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Profesora Adriana Polanco El Salto del Ángel

El Salto Del Angel

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Page 1: El Salto Del Angel

Profesora Adriana Polanco

El Salto del Ángel

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Hay varias maneras de visitar al Salto Angel, pero todas ellas comienzan en la laguna Canaima , por lo que es preciso primero llegar a ésta, que esta situada en el Parque Nacional "Canaima", que cuenta con una superficie de aproximadamente 30.000 Km-2, es decir más o menos el tamaño de Bélgica. Otros turistas prefieren llegar a las cataratas por medios más naturales, cruzando la selva por las vías acuáticas hasta llegar a la base del salto.

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• Optamos por salir de Caracas hacia El Manteco, en el Estado Bolívar. Partimos a las 7 de la mañana en dos camionetas rústicas con tracción a las 4 ruedas y llegamos a El Manteco a eso de las 5 de la tarde. En el Hotel Saranda, nos esperaba el Presidente de este complejo turístico, el Sr. Furio Marianini, excelente anfitrión quien nos acomodó en magníficas habitaciones, amplias, con toda clase de comodidades, aire acondicionado, etc., situadas en un parque hermosísimo, lleno de flores, jardines e inmensos árboles. En seguida atravesamos la calle y fuimos al Club Hotel Saltamonte, donde nos dieron el brindis de bienvenida. Conocimos el club que tiene una magnífica piscina, restaurante, discoteca, etc. Es de hacer notar, que para mayor descanso de los visitantes, ambas dependencias, están debidamente separadas. Llama poderosamente la atención que ,en un pueblo como El Manteco, tan lejano, olvidado y dejado a la mano de Dios, exista un conjunto turístico tan lujoso, bien planificado y hermoso como éste. En la noche cenamos espléndidamente, pues la calidad de la comida y la atención son de primera calidad.

Día 1

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Al día siguiente, luego de un reparador descanso, tomamos un suculento desayuno, pues la jornada que nos esperaba era de aprox. 120 Km. por algo que podríamos decir se asemeja bastante a una trocha en la selva, con kilómetros de barro, lodo, piedras, ramas y árboles caídos, que en algunas ocasiones hacen necesario el uso de moto-sierras, asimismo, es imprescindible que por lo menos uno de los vehículos, que en nuestro caso eran dos, tenga un winche, por si alguno de ellos se queda pegado en el fango. Afortunadamente para nosotros, no fue necesario ninguno de los dos implementos para sacarnos del atolladero.A mediado del camino almorzamos un refrigerio basado en sándwiches, refrescos, cerveza, café, etc. Continuamos nuestro viaje, sin mayores contratiempos, extasiándonos con la belleza de la selva, sus aves, guacamayas, tucanes, también araguatos, e incluso pudimos ver delante de nosotros un tigre, como llaman por estos lares al jaguar americano, de un metro de altura por uno veinte de largo, que estaba tomando agua de un charco junto a la carretera. Sin mayores contratiempos, llegamos a nuestro campamento, ubicado sobre una colina en la localidad de "El Bocón", a eso de las cuatro de la tarde.

Día 2

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Al tercer día, desayunamos completo, pues tendríamos la jornada más fuerte de toda la excursión, Para empezar, lo hicimos durante hora y cuarto de Bocón hasta un embarcadero en el majestuoso río Caroní, un de los principales afluentes del Orinoco. Nos esperaba una "curiara" (Canoa hecha por los pemones, habitantes de toda la llamada Gran Sabana venezolana, de un solo tronco ahuecado de madera autóctona de la selva, con un motor poderoso fuera de borda).-maniobrada por 2 pemones, remontamos el Caroní por un trecho no muy largo, hasta el Salto de las Babas (nombre de un pequeño caimán de los ríos de esta zona), donde tuvimos que bajarnos y caminar unos veinte minutos, contemplando este bello salto, para juntarnos nuevamente con nuestra curiara, que nos transportó nuevamente por el río, hasta el sitio donde comenzaríamos nuestra ruta hasta Canaima. iniciamos la primera ascensión por la selva, subiendo y bajando un frondoso cerro, cuyo suelo estaba cubierto de hojas y raíces, que a veces te ayudaban a trepar y otras te hacían resbalar, de todas maneras hay que estar muy pendiente de no enredarte en las raíces, pues un esguince en ese lugar no es aconsejable. Al llegar al plano, atravesamos unas plantaciones y nuevamente empezamos a subir el segundo cerro, esta vez mucho más empinado que el anterior, por lo tanto más fatigoso. Pero al llegar a la cumbre, tuvimos el premio por la extenuante jornada, fue comenzar a bajar contemplando a lo lejos los saltos de la laguna de Canaima y detrás, la majestuosidad de los "Tepuyes", típica montaña de la Gran Sabana venezolana. Al llegar a la planicie, nos esperaba una camioneta que nos llevaría hasta nuestra posada, la Posada Kaikuse (tigre en pemón) donde nos atendió acogedoramente su propietaria, la señora Esperanza Jiménez, esforzada pionera de esta región. Allí nos informaron que existía la oportunidad de visitar de cerca el Salto Angel, yendo por curiara por el río Carrao, que vierte sus aguas en la laguna de Canaima y luego por el afluente de éste, el Churún que recibe las aguas de la cascada más alta del mundo, desde allí deberíamos ascender una montaña que nos permitiría contemplar de frente al majestuoso Churún-Merú, que es el nombre indígena del Salto Angel.

Día 3 y 4

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Nos dedicamos a pasear por la laguna de Canaima que tiene unas cataratas espectaculares. Después de un descanso, abordamos una avioneta que en solo 14 minutos nos lleva de vuelta al Campamento Bocón, del cual para llegar a Canaima .El sexto día, nos levantamos más bien tarde, desayunamos y salimos hacia una excursión por la planicie, hasta llegar a unos morichales de donde comenzamos a subir bordeando la quebrada de "Ron Viejo".

Día 5 y 6

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El séptimo día, es el viaje a la inversa del segundo día, es decir, volvemos a nuestros rústicos, comemos en el camino, disfrutamos de la selva y llegamos a nuestro hotel, esta vez con nuestros ojos repletos de los paisajes más hermosos que puede brindar una de las regiones más antiguas y hermosas de la tierra.

Día 7