldrán las nuevas significaciones para la vida? De ningún lugar autorizado. Simplemente surgirán, se sucederán, nos acostumbraremos a ellas. No hay razones para justificar el ateísmo ni el deísmo, la amistad o el divorcio, "lo bueno" o "lo malo". Si antes se hablaba de explicar el mundo y tener una voluntad de verdad, ahora debemos hablar de inventar el mundo y tener una voluntad para la libertad creadora � La realidad no tiene un "telos", una finalidad. Tampoco se puede dar razones normativas sobre preferencias morales �

Y así, y así �

Las palabras elegidas para título del libro (Contingencia, ironía y solidaridad) nos ayudan a comprender cuáles son los valores "posmodernos". (Los posmodernos franceses son similares, aunque posiblemente más cáusticos. Tienen un desprecio particular por la civilización occidental, por todo autoritarismo, por cánones de sexualidad, y por toda forma de discriminación).

"Contingencia", porque todo discurso humano es transitorio, carece de peso o de necesidad, que es lo mismo que decir que no hay verdades definitivas. "Ironía", porque la única actitud aceptable frente a lo que dicen otros (o decimos nosotros) es saber que cualquier afirmación pronto pasará de moda. Y "solidaridad", porque el mundo posmoderno sabrá tolerar las "diferencias" y solidarizarse con las minorías. Uno de los conceptos más caros a la posmodernidad es precisamente la tolerancia: diferencias de piel, de género, de inclinación sexual, de costumbres, deben ser toleradas. Teóricamente, los posmodernos están del lado de los "diferentes". Sin embargo, no son tolerantes con el mensaje cristiano. Prefieren aceptar novedades de todo matiz y escuchar con curiosidad cualquier doctrina esotérica. Conozco personalmente académicos que creen en gurúes o practican meditación trascendental, pero no toleran la fe cristiana. ¿Por qué? Porque sus exigencias son exclusivas y sus demandas morales absolutas. En consecuencia, eso provoca su antagonismo total y explícito.

El diálogo citado más arriba con uno de mis alumnos se repite frecuentemente, y esa mentalidad se ha filtrado en las mentes jóvenes. Saben de mi fe cristiana y me respetan porque no pretendo imponerles argumentos lógicos para hacerla racionalmente válida. Puedo, incluso, admitir como Pablo el carácter "escandaloso" de mi fe, claramente "una locura" para ellos pero "poder de Dios" para mi vida.

Sin embargo, no dejo de preguntarme: ¿Cómo se sitúa uno, como cristiano, frente a este modo de ver el mundo? ¿Qué cosas admitir y qué rechazar de su postura?

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Por lo pronto, creo que Jesús no habría demonizado totalmente la civilización occidental y sus logros tecnológicos, como lo hace la posmodernidad. Hay mucho de bueno en ellos. Pero cuando la tecnología se muestra impotente para frenar el avance de la avaricia y la explotación, no podemos aprobarla.

Lo problemático de la mentalidad posmoderna es que haya descartado absolutamente el concepto mismo de verdad. El posmoderno es un desenmascarador irónico de toda afirmación. Su ironía sobrepasa la indiferencia que sintió Pilato cuando murmuró: ¿Qué es verdad? Creo que Jesús terminó callando frente a Pilato porque advirtió que la verdad había dejado de importarle. ¿Terminaremos callando porque advertimos que estamos frente a interlocutores irónicos y que la verdad ha dejado de importar? Creo que no. Creo que el poder del evangelio también puede disipar, en ciertas circunstancias, las nubes de la ironía. Esto es así porque la fe cristiana no se basa en argumentos racionales sino en la autoridad del Hijo de Dios: Jesucristo crea la verdad, la hace visible, la trae a luz. Si leemos la Biblia para ver cuál es la base de la verdad y el conocimiento, nos encontramos con afirmaciones sorprendentes. Jesús les propuso a los incrédulos creer en sus obras ya que no creían en sus palabras, o analizar el sentido de las Escrituras que hablaban de Él, ya que confiaban en ellas, o simplemente ser más abiertos hacia Dios para poder escuchar su mensaje (Jn. 5). Jesús también advirtió a sus seguidores que no tendrían conocimiento real sin un amor y una compasión reales. Para Jesús había una profunda relación entre el conocimiento y la ética. No es difícil advertir porqué: ¿De qué sirven por cierto la ciencia, el arte, la tecnología, si abren las puertas a la codicia económica, a la pornografía literaria, y a la manipulación humana?

Algunos han dicho que ahora que hay una libertad ilimitada para "imaginar" discursos sin estar sujetos a verdades oficiales, como cristianos tendremos mayor libertad para ofrecer el mensaje de Cristo de maneras nuevas y creativas. Pero el mensaje de Cristo siempre seguirá siendo una demanda a la totalidad de nuestro entendimiento y una invitación a lo más íntimo de nuestra moral. Es un mensaje de una exigencia total y excluyente: y ese tipo de mensaje es precisamente el que estará cada vez más desprestigiado dentro del espíritu de la posmodernidad. Escucharemos decir con más frecuencia, como dijo Borges, que "la teología cristiana es la más fascinante ciencia ficción que se haya producido" (cf. Diálogos Borges Sábato, Comp. Orlando Barone, Ed. Sudamericana, 1997).

Pero esta forma de ironía difícilmente se sostendrá en todas las circunstancias, porque nadie puede permanecer en la ironía como forma de vida: la complejidad de la vida humana lo impide.

¿Es posible acostumbrarse a escuchar todas las interpretaciones (incluyendo la nuestra) sabiendo que no hay referentes que atestigüen su valor de verdad?

¿Es posible acostumbrarnos a considerar con ironía toda forma de amor incluyendo el que nos dicta nuestro corazón?

¿Es posible ser irónicos frente al dolor y a la injusticia? (Cuando R. Rorty intenta en su libro rescatar la solidaridad como uno de los rasgos de la posmodernidad nos preguntamos: ¿por qué habría de salvarse esta virtud del efecto corrosivo de la ironía? Su alegato no es muy convincente).

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¿Es posible acostumbrarnos a elegir lo "políticamente correcto" para la sociedad en que vivimos aunque implique formas éticamente inaceptables?

Cuando la mentalidad irónica entra en quiebra ¿qué tenemos para ofrecer? La responsabilidad del cristiano es mostrar un estilo de vida absolutamente no-discriminatorio, porque está basado en el amor y la gracia de Jesucristo hacia el pecador, y �a la vez � totalmente comprometido con la santidad y la justicia de un Dios que odia el pecado. La disponibilidad real del amor no pasará desapercibida. Es más: creo que en medio de este mundo que nos espera el cristiano podrá brillar como una gema de gran precio: el creyente será alguien capaz de confiar en Jesucristo como la verdad porque Él es un referente creíble. Su persona trasciende todos los discursos humanos y va más allá de todas las interpretaciones.

El cristiano tampoco se limitará a ejercer "tolerancia" hacia los "diferentes", sino que brindará una comprensión genuina que anhela plenitud de vida para quienes no conocen a Cristo, junto con una visión del futuro que sobrepasa cualquier utopía terrenal que uno pueda imaginarse: la redención definitiva del universo creado.

Elsie Romanenghi de Powell, argentina, es profesora adjunta tiempo completo de la cátedra de Filosofía de la Historia de la Universidad Nacional de Tucumán y, junto con su esposo David, pertenece al equipo pastoral de la Iglesia Bautista El Redentor en San Miguel de Tucumán, Argentina.

Apuntes Pastorales Volumen XVII, número 2 / enero � marzo 2000. Todos los derechos reservados

LA FE CRISTIANA EN EL TIEMPO POSMODERNO. CUANDO VENGA EL HIJO DEL HOMBRE, ¿HALLARÁ FE EN LA TIERRA? (LUC.18.8) I

Por. Bernard Coster, España

Posmodernismo y posmodernidad son palabras que señalan ciertos fenómenos culturales de la segunda parte del siglo XX, que tienen relación con la aceleración de la cultura a partir de los años sesenta que todavía no tienen explicación definitiva. Las palabras mismas, por su fuerza sugestiva, forman parte de los fenómenos que se llaman posmodernos. A veces parece que establecen sus propios fenómenos. No son conclusiones, sino hipótesis de trabajo por las cuales podemos investigar ciertas expresiones culturales. Su función es la de un imán que separa y aísla ciertos fenómenos, para observar la analogía y lo común de ellos. ¿Podemos atribuir a ellos

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una misma causalidad, una misma moralidad, espiritualidad, podemos explicarlos desde una misma raíz? Por esta función de imán, posmodernismo es una palabra sobrecargada y vacua. Hay una tendencia de agrupar demasiados fenómenos bajo su título: literatura, arte, teatro, arquitectura, filosofía, historia, religión, medios de comunicación. En cada una de estas áreas se señala un momento de cambio y de transición, pero también un vacilar entre moderación, renovación y radicalización de los motivos. Para unos posmodernismo es el resumen de todas las fuerzas destructivas de nuestro tiempo, para otros es la consecuencia necesaria de las tendencias modernas, una señal de la dinámica de nuestra cultura. Para los pesimistas es una amenaza, un mundo ajeno y extraño, el golpe mortal de los valores tradicionales, para los optimistas es un momento de nuevas oportunidades y para los realistas es la consecuencia necesaria del proyecto moderno. El propósito de este artículo es investigar el posmodernismo para explicar sus consecuencias para la fe, para la iglesia y para la teología. Después de una explicación breve de la relación entre modernismo y posmodernismo, vamos a intentar discernir con claridad sus tendencias por observarlo como estilo de vida, existencia posmoderna y como corriente y tendencia en la filosofía contemporánea y sus consecuencias en la historiografía y en la teología. Al final hemos de buscar la explicación teológica del posmodernismo.1. El proyecto de la modernidadEl pensamiento de la Edad Media, continuado en el tiempo nuevo por todas las variantes del cristianismo confesional, era teocénctrico. Dios es la fuente de todo el bien, es el Creador del mundo y el Señor de la historia. Las normas y los valores no se explican por el hombre, sino por Dios, y sirven sus propósitos. El hombre es un ser dependiente. Sólo hay una verdadera religión. El modernismo es la cosmovisión que niega este teocentrismo. En la Edad Media se manifiesta en ciertas tendencias críticas, durante el renacimiento se establece en forma del humanismo al lado del cristianismo y en el tiempo de la iluminación se apodera de la cultura occidental y de todas sus expresiones. En este tiempo el cristianismo se descalifica como premodernismo, y por eso, anticuado. El modernismo es antropocéntrico, sustituye la fe (confianza en autoridades) por la razón, que se hace la última y única autoridad para explicar el mundo y para definir la moral.El modernismo era la ‘liberación del hombre de su ingenuidad, de la cual él mismo era culpable (Emuanuel Kant). Cree con una fe inmovible en la bondad y creatividad del hombre y confía la construcción y el gobierno del mundo a los sistemas ideológicos (liberalismo y socialismo) y a las ciencias. Es decir, encarga a las ciencias la responsabilidad de diseñar las alternativas del programa político, económico, educativo y moral y espera que las ideologías den forma a estas alternativas en un sistema democrático competitivo. Modernismo es el nombre de un proyecto ambicioso para remoldear el mundo. Era un proyecto imperativo con esperanzas mesiánicas, convicciones totalitarias y militantes. Aún las fuerzas conservadoras y reaccionarias se adaptaban a su forma de pensar. De este modo el modernismo se introducía en el cristianismo, convirtiendo la teología (moderna) en una aliada de su programa.El modernismo era la ‘liberación del hombre de su ingenuidad, de la cual él mismo era culpable (Emuanuel Kant). Cree con una fe inmovible en la bondad y creatividad del hombre y confía la construcción y el gobierno del mundo a los sistemas ideológicos

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(liberalismo y socialismo) y a las ciencias. Es decir, encarga a las ciencias la responsabilidad de diseñar las alternativas del programa político, económico, educativo y moral y espera que las ideologías den forma a estas alternativas en un sistema democrático competitivo. Modernismo es el nombre de un proyecto ambicioso para remoldear el mundo. Era un proyecto imperativo con esperanzas mesiánicas, convicciones totalitarias y militantes. Aún las fuerzas conservadoras y reaccionarias se adaptaban a su forma de pensar. De este modo el modernismo se introducía en el cristianismo, convirtiendo la teología (moderna) en una aliada de su programa.Extensión y crisis de la modernidadEn el siglo XX el proyecto moderno se extendió a todo las naciones. Colonialismo y descolonización, marxismo y posmarxismo, nacionalismo y neoliberalismo las empujaron adelante en el camino del progreso moderno. Urbanización, industrialización, globalización y americanización son los efectos. Por primera vez se establece un mundo y este mundo está fundado en los principios del modernismo. Hay dos momentos paradójicos en este proceso: (1) La contribución de la misión cristiana a la modernización ha sido decisiva, pero es trágico que no haya producido un mundo cristiano, sino el mundo moderno y secular, con toda su agresividad económica, ideológica, tecnológica y militarista. La enemistad actual del mundo islámico contra el occidente es una oposición contra el proyecto de la modernidad, sin embargo, significativo es que el fundamentalismo islámico identifica modernismo y cristianismo. (2) El otro momento trágico es que mientras el proyecto de la modernización se expandió mundialmente, el mismo occidente, donde tiene su origen, lo volvió la espalda. No lo sustituye por otro proyecto, sino anula sus valores por acelerar, radicalizar e intensificar el sentido crítico y escéptico, inherente al modernismo.El salto - 1968Hay diferentes factores por los que el modernismo no podía conservar la confianza en sus propios valores. Las guerras mundiales, las revoluciones del siglo XX, la descolonización, la Guerra Fría y la corrupción total del marxismo manifestaron que el proyecto del modernismo no era manejable. El neomarxismo mostró que en realidad todo el proyecto se movía por los intereses social-económicos de la clase media y alta occidental. La revolución del ’68, cargada con el sentimiento de culpa por el pasado, se volvió contra las estructuras elitistas y, por eso, premodernas en el propio occidente, radicalizando y acelerando las fuerzas ideológicas del modernismo para realizar –por fin- los ideales ideológicos del liberalismo y del socialismo. Cuando la generación del ’68 obtuvo el poder en todos los sectores de la sociedad se manifestó que su fuerza ideológica ya se había gastado. Los cambios que pudo efectuar en los sistemas políticos, económicos, educativos y culturales son ambiguos y no satisfacen las ilusiones de los años sesenta. La caída del muro de Berlín era la prueba definitiva de que las ideologías no podían dirigir el mundo. Al mismo tiempo se manifestaron las señales de que el tecnicismo y la industrialización tenían consecuencias catastróficas para la ecología. Resultó que el proyecto moderno era un proyecto sin dirección, y la vanguardia cultural se apartó de sus ilusiones. Durante unos siglos la modernidad ha desafiado y provocado el pensamiento y la moral tradicional. Se estableció como filosofía moderna, ciencia moderna, música, literatura, teología modernas. En todas estas áreas la modernidad transgredió las reglas clásicas y por hacerlo descubrió

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nuevas realidades. Posmodernidad desafía precisamente esta dinámica. La provoca, critica, ironiza e irrita por radicalizarla. No observa su etiqueta y no respeta la prudencia inherente a la modernidad de no poner en duda sus propios principios.Siga el link LA FE CRISTIANA EN EL TIEMPO POSMODERNO

¿Qué es lo malo (y lo bueno) del Postmodernismo?

Por Paul Copan

En mi otro ensayo, "¿Qué es el Postmodernismo?", discutí brevemente qué es, en qué contexto surgió, y cuáles son sus principales características. Aquí veo qué lecciones podemos aprender de los postmodernistas, cuáles son los problemas del pensamiento postmodernista y cómo comunicar nuestra fe con mayor eficacia a los postmodernistas.

1. Lecciones que Aprender de los Postmodernistas¿Qué lecciones podemos aprender de los postmodernistas y qué conexiones podemos hacer con ellos?

a.  Los cristianos deben sospechar de ciertas posturas modernistas y su supuesta certeza científica o filosófica. Estamos limitados, "vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo" y "[conocemos] de manera imperfecta" (1 Cor. 13:12, NVI). Mucho de lo que sabemos es probable, altamente probable o plausible -no 100 seguro-- pero eso no significa que no sepamos verdaderamente las cosas. Lo único que necesitamos es ser un poco más modestos al decir que sabemos.

b. Los cristianos debemos reconocer que todos tenemos prejuicios y que estamos limitados por nuestro lugar en la historia y por nuestra cultura. El pensamiento modernista enfatiza que el conocimiento y la razón son imparciales y neutrales. El postmodernismo debe llevar a los cristianos a ser más humildes. Debemos darnos cuenta de nuestros prejuicios, perspectivas (que no son erróneas en sí mismas) y nuestra tendencia al autoengaño. Cuando nos demos cuenta de estar equivocados, debemos alinear nuestra vida con la realidad de las cosas. Ahora bien, si alguien negara que existe la perspectiva de Dios, sería un ateo o antiteísta de algún tipo. Pero si Dios existe, entonces existe la perspectiva de Dios de las cosas -y puede ser que Dios haya revelado parte de esta perspectiva de las cosas a los seres humanos para que pudieran conocerlas enrealidad.c.  El postmodernismo ve correctamente el peligro de las utopías optimistas; los postmodernistas nos recuerdan nuestra gran capacidad de fallar (los cristianos incluirían aquí la palabra "pecado"), así como de oprimir "al otro". Los humanos tenemos la tendencia a engañarnos a nosotros mismos y racionalizar las cosas. Nuestra profunda naturaleza pecaminosa evita que podamos lograr utopías en la tierra. Debemos ser constantemente autocríticos y recelosos de valores que se opongan al reino de Dios, los cuales pueden introducirse fácilmente en nuestra mente. Sin embargo, nuestro cedazo interpretativo central (hermenéutico) no debe ser de sospecha, sino de confianza y caridad, el cual afina la relación con Dios y con los demás.

d.  Debemos apreciar la diversidad cultural y étnica (más que tratar a la gente como a "los otros") y mostrar mucha gracia hacia los no cristianos, ya que nosotros mismos hemos sido salvados por la gracia de Dios. El colonialismo, la opresión y la esclavitud no necesariamente siguen al cristianismo. La Biblia expresa sensibilidad hacia los débiles, los oprimidos y los que sufren, como es el caso de los huérfanos, viudas y extranjeros. Dios mismo sufre con nosotros (ver Mt. 25:31-46; Hch. 9:4). Los cristianos deben mostrar que su "gran historia" es plausible y no inherentemente opresiva; en lugar de eso, somos creados por Dios para prosperar cuando nos relacionamos correctamente con él y con los demás. Como somos depositarios de la gracia de Dios, no tenemos derecho a pensar que somos superiores a los no cristianos. Además, el cristianismo tiene su parte de diversidad en la expresión de la fe (p. ej., note la diversidad existente entre la iglesia cristiana de los amish y la iglesia copta de Egipto).2. Problemas del PostmodernismoA pesar de tener ciertas áreas de concordancia con el postmodernismo, los cristianos deben ser críticos respecto a ciertas de suposiciones.

a.  La mayoría de los filósofos postmodernistas sencillamente dan por hecho el ateísmo en lugar de apoyarlo con razonamientos. Estos herederos intelectuales de Friedrich Nietzsche y Jean-Paul Sartre tienen una orientación teológica predominantemente negativa, y parecen estar contentos con la idea de permanecer en su postura. Además, muchos de estos pensadores dan un salto ilegítimo desde la

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simple pregunta de si es posible hablar de Dios hasta la completa negación de su existencia.1 Dado el impresionante resurgimiento del teísmo y los argumentos a favor de la existencia de Dios a lo largo de los últimos cuarenta años, tal suposición es aún más alarmante.b. Debe quedar expuesta la tendencia de los postmodernistas a sustituir sin más ni más un sistema, o metarrelato, por otro. El postmodernismo rechaza o sospecha de cualquier gran historia con la que podamos dar sentido a nuestra experiencia y realidad. El postmodernismo da lugar a muchos minirrelatos o perspectivas filosóficas de individuos o culturas, pero eso es todo. Sin embargo, este rechazo a los metarrelatos se refuta a sí mismo: tenemos una gran historia totalizante que intenta dar sentido o interpretación a toda la realidad de la experiencia humana en la forma de relatos menores: ¡es una gran historia que niega las grandes historias!2

Así que debemos preguntar a quienes dicen que no hay una gran historia: "¿No es esa misma una gran historia, no sólo mi historia individual?" Preguntemos a los que niegan que  podamos tener acceso a la realidad: "¿Cómo puedes saber que no podemos tener acceso a la realidad a menos que tú mismo tengas acceso a ella para que puedas comunicarla al resto de nosotros?" Y que hay de los que dicen: "Todo es cuestión de perspectiva". ¿Acaso no es esa su perspectiva? Si lo es, entonces es trivial (es sólo una entre muchas); si no lo es, entonces se refuta a sí misma (es una declaración universal abrumadora que se aplica a todas las personas y culturas). Lo mismo pasa con quienes afirman que no hay hechos (sólo interpretaciones), que nosotros moldeamos nuestra propia realidad, que no hay intención objetiva del autor, que el lenguaje evita que tengamos acceso a la realidad, etc. Estas formas de pensar están empaladas en uno de los dos cuernos del siguiente dilema:

 El postmodernista no dice nada: "Todo es cuestión de perspectiva" (aquí esto significa "lo que creo es lo que creo")

 El postmodernista se contradice a sí mismo:"Todo es cuestión de perspectiva" (aquí esto significa: "El caso es que no hay caso").

 Respuesta adecuada: "No hay razón para que nadie más deba creer eso".

 Respuesta adecuada: "Esa es una declaración de la objetividad de que no hay objetividad".

  

El filósofo de Princeton Diógenes Allen hace notar la manera en que el postmodernismo frecuentemente exhibe una certeza dogmática acerca de la incertidumbre: "la única forma en que puede sostener su perspectiva de la vida humana y del universo es olvidar que las limitaciones que encadenan a otros a un tiempo y lugar también se aplican a sí mismo"3

c.  Podemos tener conocimiento objetivo, aunque no estemos completamente seguros. Aunque tenemos limitaciones, podemos saber cosas verdaderas para toda la gente. Muchas personas piensan (siguiendo a René Descartes) que el conocimiento exige un cien por ciento de certeza. Esto implica que no si sabemos con absoluta certeza, entonces estamos atascados en el lodazal del escepticismo. Sin embargo, hay cosas que podemos saber con confianza, aunque no sean cien por ciento seguras. ¿Se está expandiendo el universo? Sí. ¿Sé esto? Sí. ¿Estoy cien por ciento seguro? No. Pero, ¿por qué pensar que tengo que estarlo? Puede haber grados de conocimiento que incluyan lo probable o lo plausible, lo altamente probable - no solamente lo seguro. Además, ¿cómo puede saber una persona con un cien por ciento de seguridad que el conocimiento exige un cien por ciento de certeza? Simplemente no es tan obvio.

Como cristianos, debemos mantener la postura de que nuestra fe hace un mejor trabajo que otras alternativas al contestar las preguntas más importantes de la vida. Es la mejor explicación y es más plausible que sus rivales. Sí debemos escuchar bien a quienes tienen una perspectiva diferente y admitir que no tenemos todas las respuestas; nuestro entendimiento necesita corrección conforme pasamos por la vida. Sin embargo, esto no debe evitar que señalemos que la fe cristiana realmente hace el mejor trabajo en explicar de dónde provienen el universo, la vida, la conciencia, los valores morales objetivos y los derechos humanos -así como en contestar las principales preguntas acerca del propósito y el significado.

¿Tenemos limitaciones y prejuicios? Sí, por supuesto. Debemos estar listos para aceptarlo. ¿Significa esto que no podemos tener un conocimiento legítimo? Para nada. Tenemos un conocimiento limitado. ¡Quienes aseguran que no podemos saber suponen que saben que no podemos saber!

En resumen, no podemos negar la verdad, el conocimiento ni la objetividad sin afirmarlos con nuestras negaciones. Por ejemplo, decir que no hay una verdad universal es declarar una verdad universal.

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Cada uno de nosotros afirma algún tipo de metarrelato o gran historia para explicar cómo funcionan las cosas. La verdadera pregunta es: ¿cuál metarrelato hace mejor trabajo?

3. Cómo Comunicar Nuestra Fe a los Postmodernistas

a. Comunicar con autenticidad y con relaciones, viviendo genuinamente de acuerdo a la verdad.Aunque no son perfectos, los cristianos deben ser sinceros en sus luchas. También pueden mostrar la forma en que su visión del mundo -con el poder de Cristo y el apoyo de su comunidad-- puede ayudar a las personas a reafirmar estos puntos. Os Guinness dice que la fragmentación de nuestro mundo cada vez más post modernizado trae "más momentos de verdad a la vida de la gente que nunca antes", permitiendo "enormes oportunidades para presentar el evangelio".4

b. Comunicar respuestas con sabiduría, amor y simpatía, teniendo en mente los problemas personales subyacentes que con frecuencia presentan barreras. Es importante dar buenas respuestas "con mansedumbre y reverencia" (1 P. 3:15, LBLA), pero también con sabiduría. Detrás de buena parte del pensamiento postmodernista hay un escape de Dios, cuya existencia tiene tremendas implicaciones sobre nuestra forma de vivir. Incluso el filósofo ateo John Searle acepta que hay "una razón mucho más profunda para la persistente atracción de todas las formas de anti-realismo" tales como el relativismo y el perspectivismo: "satisface un afán de poder. Sólo que parece demasiado molesto, de alguna forma, tener que estar a merced del 'mundo real'".5Debemos preguntar a los postmodernistas si les gustaría que existiera Dios o si querrían que Jesús fuera la revelación de Dios hacia nosotros.

c.  Viva una vida de fe activa y práctica: Los postmodernistas quieren ver una fe activa, no la mera posesión de conocimientos teóricos. Debemos volver a enfatizar el impulso teológico de Santiago (una fe que trabaja) para equilibrar el énfasis exagerado (y mal entendido) sobre la doctrina de la salvación independiente de las obras de Pablo. Este apóstol mismo junta la fe y las obras en Efesios 2:8-10, 1 Tesalonicenses 1:3 y Tito 2:11-14: la fe salvadora genuina (por la gracia de Dios) produce buenas obras.1 Merold Westphal (en la ed. William J. Wainwright, God, Philosophy, and Academic Culture [Dios, Filosofía y Cultura Académica] (Atlanta: Scholar's Press, 1996), p. 25.2 Este argumento es utilizado repetidamente en "Postmodernismo", de Steven Best y Douglas Kellner, enThe Blackwell Guide to Continental Philosophy [La Guía Blackwell para la Filosofía Continental], eds. Robert C. Salomon y David Sherman (Malden, MA: Blackwell, 2003), pp. 285-308.3 "Christianity and the Creed of Postmodernism" [Cristianismo y el Credo del Postmodernismo], Christian Scholar's Review 23 (dic. 1993): p. 123.4 Entrevista con Os Guinness, et al., "When Foundations Tremble" [Cuando los Cimientos Tiemblan], Liderazgo (primavera 1993), p. 136.5 John R. Searle, Mind, Language and Society:  Philosophy in the Real World [Mente, Lenguaje y Sociedad: La Filosofía en el Mundo Real] (Nueva York: Basic, 1998), p. 17.

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posmodernosAuthor: Nancy Bedford, ed.