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ACERCA DE LAFRAGILIDAD DE LOS ESPACIOS PÛBLICOS: REFLEXIONES A PARTIR DEL PAcfFICO COLOMBIANO Odile Hoffmann} OORODUCCION En Colombia, coma en muchos païses en los ültimos quince afios, la "construccionde 10 püblico" se ha vuelto una prioridad nacional ya que se percibe coma una condici6n minimaparalograrciertaeficien- cia en la gesti6n de la vida pïiblica y salir de los esquemas anteriores que desembocaron, hist6ricamente, en procesos de clientelismoexa- cerbado y de confiscaci6n de los asuntos pïiblicos en manos de algu- nos (partidos, patrones polîticos, mafias, etc.). Este giro en las concepciones de 10 püblico corresponde a la evoluci6n en las teorïas y conceptos difundidos desde hace una década por las agencias internacionales, coma el BM y el FMI, cuyos expertos desarrollaron la noci6n de "gouvernance" para "hablar de politica sin nombrarla" (BenNefissa, 1999). La "gouvernance" sugiereenefecto "elesfuer- zo para lograr el consenso u obtener los acuerdos necesarios a la ejecuci6n de un programa en un escenario donde existen intereses 1. Odile Hoffman es Doctora en Geografïa y se despempefia coma inves- tigadora en el Institut pour la Recherche et le Developement (IRD, anterior- mente ORSTOM), institucién francesa de investigaci6n y desarrollo que tiene un convenio con el CIDSE de la Uni versidad del Valle.

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ACERCA DE LAFRAGILIDAD DE LOS ESPACIOS PÛBLICOS:

REFLEXIONES A PARTIR DEL PAcfFICO COLOMBIANO

Odile Hoffmann}

OORODUCCION

En Colombia, coma en muchos païses en los ültimos quince afios,la "construccionde 10 püblico" se ha vuelto una prioridad nacional yaque se percibe coma unacondici6n minima para lograr ciertaeficien­cia en la gesti6n de la vida pïiblica y salir de los esquemas anterioresque desembocaron, hist6ricamente, en procesos de clientelismo exa­cerbado y de confiscaci6n de los asuntos pïiblicos en manos de algu­nos (partidos, patrones polîticos, mafias, etc.). Este giro en lasconcepciones de 10 püblico corresponde a la evoluci6n en las teorïasy conceptos difundidos desde hace una década por las agenciasinternacionales, coma el BM y el FMI, cuyos expertos desarrollaronla noci6n de "gouvernance" para "hablar de politica sin nombrarla"(BenNefissa, 1999). La "gouvernance" sugiereenefecto "elesfuer­zo para lograr el consenso u obtener los acuerdos necesarios a laejecuci6n de un programa en un escenario donde existen intereses

1. Odile Hoffman es Doctora en Geografïa y se despempefia coma inves­tigadora en el Institut pour la Recherche et le Developement (IRD, anterior­mente ORSTOM), institucién francesa de investigaci6n y desarrollo que tieneun convenio con el CIDSE de la Uni versidad del Valle.

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2. El término de "gouvernabilité" (gobemabilidad), en cambio, tiene unacarga ideol6gica menor, y se restringe a la capacidad 0 incapacidad de gober­nar, en un momento dado, en un contexto institucional dado (puede ser elEstado, 0 un gobiemo municipal 0 regional, 0 incluso una instituci6n de ciertaimportancia). Desgraciadamente en castellano, hasta donde sé, ambos con­ceptos (gouvernance y gouvernabilitel se traducen por "gobemabilidad".

3. La definici6n deI espacio publico se ira precisando a 10 largo de lasdescripciones y deI anaIisis. Partimos de una atepci6n elemental de "articula­ci6n deI juego de intereses particulares con la coristrucci6n de consensosinspirados en la busqueda deI bien comun" (térrninos de la convocatoria deIVII Coloquio Nacional de Sociologia, Cali, 3-5 de maya 2000).

7SACERCA DE LA FRAGILIDAD DE LOS ESPACIOS PÛBLICOS

dana en la gestionde los asuntos locales (reforrn~ de 1985,co~­das y ampliadas en laconstitucionde 1991), con diversos mecams~~sde veeduria contraloria e intervencion, incluyendo la tutela. Estas lIll­

ciativas gubemamentales respondieron en parte a presiones ejercidasdesde las bases en contra de un clientelismo exacerbado que obede­da a l6gicas nacionales (grupos de poder dentro de las faccionespartidistas y entreellas mismas) mas que a factores locale,s.~s parosdvicos se multiplicaron en los allOS ochentaen todo el paIS, m~luyen­do el Pacifico (Guapi, Buenventura, Quibd6, Tumaco) yreume~on afuerzas sociales que estaban dispersas: algunas de ellas desc~b~eronsu capacidad de expresion politica (pequefias ON?'S 0 aSOClaClOnesdecorte social-asistencialista0cultural) ;otras pudieron alzar Ulla ~ozcallada desde décadas atras; otras mas emergieron en estas ocaslO­nes: el movimiento dvico de donde emergen lîderes y militantes queconforrnaran luego el movimiento de comunidades negr~. . ,

Finalmente no se debe olvidar el proceso de globalzzaczon quese da través de medidas y discursos difundidos por las entidades .mundiales coma el OIT, BM, FMI, BID, UNESCO, con el doble efectode una reevaluaci6n deI roI deI Estado en los programas de desarro­110 (hacia el retiro), y ,un reconocimiento deI papel especifico de losactores locales en la definici6n y ejecuci6n de los planes de desarro­110 que financian. Entre otros, y para el ~em~ ~ue aqui nos ocupa, eldiscurso sobre la multiculturalidadYplunetrnC1dad se ve pl.asI?ado enla Constituci6nde 1991 y luego en la Ley 70, los cuales de~tan, porprimera vez, espacios polîticos explîcitos'para las "comumdades ne-gras" de Colombia(Agudelo, 1999; Hoffmann, 1998).. .

Estos tres grandes procesos, iniciados ~n esferas ~~emaclOnaleso'gubemamentales Ybaj9 presi6n~e !a.s?cledadmovlhzada, desem­bocan en la constituci6n 0 mayor Vlslbilidad de nuevos act~re~ l~a­les, conforrnandouna "sociedad civil" en ciemes. En estas dinanucaspolîticas, la dialéctica local!global/local es total: los a~tores l.o~alessuscitan los cambios a la vez que dependen de m~dldas Oflcl~lespara aparecer institucionalmente;debe~ int~grar el dlSCurSO localista.para legitirnarse-y acceder a los ~anClaIDl~~t~s- frent~ a las age~-cias intemacionales que les proporclOnanlegltiI1l1dad YdlSCUrsO. ASI­mismo, deben representar sus "bases" y rendirlescuentas pero, a la

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varios, numerosos y divergentes" (De Alcantara citado por Ben Ne­fissa, 1999, traduccion de OH.). Sepromuevenasireformas que apuntana nuevas articulaciones entre el Estado, la sociedad y el mercado,pretendiendo resolver los conflictos por la lucha contra la corrup­cion, la racionalizacion de la gestion publica y el respeto al Estado dederecho. Se ocultan de paso las dimensiones politicas de la vida pu­blica que incluyen luchas de poder, contradicciones y conflictos deintereses, dùuimicas hegemonicas y de dorninac.ion, etc.2 En estecontexto ideologico, el esfuerzo gubemarnental para reconstruir elespacio public03 se inserta en el croce de tres grandes orientacionesmacro-politicas a las que, aplicando el casa al Padfico colombiano,podemos asociar actores preeminentes.

La descentralizacion iniciada en los allOS ochenta otorga nuevospapeles a entes ya existentes (municipios, departamentos, entidadesgubemamentales), 10 que a su vez suscita laemergenciade actores queadquieren dimensionpublica: tanto los alcaldes y susequiposcomolostécnicos y funcionarios de las entidades descentralizadas son ahoraresponsables de laelaboracion, financiamiento y ejecucion de planesde desarrollo. Ladelegaci6n de poderes y de gesti6n desplaza laarenadenegociaci6nhacialos niveles locales y regionales, conuna crecientetecnificaci6n y responsabilizaci6n de actores que anteriorrnente eranmâs gestionarios queiniciadores depoliticas locales (Velâsquez, 1996).

La democratizacion se dia en varios pIanos, principalmente através de la elecci6n popular de alcaldes (reforma de 1986, primeraselecciones en 1988), YdeI reconocimiento de la participaci6n ciuda-

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vez, tienen que aprender a manejar las logicas globales para interve­nir en los escenarios nacionales e intemacionales, Unica manera demantenerse presentes frente a los antiguos actores y grupos de po­der con los que entran en competicion.

De una cierta manera, las reformas "funcionaron". Existen hoy,en el Pacffico por 10 menos, espacios pûblicos que no existian en losallOS setenta: el politico-municipal, el de la participacion ciudadana,el de las "comunidades negras". Esta interpretaciondeja sin embar­go varios vacfos, en la medida en que sobrestima el papel deI Esta­do, dândole un lugar autonoino y casi externo con relacion a losespacios pûblicos que pretende fomentar. De alguna forma, postulala existencia de un Estado racional por fuera de la sociedad civil ycapaz de influir sobreelIa. Si bien analiticamente es vâlido diferenciarambas categorfas, es necesario reconocer y analizar los mûltiplesnexos que las relacionan y que, mas que las iniciativas de cada una,irnpulsan en conjunto las dinâmicas sociales y politicas. Por los acto­res que participan en los dos ambitos, por las logicas que a veces secruzan, por algunos fuentes de financiarniento comunes, etc., las es­feras deI Estado y de la sociedad civil no se pueden distinguir facil­mente en la "vida real".

Eneste articulo, quisiéramos analizar la construccion dei espaciopûblico bajo dos enfoques complementarios. Una primera parte esmas descriptiva, y trata de los procesos concretos de construccion(0 intento de construccion) de espacios publicos en la regi6n sur deIPacffico en los ultirnos cincuenta allOS, partiendo de los juegos delos actores locales ysiguiendo su inscripci6nen logicas mas globales.En una segunda parte, mas analitica, proponemos un modelo de in­terpretaci6n que permitaevaluar lafragilidad de los espacios pûbli­cos recién constituidos ysubrayar sus disfuncionamientos y/o poten­cialidades. Este modelo se concibe coma una herramienta deseguirniento de las dinâmicas sociales y politicas, que podrfa servirtanto a los observadores coma a los propios actores.

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La nocion de espacio pûblico suscita cierta confusion. Por unlado es ellugar -no geogrâfico- donde se elaboran las regl~s deconvivencia entre miembros de una sociedad, donde se da la dlSCU­si6n y se exponen los conflictos ycontradicciones, donde se buscalaregulaci6n social mas alla de las unidades. de base, ?o~de se nego­cian las relaciones entre actores de un mlsmo temtono y con losvecinos. Con raz6n apunta Da Matta (1989: 112) que "las reglas -porel hecho de no tener duefto- constituyen el espacio publico por ex­celencia. Sin ellas no puede haber competencia ni lucha". El espaciopublico concebido como generador de reglas irnplica laexistenciademecanismos capaces de hacerlas respetar. En general ~sto se lo~ra através de instituciones especializadas, siendo el mas eVldenteel eJem­plo de la institucion de la justicia que irnponesanciones a los que norespetan las reglas. ' . ,

Por otro lado el espacio publico se refiere a espaclos geogrâficos,concretos consu:mdos socialmente e hist6ricamente coma "bienpu­blico", de'acceso libre para todos los Iniembros de la sociedad (unaplaza, una carretera, pero también ciertos edificios publicos). Por 10tanto difieren de una sociedad a otra, de una época a otra, pero res­ponden a una condici6n funda~ental de l~ conviv~n~ia social: ten~respados comunes que satisfagan las neceslda~es bas~ca~?e comum­caci6n (en un sentido amplio de lapalabra), sm restn~clOn,de,ordensocial, economico 0 politico. Por10 general los esp~cloS publicos seinscriben enun espado mas amplio, diverso, con~ebldo como.el esp~­cio de vida de la sociedad, que podemos enuna pnmeraapro~acloncalifIcar de territorio (en el sentido de territorio nacional poreJemplo).

La confusi6n entre las dos acepciones indica cierto grado deparentesco que quisiéramos descifrar, sig~iend~ a O'?onnell (1989),

que expresa sus inquietudes te6ricas apartIr de sl~aclone~ muy con­cretas de confiscaci6n 0 privatizaci6n de espaclO~ pubbcos c?moson la calle, la playa y el espacio urbano en Brasl!. ~n un pnmermomento, el espacio publico se podria e~tonces defIrnr coma el es­pacio abstracto de regulacion y negociaclon de las normas de acce-

LA CONSTRUCCI6N DE LOS ESPACIOS PUBLICOSEN EL PACIFICO COLOMBIANO: TRES PERSPECTIVAS

ACERCA DE LA FRAGILIDAD DE LOS ESPACIOS PÛBLICOSODILE HOFFMANN76

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1. Espados publicos a nivel veredal:las marcas de "lo publico" y la estructuraci6n deI espacio

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En el Pacffico rural "tradicional", las estructuras deI aparato deEstado estân casi ausentes. La ciudad esta lejos, los funcionariosrara vez llegan a los rios, las instituciones de educaci6n (escuelasprimarias) y salud (centros de atenci6n primaria) .son absolutarnente

. deficientes, y los servicios pliblicos inexistentes. Tampoco existe con­trol fiscal ni regulaci6n estatal de las actividades productivas. El co-

• mercio esta reducido a intercambios personalizados, 10 mismo quelas actividades de transporte. Los asuntos colectivos se tratan enton­ces (0 se trataban, hastahace veinte afios quiza, hastaen la actuali­dad en muchas partes alejadas) entre habitantes deI lugar, eninteracciones dial6gicas (Whitten, 1992, Rivas, 1999b) que, multiplica-das al infinito, conforman el espacio pliblico de proximidad. ..

79ACERCA DE LA FRAGILIDAD DE LOS ESPACIOS PÛBLICOS

La historia deI poblamiento determina unas modalidades dehabitat muy especificas. A 10 largo de migraciones que se intensifica­ron en el siglo XIX desde los valles interandinos, el altiplano y lospiedemontes hacia la costa pacîfica, los pobladores negros se insta­Iaron en casas y pequefias aldeas alineadas a 10 largo de los rios quecorren paraielos entre ellos y perpendiculares al mar (West, 1957). ?nestas tierras relativamente "vacfas" y no apropiadas legalmente (he­rras baldias 0 tierras de la naci6n), construyeron poblados precariosy ~oviles: una inundaci6n, un mareIl)oto 0 alglin desastre puedenacabar con un pueblo 0, al contrario, un fundador activo y carismaticologra atraer a nuevos migrantes, 0 también los recién casados prefie­ren apartarse y crear otro nlicleo de poblaci6n, etc. Desde los afiossetenta, sin embargo, se da un proceso de consolidaci6n deI habitat,con un crecimiento poblacional fuerte en algunos pueblos y un iniciodejerarquizaci6n urbana(Mosqueray Aprile, 1999).

En estos contextos, es interesante seguir las pautas de la exten­sion deI espacio publico (asumiendo aqui la ambigüedad deI término)yde su posterior diferenciaci6n y fragmentaci6n, a nivel micro. To­maremos el ejemplo de Bellavista (rio Mejicano, ensenada deTumaco, fig. 1), veredafundada al fmal deI siglo XIX y que cuenta hoycon cerca de 250 habitantes. A 10 largo deI rio subsisten tres barrios(los de atras, los de en frente, los de arriba) de habitat linear y fami­liar, tfpico de las primeras instalaciones en todo el Pacffico. Luego elpoblado se desarro1l6 alrededor de una "calle principal" perpen~icU­lar al rio, de habitat mas denso y mezclado, a la vez que los habItan­tes construyeron, con trabajo comunitario y aportes personales, lacancha de rutbol, los pozosy el cementerio, todos alejados deI espa­cio habitado. Finalmente, a partir de los allOS setenta, se construye­ron "espacios pliblicos" en lapartealtadeI puebla: la capilla, laescuela,el parque, la "casadeI convenio" (una ONG) y, recientemente, la plantade energia y el bachillerato, todas de material duradero que contras­tan con las viviendas de madera de los pobladores.

La organizdci6n espacial de la vereda denota claramente la co­existencia de varios "espacios publicos": en la primera etapa, no sediferencian lugares pliblicos 0 privados, salvo quizas las cocinas yazoteas de cada vivienda. Los asuntos colectivos se tratan en las

ODILE HOFFMANN78

so al espacio concreto de vida de una sociedad. Estudiar el espaciopliblico consiste en analizar coma emergen las "reglas" de conviven­cia, las cuales se refieren a espacios geogrillcos 0 politicos de muydistinto indole y escala. Como 10 anota Sintomer (1998: Il), "siempieexiste una pluralidad de espacios pliblicos, mas que un espacio pli­blico unificado. [... ] A nivellocal se puede constatar la yuxtaposi­ci6n de espacios pliblicos que casi no comunican entre ellos: el quese estructura aIrededor deI Concejo Municipal y de los eventualesconséjos de barrios; los que se organizan aIrededor de asociacionesde barrios 0, de manera mas fluida, de grupos informales; los queestân a medio camino entre la politicay otros registros sociales (comoel rap); los de tipo tradicional ocomunitario..." (traducci6n de OH.).Esta muitiplicaci6n de espacios pliblicos "sectoriales" no representaen si, ni un obstâculo ni una ventaja para una mejor gobernabilidad;sencillamente traduce la complejidad social deI momento y sus ante­cedentes historicos, y coma tal se debe analizar. A continuaci6n pre­sentamos algunos procesos de construcci6n de espacio pliblico desdetres perspectivas: desde su construcci6n microsocial y territorial,desde la acci6n pliblica (desarrollo institucional) 0 desde la acci6ncolectiva (movimientos sociales y participaci6n ciudadana).

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ca reglas de uso, pero son reglas implfcitas y cambiantes segun loscontextos. Par ejemplo, el espacio de la cancha, por 10 general abiertoa todos los j6venes deI rfo, se vera restringido en caso de conflictocon la vereda vecina, 0 los pozos de acceso libre en tiempo "normal"se individualizarân temporalmente en caso de tensi6n 0 divisi6n inter­na ala vereda (Rivas, 1999a). Los "espacios publicos" 10 son en cuantocorresponden a una dinarnica social dada, no por naturaleza. En latercera etapa, se delimitan lugares cuyo caracter publico esta avaladopor instituciones (la iglesia, la escuela...), ademas que se distinguen enel paisaje par su ubicaci6n (alejado deI rIo, en la loma) y su tipo deconstrucciqn. Aparece una distinci6n entre el conjunto de individuosysus necesidades, y la colectividad y sus necesidades que ahora pa­san por el canal de instituciones formales y ajenas a la vereda.

En el Pacifico, el "espacio publico" existe fuera y antes de las ins­tancias y estructuras formales -incluso materiales-que hoy 10 caracte­rizan (sean éstas deI Esrado, de la Iglesia 0 de una ÜNG). La no-rupturaentre publico y privado no significaque no exista la idea de bien comlin,tampoco que s610 rijael individualismo, sino que se da un manejo flexi­ble ycontextual de las reglas de acceso a los espacios y recursos de lavereda. Podriamos hablardeun "espaciopublico intimo", parafraseandolas regiones întimas deLornnitz-Adler (1995), quien insiste sobre las mo­dalidades contextuales y "culturales"de los arreglos sociales, las cualesdibujan las fronteras identitarias deI grupo local 0 regional. Los meca­nismos sociales de interacci6n no disocian 10 privado de 10 publico,sino que ponen en juego negociaciones permanentes entre los actores,anivel micro, en funci6n de los contextos. Asi 10 comprueban los ejem­plos de resoluci6n de conflicto que se pudieron observar en el rio Me­jicano (Rivas, 1999b): segun el objeto dellitigio (por 10 general robo,invasi6n de parcela 0 destrucci6n de cultivo), intervienen individuosque pueden ser farniliares, compadres, comadronas 0 ancianos, en es­cenarios fisicos que varian desde los muy informales (en casade algu­no, en la tienda) hasta los fonnales (en la escuela, con una confrontaci6npublica de las partes). No existe un garante unico de "autoridad" ylegitirnidad para dirirnir conflictos, tampoco un solo dispositivo, sinouna amplia gama de mecanismos que se adaptan a cada caso.

Por su parte, aqui como en muchas partes, la institucionalizaci6n

~:1:guslfnbachillerato Nueva Floresla

planta comuntaria

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LOS DE EN FRENTE

25 2·

cscuela

ODILE HOFFMANN

LA CALLEPRJNCIPAL 19 48

LA VEREDA DE BELLAVISTA, Rfo MEXICANO,

LA CONFoRMAcr6N ESPACrAL y LOS ESPACIOS PÛBLICOS

f d . . UNCVALLE·IRD ZOO)

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riberas y playas deI rfo, en las salas y verandas de las casas en lascano~ dura?t~ los viajes, etc. En la segunda etapa, se diferedcian elespaclo de vlVlendas de los "lugares colectivos", cuyo acceso impli-

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.Cambiamos ahora de escala y de l6gica, alïnteresamos no tanto

83 .ACERCA DE LA FRAGIUDAD DE LOS ESPACIOS PUBLICOS

en la regulaci6n social "desde dentro" 0 desde abajo, sino en lasinstituciones quepretenden intervenir yorganizar la vidapublicaenlaregi6n.

A partir de los afios 1960, después deI periodo de la "Violencia",eI Estado intenta implementar instituciones de gobiemo local a nive1micro, con los corregimientos. Concebidos como unidades territo­riales que incluyen varias inspecciones de policfa ~ncargadas dejusticia menor en las veredas-, los corregirnientos deben asegurar lacomunicaci6n administrativo-politicaentre el municipio y los nos. Dealguna manera, es un primer intento de construir un espacio publico anivellocal 5.

En el municipio de Tumaco en 1997, seglin la Registradurfa deIEstado Civil, existian 167 veredas, de las cuales 111 erancorregimientosy 48 inspecciones (las inspecciones eran, en promedio, de tamafiomayor que loscorregimientos, 10 que de por si, es una primera ano­malfa). Sin embargo en 1996, el Secretario a la Acci6n Comlinitariadei Aytllltamiento de Tumaco ignorabael numero y la10calizaci6ndecorregimientos e inspecciones deI municipio, y en las veredas casinunca se mencionan ni se conocen los estatutos administrativo-poli­ticos de las localidades. Laconfusi6nes persistenteentrecorregimientoe inspecci6n por un lado, entre vereda (punto) y unidad territorialporotro. De hecho, los corregimientos encuanto tales nuncafungieroncoma unidades territoriales, sino como puntos que eran las veredas­sedes. La noci6n de "tramado" politico-administrativo, donde exis­ten unidades territoriales que engloban a varios poblados menores,con una vereda-sede que por 10 mismo tendria prerrogativas sobrelos demas, no se arraig6 en e1 Pacffico. La idea de jerarquizaci6nentre veredas no "cuadra" con la historia deI poblamiento, que seconstruy6 al ritmo de las fundaciones de lasveredas, pero tambiénde los fracasos de poblados desaparecidos por una mareada, unincendio, el agotamiento deI recurso 0 unas desgracias que decidie­ron de la salidade los habitantes. Decierta manera, la alta volatilidadde las veredas deI Pacffico (multiples abandonos ycreaciones, creci-

5. Aunque en esta época se trate quizas mas de un espacio de controlpolitieo de la poblaci6n.

ODILE HOFFMANN82

de los espacios publicos es expresi6n de la modemidad, no s6lo anivel material 0 de integraci6n a la sociedad global sino por 10 quesignifica en cuanto al distanciamiento de los individuos frente a lacolectividad (mayor reflexividad y subjetividad deI individuo). Lafonnalizaci6n de los espacios publicos traduciria una tendencia a laindividualizaci6n en la sociedad, cuando las personas se alejan de lasredes de sociabilidad "primaria" (familia, parentela.) para remitirse aotras fonnas de relaci6n de1 individuo con la colectividad (sea estaciudadana, religiosa, étnica, asociativa, etc). Sin embargo la obser­vaci6n no permite llegar a estas conclusiones. Laemergencia de unespacio publico formal no ha significado que la otramodalidad pier­da vigencia 0 tenga menos eficacia. Ambas coexisten sin excluirse,una tomando mas importancia que la otra segun las circunstancias.Se entremezclan, en una tensi6n pennanente4 que redefme cada dialas l6gicas deI que-hacer politico en estas regiones. En efecto, esevidente que la dimensi6n polftica no es privativa de una 0 de otramodalidad, sino que pasapor 10 cotidiano y 10 interpersonal, ade­mas de incluir la expresi6n publicade ciertas posturas y discursos.

Lü importante aqufes evitar lainterpretaci6nevolucionistaque ve­riaen las diStilltas modalidades deI espacio publico eI simple efecto deicrecirniento demognifico de las veredas (mayorcomplejidad social ypolitica) por un lado, de la entradaen lamodernidad porotro. Mas queen oposici6n, se deben interpretarcoma una combinaci6n que revelaunamanerapropiade concebir10 publico y 10 p6litico. Eneste sentidoel espacio publico (en su diversidad) es una construcci6n cultural; ycorresponde a un espacio social ysimb6lico de identificaci6n y de soli­daridad, para la gente que comparteeste complejo dispositivo politico.

2. La perspectiva institucional y la acci6n pûblica,el tramado territorial

4. A este respecto se podrfa retomarlaexpresi6n de A.Marie (1197) quehabla de "dos 6rdeqes c6mplices" al referirse a 10 individual frente a 10eolectivo.

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6. "La lAC esta por las obras, el corregidor por la Ley". (Bellavista, 1997).

85ACERCA DE LA FRAGILIDAD DE LOS ESPACIOS PÜBLICOS

Desde hace una década entramos en una nueva fase de intensamovilizaci6n institucional, a raiz de los cambios constitucionales, delaLey 70 Yde las medidas concretas que se tomaron a nivel regionaly local para aplicarla. Que se deban a iniciati~as ~?em~entales 0 alamovilizaci6n social sigue siendo tema de discuslOn; 10 clerto es quelos cambios actuales estan conformando un nuevo panoramapoliti­co-institucional. Se pueden distinguir tres niveles de organizaci6n queimplican ciertaparticipaci6n popular0 comunitaria, y que se reivindi­can coma lugar de expresi6n e, incluso, de manera explicita, coma"espacio pûblico" en construcci6n. .,

- A nivel nacional y departamental, los espaclOs abIertos a las"comunidades negras" por la constituci6n y la Ley 70 (Comisi6nConsultiva de alto nivel, comisiones consultivas regionales, etc, verAgude1o, 1999: 164) no se han convertido en verdaderas arenas pûbli­cas de discusi6n y, con sus excepciones, funcionan mâs bien comaespacios de competici6n entre organizaciones y entre directivos paracontrolar recursos, informaci6n 0 puestos de poder.

- A nivel regional en la parte sur deI Pacffico se constituye en1993 un "Palenque Regional Narino", coordinaci6n regional deI mo­virniento nacional "Proceso de Comunidades Negras" (PCN). Naci6con la Ley 70; reuni6 en un principio algunas organizaciones pre­existentes (estudiantiles, culturales, de solidaridad, etc.), y propici6en los allOS siguientes la constituci6n de muchas otras, que trabaja­ban en la difusi6n de la Ley a nivel regional, y llegaban hasta losûltimos rincones de los rios y montes deI Pacifico sur. Asi, de 1993 a2000, "El Palenque" coordina de hecho las üET (organizaciones étni­co-territoriales) que se crean en vista de la constituci6n de los terri­torios colectivos de comunidad negra; se presenta coma la instanciade representaci6n e interlocuci6n de las comunidades negras deNarifio fiente a las estructuras legalmente instituidas para implementarlas nuevas politicas. Ocupado en un intenso trabajo de organizaci6nde base por un lado, y con una pretensi6n legitima a ocuparun espa­cio politico de cierta envergadura por otro, el Palenque teilla muchosfrentes a la vez. Con una capacidad reducida en miembros perma-

3. Desde laacci6n colectiva

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mientos y decrecimientos repentinos) no se dej6 encerrar en unatipologia adrninistrativa. Los corregidores funcionan hoy uno por ve­reda (confundiéndoles con el inspector de policfa), coma "carterosdeI alcalde"; son socialmente instrumentalizados por las veredas quelos necesitan para la comunicaci6n institucional (para el Choc6, verLosonczy, 1997), pero el cargo no confiere ni implicaprestigio social.

El destina de las Juntas de Acci6n Comunal (lAC) fue un pocodistinto. También voluntarista, su creaci6n se enmarca en la politicagubemamental deI Frente Nacional (1958), Yse difunden bajo el im­pulso de los alcaldes y politicos locales afiliados a uno u otro partido,para repartir cuotas en obras y servicios6• Pero si los habitantes seacuerdan de ellas (porque ya no son muy activas), es para quejarsede la ruptura que éstas provocaron: "Las Juntas empezaron afragmentarlo todo, nos dividieron" (porfirio Becerra, La Espriel1a), 0bien "fue un golpe, 10 que antes era de organizaci6n se volvi6 institu­ci6n. Se ech6 a perder nuestra agllst~d.Se acabaron la minga y elcambio de mano" (Bellavista, 1998). La intervenci6n deI Gobiemo10gr6 efectivamente, segÛfi los testimonios, cambiar ciertas reglas denegociaci6n para obtener obras y servicios, pero a costa de los me­canismos tradicionales que dejaron de ser operativos. Lü que antesse trataba a nivel de la vereda, de la familia, de los individuos, ahorase podia resolver mediante los canales institucionales insertos en lasl6gicas partidarias deI Frente Nacional (reparto de los recursos ypuestos, entre ellos los de las lAC). Esto hubiera podido desembo­car en la constituci6n de un espado pûblico, es decir, en la acepta­ci6n de "reglas" de negociaci6nde los asuntos colectivos. Sin embargono fue asi yaque de alguna manera, la instituci6n suplant6 a los acto­res locales; éstos no se apropiaron de unos mecanismos que no po­dian controlar, y las lAC siguieron coma instancia de controlpoliticosin por el10 promover participaci6n ni negociaci6n ciudadana (y dehecho, en el Pacifico, dejaron de jugar pape! importante, hasta paralas obras que se negocian directamente con el alcalde, el concejal 0algûn politico).

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nentes, no pudo asumir todas sus obligaciones, 10 que 10 llev6 a laimplosi6n. En efecto, en los liltimos allOS, las organizaciones de basese distanciaron deI grupo de directivos y reivindican ahora el papelde int~rlocutor(y canalizador de recursos) que el Palenque pretendiaasunur en su nombre. Constituyeron instancias alternas, todavfa fra­giles, coma por ejemplo la Asociaci6n de Consejos ComunitariosdeI Centro y Norte Narifio, y buscaron establecer sus propios me­dios de negociaci6n directa con las instancias gubernamentales.

El casa de esta fragmentaci6n institucional merece analisis, masalla de una interpretaci6n en términos de luchas de poder entre frac­ciones, de confiscaci6n de puestos de reprèsentaci6n 0, incluso, dedesvio de recursos. En sus iniclos (~os 1993 y siguientes), el Palen­que funcion6 coma "espacio publico" en el momento particularmen­te estratégico en que se difundian los textos de la Ley: habiaadecuaci6n entre los actores locales, sus metas, el espacio que abar­caban y las instituciones que orientaban los debates. El Palenque eraellugar de confluencia de intereses, de difusi6n de la infonnaci6n esdecir, llenaba un papel fundamental y Unico de comunicaci6n y'defacilitador deI cambio a nivel regional. Era también el espacio deconstrucci6n identitaria por excelencia, en el que los actores localese~pezarona verse coma "comunidad negra", con derechos y posi­Clones especfficos en la sociedadregional y nacional.

Unavez constituidas las organizaciones étnico territoriales en cadario, porci6n de rio 0 incluso vereda, los espacios de referenciade losactores se fragmentaron: los objetivos eran ahora constituir los con­sejos comunitarios reclamados por la Ley, y luego de concertar entrelos habitantes las modalidades concretas de explotaci6n y manejo deestos espacios (los territorios colectivos). Para los actores de la base,l~ ins~tuci6nvalida dej6 de ser Palenque, y se concentr6 en las orga­mzaClOnes de base y luego en los consejos (ver mas abajo). El Pa­lenque, fiel a su vocaci6n inicial de coordinaci6n regional, no adVirti6este cambio a tiempo; no modific6 su funcionamiento y sigui6 en suspretensiones de monopolizar el protagonismo frente a las instanciassuperiores, 10 que caus6 desacuerdo y conflicto con las organizacio­nes de base. En otras palabras, Palenque dej6 de funcionar comaespacio publico consensual, cuando cambi6 para la gente el espacio

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de referencia (de "la regi6n" hacia "los territorios colectivos") y conesta las fuentes de legitimidad. .

- A nivellocal, coma ya virnos, las organizaciones étnico-territo­riales (üET) se constituyenpara difundirenel campo las posibilidadesabiertas a las poblaciones negras deI Pacffico por la nueva constitu­ci6n (1991), el articulo transitorio 55 y, posterionnente, laLey 70. Como10 mencionamos, se insertan en el Palenque Regional y en las redesregionales de informaci6n y consecuci6n de recursos. Al cabo demUltiples reuniones y asambleas locales, desembocan, en medio ru­ral, en la constituci6n de "Consejos Comunitarios" encargados dellevar acabo el proceso largo de titulaci6ncolectiva (Agiery Hoffmann,1999), anivel de un rio, una veredaounconjunto de veredas.

Sin embargo, la creaci6n de los Consejos Comunitarios no siem­pre implic61a desaparici6n de las üET que los precedieron. En efec­to, desde el punta de vista organizacional deI Palenque, las primerasen el tiempo (las üET) son concebidas coma estructuras de largaduraci6n, destinadas a acompafiar el proceso de constituci6n de losConsejos, para luego apartarse de ellos y permanecer coma herra­mienta de movilizaci6n politica, mas alla de los asuntos de gesti6n delos territorios colectivos. En esta 16gica, los Consejos serian los ac­tores microlocales (manejo deI territorio colectivo) y las üET preten­den conservarun protagonismo politico frente a los actores regionalesy/a nacionales (el mismo que ~stâen disputa con Palenque Regio­nal). Es asf coma una üET, en la zona deI rio Pana, propici61a cons­tituci6n de varios Consejos comunitarios, pero sigue en pie aundespués de las titulaciones. Sin embargo, en muchos casos, la üET yel Consejo coinciden en el espacio abarcado (1 organizaci6n = 1consejo): las personas -y particularmente los directivos- adhieren aambas estructuras, los temas de negociaci6n se discuten en ambosespacios, etc. En estas circunstancias.los habitantes dellugar expre­san cierta confusi6n frente al dispositivo desdoblado, el cual propiciacompetencia y conflictos de legitimidad enel momento de tomar de­cisiones (como se via en la discusi6n deI reglamento intemo en ciertaocasi6n, debido a que la üET y el Consejo tenian divergencias yreivindicaban ambos la autoridad en la materia).

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7. Ver Agier y Hoffmann, 1999 para el caso de las üET y Palenque enNarifio; Agudelo, 1999 y Hoffmann, 1998 para el caso nacional.

89ACERCA DE LA FRAGILIDAD DE LOS ESPACIOS PUBLICOS

espacio publico pasa inevitablemente por eI analisis deI juego de losactores, con sus respectivas estrategias y limitaciones. .,

Por su lado la idea de "reglas", indisociable y hasta aSlmI1ablepor algunos a l~ noci6n de espacio publico, remit~ a la noci6n d.e«instituci6n» fuente 0 garante de éstas. Esto es partlcularmente eVl­dente en el c~sode espacios publicos "formales", como el politico­electoral cuyas reglas se emiten desde los reglamentos electo~alesyse vigilan (0 deberian vigilarse) en los distintos partidos. Tamblé~ losespacios étnico-comunitarios tienen sus reglas -que sean escntas,dichas 0 no-, con la posibilidad de sancionar posibles abusos 0 decambiarlas a través de instituciones coma las organizaciones de baseo el Palenque. Incluso en el casa de los "esp~ciospu~li~osi~timos",sin reglamentacion explicita, existen mecamsmos e mshtuClones ~o­

ciales capaces de orientar los comportamientos y sefialar las d~sVIa­ciones (pienso en la famili~,~ el cole~tivore~~iosocu~d~ eXiste) ..

Finalmente es necesano mtroduclf lanOClon de temtono, defini­do aqui coma ei illnbito de referencia de los actores y de las i~stitu­ciones, que no existen en el vacio sino con relaci6n a una socl.edad-0 grupos sociales- contextualizada en el ~em~oy en el ~spac~~.Elterritorio remite a un espacio social de sohdarldad y de IdentlfIca­ciôn, siempré en reIaciôn con situaciones dadas. Al igual q~e las iden­tidades los territorios nunca son definitivos ni Unicos, smo que seinsert~en otros mas amplios, abrigan otros «menores» 0 se combi-

nan con otros.Podriamos entonces visualizar un espado publico coma un trian-

gulo cuyos vértices serian los actores, las instituciones y los territo­rios, hacienda la hipôtesis de que sôlo funciona en cu~to ta! cuandoexiste cierta adecuaciôn entre los tres puntos de anclaJe. Al contra­rio cuando unadimensi6n adquiere un papel demasiado prominenteen detrimento de las otras, el espacio publico se distorsiona hastacambiar de naturaleza y volverse, par ejemplo, espacio politico strictosensu (luchas de poder) 0 espacio de planeaciôn, 0 aun desa~a:~­cer. Los casos mencionados previamente ilustran esta proposlclon

(vertambiénelesquema, fig. 2).Cuando se sobrepone la dimensiôn institucional sobre l.as. de­

mas, se corre un doble riesgo. Por un lado, puede llevar a la ngldez

ODILE HOFFMANN

Hasta aquihemos mencionado algunos espacios publicos abier­tos recientemente en el Pacffico en el marco de los cambios globalesenunciados en la introducci6n. Hemos visto cômo algunos funciona­ron efectivamente como arenas de discusiôn, otros nunca, otros enun periodo solamente. Mas alla deI anâlisis descriptivo -indispensa­ble- de su funcionamiento y de las razones que llevaron al éxito 0fracas07

, quisiéramos proponeruna hip6tesis mas global, que se apoyaen casos concretos pero los rebasa.

Recordamos la defmici6n de Sintomer para quien el espacio pu­blico es un espacio abstracto de interacciones donde se discutenlos asuntos colectivos; tiene ciertas reglas -pluralismo, publicidadde las posiciones- e implica la existencia de controversias, es decir,la politizaci6n de los debates (postura de Habermas) (Sintomer1998: 8-9). Todo espacio publico es polftico por definiciôn, pero notodos los espacios polfticos son espacios publicos: las disputas en lacupula gubemamental, las luchas partidarias para la repartici6n depuestos, las. reIaciones de fuerzas entre facciones, y muchos otros, sedan en espacios politicos, sin que haya interacciones alrededor deasuntos colectivos, y menos reglas de pluralismo y publicidad de losdebates. A pesar de sus multiples nexos, no puede existir confusionentre ambos términos.

Ahora bien, las interacciones imiJlican presencia de actores ac­tuantes (no pasivos ni meramente manipulados 0 sumisos a las es­tructuras), que no tienen un acceso igualitario a los espacios publicos.Tenemos que reconocer, con Bourdieu, que la estructura social orientaen parte las interacciones, en la medida en que los actores disponende capital (social, simbôlico, economico) desigual, 10 que les permite--0 no- intervenir de manera también desigual en los debates, en fun­ci6n de la legitimidad de que gozan --0 no- dentro decierto espaciopublico. En otros términos, la comprensi6n deI funcionamiento de un

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EL ESPACIO PUBLICO EN EL CEN1RO DE UN TRIANGULa:

INSTITUCION-ACTOR-TERRITORIO

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rniento real, y menos a1ln, adaptarse a las organizaciones territorialespreexistentes. En el Pacffico, con algunas excepciones, dejaronprontode ser pertinentes para los habitantes, al punto de no ser operativasni siquiera para las estructuras de gobierno para las que se habfancreado (los municipios). .

- Cuando jala demasiado dellado territorial, se distorsiona elespacio publico en el sentido de que s610 los aspectos territorialesson legitimados por las instituciones, desconectândolos de sus rafeessociales 0 politicas. Al pretender enfocarse exc1usivamente sobre losfundamentos territoriales de las sociedades, el espacio publico sereduce a la discusi6n de asuntos locales de planeaci6n 0 manejo, conuna creciente tecnocratizaci6n en las decisiones. Lo que califico de"fetichismo dei territorio" es esta tendencia a pretender explicar yarreglar todo a partir de criterios eminentemente parciales, locales,negando las dimensiones globales y politicas que siempre tienen losasuntos colectivos, asi traten de temas muy concretos (la basura, lacontaminaci6n, la construcci6n de una calle, etc). Otra posible "des­viaci6n territorial", frecuente, consiste en utilizar el territorio comainstrumento de identificaci6n de un "nosotros" y de exclusi6n deI"otro". En el contexto colombiano actual, se podria incluso llegar auna partici6n territorial de la sociedad, 0 una partici6n social sobrebases territoriales: los indfgenas por un lado, las comunidades negraspor otro, los desplazados, pero también las guerrillas, los paras, etc.El territorio es la base deI espacio publico, pero deberia serlo siem­pre en términos relativos: demasiado énfasis en la defensa deI territo­rio propio lleva a desconocer los otros actores e instituciones queparticipan enterritorios contiguos 0 imbricados. El territorio se vuel­ve entonees causa deI estrecharniento de la vida publica sobre basesterritoriales 1imitadas.

- Finalmente, las distorsiones mas clasicas son las que se refierena la confiscaci6n deI espacio publico por los actores cuando rompensus relaciones de lealtad y obligaci6n hacia las instituciones y los te­rritorios con los que conforman el espacio publico. Ampliamentedocumentados en la literatura, los procesos de privatizaci6n deIespacio publico consisten, para el 0 los actores dominantes, .e~

priorizar estrategias particulares (seanindividuales 0 de grupos), utili-

tecnocratizaci6nfetichismo deI territorio

TERRITORIOS

privatizad6npatrimonializad6n deI espado publico

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ACTORES

EL ESPACIO PUBUCO y SUS DISTORSIONES

burocratizaci6ndespolitizad6~deI espado pUblico

INSTITUCIONES

ESPACIO PUBUCO

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institucional, al perder éstas la comunicaci6n con losactores y lasdinâmicas sociales y pollticas dellugar. Esta burocratizaci6n, queprivilegia la l6gica institucional sobre la social, impide el debate y losasuntos colectivos se ven confiscados por la estructura que imponelas reglas sin discusi6n abierta. Por otro lado, el sobrepeso de lainstituci6n puede coftar los lazos de legitimidad que deberia mante­ner con la poblaci6n que pretende servir. Se vueIve una «cascaravacfa» sin contenido politico 0 social. De ta! manera que la ausenciade debate lleva a una despolitizaci6n del espacio publico. Esta in­terpretaci6n llevarfa al fracaso a los corregimientos en el Pacffico.Serian innovaciones institucionales, coneebidas e implementadas des­de arriba, sin tomar en cuenta los actores de base ni su funciona-

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zand~ SU peso en el espacio publico para fines que divergen de lascolectivamente aceptadas. Pueden ser fines exc1usivamente rnateriales(c?~pci6n) coma pueden ser, caso mas general, parafines polfticos,u~lizando el ~~pitalsocial 0 polftico acumulado en cierto espacio pu­blico para l~~ti.maruna intervenci6n en otros espacios 00 que algunosautores cahfIcan de procesos de neo-patrimonializaci6n). Asi escoma interpreto la dificultad de los Comités Regionales de Comunida­des Negras para ~onformarun espaciopublico vivo, cada actorjalandopor su lado para Imponer sus reglas y temas de interés. Asimismo seexplica lafra~dadde ciertas organiz;aciones étnico-territoriales, que~eJande fungrr coma espacio publico pertinente en el momento en quesIguen conuna l6gica estrictamente polftica, mientras los términos deIde~ate colectivo se ~splazaronhacia los territorios y las nuevas insti­tucIOnes (los ConseJos Comunitarios). La privatizaci6n extrema llevaal d~smembr~entodeI espaci? publico en cuanto tal 0 a su despla­zamIento hacla otras arenas de discusi6n y otras instituciones.

/ ~demas de s~b!ayarlas deficiencias y distorsiones deI espaciopublico en el PacIfIco, este modela permite distinguir los casos enq~e si~n~ionan 0 funcionaron, en un momento dado, algunos espa­clOsyubhcos:_En cuant~ a los y~ mencionados, esta el PalenqueRegIOnal Narmo en un pnmer penodo, el de la adecuaciôn entre losasuntos trata~os (movilizaci6n y difusiôn de la Ley 70), el espacioabarcado (regI??al! y los actores que intervenian: dirigentes regiona­les, pero tamblen hderes locales, campesinos, funcionarios, miem­bras de aso~i.acionesdiversas, etc. También las OET, en su primeraetapa, propIcIaron el debate colectivo y publico a escala de los terri­torios colec?vos, lleg~~oa constituir espacios publicos que, paramuchos habItan~s,reVlstieron una importancia fundamental por dar­les acceso, porpnmera vez, al debate polftico (Hoffmann, 2000). Otrosespacios publicos, que no indagamos en estas paginas, emergieronen el Paci?co de los ultirnos allOS: el que invade toda la vida publicaen !os pe~odose~ec~orales(Agudelo, 1999), el que se teje alrededorde mstItucIOnes publicas coma PlanPadfico en sus gestiones de cons­trucci6n de obras y servicios en las veredas 0 inc1uso de institucionesprivadas coma Plan Padrinos (una Gng intemacional) cuando impul­sa la participaci6n comunitaria.

93ACERCA DE LA FRAGILIDAD DE LOS ESPACIOS PUBLICOS

El Pacifico rural nos ofrece la oportunidad unica de poder seguir,en el espacio geografico, las marcas concretas de la construcci6n deIespacio publico desde sus inicios. El enfoque geografico pennite se­guir las huellas de las transformaciones dei espacio publico e inter­pretarlas en términos polfticos. A nivel regional, cuando se pierde lacorrespondencia entre espacio geografico concreto y espacio publi­co, el mismo enfoque sigue siendo pertinente con la introducci6n deIconcepto de "territorio", asociândolo a los de actores e instituciones.El espacio publico sôlo existe en la articulaci6n (y no la sola yuxtapo­siciôn) de intereses de actores e instituciones en un mismo territorio,asi sea éste real, polftico 0 simb6lico. Si se separan los ambitos (el delas instituciones, el de los actores, el territorial), se distorsionan losespacios publicos. Desde un punto de vista te6rico-metodo16gico,este enfoque permite rebasar las oposiciones que se usan c1asica­mente para explicar fracasos 0 limitaciones deI desarrollo de la ac­ciôn colectiva desde el espacio publico: pienso en el dilema te6ricoestructuralinteracciôn, 0 en las dicotomias de publico/privado, Esta­do/sociedad civil, 0 individual/colectivo.

En los ultimos diez ooos, el Pacifico experiment6 transformacio­nes mayores, con la emergencia de discursos y actores que promo­vieron la constituciôn de un espacio publico nuevo, en la linea deImovirniento de comunidades negras (es decir, organizado alrededorde la noci6n de identidad negra y de la participaci6n popular en eIdevenir de su regiôn). Esta parte de la sociedad civil no existe porfuera deI Estado, coma tampoco existe por fuera de los partidos yde las demas "corporaciones" que componen la sociedad, pero tienecierta autonomia que proviene de las caractensticas deI espacio pu­blico que fomentô (entre otras: multiplicaci6n de espacios a variasescalas, fuerte presencia de campesinos y pobladores rurales, temasde importancia "vital" para los actores).

De alguna manera, el Pacifico genera cierto optimismo expresa­do por Restrepo cuando habla de la emergencia de los actores de lasociedad civil que se imponen a los partidos y se "autorepresentanen el espacio publico", y concluye que "la dinâmica no apunta ya a

CONCLUSI6N

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Sin embargo el anâlisis de las practicas concretas no justificantanto optimismo. Es cierto que la multiplicaci6n de espacios publicosno representa, en cuanto tal, una amenaza a la democratizaci6n 0participaci6n ciudadana, siempre y cuando cada uno de ellos seacoherente y esté articulado con los demas. Pero algo que si cuestio­na el proceso de "inclusi6n ciudadana" es la confiscaci6n parcial 0total de algunos de ellos y la distorsi6n entre las dimensiones territo­rial, social e institucional. Cuando s~ combinandemasiadas distor­siones en el espacio publico global, se cortan las comunicacionesentre actores, entre instituciones, a veèes entre territorios (caso delos Consejos Comunitarios de algunos rios, en el Cauca, por ejem­plo), 0 entre las tres dimensiones. Sin reglas comunes y aceptadas(defmici6n deI espacio publico), se difunden actitudes de imposici6nque participandeI ambiente de violencia que vive la regi6n.

Todo el mundo (el gobiemo, los politicos, las ONG's, los lideres,los militantes, los habitantes) aspira a desarrollar y fortalecer el espa­cio publico. Bajo este lema, programas especfficos se fmancian des­de las agencias nacionales 0 intemacionales para promover el "forta­lecimiento institucional", 0 favorecer la"gobemabilidad", lucharcontralacorrupci6n, etc. Pero asi se privilegia un solo eje, el de la institu­cionaliQad, y se olvida una caracteristica intrinseca de cualquier es­pacio publico: su naturalezapolitica. Como bien10recuerdaDa Matta,el espacio publico esta en el centro de disputas mayores: un espaciopublico amplio y abierto debilita el poder de cada uno de los partici­pantes; su reducci6ny privatizaci6n otorga mas poder aalgunos (DaMatta 1989). Eljuego politicoregional, donde los politicos y actorespretenden ampliar el espacio publico a la vez que acceder a maspoder, s610 se puede construir alrededor de esta paradoja.

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Carrera 22 N° 36 - 63 (301)Santa Fe de Bogota - ColombiaTels: 2680119 - 3683889Fax: 3684639Correo e1ectr6nico: [email protected]

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Bogota, octubre del2001

ISBN: 958-8101-08-5

Edici6n: Martha Cârdenas y Hernan Dario CorreaDisefio y diagramaci6n: Boris Cardenas/CerecCanitula: Camila Cesarino CostaIlustraci6n de caratula: Alejandro ManceraImpresi6n: Nuevas Ediciones Ltda.

Cérdè: Serie Textos N° 37 (STO 37)Cidse: Colecci6n Economia y Sociedad N° 2

CONTENIDO

PRESENTAOON

Exclusion social y construccionde 10 publico en Colombia

Alberto Valencia Gutiérrez

Género yexclusion socialDolores Juliana

Democracia, exclusion yconstrucci6nde 10 publico en Colombia

Alvaro Camacho Guizado

TERRITüRIü'Y SOCrEnAD

Acerca de la fragilidad de los espacios publicosOdile Hoffmann '. '

Exclusion social y gestion urbana: a prop6sito de CaliFabio E. Velasquez c. .

IDENTIDADES Y EXCLUSION

Ser hombre, negro y joven. Construccionde identidades masculinas entre sectorespopulares excluidos en Cali

Pedro Quintin QuilezFernando Urrea Giralda

11

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97

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