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Silvia Elena Tcndlnrz l Cnrlos [)ante Gnrcú1

penal -·"basado en la protección del lazo social-"· y se vuelve un crünen contra la humanítiad en su conjtu1to.

Más allá de la fascinación n1ediática que generan los crímenes en un inundo donde el dar a ver co11voca al espectador, a través de este estu­dio intcnt¡irernos aprehender la estructura particular de los criminales psicótícos, que escapan al sentido, y se inscriben irren1ediablen1ente e11 vidas encarnadas en singulares posiciones subjetivas.

Buenos Aires, n1arzo de 2008 Silvia Elena Tendlorz y Carlos Dante García

,,

Tie1npos violentos

El fe11ó111eno de la violencia

La violencia fortT1.a parle de nuestra contcn1porant:idad. St~ ha vuel­to c111nuchos lugares parle de la vida cotidiana --robos, secuestros, ase­sinatos y clístintas fo1111as de ttltraje a las libcrlí1dc.s individuales--, así con10 ta1T1bién, un inc¡uietante fenórneno social (lllf' trasciende nuestro ticn1po y se expresa a través de 111at(lnzas y genocidios.

l,a st1bjetividad de la época está, en gran pilrtc, afccladil por el fcnú" n1eno de la violencia y detern1inada por ella, con10 nn significante "an10" qtte se ha in1puesto e11 el ciiscurso socinL En forrna dírccta o ii1di­recta1 la violencia eslá 01nnipresente c11 el discurso clL' lu:; 1ncdios de~ con1u11icación de n1asas y en los cspecLÍ.culos tanto públicos corno prí­vados.

La violencia co1no fenó1ncno 1nnnificsta la acción de una fuerza. Su ctitnología así lo indica: derivada de vi"olo, y ésta dP vis, qul' en latín sig­nifica fuerza. Por otra parle, no hay una unidad ('ll \;1 vinlcncia :;inn t1n;1 v;1ricd0d de fcnón1cnos que pueden estudiarse> dPsdt• di~;t·inlt)~ ;·thon.{;1-­jes teóricos. Existen actos de diferente rnagnitud que ('ni rilf1;in Vil riada:; clasc:s de violencia.

La proble111álica de la violencia en los sínlon1as cnn!Prnpor<lncos nns obliga a ubicar las coordena(ias desde donde pueda ser pensada por PI psicoanálisis en su espccíficidad. Esto uos lleva a inh'rrog;1rnos acerca de la estructurJ de la violencill y la de las subjctivicL1dl'~.; i11vPlucrad,1s, n1ás alltl de líl diversidad de los fcnún1erHis l'll !ns qut> aqu('lla ¡-n.icda n1anifcstarsc.

Estudios conten1poráncos, co1no los reallzadus por \·V;1ltcr l1c11jan1ín o Wolfgang Sofsky, sociólogo a\en1án este liltin10, .<::l' ocupiln de in\~c.(;li­gtlr este terna.

Wolfgang Sofsky en su libro La era del espanto P:x.;11T1Ín;1 L1 vio!euci;1 ;1 partír del uso de la fuerz<1 ejPrcida sobrt' el otro dentro de un n1arcu sin1-

búlico, y tarnbién, <.1quella sostenid<1 en un fil\, por ejc1nplo, el del Eslr1do, que Sl' ocupa ele preservar un orden SLH.:·i.-11. Sit1 l'n1b,irgo, \·u,in-

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',1/u1a l.ll'11a !t'1ut!dr!. J ('urlos [)ante C11rc(o

do rJ(J l'\Í:;tt• 11i un 1n.1rcu siinbó!ico ni un fin que sosh_:ngan la violencia Y sv ¡>,1'.;d ,¡ _'iU t'jc1\'Ít'Ú¡ en sí n1isn10, se pone en juego en fonna directa l<t s.ili:;LH't'h)~1 oh(t'llid,1 p\)r quien lll. L:jert\: sobre la víctirna. El paradig­llld dt' l''..,t~1 ln,:-;·1i.\1 (';; L1 rnasacre, l:n la que apareniernt:ntc~ se rnata en el llLuYo de tllld )'1 ll\'lT<l; vn rc;_ilidad, en ellc1 se ejerce Ja satisfacción de IH.ltdr.

1\hurc1 l)ivn, t'n principio, en csll' caso quedaría excluido L'l ejercicio dl' u11c1 ';,l(j_,:L1t·1.·1ni1 persondl ch_· ,·ualquier índole, ya sea del orden dL~ ld

Vl'llg,111z,1, d(·l odlu o d('! rencl)r y, rnucho nH.:nos, la satisfacción de

111;iL1r. Lct:-; r,1zo1tt"; dt' Est,1do, l~n vi rnarco dt'. una le,galidad deterrnina­lLl, rvcnrLii1 lcl~J tr<1sgrcsirH11..'s y los castigos prt:senles o inherL:ntes en tod,1 silt1aci(\n hvlil'd.

Sl!fsky indi(\I que L1 gul'rr.-1 salvaje es aquella en la que se practica la (Tll('!ddd. '!(lJJL\ t'()!llO eje1rlp!o las n1asacres de tutsis en r<.uancl:L Los orgcH1izddtJn"; dt' l'~->ds rnatanza~ dieron la orden de no rnatar con arn1as <H1to1n<-ilit"1s si110 t'tJn hachcis y cuchillos, bl!scando logra1~ de este

n1odor unc1 L'\:pvrivncia n1tis vívida en el cuc:rpo a cuerpo de la guerra y un \'Í<'l'lo dt' lt'rroi: snhre Lis VÍL:lin1as. Se percibe en su descripción que :,(_'. Lr;1L·1 d~, ,1!gd :n,1s que> la nieta dl:' g.1nar una aldea o un poblzido, n1<:is bien, de Li Sdt1·;L1cc1¡\n dl' rnatar hacil•ndo sufrír a la.'> víctilTtas.

!)l' v~iLl llldJHTd, l<t víoh~ncia puede ofrecer una ga1Tl<:l de satisfaccio­JIL'S q11e V<111 n1tul1u rn,Ü; _¡JJ.i d(_~l lu_'cho de n-latar.

Ll pldn!-eu l¡,. V\1c1llvr Benj:1n1ín en su libro Para ll/'111 crttica de 111 violen­i'i11 l'o11cierrh' :-;,_Jhn_· lodo .tl t'studio dl' la ntonopolización dt:• Lt viok•nci¡:¡ por p.1rtv d~'i t·:.c;tc1dn. 1\lt-~unos histori,1dorL'.S se han aplic~ido i:l estudiar L1 rvL1ción «11trv \1 ioh'11cü1 y dt:recho, con10 len1a acuciante. cl~it el caso d~: l':ric .! ftJb~;h,l\V1T11 quit:n pl<lnteil la necesídad de instituir reglas de Ja v1nh"1h'Jd }ld!'d 1·vitdr que 1.•I poder dt>l Estado actúe en fonn;-1 indiscrirni­nadc1 y, de esh• llH)du, podt•r 1nitig;ar Lt L'reciente violenci<t dl~nt-ro de Lis so1.·i~_·tl.hfes, }Hlt's, c1 Slt l'ntvndc·i~ "L1 peor cL1se dL' violencia l:'S Ja que nad1t• pu('de CtintrnL1r".

Es d co1nit'llZO';. dt'I siglo XX cuando podt:inos observar la gestación ,~vi dvcl1ve_d.c L1 J1gur<1 p¿itern,-1, que h;1 conducido y ha producido la

lt('Scoi n_¡ )Osll ·ll-H l dv _!ns idea les, los cu a les funcionaban !en1 pt~rando la ;igresividíld .Y lt'llciH)fl propi.is dl:' la civilización.

1] 111.-ile_,;t,-1r ,·11 Id ,·tillura exd1ninndo por Sigrnund Freud, tal el norn­!}rv dl' U!HJ lll' :,tr·, t\.',l·ritos., li.1 advt'rlido tl:'1nprdnan1entt:-nos rL•ferin1os

i1 la dl'c.itL1 d('l '.lO- sobre los riesgos lÍl: la desrnczcla pulsional: sin la b.irreL1 t'tin Lt qul' ll)H'1«1 Li pulsión de vida, de acuerdo a los térn1inos ín•udict110.';, Li p1il_,;j¡'1n de llHH'rlt': Sl'. l:'xpresa co1no la tendencia a la des­trLH'tivid<1d l',lr<1,·lvrístil·a de los hornhrL'S.

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¿!\ lfllÚ'11 11wt11 el asesino?

Jacques Lac~u1, sitúd el punto de exceso <t nivel del ernpuje del "goce su¡}l~ryoico", propio del discHrso cdpitalista que, a inodo de una "1naquinari,i enloLp_H~•:ida", no solo ilnpo1H' l'l dL'ber del ¡i11r11 todos l'arac .. -

teríslico del consu1no, síno que gL~nera sus propios 1nargin<J1es por ful'.ra del siste1na social, los llarnados seres hurnanos "desechables" o, cuino

los clenurrlina el sociólogo Zyg1nunt Baurnan, "sobr<111tt•s hun1anos". Las n1odalidades que adnpL1 este pur fuera de la ley1 c¡tn'. regula los

lazos sociales, irrun1pen en la aprupiación del otro: ya sea d1.~ sus obje­tos, de su t.ic:1T1pu, th~ su cut'rpo y hasta de· su propia vida.

La agresividad en psicoan<i.lisis no es sinónirno dL! ch~strucción. La agrl:'sividad l:'S pro1)ia ele la relació11 in1agi11ari<1 espl~l'ular. El par;Jdign1c1

de Ja agresividad n1ortífera está representado por la figura rnítica de Narcü;o, que al languidect•r de an1or frente ,1 su in1agt~n reflejada en el agua1 intenta alcanzarla, pL'ro cae y n1uerc a causa de ese nn1or. La des­lructividad, en carnbio/ se ínscrib•: l'n otro registro. Freud la planlt:¡t con10 expresión de J;1 I)tilsión de 1nuer(-e, en tanto atraviesa la !Jnagen y se dirige al ser del otro. La rnisn1a se inscribe t.:n las di(1.:rentes rnudali­(L1des de L'xpresil'ln del odio, que v;_u1 dL\sde el rechazo <11 otro hasta su licstrucción.

La prugrt'.siva L'.Xtl~nsión dL' la violencia lleva a interrogo:irnos si ac<1so ésta es corn~lativa de alguna especificidad de la subjetívÍtL1d de la época, o se tr<ctta rn<is bien, dl' una t)struclur<l particular lJlH' se n1anlfies­

t;1 t.:•n furrna diferente, de c1cul'rdo a los distintos períodos dt: la historia hLt1nan,i.

l.us "a11orn1n!cs"

¿Quién l'S un crirninal? ;.Sl~ trat<-1 de un sujl:'to 11 dno1Tn;.d"? ¿Pnede p1,:nsarse la crin1indlidad corno una patología?

El pensador franci?s c;eorgl:S (._~anguilhern, l'H Lo nor111af y lo pato!ógi~ cu (1943), define an1bos tér1ninos a partir de la hist()ria bio-rnédic(L Ln nnrrnal es un térrnino derivüdo de las institucionl's pedagógica y sani­taria, cuyas refrnTl1dS se producen cuino CtH1secue11cia de la [(evolución Francesa. Lo norrnal refiere a la norn1a, <t la rl'.gla que t1nifica lo diverso

y reabsorbe las diferencias. Lo heterogéneo sufre una norn1aliza(·it)n l'Uando es sonu.>tido a una L'xigencia qut: dt.:bt: c11n1plirsl'. "I,o norrnal1

(iíce C',lnguilhl'!ll, L:'S el efecto obtenido por L1 ejecuclón del proyecto

norn1ativo, es la norntd exhibida t~n lil hecho". Es un concepto din<iini-,_~o y polérnico. Lo dllOtTnctl, corno negación lógica., es anterior en tanto 115 gl:'nL'rador de la intención rh)rn1ativa. Por otrd parte, las norn1ds son

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Silvia E/0111 Te11d!nrz 1 Carlo,s [)ante Garc{a

correlativas a un sisten1a social, puesto que su u_nidad virtttal tiende a una organización. Michel Fottcault, filósofo francés conte111poráneo, subr<1ya acerca de! texto 1nencionado anteriorn1enle, qtte ia norrna per­n1ite fundar y legitin1ar cierto ejercicio del poder, por lo que puede con­siderársela un concepto político.

¿Qué lugar se puede conferir, entonces, a lo patológico? Lo patológi­co es defin.ido corno aqut'llo que se aplica a la enfer1ncdad_. En realidad, lo norn1al se opone a lo anor1nal, no a lo patológico; no obstante, la opo­sición entre arnbos térrninos enunciados por Canguilhen1 es so_lidaria de la introducci6n de un nuevo concepto en patología, el de "error".

C:anguill1ern trabaja el concepto de. salud a partir del de error, de la anon1alía, de las 111onstruosidades1 de las variaciones, para explorar los lín1ites de la lla111ada norn1nlidad. L,a salud deja, así, de ser considerad<l un concepto universal para en1pezar a co11ten1plar las particularidades. La salud es un "caer cnfern10 y poder recuperarse". No se trata enton­ces de una rnera capacidad adaptativa, si.no de poder lnstat1rar nuevas norn1as en situaciones adversas. La adaptación correspo11de a la nor-1nalidad: u11 organistno es norn1al si se adapta en su funcionan1iento. Sin en1bargo, puede no estar sano. El lín1ite entre lo norn1al y lo patoló­gico es Jn1preciso porque lo norn1al supo11e criterios estadísticos que en ret1lidad correspon_<Jen a las norrr1as es ti pu ladas por una socieda({ deterrninada. Más allá de 1.as n1ediciones cuantitativas, Ja salucl conlle­V<l la posibilidad de instaurar nuevas norn1as.

Lo nonnal responde a criterios estadísticos y llpos, y se construye <1 p'-1rlír de <1qucll.o que f'.S considerado dcse<ible en tu1 n10111ent-o y en una socicdctd dclcrn1inados. En definitiva, la norrna l~S el elen1cnto discipli­nario regulador de las rcf;-1ciones sociales.

Lo norn1al, cnteudído con10 valor, no se opone a la enfern1c_~dad y a la n1ucrle 1 sino a la llan1ada "n1onslruosid;:id", en tanto fenún1eno inter­tnedio entre lo Jll(~dico y lo jurídico, según el análisis re<iliz;:1do por Miclwl Foucault.

En dctern1inndo 111on1cnto lo 11orn1al pé!sa a estar vinculado a la salud, y la ano1nalía, a lo patológico. Pero si se considera la diversidad, la frontera entre lo norn1al y lo p<llológico, deberá ser t~Xí'l!Ilinad<l en la singulnridad de cada sujeto.

La enferrnedad no es una caída, algo a lo que se cede, sino el fruto del azar con10 efecto de las 1.eycs inis111as de la n1ultiplici1ción de la vida. No se trata de una in1prudencia, de una responsabilidad individual o colectivt1, sino del hecho n1is1110 de que son1os únicos. Es por eso que

161 (~anguilht>n1 prPficre hablar de "error" y no ele enfern1edad o 1nal. Rechaza entonces defiuir lo norn1al o lo patolúgíco en relaci,'>n a la

¿A q11ié11 n1nfa el ascsi110?

adaptación. La defh1ición psicosocial de lo norn1al en esos' l{'nninos supone describirlos de acuerdo al sisten1a de deterrninisinos qnr- se des­prenden de las obligaciones en una comunidad delern1i11ada. En rPa!i­daclr la a1nenaza de la enfer1nedad es uno de los co1nponentcs de la salud. De allí que la salud del 11ombre norn1al no sc;:1 111Js que una fir·· ciún, y lo norrr1nl, no otra cosa que un ideal.

No obstante, (~anguil11crn afir1na quf~ nadie se dice inocente "inoccn­ten1er1te", puesto que conocer la adecuación a la rcgl¡¡ pt>nnilc co1n­prender las razones por las cuales esta regla se vuelvP necesari<L

En 1974-1975, Michel Foucault dictó un curso en el Colegio de Francia, que Da11iel Defert reto1nó en sus notas y publicú con t~J título Los n11orn1nles. Este curso, realizado en la ci'Ítedra de "I listori<l del pen­sa11liento", interroga en ese11cia a qt1é tipo de discurso fH'r!Pnccen las pericias psiquiátricas en rnateria penal; ta1nbién, cún10 se relacionan el crin1e11 y la locura, la perversidad y Ja puerilidad.;\ partir del análisis discursivo de las pericins psiquiátricas en n1ateria penal, Foucault extrae un tipo de discurso que presenta la particulmidad de poder deter1nin<ir directa o indirectan1e11te nn fallo de la justici<1 que concier­ne a la libertad y a la vidél de un hombre. El discurso de liis pericias psi­<JLÜátricas obtiene su poder ele la institución judicial, por el hecho de que funciona co1no discurso de verdad, posee nn estatuln cicn!ífico v ('S forn1tilado _por personas calificad<Is dentro de una instítucir'H1 cientíÍica.

Fottcault se dedica a investigar cón10 se v<i transforn1ando c'l acto sinrazón a lo Jnrgo de la historia de la psiquiatría. Rcsutla parc1d(Jjico que la }1Siquiatría se constituya a partir de los crírncncs, y no de las enfern1edades inentales. Esto se debe a que algunos casos requiPre11 la intervención de saberes diferentes, ya que el judicial no alcan/.;1 par;i dar cuenta de estos actos.

Poucault se ocupa de disccr11ir diferentes rnon1cntos. La cueshún se centra prüneran1ente en el castigo, luego, en el crin1cn en ~~í 111ís1no y, posteriorn1ente -en la 1nedida en riue se trata de encontrar la rnTÓll del crin1en~, nos encontramos con el criininal. El desliz.arnicnto conducl.' del crünen que tiene una razún a] que no la tiene y finaln1cnle, al ;1ctn instintivo. La crin1inología se abre así a la organicidad

1 <l los signo~~

orgt'inicos que pucd<ln establecer las carJctcrísticas del potencia[ rrirni­nal.

Foucault (_listingue tres figuras en el 8111bito de l;;:is anorn;1lícis: el n1onslruo, el individuo que debe ser corregido y el niilo n1'1sturbador. La noción de n1onstruo está en referencia a la ley; refiere qlle: "su exis- J'l"l tencia 111isn1a y su forn1a, no solo es violación de ras leyes de {tl socie-

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dád ,;[110 L11nhién de Lis leyes de la naturaleza". ('orresponde a un dobll' rcgi.';tro: jurídil'tl y bioll)gico. El n1onstruo es un fenón1e"J10 extre-1110 y L1ni. Es 11nd t'\c~·pción, dondP lo irnposibh.-: se con1bina y n1ezcld

cou !ti prohíbldo_ L:; L\ persona que hay que corregir. Ln t'l si~')u '\V!IJ dpd'rece Lt l:l)n.1bi11ación de dos figuras, el indi.vi(luo

11.1uns\ruo_-.;u y t·! desviado sexual. El n1onstruo interroga el sislcrna 11tt'dil'(i )'el judici;d_ ;\Jrc•dedor de los afios 'JH20-1830 van a exponerse vi Cd~;u dt'. ]¡¡ nuijcr ,1ntropófaga de Séh:stat, l-Ienriette ('urner, el de !.t?gt'r, el de P.ipdVOÍ!H', <'ntrl~ olros.

1\'lou:;fruo \'S Ul\d 11ución jurídica que proviene del derecho ron1ano, v! l·ual distingtH' dos Cdtegorítis: la defonniddd y la lisladura

1 el defeclo

y el 1nonstruo. Las ~-1fin-r1aL'ionL'.S de Foucault se basa11 en el libro de E. J'vL.1rtln llisturio ile f1JS n1011struos IÍt'Sde In ant1;~iiednd hasta ntfr'sfros d(as ( l 8HO). Fl 1nllll:,lrt10 ,.,, considl:rado desdl: 1a Edad Media hasta el sjgio XVlll, l'o·1no l<1 1nvZl-'ld de lo hurnano y lo animal; la curnbinación de dos t.'.c;¡ H'('lcs - el t'l:rdn con C<Üll~Z<l de carnero-

1 de los sexos -hornbre y

!lll!Jt'r, <1 l,1 ve1. , )' dl· !<1s l'orrnt1s --sin brazos ni piernas-. C'.onstit11ye la trdsgrvsión dt.' !(JS lf1nites natur,dl'S, de las clasificaciones y de In ley. l L·1bL1111t),', dv trasgn>sión cuando el desorden naturril ,1fecta el derecho t-ivil, l'i c<u1ó1ticn o t•l n'ligioso.

l·:n c:td<i épüt'~1, St'gún Foucault, existen forn1as privilegiadas de~ "n1ti11~;tnios": en L1 L'.d<1d Media, el ho1nbre bestial; en el I\.enacin1iento, los her1na110~> '.)i;1n1l'S1.'s; en la époc<J cl/i.sica, los hern1afroditas. 1-Iash:t 1nedl,1dos d('I ~-iiglo XL\, existía un estatuto criininal de la rnonstruosi­tL1d; la crir11i11;did<1d se vnlvi(1 un ele111ento necesario dl• la 111onstruosi­d<1d. l~stn rige lt,¡~,ta t'ornienzos del siglo X!X, donde conlienza a apare­cer 1.1 hgur-i dvl "r11011struo rnoral''. l.a rnonstniosidad hasta entonces co11lk•vi1ba un t\'1tíg111,1 de crin1inalidod. El par individuo-n1onstruo con~;tituíc1 !a kl1-:it\l del crirnen posible. En el siglo X!X la reL1ción Sl'

invit'rle: de allí qut' J,l .c;ospcch,1 sistL"n1<ílica de 111onstrunsidad esté sub­yacent-v vn lodo dChl LTirni11aL

l] c;:nnbio S(' produjo cuando el hecho n1is1no del castigo pasó a <1rti­cularsl' con L1 na! urdlcza del crin1en. flasta el siglo XIX se casligaba no por la ncltur,dvza dl'\ crin1en sino en forrna puntual, por el ataque al soberand. Por In Lu1tu el castigo era arbitrario y rilual. Posteriorrnente, se lr~lió de en,·ontrilr en lo posible cierta n1edida de unidad enlre el cri­lllCn y el c;1stigt>. ~l' L',1stigaba lo necesario, con el fin de que el crÍ.111en no \l(J!vi<:rd ,i ocurrir, o st'a, para evitar su reiteración. Por ello, la nueva tvcno!ogL1 del siglo xtx se vio obligada a buscar lo que los teóricos del dl'rl~t:·ho pv1.1<d y los nlisrnus jueces lla1nan "intt~rés o razón del crin1en", t'l principio dv sti ~1p,1rición y repetición.

¿¡-'\ 1¡111i11 11111lí1el11se¡;iuu?

C'.orno consecuencia de l"iln, lo nláS in1portante ya no senin las cir~ L·unstancias del crirnen, ni siquiera la l'ctsuística dé la intención tTitninal, sino la n1ec<-1nica y el juego de intereses que pudieron volver crirninal a un individuo. No l1ay ni entorno ni intención de crirnen, sino racionali­dad inn1c1ru:-11te a la conducta crin1inal1 su inteligibilidad nntur;il. El cri,. nH~n crüo11L·es SL'rá concl•bido con10 ,1lgo que ht•ne una naturaleza y el cri11linal, un ser natural caracterizado. l)e l~sle n1odo, el LTirnen habrá

logrado hacer inteligible el acto crirninal. (Jn fragn1ento (h:l Nut•vo (~'ódigt) f\~nal de la épt)Cd de la RL:volnción

francesa, de 1790-9l dice: "Los asesinos son L:xcepcione-s a las ley(;s de 1<1 naturaleza, tocio su ser n101«11 est/1 apagado ( .. ) estcin al n-1argen de

L1s proporciones corrientes ( ... ) Un asesino es un ser enÍL'rn10 en el que una organización viciadil ha corron1pido todo~; los <1fectos". Este es uno dL~ los textos en PI que progTl~sivan1ente se n1aniflesta un inovinliento que !lt'.Va a hacer de la (·onducta crin1inal una _pa.lología. Esos 1T1uns­

truos, por otra p<lrh:, eran inc('stnosos y antropófagos, pues trasgrt~dían las dos prohíbiciones: la alinH:nti:!ria y la sexuaL Esta pt:rspl~ctivd fue ilustrada por diversos casos. El prírnero fue el de la n1ujer de Sélestat, llue rnató a Sll hija y cocinó el n\uslo con repollo blanco, en 1817. Aquí se encuentran Jos dos rasgos, los dos perfiles del rnonstruo de ese t>ntonces: antropófago e incesluoso. f)e esta n1anera, Sl~ observa córno el concepto de n1011struo dorninó los prin1eros años de la psiquú1tría f>l~tHd y la psicología crirnini.11.

Las investigaciones de estos casos tenían co1no interés aislnr 1<1 rncio·" nalid,1d del crirnen y c1sí poder justificar las 111edidas punitiv<ls. J)e aquí se deriva el acto con o si11 razón, explicitado en el arth:ulo ú4 del C'ódigo fr11ncés: "Nn hdy crirnt:'n ni delito si el individuo se c11ctH_~ntrd e11 esta·· do de den1encia t'.n t~l 1non1ento dt~l acto". Para castigar debv d1:tvrn1i-

11,\rSL' la racionalidad intrín,•;eca del crirnen rnis1110, cardc!eríslil'i.1 de toda L1 n1ec~1rÜL'a penal desde l'l siglo xrx hasta la dctualid•lli.

Progrcsiva1nente c•l código y la ley se orientan hacia la n'ÍerL:ncia y hacia Ld saber psiqui<í.trico, según la hipótesis dernostrada l)or Foucault.

Al Slljeto en el dl'S<'.O de! crinien se k'. supone una falla, ruptur<1, inca· pacidad o debilidad. lJiversas nociones co1T10, por ejernplu, lcis de infe­rioridad, pobrl"Zii1 fealdad, inn1adurez, falta de desilrrollo, etc., no están destinadas a. responder por la l'tH:stiún de la rl'Sponsabilidad del sujeto sino, por el contrario, ci 110 responder pur l~lla. Se est<1blt>Ct', en l'Onse­cuer1cia, alrededor del autor de la infracl'ión una zona de "indisccrnibi·" lici<1d jurídica". El psiquiatra poco a poco Sl~ ha convertido L'n juez y el juez, en n1édico.

Se desplaza nuevarnenll' la cuestión: en lugar de que !a sanción

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Sii'vi11 Llena Tcndlnrz ! Carlos [)1111le Gan:(11

penal recaiga sobre un sujeto de derecho reconocido co1no responsable, nos hallan1os frente a u11 individuo peligroso, inadaptado o enfcrn10, al qne hay que corregir y norn1alizar.

La hipótesis que estudia Michel Foucault se basa en que las técnicas y los poderes de la norn1alización no son el resultado de la arn1oniza­ción del saber n1édico y el judicial, sino de otro poder.

Al estudiar aq11ello que dice la ley en los térn1inos del Código T)enal de 1810, según su artículo 64, se disciernen rnuy bien cutíles so111as fun­ciones de la pericia psiquiátrica: debe pcrn1itir re<1lizar ur1a clara divi­sión entre enfern1edad y responsabilidad, entre causalidad patológica y libertad del sujeto jurídico, entre terapéutica y castigo, entre rnedicina y penalidad, entre hospital y prisión. l~s el principio de la "puerta girato­ria": cuando lo patológico entra e-n escena, la crin1inalidad, de acuerdo con la ley, debe d~_'saiJarecer.

i\cting out y pasaje 11/ acto

l_,aca11, en "Introducción teórica a las funciones del psicoa11álisis en criminología" (1950), propone que hay que extraer una estructura tal que deterrrline un tipo de realidad para los actos de los sujetos. El acto a través del cual se destruye a otro es la n1anifestación de la estrt1ctt1ra fundarnental del ser hun1ano, sin llegar por eso, a ser cri1T1inal. Se trata de destruir a quien es la sede de la alienación itnaginaritL "El gesto de c:nín --dice Lacart,.- no requiere de gran culpabilidad". Asf, exa1nina el con1porta1niento de una nifin que le- rornpe- la cabeza con una piedra a otro niiio sin inattgltrarsc por ello un destino de crin1inal.

Así corno Foucau ll sefla la que lo sin raztln abre el terreno hacia la psiquiatría, lo inn1olivado conduce al exan1e11 de la lógica, que se orien­ta al pasaje al acto ho1nicida. El acto nlisrno de n1atar n1arca un <1ntes y un dcspu{>s, .rl~prescnla un punto de discontinuidad; estatuto del acto por el cual cainbia ln posición del sujeto.

¿ C~órno poclen1os pensar el pasaje al aclo en relación con las estruc­turas clínicas? ¿l)ifieren ellas entre sí, o guardan esencialn1e11te la n1is1na correspondencia?

El pasaje al acto no es un concepto anGlítico surgido de la práctica y ensef\anza de Lacan, sü10 una noción proccdc11te de ln clínica psiqui<:í­lrica cl;,lsica, introducida en el siglo XIX por Ja crinlinología. En ese 1110111ento de su conc('ptualización denotaba itnpulsividacl de co11duc-

201 tas auto o heteroagresivas, crin1ina!es, violentas, o delincuentes. c:onllcvaba en ese <ÍITtbito una connotación patológica en térrninos de

¿A quién 11rnf11. el nsesi110?

locura, den1encia, o perversión. Dicho térni_ino sufre postcrionncnl(' una transforn1ación conceptual, por la cual conlicnza a incluir y ab;HTdr

fenón1enos 1nuy variados entre sí, dando lugar a quP se diluya in distin­ción entre lo norn1al y lo pt1tológico.

c;rAcias a Lncan, a partir de la teorú1 del significnnt.c, el p;1s;1jc ;)[ ilClo concebido por la psiquialrí;i, pasa a convertirse en un conrl'pto de fun­da1nental inlportancia. ·ranlo en el acting out corno Pn t'l pé1s<ijc ;11 acto

poden1os enctn1trar una estructura significante qt1e p(>rrnilP "leer" al sujeto en relación al acto, así conlo ta1nbién, u11a dinH'1u-;i(Jn libidinal o de satisfacción, que conte1nplc1 la inclusión del objeto. En dc~finitiv<l, !ns conceptos de significante, objeto, ()tro y satisfacci(Jn, h;in creado un;i concepción de pasaje al acto n1uy alejada de !J tcoriz<1tL1 por ta psiquia­tría. Así corno Freud introdujo esa acci6n que cscapab;1 a J;1 volunl<1d y constituía un desecho del discurso --el acto fallido--, L;1can 1'xlrnjo e[ pasaje al acto del n1undo de la psiquiatría y lo inlcgrli e inc<lrporó ,1]

can1po del psicoanálisis, despsiquiatriz<lndolo y gc1H'rali1./i.11dolo, ptH'S entendía t]Ue "el pasaje al acto devela la estructur;:1 f11nd;n11('n!al d(•l acto", según nos lo transnlite Jacques-i\lnin Miller c11 /IJacquc~; Lnc;111:

observaciones sobre su concepto de pastlje nl acto". f\.esulta ftu1da1T1ental pties, subrayar los rasgos del pas,1jt> ni <H:lo.

Este reviste el n1o(lo ten1poral de la urgencia, con la caracll'rÍstic;1 sub­jetiva de la perentoriedad. En su fcnorncnología o condurt;1 obs('rvablc, se co11st-atn una discontinuidad; una ruptura de la conducL1 contínu<l, regular y constante, de 1<1 subjetividad, de la cadena de !l1otivos; que queda por fuera del c;:llculo y de lo prcn1cditado por C'l sujeto n1i(~n10. Se deduce de psto que lo que se dice, o lo dicho de 11n p;1sajc ;1] acto, surgP 11 J'OSf'criori del n1isn10. Prirnero tcncn1os el pas;1je ill acto y !tn'r-~0 1 su construcciún. Las consecuencias del n1is1no no conl!ev;111 1H'ce;;¡¡ri;1-

n1ente el bienestar del sujeto. Lo que lo acon1pailt1 por lo gcrH'r;1] es el pC'rjuicío de sí y no un fin útil. Sin crnbargo, a pnrtir de L1 rvfonn.ulaci<\n de ~~slc concepto por p.1rtc de Lacan, vcrPn1os que bien puede servir r1

una llHJdificación de la cconornía subjetiva, a una tnut-aci(ln subjetiva

que conlleve un can1biu radica! en la posición de dicho sujeto)-" no de la persona. [)e ahí que podnn1os preguntarnos si un suj('lo t's vl rnisn10 antes y después del pasaje al acl.o: el sujeto, luego del pasaje <il <1clo1 Y" no sertí el inis1nn.

El pasaje al acto no es 111olivado en el se11tido de una C<lusa o 1noti-

vo psicológico ni es ocasion;:idu, por un hecho exterior. c:uando puede ser reconstruido, se ctnnprueba que es dcscnca<-Jenado por palabras o frases. (~on1prender esto es fundan1cntHl yc1 qu(', a~;f co1nci :-JP deserll'il- 121 denn una psicosis por dctcrn1inadas coordenadas subjctiv;is coyunlur¡¡-

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:l1fei11 Llt·1111 ii'1111!11rL 1 Cortos [)1111/i' C1nní1

les/ y SL' co11:-;t·i! tiyv un síntorna neurótíco a partir de cierlas palabnis 1·~;\'t1t'h,llL1~;1 !(J inis1no ocurre ron el pa.saje al acto_ El pasajL: al acto til'ne l<11nhil'.'ll sti ,-oyu11lur'-l dran1,)tica y sus cuordl'nad.is significantes.

L..i\·,1111 l'll su ~;1'i11i1111rio dl'i 15 dt~ n()vien1bre de 1967, n1enciona las di:;tii1L1c; g<JnL1s dv! dC!o: at'lo fallido, pasaje al Jeto, llcfing out, dCto an~1-lítico. f)ivvr:;n:; dl'll\S. ¿Existe t·a1nbién una garna de los pasajes al acto? l,'.l ¡),i~,tjL' dl ;ll'to l't-> un acontecinliento que en la vida de u11 sujeto sie1n­prc .11.",1rrv.1 ('Ul)st·cut~11cias. En t:Sl~ sl•ntido supone una presencia rt:no­v.td:1 dvl sujvlo yd qul-' este no es el 1nisrno antes y dc>spués. El pasaje al ,ll'lo incidt:' :,ul)n' el sujcln pero h1rnbién .. ,.·princípalrnente-·, subre el deli­rio, t,d t'OHtt> [_t1l'il11 lu verifil~d en el c.:tso J\irnl'l~; o sobrl: 1a ídc•a fija, en L'l 1',L':>º dt' f(icdrdo BarrtcLL Pndría decirse que en estos casos el pasaje ,¡] :ictíi lu1' exit\'):io, t:n tanto inodificó !,1 fuente de goce.

Fn e! t'd.:-;() i\inH.°'V t'! pilsaje al acto resllitó exitoso JJlll'.S rn~rrnitió la n'dtH'i'Ú,HI dt' l,J:; sí u tornas rnórbidos, alivi;indola así de los efectos dL! su ;\v!iric!. :li /\iirtt'-1' ;d ,ltllcar al objl~lo se alaca a sí nlis1Tl<l, se plantea vn!o11L·c:; vi prohlt·1Hd del estatuto del objt'to: ¿de qué objeto SL' trata en ('l )Jú:-,;1/t' '11 delo?; Jll"l'gunL1 ;1fí11 L'tH1 el título elegido para este volun1en "¿_r\ quit'n nL1L1 vi <i:>vsino?". ¿t:urií! es t:l objvto gl-'ntTddor del crin1cn? Bivn jlll('dc ,,(·r 11na voz, unz1 in1.igen, u otro objeto. Esto sugiere que í·xi: 1 lL'li dt:,ti1\L1:; l1innas de pdsajt' al actn y nu tndds resultan exitosas, si por ('':\Ílo >L' t'nti1·1Hle 1:1 nnitación ~:iubjetiv<l que iinplit:a un C<nnbin en Ja rvL1cit)11 th•l >>ltjvto ,·011 lc1 (11vnle de goce.

l'.I 1 ld,'<ljt• ,ii ,iclo (_·s t111 intz,ntn de resolución de algo que Lacan duno-1n111¡¡ ru1 ''t'cdivjl\11 sin sdlida subjetivo". Si L1 angustia es, entre otras L'o:;c1s, (11li(·.i !LtduL\:ión subjctivc1 de la presencia del objeto a, y !a dt~pre­;-;ión, 1T1,1ni!v.:;LH'!t)n dt' rnon1vntos de vacilación de la relación del suje­to t'Oll el ohjetn, el pdc;;1je al tlt'.!-O Sl'. inscribe Pll lln n1odo dQ relación que l'Xl'luv1' ;d (_){ro pvro, .d 1nis1no tlc'nlpd, preserva un nHiy partícular vín­culo l'11ln' :;l1jc·tn y objt'tn. ¿Puede t'l pasajt' al acto l'Onstituir un¡1 scril' ,',in !l(',1'.,d!' d .',t'r 1flld ~,olución d! l'a!!ejón sin s,11ida subjetivo'? ¿_El rasgu del ¡>.i:;c1jt' ,d c1, l\ i lo constituye el LJ110 solo o put:dt'. consistir en una serie d<' l Jno<?

l·'.l pd:,.ijl' ,il .1cltl se prvsentd en las diversas estructuras clínicas pero su !u1h'1ún ~v f iudrí.1 considl'rar que no es la rnisn1a en cada estructura. Put·dc l1~·d1vr tiasdjes c!l dcto en la estructura de las psicosís qul' no ten­gdn unJ funcir':i11 rt'~,olutoria J'l'Spc·cto del dc,lirio, que .Sl' rL~pitl'n: de ahí la in1por ldlll'!d dt' l'\',duar la pt'ligrosidad de aquel que con1etl: un L:ri·· l11l'l l.

Lus ,u1_os de dc 1 lirio dt' Airnée -por esto hay que evaluar 1nuch,1s VL'l\~s los p.isdjl's ¿¡¡ aclo durante el transcurso de varios afios--, aparecen

¿A iJllién 11111tt1 l'f n;;i:c>i110?

y se presentdn con10 una reacción de fuga frente al actll agresivo. Mientras delira, ella no Sl' acerca al objeto y1 en este alejarse de su objt:~· tu real, su.spt'ndt~ el <1ctu. Si se dirige h.1cia el acto podrá l.:'ncontrar una

resolución a su delirio. I)entro del pasaje al acto se puede distinguir und din1ensión de nect:­

.sidad de la estructura y otra, de contingencia. An1bos datos tienen que estar perrnanenten1ente presentes en el exa1nen de lo acontecido.

·ranto el "acting out" con10 el 11 pasaje al acto 1' son nociones propias

del psicoanálisis y no S<)n específicas de ninguna estructura en partícu­

lar. No obstante, existen distintas particularidades del pdsaje al acto

hon1icida que diferencian la l)osicíón del sujeto perverso, neurútico y psicóticn, Esto concierne no solo a la relación del acto con la fantasía, sino tan1bién a la satisfaccíón involucrada y a los rasgos distintivos de

las víctünas. La característica del pasaje al acto en la perversión, a diferencia de la

psicosis, involucra la puesta en juego de un fr1ntas1T1a en la escena, por Jo que la elecció11 dl' las víclirnas obedece y responde a una condición

erótica particular. En cainbio, en el pasaje al acto psicótico está preserite la fuerza, el

e111puje desarticulado, iIYtposible de contornear, del fantasn1a. In neurótico es un critnina} inconsciente1 dice Freud; no obstante, el

crin\l'n fantaseado puede volverse real bajo detern1inadas circunstan­

cias. En todos los casos se trata de puntuar la in1plicación subjetiva rela­

tiva al crin1en, antes y después del acto1 y si acaso ella verdaderarnenté can1bia. Se trala de analiza1~ de acuerdo al psicoanálisis, el grado de res­ponsabilidad del sujeto, de n1odo tal q1te pueda eval'uarse la adecua­ción -o no- de su res1)uesta al acto.

No toclos los hon1icidas pueden situarse en una estructura clínica deter1ninada, de acuerdo a la clfnica chisica, por lo que de n1odo senci­llo y habitual se los califica con10 "canallas" o "crinlinales", sin n1<i.S. 'ral vez sea necesario recurrir en la n1ayoría de los casos o en una gran can­tidad de casos al concepto conten1poráneo de ''psicosis ordinaria", donde los fenó1T1enos positivos resultan n1ás con1plejos de aislar o donde no se puede situar un franco desencadenan1ie11to de la psicosis; esto no significa afirn1ar que en todos los casos se trate de situaciones

analizables, En los casos de los asesinos seriales psicóticos, la presencia de la ace­

leración en los tien1pos transcurridos entre uno y otro crirnen, y que 123

n1uchas veces pern1ite identificarlos, como en el caso Dahn1e1~ lleva a

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Sih1in Elena Tc11dl11rz 1 Cnrlo;:; f)mitc Garcú1

interrogarnos <1cerca de si esta aceleración tnodifica la te111poralidad del pasaje al acto. V'11e decir, ¿cui:'indo se puede decir fehacienteinente que este ha concluido y cuándo, que ha retornado <l su funcionatniento?

El acl'ins orl.t, d_cntro del disposilivo analítico, es un llamado al ana­lista, a su interpretación. Consiste en el 1nontajc de un escenario que t1ucda c11 relaci6n al lugar sin1bó1ico del ()tro. E11 el pasaje al acto, por el contrario, no hay Otro. En el prin1er caso, el acto puede ser incluido e11 una tn:una discursiva; en el segundo, se produce una discontinuidad que afecta la posición del st1jeto.

I ,acar1 caracteriza el pasajP al acto con dos rasgos: salida de la esce­na y una reducción o it1clinación hacia el objeto a. El sujeto sale del (Jtro dir.igiéndosc hacia el objeto: estructura y 1novin1íento direccional del pasnje al acto. I.,acan lo eje1nplifica co11 el caso fret1di<l.110 de la "joven hon1osexnal'1

, que al dej;:irse caer en las vías del ferrocarril, en su intento de suicidio, sale de la escena an1orosa en la que estaba invo­lucrada.

I.__.a estruclura ten1poral que se pone en juego en el pasaje al acto en la psicosis es L1 de la a11ticípaci6n. No obstante, pt1ede ser diferente, según los distintos tipos de psicosis: esquizofrenia, paranoia, delirio pasional o n1elar1colía. Esta din1ensión ten1poral puede apreciarse con justeza si se la ctHnpnra con la estructura te1nporal de la decisión. Una dPcisión resulta de un procl~So subjetivo, caracterizado por Lacan, por Ja presencia de tres ticn1pos llarnados lógicos: el instante de ver, el tien1-po de co1nprendcr y el 1no1nento de concluir. El prin1ero y el últüno funcionan en la insta11taneídad. En can1bio, el segu11lio, el tie1npo de ron1prendc1~ en la continuidad. La decisión que conduce al acto respe­la la secuencia de estos trPs tiernpos, puesto que es to1nada luego de 11aber agotado y pasado por el i111pa5sc que supone el ticn1po de con1-prender.

l~l pas!lje al acto presenta Ja característica de crnpujar al Sltjcto desde el instante de ver al n1e.Hncnto de concluir, prodttcie11do un cortocircui­to en el tienipo de con1prender. En ese sentido se prodltce una a11ticipa­ción. Así, la ausencia del tiernpo de comprender es correlativa de una certeza que dirige las acciones.

No todo past1je al acto presenta ln característica ten1poral de la estructura de la psicosis.

En la serie de asesinatos llevados adelante por asesinos seriales exis­te un efecto n1eto11ünico, porque ·-a diferencia de otros tipos de crírr1e­nes---, no hay nir1guna sustitución, ni extracción de goce qt1e produzca

241 nlgún alivio o suplencia. Se plaJ1tea 1nás bien co1T10 "uno n1ás, uno n1ás, y l'odavín uno rnás". En los otros casos se trata de "un n1enos", con10 en

¿A quién 111a/.a el asesi110?

el caso de Barreda o el de Aünée, ql1e se asen1cjan a un punto de ci!pi­tó11. Es un sín1.il de la operación lógica llainadn por Lacan ",t.;cparacit'Jn", propia de la constitución del sujeto. l~s con10 si tuvil>rarnos un é>·i'n1il de sujeto. La serie de asesinatos los hace arlarPcer COJ11l) todos iguale',<;, con10 la repetición de lo n1isn10: nuevan1cnte, la escena del crlnien con su trazo específico. Eso lo diferencia de la rcpetici(H1 en la nPurosis en donde el fracaso de la repetición introduce sie1npr0 algn nuevo.

En el caso de la perversió11 la repetición n1uestra que la estructura del acto perverso es exactarnente la mistna, porque goza dC' esn, s;1bc de qué goza e intenta reencontrar el n1isn·10 goce.

Ahora bien, en algunos hon1icidas no resulta claro si el pas;·1je al ;1cto se sitúa lientro del inarco de una psicosis o el de un¡¡ pcrvt'r~;ión. Fallan los fenó1ne11os positivos de la psicosis, no hay alucin<1cioncs ni delirios y a veces, hasta se busca producir la división subjetiva de! otro, con10 en la perversión. La 1nanera en que se presenta el sujclo pone Pll sus­pe11so el diagnóstico. Se traU1, entonces, de situ<1r en cada cJso el Psla­tuto del ho11lici<.1io.

Desde la perspectiva psicoanalítica no es posible consl rui r un uni~ versal del criinert co1no tn1npoco de la clínica. Los crfn1P1H.'S son unos fen(nnenos en. los que se rnanifiesta en exl-ren10 un a\l'jarnicnto de los signos naturales de la enferrnedad y del saber establecido.

·roela. una serie de con1posicioncs sociales y de ~;ubjetivitL1dcs que­dan involucradas en un hon1icidio, y estos n1alices deben ser interroga­dos uno por uno para no eclipsar las singularidtides.

Ln cslmclura de In maldnd

P.obert r~esslet~ er1 su libro [)entro del 1no11struo, DlliC'Stra cú1no se u li­liza en la actualidad el térn1ino "111onstruo", a partir del caso del asesi­no serial Jeffrcy Dh<ln1er. Ante la ause11cia de cxp.licaci('n1 sobre c:I con1-porta1niento de este individuo dice: "'rie11e algo de satiinico, puesto que escapa a toda explicación racional. aunque se dcn1ucstrc que tales conductas tienen su origen en la infancia y en presiones gcnl'ticc1s". Por olra parte, prcse11ta al asesino serial John Wayne C~ncy ron un sublilu­lo: "¿r'or qué un n1onstruo?". La respuesta que da es: "porque asesin() a 33 rnucl1achos entre 1972 y 1978, y sus crín1cnes cr<1n aterradores'', An.te la falta de explicación, se los non1ina con el térrnino "rnonsl ruo".

Estas consideraciones han dado higar a térn1inos co111u: "pervcrsos 1

',

"depravados'1

, o "n1alvados", a1 referirse a lc1s Llscsinos. 125

Cuanto 1nás brutal e injustificado se presenta el crlnv'n, nu'ís se t-icn-

261

)/lV/1/ tte1111 Ú'!ldílll'Z f Carlos f)n11tt' c;urc(¡¡

de"a usar lo~_.térrninos dl' "rnal", "1nalcL'ld" 1 "perversjdad" 0 "diabóli­c'o ~)ara cald1t'i1rl\l~'. ¿(~ué lugar ocupan todns estas calificaciones?

Ln el af'lo '.!.()()5 Benedict Carey, del Ne11; Yórk 'T'iJnes Especial, publica una l1lJL.1 dnndc l1;icc referencia a un debate realizado en los EE.UU., dCl:l'l'<l dl; L1 !Hvnte de los asesinos nHls brutales y la pertinl'ncia del con­cepto dl' "n1allL-1d 11 dsociada n ellos.

_[)ice: "!V1uch,1s vvces, los asesinos hacen algo n1ás que co111eter un cn1r1cn._ Algunos -~educen a sus víctin1as y las someten a torturas pro­[(.H,1gadas. (Jtn>:; tienen gustos exóticos por la vivisección y la hun1illa­c~ion st'xt.ta,I. -~uc:hos realiz<-~11 sus rituales horrorosos tanto por placer L<H110 l_"H)! ~ Udllpller otra raznn. Algunos científicos forenses se pusieron .. 1 peris.ir eu est.1 gL•nte no sin1plen1c11te con10 personas perturbadas sino cou~o perst:1,1_c1~'.. 'n-~alas', ~n L~l se1~tid<~ _de que su salvajisn10 deliberado y h.i.httu,d dcs.if1d l lld!q1ner L~xphcac1on psicológica o intento de trata­n'.1~·nt-o. La _1n,1.yorL1 dt:. l~)S psiquiatras suele evitar la palabra 'rrialo': dJC c·n '}lH'. ~u u~o(). prl:c1p1taría un juicio moral que podría derivar en pe11,ls de. rnucrtc llHll'.Cesarias y oscurecería la con1prensión de los crí­

ine~ies violent_os. ;~un así, rnuL'hos forenses dicen que su trabajo los obli¡.4,1 c1 n·l!ex1un¡¡r sobre' t~l conct.•pto del n1al y algunos hasta adn1 ite

11 qtH' no ptll';tvn vnconlrar o_tro té-rn1ino para ciertos individuos que har1 t'.\'d!t1ddo. 1:11 u11 vsíul•rzu por estandarizar qué hace q1u.--: un crünen se lor'.1v p_arttcuL1rrnenü~ atroz, un grupo de investigildore.s de la lJnrvers1d,1d.de Nuev<1 \'urk ha desarrollado lo que llan1an una 'escala dL' dvpr;1vch'JOt1', qul~ califica el horror de un acto por la sun1a de sus det.'1lll:S. 1nac1bro> Por ~)tra parte, un experto en personalidad de Ja LJnivt'rs1ddd dl' ( o!n1nll1a publicó una jerarquía de 22 niveles de conl­

rorLn~Ul~uto !llidv,1do, l{llt'. deriv,1 de biografías detalladas de rn<-Í.S de .)00 c11uu11od('~; v1t"Jlt'ntos".

r1_ n_·s1dtddo d,'! d.ebtttl' revela distintos puntos de vista. Para algu­nu~., el n~t1l cei l'Hdt>1H1co, constante y potencial en todos. ()trot-J afirtnan l!L'.~: no Ue1H'. f-.;<'1.it1d_o ~:onsiderar la noción de n1aldad desde la perspec­t1\¡l·',l.1~ L1 p~,1qu1aln<1 lorL~nse~ dado que dicha noción se sitúa a partir de t.i VJSiü!I t~t>l tlh:>vrv<tdor y se encuentra 1noldeada por valores cultura­le~ Y. ~·el~g1l)So:-;. L~1 rH·u~·oc~~1:cia tan1bién tiene su opinión: los psicópa­L1s !I~_nl n t1nd dlll.'rl'lll'la fis1cd en la función cerebral. La discusión s-• lliSl'r1h1.: c·n 1_.1 tvn>;i()n _l:xistente entre los factores gt~néticos y los socia~ ll_'s1,,<''.,!os t1_lt11nn> Ctlllt.'l:'.-r~ientes a los problernas fan1iliares y a los ITau­!llcL> 1'.1f.d11tt!cs. l•.n d~f1rutiva, concluyen que el concepto de Hlaldad es lo ~;t.1t1t:a·11'.en1v11le "!uerte" en tanto ocultaría los problemas nlentales y l~)-s 1 <isgu:-; '.Hll'!l.'t'l u,dl's q Ul'. n1oti v Zlll los <-1ctos brutales de estos ase.sinos. Lit lodlls los l'dsus, Pl criterio ¡H.1rarnente cu·-1nt1·¡·1¡1·v<> y "St j' ¡· ¡

{ < e at lS ICO Jl(l(_ a

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dice verdaderan1ente acerca de aquello que estci ii1volucrado en el acto crin1inal.

¿I~esulta legítin10 establect:_•r diferenciaciones entre diversos tipos de crín1enes y sucesos crirninales'?

El concepto Lie rnaldad fue· exarninado recienterr1e11te fH)f el psicoa­nalista inglés Cl1ristopher Bollas en su conferencia "La estructura de la n1aldad". Plantea distintos pasos en la constitución de la n1aldad.

En un pri.n1er n1on1cnto la bondad es presentada como .sugestión, con10 seducción. J\ continuación, se crea un es1)acio potencial falso, donde se le ofrece a la víctin1a algo de lo cual carece. Esto produce una dependencia n1aligna puesto que el sujeto espera recibir verdadera­n1ente a<-1ucl10 que le fuera ofrecido. lnevitable1nenlc emerge la "escan­dalosa traició11", que per1nite a la víctüna percatarse de que el seductnr no es lo que aparento.ha ser. J)e allí se desprende la "n1uerte psíquica"

de la víctin1a, por la experiencia de n1uerle que produce el asesinato de s11 propio ser. Vivencia que antecede al hornicidio. Se trata de obtener la división subjetiva, 11acerle experitnentar el dolor de existir y hacer e1nerger así la a11gttstia. Esta secuencia concluye con el '1 dolor intl'r1ni­nable", que hace que eventualn1ent(· la víctin1a o sus fan1iliares nunca logren sobreponerse al fatal desenlace.

La falta de pasión tlel lado del asesino es lo que produce el horror ele! lado de la víctin1a, que queda paralizada ante el shock de lo que parece increíblt.>. _Para Bollas, la estructura de Ja rnaldad tiene su funda­rncnlo en una vinlación de la fe del niíl.o en rt.>laciún a la bondad de sus pndres. El se~f de este ni\1o fue asesiuado siendo rnuy pequeüo, por una experiencia de abandono por parte de los padres o por un n1altrato extren10. l)e adt1lto, hace experirnentar entonces a sus víclin1as la n1uer-­te del sel¡· que experin1entó en su infancia, identificándose fina!n1ente con el se~f asesinado de sus víclirnas.

Esta perspectiva identificatoria se diferencia de una aprehensión del problen1a concer)tllalizada desde el lado del goce, puesto que invo!t1c1·a un ele111.ento real. Los pasos detallados en su deS(Tipción ch~ la estructu­ra de ia n1aldad n1iis bien dan cuenta de la estructt1ra de la perversión, en donde tiene cabida el "acto n1alvado": voluntad de goce con la que se intenta producir la división subjetiva y su consecuente angustid. Del lado del neurótico pod.enios contar con fantaslnas })Crversos o i..'On la existencia de un pasaje al acto hon1icída pasional, pero la angustia, en definitiva, queda del lado del sujeto.

El "sinvergüenza" que ejecuta el acto rnalvado logra, paradójica­n1ente, prod11cir la "vergüenza" del lado de la víctin1d, quien la asu1ne 127

subjetiv<:nnente ante la ausencia de vergüenza de su verdugo.

Sift1i11 Elena Tc11dlarz 1 Carlos [)anlc García

Existe er1 Lacan una "teoría del 111al 1' no desarrollada; sin embargo,

podrfru1 difcrenciarBe tres nlon1entos conceptuales. El prir11cro corrcspond.e al concepto de Ull mal interior, representado

por el kakon. Este objeto particular es relon1ado por l,aca11 en distintos lugares. En "La agresividad en psicoanálisis" (1949) se refiere al kakoll que ptoducc las reacciones agresivas en la psicosis. I~n otro párrafo, al co1nentar el lugar prirnordic1l que ocupa la posición depresiva en la teo­ría de Melanie Klein, subraya que la subjetivación del kakon correspon­de a la constitución del superyó. En "Acerca de la causalidad psíqttica" (1945) retoina este concepto a la 1nanera ele su tesis acerca de la para­noia de autopunición: el enfern10 golpea en el otro el kakon de su pro­pio ser. En definitiva, este objeto no es n1ás que el objeto a, plus de goce, objeto éxtimo -al ckcir de ).-A Miller-, del que el psicótico se libera a través de su pasaje al acto.

Al1ora bien, utilizando este tér1nino, Lacan sitúa de11tro del án1bilo especular a t111 enen1igo interior que afecta a otro, la víctüna. E11 el terre-110 inH1git1ario, el sujeto -por acción de tendencias autopunitivas, con10 en e] caso Ain1ée--, se agrede a sí n1isn10 a través de la perso11a a la que dirige su acto hon1icida. Sin e111bargo, dentro de este án1bito iinaginario se trata de i..1roducir la extracción de un mal real. El inal es un objeto real, el kakon, que se presenta en la relación iinaginaria co11 el otro.

La can afirnla en su texto sobre psicoilnálisis y criminología: "A esos 111ales y a esos gestos, la significación del autocastigo los cubre por con1-pleto. ¿l-{abrá, pues, que extenderlos a todos los crin1inalcs, c11 la n1cdi­da en que, según la fór1nula en que se expresa el hun1or gélido del Jegis­lacior, con10 se supone que nadíe ignora Ia ley, todos pueden prever su incid('ncia y se los puede considerar, <le ahí, con10 buscadores de sus golpes?". F.esporH.h'.tnos, desde Lacan, que la autopunición no significa que el sujeto busque sus golpes, por lo que no puede exte11derse esta afir1nación a todos los crirninales.

La segunda "teoría del nial", es enunciada por Lac;_u1. en el Se1ni11ario 7. Lacan 11os enseña acerca de un goce 111asjvo al que se accede a través de una trasgresión. El das [)í¡¡g, la Cosa, objeto primordial, es velaLlo por la acción del Ideal. A partir del exan1en del arnor al prójin10, concepto elaborado por Fretui, Lacan concluye que el goce es un n1al, pueslo que cntraíl.a el i11al del otro y, en definitivn, el llan1ado del preceplo bíblico a an1ar al prójin10 hace oídos sordos a la tentiencia del hon1bre a la 1nal­dad, a la agresión, a la destrucción y a la crueldad. Esta teoría del mal no co1nporta el recurso de lo ín1aginario para acceder a lo real, sino que el

281 real queda ya incluido en el das [)ins;. En la rnedida en que el goce corno n1al .-;e enlazél al sen1ejanlP nos enconlran1os con la /{n1aldad".

¿A q1tíé11 n1afa el asesino?

Esta perspectiva se aclara en la tC'rccr<t f'SC<tnsión n t'I !ercf'r n101n('!l­to tPórico que se puede llevar a cabo en relación ni 111<\l. En t'l Sc111i1101 io

17 el objeto a se vuelve plus de goce y rcsjgnifica ¡¡;~(los dos ti('rnpos anteriores. La pérdida de goce que se produce por la acci6n de lo ,<>iin­bó1ico conlleva una recuperación de goce n trav(~S del objeto plus dC' goce. Al n1isrno tien1p(\ la inclusión del sujeto en un discurso dt'l('l"Ini" na un lazo social en el qtlc se aloja el objeto plus de goc(' en .su rc!ticiún al otro. Si este objeto/ autoeróticu, encarna el goce corno 1nal, snlo a tra­vés del lazo social, en su acción sobre el otro, podrcí to111;1r la fonna de la n1aldtld o la crueldad.

/\ porlir de estos desarrollos poden1os prcgunt<1.rno:;, dL»<.;dc Jns npnr-­tcs de Lacan1 cuál será el "enc1nigo ü1tcrior", el kakn11, que S(' l'linlina ;1 través del acto hornicida y qué destino tendrá sobre el sujeto ltl suhjPli­vació11 de Stl crin1e11.

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¡29

Crin1e11 y castigo'

Los actos de· un individuo no snn_ ~>in cons1.:cui.,~ncüis, st•a tanto p<-1r<1

l_'.llos n1isn1os corno pdra otros. Fn el co_1so de un crírnen, st.'.r<i prioritario situar la posición de quien lo ejecuta en rel~ición a lo l:ll'Ontecidu.

Frenle d un <lClo crin1indl tas lcgislacíon(•s vigentes d1.:tenninan 1<1

eventual culpabilidad del t1cusadn y cuúl el castigo d aplicar. Para la jus­ticia penal, la prern.ediL.1ción y l.:l estado dL· l:onciencía duranlt' el ,1(to

crin1inal, contribuyen, entn.: otros aspt•ctos, a establecer el grüdo de rv~,­ponsabílidad lh~l inculpado. Pero la responsabilidad invocaLLi desde ld lt'gislación no es h1 rnisnH1 qul' L1 drgurnell\-acL1 Lh~sde í'.I p~_;icodn,1lisi:-;.

No existe ninguna sociedc1d en la que Id relaciún vnlrc vl cri1tH'll y Li ley no se nianifieste a través del castigl). Por olra p.trte, tod<1 socit'dad exige· al castigado nn c1sentirnú:ntn subjt~livo rl:spl:'l'lo del lTirnvn l'Otne·

tido y de su castigo. P,1rd FntH\1tdt la respons~ibilidad y L1 culpa son L1s dl)s reg!ds orch•

nadoras del dcrL·chn. EsLis, adL'HhÍs, co1Tl'Spondt1 n d dos pcincipills psi­coa11Edítir'l)S fundc·u·nentdles. Sir1 crnbargo, llU t)OSt'.l'n el 1ni.-,1no vcilor en

uno y otro <únbito. Por lo tanto debtnloS difcrencinr, pnr un lado1 los "lugdrcs" del cri­

nH'n: el del crinlinal, l'I d.t:'l psiquiatr<1 y el dt'I jut'Z, y por tilro1 L1 l':ulp.11 Li rl:spo11s<illllidad, L1 s~'llll·ncid y t:l cctstigo, co11sidvrdd,)~; L1nlo dc.c;de Li ¡)t:rspectiv;1 del dl'rechn cnn10 dc1sde L1 del psico¡1n.íli~;is.

i lou1if'Ítlios

El derecho pennJ distingut: L'l concepto de dL)lito rl:spvcto dl'l dl: hornicídio; este últirno, cuy~1 significación .tlude a 1n,1t,1r a otra persona, derivd etirnulógicanH~ntL: de ho1110 (ho111bre) y 1'idi11111 (derivildu de t·nrde ..

re, n1'ltar).

* Agradect'.nlos Ja coL1bor;1ción de !os doctores Nicolás l-':;izik y f<',1biu I'ic1ligor::J:.y t:n la ori.:ntación relativa dl derL>cho penal del pn·st~nte f'<1píi1do.

131

Siftrin Flc11r1 n'11d!ar2 1 Carlos J)a11f!' Cllrcta

f_':n rcalilL1d no pueden distinguirse an1bos conceptos porqtte perte­l'H'CPll a categorías distintas, El ho1n_icidio es uno de los tantos delitos previstos {~n las leyes penales, tales corno el hurto, la estafa, el robo o las JcsionPs.

En cuanto a las nociones de critncn y delito, usadas frecucnte1nente con10 equivalentes, se diferencian en que este últ-in10 11nce referencia a algo tnás gcnfirico, 1nientras que el pri111cro sugiere u11a acción n18s grave y específica realizada en contra de las per.so11as. En for1na ht1bí­tual, delito y criinr•n son considerados categorías universales, an1én de que existan actitudes que gent.~raltnente constituyan delilos, co1110 la conducta 1T1ala per se (con10 n1atar) y la n1ala i11 prohihita11z. 'Paradójica­nH:nte, hny conductas n1alas per se que puedc11 no estar prohibid<1s, con lo qut1 nos adcntran1os de este tnodo en u11 terreno más filosófico que jurídico.

El delito puede definirse co1no una conduela antijurídica, culpable y punible, que una sociedad decide sancionar, de acuerdo a los diferentes órdenes jurídicos y sis tenias políticos vi gen les en un tcrri torio y 1nonlenlo histórico detcr1ninados. C:ircunscribirlo a una época específi­ca y puntual nos per1nite sortear las paradoj<1s y diferencias culturales que dificultt1n tula dcfinició111T1<:1s abarcadora.

La definición de delito es "condttcla típicJ, anlijurí(iica, culpable y punible", Al tratarse el delito de una construcción norn1ativa, para que un acto l1tnnano sea considerado con10 tal debe cu1nplir con ciertos ret1uisitos. En prin1cr lugar, el hecho debe constituir una conducta (acto hun1ano voluntario destinado a un fin). En segundo luga1~ esta condue­la debe ser típica, es decir, debe estar prevista en las leyes pc11ales. En el caso del ho1nicidio, por cjen1plo, el "tipo penal" PS "el que n1atnre n otro", En tercer lugar, la conducta típica debe ser antijurídica. Esto sig­nifica que no debe haber ninguna ot-ra nor111a en el ordena11llento jurí­dico que pcr1nita realizar la conducta típica. For cjen1plo, la legítit11a defpnsa. lJn hornicidin con1etido en_ legítin1a defensa, no es delito. En cuarto lugar, !a conducta típica y antijurídica debe ser culpable. Esto requiere que el sujeto haya actuado de for1na tal que pueda re11rochár­sel<' la conducta que realiz.<:1. Por otra pnrte, para la ley el sujeto ch~be saber lan1bi6n que la conduela que realiza es típica y antijurídica. Por ültin10, dl't-:ic ser t;_1n1bién punible. Esto .significa que la ley no prevea un;1 t1 xcus¡_1 absolutoria. El Pjcn1plo 1ni-Ís usual es que los cónyuges no son rcsponstiblcs d(' los hurtos y dt:fraudaciones que rec.íprocarnente rca!izan:11 contra ellos (art. 185 del Código Penal).

121 l,e lPgislación argentina utiliza cl tr-r111ino de "delito", y en particu-

la1~ el de ''delito contra las pcrsonJsu, y no el de crin1cn o asesiní'lto.

¿A quién rnal.ll el asesino?

En re<1lidad es una clasificación de los delitos con fines ~;islcn1,íticos. El térn1ino delito no se utíliz.a solo, sino que los tipos pPnnles se prcv(>n en los códigos ordenados de acuerdo al bien jurídico qu(' prolegl'tt.

I~n fornla general y denlro de un conl:ext:o coloqui<1!, se ulili:1.<1 lt1 palabra hon1icidio como equivale11te a asesinato, pero jurídican1cntc hablando, el tér1nino correcto es el de hon1icidio. La palahr<1 "ascsin<l­to" proviene de asesino, y esta, a su vez de un vocablo ;Írabt', fu1ch{chi11},

11ombre de los miembros de una secta religiosa <ie fun1adon1 s de hJch1s que, al ingresar en ella, hacían el voto ele n1¡itar a t11i.ic11 su jPfc les orde­nara.

Si bien el ho111icidio reniite a un solo y único aclo, la ley cst<:iblcce diferentes categorías a efectos de lograr un<:t regulación de la p('11,1. lJn hon1icidio puede ser jt1stificable legalmente si se prollucc por ;:ilguna dv las causas t111e conten1plan una ause11cia de resp<n1s;;1b1l1drHi penal. Entre ellas, se enc1u~11tran: Ja defensa propi<1, la prevenci(1n dC' un deli­to n1ás grave y el cu1nplinliento de un deber legal.

En térn1inos generales, una clasificaciú11 del lun1ücidio tic~1c l'n cue11la las siguientes categorías: 1) el ho111icidio doloso, cu0ndo existe la intención de n1alar a la víctin1a; 2) el ilivolu11lario, liln1bién l.L1n1,1do cul­poso o 11egligc11.fe, cua11do aun conociendo el posible n•sultado dP la nlucrte el individuo cree poder evitarlo, pero faHa y t'slél SP prodttcl'; y 3) el prctcri11f'enc1:onal, que refiere a las intenciones del bunúcid,1, (p1ien en principio buscó el perjuicio de una persona, sin pcnsc1r que esta acciú11 })Odría llegar a causar su n1ucrte. "E1l es el ca~:;o de u1.1;1 persona que en1pt1ja a otr<1, ngrcdiéndola, y la víctirna tropieza y C<ll' golr1c;l11clo­

se fatahnente su cabeza. La lcgislaci(n1 argentina difcrenci;1 varias categoríds ('.r-' h_o111icid.'1s,

con la finali(lad de establecer una graduaciún de la pPnti. ~e d1fc·n'nc1a11

las clases de honüciclios, no las clases de honlicidas. Fl tipo pl'n;il gl'lll'·"

ral (horn.icidio a secas), está previsto en el artículo 79, "l'l que n1;1L1rc a otro será penado ... ". La pc11a prcvisL1 es de 8 <t 25 ;it1os dl' prisión. Luego, el arl. 80 prevé las distintas circunstancias agr;1v;1ril(:s, l~('Jl<i1:i:1s con prisión o reclusión perpetua. El artículo _81 prcv{• _una (!ts1n1_nuc1011 de pena para los casos de hon1icidios co1ncl1dos en c11Yt1n~;ta'.H"ltlS ,1tc·· nuantes o crnociún violenta. El prin1cr inciso del 80 (vl cn11ot"1do c<.1n10 parricidio), no solo conlc1npla el hon1icidio de padres, hijos y cónvt_igt•s, sino el de los ascendü~ntcs y dcscendicntt\ por lo que abuelos _Y !ll('!os

tarr1bién estarían incursos en la pena agravada. El ;1rlícu!o (HJ del Código Fenal indica que Sl' in1pondr<l la pdsión pt•r¡H'lua t'n lns c,1sns de hornicidio de un padre, cónyuge o hijo; cuando se produ?.ca con cnsatla1nienlo, alevosía, veneno u otro procedinúento insi<linso; por

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:341

·J1U'111 t:tn111 í1'!11llitr"t. ¡ (_'(lrfus f)1111te (,'onfr1

''_prvc1n o ¡iu.i11_ll'~;¡¡ ren1unt_~r,1tori.:1"; por placer, cndlcia y odio racial; y Ílll,dnH'Hll', .'>t :-,t' !lvv<i d cabo con el propósito ele ocult-,1r otro delito. No

i:li:_;'.._,tnte, t'.~~ ltJ~ c,1:->os d~: __ 1:1uc·rh' _de un fa1niliar (en los que se aplican l 11 t1L 10 d __ ) dJal:, dv pn~11on) esta vonten1plada una dis1rlinución de la pvnd _c,ltd!Hln ':x.1~-;l,111 circunsLn1cias atenuantes, conHi son el dar1o o Ja ('lH<>ClOll VtOJ('l!Ll

L,_'. '"d('Vt>.·->í.,·1" cnnsi.._,te c'n el ernpleo de n1edios o n1odos de ejt~cución qu('.t 1vndc1n d1n'l'fa y espt·cialnu:nte a asegurar li-t con1isión de un deli­l_t_i. :-)\l!:1,c.L'1os dv ;ilcvnsía <1qul:l!os l~n los que se aprovecha la particular

·'·.:tucJ,~l'.H~ ,l'.t'. _dt-~¡~,1li1niento e indefensión del agredido; cudndo Ia ejecu­L !l)11 l s s11h1t1 e 1nL'Sperach1, pur sorpresa 1 o cuando se hace 111ediante ,JCL'Ch,_1n,z;i, tr;11npd, cinboscada o celada. 'I'a1nbién lo son la nocturnidacl º,el L.l1sf'r,1zj qtt\~ iinpíden el ret:onncin1iento del autor del crirnen. Este lr>riruno h,~ :provoc,idn L"n la doctrina jurídica rnuchas polénücas act~rca d~-· ~,u_ ; 1g111JH·.ido prvciso. LJsua!nH_~nle la alevosía presunone la ¡)retne-d1L1c1nn. r

,. 1;1 p_r~:cit) o pro1,1H:sa.ren1uneratoria es una circunstancia que le otor­f-~d. '.d h_l:L h(~ ,u11 l_·'.1;·,H·ter a~e_lt~diblenH.~nle econón1ico. No es n(·cesario que l.i 'llnl_i il ]1 1 { sL1l 'to'.1_c'L·o1101n1ca St'd previa a Ja con1isión del hechn dclic­

lt vt_>r l\J .qtH'.S(' vvnlic!t,lt' objt:'t~va1nente. Lo dett~rn1inanll' es qut:• el sujetu c1t t1~0 ( tH11.vLL ~;_11 dl'C1on n1(iv1dn por l'Sta intencionalidad 1:~conóJnica.

Ll ('ns¡¡n;111ut·111ti .dude a una inlención ch,liberadd e inhun 1,1na de ;¡cn·cvnL1r!L) el d\l!or ,1 !a víctirna. Excluye los a(·tos rea!izaclos sobi~e el ¡·,1¡Líver, o SL'<L H¡uetl) · · ¡· 1 .. ·. _ , . , _, . ,l ~) rl'd c1.<1c os con posterioridad a la rnuerte de l;i vít :.1 ~n,t (<':-,t()~; !)udndn constituir otro delito diferente, con10 es Ja profa­!\J( iun dt' Cd(L1vvrvs).

¡:¡ 1rtículo ''I 1 1 < ':í !' !' ¡ · ' ,) .t '.' _ "l l 1go en~1 contt•n1pla una st>rie de causas ate-1:H1.'1.11/'{':-; que _poc;d:1:1t;in d('Sdt: Ullil di.srninución de la pt~na hdsta una i_,H !1hlv exc<llL\'ldcJ\)J.l. l,d exc;\l\_·eh1ci6n es un beneficio que no se reLl­

l-lllll,l (\JJi ld ¡n'n,i, sino con{:'! inodo en que c~l procesado transitará el pnH't,>;,u, ,1 S .. 1h1T, ('fl [ihl'rtnd O f'lfÍVadn dt' l'lf·¡ S'1' ))!.('Il ]·1s }J(')l · _ ,. , . . . , · ~ · ·- - ', .1 <: s pn.:v1s-Li.~ 'u lo:--:;. 1.-!e!th)', que_ Sl' 1111rnitdn son facton.~s a tener en cuenL.1 para ("Vdludr dll ild ('1.1-cun:;l<1Jh'i<1, no es la única. Por esa r¡¡zón, no es corree­:,º hdliL1r dv dt'lill),'; \:Xc<1rcvlablt'S y delitos no cxcarcelables. Entre ellas:

vi qitv !l\dLll\' ,1 u[H) l't1co1\lr;)ndosi.: en un esL.ido de en1oción violenta V que• Lis c' 1r1·un'-;L1nc·i,-1.<-; hicierl'n t'Xl'LLSdble"· Jo...: L'lS<>s clci11 ·¡, · · t t

. . . ~ , ·-' e - , t L t,l: 111 en ;,1

t,dus,~r uu_ (LlrHi, per1J en vez de ello, se n1ata a la person<l L'n cuestión; ( ucindn ~l~ produce l'.t n1uc•rte de1 hijo al nact:r o t:n el estado puerperal. !·:11 ~,t_is '.lllIL'tdu:--; _._,ig:11~'11ll:s S(? legisla en torno a la eutanasüi y al aborto. , _¡¡ liH'.ll v_l liu1n1ctd10 us c.onsiderado delito en todas L:ls J~gislaciones,

\ l llLll,u <I utro 1.:'s l'll(L'nd1do y C<lsligado corno hon·licídio solo bajo

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estrictas condiciones, dado que la n1uerll.' tarnbi,~n está prt'Sl'nlc en la gul'rra L) en la deh:1tsz1 personal. l)e cualquier 1nodo, c>xistt,n dt·litos y crírnt>nes CtJnsider<1dos universales por \¡_¡ legislación intt~rncicionaL ('ntrl'. t.:llos, t'.l genocidio. Por otra parlt:.:, para que la dl•fensd persundl no sea considerada un delito, debe probarse que no hubo un "exceso en Lt

iegítirna defensa". Pu(:de seil.alarsc que aquel crirnen que no recibe su castigo corn.:s­

pondiente, se transforn1;1 tan solo en un reproche n·1oral iníurioso contra un,1 persona. Solo t'.l cast-igu t:onstituye a alguien en delinClll:~nh: o crin1i-­

ual, y es lo que transforrna la vagd noción de delito en u11 hecho cnncre­lo. Est;,1blecer qut~ y cu;:iles conductas configuran delitos, crí111enes y cas­tigos, son facultades suberanas de quienes esl<:in a Ia cabeza de.: un .sish> 1na norn1ativo. El concepto de "cri1nen" es establecido y c1\:>ado por el

poder co1npete11le1

y resulta indisoluble de la aplicación dt~l castigo. Crin1en y castigo se vuelven así, las dos caras d(: una rnisrna nHll'1t'.da.

Lll rcsponsnbilidod penal

Para que un juez pueda dcter111in<'lr la responsdb"ilid;_¡d pen,11 de un ü11pulado es indispensable que tenga en cul:nla la conjunción de dn~ elen1entos:]) la inteligencia o discernüni1~nto del individuo, que le per-1nill~ a este c1cceder a L1 noción del bil'l1 y el rnal, y 2) ];1 libre vnlunt¡1d o libertdd, que le posibilita l'.Scnger entre uno u otro. 'rodo f;_iclor qu'-: prive de una u olr¿1 cundiclún suprin1e la irnpulabililLid.

El crih;rio de inrputrtbilidad reside en la "conciencia" y en la libertad

de actuar. .Algunos considL'.ran que la iinputabílidad es !a consecuencia del libre albedrío, L~l cual, seglin el filósofo alent.'in (;oufried W. Leibniz

"t•s Ln1~1 propit'dad de la voluntad hurnana que pernlite <:legir entre dos

accinnc~s: ésta quiero, é:sl,1 no quiero". Santo 'l'oin;'ís dL•nonüna líbn: albedrío c1 la fuerza o Í.ll'ttlL.Hl que pl:r­

n1ite elegir entre dos actos y dtjd ,11 hornbn: en una indetcr1ninación

,:i_ctiva1

quv puede sL:r: a) de inicidtiva: libertad de cj~J'l'icio o contradit'­ción, por la cual puedt> obrar o no obr,n~ aclu¡tr n inhibirse; h) Lh~ espe­cificc1ci6n: pLH:'.cle ejecular uno y otro acto, l.~s dl'.t'ir, elet;ir t-érntinos espL:-­

cíficarnente distinlos1

por eje1nplo: socorrl:'r a un lu:rido o rcrnat¡¡rlo; e) de cuntrariedad: puL'de ejecutar un d.cto lícito o ilícilo. Par.1 sus segui­dorL'S, el libre a!b{'drío es Id piedra '1lltjllldr del lh~recho, t:I funddrnvnto de las iru~ludibles nociones de culpabllicüid, in1pl1tabilúLld y rl'spo11s<1-bilidad. El hrnnbn' es libre y due11o cite sus actns (lil!er/us 11rl>itr11), p1wde 135

currH~tt•r un delito o evitarlo.

Silvia Elena Th11l/11rz 1 Carlos [)a11le Garcfa

Según Aristóteles y S<lnl.o ·n_nnás, el deJito es un acto hun1ano, racio­rla! y libre. A est:a corriente, se ha opuesto el deterrninismo de Martú1 Lutero, quien sostiene la idea de una lucha con la libertad del querer. f)elern1inisrno quiere decir negación de ln libcrtad hu1nana y proclama~ ci(Jn del principio de que nuestros actos obedecen a una causa intrínse­ca o extrínseca y t'sl<ln clelernünados por distintos factores: naturales, con10 Pl estado de nuestro cuerpo (del.ern1inisn10 fisiológico); por el n1otivo que pesa sobre nuestra decisión (dctern1irlisn10 psicológico) o por el rnedio social (detern1inísrno social). Sin en1bargo, en la pr;.ictica esta corriente adn1itc el libre albedrío, pues sí se consideraran los crín1e-11cs y delitos corno hechos plenarnente deterrrlinados, entonces todo acto devendría irresponsable.

(:ontlnuando esta línea de pensan1iento, la psiquiatría S(~ ·interesa por el abordaje de estos problen1as1 e intenta responder a la pregu11ta acerca de quién t~s in1putable y quién 110 Jo cs.

La psiquiatría en gencr81 concibe al hornbre con10 alguien libre y, por lo tanto, culpable- y responsnble de sus actos. Pero si quien delir1qne ;i causíl de una enfcr1nedíld, es incapaz de comprender lo ilícito ele su actuación o, conociéndolo, es incapaz de inhibirse, no será considerado rPspnn.c::abJc ni cnlpr1ble.

En lo quP concierne a los s11jc•tos que pad.ccen una enfcrn1cdad n1en­!ai, el C:ódigo Penal argentino, en su nrlículo 34, scllal<1 su no punibili­<h1d: " ... el c1ue no hllyil podido en el n1on1cnto del hecho, ya sea por insuficiencia de su facultades, por altera:ciones n1orbosas de h1s n1isn1as o por su estado de inconsciencia, error o ignorancia de hecl10 no in1pu­i-ablc, co1npr<'ndcr 1.1 cri1Ttlnalidad del acto o dirigir sus acciones".

En caso de co1nprobarse !a alicnaciún rncnlal el tribunal puede orde­nar la reclusión en u11 "n1anicon1io", que en la actualidad corresponde a los hospitales psiquitítricos o ncuropsiquiátricos, durante el lieni.po que se juzgue conveniente, p<Jra no poner en peligro la vida del cnfr~r­\1)0 y l<i de los denuts.

La culpabilidad jurklica está enlazacla al concepto de responsabíli­déld y ;1 la posibilidad de gobC'rnar sus acciones, por lo que todos aque­llos que pucda11 "con1prcndcr [a criininalidad del acto o clirígir sus arcioncs'1

, se>rtín considerados irnputt1b\es. Por ello, sostcneinos que la culpa íurídica se presenta y adviene luego de con1etido el crirncn, cuan­do a lrav0.s de un juicio, el individuo se vuelve rcsponsílble de su acto.

J_.a palabra "rcsponsalJilidad" deriva del verbo latíno respondco, que signífica pnJnH'ter, ob\ig;:1r a, pagar su turno o a su vez.

361 I ,a 1nisrnn se íundanH'nl'a ('ll las nociones dP irnputabilidc1d y culpa" bilhL1d. Es rcspnns;1blc entonces solo quien tenga l<1 capacidad parr1

¿A qr1ién 1nal11 el ascsí110?

sufrir las consecuencias del acto delictivo: sujeto ünpulable y culpablt'. Ahora bien, 1-;j bien los sujetos declttrados inin1pntablcs son ~~icrnprc

irresponsables, puede ocurrir que, personas irnputa~)h's, con co11oci­ni.iento y voluntad plena del h_echo que ejecutan, sean 1rre~-;pons;1blc's en aquello~ casos particular<~s especificados en el C:6digo Pcn.:11: el que obra bajo la prcsi6n de una fuerza psíquica irresistible o ani.cn¡¡zado de un 1nal grave o inni.inente; quien trnta de evit<tr un 1nal n1<1yor; aquel que actú~ en cumplünicnto ''ele su deber o en el lcgítiino cj<'rcicin de su clerecho, autoridad o cargo"; el que lo hact~ por "obcdicnrí;1 d('bidél", en defensa propia o en defensa de otras personas.

Esta serie de casos no es hon1ogénca. 1\lgunos se ccntrar1 en la rJro~

pia persona y su posibilidad de rc.spne.sla, y otras, en J.1 relación del individuo co11 1u1 agente exterior. En cada caso pndrú interrogarse ('n qué incdida el sujeto qucd;:l incluido ---·o no-- en su accionar, l;-i\ el. casu de la llan1ada "obedie11cia debid;J"; esto, no solo lnvesligando o inda­gando el efectivo conscntin1icnto del sujeto a ejecutar ~·1 acto, sino tan'.­bién itr1pidienclo que dicho ü1slrun1ento legal se convierta en un<l lcg1·­tin1aci6n_ del crin1e11.

Los n1enores cie edad tan1bié11 son considerados ini1nputablcs; cs1o da 111gar a deliberaciones acerca de la edad en que dcjar<ín dl' serlo, Y las disposiciones que debPrrín aplicarse en caso de un crirn_c1: .llcv<1do <1 cr1bo por un n1enor. Esta inin1putnbilidad del rncnor ha p(l~;1l-Jil1L1do que el uso de Jos nifios con10 asesinos se consht11y;1 en un instruinento c<ldt1 vez 111ás expandido en nuestro n1undo contcn1por,)11('0, t<1l conto se observa en n1uchos países latinoan1crlcanos. La f;:1Ha de Ull<l rc.c;puc~ta

legal no reducida sola11H.~nte a una privt1ción de la libcrL1d en t:! c;)n!Tx­to dP inst-ilntos correccionales que los estign1aliz¡:in coino \TU11111;1l('s,

deja ;i los niños y a los adolescentes en un ú11p11ssc legal, problcn\a qtt(' aün no ha encontrado una resoluciún adecuada,

Pu.r<l <llgunos autores, la culpabilidad sería la rcprohaci('111 th1 l rigen-­

te porque no ha obrado confonne n su deber. Le justicia diferencia el delito culposo (culpa) del doloso (d11l11) l:n

(~ste últin10, el elernento funda1nental es Ja inlenriún de prodttt-ir un daúo, n1ientras que en el pri1nero no Jo ('S, pues se al·ti'1,1 <'n f(lr111a cu!~

posa bas¡índosc en cuatro ele1nentos: negligencia, itn¡H'ricial i1nprudc11-cia e inobservancia de los regl'11nentos.

Por otra parte, existe un dolo directo y otro indirecto. F! din'clo se produce cuando se quien,: n1alar a alguien; el indirl'ctn, Clld!ld(.1 ,1[ intt'n­lar rnatar a una y.Jersona se rnala sir11ult<lnean1enle a olr;·1, a S<1h1cndt1s de que tan·tbién va a n1orir. El dolo directo, para cualqui('r delito, l'.S ctE\11"· (lo la acciún que se realiza csl'<l dircctrllnenle dirigid<1 ;1 c,H1~~,1r el r('sul-

137

381

Ji1u111 1.11'1111 1(·11111ar2 1 t.nr!os tJ1111/¡ 1 <:11rcú1

Lo !'11/¡){1 (OJ110./~'llÓ111e110 y co111u e::Jfr11r:t11n1

"l <'1ilpd .. es t.".1 t'l'i!ICL'plo que' reviste cil"rla co1n¡>l"1··,,¡.,,i y·1. . J ·, ¡ . . - ..... ' , que su s1v~

lll ¡¡ d< () Vdlld t (Jl1:;1dvrilble11H-'UÜ~ SVP(¡n se fl) L"'i"l! ¡,· ·j .. j ' 1

, ,·,. .' ·, .· ... . -n · " le Ll'SLV un punl:o { < \,t.,ld.JlllJl!Ho( 1)~,H¡u1atr1co o p:;icoanalflico.

1- Ll11 .. ';1l nli~;ino co11shtuye un ter.nfl central en las relig-iones, inherente

;i <h ric; u•.; ';{'r "' !·1t1n. . F· 11 1 ' .·. . ." \ ·.' . tdnos. _¡1 e' ,)s, a culpa rerni!e a un n1odo de rcl·-1-t.~1 .. 1n dt'l :;u¡elu < n1\ Id verdad cou10 l'ilusa; en el crist-i<inisnit\ dicha rel;-1-l ton, ddopL1 L1 forrna de· la culpa.

l·,n ").,¡ l"Íl'llCÍd y j • · j j" j, •.. · , .. ,1 vc1 e d( , ,,1can d1fercnc1a tres sujetos: el rt>Iirio-:-,_1'., l'! d\' L1 CH'llt'i'.1 V i·l sufriente. El sujeto n.:'ligioso corH.iuce al ra¡'i(~~1<'l·· IL.»Jl'Ul, l[!H' o1·g.'111Jz,_1 t>l P('nsa1niento teüJó¡ricu Y la funciór1 ¡ ',__, - -,-d 1 ¡) ). ¡, .. , 1 .·, I' , . . n l csc1npcna·· '. -.\ i - .'l,tt vt_· .Jt Jo!L '.l an.i'.1s1s del sujeto de la ciencia hace presente en

f:i1 i:t.i llH.ludilJ]e lo:, rnc'cdn1sn1os de la obsesión y las ¡)arado1·~1s del ser1-lJJn1vnlo dl' ·t J) 11 ·r 1 -¡ ¡· · ·

,· l ¡ ! e 11 }\ dl que 'l".l'li.d cornparú con la religión. r-:1 su1'eto sul11v11te l'I de I·1 cun-· lt· ¡· · , , - , ,,u .i ana itrc<1, es aquel qul:' se declara cul 1able

1 i_~.n el ii1u11do C1HÜt'll1})0.ril_nec.' l_a Iglesia se ha pronunciado enl-l 1 lú1~·1

( l' !l'COJl{)('('t' i f · ' -< I " . . . un t t."'iP\'L aZdllllt'nto global genertido pl)r la desigualdad l)., dnlc1¡.:,on1~,rno.c; idL·ológicos y la discrin1inación, entre otras ;·azones~

(' ' '/'"~" ,,, .. , .. ' ..

La rdÍZ de estas divisionc's es "una herida t.'11 lo 1Y1c1,c, ínti1no cltd lion1· brc1", St~gún L1~; palabras de Jt1dn l-\1b!o 11. Esil herida es lLnu,_hld l)\'.t'<1do

d la luz d1.: !d ft~ ljlil'. "cadll uno lll~V<l dt:sde su n.icin1icn!1J, l'tlllHl una

herencia rt:cibida por sus prOtJ/'llÍtorP:-;1 h<1sta el pccadn que l\hl,1 tu10

co111etl~".

'f'odo docurncnlo de la lglesid p<u·tt: del supuv:-;to de l.1 Íl', L1 cu<d forn)a parte: del racionali.-;1no nrg,1nizddnr d1.•l pensatnicnto tc1ológico. Ld fe cristic111d 110 es ld cre1.,:11cid v¡H·i\ante dt'l llL.'Hrótict), sino la ¡·crtez¿¡ i.,h; 1.1 cn~l;n(:i<1 dt: qut: 1<1 Vl.'l"t..LH.l 1.:st-ci. y se htlild presi.,~nte t'l1 bis cusas sen­siblt'.S. Segln1 Santo 'fornAs, L1 ccrt1.~:t.cl de creencia v~:i lo q11<: produc(: el

;1cto de fe. L,1 vt:rdad del sufri1niento nl.'urótico hace' n~ferc>nci,1 <.t tontdr a la vvr·

ddd con10 cdus,11

por esn, fr:nonH'J1()tógic•11nentc~ 1 coincide con 1'1 verdad 1.Tisti;111<=1, donde la cu!pil ¡ipan'l'C conHi hipótesi~; c<nts<1l dl· Li desgracid. El neurótico, sujetu sufrien.te, v~1cila en dist·inhis rnornculos, Pntn_' i.llri~ huir}¡¡ culpa i:ll ütro o atribuírSl'Ll a sí rni~;1-r10. /\1T1bos coinci(h:n en ¡¡Jgo:

la verdad de la Clilt)ª rc~sidlría i.:'n la culpa rnisn·ia. Por eso Lact1n .. 1firn1a

que la culpabilidad St' transforn1<1 c•n un senti.tnien!·o de alcance l'pist{, .. rnico, d,1do que la causa en el cristiano c1sun1c J.1 fl)rJT\a de Ja culp~i. El lll:'Urólico hac(~ lo n1is1no, al asignnrl(:_' a la culpa un v;_-dor de Vl:'rdad.

1~1 psicoant'ílisis CLH:stiona L:i relaci15n dl~ L.t nc:urosis l"t)l1 la culp;1 put•sto que e~;ta no ocupa el lugar ch' la Vl:rd;,1d ni vl de la l'í.lu~;.-1. Fst<l

confusión y t->uperposición proviene> del psicod11tilisis niisino, de L1 afir-· 1nnción freudiana (ll' que' algunus delincucn.tes nu :1011 culp;,1bles dL'l

delito que con1cteu, sino que es una t'ulpil previa la que los en1pLrj.1 a

F)l:rpct-rdr!n. La culpa se vuL~lve así 1'1 causa que prvccdv lll crirnvn, y(-~! castigo que' rccj\Jl-:' el crünlual es t•l efl'cto buscado in<:onscicnlt'n1cnll'.

Sin ernbargo, si bien la culpa fr(~ttdidna !'iene un carácterciJusal, t<11n·· hiC'n l'.S irH:onscicntl' y desconucidd. En ese punlo no coincide con Li l'uip,1 crish<ln<l. La l'tdpa, en tanto r;1zún de t'SlruL:tur-1, resu!L.1 de L1 constiltu:ión del sujeto del iuconsciC'nte. El padecirnienlo nc·urótico de

la culp.1 es ld forn1a siuton1<i.tic;1 con !a qut'. vi sujeh) intenta finiquiL1r

dich<1 culp<-1, corno estructura int:lin1inablc'. l~xisten divl.:'rsas forrnas de tratainit:nto dl~ la culpa a nivel fenun1l•·­

nico. lJna ele ellas es la creación del sínlorna. Las dift:rentc>s estructuras clínicas siguen e! prncesarnicnto de L1 culpa por c<nnlnns diversos: la vacil,H:ión en alribulrta al ()trn o al yn1 en h1 neurosis; lil L't'rtezc1 psit'(\·

tica de su propia culpa, en la n1ela11cu!fa; o del ()tro, en la paranoi~1; y la negación de la n1isrna, en el pl'rverso. El exarnen dt:; los hunlicidios nos

conduce a pn~star especial atención 11 !;1s psicosis y a la pervt"rsión; esto 139

no significa que en la neurosis nn existan aL'Ciotll'.S crin1inak:s. Sin

Silvia Llena Tc11dlarz 1 Car!vs L)1111le Garc{a

c1nbargo, cuando no se trata de un crii11c1i. asociado a fines de lucro, lo inás habitu<d es que e! nt~urótico se presente como un crüninal inccH1s­ciente o itTiaginario.

Afinnar que la culpa posee ltn carácter cstructurtll resulta de cón10 es concebido el goce en la constitución subjetiva, pues dicha culpa pivo­tca entre el dt'seo y el goce. La faltn, qtic da cuenta tanto de la "castra­ción" freudiana ton10 de la inclusión del sujeto en la estructura, es sttb­jPtivada nccesariatTH-~nte co1no culpa por parte de 1111 sujeto, sea este nc'urútico o no. El Sl~ntirnil~nto <.le culpabilidad no se deriva de ninguna <'xperiencin vivida o aconlPcida sino de un afecto producido por la estruct11.ra: con ese afecto se intentará cubrir la falta en c1 Otro.

Esl<~s considcr<iciones refutan una supuesta identidad en_ ln n1anc­ra Pn que ps abordada la culr>a en_ el neurótico, el cristi<1no y (:~1 psico­análisis. 'L1nlo el neurótico con10 el cristiano cre(:~n que la cuJpa es la causa de sus desgracias y esta "culpa in1<lginada" constituye la verdad para Pllos. Para el psicoanálisis la culpa PS algo que va 1n<'is allú del fcnón1cno, en la rnedida de que cuestiona que la verdad de la culpa llfirn1ada o rcconoci({a sea la culpa rnis1na. Si bien constituye la cansn que cn1puja al crin1cn, la culpa no es necesaria1nente as1tn1ida por e] asesino, ni scfíalada por sus entrevistadores --·salvo que estos posean una íonnación <1nalítica que les pern1ita aprehend<'r que la falla de rcconncin1icnto no es sin6nin10 dP y 110 significa ausencia dt' culpabi­lidad--.

l)csde !a perspectiva del psicoant'ílisis Ja culpa puede ser enlcndi(la pc'rfech111H'nlc con10 aque/Jn que t'1npuja <11 sujeto al ;1scsinnlo, o a los suct>sivo.~ ast'.'--;Jn;üosr sin que el yo o la persona <1ue los lleva a cabo sea cnncic1üe dl' ello an!-cs, durant(' y después dC' su Zlccíón. Se trata de una culpa sin rcconocilnicnto yoico, ni afirn1ada en llnn verdad, sino desco­nocida C' inconsciente, sin razón ni por qué: una "culpa-goce".

La rnzá11 del cri111cn

Fl psico;1n;·Hisis subvierte la conc{•pción popular de la culpabilidad al introducir la noción de scntírnicnto inconsciente de culpabilidad. Esto conduce a Frcud J exanünar, de un n1odo novedost\ el crin1cn en rclnci(n1 a su castigo.

Para Frcud, el punto de partida n1Hico de la sociedad es el crín1cn tolé1nico: los hcrn1anns Sl-: sublev<1n frente al padre prin1ordial qtte con-

40! serva todas las n111jcres para sí, lo n1aL1n y, al hacerlo, e11 lugar de acce­der a l;1s 1nujcrcs deseadas, caen bajo el in1pacto de la obedic11cia retro-

¿A r¡itiót nwfa el asesino?

activa, por el influjo del retorno del an1or oculto tras el odio. Ese crirnPn prirnordial n1arca el origen de la ley y funda la hase del scntíini.vnto de culpa ("Tótem y tabú", 1912).

l.,<1can reto1na el rnito de "Tótern y tabú" en el Sc1ninnrio 7, La <'f-in1 del psicoanálisis, y n1uestra cún10 el asesinato fue en vono: L1 ;;11nbivtilcncia se pone al descubierto luego del crin1en, y el a1nor al padre cn1puj.1 ;i la culpa y a la obediencia retroactiva. J)e e.sta n1anera, P] <lrnor ;1 l p;idrc Sl' vuelvt~ el reverso del superyó.

Este análisis introduce una doble perspectiva: la subjctivació11 dP la falla del padre y el en1puje del superyó. El padre ideal frcudi;1110 re,c;ul­ta interpelado aquí por Lacan. El ghosl ele l.la11Ilet le revela a este que el padre ha rn.ucrto en la "flor de sus pecados". L,a falta del padre h;1cc así su aparició11. I~ntonccs, si nos identific<1111os con el p;_idrl' p;ira s('r tnn s~:veros co11 nosotros rnisn1os, ¿qué falta incorporarnos <-:uaudo lo i11cor­

pora1nos a él, <.1tte nos atorn1enta tanto a través de la culpd'? En ''l~l n1alestar en la cultura" (1932) Frt_:ud seí\ala Psta extn1í'í.a par;i··

doj3. (=uanto ll1<ÍS renuncia el sujeto a lo puJsionaJ ·Cl fin de rc~~punder íl los nu1ndatos del superyó y hacerse an1ar por él con10 csper;1 ser <lnl<1do

por el padre·-, 111ás aun1enta la severidt1d del supPryó. El ('1npujP al gnce y s11 contra1Jartida, la culpa, la falta, la fall;i a gozar, dan cu1'n!-;1 de cst<1 paradoj<1.

En 1915 Frcud escribe un l('Xlo titulado" Algtinos l!pos de c;1r<irler investigados })Or el trabajo psicoanalítico", donde inclu_vc un subtipo que es "Los que delh1quen por scntirniento de culpabill(LHi'', ocup<1n­d.ose así especfficnn1ente (lel tenia de la dclincue11cia. J\llí planll'd los casos en los que el acto delictivo o crin1inU.l t>s el Pfcctn de u11t1 co1H'iP11-

ci<1 de culp;i qnc lo precede. t;a culpa es, entn11ccs, anterior ;1 L-1 f;dt<l. Los sentirnientos de culpa que (:n1ergen a C<lllSa de los deseos r'dípicll;.; de poseer a la tTladrc y n1aU1r a] padre hacf'll de todo 11curúti1·0 11t1 criini

nal. En este Sl'ntído, la novt~la (~ri111cn y castigo Cl8úh}. de F('dor [)o:~­toievski, resulta un paradign1a del pla11h~o freudiano. Fl proto1gonista con1ete u11 crin1e11 en busca de un c<tstigo por la culpa que lo prccvdc. L,<l necesidad de castigo deviene, de ese n1odo, (~l rnúvil del crinH'll o t'I n1óvil que conduce al acto crin1inal. l~sto concierne a la //r;11,ón del cri-1ncn" que luego, desde la psiquiatría, será entendido y lcori1,;1do co1no los "n1otivos del crirnen". Frcud ubica en el lugar de la ~;in razón al inconscie11te, y la ntnnbra culpa inconsciente.

Ei1 ese sentido Freud invierte la relación: no se es culpable después de haber con1(~tido e] <lelo sino que la culpa "inconsciL'Illl'" es pn'vl;1 y la que crnpuja al n1isn10. Sl~ nos prcsc11t;1 entonces el problcrna de Lts 1111

distintas inanifcst.:1cioncs de la. culpa, que no nccesariarucntc ;-;e c.xpn.>·

421

';1fu111 Lli'1fll l1'1111111rf. 1 cortos !J1111te Lurna

:;,in< t11n,n ~il'll! iH1ic'.1to dl' ('ulpa, sino que pueden eint:rger <l trdvés de y ~Hn· L1 v1,1 dv un (Tll)ll'n o un robo.

¡,:11 lt1 ¡·udrld .de· Lis "NtH"VdS confl:rencias de introducción al psicoa" 1tci.li:,1:,'' (J\)J~ .J.J), J:n:ud nos brinda t:l ejerr1plo del acto fallido de nn

<lSl'S.ino/ que' ! rc1hiljab;_¡ en 1111 L1boratorio con bacterias, e indica que si

!111h1cTd. podido tL1r con él previarnente y forn1ularle una advertencía el í\',e~;in<tto ¡1odrí.1 h,~bt:rst~ evítado. [)e este rnodo, aii.ade concl:'ptuahn~n­lt·, poi ld v1.i. ¡f(· L111llerprctación1 la fLu1ción de advertencia. , _1\hor,1 bit·11, ('! pl<inteo f1\:•udiano introduce los rnotivos edípil'.'l)S.

Ll!o:; son r<·(1l!11tldos pl)r Lacan en t:I título de uno de sus artículos lla-111:1do "ívlotivo dvl lTi1nen p.iranoico". En re,1lidad, el "n1otivo" habi­tltd'.Oll'llil' t's. yoil'O y, po_r lo general, conciente, esto es, corresponde al ~'l.:n11do (lH1t 1c11tc. f\_,ru l·reud Je <1lribuye tul sentido inconsciente y edí­!'HCt.l, v:; dvcirl !ti .c;ustrttt~ del yo y sitúa a nivel de h) inconsciente.

l)e'.-,dc tllld pvr:1pectiva generdl, Lacan producl' un vaciainienlo del ,·\)n·ll'n1do y d('¡ svnlidn, que rr1.otiva el acto crin1inaL En carnbio, freud los 1_1H·luyv: di.·~;l':1 i1.1cons~·ientl'1 culpa, e inconsciente, conducen y guían lidci.i t:l hecho cr1rn1nal. 1-'.l dvseo h.1ci;1 la u1adre es cri1ninal, dice Freud y pLintcd. qul' un t'rinH'n, de ,1ctn:rdo a la rl:versibilidad del deseo el~ tlHH·rtc dirigido d los pddxes, puede tratarst~ t.'.n rl~alidad de un suicidio

c.JinuJL1d(J. ! )v ,dh que put:d,i experin1entarse culpa frente a estos l !{'~,{'U:-;.

l,:¡ :;\•ti!í1nivi1lo dv cult)dlii!icLtd se rr1¿inifiest;_1 en forn1a diversa e 11 la

1H'Uros.1s Y en L1 p.-,icosis. En el obSL'Sivo, los escrúpulos y turn1entns son cll' Cdr¿1cll'r l'01H:l(·r.1te. En c<1n1bio, la histeria actúa corno si nada supú:­

r.1 dv . .Jqt1t:! sv1it1u1u.:ntu. No nbs!.ítnte, la l1l'Cesidad inconsciente de cul··

[hll~_il1lL1d c'sli'í ~;iernpre pn:svnlt' corno lín1ite interno y se presenta bajo

L1 L1cliadil qt1l' Lt1c;in ILHnó l'l ''sin fe y sin ley" del sujeto histérico, c:xprcscidu ii trtlvt'.'~.' de sus intrigas y de L:1s acciones qut' dcLllan peque­Jhl:) o ~',r.tndt•s dCctdl•ntcs.

L:n !o:; tl\Xlu~, "El yo y t•l L·lio1' Cl923) y "El prl)ble1na econón1ico di'l

ni.l~;oqui:;i11¡¡º ( !tr(J), Fn:ud exp!it.'d L'Ón10 n'lt:diante t:l senh1nic:·nto dv (.ulp.1bdidlld .';ec"n.(·uc11\Td unt1 s,1tisL-1cción en la cnferrnednd y en el C<ls~ ltgo, ¡Hlr vi :~u!r111HL'1lto que otorga. En la obsesión el sl'ntin1iento de cul·· p:1bílid,11.i })t!l'dl' :;t.:r con.ciente y observable en los escrúpulos, los auto­rt·_proche~; y !os ~{:J.rrnentos. En can1bio, en la histeria Ja culpa estú rn;is o{·ulL1 y St' rn;·1niJ1vsta a travé's LÜ:l hecho n1isn10 de estar enfen110. Se lr,tl'.l t'.t." u1: ~-;cnt_iruil:nto d(: culpabilidad expresa.do en forn1a indirecta y, t\11 u[t.1n_1c1 1n~;ttl11c1J,.111~1da, L'n tanto el sujeto no se ch:clara culp;ible.

¿.l ual .. L"S t·l .1sl'lllln11c:11tt) subjetivo de la culpabilidad en la histeria y t•11 L1 oli_c,l·~1t)11? Fn:ud se ocup<1 de distinguirlos. En la neurosis obsesi-

Vd ;1p,lrt'.l:l' la afírn1ación "soy l:ulpábll'", o ''tnl; n1~1rtirizo con los pen­

sarnienlos de rnuerle que tengo". En algunas oportunidades se presen­ta co1TH) .tusencia d(' culpa, convergiendo así con la hi~leria. En ca1nbio1

l:'ll Li hish:·ria la culpabilidad ~;t~ n1anifiesta bajo la h)rn1a de ul\,\ IH:>l'c:si­

dad de castigo inconscienh~, expresado por eje!l1plo, L'l\ lesio1H~S "acci­dc·nt;1les" al cuet·po. Esto no significa qul~ exlsl•t un reconociinivnto, sino que se trata de una confinnación indirocta.

Pero Ja culpa conceptualizada por el psicoan/ilisis no es lit nlis1na que Ja de la religión ni la de la jnsticía. "El SL~ntirniento de culpa ....... dJl:e Jaccp1es-1\lain J'v1iller--, t~s t~l ¡iathos dt> la re'.Jpun::;abilidad, L,1 p<llolngía l'Sl'nclal del sujeto". Esta perspectiva tienl:' una clari.1 incidencü1 en la dirección de la cura lh~ los p<1cientes en an<-ilisi.s.

En un texto de 1025 titulado '' J\Jgunas notas adiL'i011i:1les ¡¡ la int-er­

prelación dL• !os suefios t'.'11 su conjunlo", en el apartado "La responsa­bilidad rnoral por el contenido de tus stH:>ñus", Freud se: pregunta si

sornus resp<H1sables del contenido de nuestrus s11t:í1os, sobre todo Clldn-­

do nos resultan inn1orales. La respuesta L~S afirn1ativ<1, aunque el propio yo lo desconozca. "I-n rnédico --afiade-- dejará al jurisL1 la tarer1 de insti­

tuir una responsabilidad artiíiciahnente li1nit.1da ;11 yo n1l'tctpsicológi­co". f)e esta rnancra presenta dos víns diferentes de concebir !el respon­

sabilit..lc)d: h1 jurldiCí:l y ia psicoanalítica. L<l jurídica concit~rne al ast'nli­nlientu yoico, la analítica convoca a los pensarnientos i1H'o11scícnles. Por otr~1 parle/ Freud deja n1uy en claro que el jurista inst-ituye cün su tarea

unjt n:sponsabilidad ariificiahnente 'Ji1nitada al yo n1etapsit'oiógico,

labor que St~ ha extvndido 0n el n1undo cur1ten1poní.rH:o.

Freud afirrna que el crirninal bl!SL'il cnrno fín ser castigado, y (¡uc dicha sanción, lo torna responsable. Así es con1t) en\¡-¡ doctrin,1 freudid­

na el paradójíco conce¡)lo de sen!irnienlo írll:onsciente dl'. culp<-1 es sus­tituido por otro concepto: la necesidad de castigo.

El Cdstigo es algo que se vuelve necesririo, pero ni.) p.-ira el yo, es on,1

lll'Cesidad t'.structural. Pard l.c1CiH1 "la respons,1bilid<1tt es th:cir, el ca~tí­go, t~s und característica l'SPncial lh: !a idea del hon1brl', que prt'vdl\:l'l' en un_a suciecLtd dada". Sl-' puL~dt• dpn'.Ci<1r que l'n t:sll' -pArr;1fo conflu­yen: l~astígo, culpc1 frl'udíana y responsabílilLld.

1\hon1 bien, los t'astigos C<nnbian según Lis tr<insh)rrr1c1cio1H:s de L1

sociedad, y dL' acuL•rdo a los códigos punitivos. El castigo depende, de este n1odo, dt•l CHro de la época. Lc1 historia dL'l castigo con sus i111pa;;st's delernüna el canlino a seguir t'.n una invt:stigación ~;obre el castigo y c~t ()tro. [)e lci n1is11h1 n1anera se puede afinndr que la responsabilidad can1bia. sPgún el discurso del ()tro. La t:ulpa, ¿dept:nderA c·utonces y 143 estarcí. deterrninada entonces por la épuca?

Silvia Llena 7hrdlarz 1 Carlos [)011lc Garc(n

En contraposición al clrnbiio jurídico, donde lil rcsponsabilidacl está plc_narnente identificada con el castigo y la culpa, el psicoanálisis se ocupa exprPsan1entP dP discritninar responsabilidad de ctilpa, al con­ceptualizar esta corr10 un faclor estructural. l)icho en otros términos, si la culpa funciona corno causa, la responsab.ilidad es el efecto. Esto sig­nifica que la responsabilidad, en un sentido atnplio, es la reS}JUesta del sujeto ante la culp<1 estructural; es el sujeto rnisn10 de la culpa, por lo que no es el yo la insla11cia que la reconozca. Es el sujeto que se dedu­ce de los dichos producidos por el fen(nncno de la culpa -o por su auscncia··"", frente a -un hecho crin1ü1al. Esta responsabilidad debe distin­guirse de aquella que se desprende de la experie11cia analítica y que pcr1nite cnter1der por qué alguien debe hacerse responsable de sus sue­ílos y de los conten.íLlos rle estos. En definitiva, la n.~sponsabilidad cu1a­

lítica resulta de cón10 haya sido abordada la culpa en un análisis. En este ni<1rco, la noción de rPsponsabilidad se idPnhfica con la de respues­ta y t'.Sta, a su Vf'Z, con la de sujPto.

I~stas cuestiones nos conducir;-í_n a repensar el co11cepto de responsa­bilidad y a cxa1ninnr sus argurncnlacioncs desde una perspectiva psi­coa11alítica.

El concepto de responsabilidad en psícoaná lisis

¿Qué significa que un s11jcto no es respons;1ble dt> un crirnc11 cnrn\'· tic-lo'? ¿Qué j111plicancias tiene concebirlo cornu no rt'E;pon:;ah!c dl'l cri-· n1en? ¿Por qué Lacan afírn1a que dcsresponsabili7.ar con!!cv" la idP,1 de desl1u1nanización de un sujeto?

La cri1ni11o!ogtn y su. re/aci611 con ln psiq11iafr(11

El sentido del castigo y la con1probaci6n del crin1ct1 !i;111 tenidn, a lo largo de Ja historia del hornbre, un des;1rrollo parrll('](l,

A finales del rnediocvo, con el rcdPscubrin1iento d('I dcn'cliP ron1;1-

no por parte de la Escuela de Bolog11a ---('11 T\onH1, los dt:11H't1lt\s l'r<1n

considerados enfcrn1os, rt1zón por la cual no rL'spondían pcn,_1Jrn('nh_' por sus delitos-, se fue transitanclo desde una conccpciún dundc priina·

ba el juicio de f)ios a otra, n1cls hun1anitaria de! clerccho. /\nteriPrll"H'nl<', en los tien1pos L{c la Edad Media, los locos (~1-;·111 suspechosns dl' pos(' sión dcn1oníaca irnputable a los peci'ldos qtH' c;1rgr1h,1n sus ,1lrnns. Fs rcci(~n a fines del siglo XV!ll, a consecuencia de los lri!hajos d(' los <llil'­

nislas Philippc Pincl y Jcan Etic11nc [)0111iniquc Esquirol, cu;1ndo l'Oll vl ('ódigo Pena! de 1810 se decide proclan1ar la irrespon.<;abilicLHi de los deincnlcs, ron1pien<lo, de eslc n1odo, con la tradiciún ch:l ,1nliguo régi-111en y recuperando las contribuciones del derecho ron1ano.

En la últin1a nütad del siglo XIX aparece la ilnlropolngC1 cri111in,1l, Cjlll' intenta analizar de n1anera cíenlífica el fc1H)n1cno crirninaL La di:--h·ipJi .. na tiene co1no su. figura n1<1s irnporta11tc a ('csarc Lon1liroso (en el t-rc1ns·­

curso del período pre-Ion1brosiano, quienes se dcdicaro11 ;1] csludio de los criininalcs se hallaban 111arcados por un p<irndig,ntil q1tt' privilegi,1-ba la relación entre !o físico y lo rnoral ).

Si bien es Aristólelcs de Estagira (siglo lV a. e:.) quÜ'll funda el ('Stu-

dio del hon1bre cu la fisononlía 1 scrú (;ia1nb.:ittista Della I\Jrl.a, el verda- l45 d(TO precursor de Lon1broso, quien en -lb40, cstablcc('Zc;1 1u1.<1.'~ rt>L1cin-

',11e111 1,1c1111 í!'1111/11rx 1 ( urtos lh111ft' ( ;urní1

lll':; en!n' L1 ¡¡,(-!1() t1·1 ! · ¡ · · ¡ J " 1 . 1 i, ' t· cH:r os l'.r1n11nc1 es y <1s rabvzas de algunas hv·,ti<J·, '".1lvdj(·~-, l·.st1i_c_, ('.'lt:1dit1s fnen)u continuados postc,riorn1ente por

Jnlic11l!\ ( d~,¡i.1r L-iv,tll'r. Ln 1823 Pil'JTt' jl:an c;eorge (,'abanis intrlH.Íl!C('

lli_1 _el 1 'JtF'11l(J _n11_1 'vu d! ¡¡(rihuir a !os crilninale~; vi carticlcr de enferinos: c,u]!(1l,1 r1uv .. ,,. in.·,[1[!!_)''<1 p<tri1 ellos Llltll "cur¡¡ del crin!l'n". ;\i"to~; rn<is

t,-inl\· (J()~Hl)'. [:rdll/ ln~;l'p}¡ ~;,¡Jj l/,l c1 S0Slt'l1Cf que la CrinÚnd.Jid;-\d perh:,·­

J'l'V( l: '.d ,1111:111(.l d(· l.1 i11ed1Clll<1/ :'S!tidi'.1 la fisonnrnía d(•l crirninn!, y niuy ( ·'!ll ( 1<1l_111l nll, L1 J(Jr!lld del cr,llll'O. f<,n el can1pn psiqui;í.trico, Bvnedit'.'t

/\ug~i~-,tr11 1\·JiJn't V /,1L'qt1<h;,.Joseph i'víon:<Ju ch: 'fours inlroducc·n ];1 llUl'lO!l dt' !/c:~/'l/(J"i!Jl/h'}]f¡¡.

·, ~--d d1d1 1 i_1J:ilo¡-~)d <'Ofll\l discip!i11tl (jlll' busca explic·ar los aspectos hio~ !(i_l',t' _(i:, \' ~'< 1 t'1_,il(·:, dvl_ ho1nl)r'--'1 11'1CL' baío el supul'stn de una L'specifici­tL1d di'! ho11dJ1T ,-rnnin.-d, <'xplic<ldd ,i p,1rtir del enlace dt\ •'it:rtas funcio~ 1:t·:; d<'l_ JIHl[vl(ltio 1'l)r\ dvtvr1nin.id<1s partc'.s del l't>rebro. En IK59 Pil'rre· l .11i! l~J(J< td Jt1iHld L1 ,(.;lll'H•tLid de 1\11troptl!ogía1 que·1n~1rca t•I cunlienzo

dvl_ 1l,·_:.Ltr1_(dltl _l!t· 1111,¡ tTin1i11\1logí;1 cun pn:-lL:nsiuiv.:·~; de alcanzar un (',•;L1t11to c1t:11tilH'o_ J'.n 18/tl el rni·~nio BroL'L"l c'i·c·i 1··1• ,. 11 ]' .• ¡ ¡· ¡

' ' e e ' dl l.'> a -~scue a dt· ,-\ulnip(d( donde ~;v rl·a!izan 1nt'dÍL'iones y ca1-egorizaciones ele lo_', cr;1nvq~, dt' I(),', ('ritninak•s.

!\Tuc~,¡·n-Ul' l /' ¡¡· j L't n , 1101110 1 1' 11!('1.11'11fe, cuan( o Lotnbroso [orn1.i!izd pur p1.·111¡i_T,1 \'\·:- L1·; orivnLH'io1H::-; de esLi nueva ¡q)roxin1<1ción. ;\su t'll!v1hlv1. l(J:; c1·1111111,tl,'.,', lÍ1'JH'n u1·1d disposiciórt 11;1tur¡d dl cri1i1en, sin

co11 1.>\11l!1l',¡Jg.ti11,1 t'\l1t t'I_ n_tl'dio St)Ci,il. Es lo que dc'no1nina L·I "crinlinal i ¡ l! '1 d ! ( J" . l l 11 1 j 1 ¡

,) • t, ·_1 ' (' 11tl ivit uo~; qttl' p<H. CL'l'll und regrl'Si{in ntiivíc<1, físi l_''.),y ini,r.i!, 11,~l-'1_<1 L1J1d de '.,1s prill1l'l'dS vt<ipas dt'l dt•sarrnllo de Ja i.:sp('­l H. lJt111i.1_11:1. L.',lv ¡.1\'J1Si11n1c11to supont: lil'lil concepción !ineril act:rt:a de L1 vvoh1t'!O!l d(•l lHJ!nbre.

Fn J;¡ L_Jui11lil l:dit·i{n1 it;i!itl!la de su obra, llega a la conclu0ión de• que ('! dv1101H111.id\ll" t\)JYn.111 dt' todos lo•; dc•sv1·1,·!cis c'S stt "¡·,., ·1 j ·1 · ¡ · ·

u ' ' -- - - -. ' • . ' . . . ! l. o 1.:pt t,p ()¡-

dv · Lu·, ¡_'L1~,i11l'il de L1 s1guH:nte 1nanc'r'1: L'l crirninal inn<1tu c'i loco tnor,1! u '_'¡-)iJz~¡ JtÍC(l, t•\ ,:rin1in.1J por pdsión, el crin1it1aJ Joco y el ,crin1inal

dl' \)l\t~;inn .l)(' dt~~;pLt~~.t así la tnir<tda del 1.'rin1en al crüninal, del dcto di

pr'.ilaf'/HlL';L¡_ 'L11'.1b'.('11 Lo1nbrosl) se ocuparci de nit'dir y fotogr¡_:¡fiar los C!"dl'lt't)~, dt' !tl~, t'rlill!ll<l]C:S.

i_,:n ,()¡ 1 t~s-l1.·i(H1 ci_l" h:orla lornbrosl¡¡na, ;\Jexandrl' 1.acassagne plante<i Li i_~1po!L':-,1_·, dt• L1_llll}Hlrt.dr1_ci.1 del 1nec!io social, argurnentando que• las sot il'tL1dt'.', lll'1H'11 lu.', 1.TJ1n111~l!es que' se nierecen. En este rnoviniiento

11~qn1L-;ddt1 ¡)tlr l_,,H·ds:;ignc p,u-i-iciparon t<in1bién n1édicos h~gistas, alic'­l1J.\LJ~,, ''xpertu:; ¡ttd1ciales y suciólogos.

Fn_ 1 g(>U_ c;c1hrie! de 'I'arde SL' unirá a esta corriente y llt_'.va a cabo un vsltr•Jiu ;1cl'rC<I de L1 responsabilidad <1ue depara el libre albedrío. 1'arde

afinna que no existen carach:rcs ancttórnicos netos, indiscuf-íhlP~; y tisio­

lógicos que dt~tenninen unc1 cunducta crírnindl, y dCL:nt(1.:1 la i1nporta11-via de lü~; L1ct.ures ~:;ociológicns. l'.l t:rirnen sertl vnlunces1 c·h~cto dl' la pre punderi.lltl'ia dc:l 11tL'dÍl) :;:.lH'it1l, por ello: " ... la ~;ocit'.<Ltd q1H' c,1sligd a to;;

crin1Íni:lles no dt:be olvidar que tiene su parlt~ de con1plicídad en los delitos". {<rente ;i Lis dificult,1des de los alienist;1s p;1ra difcrt·ncic1r cnt-re responsabilidad Clln1plct:d e irresponsabilidad ;_:¡h:;oluh1, y tun1ando

corno rcfl~rencid los trabajos del fenrl Legrand du ~anlh', 'L1rde L'Stirr1d

q1tc> lo:; dlie11<1dos afccb1dos de dl'lirio dv pcrsvcución son rcsponso1bll.1S parcialn1enh; L°ll' sus ¡¡ctns: surge así la noción de• respons;1hilid,Hl pdr­,·iaL En c'sle período antilon1brosidno, llls psiq11ic1lr,1s se prorn111cian L'n

contr,l dt:l L:oncvpto dl:' crirnin<Jl inn<ito. En 18LJéJ, en e! ( 'ongre~o de ;\ntnipologL1 ( 'rin1inc1l de P,rrís, Valentiri

J"vLignan concl-~ptu;-iliza la critnind!idacl co1no una fornl<'l de dl!gc>11era­

ciún. St!gún su pl,rspt»:tiv,1, dl~hido a la acción de una 1H_~rencia psicop,l­lil:a1 infr•l:vúisct o lóxil~d, un nif-'101 nilcido con un detvrrnint1do (.'Sladn físi-­

co, 111leh:1.·tual y rnor;_1J, difíciln1cnh.' logre: una buvna ,tdaptaci611 a L1 vid,1 snci,1'!; L'Slo lo convertlrcí <'n un dcgenL'r<ido, propenso <l tocL1:--> las l'nfcrrncdades nH-'rüt1lcs. Fn CÍl:rtas circunst,111c\¡_1S l'Sta condición puvde conducirlo al t.Tll'\1l-'rt. EsL1s dnonnalillad(:S o dl'ft:cto:; se cxprvs,u1 L'l1 los c.'-:/'ig11u1:->ff<úcos llctrnadds dl' dcsc1u'rnt'ió11 y t•r1. las t-nr11:; JIH'llfn/!'s, t·nlrv las

t=u.th~s pn.\dorn\n¡_1 e! desequilibrio crnotivo. r>t: esL-1 J"ll<HH'r<.l, t'I crirnvn ejecut<1do por estns l'llÍt:rinos es 1111 acto producido por L--'Íl't'{t) dv ttntt obsesión crinúndl n1()rbitLt: .il vsl<1r vstos :-.ujl'toh 11\.ls pn.:di~>}Hll"~\o~-; qul'

n!ros ,i pn::)c·r1t<1r L1\Lts t"ll la volunL1d y L1 n1ur,ii, son 111,is proclives,\

Ctlrl1l'[VL" dL·litO~-i '/ 1.Tín1cnv;;. Eu t:.'.l ca1npo dP la cri1ninología pudt·n1os distinguir entonce:;, Li

escui'fil ifa!f1111a1 qui~ suhray;1 la ¿¡ucito1níd a1ionn,1l ¡_·n el ('fÍJJÜn,11, dt-• ln

(rt!J/Ci':>ll, que se alej,\ de L1 nlh_'ión de trdnsrnisit~i\ hvn.:~diLtriü y i.H.'e11hld

L_i tll'Ción exll'rior dv! 1nedio social. Por otra parte, vsta úl!-in)a lnten\,1 sustituir vl corH'l'plo d(' castigo

por el de profil<txis en rL·laciún al d{' co1stigo; pnr t·llo Lt IlllCit'in d<: peli­gro se vuelvt: re!evantv co11Hi n1t•dio de prvVl'J)t-·ión d.__,¡ cri1n1.•11. Sin

en1bttrgo, la nÜSJlld resull'a re\ativan1l'nte ¡-trbitraria en h1nto t:s est<1bl(:­

cida ;1ntes de que el crinH:n sea cun1etido efectivt1rnentL'. Puede pt>tYibirse entonces un Cdn1bio de los inodelos teóricos. En fr1

1nedida en que el inler(s se despL1za dt·l crinH::n itl t.·:rirninal, l.1 pt•r1.1 ya no serci U.JllC'l:bida t:>n rL:L:H:iún al pasado1 al acto crin1in<1\ en sí, síno t'll ltl perspectiva de un;1 corr('cvión del criininal o dv unil protl'Ccit"in ,1 la sociedad. [47

'l'anto Lac~1n con10 FouL'ault se oponen tl L,1 idta Lh: que el c,1sligo

481

>hlv¡'n Elen111b1dln1z 1 Cario.<> [)1111/c c;arcú1

conduce a Ja deshu111anización del crinünal, y a que "los ideales ch_~J hun1a1üsn10 se resuelvan en el utilitarísn10 del grt1poº, puesto que "el crilTH'll y el cr.in1inal no son objetos que puedan cor1cebjrse fuera de su reh•rencia sociológicn". Existe un sentido social del castigo que dcterini­na rp1é es un criin.en, de allí que IJacan enfatice esta referencia.

(~asligo no significa necesarian1ente prisión, sino tu1a s<u1ción que actüc de rnodo tal que el sujeto no qth:'de por fuera de su acto y, al 111isn10 tic111po, ptH~da apropiarse de a(1uello que produce una disconti­nuidad en su cxistenci<.1.

Entre 1624 y 1650, a partir de la publicación de Las cuestiones rnédico­lcgalcs, Paolu Zacchias conüenza a ser considerado el padre de ln n1eLi.i­cina legal crirninal. Su Quia tales vo!unfaf-e cnrenf realizo iinportantes aporh•s a la doctrin<1 jurídica, a parl.ir de los cuales se drsprende la posi­bilidad ch_~ no snncio11ar a dPter111inadns crinlintlles. Solo el 1nédico serd la persona con1p('t(~nte pt1ra juzgar si un individ110 es loco y cu;_'íJ es el grndo dP capacidad (lUP la cnfcrn1cdacl le pern1ite desarrollar.

[)entro del t'írnbilo legal, en Francia, con el (~ódigo Penal de 1810, se

cstablL'cc>n las prüncras rL'l,1ciones cr1lrc la ley penol y la psiquiülrín. Su artículo 64 estipula lo siguic11l.c: "No hay crin1cn ni delito si t~l dctt•11ido cst;1 L'll estado de dPn1encia en el 1no1nc;1to de la acción o si fue forzado por una fuerza que no pudo resistir".

Este ilrlículo se organiza c>n torno a tres ele1nentos: el estado de dcrncncia, 1<1 den1cncia en el n1ornento de la acción y la fuerza irresisti­ble. c·ada u110 dl' ellos puede ponerse en correspondencia co11 los del criinen: la intención, la dccísi.ón y la ejecucilJn. A partir de esto resulta rH'ccsario precisar el grado de alienaciún rnental padecido por unc1 per­snnt1 parr1 podC'r establecer, de este n1odo, la respuesta que Ja sociedad otorgará al crin1en con1elido. El acenlo estará puesto en la concon1itan­cia entre dcnH:'ncia y ncciún incrirninada.

En verdad debe destacarse que el concepto de dcn1cncia no está rigt1rosa1nentc co11ccptualiz<1do l?n el n1arco del artículo 64, debido a que se encnenlra hon1ologado a la noció11 general de alienación 111entaL Aden1<is, se pl<1nlca un problcn1<1 cuando se intenta establecer fehacien­h'n1t•nte la pn.?sP.ncia de un estado de den1encia en el n1on1ento en que se con1~ll' t:n cnn1cn: es el caso particular de las crisis epih~pticas, las c11ales f1nal1z<1n frecuentcrnenle con un estallo a1nnésico.

(~on rcspt'Clo a lt1 fuc17.<l irrcsÍ.';tible, se puede lÍL'finir con10 la vet\i.a­dcra itnpulsión crin1inal, <p.tc posee el carácter de lo inusitado; por ello l;1 inteligencia cede ante t'lla.

L<.t 01:ir~ión con1ún considera qul' la responsabilidad legal inherente a un 1nd1v1duo suptH\l' que este se conduce con libertad y discernin1ü.•n-

¿A q11ié11 11111/a el asesi110?

to. f)e allí que se entienda naturahnente a In dPn1enci;1 co1no ·Causa dr' irresponsílbilidad, debido a una supr~'sión del disct'rnitníl'nlo l'n con· traposición a la nociún de obligación, que conlleva una alioll{'it'1n de la

libertad-·. Por otra parte, el n1e11cionado artículo 64 del (_~<id igo Pen<il rcgL1·"

n1enta la cuestión de la responsabilidad, 11ero .no pone ('1 ;1cPnl( i sobre ella. La palabra aparece solo t'.n el Htulo lI cl('l citado artículo, y dirc lo .siguiente: "f\.,rsonas que se pueden castigar, culpabl<'s o rcspnnsablcs

por crirtH~11 o delito". El problema de la responsabilidad ocupa un lugar ir11porla1lt(' 1'11 L1

criininología. A partir del concepto de rcsponsabilídad pcndl pu('dc establecerse si un Aujeto fue capaz de actunr con (_llsrl1 rnin1icnto, defini­do este co1110 11 la su1na de inteligencia s11fícientc par<1 ;ipreciar el valor n1oral de u.rl l-1ecl10". Esto será el fundarnc11to no solo del prolile.1na de la iinputabilidad, si110 tatnbién de las consPCLH~ncü1s pcn<lh's dcri.v<:HL1s de los actos de ur1 dclir1cuente o crirninal.

I~l C:údigo Penal de 1810 prevé tres causas de no i1npuL1l1ilidad: son los casos de den1cncia, perentoriedad o rninoría pen¿1J del aul:or. J_,;1s dof-.i priineras son_ san.clonadas co1no actos de irrespons<1bilidad debido <1

qt1e la voluntad se encuentra daflada; la tercera suprJn1c ia n'sponsabt­

lidad a cattsa lle la edad del autor. Paralela1nentc, en 1838 y de11tro del don1inio de L.1 psi']Uiatría,

Esquirol va a establecer l<1 clase de las 111.011011uu1ú1s, dentro de l.:i cual agrupa todos los padccin1ientos rnenlalcs que afccl<1n ;1] L·nh'nno solo de 111ancra pnrcial. Si bien estos cnfcrn1os poseen C'J1 gl'ncral un asp('C­to tranquilo y r1orrnal, bajo el efecto de fcnón1c11os dclir<lnte~: put:dvn llegar a co1neter un acto crin1inal. Se lrnta de in1pulsiutH'S [rente <1 lt1s cuales el sujeto no puede oponerse con éxilo.

Esquirol distingue tres grupos: las n1onon11:1nfas i11tc/cr'lunlts "-en las cuales preclon1inan el delirio y la nlucinaci6n-·-; las 11fccfÍ!J(1S o razono1n­tcs --en las que cocxistc11 los trastornos afectivos o dl' c;1r<Í.Clcr----·, y l.1s i11s­

U11ti1H1s o sin delirio -donde el enfern10 es l\l'vadn d <1ctos que L:1 ra:;/n1 y el scntin1iento 110 detcrn1inan, la conciencia reprueba y la voluntad no

lic11e la fuerza de rcprin1ir-. La 111onon1anía instintiva plantea una gran controvcrsi;1 por Lis con­

secuencias 1nt,dico-legalL'S que genera. En la época L'n que nace L1 cspc­cializacil>n psiquiátrica dentro del ca1npo de la jurisdicriún pcn<1l, L1 "n1onomanít1 hornic.ida" se encuentra en el centro del confliclu entre juristas y 111édicos, acerca de sus respectivas cornpclc11ci<1s.

LTnos años antes clcl cstab1ccín1Ü'nlo teórico tl('. l<1s rno11onitn1fas por 149

parte de l~squirol se inaugura --en el afío J 8J2-·--, en fonn<l 11h1tiifil'Sh1,

501

una nt.H'.Vd cr.1 en L1 dsistcncia a !os alienados. El régilnen de internación

que insL1urc1 es definido dt> la siguiente n1anera: "S-i se v1H:lve necesaria L1. inltTt1c1l·ión del enferrno, t:s porque puede ser peligroso para sí

11lJS1nü o ptirtl otro, o sirnplen1<~nte si su estado n1ental exige condicio­nt'~s l':·;~>eci;dL'S de cuidados y dl' vigilancia, la internación hospitalaria se

llcvc1 _,1 c\1ho lliljll L1 forn1a dL' internación". Esta r('glarncntación apunta principalinerde d separar ,1J enfern10 de su n1edio habitual.

L~d intern<1ciún se praclica de dos 1naneras diferentes: según sea ped1d<1 pnr L1 f,uni!ia del t•nfern10 (internación llan1ada voluntaria, artí~ l'lilo_t.;_dv L_1 h:y de 1838), o si es ordenada por la autoridad públicn <1drn1n1slrc1l1vt1 rl·pn'.'SL'!1tada por la policÍ<-1 (intern.:1ción bajo j1tez, artícu~ !o !B de la ley de 1838). El "loc\)11 conli(•nza a ser considerado un enfcr­nlo p<1rd. el que SJ.' debe hallar un lugar donde pueda ser alojado; al 1:11s1nu liL'1npo, dvbt:T<i. resguardarse su líbertad ínclividual. La policía ~1v1H: podvr dt> dt'cisión al respecto, 111ientras que el procurador solo 1nlz·rv1vne coll finvs de in:-;¡)l~cción a fin de verificar las tareas.

!'.!¡~-!lo que co1_1l·ic>1T1t~ <l la_ prt>ll'c:·ión de la libertad individual, la ley dv 10.'iK v,i ,1 l'>,!t¡lULir rncdHL1s a fin dl' evitar una internación arbitra­rL1 l)v l'>i1t> 1nodn, c;v inst¡¡ur,1, por un L1do, un control ;.-1dn1inistrativo {_policL1) y otni jt1dlcL1] C!'rih11!ld] y procur;.1dor) y, por otro, la posibili­

d,td dt' dpvL1r dttlt'. ltl1 'J'ribunal contrd la iutern<1ción, confortTlL' lo estc-1-blt,(·.i.dd por vl ,1r!ít'1do 29 dt' L11nt:11cionada ley.

:')i L1v11 110 ~-\isll' 1ir1d arht'ulación directa entré esta ley y l'l (~ódígo ~\'11;il, Li. J>r.1ct1.l·d dL•! .i)eri1<1jL' esí"ci detenninada por la labor del juez de 111st n1t.·L 1u11, (¡ t1 H ·n \ ll':.1gna .i l perihi1 ent·•1rgado de realizar dicho pt:ritaje.

,. Jlo,,tl'r1oniH·11h·. ~.e .dd p,1<;0 a una nuev<l etapa lvg:d, cuyo eje t:s L1 (,11Tu!a1.- dv!. l.! d('. di(-H'1nhrr:: de: J90J, del Nlínistro dt'. Justicia Jacques ( lidUJJJH' f )¡¡·Ji,1 l'Jr(·u/;1r inlenta sitnar ;¡J n16dico perito en condiciones

111,1.c, t'L\l'd'.~, .1 !i11 dl' logrnr lH1<11nejor aprL'ciacJón dL: la responsabilidud de! 11H¡n1'.<1do_ J ,.t 1ni:-;1nc1 t'xigl! qul'. las preguntas plantead.as por el peri­

to l-tin1pl1111l'lltvJ1 d('tt·r1Y1in<!dos requisitos: debe indicarse si el inculpa­do~;(' ('11cnntr<llJ,1 t·n cst.1do de d('!TH_~ncia en el rnon1ento del acto crinü­

n;1L svgtút lo t>_·,L1Llvl·idu por el drlículo 64 del C'ódígo Penal; si el ('~Xa­!lH'll p.',iqui,-ilril'O y hiológicu revela !t1 rn,¡rca dt: anon1alías rnentales 0 ~·ísil',1s q.L~l' :_;u¡)r11ll<H1 o l11L·11úen su respon.sabilidad; si !;e in1ponL: ¡,1 1nltTU.ll·1on ,h·l 1nt·uJp,ido vn un asilo.

EsL1 ci,rcuL1r pvr1ni!e ,1 los psiquiatn1s n1odular el diagnóstico, otor­gdndo d>il lHl tlll1'VO t>~>tdtutu di peritaje, que inlt'nta encontrar su lugar dt·~,dv l'llln1c111.o.·; dl·! :;igln x1x. s(~ lugra, dL~ este rnodo, un anudainienlo eutrv !d j\lrídit't) y !o f)Siqui,i.trit·o.

Ll prolil{'!lt,1 (¡trv ~;e pL1ntva L'll rclat'ión 11 los distintos casos reside en

que- la noción de responsabilidad tal COinO PS ilr!Ículada (~f1 l'l c:~d.i~O Penal, solo p(;'rrni\'e dos alternatívris: l':'l juicid o el 110 hu lus¡¡r; el Jlllt'lO

solo pl)drá llevarse a cabo sf t:l inculpndo es considerado respons<lble

de sut:l a.el os. Si blen todas estas cunsideraciones se desprt•nden de 1<1 legislación

francesa, esto L:1n1bién se puede obSL'rvar en la Argentina, que sig:L? los nlisrnos principios relativos a la inirnputahilidad y la responsab1lich1d

en los tlan1ados "enfern1os n1c'ntales". - i\hnra bit:n, ¿lns t'nfl:rrr1os son responsab!t:s de S'\IS crfrnc1u~s? ¿()ué

Jugar ocupa el crirnen en su econornía subíetivil?

Ln responsobi/idad es el neto

En el í:l.rnbito de la justicia el concepto ch-~ responsabilidad es tttiliLa­

do dl~Sdl: fint'S del siglo xvn1 con una significación políticc1. Por ello,

cuando un político <ll't~pta un cargo, se t~nlil'ndt: que est<\ asu1niendo J¿i tesponsabi!idad por los acnntt:cin1ientos que se producirán duran!(:' su

1nandato. [)esde un punto dt• vista filosófico la responsabilidad puede ser d~fí­

nlda con1o Ja aptitud para asurnir las conscc11_encias de~ los propios dCtos, ya sea en In personal co1no en L.\ relí1ción con otras personas.

Sin ernbargo, debe1TH)S <ltÍl11itir que estL' cnnccpto ha Cdn1b1ado c-nnr

nH::rncnte c'il h<1berse- ,1lejado dt: la significación polílit'<I Cjlll' l'uVO l'n SUS orígenes: es un hecho indiscutible que el hon1bn.: polílic(~ l1ll siL•n1prc <tSUH1t'. 1<1 rl'.sponsabilidad de los acontecírnientos producidos durc1nh'

:--;u rnanddhi, ni tan1poco la d(~ sus propios actos. ¡ -c1 noción de responsabilidad deviene así un concepto ... eje, cent-rtJl en

la distribución d<~ las pt:rlíne11cias de dt:ción en la:_; ;)rc:ds de L1 salud

n1cntal, el orden públil'O y ~:l psicodni\lisis, Por ellt\ ,dgunas per!ttrba ... clones son de la inl'uinbcncia de L.1 sahHl 1nenlal nti~:ntras que otras conl'ic•nu?n n1cls .:1 la órbita de la justicia.

l)l:sdl: l'Sta perspectiv<:1, si alguien es cnnsidL'rado rt'spons,ible de haber co1netido un crin1en, p11ede ser castigcido; de lo contr,1rio, dt'.be recibir un lrcitarniento. i .a crin1inología actúa de 1nodo t;_d que, al ah:­nerSl'. al diagnóstico de enferrnech1d n1ental, produce una _c;uspvnsit?n

del estado de derecho dl: 1111 sujL'lo. El psicoaniílisis, pnr l'l l:ontrarto, su¡)o11e un tratanúenío dirigido a un sujeto di! dvrecho .:1! que sie.1:·1 .. ~1,rt' SL' cnnsideri1 n~spunsable de sus actos y cdpüz d(• tun1ar un.i pos1t 1on

fn:nte a clll)S, ind.ependh~ntL~rnenle de su enfernh~dad. !51

Para Lac<1n L'l sujeto siernpre es responsable de sus Ut'los, eso no sig-

Silvia fJc11n Tórdlorz 1 Carlos [)anfc Garc(a

nificn que sea culpable en relación a la sanción que convoca. Esto es central en la discusión acerca de la pena de rnuerte puesto que el casti­go en sí rnisn10 puede volverse una invitación al crirnen.

l)esde sus prin1eros trnbajos l,acan ha destacado y a11ticipudo q11e

viviinos en un tiernpo en que la noción de responsabilidad vacila cada vez n1ás. Esta vacilación es correlativa del adveninliento de una pretcn­si(Jn de objetivación del critnen, cttyo fin es reducir a aquella. Asin1is1no ha señ.alado '"'"anticip<í.ndose a otras conceptualizacicn1es~ que vivitnos en una sociedad regida por ideales cada vez n1ás utilitarios, n1ás com­pron1etida en un n1ovi1niento acelerado ele producción, y en la cual se intenta, por todos los rnodos, desconocer la significación expiatoria del castigo. J\sisti1nos a una época en la cual se hn pasado de utilizar el cas­tigo en su alcance ejen1plar a absorberlo bajo un fin correccional, casti­go que conlleva una significación de represión y que, cada vez, se torna inás insoportable.

L)ice L.Jcan: "Los ideales del hurnanisn10 se resuelven en el uli1itaris-1no del grupo. Y con10 el grupo que l1ace la ley no está, por razones sociales, co1nplctJn1cnte seguro respecto de líl justicia de los fu11da111en­tos de su poder, se rernile a un 11tur1Jnitarisn10 Cll el que se expresan, ig·ualtnente, la subh~v<Jción de los explotados y la n1ala conciencia de los explotadores, 8 los que la noción de castigo tan1bién se les ha hecho insoportable. La <111tino1nia ideológica refleja, aquí con10 en olras par­les, el n1alestar social. Ahora busca su solución en una posición cie11tí­fica del prob1erna: a Fabcr, e11 un análisis psiquiátrico del crüninal, al cual se debe rcn1itir, habida cuenta ya de todas las n1edid.as de preve.n­ci(ln contra t~[ crin1en y de protección contril su recidiva, lo que podría­rnos designt1r con10 un<J concepci(lll sanil<1ria ck' Ja penología",

¿J\ <Jl.ll~ se refiere Lac<ln cu<Jndo habla de una concepción sanitaria de la penología? [)icha concepción supone resueltas las relaciones entre el derecho a la violencia y el poder de una policía universal: Lacan hace alu.sión a los efectos del proceso de Nuren1bcrg, c11 cl cual se prett:ndió n~prirnir, con el fin de ''elin1inar" los 1nales sociales.

En l.111 pri111Pr n1on1cnto de su obra --antes de co11H·:nzar su cnscf'lan­za, en su célebre lr<1b<1jo sobre las funciones teóricas del psicoan:íl.isis en cri1ninología--, Laca11 sostenía que el psicoanálisis podía co\;:1borar con ln pretendida objetivación del cri1nen y en la aclaración de las vacilacio­nes de la noción de responsabilidad, en t;111to el psico<Jn<í.lisis propone u11a d.iscrinti11;1ciln1 d1~l psi(1uis1nu P11 dift'rl'11tcs instancias. fJcbc co11si­

dcrarsc que los aportes teóricos del psico~1ntllísis 110 tícncn con10 fin la 521 objetivación del crirncn, en (~l sentido de una clin1inc1ción o reducción

de la parhcip<1ción dl'l sujeto.

¿!\ q11ié11 11111ta el tL~csi110?

En el contexto analítico cabría pregu11tars(' cún10 reconoc(' t;! <H1alis··

ta la responsabilidad de un sujeto y si acaso equivale él! rcconoci1nien~ to del yo. El ase11tin1ientn subjetivo tiende a ubic<1rsc f'll t•l "yo rccunn:;.­co", pero la responsabilidad para el psicoan.ílisis no ps yníc;i sino <jlll'

atañe al sujeto y este ~no hay que olvidarlo·- es, en sentido ¡:_\c;tricto, u11

efecto. Poclrían distinguirse -entre otros- un di<llogo Jnzilítico, olro pericial,

otro jurídjco, y otro psiquíátrico. En estos diferentes <in1bitns ptt('dcn percibirse las díferc11cias en la relación de aquel qtH' hr1blil con su pro­pia palabra: ya se lratc de la rclaciú11 que tiene con su propia p<11'1bra aquel que se analiza; el que es peritado; quien alega, l'S acusado o juz­gado y el que es diagnosticatlo. Por su parll', cabe considcrzi.r al que recibe esa pzilabra; esto es, aquel que analiza, el que pcri!"il, el qtH' ,1lcgll, acusa, juzga y diagnostica.

Por fuer<J del diálogo estil, con10 lo dice Lacan, "];1 difusión de 1<1 tor­tura, ína11gur<1da asirnisn10 en Bolonia co1no rncdío ch) pnH'h;1 c\p\ ,_Ti .. nH~n. l.Jn hecho cuyo alcance no parece haber sido n1cdido ha~~ta ;1hora". El dcsr)recio por la conciencia, que se n1anificsta en Ja rcn.parici()n gl'nl'­ral de esta práctica con10 proced.in1ien.to de opresión, nos ocuHa curíl es la fe en el htn11brc, que supone en la torlur<i, un rnélndo de <iplicación de la justicia. "Si en el nHn11e11to preciso en que nuestra sociedad h.;1

pron1ulgado los 1Jerecl1os del T-Ion1brc, idco!t)gican1cntc h;1ñ;1do:; en lil abstracción de su ser natur<1l, se hn abandonado el uso jurídico dl~ l;1 tor·· tura -dice Lacan-, no ha sido ello en razón de una dulcificació11 de las cosltn11bres, difícil el.e sostener dentro de la perspectiva histórica que lenen1os de la realidad social en el siglo XIX; es que el nuevo hon1l-1rc,

abstraído dP su consistenci<J social, ya no es c:rcíbh~ ni l'n \\llO 11i en otro sentido de este lérnlino, lo cual quiere decir que, no siendo y<1 ¡1t'C<lhle,

no es posible ,1fu1dir fe <l su existencia con10 crinün;1] ni, con ('llo, ;1 stt confesión. l)c allí, pues, que sea 1ncncstcr lcner sus 1nolivo~;, junLHnc'n·

te con los 111óviies del crinH:n, rnotivos y rnóvilcs que deben Sl'r con1-prcnsiblcs, y con1prensiblcs para todos, lo que i.inplic;:i, c:oino lo ha f(lr­n1ulado uno de' los rncjores espíritus entre <HJLH'llos qtn' h<ln inh'nlado repensar la 'filosofía pcn<ll' en su crisis, y ello con una rectitud :·;ocío)(i"

gica digna de hacer revisar un injusto olvido -hl'1no~~ non1bracln ;i

1'ardc---, lo que írnpllca, dice, dos conccsionl'S p;1r<1 la plPna rcspo11s<1bi liclad del sujeto: [;i similitud soci<il y la id<'nlidad pcrson,11"

La torturt1 s~.' distingue de la confesiún por dl'1it'g;1ci('111 _'y'.'-;(' C.\1·luyt'

toda posibilidild de di<ílogo. Corno lo scñc1la l,<Jcan, Freud reconoci() ('Sa forn1,1 d(' L1 confcsi('H1 lla \53

n1acla negación en la cuJl el dií.ílogo se torna necesario ("La ncgaci(\11",

"''''n ,,,, 1111 101111111¿ 1 l llUOS Lhltllt' LilfC/i/

J 1)~~:i ). J ,,1 i1n¡_)(irL·1rH'Íd de t'sa fnrn1,1 de confesión re.sí de en r¡ta.' L11nis1n;:1

::e nLulii-i1'~;tc1 t'll un t\H1tcxto dondi,• <-t{jUl:l que hah!d ---en cstl~ caso l'l p~lCÍ\'l'Ü(\- pn:lvndl' decir un¡_¡ vc:-rdad; pnr utro lado, la verdild qtH:

t'llll'rf'/-' v:; di f(•rvntv th: ;1quelL1 que ~;e pn'.tendía con1u11icar. Se trata

vnto11t'v!-; dt' dtJs vertLides distintas: t1rH11

intcncionat que el sujeto

inll_'nL1 t\llllltnic,1r, y dtr;1, L1 quL'. es fin;.1ln1ente expresada a pesar dL' esa i11ll'11cit'in.

~)on di:;tinlo:-; lus crH1h·xtos que enrnarcan los otros c!Lilogos; t'n t~llos L1 n_•LH·ir'lll que tivn(_' ~HjlH'l l)lll'. h;ibla con .su palabra rc•sulta detern1i11an­

tv y 111ut·lic1.-; vt·t\'.'-i se Vl.' rL'ducida d un int·vrrogatorio. l\Jr e~·ta razón, I,c1c¡11t L'.n su texld ~;obre crirninnlugía propunc rea!iE.ar un esludio sobre L1 St,'Jniu!L)gi<1 dv L-is forrnas c11ltuc.1ll'S en que se coinunica la subjehvi~ tL1d, princip;i!1nt'llte <.1ntc los problentas de la n:tícenci.1, la sin1uL.1ción y L1 n1vntird. En t111 lin·vl~ pero ilustrdtivo recorrido, uos recuerda que li! n';1tricL-i(')n DH't1Lll n•ílejc1 un<.1 ternt'ítlc~1 carach"ríslica del hun1;n1isn10 cri';!i,111(), y qtH' !ti:-: jesuitc1s lll~gilrnn a codificar su uso. (.\1ando se refie­

n' ,\ Li vidd ~-,OCÍd] de Medio Ch·ientc·, identifiCtl er1 el r<etrnan ·-·u11a espe­cii• dv t'jt•r1.'1\'ÍU (ll' protl'l't'iún contra Jn Vt'rdad-'- una pr.lcliL'd t>}'lltT<1liza-­d;1 . .1\! n1t'nciuu:1r l.i cortesía china, con10 escalera del n:co1Hicin1ieuto

tl"I pn\ji1no, dll1i1ill> que el Y<ing curnplt~ una función f'Sencial t~n el cere­n1011i,i! dv LL'i neg;itiv<1s. Esla:-; t·onfiguraciont~s pueden reducirsL: a la lonn;i n1,i.'; \\lr;ll·!vrística dl: ('Xpn:sión del sujeto L>Jl el rnuudo occidL'll­(,i]_ L1 pro(vsld dv inocencia.

P.1rd t•J l_;1cdn dv e:--;t' n101nento, el psiL'OanalisLt no solo era apto para 1110_,;tr;1r Li n",1Ji¡L1d dc'l crin1inal sino L1Jnbié11, ;ilguivn que podía pro·­p(¡n·1onc1r 11n,i ·',,spt't'it> dt 1 di(·tarnen pt·ricial" ¡-1t·erca dt• L1 tca!id,0Hi de!

cri11H'il. Proptinv lll qu1-' llct1T1i1"t~t:nicas1H:gativist;1s del yo"1

confiando

qtH' p;irci l'I <111;i/isL1 Lis anoni<:ltías de estructura qut· descubn_• t'!l Ja pala­hr,i y en L1 co11d1H·!c1 del lTi1nin<-d se l:onstituyan en hitus en el canüno ILH iil l!!ld vr·rd.1ll :-ll· dpuntab,1, por ello, ,1! d~scubrirnil'nto de una ver­d:1d ltH'llll:iC!t•nl,', nn !><1.s,·1da l\!l L1 rvalidad dl' los hechos.

.-'\.-,i1n[,,11Hl, ]'\1dt·1no.-. n.'Cord .. 1r que el cnnt·epto de sujt:to 110 es un cip()rlt· fn·11d1d110 _-,inu que es una noción introducida por L,Jt';1n.

Ldl-d!l, Jl C(ir11i1·11:/o de su cnseúcu1za1

en "Función y cainp~i de L:i pdldlir<J y d('l 1,·11gttdje en psicn,¡n;ílisis" (l95J)

1 introduce e! "sujeto de

l.1 ¡),1L1hrd", v lri vin(ui<l L'On L1 p,d,1bra vacía y la plena. "Sujeto verda­den)11 t'.'> .1q11t'l quv esLi en reL1ción L'On una palabra verdddera, el H1i~;i1H> qtt<' t'll Jl!!l6 en ''\7;1riantc:s dv la cura tipo"·- conct:plualiza con10 "~,¡ 1jl'ltl ('(Jl)_•;J-i l t i_'y'l'11 le". No St'. trata de' un :-;ujeto constituido sino de u110

5:11 1 tjlll' cu11l t'Vd un progreso di<llét:til'O y pertenece ;iJ ,irnbitu de la expe-ril·11l·i,1 dlLilÍlÍ\'d ¡-;lJS dños nLiS tarde lo fonnula Corno "sujeto barrado",

¿ /\ iflllc'll 1//(1/i/ t'I 11.'il'Sl/IU!

expresión c\v la división subjt.>tiVcl y l.:1 acción dl'l inc~n1st··ientc;_ .sujt_'to que solo cn1l:rge tl li.1 cuncil:ncia .i través de L01s forrnaCHlncs dt.'l 111CtH1S­

t'ientc. La can distinguirri aden1<.is e! "sujl:'ll) del ent.tnci<ldt/', aquel de! qui~ se habla, del "sujeto de la cnunci;:ición/l, aqu¡__;} que habla y dejd L1 n1;1rca de su estiln en el discurso. El "sujl'to dL:l inconsL:iente" no eslli ya asociado a la paL.1brc1 plen<-1, sino que aparece entre línt'as í.~n la articuld-

ción significante y se enLJza t'On un re;1l. . . , Lal:an define al yo co1no una construcción in1aginar-id, cunftgurdc~l:n

fu11clan1ent,1! a pdrtir de la cual se constituyen los objt.:tos. La re\acJ~)n a---a 1 fonna parte del inundo especular de n.-:lación t:'nlre el yo y sus ubJ~~ tos. A diferencia ck~ L1 línea que va del s11jeto al ()tro1 L'.ll la cual t:il' ub1-c;in el rnuro dl'l lenguaje y el inL'onscíente, la rL:la,_.ión a- a' oll:tltd t'OHlO

un obstí:'iculo para li1 e1nergencia del incoi1scienle. ¡_,~n t'sle i·exlo s_e entiende por sujeto al an¡¡Jítit:o; sujeto en su a1)ertur~1 y no t:n su tota_li­

dad; esto L'S un antecedente de la Sp11llu.11g tit~l sujt:to (conceplo de su¡e­lo barrado). I~l sujeto no ptH:de verse en dicha posición de :.-;ujclo, sin1)

desde su yo, reconocido en su irnagen. Esta es su ilusión/ ~-.;u enga.t1o fund;nnent¿1J. (~orno l:l sujl'lo t'rel' que L'S un yo, se dirige <-J otro yo, rc1n­

troduciendo así su c1lieni1t'ión fund;:in1('nL-1L Por esto 1.acan concluye: "El suíL;lo no sabe lo que dice porque no sabe lo que l:s".

l\1ra Lacan la n:sponsabilidad del ,1ni1lista supone hdllar en t.'l paciente un sujeto, a fin dl' que salga de la ,1lienr.1ci(Jn i1nagin,1ria y puL'da dirigirSL' a otro sujeto. En esta époc~11 L:I dn<'ilisis va <1 procurar que

un sujc~to pueda instalarSl~ en 1<1 intersubjetividad y así puvdd sc'1· ex­

lr~·ddo de la ilusi<in yoica, posíhiliL:1ndo la l'lltl:rgc·ncia de L.1 pal.1hr,-1 vc~­

cL1der<1. La tr;111sfL<rencia t'.S t'nh:ndid;1 aquí corno i111aginarl<1, 1111 obsl<l­

culo c1 la dirección de la cura y propia dt:1! eíe ~iin1bó\icu, en tanta expt'­rienci;1 de l.:1 pah1b.rn. El sujeto quedt1rc1 entonC<-'S, prirnordialn1L•rlte liga-­

dn a dicho orden sin1bólico. El planteo del sujeto t-ach<ldo introduce nuevos 1n,1tices: c_l sujeto de

Ja p<1l.i.br<'l que puede decir lo que es ---·ld verdad-· no es equivalente <-d sujl'lo que se desliza entn~ lú1eds y que ningunn p¡1h1bra puede dprt'IV::'.11-

der. l\1<ctndu Lac.in utilíz<-1 el 1.:oncepto de sujeto constituy1:.~ntv o sujeto

de J,t palabra, vsL.i c:sho/,ando que: el de~ivo es dt.~seo de rl:L'l)Jluciinicntd;

por ello decirnos que cu<:1ndo L'! s11jeto se n::l'OllOl.'l' e>..isle una _s¡¡t1sfac­ci(·1n del deseo. Sin cn\IJ,1rgo, el sujeto ba1Tddo hat'e referc•nr1~1 a una división C'sencial qul'. se dt\sliza t'n la ct1dena signifil"<1nl<-'. El dt'Sl'O es algo que se k: hurta al sujt>to, su rnetonin1ia. [Je est<1 1n.11u?r<'l, d! can1biar

su concepción del LÜ!seo y d12 la clínic'<-11 se produce lllld v,u·idción l'n l,1 155 dirección de la cura.

Los t~rirninales no suelen preguntarse habitualiTicnte por qué rnatan.

561

Silvia Elnrn Tó1dl11rz 1 (~arios l)a11le Gnrcín

I ,as respuestas que encuentran aquel1os que reflexionan sobre los crí­rncncs conciernen al inconsciente, a la razón, o a otros tnotivos; pregun­tas y f(~spucstas que, por lo general, proceden de personas "no crin1ina­lcs".

Poco a poco Lacan se desplaza en su enseñanza: de poner el acento en lo sü11bólico, diferenciado de lo irnaginario, pasa a centrar sus pla11-h:os en un concepto nuclPar, el de "goce". El goce lacania110 se distin­gue de la noción freudiana de placer, el Lust, q11e se rige por el lla1nado principio de placer. Mús allcí. del principio del placer Freud se encontró con otra satisfacción que la ohh.1 nida por placer. l)escubrió qt1c los seres hun1<111os se satisfacen en la insatisfacción, en el displacer, en el n1ales­tar. A<1uello que c1i. f.reud aparece planteado co1no el dualis1no placer­displacc1~ en I~acan se articula con la 11oció11 de goce. El goce resulta, entonces, de la conjunciún del placer y el displacer.

E11 los años 50, luego de realizar t1n vaciatniento de los "n1otivos" -generaltncnte ele orden sociológico o yoico-, Lacan se dedica a exami­nar Ja "s<1tisfacción crinúnal". Años n1tls tarde, centra su atención en e.1 concepto psicoanalítico de "goce", involucrado en el pasaje al acto hon1icida. l)e esta n1anera, la satisfacción puesta e1i. jt1ego 1i.o re1nite a ninguna "razón", sino a un tratan1icnto particular del "goce", ig11orado por el propio autor dt'l critnen. El térinino goce, tal coino lo hemos des­tacado y lo señala Jacques-Alain Miller, conjuga "satisfacción", "libido" y "pulsión de nnierte", es decir, no corresponde al uso que se le da en fornu1 corriente -referido exclusivarnentc al ¡.')lncer-, süi.o que co111pren­de también d mal y el dolor.

LJesde la }Jerspectiva de 1 ... acan, para que el castigo pueda obtener su significación, e~ irnprescindible un 8Sentin1ienf'o subjetivo. Por eso afir-1na que "la responsabilidad, es decir, el castigo, es ur1a característica rsencial de la idea del hon1bre que prevalece en una sociedad dada". Si el sujeto no reconoce su falta, no puc<le dar una significaci()n a la san­ción. f{llP se le aplica por el delito que cc)lnetió; de este n1odo, el castigo no 111odifica su <1cto crirr1inal.

En la aclualidad, puede observarse que los ideales utilitarios ha11 originado la caída de la significación expiatoria del castigo -caract.erís-1 ica de la 6poca anligua~, el cual tiende a ser reabsorbido bajo tn1 fin correccional. E.sto conduce> a un n1odelo orientado hacia el análisis psi­quiátrico del crin1ina\ y a las 1nedidas de prevPnción contra el crin1en.

Lacan consid~·ra t¡ue el psicoanálisis puede ¡¡yudar a aclarar la noció11 c.le responsabilidad. Afirn1a que "el psicoanálisis resuelve un dilcina de la h'oría crirninológica: al irrealizar al crin1en, no deshun1a~ niza al crin1inal". Vale riccii~ el psicoan;ílisis se interesa por la significa-

¿A q11ié11111afa el ascsi110?

ción subjetiva del criinen, sin_ por ello reducir al sujeto al est-at·uto de un enft .. •rn10 1nental que no puede ser juzgado.

Elizabeth J{oudinesco, a partir de ttn ditllogo con J<:icqucs l)crrida, seüala un ca1T1bio in1portunte en la legislación franccs;1. En l'i ;1rtículo 64 del Código Penal francés tie 1810 se estipula que "no hay crirncn ni delito cuando el in1pt1tado actúa en estado de den1cncia en el 1noi:ncn­to de la acci611". E11 1992 el anterior artículo fue recinplazndo por el artí­culo 122.1 qt1c dice: "No es penaln1e11tc responsable \;1 persona que estuviera aquejada, c11 el n101nento de los hechos, ele un trastorno psí­quico o t1europsíquico que 11ubiese anulndo su disccrni1nicnlo o el con~ trol de sus actos". Se reen1plaza así el "no hay crin1en" por un "no es penahncnte responsable''. En EE.UlJ. existe 1111 equivalente a esiC' artí­culo 122.1 francés que }Jt'rtnitc que los e.nfennos 1nenfah•s ~'ludun la pena de n1uerte.

En los ticn1pos de su 1Jrornulg<lciún, el artículo 64 tenía co1rlu objeti­vo arra11car a los cri111ina1cs locos de la guíllotina borrt1ndo 1<1 huella del crin1en, al enunciar que este no habla cxisl'ído con10 tal. l'.11 1<1 actu;1li ...

dact dicho artículo l1a dcsap<1rccido: la consecuencia de l'Sto son los in.tenlos de lograr que se responsabilice cil loco hon1icida, <l lrav(s de tratarnicntos diversos, entre l'l!os el psícoancílisis, para qul' "IJH"t'hcn1.L1 la gravedad de su acto. Por lo tanto, aunque el critllin,11 "loco" no S(';1

responsable penahr1ente, su acto no ser<'i anulr1do t·on10 sí !t1 crd pr('~

viar.ncnll' a la aboliclc'n1 clel artículo 64··-El l:ódigo Penal argcntir10 acerca de estos c1tfcr11H1;; t'1nu1ci,1 breve

n1cnte que "110 son pu11iblcs", lo cual es diferente a a.fin11<1r que "no hay crin1en" o <1 sci'í:alar l1uc no son "pcna!n1c11ll' n'spons,1\1\cs", l)c c;;h~ n1odo no qut~dd incluida la noción de responsabilidad.

En "La ciencia y la verdad" Lacan afirn1a que "de 1111eslT<"l pn:-;{ci(1n

de sujeto son1os sicn1prc responsables". Excluye así la 1.·u;1rL1dc1 de la figura hegeliana del "alrna bella", que se queja de los dc':~ó.rdcut'S dvl 111undo sin hH11ar en cuenta de qué inodo participa t'll !'llo«,,

En el texto "El n1al y su perdón", ele La .fi'110111c110Ins1í1 dl'f t."·p1i-if11,

l Iegel cxan1ina la relación entre lo univcrs;;il y las :;ingu!<lridadcs. l _a "convicción" <1nin1a a los hon1brcs que aclúlln y ~.;t' e11car11<1 c11 s11s

pasiones; a ello st' opOlll' la "concicnci<l juzgan te", íigt1r<HL1 por 1.'l "8hna bella", que denuncia la violencia de la pt1rlicuL1rid;H[ .Y L1 l'011tin·­

gencia. del hon1brc de acción. Pe.ro la paradojc1 surgP cunndo, frente a Ja confcsión-·-"cslo es lo que soy"-, no sigue la rt'plica dt' l.1111isnlcl conh•­siún: la conciencia juzgante csgriI11e la dureza de su cor;.1:1l1n y J{conlra­

po11c: al rnal la bcJJeza de su aln1a, da a la confesión L1 l'Sp;1Jd;t rígida del 157

carácter igual a sí 1nisn10 y del silencio de quien se .rt'plicga ('ll sí 1nisn10

Si/71/11 F/1'1111 'fi·11dlilr2 1 Carlos l)n11fr C11rcí11

y 'A· 1iil'g,1 d reh,1jarsl: ,1 ntro". l)e esta n1anera, el <-1ln1a bella tie1h.' la cer­tv;_,¡ de .':>ll l'',l)J·ri!11, pl'ro no vn una acción rea! sino en su existencia l~n t•l di_•it'llf~;o de :itt jtiiciu. l~epi-esenti.l un ideal que se~ n:fugia en las pc1la­!J1 <1~-i. J'.I juicill uniLlllTal c•s superado por L:.i reconocil11iento rnutuo de L1:-; p.ir!icL1L1rltL1dvs y st1 L'Ventnal perdón.

Fn·nll' ;i l>.->te pL1nteo, LaL';1n sostiene> que la posición <lt:l psicoanalis­t;1 debv ('\'.\'luir L1 ff.·rnura del alrna beIL.1.

Ser dt·cL1rJt_-!o n'sponsabll:' de un act-u le perrnite a un sujeto conser­v~1r su ln1n1dnicL1d, <'n l;-1 1nedicL:1 que se intentil producir su irnplicación t·n dicho acl(} _y ¡¡sf podc:r lon1ar una posicíón frente a él. J)e todas for­rn;is, el psil'o.1n,ili:-;is1 nu trata acere¡,¡ de lo hurnano ni es una "ciencia del ho1nbre" I ~-;ino un saber conjL•tural cuyo interés se centra en el sujeto y en L1 rvLH'i(\n de t:sll~ con sus objetos. En definitiva, L.1 responsabilidad ~·11 1.·l p«0 icoctt1.ili.',is n~side en la rL'Spuesta del sujeto del inconsciente.

/)e! 111otiuu 11 l!I 1'll1Ls't1 tlel crilncn

L.it'<Jn, i1 p.1rtir de su tc:sis en psiquiatrín forrnulada en los afios '30, p.1rticip.1 dvl debate acerca del peligro social que represen.tan y de ta rC':->pon.·-;¿tbllidad qne le.s cdlx~ a du!·erminados enfern1os ac11sados de corneler lln cri1llen, y distingue L1 p;:1ranoia de autopunición del delirio rt"ivindicaturit), ,iproxin1cJndo este t'1ltin10 al delirio de interprct;.1ción. El queruL1ntv o reivindicatorio es n1ucho n1As peligroso que las psicosis ;1u!opun1!iv;1.s jll!t'slo quL: recí\Je el peso energético ctel ideal del yo, l}llt.:'

dv,1!t1 y ju~;tiftt':l L1 i1npuJsión hon1icida. En los delirios de interpretación 1.'1 peligro es n1vrHir~ n1t:'nos inmediato y dirigido, Cjlll'. en los delirios <jUL'rul:1n(t>S. En l"l'<llit.Li(_t se debe t>v,1luar el peligro c11 caLla ca;-;n partí .. cu lar.

l·'.n t'u,1ntn c1 los crín1e1H~S llevados a cabo por .sujetos psicóticos, es in1porlanll' distinguir los est~1dos delirantes ele los hornicidios inn1oti­vados. FI psiquicJtra francés Paul c;uiraud se ocupa de estudiarlos en dos artÍl'ulos: "Fl hornicidio inn1ot-ivado, reacción liberadora en los ht•befrt?nicos", j11nto cun Roger ('ailleux (1928t y, posteriorn1cnte, "Los hornicidins inrnotivados" (19:3'1 ).

l.J prin1er drlículo se: basa en el "caso Paul". En este, el crhnen se de­S;1rrolL1 d p;1rhr de algunas circunstancias banales. El rnencionado I\.1ul turn,1 un laxi y lv pidt~ ,1l conductor que lo lleve a un lugar detern1ina­d1 ). !)urd11\-v el tr<'ly~\t-to se prL'senta con10 un estudiante de 111l:>dicina,

581 hijo de uq l:(JJ\d(·, inicnlrd:) que el taxiSlíl refiere h<1berse desernpefiado co1Yltl 11n <lnliguo of.iL'ial de 1'1 n1arina irnpL'.rial rusa. Cuando llegan al

'~

¿/\ !/llll'll /!/!Ud i'l llSl'S/110:'

punto de destinu, bajdn del auto, y luego de una can1inata de unos 40 n1inutos, Paul s21ca un revólver y dispara, hirít:ndo al conductor. A con­tinuación intenta huir con el auto, sin sélbt.:'r cnnducir. Lds incoherencic1s dt~ su <trgunu~ntación sobre el episodio crin1i11dl deterrninan que se¡1 internado en un hospital psiquiátrico.

Entre los ;1ntecedentes del enfenno figuran el etílisn)o y una religio­sidad inten1pestiv,l que h~ hact' pasar rnuchas horas en L1 iglesia, a pesar de ser alguien absotutan1enh:: ignorante en ni.ateria de religión. El rnisn10 es diagnosticLldo con10 hebefrénico debido ¡1 qut: en el estado poslerior al pasaje al acto pn-.:don1ü1;111 con10 afectos ld apatía y l<-1 indi~

fercncia total. l~os autores utilizan este ca.so, junto con otros, a fin de aislar una con­

ducta típica, caracterizada por los siguientes elernentos: violencia inn1otivada contra un dt:sconocido, fabulación novelesca luego de! cri­n1en -que no puede ser soslenida durante 1nucho tie1npo-- y estado de indiferencia total.

l_,a inco.hcrencia aparente de eslos crín1enes ha despertado el intc:rt~s de los autores en la rnedida en que aqtLellos se disting1Lc11 de la prerne­diL'lción del pcrst~guido o de la in1pulsión del den1ente: "lJado que sie1npre hc~n1os ubservado estas reaccionc:s en la hebetn_•11ia1 bu~;carnos

la causa en la rnisrna t'nft•rn1edad". Esto constituye c:I punto cie parlida del análisis del ka/con.

(;uiraud y (~aílJCUX COllSideran que fretüe il una Sl'.l1SclCiÓl\ doforosa 1

física y n1ent-al cxperirnL'ntada por el enfernltl --dt:cíc1 que no se sentí,1 norrnal, que su cslado ernpeoraha y que "h~nía que h;,1cer algn" - csle con1ienza a buscar L'll forn1a aprc1níante u11a salida a través dt"l co11s11-rno de alcohul, luego, buscando un dCl'JTiJn1il~nto a la polítiL·a y pL)Sfl:'­riorn1enle, n l<l religión. Sus pensarnientos lo van llt:vando hacia una idea, por la cual se le torna nt:C(:sario suprirnir el ITl;JI socitJL Pattl Ct)!ll-­

bina esta últirna noción con la de enfennedad; esto producirci la violen­cia de su reacción, cuyo fin ser~í librarlo de la enfern1t"dad -que esti1na--­destructora de su activicL:1d psíquica. "La reactión vio\cnlJ, dicen, apa­rece entonces a la vez con10 el últi1no sobresaltn de encrgL1 de un crrgd­nis1no que se hun.de en la indift-_'.n:ncia y la inacción, y con10 el rt'.stdla­do de una transferencia del deseo de 'curar la L'nfernH.-'dad' en 'suprinlir el rnal .socíal' (a través de un pa.ri·ilogisrrlo verbal y sitnbúlico fn~cuentt> en los hebef:rL~nícos: n1atar el rr1al =~ nlntar a la enfern1edad)".

Estas violt:ncias inn1otivadas no carecen, sin en1bt1rgo, dt~ cansa, cual es el esfuerzo de "liberación contra la enfer1nedad trdnspuesta p.ttuló-gicanH.~nte en el rnund1J exterior". 159

Si bien el térrnino kal..:011 es utilizado particL1lannenle en el segundo

Silvia Elc11a Tenrlfarz 1 Carlos [)ante García

artículo de c:;uiraud, su_ significación ya se encuentra presente en el pri-111ero, a través del postulado de u11a acción liberadora del mal.

En 1931 C~uíraud reton1a el caso Paul y precisa tp.te lo que verdade­rarr1ente se quería elüninar era el kako11; expresión que pertenece a La introducción [1iológica al estudio de la neurología y la psicopatolog(a (1928), texto prodttci<lo conjuntan1ente por el neurólogo suizo C.'onstantin Von Monakow y el psiquiatra francés R. Mourgue.

Los "crín1enes de kakon" (palabra griega que significa mal) represen­tan cris.is o co1nplejos net1rovcgetativos qt1e se producen en las psico­neurosis, y están condicionados por trau1natisn1os de orden sexual. El paciente palidece de golpe y conlienza a transpirar, un sentin1iento doloroso de peligro ü111li11e11te lo invade -·por eje1nplo, una crisis car­dínca~·-, scgui({O de un_a viole11ta agitación n1otriz. El episodio dttra ape­nas algunos n1inutos, pero el sujeto queda aterrorizado frente a la evc11-ludlidad de la r('aparición 1Je estos fenó111cnos. El indivitluo cree en un gran peligro, lo sicnt:e, e intenta entonces defenderse a través de su apa­rato reflejo.

f)urantc la crisis don1ina el esfuerzo por liberarse de un estado dolo­roso a través de todos los n1e<-lios de sus fuerzas psíquicas, qlte resultan insuficientes. Esta crisis de kakon se establece corno la liberaci611 de un cornplcjo de naturalezCl autcnT1;í.tica. Es por ello que solo el aparato refle­jo logra ofrecerle una salida.

Monakow y Mourguc con1paran los lraslornos cardíacos (palpita­ciones) y n .. 'spíratorios que se producen tlurante la crisis, con aquellos fenó1ncnos quP gencral.n1ente aco1npafian al org:as1110 sexual. })e esta tnanera, ~'stos autores plantean, a través de su tern1inología médica, que algo del goce cst<l relacionado con el kakon.

Luego, utilizan el concepto de kako11, ya no para explicar un cuadro de neurosis sino uno psicútico. Para ellos el fu1ko11 da origen, por proyec­ción, al sentinücnlo de persecución. La fue11te de los sc11tiJTüel1tos cor­porales dolorosos es ubicada en el exterior. "Este scnlü1úento desagra­dable lo ator111cnia y lo crnpuja continuan1ente, a veces en for111a laten­tP, otr<1s c11 fonna rnanifiPsla, a libc•rarse''. [)e allí que pueda producir­se tnús o rnenos violl'ntaniente una reacción inadaptada de defcnsn del organisrno contril el kako11: desde una producción delirante hasta el sui­cidio.

Estas úllin1;is consideraciones son relon1adas por (~uiraud, quien

pla11lt•a la t'll(J'ucij<1da con10 un sc11l.irnicnto doloroso de cxlrafiez¡¡ i11te­ri1)r.

60! En el caso Edouard, desarrollado en el pri111ero de los artículos de Guiraud, el_ knlcon representa ttn<l cenestesia dolorosa, una inquietud y

¿A quién 11¡¡1/a el osesi110?

una desconfianza patológica. De su pasaje al acto liberador rt>st!ltan un n1uerto y ur111erido grave entre los 1nien1bros de s1t farnilia.

l~l relato del paciente detalla las 6rdenes que lo irnpulsan "1r1aqui· nalmente" a tirar, sin entender lo que suced(!, ni reconocer a <¡uic'nes agrede. Esle paciente, cuyo diagnóstico es el de una psicosis alucinato­ria crónica, logra describir no solo que actuaba sin finalidad illgun<1,

sino tainbién el estado de "bienestar" que lo cn1briagaba. Lacan se opone a la argun1entación de c;uiraud, pt1rc11ncnl(~ neuro­

lógica, puesto que la 1nisn1a no conten1pla la acciún de los factorPs sociales en la perso11a1idad.

Si bien la organicidad no explica la psicosis, los fcnúnH'no~~ que c;uiraud aísla pueden ser pensados nuevainrnte a partir d(-1 los ronc('p-­tos desarrollados por Lacan.

(;uiraud refiere la Cmergt~llCÍa de lllla Sensación O CCJH'Slcsia de la que el sujeto ü1tcntar<i liberarse a través de su r>asajc al ;1cto, al expcri-1nentar un kako11 insoportable. De esta 111ancra, el fenén1H'JJO descrito por c;uiraud puede ser entendido con10 la invasión de goce que se pro­duce en la psicosis ..

Paralelan1entc a los ho111ícidios que aparPnlerncntc no cs!r'í111nof-iva­dos por una ideCl delirante, encontra1nos aquellos 'JI H' fiE_'tH'n con10 ori­gen un delirio. E11 la segunda parle de su artículo "Los h.01nicidios in1notivatios", c;uiraud se octtpa de otros dos casos en los que el acto violento no parece estar destinado a "1T1afar la enfern1cdad'' _

En el prüncr eje1nplo, el de Enrique, está clara111enle indicado que el pasaje al acto responde a una orden alucinatoria. El paciente-, que sufre de un delirio n1ístico rnanifiesto1 practica el espiritisn10. /\ pc1rlir d\' una revelación, logrt1 identificar al Espíritu-guía que lo posee, con i<l íigura de su padre. En esa ocasión, el Espídtu le n1anificsta que el sact'rdotc que había sido su antiguo director de conciencia habío \'iolildo <l su he_r­n1ana: " ... el Espíritu 111e decía: '¡l{ay que n1atarlo! Soy yo, tu p;1dre, qtH'

te lo dice. El sacerdote va a venir. Viene'. En ese nHHnt'nto llc1~a sn novia, y la 111ata e11 lugar del sacerdote, si biPn él la habít1 n'C1HH'~-cído. "Pero era necesario que hiciera un acto de fe. El Espíritu nH' poscí;1. c'on el t1HÍ.s grande I)esar IR estrangulé".

El segundo ejen1plo n1ueslra cún10 un padre 1nata <i su hi_j;1 parél s;1l­varla de los pretendidos perseguidores. Los celos inconscientes scr;ín, según c;tliraud, el 1nóvil del criinen.

Los crhnenes cuyos tnotivos responden a un delirio µucclcn distin­guirse claramente de aquellos que no los tienen. ¿P('ro (\r.;;1 n1otivaciún existe verdaderarnc11tc? !61

c;uiraud intenta dc1nostrar que el delirio se constituye ;1 postr 1 riori

621

'Jl('IJj 1-/C//I! U/IU/O/L 1 1_,_¡!Jll/."' t/<i!JH 1.>UJt¡"

dl·l r1<1:;.-tj(• ,d ,H·tu ho1nil'icL.1, sin ernbargo, en el caso Paul, L1 causa del c1c to p!!l'dc vr11·ontrdL';e en c:I pnipio ch_:Jirio dt!l paciente.

! .,)\\l!l _c,(' int<Tl'.Sclr<i p¡_¡rticuli.11Tnerlll: e11 la distinción L}Ue realiza ( illiLHid l'nln_· 1-r1ú1,'ne.~ del yo --en los que el individuo se cornporta ',t·gu11 ~-;t1 vlllu11Lld, L'On la ilusión de plena libertad~, y cr(111e11es del ello

ti¡iil·ns dv Li dc·inencL1 precoz, L'n los que eI organis1no obedece a 1\in'cL1nivi1\l·, 1nil·n\L1s llUL' t'l ytl pl·rnt<1rH:ce corno espectador pasivo y _c;1 lr¡)n-'t J(! ido

:\d(·J!L)s, :ouhra_yci el inodo en que (~uiraud pone en evídt.'ncia la d1'in·_-;j,'¡¡¡ :,iitdl(-J!lt·d ¡in.'senü: l'll !LlS honlicidios inn1otivados o crírnenL:s

de·! ('!lo· "L1> qtll" el f-lujeto c]UÍl'.rl' rn;ll'ar aquí no es su yo o su superyó

.-;ino ~;u v1dt'l.lllt'tL1d/ o, de in,tnera 1ncís genl:ríll, 'l'.l rnal', el knkon de Von f\ltHLtktl\V y l\i\()urguv".

ji] p<1:;,1jt.' ~d dt'lo de .l\l1nl't.' ~it~ clproxirn<l ;i! lT1i:'Ci\l1ÍSrno liberador, "l!vvd ,1 c-ilJo t·l cH·to fdLd de' violt:ncla contra una pt'l'S011il inocerlte, 1:'.n ¡·] <.'l!til h,1y tjllv v'-\r el sfrnbolo de! enen1igo inlt,rio1~ dt> lc1 <'nfernu~dad 1nis1n,1 dv Li \hTSUll<-diddd".

:-\ ¡),lrlir dt• !o H!l'ncion<1(to ,fnh.:rionnc'nte podc'n1os establecer la c;iguii:ntP dí;:,!illt'ÍÓn:

l) ('n'1ne111": il1-l yo: [)entro dL: estos se incluyen los crín1enes pasiona­l('.';, \-i"Hno vi dl' ( ·harlutt{-.' C\Jrday l~n l,'rancia, estudiado por el psiquin­t1·<l lr<Hlcl'_', Lc>v_y-·\1dle11si. (.'orcL1y el 17 de julio de 1793 asesina a Jcan Pilul f'vLirtd, quiv11 l1nhía (lesen1pefiado un papel rnuy actívo durante la J{,~volul'i(í11 t'L1n,·¡__,~-;,1 oponi{~ndose ;1 lus (~irondinos. La pasión pur<1 svrcí n·-;,1lLilii'I p()r l.l~vy-Vdlensi (;n el t:XJn1en de este• crirnc~n.

Fn v:;lt' ¡ ntnlo, _,;¡ nos <tb:.'l1t'1-r1os a la duraclón de) delirio, podrfan1os di~;li!lgui1· t•1¡(n_' vi IL1rnado cri1nen pasional puro y (.'l criinen pasional dt"lir,nlte. [,o.'; p.ic;ion;iles desarrollan un delirio de reí vindicación tran·· :;i!urlt\ n1Íl'11I r<1~-; qtH:, por el conlrdrÜ1, los que posel~n un delirio pasio­it.d nh'H.Llidu 1n1nl'.! se c<Jltniln, excepto a través de un crin1en o por una lntvn1,1cit"1n. l.n:--i delirantes pd.sionales actl1i.1n con pn!rr1eclitación, Jc1 idvt1 dt.: liuinit'idid es una obsesión parc:isita, con10 una obligación; por l·I C\l!llrt1rio, lti.s pcisiona[es puros tienen cil~rto grc1do dL> de.St'quilibrio t'n1ntivn y Li idPíl dvl asc:sin;lto está totalrnente integrada l'.11 su pt'HS<-l-

111Íl'ntD.

~) ('rinu'111'.'; del elfo: l'jernplos de 1._•stc tipo son los pacientes i..'squizo­fn;nico:--, ,l!!<diz;Hlus por c:uiraud (l\nd y Edouard).

J) c_'r/1111'11i'S del superyó: at¡uí puede incluirse el caso i\in1él.', dna!iza­dt) ptir Lcic;¡n, y v! de la Sra. Lefcbvre, delirio de reivindicación_ estudia­d\) po1· !a p,c;icnanalisla franct'.Sa Marie Bonaparte.

En .l rgu !1dS pnsi.1jcs de los Escritog, Lacan retOJT\il la cuestión del

knkon. Por ejernplo, en "La agresividad en psicoanálisis", di reÍt'rirse '1

las reacciones agresivas en las psicn,sis, habld dt'.l "knko11 oscuro ,1! que el p<:il"í.Hloide refiere su discordancj<-¡ de todo contacto vit-;il".

Por otra partt~, al cornentar el Cdráclvr prirnordi,il dt: la pnsición depresiva, concepto central en la teoría de l'vlelanie l(Jein, st1bray'1 11 el extre1no arcaísrno de la subjetivación de un kako11", enlazci.ndolo ,11'1 pri­n1era forn .. 1ación del superyó.

En "Acerca de la causalidad psíquicd" aborda nue-van1c:T1te l'Ste tl'.n1n cuando, al contraponer las teorías de (;lliraud con !ds de }-lenry Ey, afir .. rna: "Y aün rnJs lejos va c;uiraud 1 n1ccanicista, cuando i..~f\ su artíct1lo acerca de los hon1icidíos inrnotivados se llfana en reconocl~r q11e !o qut: el alienado trota de z1lcanzar en el objeto ,1l (_1ue go!pL'íl no L'S otra cosa que el k11ko11 de su propio svr".

En una intervención t:·n la Sorlété PsyL·hanalytiquc de'. Paris (SPP), <il

cornentar la prt'sentación de Paul Schiff, f .acan declnra que el knkon a veces es con1prensible, pero no sien1pre. En la psícosis, "la agresión adquiere la significación de un C'Sfuerzo para rornper el círculo rn,igico, la opresión del inundo externo".

Ahor3 bien, t>l sentido 1y1ás difundido dLd knkon t~s su con1paración con el objeto n1c1lo de Ml~lanil~ J<ll:in, prvcursor d(•l ~;llpvryó. En rc<tli­

dad, con10 !o seílala Miller, el k11ko11 es el objt•tn: L'l ser q·ue golpea en vi 11

t1xterior" es el LFll:' constituye su Sl'.r inás fntirno.

No set-rata entonces de unn proye~:ción. La inclusión de los dvsd1To­llos topológicos pern1itc ro1npc·r con el vil:jo 1nito ddentro-afuerd a1 situar t~l t•xterior conto lo n1¡is íntin10. Según Lacan, el '\\nL'n1igo extt'­rior" qtll' Ai1THse golpea !a rcprtsenta a ella 1Y1isn1d, íl "ta 1nisn1a l'.n(cr--

1nedad". rn knf;:o¡-¡ es, Sll pnYpio ser ldentifÍl'<1du al ohjetn 11 CO!l10 p!us­de-goce. Así, el lcakon co1no objeto éxtin10 Jogra dPvt•lar L'Sla n1isteriosa liberación hornícida.

En los dos prinll'ros casos analizados por (;uinn1d, i..·I psícóticu intenta liberarse de la invasión dvl gocl~ a través del pas<ljc ,11 ;:il'tn honú­

cida. Su indiferencia posterior pondni de rnanificsto el Jrac,1so de sus

tentativas. En el caso Edouard, el estado de "biene.'itar" represt:nt·d el goce que lo lleva a atacar "1naquin¡:¡ln1ente". El enferrno se ilh~ntifica entonces a una n1jquina ele agresión que, a travl''s de una serie donde agrede li unn tras olro, intenta desen1barazarst~ del goce con el que con­fun(lt> su ser. Ain1ée, i1or el contrario, logra a través del crín1Pn cil:rta

tranquilidad, con una retracción posterior de su delirío. Este elc'rl'H.'nto f)Crrnite establecer un;1 clara distinción entre la rl'acción liberadora pro-pia de la esqliizufrenia y la que caracteriza n la p;,1ranoia de autopuni- 163 ción.

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Silvin Llc1111 Tc11dlarz 1 Carlos [)a11fc G11rcfr1

(;uiraud y L,acan cnlie11den el concepto de kakon de un 1nodo dife­rente. El goce del que estos pacientes intentan liberarse constituye el punto de inh~rsecciún entre estos autores. Pero, n1ientras que c;uiraud prest:nta cierta vaguedad respecto de la lógica interna del pasaje al acto esquizofrénico! Lacan indica que el encn1igo interior presente en la par<111oin de su paciente Airnée es de carácter pura1ncntc especular y per1nanccP en el registro in1aginario, así co1no tan1bi<~n, sefiala la inter­vención de tendt'11cias autopurlitivas.

En Airnée, con respecto al 1necanisn10 del pasaje al aclo, tropPza1nos con la dificultad de precisar el rnon1cnto en el que este se desencader1a.

[)ebc destacarse que entre los casos presentados en este apartado, solo el d(? Etlout1rd registra con nitidez la presc11cia de las voces aluci­n;_1lorias, a las cuales él rrsponde con el asesinato de su novia. Incluso e11 eJ caso de Ain1l'e, donde los motivos son claros! los resortes que la i1npulsa11 i'l elegir f'l 1no111('nto de la agresión pern1a11ecen, sin embargo, desccHH)Cidos.

En el período que precede a la agresión, ella se corr1port<1 con10 una vcrdadern pasional: un 1nes antes con1pra un gran cuchillo de caza. (_'oni.o lo indica Lacan, "en su estado de en1oción extren1a, Ain1ée se forja VEirdadcros razonrnnientos pasionales".

J\vPrigua entoncPs la dirección del tral:ro donde trabajaba Z. "Unél

hora después, en1pujada por su obsesión delirante, Aimée sP encuentra t'n la puerta del teatro y hiere a su víctin1a". L,a obsesión delirante apa­rccl' co1no único rnotor de la agresíón. Scgün lo confiesa ella rnis1na, actúa bajo el efecto de Un<t pasión que la hubiera in1pulsado a atacar a cualquiera ([e los perscguidorPs encontrados por azar.

Esta últJn1<1 afirrnación pone en cvidenci<1 el estado l;asional en el que se encuPnlTa 1\in1éc durante la agresi6n. Pero la víctin1a resulta ele­gida t'tltr(~ los objetos que forrnan parte de su delirio. [)e este n1odo, su pasaje al él.Clo es integrado t'n l<t trarna particular de sus ideas deliran­tes.

[)e la razón al inolivo, y del 1notivo a la causa: en cada caso debe ser preciNada la causa y situada la lógica del crin1en. Nos vemos conduci­dos así al estudio de los casos célebres dentro del árnbito psiquiátrico y psicoan;ilít ico.

El psicótico homicida: casos célebres

Existe una serie de casos de pasajes al acto hon1icicl<1s que, por dis­tintas razones, se han vuelto célebres en los .-írnbilos de la psú1ui,1lrfa y del psicoanálisis. Co1nenzaren1os exanlinondo aquellos qu(' fueron estudiados a partir de las conceptualizaciones del Edipo frf'udi,1110, de rnodo de poder establecer claran1ente un enlace entn-~ el psicoanéllisis y la crüninología.

A contiI1uación, nos ocuparen1os de un clásico de la psiq1tlJtría: t'l del pastor Ernest Wagnc1~ estudiado por l{obcrt (~rnupp, que constitu­ye el contra-ejen1plo de la tc0is de En1il K.rt1Ppelin, rel<1tiv.1 al curso de la paranoia. Posteriorn1entc, nos dedicaren1os al caso J\i1n6l', que co11s­tituyó la tesis en psiquiatría de l,<tctin. El 111is1no logrú un enonnc ünpacto e11los1nedios psiquiátrico, liter<:1rio y psicoanalítico de los ;1ílos '30, es tlecir, antes del l.acan psicoanalista, que dcstirroll<1r;í su t-corí<l (ic la psicosis y enscfianza, a lo largo de los siguientes 50 ,·1f1os. Por ú!t!1Tl(l,

nos detendren1os en el caso de las hcrrnanas Papin, que connlovi('ron a la opinión pública a raíz de su snngricnto crirnPn, Ppisodio qtH' fue' reto, rnado oportuna111ente por I.,acan.

1. La ¡;crs¡¡cctivo cdípica

En 1926 Franz Alexander y Hugo Staub publicon un libro titulado U crin1i1111! y s11s jueces desde el punto de vista psicoanalttico en el que siguen Ja oric11t-aciún del artículo de Frcud "Algunos tipos dl' car;lctcr diluci­dados por el trJbajo psicoanalítico" (de 1915, texto donde Frl'ud anali-za los casos de aquellos sujetos que "delinquen por scnlin1il'nto dl' cul­pabilidad"). Los atrtorcs van a plantear que el castigo c.~ la condiciún de la trasgresión. La culpabilidad que en1ana del cornplejo lle Edipo pn'Cl'·· de a la falta, es decir, es la necesidad de castigo ln que provoca el acto criinínal que proporcionar;l llll cierto alivio subjetivo. nn olras p;1l,1bras! 165

puede decirse que es el castigo ciego del superyó el que cntpuja Jl deli-to. Este lcxlo se convcrtircl en una referencia prínceps para una articu-

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