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8/10/2019 Kripke, Saul. (2006) Wittgenstein. a Propsito de Reglas y Lenguaje Privado, Tecnos, Espaa.
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WITTGENSTEIN
PROPSITO
DE
REGL S
Y
LENGU JE PRIV DO
8/10/2019 Kripke, Saul. (2006) Wittgenstein. a Propsito de Reglas y Lenguaje Privado, Tecnos, Espaa.
2/79
SALA KRIPKE
WITTGENSTEIN
A
PROPSITO
DE
REGL S
Y
LENGU JE PRIV DO
UN
EXPOSICIN ELEMENT L
Traduccin
de
JORGE
RODRGUEZ
M RQUEZE
t n o s
^
8/10/2019 Kripke, Saul. (2006) Wittgenstein. a Propsito de Reglas y Lenguaje Privado, Tecnos, Espaa.
3/79
Ttulo
original:
Wittgenstein
on
ules
and Prvate Language
publicada
la
primera edicin originalmente 1982)
en
ingls
por
Blackwell Publishing
Ltd.,
Oxford
Diseo
de
cubierta:
Carlos Lasarte Gonzlez
A mispadres
Esta edicine spublicada conforme alacuerdo suscrito
con Blackwell Publishing Ltd.,Oxford y traducida de la versin ingls original
por Editorial Tecnos. La responsabilidad sobre la fidelidad de la traduccin descansa
nicamente sobre dicha editorial y no sobre Blackwell Publishing Ltd.
Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra
est protegido por la Ley, que establece penas de prisin y/
o multas, adems de las correspondientes indemnizaciones
por daos y perjuicios para quienes reprodujeren, plagiaren,
distribuyeren o comunicaren pblicamente, en todo o en parte,
una
obra
literaria,
artstica o cientfica, o su transformacin,
interpretacin o ejecucin artstica, fijada en cualquier tipo
de soporte ocomunicada a travs de cualquier medio, sin la
preceptiva autorizacin.
SaulA.Kripke,1982
EDITORIAL TECNOS GRUPOANAYA S.A.),2006
Juan Ignacio Lea de Tena, 15 - 28027 Madrid
Maquetacin:Grupo
Anaya
ISBN: 84-309-4434-6
Depsito
Legal:
M.
28853-2006
Printed in Spain Impresoe nEspaapor Fernndez Ciudad,S. L.
8/10/2019 Kripke, Saul. (2006) Wittgenstein. a Propsito de Reglas y Lenguaje Privado, Tecnos, Espaa.
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NDICE
P R E F I O Pag
1 INTRODUCCIN 15
2 LAPARADOJAWITTGENSTEINIANA 21
3
LA SOLUCIN Y EL ARGUMENTO DEL LENGUAJE PRIVADO 69
ST SCRIPTUM:
WITTGENSTEIN YLAS
OTRAS MENTES
125
NDICE ANALTICO 155
[9]
8/10/2019 Kripke, Saul. (2006) Wittgenstein. a Propsito de Reglas y Lenguaje Privado, Tecnos, Espaa.
5/79
PREFACIO
La
parte
principal
de
este
trabajo
ha
sido
presentada en
forma
de
.conferencias, seriesde conferencias o seminarios en lugares diver-
;
,sos.
Constituye corno digo una exposicin elementalde lo que
a mi
entender
es el
hilo principal
del
t rabajo
de la
ltima etapa
de
Wittgenstein
sobre
l a filosofa de l
lenguaje
y la filosofa de la ma-
temtica e incluye mi
interpretacin
delargumento dellenguaje
privado que
en mi
opinin
ha de
explicarse principalmente
en
trminosdelproblemadeseguirunaregla.
npost
scriptum pre-
senta otro problemaque Wittgenstein vio en laconcepcin dellen-
guajeprivado el cual lleva a u n debate de algunos aspectosde sus
ideassobreel problemade las otras mentes. Dadoque hago hincapi
en la
fuerte
conexin dentrode la ltima
filosofa
de Wittgenstein
entre la
filosofa
de la psicologay la
filosofa
de la matemtica te-
na pensado aadirunsegundopost
scriptum
sobrelafilosofade
la
matemtica
El
tiempo
no lo ha
permitido
as que de
momento
han debastarlas observaciones bsicas sobrela filosofa de la ma-
temtica
queaparecenen el textoprincipal.
El t rabajo presente no es, sino escasamente un comentario so-
bre la
ltima
filosofa de
Wittgenstein
ni tan
siquiera sobre
lasIn
vestigaciones
filosficas Muchos temas bien conocidosy signifi-
cativos por ejemplo la idea de los parecidos de familia el
concepto
de
certeza apenas
se
mencionan.
Y lo que es ms
importante hayprofusinde cuestionesde la propiafilosofa de la
mente como
las
ideas
de
Wittgenstein sobre
la
intencin
la
memo-
ria
elsoarycosaspor el
estilo
quecasini serozan.Mi esperanza
es
q ue muchasd e ellas se tornen pasablemente clarasa partir de la
comprensin de la idead e Wittgenstein acercadel tema central.
Muchas
de las
ideas
de
Wittgenstein sobre
la
naturaleza
de las
sensacionesy el
lenguaje
de sensacino slose rozano se omiten
[ii]
8/10/2019 Kripke, Saul. (2006) Wittgenstein. a Propsito de Reglas y Lenguaje Privado, Tecnos, Espaa.
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12 WITTGENSTEIN A PROPSITO DEPvEGLASY LENGUAJE PRIVADO
por completo; ysegnsesubrayaen el texto he
adoptado
la pol-
tica deliberada de evitar el debate de aquellas secciones de las
Investigaciones
qu e
siguen
a 243 a las que de
ordinario
se
llama
el argumento del lenguaje privado. Creo que muchas de estas
secciones por ejemplo, 258 ysiguientescobran mucha ma-
yo r
claridad cuando se leen a la luz del argumento principal del
trabajo presente;
aunque
probablemente
queden
residuosde
algu-
nos de los rompecabeza s exegticos en algunas de estas secciones
(por
ejem plo, 265). El inters de estas secciones es real, pero, en
mi
opinin,
su
importancia
no
debe destacarse
en
exceso,
ya que
representan casos especiales de un argum entoms,general. Por lo
comn he expuesto este trabajo antefilsofos sofisticados, pero
esperoq ue
pueda usarse para clases
de
introduccin
aWittgens-
tein,
en conjuncin con otro material. En las clases, sera de gran
ayuda
que el instructor expusiera laparadojaal grupo y viera qu
soluciones se proponen, M e
refiero
primariamente aqu a respues-
tas a la paradoja de que seguimos la regla como lo hacemos sin
razn o justificacin, y no a las teoras filosficas (disposiciones,
estados cualitativos, etc,) debatidas ms tarde en el mismo cap tu-
lo,
E s importante que el estudiante perciba el problema
intuitiva-
mente,Recomiendo que los lectores que se propongan estudiar el
presente
trabajo
por su cuenta se concentren
inicialmente
en esto
mismo, Tambin recomiendo que el estudiante (re)lea las
Investi-
gacionesa la luz de la estructuracin del argumento propuesta en
este
trabajo,
Semejante
procedimiento
es aqu de especial impor-
tancia,ya que en gran medida m mtodo consiste en presentar el
argumento segn me impresion am ,segn me present un pro-
blema a m, en lugar de concentrarme en la exgesis de
pasajes
especficos, < .
Desde que me top por primera vez con el argumento del len-
guaje
privado y, en general, con el ltimo
W ittgenstein,
y desde
que
di en pensar enellode la
form a aqu expuesta
(1962-1963), el
trabajo de Wittgenstein sobre las reglas ha pasado a ocupar una
posicin ms central en los debates acerca de la obra de su ltima
etapa.
(Siempre se haba debatido en alguna m edida), Una parte de
este debate, en especial el que se produjo despus de mi conferen-
cia en Londres, O ntario, puede presumirse que se ha visto influida
por laexposicin
presente pero otra
parte
tanto publicada como
no
publicada, puede presumirse que es independiente. No he tratado
PREFACIO
13
.de
citar
materialsimilar
existenteen labibliografa, enparte por-
gue,de haberlo intentado, tendra la certeza de haber hecho deme*
nos aalgunode lostrabajos publicadosy, msan,aalgunode los
ao
publicados,
He
llegado
a
aceptar,
po r
razones mencionadas
m s
,abajo
en el texto y en notas al pie, que la publicacin no resulta,
todava,
superfina.
Mereceresaltarse
que no
pretendo
enesteescrito
hablar
por m
mismo ni tampoco decir nada, salvo en digresiones ocasionales y
menores, acerca de mis propias ideas sobre las cuestiones sustanti-
vas.
E l
propsito primario
de
estetrabajo
es la
presentacin
de un
problema y un argumento, no su evaluacin crtica, Primariamente,
e
me puede leer, salvo en muy po cas digresiones obvias, casicorno
un abogado que presentara un argumento filosfico de primer
orden segn le impresion a l. Si esta obra tiene una tesis principal
propia, es la de que el problema y el argumento escpticos de Witt-
genstein son importantes, merecedores de consideracin seria,
Personas diversas, entre las que hay que
incluir
por lo menos a
Rogers
Albritton,
G, E. M, Anscombe, Irvng Block, Michael
Pummett Margaret Gilbert, B arbara Humphries, ThomasNagel,
Robert Nozick, Michael
Slote
y
BarryStroud,
han influido en este
ensayo,
Adems
de mi
aportacin
a la
Wittgenstein
Conference
de
Londres, Ontario, 1976, present varias versiones de este mate-
rial, amodo de
Howison
Lectures en la Universidad de Califor-
nia, Berkeley,
1977;
y, a mod o de una serie de conferencias, en un
coloquio especial celebrado enBanff, Alberta, 1977; tambin, en
una Wittgenstein
Conference
que tuvo lugar en
Trinity
College,
Cambridge, Inglaterra, 1978, Asimismo fueron presentadas ver-
siones en seminarios de la Universidad de
Prnceton;
el primero
de
ellos tuvo lugar en el cuatrimestre de primave ra de 1964-1965,
Slo
en estos seminarios de Princeton me dio tiempo a incluir el
material delp st
scriptum
por lo que ste se ha beneficiado me-
nos que elresto del debate y de la reaccin suscitada en otras
personas. Sin duda, el debate de mi argumento en estas conferen-
cias y seminarios ha tenido su influencia en m. Me gustara dar
las gracias especialmente a Steven Paiteny RonY oshidapor sus
transcripciones, estupendamente preparadas, de la versin de
Banff,
y a Irving Block, tanto por su ayuda en calidad de editor
del
volumenen el que apareci unaversin anteriordeestetraba-
jo, como por invitarme a hacer ms publica esta exposicin en la
8/10/2019 Kripke, Saul. (2006) Wittgenstein. a Propsito de Reglas y Lenguaje Privado, Tecnos, Espaa.
7/79
14 WITTGENSTEIN
A PROPSITO
DE
REGLAS Y LENGUAJEPRIVADO
Conferencia de
Londres. Transcripciones Samizdat
de la
versin
dada en la Conferencia de Londres han circulado libremente en
Oxfordy en
otros sitios.
Un a
versin anterior
de
esta obra apareci
en I.
Block ed.),
erspectives
on
the hilosophy of Wittgenstein
Basil Blackwell,
Oxford, 1981,
xii + 322
pp.).
Mi
trabajo
con
miras
a esa
versin
fu e
posible gracias, en parte, a una Guggenheim Fellowship, a una
Vi-
siting
Fellowship en
All
SoulsCollege,
Oxford,
a un sabtico con-
cedido por la Universidad de
Princeton,
y a la National Science
Foundation EEUU).Mi
trabajo
orientadoa lapresente versinam -
pliada fueposible gracias,enparte,a unabecadelAmericanCouncil
of
Learned
Societies,a unsabtico concedido poflaUniversidadde
Princeton, y a una Osear Ewing Research Grant en la Universidad
de
Indiana.
1
INTRODUCCIN
El clebre argumento de Wittgenstein contra el
lenguaje
pri-
vado se ha debatido tantas veces que cabe perfectamente poner
en cuestin la utilidad de una nueva ex posicin. El grueso de la
exposicin que sigue se le ocu rri al presente autor hace algn
tiempo, en el ao acadmico 1962-1963. En aquel mom ento esta
aproximacin a las ideas de Wittgenstein impresion al presente
autor con la
fuerza
de un a revelacin: lo quepreviamente me
habaparecido que era un argumento en cierta manera dudoso a
favor
de una conclusin fundamentalmente inverosmil basada
en premisas cuestionables
y
controvertidas
se me
apareca ahora
como un argumento poderoso, apesar de que las conclusiones
parecan ms radicales todava que antes, y en un sentido, ms
inverosmiles. Pens
en
aquel momento
q ue
haba visto
el
argu-
mento de Wittgenstein desde un ngulo y nfasis muy diferentes
a la aproximacin que dominaba en las exposiciones estndar.
Con
lo s
aos, llegu
a
tener d udas.
En
primer lugar,
a
veces lle-
gua no estar segurode que pudieraformularla esquiva posi
cin de Wittgenstein como un argum ento claro. En segundo, la
naturaleza esquiva
de l
tema haca posible interpretar alguna
de
la bibliografa estndar como quiz, a la postre, viendo el argu-
mentode lamisma
forma.
Lo que es msimportante, conversa-
ciones
mantenidas
a lo
largo
de los
aos mostraban que,
de ma-
nera creciente, otros iban viendo
el
argumento
con los
nfasis
qu eyo prefera. De todos modos, las exposiciones recientes de
intrpretes muy capaces difieren lo suficiente de la que sigue
[15]
8/10/2019 Kripke, Saul. (2006) Wittgenstein. a Propsito de Reglas y Lenguaje Privado, Tecnos, Espaa.
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16 WITTGENSTBIN A PROPSITO DEMOLASY
LENGUAJE
PPJVADO
comopara hacerme creer que una nueva pueda resultar todava
deutilidad
1
.
Una concepcin comnd elargumentode llenguaje privado
dela sInvestigacionesfilosficas asumeq uecomienzaen lasec-
cin243,y que contina en las secciones que siguen inmediata-
mente2.Esta concepcin entiende
que el
argumento
se
ocupa pri-
mariamente
de un
problema acerca
del
lenguaje
de
sensacin.
El debate ulterior del argumento dentro de esta tradicin, tanto a
favor como
en
contra, pone
el
nfasis
en
cuestiones como
la de si
elargumento invoca
una
forma
del
principio
de
verificacin,
si la
forma en cuestin est justificada, si se aplica correctamenteal
lenguaje de
sensacin,
si el
argumento descansa sobre
un
escep-
ticismo exagerado acerca de la memoria, y as sucesivamente.
Algunospasajes cruciales en el debate qu e siguea 243 por
ejemplo,
las tan
clebres secciones
258 y 265han
resulta-
do notoriamente oscuros paralos comentaristas,y se hapensado
1
Repasando algunos de los ms distinguidos comentarios sobre Wittgenstein de
los
ltimos diez
o
quince aos, encuentro algunos
que
tratan todava
el
debate
de las
reglas de forma superficial, prcticamente lo omiten, como si fuese un tema menor.
Otros,
que
debaten
en
detalletanto
las ideas de Wittgenstein sobre la filosofa de la
matemtica como sus ideas sobre las sensaciones, tratan el debate de las reglas como si
fuese
im portante para
la s
ideas
d e
Wittgenstein sobre
la
matemtica
y l a
necesidad
l -
gica pero como algo separado del argumento del lenguaje privado. Puesto que Witt-
genstein tiene ms de unmodo de argir a
favor
de una conclusin dada, e incluso ms
de un m odo de presentar un nico argumento, no me es preciso necesariamente, para
defender
la exgesis presente, argir que estos otros com entarios estn equivo cados. En
realidad,puedeque
proporcionen
exposicionesimportantes e iluminadoras defacetas
de lasInvestigacionesy su argumento no enfatizadas u omitidas en este ensayo. No
obstante, en nfasis, difieren sin duda considerablemente d e la presente exposicin.
2 A menos que se especifique otra cosa (explcita o contextualmente), las referen-
cias lo son a las Investigacionesfilosficas.Las pequeas unidades numeradas de las
Investigacionesson denominadas secciones (o
pargrafos).
Las referencias apgi-
nas
slo
se utilizan, si no es
posible
la
referencia
a una
seccin, como
en la
segunda
partede lasInvestigaciones.Todoa lolargodel
texto
citola traduccininglesa
impresa
estndar (a
cargo
de G. E. M.
Anscombe)
y no
intento ponerla
en
duda salvoen
muy
pocas
ocasiones.L as Investigaciones filosficas [Philosophical Investigations} x + 232 pp.,
texto alemn e ingls en paralelo) han pasado por diversas ediciones desde su primera
publicacin en 1953, perola numeracin depargrafosypginas sigue siendol a mis-
ma. Los editores son
Basil Blackwell,
Oxford,y M acmillan, NuevaYork[Existe edicin
bilinge en alemn y espaol, a cargo de Alfonso Garca Surez yUlises Moulines,
publicada en 1988por elInstituto deInvestigaciones Filosf icasde laUNAMenMxi-
co y por la Editorial Crtica en Barcelona],
Este ensayo no proporciona una exgesis detallada del texto de Wittgenstein sino
que ms bien desarrolla los argumentos a su propia manera. Recomiendo que el lector
relea
las
Investigaciones
a la luz de la
exgesis presente
y vea si
sta ilumina 1
exto.
INTRODUCCIN
qu e
s uinterpretacin cabal proporcionaralallave parae largu-
mento del lenguaje privado.
En mi opinin, el argumento de llenguajeprivado real ha
de
encontrarseen lasseccionesq uepreceden a 243.E nefecto,
en 202
se enuncia ya la conclusin explcitamente:
De ah
que no seaposible obedeceruna regla privadamente ; encaso
contrario, creer
que se
estaba obedeciendo
una
regla sera
lo
mismo queobedecerla.N o creo qu eWittgenstein p ensasequ e
estaba aqu
anticipandoun
argumento
que iba a dar con
mayor
detalle
ms
tarde. Po r
el
contrario,
las
consideraciones cruciales
estn todas contenidas en el debate
que'l leva
a la conclusin
enunciada en
202.
La s
secciones
q ue
siguen
a 243
estn
di-
seadas para que se lean a la luz de la discusin precedente;
siendo como
son
difciles
en
cualquier caso,
la
probabilidad
d e
comprenderlas
es
mucho menor
si se
leen aisladas.
El
argu-
mento de lleng uaje privado en cuanto aplicadoa lassensacio-
nes esslou ncaso especial deconsideraciones mucho ms ge-
nerales acerca
del
lenguaje argumentadas previamente;
las
sensaciones juegan un papel crucial como un (aparentemente)
convincente contraejemplo a las consideraciones previamente
enunciadas.As pues, Wittgenstein cubred enuevoelterrenoeneste caso especial, movilizando nuevas consideraciones espec-
ficas
apropiadas al mismo. D ebetenerseen cuenta qu e lasInves-
tigaciones filosficas
no es unaobra filosf ica sistemtica don-
de
las
conclusiones,
una vez
establecidas incuestionablemente,
no
necesiten ser reargumentadas. La sInvestigaciones estn es -
critas, m s bien, como un a dialctica perpetua, donde las pre-
ocupaciones persistentes, expresadas por la voz del interlocutor
imaginario, no se acallan nunca definitivamente. Puesto que la
obra
no sepresenta en la
forma
de un argumento deductivoco n
tesis definitivas amanera deconclusiones, se cubre el mismo
terreno repetidamente, desdee lpunto devista dediversos casos
especialesydesde diferentes ngulos,con laesperanzade que el
proceso entero ayudar allector a ver los problemas correcta-
mente.
La estructura bsica del acercamiento de Wittgenstein pue de
presentarse brevemente como sigue:seintroduceun cierto pro-
blema o, en terminologa humeana, un a paradoja escptica
concerniente a lanocinde regla. Acontinuacin, se'presentalo
8/10/2019 Kripke, Saul. (2006) Wittgenstein. a Propsito de Reglas y Lenguaje Privado, Tecnos, Espaa.
9/79
18 W1TTGENSTEIN
A PROPSITO DE REGLAS Y LENGUAJEPRIVADO
qu e
Hume habra llamado una solucin escptica del proble-
ma. Hay dos reas en las que resulta ms probable que sea igno-
rada la
fuerza
tanto de la paradoja comode su solucin, y con
respecto a las que el acercamiento bsico d eWittgensteinresulta
ms probable
q ue
parezca increble.
Una de
esas reas
es la no-
cin de regla matemtica, como la regla para la adicin. La otra
es nuestro habla acerca de nuestra propia experiencia interna,
acerca de sensaciones y dems estados internos. Al tratar ambos
casos, debemos tener en cuenta las consideraciones bsicas acer-
ca de las reglas y el lenguaje. Aunque Wittgenstein ha debatido
ya estas consideraciones bsicas con considerable generalidad,
la estructura d e la obra de Wittgenstein es tal que los casos espe-
ciales de la matemtica y la psicologa no se debaten simple-
mente citando un resultado general ya establecido, sino cu-,
briendo estos casos especiales
en
detalle
a la luz del
tratamiento
previo delcaso
general.
Con este debate se espera que tanto la
matemtica como la mente se puedan ver de modo correcto:
puesto que las tentaciones de verlas errneamente provienen de
la desatencin de las mismas consideraciones bsicas acerca de
las reglas y el lenguaje, puede esperarse que los problemas que
surjan
sean anlogos en los dos casos. En mi opinin, Wittgens-
tein
no vea sus intereses duales por la filosofa de la mente y
por la filosofa de la matemtica como intereses por dos mate-
rias separadas,en elmejorde los casosm uy laxamente relacio-
nadas, aamanera en que alguien podra interesarse a la vez por
la msica y la economa. Wittgenstein piensa que las dos mate-
rias envuelven
las
mismas consideraciones bsicas.
Po r
esta
ra-
zn, llama a su investigacin de los fundamentos de la m atem-
tica anloga
a
nuestra investigacin
de la
psicologa p.232).
No es un accidente que esencialmente el mismo material bsico
sobre las reglas sea incluido tanto en las Investigaciones filos-
ficas
como en las
O bservaciones sobre los fundamentos de la
matemtica ,
en ambos casos como base de los debates de las
3 Remarks
o n
the Foundatlons ofMathematics, BasilBlackwell,Oxford, 1956,
x ix
+ 204 pp. [Existe versin espaola a cargo de Isidoro Reguera, Alianza Editorial, Ma-
drid,
1987], En la
primera edicin
d e
esta obra
los
editores aseveran
p. vi) que
parece
que Wittgenstein originariamente haba pretendido incluir algo del material sobre la
matemtica en lasInvestigaciones filosficas.
La tercera edicin 1978) incluye ms material que las ediciones anteriores y reor-
ganiza algunas de las secciones y divisiones de ediciones anteriores. Cuando escrib el
INTRODUCCIN
19
filosofas de la mente y de la matemtica, respectivamente, que
van a continuacin.
En lo que sigue, intento principalmente presentarelargumento
de
Wittgenstein
o, ms
exactamente,
el
conjunto
de
problemas
y
argumentos que yopersonalmenteheextradode lalecturadeWitt-
genstein. Salvo pocas excepciones, no pretendo presentar ideas
mas
propias;
ni
pretendo refrendar
o
criticar
el
acercamiento
de
Wittgenstein,Enalgunos casos,he encontradoque no esnada
fcil
obtener un enunciado;preciso de los problemas y conclusiones.
Aunque se
tenga
una
fuerte sensacin
de que hay un
problema,
e s
difcil
dar unenunciado rigurosod elmismo.M e inclino apensar
quee lestilo filosficode laltima etapadeW ittgenstein,y la difi-
cultad que
encontr vase
su
Prefacio) para aglutinar
su
pensamien-
todentrode un trabajoconvencional, presentadoconargumentosy
conclusiones organizados,no essimplementeunapreferencia esti-
lsticayliteraria acompaadade unapredileccinpor uncierto
grado de oscuridad4,sinoqu eprovieneenpartede la naturaleza de
su materia5.
Sospecho
por razones
q ue
resultarn claras
ms tarde que
intentar presentar
de
modo preciso
el
argumento
de
Wittgenstein
es, enalguna m edida, falsificarlo. Probablemente muchasde mis
formulaciones y
remodelaciones
d el
argumento estn hechas
de un
modo que noaprobaraelpropioW ittgenstein6. Por eso elpresente
trabajo no debieraserconsiderado comouna exposicinni del ar-
gumento deWittgensteinni del de Kripke,sinode largumento
de Wittgenstein segn impresion aK ripke, segn constituyun
problema para este ltimo.
Como he
dicho, pienso
que el
argumento
del
lenguajeprivado
bsico
precede
a l a
seccin 243, aunque
las
secciones
qu e
siguen
a
la 243 son sin
duda
de
importanciafundamental tambin. Propongo
debatir inicialmente
el
problema
del
lenguaje privado
sin
men-
cionar
para
nada
estas ltimas secciones. Puestoque amenudose
presente
trabajo,
utilic
la
primera edicin. Donde
las
referenciasdifieren,
se da
entre
corchetes la referencia equivalente de la tercera edicin.
4
Personahnente,sin embargo, estimo que no puede negarse aqu el papel de las
consideraciones estilsticas. Es claro que las consideraciones puramente estilsticas y
literariassignificaronmucho para W ittgenstein.
Su
propiapreferencia estilstica contri-
buye obviamente a la dificultad de su obra, tanto como a su belleza.
5 Vase
el
debate
de
este punto,
ms
abajo,
en las
pgin as 82-83.
6 Vase
de
nuevo
el
mismo debate
en las
pginas 82-83.
8/10/2019 Kripke, Saul. (2006) Wittgenstein. a Propsito de Reglas y Lenguaje Privado, Tecnos, Espaa.
10/79
20
WITTGENSTEIN APROPSITODEREGLASYLENGUAJE PRIVADO
piensa
que
estas secciones
son el
argumento
del
lenguaje priva-
do, puede que les parezca a algunos que semejante proceder es
una
presentacin
de Hamlet sin el
prncipe.
Aun si es
as,
hay mu-
chos otros caracteres interesantes
en la
obra7.
7
Al repasar lo que he escrito ms
abajo
me asalta la preocupacin de que el lector
pueda
perder el hilo principal del argumento de Wittgenstein en el tratamiento por ex-
tenso
de
puntos
ms
sutiles,
En particular, el
tratamiento
de la
teora disposicional
que
hago msab.ajoadquiri tanta extensin porque he odo recomendarla, ms de una vez,
como
respuesta a la paradoja escptica. Ese debate puede que
contenga,
en compara-
cincon el grueso delrestodeesteensayo, algo ms de argumentacin de
Kripke
en
apoyo de Wittgenstein y no una exposicin del propio argumento de Wittgenstein.
Vanse las notas 19 y 24 para
lgun s
de las conexiones, El argumento est, sin em-
bargo, inspirado
en el
textooriginal
de
Wittgenstein, Probablemente
la
parte
con
menor
inspiracin directa en el texto de Wittgenstein sea el argumento de que nuestras dispo-
siciones, igual que nuestra actuacin real, no son potencialmente infinitas. Incluso esto,
sin embargo, tiene obviamente su origen en el nfasis paralelo de Wittgenstein sobre el
hecho
de que
slo pensamos explcitamente
en un
nmero
finito de
casos
de
cualquier
regla), El tratamiento que hago ms abajo pp.51-53)de la simplicidad es un ejemplo
de
una
objecin que,
hasta
donde
yo s,
Wittgenstein mismo nunca considera. Creo
que
mi
respuesta
es
claramente
apropiada, asumiendo que haya entendido apropiadamente
el resto de la
posicin
de Wittgenstein, Recomiendo al lector que se concentre, en una
primera lectura, en la comprensin de la fuerzaintuitivadel problema escptico de
Wittgenstein y que
considere secundarios vericuetos como stos.
LA PARADOJA
WITTGENSTEINIANA
Wittgenstein dice
en 201:
nuestra paradoja
era
sta: ningn
cursode accin poda estar determinado por una regla, porque todo
.curso
de accin puede hacerse concordar con la regla. Voy a intentar
desarrollar a mi
manera,
en
esta seccin
del presente
ensayo,
la
pa-
radojaen cuestin. La paradoja es quiz el problema central de
las
Investigaciones
filosficas Incluso quien ponga
en
disputa
las
conclusiones
que Wittgenstein obtiene a partir de este problema en lo
tocante al lenguaje privado y a las filosofas de la mente, de la
matemtica y de la
lgica podra
muy
bien considerar
que el
proble-
ma es en s mismo una contribucin importante a lafilosofa.Puede
considerarse como una
forma
nueva de escepticismo
filosfico.
Siguiendo el proceder de Wittgenstein, desarrollar
inicialmente
el
problema con
relacin
a un ejemplo matemtico, aunque el pro-
blema escptico relevante se aplica a todos los usos con significado
del
lenguaje
Yo,
como casi todos
los
hispanohablantes, utilizo
la
palabra
ms
y el
smbolo
+
para denotar
unafuncin
matem-
tica bien conocida, la adicin. Lafuncin est definida para todos
los pares de enteros positivos. Yo capto la regla de adicin me-
diante
mi representacin simblica externa y mi representacin
mental interna. Hay un punto que es crucial para mi captacin de
esta regla. Aunque yo personalmente slo he calculado una canti-
dadfinita de sumas en el pasado, la regla determina m respuesta
para una cantidad indefinida de sumas nuevas que nunca previa-
mente he tomado en consideracin. ste es todo el cometido de la
nocin de que al aprender a sumar capto una regla: mis intenciones
pasadasconrespecto a la adicin determinanunanica respuesta
para una cantidad indefinida de casos nuevos en el futuro.
[21]
8/10/2019 Kripke, Saul. (2006) Wittgenstein. a Propsito de Reglas y Lenguaje Privado, Tecnos, Espaa.
11/79
22
WITTGENSTEIN
A
PROPSITO
DE
REGLAS
Y
LENGUAJE PRIVADO
Supongamos,
por
ejemplo,
que 68 + 57 es un
clculo
que no
he
realizado n unca hasta ahora.
No hay
duda
de que
existe
u nejem-
plo comoste, puesto que he realizado slo una cantidadfinitade
clculos
en el
pasado
(y
esto,
aun si
tomamos
en
cuenta
los
clculos
que he
realizado
en silencio,paramisadentros;no digamosya si se
consideran slo los realizados me diante conducta pblicamente ob-
servable).
De
hecho,
esamismafinitud
garantiza
laexistencia de
un
ejemplo
que
excede,
en sus dos
argumentos,
a
todos
los
clculos
previos. Asumir,
en lo que
sigue,
que 68
+57 sirve tambin
a
este propsito.
Realizo
el
clculo
y
obtengo,
por
supuesto,
la
respuesta 125.
Tengolaconfianza, quiz tras larevisin de mi operacin, de que
125 es la respuesta correcta. Es correcta tanto en el sentido arit-
mticode que 125 es la
suma
de 68 y 57,
como
en el
sentido meta-
lingstico de que ms, segn me propuse utilizar esa palabra en
el
pasado, denotaba
una
funcin que, cuando
se
aplica
a los
nme-
ros
que
llamo 68
y
57, arroja
el
valor 125.
Ahora supongamos
que me
encuentro
con un
escptico extrava-
gante. Tal escptico pone en cuestin mi certeza acerca de mi res-
puesta, e n su sentido que acabo de llamar
metalingstico.
Sugie-
re
que,
quiz, segn utilic el trmino ms en el pasado, la
respuesta qu e hace un momento me propuse da r a 68 + 57 debie-
ra
haber sido 5
Por
supuesto,
la
sugerencia
del
escptico
es ob-
viamente disparatada.
Mi
respuestainicial
a la
misma podra con-
sistiren recomendar a micontendiente quevuelva a la escuela y
aprenda a sumar. Pero dejmosle que contine: despus de todo,
seala,si
tengo ahoratantaconfianza
en
que, segnutilic
el trmi-
no ms, m i intencin fue la de denotar 125 con 68 + 57, ello
no
puede
ser por razndehaberme dadoa mmismo explcitamen-
te instrucciones al efecto de que 125 es el resultado de realizar la
suma en este caso particular. Por hiptesis, no hice tal cosa. Pero,
naturalmente, la idea es que, en este nuevo caso, debo aplicar exac-
tamente la misma funcin o regla que tantas veces apliqu en el
pasado. Mas, cmo saber cul era esta funcin? En el pasado me
di
a m
mismo slo
un
nmero finito
deejemplos
instanciadores
de
esta fun cin. Todos
ellos,
hemos supuesto, envolvan nmeros
ms
pequeos que 57. Por tanto, en el pasado tal vez utilic ms y
+
para
denotar una
funcin
que
llamar
cuas y
simbolizar
mediante . Se define as:
LAPARADOJA W1TTGENSTEINIANA
23
x
jy
=x y,six,y
8/10/2019 Kripke, Saul. (2006) Wittgenstein. a Propsito de Reglas y Lenguaje Privado, Tecnos, Espaa.
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de un arrebato de locura, o de una
dosis
de LSD, he acabado por
malinterpretar
mi
propio
uso previo.
Por ridicula y fantstica que sea, la
hiptesis
d el escptico no es
lgicamente imposible. Para comprobarlo,
asumamos
la hiptesis
de
sentido comn
de que
mediante
+
realm nte quise decir adi-
cin. Entonces
sera
posible aunque sorprendente,
que
bajo
el in-
flujo
de
un
colocn momentneo,
m alinterpretara
todos
mis
usos
pasados d el
signo
m s
como
si
simbolizaran
la
funcin
ctis, y
que,
en
contra
de mis
intenciones lingsticas previas, procediese
a ha-
cer el clculo de que 68 ms 57 son 5. (Habra cometido un error,
no en matemticas, sino en la suposicin de que haba actuado en
concordancia
con mis
intenciones lingsticas previas).
Lo que el
escptico est proponiendo es que he cometido un error d e este tipo
precisamente, slo que con el ms y el cuas invertidos.
Ahora bien,
si el
escptico propone
su
hiptesis sinceramente,
es que est loco. Una hiptesis tan extravagante como la de propo-
ner que siempre quise decir cuas es absolutamente descabellada.
De que es
descabellada,
no hay
duda
y, sin
duda,
es falsa.
Pero
si es
falsa, debe haber algn hecho acerca de mi uso pasado que pueda
citarse para refutarla. Pues, aunque
la
hiptesis
sea
descabellada,
no
parece
que sea apriori
imposible.
Naturalmente, esta extravagante hiptesis,
y las
referencias
al
LS D
o a un
arrebato
d e
locura,
son en
cierto sentido me ramente
u n
servira al menos tan bien como lo liara una lectura intensional; a menud o, hablo como
si
lo que se
quiere decir mediante ms fuese u na uncin numrica),entonces
el se-
gundo problema podra llevarnos a nominalizar los objetos (ms denota la funcin
ms, verde denota
el
verdor, etc). Baraj
la
posibilidad
d e
utilizar cursivas( ms
quiere decir ms;
quiere
decir puede que quiera decir denota), pero decid que
normalmente
(excepto cuando
las
cursivas sean apropiadas
por
otra razn,
en
especial
cuandose introduce por vez primera un neologismo com ocuas) escribir elobjeto de
querer
decir
al
modo
de un
objeto normal
y
corriente.
La
convencin
que he
adopta-
do resulta forzada en el lenguaje escrito, pero suena de modo bastante razonable en el
lenguaje hablado.
,
Dado
que las
distinciones
de uso y
mencin
son
importantes para
el
argumento
se-
gn yo lo formulo, procuro acordarme de utilizar comillas cuando se est mencionando
una expresin. Sin embargo, tambin las utilizo para otros cometidos, cuando el espa-
ol
escrito normal,
no filosfico,
permite recurrir
a
ellas (por ejemplo,
en el
caso
de
marcas de significado , del prrafo precedente; o de cuasi-entrecom illado , en la
oracin que
sigue
a
sta).
Los
lectores
a
quienes resulte
familiar e l
cuasi-entrecomilla-
do
d e
Quine
se
darn
cuenta de que en
algunos casos utilizo
el
entrecomillad o ordina-
rio cuando la puridad lgica requerira usar el cuasi-entrec omillado o algn dispositivo
similar. No me he preocupado de ser cuidadoso acerca de esta cuestin, porqueconfo
en que, en la prctica , los lectores no se confundirn.
recurso
dramtico.
E l
punto bsico
es
ste:
de
ordinario, supongo
que,
al calcular 68 + 57 del modo com o lo hago, no estoy simple-
mente dando un salto injustificado al vaco. Sigo indicaciones que
me di a m mismo anteriormente y que determinan unvocamente
que e n
este nuevo caso debo decir 125. C ules
son
estas indica-
ciones? Por hiptesis, nunca me dije a m mismo explcitamente
que debo decir 125 en este preciso caso. T ampoco puedo alegar
que simplemente debo hacer
lo
mismo
que
siempre hice,
si lo
que
esto significa es calcular d e acuerdo con la regla que se exhibe
en
mis
ejemplos previos.
Esa
regla podra
m uy
bien haber sido
la
regla
de
cuadicin
(la
funcin
cuas)
tanto como
la de
adicin.
La
idea
de
que,
de
hecho,
lo que
quise decir
es
cuadicin,
que en un
sbito arrebato cambi
mi uso
previo, sirve para dram atizar
e l
pro-
blema/
En la
discusin
q ue
sigue,
e l
reto lanzado
por el
escptico ado p-
ta dos form as. En primer lugar, el escptico pone en duda que haya
hecho alguno que consista en que yo quise decir ms, en vez de
cuas,que d
respuesta
a su
reto escptico.
En
segundo lugar, pone
en duda que yo posea razn alguna para tener tanta confianza en
que
ahora debo responder 125, en vez de 5. Las dos formas del
reto estn relacionadas. Tengo confianza en que debo responder
125 porque tengo confianza en qu e est a respuesta concuerda
tambin con lo que quise decir. No se disputan ni la exactitud de mi
clculo
ni la de mi
memoria.
Por
tanto, de be admitirse
que si
quise
decir ms, entonces, a menos que desee cambiar miuso, estoy jus-
tificado
(en realidad,
compelido)
al
responder 125, pero
no
5.
La
respuesta
al
escptico debe satisfacer
dos
condiciones. Primera,
debe explicar cul es el hecho (acerca de mi estado mental) que
constituye
mi
querer decir ms,
y no cuas.
Pero, adems,
hay
u na
condicin
que
cualquier supuesto candidato
a ser ese
hecho debe
satisfacer. Debe, en algn sentido, mostrar cmo es que estoyjusti-
ficado
al dar la respuesta 125 a 68 + 57. Las indicaciones
mencionadas
en el
prrafo anterior,
que
determinan
lo que
debo
hacer
en
cada caso, deben
de
alguna manera estar contenidas
en
cualquier candidato
a ser el
hecho constitutivo
de lo que
quise
de -
cir.
De no ser
as, queda
sin
contestar
la
afirmacin
del
escptico
de
que
mi
presente respuesta
es
arbitraria. Cmo opera exactamente
esta condicin
es
algo
que
resultar mucho
ms
claro luego, des-
pus
de
discutir
la paradoja de
Wittgenstein
en un
nivel intuitivo,
8/10/2019 Kripke, Saul. (2006) Wittgenstein. a Propsito de Reglas y Lenguaje Privado, Tecnos, Espaa.
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8/10/2019 Kripke, Saul. (2006) Wittgenstein. a Propsito de Reglas y Lenguaje Privado, Tecnos, Espaa.
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28
WITTGENSTBIN APROPSITODEREGLASYLENGUAJEPRIVADO
garde la otra. Pues el escptico mantiene que ningn hecho acerca
de
mi
historia pasada (nada
que
estuviera alguna
vez en mi
mente
o
en
mi conducta externa) establece que quise decir ms en vez de
cuas (ni, claro est, tampoco ningn hecho establece que quise
decir
cuas ).
Pero si esto es correcto, es patente que no puede haber
hecho
alguno
con
respecto
a
cul
es lafuncinque
quise decir;
y si
no puede haber hecho alguno con respecto a cul es lafuncinpar-
ticular que quise decir en elpasado,tampoco puede haberlo en el
presente.
Ahora bien, antes de segar la hierba
bajo
nuestros propios
pies, empezamos hablando como si la nocin de que en el momen-
to presente queremos decir una ciertafuncinmediante ms no
estuviera cuestionada
y
fueseincuestionable. Slo cuestionaremos
los
usos
pasados. En
otro caso, seremos incapaces
deformular
nuestro problema.
Otra
regla
de
juego importante
es que no hay
ninguna limitacin
(en
particular,
no hay
ninguna limitacin conductista)
con
respecto
a
los hechos que es posible citar para responder al escptico. La evi-
dencia
no
tiene
por qu
quedar confinada
a la que
est disponible
para un
observador externo, capaz
de
observar
mi
conducta mani-
fiestapero no mi estado mental interno. Sera interesante si ocurriese
quenada propio de mi conducta externa pudiera mostrar que quise
decir ms o cuas,
pero
s
pudiera mostrarlo algo propio
de mi
estado
interno. Aunque el problema aqu es ms radical. A menudo se ha
considerado que la
filosofa
de la mente de Wittgenstein es conduc-
tista, pero
en la
medida
en que
Wittgenstein pueda
(o no) ser
hostil
a
lo
interno, dicha hostilidad
no ha de
asumirse como
una
premisa,
sino
que se ha de
obtener como conclusin
de un
argumento.
Por
eso,
sea lo que sea
aquello
en lo que
consiste mirar dentro
de mi
mente,
elescptico asevera
que aun sifuese
Dios quien mirara,
ni
siquiera
l
podra determinar que quise decir adicin mediante ms.
Este rasgo de Wittgenstein contrasta, por ejemplo, con el debate
de
Quine en torno a la indeterminacin de la traduccin
10
. Hay
10
Vase W VQuine, Wo rd
and
Object
(MT,
The TechnologyPress,Cambridge,Mas-
sachusetts,
1960,
xi+294
pp.)
[Palabray objeto,
Labor, Barcelona, 1968;
y
Herder,
2001],
especialmente el captulo 2, Translation and
Meaning
(pp.26-79).
Vase
tambin Onto-
logcal R elatvity and OtherEssays (Columbia University Press, NuevaYork
y
Londres,
1969,viii+165pp.) [La
relatividadontolgcay o t ros
ensayos,Madrid, Tecnos,1974],es-
pecialmente
los primeros
tres captulos (pp.1-90);
y
vase tambin
On
theReasons
f orthe
Jndeterminacy
of Translation,
The Journal
ofPMlosophy, vol. 67(1970),pp.
178-83.
Retomo
la
discusin
de las ideas deQuinemsadelante;vanse pp.69-71.
LAPARADOJAWITTGENSTEINIANA
29
muchos puntos
de
contacto entre
las
discusiones
de
Quine
y de
Wittgenstein. Sin embargo, Quine asume con mucho gusto que slo
la
evidencia conductal
va a
admitirse
en su
discusin. Wittgens-
tein,
por el
contrario, emprende
una
extensa investigacin intros-
pectiva
11
, y los
resultados
de la
investigacin, como veremos, cons-
tituyen un rasgo crucial de su argumento. Adems, en l, el modo
depresentarse
la
duda escptica
no es
conductista.
Se
presenta des-
de
dentro. Quine presenta el problema del significado en trmi-
nos de un lingista
que
trata de adivinar lo que
otra
persona quiere
decir con sus palabras
partir
de su conducta. En cambio, el reto de
Wittgenstein puede serme presentado como una cuestin acerca de
m
mismo:Hubo algn hecho pasado acerca de m (lo que quise
decir mediante
ms)*
que imponga lo que debo hacer ahora?
Pero volvamos con el escptico. ste arguye que, cuando res-
pond 125 al problema de 68 + 57, mi respuesta fue un injusti-
ficadosalto al vaco; mi historia mental pasada es igualmente com-
patible
con la
hiptesis
de que
quise decir
cuas y, por
tanto,
debera
haber respondido 5. Podemos poner el problema del modo si-
guiente: cuando se me pregunt por 68 + 57 contest 125 sin
dudary
automticamente; pero parecera que,
si
nunca antes realic
explcitamente este clculo, podra igualmente haber contestado
5. No hay nada que justifique una inclinacin bruta a responder
de
un modo en lugar del otro.
Muchos lectores, debo suponer, llevarn
ya
bastante tiempo
im-
pacientes por protestar que nuestro problema surge slo debido a
que el modelo de la instruccin que me di a m mismo con
respecto
a la
adicin
es un
modelo
ridculo. Es
claro
que lo que
hice
no
fuemeramente darme a m mismo algn nmero finito de ejemplos
apartir
de los cuales se suponga que he de extrapolar la tabla com-
pleta (Sea "+"
la
funcin
instanciada por los
ejemplossiguien-
11 El
trmino introspectivo
l o
utilizo
descargado de
doctrina
filosfica. Por su-
puesto,
Wittgenstein, en particular,
encontrara objetable
una gran parte del
bagaje
q ue
lo ha acompaado. Lo que quiero decir,
simplemente,
es que
Wittgenstein hace
uso,en
su discusin, de nuestros propiosrecuerdosy del conocimiento que tenemos de nuestras
experiencias internas.
N.del.T.: He corregido una errata del original con respecto a lacolocacind e
comillas.
He
sustituido...loque quise decir mediante
ms...
...whatImeant by
plus...)p or ...loque quise decir mediante
ms...
...what I m eant by plus...). La
errata
consisteen que las
comillas
s e
adosan
aquise decir cuando
debieran
adosarse
ams.
8/10/2019 Kripke, Saul. (2006) Wittgenstein. a Propsito de Reglas y Lenguaje Privado, Tecnos, Espaa.
15/79
3
O WITTGENSTEINA PRO PSITO DE
PvEGLAS
Y LENGUAJE PRIVADO
tes:...).Hay, sin
duda,
una cantidad infinita de funciones que son
compatibles con eso.Ms
bien
lo que hice fueaprendere interio-
rizar instrucciones para usar una regla que determina cmo se
debe continuar
la
adicin. Qu regla
era
sta? Bueno, digamos
que, tomadaen su formams primitiva, puede describirse as:su-
pongamosque queremos sumar
x
e
y.
Provemonosde un granar-
senal de canicas. Contemos, primero,
x
canicasyhagamoscon ellas
un montn. Contemos, luego,y canicasy hagamos con ellas otro
montn. Juntemoslos dosmontonesy contemosel nmerode ca-
nicas
que hay en el
nuevo montn
as
formado.
El
resultado es
x y.
Este conjunto de indicaciones, puedo suponer, me lo di explcita-
mente a mmismoenalgn momentodel pasado. Est grabadoen
mi mente comolo estara en una pizarra. Es incompatible con la
hiptesis
de que
quise decir cuas.
E s
este conjunto
de
indicaciones,
no la lista finitade adiciones particulares querealicen elpasado,
el quejustificay determinami respuesta presente. Esta considera-
cin queda reforzada, despus de todo, cuando pensamos en
lo^que
realmente hago cuando sumo 68 y 57. No doy automticamente la
respuesta
125, ni
consulto ninguna
inexistente
instruccin pasa-
da al efecto de que debo responder 125 en este caso. Ms bien,
procedo de acuerdo con un
algoritmo
para la adicin que aprend
previamente.El algoritmoes ms sofisticadoy msaplicable prc-
ticamente que elprimitivo qu e acabamos de describir, perono hay
entre ellos diferencia de principio.
Apesar
de la
plausibilidad inicial
de
esta objecin,
la
respuesta
delescpticoesperfectamente obvia. Cierto,si contar, segnus
la
palabra
en el
pasado,
se
refera
al
acto
de
contar
y si mis
otras
palabras utilizadas
en el
pasado
se
interpretan correctamente
en la
forma estndar), entonces ms debe haber designado adicin.
Ahora bien,la palabra contar, igualquems,la apliqu sloa
una cantidad finitadeusos pasados.Con locual,el escptico puede
cuestionar mi interpretacin presente de mi uso pasado de con-
tar,
tal y
como hizo
con
ms.
En
particular, puede sostener
que
con contar anteriormente quise decir
cuontar,
donde cuontar
un montn escontarlo en el sentido ordinario,a no ser que elmon-
tn se haya formado como la unin de dos montones uno de los
cuales tenga
57 o ms
unidades,
en
cuyo caso
la
respuesta
que au-
tomticamente debe darse es 5. Es claro que, si en el pasado
contar signific cuontar,y si sigola regla para msque tan
LA PA R A D OJA WITTOENSTEINIANA
31
triunfahnente se le cit al escptico, debo admitir que 68+57
debe arrojar la respuesta 5. He supuesto aqu que, previamente,
contar no se aplic nunca a montones formados mediante la
unin de dos submontones uno de los cuales tenga 57 o ms ele-
mentos, pero sieste
lmite
superior particularnosirve, servir otro.
Pues
se
trata
de un
punto absolutamente general:
si
ms
se
expli-
ca
en
trminos
de
contar,
una
interpretacin
no
estndar
de la
segunda palabra traer aparejada una interpretacin no estndar de
laprimera
12
.
Por
supuesto, esintil pro testar diciendo
que lo que yo me
pro-
puse fue que el resultado de contar un m ontn sea independiente de
su composicin en trminos de submontones. Por mucho que yo
me haya dicho estoa mmismodelmodoms explcito posible,el
escptico replicar sonriente qu e estoy denuevomalinterpretando
mi usopasado,que en realidad independiente anteriormente sig-
nific cuindependiente, dondecuindependiente significa
...
Estoy exponiendo aqu, naturalmente,las bien conocidas obser-
vaciones de Wittgenstein acercadeuna regla para interpretaruna
regla. Resulta tentador responderal escptico apelando, desdeuna
regla,a otra
regla
ms bsica. Peroelpaso escptico puede repe-
tirse
igualmente
en el
nivel
ms
bsico.
Al
final,
el
proceso debe
12
Estam isma objecin echapor tierra una sugerencia relacionada:sepodra insis-
tir ea que lafuncin
cuasqueda descartada como interpretacin
de
+ porque
no sa-
tisface algunasde lasleyesq ueacepto para
+
porejemplo, no esasociativa; podra-
mos
haberla
definido de
modo
que ni
siquiera
fuese
conmutativa). Podra incluso
sealarse que,co nrespectoa losnmeros naturales,la adicines lanicafuncin que
satisface
ciertas leyes aceptadas
pormlas
ecuaciones recursivas
para +:
Vx
(x
+ O
=
x)
y VrV j ( x+ y =
(x
+y) ),dondela tilde otrazo indica sucesor*;deestas ecuaciones
se
dice
a
veces
que son una
definicin
de la
adicin.
E l
problema estriba
en que los
otrossignos utilizadosen estas leyes loscuantificadoresuniversales,e lsignodeigual-
dad)
se han
aplicado slo
en un
nmerofinito
de
casos,
y se les
puede
dar
interpretacio-
nes no estndarque seajustarn a interpretaciones no estndarde+. As,po r ejem-
plo,Vx podra significar para todox 57. Del mismo
modo, el disposicionalista detectar que un sujeto completamen-
te normal, aunque falible, quiere decir alguna funcin no estndar
mediante+.
Una vez ms, la dificultad no puede superarse mediante un a
clusula ceterisparibus mediante
u na
clusula
q ue
excluya
e l
rui-
do,
ni
tampoco mediante
una
distincin entre competencia
y
actuacin.
N o
cabe duda
de que la
disposicin
a dar la
suma ver-
dadera en respuesta a cada problema de adicin es parte de mi
competencia, si lo que con esto queremos decir es simplemente
que ta l
respuesta concuerda
con la
regla
que me
propuse utilizar,
o
si lo que queremos decir es que, si se eliminaran todas m is disposi-
ciones a cometer errores, dara la respuesta correcta. De nuevo,
dejo a un
lado
la
finitud
de mi
capacidad). Pero
un a
disposicin
a
cometer un error es simplemente una disposicin a dar una res-
puesta d istintade la queconcuerdaconlafuncin qu equise decir.
Presuponer este concepto
en la
discusin presente
es,
claro est,
viciosamente circular. Si quise decir adicin, mi disposicin real
errnea
ha de ser
ignorada;
si
quise decir eskadicin,
no
debiera
serlo. Nada
hay en la
nocin
de mi
competencia, segn
se ha
definido,
que
pueda
en
modo alguno decirme cul
de las
alternati-
vas
adoptar 22. Otra posibilidad sera
q ue
intentramos especificar
el
22 Para que no se me malentienda: e spero que est claro que, al decir esto, no es que
yo
mismo rechace la distincin de Chomsky entre competencia y actuacin. Por el con-
trario, personalmente encuentro que los argumentos familiares a
favor
de la distincin
L A P A R A D O J A
WITTGENSTEINIANA
15
mido
que ha de
ignorarse
sin
presuponer
u na
nocin anterior
d e
cul es la funci n que se quiere decir. Una sucinta experimentacin
revelar la futilidad de tal empresa. Recurdese que el sujeto posee
una disposicin sistemtica a olvidar tener en cuenta cuntas se
lleva
en
ciertas
circunstancias:
tiende
a dar una
respuesta uniforme-
mente errnea cuando est bien descansado, rodeado de un am-
biente agradable donde no hay desorden, etc. L as cosas n o pueden
arreglarse a base de insistir en que el sujeto, andando el tiempo,
respondera con la respuesta correcta tras ser corregido por otros.
(y
de la nocin consiguierite de regla gramatical) poseen una gran fuerza persuasiva. El
trabajopresente tiene
el
propsito
de
exponer
mi
modo
de
entender
la
posicin
de Witt-
genstein, no la ma propia; pero ciertamen te no es mi intencin aseverar, ejerciendo de
exgeta, que Wittgenstein mismo rechaz ara la distincin. Lo que
es
importante aqu es
que
la
nocin
de
competencia
no es,
ella misma,
una
nocin disposicional.
E s
norma-
tiva,
no
descriptiva,
en el
sentido explicado
en el
texto.
La
cuestin
es que
nuestra comprensin
de la
nocin
de
competencia
e s
depen-
diente de nuestra comprensin de la idea de seguir una regla, segn se arguye en el
debate de arriba. Wittgenstein rechaza ra la idea de que la competencia pueda definir-
se en
trminos
de un
modelo disposicional
o
m ecnico idealizado,
y
usarse
sin
circula-
ridad
para explicar
l a
nocin
de
seguir
u na
regla. Slo despus
de
haber resuelto
el
problema escptico acerca de las reglas podemos
entonces
definir la competencia en
trminos
de
seguimiento
de
reglas.
A
pesar
de que las
nociones
de
competencia
y
actuacin varan (al menos) de un autor a otro, no veo ninguna razn por la que los
lingistas tenganqu e asumir que la competencia se
define
antes que el seguimiento
de reglas. Aunque las observaciones que hago en el texto advierten contra el uso de la
nocin
d e
competencia como solucin
a
nuestro problema,
no son de
ningn modo
argumentos contra la nocin misma.
D e
todas
formas,
dada
la
naturaleza escptica
de la
solucin
d e
Wittgenstein
a su
problema (segn esta solucin
e s
explicada
m s
abajo),
es
claro que,
si se
acepta
e l
punto de
vista
de
Wittgenstein,
la
nocin
d e
co mpetencia
se
ver
a una luz
radical-
mente distinta de la que implcitamente ilumina a mucha de la bibliografa en lingsti-
ca.
Pues si
lo s
enunciados
que
atribuyen seguimiento
d e
reglas
no han de
considerarse
como enunciando hechos,
ni
tampoco
se les ha de ver
como
explicando
nuestra conduc-
ta
(vase,
abajo, la
seccin
3),
parecera
que el
u so
que se
hace
en
lingstica
de las
ideas de reglas y de competencia necesita una reconsideracin seria, si es que estas
nociones no qued an desprovistas de sentido. (Depe ndiendo del punto de vista de cada
cual, podra considerarse que la tensin que aqu se revela entre la lingstica moderna
y la crtica escptica de W ittgenstein arroja dudas sobre la lingistica, o sobre la crtica
escptica
de Wittgenstein, o sobre ambas). Esta s cuestiones surgiran aun si, como ocu-
rre a lo
largo
d el
texto presente,
n os
ocupamos
de
reglas, como
la
adicin,
q ue
estn
enunciadas
explcitamente. Nos vemos a nosotros mismos como captando consciente-
mente estas reglas; en ausencia de los argumentos
escpticos
de Wittgenstein, no en-
contraramos
ningn problema
en la
asuncin
de que
cada respuesta particular
que
pro-
ducimos se justifica por nuestra captacin de las reglas. Los problemas se exacerban
si, como ocurre en lingstica, se piensa que las reglas son tcitas, que tienen que ser
reconstruidas por el cientfico y ser inferidas a modo de
explicacin
de la conducta.
El asunto merece discusin extensa en otro lugar (vanse tambin,abajo, pp. 108-111
y l a nota 77).
46
7
8/10/2019 Kripke, Saul. (2006) Wittgenstein. a Propsito de Reglas y Lenguaje Privado, Tecnos, Espaa.
23/79
WITTGENSTEIN
APROPSITO DEREGLAS YLENGUAJE PRIVADO
LA PARADOJA WITTGENSTEINIANA
En
primer lugar,
hay sujetos
ineducables
que
continuarn
en su
error
aun
despus
de
correccin persistente.
En
segundo, qu
se
quiere decir mediante correccin
po r
otros?
Si lo que
esto signi-
fica es rechazo por parte de otros de respuestas equivocadas (res-
puestas que no concuerdan con la regla que el hablante quiere de-
cir)
y
sugerencia
de la
respuesta correcta
(la
respuesta
que s
concuerda), entonces de nuevo la explicacin es circular. Si se ad-
mite que hay intervencin aleatoria (esto es, que puede que las co-
rrecciones seanarbitrarias con independencia de si son correc-
tas
o
equivocadas), entonces, aunque
sea
posible inducir
a los
sujetos educables a que corrijan sus respuestas equivocadas, ser
igualmente posible inducir a los sujetos sugestionables a que reem-
placen sus respuestas correctas por otras errneas. Por tanto, el
enunciado disposicional enmendado no proporcionar ningn cri-
terio para determinar cul es la funcin que realmente se quiere
decir.
La teora disposicional, segn la he enunciado, asume que la
funcinq ue quise decir viene determinada por mis dispos iciones a
calcular sus valores en casos particulares. De hecho, esto no es as.
Dado que las disposiciones cubren slo un segmento finito de la
funcin
total y dado que puede que se desven de los valores verda-
deros de la funcin, do s individuos podran co ncordar en sus clcu-
los en casos particulares, aun a pesar de estar en realidad calculan-
do
funciones diferentes. Por tanto, la idea disposicional no es
correcta.
A
veces,
en
debates so bre
el
tema,
he
odo expuesta
una
variante
de la concepcin disposicional. El argumento es el siguiente: el
escptico arguye, en esencia, que soy libre de dar cualquier res-
puesta nueva a un cierto problema de adicin, ya que siempre pue-
do interpretar
mis
intenciones previas apropiadamente. Pero cmo
puede
se r
esto?
Dummett
formula
l a
objecin as: Una mquina
puede seguir esta regla; de dnde obtiene un ser humano, en este
asunto, una libertad de opcin de
la
que carece una mquina?
23
. La
objecin
es
realmente
una
forma
de la
concepcin disposicional,
23 M. A. E. Dummett, Wittgenstein s Philosophy of Mathematics,
The Philoso-
phical
Review
vol.
6 8
(1959),
pp.
324-348 vase
p.
331; reimpreso
en
George Pitcher
(ed.),
Wittgensiein:
The PhilosophicalInvestigations
(Macmillan, 1966,
pp.
420-447),
vase p.428. No hay por qu considerar necesariamen te que la
objecin citada
exprese
las ltimas ideas del propio Dummett con respecto a este
asunto.
pues sta puede verse como si interpretara a los seres humanos
como mquinas cuyo funcionamiento
arroja
mecnicamente
el re-
sultado correcto.
Podemos interpretar
al
objetor como
si
arguyera
que la
regla
puede estar incorporada
en una
mquina
que
calcula
la
funcin
relevante. Si construyo una mquina as, simplemente pro ducir el
resultado correcto,
en
cualquier caso particular, p ara cualquier pro-
blema particular deadicin. La respuesta que lamquina dara es
entonces, la respuesta que yo me pro puse dar.
El trmino mquina es aqu ambiguo, como a menudo lo es en
otras
regiones
de la filosofa.
Pocos
de
nosotros estamos
en
posi-
cin de construir una mquina o disear un programa que incorpo-
renuestras intenciones; y si un tcnico realiza la tarea por m el
escptico puede legtimamente preguntar si el tcnico ha realizado
su
tarea correctamente. Supngase,
no
obstante,
que
tengo
la fortu-
na de ser un consumado experto, en posesin de la destreza tcnica
requerida para incorporar
mis
propias intenciones
en una
mquina
de calcular,
y que
enuncio
que la
mquina
e s d e
autoridad definiti-
va
co n
respecto
a
misintenciones. A hora bien,
la
palabra mqui-
na
puede referirse aqu a una cualquiera de varias cosas. Puede
que se refiera a
un
programa
de mquina que yo
diseo,
que incor-
pore mis intenciones con relacin al funcionamiento de la mquina.
De
ser
as, surgen exactamente
los
mismos problemas para
el
pro-
grama que para el smbolo original > > : el escptico puede fingir
creer que tambin el programa debe s er interpretado de una manera
cuasiforme.
Nada se adelanta con aducir que un programa no es
algo que yo escrib en papel, sino un objeto matemtico abstracto.
El problema simplemente adopta entonces la forma de esta pregun-
ta: qu programa (en el sentido de
objeto
matemtico abstracto)
corresponde al programa que yo he escrito en papel (en concor-
dancia con el modo en que lo
dise)?
(Mquina a menudo pare-
ce significar un programa en uno de estos sentidos: a una mqui-
na de Turing, por ejemplo, sera
mejor
llamarla un programa de
Turing). Po r
ltimo
empero, yo podra construir una mquina
concreta, hecha
de
metal
y
engranajes
(o de
transistores
y
cables),
y declarar que incorpora la
funcin
a la que me refiero mediante
+: los valores que ellada son los valores de la
funcin
a la que
me refiero. Sin embargo, esto suscita varios problemas. Primero,
aun
si digo que la mquina incorpora la
funcin
en este sentido,
8/10/2019 Kripke, Saul. (2006) Wittgenstein. a Propsito de Reglas y Lenguaje Privado, Tecnos, Espaa.
24/79
48
WITTGENSTEIN A
PROPSITO
DE REGLAS Y LENGUAJE
PRIVADO
debo hacerlo entrminosde instrucciones lenguaje demquina,
mecanismos
de
codificacin)
que me
indiquen cmo interpretar
a
la
mquina. Adems, debo declarar explcitamente
que la
funcin
toma siempre
los
valores
que son
dados
por la
mquina,
en
concor-
dancia con el cdigo elegido. Pero entonces el escptico es libre de
interpretar todas estas instrucciones
de una
manera
n o
estndar,
d e
una manera cuasiforme. Aun si dejamos de lado este problema,
hay todava otros dos aqu es donde entra en juego la discusin
previa sobrelaconcepcin disposicional). Nopuedo realmente in-
sistir
en que los valores de la funcin son da dos por la mquina. En
primer lugar, la mquina es un objeto finito, que acepta slo una
cantidad finita de nmeros de entrada y arroja slo una cantidad
finita denmerosd esalida otros nmeros son simplemente dema-
siadograndes .
Hay una
cantidad indefinida
de
programas
que ex-
tiendenla
conducta finita real
de la
mquina.
Por lo
comn, esto
se
pasa por alto porque el diseador de la mquina se propuso que la
mquina satisficiese slo
un
programa, pero
en el
contextopresen-
te semejante aproximacina las intenciones de l
diseador
simple-
mente
d a
margen
al
escptico para
q ueinterpreted e
manera
no es-
tndar.
En
realidad,
la
apelacin
al
programa
del
diseador hace
quesea
superfina
lamquinafsica;sloelprogramae sverdadera-
mente relevante. La mquina, tomada como objeto fsico, sirve de
algo slo si la funcin propuesta puede de alguna manera leerse a
partirdel
solo objeto
fsico). En
segundo lugar,
es muy
poco proba-
ble en la prctica que yo me proponga realmente confiar los valores
de una funcin a la operacin de una mquina fsica, ni siquiera
para aquella porcin finita de la funcin para la que la mquina
pued e operar. Las mquinas realespueden/Mnczoarmal:si se fun-
den los cables o patinan los engranajes, puede que den la respuesta
equivocada. Cmo se determina cundo ocurre un mal funciona-
miento? Por referencia al programa de la mquina, segn lo propu-
so
su diseador, no simplemente por referencia a la mquina mis-
ma .Dependiendo de cul sea el propsito del diseador, cualquier
fenmeno particular puede contar o no como un mal funciona-
miento de lamquina. Unprogramador quetuviera las intencio-
nes
apropiadas podra incluso haberse propuesto aprovechar
el he-
cho de que los cables se funden o los engranajes patinan, de modo
que lo que para m es una mquina que funciona mal para l es
una que se com porta perfectamente. Que una mquina alguna vez
LA PARADOJAWITTOENSTEINIANA
4
funcione
m al y, de seras, cundo ocurretalcosa,no es unapropie-
dad
de la mquina misma en tanto que objeto fsico, sino que est
bien definido slo entrminosde su programa, segn hasidoesti-
pulado por su diseador. Dado el programa, el objeto fsico es, una
vez ms,
superfluo
para el propsito de determinar cul es la fun-
cin significada. Por tanto, igual que antes, el escptico pued e con-
centrar sus objeciones en el programa. Las dos ltimas crticas al
uso
de la
mquina
fsica
como medio para escapar
de l
escepticismo
su
finitud
y la
posibilidad
de mal funcionamiento son obvia-mente paralelas a dos objeciones correspondientes contra la con-
cepcin disposicional
24
.
24
Wittgenstein debate explcitamente
acerca de
mquinas
en
193-195. Vase
eldebate paraleloe n
Observaciones sobre
los fundamentos de la
matemtica
parte I,
118-130,
especialmente
119426;
vanse all tambin, por ejemplo, II [III], 87,
y III TV),
48-49.
La s
crticas
de l
presente texto
al
anlisis disposicional
y al uso de
mquinas
para resolver
el
problema
se
inspiran
e n
estas secciones.
En
particular,
el
propio
Wittgenstein traza
la
distincin entre
la
mquina como programa abstracto der
M aschine, ais Symbol, 193) y la mquina fsica real, que puede averiarse [olvida-
mos la posibilidad de que sedoblen, se fracturen, se fundan, y assucesivamente?
193)].La teora disposicional concibe alsujetom ismo como un tipo de mquina cu-
yas
acciones potenciales incorporan
lafuncin.P or
eso,
en
este sentido,
la
teoradispo-
sicional
y la
idea
de la mquina-como-incorporando-a-la-incin son
realmente
una
solacosa.LaactituddeWittgenstein hacia ambases lamisma:
confunden
la
dureza
de
una reglacon ladurezade unmaterial[Ofm
T
IH),
87].
Segnmi interpretacin,
entonces,Wittgenstein est de acuerdocon suinterlocutor 194 y 195)en que el
sentido en el que todos los valores de la
funcin-estn
ya presentes no es simplemente
causal;aunque no estdeacuerdocon laideade que el uso
futuro
estyapresentede
alguna
manera no-causal misteriosa.
Aunque en lo
escrito arriba,
por mor de
seguir
a
Wittgenstein,
he subrayadola
dis-
tincin entre mquinas fsicas concretas y sus progr amas abstractos, podra ser nstruc -
tivo
observarq u
es
lo queresulta cuandoseidealiza la limitacinde lasmquinas,
como sucedeen la teorad eautmatas moderna.Unautmatafinito, segnse define
usualmente, tiene slounacantidadfinitad eestados, recibe slounacantidad
finita
d e
elementos
d e
entrada distintos
y
arroja slo
una
cantidadfinita
de
elementos
de
salida,
pero est idealizado en dos respectos: no tiene problemas de malfuncionamiento y su
tiempo
de
vida sin
que se
estropeen
o se
desgasten
sus
piezas)
es
infinito.
Un a
mquina
semejante
puede, en un sentido, realizar clculos sobre nmeros enteros arbitrariamen-
te grandes. Si est provista de notaciones para los dgitos sencillos del cero al
nueve,
ambos
incluidos, puede
recibira
modo
de
entradas nmeros enteros positivosarbitraria-
mente grandes simplemente
con que se le den sus
dgitos
de uno en
uno. Nosotros
no
podemoshacer esto, pues nuestro tiempo
de
vida efectiva
esfinito y
necesitamos
un
tiempo mnimo para comprender cualquier dgito sencillo). Un autmata semejante
puede
sumardeacuerdocon elalgoritmo usualen lanotacin decimal a lamquinaso
le debe alimentar con los dgitos para los nmeros que se estn sumando empezando
por losltimos dgitosd eambos sumandosyyendo hacia atrs, comoen el algoritmo
usual).
S inembargo,sepuede probar que,en lamisma notacindecimalordinaria,esa
mquina
no
puede
m ultiplicar.
Cualquier
funcin
calculada
por esa mquina que
se
50
WITTGENSTEIN
A
PROPSITO
DE
PvEGLAS
Y
LENGUAJE PRIVADO
8/10/2019 Kripke, Saul. (2006) Wittgenstein. a Propsito de Reglas y Lenguaje Privado, Tecnos, Espaa.
25/79
LA
PARADOJA
WITTOENSTEINIANA
51
Laenseanza
obtenida
en el debatepresente acerca de la con-
cepcindisposicionalpuede ser relevante para otras reas que sus-
citan el inters de los
filsofos,
ms all del punto que nos ocupa
directamente. Supngase
que
quiero decir adicin mediante +.
Cul
es la
relacin
de
esta suposicin
con la
cuestin
de
cul ser
mirespuestaalproblemade 68 +57?El disposicionalista da una
explicacin
descriptiva
de esta relacin: si+ quera decir adi-
cin, entonces
responder
125. Pero sta
no es la
explicacin
pretendaque sea lamultiplicacin exhibir, para argum entos suficientemente grandes,
propiedades
cuasiformes
o ms bien, cuoriformes). Aun si estuviramos ideali-
zados al modo de los autmatas finitos, una teora disposicional arrojara resultados
inaceptables.
Supngase que
idealizramos todav a
ms y
considerramos
una
mquina
de Turing
que dispone de una cinta que es infinita en ambas direcciones. Esa mquin a posee una
amplitud
infinita en
todo momento, adems
de un
tiempo infinito
de
vida
sin mal
fun-
cionamiento.
Las
mquinas
de
Turing pueden multiplicar correctamente, pe ro
e s
bien
sabido
que
incluso aqu
h ay
muchas
funciones que
podemosdefinir explcitamente
y
que
n o
pueden
se r
calculadas
por
tales mquinas.
U na
teora disposicional cruda
nos
atribuira una interpretacin noestndar o ninguna interpretacin enabsoluto) para
cualquierfuncinde ese tipo vase, ms arriba, la nota 20).
He
notado
que la
teora disposicional cruda
y l a
idea
de la funcin-como-incorpo-
rada-en-una-mquina aparecen frecuentemente cuando
se
debate
l a
paradoja
de Witt-
genstein. Por esta razn, y debido a su estrecha relacin con el texto de W ittgenstein, es
por lo que heexpuesto tales teoras,apesarde que avecesme hepreguntadosi ladis-
cusinentornoaellasno ser excesivamente larga.Porotro lado,heresistido latenta-
cin
d e discutirel
funcionalismo
explcitamente, aun cuando varias de sus formas
han resultado tan atractivas a tantos de los mejores autores recientes que casi se ha
convertido
en lafilosofade la
mente comnmente aceptada
en los
Estados Unidos.
En
especial, he tenido miedo de que algunos lectores del debate que aparece en el texto
vayan a
pensar
que elfuncionalismo es
precisamente
el
modo
en que se
debe modi-
ficar la teora disposicional cruda para hac er
frente
a sus crticas especialmente, a aque-
llas
que se
basan
en la circularidad de las
clusulasceteris paribus . Informo,
no
obs-
tante, de que hasta ahora no me he encontra do con reacciones de este tipo en laprctica).
No
puedo discutir aqu
e l
funcionalismo
enprofundidad sin
desviarme
del
punto prin-
cipal. Peroofrezcouna breve pista. A losfuncionalistas les gusta compa rar os estados
psicolgicos con los
estados abstractos
de una
mquina
de
Turing), aunque algunos
se
dan cuenta de que la comparaci n iene ciertas limitaciones. Todos consideran la psico-
loga como algo dadopor un
conjunto
de conexiones causales, anlogo al funciona-
miento
causal
de una mquina. Pero entonces las observ aciones hechas en el texto sir-
ven tambin aqu: cualquier objetofsicoconcreto puede verse comounarealizacin
imperfecta
de muchos programas de mquina. Si tomamos a un organismo humano
como
u n
objeto
concreto, ques lo que nos dicecules elprogramaque sedebera
suponer
qu e
est
instanciando? En
particular, calcula ms
o
cuas?
Si se
entienden
las observaciones sobre las mquinas hechas en mi texto y en el de Wittgenstein), creo
que
se har patente que, por lo que respecta al problem a presente, Wittgenstein consi-
derara que sus observaciones sobre las mquinas son igualmente aplicables al funcio-
nalismo.
Espero
ampliar estas observaciones
en
otra parte.
apropiada de larelacin,que esnormativa,nodescriptiva. Elpunto
no
es que, si quise decir adicin mediante +, responder
125,
sino
que,si mepropongo concordar con misignificado pa sadode
+, debo responder 125. El error al calcular, la
finitud
de mi
capacidad y dems factores de perturbacin pueden hacer que yo
no tengadisposicin a responder como debiera,pero si es as, no
habr actuado
en
concordancia con
mis
intenciones.
La
relacin
del
significado
y la
intencin
con la
accin futura
es
normativa,
no
descriptiva.
Al
inicio
de nuestro
debate
del
anlisis
disposicional, sugerimos
que
posea
un
cierto aire
de
irrelevancia
con
relacin
a un
aspecto
importante del problema escpticoque el hecho de que el escptico
pueda m antener la hiptesis de que quise decir cuas muestra que no
lave
ustificacin
al responder 125 en vez de 5. Cmo, siquiera
en
apariencia,
abordaesteproblema
el anlisis disposicional?
Nues-
tra conclusin del prrafo anterior muestra que, en algn sentido,
despus
de
indicar
un
nmero
de
crticas
ms
especficas
a la
teora
disposicional, hemos vuelto,en uncrculo completo,anuestra intui-
cin original. Precisamente el hecho de que nuestra respuesta a la
pregunta
de
cul
es la
funcin
que
quise decir
sea ustificativa de mi
contestacin presente es lo que queda ignorado por la explicacin
disposicional
y da
lugar
a
todas
sus
dificultades.
Abandonar
la
idea disposicional. Quiz
ya me
haya recreado
excesivamente
en su
crtica.
Repudiemos
brevemente otra
sugeren-
cia. Que nadie sugierabajo la influencia de un exceso de filoso-
fa de laciencia que la hiptesis de que quise decir ms ha de
preferirse por ser la hiptesis ms simple.No voy a argir aqu que
la
simplicidad
es
relativa,
ni que es
difcil
d e
definir,
ni que un
mar-
ciano podra encontrarms simple la funcincuas que la funcin
ms. Tales rplicas puede que tengan mrito considerable, pero la
dificultad realque aqueja a laapelacina lasimplicidades ms
bsica. Dicha apelacin debe estar basada
en una
mala compren-
sin, bien
de l
problema escptico, bien
de l
papel
qu e
juegan
las
consideraciones desimplicidad,o bien de am bos. Recurdese que
el
problema escptico
no era
meramente
epistmico. El
escptico
arguye
que no hay
ningnhechoconstitutivo
de lo que
quise
decir,
ya sea ms o
cuas.
Las consideraciones de simplicidad nos pueden
ayudaradecidirentrehiptesisenpugna, pero obviamentenopue-
den nunca decirnos cules son las hiptesis en pugna. Si no
enten-
52
WITTGENSTEIN
A PROPSITO DE REGLAS Y LENGUAJE PRIVADO
LA
PARADOJAWITTGENSTEINIANA
53
8/10/2019 Kripke, Saul. (2006) Wittgenstein. a Propsito de Reglas y Lenguaje Privado, Tecnos, Espaa.
26/79
demos
lo que doshiptesis
enuncian qu significa decir
que una
esms probable porque
es
ms simple?
Si las dos
hiptesis
en
pugna no son
hiptesis genuinas,
no son
aserciones
de genuinas
cuestiones de hecho, ninguna consideracin de simplicidad har
que lo
sean.
Supngase que hay dos hiptesis en conflicto acerca de los elec-
trones,ambas confirmadas
por los
datos experimentales.
Si
nuestra
propia concepcin
de los
enunciados acerca
de los
electrones
es
realista
y no
instrumentalista,consideraremos
que
estas aser-
ciones hacen aserciones fcticas acerca de alguna realidad acerca
delos
electrones.Dios,
o
algn
ser
apropiado
que
pudiera ver
directamente
los
hechos acerca
de los
electrones,
no
necesitara
de
la evidencia experimental ni deconsideraciones de simplicidad
para decidir entre hiptesis. Nosotros, que carecemos de tales capa-
cidades, hemos
de
basarnos
en la
Recommended