Huellas nº75

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Revista Huellas - Consolacion nº75

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La realidad sucumbe a nuestro criterio:Se torna cruda, ruda, desierta, vacía,.. o biense nos presenta preñada de esperanza. Seacual sea.

Imposible se me antoja la objetividadaséptica. Es más: confío en que la construc-ción de ‘otro mundo posible’, más humano yhermanado, sólo irá progresando en la medi-da en que seamos capaces de conciliarnuestras visiones maduras de la realidad -¡tan diferentes en ocasiones!- sin pretendertintarla con nuestro único color. Más biendando pasos, mediante el diálogo y el esfuer-zo incansable, hacia lo que más nos conduz-ca a soñar y poner en práctica ese ‘otromundo’ y a darle a luz. Para ello, habremosde desechar en ese mismo esfuerzo, cuantono contribuya a su construcción.

Sólo desde ese proyecto -tan divino-podemos interpretar, deletrear o mirar defrente los signos de desesperanza que nosempujan al sinsentido (tsunamis, terremotos,guerras, violaciones de los derechos huma-nos,..), y hacerlo sin la impasividad maliciosaque culpa siempre la otra parte donde nos-otros no nos encontramos. Todas esas des-afortunadas situaciones -que suceden conmayor o menor implicación de la injusticia

humana- nos lanzan un mensaje claro queno podemos desviar de nuestras concien-cias: “Dios, en Jesucristo, nos comprometeineludiblemente, a ponernos en marcha paradar una respuesta evangélica -no sólo solida-ria- desde el lugar irremplazable en que nosencontramos”

Y es que nada cae en saco roto; sólo laapatía del que no se pronuncia o del queobserva cual espectador derrotista. Lo nues-tro es vivir, no para nosotros mismos, sinopara que otros vivan, crezcan, y sea respeta-da su dignidad de hijos de Dios.

Así lo entendió Mª Rosa Molas. Ante tan-tos panoramas desoladores, nunca enmude-ció su fuerza interior, su sensibilidad de mujery su capacidad de dar vida desde Dios.“¿Debía desmayar nuestra sierva ante unconjunto tan desagradable? ¡Ah, no, jamás!Su confianza no la podía tener más que enDios, (...) Con su escrutadora mirada enten-dió la comprometida posición que la rodea-ba,... distribuyó sus reducidas fuerzas,...reservándose para sí lo más difícil y compro-metido” Ojala podamos, como ella, mirarnuestra realidad PREÑADA DE ESPERAN-ZA.

Tú que fuiste elegida por el Señorpara ser instrumento de consolaciónen su obra redentora, ruega a Dioscon la fuerza de tu amor y tu fideli-dad, para que nosotros vivamos tam-bién como fieles hijos suyos, buscan-do en todo y sobre todo el bien denuestros hermanos.

Intercede por nosotros, peregri-nos en el tiempo, para que las reali-dades temporales no nos aparten denuestro destino eterno, antes bien,sepamos descubrir en todas ellas lahuella de nuestro Dios y podamosvivirlas con pureza de corazón.

HH. Ntra Sra. de la ConsolaciónMaría Rosa Molas, 243590 JESÚS-TORTOSA (Tarragona)

Donativos de Enero a Agosto 2009: Una devota de Burriana; Familia

de Carmelina Gambín; Mª Antonia Pujol.Navia (Asturias); Donativos anónimos; BeliTravuieso Calvo. Villablino (León); LolaSánchez Martínez. Bullas; María Sánchezmartínez. Bullas; Rosario Puerta. Bullas;Josefina Jiménez Puerta. Bullas; JosefaJiménez. Bullas; Mª Jesús Valera Martinez.Bullas; Juani Drago. Bullas; Ana MaríaAlvarez. Bullas; Virtudes Morcillo enacción de gracias; una devota en acción degracias; Angelita de Benicarló; Anónimo;Ramona Cardona Pitarch. Vinaroz; MªCinta Guimerá Güell. Arnes; FamiliaLlebres Motos. Almería; AdelaidaFernández. Bullas; María Sánchez

Si desea ayudarnos a difundir HUELLAS, envíe a nuestra redacción la direcciónde personas a quienes pueda interesar recibirlas:

HH. Ntra. Sra. de la Consolación C/ Rosa, 15 18193 - MONACHIL (GRANADA)

huellashc@gmail.com - www.consolacion.org

Dirección y redacción:

Maribel SánchezColaboran:

Maquetación:

Mª José CondominaSecciones:

Mª José Gan,Régulo José Ávila y María Garzá

Imprenta:

MISERICORDIA CORONADA ASPACE (GRANADA)

Enero-Marzo

Año 2010

Nº 75

LA REALIDAD: PREÑADA DE ESPERANZA.

Noviciado Hermanas de Ntra. Sra. de la ConsolaciónC/ Rosa, 15; 18193 MONACHIL (Granada)

ACCIÓN DE GRACIAS POR LA VIDA YMARTIRIO DE EUFROSINA PACHÉS YFERNANDINA BESALDUCHEl día 22 de enero, en el colegio deCastellón (España) se celebró la eucaris-tía de acción de gracias por la vida y eltestimonio hasta la muerte de estas dosHermanas de Ntra. Sra. de la ConsolaciónEllas murieron maririzadas, proclamandosu fe en Jesucristo y ofreciendo el perdóna quienes les quitaron la vida. Los restosde M. Eufrosina fueron trasladados pornuestra Madre General, M. EmiliaSebastiá, a la capilla de dicho colegio.Desde allí nos siguen gritando el don desu vida hasta el extremo.”Damos gracias

hoy porque su testimonio nos ratifica que

el mal y la violencia no se vencen con más

agresividad. Por el contrario, lo que per-

manece es ‘la palabra del testimonio que

dieron’, su donación y su muerte ha de ser

(...) signo de reconciliación y anuncio de

paz” (M. Emilia Sebastiá)

DESDE HAITÍ: en el corazón del sinsen-tido, una brizna de esperanza.“Somos 20 religiosos de la CONDOR(Conferencia de religiosos de RepúblicaDominicana), vivimos con una comunidadde las Dominicas de la Presentación.” Asícomienzan una de sus comunicacioneslas dos hermanas de la Consolaciónenviadas a Haití para colaborar en laboresde asistencia sanitaria y apoyo educativo.Seguimos pendientes del sufrimiento denuestros hermanos en Haití. Para concre-tar esta preocupación, la Campaña deMisiones Consolación de este año recau-dará fondos destinados a la reconstruc-ción de muchos sueños en este país.

CHILE: tembló de nuevo la tierra y sur-gió de nuevo la solidaridad.“Han sido días duros y tristes, de silencio

y oración profunda por aquellos a quienes

la naturaleza ha despojado sin compasión

de sus esfuerzos, sus afectos y su vida.

¿Qué decir ante tanto misterio?

Pero Dios no estaba en el terremoto...

Alguien gritó de espanto, otras voces se

unieron

Alguien elevó una plegaria, otras siguie-

ron.

Alguien cantó y muchos cantaron.

Alguien levantó un escombro

y otros más comenzaron a levantar pie-

dras.

Alguien abrazó un herido

y otros más los cargaron en brazos.

Alguien tendió su mano

Y miles de manos se unieron.

Y Dios estaba entre ellos,...

(Fragmento de una oración escrita por unpastor presbiteriano con motivo del terre-moto)

¡Gracias a todos cuantos no perdéis laesperanza y trabajáis por devolverla aquienes andan por los márgenes del sin-sentido!

Motivación inicial: Hay momentos difíciles en los que todo se oscurece y hasta parece queDios se ha puesto en contra. Hoy vamos a poner en las manos de Dios todas esas dudas y rebel-días que nos surgen . No tengamos miedo a preguntarle: ¿dónde estás? ¿Cómo puedes permi-tir esto? Mª Rosa Molas nos acompaña en este camino de aprender a relacionarnos con Dios enel sufrimiento y en el sin sentido, en el descubrir a un Dios que Consuela y anima, pero que nece-sita nuestra confianza. Podemos hacer nuestra esta oración de profunda confianza que escribióuna persona en un campo de concentración, seguramente con una fe que luchaba en la oscuri-dad, en la ausencia y el silencio de Dios: Creo en el sol aunque no brille, creo en el amor aun-que no lo sienta, creo en Dios aunque esté callado.Palabra de Dios: (Rm 8, 35-39) << ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tri-

bulación, la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, el peligro, la espada? (...)Pero

Dios, que nos ama, hará que salgamos victoriosos de todas estas pruebas. Y estoy seguro de

que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni otras fuerzas sobrenaturales, ni lo presente, ni lo futuro, ni

poderes de cualquier clase, ni lo de arriba, ni lo de abajo, ni cualquier otra criatura podrá sepa-

rarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor Nuestro. >>

Comentario a la Palabra de Dios: La Palabra de Dios nos recuerda que nada ni nadie nospuede alejar de su Amor. Es una certeza que tenemos que recordar en los momentos dondeparece que todo, incluso Dios, nos ha abandonado. Pasemos por lo que pasemos, Él está pre-sente y su Amor va a permanecer siempre con nosotros. Este amor de Dios demostrado en suHijo Jesús, nos consuela para tener una vida llena de gozo, de servicio a Dios, de amor pornuestros semejantes; de la esperanza que un día Jesús vendrá por los que creyeron en él.Desde la experiencia de Santa Mª Rosa Molas: Nuestra Madre, Mª Rosa, también pasópor situaciones difíciles: en Reus vivió en un ambiente de violencia y agitación social en la cualvio como a sus amigos religiosos los mataban y torturaban, vivió la inseguridad y el odio en lascalles, entre sus propios vecinos… la enfermedad del cólera que arrasó y dejó atrás muchosmuertos, entre ellos su madre, que murió sirviendo a los enfermos, etc … y en medio de todoello donde se podría pensar que Dios está ausente, Ella nos enseña a vivir con serenidad eldolor y la impotencia. Nos recuerda que el Dios de Jesús no huye del sufrimiento ni del dolorsino que se dejó clavar en la cruz para estar en cualquier sufrimiento humano. Ella llegará aexclamar: “A los pies del Señor en la cruz se halla todo consuelo y alivio”. Pistas para la oración personal: Podemos presentar a Dios todo aquello que surge en nos-otros cuando nos ponemos frente al dolor y el sufrimiento. De la mano de la Madre, descubra-mos el verdadero rostro del Dios de Jesús, el Dios Encarnado, Crucificado, para poder ir evan-gelizando nuestra tendencia a querer cambiarlo por un “dios milagrero” que resuelva los proble-mas y mantenga una eterna armonía utilizando nuestra libertad. No vamos a encontrar respues-tas claras, pero pidamos que aumente nuestra fe y confianza en su Promesa: nada ni nadiepodrá quitarnos su Amor. Él se va a hacer Presente como lo hizo en Belén, en lo pobre, en losencillo, en lo menos esperado, en lo débil e insignificante, en el dolor y el sinsentido… Oración final: Dios de Vida y del Amor, te damos gracias por haber puesto en nuestro cora-zón el deseo de buscar la verdad. Ayúdanos a escuchar las preguntas más profundas que nosproponen la persona y la vida de Jesús, nuestra experiencia personal y el dolor y la lucha denuestro mundo. Aun sin respuestas claras, concédenos la fuerza para responder, como Jesús,con fe, esperanza y amor. Amén

En tiempos de cri-sis como el que vivimos actualmente, lasdificultades del camino parecen más pesa-das. Contemplamos nuestro mundo, lee-mos los periódicos, nos asomamos a latelevisión, escuchamos a otras personas,y constatamos innumerables situacionesde sufrimiento. Esto nos puede hacerplantarnos en la desesperanza.También escuchamos voces más alen-

tadoras: “No hay mal que cien años dure”o “A mal tiempo buena cara”. En todo casosiempre podemos aprender de la historia yde quienes nos han precedido. ¿Lo inten-tamos una vez más de la mano de SantaMaría Rosa Molas? Su vida ya comenzósuspendida de un hilo ya que vino almundo frágil; sus padres temían por suvida. De joven, siente la llamada a la vidareligiosa pero su padre se niega a ello. Seabre para ella un compás de espera. Envez de sumirse en la tristeza, respondedescubriendo ahí una nueva llamada deDios: conjuga la atención a su padre conel cuidado a los enfermos del Hospital deReus. Ya de religiosa vemos cómo tuvoque hacer frente a diversas dificultades.Unas provienen del apostolado; otras dedentro. Mª Rosa ha de luchar para abrirlos colegios y mantenerlos en clave evan-gelizadora. Sufre dificultades para atendera los enfermos y asilados. Pero, tal vez, lamayor causa de sufrimiento le vino de supropia familia religiosa. Es la Corporaciónde Hermanas de la Caridad de Reusquien la acoge de joven y en ella da susprimeros pasos como religiosa. La sientecomo su familia. Pero con el paso deltiempo descubre actitudes y una realidad

que no encajan en su hondo sentido depertenencia a la Iglesia. ¿Qué hacer? MªRosa podía haber asumido la realidad quele sobrepasaba, sin embargo acude aDios, deja en sus manos esta dificultad,ora, discierne, consulta y se deja aconse-jar. Hace uso de los recursos que están asu alcance, pone en acto las capacidadesque Dios le ha dado y busca una solución.Podemos imaginar cuánto sufrimiento eincertidumbre debió albergar su espírituante el nuevo camino que debe recorrer.Todo esto no es posible afrontarlo

desde las solas fuerzas humanas. Ella sefía plenamente de Dios. De una experien-cia adversa en principio nace una nuevafamilia religiosa: las Hermanas de laConsolación. Mª Rosa y las primerasHermanas han tenido que soltar amarras yremar mar adentro. Dios ha bendecido lalibertad de espíritu y la fidelidad de sushijas. Los contratiempos se pueden con-vertir en oportunidades para el encuentrocon Dios y con los hermanos.Ahora volvemos a nuestra realidad .

Se la presentamos al Señor y con confian-za le decimos:-Que nos fiamos de su palabra: “No

temáis, yo estaré con vosotros hasta elfinal de los tiempos”.-Que en sus manos dejamos nuestras

luchas y dificultades.-Que nos abrimos a su voluntad para

que pueda realizar en nosotros su proyec-to.-Que nos ayude a acoger con pacien-

cia los contratiempos de la vida y a descu-brir en ellos su presencia amorosa.

Mª José Gan

“SÉ DE QUIÉN ME HE FIADO”“DESDE EL SENO MATERNO...”

Siempre que me han formulado la siguiente pregunta: ¿cuándo conociste el Carisma de laConsolación? Mi respuesta ha sido la misma: conocí el Carisma de la Consolación antes denacer. Y, a renglón seguido, me hacen otra pregunta, ésta muy lógica, ¿y cómo pudo ser eso?Y les explico, nací en el año 1.948 y una hermana de mi recordado padre, gemela con él paraser más exacto, Sor Concepción Avila Guerra, hizo su profesión religiosa, como Hermana deLa Consolación, en el año 1.946, en la Ciudad de Maracay y luego fue destinada a la Ciudadde Barcelona, España. En consecuencia, desde que tuve uso de razón, recuerdo que en nuestracasa paterna y en las casas de nuestros tíos eran muy común oír hablar de la Madre Fundadora,Mª Rosa Molas, así como recibir visitas de las Hermanas de la Consolación del Colegio“Nuestra Señora del Valle”, de Porlamar, quienes nos llevaban noticias de nuestra tía, bien concartas, tarjetas o alguna hoja informativa que enviaban de España; y así fuimos aprendiendo aconocer y a vivir el Carisma de la Consolación. Los años juveniles y los de mis estudios universitarios, me alejaron bastante de la vivencia delCarisma. Aunque él seguía dentro de mí y, como dice San Agustín, buscaba fuera de mí algoque tenía dentro de mí, grabado con mucha delicadeza. Hasta que en 1971, ingresé comoDocente en el Colegio “Nuestra Señora del Valle”, de Porlamar, donde el contacto con lasHermanas y con la Pastoral del Colegio, hizo que brotara todo aquello que llevaba por dentroy lo pusiera al servicio de mis hermanos, especialmente de nuestras alumnas y colegas, pen-sando siempre en la frase más hermosa, para mí, pronunciada por Santa María Rosa Molas:“Todo sea para gloria de Dios y bien de los hermanos, nada para nosotros”.Sin lugar a dudas, la vida ejemplar de Santa María Rosa Molas, que fue una mujer elegida porDios para anunciar al mundo la misericordia de Dios Padre, tiene que perpetuarse a través deltiempo, con el ejemplo y trabajo de sus Hijas y de quienes estamos estrechamente vinculadosa este Carisma, porque si ha existido alguna época en la historia de la humanidad, donde senecesita llevar la Consolación es en esta hora presente, cuando hacen falta profetas que lehablen al corazón del hombre de hoy y le digamos que a pesar de todos lo problemas, existeun Dios Padre Misericordioso, que está en medio de nosotros y que nos envió a su Hijo paraalcanzarnos la salvación. No quiero terminar este breve escrito sin una pequeña reflexión: Pertenecemos al MovimientoConsolación para el Mundo, cuya finalidad es ofrecer a sus miembros que han descubierto suvocación al estado Laico, casados o célibes, un ámbito idóneo para vivir el don del carismarecibido “al que se responde con mayor o menor fidelidad, pero que está, y ha de ser expresa-do en un servicio en una vida. (...). Entonces, valdría la pena preguntarnos: ¿conocemos sufi-cientemente nuestro Carisma? ¿Lo vivimos en la medida en que lo quiere la voluntad de Dios?.

Régulo José Avila Fernández, Venezuela

Presidiendo mi habitación hay unapequeña cruz. Sencilla y sobria. Sinrelieves en la tosca madera.Simplemente dos palos cruzados colorcaoba. Donde correspondería colocar los

pies de un crucificado imaginario, seencuentra una pequeña y hermosa tar-jeta rectangular, pintada con manchasinformes de colores cálidos difusos:rojo, naranja, amarillo dibujando unaespecie de horizonte. Resaltando endorado sobre este paisaje se puede leeruna palabra: “LUZ”, escrita en cursi-va. Pareciese como si se alargara hastael límite del dibujo, obligando a lavista a estirarse en su busca. Asíencontré mi cruz un buen día, y así laconservo.

“Contempladlo y quedaréis radian-tes, vuestro rostro no se avergonzará.Si el afligido invoca al Señor, Él loescucha y lo salva de sus angustias”(Salmo 33)

La cruz no es un amuleto que nosfacilita la vida, que nos aliena en lasdificultades para evitarnos sufrimien-to. La cruz es un libro de vida y la sedede la VIDA, que nos descoloca cons-tantemente sobre todo aquello quequeremos manejar, dominar compren-der, dirigir,… y nos salva. En ella con-templamos a Aquél que por quien senos hace próximo y familiar, cercano ysencillo, Misterio inabarcable, elPadre de las misericordias y Dios detodo consuelo.

Vivir con alegría profunda –no car-cajeante ni superficial o fácil, enhebra-da con los alfileres de lo pasajero einestable-. Vivir dando razón de nues-tra esperanza para ofrecerla a otros,implica vivir contemplando el rostrode ese Cristo que, en la cruz, nos ilu-mina y nos conduce - sin apenas pala-bras, pero con el gesto magistral de laentrega hasta el extremo que no midelas consecuencias, sino que las asumeen la opción personal y radical, des-

centrada y tremendamente amorosa.Sin condiciones. Él nos enseña así quemás allá de las que creemos nuestrascapacidades de donación a los demás,hay un gesto, un romperse por losdemás, un olvido de nosotros mismos,un ‘más lejos’ que Cristo nos invita arealizar con la alegría y la sencillez dequien en su vida es consciente de quenada se puede reservar para sí si haexperimentado el Amor sin medida deCristo. “Él nunca permaneció indife-rente ante el sufrimiento humano; suvida y su palabra son para nosotros laprueba de tu amor” (Plegaria eucarísti-ca V/c)

Mi cruz, ésa que para mí es LUZ, esun símbolo que me recuerda cada díaque el lavatorio de los pies en mi vidacotidiana sigue teniendo candidatos;

que la coherencia alegre y sencillaseguirá siendo incomprendida, peroque es absolutamente necesaria para

seguir haciendo presente a NuestroSeñor.

Y me recuerda sobre todo, que nin-gún sufrimiento, ni propio ni ajeno, -¡cuántos cristos sin sentido! – se cierrasobre sí mismo. Todos se hallan en elcorazón del Padre, todos están destina-dos a encontrar un eco afectivo y com-prometido en el corazón de aquellosque queremos seguir al Maestro.

Pedimos con la plegaria eucarísticaV/b:

“Danos entrañas de misericordiaante toda miseria humana, inspíranos el gesto y la palabra

oportuna frente al hermano solo y des-amparado, ayúdanos a mostrarnos disponibles

ante quien se siente explotado y depri-mido. Que tu Iglesia, Señor, sea un recinto

de verdad y de amor, de libertad, dejusticia y de paz, para que todos encuentren en ella un

motivo para seguir esperando…”AMÉN

“CONTEMPLADLO Y QUEDARÉIS RADIATES”