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TRANSICION APOSTOLICA INTRODUCION: Transición Esta definida como un movimiento, un paso o un cambio de posición, estado, lugar o actividad. Es un período en el cual ciertos cambios toman lugar. Estos cambios son difíciles para los que aman lo cómodo. Un cambio requiere humildad y compromiso. Un cambio viene por escuchar y ver lo que Dios está haciendo. Significa transferir de un lugar, posición, liderazgo, a otra persona. Significa colocar a un lado “cosas” y reemplazarlas. La mayor transición que ocurrió en el A.T y el N.T, fue Cristo Mismo (Mt. 9:17; Mr. 2:22; Lc. 5:37) En ese tiempo los líderes religiosos no tuvieron el discernimiento necesario para “ver” la transición, y si lo vieron, no les convenía. La transición apostólica se caracteriza por los cambios (mudanzas para progreso, alcanzar niveles superiores, avance y desarrollo). Esto es algo que necesitamos aceptar e internalizar, los cambios no son una opción, son nuestra mayor necesidad. Hechos 5:39 dice: “...mas si no es de Dios, no la podréis destruir; no seáis tal vez hallados luchando contra Dios”. Isaías 14:27 afirma: ‘Porque Jehová de los ejércitos lo ha determinado, .y quién lo impedirá? Y su mano extendida, quién la hará retroceder?”. Existen muchos líderes que desean una transición de lo pastoral a lo apostólico. Ellos se han dado cuenta de que Dios los quiere promover a un nivel superior. Sienten en su espíritu la necesidad de esta transición, pero ignoran cuales son los pasos que tienen que tomar para ver realizado este llamado.

Transiciones apostolicas

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TRANSICION APOSTOLICA INTRODUCION: Transición Esta definida como un movimiento, un paso o un cambio de posición, estado, lugar o actividad. • Es un período en el cual ciertos cambios toman lugar. • Estos cambios son difíciles para los que aman lo cómodo. • Un cambio requiere humildad y compromiso. • Un cambio viene por escuchar y ver lo que Dios está haciendo. • Significa transferir de un lugar, posición, liderazgo, a otra persona. • Significa colocar a un lado “cosas” y reemplazarlas. La mayor transición que ocurrió en el A.T y el N.T, fue Cristo Mismo (Mt. 9:17; Mr. 2:22; Lc. 5:37) En ese tiempo los líderes religiosos no tuvieron el discernimiento necesario para “ver” la transición, y si lo vieron, no les convenía. La transición apostólica se caracteriza por los cambios (mudanzas para progreso, alcanzar niveles superiores, avance y desarrollo). Esto es algo que necesitamos aceptar e internalizar, los cambios no son una opción, son nuestra mayor necesidad. Hechos 5:39 dice: “...mas si no es de Dios, no la podréis destruir; no seáis tal vez hallados luchando contra Dios”. Isaías 14:27 afirma: ‘Porque Jehová de los ejércitos lo ha determinado, .y quién lo impedirá? Y su mano extendida, quién la hará retroceder?”.

Existen muchos líderes que desean una transición de lo pastoral a lo apostólico. Ellos se han dado cuenta de que Dios los quiere promover a un nivel superior. Sienten en su espíritu la necesidad de esta transición, pero ignoran cuales son los pasos que tienen que tomar para ver realizado este llamado.

Frente a las transiciones apostólicas tenemos que enfrentar dos extremos, por una parte, la DESINFORMACION (ignorancia de lo que está ocurriendo) y por la otra, la DISTORSION (desvíos y excesos de lo que ocurre). Es vital que todos podamos encontrar por dirección del Espíritu y la Palabra el mecanismo correcto para ayudar al liderazgo a realizar esta etapa de transiciones. 1) Directrices de base. La capacidad y disposición de cambiar es la sujeción a una ley establecida por Dios y no un simple hecho de hacer algo novedoso, o para impresionar que andemos a la vanguardia. El Espíritu de Dios se mueve para hacer y producir cambios, no para que nos sintamos bien, sino para que lo hagamos bien. Dios me da libertad para hacer lo que debo que hacer, no lo que quiero hacer. Dios es un Dios de cambios. En el Reino de Dios, el cambio no es algo que se discute, es algo que se obedece. Muchas veces cambiamos cuando el dolor actual es mayor, que e1 gozo que produce el cambio. Todos los cambios son producidos por personas que entienden que son una generación de relevo, para que a sus hijos no los sorprenda el futuro, ya que tenemos la responsabilidad de preparar una plataforma mas sólida desde podamos lanzarles a niveles mas altos de influencia. En el Reino de Dios las transiciones son necesariamente imprescindibles, inevitables e inexcusables. El Señor prometió en Isaías 43:18, hacer cosas nuevas; por lo tanto nuestro Dios no está anquilosado en los recuerdos de los hechos pasados, sino que se mueve soberano e innovador en la historia. 2) Definiciones para atender al desafío de los cambios. 2.1. El cambio afecta a todos. Aunque usted se niegue a cambiar, el cambio lo cambiará. 2.2. El cambio llegará.

Con usted, alrededor de usted y sin usted. 2.3. Tenemos uno de los dos destinos. Dos alternativas: Cambiar o fracasar. 2.4. Los cambios son difíciles de hacer. Los cambios son difíciles de hacer porque no hay nada mas seguro que lo conocido y lo actual. 3) Cualidades de las transiciones. En términos naturales conocemos que existen cuatro transiciones (estaciones de tiempo) en la naturaleza: Primavera, Verano, Otoño e Invierno. Durante las estaciones los cambios no son bruscos, sino que siempre hay una transición. Lo apostólico nos hará saber en que estación estamos y lo profético nos mostrará cual es la próxima estación. Si queremos ser capaces de manejar el cambio con eficacia y eficiencia que nos lleve a la excelencia, es definitivo entender las seis características acerca de las estaciones. 3.1. Las transiciones son naturales. Es el cumplimiento de un propósito de Dios establecido en la naturaleza. Es un cambio perfecto. Los cambios efectuados por Dios son en todo el mundo y son parte de su propósito. Los cambios de las estaciones son algo que nadie puede forzar, pero sus implicaciones si afectan a todos. 3.2. Los cambios de transición son indetenibles. El poder que determina una estación está más allá de nuestra comprensión y desafía nuestra lógica. Toda nuestra capacidad y poder están limitados por el soberano propósito de Dios. No importa cuanto gritemos, oremos, clamemos, reprendamos, nos molestemos, hagamos planes; nada puede detener el invierno, ni siquiera el mismo diablo. Nada puede detener el tiempo y el propósito de Dios para esta generación. El cambio es inevitable, ha llegado a su máxima capacidad. Esto nos enseña que el principio y el fin de una

temporada no es determinada por el hombre sino por la agenda de Dios. 3.3. No podemos resistirnos a las transiciones. Si un hombre con traje de baño desafía una tormenta de nieve es un necio para usted verdad?. Será igual si nos resistimos a los propósitos de Dios. Cualquiera que luche contra un cambio divinamente natural, terminará inevitablemente como el hombre del traje de baño en la tormenta de nieve. Su fin es muerte. 3.4. Las transiciones no tienen respeto por nadie. El Señor nos enseña que puede ser el alcalde de una ciudad, el presidente de un país, abogado, rey, pastor, apóstol, etc. no puede ni debe interferir en lo que El se propone hacer. De igual forma, cualquiera que desafíe una tormenta de nieve acabará con su propia vida. Las transiciones al igual que las estaciones de tiempo, no respetan jerarquías. Los resultados o vestiduras de la época pasada no te sirven para la presente. Es absurdo salir en verano con ropa de invierno. Las transiciones exigen sumisión a sus reglas. 3.5. Las transiciones no piden permiso. Algunos creen que pueden manipular con el poder que el cargo les da, lo que Dios determinó hacer. Las estaciones no esperan la autorización de los distinguidos de una ciudad para desarrollar su carga divinamente dada por Dios. La llegada y partida de una estación no necesitan nuestra bendición, porque tienen la de Dios, igualmente las transiciones apostólicas. 3.6. Las transiciones traen cambios que nadie puede controlar. Somos incapaces de hacer que ocurra un cambio radical por el frío o el calor. Las estaciones no toman en cuenta nuestros deseos o actitudes personales. Así mismo, ninguna de estas cosas puede tomar control sobre una transición en el tiempo y propósito de Dios. Una transición de Dios nunca será otorgada como un trofeo a ningún hombre; grupo u organización. Sería tan absurdo como escribir un libro titulado: “COMO LOGRE HACER EL INVIERNO” 4) La verdadera sujeción.

Es triste decirlo; pero es una de las más crudas realidades de la vida cristiana es que, muchos mueren en las transiciones apostólicas por que no entienden o no quieren respetar los principios de Autoridad y Sujeción que Dios establece, para el perfecto funcionamiento y desarrollo de Su Iglesia. Dios quiere de nosotros obediencia en lugar de sacrificios. Si hay algo que Dios no soporta es la rebelión. La obediencia es la expresión más completa de nuestra respuesta a la voluntad de Dios, como autoridad en nuestra vida. (I Sam 15:1-3.) Si Jesús fue entrenado en la obediencia, quiere decir que obedecer es algo que se necesita y debe aprender, en cambio desobedecer es natural. Nadie ha recibido un seminario o curso de “Como portarse mal”. Si aprendo a obedecer me va a ir bien. En una estación del tiempo las leyes que ésta establece no se discuten, sino que se guardan. Igualmente en una transición apostólica la Autoridad no se discute, sino que se respeta. Esto tiene que ver con un espíritu correcto que comprende los principios del Reino, pues no se trata de imposiciones o caprichos humanos, sino delineamientos divinos, por gente que opera de acuerdo a la función designada por Dios y no por cargos jerárquicos ejercidos con arbitrariedad y tiranía. Existe la posibilidad de estar trabajando en la obra de Dios y vivir en rebelión, ya que satanás no teme que sirvamos a Dios, pero si teme que estemos bajo su autoridad. El centro de todos los conflictos en el universo es la cuestión de decidir a quien pertenece la autoridad. Existen dos principios en el universo: La autoridad de Dios y la rebelión del diablo, nuestro deber es decidir a quien servir. El Nuevo Nacimiento nos permite entender, no sólo el verdadero significado de la salvación, sino de conocer la verdadera Autoridad de Dios. Todo aquel que tiene un verdadero encuentro con la autoridad, se somete a ella, ya que nuestra sumisión no está dirigida a una persona, sino a la autoridad de Dios en esa persona. (Pablo se sometió a la ministración de un desconocido discípulo llamado Ananías).

La mayor exigencia que Dios hace al hombre, no es que haga cosas buenas o deje de hacer cosas malas, sino que se someta a Su Autoridad. Cuando todo ministro entiende la voluntad de Dios y se somete a ella, puede experimentar la realidad de la autoridad del Reino. La única meta de la Iglesia es representar y manifestar la autoridad de Dios en el universo, a fin de establecer su Reino en la tierra. (Efesios 1:18-20.) La dimensión espiritual de la Iglesia se mide por la capacidad que tenga para expresar la autoridad de Dios en la tierra, y no por la cantidad de gente que reúna. (Efesios 3:10)

5. Los cambios en la Transición Apostólica: 5.1. Cambio de Dirección: De lo pastoral (dirigido a la congregación), a lo Apostólico (dirigido al mundo). La estructura de gobierno de la Iglesia no puede seguir manejándose desde una perspectiva pastoral o empresarial donde aparece más la figura de un jefe jerárquico que la de un profeta del Reino. Es fundamental que el gobierno humano, cualquiera que sea su forma, sea reemplazado por el gobierno divino; de tal forma que cada ministro encuentre que goza de una verdadera cobertura espiritual que lo protege y promueve, y no una tapa organizacional que lo limita y asfixia. Así puede entender que, bajo esta dinámica ministerial son más importantes las relaciones de pacto, que las reglas de trabajo, pues disfruta más de la cooperación ministerial, que el control organizacional. 5.2. Cambio de Situación. De la mentalidad de templo y Sacerdocio del Antiguo Testamento, a la mentalidad Apostólica en la que todos nos involucramos en asistir a la gente en sus necesidades. La Iglesia debe ser litúrgicamente innovadora, es decir que la forma y contenido del culto no se mecanice, sino que de manera reverente exalte a Dios, de manera influyente edifique al creyente y de manera atrayente alcance al incrédulo.

La Iglesia debe ser espiritualmente renovadora, es decir mantenerse en la cresta de la ola del mover de Dios, pues sino se atrofia y fosiliza, es necesario cambiar la mentalidad paquidérmica que impide la operación fresca del Espíritu, de lo contrario estaremos perpetuando una organización rígida y no fortaleciendo un organismo vivo. La Iglesia debe ser socialmente transformadora, es decir que su influencia por medio de su accionar profético rompa los sistemas de iniquidad e injusticia que prevalecen. Debemos ser sabios para cambiar el envase sin alterar el contenido. No idolatrar los métodos, ni vivir de las glorias del pasado. Es necesario romper los sistemas obsoletos y revisar los proyectos para cambiar lo improductivo, no mantenerlos por tradición. Nuestra responsabilidad es entrenar con propósito y no entretener con programas. 5.3. Cambio de Enfoque. De un gobierno pastoral pasivo, a un gobierno apostólico de confrontación. No se pueden edificar Iglesia dependiendo de un líder. No podemos repetir los vicios y errores de nuestros antecesores (intrigas, envidias, celos y competencias ministeriales); sería una necedad caer en la misma trampa de aquellos a quienes muchas veces hemos criticado por sus equivocaciones, pero no hemos imitado en sus aciertos. Es nuestra responsabilidad cultivar una actitud de avance y alcance, que pueda definir metas más altas, como también mantener principios más firmes que puedan forjar modelos más claros 5.4. Cambio de Énfasis. De lo ceremonial a lo espontáneo. Libertad del Espíritu Santo. Cambiar el espíritu y contenido de nuestro mensaje; activando la Palabra de Revelación para ir mas allá de Jesús el Cordero Sufriente hasta Cristo el León Triunfante; de la cruz a la corona; del bautismo en agua como fin del evangelismo, al bautismo en el Espíritu como medio para evangelizar; del temor al mal, a poder sobre el maligno; de la tradición rígida a la unción renovada; de la

liturgia frívola al culto espontáneo; de la condenación por el pecado, a la victoria sobre el pecado; del legalismo y libertinaje a la gracia libertadora. 5.5. Cambio de Prioridades. Iglesias fundadas por Apóstoles, Profetas y Maestros, ministerios que tocan el Espíritu del recién convertido y liberan en su vida el propósito y potencial para el cual Dios le ha salvado; de tal forma que pueda afectar positivamente su entorno en la ciudad que habita. De esta manera cada creyente se convierte en un PRODUCTOR del propósito de Dios y no en CONSUMIDOR del programa de la Iglesia; pues comprende que no vive para RESOLVER un problema diario, sino para REALIZAR un propósito eterno. Este es el entrenamiento y proyección de una iglesia que sale del desierto para poseer la tierra. Una Iglesia que opera más allá de las paredes y puede ser influyente en el mundo, sin que el mundo influya en ella; pues sabe Descubrir su Propósito, Desarrollar su Potencial, Definir su Participación y Difundir su Predicación. 5.6. Cambio de Métodos. En cuanto a la evangelización del mundo, cambiar lo que ya es irrelevante, y que aunque nos sirvió en el pasado, Dios tiene algo nuevo y mejor que desea darnos en el presente. Debemos aplicar los PRINCIPIOS ETERNOS en Procedimientos Modernos, operar de acuerdo a la época, lugar y cultura. No temer a las diversas manifestaciones de la multiforme gracia de Dios y aceptar que aún en las formas contemporáneas que no son de nuestro agrado, Dios actúa y bendice. Ningún método por más efectivo que haya sido debe sacramentarse, ni tomarse como molde en el que todos deben operar. No podemos seguir hablando con señales de humo a una generación que navega en la Internet, es menester conocer el lenguaje y los códigos en que nuestra sociedad se comunica, para que podamos presentarles el mensaje del Evangelio de manera comprensible y adecuada.

6) Transición y humildad van de la mano. Para que realizar profundos cambios si no hay ningún beneficio en ello? Verdad?. La gente necesita ver las bendiciones y el poder que va a fluir a través de una iglesia apostólica. Toda reforma causa que la bendición de Dios se derrame de una mayor y mejor manera. Sin una reforma la iglesia se va a estancar o mejor dicho va a seguir estancada y eventualmente perderá la bendición de ser protagonista en una hora tan crucial. Alguien sabiamente dijo esta poderosa verdad: “El problema de la sociedad hoy, no es tanto la voz de los malos, sino el silencio de los buenos”. Dios anhela que su iglesia sea la voz profética en su ciudad y nación, para denunciar el pecado del hombre y anunciar el perdón de Dios. Esto fue lo que caracterizó el ministerio apostólico y profético de Juan el Bautista (Juan 1:6-8). Existen cientos de iglesias totalmente frustradas por no cumplir el protagonismo esperado por Dios. Existe en los miembros un sentido de ansiedad y de decepción provocado por el Espíritu Santo, muy por el contrario es la reacción de la gente que siente un anhelo interior de realizar la voluntad de Dios y tiene la posibilidad de verla realizado en su iglesia. Es hermoso asistir a un lugar donde podamos realizar los deseos divinos. A través de una reforma apostólica, la gente es bendecida y liberada hacia sus destinos individuales. Gente ignorante, orgullosa y legalista, no recibe ni acepta transición; pues le cuesta reconocer que se halla estancado o que se ha equivocado, por lo tanto no quiere recibir ayuda de otros; pues teme recibir dirección ya que siente una amenaza contra su cargo, el cual desea defender egoístamente; por el contrario, la gente sabia y entendida en los tiempos, si lo acepta (1 Cron.12:32-36; Sant. 3:13-17). Se requiere humildad y sabiduría para poder reconocer que no se están haciendo bien las cosas, o que se pueden y se deben hacer mejor. E1 Señor nos dará la gracia y la sabiduría para realizar los cambios!

El que siempre ha bebido el vino añejo, no desea el vino nuevo. Generalmente esto ocurre, pero si tiene buen paladar espiritual, se da cuenta que es muchísimo mejor. Y como dijo Jesús: “Lo uno y lo otro se conservan” (Luc. 5:33-39). Una vez que la iglesia ha oído y entendido acerca de la restauración de lo apostólico y su función en el cuerpo de Cristo, comienzan a tomar el gusto y desear lo bueno por lo mejor, lo mejor por lo excelente y lo excelente por lo glorioso. 7) La revelación de la Palabra siempre nos lleva a disfrutar lo glorioso. La gente no merece continuar oyendo lo viejo, lo insulso; necesita oír a Dios para conocer su voluntad y para consumar sus propósitos. Es mas, la gente nueva llega al Reino de Dios con un oído diferente y con un estomago espiritual distinto, los que nacen espiritualmente en este tiempo y asisten a iglesias tradicionales no alcanzan a entender el estilo de vida, conducta y propósito que practican. Aunque nos duela decirlo, existe cierto tipo de gente en nuestra sociedad que nunca entrarán a ciertas iglesias evangélicas, y si lo hacen, no volverán nunca más. Parece durísimo, pero la gran mayoría de nosotros sabe que esto es así. Existe gente preciosa que antes de conocer a Jesucristo eran productivas y exitosas y cuando recibieron el evangelio, se atrasaron, no por el evangelio en si, sino por las tradiciones y normas que le enseñaron los hombres. Por muchos años la Iglesia ha sido influenciada y formada por una mentalidad pastoral, y todo lo que el proyecta instintivamente, está basado en la protección y seguridad; esto es muy peligroso si el pastor es legalista y sectario. La mentalidad apostólica esta basada en términos de alcance, avance, expansión y progresión. Esto no hace mejor a uno que al otro, ambos son necesarios, el problema surge cuando la unción pastoral se convierte en la unción dominante en una iglesia local, pues ella piensa siempre hacia dentro. La frase predilecta en algunas iglesias en términos generales es “Hay que tener cuidado”. Saben porque? Porque esto es lo que enseñan todo el tiempo. Desarrollan una mentalidad conservadora que les conduce a seguir perpetuando lo que han venido haciendo, aunque no vean resultados mayores; en vez de mantener una actitud

innovadora que les permita ver lo que Dios está haciendo y hacer lo que Dios está bendiciendo. La iglesia que piensa y actúa con una mentalidad tradicionalista, con mucha frecuencia elimina, y en algunos lugares limitan o rechazan los otros dones y oficios ministeriales. El resultado es que la iglesia se convierte en demasiada pastoral en un lugar de ser apostólica y profética. Por otro lado, las iglesias apostólicas pueden serlo sin perder lo pastoral, ya que lo uno no anula lo otro, al contrario, lo complementa; ya que no es que estemos incorrectos sino que estamos incompletos. Por esta razón, es imprescindible retornar al modelo original de la Iglesia en cuanto a doctrina y gobierno. 8) El ministerio apostólico incluye y activa los otros ministerios. La mentalidad apostólica está ungida por Dios para pensar ampliamente e incorporar todos los dones y ministerios, para operar armónicamente dentro de un perfecto y completo engranaje. La mente pastoral funciona diferente, y es por eso que el liderazgo debe adoptar una mentalidad apostólica y su dimensión, para que así puedan tener la capacidad de abrazar y andar en todo aquello que Dios nos está entregando. Quedarse con un estilo netamente pastoral será estancarse y puede llegar a frenar el ser parte activa y completa del periodo de restauración y reforma que el Espíritu Santo ha comenzado a ejecutar en estos tiempos. Tenemos la oportunidad única de entrar en una nueva estación apostólica sobrenatural, este proceso no va a eliminar el trabajo pastoral local, sino que lo libera para que funcione en un nivel superior y diferente, con una visión más amplia y una unción más fuerte. No es cuestión de competencia de cargos o poder, sino complemento de un trabajo en equipo, que se debe respeto y sujeción mutua. La unción apostólica debe ser la primera, es la unción fundadora, la base de la iglesia. El encargo que Jesús le dio a la iglesia es un encargo apostólico, por eso es que la unción apostólica debe ser la unción dominante o primaria de la iglesia. Protón, también significa “Prototipo”, necesitamos ver iglesias prototipos, edificadas según la mente de Dios, el diseño de Jesucristo y la unción del Espíritu,

convertidas en modelo para el siglo XXI, a fin de que esto, sea la plataforma para una nueva generación de conquistadores.

Nuestro gran problema es que la Iglesia ha estado dirigida por hermanos mayores y no por padres apostólicos. Hemos tenido líderes extraordinarios pero muy pocos padres preocupados por el crecimiento y desarrollo de sus hermanos menores, Hemos tenido en la dirección de nuestros concilios y organizaciones evangélicas a muchos hermanos mayores bien intencionados pero muy preocupados de sí mismos y de sus intereses. Hermanos mayores altivos, orgullosos, políticos y dispuestos a defender su posición aún al precio de la cabeza de sus hermanos menores, que se vienen levantando en el ministerio.

Un hermano mayor a veces tiene algunas características negativas: * Tiene potencial para ser padre (pero no es padre aún) * Vela más por sus intereses (aunque no siempre) * No sabe lo que es ser padre aún. * Es celoso de su posición. * Menosprecia a veces a sus hermanos menores. * Es abusivo e impositivo a veces. * Algunos, no se alegran del progreso de sus otros hermanos menores. * A veces rechaza, cuando el padre abraza. * Piensa que la herencia es más suya que de otros. * Cree tener todos los derechos sobre los demás.

Estas verdades relativas de la vida natural, son el retrato de la realidad denominacional. Allí hay hombres de Dios maravillosos, trabajadores y con un extraordinario potencial para ser apóstoles, pero no lo son aún. Ellos son celosos, abusivos, impositivos y a veces menosprecian a los menores en el llamado. Ellos lo quieren todo para ellos y si se ven amenazados por la unción de otros, los rechazarán y hasta los expulsarán. Los hermanos mayores retienen; los padres desatan.

El hombre y la mujer cambian y maduran en el matrimonio; pero son transformados cuando tienen su primer hijo. Los hijos nos quitan el egoísmo y el enfoque en nosotros mismos. Los padres se multiplican a través de sus hijos. Genéticamente esto es evidente.

Generacionalmente nos invertimos y multiplicamos en nuestros descendientes. La preocupación de padres amorosos es el bienestar de sus hijos, su crecimiento, desarrollo y educación Esta es la marca de apóstoles verdaderos; su paternidad y madurez. Ellos velarán por sus hermanos menores, y su enfoque será su crecimiento, educación y futuro.

La Iglesia está necesitando de apóstoles padres, no solo de hermanos mayores egoístas. Ella requiere de padres que traigan protección, promoción y proyección para los hermanos menores.

Los que hemos nacido en familia numerosa, sabemos por experiencia propia lo que es estar a expensas de los hermanos mayores. Ellos tienden a abusar de ti física y emocionalmente. No te ceden su lugar fácilmente y están dispuestos a imponerte su voluntad a cualquier precio. Tratarán de menospreciarte y a burlarse de ti. Si no te cuidas estarás siempre frustrado ante ellos.

Recordemos que aún Isaí de Belén, el padre del rey David, cayó víctima de esta enfermedad emocional. El ignoró a David ante el profeta Samuel como candidato a rey de Israel y pensó que sus hermanos mayores eran más aptos y quizás mejores que David. (1 Samuel 16:1-13)

Recordemos la historia de José y sus hermanos, lo vendieron por celos y envidia. No podían entender cómo Dios le hablaba por sueños y cómo tenía más favor que ellos ante su padre Jacob. (Génesis 37)

La Iglesia ha estado gobernada y guiada por muchos hermanos mayores que han menospreciado a sus hermanos menores. Los han bloqueado, les han estorbado y les han negado su posición en Dios. La restauración de la Paternidad de Dios a través de apóstoles maduros, traerá el levantamiento de los menores, de los David y de los José.

La Biblia usa en el griego la palabra “patter”, “abba” en Dios. Su significado en griego y hebreo es: padre, fundador, iniciador, guía, maestro, protector, autor, nutridor, fuente y líder. Este estado se alcanza solo al caminar mucho tiempo con el Señor. La etapa del hijo patter es la de la sabiduría y madurez. El término fue usado para

los apóstoles y los ancianos estructurales de la Iglesia. La encomienda asignada a ellos era desarrollar a los discípulos hacia la madurez.

He aquí las características principales de los padres ministeriales: * Su mayor anhelo es reproducirse positivamente en sus discípulos. * Su meta es que sus hijos ministeriales alcancen su destino profético. * Está dispuesto a invertirse totalmente sin celo en sus discípulos. * Es una fuente de vida del Espíritu y revelación de la Palabra. * Equipa y capacita a otros sin temor a ser superado por ellos. * Amonesta, exhorta, corrige y disciplina sin autoritarismo. * Alimenta integralmente sus vidas con responsabilidad y amor. * Es un proveedor de los recursos necesarios para el avance de otros. * Es un mentor y forjador de discípulos y ministerios productivos. * Es un entrenador por excelencia de líderes-siervos del Reino. * Es un nutridor permanente de vocación y estimulo. * Es un progenitor. Provee para otros, calidad de vida. * Es un motivador de nuevos líderes.

Estas son las características principales de los hombres que necesita con urgencia el Cuerpo de Cristo, para se desarrolle hasta la estatura del

varón perfecto, esto es, Cristo.

El Espíritu Santo esta introduciendo a la Iglesia en un proceso de Restauración, Reforma y Restitución. Es sumamente importante tener en claro todo esto. Este es un proceso que se lleva a cabo en tres aspectos diferentes, pero que a su vez son complementarios. 9) Tiempos de Restauración. Hechos 3:21 El Señor en su fidelidad promete restauración por medio del profeta Isaías en el capitulo 61:4-7. La promesa de restauración lleva a su pueblo no sólo a la posición original, sino que quiere y puede proyectarlo hacia un nivel más alto. Esto es garantizado por la participación del Mesías en la vida de su pueblo; quien en su

manifiesto público de liberación mostró el cumplimiento de lo prometido por los profetas.

Es clave analizar lo dicho por el apóstol Pedro en Hechos 3:21 “…a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los TIEMPOS DE LA RESTAURACIÓN DE TODAS LAS COSAS, DE QUE HABLÓ DIOS POR BOCA DE SUS SANTOS PROFETAS, que han sido desde tiempo antiguo”.

En el Nuevo Testamento se usa sólo una vez la palabra griega “apokathistemi” que se aplica para “restaurar” en Hechos 3:21. Literalmente significa regresar algo otra vez a su lugar, en su orden original para mejorarlo.

Claramente vemos en la Palabra que cuando Dios restaura a alguien o algo se multiplica poderosamente, de tal forma que la condición de aquello que es restaurado, supera su estado original (Joel 2:21-26).

La Iglesia hoy está experimentando la restauración de la verdad. Proféticamente el Salmo 100:5, expresa: “Porque Jehová es bueno, para siempre es su misericordia, y SU VERDAD por todas las generaciones”

La Iglesia debe ser expuesta a LA VERDAD. No hay varias verdades. Las interpretaciones “privadas” o “denominacionales” de “la verdad”, se apoyan sobre deducciones y puntos de vista humanos, acomodadas a un contexto propio y de conveniencia doctrinal o eclesiástica. Jesús dijo: Yo soy EL CAMINO, y LA VERDAD, y LA VIDA (Juan 14:6) Él dijo que el Espíritu Santo es un Espíritu de VERDAD (Juan 14:17; 15:26) y Él, nos guiaría a TODA LA VERDAD (Juan 16:13). Por lo tanto, su revelación no dará “verdades” distintas, sobre un mismo aspecto.

La Iglesia ha estado en esclavitud mucho tiempo por las tradiciones de los hombres. La restauración incluye un derramamiento del Espíritu Santo sin límites y sin discriminación, de tal forma que todos los miembros del Cuerpo formen una comunidad profética restauradora, y la unción no sea el patrimonio exclusivo de una elite ministerial

Notamos que hay “tiempos de restauración”. Estos son tiempos cuando el Señor dará a la Iglesia lo que perdió. Hechos 3:21, nos dice que todas las cosas serán restauradas, pero debemos inferir que “todas las cosas” incluye solamente las cosas que fueron habladas por los profetas.

Cristo no puede regresar hasta que sea cumplido todo lo que los profetas hablaron. Él podría venir en cualquier momento, pero no vendrá por la Iglesia, hasta que todo sea cumplido. De hecho, es necesario que el cielo lo “reciba” (reserve, retenga), hasta aquel tiempo, porque cuando Él retorne, vendrá por una Iglesia restaurada, una Iglesia gloriosa (brillante, llena de honor, esplendor y belleza, irradiando la hermosura de su Cabeza), sin mancha (sin impurezas que desfiguran), ni arruga (con la lozanía de una novia preparada, sin señales de deterioro), ni cosa semejante (deformación, contaminación) (Efesios 5:27).

Sin duda alguna, todos vemos y sabemos el Espíritu Santo está restaurando Su Iglesia y produciendo reformas en varios aspectos de la vida de la Iglesia, con el propósito de ponerla a tono con su obra final. La tradición religiosa le ha quitado a la Iglesia admitir y creer en los Apostoles. Por años los ministerios más aceptados por la Iglesia han sido: el pastor, el maestro y el evangelista, y la gran mayoría del liderazgo ha aceptado este paquete bajo la dirección y la supervisión del pastor. Esto implica que por años las Iglesias fueron edificadas alrededor de la unción pastoral y esta influencia ha sido predominante. Los líderes han sido entrenados para pensar pastoralmente. Los seminarios y las escuelas bíblicas entrenan a los líderes en como ser mejores pastores y administradores. Nuestras Iglesias han sido edificadas para conocer y satisfacer la necesidad de los miembros. Creen y esperan que esto permanezca así. Este es el motivo de porque hemos tenido congregaciones enteras sentadas en el sillón de la “comodidad”, esperando ser atendidas “por sus pastores”. En algunos lugares, los miembros se adjudican el derecho de posesión de sus líderes, “Es mi pastor” dicen.

Al analizar esto no nos asombra ver ministerios tan fructíferos pastoreando la misma Iglesia por años, sin la posibilidad de ir a niveles mayores de influencia. Dios está revirtiendo esto. Hay un cambio que esta tomando lugar. Muchos pastores están sintiendo el deseo de un ministerio mayor, de una demanda diferente. No solo lo están sintiendo, están obedeciendo, están respondiendo y esto definitivamente será grandioso y positivo para el avance del Reino de de Dios en la tierra. 10) Tiempos de Reforma. Hebreos 9:9-10 El cambio no solo debe producirse en el liderazgo sino también en lo congregacional. Si el líder cambia y la Iglesia no cambia, habrá un desbalance. Si la congregación cambia y el líder no cambia, habrá conflictos. Pero si ambos cambian, Dios lo aprovechará para producir cosas mayores y mejores. Nuestro santo deseo es levantar una compañía apostólica de creyentes que tengan sentido de ser enviados. La iglesia completa necesita un cambio en esta dimensión! Cuando leemos el libro de los Hechos, vemos que la iglesia primitiva fue cabeza, fue la pionera, fue conquistadora. Ellos ministraron con poder apostólico, por eso se llamo “Los Hechos de los apostoles’, no los dichos de los apostoles. Comprender este cambio ayudará al pastorado y a la Iglesia a hacer los cambios pertinentes a fin de tomar posición de cabeza y no de cola. La gran mayoría de iglesias deberían reorientar su visión (algunas ni la tienen), como así también los pasos a seguir para fortalecer el trabajo local. Cuando los lideres cambian hacia una posición apostólica, las demandas sobre esta unción van a crecer sustancialmente. Muchos líderes que han sido llamados a este ministerio están viendo por primera vez, quienes son ellos realmente. No se están mirando a si mismos a través de los ojos de la tradición. Muchos son los líderes que están oyendo el llamado de dejar de ser pastores denominacionales, enfocados en extender su organización, para hacer un trabajo apostólico de Reino. El ejemplo clásico que la gran mayoría del pastorado ha experimentado es el siguiente: si la gran parte del liderazgo dejaran

sus Iglesias por un periodo de tiempo para fortalecer a un equipo apostólico, sus iglesias se desintegrarían. Esto nos habla de la urgencia de impartir conocimiento sobre lo que Dios esta haciendo hoy. Esto no implica que un pastor deba renunciar totalmente a realizar un trabajo local, significa que debe ser capaz de obedecer a Dios sin perder todo aquello que por años fueron los primeros frutos de su ministerio, de tal forma que no esté atado a nada y pueda estar libre para obedecer a Dios. Por otro lado, las Iglesias que no sueltan a sus pastores para que estos se muevan a un nivel apostólico superior, no solo lo van a frustrar, sino que no van a estar cooperando con la obra de transición que esta sucediendo en el mundo y el Espíritu Santo se va a contristar. Las iglesias necesitan urgentemente estar libres de todo aquello, que ellas piensan que sus líderes deberían ser o hacer. Liberar a la Iglesia, bajo principios apostólicos le permite a la misma desarrollarse más ampliamente, con mentalidad de Reino. Esto hace posible que más líderes ministren en otro nivel de unción y de servicio. Generalmente una Iglesia con mentalidad apostólica reconoce, promociona y alienta otros ministerios internos. No es una estructura piramidal, es una estructura de equipos. Esto nos permite que más personas trabajen internamente con una mentalidad apostólica, y se entienda el don pastoral en relación a la cobertura apostólica. Con la estructura antigua, todo recae sobre un solo hombre (excepto iglesias más abiertas), nadie se anima a servir, “total no es mi cargo”, decide la gran mayoría. Con la visión apostólica las personas desarrollan su liderazgo ampliamente sin espíritu de competencia, sino creyendo en la capacidad espiritual, que Dios reparte dones a cada uno. La gente es liberada del poder de la tradición y es apta para servir con espíritu de servicio y también es libre para desarrollar el ministerio que Dios le encomendó. Todos hemos sido diseñados para ser ministros Apostólicos y Proféticos, así que, si todo esto choca con su manera de pensar,

tiene que recibir ayuda y dirección para entrar a una nueva dimensión apostólica mayor. Una Reforma es necesaria: * Cuando el sacerdocio ha dejado de ser espiritual. * Cuando la alabanza no tiene esplendor y no toca el corazón de Dios. * Cuando la religiosidad y el conformismo han atrapado al liderazgo. * Cuando el poder del Espíritu Santo no fluye con libertad. * Cuando los hombres creen ser los dueños de la Casa de Dios. * Cuando el sistema babilónico ha invadido a la Iglesia. * Cuando la Iglesia no fluye en la prosperidad de Dios. * Cuando el gobierno de la Iglesia no es Teocrático, sino democrático. * Cuando la Palabra ha perdido su centralidad y su poder. * Cuando reunimos multitudes, pero no afectamos la sociedad. Allí es cuando el Espíritu Santo dirá basta, es suficiente!. Estos son los diseños que Yo he determinado para mi Iglesia!. Por eso cuando el Espíritu Santo irrumpe en la Iglesia, la elevará a una nueva dimensión. La conmociona y trae una Restauración de sus principios de Gobierno que la llevarán a una Reforma a fin de que cumpla con su propósito eterno. Para esto Dios está levantando a hombres y mujeres que son verdaderos reformadores. Los apóstoles y profetas genuinamente ungidos por Dios, son los que enfrentan con autoridad al poder de la religiosidad y la hechicería dentro de la iglesia, destruyendo el control y la manipulación dentro de ella. Son aquellos que tienen el poder para desenmascarar y quebrantar radicalmente, el espíritu jezabélico que mantiene atadas las estructuras de poder dentro del seno de la iglesia y derrocar toda influencia y dominio babilónico. (Apoc 18:20) 11) Tiempos de Restitución: Joel En el libro de Joel capitulo 1 nos habla de lo que sucedió con el pueblo de Israel. Este es un anticipo de lo que sucederá con el pueblo de Dios en toda la tierra y a través de todas las épocas. En el relato está representado por las metamorfosis de un animal que primero es oruga, luego saltón, luego revoltón y finalmente se

convierte en una langosta. En todo éste proceso de crecimiento, destruye completamente la planta de la que se alimenta. El profeta Joel dice que, esto debe ser contado a las generaciones. Allí se establece un paralelo entre el pueblo de Israel y los tiempos que seguirán a la Iglesia Apostólica. En los primeros siglos posteriores a la Iglesia Apostólica, ésta pierde: las ofrendas, el fruto, los dones, el potencial, su influencia, la autoridad y su identidad. Israel quedó anulado y descortezado como el árbol luego del paso de esta plaga. La condición llegó a ser tan caótica que ya no le quedó vino, mosto trigo, aceite, ni ofrendas. Los sacerdotes clamaban desgarradoramente a Dios para que un cambio sucediera. En ese momento Dios promete restituir a Israel todas las cosas que le han sido quitadas. Recuerde que Israel es un prototipo de la iglesia. Qué es lo que será restituido?. Todo aquello que la Iglesia primitiva tenía, a fin deque logre una mayor manifestación de Su Gloria y de Su Poder Divino. La restitución llevará a la Iglesia a un nivel de autoridad tan alto que el reino de las tinieblas será totalmente derribado. Las naciones serán sacudidas por la influencia poderosa de la Iglesia en medio de ellas. La Restitución está relacionada íntimamente con el poder de liberación y manifestación del gobierno de Dios. Tiene que ver con el vino, el mosto, el trigo y el aceite. Entonces el gozo volverá a la Iglesia y ésta rebosará de la Gloria del Señor. Todo lo que le fue robado a la Iglesia a lo largo de su historia, le será devuelto con creces en este tiempo. Creemos que la revelación y la manifestación de la Gloria de Dios serán mayores que en los días de los Apóstoles. No habrá opresión ni enfermedad que se resista al paso de un siervo ungido por el Señor. Veremos servicios en los que Su Gloria descenderá y tomará el control de todo, esto será la norma y no la excepción. Cuando sean restaurados, levantados y aceptados los ministerios Apostólicos y Proféticos, entonces cualquier cosa podrá suceder. Vivir y fluir en lo sobrenatural será natural.

En el libro de Levítico hay una ley escrita, por medio de la cuál si el ladrón era sorprendido debía devolver cuatro veces más de lo que habla robado. Por medio del Cristo victorioso el diablo fue sorprendido en ilegalidad y sentenciado, juzgado, derrotado en la cruz; ahora le corresponde a la Iglesia hacer REAL todo lo que Cristo hizo LEGAL por medio de su obra perfecta en la cruz y en el trono. Imagínese lo que vendrá a la Iglesia de nuestros días cuando la restitución sea desatada. Hasta el día de hoy caminamos con el agua hasta los tobillos, pero día a día el agua seguirá subiendo hasta que seamos sumergidos totalmente en el Río de Dios y allí no podremos tener control de nada por nuestras fuerzas, sino que seremos arrastrados y dirigidos por su fluir. Cuando Su gloria se manifieste no se podrán detener y encapsular los cultos al molde de una programación fija. Tampoco será el protagonismo de un “ungido especial”, sino que el Espíritu Santo se moverá a través de todo esto el Cuerpo de Cristo. Las finanzas no serán una limitante, sino un recurso dispensado del cielo conforme a Sus riquezas en gloria. Cuando se desate la restitución, la Iglesia estará plenamente consciente del Señorío de Cristo y Su Gobierno establecido EN y SOBRE ella; para que de esta manera pueda establecer juicio sobre un sistema antiDios y romper todas las estructuras de corrupción, trayendo justicia y orden a una sociedad decadente. No pecamos de triunfalistas que emocionados vaticinan cosas ilusorias ni utópicas, sino que bajo una dimensión apostólica y una percepción profética, declaramos que este será el tiempo cuando la Iglesia Postrera tendrá mayor gloria, influencia y trascendencia que la Iglesia Primera, de tal forma que los acontecimientos y resultados registrados en el libro de los Hechos, serán una sombra inicial del cuadro final que el Señor ha propuesto hacer EN y CON Su Iglesia. Todo lo que la Iglesia ha perdido le será restituido! 12) Tiempos de Refrigerio. Hechos 3:19 Refrescar, como una refrigeradora que mantiene con una temperatura adecuada a todo lo que está dentro de ella, no importando el ambiente externo.