El Libro Viajero

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CEIP EL SEXMOCÁRTAMA ESTACIÓN ( MALAGA )

Érase una vez una bruja muy mala que vivía en el bosque rodeada de cucarachas y ratas. A la bruja le encantaba comer lobos. Pero un día apareció uno enorme que le dio un bocado en la pierna y le salió mucha sangre.

La bruja hizo un hechizo mágico y se curó la pierna. El lobo salió corriendo porque la bruja lo quería convertir en rata y se escapó.

 

La bruja consiguió encontrarlo y lo convirtió en rata. Hizo una buena candela y se lo comió. Pero ocurrió algo terrible, vinieron más lobos a comerse a la bruja porque ésta se había comido al jefe de la manada de lobos. De nuevo la bruja echó una maldición a los lobos.

Los convirtió en ratas, pero después vinieron cucarachas gigantes y de nuevo la bruja hizo un hechizo y transformó a las cucarachas en patatas. Se las comió todas, se puso verde y enfermó. Al cabo de tres días la bruja se convirtió en una rata. Había olvidado donde estaba su varita mágica y empezó a buscarla desesperadamente.

Buscó debajo de la cama, de los muebles,….. Por toda la casa. Salió a buscarla al bosque y de pronto se encontró con un gato gigante. Corrió mucho y logró escaparse. Se metió en un agujero para descansar y al cabo de un rato apareció una serpiente que llevaba en la boca la varita mágica. La rata-bruja intentó quitársela. Mientras las dos luchaban, apareció una ardilla y se llevó la varita.

La serpiente y la bruja, al darse cuenta, la persiguieron pero no pudieron alcanzarla. Sus esfuerzos habían sido inútiles. La ardilla corría, corría y corría que se las pelaba. Quería llegar a la copa de su árbol preferido: un pino gigantesco. La bruja malvada se enteró de que la ardilla se había escondido en el pino del amor. Junto a la serpiente, subieron hasta la copa de un árbol y dialogaron y dialogaron hasta que llegaron a un acuerdo: la varita mágica las convertiría en cisnes voladores.

 

Se bajaron del árbol y se fueron a otro que había más alto, justo donde estaba escondida la ardilla. Consiguieron quitarle la varita y cuando ya se la llevaban apareció volando un halcón que se la quedó. La bruja-rata, la ardilla y la serpiente se unieron para luchar contra aquel halcón ladrón. El halcón salió volando. Pero allí mismo, junto al árbol, aterrizó un avión. Se montaron las tres y se fueron en busca de él. Al rato, divisaron su nido. Cogieron los paracaídas, se tiraron y cayeron encima del nido. De esta forma consiguieron recuperar la varita mágica.

Tan felices estaban que no se dieron cuenta de que el halcón se acercaba y ¡chas!, en un momento de descuido raptó a la ardilla. La bruja-rata y la serpiente intentaron rescatarla, pero todo fue en vano. La ardilla empezó a cantar para que sus amigas la encontrasen y, como desafinaba tanto y cantaba tan mal, el halcón la soltó para no seguir escuchándola.

Entonces la ardilla se cayó en un nido. El halcón fue a buscarla y le explicó que no tenía nada que temer porque él no hacía daño a nadie. Así se hicieron amigos y fueron a buscar a la bruja-rata y la serpiente que tenían la varita mágica. Buscando, buscando, entraron en un bosque y oyeron sonidos extraños. ¡Era un bosque encantado!.

Se detuvieron y …¡ los animales corrían asustados!. ¡Los árboles estaban desapareciendo!._ ¿Qué pasaría?, se preguntaron._ ¡Vamos a vigilar detrás de esas piedras!- dijo la

ardilla.Cerca de allí, la bruja-rata le había quitado la

varita a la serpiente engañándola. Se convirtió otra vez en bruja malvada y ¡quería ser la única dueña del bosque!

La serpiente, al darse cuenta del engaño, se escondió y esperó pacientemente.

_ ¡Está hechizando a todos los animales en ratas y a los árboles en piedras!.

_ ¿Cómo será un bosque sin animales y sin árboles? – se decía la serpiente.

_ ¡Buf qué feo!.En estas andaba, cuando vio que la bruja iba

tan despistada como contenta y …¡zas!, le pegó un latigazo. La tiró al suelo y ¡le quitó la varita!.

 

Al verla en el suelo, los animales-rata y los árboles-piedra se lanzaron sobre ella arañándola y dándole golpes. La serpiente aprovechó la oportunidad y se escapó con la varita en la boca.

La bruja, en el suelo, gritaba cada vez más. _ ¡Mi varita!, ¡quiero mi varita!.

La ardilla, al oír los gritos de la bruja, salió de las piedras y empezó a cantar. La serpiente siguió el rastro del sonido y llegó hasta ella. Les contó lo que había pasado y las intenciones de la bruja.

La ardilla y el halcón felicitaron a su amiga serpiente y los tres decidieron deshacer el hechizo del bosque. Pero …. ¡no sabían usar la varita mágica!. No había problema, ¡pedirían ayuda a otros animales!.

Lo que sí tenían seguro es que ¡ la bruja malvada nunca más tendría la varita en su poder!.

Pero algo salió mal. Al trastear la varita y pronunciar las palabras al azar, ¡ plof!, de repente todo se convirtió en un zoológico muy particular.

En jaulas y cercados aparecían humanos y, ¡oh!, también la bruja.

A nuestros amigos, muy nerviosos, se les cayó la varita al recinto de los cocodrumanos. ¡Qué miedo tenían los tres: la ardilla, la serpiente y el halcón!.

De pronto, un cocodrú pisó la varita y éste reaccionó.

Todos se convirtieron en humanos. Todos, todos, todos.

Pero un rayo de la varita había llegado a la jaula de la bruja y , ¡la jaula se abrió!.

Empecinada con recuperar su varita, la bruja se preguntó:

_ ¿Cómo reconoceré ahora a la ardilla, al halcón o a la serpiente si todos son humanos?.

De aquí para allá iba desesperada cuando tropezó con una piedra y encontró debajo de ella un libro.

Pensó que podría ayudarle y, al abrirlo, se expandió un humo soporífero. Todos cayeron atontados. Sólo se oyó cómo la varita se rompía en trocitos.

Al despertar, el mundo había vuelto a la normalidad, o casi.

El bosque floreció , los animales volvieron a sus refugios y nuestros amigos reforzaron su amistad.

Pero, ¿qué fue de nuestra bruja?.Cuando ella se vio en el agua cristalina del

lago, quedó prendada de sí misma.Ahora es una preciosa princesa y su príncipe

viene a galope por la alameda sobre su corcel blanco y negro.