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5.27.- TOS FERINA La Tos ferina o pertussis, que significa tos intensa, es una enfermedad infecciosa que afecta a las vías respiratorias, producida principalmente por una bacteria llamada Bordetella Pertussis. Es una enfermedad extendida por todo el mundo que es especialmente grave en los niños muy pequeños (menores de 3 meses de edad), no vacunados. Otras bacterias similares a la Bordetella pertussis y algunos virus, especialmente adenovirus, pueden producir una enfermedad parecida a la Tos ferina, aunque en general más leve. La Tos ferina es muy frecuente en los países en vías de desarrollo, pero en nuestro medio se ha reducido mucho su presencia, gracias a la vacunación contra esta enfermedad. De todos modos, la vacuna no produce una protección total, ni permanente, por lo que todavía sigue siendo una amenaza potencial, especialmente para los niños menores de 2 meses de edad. ¿CÓMO SE PRODUCE? Como ya se ha comentado, la vacuna contra la Tos ferina no produce una protección total, ni permanente, por lo que niños mayores y adultos pueden infectarse con la bacteria y tener una tos ferina leve, muy parecida a cualquier otra Infección de las vías respiratorias altas “resfriado”. También puede suceder que no enfermen y lleven la bacteria en sus vías respiratorias (nariz y garganta), esto se llama estado de portador. Tanto si se padece esta enfermedad leve, como si se es portador, pueden contagiar a otras personas, extendiendo la enfermedad y pudiendo afectar a los niños más pequeños, no vacunados o con vacunación incompleta, en los que la enfermedad puede ser especialmente grave. La Tos ferina se contagia de persona a persona a través del aire, por la tos o el contacto directo. Es una enfermedad muy contagiosa y que se diagnostica en más del 80% de los casos en niños menores de 1 año de edad. Hay casos de Tos ferina todos los años, sin una clara preferencia por ninguna estación del mismo, sin embargo, cada 3 – 5 años se produce una pequeña epidemia. La enfermedad se produce por la inflamación de toda la vía respiratoria (nariz, garganta, traquea y bronquios), debido a la acción de la Bordetella Pertussis. Esta inflamación puede provocar abundante moco que puede taponar los bronquios e incluso, en los casos más graves, destruirlos. ¿CÓMO SE MANIFIESTA? En el niño mayor y en el adulto la tos ferina es difícil de reconocer, porque es muy similar a cualquier otro resfriado que produzca una tos prolongada. Por este motivo, la gran mayoría de los casos de la enfermedad son reconocidos en los niños menores de 1 año, en los que los síntomas son más típicos. La enfermedad típica tiene tres fases o etapas: Etapa catarral: esta etapa dura de 1 a 2 semanas y es muy parecida a cualquier otro “resfriado”, con estornudos, mucosidad nasal abundante, lagrimeo, ligera elevación de la temperatura y tos suave. En esta etapa no se suele pensar que el niño tiene Tos ferina. Etapa de tos ferina: en esta etapa se ven los síntomas que hacen pensar que se trata de esta enfermedad. Esta etapa tiene una duración de 2 a 4 semanas e incluso más, denominándose en China “la tos de los 100 días”. Se produce una tos seca muy intensa en salvas de 5 a 10 toses consecutivas, sin respiración entre ellas, seguido, en muchas ocasiones de un ruido característico llamado “gallo”. Este ruido se produce por la vibración de las cuerdas vocales, provocada por el paso rápido de aire por la glotis (lugar donde se encuentran las cuerdas vocales), al hacer el niño una respiración enérgica tras la salva de tos. Durante los episodios de tos la cara del niño se congestiona, poniéndose roja e incluso amoratada, con lagrimeo, ojos saltones y asomando la lengua. En ocasiones, durante los ataques de tos el niño expulsa unas

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5.27.- TOS FERINA

La Tos ferina o pertussis, que significa tos intensa, es una enfermedad infecciosa que afecta a las vías respiratorias, producida principalmente por una bacteria llamada Bordetella Pertussis. Es una enfermedad extendida por todo el mundo que es especialmente grave en los niños muy pequeños (menores de 3 meses de edad), no vacunados. Otras bacterias similares a la Bordetella pertussis y algunos virus, especialmente adenovirus, pueden producir una enfermedad parecida a la Tos ferina, aunque en general más leve.

La Tos ferina es muy frecuente en los países en vías de desarrollo, pero en nuestro medio se ha reducido mucho su presencia, gracias a la vacunación contra esta enfermedad. De todos modos, la vacuna no produce una protección total, ni permanente, por lo que todavía sigue siendo una amenaza potencial, especialmente para los niños menores de 2 meses de edad.

¿CÓMO SE PRODUCE?

Como ya se ha comentado, la vacuna contra la Tos ferina no produce una protección total, ni permanente, por lo que niños mayores y adultos pueden infectarse con la bacteria y tener una tos ferina leve, muy parecida a cualquier otra Infección de las vías respiratorias altas “resfriado”. También puede suceder que no enfermen y lleven la bacteria en sus vías respiratorias (nariz y garganta), esto se llama estado de portador. Tanto si se padece esta enfermedad leve, como si se es portador, pueden contagiar a otras personas, extendiendo la enfermedad y pudiendo afectar a los niños más pequeños, no vacunados o con vacunación incompleta, en los que la enfermedad puede ser especialmente grave.

La Tos ferina se contagia de persona a persona a través del aire, por la tos o el contacto directo. Es una enfermedad muy contagiosa y que se diagnostica en más del 80% de los casos en niños menores de 1 año de edad. Hay casos de Tos ferina todos los años, sin una clara preferencia por ninguna estación del mismo, sin embargo, cada 3 – 5 años se produce una pequeña epidemia.

La enfermedad se produce por la inflamación de toda la vía respiratoria (nariz, garganta, traquea y bronquios), debido a la acción de la Bordetella Pertussis. Esta inflamación puede provocar abundante moco que puede taponar los bronquios e incluso, en los casos más graves, destruirlos.

¿CÓMO SE MANIFIESTA?

En el niño mayor y en el adulto la tos ferina es difícil de reconocer, porque es muy similar a cualquier otro resfriado que produzca una tos prolongada. Por este motivo, la gran mayoría de los casos de la enfermedad son reconocidos en los niños menores de 1 año, en los que los síntomas son más típicos.

La enfermedad típica tiene tres fases o etapas:

• Etapa catarral: esta etapa dura de 1 a 2 semanas y es muy parecida a cualquier otro “resfriado”, con estornudos, mucosidad nasal abundante, lagrimeo, ligera elevación de la temperatura y tos suave. En esta etapa no se suele pensar que el niño tiene Tos ferina.

• Etapa de tos ferina: en esta etapa se ven los síntomas que hacen pensar que se trata de esta enfermedad. Esta etapa tiene una duración de 2 a 4 semanas e incluso más, denominándose en China “la tos de los 100 días”. Se produce una tos seca muy intensa en salvas de 5 a 10 toses consecutivas, sin respiración entre ellas, seguido, en muchas ocasiones de un ruido característico llamado “gallo”. Este ruido se produce por la vibración de las cuerdas vocales, provocada por el paso rápido de aire por la glotis (lugar donde se encuentran las cuerdas vocales), al hacer el niño una respiración enérgica tras la salva de tos. Durante los episodios de tos la cara del niño se congestiona, poniéndose roja e incluso amoratada, con lagrimeo, ojos saltones y asomando la lengua. En ocasiones, durante los ataques de tos el niño expulsa unas

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secreciones muy espesas, siendo característico que vomite. Tras estos ataques, el niño queda agotado, sin embargo, entre un ataque y otro puede no presentar síntoma alguno. La tos puede desencadenarse en cualquier momento pero es más frecuente al bostezar, comer, beber, reír y correr.

• Etapa de convalecencia: tiene una duración de 1 a 2 semanas y en este tiempo los ataques de tos se van haciendo más suaves y menos frecuentes, aunque una tos residual puede permanecer meses.

¿CÓMO SE DIAGNOSTICA?

El diagnóstico de Tos ferina se sospecha, generalmente, por la presencia de los ataques de tos característicos, descritos en la etapa de tos ferina. Para confirmar la enfermedad y en los casos dudosos se practica un análisis de laboratorio denominado cultivo de Bordet. Este análisis se realiza cultivando una muestra, recogida mediante un suave raspado de la nariz y faringe con un bastoncillo que se introduce por la nariz, hasta la parte de atrás de la garganta (faringe). El cultivo de Bordet, no siempre es positivo, aunque se trate de una Tos ferina, es más probable que sea positivo al principio de la enfermedad (primeras 2-3 semanas) y si el niño no ha recibido antibióticos.

También, en algunos casos, un análisis de sangre y una radiografía de tórax pueden ayudar a diagnosticar un caso de Tos ferina. Aunque no siempre, los niños con Tos ferina suelen presentar en los análisis de sangre elevación de las cifras de linfocitos. En la radiografía de tórax, se suelen ver zonas del pulmón en las que no entra el aire, por la presencia de tapones de moco, llamadas atelectasias.

¿CÓMO SE TRATA?

La Tos ferina se trata con un antibiótico llamado eritromicina. Unicamente sí este tratamiento se utiliza dentro de las dos primeras semanas de iniciada la enfermedad, se conseguirá curar la enfermedad, sin pasar por la fase de los ataques de tos o acortándola y haciéndola menos grave. Una vez que los ataques de tos se han iniciado, el tratamiento con eritromicina, no tendrá efecto alguno sobre la enfermedad, aunque si se utilizará para evitar que el niño contagie a los miembros de su familia u otros niños.

Cuando el niño tiene ya los ataques de tos, el pediatra recomienda en ocasiones la utilización de un broncodilatador (medicamento utilizado para el asma), en jarabe, que en algunos casos alivia en parte estos ataques.

En los niños más pequeños, menos de 1 mes de edad y en aquéllos en que la enfermedad es más grave (ataques de tos muy numerosos y con amoratamiento de la cara), puede ser precisa la hospitalización para su vigilancia, asegurar una adecuada alimentación y en ocasiones aplicar ayuda para respirar (oxígeno, respiración artificial, etc.)

¿CUÁLES SON SUS COMPLICACIONES?

Las complicaciones más frecuentes se producen en el aparato respiratorio y en el sistema nervioso. La Atelectasia, Neumonía y Otitis son las complicaciones más frecuentes de la Tos ferina. Más raras, pero muy graves, son las complicaciones cerebrales, como las convulsiones, debidas a la falta de oxígeno en los ataques de tos y las hemorragias o sangrado en el cerebro, debido a la fuerza de la misma.

¿CÓMO PREVENIR LA ENFERMEDAD?

Gracias a la vacunación contra la Tos ferina se ha conseguido disminuir su frecuencia y gravedad en gran medida. Esta vacuna se administra junto a otras (ver capítulo de las vacunas), a los 2,4, 6 y 15 o18 meses y a los 6 años de edad, provocando una protección máxima en esa época de la vida que es cuando la enfermedad puede ser más grave.

Para evitar el contagio, si a un niño se le diagnostica de Tos ferina se le debe dar eritromicina durante 14 días. También se da este antibiótico a todos sus contactos*, en general miembros de su familia, incluidos niños mayores de 6 años, aunque hayan sido vacunados

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contra la enfermedad. A los niños menores de 6 años, en contacto estrecho con un niño diagnosticado de Tos ferina, se le pone una nueva dosis de vacuna a menos que haya recibido la vacuna en los 6 meses anteriores.

¿CUÁNDO CONSULTAR?

Ante todo cuadro de tos intensa y repetida en un niño, especialmente si este es menor de 6 meses de edad, se debe consultar al pediatra. Si el niño ya ha sido diagnosticado de Tos ferina, es aconsejable la consulta rápida en un centro sanitario sí:

• Los ataques de tos se acompañan de amoratamiento de la cara

• Los vómitos son frecuentes y abundantes

• La aparición de fiebre alta

• La presencia de cualquier signo de dificultad para respirar (respiración rápida, costillas marcadas al respirar, ruidos respiratorios, etc.)

• La alteración del estado de conciencia (cuesta despertarle o está muy irritable) o la presencia de una Convulsión (pérdida de conciencia, presencia de movimientos anormales del cuerpo y/o extremidades, etc.)

DEBE RECORDAR

• Es una enfermedad muy contagiosa y que se diagnostica fundamentalmente en niños

menores de 1 año de edad • El diagnóstico de Tos ferina se sospecha, generalmente, por la presencia de los ataques

de tos característicos: tos seca muy intensa en salvas de 5 a 10 toses consecutivas, sin respiración entre ellas (enrojecimiento o amoratamiento de la cara), seguido, en muchas ocasiones, de un ruido característico llamado “gallo”

• Gracias a la vacunación contra la Tos ferina se ha conseguido disminuir su frecuencia y gravedad en gran medida

• Para evitar el contagio, si a un niño se le diagnostica de Tos ferina, se debe dar eritromicina durante 14 días, a él y sus contactos familiares estrechos