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1/26
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. , . o -uo o
.
7/25/2019 1815-3711-1-SM
2/26
comuneros olvidados:
insurreccin de 78 en los llanos
M. RAUSCH
Universidad de Massachusetts
n: Clara Isabel Botero
fotogrfico: Alberto Sierra Restrepo
p
OSIBLEMENTE NINGN ACONTECIMIENTO
en
la
historia
de
la Nueva Grana
da del siglo XVIII ha atrado ms la atencin que la Insurreccin de los
Comuneros de 1781. En el bicentenario del levantamiento armado ms
serio que haya tenido lugar en el virreinato antesde las guerras de inde
continan debatiendo su significacin. Mientras algu
consideran a los rebeldes como reformistas que buscaban la disminucin de los
el derecho de Espaa a gobernar, otros los consideran precur
de la independencia poltica; y otros afirman que la insurreccin pudo consti
en una revolucin social desde abajo t r a i c i o ~ a d a por los de arriba. En su
afa premiadaThe People and the King, el desaparecido John Phelan se aproxi
desde un enfoque diferente al afirmar que el conflicto era esencialmente una
poltica y constitucional aguda,
un
antagonismo entre
la
s fuerzas
de
la centra
imperial y las de la descentralizacin colonial. Concluye que, a largo plazo,
s comuneros no fracasaron. Una vez que las autoridades restablecieron el princi
hacer concesiones significativas frente a los
de descontento que precipitaron la crisis
1
del permanente
inters
generado
por
la insurreccin, es sorpren
encontrar
que
una fase regional de la
misma
ha sido muy
poco
examinada.
los llanos del
Ca
sanare, el 19 de mayo de 1781, vecinos* criollos dirigidos
Javier
de
Mendoza
se tomaron
las principales ciudades, abolieron los aborre-
impuestos
y
depusieron
al gobernador.
Al denominarse
como
apoderado
o
del
inca
TpacAmaru
(Jose
Gabriel
Condorcanqui),
Mendoza
reclut
ejrc
ito indgena de
1.500 hombres
y los
incit
a
atacar
al
clero de
los
pu
e
cercanos. Despus de firmar
el documento
que contena las
exigen
c
ia
s de
comuneros
,
conocidas
como
la
s
Capitulaciones, el
6 de junio, desafi las
de
la
corona y de los lderes
comuneros en el
Socorro y
continu
ha
Capitn
General
de los Llanos.
Durante
cuatro
me
s
es
la violen
asol
la provincia.
Finalmente, una
milicia
privada financiada p ~ r
uno
de los
ms ricos de
Santaf, el
marqus de
San
Jorge , tuvo
que cruzar
la cor
andina
para restaurar
el orden
2
.
mucho tiempo
se
ha debido ll
evar
a cabo una revision extensa de estos aconte
En
el
contexto de la
hi
storia econmica del
a s a n
ello sugiere que el
en
contra
de
los blancos y
la
ferocidad anticlerical de los indge-
no fueron producto de su hispanizacin imperfecta, como lo ha propuesto el
. Ms bien se trata del resultado de un abuso sistemtico del trabajo
en la
industria de textiles de algodn, del gravamen que se convirti intole
t
y i b ~ i o g r f i c o Vol. 33, nm.
41
, 1996
3
Pgina anterior:
H
omenaje
a
los com
uneros, dibujo
de Alberto Urdaneta,
grabado
de
Rodrfguez.
N. del T. y cursi vas dentro del tex
to (no incluye citas textuales): en
espaol
en
el original.
Phelan
evala
interpretacion
es
anteriores
en
las pgs. 15 1-155 de
The People
and
the King
(Ma
dison, 1978) y
en
sus notas de pie
de pgina. Como ejemplos de la
posicin reformista
es
tn
David
Phelps Leonard,
The Comunero
Rebellion o f New Granada in
1781, a Chapter in the Spanish
Quest for Social Justice
(tesis
para Ph. D Universidad
de
Mi
chigan. 1951): John Lyoch.
The
Spanish
merican
Revolutions
1808-1826(NuevaYork. 1973): y
Armando Gmez Latorre, Enfo
que social de la revolucin comu
nera (Bogot. 1973). Entre quie
nes
co nsideran al movimient
o
como precursor
de
la independen
cia, los ms imponantes son Pa
blo E. Crdenas Acosta.
El m ovi-
miemo comunal de 1
781
en
el Nue
vo Reino
de
Granada.
2 vols. (Bo
got, 1960): Manuel Briceo. os
comune ros Bogo t, 1977): y
Horacio Rodrguez Plata.
Los
co
muneros
(Bogot, 1950
.
Respec
to a la tesis de una revolucin so
cial
in
terrumpida, vase lndalccio
Livano Aguirre. Los grandes
conflictos sociales
y
econmicos
de
nuestra
historia Bogo
t,
1964): GermnArciniegas.Los
co
muneros Ciudad de
M
xico,
1951): y LuisTorres Almeyda.I.A
rebelin de Galn, el comunero
(Bucaramanga. 1961
.
El profesor
Phelan recibi pstumamente el
pr
emio Albert
J.
Beveridge.
de
la
Asociacin Histrica Americana.
que
cosider la obra
The People
and
the King
como el mejor libro
publicado en 1978 sobre la histo
ria de l
os
Estados Unidos, Canad
o Amrica Latina.
2
Entre las principales obrasque tra
tan sobre la Revolucin de los
s i g u
7/25/2019 1815-3711-1-SM
3/26
Comuneros.
las de C r d e n a ~
AcosUI Phelan Arciniegas dan
algunos recuentos parciales sobre
el conR
ic
lo en el Casana
re
. 0 1ras
fucnles ci1an a Arciniegas. como
es el caso
de
Torres
A l m e y J : ~ a
rebelin e Galn. pgs. 212-213.
o dejan de lado esla fase de la re
volucin con una no1a.
Manuel Antonio Flores. bajo su virreinato se in icia la insurreccin de los comuneros (Tomado de : Incienso y
plvora de Enrique Caballero, Editorial Pluma, Bogot, 1980).
rabie en razn a las polticas adoptadas por el regente visitador general Juan Francisco
Gutirrez de Pieres y el gobernador J
os
Caicedo y Flores Ladrn de Guevara y a
que instigados por los rebeldes criollos, que no tenan
afec
to por el clero, los indge
nas creyeron poder desagraviar.
El de sarrollo general de la Insurreccin de l
os
Comuneros, en su c
ontexto m
s
amplio, es bastante c
onoc
ido .
Su
cau sa princ ipal
fueron
los procedimientos
de spiadad
os
introducidos
por Gutirrez
de Pieres, a
quien
la c
orona
haba en-
viado a
Santaf
de Bogot en 1779 a r
ec
audar d inero para la guefr a rec iente-
mente declarada
contra
Gran Bretaa.
En
ausenc ia de l v irrey Manuel Antonio
Flores, quien se
hab
a trasladado a Cartagena
para supe
rvisar la
defe
n
sa
de tan
im po
rtant
e ciudad , Gutirrez de Pieres
incr
e ment la a lcabala , o im puesto a
las ventas, de l 4
al
6. Grav
con
impuestos la sal, e l
tabaco
y
lo
s
juegos
de
carta
s to o s
monopolios
im popu l
ares
del
gobierno
- e
impuso
nu
evos
4
Boleln
Cuh
u
ra
l y Bibliogrfico, Vol. 3
3,
nm. 41, 1996
7/25/2019 1815-3711-1-SM
4/26
Mi
guel Lozano
de
Peraha, marqus
de
San Jorge, represen t el apoyo de la aristocracia a la causa de los
co
muneros (Tomado de:
cienso y plvora de
Enrique Caballero
Edi
torial Pluma. Bogot. 1980).
gravmenes
so
bre l
os
textiles de algodn . Este severo programa que amen
azaba
incrementar el
pre
c
io
de los productos alimenticios. l
os biene
s de co nsum o y
los
cos
t
os
de la
indu
stri a,
se convirti en
una ofensiva doble,
debido
a l
os
rigu-
rosos m
todo
s
utili
zados por los recaudado
re
s
de
impues t
os,
quienes no tenan
ningn
escrpu
lo
para
la
exto
rsi n o la
violacin
3
.
El 16
de
marzo
de
1781, la revuelta estall en.e l Socorro. donde la combinacin
de las medidas del regente y el r
ec
i
ente
establecim ien to del libre comercio ame-
nazaban la has ta ent
onces
indus tria floreciente
de
textiles. Despus
de
nega rse a
paga r los nuev
os
impues tos,
ce
rca
de
6.000 insurge ntes atacaron la bodegas
del go biern
o en e l
pueblo, exp
ul
sa
ro n a las
auto
r
idades
espa
olas
y
el
igicron
sus propi
os
dirigentes. El movimiento inicial era p
op
ular y predom ina ntemente
criollo. El lde r fue Ju an Franc isco Berbeo, y sus su balternos eran pequeos
comerc iantes, agr icul tores y funcio narios municipales. Cuando la revue lta se
Boletfn
Cuhuml y
Bibliogrfico. Vul . J) . nm. 41. 1996
5
L) nch. en fl11 ~ a n / \ 1 1
Amt' ' ' '
n l lu t ton Jlj g
.
1
7/25/2019 1815-3711-1-SM
5/26
4
El texto completo de las
Capitu-
laciones
ha sido reimpreso en Cr
denas Acosta,
El movimiento co-
munal. t.
JI,
pgs. 18-29, h sido
analizado por Phelan, The People
and the King pgs. 156-186.
5
Las fuentes principales no publi
cadas estn en el Archivo Hist
rico NacioBal, Bogot, Los Co
muneros
de
aqu
en
adelante
ci
tado comoAHN, LC), vol.
6
fols.
49-62. Consiste en la correspon
dencia entre los funcionarios
y
Jos
rebeldes en Casanare
y
los capi
tanes comuneros en el Socorro:
Salvador Plata, Ramn Ramrez,
Antonio Jos Monsalve Fran
cisco Rosillo.Vese tambin Cr
denas Acosta, l movimiento co-
munal
t. I,
pgs.
251-256,
Phelan,
The People and he King
pgs. 104-106.
extendi a Tunja, Antioquia, Neiva, Pamplona y Casanare, un grupo de indge
.nas, alentados por el ejemplo de Tpac Amaru en el Per, brindaron su apoyo.
El 2 de junio, un ejrcito que se dice estaba compuesto
por
20.000 personas enfure
cidas se reuni en el pueblo de Zipaquir, a un da de distancia de Santaf, claman
do por la supresin del monopolio del tabaco y la abolicin de muchos impuestos Y
del cargo de visitador general. Extremadamente alarmado, Gutirrez de Pieres
reactiv la Junta Superior de Tribunales,
un
comit existente de la
Real
Audiencia Y
los representantes principales de la administracin fiscal para acordar un arreglo
con los socorranos antes que stos impusieran
por la
fuerza una solucin invadien
do
la capital. Cuando el principal negociador de la Junta, el arzobispo Antonio Ca
ballero y Gngra lleg a Zipaquir, recibi de Berbeo las Capitulaciones docu
mento con 35 puntos que exiga reformas administrativas, mayores oportunidades
para los criollos y un mejor tratamiento para los indgenas
4
. Para que el conflicto no
se
extendiera, y sintindose indefenso frente al ejrcito enfurecido, Caballero y
Gngora firm el documento el 6 de junio, el cual fue aprobado por la Audiencia al
da siguiente. Teniendo la victoria en sus manos, Berbeo orden a sus seguidores
que se dispersaran y condescendi, al igual que muchos de sus compaeros, con las
autoridades.
Su triunfo fue
efmero
.
Cuando
las noticias
del arreglo
llegaron a
Cartagena
,
el
virrey Flores lo desconoci de manera categrica y
el
6 de julio envi
quinien
tos soldados a Santaf para restaurar
el
orden. Dirigidos
por
Jos Antonio Ga
ln, mestizo de genio violento, aquellos
comuneros que no
haban
desistido con
tinuaron la lucha hasta que Galn fue capturado en
Onzaga
Santander)
el13 de
octubre.
Con
el orden restaurado, el virrey Flores r ~ s t a b l e c i los aborrecidos
impuestos, y
juzg
y ejecut a Galn y a tres
de
sus
compaeros
el 1o.
de febre
ro
de 1782. Muy
poco
tiempo
despus
, renunci a su cargo
para aceptar
ser
promovido
como
virrey de la Nueva Espaa.
En
julio de 1782, la corona nom
br
como
su sucesor a Caballero y Gngora. Uno
de los
primeros actos del
virrey-arzobispo fue conceder un perdn
general
a todos
los
involucrados en la
insurreccin
del
7
de
agosto.
La paz
retorn,
desde
el punto de vista de
las
autoridades reales, pero no
para
los comuneros.
La insurreccin que agitaba la zona central de la
Nueva Granada se extendi
rpidamente por la cordillera y lleg a la provincia de los
Llano
s, un territorio
vasto, poco poblado, que abarcaba las vertientes orientales de los
Andes
y
las
llanuras de pasto tropical del
Casanare
, al norte del ro Meta. El 19 de
mayo los
ciudadanos criollos de las tres ciudades espaolas de Pore,
Santiago
de las Ata
layas y
Santa
Rosa de Chire, abolieron los
nuevos
impuestos,
los
tributos de
los
indgenas
y la alcabala*.
En Pore
depusieron al
cabildo
y a
los
administradores
de impuestos,
forzando
al alcabalero a
devolver
el
dinero
que haba
recaudado
recientemente.
En
la
capital,
Santiago
,
desalojaron
el
cabildo,
y
el
gobernador,
don Jos
Caicedo y Flores Ladrn de Guevara, advertido
de antemano sobre
la
insurreccin que iba a llegar, de
manera
prudente
huy
de su casa
en el
pueblo
de
Morcote
5
.
Don Francisco Javier de Mendoza, oriundo de Mirafloresy propietario de
un hato
de
ganado ( rancho )
en
las orillas del ro Guachira, asumi
el
mando
en
Pore, con
el
ttulo de capitn general gobernador de la provincia. Recibi una comisin como
capitn del comn del Consejo Supremo de Guerra del Socorro. De sus compaeros
criollos, los archivos tienen registrados solamente los nombres de Eugenio y Gregorio
Bohrquez, cocapitanes de Chire. Mendoza reuhi a los indgenas de Pore, Tmara,
Ten, Manare otros pueblos y los liber de pagar impuestos. Identificndose
como
el apoderado del inca, les hizo
jurar
lealtad al rey de America, Tpac Amaru, sin
saber que ste haba sido ejecutado en Cuzco el 15 de mayo, y les orden obedecer
6
Boletn u l ~ r a l y Bibliogrfic
o,
Vol. 33, nm. 41, 1996
7/25/2019 1815-3711-1-SM
6/26
Juan Francisco Berbeo, superintendente y capitn general de los comuneros (Tomado de:
Los comune-
ros de Manuel Briceo, Imprenta de Silvestre y Compaa, Bogot, 1880).
a los capitanes
com
uneros del Socorro. En cada pueblo, los indgenas escogieron
capitanes y oficiales del
co
mn, nombrando mujeres en aquellos
Ju
gares donde los
hombres estaban fuera criando ganado
6
.
La proclamacin en Pore, y en otros pueblos aledaos, de una carta fechada el 23 de
mayo y firmada por el comn del Cocuy, exalt an ms a Jos indgenas. Cocuy era un
pueblo de las tierras altas, situado al nordeste de Sogamoso, y la carta dirig
id
a a los
capitanes y subordinados de Tmara, Ten y Manare afirmaba que Tpac Amaru haba
sido coronado rey y que iba a acabar con todos los impuestos. La carta continuaba:
s pues les advertimos que si el gobernador intenta imponer los im-
puestos no lo dejen hacerlo. Si trata de castigarlos levntense en con-
tra suya y si no elimina los impuestos vamos a Sanraf de Bogot para
hacerle guerra a los santafereos. Si no hacen lo que les decimos en el
momento que regresemos haremos la guerra en contra suya
1
Los indgenas de Tmara leyeron esta car ta en cada pueblo. Explicaron a los lugare-
os que no tenan que as istir a misa ni a las clases de catecismo a menos que lo
Boletn Cullurol y Bibliogrfico. Vol. 33. nm . 41. 1996
7
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1 l.
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17XI.
L\. 'ni
6 tnl
I
7/25/2019 1815-3711-1-SM
7/26
8
Jos Tapia
a
Salvador Plata
Morcote, 1O
de ju
lio
de
1781,
AHN, LC, vol. 6,
fbls
53-56.
9
Jos Caicedo a Salvador Plata.An
tonio Monsalve, Francisco Rosillo
y Ramn Ramrez. Socot, 21 de
junio
de
1781, AHN, LC. vol. 6,
fols. 56-
60
.
La
autora de la carta
del Cocuy ha sido objeto de con
siderable controversia . Phelan
plantea que Berbeo mismo puede
haberla enviado a est e pueblo re
moto con
el
objeto
de
intimidar a
las autoridades reales en la acep
tacin de solicitudes de las mode
radas demandas criollas. Esta te
sis est parcialmente basada
en
el
hecho
de
que Caicedo,
en
la carta
antes mencionada, afirma que aun
antes del 19 de mayo, Mendoza
haba recibido algunos documen
tos sin firma, suponiendo que eran
rdenes del inca que haba hecho
pblicos. Por otro lado, tanto Ta
pia, quien inclua una copia del do
cumento del Cocuy con su carta
dirigida al consejo de
Guer
ra,
como Caicedo mantenan enfti
camente que
en
el Casanare todo
el
mundo saba
qu
e el documento
haba sido escrito en Po e en nom
bre del coml1,n del Cocuy, como
una manera de engaar a Jos ind
genas para
que
obedecieran las
rdenes que contena. Vase tam
bin
Jos Ca
icedo a Salvador P
la
ta, Antonio Monsalve, Francisco
Rosillo y Ramn Ranrez, Socot,
28de
juliode
178J AHNLC vol.
6, fols. 60..62.
10
Tapia a Plata, Morcote, 10 de ju
lio de 1781, AHN. LC, vol. 6, fols.
53-56.
11
/bfd
quisieran hacer, porque los sacerdotes no podan obligarlos a hacerlo. Jos Tapia.
vicario general de la provincia de Santiago, fue testigo de este a
co
ntecimiento en
Morcote. En un recuento muy emocional de la insurreccin que escribi a Salvador
Plata
en
el Socorro, afirmaba que los Tmaras le haban dicho que la orden no prove
na del Cocuy, pero su borrador haba sido realizado en Pore
8
sta era tambin la
opinin del gobernador Caicedo, quien, viendo que Mendoza trataba
de
alentar a los
indgenas en contra suya, rpidamente recogi sus documentos y huy de Morcote
rumbo a Socot, dejando sus pertenencias pesadas de cargar al cuidado de Tapia
9
El
26
de mayo, veinte indgenas provenientes
de
Tmara, Ten y Manare, armados
con arcos y flechas, llegaron a Moreote y atacaron
la
casa abandonada del goberna
dor. Destruyeron todo lo que encontraron y trataron de entrar en la iglesia para sacar
algunos estandartes. Cuando el vicario general los disuadi de tal propsito, le orde
naron entregarles todas las propiedades del gobernador que permanecan bajo su
posesin. Lo amenazaron con cortarlo en pedazos, quemar su casa y llevarlo amarrado
hasta Pore si no obedeca. Enfrentado a estas posibilidades aterradoras, Tapia acept
entregar los objetos. Les pregunt nuevamente que a quin estaban obedeciendo
rdenes, y stos
de
manera unnime confesaron que obedecan. a
don
Javier
de
Mendoza
1
Determinada
a
aprehender
a
Caicedo la
fuerza,
ahora
ampliada
a 1.5
00
hom-
bres, se dirigi
por
el camino de Pis
ba
y Paya. Al alcanzar a Francisco
de
Lara
quien estaba
escudando
parte
de
los haberes del gobernador a lomo de mula lo
lanzaron
de
su montura lo amarraron y lo arrastraron hasta la crcel en Pisba,
donde
tambien
atacaron
la
casa del sacerdote. Continuando has
ta
Paya se mo-
faron del
cura
de ese
pueblo
y confiscaron los bienes del
estanquero
y del
asentista de Labranzagrande quienes se
haban refugiado
previamente en Paya
para escapar a
la
turba enfurecida. Los indgenas regresaron luego a
Pisba
don-
de amarraron
y azotaron al
teniente
loca l y a su
hermano.
Estos
fueron
salvados
de s
er ejecutados
gracias a la aparicin del sacerdote quien lleg vestido con
todos sus
ornamentos
y llevando el sacramento. Al fin, fatigados los indgenas
retrocedieron
ha
s
ta
Morcote.
Despu
s
de
reclamarle
a
Tapia los
haberes
del go
bernador, se los
llevaron
junto con
algunas
mulas y un sirviente.
Durante se
is
semana
s los
indgenas continuaron ho
s
tigando
a los
sacerdotes y
a
otros
blan
cos . En
su
carta, Tapia inform que muchos
curas
en la provincia
fueron objeto
del ridculo. En Manare los indgenas
profirieron
insultos contra
el sace
rdote;
en Ten, lo
mantuvieron
preso en su casa durante una semana. Los
habitantes
de
Morcote hab
a
n permanecido leales pero en todos los dems lu
gares los
indgenas
se negaron a as
istir
a
los ritos religio
sos , y por lo menos
cuatro murieron sin haber recibido los sacramentos. De
manera
rutinaria persi
guieron a los blancos
y
los amenazaron con el
exilio.
En Pore pidieron que Juan
Martn
y
Felipe Herrera
, dos
hermano
s
que
servan como
l
cabaleros
pagaran
con sus
propios
recursos todo el dinero
que
haban recaudado. Los Ruedas ha-
ban huido y uno
de
ellos demente estaba viviendo en Chire mientras
que
el
otro era
un
fugitivo en otro lugar del pas. Tapia conclua :
Finalmente esta provincia est en una confusin infernal. Todos dan
rdenes cada uno contradice l otro. Solamente se ve y se sabe de
crmenes prueba de lo cual es la niera que h permitido nombrar
mujeres como capitanes usadas p r maltratar a las
u f r
blancas
El vicario general
no
tuvo duda
de que
Javier de Mendoza
era el
responsable de
estos hechos.
En cada cruce
de camino,
el capitn general
instal
una
patrulla
arma
da, pagada
con
el dinero hurtado
de
las cofradas y del tesoro real.
Los
indgenas
le
haban dicho que Mendoza los haba urgido a que hicieran lo que ellos quisieran en
8
Boletn Cultural .YBibliogrfico, Vol . 33, \11m. 41 1996
7/25/2019 1815-3711-1-SM
8/26
Jos Antonio Galn (Coleccin de miniaturas, Biblioteca Luis Angel Arango).
todos los pueblos y les haba asegurado que si los sacerdotes huan aterrorizados, el
N
uevo R
ey
le haba escrito a l (Mendoza) que lo recompensara por e
ll
o
2
El
gobernadorCa icedo secund su afirmacin en una
ca
rta
di
rigida al Socorro, fechada
el 21 de junio. Al
afi
rmar que Mendoza estaba usando la rebelin de los comuneros
como una excusa para llevar a
ca
bo su vindicta personal , Caicedo le solicit al Con
sejo de Guerra que forzara al capitn general llanero a devolver los sirvientes y los
bienes de que se haba apropiado de manera indebida
13
Mendoza respondi que los indgenas estaban actuando por su cuenta. Para funda
mentar su afirmacin mostr una
ca
rta de los indgenas de Tmara, quienes plantea
ban sus exigencias en contra del gobernador, pero el Consejo no se convenci y el
7
de julio le orden devolver los bienes
4
Los funcionarios reales tambin
co
nsidera
ron al criollo culpable. El virrey Flores le escribi al ministro
de
las
In
dias que
Mendoza, ayudado por algunos corregidores, se haba apoderado
de
los dineros del
fisco y haba
per
suadido a los indgenas a dejar de pagar los tributos y a atacar a los
sacerdotes y l gobernador. En su informe del 31
de
julio a Carlos III, la Junta Supe-
Boletrn
Cultura
l
y
Bibliogrfico. Vol.
33.
mlm. 41. 1996
9
12
id
Carccdo a Pl:ua. Monsalve. Ros rllo
y Ramrez. Soc:ot. 2 de JUniOde
78
. AHN .
LC
. vol. 6. rols. 56
60.
Salvador Plata. Ramn Ramrel.
Antono Jost Monsalvc. FranciSCO
Rosillo a Javtcr de Mendo1a. So
corro.l7deJuhodc:
1781,AHN.
LC. vol 6. rol 52
7/25/2019 1815-3711-1-SM
9/26
15
Crdenas A o s l l l
El mnvlmle
nt
n
comunal
11pg. 254.
6
Jbfd.
t 11
pgs. 116- 117.
Un
patac n
e
ra
una moneda de pla lll
que pesaba una on7.a.
17
Jos Antonio Vi llalonga
a
Carlos
m. Bogot, de junio de 1784.
en Eduardo Posada. f comune-
ros
B
ogo
t,
1905}.
425.
11
Plata, Ram rrez. Monsalve y Ro-
sillo a Mendoza, Socorro, 17 de
ju lio de 178 1. AHN. LC. vol. 6.
fol 52.
Laguna de los Llanos Orientales, de
An
ton Goering, 1892 Tomado de:
La ruta de Humboldt Colombta y
Venezuela
publicado por
Vi ll
egas Editores, 1994).
rior de Tribunales afirm que Mendoza haba causado el levantamiento en los Lla-
nos al deponer a o ciales rea les, al fo rzar al gobernador a huir y al liberar a los
indgenas de pagar tributo y de reci bir instruccin en el dogma cristiano
15
La
s autoridades anhelaban subyugar a Mend
oza
y restablecer el
co
ntrol real . La
firma de las Capitulaciones de Zipaquir, que haba conllevado on cese de las hosti-
lidades en el interior, no era respetado en el Casanare. El 23 de junio, Jos Antonio
Galn haba hecho un llamamiento a las armas al atacar el pueblo de Honda y luego
a Ibagu, Ambalema,
Vi
lla de la Purifi cacin y Tocaima. Ese mismo da , la Junta
Superior de Tribunales decidi nombrar comisionados para que fu eran a Pore a co n-
vencer a Mendoza de que cesara sus hostilidades y cooperara en el res tablec imiento
de la paz. Los comisionados llevaban instrucciones sec retas para capturar o matar a
Mendoza si continuaba resistindose. El 14 de julio, da previs to para que Juan An-
tonio Fernndez Recamn capturara a Galn, la Junta nombr a Jos Antonio Cha-
parro, residente en Sogamoso, para que ejecutara su orden anterior, ofrec iendo una
reco
lJl.P
ensa de 500 patacones que seran pagados puntualmente por la captura de
Mendoza vivo o muerto
16
No est claro si Chaparro intent llevar a cabo su mi sin.
pero es cierto que las autoridades haban rechazado c
omo
infructuoso cualquier plan
de enviar tropas regulares al Casan are, debido a la distancia, las carreteras intransita-
bl
es y la falta de mano de obra. Favorecieron, por el contr
ar
io, un esfuerzo organi za-
do de tipo privado. Cuando el arzo
bi
spo Caballero y Gngora lleg
al
Socorro. el 16
de julio , acompaado por seis misioneros capuchinos, nombr a Jos Anton io
Vi
llalonga comandante de
di
cha expedicin, ayudado por Francisco Jos Becerra
y
Fernando Rodrguez. El prelado le dio a Villalonga una carta de presdntacin para
los sacerdotes y
fu
ncionarios que permanecan en los Llanos, en la
cua
l les solicitaba
su apoyo
17
.
Adems, llevaba una carta, dirigida a Mendoza. de los lderes c
om
une-
ros del So
co
rro Salvador Plata, Ramn Ramrez , Antonio Jos Monsalve y Francis-
co Rosillo, en la cual le ordenaba recibir a Villalo nga, res taurar los cabildos y al
gobernador depuestos y ayudar en la pac ificacin de la provincia
8
De acuerdo con
10 Bolet n Cultural y Bibliogrfico. Vol. ;\. n m. 41 . 1996
7/25/2019 1815-3711-1-SM
10/26
el informe
de
Villalonga al rey, escrito tres aos despus,
el
marqus de San Jorge,
Miguel
Lozano de
Peralta, una figura controvertida, implicada ya en la causa comu
nera, financi
la
expedicin con su fortuna personal y sus ingresos como administra
dor de
la encomienda
de
los Llanos
9
Villalonga
reuni su expedicin
en Zipaquir
y sa li
hacia
Sogamoso a
princi-
pios de
agosto, siguiendo
la ruta de
Ubat. En
Socot habl con
Jos
Caicedo,
quien
le
inform
de la
lamentable
situacin en el Casanare
,
de la
conmocin
general
del
robo
de
los fondos reales
y
de
los
biene
s del
gobernador
por
parte
de
rebeldes indgenas y vecinos violentos
20
.
Caicedo
haba
sab
ido, por fuentes
confiables, que
Mendoza,
de
spus
de haber
recibido la
orden
del
Socorro, haba
resuelto resistir hasta el final. Haciendo un
llamado
a los indgenas
para
que
permanecieran
junto
s, les
dijo que podan regresar
los bienes, si
as
lo
queran,
pero que l no
les ordenara
hacerlo y que estaba listo para de
sa
fiar a los capi
tanes del Socorro
si lo
obligaban
a
hacer
cumplir su solicitud .
Los indgenas
respondieron airadamente
que no queran
entregar
nada, que queran la
guerra
y que les
quitaran
a los del Socorro el de
seo
de estar esc ribiendo ca rtas
2
Caicedo
calculaba que
3.000
indgenas
y
mucho
s
cr
iollos
apoyaran
a Mendoza .
Algunos criollos
lo abandonaran
en el momento en que vieran el ejrcito del
interior,
pero
tena
por lo
menos once chapetone
s
que
eran
confiables y a
qie-
ne
s
le
s
haba entregado
sesenta rifles, las
nica
s
arma
s
de fuego
utili za
ble
s
que
existan en el
Casanare.
Caicedo asegur
a Villalonga
que Mendoza
es
taba ab-
solutamente determinado. a continuar como
legi
s
lador
s
upremo de
la
provincia
y que los oficiales r e ~ l e
que
crean que l estaba todava obedeciendo rden
es
provenientes
del
Socorro, estaban engaados
22
.
Debidamente informado, Villalonga dirigi su ejrcito a travs
de
la cordille
ra por
el
pramo de Pisba, tomando algunos militares urbanos como auxiliares. Despus de
un
viaje difcil por
un
largo
y
tortuoso camino, lleg a Pore, donde notific al cabil
do y a los de Chire y Santiago de su llegada y les solicit obedecer sus rdenes y
ayudar
en
la
pacificacin. Algunos rebeldes continuaron luchando, pero muchos veci
nos y el clero con sus indgenas se acogieron a la causa de Villalonga. A fines de sep
tiembre, Villalon
ga
haba restaurado el orden en Tmara, Ten, Manare, Paya, Cravo,
Pisba, Labranzagrande y otros lugares afectados. Los fondos robados de las haciendas
de Tocara y Cravo fueron restituidos, as como el dinero tomado del tesoro real. No se
perdi ningn miembro
de
la expedicin, pero tres rebeldes fueron asesinados, y Javier
de Mendoza estaba entre los veinte prisioneros que capturaron
23
Villalonga regres a
Bogot para
informar a la Audiencia. Su testimonio
co
mpleto,
escrito el 28 de junio de 1784, dio
la
gloria de la victoria al marqus de San Jorge,
por responder a
nue
stra solicitud, ampliando y reforzando nuestro
de
s
eo de
haber
nos concedido esta comisin, dndonos instruccion
es
y
co
nsejos
co
n el objeto
de
que triunframos y, finalmente, por habernos dado los pesos necesarios de su propio
dinero para ayudar con los gastos en que incurrimos por esta materia
24
.
El testimo
nio de Villalonga fue una de las mltiples pruebas que
el
marqus present
en
1784
para exonerarse de los cargos de haber ayudado de manera abierta
y
secreta a los
comuneros.
Los recuentos escritos de
la
insurreccin de Casanare muestran
que
haba dos
facciones : los vecinos
criollos liderados
por Javier Mendoza y los
indgena
s,
cuya
fuerza
armada llegaba a cerca de 3.000
hombres
. Mientras el vicario gene
ral Tapia deca que la provincia completa
estaba en
una
situacin
de caos, una
reconstruccin del
padrn de
asentamiento no
s
da
una
idea
m
s
exacta del
al-
cance del conflicto.
El
14 de octubre de 1778, el gobernador
Caicedo
termin el
censo de
la
provincia de los
Llanos en
respuesta a un
edicto
expedido por
el
virrey
Manuel de Guirior
el
10 de noviembre de 1776
(vase cuadro
1). El pa
Boletln Culrural y Bibliogllco, Vol . 33, mlm. 41 , 1996
1
9 Para una mirada compasiva a la
carrera tormentosa de Lozano de
Peralta , vtase Raimundo Rivas.
El Marquts de San Jorge . en
Boletrn de Historia y Antigueda
des (de
aqul
en
adelante citado
como
BHA). 6 (mayo de 1911).
pgs.
721
7
50.
y Sergio E tras
Ortiz.
Nutvo Rtino
dt
Granada:
El virrtinaiO
2 vols. (Bogot,
1970), t. , pg. 27 1
2
0
Posada.
Los comuneros
pg. 427 .
21
J
os
Caicedo a Sa lvador Pla
ta, Antonio Jo
s
Monsalve, Fran
cisco Rosillo y Ramn RamJrez.
Socot.
28deju
liode 1781. AHN.
LC, vol. 6. fols.
60-62.
n st
Caicedo a
S a l v : ~ d o r
Plata y
Francisco Rosillo, Socot,
13
de
agosto de 1781. AHN. LC. vol. 6.
fol. 62.
n
Posada,
Lo. com
unu
os.
pg.
427; st Francisco Mndez a
Salvador Plala . Pore.
28 de se
p
liembre de 1781.AHN , LC. vol.
6.
fo ls. 52-53 .
l Posada.
Los com
unuos
pg. 428.
7/25/2019 1815-3711-1-SM
11/26
Ganado y caballos en los Llanos Orientales (Grabado del billete de cinco pesos emitido por Uribe e hijos en 1870, Coleccin Numismtica
del Banco de la Repblica).
lS
JosCaicedo, Provincia de los Lla
nos; padrn fonnado
en el
ao
de
1778, Morcote.
14
de octubre
de
1778,AHN.
6
Eduardo Acevedo Latorre ha pu
blicado una magnfica coleccin
de mapas de la Nueva Granada en
Atlas de mapas antiguos de Co
lombia siglos X V a XIX
(Bogot,
1971
. Adicionalmente, existen
mapas tiles en Gennn Colme
nares, Las haciendas de los jesui
tas en el Nuevo Reino de Grana
da (Bogot, 1971 ); Antonio 8.
Cuervo, Colecci6n de documentos
inditos sobre
l
geografa y la
historia de Colombia, 4 vols.
(Bogot,
1893);
y Marcelino
Ganuza,
Monografa de lasmisio
nes vivas de agustinos recoletos
candelnrios) en Colombia, 2 vols.
(Bogot,
1921 . Un
m apeo siste
mtico de la Nueva Granada data
del trabajo det barn von Hum
boldt en 180l . Dado que los pue
blos de los Llanos eran traslada
d.os a diferentes sitios y se les
daban nuevos nombres,
la
locali
zacin
de s
tos en el siglo
XV
III
es necesariamente un trabajo
de
conjeturas.
27
Phelan, The People and the King,
pg. 41.
28
GregorioArcila Robledo,l.As
mi
siones ranciscanas en Colombia
(Bogot, 1950), pgs. 219-220.
drn mue
stra tres c
iudade
s espaolas, junto
con
los pue
blo
s indge
na
s y
mest
i
zos en
ca
da jurisdiccin. De una poblacin total de
20.892,
el 7%
co mpr
e
ndido
s
23
miembros del
cl
ero
y 1.535 vecinos,
eran blanco
s; el
73%,
o
15.189
,
eran
indgena
s; el 19 ,o 4.026 ,
era
n
me
s
tizo
s; y 119 , o meno s
del
1
%,
eran esclavos
negro s
25
.
El mapa
(
pg
. 16)
mue
s
tra
la loca lizac in de algunos de
estos
asentamientos
26
. La insurreccin empez en
Pore
y
se ex
te
ndi
a Santiago y a
Chire.
Nuncha,
parroquia mestiza fundada so lamente once aos antes,
no
se
adhiri,
ni tampoco Iximena, que registraba la poblacin blanca ms numerosa
de la regin.
La
ins
urrecc
in se
extendi rpidamente
a
Morcote
, Tmara, Paya,
Pis
ba
,
Labranz
agrande y Cravo, todas
en la jurisdiccin de
Po re, y Ten y
Manare,
en el distrito de Chire. Con la
excepcin de Santiago,
es to s puebl
os
estaban
todos
en
la
mi
s
ma
zona, cerca de las vertientes andinas, h
aca
el occidente y
norte de Po re.
Lo
s
pueblos
rebeldes tenan una poblacin de 10.8
05
per
sona
s o
alrededor de la mitad de
la po
blacin de la
provincia.
En
lo
s
asentamientos
al
norte de Santiago,
en lo
s valles de San Juan, a lo la r
go del
ro Meta y en los
llanos
de Arauca no hubo conflictos.
En The People and the King, el profesor Phelan anota que el comportamiento ind
gena en el Casanare fue mucho ms radical que en el interior. En Santaf, Tunja y
Sogamoso, los indgenas solicitaron la devolucin de sus resguardos y minas de
sa
l
pero no repudiaron ni la cultura hispnica ni tampoco rechazaron a la Iglesia y sus
prelados. Phelan afirma que la violencia en el Casanare fue el resultado del fracaso
de los jesuitas y de sus sucesores
en
cristianizar a los indgenas.
Luego de la expulsin de la Compaa de Jess, los dominicos, francis
canos y agustinos tomaron su lugar. Los indgenas haban sido cristia
nizados de manera impeifee,ta por los jesuitas y sus sucesores fuero_n
realmente poco eficaces. Los nefitos mostraban una hostilidad aguda
hacia sus mentores espirituales.
Los
encolerizados indgenas atacaban
iglesias y forzaban al clero a hui?-
1
.
El problema con esta interpretacin es que solamente uno de los pueblos que participa
ron en la insurreccin, Manare, era una misin ex esutica que en 1781 estabh. a cargo de
los franciscanos
28
. Desde principios del siglo XVI, los agustinos haban tenido a su
cargo a Ten, Tmara, Morcote, Paya, Pisba y Labranzagrande. La Junta de Propaganda
Fide, convocada en Santaf en 1662, confirm su administracin. En su historia de las
misiones agustinas en Colombia, Jos Prez Gmez asegura que stos continuaron ad
ministrando estos pueblos
ha
sta que fueron secularizados en los ltimos cincuenta aos
12
Boletn Cultural y Bibliogrfico. Vol. 33. nm. 41. 1996
7/25/2019 1815-3711-1-SM
12/26
del siglo
XVill
29
. El censo
en
1778 distingui diferentes tipos de clero y registr que el
clero secular
estaba
trabajando en Ten,
Tmara,
Morcote, Paya y Cravo y
que haba
clero regular en
Manare
y Pisba. No hubo inquietud
en
las misiones ex esuitas de
Tame,
Macaguane, Betoyes, Patute o Puerto (controlado en 1781 por los dominicos), o en
Macuco,
Surimena
y
Ca
s
imena
, misiones ex esuitas otorgadas a los recoletos
30
.
El em-
bate de la insurr
ecc
in, entonces, provino de los indgenas habitantes de pueblos sujetos
a la administracin hispnica
por ms de
un siglo y
medio
y r
ecay m
s sobre el clero
secular que
s
obre el clero
regular.
CUADROJ
Poblacin de la provincia de los Llanos en 1778.
Clero
Pueblos Blanca Indgena Mes
ti
za Esclava
Total
Secular Regular
Ciudad de Santiago
1
1
492
55
286
37 872
Iximena
-
1 670 174 484
6 1.335
Chmesa
-
1
92
171
114
-
378
Casimena
-
1
6 380 3
-
390
Surimena
-
1 11
908
17
1 938
Ciudad de Pore 2
-
129
42 804
40 1.017
Nucha parroquia)
1
-
16 33 606 23 679
Macuco
-
1 2 619
8
-
630
Guanapalo
-
1
-
637
-
-
638
*Morcote
1 - 2 2.165
35 1
2.
204
*Tmara
1 -
3
2.
079
57 1
2.141
*Paya
1
-
1 544
60
-
606
*Pisba
-
1
-
590
8
-
599
*Labranzagrande
1
-
8
140 587
-
736
*Cravo
1
-
10 692
380 lO
1.09 3
Ciudad de Chire
-
-
57
-
298
-
355
*Ten 1 -
-
484
62
-
547
*Manare
-
1
-
625
9
-
635
Tame
-
-
17 1.
739 89
-
1.845
Macaguane
-
1
-
1
.635
4
-
1.640
Betoyes
-
1
19
1.276
- -
1.29
6
Patute
-
-
-
66
65
-
131
Puerto
-
1
-
114
-
-
115
Aguariva
-
1
-
21
50
-
72
TOTAL
10
13
1.535
15
.189
4.026 119 20 .892
Pueblos que paniciparon en la revoluci n.
Esta iofonnacin es adaptada del Padrdn realizado en 1776 por Caicedo por orden real del 10 de novtembrc de 1776. y
fechado en Morcote
el
14 de octubre de 1718. El original reposa en el Archivo Histrico Nacional).
Boletn CuhuraJ y Bibliogr.ico, Vol. 33, nllm.
41
. 1996
13
29
Jos Prc1. Gmc1.. / os
u f ' ' ~ '
lrtftr rrcof
di'
las
mlfwnt'f
aguf
tintana
s t'n Colombta Bogot.
1924
,
pg 105
JO Jos Manuel Groot. Hmuno < Ir
ststtcn ,\ cni l di'
Nut'I
O
Grana
da. 2 vols Bogot. 1 9 5 ~ ) t 11
pgs. l22 -1 :D: G3nuza. Mono
rtra-
f o dt' la r nutimtt'J \ , 1 11.
pg . 44
7/25/2019 1815-3711-1-SM
13/26
Indios guahibos, dibujo de Riou, grabado de Hildebrand (Tomado de
Voyages dans L Amrique du Sud,
Pars, 1883).
31
Gennn Colmenares,
a
provincia
de Tunja en el Nuevo Reino
e
Granada: Ensayo de historia so
cial 1539-1800 (Bogot, 1970),
pags.l6-17 44.
Una mejor explicacin de la rebelda radica parcialmente
en
la participacin de
los pueblos rebeldes en la industria de textiles de Tunja. Poco tiempo despus
de la conquista, Tunja surgi como el centro principal de la produccin y distri-
bucin de textil
es
para toda la Nueva Granada. Con una poblacin
densa
de
indgenas apropiada para la labor de la encomienda, la rpida adaptacin
de
las
ovejas en los valles del altiplano, que garantizaban el abastecimiento
de
lana, y
el acceso al algodn cultivado en las regiones bajas del Casanare, la primaca de
Tunja
era
inexpugnable. Bajo el dominio chibcha, los laches y tunebos,
que
habitaban
en
pueblos
en las
vertientes
de la cordillera
Oriental estaban
acostumbrados a pagar tributo a los caciques de Tunja,
Duitama
y
Sogamoso
con algodn, pescado y miel, todos productos de su tierra. En
1560
formaron
parte de una encomienda muy grande otorgada al conquistador Gonzalo Jimnez
de Quesada y ms tarde a su heredero, Antonio de Berro.
Esta encomienda era
una de las ms ricas de la provincia de Tunja, porque abarcaba todas las opera-
ciones necesarias para la produccin
de
textiles de algodn. Los indgenas
que
vivan alrededor de Tmara recolectaban hasta 160 cargas (
40
libras son una
carga) de algodn anualmente,
que
enviaban a las comunidades indgenas
de
la
cordillera. En 1571, se enviaron 6.825 arrobas de algodn
solamente
a l
os
caci-
que
s
de
Chita. En esa poblacin los indgenas
pagaban
su tributo
en
cobijas.
Cada clan o
parcialidad
tena que entregar al encomendero el
nmero
de
cobi
-
jas
fijado en el impuesto. Adems,
en
obrajes* establecidos en
Santiago
de
las
Atalayas, los indgenas tejan textiles y cobijas
que
utilizaban
para pagar
su
tributo. En una
poca
tarda, 1754, el remanente de la
encomienqa Quesada
Berro continuaba produciendo ms
de
1.000 pesos al
ao
y
haba
adumulado
en
el tesoro de la Hacienda Real, 32.246 varas*
de
textil
de
algodn
con
un
valor
de 10.000 pesos
3
A pesar de que los obrajes* haban desaparecido
en
Santiago desde mediados del
siglo XVIII, los textiles de algodn continuaban siendo la industria ms productiva
4
Boletfn Cultural y BibliogrficO , Vol. 33, nm. 41, 1996
7/25/2019 1815-3711-1-SM
14/26
Pareja de indios chur
oyes
y chin
chor
ro de nio, Ll anos Orientales Tomado de: e Tour du Monde
Parfs, 1877).
en los pueblos indgenas. El padre Basilio Vicente de Oviedo, quien describi y
clasific todas las parroquias de la Nueva Granada de acuerdo con el tamao, el
ingreso, el clima y la situacin general en 17 1, observ que la produccin de algo
dn estaba centrada en Tmara,Ten, Morco e, Manare
y
en menor escala, en Labran
zagrande, Pisba y Paya. Los indgenas de estos pueblos eran dciles, humildes y
muy trabajadores. Cultivaban y recogan algodn, que hilaban para pagar sus cofra
das y fiestas. Tejan textiles tan finos como los de Castilla. En Morcote producan
cobijas blancas y a rayas, pauelos, pendones y muchos textiles cu riosos. Las espe-
Bolclfn Cuhurn l
y
Bibliogrfi co. Vol. 33. nm. 41. 1996
5
7/25/2019 1815-3711-1-SM
15/26
ff '
;, .
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