1914 Miradas fragmentadas de la revolución en Zacatecas Villa_Soto

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    de la revolucin en Zacatecas

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    de la revolucin en Zacatecas

    Guadalupe Villa GuerreroLimonar Soto Salazar

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    2015, Guadalupe Villa Guerrero

    2015, Limonar Soto Salazar

    2015, Instituto Zacatecano de CulturaLomas del Calvario 105

    Colonia Gustavo Daz Ordaz

    .. 98020, Zacatecas, ZacatecasTelfono: (492) 922 33 70

    Primera edicin: agosto de 2015: 9786079087487

    : Juan Jos Romero

    : Gabriela Flores Delgado

    Fotografa de forros:Artillera villista

    bombardeando posiciones

    federales desde los suburbios

    de la ciudad de Zacatecas.

    The Getty ResearchInstitute, Los ngeles, Ca.

    Quedan rigurosamente

    prohibidas, sin la

    autorizacin de lostitulares del copyright,bajo las sanciones

    establecidas por las leyes,la reproduccin totalo parcial de esta obra

    por cualquier medio oprocedimiento.

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    Presentacin

    M A R

    El cerro de La Bufa, 1914, Pancho Villa, Felipe ngeles, Pnfilo Natera, la toma deZacatecas, la Revolucin Mexicana, los pelones, la bola, la Divisin del Norte y la

    Divisin del Centro, los hacendados, los campesinos. Todo ese cmulo de nombresy datos forma parte del imaginario colectivo de quienes llegan a ser parte de estaciudad de origen minero. Las leyendas, las efemrides, las asignaturas de historia regional, latradicin oral, recibidos en los primeros albores de la infancia, coinciden tarde o temprano en elhecho histrico que se conmemora gracias a los festejos de tan citado centenario: la significativabatalla acaecida hace ya un centenar de aos, la cual marc para siempre en ms de un sentidoa Zacatecas. Superando cualquier comentario anecdtico que tire hacia la ficcin como en loque se convirti nuestro mtico personaje Juana Gallo, relacionado con la revolucin gracias alfilme protagonizado por Mara Flix, la derrota del Ejrcito Federal ante el podero villista

    implic un giro de tuerca de ciento ochenta grados tanto para Mxico como para nuestra enti-dad. La anterior aseveracin no tiene novedad alguna; sin embargo, lo que s es una aportacines la visin conjunta que permite conocer los hechos que se llevaron a cabo para hacer efectivoese cambio radical y que sucedieron dentro de este fragmento de territorio nacional. Tan slo loantes sealado es una de las muchas enseanzas cuando se termina de leer la obra 1914. Miradas

    fragmentadas de la revolucin en Zacatecas, fruto del arduo trabajo de un grupo multidisciplinariode investigadores coordinados por Guadalupe Villa Guerrero y Limonar Soto Salazar.

    El mayor reto de un libro colectivo es, debido a las diversas plumas que en l confluyen,tener unidad en los captulos que lo conforman. El presente volumen no desmerece en ello y

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    convence en absoluto de su pertinencia en una veta que slo en apariencia pareca agotada. No setrata de sumar una secuela trillada de lo que pas aquel 23 de junio, ni maquillar la crueldad quela guerra lleva consigo. A partir de la diversidad de este proyecto editorial se busc la generacinde conocimiento nuevo, indito, sustentado en la historia, la arqueologa, la estrategia militar, la

    medicina, la arquitectura. Adems de atrapar la atencin de todo lector, que no necesariamentedebe ser un especialista en la materia, el libro tiene otra gran virtud: el aporte en cuanto a sudiscurso visual, las fotografas, muchas de ellas algo ensombrecidas por la patina del tiempo que,pese a quedarse rezagadas en la quietud de los archivos, no dejan de asombrar por el fiel registrode las acciones. Deca Susan Sontag que una fotografa es el suceso en s mismo de hacer imge-nes, donde el encuentro entre un acontecimiento y un fotgrafo arroga derechos cada vez msperentorios para interferir, invadir o ignorar lo que est sucediendo, donde nuestra percepcinse articula por las intervenciones de la cmara en un tiempo que consiste en eventos interesantes,dignos de fotografiarse. Nada ms interesante ni digno para la historia de Zacatecas que la batallaque diera triunfo definitivo a los designios de la Revolucin Mexicana.

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    Este libro se debe, en primera instancia, a la firma de un convenio que formaliz lasuma de voluntades entre diversas personas e instituciones en Zacatecas y Ciudad de

    Mxico para conmemorar el primer centenario de la gran batalla ocurrida el 23 dejunio de 1914: Gustavo Salinas iguez, director general del Instituto Zacatecano deCultura Ramn Lpez Velarde, y su coordinador administrativo Hctor Emmanuel GalavizCastaeda; Carlos Augusto Torres Prez, delegado del Instituto Nacional de Antropologa eHistoria en el estado de Zacatecas, y Jos Mara Muoz Bonilla, coordinador nacional de centros, as como Luis Antonio Juregui Fras, director del Instituto de Investigaciones Doctor JosMara Luis Mora.

    Las imgenes que aparecen a lo largo de esta obra proceden de diversos archivos pblicos yprivados en Mxico y el extranjero. La valiosa ayuda y generosidad de mucha gente, tanto a ttulo

    personal como trabajadores de los acervos archivsticos, nos facilit el trnsito en estos maravi-llosos repositorios, o colaborando espontnea y desinteresadamente en resolver problemas admi-nistrativos: en Zacatecas, Gabriela Sescosse (administradora de la coleccin fotogrfica FedericoSescosse Lejeune), Josefina Nava Snchez, Bernardo del Hoyo y Jos Manuel Enciso; en laCiudad de Mxico, Mara Elisa Riva Palacio Sulser (directora de la Biblioteca de la UniversidadPanamericana), Mara de Lourdes Chejaibar Nader (directora del Instituto de Investigacionessobre la Universidad y la Educacin, ), Leticia Medina Rodrguez (tcnica acadmica de lapropia institucin, ), Juan Carlos Valdez Marn (director de la Fototeca Nacional del )

    y Alfonso Guerrero Ochoa; en Los ngeles, California, Tracey Schuster (Head of Permissions

    Agradecimientos

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    and Photo Archive Services The Getty Research Institute), Beth Guynn y Raquel Zamora ()y Susana Aceves Danel; en Deerfield Beach, Florida, Ron Watson (president, American PressAssociation, ).

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    La guerra rasga, desgarra. La guerra rompe, destripa.

    La guerra abrasa. La guerra desmembra. La guerra arruina.

    Susan Sontag1

    Esta obra rene distintas miradas en torno a un hecho histrico, determinante en elderrotero de la Revolucin Mexicana, acaecido en el estado de Zacatecas hace unsiglo: la toma de la ciudad capital el 23 de junio de 1914.El volumen conjunta las aportaciones de un grupo de profesionistas con amplia y reconoci-da trayectoria en investigacin y de jvenes que muestran ya solidez en el oficio. La visin inter-disciplinaria que sobre la batalla de Zacatecas tiene el lector ante s es el resultado del anlisis deun tema que parece inagotable: la guerra, sometida al escrutinio de la historia, la arqueologa y la

    arquitectura, disciplinas que se han dado cita para articular las historias desde donde se entrete-jen diversos sucesos de la lucha armada: sus protagonistas y los devastadores efectos materiales,econmicos, polticos y sociales que hoy se reescriben con la mirada del siglo .

    En Zacatecas se decidi una de las batallas ms feroces y sangrientas de la Revolucin Mexi-cana. Dos ejrcitos, el constitucionalista y el federal, se empearon en un combate crucial que deter-min, en muchos sentidos, el rumbo que tomara la lucha armada. Era necesario eliminar la nicafuerza capaz de sostener a Victoriano Huerta en el gobierno y, mediante el control del Ferrocarril

    1Sontag,Ante, 2008.

    Introduccin

    G V G L S S

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    Central, despejar la ruta hacia la capital del pas, smbolo del poder nacional. El decisivo encuentroacarreara, en s mismo, el germen de un nuevo conflicto: la escisin revolucionaria.

    El choque frontal entre Francisco Villa y Venustiano Carranza se manifest de maneraviolenta cuando el primero decidi contravenir las rdenes del segundo y marchar con todo su

    ejrcito en auxilio de la Divisin del Centro y sus aliados, los cuales haban sufrido continuosfracasos en sus intentos por recuperar la plaza de Zacatecas, bastin del ejrcito huertista. Apartir de entonces se intensificaron las desavenencias entre aquellos lderes; sin embargo, aunquelo pareciera, no fue una pugna personificada entre ambos. Las diferencias afloraron entre consti-tucionalistas cuando los regionalismos y las distintas maneras de entender y enfrentar la lucha sepusieron de manifiesto, pugnando por una amplia gama de intereses particulares o de grupo quepusieron al descubierto la fragilidad de las lealtades.

    No se trataba de un desafo emergente. Las hostilidades se haban evidenciado desde tiem-po atrs y tenan que ver con los hombres que rodeaban a Villa y Carranza, con la independenciade la Divisin del Norte y su eficacia para solucionar cualquier clase de problemas de ndoleeconmica, social, poltica o militar. Las sucesivas victorias de Villa y su inevitable autonomaacrecentaron la brecha entre revolucionarios.

    Sin duda alguna ha prevalecido en el imaginario colectivo que el triunfo de la Divisin delNorte en Zacatecas, descrito a travs del Diario de campaade Felipe ngeles y en las ulterioresobras biogrficas a cargo de la pluma de Federico Cervantes, ha sido suficiente para comprenderlo ocurrido aquel 23 de junio en la capital del estado y sus alrededores. Se ha perdido de vista quelo que nos ofrecen ambos testigos y partcipes es tan slo supunto de vista; importante, s, pero

    al fin y al cabo dos testimonios de lo vivido en el mismo frente de batalla que les toc servir, de-jndonos asombrados con la labor desempeada por la artillera y, al mismo tiempo, con muchasinterrogantes respecto a las dems brigadas combatientes.

    Para que unos celebren el triunfo es preciso que otros padezcan la derrota, pero por quhabra de tomarse en cuenta al Ejrcito Federal? Finalmente haba sido el vencido, el consideradotraidor a la patria por sostener en el poder a un magnicida. Acaso no ostentaba con orgullo elnombre de Victoriano Huerta uno de sus regimientos? A quin podra importarle su desastre?

    Quin podra negar la posibilidad de que los bandos contendientes compartieran una mis-ma creencia: pensar que lo correcto estaba de su lado y, por consiguiente, la opresin y la injusticia

    del otro. Seres humanos convencidos, los ms de ellos, que la razn les asista. Eran hombres quecompartan los mismos sentimientos de esperanza, temor y sufrimiento, valor osado y cobarda.Ejrcitos de jvenes que superaban el temor una vez entrados en batalla.

    El Ejrcito Federal estaba compuesto por soldados regulares, irregulares y forzados.Los primeros eran egresados de la academia militar; los segundos, civiles voluntarios asimiladosa las fuerzas armadas y cuyos grados haban sido ganados en combate, como en el caso de losorozquistas o colorados, y los terceros, gente enrolada por medio de la leva.

    En Zacatecas, hubo entre los contendientes actos de herosmo, reconocimiento al valor y alhonor y al mismo tiempo, por paradjico que parezca, sentimientos de odio y venganza. Qu tan

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    buenos eran los buenos y qu tan malos eran los malos? Eso dependi de la mirada del na-rrador. Para muchos Medina Barrn, comandante de los defensores, huy como un cobarde dejan-do la plaza a los revolucionarios, en una especie de slvese quien pueda! Para otros, Villa prostituysu victoria con actos de pillaje y salvajismo cometidos en contra de la poblacin y el clero. Estas

    percepciones tan lapidarias impiden ver, en el caso de Medina, la inutilidad de sacrificar a los pocosfederales que quedaban y, por el lado de Villa, la necesidad de imponer, al precio que fuera, el orden.

    La toma de Zacatecas fue sangrienta y no poda haber sido de otra manera. En esa plaza sejug el todo por el todo y, como suele suceder, hubo un derrotado y un ganador, pero el ganadorqued casi tan derrotado como su enemigo, puesto que de inmediato se le infam. Villa no entra la capital del estado, cedi el derecho y el lugar a Pnfilo Natera, comandante de la Divisindel Centro. Villa regres a Torren y dej a varios de sus hombres encargados de devolverle a lapoblacin la normalidad perdida en su vida cotidiana. Un periodista que lo visit para felicitarlopor su nuevo triunfo lo describe con semblante triste y deprimido. Desde la distancia, el general nopoda impedir que sus hombres, algunos de ellos mercenarios extranjeros, se extralimitaran.

    Una de las leyendas negras abonadas a la cuenta del general Villa fue haber pasado por lasarmas a todos los sobrevivientes federales. Con slo revisar las crnicas y ver las imgenes foto-grficas que han llegado hasta nosotros, aqulla se desmiente. A muchos se les dio la oportunidadde unirse a su ejrcito y varios de ellos as lo hicieron. Castig con expulsin del pas a los sacer-dotes coludidos con Huerta, a quien brindaron apoyo econmico y en especie.

    Intentar comprender quines fueron aquellos hombres que conformaron el Ejrcito Federalresult enriquecedor. Varios testigos que dejaron crnicas un tanto tmidas entendindose as

    a las que apenas asomaron en las pginas de alguna revista de escaso tiraje arrojaron algunaclaridad y muestran la otra cara de los protagonistas.Y la ciudad? Cmo vivieron los habitantes de Zacatecas los episodios blicos que se desa-

    rrollaron en sus alrededores? Se alter la cotidianidad? La respuesta es s!Los zacatecanos iniciaban el da temprano con actividades centradas en asuntos domsticos

    o laborales y, al igual que en otras poblaciones del norte de Mxico, por la tarde daban riendasuelta al disfrute del tiempo libre: paseos por parques o alamedas, asistencia a funciones de cine,teatro o circo, veladas literarias y/o musicales, eventos a beneficio de alguna causa, aunque a partirde 1913 de manera precavida y temerosa. Los acontecimientos ocurridos en ese ao parecieron

    presagiar el futuro cercano: lluvia de ceniza proveniente del volcn de Colima, una tupida nevaday luego un temblor.

    A inicios del siglo Zacatecas poda preciarse de haber entrado a la modernidad: sealumbraron las calles que por obra y magia de la electricidad dejaron de ser peligrosas y oscuras.La gente comenz a adquirir nuevos hbitos al disfrutar de mayor tiempo de esparcimiento; lostransportes y los proyectos de urbanizacin e higiene a partir de la construccin de nuevos mer-cados vinieron a regular la convivencia, habilitando espacios de comercio y recuperando los derecreacin. Las festividades religiosas siguieron siendo el principal motivo para que los creyentespudieran dar rienda suelta a su fe. En ese ir y venir diario, el rumor jug un papel fundamental.

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    Novedoso resulta estudiar las circunstancias en las que el rumor corra a partir de situacio-nes de confusin, conflicto o crisis, afectando a todos por igual. Un testigo presencial y partcipede la batalla escribi: los rumores son un fenmeno moral difcil de explicar. Llegan de todaspartes y siembran el pavor o la alegra. Entre 1913 y 1914 los revolucionarios se encargaron de

    propagar diversos rumores que luego la gente trasmita de boca en boca o mediante cartas, tele-gramas, peridicos o revistas.

    Los rumores que llegaban a Zacatecas mantuvieron en vilo a la poblacin civil y tambin alos soldados federales, a quienes les hicieron creer que pronto llegaran los refuerzos de hombres,armas y vituallas de los que ya carecan.

    La ocupacin de la capital del estado por el Ejrcito Federal, primero, y por los revoluciona-rios despus, acarre problemas de sobrepoblacin, falta de alojamiento y desabasto. Durante losmeses de mayor incertidumbre y por cuestiones de seguridad se prohibieron las aglomeracionespara evitar cualquier tipo de desorden o desgracias entre la poblacin.

    La serie de victorias alcanzadas por la Divisin del Norte, luego de la toma de Torren aprincipios de abril de 1914, provoc un xodo masivo de familias que buscaron refugio y seguri-dad en Guanajuato, Len o Ciudad de Mxico, al tiempo que, por las mismas razones, los pobla-dores de haciendas, pueblos y ranchos se desplazaron a la ciudad de Zacatecas.

    La prensa, controlada por el huertismo, se encarg de propagar en el imaginario la per-cepcin del revolucionario brbaro, salvaje e irrespetuoso con la propiedad ajena. En cuanto alsoldado federal, la propaganda fue exactamente contraria: respetuoso y capaz de garantizar latranquilidad y la seguridad.

    Los efectos de la guerra: abandono de hogares y de empleo, prdida de familiares y conoci-dos, dificultades de abasto e interrupcin de comunicaciones hacan recordar a los habitantes delcampo y la ciudad la paz y la estabilidad perdidas.

    Otro aspecto que se destaca en esta obra es la forma en que las sociedades rurales enfrenta-ron las incursiones del Ejrcito Federal y del revolucionario, as como el papel que desempearoncomo fuente de abastecimiento y financiacin del movimiento armado. A manera de muestreo,se nos ofrecen los ejemplos de las formas de intervencin y saqueo de propiedades ubicadas enlos partidos de Mazapil, Pinos y Zacatecas.

    Es importante subrayar que una de las muchas aportaciones que ofrece este libro es el

    esclarecimiento de historias que, a fuerza de reiteracin, dieron pie a una historia confusa y tergi-versada de ciertos hechos acaecidos en la entidad, entre ellos los orgenes de la oposicin polticaal rgimen de Daz en conexin con el asesinato de Trinidad Garca de la Cadena, poltico zaca-tecano opositor al presidente, asesinado en 1886. Se ha dicho que cuando el mandatario pas enel Ferrocarril Central Mexicano por la capital del estado de Zacatecas el convoy presidencial fueapedreado en protesta por aquel artero crimen.

    Este acto de descontento popular ocurrido en 1909, cuando Porfirio Daz volva de suentrevista con el presidente William Taft, se debi a los efectos de una severa crisis minera yagrcola, cuyas prolongadas consecuencias dejaron sin empleo a mucha gente y sin la esperanza

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    de encontrar, en el corto plazo, fuentes de trabajo seguras. La penuria econmica y las injusticiassociales imperantes en el campo mexicano se combinaron para que muchos optaran por sumarsea la lucha armada de 1910.

    Con el tiempo esa misma gente, que particip en la primera etapa de la lucha armada, se

    sumara al nuevo movimiento iniciado en 1913, cuando el gobernador Rafael Ceniceros y Vi-llarreal reconoci al gobierno de Victoriano Huerta. Diversos municipios de la entidad, comoConcepcin del Oro, Nieves, Jerez y Sombrerete, manifestaron su oposicin al rgimen usur-pador a travs de caudillos locales como Pnfilo Natera, los hermanos Flix y Santos Bauelos,

    Toms Domnguez, Trinidad Cervantes y Pedro Caloca, veteranos de la revolucin maderista.La importancia y funcin de estos focos rebeldes radic en multiplicarle los frentes de batalla alEjrcito Federal y coadyuvar a su debilitamiento.

    Pero la revolucin afect a todos por igual de una u otra manera. La llegada de constitu-cionalistas o federales a las haciendas y ranchos signific arrasar con alimentos y forrajes parasostener a la tropa y a las bestias de carga, padecer la imposicin de prstamos forzosos, la requisade armas y caballos, sufrir venganzas y reclutamiento por leva.

    Algunos inmuebles pertenecientes a enemigos de la revolucin fueron intervenidos tem-poralmente y dados en administracin a generales rebeldes con el fin de que no decayera la pro-duccin ni faltara el empleo. Desde luego que era una manera de sostener la causa revolucionaria;sin embargo, dependiendo de quienes fueran los beneficiados o los afectados los puntos de vista

    variaban. Obviamente, no es posible soslayar actos de pillaje cometidos al amparo del botn deguerra ni el abuso en contra de mujeres. No es posible ignorar que la revolucin se financi de

    diversas maneras legales e ilegales.La lucha armada dio pie a la movilizacin de miles de seres humanos que huan de la in-seguridad. Algunos pobladores del campo buscaron refugio en las ciudades y quienes tuvieronmayores posibilidades econmicas salieron del pas. Predominaba un ambiente de incertidumbree inseguridad ante la temida frase ah viene la bola!

    Sin duda, corresponsales, fotgrafos y cineastas difundieron y popularizaron la imagen fe-menina ms notoria de la Revolucin Mexicana: las soldaderas, mujeres que acompaaban a losejrcitos en su trashumancia, encaramadas en vagones de ferrocarril o a pie; figuras indispensa-bles en los campamentos revolucionarios que cumplan diversos papeles, como parejas sexuales

    o abastecedoras de alimentos, cocineras que en cuclillas palmeaban tortillas y preparaban caffrente a una pequea hoguera, atendiendo a los hombres en el vivac. Se les poda ver lavando ropaarrodilladas en las vegas de los ros o acarreando cntaros de agua sobre su cabeza. Hubo otrasque ejercieron como espas, correos o soldados; empuaron armas, vistieron pantaln, entraron encombate e hicieron gala de grados militares o actuaron como improvisadas enfermeras.

    Existi, sin embargo, otro conjunto de mujeres nacionales y extranjeras cuya labor secentr en prestar ayuda a travs de las distintas brigadas sanitarias. Bajo cuya neutralidad ofre-cieron ayuda humanitaria a los heridos revolucionarios o federales durante la contiendaarmada. La historiografa ha sido avara en reconocer la importancia de estas voluntarias que

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    abandonaron la comodidad de su hogar para adentrarse en el mundo violento y peligroso deaquella guerra que azol a nuestro pas a lo largo de una dcada.

    Reconocer y divulgar la importante labor que desempearon estas mujeres no es tarea sen-cilla. No obstante, poco a poco, su presencia ha dejado de ser invisible para revelarse en fotogra-

    fas annimas en su mayora, testimonios y en limitados expedientes donde la Secretara dela Defensa Nacional les reconoci su veterana por los valiosos servicios prestados en campaa.

    Otro de los temas que trata este libro es la trascendencia de los cuerpos de sanidad y el im-portante papel que desempearon las enfermeras. Al respecto, es abordado el papel de las mujeresque estuvieron presentes en la batalla de Zacatecas coincidiendo en diversos cuerpos sanitarios,entre ellos la Brigada Sanitaria de la Divisin del Norte creada poco antes de la segunda tomade Torren, la Cruz Blanca Neutral y la Cruz Roja Mexicana. Las enfermeras tuvieron unpapel fundamental, pues adems de trabajar al lado de los mdicos en la atencin de los heridos,fueron las encargadas de obtener medicamentos y diversos materiales de curacin en boticas,drogueras o entre la poblacin civil.

    La herona que sintetiza la actuacin del conjunto de enfermeras annimas en la toma dela plaza de Zacatecas es la profesora Beatriz Gonzlez Ortega Ferniza, directora de la EscuelaNormal, en cuyo plantel fue instalado un puesto de socorro para atender a los heridos. El personaldocente y el alumnado recibieron capacitacin elemental como parte de las medidas dispuestaspor el gobierno de Victoriano Huerta para que en las escuelas pblicas se prepararan brigadasde enfermeras escolares. Las normalistas que fungieron como enfermeras voluntarias atendierona los centenares de heridos que llenaron salones, patios e inclusive las escaleras de la Normal. Se

    dice que esta institucin, en la que tambin ofrecieron sus servicios un grupo de voluntarias, llega albergar quinientos heridos entre revolucionarios y federales.Otro aspecto en que se centra la obra es en el estudio de la arquitectura de la ciudad de

    Zacatecas durante los dos aos en que fue asediada y tomada la capital del estado. Cmo era laciudad previa al acontecimiento? Cules eran los edificios ms representativos de la urbe? Quse destruy y qu se deterior? Tuvo la ciudad una recuperacin? Todas estas preguntas tienenpuntual respuesta a partir del anlisis de la ciudad desde principios del siglo , subrayando lasupervivencia de la estructura urbana heredada de la poca colonial.

    La municipalidad de Zacatecas tena entonces una poblacin de poco ms de treinta y

    cuatro mil habitantes. Las actividades econmicas predominantes eran el comercio y la mine-ra. sta ltima contaba con un conjunto de haciendas de beneficio que ocupaban una cantidadimportante de trabajadores, arrieros, cargadores y gambusinos que pepenaban piedras con metalpara su venta. Haba, adems, talleres de oficios diversos: panaderos, dulceros, plateros, herreros,carpinteros y otros que dieron nombre a los diferentes barrios y calles. La ciudad contaba conpocas fbricas. Sin duda, la obra de mayor importancia que sent las bases para el desarrollo enel periodo del porfiriato fue la construccin de la va ferroviaria del Ferrocarril Central Mexica-no, que puso en comunicacin a la Ciudad de Mxico con el norte del pas y el cual coadyuv aldesarrollo econmico de la regin.

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    Qu se destruy y qu se perdi? En la batalla y toma hubo un fuerte enfrentamiento. Ade-ms del dao a numerosos inmuebles, otros tantos fueron destruidos en su totalidad. Segn las cr-nicas, el ataque inici a las diez de la maana con un bombardeo que cimbr los techos, los muros

    y las construcciones cercanas a las faldas de los cerros El Grillo y La Bufa. Algunas edificaciones

    quedaron deterioradas o en ruinas a consecuencia de las balas de fusil, ametralladoras y caones queapuntaron a donde se guarnecan los federales, resultando las paredes tapizadas de orificios.

    Al costado oriente de la ciudad se localiza el antiguo templo y convento de los Mercedarios,fundado en el siglo , incendiado en el y acondicionado con posterioridad como cuartelmilitar denominado la Ciudadela. Al fungir como cuartel, el edificio sufri considerables dete-rioros fsicos. Al trmino de la batalla y toma de la ciudad, los daos en la construccin fueronsignificativos, varios muros se fracturaron provocando que los techos se colapsaran. De la capillaslo qued parte de la fachada principal. Los espacios contiguos yacan en el suelo y del interiornicamente se apreciaba en pie parte de la arquera que circundaba el patio central, generandoque el inmueble en ruinas fuera abandonado. Habran de pasar varios aos antes de que los es-combros se retiraran para dar paso a la Escuela General Enrique Estrada.

    Cerca de la Alameda, principal espacio recreativo de la sociedad zacatecana, se ubic unfortn llamado El Rayo, ocupado por los federales, quienes tenan el encargo de vigilar y controlarla entrada y salida de personas de la ciudad. De este inmueble nada queda en la actualidad.

    Otro sitio de relevancia, localizado al suroeste, fue la ex hacienda de Cinco Seores, ocupa-da como cuartel por fuerzas federales, que tambin result considerablemente daada.

    Entre la destruccin, desapareci un edificio simblico: el Palacio Federal, ubicado en el

    corazn de la ciudad. En su interior albergaba a soldados federales, municiones y armas. Prcti-camente contiguo est el teatro Caldern, que resinti el estruendo de la explosin, ocasionandoque los vitrales de puertas y ventanas estallaran en mil pedazos.

    La batalla de Zacatecas es uno de los hechos blicos de la historia de Mxico que se definecomo toda una batalla, misma que debe ser estudiada a la luz de la perspectiva militar. En M-

    xico, la Universidad del Ejrcito y Fuerza Area la tiene considerada como la que rene todas lasfases del combate ofensivo: reconocimiento del terreno, toma de contacto, lucha por la posesinde posiciones, asalto, etctera, y donde tambin se manifiesta y se comprueba la coordinacinestrecha que debe existir entre todas las armas. Este evento blico es motivo de estudio para el

    personal que realiza el Curso de Mando y Estado Mayor de la Escuela Superior de Guerra, elms alto centro de estudios militares de Mxico, toda vez que se considera que en este hechode armas no slo se rompi el centro de gravedad del ejrcito de Huerta, sino que se captur elltimo reducto en el camino del norte al centro del pas.

    Sin duda, una de las aportaciones de este libro a los mexicanos en general, y los zacatecanosen particular, es la recuperacin de muchas imgenes que hoy se publican por primera vez y quequedarn como nuestro legado para las nuevas generaciones.

    Las fotografas que se produjeron a lo largo de la lucha armada se hicieron por muy diversosmotivos. Haba, obviamente, una necesidad de alimentar el inters o la curiosidad de un amplio

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    nmero de lectores de peridicos y revistas en Mxico y el extranjero, lo mismo que divulgar lossucesos en los noticiarios que se difundan a travs del cine. Proveer un suministro constante denoticias en la prensa para sostener el inters del pblico tena que ver con asuntos empresariales

    y cuestiones mercantiles. El conflicto y la violencia, el folclor de la composicin de los ejrcitos,

    las vctimas, los villanos y los hroes de la revolucin fueron figuras reiterativas en imgenes yartculos destinados al pblico internacional.

    La guerra se convirti en una fbrica de imgenes que se multiplicaron en peridicos, revis-tas y tarjetas postales. stas ltimas para ser enviadas a familiares y amigos que, desde la distancia,podan formarse una opinin sobre lo que estaba ocurriendo en Mxico. Las notas al reversofueron su complemento.

    Mexicanos y extranjeros presentes en el escenario de la guerra produciran archivos do-cumentales de gran valor para la posteridad. Algunos de los reporteros grficos de la PrensaAsociada se encargaron de informar en Estados Unidos lo que suceda en Mxico. Durboroughescribi para he Day Book, el 14 de julio de 1914, donde se lea que enviaba la primera fotografade la sangrienta batalla de Zacatecas. Poco despus he Princeton Unionen Minnesota, el 23 de

    julio de 1914, public un reportaje enviado por James Ware, tambin perteneciente a la PrensaAsociada, donde es posible constatar el nfasis que ambos reporteros ponen sobre la personalidadde Villa en sus respectivas notas. El primero escribi:

    Villa volte hacia m con una cara en la que nunca antes haba visto tanta emocin y

    me dijo: mi buen amigo, me aflige pero es necesario tomar la vida de muchos de mis

    compatriotas. Como suelen decir ustedes los americanos, la guerra es un infierno y sloespero que mi labor sea en beneficio del nuevo Mxico que est por venir. El reportero

    dijo haber visto al general Villa en muchas batallas y con diversos estados de nimo, pero

    era la primera vez que lo vea con aire depresivo.

    Los reporteros subrayan la carismtica personalidad de Villa, sus rasgos caritativos y su valor.En contraste con las leyendas que los enemigos de Villa hicieron correr despus de la batalla deZacatecas y en todo el periodo de sus grandes victorias sobre los hechos sanguinarios ejercidosen contra de los vencidos, Ware escribe que todos los prisioneros fueron puestos en servicio y tuvie-

    ron la opcin de elegir entre emplearse reconstruyendo las ruinosas ciudades o unirse a su ejrcito.Hubo, sin embargo, ciertos prisioneros de guerra que fueron condenados a muerte, los bandidosconocidos como los abanderados rojos o colorados, quienes fueron fusilados sin ceremonia algunapor haber participado en una revolucin previa y haberse unido al ejrcito huertista.

    Toda imagen cuenta una historia. Las fotografas tienen un testimonio que of recer acercade los acontecimientos grandes y pequeos. Las imgenes forman parte de nuestra cultura y nopueden entenderse si no se tiene el conocimiento de ella: a nosotros nos hablan, nos dicen algo,sobre todo despus de haber escuchado o ledo lo que sucedi a lo largo de la revolucin consti-tucionalista, particularmente en el estado de Zacatecas.

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    Los testimonios visuales incorporados a lo largo de este libro son tan slo una muestra frag-mentada de lo ocurrido hace cien aos, en aquella guerra civil que enfrent a los mexicanos entres. Ahora cabe preguntarnos: dnde quedaron las imgenes de los revolucionarios triunfantes?

    Qu vestigios dej la guerra? Sin duda la investigacin arqueolgica hermanada con la

    historia logr visibilizar los principales puntos geogrficos del espacio donde se desarroll lagran batalla de la que hemos venido hablando. A partir del anlisis de fuentes bibliogrficas,cartogrficas, aerofotogrficas y recorridos de campo se lograron establecer las vas por dondepresumiblemente transitaron las brigadas y los regimientos en conflicto.

    El paisaje orogrfico, conformado por un sistema complejo de lomeros, sierras, mesetas yllanuras, donde predominan grandes elevaciones como los cerros El Grillo, La Bufa, La Mesa yBolsas, entre otros, arroj diversos sitios an detectables, algunos en proceso de desaparicin yotros desaparecidos con ubicacin hipottica a partir del anlisis histrico. Algunos de los cerrostodava muestran restos de arquitectura e ingeniera militar; ciertos sitios presentan vestigios vi-sibles de actividad asociada al conflicto (fortificacin de campaa, impacto de artillera y diversosmateriales como casquillos, cermica, herrajes, vidrio, alambres, latera, etctera). Una vez contras-tados los datos arqueolgicos con la historia se infirieron la identificacin plena de veinticuatrositios asociados al Ejrcito Federal, tres a la Divisin del Norte y cuatro a la Divisin del Centro.

    El paisaje arqueolgico y geogrfico donde sucedi esta batalla ha ido cambiando a lo largode una centuria como consecuencia del crecimiento de la mancha urbana, pero es posible afirmarque an no ha sido alterado de manera total y, como pudimos observar, ste todava persiste.

    El propsito de este trabajo es recuperar la memoria histrica, favorecer la construccin

    crtica de la identidad regional zacatecana mediante la generacin de modelos de gestin paraproteger y conservar el patrimonio arqueolgico, aprovechndolo como recurso didctico, hist-rico y espacio de turismo cultural.

    Este libro es para todos los mexicanos interesados en su pasado. Es una ventana rica y es-clarecedora que desde la historia, la arquitectura y la arqueologa invita a recorrer una poca, unaciudad y un momento clave de la Revolucin Mexicana.

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    I

    Aprincipios de 1914 arrib procedente de Zacatecas, a la estacin de Buenavista enla Ciudad de Mxico, el mayor Pnfilo Garza. A su llegada otorg una entrevista alperidicoEl Imparcial,le preguntaron las condiciones prevalecientes en la capitalzacatecana en lo relativo a la amenaza revolucionaria. El militar respondi que no

    deba de haber preocupacin alguna dado que Zacatecas posea una efectiva defensa federal ase-gurada por diversos fortines y artillera emplazada estratgicamente en varios puntos de la ciudad

    y los cerros cercanos, por lo que era inexpugnable.1El contorno montuoso de la urbe minera, enconjunto con las fortificaciones, armamento y varios miles de hombres dispuestos para la defensa,pudieron haber fomentado una sensacin de confianza que prometa, si no acabar con el ejrcito

    villista, por lo menos contener y rechazar su ataque. Pero la historia demostr lo contrario, el he-cho acontecido al atardecer del 23 de junio de 1914 fue el triunfo de las fuerzas revolucionariasal tomar Zacatecas y aniquilar toda la guarnicin federal.

    Son varios los hechos de la clebre batalla conocidos a travs de diversos testimonios, al-gunos de ellos elaborados por participantes directos, como los villistas Felipe ngeles y FedericoCervantes. Gracias a estas memorias se tiene conocimiento de la cantidad de fuerzas revolucio-

    La plaza no se abandona:

    la guarnicin federal en Zacatecas

    L S S

    1El Imparcial, 10 de enero de 1914. El mayor Garza fue uno de los jefes del 20 Cuerpo Explorador de Caballeraque oper entre los estados de Zacatecas y San Luis Potos. El cuartel de esta fuerza se asent en Matehuala.

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    narias involucradas en el enfrentamiento, los generales y dems mandos actuantes, as como lasposiciones geogrficas que tomaron las distintas fuerzas de la poderosa Divisin del Norte paraefectuar el ataque. Adems, son de gran inters las descripciones del desarrollo de la batalla, al na-rrar desde el comienzo hasta su conclusin. Los testimonios son referencia obligada para quienes

    han abordado la toma de Zacatecas, pero habr que indicar que dichas fuentes atienden en mayormedida la parte revolucionaria, dedicando poca atencin al Ejrcito Federal.

    Ciertamente contamos con algunas versiones de la batalla hechas por protagonistas de fi-liacin huertista. Sin embargo, al igual que las fuentes revolucionarias, sus testimonios muestran

    visiones parciales, siendo evidente que esto obedece a los recuerdos personales de los sucesos quese dieron en las posiciones donde lucharon. Tambin presentan imprecisiones con respecto al n-mero de fuerzas y toponmicos de la serrana zacatecana, adems escasamente puntualizan a loscontingentes defensores como batallones, regimientos y otras unidades de combate. Su ubicacinen el momento de la batalla es, en algunos casos, confusa y limitada la descripcin de los perfilesde los mandos.

    Conocer con mayor amplitud el desempeo del Ejrcito Federal en la batalla nos permitirprofundizar sobre este hecho histrico. Este captulo tiene como propsito abordar el papel delEjrcito Federal con respecto al asedio y batalla que enfrent contra la Divisin del Norte en tornoal 23 de junio de 1914. No est por dems puntualizar que la batalla fue el mayor y ms sangrientoenfrentamiento blico que hubo durante la revolucin; su relevancia en la historia nacional radicaen que signific el fin del rgimen huertista.2Ahora bien, para efectos de una mayor comprensindel tema, se considera pertinente tener una visin panormica del escenario de guerra que se vivi

    en el norte del pas, particularmente en las regiones dominadas por la Divisin del Norte, por lo quees necesario abordar la lucha que se dio entre la citada fuerza revolucionaria y el Ejrcito Federal.Un aspecto que se debe destacar es el dispositivo de defensa que se emple en la plaza, par-

    ticularmente la lnea emplazada en la ciudad y reas perifricas. Aqu resulta imperioso revalorarla importancia de las fortificaciones, atrincheramientos y otros sitios, como los fueron cuarteles, exhaciendas de minas y la estacin del ferrocarril, algunos de estos lugares han sido poco atendidosen la historiografa de la toma de Zacatecas e inclusive no son ubicados con precisin los lugaresdonde estuvieron asentados, adems de que en varios casos el espacio donde se ubicaron ya ha sidocubierto por el crecimiento urbano. En el mismo tenor, no se considera pertinente abordar sola-

    mente los hechos efectuados el 23 de junio de 1914, dado que le antecedi a la misma batalla unasedio que no estuvo exento de combates de importancia: en ellos el Ejrcito Federal sufri prdidade posesiones estratgicas, agotamiento de municiones y, lo ms grave, se le infringieron bajas yexperiment deserciones entre la tropa.

    Estos aspectos a considerar sirven para entablar una serie de cuestionamientos que preten-den profundizar en el asedio y batalla de Zacatecas basndose, de forma principal, en el papel

    2Katz, Villa, 2010, p. 398.

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    de sus defensores. En seguida se presentan las interrogantes: fue Zacatecas un lugar adecuadopara el Ejrcito Federal en su enfrentamiento con la Divisin del Norte en junio de 1914? Laguarnicin federal cont con efectivos y material de guerra necesarios para resistir la ofensiva?El ejrcito huertista mostr en los hechos de combate una actitud decidida en la defensa?

    E :

    Apenas aconteci el cuartelazo del general Victoriano Huerta en contra del presidente FranciscoI. Madero en febrero de 1913, comenzaron a suscitarse los pronunciamientos que desconocanel gobierno golpista de Huerta. Justamente se ha sealado que el ayuntamiento del municipiozacatecano de Concepcin del Oro fue el primero en declararse rebelde, siendo presidente muni-cipal Eulalio Gutirrez. Con este pronunciamiento y otros ms que se dieron en diversos estadosde la repblica, comenz la revolucin constitucionalista, la cual durante los siguientes diecisietemeses cre en buena parte del pas un escenario de intensa lucha armada que, en gran medida, selibr en el norte de Mxico. En este tenor, el ejrcito revolucionario ms poderoso fue la Divisindel Norte, liderada por el general Francisco Villa. Sus logros militares seran los de mayor im-portancia para la causa revolucionaria, teniendo clebres victorias en Tierra Blanca, Chihuahua,Ojinaga, Paredn, Torren, Saltillo y Zacatecas. Se trata de una historia de combates y victoriasque traz un itinerario con direccin de norte a sur de la repblica. Esto ocasion para el huertis-

    mo la prdida de miles de soldados, numerosas piezas de artillera y dems armamento necesariopara la lucha. No est por dems sealar que el desempeo de la Divisin del Norte fue la mayoraportacin para el triunfo de la rebelin anti huertista.

    La insurgencia nortea cont con un constante crecimiento segn acontecan las victorias.A finales de agosto de 1913, con poco ms de mil hombres, el incipiente ejrcito insurgente seenfrent a su primera batalla formal en San Andrs, Chihuahua, saliendo airoso en contra delenemigo, que se present al campo de batalla con similar nmero de fuerzas, adems contabacon un par de piezas de artillera, mismas que fueron incautadas por los revolucionarios. 3Unmes despus, luego de reunir varios grupos rebeldes provenientes del sur de Chihuahua, norte de

    Durango y la Comarca Lagunera, se conform de manera oficial la Divisin del Norte, con elgeneral Francisco Villa como caudillo principal, quien tras este hecho reuni bajo su mando va-rios miles de hombres.4Justamente su primera accin relevante de guerra fue la toma de Torren,ciudad de vital importancia ferroviaria, que fue conquistada gracias a la habilidad de combate yestrategias utilizadas por los revolucionarios, virtudes de guerra que sobresalieron frente a una

    3Salmern, La Divisin, 2006, p. 345.4Ibidem, p. 347.

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    contradictoria actitud en el combate por parte de las fuerzas federales. Entre las filas de stosltimos se encontraban mandos y tropas con disposicin para la lucha, pero tambin se dieron laineptitud y la cobarda en importantes sectores del ejercito huertista.5A finales de 1913, tras lasbatallas de Ciudad Jurez y Tierra Blanca, la Divisin del Norte haba alcanzado un relevante

    prestigio militar y dominado una amplia regin del norte y centro de Chihuahua. Y aunque paraese momento sus fuerzas se contaban por varios miles de hombres, el ejrcito revolucionariosegua adoleciendo de suficientes pertrechos de guerra y una ptima disciplina militar entre susfilas, aspectos que en poco tiempo seran solucionados por el fragor de ms enfrentamientos, lainclusin de elementos militares profesionales provenientes del Ejrcito Federal, la compra y lafabricacin de armamento, as como la adquisicin de suministros por medio del botn de guerra.Estos elementos a favor seran utilizados en el futuro, principalmente en Zacatecas.

    En los primeros meses de 1914 y tras eliminar completamente las fuerzas gobiernistas enOjinaga,6la Divisin del Norte se dirigi a la ciudad de Torren, la cual volvi a ser ocupadapor las fuerzas huertistas, recuperndola una vez ms para la causa revolucionaria en marzo. Latoma de Torren fue una proeza blica que signific vencer a una guarnicin cercana a los diezmil hombres y un nmero respetable de piezas de artillera, incluso del cercano San Pedro delas Colonias se estableci un refuerzo de seis mil soldados; sin embargo, el infortunio federal serepiti al ser vencidos por el ejrcito villista.7

    E E F:

    El huertismo cont con un ejrcito que en gran medida fue el mismo que dej el porfiriato y queconserv la presidencia de Francisco I. Madero. Revisar algunos aspectos de estos antecedentesresultan de utilidad para conocer la naturaleza y el desempeo de las fuerzas castrenses huertistas.Segn algunas estimaciones, para 1910 el Ejrcito Federal contaba con un nmero que oscilabaentre catorce mil y dieciocho mil hombres, contingente armado considerado como profesional ydisciplinado, pero cuyo nmero result insuficiente para contener el progresivo levantamiento dela revolucin maderista, librando la mayora de sus enfrentamientos siempre en menor nmero

    con respecto a sus adversarios.8

    Tras triunfar el movimiento armado de Madero, su gobierno sevio envuelto por rebeliones que acontecieron en diversas partes del pas, situacin que le oblig abuscar el respaldo del ejrcito para enfrentar todas las acciones de rebelda, por esta razn intentfomentar su aumento y equipamiento. Sin embargo, Madero no slo fue incapaz de pacificar el

    5Katz, Villa, 2000, p. 252. Ramrez, Durante, 2011, pp. 9798.6Salmern, La Divisin, 2006, p. 369.7Katz,Villa, 2000, p. 354.8Ramrez, La logstica, 2008, pp. 204205.

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    Tropas federales en la estacin de Buenavista en la Ciudad de Mxicopreparndose para salir a campaa. Ca. 1914. , Nm. Inv. 5075.

    Artillera federal en accin, 1914., Nm. Inv. 33411.

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    pas, sino que fue vctima de un golpe de Estado por parte de varios generales, en cuya escenasobresali Victoriano Huerta. Para este nuevo momento histrico el Ejrcito Federal encontrarauna nueva y protagnica faceta, pero tambin su destruccin.

    El rgimen de Huerta realiz varias modificaciones al ejrcito, sobre todo en lo que se re-

    fiere a su distribucin en el territorio nacional, bajo la denominacin de divisiones.9A la nuevadistribucin y nomenclatura de las fuerzas federales le fue seguido un crecimiento de su nmeroque incluso involucr la militarizacin de centros educativos. Sabido es que parte de los integran-tes de las fuerzas huertistas provenan de la leva, siendo ste un proceso de reclutamiento forzosode hombres que, obligados a tomar las armas, demostraron no slo incapacidad en la lucha sinotambin desafecto por el gobierno de Huerta, circunstancia que propici deserciones e, incluso,que se unieran a los revolucionarios.10Es importante no omitir este ltimo aspecto para entenderque las fuerzas castrenses no fueron homogneas al conjuntarse en ellas elementos profesionalescon individuos no familiarizados con el servicio militar, condicin que afectara el desempeo dedichas fuerzas en los hechos de guerra que se desarrollaron entre los aos 1913 y 1914.

    Por otra parte, no debe dejarse de lado la participacin de varios miles de individuos que apo-yaron la causa huertista bajo la subordinacin de caudillos, como lo fueron Pascual Orozco, Jos InsSalazar, Marcelo Caraveo, Benjamn Argumedo, entre otros ms. Ciertamente, estos contingentesdemostraron en varios eventos blicos su entrega y pericia en el combate, siendo de importante au-

    xilio para el Ejrcito Federal, logrando con ello granjearse la animadversin de los revolucionarios.En el apartado anterior, se explic la derrota federal en la toma de Torren, la cual fue

    ocasionada por la ineptitud y la cobarda que mostraron las fuerzas huertistas. Los rasgos nega-

    tivos sealados se han argumentado a partir de una constante: en varias ocasiones aconteci elrpido abandono del campo de batalla sin ms explicacin que salvar la vida de mandos, oficialesy tropa, incluso algunas guarniciones huertistas decidieron no presentar batalla y retirarse. Noresulta sencillo explicar la actitud y los resultados derrotistas del Ejrcito Federal, pero variosaspectos son considerados, a saber: la presencia entre las filas de reclutas que poco o nada tenande simpata hacia el gobierno, su limitada instruccin castrense, as como escaso equipamiento

    9Ibidem, pp. 208209. La organizacin fue la siguiente: Divisin del Yaqui: Sonora, Sinaloa y territorio de Baja

    California, cuartel general: Hermosillo; Divisin del Norte: Chihuahua, cuartel general: ciudad de Chihuahua;Divisin del Bravo: Nuevo Len, Tamaulipas y casi la totalidad de Coahuila, cuartel general: Monterrey; Divi-sin del Nazas: Durango, Aguascalientes y Zacatecas, adems de los distritos coahuilenses de Parras y Viesca,cuartel general: Torren; Divisin del Occidente: Jalisco, Colima y el territorio de Tepic, cuartel general: Guada-lajara; Divisin del Centro: San Luis Potos, Guanajuato, Quertaro y Michoacn, cuartel general: Celaya; Divi-sin Distrito Federal: Ciudad de Mxico, Estado de Mxico, Hidalgo y algunas regiones del centro de Veracruz,cuartel general: capital de la repblica; Divisin del Sur: Morelos y Guerrero, cuartel general: Iguala; Divisin deOriente: Puebla, Tlaxcala y Oaxaca, salvo los distritos de Tehuantepec y Juchitn de este ltimo estado, Veracruzcon excepcin de varios distritos bajo las jurisdicciones de la divisin del Distrito Federal; Divisin Pennsula:

    Yucatn, Campeche, Chiapas, sur de Oaxaca y Veracruz y el territorio de Quintana Roo, cuartel general: Mrida.10Garcadiego, La revolucin, 2005, p. .

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    y armamento. Sin embargo, en este texto no se considera adecuado hacer generalizaciones dadoque el Ejrcito Federal tambin cont con oficiales y tropas que se entregaron a su causa, ademsde poseer la experiencia necesaria para un buen desempeo en el combate, pero el hecho de habersido el bando derrotado opac sus acciones y mritos.

    Resulta importante tener en cuenta que buena parte de los hombres de la guarnicin federalque se concentr en Zacatecas, hacia mediados de 1914, tuvieron la experiencia de combatir enel norte, habiendo tenido participacin en batallas donde fueron derrotados a pesar de luchar conahnco, como algunas fuentes atestiguan.11Es posible que muchos de estos combatientes, tantoelementos de tropa como oficiales, tuvieran afectada su moral, condicin que habr influido en ladefensa de la capital zacatecana.

    Lo planteado hasta aqu sirve como prembulo para abordar uno de los momentos ltimosy definitivos de la revolucin constitucionalista: la toma de Zacatecas. Tradicionalmente la bata-lla tiene como fecha el 23 de junio de 1914, aunque la ciudad sufri ataques de revolucionariosduranguenses y zacatecanos a partir del 9 de junio. Para la primavera de este ao, el rgimen deVictoriano Huerta ya presentaba serias dificultades, como lo fueron las divisiones internas entrelderes conservadores que en principio apoyaron su instauracin en el poder, pero pronto se ale-

    jaron del dictador tales fueron los casos de los generales Flix Daz, Toribio Esquivel Obregny Rodolfo Reyes. Por otra parte, el gobierno estadounidense, que nunca apoy ni reconoci aHuerta, ocup el puerto de Veracruz con el objetivo de impedir la importacin de armamentoeuropeo por esta entrada martima. Asimismo, los estadounidenses favorecieron el suministro depertrechos de guerra a las fuerzas revolucionarias a travs de su f rontera con Mxico.12Sin duda,

    estas circunstancias condicionaron enormemente la suerte del gobierno huertista, pero las lti-mas palabras en el devenir de la guerra se expresaron en diversos campos de batalla del interiordel pas, como en el caso de Zacatecas.

    Z

    Desde los primeros das de existencia del gobierno huertista, la ciudad de Zacatecas fue testigo

    del constante movimiento de tropas provenientes de la Ciudad de Mxico con destino a diversoslugares en el norte del pas, sitios donde se llevaran a cabo operaciones de guerra y dems en-frentamientos contra la insurreccin popular. Al ser parte del itinerario del Ferrocarril CentralMexicano, transitaron por su estacin numerosos convoyes militares, cuyo paso sola ser informa-do a las autoridades locales por parte del personal de polica adscrito en la terminal ferroviaria; la

    11Robles,Memorias, p. 542.12Ibidem, p. .

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    Artillera federal en el cerro El Grillo, 1914.La ilustracin semanal, Mxico, 1914, Nm. 39.

    Artillera federal emplazada en el cerro de Clrigos, Zacatecas.Ca. 19131914. Coleccin Federico Sescosse Lejeune.

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    informacin que presentaban era en lo relativo al nmero de efectivos y oficiales al mando.13Enlos reportes se aada que se trataba de contingentes del ejrcito destinados para su desempeo enel norte. Hasta esos momentos dichos informes citan los brotes revolucionarios como si se tratarade una lucha lejana geogrficamente hablando, algo que en poco tiempo cambiara.

    Pero el paso de trenes militares tan slo fue parte del creciente ambiente castrense que ex-perimentara la ciudad minera, tambin en ella se apostaran fuerzas que de manera recurrentetenan que emprender salidas hacia distintos puntos de la entidad para sofocar acciones revo-lucionarias, como sabotajes a lneas frreas y destruccin de estaciones de ferrocarril e, incluso,recuperar el control de algunas poblaciones importantes tomadas por los revolucionarios. En elArchivo Histrico del Estado de Zacatecas, se encuentra un legajo que lleva por nombre Ex-pediente 2481, siendo ste un testimonio documental de los acontecimientos revolucionariosdurante el ao de 1913. Cabe sealar que fsicamente da muestra de ser sobreviviente de un in-cendio al presentar quemaduras en varias partes. El documento da cuenta de movimientos rebel-des en Salinas, San Pedro Piedra Gorda, Jerez, Ro Grande, Caitas, Fresnillo, Calera, entre otrossitios.14Algunas de estas poblaciones fueron tomadas por el general Pnfilo Natera, cuyos xitosmilitares le valieron para ser el principal caudillo en Zacatecas de la revolucin constituciona-lista. Tambin se cuentan las operaciones rebeldes efectuadas por Fortunato Maycotte y EulalioGutirrez, quienes tuvieron bajo su control el norte del estado. Aqu es importante enfatizar que

    varias de las acciones revolucionarias acontecidas en el ao de 1913, ms all de escaramuzas ydaos a la infraestructura frrea y telegrfica, llegaron a ser verdaderos hechos de guerra, talesson los casos de las tomas de Fresnillo y Calera, en cuyos eventos las fuerzas del Ejrcito Federal

    establecidas en Zacatecas tuvieron que empearse en sus defensas. Un acontecimiento por demsrelevante fue la toma de la ciudad el 7 de junio de 1913 por parte del citado Natera, quien ven-ci a la guarnicin local y ocup la plaza por varios das, siendo la primera capital de un estadoque fue capturada por los revolucionarios constitucionalistas. El hecho represent un duro golpepara el huertismo al grado de motivar la salida del general Manuel Mondragn del Ministeriode Guerra y Marina.15La plaza fue recuperada das despus por el general Jos Delgado tras unhecho de armas en la cercana villa de Guadalupe, donde particip el 37 Regimiento Auxiliarde Caballera al mando del coronel Manuel M. Altamirano, as como infantera bajo las rde-nes del general irregular de extraccin orozquista Emilio Campa.16Despus de recuperada la

    plaza de Zacatecas comenzaron a operar en la entidad fuerzas del 21 Regimiento de Infanteraproveniente de Aguascalientes y al mando del coronel Enrique Rivero y del teniente coronelPablo Vivanco, mientras tanto tambin comenz el arribo de los primeros efectivos del batalln

    13, Seguridad Pblica, caja 10, carpeta 11, fs. 1, 5 y 831, marzodiciembre de 1913.14, Poder Ejecutivo, serie Gobernador, caja 7, legajo nmero 37, Movimientos sediciosos en el partido de

    Zacatecas, ao de 1913.15Cumberland, La revolucin, 1975, p. 47.16Ramrez,El ejrcito, 2012, pp. 124 y 252.

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    Guerrero, fuerza huertista que al mando del coronel Lucio Gallardo tuvo numerosos hechos deguerra, acciones que le dio al citado batalln la experiencia necesaria para el combate.17

    El ao 1914 vendra con igual o mayor nmero de combates en la regin, incluso puededecirse que cada vez con mayor intensidad al fortalecerse el movimiento revolucionario en el

    estado. Dndose por lo menos una veintena de enfrentamientos entre enero y mayo, algunos decarcter menor como tiroteos entre la caballera rebelde y los cuerpos expedicionarios federales,pero tambin se dieron combates formales en haciendas y pueblos. En la mayora de los casos fuela guarnicin de Zacatecas que tuvo que desplegar fuerzas para eliminar o contener las accionesrevolucionarias que ya comenzaban a evidenciar un progresivo cerco en torno a la ciudad, cuyaimportancia poltica, econmica y estratgica no estaban en duda.

    E

    A principios de junio de 1914, gran parte del norte de Mxico estaba bajo control revoluciona-rio: los generales Francisco Villa, con la Divisin del Norte; lvaro Obregn, con el ejrcito delNoroeste, y Pablo Gonzlez, con el ejrcito del Noreste. Todos ellos reconocan a VenustianoCarranza como jefe del Ejrcito Constitucionalista. Para el rgimen huertista el adversario demayor peligrosidad era la Divisin del Norte, la cual estaba en condiciones de emprender sumarcha con rumbo a la capital de la repblica. Diversas batallas, algunas de ellas ya citadas conanterioridad, libr infructuosamente el Ejrcito Federal contra las fuerzas villistas, de tal suerte

    que la ltima apuesta federal fue emplazar una fuerte guarnicin en la ciudad de Zacatecas con elobjetivo de repeler la embestida revolucionaria, incluso se ha considerado la existencia de un planmilitar consistente en desgastar las energas villistas e intentar una contraofensiva con refuerzosprovenientes de la Divisin del Yaqui, establecida en el noroeste mexicano, con una accin queen el argot militar se denomina de tenaza.18

    La topografa zacatecana se caracteriza por ser una caada en cuyo interior se asent lapoblacin, asimismo sobresalen varias elevaciones que en algunos casos llegan a alcanzar el cen-tenar de metros de altura sobre el nivel promedio de la ciudad. Se trata de los cerros de La Bufa,El Grillo, Bolsas, El Padre, La Mesa, La Sierpe, Tierra Colorada y Tierra Negra. Con estos

    montes, bajo la perspectiva de los mandos huertistas, quedaba asegurada la defensa al contar, demanera natural, en torno a la ciudad y sus suburbios con una especie de anillo montuoso dondese emplazaran sus fuerzas. Efectivamente, las caractersticas geogrficas de la serrana zacate-cana hicieron que algunos cerros aledaos dieran la imagen de ser fortalezas naturales, cualidadpotencializada al contar con fortines o edificaciones, adems de trincheras y gran cantidad de

    17, Fondo Historia, expediente /481.5/96. Operaciones militares: estado general de la fuerza que se com-pone el ejrcito y la armada nacional, julio 1913, folio 52 y 56.

    18Katz, Villa, 2000, p. 399.

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    Artillera federal en el cerro de La Bufa, Zacatecas.Ca. 19131914. Coleccin Jos Manuel Enciso.

    Fortn federal en el cerro de Bolsas, Zacatecas.Ca. 1914. Coleccin Federico Sescosse Lejeune.

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    tendidos de alambre con pas. Un vecino de la ciudad, testigo de la toma, dej registro de cmocon meses de anticipacin los ingenieros militares construyeron obras de defensa, que contabancon comunicacin telegrfica entre los distintos cerros circundantes.19No est por dems sealarque al realizar recorridos de campo es posible constatar que la mayora de las elevaciones pueden

    verse unas a otras, mediando una distancia promedio de un kilmetro entre cada una de stas, loque fortaleci la sensacin de seguridad de la defensa al tener acceso visual por lo menos duranteel da. Para los combates nocturnos los federales contaron con el respaldo de un faro colocado enla cima del crestn de La Bufa, aparato que sirvi para detectar los avances revolucionarios, porejemplo para iluminar el rea de la hacienda de Cinco Seores que dista de La Bufa unos treskilmetros lineales.20

    El ingreso a la ciudad resultara complicado para las cargas de caballera, que en otras oca-siones le diera excelentes resultados a la Divisin del Norte. Para mayor seguridad, los federalesconstruyeron trincheras en algunos puntos perifricos que no habrn tenido desperdicio a la horadel combate.21De igual forma la infantera villista tendra que sortear enormes penurias parapoder conquistar cerros fortificados con cientos de soldados, nidos de ametralladora y bateras deartillera emplazadas.

    L :

    La defensa de la plaza fue encomendada, por orden expresa de Victoriano Huerta, al generalbrigadier Luis Medina Barrn, quien fue designado jefe de armas de la capital zacatecana. Tomposesin de la jefatura el 19 de febrero de 1914, al da siguiente fue nombrado gobernador delestado por el Congreso local, relevando al general Alberto Canseco, quien inmediatamente mar-ch hacia la Ciudad de Mxico en compaa de varios oficiales ingenieros, situacin que oblig aMedina Barrn a solicitar a la Secretara de Guerra nuevos oficiales, haciendo nfasis en el ramode ingeniera, peticin que indica el inters que tuvo el general por apuntalar las fortificacionesdefensivas de la ciudad.22Uno de los oficiales que lleg fue Jacinto Guerra del cuerpo de ingenie-

    19Escobedo, La batalla, 1984, p. 85.20Muoz, Verdad, 1961, tomo , p. 186.21El artculo de los arquelogos Armando Nicolau e Ineida Ramos, presente en esta obra, da informacin al respecto.22, Fondo Cancelados, expediente /111/1232. Luis Medina Barrn. Nacido en Jerez, Zacatecas. Inici su

    carrera militar a finales de 1890, desempendose en distintas partes del pas, siendo su etapa ms relevante entrelos aos de 1899 y 1908 durante la Guerra Yaqui. En este tiempo mantuvo un progresivo ascenso en la jerarquamilitar al alcanzar el grado de teniente coronel. Combati la revolucin maderista en diversos lugares de Sonora yChihuahua, ascendiendo a coronel. Posteriormente, en el rgimen huertista, continu en el Ejrcito Federal dondelleg a coronel y finalmente a general. La designacin de Medina Barrn como jefe militar de Zacatecas ha sidopunto de controversia al considerar limitados sus mritos para responsabilizarse en conservar un importante enclavedel Ejrcito Federal. Tomo , folios 158, 162164; tomo , folio 808; tomo , folio 1281 del citado expediente.

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    ros constructores, quien logr por mritos ascender rpidamente de mayor, en el gobierno made-rista, a general brigadier en el de Huerta, convirtindose en este rgimen en uno de los hombresde confianza del general Guillermo Rubio Navarrete, el ingeniero militar de mayor prestigio delEjrcito Federal.23Jacinto Guerra sirvi en la Divisin del Bravo, principalmente en el estado de

    Coahuila, donde tuvo accin en diversos hechos de guerra, hasta su traslado a Zacatecas, dondemuri en combate durante la batalla del 23 de junio de 1914.

    El coronel Manuel M. Altamirano tuvo una residencia en la entidad zacatecana de casi unao. Como ya se mencion, este oficial de caballera fue de los que desalojaron a las fuerzas deNatera en julio de 1913, posteriormente continu en diversas operaciones contra revolucionariosdirigiendo un regimiento de caballera. Durante la toma de Zacatecas sucumbi como defensoral norte de la ciudad.24Misma suerte ocurri con el coronel Jos G. Soberanes, quien estuvo almando del 90 Regimiento de Infantera. Tras la batalla fue hecho prisionero para luego ser fu-silado en la Plaza de Armas.25

    Otros oficiales de alto rango fueron los generales Jos I. Solrzano, Jacobo Harootian y loscoroneles Albino Rodrguez Cerrillo y el ya mencionado Lucio Gallardo. Poco se sabe del gene-ral Solrzano en Zacatecas, pero todo indica que sobrevivi a la hecatombe huertista dado queen agosto de 1914 fungi como jefe del Estado Mayor del general Jos Refugio Velasco, quienqued como secretario de Guerra y Marina tras la renuncia de Victoriano Huerta como presi-dente.26En lo que respecta al general Harootian es una incgnita en lo relativo a su presenciaen Zacatecas, aunque se puede intuir que al ser jefe del Estado Mayor del general Juan AndreuAlmazn, debi tener una comisin en la plaza zacatecana, tal vez de avanzada de la brigada del

    23, Fondo Cancelados, expediente /111/3/785. Jacinto Guerra. El grado de general brigadier se le conce-di en mayo de 1914, vase folio 4 del citado expediente.

    24, Fondo Cancelados, expediente /111/4/6814. Manuel M. Altamirano. Entre sus antecedentes se en-cuentran la toma de la casa de Aquiles Serdn en la ciudad de Puebla en noviembre de 1910, as como diversosenfrentamientos contra zapatistas en el estado de Puebla. Sus ascensos de teniente coronel a general los obtuvoen Zacatecas al mando del 31 Regimiento Irregular de Caballera, el cual tambin se pretendi llamarle Regi-miento Zacatecas, vase tomo , folios 293, 296, 298, 302 y 311 del citado expediente.

    25, Fondo Cancelados, expediente /111/3/1982. Jos G. Soberanes. Tuvo una azarosa carrera militar enel arma de infantera al combatir insurrecciones en los estados de Chihuahua y Sonora entre los aos de 1892 y1900. Posteriormente fue enviado a Yucatn en la campaa que se emprendi en contra de la sublevacin maya.

    Durante el huertismo se desempe como profesor de topografa militar en la Escuela Militar de Aspirantes.En febrero de 1914 se le asign a la plaza de Cuernavaca, donde combati al zapatismo, aqu estuvo bajo lasrdenes del general Antonio Olea, jefe de la Divisin del Sur. En abril siguiente fue ascendido a coronel y se leencarg la formacin del 90 Regimiento de Infantera, cuya fuerza se conform principalmente por elementosdel 2 Regimiento de Infantera emplazado en la Ciudad de Mxico, aunque es probable que esta corporacinse haya distinguido por integrarse principalmente por soldados de leva, dado que su creacin fue apresurada y enlos ltimos meses del rgimen huertista. Esta informacin se puede consultar en el tomo , folios 452, 456, 492;tomo , folios 513 y 527; tomo , folios 542, 547, 561, 617 del expediente citado.

    26Ramrez, El ejrcito, 2012, pp. 355356. Solrzano se form en el Colegio Militar, tambin continu su pre-paracin en el Cuerpo de Ingenieros. Durante los aos de 1913 y 1914 sirvi en la Divisin del Nazas, dondecombati a los villistas principalmente en la regin de La Laguna.

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    Oficialidad federal en la estacin del ferrocarril de Zacatecas, 1914., Nm. Inv. 609445.

    Oficialidad federal del 14 Regimiento de Caballera, 1914.Coleccin Federico Sescosse Lejeune.

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    mismo general Almazn, la cual haba combatido en diferentes batallas en el norte de Mxicoy para junio de 1914 se encontraba en San Luis Potos. El coronel Albino Rodrguez Cerrillo,de clebre memoria por haber sido uno de los defensores del puerto de Veracruz ante el ataqueestadounidense, fue designado como jefe del 89 Regimiento de Infantera, cuya fuerza se envi

    a Zacatecas va ferrocarril.27El coronel Lucio Gallardo resalta entre los mandos de mayor valaen la defensa de Zacatecas al ser el jefe del batalln Guerrero, una de las corporaciones que com-batieron con mayor ahnco los embates revolucionarios.

    En el arma de caballera destacan los coroneles Efran Batiz e Idelfonso Azcona, jefes del 1 y14 Regimientos de Caballera. Si bien poco se sabe de las acciones de estas fuerzas, es posible quehayan tenido importantes operaciones en los das previos a la toma de la ciudad, particularmenteen la fase de lucha de posiciones, cuando los revolucionarios comenzaron a arrebatar a los federalesdiversos sitios aledaos a Zacatecas. Como nota relevante, se atribuye al coronel Azcona el mritode apoyar en la evacuacin de la plaza, accin que le cost la vida.

    De significativa importancia fue la presencia del general Benjamn Argumedo, acompaadopor una considerable cantidad de hombres conocidos popularmente como Colorados. La llegadade este caudillo de las fuerzas irregulares fue oportuna porque se dio en los das en que PnfiloNatera intent tomar Zacatecas. Argumedo, conocido como el Len de la Laguna, aport demanera mayscula en la derrota que Natera y sus aliados Arrieta y Triana sufrieron el 14 de junioen las inmediaciones de Guadalupe, lo que le vali ser reconocido por sus mritos de guerra juntocon sus acciones en Torren y San Pedro de las Colonias.28Otro general irregular fue AntonioRojas, quien particip con su fuerza de caballera. Su trayectoria inclua varios eventos relevantes

    en el estado de Chihuahua, entre ellos el haber desalojado la ciudad de Camargo en octubre de1913 y la defensa de la ciudad de Chihuahua a mediados de noviembre siguiente.29

    Uno de los ltimos generales en incorporarse a la plaza fue Antonio G. Olea, de larga tra-yectoria en el Ejrcito Federal pues ya contaba con cuarenta aos como miembro de esa institu-cin en 1914. Se inici en la artillera para especializarse en esta arma, aunque tambin estuvo enel servicio de infantera y caballera. Su llegada a Zacatecas fue en los das inmediatos a la batalladel 23 de junio, siendo uno de los principales mandos de la Divisin del Potos; la Secretara deGuerra y Marina le orden levantar una fuerza con el mayor nmero de efectivos posible. Dehecho, se integraron muchos jvenes potosinos, quienes se dice se enrolaron en las filas del ejr-

    cito por exacerbacin patritica, creyendo que combatiran a los invasores estadounidenses enVeracruz. Olea lleg a la capital zacatecana el 20 de junio y entre los oficiales de alto rango quele acompaaban estuvo el general Vctor Monter.30

    27El Imparcial, 8 de junio de 1914. El tren sali de la Ciudad de Mxico el sbado 6 de junio y fue compuesto portreinta y siete furgones y un carro de primera clase.

    28, Fondo Cancelados, expediente /111/270. Benjamn Argumedo Hernndez. Folios 48 y 138.29, Fondo Cancelados, expediente /111/2664. Antonio Rojas. Folios 2 y 3 y 910.30Olea, La toma, 1984, pp. 2930.

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    Segn el general Antonio G. Olea y el capitn Ignacio Muoz, la disposicin de la defensa federal

    involucr todos los puntos cardinales de la ciudad, teniendo como referencias algunos cerros deprominente elevacin o edificaciones relevantes. Tomando en cuenta los dos testimonios, la defensafederal se estableci as:

    El norte de la ciudad y La Bufa.

    En el margen norte de la ciudad se encuentra el cerro de La Bufa, donde fueronapostados cuatrocientos soldados de infantera que cubrieron desde el observa-torio hasta el Crestn Chino. Adems, se colocaron cinco piezas de artillera,siendo esta batera una de las de mayor participacin al efectuar sus disparostanto al noreste como al sur de la ciudad, auxiliando en el combate a las tropasemplazadas en los puntos cardinales referidos. En las lomas de Santa Clara, lo-calizadas entre los cerros de La Bufa y El Grillo, se dispusieron las fuerzas irre-gulares de Benjamn Argumedo, que sumaban seiscientos hombres de caballera.Al respecto, el general Felipe ngeles describe que en esta posicin se encontra-ban algunas fortificaciones de buena manufactura, seguramente lo que observfueron la fbrica de plvora Gallinar31y la hacienda de minas de las Mercedes.

    El noreste, cerros El Grillo y La Sierpe.En el cerro El Grillo, localizado al noreste de la ciudad, fueron dispuestos cua-trocientos soldados. Para fortalecer esta rea, en el cercano cerro de La Sierpe, seemplazaron trescientos hombres, siendo este punto la avanzada del cerco defen-sivo. Por lo tanto, una de las partes ms expuestas al momento del ataque.

    Los Fortines.

    En direccin cerro El Grillo, hacia la estacin del ferrocarril, cubriendo la peri-feria de la ciudad, se concibieron una serie de cuatro fortines, los cuales llevaron

    por nombres Rayo, Zacatecas, Victoriano Huerta y Blanquet, con cuatrocientoscincuenta hombres en todos ellos. El fortn del Rayo ocup las instalaciones delantiguo polvorn del mismo nombre, que se situaba en el extremo oriente delbarrio de Chepinque. Este inmueble ha desparecido pero su ubicacin vigilabael camino de la mina de Quebradilla, una de las principales entradas a la ciudad.

    31Se atribuye el nombre de Gallinar al polvorn por haber pertenecido dicha fbrica de plvora a la familia Gallinar.

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    Tropa federal en la avenida Hidalgo, ciudad de Zacatecas, 1914.Coleccin Jos Manuel Enciso.

    Federales del 90 Regimiento de Infantera saliendo a la campaa, 1914.Coleccin Federico Sescosse Lejeune.

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    En lo que corresponde a los fortines Zacatecas, Victoriano Huerta y Blanquet,hasta el momento no se han precisado los lugares donde estuvieron, pero algu-nos de ellos seguramente fueron colocados en la parte ms alta de las Lomas deSoledad, donde hoy se ubica el hotel Parador y antiguamente fue una edificacin

    en forma de cuadrilongo que sirvi de rastro. Este sitio posee una excelente pers-pectiva del paisaje entre los cerros El Grillo y El Padre, as como la estacin delferrocarril y la hacienda de Cinco Seores.

    El sur de la ciudad y la estacin del ferrocarril.

    En el contorno sur de la ciudad fueron colocados trescientos cincuenta efecti-vos en las inmediaciones del cerro El Padre. En las instalaciones de la haciendade Cinco Seores fueron dispuestos cien soldados. El fortn Ramrez, ubicadoal costado oriente del camposanto El Refugio, cont con doscientos hombres;aunque no se ha precisado con exactitud su localizacin, ste podra haber estadoen alguna parte del citado panten o en las lomas del cerro de Clrigos. La cer-cana estacin del ferrocarril contaba con cuatrocientos soldados para su defensa,adems aqu se encontraba un can blindado, el cual fue colocado en una gn-dola. Se poda movilizar a travs de las vas frreas, ofreciendo con ello el fuegoartillado en distintos puntos de la ciudad y cerros circunvecinos. Este can hasido denominado por algunas fuentes como el Chavalito y otras como el Nio.

    Oriente, el cerro de Bolsas y La Mesa.Cerrando el cerco de defensa, fueron edificadas trincheras y fortificaciones tiporodilla en tierra en el cerro de Bolsas, protegiendo con ello la entrada sur de laciudad a travs de un punto elevado que divisaba una amplia panormica dondese apreciaba toda la perspectiva oriente hacia Guadalupe. Adems se colocaronen las laderas del cerro de La Mesa cien hombres, flanqueando el camino a Gua-dalupe. En la parte alta de este cerro fueron construidas trincheras y fue una zonabajo el resguardo de varios cientos de jinetes pertenecientes al regimiento Santos.

    El interior de la ciudad.Varios edificios, dada su manufactura y ubicacin, se prestaron para el resguardode fuerzas armadas y pertrechos. Entre stos estn los inmuebles denominadosla Ciudadela, el Palacio Federal o Real Caja, el Cobre, ex convento de SantoDomingo, entre otros recintos y espacios utilizados como alojamiento, hospitales

    y almacenes.

    sta fue la disposicin de fuerzas federales, amn de los grupos de caballera volantes que deforma espordica atacaban a las avanzadas villistas en poblados cercanos a la capital, como More-

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    los y Hacienda Nueva,32as como en las haciendas de Cieneguillas y el Maguey. Llama la atencinque en la descripcin del general Olea el nmero de efectivos federales es reducido. Al sumar lascantidades se alcanza la cifra exacta de tres mil hombres. Aqu habr que recordar que la guarni-cin original al mando del general Medina Barrn tena alrededor de tres mil quinientos soldados,

    fuerza que aument con el arribo a la ciudad de varios contingentes para nutrir su defensa, inclusoel mismo general Olea lleg con mil ochocientos refuerzos como as lo indica l mismo en susmemorias de esta batalla, cifra que se contrapone a los cinco mil cuatrocientos que registr elcapitn Muoz al elaborar, por orden del general Monter, una inspeccin del nmero de la mismafuerza que Olea trajo de San Luis Potos. Considerando esto ltimo, habr que tomar bajo reservalos datos con respecto al nmero de efectivos existentes en los diversos puntos defensivos. Lo msprobable es que fue mayor la cantidad de hombres empleados en la defensa tanto en los fortinescomo en las trincheras y los cerros mismos. Claro est que el general Olea no contempl otrospuntos defensivos, como fueron los cerros de Bolsas, Tierra Colorada y Tierra Negra, as como elCrestn Chino, que adems lo confunde con el Crestn de La Bufa. Asimismo, no toma en cuentalas fortificaciones interiores de la ciudad. Sin duda, gracias al general Olea, podemos contar conuna descripcin de la batalla desde la perspectiva federal, pero adolece de informacin que permitaconocer con mayor precisin el dispositivo huertista de la defensa.

    Las estimaciones del nmero total de tropas en la plaza zacatecana varan segn la fuente.Las cifras ms conservadoras citan la cantidad de cinco mil quinientos hombres, mientras otrasfuentes sitan las fuerzas federales en doce mil efectivos.33Evidentemente, se trat de una fuerteguarnicin que alcanz los once mil hombres, algo que sin duda la Divisin del Norte tuvo en

    cuenta al movilizar todas sus fuerzas desde Torren y sumarlas a las ya existentes en la Divisindel Centro, alcanzando con ello los veinte mil hombres.

    L

    El prembulo a la toma de Zacatecas aconteci entre los das 10 y 14 de junio, cuando el generalPnfilo Natera intent por separado conquistar la ciudad, accin que le signific un fuerte revs en

    gran medida, como se ha dicho, a causa de la participacin del general Benjamn Argumedo. Eltriunfo federal estimul a los defensores e incluso Victoriano Huerta favoreci el ascenso de unbuen nmero de oficiales participantes en el evento.34Sin embargo, la victoria fue sobrevalorada

    32Olea, La toma, 1984, pp. 3334.33Ramrez, La logstica, 2008, p. 313.34 , Ramo Histrico, Estado de Zacatecas, ao de 1914, expediente /481.5/334, folios 269270. Entre

    aqullos que fueron promovidos, se encontraban los coroneles Lucio Gallardo, Jos G. Soberanes, Manuel M.

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    al grado de difundir en los peridicos de la Ciudad de Mxico la muerte de los caudillos Caloca yTriana y las graves heridas que sufri Natera, versiones que carecan de sustento y que finalmentenunca fueron verdad,35siendo esto una estrategia de los huertistas para que no decayera el nimo ensus filas. Por su parte, los revolucionarios derrotados no se retiraron, slo interpusieron tierra de por

    medio para acantonarse en terrenos localizados al sur y sureste de la ciudad, esperando la llegada dela Divisin del Norte y reiniciar en conjunto el asalto.36

    Frente a una inminente y portentosa ofensiva revolucionaria compuesta por miles de hom-bres, algunos mandos huertistas pensaron que la desventaja numrica sera superable, dado quela mayora de las posiciones estaba fortificada y con un buen nmero de ametralladoras, lo queacabara por agotar todo esfuerzo rebelde sin importar el nmero de atacantes. Sobre el tema de laspiezas de artillera, ya se coment que fueron colocadas en los cerros de La Bufa y El Grillo y enla estacin del ferrocarril. Al respecto, Samuel Salinas, testigo de la batalla, menciona otras posi-ciones donde se colocaron caones: stas fueron loma del Refugio, Santo Domingo, loma del Ca-puln, Crestn Chino, retn de la Encantada y cerro El Padre. Posiblemente este testigo presenciel desplazamiento de las piezas de artillera en bsqueda de mejores puntos para su desempeo.37

    Por su parte, la Divisin del Norte instal sus cuarteles en las cercanas poblaciones deMorelos y Vetagrande.38Desde all se plane la ofensiva en contra del bastin federal la maanadel 23 de junio. Pero este evento sera el eplogo de una serie de combates: los ya citados generalOlea y capitn Muoz nos hablan de los fuertes enfrentamientos que les toc librar desde losdas 21 y 22, donde constataron el vencimiento y la casi destruccin de algunos sitios defensivos,como la hacienda de Cinco Seores y la estacin del ferrocarril, incluso se menciona que en estos

    combates varias piezas de artillera resultaron inutilizadas.39

    Segn Muoz, al llegar los refuerzos del general Olea a la estacin del ferrocarril el 20 dejunio, comenzaron a escucharse disparos por el rumbo de la mina del Bote, al poniente de laciudad. El ataque pronto alcanz la hacienda de Cinco Seores, cuyo enfrentamiento dur hastaentrada la noche. Al da siguiente, a las once de la maana, se reanud la ofensiva revolucionaria,perdiendo su posicin los federales en cosa de treinta minutos, por lo que tuvieron que retirarsea la estacin del ferrocarril. Con nuevos refuerzos, en la tarde emprendieron la contraofensivarespaldados por el fuego de artillera de La Bufa y del portentoso can de la estacin de trenes,

    Altamirano, Ildefonso Azcona y Albino Rodrguez Cerrillo; los tenientes coroneles Leobardo Bernal, AntonioElizondo, Manuel Valle, Jacobo Tardiff, Antonio Poucel y Francisco H. Huacuja, entre otros de menor rango.

    35La ribuna, 16 de junio de 1914.36Ramos, La toma, [s.f.], p. 39.37Salinas, La batalla, 1984, p. 66. Esta fuente resulta de utilidad para conocer la perspectiva de un ciudadano

    que ve amenazada y atacada su ciudad, pero se debe tener reserva con respecto a las cifras que ofrece en torno atropas participantes. Menciona, por ejemplo, que la Divisin del Norte lleg al sitio con cuarenta mil hombres.

    38Morelos y Vetagrande se encuentran al norte de la ciudad de Zacatecas, aproximadamente a once y siete kilme-tros de distancia, respectivamente.

    39Olea, La toma, 1984, p. 37.

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    acto en que volvieron a posicionarse de la antigua hacienda de minas. Sin embargo, los huertistasfueron desalojados definitivamente la tarde del da 22.40Para estos momentos el capitn Muozobserv que las fuerzas federales abandonaban las partes altas del cerro El Padre y de La Sierpe,significando con ello la prdida de toda el rea sur.41Es necesario precisar que desde la hacienda

    de Cinco Seores es imposible poder visualizar La Sierpe, seguramente Muoz la confundi conLa Mesa, sitio que nunca menciona en sus escritos y que tambin fue escenario de combates.

    La lucha en el cerro de La Mesa, al sur de la ciudad de Zacatecas, se efectu los das 21y 22. Esta posicin la requeran los revolucionarios para impedir el paso a refuerzos federalesprovenientes del sur, as como repeler la huida del ejrcito huertista tras su posible derrota. Aquresultan tiles los testimonios de los capitanes Emilio Fernndez e Indalecio Sols y del tenienteCrisforo Torres, miembros de la brigada de caballera al mando del general Antonio Rojas. Se-gn estos oficiales orozquistas, apenas desembarcada la caballada la noche del da 20, recibieronorden del cuartel general de marchar, acompaados por el regimiento del coronel Pablo de losSantos, rumbo al cerro de La Mesa. Toda la tropa fue distribuida en las principales alturas de LaMesa, preparndose para el combate, el cual dur todo el da 21, sin mediar tregua alguna. A launa de la maana del da 22 las fuerzas irregulares fueron desalojadas de sus posiciones debido ala superioridad numrica del enemigo, con quien lleg a batirse cuerpo a cuerpo. El ms deses-perado ataque que recibieron fue por el lado de Guadalupe; ante la imposibilidad de sostener elsitio, el general Rojas orden el retiro a las primeras posiciones ubicadas en los suburbios del surde la ciudad. Algunas horas ms tarde las fuerzas de Rojas y Santos, reforzadas con otros cuer-pos irregulares y la infantera de lnea, intentaron recuperar las defensas perdidas, trabndose un

    nuevo y reido combate sin xito para los huertistas.42

    Durante estos das tambin se desarrollaron intensos combates por el lado norte de la ciu-dad, donde las fuerzas federales, prximas al cerro de Loreto, fueron atacadas por las brigadasVilla y Cuauhtmoc, teniendo importante participacin las bateras de artillera federal colocadasen los cerros El Grillo y La Bufa.43Hasta ese momento los encuentros efectuados en esta posi-cin no tuvieron xito para los revolucionarios, situacin que cambi el da 23 durante el asaltofinal a la plaza con el grueso de la Divisin del Norte presente.

    Los acontecimientos narrados muestran que previo a la toma de Zacatecas hubo importan-tes enfrentamientos, cuyo saldo final result negativo para los federales, algo que sin duda afect

    el nimo de los defensores. Hay que recordar aqu la prdida del coronel Lucio Gallardo, quienmuri en el cerro del Magistral, en uno de los enfrentamientos librados contra los revoluciona-

    40Muoz, Verdad, 1961, tomo , pp. 186192.41Ibidem, p. 207.42, Ramo Histrico, Estado de Zacatecas, ao de 1914, expediente /381.5/334, folios 288292. Los ofi-

    ciales mencionados ofrecieron su parte de guerra algunos das despus de efectuada la toma villista de Zacatecasen el consulado mexicano de El Paso, Texas.

    43ngeles, La batalla, 1984, p. 8.

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    rios. De igual forma se puede citar la muerte de Antonio Medina Barrn, hermano del jefe de laguarnicin huertista, acaecida en un combate en Calera.

    Es sabido que la Divisin del Norte inici su ltima y decidida ofensiva la maana del 23de junio. El ataque a la ciudad se dio con tres mil hombres por el noreste y fueron emplazados

    en el norte mil quinientos efectivos; en el noroeste cuatro mil quinientos; al oeste, dos mil qui-nientos; por el sur y suroeste, tres mil quinientos, y en el oriente cinco mil hombres. La ofensivatambin cont con artillera que estuvo colocada de manera estratgica por el general Felipengeles, principalmente al noroeste de la ciudad, frente al cerro de La Sierpe.44Cabe mencionarque en esta batalla la caballera villista, por obvias razones, no desempe el papel predominanteque tuvo en eventos blicos anteriores. En esta ocasin la artillera result de suma importanciaporque resquebraj toda resistencia federal situada en varios de los cerros mencionados, graciasa la planeacin tcnica de ngeles, al nmero de bateras utilizadas y a lo nutrido de su fuego.Result una hazaa la colocacin de los caones en las posiciones requeridas para su desempeo,teniendo en cuenta lo sinuoso del terreno entre Vetagrande y Zacatecas, adems durante su mo-

    vilizacin seguramente sufri el fuego de la artillera huertista.El avance de las fuerzas revolucionarias fue lento pero sin interrupcin. ngeles, en su des-

    cripcin de los hechos, reconoce lo delicado que fue tomar el cerro de Loreto, asignndole un valorestratgico para la victoria, pues su conquista signific vencer una febril defensa federal. Lo mismoocurri en el cerro El Grillo, donde ngeles y Francisco Villa se percataron