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Rodolfo-J. Rodríguez-R. E-mail: rodolfor@cariari.ucr.ac.cr / U.R.L.: http://cariari.ucr.ac.cr/~rodolfor 1
Deconstructivismo
y
Literatura
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• Rodolfo-J. Rodríguez Rodríguez
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James Joyce
Literatura deconstructiva
Vanguardia literaria
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James Joyce: Ulises (1922)
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Estatua de
James
Joyce en la
calle
O'Connell,
en Dublín
Su consagración literaria le vino de la
mano de la publicación en 1922 de su obra
maestra, Ulises (Ulysses), novela
experimental en la que intentó que cada
uno de sus episodios o aventuras no sólo
condicionara, sino también «produjera» su
propia técnica literaria: así, al lado del
«flujo de conciencia» (técnica que había
usado ya en su novela anterior), se
encuentran capítulos escritos al modo
periodístico o incluso imitando los
catecismos.
Es una novela llena de simbología, en la
que experimenta continuamente con el
lenguaje.
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Tumba
de J.
Joyce
Zurich
Sus ataques a las instituciones, principalmente Iglesia católica y Estado, son continuas y muchos de sus pasajes fueron declarados obscenos por sus contemporáneos. Inversión irónica de la Odisea de Homero, la novela explora meticulosamente veinticuatro horas, 16 de junio de 1904, en la vida de tres dublineses de la clase media baja: Leopold Bloom, que vaga por las calles dublinesas para evitar volver a casa en la que sabe que su mujer, Molly, le está siendo infiel, y el joven poeta, Stephen Dedalus, que presenta un perfil ya más maduro que el que había aparecido en su obra anterior: Retrato del
artista adolescente.
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Estatua de Molly Bloom, Gibraltar
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Dédalo en Compostela
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J. Musolf: Bloomsday (6 de Junio, 1905)
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Ulyses- Capítulo 2 ("Néstor"):
Stephen Dedalus está enseñando historia antigua. Los alumnos se dispersan, le piden una historia de fantasmas; él, pensando en el fantasma de su madre recién muerta que se le aparece en sueños, ofrece una adivinanza:
The cock crew
The sky was blue:
The bells in heaven
Were striking eleven.
Tis time for this poor
soul
To go to heaven.
El gallo cantó,
el cielo era azul:
las campanas del cielo
daban las once.
Es hora de que esta pobre
alma
vaya al cielo.
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Finnegans Wakees la última novelapublicada en vida por el escritor irlandésJames Joyce bajo el sello londinense Faber & Faber en 1939.
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El título alude a una popular balada callejera de mediados del siglo XIX, donde se narra la muerte y resurrección paródica de Tim Finnegan, un irlandés aficionado a la bebida, y que juega con el sentido etimológico de la palabra "whiskey", "uiscebeatha" o "agua de la vida".
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Siguiendo la misma orientación humorística, la novela de Joycepretende abarcar las horas de sueño de un personaje (Mr. Portman, HCE o Humphrey Chimpden Earwicker), mediante un lenguaje nocturno, con abundantes juegos de palabras, puns, deformaciones del inglés, introducción de palabras en decenas de lenguas de los cinco continentes y una densidad simbólica que convierte al texto en un hito del vanguardismo narrativo y condensación de la estética joyceanacomo interacción entre microcosmos y macrocosmos.
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Los Simpsons
(Sobre Finnegan Wake de Joyce)
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Julio Cortázar (1914-1984)
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RayuelaBuenos Aires, Editorial Sudamericana, 1963.
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La aparición de Rayuela supuso una verdadera revolución dentro de
la novelística en lengua castellana.
Por primera vez un escritor hispanoamericano llevaba hasta las
últimas consecuencias la voluntad de transgredir el orden tradicional
de una historia y el lenguaje para contarla.
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El resultado es este libro único, abierto
a múltiples lecturas, lleno de humor, de
riesgo y de una originalidad sin
precedentes, que narra las vicisitudes
de un grupo de intelectuales
sudamericanos en el París de los
sesentas, Pola, Talita, La Maga,
Traveler, y el protagonista, Horacio
Oliveira, quien retornará a su Argentina
natal.
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Rayuela además de contar una
historia (una historia de
búsqueda profunda entre otras
búsquedas e historias), plantea
profundos problemas
existenciales y se abre a toda
clase de cuestiones. Cuando en
1963 se publicaba Rayuela,
Cortázar cumplía 50 años.
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Así, cuando el lector abre este libro
(que es muchos libros) se
encuentra con un Tablero de
Dirección. Justamente, en medio de
esta gran “broma”, Cortazar nos
plantea el libro, y nos damos cuenta
ya de lo habitual que va a ser que
lo más serio se nos plantee en un
tono humorístico.
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Y uno entonces puede elegir leer la novela de
corrido, del capítulo 1 al 56 y prescindir del resto
de los capítulos, o puede utilizar el Tablero de
Dirección y comenzar entonces por el capítulo
73. Este “orden desordenado” nos plantea desde
el vamos una pluralidad de lecturas y nos saca
del casillero de “lector pasivo” para tomar un rol
mucho más activo al enfrentar esta novela;
incluso uno puede plantear aún múltiples formas
de lectura.
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El libro está dividido en dos partes: Del lado de
acá y Del lado de allá, París y Buenos Aires. Los
personajes son entrañables: la ternura de la
Maga (el capítulo que escribe una carta a su hijo
muerto es de lo mejor dela novela), Horacio
Oliveira, Talita, Traveler, Remorino, Gekrepten, el
circo, el manicomio, el gíglico (un nuevo
lenguaje), la rayuela brillando difusa en el medio
de la noche...
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Rayuela, capítulo 68Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamarlas incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente su orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, las esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentía balparamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias.
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