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Foto: Javier Abad LECTURAS DEL PAISAJE LAND-ART. Javier Abad y Virginia Calvo (2011)

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Foto: Javier Abad

LECTURAS DEL PAISAJE LAND-ART. Javier Abad y Virginia Calvo (2011)

(LAND-ART) LECTURAS DEL PAISAJE

INTRODUCCIÓN

Las letras invisibles del paisaje también crean “palabras”, que a su vez, van deviniendo frases, emitiendo mensajes a través del espacio, de la forma, de la materia y del tiempo: esta es la metáfora de la escritura. El paisaje se revela entonces como ente cambiante, variable y recíproco, afectado por las distintas relaciones que existen con el contexto (natural, artificial, social) al cual pertenece y del cual es. El paisaje ha sido, es y será narración humana como construcción cultural: escritura en el paisaje y en el espacio. El artista, como el escritor, deja un mensaje, una huella que va construyendo una narración. Los hechos que suceden dentro del medio ambiente aparecen como escrito o glifos, como “una escritura” que anuncia un mensaje. “Escribir en el paisaje es plasmar lenguaje”, es un modo de expresión porque contiene un pensamiento y contiene un significado. Es ese lenguaje que se expone y se construye en el entorno natural (no se reduce solamente la escritura a lo textual) existe un constante y continuo diálogo entre los distintos sistemas inherentes del medio natural: la huella, el gesto, el tiempo, el lleno y el vacío, la aparición y la desaparición, etc. Así, el Land-Art es la escritura del paisaje que relaciona al ser humano con un lugar para ser habitado.

El artista sudafricano Strijdom Van Der Merwe, interviene en el entorno natural mediante una determinada escritura que realiza utilizando el territorio como soporte para la representación.

Obras Land-Art de Strijdom Van Der Merwe (derecha) que parten de glifos asociados al paisaje

Petroglifos del monte Mogor del periodo neolítico (Marín, Pontevedra). Conjuntos de círculos concéntricos asociados entre sí. Simbología para ritos funerarios y delimitación del territorio.

A lo largo de la historia de la humanidad, el ser humano ha establecido un diálogo continuo con la naturaleza, empleándola, desde la prehistoria hasta nuestros días, como soporte de expresión y comunicación, y además con una mirada directa hacia las formas de la propia naturaleza como modelo de escritura y construcción a partir de los diferentes tipos de líneas, rectas o espirales, círculos, formas orgánicas, etc.

Los grabados rupestres o petroglifos, representaciones gráficas grabadas en rocas o piedras a partir del Neolítico (son el más cercano antecedente de los símbolos previos a la escritura y su uso en la comunicación data del 10.000 a. C.), y las pictografías (tipo de escritura que se compone de signos que representan objetos, y que además son símbolos icónicos, es decir, se parecen a lo que representan), son las primeras manifestaciones de la expresión gráfica. Los lugares de ubicación de tales manifestaciones de la comunicación, siempre al lado de un camino o paso o cerca de un curso de agua, resultaron ser verdaderos santuarios a los que acudían con frecuencia los pobladores, en distintos momentos históricos, por lo cual podemos asociar a dichas representaciones un carácter trascendente o mágico-religioso que, como en tantos lugares, ayudaba a facilitar las actividades de caza y agricultura incipiente, así como el contacto simbólico y el tránsito hacia un más allá sobrenatural.

Algunas de las intervenciones que los artistas del Land-Art hacen en el paisaje se asocian instintivamente a aquellas que hicieron nuestros antepasados en tiempos remotos, adquiriendo éstas un carácter ancestral, como un regreso a nuestro origen. Los signos abstractos, basados en elementos simples, son utilizados por ambos como mecanismos cargados de simbología que define y describe la relación del hombre con la naturaleza, hasta llegar a las intervenciones en las que los símbolos son sustituidos directamente por la palabra escrita en el medio natural de la mano de algunos artistas.

Petroglífos de Sauceda, Cáceres. Incisiones sobre la roca conformando representaciones esquematizadas, figuras antropomórficas, círculos, signos incisos que parecen trazados alfabéticos de letras y varios renglones claramente definidos en sencillos caracteres alfabéticos

Petroglifos en el desierto de Atacama.

El desierto de Atacama es el más árido del mundo (está rodeado por un lado por la

Cordillera de los Andes y por el otro por el Océano Pacífico, dando forma al norte de

Chile). Hay zonas donde la lluvia y la vida son fenómenos desconocidos. Durante

miles de años los aborígenes sembraron en los profundos valles sus enormes murales

realizados en los riscos de la montaña, realizados agrupando oscuras piedras sobre la

arena de tono más claro. Incluyen imágenes de personas, animales, formas

geométricas y viejos dioses. En toda esta gran superficie se encuentran gigantescas y

estilizadas manifestaciones de arte prehistórico conocidas como geoglifos. La técnica

empleada en mediante la acumulación de piedras y "raspado" de terreno. Esta técnica

"extractiva" consiste en limpiar todos los materiales superficiales, tales como guijarros

y rocas de un tono más oscuro, y dejar el nivel más profundo de tonalidad más clara.

Otros de los geoglifos se han realizado por la acumulación de piedras volcánicas de

color habitualmente oscuro a modo de mosaico, destacando sobre el resto del terreno.

La grandiosidad de estos geoglifos alcanza su máxima expresión cuando pueden ser

contemplados desde el aire. Al igual que en las más conocidas figuras de Nazca, en el

vecino Perú, la solución dada para poder explicar todo este enorme conjunto

prehistórico de figuras y líneas es la de asociarlas a antiguos ritos religiosos, a mitad

de camino de señalizaciones astronómicas y simbologías asociadas al inicio de tareas

agrícolas y ganaderas. Y al igual que en Nazca, no podemos entender por qué tan

colosal esfuerzo humano para señalizar todos estos posibles acontecimientos en un

lugar del mundo donde precisamente la subsistencia se hacía tan especialmente dura.

ACERCA DEL LAND-ART

A lo largo de la historia de la humanidad, la relación entre arte y naturaleza ha variado y en cada época ha significado cosas diferentes, marcando las prácticas artísticas y las teorías del arte de todos los tiempos. La historia del paisaje es la historia de cómo el hombre se ha relacionado y se ha visto respecto a la naturaleza. Por ejemplo en Grecia el arte imitaba a la naturaleza, en el Romanticismo se alababa a la naturaleza por su carácter sublime mostrándose la dominación de esta sobre el hombre, mientras que en el Impresionismo se le dio gran importancia a la luz y la temporalidad de la naturaleza. Después de siglos de representar el paisaje, el arte se decide a intervenir directamente en él. En los años setenta del siglo XX la naturaleza se convirtió en un campo de acción, así el Land-Art o arte de entorno supone un retorno a la naturaleza.

Desde entonces esta área se ha convertido en objeto de creciente investigación tanto teórica como práctica, lo que permite hallar en el arte contemporáneo una amplia variedad de obras que establecen un diálogo con la naturaleza de forma profunda e intima, o a través de una intervención efímera, también mediante la reestructuración del espacio o buscando una relación entre lo virtual y lo natural. Cualquiera de estas prácticas artísticas nos ofrece diferentes visiones y nos permite reflexiones sobre la naturaleza de nuestro tiempo.

En el Land-Art, el arte primitivo se convierte en un modelo de integración entre arte y naturaleza, ofreciendo la mirada de paisajes rituales, fundiendo la práctica artística con la vida cotidiana. Los artistas utilizaran materiales sencillos, a menudo frágiles e inconsistentes de la naturaleza para realizar sus intervenciones que se desarrollan en un espacio y tiempo determinado. Para el artista del Land-Art, el énfasis no recae tanto en el objeto artístico que resulta de la acción, sino en el proceso de hacer, así como en las relaciones que se producen entre la obra y el sujeto que lo experimenta.

Bosque de Oma. Agustín Ibarrola usa el espacio natural como soporte para realizar su obra.

LA NATURALEZA COMO CONTEXTO GENERADOR DE LO POSIBLE.

Un hecho nada extraño si pensamos que el arte ha sido el vehículo más eficaz para

definir la relación del ser humano con el concepto de naturaleza, constatación válida

en las diferentes culturas a lo largo de la historia. Existe una urgencia contemporánea

por abordar, restablecer y redefinir las complejas e inestables relaciones entre cultura

y naturaleza, desde planteamientos artísticos y educativos en diálogo permanente,

también con otras disciplinas, la puesta en marcha de proyectos dirigidos a potenciar

las relaciones con la naturaleza. Integración entre espacio y obra, la acción del tiempo

y de la naturaleza acabarían por absorber como arte biodegradable. Un deseo de

búsqueda de la propia identidad en relación directa con la naturaleza, siempre desde

el profundo respeto que implica el diálogo y la acción física.

Así, en la obra de Richard Long no existe la idea de provocar cambios o de alterar un

paisaje, simplemente dejar una huella, una señal, que contribuye a manifestar el orden

del mundo. Toma conciencia de lo que le rodea y se reconoce a sí mismo en un paseo

contemplativo (el artista se detiene y deja una señal hecha de barro, agua, piedras y

madera). La elección de la forma concreta, círculo, línea, espiral, es su respuesta

intuitiva a la configuración de un espacio sentido. El goce espiritual de ese momento

se une al placer físico de poder emplear el cuerpo en el diálogo establecido con la

naturaleza. Sin embargo, el viaje es más importante que llegar al final del camino.

Richard Long muestra sus obras de carácter efímero, expresa sus gestos vitales que

explicitan el misterio y la poética de su relación con el paisaje. Algunas obras conjugan

en sus obras el valor estético con el carácter social, de ahí que no se establezca

distinción entre escultura, diseño, poesía y arquitectura, porque su intención se centra

en la definición de un arte nuevo e independiente de los géneros tradicionalmente

establecidos, cuyo objetivo es el arte público con un compromiso ético, vital y político.

Long rescata y recupera con su acción, la intensidad que un día les dio vida.

La naturaleza, en tanto que el paisaje, es en cierta medida una construcción humana.

Así, el ser humano introduce un nuevo orden en el entorno o en los objetos. Este

nuevo orden y efecto estético aparece a la mirada de quien la contempla con una

apariencia nueva, gracias a la intervención del artista. Por ejemplo, en el bosque

pintado de Agustín Ibarrola (en la imagen anterior) existe un inmenso pluralismo de

significados (el color puede ser el aire, la lluvia, la niebla o el sol). Por ello, la relación

entre Arte y Naturaleza es un tema antiguo y persistente, que cruza la historia del

pensamiento estético y del quehacer artístico. La mirada humana culturalizada ha

sabido interpretar la realidad natural a través del espejo modernizador de los

correspondientes parámetros artísticos. Existe una correlación entre arte-naturaleza y

naturaleza-cultura y por tanto, naturaleza-escuela. La naturaleza se ha transformado

en una especie de de alternativa cultural. Concepto de colectividad y socialización en

la naturaleza, que, con su capacidad envolvente, su radical alteridad, su poder

generador de vida y belleza se perfila como el perfecto y más activo contexto de

aprendizaje. Por lo tanto, Lo que fundamentalmente se halla en juego en la educación

estética son los valores del entorno, es decir, la calidad de vida. Ofrecer el sentido del

valor estético del marco vital: desequilibrio que afecta a todos los medios, instancias, y

referencias de la vida. Se trata de los marcos sociales de la percepción, la memoria,

los valores humanos, los criterios estéticos y, en definitiva, el pensamiento.

Otras imágenes para ilustrar este apartado:

Las intervenciones Land-Art proponen un “alfabeto” de la forma. Strijdom Van Der Merwe

Barbara y Michael Leisgen. Alphabet du soleil (1977). Escrito realizado con luz en movimiento.

Tiempo y Narración. Las manifestaciones del Land-Art ofrecen visibilidad a los procesos temporales que organizan y ofrecen sentido a esta narrativa como secuencia de acontecimientos relacionados en el tiempo y el espacio. Obra y fotografía de Richard Shilling.

Dennis Oppenheim. Whirpool Eye of the Storm (1973). Humo blanco liberado por un avión dibujando una forma helicoidal. “Trazo en el aire, conferido casi con carácter infantil, en la

escritura de un alfabeto gigante caligrafiado con aplicación sobre el cielo” (GARRAUD, 1993).

SIMBOLOGÍA DE LA FORMA EN LA NATURALEZA

La forma puede asociarse a una simbología concreta que los artistas Land-Art utilizan

en la disposición de los elementos naturales como “escritura del paisaje”. Estas son

las más reconocibles como “alfabeto” de la forma insertada en el entorno natural:

Presentación de elementos de la naturaleza con los que es posible organizar la forma concreta.

La línea (horizontal y vertical)

Los mismos elementos de la naturaleza pueden configurar diferentes formas o signos gráficos.

La línea horizontal significa serenidad, quietud y estabilidad. También propone recorrido, itinerario o dirección a seguir. La línea vertical queda asimilada al impulso y al movimiento vertical, a lo espiritual por su ascensión hacia arriba.

La espiral

Es un motivo simple, una línea que se enrolla sobre sí misma, cuya formación natural

es frecuente en el reino de la naturaleza y se encuentra cargada de significaciones

simbólicas en todas las culturas, evoca la evolución de una fuerza, de un estado.

También simboliza, emanación, extensión, desarrollo, continuidad cíclica pero en

progreso y rotación creacional. Representa pues los ritmos repetidos de la vida, el

carácter cíclico de la evolución, la fertilidad, es un motivo abierto y optimista. La espiral

doble simboliza los dos sentidos de este movimiento, el nacimiento y la muerte (ya

presente en las primeras manifestaciones artísticas de los petroglifos).

El círculo y la circunferencia

Es el elemento geométrico perfecto o forma más perfecta. Las figuras redondas

simbolizan la eternidad por no tener principio ni fin. Representan también el cielo, el

mundo y la fortuna, por la imagen aparente del Sol (y su metal asociado, el oro) y de la

Luna, y el mundo espiritual, invisible y transcendente. El movimiento circular es

perfecto, inmutable, sin comienzo ni fin, ni variaciones; ni dirección ni orientación, lo

que lo habilita para simbolizar el tiempo, que se define como una sucesión continua e

invariable de instantes todos idénticos unos a otros. En la simbología de los números

el cero es la nada; en la luz y el color será la oscuridad y en el sonido será el silencio

Las formas circulares también se llaman mandalas o círculos para la meditación y el

pensamiento. Muchos artistas Land-Art componen sus obras a través de esta idea.

Se cierra sobre sí misma y por ello simboliza la unidad, lo absoluto, la perfección; en

relación con ello también es símbolo de los cielos en contraposición con la tierra, o de

lo espiritual frente a lo material; representa también el tiempo y la eternidad. Si se le

dibujan radios se convierte en símbolo de la rueda que expresa dinamismo, en

oposición a la invariabilidad del círculo. En las prácticas mágicas el círculo protege

contra malos espíritus, de ahí también, seguramente, las funciones protectoras que se

atribuyen a los cinturones, los anillos, las diademas y a muchos tipos de amuletos

circulares. De manera natural en la naturaleza se generan formas redondas. Por esto

el círculo está en la forma base de los campamentos indígenas, en la disposición de

los asientos, las danzas y bailes en corro en las plazas. El círculo también representa

al “yo”, pues el ser humano tiende a buscar el centro, incluso inconscientemente.

En un diferente desarrollo de esta simbología y en relación también a la forma

concreta del cuadrado, esta última forma contrasta con el círculo y en oposición a él se

designa el mundo terrestre y lo material. Así, el círculo simboliza a Dios y el cielo. Y

por contraste en la esencia de su forma, el cuadrado a la tierra y el hombre.

Los círculos concéntricos

Los círculos concéntricos simbolizan en el budismo zen la armonía de todas las

fuerzas espirituales en el universo (un mundo contiene a otro infinitamente). También

los círculos concéntricos son frecuentes en las tumbas megalíticas prehistóricas,

quizás como símbolo de la resonancia de una onda en el agua como metáfora del

tiempo (pueden identificarse como símbolos del hundimiento en las aguas de la

muerte, o quizá también de un resurgir de ellas con ambos sentidos, es decir: la

muerte y renacimiento continuo). Un círculo dentro de otro círculo también manifiesta

la simbología del crecimiento continuo y del movimiento expansivo de la vida.

El triángulo

Obras Land-Art en forma de triángulos. Fotografías de Michel Davo.

El triangulo es un antiguo emblema de la divinidad y también un símbolo pitagórico de

la sabiduría. La pirámide es el símbolo de la unión de los tres puntos que representan

los tres atributos divinos: Fuerza, Belleza y Sabiduría. Y también los tres reinos

presentes en el mundo: Mineral, Vegetal y Animal, todos ellos principios constitutivos

del universo y de las fuerzas creadoras. El triángulo también es la forma perfecta que

simboliza el equilibrio y la estabilidad al estar apoyado en su ancha base. Representa

asimismo el reto, el ascenso y el devenir de los procesos en un orden establecido de

mayor a menor o por su importancia (base de la pirámide y cúspide o cima como

contraposición). El triangulo también representa la punta de flecha que nos marca una

dirección o camino a seguir (la rosa de los vientos o los puntos cardinales se describen

habitualmente utilizando esta forma).

ARTISTAS REFERENTES DEL PROYECTO:

Andy Goldsworthy

Artista Land-Art británico. El espacio natural se convierte en su “estudio” de trabajo. En sus piezas apreciamos el movimiento y los cambios que muestra el paso del tiempo. Trabaja con la levedad, contempla todas sus creaciones como temporales, efímeras y leves, realizando un trabajo poético en el entorno. Su materia son elementos propios de la naturaleza (flores, hojas, piedras, hielo, etc.), pero en realidad su trabajo versa sobre la transformación que realizan el viento, la luz o el tiempo, donde no busca la perfección del objeto si no que nos muestra realmente la energía y la vida de la propia naturaleza. Fotografía su obra como documentación y conservación de lo realizado.

Richard Long

Artista británico. Su método de trabajo es el derivado de la acción física de caminar, despojándose de todo lo superfluo. No provoca cambios en el paisaje; simplemente deja su huella, una señal. En sus largas caminatas, mide el paisaje con sus pisadas, toma conciencia de lo que le rodea y se reconoce a sí mismo. En su paseo contemplativo se detiene y deja una señal hecha de barro, agua, piedra o madera. La elección de la forma concreta es su respuesta intuitiva a la configuración de un espacio sentido, que consiste en un equilibrio entre las formas de la naturaleza y el formalismo de las ideas abstractas de lo humano, como líneas, espirales y círculos.

La obra del artista Land-Art Richard Long es una hermosa reflexión en torno a la acción humana en la naturaleza. Nos muestra las consecuencias directas de nuestras acciones sobre el paisaje, de ahí la importancia en reducir ese impacto, en hacerlo tan mínimo, que si no se registrara en fotografías, la naturaleza pronto borraría nuestra huella delatora. Así, desafía el estado del objeto de arte como una cosa física, a través de la idea de la desaparición, el cambio y los procesos continuos de transformación.

Nils-Udo

Es uno de los artistas europeos contemporáneos más representativos en la utilización de la naturaleza como material del arte. Realiza sus intervenciones en la naturaleza en lagos, bosques y costas. Su obra evidencia un gran respeto por la naturaleza expresado con señales que se visualizan mediante pequeñas actuaciones. El carácter efímero de su obra le exige el uso de la fotografía como soporte del trabajo realizado.

Wolfgang Laib

Artista alemán. Hace uso de materiales naturales como la cera de abeja y arroz. Utiliza en algunas de sus obras grandes cantidades de polen de intenso color amarillo que recolecta a mano. Considera a la naturaleza como un medio perceptible a través de los sentidos, como un espacio para la actividad y la contemplación. Sus piezas nos hablan de lo primario frente a lo transformado y de lo perdurable frente a lo volátil.

Robert Smithson

Artista estadounidense. Su trabajo alude a los monumentos de los enterramientos prehistóricos. Se interesó por la escultura monumental y, de alguna manera, efímera. Sus trabajos se aprecian también a partir de fotografías, puesto que son obras de enormes dimensiones levantadas en espacios naturales remotos ensalzando la grandeza de la naturaleza. El ejemplo más conocido es Spiral Jetty (desierto de Utah).

Otros artistas Land-Art que utilizan la espiral:

Obras de entorno en forma de espiral. Michael Davo (izquierda) y Jim Denevam (derecha).

Arriba: La espiral como símbolo de origen, evolución y crecimiento. Obras: Andy Goldsworthy.

Christiane Löhr.

La artista llama nuestra atención sobre las cosas pequeñas de manera lúdica y científicamente rigurosa. Sus objetos son suaves y frágiles de semillas, lampazos, panículas, flores y pelos de animales. Sus pequeñas obras de arte de formas perfectas, combinan con paciencia y atención el orden natural de la naturaleza con el orden planificado y la imaginación de la artista. Su trabajo artístico se caracteriza por el respeto a la naturaleza y el procedimiento meticuloso de construcción de la forma.

Richard Shilling

Artista Land-Art británico. Su obra consiste en esculturas efímeras hechas de materiales naturales que encuentra en sus paseos y las realiza en el mismo lugar (presenta así los conceptos del aquí y el ahora). Estas obras pueden estar realizadas en apenas unos minutos, horas o algunas veces días y que entrega al sol, la marea y el viento como elementos activos y colaboradores. El objeto de su trabajo son las estructuras, procesos y formas de naturaleza que se nos revelan para el conocimiento. Captura el momento vital de la obra antes de que los materiales sean reclamados por la naturaleza en los procesos de degradación desaparición, cambio y transformación.

Strijdom Van Der Merwe

Artista sudafricano que utiliza los materiales que le proporciona el lugar elegido, creando formas escultóricas que se relacionan con el paisaje. Se trata de un proceso de trabajo con el mundo natural, usando arena, agua, madera o rocas. Elementos con los que genera formas geométricas que dialogan con su entorno en constante cambio de la que queda una imagen fotográfica como un fragmento de tiempo. Este respeto por el medio ambiente es a menudo lúdico pues deleita la vista manipulando de una manera sencilla los materiales que utiliza para crear algo completamente inesperado.

Otros artistas Land-Art: Albert Girós y Carlos de Gredos

“Memoria”. Albert Girós. Ibiza (1980) “Memoria” es una obra definida como Land-art-escultura-poema. Construcción de piedras realizada de siete unidades: las siete letras que componen la palabra memoria. Presenta elementos constructivos de la cultura mediterránea: paredes de piedra que delimitan territorios, lindes o bancales.

Obras de Carlos de Gredos. Los espacios naturales son al mismo tiempo fuente de inspiración y soporte para su "escritura". En otras ocasiones, son los propios elementos naturales los que sirven para generar las composiciones, sometiéndolos a pequeños cambio de estado. Son, por lo tanto, obras que exigen su vivencia “in situ”.

Obras e intervenciones Land-Art de Virginia Calvo y Javier Abad, autores del proyecto.