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El nuevo Código Civil y Comercial y dos interesantes avances en la compraventa: la factura mercantil y el silencio en el precio de venta de cosas muebles Muguillo, Roberto A. Publicado en: RDCO 272 , 723 • ADLA 2015-18 , 167 Sumario: I. Introducción.— II. La factura (breve visión histórica).— III. Desarrollo y avance de la doctrina y jurisprudencia en relación a la factura mercantil con anterioridad a la reforma del Código Civil y Comercial.— IV. La reforma producida por el Código Civil y Comercial respecto de la factura mercantil.— V. El precio (breve visión histórica local y comparada).— VI. El precio en la compraventa de cosas muebles según el nuevo Código Civil y Comercial Cita Online: AR/DOC/1938/2015 En el Código Civil y Comercial, no sólo la falta de observación de la factura permitirá presumir que se trata de una cuenta liquidada —como expresara el derogado art. 474 CCom.— sino que, siguiendo aquellos desarrollos de la doctrina y la jurisprudencia, se va a presumir legalmente que, no siendo observada la factura, ésta se entenderá aceptada en todo su contenido. Ergo, no conformará la factura sólo una cuenta liquidada, sino que se tendrán por aceptadas todas las condiciones que ésta exprese en su contenido en cuanto al lugar de pago, al plazo para el pago, a los intereses compensatorios o moratorios, a la tasa de cambio de moneda, si así fuere el caso, etcétera. I. Introducción Analizar todos los avances que el nuevo Código Civil y Comercial ha plasmado en su articulado puede conformar un proyecto difícil de lograr, razón por la cual hemos elegido y tratado de ceñirnos a sólo dos aspectos relevantes en un contrato clásico, como lo es la compraventa de cosas muebles (sección 6ª, capítulo 1, título IV) y que este corpus iuris nos ha planteado con visos de adelanto y novedad: la factura como usual instrumentación de ella y la no determinación del precio de las cosas muebles vendidas. A los efectos de una mejor ubicación en este trabajo, analizaremos el desarrollo histórico doctrinario y jurisprudencial de ambos temas, tanto a nivel nacional como comparado, y el paso dado por la nueva regulación instrumentada en este Código Civil y Comercial que nos regirá a partir del 1° de agosto de 2015.

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El nuevo Código Civil y Comercial y dos interesantes avances en la compraventa: la factura mercantil y el silencio en el precio de venta de cosas muebles

Muguillo, Roberto A.

Publicado en: RDCO 272 , 723 • ADLA 2015-18 , 167

Sumario: I. Introducción.— II. La factura (breve visión histórica).— III. Desarrollo y avance de la doctrina y jurisprudencia en relación a la factura mercantil con anterioridad a la reforma del Código Civil y Comercial.— IV. La reforma producida por el Código Civil y Comercial respecto de la factura mercantil.— V. El precio (breve visión histórica local y comparada).— VI. El precio en la compraventa de cosas muebles según el nuevo Código Civil y Comercial

Cita Online: AR/DOC/1938/2015

En el Código Civil y Comercial, no sólo la falta de observación de la factura permitirá presumir que se trata de una cuenta liquidada —como expresara el derogado art. 474 CCom.— sino que, siguiendo aquellos desarrollos de la doctrina y la jurisprudencia, se va a presumir legalmente que, no siendo observada la factura, ésta se entenderá aceptada en todo su contenido. Ergo, no conformará la factura sólo una cuenta liquidada, sino que se tendrán por aceptadas todas las condiciones que ésta exprese en su contenido en cuanto al lugar de pago, al plazo para el pago, a los intereses compensatorios o moratorios, a la tasa de cambio de moneda, si así fuere el caso, etcétera.

I. Introducción

Analizar todos los avances que el nuevo Código Civil y Comercial ha plasmado en su articulado puede conformar un proyecto difícil de lograr, razón por la cual hemos elegido y tratado de ceñirnos a sólo dos aspectos relevantes en un contrato clásico, como lo es la compraventa de cosas muebles (sección 6ª, capítulo 1, título IV) y que este corpus iuris nos ha planteado con visos de adelanto y novedad: la factura como usual instrumentación de ella y la no determinación del precio de las cosas muebles vendidas.

A los efectos de una mejor ubicación en este trabajo, analizaremos el desarrollo histórico doctrinario y jurisprudencial de ambos temas, tanto a nivel nacional como comparado, y el paso dado por la nueva regulación instrumentada en este Código Civil y Comercial que nos regirá a partir del 1° de agosto de 2015.

II. La factura (breve visión histórica)

La factura comercial ha sido el instrumento típico de la negociación mercantil, conformándose en un instrumento particular, unilateralmente emitido, aunque pueda adquirir el carácter de instrumento privado con el conforme firmado en ella por el adquirente destinatario de ella.

De conformidad con los términos del derogado art. 474 del CCom., la factura remitida creaba una presunción iuris tantum de la realidad del negocio que instrumenta y configuraba una cuenta adecuadamente presentada, líquida y exigible transcurridos los diez días de recibida.

En la factura mercantil se consigna, por lo general, la fecha de la operación, los datos del vendedor que la emite, se describe la mercadería como que es el objeto de la prestación de tal compraventa, su precio, plazo de pago (en caso de haberlo), lugar de pago (en caso de así indicarse) y el nombre del comprador, cliente o deudor del precio de ésta. (1)

La factura mercantil fue así el medio probatorio por excelencia de la compraventa comercial (2) y se halla destinada a justificar —tradición mediante— el dominio de la cosa adquirida. (3) La factura generalmente se emite por duplicado o triplicado, firmando el comprador la copia que quedará en poder del vendedor. En este

caso, la factura o su copia firmada operarán como un clásico instrumento privado continente de un reconocimiento extrajudicial del negocio. (4)

La factura es un título formal, aunque no de una formalidad ad solemnitatem de la cual dependa su validez. Dada la finalidad que requieren el uso y las costumbres mercantiles, debe contener los datos que hemos indicado para dar acabada cuenta del negocio instrumentado, más allá de las exigencias tributarias de las resoluciones generales 3419/3434 y posteriores de la AFIP, que integran su formalidad al solo efecto recaudatorio.

Si bien el derogado art. 474 del CCom. imponía al vendedor la entrega de la factura por las mercaderías vendidas, también imponía al comprador a que, dentro de los diez días de la entrega (5) y recibo, la impugnara o efectuara los reclamos que crea pertinentes, pues de lo contrario se presumiría —la deuda así instrumentada— como una cuenta liquidada, con óptima eficacia liquidatoria, probatoria y plena exigibilidad. (6)

Ésta es una presunción iuris tantum (7), pues el comprador se halla ante una específica obligación de expedirse por ley y, en caso de silencio —conf. el derogado art. 919, CCiv. (8), hoy art. 263, CCyC—, se entenderá reconocida la operación en todos los términos que allí se indica y aun cuando no se hubiere fijado plazo para el pago, gozará el comprador del plazo de diez días para abonar el precio. (9)

La circunstancia fáctica de que en la copia de factura que retiene el vendedor se hubieren colocado anotaciones o sellos como "recibido condicional" o "a revisar", no autoriza a postergar sine die su pago, ni a impugnarla en cualquier momento, pues tal entendimiento estaría reñido con la expresa pauta legal y el principio de buena fe. (10)

Para concluir con esta introductoria visión histórica, digamos que esa presunción de ser una cuenta liquidada y exigible, aun como simple presunción iuris tantum, fue sostenida por doctrina y jurisprudencia, que ello no puede desvirtuarse a través de la sola prueba testimonial. (11)

Así expuestas, podemos decir que se conjugan las postulaciones que en derecho, doctrina y jurisprudencia nacional se advertían como lo uniforme y más usual en relación a la factura comercial.

III. Desarrollo y avance de la doctrina y jurisprudencia en relación a la factura mercantil con anterioridad a la reforma del Código Civil y Comercial

Debemos destacar que en varios aspectos, tanto la doctrina como la jurisprudencia avanzaron en un mejor y más amplio entendimiento de los efectos y consecuencias que generaba este instrumento usual en el tráfico mercantil.

En primer lugar, podemos resaltar que, siguiendo el texto legal, tanto la doctrina comercialista como la jurisprudencia de ese fuero, siguieron el camino del reconocimiento de que la factura no impugnada en tiempo oportuno debía considerarse aceptada y como cuenta liquidada y exigible, conforme los derogados arts. 474 del CCom. y 509 del CCiv. En algún caso la doctrina jurisprudencial adjetivizó esta circunstancia, expresando que: "las facturas poseen optima eficacia probatoria y liquidatoria del negocio que instrumentan". (12)

Por la situación que emergía de la doctrina y la jurisprudencia mencionada no resultó entonces extraño, sino de una adecuada lógica, que con similar línea argumental se validara la posibilidad de preparar la vía ejecutiva para el cobro de estas cuentas líquidas y exigibles. Es que, como bien expone Bustos Berrondo (13), la única condición para que el instrumento particular llegue a la apertura de la vía ejecutiva es que siempre de su contexto resulte la persona obligada y la obligación exigible de pagar una suma de dinero. Más aún, desde vieja data, ya Alsina (14) admitía respecto de las facturas mercantiles esta posibilidad, reconociendo que su exigibilidad surgía lisa y llanamente de las normas de los derogados arts. 73 y 474 del CCom., en coordinación con los principios genéricos que sientan los arts. 520 y 523, inc. 2°, del CPCC, pues se advertía claramente de ello el vencimiento de la obligación (expreso o tácito) y en tales condiciones debe entenderse que hay título ejecutivo o instrumento particular suficiente como para preparar la vía ejecutiva. (15) El fundamento radicaba en que la modalidad probatoria de las facturas comerciales es propia y

específica de la legislación mercantil y si bien el derogado art. 1012 del CCiv. exigía la firma en el instrumento privado como requisito para su validez, la exigencia de la firma lo es cuando la ley la requiere como parte integrante del acto jurídico que se ejecuta, mas no cuando se trata de un documento meramente probatorio, líquido y exigible, como aquéllos previstos por los derogados arts. 73 y 474, CCom., pues —además— la mora se produce sin necesidad de interpelación alguna. (16)

En segundo lugar, debe también destacarse que, más allá de la circunstancia de considerar que las facturas —aun sin firma del comprador— conforman cuentas liquidadas, probadas y exigibles de la operación que instrumentan, alguna doctrina y fallos jurisprudenciales han integrado a esta interpretación el hecho de la obligatoriedad de otras cláusulas accesorias insertas e incorporadas al contenido del instrumento de la factura.

Es que, en la práctica mercantil, la factura se suele integrar con otras condiciones que suelen hacer al negocio jurídico que ésta instrumenta, como el de fijar un lugar de pago particular, incluir cláusulas de intereses moratorios o punitorios, etcétera.

En su gran mayoría, la doctrina y la jurisprudencia han entendido que estas condiciones que integran la factura como cláusulas accesorias del negocio de la compraventa mercantil resultan también exigibles al comprador-deudor con asiento en las derogadas normas de los arts. 474 y 207 del CCom.; arts. 509, 919 y 1198 del CCiv.; y art. 5°, inc. 3°, del CPCCN o CPCC Bs. As. (17) Así, fue reconocido con pleno valor el lugar de pago inserto en su texto, lo que a su vez importó validar la prórroga de jurisdicción para el cobro forzoso del precio o saldo adeudado. (18)

En igual sentido, fueron reconocidos como válidos los intereses moratorios pactados en este documento (19), intereses que se entiende que corren desde la fecha de pago indicada de la factura, ya que los derogados arts. 464, 474 del CCom. y 509 del CCiv. operaban armonizadamente en tal sentido.

Así, se entendió que la mora en el pago de la factura debe juzgarse de acuerdo a dichas normas legales, sin necesidad de interpelación alguna. (20) En tal sentido, sostenía Fontanarrosa (21) que si la razón de la constitución en mora automática se encuentra en la absoluta certeza del deudor en cuanto a la fecha de cumplimiento de su obligación, no hay razón alguna para que la mora no se produzca automáticamente en las obligaciones cuyo término ha sido establecido por la ley (conf. derogado art. 474, CCom.)

Finalmente, la doctrina y una gran mayoría de tribunales han entendido que el principio contenido en el derogado art. 474 del CCom. respecto de la factura mercantil y el amplio sentido y efectos dado a ésta tenía un alcance que excedía el de la compraventa y debía entenderse comprensivo de todas las negociaciones mercantiles. (22)

IV. La reforma producida por el Código Civil y Comercial respecto de la factura mercantil

El nuevo Código Civil y Comercial ha significado —a nuestro criterio— un avance en relación a la regulación de la factura mercantil y ha tenido el valor de plasmar el desarrollo de la doctrina y la jurisprudencia que hemos analizado a su respecto.

El primer avance que notamos se puede ubicar en la disposición del art. 1145, que indica que "El vendedor debe entregar al comprador una factura que describa la cosa vendida, su precio, o la parte de éste que ha sido pagada y los demás términos de la venta. Si la factura no indica plazo para el pago del precio se presume que la venta es de contado. La factura no observada dentro de los diez días de recibida se presume aceptada en todo su contenido.

"Excepto disposición legal, si es de uso no emitir factura, el vendedor debe entregar un documento que acredite la venta".

Como puede advertirse, no se trata ya sólo de que la falta de observación de la factura permitirá presumir que se trata de una cuenta liquidada, como expresara el derogado art. 474 CCom., sino que, siguiendo aquellos

desarrollos de la doctrina y la jurisprudencia, se va a presumir legalmente que, no siendo observada la factura, ésta se entenderá aceptada en todo su contenido.

Ergo, no conformará la factura sólo una cuenta liquidada, sino que se tendrán por aceptadas todas las condiciones que ésta exprese en su contenido en cuanto al lugar de pago, al plazo para el pago, a los intereses compensatorios o moratorios, a la tasa de cambio de moneda, si así fuere el caso, etcétera.

Así entonces, los desarrollos de la doctrina y la jurisprudencia no sólo han sido importantes para este nuevo texto, sino que ellos son su origen y un sustento doctrinario y jurisprudencial para su futura aplicación literal a partir de la entrada en vigencia de la norma comentada.

El segundo avance lo encontramos en la disposición del segundo artículo del contrato de compraventa mismo, art. 1124, que dispone: "Las normas de este capítulo se aplican supletoriamente a los contratos por los cuales una parte se obliga a: a) transferir a la otra derechos reales de condominio, propiedad horizontal, superficie, usufructo o uso, o a constituir los derechos reales de condominio, superficie, usufructo, uso, habitación, conjuntos inmobiliarios o servidumbre, y dicha parte, a pagar un precio en dinero; b) transferir la titularidad de títulos valores por un precio en dinero".

Aun cuando el texto pareciera tener una cierta limitación, entendemos que la enumeración dada no es taxativa (ver, p. ej., art. 1614, CCyC), por lo que advertimos en la disposición citada un alcance que excede al de la compraventa y debe entenderse aplicable analógicamente y comprensivo de todo otro tipo de negociación (23), como la facturación de servicios, etcétera.

Finalmente, otro avance normativo, vinculado al anterior comentado, lo encontramos en el art. 1125, que se expresa con la tendencia a distinguir a la compraventa del contrato de obra, disponiendo que "...Cuando una de las partes se compromete a entregar cosas por un precio, aunque éstas hayan de ser manufacturadas o producidas, se aplican las reglas de la compraventa, a menos que de las circunstancias resulte que la principal de las obligaciones consiste en suministrar mano de obra o prestar otros servicios. Si la parte que encarga la manufactura o producción de las cosas asume la obligación de proporcionar una porción sustancial de los materiales necesarios, se aplican las reglas del contrato de obra".

La nueva norma transcripta viene a contradecir la pauta del derogado derecho interno, ya que, a la luz del art. 1629 del Código Civil velezano, si se contratara una obra conviniéndose en que quien la ejecute ponga sólo su trabajo o que también provea la materia principal, estaríamos siempre ante una locación o contrato de obra.

No obstante lo estricto del texto derogado, ya el maestro Borda adelantaba una crítica a la norma, al decir que "...debe reputarse que existe compraventa y no locación de obra cuando la desproporción de valores haga chocante hacer prevalecer el elemento trabajo sobre la cosa. También habrá compraventa si el proceso interno de fabricación es indiferente al contratante y sea claro que la voluntad común es obligarse a transmitir el dominio y a pagar por ello un precio en dinero..."(24), pauta esta última planteada por el citado maestro y de interés para el intérprete de aquella norma, como para la actual.

En efecto, la nueva directiva —claramente receptada del art. 3 de la Convención de Viena de 1980 sobre Compraventa Internacional de Mercaderías—, al expresar que no serán de aplicación las normas de la compraventa cuando la parte principal de las obligaciones de quien suministre las mercaderías sea la prestación de mano de obra u otros servicios, cae en el defecto de no precisar adecuadamente el concepto resaltado.

La norma también excluye de las pautas de la compraventa aquellos contratos "mixtos"(25), en que la parte que hace el encargo asuma la obligación de proporcionar una parte "sustancial" de los materiales necesarios para esa manufactura o producción.

En ambos supuestos —como adelantamos— el nuevo Código Civil y Comercial deja librado al intérprete y al caso particular el determinar qué es "parte principal" de las obligaciones. Tampoco determina qué debe entenderse por "parte sustancial": no aclara si el intérprete debe atenerse a un cálculo cuantitativo o

cualitativo, por lo que pensamos que, dentro de su flexibilidad, la nueva norma ha dejado librada su aplicación a lo que resulte de cada caso particular.

Así, por ejemplo, en los contratos "llave en mano" o bien "producto en mano", no será fácil precisar cuál es la parte sustancial para determinar la aplicabilidad o no de las normas de compraventa o del contrato de obra. Parecería que, en principio, habría que precisar el valor de los bienes que se venden, frente al costo del servicio de asistencia técnica, o de puesta en marcha, etc., o si el contrato en realidad es un conjunto de contratos conexos que podrían dividirse para el análisis del conflicto planteado. (26)

No obstante, entendemos que la nueva norma ha intentado seguir el lineamiento que ya la República Argentina había receptado para la compraventa internacional de mercaderías.

V. El precio (breve visión histórica local y comparada)

En nuestro derecho interno, las disposiciones del Código Civil contenidas en los derogados arts. 1349, 1354 y 1355, coordinadas entre sí, nos llevan a advertir la esencialidad del precio como elemento especial y particular del contrato de compraventa y la consecuente sanción de nulidad del contrato si el precio fuere lisa y llanamente indeterminado.

Decía el primero de los artículos derogados: "Art. 1349: El precio será cierto: cuando las partes lo determinaren en una suma que el comprador debe pagar; cuando se dejare su determinación al arbitrio de una persona determinada; o cuando lo sea con referencia a otra cosa cierta". El segundo expresaba: "Art. 1354: Si la cosa se hubiere entregado al comprador sin determinación de precio, o hubiese duda sobre el precio determinado, se presume que las partes se sujetaron al precio corriente del día en el lugar de la entrega de la cosa". Y el último indicaba: "Art. 1355: Si el precio fuere indeterminado, o si la cosa se vendiere por lo que fuese su justo precio, o por lo que otro ofreciera por ella, o si el precio se dejare al arbitrio de uno de los contratantes, el contrato será nulo".

No obstante tan tajante texto legal, que se repetía en el derogado art. 458 del Código de Comercio, en el sentido de que "Cuando se entrega la cosa vendida sin que por el instrumento del contrato conste el precio, se entiende que las partes se sujetaron al corriente, en el día y lugar de la entrega. En defecto de acuerdo por haber diversidad de precio en el mismo día y lugar, prevalecerá el término medio"; no toda la doctrina nacional parecía seguir tal estricta línea.

En ese sentido, Rezzónico (27) reconocía que, tratándose de la compraventa de cosa mueble, sin determinación de precio, la ley presume que las partes se sujetaron al precio corriente del día en el lugar de la entrega de la cosa. El citado autor, al igual que Salvat (28), consideraban necesario para que opere la disposición del art. 1354 que la cosa haya sido entregada al comprador. Así surgiría de lo determinado por el art. 1354 del Código Civil —en similar línea que el art. 458 del Código de Comercio—, por lo cual la ley presume que las partes se sujetaron al precio corriente del día en el lugar de la entrega de la cosa, única posibilidad de validar el contrato como tal. (29)

Con anterioridad a éstos, Rivarola (30) sostenía que la ley establece esta solución (refiriéndose en el caso al art. 458 del CCom.) en forma supletoria del silencio de las partes y de la ausencia de convención sobre el precio. El contrato "existe" y la ley da la pauta para llevarlo a cumplimiento, excluyendo toda posibilidad de rescisión, repitiéndose esta norma —en igual sentido— en el art. 1354 del Código Civil.

Por su parte, en una posición similar, pero con admisión de ciertas excepciones al principio general, Zavala Rodríguez (31) decía que si bien es "esencial" que en el contrato se haya previsto el precio, ya que un precio debe existir siempre, porque, de lo contrario, no habría compraventa, reconocía, sin embargo, la posibilidad de acordar una compraventa con "precio a fijar" o "a precio abierto", con base en cita jurisprudencial de la Sup. Corte Bs. As., a la que nos remitieran también J. C. Malagarriga y R. L. Fernández.

El profesor Malagarriga (32), también con interesantes citas jurisprudenciales (i.e., C. Nac. Paz, sala 2ª, 19/12/1946, GP, t. 66, p. 117), decía que la no mención del precio en las facturas no puede alegarse para sostener que no ha habido compraventa, ya que el requisito del precio debe entenderse por cumplido cuando se trata de bienes que tienen un precio de mercado o de lista. Pero luego expresa (con igual cita de

jurisprudencia de la Sup. Corte Bs. As. que Zavala Rodríguez, pero con una conclusión opuesta a éste, por considerar que estamos ante un caso referido a una determinabilidad del precio que queda sujeto a la voluntad del comprador), que "...a nuestro juicio en las compraventas 'a fijar precio' no hay precio", y, en consecuencia, para Malagarriga no eran válidos dichos negocios jurídicos.

Raymundo L. Fernández en su obra (33), con interesante amplitud de criterio y una postura de avanzada para el momento de su trabajo, citando también el mismo caso fallado por la Sup. Corte Bs. As. (34) ya mencionado por Zavala Rodríguez y Malagarriga, nos decía que la modalidad de compraventa a "fijar precio" o a "precio abierto" de cosas que tienen cotización en el mercado no excluye que haya precio, pues éste existe, siendo la presunción del art. 458 una presunción iure et de iure, opinión esta que es también compartida entonces por el profesor Lisandro Segovia. (35)

En esta síntesis histórica no podemos olvidar en el tema, y en orden a una toma de posición, las disposiciones del Proyecto de Unificación Legislativa Civil y Comercial de 1987, que, siguiendo la práctica generalizada del comercio mundial, proponía como art. 1331 (36) que —sin necesidad de mediar entrega—, tratándose de cosas muebles, en caso de silencio de las partes, se presume que ellas entendieron convenir el precio medio de mercado o cotización de la cosa el día y lugar de la entrega. Sin embargo, si tales cosas fueran de las que el vendedor vende habitualmente, se presumirá que las partes entendieron acordar el precio convenido por ese vendedor para ventas similares. Si el precio no pudiere ser determinado mediante estas reglas, lo determinará el juez, procurándose así el mantenimiento y conservación del acuerdo.

Por su parte, el Proyecto elaborado por la Comisión de Juristas designados por decreto 685/1995 adoptó similar postura en la disposición del art. 1080 de éste.

Hacia 1985, con la adhesión de la República Argentina a la Convención de Viena de 1980 sobre Compraventa Internacional de Mercaderías, se acentúan opiniones contrarias a la tradicional del texto velezano.

Si bien podemos afirmar y adelantar que de las disposiciones de la Convención de Viena surgiría la legitimidad de los contratos de compraventa sin precio determinado, o contratos a "precio abierto" o "a fijar precio" (aunque sólo a nivel internacional), para diversos autores, en las pertinentes disposiciones de esta convención surgiría prima facie una contradicción, una suerte de incompatibilidad entre dos de sus normas que hacen, una a la formación del contrato (art. 14) y otra a los efectos y ejecución del acuerdo (art. 55). Estas normas citadas y aparentemente contradictorias parecían plantearnos un interrogante similar al de la validez o eficacia de estos contratos en nuestro derecho interno, aunque por diversa razón y diferente conclusión.

En efecto: por una parte, el art. 14 establece que una oferta —para ser válida y así concluir un contrato de compraventa— debe contener expresa o implícitamente el precio (art. 14, inc. 1°), mientras que el art. 55 de la referida Convención dispone que cuando el contrato se haya válidamente celebrado, pero no se haya señalado el precio expresa o implícitamente (o estipulado un medio para determinarlo), se considera que las partes han hecho referencia al precio generalmente cobrado en el momento de la celebración del contrato por tales mercaderías, vendidas en circunstancias semejantes en el tráfico mercantil de que se trate. (37) El problema se planteaba en los siguientes términos: frente al principio generalmente admitido del precio como elemento esencial de la compraventa, ¿cómo es posible hablar de contrato válidamente celebrado cuando no se fijó un precio expresa ni implícitamente?

Esta contradicción resultaría —a nuestro criterio— de un análisis simplemente literal del texto, desatendiendo la verdadera intención de las partes y olvidando los principios generales que gobiernan la Convención sobre Compraventa Internacional de Mercaderías (CCVIM), como ser el principio de conservación del contrato y la restricción en las causales de resolución de él (38), pautas que también han sido incorporadas por el nuevo Código Civil y Comercial.

Este inconveniente de las normas de la CCVIM entre sí tiene adecuada solución al interpretarse su articulado en el sentido de que las partes han pretendido contratar una compraventa con todos los términos usuales y normales de la Convención —incluyendo lo dispuesto por el art. 55—, por lo cual no existiría propiamente una falta u omisión en la fijación del precio sino más bien un tácito acuerdo— implícito en la oferta y

aceptación de los contratantes de referirse al sistema de fijación del precio que determina el propio art. 55 en análisis.

Con este criterio interpretativo se cumple el propósito del art. 14 y el precio queda así tácitamente incluido en la oferta, produciéndose una solución similar a la propuesta en las conclusiones de este trabajo para nuestro derecho interno. En este orden de ideas, el art. 55, en su primera parte, estaría refiriéndose a ello (precio implícito en la oferta) al disponer que está "válidamente" concluido el acuerdo, aun cuando el precio no se fijara exteriorizándolo con anterioridad. Más aún: si bien por disposición de los propios términos del art. 4° de la CCVIM ésta no sería de aplicación a los casos de controversia sobre la validez del contrato "...salvo disposición expresa en contrario...", en caso de plantearse el debate en el sentido de que el presente caso sería un problema de determinación de la validez o nulidad del acuerdo, el art. 55 operaría como tal excepción dentro de los términos de la propia convención, conformaría la excepción de la que el mismo art. 4 habla y debería entenderse así como específica y particular forma de solucionar el problema, por sobre las disposiciones generales de la CCVIM. Consecuentemente, así como la describiéramos, la disposición del art. 55 sería integrativa de aquéllas de los citados arts. 4º y 14. (39)

Como bien dijera Honnold (40), "...la opinión de que las partes nunca pueden celebrar un contrato sin determinación de precio fue debidamente rechazada, pero la oposición a contratos [puros] de 'precio abierto', reflejó por otro lado una realidad: el que las partes generalmente no desean vincular su actuación futura sin acordar algún precio... o cuando menos tener un precio de referencia" (la aclaración es nuestra). Este autor, en comentario a un caso fallado en 1994 por la Suprema Corte de Austria, sostenía que un contrato de este tipo debe considerarse válidamente concluido cuando una persona razonable pudiera estar capacitada para determinar el precio teniendo en cuenta las circunstancias de las cosas, tiempo y lugar, aun cuando dicho precio no figurara en la oferta o en el contrato.

Aun cuando no se mencione expresamente por estas normas, el principio de razonabilidad inmerso en todo el contexto de la Convención mueve a esta interpretación. Así, el profesor Karollus (41) sostiene que el art. 14 de la Convención provee una guía interpretativa: presume que las partes no tienen intención de formar un contrato sin que un precio sea determinable. Si se acredita que las partes han tenido la intención de celebrar un contrato con independencia del precio en el acuerdo (open price), esa intención debe prevalecer. Esta opinión es también compartida por el profesor Loewe (representante austríaco al Comité 1 de Uncitral), al sostener que el art. 55 (art. 51 del entonces proyecto de Convención) sienta un criterio de determinación de precio, cuando razonablemente se ha llevado a cabo la conclusión de un contrato válido, posición ratificada por la Suprema Corte de Austria con fecha 10 de noviembre de 1994 (fallo ya citado y también comentado por Honnold), al sostener en un caso de compraventa de pieles de chinchillas que las partes razonablemente habían concluido un contrato suficientemente definido en cuanto a la cantidad y calidad de la cosa y si bien el precio no figuraba establecido expresa ni tácitamente, las partes implícitamente había acordado negociar sobre la base del precio usual de mercado. (42)

Consecuentemente, como un modo adecuado de compaginar ambas posiciones es que surgen los arts. 14 y 55 armonizados en el modo indicado, siendo el art. 55 el que fija el precio referencial tácita o implícitamente, dando así solución a los planteos críticos expuestos. Este art. 55 reconcilia el requerimiento del precio que fija el art. 14 de la CCVIM. La única dificultad que encuentra en este aspecto el profesor Ziegel (43), es que el art. 55, si bien nos permite poder juzgar cuándo un contrato de compraventa se encuentra válidamente concluido como tal dentro de ese concepto o principio de razonabilidad, la norma no da solución al caso en que el vendedor es el único oferente y suministrador del producto negociado. Sin embargo, Honnold —con el apoyo doctrinario del profesor Kazuaki Sono, que fuera secretario de UNCITRAL— insiste en que cuando las partes no han efectuado ninguna previsión sobre el precio y la intención de concluir un contrato es clara, el defecto de determinar del precio ausente en él no perjudica el contrato, siendo implícito el price generally charged, lo que cierra definitivamente el debate y mantiene vigente y ejecutable el contrato.

De lo expuesto es de advertir, entonces, que las disposiciones de los arts. 14 y 55 de la CCVIM, como las del nuevo Código Civil y Comercial que analizaremos, han dado y darán aún más que hablar respecto de su eventual contradicción y su posible aplicación (44); debemos aceptar, como lo hacen Garro (45) y Honnold (46), que en estas disposiciones se refleja el propósito unificador y está plasmada la intención de la Convención de establecer un plexo normativo que conforme la composición armónica de los intereses de los dos sistemas jurídicos: el de derecho continental restrictivo y el de common law permisivo, pero

fundamentalmente la aplicación de un criterio de razonabilidad y de conservación del contrato, dando reconocimiento a la validez de los contratos de compraventa "a precio abierto" o "a fijar precio".

En el derecho comparado, podemos expresar que no todas las legislaciones, aun mismo aquéllas originadas en el derecho francés, siguen el sistema del art. 1591 del Código Civil napoleónico, como lo hiciera el Código Civil velezano. En los ordenamientos jurídicos de derecho continental podemos observar, por una parte, que el derecho español, según lo determinado por los arts. 1447, 1448 y 1449 del Código Civil (el Código de Comercio no tiene ninguna disposición en el particular), requiere necesariamente la determinación o determinabilidad ab initio del precio de la cosa vendida (47) como condición de validez de la compraventa. (48)

En esta misma posición se alinean —entre otros— el Código Civil de la República de Honduras (conf. sus arts. 1607, 1608 y 1609) y las disposiciones de los arts. 380 y ss. del Código de Comercio y los arts. 2078 y 2255 del Código Civil de México, que hacen del precio un elemento esencial del contrato de compraventa. El art. 1591 del Código Civil de Bélgica se pronuncia en este mismo sentido, habiéndose expedido con diversas variantes pero en idéntica línea la Corte de Casación francesa. (49)

Por su parte, otras legislaciones encaran el problema de distinto modo, en forma más acorde con la actualidad negocial presente. Así, el Código Civil italiano de 1942 (50), en su art. 1474, prevé el supuesto de falta de determinación del precio cuando se trata de cosas muebles habitualmente negociadas por el vendedor, presumiéndose en el caso que las partes se han sometido al "normalmente practicado" por éste. (51)

Esta posición es también adoptada por el Código de Comercio de Guatemala en su art. 678, admitiéndose como válido que en el contrato de compraventa no se haya fijado el precio de la cosa, para lo cual se prevén —ope legis— diversas alternativas de determinación de él (conf. arts. 1796, 1797 y 1798 del Código Civil guatemalteco). (52) El Código de Comercio de Costa Rica, en su art. 446, prevé el supuesto en similar forma a la del art. 1474 del Código Civil italiano. (53)

Uno de los más modernos Códigos de Latinoamérica, decantado durante casi dieciocho años de trabajos sobre un proyecto del profesor De Gásperi, el Código Civil del Paraguay (54), en una suerte de posición intermedia, muy simular al texto de las disposiciones velezanas, establece en su art. 755 que si la cosa mueble se hubiese entregado al comprador sin determinación de su precio o hubiese duda sobre el precio determinado, se presume que las partes se sujetaron al precio corriente del día en el lugar de entrega de la cosa.

En el derecho sajón, los países de common law han admitido plenamente la posibilidad de contratos de compra-venta sin precio pactado, con "precio a fijar" o contratos de "precio abierto". Así, la sección 8 del Sales Act inglés de 1978 y la sección 2-305, apart. 1°, del Uniform Commercial Code de Estados Unidos de Norteamérica disponen que las partes pueden concluir un contrato de venta aun si el precio no está determinado. (55) En esta posición también podemos considerar al derecho alemán, en donde la falta de determinación o fijación del precio no es causa de nulidad de la compraventa, conforme una sistemática interpretación que suele efectuarse de los arts. 433, 285 y 453 del BGB.

Advertimos entonces la diversidad de criterios en cuanto a la validez o ineficacia de los contratos de compraventa en los que no existe propiamente un precio determinado y la existencia en la realidad negocial de operaciones "a fijar precio" o "a precio abierto", lo que si bien en principio parecería una afectación a la seguridad jurídica, se imponía —como lo hiciera la Convención de Viena de 1980 que analizamos— una necesaria definición conceptual en el tema.

VI. El precio en la compraventa de cosas muebles según el nuevo Código Civil y Comercial

La reforma producida por el nuevo Código Civil y Comercial definió en el capítulo 1, sección 1ª del título IV, art. 1123 que hay compraventa cuando una de las partes se obliga a transferir la propiedad de una cosa y la otra a pagar un precio en dinero, pero nada expresa imperativamente sobre la esencialidad del precio.

Por el contrario, en la sección 6ª, relativa a la "Compraventa de muebles", encontramos una norma casi similar a la disposición del art. 55 de la Convención de Viena sobre Compraventa Internacional de Mercaderías, indicando el art. 1143 ("Silencio sobre el precio") que "...Cuando el contrato ha sido válidamente celebrado, pero el precio no se ha señalado ni expresa ni tácitamente, ni se ha estipulado un medio para determinarlo, se considera, excepto indicación en contrario, que las partes han hecho referencia al precio generalmente cobrado en el momento de la celebración del contrato para tales mercaderías, vendidas en circunstancias semejantes, en el tráfico mercantil de que se trate".

Esta disposición nos plantea un problema similar al discutido con relación a la Convención de Viena de 1980, cuerpo normativo del cual, entendemos, tiene su origen el nuevo art. 1143 del CCyC.

La norma del art. 971, CCyC, expresa que los contratos se concluyen con la recepción de la aceptación de una oferta y que la oferta (art. 972) es la manifestación dirigida a persona determinada con la intención de obligarse y con las precisiones necesarias para establecer los efectos que debe producir, de ser aceptada. Esta segunda norma no tiene el detalle que el art. 14 de la Convención de Viena trae, al indicar que la oferta debe —entre otros elementos— indicar expresa o tácitamente el precio o prevé un medio de determinarlo.

De allí que, aun cuando la norma del art. 1123, CCyC, mencione el precio como integrativo de la definición de contrato, la disposición del art. 1143, CCyC, permitirá entender —al igual que en la interpretación del art. 55 de la Convención de Viena— que existe un precio implícito que será el generalmente cobrado en el momento de la celebración del contrato para tales mercaderías en el tráfico mercantil usual de ellas. Aun cuando el texto del art. 1143, CCyC, pueda parecer extraído de un contexto diferente, entendemos que debe interpretarse en el sentido de que la "oferta" del art. 972, CCyC, aceptada por su destinatario concluye el contrato (discrecional o por adhesión), aun cuando no cumpliera con la indicación del precio de la cosa mueble, o sea, con las precisiones necesarias para lograr los efectos normales en caso de ser aceptada, pero deberá tratarse de mercaderías con un tráfico mercantil que permita determinar tal precio en forma usual o costumbrista.

La modificación normativa producida por la ley 26994 y el nuevo Código Civil y Comercial en su art. 1143, en cuanto a dar por válida la compraventa sin determinación expresa o tácita de precio de las cosas muebles, cuando éste puede resultar implícito del precio generalmente cobrado en el momento de la celebración del contrato para tales mercaderías, vendidas en circunstancias semejantes, en el tráfico mercantil de que se trate, ha sido una solución de avanzada y debe ser aplaudida en lo que a esta materia se refiere.

(1) (1) Conf. Zavala Rodríguez, Carlos J., Código de Comercio comentado, t. II, Depalma, Buenos Aires, 1965, p. 15.

(2) (2) Conf. C. Nac. Com., sala C, 30/6/1998, LL, fallo nro. 97981.

(3) (3) Conf. C. Civ. y Com. Azul, 16/5/2000, "Fernández J. c/ Ronicevi", LLBA 2000-1351.

(4) (4) Conf. arts. 718 y 720, CCiv.; conf. Zavala Rodríguez, Carlos J., Código de Comercio comentado, cit., p. 145, nro. 1329

(5) (5) Conf. C. Nac. Com., sala A, 13/5/1983, LL 1983-D-291.

(6) (6) Conf. C. Nac. Com., sala B, 9/3/1998, "Cosein S.R.L. c/ Ediciones Papirus S.A.", LL, fallo 97514; íd., 99.207 y otros.

(7) (7) Conf. Zavala Rodríguez, Carlos J., Código de Comercio comentado, cit., t. II p. 156, nro. 1342 y nota con jurisprudencia. C. Nac. Com., sala B, 4/3/1984, "Canilla, J. c/ Argente, J. J.", ED, fallo nro. 36858.

(8) (8) Conf. C. Nac. Com., sala C, 20/3/1997, "Salama, L. c/ Fed. Met. de Voleibol", LL, fallo nro. 96511, donde se reconoce que el silencio mantenido por el demandado constituye una manifestación de voluntad positiva o de aquiescencia a causa de "una relación entre el silencio actual y las declaraciones precedentes", doctrina emanada frente a una factura impaga y la intimación de cobro desoída.

(9) (9) Conf. Malagarriga, Carlos J., Manual derecho comercial, t. II, TEA, Buenos Aires, 1951, p. 222.

(10) (10) Conf. C. Nac. Civ. y Com. Fed., sala 2ª, 4/3/2002, DJ 2003-3-538.

(11) (11) Conf. C. Nac. Com., sala C, 15/5/1980, "Cordonsed Argentina S.A.", La Información, t. XLIII, p. 1117.

(12) (12) C. Nac. Com., sala A, 29/11/2002, "Ch. L. A. c/ Dankatecnica S.A.", LL fallo 46.650-S; C. Nac. Com., sala B, 20/11/2002, "Soluciones Integrales en Sistemas S.R.L.", DJ 2003-2-399, C. Nac. Com., Sala C, 20/8/2003, "M. T. Majdalani y Cía. c/ Eminter S.R.L.", DJ 2003-3-1136; C. Nac. Com., sala D, 11/11/2002, "Vintex S.A. c/ Supermercados Makro S.A.", LL 105.464; C. Nac. Com., sala E, 12/5/2000, "Rosumar S.R.L. c/ Selvaggio, V.", LL 43.275-S; C. Nac. Civ. y Com. Fed., sala 2ª, 4/3/2003, "Razzeto López Rodríguez & Asoc. c/ INSSJP", DJ 2003-3-538; C. Nac. Civ. y Com. Fed., sala 3ª, 13/6/2000, "Flasa Agency c/ Blaistein S.A.", JA 2001-I-668. También la jurisprudencia provincial se pronunció en igual sentido en C. 1ª Civ. y Com. Tucumán, 4/4/1986, en "Azucarera J. B. Teran c/ Corralón San Cristóbal", DJ 1987-2-445, fallo nro. 2148; C. Civ. y Com. Lomas de Zamora, sala 1ª, "Morrone, F. c/ Godoy, H. s/cobro", reg. sent. 340/85; C. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, en "Ferretería Industrial Dika", 10/8/1989, causa nro. 50729, reg. 364/89, entendiendo que estamos ante una cuenta de carácter exigible similar al caso normado por el art. 69 y ss. del CCom.

(13) (13) Conf. Bustos Berrondo, Horacio, Juicio ejecutivo, LEP, La Plata, p. 27. En igual sentido, Palacio, Manual de derecho procesal civil, p. 212; y Podetti, Ramiro, Derecho procesal civil, comercial y laboral, t. VII-A ("De las ejecuciones"), ps. 122 y ss.

(14) (14) Conf. Alsina, Hugo, Tratado de derecho procesal, t. V ps. 207 y ss. (ver puntos b y ss.).

(15) (15) Conf. Colombo, Carlos J., Código Procesal Civil y Comercial, t. III, 1969, nro. 523, y t. VII, p. 851. También en este sentido C. 1ª Civ. y Com. La Plata, sala 1ª, causa 141.543, reg. 795/69, Jus t. 16, p. 242, aunque este tribunal con anterioridad había requerido de la "firma conforme" del comprador. Ver, no obstante, que también se ha requerido en otros casos la firma del comprador: sala 1ª, DJBA del 21/2/1957, y sala 2ª, causa 91581, reg. 356/59. En el sentido indicado en el texto principal, C. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 16/3/1988, causa nro. 46629, reg. nro. 114/88, y también sala 1ª, 10/8/1989, causa nro. 50729, reg. 364, Revista Estudios de Derecho Comercial del IDCV San isidro, vol. 6, 1990, ps. 135 y ss. En contra por no bastarse a sí mismas como título que abra ejecución C. Nac. Com., sala A, 7/7/1995, LL, fallo 39796-S.

(16) (16) Conf. también el derogado art. 509, segunda parte, CCiv. Conf. C. Nac. Com., sala C, 21/8/1987, "FACYA S.A. c/ Fernández, Juan", Boletín de Jurisprudencia, agosto 1987, nro. 584, voto del Dr. Caviglione Fraga.

(17) (17) En algunos casos, sin embargo, no se entendió aplicable a las facturas emitidas por locación de servicios, de cosas o de obra, limitándose esta interpretación sólo a las emitidas como consecuencia de una compraventa mercantil.

(18) (18) Conf. C. Nac. Com., sala A, 7/3/1986, LL 1986-C-2; ídem, 27/3/1987, ED 126-551; C. Nac. Com., sala B, 20/12/1974, "Ferritos S.R.L. c/ Venaditti, E.", y 21/10/1978, "Fidemotor S.A. c/ Cooperativa de Trabajo de Zárate", ambos inéditos; C. Nac. Com., sala C, 27/2/1987, "Ferrosider S.A. c/ Laminaciones Matrikis S.H.", inédito, resumen 84 del Boletín de la C. Nac. Com., febrero de 1987; C. Nac. Com., sala D, 9/9/1976 y 21/2/1978, "Teyna, Técnicas Eléctricas y Mecánicas Abongoa S.A. c/ Tubos Etrans Electric S.A."; C. Nac. Com., sala E, 18/2/1987, "Finadist S.A. c/ Mitre SCS", en el mismo boletín citado, fallo nro. 85, y 22/10/1982, "Colgate Palmolive S.A. c/ Calcagno N.", ED, fallo nro. 36439, y 21/2/1985, "Expo S.A. c/ Beros A.", LL, fallo nro. 83.836.

(19) (19) Conf. C. Nac. Com., sala A, 19/5/1999, "Panpack S.A. c/ Carrasco A.", LL, fallo nro. 100.006; C. Nac. Com., sala B, 22/2/1985, "La Cantábrica S.A. c/ Luis Gottschalk", ED, fallo nro. 38885; ídem, 8/3/1998, "Cosein S.R.L. c/ Ediciones Papirus", LL, fallo 97514; C. Nac. Com., sala C, 19/3/1997, "Bolsas Pampeanas S.A. c/ Cifra e Hijo", LL fallo 39590-S.

(20) (20) Conf. C. Nac. Com., sala F, 26/10/1987, "Canteras Pistti S.R.L. c/ Malfigliaccio", DJ 1988-II-108, nro. 73; y C. Nac. Com., sala C, 21/8/1985, "FACYA S.A. c/ Fernández, Juan", DJ 1988-1-667/668, nro. 25. En igual sentido, C. Civ. y Com. San Isidro, sala 2ª, 13/2/1990, "Calera Buenos Aires c/ FEP", causa nro. 51.052, aunque agregando que el vendedor debía acreditar que el comprador había recibido la factura comercial. Al respecto, ya un viejo plenario de la Cámara Comercial de la Capital Federal (conf. C. Nac. Com., en pleno, 2/8/1982, LL 1982-D-116) sostenía que en una compraventa mercantil, la falta de pago del precio o su saldo en el plazo legal o convencional provoca la mora del deudor por su solo vencimiento cuando el lugar de pago es el de su propio domicilio.

(21) (21) Conf. Fontanarrosa, Rodolfo, Derecho comercial argentino, t. II, p. 121.

(22) (22) Conf. C. Nac. Civ. y Com. Fed., sala 2ª, 4/3/2002, DJ 2003-3-538.

(23) (23) Conf. C. Nac. Civ. y Com. Fed., sala 2ª, 4/3/2002, DJ 2003-3-538.

(24) (24) Conf. Borda, Guillermo, Tratado de derecho civil - Contratos, t. I, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1990, p. 25. En contra: Rezzónico, Luis María, Estudio de los contratos en nuestro derecho civil, Depalma, Buenos Aires, 1958, p. 39, al expresar que en nuestro sistema legal velezano ha quedado consagrada la opinión de Duranton y Duvergier en el sentido de que, aunque el locador o empresario de la obra suministre la materia principal o total que la ejecuta, el contrato es siempre "locación de obra". A la luz de la nueva normativa, esto sería una compraventa.

(25) (25) Conf. Honnold, John O., Derecho uniforme sobre compraventas internacionales, Revista de Derecho Privado - Ediciones de Derecho Reunidas, Madrid, 1987, p. 60.

(26) (26) Parecería que, en principio, los contratos de venta de planta "llave en mano" están más cercanos a ser regidos por las normas de la compraventa que aquellos acuerdos de "producto en mano", en donde el cúmulo de actividad de entrenamiento, asistencia técnica, mantenimiento posterior, etc., podría llevar a la exclusión de los términos de la Convención.

(27) (27) Conf. Rezzónico, Luis M, Estudio..., cit., t. 1, ps. 303, in fine, y 304.

(28) (28) Conf. Salvat, Raymundo M., Tratado de derecho civil argentino. Fuentes de las obligaciones, t. 1, ps. 303, in fine, y 304.

(29) (29) Conf. C. Nac. Com., sala B, 14/5/1980, ED 88-407, y C. Nac. Civ., sala G, 9/4/1991, ED 94-329.

(30) (30) Conf. Rivarola, Rodolfo, Tratado de derecho comercial argentino", t. 3, vol. 1, p. 79, nro. 687.

(31) (31) Conf. Zavala Rodríguez, Carlos J., Código de Comercio comentado, cit., t. II, p. 64, nros. 12 y 1111.

(32) (32) Conf. Malagarriga Carlos, Tratado elemental de derecho comercial, t. II, primera parte, p. 200, nros. 14 y ss.

(33) (33) Conf. Fernández Raymundo L., Código de Comercio comentado, t. II, p. 360, en comentario al mencionado art. 458.

(34) (34) Conf. Sup. Corte Bs. As., en fallo del 21/7/1939, autos "Baulies B. J. c/ Imperiale J." (fallo nro. 7781), LL 15-803. Dijo el tribunal que "...tratándose de venta de cosas que tienen su cotización en el mercado —como en el caso son los cereales— la ley admite que la venta es de precio cierto aunque ninguno se hubiere pactado al hacerse la entrega pues presume que en este caso las partes se han sujetado al precio corriente... no puede interpretarse que los contrayentes hayan querido realizar un acto carente de validez... la fijación de precio no sido pues un hecho del cual dependiera la existencia de la compraventa".

(35) (35) Conf. Segovia, Lisandro, Exposición y comentario del Código Civil argentino, t. I, La Facultad, Buenos Aires. 1933, p. 398, nota 48. Con cita al respecto de Fleitas en tal sentido. También en p. 50 y nota

art. 1354 establece el autor que dos hipótesis comprende el artículo: i) que se hubiere entregado la cosa sin determinar el precio o ii) que hubiere duda sobre él. En ambos casos se aplica la presunción de la norma.

(36) (36) "Art. 1331: Tratándose de cosas muebles, en caso de silencio de las partes se presume que ellas entendieron convenir el precio medio de mercado o cotización de la cosa el día y lugar de la entrega."Sin embargo si tales cosas fuesen de las que el vendedor vende habitualmente se presume que las partes entendieron acordar el precio convenido por ese vendedor para ventas similares."Si el precio no pudiere ser determinado mediante estas reglas lo determinará el juez" (Proyecto de Unificación de 1987, texto aprobado por la H. C. Diputados O. D. 1064).

(37) (37) El proyecto elaborado por UNCITRAL hablaba del precio generalmente cobrado por el vendedor al concluir el contrato, texto que fuera modificado durante la celebración de la Conferencia de Viena de 1980 por el actual vigente.

(38) (38) Ver comentario en contra de Barrera Graf, Jorge, "La Convención de Viena y el derecho mexicano", RDCO 1982-325.

(39) (39) No obstante lo dicho, el profesor E. Allan Farnswoth opinaba que la disposición del art. 55 es una norma carente de sentido si no hay una referencia directa o indirecta a algún precio conocido.

(40) (40) Conf. HONNOLD, John O., Derecho uniforme sobre compraventas internacionales, Editoriales de Derecho Reunidas, Madrid, 1986, p. 326, punto 1.

(41) (41) Ver su opinión en "Judicial Interpretation and Aplication of the C.I.S.G. in Germany 1988-1994", publicado por la Cornell Review of the Convention on Contracts for the International Sale of Goods (CISG), 1995, nros. 51/94.

(42) (42) Conf. Suprema Corte de Austria (jueces Melba —presidente—, Graf, Schinko, Tittel y Bauman), sentencia del 10/11/1994. Consultar y citar como www.cisgw3.law.pace.edu/cases/941110a3.html. Ver también en Zeitschrift fur Rechtsvergleichung, 1995, p. 79. Puede consultarse como caso nro. 106 en www.uncitral.org/sp-index.htm. En igual sentido, Tribunal de Arbitraje Comercial Internacional de la Cámara de Comercio e Industria de la Federación Rusa, laudo del 3/3/1995 en caso nro. 309/1993, publicado como caso nro. 139 en www.uncitral.org/sp-index.htm. También en el mismo sentido de aplicar el principio de razonabilidad y de la existencia de un acuerdo válido, Corte de Casación de Francia, sentencia del 27/1/1998, recibiendo y sentenciando así en apelación el recurso deducido contra la decisión de la Cámara de Apelaciones de Versailles, caso nro. 224 (ver Registro de Sumarios de Uncitral ya citado).En contra: caso nro. 53 (del Registro de Sumarios de Uncitral) de la Suprema Corte de Hungría (Gf.I.31.349/1992/9), del 25/9/1992, en el caso "United Technologies International Inc. Pratt and Whitney Commercial Engine Business c/ Magyar Legi Kozlekedesi Vallalat (Malev Hungarian Airlines)", Diritto del Commercio Internazionale, julio-septiembre de 1993, p. 651.

(43) (43) Conf. "Report to the Uniform Law Conference of Canada on Convention on Contracts for the Internacional Sale of Goods (CISG)", profesor Jacob S. Ziegel, Universidad de Toronto, julio de 1981.

(44) (44) Durante la realización de las V Jornadas Rioplatenses de Derecho, en la Comisión de Derecho Comercial se debatió el tema con motivo de la interesante ponencia sobre la CCVIM presentada por el Dr. José Ferro Astray (ROU).

(45) (45) Conf. Garro, Alejandro, "Reconciliation of Legal Traditions in the UN Convention on Contracts for the International Sale of Goods", International Lawyer, 1989, vol. 23, nro. 2, ps. 443/483.

(46) (46) Conf. Honnold, John O., Derecho uniforme..., cit., nota 25.

(47) (47) Conf. Garrigues, Joaquín, Curso de derecho mercantil, t. 11, 8ª ed., p. 75, apart. B.

(48) (48) Conf. Barrera Graf, Jorge, "La Convención...", cit., p. 325, apart. b, segundo párrafo.

(49) (49) La Corte de Casación francesa entiende que, a pesar de haber resuelto que no es necesario que el precio de la cosa vendida esté fijado en su monto, es necesario que de las cláusulas del contrato pueda éste determinarse y no dependa su fijación de sólo una de las partes.

(50) (50) Existe, además, el antecedente del viejo Código de Comercio italiano del siglo anterior que, conforme comentario de Tartufari, admitía que la determinación del precio fuere tácita, sin que ello obste a la validez del contrato, como, p. ej., cuando alguien compra en un negocio y no diga nada en cuanto al precio, demostrando pagar lo que acostumbra a pagarse por otros al mismo comerciante. Conf. Bolaffio, Rocco y Vivante, Tratado de derecho comercial", t. IV, vol. 1, "De la venta" (por Luis Tartufari), Ediar, Buenos Aires, 1948 p. 302, nro. 185, con nota 18 en igual sentido de la sentencia de la Corte de Casación de Roma del 12/10/1899.

(51) (51) Conf. MESSINEO, Francesco, Manual de derecho civil y comercial, t. V, p. 66 apartado 3. Tratándose de compras que tienen por objeto cosas que el vendedor vende habitualmente y las partes no han determinado el precio ni han convenido el modo de determinarlo ni él es establecido por acto de la autoridad pública o por normas corporativas, se presume que las partes han querido referirse al precio normalmente practicado por el vendedor. Si se trata de cosas que tienen un precio de bolsa o de mercado, el precio se toma de los listines o de las mercuriales del lugar en que debe realizarse la entrega o los de la plaza más próxima.

(52) (52) Conf. Vázquez Martínez, Edmundo, Instituciones de derecho mercantil, Guatemala, 1978, p. 556.

(53) (53) "Si el contrato tiene por objeto cosas vendidas habitualmente por el vendedor y las partes no hubieren convenido el precio o el modo de determinarlo se presumirá que han quedado conformes con el exigido normalmente por el vendedor a no ser que se trate de cosas que tengan un precio de mercado o bolsa, caso en el cual se determinará por el que tuvieren ellos el día en que se celebró el contrato".

(54) (54) Ley 1183, del 18/12/1985, promulgada el 23 de diciembre del mismo año, vigente desde el 1/1/1987. La disposición del art. 755 parece condicionar el contrato a la efectiva entrega (previa), como surge del texto de las disposiciones del Código Civil y Comercial argentino. Sin embargo, el Código paraguayo carece de una disposición tajante y nulificante como las de los arts. 1349 y 1355, ya que así lo da a entender el codificador paraguayo en su art. 754 y la permisibilidad que ha otorgado para la integración por vía del art. 693 del CCiv. de esa Nación.

(55) (55) Conf. Bradford Stone, Uniform Commercial Code, West Publishing, 1985 ps. 12/13, las califica como compraventas "open price terms".