Pastoral de adicciones El alfarero
Realicemos la experiencia de abrir el corazn a cuantos viven en
las ms contradictorias experiencias existenciales, que con
frecuencia el mundo moderno dramticamente crea. Cuntas situaciones
de precariedad y sufrimiento existen en el mundo de hoy! Cuntas
heridas sellan la carne de muchos que no tienen voz
El Santo Padre nos anima a curar las heridas, a aliviarlas con
el leo de la consolacin, a curarlas con la solidaridad y la debida
atencin. No caigamos en la indiferencia que humilla.
Debemos rechazar la tentacin de pensar que la solucin al
problema de las drogas, solo est fuera de nosotros Cada uno de
nosotros debemos movilizarnos y asumir la responsabilidad que nos
toca, siguiendo el ejemplo de quienes han respondido con conciencia
y tenacidad.
La solidaridad es pensar y actuar en trminos de comunidad.es
luchar contra las causas estructurales de la pobreza y la
desigualdad.es enfrentar los destructores efectos del imperio del
dinero que provoca la trata, las emigraciones dolorosas, la
droga.es un modo de hacer historia porque ser solidario no responde
a una ideologa sino que es un trabajo que parte de la realidad.
El problema de la droga es como una mancha de aceite que lo
invade todo. Ataca por igual a pases ricos y pobres, a nios,
jvenes, adultos y ancianos, a hombres y mujeres. La Iglesia y la
sociedad, no pueden permanecer ajenos a este flagelo que
destruye.
Comprometmonos con pasin en el cuidado y acompaamiento de
aquellas personas que sufren directa o indirectamente a causa del
consumo de drogas.
Estamos llamados a descubrir a Cristo en nuestros hermanos, a
prestarles nuestra voz en sus causas, pero tambin a ser sus amigos,
a escucharlos, a interpretarlos y a recoger la misteriosa sabidura
que Dios quiere comunicarnos a travs de ellos.
Y UN DACUANDO TU QUIERAS,JESSTE ABRAZAR TAN FUERTE,QUE TODAS TUS
PARTES ROTASSE JUNTARN DE NUEVO
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